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A Juan Moneva y ISayol. An"o jub,ilar . LA SUCESION DEL REY ALFONSO VI A una larger epoca de utilizaci6n apasionada, y a las veces arbi- traria, de las fuentes narrativas referentes al reinado de Llrraca, rei- na de Leon y de Castilla, manera de utilizacidn que convierte la obra de cada escritor en un episodio mas de la guerra comenzada a poco de morir Alfonso Vi, ha sucedido otra en la cual el investigador, un poco asustado por la absurda continuacidn de la lucha y un mucho desconfiado de unas fuentes capaces de proporcionar tan encontradas y contradictorias informaciones, tiende a prescindir de ellas, reducien-- dose exclusivamente al estudio de las mas escuetas y ecuanimes fuen- tes diplomaticas 1 . Ciertamente que la orientacidn de casi la totalidad de la biblio- grafia sobre ese period0 2, mas atenta a la valoracion etica de las con- ductas personales ya su justificacidn o censura, partidistas y provin- ciales, que a . la serena estimation critica de las fuentes, invita a la actitud de retraimiento siempre que se la considere como sepal de reaccidn tediosa contra la perseverancia en la viejisima y enconada 1 P . GALnvno, Coleccicin diploinzitica de Alfonso X (inedita)6 pigs. 206 y si- guientes . 2 La exposici6n complete de la literature historica sobre esta materia seria demasiado extensaral ser raro el historiador o erudito espaiiol que no haya to- mado parte, mas o menos briosamente, en la contienda . Me remito solamente a las serenas paginas escritas por ZURITA: Anales, 1, XXXV111 y sigs ., y HRRcuLa- ivo, IIistoria de Portugal, 1, pigs . 207 y siqs ., de cuyas obras y utilizando las fuentes narratives, hizo un excelente resumen, al que anadi6 algrin nuevo punto de vista SCHIRRMACHER en las primeras paginas de su Geschichte Casliliens in 12 and 13 Jaluhundert . Gotha, 1881 .

La sucesión del Rey Alfonso VI. - Dialnet · infante Alfonso, yque ~estipulase que, en el casb de casar su madre, Ia infanta viuda que entonces no era la sucesora en los reinos,

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Page 1: La sucesión del Rey Alfonso VI. - Dialnet · infante Alfonso, yque ~estipulase que, en el casb de casar su madre, Ia infanta viuda que entonces no era la sucesora en los reinos,

A Juan Moneva y ISayol.An"o jub,ilar .

LA SUCESION DEL REY ALFONSO VI

A una larger epoca de utilizaci6n apasionada, y a las veces arbi-traria, de las fuentes narrativas referentes al reinado de Llrraca, rei-na de Leon y de Castilla, manera de utilizacidn que convierte la obrade cada escritor en un episodio mas de la guerra comenzada a pocode morir Alfonso Vi, ha sucedido otra en la cual el investigador, unpoco asustado por la absurda continuacidn de la lucha y un muchodesconfiado de unas fuentes capaces de proporcionar tan encontradasy contradictorias informaciones, tiende a prescindir de ellas, reducien--dose exclusivamente al estudio de las mas escuetas y ecuanimes fuen-tes diplomaticas 1.

Ciertamente que la orientacidn de casi la totalidad de la biblio-grafia sobre ese period0 2, mas atenta a la valoracion etica de las con-ductas personales y a su justificacidn o censura, partidistas y provin-ciales, que a. la serena estimation critica de las fuentes, invita a laactitud de retraimiento siempre que se la considere como sepal dereaccidn tediosa contra la perseverancia en la viejisima y enconada

1 P. GALnvno, Coleccicin diploinzitica de Alfonso X (inedita)6 pigs. 206 y si-guientes .

2 La exposici6n complete de la literature historica sobre esta materia seriademasiado extensaral ser raro el historiador o erudito espaiiol que no haya to-mado parte, mas o menos briosamente, en la contienda. Me remito solamente alas serenas paginas escritas por ZURITA: Anales, 1, XXXV111 y sigs ., y HRRcuLa-ivo, IIistoria de Portugal, 1, pigs . 207 y siqs ., de cuyas obras y utilizando lasfuentes narratives, hizo un excelente resumen, al que anadi6 algrin nuevo puntode vista SCHIRRMACHER en las primeras paginas de su Geschichte Casliliens in12 and 13 Jaluhundert. Gotha, 1881 .

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polemica, nunca como decisi6n de abandono total de la historiogra-fia medieval, por turbia y contradictoria que aparezca a primera vis-ta precisamente por sobra de polemica y falta de critiea a to largode ella .

Orillando, Pues, la grande y continuada disputa, veamos c6motransmiten las fuentes narrativas dos hechos que nos interesa fijarcon la mayor exactitud posible: el de la instituci6n sucesoria hecha porAlfonso VI y el de la fecha y consecuencias politicas del matrimoniode la infanta Llrraca con el rey Alfonso I de Aragon y Pamplona .

I

Dentro de esas fuentes es posible distinguir, provisionalmente, dosgrupos : el primero formado par una Bola, contemporanea, la HistoriaCompostelana; el segundo integrado por LUCAS DE Tuy: Chroniconmundi y Libro de los 1Vlilagros de San Isidoro, RODRIGO XIriANEZDE RADA : De rebus Hispaniae, la Cr6nica latina de los reyes de Cas-tilla, la Cronica general y, finalmente, la Primera Cr6nica an6nimade Sahagdn 3 .

Es la Historia. Compostelana, inspirada y redactada por hombresque intervinieron activamente en los propios hechos que relatan, unaatractiva obra de propaganda partidista, inteligentemente concebiday bien desarrollada y documentada. Pero el caracter de ° la obra yla calidad de sus redactores imponen una actitud de- prudenfe cau-tela a todo intenta de utilizar los hechos hist6ricos transmitidos porella, hechos de los que han sido contemporaneos los autores, perointeresados en. que llegaran a plegarse al fin :perseguido par el :partidopropio ; interes que b'en pudo motivar o su deformaci6n a su tr~ansfor-maci6n al transmitirlos . Y los dos hechos cuyo conocimiento perserguimos, ~el de la `institucian sucesoria y e'l del. mnatrimoni.o real, po-seyeron entre todos los demas una importancia excepcional en elmomento de producirse y en el de reflejars,e en la tradici6n hist6r". .ca,

3 Historia Compastelana. "Espana Sagrada", t. XX . LUCAS Dr. TUY : Chro-nicon Mundi en "Hispania illustrata", t. IV, pag. 103. Libro de los miraglos deSant Isidoro. Salamanca, 1525 . RODRIGO Xim -,,ez DE RADA : De rebus Ilispaniae,"Hisp. illus.", t . II, pigs . 246 y sigs . Cr6nica de los reyes de Castilla, ed . Ciroten "Bulletin Hispanique", t. XIV, prigs. 112 y sigs . Cr6nica General, ed. M. Pi-dal, pags. 644 y sigs . Cr6nicas an6ninzas de Sahagun, ed. Puyol, pags . 34 y sigs. Nohago referencia especial a la Cr6nica de San Juan de la Pena, por seguir la tra-dicion hist6rica del Toledano.

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so'Dre todo en esta tradicidn historica gelmiriana, en el orden del in-teres del partido, en cuanto constituyen el fundamento juridioo in-dispensable para interpretar la actitud de unos o de otros ale loscontendientes, como la de asaltantes y detentadores ilegitimos delpoder, es decir, como rebeldes y tiranos. El triunfo material de unpartido es importante, pero es mas traseendente la justification ju-ridica y la moralizaci6n del triunfo.

La instituci6n sucesoria que la Compostelana refiere en el capi-tulo 64, en un discurso puesto en boca de la reina LIrraca, viene pen-sada, en parte, desde el cap. 46, para producir, y muy habilmentepor cierto, una tergiversaci6n precisada por la posici6n polemica delos redactores, buscando un titulo juridico a la rebeli6n gallega.

Alfonso VI, al morir Ram6n de Borgona, su yerno, convoc6 ala nobleza gallega en la ciudad de Le6n (1106 6 1107), y ante ellatransmiti6 el senorio de Galicia al infante Alfonso tal y como to ha-bia tenido su padre, teas ello solamente "si ejus mater viro ducere vo--luerit" 4. A este hecho es preciso darle dimensiones exactas, debiendoadvertir, ante todo, que muerto el conde Ram6n, su viiida, la ~infanwto Urraca, persevero en el desempeno del seiiorio de Galicia '. Es po-sible que Alfonso VI ;quisiera asegurar la sucesi6n en la tenencia delterritor?o ~de Galicia al hijo del anterior "'tenente" y nieto suyo, alinfante Alfonso, y que ~estipulase que, en el casb de casar su madre,Ia infanta viuda que entonces no era la sucesora en los reinos, elinfante su hijo seguiria solo en la posesi6n de la tenencia del territo-rio galleqo, :sin que el posible marido de la inf~anta hubiera de in-miscuirse para nada en ella. El infante tendria, pues, el senario deGalicia, conjuntamente coin u madre, y .en caso de segundas nupciasde esta, seria 6l solo quien tuviera el senorio sobre aquel tractus;pero tanto en uno co'mo en o(tro caso poseeria el senorio y disfruta-ria la tenenci`a conio uno de tantos delepados del po,der real y tenen--

4 "Hit rex (Adefonsus) . . . omnes Gallaetiae nobiles. . . tali alloquio affatusest: "Omne equidem Gallaetie regimen et jus pueri pater obtinuit, et ideo vosomnes qui ejus jura et bonores eo vivo tenuistis. et eo mortuo adbuc tenetisfilio ejus, nepoti meo, proculdubio famulaturos exhibeo, et totam ei Gallaetiamconcedo si ejus mater Llrraca virum ducere voluerit, nee ab co etiam mihi ipsiulla ulterius obsequia deposco, et ut omnibus his quae in auribus vestrae praesen-tiae profero sino ullo scrupulo dubietetis, fidem adhibeant praesente Vienense ar-chiepiscopo praefati pueri patruo . . ." Comp., pags. 95 y 96 . ,

5 Enero 1107 . "Urraca . . . imperante in Galletia" . E . S . XL, 195.

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tes de Ices honores del reino. El acto no tenia ni podia tener, dada laestruotura politiza leonesia, mas trascendencia que la indicada `' .

Al escribir el cap. 64, el redactor di6 un paso definitivo paratransformar en su esencia el hecho referido en el cap. 46 al adap-tarlo a las nuevas condic:-o.nes sucesorias producidas en el aiio 1108.El "actum" realizado en Le6n se reproduce en Toledo al formular el"imperator" la instituci6n sucesoria en favor de . su hija la infarjtaUrraca y ~anhadir comp un apendice de ella : "filio meo Adefonsonepoti suo Galletiam, si maritum suspicerem" -~ . Desde luego que,esta nueva formulaci6n de la . donaci6n condicionada del sefiorio deGalicia hecha por Alfoso VI en benefices del infante en Toledo'en 1109 es inexact~a, porque la Compostelana, capitulos adelante,se refiere a la de 1107 como exclusiva en una cart-a de Calixto 11,testigo de la donaci6n hecha en Le6n, en la cua.l dice : "avus suus . . .3ne (Guido), et domino vestro (Diego Gelmirez) praesente, ti (infanteAlfonso) attribuit (el reino de Galicia)"' .

Pero esta nueva formulaci6n, que altera en su esencia las lineasfundamentales de la primera por haberse producido en condicionesdistintas, refleja con una claridad meridiana la flnalidad perseguidapor el relato de ambas,

La reserva creada por Alfonso VI en beaeficio de su nieto en 1107tendia al alejamiento del posible segundo marido de la infanta de todaintervenci6n en la tenencia y en el senorio de Galicia, pero converbdala infanta, de uno de tantos hijos del rey, en la heredera y sucesora,en el trono en 1108, acentuar sobre la condiciun "si vi:rum ducere vo-Juerit", "si maritum susciperem", exclusivamente . era producir auto-maticamente la consecuencia de la creaci6n de un senorio indepen-diente del poder real en, beneficio del infante, en. el caso de las segun-clas nupcias~ de la madre. Si la madre infanta casa por segunda vezsiendo senora de Galicia, perdera el senhorio sobre ese territorio, erane1 espiritu y la letra de la investidura condicionada del senorio galle-go -en beneficio del infante; si la madre reina casa, ha perdido la sobe-.rania sobre -el reino de Galicia, ganandola el irifante, es la mixtifica-66n introducida para alcanz-ar una finialidad interesada, a saber: elinfante fue proclamado justamente cemo rey de Galicia al casar su

6 CF. SIANCHEZ ALBORNOZ : La potestad real y los senorios en Asturias, Leony Castilla . Madrid, 1914 .

7 Comp ., pig. 115.8 Tdem, pag. 275.

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madre en segundias nupcias y, por to tanto, era justa tambien la re-beldia de una parte de los nobles gallegos, mejar dich~a, no existio talrebelion y si una tirania por parte del segundo marido .al combatirla .

Alfonso VI, cuenta la Compostelana, hizo personarse en To:-ledo a casi todos sus nobles con el fin de emprender una -expedicionmilitar al Andalus; todos los convocados le debian su alta posicionsocial; criados unos por 6l, pasados otros de la pobreza a la fortuna,elevados muchos a la jerarquia nobiliaria de la nada ; reunidos, lla-molos ante si y ante la infanta Llrraca, a la cual "totem regnum tra-didit", "eo,rumque famulatum meo benigne subdidit imperio, meam-que personam et regnurn eorumdem fideli custodiae diligenter com-mendavit" ; decidio luego que la sucesora en el trono no emprendie-ra por si misma negocio ninguno politico arduo y grave sin el con--sejo de su .nobleza . Al morir Alfonso VI, los nobles decidieron entresi el matrimonio de la i reina con el cruel, barbaro y tirano rey deAragon y en tal sentido dieron su consejo' .

Este relato es susceptible de ser enfocado desde dos puntos, devista: el de la observacion aislada de cad-a u-no de los hechos que tointegran y e1 de la estimiacion de su,totalidad en funciani de una finali-dad determinada.

La mayoria de los miembros de la nobleza, entre cuyas manos es--taba dividida la tierra del reino, como tenentes que eran de los "ho-nores" por el rey, eran hechura del "amor" de su senor natural. Esta11creatione" regia fee puesta por Alfonso VI, "sub imperio" de susucesora en e1 trono, con los bienes que tenian por e1 y que tendrianpor eila, para que cumplieran el deber fundamental y generico de los

"9 "Tibi etenim notum est et omnibus Hispaniae regnum incol'entibus, quoniampater meus imperator Adefonsus appropinquante sui transitus hora mihi apudToletum regnum totum tradidit, et filio meo Adefonso nepoti suo Gallaetiam, simaritum susciperem, et post obitum meum totius ei dominium regni jure heredi-tario testatus est. Omnes ergo Eere consules aliosque in Hispaaiam principatumtenentes, qui tune ternporis in expeditionem contra moabitas profeti Toletum con-venerant, quorum quidem alios a pueritia educaverat, alios ex paupertate abun-danter ditaverat, alios ex humili genere sublimando nobiles fecerat, ante se venirejusit, eorumque kamulatum meo benigne subdidit imperio, meamque personam etregzuim eorundem fideli custodiae diligenter commendavit, interminans et admo-nens ne quid grave vel arduum praeter eorum voluntatem et commune consiliumullo modo disponere praesumerem. Sicque factum est quod defuncto genitore meosecundum eorum dispositionem et arbitrium invita nupserim cruento pialtico Ara-goneusi tyranno, inkeliciter ei juncta nefando et execrabili matrimonio." Camp.,pag. 115.

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vasallos naturales respecto de la persona del senor natural y del "reg-num", "fidelis custodia", deber del cual derivaban las demas obli-gaciones del vasallo. Se trata, pues, de la institucion sucesoria hechapor el rey Alfonso VI en beneficio de su hija la infanta Urraca y dela consiguiente "traditio" de los hombres de e1, para que se hicieranlos de ella a partir delemomen:to de su muerte, mas de la del "reg-num"-"territorium"-. A ello siguiose el mandato reg'_o, acorde conel derecho publico, de que los asuntos trascendentales en la vida po-litica no fueran decididos exclusivamente por un aeto de la voluntaddel soberano, sino previa la audiencia del consejo de su Curia, conel fin de evitar que el decreto consiguiente a la decision soberanapudiese llegar a lesionar los deberes fundamentales del rey para conel "regnum"-hombres y territorio-. 1Vuerto el padre, el elementonobiliario solamente, sin intervencion del eclesiastico, aconsejo a sureina-"invita"-el matrimonio . con el rey de Aragon. No hay eneste relato, asi descompuesto, hecho ninguno que no sea o que nopueda ser cierto.Tomemos el otro punto de vista, el de observar la orientacion dada

por el autor a su relato . La "bondad" del senor natural para con susvasallos llevo implicita la de estos para con e1, y tanto en el conse-jo coma en e1 acto, la conducta del buen vasallo debio ajustarse es-trictamente a los deberes derivados de la `.Ifidelitas" : no dar consejoni realizar hecho de los cuales pudiera resultar un mal para la per-sona, la honra o los bienes del senor. Puestos los Buenos vasallos deAlfonso VI bajo el senorio de su sucesora y encomendada esta por&l a la "fidelitas" de ellos, le mal aconsejan tame como marido unhombre barbaro y cruel, con dano evidente para la persona y la hon-ra de su senora natural, y ademas "tirano" ; es decir, conculcador delDerecho, con perjuicio evidente para el reino. Faltaron gravemente,en to primero, a la fidelidad par:a con; la persona :de la reina y al res-peto d-ebida a su honra; en lo segundo, al no coadyuvar al cumplirmiento de la ob.hgacion esencial del monarca para con el reino, la derespetar y guardar el derecho ~astablecido, a la "fidelitas" para conel sobera~no,

El contraste entre la bondad de Alfonso VI y la mala corresponrdencia de su nobleza, cuya conducta li+ndaba con la "mala~ pr,oditio",ester bien buscado y desarrollado, asi como el inici.ado entre el reymuerto, objeto de alabazas tiopicas por parte de la litera~tura eclesiasti-

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CE'. 10, y el "tirano" rey de Araq6n, victima de otros Cantos lugarescomunes, polemicos y literarios :po:r parte de la misma 11 . Tal relato,ademas, se integra en otro contraste ,que corre a to largo de Coda laComp.ostelana: el de la actitud moral y legal del alto clero, siem--pre correcta y atenida a la fidelidad en su relaci6n con el poder real,sobre todo en Diego Gelmirez, en oposici6n a la de la nobleza laica.

Ahora bien, el relato tomado en su conjunto ya no es tan exactocomp pueden parecerlo los elementos de que se compone. La noble-za, al dar o imponer a su reina el mal consejo de las bodas, eje detoda la narraci6n, tenia que conocer forzosamente por espiritu adi-vinatorio que Alfonso I iha a ser barbaro, cruel y tirano; de . otra ma-nera no existia la figura del mal consejo.; -o faltaba la intervencion detal facultad magica, y entonces, al desconocer, naturalmente, to quehabia de ser en, el manana Alfonso I como marido y como rey, senos situa frente a un consejo de la Curia que no liabia salido ben,coca muy'distinta e inapreciable en la esfera juridica y, -por to tanto,frente a un elemento de trabaz6n de los hechos sospechoso .

Cabe suponer que, al reconstruir -el pasado, los redactores pro-yectaron sobre tiempo anterior sucesos acaecidos posteriormente, fe-n6meno no raro en la composicion hist6rica, a las veces par imposi-ci6n inconsciente del proceso ldgico sabre el histdrico, o bien la pro-yeceidn fue intencionada, to cual es mas de creer en este caso por elcaracter propagandista propio de la Compostelana.

Tuvo el matrimonio real consecuencias lamentables para la pazde los reinos de Llrraca y era preciso imputar la culpabilidad de ellassobre quien, al proponer las bodas, hubiese dado ocasi6n a que lle-garan a manifestarse las malas cualidades, privadas y publicas, delrey de Arag6n : barbarie, tirania y crueldad, con perjuicio para lareina y el reino; malas cualidades que se dan por conocidas antes demanifestadas. Dentro de ~este cuadro, que conduce a la exigencies deuna responsabilidad ante el futuro, no era posible atribuir la inicia-tiva matrimonial, fuente de todo el daiio, a Alfonso VI, tabu para loseclesiasticos franceses y afrancesados, ni menos a ellos mismos . LTnanecesi)dad y urn interes de su dialectica llevaban a los redactores aoargar la iniciativa de ,la propuesta matrimonial sobre la mob.leza laicaprimero, y luego sabre el propio rey aragones .

10 PELAYO : Chronicon, E. S . XIV, pag . 474. Cdrnp., pags . 95, 141, 159 . .11 Comp., pags . 116, 117, 138, 1'39, 142, 143, 150, etc. '

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Sin embargo, nadie es tan injusto ni tan habil, sobre todo tan habil,que 'invente totalmente un hecho. Por ,ello hay que suponer que a la no-bleza laica le incumbio una parte de responsabilidad, o en el matri-monio, que era en si mismo to menos importante, o en una de susconsecuencias inmediatas : en la cosoberania constituida sobre su base,hecho que, naturalmente, poseia una mayor trascendencid, y en lafijacion de cuyas condiciones la intervencion nobiliaria tuvo que serdecisiva ; condiciones opuestas, por otra parte, a los intereses propugrnados por los gelmirianos. Nada mas facil que reducir ambos hechosa una unidad, y los que pudieran ser obra de dos iniciativas distin-tas en cuanto a los autores y formar dos hechos distintos y sucesivosen cuanto al tiempo, integrarlos en un solo hecho, obra de un soloautor, y acaecido en un mismo tiempo, con to cual uno de los po-sibles autores, el rey, a quien convenia ahorrar, quedaba eliminadoy ademas anulado todo titulo juridico legitimo que justificase la ac-titud del partido nobiliario apoyan;do al matrimonio real al fa.ltar ladecision de Alfonso VI. Es decir, que la sospecha despertada por lacalidad -del elemento de trabazbn del relato hecho por la Compostela-na nos ha conducido a. formular estas de+s hipotesis: que los redacto-res enmascararon la epoca de celebraciom del matrimonio, fundiendoen uno aquellos dos hechos distintos, por el interes, bien claro, de eli-minar ~de toda responsabilidad la memoria de Alfons .o . VI y del altoclero, mas par el de legitimar la pro.pia posici6n, y que, por otra p~ar-te, pudieron hacerlo comodamente apoyandose en la intervencion dela nobleza en la insfitucion de la cosoberania mas trascendental quela decision de hater contraer miatrimonio a LTrraca.

En apoyo de la primera de estas dos hipbtesis, la del enmasca-i. amiento de 1a fecha de las bodas reales en esta narration, viene unhecho: el del completo silencio de la Compostelana ,en dar noticiade la celebration del matrimo~nio en el lugar adecuado, cosa rara enobra tan puntual y detallista . El cap. 47 cuenta la muerte de Alfon-so VI, sigue hablando, en terminos generales, del comienzo de lasalteraciones del reino, y especialmente de las de Galicia; a renglanseguido reproduce una bula de Pascual II instando a Gelmirez laanulaci6n del mactrimonio, de cuya celebracibn no dice ni una solapalabra x2 ; luego, el cap. 48, comenzado con un a;brupto : "Intereasumpto rege Aragonensi, cui incesta conjugii copula Llrraca regina

12 Comp., pags . 97 y 98 .

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inhaeserat", y tras de esta frase el relato de hechos bastante poste-riores a las nupcias's . Entre ambol capitulos falta, pue~s, algo, y elalgo que fal'ta es precisamente la narraci6n del matrimonio y de lascondiciones en que fue celebrado. ZPor que se ha prescindido de ella?ZPara dejarla en labios de LTrraca en el cap. 64 en la forma indicada,la mas convenience a'la finalidad perseguida?'°- Vuelve a hablar otravez la reina, y observese que los redactores no cargan nunca sobreellos la imputation del matrimonio al elemento nobiliario, sino siempresobre Urraca, en el cap. 79, y al dirigirse al abad de Chiusa, legadoapol.st6lico, dice : "Post obitum patris . . . Aragonensem tyrannum adregnum suum convolasse" ; aqui la iniciativa del matrimomb pasa ex-clusivamente a Alfonso l; entonces, una vez presentado inopinada-mente y sin ser llamado, por nadie el tirano, es cuand~o aconsejan losproceres la uni6n : "ne Hispariae regnu:m tanto rege nuper desolatumaliquo discordiae 'tumultu fluctuaret" 11 ; es decir, aparece aqui unaintervenci6n nobiliaria a posteriori . LCuando d'_ce verdad la reina,hablando por el conduc{to de la pluma del can6nigo comp-astelano, laprimera o la segunda vez o ninguna de las dos 'o parcialmente las dos?

Dudosa, por to menos, la fecha de celebraci6n de las bodas, enla forma que la ofrece la Compostelana, quedaria en pie de estanarraci6n la instituci6n sucesoria hecha por el "imperator" exclusiva-mente en favor de la unica sucesora legitima inmediata, la infantaLIrraca, y formulando una reserva en beneficio del infante Alfonso,de no ser porque la propia Historia, en diversos lugares, habla deotra instituci6n muy diferente, - to coal nos conduce a la critica deentrambas.

En varias ocasiones pone el autor en boca del obispo de San-tiag,o, Diego Gelmirez, o de sus enviados, esta afirmaci6n, contradic-toria de la que en paginas anteriores hate salir de los labios de lareina : "rex Adefonsus persolvens jura naturae, filiae suae reginaeUrracae atque iiepoti suo parvulo regi Adefonsi regnum suum tradiditet ad cos imperii sceptrum pertransit"

13 Comp ., pigs . 98 y 99 .14 Idem, pags. 115 y sigs.15 Idem, pig . 140 .16 " . ..quod (regnum) nobilissimus rex Adefonsus persolvens * jura naturae

Rae suue L1 . regime et nepoti suo parvuli regi A. dederat." Comp ., pig. 140. " . . . etHispaniae regnum quod nobilissimus rex Adefonsus duet adhuc viveret filiae suaereginac L.I. et nepoti suo parvulo regi A. ejusdem reginae filio tradidit ." Idem,pagina 142. ". . . oquod.. . rex A. pater tuus tibi, ac filio tuo parvulo regi A. 'reli-

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El "meo subdidit imperio" y el "mihi. . . regnum totum tradidit"de la institution sucesoria referida mas arriba se ha trocado aqui enotro hecho bien distinto : Alfonso VI, satisfaciendo al circulo dederecho de su "natura"-gente y raiz-, instituyo como sucesores enel "regnum" y en el "imperium"-`auctoritas"-a su hija, la infantaLlrraca, y al hijo de ella, Alfonso Raimundez, no estableciendo la na-tural reserva en beneficio de su nieto, covo se afirma en la primera,sino instituyendo lisa y llanamente la sucesibn mancomunada.

ICual de las dos instituciones sucesorias se dio en la realidad?Prescindiendo de que fue la segunda la que se quiso hater efectivaen el futuro y de la consecuente necesidad de proporcionarle un titu-lo juridico si habia sido la primera la formulada y no cumplida, hechoy necesidad colaboradores en una posible composition imaginativa,recordemos la donation condicionada del senorio de Galicia hechapor Alfonso VI en beneficio de su nieto antes de que la madre fuesela sucesora en el reino y el hecho acusado por la Compostelana deque la concesion mantenia la plenitud de su vigor en 1119, y vere-m-o,s que estos dois textos prueban que, para el redactor de esta partede la Historia, la sucesora {inica de Alfonso de Lean era la infarntaLlrraca, puesto que el ~senorio de Galicia se donaba condicionalmentea Alfonso Raimundez para el caso que la madre "virum ducere vo-luerit" . Siendo los dos, madre e hijo, sucesores rrkancomunados en to-dos los reinos del rey de cujus, ipara que ofrecer una portion a quienera senor de todo, casara o no casara la madre? Y que esto era asidoetrinalmente, to demuestra, sin ningun genero de duda, el relatode la segunda institution al afirmar categoricamente la imposibilidaden la que se encontraban los cosucesores y cosoberanos de transferircada uno de por si y en favor de un tercero el "regnum" y el "impe-rii sceptrum" por ninon medio. Es decir, comp ante el redactor nose habia plianteado todavia la necesdad de imaginar un!a institu,-cion sucesoria diferente, refiere y se refiere a la producida realmente.Luego paso a compo~ner la que necesitaba, surgida del ~desarrollo delos hechos de la guerra civil,

La infanta fue, pues, la sucesora legitima de Alfonso VI y asi to

quit (regnum) ." Comp., pag. 155, "Postquam au tear rex A. persolvens jura naturaefiliae suae reginae LT . atque nepoti suo parvulo regi A. regnum suum tradidit, etad eos imperii sceptrum jure pertransit . . . Scimus equidem quoniam regina U.filiusque ejus rex A. regnum sibi deditum jure habere debent, hisque viventibushujus principatu ad ahos transferee jure non potest ." Comp., pag. 159.

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fur institiiida par este. El matrimonio de la heredera, anterior o pos-terior a la muerte del padre, acarred un peligro para los derechossucesor=.ios del hijo de su primer matrimonio y se produjo la rebeli6ngallega a la que era preciso dar un fundamento juridico, el mismode la posesi6n legitima del territorio gallego par el infante: la dona.ci6n real deformada. Fracasa la union de soberania fundada sabreel matrimonio Urraca-Alfonso, y se va a asegurar, no ya el derechosucesorio del infante Alfonso, sino la cosoberania de este con su ma--dre y a la consecuencia indudable de la imposibilidad en que se en,cuentran los cosoberanos de transferir cada uno par si y en favorde un tercero par ningun media el "regnum" y el "imperii sceptrum",indicio elocuente de que la transferencia habia existido, ya que setrataba de ilegitimarla dando un fundamento juridico creado ex pro-feso a la incapacidad de transm;isi6n de los cosoberanos.

Al frente del segundo grupo de fuentes narrativas se encuentranlas dos obras de Lucas, obispo de Tuy, posteriores en un siglo a laguerra civil : el Chronicon mundi y el Libra de [as 1Vlilagros de SanIsidoro, obras que, en la parte que estudiamos, se completan, col-mando la segunda lagunas de la prinzera y proporcionando esta datosque faltan en la otra .

Para componer el final del reinado de Alfonso VI utiliz6 el Tu--dense en su Chronicon una sola fuente, familiar a to-do medievistaespanol : el Chronicon de Pelayo, obispo de Oviedo, cuyas Altimaspaginas reprodujo al pie de la letra x', y una parte considerable deellas, el milagro, nuncio de la muerte del "imperator" y de la's males ytribulaciones que eila iba,a traer sabre Espana, y los "laudes impera-toris", padre de las iglesias eispaiio.las, fueron: empleadas asimismopara redactar el cap. 24 del Libra de los 1Vlilagros " . Pero en esta se-gunda obra tuvo el Tudense a la vista otra fuente, de la cual tombla not.icia de la institution suceso,ria decidida par el rey de Le6n,noticia que falta en el Chronicon mundi, a to menos bajo la forrimaen la que actualmente es conocido .

Leyendo esta noticia se siente uno inclinado de primera inten-ci6n a ver ein ella una influ~encia de la institucion sucesoria transmi-tida par la Compostelana en la forma mas antigun, de la cual es zstapareja en to sustancial : "ordeno (Alfonso) que su hija dozia LXrra-

17 Comparar : I'EL�Axo, Chronlcon, p6g . 474, con Chron., pag. 102. .18 Idem, ibidem, con 1Vlilagros; fol. 52 .

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ca reynasse despues del, e mando a los principes e grandes e pue-

blos subjeto-s a el, que obedeciessen a la dicha don.a Urraca su hija" ;pero esta probabilidad se desvanece, asegurando una tradicion his-t6rica independiente, gal observar ~en esta otra institution un nuevoelemento que no flgura en la primera gelmiriana, y que la transformafundamentalmente, el de hater pasar a la infanta a la situation deuna simple regente de un hijo, no del habido en sus primeras nupcias,sino de otro por nacer, "pero antes que falleciesse (Alfonso), comono tenia hijo varbn que sucediesse en el reyno de los godos, ordenoque su hija dofia Urraca reynasse despues del. . . Pasta que Dios lediesse hijo que de padre y madre decendiesse del linaje real de losgodos e ansi fuesse rery de las Espanas segun las leyes e ordenanzasde sus antepassados" ~~ .

Alfonso VI, al it a designar sucesor en el trono de las Espatias,encontro, segun esta fuente, limitada su libertad de action por laley y por la costumbre de sus antecesores, las cuales actuaban en dosordenes : primero, imponiendole el instituir como sucesor a un varon;segundo, fijando que el varon habia de proceder por ambas lineas,paterna y materna, del linaje real godo ; en Canto en cuanto naciera yllegase a la mayoria de edad este infante por nacer gobernaria elreino su hija y futura madre de un futuro rey : la infanta Llrraca.

En esta tradicibn historica este hecho debia it seguido de la no-ticia del segundo matrim-onio de la infanta viuda con persona de li-.naje real -de lo-9 godos, el primer marido no to fue, pares cumplir lavoluntad paterna, .atenidia -en su manifestacion al cumplimiento denorm.as de derecho publico y a la practica de sus -antecesores en eltrono; pero aqui acaba, por desgracia, este cap-itulo, que nos trans-mite una notici;a historica aislada, sin nada que la precedes -ni la siga,pero que ofrece en .si misma elementos de juicio dignos de atencion.

Ante todo es preciso estim'ar este hecho, a saber : que la visionde ,la sucesi6n no es cobra de un partid-ario, ni de la reina, la cual que--da reducida al papel de gobernadora, ni del infante Alfonso, cuyaeaistencia ignora a efecto,s del derecho sucesorio, ni del rey de Ara.-gon, al cual no menciona para nada . Estara el autor bien o mal infor-mado, pero no demuestra interes por ninguno de los partidos queentraran en juego en to sucesivo. Si acaso muestra alguna .inclina-cibn es por el rey, a1 que dibuja con trazos firmes como soberano

19 Milagros, fol . 52 .

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rE!spetuoso para corn, el derecho sucesorio de la corona tad y comp elautor to concebia . No figura, pues, el desconocido escritor de estefragmento en las lineas de los partidos del manana. Hay dos brevesdatos en la noticia due, unidos al respeto .por el leones Alfonso VI,pueden ponernos s,obre la pista del autor, y son: el de hablar ide unfuturo "rey de las Espanas", el cual deberia descender del linajereal -de los godos por dos lineas . En una epoca :en la cual se dibujacada vez con mayor :precision el tri~u-nfo de la estructura comarcalrenacida con la reco-nqubsta, hablar de las Espafias asociando alnombre la idea de la continuidad del linaje real de los godos en.el gobierno de ellas, nos orienta en la direccian de un ~autor i+m-buido de neogaticismo, de la idea de la resurrecci6n de la monar-quia gbtica sobre el iterritorio nacional unido, es deci.'r, nos condu-ce junto a un eclesiastico no afrancesado partiderio del ayer hui-dizo. El problema, hoy para m! insoluble, es el ° de fijar la fuen-te de la que proceda esta noticia y la epoca de isu redaccian, ~ante-rior desde lueqo al siglo XIII, en cuya primera mitad £ue recogidapor e1 Tudense. En cuanta a su valor, es susceptible de ser estimadoen una doble direction. LFue esta realmente la forma bajo la cualordeno Alfonso VI la sucesibn en el trono?, o 1hubo de ser esta laforma juridica a la, cual debio haberse aten.ido Alfonso VI, conforme auna determinada interpretacibn del derecho y de la costumbre, :paradesignar suces.or y cubrir la minoria que, segun ella, iba 'a producir sumuerte? La primes. direction .nos lleva a un caso ,determinado de apli .-cacio.n de una eostumbre juridica a la suces:on real ; la segunda nos con-duce al recon~ocimiento de la existencia de una determin~ada doctrinajuridica, entre otras, sobre la sucesi6n en el trono en el siglo XII,hecho, que,, naituralmente, 'tiene una mayor trascendencia en una epocad:e formation del derecho sucesorio de la corona.

Todo el interes, histbrico ofrecido por el final del cap. 24 delLibro de los Milagros se desvanece al pasar al siguiente y a la na--rracion paralela a e1 que, con algunas diferencias, hate el Tudenseen el Chroricon, en las cuales el £uturo. remo-nta hacia atras para mez-clarse con el pasado y la fabula con Ia historia, formando un con-junto abigarrado que no dej,a de tener su encanto y sus continua-dores. °

Comienza el cap . 25 del Libco refiriendo el origen y virtudes deRaimundo de Tolosa (sic), marido que habia sido de Urraca y pa-dre del infante Alfonso, tan. amado de todos que ya en vida de su

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madre era llamado "emperador". El Chronicon sustituye este co-

mienza con este otro: en 1108 (sic) se inicio el reinado del infante en

Galicia, produciendose al propio tiempo honda perturbacion en Es-

paiia, la cual fue aprovechada por los pamploneses para alzar rey a

Garcia Ramirez-hecho que se produjo treinta anos despues-; y

aqui confluyen las dos narraciones en la a~firmacion de que la reina

"regere volebat regnum paterno sine filio Adefonso", aiiadiendo elChronicon que el entonces rey de Aragon, Pedro (sic)-muerto en1104-, por amor a la reina castellana troc6 su nombre (sic) por elde A,lfonso (1108) . Para el Tudense del Libro, si la reina Dona LTrra-ca llama al rey Don Pedro de Aragon para que entrase con su ejer-cito y casase con ella, fue con el objeto de conseguir que no reinase suhijo ; para el Tudense del Chronicon, si LTrraca realizo tal maniobrafue par consejo del conde Enrique de Portugal y sin finalidad poli-tica ninguna.

De ambas narraciones, un tanto desatinadas, mas la del Chroni-con que la del Libro, interesa a nuestro propbsito la afirmacion hechaen ambas de que la fecha nuptial es posterior a la muerte de Alfon-so VI y de que la boda fue debida a la iniciativa del conde Enriquede Portugal, segun el primer relato, o decidida solo por la reinaconforme al, segundo. a

Rodrigo Ximenez de Rada, en su De rebus Hispaniae, siguib unatradition hist6rica fundamentalmente distinta a la santiagiuesa y a ladel Tudense en la narration de los hechos que nos importan y ajena,ademas, en esta parte a la influencia historiografica afrancesad.a . Elplano que atrae la atencion y el interes del autor ester ocupado porCastilla, victima de agotadora lucha, y por la nobleza de primeraclase del reino, que en su relation con la persona de la reina apare-ce ostentando una actitud de perfecta dignidad y adaptada, ademas,a la observancia mas estricta de las normas de la fidelidad. Estosdos temas fundamentales son los que dominan todo el relato del To-ledano entre el tiemlpo de las bodas de la infaPta y e.1 del encuentrodel Campo de Espina, primer episodio cruento en esta tradition his-torica, que desvanece, con la initiation de la guerra civil, la posibili-dad de la integration de los dos grandes Estados cristianos peninsu-lares, Leon-Castilla y Aragon,Pamplona, en una unidad de soberania.

LQue literatura historica de entre la que naciera al valor de lacontienda pudo utilizar el Toledano un siglo largo despu6s para concebir en la forma que to hate los hechos que llenan la historia pen-

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insular en el segundo decenio del siglo XII? Ya hemos indicado quela gelmiriana desde luego no.

Al releer cuidadosamente esta obra es posible discernir que losdos temas fun'damentales mencionados fueron refundidos par !el his-toriador, siendo originariamente extranos el ttno del otro y noconfundibles, formando dams unidades literarias distintas con do'sorientaciones diferentes, itendida la fialidad buscada por sus au-tores ,y la manera de desarrollar los hechos que las componenco-mo va a verse tan pronto se haga la exposicion ~aislada de cadauna, de ellas. Ademas se observes que, al abrirsc la utNizada enprimer lugar para recibir dentro de si a la otra, se producen peque-iias contradicciones entre ambas, reveladoras de su independencia ori-ginaria. La infanta Urra.coa estaba ausente de sus reinos, en Arag6n,a la muerte de Alfonso VI, segtun una de less narraciones;- al iniciar-se la otra, la infanta aparece como presente casi en los mismos mo-mentos 2°. Al cesar en la utilizaci6n de esta segunda narraci6n y re-anudar el hilo de la primera secede algo analogo; el comienzo delas `alteraciones en el reino de Castilla se obscurece al dar -al intercam-bio de tenencias de fortalezas entre los vasallos naturales de Ltrraca,conseeuencia del acuerdo tomado en una Curia, el significado del co-mienzo de una guerra contra el rey de Arag6n, confundiendolo conla lucha que emprenden los castellanos antes de esa epoca contra losaragoneses tenentes de less fortalezas castellanas; contradiccion y os-curidad nacidas de que en la primera de less narraciones refundidasless Iortalezas aparecen como tenidas por aragoneses, con exclusi6ny desdoro de castellanos, y en la segunda por .castellanos por manodel zey de Arag6n 2' .

20 Puente A. "Nuptiis itaque . . . peractis, Adefonsus regis Aragoniae uxoremseam in Aragoniam secum duxit." VI, cap. 34, pag. 246. "Verum rex AragonumAldefonsus soceri suo audito decessu cum uxore sea in Castellam congregato

`j exercitu properavit . . ." . VII, cap. 1, pig. 248. Puente B: "1Vlortuo autem rege postpatris exequias regina . . . terrain abstulit comite Petro Assuri. . ." VII, cap. 1, pa-gina 248.

21 Puente A. "Cumque de uxoris contubernio dubitaret.. . munitiones plurimasregis Castellae, castellanis omissis, aragonensium fidei r~mmendavit, quas eorumaliqui die fdeliter tenuerunt." VII, cap, 1, pag. 248, Puente B. "Tune cclebratacuria tamen petiit ab ownis castellanis, quam tameu a rege Aragoniae ttme tene-bant . . . eiusdem regis dominium abicierunt et rnunitiones et castra omnia quae te-nebaut, , reginae naturali dominae reddiderunt. Castellani autem confestim castraet oppida intermutarunt-Puente B-" . . .et sic regnum in discidio constitutum ab utra-qt3e parte graviter vexabatur." VII, cap. 2, pag. 248.

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Si estas observaciones de lectura pudieran estimarse no mas quecomo meras hipotesis, la Croniea latina de los reyes de Castilla vie-ne a transformarlas en un hecho exacto desde el instante que en ellase recogen fragmentos del primero de los temas mencionados con ex-clusian completa del segundo 22 . Aislables, pues, las dos fuentes prin-eipales utilizadas por el Toledano, ,e1 valor de la composition de estepasa a un plano secundario y auxiliar, debiendo ante todo atenderseal estudio y valoracion de aquellas dos narraciones contem,poraneasde los hechos que refieren . A la primera se la puede denominar Na-rra.cion de Castilla, y a la segunda, justification nobiliaria, tomandoestas dos denominaciones de las respectivas finalidades perseguidaspor sus autores o inspiradores.

Constituyo la guerra de Sucesion abierta con la muerte de Al-fonso VI un proceso historico profundo y voluminoso, en el que aflo--raron, entrecruzandose y chocando, distintas corrientes historicas, na-cionales y extranas por el origen, viejas y nuevas par el tiempo, y encuya duration los hombres y las entidades dentro de las cuales vi-vian, cambiaron de partido segun los vaivenes y alternativas de lalucha y de los propios mudables intereses y convicciones . Son mu--chos quienes despues de una conmocion asi de dura y agotadora ne-cesitan justificar la propia actitud, y algunos, los de animo mas levan-tado y limpio, exhalar su dolorido sentir . A la primera tendenciapertenece is Flistoria Compostelana, con su aire desagradable a lasveces de factura girada al cobro, y tambien la Justification nobiliaria,aun cuando .mas decorosa y digna, y entra de lleno dentro de la se-gunda la Narration de Castilla .

La Narration esta tan colmada de amor doloroso por la desgra-cia y la miseria de la propia patria, que en ella no hay resquicio porel que pueda deslizarse la mala pasian del odio contra la procesionde los hombres que desfilan, arrastrados par su destino, sobre el amar-go y exaltado fondo del amor por la tierra a cuya caida y desamparocontribuyen llevados fatalmente por las propias pasiones .

Al conocer Alfonso VI ;par mediation de su medico, eP judio Ci-diello, el proyecto de los nobles de proponerle el matrimonio de su

22 "Multas quidem munitiones et castra plurima tenebant homines eius (regisAragonensium) in regno Castelle, que iam dicta regina tradiderat eidem regi. LTndefacta est turbatio magna et guerra longo tempore durans et ualde dampnosa intoto regno Castella ." Cf . la continuaci6n del texto libre de todo resto de la Fuen-te B en Cr6nica lat., pag. 113.

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hija, la infanta viuda, con el que estimaban como el mejor de entieellos, el conde de los castellanos, G6mez Gonzalez, reunio al altoelero de su reino y, con su consejo, arrojo a su hija y sucesora en el11contubernio" con Alfonso de Aragon . Cuan;do., al morir el rey leones,volvi6 la reina a su tierra hubo de ceder el reino de Castilla a su ma-rido, Alfonso, el cual, temiendo la ruptura de su matrimonio por ra-zon del parentesco, despreciando a los castellanos entrego la tenen-cia de castillos y fortalezas a sus propios vasallos naturales 23 . Cayola inclita Castilla en manos extranas y fue victima de la opresion,privada como estaba de legitimo seiior . Los castellanos se dispusie-ron a reconquistar su tierra y comenzaron por auxiliar a su reinapara que huyera del poder de su marido =4 . El despechado y aban-donado Alfonso inicib una larga, danosa y aplastante guerra, cuandodirigida por 6l, cuando por sus satelites . Don G6mez Gonzalez, con-de de los castellanos, anhelaba, como en vida de Alfonso VI, el ma-trin%onio con su reina, y ella, ahora, "clanculo, non legitime . . . saris-fecit" . Seguro el conde de la union, se hizo cabeza de la defensa deCastilla . Otro noble, tambien castellano, el alferez de la reina, condePedro de Lara, intentaba furtivamente suplantar a don G6mez en elfavor de su seiiora y en el Poder. Logro to primero, y este vil co-mercio iba a proporcionar dias de mayor abandono y desolacion paraCastilla 25 . Alfonso de Aragon, unido al frances Enrique, conde de

23 Hecho claramente dist:nto al recogido por la Justificacion, en la coalaparecen como "tenentes" de los bienes para servicios los nobles castellanos pormano del rey aragones, y en la cual se confunden dos epocas distintas : la de lapermanencia del matrimonio, durante la cual son "tenentes" los nobles castella-nos por mano del rey aragones, y la posterior a ella, en la que Alfonso I ea-treg6 efectivamente a sus propios vasallos, naturales la tenencia de los "honores"de aquella parte de Castilla que habia pasado a su poder a consecuencia de laseparaci6n de su mujer y comp una consecuencia juridica de una obligaci6n in-cumplida por parte de la reina, conforme ha de indicarse en las ultimas paginasde este articulo.

24 El relato del Toledano refunde dos hechos que se entrecruzan por unaanalogia de las dos fuentes que utiliza: 1:° Auxilio de los "milites" castellanospara que la reina se separara del rey. Narration. 2.° Puga de la reina de ElCastellar. Justificad6n . De rebus, pag. 248.

25 Hay en esta parte de la Narration una includable influenria de un re-lato geneal6gico, en el cual se referiria el matrimonio "a furto" contraido porLTrraca, despues de su definitiva separaci6n, con el conde 1?edro de Lara y delque nacib Pedro Pdrez, y que, contaminando este otro relato, sirvi6 para atribuirla paternidad de este hijo en ,sus terceras nupcias al condo Gomez . De rebus .pagina 248 . Cf. la atribucion exacta de la paternidad al de Lara en Cron . lat .,pigina 114 ; hecho, por otra par"te, perfectamente probado .

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Portugal, march6 con el fonsado contra el conde de los castellanos,con el cual combati6 en el Campo de Espina, cerca de Sepiilveda .A los primeros golpes, Pedro de Lara arroj6 la ensena real, huyendopara unirse con Llrraca en Burgos, mientras caia herido de muerte elconde G6mez bajo el filo de la espada del borgon.6n. Desprovista detodo legitimo defensor "Castella, nuper inclyta, pro vile commercioprosternitur derelicta" 26 . +

Es la Justifica.cidn nobiliaria una mesurada y decorosa alegaci6njuridica, probatoria de la posician de legalidad a la que estuvo ajus-tada la actitud de los "magnates" antes y durante el conflicto entrelos conyuges reales . "1Vlortuo autem Rege, post patris exequias Re-gina ingratitudine spi'ritu incitata terram abstulit comiti Petri Assu-ri" ". Asi abre su reinado. Llrraca, haciendo incurrir arbitrariamenteen la "ira regia" a su propio "nutritor", privandole de sus tierras yobligandole a salir de la tierra en la ancianidad . El marido repar6 laarbitrariedad de la mujer restituyendo al fiel y leal consejero de Al-fonso VI a la tenencia de sus "honores", el cual entr6 a poseerlospor mano del rey reparador del agravio. Al no parar aqui la arbi-trariedad de la reina, el rey hubo de prevenir el abuso frecuente ypel:groso del Poder, haciendola pasar a una fortaleza de la tierranueva aragonesa, El Castellar : "et in aliis excedebat. . . fecit eam incastro quod Castellar dicitur collocari" . Indignada con. la reclusi6n,llama en su auxilio, no a los magnates, sino a los "milites" de Castilla,y estos, genie turbulenta, la liberaron 24 . Ahora bien, la fuga de lareina contra la voluntad del marido podia llegar a constituir una cau--sa evidente de ruptura del vinculo matrimonial y un peligro por lanatural reaccion, juridica o arbitraria, de Alfonso; los "magnates",al no compartir ni apoyar esta conducta de Llrraca, cumplieron consu obligaci6n velando +por la honra de su senora natural y por elbien del reino; hicieron ma-s : reparar aquel mal :paso reintegrandolaa su marido; mas la devolution de la mujer no fue hecha de cualquiermanera, sino "variis tractatibus interpositis", es -decir, rodeandola degarantias en bien de la paz del reino y salvando, ademas, la honradebida a su senora . Transcurri6 el tiempo y "cum Rex intellixisset asuis beneplaeitis alienam, Soriam usque eam duxit, ibique repudians,

26 De rebus, pag . 249.27 Idem, pdg . 248 .28 Idem, ibidem.

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dimisit eam suae arbitrio voluntatis" 2s . E1_ vinculo matrimonial quedo,pues, roto par un acto expreso y decisivo de la voluntad del marido,la reina libre de toda cosoberania y sus vasallos de todo vinculo devasallaie con el rey de Aragon . Sin embargo, un acto de esta espe-cie, el de la ruptura del vasallaje personal, del cual podian derivarseconsecuencias importantes para la esfera de la honra nobiliaria, noera susceptible de una realization caprichosa y aventurada. Presen-t6se Llrraca ante el conde Pedro Ansurez pidiendole su consejo y 6ldio el de la convocatoria de la Curia; reunida esta, Lirraca pidio asus nobles, por la "fidelitas" que le debian, le entregaran toda la tie--rra que tenian por mano del rey de Aragon, puesto que este habiaroto el vinculo matrimonial en virtud del repudio; todos los noblesreintegraron al dominio de su senora natural las tierras que habiantenido como vasallos personales por mano del marido y expresaronademas su indignation contra el repudio, que implicaba una lesioncontra la honra de su seiiora natural. Sigue la narraci6n refiriendola solution del caso personal del conde Pedro Ansdrez, la cual no in-teresa a nuestros fines 9°.

Refleja, a mi juicio, la Narration de Castilla el comun sentir delos hijosdalgo y caballeros castellanos frente a las danosas conse,cuencias acarreadas por el conllicto producido por el matrimonio' realpara su clase y su reino. Lo sucedido en los de Leon y Galicia ca-rece de interes para el autor, revelando esta indiferencia la del me--dio en el que se inspiro. En aquellos reinos el primer plano social toocupabarx los "magnates" y el alto clero, siendo ellos quienes inter.-vinieron de manera decisiva en el desarrollo de los acontecimientos,y en la Narration, salvo en el momento de iniciarse para destacar alpersonaje central, el conde Gomez, no existe el menor reflejo de esaactuation de una clase. Este silencio, ante todo, es el que hate pensaren ser, e1 medio de la nobleza de .segunda categoria, clase social pre-ponderante en Castilla, el que inspira y para el que esta compuestala Narracidn. Esta hip6tesis acerca de su origen se robustece con laobservation del realce que en. ella reciben dos hechos. Es bien co-nocida la escasa afetci'on del medio 'hidalgo castellano hacia Alion-so VI, rey bien secundado por el elemento nobiliario leones y mejoramado por el alto clero national, extranjero o extranjerizante, y tal

29 lie rebus, ibidein.30 - Idem, ibidem .

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falta de afecto la revela el autor en el destacar, al abrirse el relato,que fue el propio rey el iniciador del conflicto, secundado por elalto clero, al tomar la determination del matrimonio de la infantaviuda con el rey de los aragoneses, "contubernio" to denomina elredactor, prescindiendo en absoluto y despreciando la distinta ma-inera de pensar de la nobleza en un asunto, :politico de tat trascen-dencia . Es el otro hecho, el de la aparici6n de un tema tdpico, nobi-liario y popular a la vez en Castilla, el de achacar la desgracia, tomismo privada que piublica, a la falta de un senor capaz de conducireficaz y rectamente a sus vasallos .

Viniendo ahora a parar a to que nos im,porta, a la valoraci6n cri- <tica de 1'a fecha del matrimonia y de la institucidn sucesoria, tal comaaparecen referidas en la Narration, se echa de ver al momento queel relato de la forma bajo la que se proyect6 el primero resulta unaverdadera contrapartida de la concepcidn dominante en el medio ecle-siastico, segun la redaccidn de la Compostelana, en la cual se ha po-dido apreciar el cuidado especial con el que se aparta toda respon-salbilidad del rey y de los obispos. En la Narration, en cambia,no hay nada calculado ni preconcebido ; el hecho de qtie la boda de lainfanta fuera decidida por Alfonso .VI y el alto clero de sus reinospodra ser o no un hecho exacto, pero to que no ofreee duda ningunaes que el actor lo cuenta tal como to oyo; que se complazca en real-zar que rey y obispos fueran los causantes de las calamidades sobre-venidas a consecuencia de las bodas es otra cuestion ; porque el com-placerse recalcando el error cometido por quienes no eran gratos enCastilla, y a cuyos naturales mfaltrataban en sus .escritos, no es in-ventar su comisian, sino aceptarla con cierta maliciosa complacen-cia 31 . En Castilla _predominaba, pues, la creencia de que las bodas£ueron decididas por el doliente rey en sus ultimos pasos por la vida,con e1 concu'rso del elemento eclesiastico de su Curia, reaccionandocontra una sugesti6n nobiliaria, y celebradas antes de su muerte. Ento relativo a la institucidn sucesoria no hay indicacidn expresa decoma ni cuando se realizara, mas para el actor no debia existir dudade que tenia que abrirse exclusivamente en beneficio de la infanta

31 Obsdrvese, por otra parte, el valor de esta reaction frente a ]'as aflrma-ciones anticastellanistas de la Compostelana, en las que se vuelca todo el rencorde un partido, punto que no me deteago a desarrollar ampliamente por hallarsefuera de lugar. Comp ., pigs. 150 a 156. ,

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desde el momento que, muerto el padre, la hace aparecer comp reinalegitima .

El autor de la Justificacidn construy6 su obra sobre la base delhiriente contraste entre el ejercicio tiranico y mujeril del poder porparte de la reina y la dignidad de conducta, fundamentada sobre elrespeto al derecho usual, de los "optimates", simbolizados en la des-tacada y venerable flgura del fiel vasallo de Alfonso VI, conde Pe-dro Ansurez. Es la replica honrada y medida a quienes imputabanal elemento nobiliario una actitud de infidelidad frente a su reina yal reino. No fueron ni pudieron ser infieles quienes, sufriendo la ar-bitrariedad, mantuvieron ante ella, en relaci6n con su soberana, eldeber de la obediencia a su mandato injusto y antijuridico, respeta--ron la honra debida a las personas investidas de la dignidad de la

' realeza, acataron estrictamente ]as normas integradas en la "fideli-tas" que regian sus relaciones con su seiiora natural, la reina, y consu seiior personal, el rey consorte, en el acto y en el consejo, y, final-mente, quienes tuvieron como preocupaci6n y cuidado principales ve-lar, al igual de su soberano y juntamente con &l, o solos y contra 61,por uno de los fines publicos primordiales, la paz del reino. Estuvie-ron, pues, junto al matrimonio, sosteniendolo en su cosoberania, mien-tras fueron tales su deber juridico y el bien de la tierra ; roto volun-taria y unilateralmente por Alfonso 1, caida la cosoberania, quedaron,cumplido el ritual juridico de la ruptura del vinculo del vasallaje cone1, como hombres de su seiiora natural. Ni el impetu de rebeldia pre-matura de los "milites" castellanos, ni la oposicion, sorda primero,clara y peligrosamente interesada despues, del alto clero Frances oafrancesado. Produce al cabo de los siglos esta posici6n clara y firmede los magnates en una de las etapas mas dificiles de salvar del con-flicto, la impresi6n de encontrarse frente a una clase en la plenitud desu vigor politico y social e investida de un hondo sentido de la digni-dad de clase y de la decencia .

'4 No aporta -este relato, contemporaneo, el menor esclarecimientoa la instituci6n suceso-ria y es apenas utilizable en relacion con elproblema de la fecha nuptial. Supone a la reina junto a su padre,si no en los itltimos momentos de la vida de este, algunos dias des-pues; en los veinte transcurridos entre su muerte en Toledo, trasla-do a Sahagun y enterramiento en este monasterio . Inmcdiatamentedespues de cerrado el periodo funeral fue cuando LTrraca "air6" alconde Pedro Ansitrez . El hecho es rigurosamente exacto ; refiriendo~

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to la propia reina en un acta de donaci6n de 15 de diciembre de 1110a la iglesia de Santa Maria, de Valladolid : " . . . quantam hereditatemcomes Petrus Assuriz atque eius uxore comitisse donna Elo ibi de-derunt usque ad exitum illorum de hac terra et post rev.ersionem illo-rum. . . . et per malum quad meos homines fecerunt aput Sanctam IVIa-riam . . ." 32. El rey de Aragon repard la injusticia caprichosa cometidapor su mujer. Ahora bier, ~es posible que esta reparaci6n la realizaradespues de celebrado el matrimonio y, por to tanto, que el acto arbi-trario se hubiese cometido antes, pero el sentido de esta narracionde que el marido satisfaga por una injusticia cometida por la mujerlleva implicita la idea de la existencia previa de la uni6n conyugalde ambos soberanos.

Volviendo ahora al relato del Toledano, una vez aisladas y cri-ticadas las dos fuentes principales utilizadas por 6l, encontramos mez-cladas con ellas dos noticias hist6ricas de procedencia distinta y liga-das intimamente al problema de la institttci6n sucesoria, y una deellas, ademas, relacionada con la fecha de celebraci6n del matrimonio .

Al referir el Toledano c6mo tras la contestaci6n del rey a laembajada nobiliaria transmitida por su medico, "recesserunt confusicomites et magnates", corta a cercen la con.tinuidad del relato parainterpolar un inciso, en el cual cuenta c6mo en aquellos dias criabaen Galicia el conde Pedro de Traba a Alfonso, hijo de la infantaLTrraca y del conde Raimundo : "de quo, quia comes Raimundus nonfuerat in regis cculis grat:osus, -quasi immemor non curabat", expli-cando de esta manera el alejamiento de la sucesi6n del infante 33 .

Vuelve el Toledano a interrumpir el texto de la Narracion unasegunda vez, contando, en contradicci6n con ella, que, muerto Alfon-so VI, el matrimonio Urraca--Alfonso hizo una entrada militar apa-ratosa en el reino de Castilla" "nullis fere resistentibus eo quod uxo-ris eius successione provenerat occupavit" ; habla a continuaci6n delbuen gobierno de Alfonso I en Castilla, de sus luchas con los morosy de las repoblaciones que llev6 a cabo en tierra castellana, adelan-tando en el tiempo sucesos bastante posteriores, rompiendo as! launidad de ~t?lempo del relato 3" . En to sustancial coincide con estesegundo inciso la Cr6nica latina al iniciar la exposici6n de los hechos

32 A. CAT. PALF;ncia, Arch . lot. de los MHH., fot., 206.33 De rebus; pag. 246.34 Idem, pag . 247.

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de este reinado y antes de utilizar fragmentariamente la Narracidn.Dice la Cronica que muerto Alfonso VI, "Llrraca regina . . . successitin regno", y al hablar del matrimonio, cuenta que tan pronto compAlfonso tomo el reino de Aragon, a la muerte de su hermano Pe-dro, "supradicta regina nupsit" ; 'es decir, antes de la muerte de Al-fonso VI 35 . Hay, pues, una tradition historiografica castellana cons-tante en considerar a Urraca come, la unica sucesora legitima de supadre y en fijar la fecha de las bodas en una epoca anterior a lamuerte del rey de Leon .

Recogieron los redactores de la Cronica general el relate, integrodel Toledano, anadiendole un fragmento en el comienzo de 1a Na-rracion. Esta ,adicion tiene verdadera importancia por reflejar unamanera de concebir la sucesion diferente a la de la Compostelana ydel fragmento del Libro de los Milagros.

Reunidos los nobles en 1Vagan, junto a Toledo, tal y come, torefiere Ikon Rodrigo : "departieron come, este rey. . . non les dexauaheredero ninguno quien gouernasse el regno, nin fincaua y quien tomantouiesse, sinon don Alffonso su nieto. . . ; mas porque . . . era aunniiio muy pequenno . . . entre Canto . . . se criasse. . . fasta que fuesse poramantener el regno . . . que. . . donna Vrraca . . . que' tomarie marido concuyo acuerdo,et consejo se mantouaessen los regnos entre Canto" 3° .

Podemos observar el contenido de este texto desde. el punto devista de su contenido juridico, en primer lugar, y luego en relaci6ndel desarrollo ulterior de los sucesos para ir, en vista del conocimien-to que nos proporcionen an~bos elementos de juicio, a fijar su origen .

. Debia, segiin esta tradition historica, ser instituido sucesor en elreino un varon mayor de edad ; mas ccimo quiera que en el momen-to de it a producirse la sucesi6n no hubiera heredero ninguno quereuniese en si ambas condiciones, imprescindibles, segun esta ma-nera de concebir la solution del problema sucesorio, para gobernar ymantener el reino, se imponia a la infanta viuda la obligation de to-mar marido, "con cuyo acuerdo et conisejo se mantouiessen los reg-'nos" hasta que el infante Alfonso llegase a la mayor edad . El suce--so-r necesario era, pues, -el infante y su minoria debia ser tuteladapar un regente, cuyo derecho a ocupar la regencia debia derivarsedel matrimonio con la reina m;adre. Esta no tenia, por to tanto, el me-

35 Cron . lat., pig. 112 .36 Cr6n . Gen ., pig . 644 a.

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nor derecho a la sucesion en el reino de su padre, ni a la goberna-

cion del misma durante la minoria del hijo, y si solamente a propor-cionar por medio del matrimonio un titulo de gobernador y tenentedel reino a su marido .

El contenido de este fragmento es una mezcla extraordinaria de dostradiciones juridical sabre la sucesion en el trono, la cual desemboca

en una solucion aun mas -extraordinaria en relacion con la costum--bre sucesoria 'peninsular.

La tradicibn neog6tica, representada par el texto conservado enel Libro .de los N1'ilagros, impuso sucesor varon y mayor de edad . Laprimera parte del fragmento coincide con esta tradition, hallandose, encambio, en 'total contradicci6n la segund.a . .La oostumbre sucesoria pam-plonesa ,permitio al soberano la transmision del dominio del reino; a lashembras, pero no la del ejercicio de la soberania ni la de la tenenciadel territorio, las cuales debian pasar a manos del marido, siempreque este fuese de linaje soberano, hasta que el hijo habido del ma-trimonio llegase a la mayor edad. La segunda parte del fragmentotransmitido por la Cronica toma la institucibn de un "bajulus" de lapamplonesa; pero sin conferir otro derecho a la miadre heredera queel de transmitir a un tercero, por medio del matrimonio, el derechoa la gobernacion del reino.

Si se intenta encuadrar esta noticia dentro del desarrollo ulteriorde los acontecimientos, puede pensarse, desde luego, en que la re-dacci6n de este fragmento tuvo una doble finalidad : la de demostrarque si se hubiese adoptado por el rey Alfonso VI esta solution, losmales y tribulaciones que -afligieron a sus reinos no se hubiesen pro-ducida al quedar eliminado el rey de Aragon del matrimonio -con laMina Llrraca, y, ademas, 1a de justificar :a quienes, solo con est!a mirade evitar el dafio, asegutando a la vez que una minoria pacifica losderechos sucesorios del iinfante, habian aspirado a la gobernacion.del reino por el camino del matrimonio con la reina viuda; es decir, alos condes Gomez Gonzalez o Pedro de Lara. Importa poco aqui aCUM de los dos. °

Esta hip6tesis nos Ileva a descartar la procedencia del fragmentode la Narration de Castilla, la cual podiamos suponer utilizada enforma mas completa por la Cconica que por el Toledano, encontran--do un apoyo para ello en que en la Narration faltan los motivos quetuviera la nobleza para sugerir la necesidad del matrimonio de lainfanta viuda con el mejor de sus miembros, motivos perfectamente

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argumentados en este pasaje anadido por los redactores de la Cro-nica; pero un interes personal, o familiar, tan estrecho como el quese desprende de la tendencia -de este fragments, esta en pugna conla finalidad mss limpia y desinteresada perseguida por su redactor, .lacoal queda fijada paginas atras; ahora bien, descartada esta proce-dencia, la unica a la que se va a parar 16gicamente es a la de unajustificaci6n de tipo geneal6gico, bien de la cases del conde G6mez,bien de la del conde Pedro de Lara, justificaci6n un tanto torpe.

En torno a la autenticidad de la ultima de less fuentes narrativasque =nos queda por estudiar se ha candensada espontaneamente oun recelo excesivo a una confianza exagerada, nunca se ha intenta-do su critics. El recelo naci6, y no infundadamente, porque la pri,mera persona que aired less Cronicas anonimas de Sahaqun 3"I fue eldelicioso falsaria P. Roman de la Higuera; la confianza proeedi6 dela honradisima palabra del historiador del monasterio de Sahagun,Fr. Jose Perez. Puede servir, acaso, la palabra de Fr . Jose, si sequiere, de garantia un poco candida a que el P. Roman no inventaraesta obra coma habia inventado otras; pero aqui no interesa tantoeste aspecto general de la cuesti6n como el de la estimaci6n criticsde less notieias que proporciona la primera Cronica sobre la institu-ci6n sucesoria y sobre el matrimonio, teniendo en cuenta que al ha-blar de la primera dice el autor nada menos que esto : "la qual cosame acontescio oir porque yo era alli presente" 38, y al contar el se-gundo es la unica fuente que fija lugar y fecha : en el castillo deIVIun6, en la epoca de less vendimias del afio de 1109 3° .

El que se llama testigo presencial refiere en los parrafos 14 y '15la ins.tit .ucion sucesoria hecha en el momento de la muerte del rey, elduelo de la ciudad de Toledo y el enterramiento en Sahag an. Aqui ~seplantea un curiosis'mo problems de ,critics hist6rica. lCopi6 Pelayo,Obispo de Oviedo, al escribir s-obre Id muerte, duelo de Toledo, trasla-do y enterramiento, de los restos de Alfo.nso, Vl, en su Chronicon, alautor de la Crdnica, testigo presencial, o, a la inversa, copi6 la Cronicaal Chronicon, -o al Tud~ense que tambien to copies?

Hoy por hoy, Pelayo, obispa de Oviedo, historiador y contem-

37 Cf. NICOLAs ANTONIO: i.3ibl . Hispana vetus. II, 13 . TRAGGIA: Iladracf0-rtes del reinado de don Ramiro Il de Aragon . "1VI) .m . RAIL", III, pag. 526. EscA-LONA : Historia del Rl. mon. de Sahagen. Ap. I.

38 Anon., pag . 35. a39 Idem, pig . 36.

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poraneo de Alfonso VI, ha de recibir la prioridad de una manera in-discutible. Claro esta que puede suponerse que siendo tambien con-temporaneo el autor de la Cr6nica, a to menos segtun declara 6l mis-mo, ambos pudieron escribir de igual materia y con palabras casiiguales . Si se continua la lectura en el Ovetense se encuentra uno conel relato de aquel milagro que se produjo en las gradas del altar deSan Isidoro de Le6n al brotar el agua anunciando la muerte del reyAlfonso, milagro que le aconteci6 ver al narrador : "videntibus cunc-tis ciuibus . . . una cum episcopis.. . Pelagii Ovetensi" 4° . Ante estaErase de una fuente que intluye indudablemente a la otra, se comien-za a vacilar sobre la presencialidad del otro testigo en la instituci6nsucesoria. Luego -dice la Cronica: "e fue presente a sus honras donnaHurraca", y se recuerda la similitud de Erase del Toledano : "postpatris exequias" 41, y sigue : "fueron aun otrosi presentes. . . quasi to-dos los nobles de Espanna, los quales todos oyendolo dexo el senno-rio de su reino a la dicha donna Hurraca, su fija, la qual cosa meacontesci6 oir, etc.", y sale al paso la Compostelana : "omnes ergofere consules aliosque in Hispania pricipatur tenentes, etc." ¢2, conla misma instituci6n sucesoria relatada por dona LIrraca, que si de-bi6 ser testigo presencial, segun a to menos le hacen decir los can6-nigos redactores de la Compostelana, aun cuando en una epoca an-terior a la que refiere la Cr6nica de Sahagun.

No cabe duda que el autor, quienquiera que fuese, un monje deSahagiun o el P. la Higuera, o los dos en eolaboraci6n, conocia a laperfecci6n las fuentes narrativas y diplomaticas contemporaneas de]as que hizo use un tanto arbitrario y que, siguiendo una idea precon-cebida, construy6 uno de tantos relatos belicos coma se han escritosobre el reinado de Llrraca, ciertamente de los mas sugestivos. Loque no es posible a la vista de tanta coincidencia, demasiado abun--dantes para ser casuales, es utilizar la primera Cr6nica como fuentehist6rica sin antes heberla sometido a una critica rigurosa; a to m-e~nos, no me atrevo ni a intentarlo siquiera .

Terminados la ~exposici6n y el analisis de las fuentes narrativasreferentes al reinado de LIriaca de Castilla, en la parte que interesaa nuestro prop6sito, es posible llegar a una clasificaci6n mas racionalde ellas en funci6n de su utilizaci6n ulterior . Primer grupo: fuentes

40 Chron ., pag . 474 .41 An6n., pig. 37 . De rebus, pig. 248.42 An6n ., pag. 35. Comp., pag. 115.

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contemporaneas : Historia Compostelana, Narration de Castilla (enDe rebus Hispaniae y en Cronica latina) y Justification nobiliaria (enDe^rebus Hispaniae y en Cronica general) . Segundo grupo: fragmen-tos de fuentes hist6ricas perdidas anteriores al siglo XIII : texto delTudense; interpolaciones del Toledano ; comienzo del reinado de Llrra-ca en Cronica latina, y fragmento geneal6gico de la Cronica general.

II

El material documental hoy conocido, utilizable para coadyuvarcon ]as narraciones hist6ricas a la solueibn de las dos cuestiones pro-p-uestas, es bastante copioso, pero, par lo, comiin,, poco expresivo y nosiempre bien utilizado y criticado. Puede dividirse para su estudioen las dos grandes categorias clasicas de documentos : piublicos yprivados.

Los diplomas privados son utilizables a traves de los sincronis-mos de sus datas para ayudar a fijar el tiempo de la instituci6n delvinculo matrimonial, pero solamente como un elemento de juicio au-xiliar . Esta reducci6n de su valor probatorio a un lugar secundariotiene una explicaci6n muy clara.

Dan todos los sincronismos conocidos referencia o noticia, no dela celebraci6n de ]as bodas, sino de la existencia de la cosoberaniade Alfonso I sobre los reinos heredados por su'mujer . haste segundohecho presupone necesariamente el primero, pero no puede propor~cionar ester noticia por si sola ningun dato exacto sobre su fecha. Su-pongamos ser cierto el hecho afirmado por la Narration de Castillade que Alfonso VI decidi6 por si, con el conseja del alto clero, elmatrimonio de su hija y que este fue celebrado inmediatamente . iPo-dria reflejarse la existencia de la cosoberania de Alfonso I inmediartamente despues de la institucidn del vinculo? No, desde luego, pues-to que el soberana leones vivia y conti-nu-aba siendo el soberanode Le6n ; es decir, que en el caso de ser anterior el matrimonioal transito del rey, los sincronismos del tipo indicado no pordrian comenzar, corxectameute ~a to me'nos, sino -despues de pro-ducida la muerte del emperador, asi pues, tales sincronismos s6lopueden darnos un simple termino ante quem, no una prueba con-cluyente y decisiva . Pero es que atrn hay mas : matrimonio y co-soberania no fueron dos hechos producidos simultaneamente segunse supone por to comun partiendo, a to que. creo, de una concepci6n

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juridica posterior a los eomienzos del siglo XII y recogida en la ley

de Partidas'3 ; el primero constituyo, si, una condition juridica previaindispensable para que se produjese el segundo, pero no confirio au-tomaticamente -por virtualidad propia en esta epoca, ni la investiduradel "regali imperium", ;n.i la tenencia del "regnum", ni el ejercicio del"prin.cipado", privativas exclusivamente del cbnyuge sucesor, para elotro conyuge. Se trataba de una cuesti6n de derecho publico bastantecompleja, mas,en este caso, conforme hemos de ver, y dada la impor-tancia de Ios reinos que iban a integrarse en una unidad soberanade tipo conyugal, tanto que si en algun sincronismo de algun esca-tocolo apareciera el rey aragones rigiendo territories propios de lasucesion de su mujer antes de la conclusion. del pacto de cosoberarnia, el termino "regere", o esta aplicado de una manera incorrectatecnicamente, o tendria . que conducirnos fatalmente al planteamientode una hipotesis bastante inesperada dentro del cuadro del conoci--miento habitual de los sucesos de esta epoca, que Alfonso VI al ce-lebrarse ]as bodas habia cedido 1a tenencia y el setiorio de algunode sus reinos a su hija al cebebrarse el matrimonio; hipotesis cuyoestudio a fondo sale de los limites del presente estudio, aun cuan--do hayamos de tener que referirnos a ella mas adelante .

El sincronismo que nos proporciona el termino ante quem masadelantado de la celebration de las bodas, y en relation con la hipb-tesis apuntada preeisamente o con la otra posibilidad indicada dela incorreccion juridica, es el de un diploma de San Salvador de Lei-re de 27 de noviembre de 1109 : "regnante Ildefonsa rege in Oscaet in Pampilona et in Iota Castella" `1}. Solo en Castilla.

Mayor interes y mas decisive tienen los documentos publicos, loscuales pueden ser clasificados, atendiendo a su otorgaute, en los grurpas siguientes : documentos otorgados per Lrraca en sus reinos y enlos de su marido; documentos procedentes de Alfonso I, y documenttos expedidos per ambos cosoberanos.

Los diplomas reales o.ri~ginarios d-e la "escribania" de la reinade Castilla recogiendo actos juridicos realizados per ella en sus rei-

43 " . . . puedese ganar (el reino) per derecho en estas quatro maneras.. . Latercera razon es per casamiento, e esto es, quando a1guno caste con duenna que esheredera del reyno, que maguer el rnon venga de linaie de reyes, puedese llamarrey despues que fuere casado con ella". Part. 11, 1, 9.

44 A. CAm. CAMPTOS, Cart. Leire, fol . 80 . Cf . ViGNAu : Indice, dots. parts .21 dic . 1109 .

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nos durante el ano 1109, no reflej .an ni la existencia del matri=nio,ni la instituci6n de la cosoberania. Por excepci6n, y en forma extra--vagante, en un diploma fechado en 24 de diciembre se lee: "Iohan-nes Roderici ragis et regine notarius'". Sin esta indicaci6n, el docu-mento expedido unicamente a nombre de Urraca no ofreceria el me-nor rastro de la existencia de la uni6n conyugal; por to tanto, la fal-to de referencias al rey aragones en los documentos reales del pri-mer ano del reinado de Urraca no posee valor ind.iciario para ne-ar la preexistencia de la uni6n matrimonial. La raz6n es obvia: los

diplomas reales se expidieron a nombre del soberano autor del "ac-tum", y la unica persona investida de la "auctoritas" sobre los reinosque habian sido de Alfonso VI era Ltrraca, instituida como "totiusYspanie regina" por Dios, segiin la concepci6n gregoriana, por laexpresa voluntad de su anteeesor, acatada por los hombres del rei-no en cuanto unica sucesora legitima, conforme al derecho, usual.

Hay un documento real de Llrraca, expedido dentro del ambitoterritorial de los reinos de Alfonso I y casi seguramente en el otonode 1110, tiempo en el cual residi6 la reina en tierras de la un16nsoberana aragonesa, documento que ofrece tin dato muy valioso parafijar la fecha nupcial con una mayor aproximaci6-n. Es la conocidisi-ma carta recogiendo la concesi6n d-e una "tuitio" especial de la rei-na al monasterio de 1VIontearag6n 46 .A mi parecer, esta carta no ha sido bien interpretada diplomati-

camente. Dice asi en aquella parte que aqui importa : "Hec est cartaquam facio ego Lrraca . . . Placuit michi libenti animo, quando egoprimum veni in Aragone recepi ego ecclesiam. . . in meam propriamdefensionem et custodiam. . ., et ut Deus me defendat ab omni maloet dominum meum regem Adefonsum. . . Precipio utique et mando. . ."

Refleja la redacci6n del diploma con perfecta claridad la existen--cia de dos momentos distintos en su genesis, separados entre si cro-nol6gicamente : el "actum", la recepci6n por la reina de Castilla delmonasterio de 1VIontearag6n bajo su custodia y defensa, expresadoen preterito en la carta y, naturalmente, referido a un tiempo ante-rior : "quando ego primum veni . . . recepi", y el "datum", la expedi-ci6n por la "escribania" aragonesa del diploma hacia el otono de 1110,expresada en presente : ". . . carta quam facio. . . Precipio utique etmando. . ."

45 A . 'CAT. LE6N : Arch. lot. MHH., , fot. 135.46 AHN. : Exp . paleografica . Cf. P . HuEsCA : Teatro, VII, 476 .

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La sucesion del Rey Alfonso VI 65

El problema queda ahora reducido a fijar cuando estuviera Ltrra-ca en Aragon con anterioridad al mes de agosto de 1110, fecha enla cual abandono sus reinos patrimoniales para it a los de su marido,en los que ya habia estado una primera vez, "quando ego primumveni", y a los que ahora se trasladaba, aparentemente a to menos,pera auxiliarle en las posibles repercusiones del conflicto, politico exis-tente en Zaragoza entre almoravidistas y antialmoravidistas, agudi-zado con la muerte de Almostain en el mes de marzo del mismo aiio .Toda la documentaci6n, hoy conocida de la reina castellana, desdejulio de 1109 hasta agosto de 1110, acusa su permanencia en los rei-nos de su propia soberania, luego su primera estancia en Aragonfue anterior a la muerte de su padre, Alfonso VI, y, por to tanto,el matrimonio con Alfonso I habia sido contraido antes del 1 de juliode 1109.

Los diplomas alfonsinos, con una Bola -excepcion, no arrojan lamenor luz sobre las dos cuestiones cuyo esclarecimiento perseguimos.El primero de ellos que refleja la investidura de la dignidad imperialpor el rey aragones y z1 ejercicio de su soberania sobre los reinosde Llrraca es de marzo de 1110 4' . La excepcion que acaba de indi--carse es la de la confirmacion del Fuero de Castrojeriz, hecha por Al-fonso I 'en fecha no conocida. Ahora bien, la confirmacion alfonsinafue objeto, con otras muchas, de una refundicion en 1234, mezclan-dose a las ampliaciones y concesiones de nuevas normas, noticiashistoricas, algunas de ellas referentes a los propios soberanos confir-mantes. La de Alfonso de Aragon comienza asi: "1VIortuo rex Alphon-sus, venit alius rex Alphonsus, et accepit sibi uxorem donna LTrraca,filia rege Alphonsi" 4X . Si la redacci6n fuese contemporanea, el testi-monio seria irrecusable; pero, como se aprecia a simple vista, es obramuy posterior, por to cual .la narracion de la epoca en que se ce-lebro el matrimonio entra en linea de valor probatorio con la de unade las tradiciones bistoriograficas que hemos referido mas arriba, la quele asigna fecha posterior -a la muerte de Alfonso VI.

Tan poco expresivos como los documentos reales aragoneses sonlos expedidos a nombre de los dos soberanos, to-s cuales nos propor-cionan, al igual del acabad,o de mencionar, la doble noticia de la dig-nidad de "?Mperator totius Hispaniae" asumida por Alfonso I y lade la cosoberania de ambos conyuges expresada en la forma usual en

47 GALttvno : Coleccion, fol. 407.48 N1u&oz: Colecci6n Is ., pag. 41 .

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las "escribanias" peninsulares : "regnante rege Aldefonso una cumuxore sua regina domina Llrraca in Aragom-a, et in Castella, et inLegione et in Toleto" 411, o de manera menos protocolar y mas com-pleja : "Adefonsus, "totius Hiberiae monarchia tenens . . . una cum co-niuge Urraca dicta nomine, strenuissimo regi Adefonso, suo exigen-te ("existente" en la transcripci6n de Llorente) genitore, mihique quo-

. dammodo iuncto consanguinitate, a Pirineis montibus usque 'ad refluxuO'eceani regali auctoritate dominantibus legem populorum affirman-tibus" -5° ; estos diplomas nos situan en el verano de 1110.

Entre los documentos matrimoniales desaparecidos existia uno desuma importancia, bien conocido de algunos de los documentadosinvestigadores aragoneses del siglo XVIII.

El hecho de haber dado con una apuntacien relativa a 6l en laColeecion Abad y Lasierra, en la que se le denomina Capitulacionesmatrimoniales de Llrraca ry Alfonso, me llev6 a una busca minuciosa,y en la Coleccion Traggia, no en lugar mas rec6ndito, encontre enel t. II . fols . 55 y 56 v., una copia tomada de otra incluida en la Co-4eccion Caresmar, del Archivo de Ager, n.° 2 .084, rol, 147, que de-vuelve al conocimiento hist6rico un diploma de la mayor importan-cia ;para -esclarecer enturbiados hechos . .

Si el Prof. Galindo hubiera publicado su tan excelente como tenazy pertinazmente inedita Coleccion diplomatica de Alfonso I, no hu-biera sido yo, sino 6l, quien to diera a luz. Su constancia en el si-lencio me hizo dar cuerita, pasado un decenio largo - despues del ha-llazgo, al primer "Congreso de Historia del Derecho espafiol" .

Fue prop6sito inicial mio entonces el devolver al conocimientohist6rico este diploma reaparecido no .mas que con un breve comen-tario, y por ello anuncie su publicaci6n bajo el no muy exacto titulode Carta de arras ide Doha Llrraca. 1Vfas al intentar situarlo dentrode su marco apropiado, tro,pece con tal barullo bibliografico primero ytan -divertida e instructiva discordancia entre la historiografia medie-val despues, que no tune otro remedi~o que proceder a un anAlisis met6-

~~,i s _ dico de las fuentes inarrativas y diplomaticas castellanas y leonesas,con ]as que me encontraba menos familiarizado que con aquellasotras con las que trabajo habitualmente. Esta labor retras6 la publi-caci6n, conduciendome insensiblemente a ampliar el tema estudiado,atraido, mas que por otra coca, pox ]as dificultades que ofrecia

49 LLOREWE : Noticias, IV, pag. 11 . 450 Idem, ibidem. IV, pig . 12 . YEPEs : Cronica, I, pag. 126.

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a la investigacidn uno de los periodos mas endiabladamente enreve-

sados de nuestra historia medieval . Este ha sido el motivo de la trans-formaci6n sufrida en mi prop6sito.

La copia del diploma no es ciertamente un prodigio de esmero,sin que importe saber en manos de cual de los dos copistas degene-rara el texto. Las degeneraciones son de dos suertes : una producidapar mala lectura de alguna`s palabras y no recta resolucion de algu-nas abreviaturas, las cuales se salvaran en .nota, y otra par mala trans-cripci6n de la data recogida con su vicio d-e origen en la nota de laColeccidn Abad y salvada sabre ella par Galindo a la vista de casosfrecuentes y analogos de lectura de X (.--- XL) pox'L y de 1111 par LI~11y en relaci6n con el orden de sucesi6n de los hechos .

El diploma ester integrado par dos documentos : la Carta de arrashecha par Alfonso en favor de su mujer, la reina Llrraca, y la Cartade donaci6n, ordenada par la reina en beneficio de su marido . Ambascamas incluyen, ademas, la instituci6n del orden sucesorio en los dosreinos previendo los casos en que pudiera abrirse la sucesi6n y ana-diendo las condiciones y garantias que se estimaron precisas en rela-ci6n con los puntos fundamentales estipulados. De todo ello tratare-mos en el lugar oportuno de este articulo . .

Nada hay, par otra parte, en el texto transmitido par la copiaque lleve dl anima la menor sombra de sospecha de que se Irate deuna falsificacidn, ni en la estructura diplomatica, ni en el contenidojuridico, ni en los motivos de su existencia .

Sub Christi nomine et individue sancte Trinitatis, Patris et Filiiet Spiritu Sancti, amen . Hec est carta donationi~s quam facio ego Ade-fonsus, Dei gratia totius Hispanie imper.ator, ad vas regina domnaLTrraca mea coniuge. Placuit mihi libenti animo et spontanea 'meavoluntate, et dono vobis propter vestras arras illo castello de Stellacum'illa mea dominicatura, excepto illo quad ibi tenet Lope Garcezper me ; et per ipsum quad ibi tenet iuret vobis inde fidelitatem et de-veniat inde vestro homine de boca et de manibus. Similiter vero donovobis inter Sos '1 et LTnocastello qualem vobis placuerit. Et dono vobisExeia cum suis terminis et suis directaticis . Adhuc autem vobis donoOsca et 1Vlonte Aragon cum illas meas dominicaturas qui ibi ad eos

a) Infersos, la copier .

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pertinent. Et dono vabis illo castello de Bespen'' cum Iota mea illadominicatura . Et illo castello de Napale similiter cum illa mea domi-niatura. Et dono vobis Iacca cum totas Alas dominicaturas que adlaccam ° pertinent. Dono etiam vobis adhue in arras totas illas domi-nicaturas meas que ego habeo in illos alteros castellos et in alios locosper totam meam terram que ad m;eam dominicaturam pertinent. Ettotos illos homines que honorem tenent hodie per me, vel in antea indetenuerint, quod totos iurent .vobis fidelitatem et deveniant vestros ho-mines de boca et de manibus. Et insuper hoc totum facio vobis con-venio, ut si Deus omnipotens filium ex vobis mihi dederit, et posteade me devenerit et vos d mihi supervixeritis °, quod vas et filio meohabeatis totas meas terras quas hodie habeo vel in antea adquireirepotuero cum Dei adiutorio sive heremum quam populatum. Quod sifilium ex vobis non habuero et vos me supervixeritis quod ad vos re-maneat Iota illa mea terra et ut eam habeatis ingenuam et liberam advestram propriam hereditatem per facere -inde totam vestram volunta-tem de post meis diebus . Et hoc totum suprascriptum in tali convenioillud vobis dono, ut vos mihi teneatis ad honorem quomodo bonamfeminam debet facere ad suum bonum seniorem . Et si vos quesieritispartire de me sine mea voluntate quod totos illos homines de vestryterra et de illa mea departant t de vobis, et ut totos mihi attendantcum totas illas honores que tenuerint, et ut serviant ad me cum .fideet veritate sine enganno. Et ego Llrraca regina convenio ad vos regemdomnum Adefonsum, domino et viro meo, quod ego faciam totos illosmeos homines iqui per -me et por vos tenent honores, et ut totos deve-niant vestros homines et vobis iurent fidelitatem super totos hominesde hoc seculo, et ut illos per fidem sine engaiino sedeant vestros, etquod vobis donent potestatem, unoquoque ex eis, de illas honores q,uetenueri~nt qua hora vos illam demandaveritis ; eft al'i~quod ex illishoc facere non quesierit, ego quod vobis adiuvem contra illum cumtoto meo potere per bonam fidem sine enganno, et postea quod vosinde faciatis de illo totam vestram voluntatem .

In Dei nomine et eius gratia . Hec est carta donationis quam facioego Llrraca, Dei gratia regina, filia Adefonsi imperatoris, vobis regidomno Adefonso domino et viro meo. Placuit mihi libenti animo etspontanea voluntate, et dono vobis Iota illa mea terra que fuit de regedomno Adefonso sive eremum sive populatum quam hodie habeo vel

b) Bespin, id. c) laces, id . -d) eos, id. e) superviveritis, id. f) departiant, id .

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in antea adquirere potuero cum Dei adiutorio. Et si Deus omnipotens

filium ex vobis mihi dederit, et vas postea mihi supervixeritis, quod

tota illa mea terra remaneat ad vos et ad illo vestro filio quem de me

habueritis . Quod si ex vobis filium non habuero similiter remaneat ad

vos Iota mea terra, et habeatis earn ad propriam hereditatem per fa-

cere inde totam vestram voluntatem in vita vestra, et post vestris diebus

quod tota remaneat ad filio meo. Et totas meas illas dominicaturas

que .mihi laxavit~' pater meus quod ego habeo, et in =tea adquirere

potuero, et totas illas alteras hanores, que per me et per vos tenent

alios hom:nes, quod totum sit vestrum per facere inde totam vestram

voluntatem . Et hoc totum supra-scriptum tali convenio illum vobis fa-

cio quod me teneatis ad honorem sicuti bonus vir debet tenere suam

bonam uxorem; et ut me non dimitatis pro parentesco neque pro ex-comunione neque pro nulla alia causa. Et si vos ad honorem non meteneritis quomodo bonus homo debet tenere suam bonam uxorem, egoquad non concurram h ad vos et quod ' meos homines de mea terraet de illa vestra se tornent ad me et serviant ad me et non ad vosdonec vos illud mihi inderesetis . Quod si ergo i vas inde" me laxa-veritis quod 1 totos .illos hom:nes de vestra :terra et de illa meaattendant ad me cum totas illas honores et serviant ad me cum fideet veritate sine ullo enganna, et illo convenio suprascripto que vobisfeci cedat postea solutum. Et si ego Llrraca regina me separaverit devobis ex toto sine vestra voluntate, per laxamento, quod totos illoshomines de mea terra et de illa vests, attendant ad vas cum illashonores que tenuerint et se partant totos de me in toto et serviant vosper fidem sine enganno.

Facta carta pacti huius era IVI C XL VII "' in mense Decembri .

III

't El derecho de sucesi6n a la corona en los dos Estados cristianospeninsulares de Le6n y Pamplona al terminar el siglo XI, es decir,aquel a cuyas normas debia atenerse Alfonso VI para ordenar susucesi6n, es de formaci6n y contenido claros, aun cuando el conoci-miento de alguna parte de 6l aparezca un tanto confuso. Veamos detrazar un bosquejo del derecho sucesorio e intentemos °aclarar la par-e confusa.

g) lexavit, id . h) hide concurrem, id . i) ad . id. j) ego, id. k) non, id . 1) ad, id .m) L111 .

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La afirmacion eateg6rica, y no nl,uy exacta, del fundador de laHistoria del Dierecho espanol, Martinez y Marina, basada en partesobre esta misma sucesidn alfonsina, de no existir "costumbre fija yconstante sobre un punto tan grave de la constituci6n politica" ''1,, fuereducida a sus justos limites par Gama Barros cuando, tras el exa--men de una parte del material narrativo y documental, el leones, re-sumi6 asi su concepcibn : "Se ve, pues, que el principio de la heredi-tariedad, aun cuando no sea de derecho escrito, es ,e1 que va preva-leciendo en la costumbre" z`2, y esta idea acabo de ser perfilada porErnesto Mayer al iniciar su breve capitulo sobre el derecho suceso-rio hispano: "Poco a poco, siguiendo la desviacion general en Euro-pa, se fue formando, mediante la desiqnacion del sucesor en vida delque le precedia, un derecho hereditario estable" ".

La sucesion en el trono era cuestidn que afectaba a varios circu,los de derecho, cuyo contenido normativo en relaci6n con la mismafue camb.iante a to largo del tiempo y, par to tanto, tambien la efi--,ciencia de su actuaci6n y la forma de ella . Eran estos circulos : el delrey, el de, su familia, el de la nobleza y, finalmente, el del "regnum" .Fue, pues, la sucesion un negocio del rey y de su familia, mas pro-yectado dentro del orders del senorio natural, en e1 sector de la rela-ci6n del rey con la nobleza, proyeccian continuada en el plano delderecho publico; es decir, era un orders juridico complejo por super-Posicidn y trama de diversois principios normativos .

Al entronizarse la dinastia Garces-pamplonesa--en -e1 reino deLean encontrb formada en 6l una costumbre sucesoria, la de la di-nastia leonesa, a la cual unia su propia concepcidn juridica sobre talmateria, perfilada a to largo de una practica constante desde su as-cension al trono de Pamplona (905) 54.

La sucesion en e1 trono leones habia ido derivando de una dua-lidad originaria, brumosa para mi . si to que se eligi6 fue rey o di-nastia---perseverancia o. no de la sucesian de pleno tipo visig6tico-, al

51 ". . . muerto el rey don Alfonso VI sin sucesian varonil, los castellanos usa-ron de bastante libertad y se ~dividieron en sus opiniones sobre si babia de reinarla infanta dona LTrraca o el nino Alfonso Ramdn su hijo; prueba que la ley no estabaclara ni Jos sujetaba sobre ese particular." M. MARINA : Erzs3yo, 2.a edic ., lib. II,pagina 85.

52 GnNca BARRtis : Hist. dadnzirz . pub ., 1, pag . 632 .53 MAYiiz : Flist. de lras Inst., II, pag . 4 .54 CE Itenz alia parte rc-gum . Genealogias razed. en Serrano San-I Noticias,

pagina 172 . .

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afianzamiento de este segundo termlino, y una vez asentado como nor-ma consuetudinaria, a la consecuencia de la adquisici6n por el revde la facultad de instituir su sucesor de acuerdo con la nobleza paraque quedasen a salvo los derechos de esta . En la practica de la se-gunda dinastia pamplonesa, desde sus comienzos, :no existio la menorvacilaci6n : asentada la dinastia, el sucesor debid ser nombrado porel rey, en vida o en el moanento de su muerte, con ~el asenso nobi-liario .

Asentadas definitivamente las dinastias . y adquirida por el rey lafacultad de la institucion sucesoria limitada, plante6se un conflictoen el circulo de derecho de la familia del rey en la monarquia leo-nesa, entre la hermandad del rey y la descendencia del rey. Elimi-nada por la costumbre la primera por 1a segunda, y fijado definituva-mente el orden del llamamiento sucesorio, plante6se otro problemadentro de esta linea : el del predominio o no del derecho del primo-genito con exclusion de los demas hermanos, predominio que se im-puso 5"1. En las isucesiones pamplanesas, tanto de la dinastia Aritzacomo de la Garces, no hubo problema : sucedi6 en el trono siempreel hijo primogenito con exclusi6n de los d~emas hermanos

En el reino de Le6n la minoridad del primogenito cre6 algitn pro-blema sucesorio par la actuacidn de circulos de derecho interesados;en el de Pamplona, precisamente la primera sucesi6n de la dinastiaGarces se abri6 en beneffcio de un menor, y la manera de resolverla,de acuerdo con la nobleza, sin conflicto, qtied6 como norma ulteriorpara las dinastias Garces : designacidn de un "bajulus", varon y delinaje real, para el ejercicio de la "potestas" sobre los hombres ysobre el reino durante la minoridad 57 . Las mujeres, que tanta in-fluencia ejercieron, por otra parte, en las dinastias pamplonesas, que-daron alejadas del acceso a la tutela, a diferencia de Le6n, en dondefueron admitidas 58 . Aqui actuaba el circulo de derecho nobiliario,pirenaico, exigiendo de la monarquia la jefatura de un var6n de linajereal con e1 fin de que no' experimentase les:6n su "honna" al teaser que"atender"--servir-con "las honores" poseidas al jefe in.vestido tem-

55 Cf . ]as obs. y lugs. cit . en ]as notas 51 a 53 .56 Cf . Ordo reguna e Item alia parte segtrm. SERRANO, ob . cit., pags . 170 a 173.57 Cf . p. e. "ante rege (sic) Scemeno Garcianes et suo creato domno Garsea,

filio de rege Sancio Garcianes" . MAGALL6N : Colec. diplomatica, pag. 32 .,~8 Cf. p. e. "Sancio defuncto, filius eius Ranimirus habens a nativitate annos

quinque suscepit regnum patris sui, continens se cum consilio amite sue domneGeluire devote Deo, ac prudentissima . SILENSE, ed . Santos Coco, pag. 8.

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poralmen'te de "potes.tas militaris" . De este limite opuestto por la no-bleza a la libre designacian de "bajulus" se desprende la consecuenciade la imposibilidad de la sucesion femenina en la corona ; pero eldeseo del rey de perpetual su sangre y dejar a salvo los derechos .desu familia caso de no tener hijo vardn ni hermanos, pudo armonizarsecon la limitaci6n impuesta por la esfera de la honra nobiliaria, siguien-do camino analogo al de la minoridad: la hija heredaria el dominiodel "regnum" con la capacidad de transmitirlo a un futuro sucesor,dandosele o por la nobleza o por el rey, seguh to decidiese este, ma-rido de linaje soberano el cual tuviese la "potestas" durante su vida,es decir, reinaria la reina como menor ". La nobleza, por otra parte,al perpetuar en esta forma un linaje en el trono aseguraba la continui-dad de una misma costumbre en sus relaciones con el poder real .Ademas, ello permite observar c6mo a traves de la instituci6n suce-soria se dibuja cada vez mas nitidamente la formaci6n del principiode la hereditariedad.

Quedaba un ultimo limite a la facultad de disposici6n del rey, elque le imponia el "regnum", a saber : la obligaci6n de no desinte-grarlo transmitiendolo integro al sucesor legitimo. Y aqui es dondela merecida autoridad de Gama Rarros coadyuva a que se :persevereen una visi6n un poco turbia de una parse del derecho sucesorio : lade la forma de la transmisi6n del "regnum" .

Los reinos peninsulares-dice el, historiador portugues-comien-zan a ser considerados "patrimonio de los monarcas, y Sancho deNavarra. . . pone en practica la doctrin.a dividiendo entre los hijos losEstados" 13° . La primera parse de la afirmaci6n es exacta, pero no eneste tiempo ni en el precedente en la dinastia pamplonesa, y por ello,la segunda, la ofrecida como prueba, no to es en modo alguno .

Partiendo de un texto de la Silense s' y de una interpretaci6n una-nime y constante del mismo, es como se ha llegado a afirmar queSancho III fue el primer rey que practic6 la doctrina de la patrimo-nialidad, tratando al "regnum" como una "haereditas" al instituir di-versos sucesores, repartiendo entre ellos los diversos "territoria" in-

59 IBARRA : Does. Ranzico I, pag. 15 .6© GAMA BARROS, ob . y lug. tits .61 . . . quibus vivens pater " benigne regnum dividens, Garsiam primogenitum

Pampilonensibus prefecit ; Nredinandum vero bellatrix Castella iussione patris progubernatore suscepit; dedit Ranimiro quem ex concubina habuerat, Haragon, quan-dam semotim regni sui particulam'; . SILENSE, ed. cit., pig. 64.

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tegrados en su dominio, privado segfin esta concepci6n. En efecto ; el

derecho privado pirenaico impuso al padre la obligaci6n de heredarpor igual a todos Ios hijos, legitimos o naturales, no incursos en unade las causas usuales de desheredaci6n sobre sus propios bienes here-dados-"patrimonium" 152 .

Ademas de la tradici6n historiografica recogida por la Silense,poseemos otra, seguramente mas antigua y con un contenido, auncuando legendario, de un mayor interes atendiendo a que trata deexplicarse estos .dos hechos : el del alejamiento de la sucesidn de Cas-tilla del infante primogenito de Sancho III, Garcia, y el que £ue suconsecuencia natural, el de la divisi6n del "regnum" 63 . Hubo, pues,quien, acaso un medio siglo despues de la divisi6n, no explicandose-la satisfactoriamente, intentaba inquirir los motivos juridicos que pu-dieran haberla producido, partiendo de este hecho : que en 1035, Pam-plona, Castilla y Arag6n eran to que en 10$5 6 1090, tres reinos per-fectamente definidos y diferenciados territorialmente ; hecho dertamen-te inexacto, mas fundamento ineludible para hablar de una divisi6n deremo, y admitido sin r6plica manteniendo la confusi6n entre to pasadoy la futures.

Es preciso, por Canto, estimar este elemento de juicio transmi-tido por la tradici6n legendaria : el de la no facil comprensi6n del re-parto del "regnum" como un punto de partida que conduce a la conyclusion de que tal division se hallaba en pugna con la manera deconcebirse, por to menos entre algunos, el problema sucesorio en''elsiglo XI .

En efecto ; el derecho publico usual imponia al rey, en relaci6ncon el "territorium regni", el deber estricto de mantener su integri-dad, y en consecuencia, el de transmitirlo integro al sucesor. El de-recho del territorio venia a coincidir en una misma finalidad juridicacon el derecho del sucesor, jefe de un linaje : en la del mantenimientode la integridad territorial °4 .

Dentro de los "territories" de la monarquia pirenaica es necesariodistinguir el nficleo central que servia de base a la dinastia, Pamplo-na, y los incorporados no a este territorio, sino -a la unidad soberanaencarnada en la -persona del rey pamplones ; entre estos ultimos aun es

62 Cf. p . e . Rec. der. arag. en ANUARio, II, cap . 55 .63 De rebus, V. cap . 23 .64 De todo ello trato detenidamente en el estudio que preparo sobre la es-

tructura social y politica del reino aragones durante el siglo XI

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posible introducir otra distincian entre dos tipos: uno, el de "territoria"a con personalidad un tanto borrosa, a to menos segun su proyecci6n ul-

terior, Deyo, Berrueza, Arba, zona vasca al N. de Pamplona, y otro .el de los bien diferenciados, traduci.da o no su diferenciaci6n en elfuturo en una independencia politica, Arag6n-Sobrarbe y Najera-Vigueracon las villas de Cantabria (orillas del Ebro bajo la sobera-nia pamplonesa) . El "territorium" diferenciado exigia del poder realel mantenimiento de su personalidad originaria=un grupo humanoasentado en una "regio" y poseyendo una cierta unidad juridica-.Ganados los territorios, integrados en la unidad soberana y trans-mitidos al sucesor legitimo, el circula de derecho del primogenito im-ponia el limite a la divisi6n, coincidiendo su ifteres de unitariedadcon el de cada uno de los territorios diferenciados.

Observemos ahora la sucesi6n de Sancho Ill. El reino heredadopor 6l estaba formado por los territorios que acaban de indicarse, loscuales no solo fueron transmitidos integramente a su primogenito,Garcia, sino incrementados con Alava, Castilla la Vieja y Bureba,territorios destacados del condado de Castilla, dentro del cual ha-bian est.ado integrados, mas eonstituyendo "comarcas° distintas ".

La sucesidn en el derecho publico y en el privado fueron, pues,diferentes : la primera impuso la indivisi6n; la segunda oblig6 a ladivision .

LY Arag6n-Sobrarbe? yY Castilla? Veamos de acometer la solu-cion del primer problema, para to cual los datos son abundantes yclaros .

Sobre cada uno de los "territoria" integrados en la unidad sobe-rana, de la que era titular el rey pamplones, poseia un volumen im-portante de bienes territoriales, elemento fundamental del "honor re--gis", de la dotaci6n real necesaria para atender al cumplimiento deobligaciones de muy diverso origen y finalidad: publicas, senorialesy familiares ; entidad compleja tanto en la composici6n como en laaplicacion consecuente a la red de derechos que se entrecruzaban a

II traves de ella . En relacidn con el circulo de derecho de la familiareal, esta masa de bienes formaba la base sobre la cual se debian

' constituir las "haereditates" de sus miembros, mujer-"date ex ma-rito"-e hijos . La facultad de disposici6n del soberano sobre esa masa

65 _Desconocemos todavia con la exactitud necesaria el proceso de la forma-cidn territorial de los Estados cristianos peninsulares.

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-de bienes, seta den'tro de cada uno de los "territoria" de su reino, eramas sem;ejante a la existente en el derechd privado, y sus deberes paracon sus descendientes en relaci6n con el derecho sucesorio mas analo-qos a los existentes en derecho privado; pero derechos y abligaciones,por semejantes y analogos que se les considere resp'lecto de los priva-dos, no eran iguales a ellos. No es propio de este lugar el estudio afondo y el desarrollo de esta cuesti6n, y, ademas, para la finalidadaqui perseguida bastes con to indicada .

Garcia I de Pamplona, a to menos solamente en su reinado puededocumentarse el hecho, introdujo una modalidad nueva en relacidncon la constitucidn de less "haereditates" para los hijos no primog&nitos sobre el "honor regalis", a saber: la de hacerlas coincidir conun "territorium" de los integrados en su unidad de soberania: Vi-quera a Ramiro ; es decir, que todos los bienes que integraban el "ho-nor regalis" dentro de ese "territorium" pasaron a formar la "haere-ditas" asignada del hijo . Pero less "haereditates" continuaban for,mando parte del "honor regis" detentado por el rey, y perseveraban,ademas, en su adscripci6n al cumplimiento de Codas less obligacionesdel poder real, siendo, por Canto, el hijo no un "dominus", sinoun ."tenente"-un deductor de una parte de less utilidades-. Por otraparte, se man,tenia la integracion del ",termtorium" en la unidad desoberani.a ; asi pues, los hijos "tenentes" se encontraban puestos bajola "regia auctoritas" del primog6nito, iunico, investido de ella y de euyopader eran unos delegados a los cuales se di6 en la "esciibania"pamplonesa, para diferenciarlos de los otros seiiores no pertenecientesa Ia "hermandad" encabezada por el rey primogenito, la denomina-ci6n de "rex" o de "reguli", en lugar de la usual de "seniores" ".

Sancho Garces III, siguiendo less nOTrmas usuales, de una :parte, yde otra, la practices introducida por su antecesor Garcia 1, con el asen-so de su primogenito, Garcia, constituy6 la "hereditas" del infanteRamiro sobre los bienes del "honor regalis" sitos en el territorio deAraq6n, mess sobre otra parte uhicada ,en el de Pamplona y otra enCastilla `. El infante recibi6 la vieja denominaci61i de "pegulus".

Pero el - hecho no producido en reinados arntegiores se produ--jo al desaparecer Saneho 111 . El infante Ramiro, por los motivos que

66 Cf . p . e . GONZALEZ' Privilegios, V1, pag. 24 .67 1VIAGALON: Colecci6n diplom., pag . 141 .

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fuera, rompi6 la unidad de soberania respecto del rey pamploneserigiendose en soberano del territorio del antiguo condado aragonessobre el cual poseia el "honor regalis" por donaci6n de su padre, ydel cual pas6 a ser "dominus" por medio de la violencia. .

La sucesi6n castellana se conoce con menos detalle que la arago-nesa . Es necesario, ante todo, fijar la relaci6n del condado con la uni--dad de soberania pamplo,nesa, aun cuando no me sea posible hacerlocon la exactitud necesaria. El condado castellano constituia una uni-dad de soberania heredada por la reina consorte de Pamplona, DofiaMayor; al ser la re pa la propietaria del "territorium", s61o a ellacorrespondia el derecho a instituir sucesor, y de la leyenda resaltaclaramente que el designado como tal to fue el infante Fernando .Es muy posible que esta designaci6n de heredero tuviera las mismascaracteristicas que habia tenido la del infante Ramiro en Arag6n . Laleyenda al partir de un hecho inexacto, el de que la Castilla en 1035era politicamente como la de 1090, trat6 de buscar o dar una inter-pretaci6n de la desheredaci6a del primogenito, Garcia, y ella fue lade la imputaci6n calumniosa de adulter:a contra su madre, causausual de desheredaci6n, prueba de que el au.tor, quien fuera, no seexplicaba el hecho de la instituci6n sucesoria hecha en favor delinfante Fernando o trataba de just .ificarla . -

En resumen, la .patrimonial;dad no se inici6 en la sucesi6n de- Sancho Garces III de Pamplona . El problema de historia que se plan-

- tea es, pues, este : 1cuando la instituci6n del "honor regalis" lleg6 aconfundirse cori el "territorium regni" en las monarquias pirenaicasy cuando los derechos analogos a los privados existentes sobre el seextendieron al "regnum" haciendolo entrar en la categoria de patri-monio de una familia reinante? No es este el lugar ni el momentoadecuados para dilucidarlo .

IV

Llna coincidencia de circunstancias infortunadas vino a crear unproblema sucesorio grave para el reino leones y para su rey Alfon-so VI, cuyo destino politico no estuvo regido ciertamente pox hadasblancas en largos aiios de su vida, si por la mala fortuna, la coal, aldeclinar sus dias, descarg6 reciamente sus ultimos golpes .

Al comenzar el invierno del afro 1107, el rey, en edad ya avan-

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La sucesion del Rey Alfonso VI . 77

zada, contraia la enfermedad que debia abrirle sin tardar el caniino aseguir por toda carne r' .

Su tinico hijo var6n, el infante Sancho, habido de ,Zaida, hija de1VIotamid rey de Sevilla, l~rras _°a'do de 1-i in£ar:c~a cs~a'3a yc_vestido con el senorio del reino de Toledo 19, inerementado territo-rialmente con la dote aportada por su madre la princesa sevillana l°.

El 30 de mayo de 1108, la vida en flor del infante caia en la de-fensa del reino que senoreaba, en Llcles, bajo la e~spada, una vez mastriunfante de los cristianos, de los almoravides. A la perdida irrepa-rable del unico sucesor vardn de Alfonso VI y la de un ejercito defrontera venia a sumarse el casi absoluto desplome de la extrema-dura cristiana hasta el rio Tajo 71 .

El volumen de la catastrofe militar obligb al rey, achacoso y en-fermo, a marchar a pequen.as jornadas hacia la amenazada Toledo 't2,conquista de los tiempos felices de su reinado; de cuya defensa y dela de los restos de la frontera que permanecian en pie encarg6 a unode sus hombres de canfianza, Alvar Han,ez, e1 cual susitituia en aque-Ila extremadura a otro, gloria del reino alfonsino, caido heroicamen-te en la de LLcles escudando con el suyo propio el cuerpo del infanteSancho, de quien era ayo, el conde Garcia Ordbnez ';.

Sobre la ruta real, en Segovia, reunidse con el padre, atraida ra-pidamente desde Galicia por la noticia del desastre '4, la primogenitade sus tres hijas habidas a fuero de tierra, la infanta Llrraca, viudahacia algo mas de un afio de Raimundo de Borgona, conde de Gali-cia, persona poco grata !al rey, y de cuyo matrimonio quedaban doshijos, la infanta Sancha y el infante Alfonso, niiio de tres anos ".

La vejez, enferma ya de nwerte del emperador Alfonso, unida a

68 "Cum jam tempus immineret mortis ejus, decidit in lecto, et permansit ininfirmitate annum unum integrum, et menses septem: et quamvis esset infirmus omnidie aliquantulum equitabat jussu medicorum ut aliquod levamini corporis haberet."PELAYO : Chron., pa-g . 474.

69 " . . . quod cum filio regis, Sancio scilicet, fuisset auditum cujus custodiansecundum patris imperium Toleti dominium erat commissum. . ." Comp., pag. 57 .

70 De rebus. VI, cap, 30.71 Id. VI, caps . 30 y 32 .72 Comp., pigs . 67 y 68.73 Mu&oz: Colec. is. ps . 335 y 344 ; Fs . de I_ogrorzo y Miranda . De rebus.

lug. cit.74 Comp., lug . cit .75 Nacido en 1 marzo 1106 . A-,. Tot. BERGANZA : Antififxedades, 11, pag .~ 575.

En 1107, segfin su Cr6nica. E. S. XXI, pig. 320. En 1104, segun la Comp., pig, 96 .

0

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78 . - jose Maria Ramos .y Loseertales

of

"I1 I.

la perdida del hijo heredero, hicieron necesaria la designaci6n de unsucesor en el trono leones con caracter de urgencia. La complicaci6nde la aguda crisis militar sobrevenida en el reino toledano, amenaza-do de cerca por una esperada continuation de la ofensiva almoravidevencedora, extremaba, con la inminencia del peligro militar, la ur-gencia, creando, ademas, con su gravedad, un ambiente the depresi6nmoral, .rapido en su paso, es cietto, como suelen serlo =estos estadosde animo de descenso colectivo de la moral, mas en e1 . medio espaiiolde cualquier tiempo, pero poseedores, en tanto persisten, de gran fuerrza de modelado sabre las impresionables conciencias individuales . Contoda claridad xefleja la existencia de tal ambiente un historiador queescribin las 61timas paginas de su Chronieon poca despues de la muertedel rey Alfonso, Pelayo, obis.po de Oviedo 'E', y su completa y pron'tavalatilizacion la talcredita la falta de toda haella de 6l ~en obras ~escritas,aun cuando mucho despues, par contemporaneos a quienes la dra-matica sucesi6n -de los hechos posteriores no permitin la captaci6nni la conservation del recuerdo de un fen6meno fugaz y en aparien-cia intrascendente com.o el mencionado, pero que influyd hondamen-te una de las decisiones tomadas par el rey orientando la soluci6nde to que se hizo problema sucesorio y el consejo de su Curia coimci-dente con la decisi6n real .

Present6se, pues, la cuesti6n sucesoria bajo dos aspectos :, uno, elde su urgencia, instituir prontamente un sucesor en el trono; aspec-to este que, segun vamos a ver, no ,podia entranar grandes dificul-tades, pero dado que se hubiera producido en momentos normales,y otro el de solucionarla dentro de la anormalidad creada par cir-cunstancias adversas de politica militar exterior generadoras del pro-blema y de las dificultades inherentes a toda solution .

En una epoca normal, aun siendo la primera vez que se plantea-ba el caso de una sucesidn femenina en el reino de Leon y en ladinastia que ocupaba el trono, la pamplonesa, no hubiera existidodentro del circulo de la familia del rey ningun obstaculo para eila, alser la infanta la hija prim6genita de las tres que tenia Alfonso VI des-cendientes de union legal, de una parte, y par hallarse ya perfiladoclaramente en la costumbre el principio de la hereditariedad del pri-mogenito en la corona, de otra; coincidencia que hacia de la infanta

76 .. . fleutibus cunctis civibus cat dicentibus : Cur pastor oves deseris7 Namcomniendatum tibi gregem et regnum invadent cuncti sarraceni et malevoli ho-mines", PsLAYO : Chrom, pag. 475.

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La sucesion dek Rey Alfonso VI 79

la sucesora legitima y necesaria. El derecho hereditario de la hija im--

ponia, pues, al padre la obligacion de instituirla como sucesora .Por to que hace referencia a otro limite que podia presentar un

obstaculo a la realizacion d-e una institucion sucesoria femenina, el

opuesto por la esfera de la honra nobiliaria a la dependencia de sus.

miem;bros de la "potestas militaris" de una mujer, no parece haberposeido, en esta epoca a to menos y dentro del ambito leones, ningu-na eficacia . Quedaban, si, restos ~doctrinales atribuidos a los leja-nos tiempos de la monarquia visigoda continuada en la asturiana,restos que hemos visto recogidos en relaci6n. con esta sucesion' porLucas de Tuy en el Libro de los 1Vlilagros, y en los que se precep-tuaba que la sucesiom en el trono debia recaer en un varon mayorde dias y originario del linaje de los godos por ambas lineas . Ahoraque estos restos poseedores de un venerable aspecto arqueolbgico,de cosa pasada y muerta, no creo que puedan insertarse en la venaviva de la esfera de la honra nobiliaria que al repugnar una jefaturamilitar femenina obedecia a otros principios ; principios no contenidosen estos instantes en el estatuto juridico de la nobleza leonesa en susrelaciones con e1 poder real, a to largo de las cuales habia nacido lacostumbre de la obediencia a algunas mujeres investidas de la re-gencia, indicio evidente de que los "optimates" no se sentian mor-tificados ni avergonzados e obedeciendo la orden emanada de unamujer .

No obstante esta falta de obstaculos internos al reconocirmentodel derecho hereditario de la infanta Llrraca, las mas de las fuentesnarrativas recogen el eco de la existencia de un problema enlazado ala sucesion alfonsina, el cual hay que implicar16 forzosamente, des-pues de to acabado de exponer, dentro del orden politico .

Respecto de la calidad del problema cabe adoptar una doble po--sicion : o la acabada de indicar ante los hechos sucedidos y los temirdos, que .en ellos mismos ofrecen suficiente prueba, apoyada, ademas,por el testimonio de un contemporaneo, Pelayo de Oviedo, de queei problema era creado por la politica exterior, o la adoptada por uncontemporaneo tambien, el redactor de esta parte de la Comp,oste-lana, que se refiere solamente a un problema de politica interna planteado despues de la muerte del rey y visto por la nobleza unicamen-te". Pero esta obra se escribi6 despues de la gran convulsion civil,

77 "Post obitum patri sui regis A. Aragonensem tyrannum ad regnum suumconvolasse, et ne Hispaniae regnum tanto rege nuper desolatum aliquo discordiae

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80 Josd Maria Ra-mos ry Loscertales

y el redactor, de la misma manera que no capto el menor eco de laexistencia de un peligro exterior, acogio otra idea claramente nacidaa posteriori : la de que las alteraciones acaecidas despues fueron pre--vistas por alguien, la nobleza, y que para evitarlas se tomaron, de-terminadas m'edidas, las cuales en lugar de evitar el dano to produ-jeran.

Nuestra position a la vista de todos los elementos de juicio po-seidos es diferente : las medidas que se tomaron to fueron para ha-cer frente .al peligro que se temia y que no se produja con caracte-risticas tan graves como ]as previstas, to exterior ; no, fundamental-niente a to menos, para prever to que sucedio sin ser temido gran-demente, to interior .

Ademas, la exacta prevision humana acostumbra las mas de lasveces, por no decir todas, a ser del tipo de la indicada por la felizinadaptacion de la razonadora prevision 1ogica al proceso de la vidacuyo mecanismo nos escapa, afortunadamente .

El desastre militar de Llcles habia sido demasiado serio y lasconsecuencias que de el podian derivarse demasiado graves de per-sistir, .segfin todo to haci-a temer y los hechos virii~eron a demostrar'lo,la pres.ion africana en la-frontera del Tajo, para no ser tenidas muyen cuenta por un politico sagaz y aleccionado por la desgracia comoto fue Alfonso VI.

Abrir la sucesion exclusivamente en favor de una mujer viudaen esta situaci6n de crisis militar, y que habria de abrirse muy prontoera indudable dados la enfermedad y los anos del rey, constituia unaaventura demasiado azarosa para ser acometida alegre e impreviso-,ramente por un avezado gobernante aconsejado, ademas, por dosviejos "magnates" con larga practica politica y militar, sus fieles yleales vasallos el conde Pedro Ansurez y el "dux" de Toledo, AlvarHanez. Si pesaron, comp quiere la Compostelana, cbnsideraciones depolitica interior, y naturalmente que para el rey tambien, no tan solopara su nobleza, no podian hater mans que rabustecer la presunciondel azar de una sucesi6n femenina, maxime despues de un largo go-bierno duro y encrgico como to habia sido el del emperador.

iQue medio podia encontrarse para atenuar o borrar el peligro 'de que reina'ra una mujer sola en instantes tan criticos?

tumultu fluctuaret, Hiberos proceres se ad illius connubii unionem invitam coe-gisse" . Comp., pag. 140. '

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La sueesion del Reg Alfonso VI 81

La Narracion de Castilla recoge, a la vez que un eco de la exis-

tencia del problema atribuyendolo solamente a m6viles de politicainterior, al igual de la Compostelana, aun cuando situandolo crono--lbgicamente en el instante en el que se produjo realmente, la soluci6nque habia encontrado la corte leonesa, la del matrimonio de la in-fanta. La forma de la transmisi6n histbrica, segun se via mas arri--ba, es la de la indicaci6n indirecta hecha al rey de que casara su su-cesora con un noble castellano, 16 cual prueba, por otra parte, que erael rey quien tenia que decidir el matrimonio primerio y elegir maridopara su hija despues'R.

Asi, pues> bajo la :presian del peligro exterior, fundamentalmente,se quiso cohonestar el derecho del rey a instituir heredera a su hijay el de esta a ocupar el trono como sucesora legitima y necesaria,con el bien y el interes del reino, amenazado por un enemigo exteriorpoderoso, y, s'_ se quiere extremar la previsi6n y la prudencia politiccas de la corte leonesa, amagado por posibles alteraciones y revueltasnobiliarias frente al poder real investido por una mujer; y el mediade coordinacibn fue el de darle marido que dirigiese la . guerra y lagobernaci6n del reino.

Tanto la Narration como la Noticia atestiguan que, decidida lasolucidn matrimonial, se vacilaba ante mas de un nombre '3 .

!Quien sugirib y por que el de Alfonso Sanchez, rey de los ara-goneses y de los pamploneses? Seria grato abrir aqui, como ya se hahecho, la perspectiva politica profunda de un ideal de 'fundir todoslos territorios 'cristianos peninsulares, excepto el condado de Barcelo-na, en una sola unidad soberana constituida sobre la base del matri-monio de Mambos reyes como una concepcion alfonsina `° .

En la historiografia contempordnea, segun ha podido advertirsepaginas atras, no se percibe la menor huella de este gran proyectopolitico . Claro ester que un sector importante de ella, dadas las fu--nestas consecuencias alcanzadas por las bodas reales, arrebat6 a Al-£onso VI de la intervenci6n en ellas para defenderlo de toda res-

78 "Aliquando itaque temporis intervallo videntes comites et magnates re-gem dolore et senio tendere ad defectum, in pago prope Toletum qui Magam di-citur, pariter convenerunt tractaturi, ut Llrraca regis filia, quae mortuo Raimundocomite viro suo adhuc vidua permanebat, nuptui traderetur". De rebus. VI, cap. 34.

79 De rebus., lug. tit.80 Cf . p. e. BALPARDA : Hist. crit. de Vizcaya y sus Fueros. II, pig. 295. Elijo,

entre todas, esta obra para rendir un piadoso recuerdo a la memoria de este exce-lente hombre y magnifico erudito, caido por Espaiia.

6

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ponsabilidad . Y aquella otra que,se las atribuye no habl.a para nada detal concepcion, sino de la desgracia consiguiente al contubernio de-cidido par Alfonso, VI y su alto clero.

La idea, sin embargo, de la integracion de los dos principalesEstados en una unidad soberana por medio de un matrimanio seencuentra muy en la manera de concebir y de hater la dinastia pam-plonesa, la cual, por una serie de coyunturas favorables, asentbse en.el condado de Castilla primero y se anexo el reino de Leon despues,y precisamente el camiino para ello fue allanado por las alianzas ma-trimoniales. Entre ambas ramas de la dinastia, la leonesa y la pam-plonesa, abriose luego, por los motivos que fuera, un parentesis enlas uniones matrimoniales reciprocal, el cual quedo cerrado en estosmomentos y por la voluntad de Alfonso VI, independientemente deque ligara o no a necesidades political de primer plano la gran con-cepcibn unitaria de la Espana cristiana, lograble de todas suertes porel camino del matrimonio proyectado, aun cuando no existiera laconception politica unitaria .

Cabe, segun las fuentes narrativas, tomar dos posiciones respectode la forma en la que fue decidido el matrimionio. Atribuirlo integra-mente a Alfonso VI tal como to hate la tradition historiografica cas-tellana y la nobiliaria leonesa, o la de pensar, de actierdo con la

- gelmiriana y la leonesa eclesiastica, que el rey difirio- Coda solucianpara despues de su muerte dejandola en manos de la nobleza-Com-postelana-o de la persona mas directamente interesada en el asun-to, la infanta Urraca-Lucas de .Tuy-, to cual no va . en contra de1a necesidad de la solution matrimonial, sino del momento de apli-carla, cola distinta .

Si me inclino a aceptar la primera de estas dos tradiciones na-rrativas, la eastellana, to hago fundandome no solamente en la con-

! , temporaneidad de alguna de las fuentes que la contienen, en su des-interes en recibir y exponer la sucesian de los hechos, conforme que-da dicho, y -en el apoyo que encuentran en un d'iplama de la reinaLTrraca refiriendose a una estancia en Aragon anterior at verano de

u , 1.1 10, sino atendiendo, ademas, a las consideraciones siguientes, agar-' to de otro dato documental decisivo del que tratare mas adelante .

Asi como el rey tuvo la facultad de instituir sucesor, poseyo tam-bien, como jefe de su familia, la de casar a sus hijos. Ahora, el mattrimonio de un infante era tanto mas que un asunto familiar del reyuna cuestion politica, rgas en el caso de tratarse del matrimonio del

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La sucesion del Rey Alfonso VI 83

sucesor y mas afin si el sucesor era una mujer, y si sucesion y matri-monio iban a producirse en circunstancias dificiles para la paz y se-guridad del reino, por todo to cual el rey debia decidir oyendo elconsejo de su Curia. No hay motivo ninguno fundado .que conduzcaa la hipotesis de que renunciara Alfonso VI al ejercicio de su de-recho coma padre de elegir marido para su hija, maaime en aque-llos instantes de inquietud y preocupacion en los cuales el matrimo-nio era el medio encontrado para hacerles frente . En apoyo de 'elloviene, ademas, el celo indiscreto de la Compostelana en cargar el martrimonio sobre la nobleza y el absoluto silencio sobre e1 de un al--fonsista tan acerrimo como Pelayo de Oviedo, y, finalmente, un in-dicio elocuente en el nfismo sentido to proporciona la acfiitud decidi-da en el sostenimiento ulterior del matrimonio, no solo del conde Pe-dro Ansfrez, hombre ciegamente apegado a la obediencia a las de-cisiones del rey, sino en general la de los "optimates" leoneses, acos-tumbrados a la misma posicion disciplinada . Pedro Anstirez y losmagnates defendieron, pues, una vez muerto el rey, el decreto dadopor este y avalado por su Curia, en funcion del bien y la defensadel reino, o de to que asi se creyo.

Si es mas que probable el poder asegurar que la sucesion feme-nina sola qued6 descartada,, que la formula que se encontr6 para pa-liarla fue la del matrimonio de la infanta y que solamente el rey conel consejo de su Cur:ia tenia la facultad de elegir el marido para suhija, y que design6 a Alfonso I, volviendo a las alianzas con la di-nastia suya propia en la rama aragonesa, tambien puede afirmarse quealgunos de los componentes de la corte optaban por otros nombresque por el de aquel al que se inclinaban los mas. De ello nos ofre-cen testimonio evidence canto 1a Narration como el' Fragmento ge-nealogico, aun desglosando de ellos las concreciones superpuestas conposterioridad, con el fin de justificar attitudes o de facturarlas 11 .N~Lturalmente, prevalecio la decision real, apoyada por los mas delos "magnates" leoneses .Y el alto clero, integrado itambien dent.ro de la Curia regia, Ique

actitud tomo £rente a la soluci6n matrimonial en la forma que habia:S*do decidida por el rey en pro de Alfonso I? Casi todo 0 figur6 -enadelante entre los partidarios del derecho sucesorio del infante Al-fonso y entre los enemigos del matrimonio y del rey de Aragon, pero

81 Cf. nota 78 y Crdn . Gen., pag . 644, a .

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en estos momentos en los cuales el rey elegia, con el asenso nobilia-rio, la persona que pudiera hacer frente, ai. abrirse la sucesion, ala crisis militar existente, se desconocian las malas cualidades futuras,personales y politicas que iba a ostentar, asi como las condicionesque pudiera poner aquella persona para contraer matrimonio con lainfanta, y solamente de alguna de las condiciones que propusiera,de las cuales habrian de originarse en to futuro sus malas cualidadesliterarias, podia deducirse un peligro para el derecho hereditario res-pecto de los reinos de su madre del infante Alfonso, peligro quabien podia engendrar una corriente de oposicibn entre el clero francces adepto a la entronizacibn de la dinastia horgofiona, pero cierta--mente no antes de proponerlas, pues el nombre de Alfonso Sanchezpor s! mismo, aun no rodeado de la aureola que le formaron suspiadosos enemigos, no tenia por que sec objeto de una repulsa. Portodo ello creo que la Narracion esta en to cierto al asegurar que elalto clero ,estuvo de parte del rey en la election de la persona deAlfonso 1, aun cuando calle una parte de la verd,ad al eliminar a lanobleza del consejo, buscando con ello la contrapartida de to dicho yto callado por la literatura eclesiastica galicana sobre este asunto .Por to mismo, no creo que el obstaculo del imp,edimento del paren--tesco entre los contrayentes, arma politica esgrimida despues contan reiterada frecuencia, se forjara en estos instantes, conforme ve-remos lineas mas adelante .

Tomadas las dos decisiones fundamentales por el rey con el con-sejo favorable de to mas granado de su Curia, seguratnente duranteel verano de 1108, habia que Ilevarlas a. la practices, y, en efecto, Al,fonso VI reunio su comitiva en la ciudad de Toledo, en la cual ha-

' bia instalado su sede, y ante ella formalize la institucibn sucesoriaen beneficio de su hija, la infanta Ltrraca, procediendo a la transmi-sion del "dominio" per medio de la "traditio" de sus reinos, condi-

I 'cionando el ejercicio de la facultad de disposition de los mismos alI memento de su muerte, y a la "encomienda" de sus vasallos natura-

les a la "potestas" de su nueva senora bajo la misma coindicion y conla consecuencia de hacerlos sus "fideles", creando asi less obligaciornes mutuas que el acto entrafaba $2 .

Como quiera que ester institution estaba enlazada, segiun se havisto, al matrimonio de la infanta con el rey' de Arag6n, es necesa-

82 Cf. -iota 9.

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La sueesidn del Rey Alfo-nso VI 85

rio suponer en marcha dos hechos, dificilmente determinables conexactitud, gracias a is confusi6n introducida por una literatura hist6-rica dentro de la que ha de buscarse trabajosa y reiteradamente elperdidizo hilo de la verdad hist6rica, enredado y cortado pertinaz-mente por una propaganda desenfrenada y desaprensiva . Estos doshechos fueron : la obtenci6n del consentimiento de la que iba a serofrecida comp mujer a Alfonso I y la iniciaci6n y desarrollo de lasnegociaciones de Alfonso VI con su yerno futuro, negociaciones cu--yos extremos fundamentales hubieron de ser : la constituci6n de la"dote ex marito", de resoluci6n facil, fuese cual fuese la orientaci6nque su establecimiento recibiera en relaci6n con el otro extremo demayor trascendencia politica, el de la investidura de la soberania so-bre el reino de Le6n ',por el rey aragones a la muerte de su suegro .

La "dote ex marito"-"arias", segun el tecnicismo juridico en useen el derecho peninsular, teniendo en cuenta el doble papel represen .-tado poi la dote en el negocio matrimonial-, de constituci6n impres-cindible en el dereeho pirenaico para que el matrimonio fuese perfec-to ", acostumbraba a establecerse entre las dinastias pamplonesas endistintos lugares del "territorium regni", siendo en ello evidente laanalogia con el circulo de derecho nobiliario pirenaico y hallandoseen estrecha relaci6n con la esfera de la honra debida a la mujer no-ble. Los lugares sabre los cuales se establecia, todos, naturalmente,integrados en el "honor regalis", debian ser, segun la costumbre, conpreferencia los que constituian "honores" ; es decir, entidades fundia-rias definidas formadas poi un centro-castillo o vii1a murada, poi tocomun----y un "territorium-distrito=depeadiente de e1 `4, y aplicadas al cumplimiento de determiriadas funciones de tipo piublico yseiiorial a la vez.

La constituci6n de las "arias" corria a cargo de representantesde los esposos-parientes-y la afectaci6n especifica de cada uno delos "honores" se hacia verbalmente a reserva de la constituci6n de-finitiva y del "datum" ulterior del "instrumentum dotis", requisito in-dispensable en la clase social de la primera nobleza s' .

83, F. Navarra, cd . Ilaguirre, IV, 1, 1 . Cf . IVIEREA: Novos cstudios do Ilist. doDir., pag. 138.

84 Cf. los "instrumenta dotis" de la reina de Arag6n, Gisberga, en Ibarra,ob . y lug. tits ., y de la reina de Pamplona, Estefania, en Llorente . Noticias, III,pagina 360 y MORET: Anales, 1, pag. 696.

85 1146 "Et,quia inter magnas personas non debet matrimonium contrahi sinelegali instrumento doti . .." BOFARIILL: Colecci6n IV, 140,

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La forma de "tenencia" de su "dote" por la reina fue la usual aCodas las tenencias de "honores reales"-en honor-, sin que intereseaqui pormenorizar sobre ella por cuanto, aun cuando no en el mo-mento del establecimiento, si despues, segfin veremos, tuvo forzosa-mente que ser distinta a la acostumbrada, desde el momento que lareina, al suceder en el trono leones al padre, aportaba al matrimoniolos reinos heredados; es decir, que el hecho de no ser una simplereina consorte tenia que reflejarse forzosam nte en la forma de la"tenencia" .

Este aspecto de las negociaciones no entranaba en si .mismo di-ficultad mayor, mas si era susceptible de presentarla en su segundaparte al entroncar con el extremo mds trascendental de la investidu-ra de la :soberan.ia por el rey aragones, a la muerte de Alfonso VI,en los reinos de su esposa, y aun mas que en ello en los problemasderivables de este hecho, alguno de soluci6n espinosa por la necesi-dad politica de atropellar derechos creados, atropello que era precisosortear en evitac16n de derivaciones ulteriores de politica interior . Esdecir, "dote", como forma de obtener LIrraca el ejercicio de la sobe-rania en los reinos pirenaicos, e investidura del mismo, derecho, enla forma que fuere, por Alfonso de Aragon en los reinos centralesa la muerte de su suegro para llegar a la constituci6n de la cosobe-rania, no implicaban, no obstante su trascendencia, una dificultad entl acuerdo, la cual aparecia, en cambio, al proyectarse en el ordensucesorio por la existencia del derecho hereditario indudable e in-discutible del hijo del .primer matrimonio de la infanta, obstaculo demuy dificil salvaci6n, sobre todo si de su segunda uni6n conyugallograba Urraca descendencia del rey Alfonso.

lCudnto tiempo fue invertido en las negociaciones y hasta quepunto quedaron perfilados en ellas los . puntos fundamentales y losderivables -de los mas trascendentes de la instltucion fut.ura de la ~coso-berania y del derecho sucesorio?

Lo mismo la historiografia que propugna por la celebraci6n delmatrimonio antes de la muerte del emperador, la seguida aqui, queaquella otra que defiende valerosamente, como un punto de honra, tocontrario, por las razones conocidas, coinciden en un mismo detalle :el de la rapidez en, los tramites ; apenas indican los nobles la conve-niencia de la boda de la infanta, el rey la decide al momento con elaragones, siguiendo a la decision la celebraci6n; y apenas ha cerradolos oj,os Alfonso, el rey-de Arag6n "vuela" a Castilla, los nobles se

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imponen y e1 ma'trimosio se efectua. El detalle comun es digno de seertenido en cuenta, estimamdolo- dentro de isus justos limites: entre la de-cision y la celebracian labrio~se un periodo no muy largo, to coal conducea suponer que las negociaciones no fueron demasiado laboriosas alhallarse presididas por un cierto apresuramiento, explicable en la cor-te leonesa por los motivos reiteradamente expuestos, apresuramientoque no debits encontrar obstaculo apreciable que impusiese un ritmo,de mayor lentitud en la discusion del contenido esencial de las dos,cuestiones fundamentales a negociar, "arras" y cosoberania, ante lascuales era mas facil que Ilegaran a un acuerdo ambas partes que noslue se provocara entre ellos un conflicto :de dificil armunizacion .

Acordados los dos extremos fundamentales objeto de la negocia-,ci6n entre ambos reyes, y obtenido el consejo favorable de sus res-pectivas Curias, abandonando seguramente a una decision ulterior delos conyuges con sus consejeros el detalle de la forma de la institu-cion de la cosoberania y de su propia institucian suces,oria,,al ser mate-xias que afectaban a ellos mas directamente que al emperador, bien en,e1 otoiio de 1108, bier en los comienzos del ano siguiente, debib tras-ladarse a Toledo el rey de Aragon para terminar, una vez "arrad'a"ya la infanta, la "desponsatio" mediante la prestaci6n de la mutua pro--mesa verbal de ~teners-e "ad honorem", como la mujerbuena debe eeriera su buen senor y como el buen varon deb.e teaser a su mujer buena.

La "dote ex marito", ya designada y constituida, servia, ademasde su finalidad primordial, de "arras", de garantia de la permanenciadel vinculo crelado ~p~or la palabra ~del espo.so; por -ello,, en el derechopirenaico debia ser garantizada con fianzas dadas a la esposa deno privarla en to sucesivo de ella, as! como la esposa debia ofrecerlasde su perseverancia en la union al esposo .

Acasb entre la "desponsatio" y la "traditio" de la mujer al mari--do no medio un lapso de tieuipo muy largo, y de ahi pudo nacertambien la idea de la precipitaeibn recogida por las fuentes narrati-vas; precipitacion que, segun acabamos de ver, es preciso reducir a;nas lento ritmo, dada la serie de hechos que tuvieron que irse pro,-duciendo sucesivamente entre el momento inicial de la ocurrencia deis idea del nombre de Alfonso I y el final de la "traditio" hechapor Alfonso VI de su hija la infanta LTrraca al marido, Alfonso deAragon .

Todo to acontecido debio tener por centro y escenario principal

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la ciudad de Toledo, sede regia por el momento desde la catastrofede Ucl6s.

Hechas las "malditas y excomulgadas bodas", como las calificabenigna y =dulcemente una Grdnica monacal tardia 11, la infanta mar-cho hacia Arag6n, en donde durante su no larga estancia recibio bajosu "tuitio" el monasterio de Jesus Nazareno de IVIontearag6n, capi-lla real, integrado dentro de sus "arras".

Tambien faltaron las hadas blancas esta vez, como tantas otras,,al lemperador de las Espanas, pues no podia haber elegido el destino,dos personas menos capaces de entenderse y compenetrarse para lle--var a buen fin la empresa de la unidad de soberania sobre 1a hspanacristiana que debia descansar sobre sus hombros .

Si no mis6gino, misaginante y ordenaneista un tanto brusco Al-fonso el Batallador, y si no proclive al trato varonil en el grado quenos la pinta la maledicencia de juglares y can6nigos gelmirianos, s%naturalmente inclinada Lrraca al matrimonio y divertidamente pro-pensa al pronunciamiento, eran los c6nyuges personalidades demasiadodefinidas y antag6nicas para sobrellevarse reci.procamente sacrificandola propia personalidad a un fin superior, por to cual la Historia ha decolocarlos entre los inhabiles para la direccion de la vida publica,ab.stracei6n hecha del atractivo valor humano de axnbos .

El 30 de junio de 1109 moria Alfonso VI en Toledo, y apenastrasladados sus restos al monasterio de Sahagun, pas6 la reina Llrra-ca a la ciudad de Le6n, invistiendo en ella, siguiendo el use de losreyes leaneses, la soberania sobre el "regnum", como sucesora desu padre en el "dominio" y en el "principado", y alli esper6 a quelos condes y "optimates" "atendieran contra ella", siguiendo el usede la tierra, como sus hombres que eran, conforme a la promesa presrtada, y tenentes de sus "honores", una vez cumplida la condici6n dela muerte del padre $' .

Todo hace suponer que habia estallado ya el primero de la serieinagotable de los pronunciamientos de la graciosa soberana de Le6ncontra el ordenancismo de su ;serio, y brus.co marido, pronunciamiento~que enco-ntr6, a la vez que un .obstaculo para su triu.nfo, uin partido en .el que apoyarlo. El primero to ofrecla Pedro Ansiurez, hombre deltiempo viejo, hel a las .decisiones del rey muerto y muy inclinado in-

86 An6n., pag . 86 .87 Cf . Cr6n . Alfonso V11, pag. 321 .

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dividualmente a s.u senor personal, Alfonso I, y rey, ademas, por lavoluntad del _emperador . El anciano ayo de Ltrraca incurrio par suactitud en la "ira regia" y tuvo que salir desterrado, siendo tratadoss.us bienes como los de un traidor 88 . Ello hace suponer que PedroAnsicrez se negara a avatar el seiiorio natural de su reina en tanto ellano cumpliera la voluntad paterna de mantenerse en el matrimonio conAlfonso de Aragon, acto que to hizo caer naturalme-nte dentro de la"ira" de su reina. El partido nos Do da a conocer la Narracion deCastilla, que have cabeza de 6l al conde Gomez Gonzalez, como asifue, en efecto, dando de lado al elemento erotico del que la novele-ria de las gentes se sirvio : o le sirvieron, Sara darle gusto, como ado,bo de una union fundamentalmente politica, sirviendose para com--ponerlo del matrimonio contraido "a furto", mucho despues, por Urra-ca con el conde Pedro de Lara, remontandolo' en el tiempo y atri-buyendo la union clandestina ~a G6mez Gonzalez, con to cual el ma-trimonio secreto con uno se trocaba en adulterio paladino -con otro 60.

La exteriorizacion de un partido co.ntrario al rey cue Aragon y a laperseverancia del matrimonio tan inmediatamente despues de la muer-te de un rey que supo mantener energicamente a cada cual en sulugar, es sepal indudable de su preexistencia en forma laten:te desdelos tiempos de la decision itomada por el emperador. El punto devista de este grupo de oposician era el de que Llrtaca reinase sola,y tal manera de enfocar la cuestion no podia menos de ser halagado-ra para una princesa que probo hasta la saciedad, a to largo de suazarosa y tragicomica vida, que el fin sobre el que concentrb sodasu extraordinaria y flexible energia fue el de gobernar sola, sin ma-rido, sin hijo y sin ministro . Pero tuvo siempre, como el padre, ladesgracia y la desventura por companeras constantes. e

Ademas del caudillo castellano, era figura destacada de este sec-tor el frances Pedro de Agen, obispo de Palencia . Y no es hipotesisdemasiado aventurada la de atribuirle la paternidad de la idea dela nulidad can6nica del matrimonio, idea que otros habian de apro-vechar con $nalidad diferente y exito mas halagueflo, a la vista delhecho, sucedido dias andando, de haber sido 6l el primer preladosometido al severo ordenancismo de Alfonso I y pensando, por otra

88 Cf. nota 32 .89 De rebus., VII, cap . 2 .

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,i ,IIC;

parte, en la fidelidad y lealtad que demostr6 siempre hacia su reina,segun declar6 expresamente ella misma 9° .

Que e1 matrimonio era nulo candnicamente es un hecho sobre elcual no hay por que insistir 9l, como to fue el de Llrraca con el -condeRaimundo de Borgona, como to fue el de Alfonso VII con Beren^guela. Pero to importante en este caso no es la nulidad can6nica, so-re todo en una epoca en la que la regulaci6n del impedimento por

parentesco debia atenerse en su alplicacidn, en cuanto norma generica,a principios de . gran rigidez por la resis'tencia opuesta par las gentes,dadas la laxitud y escasa preocupaci6n ex,*stentes en aquella sociedaden tal materia, a la penetraci6n del "°fas", como to llama as Com,pos-telana, sing la nulidad can:o~n.ica esgrimida como arma politica de lacoal habian de pacer use tan mon6tono y vulgar por to .reiterado loshostiles al matrimonio ~p,o,r inclinaci6n a la soberania exclusiva de lareina, los primeros que la utilizaron despues de forjarla, por parti-dismo del infante Alfonso, los gelmirianos, aun cuando en estos mo-mentos no se hubiese definido con precision tal banderia .

En agosto de 1109 comenzaron los almoravides a martillear lafrontera del Tajo y en apoyo de su ofensiva pas6, Ali el estrecho.Hizo caer Talavera, siti6, sin exito, Toledo, y tras salvar el Tajo,lleg6 hasta Guadalajara, talando el pais 92 .

El peligro almoravide reflorecido, el temor de 'complicaciones in-ternas y seguramente el disgusto pro.ducido entre ios "optimates" leo-neses por el airamiento de hombre tan respetado como el conde Pe.-dro Ansurez, mas el natural recelo frente a la embrionaria privanzapolitica del .conde G6mez Gonzalez cerca de Urraca, provocaron unareacci6n favorable al sostenimiento del matrimonio decidido en biendel reino por el rey muerto, en la cual debi6 intervenir asimismo par-e del alto clero, y obligada la reina por la presi6n de sus "homines",

,i com,enz6se a tratar en la Curia le,onesla, el modo de oar forma defini-tiva a la instituci6n de la antes decidida cosoberania y a buscar f6r--mulas con las que resolver arm6nicamente los problemas sucesoriosderivados de ella, con el objeto de mantener sin perturbaci6n la paz

90 1122 . " . . . episcopo Palentine sedis, domno scilicet Petro . . . erga me fide-litatem semper servavit, diligentes me, dilexit, odientes me, odivit, quosdam etiamadversaries honorem metim inquietantes viriliter expugnavit. . . et ad nichilum re-degit . . ." A . CAT. PAL . Arch. jot. MH`H ., fot. 36 .

91 Cf. p . e, Concilio Compostelano (mediados del sig, XI) . AGUIRRE : Collectio,111, pag . 219, y E . S . XIX, pag . 403 .

92 Covr",RA: Decadencia y desaparicion de los almoravides, pag. 232.

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interior del reino, dando para ello cabida adecuada al derecho here--

ditario del infante Alfonso Raimundez.Estas s gundas negociaciones, presididas por la tiltima- volunta ;~

del emperador, representada y sostenida por la mayor parte de 1_anobleza leonesa, hubieron de ser mas laboriosas que las primeras,mas de ellas salio un acuerdo, que fue promulgado solemnemente enel tnes de diciembre del ano 1109, y sobre el cual bash la Composte-lana todo su artilugio de atribuci6n de las bodas a la presion nc-biliaria .

La primera impresion pro.ducida por la lectu-ra de este pacto, a

la vista de una previsi6n tan minuciosa y detallada dz los casos pr-sibles en los que podian peligrar la estabilidad y la permanencia delvinculo matrimonial anudado entre los reyes, prevision en la que cris-talizan unas largas negoci.acioirres entre a~mbas Curias, ~es la de quelos representantes de las dos parses tomaron como puntos d~e refe-rencia hechos acaecidos ya en una vida conyugal anterior, turbulentay tormentosa, por breve que hubiese sido, y a los que venian a surmarse ,otros producidos fuera de una triste intimidad sin calor sen-timental y que coadyuvaban con aquellos a hacer mas pesada laamenaza contra la unidad de soberania que debia establecerse sobrela base de la permanencia del matrimonio, que es to que a toda costaintentaron salvar los negociadores ante la experiencia del pasado yante la agitacion presence en un sector nobiliario y clerical enemigodecidido de ambos extremos .

Estas observaciones, de una parse, mas los vestigios indudablesde un "instrumentum sponsalicium" anterior a este, conservado al re-fundirlo en el, fueron los datos documentales que, al sumarse a losotros elementos de juicio ya expuestos, me decidieron de un mododefinitivo a aceptar la tradition historica castellana de la fecha delas bodas con preferencia a la de los siempre admirables gelmirianos,quienes con su ingeniosa alquimia eonvirtieron, entre otras tantastrasmutaciones maravillosas como las que ejecutaron, en injuriosapara el Batallador, una de ]as mas hermosas y honradas palabras dela Historia national : "Celtibero", "id est robur Hispa'niae" .

Consta el "datum" del acuerdo de los reyes consortes, diploma-ticamente, de dos documentos : una "Carta donationis" de Alfonso,bajo la forma de un "instrumentum dotis", y de una "Carta donatio-nis" de Lirraca. Seon la costumbre seguida por la escribania pire-naica en esta epoca en la redaccian de los pactos realm . no figuran

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en el escatocolo suscripciones de confirmantes, ni testigos, ni haytampoco signos de validacion.

En la: carta de donacion hecha por Alfonso I en favor de su con-yuge, y bajo la forma de un "instrumentum dotis", "dono vobis. prop-ter vestras arras", aparecen dos actos juridicos complementarios rea-lizados ambos en funcion de un mismo fin: la "traditio" del propio,,regnum" y una institucion de vasallaje personal de los "homines" delrey de Aragon con la reina LTrraca.

En la redaccion de la "traditio" aparece un flagrante contrasenti-do . Asigna el rey coma "arras"-"dote ex marito"-a la reina unaserie especificada y nominal de ciudades, villas reales y castillos-"ho--nores"-, y al mencionar dos de ellos propone a la conyuge una op,cion entre los mismos : "Similiter vero dono vobis inter Sos et Llno-castelio qualenz vobis placuerit" . Pocas lineas despues prosigue :"Dono etiam vobis adlhuc in arras totas illas dominicaturas meas queego habeo in illos alteros castellos et in alios locos per totain terrainmeant que ad meam dominicaturam pertinent" .

Si el rey da toda su tierra, Lpor que una especificacion de unaparte de las "honores" eintegradas en ella y, sobre todo, por que unaoption entre dos "honores", haciendole donation de todo? La unicahipotesis que me ocurre es la siguiente: la enumeration especificacon la opcibn es la verdadera institution d-e "dote" y "arras"-"spon,salicia"-hecha, naturalmente, al verificarse la "desponsatio" del reycore la injanta, reproduciendose aqui un fragmento de la parte dispo-sitiva del "instrumentum sponsalicium" redactado en aquella ocasion,,fragmento en el cual se conserva a la "dote" su otra funcion de gar .rantia del perfeccionamiento ulterior del contrato esponsalicio y luegola de garantia d-e la permanencia del vinculo matrimonial nacido de la"traditio" de la mujer y de la consumacion del matrimonio, funcionde garantia, de "arras", no perdida por la conversion de todo el "ho,nor regalis" en "dote ex marito", no en "arras esponsalicias" . Estaconversion de todo el "honor regalis" en "dote" de la reina de Leoncumplia funcion distinta a la de las "arras" : la de establecer la basereal necesaria pares posibilitar la institucion de la soberania~"regale im,perium"-de la, rein :, LIrraca sobre el "regnum" del marido,, co_ncedi6n,dole por medio de la instituci6n dotal la "potestas" sobre el "'honorregalis" ; es decir, la facultad de disposici6n de e1 dentro de los h-mites hjados por el derecho pfblico usual, siendo, desde el punto devista politico, la compensacibn logic, de la donation que ell, habia

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de pacer en la segunda parte del "pactum" de su propio reino enfavor del marido.

La segunda parte de la donaci6n ialfonsina constituye e1 comple-mento necesario de la precedence. El rey, en virtud del ~convenio, pormedio de un "mandato" preceptu6 que todo:s sus "homines"-vasallosnaturales o no-que tuviesen "honor" ~por 6l y los que to tuviesen ento futuro, se hiciesen "homines de boca et manibus" de su c6nyuge,seiiora de todo el "honor regalis", en virtud de la instituci6n dotal;es decir, de la base real. Con la instituci6n del vinculo de vasallajepersonal con la reina, como "tenentes" de las "honores" que ella se-fioreaba, quedaban oblig,ados ~a "aten~derla" con ellas en las condi--ciones determinadas por el derecho usual y puestos, -por to Canto,bajo su "potestas", en cuanto facultai de disposici6n sobre ellos, ofre-ciendo de cal manera la base personal precisa para el ejercicio del11imperium" de la reina Llrraca sobre aragoneses y pamploneses, auncuando respecto de la clase de los "barones" pudiera resultar un con-trafuero el pasar a depender de la "potestas" de una mujer en ciertorespecto.

Fijadas las bases juridicas para posibilitar el ejercicio del "domi-nio" y del "principado" establecido para la reina sobre el reino ylos vasallos, naturales o no, del marido, respectivamente, viene a con-tinuaci6n una instituci6n sucesoria en los reinos pirenaicos decretadapar Alfonso I y convenida entre ambos c6nyuges . Se preven 1_os doscasos posibles en el de muerte del marido : e1 de la sucesi6n abier-ta .con un hijo y el de la sucesi6n sin descendencia . En la primeraocasi6n sucedetian en el reino la madre y el hijo habido del matrimo-nio, mancomunadamente. y con los mismos derechos 9z u's; en la segunrda de ]as previsiones seria sucesora la reina, ~adquiriendo ademas la fa- acultad de disponer libremente de la tierra que tuviera el marido alconcluir el pacto y de la que ganara en to sucesivo . .

Esta segunda clausula de la instituci6n sucesoria constituye una"f6rmula" politica al abrir una posibilidad de suceder en los reinospirenaicos al infante Alfonso Raimundez, en el caso de no tener des-cendencia el matrimonio, siendo la contrapartida, entregada al azar deuna esterilidad, del atropello del derecho sucesorio del infante, elcual tenia que ,p.roducirse forzosamente al pactar la ins-tituci6~n sucersoria en los reinos de LTrraca.

92 bis. Este hecho influyd, i-ldudablemente, en la composici6n de la segundainstituci6n sucesoria transmitida por la Compostelana, CE. nota 16 .

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Vienen a continuacion las condiciones a las que quedaban sometidas la donation del reino, la institution del vasallaje personal y lainstitution sucesoria.

Es la condition impuesta en .primer termi,no, de indole generica,la derivada del cumplimiento de la obligation creada por la promesaprestada por la esposa al celebrarse los esponsales en relation conel esposo : "teneatis ad me ad honorem quomodo bonam feminam de-bet facere ad suum bonum seniorem". Aparece una segunda condi--cion, formulada, a mi modo de ver, ante la experiencia de una pri-mera separation de LCrraca contra la voluntad del marido y poco an-terior, seguramente, a la muerte de Alfonso VI : "Et si quesieritispartite de me sine mea voluntate. . ."

La separation realizada sin motivo legitimo, sin permiso del marrido y sin hater durante ella ";enemiga de su cuerpo", como dice unafuente tardia, pero que refleja un derecho muy anterior a la formabajo la que inos ha sido transmitida °1, aun constituyendo un incum-plimiento de la obligation contraida, no constituia pot si misma unacausa, aun cuando pudiera hacerse caso de reiteration del incumpli-miento de la obligation de la convivencia, de ruptura del, vinculo ma-trimonial ni de la perdida consiguiente de la dote.

El "pactum" cre6 una responsabilidad al imponer una sancion,"pacto a fuero vence", a la fuga de la conyuge realizada en ]as con-diciones indicadas, la cual consistio en que ' todos los hombres quetuviesen honores en los dos reinos "atendiesen" con los bienes paraservicios que tenian al marido, privando con 'ello a la mujer no del"dominium" ni del "principado", sino del ejercicio de la "potestas"sobre los hombres y la tierra .

El incumplimiento pot parte de la mujer de la obligation genericade tenet al marido "ad honorem" produjo, segun el tipo de la falta,sanciones de muy diversa indole, implicadas unas en la esfera de lahonra, otras en la relaci6n matrimonial, otras en la posesibn de losbienes, etc., de las euales no cundple el tratar aqui tanto pot set ma-teria demasiado extensa cuanto pot exceder de los hmites que noshemos marcado. a

tiara posibilitar no solumente el cumplimiento de la sancibn in-dicada, sino la institution de la soberania de Alfonso en el reino deLean, se desplaz6 de su lugar adecuado una clausula en la cual Lrra-

93 I'. Ncav . IV, 3, 7.

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ca convino, en esta primera parte del 11pactum", la obliqacion -de de-cretar que todos sus hombres se hiciesen vasallos personales del ma-

rido. Preve LTrraca, en la segunda parte de ella, el caso de .que a1gu-

no de sus vasallos naturales no quisiera "atender" al rey con sus"honores", obligandose entonces a la "ayuda" al marido hasta po-nerle en ~condiciones de que pudiera hacer del rebelde "tot-am suamvoluntatem"-`mittere in manus"-, indicio evidente, o de que ya sehabia producido el caso, o se temia, sobre todo respecto del ayo delinfante Alfonso Raimundez, conde Pedro de Traba.

Inicia la segunda parte del "pactum" una donacibn "inter vivos"hecha por Urraca en favor del marido de todo el reino heredado desu padre, titulo de adquisicion aducido por la reina, "tota illa terraque fuit de rege Adefonso", mas de las adquisiciones ulteriores quepudiera realizar por si misma. Prueba ello, por otra parte, que la uni-ca heredera del "regnum" habia sido la reina Lrraca, sin existir nin-guna sucesibn mancomunada con su hijo el infante, tal como to afir-ma la Compostelana, aun cuando ien forma que dejaba lugar a unasospecha en contrario tal como se vio en su lugar oportuno .

La donacibn hecha por la mujer era el titulo en virtud del cual elmarido, al adquirir el dominio sobre la tierra de su c6nyuge, obtenia elfundamento dominical necesario para el ejercicio de la facultad dela "potestas" en relation con el reino; y coma quiera que al finali-zar_ el "instrumentum dotis" quedaba anudado ya, por el decreto dela reina convenido con el rey, el vinculo del vasallaje personal entreel rey consorte y los vasallos naturales,de Urraca y con e1 institui-do el "principado", quedaban asentadas las bases fundamentales parala investidura y el efercicio del "imperium" de Alfonso I sobre losreinos de su mujer.

Sigue a la donation la institution sucesoria en los reinos de lapropia soberania -de la reina Urraca decretada por eila y pactada conel marido. Urraca establece una diferenciacibn entre sus bienes, ha-ciendolos jugar, segun su clase, on la sucesion de manera distinta .

La . primera especie de bienes sabre los que debia abrirse la suce-sion en caso de muerte ester integrada por los reinos heredados de supadre. Se suponen, eomo en la primera parte del "pactum", dos ca-sos : a la muerte de la mujer quedando un hijo del matrimonio suce--derian mancomunadamente el padre y el hijo con los mismos de-rechos .

La anulacion del derecho hereditario del 'hijo primogenito, del in-

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fante A'lfonso, habido del primer matrimonio de Llrraca, en benefi-cio de otro por nacer, por "raz6n de Estado", como habia de decirseen otros tiempos, es indudable y.totalmente antijuridico, pues el in-fante no habia incurrido en ninguna de las causas usuales de deshe-redaci6n, ni era posible que incurriese dada su edad infantil . El fun-damento politico de la anulaci6n ya vimos cual fue : salvar la uni-dad de la soberania sobre los reinos cristianos .

El segundo caso previsto fue el de la sucesi6n de la reina sin des-cendencia de sus segundas nupcias . En tal coyuntura sucederia elmarido vitaliciamente con plenos derechos sobre el reino, con la itnicaexcepci6n: de no poder instituir un sucesor, puesto que quedaba reserrvado y reconocido el derecho hereditario del infante Alfonso.

Podia caber, aqui la posibilidad, muy azarosa por cierto, de queel rey Alfonso I al morir sin hijos abriese la sucesi6n en su propioreino en favor del hijo de su mujer, resultando otra compensaci6naleatoria para el infante.

Por to qu-e hate referencia a la segunda clase de bienes, los queintegraban el propio "honor" de Llrraca, distingue la instituci6n surcesoria dos especies segdn el titulo de adquisicidn de los mismos :"totas meas illas dominicaturas que mihi laxavit pater meus", entrelas cuales es posible diferenciar ~el "infantazgo" de LTrraca y ?f-'bienes que le transmitiera el padre al casarse con Alfonso I y ICSadquiridos a la muerte de Alfonso VI y que no formasen parte del11regnum", y "totas illas alteras honores que per me et per vos tenentaltos homines", es decir las "arras" constituidas por el rey Alfonso Ien el momento de la "desponsatio" y los incluidos en el numero dosde la especie anterior, los aportados por LTrraca al matr:monio . Entodos estos bienes qued6 instituido coma sucesor tznico el rey Al-fouso.

Puede parecer extrano que esta segunda parte d-e 'la instituci6n su-cesoria no tenga su correspondiente contrapartida en la decretadapor Alfonso I, mas no to es en modo alguno, puesto que en los rei~nospirenaicos el soberano carecia de tin patrimonio privado; por ellotambien a la muerte de la reina consorte tenian que revertir al "honorregalis" los bienes sobre los cuales se habia constituido su dote .

En la primera parte de esta "segunda instituci6n, on los propiosbienes hecha por Urraca, existe el mismo desconocimiento del dere-cho hereditario del infante Alfonso.

En relaci6n con esta'especie de bienes existe para mi un proble--

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ma ya planteado inopinadamente al estudiar los sincronismos de losdocumentos privados, y del que tambien existen apreciables huellas

en algunas de las fuentes narrativas y que ahora puede quedar plan-teado de una manera mas exacta : entre los "honores" que tenian por

ambos conyuges sus vasallos naturales o personales, y en los cualeshay que comprender forzosamente las "arras", no la "dote" establercida con posterioridad, iexistian otros "honores" en calidad de bie.nes aportados por la infanta Llrraca a su matrimonio por donacion desu padre Alfonso VI hecha expresamente y con tal motivo? En casode ser afirmativa la solucion quedaria explicada juridicamente la ocu-pacion de una parte de Castilla par Alfonso I durante largos anos.IVIas no es ciertamente mi proposito afrontar aqui el estudio de estamateria, la cual, segitn ya indique, excede de mi proposito actual"' .

Todos los extremos decididos por la reina y pactados con el reyestan, como los estipulados en la primera parte del tratado, someti-dos al cumplimiento de ciertas condiciones par parte del marido.

Es la primera, generica, la misma pactada respecto de Llrraca :"quad me teneatis ad honorem sicuti bonus vir debet tenere suambonam uxorem" ; y a ella sigue otra, expresiva en alto grado del am-biente en el que se movieron los negociadores y del caracter del rey,®n la que se preve el caso de que este se separe de su mujer especifi-cando puntualmente los motivos : "ut non me dimitatis . pro parentes-co, neque pro excomunione, neque pro nulla alia causa" .

Algun prelado, acaso Pedro de Agen, por los motivos ya indica-dos, y posiblemente ya para fines de 1109 algfin otro de los que se-guian la estela de la influencia ultramontana, ante e1 temor, muyfundado, de la anulacion del derecho hereditario del infante AlfonsoRaimundez, debieron am~_nazar con la excomunion al matrimonio con-traido entre parientes proximos, aun cuando con fines mas de ban-deria que de respeto al derecho canonico .

En un hombre propenso a la misoginia como to fue el Batallador,y poseedor, ademas, de un profundo sentido religioso propio de losdos hijos supervivientes del segundo matrimonio de Sancho I de Ara-q6n, la amenaza de la excomuni6n fulminada desde Roma, no cier~tamente la de los prelados nacionales que la convertian en arma po-litica, era, a la vez que un motive, poderoso para mover el animo deAlfonso I a la separacibn, una salida demasiado franca para no es.

94 Cf ., notas 21 y 22, y Comp ., pigs . 144 y 149 .7

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eapar por ella, y esta fue la puerta que trataron de cerrar sulidamen-te los "unitarios", creando la misma -sancian formulada en la prime-ra parte del pacto, mas con una doble modalidad: si el rey no tenia"ad honorem" a la reina, esta podia separarse de el sin que estaforma de separacion punitiva-"non concurram ad vos'=entrase enlinea de cuenta con la voluntaria sin motivo-posible indicio de la ex-teriorizaci6n del ordenancismo marital alfonsino-, y tanto en estecaso como en el indicado de la separaci6n del marido por parentescoo por excomuni6n los hombres de ambos "atenderian" exelusivamen-te a la reina, quedando fuera de la "potestas" del rey haita que estehiciera la reparaci6n oportuna : "donec vas illud mihi inderesetis", enel primer caso, para siempre, en e1 segundo, quedanda ademas rotoel pacto concluido entre ambos. eY e1 tratado termina con una clausula especial para la reina, co-

rrespondiente a la ultima convenida respecto del rey : "Et si ego Llrra-ca regina me separaverit de vobis ex toto sine vestra voluntate perlaxamento", que todos sus hombres que tienen "honores" por los dosatiendan y sirvan a 6l "'per fidem sine enganno" .

As! terming el ano 1109, formulando en un pacto solemne some-tido al juramento de log "optimates" que formaban las curias de am--bas partes contratantes y al de todos los "homines" que poseian "ho-nores" de los dos reyes 95, y de los cuales, tanta como de los reyes,dependia el cumplimiento de to pactado, la unidad de soberania entodos los reinos cristianos peninsulares integrados en el Tmperio delas Espanas, nombre del lejano !aver y del no mas pr6ximo manana,sobre la base del matrimonio de sus reyes, el cual se intentaba sos-tener a toda costa.

Todo ello coincidi6 con el comienzo de la rebeli6n del ayo delinfante, iniciando una triste guerra de Sucesi6n, plena de $delidades,de heroismos, de sacrificios y de picardias, sobre la cual acaso algiindia escriba unas, paginas mas que anadir a cuantas se llevan escritas .

Dos primeras figuras de nuestra historiografia peninsular, Jer6-nimo IZurita y Alejandro Herculano °e, trataron serena y sosegada-mente este tema . Su probidad cientifica llev6los a utilizar unas fuen-tes narrativas no sobradas todas ellas de aquella categoria moral,

95 Cf. la necesidad del juramento en los pactos solemnes, p . e., en Comp., pa~gina 166 .

96 Cf . nota 2.

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siguiendo en el aprovechamiento el orden lbgico de preferencia: elde la contemporaneidad, primero: Compostelana; el de la autoridaddel autor, despues: Ximenez de Rada, Lucas de Tuy. Yo he seguidootro despues de haber iniciado, tambien Serena y sosegadamente, lacritica de las fuentes narrativas y diplomaticas, la cual me ha pro-porcionado elementos de juido nuevos para acometer el intento deponer un poco de orden e iluminar en to posible unos sucesos des-barajustados y oscurecidos par `una historiografia de frondosidadexcesiva y de exactitud escasa y por una literatura ulterior puestasiempre en pie de guerra. -

JOSA MARIA RAMOS Y LOSCERTALES.

Salamanca, 19 de mayo de 1941 .