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Herederos de Darwin LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN INSPIRA A LOS CIENTÍFICOS 150 AÑOS DESPUÉS ¿ P or qué el arroz chino se pega con facilidad y el de la paella que- da suelto?, ¿por qué los chim- pancés no tie- nen esclerosis múltiple?, ¿cómo mejorar la fertilidad? Interrogantes tan diversos como estos tienen una única respuesta: la evolución de las especies. La teoría que Darwin hizo pública hace 150 años se ha convertido en una pieza clave de la cien- cia y en una herramienta para la políti- ca sanitaria, la economía y hasta para re- solver casos criminales. PÁGINA 4 Arcadi Navarro, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona. ALBERT BERTRAN 8 Airbag y Clasificados Páginas centrales dom. DE FEBRERO DEL 2009

La teoría de La evoLución inspira a Los científicos 150 ... · los Darwin del siglo XXI CHARLES DARWIN, DE CUYO NACIMIENTO se cumple el bicentenario el jueves, estaría orgulloso

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Page 1: La teoría de La evoLución inspira a Los científicos 150 ... · los Darwin del siglo XXI CHARLES DARWIN, DE CUYO NACIMIENTO se cumple el bicentenario el jueves, estaría orgulloso

Herederos de Darwin

La teoría de La evoLución inspiraa Los científicos 150 años después

¿P or qué el arroz chino se pega con facilidad y el de la paella que-da suelto?, ¿por qué los chim-pancés no tie-

nen esclerosis múltiple?, ¿cómo mejorar la fertilidad? Interrogantes tan diversos como estos tienen una única respuesta: la evolución de las especies. La teoría que Darwin hizo pública hace 150 años se ha convertido en una pieza clave de la cien-cia y en una herramienta para la políti-ca sanitaria, la economía y hasta para re-solver casos criminales. página 4

Arcadi Navarro, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona.

ALBERT BERTRAN

8Airbag y ClasificadosPáginas centrales

dom.de feBrero deL 2009

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En el 2006, la teoría de la evolución atrapó al culpable de un cri-men. En los años 90, un supuesto brote de hepatitis C había afec-tado a dos hospitales

de Valencia. El equipo de Andrés Mo-ya, director del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva y catedrático de la Universidad de Va-lencia, demostró que los virus que ha-bían contagiado a más de 200 perso-nas tenían un único origen: el cuerpo de Juan Maeso, un anestesista que los había transmitido con jeringas mal desinfectadas. Moya se presentó en el tribunal que juzgaba a Maeso con un rollo de papel de 11 metros que conte-nía el árbol filogenético de los virus. Tras un mes de explicaciones científicas, convenció al tribunal de que, aunque los virus se habían diferenciado en los cuerpos de los pacientes, con las he-rramientas de la evolución era posi-ble identificar su ancestro común. “La teoría de la evolución tiene enormes potencialidades de aplica-ción”, explica Moya. “Es todo menos una visión científica anticuada”, aña-de Jordi Serrallonga, director de HO-MINID-Grup d’Orígens Humans del Parc Científic de Barcelona y la Uni-versitat de Barcelona (UB), que busca en África los orígenes biológicos y cul-

MIGUEL LORENZO

el leGADO Del nAturAlistA

los Darwindel siglo XXICHARLES DARWIN, DE CUYO NACIMIENTO se cumple el bicentenario el jueves, estaría orgulloso de los científicos que han tomado el relevo de su trabajo. Su teoría de la evolución de las especies ha impregnado los campos más diversos de la ciencia. Por Michele Catanzaro

AnDrÉs MOYA

53 años. Biólogo y filósofo. Contribuyó a resolver el caso del anestesista valenciano Juan Maeso con métodos de la teoría de la evolución (en la foto, despliega el rollo de papel con el árbol filogenético del virus de hepatitis C difundido por Maeso). Ahora aplica el evolucionismo a la salud desde la Universitat de Valèn-cia y el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, estudiando la coevolución del cuerpo humano y los microbios.

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turales de la humanidad. “Más bien al contrario, Darwin se adelantó a los tiempos. La investigación mo-derna, tanto el estudio de los fósi-les como la genética, ha confirma-do sus intuiciones”. Por esta razón, a los científicos no les gusta que se la conozca como teoría: “Algunos ha-blan de síntesis moderna entre el da-rwinismo y la genética. Yo prefiero hablar de evolución del siglo XXI”, explica Jordi Garcia-Fernàndez, ca-tedrático de Genética de la UB. Este investigador ha diseñado

estación de puesta. “El gen que co-difica esta molécula es probable-mente el ancestro evolutivo de los genes vinculados con la reproduc-ción en los humanos”, explica Gar-cia-Fernàndez. El suplemento ya es-tá patentado y comercializado en Italia, y ahora el investigador quie-re encontrar patrocinio para hacer-lo también en España. El anfioxo ha resultado ser una verdadera mina de genes mágicos. Por ejemplo, Gar-cia-Fernàndez ha identificado el gen progenitor del conjunto de ge-

un suplemento alimentario capaz de incrementar el número de esper-matozoides y, al mismo tiempo, su-bir la libido. Aunque parezca men-tira, el producto es el resultado de sus estudios en la evolución animal. El equipo del investigador acabó de secuenciar el año pasado el genoma del anfioxo, el organismo marino más parecido al ancestro común en-tre vertebrados e invertebrados. El suplemento se fundamenta en una molécula que es producida en gran cantidad por el anfioxo durante la

nes responsables de la distrofia late-ral amiotrófica. La irrupción de la genética es la gran novedad en la teoría de la evo-lución desde la formulación que hi-zo Darwin en el siglo XIX. El natu-ralista intuyó a grandes rasgos los mecanismos de mutación y heren-cia mucho antes de que se descubriera el ADN. Los científicos moder-nos, en cambio, ya co-nocen en profundidad las bases genéticas de esos procesos y son ca-paces, por ejemplo, de comparar genomas pa-ra establecer con exac-titud las relaciones de parentesco entre especies y para calcular su an-tigüedad por medio de los llamados relojes moleculares. Si aplicar los conocimientos so-bre la evolución es útil, no aplicar-los puede resultar fatal. Este es el ca-so de los tuátaras, unos animales endémicos de las islas de Nueva Ze-landa, pertenecientes a un linaje de reptiles muy antiguo que apareció hace más de 200 millones de años. “Las políticas de conservación de estos animales se diseñaron pen-sando que pertenecían todos a una única especie”, explica Salvador Ca-

rranza, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (Barcelona), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universitat Pom-peu Fabra (CSIC-UPF). “En los años 90 se estudiaron las relaciones evo-lutivas entre las distintas poblacio-nes y se descubrió que había en rea-

lidad dos especies”. Sin embargo, los es-tudios llegaron de-masiado tarde: la es-trategia de conser-vación equivocada ya había llevado a la extinción del 25% de las poblaciones, al intentar aparejar

ejemplares que pertenecían en rea-lidad a especies distintas. “Una ma-la taxonomía puede matar”, conclu-ye Carranza. Equivocarse con los animales es malo, pero perder oportunidades con los humanos es peor. “Es impor-tante detener la carrera de arma-mentos evolutiva entre humanos y bacterias representada por el abu-so de antibióticos”, alerta Arcadi Na-varro, investigador ICREA de la UPF y vicedirector del Instituto de Biolo-

JORDI GARCIA-FERNÀNDEZ

46 años. Biólogo. Centra su atención, sobre todo, en el anfioxo. Busca en este fósil vivente, muy parecido al ancestro común entre vertebrados e inverte-brados, los progenitores de los genes humanos y animales actuales. Esta investigación le ha permitido patentar un suplemento alimentario que mejora la fertilidad y proporciona indicaciones sobre las causas profundas de algunas enfermedades. Se ha formado en las universidades de Barcelona y de Oxford.

ALBERT BERTRAN

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las políticas de conservación fracasan si no incluyen la evolución

40 años. Biólogo. In-vestiga cómo se han modificado los genes de los humanos du-rante la evolución pa-ra entender sus ca-racterísticas únicas: desde algunas en-fermedades que solo afectan a la especie humana, hasta sus características distin-tivas como la moral o la inteligencia.

ARCADI NAVARRO

ALBERT BERTRAN

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JORDISERRALLONGA

40 años. Arqueólogo y naturalista. Estudia los orígenes y la evolución de la especie humana en África, Australia y Amé-rica. Es investigador del PCB (UB) y profesor de la UOC.

MARCELINO PÉREZ DE LA VEGA

69 años. Biólogo. Analiza la evolución de las espe-cies vegetales para mejorarlas y conservarlas. Es catedrático de genética de la Universidad de León.

gía Evolutiva. Las campañas para moderar el uso de antibióticos in-tentan evitar que las bacterias evo-lucionen y se vuelvan resistentes a los fármacos. “Gracias a la perspec-tiva evolutiva, podemos valorar con exactitud los efectos de una u otra política sanitaria en un determinado país”, observa Navarro. El investigador está estudiando, entre otros proyectos, por qué algu-nas enfermedades afectan solo a los humanos y no a los otros animales. “Por ejemplo, nunca se ha registra-do esclerosis múltiple en chimpan-cés –explica–, aunque son nuestros primos más cercanos”. La evolución proporciona herramientas esencia-les para penetrar en este y otros as-pectos de la historia humana, espe-cialmente los más difíciles de inves-tigar por ausencia de documentos. David Comas, también del Institu-to de Biología Evolutiva, coordina para Europa central y occidental el proyecto Genographic, que aspira a cartografiar las antiguas migracio-nes humanas. Comas se enfrentó con éxito a un problema parecido al estudiar la difusión de la lengua bantú en África. Casi todas las len-guas de la zona subsahariana deri-

también efectos económicos. Marce-lino Pérez de la Vega, catedrático de Genética de la Universidad de León, estudia qué cambios genéticos han hecho evolucionar a las distintas es-pecies y subespecies de plantas. “A los españoles el arroz de la paella nos gusta suelto, mientras que a los chinos les gusta que se pegue con facilidad. Estas propiedades res-ponden a diferencias en el genoma de las plantas”, explica. El investi-gador estudia también qué cambios genéticos han convertido las plantas

van de este idioma que nació entre Camerún y Nigeria. “¿Esto se debe a que las otras poblaciones africa-nas acabaron asumiendo la hege-monía cultural del bantú o bien a que los primeros hablantes se desplaza-ron físicamente, difundiendo la len-gua?”. Comas pudo comprobar que la segunda hipótesis es la correcta, al detectar una expansión de los ge-nes de esas poblaciones en todo el continente africano. La compenetración profunda de evolución y genética puede tener

silvestres en domésticas. “En el trigo silvestre, la espiga se deshace e im-pide la cosecha –explica–, mientras que el trigo doméstico es el resul-tado de mutaciones que han hecho más robusta la columna vertebral de la espiga”. Pérez identificó qué mu-taciones llevaron la avena del Medi-terráneo a todo el mundo. Actual-mente, su atención se centra en las lentejas, concretamente en qué ge-nes las hacen resistentes al frío y al estrés. “Se trata de pasar de la selec-ción inconsciente, tal como Darwin

llamaba a la que hacían tradicional-mente los agricultores, a una nueva forma de selección basada en el co-nocimiento directo de los genes que proporcionen especies más renta-bles y saludables”. Sin embargo, el impacto de la teo-ría de la evolución en la economía puede ir todavía más allá. Arcadi Navarro está investigando las bases mismas del comportamiento eco-nómico de los humanos y de su so-cialización en general. “Queremos entender qué características esen-ciales nos diferencian de los chim-pancés: ¿qué es la inteligencia y la moral?, ¿cuáles son los componen-tes genéticos de la solidaridad o la agresividad?”, cuenta el investiga-dor. Navarro está llevando a cabo experimentos en los cuales pone a prueba las actitudes cooperativas de unos voluntarios, implicándolos en juegos con dilemas morales e inten-ta relacionar sus respuestas con sus características genéticas. “No hay que malinterpretar este tipo de es-tudios”, alerta Navarro, que puntua-liza que todos los comportamien-tos humanos tienen a la vez un com-ponente genético y uno ambiental. “Además, el hecho de que haya di-ferencias genéticas entre las per-sonas no quiere decir que sea de-seable una sociedad en donde estas

Viene de la página anterior

EL LEGADO DEL NAtuRALIStA

38 años. Reconstruye la historia de las mi-graciones humanas y la difusión de las len-guas a partir de la dis-tribución de los genes de las poblaciones. Trabaja en el Institu-to de Biología Evolu-tiva del CSIC y la UPF, y es responsable para Europa central y oc-cidental del proyecto Genographic.

DAVIDCOMAS

ALBERT BERTRAN

ALBERT BERTRAN

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FÉLIX ORDÓÑEZ

diferencias se convierten en discri-minación –matiza–. Estos conoci-mientos podrían incluso ser útiles para diseñar políticas más profun-damente igualitarias”. Navarro es optimista con respec-to a este proyecto: “La evolución pue-de parecer una teoría muy abstrac-ta, pero tiene tantas aplicaciones como las otras teorías científicas”. En muchos casos, incluso proporcio-na leyes matemáticas que regulan el comportamiento de los animales. Por ejemplo, la regla de Hamilton, que relaciona matemáticamente el nivel de sacrificio que un animal es-tá dispuesto a hacer por otro animal (por ejemplo, la cantidad de comida que quiere compartir) con el grado de parentesco entre esos animales. “Un comportamiento así se explica exclusivamente dentro de un marco evolutivo”, concluye Navarro. El esfuerzo de este investigador y de otros muchos encaja con la acti-tud intelectual que llevó a Darwin a formular su teoría. “Siempre he ad-mirado la capacidad de Darwin de interesarse por los campos más di-versos –comenta Serrallonga–, des-de el estudio de los percebes hasta el de las emociones humanas, des-de la domesticación de las palomas hasta la fecundación de las orquí-deas”. Charles Darwin estaría conten-to de comprobar la variedad de cam-pos que se han impregnado de su re-volucionaria idea. H

la otra cara del científico

PARA ALGUNOS FUE UN HÉROE DE LA CIENCIA. Para otros, un ser diabólico. Sin embargo, la publicación de cartas y notas privadas están revelando una imagen más humana de Darwin: era un hombre reservado, afectuoso y modesto. Por Michele Catanzaro

atrevido caballero

Un caballero victoria-no naturalista que tuvo tiempo, ingre-sos y nervio para tocar lo intocable”. Así fue Charles Dar- win, según Adrian

Desmond, James Moore y Janet Brow-ne (Charles Darwin, Herder), unos de los historiadores que más han estu-diado la figura del naturalista inglés. Nacido en Inglaterra, en 1809, hijo de un acomodado médico, el joven Charles tuvo una infancia y una ado-lescencia despreocupadas. Su padre –que llegó a decirle en una ocasión: “No te interesa nada más que la ca-za, los perros y capturar ratas”– in-tentó encarrilarlo más de una vez, y hasta lo envió a Cambridge para que se ordenara pastor anglicano. En lu-gar de ello, Darwin empezó a disfru-tar de las excursiones naturalistas y llegó a planificar un viaje científico a las Canarias.

De viaje

Fue entonces, en 1831, con solo 22 años, cuan-do el capitán Robert Fitz- roy le propuso acompa-ñarle en un largo viaje de inspección de la cos-ta de América del sur a bordo del Beagle. “Este viaje ha determinado to-da mi carrera”, escribió Darwin en su Autobiogra-fía. Durante el periplo, observó estratos geoló-gicos, recogió fósiles y animales y leyó los li-bros científicos más mo-dernos. No llegó a intuir aún la teoría de la evolu-ción, pero acumuló el bagaje de conocimien-tos que le inspiraron du-rante su vida. Al regreso, tras cinco años de viaje, Darwin se insertó activamente en la comunidad científica de su país. En 1837 empezó a escribir el prime-ro de una serie de cuadernos priva-dos en los cuales esbozaba su revo-lucionaria teoría. Las dos décadas de silencio público que transcurrie-ron a partir de entonces, hasta la pu-blicación de su magna obra, han he-cho especular a los historiadores sobre los posibles miedos que le pu-dieron retener: desde el temor a en-frentarse a la visión religiosa has-

ta el miedo de perder su creciente prestigio científico. El aislamien-to que se autoimpuso en su casa de campo en Down y su larga, comple-ja e incurable enfermedad son inter-pretados por algunos historiadores como señales de su angustia. Tam-bién es cierto que en Down pudo de-dicarse a sus estudios sin molestia, y a compartir partidas de cartas con su mujer y tardes en el sofá con sus hijos, a los que dispensó un cariño

muy superior al consentido por las frías costumbres victorianas. En 1858, cuando ya las notas de Darwin se iban convirtiendo en un libro, el naturalista recibió una car-ta de un joven colega, Alfred Russel Wallace, que había llegado a conclu-siones muy parecidas a las suyas. El problema de la pa-ternidad de la teoría fue resuelto presen-tando públicamente las dos versiones. Pe-ro el verdadero giro de tuerca tuvo lugar en 1859, con la pu-blicación de El origen de las especies. Darwin se mantuvo relati-vamente al margen del revuelo de debates que surgie-ron a raíz del libro, hasta el punto de que en el más duro ataque a su teoría, lanzado por el obispo Samuel Wilberforce en 1860, quien defen-dió el evolucionismo no fue él, sino el naturalista y gran amigo Thomas

Huxley, que se ganó el apodo de mas-tín de Darwin. No fue hasta 1871 cuando publi-có su segundo libro-bomba, El ori-gen del hombre. Algunos historiado-res apuntan a que la idea de que la evolución tuviera que aplicarse también a los humanos estaba im-plícitamente presente en el libro precedente. Además de las rémoras religiosas, podría haber tenido un papel el miedo a explicitar el origen común y africano de los ancestros humanos, en una época de naciona-lismo y colonialismo triunfantes. Si bien Darwin tuvo que enfren-tarse con oposiciones religiosas y políticas (entre estas, las de Marx y Engels), tampoco fue neutral ideo-lógicamente: su apuesta por la igualdad de todos los humanos y sus convicciones malthusianas (se-gún las cuales los humanos están el lucha constante por un conjunto de recursos escasos) probablemen-te guiaron sus intuiciones.

El hombre y la leyenda

Cuando el naturalista murió, en 1882, su prestigio estaba tan consoli-dado, que fue sepultado en la abadía de Westminster al lado de la tumba de Newton, para resaltar su papel crucial en la historia de la ciencia. La influencia del darwinismo des-bordó rápidamente las fronteras de la ciencia y su teoría fue utilizada pa-ra justificar tanto la revolución co-mo el laissez-faire. Pero el abuso polí-tico del darwinismo se redujo nota-blemente después de que el nazismo lo utilizara para justificar sus políti-cas de exterminios. Desde el punto de vista científico, el darwinismo al-canzó una segunda juventud cuan-

do la selección natu-ral se pudo formular finalmente en térmi-nos genéticos exac-tos. La vida de Darwin se rodeó rápidamen-te de leyendas, desde el mito según el cual la teoría de la evolu-ción se concibió en las Galápagos, hasta

la presunta vuelta a la religión en el lecho de muerte. Hoy, la publica-ción de sus notas y su corresponden-cia (que está previsto que acabe en el 2025) están reconstruyendo una imagen mucho más realista y huma-na del naturalista. H

“solo te interesan la Caza, los Perros y CaPturar ratas”, le reCriMinósu Padre

Retrato de un anciano Charles Darwin, cuya humanidad se refleja en la mirada. A la izquierda, mapa de la ruta que trazó el ‘Beagle’, capitaneado por Robert Fitzroy.P

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B R A S I L

Río de Janeiro

Bahía

Montevideo

BuenosAires

BahíaBlancaC

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Islas Chiloé

Valdivia

Valparaíso

Copiapó

Iquique

Callao

IslasGalápagos

Plymouth(Inglaterra)

SALIDA 27 - 12 - 1831

Volvió a Inglaterrapor N.Zelanda

REGRESO 2 - 10 - 1836

HMS‘Beagle’

OcéanoAtlántico

OcéanoPacífico

Fuente: Reuters

LA RUTA DEL ‘BEAGLE’

78 DE FEBRERO DEL 2009X