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LA TEORÍA DE LOS SISTEMAS SOCIALES: UNA HISTORIA PERSONAL * os editores nos han solicitado un estilo autobiográfico y nos han pedido que escribamos de manera informal. Es por ello que digo, en principio, que el tema principal de este ensayo será la evolución de una contribución al análisis teórico generalizado de los fenómenos de la acción humana, con referencia especial a sus aspectos sociales: a la teor- ía del sistema social. Para llevar a cabo esta tarea, he combinado los elementos de múltiples fuentes, cosa que aque- llos que se inclinan preferentemente por la especialización en disciplinas, raras veces emprenden. Quizá se puede decir que mi predisposición empezó con una educación muy poco ortodoxa. Cuando inicié mis estu- dios de licenciatura en Amherst, estaba muy influido por un hermano mayor, médico; por lo mismo había pensado estudiar biología y después optar por estudios de posgrado en el mismo campo o por una carrera en medicina. Pero en 1923, durante mi penúltimo año de licenciatura, Walton Hamilton, un “economista institucional” nada ortodoxo, influyó en mi cambio a las ciencias sociales. Sin embargo, todos mis planes tuvieron que cambiarse debido al despido de Alexander Meiklejohn, entonces rector de la universidad. Ninguno de los profesores cuyos cursos había yo deci- dido tomar estaba en la plantilla cuando empezó el semestre de otoño. Así, terminé inscribiéndome en más cursos de biología, en algunos de filosofía e incluso en uno sobre el libro de Kant, La crítica de la razón pura, y en otros de literatura inglesa. Desde el momento en que inicié mi carrera universitaria contemplé la idea de llevar a cabo estudios de posgrado. Sin embargo, aunque me llamaba la atención la sociología en un sentido general, los programas normales de posgrado en Estados Unidos no me entusiasmaron, si bien tampoco tenía mucho conocimiento de ellos. Cuando un tío ofreció pagarme un año de estudios en el extranjero, decidí inscribirme en la London School of Economics, debido a que me llamaron la atención los nombres de algunos profesores de la misma como L. T. Hobhouse, R. H. Tawney y Harold Laski. Sólo después de iniciar mis cursos conocí ahí al hombre que finalmente más me marcó intelectualmente, el antropólogo social Bronislaw Malinowski. Ya que no tenía intenciones de recibirme en Londres y que mis planes en general eran muy amorfos, acepté inmedia- tamente el ofrecimiento de ir a Alemania, apoyado en un convenio de intercambio cultural y en la recomendación de Otto Manthey-Zorn. Este había sido mi maestro en un seminario sobre filosofía alemana durante mi estancia en Am- herst. Un año después, también tuvo mucho que ver con mi nombramiento como profesor de economía en la misma universidad. Por casualidad me asignaron a Heidelberg. Esta decisión me colocó en el sitio en donde tenía lugar la más fuerte influencia de Max Weber, muerto cinco años antes. Es importante señalar que no recuerdo haber escucha- do su nombre antes. Ni en Amherst, ni en Londres. La obra de Weber, especialmente La ética protestante y el espíritu del capitalismo (que traduje al inglés unos años después) 1 me impresionó mucho. Cuando llegue a Heidelberg no tenía la intención intención de obtener un grado académico, pero al poco tiempo supe que esto se podría hacer fácilmente: con sólo tres semestres de créditos, un examen oral y una tesis. Decidí hacer la tesis bajo la asesoría de Edgar Salin quien después trabajó en Basilea, Suiza, sobre El concepto de capitalismo en estudios alemanes recientes. Empecé con una discusión sobre Karl Marx, hice comentarios sobre algunas figuras menores como Lujo Bretano, después me concentré en Werner Som- bart (autor de la obra magna, Der moderne Kapitalismus) 2 y en Max Weber. A raíz de este trabajo surgieron los dos focos primarios de mis intereses intelectuales futuros: primero, la naturaleza del capitalismo como un sistema socioe- conómico y, después, la obra de Weber como teórico social. Durante el año que trabajé en Amherst, cuando también dediqué mucho tiempo a la elaboración de mi tesis, se me hizo cada vez más claro que quería meterme de lleno en el estudio de las relaciones entre la teoría económica y la sociología. Debo muchísimo a las discusiones con Richard Meriam, entonces jefe del Departamento de Economía. Él me hizo ver que aun cuando la teoría económica había sido uno de los temas de mi examen oral en Heidelberg, de * Tomado de Talcott Parsons. Biografía Intelectual. El simbolismo económico y religioso en Occidente, Trad. Catherine Nelson Weskett, Universi- dad Autónoma de Puebla, México, 1986, pp. 7-79. 1 Allen y Unwin. Londres, 1930. 2 Duncker y Humboldt. Tres tomos, 2ª, ed., Leipzig, 1916. L

La Teoria de Los Sistemas Sociales - Una Historia Personal

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  • LA TEORA DE LOS SISTEMAS SOCIALES: UNA HISTORIA PERSONAL*

    os editores nos han solicitado un estilo autobiogrfico y nos han pedido que escribamos de manera informal. Es por

    ello que digo, en principio, que el tema principal de este ensayo ser la evolucin de una contribucin al anlisis

    terico generalizado de los fenmenos de la accin humana, con referencia especial a sus aspectos sociales: a la teor-

    a del sistema social. Para llevar a cabo esta tarea, he combinado los elementos de mltiples fuentes, cosa que aque-

    llos que se inclinan preferentemente por la especializacin en disciplinas, raras veces emprenden.

    Quiz se puede decir que mi predisposicin empez con una educacin muy poco ortodoxa. Cuando inici mis estu-

    dios de licenciatura en Amherst, estaba muy influido por un hermano mayor, mdico; por lo mismo haba pensado

    estudiar biologa y despus optar por estudios de posgrado en el mismo campo o por una carrera en medicina. Pero

    en 1923, durante mi penltimo ao de licenciatura, Walton Hamilton, un economista institucional nada ortodoxo,

    influy en mi cambio a las ciencias sociales. Sin embargo, todos mis planes tuvieron que cambiarse debido al despido

    de Alexander Meiklejohn, entonces rector de la universidad. Ninguno de los profesores cuyos cursos haba yo deci-

    dido tomar estaba en la plantilla cuando empez el semestre de otoo. As, termin inscribindome en ms cursos de

    biologa, en algunos de filosofa e incluso en uno sobre el libro de Kant, La crtica de la razn pura, y en otros de

    literatura inglesa.

    Desde el momento en que inici mi carrera universitaria contempl la idea de llevar a cabo estudios de posgrado. Sin

    embargo, aunque me llamaba la atencin la sociologa en un sentido general, los programas normales de posgrado en

    Estados Unidos no me entusiasmaron, si bien tampoco tena mucho conocimiento de ellos. Cuando un to ofreci

    pagarme un ao de estudios en el extranjero, decid inscribirme en la London School of Economics, debido a que me

    llamaron la atencin los nombres de algunos profesores de la misma como L. T. Hobhouse, R. H. Tawney y Harold

    Laski. Slo despus de iniciar mis cursos conoc ah al hombre que finalmente ms me marc intelectualmente, el

    antroplogo social Bronislaw Malinowski.

    Ya que no tena intenciones de recibirme en Londres y que mis planes en general eran muy amorfos, acept inmedia-

    tamente el ofrecimiento de ir a Alemania, apoyado en un convenio de intercambio cultural y en la recomendacin de

    Otto Manthey-Zorn. Este haba sido mi maestro en un seminario sobre filosofa alemana durante mi estancia en Am-

    herst. Un ao despus, tambin tuvo mucho que ver con mi nombramiento como profesor de economa en la misma

    universidad. Por casualidad me asignaron a Heidelberg. Esta decisin me coloc en el sitio en donde tena lugar la

    ms fuerte influencia de Max Weber, muerto cinco aos antes. Es importante sealar que no recuerdo haber escucha-

    do su nombre antes. Ni en Amherst, ni en Londres.

    La obra de Weber, especialmente La tica protestante y el espritu del capitalismo (que traduje al ingls unos aos

    despus)1 me impresion mucho. Cuando llegue a Heidelberg no tena la intencin intencin de obtener un grado

    acadmico, pero al poco tiempo supe que esto se podra hacer fcilmente: con slo tres semestres de crditos, un

    examen oral y una tesis. Decid hacer la tesis bajo la asesora de Edgar Salin quien despus trabaj en Basilea,

    Suiza, sobre El concepto de capitalismo en estudios alemanes recientes. Empec con una discusin sobre Karl

    Marx, hice comentarios sobre algunas figuras menores como Lujo Bretano, despus me concentr en Werner Som-

    bart (autor de la obra magna, Der moderne Kapitalismus)2 y en Max Weber. A raz de este trabajo surgieron los dos

    focos primarios de mis intereses intelectuales futuros: primero, la naturaleza del capitalismo como un sistema socioe-

    conmico y, despus, la obra de Weber como terico social.

    Durante el ao que trabaj en Amherst, cuando tambin dediqu mucho tiempo a la elaboracin de mi tesis, se me

    hizo cada vez ms claro que quera meterme de lleno en el estudio de las relaciones entre la teora econmica y la

    sociologa. Debo muchsimo a las discusiones con Richard Meriam, entonces jefe del Departamento de Economa. l

    me hizo ver que aun cuando la teora econmica haba sido uno de los temas de mi examen oral en Heidelberg, de

    * Tomado de Talcott Parsons. Biografa Intelectual. El simbolismo econmico y religioso en Occidente, Trad. Catherine Nelson Weskett, Universi-dad Autnoma de Puebla, Mxico, 1986, pp. 7-79. 1 Allen y Unwin. Londres, 1930. 2 Duncker y Humboldt. Tres tomos, 2, ed., Leipzig, 1916.

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    todos modos me haca falta saber mucho ms de esta materia; por lo tanto, decid que mi siguiente paso tena que ser

    precisamente la adquisicin de ms conocimiento en este campo. Aunque era cierto que el doctorado alemn no

    equivala a un doctorado obtenido en Estados Unidos, decid optar por este ltimo. Meriam me recomend que fuera

    a Harvard a trabajar y me consigui un nombramiento como profesor en aquella universidad durante el otoo de

    1927.

    Aunque Allyn Young, quizs el hombre ms importante para mis intereses, haba partido para Inglaterra, tuve la

    buena fortuna de encontrarme con otros economistas de Harvard, entre ellos F. W. Taussig, T. N. Carver, W. Z. Ri-

    pley y Joseph Schumpeter, en aquel entonces con un nombramiento temporal, si bien ms tarde decidi quedarse

    permanentemente en Harvard. El historiador y economista Edwin F. Gay saba muy bien de mis antecedentes en

    Alemania y se mostr muy comprensivo.

    El profesor Meriam tuvo razn cuando opin que podra adquirir mucho ms conocimiento de la teora econmica en

    Harvard que en Heidelberg. Poco a poco entend que la teora econmica debera concebirse como parte de una ma-

    triz terica dentro de la cual se encontraba tambin la teora sociolgica. Mis primeros intentos en la elaboracin de

    esta idea fueron publicados en el Quarterly Journal of Economics3 con el apoyo de Taussing, entonces editor de la

    revista. De suma importancia, sin embargo, fue la decisin de estudiar este tema en la obra de Alfred Marshall, quien

    entonces era la figura dominante en la teora econmica ortodoxa o neoclsica. Esto lo hice con la intencin de

    extraer la sociologa de Marshall de su obra en general, al buscar la articulacin de sta con su teora estrictamente

    econmica. Los resultados, publicados en 1931-32,4 representan la cristalizacin de la primera etapa de una orienta-

    cin terica que me pareci superior al nivel logrado por mis maestros segn el entrelazamiento de las estructuras

    tericas de ambas disciplinas. El contacto que tuve con Schumpeter fue de especial importancia, si nos atenemos a la

    consolidacin de los cimientos de este desarrollo terico. Esto se debi a que Schumpeter defina muy claramente los

    lmites y alcances de la teora econmica era un strict constructionist, mientras que Marshall se haba negado a

    establecer fronteras definidas. Tambin de gran importancia fue el conocimiento de la obra de Vilfredo Pareto, que

    obtuve tanto por estudios propios como por contacto con L. J. Henderson. La importancia de la obra de Pareto estriba

    en que l tambin haba sido destacado terico de la economa, muy a la manera de Schumpeter. Simultneamente

    haba intentado la formulacin de un sistema ms global de teora sociolgica que en su perspectiva deba incluir de

    la misma manera una teora econmica definida ms o menos con claridad.5 As, tanto Schumpeter como Pareto me

    sirvieron como puntos de referencia importantes desde los cuales distinguir entre los componentes econmicos y

    sociolgicos en el pensamiento de Marshall.

    Desde este punto de partida, poco a poco evolucion no slo el proyecto de incluir a Marshall y a Pareto sobre

    cuya obra haba yo escrito una monografa analtica inmediatamente despus de haber terminado el estudio de Mars-

    hall6 sino tambin a Weber y a Durkheim con el fin de completar un estudio ms amplio acerca de este grupo de

    escritores europeos recientes.* Las ideas generales de Weber sobre la naturaleza del capitalismo moderno, que

    haban sido el foco principal de mi tesis y ms especficamente su concepto del papel de la tica del protestantismo

    asctico, me proporcion la esperanza de que se podra llegar a demostrar la convergencia entre Marshall-Pareto-

    Weber.

    Cada vez me pareci ms necesario incluir a Durkheim en el esquema, pero este autor fue el que me caus ms difi-

    cultades. De los cuatro, l es el que haba tenido menos que ver con la economa como una disciplina tcnica.

    Adems, yo jams haba tenido un maestro que me ayudara con su obra, como fue el caso de mis profesores de Hei-

    delberg para la obra de Weber; de Taussig y Schumpeter para Marshall y de Schumpeter y Henderson para Pareto.

    3 Sociological elements in economic thougth I, nm. 49, 1935, pp. 414-453; Sociological elements in economic II, nm. 49, 1935, pp. 645-667. 4 Wants andn activities in Marshall, Quarterly Journal of Economic, nm. 46, 1931, pp. 101-140; Economics and soiciology: Marshall in relation to the thougth of his time, Quarterly Journal of Economic, nm. 46, 1932, pp. 316-347. 5 Pareto puso el ttulo a la edicin francesa de su libro Trait de sociologie gneral (el ttulo italiano era Trattato...) siempre me ha parecido un error que la traduccin al ingls, publicado algunos aos despus de mi libro, se llamara Mind and society. 6 Nunca publique este trabajo como tal, pero sus contenidos principales, despus de mucha revisin, fueron publicados como los tres captulos sobre Pareto incluidos en La Estructura de la accin social, Nueva York, McGraw-Hill, 1937 (ed. Espaola: Madrid, Guadarrama, 1968, 2 volmenes). * El ttulo completo del primer libro de Parsons es: The structure of social action: a study in social theory with special reference to a group of recent european writers. Existe edicin en espaol (N. de la T.).

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    Ms all de esto, la presentacin que s tuve de la obra de Durkheim, especialmente por Ginsberg y Malinowski en

    Londres, no slo no me ayud sino que distorsion mi visin de la obra de ese autor. Por lo tanto, tuve que despren-

    der muchas cosas sobre Durkheim que no eran ciertas. A pesar de todo di con la clave. Estaba presente justo en la

    primera obra de Durkheim: De la division du travail social (1893).7 Es interesante sealar que en la literatura secun-

    daria de aquella poca este texto casi no se mencionaba. Su estudio cuidadoso me demostr que el anlisis de Dur-

    kheim podra articularse directamente con las ideas de Weber sobre el capitalismo y con el concepto de Marshall

    sobre la libre empresa. As, articul la teora de Durkheim con los componentes sociolgicos ms que con los es-

    trictamente econmicos de la obra de Pareto y Weber, y de manera ms indirecta, lo vincul con Marshall. El

    complejo conceptual clave tuvo que ver con el marco de referencia institucional de la propiedad y especialmente con

    el contrato econmico, a diferencia de la dinmica de la actividad econmica como tal, y por lo tanto tericamente

    apareci como un campo de investigacin sociolgico, ms que econmico.

    Una primera sntesis importante

    El resultado de esta serie compleja de estudios fue la Estructura de la accin social, publicado en 1937. Conclu el

    borrador dos aos antes, aunque despus fuera sustancialmente revisado.8 El propsito de este trabajo fue hacer un

    estudio de las ideas de los escritores antes mencionados acerca del orden socioeconmico moderno, el capitalismo, la

    libre empresa, etctera y al mismo tiempo, analizar el marco de referencia terico en trminos del cual estas ideas e

    interpretaciones se haban formulado. En ese sentido, la hiptesis interpretativa ms inmediata era que los cuatro y

    no solamente ellos haban llegado a proponer lo que en lo esencial era un nico esquema conceptual. Dentro del

    contexto del ambiente intelectual de la poca, esto no se deba al simple sentido comn; de hecho, su desenvolvi-

    miento me sorprendi.9 Para llegar a esta conclusin tuve que partir de tres fuentes principales. Una, por supuesto,

    fue el estudio cuidadoso y crtico de una amplia cantidad de textos relevantes, adems de la literatura secundaria, si

    bien casi la mayor parte de sta me result intil. La segunda fue el desarrollo de un esquema terico que sera ade-

    cuado para la interpretacin de estas materias. Finalmente, la tercera en cierto sentido estaba implcita en la segunda:

    una orientacin acerca de la filosofa de la ciencia sobre la cual debera decir algunas cosas.

    Todas las personas que aspiraban a algn grado de sofisticacin en los campos intelectuales, desde mucho antes de

    los aos veinte, cuando estos problemas me empezaron a preocupar, haban desarrollado algn concepto de la natura-

    leza y el papel de la teora en este conocimiento. En mi caso personal, conoc estos problemas a travs de cursos en

    las ciencias empricas, especialmente en el campo de la biologa y, tambin, a travs de la filosofa, incluyendo, como

    ya mencion, un curso intensivo sobre La crtica de la razn pura de Kant.10 Mi experiencia en Heidelberg me llev

    todava ms lejos, especialmente en cuanto al estudio de los problemas contenido en el Wissenchaftslehre de Weber.

    Predominaban entre estos, en primer lugar, los problemas centrados en las tradiciones historicistas alemanas y por lo

    7 Trad. George Simpson. Nueva York, Free Press, 1964. 8 La primera parte de este libro que escrib tuvo que ver con los primeros trabajos empricos de Durkheim, especialmente con LA divisin social del trabajo y posteriormente con su famoso estudio sobre el suicidio (captulo VIII). 9 As, Sorokin, cuyo libro Contemporary sociological theories fue el compendio ms consultado durante los aos 30, trat a Pareto, a Dur-kheim y a Weber como miembros de escuelas totalmente diferentes y ni una vez mencion a Marshall, dado que lo consideraba un economista, no un socilogo. 10 Hoy, al reflexionar sobre esto, me parece que esta experiencia me proporcion adems de la importancia sustantiva de Kant para mis problemas tericos un entrenamiento especialmente importante para mi trabajo posterior. Esta experiencia fue reforzada por un seminario y un examen oral sobre el mismo libro con Karl Jaspers en Heidelberg en 1926. La importancia estriba en el hecho de que emprend el estudio detallado y reiterado de un gran libro, el producto de una gran mente, hasta el punto de llegar a un cierto nivel de apreciacin por la naturaleza de su contribucin y de no estar satisfecho con los mltiples comentarios superficiales sobre el mismo. Esta experiencia me sirvi mucho despus cuando emprend la tarea de entender la contribucin de mis autores y el logro de lo que yo pens era un alto grado de comprensin de ellos, a pesar de muchas interpretaciones tergiversadas existentes en la literatura secundaria, algunas de ellas ampliamente aceptadas.

    Despus de la Conferencia de Pugwash en 1967, I. I. Rabi y yo comentamos sobre la importancia del contacto con el funciona-miento de lo que l llam explcitamente mentes realmente grandes. El habl de su propia buena fortuna de haber podido trabajar en lso laboratorios de Pauli y Bohr durante su poca estudiantil e inmediatamente despus. Yo no haba tenido a ningn profesor del mismo calibre. Si bien quizs Jaspers s lo fue; pero en cambio tuve muchos profesores que podan apreciar esto y pude desarrollarlo a travs del estudio intensivo de los escritos de mentes grandes. Este curso sobre Kant fue mi primera introduccin a esta experiencia.

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    tanto en el status de la conceptualizacin terica general en las disciplinas sociales y culturales; en segundo lugar,

    aquellos que tenan que ver con el status de la interpretacin del significado subjetivo y de la motivacin en el anli-

    sis de la accin humana, lo que los alemanes llaman el problema del verstehen.

    Al regresar a Estados Unidos me di cuenta de que el conductismo era tan rampante que se tachaba de ingenua a cual-

    quier persona que crea en la validez cientfica de la interpretacin de lo subjetivo. Tambin proliferaba lo que yo

    llamo empirismo, o sea, la idea de que el conocimiento cientfico era un reflejo total de la realidad externa y se

    deca que cualquier tipo de seleccin era ilegtima. Weber haba insistido en la inevitabilidad y la validez cognitiva

    de la seleccin entre la informacin disponible sobre los hechos. La importancia de la abstraccin analtica fue enfa-

    tizada todava ms por Henderson en su frmula: Un hecho es una afirmacin acerca de la experiencia en trminos

    de un esquema conceptual.11 Para m, la culminacin de este concepto se encuentra en el libro de A. N. Whitehead,

    Science and the modern world, incluyendo su discusin iluminante de la falacia de la concrecin equivocada.12 A

    travs de canales como estos, pude sintetizar el concepto que llam realismo analtico, que me permiti tratar el

    tipo de teora que me interesaba como inherentemente abstracto pero de ninguna manera como ficticio en el sentido

    de Hans Vaihiger.13 Me pareci particularmente adecuado para entender el tratamiento del status de la teora

    econmica en Schumpeter y Pareto. Tambin me ayudaron mucho varios textos de James B. Conant sobre la natura-

    leza de la ciencia, especialmente acerca del papel de la teora.

    Intimamente relacionado con todo esto fue el concepto de sistema. Schumpeter y Whitehead fueron importantes en

    cuanto a la formacin de los antecedentes del concepto, pero creo que esto se cristaliz bajo la influencia de Hender-

    son y Pareto. Como Henderson nunca se cans de sealar, el modelo paretiano en este mbito era la idea de sistema

    tal como se usaba en la teora de la mecnica, aunque trat de usarla tanto en la economa como en la sociologa. Por

    lo tanto, se entiende la afirmacin de Henderson de que quiz la contribucin ms importante de Pareto a la sociolog-

    a fue su concepto de sistema social. Tom tan en serio esta opinin que us la frase como el ttulo de un libro

    algunos aos ms tarde.

    El modelo primario de Henderson, que l explic detalladamente en su libro Paretos general sociology, fue el del

    sistema fsico-qumico.14 l logr relacionar este modelo al de los sistemas biolgicos. Fue un gran admirador de

    Claude Bernard, Experimental medicine.15 Aqu la idea central era la del ambiente interno y de su estabilidad. Esta

    se relacion muy de cerca con la idea de W. B. Cannon de la estabilidad homeosttica de los procesos fisiolgicos y

    tambin con los residuos de mi propia experiencia con la biologa.16

    De esta manera se explica cmo durante estos primeros aos se dio la transicin del concepto de sistema tal

    como se usaba en la mecnica y en las disciplinas fsico-qumicas especialmente a travs de la explicacin de Hen-

    derson al concepto del carcter especial de los sistemas vivos. Esta transicin fue fundamental para la fase poste-

    rior de mi pensamiento que generalmente se clasifica como estructural-funcional y que culmin con mi libro El

    sistema social.17 Las ideas que surgieron durante la Conferencia sobre la Teora de los Sistemas que dur de manera

    continua desde 1952 hasta 1957, bajo la direccin de Roy Grinker, en Chicago, influyeron en el desarrollo posterior

    de este concepto. Entre los participantes en la Conferencia, cuyas ideas me impresionaron, sobresale Alfred Emerson,

    bilogo especialista en insectos sociales. Lo que l tena que decir, junto con algunas ideas ya expresadas en sus

    escritos, reforz mi predileccin por el punto de vista homeosttico de Cannon. Adems, l habl con tanta firmeza

    sobre otro tema, el del control ciberntico, que logr influir fuertemente tanto en m como en otros con respecto a

    11 L. H. Henderson on the social system, Ed. Bernard Barber, Chicago, University of Chicago Press., 1970. 12 Nueva York, MacMillan, 1926. 13 Hans Vaihiger. The philosophy of as if, Trad. C. K. Ogden, Nueva York, Barners & Noble, 1952. 14 L. J.Henderson. Paretos general sociology: a physiologists interpretation, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1935. 15 Claude Bernard. An introduction to the study of experimental medicine, Trad. H. C. Green, Nueva York, Daler, 1957. 16 W. B. Cannon. The Wisdom of the body, Nueva York, Norton, 1932. En la discusin durante la conferencia en Bellagio cuando este ensayo fue inicialmente presentado, hubo una pregunta con respecto a la seriedad de mi experiencia en biologa. Me dio mucho gusto cuando Curt Stern dijo: Quisiera enfatizar un punto con respecto a Amherst que quizs no todo el mundo sabe. En Amherst, se ense la biologa en un nivel muy alto, casi de posgrado. Si bien Amherst no otorgaba el t tulo de doctor, haba profesores muy distinguidos y probablemente su influencia fue mayor en el prof. Parsons que la que hubiera podido adquirir si hubiese asistido a otra universidad con profesores menos distinguidos. 17 Nueva York, Free Press, 1951. (Ed. espaola: Madrid, Alianza, 1983).

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    este concepto, en aquel entonces muy novedoso. Emerson enfatiz la importancia de este concepto no solamente para

    los sistemas vivos sino tambin para muchos otros tipos de sistemas. Posteriormente esta idea devino predominante

    en mi pensamiento.

    Finalmente, cabe sealar que Emerson utiliz un concepto que reafirm mi creencia en la continuidad fundamental

    entre los sistemas vivos del mundo orgnico y los del mundo sociocultural humano.18 Esto fue el concepto de la

    equivalencia funcional entre el gen y, como l lo llam, el smbolo. Se puede expresar esta idea de otra manera: por

    un lado como la constitucin gentica de las especies y el organismo y, por otro lado, como la herencia cultural de los

    sistemas sociales. Recientemente, esta perspectiva se ha vuelto de fundamental importancia terica para m.

    Preocupaciones personales y profesionales

    La estructura de la accin social marc un punto fundamental en mi carrera profesional. Sus logros principales, la

    demostracin de la convergencia entre los cuatro autores, estuvieron acompaados de una aclaracin y un desarrollo

    de mi propio pensamiento acerca de los problemas de la sociedad occidental, de la cual los autores se ocuparon. Esta

    sociedad occidental que puede designarse como capitalismo o como de la libre empresa y polticamente como

    democracia estaba en aquel entonces en un estado de crisis. La revolucin rusa y la emergencia del primer Estado

    socialista controlado por el Partido Comunista, haba influido en mi pensamiento desde la poca de mi licenciatura.

    Los movimientos fascistas afectaron algunas amistades en Alemania. La segunda guerra mundial empez apenas dos

    aos despus de la publicacin del libro y finalmente hay que tomar en cuenta la crisis econmica de 1929 que se

    sinti por todo el mundo.

    Mis preocupaciones personales tuvieron que ver con una familia en crecimiento:19 mis tres hijos nacieron entre 1930

    y 1936, y con las dificultades de status a nivel profesional. Si bien no se puede comparar aquella situacin a la actual,

    de todos modos fue muy irregular el hecho de que yo permaneciera como instructor* durante nueve aos; cuatro en

    el Departamento de Economa y los ltimos cinco en el recin fundado Departamento de Sociologa. Haba tenido la

    mala suerte de trabajar bajo jefes departamentales indiferentes a mis intereses y esfuerzos profesionales: en Econom-

    a, el ya finado H. H. Burbank; en Sociologa, P. A. Sorokin. Mi promocin para profesor asistente tuvo lugar en

    1936 pero no por insistencia de Sorokin, sino principalmente por los buenos oficios de E. F. Gay, E. B. Wilson y

    Henderson, todos ellos miembros externos del Departamento de Sociologa. Ya exista el primer borrador de La

    estructura de la accin social y todos ellos lo conocieron.

    Aun despus de mi promocin, sin embargo, no estaba decidido a quedarme en Harvard. Durante el ao crtico (para

    m) de 1937 recib un muy buen ofrecimiento de otra universidad. Dado que Gay se haba jubilado el ao anterior y

    estaba en California, solicit la intervencin de Henderson no de Sorokin. En aquellos tiempos, antes del sistema

    del comit ad hoc, Henderson habl directamente con el rector Conant, quien, con el visto bueno de Sorokin, por

    supuesto, ofreci promoverme inmediatamente al segundo periodo como profesor asistente, con la promesa de una

    promocin a profesor asociado con definitividad dos aos despus. Bajo estos trminos decid quedarme en Harvard.

    Por el lado intelectual, ya he mencionado que tena relaciones muy buenas con Taussig, Schumpeter y Gay. La crisis

    anterior tuvo lugar un poco despus de haber terminado una relacin extraordinaria con Henderson. Lo haba conoci-

    do a travs de su seminario sobre Pareto antes de que le pidieran un comentario crtico sobre mi libro para cuestiones

    de la promocin. En lugar de una respuesta limitada que era lo normal l me mand llamar (estimulado, creo yo,

    por mi discusin de Pareto) y empezamos una larga serie de sesiones personales en su casa, algo as como de dos

    horas, dos veces por semana durante casi tres meses. En estas sesiones l ley el manuscrito del libro conmigo, prra-

    fo por prrafo, particularmente las partes sobre Pareto y Durkheim; hizo poca referencia a Marshall y no entr para

    nada en mi tratamiento de Weber.

    18 Debera recordarse aqu que los cientficos sociales haban tenido que invertir mucha energa e inteligencia al luchar en contra de presiones muy fuertes hacia un reduccionismo biolgico que era ilegtimo y prematuro. 19 Me cas en 1927 con Helen B. Walker, a quien haba conocido como alumna en la London School of Economics. Ella ha trabajado en Harvard durante muchos aos, recientemente en la administracin del Centro de Investigaciones Rusas. * Profesor temporal de asignatura (N. de la T.).

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    Fue una experiencia extraordinaria, tanto a nivel personal como profesional. Las personas que conocieron a Hender-

    son recordarn que l fue un hombre formidable; tal vez muy dogmtico, tanto en asuntos polticos, en los que era un

    conservador explcito,20 como en asuntos intelectuales, por ejemplo en lo que yo califico como juicios injustos sobre

    todos los socilogos, con la excepcin de uno o dos. Tena, sin embargo, un enorme conocimiento de la ciencia,

    especialmente a nivel de la filosofa de la ciencia y de la naturaleza de la teora. Si uno se mantena firme en sus opi-

    niones y no se dejaba influir, Henderson llegaba a ser un crtico muy perspicaz. Me ayud mucho con mis problemas

    intelectuales.21 Obtuve mucho beneficio de este contacto singular. Me llev casi un ao llevar a cabo los cambios

    (en el libro) que, despus de estas discusiones, se me hacan necesarios.22

    Durante estos primeros aos en Harvard, tambin tuve experiencias importantes con mis colegas y, por supuesto, con

    alumnos. Hubo un grupo de profesores jvenes que se reunan con regularidad: Edward S. Mason, Seymour Harris,

    Edward Chamberlain y, por algn tiempo, Karl Bigelow del Departamento de Economa, Carl J. Friedrich del de

    20 Por lo mismo Henderson estuvo muy en contra del presidente Roosevelt, cuyas polticas en general yio apoyaba. 21 Quizs bajo la circunstancia de una revisin de este ensayo para su publicacin en una edicin de 1977 de mis ensayos, se puede permitir un comentario adicional con respecto a mi relacin con Henderson, desde el punto de vista de algunos aos despus. Desde que se escribi este ensayo me he interesado cada vez ms en los problemas de la relacin del sistema de accin humana con los mundos orgnicos y fsicos. Al tratar de entender especialmente la relacin del mundo orgnico con el fsico, he sido llevado a revisi-tar la obra de Henderson. Es por esto que he reledo muy cuidadosamente sus dos notables libros de ensayos sobre la filosofa de la ciencia, The fitness of the aenviroment y The order of nature (1912 y 1917, respectivamente) y los he encontrado extraordinariamente estimu-lantes.

    Me parece que en estos dos libros, Henderson, en un sentido que ha sido apreciado solamente en parte desde entonces, puso los cimientos para el paradigma principal del desarrollo evolutivo con el cual yo he trabajado. Es muy cierto que l estudi la transicin entre los dos mundos, fsico y orgnico. Sin embargo, especialmente con respecto a su concepto de la idoneidad del ambiente, desde el punto de vista de definir las condiciones bajo las cuales la vida orgnica podra surgir, l fue mucho ms all que cualquiera de sus colegas en la aclaracin del aspecto central del problema de la evolucin. La esencia de la postura de Henderson al respecto me parece que es su idea acerca de la reciprocidad de la adaptacin, entre la vida orgnica y el ambiente inorgnico.

    La siguiente transicin realmente importante en el proceso evolutivo ha sido desde el nivel orgnico al de accin, segn nuestras de-finiciones de estos trminos. Sostenemos que los principios esenciales que Henderson estableci para la frontera orgnica-inorgnica pueden aplicarse con las modificaciones adecuadas a la frontera orgnica-accin.

    Dentro del reconocimiento de mi deuda con Henderson, tal como aparece arriba en este captulo, no mencion este conjunto im-portante de reflexiones. Creo que as fue simplemente debido a que aun en los aos 60, yo no haba logrado comprender los problemas de la filosofa de la ciencia a un nivel relevante de generalidad. Es solamente debido a que he desarrollado este discernimiento mucho ms duramente los ltimos aos que lo puedo ver hoy. Creo que la prespicacia de Henderson estaba latente en mi inconsciencia cientfica durante todos estos aos, pero haca falta un conjunto especial de circunstancias que les permitiera salir a la luz del da de una discusin intelectual explcita. Esta experiencia me sugiere por lo menos dos cosas. La primera es que, desde el punto de vista de la personalidad del cientfico, estas cosas se desarrollan mediante un proceso distinto del prescrito en el paradigma racionalista. En segun-do lugar, logran impedir el reconocimiento de las contribuciones de aquellos a quienes deberamos rendir homenaje, dado que estas contribuciones sirven como un insumo (input) para su pensamiento que rinde productos posteriores. En este momento confieso que antes no haba expresado el reconocimiento adecuado a lo que es hoy para m una sobresaliente contribucin de Henderson para el desarrollo de mi pensamiento terico.

    22 Un comentario sobre la ciencia prevaleciente en aquel entonces y tambin ahora en ambientes acadmicos lo da la consigna publi-car o perecer y los criterios de conformidad eran de publicar cuanto antes y la mayor cantidad posible. Puedo asegurar que el consejo responsable que recib de los profesores titulares en Harvard no se adecuaban a la formulacin anterior. Ms bien, de manera unnime, me aconsejaron que tomara el tiempo necesario para hacer el trabajo mejor posible. Por supuesto, ayud mucho el hecho de que gente como Henderson, Gay y Wilson supieran lo que estaba haciendo y que hubieran revisado partes del libro. Otro crtico importante que me dio un consejo similarfue A. D. Nock.

    Como es el caso de muchas personas imponentes exista una reaccin secundaria, de broma, con respecto a Henderson. Usaba una barba color rojizo y a sus espaldas todo el mundo de deca bigotes rojos. Despus de mis sesiones con l, que se llevaban a cabo durante la tarde, generalmente yo iba directamente a casa y le platicaba a mi mujer lo que bigotes rojos haba dicho. Me acuerdo que tena el temor de que mis hijos escucharan este apodo y en alguna ocasin preguntaran directamente a Henderson es usted el bigotes rojos de quien habla mi pap?

    Es importante sealar que, entre el primer y ltimo borrador de este ensayo, se public el libro L. J. Henderson on the social system, edi-tado por Bernard Barber. Este contena muchos de los escritos sociolgicos de Henderson, as como una introduccin larga e informa-tiva de Barber. All, Barber relata con mucho detalle la historia de la participacin de Henderson en las ciencias sociales en Harvard y de las otras personas que tambin estuvieron presentes.

  • LA TEORA DE LOS SISTEMAS SOCIALES...

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    Ciencia Poltica y Crane Brinton del de Historia. Con mi cambio al Departamento de Sociologa, me acerqu ms a la

    psicologa y a la antropologa; es entonces cuando conoc a Gordon Allport, de regreso a Harvard despus de un

    tiempo en Dartmouth, y a Henry Murray. En el Departamento de Antropologa estaban colegas importantes. El pri-

    mero fue W. Lloyd Warner, llamado a Harvard por Elton Mayo quien, bajo la direccin de Henderson, llev a cabo

    el estudio de la Western Electric. Warner fue contratado para hacer una serie de estudios sobre la comunidad que

    eventualmente ya famosos se llamaron The Yankee City Series. Cuando Warner dej Harvard para trabajar en la

    Universidad de Chicago, Clyde Kluckhohn lo reemplaz. Este ltimo era un antroplogo social muy joven, muy

    independiente del grupo de Henderson y a la vez asociado con ellos. Hizo gran amistad con Murray, y junto con estos

    tres (Allport, Murray y Kluckhohn) establecimos el ncleo de los promotores del experimento que concluy en la

    fundacin del Departamento de Relaciones Sociales.

    Tambin durante los aos 30 empec a tener relaciones importantes con algunos alumnos de posgrado. Algunos de

    ellos recibieron ofrecimientos para trabajar en Harvard. El ms importante entre ellos fue Robert Merton, miembro

    de la primera generacin de alumnos de posgrado en Sociologa. Adems de Merton, debera mencionar a Kingsley

    Davis, John Riley y no como alumno Mathilda Riley, Robin Williams, Edward C. Devereux, Logan Wilson,

    Wilbert Moore, Florence Kluckhohn y Bernard Barber. Muchos de ellos participaron en un grupo informal de discu-

    sin sobre problemas de la teora sociolgica que se reuna durante las noches en mi cuarto en Adams House, cuando

    yo era todava instructor.

    Intereses tericos despus de la Estructura de la Accin Social

    El haber terminado La estructura de la accin social fue para m un logro importante, aunque en aquel entonces no

    tena idea de la fama que ganara.23 El marco terico de referencia que me haba permitido demostrar la tesis de la

    convergencia, obviamente tena muchas posibilidades de utilizacin, pero existan varias alternativas en cuanto a qu

    hacer con la ayuda de este marco de referencia. Durante la conferencia de Bellagio, donde present este ensayo por

    primera vez, hubo mucha discusin sobre l porque no me identificaba con la economa como disciplina. Al momen-

    to de terminar La estructura de la accin social, la decisin se haba tomado, por lo menos a un nivel, debido a mi

    cambio del Departamento de Economa al nuevo Departamento de Sociologa. A pesar de mi amistad con Taussig,

    Gay y Schumpeter, estoy seguro de que no podra haber confiado en un futuro en el Departamento de Economa en

    Harvard. Pero en el fondo yo no quera dedicarme a la economa y ahora s que esto se debe a que el pensamiento de

    Weber y Durkheim me haba impresionado mucho: posteriormente tambin el de Freud influy mucho en m. Si bien

    saba que quera mantenerme en contacto con la teora econmica, cosa que he hecho de varias maneras, vi claramen-

    te que no quera ser principalmente un economista, como tampoco Weber lo fue.

    Tuve una experiencia interesante que al ltimo momento me pudo haber convertido en favor de la economa.

    Despus de mi cambio formal hacia la sociologa, Schumpeter organiz un pequeo grupo de discusin con gente

    ms joven, casi todos ellos alumnos de posgrado, sobre los problemas de la naturaleza de la racionalidad. Despus de

    unas cuantas reuniones, l me ofreci lo siguiente: que el grupo produjera un libro del cual l y yo seramos por lo

    menos coeditores, si no coautores. Si bien no rechac la idea inmediatamente, s reaccion con poco entusiasmo y de

    hecho nunca volv a tocar el tema con l. No entiendo claramente mis motivos en esta circunstancia, pero creo que

    tenan que ver con la idea de que yo necesitaba un rompimiento total con la economa.24

    23 Espero que el lector me perdone si agrego que aunque me sent muy afortunado por haber podido publicar el libro sin subsidio y de que The Free Press lo reedit en 1949, se han mantenido las ventas durante 30 aos ; de hecho, apenas 30 aos despus de la primera publicacin se edit unan edicin de bolsillo que tambin se ha vendido muy bien. En todo este asunto, tengo una deuda muy impor-tante con Jeremiah Kaplan, quien fue vida y alma de The Free Press durante muchos aos. El aprob la edicin del libro en 1949 y adems ha apoyado un gran nmero de mis otras publicaciones. Sin Kaplan y su asesor principal, Edward Shils, el auge de la posguerra en la publicacin de obras de sociologa (repunte editorial que aprovech) probablemente no hubiera ocurrido, o por lo menos no tan pronto. 24 Apenas mencion antes que durante mi licenciatura haba tomado la decisin bsica de dedicarme a las ciencias sociales en lugar de las biolgicas. Mi cambio a la ciencia social inicialmente a la economa tuvo que ver con mi padre quien, durante mi desarrollo, fue profesor universitario y administrador. Mientras que yo cursaba la licenciatura, l fue rector de Marietta College en el estado de Ohio. Haba empezado su carrera como pastor de una iglesia congregacionalista y estaba muy involucrado con el movimiento del evangelio social que tuvo mucho que ver con los orgenes de la sociologa en este pas.

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    Las profesiones y los dos aspectos del problema de la racionalidad

    La decisin que tom fue la de emprender un estudio sobre algn aspecto de las profesiones como fenmenos socia-

    les. Este inters era un resultado lgico de la combinacin de mi preocupacin por la naturaleza de la sociedad indus-

    trial moderna y el marco de referencia conceptual dentro del cual la haba estudiado. Empricamente, era obvio que

    las profesiones libres ocupaban un lugar sobresaliente en la sociedad moderna, mientras que en la alternativa ide-

    olgica, capitalismo contra socialismo, no aparecan para nada. An ms, el sector comnmente llamado privado

    pero no de ganancia (non profit) de la organizacin y actividad que se organiza por ocupaciones, a diferencia por

    ejemplo del parentesco, no apareci ideolgicamente. Se puede decir que cada una de las dos posturas ideolgicas

    presentaban una versin de la bsqueda racional del inters propio: la versin capitalista, basada en el pensamiento

    utilitarista, el inters del individuo en la satisfaccin de sus deseos; la versin socialista, el inters de la colectividad

    (basada en ideas que provenan de Hobbes y Austin) en lograr la mxima satisfaccin del inters pblico.

    Dentro de este campo decid estudiar algunos aspectos de la profesin mdica. Esta decisin la tom por razones

    tcnicas pero tambin por motivos personales. Ciertamente puedo decir que mi renuncia anterior a los intereses bio-

    lgico-mdicos tuvo que ver en mi papel de socilogo que estudia la profesin mdica, con ste podra llegar a satis-

    facer ambos motivos. Tambin tuvo que ver el grupo de Henderson-Mayo. Henderson mismo era mdico, si bien

    jams ejerci la profesin. Su primer nombramiento en Harvard fue de hecho en la Facultad de Medicina. El combin

    sus intereses mdicos y sociolgicos en un trabajo famoso, Physician and patient as a social system25 (Mdico y

    paciente como sistema social), en donde manej un acercamiento al tema que me pareci correcto. Por lo tanto, era

    natural que yo preguntara tanto a Henderson y a Mayo pero tambin a W. B. Cannon sobre mis planes de traba-

    jo. Los tres reforzaron mi opinin sobre la probable fecundidad de un estudio de este tipo. Me propuse acercarme al

    tema, no slo a travs de una revisin de la literatura existente, sino tambin por medio de los mtodos de la observa-

    cin participativa y la entrevista. Me facilit mucho esta tarea el hecho de que el ejercicio mdico en el hospital mo-

    derno tiene un carcter semipblico; as, vestido con una bata blanca de mdico y con una gafeta que deca Dr.

    (ttulo legtimo en mi caso, si bien es cierto que no por ser mdico) pude pasear por los pasillos, observar las opera-

    ciones quirrgicas, asistir a las consultas a domicilio que el Centro Mdico de la Universidad de Tufts ofreca, etcte-

    ra. (Quiz hoy, con tanta preocupacin, respecto de los aspectos ticos de la investigacin, se calificara de no tico

    este tipo de engao mnimo a los pacientes). La otra fuente de informacin fue una serie de entrevistas con un gran

    nmero de mdicos, escogidos porque representaban diferentes tipos de ejercicio profesional.

    Otro aspecto de la situacin result ser de primordial importancia. Esta era la poca en la cual las ideas sobre las

    relaciones psicosomticas empezaron a influir en la lite intelectual mdica, cuyo ejemplo ms claro eran, quizs, los

    internistas del Hospital General de Massachusetts, donde yo pas mucho tiempo. Atrs de todo estaba el psicoanlisis

    y el hecho de que Stanley Cobb, profesor de psiquiatra en el mismo hospital, recientemente hubiera fundado el Insti-

    tuto Psicoanaltico de Boston. El grupo Henderson-Mayo tambin tuvo mucho que ver con esto, adems con otros

    movimientos de pensamiento similares. Eran seguidores tanto de Pierre Janel como de Jean Piaget.

    Para m, el evento decisivo fue una charla con Elton Mayo acerca de mis intereses en la profesin mdica, durante la

    cual me pregunt directamente sobre mis conocimientos de la obra de Freud. Respond que los tena de manera frag-

    mentaria. Me aconsej leer a Freud en forma seria y comprensiva. Afortunadamente, durante esta poca yo tena

    bastante tiempo libre, debido a que gozaba de una descarga acadmica durante un semestre, y segu su consejo. Ya

    era demasiado tarde para incorporar las implicaciones de las ideas de Freud en La estructura de la accin social,

    pero de todos modos este acercamiento con la obra de Freud result ser una de las experiencias intelectuales cruciales

    de mi vida. Todo esto abri el camino para mi entrenamiento psicoanaltico formal al nivel permitido ms o

    menos una dcada despus.

    Us el paradigma econmico de la bsqueda racional de los intereses propios como el punto de referencia princi-

    pal, pero esta vez en un sentido negativo, para arrojar luz sobre las diferencias entre el modelo econmico clsico de

    la orientacin del mercado y el caso profesional que me interesaba. No fue difcil encontrar diferencias fundamenta-

    les. En cuanto al mdico individual eran dos: primero, una relacin de cobro-por-servicio segn la situacin socioe-

    25 Henderson on the social system, reimpreso Ed. Barber.

  • LA TEORA DE LOS SISTEMAS SOCIALES...

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    conmica del paciente, la llamada escala mvil, o sea una tarifa mayor para los pacientes acomodados y una menor

    o a veces la cancelacin de la misma para pacientes pobres. Segundo, una objecin a la costumbre que algunos

    pacientes tenan de consultar a varios mdicos para comparar tanto sus juicios profesionales como el monto de sus

    honorarios. Aos despus modifiqu sustancialmente esta comparacin, muy cercana guardando las distancias de la

    relacin profesional, con el tipo ideal de la relacin comercial.

    Las implicaciones tericas ms importantes tuvieron que ver con la naturaleza de la racionalidad o sea, la misma

    cuestin que yo haba abarcado tanto en mi trabajo propio como en mi trabajo con Schumpeter. Se abri una distin-

    cin, no solamente entre los aspectos econmicos y no econmicos de la racionalidad, sino tambin, dentro de esta

    ltima categora, entre dos modos o direcciones diferentes de considerar el problema de la racionalidad. La primera

    tuvo que ver con un problema muy viejo, aun para m, o sea, con la relacin entre el conocimiento racional (princi-

    palmente cientfico) y la accin en el sentido de la aplicacin. La medicina, especialmente durante la poca cuando

    la estudi, result ser una especie de prototipo de las posibilidades para generar un conocimiento potencialmente til,

    que pudiera aplicarse en la solucin de problemas humanos crticos. La llamada medicina cientfica estaba muy de

    moda, y mi hermano, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, me hizo saber de su

    importancia. Hubo, por supuesto, relaciones explcitas entre este aspecto de la medicina y el problema ms general de

    la racionalidad en La estructura de la accin social, especialmente en el contexto paretiano de la accin lgica.

    De mi preocupacin con los problemas psicosomticos y eventualmente con los de la enfermedad mental, surgi un

    conjunto diferenciado de cuestiones. Estas tuvieron que ver con el significado de los modos cientficos en la investi-

    gacin racional y con el anlisis para la comprensin y eventualmente, el control, de los factores no irracionales en la

    determinacin de la accin humana, en primer lugar individual, pero tambin social. Una preocupacin similar per-

    meaba el pensamiento de todos mis autores con la excepcin de Marshall; pero fue el contacto intensivo con la obra

    de Freud lo que me permiti completar el patrn y darle nuevas dimensiones, especialmente en cuanto a la relevancia

    de los factores no racionales y los mecanismos en los procesos ntimos, microsociales de la interaccin. Creo que mi

    preocupacin con este conjunto de problemas tuvo mucho que ver con mi falta de inters en el ofrecimiento de

    Schumpeter, si bien fue un gran honor para un acadmico joven y todava inseguro.

    Mi relacin cada vez ms intensa con mis colegas Clyde Kluckhohn y Henry Murray influy claramente en este tipo

    de intereses; sin embargo, mi otro colega, Gordon Allport era un psiclogo de tendencia explcitamente racionalista.

    De todos modos, yo haba combinado ambas facetas del complejo de racionalidad en mi estudio de la profesin

    mdica y ambas se contraponan con mi concentracin previa en los aspectos econmicos-polticos de la racionali-

    dad. Atrs de todo, estaba mi inters en el status de la religin en cualquier anlisis general de la accin social un

    inters que adquir, debido a mis antecedentes familiares y por el anlisis weberiano de la tica protestante y sus

    estudios generales sobre la sociologa comparativa de la religin.

    En retrospeccin puedo decir que estos tres (o cuatro si incluyo la religin) focos del problema de la racionalidad

    han dominado la estructuracin de mis intereses tericos desde ese momento decisivo de los ltimos aos 30. El

    primer movimiento (en los intereses tericos) fue un alejamiento del complejo econmico-poltico y un acercamiento

    correspondiente a lo sociopsicolgico, o sea, hacia el problema de la racionalidad visto desde la perspectiva freudia-

    na ms que de la weberiana o paretiana, si bien es cierto que estos dos ltimos eran muy diferentes entre s. Durante

    este cambio tena plena conciencia de la importancia de la racionalidad cognitiva especialmente como constituyen-

    te de la base cultural del componente cientfico de la medicina. Sin embargo, una preocupacin todava ms intensiva

    con todo esto tendra que esperar hasta que empec a interesarme en el fundamento de las profesiones, en el sistema

    de la educacin superior y en la investigacin, inters que se ha vuelto central para m en aos recientes. Hasta cierto

    punto, esto es un caso del regreso de lo reprimido.

    Dentro del contexto socio-emocional de la profesin mdica, analic algunos de los fenmenos en aquel entonces

    identificados con el arte de la medicina (en contraste con la ciencia) en trminos del concepto freudiano de la

    relacin entre analista y analizado; en especial el fenmeno de la trasferencia, que considero uno de los descubri-

    mientos ms grandes de Freud. Obviamente Freud no invent la relacin mdico-paciente, relacin que en la tradi-

    cin occidental se remonta hasta Hipcrates (vase Henderson), pero la asumi como su principal marco de

    referencia social para la prctica psicoanaltica, con lo que contribuy mucho a profundizar en la comprensin de la

    misma. Cada vez qued ms claro que la relacin psicoanaltica presentaba un ejemplo, y por lo tanto en cierto senti-

    do, una especie de paradigma de esta relacin en donde podra caber el vasto y vago campo de relaciones psicosom-

    ticas. Hubo, por supuesto, un eslabn bsico entre los dos aspectos primarios del problema de la racionalidad que me

    interesaba: el deseo del psicoanlisis de lograr un status cientfico, cosa que en mi opinin y a pesar de tanta contro-

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    versia, ha sido ampliamente comprobado y que quizs en el contexto del proceso teraputico queda simbolizado por

    el dicho de Freud: Donde estuvo Ello, all estar el Ego.

    Fue principalmente a travs de este camino que llegu a considerar en cierto sentido a la enfermedad como una forma

    de desviacin social. He pagado un precio muy alto por haber adoptado esta postura terica, puesto que me acusan

    de ser un agente de los intereses del establishment que quiere mantener el status quo. Existe, sin embargo, un cierto

    elemento de verdad en esta opinin, verdad que creo es resultado independiente de cualquier forma particular de

    orden social. El punto terico importante es el cambio de enfoque de la consideracin de la aplicacin de la ciencia

    mdica solamente como tecnologa biofsica, a la consideracin de esta ciencia como un campo que es a la vez de

    interaccin social. En trminos tcnicos, que cristalizaron despus, puede decirse que el punto de vista tradicional de

    la profesin mdica la concibi como una relacin entre sistemas culturales (conocimiento cientfico) y los organis-

    mos, donde los agentes sociales solamente ponan en prctica las implicaciones obvias del conocimiento. La otra

    perspectiva enfoca las relaciones mdicas, por lo menos en parte, como casos de la interaccin sutil entre los motivos

    inconscientes al nivel de la personalidad y las particularidades de la estructura de los sistemas sociales. Hay ms

    correlatos sociolgicos de la diferencia que se ubican en dos niveles: en el caso mdico, entre el mdico como un

    agente competente del control social y el paciente como el receptor de estos importantes servicios tema que no

    puedo desarrollar aqu con detalle. Sin embargo, esto resulta ser un foco principal de la estructura social que no

    tiene lugar en los modelos econmico-polticos dominantes (capitalismo y socialismo).

    De la profesin mdica a la teora de la socializacin

    Durante este periodo de mi carrera cuando predomin la influencia de Freud, fue quiz natural que mi inters cam-

    biara del anlisis de la situacin social del psicoanlisis y, ms en general, de la profesin mdica, al estudio de los

    orgenes de los problemas confrontados por el analista y el analizado. Estos eran problemas claramente ubicados en

    las personalidades de los analizados un tiempo despus llegu a analizar las bases de la contratransferencia y

    como socilogo estas cuestiones me llevaron a considerar las condiciones del desarrollo infantil en la familia conce-

    bida como un sistema social. Freud mismo haba enfatizado las relaciones con los objetos pero no puede decirse

    que desarroll una sociologa de la familia. En relacin con este punto, empez a jugar un papel central un concepto

    sobre el que haba convergencia impresionante. A raz de mi lectura de Freud, empec a darme cuenta de la impor-

    tancia de lo que yo y otros llamamos el fenmeno de internalizacin (Freud us el trmino de introyeccin) tanto

    de las normas socioculturales como de las personalidades de los otros con quienes un individuo interacta, sobre todo

    con los agentes socializantes (a veces a este ltimo caso se le llama identificacin).

    Esta idea cuaj claramente en el pensamiento freudiano alrededor del concepto de Superego, aunque se puede decir

    que estuvo presente desde una etapa inicial, especialmente en el concepto de transferencia (por ejemplo, el tratar al

    analista como si fuera el padre del analizado). Freud lleg a considerar las pautas morales, particularmente las del

    padre, como partes integrales de la personalidad del nio durante algunas fases del proceso de aprendizaje. El alcance

    de este aspecto de la teora freudiana de las relaciones con los objetos se ampli durante la ltima etapa de su tra-

    bajo para incluir no solamente al Superego, sino tambin al Ego y hasta el Ello.26 Simultneamente, entend que un

    concepto similar, desarrollado desde un punto de vista muy distinto, era esencial en Durkheim, especialmente en

    cuanto a su concepto del control social a travs de la autoridad moral. Una idea parecida tambin est presente en el

    tratamiento weberiano del papel de los valores religiosos en la determinacin del comportamiento; tambin encontr

    opiniones similares en el trabajo de un grupo de psiclogos sociales norteamericanos, especialmente G. H. Mead y

    W. I. Thomas. El concepto de internalizacin, en series sucesivas, de conjuntos de normas culturales y de objetos

    sociales concretos se ha vuelto un eje principal de toda la teora de la socializacin; tambin figura, de manera nueva,

    en el tratamiento ms reciente de los problemas de la educacin superior.

    La internalizacin es una caracterstica de la estructura de la personalidad como sistema. He dado el nombre de insti-

    tucionalizacin al fenmeno paralelo en los sistemas sociales, especialmente a la conformacin de las relaciones

    sociales por medio de componentes de la cultura normativa que llegan a constituir partes estructurales directas del

    sistema social en cuestin. Quizs el terico ms importante en esta lnea de anlisis fue Weber, especialmente en su

    sociologa comparativa de la religin, pero Durkheim tambin hizo contribuciones de igual magnitud. Ambos con-

    26 Vase mi trabajo, Social structure and the development of personality : Freuds contribution to the integration of psychology and sociology en Social structure and personality, Nueva York, Free Press, 1964.

  • LA TEORA DE LOS SISTEMAS SOCIALES...

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    ceptos tienen sentido solamente si se concibe a los subsistemas primarios del sistema general de accin como inter-

    penetrantes adems de interdependientes. As, ciertos componentes del sistema cultural llegaron a ser simultnea-

    mente componentes de ciertos sistemas sociales y de la personalidad. Este concepto fundamental, a la vez, descans

    en el concepto de la abstraccin de los subsistemas considerados. Por lo tanto, un sistema social por ejemplo una

    sociedad no es una entidad concreta, sino una manera de establecer ciertas relaciones entre componentes de

    accin, que son distintivos en cuanto a la totalidad de la realidad concreta. Las circunstancias de la poca reforza-

    ron mi preocupacin con este conjunto de problemas de lo no racional. Se dieron discusiones importantes sobre el

    problema del carcter alemn;27 en relacin con ellas me llam la atencin por primera vez Erik Erikson. Algunas

    circunstancias personales tambin influyeron en mi preocupacin, la muerte prematura de mi hermano mdico (1940)

    y la vejez y muerte de mis padres (1943 y 1944).

    Este mismo conjunto de circunstancias explica uno de los fracasos ms grandes de mi carrera: el no haber llevado a

    cabo mi intencin de publicar un estudio monogrfico sobre la profesin mdica. Creo que haba aprendido muchas

    cosas de este esfuerzo, pero mi atencin haba sido llamada por los aspectos ms sutiles del control social y por la

    gnesis de los problemas de la socializacin fuera del contexto profesional.28 De todos modos, me atras en terminar

    este estudio, y adems de haber discutido diferentes aspectos del problema en diferentes trabajos, me conform con

    un captulo muy largo, Estructura social y proceso dinmico: el caso de la prctica mdica moderna.

    Quiz a finales de los aos 40, mis intereses tericos, empezaron a girar en torno a los problemas psicolgicos ma-

    crosociales, incluyendo la economa, por lo que quedaron atrs los problemas psicolgicos y microsociales. Tambin

    volv a interesarme en la escena europea, debido a mi participacin en el Seminario de Salzburg durante el verano de

    1948. En cierto sentido este proceso culmin en un reencuentro con los problemas de la relacin entre la teora

    econmica y sociolgica que empez durante el ao que estuve como profesor visitante en Cambridge, Inglaterra

    (1953-54).

    En 1946, sin embargo, decid someterme a un entrenamiento normal en psicoanlisis, como candidato clase C en el

    Instituto Psicoanaltico de Boston. Creo que las razones intelectuales por mi inters ya quedaron claras despus de la

    discusin anterior, si bien es cierto que tambin hubo razones de tipo personal. Me siento muy afortunado en haber

    estado bajo la tutela de la Dra. Grete Bibring, miembro del crculo original de Freud en Viena hasta que tuvo que

    exiliarse despus de la invasin nazi a Austria. Por supuesto, sin tener ttulo de mdico, yo no podra optar por ejer-

    cer como psicoanalista; adems, segn las reglas del juego de aquel entonces, tampoco podra encargarme de casos

    de control y me admitieron en los seminarios clnicos slo como una concesin especial. Pero jams tuve intencin

    de ejercer esa profesin.

    Adems de contribuir a una comprensin cada vez ms profunda de la teora psicoanaltica y de los fenmenos rela-

    cionados con ella, esta experiencia tambin me ayud a superar una preocupacin excesiva con el nivel psicoanaltico

    de los problemas humanos y sirvi como un correctivo al impacto que mi lectura original de Freud me haba causado

    junto con las fases iniciales de mi estudio de la profesin mdica. En su lugar, ganaron terreno una preocupacin por

    los problemas analtico-abstractos de la teora, y un inters emprico en reas menos psicolgicas por ejemplo de

    tipo econmico y poltico y despus educacional.

    No me cuento entre el grupo de profesores de Harvard que dejaron la Universidad para entrar en el servicio militar

    activo durante la guerra. Di clases en la Escuela de Administracin Externa de la cual mi amigo Carl Friedrich era

    director. Esta escuela administraba programas sobre ciertas reas geogrficas y de idiomas, adems de programas

    para oficiales de asuntos civiles. Ense en el campo de las sociedades europeas y del este de Asia. Durante la ltima

    parte de la guerra trabaj como asesor en la Seccin del Enemigo de la Administracin Econmica Extranjera que

    tuvo a su cargo planear el trato para Alemania despus de la guerra. Escrib varios memorandos en oposicin al lla-

    mado Plan Morgenthau.

    En 1944, parcialmente, en respuesta a un muy buen ofrecimiento fuera de Harvard, fui nombrado jefe del Departa-

    mento de Sociologa, en el entendido de que se llevara a cabo una reorganizacin importante del mismo. Los profe-

    27 Vase mi trabajo, The problem of controlled institucional change, reimpreso en Essays in sociological theory, Nueva York, Free Press, 1954. (Edicin espaola: Ensayos de teora sociolgica, Buenos Aires, Paids, 1954). 28 Posiblemente un factor que precipit este cambio fue la muerte, en 1938, de mi suegro, el doctor W. D. Walker a los 60 aos de edad. Walker haba sido un muy buen mdico general y me haba ayudado mucho con la fase del trabajo de campo de mi estudio mdi-co y en general con discusiones sobre la profesin mdica. Sin embargo, era suficientemente anticuado para no hacer mucho caso de

    mis intereses psicolgicos esotricos.

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    sores Allport, Kluckhohn, Murray y yo habamos tenido importantes discusiones sobre el tema. En 1945 hubo dos

    plazas definitivas para sociologa. Una de ellas la gan George C. Homans, quien haba estado en el departamento

    antes de enlistarse en la Marina. La otra la gan Samuel A. Stouffer, quien en aquel entonces termin su gestin co-

    mo director de investigacin en la Seccin de Informacin y Educacin del Departamento de Guerra. Todos estos

    hechos ocurridos durante la ltima parte de 1945, coadyuvaron a la decisin de establecer el Departamento de Rela-

    ciones Sociales, que abri sus puertas en el otoo de 1946. Stouffer fue nombrado director de un Laboratorio de

    Relaciones Sociales, una organizacin colateral de investigacin, y yo asum la jefatura del Departamento que inclu-

    a, adems de sociologa, antropologa social as como psicologa social y clnica. Segu como jefe del mismo por 10

    aos, hasta 1956. El papel que jug Paul H. Buck, director de la Facultad de Artes y Ciencias, fue de suma importan-

    cia en el establecimiento y desarrollo del Departamento de Relaciones Sociales.

    Durante este mismo periodo, tambin empec a participar activamente en asuntos profesionales fuera de Harvard. En

    1942 haba sido elegido presidente de la Asociacin Sociolgica del Este de los EU si bien no hubo mucha actividad

    debido a la guerra. En 1949, fui elegido presidente de la Asociacin Norteamericana de Sociologa, cargo que result

    de mayores exigencias. En aquel entonces la Asociacin pasaba por una crisis organizativa motivada por el creci-

    miento de su membresa y sus actividades. Durante mi gestin, se abri una nueva oficina, se nombr el primer ofi-

    cial ejecutivo con sueldo y se revis sustancialmente la constitucin de la Asociacin. Despus de un descanso de

    algunos aos, volv a ocuparme activamente de los asuntos de la Asociacin: encabec el Comit sobre la Profesin,

    despus fui secretario por cinco aos y finalmente, durante dos aos fui el primer editor de The American Sociologist,

    un boletn interno de la organizacin que se ocupaba de asuntos de inters para la profesin ms que de la publica-

    cin de contribuciones al conocimiento. Durante los aos 50 tambin particip activamente en la Asociacin Nor-

    teamericana de Profesores Universitarios: fui miembro de un comit especial encargado de casos de lealtad-seguridad

    y por un periodo fui miembro de cada uno de los Comits sobre Libertad Acadmica y Definitividad.

    Desarrollo terico: 1937-1951

    Los primeros aos del Departamento de Relaciones Sociales, especialmente en cuanto a mi papel de profesor a nivel

    de posgrado, pueden calificarse como una poca de oro. Debido a que se abri slo un ao despus del final de la

    guerra, el departamento atrajo una muestra extraordinaria de jvenes intelectuales cuya educacin haba sido inte-

    rrumpida por la guerra. Entre los que haban estado antes en Harvard puedo nombrar a: Bernard Barber, Albert Co-

    hen, Marion Levy, Henry Riecken y Francis Sutton; Robert Bales permaneci en Harvard durante la guerra. Las

    nuevas adquisiciones incluyeron a: Harold Garfinkel, David Schenider, David Aberle y Gardner Lindsey. Un poco

    ms tarde llegaron: James Olds, Morris Zelditch, Joseph Elder, Ezra Vogel, William Mitchell (del Departamento de

    Ciencia Poltica), Renee Fox, Clifford Geertz, Francois Bourricaud (quien vino de Francia con una beca Rockefeller),

    Robert Bellah, Neil Smelser, Joseph Berger, Jackson Toby, Kaspar Negele, Theodore Mills, Odd Ramsoy (de No-

    ruega) y Bengt Runblatt (de Suecia).

    A finales de los aos 50 lleg una tercera ola de alumnos de posgrado especialmente importantes, incluyendo a:

    Winston White, Leon Mayhew, Jan Loubser, Edward Laumann, Charles Ackerman, Enno Schwanenberg, Victor

    Lidz, Andrew Effrat, Rainer Baum, Mark Gould, John Akula y Gerald Platt, con quien he tenido una colaboracin

    muy especial despus de la terminacin de sus estudios formales. Una asociacin cercana con alumnos de este calibre

    ha sido uno de los aspectos ms agradables de mi carrera profesional. Las mentes jvenes de esta calidad siempre

    tienen un efecto estimulante sobre sus profesores. Mi propia experiencia ha reconfirmado mi conviccin sobre la

    importancia de combinar las funciones de docencia e investigacin en las mismas organizaciones y papeles.

    De algunas relaciones de colaboracin con personas tales como Robert Bales, James Olds, Neil Smelser, Winston

    White, Victor Lidz y Gerald Platt surgieron publicaciones conjuntas. Tambin he tenido relaciones importantes

    con David Schneider, Clifford Geertz, Leon Mayhew (si bien no como una alumna formal), con mi hija, Anne Par-

    sons, ahora finada.

    A pesar de los cambios de inters terico ya sealados, me parece que ha habido cierta unidad de intereses intelectua-

    les y de desarrollo terico desde la publicacin de La estructura de la accin social hasta la publicacin en 1951 de

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    dos libros importantes: Toward a general theory of action, en colaboracin con Edward Shils29 y mi libro El sistema

    social. Yo creo que el hilo conductor, o de continuidad, se encuentra en lo que vino a llamarse el esquema de varia-

    bles pautas.

    Dicho esquema surgi como un esfuerzo por formular un acercamiento terico a la interpretacin de las profesiones.

    Obviamente ningn elemento en la dicotoma capitalismo-socialismo me serva. Por lo tanto opt por la famosa dis-

    tincin cristalizada para la sociologa alemana por Tennies y utilizada por Weber: la diferencia entre Gemeinshaft y

    Gesellshaft como tipos de organizacin social.30 El problema del autointers fue el punto de referencia inicial en una

    lnea que ofreci una alternativa muy estrecha si se considera el inters pblico en el sentido socialista. La orienta-

    cin profesional era, como inicialmente dije, desinteresada (despus, orientada hacia la colectividad) en el senti-

    do de que el mdico se dice estar preocupado sobre todo por el bienestar del paciente. El uso de este criterio coloc a

    las profesiones en la categora de Gemeinshaft.

    El componente cientfico de la medicina, el carcter universalista del conocimiento aplicado a la enfermedad cupo

    junto con un complejo extenso de caractersticas de la sociedad moderna que Tennies y sus mltiples seguidores

    hubiera clasificado como Gesellshaft. La implicacin obvia era que la dicotoma de Toennies no debera tratarse

    como una variacin en trminos de una sola variable, sino tambin como el resultado de una pluralidad de variables

    independientes. Si estas ltimas eran en realidad independientes, deberan existir no solamente dos tipos fundamenta-

    les de relacin social, sino un conjunto ms grande de ellos. Suger que el tipo profesional perteneca a este conjunto,

    pero no como Gemeinshaft ni como Gesellshaft. Sin soslayar la importancia del autointers, ahora se me hace an

    ms importante saber cmo incorporar el universalismo caracterstico de la racionalidad cognitiva y el problema del

    status de la emocin no racional o el afecto en el mismo esquema analtico. Desde un inicio formul e incorpor en el

    mismo sistema una dicotoma que llam afectividad-neutralidad afectiva, junto con otra de universalismo-

    particularismo.

    El esquema de pautas variables ha sufrido cambios complejos desde entonces que no tiene caso detallar en este mo-

    mento. El proyecto que produjo el tomo Hacia una teora general de la accin, sin embargo, tambin produjo la

    primera sntesis real. Este proyecto se inici para evaluar en trminos tericos el experimento del Departamento de

    Relaciones Sociales. Para llevar a cabo esta evaluacin llegaron a Harvard como profesores visitantes E. C. Tolman y

    Edward Shils. De la colaboracin muy cercana entre Shils y yo, surgi nuestra monografa Values, motives an sys-

    tems of action que constituye el corazn terico de Hacia una teora general de la accin. All desarrollamos el

    esquema de las pautas variables como un marco de referencia terico utilizable no slo para el anlisis terico de los

    sistemas sociales, como ya haba hecho inicialmente, sino tambin para el anlisis de la accin general y especial-

    mente para los sistemas de personalidad y de cultura. Como tal, no era ms un simple catlogo de distinciones di-

    cotmicas sino que se haban vuelto un sistema que contena semillas de una complicacin terica que no previmos

    en aquel entonces.

    Este proceso de generalizacin y sistematizacin pareci constituir un descubrimiento terico real. Basado en l, me

    atreva a escribir un planteamiento general sobre la naturaleza del sistema social incluyendo el nivel macrosocial. El

    resultado, mi libro El sistema social, adems de ser la codificacin del conocimiento sociolgico heredado, descansa

    ante todo en dos caractersticas que pueden considerarse originales. La primera fue la aclaracin de las relaciones

    entre los sistemas sociales por un lado, y los sistemas psicolgicos o de personalidad y los culturales, por el

    otro. La segunda fue el uso conscientemente sistemtico del esquema de pautas variables como el marco de referencia

    terico principal para el anlisis del sistema social.

    Reconsideraciones econmicas y sociolgicas

    Los dos libros de 1951 representaron la culminacin de una etapa y la fundacin de otra. Mi contribucin y la de

    Shils estuvo organizada alrededor del esquema de pautas variables, que nuestro trabajo en colaboracin haba

    29 Talcott Parsons y Edward Shils. (eds.). Toward a general theory of action, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1951. (Ed. espa-ola: Hacia una teora general de la accin, Buenos Aires, Kapelusz, 1968). 30 Ferdinand Tennies. Community and society (Gemeinshaft und Gesellshaft), Trad. y Ed. Charles P. Loomis, Nueva York, Harper & Row, 1963.

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    podido generalizar del nivel del sistema social al de la accin en general. Mientras tanto, Robert Bales31 y yo haba-

    mos discutido largamente sobre las relaciones de este esquema con uno suyo para el anlisis de la interaccin en

    grupos pequeos. Estas discusiones resultaron ser tan importantes que decidimos invitar a Shils a trabajar con noso-

    tros durante el verano de 1952 y los tres juntos escribimos Working papers in the theory of action (1953).32

    El resultado crucial, a la luz del desarrollo posterior fue el nacimiento de lo que ahora llamamos el paradigma de las

    cuatro funciones. Su gnesis se encuentra en una convergencia entre el sistema de las cuatro pautas variables y una

    clasificacin que Bales haba propuesto en su Interaction process analysis.33 Concluimos que los sistemas de accin

    podran analizarse generalmente en trminos de procesos y estructuras relevantes para la solucin simultneamente

    o en secuencia de los cuatros problemas funcionales que llamamos adaptacin, logro de metas del sistema (no

    de la unidad), integracin y mantenimiento de pautas y control de tensiones. Si bien hubo muchos defectos en

    nuestras formulaciones de aquel entonces, he utilizado la clasificacin bsica desde hace quince aos cuando surgi,

    y se ha constituido en un punto de referencia fundamental para todo mi trabajo terico.34

    En consecuencia e ntimamente relacionado con el trabajo de Bales sobre los grupos pequeos, hubo una extensin

    del anlisis del proceso de socializacin, resabio de mi estudio sobre la profesin mdica. El resultado de esta exten-

    sin fue la publicacin del libro Family, socialization and interaction process,35 escrito en colaboracin con Bales,

    James Olds y otros. Su tema principal era que la familia nuclear, surgida en las sociedades industriales modernas,

    podra tratarse como un grupo pequeo y diferenciarse, segn el paradigma de las cuatro funciones, sobre los ejes de

    generacin y sexo, en una forma anloga con la pauta de diferenciacin de muchos de los pequeos grupos experi-

    mentales con los cuales Bales y sus colaboradores haban trabajado. En esta misma coyuntura empec a interesarme

    intensamente en la diferenciacin de los sistemas vivos en general. Este inters estuvo relacionado con mis preocupa-

    ciones anteriores por la biologa y enfatizaron la importancia de la fisin binaria.36

    Esta lnea de teorizacin, una continuacin de mi inters por los problemas de la no racionalidad discutidos anterior-

    mente, fue rpidamente remplazada por otra que me llev otra vez de regreso al viejo problema de las relaciones

    entre la teora econmica y la sociologa. Para el ao acadmico 1953-54 fui invitado como profesor visitante de

    teora social a la Universidad de Cambridge. Me llamaron para dar una serie de conferencias, en una jornada auspi-

    ciada por el Departamento de Economa en memoria de Alfredo Marshall. El tema que me asignaron fue, especfica-

    mente, la relacin entre la teora econmica y la sociolgica.

    Durante varios aos no me haba ocupado del problema del estatuto de la teora econmica. De hecho, cuando acept

    la tarea, no estaba seguro de poder superar el nivel ya alcanzado en La estructura de la accin social. Sin embargo,

    me di cuenta de que el desarrollo terico logrado durante estos aos, especialmente el paradigma de las cuatro fun-

    ciones, constitua la base de una fase nueva de anlisis.

    A manera de prepararme para las conferencias, le con cuidado y por primera vez e libro de Keynes, General theory

    of empleoyment, interest and money y rele gran parte del tomo Principles of economics de Marshall.37 De pronto se

    me ocurri que la extensin de la clasificacin bsica de los factores de produccin usada por Marshall y las propor-

    ciones del ingreso proveniente de la tierra, la mano de obra y el capital, junto con el cuarto factor incluido por Mars-

    hall (lo que l llam organizacin) agregado a las tres categoras clsicas, podran considerarse respectivamente

    31 Bales haba sido uno de los pocos estudiantes de posgrado durante los aos de la guerra. Mientras que trabajaba como instructor inici su famoso programa del estudio experimental con pequeos grupos humanos. 32 Nueva York, Free Press, 1953.- (Ed. espaola: Apuntes sobre la teora de la accin, Buenos Aires, Amorrortu, 1953). 33 Cambride, Mass., Addison-Wesley, 1950. 34 Este esquema se explica en el captulo III de Working papersin the theory of action. Las siglas en ingls son AGIL (en espaol, ALIM). (N. de la T.). 35 Talcott Parsons, Robert Freed Bales, James Olds, Morris Zelditch y Philip Slater. Family, socialization and interaction process, Nueva York, Free Press, 1955. 36 Este inters fue enormemente estimulado por mi participacin en las conferencias sobre la teora de sistemas, organizadas por Roy Grinker y John Spiegel. La contribucin del bilogo de Chicago Alfred Emerson, me impact especialmente. Vase el Apndice de Family, socialization and interaction process. 37 (Keynes) Nueva York, Harcourt, Brace and World, 1936; (Marshall) 8. Ed., Londres, MacMillan & Col. Ltd., 1925.

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    como una clasificacin de entradas y salidas en la economa, como sistema social analizado en trminos del paradig-

    ma de las cuatro funciones.

    Esta idea se constituy en el punto de partida de una reconsideracin fundamental del problema que qued resuelto

    slo de modo parcial hacia noviembre de 1953, cuando di las tres conferencias. Neil Smelser, quien haba sido mi

    alumno de licenciatura de Harvard, estaba en aquel entonces estudiando su posgrado en economa en la Universidad

    de Oxford, con la ayuda de una beca Rhodes. Le mand el borrador de mis conferencias y me respondi con comen-

    tarios tan detallados y pertinentes que decidimos llevar a cabo una serie de discusiones durante un ao. Despus, el

    otoo siguiente, estuvimos los dos de regreso en Harvard y terminamos con la colaboracin que produjo el libro

    Economy and society.38

    En mi opinin logramos presentar un anlisis nuevo y ms generalizado de las relaciones entre las teoras econmica

    y sociolgica. Este anlisis se extendi a la relacin de la economa, considerada como un subsistema de la sociedad,

    con la sociedad en su totalidad. Esta restructuracin terica pudo adems generalizarse a una reconsideracin de los

    otros subsistemas primarios de las sociedades; desde entonces nos ha permitido abrir un panorama totalmente nuevo

    con respecto a la estructura y funcionamiento de los sistemas sociales totales, de los cuales la sociedad es un tipo

    especialmente importante.

    La clave se relacionaba con el hecho de que lo que los tericos econmicos llamaron la economa debera considerar-

    se como uno de los cuatro subsistemas funcionales primarios de la sociedad, con una funcin principalmente adapta-

    tiva, o sea, como agente generador de recursos generalizables. Tres de los factores de produccin y proporciones del

    ingreso deberan considerarse como entradas de y salidas a cada uno de los otros subsistemas primarios. La cuarta

    pareja tierra y renta debera tratarse como un caso especial, como haba sido el caso durante mucho tiempo en la

    tradicin terica de la economa. La clave es que la doctrina famosa de que la cantidad de tierra a diferencia de los

    otros factores no se da en funcin de su precio. Esta caracterstica cuaj con los requisitos lgicos de la funcin del

    mantenimiento de pautas, que nosotros habamos tratado como la base de referencia estable del sistema de accin. En

    todo este proceso habamos revisado considerablemente el concepto tradicional de la economa de la tierra para in-

    cluir no solamente los recursos naturales sino tambin todos los recursos econmicamente importantes, totalmente

    comprometidos con la funcin de la produccin en el sentido econmico, que inclua los compromisos al nivel valo-

    rativo de la produccin. Para nosotros, entonces, la racionalidad econmica se volvi una categora de valor, no de

    motivacin psicolgica.

    Suponiendo que nuestra asignacin de las fuentes de las entradas y los destinos de las salidas entre los otros tres

    subsistemas era correcta y que podramos disear clasificaciones y categorizaciones comparables para las entradas y

    salidas de los tres subsistemas primarios, pudimos disear un paradigma de los intercambios para el sistema social

    como totalidad.39 Todo esto nos ha llevado varios aos y Smelser y yo hemos sostenido largas discusiones, no slo

    entre nosotros, tambin con otros.

    Esta lnea de pensamiento introdujo una complicacin nueva y abri otro conjunto de oportunidades. El modelo pri-

    mario de intercambio para nosotros fue el que Keynes manej entre familia y empresa: colocamos a la primera en el

    sistema de mantenimiento de pautas, decisin sociolgicamente sensata, y a la segunda en la economa. Trabajba-

    mos con dos, no cuatro, categoras (a diferencia de Keynes), lo que los economistas han llamado las entradas y sali-

    das reales: las categoras monetarias de salarios y el gasto de los consumidores. Todo esto hizo surgir preguntas

    sobre el status del dinero como un medio de intercambio y de sus otras funciones por ejemplo, como medida y

    reserva (store) de valor econmico.

    La teora monetaria se ha vuelto cada vez ms central en la economa, pero los especialistas y otros tienden a tratarla

    como un fenmeno nico. Si la idea de un paradigma general de intercambio para el sistema social como totalidad

    tena sentido, pareca lgico sin embargo, pensar que el dinero debera ser miembro de una familia de medios genera-

    les comparables; de hecho, debera haber cuatro de ellos para el sistema social.

    No result demasiado difcil afinar algunos de los aspectos necesarios de la sociologa del dinero para tratarlo de esta

    manera; pero los otros medios presentaron ms dificultades. Logramos un primer xito con el tratamiento del poder

    38 Nueva York, Free Press, 1956. 39 El paradigma del intercambio aparece en el apndice de mi artculo Sobre el concepto de poder poltico, Proceedings of the American Philosophical Society, nm. 107, junio, 1963. Reimpreso en Sociological theory and modern society, Nueva York, Free Press, 1967.

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    como un medio en el sentido poltico, diferente de, pero a la vez comparable con, el dinero.40 Esto exiga un reorde-

    namiento sustancial de los conceptos usados por los tericos polticos, ms que en el caso de los economistas que

    trabajan en el contexto monetario. Se hizo necesaria la introduccin del concepto de polity (constitucin poltica),

    definido en trminos analticos abstractos, paralelo a aquel de la economa y por tanto no como gobierno pre-

    ocupado con el logro de metas colectivas al grado de excluir la integracin como su funcin social primaria. Ante

    todo, el concepto del poder como un medio simblico paralelo a la caracterstica del dinero que tiene un valor de

    cambio pero no de uso no apareca en el pensamiento poltico, donde la efectividad intrnseca en la tradicin

    hobbesiana ha sido un punto de referencia primordial. Sin embargo, creo que logramos afinar un paradigma del poder

    como un medio parecido (vase la nota 38). Una vez que habamos logrado este paso, fue mucho ms fcil entender

    el anlisis para incluir a otros dos medios: influencia y compromiso con valores, ambos trminos usados en un

    sentido tcnico especfico.41

    Medios de intercambio y proceso social

    Por esta va el estmulo de las conferencias sobre Marshall eventualmente me acercaron no slo al anlisis estructu-

    ral, sino tambin al anlisis procesal de los sistemas sociales. Parece que esta apertura nos permitir elevar el trata-

    miento de los aspectos no econmicos de estos sistemas a un nivel de sofisticacin terica comparable al ya logrado

    para la economa, adems de incluir la dinmica de la interrelacin entre estos otros subsistemas y la economa. Por

    ejemplo, los conceptos de inflacin y deflacin, tal como se usan en la economa, parecen ser generalizables a los

    otros tres medios societales y a sus interrelaciones no solamente con el dinero sino tambin entre s. Se puede citar

    slo un ejemplo de las dificultades con las cuales hemos topado para afinar esta idea. La dinmica monetaria ya men-

    cionada obviamente es incompatible con la idea de tratar al dinero como un fenmeno de suma cero. La expansin

    y disminucin del crdito son caractersticas centrales de la inflacin y deflacin monetarias. Sin embargo, los teri-

    cos polticos han sostenido la opinin de que el poder debera tratarse en trminos de suma cero; por lo tanto, para

    poder comparar el dinero y el poder en este aspecto vital, ha sido necesario investigar la base de esta hiptesis y en

    mi opinin demostrar que es insostenible.

    El concepto de los sistemas de accin y su relacin con los subsistemas que cristaliz en los paradigmas de las cuatro

    funciones y del intercambio, sugiere que sera deseable e importante ampliar este anlisis. Por lo menos al nivel del

    sistema general de accin este anlisis ha sido constituido con bastante detalle. Una primera etapa en esta direccin

    fue central para los dos libros de 1951 y puede entenderse como el desarrollo de las dos facetas del problema de la

    racionalidad que surgieron de mi estudio de la profesin mdica. En esta etapa tratar al sistema social y sus colin-

    dancias: por un lado, el sistema psicolgico o de personalidad y por otro, el sistema cultural. El sistema social era a la

    vez interdependiente e interpenetrante con ambos. La lgica del paradigma de las cuatro funciones nos hizo ver que

    el organismo conductual no el organismo en su totalidad podra y debera incluirse. Esta extensin fue propi-

    ciada tambin por un renacimiento de mis intereses en la biologa, especialmente a travs de mis contactos con Alfred

    Emerson y con James Olds, quien haba pasado del campo de la psicologa social a la investigacin con cerebros. Las

    ubicaciones funcionales de los cuatro subsistemas de accin son claras y estables: en el lugar de la adaptacin, el

    organismo conductual; en el logro de metas, el de la personalidad; en el lugar de la integracin, el sistema social, y en

    el de mantenimiento de pautas, el sistema cultural.

    Esta perspectiva ha sido importante en mi trabajo durante algunos aos; de hecho, tambin he publicado avances en

    donde trato de analizar de manera similar los otros sistemas, adems del social. (Vase mi trabajo sobre la teora

    cultural, la Introduccin a la parte IV de Theories of society).42 Slo recientemente y de manera tentativa, ha sido

    40 Ibd. 41 Este anlisis se encuentra en dos de mis artculos : On the concept of influence, Public opinion quartely, Spring, 1963, y On the concept of value-commitments, Sociological inquiry, nm. 38, Spring, 1968, ambos reimpresos en Politics and social structure, Nueva York, Free Press, 1969. 42 Vase la introduccin a la parte IV de Talcott Parsons, Edward Shils, Kasper D. Naegele y Jesse R. Pitts (eds.). Theories of society, Nueva York, Free Press, 1961, y mi ensayo An approach to psychological theory in terms of the theory of action en Sigmund Koch (ed.). Psichology: a science, III, Nueva York, McGraw-Hill, 1959.

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    posible elaborar un paradigma de intercambio general para el nivel del sistema general de accin.43 Puedo sealar un

    resultado de convergencia muy interesante. Las categoras de los medios generales que he seleccionado pueden iden-

    tificarse con aquellas introducidas como los cuatro y la definicin de la situacin hecho por el psiclogo social W.

    I. Thomas hace ms de una generacin. Estas son: el medio adaptativo, paralelo del dinero al nivel del sistema social;

    la inteligencia donde se puede incluir, de lado positivo, lo que Thomas llam deseo de experiencias nuevas y de

    lado negativo, deseo de seguridad; el medio de logro de metas, capacidad para el logro (performance capacity),

    recompensado por lo que Thomas llam reconocimiento; el medio de integracin, afecto a grandes rasgos en el

    sentido psicoanaltico premiado por una respuesta segn Thomas, y finalmente, como el medio del proceso de

    mantenimiento de pautas, la definicin de la situacin que, como en los dems fenmenos de esta funcin, debera

    tratarse como lo hace Thomas como un caso especial.44

    Teora estructural-funcional?

    El concepto de sistema, en el campo de la accin como en otros, ha sido central para mi pensamiento desde la etapa

    inicial de mi vida acadmica. Con este concepto se ha asociado un complejo extensivo de problemas emprico-

    tericos que ocupan un lugar prominente en las discusiones crticas sobre este tipo de teora. Estas discusiones tienen

    que ver con conceptos tales como: el equilibrio y su relacin con las condiciones de la estabilidad y las posibilidades

    y procesos de cambio; el status del mismo concepto funcin; los problemas del consenso o conflicto como carac-

    tersticas de los sistemas sociales y la relacin entre lo que puede llamarse los procesos de mantenimiento en los

    sistemas y los procesos de cambio estructural, que se extienden hasta el concepto de evolucin o su contrario.

    Si me permiten repetir un poco, mi primera introduccin al problema del equilibrio fue en la versin rendida por

    Henderson-Pareto, a su vez fortalecida por Schumpeter en cuanto a su aplicacin a la economa. Esta versin del

    equilibrio us el concepto de sistema en el sentido de la