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La Testadura, una literatura de paso no. 58: "Pequeños ejercicios de provocación" por Omar Guillén (Chaka Egul).
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Dirección General:
Mario Eduardo Ángeles.
Textos: Omar Guillén (Chaka Egul).
Fotografía de portada: Roxana Jaramillo.
Series fotográficas: Eloísa Samaniego y Karely Ramírez
Pérez.
Consejo Editorial: Bardo Garma, David Morales, Miguel Escamilla, Cristian Martín Padilla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles ,
Jesús Reyes y Enrique Ibarra.
Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Diana Isabel Enríquez, Paulina Romero, Flor de Liz, Tzolkin
Montiel.
Contacto:
latestadural i terar ia@gmai l .com
México, Febrero 2014.
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Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus auto-
res. Cuida el planeta, no desperdicies papel.
CONTENIDO
Pequeños ejercicios
de provocación
Entropía literaria
Mundo marginal
Palabra de honor
Invocación
Fotografía por
Eloísa Samaniego
Karely Ramírez Pérez
La Testadura 5
Pequeños ejercicios
de provocación
Por Omar Guillén (Chaka Egul)
La Testadura 6
Entropía literaria
La Testadura 7
Entropía literaria
A veces, agotado por la interpretación
sin fin, ese monstruo viscoso que se pa-
sea burlón por mi entendimiento, quisiera
creer que nada oculto hay en los enuncia-
dos, que no hay significados elusivos en
las palabras, ni conocimientos plegados
entre líneas, y que lo único que está allí
es la palabra desnuda escrita como quie-
ro: sólo el concepto preciso e inmutable y
sólo la imagen fotográfica. Sólo represen-
taciones exactas de mi ser que sin ningún
La Testadura 8
esfuerzo te abordan con el poder de la prime-
ra impresión y que, en ocasiones singulares,
cuando estás abierto a lo que no eres, sim-
plemente te acarician, te rascan, te desgarran
o te atraviesan y te hacen sentir o pensar algo
que de antemano no estaba en ti. Sin embar-
go, y a pesar de que aún soy un ingenuo que
sigue creyendo que la palabra es lo único que
puede salvarnos, definitivamente no soy un
idiota que cree que las palabras son exactas y
tienen un significado único, y mucho menos
soy un imbécil que las confunde con las cosas
que nombran. Además, fui formado en una
tradición hermenéutica que todavía no me
puedo sacudir y la búsqueda de sentido se
me impone como si no supiera quién soy y no
comprendiera qué es la muerte –amén de que
La Testadura 9
también tengo un gusto perverso por las
metáforas, los acertijos y los tejidos com-
plejos, y por eso, por más que quiero y me
esfuerzo, cuando escribo sólo eventual-
mente puedo abandonarme a mi intui-
ción literaria y sólo por momentos puedo
dejar que mi conocimiento sensible y no
consiente de las cosas fluya a través de
mis dedos:
…estas no son historias, tampoco es
poesía y mucho menos filosofía. Tan sólo
son eructos de una ontología podrida,
flatulencias de una estética indigesta y,
aunque no parezca, también son risas
La Testadura 10
nerviosas de un espíritu libertario y una
respiración entrecortada que se divierte
con el caos antes de regresar a Dios, ese
origen inefable e incomprensible de don-
de proviene todo lo que existe en el uni-
verso, y no una esperanza crucificada que
se convirtió en sacrifico inútil…
…el aliento de la muerte me refresca
el alma y me acaricia los testículos: el
sonido de las campanas dibuja un deste-
llo lúdico en mi lengua y el sentido de las
cosas cambia: afuera es hoy que es el
ayer y el mañana condensados en este
instante que se va y permanece al mismo
tiempo…adentro, adentro es el más allá
La Testadura 11
que está aquí, fuera de mí con las raíces
saliendo de mis poros…adentro estoy yo
solo con todos los que me importan cons-
truyendo estas ideas que hacen que el
cerebro me punce sin saber si se expande
o se comprime, si explotará o implosio-
nará o si sólo se reconfigura para hacer-
me sentir lo distinto y permitirme pensar
diferente…
…las frases gotean en el espejo: es mi
mente eyaculando en las paradojas del
mundo: resonancias diminutas en los
pliegues del reflejo…
…las ideas crujen como puertas se-
cretas que conducen al nirvana. Me aso-
La Testadura 12
mo a la nada para burlarme del silencio abso-
luto…
…completud del vacío. Nada total, certi-
dumbre absoluta. Mujer, acerca un poco tu
risa a mis ojos para escuchar el llanto de la
ausencia…
…estor deliberadamente solo, pero inexo-
rablemente acompañado de mis sombras y
mis reflejos. Me encuentro perdido entre la
genialidad del loco y la locura del genio, y mi
soberbia es ridícula porque convertirme en
cerdo o en superhombre continúa siendo mi
dilema cuando la respuesta siempre se ha
encontrado en una tortilla con un plato de
frijoles o lentejas…
…para ser más grande que Jesús hay que
La Testadura 13
corregir de manera definitiva los errores
del Dios judeocristiano, es decir, hay que
extirpar de manera definitiva la maldad,
la ignorancia, la apatía y la cobardía del
corazón del Hombre y esto lo puede hacer
cada humano consigo mismo. En efecto,
incipiente Sherlok, todos los humanos
somos Cristos supremos en potencia y
todos podemos enmendarle la plana a
ese Dios viejo…
…los gusanos gritan desde las conje-
turas de la carne: “Cuando el enigma no
es el principio y el fin de toda acción, los
gestos y los movimiento se convierten en
un acto, una representación incompleta y
La Testadura 14
distorsionada del ser, un engaño inevita-
ble que, debido a sus deficiencias y a
pesar de se ha convertido en arte, nos
muestra que hoy, como siempre, lo in-
comprensible nos rodea y nos habla en
cualquier cosa y en todas partes”…
…el movimiento es el principio que lo
origina todo y todo existe en cada cosa y
cada cosa existe en todo porque en cada
cosa se realiza el universo:…los extremos
son el fundamento de la carne y de la
idea y el caos es la balanza de la esencia:
…el equilibrio es la arrogante ilusión de
la ignorancia, la justificación de la hipo-
cresía y el miedo, y el absurdo es el amo-
La Testadura 15
so amigo del conocimiento, el desorden que
origina lo nuevo:…la espiral es la matriz por
donde somos arrojados a lo incierto, la ga-
laxia huele a tierra mojada y el ADN se modifi-
ca en los negros océanos que se forman de-
ntro de los poros reventados por la muerte…
…nubes de líquido amniótico y flujo cefa-
lorraquídeo corren por mis venas: camina-
mos juntos para alcanzar el sentido oculto en
la raíz del horizonte…
…ya no hay lugares fijos ni paraísos perdi-
dos, la serpiente se volvió un fantasma esqui-
zofrénico, una mascota que se agita con mis
pasos y un sirviente sumiso que me peina y
repta en los océanos espirales que brotan de
tus sueños…
La Testadura 16
…tengo la piel seca y los ojos voltean-
do hacia adentro: soy un flujo de sangre,
lágrimas y esperma, un silencio congela-
do en mis venas pegadas a mis huesos…
…las bocas solares succionan la
esencia del futuro: seremos palabras
olvidadas en el basurero, pero también
sentimientos inertes que alimentarán a
parásitos y carroñeros, humanos incapa-
ces de construir algo por sí mismos…
gusanos que viven de los despojos aje-
nos…
La Testadura 17
Mundo marginal
La Testadura 18
Mundo marginal
Aquí, en los extremos del ser, a la ori-
lla de la totalidad, en el borde de la nada;
no hay oportunidad de ascender, ni de ir
más abajo. De hecho, sólo puede haber
desplazamientos horizontales y equitati-
vos y lo único que nos queda es abrazar
los despojos de quien se encuentre al
lado, siempre ruinas de un esplendor que
nunca llegó, pero que enraíza en nuestros
poros como un primogénito y nos invita a
difuminarnos juntos en los pliegues de lo
La Testadura 19
cotidiano.
Aquí, en el mundo marginal y periféri-
co de los excluidos, cloaca hospitalaria
de una civilización que se suicida pero se
niega a morir, aquí la historia se escribe
con orines, sudor y grasa porque la vida
es una entidad ajena y abstracta, un ins-
tinto que se escurre en los ojos del testi-
go ajeno y también un impulso irrefrena-
ble que se protege de sí mismo y huye de
quienes se dicen humanos.
Aquí, en el lugar donde el absurdo y la
ironía encarnan en huesoso rotos y defor-
mes, aquí hay sonrisas de fuego intermi-
nable y frío eterno, arcángeles agotados
La Testadura 20
por la búsqueda de poder, hadas que
exhiben orgullosas sus sonrisas incom-
pletas, ogros humanizados y humanos de
granito que tienen entrañas de pantano y
alas de humo.
Aquí, las almas gimen de placer sin
importar el desamparo originario y, más
allá de los sufrimientos compartidos en
silencio, los cuerpos ríen en el fondo de la
carne molida y por encima de los nervios
que palpitan y se retuercen entre restos
de prostitutas que nuca aspiraron a ser
princesas e indigentes libertarios que
vomitan pus y sudan viento.
Los soldados transparentes duermen
La Testadura 21
el sueño de la infamia, lanzan ronquidos
agonizantes que se estrellan en los oídos
sordos de los cantineros, ese prestidigita-
dor que prepara destilados negros de
origen sensible y nos alimenta con histo-
rias de anónimos héroes sifilíticos.
Los ríos verticales formados con la
sangre de dioses primigenios fluyen libre-
mente, los sentidos de la muerte se bifur-
can en profundos callejones y la vida ad-
quiere su dimensión exacta en esas geo-
grafías subterráneas, cañadas y mesetas
que se construyen sobre las luces que
palpitan en el fondo del cielo.
Una reina decadente baila con ritmos
La Testadura 22
fracturados, sueña que mañana será
una anciana sabia y respetada, y, mien-
tras su vanidad se infla con gritos y aplau-
sos, dos ángeles de ceniza, pepenadores
de la condición humana, se acercan rep-
tando hasta ella y le dibujan paisajes
obscenos en las nalgas.
No somos nada, piensa en voz alta el
joven anciano de mirada rota, criatura
hosca que me observa a través del espejo
mientras bebe un trago de aguardiente y,
con un movimiento incontrolable, agita
sus manos perforadas como tratando de
atrapar los ecos sin tiempo que allí habi-
tan: risas-gritos-sollozos-gemidos-plega-
La Testadura 23
rias que rebotan en las paredes como maripo-
sas aturdidas en un horno helado.
La Testadura 24
Palabra de honor
La Testadura 25
Palabra de honor
Amo las palabras con la misma inten-
sidad que un perro ama a quien lo ali-
menta. Las amo porque son unas peque-
ñas putas que a nadie se niegan y a todos
complacen. Son depravadamente versáti-
les, se acomodan en la posición que
quieras, sirven para que te desahogues
por completo y nunca protestan, aunque
eso sí, a pesar de que sean claras y direc-
tas, y en la intimidad se entreguen sin
reserva, su corazón es elusivo y su pleni-
La Testadura 26
tud inalcanzable.
¡Ah mis pequeñas putas que son de to-
dos, pero no tienen dueño! ¿Hasta dónde
llegarían sin el niño hambriento que las de-
grada a llanto? ¿Cómo se comportarían sin el
depravado que las viola y las hace vulgares y
obscenas? ¿Dónde terminarían sin el amante
experimentado que las transmuta en gemido
y caricia y, una vez satisfecho, las convierte en
gozoso silencio?
¿Y qué sería de ustedes sin los poetas
que las convierten en elegantes y refinadas
compañeras? ¿Qué sin los filósofos y científi-
cos que las hacen pretenciosas y déspotas
reinas? ¿Qué sin los políticos y periodistas
que las tratan como decadentes rameras? Y
La Testadura 27
finalmente, ¿qué sería de ustedes sin los
curiosos indomables que les dan su lugar
y les permiten recuperar su dignidad y su
elocuencia?
¡Hay putitas de mi carne metafísica!
Prestidigitadoras de mi deseo, sepulture-
ras de mi nada, ustedes disculparán mi
falta de musicalidad, pero sólo soy un
escribidor amoroso que, agradecido y
respetuoso, trato de acariciar sus entra-
ñas con mi lengua y con mis dedos y no
un poeta consagrado que furioso les pue-
de decir: “¡Vamos putas, muévanse con
el ritmo de mi inteligencia! Exciten mi
pensamiento y alimenten mi deseo. ¡Va-
La Testadura 28
mos putas! Pujen con fuerza porque están
pariendo un pensamiento. ¡Vamos hermosas!
Supliquen, chillen, aúllen, giman, jadeen.
Mastúrbense frente a todos y sométanse a sí
mismas. Vamos. Enuncien lo imposible, pe-
netren en las mentes virginales y reprimidas y
siembren en ellas el placer del juego y el be-
neficio de la duda.
Vamos, déjense fecundar por nuevos sen-
tidos del humor y entréguense dócilmente a
la imaginación porque sin ella son nada y
sólo ella puede resarcir sus faltas y liberar sus
excesos”.
La Testadura 29
Invocación
La Testadura 30
Ven, mujer de asombro constante y
risa imperturbable, el signo de la resu-
rrección adorna mi cabeza como una cer-
teza que no ha encontrado concepto.
Ven y no temas, ambos sabemos que
tu religión es la transformación perma-
nente, que por naturaleza desconfías de
lo que no tiene rostro transitorio y que por
eso destruyes cualquier cosa que pueda
convertirse en atadura. Sin embargo,
ambos también sabemos que en el fondo
la transformación permanente es algo
fijo, una inmutabilidad de mil formas
que, con sutileza imperceptible, nos se-
duce para encadenarnos en lo efímero.
La Testadura 31
Simplemente nada si no somos capaces
de construirle un ritmo donde quepan los
momentos que no cambian, así que no
huyas y no trates de esconderte de mí, mi
pequeña muerte, ambos sabemos que
sólo podemos reconstruirnos con viento y
fuego, y que nuestro reencuentro es una
sorpresa esperada.
¡Vamos mujer, no te niegues! Sólo
quiero que tu palabra me abrace con sus
historias de infinito y rebeldía, y hasta
acá escucho ese corazón abierto que
palpita entre tus piernas y balbucea mi
nombre con sensaciones que no mueren.
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Fotografía
Eloísa Samaniego
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La Testadura 35
Fotografía
Karely Ramírez Pérez
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