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ORGANO OFJCIAL DE LA U. N. A. M. VOLUMEN VIII. NUMERO 2 MEXICO, OCTUBRE DE 1953 . exICO MIEMBRO DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE UNIVERSIDADES Retrato y Alegoría, por Alonso Vázquez. fué siempre renacentista en potencia. Acepta las expresiones bizantina' y románica como formas derivadas de la Roma clásica, pero rechaza lo ojival como bárbaro, calificándolo ella misma de gótico. Cuando recorremos las ciudades muscos de este maravilloso país, el hecho nos asombra: los escasos monumen- tos ojivales que existen, parecen exóticos o adquieren un aspecto totalmente diverso del que ostentan sus congéneres de Francia, de Alemania o de España. Por ejemplo la ca- tedral de Milán. El Renacimiento aparece en Nueva Es- paña en diversas n'ianifestaciones culturales, de arte y de lujo. Su comienzo coincide con el cambio de virrey, con la llegada de Don Luis de Velasco para continuar la obra ini- c:ada por Don Antonio de Mendoza que pasa al Perú. Profunda diferencia existe en- tre estos dos magnánimos gobernantes: Men- daza es de carácter'austero, sobrio, con espí- Actopan. Claustro de Acolman. . Por Manuel TOUSSAINT. LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA Retrato de una dama, por Baltasar de Echave. E L tulo de .esta breve disertación se ciñe ajustadamente a su propósito: La Universidad en e! Renacimiento de Nueva España. No como causa' ni como efecto, sino como factor integr¡mte. Factor necesario e ineludible, ya que el fe- nómeno renacentista hubiese quedado trunco sin la Universidad. Ella es culminación, ella consagra en los. 'más altos niveles del es- píritu el esfuerzo del hombre por librarse de los atavismos medievales, el afán del hom- bre por hallarse a mismo, a la luz de! nuevo saber, fundado en· la antigüedad, pero interpretado con el anhelo de un criterio renovador. . Si ha podido afirmarse que la Nueva Es- paña no vivió íntegramente el momento re- nacentista, debe observarse que ningún otro país que no fuera Italia pudo hacerlo. Italia Palacio de los Virreyes. Hospital de Terceros.

LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA

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ORGANO OFJCIAL DE LA U. N. A. M. •

VOLUMEN VIII. NUMERO 2

MEXICO, OCTUBRE DE 1953

~ .exICO

MIEMBRO DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE UNIVERSIDADES

Retrato y Alegoría, por Alonso Vázquez.

fué siempre renacentista en potencia. Aceptalas expresiones bizantina' y románica comoformas derivadas de la Roma clásica, perorechaza lo ojival como bárbaro, calificándoloella misma de gótico. Cuando recorremoslas ciudades muscos de este mara villoso país,el hecho nos asombra: los escasos monumen­tos ojivales que existen, parecen exóticos oadquieren un aspecto totalmente diverso delque ostentan sus congéneres de Francia, deAlemania o de España. Por ejemplo la ca­tedral de Milán.

El Renacimiento aparece en Nueva Es­paña en diversas n'ianifestaciones culturales,

de arte y de lujo. Su comienzo coincide conel cambio de virrey, con la llegada de DonLuis de Velasco para continuar la obra ini­c:ada por Don Antonio de Mendoza quepasa al Perú. Profunda diferencia existe en­tre estos dos magnánimos gobernantes: Men­daza es de carácter'austero, sobrio, con espí-Actopan.

Claustro de Acolman.

. Por Manuel TOUSSAINT.

LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTODE NUEVA ESPAÑA

Retrato de una dama, por Baltasar de Echave.

EL tí tulo de .esta breve disertación seciñe ajustadamente a su propósito:La Universidad en e! Renacimientode Nueva España. No como causa'

ni como efecto, sino como factor integr¡mte.Factor necesario e ineludible, ya que el fe­nómeno renacentista hubiese quedado truncosin la Universidad. Ella es culminación, ellaconsagra en los. 'más altos niveles del es­píritu el esfuerzo del hombre por librarsede los atavismos medievales, el afán del hom­bre por hallarse a sí mismo, a la luz de!

nuevo saber, fundado en· la antigüedad, perointerpretado con el anhelo de un criteriorenovador. .

Si ha podido afirmarse que la Nueva Es­paña no vivió íntegramente el momento re­nacentista, debe observarse que ningún otropaís que no fuera Italia pudo hacerlo. Italia

Palacio de los Virreyes. Hospital de Terceros.

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ritu de conquistador todavía. En su tiempola Nueva España es aún campame~to; losresabios medievales persisten en la arqui­tectura y, cuando se le pide un proyectopara la c-atedral de México, elabora el mo­delo de una fortaleza con cuatro torres enlas esquinas. La Corte no lo acepta: ¿cómo,México, la ciudad más notable del NuevoMundo iba a tener un castillo en lugar deuna majestuosa catedral? '

Velasco es amigo del lujo y de los fes­tejos; de las cacerías principescas y de lasceremonias suntuosas. Favorece a la iglesiapara edificar templos riquísimos y cuandocelebra las exequias de Carlos V en el famosoTúmulo Imperial, el boato desplegado, a~íen el monumento como en la ceremonia, lle­nan de estupor a los pacíficos habitantes deMéxico que nunca habían contemplado cosasemejante. Pudiera haberle llamado, en vezde Túmulo Imperial, Triunfo Imperial.

Con Don Luis de Velasco se inicia pues eldesarrollo de la cultura renacentista en Mé­xico. Las letras florecen intensamente yaque, a los escritores del país se agregan losque vienen de España que enriquecen sobre­manera los campos de la literatura. Y no son,figuras secundarias no más: las hay sobresa­lientes como Cervantes de Salazar, Gutierrede Cetina el autor del famoso madrigal"Ojos claros, serenos ...", que murió asesi­nado en Puebla a causa de otros ojos quequizá no eran tan claros ni tan serenos;Juan de la Cueva, Mateo Alemán, Bernardode Balbuena. Ahora, puedo añadir el nombredel presunto autor pe la célebre EpístolaMoral a Fobia, el capitán Andrés Fernándezde Andrada que vivió en Nueva Españadonde fué Alcalde Mayor de Ixmiquilpan.En el espíritu de añoranza pesimista quesus versos encierra, parece latir el desengañode ou propia experiencia:

"¡Mísero aquel que corre y se dilatapor cuantos son los climas y los mares,perseguidor del oro y de la plata!

(Nótese que emplea la forma mexicana dedilatarse por tardarse o demorarse).

Las artes plásticas se ofrecen a nosotrosdesde un ángulo diverso al de las anterioresmanifestaciones artísticas. Si antes sólo po­demos hablar de supervivencia, de vestigios,de reflejos en las obras góticas, mudéjares,hasta románicas, ahora estamos en presenciade creaciones dotadas aún de vida, es decircasi inmediatas a sus congéneres europeas.Salvo casos aislados, aquéllas habían pasadoal carácter de históricas, en tanto que ~stas

florecían todavía, con cierto retardo, en laMetrópoli.

La primera manifestación renacentista pa­rece haber sido la fachada plateresca de lacasa de Montejo, en Mérida de Yucatán,fechada en 1549. Allí aparece el estilo contoda su gracia y su refinamiento, con esadelicadeza que permitió compararlo al artede los orfebres y hasta imaginar falsamenteque los plateros lo habían creado. Hoy sabe­mos que fueron ellos quienes copiaron lasformas arquitect6nicas en sus ostensorios,sagrarios y portapaces.

A poco, el arte plateresco se extiende portodo el país, decorando las recias fachadasmedievales de los templos con pórticos queparecen escudos, enmarcando ventanas, ele­vando miradores, ornamentando claustros.

Fuera de lugar sería pretender una reseñade las obras más importantes que poseemosdel arte plateresco, peto es imposible dejarde mencionar, aun en una síntesis tan apre­t¡¡cfil 1=9m9 ~Ha) las portadas de los templos

Pila de la iglesia de Aeatzingo.

agustinianos de Acolman, de 1560, de Yu­ririapúndaro y de Cuitzeo. En la arquitec­tura civil, además de la casa de Montejo yacitada, algunas de Puebla y sobre todo losrestos de la antigua Alhóndiga, en ,la mismaciudad. Son ornatos renacentistas, fajas en­corvadas con adornos vegetales y rematadaspor cabezas humanas. Fueron. esculpidos, simis investigaciones no fallan, por un discí­pulo del célebre Diego Silóee y en su propioestilo. Es decir que el arte de los grandesespañoles trasciende de modo directo a 1:1colonia.

La ciudad de México, tal como la muestrael humanista Cervantes de Salazar en 1554,ostenta casas fortificadas, las de los con­quistadores; iglesias mudéjares con arteso­nados de finas maderas doradas y policro­madas, y palacios ya renacentistas que re­matan en loggias o galerías, y pertenecen alos caudillos o a las autoridades Para finesdel siglo XVI, gran parte de los edificios dela urbe, inclusive nuestra Universidad, hanadoptado las formas y los ornatos plateres­cos.

No podría fijar la fecha de cuándo seinició en la pintura el gusto renaciente.Acaso la decoración de la escalera del con­vento de Actopan en el E~tado de Hidalgo,nos traslada a esa época .con la suntuosidadde sus muros y bóveda, 'totalmente cubiertos

Murallas de Campeche.

UN!VERSIDAD DE MEXICe,,

por 'una arquitec.tura fantástica. Allí! se foro.man encasamentos donde Pontífices y Obis­pos, ataviados cpn las más originales ves-'tiduras qpe puedan imaginarse, ócupan si­tiales y escribanías no menos bizarros, y leeno escriben en una imaginaria Academia dignade los fastos de Roma. El conjunto es deialitalianismo que no podemos menós de re­cordar, no por semejanz~s temáticas o deestilo sino de criterio, artístico, la capilladel Palazzo Riccardi, en Florencia, dondeBenozzo Gozzoli nos dejó \,lna de las mues­tras más entrañables de su arte.

En el interior del templo de Acolman losmuros del gran espacio presbiterial se vendecorados en la parte más alta por figurasde obispos que también ocupan sitiales. Perosu espíritu es diverso: parecen enormes atle­tas pensativos. En mis investigaciones juve­niles había hallado, tímidamente cierta se­mejanza entre estas grandes figuras y lasque aquel titán creador nos legó en la Ca­pilla Sixtina; cuando el eminente crítico dearte Lionello Venturi las conoció, confirmómis hipótesis.

La pintura se desarrolla pues, a la par delas otras manifestaciones de arte: retabloscomo los de Huejotzingo, Xochimilco,Cuauhtinchan y tantos otros de que nosquedan despojos, a la vez que su esculturadecorativa y de .figuras ostentan tablas pin­tadas al óleo en que maestros europeos em·'parejan su estilo con el arte manierista delviejo mundo. Al final del periodo surge elcuadro de caballete, la imagen suelta, el re­trato nobiliario, acaso hasta los bodegonesfamiliares.

El Renacimiento, se sirve siempre de laescultura para ornamentar sus miembros,sus columnas y entablamientos. Los espaciosvacíos reciben nichos, medallones, escudos,guirnaldas. A veces los motivos ornamenta­les revelan el cincel indígena, así en el temacomo en la técnica. Ba jo la dirección demaestros europeos el artista aborigen ha asi­milado las formas renacentistas y si sus obrasparecen exóticas, siguen fielmente los cá­nones del estilo, la proporción perfecta delas masas y los espacios, la belleza de la líneaaparente y la armonía del conjunto.

Los templos enormes, ya lo hemos dicho,gozan de retablos renacentistas en su cabe­cera. Ordenes 'de columnas sobrepuestas mar­can el ritmo. Las estatuas alternan con loscuadros: éstos enseñan los misterios de lareligión, aquéllos invitan a orar. La escul­tura en madera policromada llega a producirimágenes cuya belleza alcanza la sensualidadpagana del Renacimiento Italiano. Tal esamadona de Xochimilco. de labios acarician­tes y mirada prometedora, dentro de unaactitud más que austera, altiva.

Las artes menores son propiamente artessuntuaria's: el lujo de los interiores exige unasuperación en la orfebrería y los textiles,no sólo en la materia sino en la artesanía.Las piezas que subsisten apenas pueden dar­nos idea de estos tesoros pero, cuando lo­gramos sumergirnos en los mares fecundosde los inventarios antiguos, nuestra admira­ción rebasa los límites. Los damascos, losbrocados, los "tisúes", la lama de oro y pla­ta, los terciopelos, quién sabe cuántas otrastelas preciosas, se usan para ornamentos yvestiduras de santos. Como si no fuesenbastante ricas, se las cubre de sobrepuestoso de bordados; algunos de éstos son tan finosque pierden a la vista sus puntadas paratrocarse, aparentemente, en pinturas.

Las piezas de orfebrería no son menosnotables: cálices y copones, incensarios y

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

LITERATURA y PROFECIA

LOS TE]OCOTES RUBIOS

LOS huéspedes mexicanos de la Ciudad

Universitaria de París hicieron undía un amable descubrimimto. Unode los más añorados frutos de la tie­

rra natal resplandeda al alcance de sus bra­zos, a pocos pasos de sus respectivas habita­ciones. Los jardines de la Cité, hasta enton­ces tan bellamente franceses, cobraron depronto algún sabor nostálgicamente mexi­cano, y ávidas manos se apresuraron a con­vertir, no sin cierta disculpable torpeza, lasdiminutas, redondas maravillas en varios ki­los de generosa jalea.

turo predomína con exacerbado estrépito.Los ciudadanos se esfuerzan por descubrir,en los cielos familiares, platillos voladoresque deparan visitantes de planetas vecinos;discuten la conveniencia, o la ineficacia, detalo cual nave que los llevará a insospecha­dos rincones del espacio; proveC11 a sus hijosde extraños juguetes, que no son más queaventurados simulacros del alio 2000; ycuando una 'm·ayor proeza no es posible, seconforman con retirarse junto al calor dela chimenea para devorar la.\ últimas ocu­rrencias folletinescas de sus augures prefe­ridos.

Se trata, sin duda, de un fenómeno fun­damentalmente explicable. A partir de labomba atómica no hay nada que no puedaacontecer. La ciencia se ha convertido en'algo más fantástico que la propia fantasía.Sus recientes aportaciones -jHlra bien ()para mal- son ya, en rigor, antici!Jo y se­milla del !JorvC11ir. y es claro: 1I1t jmebto (¡{

que, semana tras semana, se le sirven noti­cias de insólitos descubrimientos, no se re­signa a la serena contemjJlación del jJrl:-.lente. .

Pero no hay esto sólo. El de la ScienceFiction es, desde luego, un caso comjJlejo.A su boga coadyuvan también otros facto­res. Un apasionado afiÍn de evasión se adi­vina en su fondo, complementándose conla perenne tendencia humana a la construc­ción de utopías. Y aún, a veces, se dejan vis­lumbrar serias, im¡Jlícitas censuras, un pocoa la manera del viejo Swift.

Por desgracia, el don de jiTo/ecia no suele.ley una gracia comlÍn. Y de los numerososobreros en semejante empresa, muchos nau­fragan en la trivialidad y apenas unos cuau­tos alcanzan a ~alvarse. Las tramas se repi­ten. La insistencia en imprevisibles detallesse hace fatigosa. Y la imaginación pseudo­científica, no sustentada por la auténticavocación literaria, acaba por enseñar un mi­serable, adocenado cobre.

DE

FERIALA

,\

peligrosa y, a la postre, la tnás nociva a losintereses públicos y a los propios.

LOS DIAS

NO 1111 nuevo género literario, sinoapenas concentración enfática dediversos motivos hasta hoy disper­sos e innominados en el acervo de

las letras, la Science Fiction (valdría tra­ducir al espaíiol, C11 paráfrasis, por Imita­ción de la Ciencia o Ciencia Fingida) dis­fruta en la actualidad, ante el público es­tadounidense, de un avasallador prestigio.Decenas de rn/istas especializadas se nutrende ella y la difunden entre varios millones deávidos lectores, y aún los periódicos miÍs se­veros la reclaman en sus páginas.

Es seguro que ni Jules Verne ni H. G.Wells -para sólo citar a dos ilustres pre­cursores- soíiaron jamás que los temas queellos frecuentaban ociosamente iban a C0115­

tituir un día el alimC11to espiritual de todauna nación. Así ha sucedido, sin embargo.Tal parece que hoy, al menos dentro deciertos medios, un cole.ctivo apetito de fu-

EN los últimos años la propaganda co­

mercial ejercida a través del cine haido cobrando, entre nosotros, inquie­tante amplitud. Casi no hay uno de

los llamados cortos -documentales o de su­puesta información objeti'lJa- que Méxicoproduce sistemáticame.nte, que no la incluyacon grosero exceso. Y ésto no deja de sus­citar graves consideraciones. ¿Hasta qué!J1t11to~ en efecto, tiene derecho un exhibidora imponer a su público palabras e imágenesajenas al pur? entretenimiento que el espec­tador 111edio busca? ¿Es acaso ilimitable estapotestad de infiltración, tan jugosa paraunos cuantos y tan molesta para todos losdemás?

Se dirá que la publicidad es ya una insti"tución reconocida, y proverbialmente tole-.rada. Y quienes tal afirmen tendrán razón.PI'YO la tendrán sólo a medias. La costumbre,y las redprocas necesidades de intercam­bio que ofrece la vida actual, autorizan elempleo de ciertos instrumentos cotidianos!Jara fincs de estímulo mercantil. Mas, poruna parte, este uso no debe ser, de ningunamanera, arbitrario. Hay para él fronterasnaturales, urgentes frenos dictados por larazón y el bien común. Y de otro lado, )'sobre todo, no es posible perder de vista elesencial agravio causado por la publicidadcinematográfica a lo que cabría llamar lalibertad de atención de cada uno. A quienescucha un prograina de radio, por ejemplo,le es dable dejarlo de oír, sustituirlo porotro, o admitir exclusivamente sus elementos110 comerciales: un simlJle 'movimiento dela mano le bastará para cumplir su voluntad.Lo mismo acontece con quien lee un perió­dico. Pero el asistente a una función de cineno dispone de parejos medios de rechazo' ode selección: el suyo es un llano y fatal di­lema: o abandona la sala de proyección, sa­crificando el importe de su boleto, y laspelículas que sí le importan, o se traga, asu pesar, cuantos burdos mensajes le infligeel exhibidor. Y en consecuencia, cualquierabuso en este campo resulta mayor y menosjustificable.

Se dirá también -ya lo declaran, curán­dose en salud., los responsables- que "200trabajadores viven de la industria de la pu­blicidad cinematográfica ..." Pero la basede este argumento es aún más ostensible­mente nula. Nada impide dedicar las ener­gías de esos grupos a empresas de fluténticovalor social La verdad es que los producto­res de cortos, como los de todo el cine me­xicano, han elegido la ruta más fácil, sinpensar que ésta suele asimismo ser la más

LOS MERCADERES

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

Las cosas no quedaran allí. La investiga­ción sucedió al hallazgo. Y así pudo ave­riguarse que el sejior Honnorat, rector dela Ciudad Universitaria, Senador de la Cuar­ta República y, sobre todo, antiguo residentede México, había querido mantener vivo,cerca de él, un testimonio de sus años enAmérica: ésta era, y no otra, la razón de lapresencia de aquellos árboles, cuya milagrosadádiva de inesperados tejocotes se tradujode inmediato para tantas bocas en un alegrebanquete de recuerdos.

.. Pero aún hay más. Ahora remita que,por una verdadera casualidad, el pabellónmexicano fué construído precisamente fren­te a' esas mismas plantas: en -tales circuns­tancias, bien que nadie se lo haya, quizá,propuesto, un completo símbolo ha quedadoconsumado. .

CONVERSACION

LOS joviales hermanos Pérez Porrúa nos. entregaron una de estas mañanas de

octubre, desde su añejo mostr~dor delas calles de Argentina, un eJemplar

voluminoso. "Es la Historia de la litera­tura náhuatl, JJOr el Padre Garibay K.",aclaró José Antonio. Y siguió diciéndonosque este libro comtituye la primicia dela Biblioteca Pornía, más ambiciosa que lade Escritores Mexicanos ("de la que porotra parte se halla en prensa ya el sep­tuagésimo primer número", indicó satis­fecho) y, en cierto modo, paraldo a ella;que semejante colección se propone reunirnurvos estudios, extensos y concienzudos, so­bre temas mexicanos, y americanos y que atal efecto, es inminente la aparición del ~e­

gundo tomo de la Literatura Náhuatl y de

un ensayo de América Castro. Respecto delPadre Garibay, Pancho nos señaló con un de­doerudito1las líneas del "Prólogo de los Edi­tores" que registran que "La Universidatl . ..,al celebrar el cuarto centenario . .. en ·JJ.51,creyó, y con justicia, que merecía figurar en~

tre los 6 personajes de México a quie,nes con­firió el doctorado honoris causa." Y juntosaportamos a una larga conversasión los re­cuerdos que cada uno tenía de este hombre deimponente barba negra, que al revés de losprimitivos fanáticos y en uso de una fmln­da vocación, ha restaurado y 'revivido ennuestro siglo los testimonios de la sensibi­lidad indígena. Al final, Pancho se despidiócon un lamento que seguramente compartencuantos se dedican hayal esfuerzo editorial:¡Ese papel para libros aumenta de precio fa­dos los días!

EN EL RENACIMIENTO DE

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portapaces, pero sobre todo custodias. Lasde la catedral son un portento. Dos siguenla forma de templete de varios cuerpos; otra,pequeña, regalada por el Sr. Moya de Con­treras, era de oro con incrustaciones de ám­bar y esmaltes. Trabajo cuesta imaginar laforma de joya tan rica.

Para que nada faltase al ambiente de re­nacentismo que se vivía en Nueva España,encontramos series de tapices que guarnecíanlos muros afelpando el interior de las habi­taciones. Los potentados, como Cortés, tam­bién los gastaban.

T al es el marco en que se destaca la fun­dación y desarrollo de la Universidad deMéxico. Clima de elevada cultura, de supe­ración artística, de lujo para bien vivir. Yno podía ser de otra suerte: el Renacimientofué antes que nada un producto del buen·gusto, una especie de fruición de la vida entodas sus manifestaciones. Se goza tanto enuna ceremonia religiosa, como en una intrin­cada discusión teológica, como en lln juegode dialéctica escolástica, o en la contempla­ción de una pintura, o en describir en de­talle un monumento. En 1551 fué expedidala Real cédula que fundó nuestra Univer­sidad; en 1552 aquélla que ordenó la cons­trucción de nuestra Catedral. ¡La Catedraly la Universidad! No sé qué afinidades mis­teriosas encuentro, no sólo en las institu­ciones; sino en estos dos seres tan nuestros.Los dos representan la cumbre de un es­fuerzo; se consagran a las más elevadas ta­reas del espiritu humano. Por un lado la Fe,la religión; por el otro el pensamiento, laciencia. Pero no se oponen, caminan al uní­sono: la universidad es eminentemente reli­giosa; la religión se apoya en las verdadesque se enseñan en la Universidad. La Uni­versidad, en cierto sentido, podría ser lla­mada la catedral de la ciencia. Histórica­mente los dos institutos ofrecen idénticosproblemas. La necesidad de su creación pal­pitaba irresoluta durante largos años. In­tentos magnánimos se estrellaban en la rocade las dificultades. Don Fray Juan de Zu­márraga intentó crear la Universidad y cons­truir su templo. En vano. El cabildo de laciudad, formado por hombres cultos, preten­dió acelerar esos hechos. Todo fué inútil.Don Antonio de Mendoza logró ver realiza­dos sus deseos en cuanto a la Universidad:fundó una de su propio peculio, cuyos deta-

dral de México, el famoso Claudio de Arci­niega, fué el autor del edificio universitario'definitivo en 1584, según consta en el ar­chivo de la Universidad. Así, hermanas .ensu nacimiento como instituciones, habían deseguirlo siendo bajo la égida inmortal' de ladiosa Arquitectura, en una de sus expresio­nes más avasallantes, la reI'\acentista. Conrazón la arquitectura del Renacimiento h~

podido ser designada como "La arquitecturadel humanismo". '

Existen profundos estudios acerca' .del.desarrollo humanístico de Nueva España ensu primer siglo de vida. Inútil y redundl¿t~sería resumirlos aquí. Sólo debemos insistjr.en el papel preponderante de la Universidaden ese movimiento de depuración intelectualque busca acrisolado saber. En efecto, el pri-_mer grupo de humanistas, aquellos que si­guieron ingenuamente las doctrinas de Eras~

mo de Rótterdam, como Zumárraga y donVasco de Quiroga, pueden ser consideradoscomo humanistas pre-universitarios, en loque se refiere ~ la Universidad de Méxiconaturalmente. Mas apenas fundada ésta, ellaes el foco, el centro, el imán y la ,fuente delhumanismo en el nuevo país.

Basta revisar la nómina de sus primerosocho insignes maestros. Todos ellos navegaren la corriente que abrió cauces inéditos alsaber y a la enseñanza. El humanismo deestos hombres no ambiciona una torre demarfil para encastillar su ciencia. No se venatraídos por ese egoísmo o egocentrismo quecaracterizó a los humanistas europeos, deErasmo rara abajo. Además, rehuyen todaslas complicaciones teológicas que, contami­nada~ después por la poli tica, suscitarontantas dificultades en el mundo de Occi­dente. Son humanistas ortodoxos, como sihubiesen aprovechado sólo aquellos resul­tados prácticos que conducen a la intensi­ficación de la cultura general que toma pormira el estudio del hombre mismo, a la co­rrecta y renovada lectura de los clásicos, ala depuración no sólo de los textos sino dellenguaje latino y de su enseñanza Por esoMéxico, la capital del virreinato, llega a serfamosa en el orbe por su cultura y por lasletras de sus estudiosos. Alcanza entonces eldictado de la "Aten'as del Nuevo Mundo".Propios y extraños están de acuerdo en re­conocer que ese florecimiento literario fuédebido en gran parte a la Real y PontificiaUniversidad. Y he aquí que la nuestra, lade hoy, surgida como el Fénix de las ce­nizas de aquélla, al rendir homenaje a losclaros varones que supieron crearla, unifi­ca, en torno de un nuevo humanismo, a losuniversitarios mexicanos de todos los tiem­pos: los de ayer, los actuales y los del fu­turo.

UNIVERSIDAD NACIONALDE MEXICO

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Toda correspondenci:¡ debe d:rigirse a;

"REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO",Universidad Nacional Autónoma de Méxko.

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lles desconocemos, y obtuvo, si se puedehablar así, la inminencia de la fundaciónlegal. Fué don Luis de Velasco quien recibiólas dos células. La Universidad fué estable­cida desde luego, en 1553; pero la obra dela catedral habría de demorarse aún por di­ficultades técnicas y no fué sino en 1573cuando .se logró poner la primera piedra.Pero, c~¡ncidencia curiosa: los dos monu­mentos vuelven a acercarse más íntima­mente en espíritu y en arte: el mismo ar­quitecto renacen tista que proyectó la ca te-

-0-

UNIVERSIDADNUEVA E3PAÑA

LA

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

SOBRE EL AMERICANISMü

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DEPor Andrés IDUARTE.

MUCHO se ha escrito sobre este te­ma. No poco he escrito yo mismo.Dos razones para que lo que ahora

. digo ,;, deba ser breve, y para queno pueda ser ni original ni valioso.

Pero, a pesar de eso, y venciendo limita­ciones de tiempo y de trabajo escolástico,lo que se diga sobre Martí siempre serátrascendente, porque él lo fué. La conductay las ideas de Martí nunca dejan de serlo.Lo son en el seminario y en la cátedra, por­que enseñan al joven a pensar con amor ya obrar con fe; lo son en la lucha política,porque no hay lección mejor que la dequien -más que nadie en América- igua-

ló con la vida el pensamiento. Lo excepcio­nal en Martí estriba en que es modelo desensibilidad y maestría en la carrera litera­ria y -cosa nada común- ejemplo de vir­tud y heroísmo en la vida. Ayer en e! salónde clases, y hoy en la acción, el repaso desu obra es inmejorable y actualísima nor­ma.

También sin exageración puede decirseque no hay americanismo tan alto y tancompleto como el suyo. No citemos nom­bres; pero repasémoslos con la memoria, yno encontraremos otro que tenga mayor ca­lidad moral y, sin duda, la suma de ingre­dientes del suyo. Ningún otro es más puroy n~ngún otro es tan abarcador.

Su vida es la mejor lección de america­mismo. Nacido en Cuba y consagrado desdesu adolescencia habanera a la causa de lalibertad de su Isla, las ve pronto -a Cubay a la'libertad..:- como grano y remate delas del Continente. Cuba es en su obra laraíz y el frutó, la razón de su ser y su me­ta humana. Aquel espíritu' religioso sinIglesia, fundió en una sol~ ,entidad a ~ios

y a su patria, e incl~so Cito a.la patna ya la libertad por encuna de DiOS. Muchasideas sostuvo y muchos ideales lo sacu<;iie"ron pero nunca dejó de pensar que "sualm~hada era la muerte, y Cuba su únicosueño". "Patria es humanidad"; dijo el pa-

* Palabras dichas en el Congreso deLiteratura Iberoamericana, en la Fa­cultad de Filosofía y Letras de Mé­xico, el 2 de septiembre de 1953.

J O S EMARTItriota que en su cubanismo y su americanis­mo acendrados no cobijó ningún sedimentopatriotero ajeno a la concepción de la tierraamericana, que es de espíritu esencialmentecosmopolita y antichovinista.

Su inmediata residencia en España le qui­tó,. desde su juventud, una posible limita­ción: conoció en sus raíces la cultura es­pañola y al lado del pueblo español sintióy batalló -con motivo de la primera Re­pública- por la libertad. Buen americano,buen amante de la justicia, condenó siem­pre la Conquista y la Colonia, por conquis­ta y por española, esto es, por principio mo­ral y jurídico y, a la vez, como motor ne­cesario para echar a andar nuevamente alpueblo cubano en contra del régimen que looprimía. Pero esta condición fuerte y cris­talina de americano de nacimiento y de pen­samiento, de hombre del continente de lalibertad y del porvenir, de hombre sin re­sabios coloniales ni malinchistas, no impi­dió que también cristalina y fuerte se mos­trara su posición hacia el pueblo español. EnEspaña se combatió, se combatía en su tiem­po y se combate hoy mismo por la libertad,y raíces también españolas alimentan e!tronco de la revolución hispanoamericana."Por la libertad de! hombre se pelea enCuba -dijo- y hay muchos españoles queaman la libertad". En la cátedra krausistade Madrid y Zaragoza, y junto a la manta ya la escopeta del baturro que lo emocio­nan en sus Versos sencillos, aprendió a dis­tinguir, a tiempo, que existe "la España po­drida de b monarquía conquistadora" y hotra "en que renace apenas la Espaiía estan­cada de las nacionalidades". Distinguió des­de la adolescencia dos tipos de español -losdos tipos de hombre de todas partes-:"los que prefieren la España del Alcalde deMóstoles a la de Felipe II" y "los que qui­sieran sentarse, desgreñados y humeantes,

sobre las ruinas de! mundo". Y tampoco leimpidió ver su pasión de americano insu­rrecto que la lengua española -venida deEspaña, esencia de la cultura española, peroque sólo la ceguera sectaria puede ver comosímbolo de imperio y esclavizamiento- ese! gran vinculo de! rosario de pueblos quela hablan y la poseen con tanto derecho yautoridad como los españoles. "Que se mar­que al que no ame -escribió-. Por espa­fiOla no hemos de querer mal a Santa Tere­sa, que fué quien dijo que el diablo eraquien no sabía amar". Con el lenguaje delos comuneros de Castilla, e! buen ameri­cano sostuvo la libertad en EspaJia y enAmérica.

Su americanismo literario y polí tico dael mayor jalón y gana definitiva :forma

con su residencia en México, y luego enGuatemala, y más tarde en Venezuela. Esla geografía continental 'lo primero quesubyuga al isleño del trópico: "la tierra seabre a los pies, honda, verdadera, sembradaa cuartones", escribe su azoro al subir deVeracruz a la altiplanicie. "¿Por qué, en lanueva tierra americana -pregunta pocodespués- se ha de vivir la vieja vida euro­pea?" Y así pide nueva literatura america­na, y pronto queda incorporado, del brazode Manue! Gutiérrez Nájera, al moder­nismo mexicano; y al mismo tiempo pidenueva pintura, aconsejando y previendo elderrotero que llevó a Ivléxico a la gran pin­tura contemporánea. No es un hecho casual,sino lógico y significativo, que Diego Ri­vera los haya recordado, juntos, en la Ala­meda de México.

Pero no es eso todo: en México incor­pora Martí a su americanismo otras cifrassin las cuales toda tesis americana está rotaen su base. En México encuentra por pri­mera vez al indio. Desde Progreso y Cam­peche siente la cultura mayaquiché, quelueO'o tocará con delectación en Guatemalay e~tudiará toda su vida, y en la alti~la~icievive directamente otras grandezas llldige­nas: así su concepción americana aprehendeel sentido estético de culturas afortunada­mente vivas. Y su vida en México, en mo­mento trascendental de nuestra historia, lepermite ver, de carne y .hueso, el val~r deilustres indios: en e! gobierno, la glona de]uárez, poco antes muerto; en la política

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y las letras, a aquellos dos pilares de genioy patriotismo que fueron Altamirano y Ra­mírez: así su americanismo se enriquece de.admiración por la capacidad de la viva razaamericana. Su indigenismo asienta los piesen el pasado y en el presente de México. Y,cuando en campos y ciudades, ve a la po­blación india dolorosa, "helada" como él di­ce, y cuando más vencida la ve en Guate­mala. forma filas, apasionadamente, en· laReforma juarista. Es, desde entonces, unhombre de la Reforma; y cada día va aserlo más en Hispanoamérica, en los EstadosUnidos y en la Cuba de su sacrificio. Lascitas sobran, porque las encontrará quienquiera en cualquier página de sus libros.

Desde Cuba, como insurrecto y comoprisionero, conoció y odió al espadón mili­tar. México le mostrará un espectáculo tris­temente inolvidable: el gobierno de Lerdode Tejada cae bajo e! mando del generalPorfirio Díaz. Martí preferirá dejar la tie­rra que ama; y por igual espadón- ahorael de Rufino Barrios- abandonará. Guate­mala; y por el mismo --envainado en fundamentirosa- dejará la Venezuela de AntonioGuzmán Blanco. Es más: ante el heroicomachete que corría peligro de transformar­se en espadón, orientará a Máximo Gómezy a Antonio Maceo hacia una guerra de­mocrática y una gloria perenne.

La fe en la grandeza política de Américase la da J uárez, que es el gran americanoque, por indio y por liberal, está en su co­razón más que todos los demás próceresdel Continente; pero en Venezuela se en­cuentra con la gloria de Simón Bolívar, dePáez, de Sucre, y "la Guerra a Muerte" leda el sentido épico de la liberación ameri­cana. De Hidalgo llevaba también desdeMexico, y conservó siempre, la ternura yla gracia.

Indigenismo estético, humano, reivindi­cador, y anticaudillismo político y ética his­panoamericana son los materiales esencialesque el cubano recoge en el Continente.

Su americanismo se salvó, con la estanciaen España, de la fácil desviación antiespa­ñola, y va a salvarse, con la residencia dequince años en los Estados Unidos, de todadesviación antinorteamericana. Desde Cuba,a través de Lincoln y de Longfellow, amólas libertades políticas y entrevió los va­lores literarios de los Estados Unidos; y des­de México aprendió a temer sus fuerzas im­periales. Una definitiva frase suya preci­sará, años después, su maduro concepto:"Amamos a la patria de Lincoln, tanto co­mo tememos a la patria de Cutting." 'Martíse entusiasmó desde el primer momento porel "rebaño de reyes" que encontró a su lle­gada a Nueva York. Desde entonces le pa­reció .admirable el himno al trabajo de lavida norteamericana. Si en todas partes Mar­tí se sintió pueblo, pueblo trabajador y al­tivo, ese sentimiento se acendró en NuevaYork. Hay indudablemente una correspon­dencia espiritual entre este hombre incan­sable y volcánico, y la volcánica e incansa­ble Babilonia. Su ciudad, su ciudad inter­nacional, su ciudad de todos, de cubano ehispanoamericano esencial y de ciudadanodel mundo, es Nueva York. "Aquí se cogela flor de la selva y se respira el vapor delantro. En esta colosal redoma, por maravi­llosa alquimia, se renueva la vida", escribió.El sentido universal y cosmopolita sin elcual el buen americano es una entidad mu­tilada, lo adquiere Martí en los Estados Uni­dos, como no lo llegó a tener ningún otrohispanoamericano de su época. Y desde Nue­va York. siente las luchas obreras de carác-

ter internacional ante la ejecuclOn de los deChicago del primero de mayo de 1886: suliberalismo, su krausismo, su patriotismo, sedesenvuelven y alcanzan medida mayor, in­ternacional y revolucionaria: "Las reformas,como el hombre mismo --escribe- tienenentrañas de justicia, y veleidades de fiera ...El mundo está en tránsito violento, de unestado social a otro. .. Se mezclan la jus­ticia y la venganza". "La revolución --di­jo a un socialista cubano-- no es la que va­mos a hacer en la manigua, sino la quevamos a desarrollar' en la República". Sen­tido popular, revolucionario, moderno, se loda N ueva York a José MartÍ.

Su literatura sobre los Estados Unidos,que ocupa diecisiete tomos de sus ObrasCompletas, es paradigma del mejor ameri­canismo. No cejó en su método de alabarmás que atacar; pero nunca hasta callarfrente a la injusticia. Jamás fué un pobrecolono deslumbrado ni servil, ni un cómpli­ce de lo indebido, ni con la mentira ni conel silencio. "Los pueblos han de tener unapicota --dijo en una de sus más conocidasfrases- para quien los azuza a odios inúti­les; y otra para quien no les dice a tiempola verdad". Exaltación de nobles ejemplos,cura de! complejo de inferioridad de hispa­noamericanos de poca fe y advertencia delos riesgos que sobre Hispanoamérica se cer­nían, hacen el magno periodismo de Martísobre los Estados Unidos. En el proteccio­nismo económico de los Estados Unidos em­pieza a ver el mayor de sus males, la raízde la amenaza a las libertades de dentro vfuera; la situación del negro le duele y leirrita; conoce y señala las corrupciones elec­torales y, como cubano y como hispano­americano, pronto puntualiza y denuncialas contradicciones de la polí tica exteriorde los Estados U nidos, y llega al dicteriomás enconado, cuando, en la ConferenciaPanamericana de 1889, los Estados Unidosno apoyan la independencia de Cuba. Suspalabras alcanzan entonces e! mismo tonode condena bíblica que usó contra Españacuando salió del presidio. Su· renuncia comoCónsul de la Argentina en Nueva York, porqueja presentada por la Embajada españolay aceptada por el Departamento de Estado,y -sobre todo- la aplicación de las leyesde neutralidad a los conspiradores cubanos,lo defraudan totalmente en cuanto a la po­Ií tica exterior de los Estados Unidos, yaguzan para siempre su antimperialismo.Con éste en los labios, como un credo his­panoamericano, va a pelear y a morir en Cu­ba, no sin recordar a toda hora que hay enlos Estados Unidos fuerzas populares y de­mocráticas .capaces de contrarrestar, un día,las imperiales, las financieras.

Antes de citar unas cuantas de las frasesque comprueban nuestras afirmaciones, caberecordar, para el conocimiento justo del te­ma, que ningún otro escritor de habla es­pañola -tanto de Hispanoamérica como deEspaña- ha sentido y conocido los Esta­dos Unidos tanto como Martí; y que difí­cilmente se le encontrará par en otras len­guas. Nadie ha admirado tan emocionan­temente la grandeza de su independencia yde los primeros tiempos de la República, lacreación de un mundo nuevo y colosal, elheroísmo y la significación social de su gue­rra de Seces\ón, el himno al esfuerzo y ala disciplina que es la edificadora vida diariadel norteamericano, su sustancial amor alcimiento fundador y su desprecio por elornamento hueco, su brioso espíritu de em­presa y sus conquistas en la ciencia. Quierilea cuidadosamente a Maní encontrará su

UNIVERSIDAD DE MEXICO

profunda reverencia por la cuna revolucio­naria de los Estados Unidos, alguna espe­ranza de que renazca su grandeza .demo­crática, y una admiración mezclada de te­mor por el crecimiento fabuloso, sudoroso yatlético que realizan en su época. Teme'aunos nuevos Estados Unidos que se repletande inmigrantes ansiosos de riqueza, y a laconsecuencia natural de este apetito: el ago­tamiento de los bienes nacionales, la ambi­ción extendida a tierras ajenas. Ve con ho­rror la preterición del cultivo de las letrasy de las artes, el triunfo del espíritu carta­ginés por encima del que engendró la repú­blica, la sequedad y el individualismo en las·relaciones familiares y amistosas, la corrup­ción de las elecciones, los fraudes de la ban-ca ...

Sigamos, aurique sea en síntesis excesiva, •la voz del ciudadano, del cubano antianexio­nista, del hispanoamericano ant'imperia­lista:

"Yo esculpi ría en pórfido las estatuas delos hombres maravillosos que fraguaron laconstitución de los Estados Unidos de Nor­teamérica: los esculpiría formando su obraenorme, en un grupo de pórfido. Abriría uncamino sagrado de baldosas de mármol sinpulir, hasta el templo de mármol blanco quelas cobijase ..."

"Amamos a la Patria de Lincoln, pero te­memos a la Patria de Cutting."

"Nadie recibe sin temblar la noticia quele pone en camino de ser jefe del pueblomás grandioso y libre de la tierra."

"La política tiene sus púgiles. Las costum­bres físicas de un pueblo se entran en suespíritu y lo forman a su semejanza. Estoshombres' desconsiderados. y acometedores,pies en mesa, bolsa rica, habla insolente,puño presto; estos afortunados pujantes ...En cuerda pública, descalzos y con la cabezamondada deberían ser paseados por las ca­lles esos malvados que amasan su fortunacon las preocupaciones y los odios de lospueblos. Banqueros no, bandidos."

"Un pueblo que comienza a mirar comoprivilegio suyo la. libertad, que es aspiraciónuniversal y perenne del hombre y a invocarlapara privar a los demás pueblos de ella."

"En América hay dos pueblos, y no másque dos, de alma muy diversa por los orí­genes, antecedentes y costumbres, y sólo se­mejantes en la identidad fundamental hu­mana. De un lado está nuestra América ytodos sus pueblos son de una naturaleza yde una cuna parecida o igual, e igual mezclaimperante; de la otra está la América queno es nuestra, cuya enemistad no es cuerdo niviable fomentar, y de la que, con el d¡;corofirme y la sagaz independencia, no es im­posible y es útil ser amigo."

"El desdén del vecino formidable, que nola conoce, es el peligro mayor de nuestraAmérica; y urge, porque el día de la visitaestá próximo, que el vecino la conozca, laconozca pronto, para que no la desdeñe. Porignorancia llegaría, tal vez, a poner en ellala codicia."

"La simpatía por los pueblos libres durahasta que hacen traición a la libertad, o po­nen en riesgo la de nuestra patria."

Y ya en Cuba, horas antes de su muerteen Dos Ríos, en su famosa carta al mexicanoManuel Mercado: "pára mí, ya es hora. Peroaún puedo servir a este único corazón denuestras repúblicas. Las Antillas libres sal­varán la Independencia de nuestra América,y el honor ya dudoso y. lastimado de laAmérica inglesa, y acaso acelerarán y fija­rán el equilibrio del mundo ... Si caigo, serátambién por la Independencia de su patria(de México)".

El hispanoamericanista -no hay duda deello- no es panamericanista en el orden po­lítico, sino lo contrario. La misma palabrapanamericanismo le suena mal: "Estos díashan sido de recepciones y visitas para loshispanoamericanos - escribe sobre el Con­greso Panamericano de Washington. Unos

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1

ALu, donde el silencio

deja de ser silencio.Allí, donde la fresca luz de la palabradeja de traducirme o de ocultarme.Allí, donde la tierraes la herida que se abre al infinito,la rosa que reanima el horizonte,la desprendida flor que se levanta,allí,

otra vez,. volví a tu encuentro.

Todo callaba en torno tuyo.El silencio del mármolera más cristalino.Era tu propia) inexistente estatua,transparencia de olvido sobre olvido.Si tocaba tu cuerpomis manos comprendían la tersurade un agua deshojada.Si besaba tus labiosmis labios te sentíanotros labios más dentro de tus labios:mar del beso caído en otros, mares,beso náufrago que busca otros nau-

fragios.

Todo te consumía y te ocultaba.Lo que llamaba fuego era ceniza,una roja ceniza en movimientopero ceniza, al fin, ceniza en llamas.

Saint-Cloud, 16 de mayo de 1951.

JI

eAEN las hojas hacia la tierra

y todo cae como las hojasy todo se levantay crece como las hojas . ..

¡Oh primal/era inútil! ...Todo se me desploma en el vacío,todo desaparece y se confunde.Todo total, hecho de ti, de todos,de todo lo que existe sumergidoen el tierno esqueleto de la rosa.

Mira mis ojos,mira el oscuro espejo del corazón:la soledad me ahogacomo una campanada de silencíoque se repite en mil y mil campanas,y nadie, sino tú, puede mirarlacaer en el abismo impenetrable.

TRESPOEMAS

---..

de

Jorge González

Durán

Vaya la nada,al angustioso nunca,a la sombra sin sombra de la muerte;

prisionero sin cárcel

porque todo es caer a otra caídacomo se caen las alas de los pájaros,

como se cae la luz en la ceniza.

7

Eternidad de un tiempo que no exis­

(te,de siempre y para siempresoy la sombra de nadie,de cualquiera,nada soy e'n la nada que me envuelve,nada estéril, voraz, pálida are'naque desciende, que cae, que se anona­

(da.

Saint-Cloud, 30 de mayo de 1951,

III

RECOGI de tus manos

una a unalas gotas de agua,las perlas de la salque en una orillade la flor del azahar de los naranjosse despedían del sol,de la mañana,del mar azul que fueron desprendidascomo las frescas uvas de la vid.

En cada gotaveía brillar el sueño de la brisa,los murmullos del prado en que des­

(ciendenoche a nochela silenciosa luz de las estrellas.

Veía, también, tu imagen reflejada,el invisible paso de las olasy una música blanca,de nubes,de palomas,de rocío,florecía de tu rostro,me inu'ndaba,iuundaba la sed,la sedienta mirada que te miraen la playa invisible de tu mano.

Era después una islauna isla grisde corales crispados.Isla desesperadaque las olashan ido abandonando.Isla de angustiaa la que azotala inextinguida voz de los ahogados.Isla negrade páramos oscuros:isla. del corazón desamparado.

Saint-Cloud, viernes 18 de junio de 1951,

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SEMBLANZAde

DON MANUELTOUSSAINT

plorada a ó:tra desconocida "cuyosmonumentos aguijoneaban mi cu­riosidad". Viajando, en la vista deojos, comprobaba datos, indagabasobre tesoros artísticos que no ha­bía oído mencionar, daba con losfamosos. En Oropeza, yendo haciaGuadalune, halló un castillo ypronto "hice Un croquis de ·!a plan­ta, reconstruyéndolo como me ima·ginaba que debía haber sido y tor­né al hotel por el camino máslargo ..." En Talavera visita fá­bricas de cerámica y luego con­templa los azuleios desplegados so­hre los muros de la ermita de laSeñora del Pr:ldo, pe¡'o recuerdaque no es ahí, sino en Sevilla, don­de los esmaltes todo lo invaden,donde la fuente'. "única per sujoyosa alegría, debe~u ser al aiu­leja".

Trashumante en México, antes ydespués de su viaje a Europ~. vay viene por las huellas de los SIgloscoloniales, se sumerge en el am­biente a que aún se aferran los mo­numentos, provocando en el contem­plador sensitivo la evocación de lasénocas de esplendor. Al 'nublicarPaseos coloniales, don M~llllel ofre~ce a la imaginación di vagaclora,tanto como al'exigente interés his­toriográfico, una serie (le visi­tas a creaturas que considera hayque ver y explicar. Trasiega loque encuentra mud,!: "descuhrir l,aspinturas tras el en.1arrado, las fIr­mas baio los cuadros,' la<; avarasinscrinciones que ocultan significa­do". Estudia el coniunto, apreciael estilo hace la síntesis: "eleE­ciosame~te fatigoso trabajo". Sólqque no para en esto, pues acopiadatos, hurga archivos, ~~n,rrontanoticias, razona sobre poslblhdades.A veces, "el secreto resiste a en­tregársenos" .

Toussaint no se desenvuelve porla vía de sus gustos literarios apesar de poderlo hacer. Una razóninobjetable ha debido tener paradedicar su gran esfuerzo a presen­tar las cosas atendiendo de prefe­rencia los aspectos positivos y res­tauradores de los hechos que estu­dia. Nuestro país también necésitaseriedad y consistencia, que no sólotalento gastado en improvisacionesy lirismos. Demuestra que ha com­prendido la importancia de acer­carse a los hechos y examinarloscuidadosamente, y que no los tomatampoco como pretexto para urdirteorías estéticas inconsistentes, niaventurar bonitas afirmaciones su­perficiiales. Critica acerbamente,todavía más, cáusticamente, a his­toriadores y críticos de arte queresplandecen en errores .y sinsenti­dos. Pueden encontrarse numerososejemplos en sus pláticas, artículosy ensayos, sobre su interés en fusti­gar con la ironía adecuada, a des­aprensivos o ignorantes.

En el lugar de investigador queél se ha formado, alguna vez, conmotivo de formular un recuerdo deSalvador Toscano, se define en laspáginas de los Anales del Institu­to de Investigaciones Estéticas. Di­ce que ser investigador consiste enrealizar esta tarea: "¿ Simplementereunir datos, nombres, fechas, luga­res, como las piecesitas de un rom­pecabezas que pueden acomodar$e ydar eso como solución del proble­ma? ¡No! La investigación es unrompealmas, porque tenemos queponer todo nuestro YO, todo nues­tro espíritu, en lo que estamos es­tudiando. El historiador tiene que·reconstruir la parte de la existen­cia que está estudiando; si no re­construye esa parte de ·existenciasu obra no es válida".

Esa forma de desenvolverse laacusa en su trabajo sobre la cate­dral de México, mny especíalmen_te. En 1917 se presenta con unamonografía sohre el monumento,'

(Pasa a la pág. 28)

UNIVERSIDAD bE' MÉXICO'

de lo que ha dado, sino antor deobras maestras en la historia de lasartes espaciales, buenas por la hon­radez con que está realizado eltrabajo, por la puntualización desus temas y el apoyo que se hadado a lo histórico con datos deprimera mano. Superando de estemodo a las muy usuales formas dehacer las cosas -simulando inves­tiaaciones o sabiduría, plagiandoa~tores olvidados, tomando a la li­gera conocimientos que al rascárse­les descubren ser prejuicios-, donManuel ha hecho honor a la belle­za de las obras de arte y al respetoque merecen los artistas. Y lo quees más, frente a los saqueadores ydestructores del legado artístico deMéxico, ha luchado por la preser­vación, siguiendo los dos caminosposibles: empleando la minúsculaautoridad del gobierno para tratarde impedir las depredaciones de lavulgaridad, la desidia o el mercan­tilismo; educando a compatriotaspara que sepan 10 que tienen y vale.

En lo que va de su vi(la de autor,él se ha encargado de pintar supropia persona. Se puede conseguirdar idea de la pintura, resumiendofrases características. En sus Via­jes alucinados. Rincones de Espaiía,se encuentra dando un rodeo a losexteriores de la Catedral de Santia­go y de pronto exclama: "-Puer­ta Santa de la catedral en la plazade los Literarios, (i mi plaza!) ..."En efecto, en los años temprane­ros aún presentes, había hilado poe­sías y ensayado la crítica literaria.Con la vocación hacia las letrasdesde siempre, ha soltado imáge­nes poéticas tan presto como gus­tado del rigor del lenguaje. Snspiernas, forasteras como él, "torresn.nvertLdas de otra catedral!" leconducían de una ciudad ya ex·

mundo. Por simpatía, viene a tenerrelaciones de emprendedora amis­tad con Saturnino Herráu, Alber­to Garduño los Loera y Chávez,Castro Leal... y tras de fijarausto y razón en las muestras del~rte colonial que en el México dehace apenas tres décadas y pico,le servían de escenario a las juve­niles inquietudes, se lanza a Españay deambula Europa. Como en Mé­xico, por allá va a los grandes ya los pequeños motivos de interés,los escudriña, ata cabos, inicia crí­ticas y, sobre todo, los goza mten­samente. Toussaint aplica entoncessus aptitudes literarias formandoestampas de España que entregaal público como "viajes alucina­dos". Sin exaltaciones ni despro­porciofIes hace resaltar tan prestolo más impresionante de un golpede vista, como las fisonomías dis­tintivas de pueblos y gente. El afánde ver, enlazado al de juzgar, lemovía por los caminos y le metíaen ciudades y recintos, disfrutandode las reliquias artísticas tras lascuales percibía prestigios morteci­nos. y sobreponiéndose a las emo­ciones evocativas ensayaba descrip­ciones, apuntaba plantas, relaciona­ba diseños, Ya había dado a luzsn primer trabajo sobre la catedralde México. Ahora se prenarabapara escrihir la historia del arteque se produjo en América para ladiásnora esnañola. Su experienciaen España tenía que servirle paramane iar los problemas de la plás­tica l~ovohisp;\1la.

Durante las tres últimas décadas,por su propio impulso, a título desí mismo, mediante inteligencia ytrabaj o, ha llegado a ser para Mé­xico no sólo Doctor de la Univer­sidad Nacional en reconocimiento

Por Pedro ROJAS RODRIGUEZ

8

D AR alguna idea acerca deotra per~ona señal,ando 10<;

rasgos lnas caractenstlcoS, estarea fácil y cotidiana. El renom­bre también permite conceder apre­cio, aunque las razones proveilgande segunda mano. Pero el conocI­miento a que llevan fama y obraso bien cadenas de simpatías y lasobras 'mismas, es el que más seaproxima a las nociones positiva­mente justas, siendo estas últimaslas que definen a quienes son ob­jeto de nuestro interés, mediantecoincidencias en la forma de ver lavida, de quererla hacer y de saberaquilatar las intenciones ya rea­lizadas.

Una personalidad tiene general­mente muchos ángulos desde loscuales puede juzgársele. Sucede asícon el maestro Manuel Toussaint.Sin embargo, la parte de su in­dividualidad que se ha traducido enobras, es la que mejor 10 define.El ser amante de las artes le hallevado a ir donde estén, a verlasde cuerpo presente, procuraudoparalelamente investigar anteceden­tes y exponer los resultados de susestudios acerca de ellas. Se puededecir que sus consignas han sido:saber gustar, dar cuenta y propalarfirmezas sobre las obras de arte.Empero, al señalársele, de este mo­do no se ha hecho mas que pasara ~n segundo plano desde un .p;i­mero en que se ha mostrado vIaJe­ro por ámbitos del presente y delpasado, resucitando el espíritu dehumanidad bajo las verdades de lascosas y de las reflexiones objetivas.Este plano de los propósitos, eleacuerdo con los cuales se couducela vida, con todo y ser de la mayorimportancia, en este caso está do­minado por otro más profundo. Enefecto, un tercer modo de ser alien­ta bajo los otros, en forma de sen­sibilidad hacia las formas y suscualidades, de intuición para suscon tenidos, de. f1 {¡ida extraversiónsentimental de la belleza.

Los homenaj es tienen por des­tino enaltecer a los hombres aun­que sus figuras se resieutan a cau­sa de las circunstancias en Cjue seotorgan. De aquí, el que un es­bozo de retrato pueda ser más jus­to y con mayor razón si se apegaa dichos y hechos del sujeto. Seescaparán cualidades quizá valiosascomo las que más, pero que al fintendrían que acabar en la disipa­ción, en cambio, permanecerán rei­teradas las que hacen honor a lareal voluntad de ser, las que llevana producirse, a exponerse. Don Ma­nuel Toussaint merece ambas POSI­

bilidades de exaltación y se le hancumplido. Sólo que ahora nuevaspersonas vienen ocupándose en l.astareas a relevo de la cultura, y lle­nen algo que hacer presente, puesreciben frutos del esfuerzo que seha hecho y aún se viene realizandopor los mayores. Don Manuel nosha entregado muchos libros y nosha dado muchas con ferencias sobreel arte colonial en México y La­tinoamérica, por 10 que le debemosunas palabras. Sobre todo, nos haayudado a conocer y gustar de lascosas, para restau rar abiertamentenuestras conexiones con un pasadoque ha condicionado el subconscien­te colectivo que manejamos cotidia­namente y al cual, por proselitismohacia modas importadas, frecuente­mente se ha ignorado.

Un retrato de Toussaint se pue­de intentar en estos trazos: jovenávido de saber, estudia hasta losprimeros años de Leyes y cortasu carrera porque comprende quenada tiene que hacer con una pro­fesión que no hace juego con sutemperamento e inCjuietudes. Amigodilecto de la literatura, se cultivapor ella abriéndose ventanas al

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UNIVERSIDAD DE MExico9

Fig.3.

parte les sería superflua... Seocultan en las regiones subterrá­neas, gran cantidad de aguas ri­cas en peces, que la inacción haconvertido en inmundos. Si al­guna vez estas aguas surgen a lasuperficie, llevan consigo unamuchedumbre de ánimas de hó­rrido aspecto." (Libro 1, habi­tualmente el I1I, xVI-4).

Desde Séneca transcurren mu­chos siglos hasta q:'e d P. Ata­nasio Kircher publique en 1664,su interesante y curiosísimo, portantos conceptos" Mundm sub­ferraneus. Después de Kircherhay que dejar llegar el siglo xxpara que se inicie el estudio cien­tífico de las cavernas y de sufauna. Entre 1879 y 1880 se es­tablece en Viena una sociedadpara el estud io de las cavernas(Verein 1m Bah/en/tunde). Másadelante Daubrée dió impulso atales investigaciones y gracias alesfuerzo de Marte! la Espeleolo­gía adquiere rango de disciplinacientífica y dentro de ella nacela Bioespe!eología o Biología delos seres trogloditas o caverníco­las.

Las singulares condiciones delambiente subterráneo obscuro,húmedo y de temperatura casiuniforme son la causa de que enlos tenebrosos abismos no pue­dan prosperar las plantas verdesque, a lo sumo, se asoman teme­rosas a la entrada de los obscu­ros antros.

La falta de ojos es el rasgodomin;mte en los animales ca­vernícolas; lo mismo en los pe­ces, que en los camarones o enlos insectos la ceguera es la nor­ma y, aun, en los raros seres enque estos órganos pers:sten, máso menos atrofiados, son inútiles,ya que la falta de luz les impidefuncionar.

La carencia de vista s~ com­pensa con la mayor agudeza delos demás sentidos; antenas, pal­pos y patas son largos, ,sutiles ydelicados (fig. 1) y los órganostáctiles que en ellos residen sonmuy agudos y sensibles. La pro­pia longitud de estos órganos,hace que sean utilizados por susposeedores del mismo modo a co­mo el ciego emplea el bastón conel que amplía el círculo de suactividad y así suple, en parte,la deficiencia de su vista. Estosórganos son los que guían yorientan a estos seres en las tinie­blas; tal vez perciban ademásotra suerte de peculiares impre­siones, para nosotros desconoci­

das.El tono general con que se

visten los cuerpecillos sutiles delos animales trogloditas, es unaP'llidez fántasmal que los con­vierte en seres espectrales, cosaque acentúa su impresión de te­nuidad y delicadeza. La falta deluz impide el desarrollo de sus

ciegos como lo son nuestros to­pos y nuestras ratas, los cualescarecen de visión que por otra

Por Enrique RIO]A

Fig,2.

del

Fig. 1.

EXTRANOSPOBLADORES

LOS _

MUNDOSUBTERRANEO

INVESTIGACIONES MEXICANAS

cebidos entre aire espeso y ciegoyaguas sucias por la quietud. Lamayor parte de estos seres, son

EL mundo subterráneo ,for­

mado 'por simas, socavo­nes y cavernas, torna,unas veces, la magnífica

apariencia de fantásticos pala-cios, de suntuosas estancias, de­coradas con profusión por esta­lactitas y concreciones que bor­dan y tejen pétreas filigranas"animadas, tal vez, por apacibleslagos de quietas y transparentesaguas, sobre cuyas tersas super­ficies tintinean sombrías las cIa­ras gotas de agua que caen desdela altura; en otras, se resuelveen un' laberinto' intrincado' degrietas, estrechos pasadizos y fi­suras insignificantes que cruzanen todos sentidos la roca, hastaperderse en las capas más pro­fundas, que llegan hasta losabismos inaccesibles.

Este imperio de la obscuridady las tinieblas, no sólo está po­blado por los engendros de lafantasía, nacidos al calor de lasuperstición y el miedo, sinotambién por humildes criaturasque, dentro de su insignifican­cia, toman rasgos y perfiles pordemás curiosos y extraños quelas apartan, por su aspecto, porsus actividades y por su ecología,de los seres que gozan de la ale­gría de la luz, y que nos son fa­miliares.

Los insignificantes pobladoresde las cavernas nq pasaron inad­vertidos para' las gentes de otrostiempos. Desde muy antiguo setenían noticias de ellos aunquese les atribuían terroríficas vir­tudes y dimensiones espantantes,que están muy lejos de tener.

Dragones, cuélebres y vesti­gIos quedan reducidos a peque­ños insectos, insignificantes co­chinillas de humedad, pequeñoscamaroncitos y cangrejos, páli­das arañas, ágiles ciempiés, pece­cillos de piel blanquecina, sala­mandras o tritones y otras inte­resantes sabandijas.

Tales seres llamaron pronto laatención de los hombres de estu­dio. Entre las más antiguas indi­caciones acerca de ellos están lashechas por Séneca en sus Qual's­tiones Naturales a quien cabe elmérito de ser, tal vez, el primerescritor que habla de un modoindudable de los animales quepueblan las cavernas al tiempoque establece su relación con losque constituyen la fauna hipo­gea, aunque no se substraiga deltodo al ambiente de su tiempo.A pesar de ello nos llenan de ad­miración las s'iguientes líneas delilustre cordobés; "Bajo la tierrahay vastas cavernas, inmensosespacios ... Todas estas simas es­tán llenas de aire, pues, el vacíono existe en ninguria parte. Allíse encuentran estanques encerra­dos en las tinieblas y amplísimoslagos. Allí también nacen ani­males, pero pesados y deformescomo es natural, ya que son con-

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Fig, 4,

células o elementos pigmenta­rios. (Fig. 2).

En las cavernas no sólo vivenlos auténticos habitantes de lastinieblas o troglobios, sino losaficionados a su apacible retiro,los troglófilos, que las frecuen­tan quizás atraídos por la tran­quila quietud o por el silenciosoambiente que en ellas existe, co­mo los murciélagos o el legen­dario guácharo o pájaro del acei­te de los venezolanos; estos. alllegar el día, se guarecen en ellasy así evitan la agria luz del día.También existen en las cavernaslos seres extraños a ellas, lostrogloxenos, que sólo despistadosllegan hasta sus tinieblas, tal vezpor ser en ellos instinto naturalhuir de la luz.

Las investigaciones bio~spelco­

lógicas han esclarecido muchosproblemas generales 'planteadosen el campo de la Biología. En­tre otros, se puede citar el de badaptación que aquí aparece másevidente que en ningún otro me­dio, por el profundo influjo quela falta de luz produce en los se­res ;"ivos, Infinidad de cuestionesecológicas y de distribución sepueden resolver con esta suertede estudios, Las investigacionesefectuadas acerca de la faunacavernícola en Yucatán y Cuba,confirman y afianzan las ideaspredominantes acerca de las re­laciones que en otros tiempos tu­vieron estos dos países.

Les investigaciones que se

efectúan en el Instituto de Bio­logía, permiten esbozar ya, a pe­sar de estar apenas en su faseinicial, varias zonas en la distri­bución de la fauna de las caver­nas mexicanas: lo. e! grupo d,~

las cuevas de la zona de Valles,en la sierra de! Abra, con CuevaChica, los Sabinos, e! Pachón,Quintero, la Ventana, etc.; 20.el de la región de Córdoba conCueva de Ojo de Agua Grandey otras; 30. e! de Comitán conla Cueva del Tío Ticho, Zapalu­ta y que tal vez se' extiende

hasta Cerro Hueco cerca deTuxtla Gutiérrez; 40. el grupode Yucatán con sus múltiplescenotes y aguadas; tal vez el sis­tema de Cacahuamilpa forme un

grupo con una fisonomía espe­cial.

Los estudios sobre la fauna ca­vernícola de México, se iniciarontempranamente en este país,cuando apenas la Bioespeleologíabalbuceaba en Europa. Bilimekque visitó México en los tiemposde Maximiliano descubrió en labellísima cueva de Cacahuamil­pa, varios extraños animales quedió a conocer en 1867. Algunasdudas suscitadas sobre un ~rus­

táceo que describió cstán cnvías de esclarecerse, por los es-

tudios que actualmente se efec­túan en e! Instituto de Biología.

Posteriormente contl';buyeroncon unos descubrimientos: Pac­kard, en Monterrey, en 1900,

UNIVERSIDAD DE MEXICO

y más tarde Pearse, Creaser yHall en 1932 y 1936-'en Yuca~

tán. En 1940· la New YorkAquarium Expedition, explor6Cueva Chica a donde acudió·para obtener sardinitas ciegas'(AnojJtichthys jordani). Duran­te ella se recogieron acociles yotros crustáceos cavernícolasque fueron descritos por Hobbsy Van Name. En 1942 y enaños siguientes, los Doctores Bo­lívar, Bonet, asocio Tafall, Pe­láez y Alvarez del ViIlar efec­tuaron importantes estudios, yexploraciones en ·la región deValles y muchos de ellos publi­calxm trabajos y describieronespecies nuevas. El profesorHobbs describió en 1943 un aco­cil que vive en la Cueva deOjo de Agua Grande 1

El laboratorio hidrobiológicodel Instituto de Biología de laUniversidad de México, exten~ió

sus investigaciones, al campo dela fauna acuática e higrófila delas cavernas de México. (Figs. 3y 4). Dados los medios disponi­bles y la información bibliográ­fica con que se 'cuenta dirigió suatención a los crustáceos, qu,~

tan singular papel tienen en la

ecología troglodita.En 1942 tuvimos ya ocaSlOn

de iniciar estos estudios al descri­bir dos pequeños crustáceos os­trácodos nuevos, desconocidoshasta entonces por los z0610gos,cuyos dirninutos cuerpecillos,

IV C¡O N G RE SO NACIONAL DE SOCIOLOGIA

DIRECCION DE DIFUSION CULTURALSEMINARIO DE POESIA MODERNA

Conferencia inaugural, Poesía y poema, ¡;or Octavio Paz. 30 deoctubre.

Poesía espaiíola contemporánea, ¡;or M~x Aub. Noviembre 3, 4,5 y 6. .

Poesía mexicana del siglo XX, por Henrique González Casa­nova. oviembre 11, 12, 13 y 16.

A las 17.30 horas, en el aula "Martí" de la

FACULTAD DE FILOSOFIA y LETRAS

Baj o los auspicios de la Secre­taría de Educación Pública, laAsociación Mexicana de Sociolo­gía ha organizado el IV CongresoNacional de Sociología que tendríalugar en la Ciudad de México,D. F., del 20 al 30 de octubre de1953.

Se ha hecho invitación a esteCongreso a Jos catedráticos deSociología de las Universidades einstitutos de cultura superior, a losmaestros normalistas, a los estu­diantes y en general, a los intele¿­tuales de México y del extranjerointeresados en cuestiones educati_vas.

La actividad del Congreso seráexclusivamente proyectada al es­tudio de la Sociología de la Edu­cación. Puede verse en la Convoca­toria que las finalidades del Con­greso son principalmente: el estu­dio de la educación en sus diversosaspectos, desde el punta de vistasociológico; el estudio de los pro­blemas que implica poner la ense­ñanza al alcance de todas las clasessociales, hasta lograr hacer dela educación un verdadero derechosocial; el estudio de les problemtissociales de la educación en .Mé­xico.

El IV Congreso Nacional deSociología no tratará en sus sesio­nes, según se especifica en el regla-

mento, asuntos de política militan­te ni temas de carácter religioso.Serán considerados miembros ac­tivos del Congreso, con voz y voto:los catedráticos de Sociología invi_tados; las personas e. institucionesque, además de inscribirse, presen­ten algún trabajo aceptado por laComisión Organizadora, sobre cual­quier punto del temario; los hliem­bros ele la Asociación Mexicana deSociología; y quienes acrediten supersonalidad como representantesele institutos superiores de cultura,universidades o escuelas normalesde México y del extranjero.

En el Congreso se presentaríantrabajos en cualquier idioma, sin

límite de extensión, los mayores de15 páginas deberán llevar un resu­men del tema tratado en no másde 5 páginas.

E1 Comité Directivo del Congre.­so de Sociología estará formadopor los Dres: José Angel Ceni­ceros, Secretario de Educación Pú­blica; Nabar Carrillo, Rector dela Universidad acional y LucioMendieta y Núñez, presidente dela Asociación Mexicana de Socio­logía y Director del Instituto deInvestigaciones Sociales de la U.N. A. M.

El extenso temario propone elestudio de un número enorme deasuntos relacionados con la educa-

ción, como son por ejemplo, entrelos principales: El Medio Físicov la Educación; El Factor Bioló­~ico y la Educación; El FactorPsicológico y la Educación; ElFactor Económico y la Educación ¡

El Factor Social, Los TrastornosSociales (la orfandad, el divorcio,la guerra, la delincuencia, etc.),Las Instituciones Sociales y la Edu­cación. En la Segunda parte delTemario pueden hallarse tambiéninnumerables oportunidades paradesarrollar un estudio en relacióncon "Las técnicas y ElementosEducativos como funciones Socia­les".

Según se advierte en el Regla_mento redactado por el Congreso,"los acuerdos y resoluciones delCongreso y de las Secciones, se to­marán por mayoría de votos de losmiembros que concurran a la se­sión plenaria; el Presidente delCongreso y los de las Seccionestendrán voto de calidad para elcaso de empate en las votaciones",

Por otra parte, indica tambiénen el Reglamento: "Los trabajosa los cuales se otorgue MenciónHonorífica, serán preferentementepublicados en la Memoria del Con~

greso. Todos los demás que se pre­senten y aprueben se publicarán deacuerdo con las posibilidades ma­teriales con que se cuente".

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

apenas miden medio milímetro;estos seres de vida muy singular,pertenecen al género Entocythe­re y deambulan sobre los acoci­les que pueblan las aguas de Cue­va Chica, sujetándose a las mi­croscópicas cerdas que revistensu cuerpo, en busca de los resi­duos de sus producciones tegu­mentarias o de detritos diversosque·les puedan servir de alimen­to, al modo como lo hacen lospiojillos de las aves entre la in­trincada selva de sus plumas.En sus correrías sobre e! cuerpode los acociles llegan a: veces has­ta sus branquias y así gozan nosolo de la intensa renovación deagua que en ellos existe, sino quequizás, toman también algo de lasangre que riega aquellos órganosrespira torios, muy vascularizados.

A partir del año 1949 e! pro­fesor Alejandro Villalobos ern­prendió una intensa campañabioespeleológica en las Cuevase:;)pbzadas en la vertiente delGolfo de México. Los resultadosno han podido ser más fructí­feros. Durante sus excursioness~ han recogido mayor núme,'ode especies de crustáceos que lascolectadas por las expedicionesnorteamericanas a Yucátán y aCueva Chica. Hoy la colecciónde crustáceos cavernícolas deMéxico del Instituto de Biologíaes la más imporúnte y la másco:npleta de cuantas existen. Enla i;npo~ibilidad de señalar de­talladamente todos los hallazgos,que han conducido a describir,ha,ta ahora, unas 11 especiesnuevas y establecer cuatro gé­neros también nuevos, se haceuna breve indicación de los másinteresantes.

En la Cueva de Quintero, Ale­jandro Villa lobos descubrió uncamaroncito ciego, que estudióy descubrió con gran competen­cia, perteneciente a un grupo enq.ue sólo se conocen cinco espe­cies cavernícolas en todo e! mun­do. Este notable crustáceo, alque científicamente ',se le hadenominado Typhlolepidomysisquinterensis, (fig. 1) tiene uncuerpo transparente como el cris­ral, no llega a un centímetro de'

longitud y en cambio tiene lar­guísimas antenas, como sutilísi­mos f1ange!os, cuando menos tresveces más largas que e! cuerpo.

Con este crustáceo vive otrode cuerpo aplanado y pálido, delgrupo de los isópodos, al quehemos denominado Cirolana bo­livari en honor del Dr. CándidoBolivar, al que cabe el mérito dehaber descubierto en Cueva Chi­ca, y descrito en 1950, una es­pecie del mismo género. (Fig. 5).

En varias cuevas de México sehan descubierto diferentes espe­cies notables de cochinillas dehumedad (fig. 6), entre ellas

varias del género Protrichonisclls

Fig.6.

11

que pertenecen a una fa:lliJ:amuy interesante, la de los tri­coníscidos, en la que son fre­cuen tes las especies que se repro­ducen sin el Concurso de los ma­chos, por obedecer al curioso fe­nómeno llamado partenogénesis.(Flg. 7). De esta misma familiase descubrió una especie muy cu~riosa en la Cueva de Ojo de Agua,?rande, cerca de Córdoba, quetIene la particularidad de que latendencia a vivir en lugares hú­medos de sus congéneres, se acen­túa en ella, al extremo, de quese encuentra perfectamente adap­tada a la vida en los charcos dela cueva, en donde efectúa smactos reproductores. Confirmaneste hecho e! que sobre el crus­táceo se fijan infusorios caver­nícolas acuáticos muy interesan­tes.

En la Cueva del Tío Tichoen Comitán, lugar de donde setoma e! agua potable que abas­tece la población, vive un extra­ordinario cangrejo ciego, de! gru­po de los braquiuros (fig. 2),el primero que se conoce en elmundo de su grupo, que llevaeste género de vida. Tan inte­resante especie la hemos dedica­do al insigne botánico José Ma­riano Mociúo, una de las figurasmás ilustres de la ciencia mexi-cana.

Todos los seres que hemos ci­tado se alimentan de detritos or­gánicos ya que la falta de luzimpide la vida de las plantas ver­des. Probablemente, contribu­yen a sostener las cadena alimen­ticias de los seres cavernícolas,las deyecciones de los murciéla­gos, la murcielaguina; estos serescon su ir y venir, al volar y nu­trirse fuera de la cueva, estable­cen la renovación de las posibi­lidades alimenticias dentro de losabismos subterráneos, al aportarmaterias orgánicas de! exterior.

Las investigaciones prosiguen,las recolecciones continúan conmayor intensidad, lo cual segura­mente dará por resultado e! des­cubrimiento de otras novedades.

Actualmente, el laboratorio deHidrobiología se ocupa del estu­dio de diversos seres cavernícolasy otros problemas bioespeleológi­cos que no mencionamos porestar en vías de realización.

Los datos que poseemos, aun­que fragmentarios e incompletos,nos permiten afirmar, sin embar­go, que la fauna cavernícola deMéxico, es una de las más inte­re:;antes de! mundo y una de lasmás numerosas. Todo hace pen­sar que pronto será también unade las más conocidas.

1 Para más detalles ver E. Rio­ja. "Los Crustáceos cavernícolas deMéxico." Memoria del Cong'resoCient'ífico Mexicano. VII CienciasBiológicas. Zoología pp. 285-298.México, 1953.

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iz

EN la Revista "Féminas" leí la re­

comendación de que' toda joven es­criba su diario. Tengo 15 años. Mepusieron de nombre Oyuki, aunque

generalmente me dicen Oyukita. Por haberheredado la cara de mi madre, hija de ja­ponés con mexicana, me llamaban "corea­na" en la escuela donde acabé la Primaria,y sé que todavía hoy mis malquerientes de!barrio me señalan con el mismo apodo.

El sábado 9 de octubre de 1952, día enque como tantos otros me regañó mi abue­la, pensé a todas horas en Elías. A las ochode la noche acudí a una cita que ayer medió. Somos novios.

Terminamos el 2 de diciembre. A par­tir de esta fecha nada memorable sucedióhasta hoy, 25, en que tuve que ir a dormiral piso .de arriba por una riña con mi madrea causa de ese señor que aborrezco tanto ydicen es mi padre.

Sin más, transcurrió e! tiempo. El díaúltimo de diciembre también pintó mal ypasé dormida la entrada del año. Se dis­gustaron mi abuelita y mi mamá tan sólopor mí. ¡Qué desgraciada soy!

El 2 de enero de 1953 me habló de nue­vo Elías, muy arrepentido según él. Era'viernes y le conté' puras mentiras.

Dos semanas después, el 16, terminamosporque le contal'On que yo lo hacía tonto.No sentí pena ni rabia, pues era verdad:lo hacía tonto con Ernesto. Pero lo quesí me produce indignación es e! pensar quecuando lo hice tonto con José Luis no ledijeran nada.

El 19 de enero, mi abuela nos echó encara que tras que estábamos arrimadas éra­mos unas cochinas.

El 21 supe que la chismosa de MaríaCristina fué quien puso a Elías al corrientede mi infidelidad.

El 24 platicó María Elena con él. Erasábado.

y el sábado siguiente, 31, lo ví en latienda que está en la calle de la Luna.

El jueves, 5 de febrero, me dijeron queya tenía una novia en la calle de Zaragoza;pero yo sé que "el que picones da, picadoestá"..Sí, lo quiero; no lo niego. Más si yohe olVidado tantas cosas, ¿por qué no olvidaél? No puedo explicarme cómo después dehaberme dicho que me amaba, y habérmelodicho llorando, se comporta de este modo.¿Tan pronto olvidan los hombres, sus pro­mesas?

El 8 de febrel'O peleó mi madre con miabuela. ¡Oh, cuándo se acabarán los dis­gustos de familia! Este mismo día, me cuen­tan que el miércoles a las ocho de la nochepasó Elías del brazo de una joven por micasa.

9 de febrero.-Bronca otra vez con esesellor que odio hasta el aborrecimiento. Lloréde cólera toda la noche.

Día 16.-¡Qué vida más horrible! Mepegó mi hermano Mario porque no quiselevantal' de la mesa un vaso y un pla too Tanfuerte me pegó que parecía querer matar­me. Pensé huir de la casa; pero mejor es­peraré. También ví a Elías.

Febrero 24.-Me regañó mi abuel~ porlos ,gatos, principalmente por la "Fátima"que maulla toda la noche y no deja dormir., El 12 de marzo me dijo mi mamá: "Ve

a un mandado". Y como lo dije que noiba, se sulfuró mucho y me a~entó un elote.

El 13 de marzo hubo de nuevo grescaporque no fuí a otro mandado. Me golpeómi mamá. Al anochecer, reanudé las rela­ciones con Elías.

15.-Ha seguido un período de tranqUi­lidad en la familia. ¡Ojalá dure!

Marzo 26.-Elías riñe otra vez conmigo.Quedamos en vernos el sábado 28.

Pero lo ví el viernes a las seis y mediade la tarde, y no lo saludé, pues no teníapor qué hablarle. Si quedamos en vernos elsábado, ¿por qué adelantar la cita? Y ade­más, ¿por qué no me ha llamado por telé­fono? Si él no lo hace, yo tampoco. Recuer­do ahora que el 13 de marzo, cuando meplaticó que si había tenido otra novia fué

EL

D 1 A'R 1 ODE

OYUKITA

UN

CUENTODE

Juan de la Cabada

por el muchísimo despecho que sintió alcontarle María Cristina que yo lo hacíatonto, no le pregunté nada. El desembuchótodo. ¡Qué niños son los hombres!

y desde el 11 de abril se teje una marañade chismes acerca de él, pero yo me hagola desentendida para darles en la torre, pa­reciendo decir con mi silencio: "Por mí,que se divierta". Sólo sé que no podré olvi­darlo nunca.

Olvidé apuntar que el Jueves Santo, 2 deabril, se me declaró Salvador y le corres­pondí. El 8 le dije que no pensaba llegara quererlo y rompimos, pues, en realidad,así lo creo. Ví a Elías en la calle.

Lunes 20.-Ibamos del brazo María Ele­na y yo 'cuando vimos que torr.aba Elíasun refresco dentl'O de un tendajón. No qui­se hablarle directamente y le pedí a MaríaElena que lo llamara. Ella fué y le dijo:"Elías, venga tantito". El muy fatuo con­testó: "Déjeme tomar mi limonada a gusto".Entonces me encendí de coraje y desde lejosle grité: "Elías, necesito hablar contigo". Elrespondió: "No puedo porque me duele unpie". Me puse blanca de furia y avancé hasta

UNlvÉRSlDAD DE MEXICO

la puerta del tendajón: "Pues a mí me due­len lo~ .dos y, sin e~barg?, ya ves, aunqueno qUIsiera verte m en pmtu¡:a, tengo quehablarte". Salió y se fué sin volver la cara.¿Por qué lo querré tanto?

Martes 21.-Hace tiempo que me acom­paña Héctor. El domingo 19 fuimos al ciney me pidió relaciones. ¿Qué podré' hacerpara olvidar a Elías? l.e correspondí a Héc­toro No sé si lo quiera; pero es tan bueno,tan cariñoso y fina, que pienso: "Si Elíastuviese siquiera la cuarta parte de la bondaddel otro, todo sería muy diStinto". y di­ciendo esto para mis adentros, resulta queya pienso y creo querer a Héctor:

Abril 23.-Me habló de' amores Raúl. Nole resolví nada porque no quiero hacer tontoa Héctor.

El 27 de abril por la mañana le dí a R:lúlel "sí", y por la tarde le dije que "no".

Rara vez me enfermo, y sólo de catarro,pero si pesco uno caigo en cama. Así estoyahora. Es 1Q de mayo. Gracias a que no ten­go que ir a trabajar.

9 de mayo, sábado.~Esta tarde, haceunos momentos, me pidió Héctor que mecasara con él.

Mañana del día siguiente, domingo 10.­Es "día de las madres" y regalé a la míaun corte de vestido. Estoy contenta. Hay unsol magnífico. Héctor quería venir a micasa y hablar con mi mamá. Por el mo­mento, lo disuadí: Héctor, eso sería Unainconveniencia. Mira, no le he dicho ~adade nuestras relacion~s, porque necesitabacerciorarme de si me quieres". Respondió:"Sí, Oyukita, te adoro. ,¡Te quiero muchí­simo! Piensa que serás mi mujer, no porun tiempo sino por toda la vida. Medítalobien, y luego se lo dices a tu mamá paraver qué te aconseja".

Martes 12 de mayo.-l.e han contado queel domingo, después que nos separamos, 'mefuí al cine con otro pretendiente. Furiosa,porque esto sí es una calumnia, acabamosla plática enfadados. Si no me tiene abso­luta confianza, mañana miércoles, que vol­vamos a vernos, romperé con Héctor aun­que haya de llorar mis ilusiones muertas ...el fin de mis anhelos ... ¡Ay, Héctor!

El sábado 6 de junio nos contentamos yel 11 rompimos, porque de repente se topócon Elías y pelearon a golpes. Francamente,ganó Héctor; pero yo me puse de parte deElías, con quien volví después de la pelea.¡l.o quiero tanto ... tanto! Quizás porqueuna vez lo hice tonto y juntos hemos pasa­do muchas penas.

Pero hasta hoy, domingo 5 de julio-':'-¡después de un mes!- no había vueltoa verlo. El martes hablé por teléfono envista de no, haber sabido más de él, y- mecontestó muy enojado. El 14 vino a verme.

El viernes, 17, platiqué con Héctor. Me,dijo que el sábado anterior Elías lo invitóa una copa. Me molestó que se hayan ha­blado. Era conceder demasiada importanciaa este menso de Héctor. Pero tuve que oiry callar. ¿Qué otra cosa me quedaba sinoesconder mi encono? ¡Entonces, ningunode ellos peleó por mí! Detesto reconcentra­¿amente a los dos: _al uno -Elías, a quientanto compadecía, por rajón; al otro -Héc­tor- por su benevolente condescendencia,que no es sino engreimiento, vanidad. ¡Aldiablo, al diablo los dos, y cada cual por don­de vino!

El 27 de julio por la noche, cuando vuel­vo de la calle, me dice l.ilia que de parte deElías llegó un muchacho con un recado paramí, y que ella le informó que yo estaba enla asamblea del sindicato.

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UNIVERSIDAD DE, MEXICO

!iéctor q.ue no me molestara m~s, porque leIba ~ sahr cola'.'. Mientras caminábam~s yrefena lo sucedtdo, comenté yo: "

-¡Ay, Héctor! ¿No te dije que. estonuestro es difícil, muy difícil?

y él repuso:-Sí, Oyukita, por mi parte... no lo

sería .tan~o, ¿verdad?- Y, agregó: "Mira,OYUkl, pIensa con la cabeza. ¿Por qué no

,le hablas en serio a tu mamá, diciéndoleq~~ me permita la entrada a tu casa paraVISItarte y que yo estoy dispuesto a casar­me en un plazo de tres meses o el que ellafije". Prometí seguir su consejo y, contralo que suponía yo, mi madre accedió sinalterarse.

El lunes que habló Héctor por teléfono,le dije a ella quien me había llamado y quea las ocho de la noche iba a salir un ratoa la calle para verlo y dar juntos una vuelta.

Cuando me acompañaba de regreso a lacasa, vimos a distancia la figura de mi ma­dre que aparecía en la puerta.

-¡Oyuki, ahí está tu mamá! -Musitótrémulo, Héctor-. ¿Cómo no vas y le rue­gas que venga para formalizar las cosas deuna vez?

Me dirigí con cierto sobresalto hacia mimadre.

-Bueno, vamos... -asintió.Pero yo me le adelanté para prevenir a

Héctor y alentarlo:-Ya viene.-Me voy ... , Oyuki ... Oyukita -ti-

tubeó él.-¡Cómo! --exclamé-o ¿Entonces, para

qué me pediste que llamase a mi madre?-Perdón ... Oyukita -tembló en ,un

hilo de voz-o Pero. .. tú no sabes lo feoque se sie!1te... -y arrancó de prisa, de­jándome estupefacta. ¡Qué vergüenza lamía delante de mi madre! No es para re­petir la reprimenda que aguanté.

¡Ya esto se acabó!Sin embargo, el jueves me cerró el paso,

mientras volvía yo del trabajo y habló conuna voz honda, no recuerdo cuánto, contanta turbación, que no sé porque lo per­doné. Parece atributo de mujeres las pro­pensiones al sufrimiento y al perdón.

El sábado 15, que no trabajamos por latarde, vendrá a las cuatro y media. ¡Diosha de querer que venga!

Sábado 15.-Eran ya las cinco, y comoaún no aparecía lo llamé por teléfono. "Per­dón, Oyukita, mi vida; pero olvidé que lacita era para hoy. Nos vemos a las ocho.¿Quieres?".

Fué punt\.lal, y al despedirnos prometlovolver mañana, domingo, día de mi santo,con un regalito ...

El domingo 16 de agosto, San Joaquín,día de mi santo, me dejó plantada. ¡Concuánta rabia, desdicha y amargura me. pasélas horas que debieron ser para mí de lasmás alegres y felices!

A ver con lo que me sale cuando pretendavolver a hablarme, si es que vuelve, cosaque dudo mucho, pues no creo que tengala desfachatez de presentarse jamás antemi vista.

El día 19 de septiembre de 1953 termi­namos definitivamente -¡para siempre!­Héctor y yo. Así se acabaron las ilusiones,lo mismo que este diario y todo ... ¡todo!¿Por qué se me saltan las lágrimas? Iré adormir al cuarto de arriba para que nadie_y menos ese aborrecido de mi padre-­sepa ,de tan extraña" pesadumbre y estellanto.

Miércoles 5.-Por la mañana nos, citamosa las ocho de la noche~ Vino y dimos unavuelta. Gracias a mi abuela que se intérpusono me pegó Mario. Se enojó porque no lecosí una camisa que iba a mudarse y a laque le faltaban todos los. botones. Héctorquedó en llevarme de paseo el domingo porla tarde.

Doming<?-Me cansé de salir constante­mente a la 'calle con mil pretextos y aguar­darlo hasta 'l~ siete de la noche. Por fortunallegó de visita una amiga y decidimos ir al

cine en compama de s~ hijito. Así que medejaste plantada ... ¿no, Héctor? Para queno se te haga costumbre, ¡verás! j Ya verás!

El lunes, 10 de agosto de 1953, cambiéde empleo. Comencé a trabajar en la "R.O'Connor & Co.". De regreso encontré porcasualidad a la Chata y al "chimuelo", her­manos pequeños de Héctor, y les recomendéle dijeran que no me hablase por teléfono;que nos vc;:ríamos en la esquina convenida elmartes a las seis y media. Les regalé dulces.Cuando llegué a casa me advirtió Lilia queme telefonearon, y mi mamá había tomadola bocin"a.

El martes 18, desde las seis y media, ron­dando las esquinas esperé inútilmente a Héc­tor hasta las siete de la noche. Desalentadaemprendí el camino de mi casa en un tran­vía, pero a las nueve en punto oí venir defuera su silbido y salí a verlo. Me contó quellamó" por teléfono y habiendo respondidomi madre pasó él la bocina a la Chata, quiendijo que hablaba Esperanza para saludarme.Mi mamá no tragó el "anzuelo' y contestó ala Chata que "hiciera el favor de decirle a

El 28, Jaim~ -un buen muchacho amiKQ,nuestro- nos co~vidó a un báile' por sé~

día de su cumpleaños. Ese cascarrabias demi hermano Mario me regañó por bailar yotres veces seguidas con un señor gordo. ycasado, que le era antipático y a mí me hacíagt'acia.

El 3O me llamó Héctor por teléfono. Fui­mos al cine Capitolio y una vez más mepropuso casamiento. Pero quién sabe a quéllegaremos. Por mí, estoy dispuesta.

Dibujo de E/vira GASCON

~----'--------~'----""

A la mañana siguiente le dije a mi mamáque vendría Héctor a pedir mi mano.

-¡Nada más entra ese tipo a la casa yverás cómo sale!-:- resopló furiosa.

Por la noche me regañó Mario porquese me rompió la yema de un huevo al freir­lo. En cuanto a Héctor, es mejor dejarloa la voluntad de Dios.

jQué injusticia! El 19 de agosto, comouna fiera rugió mi abuela que no más nospasabamos de golfas la vida y que éramosunas malvada$. Es verdad que con frecuen­cia desatendemos el trabajo de la casa, pero,¿por qué a Mario, que debería cargar conmayores obligaciones, nunca lo reprenden,sólo por ser hombre... y todo lo buenopara él, mientras para nosotras -Lilia yyo- las sobras?

Agosto 3.-No sé para que me llamaríahoy Héctor varias veces, siempre cuando~staba yo fuera de casa, según me dijo Lilia, "que estuvo pendiente del teléfono. ., Agosto 4.-Lo esperé a la salida del tra­bajo para sab"er' lo que" quería y 'me dijo,sonriendo, que "nada".

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14UNIVERSIDAD.DE MExIco

no existe. El arte por el arte no existe. Sólose daría si el hombre pudiera ejercer la ac­tividad artística desentendiéndose de su con­dición humana: eje su fisiología, del estó­mago,' del sexo, y, sobre todo, del ambienteen que se mueve. El artista no puede renun­ciar a su condición de hombre ni despren­derse jarnás de la placenta social que a todosnos nutre. Debido i ello, cuando posee sen­sibilidad e inteligencia y dice su palabra, dicela palabra de muchos. Pero ¿quiénes son en

cada momento los que se identifican con elartista, quiénes los que atienden a su vozy a su palabra, cómo se integra el públicodel artista? Indudablemente las caracterís­ticas de la obra producida -o sea, las del

Augusto Benedico, Violeta Sevilla y un conjunto de máscaras.

La justicia, dibujo de M. Prieto.

PROJIMO LEJANO

quitectura y las artes plásticas, la litera·tura,la filosofía, etc. Al árbol se le conoce porsus frutos y los frutos del hombre son antetodo las constelaciones de la cultura' y de lavida social. Apercibirlas y penetrar su origenes pues trabar conocimiento con nosotrosmismos.

La obra de arte siempre dice o significaalgo. Por eso, la fruición estética pura quebrotara de sí misma y a sí misma se bastara

EL TEATRO

MI"... He asumido fervientemente la nega­

tividad de mi tiempo, que por lo demás mees tan práxinw, que tlO tengo el derechode combatir y sí, en cierta fonna, el dere~

cho de representarla".

Alvaro Matute Víctor Blum, Augusto Benedico,, Luna y G. Alvarez Bianchi.

pre se encuentra el mensaje en la obra hu­mana. La actitud y la conducta, la tenden­cia, la forma de vida se exteriorizan y cris­talizan en las producciones del hombre: lapropia sociedad y sus instituciones, la ar-

KAFKA,Por J. s. GREGaRIO.

KAFKA.

EL mundo del pensamiento y del arte

es el mundo del mensaje. Oportunoo inoportuno, elevado o mezquino,claro o difícil, sutil o burdo, siem-

La escena de la catedral. La escena del juicio. •

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UNIVERSIDAD DE- ·MEXICO 15

Héctor Mateas, Manuel Casanueva, AugUsto Benedico y Leonor Llansás. A. Benedico y Leonor Llansás.

mismo artista- proporcionan la respuesta.Indaguemos algunas de las de Kafka quepuedan servirnos de orientación, ya que seacaba de montar tan admirablemetnte por elTeatro Universitario la versión teatral deEl Proceso y ya que la lectura de Kafka esobligada (para el lector "culto"). Indague­mos, de preferencia, lo que significa El Pro­ceso considerándola en relación estrecha conel resto de su obra.

Un buen día -el de su trigésimo aniver­sario precisamente-, José K., empleado deBanco, es visitado por dos inspectores y uncomisario. de policía. Le participan que desde

ese instante se ha iniciado su proceso. ¿Quiénlo acusa, de qué se le acusa? José K. no losabrá nunca. En realidad nadie Io- sabe. El

hecho es que José K. vivirá (¿vivirá?) unaño su proceso para morir al fin víctima deél, y a manos de los ejecutores de una Jus­ticia incomprensible.

La novela se desenvuelve en una atmós­fera de pesadilla que André Gide y Barraultsupieron conservar en su versión escénica.Las situaciones anómalas y los acontecimien­tos absurdos penetran la trama cotidiana dela vida y se narran con absoluta naturalidad.La gran lección de Kafka está justamente enel campo del estilo: el mecanismo de la ex­trañeza, del horror y la opresión, de la an­gustia, sólo se desencadena valiéndose de lanarracióri cotidiana. desprovista de alardes re-

Dibujo del vitral para la ca·tedral.

tóricos (que también es la lecdón de Poe,de los contemporáneos que adoptan el lIa­mado "tono neutro"). Quizás en la piez",la pesadilla es más pesadilla. Así, José K.sueña ostensiblemente en la escena del ver­dugo que azota a los inspectores, mienttasque en la novela esto ocurría como si nada,al salir el protagonista de su oficina. Diga­mos de paso que Gide y Barrault, sin alterarel fondo, cambiaron el orden de sucesión deciertos episodios. Con muy buen tino, porejemplo, pusieron como escena antepenúlti­ma lo- que en la novela es el capí tulo II, osea, el interrogatorio del acusado, escena que

por las palabras violentas de José K. puededar lugar -relacionándolas con otras- aver en la obra una crítica del aparato im-

Dos de los esquemas para la escenografía.

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16 - UNIVERSIDf\D DE -MEXICO

tamente psicológico' para -insertarse en losocial? Después 4e todo, las peculiaridadespsicológicas no brotan de sí mismas o de 10

placál;le y'torpé, ciego, deshumanizado- y co­rrórrtpido de la Justicia, según se practica enlas/tierras donde domina el afán de l].1cro.Sitr-embargo, José K. y Kafka (¿hasta quépunto sónpersonajes diferentes?) nunca tu­vieroñ una actitud crítica ante los viciosde nuestra muy honorable sociedad. De ma­nera que hay que buscar el sentido de laob~a 'en otra parte. Acordándonos de nues­tras buenas épocas de existencia listas po­dríamos echar a volar la imaginación exis­tencialista y decir: El Proceso muestra queel hombre no es nunca inocente y que laculpa teológico-metafísíca lo avasalla. Latragedía de José K., consiste en que no quie­re asumir el proceso inevitable que por elmero hecho de ser humano tiene que afron­tar. Esta sería una tesis muy interesante;lo único malo es que-soslaya el problema au­téntico: ¿la vivencia -procesal, digamos­de K., tiene alcances universales y perma­nentes? ¿Es válida para todos los tiemposy lugares?

La culpa puede ser ficticia o real, con lacircunstancia de que el peso de ella no pro­viene de su realidad sino del grado de con­ciencia que no depende siempre de factoresajenos. La conciencia de José K. lo colocafrente a una culpabilidad ignota y, por ello,más despiadada. A K. lo domina por com­pleto su Proceso como potencia maligna Tdestructora, como divinidad primitiva se­dienta de víctimas. K. no es dueño de símismo, sino que depende del Tribunal quejamás podrá conocer, que no existe y cuyamirada penetrante siente o presiente, sin em­bargo. Este fenómeno lo llaman los filósofos-desde Hegel- Enajenación, con lo cualse indica la trampa en -que cae el hombre amanos de los monstruos que él mismo hacreado, con lo cual se indica ciertamenteque esos monstruos son a veces incluso me­ros fantasmas de poderes inexistentes.

La Enajenación de K. es la de Kafka, envirtud de una "participación" fácilment~

comprensible, y la enajenación de Kafka esante todo la religiosa. En efecto, detrás delinasequible Tribunal de El Proceso -ya lohan señalado los intérpretes del escritor che­co-, detrás del Consejo que dirige la cons­trucción de la muralla china, de los Señoresde El Castillo o de la Dirección invisible delrelato Lámparas Nuevas se encuentra el Se­ñor-Dios de los Ejércitos, vengador e irre­sistible, el Dios de Moisés que señala con es­pada de fuego a sus elegidos. Así, en el relatode Kafka La EsjJada el protagonista se hallaen un despertar dominical con esa arma pe­gada a su espalda y la punta clavada en lanuca sin causar herida alguna: es Kafka elelegido, el que rescata y trasmite el secretode la olvidada Ley. Kafka, víctima de supasión ultra terrena, el que muere acuchilladoa manos de sí mismo. Tal es el sentido deEl Proceso, el sentido aparente. Se trata puesdel totalitarismo de Dios y de su acción des­quiciadora, no de totalitarismos sociales opolíticos según reza el programa teatral, quecon éstos no tuvo que ver nunca el autorde La Metamorfosis.

"Tres elementos han determinado la ca­rrera de Franz Kafka: el conflicto con elpadre y la comunidad judía; la vida decélibe; la enfermedad", escribe Pierre Klos­sowski. Se ha insistido especialmente en elprimer elemento, debido a la influencia deFreud. Pero, ¿bastarán tales elementos -psi­cológicos y fisiológicos- para explicar aKafka? El sentimiento kafkiano religioso de"retorno al Padre" -con los anejos de culpay desarraigamiento- ¿no rebasará lo estric-

Diseños para las máscaras que Mi­guel Prieto modeló para El proceso.

fisiológico, sino de la urdimbre social, lo queademás explica cómo la obra de arte puedeatraer en torno suyo a tantos que se reco­nocen en ella o gustan de ella. Sin duda quelo importante en Kafka no es su conflicto

Augusto Benedico y Luis Aragón.

con el padreo su tuberculosis sino los ".. d d . - seml-

mle~tos e. e~a~ralgo, de culpa, de subordi-naClOn, de mflmtud que' invaden su obs~ :ida. Por ellos, Kafka se e~cuentrar~o~c/allzado, ya que los sentimientos sondefinición sociales, colectivos. Por ell

r

Kafka se verá en medio de la comuÍlÍd:~humana a la cual siempre quiso Sustraersey tendrá q~e soportar el juicio inapelablede sus semepntes, de su prójimo y de s1

. u. eJano.

Pero ¿quién es el prójimo de Kafka?¿Acaso el revolucionario intachable o el po_lítico oportunista y ramplón? ¿El ambiciosofinanciero? ¿El humilde campesino de hua­raches? ¿El deportista consumado? Quizásalguno de éstos pueda ser el prójimo de Kaf.ka, aun cuando lo creo difícil, pues su pró­jimo tendrá que ser quien comparta sushondos sentimientos. No el esperanzado y eloptimista y sí el escéptico y el nihilista; noel firme paladín de los humildes y sí elveleidoso o el apóstata; no el inquieto yel insatisfecho que -avizora- el mañana sinoel inquieto gozador de fugaces presencias y

pasados. El prójimo de Kafka tendrá qu~

ser el inadaptado, el torturado, el mezquino,el tenebroso, el viudo, el inconsolado, leprince d'Aquitaine ti la tour abolie ... Aho­ra bien, este espécimen de hombre -quevive en el orbe de la "enajenación" y de laestéril "compensación"-:.... es, a su vez un

producto social. De ahí que se .'equivoqueKafka cuando escribe en su Diario: "No essolamente por causa de mi situación social,sino más bien debido a mi propia natura­leza por lo que soy un ser encerrado, taci­turno, insociable"; y se equivoca porque sumisma na turaleza proviene de su personalsi tuación social. ¿Y cuál es el status socialde Kafka? El del más devastador -individua­lismo, el de la soledad acendrada, el de lamutilación monll y física, en suma, el dela separación radical. A Káfka le obsederásu prójimo, precisamente por remoto, y sinembargo llegará a decir: "¡Miedo de estarligado y de perderme en la ligazón. En­tonces no estaría nunca ya- solo!" ¿Qué deextraño que pueda exclamar: "la taciturni­dad es uno de los atributos de la plenitud"?En El Proceso el inspector FRANZ aprehen­de a K. (¿Kafka?), o sea, Kafka e~juicia

su propio egoísmo ya que el inspector va acontraer matrimonio y José K. es un solteroempedernido. No obstante su propia con­dena el egoísmo de Kafka será irredimible.Vivirá únicamente para y por la literatura,oasis verdadero de su casi voluntario desiertoespiritual. Y sin -embargo -este ser atormen­tado razonará : "Todos sostenemos un' com­bate común ... Yo no puedo manterler uncombate personal; si por una vez me ima­gino ser independiente, si por acaso ~o veoa nadie a mi alrededor, bien pronto s~ sigueque he sido obligado a asumir mi puestopor 'una constelación que no es inmJdiata­mente o por completo accesible". Esa ,I'cons_telación" se entregará tan sólo al' lucharcontra todas y cada una de las formas deseparación, contra todas y cada una de lasinstancias o poderes que mutilan al hombrey lo separan de sí mismo. La comunidadhumana se conquista luchando contra laopresión y contra la miseria, hoy ya ven-

-cidas en buena parte del mundo. Esta esla fuente del optimismo auténtico y de lainteligencia y esperanza verdaderas, esta esla fuente de la "humanidad" que :Kafka,(y Kierkegaard y todos los existencialistasque en el mundo han sido) ignorara, pareceque con toda conciencia.

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UNIVERSIDAD DE MEXICO 17

De arriba a aba/o: Rubinsteiri, Ba­dura-Skoda, Arran y Lawrence.

ROBERT LAWRENCE. El se­gundo concierto de la Sinfónica,a cargo del director norteameri­cano Robert Lawrence, tuvo unpúblico más abundante y ofrecióun programa más variado y nomenos interesante: la Oberturade La Flauta Mágica de Mozart,la Suite de Billy the Kid de Co­pland, las Siete Canciones deRevueltas, en un plausible ges­to del director hacia la músicamexicana, y la Sinfonía Fan­tástica de Berlioz.

maestro de los recursos orques­tales; y el Retrato de Lincoln(con la narración en la voz so­nora de Jorge del Campo) pu­so el sello dramático de la no­che. La 3q Sinfonía de Roy Har­ris fué algo así como una efi­ciente clase de composición enla interpretación fiel de un co­lega. El poema de Chausson,teniendo como solista a EnriqueSerratos, fino, entusiasta, segucro, marcó con su suavidad e!contraste de las obras contem-

El maestro Lawrence, genui­namente interesado en la fielcomunicación de las obras, tra­bajó evidentemente con positivoentusiasmo. Medido en sus mo­vimientos, huyendo de lo espec­tacular, supo sin embargo ha­cer tocar a la orquesta con ple­nitud. De una gran belleza fuésu interpretación de la Ober­tura de La Flauta Mágica deMozart y dicha con admirablenitidez. La Suite de 13illy theKid, un poco debilitada en e!Allegro, conservó, empero, todasu atmósfera, fluidez y ritmocoreográficos. Las Canciones deRevueltas en la fina voz de Car­los Puig, tuvieron un colabora­dor excelente. Y la SinfoníaFantástica, en su versión origi­nal, puso en evidencia las mu­chas posibilidades de la Sinfó­nica. Un clímax muy bien lo­grado, en el Cuarto y Quintomovimientos (Marcha al supli­cio y Sueño de una noche deSabbat) ganaron al director unaplauso prolongado del público.Lástima que no siempre sea po­sible un número suficiente deensayos para integrar en sumáximo acabado las obras.

La Filarmónica de la Ciudadde México )' los solistas Rubins­tein, Arrau y Badura-S/wda.

La orquesta, que bajo la di­rección de Sergiu Celibidachellegó a sonar compacta y em­pezó a ganar prestigio, ha de­caído en la presente temporada,simultánea a la de la SinfónicaN acional, y sirve sólo de basepara el lucimiento, casi inevita­ble, de tres concertistas de granprestigio.

La Filarmónica adolece de unequipo desigual de instrumen­tistas y ello se hace evidentecuando falta la mano exigentey estimulante de un buen di­rector. El maestro Abe! Eisen­berg, quien la dirige en el ma­yor número de los presentesconciertos, es a todas luces hom­bre preparado y empeñoso, peroa veces todavía muy preocupa­do con las notas del papel. Amenudo las secciones de la or­questa se le escapan y el solistase halla con frecuencia sin laoportuna colaboración. Tantoen el caso de Rubinstein comoen el de Badura-Skoda la direc­ción pasó en realidad a los so­listas mismos, y gracias a ello.,la unidad de espí ri tu de lasobras pudo salvarse.

Los conciertos, con ese atrac­tivo insustituíble de tan famo­sos solistas, se han visto colma­dos de un éxito extraordinario.Los boletos se han agotado encada uno de los cinco concier­tos hasta ahora realizados y elTeatro Metropolitan, donde tie­nen lugar, ha escuchado las ova­ciones de tres mil personas undomingo tras otro.

Como sucede en esta clase deconciertos, las obras que se to-

Por Horacio FLORES-SANCHEZ

MUSICALALa' Temporada de la SinfónicaNacional.

BAJO la dirección de Aa­

ron Copland dió prin­cipio, e! viernes 18 deseptiembre, la Tempora­

da de Otoño de la SinfónicaNacional en e! Palacio de BellasArtes. El programa: integradopor tres obras de! director mis­mo: la Obertura al Aire Libre,la Suite de Appalachian Springy el Retrato de Lincoln, agrega­ba una más de autor norteame­ricano, la Sinfonía N9 3 de RoyHarris, e incluía un extraño e!e­mento en el conjunto: el Poemapara Violín y Orquesta de Chau­sson.

El concierto, pese a las brillan­tes interpretaciones de! director,careció del lucimiento propio deuna noche de inauguración. Elentusiasmo despertado en algu­nos espectadores de espíritu aler­ta se vió limitado por un audi­torio escaso, y lo que debía con­vertirse, en circunstancias más.favorables, en un' homenaje auno de los compositores con­temporáneos más valientes y deobra más auténtica, quedó pu­ramente en una .velada de am­biente cordial.

Las razones de este resulta­do pueden atribuirse: primero,a una organizacié¡n deficientede la temporada (nula creaciónde atmósfera propicia, lentituden los procedimientos informa­tivos y desatención de las ven­tajas de la publicidad) y segun­do, en lo que al concierto enparticular se refiere, formula­ción poco atractiva.

Bien está e! empeño de edu­car; pero los métodos deben ser,fundamentalmente, estimulantes.¿Cómo vamos a educar al pú­blico si no podemos siquieraatraerlo, llamarlo, hacerlo llegara la sala de conciertos? Coplandtiene prestigio, sí, pero entre elnúcleo pequeño de los conoce­dores. No hay en estos concier­tos, por otra parte, un solistadel relieve necesario para con­vertirse en e! medio de atrac­ción. Y, por lo que a las obrasse refiere, la que podría llamarmás la atención sería la Suite deAppalachian Spring, que nobasta por sí para hacer ir cuan­do menos mil personas (en nin­guna parte del mundo) a la sa­la de conciertos. Y un concier­to preparado en tales circuns­tancias ¿dónde podría ser unabrillante inauguración de tem-

• parada sinfónica?Pero, por lo que al resultado

puramente artístico se refiere,la dirección fué ágil, vibrantey de dominio absoluto en la or­questa. Si la iniciación, en laObertura al Aire Libre, nosmostró un Copland juvenil yausente de las estructuras com­plicadas, la Suite de Appala­chian Spring nos llevó a la ex­presión vigorosa, dinámica, de{:uerpo sólido del Copland

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I '

:,vcan son en su mayor parte los"caballitos de batalla". De estemodo, Rubinstein, indiscutible­mente uno de los artistas máscompletos en e! mundo de hoy,tocó en su primer concierto el49 Concerto de Beethoven, elN9 2 de Chopin y las Variacio­nes sobre un Tema de Paganinide Rachmaninoff. En el segun­do, el Concerto N9 2 deBrahms, las Noches en los Jar­dines de España de De Falla sien­cl9 esta opra la excepción a lo

)lntedicho y e! Concerto en Lamenor de Grieg. y ,en cada unode ellos tuvo ocasión de demos­trar, no sólo que sus cualidadessiguen siendo tan brillantes co­mo hace 15 o 20 años, sino que,han logrado superarse, dando conello un ejemplo a los pianistasposteriores 'a él que consideranhaber llegado ya hace muchoal límite insuperable.

Rubinstein ofreció tambiéntres conciertos en Bellas Artes,en los que sobresalieron: el Car­naval Op. 9 de Schumann­vivaz, chispeante, transparen­te-, O Prole do Bebe de VillaLobos, l¡¡ Sonata N9 5 de Brahms

y la pirotécnica PetrQuc-hka.Claudio Arrau, el ~es.un?o so­

lista de la temporada de la Filar­mónica, a quien nunca se consi­deró que pudiera en México lle­nar una sala de conciertos, siguiódesmintiendo la falsa hipótesis enesta presente visita suya, y en susconciertos, tanto con la orquestacomo en Bellas Artes, no ha vis­to una sola butaca vacía. En suconcierto con la Filarmónica, enel que incluyó una obra absolu­tamente superficial como la Bur­leska de Strauss y un conciertobrillante pero vacío también, e!1P de Lizst, tuvo la oportuni­dad de ganarse aplausos verda­deramente entusiastas por una in­terpretación del Concerto No. 1de Brahms vigorosa y profunda­mente emotiva.

Su concierto en Bellas Artesconstituyó una de las sesionesmemorables en lo que Va del añomusical. Solamente el Rondó enSol Mayor de Beethoven, con, elque inició la noche, pudo habervalido escucharlo.

No es Arrau un artista explosi­vo, con esa espectacularidad ci­nematográfica que tanto gusta a

buena parte de ,nuestro público;pero es sill dudá un pianista bri­llante, sincero y de un criteriointeligente. Su tan repetido mé­rito de tener uno de los reperto­rios más extensos con que pia­nista alguno pueda contar actual­mente, no se queda allí. No espuramente cosa de extensión, sinode profundidad. Toca a Beetho­ven, a' Mozart o a Schumann,identificándose igualmente concada uno, respetándolos y pene­trando en su más íntimo conte­nido.

El joven pianista vienés PaulBadura Skoda, precedido de fa­ma única en el mundo, ha ofre­cido ya, en e! momento en queesto se escribe, su primer con­cierto. No defraudó en absolutoese prestigio de gran pianista quetiene apenas a .los 24 años deedad. Su calidad de pianista se­rio, profundo y emotivo fué evi­dente' desde su primera' frase alpiano. Su Quinto Concierto paraPiano de Beethoven fué, en lamañana del 4 de octubre, uno deesos raros fenómenos de! concer­tismo contemporáneo. Una in­terpretación seria, pero no rígida

UNiVERSIDAD DE'MEXICO

ni frí;¡; emotiva, pero no falsifi­cada. No hay efectismo en suactuación, toca, y eso es evidentea todo e! mundo, Con una since­ridad extraordinaria. . Su matizes una verdadera delicia. iy quéfrescura personal! Ningún enva­necimiento, naturalidad absolutasencillez para agradecr las pro~longadas ovaciones.. Fué una lás­tima que no en todo momentose haya sentido absolutamentecómodo. La orquesta impedía elfluir ininterrumpido. No respon­día como debía hacerlo. Al di­rector se le olvida~a que el solis­ta estaba alerta ¡pirándole en to­do momento. Las entradas falla­ban. Pero aún así, el público plJ­do apreciar la grandeza dél artis­ta. Y esta adjetivaciÓn no es hi­perbólica. Obedece a ,una con­vicción de que esto es así.

Esperamos con ansiedad su re­cital en Bellas Artes y su segundoconcierto con la orquesta en elMetropolitan. Sobre sus otras do­tes, como músico de cá~ara, no

•podremos saber mucho, dada labrevedad de su' visita. Pero' conestas oportunidades nos conside­ramos ya' afortunados.

EL TEATRO UNIVERSIT ARIOEl Teatro Universitario de Mé­

xico, dependiente de la Direcciónde Difusión Cultural de la UNAM,acaba de obtener un sonado éxitocon la presentación de la adapta­ción escénica de El Proceso, deKafka, hecha por André Gide yJ ean Louis BarrauIt y que ha sidovertida al español por AlvaroAráuz (Ver El teatro). La direc-

, ~iós escénica, de Charles Rooner,"Y .la ,escenografía, .de Miguel Prie­

to, así c.omo la actuación de loscjiversos íniérprete,s, merecieron elre! terapo y entusiasta elogio de la¡:;rítica y del público. Especialmentela escenografía y \.<i dirección re­presentaron, al dec.irde los enten­didos, un notable avance en la ac­tividad dramática .que tanto ha in­teresado a México fomentar en losúltimos .años.

El Teatro Universitario no esun teatro estudiantil. Los actoresque han trabajado en él tienen ex­periencias escénicas anteriores, yalgunos son actores profesionales;antes de llevar a escena El Proceso,y desde que fué fundado en losúltimos ,meses .de la administracióndel Dr. Luis Garrido, el Teatro

-Universitario había presentado conbuen éxito las siguientes obras:Qtle no quemen a la dama, deChristopher Fry; Doíia Beatriz, lasin velltura, de Carlos Solórzano-director artístico del Teatro Uni­versitario-; N o es cordero . .. que,

"es cordera . .. , que en el repertorioshakespeareano corresponde a la

'llamada "Noche de Reyes", "Laduodécima noche" o "Como gus­

,téis", y, finalmente, La prueba de

las promesas, de Juan Ruiz deAlarcón.

Charles Rooner ha dirigido lasrepresentaciones de las dos obrasinglesas que tan magníficamentehan sido vertidas al español por elpoeta León Felipe y la más recientede El Proceso; Max Aub dirigióla DOlía Beatriz y Salvador Novola obra de nuestro Juan Ruiz, quepor cierto fué por primera vezllevada a la escena en ocasión desu reciente estreno por el TeatroUniversitario. El artista que demodo más perseverante ha con­tribuído al buen éxito del TeatroUniversitario can sus escenografíasha sido Miguel Prieto; pero Meza':>' Forrtanals también han ~o!I¡¡­

borado en ese sentido.

Como es fácil de comprender,Teatro Universitario de Mé<,icono persigue fin lucrativo alguno, y

'si la Universidad ha permitidola creación de un patronato parael mismo -que preside BeatrizCaso de Solórzano-, ello es sólocon el fin de estimular y hacerpermanentemente posible la laborde difusión cultural que reali~an.

Los fondos que se han recaudadopara este organismo se han utili_zado en el pago de alquiler desalas, vestuario, decoraciones, pu­blicidad, y en hacer los pagos ne­cesarios para los directores de es­cena, actores, empleados y obreroselel Teatro. Los puestos de presi­denta del Patronato y.director ar­tístico del mismo son honorarios.

Con el objeto de asegurar lavida económica de Teatro Univer­sitario, pues parece muy inconve_niente y aleatorio que dependa enel futuro de los donativos queinstituciones y particulares puedandarle, y como por otro lado, elpresupuesto de la Universidad no

permite pensar que ésta pudieraampliar su aportación en una can­tidad 'mayor de la que ha dedicadopara este fin, el Patronato delTeatro Universitario ha hecho elproyecto de financiamiento que enseguida se somete al conocimientode los lectores:

El proyecto consiste en establecerel Teatro Universitario como unaasociación en la que haya tresespecies de socios:

1. -Los Socios Benefactores, queson aquellos que contribuyan anual­mente a la labor de Teatro Univer­sitario, con una cantidad superiora $1,000.00 (mil pesos).

2. Los Socios Patronos que seránaquellos particulares que contribu­yan a Teatro Universitario conuna cantidad de $ 500.00 a $ 1,000.00(quinientos a mil pesos).

3. Los Socios numerarios conuna cantidad de $ 100.00 anuales,(cien pesos).

Los Socios benefactores y lossocios patronos tendrán derecho aasistir a las funciones de estreno,en lugares numerados, y podránllevar a dos invitados. Tambiéri ten­drán derecho a concurrir a cual-

quiera otra función de Teatro Uni­versitario llevando a los invitadosque se indican, y tendrán siemprelugares numerados y separados es­pecialmente para ellos, si dan aconocer telefónicamente por la ma­ñana a las, oficinas de Teatro Uni­versitario, su deseo de asistir a la 'función.

Los Socios numerarios tendrántambién derecho de asjstir a la fun­ción de estreno, o bien a cualquieraotra función, llevando a un invitadoy teniendo derecho, en caso de quéno sea función de estreno, a tenerlugares numerados, siempre que co­muniquen telefónicamente su deseode asistir.

Todos los socios recibirán porcorreo Íos boletos, programas, etc.,del Teatro Universitario, con ladebida anticipación ~' la' tarjetaque los identificará como socios, endonde se irán marcando las funcio­nes a que asistan.

Los pagos de las cuotas que semencionan, podrán hacerse de unasola vez, o bien en forma de contri­bu~iones semestral.es, trimestraleso mensuales.

En caso de que usted esté eleacuerdo en. pertenecer a esta aso­ciación que trabajará activamenteen pro de la cultura superior deMéxico, le rogamos se sirva diri­

girse a las oficinas de Teatro Uni'­

versitario, Paseo ele la ReformaNQ 336 ~ 3er. Piso. México, Ciu­dad, solicitando niayor información.

Page 19: LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA

UNIVERSIDAD DE_MEXICO

LA VERSION ORIGINAL vez del giro estrictamenl:e rossiniano

LAS obu.s de teatro, cuando cono~.en la,longevldad, pasan por una porClOn deaccidentes que resultan de su condi­ción e-scénica, en la cual parecen re­

flejarse con mayor vivacidad los gustos delpúblico. Para - adaptarse a ellos las gentesdel oficio, en cada -época, introducen, o in­flijen, a 'las obras teatrales multitud de re­toques, modificaciones, amputaciones, aña­didos, etc. Si la obra es, en la especie, unaópera, tendrá que acomodarse a los. cons­tantes cambios en el gusto de los dlletan­tis y aun de la técnica, principalmente, lavocal, frágil e inestable materia acerca decuyos méritos se cambia de criterio a cadageneración. Una' obra centenaria sobre lacual han caído impenitentemente los arre­glos, -retoques y composturas de directoresy cantantes es la tan famosa, y tan obramaestra, de Gioachine Rossini Il Barbieredi Seviglia. Todos' esos manejos no son ape­nas conocidos por el público operófilo, quese atiene a los grandes rasgos en -cada repre­sentación que escuchan. Un vistazo.a la par­titura original de Rossini, puede interesartanto a los aficionados como a los que, másseriamente, se preocupan por informarse decómo son las' cosas del arte en su realidady en su apariencia.

El original manuscrito de Rossini se con­serva en el Liceo Comunale de _Bolonia. Enese original se basa la edición grabada '.~e Iapartitura que en, el año 1864 ..ap.areclO e.nforma "tascabile" en el estableclffilento edl­torial de Gio. Gualberto Guidi, en floren­cia, que es el que tenemos a ~a v~sta. ~n fe.­cha más reciente la casa edltonal Rlcordl,de Milán y R'oma, publicó una nueva edi­ciAn de tamaño manejable la cual se dice quesigue, "rigorosamente .;:ontrollata", al ?ri­ginal rossianiano que se conserva e~ el LlceoMusicale G. B. Martini, de Bolonia. Segu­ramente este Liceo y el anteriormente men­cionado son uno solo, pero la edición deRicordi está modernizada según lo que esnorma en la impresión de las partiturasactuales, rellena los huecos de la de Guidi,tan curiosos, y escribe las voces en las ~la­

ves modernas, mientras que la florentmasigue empleando las antiguas (do en primeralínea para las voces agudas, do en cuartapara el tenor) y conserva la disposición or­questal antigua, según la cual e! orden delos instrumentos es, del agudo al grave, osea de la parte superior de la partitura ala parte inferior, el siguiente: violines, vi~­

las, flautas, oboes, clarinetes (dos), cormo(dos), trompetas, (dos) fagotes (dos), vo­ces de los cantantes y del coro, violoncello(en singular) y contrabajo (también en

singular). La flauta cambia en algunas .es­cenas por un ottavino: en total, puede declrseque es la orquesta de la sinfonía clásica obien, que es la apropiada para una óperade cámara. Como instrumentos de color, laorquesta del Barbero cuenta con un sistroy una gran caja, a más de guitarras. .

La edición de Ricordi, salvo la moderm­zación en la parte gráfica, sigue en todo ala florentina. Las ediciones al uso comola francesa de Gallet presentan ya las modi­-ficaciones con que esa ópera se presenta enlos escenarios de nuestros teatros. Pero comola costumbre se ha hecho ley, la edición deRicordi, utilizada en las versiones corrien­tes, tiene que ser, acomodada a aquella~ ~o­

,dificaciones merced a tachaduras, pagmas-t:nidas por corchetes para indicar las supre­:.Siones etc. Tenemos a la vista la partitura

DEL

BARBERODE

SEVILLA-Por Adolfo SALAZAR

que ha servido en las ejecuciones más recien­tes y que, procedente de un país de la Amé­rica del Sur, ha debido pasar por infinidadde manos que han dejado en el1a el _rastrode sus lápices, paréntesis y tachadups.

El criterio, pues, cuando se trata de ópe­ras es el diametralmente opuesto a cuandose - trata' de obras sinfónicas. Por lo menosen cuanto a la letra escrita, los directoresde orquesta sinfónica respetan hasta el me­nor detalle la notación e indieaciones deejecución de las partituras. Una partiturade sinfonía con las anotaciones, remiendos yborrajetas de la que aludo de! "Barbero" esinconcebible. Sáquense de aquí las observa­ciones que se quieran. A mi juicio resultande ese proceso de acomodación a los -gustosdel público, antes referidos, y a las cualida­des vocales de los cantantes, escuela, estilode canto, que ellos anotan, por su parte,fuera de la versión original en lo que sellaman los "spartiti", o dicho en Castellano,los "apartadijos": en tiempos de Rossini,cuando privaban los exc'esos de los "evirati",dichos seres deshumanizados cambiaban detal manera su. "particella" que es conocidala anécdota según la cual Rossini rechazólas felicitaciones de un admirador diciéndoleque cuanto acaba de oír era fruto de la in­vención del interfecto sopranista y queél, Ro~sini, no había escrito una nota ,decuanto se cantaba. Rossini mismo qUiSOevitar estos excesos, lo cual pudo lograrporque en su tiempo se acabaron los "~vi­

rati". El último fué el celebre Velluttl, yRossini pudo reali~ar, por tarito, lo queStendhal estima como una revolución enel canto, e incluso en la ética del canto,o del arte en general (si puede decirse) queconsistió en que los cantantes se sujetasena los escritos. Unos más y otroS menos, to­dos se permitieron hasta fecha muy recientealgunas libertades, que se estimaban plausi­bles a fin de que el cantor o la cantora pu­diera lucir en- plenitud sus facultades. Nohay un código que obligue a los cantantesa una fidelidad absoluta, pero en general,los artistas de hoy se permiten pocas liber­tades y sólo en las obras de "bel canto",mientras que en las obras modernas se atie­nen con fidelidad a lo escrito.

.Por qué entonces alguna modificación,qu~ por insignificante resulta inexcusable,que se hace hoy en la llamada "sinfonía"de "El Barbero"? Para el estilo y el gustorossinianos, en donde de tal mOQocuentala simetría de las repeticiones de los moti­vos, resulta tan ilógico tocar, en el ,comien­zo del "Allegro vivo"

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conforme lo hubiera hecho Strawinsky, en

que es lo que tiene sentido "común" den­tro de su estilo.

La partitura de Ricordi incluye esa "sin--­fonía" para comenzar la ópera, porque,­dice, se ha hecho corriente preludiarla asídespués de larga tradición. Es sabido elhecho de que tal "sinfonía" pertenecióa la ópera de Rossini anterior al "Barbero';,-­la titulada Elisabetta Regina d'Inghilterra,que sé estrenó el año precedente (1815).,Pero la obra original carece de introduc-­ción de ninguna clase. El telón se levanta­conforme violines, fagotes y violoncellos:cantan la frase

cuyas reapanClOnes construyen tan bella­mente la primera escena. El sistema seguido­por Rossini para componer este y otros'trozos en su ópera es interesante y viene aresultar un anticipo de lo que es corrientehoy en la música para los "films" cinema­tográficos. Precisamente por causa de la si­metría aludida en el estilo rossiniano, la es­cena en cuestión está integrada por frag­mentos yuxtapuestos en los cuales solamentecambia la parte- vocal. Es decir, que cada­vocal acompañado por la misma música deorquesta, con lo cual Rossini podía evitarse eltener que escribirla. Le bastaba con numerarlos segmentos de la escena y decir, cuando'era el caso: "Come sopra dal 1 al 2". Más,­claramente: los números 1 al 2 son la parteorquestal con la que comienza el acto pri­mero, y, por lo tanto la ópera. Entra Fio­rello ( que canta "Piano, pianissimo, senza-­parlar", y e! acompañamiento orquestal re­pite justamente los segmentos anteriores;,con lo cual tampoco el grabador de la par­titura se toma el' trabajo de imprimirlos.,El procedimiento no se estila en las partitu­ras modernas, que imprimen todo lo quese oye, pero quien lee la partitura actualno se da cuenta con tanta facilidad, ,como'al leer la antigua, del procedimiento decomponer "por remiendos" propio de los,operistas del viejo tiempo, por lo que re­sulta fác:il de comprender que pudieran-­componer una ópera en quince días. Laparte orquestal cambia - con los pizzicattide los violines al cantar Firello "Ttttto esilenzia . .. nesslt qui e' e". Dialoga conAlmavive, y cuando entra el coro repitien­do las palabras iniciales de Firello "Pianis­sima" la partitura indica "Come sopra, del3 al 4". Y así sucesivamente.

La versión original de Il Barbiere di Se­viglia consta de dieciocho números de mú­sica (orquestal o de canto) entre los que'se intercalan los recitativos sobre notas te­nidas de un instrumento (e! eembato tradi­cional) que llevan e! cifrado propio a las:armonías, muy elementales. La obra se re­partía solamente en dos actos. El primero'alcanzaba hasta el número 9 o Pinale Pri­mo y el segundo comenzaba con el núme­ro 10 dueto de! Conde y de Bartolo, trasde u; corto recitativo del viejo "Ma 11ediil mio destino!" La actual repartición entres actos se hace dividiendo el primero en 'd~s mitades, por la cavatina de Rosina:_"Una voee poeo fa". La versión originalpresenta este trozo de canto en el tono de­Mi mayor. La tessitura es de mezzo sopra-__no desde el sol grave hasta el si naturalag~do (sobre la primera línea adicional).,

Page 20: LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA

; ¡

20

El recitativo de Fiorello que precede a lacav;ttina se suprime, para hacer la transi­ción o corte en dos actos. Si la cantanteencuentra demasiado agudo el si natural,la partitura le ofrece la posibilidad de ter-

. minar el trozo en la región media, o seade este modo:

za en la men.or, para terminar en el rela­tivo mayor). Tan pronto el conde cantael comienzo de su "canzone" debe aparecerRosina en el balcón, diciéndole: "Segui, ocaro" y Fígaro ll~ma la atención de Alma­viva por este buen signo. El conde real1U- _da su canto, y Rosina responde "L' amoro­sa sin.cera Rosin.a"; pero alguien entra enhabitación desde cuyo balcón canta la jo­vencilla, por lo cual se ve obligada a re­tirarse precipitadamente. La escena se abre­via, corrientemente, como se sabe, y setermina con el golpe entre bastidores quees una invención de los tramoyistas. Eldúo entre el barbero y el conde, que sigue,se corta en una mitad y un gran trozo ensu terminación, así como el recitado deFiorello "Evviva il mio padron.e!"

La división en dos partes se hace en­tonces, comenzando el supuesto segundoacto con la cavatina de Rosina "Una voce",pero el recitativo que sigue se suprime en­teramente, así como la escenita entre Bertay Bartola, y se dan tajos al diálogo entreéste y Don Basilio, que ha entrado en es­cena para cantar el aria de la calumnia, nosin algunos mordiscos. Algunas orquestasque no cuenta"n en su haber con la "grancassa" suprimen el "colpa di can.n.on.e", detan pintoresco efecto. Se suprime el cortorecitativo de Bartola, entra Fígaro "con.precauzion.e" y en su escena con Rosinase suprimen algunos pasajes. Cuando el ba­jo cómico encargado del papel de DonBartola es un cantante capaz de catar elaria "A un. dottor de la mia sorte", estapágina figura en la "recita". Cuando, comoocurre frecuentemente, el buen dottore esun partiquino bufo, se suprime ese aria, tí­pica en sus agilidades del estilo con queRossini trataba al bajo cómico y se sus­tituye por una de Pietro, Romani, "Man.­ca un. laglia", que las partituras traen enel apéndice. Este Romacni era un compo­sitor coetáneo de Rossini (y a quien nohay que confundir con el famoso autorde libretos Fe!ice Romani), discreto maes­tro de capilla en Florencia y, más tardeautor famoso de una ópera "Cabriela diVergi", hoy olvidada, suerte común a lasóperas, famosas o no, salvo casos raros co­mo "Il Barbiere". Ya en la representaciónde· octubre de 1 8 16, e! año de! estreno,en el teatro "alla Pergola" florentino huboque sustituir e! aria "A un. dottor della miasurte", y el encargado de escribir la nuevapiecesita fué el maestro Romani. Algunosmordiscos se dan en e! aria original, por ejem­plo, e! pasaje tan característico del atacattode los violines "sul ponticello", que se re­duce a la mitad'. En seguida viene el Fin.aleprimo y termina el acto con el concertantede los seis personajes y el coro, en su ex­traordinaria vivacidad y variedad que ha­cen de esta escena una de las páginas ma­gistrales de la ópera bufa. Todavía no con­tento con eso, Rossini añade la "Stietta delFinale [9", que es un verdadero final nuevo,y al aue se suprimen algunas páginas queni acortan ni alargan mayormente el pa­saje.

Los cortes abundan en el acto segundo(llamado tercero) : en el dúo entre e! condey el doctor, al comenzar; en casi todos losrecitativos; en el dueto entre Rosina y e!conde, cuya escena se suprime entera paradar lugar a la llamada "lección de música".Rossini escribió una página encantadora enla que procura dar idea de una música deun estilo distinto, como pieza tomada aalgún otro autor, y en la que la supuestadiscípula del supuesto abate Don Alonso

UNIVERSIDAD DE 'MEXICO

pueda lucir sus facultades. La verdadera-'lecci6n" comienza con l~ frase "Cara Úna­gine riden.te", en tresillos, en seguida ricade coloraturas del más perfecto estilo dela época y que se suponen tomadas ; unaria de la ópera "La pre'c,!uzióne inutile".Pero, por costumbre recalcitrante, esa' pá­gina tan bella, que hace tan lógica conti­nuidad con el resto de la música, 'se elimi­na para cantar en su lugar cualquier piezaadvenediza, como las insípidas variacionescon flauta concertante del KapellmeitserHeinrich Proch, maestro austríaco de c~nto

entre cuyas discípulas figuran la famosaMaterna con otras de lengua alemana en elcentro del siglo pasado. Un corte grande,a pesar de la pericia de Fígaro, sigue en laescena en la cual el barbero rasura al viejorabo verde. Berta canta su· graciosa arieta,porque Rossini tiene para todos, y la esce~

na se queda sola mientras brama afuera iltemporale, página tan graciosa de color or­questal como sencilla en sus efectos, queno pueden entenderse sino con la suficientedosis de ironía. Se procura aligerar el final, •.que se acerca a pasos rápidos, cortando pOI:"doquier y, sobre todo, la gran escena V :lriaentre el Conde, Bartola y el coro, pa;a darpaso al Finale secando, con el concertante delos consabidos seis personajes y el 'coro otravez, y sus famosas fórmulas de cadencia, (lla­madas en los Conservatorios cadencias en­fe-li-ci-ta) que los directores abrevian entodo lo posible viendo que los auditores sedisponen a salir de la sala.

SOBRE EL

AMERICANISMO

DEJOSE MARTI

(Viene de la pág. 6)

venían de Europa a presentar credencialesal congreso que llaman aquí de Pan-Amé­rica, aunque ya no será de toda, porqueHaití, como que el gobierno de Washingtonexige que le den en dominio la península es­tratégica de San Nicolás, no muestra deseosde enviar sus negros e!ocuentes ..." Su an­tipanamericanismo recordaba agravios, seña­laba amenazas, aceptaba una amistad pru­dente, clamaba contra toda alianza econ,ó­mica y subrayaba diariamente la diferenciade orígenes, de maneras, de actitudes y depropósitos.

Su permanencia en los Estados Unidos ysu admiración por sus virtudes no impusie­ron silencio a su corazón de hispanoameri­cano, de cubano. Por eso vió a la vez desdedentro y desde fuera. Hizo campaña de elo­gio para los Estados Unidos populares y vi­tales, pero siempre, al lado de ella, otra ma­yor de denuncia de los Estados Unidos ex­pansionistas y conquistadores. Su indigna­ción ante el atropello militar de ayer y anteel financiero de su época, y el espanto anteuna Hispanoamérica y una Cuba mañanaencadenadas, lo llevaron al dicterio enco­nado.

Este es el noble y constructivo america­nismo de Martí, hecho de amor por la be­lleza y el bien y de odio por la fealdad y laviolencia. Refiriéndose a Bolívar, él mismo,dijo que tiene todavía puestas las botas depelear. Martí es aún más actual: al caballO'del guerrillero suma -en Cuba" en todaAmérica, en el mundO----:- la pluma de labuena pelea.

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UNIvERSIDAD DEMEXICO

LA DANZAPor Luis TERAN GOMEZ

EL origen de las danzas de

Bolivia, que aun perdu­ran hoy día entre lasmasas indígenas, se re­

monta a edades anteriores alreinado de los incas. En elTahuantisuyo, vastísimo terri­torio que comprendía el Altoy Bajo Perú, el Ecuador, unapequeJÍa parte de Colombia, tie­rras norteñas de Chile y Ar­gentina, la danza llegó a su apo­geo durante el período incásico.Si bien la conquista española res­tringió esa manifestación innataen el indio, no pudo ser anuladani con la introducción de nuevasdanzas religiosas, traídas de lapenínsula ibérica. "Cuando losespañoles entraron por primeravez en América --dice WilliamsRobertson- se asombraron porla danza y vieron con admira­ción un pueblo, casi siemprefrío e inanimado, manifestar ~aactividad extraordinari~, siem­pre que se trataba de esta su di­versión favorita. Es verdad·-continúa- que la danza en- .tre ellos no debe llamarse una di­versión, sino una ocupación seriae importante que se mezcla entoda clase de circunstancias dela vida pública y privada." ':.

Los indios de Bolivia, prefe­rentemente los que habitan enlas provincias de La Paz, sientenverdadera pasión por la danza ysiguiendo la huella de sus ante­pasados, conservan aún, con in­significantes variaciones, los dis­fraces tÍpicos de tiempos idos.Estos, que se cubren con pielesde tigres y suponen tener hfuerza y fiereza del felino; aqué­llos, que cargan sobre sus hom­bros alas de cóndor v mantienenla convicción de p~seer la ma­jestad del rey de los aires; los deaquí, que se visten con cueros dezorros y creen poseer su astuciay vivácidad; y los de más altáque se envuelven en cueros deoso y de puma y dicen tener supoder. Todos estos disfraces lle­van adornos de pasamanerías,plumas de mil colores y piedrasfalsas. Nada hay más espectacu­lar y atrayente que un desfile dedisfrazados, en donde la intimi­dad entre leones y zorros, tigresy vicuñas, osos y corderos, causahilaridad.

A poco tiempo de la conquistadel Perú, los españoles, convenci­dos de la idolatría de los nati­vos, les enseñaron diversas dan­zas, entre las que, la de mayoraparato, fué la de Los Diablos,que encerraba en sí el fin de in­culcar en los indios un· gran te­mor al infierno. De ahí que enesta singular· danza, los persona­jes princip;rfes estén encarnados

.. Histor(a de América. 1827.

DE LOS DIABLOS21

en Lucifer y S¡¡tanás y el Ar­cángel San Miguel.

Una comparsa de diablos es­tá formada, por lo común, decuarenta a sesenta apuestos yfornidos indígenas que, en su re­corrido por calles y plazas, eje­cutan piruetas arriesgadas, chi­llan, silban y dan gritos esten­tóreos que delei tan a los cente­nares de curiosos que les hacencoro. El disfraz de diablo, extre­madamente llamativo y fantás­tico, es una verdadera obra dearte y de lujo. Bordadores espe­cializados emplean en su confec­ción hrgo tiempo, mucha seda,hilos de plata y de oro, abalo­rios y lentejuelas, espejillos y pe­drería falsa, monedas de plata yaun de oro de diversos tamañosy valores.

El indumento, por lo general,consta de un enorme mascarónvaciado en yeso, con dos y hastacuatro cuernos de grandes di­mensiones pintados en rojo yamarillo. Las orejas son dos alasde murciélago, los ojos ascuasde vivo fuego, la nariz un repe­lente camaleón y los hbios dospequeñas víboras; los dientes sonterroríficos y, las mejillas, siem­pre tachonadas con cscarabajosy otros insectos de colores bri­llantes. El pollerín, la chaquct:ly el pantalón, de fino raso o· defelpa, lucen bordados en alto­rrelieve con gusanillo de oro yplata y llevan en las orillas fle­cos, alamares y cadenillas mul­ticolores. U na prenda comple­mentaria que no puede faltar, esel peto cuajado de monedas deoro y de plata, las más de épo­cas del coloniaje, que producenun tintineo agradable cuando losdiablos se ponen en movimiento.Las capaS son de finísima felpade color rojo escarlata, con sola­pas bordadas, y muestran en susorillas cascabeles y lentejuelas.Completa la vestimenta un parde botas blancas de charol quesuben hasta las rodillas y queabajo terminan en dos espuelasde metal con grandes rosetonesque despiden chispas al contactocon el empedrado de las calles.Los diablos de jerarquía llevanen la mano un rebenque que ha­cen rechinar a cada momento, obien duros azotes a los que lesdan la forma de víboras. Satanásy Lucifer que presiden la com­parsa diabólica, no se despren­den del tridente, que les da ca­tegoría y autoridad.

En la hora actual, con objetode dar incremento al folkloreboliviano, la ciudad de Orurose ha convertido en un gran in­fierno, donde los diablos de todorango y condición viven y semultiplican a más y mejor. DeOrur~, centro minero de gran

FOLKLORE

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Escenas de la película "Reina de Espadas",

e 1 N E La Paz, Bolivia. 1953;-

UNIVERSlDAD DE MEXICO

, ...ta parte del coñtinente, la pre:-~encia de una legión de diablos,es un acontecimiento que' traeconsigo un inimitable jolgorio deun fuerte colorido nacional. yque muy bien puede considerarsecomo una de,,'las manifestacionesmás típicas del folkíore bóli~ia"no. De ahí que las mucheC1ü1n­bres ,enceI\didas co~ el fuego deun entusiasmo ,,~xc~pcional yúnico sigan putivadas y abSor­tas a las caravan~s diabólícasaplaudiendo -sus m~nores movi­mientos, porque saben gue losseres sobren'lturales, que "las for­man mantienen )atente y' trans­miten, generación tras' genera­ción, las tradicipnes des~s ante­pasados, y qu.e c)latro· siglos decrudo vegetar no' han sido sufi­cientes para '''bo'rrar costumbres,prejuicios y supersticiones que laconquista nos dejó como heren­cia.

la vitia rusa). El cine ha preten-"dido burlar esta barrera por .lapuerta falsa de la pura tranu,del simple acontecer externo: "sila novela es crecimiento intenw,el cine se contenta con una laborde pastiche o de acarreo: de ahí,fracasos como la A11na Kareninade Duvivier o" la reci~nte Mada­me Bovary con Jennifer Jones:el adaptador ha filtrado para elcine los elementos más "sensacio­nales" de la novela,1a empren­dido sin tapujos la confección 'deun producto bastardo que, pos­teriormente,engendraráco:11edLismusicales, adaptaciones radiofó­nicas, discos LP, funciones detí teres y "Ice Follies" (tal -hasido, en los EE. UU., el' cursoseguido por la sufrida Carmende don Próspero Merimée, laDoma de la Bravía de Shakes­peare, etc.) El cine ha de sercine, y no teatro o novela, puesde lo contrario, se corre peligrotodavía mayor: que la literatura-oh, Dos Passos- intente con­vertirse en cine.

Sin embargo, pensamos que -latercera vía es la más adecuada:la recreación de la obra literaria,al través de la sensibilidad deldirector, y con los elementos

estridentes no guardan armoníacon los aires que deja escucharla murga. La singular rareza delos valiosos disfraces, y la pro­fusión de cuentas de vidrio ymostacillas de relumbró¡-{ que losadornan, -que cn tiempos re­motos eran pepitas de oro, dia­mantes y esm~raldas-, el tlnti­neo ininterrumpido de las mo­nedas adheridas al peto y polle­rín los movimientos rítmicosejc~Litados con toda uniformi­dad, y, sobre todo, esa solel11ni­dad ficticia o verdadera con quecada diablo cumple su cometido,dan al cuadro infernal un atrac­tivo sin igual.

Para las clases populares de es-

gráfico con las palabras de Mon­taigne: Tandis que tu as gardéden ce, tu samblois quelque gran­de chose. El cine mudo, dejadoa sus propias fuerzas, hubo ckinventar medios de expresiónad-hoc: el Cine con e mayúscu­la, quedó escrito por Eisenstein,Chaplin, Flaherty, obligados afijarlo todo -relato, emoción,belleza- mediante imágenes enmovimiento. Al cobrar la fabla,el cine tuvo que asumir funcio­nes ancilares, abrevar en manan­tiales literarios, con éxito des­igual. La dificultad, obviarnente,consiste en lanzar a un elementoajeno obras construídas con lasaletas propias a una nJtacióndefinida. ¿Qué caminos ha esco­gido la cinematografía para tras­ladar, al pez, del mar a una pisci­na? Admitimos la sa1"ltidad invio­lable de buen seet01" de la novelís­tica (piénsese, por ejemplo, enJoyce o Dostoievsky; aún lamás acertada de las version::s fi!­micas de Crimen y Castigo -lafrancesa- se estanca, necesaria­mente, en la intriga policial, pa­sa por alto el pivote ético de lanovela, el valor simbólico de lospersonajes, la íntima ligazón dela conducta de Raskolnikov con

honor, al fastuoso e incompara­ble carnaval de Río de J:ll1eirode 1953.

,Por cierto que, constituye unespectáculo un tanto raro, quepermanece grabado por largotiempo en la mente, la aparic:ónsúbita de una comparsa o cara­v,ma de sesenta o más diablos, encorrecta formación, precedidapor una banda de ,música, queejecuta exprofeso partituras har­to exóticas. A la cabeza de la co­lumna marchan con bastantegarbo Satanás y Lucifer y el ar­cángel San Miguel. A éstos kssiguen los hijos del averno, por­tando cada uno la respectiva ma­traca de madera, cuyos sonidos

E L

tira con todos sus disfraces. Po:'­que éstos mueren y aquella per­manece, Clair, y su protagonista(Gérard Fhillipe) liegan al te­lón de su historia con aparenteoptimismo y envidiable sereni­dad. Hélas! Más ha valido con­templar el torso magnífico deGina Lollobrigida, que batirsepor La France a fin de civilizarbe~·ebercs. Aparente he dicho:Clair acaba de condenar a sahéroe, le ha permitido conocerla vida, le ha negado la ruta yla libertad del sueJ1o. Ainsi soit-il.

Observación de un espectadoral abandonar la sala donde S~

desarrolló el proceso de canoni­zación de Henri de Toulousse­Lautrec: "Esta es una películasobre un enano que además pin­taba, y no sobre un pintor queademás era enano."

Dos brillantes cintas inglesas-El jJaria de las islas y Reinade espadas- nos sitúan frenteal problema de la adaptación, dela novela, al cine. A veces, ocu­rre pensar en el arte cinemato-

Por Carlos FUENTES

22

importancia, salen de vez en vez,a muv diversas ciudades y villasdel p~ís, caravanas de diablos, yaa participar en la celebración deuna fecha cívica, o ya a holgaren una festividad religiosa. Paraactuár en ambas manifestacio­nes, tienen dramas, comedias ydiálogos de muy fácil interpre­tación.

Existen en la ciudad antesnombrada numerosas agrupacio­-nes de diablos de vida ya larga yconvenientemente organizadas,y, es tan grande ya la populari­dad que han alcanzado no ,sóloen Bolivia, que una caravana dediablos se preparó expresamentepara concurrir como invitada de

LOS grandes creadores có­

" ,micos -y René Clairmerece el rango- sonquizá los más trágicos de

los creadores. Porque, creyentesde la libertad, permiten a sushombres decidir, y en seguida, lespresentan la cuenta. Todo csco­,ger -dicen Chaucer, Cervantes,

, Swiftt- implica pagar, sacrifi­car, abandonar. Y René Clair.con ellos, es creador cómico, trá­gicamente cómico: ,comete suscrímenes sin derramar sangre.Condena a la, vida. '

Clair inició su carrera en elcine cuando el al'ant-garde sedisponía a cometer impúdicos ac­tos inestéticos y a revelar secre­tos, que, al hacerse del dominiopúblico, acabarían por autosuici­darse. Si el avantgardismo cine­matográfico pecó por falta demeta, su virtud fué haber ori­ginad'o un ambiente de libertad.Clair supo aprovechar este clima,y dotarlo de brújula. El espíritude independencia creadora quedistingue a la mejor obra de Clair-y al cine francés en general­encuentra nueva expresión enLes Belles de Nuit. Las pelícu­las de René Clair -El sombrerode paja de Italia, El Millón, ANous la Liberté- son todas, enel fondo, cantos a la libertad yal goce del espíritu, Declaracio­nes de Derechos Humanos im­presas en celuloide; y Les Bellesde Nuit viene a añadir un ar­tículo: la 'libertad para soñar.

Los personajes de Clair saben,con imaginación y alegría, haCertodo aquello que no debería estarprohibido; sus revoluciones vandirigidas contra la pedantería,la costumbre anquilosada-, la hi­pocresía y el abuso. Armado deun sentido filoso del rer/uctio mIabsurdum, basta a Clair un li­gero movimiento de cámara parareducir a sus debidas proporcio­n~s la pompa y la circunstancia.En Les Belles de Nuit, aprove­chando el intersticio del sueño,Clair se remonta al pasado enbusca de la vida y en rechazo delos clisés, la patriotería, la men-

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

plástico-dramáticos propios de!cine. Esta ha sido la ruta mar­cada por John Ford al llevar ala pantalla obras de Steinbeck yCaldwell, la escogida por DavidLean para Dickens, por JohnHuston para Stephen Crane, y laque, en esta ocasión y con aciertonotable, ha empleado ThoroldDickinson, director de Reina deEspadas.

Estamos frente a un verda­dero ejemplo de recreación ci­nematográfica: la trama de laPi!wva Dama de Pushkin se en­cuentra, en su esencia, fielmentetrazada, pero la fuerza de la pe­lícula se finca en una soberbiaconstrucción de ambiente me­diante imágenes. Nos encontra­mos, plenamente, en el campode lo cinematográfico: sabemosque el mero relato nada signi­ficaria sin el diseño plástico, elcorte y la intención impresos porel director. Dickinson sabia que,si en la novela bastan, para man­tener el interés del lector, e! ca-

rácter y sus situaciones, en elcine es preciso añadir un ele­mento: e! ambiente, visual yauditivamente captable: todo enesta Queen of Spades -la es­pléndida música' de GeorgesAluric, el equilibrio entre lascaracterizaciones de Anton Wal­broak y Dame Edith Evans y ladirección, el suntuoso ropaje ma­terial de la cinta (reminiscentede las mejores épocas del cine­arquitectónico alemán) - se es­tructura con el propósito decrear una atmósfera de fantasiay horror que, más que invitar,obliga al espectador a penetrarsin reservas a un mundo vibran­te de misterio y brujería. Reinade Espadas, obra maestra de unestilo cinematográfico que nace'con El gabinete del Doctor Ca­ligari, alcanza Ir.omentos clási­cos de terror puro: la muerte dela Condesa Ranevskaya, sus fu­nerales, la calosfriante escena enque el fantasma de la ancianacomunica su secreto, post mor­tem, al capitán de ingenieros.El hallazgo eisensteiniano depars pro tato es utilizado consentido macabro por e! directorDickinson: el ruido de! andar

decrépito de la Condesa, unacart:l de baraja, bastan para in­dicar .la presencia viva del per­sonaje, físicamente ausente.

Desde luego, el perol mágicode Pushkin se apagó a los pocosdias de su exhibición, p:lra sersustituido por la tres veces ame­nazante limonada de Carita plusTin Tan plus Tun Tun: efec­tivamente, Dios los cría . .. To­do espectador deseoso de encon­trar en e! cine algo más que unaocasión para consumir palomitasde maíz, debe seguir la pista deeste film excepcional.

Carol Reed, al hacer la tra­ducción cinematográfica de TheOutcast of [he Islands de JosephConrad, sabía que el cine nopuede transmitir las cxtraíias yricas cadencias de la prosa deun polaco que aprendió el inglésa los 26 años. Si en esta texturadel lenguaje' se apoya, en últim:tinstancia, la construcc:ón psico­lógica de Conrad, R~ed decidióservirse por partes iguales de su

Otras escenas de la misma película.

gran oficio de director y del "ar­gumento" conradiano: lo que nodefinió fué hasta qué punto eldesentrañar el sentido de la no­vela corría de parte de! director,y hast:t cuál, de una simple na­rrac:ón de hechos. Conrad -di­ce un crítico británico que esco­ge sus temas como Robert Lou:sStevenson y los escribe comoHenry James, comparación queno beneficia ni a Conrad, ni aStevenson, ni a James- ventilaen sus novelas una idea central:el hombre anhela la felicidad y,en todas partes, sólo puede creardolor; "ún aquél que conoce yquiere la virtud, a la .past~e seve traicionado por su egoísmo,inevitablemente sofoca sus im­pulsos nobles, y daña a sus se­mejantes: e! hombre sigue sien­do el lobo del. hombre. En Elparia de las islas, esta fatalidaddañina encarna en \'Villems y esobservada a través del proceso dedesintegración moral del "hom­bre blanco" en e! trópico. ¿LograReed -y no se trata aqui delas intrigas simplistas de El ter­cer hombre, resueltas en prodigio­sa elegancia de florete- atenidoa estas ideas de Conrad, plasmar

su sentido en la pantalla? Entanto desea, simplemente, copiary exponer las líneas en bruto elela novela, no. En cuanto echamano de un lenguaje cinema­tográfico, sí. Al final de cuentas,pues, resulta que la fidelidad, sinmás, al novelista, resulta contra­producente: la intención de Con-

rad -y e! valor ele la película­saltan a la vista en cuanto Reecldecide crear aquel ambiente deperfumes concentrados en quepueda dibujarse e! paisaje, natu­ral v humano de las Indias Orien­tal;s y e! paria, Willems. No,Reed no cae en la tesis: simple­mente baraja en demasía la lite­ratura con el cine. Creemos, sinembargo, que en esta ocasióntriunfa e! cine: lo que El jJariade las islas logra expresar, lodice fundamentalmente gracias

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al sentido, muy a la Sibelius,con que va pintándose el pai­saje; al proceso acumulativo devisajes y murmullos; a la pre­ñez creciente del clima dramá­tico, hijo de la imagen; al ex­celente c u a d r o de actores-Wendy Hiller, Robert Morley,Ralph Richardson, y, masticandoel bocado más sabroso pero másexpuesto al fracaso, Trevor Ho­ward- que en uno o dos mo­mentos, con otras tantas acti­tudes, logran comunic:lr la ver­dad de sus respectivos personajes:es sobre todo en estas instantá­neas de autorreve!ación dondebrilla la mano de Carol Reed.

Falta, sin embargo, la campa ..sión de Conrad por sus hombres,compasión que sólo el gran ar­tista logra comunic~r -y queen el cine, sigue siendo mono­polio exclusivo de Clurles Cha­plin.

La fórmula hoJlywoodense pa­ra el futuro parece ser "Sex andBible". A las sensacionales liai­sons de Sansón y Dalila, Davidy Betsabé, han sucedido estas deRita Salomé y el centurión de ri­-:;or; mañana, todo parece pro­nosticar tórridos, super-colosales,niagaresccs "rom:tnces" a basede la Magdalena, J udith o lamujer de Lot (título: "Mr. LotCaes to Town"). Esta SaloméCJue acabarnos de admir:lr en unaDantalla panorámica que, signi­ficativamente, corta las cab~zas

d~ los protagon:stas, nos ponea pensar, no sin melancolía, enpasadas grandezas: pobres J udithAnderson (¿qué opinaría Eurí­pides de su gran intérprete?),Cedric Hardwicke (oh Shaw, oh~hakespeare), Charles Laughron,WiJliam Dieterle (PasteuT, Zola,¿dónde estáis?), Alan Badel(Romeo, Romeo, wherefoTe artthou?); y Rita Hayworth, ques:n duda faltó a la obligación devisitar La Mecca: he aquí lavenganza de Alá.

Día de fiesta para los caza­don's de gazapos (de la "sobera­nía" en boca de Herodes Anti­pas para adelante); día de lutopara la Biblia y el cin~. Pesada,indigesta, Salomé habla en par­lamentos con s~bor a acuse derecibo, desprovistos de toda in­t:nción hermosa, graciosa o dra­mática. :La señora Hayworth,apurando un falso acento inglés,hace un berrinche cad:l vez quealgún romano la tilda de "bár­b:tra", y en ocasiones parece estara punto de sacar su radio-pulserapara comunicarse con Dick Tra­cy, que imaginamos sería el úni­co ser sobre la tierra capaz desalvar al Bautista de su predi­camento. Con asombro ingenuo,aprendemos que Cristo hablabacon voz de locuto'r de viajes na­rrados a la Fitzpatrick. Con se­guridad, afirmamos que ni elsanto Bálsamo de Fierabrás pue­de remediar la catástrofe de estaSalomé con acento mal puesto.

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ERNST CASSIRER:

El problema del conocimiento

LIBROS

La sección de filosofía del Fondo de Cultura Económica acabade editar el primer volumen de la versión castellana, escrupulosamenterealizada por vVenceslao Roces, de la gran obra de historia de la filo­sofía, circunscrita a la exposición del desarrol1o de la teoría del conoci­miento, del insigne filósofo alemán contemporáneo, Ernst Cassirer, quel1eva por título: El Problema del Conocimiento en la Filosofía y en laCiencia Modernas. En él se expone la historia de la teoría del conocer,verdadero órgano de sustentación de todo el pensamiento especulativoposterior y piedra de toque de la moderna filosofía, desde el resurgi­miento de su problemática, en las postrimerías dé la Edad Media y enel Renacimiento, hasta la primera planteación de la filosofía críticahecha por Descartes, en quien se encuentran dados los elementos sus­tanciales del idealismo y del racionalismo rigorista continental. Entreestos dos momentos del desarrollo histórico aparece una larga teoríade pensadores, tra'tados con excepcional comprensión y lucidez por Cas­sirer, porque en su pensamiento, a juicio de nuestro autor, se expresay pormenoriza uno de los más amplios, directos y sustanciales movi­mientos de la historia de la ciencia y del pensamiento filosófico quesobre ella reflexiona.

El historiador de la filosofía tropieza también con la dificultadde establecer los límites precisos del' Renacimiento -los de su comicnzoy los de su conclusión como época histórica coherente-, punto de par­tida y simiente de la filosofía moderna, porque los primeros siglos del

. Renacimient.o se ocupan casi exclusivamente en la asimilación de lossistemas antiguos, expresada en el doble movimiento enderezado a re­visar el pensamiento platónico y el aristotélico. De esta manera nospresenta Cassirer el descnvolvimicnto moderno de las dos actitudes funda­mentales de la filo,ofia: la idealista y la realista. Junto a ellas, y comocoronando sus esfuerzos, anarece una de las formas, la más radicalindudablemente. del relativismo filosófico, la del escepticismo excep­rionalmcnte 1ÍJcido de Montaigne y Sánchez. Escepticismo que nuestrobi,toriador nos presenta como el desenvolvimiento ininterrumpido ycoherente dcl concepto socrático de la ignorancia. que bajo la formade la dacia itlno'l'alltia dc Nicolás de Cusa, ronstituve la reculiaridadmetodológica que separa a esta filosofía de la Edad Media. Relativismofilosó fico que encontramos en Campanella cuando rebasando los lí­mites de la filosofía dc la naturaleza busca un princioio que puedafundamentar a la conciencia de sí mismo, y que en Descartes cons­tituye el bien conocido punto de partida para asentar los fundamentosracionales puros de la conciencia.

Pna buena tercera parte del libro de Cassirer se dedica a la ex­posici(1I1 v caracterización del desarro110 y nacimiento del dato funda­mental de la filosofía moderna: la ciencia exacta. Los verdaderosorígcnes de la misma tenemos que irlos a buscar cn la filosofía dela naturaleza del Renacimiento, Ijar más que en el1a. junto a la obser­vación exacta. practicada por primera vez con toda fidelidad y amplitud,aparezcan en la conceprión e interpretación del ser exterior los deseosindividuales y las sugestiones de la voluntad. A este resnecto, nos diceCassirer, es preciso marcar nítidamente la línea divisoria que separaa la filo,ofí'a de la natlll'aleza de la investigación exacta. Ambos mo­mentos de la historia dc la filosofía, son ilustrados por Cardano. deuna partc, representante de la nueva mentalidad y de' la nueva inves­tigación. quien todavía reflexiona sobre los demonios v los milagros,y por Keplero, de la otra, en cuya conceoción e.<l~tira. del cosmos per­viven todavía algunos de los elementos de esa filosofía, pero que conrigor consciente levanta la barrera metodológica que le separa de suspredecesores, de Francastoro y de Patrizzi, entre otros, contra los cua­les polemiza para establecer el valor lógico y di ferencial de la mate­mática.

La tercera parte de la obra l1eva por título "Los fundamentos delidcalismo" y se dedica casi exclusivamente a la filosofía cartesiana,en función de la cual y de la actitud espiritual con ella consecuente,se cxpone el ir racionalismo pascaliano. de una parte, y el conciliadory comprometido ocasionalismo de Malebranche, de la otra. Con Des­cartes empieza la filosofía moderna para nuestro historiador, no "por­que coloque a la cabeza de su especulación la idea del método, sino'porque le asigna una función nueva" de la que depende el rendimientototal de las ciencias, que no son más que "el fruto espontáneo de losprincipios innatos del método". Para Cassirer, la comprensión de estarelación es esencial para entender "histórica e intrínsecamente el sistemade la filosofía de Descartes".

Así termina este primer volumen cuya extensión y cuyos límitesse justifican norque la riqueza del Renacimiento filosófico y científico estal que en el1a "se contiene el fundamento original y seguro de todolo que viene después." Esto que viene. despu~s cOI}stituye, .el ~egundovolumen de la serie, en el cual se estudIa la ftlosoÍla emplnca mglesa,el desarrollo del idealismo a partir de Leibniz y el proceso de desarrollode la ciencia de la mturaleza que arranca de Newton.

FERNANDO BENÍTEZ. La vidacriolla en el siglo XVI. El Co­legio de México, 1953. Ils. deElvira Gascón, 322 pp.

Este libro es producto de unainquietud común a nuestro tiempo'el descubrimiento de 'las cosas d~México hasta términos que vanmás allá de la ciencia y la erudi­ción. El deseo de interpretar nues­tro presente no se ha detenido en elestudio -o en la semblariza- delo contemporáneo, alcanza a desen­trañar' el pasado, a hurgar en él,a exponerlo luego con la interpre­tación propia y personal de quiense siente requerido a explicar -aexplicarse-:- el mundo en que vive.No basta el asedio que' haga elhombre de ciencia, cuyos progre­sos alcanzados en el estudio. de losproblemas que se plantee, o halleplatiteados, están condicionados ala reserva obligada de fines quese encuentran, a veces, tan me­diatos y tan esperanzados de hallarsu concatenación con los descu­brimientos y avances que en elmismo terreno realicen otros hom­bres de ciencia, que resultan casimetafísicos para el hombre de lacalle, perplejo ante su circunstan­cia inmediata, física, tangible. Ennuestro tiempo se ha dado el casode que hombres que han hecho desu vida una para l;l cual la inves­tigación ha sido el móvil princi­pal, puedan proponer -aparente­mente-- sin esfuerzo y con senci­llez las respuestas que esperan,ávidos, infinidad de ciudadanosotrora indiferentes. Pero junto aesto se ha dado la improvisación.de quienes más jóvenes, o másaj enos a los temas que ahora sonde '11 orefercncia, sintieron la ne­cecidad de atender a la apremiante~olicitud de dar respuesta a los.problemas de su tiempo. El resul­tado de tal actitud tiene que ser,nccesariamente, diverso. Hay quie~

nes improvisan, improvisándose,. do·tándose con denuedo de los instru­mentos necesarios para dar una res.puesta solvente, y hay quienes de7rivan por la charlatanería.

Es el caso que Fernando Bení­tez, escritor de fluído y claro esti­lo, se cuenta entre ouienes rechazanlas respuestas' fáciles o hechizasy es capaz de meterse en terre­nos renutados como ajenos en bus­ca de la verdad que necesita. Y esel caso también, que al improvisar­se lector de la historia del sigloXVI, mexicano, se torna en uno de,us más elocuentes intérpretes. Suánimo observador y desenvuelto lepermite pasear por el pasado, através de los libros. como a travésde una "máquina del tiemeo", y lees dable traer de ellos un testimo­nio actual y añejo, tan fresco querarece traído de la vida misma.Así, las referenci'as que hace alos conquistadores, a los frailes,a los magistrados, a los poetas y alos pretendientes, a los santos ya los humanistas, hijos ya todos deconquistadores, así como las que deestos mismos, no parecen tomadasde viejos testimonios, sino el Ü:sti­monio mismo de un coetáneo cuyasvivencias -maliciosa:; o excesiva­niente ingenuas- pertenecieran a unhombre que ~e hubier~ adelantado asu tiempo. El resultado de esto esoue el relato, a pesar de su intrinca­da perspectiva de sociología de lacultura, es fácil y ameno, Y la ima­g-en que dej a del mundo y de la vidade nuestros primeros antepasadoscriollos -ya mestizos, por el merohecho del contorno que les daba lat!.erra, de: su nacimiento- es tan p.re­cisa y clara como la de una casa' re­cién terminada, a la que se le hubie­ran qlli t;ldo todos los andamios, cosaque, hay que recordarlo, no todoslos arquitectos saben hacer.

E. F. V.

UNIVERSIDAD DI:: MEXICO

que está escrito. Los capítulos ver­san sobre "Este mundo: México en1858" v "El otro mundo: la uto­pia", y- el epílogo traza la génesisde la utopia de Adorno, que con el'título de "El remoto porvenir" seincluye en el apéndice. E. F. V.

índole, ni obstaron la grandeza pa­t.ricia de la H.cforma y la lucha

. contra la intervención.Dos capítulos más y un cpílo­

go completan este ensayo, entrecuyas virtudes no es la menosnotable la calidad de la prosa en

PABLO GONZÁLEZ CASANOVA,

Una utopía de América. ElColegio de México, 1953, 171pp.

Juan Nepomuceno Adorno fuéun' inventor mexicano del sigloXIX. Inventaba aparatos extrañosdestinados a resolver problemas co­munes, y a salvar a México. Eraun preocupado de la humanidad yde los inventos, y también inven­taba utopías. Los aparatos que el"entendido mecánico" producía lle­naban de regocijo a algunos de susconciudadanos, deseosos de paran­gonar en ingenio a nuestra patriacon las naciones extranjeras. Peroa veces eran tan peregrinos quelos mismos entusiastas conciuda­danos del señor Adorno, "más ami­gos de la verdad. , .", las consigna­ron piadosamente en sus diarioscomo portentosos inventos, pero lasdescribieron en los mismos con talpuntualidad, que es imposible su­poner que lo hicieran con ánimoexento de malicia. El fusil de re­trocarga, la diligencia blindada fue­ron descritas objetivamente en ElMonitor Republicano: "La diligen­cia blindada es una verdadera for­taleza con tres ruedas para hacerlainvolcable y para que gire con lasoltura y el desembarazo de unaardilla ..." Sólo que el señor Ador­no no pensó que los caballos eranmortales, y que sin ellos cualquierdiligencia -en uno u otro senti­do- era inútil.

El señor Juan Nepomuceno Ador­no no sería para muchos de losmortales lectores de nuestro tiem­po más que una curiosidad de nues­tro pasado, que, a lo más, des­pertaría en ellos una benévola,compasiva ~onri~a, con su historia.Pero el doctor González Casanova,sociólogo e historiador de nuestracultU1'a, ~abe que detrás de un"hombrecillo" suele haber todo unmundo de ideas flue condicionansu existencia, y s;n descuidar alhombrecillo que había en el señorAdorno descuhrió también al gi­gante frustrado -autor de uto­pías- que comnartía su f'xi,tcnciacon el hombrecillo, como éste lohacía con él.

Para un lector desatento, peroenterado, puede parecer en unaprimera ojeada que el valor deeste ensayo radique en su primercaoitulo -"El hombre moderno enMéxico"-, síntesis apretada deronorimientos sobre el acontecerde la historia mexicana eu ,us pers­pectivas cultural y política, queconsigue demostrar en su brevedadQue "una vi,ión de la historia mo­derna de México advierte al es­pectador del cambio fundamentalen la actitud de los hombres (delpaís, que). De elementos de lacreación pasan a ser creadores enel sentido entménico de la palabra.(A quienes) los embarga el opti­mismo que acompaña a toda crea­ción ... "Pero para '111 lector aten­to y preocuoado, el brillo de esta~

nrimr.ras páginas 110 oculbrá elinterés que entmíían la, siguientes-ron su anariencia de curiosi­dad-, y eu las que la ciencia y pa­ciencia del autor se acompañan deun buen humor que contamina allector en primera instancia v le re­vela luego el fruto más preciado deobservaciones agudísimas que dejacaer entre líneas. Así. la imagenQue hace de "Un hombre prácticodel romanticismo" rodrá ser la ima­gen de un ser rurioso que se lla­mó en vida Juan NepomucenoAdorno, pero es también una ima­gen, si sarcástica, comorensiva, delos avatares de la vida mexicanadel XIX, y por tanto de sus hom­bres, cuyas pequeñas grandezas, ygrandes pequeñeces, no bastaron aimnedir el nacimiento de tina na­ció'l, aunque hayan marcado su

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

p R E T E x T o s25

de Andrés HENESTROSA

Yo gusto recordar; yo gusto releer. Dos cosas que indican ve­jez. No importa: yo gusto de esas dos cosas. Y ahora releo a Urbina,ún poeta que de menor que se le consideraba va subiendo a mayor.Un poeta que va de menos a más. Y me ha dado un vuelco el co­razón al encontrar en uno de los poemas contenidos en El Glosariode la Vida Vulgar una velada alusión a las circunstancias ~'n queescribió el precioso madrigal romántico, pieza que inicia su buenafama literaria. El lJoe1/M se titula "Nessun Maggior Dolare" yfué escrito en 1912, siete años di'spués de "Metamorfosis". Alude

al d~a en qlle compuso, como en éxtasis, el madrigal sutil en que la111anposll de un verso perseguía

los giros de una mano dc nácar y :narfil.

Quién era esa mujl'r rubia y gentil, cuyos ojos eran el crpúscu­lo de una 111~lancolía, que aquella noche le dijo: "iTe quiero!", escosa que nadie sabe o por lo menos no revelada hasta ahora, porquepermanl'ce 1'11 bruJ1h/s la plural y celest!' historia del corazón .feUrbil1t1.

FRANCISCO GINER DE LOS Ríos.Jornada hecha; poesía: 1934­1955. Tezontle. México, 1953.227 pp.

Recoge este libro de FraneisoGiner de los' Ríos, que corno élmismo indica no es ni una anto­logía ni la clásica "poesía com­pleta", pero que -anotamos nos­otros- tiene mucho de lo primeroy algo de lo segundo, la obra !]ueel poeta reconoce suya y que harealizado durante los dieciocho aÍlosque tiene de serlo. Como es natu­ral, incluye, así, poemas publica­dos en libros, revistas y periódicos.Los libros son, ¿quién no lo re­cuerda?, La raina viva (1940), queen esta edición forma entre laspáginas 47 y 77, y que contieneveintisietc poemas; el Romanceri­l/o de la fe (1941), que se integraaquí en el libro, hasta ahora iné­dito, Destino li-Jnpio, del cual for­ma breve, pero sustanciosa parte;este libro contiene parte de la poe­sía de la guerra y del destierro;Pasión primera y otros pOe1nas(1941) ha aÍladido a sus cincobellos poemas iniciales uno no me­nos hermoso, Lenta inu.erte. Lospoemas y poemillas que ilustraronla "prosa viajera" de los tantasveces celebrados Laureles de 001­-raca los ha reservado el poeta parapublicarlos en libro aparte con losotros que le "han ido dando la Inzy el paisaje mexicanos". En total,unas cuarenta y cinco páginas depoemas de este libro se conoceríanen otros anteriores; por lo querespecta a los poemas aparecidosen revistas v demás publicacionesperiódicas, ~omo la dramática ydolorosa elegía "En la madrugadafinal de Eugenio Imaz", que pu­blicara Cuadernos Americanos, pue­de decirse que han sido rescatados,por fortuna para el aficionado lec­tor, de una dispersión que si nolos respetaba inéditos, sí los man­tenía un poco en la oscuridad. Ellibro es, pues, libro nuevo.

El título despierta recelos al oí­do americano -la jota y la che pa­recen un poco demasiado duras­y al mexicano suscita el imprescil?­dible juego de palabras. Pero GI­ner es un poeta espontáneo, queafirma su fe en la espontaneidad dela poesía, y aun en sus riesgos; ycomo es consecuente, los ha corri­do. El resultado es una coleccióny no una selección; cumple así suintento: es honrado; pero acasoesta actitud nada tenga que vercon la poesía que el mismo Ginercontempla y expresa con tan altosvuelos, y si, en cambio, con ~I

poeta, en cuyo documento o testi­monio se convierte. Y si en losversos que aquí y allá aparecensueltos o aparejados, y que con fre­cuencia se entrelazan hasta dar elpoema total, se advierte lo antoló­gico del libro -en cuanto que espoesía ésta de lo mejor-; en otrasocasiones el poema iniciado congalanura, se adelgaza en los dedosde la lengua retórica y del oído

Entre las obras que la Biblioteca Nacional editó {'n los fiem­pos en que estuvo al frente de ella el j/oeta Enrique FernándezLedesma, hay una que el tiempo ha. convertido é'n una verdaderarareza bibliográfica: Los mexicanos pintados por sí mismos, obraescrita por una sociedad de literatos y editada 1JOr M. Murguía ,'/1

el año de 1855, aunque la portada consigne el año anterior. Entrelas muchas excelencias de la edición facsimilar o1nimada /Jor Fenuín­dez LedesrJlI!, queremos señalar una sola: la identificaciÓn ,¡lIe !levóa cabo de los autores de los tC'dos que integran I'! libro. Parecc cosac':erta que _\1urguía mandó imprimir las estampas mucho antes deque los textos ilustrativos estuvieron escritos y que entregó a cadaautor aquellas que debía ilustrar, con una antelación que jmdoser de meses cuando no de años, ocurriendo, sin embargo, quealgunos no hayan entregado los textos a pesar de todo; así lJOr ejem­plo el de "La Lavandera" y "El Panadero" que hubieron de publi­carse solas al final de la obra. Una estampa de Los mexicanos pin­tados por sí mismos, llamó siempre mi atención: es aquella que :'etitula "El Ministro", cuyo texto escribió Juan de Dios Arias. Lafigura representa, casi sin duda, a Lucas Alamán, Ministro dosveces, de lturbide y de Bustamante. Todo parece concurrir a crear­me esta certeza: el porte orgulloso, los lentes, el sO'mbrero de col)a,el bastón y la cartera debajo de los brazos. Y esto más: en d Diario,de Miguel Beruete y Abarca, se lee el 12 de abril de 1823, que Lucasde Alamán joven de 28 años y de anteojos verdes con acento pa­risiense, es Ministro de Relaciones. Y en Juan de Dios Arias, en dartículo aludido, se describe a un ministro que coincide con el fa­moso, aunque negador de las glorias nacionales,.Lucas Alamán. Unministro sin anteojos es un anacronismo, viene a decir Arias.

*Yo he sugerido en otra ocastOn a Francisco González Guerrero

que la 1m!Jrenta Universitaria editara algunos de los textos queacerca de nuestra literatura se escribieron en el siglo pasado, y quepor razones de tiempo, tanto como por haber visto la luz en pu­blicaciones de efímera vida, son ahora de difícil acceso. Hoy tras­lado esa sugestión a Jaime Gareía Terrés, actual director de Difu­sión Cultural. Uno de esos textos pudiera ser aquel que se encuentrarepartido a lo largo del volumen que don Vicente G. Quesada ,'.1­

cribió sobre su Misión en México (1891), Buenos Aires, 1904. Que­sada llegó a esta Ciudad en junio de 1891, nombrado enviado extra­ordinario y ministro plenipotenciario en México, de su país. Hombrede vastísimas lecturas, historiador preocupado por la suerte de lacultura de Hispanoamérica, cuestiones sobre las que escribió librosesenciales, fué to primero que hizo al llegar a nuestra ciudad, con­currir a archivos y bibliotecas en demanda de material lJara obrasfuturas; fué como estableció contacto con los escritores mexicanosde mayor renombre en aquellos días. Asiduo concurrente de laslibrerías de viejo, o de lance que también se dice, formó una ricacolección de libros mexicanos. A medida que se entraba en lascircunstancias de nuestra vida, fué haciendo amistad con nuestroshombres de letras, Francisco Sosa el primero, en cuya casa de Mix­coac se llevaban a cabo tertulias literarias. El panorama de las­letras mexicanas que podía organizarse con los lugares de sus Re­cuerdos de mi vida diplomática. Misión en México, prestaría alestudio de nuestra literatura un servicio de primerísima importan­cia. En efecto, Ernesto G. Quesada apuntó con mano perspicaz ymmte certera algunos de los rasgos de los literatos mexicanos queentonces ya eran o empezaban a ser; así, una somera laudanza deManuel Gutiérrez N ájera y una preadmonición de lo que iba a sermás adelante Rafael Delgado.

Pero no solamente eso hizo QUCsada, sino que trasladó a fUS

Recuerdos observaciones acerca de la vida mexicana, la dI'! jJasadoy el presente que le tocó vivir entre nosotros. Su libro, en extre­mo escaso, no es dable a los escritores mexicanos tener a la mano.Yeso sería la primera ventaja que tendríamos si usted, Jaime GareíaTerrés, patrocinara la edición de este capítulo.

poético, y la trama se deshila v 110

se halla 11l1l1C<1 acabada. .L:1 soltura del verbo, de la ima­

gell, dc la voz viva -musicada enel sonido y en cl dihujo de la le­t ra- pareccn encandilar de prontoal poeta con Sil luz adjetiva y elpoeta se deja llevar de su voz, ySIlS palabras poco a poco destejenlos primeros versos que ell ellasmismas se habían tramado, al vol­ver sobre los propios agujeros delmismo canevá en '1UC se habíansustentado. "¿ Dónde está el an­t()logo?" "j Qué venga el antólogode F¡-ancisco Giner de los Ríos!"-dan ganas de exclamar-, y quele diga cuáles de los pasos de sularga y profunda jornada son losseñeros, para su propia poesía ypara la espaÍlola y mexicana a lasqne ella pertenece.

y el mismo Frallcisco Giner delos Rios se sorprenda de quc su];¡rgo camino -dcsbrozado- no seamellas largo, ni menos espontálleo,y acaso si más Jlnro, porque en éldestaque plenamcllte la belleza queulla y otra vez ha logrado captar,reiteradamente atento al "son delcorazón", en el de su palabra vivay fecunda, que honra a FedericoGarcía Larca, en España, y a En­rique González Martínez, en Mé­xico, a quienes dedica esta Jorna­da hecha, este primer período desu alta poesía. .

E. F. V.

HANS REICHENBACH. La filoso­fía científica. Fondo de Cul­tura económica. México, 1953.

Entre los filósofos modernos,Hans Reichenbach ocupó, sin lugara dudas, un sitio prominente ob­tenido gracias a su gran informa­ción científica y filosófica, su pa­ciente trabajo y sus críticas auda­ces a las teorías epistemológicasy cientí ficas consagradas. Pertene­ció este filósofo alemán al neo­positivismo contemporáneo, coinci­diendo, en lo general, con figurascomo Camap y \Vittgenstein. EnThe rise of Scientific Philosophy(1951), Reichenbach expone conuna gran nítidez conceptual Sl1

pensamiento filosófico. Como buenpositivista, pero nada ingenuo, Rei­chenbach cree que toda filosofÜlcon la pretensión de ir en pos dela certeza, elebe reposar en los da­tos suministrados por la' ciencia.Piensa que muchas filosofías, conel prurito ele llegar al conocimien­to absoluto, al saber depurado dela contingencia que surge del em­pirismo, son meras especulaciones,fantasías antropomórficas. En unabreve excursión por la historia dela filosofía, Reichenbach nos ex­plica que, elesde Bacon, la cienciautillza, en última. instanci'a, dosmétodos: el deductivo, que sirvióde base al sistema aristotélico, yel inductivo, que es el sustentáculode toda la moderna concepción cien­tífica.

A través ele este opúsculo inte­resantísimo, Reichenbach adviertecómo la mente de algunos filóso­fos, culminando con la de Kant,

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LA ULTIMA NOVELA DE MARIO MONTEFORTE

El escritor guatemalteco Mario Monteforte Toledo, autor de "Lacueva sin quietud", ha publicado en Guatemala una novela que se titu­la "Donele acaban los caminos". El libro está preñado de imágenes poé­ticas yertielas alrededor elel curso realista del argumento, cuyo persona­je principal es un médico que intenta establecerse profesionalmente enun lugar de ambiente provinciano donde "... hay que barrer debajoele la cama para sacar las nubes." La lucha del profesionista capita­lino contra la provincia hace rccordar un poco "Los Fracasados" deMariano Azuela, aunque está mejor logrado el libro de Monteforte.

El argumento es bastante simple y propone estremecedoramente elproblema cultural y social del indio de las regiones mexicanas o deuno muy senlejante a él; pero el interés literario de esta obra radicaen el tratamiento que le ha dado el autor en cuya forma de monologarv de tomar los objetos, es casi inevitable. distinguir la resonancia delas novelas de J can Paul Sartre; frecuentemente se advierte en Monte­forte una especie elc miedo, de náusea, ante el choque sufrido con "lootro" :

" la voz dc otro mundo contiguo o soterraño, pero terriblementevivo "

O aquella otra parte: "Este olor a perfume dulce; este asquerosoolor a uno mismo, reconocible entre todos los demás. Uno se hueleen pasado, como anticipadan]ente muerto", que nos recuerda el sentidode aquellas frases de Sartre: "... no ser ya sino un desgarramiento desí mismo hacia el porvenir."

Puede verse también esa seguridael temerosa de la muerte en frasesque permiten a veces, tras de sus líneas, adivinar la lectura del autorsobre los textos ele Sartré:

"-Cada pueblo tiene su cementerio, para su gente. Y tú no eresele aquí - dijo Antonio con suavidad.

"-Ojalá uno dejara de morirse po'rque no está en su pueblo. Lamuerte se lleva dentro, como un gusano."

El líbro tiene capítulos vereladeramente ingeniosos como aquel quehabla de los niños que jugando se dicen:

"-Ahora tendremos hijos."-¿ Cuántos?"-Uno tú y otro -yo."-Debemos esperar que crezcan. Después me volverás a besar y

tendremos más."Así continuaron hasta llegar a dieciséis hijos, a ocho cada uno."El autor desarrolla con fluidez la multitud de temas que se le

ocurren como la curiosidad primitiva de la india que . llega a vivir ala casa'elel médico, por los objetos misteriosos del blanco: la estilográ­fica "un lenguaje comprimido, inacabable; una especie de loro", la ropadel blanco que "parecía que iba a echarse a caminar o a gesticularpor sí misma", el espejo que "le abrió 'una nueva dimensión de la tie­rra. Nunca los había visto tan grandes, tan voraces para producir talcantidad ele ambiente". Como el tema del indio Raxtún cuyo alcoholis­mo le hacía decir que su espíritu era una lagartija; Diego Raxtún,el que buscaba la picdra ele .obsidiana de las cuatro luces y esperaba. elsueño en la barca sobre los siete ríos de colores, para poder ser bruJO.

Cuando el protagonista ele la novela es amenazado con el machetede Antonio el· paelre de la india, hallamos un tro:w poético hábilmentemezclado c~n las reflexiones anatómicas del cirujano profesional:

"El machete comenzó a ascender hasta confundir su punta con lahoz de la luna. Desde allá bajaría, raudo, con gemido de astro quese desprende, y caería en mitad de la silla turca, escindiendo el cere­bro la columna vertebral; guillotina revolucionaria, rayo ele perfil".

'En suma, la novela contiene un interés que puede muy bien sig­ni ficar el principio de nn maduro estado literario en Ma~io Monteforte.

E. L.

26

pretendieron salvar a la filosofíadel contacto dañino, falaz, insegu­ro, con la experiencia sensClrial;cómo, para evitar este contagio,volvieron los ojos a Platón quien,como .dice Reichenbach, .~ubravóla superioridad de las matem3ti¿a<;sobre todas las otras formas d~

conodmiento.También nos habla Reichenbach

de la tan conocida sup03ición deKant de que existiera ul' juiciosintético a trio'r·i o ::.:a, CCIllO sesabe, la conjunción de la ;lxesidady la experiencia; unión que j\odríaser ejemplificada, en el tr;>,ce'lden­talismo kantiano, por medir¡ de la'causa1idad como categoria pura..Nos dice Reichenbach que no sólose introdujo el amor a )r¡ nece,a­rio, a lo absoluto, en la especula­ción metafísica, sino que ;;,mbién,desde Sócrates y Platón, en laética. Hay filósofos, en efeero, quehan querido construi r 'mVt E' .QE'O­metrico la moral, intentando in­crustarla en lo incuestionable. Spi­noza, influído por esta manera de

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presor que a esta tl:er-ravino. Monografía biblio­gráfica, por AGUSTÍN MI­LLARES CARLa Y ]Ul.IÁNCALVO. México, 1953

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/J1'O del diario de 'II1i viajea los Estados [¡nidos. (Lapretenelida cesión de la Pe­nínsula ele Yucatán a ungobierno extranjero.) Pró­logo y notas elel Ing. Mar-te R. GÓmez. .

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pensar, es el caso más asombroso. depretender fun,damentar la El1cacn una base tan segnra como lade la geometria.

Después del análisis de los inten­tos especulativos condenados siem­pre al fracaso, Reichenbach analizala situación del filósofo que, conmenor pretensión, se atiene única­mente a la palabra de la naturaleza.Por ello le parece tan atinada latriple metáfora de Bacon eH la queéste compara a los racionalistascon las arañas qne tejcn sns telascon su propia snstancia; a losprimeros empi ristas con hormigasque recogen material sin poder en­contrar ningún orden en él y a losnuevos empiristas, firmemente ate­nielas a la voz de la experiencia,con las abej as que recolectan mate­rial y lo digieren. Después de esto,Reichenbach pasa a estudiar la crí­tica de David Hume a la induccióny a la causalidad. Crítica qne noha sido aún superada, máxime queahora toda la. ciencia, según Rei­chenbach, se ha relativizado; yasí vemos que la ¡¡sica, en la es­cala atómica y astron"'mica, nopuede ser examinada tomando cncuenta fas clásicos conceptos dccausalidad. Expone Reichenbach, aeste respecto, y con una gran pre­cisión, lo que la teoría del quantu1Jl.de Planck, la ley ele la indetermi­nación de Heisenberg y el princi­pio ele la complementaridad de

Bohr significan para la idea tra­dicional de causalidad. Toda laciencia actual reposa, basaela enFermat y en Keynes, no ya en unarelación segura de causa a efecto,sino en una ley de probabilidades..

Es indiscutible que la presenta­ción concienzuda y jugosa de todos·estos temas es sobremanera atrac­tiva tanto para las personas (IUe seinteresan por los problemas filosó­ficos, como para las que traba­jan sobre todo con los científi­cos. Reichenbach es un hombreque ha podido, como se relata enesta obra, discutir con personalida­des como Einstein o Russell, y sa­jir airoso de estas controversiasentre espíritus altísimos. Es verdadque se poelrá no estar de acuerdocon las numerosas tesis que Rei­chenbach nos presenta en esta obra,pero creo que nadie negará sutrascendental aportacill!1 en el cam­po ele la cultura y su brillante y,(,lida exposición de los problemas(le mayor importancia humana.

E. G. R.

Wn.HELM W ORRINGER. Abs­fracción y Naturaleza. Fondode Cultura Económica. Mé­xico, 1953.

En una traducción de Marianaesta obra, vieja ya, pero de impor­Frenk ha sido impresa en español

UNIVERSIDAD DE MEXICO

tantes res?nancias en la estéticacontemporanea. Tal como nos diceel auto: en la primera parte, su li­bro qUiere contribuir a la estéticade la obra de .arte, I.a que pertenecea I~~ artes ÍlguratIvas y no a laeste~lca ele lo bello natural. EstedeslInde parece ,al .escritor muyacerta~o, porque el pIensa que si sere¡¡uncIa a S~I consideración se po­dna pasar sm m{¡s análísis de laestética de lo bellQ natural ~ la delo J:ello en arte; "... en principio-dICe-,. . las leyes específicas delarte no tienen nada que ver con laestética de lo bello natural".

El autor trae pronto a' colaciónla. t~oría de Teodoro Lipps, laEmfuhlung o Proyección Sentimen­tal. Acusa a Lipps de unilaterali­d~d, porque la Einfühlung estásolo basada en la sensibilidad ar­tística del hombre. "Sólo al con­verger con las líneas que partendel polo opuesto integrará un siste­ma estético comprensivo" dice dela Proyección Sentimental: .

W orringer parte entonces, paraestablecer su sistema estético, delafán de abstracción y no del de pto­yección sentimental; en seguida ex­pone con claridad los puntos funda­mentales de la teoría de Lipps parahacer ver al lector la diferencia en­tre Einfühlung y abstracción. La

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Page 27: LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA

UNIVERSIDAD DE MEXICO 27

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primeras obras, como dice Ralph E.'I\Iarner-, es fácil ver la resonan­cia de los grandes novelistas fran­ceses: Daudet, Zolá, los Goncourt"que. convirtieron, como dice Zolá,en plllcel y cincel la pluma".

Este libro pretende ser el pri'llertomo de una serie que abarcará laobra completa de R. Delgado vcontiene 31 cuentos -"que algú;lnombre he de darles"- según diccen el prólogo su autor.

Estos cuentos y notas, que noson tal vez "cosa muy subida yquilatada de mérito" -como reco­noce Delgado en su modestia-, sise les compara con sus ;lovelasfundamentales "Los Paricntes Ri­cos", "Angelina", "Una HistoriaVulgar" o "La Calandria", reprc­sentan para el critico y para el lec­tor, la j"JI'omesa dc conocer en sutotalidad las producciones elel lite­rato veracruzano, cnyo centenariose acaba de celebrar.

A.s.EDl TORIAL

comparable al de México y Perú,los dos grandes centros colonialesde la América hispánica.

Veintinueve láminas contribuyena ilustrar las explicaciones (Iue ~e

dan en el texto y a hacer posiblesiquiera una mínima apreciación deViSll de algunos de Jos principalesmonumentos a los que se hacc re­ferencia.

,E. F. V.

RAFAEL DELGADO. Cuentos ynotas. Editorial Porrúa. Mé­xico, 1953. 357 pp.

En la colección de EscritoresMexicanos se ha publicado este li­bro con una biografía escnta porFrancisco Sosa, una noticia hiográ­fica de Caffarel Peralta y un pró­logo de R. Delgado.

En el autor de "La Calanelria",brillante maestro, amplio lector, es­critor costumbrista y realista -COII

resabios del romanticismo en sus

toria del IPdGeH corresponde unaserie a las monografías de los mo­numentos históricos y arqueológi­cos de los diversos países de Amé­rica. Con anterioridad a ésta, sehan publicado las de Panamá -porAngel Rubio-, los Estados Unidos-por Ronald F. Lee-, Brasil -porRodrigo Melo Franco de Andra­de-, Chile -por Roberto Montan­dón- y Haiti -por Catts Pres­soir-; se hallan actualmente enorensa las de Guatemala, México yHonduras, en la elaboración de to­das las cuales ha oarticioado el doc­tor Daniel F. Rubín de la Borbolla,contando con la colaboración de losinvestigadores Hugo Cerezo y Pe­dro Rivas para hacer las· de Guate­mala y Honduras, respectivamente.

El autor se ciñe en su trabajo alas normas generales establecidaspara la serie: hace una referenciasuscinta a la organización oficial yprivada de la exploración y conser­v;¡ción de la riquen monumentaldel país, a su legislación protectora,a l;¡s instituciones educativas espe­cializadas y a la bibliografía gene­ral e indisoem:able en esta rama delas ciencias históricas. Pero estostp.mas comorenden apenas dos de los~iete capítulos de que consta el li­bro. y un anéndice. .

En los primeros cinco capítulos,vp.rdadera .historia del arte ecnato­riano, estudia el autor desde los mo­l1Umentos arqueológicos -los Apo­,pntos de Cien de León. el P;¡laciodel Callo, el Panecillo del Callo, elCastilllo de lngapirca. etc.- hastalos monumentos históricos en I~s

provincias y la arquitectura civil,señalando el bri liante desarrollo co­lonial que el cultivo de las bellasartes alcanzó en el Ecuador, y losantecedentes prehispánicos del mis­mo. Es conveniente hacer notar quela arquitectura religiosa ofrece enEcuador un grado de progreso sólo

Einfühlung, dice Worringer, no nosayuda a comprender ni a constituirel supuesto de la creación artísticasino en una parte muy reducida.Los principios propugnados' por laestética materialista son: "propósi­to utilitario, materia prima y téc­nica" y ya no les corresnonde aho­ra, como en Gou fried Semper, unpapel creador, sino uno "negativo,de estorbo". Con su maestro AloisRiegl, vVorringer se pronuncia con­tra este "materialismo artistico,chabacano y cómodo". "El afán deabstracciótl' halla la belleza,. en todasuj eción a ley y necesidad abstrac­tas", dice, y los que no comprendenesto. advierte más tarde, son los quequieren que las artes plásticas, porejemplo. se acerquen lo más posi­ble al modelo natural. "si es qnepor 'naturalp.za' se entiende la sn­perficie visible de las cosas". Yalo decía Meumman: por más bienque se pinte un puño no saldrá dospulgadas del lienzo.

Alu.diendo a la fórmula deSchmarsow: "Fl arte es un en­cuentro del hombre con la natura­leza" dice Worringer: "ouede ace')­tarse si se considera también la mp.­tafísica como lo que en el fondoes: un encnentro del homhre con lanaturaleza"; y después nos sugierela pregunta ¿qué es naturaleza?, esdecí 1', ¿no constituye también partede la naturaleza esta facultad nues­tra de abstraer, de crear, de hacerde formaciones?

Dentro de las diversas publica­ciones que hace la Comi~ión de His-

E.L.

FRAY JOSÉ MARÍA VARGAS, O.P. Ecuador: monumentos his­tóricos y arqueológicos. Insti­tuto Panamericano de Geogra­fía e Historia, México, 1953,144 pp. lis.

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SEMBLANZADE DON MANUEL TOUSSAINT

EL INSTITUTO DEINVESTIGACIONES

ESTETICAS

28

(Viene de la pág. 8)

ofreciendo al público el acopio delos primeros materiales. En 1924aparece su definitivo segundo librosobre el tema y en 1948 sale deprensas su tercer trabajo, ahoratan monumental como el monumen­to. Para realizar esta obra ha re­corrido detenidamente el edificio,visitado bodegas, desempolvado ar­chivos. Ha tenido facilidades para"bajar cuadros, para quitar los cris­tales a otros, para escudriñar lascapillas hasta el último rincón, paradescender a las criptas, para ins­peccionar el tesoro con sus joyas".Esto no lo había logrado'hacer nin­gún escritor laico de la historiamexicana. También se ha leído laspublicaciones de otros autores so­bre la materia. Ha rastreado el te­ma por cronistas, códices, testimo­nios, instrumentos legales, en fin,toda fuente posible. El resultadoconsiste en una serie de pasos me­diante los cuales va presentandolos acontecimientos y personalida­des que intervinieron eu la pro­longadísima edi ficación del recinto.Coloca primero los antecedentes dela erección del obispado y de sutemplo-sede. Habla de l'a historiarelativa a los establecimientos reli­giosos novohispánicos en el siglode planteamiento. Menciona frailesy prelados que tuvieron conexióncon el magno edificio en sus dosépocas: la provisional y la defini­tiva.

Un edificio que se planea a me­diados del siglo XVI y se concluyedos y medio después, resulta unaverdadera composición hecha conlos estilos decorativos que se vangustando y "demodando" en unmundo cada vez más exigente decambios. Presenta huellas del gó­tico emparejado con el neo-romano ;recibe impacto de un barroco atem-

El Instituto de InvestigacionesEstéticas de la Universidad tienecomo antecedente inmediato el "La­boratorio de Arte", que empezó atrabajar asociado al Instituto deHistoria el 19 de febrero de 1935,en el edificio de la Escuela Nacio­nal Preparatoria. Su personal que­dó constituido por Manuel Tous­saint como director y como inves­tigadores Rafael García Granados,Federico Gómez de Orozco y LuisMac Grégor.

El presupuesto mellSual no podiaser más modesto: $662.00. Cadainvestigador percibía $132.00 desueldo. Pese a su notoria pobrezael recién fundado "Laboratorio deArte" empezó a cumplir, dentrode sus limitaciones económicas, lospropósitos claramente definidos quese había trazado:

"En primer térnlÍno acopiar to­dos los materiales necesarios paraconocer un ~onjunto de informessobre el actual movimiento artísticodel país, a fin de que los historia­dores puedan más' tarde encontrarreunidos Jos elementos necesariospara formular la historia de estedesarrollo plástico. Persigue tam­bién la unificación de los divcrsosJluntos aun dudosos de la historiadel arte mexicano. Otro de susfines es la divulgación de esa his­toria por medio de cursos, confe­rencias y excursiones. Finalmentese propone publicar, en Ía medidade sus posibilidades, trabajos de in­dole histórico-artística para dar aconocer monumentos de importan­cia".

y a partir de su fundación el"Laboratorio de Arte" tuvo comometa la investigación del arte de

¡jerado; no pue<,le pasarse sin elprestigioso churng.ueresco y.se ter­mina bajo los inflUJOS del LUIS XVIy el neoclásico. .

El historiador de la catedral sedetiene cOl; gusto en relatar la vidade la primera fábrica, del templosin ventura, arreglado para ,un pormientras y el cual, en el mas her­moso siglo colonial, se enrique~ede arte para albergar los tres pn­meros Concilios mexicanos.

Luego se ocupa del edificio final,ambiciosamente concebido. Nuncalas di ficultades fueron tan equili­hradas con las ambiciones. Tem­blores, lodo, penurias, dudas sobreJo hecho y sobre lo por hacer, otrasdi ficultades más ... Sin embargo,se concluyó y a pesar de las des­quebrajaduras físicas y morales, si­gue ostentando la quintaesel.lCia .~esu vanidad v belleza. El Jllstono­grafo describe el recinto. fija enpalabras y esquemas los progresosque se van alcanzando, destaca loque se hace conforme al severoproyecto de 1616 y lo que se vaalterando. Pasa de la gran sala alas capillas laterales. de ahí a lasportadas con detalles y figuras; alas torres, sus campanas y escultu­ras cimeras; a la primera cúnula yluego a la que Tolsá diseñó parasustituirla. Nada ha de quedar niqueda sin ponerle sus datos. Hastala gran cruz de Mañozca. tambiéninfortunada, tiene su capítulo.

El exterior es más fácil de ver,pues se resuelve en obra de ala­rifes, canteros, escultores y pla­teros. El interior en cambio, abru­ma. Es trabajo de infinidad demaestros que sobre preparar el e(li­ficio tienen que decorarlo. Parte

México, sm olvidar sus relacionescon las manifestaciones artísticaseuropeas y americanas pues -afir­maba Toussaint- "no existe hastala fecha ninguna obra seria qucabarque en su conj unto la historiade las artes plásticas de México".

Muy pronto el "Laboratorio deArte" tuvo listas tres monografías:Arquitectura civil de M é.rico, porManuel Toussaint; El escultor Ga­briel Guerra y El Convento de Ca­puchinas de la Villa, por Luis MacGrégor, que no pudieron publicarseporque la Universidad carecía defondos.

En enero de 1936 el arquitectoLuis Mac Grégor solicitó permiso110r tiempo indefinido; se le nom­bró Investigador Honorario y supuesto fué ocupado por JustinoFernández.

Fueron iniciadas por esa época,entre otras. las siguientes obras:Sillel'Ía del Coro de San Agustíny los Planos de la ciudad de M é­.nco.

En 1936 la Universidad fué re­organizada por el rector Luis Chi­co Goerne. El 3 de agosto el "La­horatorio de Arte" pasó a ser elInstituto de Investigaciones Esté­ticas, bajo la dirección de RafaelLópez, e inició la publicación delórgano oficial del Instituto: losAnales, cuyo primer número apa­reció a principios de 1937.

En 1938 la Universidad fué nue­vamente reorganizada. Por razones

por parte la va anotando, detenién­dose especialmente en objetos sig­nificativos: tales serían, pongamospor caso, ciertas pinturas con his­toria, como la dedicada a la Señorade la Merced pintada por Pereynspara la catedral vieja y luego co­locada en el retablo del altar delPerdón, o aquella a que se llamadel Santo Niño Cautivo. Otras se­rían la reja de tumpaga pertene­ciente al Coro, diseñada en Méxi­co y hecha por manos chinas enMacao, de donde se trajo embarcán­dola por Filipinas; el fascistal re­galado por el arzobispo de Manila;el órgano omamentado bajo la in­fluencia de la Rocaille. En realidades imposible seguir los pasos delinvestigador y encerrar en unas li­neas~ el .trabajo de muchos años yconciencia.

1948 es el año de publicación deotra estupenda obra: El Arte Co­lonial en M é.rico. Es una de lastres grandes partes en (¡ue se pen­sú podía dividirse la historia delarte mexicano y que serían justi­ficación más que suficiente narafundar un Laboratorio de Arte den­tro de la Universidad. La tareade encarar científicamente los pro­blemas de ese gran conjunto ar­tístico que sólo había sido materiade ensayos, se inició decididamentecon dicha fundación en 1935 y diósu primer fruto con la obra deToscano sobre el arte precolombi­no. El segundo fruto vilio a sercste libro de Toussaint. "Represen­ta -dice en el prólogo- el esfner­zo realizado durante toda una vida.Lo que antes era ensayo, paseo,artículo o conferencia, se ofreceahora como síntesis y en forma

de economía, el rector Gustavo Bazse vió precisado a suprimir el Ins­tituto de Investigaciones Estéticas.Los investigadores Toussaint. Gar­cía Granados, Gómez de Orozco yTustino Fernández ofrecieron con­tinuar sus trabajos sin remunera­ción alguna, con el objeto de con­servar para el Instituto la biblio­teca que había empezado a formar­se y terminar el libro Los planosde la cÍttdad de M é.rico por Tous­saint, Fernández y Gómez de Oroz­ca, que destinaron como colabora­ción al XVI Congreso Internacio­nal de Planificación y de la Ha­bitación. Este libro es un antece­dente para el estudio histórico yurbanístico de la ciudad de México.

A principios del año siguiente(1939) el Instituto figuró nueva­mente en el presupuesto. Mereci­damente se nombró a Toussaint di­rector.

En ese mismo año se nombrandos investigadores más: para arteprehispánico a Salvador Toscano ypara Folklore a Vicente T. Men­daza. Posteriormente ingresan JoséRojas Garcidueñas, especialista enla historia y en la crítica del tea­tro Colonial; Manuel Romero deTerreros y Francisco de la Maza.dedicados a la investigación del ar­te colonial, y Clementina Díaz y deOvando a la historia de las litera­turas española y mexicana, con lo

UNIVERSIDAD DE MEXICO

metódica". En nuestros días ya hasalido el tercero de los previstos:la Historia del Arte Moderno yla Historia del Arte Moderno yContemporáneo de M é.rico, prepa-

Hasta este punto, se ha reseña­do muy apretada, concretamenteuna vida de aplicación, un j,uego yuna conjngación de las inclinacio­nes vocacionales con necesidades deconocimiento y educación entre losmexicanos. Las obras que apenashemos tocado aquí, son hermanasde otras muchas que abordan cues­tiones de análogo interés. El ArteMudéiar en América rebasa nues­tras fronteras con mérito recono­cido por los colegas historiadoresde estc!lS temas en el extranjero.Podrían hacerse otras indicacionespara las restantes. Pero la obracanital. que supera la monumentalsobre la catedral metropolitana. esel Instituto de Investigaciones Es­téticas de la Universidad Nacio­nal, primeramente llamado Labora­torio de Arte. Lo ha integrado ycuidado con 10 mejor de su criteriosostenido a diario hasta nuestrosdías. De esta institución los inte­lectuales argentinos, aventajados enmuchas cosas, tomaron modelo paracrear la similar que les ha llevadoal conocimiento del legado artís­tico colonial sudamericano.

El último gesto que tiene quesubrayarse, es la defensa que hahecho, clamando en el desierto apesar de levantar la voz más justay humanística, de monumentos res­petabilísimos amenazados por algopeor que los años corroyentes: ladestrucción en aras de los negociosprivados. Es el caso de la demoli­ción de la casa del Deán Plaza,fechada en 1885, enclavada en laciudad de Puebla.

Este es el maestro Manuel Tous­saint.

C1.ue el Instituto completa sus sec­CIones.

Como Investigador Honorario senom~r.ó a Ednlllndo O'Gorman ylamblen a Rafael García Granadoscuando se separó para encargars~de la dirección del Instituto de His­toria, y a Federico Gómez de Oroz­ca. miembro fundador del Instituto.

En 1953 han ingresado ElisaVargas Lugo. dedicada al arte co­lonial, y Raúl Flores Gnerrero ala arquitectura, ambos discíp~losde los investigadores del Instituto.Oscar Frías desempeña el puestode dibuj ante.

El Instituto cnenta desde sus ini­cios con los eficaces servicios de lasecretaria Luz Gorráez Arcaute ycon la cumplida labor de JosefinaSánchez Trigueros.

Desde 1938 a la fecha el Institu­to ha dividido sus trabajos en lainvestigación directa de la obra dearte y de su historia. y en la forma­ción de archivos de documentos,planos y fotografías.

Entre la copiosa obra deinves­tigación realizada por el Institutodestacan las obras de Toussaint quese caracterizan por la precisión del;lspecto documental y su ponderadainterpretación para llegar a unajusta crítica que ha servido deorientación a sus discípulos. Porejemplo, Arte Mudéjar en América,Pát.~wal·o, Paseos Coloniales.

Los libros de Justino Fernández:José Clemente Orozco,. forma eidea., Prometeo, ensa)'o de pinturacontemporánea y sus muchos ar­tículos sobre el arte moderno loacreditan por su crítica. sus pro­fundos análisis y sus novedosas yextraordinarias interpretaciones.

Manuel Romero de Terreros hapublicado interesantes monografías:La Plaza Mayor de México en el

Page 29: LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA

UNIVERSIDAD DE MEXICO29

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Sobr; estética griega, por J D.Garc!a Bacca, y Las Galerías dePintl~ra de San Carlos, por Abe­lardo Carrillo Gariel.

La obra más importante del Ins­tituto de Investigaciones Estéticasla que marca la culminaci6n de s~~trabajos, es sin duda, la Historiadl'l Arte de M é.1'ieo que comprendetres volúmenes: "Arte Precolombi­no de México y de la América Cen­tral", por Salvador Toscano; "Ar­te ,~olonial", por Manuel Toussaint,y Arte Moderno y Contemporá­neo", por Justino Fernández. Obra,en su conjunto, única en su géneroy que es una sólida base para futu­ras investigaciones del arte mexi­cano.

El Instituto cuenta con !lna ricacolección en diapositivas en colory en negro; este importantísimoacervo. artístico (comenzado p.orSalvador Toscano y Ra fael GarcíaGranados y contínuado por Fran­cisco de la Maza, Elisa Vargas Lu­go y Raúl Flores Guerrero), esindispensable para ilustrar cátedrasy conferencias .v es utilizado porpropios y extraños.

El Instituto de InvestigacionesEstéticas ha cumplido lo que Ma­nuel Toussaint, su fuudador, pro­metiera a la Universidad. Los iu­vestigadores del Instituto crearonen la Facultad ele Filosofía y Le­tras las siguientes cátedras: ArteP,'ehispánico, Salvado]' Toscano;Arte Colonial, Manuel Toussaint,que ahora dicta Francisco de laMaza, y Arte jVfoderno, JustinoFernández. Estas cátedras han de­cidido la vocación de muchos de losdiscípulos que a ellas concurren,eutre otros, José Servíu Palencia,que a la muerte de Toscano ocupúsu cátedra; Pedro Rojas Rodrí­guez, excelente investigador, yRaúl Flores Guerrero que ha sidoincorporado al Instituto. En estaforma, el Instituto ha despertadoinquietudes, encauzado vocacionesy sistematizado trabajo,; aislados.

La poesía del pad,'e Litis FelipeNeri de AI/m'o, La poesía popularcontemporánea y Dos novelistas ·ve­l'acru:::anos.

Los Anales del Instituto cuen­tan con 21 números publicarlos, susartículos son buena muestra de lahondura y seriedad de la inves­tigación. En el año de 1940, el in­vestigador Justino Fernández em­pezó a publicar el Catálogo de Ex­posiciones de Arte de la República,que desde 1946, año con año, apa­rece como Suplemento de los A,/{!­les.

La bibliografía universitaria hasido enriquecida por el Instituto convarias publicaciones, entre otra,:La pl'imem Universidad de M é.'·l­CO, edición facsimilar y La UniVI'I'­sidad de M é:rieo en 1800, por Ma­nuel Romero de Terreros

Asimismo el Instituto contribuyócon una serie de importantes Mo­nografías a la Celebración del IVCentenario de la Universidad.

El Instituto no se limita a publi­car los estudios rle su propio cuer­po de investigadores, sino todo tra­bajo serio y de valía de estudiososajenos a él, por ejemplo: La esté­rica conte11lpOrállea, por José Gaos;

siglo KVII1 y Paisa/istas 11lexica­tlOS del siglo XIX.

La difusión del arte colonial enla cátedra y por medio de confe­rencias v excu rsiones ha cobradogran importancia gracias al inves­tigador Francisco de la Maza, quientamhién ha publicado estudios ydocumeutos inéditos: San !Vf iguelAl/endl', Las piras funemrias en lahistoria JI I'n el m'te de M é.rieo yI.as tesis únpresas de .la antiguaUn ive-rsidad.

El infatigable investigador Vi­cente T. Mendoza no ceja en suafán de catalogación e informaciónsistemática sobre temas folklóricos.Entre sus obras figuran: R011lanrrl' corrido, La lírica infantil y El¡ollllore de San Pedl'o PiedraCorda.

Las investigaciones literarias-dentro del Instituto- empiezan acobrar relieve en virtud de los tra­bajos de crítica de José Rojas Gar­cidueñas y Clementina Díaz y deOvando. El primero ha publicado:Don Carlos de S-igiien:::a JI Cóngo­ro, erudito banoeo; Las fiestas enMéxico 'durante el siglo XVI; El11lexicanismo JI nltl'stra literatu.ra;y Clementina Díaz y de Ovando:

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na no podría estar al margen de estos fenómenos económicos

y ha estado soportando el aumento 'siempre creciente que se

ha operado en los precios de maquinaria, refacciones, combus-

tibies y materiales indispensables para la elaboración del azú­

car, sin aumentar el precio de este preciado alimento. Su labor

ha sido y es de absoluta cooperación con nuestro Gobierno en

su campaña de recuperación económica, en beneficio del pú­

blico consumidor. Todo mexicano debe ver con simpatía el

esfuerzo de esta industria tan mexicana, que le brinda la opor­

tunidad de adquirir el azúcar que necesita para recuperar sus

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Page 32: LA UNIVERSIDAD EN EL RENACIMIENTO DE NUEVA ESPAÑA

Por Juan José ARREGLA

Las fotografías de Lola AlvarezBravo, presentadas por el Institu­to Nacional de Bellas Artes, for­man uua de las más bellas colec-

TARIO

BRAVO

el momento· absoluto se nos esca­pa. La fotografía nos lo recuerday lo entrega en su plena madurez.LaJa Alvarez Bravo, en ).1n rostrfiarrebatado de danzante, en el ges~

to doliente de una mujer, o en elgolpe de .sol entre las ramas, nospone otra vez frente a la realidadfugitiva y eterna, la que vemostodos los días sin advertir su cons­tante y efímera grandeza.

Ojo claro y limpio, el lente dela cámara fotográfica nos da 'unavisión del mundo en blancos y ne­gros elementales, desprovista decolores efectivos. Reduce al míni­mo la lluvia ,de fenónlenos .que caesobre las cosas y las vuelve cadavez más irreales. En cierto modo,la fotografía nos entrega "datosinmediatos" acerca' de la realidad.

La realidad, flue es ante todomovimiento, Fotografiadas, las vi­vas quedan Ílimóviles y a salvo desu contingencia temporal. Fotogra­fiadas, las cosas inertes nos; reve­lan que su inmovilidad sólo fS' aRa­rente: se movieron antes, sé ,move­rán después, se mueven múy lenta­mente: la corriente petrificada dela lava, los jaspes vivos de- la ma"dera; el oleaj e de las arenas; elsuelo de una roéa en desintegra-ción, .

Al darnos una imagen fija y de~

finitiva, la fotografía nos entregaotra vez el movimiento, ahora comouna imperiosa necesidad del espí­ritu. Gracias, Lola Alvarez Bravo;por estos momentos de éxtasis me-oxicano ante la vida, la danza y lamuerte. Gracias, sobre todo, cporq\lela intervención. del artista no in­terrumpe nuestra contemplación conalarde alguno, y nos deja el goceíntegro de cada trance, lin~pia ypuramente logrado: la ola suspel1"dida en la mar'ina cae sobre nos-

otros, la nube espaciosa se disuelveen lo externo, la móntaña sale desu letargo y la garza muerta enla playa vuela otra vez, hacia arri2ba y hacia abajo, atraida por la are"na .y. por el .viento." .

ALVAREZ

curso temporal, que suspende porun instante el movimiento y noslo muestra eil una fase determi­;lada de su hacerse, en la indeci­sión del avance y el retroceso. Lafotografia es siempre ese "instan­te que se nos graba", es, sobretodo, una aguda sensación de mo­mento.

En la carátula inmóvil del es­pacio, la sensaciún de momentova marcando con precisión el pasodel tien;po. Pero ocurre que vivi­mos siempre distraídos, entrega­dos a la acción 'continua de ser, y

De arriba a abajo: 1]1 rapto, La Ce­lestina, El abandonado y Mar de

ternun:.

o L A

INVEN-

ciones de momentos mexicanos: devida, de danza y de muerte. Vida,en fin de cuentas, porque la danzaes la exaltación del ser, y la muer­te una nostalgia presentida del' "de­jar de ser".

Los instantes de la vida madurany decaen. Lola Alvarez Bravo sabeechar sobre ellos una mirada pro­funda y clara qne los suspend~ enel espacio y los rescata del tiem­po. Los rostros, las actitudes, lacallada fisonomía de los objetos yel indiscernible juego de la sombray de la luz, aparecen ante nosotrosconvertidos en verdaderos trancesdel espiritu, en fieles expresionesde una personalidad creadóra.

El artista fotógrafo se expresaal elegir sus temas y sus momen­tos. Nos dice: esto es lo que yoveo, y lo veo de esta manera. Yal darnos en imágenes las miradaspredilectas, nos partiClpa su ex­periencia de la vida, su profundasolidaridad con los seres y las co­sas que han operado en su' espiritu,y que se han vuelto ejempb. 'es ydurables.

Las acciones y los sentimientoshumanos se suceden en el tiempo,son y dejan de ser. La fotografíalos ... detielJe.~ .. es.JJ.11. "corte" en el

L