La Vida de José Matías Delgado

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    M N U E L J O S E

    R G E

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    PRIMER P RTE

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    La vida de los hombres de noble y virtuoso corazon e s un a

    ensenanza y es ademas un consuelo para los buenos en su

    peregrinacion por la tierra.

    No hay cosa qu e m as fortifique al espiritu hum ano en la s

    luchas de la existencia ni qu e mas le aliente en el co ntinuo

    batallar de las pasiones y en las constantes asecha nzas a qu e

    esta exp ues to como la historia de los var one s ilustres que ya

    sean heroes patriotas sab ios o filantropos han dejado huella

    luminosa en su paso por el mundo.

    Pe nosa e s la lucha de la vida. Los que triunfan en ella

    reciben los parabienes de la historia.

    Uno de esos triunfadores es el personaje centroamericano

    cuya vida vam os a referir aun que sea someramente.

    Su figura culm inante s e destaca en nuestros a nale s como.

    astro de primera magnitud.

    De modesto corazon y de magnanim o desprendimiento su

    abnegacion fue grande y s u s traba jos y esfuerzos por la inde-

    pendencia lo aclaman patriota eximio y libertador.

    Nacio en la ciudad de San Salv ado r el dia

    24

    de febrero

    de

    1767

    Fu e hijo legitimo d e Pe dro Delgado

    y

    Maria Ana de

    Leon el primero natural d e Pana m a y la segund a espanola de.

    origen.

    En la ciudad de su nacimiento empezo su s estudios y fue

    enviado a continuarlos a la de Guatemala que era la capital

    del Reino del mismo nombre. Fue alumno distinguido del Cole-

    gio Seminzrio; se hizo notar

    pc

    su dedicacion al estudio y por

    su aprovech am iento y fue un modelo mliy princioalmente por

    su ejernpiar conducta. Alla recibio en la Universidad el ik q d e

    doctor en Canones y tambien obtuvo el diploma de Abogado de.

    la Real Audiencia.

    Dedicado a la carrera eclesiastica y orden ado de Sacerdote

    regreso

    a

    su ciudad natal a desem penar e1 carg o de Cura Pa-

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    VIDA

    DE

    JOSE MATlAS

    DELGADO

    rroco qu e hab ia obtenido po r oposicion. Posteriormente se le

    nom bro por el Go bernad or del Arzo bispa do de Gtiatemala Vi-

    cario de San Salvador.

    Entregado al ejercicio de su ministerio se conquisto muy

    pronto la admiracion y el carino de los moradores.

    aEra el oraculo del pueblo salvadoreiio y el arbitro de sus

    cuestiones.

    Rodeado de multitud de person as qu e incesantemente le con-

    sultab an sob re toda s materias parecia uno de aquellos sabio s

    de la Universidad de Bolonia en cuyas man os las ciudades

    lombardas ponian sus mas delicadas cuestionesB

    *).

    Su caridad era inagotable. Buscab a al pobre para socorrer

    s u s necesidades y para brindarle el balsamo del samaritano de

    qu e nos habla la Biblia. Era un gran corazon pu esto al servi-

    cio de la humanidad.

    Se atraia todas las voluntades y todcs los corazones.

    Su prestigio era grande e inmensa su popularidad.

    La austeridad de sus costumbres y la pureza de sus pensa-

    mientos y de todos s u s actos se hallaban en armoniosa relacion

    con el sacerdocio que ejercia dignamente.

    Ha sta su s mism os enemigos reconocian la austeridad d e la

    v id a de Delgado. Manuel Mo ntufar qu e militaba en un ban do

    contrario escribio a e ste proposito las siguientes pa lab ras : Ecle-

    siastico

    d e

    una conducta moral a toda pru eba parroco benkfico

    localista exaltado y de un caracter firmem.

    Cuan do esto sucedia en la Parroquia que estaba a cargo

    d e Delgado se verificaban en el muiido m uchos y trascendenta-

    les acontecimientos.

    Las colonias inglesas de este continente habian proclamado

    su independencia.

    El impuesto de los sellos y despue s el del te los cristales

    e l papel y los colores en pas ta dieron ocasion par a qu e los

    americanos del Norte reclamaran sus derechos.

    En el corazon de aquel pueblo como s e ex presa ba Jua n

    Quiney Adams

    cxiieflz

    a intlamarse la llama de la libertad.

    o

    cobIiias inglesas formadas por agentes que habian ve-

    d o e Europa huyendo de la into le rancia y del despo tismo no

    podian dejar de amar la libertad y el derecho.

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    FRANCISCO MAR

    INEZ SUAREZ

    Sus publicistas, que eran eminentes, habian probado que lrti

    imposicion de contribuciones y la rep res en tac ih eran insepara-

    bles:

    que, por tanto, habia usurpacion de poderes en el Parla-

    mento, incompatibles con los derechos innatos de los britanicos.

    El sol de la libertad se ha puesto, escribia Franklin a s u

    amigo Tho mp son, cuando el establecimiento de los imp uestos

    decretados por el Parlamento, los americanos deben ence nde r

    las lam paras de la industria y de la economia. .Este seguro,

    fue la respuesta de Thom pson, de qu e encenderemos las antor-

    chas de muy diferente especie..

    Y en efecto, los am ericano s encendieron las a nto rch as e

    sus derechos, y alcanzada su emancipacion en los campos de

    batalla, guiados por el gran patriota Jorge W ashing ton, el pri-

    mero en la paz, el prim ero en la guerra y el primero en el co-

    razon de su s co nc iu da da no s~ , fue reconocida la independencia

    de los Estados Unidos por las principales naciones de Europa,

    inclusive la Gran Bretana.

    En seguida, en la nueva nacion, u

    Washington, di6 al mun-

    do la medida del Gobierno hu mano, seg un la vara de la justicia

    y lego el modelo del caracter ma s bien equilibrado en la gran-

    deza, que los hombres hayan admirado y bendecido *).

    El M arq ue s de Lafayette, que habia peleado junto con W as-

    hington por la indepe nden cia d e Norte America, volvio Fran-

    cia imbuido en los principios p roclam ados por la revolucion

    americana, y los propago con todo el entusiasmo de que estaba

    poseido

    :

    Mo ntesquieu revelo al mu ndo antig uo la existencia

    de gran des pueblos libres y felices en las selvas am eric an as- ,

    Los grandes escritores del siglo decimo octavo extendieron por

    todas partes

    y,

    principalmente, en Franc ia, los principios de un

    nuevo derecho publico, y el pueb lo frances se sintio dom inad o

    por aquellas ideas grandiosas de libertad. Hasta el mismo Fene-

    Ion, el laureado autor del ~ T e le rn a c o n ,firma Alonso de Lam artine,

    contribuy o con s u s escritos a la revolucion francesa. .Hizo sa-

    ber a los reyes q ue las naciones no ex isten para el uso de ellos:

    que los gobiernos verdaderamen te buenos son aque llos que di-

    funden el bien y lo propagan en el

    pueblo, no los que concen-

    *) B

    Mitre

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      VIDA DE JOSE LI TI S DELGACO

    tran y acumulan tesoros de magnificencia en torno de un prin-

    cipe B

    N a d ae s ma s elemental y cierto, agrega Macau lay, si no qu e

    lo s gobiernos existen para labrar la dicha de los pueb los; pero

    demuestra la historia, sin embargo, qu e no hay verdad m i s ocul-

    ta; y, por tanto, nada es parte a maravil larrios menos que verla

    tan poco entendida y practicada desd e las esferas del poder, sa-

    biendo cuan largo y asp ero y dificil es el camino qv e deben

    recorrer los pueblos para comprender esta verdad trivial por to-

    d o ex t r emo B.

    La excitacion del pueblo frances produjo aquella trascental

    revolucion, qu e conmovio a toda Eu rop a, .asustada con tan vio-

    lentas innovaciones..

    La declaracion de los derech os del hombre, en contrap osi-

    cion a los derechos de los reyes, vino a cambiar los principios

    fundanlentales de los gobiernos absolutos i lumino con claros

    resplandores la conciencia de la humanidad.

    Las nuevas ideas desplegadas por sucesos de tan a l ta t ras-

    cendencia, como los qu e hemos narrado ul t imamente, y los que

    s e verificaron con posterio ridad, no pudieron me nos de influir

    favorablemente en la suer te d e las colonias de Esp ana en el

    nuevo mundo.

    Ellas tambien encendieron las antorchas de sus derechos.

    Ellas tambien proclamaron s u libertad y su eniancipacion

    e

    la Metropoli.

    La revolucion frances a hizo coaligarse los gobiern os abso-

    lutos de Euro pa contra Franc ia, y en tales circunstancias, fue

    proclamado Emperador de los franceses Napoleon Bonaparte.

    Coloc ado el jefe del e jercito d e Italia en el tron o de Car-

    lomagno, su ambicion de gloria y de poder no tuvo val la de

    ningun genero.

    Cada ai io em p~ i ja ba as f ronteras de su imperio , segun la

    expres ion de Victor Hugo, aiin ma s alla de los rnagestuosos y

    necesarios limites que Dios diera a Francia..

    Habia vencido

    a

    muchos priecipes y sojuzgado a muchas

    naciones; y no obstante la sumision de los soberanos de Espa-

    fia, no s e conformo, y quiso llevar el poderio de s u s arm as a

    la t ierra de Pelayo, y colocar sobr e las sien es de su hermano

    la corona de Carlos V.

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    FRANCISCO M A R T I N E Z SUAREZ

    Las tropas francesas des tinad as a proceder en combinacion

    de las espanolas en Portugal, l legaron a Madrid. Sobrevinieron

    trascendentales sucesos para la independencia de Esp ana , y en

    aquella ocasion de tanta gravedad, el Principe de

    3

    Paz, favo-

    rito de los Reyes, propuso a la familia real su traslado a Ame-

    rica, como ya lo habia hecho la de Braganza.

    Los Reyes Ca rlos 1V y Fe rna nd o

    VII

    bajo la presion de

    Napoleon 1, abdicaron en favor del heroe de

    Austerlitz; y este

    nombro rey de la Peninsula a

    su hermano Jose Bonapar te .

    La muerte de los intrepidos patr iotas Pedro Velarde y Luis

    Daoiz, zcribillados por las tropas francesas, enardecio el patrio-

    tismo de los espanoles.

    El Alcalde de M ostales, peq ueno pueblo situ ad o cerca de

    Mad rid, Andres Torrejon, declaro la guerra al Conquistador en

    aquella famosa proclama q u e gua rda la historia:

    .La patria esta en peligro. Ma drid perece victima d e la

    perfidia francesa. Esp anole s, acud id a salvarle. M ayo de 1808

    Espan a se levanto como un solo hombre a la vez , de aq uel

    llamamieiito patriotico.

    Las perfidas aguilas imperiales que habian recorrido a Eu-

    ropa de triun fo en triunfo, fueron v encid as po r el patriotismo.

    La invasion a Es pa na y el levaiitamiento provo cado por el

    oscuro Alcalde de Mostales, en un mom ento como d e inspiracion

    divina, desquiciaron en su s criminatos el poder formidable del

    coloso del siglo

    XIX.

    El patriotismo e s invencible Los pueblos patr iotas son

    siempre l ibres1 Cu and o los hombres sabe n defender su s dere-

    cho s, no puede echa r raices la tiranial

    No comp rendemos como pensaba un notable escritor , q u e

    podia escribirse la historia de la hum anida d sin mencionar

    a

    Espafiz , esa lejendaria nacion, .que ago to su savia por da r vida

    a estos desiertos de America..

    Las acciones nobles

    y

    genercjsas estimulan a los coraz ones

    bien formados.

    Los espir i tus luminosos de Bolivar

    y San Martin, de segu-

    ro se enardecieron en presencia de la actitud dign a

    y

    levantada

    de los espanoles , y pusieron en practica su gran pensamiento

    de la independencia y libertad de Sud America.

    En Mexico, la t ierra de los astecas y de Montesuma, habia

    tambien lanzado el grito de insurreccion contra la Metropoli, un

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    VIDA

    DE

    JOSE

    MATIAS DELGADO

    gru po de patriotas encabezados por el cura de Dolores Pres-

    bitero hligucl Hidaigo y Costilla.

    La mayoria de las secciones de la America espanola se ha-

    bian insurreccionado por la coiiquista de su independencia. En

    tod as partes ardia el fuego del entusiasm o patriotico para al-

    canzar la deseada emancipacion poliiica

    d e

    estos pueblos.

    Esparia mantenia a s u s colonias en la may or ignorancia y

    en el mas gra nde at ra so intelectual. La introduccion y circula-

    cion d e libros aun d e los mas inocentes

    eran prohibidas y no

    se permitia a los naturales de esto s paises dedicarse a a lgun as

    ocupa ciones que solo correspondian a las clases privilegiadas

    qu e eran los espanoles o los descendientes d e estos.

    De acuerdo con las ideas qu e en aquellos tiempos domina-

    ban en la Metropoli las colonias perma necian imb uida s en el

    mas espantoso espiritu de oscurantismo.

    Pe ro los pueblos del Nuevo M undo habian sentido la ne-

    cesidad de hacer valer sus derechos y quisieron ser libres.

    En el Norte y en el Mediodia habia empezado

    la lucha de

    reivindicacion.

    .En Guatem ala procuraban ocultarse est os movimientos o

    solo se hacian de ellos falsas narraciones: se pintaba como a

    unos monstruos a los promovedores de la independencia

    y

    los

    nombres de insurgentes

    y

    hereje eran sinonimos en baca de los

    espanoles. Se ase gur 6 tambien que algunos emisarios de Na-

    poleon

    a

    quien se suponia primer autor de los movimientos in-

    surreccionales de America se habian introducido al reino y es-

    taba n semb rando maxima s contrarias al culto catolico en com-

    binacion con los independientes; y se dijo de aquellos que nada

    menos proyectaban que el convertir en caballerizas los templos

    degollar a los sacerdotes; violar a las virgenes; destinar a los

    usos mas viles los vasos sagrad os y entregarse desenfrenada-

    men te al saqu eo y la matanza. Con estas impu taciones fingien-

    do milagros inventando castigos del cielo fulminando ana iem as

    y empleando otras supercherias se procuraba atraer sobre los

    amigos de la independencia la execracion de los pueblos credu-

    los.

    Al

    mismo tiempo que se echaba mano de todas estas su-

    ges tisne s del fanatismo se ponian en movimiento los re sortes

    d e una polit ica m as astuta

    y

    racional. Se ofrecia execci6n de

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    FRANCISCO M ART I NE Z SUAREZ

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    tod o tributo y servicio personal a los indigen as qu e permacie-

    sen sumisos- se abolian algunas penas infamantes; se suprimia

    la ceremonia vergonzosa q ue se celebraba anualmen te para per-

    petuar la memoria de la conq uista; se declara ba a Ics america-

    nos iguales en derechos y privilegios a los habitantes de la Pe-

    nin su] a; se le procuraba alucinar con una insignificante represe nta-

    cion en las Cortes; y en especial a los gu ate m altec oss e les hala-

    go

    con los titulos tan pomposos como humillantes de fidelisimos

    y muy leales vasallos. Una policia inquieta

    y

    desconfiada velaba

    sob re las menores acciones de los ciuda dano s se establecian tri-

    buna les de fidelidad y la delacion el espion aje

    y

    otros proce-

    dimientos inquisitoriales se ponian en uso por todas partes.

    *).

    El alto clero toma ndo una indeb ida participacion en los

    asuntos politicos de que hemos hecho referencia

    y

    que solo ser-

    via para apartarlos de su ministerio en menoscabo

    de su pres-

    tigio y de su buen nombre lanzaba excom uniones con tra los

    patriotas que promovian o secundaban los movimientos revolu-

    cionarios en favor de la emancipacion americana.

    Hidalgo el libertador de Mexico por su parte contestaba

    esta s cen sur as en un manifiesto qu e decia lo siguiente: -Abrid

    los ojos americanos; no o s dejeis sed ucir de nuestros enemi-

    gos.

    . . .

    acaso que no puede ser verdadero cat6li-

    co el qu e no esta sujeto al desp ota espanol? don de nos

    ha venido este nuevo dogm a este nuevo articulo de fe? Abrid

    los ojos vuelvo a decir; no escucheis las sedu ctoras voces de

    nuestro s enemigos qu e bajo el velo de la religion y de la amis-

    tad os quieren

    hacer victima de su insaciable codicia. *).

    Jose M atias Delgado vaciad o en el mismo molde q ue el

    patriota me jicano; hombre d e temple varonil poseido d e la gran

    causa d e la patria e s un convencido d e la libertad. No le arre-

    dran las am enaz as ni los peligros; pero le alienta y le inflama

    el amo r a la indepen dencia nac ional; no le ame ngua la conducta

    oprov iosa y cruel de los ene migo s; pero le imp ulsa a realizar

    su s designios el deseo ardiente de ver libre y sobe rana a su

    patria form ando par te en el concierto de las naciones.

    *)

    Marure.

    **)

    Pdrez Verdia.

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    VIDA

    DE

    JOSE M AT I AS

    DELGADO

    Gobernaba en aquel entonces la provincia de San Salvador

    el Intendente Antonio Gutierrez Ulloa.

    Delgado en union de otro cura de la misma provincia Pres-

    bitero Nicolas Aguilar los do s herm anos de este Manuel y Vi-

    cente Aguilar Juan Manuel Rodriguez h l a ~ u e l ose Arce Miguel

    y Juan D elgado Francisco Morales Ped ro Pablo Castillo y Car-

    los Fajardo fueron los primeros prom otores de la Independencia

    de Centro America.

    Fraguaroii una con spiracion qu e estallo en San Salv ador el

    dia cinco de noviembre de 1811 con el principal objeto de de-

    poner al Corregidor y de apoderarse de tres mil fusiles

    nuevos

    que existian en la sala de armas y de nias de doscientos mil

    pesos que estaban dep ositado s en las cajas reales; y obtenidos

    estos elementos se proponian d ar el grito libertad.

    En las primeras horas del dia expresado la campana de la

    iglesia de la Merced llamo al pueb lo para proceder al levanta-

    miento insurreccional de que liemos hecho referencia. Una gran

    parte del pueblo salvad oieno acudio al llamamiento secun dand o

    a los patriotas qu e parece que ob rab an en combinacion con los

    pueb los d e M etapan Zacatecoluca Usulutan y Clialatenango en

    don de se hicieron sen tir alg un os niovimientos. Las otra s seccio-

    nes no secundaron los propositos de los patriotas de San Sal-

    vador y su s aliados. San Miguel Santa Ana Sonson ate y San

    Vicente se pusieron en arma s renovaron el juramento de fideli-

    da d declararon sacrilega la insurreccion ; remitieron al Cap itan

    General las invitaciones qu e se les habian dirigido las que en

    la primera de d ichas poblaciones s e mand aron quem ar en la

    plaza publica por mano del verdugo.

    Pos esion ados los patriotas de la ciudad depusieron al In-

    tendente y dem as autorid ades espan olas; y dura:;te mas de un

    mes fue gob ernad a por alcaldes electos popularmante como el

    germen de la autonomia nacional. En ese lapso de tiempo no se

    cometio ninguna clase de excesos a pesar de la gran agitacion

    en qu e se encontraba el pueblo; lo que demuestra las elevad as

    miras del patriotismo qu e habia provo cado aquella insurreccion

    y los anh elos de libertad y las aspiraciones legitimas de aque-

    llos que lo habian secundado.

    Luego que se supieron en la capital los suces os de Sa n

    Salvador el Teniente General Jose Bustamante y Guerra que

    desem penab a la Capitania Gen eral y ejercia un cruel despotism o

    confirio amplios pod eres al Coronel de Milicias Jo se Aycinena

    para que se encargase de la Intendencia de la referida provincia

    y trab ajas e en su pacificacion. El Ayuntamiento de Gu atema la

    asocio a esta mision a su R egidor Decano J ose Maria P einado y el

    Arzobispo envi6 al Recolecto Fray Jose M ariano Vidaurre y a otro s

    misioneros para que fuesen a predicar contra los insurgentes.

    El de diciembre hizo Aycinena su ent rada a San Salva-

    dor en medio de las aclamaciones del pueblo.

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    FRANClSCO

    M A RTlN EZ

    SUAREZ 5

    N O habiendo ap oy ad o el movimiento revolucionario, como

    qileda

    la ma yoria de las secciones de la provincia,

    qxe mas bien fueron adversas, no pudo hacerse la proclamacirin

    defiiiitiva de la indepe nden cia, y los principales prom otores tu-

    vieron que sufrir vejaciones de toda clase

    y

    a m a la rg a

    y

    estre-

    cha prision *).

    Delgado, qu e tenia las cualidades d e un caudillo, reunia

    ad crn is 12s dotes d e un politico habil y cons um ado, pud o librar-

    se de mayores ultrajes y persecuciones, no obstante de ser el

    alma de aquella iusurreccion; pero fue puesto preso

    y

    reconcen-

    trado a la capital de G uatemala.

    est empresa colimovio todo el pais,

    y

    desde Cha pas has ta

    Leon, desde Quez altenango hasta Costa Rica, todo s s e pusieron

    en alarm a y s e movilizaron la s milicias civiles. El Ca pita n Ge-

    neral que oia venir la tormenta revolucionaria, creo y establecio

    varias c ompan ias con el t itulo de voluntarios distinguidos de

    Fern ando VI1 en Guatem aia, cuyo objeto era, segu n el acue rdo,

    la conservaci6n y defensa de nue stra sa gr ad a religion, de los

    derechos de nuestro amado

    y

    querido monarca

    y

    el manteni-

    miento del orden y tranquilidad publica de esta capital.

    **).

    Aquella primera ifitentona en favor de la libertad de Centro

    America no produjo el resultado qu e s e apetecia; pero no por

    eso pued e decirse q ue fue infructuoso en el logro de la inde-

    pendencia de estos pueblos.

    T od o lo contrario; no hay nada esteril en lo q ue se hace

    por la conquis ta de los derechos humanos; no hay ac to a is lado

    en pr6 de las libertades pliblicas.

    T o d o s lo s acon tec im ien tos ~ o c i a l ~ s ,ue se encaminan a la

    realizacion de un ideal generoso y bueno, aunque en la aparien-

    cia hayan fracasado, son en realidad elementos que han venido

    preparando el tr iunfo de la causa que se persigue; son los fun-

    damen tos en qu e h a d e apo yarse la obra definitiva a qu e s e

    dir igen los esfuerzos del hombre; son las caidas necesarias para

    llegar al lugar donde hemos de redimirnos.

    Po r eso es tan meritoria la obra del patr iotismo; por eso

    es tan digno de admiracion el desprendimiento de los heroes.

    La gloria no esta en el triunfo much as veces, sin o en la

    lucha, en el supremo esfuerzo del bien.

    El merito no se encuen tra en el exito, qu e en mu chas oca-

    s iones puede ser adverso a l que sost iene la jus t ic ia ;

    esta en la

    constancia; esta en los propositos elev ado s; en el cumplimiento

    de nuestro deber esta .

    Hice cuan to pude por defender a mi patria; pero la sue rte

    nie

    f u desfavorable, decia Guatimoc; pero Gua timo c merece la

    admiracion de todas las gentes.

    *) Dr. edro Molina.

    **) Salazar

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    VIDA

    DE JOSE MATIAS DELGADO

    La patria centroamericana exigia de su s hijos el mismo sa-

    crificio los mism os esfuerzos que otro s patrio tas hacian en los

    d e n a s paises del continente para conqu istar su autononiia.

    Aun no era tiempo de proclamar la inde penden cia cn el

    sentir de algunos distinguidos centroamericanos: pero Delgado y

    los demas patriotas que quieren tener una patria soberana s e

    habian lanzado impulsados por tan noble sentimiento.

    Ya lo ha expresado Victor Hugo:

    .Hay ho ras en qu e la mejor manera de am ar a la humani-

    da d es am ar a la patria..

    El deseo de la independencia era un sentimiento innato d e

    los americanos. La colonizacion hispan o americana desde su s

    origenes entranaba el principio del individualismo y el instinto

    d e la independencia qu e debian necesariamente dar por resulta-

    do la emancipacion y la democracia.

    Vease asi que apenas conquistado y poblado el Peru por la

    raza espano la fue teatro de con tinuas guerras civiles y que

    s u s conquistadores encabezados por Gonzalo Pizarro enarbola-

    ron el pendon d e la revelion contra su Rey en nombre d e su s

    derechos de tales obedeciendo a un instinto nuevo de indepen-

    dencia y q ue cortaron la cabeza al represen tante del monar-

    ca qu e lo era a la vez d e la monarquia d e la aristocracia

    feudal y de la dominacion espanola. El fam oso Carva jal ner-

    vio militar d e la revelion d e Pizarro aco nse jaba a su jefe ha-

    cerse independiente y uniendo el ejemplo a la acccion quem o

    en un brasero el estandarte real con las armas de Castilia y de

    Leon e invento la primera band era revolucionaria qu e se enar-

    bolo en el Nuevo Mundo.

    Cuand o ape na s una nueva generacion europea habia nacido

    en America vese a un hijo de Hernan Cortes qu e llevaba

    en su s venas la san gre americana d e la celebre india dona Ma-

    rina fraguar una conspiracion para emancipar a Mejico d e su

    M etropoli en nom bre del derecho territorial inv ocado po r Pi-

    zarro

    *).

    *) B Mitre

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    15/90

    FRANCISCO hIAR TJ NEZ SUAREZ

    Despues d e los sucesos d e San Salvado r , precursores de la

    independencia, el 3 y 6 d e dicieiii xe hu bo una sublevac ion

    en Leon y otras poblaciones de Nicaragua,

    y fue depues to por

    los sublev ados el Intendente de la provincia qu e lo era enton-

    ces el brigadier Jose Salvador.

    En seguida, hubo uno insurreccion en Gr an ada , pertenecien-

    te a la citada provincia nicaraguense. El pueblo granadino, reu-

    nido en las casa s consistoriales , pidio energicamente la dest i tu-

    cion de los em plead os espanoles, quiene s huyeron a hlasay a.

    El de enero de 1812, los granadinos s e apoderaron por sor-

    presa del puerto de Sa n Carlos, y redujeron a pris ion a los

    je-

    fes europeos. Reconocieron la autorida d de la Jun ta gube rnativa

    instalada en Leon, y nombraron Gobernador al Obispo Fray Ni-

    colas Garc ia Xerez, a qiiien obedec ieron en todo me nos en lo

    que se consideraba contrario a los derechos del pueblo.

    Los espan oles reunid os en hlasa ya , pidieron auxil io al Ca-

    pi tan General, quien s e los envio. M as de mil hombres s e

    reunieron en aquel lugar, a las ordenes del Sargento Mayor Pe-

    dro Gut ierrez . Pocos d ias ante s de a tacar la c iudad,

    se envio a

    Gr ana da con el caracte r de pacificador y por com ision del Obis-

    po , a l padre Beni to Soto , que reunia cuzl idades de un verdade-

    ro patr io ta ; y cuando es te s e convencio de que lo qu e los es-

    panoles querian era exterminar a los am erican os l iberales, hizo

    causa comun con los granadinos , d ispues to a seguir la misma

    suerte que el los. Este noble comportamiento motivo el dest ierro

    d e S oto y fue cau sa de qu e muriese en e l os tracismo.

    Atac ados los patriota s fueron rechazadas las fuerzas realis-

    tas; pero habiendo entrad o los grana dinos en tratado s con Gu-

    tierrez, se convino: qu e seria ocupada la plaza por una division

    de las t ropa s realis tas , y que los granadinos entregarian todas

    l a s a r m a s y pertrechos de guerra que tuviesen en su poder;

    ofreciendo Gutierrez a nombre del Rey y del Capitan General ,

    y

    ba jo su pa lab ra de honor , que no se tomar ia

    providencia algu-

    na ofensiva contra los que habian defendido la misma plaza, d e

    cualquier clase y condicion que fuesen.

    Los patriotas cum plieron lo pactado, ma s no asi los realis-

    tas . El Capitan General opino que no debia tratar con los re-

    belde s ; desapro bo lo es t ipulado por el Sargento Mayor, y fue-

    ron cast igados lcs granadinos con la mayor severidad.

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    16/90

      8

    VIDA

    DE JOSE MATIAS

    DELGADO

    Cerca de dos aiios tardo la tramitacion del proceso que fue

    seguido; y despues de haberseles d espojado de s u s bienes, fue-

    ron sentenciados por el Tribunal hlilitar; unos a la pena

    de

    muer-

    te como cabecillas y otros a presidio. Se condeno a ser pa sad os

    por las armas a los patriotas Migciel

    Lacayo, Telesforo y Juan

    Arguello, Manuel Antonio Cerda, Joaquin Cham orro, Juan Cerda,

    Francisco Cordero, Jose Dolores Esp inosa , Leon Molina, Cleto

    Bendafia, Vicente Castillo, Greg orio Robledo, G regorio B raca-

    monte, Juan Damaso Robledo, Faustino G6mez y Manuel Parri-

    lla. A presidio perpetuo los patriotas Juan Esp inosa , Pio Ar-

    guello y otros. Au nque la pena de muerte no se ejecu to, fueron

    env iado s como presidiarios a los puertos espa nole s dc Ultramar,

    do nd e algun os perecieron e i el destierro, y a los pue rtos de

    Omoa

    y

    Tru jillo los patriotas Licenciado Manuel Jose de la Cer-

    da, Pedro Guerrero, Silvestre Selva y otros mas. Vejaciones de

    todo genero tuvieron qu e sufrir los patrio tas Ma teo Antonio

    Marure y Francisco Cordon.

    Este fue el contingente glorioso q ue los hijos d e la provin-

    cia d e Nicaragua pusieron ento nces en la con quista de la liber-

    tad de Centro America.

    Estos fueron los esfuerzos que aquellos distinguidos patrio-

    tas hicieron en aquellos dias memorables por el logro de nues-

    tra emancipacion politica.

    En la capital de Guatem ala los patrio tas hacian tambiirn

    esfuerzos en 8 3 por conquistar la libertad de la

    patria.

    En el Co nven to d e Belen, presidido s por el Sub -Prior del

    Convento Fray Juan de la Concepcion, y dirigidos por Jose To-

    m as Ruiz, se reunian varios partidarios entus iastas de la autc-

    no in ia nac io~a l ,Venancio Lopez, Jos e Fra ncisco Ba rrundia, elo-

    cuente tribuno y Alferez del escuadron de dragones milicianis;

    Manuel Julian Ibarra, gua rda -alm ac in del cuerpo de artilleria

    Joaquin Yudice, Andres Dardo n, Fray Manuel de San Jose, Ma-

    nuel Fot, indige na, y algu no s oficiales militares, qu e debia n su-

    blevar la tropa y entregar las arm as, eran los conjurados de

    aquella famosa co nspiracion, que tenia por objeto, como acto

    previo, la prision del Capitan General

    y

    de los pricipales Jefes

    militares.

    Los partidario s del regimen impera nte dieron a esta cons-

    piracion un caracter de gravedad grande, y propalaron qu e te-

    nian planes incendizrios y horribles de devastacion.

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    17/90

    FRANCISCO M A RTIN EZ

    SUAREZ

    9

    Denunciados qu e fueron los pa triota s por los esp ias del Ca-

    pitan General se levanto contra aqu ellos un proceso en el qu e

    el instructor de la causa psdia la pena ordinaria de garrote pa-

    ra unos la horca para o tr os; y para los demas el presidio pa-

    ra algunos y para otros el extranamiento. Los patriotas estuvie-

    ron privados de su libertad dura nte mucho tiempo hasta qu e

    en

    1819

    la recobraron en virtud de real orden.

    Pero es:as persecuciones no d sa le n ta ro n el entusiasmo de

    los que deseaban la independencia.

    Su constancia en los ideales de la libertad no decayo nunca.

    Su elevada condicion moral no podia amoldarse a la servi-

    dumbre

    y

    al coloniaje.

    No obstan te estos fracasos el patriotismo no desmayaba en

    sus propositos libertadores.

    Manuel Jose Arce Miguel Delgado Jua n Manuel Rrodriguez

    Nicolas Manuel y Vicente Aguilar siguieron activamente su s

    trabajos revolucionarios despues de la insurreccion del afio d e

    1811

    Entraron en comunicaciones con

    el caudillo mejicano Josd

    Maria Morelos. El

    24

    de enero de

    1814

    estallo en San Salva dor

    un nuevo movimiento insurreccional llevado a cabo por los pa-

    triotas mencionados; pero como en la s ot ras ocasiones la suer-

    te les fui en esta tambih adversa .

    Arce y Rodriguez fueron reducidos a prision y permanecie-

    ron en ella por espac io de varios afios sufriendo toda ctase d e

    privaciones.

    Los otro s patr iotas sufrieron asi mismo vejamenes.

    Las autoridades espafiolas ofrecieron a Arce la libertad en

    el caso de que revelara quienes eran sus

    compalleros de cons-

    piracion; pero rechazo aquella propuesta q ue era indigna d e la

    altivez de su caracter de la nobleza de s u s sentimientos y de

    la causa por qu e luchaba. Con tinuo con tal motivo en la prision

    con grave queb ranto de su salud. Arce era un hombre de ca-

    racter; honrado a toda prueba y un fiel cumplidor d e su s

    deberes.

    Des pues a favor de una amnistia general los patriotas re-

    cobraron su libertad.

    Habia entre los conjurados del 4 de enero de

    1814

    otro

    patriota de coraz6n ardiente; un amante e n t~ si a st ade la libertad.

    Este era Saiitiago Jose Celis.

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    18/90

    2

    VIDA DE JOSE AIATIAS DELGADO

    En documentos encontrados por las autor idad es espanolas

    aparecia este patr icio sumam ente comprometido

    y

    poi- sus

    trabz jos en favor de la independencia fue estrangulado en

    la prision d e orden de Jos e Mendez Quiroga Jefe Expediciona-

    rio enviado por el Capitan General.

    Cuarenta horas estuvo insepul to su cadaver .

    Celis fue un martir de la libertad.

    Su nombre aparece con resplandores de gloria en el l ibro d e

    la historia centroamericana.

    Penas muy severas y hasta la de muer te estaban senaladas

    entonces p ara los patr iotas qu e desea ban la emancipacion d e es-

    tos paises.

    Hidzlgo y Morelos fueron fusilados por la misma causa.

    El precursor de la independencia de la America Meridional

    Francisco hliran da tuvo qu e sufrir una larga prision en Espan a

    y

    morir all i en los calabozos de la inquisicion.

    Asi sucede casi siempre: los opresores de lo s pueblos creen

    qu e destruyendo a los patr iotas s e acaba el patr iot ismo y que

    supr imiendo a los ho n b re s que sostienen el derecho qued an sin

    peligro a1gur.0 como si la s id eas no fuesen inm ortales y no fue-

    sen eternos los principios.

    XII

    Entr e t an to el Rey F e r n a ~ d o

    VI1

    ocu pab a el trono de Es-

    pana .

    Aun que al principio s e l lamaba Rey constitucional a yu da do

    por el ejercito di6 en Valencia el decreto de 1 4 de may o d e

    1814 qu e abol ia todas las resoluciones de las Cor tes de 1812

    la constitucion liberal qu e habian decretado y conden aba

    como

    culpables de lesa Majestad a todos los qu e s e habian atrevido

    a sub stituir a los derechos del Rey absol uto los derechos de la

    nacion *).

    S e produjo con tal motivo en la Peninsula una gran divi-

    sion entre los partidarios del abso lutismo y los l iberales q ue

    querian el regimen constitucional.

    La Espai ia l iberal por medio de s u s hombres ma s notables

    habia reconocido desde e l ano de 181

    1

    que la revolucion de la

    independencia hispano-americana era un hecho inevitable

    y

    que

    la separacion entre la madre pair ia y s u s colonias era un beile-

    f icio para ambas por cuanto la unidad despotica era incampati-

    *) Gregoire .

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    FRANCISCO

    AlARTlNEZ

    SUAREZ

    ble con el regimen represe ntativo y la igualdad de los ciudad a-

    n o ~

    n la vida poli t ica. La Espana absolut ista, por el contrario,

    perseveraba en su empeno de subyugar de nuevo a v iva fuerza

    colonias insurreccionadas, y des de el regreso d e Fern ando

    VI]

    el Gobierno despacho con ta l objeto var ias expediciones

    p .

    Reunido un numeroso ejerci to en el p uerto d e Cadiz, en

    marcha para America, el Coronel Rafael del Riego, acantonado,

    en el pueblo de las Cabezas de Sa n Juan, s e pronuncio el d ia

    o de enero de 1820, proclam ando el restablecimiento d e la Cons-

    titucion d e 1812, y o btenien do un exito completo, p ue s obligo al

    Rey a jurar aquel Codigo Politico.

    El Coronel Antonio Quir oga, proclam ado jefe sup erio r del

    ejercito revolucionario, consigno en s u manifiesto esta s palab ras:

    ( ( ~ S o l d a d o s lNuest ra Esp ana iba a dest ru i rse: con vuest ra ru ina

    iba a completarse la de la Patria. Vosotros estabais dest i nzdo s

    a la muerte, no para realizar la conq uista ya imposible de la

    America sino para l ibertar al Go biern o del terror qu e d e vues

    tro valor ha concebido..

    XIII

    Co n l a ~ ro c i amac i o nen Espaiia de los principios l iberales,

    se produ jo el establecimieiito de la libertad de ii tiprenta, que hi-

    zo bri l lar rayos de luz en las colonias americanas.

    Los par t idar ios de la Independencia pudieron propagar mas

    faci lmente s us ideas, y desper tar en los pueblos el sent imiento

    de la emancipacion.

    La prensa l ibre es un auxi l iar poderoso de las buenas cau-

    sas. Es f i rme baluar te de los derechos

    del hombre y sosten

    d e

    la libertad humana.

    Cu an do Gutteniberg de scub rio la imprenta, redimio a la hu-

    manidad de la esclavi tud de la

    ignorancia, el error y las

    preo-

    cupacianes.

    Pe dro Molina comenzo a publica r en Gi atemala el periodic o

    ((El Editor

    constitucional^,

    en el cual defeiidia los derechos de

    los americanos y cri t icaba el regimen imper2nte. Por aquel mis-

    mo tiem po Jo se Cecilio del Valle fun do .El Am igo del Pueblo.,

    en e l que a tacaba a lgunas de las doct rinas d e ( (El Edi tor Coas-

    t i t u c i o n a l ~ .L o s p e r i ~ d i s t a sci tados iormaban en par t idos opues-

    tos.

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    V ID A

    DE

    JOSE

    M T I S

    DELGADO

    Valle pertenecia al bando gacista , que s e componia d e los

    espanoles peninsulares y de la clase de artesa nos ; disputo el

    triunfo en las elecciones de Municipalidades o Ayuntamientos al

    bando de los cacos, que lo constituian las familias aristocrati-

    cas y la mayor parte de los que se llamaban independientes.

    Los primeros se hicieron mas fuertes

    y

    alcanzaban un triun-

    fo completo.

    Viendo los cacos qu e el par tido contrario iba a vencer en

    las elecciones,

    y

    que la representacion de Guatemala en las Cor-

    tes espanolas iba a formarse en su mayor parte de gacistas,

    redoblaron sus trabajos en favor

    de la independencia;

    y

    los li

    ber ale s conociendo que uno de los motivos porque habian per-

    d i d o las elecciones era su union con los aristoc ratas, se formd

    un partido medio de los independientes

    y

    los artesanos. De es-

    ta manera se unificaron las opiniones de los dos

    bandos; hubo

    aproximacion de los partidos

    y

    la causa de la emancipacion cen-

    troamericana pud o desarrollarse con mas firmeza, a pesar de la

    apos icion del Capitan General Carlo s Urrutia

    y

    Montoya, suce-

    sor de Jose Bustamante y Guerra.

    Urrutia no obstante qu e era anciano' y achacoso, valiendose

    d e las fuerzas del Gobierno

    y

    de los

    amigos

    de la dominacion

    .espailo a, reta rdaba los trab ajos d e la emancipacion.

    Convenia en tales circunstancias separar a aquel del mando

    supremo

    y

    colocar

    un

    hombre que por sus condiciones persona-

    les, fuese accesible a la influencia de los patriotas.

    Este hombre era Gabino Gainza, Subinspector del Ejercito,

    impresionable y de caracter naturalmente voluble y tornadizo.

    Funcionaba como vocal de la Junta Provisional Jose Simedn

    Caila s, persona sumam ente habil, conecedor de los hombres y

    d e las circunstancias por que en aquellos momentos atravesaba

    Centro AmCrica;

    y

    de acuerdo con aquella Junta , hizo insinuar-

    s e al Capitan General Urrutia,

    y

    estrecho a este de tal modo,

    para que entregara el mando politico y militar a Gainza, que lo

    gro su intento.

    Hay hechos humanos que impulsan los acontecimientos

    so-

    ciales a un fin preconcebido

    y

    son los hombres a veces factores

    indispensables en la direccion y desenlace de esos aconiscimien-

    os.

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    FRANCISCO AlARTlNEZ

    FCTARFZ

    3

    Como tal factor pudiera conside rarse la intervencion de Ca-

    nas en aquella oca sion q ue vino a colocar en tan b lienos auspi-

    cios la realizacidn de la independencia.

    Impuesto en Mexico el partido del Rey de Espana, que ha-

    bis

    sido reconocido por este la Consti tucion de Cadiz, ~ e n e m i-

    go como era de las libertades publicas y decidido defensor del

    absolutismo, prztendio que el Monarca no habia tenido libertad

    al aprob ar aqu el plan, y qu e mientras la recobraba, la Nu eva

    Espana debia ser depositada independientemente en mano s de l

    Virrey, gobernandose por las leyes de Indias (*).

    Puesto d e ac uerdo Agustin d e Iturbide con el Arzobispo

    Monteagudo y otros del partido espanolizado, y habiendo logra-

    do el apo yo del Gen eral insurgen te Vicente Gue rrero, proclam o

    el plan de independencia el

    4

    de febrero de 82 que se Ila-

    m6 de Iguala por el lugar en que se verifico.

    En dicho plan se establecia la independencia del reino con

    un gobierno mo narquico templad o por una constitucion, con la

    religi6n catolica, apo stblic a, roma na, sin tolerancia de otra al-

    guna, y se design aba p ara ocup ar el trono mejicano a Fernan-

    do VII, qu e en caso de no adm itir, deberia sustituirse como

    mejor pareciese.

    El de marzo juraron las trop as de Iturbide el plan d e

    I y a l a o de las tres garantias simbolizadas en el pabell6n tri-

    color: el verde independencia, el blanco religion y el rojo union

    de ame ricanos y europe os. El Virrey firmo con Iturbide el 4

    de agosto los tratados de C ordova, en los qu e reconocia aquel

    la independencia y el plan de Iguala.

    Instalada la Junta Provisional Gube rnativa, compu esta de

    t r e i~ t i cua t ropersonas, d esp ue s de levan tar el Acta d e Indepen-

    denciz del Imperio Mejicano, nom bro una Regencia coinpliesta

    d e I t ~ r b id e omo P.residente y otros mas.

    XVI

    E11 Gua tema la s e su po la proclamacion de la ind epe nde n-

    cia de hlilexico, poco tiempo de sp ue s de ha be r em pezado ejer-

    cer el marido el Brigadier Ga bino Gainz a, y no pud o menos.

    ( 9 Perez

    Verdia

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    2

    VIDA DE JOSE hlATIAS

    DELGADO.

    -FRANCISCO MARTINEZ SUAREZ

    quella noticia que exci tar grandemente los animos ya prepara-

    d o s para la separacion a bsoluta de la Metropoli .

    Fue

    unanime el convencimiento de todas las clases sociales,

    respe cto de la necesidad de proclamarla, y solamente habia al-

    guna di ierencia en cuanto a los medios que debian emplearse.

    A lg m os opin aban que la proclamacion s e h ic iese de sd e

    luego, y otros qu e se esper.ara el resul tado de los suce sos de

    Mexico. El par t ido l iberal , d e 'q u e formaba par te Jose Mat ias

    Delgado, era del primer parecer.

    Gainza , qu e en un principio trata ba de ocultar o de desfi-

    gura r los acontecimientos de Mexico, esta ba dom inad o por los

    q u e

    opinaban qu e s e aplazara la resolucion, y para sal var las

    apariencias en un caso adverso, y just i f icar su conducta ante el

    gobierno espanol , p~ibl icoun manifiesto en contra d e la procla-

    macioi i d e la independencia de N ueva E spa na, y mando proce-

    sa; a los autore s d e una sol ici tud dirigida a el para qu e hicie-

    s e igual proclamacion relat ivamente a Guatem ala.

    Gainza estaba i r resoluto , y este comportamiento produjo

    entre os inde pendientes un grav e malestar, pu es veian qu e los

    movi les del Capi tan General no eran o t ros-que su propia con-

    veniencia.

    Con tal motivo, los l iberales enviaron a Cayetano Bedoya

    con el objeto de solicitar el

    auxil io del General Nicolas Bravo,

    insurgente mejicano, para el pronunciam iento q ue trataban de

    .e jecutar, pero la provincia d e Ch apa s aca bab a de aceptar e l

    plan de Iguala, cuando Bedoya se presento, y ya no

    pudo por

    esta causa dar cumplimiento a su cometido.

    El conocimiento qu e se tuvo en Guatemala de qu e habia

    sido acep tado generalmen te el plan de las t res garantias, pro-

    dujo un inmenso regocijo.

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    SEGUND P RTE

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    Poco s di as hacia qu e Gaiiiza ha bia hecho jurar a los prin-

    cipales Jefes militares

    su obediencia y fidelidad al Rey pero la

    Diputac ion Provincia l a c ~ y o ntlujo debia Gainza el pu esto

    qxe ocu pab a mediante las habiles y acertadas gestiones de Jo-

    se Simeon Canas para con el Jefe Urrutia y Mo ntoya de qu e

    antes hemos hablad o le hizo presen te la opo rtunidad d e deci-

    dir sob re el gran problema de la patria centroaiiiericana y en

    virtud de la excitativa de aquella Jun ta fueron convocados la s

    autorid ades y funcionarios publicos de la capital. La vispera

    del dia de la re u ~ i o n Mariano Aycinena Pedro Molina y otros

    corifeos del pa rtid o de los indepen dien tes pusie:on en movi-

    miento todo s los barrios anu ncian doles por medio de agen tes

    el asunto de que se iba a tratar.

    El dia siguiente que era el memorable 5 de septiembre de

    1821

    como a las ocho de la manan a un gran gentio ocu pab a

    el Palacio de los Capitanes Generales Jose Francisco Barrundia

    Pe dro Molina y Basilio P or ra s acaud illaban a aque lla muclie-

    dumbre. Se p resentzron en aqu el local las Corporaciones el

    Arzobispo los prelado s de las orden es religiosas los Jefes mili-

    tares y d e hacienda la Diputacion P rovincial y otros altos fun-

    cionarios.

    Presidio aquella reunion el Capitan General Gabino Gainza.

    Jose Cecilio del Valle pronuncio un elocuente discurso de-

    mo strando la necesidad y justicia de la indepe nden cia e hizo

    p r e s e ~ t e a conveniencia de oir el voto de las provincias antes

    de hacer la proclamacion.

    O tros manifestaron qu e no debia tom arse ninguna resolu-

    cion hasta no saber el resultado final de los sucesos de Mexico.

    De esta opinion fueron el Arzobispo Fray Ramon Ca sau s los

    oidore s hliguel Moreno y Jos e Valdez el Coman dznte Felix La-

    grav a el Prelad o de San to Domingo Fray Luis Escoto Domin-

    go y Juan Bautista Jaiiregui Jose VillafaRe y otros.

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    28/90

     8

    VlD.4

    E

    JOCE AIATIAS

    EELGADO

    Los p a t r i ~ t z s mas exa l t ados , a l cont rar io , convenc idos de

    2 urg m cia de proc;an;ar la i i idependenria cuan to antes , sostu-

    vieron que debia resolverse en aquel mismo dia.

    Uno de los m as entusiastas fue Jose Mat ias Delgado, individuo

    de la Diputacion Provincial , luchador infat igable, que queria ver

    a Cent ro America libre del coloniaje. De est e m ismo parece r

    fue ron el Cafioiiigo Jos e Mari a Castilla, el Ce an Anto nio Garcia

    Redondo, el Regente Francisco Bilches, los oidor es Lzrreynaga

    y T o m a s

    O.

    Horan, Mariano Galvez, Serapio Sanchez, Jos e Fran-

    cisco Cordova, Sa ntiag o Milla, Antonio Rivera Cabezas, Maria-

    no Beltranena, J. Alariano Calderon, M

    A

    Molina, los indivi-

    duo s de la Diputacion Provincial Mariano

    y

    Jose Antonio La-

    rrzve, Isidoro Castriciones, Pedro Arroyave

    y

    Mzriano Aycinena,

    los individuos del Ayutamiento Lorenzo Romafia y Comingo Die-

    guez, Fray Mariano Perez, Fray Jose Antonio Ta bo ad a

    y

    otros

    mas , en t re los c u ~ l e s ab ia a lgunos espano les pen insu la res .

    E l e i ~ t u s i a smopopular crecia cada vez mas en favor de la

    independencia. El pueblo reunido pedia qu e s e procediese a

    hace: la declara toria des de luego.

    Con presencia de aquellas manifestaciones y del voto de la

    mayoria de los concurrentes, la Ciputacion Provincial y el Ayun-

    tam iento, haciend ose eco del c amor publico, acordaron los pun-

    tos del acta de aquel glorioso dia.

    En esa acta se h izo constar lo s iguiente:

    .Que siend o la independencia del Gob ierno espafiol la vo-

    1ui:tad general del pueblo de Gu ate m ala , y sin perjuicio de lo

    que determine sobre el la el Congreso que debe formarse, el se-

    nor Jefe Politico la ma nde publicar, par a preven ir las consecuen-

    cias, que serian terribles, en el caso de que las proclamase de

    hecho el mism o pueblo; que de sde luego s e circulen oficios a

    las provincias, por correos extrao rdinzr ios, para q ue sin denlo-

    ra a guna s e sirvan proceder a elegir diput ados o representantes

    s u y o s

    y

    est os concu rran a esta capital, a form ar el Congres:,

    que debe decidi r e l punto de independencia gmeral

    y

    absoiuta ,

    y fi jar , en caso de acordarla, la forma de gobierno

    y

    ley funda-

    m e ~ t a l u e d eb a r eg ir: q m p a ra f ac il it ar e l n o mbrami en to d e

    diput ados s e sirva n hacerlo las i cism as juntas electorales de pro-

    vincia, qu e hicieron o debier on hacer las elecciones d e los iil ti-

    mo s d i p u t ad o s

    a

    Cortes: que e l numero de estos d iputados sea

    en proporcion de uno por cada quince mil individuos, sin ex-

    cluir de la ciueadania a los originarios de Africa: que las mis-

    m a s

    juntas electorales d e pro vim ias , teniendo presente los ult i-

    m os censos, s e s i rvan determinar , segun esta base , el numero

    de d iputados o representantes que deben elegi r : que en a tencion

    a la gravedad

    y

    urgencia del asunto, se sirvan hacer las elec-

    c i w e s d e mo d o q u e el d i a

    10

    de marzo de l ano p rox imo de 822

    esten reunidos en esta capi ta l todos los d ip utad os: qu e ent re

    tanto: no haciendose novedad en las autor idade s establecidas,

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    29/90

    FRANCISCO

    h1AiiTINEZ

    SUA EZ 29

    sicrx estos ejerciendo sus atr ibuciones respect ivas, con zrreglo

    a la Cons:ituci6n, de cre tos

    y

    leyes, hasta que el Congreso ii:di-

    deteri ii ine lo q ue se a ma s justo

    y

    benefico: q u e el sen or

    lefe Po i:Ico Bri gad ier G ab in o Ga inz a continUe con el gobierr.0

    siperior poli tico y mili tar; y para qu e este tenga el ca ric ter que

    p3;ece propio de las circunstancias, se f o r n e una Junt a provi-

    sima ,

    y

    de los senores Miguel Larreinaga, Ministro de esta Au-

    diezcia; doctor Jo se V aldez, Teso rero de esta Sa nt a Iglesia; doc-

    tor Jo se Alzaria Cai idin a y liceiiciado An ton io Robles, Alcalde

    tercero const i tucional , el primero p or la p r ~ v i n c i ade Leon, el

    segundo por la de Comayagua, el tercero por Quezaltenango, el

    cuarto por Solola y Chimaltenango , el quinto po r Son sona te y

    el sexto por C iuda d Reai d e Ch ap as: qUe esta Ju nta provicional

    consulte al sen or Jefe Poli tico en todo s los asu nto s ecoriornicos

    y

    p b er n a t i v o s d ignos d e su a tencion: que la rel igion cztol ica

    que hemos profesado en los siglos anteriores

    y

    profesaremos en

    los siglos sucesivos, se conserve pura e inalterable, n1anteniei:do

    vivo el espiri tu de rel igiosidad q ue ha dist inguido siem pre a Gua-

    te ini la , respetando

    a

    los mini st ros ec les ias t icos seculares y r e p -

    lares y protegiendolos en sus personas y propiedades: q ue s e

    pase oficio a los dign os p relad os d e com unid ades religiosas, pa-

    ra que cooperando a la paz

    y

    sociego q ue e s la primera necesi-

    d a d de los pueb los ci ;ando pasa n de un gobierno a otro, dis-

    psr,gan qu e s u s individuos exhorten a la fraternidad y concor-

    dia a los qu e estando unidos en el sent imiento general de

    3

    in-

    dependencia, deben estarlo tambien eil todo lo dem as, sofocan-

    do pasiones individuales que dividen los animos, y prodiicen fu-

    11es:as consecuencias: que el Excelentisimo Ayuntanliento, a quien

    corresponde la conservacion del ordcr. y t ranquil idad, tome 2s

    inedidas inas act iva s para mantenerla imperturbab e en toda es-

    t2 czpitel y los pueblos inmediatos

    y

    q u e el sefior Jefe Po itico

    publique un manifiesto, haciendo notorios a la faz

    d e

    todos los

    se nt in im to s gexerales del pueblo, la opinion de las auior idades

    y

    corporaciones, las medidas de este gobierno, las causzs y cir-

    cunstancias que decidieron a prestar en manos del sei ior Alcal-

    d e

    l a

    pedimento del pueb o, el juramento d e independencia y

    f idel idad al gobierno americano qu e se establezca: qu e igual ju-

    ramento preste la Jun ta provisional , el Excelentis imo A y n t a -

    m i e ~ t o , l I ustr isimo seno r Arzobispo, los t r ibunales, Jefes Poli-

    t icos y hl i l i tarcs, los prelados regulares, sus comunidades rel i -

    giosas, jefes y emplezdos en las rentas, autoridades, corporacio-

    nes

    y

    t ropa s de las respect ivas guarniciones: qu e el sei ior Jefe

    Fo itico, d e acuer do con el Exce lentisim o Ay untam iento, dispo n-

    ga la so:emnidad y s enale el dia en que el pueblo de ba hacer

    l a p rx l amzc i on y juramento expresad o de independecc ia : que e l

    Excelentisirno Ayuntamiento acuerde la acunacion d? una meda-

    l la q u e pe rpetue en la s siglos la m emoria del qiiince d e septiem-

    bre de mil ochocientos veinte y uno, en que se proclamo u fe-

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

    30/90

    3 VIDA

    DE

    JOS

    XATIAS

    DELGADO

    liz independencia: que imprimiendose esta acta y el manifiesto

    exp resa do se circiile a las Ex celentisimas Diputacione s provin-

    ciales Ayuntamieiitos Con stitucionales y demds auto rida des ecle-

    siastic as regulares seculares y militares para que siendo acor-

    des en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo

    se sirvan obrar con arreglo a todo lo expuesto; y que se cante

    el dia qu e designe el sen or Jefe Politico una misa solemne d e

    gracias con asistencia de la Junta provisional de todas las au-

    toridades corporac iones y jefes haciend ose salv as de artilleria

    y tres dias de iluminacion..

    El acta fue firmada por Ga bino Gainza Mariano d e Beltra-

    nena Jose Mariano Calderon Manuel Antonio Molina hlar iano

    d e Larrave Antonio de Rivera Jos e Antonio de Larrave Isidoro

    del Valle y Castriciones Ma riano de Aycinena Lorenzo de

    Ro

    mana y Domingo Dieguez.

    Tambien puso su firma en este interesante documento nues-

    tro gran patricio Jose M atias Delgado ciiya constancia en favor

    de la libertad e s digna de la gratitud y admiracion del pueblo

    centroamericano.

    Lo consignado en el acta de q ue hem os hecho m erito s e

    comunico a las prov incias y tambien fue puesto en conociinien-

    to del ex-Capitan General Urrutia y Montoya hacieridosele sa-

    ber adema s qu e s e habia resuelto que el seguiria gozando de la s

    consideraciones de antes

    y

    del sueldo que le correspondia; pero

    Urrutia no acept6 el sueldo

    y

    se traslado poco t iempo despues

    a la Habana.

    El pueblo de la capital se hallaba avid o de libertad y per-

    manecio reunido hasta que Gainza presto ante el Alcalde el ju-

    ramento de independencia de Espa na Mexico y d e cualquiera

    otra nacion. Este mismo jurame nto fue da do en aquella ocasion

    solem ne por toda la concurrencia. Se hizo jurar la independen-

    cia de Mexico porque ya se le veian a G ainza tendencias d e

    anexion a aquel Imperio.

    Po r aclamacion la Junta nom bro a Gainza Capitan Gene ral

    y se dispuso que fuese condecorado este con una banda de tres

    colores alusiva a las tres garantias de que hemos hablado al

    referir alguno s suceso s de la independencia mejicana.

    El dia 23 del propio mes de septiembre se verifico en Gua-

    temala en medio de los mayores transportes de alegria la jura

    de la independencia.

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

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    FnANC ISC O

    MARTINEZ

    SUAR EZ

    31

    Tamb ien fue jurada en la provincia d e San Salvado r, y el

    Jefe

    Politico Ped ro Barriere, de acuerdo con el Ay unta nien to,

    dispuso qu e se formase una Jun ta Consultiva. Esto di6 lugar a

    diversidad de pareceres y aun a conmo ciones populares. De un

    lado aparecian los liberales, con Arce, Rodriguez y otros, y en

    el contrario, el Vicario Ignacio Zaldafia y sus partidarios,

    Reunido ya el pueblo el dia 3 de septiembre para proce-

    der a la eleccion, el Jefe Politico, que

    no simpatizaba con los

    liberales, creyendo q u e la elecci6n iba a recaer en pers on as exal-

    tadas, manifesto que carecia de facultades para autorizar aquel

    acto. El pueb lo contesto aquell a manifestacion con gritos y ame-

    nazas: y Barriere, con tal motivo, disolvio por la fuerza la reu-

    nion y pu so preso a Domingo Lara, Arce, Rodriguez y otro s

    patriotas.

    Sabedora la Junta Consultiva d e Guatem ala, de lo q ue ocu-

    rria en San Salvador, y convencida de los sentimientos patrio-

    ticos asi como de la habilidad desplegada por DeIgado en cir-

    cutstancias dificiles, le confirio amplios poderes para que vinie-

    ra a este lugar a apaciguar los animos.

    Delgado asum io el mando desde qu e l lego a San ta Ana;

    hizo salir d e la provincia a Barriere; instalo la Ju nta conform e

    a los deseos del pueblo,

    y

    dict6 las demas providencias necesa-

    rias, salvan do de esta manera a la provincia d e m ayores des-

    gracias

    y

    calamidades.

    Deb ido a las influencias del Intenden te de Leon, Miguel Gon-

    zalez Sarav ia y del Ob ispo de la misma provincia, Nicaragua no

    se habia pronunciado abiertamente por la independencia absolu-

    ta, y mas bien en octubre e 1821 el Ayuntamiento

    y

    la Dipu-

    tacion Provincial d e aquella ciudad, la declararon sep arad a d e

    Guatemala, exp resan do qu e permanecerian independ ientes del

    Gobierno Espafiol, hasta tanto que se aclarasen los nublados del

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

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    3 V:DA DE

    JOSE

    MATIAS DELGADO

    dia y pudieran obr ar con arreglo a lo qUe exigieran su s empe-

    nos religiosos

    y

    verdaderos intereses >.

    En Coinayagua, Jose Tinoco, que mandaba en la provincia

    de Honduras, se puso de a cuerdo con Saravia y proclamo la in-

    dep end enc ia; pero con la condicion precisa d e que dar indepen-

    d i e i ~ t e sde Guatemala

    y

    unicamente sometida al Gob ierno

    d e

    Mexico. Tegucipalpa, Los Llanos

    y

    otras secciones de Honduras

    reconocieron la i:~de pen den cia de E sp a fa , Pulesico y de cualquier

    otro pais.

    La noticia de la proclamacion d e la independencia en Gua -

    temala, llego

    a

    Costa Rica

    en octubre de

    82

    y en noviembre

    siguiente las autoridades

    y

    el pueblo de aquella provincia jura-

    ron la emancipacion absoluta de Espana.

    En sust i tucion del Gobernador de la provincia Juan Manuel

    de Canas , que l iab ia s ido o pues to a la independencia, s e nom bro

    una Junta superio r gubernat iva compuesta de Delegados de las

    ciudades y pueblos importan tes. Esta Jun ta redacto un plan de

    constitucion l lamado .Pac to Social fundamental i i~ ter iorde Cos-

    ta Rica.. la primera Jun ta sucedio otra, qu e a su vez fue

    susti tuida por un2 tercera, que, noinbrzda por los electores de

    los partidos, tomo posesion del Gobierrio en er.ero de 182 2a-

    jo la presid encia d e Rafael Barr oeia y de Jo s i M zr ia de Pera lta.

    Proclamada la independencia por las provincias de la Ame-

    rica Central, deb ia necesariamen te trztars e d e la organizzcion

    del pais.

    En el acta levantada en aquel memorable dia del 5 d e

    sept iembre, qiie redacto Valle, no s e hizo constar la f s m a de

    Gobierno que iba a adoptzr

    s

    i iheva nacicnalidad.

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

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    FRANCISCO M A R T l N E Z SUARE Z

    Unanime habia sido la aceptacion d e la independen cia y

    hasta el mismo repre senta nte del Rey el Cap itan Ge nera l ha-

    bia jurado la separacion abs oluta d e la Me tropo li ; pero no to-

    dos es taban de acuerdo en las ins ti tuciones qu e debian es ta-

    blecerse.

    El clero de la capital en su may oria habia adm itido la in-

    dependencia porque en Espan a las Cortes t rataban de rebajar

    sus privilegios y porq ue da da la si tuacion de la Peninsula y

    el avance de las revoluciones eman cipadoras de casi todo el

    continente latino de America les indica ba com o un he cho inevi-

    tzble la libertad d e estos pueblos. El p artido llama do aristocrati-

    co de Guatemala queria seguir gozando de su s ant iguos fueros y

    del predominio q ue habian ejercido so br e las clases qu e consi-

    deraban inferiores.

    En

    1821

    habia dicho Mariano Aycinena qu e era oraculo

    de este partido a n o creia aplica ble el regimen republica no a mi

    pais. Mi opinion p or una mona rquia m oderada se fund aba en la

    excelencia de esta forma d e Gobierno elogiada como la mejor

    por los mismos republ icanos ma s sab ios de la ant iguedad por

    escritores modern os y cuya bondad ha sido compro bada por el

    ejemplo practico de InglaterraB.

    En cambio los patriotas verdaderos qu e formaban el part i-

    do l iberal en cuy as filas s e hallaba Delgado des eab an la inde-

    pendencia

    y

    la habian promovido por am or a la libertad hurna-

    na ; por establecer un Gobierno qu e s e conformara con los princi-

    pios de la democracia fun da do s en la naturaleza del hombre.

    Querian susti tuir el antiguo regimen por el derecho nuevo de la

    soberania del pueblo de las inst ituciones republicanas y del Go-

    bierno democratico.

    En Guatem ala Barrundia M olina

    y

    Cordova voceros del

    pueblo l levaban a este a presenciar los acto s de la Jun ta Con-

    sultiva y lo hacian intervenir en las deliberaciones de la misma

    iniciandolo en la vida del derecho y de la libertad.

    El establecimiento de la s milicias nacionales la sepa racion

    de enipleados qu e simpatizaban con el sistema espanol y prin-

    cipalmente la designacion de los D iputa dos al Congreso qu e

    debia reunirse proximamente eran los asuntos que mas preocu-

    paba n a los patriotas qu e pretendian qu e la eleccion d e los re-

    prese ntante s fuese hecha por el pueblo directamente siguien do

    las prescripciones de la Ciencia Constituciorial para quitarle su

    influencia y su poder al bando gacista encabezado por Valle.

    La Junta acordo de conformidad; pero dispuso que sus de-

    liberaciones fuesen secretas. De lgado el defensor d e lo s dere-

    cho s del pueblo Larreynaga y Rivera fueron desa tendid os en

    aquella ocasion. Estos querian que las deliberaciones de la Jun-

    ta fuesen publ icos para que todos se enteraran de los asu ntos

    que a todos correspondian. Pedian que los actos de aquel la Cor-

    poracion fuesen conocidos de todos para que los pueblos su-

    i d a d e

    Jose

    Nat ias Delgado

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

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    VIDA DE loSE

    AIATIAE

    DELGADO

    piesen quienes eran los que se interesaban de ve ras por su

    bien, en aquellos m omentos tan grav es para la vida y libertad

    de Ce ntro- America.

    Habia, pues, una profunda division entre los partido s d e

    que hemos hablado.

    Con fecha 13 de noviembre se pronuncio Quezaltengo en

    favor del Plan de Iguala y excito a los Ayun tamientos de Su--

    chitepeq uez, Solola y la Antigua para qu e procediesen de igual

    ma nera, como lo habia hecho ya la m ayoria d e los Ayuntam ien-

    tos de Nicaragua y Honduras.

    San Salvador

    y

    Granada resolvieron sostener la indepen-

    dencia absoluta.

    Gainza, ya inclinado en sus veleidades a la anexion, deter-

    mino perseguir las reuniones de los libres; y sucedio que el 30.

    de noviembre de 1821 se hallaban congregados unos dieciseis

    individuos en una Junta tratand o del asun to a ngu stioso qu e ame-

    naza ba a la patria. Disp usieron esto s hacer una manifestacion

    publica,

    y

    al efecto s e lanzaron a la calle da nd o los gritos de

    viva Gu atem ala. La noche era de luna y el gru po iba por las

    inmediaciones del templo de San Jose, cuando dos Alcaldes reu-

    nidos, ambos anti-independientes y, por lo tanto, partidarios de

    la anexion a Mexico, aparecieron con una escolta de soldados

    del batallon .Fijo *

    y

    un grupo numeroso de paisanos bien

    armados.

    La colision era segura . Alguien lanzo el iq ui en vive , y sin

    espe rar contestacion, el doctor M ariano Larrave, q ue era uno d e

    los Alcaldes mand o hacer una descarga de fusileria, qued ando

    muertos Mariano Bedoya y Remigio Maida.

    Esta fue la primera sangre derramada en nue stras revolu-

    ciones, sang re de victimas indefensas, sang re de liberales que

    querian que su pa tria no dependiese d e ninguna nacion ex-

    trana *).

    En este estado las cosa s en Cen tro- America, el Ca pitan

    Ge neral Ga inza, dio cuen ta a la Junta prov isional de un oficio

    de Iturbide fechado el 28 d e noviembre que decia lo qu e sig ue :

    *)

    Salazar

  • 8/18/2019 La Vida de José Matías Delgado

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    FRANCISCO

    M ART iNE Z SUAREZ 5

    Guatem ala no debe qued ar independiente de Mexico s ino for -

    mar con aq ue l virreyna to un gran imperio b ajo el Plan de Iguala

    y los t ra tados de C6rdova : qu e Guatemala se ha l laba todavia

    impotente para gobernarse por si misma

    y

    que podr ia ser ,

    por lo mismo, objeto de

    la ambicion extranjera.. En el mismo

    oficio, l turbide manifestaba qu e ya enviaba un numeroso ejer-

    cito para protejer la incorporacion d e est os paise s a Mexico.

    Recibida por Gainza la nota transcrita, los patriota s empe-

    zaron a sufrir toda clase d e persecuciones. El Sindic o muni-

    cipal solicit6 de la Jun ta Con sultiva el destie rro de Barru ndia,

    Molina, Cordova

    y

    otros liberales,

    y

    hasta s e I leg6 a formar

    un proceso indebido contra estos, en vir tud de insinuaciones

    del mismo Gainza.

    La Jun ta decidio oir el parecer d e los pueblos en cabildo

    abierto, para lo cual, hizo circular una comunicacion dirigida a

    todos los Ayuntamientos.

    Fue sena lado el termino de un mes para que emitiesen su

    opinion, sobre ese impor tant is imo asu nto todas las autor idades

    y Ayuntamientos.

    En los prime ros dia s de enero de 1822, se verifico el es-

    crut inio de votos que di6 e l s iguiente resul tado: Unos opinaban

    qu e s61o el Cong reso General pod ia a cord ar la uni6n a M ex ico ;

    otros quer ian qu e se acordase desde luego; o tros daban su pa-

    recer por que se hiciese con alguna s condiciones; y los de m as

    que d ejab an la resolucion al G obierno provisional de Guate-

    mala. Veinte y tres Ayu ntam ientos votaro n en el primer ocn-

    cep to; ciento cuetro en el seg un do ; once en el tercero, y treinta

    y

    dos en el Ultimo.

    Varios Ayuntamientos no con testaron por la prem ura del

    tiempo y otros ni aun recibieron la comunicaci6n. Valle, con su

    acostl imbrada prudencia, manifesto a la Junta, a l tratarse de

    este asun to, qu e debia difer irse la resolucion de este punt o

    hasta qu e s e recibiese la contestacion de sesenta y siete Ayun-

    tamientos qiie no la habian d a d o ; pero no obsta nte tan justa

    observacion, se acordo la incorporacion a Mexico conforme la

    invitacion de l turbide. Los vocales Rivera, C6rdova y Alva rado

    estuvieron en contra d e esta resolucion, qu e destruia de Un solo

    golpe la nacionalidad de Cen tro America. Gain za acep to con el

    mayor ag rad o lo resuelto por la Junta , pues este era su ma s

    ardiente deseo

    y

    hasta habia pronunciado un estudiado discurso

    en que hacia constar que Guatemala carecia en absoluto de los

    elementos necesarios para consiituir una nacion. Aco stum brado

    Gainza a estar al servicio del despotismo, no podia ver con

    bue nos ojos el advenimiento d e la l ibertad. Mona rquista por

    educacion y por principios, no podia aceptar el establecimiento

    de la democracia, y veia con desagrado que los patr iotas traba-

    jaran por da r al pueblo intervencion en los asu nto s publicos.

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      6 VID.4 DE 10SE

    MATIAS

    DELGADO

    El Sa lva dor rechazo la anex ion al imp erio mejicano. Del-

    gado, que gobe rnaba entonces en esta provincia, fue como en

    otra s oc asiones, fiel interprete de los se ntimie ntos del pueb lo

    salvadoreno.

    A pesar de que el Gobierno de Guatemala habia declarado

    facciosos a los q ue d e palabra y por e scrito censura sen la union

    acordada. El Salvador sostuvo su independencia absoluta, y s e

    declaro tambien se pa ra da d e la Metr6poli guatemalteca. En la

    mayoria de los pueblos de la provincia, a excepcion de San ta

    Ana y San Miguel, qu e acepta rian la incorporacion Mexico,

    prevalecio el parece r de qu e de bia sostenerse la indepe nden cia.

    Gu atem alla tuvo la desgracia de verse unida al carro del

    usurpador mejicano y quiso arrastra r en su suerte a las demas

    provincias c entroamericanas. El S alvad or resistio y eso se ra

    motivo de su eterna gloria. No tenia elementos de guerra, m as

    su po improvisarlos, fundiendo canones y creando un ejercito

    pa ra resistir la invasion qu e le am enaza ba para imponerle el

    yugo mejicanon *).

    Gainza y s u s alia dos trataron desde un principio de em-

    plear las arm as, para someter a El Salva dor, pero la Junta ha-

    bia acord ado no habe r derecho para la intervencion; sin em-

    bargo, apro vech and ose el pretexto de que los salvad oren os ha-

    bian ejecutado actos de hostilidad contra algun as poblaciones

    qu e s e habian unido a Guatem ala, fue, invad ido el territorio

    salvadoreno por fuerzas guatemaltecas.

    Las autorida des d e El Salv ador tuvieron noticia de aque llos

    procedimientos; asi como de la grav edad de las circunstancias.

    En el estado de atraso de los pueblos centroamericanos qu e

    podia dec irse no salid os au n de la colonia, los enemigos de la

    libertad se valieron de tod os los medios pa ra lograr los fines

    que se proponian, y ha sta invocaron el nom bre de la religion

    en favor de su causa, calificando de herejes a los salvadorenos.

    Dispu sieron rogacione s publica s para imp lorar la proteccion di-

    vina a fin de alcanzar el triunfo de las armas imperiales.

    Los salvad oreno s nomb raron Jefe Sup rem o politico de la

    provincia a Jose Cecilio del Valle, quien no acepto el cargo po r

    tener que hacer un viaje a Mexico.

    )

    Salazar

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    FRANCISCO M A RTIK EZ

    SUAREZ 7

    La situacion era dificil y sum am ente peligrosa en aq ue llo s

    momentos

    y

    Delgado tuvo que continuar ejerciendo el ma ndo

    y dirigiendo los asunios ptibliios.

    Arce fue nombrado General en Jefe del ejercito. Marcho con

    una division sobre Santa Ana en persecucion del Sarg ento Ma-

    yor Abos Padil la qu e de orden de Gainza se habia si tuado

    con fuerzas en aquella ciu da d; y habiendo sido atac ado este

    f u i completamente derrotado por las trop as de Arce en la ha-

    cienda del Espinal.

    El resultado d e aquella accion la primera qu e se libro entre

    hermanos des pue s de declarada la independencia de Espa na

    u i

    favorable a las arm as salvadorenas qu e defendian la buena

    ca us a; mas era un precedente d e discordia funesto par a el por-

    venir de la familia centroamericana.

    Y

    ap en as se habia disipado el humo del combate y pre-

    textando qu e Arce s e habia introducido con fuerzas en territorio

    de Sonso nate qu e entonces pertenecia a Guatemala Ga inza di6

    orden al Coronel Manuel Arzu para marchar sobre El Salvador

    a la cabeza d e una columna de tropa. Sab edo res los salvado-

    renos de la invasion manifestaron al Ayu ntamiento de Gua te-

    mala y a la Diputacion Provincial de la misma capital qu e s u

    declaratoria d e independencia no implicada una declaratoria de

    guerra y que sus intenciones no eran hostiles hacia su hermana

    la provincia de Guatemala. Interpusieron los bueno s oficios de

    aquellas Corporaciones fin d e qu e hiciesen regresar las trop as

    invasora s y hasta ofrecieron rehenes para mientras se celebraba

    un convenio. Santiago F. Milla individuo de la Diputacion gua-

    temalteca hizo proposiciones para qu e se previniera al Coronel

    Arzu se abstuviera de penetrar

    en

    territorio salvadoreno a me-

    nos que fuese el acometido por las fuerzas contrarias.

    T od o fue en vano. Se habia resuelto some ter a El Salva-

    dor y la orde n debia cum plirse.

    Delend a Cartago habian dicho los par tidario s del Imperio

    y

    era necesario sojuzgar la provincia rebelde.

    Los salvadorenos entonces se dispusieron a la defensa.

    A pesar d e todos los prepara tivos Arzu penetro a la plaza

    de San Salvado r con su division tomando

    el camino que atra-

    viesa la falda del volcan del mismo nom bre pun to qu e los

    sitiados no habian defendido por cmsiderarlo inaccesible.

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      8 VIDA DE

    10

    M T I S DELGADO

    D o s dias gas to Arzu en esta operaci6n, y a la madrugada

    de l de junio de 822 s e hallo en l as calles de la misma ciu-

    dad s in haber sufr ido perdida algu na: poco despues de haber

    .ejecutado con tanta habil idad esta maniobra, no tuvo la que

    nece sitaba para dirigir con acierto el ataqu e. Los sol dad os am-

    brien tos s e desb anda ron por el barrio del Calvario y otros

    ar ra ba le s; incendiaron veinte y tantas chozas, saqu earo n algu-

    n a s c asas, y a proporcion que hacian botin, aba ndon aba n el

    combate. Este desorden s e aum ento con la noticia de qu e estaba

    clavada una culebrina, en q ue tenian su ma yor confianza los

    invasores, cuyo incidente y el temor de que los sorprendiese la

    noch e en medio de una poblacion enemiga, llevaron el descon-

    cierto a su ultimo grado. De spue s de nueve hora s de un ata-

    qu e muy mal sostenido y d e qu e la perdida, por una y otra

    parte, fue de muy poca consideracion, Arzu tuvo qu e empren-

    de r s u retirada , y au nq ue comenzo a verificarla en buen or-

    den, conduciendo su s bagajes y arti l leria, en lo m as esca rpad o y

    estrech o del cam ino s e volco un canon; cortad a as i la mar cha, la

    voz aterra dora d e alarma se difundio rapidam ente, y desd e el je-

    fe hasta el ult imo solda do todos n o pensaron ya sino en salvar-

    s e individualmente; cada uno tomo el rumbo qu e le parecio m as

    segu ro, l legando el desorden a tal grado, qu e muchos oficiales

    aban don aron s u s mo ntura s para huir entre la zanja s y malezas.

    Esta dispersion equivalio a la ma s completa derrota, y dejaron en

    poder de los sa lvadorenos armas, equipajes y municiones

    *).

    El Sa lva do r carecia de los elementos belicos necesarios, como

    hemos dicho antes; pero su heroismo suplio aquella fal ta y la

    victoria corono de nuevo su s esfuerzos. Lucho, y en la lucha, los

    q u e pretendieron menoscaba r su s derechos fueron otra vez vencidos.

    Los reaccion arios con G ain za a la cabez a, preferian la dom i-

    nacion extranjera a qu e El Salv ador consiguiera su s propositos de

    independencia absoluta, contrarios a los planes de predominio de

    aqu ello s, y excitaron al Brigadier V icente Filizola, que Iturbide

    habia e nviado coi1 las fuerzas mejicanas, para qu e acelerara su

    ma rcha , pues consideraban muy comprometida para el los la situa-

    cion desp ues de los triunfos que habian alcanzado los salvadore-

    Iios.

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    FRANCISCO

    M A RTIN EZ SUARE Z

    9

    La Regencia dispu so qu e Filizola pas ase inmediatam ente a

    Guateniala y se hiciese cargo de la Cap itania General en susti-

    tucion de Gainza, qu e fue l lamad o a Mexico.

    El Jefe M ejicano entro a la capital de Gua tem ala con su fuer-

    za, que ascend ia como a seiscientos hombres el dia 12 de junio

    e 1822.

    Po r aquel los dias se su po en Mexico que e l Gobierno de

    Espana no habia aprobado los t ra tados de la c iudad de Cordova.

    Hubo, por lo tanto, necesidad de nomb rar un Sob eran o, y fue

    declarado Emperador por el Cong;eso Nacional, Iturbide, el que

    se corono con fecha 20 de julio de 1822 con el nomb re d e

    Agustin 1.

    Pocos ( i a s despu es d e su en t rada a Gua temala , F i li so la to-

    mo posesion d e la Capitania General, y trato de celebrar un con-

    venio con los salvadorenos para evitar la guerra. Con este obje-

    to s e dir igio a los hombres qu e ma nda ban en El Salv ado r co-

    inunicandoles su s propositos. Delgado, de acu erdo con Arce y

    dem as par tidar ios aceptaron lo s deseos qu e se les manifes taron;

    tanto por el interes qu e tenian de conservar la paz, como porq ue

    era necesar io t iempo pa ra hacer los prepara t ivos qu e requer ia l a

    defensa.

    Fueron comisionado s por El S alva dor, pa ra concurrir a Gua-

    temala, Antonio Canas

    y

    Juan Francisco So sa,

    y

    por parte de es-

    ta Felipe Codallos, segundo de Filisola ,

    y

    Luis Gonzalez Ojeda.

    Esto s representantes celebraron varias sesion es en presencia del

    Capitan General,

    y

    el dia diez de Septiemb re de 1822 se f irm6

    un tratado que disponia lo siguiente:

    El Go bierno de la provincia de El Salva dor, o su s represen-

    tantes debian entenderse directamente con el Congreso

    y

    el Gobier-

    no de Mex ico, respe cto a la demarcacion territorial de la mis ma

    provincia y sobre los demas puntos que mereciesen ser t ra tados;

    y en consecuencia, debia constituir en la C orte u no o m as comi-

    s ionados, de manera q ue es tos pudieran ha l la rse en Mexico en

    todo el me s dy noviembre r e a quel ano.

    Mientras se resalvia en Mexico lo conveniente so bre el tra

    tado, se suspend ian las host il idades, reconociendo a l Go biern o

    de Cruatemala, las poblaciones qu e ha bian ace ptad o el Imperio,

    y

    los otros pueblos

    y

    partidos de la provincia Salvadorena debian

    que dar sujetos a un gobierno provisional. Tam bien se compro-

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    4

    VIDA

    DE

    JOSE

    MATIAS DELGADO

    metia esta a devolver las ar m as qu e Arce habia tom ado en Son-

    sonate en calidad de deposito. El tratado contenia o tras clausulas

    relativas al comercio y a otros a sun tos referentes a los intereses

    y opiniones de los particulares. Se fij6 el plazo de nt ro del cual

    debia ser ratificado por El Salvador y por Mexico.

    La Junta Gubernativa de la provincia de El Salvador ratifi-

    co dicho trata do con fecha 28 del propio mes de septiembre,

    con estas modificaciones.

    lo. Los Gobiernos de San Miguel y Sa nta Ana reconoceran

    al Go bierno de Guatema la, si ante s que el Gob ierno de M exico

    ratifique el tratado, no se mandase publicar el decreto de 10 d e

    julio del Congreso M exicano qu e prevenia a Iturbide q ue procu-

    rase a tra er a la union a la provincia del Salv ado r, sin hacer uso

    de la fuerza; y qu e si ya se hubiere empleado, al momento s e

    suspend iera todo acto hostil. Este decreto, aun que no ha bia sido

    publicado, era generalmente sabido.

    20. Si las convulsiones politicas del Impe rio fuesen en au-

    mento, de manera que amenazasen el sistema de independencia,

    la provincia incorp orara inm ediatamente est-os partidos entre los

    dem as d e su comprension, y el Gobierno de Guatem ala no podra

    hacer oposicion alguna.

    30

    Las arm as de So nsonate s e devolveran cuando la guerra

    este totalmente concluida, por orden expresa del Soberano Con-

    greso y del Imperio, o por la publicacion del exp resa do decreto.

    40. La provincia de El Salvador enviara otros diputados a

    Mexico en el caso qu e le convenga, y esto qu eda a su discrecion,

    La Junta exp reso los motivos que la inducian a hacer las

    modificaciones, y manifesto qu e en prueba de los deseos qu e abri-

    gab a d e evitar la guerra a todo trance, ya habia ordena do la con-

    tramarcha de setecientos hom bres qu e estab an en la s inmedia-

    ciones del Lempa, destiiiados a obrar sobre San Miguel.

    Es tas modificaciones no fueron tom adas en consideracion en

    Gua tem ala, por ha berse retirado los comisionados d e esta, cuan-

    do llegaron las com unicaciones oficiales; sin em bar go Filizola

    manifesto qu e daria cuenta d e ellas a su Ma jestad Imperial, y

    que por su pa rte estaba dispuesto d esd e luego a respetar el ar-

    misticio, en atencion a los beneficios qu e los pueb los reportan

    de la paz.

    Entre tan to en M exico el Imperio se hall aba en g rav es difi-

    cultades. Poco s dia s de spu es de su coronacion, Iturbide disol-

    vio el.. Con greso, qu ed an do como un mo narca absoluto; y en aqu el

    estado de exaltacion en qu e se

    hallaba su animo, no era posi-

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    FRANCISCO

    MARTlNEZ SUAREZ

    le que guardara consideraciones a las provincias de Centro A-

    mirica. T o d o lo contrario, nego s u ratificacion al armisticio, de-

    claro que no reconocia n inguna representacion en el Co ngr eso

    convocado en El Salv ado r para el

    1

    de noviembre, y p o r m e d i a

    de un expreso dio a Fi l izola las ordenes para que atacase a El

    Salvador *si inmediatamente no s e unia a Mexico sob re la b a s e

    de una entera sumision al Gobierno Imperial y si11 condicion al m

    guna que pudiese contrariada..

    En cum plimiento de tan terminantes ord ene s, Filizo a dirigio

    la primera intimacion de gue rra a El Sal vad or el dia 26 de Octu-

    bre, y con esta misma fecha em pezaron a ii ioverse con direccion

    a la capi tal d e aquel la provincia las t rop as imperiales que se.

    hallaban en Sonconate, Santa Ana y San Migael. Filizola se pus o

    a la cabeza del ejercito. Llego a Santa Ana

    y

    en su transito, el

    8

    de diciembre, la caballeria Mejicana pa so a cuchillo ulia peque--

    Tia partida de salv ado reno s qu e s e encontraba en M etap an reco--

    giendo viveres.

    El dia 11 de diciembre, el Jefe Mex icano sitcio s u ciiartel

    general, a cuatro leguas de Sa n Salvad or, entre N ejapa y Apopa,

    en la hacienda M ~ p i f ~ p aas fuerzas de Filizola llegaban a dos-

    mil hombres.

    En vista de es tos antece dentes, el Co ngreso d e E1 Sal vad or

    acordo la incorporaci6n d e esta provincia al Imperio Mex ica, io

    con ciertas condiciones qu e debian propon erse al Cong reso de

    aquel pais, con tal de q ue el ejkrcito imperial s usp end iese su marcha,

    pues d e lo contrario la anexion quedaria sin efecto alguno. Los

    puntos qu e contenia el acta del Co ngreso salv adoreno eran se--

    cretos, rese rvad as exclusivamente para el de Mexico. Las prin-

    cipales condiciones que proponia eran que aquel la nacion adop-

    tara la forma representat iva d e gobierno; que debian esperarse .

    los representantes de la provincia para empezar a discutir la

    Const i tucion; que El Salvador comervaria todo su armamento;

    que s u s autor idades , no dependerian de Guatemala , s ino d