35
La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de Referencia para la Acción Mayra Buvinic Andrew Morrison Michael Shifter Banco Interamericano de Desarrollo Washington D.C

La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

La Violencia en América Latinay el Caribe:

Un Marco de Referencia para la Acción

Mayra BuvinicAndrew MorrisonMichael Shifter

Banco Interamericano de DesarrolloWashington D.C

Page 2: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

Mayra Buvinic es la Jefa de la División de Desarrollo Social y Consejera Especial sobre Violencia para elBanco Interamericano de Desarrollo. Andrew Morrison es Especialista en Desarrollo Social para la Divi-sión de Desarrollo Social del Banco Interamericano. Michael Shifter es un Asociado Senior del DiálogoInteramericano. Una versión anterior de este artículo aparece en el libro Too close to home: DomesticViolence in the Americas, A. Morrison y L. Biehl, eds., John Hopkins University Press, 1999.

Los autores quisieran agradecer a todos los que con sus comentarios ayudaron a mejorar la calidad de estedocumento. Isolde Birdthistle, Edward De Vos, Ronald Slaby, Joan Vaz Serra Hoffman, Cheryl Vince-Whitman y Debbie Whitcomb del Centro de Desarrollo Educacional, hicieron valiosas sugerencias. Ra-fael Lozano de la Organización Mundial de la Salud y Carlos Castillo de la Organización Panamericanade la Salud, facilitaron el acceso a datos valiosos.

Las opiniones expresadas en este documento son de responsabilidad exclusiva de los autores y no debe-rían atribuirse al Banco Interamericano de Desarrollo.

Page 3: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

Indice

La violencia a rasgos generales1

Tipos de violencia y sus vínculos5

Los costos socioeconómicos de la violencia8

Factores que contribuyen a la violencia15

Políticas para contrarrestar la violencia19

Próximos pasos25

Page 4: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

1

La violencia a rasgos generales

Basta con leer los titulares de los periódicos y es-cuchar las conversaciones que tienen lugar a diarioen América Latina y el Caribe, para darse cuentaque el tema de la violencia es la principal preocu-pación para la mayoría de los ciudadanos. Pocagente en la región ha escapado los efectos de loque se reconoce como un problema multidimen-sional y multifacético; casi todos tienen una histo-ria que contar, muchas veces de manera bastantegráfica. Encuesta tras encuesta resalta la gravedady la frecuencia de este problema.

Estas percepciones públicas han sido confirmadaspor datos estadísticos que, a pesar de ser frag-mentarios y parciales indican que la región estáentre las más violentas del mundo (Banco Mun-dial, 1997). Según los datos comparativos de ho-micidios más recientes (1990) para las diversasregiones del mundo, América Latina y el Caribetenía una tasa de homicidios de más del doble delpromedio: 22,9 por 100.000 habitantes versus elpromedio mundial de 10,7 (Murray y López,1996a y 1996b). Sólo los países africanos al surdel desierto del Sahara tenían una tasa mayor(40,1); ninguna otra región del mundo tenía unatasa de homicidios mayor a 9 por cada 100.000.Estimaciones aún más recientes para América La-tina y el Caribe arrojan una tasa de homicidios de28,4 en 1994; 1 la tasa de homicidios excede elpromedio regional en Guatemala, El Salvador,Colombia y Jamaica (vea el Cuadro 1). Además,como lo muestra el Cuadro 1, la tasa de homici-dios ha aumentado en la última década en diez delos catorce países para los cuales se dispone dedatos. Según las estadísticas de la OrganizaciónPanamericana de la Salud, la tasa de homicidios

1 Los datos de América Latina y el Caribe fueron pro-vistos por el “Programa de Análisis de la Situación deSalud de la División de Salud y Desarrollo Humano”,Organización Panamericana de la Salud. Las cifras es-tán basadas en la mortalidad según la causa de muerte yfueron otorgadas por los países miembros de La OPS.Estos datos se almacenan en las bases de datos del Sis-tema de Información Técnica de la OPS. La tasa dehomicidios para América Latina en 1994 fue de 29,0mientras que para el Caribe fue de 11,8 por cada100.000 habitantes.

para la región aumentó en más de un 44% duranteel período 1984-1994.2

Los niveles de violencia doméstica también sonaltos en la región. El Cuadro 2 presenta informa-ción sobre la frecuencia de la violencia contra lamujer en países donde se dispone de datos. A pe-sar de que los medios usados en las encuestas paracoleccionar datos de prevalencia en los distintospaíses no siempre son comparables, los resultadosson representativos de la ciudad o del país citados.La mayoría de los estudios indican que entre un 30y un 75 por ciento de las mujeres adultas con pa-reja están sujetas a abuso sicológico en la región yentre un 10 y un 30 por ciento de ellas sufren vio-lencia física. Incluso si consideramos sólo las ci-fras más conservadoras representadas en el cuadro,un gran porcentaje de mujeres son víctimas deabuso y en la mayoría de los casos, el abuso escometido por sus parejas. Las estadísticas de vio-lencia contra niños y ancianos son aún más esca-sas. Sin embargo, los datos disponibles sugierenque en esa área también hay serios problemas, loque es de esperarse dadas las altas tasas de violen-cia doméstica contra la mujer.

Los cálculos indican que la cantidad de niños quesufren abuso severo en la región, incluyendoabandono, es de 6 millones y que 80.000 niñosmueren cada año como resultado del abuso porparte de sus padres. Una de las pocas encuestas depoblación existentes revela la magnitud del pro-blema de la violencia doméstica contra los niños.El sesenta y tres por ciento de los niños chilenosen octavo grado (según datos obtenidos de unmuestreo representativo nacional de 1.533 niños),indicó que habían experimentado violencia físicaen su hogar; 34% por ciento de ellos indicó habersufrido abuso físico severo, lo cual implica que elabuso serio contra los niños es tanto o mayor queel abuso similar contra las mujeres (Larrain, Vegay Delgado 1997).

2 La fuente para los datos es la misma que la del primerpie de página.

Page 5: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

2

Cuadro 1Tasas de Homicidios en América Latina y el Caribe (por cada 100.000 personas)

Fines años 70/principios años 80 Fines años 80/principios años 90Guatemala .. 150El Salvador .. 150Colombia 20,5 89,5Jamaica .. 35,0Brasil 11,5 19,7Nicaragua .. 18,3México 18,2 17,8Venezuela 11,7 15,2Trinidad & Tobago 2,1 12,6República Dominicana .. 11,9Perú 2,4 11,5Panamá 2,1 10,9Ecuador 6,4 10,3Estados Unidos 10,7 10,1Honduras .. 9,4Argentina 3,9 4,8Costa Rica 5,7 5,6Uruguay 2,6 4,4Paraguay 5,1 4,0Chile 2,6 3,0

Fuente: OPS, “Programa de Análisis de la Situación de Salud”, 1997, citado por el Banco Mundial, “Crimen yViolencia como Temas de Desarrollo en América Latina y el Caribe”, 1997.

Page 6: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

3

Cuadro 2Prevalencia de la violencia contra la mujer en los países de

América Latina y el CaribePais/Ciudad Hallazgos

Santiago, Chile1

(1993)33,9%10,7%15,5%

Psicológica Física (violencia severa) Física (menos severa)

Colombia2+(1990)

33,9%20%10%

Psicológica Física Sexual

Colombia3#(1995)

19% Física

San José, Costa Rica4

(1994)75%10%

Psicológica Física

Sacatepequez, Guatemala2+

(1990)49%74%

Mujeres abusadas De ellas por su pareja masculina íntima

Haití5+(1996)

70%36%

Mujeres abusadas De ellas por su pareja masculina íntima

Guadalajara, México6*(1997)

13% Física

Guadalajara, México7#(1996)

16% Física

León, Nicaragua8#(1995)

40% Física

Paraguay9#(1996)

9,4%31,1%

Física Psicológica

Monterrey, México10+(1996)

45,217,515,6

Física Física y sexual Física y psicológica

Canadá2+

(1993)25% Física

Estados Unidos(1986)

28% Física

* en el último año# durante su vida+ período no especificado en estudio o artículo de síntesis

Fuentes:1 Soledad Larrain. 1993. Violencia puertas adentro: La mujer golpeada. Santiago: Editorial Univerisitaria.2 Lori L. Heise, Jacqueline Pitanguy y Adrienne Germain. 1994. Violence Against Women: The Hidden Health Bur-den. Documento de trabajo #255. Washington, D.C.: Banco Mundial.3 Profamilia y Macro International. 1995. Demographic Health Survey, III.4 Edda Quiróz y Olga Barrantes. 1994. Y vivieron felices para siempre? San José, Costa Rica: Centro Nacional parael Desarrollo de la Mujer y la Familia.5 Centre Haitien de Recherches et d’actions pour la promotion feminine. 1996.6 M. Rodriguez y P. Becerra. 1997. ¿Qué tan serio es el problema de la violencia doméstica contra la mujer? Algu-nos datos para la discusión. México: VII Congreso Nacional de Investigación en Salud Pública.7 M. Shiroma. 1996. Salud reproductiva y violencia contra la mujer: Un análisis desde la perspectiva de género. Mé-xico: Asociación Mexicana de Población, Consejo Estatal de Población de Nuevo León y El Colegio de México.8 Mary Carroll Ellsberg. 1997. Candies in Hell: Domestic Violence against Women in Nicaragua. Tesis de Licen-ciatura, Departmento de Epidemiología y Salud Pública, Universidad de Umea, Umea, Suecia.9 Centro Paraguayo de Estudios de Población, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Departa-mento de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos”. 1996. Encuesta Nacional de Demografía y Salud Repro-ductiva, 1995-96.10 Marcela Granado Shiroma. 1995. La violencia doméstica en contra de la mujer. En Foro Estatal para el Progra-ma Nacional de la Mujer: Memoria, eds. Gobierno del Estado de Nuevo León, Desarrollo Integral de la FamiliaNuevo León y El Consejo Estatal de Población de Nuevo León, Monterrey: UNFPA.

Page 7: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

4

Tanto la violencia doméstica como la violenciasocial (violencia que se genera entre conocidos odesconocidos) están pasando a primer plano en lasagendas políticas de los gobiernos de la regióncomo de las organizaciones no gubernamentales,agencias regionales e instituciones financierasmultilaterales. Esto se debe en parte a los altos y,en algunos casos, crecientes niveles de violencia.También se debe al hecho que la violencia es untema que preocupa a distintos grupos: para las or-ganizaciones de derechos humanos, los grupos queabogan por los derechos de las mujeres, los defen-sores de la salud pública y las agencias de desa-rrollo internacional. La violencia dentro y fueradel hogar es un asunto de derechos humanos. Lacapacidad de vivir una vida libre de miedo a laviolencia es un derecho humano básico.3 La vio-lencia doméstica y social son también problemasde salud pública, ya que ambas contribuyen a unamayor morbilidad y mortalidad. Finalmente, am-bos tipos de violencia son serios obstáculos al de-sarrollo económico. (Cálculos empíricos de loscostos económicos de la violencia doméstica sepresentan en la sección de costos socioeconómicosde la violencia).

Debido a la alta frecuencia de la violencia domés-tica y social y sus vínculos (analizados posterior-mente en este informe), el punto central de esteanálisis es la violencia, tema en sí más amplio queel de la violencia criminal, ya que ésta es un sub-grupo de la primera. Un acto de violencia puede ono infringir la legislación existente y, en conse-cuencia, puede o no ser catalogado de “criminal”por el sistema de justicia criminal. Un ejemplo deello es la violencia doméstica, donde incluso hoyen día algunas de sus manifestaciones no son con-sideradas conducta criminal en algunos países dela región. De igual manera, no todos los actos cri-minales son obligatoriamente violentos; crímenes“sin víctimas” como la prostitución y el sobornousualmente no involucran violencia (vease el Cua-dro 3). Al incluir tanto la violencia criminal, comola violencia no criminal, este artículo consideraopciones de programas que buscan reducir todaconducta generadora de violencia, aunque dicha

3 La Comisión Interamericana de Mujeres de la Organi-zación de Estados Americanos (OEA) ha sido útil enresaltar la dimensión de derechos humanos de la vio-lencia doméstica. La Convención de Belem do Pará,que compromete a los gobiernos firmantes a trabajarpor la eliminación de la violencia doméstica, surgiógracias a los esfuerzos de la OEA y de diversas activis-tas en la región.

violencia sea o no sea considerada de tipo crimi-nal.¿Qué es lo que gatilla la violencia en América La-tina y el Caribe? ¿Qué se puede hacer para con-trolar la violencia tanto dentro como fuera del ho-gar? ¿Qué se puede aprender de la experiencia quetiene la región en cuanto a la violencia? Con el finde ayudar a responder estas interrogantes, este ar-tículo presenta una clasificación de los tipos deviolencia, detalla algunos de los principales costossocioeconómicos que resultan de la violencia eidentifica los principales factores contribuyentes ode riesgo. También se intenta vincular las reco-mendaciones de políticas para reducir la violenciacon los factores que la generan. Por último, esteartículo resume amplias áreas prioritarias para ac-ciones futuras, orientadas a reducir la violencia enla región.

Cuadro 3Crimen vs. violencia: ejemplos

Definición legalViolenciaCriminal

ViolenciaNo criminal

ViolentaRobo a mano armadaAsaltoViolación por un des-conocidoAsesinato

Violencia doméstica*Violación marital*Castigo corporal

Con

duct

a

NoViolenta

Robo con allanamientode moradaProstituciónSoborno /corrupción

--

* en algunos países

Page 8: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

5

Tipos de violencia y sus vínculos

TIPOS DE VIOLENCIA

El fenómeno de la violencia es complejo y multi-facético. Una de las tareas más difíciles y desa-fiantes es desglosar las diferentes formas de vio-lencia y entender mejor sus características, causasy consecuencias. La violencia se puede categorizarsegún distintas variables: los individuos que sufrenla violencia (mujeres, niños, hombres jóvenes, an-cianos, incapacitados), los agentes de violencia(pandillas, narcotraficantes, jóvenes, muchedum-bres), la naturaleza de la agresión (psicológica,física o sexual), el motivo (político, racial, econó-mico, instrumental, emocional, etc.) y la relaciónentre la persona que sufre la violencia y la personaque la comete (parientes, amigos, conocidos odesconocidos). En este artículo por razones con-ceptuales y de implicaciones para políticas, se usaesta última categorización para clasificar todos losactos violentos en dos grupos generales y se hablasobre la violencia entre personas que tienen unarelación consanguínea, de matrimonio formal o detipo consensual4 -denominada violencia doméstica- y la violencia que ocurre entre individuos que noestán relacionados de esta manera, denominadaviolencia social. La primera generalmente ocurredentro de los confines del hogar, mientras que laúltima usualmente ocurre en la calle o lugares pú-blicos y es, en consecuencia, más visible.5

Las clasificaciones más comunes de la violenciadoméstica se han hecho según el tipo de violencia

4 La violencia entre individuos que anteriormente hayanpertenecido al mismo hogar (especialmente entre exesposos o ex co-habitantes) también se clasifica comoviolencia doméstica.5 Este esquema de clasificación se centra en la violenciainterpersonal. Este artículo trata el vandalismo y otrasformas de violencia contra la propiedad sólo indirecta-mente, desde el punto de vista de que éstos pueden in-centivar la violencia interpersonal; sin embargo, es im-portante notar que algunas políticas de intervencióndiseñadas a reducir la violencia interpersonal tambiénpueden llevar a reducir la violencia contra la propiedad.

y la identidad de su víctima o víctimas. La violen-cia doméstica puede ser física, psicológica o se-xual. La violencia física, el tipo más obvio deviolencia doméstica, incluye el hecho de abofetear,empujar, estrangular, patear, golpear, doblar elbrazo, causar quemaduras intencionalmente, rete-ner a alguien contra su voluntad o herir a esa per-sona con un cuchillo u otro objeto. En el contextode violencia doméstica contra mujeres, la violen-cia psicológica es más común que la violenciafísica; ocurre cuando un individuo es víctima deinsultos frecuentes, es amenazado, sus posesionespersonales son destruidas o es sujeto de amenazaso gritos, como un medio predominante para lograrsometerlo o como una manera de resolver con-flictos. 6 En el caso de los niños, parece suceder locontrario, ellos son víctimas de abuso físico mu-cho más a menudo que de abuso sicológico. Laviolencia sexual ocurre cuando un miembro de lafamilia (usualmente el hombre en la pareja)7 fuer-za a otro miembro del hogar (generalmente unamujer) a someterse a actividades sexuales contrasu voluntad o abusa de un menor. La violenciadoméstica también puede ser caracterizada por lapersona que es el objeto de la violencia. Aunqueocasionalmente los hombres también son víctimasde violencia doméstica, las víctimas más comunesson mujeres y niños (desafortunadamente no haydatos confiables a este respecto sobre los ancia-nos).

Las definiciones de violencia social a menudo secentran exclusivamente en la fuerza física. ElCentro para el Control de Enfermedades de los

6 Note que esta categorización incluye implícitamentelo que algunos investigadores llaman “violencia eco-nómica” (el control o negación de acceso a recursos)bajo el encabezado de violencia sicológica. Los ancia-nos, los incapacitados y las mujeres son especialmentevulnerables a este tipo de violencia.7 A pesar de que el abuso sexual de mujeres y niños sonciertamente las manifestaciones más comunes de abusosexual en la región, también hay perpetradores femeni-nos, víctimas masculinas e incidentes dentro del mismosexo.

Page 9: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

6

Estados Unidos, por ejemplo, define la violenciacomo “el uso o amenaza de usar fuerza física, conla intención de causar daño a otros o a uno mismo”(Centers for Disease Control, 1989). A pesar deque la violencia física es la manifestación más im-portante de violencia social, el abuso sicológico(por ejemplo, la intimidación) también es impor-tante en sí mismo y es un antecedente frecuentepara la violencia física.

La violencia social se puede clasificar según ellugar donde ocurra (violencia urbana versus rural),el motivo de la violencia (político, económico,social, por drogas, aleatorio), el agente violento(jóvenes, pandillas, policía, muchedumbres) o elcódigo legal existente (violencia criminal versusno criminal). Ésta última categorización, que pue-de ser la preferida de quienes tienen un enfoquedel cumplimiento de la ley, es poco práctica cuan-do se trata de diseñar políticas para controlar laviolencia social. En primer lugar, como ya se hamencionado anteriormente, el mismo acto violentopuede ser ilegal en algunos países y legal en otros.En segundo lugar, a menudo existen vínculos cau-sales entre la violencia no criminal y la violenciacriminal. Los niños, por ejemplo, pueden empezara exhibir tendencias violentas al maltratar o tortu-rar animales. A pesar de no ser ilegal en muchospaíses, este comportamiento es un antecedente depeso para el desarrollo potencial de la violenciainterpersonal y, en consecuencia, se debe tratarcon terapia sicológica y otras medidas adecuadas.

Para la formulación de políticas preventivas o pu-nitivas, es de gran ayuda distinguir entre la violen-cia instrumental y la emocional. La violencia ins-trumental es aquélla ejercida para obtener unameta diferente a la violencia misma. La violenciapolítica y la relacionada a las drogas, son ejemplosclásicos de violencia instrumental. La meta de es-tas actividades que usan violencia es, entre otrascosas, intimidar o demandar obediencia.8 Por elcontrario, en el caso de la violencia emocional(también conocida como violencia expresiva uhostil) la respuesta agresiva, el causar daño, es lameta misma, pues no persigue ningún otro fin. La

8 Al mismo tiempo, el uso sostenido de la violenciainstrumental puede llevar a mayor violencia emocional,a medida que los individuos se acostumbren a resolverlos problemas violentamente.

violencia doméstica o social puede ser de tipo ins-trumental o emocional. La distinción entre los dostipos de violencia es importante porque los mode-los de comportamiento criminal violento repre-sentados por el ofensor racional, modelo muy fa-vorecido por economistas que estudian el crimen,no pueden explicar completamente la violenciaemocional. Estos modelos proponen que los cri-minales potenciales examinen los beneficios ycostos esperados del crimen y decidan seguir la víade la actividad criminal sólo si los beneficios espe-rados exceden los costos esperados. Los indivi-duos que ejercen la violencia emocional no calcu-lan cuidadosamente los costos y los beneficiospotenciales de su comportamiento violento antesde ejercerla. En consecuencia, las medidas puniti-vas estándar tomadas para enfrentar el crimen(como, por ejemplo, aumentar las probabilidadesde captura de los agresores mediante una mayorpresencia policial o incrementar las probabilidadesde condena, mejorando el trabajo de investigacióny la eficiencia judicial o aumentar la severidad dela pena, de ser convicto por una ofensa violenta),no disuadirán totalmente a los individuos quepractican la violencia emocional. Si la meta es re-ducir la violencia emocional, donde tienden a pre-valecer las variables psicosociales y culturales porsobre las racionales, se debe buscar el camino dela prevención, más que el de la detención y el cas-tigo. De hecho, y como se establece en la partefinal de este capítulo, la prevención es una estrate-gia eficiente que no se utiliza suficientemente paratratar todos los tipos de violencia.

LOS VÍNCULOS ENTRE VIOLENCIADOMÉSTICA Y VIOLENCIA SOCIAL

Décadas dedicadas al estudio de la conducta hu-mana demuestran que la violencia doméstica y laviolencia social son parte de un todo integral, quese entrelazan de manera estrecha y se refuerzanmutuamente. Ya que la violencia es un fenómenomayormente aprendido, la primera oportunidadpara aprender a comportarse violentamente surgedentro del hogar, observando a los padres, herma-nos u otros modelos. Los premios que dan los pa-dres a las conductas agresivas de sus hijos, el mal-trato por parte de los padres y los patrones decomportamiento agresivo de los padres, son algu-nos de los mecanismos mediante los cuales los

Page 10: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

7

niños aprenden la violencia a temprana edad(Bandura, 1973; Berkowitz, 1993).

Tanto los niños que son abusados, como los queobservan abuso crónico, son más propensos alcomportamiento violento, dentro y fuera de su ho-gar, en comparación a aquellos niños que no expe-rimentan dichas situaciones. Numerosos estudiossugieren que el experimentar u observar violenciacrónica en el hogar puede marcar el comienzo deun patrón de vida donde la violencia se usa paraejercer control social sobre otros y para resolverconflictos interpersonales. A medida que crecenlos niveles de violencia en la familia de origen, laprobabilidad de que un niño también se involucreen comportamiento abusivo o violento cuandoadulto también aumenta (American PsychologicalAssociation, 1993). A pesar de que los niñosafectados por la violencia no necesariamente cre-cen y repiten el tipo de abuso experimentado y losadultos abusivos no necesariamente han tenido unaniñez violenta, los estudios muestran una conexiónsignificativa entre la victimización durante la ni-ñez y un posterior involucramiento en algún tipode violencia interpersonal (Dahlberg, 1998). Se-gún algunos autores, el factor de riesgo más im-portante para que un individuo ejerza la violencia,es tener una historia de comportamiento violentode niño (Eron y Slaby, 1994). Una vez que un niñoha mostrado tendencias violentas, ese comporta-miento tiende a persistir en el tiempo e incluso ser

transmitido por generaciones (Huesmann et al.,1984). Esto demuestra que el vínculo entre la vio-lencia doméstica y la violencia social es directo, sibien no inmediato.

Esta transmisión de violencia de una generación ala otra y del hogar a la calle, es la razón apre-miante por la cual urge encontrar políticas quedisminuyan la violencia doméstica, incluso cuandola meta final sea reducir la violencia social. Tam-bién es imperante unir las brechas conceptuales yprogramáticas que existen entre la violencia do-méstica y la violencia social, es decir, unir las es-feras de acción de aquéllos (en su mayoría hom-bres) que estudian y tratan la violencia urbanacriminal y otros tipos de violencia social en la re-gión, con las esferas de acción de los que (en sumayoría mujeres) combaten la violencia domésti-ca.

La relación causal entre una mayor violencia so-cial y el aumento consecuente de la violencia do-méstica no está bien establecida empíricamente.Sin embargo, es razonable pensar que el aumentode la violencia social genera más violencia do-méstica, ya que reduce las inhibiciones contra eluso de la violencia, proporcionando modelos decomportamiento violento y exponiendo a los indi-viduos a un estrés adicional, situación que gatillael comportamiento violento.

Page 11: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

8

Los costos socioeconómicos de la violencia

La violencia social impide el desarrollo económi-co. A nivel microeconómico, la violencia socialreduce la formación de capital humano porqueinduce a algunos individuos a desarrollar habilida-des criminales, en vez de educacionales; tambiéndisuade a algunas personas a que estudien de no-che por miedo al crimen violento. A nivel macroe-conómico, reduce la inversión extranjera y la na-cional; también puede reducir el ahorro nacional sila gente tiene menos confianza en las posibilidadesde crecimiento futuro de un país.

La violencia doméstica también daña los prospec-tos para el desarrollo económico, no sólo las vidasde sus víctimas. El abuso afecta el desempeño delos niños en el colegio y, por lo tanto, su producti-vidad futura y el rendimiento de la inversión na-cional del estado en educación. Las mujeres quesufren violencia doméstica son menos productivasen sus lugares de trabajo y esta baja en la produc-tividad es una pérdida directa para la producciónnacional. También hay importantes efectos multi-plicadores: las mujeres que son menos productivastienden a ganar menores ingresos y esto, a su vez,implica un menor gasto de consumo y un conse-cuente menor nivel de demanda agregada (Morri-son y Orlando, 1999). Además, tanto la violenciadoméstica como la social requieren del uso de es-casos recursos (incluyendo gastos en los sistemaspoliciales, judiciales y la provisión de serviciossociales) que, de lo contrario, podrían ser usadospara otros propósitos.

Con fines analíticos y de ilustración, se puede di-vidir los costos de la violencia doméstica y socialen cuatro categorías: costos directos, efectos nomonetarios, efectos multiplicadores económicos yefectos multiplicadores sociales (ver Cuadro 4).

COSTOS DIRECTOS DE LA VIOLENCIA

Los costos directos incluyen el valor de los bienesy servicios usados en la prevención de la violen-cia, ofreciendo tratamiento a sus víctimas y captu-rando y castigando a sus perpetradores. De estamanera, los costos directos incluyen gastos en elsistema policial y judicial (costos de prisión y de-tención, así como costos de enjuiciamiento y otroscostos de los juzgados), gastos en tratamientosmédicos (atención en salas de emergencia, hospi-talización, atención en clínicas o en las consultasmédicas, asistencia dental y el costo de tratamien-tos para enfermedades de transmisión sexual), te-rapia sicológica para víctimas y - en el caso deviolencia doméstica - algunas veces para los vic-timarios, vivienda (albergues y residencias provi-sorias para mujeres abusadas y sus hijos) y servi-cios sociales (capacitación laboral, funcionariosencargados de los reos que están bajo libertadcondicional, programas prevención/educación so-bre violencia doméstica, programas de refugio ycapacitación para la policía, doctores y otros).9

No existen cálculos para este tipo de costos direc-tos asociados con la violencia directa en paíseslatinoamericanos o caribeños, sin embargo, se pre-sume que son considerables, aunque un poco me-nores que los cálculos en países industrializados,donde hay una disponibilidad más grande de ser-vicios. Las cifras para éstos últimos son altas. Porejemplo, en Canadá, Greaves (1995) estima que laviolencia contra las mujeres (incluyendo la violen-cia doméstica y por parte de desconocidos, peroexcluyendo la violencia contra los niños) imponeun costo anual de $684 millones de dólares cana-dienses al sistema de justicia criminal y $187 mi-llones a la policía. El costo de la terapia y el en-trenamiento otorgados como respuesta a la violen-cia contra la mujer es de aproximadamente $294millones al año. Así que el total de costos directosexcede los mil millones de dólares canadienses por

9 Algunas de estas catergorías se han tomado de Lau-rence y Spalter-Roth (1996).

Page 12: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

9

año, una cantidad considerable, incluso para unaeconomía como la de Canadá. Los costos directosanuales de la violencia familiar en Nueva Zelandiason de, por lo menos, 1.200 millones de dólaresestadounidenses. Esto es más que los 1.000 millo-nes de dólares ganados con la exportación de lana(1993-94) y prácticamente tanto como los 1.400millones de dólares gastados en beneficios paradesempleados (Snively, 1994). En los Estados

Unidos un estudio demostró que las violaciones yel abuso sexual eran la causa dominante de loscostos por lesiones intencionales e involuntarias enniños entre 5 y 14 años y la segunda mayor causade costos por lesiones para niños entre 0 y 4 añosde edad (CSN Economics and Insurance ResourceCenter, 1997).

Cuadro 4Los costos socioeconómicos de la Violencia: Tipología

Costos directos: valor de bienes y servicios usados en el tratamiento y la prevención de la violencia- Sistema de salud- Policía- Sistema de justicia criminal- Vivienda- Servicios sociales

Costos no monetarios: dolor y sufrimiento•

- mayor morbilidad- mayor mortalidad debido a homicidios y suicidios- abuso de alcohol y drogas- desórdenes depresivos

Efectos multiplicadores económicos: impactos macroeconómicos en el mercado laboral y en la productividad in-tergeneracional

- menor participación de la mujer en el mercado laboral- menor productividad en el trabajo- menores ingresos- mayor ausentismo- impactos en la productividad intergeneracional mediante repetición de cursos y el menor desempeño

educativo de los niños- menores inversiones y capacidad de ahorro- fuga de capital

Efectos multiplicadores sociales: impactos en las relaciones interpersonales y en la calidad de vida- transmisión intergeneracional de violencia- calidad de vida reducida- erosión del capital social- menor participación en el proceso democrático

• Algunos de éstos se verán parcialmente reflejados en los costos médicos. Sin embargo, en casos donde los indivi-duos no buscan tratamiento médico, los impactos sobre la salud deben considerarse como parte de los costos mone-tarios.

Page 13: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

10

En el caso de la violencia social se dispone de da-tos en varios países de América Latina en lo rela-tivo a la cantidad gastada en los sistemas de segu-ridad pública y de justicia. 10 En Colombia, elgasto público en seguridad y justicia criminal fueel 5% del PIB del país en 1996; los gastos priva-dos en seguridad llegaron a un 1,4% del PIB(CEDE-UNIANDES, 1997: 23-5).11 En El Salva-dor, los gastos de las instituciones de gobierno, loscostos legales, las lesiones personales y las activi-dades de prevención representaron más del 6% delPIB de 1995 (Cruz y Romano, 1997: 32). En Ve-nezuela, el gasto público en seguridad fue aproxi-madamente del 2,6% del PIB de 1995 (IESA,1997: 25-7). Los datos de México y de Perú noson estrictamente comparables, ya que se refierensólo a la Ciudad de México y a Lima, respectiva-mente, más que a los países como un todo. EnCiudad de México los gastos relativos a las medi-das de seguridad pública y privada sumaron 181millones de dólares en 1995 (Fundación Mexicanapara la Salud, 1997); la administración de justiciay de prisiones se responsabilizó por otros 128 y690 millones de dólares respectivamente. El gastopúblico que tuvo el gobierno nacional en policía,juzgados y prisiones para Lima fue aproximada-mente el 1% del producto regional del área metro-politana en Lima en 1997, mientras que el gastoprivado para medidas de seguridad alcanzó otro0,41% del producto regional (Instituto Apoyo,1997: 26-8).

10 Un porcentaje muy reducido del gasto nacional paraal aparato de seguridad está destinado a proveer servi-cios policiales y judiciales para casos de violencia do-méstica. Ya que este porcentaje es extremadamentebajo en todos los países de la región, tratamos los gas-tos policiacos y judiciales como si pertenecieran exclu-sivamente al tema de violencia social.11 Si se consideran todos los gastos para los sistemasencargados de la ejecución de la ley y de la justiciacriminal como “costos directos de violencia”, esto va aexagerar los verdaderos costos directos, debido a quealgunos de estos gastos existirían incluso si no existieraviolencia. Además, la propia existencia de la aplicaciónde la ley y de la justicia criminal podría prevenir algode la violencia (instrumental).

COSTOS NO MONETARIOSDE LA VIOLENCIA

Los costos no monetarios incluyen impactos en lasalud que no necesariamente generan una demandapara la utilización de servicios de salud, como porejemplo, mayor morbilidad, mayor mortalidad de-bido a homicidios y suicidios, abuso de alcohol ydrogas y desórdenes depresivos.12 Si se calcula lacontribución al deterioro de la salud por parte de laviolencia doméstica, los resultados son serios: elBanco Mundial estimó que anualmente hay 9 mi-llones de años de vida saludables (AVISA) perdi-dos en el mundo por concepto de violaciones yviolencia doméstica, cifra mayor que el total demujeres víctimas de todos los tipos de cáncerexistentes y más de dos veces el total de AVISAperdidos por mujeres en accidentes de vehículosmotorizados (Banco Mundial, 1993).13

Un estudio donde se calculó la carga de enferme-dades para las mujeres en la Ciudad de México,Lozano (por publicarse), se descubrió que la vio-lencia doméstica fue la tercera mayor causante depérdidas de AVISA, después de la diabetes y lasafecciones perinatales. La violencia por parte dela pareja y otras formas de abuso contra la mujerfue una fuente aun mayor de pérdida de AVISAque los accidentes vehiculares, las anomalías con-génitas, la artritis reumatoide, la osteoartritis, lasenfermedades cardiovasculares, las enfermedadescerebrovasculares y la neumonía.La violencia doméstica también tiene impactosimportantes en los niños que sufren abuso. Variosestudios (Dembo et al, 1992; Ireland y Widom,1994, y Kelley, Thornberry y Smith, 1997) en losEstados Unidos, por ejemplo, documentan la rela-ción entre abuso infantil y problemas posterioresde abuso de drogas y/o alcohol por parte de la víc-tima.

12 Hay que ser cuidadoso para evitar una doble contabi-lidad. Si un episodio de morbilidad genera una deman-da para servicios médicos, no se considera como “costono monetario” y debe ser incluido dentro de la categoría“costos directos”.13 AVISA no sólo incluye los años perdidos por morta-lidad prematura, sino que también los años que la per-sona ha estado afectada por incapacidad o enfermedad.

Page 14: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

11

En el caso de la violencia social, también hay cál-culos de AVISA perdidos. En El Salvador se per-dieron 178.000 AVISA en 1995 por muertes vio-lentas (Cruz y Romano, 1997: 30). En Perú la cifrafue de 60.792 (Instituto Apoyo, 1997: 16);163.136 para Río de Janeiro (ISER, 1998:42) y enCiudad de México fue de 57.673 (Fundación Me-xicana para la Salud, 1997: 14). En Caracas, no seincluyeron los impedimentos en el cálculo (sólo seincluyeron las muertes); incluso así, se perdieron56.032 años potenciales de vida en 1995 por ho-micidios (IESA, 1997: 31). A pesar de que las ci-fras son considerables, su verdadero significado sedebe medir en comparación con los AVISA perdi-dos por otras causas comunes. Desafortunada-mente, esta comparación sólo está disponible paraColombia, donde entre el 18 y el 27% de todos losAVISA perdidos durante el período de 1989-1995fueron causados por homicidios, mientras que elpromedio mundial alcanza sólo el 1,4%. En Co-lombia, los AVISA perdidos por homicidios sontres veces mayores que los que se pierden por en-fermedades infecciosas y dos veces más que losperdidos por enfermedades cardiovasculares(CEDE-UNIANDES, 1997: 12-16).

EFECTOS MULTIPLICADORESECONÓMICOS DE LA VIOLENCIA

Los efectos multiplicadores económicos de laviolencia son significativos e implican una menoracumulación de capital humano, una menor tasa departicipación en el mercado laboral, menor pro-ductividad en el trabajo, mayor ausentismo, meno-res ingresos e impactos en la productividad inter-generacional y a nivel macroeconómico, menorcapacidad de ahorro e inversión.

Existe evidencia de que las mujeres que sufrenviolencia doméstica tienen índices más altos deausentismo y mayores probabilidades de ser des-pedidas o de dejar sus trabajos. En Estados Uni-dos, Stanley (1992) informa que el 30 % de lasmujeres abusadas perdieron su trabajo como re-sultado directo del abuso. El Departamento deJusticia Estadounidense informó que el 94 porciento de las mujeres abusadas perdieron, por lomenos, un día hábil de trabajo al año como resul-tado del abuso sufrido y 50 % de las mujeres abu-sadas se ausentaron del trabajo hasta tres días almes (Stanley, 1992). En Canadá, el 34 por ciento

de las mujeres maltratadas y el 11 por ciento de lasvíctimas de asalto sexual, indicaron que no podíantrabajar el día después del asalto, generando pérdi-das de 7 millones de dólares canadienses por año(Greaves, 1995). Desafortunadamente, no hay evi-dencia sobre la pérdida de trabajo y ausentismopara países de América Latina y el Caribe.

Con respecto al impacto de la violencia domésticaen la capacidad para obtener ingresos de la mujer,existe evidencia clara derivada de un estudio reali-zado por Morrison y Orlando (próximo a publicar-se) de que las diferencias entre las remuneracioneslaborales de las mujeres afectadas por violenciafísica severa y las que no han experimentado estetipo de violencia son muy grandes. En Managua,Nicaragua, las mujeres que sufren severa violenciafísica ganan sólo un 57 por ciento de lo que ganansus compañeras que no sufren abuso. En Santiago,Chile, este porcentaje es de 39 por ciento. EnChile, las pérdidas de ingresos para todas las mu-jeres representan más del 2% del PIB chileno de1996. En Nicaragua, las pérdidas constituyenaproximadamente un 1,6% del PIB de 1996. Valela pena recalcar que estas pérdidas incluyen sola-mente el impacto sobre el ingreso de la mujer y nocaptan el impacto sobre la participación laboral ensí, ni tampoco el impacto sobre el ausentismo.

El último tipo de efecto multiplicador económicode la violencia doméstica es el impacto intergene-racional que ésta tiene en el futuro económico delos niños. Los niños que sufren o que son testigosde abuso doméstico tienen más probabilidades detener problemas disciplinarios en el colegio y po-drían tener más probabilidades de repetir cursos(Morrison y Orlando, próximo a salir). En Chile, alos niños que indicaron haber sufrido abuso serio,les fue considerablemente peor en el colegio que alos niños que informaron no haber sido víctimasde abuso físico (Larrain et al, 1997). Estos efectossugieren el impacto directo que ejerce la violenciadoméstica sobre el capital humano de estos niños ysu habilidad futura para obtener un empleo ade-cuado con un salario decente.

La violencia social también tiene importantesefectos multiplicadores económicos. El BID aus-pició estudios acerca del impacto económico de laviolencia criminal urbana en seis países de la re-gión: Brasil, Colombia, El Salvador, México, Perú

Page 15: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

12

y Venezuela. Los estudios desglosan los costos dela violencia en cuatro categorías: impactos en lasalud (gastos en servicios incurridos como resulta-do de la violencia); pérdidas materiales (gasto pú-blico y privado en policía, sistemas de seguridad yservicios judiciales; intangibles (cantidad de dine-ro que los ciudadanos estarían dispuestos a pagarpara vivir sin violencia) y transferencias (valor debienes perdidos en robos, rescates pagados a se-cuestradores y sobornos pagados como resultadode extorsión). Los cálculos finales de costos seexpresaron entonces como un porcentaje del pro-ducto doméstico bruto de 1997. Los cálculos va-riaron entre un bajo 5,1 por ciento en Perú y unalto 24,9 por ciento en El Salvador, con una mediade 14,2 por ciento para los seis países. La clasifi-cación detallada de estos cálculos de costos se pre-senta en la Cuadro 5. Desafortunadamente, estascategorías no son mutuamente excluyentes (porej., la voluntad de los ciudadanos para pagar puedeincluir también el valor de reducciones en el im-pacto de la violencia en la salud), ni completas(por ej., no incluyen explícitamente el costo de unmenor nivel de ahorro e inversión).

A pesar de que el cálculo del impacto de la violen-cia en las inversiones es metodológicamente com-plejo, diversos investigadores han especificado yestimado los modelos econométricos para Colom-bia. Tanto Rubio (1995), Bonell et al (1996) y Pa-rra (1997) encuentran una relación inversamenteproporcional bastante considerable desde el puntode vista estadístico entre violencia e inversión enacciones de capital. Es de esperarse que el efectode las violencia sobre las inversiones varíe segúnsector. Por ejemplo, las inversiones en el sectorturismo se muestran especialmente sensibles a losniveles de violencia en muchos países.

EFECTOS MULTIPLICADORES SOCIALESDE LA VIOLENCIA

Los efectos multiplicadores sociales incluyen latransmisión intergeneracional de la violencia, laerosión del capital social, una calidad de vida re-ducida y una menor participación en los procesosdemocráticos.

En el caso de la violencia doméstica existe abun-dante evidencia que documenta el vínculo exis-tente entre un hombre que ha sido testigo o hayaexperimentado abuso de niño y la conducta vio-lenta con su esposa o compañera. Un estudio he-cho por Strauss et al (1980) en los Estados Unidos,documenta que la tasa de abuso por parte de cón-yuges fue diez veces más alta para hombres quehabían tenido una niñez violenta que para aquéllosque no la tuvieron. Algunos autores se cuestionanla fuerza de esta relación, pero no su existencia(Stark y Flitcraft, 1991). Otros estudios en los Es-tados Unidos y Canadá muestran que los niñosexpuestos a la violencia doméstica tienen puntosde vista inadecuados en cuanto a la aceptación y ala utilidad de la violencia como un medio para re-solver conflictos (Jaffe, Wilson y Wolfe, 1989).Dichos estudios también comprobaron que esosniños tienen un mayor riesgo de ser víctimas yperpetradores de violencia (Dahlberg, 1998;Thornberry, Huizinga y Loeber, 1995). La cone-xión entre la violencia doméstica, el pobre desem-peño de los padres y el futuro comportamientoviolento fuera del hogar, no ha sido estudiada em-píricamente en América Latina y el Caribe, perono sería una sorpresa encontrar dicha relación.

Cuadro 5Costos Económicos de la Violencia Social en Seis Países Latinoamericanos

(expresados como porcentaje del PIB de 1997)

Page 16: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

13

Brasil Colombia El Salvador México Perú VenezuelaPérdidasen salud

1,9 5,0 4,3 1,3 1,5 0,3

Pérdidasmateriales

3,6 8,4 5,1 4,9 2,0 9,0

Intangibles 3,4 6,9 11,5 3,3 1,0 2,2Transferencias 1,6 4,4 4,0 2,8 0,6 0,3

TOTAL 10,5 24,7 24,9 12,3 5,1 11,8Fuente: Juan Luis Londoño. 1998. Epidemiología económica de la violencia urbana. Mimeo.

Sin embargo, los efectos de la violencia en los ni-ños no se limitan solamente al hecho de reproducircomportamientos violentos de adultos. Niños queson víctimas o que son testigos de abuso tienenmayores probabilidades de tener problemas decomportamiento incluso siendo aún niños. En elestudio sobre abuso infantil hecho en Chile, men-cionado anteriormente, se comprobó que los niñosque dijeron ser víctimas de violencia física seria,tenían relaciones interpersonales insatisfactorias,no sólo con sus padres, sino que con otros niños(Larrain et al, 1997). En un estudio hecho en losEstados Unidos donde se comparó a 102 niños,que vivían en refugios para mujeres maltratadas,con 96 niños de un grupo de control, se descubrióque la probabilidad de tener problemas serios decomportamiento o adaptación por parte de los ni-ños del refugio era dos veces y media mayor(Wolfe et al, 1985).

Especial importancia tiene la erosión del capitalsocial como consecuencia del aislamiento al quese someten las víctimas de la violencia doméstica.La violencia doméstica en muchos casos es ins-trumental de naturaleza, es decir, el hombre usa laviolencia doméstica como un medio para obtenerun fin, en este caso, el control de la mujer y suscontactos con el mundo fuera del hogar. Al mismotiempo, esto reduce simultáneamente la calidad devida de la mujer y su habilidad para participar enactividades fuera de la casa,

incluyendo la posibilidad de tener un ingreso y serparte de las actividades comunitarias.

La violencia social también tiene importantesefectos multiplicadores sociales, a pesar de queson extremadamente difíciles de medir empírica-mente. Moser y Holland (1997) notan que la vio-lencia a nivel comunitario en Jamaica se convierteen miedo generalizado, dando lugar también a unaausencia fundamental de normas de cooperación ycomunicación, lo que a su vez destruye el capitalsocial. En muchos casos, las mejoras en el índicede la violencia social van acompañadas por la con-fianza del gobierno en costosas políticas punitivas(encarcelamiento, suspensión de habeas corpus,etc.). Un impacto crucial de la violencia social esla transmisión intergeneracional. Si los adultos, losmedios de comunicación y la sociedad en generalles enseñan a los niños y a los jóvenes que la vio-lencia es una manera rápida de acumular riqueza,no es de sorprenderse que la gente joven, espe-cialmente los muchachos, adopten conductas vio-lentas.14

La violencia social constituye cada vez más la ma-yor amenaza para las libertades fundamentales, el 14 En Colombia se encuestó a jóvenes de entre 18 y 24años y se les preguntó: “¿A quién cree Ud. que le vabien en Colombia? (What groups do you think aredoing well in Colombia?). Las respuestas (que no sonmutuamente excluyentes) fueron: políticos (41%);gente rica (25 %); oportunistas/ “vivos” (18 %); gentedeshonesta (17 %); gente con contactos (15 %); indivi-duos con suerte (14 por ciento); los que trabajan (13 %)y los que estudian (13 %). Con el estudio y el trabajoocupando los últimos lugares en la lista, no es de sor-prenderse que la juventud colombiana a menudo recurraa la violencia para obtener sus metas. Vease Cuellar deMartínez (1997) para obtener los resultados de estaencuesta en su totalidad.

Page 17: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

14

acatamiento de la ley y la consolidación democrá-tica (Fruhling, 1995; Instituto de Defensa Legal,1996; Gregori, 1997). La violencia estructural,donde las fuerzas policiales y/o grupos paramilita-res se transforman en agentes de violencia perpe-trada a ciertos grupos, especialmente a niños de lacalle, menoscaba la democracia y genera más vio-lencia. Además, las instituciones democráticasenfrentan nuevas demandas y desafíos creados porla inseguridad colectiva que no sólo afecta el desa-rrollo económico, sino que también deja seriasdudas respecto a su habilidad para tratar efectiva-mente el crimen. Como resultado, el impacto polí-tico de la violencia social dentro de un contextoregional caracterizado por una cultura democráticadébil, es muy grande (Fruhling, 1995).

Page 18: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

15

Factores que contribuyen a la violencia

No existe un solo factor que de cuenta adecuada-mente de los altos niveles de violencia en AméricaLatina y el Caribe. Al discutir los factores quecontribuyen o que inhiben el comportamientoviolento, es decir, al discutir los factores de riesgoy de protección es necesario distinguir entre losque operan a nivel individual, a nivel de hogar y anivel comunitario o de la sociedad. Algunos de

los factores más importantes que operan a estosniveles se anotan en el Cuadro 6. También es im-portante tomar en cuenta los antecedentes de vio-lencia social y situacional, aquellas característicasen el ambiente físico y social que pueden incenti-var o inhibir el comportamiento violento en losindividuos.

Cuadro 6Factores de riesgo para la violencia

IndividualGéneroEdadAntecedentes biológicosNivel educacionalNivel socioeconómicoSituación laboralAbuso de drogas y alcoholExposición temprana a la violencia

HogarTamaño/densidad del hogarHistoria de violencia familiarDinámicas y normas del hogarNivel de pobreza del hogar

Comunidad/SociedadDesigualdad socialHistoria de violencia social (guerras)Efectividad de instituciones de control social*Disponibilidad de armas y drogasViolencia en los medios de comunicaciónNormas culturalesNivel de pobreza del vecindarioTasa de crimen del vecindarioCaracterísticas ambientales del vecindario (cantidad de casas, alumbrado público en las calles, etc.)

* Éstas incluyen el poder judicial y la policía, así como importantes organizaciones de la sociedad civil, tales comola iglesia y los grupos de la comunidad.

FACTORES INDIVIDUALES

La evidencia sugiere que un conjunto de factoresindividuales inciden de gran manera en los patro-nes de violencia doméstica y social. Estos factoresson: género, edad, características biológicas o fi-siológicas, nivel educacional, nivel socio-económico, situación laboral, uso de drogas o al-cohol y el hecho de haber sufrido o presenciado

abuso físico en la niñez. Cada factor de riesgo tie-ne su propio impacto marginal en la probabilidadde que un individuo se comporte violentamente.

Los hombres son más agresivos que las mujeres entodas las sociedades humanas donde se dispone deinformación y ésta es la única diferencia en elcomportamiento de los sexos que sale a relucirantes de la edad de dos años, lo que indica que hay

Page 19: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

16

raíces biológicas para la agresión masculina (Mac-coby y Jacklin, 1974). El riesgo de conducta vio-lenta es mayor aún si una persona sufre de anor-malidades cerebrales o tiene anomalías neurológi-cas, lo que aumenta la posibilidad de actuar enforma violenta. Otras disfunciones que tienen ori-gen físico incluyen el desorden de hiperactividadcon déficit de atención, trastornos del aprendizaje,desarrollo escaso de las habilidades motoras, com-plicaciones prenatales y perinatales, anomalíasfísicas menores y daños cerebrales (Ospinas, 1998;Buka y Earls, 1993). Los políticos y funcionariospúblicos a menudo dan por hecho que los factoresbiológicos y sicológicos están arraigados de mane-ra exógena y que no son receptivos a intervencio-nes de políticas, pero a menudo éste no es el caso.Por ejemplo, los trastornos del aprendizaje se pue-den tratar a través de programas educacionalesespecializados y las complicaciones prenatales operinatales a menudo se pueden evitar también conprogramas apropiados para tratar la salud maternay la del niño. Tampoco podemos decir que todoslos trastornos del aprendizaje son el resultado derasgos biológicos heredados: la calidad del cuida-do prenatal y de las interacciones entre padres ehijos tienen fuertes impactos en el desarrollo de lashabilidades cognitivas y emocionales necesariaspara interceptar o prevenir las reacciones violentas(Karr-Morse y Wiley, 1998).

Otro factor muy importante a nivel individual es laexposición temprana a la violencia. Existe sufi-ciente evidencia para afirmar que, tanto en el casode la violencia doméstica como de la social, elhaber estado expuesto tempranamente a la violen-cia - incluyendo experiencias previas con abusocrónico de niño, donde la persona lo ha experi-mentado o presenciado - tiene un efecto conside-rable en la probabilidad de convertirse en adultoviolento y abusivo (Huesmann et al, 1984). Unapersona que tiene un trauma neurológico y tam-bién ha sufrido experiencias tempranas de maltratoy negligencia, posee una combinación de factoresque predicen fuertemente la presencia de compor-tamiento criminal en la edad adulta.

FACTORES DEL HOGAR

Los factores que contribuyen a la violencia a nivelde hogar son igualmente relevantes para un análi-sis completo de la violencia doméstica y social.Los factores principales son: el tamaño de la fami-lia y el grado de hacinamiento, la historia de vio-lencia familiar, la dinámica y las normas (espe-cialmente cuando las normas predominantes sonmás autoritarias que igualitarias o democráticas) yel ingreso per cápita del hogar. Los padres chile-nos con cuatro hijos o más resultaron ser tres ve-ces más violentos con sus hijos que los padres conun solo hijo (Larrain et al 1997). Una posible ex-plicación para este hecho es que la mayor densidado hacinamiento de las familias más grandes con-lleva frustración y propicia conductas violentas.En el mismo estudio, niños con padres que sonviolentos entre ellos también sufrieron mucho másabuso físico que los niños cuyos padres no sonviolentos. Las familias violentas tienden a perpe-tuarse. También hay otros comportamientos dis-funcionales en la dinámica de las familias y de loshogares, como la incapacidad para desempeñar elrol de padres - incluyendo falta de control y super-visión de los niños – que están vinculados concomportamiento antisocial, agresivo y criminal(Dahlberg 1998; Farrington 1991). Un estudiotranscultural realizado en 90 sociedades mostróque aquéllas con altos niveles de violencia erantambién las que tenían normas autoritarias en elhogar, donde el hombre era dominante y existíauna aceptación social de la violencia física (Levin-son, 1989). Escritoras y activistas feministas hanresaltado que las relaciones desiguales entre losgéneros son un factor central cuando se trata deexplicar la violencia doméstica contra las mujeres.En los Estados Unidos, por ejemplo, una encuestasobre violencia familiar realizada a nivel nacionalen 1975, mostró que la violencia contra las espo-sas tenía mayores probabilidades de ocurrir cuan-do dependían económica y psicológicamente demaridos dominantes (Berkowitz, 1993).

Gonzalez y Gavilano (por publicarse), en un estu-dio de violencia doméstica contra mujeres en Li-ma, Perú, descubrieron que la pobreza en los hoga-res aumenta la probabilidad de violencia psicoló-gica y general, pero no la violencia física, ni se-xual. El hallazgo (manteniendo otros factoresconstantes) de que la violencia contra la mujertenga mayores probabilidades de darse en hogaresmás pobres puede tener dos explicaciones. La pri-

Page 20: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

17

mera es que la pobreza en sí causa mayor violen-cia. La segunda es que la pobreza (o bajo nivelsocioeconómico) no es en sí la causa directa de laconducta violenta, más bien, la pobreza está aso-ciada con el estrés adicional que causa la incerti-dumbre, las precarias condiciones económicas y elhacinamiento. En general, las personas que tieneuna predisposición a comportarse agresivamente(ya sea por naturaleza o por formación) demues-tran esta actitud con más frecuencia en situacionesde estrés. En otras palabras, la frustración y el es-trés son un gatillo situacional de la violencia.Berkowitz, 1993).

No obstante, incluso si asociamos, pero no vincu-lamos causalmente la pobreza a la violencia, laviolencia – como se mostró en la sección anterior– empobrece a la gente y a las sociedades.

FACTORES SOCIALES Y COMUNITARIOS

Los factores sociales y comunitarios interactuancon las características individuales y la dinámicadel hogar. Entre estos factores sociales a nivel másagregado resaltan: la desigualdad de ingresos, laviolencia en los medios de comunicación, la dis-ponibilidad de armas, los efectos posguerra y losdébiles controles institucionales (particularmentela ineficacia de los sistemas policiales y judicia-les), las normas culturales y posiblemente los ni-veles de pobreza de la vecindad y el historial deviolencia.

Un conocido estudio sobre índices de criminalidaden las 125 áreas metropolitanas más grandes de losEE.UU, demostró que el crimen es más una fun-ción de la desigualdad de ingresos, que de la pro-porción de gente pobre en las comunidades (Blauy Blau, 1992). Un reciente estudio inter-regionalrealizado por el Banco Mundial sobre las variablescorrelacionadas con violencia, se demuestra cla-ramente la relación entre la pronunciada desigual-dad de ingresos y el comportamiento violento(Fajnzylber et al, 1997). Más claro aún que en elcaso de la pobreza, la desigualdad de ingresos au-menta las nociones de deprivación y frustración, loque puede constituir fuertes antecedentes de com-portamiento violento.Los niveles de pobreza de un vecindario, sin em-bargo, sí parecen estar asociados con una mayorviolencia. En el caso de la violencia doméstica

existe evidencia empírica de esto sólo para losEstados Unidos (O’Campo et al, 1994). En el casode la violencia social, la pobreza puede gatillar laviolencia, especialmente cuando se asocia con unapronunciada desigualdad de ingresos, una alta tasade desempleo y un nivel bajo de educación entrelos jóvenes (PAHO, 1996). No obstante, la pobre-za puede ser también el resultado de la violencia,ya que la violencia disminuye el capital humano,físico y social.

Las condiciones fundamentales de pobreza y desi-gualdad en la región pueden convertirse en unfactor que contribuya aún más seriamente a laviolencia social y doméstica, debido al papel quejuegan los medios de comunicación al difundir lospatrones de consumo de los ricos y, de esta mane-ra, acentuar el sentido de carencia de los pobres.Los medios de comunicación también afectan elnivel de violencia cuando en sus programas sepremia el comportamiento violento que los televi-dentes aprenden y después imitan; éstos, a su vez,tienden a estimular e instigar el comportamientoviolento en la audiencia. La exposición repetida alos medios de comunicación violentos se asociaconsistentemente con mayores índices de agresión,especialmente en los niños (Huesmann y Eron,1986). La violencia de los medios de comunica-ción es un gatillo situacional para el comporta-miento violento. Otros gatillos situacionales inclu-yen la fácil disponibilidad de armas, así comocondiciones ambientales que facilitan el crimen,tales como la falta de privacidad y la ausencia dealumbrado público.

Las sociedades que han pasado por periódos re-cientes de conflicto bélico continuan siendo vulne-rables a brotes de violencia. En El Salvador yGuatemala de posguerra, por ejemplo, la ampliadisponibilidad de armas y el atenuamiento de lasinhibiciones contra el uso de la violencia agudizanla influencia de otros factores como la desigual-dad, el papel negativo desempeñado por los me-dios de comunicación y los altos niveles de pobre-za. Una comparación de la tasa de homicidios ennumerosos países antes y después de haber parti-cipado en guerras, arrojó un aumento considerableen la tasa de homicidios, independiente de que lasnaciones hubiesen ganado o no la guerra y de quesu economía de posguerra hubiese o no mejorado(Archer y Gartner, 1984). Además, a pesar de que

Page 21: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

18

es difícil trazar medidas precisas de desempeñoinstitucional, está claro que la efectividad de lossistemas policiales y judiciales puede estar espe-cialmente comprometida en sociedades que hanemergido recientemente de conflictos, lo que a suvez afecta los incentivos y los costos esperadospor participar en actos violentos.

La cultura también es un factor determinante delcomportamiento. La violencia se entreteje en eltapiz cultural de muchas sociedades y se transfor-ma en parte de un juego de reglas que guían elcomportamiento y ayudan a dar forma a las identi-dades de los grupos. Así, por ejemplo, muchassociedades aceptan el castigo corporal de los niñoslo cual frecuentemente inculca la violencia comouna manera aceptable de resolver los problemas.Los estereotipos de género refuerzan la noción del“derecho” del marido a controlar el comporta-miento de su pareja y dicho control se puede ejer-cer a través del uso de violencia doméstica. A ni-vel de comunidad, las normas que tienen que vercon la participación en las organizaciones comu-nitarias y de autoayuda mutua, tienen importantesimplicaciones para la cohesión de la comunidad y,en consecuencia, también para el nivel de violen-cia. Las determinantes sociales y culturales de laviolencia tiene implicaciones importantes para losprogramas de prevención e intervención de violen-cia. Especialmente las iniciativas de prevención deviolencia que no toman en cuenta las normas cul-

turales, corren un mayor riesgo de no alcanzar lasmetas propuestas.

Un alto índice de crimen en la vecindad puede ge-nerar en sí más violencia. Un aumento en el cri-men violento disminuye las inhibiciones contra laconducta violenta, tanto a través del efecto de lademostración (los criminales dan el ejemplo aaquéllos que tanto se inclinan a imitar su compor-tamiento) y la erosión de las normas sociales y dela cohesión de la comunidad que regula las rela-ciones interpersonales (Fajnzylber et al, 1997).

La existencia de los factores de riesgo a diferentesniveles de conjunto no implica una falta de inte-racción entre los factores que operan a diferentesniveles. Por ejemplo, a nivel individual, factorestales como las anomalías biológicas y fisiológicasy el hecho de haber experimentado abuso físico,crean una cierta predisposición para que un indivi-duo se comporte violentamente. Hogares y comu-nidades que tienen bajos ingresos y alto nivel dehacinamiento, tienen mayor probabilidad de agra-var tal predisposición a la violencia, debido al in-cremento en la frustración y los niveles de estrés.Por el contrario, ingresos altos y bajos niveles dehacinamiento reducen la probabilidad de tener unapredisposición al comportamiento violento. Fre-cuentemente, estímulos situacionales específicosgatillan la violencia doméstica o social, activandofactores individuales, como pasa con las experien-cias previas de abuso físico.

Page 22: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

19

Políticas para contrarrestar la violencia

Los políticos y funcionarios públicos que estánconscientes tanto de los costos socioeconómicosgenerados por la violencia y el incremento de laviolencia doméstica y social, como del incrementode la violencia a través del tiempo, quieren actuarde inmediato para reducir los niveles de violencia.Las acciones deberán estar orientadas a los diver-sos factores que contribuyen al problema. Preci-samente porque el fenómeno de la violencia esmulticausal, generalmente se necesita una combi-nación de acciones a diferentes niveles (a nivel delindividuo, del hogar y de la comunidad). Ello nodebe excluir la posibilidad de políticas orientadasa factores de riesgo específicos (tales como pro-gramas que incentiven el canje de armas o campa-ñas contra el abuso del alcohol o las drogas) quepueden ser, en sí, muy efectivas; además, dichaspolíticas son más fáciles de implementar de mane-ra exitosa. Los gobiernos deben comparar loscostos y beneficios de los programas integradosversus los programas focalizados en un factor deriesgo específico.

Las opciones políticas se pueden clasificar en po-líticas preventivas y lo que se puede llamar medi-das de tratamiento o remediales. Sería ideal contarcon datos sobre los costos y beneficios de los pro-gramas integrados y comparar éstos con los pro-gramas focalizados; así como sería también degran ayuda tener datos sobre políticas preventivasversus las políticas remediadoras aplicadas en di-ferentes lugares. Esto facilitaría la elección de laestrategia más rentable. Desafortunadamente, haypoca o casi ninguna información en la región sobrelos costos de los programas, ni siquiera desde elpunto de vista de la contabilidad, para evaluar lasopciones de los programas, sin mencionar el cono-cimiento de los beneficios generados por los dife-rentes tipos de programas.

Los expertos concuerdan que las estrategias pre-ventivas son generalmente más efectivas en cuantoa costos que las estrategias de tratamiento. Bruner(1996), por ejemplo, examinó los rendimientospotenciales a la inversión en centros de familias en

vecindades de alto riesgo de Allegheny County,Pensilvania, y encontró que tales centros seríanrentables si mediante su uso se obtendría un cincopor ciento o más de reducción en gastos o servi-cios remediadores sociales, una suposición bas-tante razonable. Caldwell (1992) estimó que en elestado de Michigan, los costos del crimen adulto -como resultado de maltrato en la niñez – y el cui-dado prenatal inadecuado ascienden a $175 millo-nes al año. Dar una educación completa a los pa-dres de cada familia que espera su primer hijocostaría sólo $43 millones al año y tendría otrosbeneficios colaterales, aparte de reducir el crimenentre los adultos. Esto también reduciría los gastosen servicios de protección, custodia temporal,costos de salud de infantes con bajo peso al mo-mento de nacer y la reducción de gastos en el sis-tema de justicia juvenil (Caldwell, 1992; tematratado en el “National Clearinghouse on ChildAbuse and Neglect Information”, 1998). Como sepuede apreciar, un programa educativo compren-sivo para los padres puede ser altamente rentable.

La prevención puede ser especialmente rentable ensituaciones donde niveles muy altos de violenciacoexisten con un ineficiente desempeño por partede instituciones claves de control social, tales co-mo las judiciales y las policiales, lo que ocurre engran parte de América Latina y el Caribe. Másaún, ya que los estudios han mostrado que el com-portamiento violento a menudo tiene sus raíces enla naturaleza de los antecedentes biológicos y elaprendizaje social en los años formativos, es esen-cial dirigir las actividades de prevención a unapoblación meta muy joven y a sus padres.

Es importante reconocer que la prevención y eltratamiento no son opciones dicotómicas, sino quemás bien forman parte de un continuo de políticas.Al lado del tratamiento hay, por ejemplo, políticasde tratamiento más convencionales que involucrantípicamente el sistema policial, judicial y penal. Lameta específica de estas políticas es controlar laconducta de los individuos que se involucran en laviolencia (Fruhling, 1997). Al avanzar en este

Page 23: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

20

continuo, tenemos las medidas preventivas secun-darias, orientadas a grupos de riesgo particular-mente alto, como son hombres jóvenes que hanpresenciado o han experimentado violencia cuan-do niños. Estas medidas intentan modificar lasconductas que ponen a dichas personas en riesgode ser victimarios o víctimas de la violencia.

Al lado opuesto del continuo tenemos las políticasde prevención primaria que intentan cambiar lasactitudes, normas y comportamientos sociales dela población general; dichas políticas a menudoapuntan a más de un factor de riesgo y con ellas seintenta influir sobre la conducta de ciertos gruposde diferentes edades u otros tipos de individuos,tales como padres y niños pequeños. En el lado dela prevención del continuo tratamiento-prevención, es práctico distinguir entre la preven-ción que se centra en los antecedentes situaciona-les del comportamiento violento y en la preven-ción que se centra en los determinantes sociales dela violencia. La primera se centra en las víctimaspotenciales y busca reducir la probabilidad decomportamiento violento (al dificultar el crimenviolento, hacerlo más riesgoso o menos gratifica-dor), mientras que el segundo tipo de prevenciónestá dirigida a los agresores potenciales y buscareducir la probabilidad de generar individuos vio-lentos (haciendo hincapié en ser buenos padres yen los programas de aprendizaje social positivocon niños pequeños y/o subgrupos en la poblaciónque tengan un alto riesgo de involucrarse en con-ductas violentas).

Para poder ilustrar las formas más efectivas detratar la violencia, es bueno examinar en detallecuatro factores contribuyentes y explorar qué in-tervenciones ya probadas dan mejores resultados.Los cuatro factores seleccionados son representa-tivos y prominentes en la región y además, recal-can la manera en que las diversas opciones de po-líticas pueden tener un impacto en los diferentesfactores contribuyentes a la violencia. Estos facto-res son: a) factores que promueven el aprendizajede la violencia, b) alcoholismo/uso de drogas, c)pobreza y desigualdad d) disponibilidad de armas.

APRENDIZAJE DE LA VIOLENCIA

Existen factores a distintos niveles que promuevenel aprendizaje de la violencia. A nivel de individuo

dichos factores incluyen el abuso físico o la expo-sición al abuso y a modelos agresivos, así como unbajo nivel educacional. A nivel de hogar, dichosfactores incluyen un desempeño ineficiente de lospadres y estar expuestos a normas autoritarias. Anivel de sociedad estos factores incluyen el papelnegativo de los medios de comunicación y de losvalores culturales que aceptan y/o promueven laviolencia.

Ya que es más fácil prevenir el aprendizaje de laagresión antes que promover su desaprendizaje,los pasos preferidos a seguir incluyen promover eldesarrollo social de niños y grupos de alto riesgo,así como la prevención de la violencia doméstica.El sistema educacional tiene el potencial de modi-ficar los valores culturales que promueven la utili-zación de la violencia. La reforma curricular quereduce los estereotipos sobre el papel de los sexosen las escuelas (por ejemplo, mediante la enseñan-za de contribuciones femeninas a la clase de histo-ria, la eliminación de los estereotipos relativos alpapel de los sexos en los libros a usar y la promo-ción de la participación de las niñas en los depor-tes), es un paso importante para lograr la igualdadde los géneros y reducir la violencia, como unapromoción de los valores cívicos.

Los recursos educacionales dirigidos a enseñarmétodos no agresivos de resolución de conflictosen las escuelas pueden ser muy efectivos, espe-cialmente en las comunidades de alto riesgo. Losprogramas educacionales innovativos en los Esta-dos Unidos y Canadá que enseñan a los niños ha-bilidades para resolver conflictos de manera pací-fica (vea Jaffe, Sundermann y Schiek, por publi-carse), han generado resultados positivos. Las es-cuelas son también un vehículo ideal para identifi-car niños y familias con “alto riesgo” de violencia,que se pueden beneficiar con los servicios dispo-nibles. Las inversiones complementarias incluyenbuenos programas de enseñanza para que los pa-dres puedan reforzar en la casa las leccionesaprendidas en las escuelas, y programas para lasetapas tempranas de desarrollo del niño que pro-vean atención médica y apoyo adecuados para lasmadres y les dé a los niños la crianza y los mode-los a seguir necesarios para un desarrollo saluda-ble.

Page 24: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

21

También son apropiadas las actividades educativasinformales de la comunidad, donde se enseña a losciudadanos sobre las sanciones legales contra laviolencia, las estrategias efectivas de prevencióncon base en la comunidad y los servicios socialesdisponibles para las víctimas de la violencia. Esimportante que las organizaciones no guberna-mentales, así como las distintas asociaciones co-munitarias, emprendan estos esfuerzos. Los gru-pos que abogan por los derechos de la mujer pue-den ser muy instrumentales en la implementaciónde actividades educativas informales que comba-tan la violencia doméstica. Además, se puedendirigir actividades similares a la audiencia mascu-lina, ya que son los hombres los agresores másprobables, como se está realizando en Argentina,Chile, Costa Rica, Jamaica, Trinidad y Tobago yMéxico. Estos programas tienen un componenteremediador, que enseña a los hombres violentos acontrolar su comportamiento y un componentepreventivo, en el que se ayuda a desvincular lasnociones de masculinidad y violencia.

Las campañas educacionales de los medios de co-municación masivos son una respuesta potencial-mente efectiva, ya que proporcionan modelos decomportamiento pacíficos y refuerzan las res-puestas pacíficas. El Banco Interamericano de De-sarrollo, en colaboración con varios gobiernos ygrupos que abogan por los derechos de la mujer enLatinoamérica y el Caribe, desarrolló y distribuyóun video educativo que busca aumentar la toma deconciencia respecto al problema de la violenciadoméstica. Los efectos educativos pueden involu-crar los medios de comunicación comerciales, in-centivándolos a producir y difundir imágenes máspositivas de interacciones interpersonales (hom-bre-mujer, adulto-niño). Puede ser muy positivomostrar ejemplos de soluciones pacíficas a losconflictos, especialmente en los programas de en-tretención (como es el caso de las telenovelas).Los resultados de varios estudios realizados en losEE.UU. señalan la importancia de tener modelosmás positivos de la mujer y de soluciones pacíficasa conflictos, con el fin de reducir la violencia do-méstica y social (Pan American Health Organiza-tion, 1996; Shifter, 1997). La participación de losmedios de comunicación, incluyendo los mediosde comunicación comerciales, en campañas deprevención de violencia puede contrarrestar el

efecto negativo de los medios de comunicación encuanto al aprendizaje de la agresión.

ABUSO DE SUSTANCIAS

El abuso de drogas y bebidas alcoholicas es unfactor de riesgo bien establecido para la violenciadoméstica y social a nivel individual y comunita-rio. Desde el punto de vista preventivo, se puedeconsiderar una variedad de opciones. Quizás lamás prometedora y de resultados comprobados esun conjunto de medidas implementadas en el pro-grama DESEPAZ (Desarrollo, Seguridad y Paz)en Cali, Colombia. El programa partió de un enfo-que epidemiológico y documentó en detalle losincidentes violentos, incluyendo información so-bre niveles de alcohol y el lugar donde ocurrieronlos incidentes. Esta información le permitió a laadministración municipal desarrollar medidas es-pecíficas que apuntan a combatir el comporta-miento violento. Estas medidas incluyen: aumentarel alumbrado en las calles, tomar una serie de me-didas destinadas a fomentar el diálogo con los lí-deres de pandillas y limitar la disponibilidad debebidas alcholicas mediante la prohibición de suventa durante ciertos períodos. La tasa de homici-dios bajó considerablemente en Cali después delestablecimiento de estas medidas, lo cual demostróque los gobiernos municipales tienen herramientasdisponibles para reducir la violencia social (Gue-rrero, 1997). Además, si se llevan a cabo campa-ñas de amplio alcance que estén bien planificadaspor los medios de comunicación y que estén diri-gidas a jóvenes y a otros grupos específicos, sepueden resaltar los riesgos y reducir el atractivoque representa el consumo de drogas y alcohol.

Como medidas preventivas adicionales, es buenoconsiderar un rango de políticas que apunten atratar, si bien indirectamente, algunas de las con-diciones que fomentan el uso de alcohol y drogas.Entre dichas medidas tenemos: programas de em-pleo orientados a los sectores de la población demás alto riesgo (Banco Mundial, 1997), servicioscomunitarios integrados (por ejemplo, mejora-miento de los barrios pobres, instituciones recrea-ciones o centros para adolescentes) que puedenayudar a renovar el capital social y promover nor-mas y respaldo, especialmente para la gente joven(Moser y Holland, 1997). Por último, tenemos lasmedidas que implican múltiples esfuerzos para

Page 25: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

22

evitar el aprendizaje de los comportamientos agre-sivos descritos anteriormente. La idea es proveer alos hombres jóvenes de alto riesgo con alternativasque no sean compatibles con el abuso de drogas yalcohol y el comportamiento violento, incluyendotrabajo remunerado y deportes. En este esfuerzo deapoyar los programas de empleo para jóvenes enriesgo, aparte de contar con la participación deimportantes agencias municipales y de gobiernonacional, puede ser de mucha ayuda contar conorganizaciones del sector privado y con organiza-ciones multilaterales, tales como el Banco Intera-mericano de Desarrollo y el Banco Mundial.

Por último, con el fin de prevenir la distribuciónde drogas a lo largo del hemisferio, es importantereforzar la capacidad de las instituciones espe-cialmente las constituidas por el sistema policial yjudicial para que desempeñen bien su papel y fun-ción profesional. Los gobiernos de varios paises dela región, a través de sus Ministerios de Justicia,han resaltado la importancia de las reformas poli-ciales y judiciales en su agenda. En consecuencia,el Banco Interamericano de Desarrollo está suscri-biendo un número de reformas institucionales enla región, específicamente las reformas judicialesy policiales (Jarquin y Carrillo, 1997), el BancoMundial está apoyando reformas judiciales. Lasmedidas legislativas a nivel nacional, junto con eltrabajo de la Comisión Interamericana para elControl del Abuso de Drogas (CICAD), de la Or-ganización de Estados Americanos y la Conven-ción de Viena de las Naciones Unidas, puedenayudar a establecer normas regionales e interna-cionales que promuevan una mayor cooperaciónpara enfrentar colectivamente el problema de lasdrogas.

POBREZA Y DESIGUALDAD

Los altos niveles de pobreza y desigualdad quecontribuyen directa o indirectamente a la violenciadoméstica y social en América Latina y el Caribe,son problemas difíciles de solucionar. Específica-mente en el caso de la desigualdad, que alcanza elíndice más alto del mundo y no ha disminuido eslas últimas dos décadas (BID, 1998). No es de ex-trañarse que la región tenga los altos índices deviolencia que tiene. Como se mencionó anterior-mente, la pobreza y la desigualdad crean senti-mientos de carencia y frustración y aumenta el

estrés, todos antecedentes fuertes de violencia. Elcomportamiento violento, por otro lado, empobre-ce a la gente y consolida la desigualdad. Las polí-ticas de acción a este respecto son mayormentepreventivas y de efecto rezagado.

En este sentido, las medidas macroeconómicas,junto a políticas implementadas por el sector pri-vado y el público, pueden ser de gran ayuda en lageneración de empleos. Tener un empleo bueno yestable puede tener un efecto positivo que aminorela probabilidad de que un individuo se involucreen violencia doméstica o social, especialmente sivive en una sociedad donde los sistemas de bie-nestar social son ineficaces. Los empleos para lamujer en particular pueden tener beneficios múlti-ples muy convenientes. Ellos pueden ayudar a re-ducir la desigualdad y la fecundidad (que se asociatanto con desigualdad como con violencia) y pue-den modificar el balance del poder en las relacio-nes entre los miembros familiares, sirviendo comoprotección contra la violencia en el hogar o, por lomenos, dándoles a la mujer algún grado de auto-nomía económica, en caso de que ella tenga quedesligarse de una relación peligrosa. Las medidascomplementarias que se deberían considerar sonlas que facilitan la participación de la mujer en lafuerza laboral. Entre ellas podemos mencionarmejoramientos en el acceso al agua, electricidad ytransporte, para reducir el tiempo que emplea lamujer en el trabajo no remunerado de la casa, me-joras en la calidad de la enseñanza para las jóvenesy un mejor acceso de la mujer a asistencia crediti-cia y técnica (BID, 1998).

Además, los fondos de inversión social (tales co-mo los que están siendo implementados en Jamai-ca y en otros países), pueden ayudar a reabastecerel capital social reducido en una comunidad. Losprogramas pueden incluir apoyo para el equipa-miento y la rehabilitación de instituciones deporti-vas, centros para adolescentes, centros de entre-namiento y actividades enfocadas a la solución deconflictos (Moser, 1996).

Estudios preliminares indican que la mejor solu-ción para la desigualdad es mayor acceso a losservicios de educación y salud (Birdsall y Sabot,1994; BID, 1998). Un estudio reciente del BancoMundial descubrió que la educación tiene unefecto rezagado en la reducción del crimen, efecto

Page 26: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

23

que se materializa no cuando la persona se estáeducando, sino que cuando pasa a ser adulto(Fajnzylber, 1997). Aun así, pensando en el largoplazo, los políticos y funcionarios públicos quequieran resolver el problema de la violencia po-drían considerar varias reformas institucionales,incluyendo la distribución de más recursos espe-cialmente a la educación primaria de calidad, uni-versalizando la enseñanza secundaria, incremen-tando la calidad y los salarios de los profesores y,por último, dándole más autoridad a los colegioslocales para que puedan encargarse de sus propiosasuntos (Puryear y Bruner, 1995). Estas medidasde reforma institucional deberían estar orientadas aeliminar los estereotipos de los sexos en el área dela enseñanza y, de manera más general, asegurar laigualdad de los géneros cuando se trata de teneracceso a instrucción de calidad. Además, comorespuesta a los altos niveles de desigualdad quetienden a producir resentimientos y una mayordistancia entre las comunidades y los representan-tes del sector público, se podría considerar la op-ción de la policía comunitaria. Sin embargo, deconsiderarse esto, se debe tener en cuenta tambiénlas dificultades potenciales de implementar mo-delos descentralizadores de policía en una regióncon una cultura de policía institucional altamentejerárquica (Neild, 1998). Un ejemplo interesantees Viva, en Río de Janeiro, Brasil, donde desdeprincipios de los noventa se ha desarrollado unaestrategia esencialmente preventiva basada en unarelación más efectiva entre las fuerzas policiales ylos residentes de la comunidad (Sussenkind, 1997;Fernandes, 1997). Otro ejemplo es un proyectopiloto sobre policía comunitaria en San José, CostaRica. Una evaluación de fin de año registró unareducción tanto en el crimen como en la percep-ción de la inseguridad, así como una mejoría en laimagen de la policía (Chinchilla y Rico 1997). Entodo caso, la policía comunitaria constituye unapolítica prometedora, ya que genera confianza enla comunidad y les da a sus residentes mejor y másefectiva protección, que puede ayudar a reducir lasmarcadas desigualdades en los servicios y a tratarde enfrentar las consecuencias de tales desigualda-des.

DISPONIBILIDAD DE ARMAS

Se sabe a ciencia cierta que uno de los mayoresfactores de riesgo, particularmente en la violenciasocial, es la disponibilidad de armas. Las armasincitan a la violencia y agravan los episodios vio-lentos. En una variedad de casos, su disponibilidades el resultado directo de muchos años de guerra yde conflicto interno. El problema es quizás másmarcado y agudo en América Central, especial-mente en El Salvador, Guatemala y Nicaragua,países que vienen saliendo de conflictos internos.En estos países se han llevado a cabo programasespeciales, con distintos resultados, como una ma-nera de controlar la disponibilidad de armas. Di-chos programas se han conducido típicamentedentro del marco de acuerdos políticos de paz en-tre los combatientes., sin embargo, es importantecontinuar este esfuerzo de desarme más allá delproceso de paz, dando incluso incentivos a los re-sidentes para que entreguen sus armas (Cruz yRomano, 1997). El programa desarrollado en Bo-gotá, Colombia, bajo el gobierno municipal deAntanas Mockus para comprar las armas en manosde los civiles, es un esfuerzo prometedor en esterespecto. Este programa ilustra el valor de la cola-boración entre el sector público y la sociedad civil(por ej., la iglesia) en la implementación de unacampaña exitosa. También señala la importanciade mensajes simbólicos para cambiar la cultura deviolencia, por ejemplo, fundir las armas y hacercon ello cucharas para infantes (Mockus, 1998).Otra experiencia interesante relativa al control dearmas es la de Cali, donde el transporte de armasse prohibió durante ciertos fines de semana de altoriesgo. Guerrero (1997) estima que esta medidacontribuyó parcialmente a la reducción de la tasade homicidios en Cali.

La legislación nacional y la aplicación de acuer-dos internacionales e instrumentos relativos alcontrol de armas pequeñas (como fue propuestopor México y adoptado en la Asamblea General dela Organización de Estados Americanos en juniode 1997), pueden ser muy útiles para la imple-mentación de normas a nivel nacional y regionalque controlen la disponibilidad de armas. Otramanera de limitar la cantidad de aramas disponi-bles es fomentar actividades que apunten a la apli-cación más efectiva y responsable de la ley me-diante una fuerza policial reformada y más profe-sional.

Page 27: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

24

Próximos pasos

La agenda contra la violencia de la región enfrentadesafíos prácticos y de investigación. Como semencionó en este trabajo, se ha dedicado muchotiempo al estudio y a la investigación sobre laviolencia, usando una variedad de perspectivasdisciplinarias. El conocimiento generado en lasúltimas cuatro o cinco décadas en los países in-dustrializados se puede sintetizar, transferir y utili-zar. Las investigaciones futuras sobre violencia enla región deberán ser puntuales y prácticas. Se de-be emprender nuevas investigaciones sólo paracerrar brechas conceptuales (tales como la relaciónentre la violencia social y la violencia doméstica)o para identificar factores de riesgo que corres-ponden a ciertas áreas en particular. Se necesitanestudios adicionales, en particular en relación atres temas que contribuirán directamente al diseñode programas para combatir la violencia comoson: la magnitud, los costos y las evaluaciones deprogramas pilotos y de “buenas prácticas".

También se debe mejorar considerablemente larecopilación de estadísticas fidedignas y compara-bles sobre la incidencia y la prevalencia de la vio-lencia, así como también se necesita expandir elrango de medidas usadas para establecer su mag-nitud. La tasa de homicidios es un indicador im-portante, pero no es el mejor indicador del nivel depobreza en una sociedad. El subregistro de los ac-tos de violencia constituye un problema serio, es-pecialmente en el caso de la violencia doméstica.

Estudios acerca de costos y consecuencias de laviolencia, que ya se están realizando en muchospaíses, junto con datos más confiables sobre lamagnitud del problema, sirven para justificar eidentificar áreas que requieren intervención. Sinembargo, el componente, hasta ahora ausente, peromás difícil y esencial para el diseño de programasefectivos, es el conocimiento práctico sobre qué eslo que funciona. Existe una necesidad urgente deinvestigar y documentar las buenas prácticas,evaluar proyectos pilotos en operación y lanzaruna serie de iniciativas piloto que incluyan com-

ponentes de evaluación en una variedad de secto-res.

En el área de los programas contra la violencia, ungran desafío está en la prevención, manteniendopresente, sin embargo, el hecho de que existe uncontinuo que se extiende desde la prevención hastael tratamiento. Hasta ahora los esfuerzos de la re-gión se han centrado en combatir la violencia conacciones punitivas a través de la policía y los juz-gados y también en ofrecer tratamiento a las víc-timas de la violencia. A pesar de que el castigoefectivo es un poderoso factor disuasivo contra elcrimen hay un sinnúmero de otras medidas de pre-vención, con bajos costos comparativos y altosretornos potenciales que han brillado por su au-sencia. Existe sólo una cantidad reducida de pro-gramas de prevención, muchos de ellos en Colom-bia, que ha tomado la delantera en la investigaciónde las acciones contra la violencia.

Las medidas preventivas pueden reducir los facto-res de riesgo de la violencia, aumentar los factoresde protección y tratar los factores determinantesdel crimen y la violencia de índole situacional osocial. Las medidas situacionales pueden incre-mentar los riesgos y reducir los beneficios de lasconductas violentas, así como pueden minimizarlos estímulos para las acciones agresivas. Las me-didas preventivas se pueden dirigir a toda la po-blación (prevención primaria) o a grupos de altoriesgo como niños que han sido abusados, jóvenesdesempleados y hogares monoparentales (preven-ción secundaria). Al instaurar las medidas preven-tivas se deben tomar en cuenta los vínculos con-ceptuales entre la violencia doméstica y la violen-cia social e intervenir lo antes posible en las vidasde los individuos.

Programas intensivos para la prevención del abusoinfantil llevados a cabo por organizaciones comu-nitarias (incluyendo las iglesias locales), así comopor escuelas primarias y secundarias podrían con-tarse entre los programas más modestos, con gran-des dividendos desde el punto de vista de la pre-

Page 28: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

25

vención del crimen. Otros programas de bajoscostos y alta productividad incluyen programasmaterno-infantil, de desarrollo de la niñez tempra-na, de prevención de abuso de alcohol y drogas ymedidas para prevenir crímenes situacionales, in-cluyendo programas de control e intercambio dearmas, alumbrado público y otras medidas de se-guridad pública, así como restricción a la venta dealcohol durante periodos de alto riesgo. Campañaseducativas bien diseñadas y enfocadas en los me-dios de comunicación que incluyan la programa-ción comercial, pueden ayudar considerablementea reforzar los valores cívicos, cambiar modelos deconducta aceptable entre los sexos y a prevenir laviolencia doméstica y social. El Cuadro 7 pre-senta una lista de algunas acciones para prevenir laviolencia por sector, lo que sugiere la viabilidadpotencial de programas sectoriales e integradospara prevenir la violencia.Los programas contra la violencia, aunque en elcontinuo de políticas estén más cerca del lado dela prevención o estén más cerca del lado del trata-miento, tienen que estar dirigidos a un grupo meta(por ejemplo, estudiantes de escuelas primarias,miembros de pandillas juveniles), un lugar dondese pueda localizar el grupo en cuestión (por ej.,escuelas, centros de detención) y un método o es-trategia para lograr la reducción de la violencia(por ej., enseñar a resolver conflictos de manera noviolenta, entrenamiento vocacional) (NationalCenter for Injury and Control, 1993). Las munici-palidades son un lugar especialmente prometedorpara acciones contra la violencia, especialmente

por las actividades multisectoriales que requierencoordinación, lo que se puede lograr más fácil-mente a nivel municipal que nacional. Dado elescaso historial de iniciativas para la prevenciónde violencia y su tratamiento en América Latina,también es esencial que todas las actividades ten-gan un serio componente de evaluación que, comomínimo, permita medir tanto el impacto del pro-grama en los participantes (versus un grupo decontrol bien definido), como los costos del pro-grama.

Los programas contra la violencia necesitan darprioridad a los vecindarios pobres, ya sea porqueéstos tienden a sufrir mucho más violencia queaquéllos donde hay más dinero o porque el capitalsocial de los pobres es especialmente vulnerable ala erosión, a raíz de la violencia. Las inversionesdedicadas a prevenir la violencia en etapas tem-pranas de desarrollo del niño y a aumentar lasoportunidades económicas de los pobres, espe-cialmente mujeres y hombres jóvenes, constituyenmedidas críticas de prevención de la violencia,reducción de la desigualdad y promoción del cre-cimiento económico. Los múltiples beneficios queacarrea la prevención de la violencia en el bienes-tar humano y su contribución a los derechos hu-manos, así como su impacto positivo en la reduc-ción de la pobreza y la desigualdad, hace que lasinversiones en estos programas encajen perfecta-mente en la agenda del Banco Interamericano deDesarrollo.

Page 29: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

26

Cuadro 7Acciones para prevenir la violencia, clasificadas por sector

SECTOREducación - Programas educacionales que enseñan destrezas para resolver conflictos

- Programas de estudio y textos escolares no sexistas- Intervenciones a nivel cognitivo (control de la ira, autocontrol cognitivo, razonamiento moral y desarrollo de empa-

tía social)- Mejor ambiente escolar (manejo de alumnos en las aulas, políticas y reglas escolares, seguridad escolar, menos in-

timidación)- Programas educacionales técnicos, que reducen las tasas de deserción escolar y mejoran las oportunidades para en-

trar al mercado laboral- Mayor cooperación con clínicas de salud, policía y departamentos de servicio social- Programas de mediación entre compañeros

Salud - Mayor acceso a servicios de salud reproductiva- Mejor identificación de víctimas en lugares de asistencia médica- Mejor registro de víctimas de violencia- Información sobre la prevención de violencia para mujeres que usan servicios médicos (especialmente los servicios

de salud reproductiva)- Programas para reducir el abuso de drogas y alcohol- Programas que incentiven infantes saludables /madres saludables- Programas de apadrinaje entre pares sobre los peligros que conlleva un estilo de vida violento

Justicia - Centros alternativos, descentralizados para la resolución de disputas- Incorporación de actividades de prevención de violencia en proyectos de reforma judicial sectorial- Leyes o regulaciones que limite la venta de alcohol durante ciertas horas/días- Acuerdos nacionales e internacionales para controlar la disponibilidad de armas- Reformas al sistema judicial para reducir los niveles de impunidad- Capacitación al sistema judicial sobre el tema de la violencia doméstica

Policía - Policía comunitaria orientada a la solución de problemas- Capacitación policial, incluyendo capacitación sobre asuntos de violencia doméstica y derechos humanos- Mayor cooperación con otras agencias- Programas para recuperar las armas en manos de la población civil- Mayor índice de casos resueltos y procesados para reducir los niveles de impunidad- Programas para evitar la discriminación en el reclutamiento de policías- Mejor recolección de información, mantenimiento de registros e informes

Serviciossociales

- Talleres para parejas sobre cómo resolver conflictos de manera no violenta- Entrenamiento de habilidades sociales- Servicios de guardería infantil de buena calidad y confiables- Programas de tutelaje para adolescentes de alto riesgo- Programas para enseñar a ser buenos padres (incluyendo el establecimiento de límites, mediación y resolución no

violenta de conflictos)- Servicios comunitarios integrados (por ej., centros de recreación)

Medios decomunica-ción

- Campañas de comunicación para cambiar las normas sobre la violencia- Reducción en la programación violenta, especialmente en la programación para niños- Entrenamiento de periodistas en lo relativo a reportajes sobre crímenes- Programas de capacitación para los medios de comunicación

DesarrolloUrbano/Vivienda

- Incorporación de temas de seguridad relativos a programas para la construcción de viviendas, mejoramiento de ve-cindarios (alumbrado público en las calles, configuración de espacio, parques, etc.)

- Infraestructuras para deportes y recreación- Infraestructura para organizaciones vecinales

SociedadCivil

- Capacitación de organizaciones no gubernamentales para cooperar y monitorear los esfuerzos de reforma de la poli-cía

- Apoyo del sector privado a las iniciativas para prevenir la violencia- Subsidio/financiamiento de organizaciones no gubernamentales para proveer asistencia en las etapas tempranas de

desarrollo del niño;- Programas para jóvenes de alto riesgo- Involucramiento por parte de la iglesia y de otros grupos de la comunidad para cambiar las normas prevalecientes

sobre violenciaFuentes: Dahlberg (1998); National Center for Injury Prevention and Control (1993); Rosenberg and Mercy (1991).

Page 30: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

27

Referencias

American Psychological Association. 1993. Violence and Youth,Volume 1. New York: American Psy-chological Association.

Archer, D. y R. Gartner. 1984. Violence and Crime in Cross-National Perspective. New Haven, Connec-ticut: Yale University Press.

Bandura, A. 1973. Aggression: A Social Learning Analysis. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.

Berkowitz, Leonard. 1993. Aggression: Its Causes, Consequences and Control. New York: McGraw Hill,Inc.

Birdsall, Nancy y Richard Sabot. 1994. Inequality, Exports and Human Capital in East Asia: Lessons forLatin America. En Redefining the State in Latin America, ed. Colin Bradford, Jr. Paris: Centropara el Desarrollo de la OCDE y Banco Interamericano de Desarrollo.

Blau, J. R., y P. M. Blau. 1982. The Cost of Inequality: Metropolitan Structure and Violent Crime. Ame-rican Sociological Review 47: 114-129.

Bonell, Andrés, Pedro Gómez y Fernando Moreno. 1996. Efectos del aumento en la criminalidad sobre lainversión industrial en Colombia. Unpublished thesis. Bogotá: Universidad Javeriana.

Bruner, C. 1996. Potential Returns on Investment from a Comprehensive Family Center Approach inHigh-Risk Neighborhoods. Background paper, Allegheny County Study. Des Moines, Iowa:Child and Family Policy Center.

Caldwell, R.A. 1992. The Costs of Child Abuse vs. Child Abuse Prevention: Michigan's Experience. EastLansing, Michigan: Michigan Children's Trust Fund.

CEDE-UNIANDES. 1997. Violencia en Colombia: Dimensionamiento y políticas de control. Bogotá:Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes.

Centers for Disease Control. 1989. Injury Prevention: Meeting the Challenge. A Report of the NationalCommittee for Injury Prevention and Control. New York: Oxford University Press.

Cervantes Islas, Francisco. Helping Men Overcome Violent Behavior Toward Women. En Too Close toHome: Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.: Inter-American Development Bank and Johns Hopkins Press.

Chinchilla, Laura y José María Rico. 1997. La prevención comunitaria del delito: Perspectivas paraAmérica Latina. Miami, Florida: Center for the Administration of Justice, Florida InternationalUniversity.

CSN Economics and Insurance Resource Center. 1997. Childhood Injury: Cost and Prevention Facts.Landover, MD: National Public Services Research Institute.

Page 31: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

28

Cuellar de Martínez, María Mercedes. 1997. Valores y capital social en Colombia. Bogotá: FundaciónPorvenir and Universidad Externado de Colombia (proyecto de investigación en curso).

Cruz, Jose Miguel y Luis Ernesto Romano. La violencia en El Salvador en los noventa: Magnitud, costosy factores posibilitadores. San Salvador: Instituto Universitario de Opinión Pública, UniversidadCentroamericana José Simeón Cañas.

Dahlberg, Lina. 1998. Youth Violence in the United States: Major Trends, Risk Factors and PreventionApproaches. American Journal of Preventive Medicine 14(4): 259-272.

Dembo, R.L. et al. 1992. The Role of Family Factors, Physical Abuse and Sexual Victimization Expe-riences in High-Risk Youths' Alcohol and Drug Use and Delinquency: A Longitudinal Model.Violence and Victims 7 (3): 245-266.

Eron, Leonard y Ronald Slaby. 1994. Introduction. In Reason to Hope: A Psycho-Social Perspective onViolence and Youth, ed. L. Eron. Washington, D.C.: American Psychological Association.

Fajnzylber, Pablo. 1997. What Causes Crime and Violence? Washington D.C.: The World Bank, Officeof the Chief Economist Latin America and the Caribbean. (September 26)

Fernandes, Rubem César. Viva Rio: Processos de integracao civica da cidade. La ciudad Latinoameri-cana y del Caribe en el nuevo siglo, Taller 8. Inter-American Development Bank. Barcelona,Spain, 13- 15 de marzo.

Frühling E., Hugo. La violencia delictual en América Latina y el Caribe: Diagnóstico, propuestas y re-comendaciones. New York: United Nations Development Programme.

__________. 1997. La prevención del crimen: Notas sobre la justicia penal y la reducción de oportuni-dades para la delincuencia. Meeting on AEl desafío de la violencia criminal urbana.@ Estado deRio de Janeiro/Inter-American Development Bank. Rio de Janeiro, Brazil, March 2- 4.

__________. 1995. Judicial Reform and Democratization in Latin America. Prepared for Fault Lines ofDemocratic Governance in the Americas. North-South Center, University of Miami, Florida, May4-6.

Fundación Mexicana para la Salud, Centro de Economía y Salud. 1997. La violencia en la Ciudad de Mé-xico: Análisis de la magnitud y su repercusión Económica. Mexico: Fundación Mexicana para laSalud, Centro de Economía y Salud. August.

Gonzales de Olarte, Efraín, y Pilar Gavilano Llosa. Forthcoming. Does Poverty Cause Domestic Violen-ce? Some Answers from Lima. In Too Close to Home: Domestic Violence in the Americas, eds.A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo y Johns HopkinsPress.

Granados Shiroma, Marcela.. Building a Network to Assist Victims: Monterrey, Mexico. En Too Close toHome: Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.: Ban-co Interamericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

Greaves, Lorraine. 1995. Selected Estimates of the Costs of Violence against Women. London, Ontario:Centre for Research on Violence against Women and Children.

Page 32: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

29

Gregori, José. 1997. Cimes e direitos humanos. Meeting AEl desafio de la violencia criminal urbana.@Estado de Rio de Janeiro/ Inter-American Development Bank, Rio de Janeiro, Brazil, Marzo 2- 4.

Guerrero, Rodrigo. 1997. Epidemiología de la violencia: El caso de Cali, Colombia. En Hacia un enfo-que integrado del desarrollo: Etica, violencia y seguridad ciudadana, ed. L. Ratinoff. Washing-ton, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo.

Heise, Lori L. Violence Against Women: An Integrated, Ecological Model. Takoma Park, M.D: TheHealth and Development Policy Project.

Heise, Lori, Jacqueline Pitanguy and Adrienne Germain. 1994. Violence Against Women: The HiddenHealth Burden. World Bank Discussion Paper No. 255, Washington, D.C.: Banco Mundial.

Huesmann, L. R. et al 1984. The Stability of Aggression Over Time and Generations. DevelopmentalPsychology 20: 1120-1134.

Huesmann, L. R. y L. D. Eron, eds. 1986. Television and the Aggressive Child: A Cross-National Compa-rison. Hillsdale, NJ: Erlbaum.

Banco Interamericano de Desarrollo. 1998. Facing Up to Inequality in Latin America. Economic and So-cial Progress in Latin America. 1998-1999 Report. Washington, D.C.

Banco Mundial. 1997. Crime and Violence as Development Issues in Latin America and the Caribbean.The State of Rio de Janeiro and The Inter-American Development Bank. Seminar on AThe Cha-llenge of Urban Criminal Violence.@ Rio de Janeiro, Brazil, Marzo 2

Banco Mundial. 1993. World Development Report. Washington, D.C.: Banco Mundial.

IESA, LASCO. 1997. La violencia en Venezuela: Dimensionamiento y políticas de control. Informe Fi-nal. Caracas, Venezuela: IESA y LACSO. ( July)

Instituto APOYO. 1997. La violencia intencional en Lima Metropolitana; Magnitud, impacto económicoy evaluación de políticas de control, 1985-1995. Peru: Instituto APOYO. (Agosto)

Instituto de Defensa Legal. 1996. Calles peligrosas: )aparte del miedo, qué hacer? Serie Diálogo y Parti-cipación. Lima, Peru: Instituto de Defensa Legal. November: 26- 27.

Ireland, T. and C.S. Widom. 1994. Childhood Victimization and Risk for Alcohol and Drug Arrests. TheInternational Journal of the Addictions 2(2): 235-74.

ISER. 1998. Magnitude, custos econ m̂icos e políticas de controle da violLncia no Rio de Janeiro. Rio deJaneiro: Instituto de Estudos da Religião.

Jaffe, Peter G., S.K. Wilson y D. Wolfe. 1989. Specific Assessment and Intervention Strategies for Chil-dren Exposed to Wife Battering: Preliminary Empirical Investigation. Canadian Journal ofCommunity Mental Health 7: 157-63.

Jaffe, Peter G., Malies Sudermann y Elaine Shiek. Forthcoming. A School-based Anti-violence Program:Canada. In Too Close to Home: Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison y L. Biehl.Washington, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

Page 33: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

30

Jarquín, Edmundo y Fernando Carrillo, eds. 1997. La economía política de la reforma judicial. Wa-shington, D.C.: Inter-American Development Bank.

Karr-Morse, R. y Meredith Wiley. 1988. Ghosts from the Nursery: Tracing the Roots of Violence. NewYork: Atlantic Monthly Press.

Kelley, B.t., T.P. Thornberry y C.A. Smith. 1997. In the Wake of Childhood Maltreatment. Juvenile Jus-tice Bulletin. Washington, D.C.: Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention.

Larrain, Soledad..Curbing Domestic Violence: Two Decades of Action. In Too Close to Home: DomesticViolence in the Americas, eds. A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.:

Banco Interamericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

__________, Jeannete Vega and Iris Delgado. 1997. Relaciones familiares y maltrato infantil. Santiago,Chile. UNICEF.

Levinson, D. 1989. Violence in Cross-Cultural Perspective. Newbury Park: Sage Publishers.

Lozano Ascencio, Rafael. Health Impact of Domestic Violence: Mexico City. En Too Close to Home:Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.: Banco Inte-ramericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

Lustig, Nora, ed. 1995. Coping with Austerity: Poverty and Inequality in Latin America. Washington,DC: The Brookings Institution.

Macaulay, Margarette May. Informal Education to Prevent Domestic Violence: Jamaica. En Too Close toHome: Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.: Ban-co Interamericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

Maccoby, E. E. and C. N. Jadelin. 1974. The Psychology of Sex Differences. Stanford, California: Stan-ford University Press.

Mesquita da Rocha, Martha. Dealing with Crimes Against Women: Brazil. En Too Close to Home: Do-mestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison and L. Biehl. Washington, D.C.: Banco Inte-ramericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

Mockus, Antanas. 1998. Comunicación personal.

Morrison, Andrew R., y María Beatríz Orlando. Forthcoming. Social and Economic Costs of DomesticViolence: Chile and Nicaragua. En Too Close to Home: Domestic Violence in the Americas, eds.A. Morrison y L. Biehl. Washington, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo y Johns HopkinsPress.

Moser, Caroline. 1996. Urban Poverty and Violence: Consolidation or Erosion of Social Capital? Areport for the ASecond Annual World Bank Conference on Development in Latin America and theCaribbean.@ Bogota, Colombia, Junio30- Julio 2.

Page 34: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

31

__________, and J. Holland. 1997. Urban Poverty and Violence in Jamaica. Documento comisionadopor El Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo y el Banco Muncial. Washington,D.C. (Febrero).

Murray, C. y Alan Lopez, eds. 1996a. The Global Burden of Disease: A Comprehensive Assessment ofMortality and Disability from Diseases, Injuries and Risk Factors in 1990 and Projected to 2020,Volume 1. Boston, MA: Harvard University Press.

____________. 1996b. Global Health Statistics: A Compendium of Incidence, Prevalence and MortalityEstimates over 200 Conditions, Volume 2. Boston, MA: Harvard University Press.

National Clearinghouse on Child Abuse and Neglect Information. 1998. Prevention Pays: The Costs ofNot Preventing Child Abuse and Neglect. Washington, D.C.: National Clearinghouse on ChildAbuse and Neglect Information.

Neild, Rachel. 1998. Community Policing, Themes and Debates in Public Security Reform. Washington,DC: WOLA (Washington Office on Latin America).

Pan American Health Organization, and World Health Organization. 1996. Violence and the Media. Wa-shington, D.C.: PAHO and WHO (September).

Parra, Clara Elena. 1997. Determinantes de la inversión en Colombia: Nueva evidencia sobre el capitalhumano y la violencia. Unpublished thesis. Bogotá: Programa de Economía para Graduados,Universidad de los Andes.

Puryear, Jeffrey y Jose Joaquin Brunner, eds. 1995. Educación, equidad y competividad económica en lasAméricas. Washington, DC: Organization of American States.

Ratinoff, Luis. 1997. Urbanización y crimen. Meeting AEl desafio de la violencia criminal urbana.@ Esta-do de Rio de Janeiro/ Inter-American Development Bank, Rio de Janeiro, Brazil, March 2- 4.

Rosenberg, Mark L. y James A. Mercy 1991. Introduction. In Violence in America: A Public HealthApproach, ed. Rosenberg, Mark L. and Mary Ann Fenley. New York: Oxford University Press.

Rubio, Mauricio. 1995. Crimen y crecimiento en Colombia. Conyuntura Económica 25, No. 1.

Shifter, Michael. 1997. Violencia y los medios: Agenda democrática. Document for the ConferenceACrimen urbano.@ Inter-American Development Bank. Rio de Janeiro, Brasil, March 2-5.

Snively, Suzanne. 1994. The New Zealand Economic Cost of Family Violence. Report submitted by Co-opers and Lybrand to the Family Violence Unit of the New Zealand Department of Social Welfa-re.

Stanley, Connie. 1992. Domestic Violence: An Occupational Impact Study. Tulsa, OK: Domestic Vio-lence Intervention Services, Inc. Unpublished.

Stark, Evan y Anne H. Flitcraft. 1991. Spouse Abuse. In Violence in America: A Public Health Approach,Mark L. Rosenberg and Mary Ann Fenley.. New York: Oxford University Press.

Strauss, M.A., R.J. Gelles and S. Steinmetz. 1980. Behind Closed Doors. New York: Doubleday.

Page 35: La Violencia en América Latina y el Caribe: Un Marco de ...pasa.cl/wp-content/uploads/2011/08/La_Violencia_en... · Los costos socioeconómicos de la violencia 8 ... La violencia

32

Strouss de Samper, Jacquin. The Role of Television in Curbing Violence. En Too Close to Home: Do-mestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison and L. Biehl. Washington, D.C.: Banco Inte-ramericano de Desarrollo y Johns Hopkins Press.

Sussenkind, Elizabeth. 1997. Brasil: Violencia, juventud e cidadania. Meeting AEl desafio de la violen-cia criminal urbana.@ Estado de Rio de Janeiro/ Inter-American Development Bank, Rio de Janei-ro, Brazil, March 2- 4.

Valdez, Enrique. Forthcoming. Using Hotlines to Deal with Domestic Violence: El Salvador. In Too Clo-se to Home: Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison and L. Biehl. Washington,D.C.: Inter-American Development Bank and Johns Hopkins Press.

Villanueva, Zarela. Forthcoming. Legislative and Judicial Reforms Concerning Domestic Violence: CostaRica. In Too Close to Home: Domestic Violence in the Americas, eds. A. Morrison and L. Biehl.Washington, D.C.: Inter-American Development Bank and Johns Hopkins Press.

Wolfe. D.A., P. Jaffe, S. Wilson and L. Slusczarzck. 1985. Children of Battered Women: The Relation ofChild Behavior to Family Violence and maternal Stress. Journal of Consulting and Clinical Psy-chology 53: 657-65.