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ronald-bahamondes-alvarez
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comentario seminario las formaciones de lo icc
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Lacan comienza el capitulo haciendo referencia la cuestión de la articulación significante
que concierne la existencia del sujeto mismo. En este sentido, dirá que la noción del sujeto
requiere sin duda, ser revisada a partir de la experiencia freudiana, puesto que es en ella
donde se articula primeramente la posibilidad de pensar su aparición en el análisis.
Entonces, a diferencia de lo que se puede creer y a lo que muchos psicoanalistas se aferran,
es a una noción de sujeto encarnada en el yo, pensando a este yo en su tendencia hacia la
síntesis, sin embargo, Lacan dirá que ningún dato de la experiencia permite sostener la
identificación del yo con un poder de síntesis, salvo que no hay experiencia más común que
su alienación fundamental. Bajo esto último, nos podemos remitir al estadio del espejo
donde Lacan plantea que el yo es una construcción imaginaria (seminario II), producto de
la identificación del infans con la imago del cuerpo del otro, que permite fundar la imagen
unificada del cuerpo propio, más allá de su fragmentación (Phlippe Julien), entonces el
estadio del espejo, a asunción de la imagen gravita en torno a la prematuración del cuerpo,
de insuficiencia motora y desvalimiento, del lado del cuerpo real (Hilflosigkeit) y la
anticipación en un espejismo a la maduración de su poder. ( En este sentido, la imagen del
cuerpo no puede ser asumida sino de un modo anticipatorio y este desfase temporal entre la
impotencia real del cuerpo fragmentado y su anticipación como totalidad virtual en la
imagen, hace que el yo se sitúe en una línea de ficción irreductible). Las experiencias del yo
no pueden reducirse sin tocar su alteridad fundamental.
Continuando con el texto, Lacan dice que Freud nos muestra una versión de sujeto
que va más allá de lo anterior, es decir, de un yo unificado. que se nos pone de manifiesto
como nuestra profunda división, que ese sujeto es otro. ¿Es el sujeto un doble, un mal yo,
un otro yo? Estas preguntas dirá Lacan, nos invitan a una respuesta: "Que el sujeto no está
estructurado de la misma forma que el yo en la experiencia, lo que en él se presenta tiene
sus propias leyes. Sus formaciones tienen no solo un estilo particular, sino, una
estructura particular. Esta estructura Freud la aborda y la demuestra en las neurosis, en los
síntomas, en los sueños y actos fallidos, en la agudeza y la reconoce como única y
homogénea",
La Agudeza: Rasgo, palabra, que ilumina una verdad “adicta” o no-dicha del Sujeto,
está estructurada bajo las mismas leyes del sueño: condensación (die Verdichtung),
desplazamiento (die Verschiebung) y la consideración de las necesidades puesta en escena
(Rücksicht auf Darstellung). Respecto a esto, desde su enseñanza, Lacan introduce la
noción de elemento significante, donde podemos ubicar el engendramiento del sentido.
Situándonos en la diferencia entre animal y hombre, este último se encuentra frente a una
heterogeneidad de objetos, de forma que, lo que se puede captar del discurso concreto se
presenta siempre respecto al engendramiento de sentido como una ambigüedad, al estar
dirigido a objetos, objetos que incluyen en sí mismos algo de la creación que han recibido
del lenguaje.
El sujeto se presenta entonces, como queriendo decir una cosa y se produce algo que supera
su voluntad, que se manifiesta como un accidente.
El significante famillionaria tiene una doble dimensión, la de la creación metafórica, en
tanto podemos encontrar en el todas las ruinas o restos condensados sobre un objeto, fama,
infamia etc, como la de un objeto metonímico nuevo. En este punto, Lacan recomienda que
en cada formación del inconsciente busquemos las ruinas del objetos metonímico, sobre
todo cuando la creación metafórica no resulta, cuando no conduce a nada: como en el caso
de Signorelli, donde el olvido que se produce un agujero en la metáfora y las ruinas
metonímicas adquieren un valor importante para seguir la pista (asociación libre).
La neoformación resulta, famillionaria, y debe haber algo que indique el residuo de
la creación metafórica. Entiendo este residuo como un resultado de la operación simbólica,
entre más y menos, ausencia y presencia, de esa ecuación hay un resto que cae o que se
rechaza, Lacan dirá que es la palabra Familiar. Entonces, si la palabra familiar no acudió y
en su lugar acudió la palabra famillionaria, podemos decir que fue a parar a otra parte, corre
una suerte que corresponde al mecanismo de la represión. Ante esto, Lacan siguiendo a
Freud nota que la palabra familiar que sucumbe a la represión, muestra la subyacencia de
una significación personal, subyacencia que está relacionada con la palabra(en tanto toma
la palabra) y no con lo que pueda haber acumulado en la vida del poeta (Heine) la
significación.
Luego, Lacan se va preguntar ¿Qué es el olvido de un nombre? y se va remitir al
texto de Freud sobre el olvido de nombres, señalando que no es lo mismo signor que
signorelli, en tanto el significante toma su valor diferencial al ser distinto a los demás.