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\ INFORMACION Y DEBATE J. Hernandez Garcia, Metodo decisional y vinculaci' propio precedente. P. Andres Ibanez, {"Desmemorra 0 i - postura? E. larrauri, Populismo punitivo. J. Ramon Cape- lla, Barcellona visto desde Barcelona. Maresca, Pietro Barcellona, de un sur a otro. A. Vivas, Conciliaci6n de la vi- da familiar y profesional del juez. A. Ruiz Miguel, Violencia de genero y discriminaci6n positiva. C. Fernandez-Pache- co Estrada, Exterminio de grupos politicos y caso Scilingo. M!! Paz Ruiz Tejedor, Credibilidad de menores abusados sexualmente. M. Carmona Ruano, XX anQs de MEDEL. S. Senese, Lelio Basso. E. Carranza, Distribuci6n del delito y la victimizaci6n en la sociedad global. 55 marzo/2

Larrauri - Populismo Punitivo-1

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Populismo punitivo, carceles, sistema penitenciario, sociedad

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INFORMACION Y DEBATE

J. Hernandez Garcia, Metodo decisional y vinculaci'propio precedente. P. Andres Ibanez, {"Desmemorra 0 i ­postura? E. larrauri, Populismo punitivo. J. Ramon Cape­lla, Barcellona visto desde Barcelona. M~ Maresca, PietroBarcellona, de un sur a otro. A. Vivas, Conciliaci6n de la vi­da familiar y profesional del juez. A. Ruiz Miguel, Violenciade genero y discriminaci6n positiva. C. Fernandez-Pache­co Estrada, Exterminio de grupos politicos y caso Scilingo.M!! Paz Ruiz Tejedor, Credibilidad de menores abusadossexualmente. M. Carmona Ruano, XX anQs de MEDEL. S.Senese, Lelio Basso. E. Carranza, Distribuci6n del delito y

la victimizaci6n en la sociedad global.

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Populismo punitivo... y como resistirloElena LARRAURI·

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I. EL POPULISMO PUNITIVO

Muchos autores detectan desde la decada de losochenta un endurecimiento de las legislaciones pe­nales y un crecimiento muy acentuado de la pobla­cion encarcelada.

EI autor que qUizas ha procurado una explicacionmas completa del surgimiento de una nueva "culturadel control" en la decada de los ochenta es Garland(2001 a). En opinion de este autor se ha producidoun viraje en la polftica criminal de control del delito ytrato del delincuente. En sintesis puede decirse quese ha pasado de un modele basado en la resociali­zacion a un modele que persigue la incapacitacion1

de los delincuentes. As!:En las decadas posteriores a la Segunda Gue­

rra Mundlalla respuesta estandar a los problemasde delitos y delincuencia -y a la mayoria de pro­blemas sociales- era una comblnacion de trabajosocial, reforma social, tratamiento profesional y re­cursos sociales (Garland, 2001a:39).

Este modele ha side sustituido par una nueva "cul­tura del control" (Garland, 2001 a) 0 mas graficamen­te por una epoca caracterizada par un "popuiismopunitivo" (Bottoms,1995:39). En opinion de este ulti­mo autar, populismo punitive se refiere a cuando elusa del derecho penal por los gobernantes apareceguiado por tres asunciones: que mayores penaspueden reducir el delito; que las penas ayudan a re­forzar el consenso moral existente en la sociedad; yque hay unas ganancias electarales producto deeste uso.

En la misma linea diversos autores afirman que seha pasado de un modele que perseguia el orden so­cial a traves del Estado social (social welfare) a unmodele que persigue este objetivo a traves del con­trol social (social contro~ (BeckettIWestern, 2000)'.Aun con distinta expresion pero redundando en lamisma idea se esgrime el concepto popularizadopor Simon (1997) que ha denominado a este proce­der, de afrontar los problemas sociales con el recur­so prioritario al sistema penal, "gobernar a travesdel delito" (governing through crime).

• Este artIculo se inscribe en et Proyecto de investigaci6n Pro­tecci6n de la Victima y Rehabilitaci6n de los delincuentes en Ii­bertad (BJU2001·20('S) y fue presentado en la escuela de veranodel Poder Judicial (pazo de MarH'Ian, A Coruria, 23 de junia,2005). Agradezco a Felix Pantoja la invitacion que me realizepara participar en el curso "Derecho Penal y Politica CriminalHoy".

I Incapacitation implica intentar que alguien sea incapaz dedelinquir. Conlleva el giro de una pohtica criminal dirigida a cam­biar los factores rnotivacionales del infractor por otra poHtica cri­minal dirigida a reducir las oportunidades de delinquir. La mejorintroducci6n en mi opini6n puede leerse en Zimring-Hawkins(1995).

2 Esta afirmaci6n parece basarse en los escritos sociol6gicosmas amplios de Rose (1996) que observa "el fin de 10 social" ("thedeath of the sociar) (cit. por O'Malley. 2000:159).

EI viraje de un modele punitivo orientado a la reso-,cializacion a un modele penal basado ~_Ia incapa­citacion puede observarse, en opinion de Garland(2001 a:8-20), en los siguientes indicadores':

1) la crisis del ideal resocializador (hoy este fin yano se asume como principio rector del sistema pe­nal que orienta todas sus decisiones y practicas);

2) el resurgimiento de las sanciones punitivas ydegradantes (las penas hoy deben ser "expresivas",estan destinadas a mostrar cuan punitive el legisla­dor esta dispuesto a ser aun cuando luego no seapliquen; tambien el publico puede mostrarse puniti­vo sin temor a ser recriminado por estos sentlmien­tos);

3) el aumento de un c1ima punitive entre la pobla­cion (Ia gente parece haber perdido la posibilidad deidentificarse con el delincuente, al que han dejadode ver como una persona con graves dificultadessociales; el delincuente es hoy el "otro" con el que noes posible desarrollar empatia alguna);

4) el retorno de la vlctima (Ia victima ha penetra­do todo el sistema penal exigiendo mayor conside­racion y derechos, 10 cual ha side interpretado comouna necesidad de limitar los derechos y recursosdestinados al delincuente);

5) se privilegia la proteccion publica (las penasdeben servir para proteger a la victima 0 al publico,el fin preferido es la incapacitacion y por ello se bus­ca mas la proteccion del Estado que frente al Esta­do);

6) la politizacion y uso electoral de los temas refe­ridos al delito y al sistema penal (el partido politicoque quiera ganar unas elecciones debe elegir estetema para hacer campana, sin aparecer como bene­volo);

7) la reafirmacion de la prision como medio deconseguir la incapacitacion de ias personas que de­Iinquen (ha existido una confianza renovada en quela prision funciona como medio para reducir la delin­cuencia);

8) la transformacion del pensamiento criminologi­co (muchas teorias defienden hoy el delincuente ra­cional que decide delinquir tras ponderar los costesy beneficios, de ahi que el enfasis sea en la preven­cion situacional destinada a reducir las oportunida­des del delito e incrementar los costes);

9) la delegacion de las tareas del control deldelito (el Estado reconoce sus Iimites en las tareasdel control del delito y traslada la responsabilidada la comunidad 0 a la victlma), producto de pre­siones fiscales y de una necesidad de relativizarel fracaso en su tarea de reduccion de la delin­cuencia;

10) la privatizaci6n de las tareas de control deldelito y su comercializacion (el surgimiento y expan-

3 Puede leerse una aplicaci6n a Espana de este modelo enDiez Ripoll"s (2004).

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si6n de policias privadas 0 carceles privadas 0 losdispositivos de seguridad privada);

11) el surgimiento de un nuevo estilo de trabajarempresarial ("managerial'), que atiende a principiosde coste-beneficio, tablas de riesgo ("actuariar) 0

numero de servicios prestados en vez de a juiciosindividualizados 0 criterios normativos;

12) un sentimiento constante de crisis (plasmadoen la multitud de reformas, pesimismo generalizado,descrEidito de los expertos y en general desconfian­za del publico acerca de la posibilidad de contenerla delincuencia).

II. SU CONTEXTO

Evidentemente el "populismo punitivo" surge enun determinado contexto hist6rico, social y econ6mi­co. EI intento de entender los cambios sociales y sureflejo en la penalidad, fundamentalmente ·el grancrecimiento del numero de personas encarceladasen Estados Unidos, es 10 que ha propiciado numero­sos estudios que pretenderi explicar los cambiosmas destacables producidos desde la decada de losanos ochenta. La literatura es muy abundante' perccreo que es posible exponerla, de forma resumida,realzando los siguientes factores detectados por losautores que se han ocupado deltema.

1. EI surgimiento de un neoliberalismo econ6micoque recorta el Estado social y pasa a gobernar a tra­ves de un estado punitivo. EI recorte del Estado so­cial comporta diversas consecuenclas: aumenta lasdesigualdades propiciadoras del delito (Beckett­Western, 2000); favorece la inseguridad por mediode la inestabiJidad laboral (Zedner, 2002: 362-363) ylos fen6menos de deslocalizaci6n de empresas;produce un sector de personas excluidas (under­class) en funci6n de su pertenencia a minorfa etni­ca, genero, edad y c1ase social.

En definitiva, el neoliberalismo econ6mico traduci­do a los textos criminol6gicos aparece como influ­yente en la producci6n y acentuaci6n de desigual­dades sociales (las cuales se entienden comofavorecedoras de determinados comportamientosdelictivos) y en el surgimiento de sentimientos deansiedad, producto de la inestabilidad del mercadolaboral presente y futuro (los cuales se entiendencomo favorecedores de sentimientos punitivos).

2. EI surgimiento de un neoconservadurismo polf­tico, que enfatiza el mensaje de la peligrosidad de ladelincuencia. Asf nos encontrainos con una nuevaimagen del delincuente (p. ej. hoy la delincuencia seidentifica fundamentalmente con el maltratador', de­lincuente sexual, inmigrante 0 terrorista) que no

• Para comprender fos cambles globaJes en la penaJidad creoque el texto basico as Garland (2001 a). Un buen resumen de lasexpJicaciones ofrecidas para explicar ef aumento sostenido de po­blaci6n reclusa en EEUU desde la decada de los ochenta puedeleerse en Tonry (2004). Pueden consultarse ademas Green-Rut­hertord (2000); Karstedl-Bussmann (2000); Hope-Sparks (2000);.Stenson-Sullivan (2001); Pratt y atros (2005). Estos libros tratan elterna de como influyen los cambios econ6micos y sociales en lasdecisiones de politica criminal de las ultimas decadas desde una6ptica mas europea.

5 Respecto del maltratador ver reflexiones de Medina (2005).

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concita la solidaridad que en su dfa pudo suscitar eldelincuente contra la propiedad 0 drogodependien­te; de ahf la mayor resonancia de demandas de"cumplimiento integro" de las condenas.

Esta nueva imagen de delincuente se acompa­na con un discurso que enfatiza la responsabilidadindividual, al tiempo que reclama que todo elmundo tiene 10 que se merece,_esto es, que real­za que las causas de la delincuencia son indivi­duales, dependen de uno mismo. Asf las declara­ciones del Presidente de Gobierno Aznar en 2003(cit. por Gonzalez)

La permisividad y la atenuaci6n de la responsa­bilidad personal conducen a la impunidad. EI cri­men sale muy barato en Espana y eso ha de aca­bar.

La nueva imagen y explicaci6n de la delincuenciasirve probablemente las funciones que tradicional:mente ha servido esta, permitir que la gente se una"en contra de", permitir identificar a los que se inter­pretan como causantes visibles de una situaci6n demalestar. Pero ademas se detecta que en esta nue­va fase de modernidad tardfa en la que los Estadosnacionales parecen vaciarse de competencias enaras de autoridades transnacionales 0 multinaciona­les, el discurso duro contra el delito permite apare­cer al Estado nacional, frente a la ciudadanfa, comocompetente en algun aspecto.

En definitiva, en tiempos en que la globalizaci6nconlieva que el Estado tenga pocos ambitos rele­vantes en los cuales atribuirse el bienestar de SUSciudadanos, el discurso punitivo permite legitimar aJEstado (Frase, 2001; Zedner, 2002; Lacey, 2003).

3. EI surgimiento de un sentimiento de inseguri­dad ontol6gica (Giddens, cit. por Young, 1999:14)producido probablemente por la ausencia de unacomunidad local, y en ocasiones por la desaparici6nde una comunidad nacional, y poruna estructura fa­miliar que se tambalea.

Agudizado por la presencia de nuevas y distintascuituras producto del fin de una epoca colonial y delas grandes desigualdades territoriales que cerille­van sentimientos de diferencia, dificultad y racismo.

Acrecentado el sentfmiento de inseguridad en unasociedad que se enfrenta a nuevos riesgos (alimen­tarios, ecoI6gicos), que se desplazan por todas lasclases sociales, de los que es mas consciente y me­nos dispuesta a tolerarlos.

Y una sociedad que proyecta estas inseguridadesen el delito porque como afirman Roberts-Stalans­Indermaur-Hough (2003:90):

(...)[el delito] cumple una funci6n socialmenteutiI al permitir que la ansiedad sea reemplazadaper la indignaci6n: siendo la ira un estado emocio­nal mas decoroso y reconfortante que el miedo.

Y finalmente una socfedad en la que se amplfael concepto de delito a cualquier tipo de molestiao incivilidades, las denominadas "quality of lifeoffences": limpiacristales, gente sin casa, ventaambulante, graffitis, moteros, 0 prostituci6n; todasestas actividades molestas pasan a ser conside­radas delictivas, 0 muestra de que el "delito"

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aumenta, 0 consideradas en las campafias dereducci6n del "delito".

En definitiva, una proyecci6n de todas las ansie­dades en el tema de la delincuencia que plasma laansiedad de una sociedad con multiples cambiossociales (econ6micos, multiculturales y de genero).AI tiempo que el delito ve ampliado su campo de in­fluencia a comportamientos molestos, mientras queotras actividades nocivas y perniciosas permanecenexitosamente en la sombra.

4. Un aumento continuado del deMo cuantitati­vo desde la decada de los cincuenta y cualitativo,por haber cambiado su caracter y ser mas violen­to, organizado, y transnacional. Es cierto que losautores indican que el delito esta disminuyendo enla decada de los noventa perc aun asr puede pen­sarse que este descenso no ha lIegado aun a laopini6n publica 0 que a pesar del descenso elnumero de delitos es todavia mas alto de 10 queera (Lewis, 2004).

Si bien se reconoce un aumento de la delincuen­cia desde la decada de los sesenta, es necesario re­alizar dos matices. EI primero es que los cambios enla penalidad no se explican exclusivamente comouna respuesta a la subida del delito·. Creo que esposible detectar un acuerdo en la comunidad crimi­nol6gica de que si bien el aumento del delito explicaen parte la creaci6n 0 surgimiento de sentimientospunitivos, el crecimiento de la delincuencia exclusi­vamente no determina como se reacciona a el. Esen este sentido que la respuesta al crecimiento deldelito debe leerse en ,un contexto fijado culturalmen­te (puntos 1 y 2).

EI segundo matiz de forma paralela es que el au­mento del delito no explica por sf solo el aumento depersonas encarceladas. Es cierto que esta es la ex­plicacion mas de sentido comun, pues como obser­van Downes-van Swaaningen (2006:6):

La cultura del control tiene un caracter autopro­fetico en el sentido popperiano -esto es, no pue­de ser falsificada. Si los indices del delito aumen­tan, se requiere mas castigo. Si se estabilizan serequiere mas castigo para que disminuyan. Si sereducen, entonces claramente el castigo estasiendo eficaz.

Perc como muestran las estadfsticas una y otravez, parses con similares numeros de delincuenciatienen tasas de encarcelamiento muy distintas y pe­riodos de gran crecimiento de la delincuencia pue­den coexistir con tasas muy bajas de encarcela­miento (Lewis, 2004)..

Creo que tambien en este aspeeto reina un acuerdomayoritario en que la subida de perso_nas que estanen prision no reproduce el aumento de la delincuenciasino multitud de otros factores, como decisiones legis­lativas, sensibilidad judicial, y la capacidad y limitesque tiene el propio sistema para procesar los diversosaetos delictivos. Por ello se concluye que las tasas de

5 Esto hace referencia a la pole-mica de "democracy at worl<'expuesta par Beckett-Western (2000) quienes arguyen que el pu­nitivismo no S8 explica como reacci6n de los politicos a la opinionpublica sino que estos son creadores de opinion publica.

encarcelamiento son una "construccion politica" (Ho­fer, cit. por Lewis, 2004:51):

(...) en el sentido que el numero de ge.nte queesta en prisi6n no es, como a veces parece des­prenderse de las declaraciones de los politicos, laconsecuencia inevitable de decisiones judicialesindividuales, sino una elecci6n realizada por lospoliticos, tomando enconsidEJracioD.Ii! i!ceptaci6ndel publico, los medios de comunicacion, los cos­tes y otras prioridades sociales.

III. LA D1SCUSION

Es diffcil resumir la discusi6n generada por ellibro de Garland (2001 a). En general las polemicashacen referencia a los diversos Indicadores, que elautar ofrece como prueba de la existencia, delviraje en la penalidad de un modelo orlentado a laresocializacion hacia otro basado en la incapaci­tacion.

Asi por ejemplo uno de los aspectos mas discuti­dos es hasta que punto el abandono del fin resocia­lizador que Garland (2001 a) detecta es real tanto anivel legislativo como a nivel operativo, esto es,como principio que guia el quehacer de las institu­ciones (Zedner, 2002)7.

Un buen resumen de las diversas polemicas queha generado la obra de Garland (2000a) puede leer­se en el articulo de Zedner (2002). Sin embargo, enesta ocasion quisiera apuntar otras ideas que qui­zas pueden ser interesantes para arientar futurasreflexiones.

La primera cuestion recientemente planteada porMatthews (2005) es que significa exactamente que"ha aumentado la punitividad", 0 como medimoseste "aumento de punitlvidad". En efecto, comomuestra Nelken (2005), refiriendose a la sociedaditaliana, una sociedad puede considerarse "no puni­tiva" par tener menos gente en prision y sin embargoser muy punitiva por mecanismos Informales decontrol (familia 0 vendetta) 0 por mecanismos for­males, largos procesos, que sin embargo no culmi­nan en la carcel. Del mismo modo puede ser muypunitiva respecto de algun tipo de delincuencia yserlo poco respecto de otra.

Tambien la comunidad criminologica conoce ellema de "no confundir el dicho con el hecho" y,como argumentan diversos autores (Zedner, 2002;Nelken, 2005), la legislacion puede ser muy puni­tiva pero aun esta por ver, especialmente quizasen paises mediterraneos, como y si se lIeva a lapractica.

No obstante la sugerente pregunta acerca decomo se mide la punitividad parecerra, en una pri­mera aprcximaci6n, que una de las formas mas cla­ras de medicion es el incremento del numero de

7 Esta objeci6n no puede salvarse afirmando que "en la practi­ca" las instituciones no actuan considerando la resocializaci6ncomo fin preeminente, puesto que si esta fuera la objeci6n debe­ria compararse Ja practica de dos epocas -decada de los se~

senta y noventa-. Garland (2001 a) afirma que ha cambiado el"discurso" y esto es 10 que se duda.

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personas encarceladas. Como observan Roberts­Stalans-Indermaur-Hough (2003:5):

La principal herramienta del populismo penal esel encarcelamiento.

Este aumento de forma continuada desde la deca­da de los ochenta en numerosos paises europeos yespecialmente en Estados Unidos, donde se ha lIe­gada a hablar del fen6meno de "encarcelamientomasivo" ("mass imprisonment') (Garland, 2001 b), es10 que parece indicar que asistimos a una nuevaepoca, a nueva "cultura del control", cuando menosen el uso de la pena de prisi6n8.

Asi, en Estados Unidos la poblaci6n reclusa norte­americana era durante practicamente todo el sigloveinte de 110/100.000 habitantes, pasando a ser afines de los aiios noventa de 450/100.000 0 de680/100.000 si se incluyen las carceles locales (Gar­land,2001b:5).

En Europa tambien se asiste a un incremento dela poblaci6n reclusa aun cuando ello no se produceen la misma proporci6n que en Estados Unidos nien la misma cantidad en todos los paises europeos.Pero si tomamos como ejemplo Espaiia, tambien eneste caso se observa un crecimiento espectaculardesde la decada de los ochenta, en que la poblaci6nreclusa era de 60/100.000 habitantes, a la actuali­dad de 2003, en que la ratio es de 129/100.000 (Cid,2005).

En definitiva, a pesar de ser interesante recordarque un pais que tiene menor indice de encarcela­miento puede aun asi ser punitivo de acuerdo aotros indicadores, creo que el aumento de poblaci6nencarcelada de forma tan drastica9 en las ultimasdecadas aconseja seguir utillzando este indicadorcomo alerta de 10 que constituye un problema: eluso persistente de la pena de prisi6n para casosque creemos podrian ser tratados con sanciones al­ternativas.

Ademas de la polemica que rodea al terminG de"punitivismo", una segunda discusi6n global hacereferencia a la universalidad del fen6meno de la"cullura del control" identificado por Garland (2001a). Admitido claro esta que hayamos podido definirel fen6meno de "cultura del control", populismo puni­tivo, 0 que hayamos acordado que usamos tasas deencarcelamiento para hacer comparaciones.

Es cierto que Garland (2001 a) escribe basandoseen el modele norteamericano, y hasta cierto punta enInglaterra. No obstante tiende a manifestarse acerca

8 Quizas este hecho sea aun mas lIamativo y deplorable por­que desaffa todas las declaraciones de criminologos e incluso deinstituciones acerca de la necesidad de usar la prisi6n como ulti­mo recurso. Y porque cunde el desanimo al observar que la pre­sencia de castigos alternativos no implica par si sola una dismi­nudan del usa de la pena de prisi6n.

aSa queja Matthews (2005) aJ cuestionar el aumento de puniti·vismo que no S8 diga nada por ejempl0 del descenso del numerode personas que van a prisi6n por impago de multa que parecesar que en IngJaterra ha bajado de 20.000, en 1980, a 4.000 per4

sonas en 1990. Y afirma que para los academicos al igual quepara la prensa solo las malas noticias son "buenas" noticias. Escuriosa porque, si se permite una reflexion personal, en generalsiempre han sido los criminologos criticos los mas "apocaHpti­cos", y en general eran los criminologos liberales los que matiza­ban los aspectos que sf van bien. Actualmente parecen haberseinvertido los terminos.

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de Inglaterra y "otros parses europeos", por 10 queparece sugerir que el surgimiento de la "cultura delcontrol" es un fen6meno generalizado.

Sin embargo, diversos autores (Albrecht, 2001;Zedner, 2002:353; Lacey, 2003:86-92; Roberts-Sta­lans-Indermaur-Hough, 2003:60) apuntan varias ex­cepciones como Alemania, Austria, Finlandia, No­ruega, HolandalO, Canada 0 Jap6n.

En mi opini6n, mas fructifero que discutir que pai­ses escapan del analisis de Garland (2001 a) quizassea analizar cuales son las caracteristicas de las so­ciedades que no han desarrollado tendencias tanpunitivas en las ultimas decadas.

Si mi lectura de la literatura es apropiada, los si­guientes factores se asocian con el mantenimientode castigos Iimitados y orientados a la resociali­zaci6n; son por asi decir "factores protectores" res­pecto del populismo punitive: el grade de integraci6nsocial de la sociedad"; menores cotas de desigual­dad; no hacer uso electoral de la cuesti6n penal;auto-contenimiento de los medios de comunicaci6n,y existencia de un cuerpo de tecnicos que asesoranacerca de la eficacia e impacto de las reformas pe­nales y que acfUan como instituci6n "intermedia" en­tre la opini6n pUblica y los politicos.

Una ultima objeci6n global que se ha realizado alanalisis de Garland (2001 a) es acerca de si contribui-'mos a expandir este modelo al presentar como inevi­table que las sociedades europeas sigan el modelonorteamericano (Zedner, 2002:354). Ciertamente latransmisi6n de conocimientos es una empresa carga­da de dificultades (Melossi, 2000). No s610 te6ricaspara determinar hasta que punta los indicadoresdetectados en una sociedad son aplicables a otras,sino tambien, y especialmente, practicas.

La copia de otros modelos puede producir resul­tados desaientadores (asi Nelken, 2005, cita porejemplo c6mo el Ministro de Justicia holandes justi­ficaba el necesario aumento de poblaci6n reclusaque debia acometer su pars para estar en linea conel resto de paises europeos).

Por ello quizas finalmente esta observaci6n debaestimularnos para realizar estudios atentos a la rea­Iidad espaiiola (loexiste recorte del estado asisten­cial en materia punitiva? loha cambiado el discursoacerca de la delincuencia? loes la poblaci6n espaiio­la mas punitiva? lolos politicos que usan argumentospunitivos extraen algun beneficio electoral? loseusan menos las penas alternativas? loes ello debidoa cambios legislativos? loen concreto que cambio le­gislativo es el que produce un mayor impacto en elaumento de personas encarceladas?), con el fin decomprender mejor que factores son los decisivospara explicar 10 que en mi opini6n es decisivo, elgran numero de personas encarceladas.

10 Debe observarse que debido aJ tiempo que transcurre desdeque los articulos se publican la situacion pUede experimentarcambios. Notablemente en el caso de Holanda, velise Downes­van Swaaningen (2006).

\1 Tambit'm Lappi-Seppala (conferencia en el Master de Crimi­nologia y Ejecuci6n Penal, Barcelona, 10 de junio de 2005)muestra una relacion entre legitimidad, esto es, confianza en elsistema de partidos politicos de una sociedad y menor punitivis­mo, entendido como menores tasas de encarcelamiento.

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En cualquier caso finalmente es conveniente re­cordar, para no caer en el desanimo, que:

(...) Gobernar siempre es un proyecto inacabadoy en consecuencia sin que se sepa su forma final.Hay buenas razones para que los analisis criticosno asuman que todos los desarrollos son pasoshacia el triunfo final del neoliberalismo. Muchosrasgos de la politica gubernamental son productodirecto 0 indirecto de formas de resistencia, masque reflejo impecable de su racionalidad politica(O'Malley, 2001:100).

IV. LA RESISTENCIA,

En esta breve presentaci6n de la obra de Garland(2001 a) reseliare a continuaci6n algunos de los es­tudios que quizas puedan servirnos para ofrecer re­sistencia al populismo punitivo.

Mi objetivo, y 10 digo c1aramente, es intentar con::­vencer al legislador de que no esta determinado porel populismo punitivo, esto es, que hay suficientebase social para oponerse a este. Que no debe con­fundir opini6n publica con opini6n pUblicada. Que ellegislador crea opini6n publica. Y finalmente queellegislador y gobernante pueden rebajar-el grado depunitivismo de una determinada sociedad en undeterminado periodo. A convencer de estas tres ide­as, que quizas sean tambien de utilidad para los jue­ces, se dedican el resto de reflexiones.. La primera cuesti6n que ha surgido de nuevo confuerza en el alio 2000 han side los estudios de "opi­ni6n publica y castigo". Ello no es casualidad ya queuna de las caracteristicas del populismo punitivo esprecisamente que el gobernante cree que la genteexige "mano dura" y que en consecuencia haceralarde de punici6n Ie comportara un mayor numerode votos.

Son bastantes los estudios que existen al respec­to. Yo resumo los elaborados por Roberts-Stalans­Indermaur-Hough (2003:21-34) con las encuestasde cinco parses (Canada, Estados Unidos, Inglate­rra, Australia y Nueva Zelanda). En este libro semuestra que la gente tiende a creer que hay masdelito del existente, que este es mas grave de 10 quees y que las penas que los tribunales imponen sonmenos severas de 10 que realmente son. Es decir,tienden a creer que la situaci6n esta mas descontro­lada de 10 que esta: mas delilo, siempre de caracterviolento, y condenas benevolentes.

Hasta aqui las investigaciones concuerdan con10 imaginable. Lo curiosa en este estudio es quecuando a la gente, en vez de una pregunta abs­tracta por telefono, se Ie explica el funcionamien­to y los principios que guian el sistema penal, seIe proporciona un caso ver!dico, se Ie suministrainformaci6n del infractor, se Ie dan diversas opcio­nes, y se Ie indica que debe juzgar el caso con­creto, en definitiva cuando se Ie indica que condenecomo si fuera juez, la condena que impone esslniilar a la que impone el juez (Roberts-Stalans­Indermaur-Hough 2003: 93-106).- Esta segunda parte de las investigaciones es laque en opini6n de estos investigadores no estar!a

adecuadamente filtrandose a los politicos, los cua­les creen que la gente es mas punitiva de 10 que es.Por ello finalmente se habla de una "doble incom­prensi6n", la de la opini6n pUblica respecto del siste­ma penal y la de los politicos respecto de la opini6npublica.

Los mismos resultados se obtienen en estudioseuropeos 0 de ambito nacional refrefados en laEncuesta Internacional del Delito. Cuando se rea­liza una pregunta concreta (!-que condena impon­dria a una persona de 21 alios condenado porrobe por segunda vez?) hasta un 65% de la pobla­ci6n cree que es mejor aplicar una condena a tra­bajos en beneficio de la comunidad en vez de unapena de prisi6n 12•

Tambien interesantes son los estudios realizadosacerca de cual es en opini6n de la gente la causa delos comportamientos delictivos. Asi parece que apesar de la insistencia norteamericana en la "respon­sabilidad individual" tambien en este pais la mayorparte de la gente cree que las causas de los compor­tamientos delictivos son "sociales" y que el fin masimportante que debe perseguirse con el castigo es laresocializaci6n (Beckett-Western, 2000:22).

Finalmente, los ultimos estudios que conozco13

por 10 que respecta a la opini6n publica y actitudeshacia el castigo muestran c6mo incluso en EstadosUnidos, en concreto en California, desciende el apo­yo a las condenas de prisi6n, el apoyo a las conde­nas obligatorias a prisi6n (mandatory minimum sen­tence) y se favorece el fin de la rehabilitaci6n, as!como la mayor inversi6n en educaci6n .que en la pri­si6n 14.

En este sentldo de la misma forma que se acos­tumbra a defender la necesidad de que la opini6npublica conozca el funcionamiento del sistema pe­nal, para evitar el surgimiento y reafirmaci6n de sen­timientos punitivos, tambien es importante, a mi jui­cio, reiterar que- el politico debe conocer la opini6npublica, para convencer al legislador progresistaque hay una base social que apoya las medidas pe­nales alternativas a la prisi6n (Roberts-Stalans­Indermaur-Hough 2003:160-185).

EI segundo tipo de estudios que me parece tam­bien conveniente reseliar son los que cuestionan lapresunta causalidad entre opini6n publica y reac­ci6n de los partidos politicos. Creo que el mejor libroen esta materia es el de Beckett (1997:23) quienmuestra con investigaciones empiricas como porejemplo en Estados Unidos antes de que empezasela "guerra contra las drogas" s610 un 2% (!) de la po­blaci6n crela que ello fuera un problema. En conse­cuencia, en opini6n de esta autora la linea causal no

12 Medina, J.J. (Conferencia en la UAB, 20 de Abril, 2005)13 Esta encuesta puede consultarse en www.soros.org\crime\

cji-poll14 Es importante no dar tampoco la irnpresi6n de que toda la

opinion publica as benevolente. Mas bien 10 que sa intenta mati­zar es a) que la opinion publica no es un bloque monolitico puni­tivo; b) que no hay un aumento del punitivismo en la opinion pu­blica; y c) que el surgimiento de una opinion publica mas amenes punitiva es una cuestion sometida, y susceptible de sersometida, a variaciones. Vease por ejemplo para captar un pocomas Ja complejidad de los estudios acerca de la opinion publicaMaruna-King (2004).

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es opini6n pUblica, medios de comunicaci6n y reac­ci6n polltica, sino mas bien los partidos politicos de­ciden "iluminar" un problema y ello tiende a concen­trar la atenci6n de los medios de comunicaci6n yfinalmente a crear una opini6n publica.

En opini6n de Beckett (1997) la guerra al delito enEstados Unidos es una form'a de "codificar" otrasguerras haciendolas aparecer como legitimas. Asi laguerra al delilo en Estados Unidos esconde el racis­mo (no por ser negros son excluidos sino por delin­cuentes); el recorte del Estado social (no por serpobres son excluidos sino per delincuentes); la debi­Iidad del Estado frente a poderes econ6micos (dure­za contra el delilo de los pobres que coexiste con laamplia corrupci6n y muertes ocasionadas por losintereses del "complejo industrial penal militar"); yquizas tambien la guerra al delilo es conveniente poraparecer como una cuesti6n "despolitizada", en elque los discursos de la derecha y la izquierda noparecen diferenciarse 0 en el que los discursos de laizquierda alternativa no alcanzan a ser oidos (Bec­kett-Western, 2000).

Es tambien interesante observar c6mo los politi­cos no s610 deciden en que problema concentrarsesino que tienden ya a apuntar la soluci6n. Asi alconstruirlo como delilo, en vez de c6mo problemasocial, la soluci6n ya es un castigo, pero mas aun alpreguntar "cuanto tiempo", la respuesta ya es pri­si6n y no algun otro tipo de sancion penal (Roberts­Stalans-Indermaur-Hough, 2003:33).

En definitiva, el mensaje que se derivarfa de estetipo de analisis es que los politicos y los medios decomunicacion no deben concentrar la atencion me­diatica en la cuesti6n penal, 0 si 10 hacen, debencompararla con el resto de males sociales para pre­sentar el delito en su contexto", como un mal socialque es. Un problema social que debemos intentarremediar ademas como el resto de males sociales,pero que lamentablemente no tiene remedio senci­110, y sin creer que la prision 0 condenas mas largases la facil soluci6n a toda su complejidad16 .

Este tipo de estudios que atribuyen una decisivaresponsabilidad a los politicos y a los medios de co­municacion chocan en general con el escepticismode quienes creen que los medios de comunicacionno pUeden crear opini6n publica "de la nada" y queen consecuencia "algo hay" en la opini6n publicapara que esta sea proclive a escuchar los discursosque reclaman por ejemplo mas castigo para los de­lincuentes.

Creo que sin desmentir la afirmaci6n anterior,esto es que los politicos eligen destacar un pro-

IS Son reveladoras por ejempJo las estadisticas expuestas porStangeland (2005), Que al camparar el numera de mujeres muer­tas a manos de su pareja concluye que par cada muerte a manosde su pareja. cincuenta mujeres mueren en accidentes, la mayorparte de carretera, y acho S8 suicidan. Ella no quita indudable­mente relevancia a la muerte de mujeres a manos de su parejaperc sf permite analizar la informacion en su contexto desprove­yendola de los tintes alarmistas que dan origen a legislacion ex­cepcionalmente punitiva.

16 En opinion de Roberts-Stalans~lndermaur-Hough (2003:179)deberfa aumentarse el coste electoral para er populista penal,y para ello es necesario tener informacion precisa de los hechospara poder denunciar ra falsedad de las soluciones simplistas.

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blema para concentrarse en una guerra (Ia de ladroga, por ejemplo), y no en otra (Ia de la pobre­za 0 la de Irak), tamblen la creencia que la opinionpublica es receptiva, como advierte Beckett (1997),a un mensaje punitivo en determinadas epocaspuede ser cierta. En consecuencia procede estu­diar por que existe esta distinta receptividad almensaje punitivo. -- --- ---

Para ello, y este es el ultimo grupo de estudiosque me propongo resumir, creo que es de interes laliteratura de psicologia social, que tiene una largatradici6n en responder-a la pregunta de por que lagente somos punitivos.

Y la primera cuesti6n que hay que advertir rapi­damente es que ni ello es universal -no somosigual de punitivos en todas las epocas sociales-,ni todos los grupos sociales son tampoco igual depunitivos.

Las investigaciones dedicadas al tema17 destacanlos siguientes factores decisivos para entender elgrado de punitividad de las personas. En primer lu­gar se analizan los factores instrumentales, esto es,la gente seria punitiva en la medida en que tieneuna mayor probabilidad y miedo a ser vlctima deldelilo.

EI resultado parece ser 0 que existe una correla­cion muy leve 0 que no hay correlaci6n entre miedoal delito y grado de punitividad18. Tampoco hay co­rrelaci6n entre el hecho de haber sido victima de undelilo y ansias punitivas, contrariamente a 10 queacostumbra a pensarse, pues, como recogen Ma­runa-King (2004:93). quien no ha sido vfctima pue­de exagerar las consecuencias mientras que quiensi 10 ha sido quizas se enfrenta a ello de forma maspragmatica.

En cualquier caso, concluyen los investigadoresque en las ansias punitivas los facto res instru­mentales -miedo al delito 0 ser victima de undelito- son los menos relevantes (Tyler-Boeck­mann, 1997:255) y que la explicaci6n debe bus­carse en el significado moral, simb6lico, queadquiere la realizacion de actos delictivos.

EI segundo grupo de elementos que pueden expli­car la diferencia en sentimientos punitivos son qui­zas faetores individuales (edad, genero, c1ase so­cial, nivel educativo).

De todos estos elementos el que presenta unamayor correlaci6n es el nivel educativo; cuanto ma­yor es el nivel educativo de la persona mas apoyoconcede a penas distintas de la prisi6n. A pesar deesto, tampoco este factor aparece como el mas rele­vante para explicar la variacion en sentimientos pu­nitivos (Maruna-King, 2004:98-99).

EI tercer grupo de indicadores son las variablesexpresivas, esto es, la actitud que se tiene respectoa la familia y la diversidad cultural. En este caso lacreencia de que hay un desmoronamiento social se

" Me base en Tyler (1997) Y Maruna-King (2004)19 Otro matiz es si hay correlaci6n entre probabilidad de ser vic­

timizado y miedo al delJto. Por 10 que alcanzo a conocer de las in·vestigaciones y Iiteratura, la respuesta es negativa, 10 cual expli­carla por que personas que no tienen una gran probabilidad deser vfctimas de un delito pueden tener mas miedo y ser qUizaspar ella mas punitivas.

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correlaciona intensamente con los sentimientos pu­nitivos. Como afirman Tyler-Boeckmann (1997:256):

Aquellos ciudadanos que creen que el consensomoral y social que une a la sociedad se esta rom­piendo son los mas defensores de las polfticas pu­blicas punitivas.

La consecuencia de este resultado es por un lado,como afirman ambos investigadores, que la posicionpunitiva que uno adopte tiene mas que ver con valo­res sociales que con acontecimientos penales pun­tuales; por otro lado, se entiende la centralidad de laeducacion, pues esta es la que permite interpretarlos cambios sociales con mayor serenidad, no comoun peligro a la cohesion social y moral de la socie­dad; en definitiva no como algo amenazador que re­quiere una respuesta firme al "enemigo'19.

Finalmente el ultimo grupo de factores relevantesson las creencias y valores (core values) que po­drian denominarse variables ernotivaS'". En €istecaso dos son las cuestiones que parecen mas rele­vantes: la primera hace referencia a que causa atri­buye la gente la delincuencia, si a la voluntad indivi­dual 0 bien a la situacion; la segunda se refiere a laconviccion que pueda tener la poblacion acerca dela posibilidad de reforma de las personas.

En opinion de Maruna-King (2004:95,99) la creen­cia de que la gente cambia y puede reformarse, es,junto con los factores expresivos, la variable quepresenta una correlacion mas fuerte, independiente­mente de los factores instrumentales e individuales,con los sentimientos punitivos. Asi los entrevistadosque opinan que la gente puede rehabilitarse tiendena ser menos punitivos que aquellos convencidos dela condicion inmutable de las personas.

l,Puede extraerse alguna conclusion de estos es­tudios? En mi opinion sf. En primer lugar que la pu­nitividad esta asociada con la ansiedad y la ansie­dad tiene tambien que ver con las condicionessociales en las que a uno Ie ha tocado desarrollar suvida (Bottoms-Wilson, 2004). Un gobierno progre­sista que quiera disminuir el populismo punitivodebe conseguir reducir las fuentes de ansiedad 50­

ciales y economicas a las que se enfrentan los gru­pos sociales que permanentemente estan situadosal borde de la exclusion.

En segundo lugar, si como afirma Maruna-King(2004:103) la penalidad tiene mucho de emotivoporque resuena con los valores mas intimos, elloimplica conseguir una justicia "afectiva" ademas de"efectiva".

En consecuencia, ademas de educar al pUblicodeben prestarse atencion a todas aquellas expe­riencias que permiten que la gente participe (leasejusticia restauradora), pues esto no solo permite una

19 En 8ste sentida Tyler-Boeckmann (1997:260) apuntan laidea de c6mo al dalito permite unir y mantener las fronteras de lasociedad una vez ha desaparecido el enemigo externo despuesde la ~guerra frfa".

20 En tanto los faetores del tercer grupo son mas susceptiblesde sar influidos por la educaci6n, las variables de 8StS cuarto gru­po son las que Maruna-King (2004:lO6, nota 6) denominan dis­posiciones Kafectivas", adquiridas en los tempranos procesos desocializaci6n y por ella no susceptibles 0 de muy diffcil variaci6npor media de la persuasion cognitiva.

mejor comprension del funcionamiento del sistemapenal sino una mayor satisfaccion con el sistema dejusticia penal; deben promoverse sanciones penales(lease trabajo en beneficio a la comunidad) que en­faticen los valores de reparacion a la sociedad quela gente apoya; y debe finalmente realzarse el valorde que la gente cambia (lease resocializacion).

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