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Calles que no callan Presentado por: Sandra Manrique Amado Universidad Pontificia Bolivariana Medellín 2013

Las calles que no callan

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Final de ciudad y publiciad

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Calles que no callan

Presentado por:

Sandra Manrique Amado

Universidad Pontificia Bolivariana

Medellín

2013

[2]

Haciendo un recorrido por calles de Medellín y su historia, se encuentran datos, nombres,

narraciones que enriquecen la ciudad, como por ejemplo, el surgimiento de esas vías y la

importancia que han tomado a lo largo del tiempo para la ciudad.

Calle Colombia

Además de llevar el nombre de este país, esta calle es una de las primeras de la ciudad,

cuyo nombre inicialmente (puesto por los fundadores de la Villa) era La Alameda. Es uno

de los ejes viales más importantes de la ciudad, cuya nomenclatura (aunque no muy

conocido) según la distribución de la ciudad es la calle 50.

Noticia

Diario El Correo, miércoles 1 de julio de 1950

El campeonato nacional Croydon se iniciará en Medellín el 18

Calle Colombia 1950

[3]

Este torneo se inició el 18 de julio de 1950 en Medellín y finalizó el 25 del mismo mes, en

un partido disputado entre Croydon y el Cid, donde Croydon fue el ganador.

[4]

Calle Colombia en la actualidad

Tal vez por su historia, por su relevancia dentro de la ciudad o por ser un eje vial, esta calle

casi no permanece sola, sea de día, de noche, domingo o martes, la calle 50 a Colombia

(como mejor se conoce) es transitada por gente, carros, bicicletas. Este es un tramo del

puente que desemboca en el centro. Desde allí se divisa un parte de la zona de edificaciones

conocida como Suramericana. Según las personas que transitan a diario por este puente (ya

que tiene un pedazo peatonal o que los peatones usan para caminar sobre él) el lugar es

poco seguro, ya que abundan los atracos sin importar la hora del día, por tal motivo, la

gente camina rápido, mira a sus costados constantemente, se ve temerosa si camina sola,

caso contrario si va en compañía de amigos o conocidos.

Cabe resaltar que aunque la zona por donde pasa la calle y donde está ubicado el puente, es

de un lado, estrato cuatro y cinco y de la otra estrato tres, las personas que se ven caminar

por allí tienen apariencia de vivir en estratos diferentes (más bajos) a los habitantes de los

barrios aledaños mencionados.

[5]

Esta es otra imagen del puente pero desde el otro costado, en la anterior se puede apreciar la

vía que va a dar al centro de la ciudad y en esta, la que viene desde el centro. A pesar de

que es una zona de la ciudad muy extensa (casi de la longitud de Ayacucho, según el libro

escrito por Pedro Rodríguez Mira, Significado histórico del nombre de algunas calles y

carreras de la ciudad de Medellín) y como se ha dicho, muy transitada, llama la atención

que ni en horas pico (de la tarde o de la mañana) este puente de ve embotellado, es decir, la

afluencia vehicular es constante, incesante.

Desde este lado del puente se observa una parte del edificio del Sena, así como uno de los

lugares de referencia o de ubicación al terminar el puente, es el barrio Carlos E. Restrepo,

lugar frecuentando por jóvenes sobre todo los fines de semana.

Las rutas de buses que pasan por el sitio son variadas, desde Laureles, Belén Santra,

Belencito Corazón, Calazans Boston, hasta Robledo, hace que el bullicio al igual que el

movimiento no pare.

[6]

En esta fotografía se evidencia una de las razones de la importancia de la Calle Colombia,

el hecho de que se ubiquen establecimientos de comercio, bancarios o de educación, bien

sea sobre toda la calle, a sus costados o muy cerca de ella. Por lo cual, se encuentra en

buena parte de la imagen una de las sedes del banco más grande del país, Bancolombia.

Además de esto, se observa la congestión vehicular propia del acontecer diario en esa parte

de la calle (cerca al Parque Berrío), en donde automotores de servicio público o particular

se guerrean un puesto para llevar la delantera por una misma vía; compuesta por tres

carriles, se convierte en algunos momentos del día (más que otros) en un hervidero de

carros y de gente, todos con afán, todos impacientes, todos con un mismo fin, el llegar a su

destino o salir de ese trancón.

Precisamente en esa congestión, en ese caos, se generan también (como en la parte del

puente) atracos en su mayoría por carteristas, que aprovechan el descuido de transeúntes o

pasajeros para extraer de sus bolsos objetos como celulares, billeteras o algún dispositivo

que esté al alcance de sus manos en el momento.

[7]

Se ha venido haciendo una descripción de un tramo representativo de esta calle (ya que es

muy extensa), en donde se inicia con el puente, luego, una de sus desembocaduras (el

centro) y ahora otra de ellas (la zona Suramericana y Carlos E. Restrepo). En esta parte de

la vía hay zonas arborizadas o pequeños partes a un lado y otro de Calle Colombia, también

se encuentran establecimientos de comercio, el señor - cerca al reloj digital del puente –

quien todos los días vende guarapo o jugo de caña. Se ve también a los vendedores

ambulantes y los que limpian los vidrios a cambio de monedas. El señor que vende dulces

al descender de las escaleras del puente peatonal.

Caso curioso es, que a pesar de tener dos parques a los lados de las vías, no se ve gente

haciendo deporte, también se ven muy pocos adultos mayores en el sector; en cambio, se

observa una serie de personas conocidas como “gamines” que hacen de las aceras o

andenes sus camas diurnas, resguardándose del sol. Los niños tampoco son habitantes de

esta zona o las mascotas como perros y gatos, se observa la presencia abundante de adultos

jóvenes y adultos, bien sean estudiantes o trabajadores del sector.

[8]

Esta última imagen de la secuencia presentada, en la cual se muestra esta emblemática calle

que atraviesa buena parte de la ciudad de Medellín, representa otro pedazo de la vía donde

abundan más la empresas o establecimientos en vez de los lugares residenciales. Es una

zona (como casi por no decir toda Calle Colombia) llena de tráfico y de personas, pero en

donde se agrupan, una abundante y evidente cantidad de limpiavidrios, los cuales no tienen

ningún reparo o disimulo en consumir drogas en la vía pública, a vista de todo quien vaya

pasando; se los ve con sus “pases” de perico y acomodando sus narices en repetidas

ocasiones.

Además de este tipo de público, también se ven ciclistas, recicladores, deportistas (ya que

sobre esta calle está ubicado un centro de acondicionamiento físico llamado Animal X); se

ven centros automotrices, ventas de comida, carros y motos parqueados, un CDA,

estudiantes de la Universidad Nacional o gente que viene o va hacia el metro, la línea B,

más exactamente la estación Suramericana.

Como se ha visto, esta calle guarda historia, secretos, guarda recuerdos de miles de

personajes que la recorren o la recorrieron alguna vez de su vida.

[9]

JUNÍN

Esta calle antiguamente llamada “El Resbalón” debido a una danza popular de antigua data,

pasó a llamarse Junín, en honor a la batalla del 6 de agosto de 1824 en una planicie de ese

nombre en tierra del alto Perú

Noticia

Periódico El Heraldo, lunes 2 de enero de 1928

Las finanzas de 1928 en los Estados Unidos

Junín 1928

[10]

En ese artículo de prensa se habla de una economía estadounidense quebrantada, la que dio

paso a la recesión de 1929, cuya finalización abrió el camino a una sólida nación, la más

poderosa financiera y bélicamente del mundo en la actualidad.

Junín en la actualidad

La carrera Junín es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad de Medellín, ya que

guarda un legado histórico que ha trascendido a lo largo de varias generaciones. Allí se

encuentran los pasos de antepasados, desde la construcción de la calzada sobre la quebrada

Santa Elena a finales del silgo XIX, pasando luego por los campesinos que pisaban ese

suelo con sus alpargatas, ataviados con sus sombreros aguadeños y sus ruanas, por esa calle

que duró empedrada desde 1910 a 1930 (aproximadamente, según registros fotográficos )

las procesiones del Corpus Cristi en décadas del 50 y el 70, el bullicio y movimiento

actuales, la gente, distinta toda y a la vez semejante.

Junín ha sido no la carrera 49, según la nomenclatura urbanística, sino simplemente Junín,

adornada en el cruce con la Playa del imponente edificio Coltejer.

[11]

Hay, como casi todos los días gente, mucha gente, unos de aspecto cansado, los que tal vez,

terminan su jornada laboral y se despojaron de los ánimos mañaneros al trazar el mismo

recorrido pero de regreso a casa. Sobre la Playa, los vehículos pasan, pasan y pasan; los

peatones se arriesgan a cruzar cuando no deben, pareciera como si el automotor fuera el

protagonista o dueño de la calle y el peatón un objeto más, carente de importancia, a quien

no se le debe respeto. Es evidente que los conductores no disminuyen la velocidad de su

vehículo para dejar que pasen la calle los de a pie, quien realizan maniobras peligrosas para

conseguir alcanzar el otro lado de la calzada. Se debe resaltar, que tanto Junín como la

Playa resultan estrechos para el flujo tanto peatonal como vehicular que transita

diariamente por allí.

Un panorama de alguna manera antónimo de lo que se vivía en lustros anteriores, “En los

años 30 Junín nacía en el Parque de Bolívar y sólo llegaba hasta Maturín. En los años 20 en

la esquina nor-oriental de Junín por La Playa se construyó el edificio Gonzalo Mejía, donde

estaba el Teatro Junín y el Hotel Europa”

Junín es sinónimo de hechos, de historias, de personajes, de edificios o construcciones que

dejaron huellas y que pocos aún siguen vigentes. “Durante muchos años fue el eje

comercial de lujo de la ciudad, antes de la aparición de los centros comerciales, y era el

boulevard preferido para callejear, ir de compras, almorzar o tomar "el algo".

La arquitectura que se aprecia en Junín también pertenece a épocas que guardan secretos

como el edificio de Fabricato que fue muy importante a finales de los 50’s por su

imponencia, porque allí se alojaba la sede administrativa de esa gran empresa y que hoy ha

perdido protagonismo tanto el edificio como la organización. Don está ubicado hoy en día

el Coltejer (referencia geoespacial tanto para locales como para visitantes) estaba el teatro

Junín, construcción antigua en donde se llevaba a cabo diferentes actos tanto culturales

como sociales, artísticos, políticos. Este edificio, inaugurado en 1924, “el mejor hotel de la

ciudad, un café elegante, almacenes en la planta baja, y oficinas en los pisos superiores. La

fachada era bellísima, de estilo francés con arcos y adornos de cemento, muchos vidrios y

techos de tableta negra, con domos redondos en las esquinas” (Mejía, 1984).

[12]

El sol que cae fulgurante sobre la ciudad es un aliciente para los vendedores de guarapo, los

cuales se desplazan entre carros, cuando el semáforo está en rojo, con bandejas sobre las

cuales reposan fríos unos cuantos vasos de este refresco tradicional. Son las dos de la tarde

y Junín es Junín, sin embargo y luego de variadas visitas, observaciones hechas mientras

recorro paso a paso esa histórica peatonal, reflexiono sobre un hecho que me causa

curiosidad, por esa calle por donde transita un centenar de personas diariamente, se ven

muy pocos o contados niños. Ni siquiera se alcanzan a divisar los hijos de los vendedores,

apostados tanto en almacenes como en casetas o sobre la vía, por Junín no transitan niños, y

si lo hacen tal vez frecuenten, inconscientemente en otras horas del día, en otros días de la

semana, diferentes a los visitados.

Incluso, si se observan los retratos de la Junín de antaño, donde se ven los transeúntes, no

se aprecian niños, son los adultos, los adolescentes, los ancianos los que visitan, recorren o

permanecen en la carrera 49.

[13]

Es interesante tener la oportunidad de hacer una observación actual para tener bases con las

cuales comparar el mismo sitio pero en décadas anteriores. Antes de esta época, Junín era

una vía por donde había tránsito vehicular, cuya cotidianidad era interrumpida solamente

por la procesión de Corpus Cristi en semana santa, en donde se apreciaban mares de gente,

vestida con sus más elegantes atuendos, siguiendo a la comitiva eclesiástica por calles del

centro en donde primaba el paso por Junín, al lado del majestuoso Teatro Junín (demolido

en 1968, para dar paso a la construcción del edificio Coltejer) “Este es el mayor crimen

perpetrado contra el patrimonio arquitectónico de Medellín, la destrucción del hermoso e

imponente Edificio Gonzalo Mejía que albergaba al Hotel Europa y al sin igual Teatro

Junín, esta imagen fue captada el 12 de marzo de 1968 por el fotógrafo Diego García

Galeano – DIGAR”

Como se ha podido apreciar, esta calle (que en verdad es carrera) tiene una riquísima

historia tanto positiva como negativa, que deja recuerdos plasmados en fotos y en unos

pocos habitantes que pudieron presenciar su esplendor en la antigüedad.

LA ORIENTAL

Esta es una de las avenidas o calles menos antiguas de la ciudad, cuya construcción data de

finales de los años 60. Conocida como La Oriental, tiene diversos nombres entre los que se

cuenta el de Avenida Jorge Eliécer Gaitán, en honor a este político asesinado en 1948.

La Oriental 1976

[14]

Noticia

Periódico El Correo, jueves 1 de julio de 1976

Zonificación urbana frena construcción

A diferencia de lo que dice el titular de la noticia, la zonificación en el centro de la ciudad

no frenó la construcción, era una predicción que hacían algunas constructoras frente a la

medida de la alcaldía.

La Oriental en la actualidad

Como se mencionó anteriormente, esta vía no es ni la más antigua ni la más emblemática

de Medellín, sin embargo, es una de las calles principales de la ciudad, cuya característica

es su enorme congestión diariamente, todos los días del año.

[15]

Además de ser una importante vía, es también un referente de ciudad, ya que es

precisamente esta avenida y más aún, esta iglesia (la iglesia de San José) la que sirve como

punto de encuentro para muchas personas a diario.

Cabe mencionar que ese sitio, esa esquina donde se ubica la iglesia es también centro de

atracos constantes, allí se agolpa gran cantidad de gente que busca cruzar la calle o

simplemente esperar el bus o encontrar a alguien previamente acordado. Como se puede

observar por La Oriental, se ve flujo de buses urbanos y ahora precisamente del Metroplús,

ya que están haciendo la prueba piloto para que estos vehículos que hacen parte del sistema

integrado de transporte, hagan una parte de su recorrido por allí.

Es precisamente estos buses (los del Metroplús) los que hoy causan que el embotellamiento

en la vía sea mayor, ya que ya estaba bastante copado el espacio y la administración

municipal decidió ponerlos en funcionamiento por el sitio, aunque sea temporal, ya que la

idea es sacar o desviar rutas de diferentes empresas para dar paso casi exclusivo por la zona

a este sistema integrado.

La lista de nombres que tiene o ha tenido esta avenida es larga, en la que se cuentan

Palencia N2, Calle San Félix, calle Caldas, Calle de la Unión Fraternal, Calle Lidice, Calle

de San Martín o la mencionada con anterioridad, Avenida Jorge Eliécer Gaitán.

Además de su variado repertorio de nombres, La Oriental cuenta con una gran presencia de

edificios en donde funcionan importantes empresas antioqueñas, nacionales e

internacionales como la Clínica Medellín, la Clínica Soma, el Éxito, la Cámara de

Comercio de Medellín, Bancolombia, Colpatria. Centros comerciales como Camino Real,

el Punto de la Oriental, construcciones reconocidas por los medellinenses como el edificios

de los espejos, entre otros.

[16]

Esta avenida sirve también como un escenario para eventos de ciudad como el desfile de

Mitos y Leyendas (que recorre la Playa pero cruza por La Oriental), alumbrados en

diciembre, etc.

Cabe resaltar que no solo es importante dicha calle si no las que las circundan como El Palo

o diferentes lugares como el parque San Antonio, el edificio Coltejer, el edificio de la tan

nombrada Interbolsa, lo cual se encuentra ubicado muy cerca de calles y carreras

importantes y forma el sector conocido como el centro de Medellín.

Por esta larga avenida que luego del puente que desemboca en San Diego se convierte en

avenida El Poblado, está habitada por numerosos indigentes, los cuales no desaprovechan

cualquier paso de peatones para pedir alguna moneda, también se visualizan diferentes

tipos de automóviles, camionetas, personas de distintas edades, desde niños hasta ancianos.

La Oriental es una calle del centro de Medellín cuyos antepasados erigieron complejos

habitacionales donde vivía la élite de la ciudad. Ahora, queda muy poca de esa clase alta,

quienes se desplazaron a diferentes partes como El Poblado y en vez de eso, la gente que

habita el centro (sobre todo en la noche) es de las que la sociedad señala de reputación

dudosa, peligrosa.

Como se evidencia en la imagen, La Oriental es un sitio de gran afluencia de personas, la

cual está llena (los andenes o senderos peatonales) de ventas ambulantes o casetas, gritos,

olor a pollo frito revuelto con el olor que despiden las paredes que han sido orinadas por

innumerables personas en igual cantidad de veces; de gente que mira raro, de los que hacen

las veces de vigilantes, de los que ofrecen porros armados o los desprevenidos turistas que

van de paso o a conocer.

[17]

Medellín es una ciudad de contrastes, como por ejemplo el que se alcanza a observar en la

fotografía. Por un lado están los imponentes edificios creados por empresarios que desean

evidenciar su poder y monetizar sus negocios, en donde la calle está separada por frondosos

árboles, por otro lado, en la montaña, se ve a lo lejos una de las comunas que aparecen en

los noticieros y no siempre por su progreso, sino porque ha sido estigmatizada y

protagonista de la violencia de la ciudad, tal vez sea Castilla.

La Oriental se ve linda desde las alturas pero no todo el mundo se siente cómodo con el

bullicio que se vive o la inseguridad que asecha día tras día, esta calle conocida por

muchos, visita por muchos pero amada por quién sabe cuántos, es una conectora, una de las

llamadas arterias viales que alimentan a la ciudad desde su creación hasta la actualidad.

[18]

Adornada por un sendero de árboles que pareciera guiar el camino de los que por ella

transitan, se puede apreciar los decibeles que forman una hilera de edificios y casas donde

no habita gente sino trabajan muchas personas a diario. Esta carrera, la número 46 según la

nomenclatura municipal, ha pasado por muchos aciertos y desaciertos, por hechos

lamentables como la bomba que hizo colapsar ese edificio que se divisa, el de los espejos,

cuyos cimientos fueron reconstruidos como se reconstruyen en esta ciudad las esperanzas

resquebrajadas de sus habitantes.

La Oriental es símbolo de Medellín, de ese del cual se sienten orgullosos sus habitantes, de

ese que se cae y se levanta, del que las huellas del pasado se sienten pero se sobrellevan.

Esta calle, al igual que muchas otras de esta ciudad ha sido testiga de innumerables

acontecimientos, esta calle cuenta historias, en cada esquina, con cada cambio, esta calle no

se calla.

Palacé

Esta carrera existe desde que existe Medellín, su nombre lleva el mismo y en su honor, la

primera batalla en territorio colombiano entre patriotas y realistas en la guerra de

independencia en 1811.

Palacé 1970

[19]

Noticia

Periódico El Correo, jueves 1 de octubre de 1970

Por obras públicas adelantarán pavimentación en los barrios

Debido a que se iban a adelantar obras públicas en la ciudad, se adelantó la pavimentación

de algunos barrios de estratos bajos, ya que los habitantes carecían de recursos para pagar el

gravamen de pavimentación.

Palacé en la actualidad

[20]

Hay una palabra que describe fehacientemente a esta carrera de la ciudad y es caos. El caos

reina en Palacé, hay caos en la mañana, hay caos en la tarde y sigue habiendo caos en la

noche. La calle es muy angosta, el tráfico es mucho, el ruido ensordecedor. Aunque existen

paradas establecidas para que los buses dejen o recojan pasajeros, eso no es respetado y los

conductores paran donde ellos creen conveniente o simplemente, donde les de la gana.

Así como conductores de bus que paran en cualquier sitio, también hay particulares o taxis

que parquean, dejan o recogen pasajeros en cualquier lugar, lo que ocasiona, la gran

mayoría de las veces un trancón gigante que lo sigue una lluvia de pitazos desenfrenados y

enfáticos, no siendo suficiente con esa escena, el conductor que genera el trancón, se hace

el indignado y se queda estacionado por más tiempo del que debería ser prudente.

Irremediablemente los ánimos se caldean y las máquinas son un reflejo del estado anímico

de los conductores.

Palacé es un calle antigua, con una gran y rica historia, sin embargo, lo que le sobre en

historia, le falta en anchura. Esta calle o carrera que ostenta el número 50 en la

nomenclatura de la ciudad, se queda pequeña para ser una vía con tantos vehículos,

vendedores, motocicletas, ciclas, transeúntes, negocios, andenes angostos, intransitables, ya

que además de su tamaño, la gente tiene diferentes ritmos de caminar, unos lentos, los otros

más rápido y esto ocasiona que también haya embotellamiento de peatones. Sumado a lo

anterior, está el hecho de que los automotores, para evitar cualquier inicio de trancón,

aceleran su automotor sin importar la vida de quienes lo rodean.

La carrera 50, muy cerca de su vecina La Oriental tiene grandes diferencias con ella, ya que

el espacio es diferentes, el contenido visual, ya que Palacé tiene de todo, pero muy

desordenado, desde talabarterías, pasando por misceláneas, cacharrerías, venta de jugos, de

comida, de calzado, de ropa, de teléfonos, entre otros.

[21]

Como se ha mencionado con anterioridad esta zona de la ciudad está no concurrida, sino

atestada de todo, además de que el bullicio es insoportable. Caso contrario de lo que se

vivía con anterioridad, cuando lo antiguo de la calle es también la de la ciudad. Palacé tenía

el nombre de San Roque, debido a que cerca de la plazuela que hoy es la “Uribe Uribe”

existió una capilla destinada al culto de San Roque. De allí el nombre de toda la calle.

Ahora, lo que se ve es más que un lugar a donde la gente va a hacer oración, es un sitio de

afluencia, mediada por los olores de cientos de transeúntes, el humo de los carros y los

tejados en donde se ve las gotas de agua cayendo de quién sabe dónde o qué procedencia

sobre las aceras o cabezas de peatones descuidados.

San Juan

Esta calle en los años 30 del siglo XIX era el corredero del río del Medellín

Calle San Juan 1965

[22]

Noticia

Periódico El Correo, viernes 1 de octubre de 1965

Movimiento de opinión para ofrecer la candidatura a Carlos Lleras Restrepo encabeza

Lleras Camargo

Esta noticia hace referencia a la candidatura de Carlos Lleras Restrepo quien luego llegó a

ser Presidente de la República.

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San Juan en la actualidad

San Juan es otra calle muy importante dentro de la ciudad, ya que es una vía de acceso y

que alimenta otras vías, llegando hasta al centro de Medellín.

San Juan pasa por el centro administrativo de la ciudad llamado la Alpujarra, donde se

encuentra la sede de la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín entre otras

dependencias.

Esta ancha vía atraviesa gran parte de la ciudad, por ejemplo acá se puede observar además

de la Alpujarra, el parque de las luces, antigua plaza Cisneros, junto a la cual se encuentra

la biblioteca de EPM. Al fondo de divisa el edificio inteligente.

[24]

Luego de que la plaza Cisneros dejara de funcionar como centro de abastecimiento de

alimentos o plaza de mercado, allí se apostaban decenas de niños, jóvenes o adultos que

iban a drogarse y que tenían ese lugar como su lugar de “residencia”.

Al ver esto, la Alcaldía (ya que esa situación pasaba frente al centro administrativo de la

ciudad) se hizo un “rescate” del sector, incluyendo la calle de Carabobo, el resulto es la

peatonal que tiene Carabobo y por supuesto, el parque de las luces.

San Juan es una de las calles donde se nota mucho la actividad comercial en algunos de sus

puntos a lo largo de su longitud, donde se evidencia también mucha variedad de

establecimientos como de bicicletas, estaciones de gasolina, droguerías, almacenes de ropa

para hogar, almacenes de cadena como el Éxito, Carrefour, Makro, entre otros; además se

aprecian tiendas de mascotas, gimnasios, consultorios odontológicos y demás variedad de

mercados para todas las edades y todos los gustos.

Cabe mencionar (como ya se ha hecho en las demás calles y carreras expuestas) que San

Juan es también un calle insegura. A lo largo de ésta, se encuentran ladrones buscando sus

víctimas, gente consumiendo drogas, en su mayoría donde inicia el puente de San Juan que

va a dar al sector conocido como Barrio Triste.

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En la imagen se aprecia no solo la calle, sino un pedazo del edificio de Edatel, así como el

antiguo DAS, pero más allá de eso, se puede apreciar, la estación del Ferrocarril de

Antioquia, otro punto emblemático de la ciudad, por su representación histórica, así como

el hecho de que es uno de las pocas edificaciones antiguas que han sobrevivido a la

demolición, incendios o el paso del tiempo. Allí, en la actualidad, funcionan diferentes

tipos de oficinas o locales como Santa Elena o la Cooperativa Financiera de Antioquia

(CFA).

Esta calle, también congestionada por la cantidad de automotores, como se puede apreciar

en la fotografía, tiene gran espacio por donde circulan dichos vehículos, paradas muy

[26]

visibles, además de cámaras de foto multas que están listas a captar cualquier infracción

que cometan los conductores.

Ahí radica la gran diferencia con la calle anterior, Palacé, ya que en ella no hay ese grado

de vigilancia, ni el espacio apropiado para poder transitar la gran cantidad de autos que la

recorren a diario.

[27]

Bibliografía

Rodríguez Mira, Pedro, Significado histórico del nombre de algunas calles y carreras de la

ciudad de Medellín

Cronicones e historias del Medellín antiguo, volumen 1 hasta el 4

Fotos antiguas de Medellín, Brand page de Facebook

Archivo de periódicos, Sala Antioquia, Biblioteca Pública Piloto

Ortiz Arango, Rafael, Cronicones e Historias del Medellín Antiguo, Medellín. Alcaldía, Secretaría

de Hacienda Municipal, 1999, tomo I