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Las Grandes Cacerías Americanas (Del lago Titicaca al río Madera) Ciro Bayo Prólogo de José Esteban

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  • Las GrandesCacerías Americanas (Del lago Titicaca al río Madera)

    Ciro BayoPrólogo de José Esteban

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  • Preámbulo

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    ÁFRICA Y LA INDIA INGLESA se llevan la fama de ser los dosescenarios cinegéticos mayores del mundo, por las emocio-nantes cacerías del león, del tigre y del elefante; aparte deotras más pacíficas, del antílope, jirafas, cebras y otrosrumiantes; pero esto son cacerías de príncipes o de gran-des señores a causa de los grandes aprestos que requierenen guías, armas, víveres y transportes.

    Sólo, por excepción, tal cual naturalista, explorador o inge-niero llega a internarse en el “continente negro” o en el asiá-tico y cuenta sus aventuras cinegéticas acompañado de algu-na tribu indígena.

    En uno y otro caso, es decir, a lo príncipe de Gales o a loStanley, las grandes cacerías africanas y asiáticas suponengrandes gastos o grandes arrestos.

    No así la caza americana, incluso la mayor, de guanacosy alpacas; de avestruces, de pumas y jaguares; de antas o tapi-

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    res; loros, monos y caimanes. Para muchas de éstas no hacefalta ser un ricacho ni un Nemrod. Un hombre se basta consus perros, su fusil y su cuchillo de caza. Es, en suma, cazamás pacífica, menos costosa y, por lo tanto, al alcance de todaslas escopetas, a condición de que éstas vayan a buscar el blan-co en plena pampa, o en las grietas de los Andes, o en las flo-restas vírgenes del corazón de la América Meridional.

    Dicho de otro modo: hay que ponerse en contacto con elgaucho, boleador de avestruces y venados, con los serranosandícolas, perseguidores de vicuñas, y con los ribereños delos grandes ríos de Bolivia y de Paraguay, tigreros y cazado-res de caimanes.

    Perogrullada con la que se significa que tan novedad espara el criollo que no ha salido de un centro ciudadano, comopara el europeo que no ha pisado el Nuevo Mundo, la rela-ción de las Grandes cacerías de América que aquí nos pro-ponemos referir y de todas las cuales hemos sido actores oespectadores.

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  • Primera ParteCaza alpina

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  • EL MÁS RICO CAZADERO DE AMÉRICA DEL SUR es, sin contra-dicción, la faja del territorio boliviano que se extiende dellago Titicaca a los Llanos de Mojos. Comprende la mesetaandina, los valles hondos de las tierras calientes y la cuen-ca amazónica de los ríos bolivianos tributarios del Madera;como quien dice, el repertorio más variado de la fauna y flo-ra americanas.

    Acaso no esté de más recordarle al lector que la Cordi-llera de los Andes, la más larga y alta del mundo, se extien-de desde la Tierra del Fuego, extremidad más meridionaldel continente sudamericano, hasta el estrecho de Panamá,en una compacta cadena, constituyendo de este modo elespinazo, por decirlo así, del continente. Hay dos cordille-ras de los Andes que se extienden paralelas: la más cortaque sigue el litoral del Pacífico, de Chile a Ecuador, dedirección irregular, en la cual se echa de ver una solución

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    Capítulo IEL LAGO TITICACA

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    de continuidad, y que se conoce por Cordilleras de la Cos-ta; y las largas y continuas que se denominan Cordillerasde los Andes.

    Un ramal de estas últimas corta diagonalmente el que seráescenario de estas relaciones cinegéticas. En algunas partes,la caza ofrece todavía al Nemrod distritos enteramente intac-tos llenos de animales. Cazador alguno, por mucho que haya

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    viajado, puede figurarse cuán grandes son las bandadas deaves acuáticas que cubren los ríos y lagunas, sobre todo enparajes montuosos; cuán numerosas laspalomas y papagayos que rodean al jine-te solitario en los distritos orientales; cuálla multitud de perdices que cada pasodel caballo hace volar en las pampas.

    Aunque las piezas mayores sonmenos abundantes, no por esto escasean.En algunos parajes hay gran cantidad deciervos, corzos, venados, antas, etc.; yquien esté ansioso de una presa superior, puede cazar osos ytigres, mucho menos peligrosos que sus congéneres de otroscontinentes.

    La caza del guanaco y del avestruz presenta también alcazador a caballo un placer excitante.

    Nuestro punto de partida será el lago Titicaca, famoso porhaber sido la cuna de los incas, según la tradición quichua.En las relaciones históricas y geográficas de Indias se hadesignado con varios nombres: Lago de Puno, a causa de laciudad del mismo nombre, principal puerto del lago; Lagunade la Paz, por su proximidad a esta ciudad boliviana, aunqueesté alejada de ella cerca de cincuenta kilómetros; Lago olaguna de Chucuito, por una provincia ribereña. Esos dife-rentes nombres han sido habitualmente empleados al azar;los de Chucuito y de Titicaca son los más comunes, y el últi-mo es el más antiguo y el que sólo se usa en el país y por elque se le conoce universalmente.

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    El Titicaca es el lago más elevado de toda América, a 3.812metros sobre el nivel del mar. Mide aproximadamente cientosesenta kilómetros de largo, y sesenta en su lugar más ancho,y ocupa una superficie de 1.100 kilómetros cuadrados orien-tados de nordeste a sureste. También es el más grande deAmérica del Sur; pero dieciséis veces más pequeño que elLago Superior de América del Norte.

    Se navega a vapor de Puno a Guaqui, puntos terminalesde los ferrocarriles peruano y boliviano.

    La llegada a las costas del lago Titicaca fue un panoramaverdaderamente magnífico. En la tarde había caído una fuer-te nevada que cubrió los cerros de un manto blanco, en el queel sol brillante del ocaso ponía mágicos reflejos. Algunas horasmás tarde, la luna con su luz plateada, daba al panorama nue-vos tintes. Estas impresiones, lejos de disminuirse al siguien-te día, las vi sostenidas en el trayecto a vapor. Las orillas dellago, al oeste y al norte, aparecen llanas y monótonas; pero al

    este el espectáculo esgrandioso. Sobre lasaguas se ven emergerlos nevados de Illimaniy de Sorata, las másaltas montañas del glo-bo, que se elevan a másde 2.500 metros encimadel nivel del lago y a

    6.000 y 6.500 metros sobre el nivel del océano. En realidad,los pies de estas montañas no están sumergidos en las aguas

    Los nevados del Illimani.

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  • del Titicaca, pues están distantes quince leguas, pero la ilu-sión es completa.

    El agua es muy transparente. En invierno, cuando la pro-fundidad es superior a veinticinco metros, el color de aquellaes de un hermoso azul más o menos subido. En las bahías pocoprofundas, sobre todo cuando el fondo está tapizado por plan-tas acuáticas, el agua toma un tinte verdoso. En algunos puntoses tan transparente que se ven perfectamente los peces, peque-ños batracios y hasta las conchas que reposan en el fondo.

    En los meses de otoño (febrero, marzo y abril) toda esta masade agua se balancea deuna extremidad a otra dellago, con un movimientorítmico, isócrono, casipendular, como el de lasangre dentro de undepósito sanguíneo. Es-tas pulsaciones duran decinco minutos a mediahora; después el agua seretira con la misma len-titud, por debajo del nivel primitivo, para levantarse de nuevo,y así sucesivamente.

    La navegación parece hacerse en un mar; pues se venislas, promontorios, estrechos e istmos, de suerte que la vis-ta se explaya sin cesar a nuevos horizontes que hacen cam-biar de forma los perfiles de la tierra firme. Millares de avesanidan en los totorales de las orillas, donde crece la hierba

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    Totorales del lago Titicaca.

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  • que viene a comer el ganado caballar y vacuno con el aguahasta el pecho.

    En medio del más acabado sistema natural de lagos y cana-les navegables, los pueblos de sus riberas se han contentadocon recrear la vista sobre aquellas aguas y en saborear susexquisitos y sabrosos peces; sus aguas sólo eran surcadas porcanoas y balsas de totora, como si no hubieran corrido diezsiglos desde que navegaron en ellas los Hijos del Sol. Debidoal ferrocarril que va de Mollendo a Puno, en conexión con elde Guaqui a La Paz, el lago se ha transformado. Por su inter-medio se hace actualmente todo el tránsito entre Europa y elcentro boliviano. Viniendo de Europa se embarca por Pana-má, se desciende la costa del Pacífico hasta Mollendo, y deaquí, la vía férrea conduce a Puno, pasando por Arequipa; seatraviesa el Titicaca de Puno a Guaqui y en este puerto seencuentra el ferrocarril que en pocas horas conduce a La Paz.

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