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ñlbercantü be Bbto=lßtcoNúmero suelto! 3 centavos.' DIARICf INDEPENDIENTE DE INFORMACION UNIVERSAL. Suscripción mensual 1 76 te.
ANO 68.
Desbe Tüashington
Enero, 18 de i goó.
Si esta noticia es cierta, es una bue-
na noticia. Se ha publicado que el
canal de Panaraa será construido porcontrata y que la Comisión, con la
aprobación del Presidente Roosevelt,procederá á la subasta ó á las subastas—porque pueden ser varias—luegoque se haya resuelto si el canal ha deser á nivel ó de esclusas.
Es una suerte que para hacer esono se necesite acudir al Congreso.
Con arreglo á la ley de lla-mada “Ley Spooner”, el Presidente yla Comisión del canal están autoriza-
dos para decidir qué método de cons-trucción se ha de emplear, si
% por ad-ministiación ó por subasta.
La ley dice: “Se autoriza al Pre-sidente para ajustar el contrato ó loscontratos que se juzguen necesarios
para la excavación, construcción y de-
fensa del canal, y paralas bahías y de-fensas, por la vía que se determine,según las disposiciones de la presenteley”.
Ya ha habido alguna subasta parcial.En se subastaron importantestrabajos de drenaje y excavación enColón; la proposición más baja fuépresentada por una respetable y pode-rosa empresa.
Pero no hubo adjudicación á causade las protestas formuladas por otros
lidiadores, quienes se quejaron de quese había publicado la convocatoria conbastante anticipación para que ellospudieran hacer el estudio de las obras.Si se hubiera adjudicado la contrata,aquella Compañía, que ya estaba pre-parada para comenzar á trabajar ense-guida, había ya saneado á Colón, don-de, en dos años, se ha tirado muchodinero, sin resultados apreciables.
Que el canal sea á nivel ó que seade exclusas, hay parte do él que hande ser iguales, que se han de construirlo con una ó con otra clase decanal, y, además hay el saneamiento dela zona, que es independiente, asimis-mo, de que se adopte el nivel ó se pre-fieran las esclusas.
Todo eso se hubiera podido subas-tar desde el principio y no se hubieranperdido estos dos años.
Pero, como ya he dicho en otrasocasiones, la burocracia y los políticostenían asida la presa y no querían sol-tarla.
Si, ohora, afiejan la presión de susgarras es porque el derroche y la in-capacidad puestos de manifiesto en laconstrucción por administración handespojado á los partidarios de ese mé-todo de todo autoridad moral paraoponerse á que se apele á la subasta.
Y, entretanto, el asunto de las con.cesiones arancelarias á Filipinas siguedando juego en el Congreso y en laprensa. No se sabe si el Senado apro.bará el proyecto de ley. Que este esun paso hacía adelante, no hay quedudarlo; pero, acaso lo sea, más quepor sus consecuencias prácticas, por.qe atenta al régimen actual y porqueha dividido á los proteccionistas.
Hay quienes sostienen que la rebajade y 5 por 100 en los derechos de im-portación sobre el azúcar yel tabacode Filipinas no serán de utilidad á losproductores de aquellas islas Se fun-
dan en que por la ley que el Congre.so aprobó meses atrás, desde el 1 9 deJulio de este año, el comercio entre elArchipiélago y los Estados Unidos só.ló se podrá hacer en barcos america-nos, Y agregan los que así piensanque el mayor precio de los fletes anu-lará el beneficio de la rebaja de dere.chos. Se prevé que en Filipinas dis-
minuirá el tráfico con los EstadosUnidos y aumentará con otros países,para los cuales habrá allí fletes bara_
tos en bandera inglesa, alemana 6 no-
ruega, Se le pide al Congreso queaplace la aplicación de esa ley hastaque se establezca el cabotaje. No pa-
rece probable, hoy por hoy, que el
Congreso tenga se rasgo de senti-do común.
Y, volviendo á 1$ ley de concesionesarancelarias á Filipinas, he de consiguar que nadie se explica el terror delos arroceros amotiipaftos; quienes hanconseguido que el árroz filipina no fi_gure entre los artículos libres de de-rechos. Por qué se¿le tiene aquí tantomiedo? Según la festadistica más re-ciente, que comprende los siete prime,ros meses de 1905** 4e una importacióntotal de valuada en unosao millones de correspondieron4 y medio millones H arrez, que fué deChina y de la India al Archipiélago.Los filipinos, no sóls no exportan esegrano, sin que ni siquiera, lo cosechanen cantidad suficiente para su consu_mu, Es posible —no neguemos el ‘.po-see” —que, con el tiempo, con muchotiempo, llegue á producir tanto queabastezcan el mete ado interior y lesquede un sobrante para la exportación.Para entonces, ó Filipinas será inde_pendiente —caso dudoso—y su arrozno pagará aquí lo mismo que los de_
más extranjeros, ó; habrá cabotaje, ysu arroz no pagaráfquí derecho algu-no. ¿Qué problema* resuelven los arro-ceros americanos con que lo pagueahora? Eso ya no es proteccionismosino enfermedad mental; ver fantasmasy asustarse de peligros sin realidad.
¥ \ i*. X.
Un fallo del Supremode Washington
La Corte Suprema de los EstadosUnidos resuelve la primera
apelación procedentede Puerto Rico.
mPasamos ahora á considerar la ver-
dadera interpretación de las cláusu-las de las dos escrituras citadas enlo tocante á la clase de moneda enque debe ser pagada la deuda. Di-chas cláusulas han sido consignadasen la relación de hechos que antece-de y son exactamente iguales con laexcepción que la primera escritura ósea la de Septiembre de 1894. al ha-blar de la moneda dicen que el pagodebe hacerse en la moneda en circu-lación ó expedida en la provincia, altipo de cien centavos de la moneda encirculación por cada peso, y en la es-critura modificada de 6 de Octubrede 1894, el traductor del texto ori-ginal español suprime la palabracentavos y en su lugar consigna loque el considera una traducción bue-na ó sea la palabra “cents” de modoque la cláusula en esta forma diceque el dinero ha de pagarse en tipode cien “cents” del medio en circula-ción por cada peso. Estas dos escri-turas se refieren al mismo convenioy fueron redactadas desde luego enespañol. En la primera escritura laparticipación de los hijos de Carta-gena no se expresaba por razón de lasuposición equivocada de que Carta-gena era el único dueño y al saberseesta equivocación se otorgó la se-gunda escritura, traspasándose suparticipación y las de sus hijos queascendía á una décima octava partedel valor total de la hacienda tal co-mo había sido pasada por la escritu-ra al mismo comprador. La segun-da escritura fué considerada por laspartes como una mera rectificación yratificación de la primera escritura, yes evidente que la palabra centavosexpresada en la primera escritura,fué empleada en ambas, y que la pa-labra “cents” no es sino la traduc-ción del original español de la pala-bra centavos empleada en este con-trato redactada en español.
En verdad esto es aceptado comoverdadero por el abogado en el Tri-bunal inferior en la comunicaciónque dirige ála Corte en nombre dela parte apelada, íque forma partedel record de este pleito) pues allíusa la palabra "cents” y la sigue conel uso de la palabra centavos.
Por lo tanto puede consignarsecomo un hecho que contrato originalexpresado en dichas escrituras dis-puso el pago en moneda corrienteen la provincia al tipo de cien cen-tavos por cada peso. No existe re-sultado alguno en estos términos enlo tocante al valor del “peso” expre-
San Juan, Puerto-Rico, Miércoles 14 de Febrero de 1906.
sado en el contrato. La palabra es-pañola centavo es conocida en lopaíses españoles y sud-americano;como una moneda pequeña de cobrtó de nikel del valor de seis dozavapartes de un “cents” (valor real) y diun “cents” (valor nominal); esto e;una centésima parte de un pesoVéase el diccionario Standard de;idioma inglés. El centavo en reali-dad vale seis décimas partes partesde un “cents” y representando per lotanto una centésima parte demn po-so hace al peso valer 60 “cents” enmoneda americana
La sección 11 de la Ley del Con-greso ya citada dispuso* el redimirtodas las monedas de plata úc PuertoRico conocidas con el nombre de pe-so y toda otra clase de monedas decobre de Puerto Rico en circulaciónen dicha isla al tipo establecido ac-tualmente de 60 “cents” en monedade los Estados Unidos por cada pesode moneda puertorriqueña yel mis-mo tipo de cambio regirá en cuanto ála moneda pequeña ó subsidiaria. ElCongreso de esta manera fijó el tipode cambio para redimir estas mone-das y es necesario creer que fué li-jada según el valor que tenía el pesoen la moneda americana.
De estos hechos se deduce á nues-tra manera de ver que no es lógicodudar que cuando se otorgó este con-trato el peso en circulación en PuertoRico no tenía un valor mayor de60 “cents” en moneda americana.Cuando venció esta deuda según elcontrato, en Septiembre de 1900, laspartes convienen en que todos lospesos y centavos que había en circu-lación habían sido retiradas por losEstados Unidos en cumplimiento delos preceptos de la ley del Congresoy el dinero en circulación en PuertoRico era va y siguió siendo el dine-ro de los Estados Unidos.
(ConilnuarA)
El Polo magnéticoSe han recibido algunas noticias
detalladas referentes al descubri-miento tdel Polo magnético borealpor el explorador noruego el capitánAmundsen, que como saben ya nues-tros lectores forzó con éxito comple-to todo el paso del Noroeste.
De acuerdo con un telegrama del7 del corriente expedido de RagleCity, Alaska, vía Skagwni á NuevaYork, el citado capitán, Amundsende la balandra “Gioa ’
de la matrícu-la de Christianía llegó, procedentede la Isla de Herschel, á Eaglc Citydespués de haber forzado el paso pe-ligrosísimo del Atlántico al Pacíficorecorriendo nna distancia de 700 mi-llas entre hielos y nieves acompaña-do de dos guías esquimales y delcapitán William Mogg de la naufra-gada goleta ballenera “Bonanza” deSan Francisco de California. Eos tresviajeros sufrieron terriblemente áconsecuencia del frío intenso que tu-vieron que resistir durante todo elviaje, que fué largo y penoso pordemás.
“Mi expedición, dice el capitánAmundsen en su telegrama, ha sidoun ¿éxito completo, tanto desde elpunto (le vista físico como geográfi-co en lo que se refiere á la conquistadel paso del Noroeste que fué siem -
pre la ambición de mi vida.“Creo que las observaciones que
he hecho serán de grandísimo valorcientífico.
“Entre aquellas observaciones fi-guran la extraordinaria variación ycambios constantes de la aguja mag-nética en el punto en donde prácti-camente hablando se halla el Polomagnético boreal.
‘ Desde la Punta Norte del Canalde Peel al extremo Oeste del estre-cho de Siiiioson fueron completamen-te iiiútiles todas las brújulas que lle-vábamos para orientarnos. Entoncesestablecí una estación de observacio-nes en la Tierra del Rey Guillermoen el punto fijado por los 68 grados30 minutos Latitud Norte y 87 gra-dos Longitud Oeste, y estoy en lafirme creencia de que basando miscálculos en observaciones continuasdurante dos años, el Polo magnéticoboreal se encuentra dentro de los 90minutos de aquel punto.”
El capitán Amundsén con su tripu-lación formada por siete hombres es-cogidos que salió el 17 de Junio de1903 de Christianía, no solo hizo con
su buque una travesía que nadie ha-bía logrado antes completar, si queha llegado también de la* desoladas
egiones árticas sin que haya tenidosu tripulación ni una sola baja niuna grave enfermedad los miembrosle la misma.
Tanto el haber forzado con éxito elpaso del Noroeste, como haber fijadoa situación del Polo magnético bo-eal, constituyen en el principio delictual siglo dos hechos importantí-simos.
IIffIJJMWashington D. C. Etipro 31 de 1906*
Sr. Don Ramón El. Delgado,Vice-Presidente de la
Liga de Ayuntamientos.San#uan, P. R.
Mi estimado amig|>:En este compás de espera que te-
nemos, mientras la. Comisión deAsuntos Insulares disdi te el bilí La-rrinaga y dá su infopte, sólo tengoque comunicarle que- esta mañanacelebramos la esperada conferenciacon el Presidente Roosevelt, habién(lósenos indicado ayer. por el Secre-torio Leeb que se nos Recibiría á lasdiez y media.
Como nos esperábalos mandó pa-sar á su despacho, en manto entra-mos, pero ames (le que pudiéramosempezar la conferencia se presentóel Speaker de la Cánfs*a, y hubo deir á otra habitación, en )a que se en-cerraron por más dq tin cuarto dehora.
Empezamos, exponiendo Larrína-ga que ya estaría él enterado del ob-jeto de nuestra visita, por la cartaque le habíamos escrito el 22, ex-plicando á grandes rasgos, los de-seos de los puertorriqueños. Ense-guida entré en materia, y le contécon toda claridad el hondo y extensosentimiento de disgusto que reinaen el país, á consecuencia ¿di régi-men que nos agobia; cftfno Sf iSnflfcelebrado en San Juan el 25 de Juliouna convención de Delegados de losAyuntamientos de la isla, para tratarde atajar ese movimiento de disgus-to, llegándose á decidir enviar unMemorial ni Congreso, pidiendo doscosas primordiales: que se nos con-ceda el derecho de elegir un SenadoInsular, y así concluir con el actualConsejo Ejecutivo, en el que estánunidas las facultades legislativas ylas ejecutivas; y que las cabezas dedepartamentos sean nombradas porel Gobernador, con el consejo y con-sentimiento del Senado Insular. Lemanifesté que el señor Larri nagahabía presentado este Memorial, asícomo un bilí conteniendo estas mismas peticiones y que habíamos esta-do informando ante la Comisión deAsuntos Insulares de la Cámara, to-dos estos días pasados.
El Presidente se dirigió á Larrinaga, y le preguntó cómo marchabael bilí de la ciudadanía; si se presen-taba inconveniente en su adopción.Larrínaga le dijo que, el bilí que ha-bía presentado Foraker, aún no habíasido informado por el Comité del Se-nado, y entóneos, el Presidente di o,que aunque él no podía meterse conel Congreso, diciéndoles lo que de-bían hacer y lo que no sabían hacer,estaba dispuesto á escribir á los pre-sidentes de las Comisiones, para que110 pusieran obstáculos al “bilí”so-bre la ciudadanía. Entónces, vol-viéndose á mí, me pidió que le dis-pensara por no haberme contestadoensegu ida; que lo de la ciudadaníaera una cosa que él había recomen-dado en su Mensaje, y lo creía fácil,pero que, en cuanto á lo que pedía-mos, ya eso era revolucionario; peroque él no se oponía en absoluto á quese nos concediera, pues su opiniónera que Puerto Rico sería en día nolejano, un Estado de la Unión. En-seguida hizo esta pregunta:
“¿Cómo piensa Winthrop sobreeso? A lo que contestó Larrínaga,que aunque el Gobernador Winthropera un hombre estimado en PuertoRico, por su manera imparcial de go-bernar, no había que esperar que elGobernador Winthrop, ni ningún go-bernador Americano, nos considera-se aptos para el gobierno propio,mientras exista el actual régimenque pone el manejo irresponsable dela cosa pública en manos de seishombres que, al mismo tiempo, sonlos consejeros del gobernador. En-tónces nos dijo, que tanto Winthropcomo Post le habían dicho que había
Número 38.
que ir muy despacio en las concesio-nes políticas á Puerto Rico; pero querepetía que él no se metería en na-da. si el Congreso nos concedía lópedido.
Lo de que el Gobernador nombrelos Jefes de Departamentos, le pare-ció muy bien, y lo repitió varias - ve-ces. diciendo que era natural que elGobernador conociese mejor que él álas personas que debían nombrarse,diciendo que eso más ó menos es loque sucede en un Territorio organi-zado. Nos habló del Hawai, y delos problemas varios quef tiene eseTerritorio que resolver; nos hizo pre-guntas sobre nuestra población decolor, en número, y si había perjui-cios de razas, repitiendo que habíarecibido protestas de Puerto Rico,por haber nombrado á Barbosa miem-bro del Consejo Ejecutivo. En seguida Larrínaga y yo, hicimos la apo-logía del doctor Barbosa, y le referi-mos que en nuestra Cámara de Dele-gados se han sentado, desde la pri-mera legislatura, hombres de colorllevados allí por el voto popular.Que en Puerto Rico no tenemos tales prejuicios, y que sólo miramosen un hombre su valer intelectual,sin que nos preocupemos de que seablanco ó negro. El Presidente, enun rapto de entusiasmo sincero, nosdijo: “son Uds. un buen ejemplo quepresentar ante este gran pueblo,nuestro, donde éste es uno de losgrand e s problemas. ”
Volviendo á nuestro asunto, preguntó cómo se nombraban hoy losJueces de las Cortes, y le dijimosque el Presidente nombra los ilc laCorte Suprema, y el Gobernador lo delas Cortes de Distrito. El Presidente dijo que sería bueno dejarlo comoestá, par.' 1 él seguir nombrando losde la Corte Suprema.
No recuerdo nada más de importancia en esta entrevista, que durómás de lo que esperábamos, dada lahora: y terminó cuando ng tutumo*
uaás que decirlo sobre nuestraTursión.' **
Cambiando impresiones con Larrí-naga y Buso, vinimos á la conclusion de que el Presidente está bienimpresionado, y que si el Congre-so pasase el “bilí”Larrínaga, él nopondría inconveniente, y lo firmaría.El Presidente es hombre que tieneque ocuparse de muchas cosas á lavez, y no es posible que tenga tiempo de estudiar, por sí las cosas dePuerto Rido. y, naturalmente, confíaen loque le informan sus consejerossobre el terreno.
Ya sabe Ud. loque le han infor-mado el Gobernador Winthrop, y elSecretario Post! y sin duda que losdemás señores que paga el pueblode Puerto Rico, para que le sirvancon sinceridad, ciarán el mismo informe, yde aquí á 25 años seguirándiciendo lo mismo: “hay que ir muydespacio en las concesiones políticasá Puerto Rico,” para bien del paísaún no soñaos un pueblo muerto; tenomos fibras, y esta vez y otras mil,(jue sean necesarias, sabrá el Congre-so Americano la verdad de las cosasque pasan en Puerto Rico, y, con elCongreso, la prensa que, en esteasunto está con nosotros.
De la casa blanca fuimos á ver áCooper, presidente de la Comisión deAsuntos Insulares, y le referimos laentrevista con el Presidente. Cooper, que es Roosevelista antes quenada, se alegró mucho de saber queno había oposición en la Casa Blancaal proyecto Larrínaga, y quedó en veral Presidente, y leerlos nuestras de-claraciones, en cuanto estén impresas.N os dijo que no podía celebrar sesiónpara tratar el bilí Larrínaga hastaque no tenga impreso el folleto conteniendo nuestras declaraciones, yque esto estaba paralizado, porque elGeneral Wright, gobernador de Filipinas, se había llevado sus decla-raciones para corregirlas, y ñolashabía devuelto aún. (La explicación(le esto, es que los asuntos de PuertoRico, y (le Filipinas, van en un solovolumen.)
En vista, pues, de que aquí no ha-cemos nada hasta la semana próxi-ma, he determinado ir á New York,á pasar unos dias con mi familia, yvolver á Washington el lunes poi lamañana. Si hubiere algo que añadirlo haré en New York,
Sin otro particular, y con recuer-dos para los compañeros de Comité,quedo de usted atto. amigo S.. S.
R. H. TpddL