LECTIO DIVINA A LA LUZ DE LOS ICONOS DEL … · Web viewLos once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el;

LECTIO DIVINA A LA LUZ DE LOS ICONOS DEL TRIPTICO DE APARECIDA

1. CRISTO RESUCITADO

Del Evangelio de San Mateo (Mt 28, 16-20).

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».

1.1 LECTURA

Este texto del capítulo veintiocho recapitula muchos de los contenidos del Evangelio y los lleva a su culmen: por y desde la “montaña” de Galilea comienza una proclamación que va más allá de los límites de Israel, la mención del Bautismo se refiere al nuevo nacimiento de la Iglesia en su acción; ahora los discípulos se responsabilizan de lo que habría hecho su Maestro y tienen la garantía de que está con ellos para siempre.

Los discípulos son enviados por el Señor Resucitado, es decir, glorificado. Su presencia espiritual responsabiliza a los discípulos de que continúan su misión. La compañía del Señor es “siempre hasta el fin del mundo”, siempre y en cualquier circunstancia.

Jesús aparece antes que a nadie a las mujeres (Mt 28,9) y, a través de las mujeres hace saber a los hombres que debían ir a Galilea para verlo de nuevo.

“Al verlo”. Los discípulos tienen una aparición de Jesús resucitado. Se postraron delante de Él, en adoración y mostrando su fe, que está mezclada de duda.

“Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra”. Notemos el tiempo pasado: es Dios quien ha concedido la autoridad divina de Jesús como Hijo del Hombre. Esta autoridad es la del Reino de Dios.Jesús comunica una triple misión (Mt 28, 19-20):

1. “Hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”, es convencer a otros de que sean seguidores de Jesús. La referencia principal de esta acción es Jesucristo; si ser discípulo es seguir a Jesús, “hacer discípulos” es adherir a otros a Jesús y animarlos para que se encuentren con El. No hay límites; las fronteras se superan, las barras se eliminan, los prejuicios se olvidan; toda persona, sin excepción, es capaz de su un auténtico discípulo de Jesús.

2. “Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, significaba y significa asumir públicamente el compromiso de vivir la Buena Noticia que Jesús nos ha dado.

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3. “Y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”. No enseñamos doctrinas nuevas ni nuestras, sino que revelamos el rostro de Dios que Jesús nos ha revelado. De aquí es de donde se deriva toda la doctrina que nos fue transmitida por los apóstoles.

Y dice Jesús: “Y estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”. Es una alianza, de Jesús el Emmanuel, es decir “Dios con nosotros”, es la presencia divina en medio de su pueblo, para tomar decisiones, estudiar, predicar, bautizar y enseñar.

1.2 PREGUNTAS PARA LA LECTURA:

- ¿Dónde van los Once discípulos?- ¿Por qué se dirigen a la montaña de Galilea?- ¿Qué hacen cuando ven a Jesús?- ¿Todos tienen los mismos sentimientos?- ¿Qué les dice Jesús?- ¿Qué les ordena hacer?- ¿Cuál es la promesa que les hace Jesús?

1.3 PREGUNTAS PARA LA MEDITACIÓN:

- Si el Señor me citara hoy: ¿Estaría dispuesto a seguirlo o tengo dudas?- ¿Qué me impacta más de este episodio de la misión universal de los Apóstoles?- ¿Qué signos, qué señales hoy Jesús pone al alcance de mi mano para que lo descubra y haga su voluntad?- ¿Está mi corazón preparado para obedecer la orden: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”?- ¿Estoy dispuesto a ir al encuentro de Cristo Resucitado que me propone un “recomenzar” para que luego hacer que otros experimenten la alegría de ese encuentro?- ¿Soy capaz de recomenzar desde Cristo que “no se comienza a ser cristiano por la decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ella, una orientación decisiva? (Aparecida 12).

1.4 ORACIÓN

Para la oración proponemos un texto del documento “Navega Mar Adentro” N° 7 que ilumina nuestra meditación y luego dejamos que el Espíritu Santo sugiera en nuestro corazón el diálogo personal con Dios.

“Jesús está presente entre nosotros en su Palabra, en la Eucaristía, en el hermano que sufre, en las alegrías cotidianas y de otras maneras que nos ayudan a encontrarlo y nos fortalecen para el camino. Él lo prometió y en esa promesa confiamos: Yo estaré siempre con ustedes (Mt 28,20). Él ha triunfado sobre el pecado y la muerte. Por eso, seguimos buscando construir una historia más justa, y nos alentamos unos a otros para no desanimarnos. En el trato frecuente con el

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Resucitado, recibimos un verdadero impulso que nos sostiene. Él es el manantial vivo de nuestra esperanza”.

1.5 CONTEMPLACIÓN

Para la interiorización de esta Palabra sugerimos la contemplación del Icono del Señor Resucitado y descubramos el envío misionero que nos hace...

En el Icono podemos contemplar planos distintos:

La Nube, espacio entre el cielo y la tierra. Cristo está dentro de la nube y más que subiendo al Cielo está viniendo a nosotros. Esto se nota si observamos los pies del Señor que están en movimiento hacia adelante. Es “venir” a nuestro encuentro. Las manos abiertas del Señor Resucitado nos muestran toda su vida, y al mismo tiempo nos envía, nos alienta, nos impulsa como misioneros a salir en búsqueda de más...

La Tierra ocupa el plano inferior. Vemos como las cabezas se alzan y se centran en Cristo y nosotros hombres y mujeres también miramos atentos... y el Señor nos devuelve la mirada...

Al fondo del cuadro está representado el Calvario con María y Juan. Cristo no solo viene del espacio del Cielo, sino desde su tiempo de vida histórica, viene de la hora de su Pasión y Resurrección salvadoras. Las palabras de Jesús “He aquí a tu Madre” nos señala un lugar: los brazos de María. Es el lugar de encuentro con Cristo que viene a nosotros.

El motivo central lo ocupa la figura del Cristo Resucitado, en la hora del envío misionero de los discípulos.

Cristo mira hacia fuera del cuadro, al futuro..., a nosotros...

Déjate mirar por el Señor...Hacé memoria de aquellos que te enseñaron la fe, porque fueron fieles a esa Misión que les encomendó...

Déjate mirar por el Señor...¿Hacia dónde te envía?¿A quiénes?

Déjate mirar por el Señor...- Y escúchale decir: “Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”- Déjate consolar...- Déjate enviar...

1.6 ACCIÓN

- Reflexionar sobre mis “talentos” que puedan enriquecer esta misión.- Reflexionar en grupo y tratar de formar un grupo misionero.

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2. A LA LUZ DEL MILAGRO DE CANÁ

Del Evangelio de San Juan (Jn 2, 1-11).

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el bu en vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

2.1 LECTURA

Este relato de “las Bodas en Caná”, habla de nupcias, de vino que escasea, de sirvientes, de tinajas de piedra, de agua y de exquisito vino, reservado hasta ese momento.

En este texto, San Juan, presenta la primera intervención de María en la vida pública de Jesús y pone su cooperación en la misión del Hijo.

Ya desde el inicio del relato, el evangelista marra “y la madre de Jesús estaba allí” (Jn 2,1), acompañada de Jesús y sus discípulos que también fueron invitados por los esposos a la boda.

María, como experta y solícita ama de casa, inmediatamente se da cuenta e interviene para que no decaiga la alegría de todos, y en primer lugar, para ayudar a los esposos en su dificultad.

Dirigiéndose a Jesús con las palabras: “No tienen vino”, María le expresa su preocupación que es a la vez súplica y espera. El Señor le contesta que aún su tiempo de revelarse como Dios no ha llegado y por lo tanto parece que no va a involucrarse en esa situación. Sin embargo, María, siempre confiada en las acciones de Dios en la historia, les va a decir a los sirvientes de la fiesta: “Hagan todo lo que él les diga”. La confianza en el Hijo es premiada. Jesús, al que ella ha dejado totalmente la iniciativa, hace el milagro, reconociendo la valentía y la docilidad de su Madre: Jesús les dice: “Llenen de agua esta tinajas. Y las llenaron hasta el borde”. Así, también la obediencia de los sirvientes contribuye a proporcionar vino en abundancia.

El pedido de María “Hagan todo lo que él les diga” conserva un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos: Jesús es la Palabra: si la escuchamos, el agua de nuestra humanidad se convertirá en el vino delicioso de su divinidad.

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2.2 PREGUNTAS PARA LA LECTURA

- ¿Dónde está María?- ¿A qué va y con quiénes va?- ¿Qué ocurre en la fiesta?- ¿Qué hace entonces María?- ¿Qué le contesta Jesús?- ¿Qué hace María ante la actitud de Jesús?- ¿Qué le dice María a los sirvientes?- ¿Qué les pide Jesús a los sirvientes que sirven en la boda?- ¿Qué pasó con el agua que había en las tinajas de piedra?- ¿Qué sacan de las tinajas?- ¿Cómo es este “vino nuevo”?- ¿Qué le dice el encargado de la fiesta al novio?- ¿Cuál es la reacción de los discípulos?

2.3 PREGUNTAS PARA LA MEDITACIÓN

- ¿Estoy atento a las necesidades de los hermanos como lo hace María?- ¿Trato de “mirar” a mi alrededor para tratar de saber las necesidades de mis hermanos?- ¿Confío plenamente en Jesús como lo hizo María?- Mirando la Fe de María en su Hijo, en este Año de la Fe, ¿estoy dispuesto a aceptar la invitación a una auténtica y renovada profesión de Fe a Dios?- ¿Qué significa en mi tarea misionera que María nos diga: “Hagan todo lo que él les diga?- ¿Obedezco lo que Jesús me dice?- ¿Qué me está diciendo hoy el Señor para esta Misión?- ¿Me siento llamado a ser misionero?- ¿Cuál es el “agua” que Jesús debe transformar en “vino nuevo”?- ¿La alegría de oir la Palabra de Dios me convierte en un misionero alegre?- ¿Creo y confío en Jesús como los discípulos que, por la manifestación de su gloria “...creyeron el Él?.

2.4 ORACIÓN

Para el paso de la oración puede ser útil leer algún número de la Carta Apostólica Porta Fidei. Leemos un párrafo del N° 7 sobre la Fe, para repensarla y luego dejar que el Espíritu sugiera el diálogo personal con el Señor:

“La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes “se fortalecen creyendo””.

2.5 CONTEMPLACIÓN

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Para la interiorización de esta Palabra proponemos la contemplación del Icono “A la luz del Milagro de Caná.

El principio fundamental de todo misionero es poner en práctica las palabras de María: “Hagan todo lo que Jesús les diga”. Es tener un corazón que busca en todo hacer la Voluntad de Dios en su vida...

Miro el Icono, cierro mis ojos y me imagino que estoy en la Boda... trato de sentir la música y la charla de la fiesta, el sabor del vino rico...

Me encuentro con María... Ella pone su mano en mi hombro y damos una vuelta por la fiesta..., por distintos lugares y vemos las tinajas de vino vacías...

y Ella me pregunta: “Y en la tinaja de tu vida, ¿Qué vino se está acabando? ¿La alegría, la esperanza, la confianza, la voluntad, el amor...?

Y escucho a María que me dice: “Si querés volver a tener las tinajas llenas hasta el borde, tenés que hacer todo lo que Jesús te diga.

Me quedo, sintiendo y gustando lo que más me ha impactado interiormente, ante la invitación a recibir la gratuidad del don de Dios...

2.6 ACCIÓN

Poner en práctica lo que el Señor me ha susurrado en esta Lectio Divina: Quiero hacer lo que Jesús me diga.

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3. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS

Del Evangelio de San Lucas (Lc 5, 1-11).

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes». Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

3.1 LECTURA

Este Evangelio cuenta cómo Pedro fue llamado por Jesús.Los discípulos ya están en la barca desde la cual Jesús habló; se

encuentran mar adentro, después de una noche de fatiga inútil y experimentan en al obediencia a su Palabra la abundancia de los frutos.

“Él estaba a la orilla del lago...” La gente se agolpaba en torno a Jesús para escuchar la “Palabra de Dios” a orillas del lago. Jesús “está” a la orilla, frente a ese pueblo que está dispuesto a la escucha. Es tanta la gente a su alrededor, que le pide ayuda a Simón y le dice que se aparte de la orilla, luego se sienta en actitud de maestro y enseña. Esta barca es figura de la Iglesia. Terminada la enseñanza a la gente Jesús anima a Simón: “Navega mar adentro y echen las redes”. El verbo está en singular: “Navega”, el encargo de pescar, la misma misión es común a él y a los otros.

Jesús dice en plural: “Echen las redes”; hay una única misión y una fatiga común a todos, como única guía y conducción para todos. En la pesca está figurada la misión apostólica que comienza ahora, en la obediencia a la Palabra del Señor, y que llegará muy adentro, hasta los confines de la tierra.

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En la respuesta de Simón se nota frustración, cansancio y desaliento: “Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes”.; la orden de Jesús, dirigida a pescadores de profesión, parece un poco ofensiva. Pero con confianza en el Maestro, vuelven a echar las redes. La Palabra de Jesús tiene más fuerza que la experiencia frustrante de la noche.

“Sacaron tal cantidad de peces”, sólo en la obediencia de fe la Palabra es eficaz y la promesa de Dios se realiza. Por eso lo esencial es llegar a esa obediencia de fe, ella produce el fruto infalible y desbordante de la pesca, que excede toda expectativa y capacidad humana: “las redes estaban a punto de romperse”, Simón necesita la ayuda de Juan y de Santiago, que están en la otra barca.

Frente a la grandeza de Jesús, Simón Pedro descubre que es un hombre pecador. Ante la verdad de Dios y su don de misericordia, el hombre descubre la propia verdad. ¡Ante Dios, todos somos pecadores!. Simón Pedro y los compañeros tienen miedo, y al mismo tiempo, se sienten atraídos, porque tienen en común la misma experiencia del Señor y de su don.Jesús dice a Simón: “No temas”, es decir, “ten fe”. Son las palabras con las cuales Dios de dirige al hombre desconcertado por su presencia.

Jesús dice: “de ahora en adelante serás pescador de hombres”. La misión de Pedro que ha tenido la experiencia del Señor que lo ha pescado del pecado, consistirá en “pescar hombres”. Pedro junto con los que forman la comunidad, pescará a los hombres para salvarlos.El último verbo es “seguir” (a Jesús). El corazón del discipulado es el seguimiento de Jesús. En el seguimiento de Jesús la historia personal del discípulo entra en una nueva dinámica de vida y el Maestro va elaborando un nuevo proyecto de vida. Para que la adhesión al Maestro sea posible también se requiere dejar atrás todo lo que impide la disponibilidad para caminar juntos con Él. Por eso el “seguir” tiene como presupuesto el “dejarlo todo”.


- ¿Por qué se amontonaba la gente alrededor de Jesús?- ¿Dónde estaba Jesús?- ¿Qué ve Jesús junto a la orilla del lago?- ¿Qué hacían los pescadores?- ¿Qué hace Jesús?- ¿De quién era la barca?- ¿Qué le pide Jesús a Simón?- ¿Qué hace Jesús en la barca?- ¿Qué ordena Jesús a Simón cuando terminó de hablar?- ¿Qué le responde Simón? ¿Está de acuerdo?- ¿Cuál es la respuesta de Simón?- ¿Qué le ocurrió cuando sacaron las redes?- ¿Por qué hacen señas a sus compañeros de la otra barca?- ¿Cuál es la reacción de Simón al ver este milagro?- ¿Qué les hizo temer?- ¿Qué dice Jesús a Simón?- ¿Qué hicieron los pescadores?

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- ¿Me acerco como esta multitud a escuchar la Palabra de Dios?- ¿Presiento y reconozco la persona de Jesús como lo hace esta multitud?- ¿Permito como lo hace Simón, que Jesús suba a mi barca?- Cuando Jesús me dice “Navega mar adentro y echa las redes”, ¿entiendo que me invita a la misión?- ¿Soy obediente a la Palabra de Dios?- ¿Tengo “peros” a lo que el Señor me pide?- ¿Soy capaz de confiar plenamente en el Señor diciendo: “Si tú lo dices”?- ¿Acontece hoy en mi la pesca milagrosa, realizada en atención a la Palabra de Jesús?- ¿Por qué la conciencia del propio pecado y el pedir perdón son condiciones para seguir a Jesús?- ¿Soy consciente de mis pecados?- “Ellos abandonaron todo y lo siguieron”, ¿Yo que tengo que abandonar para poder seguir a Jesús?

3.4 ORACIÓN

Para el paso de la oración, luego de haber escuchado a Simón que le dice a Jesús: “Sí tu lo dices”, Youcat (Catecismo Jóven de la Iglesia Católica) nos ilumina para orar por nuestra fe:

“La fe es saber y confiar. Tiene siete rasgos: La fe es un puro don de Dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente. La fe es la fuerza sobrenatural que nos es necesaria para obtener la salvación. La fe exige la voluntad libre y el entendimiento lúcido del hombre cuando acepta la invitación divina. La fe es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús. La fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor. La fe aumenta si escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio con él. La fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del cielo.” (Youcat N° 21)

3.5 CONTEMPLACIÓN

Para la interiorización de esta Palabra sugerimos la contemplación del Icono de la Vocación de los primeros discípulos.

Llamar al que nos llama. Seguir al que viene a nuestro encuentro. Dejarlo todo para ganar a Aquel que nos dona todo y se dona a sí mismo en sus dones... Que estas cosas resuenen en nuestro corazón al contemplar a Jesús que llama a los primeros discípulos junto al lago de Genesaret.

Contemplo el cuadro. La belleza del lago con su colorido, las casas que lo rodean, las flores la brisa en mi rostro, oigo lo que ocurre, veo como limpian las

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redes, escucho lo que hablan, la muchedumbre que se amontona para escuchar de Jesús la Palabra de Dios, veo a Jesús que camina por la orilla...

El lago es imagen de la vida en cuya corriente nos sumergimos cada día buscando el alimento por medio de nuestro trabajo...

A esta orilla de nuestra vida viene Jesús a buscarnos, para dar sentido trascendente a nuestro afán: los haré pescadores de hombres...

Qué habrá visto Jesús en los primeros discípulos que llamó. Gente sencilla, fiel, abierta a la gracia. Pienso que le debe de haber gustado de los pescadores su capacidad de trabajar en equipo, no individualmente y de vivir de un trabajo que requiere comenzar cada noche de nuevo, de vivir rogando la gracia de una buena pesca.

Contemplo, a la derecha, en el fondo la barca con dos pescadores trabajando. Es mi barca...

Dejo que Jesús se suba a mi barca...

Una vez en mi barca, me dice: navega mar adentro de tu corazón...

Le cuento como Pedro el fracaso total del trabajo en común: toda la noche... esforzándonos... nada.

Confío en su Palabra... y por encima de la humillación me arriesgo a confiar y obedecer en su palabra... Tiro la red de mis intentos...

La pesca abunda, el don me colma... ya que nadie puede solo... puedo con el don de Dios... siento mi pequeñez y la comparto con Jesús...

Me admira la confianza que tiene en mí...

Me dijo enviar...

3.6 ACCIÓN

Proponerse de manera personal momentos de oración para responder a esto que la Palabra hoy nos dice: “Navega mar adentro y echa las redes”.

Intentar organizar una reunión con tu grupo para dialogar sobre el envío que ha susurrado el Señor en esa Lectio Divina.

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4. LA MULTIPLICACION DE LOS PANES

Del Evangelio de San Marcos (Mc 6, 31-44).

Él les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer». El respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron: «Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos». Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver». Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.

4.1 LECTURA

Este pasaje nos muestra que debemos reconocer que la “misión” de servicio tiene su origen en Dios. Luego de la indisponibilidad inicial de los discípulos para dar alimento a la multitud, Jesús los coloca en la posibilidad de hacerlo, usando de sí misma pobreza para quitar el hambre de la gran muchedumbre.

Jesús habla con los discípulos, pidiéndoles que se retiren un poco y vayan a descansar a otro lugar “porque era tanta la gente que iba y venía que no

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tenían tiempo ni para comer (v 31b), Jesús y sus discípulos dejan físicamente el lugar y se van a otro, solitario, atravesando el lago: pero todo esto es en vano. La atracción de Jesús es demasiado fuerte. Acuden de “todas las ciudades”. Están ya allí, esperando a Jesús y a sus discípulos cuando llegan. Esta multitud se convertirá en pueblo suyo, cuyo Pastor es Dios.Jesús, en lugar de enojarse por el hecho de que no puede quedarse solo con los discípulos experimenta compasión por toda esa gente, eran “como ovejas sin pastor” y lo mueve a “enseñarles un rato”.

Con el diálogo entre Jesús y los discípulos, que responden más bruscamente, Marcos hace resaltar la necesidad de que la fe, alimentada en el seguimiento de Jesús se concreta también en la acción. En consecuencia, ha llegado el momento duro, más decisivo, en el cual la Palabra de Dios debe hacerse pan para todos los hombres. Es el momento en el cual los discípulos mismos son cuestionados, porque Jesús les dice “Denles de comer ustedes mismos”.Hay una urgente necesidad: dar de comer a la gente. Es necesario tomar bajo su cuidado a las ovejas sin pastor.

Los discípulos hacen rápidamente sus cálculos, muy humanos en términos económicos, para ver cuánto dinero se necesita para comprar pan para todos. No saben que tienen un pan que se compra con dinero, sino que se debe regalar: este pan, entregado y partido, basta para todos.

Al comparar los distintos Evangelios, en el Evangelio de Juan aparece el “niño” como el portador de los pancitos y los pescados, mientras que en los sinópticos Mateo, Marcos y Lucas, los que los tenían eran los discípulos.

Jesús les pregunta: ¿Cuántos panes tienen ustedes?. Vayan a ver. “Ellos no saben que tiene ese pan prodigioso, y piensan que es poca cosa porque no razonan según las categorías del don del amor, sino según las economías del comprar y del poseer.

Se le pide a la gente que “los hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde”, tal vez remite al Salmo 23,1 “El Señor es mi Pastor: nada me falta; en verdes praderas me hace reposar”. Tomando lo poco con que los discípulos cuentan, Jesús realiza diversas acciones: “tomó”, “levantando los ojos al cielo”, “pronunció la bendición”, “partió los panes y los iba dando...”, “para que los distribuyeran”. Es Jesús el que “daba” el pan partido, es decir , su misma persona. Y nosotros discípulos lo recibimos y también lo damos como un pan, porque cumplimos su palabra, que así se hace alimento.

El comentario “todos comieron hasta saciarse” retoma el tema del Pastor en el Salmo 23,1 “Nada me falta”.

Sobran incluso “doce canastos”, es decir, lo suficiente para todos y para siempre. Nosotros hoy, sus herederos, invitados, como los discípulos de Jesús, a tomar parte en el banquete y a invitar a otros a participar de él.


- ¿Dónde fueron Jesús y sus discípulos?- ¿Por qué necesitan retirarse a un lugar desierto?- ¿Qué hace la gente cuando los ve partir?- ¿Cuándo Jesús vio la multitud que sintió?- ¿Qué hacen los discípulos cuando perciben que se había hecho tarde?- ¿Qué los preocupa?

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- ¿Qué significa lo que Jesús dice a sus discípulos “denles de comer ustedes mismos”?- ¿Cuánto dinero necesitan para alimentar a la multitud?- La multitud era inmensa, ¿Cuántos eran?- ¿Cuántos panes y cuántos peces tienen los discípulos?- ¿Por qué les dice Jesús “vayan a ver”?- ¿Cómo dice Jesús que ordenen a la multitud?- ¿Qué hizo Jesús con los cinco panes y los dos pescados?- ¿Qué hizo con los panes luego de la bendición?- ¿Qué tenían que hacer los discípulos con el pan?- ¿Alcanza para todos?- ¿Cuánto sobró?


- ¿Reconozco la importancia de las palabras de Jesús “Vengan ustedes solo a un lugar desierto para descansar un poco?- ¿Dejo que Jesús me invite a estar a solas con él? - ¿O te das cuenta que tu vida atiborrada de acciones considera esta ocasiones como una pérdida de tiempo?- ¿Haces lo posible por evitar estos momentos comunitarios y personales?- ¿Sientes la tentación de escapar a la responsabilidad de cuidar de los necesitados enviándolos a otra parte?- “Denles de comer ustedes mismos”, ¿Tenemos que ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?- ¿Qué te dice este pasaje acerca de Jesús, Buen Pastor, y de tí, que continúas la misión del Buen Pastor?- ¿Tu interés por la misión es tan fuerte como al comienzo?- ¿La Eucaristía es tu fuerza para cada día? ¿Qué dice respecto a tu misión?- ¿Buscas “saciar tu hambre” en la Eucaristía?- ¿Esta reflexión sobre la Palabra de Dios te lleva a renovar tu compromiso misionero atendiendo a los más necesitados?

4.4 ORACION

Para el paso de la oración proponemos lo siguiente:

Se puede pronunciar el Nombre del Señor como quien comulga, “Pronunciar el Nombre de Jesús es comulgar con Él espiritualmente. El nombre del Señor puede convertirse para nosotros en una especie de Eucaristía”. Y Esa comunión, que alimenta nuestra alma, puede extenderse apostólicamente mediante el deseo de “dar de comer a los demás”, y así realizar una verdadera “multiplicación de panes espiritual”:

Señor Jesucristo, Hijo del Padre, ten piedad de mi, pecador...Señor Jesucristo, Hijo del Padre, ten piedad de mi, pecador...Señor Jesucristo, Hijo del Padre, ten piedad de mi, pecador...

4.5 CONTEMPLACIÓN

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Para la interiorización de esta Palabra sugerimos la contemplación del Icono de la Multiplicación de los panes.

Este Icono es de gran belleza. Es hermoso el paisaje, las flores que brotan en la tierra se meten en los vestidos. Los personajes interactúan y participan. El manto rojo de Jesús y de los discípulos hablan de caridad compartida, de un mismo amor que los une en el servicio.

El manto celeste de la discípula es como el de María en las escenas de Caná y Pentecostés. Hay un niño que está ofreciendo a Jesús sus cinco pancitos en un plato blanco. Jesús está en el centro, ofreciendo a su vez, el pan multiplicado a uno de los discípulos que tiende las manos para recibir el canasto.

Al pie del cuadro está escrito. “Denles ustedes de comer”.

Llama la atención el niño que tiene los pescados llama a la gente a que venga...

Este Icono nos invita a entrar y participar de este pan de vida que se multiplica y comparte.... “Denles ustedes de comer” es el concreto mandato del Señor y tiene vigencia en la actualidad...

Contemplo la escena, miro al niño que me está invitando a que yo también esté con ellos y con Jesús a orillas del lago, entre las flores, el pasto, oigo lo que dicen... siento la brisa fresca en mi rostro... y yo como el niño ofrezco a Jesús mi poco... porque Él no parte de nuestras carencias sino de su plenitud y tengo que cambiar la mirada, como nos enseña el Evangelio:

Abajo, para descubrir al niño, que ofrece los pancitos y los pescados... Arriba, como lo hace Jesús “que levanta los ojos al Cielo y bendice...

Sigo contemplando, me imagino en el lugar.... y puedo preguntarme:

¿Dónde pongo mi mirada? ¿En “mis pocos”? ¿En la Plenitud del Señor, que toma, bendice, y multiplica “mis pocos...”

4.6 ACCIÓN

Personalmente reflexionar respecto al lugar que ocupa la Eucaristía en la vida personal Mirando la realidad, proponerse en grupo tratar de organizar ayuda con alimentos, ropa, etc. a algún comedor, escuela, etc. que lo necesite.

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5. ENCUENTRO CON LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS

Del Evangelio de San Lucas (Lc 24, 13-35).

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojo lo reconocieran. El les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!». «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron». Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir

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adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

5.1 LECTURA

En este episodio ejemplar Lucas nos muestra que el Señor está presente también en nuestra vida como creyentes y que podemos encontrarlo, y hace una síntesis en dos etapas sucesivas: la escucha del Señor que anuncia la Palabra y la visión de su rostro mientras parte el pan. Los dos discípulos conocen la Escritura, pero rechazan el escándalo de la cruz e ignoran que es la clave para entrar en ella y comprenderlo.

El mismo día de la Resurrección dos amigos iba a Emaús (son los que recibieron con los Once el anuncio de la Resurrección) en una situación de miedo y de falta de fe. Las fuerza de la muerte, la cruz habían matado en ellos la esperanza y no podían olvidar.

“El mismo Jesús se acercó a ellos”. El Resucitado no abandona a los suyos. Aún más, ahora puede hacerse cercano a todos y en todas partes.

“Ellos no lo reconocen”. Jesús quiere que se exprese la desilusión de los discípulos. El anuncio debe entrar en todo lo negativo del hombre y de su historia.Ellos se detienen y tienen triste el semblante. Su rostro es lo contrario del rostro del Señor Resucitado. La palabra del Señor traerá luz. Jesús parece extraño a los hechos que los han tocado tan de cerca. Los interroga para que salga toda su amargura. La fe no será evasión sino solución de los problemas. Éstos no se han de reprimir ni remover.

“Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue...”, conocen bien a Jesús, pero sólo hasta la muerte. La cruz se lee como final de toda esperanza. Los dos han recibido el anuncio de la Resurrección pero les resulta increíble.

“Pero a él no le vieron”. Tanto entonces como ahora, éste es el problema: ¡Sin la experiencia del Resucitado, es imposible la Fe!

“¡Hombres duros de entendimiento!, dice Jesús”. Realmente la cabeza de los discípulos (¡y la nuestra!) es impermeable a la Verdad de Dios, porque está llena de fantasías tremendas, el corazón es lento, porque está congelado por la tristeza, y no pueden entender lo que anunciaron los profetas. El primer paso que hay que dar es el de prestar más oído a su Palabra que a nuestros temores.

El centro de la catequesis del Resucitado es: “¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?”. Su muerte es el paso para entrar en la gloria. Sólo después de la Resurrección podemos comprenderlo.

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“Les interpretó las Escrituras”, para ayudarlos a descubrir la sabiduría que ya existe entre ellos, y transformar la cruz, señal de la muerte, en señal de vida y esperanza.

“Hizo ademán de seguir adelante”. Jesús, después que subió a Jerusalén, es el primero que desciende de allí; está en busca de todos sus hermanos. Está dispuesto a ir siempre más allá de todas nuestras heridas, con tal de estar con nosotros.

“Pero ellos le insistieron”. El que busca quiere se buscado. Nuestro deseo de Él lo “fuerza” a estar con nosotros, porque Él es el primero que tiene el deseo de comer con nosotros.

“Quédate con nosotros”. Si Dios mora en nosotros ya no hay noche. Con Él, nosotros estamos siempre en casa. La morada de Dios con nosotros es una de las expresiones que mejor nos hacen captar el significado de la Eucaristía. Jesús se quedó con ellos. El Apocalipsis nos dice: “Yo estoy a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Ap 3, 20).

“Tomó el pan...”, lo que dio en la Última Cena, se da hasta el fin del mundo en la celebración Eucarística.

“Los ojos de los discípulos se abrieron”. El memorial del amor del Señor nos abre los ojos que están cerrados. El reconocimiento de los discípulos se realiza después de la Palabra en el don del Pan.

“Pero él había desaparecido de su vista”. Pero Él sigue siendo siempre el que nos sigue en nuestro camino para que lo sigamos en el suyo. En la Eucaristía podemos siempre reconocerlo. Es invisible porque, hablando con propiedad ya no está con nosotros, sino en nosotros.

“¿No ardía acaso nuestro corazón?. Como antiguamente en la zarza que ardía, así ahora en nuestro corazón Dios se revela, y nos dice su nombre verdadero y el nuestro. Dios ya no se revela afuera, sino dentro de nosotros, como vida nuestra.

“En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Los discípulos invierten su marcha. Han recibido ese alimento que da fuerza para hacer el viaje que les falta. Comienza la misión.

“Encontraron reunidos a los Once”. ¡Es verdad! Es el grito de la gozosa profesión de fe de los primeros. El que está vivo ha venido a nuestro encuentro mientras bajábamos de Jerusalén. Nos ha visto: se acercó a nosotros, nos ha curado con su Palabra y con su Pan. Nuestro corazón comenzó de nuevo a arder.La Eucaristía se hace misión: nos hacemos sus testigos comenzando desde Jerusalén has los últimos confines de la tierra.


- ¿Qué día ocurre el relato?- ¿Quiénes eran los que venían caminando?- ¿De dónde venían y dónde iban?- ¿De qué hablaban en el camino?- ¿Quién se les une en el camino y camina con ellos?- ¿Lo reconocieron? ¿Por qué?- ¿Qué les pregunta el forastero?- ¿Qué le responden?

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-¿Qué esperaban de Jesús, el Nazareno?- ¿Qué había ocurrido tres días atrás?- ¿Por qué los desconcierta lo que contaron algunas mujeres?- ¿Dónde fueron algunos discípulos ante el relato de las mujeres? ¿Lo vieron?- ¿Qué les dice Jesús?- ¿Qué hace Jesús?- Cuando llegan cerca del pueblo donde iban, ¿qué hace Jesús?- ¿Por qué insisten los discípulos que se quede? ¿Qué hace Jesús?- ¿Qué ocurre en los discípulos cuando Jesús bendice el pan y se los da?- ¿Por qué les “ardía el corazón” cuando escuchan el relato d las Escrituras?- ¿Qué hacen entonces? ¿Dónde regresan?- ¿Con quiénes se encuentran en Jerusalén?- ¿Qué le cuentan los Once y los demás que estaban reunidos?- ¿Qué le cuentan Caifás y el otro discípulo?


- ¿Me gana la tristeza y falta de fe cuando una situación difícil llega a mi vida?- ¿Presiento y reconozco la figura de Jesús que viene a mi encuentro?- ¿Desahogo con el Señor mi amargura y falta de fe?- ¿Permito que Jesús se acerque y camine conmigo?- ¿Dejo que la Palabra y la presencia del Señor me aclaren situaciones que no comprendo?- ¿Ante qué situaciones hoy Jesús puede estar diciéndome “hombre duro de entendimiento, cómo te cuesta creer lo que anunciaron los Profetas”?- ¿Invito a Jesús a quedarse conmigo todos los días de mi vida?- ¿Soy solidario con mis hermanos como lo son Caifás y el otro discípulo que invitan a compartir su casa con el peregrino?- ¿Reconozco a Jesús Resucitado en cada Eucaristía?- ¿Siento que en la Eucaristía Jesús se da a conocer cada día?- ¿Dejo que Jesús haga “arder” mi corazón con su Palabra y Eucaristía porque me colma con su gracia?- ¿Comprendo que la Eucaristía se hace misión, porque nos hacemos sus testigos, hasta los “confines de la tierra”?- ¿Reconozco que mi vida es su misma vida: la del Hijo que va hacia los hermanos?- ¿Después de la presencia de Jesús con sus Palabras y el compartir su pan podemos obedecer su mandato de ser misionero?

5.4 ORACION

Proponemos para la oración un extracto de Verbum Domini N° 54,2, teniendo presente que Jesús sale a nuestro encuentro y se nos da en la Palabra y en el partir del Pan.

En la oración es necesario darle “un sello propio”, dejemos que el Espíritu Santo sugiera nuestro diálogo con Dios.

“El relato de Lucas sobre los discípulos de Emaús nos permite una reflexión ulterior sobre la unión entre la escucha de la Palabra y el partir el Pan. Jesús salió a su encuentro el día siguiente al sábado,

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escuchó las manifestaciones de su esperanza decepcionada, y, haciéndose compañero de camino, “les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura”. Junto con este caminante que se encuentra tan inesperadamente familiar a sus vidas, los dos discípulos comienzan a mirar de modo nuevo las Escrituras. Lo que había ocurrido en aquellos días ya no aparece como un fracaso, sino como cumplimiento y nuevo comienzo. Sin embargo, tampoco estas palabras les parecen aún suficientes a los dos discípulos. El Evangelio de Lucas nos dice que sólo cuando Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, “se les abrieron los ojos y lo reconocieron”, mientras que antes “sus ojos no eran capaces de reconocerlo”. La presencia de Jesús, primero con las palabras y después con el gesto de partir el pan, hizo posible que los discípulos lo reconocieran, y que pudieran revivir de un modo nuevo lo que antes habían experimentado con él: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”. (VD 54,2).

5.5 CONTEMPLACION

Para la interiorización de la Palabra de Dios proponemos contemplar el Icono del encuentro con los discípulos de Emaús; icono que hace arder el corazón con la presencia viva del Resucitado que camina con nosotros y actúa en la historia.

Contemplemos el cuadro, es muy bello. A la izquierda los dos niños nos miran y nos hacen entrar en la escena en la que se hace presente en nuestra historia el Señor Resucitado. Uno de los niños parece el de la multiplicación de los panes que nos invita a la mesa. El otro niño también nos mira y la jarra que tiene en su mano nos recuerda la escena de las bodas de Caná.

Entramos en el ámbito de la Eucaristía, y nos centramos en el pan que Jesús Resucitado ha tomado y tiene en su mano: ese pan es como si fuera su Corazón... Lo miro, lo admiro, lo adoro...

Los tres discípulos y discípulas que están detrás de Jesús, contemplan la escena. Su función, cada vez que lo miramos, es hacer que nuestra mirada vuelva al tema central. Dos miran la mesa y uno, el que está detrás de Jesús, lo mira al Señor.El Señor ocupa el lugar principal. Abre para nosotros el círculo de la mesa eucarística en la que están el Pan y el Vino.

El rostro y la actitud de los dos discípulos son como de quien recuerda: ¿Acaso no ardía nuestro corazón...?. El de la izquierda levanta el dedo, como hace uno cuando cae en la cuenta de algo que pasó.

En segundo plano, al fondo, está la escena que recuerdan: Jesús señalando el cielo; ¡cómo se les iba encendiendo el corazón en la fe!. Escuchamos con ellos la frase que da sentido a todo lo que pasa en la historia: “era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en la gloria”.

Contempla el camino de Jesús con los discípulos, y pedile a Jesús que camine este rato con vos, que te haga sacar “tu adentro” , deja que te acompañe en tu camino en tu desolación...

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Contale de tus desilusiones, de tus fracasos...

Explícale lo que aún no comprendes. Aprovecha a “sacar tus adentro”...

Déjate explicar...

Insistile e invitalo a tu casa-corazón....

Entra con Él, sentate a la mesa y déjate consolar...

5.6 ACCION

Hacer una lista con mi o nuestras desesperanzas y temores para esta misión. Comprometernos, sostenidos por el Señor, a no dejarnos intimidar ni paralizar en nuestro crecimiento humano y espiritual como misioneros.

6. LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO.

Del Libro Los Hechos de los Apóstoles (Hech 2, 1-11)

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos

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quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios».

6.1 LECTURA

“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”. Esta es la característica principal de la Iglesia primitiva tan como Lucas nos lo presenta en los Hechos de los Apóstoles. Es el Espíritu Santo quien pone en marcha a la Iglesia. Es su alma y su motor. Sin Él, la Iglesia es un grupo de hombres más, sin fuerza, sin entusiasmo, sin vida. Este es el secreto de la Iglesia: no con algo de Espíritu Santo, sino “llenos” de Él; y llenos no alguno, sino “todos”.

A este momento de trascendencia, se refería Jesucristo cuando, poco antes de la Ascensión avisaba a los Apóstoles de que no se ausentaran de Jerusalén hasta que llegara este día: “Mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre. “La promesa, les dijo, que yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días”. (Hech 1, 4-5)

“Pentecostés”: esta Fiesta, celebrada cincuenta días después de la Pascua, era primitivamente la Fiesta de la cosecha y en ella se ofrecían las primicias de los frutos de la tierra. Más tarde pasó a conmemorar la Alianza de Dios con su Pueblo en el Sinaí y el don de la Ley por medio de Moisés. Con ocasión de esta Fiesta, se reunían en Jerusalén peregrinos judíos de todos los países. El Pentecostés cristiano, por su parte, conmemora el don del Espíritu, que es la Ley de la Nueva Alianza.

En Pentecostés, Dios cumplió su promesa de su eterno morar en los hombres.

El texto dice: “estaban todos reunidos en el mismo lugar”. Anteriormente nos dice Lucas en el capítulo 1: “Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús y de sus hermanos” (Hech 1, 13-14). Es decir, estaban entonces en el mismo lugar, María y los Apóstoles, y tras haber escuchado del cielo un ruido semejante a una fuerte ráfaga de viento –hay afinidad entre el Espíritu y el viento: la misma palabra significa “espíritu” y “viento”- “vieron aparecer unas lenguas como de fuego que descendían por separado sobre cada uno de ellos”. En la tradición judía, el fuego era signo de una especial manifestación de Dios que habla para instruir, guiar y salvar a su pueblo. El recuerdo de la experiencia maravillosa del Sinaí se mantenía viva en

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el alma de Israel y lo disponía a entender el significado de esta comunicación de Dios.

Estas lenguas como de fuego, bajo la acción del Espíritu Santo, se convirtieron en palabras en los labios de los Apóstoles: “todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse”. Notamos que las lenguas sirven aquí como un instrumento para proclamar las maravillas de Dios (lo que Él hizo por medio de Jesucristo, sus hechos salvíficos); son lenguas inteligibles (se pueden entender) para los oyentes. Pero este milagro, por maravilloso que sea, no ocupa el lugar de la predicación. Aquellas “lenguas” era un signo de la conciencia que los Apóstoles poseían y mantenían viva acerca del compromiso misionero al que habían sido llamados y al que se habían consagrado. El Espíritu será el principal agente del acontecimiento que abra a la Iglesia a todo el universo.

Esto sucedió en el cenáculo, pero enseguida el anuncio misionero traspasaron las paredes de aquella sala. Esto hace que la multitud reunida en torno a los Apóstoles, se llene de asombro porque “cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: “¿Acaso estos hombres que hablan no son todos Galileos?, reconocen una patria distinta a la de ellos, y presagian el destino universal. Lucas nombra varias naciones, ahí podemos ver que el mensaje está destinado a los hombres y mujeres de todas la naciones y que, además es el Espíritu Santo quien interviene para llevar a cabo la misión.

“Prosélito”: son los que sin ser judíos de origen han abrazado la religión judía y aceptado la circuncisión, constituyéndose así en miembros del Pueblo Elegido.

Desde el momento de su nacimiento, saliendo al mundo el día de Pentecostés, la Iglesia se manifestó como “misionera”, esto sucedió por obra del Espíritu Santo. Podemos añadir que la Iglesia permanece siempre así: permanece “en estado de misión”. El carácter misionero de la Iglesia pertenece a su misma esencia, es una propiedad constitutiva de la Iglesia de Cristo, porque el Espíritu Santo la hizo “misionera” desde el momento de su nacimiento.


- ¿Qué día están reunidos?- ¿Qué conmemora Pentecostés primitivo? ¿Qué conmemora el Pentecostés cristiano?- ¿Dónde están reunidos los discípulos?- ¿La madre de Jesús está con ellos?- ¿Qué ocurre durante esa reunión?- ¿Qué vieron aparecer?- ¿Qué “hicieron” las lenguas como de fuego?- ¿Cómo quedaron todos?- ¿Cómo se expresaban? ¿Por qué?- ¿De qué lugares eran los que estaban en Jerusalén ese día de Pentecostés?- ¿A qué los impulsaba el Espíritu Santo?- ¿Hablaban todos la misma lengua? ¿Se entendían? ¿Por qué?- ¿Qué se preguntaba sobre los discípulos esta multitud asombrada?

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- ¿Qué oyeron proclamar todos los habitantes de estas naciones que narra el texto?


- ¿Qué sentido tiene para mi vida de Fe la Fiesta de Pentecostés?- ¿Dejo que Jesús “sople” en mi vida para darme el Espíritu Santo? ¿En qué cosas lo percibo y me doy cuenta?- ¿Dejo el protagonismo de mi oración al Espíritu Santo? ¿Cómo lo sé?- ¿Cómo obra el Espíritu Santo en mi vida? ¿Cómo lo noto?- El Espíritu Santo hizo a la Iglesia “misionera” desde el momento de su nacimiento. ¿Me siento parte de esta Iglesia misionera? ¿En qué situaciones?

6.4 ORACIÓN

Para hacer el momento de oración, tomamos la Secuencia de Pentecostés y vamos rezándola muy lentamente:

Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz.Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio de los hombres.Tú eres descanso en el trabajo, templanza de las pasiones, alegría en nuestro llanto.Penetra con tu santa luz en lo más íntimo del corazón de tus fieles.Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente.Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, sana nuestras heridas.Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos.Concede a tus fieles, que confían en ti, tus siete dones sagrados.Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría.

6.5 CONTEMPLACIÓN

Para hacer la interiorización de esta Lectio Divina, proponemos mirar el Icono “La venida del Espíritu Santo”. El Espíritu Santo nos llena con su Palabra de fuego.Contemplo el cuadro, veo a María , con los discípulos... al pie del escalón hay un lugar... está libre para mí... me siento a los pies de la Madre... y miro, escucho...

Miro a María, no tiene una lengua de fuego particular sino la aureola de fuego que resume todos los fuegos. Los rayos más claros irradian sobre ella y sobre Pedro, que está a su lado, con las llaves en las manos. Ambos simbolizan la Iglesia Mariana y Petrina. Es Espíritu desde el cielo abierto llena toda la casa y va llenando a cada uno. Lucas dice que las lenguas de fuego “se posaban”... La sensación en el icono es que se están posando ya que hay algunos que la tienen y otros no. Vemos que los Doce ya las han recibido y que hay seis discípulos y discípulas que las están por recibir. La presencia de discípula niñas hablan de una Iglesia joven que se renueva.

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En la simbología bíblica el Espíritu es aire y fuego: Ruah, soplo cálido, aliento vital.

El Espíritu nos plenifica haciéndonos recordar las palabras de Jesús que iluminan, dinamizan y permiten comunicar toda situación humana en lenguaje comprensible a todos.

Aparecida nos pone a María como imagen de plenitud. Y el Santo Padre con viva alegría nos dijo en Aparecida, “permanezcan en la Escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, por mandato divino, les envía desde lo alto”.

Contemplo ahora a María, con las manos juntas, pero ahuecadas.... me invita a colocar en ese espacio, mi corazón y desde ahí siento su cálida presencia, tan cercana, maternal...

Pienso en la necesidad que tengo de ser llenado/a por Dios...

Le pido que me llene de su Amor...

Oigo es ruido del viento... Dejo que el viento me inunde... ¿Cómo está mi corazón?.

María, nos enseña a tener las manos juntas para rezar y abiertas para dar...

Le pido a María que me enseñe en mi oración a disponerme al viento del Espíritu...

6.6 ACCIÓN

- Proponemos usar constantemente en la oración personal la jaculatoria: ¡VEN ESPIRITU SANTO!- Y elegir una tarea concreta para expresar comunitariamente el deseo de ser misionero de Cristo en los hermanos, como nos recuerda la Conclusión del Documento Final de Aparecida:

“No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza!... Urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor e más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en la Iglesia... Somos testigos y misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos “areópagos” de la vida pública de las

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naciones, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia”.

7. LOS DISCÍPULOS DE JESÚS EVANGELIZAN

De Los Hechos de los Apóstoles (Hech 1, 1-8).

En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido. Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se le apareció y les habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días». Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?». El les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra».

7.1 LECTURA

En los primeros versículos queda claro que el mismo autor del Evangelio de Lucas es el de Hechos. Se le habla a un tal Teófilo (literalmente “el que ama a Dios”), que puede ser personaje real o histórico o un artificio literario para que todos los oyentes de todos los tiempos nos sintamos representados en “ese Teófilo”.

El hecho de que el Evangelio de Lucas tratara sobre lo que Jesús “hizo y enseñó”, nos muestra que la Iglesia tuvo sus comienzos en el Evangelio y que la obra de Jesús no terminó cuando Él ascendió. El libro de los Hechos nos

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presenta las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar por el Espíritu Santo a través de la Iglesia.

Se ve con claridad también que Jesús no ascendió hasta haberles dado los mandamientos (mandatos, instrucciones) por el Espíritu Santo que “había elegido” (los elegidos para Él, para que siguieran adelante con su obra.

“Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios”. En estas apariciones demostró con claridad que no era un espíritu, ni un fantasma. Ellos lo tocaron. No fueron visiones. Fueron apariciones personales, reales, objetivas de Jesús. Ellos lo reconocieron y aprendieron de El con una comprensión real las verdades relacionadas con el Reino de Dios.

“En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la Promesa del Padre, que yo les he anunciado”. Jesús los había reunido. El texto indica que estaba compartiendo una comida con ellos. En aquel momento, repitió el mandato, insistiéndoles en que no debían salir de Jerusalén. Esto era muy importante. Para Lucas, Jerusalén es el centro predestinado de la obra de la salvación, el punto terminal de la misión terrestre de Jesús, y el punto inicial de la misión universal de los Apóstoles.

“Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días”. El bautismo en el Espíritu anunciado ya por Juan el Bautista, y prometido aquí por Jesús, se inaugurará por la efusión en Pentecostés.

Ante la pregunta si iba a restaurar el reino de Israel, Jesús les responde que eso le corresponde resolverlo a Dios Padre. Inmediatamente les recordará que se tienen que preparar para recibir al Espíritu Santo que los convertirá en testigos de Dios en su territorio y en toda la tierra. Lo interesante es que los Apóstoles todavía no han entendido que Él no es un “rey político” para Israel, Él no es un “mesías terreno” que viene a arreglar los problemas políticos y sociales del pueblo sino que es un Mesías Religioso que viene a traer al Pueblo de Dios todos los bienes mesiánicos resumidos en la plenitud, la alegría y la paz.

“Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra”. “Serán mis testigos” hay una vinculación personal entre Jesús y los testigos. Jesús Resucitado les da un encargo muy preciso: anunciar el Evangelio del Reino a todas las naciones, por esto todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión, al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano.

Los testigos que el Señor elige son hombres y mujeres enamorados de la Palabra. Enamorados significa que se alimentan de ella. “La comunión de la Iglesia se nutre con el Pan de la Palabra de Dios y con el Pan del Cuerpo de Cristo” (AP. 158).


- ¿A quién va dirigido el relato?- ¿Qué es lo que presentó en su “primer libro”?- ¿Cuál es su “primer libro”? ¿Lo conocemos?- ¿Qué hizo Jesús después de su Pasión?

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- ¿Qué les recomienda Jesús a los Apóstoles?- ¿Cuál es la promesa del Padre que debían esperar?- ¿Qué significa para ellos “restaurar el reino de Israel?.- ¿Es un “reinado espiritual” o un “reinado político?- ¿Han comprendido realmente los Apóstoles el mensaje de Jesús o todavía les falta entender?- ¿Qué les contesta Jesús a los Apóstoles?- ¿Qué recibirán “dentro de unos días”?- ¿Qué serán ellos luego de ese acontecimiento?


- ¿Me siento identificado con Teófilo de este relato?- ¿Qué significa para mí hoy que no “salga de Jerusalén” para esperar la fuerza del Espíritu Santo?- ¿En qué situaciones tendré que detenerme y esperar la fuerza del Espíritu Santo?- ¿Cómo entiendo el mesianismo de Jesús?- ¿Creo que Jesús es un “líder” con buenas intenciones o que es Dios y Señor que viene a traer la justicia y la paz?- ¿Comprendo que Jesús está pidiéndome que sea su testigo?- ¿Estoy enamorado de la Palabra y me alimento de ella para ser un verdadero testigo del Señor?-¿Me comprometo a anunciar la Palabra de Dios en mi “Judea, Samaría y hasta los lugares más alejados del mundo?

7.4 ORACION

Para la oración proponemos un texto de Aparecida donde subraya la unión entre ser discípulo (recibir el Espíritu del Maestro) y ser misionero (comunicarlo comunitariamente a todos):

“Así como Él es testigo del misterio del Padre, así los discípulos son testigos de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva, Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma” (Ap 144).

Haz silencio dentro de ti y acoge las palabras de Jesús en tu corazón.

7.5 CONTEMPLACIÓN

Para interiorizar este mensaje proponemos la contemplación del Icono “Los discípulos de Jesús evangelizan”.

Este Icono cambia el estilo de los demás. Cambian también los personajes: ya no son del evangelio sino más actuales. El discípulo misionero que lleva grabado en su tilma la imagen de nuestra Señora de Guadalupe,

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puede ser San Juan Diego. Los que anuncian tienen el libro de la Palabra de Dios, la Biblia, en la mano y están hablando mientras los otros escuchan. El Evangelio se transmite de generación en generación.

Se destacan la fuente, la imagen de Guadalupe y el libro de la Palabra. Son como una sucesión de respaldos o “testimonios” de la Palabra anunciada: la fuente del Espíritu, María (la Iglesia) como custodiando desde la espalda y las Biblias con que los misioneros respaldan su anuncio.

La fuente con sus chorros de agua que desbordan mansamente del recipiente superior y llenan la pileta de abajo, nos hablan de una Palabra que tiene su fuente en el Espíritu. Del corazón desbordado de los misioneros habla su boca.

Al pie del cuadro hay un epígrafe que dice: “Ustedes serán mis testigos”. “Mis testigos” dice el Señor.

Me imagino en ese lugar, con estos testigos anunciando al Señor..., siento a María “que me respalda”..

Observo la fuente ...

“La fuente de la misión está en la oración, es decir en el vínculo personal con el Señor”

De esta fuente que brota del corazón de Jesús voy “bebiendo” sorbo a sorbo...

7.6 ACCION

Con los miembros de mi comunidad proponemos una misión donde mostremos a los hermanos nuestro amor por la Palabra (Biblia).

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LECTIO DIVINA A LA LUZ DE LOS ICONOS DEL … · Web viewLos once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el;