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9 El cálculo de la soledad ENTEDER LA MUERTE Caen las flores súbitas del amanecer, húmedas, con una calidez inquietante. Todavía tiemblo; todo parece tranquilo. La calle huele a la suave y vieja descomposición de las ciudades; un gato llora por un dolor anterior al nuestro, luz rojiza llena las fachadas. Luz temprana. El amanecer es la confirmación serena de la muerte. El cálculo de la soledad.indd 9 14/01/15 10:30

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Apoya este libro en: http://bit.ly/1u1GVjw Poemario breve de voz íntima y sombría (en ocasiones, enrabietada y resentida), que intenta caminar sobre el lindero que discurre entre la realidad y la ensoñación; de la melancolía por lo vivido y los anhelos por lo no vivido. Ilustraciones: Amparo España.

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El cálculo de la soledad

ENTEDER LA MUERTE

Caen las flores súbitas del amanecer,húmedas, con una calidez inquietante.Todavía tiemblo; todo parece tranquilo.

La calle huele a la suave y vieja descomposición de las ciudades;un gato llora por un dolor anterior al nuestro,luz rojiza llena las fachadas.Luz temprana.

El amanecer es la confirmación serena de la muerte.

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David Gambarte

La habitación era cuadrada, o rectangular, u oblonga, o quizás fue-se oblongamente rectangular, oblongamente cuadrada, rectan-gularmente ovalada,elípticamente cuadrada, no sé, quién sabe. La habitación, quizás, era cada día de una forma. Cada tarde, cada no-che, cuando la lluvia azul de sus paredes descendía como un lento desangramiento atardecido, como una humedad del tiempo más que del aire, como un llanto de las cenefas o una respiración de los espejos...

Las ninfas (Francisco Umbral)

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El cálculo de la soledad

MARIANNE

Las paredes de la habitación conforman un cuadrángulo ideal.Nosotros desnudos; llorando sin lágrimas.El tiempo es un préstamo a fondo perdido,que termina; como todo lo que no nos pertenece.

La luz entra rota.Las gotas de la noche se empeñan en ensuciar todo lo que queda afueraa apenas unos metros de nosotros:luz, prisas, cucarachas confundidas,un empedrado cansado por su vejez.

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David Gambarte

Mis dedos tocan tu pelo. Alcanzoa cerrar los ojos; veo mejor su suavidad canosa.Beso la sonrisa de tus ojos. Suena Marianney Cohen nos muestra un camino que no andaremos.¿Para qué hacerlo? Quizás el final sea este.Justo aquí, en la cenefa de cada una de las paredes de este mueble,encajado en tu ternura, esperando a que se termine este estreme-cimiento,de lágrimas de alegría lisboeta.Estamos aterrados.

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El cálculo de la soledad

EL BESO DEL GALÁN

Leo, ya en la tarde entrada, el periódico:se ha celebrado una subasta de objetos de Greta Garbo(subasta a la que nunca hubiera ido).Y la veo a ella en una foto antigua,encabezando la noticia. Sonriendomientras un Galán con bigote la besa en la mejilla.Y yo querría ser ese Galány poder enrojecerle con mi beso espontáneosu mejilla apremiante.

Pero el crepitar del periódico me hace recordar que yo no soy Él,y que (afirmación considerablemente menos rotundaque la verdad final) yo nunca besé a la Garbo.

La ventana tiembla porque afuera nievacon la perseverancia del odio irracional del invierno nórdico;y la ciudad, temerosa de ser, esconde sus formasmientras que yo me desfiguro con ellas:¿por qué carajo nunca besé a Greta Garbo?

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David Gambarte

EL cÁLcULO DE LA SOLEDAD

Luz áspera y putrefacta,vieja, derruida,(ahora es solo un recuerdo que vuelvecon las caricias que perdimosen las infinitas calles y sus vívidas horas,en las sábanas planchadas y almidonadas,en habitaciones cruelmente contiguas,en el cálculo de la soledad)fría, brumosa, inquietante;luz yerta que será un abrazo con receta médica.

No volverán a temblar mis dedossobre esa línea que divide la sucia vida y la ternura.Y se quemarán los muebles de nuestra casapor el fuego prendido por recuerdos suicidasque decidieron que no valía la pena seguir luchando.Se caerán estas paredes que pintamos juntos,y en la despensa anidarán larvas amarillas.

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