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LENGUA Y COMUNICACIÓN 2 2

LENGUA Y COMUNICACIÓN 2 - educacionadultos.com.ar · El matadero de Esteban Echeverría y el romanticismo. Texto y contexto. Seguir un autor: Planificar un proyecto personal de lecturas

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LENGUA YCOMUNICACIÓN 2

2

GOBERNADORA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRESLic. María Eugenia Vidal

DIRECTOR GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓNLic. Gabriel Sánchez Zinny

SUBSECRETARIO DE EDUCACIÓNLic. Sergio Siciliano

DIRECTOR DE EDUCACIÓN DE ADULTOS Prof. Ing. Pedro Schiuma

SUBDIRECTOR DE EDUCACIÓN DE ADULTOSProf. Juan Carlos Latini

MANUAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

PRESENTACIÓN

Este material que hoy llega a sus manos forma parte de una serie de módulos del Programa de Educación a Distancia (Res. 106/18) de la Dirección de Educación de Adultos de la Provincia de Buenos Aires. El mismo busca ampliar el acceso a la educación secundaria de aquellos jóvenes y adultos mayores de 18 años que se encuentren imposibilitados de concurrir a nuestras escuelas.

La evolución de las tecnologías de la información y de la comunicación nos permite repensar el modelo educativo de enseñanza-aprendizaje. El objetivo de la modalidad a distancia es superar las limitaciones de tiempo y espacio de todos aquellos bonaerenses que quieran terminar sus estudios secundarios. Este Programa tiene como propósito que los estudiantes puedan ingresar y egresar en cualquier momento del año, avanzando según su propio ritmo y con la posibilidad de organizar su trayecto formativo.

La Educación a Distancia es una herramienta que se suma a las ofertas de terminalidad secundaria que ofrece la provincia de Buenos Aires en pos de alcanzar a aquellos que el sistema educativo no les proponía una alternativa de estudio que no requiera concurrir a los servicios educativos presenciales de tiempo completo y con desplazamiento diario.

Esta modalidad se caracteriza por la mediatización de la relación entre el docente y el estudiante, a través de recursos de aprendizaje especí�cos que permiten la actividad autónoma de éstos.

Los estudiantes contarán así con el acompañamiento permanente de un profesor tutor a través de los distintos recursos que ofrece el Campus Virtual (campusvirtualadultos.com.ar), y también en instancias presenciales de encuentros individuales e intercambios abiertos grupales para compartir intereses, preocupaciones, dudas, opiniones, explicaciones, materiales, etc.

Este material estará disponible tanto en formato digital como impreso, para que sin importar sus posibilidades, los estudiantes tengan acceso al mismo. Completar sus estudios secundarios es, fundamentalmente, dar un paso más en la construcción de su ciudadanía.

Director de Educación de AdultosProf. Ing. Pedro Schiuma

RESOLUCIÓN DE CREACIÓN 106/18 Año de impresión2018Adecuación de la estructura curricular modular del Programa Educación a Distancia

GOBERNADORA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRESLic. María Eugenia Vidal

DIRECTOR GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓNLic. Gabriel Sánchez Zinny

SUBSECRETARIO DE EDUCACIÓNLic. Sergio Siciliano

DIRECTOR DE EDUCACIÓN DE ADULTOS Prof. Ing. Pedro Schiuma

SUBDIRECTOR DE EDUCACIÓN DE ADULTOSProf. Juan Carlos Latini

MANUAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

PRESENTACIÓN

Este material que hoy llega a sus manos forma parte de una serie de módulos del Programa de Educación a Distancia (Res. 106/18) de la Dirección de Educación de Adultos de la Provincia de Buenos Aires. El mismo busca ampliar el acceso a la educación secundaria de aquellos jóvenes y adultos mayores de 18 años que se encuentren imposibilitados de concurrir a nuestras escuelas.

La evolución de las tecnologías de la información y de la comunicación nos permite repensar el modelo educativo de enseñanza-aprendizaje. El objetivo de la modalidad a distancia es superar las limitaciones de tiempo y espacio de todos aquellos bonaerenses que quieran terminar sus estudios secundarios. Este Programa tiene como propósito que los estudiantes puedan ingresar y egresar en cualquier momento del año, avanzando según su propio ritmo y con la posibilidad de organizar su trayecto formativo.

La Educación a Distancia es una herramienta que se suma a las ofertas de terminalidad secundaria que ofrece la provincia de Buenos Aires en pos de alcanzar a aquellos que el sistema educativo no les proponía una alternativa de estudio que no requiera concurrir a los servicios educativos presenciales de tiempo completo y con desplazamiento diario.

Esta modalidad se caracteriza por la mediatización de la relación entre el docente y el estudiante, a través de recursos de aprendizaje especí�cos que permiten la actividad autónoma de éstos.

Los estudiantes contarán así con el acompañamiento permanente de un profesor tutor a través de los distintos recursos que ofrece el Campus Virtual (campusvirtualadultos.com.ar), y también en instancias presenciales de encuentros individuales e intercambios abiertos grupales para compartir intereses, preocupaciones, dudas, opiniones, explicaciones, materiales, etc.

Este material estará disponible tanto en formato digital como impreso, para que sin importar sus posibilidades, los estudiantes tengan acceso al mismo. Completar sus estudios secundarios es, fundamentalmente, dar un paso más en la construcción de su ciudadanía.

Director de Educación de AdultosProf. Ing. Pedro Schiuma

RESOLUCIÓN DE CREACIÓN 106/18 Año de impresión2018Adecuación de la estructura curricular modular del Programa Educación a Distancia

Introducción

Unidad 1: La construcción de una ficción Apunte de clase: Los textos ficcionales-1. La ficción y los otros mundos posibles-2. ¿Cómo construimos un texto de ficción?

• 2.1. Continuamos...• 2.2. Para tener en cuenta• 2.3. Continuamos construyendo ficción• 2.4. Recapitulando

-3. Algunas cuestiones que ayudan a escribir: recursos de cohesión• Sustitución léxica

-4. Taller de lectura

Unidad 2: La vida es cuento, algunos géneros discursivos también Apunte de clase: La vida es cuento, algunos géneros discursivos también-1. ¿Quién cuenta el cuento?

• Análisis de fragmentos literarios-2. Había una vez: los cuentos populares

• 2.1. La leyenda: entre lo real y lo fantástico• 2.2. Algunos ejemplos: El Herrero Miseria• 2.3. Algunos ejemplos: Un trato con el diablo• 2.4. Algunos ejemplos: El diablo y San Cripín• 2.5. Para seguir aprendiendo• 2.6. El mito: una explicación sagrada• 2.7. Mitos de dos culturas

-3. El cuento fantástico: la distorsión de la realidad• 3.1. Fantástico no es igual a maravilloso• 3.2. Cuento fantástico de Clotilde Ifrán

Unidad 3: Cada cuento con su tema Apunte de clase: Cada cuento con su tema-1. Entre la ciencia y la sospecha: la ciencia ficción y policiales-2. Ciencia ficción: la representación del futuro

• 2.1. Lectura: cuento del escritor Ray Bradbury• 2.2. Lectura: cuento escrito por Isaac Asimov

-3. Razonamientos y pistas: el género policial• 3.1. Lectura: literatura policial• 3.2. Nuevos modos de contar el delito• 3.3. Lectura: Ricardo Piglia

-4. Gramática: Los tiempos verbales de la narración

Unidad 4: La literatura realista o el espejo del mundo Apunte de clase: La literatura realista o el espejo del mundo-1. El realismo: la descripción ficcional de la realidad

• 1.1. Realismo no es realidad• 1.2. El narrador• 1.3. La descripción• 1.4. Los diálogos• 1.5. Los personajes

-2. Literatura, realismo e historia: El matadero• 2.1. Lectura: fragmento de El matadero• 2.2. Análisis de El matadero

-3. La reseña literaria: la opinión crítica

Bibliografía

1EDUCACIÓN a DISTANCIA

LENGUA 2

En Lengua y Comunicación 1 pudimos acordar algunas cuestiones relacionadas con la lengua y la literatura que es indispensable repasar antes de comenzar este nuevo recorrido:

● El sistema lingüístico está constituido por signos que son arbitrarios: no existe una razón que indique por qué determinada palabra nombra a un determinado objeto.● Los usuarios aprendemos las relaciones existentes entre la lengua y lo que ella nombra a través de nuestro intercambio social, nuestra negociación con el mundo y sus palabras.● Sólo porque circulan alrededor nuestro, podemos reconocer una gran cantidad de textos, sabemos a qué práctica pertenecen, quiénes pueden ser sus productores, qué significan, de qué manera y cómo los podemos usar. Es decir podemos determinar a qué género discursivo pertenecen.● Los diversos enunciados que recorren nuestras producciones orales y escritas están inmersos en un gran entramado discursivo al que denominamos dialogismo.● La noticia, la crónica, la nota de opinión y la divulgación científica son géneros discursivos a los que relacionamos con la práctica periodística porque comparten el tratamiento de determinados temas propios de esa actividad.● Los textos organizan sus enunciados de manera bastante estable. La explicación y la argumentación son modos (composición o estructura) de organizar lo que queremos decir y algunos géneros discursivos como los textos científicos –en el primer caso- la publicidad -en el segundo- suelen utilizarlas.

Lengua y Comunicación 2 veremos los siguientes contenidos:

LITERATURA: Seguir un género: Planificar un proyecto personal de lecturas de un mismo género (ciencia ficción, policial, terror, aventuras, etc.). Seleccionar las obras, organizar el tiempo de lectura, decidir los propósitos del itinerario de lectura. Reconocer las características y particularidades del género elegido, los autores representativos, la historia.Utilizar las estrategias de lectura adecuadas a los propósitos específicos para el abordaje de los diversos géneros literarios.Leer textos de diferentes especies involucrados en el género. Organizar y prologar antologías de obras del género elegido.Ficción y no-ficción. El texto literario narrativo, el cuento de autor: realista y fantástico. Las categorías del análisis literario. El matadero de Esteban Echeverría y el romanticismo. Texto y contexto.Seguir un autor: Planificar un proyecto personal de lecturas de textos de un mismo autor. Dar cuenta de la representatividad cultural de dicho autor. Seleccionar las obras a leer, organizar el tiempo de lectura, decidir los propósitos del itinerario de lectura. Conocer la vida y obra del autor, y el contexto en el que vive y escribe. Leer textos de diferentes especies escritor por el autor o vinculados con él. Organizar y prologar compilaciones de obras del autor elegido.

Introducción

LENGUA Y COMUNICACIÓN 2

EDUCACIÓNa DISTANCIA

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Reconocer las marcas de subjetividad y de objetividad: los propósitos en las distintas situaciones de enunciación. Reflexionar acerca de los deícticos y sus efectos semánticos: pronombres personales, demostrativos temporales y espaciales. Reflexionar acerca del valor semántico de las diversas modalidades de la enunciación y del enunciado. El uso de los tiempos verbales. Los conectores lógicos y temporales. Las secuencias narrativas. Empleo los campos semánticos y sus efectos en el lector.Escribir como lectores: comentar las obras, escribir reseñas, recomendar libros, etc. Elaboración de la versión final adecuada a los marcos de circulación.

Esperamos que al finalizar ustedes puedan: ● Reconocer en la especificidad literaria la significación de los elementos de la estructura narrativa: Narrador, tiempo y lugar-● Reflexionar acerca de la incidencia de los elementos gramaticales en función del discurso.● Comparar obras literarias con obras pertenecientes a otros lenguajes artísticos.● Diferenciar las características propias de cada género literario para su posterior escritura.● Escribir como lectores: comentar las obras, escribir reseñas, recomendar libros, etc.● Leer, analizar y comprender textos conforme a su proyecto personal de lectura.

¡Muchos éxitos en su recorrido!

3EDUCACIÓN a DISTANCIA

LENGUA 2

1. La ficción y los otros mundos posibles

“Como sale gratis soñar y no creo en la reencarnacióncon un poco de imaginación

partiré de viaje enseguida a vivir otras vidas,a probarme otros nombres.

A ponerme en el traje y la piel de todos los hombresque nunca seré”.

(Joaquín Sabina: “La del pirata cojo” en el álbum Física y Química)

En la lectura y la escritura de textos de ficción, es decir textos literarios se construye lo que aparece en la estrofa citada: otras vidas, salidas de la invención de algún autor, que nos habilitan a pensar, a “ponernos en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seremos”. La literatura es una ventana abierta, por así decirlo, a otros mundos posibles.

Ya dijimos cuando hablamos de géneros discursivos -módulo 1- que ninguno de ellos sale “de la nada”, sino que más bien refunde en sí actividades del mundo social, interminables diálogos que la sociedad lleva adelante consigo misma, ya sea que dialogue sobre otros aspectos de un mismo momento histórico, con pasados remotos, con futuros soñados.

Se suele decir que dentro de los géneros discursivos, la literatura es un género que permite refundir casi todos los temas que han interesado a los seres humanos. Esto es posible a partir de la búsqueda en la memoria de hechos, temas, situaciones que por algún motivo interesan a alguien - lo llamaremos autor/escritor) - que organizará su escritura a partir de la elección de determinadas frases y palabras dispuestas de manera particular de tal modo que dará origen a un escrito nuevo y particular.

Esta forma de explicar los procedimientos con que se construye un texto de ficción ya fueron descriptas y enunciadas en la cultura griega. Los griegos, mucho antes de la era cristiana, se percataron del hecho de que un escritor no nace como un “genio creador”, no crea sino que “inventa” en el sentido de que extrae, reorganiza, reelabora, transgrede elementos que están presentes ya en otros textos. Esta mirada sobre la escritura ficcional se opone a la idea más difundida de que se nace escritor es decir “se nace con un estilo”, pues esto en definitiva significaría que sólo unos elegidos pueden escribir, inventar o imaginar y en realidad todos podemos hacerlo.

Cuando leemos literatura ingresamos en otros mundos posibles que se caracterizarán por ser invenciones; algunos de esas ficciones se acercarán más o menos a lo que consideramos real, algunos otras se alejarán de esta consideración. Por eso es preferible no utilizar la clasificación realista/no realista para las lecturas de ficción que realicemos en adelante, ya que sería reducir demasiado a textos que muchas veces no resisten -como todo género discursivo- tales clasificaciones porque se encuadran dentro de otras.

La construcción de una ficción

Apunte de clase: Los textos ficcionales

UNIDAD 1

EDUCACIÓNa DISTANCIA

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Pensemos por ejemplo cuando vemos una película de terror, una policial, o una de ciencia ficción: normalmente no preguntamos si son o no posibles en la realidad las situaciones que presentan, los personajes, los lugares, etc., si es realista o no es realista lo que allí sucede. Por el contrario realizamos, en tanto espectadores, un pacto: nos sentamos a mirar una película no para dudar o afirmar de su veracidad en tanto dato de la realidad (como haríamos si miráramos un documental), sino que le pedimos que no defraude nuestra intención de creer que, dentro de las características de ese género de películas, se realizarán determinadas acciones que son esperables y no otras; que cumpla con los requisitos para que podamos disfrutarla. Le pedimos, en definitiva, “creer que es creíble” lo que nos cuenta dentro de ese mundo construido desde la ficción, con sus propias reglas. Esto significa que si la ficción que estamos viendo en un cine o en la televisión pertenece al género policial, la resolución no puede del tipo fantástico. Como veremos más adelante la literatura policial se define por una secuencia de acciones lógicas que se encuadran en una investigación a través de la cual se llegará a resolver un enigma y a determinar la culpabilidad de algún personaje. Sólo si se cumplen estas reglas, se podrá construir este pacto, serán consideradas como pertenecientes a ese género discursivo literario y no a otro. Con algunas variantes, estas características nos permitirían “creer como creíble” lo que estamos viendo en la pantalla.

Lo mismo sucede con la literatura. Establecemos un pacto de lectura a partir del cual sabemos que lo que leemos es producto de la invención del autor, pero que ese mundo que él construye -como todo género discursivo- tiene sus temas, sus selecciones léxicas, su composición.

2. ¿Cómo construimos un texto de ficción?

Infeliz es aquel a quien sus recuerdos infantiles sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en bastos y lúgubres recintos de cortinados marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron… a mí, el aturdido, el frustrado, el estéril, el arruinado; sin embargo, me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro.

No sé dónde nací, salvo que el castillo era infinitamente horrible, lleno de pasadizos oscuros y con altos cielos rasos donde la mirada sólo hallaba telarañas y sombras. Las piedras de los agrietados corredores estaban siempre odiosamente húmedas y por doquier se percibía un olor maldito, como de pilas de cadáveres de generaciones muertas. Jamás había luz, por lo que solía encender velas y quedarme mirándolas fijamente en busca de alivio; tampoco afuera brillaba el sol, ya que esas terribles arboledas se elevaban por encima de la torre más alta. Una sola, una torre negra, sobrepasaba el ramaje y salía al cielo abierto y desconocido, pero estaba casi en ruinas y sólo se podía ascender a ella por un escarpado muro poco menos que imposible de escalar.

Debo haber vivido años en ese lugar, pero no puedo medir el tiempo. Seres vivos debieron haber atendido a mis necesidades; sin embargo, no puedo rememorar a persona alguna excepto yo mismo, ni ninguna cosa viviente salvo ratas, murciélagos y arañas, silenciosos todos. Supongo que, quienquiera que me haya cuidado, debió haber sido asombrosamente viejo, puesto que mi primera representación mental de una persona viva fue la de algo semejante a mí, pero retorcido, marchito y deteriorado como el castillo. Para mí no tenían nada de grotescos los huesos y los esqueletos esparcidos por las criptas de piedra cavadas en las profundidades de los cimientos

Obras Completas H.P.Lovecraft. Buenos Aires, Diada, 2011

Para resolver esta cuestión vamos a comenzar con la lectura del siguiente fragmento inicial del cuento “El extraño” del escritor H.P. Lovecraft:

5EDUCACIÓN a DISTANCIA

LENGUA 2

2. 1. Continuamos…

Ya podemos identificar algunos de los elementos que nos ayudan a construir un texto de ficción: un narrador y unos hechos que ocurren en un espacio y un tiempo determinados.

Seguramente lograron reconocer en la actividad pedida quién cuenta la historia, esto es porque el fragmento leído tiene datos que permiten reconstruirlo: referencias personales (“Tal es lo que los dioses me destinaron… a mí”) o frases enteras que sirven para describirlo (“me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos”), verbos que van relatando las acciones que realiza (“me aferro con desesperación” “Debo haber vivido años en ese lugar”), y una ubicación en un espacio determinado (“(…) que el castillo era infinitamente horrible”).

También vimos que en este texto de ficción el espacio no es solamente un lugar, es decir, no hubiéramos obtenido grandes datos de quién era el narrador, de qué le sucedía, con qué ánimo se encontraba si no fuera porque existe una descripción de un espacio en el cual él se encuentra: no dice solamente “ … el castillo era infinitamente horrible, lleno de pasadizos oscuros y con altos cielos rasos donde la mirada sólo hallaba telarañas y sombras”, sino que nos va describiendo más detalles de esa situación específica, pero también sobre la angustia que transmite al estar solo y oprimido en un ambiente horrorosamente detallado. Todos estos datos que el narrador nos otorga forman parte de la construcción de lo que llamaremos verosímil: este autor (H.P.Lovecraft) inventa un narrador- un ser extraño que narra la angustia que siente ante su origen desconocido y el lugar que habita; nos cuenta una historia, de tal manera que podemos introducirnos en ella, imaginando aún más cosas que las que percibimos a simple vista: es decir, Lovecraft además de crear al narrador, inventa también un mundo en el cual el lugar específico, las sensaciones relacionadas con él que van apareciendo se relacionan de una manera congruente, “encajan”, es decir este autor construye un verosímil: un mundo que es creíble en esa narración. De eso se trata el pacto de lectura referido anteriormente: encontrar un verosímil, una historia creíble, en el texto literario que estamos leyendo.

En esta narración, todos los datos que forman parte de su verosimilitud se relacionan con el espanto y el terror, género literario en el que se destacó el escritor H.P. Lovecraft.

Después de leer el fragmento del cuento “El extraño” realicen la siguiente actividad:a)Hay alguien que está contando una historia, ¿quién sería ese alguien? ¿Qué aspecto tendrá? ¿Podríamos aventurar alguna edad, profesión, situación de vida, época desde la cual narra ese fragmento?b)¿Quién está contando la historia se detiene en algunos aspectos de un lugar que le produce determinadas sensaciones? Identifiquen cuáles de ellos están ligados a percepciones y sentimientos que el narrador (así llamaremos a ese enunciador que cuenta la historia) enuncia abiertamente o bien sugiere algunas sensaciones en su relato.c)A partir de los aspectos que identificaron en b) pueden ir imaginando otros que no están dichos. Describan cómo se imaginan la relación del narrador con la historia que cuenta. Utilicen la mayor cantidad de características que puedan deducir e imaginar.

ACTIVIDAD 1»

Continuamos con la lectura del apunte

EDUCACIÓNa DISTANCIA

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Ustedes también pueden tomar el rol de escritores. Como dijimos, los escritores no “sacan de la nada” sus narraciones, sus verosímiles. Entonces, como primer trabajo de escritura de ficción, realizarán lo siguiente:a)Recuerden algún lugar de la infancia, de la adolescencia, de la actualidad, que les parezca interesante ya sea porque se tejieron historias barriales alrededor de él, porque allí les sucedieron hechos agradables o desagradables, o simplemente porque por algún motivo aún lo tienen presente en su memoria. Si no recuerdan ningún espacio significativo, pueden inventar alguno (de hecho eso es lo que hacen los escritores).Para la realización de esta situación de escritura, deberán además inventar un narrador que describa ese espacio elegido con el mayor lujo de detalles posible, tratando al mismo tiempo de mostrar las sensaciones que ese lugar les produce. Para poder construir ese narrador la sugerencia es que describan el lugar como si fueran otra persona: un anciano, una niña, un ama de casa, un maestro, etc. Esto los ayudará a tomar distancia del espacio real (o no) recordado para ir construyendo un mundo posible ficcional.

ACTIVIDAD 2»

Continuamos con la lectura del apunte

La voz del reloj cantó en la sala: tictac, las siete, hora de levantarse, hora de levantarse, las siete, como si temiera que nadie se levantase. La casa estaba desierta. El reloj continuó sonando, repitiendo y repitiendo llamadas en el vacío. Las siete y nueve, hora del desayuno, ¡las siete y nueve!

En la cocina el horno del desayuno emitió un seseante suspiro, y de su tibio interior brotaron ocho tostadas perfectamente doradas, ocho huevos fritos, dieciséis lonjas de jamón, dos tazas de café y dos vasos de leche fresca.

–Hoy es cuatro de agosto de dos mil veintiséis –dijo una voz desde el techo de la cocina– en la ciudad de Allendale, California. –Repitió tres veces la fecha, como para que nadie la olvidara–. Hoy es el cumpleaños del señor Featherstone. Hoy es el aniversario de la boda de Tilita. Hoy puede pagarse la póliza del seguro y también las cuentas de agua, gas y electricidad.

En algún sitio de las paredes, sonó el clic de los relevadores, y las cintas magnetofónicas se deslizaron bajo ojos eléctricos.

Las ocho y uno, tictac, las ocho y uno, a la escuela, al trabajo, rápido, rápido, ¡las ocho y uno! Pero las puertas no golpearon, las alfombras no recibieron las suaves pisadas de los tacones de goma. Llovía afuera. En la puerta de la calle, la caja del tiempo cantó en voz baja: Lluvia, lluvia, aléjate... zapatones, impermeables, hoy… Y la lluvia resonó golpeteando la casa vacía.

Afuera, el garaje tocó unas campanillas, levantó la puerta, y descubrió un coche con el motor en marcha. Después de una larga espera, la puerta descendió otra vez.

A las ocho y media los huevos estaban resecos y las tostadas duras como piedras. Un brazo de aluminio los echó en el vertedero, donde un torbellino de agua caliente los arrastró a una garganta de metal que después de digerirlos los llevó al océano distante. Los platos sucios cayeron en una máquina de lavar y emergieron secos y relucientes.

Las nueve y cuarto, cantó el reloj, la hora de la limpieza. Ray Bradbury, Crónicas marcianas, Buenos Aires, Minotauro, 1980, pp. 226-233.

Vamos a continuar con la lectura de un fragmento del cuento “Agosto de 2026: Vendrán lluvias suaves” del escritor norteamericano Ray Bradbury:

2. 2. Para tener en cuentaUna vez realizada la actividad 2, lo que habrán obtenido es la narración de

una introducción a la manera del cuento de Lovecraft, en la cual habrán dado pistas sobre quién es el narrador y cómo es el espacio en el que ocurrirán los hechos que podrían ocurrir más adelante (los cuales también formarán parte de una invención).

Resumiendo, a partir de la producción escrita que realizaron pudieron reconocer que la categoría escritor –ustedes- no es lo mismo que la categoría narrador - el que cuenta desde su punto de vista algo -. Además esta actividad ayudó a evidenciar que al narrar un “lugar” - como el que ustedes recordaron a través de su narrador - puede construirse como un espacio significativo para los personajes en la medida que lo detallado describa sus sensaciones.

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LENGUA 2

Después de la lectura del fragmento del cuento “Agosto de 2026: Vendrán lluvias suaves”, responder los siguientes interrogantes:a)¿¿De qué manera ha construido Bradbury el espacio en su narración, con qué elementos? ¿Cómo es su narrador? ¿Qué palabras o frases descriptivas ayudan a reconocerlo?b)¿Cuál o cuáles son los elementos que les parecen más importantes en la construcción del verosímil de esta narración?c)¿Qué relaciones podrían establecer con el cuento de Lovecraft? ¿Qué es lo más significativo en cada relato: el tiempo, la descripción?

ACTIVIDAD 3»

2. 3. Continuamos construyendo ficción

Luego de haber hecho las actividades 1 y 3 seguro habrán arribado a algunas aproximaciones sobre la forma diferente de construir el verosímil de los dos autores citados, Lovecraft y Bradbury.

En el caso de Lovecraft veíamos un narrador que podíamos reconocer como una persona que contaba una situación angustiante en un espacio desolado. En cambio, en la ficción de Bradbury no existe tal figura, hay una voz que cuenta “desde afuera” los hechos que se van sucediendo sin mediación humana. Más adelante analizaremos la cuestión del narrador literario por ahora podemos deducir que la categoría narrador no es estática; se puede contar una historia desde una primera persona gramatical que forma parte de lo contado - yo-nosotros - o desde la tercera persona gramatical, alguien exterior a ella, - él/ellos-.

Si en el fragmento que leímos - “El extraño” - era importante el espacio, en el relato de Bradbury, aparece otro elemento que carga de sentido la narración: el tiempo. Este tiempo se encuentra bien marcado por las horas del reloj que, automáticamente a una hora programada, hace funcionar la casa y va llevando adelante el relato a partir del hecho del pasaje de horas. Es decir, aquí hay un espacio que depende de un tiempo más que de las sensaciones de un personaje particular. Cuando leemos “Las ocho y uno, tictac, las ocho y uno, a la escuela, al trabajo, rápido, rápido, ¡las ocho y uno! Pero las puertas no golpearon, las alfombras no recibieron las suaves pisadas de los tacones de goma…”, nos damos cuenta de forma paulatina - ya que este momento no es la primera indicación al respecto que tenemos- de que la casa está vacía, de que no hay ocupantes que realicen las acciones que para ellos estaban programadas.

Podemos decir, entonces, que Bradbury ha construido su verosímil desde un espacio muy diferente al de Lovecraft y nos damos cuenta de esa diferencia por ese tiempo programado, que nos va indicando que la casa se encuentra deshabitada. Así como Lovecraft al hablar de la angustia de su personaje perdido en un castillo extraño, daba sensaciones del lugar en relación con las impresiones que ese espacio provocaban en su personaje, creando así un verosímil relacionado con el espanto y el horror; Bradbury realiza una operación similar tomando en este caso el tiempo como elemento central de la creación del verosímil en el texto: el paso del tiempo que sirve a los seres humanos para regular la cotidianeidad carece de sentido, ya que los humanos han desaparecido y es este uso del tiempo lo que le otorga al texto su verosimilitud relacionada con la literatura de ciencia ficción.

Vemos, entonces, que para crear un relato verosímil los elementos espaciales y temporales no son simples detalles sino que pueden considerarse en cada texto como elementos indispensables para situarnos en un mundo posible.

Continuamos con la lectura del apunte

EDUCACIÓNa DISTANCIA

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En esta actividad sólo les pedimos que lean de forma completa los cuentos cuyos fragmentos analizamos en la unidad. Los podrán encontrar las siguientes páginas:●H. P. Lovecraft, El extraño. (Página 12) ●Ray Bradbury, Vendrán lluvias suaves. (Página 15)

ACTIVIDAD 4»

2. 4. Recapitulando

No todas las ficciones construyen su verosímil utilizando el tiempo de una manera tan evidente como en el texto de Bradbury, en el que esta categoría literaria aparece exageradamente marcada. Sin embargo, tiempo y espacio son dos elementos indispensables a la hora de construir la verosimilitud de un relato porque si un texto de ficción ha de ser creíble dentro de ese mundo posible construido, dentro de su verosímil, son dos elementos que no pueden dejarse de lado.

Retomemos un poco el fragmento de Lovecraft para corroborar esto. Allí decía: “(…) recintos de cortinados marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas (…)” Esta expresión, si bien no tiene la exactitud de reloj del cuento de Bradbury, sí proporciona una mínima ubicación temporal, y es este dato el que usa el autor para dar sentido a los hechos narrados.

Volvamos a la pregunta que guía esta Clase: ¿Cómo construimos un texto de ficción? A esta altura ya estamos en condiciones de afirmar que necesitamos de una invención que nos ayude a buscar en nuestra memoria temas que “digan” algo para nuestros lectores; también de una selección de frases y palabras que construyan los sentidos de lo que queremos contar, y finalmente organizar todo ello es decir disponer todos estos datos en un escrito.

A estos tres momentos, que son válidos para cualquier género discursivo, agregamos que un texto de ficción, un texto literario, construye un verosímil y para ello necesita de un narrador que relate los hechos en un tiempo y un espacio significativos.

Además, las distintas maneras que tienen Lovecraft y Bradbury de construir sus verosímiles tienen que ver también con que pertenecen a géneros discursivos literarios diferentes. Recuerden que los géneros discursivos -aunque no pueden clasificarse con exactitud- suelen reconocerse porque son relativamente estables en el sentido de que comparten algunos rasgos comunes. En este caso, los rasgos comunes serían: ambos textos son de ficción, es decir, literarios; también ambos son cuentos, es decir, narraciones breves. La diferencia de género tiene que ver con que el tema que tratan impone una elección de frases y una forma de disponerlas en sus escritos totalmente diferentes diferentes : el cuento de Lovecraft suele ubicarse dentro del género de terror, y el de Bradbury, dentro del género ciencia ficción; el espacio y el tiempo del primero nos acercan más a un mundo misterioso y el espacio y el tiempo en el cuento de Bradbury nos arrojan a un hipotético futuro. Estos dos elementos, trabajados en forma diferencial, hacen que un cuento pueda ubicarse como más cercano a un género determinado que a otro.

Continuamos con la lectura del apunte

9EDUCACIÓN a DISTANCIA

LENGUA 2

3. Algunas cuestiones que ayudan a escribir: recursos de cohesión

Cuando escribimos debemos hacer elecciones que se relacionan con lo que queremos decir; nos sucede a todos que es inevitable: esas decisiones también hablan de nosotros y de nuestra relación con las palabras.

En esas determinaciones utilizamos los términos que nos parecen más significativos y nos agradan mucho. A veces sucede que, nos parecen tan representativos que, en esa práctica especial que es la escritura, los repetimos muchas veces; posiblemente porque creemos que así quedará más claro aquello que queremos expresar. En realidad esto revela un problema; normalmente la reiteración de palabras aparece cuando hablamos ya que es una característica de la oralidad porque es habitual que al hablar repitamos los vocablos como un intento de fijar algo importante en medio de la conversación que estamos entablando.

Sin embargo, decimos que en la escritura es un inconveniente, fundamentalmente para quienes tienen que leer lo que escribimos; porque la repetición excesiva aporta confusión a los textos. No es fácil asignarle un sentido a una escritura que no soluciona sus repeticiones porque, paradójicamente, se pierde el referente; es decir aquello de lo que hablamos.

Por ejemplo:No sé dónde nací, salvo que el castillo doce nací era infinitamente horrible,

un castillo lleno de pasadizos horribles y con altos y horribles cielos rasos donde la mirada sólo hallaba telarañas y sombras horribles. Las piedras de los agrietados pasadizos del castillo estaban siempre horriblemente húmedas y con telarañas también húmedas.

Ya se habrán dado cuenta de que el escrito anterior es una reformulación del fragmento del cuento El extraño. Si Lovecraft hubiera escrito de esta manera, sin tener en cuenta la repetición de palabras, nos hubiera resultado muy difícil construir los sentidos que están en el original porque los mismos términos escritos una y otra vez nos hubieran complicado la lectura. Para solucionar estas complicaciones la gramática ofrece, una vez más, su ayuda: los recursos de cohesión.

Sustitución léxicaEl sistema de la lengua nos permite el cambio de una palabra (referente)

por otra con un significado similar dentro del texto. Este procedimiento: se llama sustitución léxica y se puede realizar con diferentes recursos:

●A través de la sinonimia: podemos sustituir las palabras por sinónimos; es decir términos que comparten igualdad de significados dentro del texto que escribimos.“No sé dónde nací, salvo que el castillo doce nací era infinitamente horrible,

(…) lleno de pasadizos oscuros” (El extraño).Si bien el término oscuro no es un reemplazo exacto de la palabra referente

horrible dentro del cuento, la sustituye con el mismo sentido.

●A través de la pronominalización: los pronombres resultan muy efectivos para sustituir palabras porque no tienen un significado concreto y esto nos permite utilizarlo en el reemplazo de cualquier término. Algunos pronombres útiles: él, nosotros, ellos, lo, la, le, este, aquella, esa, los.“A las ocho y media los huevos estaban resecos y las tostadas duras

como piedras. Un brazo de aluminio los echó en el vertedero (…)” (Vendrán lluvias suaves”).

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“Una sola, una torre negra, sobrepasaba el ramaje y salía al cielo abierto y desconocido, pero estaba casi en ruinas y sólo se podía ascender a ella por un escarpado muro poco menos que imposible de escalar” (El extraño).

En el primer ejemplo el pronombre los evita la repetición de los referentes huevos y tostada.

En el segundo la palabra torre es sustituida por el pronombre ella.

●Por medio de la paráfrasis: cuando ya no nos quedan sinónimos o cuando no los encontramos, podemos utilizar frases que tienen el mismo significado que las palabras sustituidas. “En la puerta de la calle, la caja del tiempo cantó en voz baja (…)” (Vendrán

lluvias suaves”).

En la elección de palabras que Bradbury tuvo que realizar en la construcción de su verosímil, el término referente reloj es sustituido por una frase que retoma su significado: caja del tiempo.

●Por último encontramos como un recurso de sustitución un procedimiento llamado elipsis: En la elipsis no hay sustitución de palabras, la repetición se evita por la omisión del término de referencia, podemos recomponer su significado por la cercanía de ese referente dentro del texto.“Afuera, el garaje tocó unas campanillas, levantó la puerta, y descubrió un

coche con el motor en marcha” (Vendrán lluvias suaves”).

La palabra garaje aparece sólo una vez en la oración. Sin embargo, su correcta omisión antes de los verbos levantó y descubrió, no es problemática porque recuperamos su presencia en el texto ya que se encuentra referida al principio del enunciado.

Ahora bien, seguramente habrán notado que en los dos cuentos aparecen algunas palabras repetidas lo cual entraría en contradicción con lo que estamos aprendiendo en esta Clase.

La cuestión es que este tipo de repetición no está vista como un “problema de escritura que produce confusión”. Todo lo contrario, en literatura la repetición de algunas palabras es un procedimiento literario mediante el cual el escritor al disponer las mismas determinadas palabras dentro de su texto, está interesado en que produzcan sentidos importantes dentro de la historia.

Llovía afuera. En la puerta de la calle, la caja del tiempo cantó en voz baja: Lluvia, lluvia, aléjate... zapatones, impermeables, hoy… Y la lluvia resonó golpeteando la casa vacía.

Esta actividad propone continuar con su rol de escritores. Como tales, entonces, tendrán que revisar y reescribir, si es necesario, el texto que produjeron en la actividad 2 en la que inventaron un narrador y construyeron un espacio.Los escritores revisan sus textos antes de considerarlos finalizados, es una tarea necesaria en la que la sistematización de la lengua toma importancia.Además de fijarse cómo utilizaron el tiempo para construir el verosímil; qué datos temporales incorporaron que no sólo sean un adorno sino que constituyan algo significativo para lo que están narrando, van a tener que controlar que “problemas de repetición” presentan en sus escritos y corregirlos de acuerdo a los recursos de sustitución que estuvieron aprendiendo en la unidad 1.

ACTIVIDAD 5

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LENGUA 2

Para saber algo másCortázar perteneció a una corriente literaria que surgió a mediados

del S.XX en Latinoamérica llamada boom latinoamericano; los cuentos y novelas de los autores que formaron parte de esta nueva escritura, muy pronto alcanzaron difusión y se convirtieron en un éxito editorial. Esta línea narrativa renovó el lenguaje y los recursos literarios con que se contaban las historias; incorporaron además, entre otros elementos fantásticos, los relacionados con las historias y leyendas de los pueblos originarios.

En estos relatos, que por lo general develan una mirada sobre América Latina, el tiempo en el que transcurre la historia se distorsiona y no es percibido linealmente sino como algo cíclico y recurrente, una característica que permite presentar los mismos espacios y los mismos personajes desde perspectivas diferentes. De tal manera que los lectores muchas veces se sienten extrañados ante lo que están leyendo.

4. Taller de lectura

En este espacio proponemos la lectura de un cuento del escritor argentino Julio Cortázar, a quien ya conocimos en Lengua y Comunicación 1 por su texto La inmiscusión terrupta. Las categorías narrativas que vimos en esta clase (narrador, tiempo y espacio) aparecen dispuestas de un modo especial en esta historia.

Continuamos con la lectura del apunte

Julio Cortázar. La noche boca arriba. (Página 19)

Después de la lectura del cuento La noche boca arriba analicen: ●¿En cuántos espacios transcurren los hechos?●¿Qué sucede con el tiempo narrativo?●¿En qué situaciones los personajes viven hechos similares?●¿Qué significado pueden atribuirle al final de la historia?●¿Qué características del boom latinamericano se presentan en este cuento?

ACTIVIDAD 6»

Los cortos fílmicos son también géneros discursivos en los que sus autores suelen versionar textos literarios. Los invitamos a disfrutar los siguientes videos en los que con estilos diferentes se reproducen los cuentos leídos. Con toda seguridad observarán nuevos modos de decir lo mismo. El extrañohttps://www.youtube.com/embed/sNX_dLeBKos?rel=0&controls=0&showinfo=0

Vendrán lluvias suaveshttps://www.youtube.com/embed/53u4iD_Tkgc?rel=0&controls=0&showinfo=0

La noche boca arribahttps://www.youtube.com/embed/bCLtddjsU6c?rel=0&controls=0&showinfo=0

RECOMENDADO

VIDEO

Si el tema les gustó, pueden conocer más ingresando a la página que se encuentra a continuación.

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Infeliz es aquel a quien sus recuerdos infantiles sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en bastos y lúgubres recintos de cortinados marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron… a mí, el aturdido, el frustrado, el estéril, el arruinado; sin embargo, me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro.

No sé dónde nací, salvo que el castillo era infinitamente horrible, lleno de pasadizos oscuros y con altos cielos rasos donde la mirada sólo hallaba telarañas y sombras. Las piedras de los agrietados corredores estaban siempre odiosamente húmedas y por doquier se percibía un olor maldito, como de pilas de cadáveres de generaciones muertas. Jamás había luz, por lo que solía encender velas y quedarme mirándolas fijamente en busca de alivio; tampoco afuera brillaba el sol, ya que esas terribles arboledas se elevaban por encima de la torre más alta. Una sola, una torre negra, sobrepasaba el ramaje y salía al cielo abierto y desconocido, pero estaba casi en ruinas y sólo se podía ascender a ella por un escarpado muro poco menos que imposible de escalar.

Debo haber vivido años en ese lugar, pero no puedo medir el tiempo. Seres vivos debieron haber atendido a mis necesidades; sin embargo, no puedo rememorar a persona alguna excepto yo mismo, ni ninguna cosa viviente salvo ratas, murciélagos y arañas, silenciosos todos. Supongo que, quienquiera que me haya cuidado, debió haber sido asombrosamente viejo, puesto que mi primera representación mental de una persona viva fue la de algo semejante a mí, pero retorcido, marchito y deteriorado como el castillo. Para mí no tenían nada de grotescos los huesos y los esqueletos esparcidos por las criptas de piedra cavadas en las profundidades de los cimientos. En mi fantasía asociaba estas cosas con los hechos cotidianos y los hallaba más reales que las figuras en colores de seres vivos que veía en muchos libros mohosos. En esos libros aprendí todo lo que sé. Maestro alguno me urgió o me guió, y no recuerdo haber escuchado en todos esos años voces humanas…, ni siquiera la mía; ya que, si bien había leído acerca de la palabra hablada nunca se me ocurrió hablar en voz alta. Mi aspecto era asimismo una cuestión ajena a mi mente, ya que no había espejos en el castillo y me limitaba, por instinto, a verme como un semejante de las figuras juveniles que veía dibujadas o pintadas en los libros. Tenía conciencia de la juventud a causa de lo poco que recordaba.

Afuera, tendido en el pútrido foso, bajo los árboles tenebrosos y mudos, solía pasarme horas enteras soñando lo que había leído en los libros; añoraba verme entre gentes alegres, en el mundo soleado allende de la floresta interminable. Una vez traté de escapar del bosque, pero a medida que me alejaba del castillo las sombras se hacían más densas y el aire más impregnado de crecientes temores, de modo que eché a correr frenéticamente por el camino andado, no fuera a extraviarme en un laberinto de lúgubre silencio.

Y así, a través de crepúsculos sin fin, soñaba y esperaba, aún cuando no supiera qué. Hasta que en mi negra soledad, el deseo de luz se hizo tan frenético que ya no pude permanecer inactivo y mis manos suplicantes se elevaron hacia esa única torre en ruinas que por encima de la arboleda se hundía en el cielo exterior e ignoto. Y por fin resolví escalar la torre, aunque me cayera; ya que mejor era vislumbrar un instante el cielo y perecer, que vivir sin haber contemplado jamás el día.

A la húmeda luz crepuscular subí los vetustos peldaños de piedra hasta llegar al nivel donde se interrumpían, y de allí en adelante, trepando por pequeñas entrantes donde apenas cabía un pie, seguí mi peligrosa ascensión. Horrendo y pavoroso era aquel cilindro rocoso, inerte y sin peldaños; negro, ruinoso y solitario, siniestro con su mudo aleteo de espantados murciélagos. Pero más horrenda aún era la lentitud de mi avance, ya que por más que trepase, las tinieblas que me envolvían no se disipaban y un frío nuevo, como de moho venerable y embrujado, me invadió. Tiritando de frío me preguntaba por qué no llegaba a la claridad, y, de haberme atrevido, habría mirado hacia abajo. Se me antojó que la noche había caído de pronto sobre mí y en vano tanteé con la mano libre en busca del antepecho de alguna ventana por la cual espiar hacia afuera y arriba y calcular a qué altura me encontraba.

De pronto, al cabo de una interminable y espantosa ascensión a ciegas por aquel precipicio cóncavo y desesperado, sentí que la cabeza tocaba algo sólido; supe entonces que debía haber ganado la terraza o, cuando menos, alguna clase de piso. Alcé la mano libre y, en la oscuridad, palpé un obstáculo, descubriendo que era de piedra e inamovible. Luego vino un mortal rodeo a la torre, aferrándome de cualquier soporte

H. P. Lovecraft, El extraño

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que su viscosa pared pudiera ofrecer; hasta que finalmente mi mano, tanteando siempre, halló un punto donde la valla cedía y reanudé la marcha hacia arriba, empujando la losa o puerta con la cabeza, ya que utilizaba ambas manos en mi cauteloso avance. Arriba no apareció luz alguna y, a medida que mis manos iban más y más alto, supe que por el momento mi ascensión había terminado, ya que la puerta daba a una abertura que conducía a una superficie plana de piedra, de mayor circunferencia que la torre inferior, sin duda el piso de alguna elevada y espaciosa cámara de observación. Me deslicé sigilosamente por el recinto tratando que la pesada losa no volviera a su lugar, pero fracasé en mi intento. Mientras yacía exhausto sobre el piso de piedra, oí el alucinante eco de su caída, pero con todo tuve la esperanza de volver a levantarla cuando fuese necesario.

Creyéndome ya a una altura prodigiosa, muy por encima de las odiadas ramas del bosque, me incorporé fatigosamente y tanteé la pared en busca de alguna ventana que me permitiese mirar por vez primera el cielo y esa luna y esas estrellas sobre las que había leído. Pero ambas manos me decepcionaron, ya que todo cuanto hallé fueron amplias estanterías de mármol cubiertas de aborrecibles cajas oblongas de inquietante dimensión. Más reflexionaba y más me preguntaba qué extraños secretos podía albergar aquel alto recinto construido a tan inmensa distancia del castillo subyacente. De pronto mis manos tropezaron inesperadamente con el marco de una puerta, del cual colgaba una plancha de piedra de superficie rugosa a causa de las extrañas incisiones que la cubrían. La puerta estaba cerrada, pero haciendo un supremo esfuerzo superé todos los obstáculos y la abrí hacia adentro. Hecho esto, me invadió el éxtasis más puro jamás conocido; a través de una ornamentada verja de hierro, y en el extremo de una corta escalinata de piedra que ascendía desde la puerta recién descubierta, brillando plácidamente en todo su esplendor estaba la luna llena, a la que nunca había visto antes, salvo en sueños y en vagas visiones que no me atrevía a llamar recuerdos.

Seguro ahora de que había alcanzado la cima del castillo, subí rápidamente los pocos peldaños que me separaban de la verja; pero en eso una nube tapó la luna haciéndome tropezar, y en la oscuridad tuve que avanzar con mayor lentitud. Estaba todavía muy oscuro cuando llegué a la verja, que hallé abierta tras un cuidadoso examen pero que no quise trasponer por temor a precipitarme desde la increíble altura que había alcanzado. Luego volvió a salir la luna.

De todos los impactos imaginables, ninguno tan demoníaco como el de lo insondable y grotescamente inconcebible. Nada de lo soportado antes podía compararse al terror de lo que ahora estaba viendo; de las extraordinarias maravillas que el espectáculo implicaba. El panorama en sí era tan simple como asombroso, ya que consistía meramente en esto: en lugar de una impresionante perspectiva de copas de árboles vistas desde una altura imponente, se extendía a mi alrededor, al mismo nivel de la verja, nada menos que la tierra firme, separada en compartimentos diversos por medio de lajas de mármol y columnas, y sombreada por una antigua iglesia de piedra cuyo devastado capitel brillaba fantasmagóricamente a la luz de la luna.

Medio inconsciente, abrí la verja y avancé bamboleándome por la senda de grava blanca que se extendía en dos direcciones. Por aturdida y caótica que estuviera mi mente, persistía en ella ese frenético anhelo de luz; ni siquiera el pasmoso descubrimiento de momentos antes podía detenerme. No sabía, ni me importaba, si mi experiencia era locura, enajenación o magia, pero estaba resuelto a ir en pos de luminosidad y alegría a toda costa. No sabía quién o qué era yo, ni cuáles podían ser mi ámbito y mis circunstancias; sin embargo, a medida que proseguía mi tambaleante marcha, se insinuaba en mí una especie de tímido recuerdo latente que hacía mi avance no del todo fortuito, sin rumbo fijo por campo abierto; unas veces sin perder de vista el camino, otras abandonándolo para internarme, lleno de curiosidad, por praderas en las que sólo alguna ruina ocasional revelaba la presencia, en tiempos remotos, de una senda olvidada. En un momento dado tuve que cruzar a nado un rápido río cuyos restos de mampostería agrietada y mohosa hablaban de un puente mucho tiempo atrás desaparecido.

Habían transcurrido más de dos horas cuando llegué a lo que aparentemente era mi meta: un venerable castillo cubierto de hiedras, enclavado en un gran parque de espesa arboleda, de alucinante familiaridad para mí, y sin embargo lleno de intrigantes novedades. Vi que el foso había sido rellenado y que varias de las torres que yo bien conocía estaban demolidas, al mismo tiempo que se erguían nuevas alas que confundían al espectador. Pero lo que observé con el máximo interés y deleite fueron las ventanas abiertas, inundadas de esplendorosa claridad y que enviaban al exterior ecos de la más alegre de las francachelas. Adelantándome hacia una de ellas, miré al interior y vi un grupo de personas extrañamente vestidas, que departían entre sí con gran jarana. Como jamás había oído la voz humana, apenas sí podía adivinar vagamente lo que decían. Algunas caras tenían expresiones que despertaban en mí remotísimos recuerdos; otras me eran absolutamente ajenas.

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Salté por la ventana y me introduje en la habitación, brillantemente iluminada, a la vez que mi mente saltaba del único instante de esperanza al más negro de los desalientos. La pesadilla no tardó en venir, ya que, no bien entré, se produjo una de las más aterradoras reacciones que hubiera podido concebir. No había terminado de cruzar el umbral cuando cundió entre todos los presentes un inesperado y súbito pavor, de horrible intensidad, que distorsionaba los rostros y arrancaba de todas las gargantas los chillidos más espantosos. El desbande fue general, y en medio del griterío y del pánico varios sufrieron desmayos, siendo arrastrados por los que huían enloquecidos. Muchos se taparon los ojos con las manos y corrían a ciegas llevándose todo por delante, derribando los muebles y dándose contra las paredes en su desesperado intento de ganar alguna de las numerosas puertas.

Solo y aturdido en el brillante recinto, escuchando los ecos cada vez más apagados de aquellos espeluznantes gritos, comencé a temblar pensando qué podía ser aquello que me acechaba sin que yo lo viera. A primera vista el lugar parecía vacío, pero cuando me dirigí a una de las alcobas creí detectar una presencia… un amago de movimiento del otro lado del arco dorado que conducía a otra habitación, similar a la primera. A medida que me aproximaba a la arcada comencé a percibir la presencia con más nitidez; y luego, con el primero y último sonido que jamás emití -un aullido horrendo que me repugnó casi tanto como su morbosa causa-, contemplé en toda su horrible intensidad el inconcebible, indescriptible, inenarrable monstruo que, por obra de su mera aparición, había convertido una alegre reunión en una horda de delirantes fugitivos.

No puedo siquiera decir aproximadamente a qué se parecía, pues era un compuesto de todo lo que es impuro, pavoroso, indeseado, anormal y detestable. Era una fantasmagórica sombra de podredumbre, decrepitud y desolación; la pútrida y viscosa imagen de lo dañino; la atroz desnudez de algo que la tierra misericordiosa debería ocultar por siempre jamás. Dios sabe que no era de este mundo -o al menos había dejado de serlo-, y, sin embargo, con enorme horror de mi parte, pude ver en sus rasgos carcomidos, con huesos que se entreveían, una repulsiva y lejana reminiscencia de formas humanas; y en sus enmohecidas y destrozadas ropas, una indecible cualidad que me estremecía más aún.

Estaba casi paralizado, pero no tanto como para no hacer un débil esfuerzo hacia la salvación: un tropezón hacia atrás que no pudo romper el hechizo en que me tenía apresado el monstruo sin voz y sin nombre. Mis ojos, embrujados por aquellos asqueantes ojos vítreos que los miraba fijamente, se negaban a cerrarse, si bien el terrible objeto, tras el primer impacto, se veía ahora más confuso. Traté de levantar la mano y disipar la visión, pero estaba tan anonadado que el brazo no respondió por entero a mi voluntad. Sin embargo, el intento fue suficiente como para alterar mi equilibrio y, bamboleándome, di unos pasos hacia adelante para no caer. Al hacerlo adquirí de pronto la angustiosa noción de la proximidad de la cosa, cuya inmunda respiración tenía casi la impresión de oír. Poco menos que enloquecido, pude no obstante adelantar una mano para detener a la fétida imagen, que se acercaba más y más, cuando de pronto mis dedos tocaron la extremidad putrefacta que el monstruo extendía por debajo del arco dorado.

No chillé, pero todos los satánicos vampiros que cabalgan en el viento de la noche lo hicieron por mí, a la vez que dejaron caer en mi mente una avalancha de anonadantes recuerdos.

Supe en ese mismo instante todo lo ocurrido; recordé hasta más allá del terrorífico castillo y sus árboles; reconocí el edificio en el cual me hallaba; reconocí, lo más terrible, la impía abominación que se erguía ante mí, mirándome de soslayo mientras apartaba de los suyos mis dedos manchados.

Pero en el cosmos existe el bálsamo además de la amargura, y ese bálsamo es el olvido. En el supremo horror de ese instante olvidé lo que me había espantado y el estallido del recuerdo se desvaneció en un caos de reiteradas imágenes. Como entre sueños, salí de aquel edificio fantasmal y execrado y eché a correr rauda y silenciosamente a la luz de la luna. Cuando retorné al mausoleo de mármol y descendí los peldaños, encontré que no podía mover la trampa de piedra; pero no lo lamenté, ya que había llegado a odiar el viejo castillo y sus árboles. Ahora cabalgo junto a los fantasmas, burlones y cordiales, al viento de la noche, y durante el día juego entre las catacumbas de Nefre-Ka, en el recóndito y desconocido valle de Hadoth, a orillas del Nilo. Sé que la luz no es para mí, salvo la luz de la luna sobre las tumbas de roca de Neb, como tampoco es para mí la alegría, salvo las innominadas fiestas de Nitokris bajo la Gran Pirámide; y, sin embargo, en mi nueva y salvaje libertad agradezco casi la amargura de la alienación.

Pues aunque el olvido me ha dado la calma, no por eso ignoro que soy un extranjero; un extraño a este siglo y a todos los que aún son hombres. Esto es lo que supe desde que extendí mis dedos hacia esa cosa abominable surgida en aquel gran marco dorado; desde que extendí mis dedos y toqué la fría e inexorable superficie del pulido espejo.

FIN

15EDUCACIÓN a DISTANCIA

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La voz del reloj cantó en la sala:–Tictac, las siete, hora de levantarse, hora de levantarse, las siete.Como si temiera que nadie se levantase. La casa estaba desierta. El reloj continuó sonando,

repitiendo y repitiendo llamadas en el vacío.–Las siete y nueve, hora del desayuno, ¡las siete y nueve!En la cocina el horno del desayuno emitió un siseante suspiro, y de su tibio interior brotaron ocho

tostadas perfectamente doradas, ocho huevos fritos, dieciséis lonjas de tocineta, dos tazas de café y dos vasos de leche fresca.

-Hoy es 4 de agosto de 2026 -dijo una voz desde el techo de la cocina- en la ciudad de Allendale, California -repitió tres veces la fecha, como para que nadie la olvidara-. Hoy es el cumpleaños del señor Featherstone. Hoy es el aniversario de la boda de Tilita. Hoy puede pagarse la póliza del seguro y también las cuentas de agua, gas y electricidad.

En algún sitio de las paredes, sonó el clic de los relevadores, y las cintas magnetofónicas se deslizaron bajo ojos eléctricos.

-Las ocho y uno, tictac, las ocho y uno, a la escuela, al trabajo, rápido, rápido, ¡las ocho y uno!Pero las puertas no golpearon, las alfombras no recibieron las suaves pisadas de los tacones

de goma. Llovía fuera. En la puerta de la calle, la caja del tiempo cantó en voz baja: “Lluvia, lluvia, aléjate… zapatones, impermeables, hoy.”.

Y la lluvia resonó golpeteando la casa vacía. Afuera, el garaje tocó unas campanillas, levantó la puerta y descubrió un coche con el motor en marcha. Después de una larga espera, la puerta descendió otra vez.

A las ocho y media los huevos estaban resecos y las tostadas duras como piedras. Un brazo de aluminio los echó en el vertedero, donde un torbellino de agua caliente los arrastró a una garganta de metal que después de digerirlos los llevó al océano distante.

Los platos sucios cayeron en una máquina de lavar y emergieron secos y relucientes.“Las nueve y cuarto”, cantó el reloj, “la hora de la limpieza”.De las guaridas de los muros, salieron disparados los ratones mecánicos. Las habitaciones se

poblaron de animalitos de limpieza, todos goma y metal. Tropezaron con las sillas moviendo en círculos los abigotados patines, frotando las alfombras y aspirando delicadamente el polvo oculto. Luego, como invasores misteriosos, volvieron de sopetón a las cuevas. Los rosados ojos eléctricos se apagaron. La casa estaba limpia.

Las diez. El sol asomó por detrás de la lluvia. La casa se alzaba en una ciudad de escombros y cenizas. Era la única que quedaba en pie. De noche, la ciudad en ruinas emitía un resplandor radiactivo que podía verse desde kilómetros a la redonda.

Las diez y cuarto. Los surtidores del jardín giraron en fuentes doradas llenando el aire de la mañana con rocíos de luz. El agua golpeó las ventanas de vidrio y descendió por las paredes carbonizadas del oeste, donde un fuego había quitado la pintura blanca. La fachada del oeste era negra, salvo en cinco sitios. Aquí la silueta pintada de blanco de un hombre que regaba el césped. Allí, como en una fotografía, una mujer agachada recogía unas flores. Un poco más lejos -las imágenes grabadas en la madera en un instante titánico-, un niño con las manos levantadas; más arriba, la imagen de una pelota en el aire, y frente al niño, una niña, con las manos en alto, preparada para atrapar una pelota que nunca acabó de caer. Quedaban esas cinco manchas de pintura: el hombre, la mujer, los niños, la pelota. El resto era una fina capa de carbón. La lluvia suave de los surtidores cubrió el jardín con una luz en cascadas.

Hasta este día, qué bien había guardado la casa su propia paz. Con qué cuidado había preguntado: “¿Quién está ahí? ¿Cuál es el santo y seña?”, y como los zorros solitarios y los gatos plañideros no le respondieron, había cerrado herméticamente persianas y puertas, con unas precauciones de solterona que bordeaban la paranoia mecánica.

Cualquier sonido la estremecía. Si un gorrión rozaba los vidrios, la persiana chasqueaba y el pájaro huía, sobresaltado. No, ni siquiera un pájaro podía tocar la casa.

Ray Bradbury, Vendrán lluvias suaves

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16LENGUA 2

La casa era un altar con diez mil acólitos, grandes, pequeños, serviciales, atentos, en coros. Pero los dioses habían desaparecido y los ritos continuaban insensatos e inútiles.

El mediodía.Un perro aulló, temblando, en el balcón.La puerta de la calle reconoció la voz del perro y se abrió. El perro, en otro tiempo grande y gordo,

ahora huesudo y cubierto de llagas, entró y se movió por la casa dejando huellas de lodo. Detrás de él zumbaron unos ratones irritados, irritados por tener que limpiar el lodo, irritados por la molestia.

Pues ni el fragmento de una hoja se escurría por debajo de la puerta sin que los paneles de los muros se abrieran y los ratones de cobre salieran como rayos. El polvo, el pelo o el papel ofensivos, hechos trizas por unas diminutas mandíbulas de acero, desaparecían en las guaridas. De allí unos tubos los llevaban al sótano, y eran arrojados a la boca siseante de un incinerador que aguardaba en un rincón oscuro como un Baal maligno.

El perro corrió escaleras arriba y aulló histéricamente, ante todas las puertas, hasta que al fin comprendió, como ya comprendía la casa, que allí no había más que silencio.

Olfateó el aire y arañó la puerta de la cocina. Detrás de la puerta el horno preparaba unos panqueques que llenaban la casa con aroma de jarabe de arce. El perro, tendido ante la puerta, olfateaba con los ojos encendidos y el hocico espumoso. De pronto, echó a correr locamente en círculos, mordiéndose la cola, y cayó muerto. Durante una hora estuvo tendido en la sala.

Las dos, cantó una voz.Los regimientos de ratones advirtieron al fin el olor casi imperceptible de la descomposición, y

salieron murmurando suavemente como hojas grises arrastradas por un viento eléctrico.Las dos y cuarto.El perro había desaparecido.En el sótano, el incinerador se iluminó de pronto y un remolino de chispas subió por la chimenea.Las dos y treinta y cinco.Unas mesas de bridge surgieron de las paredes del patio. Los naipes revolotearon sobre el tapete

en una lluvia de figuras. En un banco de roble aparecieron martinis y sándwiches de ensalada de huevo. Sonó una música.

Pero en las mesas silenciosas nadie tocaba las cartas.A las cuatro, las mesas se plegaron como grandes mariposas y volvieron a los muros.Las cuatro y media.Las paredes del cuarto de los niños resplandecieron de pronto.Aparecieron animales: jirafas amarillas, leones azules, antílopes rosados, panteras lilas que

retozaban en una sustancia de cristal. Las paredes eran de vidrio y mostraban colores y escenas de fantasía. Unas películas ocultas pasaban por unos piñones bien aceitados y animaban las paredes. El piso del cuarto imitaba un ondulante campo de cereales. Por él corrían escarabajos de aluminio y grillos de hierro, y en el aire caluroso y tranquilo unas mariposas de gasa rosada revoloteaban sobre un punzante aroma de huellas animales. Había un zumbido como de abejas amarillas dentro de fuelles oscuros, y el perezoso ronroneo de un león. Y había un galope de okapis y el murmullo de una fresca lluvia selvática que caía como otros casos, sobre el pasto almidonado por el viento.

De pronto las paredes se disolvieron en llanuras de hierbas abrasadas, kilómetro tras kilómetro, y en un cielo interminable y cálido. Los animales se retiraron a las malezas y los manantiales.

Era la hora de los niños.Las cinco. La bañera se llenó de agua clara y caliente.Las seis, las siete, las ocho. Los platos aparecieron y desaparecieron, como manipulados por

un mago, y en la biblioteca se oyó un clic. En la mesita de metal, frente al hogar donde ardía animadamente el fuego, brotó un cigarro humeante, con media pulgada de ceniza blanda y gris.

17EDUCACIÓN a DISTANCIA

LENGUA 2

Las nueve. En las camas se encendieron los ocultos circuitos eléctricos, pues las noches eran frescas aquí.

Las nueve y cinco. Una voz habló desde el techo de la biblioteca.-Señora McClellan, ¿qué poema le gustaría escuchar esta noche?La casa estaba en silencio.-Ya que no indica lo que prefiere -dijo la voz al fin-, elegiré un poema cualquiera.Una suave música se alzó como fondo de la voz.-Sara Teasdale. Su autor favorito, me parece…Vendrán lluvias suaves y olores de tierra,y golondrinas que girarán con brillante sonido;y ranas que cantarán de noche en los estanquesy ciruelos de tembloroso blancoy petirrojos que vestirán plumas de fuegoy silbarán en los alambres de las cercas;y nadie sabrá nada de la guerra,a nadie le interesará que haya terminado.A nadie le importará, ni a los pájaros ni a los árboles,si la humanidad se destruye totalmente;y la misma primavera, al despertarse al alba,apenas sabrá que hemos desaparecido.El fuego ardió en el hogar de piedra y el cigarro cayó en el cenicero: un inmóvil montículo de

ceniza. Las sillas vacías se enfrentaban entre las paredes silenciosas, y sonaba la música.A las diez la casa empezó a morir.Soplaba el viento. La rama desprendida de un árbol entró por la ventana de la cocina.La botella de solvente se hizo trizas y se derramó sobre el horno. En un instante las llamas

envolvieron el cuarto.-¡Fuego! -gritó una voz.Las luces se encendieron, las bombas vomitaron agua desde los techos. Pero el solvente se extendió

sobre el linóleo por debajo de la puerta de la cocina, lamiendo, devorando, mientras las voces repetían a coro:

-¡Fuego, fuego, fuego!La casa trató de salvarse. Las puertas se cerraron herméticamente, pero el calor había roto las

ventanas y el viento entró y avivó el fuego.La casa cedió terreno cuando el fuego avanzó con una facilidad llameante de cuarto en cuarto en

diez millones de chispas furiosas y subió por la escalera. Las escurridizas ratas de agua chillaban desde las paredes, disparaban agua y corrían a buscar más. Y los surtidores de las paredes lanzaban chorros de lluvia mecánica.

Pero era demasiado tarde. En alguna parte, suspirando, una bomba se encogió y se detuvo. La lluvia dejó de caer. La reserva del tanque de agua que durante muchos días tranquilos había llenado bañeras y había limpiado platos estaba agotada.

El fuego crepitó escaleras arriba. En las habitaciones altas se nutrió de Picassos y de Matisses, como de golosinas, asando y consumiendo las carnes aceitosas y encrespando tiernamente los lienzos en negras virutas.

Después el fuego se tendió en las camas, se asomó a las ventanas y cambió el color de las cortinas.

De pronto, refuerzos.De los escotillones del desván salieron unas ciegas caras de robot y de las bocas de grifo brotó

un líquido verde.

EDUCACIÓNa DISTANCIA

18LENGUA 2

El fuego retrocedió como un elefante que ha tropezado con una serpiente muerta. Y fueron veinte serpientes las que se deslizaron por el suelo, matando el fuego con una venenosa, clara y fría espuma verde.

Pero el fuego era inteligente y mandó llamas fuera de la casa, y entrando en el desván llegó hasta las bombas. ¡Una explosión! El cerebro del desván, el director de las bombas, se deshizo sobre las vigas en esquirlas de bronce.

El fuego entró en todos los armarios y palpó las ropas que colgaban allí.La casa se estremeció, hueso de roble sobre hueso, y el esqueleto desnudo se retorció en las llamas,

revelando los alambres, los nervios, como si un cirujano hubiera arrancado la piel para que las venas y los capilares rojos se estremecieran en el aire abrasador. ¡Socorro, socorro! ¡Fuego! ¡Corran, corran! El calor rompió los espejos como hielos invernales, tempranos y quebradizos. Y las voces gimieron: fuego, fuego, corran, corran, como una trágica canción infantil; una docena de voces, altas y bajas, como voces de niños que agonizaban en un bosque, solos, solos. Y las voces fueron apagándose, mientras las envolturas de los alambres estallaban como castañas calientes. Una, dos, tres, cuatro, cinco voces murieron.

En el cuarto de los niños ardió la selva. Los leones azules rugieron, las jirafas moradas escaparon dando saltos. Las panteras corrieron en círculos, cambiando de color, y diez millones de animales huyeron ante el fuego y desaparecieron en un lejano río humeante…

Murieron otras diez voces. Y en el último instante, bajo el alud de fuego, otros coros indiferentes anunciaron la hora, tocaron música, segaron el césped con una segadora automática, o movieron frenéticamente un paraguas, dentro y fuera de la casa, ante la puerta que se cerraba y se abría con violencia. Ocurrieron mil cosas, como cuando en una relojería todos los relojes dan locamente la hora, uno tras otro, en una escena de maniática confusión, aunque con cierta unidad; cantando y chillando los últimos ratones de limpieza se lanzaron valientemente fuera de la casa ¡arrastrando las horribles cenizas!

Y en la llameante biblioteca una voz leyó un poema tras otro con una sublime despreocupación, hasta que se quemaron todos los carretes de película, hasta que todos los alambres se retorcieron y se destruyeron todos los circuitos.

El fuego hizo estallar la casa y la dejó caer, extendiendo unas faldas de chispas y de humo.En la cocina, un poco antes de la lluvia de fuego y madera, el horno preparó unos desayunos de

proporciones psicopáticas: diez docenas de huevos, seis hogazas de tostadas, veinte docenas de lonjas de tocineta, que fueron devoradas por el fuego y encendieron otra vez el horno, que siseó histéricamente.

El derrumbe. El desván se derrumbó sobre la cocina y la sala. La sala cayó al sótano, el sótano al subsótano. La congeladora, el sillón, las cintas grabadoras, los circuitos y las camas se amontonaron muy abajo como un desordenado túmulo de huesos.

Humo y silencio. Una gran cantidad de humo.La aurora se asomó débilmente por el Este. Entre las ruinas se levantaba solo una pared. Dentro

de la pared una última voz repetía y repetía, una y otra vez, mientras el sol se elevaba sobre el montón de escombros humeantes:

-Hoy es 5 de agosto de 2026, hoy es 5 de agosto de 2026, hoy es…

FIN

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Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos; le llamaban la guerra florida.

A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegaría con tiempo sobrado adonde iba. El sol se filtraba entre los altos edificios del centro, y él -porque para sí mismo, para ir pensando, no tenía nombre- montó en la máquina saboreando el paseo. La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba los pantalones.

Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Quizá algo distraído, pero corriendo por la derecha como correspondía, se dejó llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Tal vez su involuntario relajamiento le impidió prevenir el accidente. Cuando vio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces verdes, ya era tarde para las soluciones fáciles. Frenó con el pie y con la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe.

Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades. Su único alivio fue oír la confirmación de que había estado en su derecho al cruzar la esquina. Preguntó por la mujer, tratando de dominar la náusea que le ganaba la garganta. Mientras lo llevaban boca arriba hasta una farmacia próxima, supo que la causante del accidente no tenía más que rasguños en la piernas. “Usté la agarró apenas, pero el golpe le hizo saltar la máquina de costado…”; Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de espaldas, así va bien, y alguien con guardapolvo dándole de beber un trago que lo alivió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio.

La ambulancia policial llegó a los cinco minutos, y lo subieron a una camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con toda lucidez, pero sabiendo que estaba bajo los efectos de un shock terrible, dio sus señas al policía que lo acompañaba. El brazo casi no le dolía; de una cortadura en la ceja goteaba sangre por toda la cara. Una o dos veces se lamió los labios para beberla. Se sentía bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas quieto y nada más. El vigilante le dijo que la motocicleta no parecía muy estropeada. “Natural”, dijo él. “Como que me la ligué encima…” Los dos rieron y el vigilante le dio la mano al llegar al hospital y le deseó buena suerte. Ya la náusea volvía poco a poco; mientras lo llevaban en una camilla de ruedas hasta un pabellón del fondo, pasando bajo árboles llenos de pájaros, cerró los ojos y deseó estar dormido o cloroformado. Pero lo tuvieron largo rato en una pieza con olor a hospital, llenando una ficha, quitándole la ropa y vistiéndolo con una camisa grisácea y dura. Le movían cuidadosamente el brazo, sin que le doliera. Las enfermeras bromeaban todo el tiempo, y si no hubiera sido por las contracciones del estómago se habría sentido muy bien, casi contento.

Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.

Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.

Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. “Huele a guerra”, pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida. Un sonido

Julio Cortázar, La noche boca arriba

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inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando. Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó, tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos, probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.

-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No brinque tanto, amigazo.

Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta. Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez ligeramente repugnantes; como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse.

Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a perejil. Un trozito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul oscuro, pensó que no iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.

Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en plena oscuridad, aunque arriba el cielo cruzado de copas de árboles era menos negro que el resto. “La calzada”, pensó. “Me salí de la calzada.” Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas. Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo ahora a encontrarla. La mano que sin saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en la cantidad de prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.

Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya lo rodeaban las luces y los gritos alegres. Alcanzó a cortar el aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.

-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien.

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Al lado de la noche de donde volvía, la penumbra tibia de la sala le pareció deliciosa. Una lámpara violeta velaba en lo alto de la pared del fondo como un ojo protector. Se oía toser, respirar fuerte, a veces un diálogo en voz baja. Todo era grato y seguro, sin acoso, sin… Pero no quería seguir pensando en la pesadilla. Había tantas cosas en qué entretenerse. Se puso a mirar el yeso del brazo, las poleas que tan cómodamente se lo sostenían en el aire. Le habían puesto una botella de agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Distinguía ahora las formas de la sala, las treinta camas, los armarios con vitrinas. Ya no debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. La ceja le dolía apenas, como un recuerdo. Se vio otra vez saliendo del hotel, sacando la moto. ¿Quién hubiera pensado que la cosa iba a acabar así? Trataba de fijar el momento del accidente, y le dio rabia advertir que había ahí como un hueco, un vacío que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque y el momento en que lo habían levantado del suelo, un desmayo o lo que fuera no le dejaba ver nada. Y al mismo tiempo tenía la sensación de que ese hueco, esa nada, había durado una eternidad. No, ni siquiera tiempo, más bien como si en ese hueco él hubiera pasado a través de algo o recorrido distancias inmensas. El choque, el golpe brutal contra el pavimento. De todas maneras al salir del pozo negro había sentido casi un alivio mientras los hombres lo alzaban del suelo. Con el dolor del brazo roto, la sangre de la ceja partida, la contusión en la rodilla; con todo eso, un alivio al volver al día y sentirse sostenido y auxiliado. Y era raro. Le preguntaría alguna vez al médico de la oficina. Ahora volvía a ganarlo el sueño, a tirarlo despacio hacia abajo. La almohada era tan blanda, y en su garganta afiebrada la frescura del agua mineral. Quizá pudiera descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la lámpara en lo alto se iba apagando poco a poco.

Como dormía de espaldas, no lo sorprendió la posición en que volvía a reconocerse, pero en cambio el olor a humedad, a piedra rezumante de filtraciones, le cerró la garganta y lo obligó a comprender. Inútil abrir los ojos y mirar en todas direcciones; lo envolvía una oscuridad absoluta. Quiso enderezarse y sintió las sogas en las muñecas y los tobillos. Estaba estaqueado en el piso, en un suelo de lajas helado y húmedo. El frío le ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con el mentón buscó torpemente el contacto con su amuleto, y supo que se lo habían arrancado. Ahora estaba perdido, ninguna plegaria podía salvarlo del final. Lejanamente, como filtrándose entre las piedras del calabozo, oyó los atabales de la fiesta. Lo habían traído al teocalli, estaba en las mazmorras del templo a la espera de su turno.

Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Pensó en sus compañeros que llenarían otras mazmorras, y en los que ascendían ya los peldaños del sacrificio. Gritó de nuevo sofocadamente, casi no podía abrir la boca, tenía las mandíbulas agarrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran lentamente, con un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos lo sacudió como un látigo. Convulso, retorciéndose, luchó por zafarse de las cuerdas que se le hundían en la carne. Su brazo derecho, el más fuerte, tiraba hasta que el dolor se hizo intolerable y hubo que ceder. Vio abrirse la doble puerta, y el olor de las antorchas le llegó antes que la luz. Apenas ceñidos con el taparrabos de la ceremonia, los acólitos de los sacerdotes se le acercaron mirándolo con desprecio. Las luces se reflejaban en los torsos sudados, en el pelo negro lleno de plumas. Cedieron las sogas, y en su lugar lo aferraron manos calientes, duras como el bronce; se sintió alzado, siempre boca arriba, tironeado por los cuatro acólitos que lo llevaban por el pasadizo. Los portadores de antorchas iban adelante, alumbrando vagamente el corredor de paredes mojadas y techo tan bajo que los acólitos debían agachar la cabeza. Ahora lo llevaban, lo llevaban, era el final. Boca arriba, a un metro del techo de roca viva que por momentos se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando en vez del techo nacieran las estrellas y se alzara ante él la escalinata incendiada de gritos y danzas, sería el fin. El pasadizo no acababa nunca, pero ya iba a acabar, de repente olería el aire libre lleno de estrellas, pero todavía no, andaban llevándolo sin fin en la penumbra roja, tironeándolo brutalmente, y él no quería, pero cómo impedirlo si le habían arrancado el amuleto que era su verdadero corazón, el centro de la vida.

Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus vecinos dormían callados. En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los ventanales. Jadeó buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas imágenes que seguían pegadas a sus párpados. Cada vez que cerraba los ojos las veía formarse instantáneamente, y se enderezaba aterrado pero gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto, que la vigilia lo protegía, que pronto iba a amanecer, con el buen sueño profundo que se tiene a esa hora, sin imágenes, sin nada… Le costaba mantener los ojos abiertos, la modorra era más fuerte que él. Hizo un último esfuerzo, con la mano

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sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla, sus dedos se cerraron en un vacío otra vez negro, y el pasadizo seguía interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca arriba gimió apagadamente porque el techo iba a acabarse, subía, abriéndose como una boca de sombra, y los acólitos se enderezaban y de la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado, descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que se abrían era la noche y la luna mientras lo subían por la escalinata, ahora con la cabeza colgando hacia abajo, y en lo alto estaban las hogueras, las rojas columnas de rojo perfumado, y de golpe vio la piedra roja, brillante de sangre que chorreaba, y el vaivén de los pies del sacrificado, que arrastraban para tirarlo rodando por las escalinatas del norte. Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.

FIN

¿Quedó alguna duda? ¿Alguna actividad que no sé cómo resolverla? Los espera el tutor en el Campus Virtual o en el encuentro presencialpara acompañarlos y ayudarlos.

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1. ¿Quién cuenta el cuento?En la unidad 1 dijimos que en la construcción de un texto de ficción

intervienen el narrador y los hechos que ocurren en un espacio y un tiempo más o menos definidos según las palabras elegidas por el narrador –recordemos que a esto lo llamamos estilo- y la forma en que éste las dispuso dentro de su texto.

Ahora bien, ¿quién es el narrador? Podemos deducir que es la voz con quien hacemos un pacto al comenzar a leer y no podemos identificarlo con el autor que es quien determina acerca de qué escribir y cómo escribirlo y también es quien hace las elecciones necesarias en cuanto al lugar, al tiempo y, también, es quien construye al narrador que va a relatar la historia ficcional en cuestión.

Entonces el narrador es una categoría más y la más importante porque es el elemento a través del cual nos va a llegar la historia: el manejo temporal, la descripción de los lugares y las características de los personajes desde un determinado punto de vista.

¿Y qué es el punto de vista? Sencillamente el lugar desde donde también nosotros miramos el mundo que nos rodea. Por ejemplo: si una persona nos cae mal, cualquier situación relacionada con ella vamos a teñirla con una mirada poco amable, no importa cómo hayan sucedido en realidad las acciones que la involucran. Nuestro punto de vista imprimirá sobre lo que contamos nuestra opinión sobre esa persona, los ambientes que lo rodean, los objetos que posee, lo que dice y hace etc.

En literatura –ya hablando de ficción-, el narrador es otro de los inventos del autor, y lo que nosotros sepamos o no de la historia tendrá que ver con lo que él nos quiera decir desde su punto de vista. No existe una única clasificación de narradores: si bien la forma más conocida de categorización se relaciona con la persona gramatical en la que aparece el narrador, también podemos analizarlo, como ya dijimos, por lo que quiera o no relatar, por la relación que tenga con lo que cuente, etc. Esto sucede porque cada texto de ficción tiene características propias y por lo tanto un narrador también propio.

Decíamos entonces, que la elección del narrador tiene que ver con su forma de relacionarse con la historia que va a contar. Puede hacerlo con cierto desapego, sin opinar, sin calificar, sin entreverarse demasiado con los personajes y las situaciones en los que ellos se mueven; en este caso vamos a estar ante un narrador objetivo.

Por el contrario el narrador subjetivo se entromete, opina, hace interpretaciones sobre lo que va ocurriendo, se mete y compromete en la historia.

En los dos casos, subjetividad y objetividad, se trata de hacer cumplir al narrador con una de sus funciones literarias: construir un efecto de verosimilitud, una sensación de realidad. La forma en que se cuenten los hechos, la manera en que el texto muestre “su realidad”, nos guiará en ese

La vida es cuento, algunos géneros discursivos también

Apunte de clase: La vida es cuento, algunos géneros discursivos también

UNIDAD 2

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pacto del que hablamos en la clase anterior: creer, por el tiempo que dure nuestra lectura, que los lugares descriptos en la historia nos rodean, que los personajes nos hablan directamente a nosotros y logran nuestra simpatía o nuestro rencor absoluto. Esto último sucede mayormente en la narración subjetiva muy común en las historias románticas, de aventuras, de terror, maravillosas, etc.

Contrariamente, cuando la historia se presenta distante despojada de sensaciones, sin demasiada descripción, se produce una especie de extrañamiento: el lector se siente alejado de lo que lee, recorre las páginas buscando un efecto que le anuncie qué está pasando y qué anticipaciones puede hacer con los datos que la historia le refiere.

Es lógico pensar que un narrador de 1ª persona gramatical que cuenta desde un “yo” totalmente compenetrado en los vaivenes de la historia va a resultar más subjetivo que otro de 3ª persona que presenta los hechos sin una relación que lo comprometa demasiado con lo que narra. Pero tampoco esto es tan absoluto, en realidad lo que tenemos que hacer es analizar qué narrador presenta cada texto literario en su particular manera de presentar un mundo, el que quiere contar y con el que tenemos que entablar una especial conexión.

Análisis de fragmentos literariosVamos a analizar qué narradores aparece en los siguientes fragmentos

literarios:

Claramente, el narrador del fragmento está en 1ª. persona gramatical y sin embargo no notamos demasiada subjetividad en él, relata los hechos sin emoción, desprendido de la dramaticidad de lo que está contando. No percibimos una voz desgarrada, oprimida. Si termináramos la lectura del texto completo, veríamos que es el discurso de un personaje que transita una zona a la que él llama “el miedo” y de la que no quiere salir porque pertenece a un grupo armado clandestino. Relata las situaciones desde una objetividad que le permitirá mantenerse sereno en los momentos más críticos. Esa voz narradora y protagonista nos sitúa en una personalidad que no puede permitirse la subjetividad: “un hombre solo”.

Analicemos, ahora, un fragmento del cuento “Señores y señoras” del escritor Álvaro Abós. El texto comienza con una voz que graba una conferencia destinada a un público que no está presente por eso revisa y modifica su discurso centrado en su experiencia y profesionalidad:

Porque nuestro cuerpo está preparado para moverse mucho. Yo diría que la escasez de espacio es una tortura tan grande como la de la gota que según dicen utilizan los chinos. Ya sabes a qué tortura me refiero: tú estás atado a un poste y te cae una gota en la cabeza, la primera gota; un minuto después, te cae la segunda, y luego la tercera, la cuarta, la quinta... claro, consideradas de una en una, las gotas no suponen nada, pero cuando ya ha pasado un día y te han dado en la cabeza 1.440 gotas, o cuando después de una semana estás esperando la gota número 10.080, entonces es una tortura enloquecedora, y la muerte resulta mil veces más deseable. Y con la falta de espacio viene a suceder más o menos lo mismo. En esta cárcel, el tramo más largo lo constituyen los 160 pasos que hay de una pared a otra del patio, y el espacio libre que queda en las celdas no pasará de cuatro metros cuadrados. Claro, normalmente no lo notas. Pero, a veces, por cualquier bobada, tomas conciencia de ello, y comienzas a sentir la gota en la cabeza.”

Bernardo Atxaga, El hombre sol

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Como lectores percibimos que se intercalan dos voces: la de alguien que trata de explicar la especificidad de su trabajo entretejida con la mirada de otra persona, presente en el lugar; en apariencia no hay interacción entre los dos. No sabemos todavía qué ocurre, quiénes son estos dos sujetos y qué los relaciona. Pero el conferencista continúa dando detalles de su tarea, mientras el desconocido observador sigue sus palabras fascinado. Los dos nos transmiten sus sensaciones ligadas a la situación que cada uno vive desde un lugar distinto. En el final los dos narradores confluyen y el cuento completa su sentido, entendemos la terrible situación que se está viviendo y qué lugar ocupa cada uno de los narradores en ella:

Como ya se habrán dado cuenta la literatura es un discurso muy complejo, es por eso que no podemos hacer una clasificación absoluta de los narradores ya que hay textos que comienzan con un narrador objetivo que luego pasa a subjetivo o viceversa; otros empiezan con una voz en 1ra. persona gramatical y después pasan a 2ª. o 3ª. persona sin aviso previo, desconcertando al lector que tiene que reorganizar su lectura de acuerdo a las nuevas reglas impuestas por el cambio de narrador. Por esta razón dijimos anteriormente que cada narración debe analizarse particularmente.

“Señores y señoras: tengan ustedes la completa seguridad de que quién les habla no es ningún improvisado en el tema de la presente conferencia. Muy por el contrario, pueden ustedes confiar en que, dentro de su humildad. Tachar. Pueden ustedes estar seguros de que, modestia aparte, quien les habla conoce el tema. Y ese conocimiento no proviene de puras especulaciones teóricas o de saberes adquiridos en otro lado que no sea la pura experiencia.(…) Lo nuestro, señores, tiene mucho de cirujano. Y lo digo por la finura, por la delicadeza, por el toque justo, por el movimiento perfectamente coordinado. La importancia de la tarea bien hecha. No todos lo ven así.

(…) El hombre tenía una jarra de agua y una copa sobre la mesa. Con la vista recorrió un imaginario auditorio, escrutando las caras del público fantasmal.

(…)Si ustedes me lo permiten, intentaré explicarlo. Esto. Cuando él viene, cuando a él lo traen, ya está directamente destrozado y aún no le tocaron un pelo. ¿Y saben ustedes por qué sucede esto, señores? Porque todo es una cuestión mental. Es puramente mental”.

(…)Una sombra pareció atormentar el rostro del hombre. Llevó su mano crispada a la frente. Luego, levantó la mirada y la clavó en algún punto distante. Yo no podía dejar de mirarlo fascinado”.

“El hombre desconectó el aparato. Se levantó. Inclinándose hacia adelante, doblándose como un muñeco mecánico, ensayó una reverencia. En sus oídos parecían resonar imaginarios aplausos, cerrados, densos como un trueno. El hombre juntó sus notas, se secó la transpiración, se ciñó el reloj en la muñeca, miró a un costado y a otro, como si saludara a alguien con leves movimientos de cabeza. Murmuró:

-Cuando tengo que pronunciar una conferencia, me gusta ir bien preparado-Y dicho esto, se dirigió hasta mí, que lo había escuchado sentado en aquella silla, las manos y los pies

atados, una mordaza en la boca, él y yo solos en la habitación, uno frente al otro. Se dirigió hacia mí, encendió la fuerte luz que caía directamente sobre mis ojos, cegándome. Y tomando en sus manos el instrumento punzante se acercó a mí, se acercó, se acercó, mientas yo lo miraba con espanto.”

Lean los siguientes fragmentos extraídos de textos literarios y analicen el narrador que aparece en cada uno de ellos. Pueden hacerse algunas de estas preguntas para orientar el análisis:a)¿En qué persona gramatical está? ¿Influye eso en el texto?b)¿Sabe mucho o poco de lo que está contando?c)¿Deja traslucir su opinión en su narración?d)¿Es uno de los personajes o sólo un narrador exterior a la historia?e)¿Según lo que nos cuenta, nos es posible deducir qué está pasando o qué va a pasar?

ACTIVIDAD 7»

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TEXTO 1“Deja caer las agujas sobre el regazo. La mecedora se mueve imperceptiblemente. Paula tiene

una de esas extrañas impresiones que la acometen de tiempo en tiempo; la necesidad imperiosa de aprehender todo lo que sus sentidos puedan alcanzar en el instante. Trata de ordenar sus inmediatas intuiciones, identificarlas y hacerlas conocimiento: movimiento de la mecedora, dolor en el pie izquierdo, picazón en la raíz del cabello, gusto a canela, canto del canario flauta, luz violeta en la ventana, sombras moradas a ambos lados de la pieza, olor a viejo, a lana, a paquetes de cartas. Apenas ha concluido el análisis cuando la invade una violenta infelicidad, una opresión física como un bolo histérico que le sube a las fauces y le impulsa a correr, a marcharse, a cambiar de vida; cosas a las que una profunda inspiración, cerrar dos segundos los ojos y llamarse a sí misma estúpida bastan para anular fácilmente.

La juventud de Paula ha sido triste y silenciosa, como ocurre en los pueblos a toda muchacha que prefiera la lectura a los paseos por la plaza, desdeñe pretendientes regulares y se someta al espacio de una casa como suficiente dimensión de vida. Por eso, al apartar ahora los claros ojos del tejido —un pull-over gris simplísimo—, se acentúa en su rostro la sombría conformidad del que alcanza la paz a través de moderado razonamiento y no con el alegre desorden de una existencia total. Es una muchacha triste, buena, sola. Tiene veinticinco años, terrores nocturnos, algo de melancolía. Toca Schumann en el piano y a veces Mendelssohn; no canta nunca pero su madre, muerta ya, recordaba antaño haberla oído silbar quedamente cuando tenía quince años, por las tardes”.

Julio Cortázar, Bruja

TEXTO 2“Traga Rubén no brinques Rubén sóplate Rubén no te orines en la cama Rubén no toques

Rubén no llores Rubén estate quieto Rubén no saltes en la cama Rubén no saques la cabeza por la ventanilla Rubén no rompas el vaso Rubén, no le saques la lengua a la maestra Rubén no rayes

las paredes Rubén di los buenos días Rubén deja el yoyo Rubén no juegues trompo Rubén no faltes al catecismo Rubén amárrate la trenza del zapato Rubén haz las tareas Rubén no rompas los juguetes Rubén reza Rubén no te metas el dedo en la nariz Rubén no juegues con la comida

no te pases la vida jugando con la vida Rubén.

Estudia Rubén no te jubiles Rubén no fumes Rubén no salgas con tus amigos Rubén no te pelees con tu hermana Rubén, Rubén no te montes en la parrilla de las motos Rubén estudia química Rubén no trasnoches Rubén no corras Rubén no ensucies tantas camisetas Rubén

saluda a tu tía Paulina Rubén no andes en patota Rubén no hables tanto, estudia la matemática Rubén no te metas con la muchacha del servicio Rubén no pongas tan alto el tocadisco Rubén no

cantes serenatas Rubén no te pongas de delegado del curso Rubén no te comprometas Rubén no te vayas a dejar raspar Rubén no le respondas a tu padre Rubén, Rubén córtate el pelo, toma

ejemplo Rubén.”Britto García, Luis, Rubén

TEXTO 3“Escribo: un tumor me pudre la lengua. Y el tumor que la pudre me asesina con la perversa

lentitud de un verdugo de pesadilla.¿Yo escribí eso, aquí, en Buenos Aires, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche? Escribí:

mi lengua se pudre ¿Yo escribí eso, hoy, un día de junio, mientras oía llegar la lluvia, el invierno, la noche?

Y ahora, escribo: me llamaron - ¿importa cuándo?- el orador de la Revolución. Escribo: una risa larga y trastornada se enrosca en el vientre de quien fue llamado el orador de la Revolución. Escribo: mi boca no ríe. La podredumbre prohíbe, a mi boca, la risa.

Yo, Juan José Castelli, que escribí que un tumor me pudre la lengua, ¿sé todavía, que una risa larga y trastornada cruje en mi vientre, que hoy es la noche de un día de junio, y que llueve, y que el invierno llega a las puertas de una ciudad que exterminó la utopía pero no su memoria?”

Andrés Rivera, La Revolución es un sueño eterno

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2. Había una vez: los cuentos popularesA partir de esta clase y con lo que aprendieron en la anterior, consideramos

que como estudiantes están más preparados para transitar con mayor complejidad otro espacio, otros géneros en los que la lengua se despliega con otras convenciones. Les proponemos ingresar en un lugar especial en el que nada es lo que parece, un territorio en el que las palabras pueden tomar otro significado muy diferente al que nos tienen acostumbrados, una región poblada de personajes que pueden parecerse tanto a nosotros que sus acciones nos conmueven o enfurecen; o que tal vez sean tan distintos que nos replanteen hacia dónde va la especie humana, qué relaciones han establecido los hombres y mujeres con el miedo, con la muerte o con lo diferente.

Les estamos planteando algo tan sencillo como complejo: leer ficción, o lo que es lo mismo negociar significados con la historia que se nos va a contar, construir el pacto del cual hablamos en la clase 1. Si bien hasta ahora pudimos acercamos brevemente a la literatura con la lectura de algunos textos, a partir de ahora vamos a dedicarle mucho más tiempo, ya que entendemos que es un “discurso especial” que refiere tanto a sí mismo como a otros discursos también especiales como los de la ciencia, la historia, la filosofía, etc.

En relación a esta mirada acerca de lo literario, Roland Barthes, un estudioso de las formas en que el lenguaje se presenta en el mundo social, dijo:

:

Muchos siglos atrás decir “literatura” no tenía el significado de “invención” que le damos hoy, refería a cualquier actividad relacionada con la escritura, por lo tanto podía incluir textos de ficción u otros relacionados con historia o filosofía. En ese momento leer y escribir era un signo de distinción, un saber ligado a las clases económicamente poderosas.

Ahora bien, esto suponía que las clases populares, campesinos en su mayoría, que no sabían leer y escribir tenían restringido su acceso a esas prácticas. En realidad en estos sectores , si bien no tenían ninguna posibilidad de acceder a la letra escrita, las personas se las ingeniaban para crear historias que contenían muchísimos saberes de su experiencia social -pensemos en las guerras cuyos efectos sufrían, en las luchas por las coronas de las que formaban parte involuntariamente, las hambrunas relacionadas con su condición de vasallaje,

TEXTO 4“La sesión siete mil cincuenta y cuatro del Congreso Galáctico estaba reunida en solemne

cónclave en la vasta sala de conferencias semicircular de Erón, segundo planeta de Arturo.Lentamente, el presidente delegado se puso en pie.. Su marcado semblante de arturiano enrojeció

con excitación, al contemplar a los delegados que le rodeaban. Su sentido dramático le impulsó a realizar una breve pausa antes de hacer el anuncio oficial… pues, al fin y al cabo, la entrada de un nuevo sistema planetario en la gran familia galáctica no es algo que pueda ocurrir dos veces en la vida de u hombre.

Allí se encontraban seres de todos los tipos y formas humanas. Algunos eran altos y esbeltos, otros grandes y corpulentos y otros bajos y gordos. Había los de cabello largo y resistente, los que tenían un escaso vello gris que les cubría la cabeza y la cara, otros con grandes rizos rubios, y otros completamente calvos. Había un delegado de piel verde, uno con una nariz de veinte centímetros y otro con una cola atrofiada. Internamente la variación casi infinita.

Pero todos se asemejaban en dos cosas: eran humanoides y poseían inteligencia.” Isaac Asimov, Homo Sol

Continuamos con la lectura del apunte

“(…) sólo nos resta, si puedo así decirlo, hacer trampas con la lengua, hacerle trampas al lenguaje. A esa trampa, a ese magnífico engaño que permite escuchar la lengua fuera del poder, en el esplendor de una revolución permanente del lenguaje, por mi parte, yo la llamo literatura”.

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las pestes de las que eran las primeras víctimas, etc.-; de su experiencia filosófica (el pensamiento religioso estaba presente en sus vidas a través de la lecturas bíblicas que escuchaban en la iglesia y que conformaba sus reglas de comportamiento y fundamentalmente de sus experiencias de vida que volcaban en las historias orales que creaban y en las que la ficción acudía irremediablemente para elevar las cualidades del protagonista, para atrapar a los oyentes o para justificar las acciones de los personajes. Es decir, a veces la realidad que contaban no era demasiado atractiva o convincente, entonces los narradores orales le agregaban un “toque” de imaginación para atraer a un público que – aunque no leía ni escribía- era muy exigente.

En estos relatos orales, las personas volcaban su forma de pensar, de mirar el mundo, de reconstruir lo que habían escuchado o vivido, historias que iban modificándose, a medida que pasaban de boca en boca, con la subjetividad o profesionalidad de los narradores populares que agregaban o quitaban fragmentos y de esta manera reformulaban una historia escrita muchísimo tiempo atrás.

En las narraciones que nos vienen de tiempos remotos (ya sean mitos o relatos folclóricos), podemos reconstruir la mentalidad que recorría la época en que fueron creados .Las creencias, temores y deseos se volcaban en esas historias en las que los héroes no siempre eran señores poderosos sino muchachos pobres que con su inteligencia, bondad o picardía podían vencer al más poderoso señor de la región, quedarse a veces con la princesa, a veces con el reino y siempre con la aceptación de los oyentes que quedaban atrapados en un sinfín de mágicas aventuras en las que se veían personificados. Estos cuentos, que hoy conocemos como infantiles, son verdaderos documentos que reflejan cómo la inmensa masa de iletrados que poblaba el mundo representaba en sus narraciones la cruel realidad que los rodeaba.

Según el historiador Robert Darnton, quien se dedicó a recopilar y analizar los cuentos populares europeos:

“En las reuniones nocturnas junto a la chimenea los hombres reparaban sus herramientas y las mujeres escuchaban los cuentos que los folcloristas registrarían 300 años después, los mismos que tenían ya siglos de antigüedad. Ya fueran que estuvieran destinados a divertir a los adultos o asustar a los niños,(…) los cuentos pertenecían a un fondo de cultura popular que los campesinos atesoraron durante siglos con muy pocas pérdidas.”

2. 1. La Leyenda: entre lo real y lo fantástico

En América Latina, las narraciones orales forman parte de la vida cotidiana fundamentalmente en las zonas rurales. Actualmente están incluidas en la tradición cultural de cada lugar y son estudiadas desde una mirada antropológica que permite explicar la relación que estas historias, en las que se mezclan realidad e imaginación, guardan con los pueblos que las crearon.

En un primer momento fueron difundidas oralmente por cada comunidad dentro de su entorno y luego pasaron a las diversas manifestaciones artísticas –música, danza- a través del género folclórico.

En estas historias las creencias sagradas de los pueblos originarios americanos de cada región se fueron mezclando con la cultura religiosa de los conquistadores españoles originando nuevas historias producto del intercambio entre las diferentes representaciones del mundo que cada civilización portaba.

Los antiguos relatos americanos reflejan la relación con el mundo que rodeaba a cada pueblo, en ellos la naturaleza tenía un fuerte protagonismo; los dioses aseguraban esa relación y su creencia y adoración permitía mantener el equilibrio necesario entre los hombres y el universo. Con el advenimiento

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de la cultura europea, esas creencias fueron anuladas y reemplazadas por el cristianismo, sin embargo –fundamentalmente por la transmisión familiar- se sostuvieron en la memoria de los americanos y se refundieron con las cosmovisiones impuestas.

Las nuevas historias –originalmente mitológicas- se convirtieron en leyendas y su carácter oral tomó la forma escrita, práctica introducida por los españoles y desconocida por los pueblos originarios. Las cosmovisiones presentes en los cantos, danzas y pinturas que los indígenas repetían y transmitían en sus ceremonias religiosas y festividades quedó fija en una escritura que incorporó elementos europeos y esto sucedió porque los encargados de realizar ese pasaje –oralidad a escritura- fueron los misioneros españoles. En este proceso llamado de “transculturación” ese “riquísimo fondo cultural” sufrió transformaciones según el lugar y el momento histórico en que fue incorporado a la escritura; es por eso que de una misma historia tenemos –según la región- diversas versiones.

2. 2. Algunos ejemplos: El Herrero MiseriaPara ejemplificar las diversas versiones que pueden circular de una leyenda

vamos a leer las siguientes:

LA RIOJAÉste que era un viejo que tenía una herrería, pero era tan pobre que todo cuanto encontraba llevaba

a su herrería para cuando le fuera útil. Como era tan juntador de cachivaches se le denominaba Herrero Miseria.

Un día Nuestro Señor salió a conquistar almas acompañado de San Pedro. Iban acompañados en un burro. De repente éste pierde la herradura. Entonces San Pedro le dice a Nuestro Señor:

-Ahí hay una herrería, vamos a pedirle al herrero que le coloque la herradura al burro para poder continuar viaje. Llegaron y cuál no fue el asombro de los dos viajeros cuando pasaron a la herrería. Todo era miseria. El viejo herró al burro y cuando terminó los viajeros le pidieron precio, a lo que el viejo respondió que no valía nada.

-Bueno -le dijo Nuestro Señor-, para retribuir su generosidá le concederé tres gracias. Pidamé lo que quiera.

Entonces San Pedro corrió procurando colocarse detrás de Nuestro Señor, para hacerle seña al herrero que pida el cielo. El viejo no le hacía caso y pidió lo que a él le pareció mejor.

La primera gracia: «Que todo el que se siente en la silla de su casa no se levante más sin su permiso».

-Concedida -dijo Jesús.-«Que todo el que suba en su nogal que se quede pegado hasta que él lo mande a bajar».-Concedido -dijo Jesús.-«Que donde él se siente, nadie lo haga levantar».Una vez concedidas las tres gracias, los viajeros siguieron su camino.Un buen día llegó a la casa de Miseria el diablo mayor a llevarseló. El dueño de casa estaba muy

ocupado y por eso le dijo al visitante que se sentara hasta que termine el trabajito. Pasó un rato y el diablo cansado de esperar quiso pararse para irse y no pudo; estaba pegado a la silla. Entonces Miseria le dijo:

-Si prometes no volver más a molestarme te dejaré ir, de lo contrario, allí permanecerás pegado.El diablo prometió no molestarlo, y así pudo salir.Después vinieron otros diablos a quererlo llevar a la fuerza, pero Miseria tranquilamente les

dijo que era necesario llevar provisión y les dijo que fueran al nogal a juntar nueces. En el acto obedecieron y se pusieron a comer nueces. Una vez hartos quisieron bajar y no pudieron, pues estaban pegados. Entonces el herrero les hizo prometer que se irían de inmediato para dejarlos bajar. Así lo prometieron y se fueron.

Cuando Miseria murió y se fue a golpear la puerta del cielo, sale San Pedro. Reconoció en seguida al herrero y dice:

-¿Qué buscás, viejo?

El Herrero Miseria

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Fue a consultar al libro de las obras buenas y aprovechando que la puerta del cielo quedó abierta, el viejo Herrero entró y se sentó rápido en la silla de San Pedro.

Cuando San Pedro volvió a decirle a Miseria que no estaba anotado, lo encontró muy sentado en su silla...

Disjustado fue a darle parte a Dios, y Nuestro Señor le dice:-¿Y qué, no recuerdas la tercera gracia que pidió Miseria? Ahora, Pedro, si Miseria se sentó, no

hay quien lo haga levantar...Así el viejo se quedó en el cielo sin haberlo pedido directamente.

Antonia Ercilia Páez. Alto Bayo. General Roca. La Rioja, 1950.La narradora es maestra de escuela. Oyó el cuento a campesinos de la comarca.

2. 3. Algunos ejemplos: Un trato con el diablo

MISIONESÉste era un hombre con mucha familia y que con el trabajo no le alcanzaba para mantené la

familia. Ante pagaban muy poco por el trabajo de hachero. Este hombre era hachero en estos montes donde se sacaba como ahora mucha madera.

Un día desesperado dice que si tiene que vendé el alma al diablo, al diablo se la iba a vendé.Y entonce un día jue al monte, bien adentro del monte que nadie sepa y gritaba a voces:-Si esiste el diablo que venga, yo quiero hablá con el diablo.Vino el diablo como un hombre, y le habló diciendolé que él le vendía el alma para que le diera

con qué dar de comé a su familia. Que no le faltara nunca nada. Y el diablo le dijo que sí, que él le iba a da provista de todo. Y convinieron el día que él tenía que vení a llevá su alma. Y se fue, y el hombre desesperado se volvió a su casa. Pero este hombre era cristiano y tenía miedo por lo que había hecho y se fue al pueblo para confesarse con el cura, con el padre, y le pidió una ayuda para salvarse.

El cura del pueblo lo conocía a este hombre, sabía que era bueno y que había hecho eso desesperado. Entonce le aconsejó y le dijo que él lo iba ayudá. Le dijo que deje no má que el diablo le traiga la provista, y que en seguida plante cerca de la casa, a la entrada al monte, una planta de higo, una higuera, y que abajo ponga un banco, y le dio un par de alpargatas que tenían la virtú de dispará más que el viento y el diablo. Entonce le esplicó lo que tenía que hacer y que cada cosa de ésa tenía un poder que le dio Dió porque él le había pedido, porque él se había arrepentido.

El hombre tenía provista abundante para toda la familia hasta que llegó la fecha que el diablo tenía que venía llevalo. Que el diablo llegaba siempre a la doce del día, a la siesta y que sabía el lugar para encontrarse.

Llegó el día. El hombre lo esperaba. Al momento llegó el diablo y le dijo que le entregue el alma. El hombre le pidió por favor que le deje comé, que es el último día con la familia. En eso el diablo miró para arriba de la higuera y vio un higo muy maduro y muy lindo. Y al diablo le gustan mucho los higos. Y entonce le dijo al hombre que vaye a comé con su familia que él va a comé un higo que había madurado arriba de la higuera. Y subió arriba, trepó al árbol y comió el higo. El hombre terminó de comé con su familia y volvió y le dijo:

-Mientra usté se baje, yo me acuesto a dormí.Sólo se podía bajá si el hombre le permitía. El hombre se puso a dormí. Se levanta más tarde y el

diablo siempre estaba arriba de la higuera, todavía no se baja. Entonce el hombre a la oración le hace seña que se baje y se vaya. El diablo se baja golpeandosé, acalambrado, y se va.

Al otro día viene otro diablo. El hombre le pide que lo deje comer con la familia como último día. El diablo enseñado por el que vino ante, sabe que no hay que trepá por la higuera, pero se sentó en el banco.

El hombre terminó de comé, vino y le dice:-Bueno, ya estoy listo, vamos.El diablo se quiso levantá, pero no podía levantarse del banco. Hacía fuerza, pero no podía. Y

nada, estaba pegado el diablo en el banco. Entonce el hombre le dice que él va a dormí la siesta mientra él se levanta. Durmió, se levantó y nada, el diablo estaba pegado. En la oración, le hace seña el hombre al diablo que se levante y se vaya. El diablo se levanta todo encogido de tantas horas de estar sentado y se va.

Un trato con el diablo

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Al otro día viene otro diablo. El hombre le pide que lo deje comer con la familia como última vé, y le dice que no. Éste venía enseñado y no trepó a la higuera ni se sentó en el banco. Entonce el hombre se pone las apargata, y le dice al diablo:

-Bueno, vamo por fin.Pero el hombre con las apargata salió caminando y cada paso que daba era una legua, y en

seguida se perdió del diablo y no lo vio má. Y así ganó el hombre.Paulino Silvano Olivera, 59 años. Eldorado. Iguazú. Misiones, 1961

2. 4. Algunos ejemplos: El diablo y San Crispín

2. 5. Para seguir aprendiendo

CORRIENTESDice que el diablo nunca entra por una herrería. Dice que suele dispará de la herrería por el caso

que le pasó una vé.Dice que el diablo andaba por conquistá l’alma de una mujer que vivía en una herrería. Una linda

guaina era. Él en forma de un lindo hombre, bien vestido y que parecía rico, visitaba, po, a la guaina esa. Y ya tenía mucha confianza en la casa. Pero sucedió que llegó San Crispín en esa herrería para hacé arreglá una crú de fierro. Cuando vio la crú, el diablo, no sabía por dónde esconderse. La mujer entonce le hizo seña que había una bolsa. Entonce San Crispín dijo que iba a volvé despué, y que se iba a llevá no má la crú. Entonce le pidió a la guaina que le preste esa bolsa que ‘taba áhi, para envolvé la crú, que era muy pesada. La guaina no le pudo negar. Entonce San Crispín sacó la bolsa que tenía el diablo, y entonce dice:

- ‘Tá sucia la bolsa, yo la voy a limpiá, yo la voy a sacudí.Alzó la bolsa y la puso por el yunque y con el martillo la empezó a sacudí. El diablo no podía

dispará porque San Crispín la tenía agarrada por la boca. Y dice que le pegó tanto martillazo que lo dejó molido al diablo. Y dice que la tiró a un rincón, y dice:

-’Tá muy sucia esta bolsa. Me voy con la crú no má.Y así se salvó la guaina por San Crispín. Y desde entonce el diablo tiene miedo de entrá a la

herrería. Y cuando ve una herrería sale huyendo de miedo que le sacuda con el martillo otra vé.Juan Sanabria, 68 años. Mercedes. Corrientes, 1959.

El narrador aprendió el cuento de la abuela, que sabía muchos cuentos antiguos

El diablo y San Cripín

Después de leer las tres leyendas respondan las siguientes preguntas:a)¿Qué elemento narrativo tienen en común las tres historias?b)¿Qué situaciones de los tres relatos pueden relacionar con la transculturización?c)¿Les parece que las tres versionas reproducen la oralidad propia de las historias originales?

ACTIVIDAD 8»

Muchas narraciones antiguas siguen teniendo, aún hoy, un gran atractivo. Escritores, directores de cine, creadores de comics vuelven a ellas reelaborándolas con elementos actuales pero manteniendo la tradición literaria que las hizo famosas en su tiempo y les permite seguir todavía vigentes.

Observen el siguiente video relacionado con la Leyenda de la Salamanca y luego realicen la actividad 9 “La Salamanca- La casa de los espíritus - Bloque 3”.

https://www.youtube.com/watch?v=1wQp4Ytqo3U

VIDEO

Continuamos con la lectura del apunte

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ACTIVIDAD 9»Después de observar el video de la clase 2, lean la siguiente leyenda en la que se mantiene la tradición literaria en la que el diablo vuelve a aparecer como figura central y luego respondan las siguientes preguntas: a) ¿En qué coinciden las dos representaciones de la Salamanca: la que presenta el video (Tucumán) y la que cuenta la leyenda (Santiago del Estero)?b) ¿Qué diferencias pudieron observar?c) En la clase dijimos que los narradores orales imprimían algunas características a su narración para hacerla más interesante, para generar suspenso, retener al público oyente, etc. ¿Les parece que el documental que observaron acude a esos recursos en algún momento?

Seguramente en algún momento de sus vidas escucharon algún relato o pudieron ver en cine o televisión películas que volvían a recrear viejas leyendas. Escriban el argumento de esa historia, qué significados recuerdan haber construido en ese momento y cuáles agregan ahora luego de haberse acercado a sus características, origen y divulgación.

La leyenda de la salamanca es general en toda la Provincia. No hay apenas lugar, donde la gente no crea ver o sospeche la existencia de una salamanca.

Según la leyenda la Salamanca es un lugar diabólico, donde el “supay” enseña sus artes, donde las brujas efectúan sus reuniones tres veces por semana y donde acuden los que se inician en la práctica del maleficio o los que van a aprender toda suerte de maña, destreza o habilidad.

A la Salamanca concurre, según la imaginación popular el famoso cantor o guitarrero o bailarín del pago; la moza que enamora; la vieja bruja que prepara los “gualichos”, la curandera, el bravo domador o cazador, el que “piala” con destreza; el corredor de las carreras cuadreras; y todo aquel que de un modo u otro se ha destacado en la pelea, en el amor o en el trabajo.

Por lo general, la Salamanca es un lugar oculto entre los breñales, de difícil acceso, cuya entrada conduce a una cueva amplia y lóbrega. Allí se baila, se hace música, se celebran aquelarres y orgías. Las viejas y viejos se transforman en jóvenes, los enfermos curan, la fealdad se cubre de hermosura.

Pero para entrar es preciso armarse de gran valor. Completamente desnudo, el neófito, hombre o mujer, debe introducirse a la Salamanca con un iniciado. A la entrada de la caverna existe un Cristo “cabeza abajo” al que hay que pegar y escupir. Ya, en el recinto subterráneo, se ven los animales más repugnantes y asquerosos: arañas peludas, sapos y escuerzos de gran tamaño, ampalaguas, víboras y umucutis, ante los cuales debe el iniciado permanecer impasible “aunque las víboras se envuelvan en el cuerpo”. Si ha podido vencer la repugnancia o el miedo que tales animales producen, es sometido a nuevas pruebas, y al final, si resulta vencedor, el neófito “puede pedir lo que quiera”. En caso contrario, se vuelve loco al salir.

Como entretenimiento, durante la reunión, se hace música con bombo, violín, guitarra y arpa; se queman cohetes de estruendo; y se celebran bacanales que duran toda la noche.

Es creencia general que la música de la Salamanca sólo deja de sonar cuando alguien se arrima a la cueva y que los animales que pasan por cerca de ella se “espantan” y huyen despavoridos.

Recuperado de: http://www.santiagociudad.gov.ar/secciudad/cultura/leyendas/lasalamanca.php

2. 6. El mito: una explicación sagrada

Los seres humanos trataron de explicar su origen y el del mundo que los rodeaba desde tiempos remotos: la sucesión del día y la noche, el sentido de la muerte, etc. Como conocían muy poco acerca de la causa de los fenómenos naturales como la lluvia o los terremotos, recurrieron al pensamiento mágico para dar un sentido a los sucesos inexplicables. Estas primeras narraciones llamadas mitos ayudaron a los pueblos, donde se originaron, a mantener la memoria de su propia historia y lograr a partir de ellos construir una identidad comunitaria. Estos relatos compartidos fueron los primeros en explicar los misterios de este mundo, de cuyos peligros y amenazas sólo podían protegerlos los héroes y los dioses que poblaban las narraciones.

Continuamos con la lectura del apunte

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En la actualidad asociamos el mito con el género literario, creado por la imaginación del hombre. Sin embargo, en su origen fueron escuchados como “reales” –recordemos su carácter oral- y considerados verdades absolutas porque daban explicaciones creíbles para hechos que, de otro modo, eran inexplicables. Algunos temas se repiten en los mitos de distintas culturas y en los lugares más distantes del mundo como por ejemplo, el del origen del universo y la aparición del primer humano en la Tierra.

Pero no se trataba únicamente de explicaciones de lo incomprensible, cuando se producían amenazas naturales –como epidemias o sequías- las personas intervenían solicitando ayuda o protección a sus dioses, los únicos capaces de recuperar el equilibrio perdido. Esta participación se llevaba a cabo mediante distintos actos religiosos o ritos en los cuales los mitos volvían a reafirmarse y transmitirse. Por este motivo se formularon como explicaciones sagradas que se transmitieron de generación en generación.

Los seres humanos siempre necesitaron encontrar respuestas a los procesos de la naturaleza o a otras cuestiones humanas que no podían comprender. La gente no puede vivir sin tales explicaciones porque de alguna manera resulta tranquilizante tener una respuesta para todo, da la ilusión de poder controlar y manejar el mundo. En aquellos tiempos en que no había ninguna ciencia se inventaron todos los mitos que hoy leemos como narraciones literarias.

Los relatos míticos más conocidos pertenecen a Grecia y Roma, pero otros pueblos europeos también tenían mitos, como los celtas y los normandos. En América los pueblos originarios dieron forma a sus creencias a través de una variada mitología.

El mito y la leyenda comparten la estructura narrativa y el sentido mágico de las historias pero tienen una sutil diferencia: las explicaciones fabulosas de los mitos incluían la presencia de dioses o héroes de cualidades sobrehumanas, las leyendas se desarrollaban en el mundo de los mortales, es decir que en sus acciones participaban sólo los hombres, mujeres, niños, y el mundo natural a través de animales y plantas.

2. 7. Mitos de dos culturasLean los siguientes mitos correspondientes a dos culturas diferentes y

luego realicen la actividad.

Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó.

La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va a tomar una flor, la tierra se abrió y por la grieta Hades la toma y se la lleva.

De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril.

Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro o infierno, implicaba quedar encadenado a él para siempre.

El mito de Perséfone

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Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo.

El mito cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.

Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada al Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del Invierno.

Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban.

No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las montañas.

Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron.Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.-Yo se los traeré- les respondió el dios.Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza,

sino que empleó su astucia.Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las

montañas.El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en

su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las dificultades.

Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas.

Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon.

El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.

Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.

Mitos de América-México-El mito del maíz

ACTIVIDAD 10»Después de la lectura de los mitos leídos en la clase, analicen: a) ¿Qué características míticas comparten las dos historias?b) ¿Qué cuestiones del mundo natural tratan de explicar?c) ¿En qué se diferencian?d) ¿Por qué los pueblos que crearon estas historias, los consideraban relatos sagrados?

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3. El cuento fantástico: la distorsión de la realidadLas narraciones fantásticas, al igual que los mitos y las leyendas, son

consideradas un subgénero dentro de la literatura.En este modo de ficcionalizar, lo fantástico irrumpe en el mundo presentado

en la historia - que se presenta parecido a nuestra realidad- instalando una inquietud con sus formas ajenas a lo que consideramos como “real y verdadero”: por ejemplo: metamorfosis, creaciones extrañas, fantasmas, los sueños vividos como realidad.

La representación de lo fantástico varía según la época en que cada narración fue creada. Por ejemplo en el siglo XIX tiene como tema principal el horror. Incluye lo sobrenatural y terrorífico vinculado al espanto y a lo nocturno.

La literatura fantástica contemporánea, no intenta instalar el terror como centro de la historia sino que apunta a que el lector se sumerja en una historia en la que lo extraño e inexplicable cuestione la lógica del mundo en que vivimos. Busca instalar en los lectores la sensación de que existe un mundo desconocido que puede irrumpir en el nuestro como una muestra de que existen temas sobre los que aún no tenemos todas las respuestas.

Estas narraciones se construyen como una llamada de atención sobre aquello que creemos conocer: la muerte, la posibilidad de otras vidas, la transfiguración humana.

En general se define como una literatura cuyas narraciones incluyen la invención de una realidad sobre la cual ya tenemos alguna experiencia porque su construcción es una copia del mundo que nos rodea interrumpida abruptamente por un hecho extraño, ajeno a lo que pensamos como lógico.

El escritor se extraña, se pregunta sobre la posibilidad de las situaciones que está leyendo; se ve increpado a “pactar” –volvemos siempre a este término porque ejemplifica muy bien, lo que nos pasa cuando leemos- con las situaciones planteadas para poder darles un significado. El lector se ve obligado a tomar distancia y cuestionarse sobre la aceptación o no de los hechos.

3. 1. Fantástico no es igual a maravillosoEn el género maravilloso el lector sabe de antemano que la magia va a

dominar el territorio de su lectura y desde el comienzo acepta las reglas del juego. Acepta por ejemplo que las acciones se relacionan con seres de un mundo paralelo.

Las acepta porque desde un principio conoce las reglas del juego. Sabe que los acontecimientos son producidos por seres que existen en un mundo diferente al nuestro; un espacio en el que lo maravilloso se impone en la narración con hechos que involucran magos, brujas, hechizos, dragones, tierras perdidas, etc.

Dijimos que en la literatura fantástica los hechos instalan la duda y provocan sensación de inquietud y extrañamiento en los lectores. En los cuentos y novelas maravillosas los conflictos se solucionan con encantamientos y los personajes son prototipos de virtudes o falencias. El rey encarna el abuso de poder, la princesa la belleza y bondad, la madrasta la maldad, las hadas la ayuda generosa, etc. Es decir, es una literatura cuyas historias se organizan siguiendo fórmulas más o menos estables por ejemplo la superación del héroe a partir de la una prueba difícil; o la búsqueda de un objeto mágico, etc. Los lectores ya saben quién triunfará en una aventura y porqué.

3. 2. Cuento fantástico de Clotilde IfránLean el siguiente cuento fantástico y luego realicen la actividad 11.

Continuamos con la lectura del apunte

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Lloró todo el día por el traje de diablo que no le habían hecho. Fal taban tres días para Carnaval, la fecha de su cumpleaños. Su ma dre no tenía tiempo para ocuparse de esas cosas.

-Buscate una modista. Ya tenés nueve años. Sos bastante grande para ocuparte de tus cosas.El canto de las chicharras, las flores de las catalpas con elocuen cia señalaban el verano y el

maravilloso misterio de las proximida des de Carnaval. Clemencia buscó la libreta vieja donde estaban anotados los números de teléfono. En la letra M encontró el núme ro de una modista que había muerto hacía ocho años. Decía así: Clo tilde Ifrán (la finada). Pensó: ¿Por qué no la voy a llamar?. Sin vaci lar marcó el número. La atendieron en el acto. Interrogó:

-¿Está Clotilde Ifrán?.La voz de Clotilde Ifrán respondió:-Soy yo.Con todos los pormenores de sus desventuras Clemencia expli có lo que le sucedía. Clotilde Ifrán

con bondad la escuchó. Prometió buscar el género. Tenía las medidas de Clemencia. Recordó que no hacía un año le había hecho un vestido de fiesta. Iría a probarle el vestido al día siguiente, a la hora de la siesta.

Clemencia no dijo nada: era la pequeña venganza que utilizaba en contra de su madre por no haberse ocupado del traje de diablo. Durante las horas que esperó a Clotilde Ifrán, Clemencia no comió ni durmió. Cuando llegó Clotilde Ifrán se sentía envejecida. No ha bía nadie en la casa. Se hubiera dicho que los relojes se habían de tenido. Clotilde Ifrán desenvolvió el traje, sacó las tijeras y los alfi leres de su cartera, se enjugó la frente y, arrodillada frente al espe jo, le probó el traje de diablo, que olía a aceite de ricino. Le queda ba muy bien, salvo los cuernos del gorro y las costuras del pantalón que en cinco minutos se podían corregir con unas puntadas.

-¿Cuántas diabluras harás? -musitó la modista con una son risa distraída.Clemencia sintió una gran simpatía por Clotilde Ifrán y se echó en sus brazos.-Te llevaría conmigo a mi casa. Tengo bombones y una careta preciosa -exclamó con ternura-, pero

tengo miedo que tu mamá no te dé permiso.-Tengo aquí la plata para pagarle la hechura -dijo Clemencia abriendo un monedero de material

plástico-.-Es mi regalo de cumpleaños -respondió Clotilde Ifrán, al despedirse-. Una luz oscura resplandeció

en sus ojos enormes.-Quiero irme con vos ahora mismo -protestó Clemencia-. No me dejes.-Vamos -dijo Clotilde-.Envolvieron el traje de diablo en un papel de diario para llevarlo y dejaron la valija con el cepillo

de dientes y el camisón. Las dos salieron tomadas de la mano.Ocampo Silvina. Clotilde Ifrán. Cuentos Completos II. Emecé. Buenos Aires. 1999.

Clotilde Ifrán

ACTIVIDAD 11»Después de leer el cuento Clotilde Ifrán, respondan las siguientes preguntas: a) ¿Quién es en realidad Clotilde Ifrán? ¿Cómo se dieron cuenta? Ejemplifiquen con citas textuales.b) ¿A qué clase de género narrativo pertenecería este cuento? Justifiquen su respuesta;tengan presente el tema y además, consideren su cercanía con lo posible y su grado de incertidumbre.Recuerden: el narrador, es la voz que cuenta la historia y no debe ser confundido con el autor (persona real que escribe el cuento). El autor inventa al narrador al igual que a los personajes. Un narrador es “objetivo”, cuando relata lo que sucede sin intervenir con sus opiniones en la historia, sin evaluar; en cambio es “subjetivo” cuando trata de mostrar los hechos desde un punto de vista personal, juzgando o criticando a algún personaje o situación. Entonces:c) ¿Qué tipo de narrador aparece en este cuento?d) Desde un comienzo dimos como supuesto que “Clotilde Ifrán” era un cuento ¿Por qué?

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ACTIVIDAD 12 Obligatoria»El siguiente párrafo corresponde al comienzo del cuento “Decadencia y caída” del escritor argentino Marco Denevi. Luego de su lectura respondan: a) ¿A qué persona gramatical corresponde el narrador?¿Se involucra con lo narrado? ¿Cuál es su responsabilidad en los hechos?b) ¿El respeto con que se dirige al “señor” es real o su actitud se acerca a la ironía?c) ¿Qué es un pelidonte? Imaginen una historia relacionada con su origen que pueda incluirse en el relato. Consideren qué puede haber hecho para que toda la familia se “desbande”d) Les proponemos, también, que continúen con tres párrafos más esta extraña historia planteada desde una voz muy especial. Recuerden que, como vimos en la Clase 1, la construcción de un ambiente ayudará en el relato a la construcción del mundo en el que el pelidonte realizó sus presuntas fechorías.

“El señor no debiera, y permítame el atrevimiento, prestar oídos a lo que digan por ahí. Yo estoy en condiciones de informar al señor sobre lo que realmente ocurrió. El motivo por el cual esa ilustre familia, cuyos antepasados se remontan a la época del Virreinato (aunque entonces fuesen modestos curtidores de cueros), debió abandonar la mansión de la calle que, fíjese la ironía, lleva su apellido, y desperdigarse por departamentos, hoteles y hasta pensiones aunque esto último yo no lo puedo creer, la razón que los indujo a ese desbande, a despedir a una servidumbre que alguna vez fue de treinta personas y a llevar un estilo de vida que no condice con sus antecedentes, porque ahora los niños trabajan en la administración pública y en compañías de seguros y las niñas hacen de maniquí mientras los señores mayores se conforman con dar un paseíto a pie por Plaza Francia, la culpa insisto, de todas esas calamidades las tuvo el pelidonte”

En la Unidad pudieron leer que los españoles pasaron de la oralidad a la escritura las narraciones de los pueblos originarios. Si bien este pasaje en un primer momento fue manuscrito, con el tiempo los españoles trasladaron a sus colonias en América todas sus costumbres, ideologías y objetos de consumo, entre estos últimos la imprenta. Observen el siguiente video en el que resume la importancia que esta “tecnología” tuvo en la circulación masiva de la letra impresa. ¿Qué pasó?: Imprenta (capítulo completo) - Canal Encuentro

https://www.youtube.com/watch?v=rvEK2Qhf-JU&feature=youtu.be

RECOMENDADO

VIDEO

¿Quedó alguna duda? ¿Alguna actividad que no sé cómo resolverla? Los espera el tutor en el Campus Virtual o en el encuentro presencialpara acompañarlos y ayudarlos.

Si el tema les gustó, pueden conocer más ingresando a la página que se encuentra a continuación.

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1. Entre la ciencia y la sospecha: ciencia ficción y policiales

“Porque la literatura es una manera de escribir pero, además y sobre todo, es una manera de leer.”

Juan Sasturain

En acuerdo con la cita del escritor Juan Sasturain, la construcción de una ficción no es sólo un trabajo del escritor, también es una forma de leer las historias a partir de los pactos de lectura con los que cada lector resignifica cada relato.

Desde esta perspectiva nos fuimos acercando en este módulo a la literatura desde deteminados elementos comunes que nos permiten clasificarlos en géneros más o menos diferentes, más o menos similares: el cuento popular, la leyenda, el mito y el cuento fantástico. En todos ellos aparecía como característica recurrente la ficcionalización de una realidad en la que los elementos sobrenaturales invadían la historia aunque en cada género no lo hacían del mismo modo y por los mismos motivos.

En la clase 2 conocimos las especificidades de los géneros citados anteriormente y compartimos la lectura de algunos ejemplos representativos de cada uno. Sin embargo, nos debe quedar claro que, al hablar de literatura, esas particularidades que construyen una ficción en una dirección o en otra pueden ser innumerables. Esto significa que cada género no quedó fijo o estable en un momento sino que sus elementos fueron reformulándose sin salir de la especificidad propia de cada uno. Los objetos culturales (la literatura lo es) cambian justamente porque la sociedad que los crea también va cambiando por lo tanto sus productos también reflejan esas mutaciones.

Ya dijimos que la literatura fantástica tomó el terror como tema principal en el siglo XIX, justamente un siglo en el que todavía persistían las supersticiones y la ciencia comenzaba a consolidarse como una explicación lógica a casi todo. Un siglo después, las sociedades ya no se asustaban tan fácilmente y lo fantástico tomó otra forma más relacionada con temas que guardan relación con espacios todavía inseguros para los humanos como la muerte, las posibles transformaciones, la mente como algo desconocido, etc.

Tenemos que pensar lo literario como un producto tanto social como cultural donde se vuelven a cuestionar y resignificar todos los saberes de cada comunidad. Si determinada cultura cambia, sus producciones también.

En los siguientes apartados, nos acercaremos a otros modos de escribir que suponen otros modos de leer lo real a través de la ficción.

2. Ciencia ficción: la representación del futuro

Cada cuento con su tema

Apunte de clase: Cada cuento con su tema

UNIDAD 3

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Una definición posible de ciencia ficción es la que pertenece David Pringle, crítico y editor literario: “una forma de narrativa fantástica que explota las perspectivas imaginativas de la ciencia moderna”, es decir un tipo de relato disparado por los significados que la ciencia despierta en la ficción. Las historias que surgen de esta combinación presentan los extremos impensables que los adelantos científicos pueden alcanzar. Al mismo tiempo, constituyen verdaderas críticas a la dirección que estos avances puedan tomar sobre el hombre y la sociedad futura.

En este sentido, muchos textos incluidos en este género están producidos por una relación ética entre el escritor y su producción ya que desde estos relatos se cuestiona el nuevo paradigma al que la humanidad parece dirigirse.

Lean el siguiente relato:

En su cuento, Bradbury imagina una nueva colonización territorial, la del planeta Marte. Esta vez no serán los peregrinos –primeros colonos de Estados Unidos- sino los primeros humanos en habitar otro planeta en busca de un nuevo destino: “venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo.” Se construye en esta historia, en la ciencia ficción en general, un debate: la ciencia, sus avances impensables, la increíble aventura de viajar a planetas desconocidos ¿mejorarán a la humanidad, la harán más feliz? ¿podrán los humanos construir su nuevo hogar en los nuevos territorios conquistados? O como relata el cuento “uno no está en ninguna parte, y sólo hay espacio alrededor, sin nada familiar, sólo otros hombres extraños (…) entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar.” Ante estas afirmaciones, nosotros como lectores, también nos vemos involucrados en la polémica instalada en el texto. De alguna manera debemos tomar una posición ante los temas que se abordan en la ciencia-ficción y que van cambiando a medida que la ciencia se afianza en cuestiones que no siempre se vinculan con el mejoramiento de la humanidad.

Los hombres de la Tierra llegaron a Marte.Llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados, porque

se sentían como los Peregrinos, o porque no se sentían como los Peregrinos. Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo.

Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades: HAY TRABAJO PARA USTED EN EL CIELO. ¡VISITE MARTE! Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio sólo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes que el cohete dejara la Tierra. Y a esta enfermedad la llamaban la soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce hasta tener el tamaño de un puño, de una nuez, de una cabeza de alfiler, y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que nunca ha nacido, que no hay ciudades, que uno no está en ninguna parte, y sólo hay espacio alrededor, sin nada familiar, sólo otros hombres extraños. Y cuando los estados de Illinois, lowa, Missouri o Montana desaparecen en un mar de nubes, y más aún, cuando los Estados Unidos son sólo una isla envuelta en nieblas y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar.

No era raro, por lo tanto, que los primeros hombres fueran pocos. Crecieron y crecieron en número hasta superar a los hombres que ya se encontraban en Marte. Los números eran alentadores.

Pero los primeros solitarios no tuvieron ese consuelo. Bradbury,R. Crónicas Marcianas, Buenos Aires, Edit. Minotauro, 2018

Los Colonos - Ray Bradbury

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Por la aceptación y difusión masivas que este género tuvo desde mediados del siglo XX, podemos también tomarlo como un fenómeno de la cultura popular ya que se incluye en cómics, series televisivas, cine y últimamente en los videojuegos.

Si bien dijimos que la ciencia ficción apareció como una respuesta de la literatura al vertiginoso discurso de la ciencia, podemos considerar también a la tecnología como otro campo de discusión incorporado a sus temas. Las representaciones que aparecen en estos textos se relacionan entonces con los cuestionamientos instalados a partir de los increíbles adelantos que diariamente observamos y que formulan nuevas representaciones del mundo. Los temas pueden ser variados y muchas veces se mezclan varios en un mismo relato. Los más comunes se relacionan con:

●Los viajes por el espacio y el tiempo como una nueva aventura o con la esperanza de encontrar otros compañeros de ruta en planetas alejados y extraños.

●Las invasiones extraterrestres acompañadas a veces de hostiles respuestas de los habitantes de la tierra que generan guerras interplanetarias.

●La anticipación de un futuro en el que se incluye la transformación humana, la incorporación de las máquinas a lo cotidiano, la robotización de la vida.

Desde las primeras historias hasta la actualidad la ciencia ficción ha ido incorporando más temas, más polémicas y aunque siempre giró, y seguirá girando, alrededor del temor humano ante los avances que muestra la ciencia, ya no se limita a narrar sobre un futuro apocalíptico en el que la humanidad se verá sumergida. La ciencia ficción, en más de cien años de existencia, ha construido una mirada despiadada que recorre, a través de sus relatos, el camino que el progreso ilimitado está construyendo para una nueva humanidad.

2. 1. Lectura: cuento del escritor Ray BradburyLean el siguiente cuento del escritor Ray Bradbury:

Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas iluminadas por la Luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar. Pero realmente no importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o era como si estuviese solo. Y una vez que se decidía, caminaba otra vez, lanzando ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.

(…)El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía caminando, sin que sus pisadas resonaran en la acera.

(…) En esta noche particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste, hacia el mar oculto. Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un árbol de Navidad. Podía sentir la luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve invisible. El señor Mead escuchaba satisfecho el débil susurro de sus zapatos blandos en las hojas otoñales, y silbaba quedamente una fría canción entre dientes, recogiendo ocasionalmente una hoja al pasar, examinando el esqueleto de su estructura en los raros faroles, oliendo su herrumbrado olor.

(…) La calle era silenciosa y larga y desierta, y sólo su sombra se movía, como la sombra de un halcón en el campo. Si cerraba los ojos y se quedaba muy quieto, inmóvil, podía imaginarse en el centro de una llanura, un desierto de Arizona, invernal y sin vientos, sin ninguna casa en mil kilómetros a la redonda, sin otra compañía que los cauces secos de los ríos, las calles.

El Peatón (adaptación)

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(…) ¿Era un murmullo de risas el que venía desde aquella casa a la luz de la luna? El señor Mead titubeó, y siguió su camino. No se oía nada más. Trastabilló en un saliente de la acera. El cemento desaparecía ya bajo las hierbas y las flores. Luego de diez años de caminatas, de noche y de día, en miles de kilómetros, nunca había encontrado a otra persona que se paseara como él.

Llegó a una parte cubierta de tréboles donde dos carreteras cruzaban la ciudad. Durante el día se sucedían allí tronadoras oleadas de autos, con un gran susurro de insectos. Los coches escarabajos corrían hacia lejanas metas tratando de pasarse unos a otros, exhalando un incienso débil. Pero ahora estas carreteras eran como arroyos en una seca estación, sólo piedras y luz de luna.

Leonard Mead dobló por una calle lateral hacia su casa. Estaba a una manzana de su destino cuando un coche solitario apareció de pronto en una esquina y lanzó sobre él un brillante cono de luz blanca. Leonard Mead se quedó paralizado, casi como una polilla nocturna, atontado por la luz.

Una voz metálica llamó:-Quieto. ¡Quédese ahí! ¡No se mueva!Mead se detuvo.- ¡Arriba las manos!- Pero... – dijo Mead.- ¡Arriba las manos, o dispararemos!La policía, por supuesto, pero qué cosa rara e increíble; en una ciudad de tres millones de habitantes

sólo había un coche de policía. ¿No era así? Un año antes, en 2052, el año de la elección, las fuerzas policiales habían sido reducidas de tres coches a uno. El crimen disminuía cada vez más; no había necesidad de policía, salvo este coche solitario que iba y venía por las calles desiertas.

- ¿Su nombre? - dijo el coche de policía con un susurro metálico.- ¡Leonard Mead!- ¿Ocupación o profesión?- Imagino que ustedes me llamarían un escritor.- Sin profesión -dijo el coche de policía como si se hablara a sí mismo.La luz inmovilizaba al señor Mead, como una pieza de museo atravesada por una aguja.- Sí, puede ser así - dijo.No escribía desde hacía años. Ya no vendían libros ni revistas. Todo ocurría ahora en casa como

tumbas, pensó, continuando sus fantasías. Las tumbas, mal iluminadas por la luz de la televisión, donde la gente estaba como muerta, con una luz multicolor que les rozaba la cara, pero que nunca los tocaba realmente.

- ¿Qué estaba haciendo afuera?- Sólo caminando dijo Mead simplemente, pero sintiendo un frío en la cara.- ¿Caminando hacia dónde? ¿Para qué?- Caminando para tomar aire. Caminando para ver.- ¡Su dirección!- Calle Saint James, once, sur.- ¿Hay aire en su casa, tiene usted acondicionador de aire, señor Mead?- Sí.-¿Y tiene usted televisor?- No.- ¿No?Se oyó un suave crujido que era en sí mismo una acusación.- ¿Es usted casado, señor Mead?- No.- No es casado - dijo la voz de la policía detrás del rayo brillante.- Nadie me quiere - dijo Leonard Mead con una sonrisa. - ¡No hable si no le preguntan!¿Sólo caminando, señor Mead?- Sí.- Pero no ha dicho para qué.- Lo he dicho; para tomar aire, y ver, y caminar simplemente.- ¿Ha hecho esto a menudo?- Todas las noches durante años.- El coche de policía estaba en el centro de la calle, con su garganta de radio que zumbaba

débilmente.- Bueno, señor Mead - dijo el coche.

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- ¿Eso es todo? - preguntó Mead cortésmente.- Sí - dijo la voz - Acérquese. - Se oyó un suspiro, un chasquido. La portezuela trasera del coche

se abrió de par en par - Entre.- Un minuto. ¡No he hecho nada!- Señor Mead...Mead entró como un hombre que de pronto se sintiera borracho. Cuando pasó junto a la ventanilla

delantera del coche, miró adentro. Tal como esperaba, no había nadie en el asiento delantero, nadie en el coche.

Mead se apoyó en la portezuela y miró el asiento trasero, que era un pequeño calabozo, una cárcel en miniatura con barrotes. Olía a antiséptico; olía a demasiado limpio y duro y metálico. No había allí nada blando.

- ¿Hacia dónde me llevan?- Al Centro Psiquiátrico de Investigación de Tendencias Regresivas.Mead entró. La puerta se cerró con un golpe blando. El coche policía rodó por las avenidas

nocturnas, lanzando adelante sus débiles luces.(…)El coche corrió por los cauces secos de las calles, alejándose, dejando atrás las calles desiertas

con las aceras desiertas, sin escucharse ningún otro sonido, ni hubo ningún otro movimiento en todo el resto de la helada noche de noviembre.

Bradbury, R.”Las doradas Manzanas del Sol”

ACTIVIDAD 13»Después de leer el cuento El peatón realicen el siguiente análisis:a) ¿Qué representación de humanidad plantea el cuento, qué lugar ocupará el hombre, cuál las máquinas?b) ¿Qué crítica se realiza al mundo científico o tecnológico?c) ¿Qué forma tomará el poder y los derechos civiles en el futuro hipotetizado en el cuento?

2. 2. Lectura: cuento escrito por Isaac Asimov

Luego de leer y conocer las características de este género, podemos coincidir con lo que venimos diciendo de la ciencia ficción o aportar nuevas interpretaciones. Cada uno de nosotros incluye en su lectura sus propias experiencias, su conocimiento del tema, su aceptación o no del género, etc. Este tipo de práctica es la que buscamos, ya que las apropiaciones que realicemos desde estas lecturas no sólo fomentarán la actitud crítica, sino que también nos ayudarán en la construcción de nuevos conocimientos que vayan apareciendo. Todos los lectores encontramos significados poniendo en diálogo nuestras experiencias individuales con las representaciones que aparecen en los textos.

Lean el siguiente relato del escritor Isaac Asimov y luego realicen la actividad 14.

Continuamos con la lectura del apunte

Después de cientos de miles de millones de años, pensó de súbito en sí mismo como Ames. No la combinación de longitudes de ondas que a través de todo el universo era ahora el equivalente de Ames, sino el sonido en sí. Una clara memoria trajo las ondas sonoras que él no escuchó ni podía escuchar.

Su nuevo proyecto le aguzaba sus recuerdos más allá de lo usualmente recordable. Registró el vórtice energético que constituía la suma de su individualidad y las líneas de fuerza se extendieron más allá de las estrellas.

La señal de respuesta de Brock llegó.Con seguridad, pensó Ames, él podía decírselo a Brock. Sin duda, podría hablar con cualquiera.Los modelos fluctuantes de energía enviados por Brock, comunicaron:—¿Vienes, Ames?

Los ojos hacen algo más que ver

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—Naturalmente.—¿Tomarás parte en el torneo?—¡Sí! —Las líneas de fuerza de Ames fluctuaron irregularmente—. Pensé en una forma artística

completamente nueva. Algo realmente insólito.—¡Qué despilfarro de esfuerzo! ¿Cómo puedes creer que una nueva variante pueda ser concebida

tras doscientos mil millones de años? Nada puede haber que sea nuevo.Por un momento Brock quedó fuera de fase e interrumpió la comunicación, y Ames se apresuró

en ajustar sus líneas de fuerza. Captó el flujo de los pensamientos de otros emanadores mientras lo hizo; captó la poderosa visión de la extensa galaxia contra el terciopelo de la nada, y las líneas de fuerza pulsada en forma incesante por una multitudinaria vida energética, discurriendo entre las galaxias.

—Por favor, Brock —suplicó Ames—, absorbe mis pensamientos. No los evites. Estuve pensando en manipular la Materia. ¡Imagínate! Una sinfonía de Materia. ¿Por qué molestarse con Energía? Es cierto que nada hay de nuevo en la Energía. ¿Cómo podría ser de otra forma? ¿No nos enseña esto que debemos experimentar con la Materia?

—¡Materia!Ames interpretó las vibraciones energéticas de Brock como un claro gesto de disgusto.—¿Por qué no? —dijo—. Nosotros mismos fuimos Materia en otros tiempos… ¡Oh, quizás un trillón

de años atrás! ¿Por qué no construir objetos en un medio material? O con formas abstractas, o... escucha, Brock... ¿Por qué no construir una imitación nuestra con Materia, una Materia a nuestra imagen y semejanza, tal como fuimos alguna vez?

—No recuerdo cómo fuimos —dijo Brock—. Nadie lo recuerda.—Yo lo recuerdo —dijo Ames con seguridad—. No he pensado sino en eso y estoy comenzando a

recordar. Brock, déjame que te lo muestre. Dime si tengo razón. Dímelo.—No. Es ridículo. Es... repugnante.—Déjame intentarlo, Brock. Hemos sido amigos desde los inicios cuando irradiamos juntos nuestra

energía vital, desde el momento en que nos convertimos en lo que ahora somos. ¡Por favor, Brock!—De acuerdo, pero hazlo rápido.Ames no sentía aquel temblor a lo largo de sus líneas de fuerza desde... ¿desde cuándo? Si lo

intentaba ahora para Brock y funcionaba, se atrevería a manipular la Materia ante la Asamblea de Seres Energéticos que, durante tanto tiempo, esperaban algo novedoso.

La Materia era muy escasa entre las galaxias, pero Ames la reunió, la juntó en un radio de varios años-luz, escogiendo los átomos, dotándola de consistencia arcillosa y conformándola en sentido ovoide.

—¿No lo recuerdas, Brock? —preguntó suavemente—. ¿No era algo parecido?El vórtice de Brock tembló al entrar en fase.—No me obligues a recordar. No recuerdo nada.—Existía una cúspide y ellos la llamaban cabeza. Lo recuerdo tan claramente como te lo digo

ahora. —Efectuó una pausa y luego continuó—. Mira, ¿recuerdas algo así?Sobre la parte superior del ovoide apareció la «cabeza».—¿Qué es eso? —preguntó Brock.—Es la palabra que designa la cabeza. Los símbolos que representan el sonido de la palabra.

Dime que lo recuerdas, Brock.—Había algo más —dijo Brock con dudas—. Había algo en medio.Una forma abultada surgió.—¡Sí! —exclamó Ames—. ¡Es la nariz! —Y la palabra «nariz» apareció en su lugar—. Y también había

ojos a cada lado: «Ojo izquierdo..., Ojo derecho».Ames contempló lo que había conformado, sus líneas de fuerza palpitaban lentamente. ¿Estaba

seguro que era algo así?—La boca y la barbilla —dijo luego— y la nuez de Adán y las clavículas. Recuerdo bien todas las

palabras. —Y todas ellas aparecieron escritas junto a la figura ovoide.—No pensaba en estas cosas desde hace cientos de millones de años —dijo Brock—. ¿Por qué me

haces recordarlas? ¿Por qué?Ames permaneció sumido en sus pensamientos.—Algo más. Órganos para oír. Algo para escuchar las ondas acústicas. ¡Oídos! ¿Dónde estaban?

¡No puedo recordar dónde estaban!—¡Olvídalo! —gritó Brock—. ¡Olvídate de los oídos y de todo lo demás! ¡No recuerdes!—¿Qué hay de malo en recordar? —replicó Ames, desconcertado.

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ACTIVIDAD 14»En el cuento I. Asimov hipotetiza sobre una posible transformación de la materia en energía. En el relato los seres que sostienen la conversación son sólo energía fluyendo en el espacio porque la humanidad ha perdido su condición material a lo largo de un trillón de años luz. Uno de ellos, Ames, como parte de un proceso de creación artística, trata de recrear la forma humana tan remota como olvidada.Les proponemos que imaginen y escriban, como parte del cuento, un párrafo que explique las razones que motivaron tal transformación. Algunas ideas ¿una guerra nuclear, lluvia ácida, manipulación genética masiva?

3. Razonamientos y pistas: el género policialEl pensamiento científico, el razonamiento lógico que la ciencia adopta

como forma de representar el mundo, también forma parte de otro género literario: el género policial.

Este nuevo modo de escribir nace como narrativa en el siglo XIX, en el mismo momento en que la ciencia se constituye como el saber privilegiado. Los métodos, planteos y justificaciones que instala van a ser utilizados por los investigadores de los cuentos y novelas policiales, siempre inteligentes, siempre racionales, siempre infalibles.

La conducta obsesiva que caracteriza a estos personajes los ayuda en la resolución del caso policial para descubrir al culpable: construyen hipótesis, siguen pistas y datos y realizan pruebas. Difícilmente van a equivocarse en la búsqueda de la verdad y muchas veces cuentan con la asistencia indispensable de un ayudante que desarrolla habilidades parecidas a las de su jefe a partir de las aventuras que comparten. Algunos de estos investigadores han alcanzado una fama literaria tan importante que hasta superan la de sus creadores. Un ejemplo de esto es Sherlock Holmes y su famoso ayudante Watson, creaciones ficcionales del escritor Arthur Conan Doyle.

Las historias ficcionales que narran los policiales muestran situaciones tan reales que muy bien podrían formar parte de la sección policial de cualquier diario. Además, la aceptación popular que el género ha tenido ha traspasado su formato para instalarse en otros como el cine, las series televisivas y las historietas.

Lo interesante del género policial es que, además de todos los elementos mencionados, necesita un lector tan apasionado por los enigmas como el

—Porque el exterior no era tan rugoso y frío como eso, sino cálido y suave. Los ojos miraban con ternura y estaban vivos y los labios de la boca temblaban y eran suaves sobre los míos.

Las líneas de fuerza de Brock palpitaban y se agitaban, palpitaban y se agitaban.—¡Lo lamento! —dijo Ames—. ¡Lo lamento!—Me has recordado que en otro tiempo fui mujer y supe amar, que esos ojos hacían algo más que

ver y que no había nadie que lo hiciera por mí... y ahora no tengo ojos para hacerlo.Con violencia, ella añadió una porción de materia a la rugosa y áspera cabeza y dijo:—Ahora, deja que ellos lo hagan —y desapareció.Y Ames vio y recordó que en otro tiempo él fue un hombre. La fuerza de su vórtice partió la cabeza

en dos y partió a través de las galaxias siguiendo las huellas energéticas de Brock, de vuelta al infinito destino de la vida.

Y los ojos de la destrozada cabeza de Materia aún centelleaban con lo que Brock colocó allí en representación de las lágrimas. La cabeza de Materia hizo lo que los seres energéticos ya no podían hacer y lloró por toda la humanidad y por la frágil belleza de los cuerpos que abandonaron un billón de años atrás.

Isaac Asimov

Continuamos con la lectura del apunte

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personaje investigador. Esto lo va a convertir, también a él en un detective más: seguirá los datos, huellas y pistas que el texto le presente y llegará exitosamente (o no) a la resolución del caso junto con el personaje principal.

3. 1. Lectura: literatura policialDijimos en el apartado anterior que la literatura policial se presenta como un

género sumamente realista. Lean a continuación los siguientes fragmentos y luego realicen la actividad 15.

“El hombre está caído junto a un árbol, los ojos abiertos, la boca abierta, las piernas y los brazos formando una cruz, muerto. Cerca de la mano derecha se ve un revólver de seis tiros. El viento mueve la corbata. La pechera de la camisa está manchada de sangre. La corbata golpea suavemente la cara del muerto, se adhiere a los coágulos que quedaron sobre la mejilla, sobre la barba de dos días. El viento la impulsa otra vez: un hilo de sangre se prolonga desde la cara hasta la corbata, se rompe, cruza la nariz y los labios. La corbata es verde. El saco está desabrochado, abierto sobre la hierba: cayó de espaldas al morir. Los pantalones arrugados, las rodilleras, las botamangas angostas y deformadas, las medias, los zapatos negros, opacos, viejos. Es un hombre de cuarenta y tres años, mide un metro ochenta, pesa setenta kilos. Ojos: marrones. Estado civil: soltero. Señas particulares: ninguna. En un bolsillo del chaleco hay un estuche de cuero para anteojos. Fecha y lugar de nacimiento. Hijo de. Y de. Alto, caído, muerto sobre la hierba de un parque, el viernes 15 de julio de l966”.

Descripción de un asesinato, Juan Martini

“Desde muy temprano, como un fantasma, como una sombra andando por la pieza. En el espejo del baño reventándose un granito o lavándose los dientes para sacarse el gusto a podrido de la boca. Y su cara cada vez más ajena, más muerta que iluminada por algún gesto elocuente.

Después del último comprimido se ha puesto resignado y se ha metido en la cama. En la mesita de luz, en el cajón, ahí, tan al alcance de la mano, lo que guarda desde hace algunos días envuelto en un pañuelo sucio, gris.

“Debo aprender a vivir así”, se repite y no puede, no puede dormirse, entonces hurga en el cajón de la mesita y lo toca, lo acaricia suavemente y lo saca. Palmo a palmo va sintiendo esas líneas inconfundibles, va penetrando en los pliegues de una ceremonia inevitable.

El juego de levantar las manos aferradas al envoltorio gris es ya un juego sin emoción, y eso lo hace sentirse peor, porque es consciente de que no va a animarse a desenvolverlo y hacer de una vez por todas lo que tiene pensado, lo que quisiera hacer. Es más fuerte el deseo de postergarse, de dejarse estar un rato más.

Después, nuevamente ese bulto humedecido por el sudor de sus manos adentro del cajón de la mesita, y sus ojos clavados en la foto de Dardo, de Dardo con el traje de la primera comunión.”

Aquella visita, Carlos Dámaso Martínez

“Usted había hecho las cosas con tanta limpieza que nadie, ni siquiera el muerto, hubiese podido culparlo del asesinato.

En la noche, cuando las sustancias se sumergen en una identidad de aristas y de planos que sólo la luz podría romper, usted vino armado de un cuchillo curvo, de hoja vibrante y sonora y se detuvo junto a la habitación. Escuchó, y al no hallar más réplica que la del silencio, empujó la puerta; no con la lentitud sistemática del personaje de Poe, aquel que le tenía odio a un ojo. Sino con alegre decisión, como cuando se entra en casa de la novia o se acude a recibir un aumento de sueldo. Usted empujó la puerta, y sólo un motivo de elemental precaución pudo disuadirlo de silbar una tonada. Que, no está de más decirlo, hubiera sido Gimiendo por ti.

Ralph solía dormir de costado, ofreciendo un flanco a las miradas de los cuchillos. Usted se acercó despacio, calculando la distancia que lo separaba del lecho; cuando estuvo a un metro, hizo alto. La ventana, que Ralph dejaba abierta para recibir la brisa del amanecer (y levantarse a cerrarla por mero placer de dormir nuevamente hasta las diez), permitía el acceso a los letreros luminosos. Nueva York estaba rumorosa y llena de caprichos esa noche, y a usted le causó gracia observar la competencia entablada, sin cuartel, entre las marcas de cigarrillos y los distintos tipos de neumáticos.”

Puzzle, Julio Cortázar

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Podemos notar cómo se incorporan en la narración numerosas descripciones, que acumulan significados relacionados con lo policial y organizan la información necesaria para que el lector anticipe una historia cargada de enigmas y complicidades. Este es un recurso literario llamado focalización; es una de las características del género policial que lo hace el preferido para sus seguidores. En la focalización, el punto de vista del narrador orienta la historia y da cuenta de la relación que éste tiene con el mundo que va a representar en su relato.

Por ejemplo, en el último fragmento, el narrador desmenuza ante su interlocutor el encuentro entre éste y Ralph, con lo cual le da a entender que conoce todo acerca de lo ocurrido en esa noche: la entrada silenciosa al cuarto, la postura de Ralph, su reacción ante las luces nocturnas de la ciudad.

ACTIVIDAD 15»Como vimos en la unidad 1, lo verosímil de una narración se construye con todos los recursos que posibilitan que esa “invención literaria” resulte creíble. Los elementos que posibilitan el pacto de lectura entre el texto policial y el lector son copia –o mímesis- de la realidad, una ficción “parecida” a lo real. Entonces, en los fragmentos leídos:a) Analicen con qué elementos se construye la verosimilitud propia del género policial.b) ¿De qué manera en cada texto se instala el clima propicio para una narración policial?

3. 2. Nuevos modos de contar el delito

Como ya dijimos las características propias de este género son: crímenes, sospechas, víctimas, detectives, cadáveres, enigmas que hacen intervenir al lector que trata de ser él también un detective, pistas falsas y verdaderas, horror, personajes alienados, etc.

Podemos agregar que básicamente encontramos en las ficciones policiales una organización básica del relato en el que confluyen dos historias: la historia de un enigma y la de su investigación. Esto quiere decir que además de la historia central (crimen, robo, desaparición) que se va descubriendo poco a poco, hay otra relacionada con el investigador o con los personajes que circulan por la narración. Por lo general las dos se juntan hacia el final develando el enigma que recorre el cuento o novela.

Ahora bien, como otros géneros literarios, el policial fue cambiando y agregando nuevas características: a la centralidad del investigador como especialista y protagonista principal se le agrega su historia personal que se mezcla con la del delincuente; otra variante es la historia del criminal; esto da lugar a un nuevo modo de contar las historias policiales.

Podemos encontrarnos también con un nuevo tipo de investigador que no proviene del ámbito policial pero por algún motivo, por ejemplo una profesión relacionada con esa actividad, se interesa en el enigma central y lo resuelve.

3. 3. Lectura: Ricardo PigliaLuego de la lectura del siguiente cuento, realicen la actividad 16.

Continuamos con la lectura del apunte

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IGordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo, Almada salió

ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento. Las calles se aquietaban ya; oscuras y lustrosas bajaban con un suave declive y lo hacían avanzar

plácidamente, sosteniendo el ala del sombrero cuando el viento del río le tocaba la cara. En ese momento las coperas entraban en el primer turno. A cualquier hora hay hombres buscando una mujer, andan por la ciudad bajo el sol pálido, cruzan furtivamente hacia los dancings que en el atardecer dejan caer sobre la ciudad una música dulce. Almada se sentía perdido, lleno de miedo y de desprecio. Con el desaliento regresaba el recuerdo de Larry: el cuerpo distante de la mujer, blando sobre la banqueta de cuero, las rodillas abiertas, el pelo rojo contra las lámparas celestes del New Deal. Verla de lejos, a pleno día, la piel gastada, las ojeras, vacilando contra la luz malva que bajaba del cielo: altiva, borracha, indiferente, como si él fuera una planta o un bicho. “Poder humillarla una vez”, pensó. “Quebrarla en dos para hacerla gemir y entregarse”.

En la esquina, el local del New Deal era una mancha ocre, corroída, más pervertida aún bajo la neblina de las seis de la tarde. Parado enfrente, retacón, ensimismado, Almada encendió un cigarrillo y levantó la cara como buscando en el aire el perfume maligno de Larry. Se sentía fuerte ahora, capaz de todo, capaz de entrar al cabaret y sacarla de un brazo y cachetearla hasta que obedeciera. “Años que quiero levantar vuelo”, pensó de pronto. “Ponerme por mi cuenta en Panamá, Quito, Ecuador”. En un costado, tendida en un zaguán, vio el bulto sucio de una mujer que dormía envuelta en trapos. Almada la empujó con un pie.

-Che, vos -dijo. La mujer se sentó tanteando el aire y levantó la cara como enceguecida. -¿Cómo te llamás? -dijo él. -¿Quién? -Vos. ¿O no me oís? -Echevarne Angélica Inés -dijo ella, rígida-. Echevarne Angélica Inés, que me dicen Anahí. -¿Y qué hacés acá? -Nada -dijo ella-. ¿Me das plata? -Ahá, ¿querés plata? -La mujer se apretaba contra el cuerpo un viejo sobretodo de varón que la envolvía como una

túnica. -Bueno -dijo él-. Si te arrodillás y me besás los pies te doy mil pesos. -¿Eh? -¿Ves? Mirá -dijo Almada agitando el billete entre sus deditos mochos-. Te arrodillás y te lo doy. -Yo soy ella, soy Anahí. La pecadora, la gitana. -¿Escuchaste? -dijo Almada-. ¿O estás borracha? -La macarena, ay macarena, llena de tules -cantó la mujer y empezó a arrodillarse contra los

trapos que le cubrían la piel hasta hundir su cara entre las piernas de Almada. Él la miró desde lo alto, majestuoso, un brillo húmedo en sus ojitos de gato.

-Ahí tenés. Yo soy Almada -dijo, y le alcanzó el billete-. Comprate perfume. -La pecadora. Reina y madre -dijo ella-. No hubo nunca en todo este país un hombre más hermoso

que Juan Bautista Bairoletto, el jinete. Por el tragaluz del dancing se oía sonar un piano débilmente, indeciso. Almada cerró las manos

en los bolsillos y enfiló hacia la música, hacia los cortinados color sangre de la entrada. -La macarena, ay macarena -cantaba la loca-. Llena de tules y sedas, la macarena, ay, llena de

tules -cantó la loca. Antúnez entró en el pasillo amarillento de la pensión de Viamonte y Reconquista, sosegado,

manso ya, agradecido a esa sutil combinación de los hechos de la vida que él llamaba su destino. Hacía una semana que vivía con Larry. Antes se encontraban cada vez que él se demoraba en el New Deal sin elegir o querer admitir que iba por ella; después, en la cama, los dos se usaban con frialdad y eficacia, lentos, perversamente. Antúnez se despertaba pasado el mediodía y bajaba a la calle, olvidado ya del resplandor agrio de la luz en las persianas entornadas. Hasta que al fin una mañana, sin nada que lo hiciera prever, ella se paró desnuda en medio del cuarto y como si hablara sola le pidió que no se fuera. Antúnez se largó a reír: “¿Para qué?”, dijo. “¿Quedarme?”, dijo él, un hombre pesado, envejecido. “¿Para qué?”, le había dicho, pero ya estaba decidido, porque

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en ese momento empezaba a ser consciente de su inexorable decadencia, de los signos de ese fracaso que él había elegido llamar su destino. Entonces se dejó estar en esa pieza, sin nada que hacer salvo asomarse al balconcito de fierro para mirar la bajada de Viamonte y verla venir, lerda, envuelta en la neblina del amanecer. Se acostumbró al modo que tenía ella de entrar trayendo el cansancio de los hombres que le habían pagado copas y arrimarse, como encandilada, para dejar la plata sobre la mesa de luz. Se acostumbró también al pacto, a la secreta y querida decisión de no hablar del dinero, como si los dos supieran que la mujer pagaba de esa forma el modo que tenía él de protegerla de los miedos que de golpe le daban de morirse o de volverse loca.

Nos queda poco de juego, a ella y a mí”, pensó llegando al recodo del pasillo, y en ese momento, antes de abrir la puerta de la pieza supo que la mujer se le había ido y que todo empezaba a perderse. Lo que no pudo imaginar fue que del otro lado encontraría la desdicha y la lástima, los signos de la muerte en los cajones abiertos y los muebles vacíos, en los frascos, perfumes y polvos de Larry tirados por el suelo: la despedida o el adiós escrito con rouge en el espejo del ropero, como un anuncio que hubiera querido dejarle la mujer antes de irse.

Vino él vino Almada vino a llevarme sabe todo lo nuestro vino al cabaret y es como un bicho una basura oh dios mío ándate por favor te lo pido salvate vos Juan vino a buscarme esta tarde es una rata olvídame te lo pido olvídame como si nunca hubiera estado en tu vida yo Larry por lo que más quieras no me busques porque él te va a matar.

Antúnez leyó las letras temblorosas, dibujadas como una red en su cara reflejada en la luna del espejo.

II

A Emilio Renzi le interesaba la lingüística pero se ganaba la vida haciendo bibliográficas en el diario El Mundo: haber pasado cinco años en la facultad especializándose en la fonología de Trubetzkoi y terminar escribiendo reseñas de media página sobre el desolado panorama literario nacional era sin duda la causa de su melancolía, de ese aspecto concentrado y un poco metafísico que lo acercaba a los personajes de Roberto Arlt.

El tipo que hacía policiales estaba enfermo la tarde en que la noticia del asesinato de Larry llegó al diario. El viejo Luna decidió mandar a Renzi a cubrir la información porque pensó que obligarlo a mezclarse en esa historia de putas baratas y cafishios le iba a hacer bien. Habían encontrado a la mujer cosida a puñaladas a la vuelta del New Deal; el único testigo del crimen era una pordiosera medio loca que decía llamarse Angélica Echevarne. Cuando la encontraron acunaba el cadáver como si fuera una muñeca y repetía una historia incomprensible. La policía detuvo esa misma mañana a Juan Antúnez, el tipo que vivía con la copera, y el asunto parecía resuelto.

-Trata de ver si podés inventar algo que sirva -le dijo el viejo Luna-. Andate hasta el Departamento que a las seis dejan entrar al periodismo.

En el Departamento de Policía Renzi encontró a un solo periodista, un tal Rinaldi, que hacía crímenes en el diario La Prensa. El tipo era alto y tenía la piel esponjosa, como si recién hubiera salido del agua. Los hicieron pasar a una salita pintada de celeste que parecía un cine: cuatro lámparas alumbraban con una luz violenta una especie de escenario de madera. Por allí sacaron a un hombre altivo que se tapaba la cara con las manos esposadas: enseguida el lugar se llenó de fotógrafos que le tomaron instantáneas desde todos los ángulos. El tipo parecía flotar en una niebla y cuando bajó las manos miró a Renzi con ojos suaves.

-Yo no he sido -dijo-. Ha sido el gordo Almada, pero a ese lo protegen de arriba. Incómodo, Renzi sintió que el hombre le hablaba sólo a él y le exigía ayuda. -Seguro fue este -dijo Rinaldi cuando se lo llevaron-. Soy capaz de olfatear un criminal a cien

metros: todos tienen la misma cara de gato meado, todos dicen que no fueron y hablan como si estuvieran soñando.

-Me pareció que decía la verdad. -Siempre parecen decir la verdad. Ahí está la loca. La vieja entró mirando la luz y se movió por la

tarima con un leve balanceo, como si caminara atada. En cuanto empezó a oírla, Renzi encendió su grabador.

-Yo he visto todo he visto como si me viera el cuerpo todo por dentro los ganglios las entrañas el corazón que pertenece que perteneció y va a pertenecer a Juan Bautista Bairoletto el jinete por ese hombre le estoy diciendo váyase de aquí enemigo mala entraña o no ve que quiere sacarme la piel a lonjas y hacer visos encajes ropa de tul trenzando el pelo de la Anahí gitana la macarena, ay macarena una arrastrada sos no tenés alma y el brillo en esa mano un pedernal tomo ácido te juro si te acercas tomo ácido pecadora loca de envidia porque estoy limpia yo de todo mal soy una

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santa Echevarne Angélica Inés que me dicen Anahí tenía razón Hitler cuando dijo hay que matar a todos los entrerrianos soy bruja y soy gitana y soy la reina que teje un tul hay que tapar el brillo de esa mano un pedernal, el brillo que la hizo morir por qué te sacás el antifaz mascarita que me vio o no me vio y le habló de ese dinero Madre María Madre María en el zaguán Anahí fue gitana y fue reina y fue amiga de Evita Perón y dónde está el purgatorio si no estuviera en Lanús donde llevaron a la virgen con careta en esa máquina con un moño de tul para taparle la cara que la he tenido blanca por la inocencia.

-Parece una parodia de Macbeth -susurró, erudito, Rinaldi-. Se acuerda, ¿no? El cuento contado por un loco que nada significa.

-Por un idiota, no por un loco -rectificó Renzi-. Por un idiota. ¿Y quién le dijo que no significa nada? La mujer seguía hablando de cara a la luz. -Por qué me dicen traidora sabe por qué le voy a decir porque a mí me amaba el hombre más

hermoso en esta tierra Juan Bautista Bairoletto jinete de poncho inflado en el aire es un globo un globo gordo que nota bajo la luz amarilla no te acerqués si te acercás te digo no me toqués con la espada porque en la luz es donde yo he visto todo he visto como si me viera el cuerpo todo por dentro los ganglios las entrañas el corazón que perteneció que pertenece y que va a pertenecer.

-Vuelve a empezar -dijo Rinaldi. -Tal vez está tratando de hacerse entender. -¿Quién? ¿Esa? Pero no ve lo rayada que está -dijo mientras se levantaba de la butaca-. ¿Viene? -No. Me quedo. -Oiga, viejo. ¿No se dio cuenta que repite siempre lo mismo desde que la encontraron? -Por eso -dijo Renzi controlando la cinta del grabador-. Por eso quiero escuchar: porque repite

siempre lo mismo. Tres horas más tarde Emilio Renzi desplegaba sobre el sorprendido escritorio del viejo Luna una

transcripción literal del monólogo de la loca, subrayado con lápices de distintos colores y cruzado de marcas y de números.

-Tengo la prueba de que Antúnez no mató a la mujer. Fue otro, un tipo que él nombró, un tal Almada, el gordo Almada.

-¿Qué me contás? -dijo Luna, sarcástico-. Así que Antúnez dice que fue Almada y vos le creés. -No. Es la loca que lo dice; la loca que hace diez horas repite siempre lo mismo sin decir nada. Pero

precisamente porque repite lo mismo se la puede entender. Hay una serie de reglas en lingüística, un código que se usa para analizar el lenguaje psicótico.

-Decime, pibe -dijo Luna lentamente-. ¿Me estás cargando? -Espere, déjeme hablar un minuto. En un delirio el loco repite, o mejor, está obligado a repetir

ciertas estructuras verbales que son fijas, como un molde, ¿se da cuenta?, un molde que va llenando con palabras. Para analizar esa estructura hay treinta y seis categorías verbales que se llaman operadores lógicos. Son como un mapa, usted los pone sobre lo que dicen y se da cuenta que el delirio está ordenado, que repite esas fórmulas. Lo que no entra en ese orden, lo que no se puede clasificar, lo que sobra, el desperdicio, es lo nuevo: es lo que el loco trata de decir a pesar de la compulsión repetitiva. Yo analicé con ese método el delirio de esa mujer. Si usted mira va a ver que ella repite una cantidad de fórmulas, pero hay una serie de frases, de palabras que no se pueden clasificar, que quedan fuera de esa estructura. Yo hice eso y separé esas palabras y ¿qué quedó? -dijo Renzi levantando la cara para mirar al viejo Luna-. ¿Sabe qué queda? Esta frase: El hombre gordo la esperaba en el zaguán y no me vio y le habló de dinero y brilló esa mano que la hizo morir. ¿Se da cuenta? -remató Renzi, triunfal-. El asesino es el gordo Almada.

El viejo Luna lo miró impresionado y se inclinó sobre el papel. -¿Ve? -insistió Renzi-. Fíjese que ella va diciendo esas palabras, las subrayadas en rojo, las va

diciendo entre los agujeros que se pueden hacer en medio de lo que está obligada a repetir, la historia de Bairoletto, la virgen y todo el delirio. Si se fija en las diferentes versiones va a ver que las únicas palabras que cambian de lugar son esas con las que ella trata de contar lo que vio.

-Che, pero qué bárbaro. ¿Eso lo aprendiste en la facultad? -No me joda. -No te jodo, en serio te digo. ¿Y ahora qué vas a hacer con todos estos papeles? ¿La tesis? -¿Cómo qué voy a hacer? Lo vamos a publicar en el diario. El viejo Luna sonrió como si le doliera algo. -Tranquilizate, pibe. ¿O te pensás que este diario se dedica a la lingüística? Hay que publicarlo, ¿no se da cuenta? Así lo pueden usar los abogados de Antúnez. ¿No ve que

ese tipo es inocente?

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-Oíme, el tipo ese está cocinado, no tiene abogados, es un cafishio, la mató porque a la larga siempre terminan así las locas esas. Me parece fenómeno el jueguito de palabras, pero paramos acá. Hacé una nota de cincuenta líneas contando que a la mina la mataron a puñaladas.

-Escuche, señor Luna -lo cortó Renzi-. Ese tipo se va a pasar lo que le queda de vida metido en cana.

-Ya sé. Pero yo hace treinta años que estoy metido en este negocio y sé una cosa: no hay que buscarse problemas con la policía. Si ellos te dicen que lo mató la Virgen María, vos escribís que lo mató la Virgen María.

-Está bien -dijo Renzi juntando los papeles-. En ese caso voy a mandarle los papeles al juez. -Decime, ¿vos te querés arruinar la vida? ¿Una loca de testigo para salvar a un cafishio? ¿Por qué

te querés mezclar? -en la cara le brillaban un dulce sosiego, una calma que nunca le había visto-. Mira, tomate el día franco, andá al cine, hacé lo que quieras, pero no armés lío. Si te enredás con la policía te echo del diario.

Renzi se sentó frente a la máquina y puso un papel en blanco. Iba a redactar su renuncia; iba a escribir una carta al juez. Por las ventanas, las luces de la ciudad parecían grietas en la oscuridad. Prendió un cigarrillo y estuvo quieto, pensando en Almada, en Larry, oyendo a la loca que hablaba de Bairoletto. Después bajo la cara y se largó a escribir casi sin pensar, como si alguien le dictara:

Gordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo -empezó a escribir Renzi-, Almada salió ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento.

Ricardo Piglia

ACTIVIDAD 16»Después de la lectura del texto “La loca y el relato del crimen”. Analicen:a) ¿Qué diferencias encuentran con los policiales tradicionales?b) ¿Qué nuevas situaciones y personajes aparecen en esta historia?c) ¿Por qué creen que el párrafo final es igual al inicial?

4. Gramática: Los tiempos verbales de la narraciónDesde la mirada de la gramática, cuando se cuenta una historia, es clara

la presencia de un narrador que puede transmitir indirectamente, en 3ra. persona, lo ocurrido a otra. Por ejemplo en el cuento El Peatón:

“(…)El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía caminando, sin que sus pisadas resonaran en la acera”.

También puede suceder que el relato comience directamente con un narrador en 2da. persona como en Puzzle:

“Usted había hecho las cosas con tanta limpieza que nadie, ni siquiera el muerto, hubiese podido culparlo del asesinato”.

Pero, además de la persona en que se presenta la narración, la implicancia del verbo dentro de ella, es importante ya que su uso tiene incidencia en lo que se está contando. El verbo es la palabra que señala el tiempo en la expresión de una acción. Significa, también, los cambios y alteraciones de los sujetos y objetos en relación con el mundo exterior. Casi todos los textos narrativos se caracterizan por la utilización de diferentes tiempos verbales para registrar diferentes situaciones y climas. Veamos los tres tiempos verbales más utilizados en la narración de una historia.

Contamos las acciones, en su mayoría, en diferentes tipos de pretéritos; estas son las formas verbales que más matices presentan y las que mejor se prestan para crear distintos climas y ambientar al lector en diferentes mundos. Así, por lo general hacemos las descripciones en pretérito imperfecto

Continuamos con la lectura del apunte

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del modo indicativo, como sucede en el siguiente fragmento de La loca y el relato del crimen:

“Las calles se aquietaban ya; oscuras y lustrosas bajaban con un suave declive y lo hacían avanzar plácidamente, sosteniendo el ala del sombrero cuando el viento del río le tocaba la cara”.

Otra posibilidad es escribir las acciones concluidas dentro de la historia en pretérito perfecto del mismo modo verbal. Por ejemplo, en El Peatón:

“Llegó a una parte cubierta de tréboles donde dos carreteras cruzaban la ciudad”.

Por último, narramos los hechos realizados antes del tiempo planteado en la historia en pretérito pluscuamperfecto también del modo indicativo como en el ejemplo que sigue del cuento La loca y el relato del crimen:

“(…)y en ese momento, antes de abrir la puerta de la pieza supo que la mujer se le había ido y que todo empezaba a perderse.”

ACTIVIDAD 17 Obligatoria»Lean el comienzo del siguiente cuento policial.

Desde el lugar del narrador, escriban un fragmento focalizador que continúe con el significado instalado en la narración. Para ello deben prestar atención en lo que se está contando (es el comienzo de un policial) y pensar en qué podría detener su mirada este narrador (1ra. persona) para crear un clima anticipador de la historia. Tengan en cuenta los tiempos verbales que van a utilizar.

“Miré una vez más la foto: una cara juvenil, de ojos grandes, labios sensuales y pelo agresivamente negro, Era bonita, pero carecía de esa belleza de camafeo, armoniosa y aburrida; tenía cierta capacidad seductora, a mitad de camino entre la inocencia y la perversidad.

-Se llama Mercedes Gasset y va a estar en el hotel Los Faraones, el sábado, al mediodía.Asentí con un ligero movimiento de cabeza. Me entregaron el cincuenta por ciento de lo pactado y el

pasaje de ida y vuelta. Dijeron que confiaban en mí, que el resto lo recibiría al final del trabajo, Asentí otra vez y pregunté si habían pensado en algún sitio en especial. Uno de ellos dijo que la Cueva de los Verdes podría ser el lugar adecuado y dijo que no me costaría mucho llevarla hasta ahí. Realmente confiaban en mí, se lo agradecí y comprendí que era hora de despedirse. En un par de días tendría que volar a Lanzarote para encontrarme con esa tal Mercedes Gasset.

El vuelo fue tranquilo, debí soportar un compañero de asiento que había resuelto mitigar su soledad, o el miedo a las alturas, contándome el encanto de las islas Canarias. Le concedí un par de monosílabos y simulé un sueño reparador, logré que me dejara en paz. No me interesaban las islas y jamás había estado en Lanzarote, solo tenía una vaga referencia por un cuento, o cierto capítulo de novela, en donde un hombre se encontraba con una mujer joven, para disfrutar del fin de semana. También yo me iba a encontrar con una mujer joven pero no iba a disfrutar del fin de semana; iba a matarla.

La vi en el lobby del hotel y cometí el error de no consultar la foto. Así, en persona, el azabache de su pelo resultaba más inquietante. Miraba hacia uno y otro lado, indecisa, buscando a alguien. Por fin se acercó a la barra y pidió un vaso de leche fría.”

Un día después, Vicente Batista

Para saber más: los relatos policiales

Si el tema les gustó, pueden conocer más ingresando a la página que se encuentra a continuación.

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¿Quedó alguna duda? ¿Alguna actividad que no sé cómo resolverla? Los espera el tutor en el Campus Virtual o en el encuentro presencialpara acompañarlos y ayudarlos.

Había una vez... (El Cuento Policial) - Canal Encuentro

https://www.youtube.com/watch?time_continue=180&v=69Tn1vTXn1U

OESTERHELD Y EL ETERNAUTAEl Eternauta es una historieta argentina de ciencia ficción creada por el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López : El argumento se centra en la historia de una invasión alienígena a Buenos Aires, contada al propio autor Oesterheld por un sobreviviente que viaja en tiempo.Los siguientes videos están relacionados con el género ciencia-ficción , la historieta y con El Eternauta. Su observación los acercará más a la extraordinaria obra de H.G.Oestergeld y Solano López. Claves de lectura: Oesterheld, historietas - Canal Encuentro

https://www.youtube.com/watch?v=Va5A7xJ92j0

Continuará: Oesterheld Solano López y El Eternauta- Canal Encuentro

https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=kYlN1meWrOI

VIDEO

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1. El realismo: la descripción ficcional de la realidad“El escritor no puede olvidar al público que lo lee,

incluso si no pretende halagarlo. La literatura integra los destinos individuales de una sociedad, pero llevar a la narración

“la vida misma” es el resultado de una construcción”

En las clases anteriores conocimos los diversos modos en que la literatura presenta la ficción y de qué modo cada género literario presenta su verosímil.

En esta oportunidad vamos a trabajar con el realismo que como género literario surge en la segunda mitad del siglo XIX en Europa, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición de la clase proletaria. Como característica principal el realismo se apegó a la verosimilitud: el autor realista examinó detalladamente el mundo que lo rodeaba y se interesó especialmente en los problemas cotidianos de la sociedad a la que pertenecía. Las características básicas del Realismo literario son:

● Análisis riguroso de la realidad: el escritor objetiva rigurosamente lo que narra.

● Los problemas de la existencia humana: en la historia la descripción de los personajes se centra en las conductas y temperamentos.

● Crítica social: se analizan costumbres y circunstancias sociales que afectan a la sociedad.

Cada escritor otorga a estas características su estilo personal pero en líneas generales podemos decir que un escritor realista se caracteriza por describir con la mayor exactitud posible todos los elementos que forman parte de su historia: ambientes, formas de vida, diálogos, representaciones culturales de una sociedad en un lugar y tiempo establecido. Para construir este efecto de verosimilitud necesita crear también a un narrador que esté al corriente de todo: de los movimientos externos de sus personajes, por ejemplo, pero también de sus pensamientos, emociones, sensaciones, etc.; a este narrador se lo llama narrador omnisciente (el que todo lo sabe). Se presenta en 3ra persona gramatical y su intención es recrear la vida real, lograr que el lector se sienta parte de lo que está leyendo. Sin embargo, recordemos lo que vimos en la Clase 2: no podemos encasillar a los narradores en una clasificación determinada, por ejemplo el narrador del realismo aparenta ser sumamente objetivo pero podríamos también considerarlo subjetivo porque transcribe la realidad desde su percepción de la misma y si bien la 3ra persona gramatical es la más frecuentada puede estar en cualquiera de las personas gramaticales.

La literatura realista o el espejo del mundo

Apunte de clase: La literatura realista o el espejo del mundo

UNIDAD 4

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1. 1. Realismo no es realidad

Como dijimos, la literatura realista es un modo de escribir ficción que intenta mostrar una realidad tal cual es. Para ello construye su verosímil haciendo una mímesis o copia de la vida cotidiana sin embellecerla o exagerarla.

Podemos decir que los escritores realistas tratan de mostrar el mundo “tal como se ve”. La descripción minuciosa y la relación hombre-sociedad es una característica presente en los orígenes y que aún persiste en las narraciones realistas.

Sin embargo consideremos que cualquier construcción ficcional de lo real, ya es en sí misma una distorsión por lo tanto debemos tener en cuenta que no existe una literatura realista como sinónimo de verdadera, sino una manera ficcional de trasladar una mirada sobre la realidad.

Para lograr el objetivo de realizar el retrato fiel de la realidad los escritores realistas utilizan una serie de procedimientos o técnicas de escritura que afectan a algunos elementos de la narración: narrador, diálogos, descripciones y personajes.

1. 2. El narradorEl narrador omnisciente es el que aparece con mayor frecuencia: cuenta

en 3ra persona gramatical y por lo general en un pasado narrado en pretérito perfecto e imperfecto del modo indicativo (unidad 3). Conoce perfectamente a los personajes, su psicología, sus deseos, etc. Describe y analiza sus pensamientos más profundos y las circunstancian que atraviesan.

Lean el siguiente fragmento del cuento Cantata para los hijos de Gracimiano del escritor argentino Daniel Moyano.

En este fragmento se detalla la situación de una pareja atrapada por la pobreza que no sabe cómo enfrentar la triste situación de entregar a dos de sus nueve hijos: angustia, preocupación, un ambiente pobre. La descripción de todos estos elementos construyen un efecto de realidad que genera la sensación de opresión y tristeza en el lector.

1. 3. La descripciónUna de los aspectos más relevantes del realismo es la fiel representación de

los espacios narrados mediante una observación precisa y una transcripción minuciosa. Para lograr este efecto recurren a los adjetivos para transmitir con mayor énfasis sensaciones, impresiones y estados de ánimo.

Los adjetivos son las palabras que agregan mayor significado a los términos que acompañan. Por ejemplo: Tu mirada transparente me acompaña.

“El hombre y la mujer despertaron con los huesos fríos, como dos arañas inútiles expuestas al sol. Estaban tendidos en la expresión donde los había dejado el deseo, fatigado en una interminable reiteración mecánica de un impulso iniciado hacía tiempo. Lo único visible del hombre era un largo brazo caído hacia el piso de tierra, y de la mujer un mechón negro de cabellos. El resto era una construcción topográfica de huesos puntiagudos debajo de la frazada, que latía en su fragilidad impulsada por cuatro pulmones. Últimamente cada acto de amor les sabía a duelo, pero lo ocultaban ante el temor de que fuese verdad. Estaban ambos boca arriba, casi juntos. Pensaban. El problema que tenían era cómo decirles a por lo menos dos de los nueve hijos, los mayores, que ese día los entregarían a otras familias que pudiesen alimentarlos. Para los siete restantes, menores y sin entendimiento, era un simple problema de combinar palabras, que para ellos, más que significados, serían simplemente sonidos.”

Cantata para los hijos de Gracimiano- Daniel Moyano

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Las descripciones resultan útiles para la escritura realista porque expresan una manera de percibir el mundo a través de una combinación especial de palabras. También contribuye a una mejor caracterización de los personajes y a la creación de ambientes de suspenso, intriga, etc. en los que se desarrollará la historia.

Lean los siguientes fragmentos y luego realicen la actividad 18.

“Alrededor de la empalizada desigual que corona la meseta frente al río, las hogueras de los indios chisporrotean día y noche. En la negrura sin estrellas meten más miedo todavía. Los españoles, apostados cautelosamente entre los troncos, ven al fulgor de las hogueras destrenzadas por la locura del viento, las sombras bailoteantes de los salvajes. De tanto en tanto, un soplo de aire helado, al colarse en las casucas de barro y paja, trae con él los alaridos y los cantos de guerra. Y en seguida recomienza la lluvia de flechas incendiarias cuyos cometas iluminan el paisaje desnudo.”

Manuel Mujica Láinez, El hambre

“Era como si el fin de semana se desinflara de pronto, como esos globos rojos de papel que se encienden para fin de año y que de repente y por el motivo que sea (porque los encendimos con demasiado kerosene, porque demoramos en soltarlos, porque se enredaron en el cable de la luz o porque los sorprendió una ráfaga de viento) se balancean, se incendian y se vienen abajo. Los domingos a la tarde era como si esa euforia, ese gusto por vivir que arrancaba los viernes después de la escuela, nos abandonara de repente”.

Eduardo Sacheri, Domingos a la tarde

“ (…) De tantas cosas relacionadas con mi padre me acuerdo especialmente de aquellos regresos a casa después del trabajo. Eran siempre noches grandes, cargadas de estrellas y de silencio. Así las veo. Avanzábamos a través de un decorado de casas mudas y luces fantasmales en las ventanas y en los patios. Yo me sentía extraviado en esa oscuridad y la sensación no me gustaba. Quería llegar rápido, para que pasara la noche, y luego el día, y otra noche, y otro día, hasta que el cerco de las noches y los días se rompiera. ¿Y mi padre? ¿Qué pensaba? ¿ Qué significaba para él ese tránsito entre la agitación de la jornada y la promesa del descanso? ¿En qué medida mi presencia le servía de compañía, de incentivo, de alivio? ¿Me vería como yo me veo ahora en el recuerdo? Lo que veo es un cachorro impaciente, agazapado en el fondo de sí mismo, esperando su oportunidad para dar un salto. Mi padre pedaleaba y yo trotaba a su lado. No teníamos otra referencia que el foco de la bicicleta alumbrando un óvalo de tierra, hipnótico, surgido como desde un sueño, renovándose en una calle que podría no tener un fin. Esa luz mínima marcaba el camino y finalmente nos sacaba de la oscuridad.(…)”

Antonio Dal Masetto, El padre

ACTIVIDAD 18»Después de leer los fragmentos de la unidad 4, analicen:a) ¿Qué se describe en cada uno?b) ¿Por qué las descripciones incorporadas en cada relato son importantes? ¿Qué agregan? ¿Qué pasaría si cada narración fuera menos descriptiva?

1. 4. Los diálogos

El género realista introduce los diálogos con diversas variedades lingüísticas; el objetivo es construir la realidad de los personajes a través de su forma de hablar.

Los escritores realistas no sólo transcriben las conversaciones de los personajes sino también agregan observaciones sobre los modos en que se producen los diálogos, los gestos que acompañan las palabras, los sentimientos que las producen, etc.

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“Nomás llegó, fue a la cocina a ver si estaba el mono. Estaba y eso la tranquilizó: no le hubiera gustado nada tener que darle la razón a su madre. ¿Monos en un cumpleaños?, le había dicho; ¡por favor! Vos sí que te creés todas las pavadas que te dicen. Estaba enojada pero no era por el mono, pensó la chica: era por el cumpleaños.

–No me gusta que vayas –le había dicho–. Es una fiesta de ricos.–Los ricos también se van al cielo–dijo la chica, que aprendía religión en el colegio.–Qué cielo ni cielo –dijo la madre–. Lo que pasa es que a usted, m’hijita, le gusta cagar más

arriba del culo.A la chica no le parecía nada bien la manera de hablar de su madre: ella tenía nueve años y era

una de las mejores alumnas de su grado.–Yo voy a ir porque estoy invitada –dijo–. Y estoy invitada porque Luciana es mi amiga. Y se acabó.–Ah, sí, tu amiga –dijo la madre. Hizo una pausa–. Oíme, Rosaura –dijo por fin–, esa no es tu

amiga. ¿Sabés lo que sos vos para todos ellos? Sos la hija de la sirvienta, nada más.Rosaura parpadeó con energía: no iba a llorar.–Callate –gritó–. Qué vas a saber vos lo que es ser amiga.Ella iba casi todas las tardes a la casa de Luciana y preparaban juntas los deberes mientras

su madre hacía la limpieza.Tomaban la leche en la cocina y se contaban secretos. A Rosaura le gustaba enormemente todo lo que había en esa casa. Y la gente también le gustaba”

Liliana Heker, La fiesta ajena

“Nena Daconte era casi una niña, con unos ojos de pájaro feliz y una piel de melaza que todavía irradiaba la resolana del Caribe en el lúgubre anochecer de enero, y estaba arropada hasta el cuello con un abrigo de nucas de visón que no podía comprarse con el sueldo de un año de toda la guarnición fronteriza. Billy Sánchez de Ávila, su marido, que conducía el coche, era un año menor que ella, y casi tan bello, y llevaba una chaqueta de cuadros escoceses y una gorra de pelotero. Al contrario de su esposa, era alto y atlético y tenía las mandíbulas de hierro de los matones tímidos. Pero lo que revelaba mejor la condición de ambos era el automóvil platinado, cuyo interior exhalaba un aliento de bestia viva, como no se había visto otro por aquella frontera de pobres. Los asientos posteriores iban atiborrados de maletas demasiado nuevas y muchas cajas de regalos todavía sin abrir. Ahí estaba, además, el saxofón tenor que había sido la pasión dominante en la vida de Nena Daconte antes de que sucumbiera al amor contrariado de su tierno pandillero de balneario.”

Gabriel García Márquez, El rastro de tu sangre en la nieve

1. 5. Los personajesLos protagonistas de las historias realistas no sobresalen de lo normal,

no tienen características especiales; por el contrario, como el objetivo es retratar lo más fielmente posible la sociedad de una determinada época, presenta personajes corrientes fácilmente reconocibles: funcionarios, médicos, burgueses, maestras, madres de familia, campesinos, sacerdotes, etc., cuyos sentimientos y actitudes pueden ser también los de los lectores que se sienten parte de la realidad que se está representando.El autor realista escogía los tipos sociales más interesantes, especialmente de la clase media, y los describía como la representación de ciertos rasgos de carácter: el desdichado, el bondadoso, el tacaño, el chismoso, el marido engañado, el burgués adinerado, etc.

ACTIVIDAD 19El realismo ha tenido expresiones en diversas actividades humanas, por ejemplo en la pintura que al igual que la literatura también trató de copiar en sus producciones, la realidad circundante. En este ejercicio de escritura, les pedimos que en primer lugar elijan una de las siguientes imágenes y luego, como narradores realistas, construyan una pequeña historia relacionada con los personajes presentes en la pintura seleccionada, el ambiente en que se encuentran, qué situación pueden estar atravesando, sus características psicológicas, etc. No olviden que las descripciones son fundamentales en la literatura realista.

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“Sucedió, pues, en aquel tiempo, una lluvia muy copiosa. Los caminos se anegaron; los pantanos se pusieron a nado y las calles de entrada y salida a la ciudad rebosaban en acuoso barro. Una tremenda avenida se precipitó de repente por el Riachuelo de Barracas, y extendió majestuosamente sus turbias aguas hasta el pie de las barrancas del alto. El Plata creciendo embravecido empujó esas aguas que venían buscando su cauce y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplenes, arboledas, caseríos, y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras. La ciudad circunvalada del Norte al Este por una cintura de agua y barro, y al Sud por un piélago blanquecino en cuya superficie flotaban a la ventura algunos barquichuelos y negreaban las chimeneas y las copas de los árboles, echaba desde sus torres y barrancas atónitas miradas al horizonte como implorando misericordia al Altísimo. Parecía el amago de un nuevo diluvio. Los beatos y beatas

2. Literatura, realismo e historia: El mataderoAnterior al realismo, explicado al inicio de esta clase, surgió en América otro

movimiento literario llamado Romanticismo. Importado de Europa, significó dentro de la letras americanas “Un exceso de retórica, de adjetivación, de melodrama contagió a buena parte de la literatura de los nuevos países y, al mismo tiempo que obligatorias obras fundadoras, dio lugar al ampuloso lenguaje presente aún hoy en los discursos políticos y oficiales” (Laura Ramos).

Si bien la literatura realista surgió posteriormente como una respuesta y un rechazo a la exageración estilística del Romanticismo, en el cual la realidad se centraba en la subjetividad del narrador - por lo general influenciado y conmovido por un contexto opresivo ya se tratara de amores no correspondidos o realidades políticas adversas – podemos encontrar el algunas producciones románticas la misma obsesión descriptiva del realismo.

En América fue un movimiento que coincidió con la formación de los nuevos estados independizados de Europa. Esta contextualización convirtió al Romanticismo en mucho más que una forma de escribir literatura, se tradujo en la manifestación de muchos autores ante una realidad nacional con la que no acordaban. Los protagonistas de los cuentos y novelas escritos en este período (1830-1860) se construyeron como héroes que perseguían ideales, por lo general políticos, imposibles de conseguir. Este héroe romántico lucha contra el poder injusto y arbitrario tanto de la autoridad de turno como de la Iglesia Católica a la que consideran un resabio de las prejuiciosas costumbres españolas vigentes en la Colonia. Obviamente el recurso literario que mejor resultaba para detallar estos sentimientos fue la detallada descripción de personajes, ambientes y acciones puesta al servicio de las intenciones ideológicas de los autores de esta etapa.

Un excepcional texto, ejemplificador de esto último, es El matadero, considerado la primera ficción argentina, escrito por Esteban Echeverría desde su destierro en la Banda Oriental (hoy Uruguay). Para algunos críticos literarios este cuento adelanta el realismo en el Río de la Plata. La narración centra las acciones en el matadero de Buenos Aires, dominado por seguidores del caudillo Juan Manuel de Rosas.

Como una característica propia del Romanticismo, el relato se construye desde la mirada de un unitario en el destierro enfrentado ideológicamente al régimen rosista. Para lograr el impacto deseado, se identifican el lugar y los protagonistas como parte de la barbarie federal opuesta a la civilización unitaria.

2. 1. Lectura: fragmento de El mataderoLean el siguiente fragmento de El matadero y luego realicen la actividad 20.

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gimoteaban haciendo novenarios y continuas plegarias. Los predicadores atronaban el templo y hacían crujir el púlpito a puñetazos. Es el día del juicio, decían, el fin del mundo está por venir. La cólera divina rebosando se derrama en inundación. ¡Ay de vosotros pecadores! ¡Ay de vosotros unitarios impíos que os mofáis de la iglesia, de los santos, y no escucháis con veneración la palabra de los ungidos del Señor! ¡Ay de vosotros si no imploráis misericordia al pie de los altares! Llegará la hora tremenda del vano crujir de dientes y de las frenéticas imprecaciones. Vuestra impiedad, vuestras herejías, vuestras blasfemias, vuestros crímenes horrendos, han traído sobre nuestra tierra las plagas del Señor. La justicia y el Dios de la Federación os declarará malditos.”

Texto completo disponible en:http://bibliotecadigital.educ.ar/uploads/contents/EstebanEcheverra-Elmatadero0.pdf

“Sea como fuera; a la noticia de la providencia gubernativa, los corrales del Alto se llenaron, a pesar del barro, de carniceros, achuradores y curiosos, quienes recibieron con grandes vociferaciones y palmoteos los cincuenta novillos destinados al matadero.

-Chica, pero gorda -exclamaban.- ¡Viva la Federación! ¡Viva el Restaurador!Porque han de saber los lectores que en aquel tiempo la Federación estaba en todas partes,

hasta entre las inmundicias del matadero y no había fiesta sin Restaurador como no hay sermón sin Agustín. Cuentan que al oír tan desaforados gritos las últimas ratas que agonizaban de hambre en sus cuevas, se reanimaron y echaron a correr desatentadas conociendo que volvían a aquellos lugares la acostumbrada alegría y la algazara precursora de abundancia.

“(…) el carnicero en un grupo descuartizaba a golpe de hacha, colgaba en otro los cuartos en los ganchos a su carreta, despellejaba en éste, sacaba el sebo en aquél, de entre la chusma que ojeaba y aguardaba la presa de achura salía de cuando en cuando una mugrienta mano a dar un tarazcón con el cuchillo al sebo o a los cuartos de la res, lo que originaba gritos y explosión de

ACTIVIDAD 20»Después de leer el fragmento de El Matadero analicen:a) ¿Qué imagen de Buenos Aires se construye a través de la descripción?b) La ironía es un procedimiento literario con el cual se quiere decir algo manifestando lo contrario. ¿Qué significados sobre la Iglesia o el poder de Rosas introduce el fragmento a través de la ironía?

2. 2. Análisis de El mataderoNo sólo las descripciones y la ironía constituyeron el mejor recurso con que

Echeverría construyó su relato. Los diálogos –otro recurso realista- resultaron efectivos en la caracterización de los personajes. Anteriormente dijimos que en los textos literarios muchas veces los personajes aparecen hablando determinada variedad de lengua, la cual puede darnos características de ese personaje: su edad, su lugar social, su ideología, su personalidad, su profesión, su culturización. La lengua adoptada asigna un sentido al texto ficcional porque de alguna manera organiza las ideas que circulan dentro de él, ayudando al lector a interpretar mejor las situaciones que se presentan.

En el caso de El matadero los personajes están divididos en dos grupos, federales y unitarios. Los primeros son representados como incultos y brutales, en cambio los unitarios, con los que se identifica el narrador, son personas educados cuya forma de hablar aparece muy diferenciada del habla popular de los habitantes del matadero.

En el siguiente fragmento el nivel de lengua determina la diferencia entre unitarios y federales, que además ya estaba dada desde lo ideológico. El habla de los federales pertenece a la barbarie mientras que los unitarios representan la civilización: el lenguaje que circula dentro del matadero, junto con las descripciones ambientales del lugar y de los personajes reafirma la ideología que da sentido al texto.

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cólera del carnicero y el continuo hervidero de los grupos, -dichos y gritería descompasada de los muchachos.

-Ahí se mete el sebo en las tetas, la tía -gritaba uno.-Aquel lo escondió en el alzapón -replicaba la negra.-¡Che!, negra bruja, salí de aquí antes que te pegue un tajo -exclamaba el carnicero.-¿Qué le hago ño, Juan?, ¡no sea malo! Yo no quiero sino la panza y las tripas.-Son para esa bruja: a la m…-¡A la bruja! ¡a la bruja! -repitieron los muchachos-: ¡se lleva la riñonada y el tongorí! -y cayeron

sobre su cabeza sendos cuajos de sangre y tremendas pelotas de barro.Hacia otra parte, entre tanto, dos africanas llevaban arrastrando las entrañas de un animal; allá

una mulata se alejaba con un ovillo de tripas y resbalando de repente sobre un charco de sangre, caía a plomo, cubriendo con su cuerpo la codiciada presa. Acullá se veían acurrucadas en hilera 400 negras destejiendo sobre las faldas el ovillo y arrancando uno a uno los sebitos que el avaro cuchillo del carnicero había dejado en la tripa como rezagados, al paso que otras vaciaban panzas y vejigas y las henchían de aire de sus pulmones para depositar en ellas, luego de secas, la achura.”

“Atáronle un pañuelo por la boca y empezaron a tironear sus vestidos. Encogíase el joven, pateaba, hacía rechinar los dientes. Tomaban ora sus miembros la flexibilidad del junco, ora la dureza del fierro y su espina dorsal era el eje de un movimiento parecido al de la serpiente. Gotas de sudor fluían por su rostro grandes como perlas; echaban fuego sus pupilas, su boca espuma, y las venas de su cuello y frente negreaban en relieve sobre su blanco cutis como si estuvieran repletas de sangre.

-Átenlo primero -exclamó el Juez.-Está rugiendo de rabia -articuló un sayón.En un momento liaron sus piernas en ángulo a los cuatro pies de la mesa volcando su cuerpo

boca abajo. Era preciso hacer igual operación con las manos, para lo cual soltaron las ataduras que las comprimían en la espalda. Sintiéndolas libres el joven, por un movimiento brusco en el cual pareció agotarse toda su fuerza y vitalidad, se incorporó primero sobre sus brazos, después sobre sus rodillas y se desplomó al momento murmurando: -Primero degollarme que desnudarme, infame canalla.

Sus fuerzas se habían agotado; inmediatamente quedó atado en cruz y empezaron la obra de desnudarlo. Entonces un torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y las narices del joven y extendiéndose empezó a caer a chorros por entrambos lados de la mesa. Los sayones quedaron inmobles y los espectadores estupefactos.

-Reventó de rabia el salvaje unitario -dijo uno.-Tenía un río de sangre en las venas -articuló otro.-Pobre diablo: queríamos únicamente divertirnos con él y tomó la cosa demasiado a lo serio

-exclamó el juez frunciendo el ceño de tigre-. Es preciso dar parte, desátenlo y vamos.Verificaron la orden; echaron llave a la puerta y en un momento se escurrió la chusma en pos del

caballo del Juez cabizbajo y taciturno.Los federales habían dado fin a una de sus innumerables proezas.En aquel tiempo los carniceros degolladores del Matadero eran los apóstoles que propagaban a

verga y puñal la federación rosina, y no es difícil imaginarse que federación saldría de sus cabezas y cuchillas. Llamaban ellos salvaje unitario, conforme a la jerga inventada por el Restaurador, patrón de la cofradía, a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a todo hombre decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de las luces y de la libertad; y por el suceso anterior puede verse a las claras que el foco de la federación estaba en el Matadero.

El relato se va estructurando en una secuencia de acciones brutales que se van sucediendo hasta arribar al conflicto central que se plantea en el incidente final: la llegada inesperada de un unitario y la reacción de los federales del matadero. Con este último episodio llega el enjuiciamiento final de Echeverría; con la broma al unitario, la tortura fatal y su muerte injusta y sin sentido, el lector se impresiona y toma partido. Aprovechando al máximo todos los recursos tanto del romanticismo como del realismo, la historia conmueve y se instala dentro de la literatura argentina como la primera ficción en la que “flamea el mástil de la barbarie” (M.Morinigo).

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Por primera vez aparece manifestada en la literatura argentina la oposición civilización/barbarie -modernidad/atraso- constituyendo una de las simbolizaciones recurrentes en la construcción de nuestra nacionalidad. En este escenario la ficción argentina va a resignificar muchas veces las tensiones que cruzaron la cultura argentina y dejaron su marca en una particular forma de mirar el mundo y tratar de comprender su historia.

A unitarios y federales no los separó una polémica teórica centrada en los destinos del país. Fue una división profunda: dos concepciones antagónicas de la realidad argentina, dos maneras opuestas de sentir el concepto “patria”. El matadero refleja esa separación. Y es más que una narración literaria, escrita por Echeverría -posiblemente en 1840- desde el destierro obligado, es un panfleto político que da cuenta de las diferencias culturales llevadas al extremo del horror que recorrían la sociedad argentina de esa época.Por ejemplo, en el último fragmento, el narrador desmenuza ante su interlocutor el encuentro entre éste y Ralph, con lo cual le da a entender que conoce todo acerca de lo ocurrido en esa noche: la entrada silenciosa al cuarto, la postura de Ralph, su reacción ante las luces nocturnas de la ciudad.

3. La reseña literaria: la opinión crítica¿Pueden los lectores determinar si un libro es bueno o malo? ¿Quién

determina cuando un libro es interesante o no y cuál es la condición que debe tener una persona para opinar acerca de la calidad de un libro?

Los críticos son las personas que ocupan ese lugar y otorgan validez o no a determinado texto, estableciendo muchas veces el éxito o el fracaso del mismo. Son especialistas en los formatos culturales sobre los que van a opinar y lo hacen a través de sus propias producciones críticas llamadas reseñas, en este caso literarias. Las reseñas son géneros discursivos que suelen aparecen en los suplementos culturales de los diarios o en revistas especializadas y expresan la opinión de un especialista sobre un libro, una película, una obra de teatro o cualquier espectáculo cultural.

Debemos tener presente que estas críticas o valoraciones significan una visión subjetiva de quien las escribe sin embargo muchos lectores basan sus elecciones literarias en estas reseñas y consumen lo elogiado por ellas.

En las críticas literarias la estructura predominante es la argumentativa con la cual se construye la opinión del autor acerca de la lectura que está reseñando. Se agregan además descripciones relacionadas con el texto y algunas veces –según el estilo del crítico- se pueden agregar fragmentos textuales que ayudan a evaluar el estilo del autor de la ficción reseñada.

Lean la siguiente reseña:

La vida de Quiroga resultó ser una alegoría trágica. Acabó con la vida de un amigo en circunstancias confusas, su primera mujer se quitó la vida a los pocos años de casados, su segunda esposa lo abandonó, enfermó de cáncer y por fin, no pudiendo hacerle frente a sus fantasmas, se suicidó.

Cuentos de amor, de locura y de muerte es el corolario de esa vida abrumada y es donde a través de ella, nos encontramos con el Poe más auténtico y en donde despliega todas sus artes. En estos cuentos, el misterio es el principal protagonista amo y señor aunque siempre inmerso en situaciones cotidianas, lo que aumenta el impacto. La locura y el amor se aúnan constantemente, para llevar infaliblemente a la muerte. Sus narraciones, llenas de una violencia tácita, le abren paso a una opresiva tensión sólo redimida con el más impensado de los finales.

Cuentos de amor, de locura y de muerte / Autor: Horacio Quiroga

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En la reseña leída el autor comienza describiendo algunos episodios de la trágica vida de Horacio Quiroga y como parte de su argumentación relaciona las historias narradas en el libro con esas circunstancias como así también con las experiencias de Quiroga en la selva misionera .

Narra brevemente parte del argumento de algunos de las historias incluidas en Cuentos de amor, locura y muerte como ejemplificación de su opinión respecto al texto en general. También analiza los significados de cada narración con el posible sentido que cada historia construye: la inferioridad del hombre civilizado frente a la vida en la selva.

No todas las reseñas incluyen un comentario sobre la vida del autor literario o la descripción de los relatos que el libro incluye. Eso depende de cada texto, de cada narrador y del estilo elegido por el crítico para realizar sus recomendaciones.

Lean el texto completo de El matadero que podrán encontrar en este link y luego realicen la actividad 21:

https://www.educ.ar/recursos/70101/el-matadero-de-esteban-echeverria

El ámbito agreste y salvaje de la Misiones que él conoció, le dan marco a sus historias. Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte no es ni más ni menos que una de las primeras compilaciones de relatos que Quiroga publicó; en ellos encontramos tempranamente toda su destreza como narrador y también lo esencial de su visión del mundo. A lo largo de las páginas de Cuentos de Amor y Locura el lector se encuentra con unas cuantas de sus historias imperecederas y un buen número de personajes que quedarán en la memoria del lector como si los hubiera conocido a lo largo de una voluminosa novela. La vida de Quiroga fue una parábola trágica.

En cuentos de amor de locura y de muerte nos encontramos con el Quiroga que ha conocido muy de cerca las realidades del amor, de la locura y la muerte, realidades que son, en última instancia, la constante fatal que traspone los cuentos escritos por un ser ermitaño como hombre y como escritor. Cuentos de un hombre incomunicado en plena selva, en la zona lindante con Misiones, y también ya alejado de lo que aprendió leyendo a Maupassant o a Chejov. Algunos cuentos reunidos en el volumen de 1917 podrán parecer al lector ingenuo, fuera de quicio y morbosos, así y todo, no dejan de ser el homenaje a la maestría en un género que es casi dominio literario del sub-continente latinoamericano. A pesar de la horrenda ocurrencia que encierra La gallina degollada, puede advertirse la espeluznante frialdad de la narración, como allí impera una lógica inconmovible y mortífera. Los cuatro niños idiotas han sacado provecho en el corral de la lección como descabezar a su propia hermana, la única normal en la casa. En El solitario un hombre ofuscado con un trabajo de orfebre le arranca la vida a su esposa hundiéndole un alfiler en el corazón.

En Quiroga no subsiste la idea de éxito o de felicidad forjada en sus cuentos. Los seres tan solo se limitan a luchar, a enfrentarse entre sí y a luchar contra los obstáculos de la naturaleza. En La noche, el celador de una tienda y su mujer remontan el Paraná cuando se halla peligrosamente crecido. El hombre es emponzoñado por una raya y la mujer se ve obligada a remar sola a través de la noche. Los personajes que se vuelven protagonistas de los cuentos son individuos incomunicados, ermitaños, que han optado por la selva como lugar de vida a la avidez social de las ciudades. A través de todos sus cuentos el escritor uruguayo va dejando claro la ineptitud del hombre de la ciudad y subrayando la superioridad de los hombres y los animales.

A estos últimos los dibuja inmersos en una felicidad casi ideal, dejando atrás a las torpezas humanas. En la Miel Silvestre un joven de la ciudad tras dar un paseo por la selva como si hiciera una caminata por un parque, ingiere un poco de miel silvestre, es víctima de una parálisis y fallece engullido por las hormigas. En La Insolación, dos perros se tumban a la sombra durante una insoportable oleada cálida, mientras su amo se esfuerza trabajando temerariamente bajo el sol que ya se ha llevado la vida de un caballo. En definitiva, Horacio Quiroga pone especial énfasis en el contraste entre la descomposición de la vida humana y la natural armonía en que viven los animales.

Reseña escrita por Fernando Pineda

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Bibliografía y Webgrafía● Alvarado, Maite. “Escritura e invención en la escuela”, en: A.A.V.V., Los CBC y la enseñanza de la lengua, Buenos Aires, AZ, 1997.● Cuesta, Carolina: “Hacia la construcción de una nueva mirada sobre los lectores y la lectura” en Lulú Coquette, Revista de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Año 1, N° 1. Bs. As. Editorial El Hacedor. 2001● Egan, K.: “Cap. I - Imaginación y aprendizaje y Conclusión: Un complemento de fantasía e imaginación: su poder en la enseñanza” en Fantasía e imaginación: su poder en la enseñanza. Ediciones Morata, S.L. y Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 1994.● Bas, A.: Escribir, apuntes sobre una práctica, Buenos Aires, Eudeba, 1999● Cassany, D.: Hacia una perspectiva sociocultural de la comprensión lectoraDisponible en http://www.lecturayvida.fahce.unlp.edu.ar/numeros/a25n2/25_02_Cassany.pdf● Gandolfo, E: El libro de los género, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma,2007● Sardi, V.: La ficción como creadora de mundos posibles, Buenos Aires, Ed.Longseller, 2003● Cuesta Carolina: La maquinaria literaria, Buenos Aires, Longseller, 2001● Sarli D´Arielli Valeria: Los discursos sociales, Buenos Aires, Longseller, 2001● Morinigo Mariano: Realidad y ficción de El matadero, 1965

¿Quedó alguna duda? ¿Alguna actividad que no sé cómo resolverla? Los espera el tutor en el Campus Virtual o en el encuentro presencialpara acompañarlos y ayudarlos.

ACTIVIDAD 21 Obligatoria»Luego de leer el texto completo de El matadero, escriban una reseña del mismo. Recuerden que la reseña es un género discursivo argumentativo en el que deben escribir su opinión sobre este relato; pueden incluir algunos aspectos de la vida del autor (si lo creen pertinente), detalles de la narración, algún fragmento ejemplificativo, etc. La idea es convencer o no de su validez como texto literario a los posibles lectores de su reseña.

Para saber más...

El realismo literario - Canal Encuentro

https://youtu.be/RMcYEIxus9A

Impreso en Argentina: El matadero, Esteban Etcheverría - Canal Encuentro

https://youtu.be/YtA-G9ZWXuA

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