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00000000000000000000000 Mitos y Leyendas del Estado Monagas Leyenda de los Encantados: Entre las creencias populares del estado Monagas, el imaginario en torno a los encantados tiene mucha preponderancia. Según varios testimonios, en las zonas montañosas adyacentes a San Antonio de Capayacuar, hay pozas donde habitan los encantados, como por ejemplo, en la poza de la Trilla, en el Agua Fría de Cerro Negro, en

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Mitos y Leyendas del Estado Monagas

Leyenda de los Encantados: Entre las creencias populares del estado Monagas, el imaginario en torno a los encantados tiene mucha preponderancia. Según varios testimonios, en las zonas montañosas adyacentes a San Antonio de Capayacuar, hay pozas donde habitan los encantados, como por ejemplo, en la poza de la Trilla, en el Agua Fría de Cerro Negro, en la laguna de Ipure, en la poza de La Laja y en la poza de Jesús Forrilla. Según los monaguenses, los encantados son seres celestiales –ángeles caídos– que hicieron del agua su morada. Se dice que cuando un encantado posee a un niño, lo sienta sobre una inmensa culebra para despojarlo del bautizo y después el niño anda solitario, sin apetito y desganado, es decir, está bajo un encanto. Cuando, gracias a rezos, logra liberarlo del encanto, el niño describe a los encantados como seres rubios que lo llevan por hermosos caminos.

El Tigre Palenque: El tigre palenque es una aparición legendaria en el

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municipio Acosta. Se trata de un gigantesco tigre bañado en llamas que aterra a quienes lo ven. Se dice que es invocado por una persona que hace un pacto con el diablo a fin de conseguir dinero y fama. Antes de acudir el tigre palenque al llamado del creyente, se pueden sentir fuertes vientos en el poblado, a manera de tormenta; y se oyen cadenas como si se estuviesen reventando. Cuando el creyente termina de hacer el pacto, despide al demonio, pero cuando lo hace no debe voltear a mirar, pues si lo hace entonces verá unas imágenes que nunca se borrarán de su mente.

Leyenda del tesoro de Boves: Cuenta una leyenda que el caudillo español José Tomás Boves (Oviedo, 1782 - Urica, 1814), después de librar varias batallas victoriosas en el oriente del país, llevó consigo un tesoro que robó en Cumaná cuando tomó la ciudad. En vista de que debía continuar la campaña realista y combatir en Urica, enterró el tesoro con la ayuda de su esclavo y seis soldados en un valle llamado Los Pacas, al sureste de San Antonio de Capayacuar. Cuando el tesoro ya estaba semienterrado, Boves y su esclavo dieron muerte a los soldados y luego Boves mató a su esclavo con el fin de no dejar testigos. Según cuentan, Boves dijo: Sus espíritus guardarán de que el oro y las alhajas no sean desenterradas por ningún otro. No obstante, mientras Boves luchaba en la batalla de Urica murió de un lanzazo. Jamás se localizó el tesoro y se dice que un jinete sobre un caballo negro lo resguarda. Sólo perdura la leyenda y un misterioso cofre de hierro labrado donde se dice que Boves llevaba las alhajas y el oro, el cual se encuentra en el Museo Colonial de San Antonio de Capayacuar.

Leyenda de la Laguna de Ipure: Según la leyenda, el sector de la Laguna de Ipure era antiguamente un manantial donde los aborígenes iban a buscar agua. Cierto día dos niños que fueron en busca de agua a la laguna se encontraron con una culebra y ésta se tragó a uno de ellos. Cuentan que al brujo de la comunidad enterarse de la noticia, hizo un conjuro y logró sacar a la culebra de las profundidades del agua. La abrió por la mitad para sacarle el cuerpo de la niña que se había tragado y los padres se llevaron el cuerpo de su hija sin vida para velarlo. Cuando regresaron al lugar donde el chamán había abierto a la culebra, vieron que ésta no estaba y, que en su lugar, se encontraba otra laguna, la cual fue llamada Lagunita. Esta leyenda es la que dio lugar al baile tradicional la Culebra de Ipure.

Leyenda de los sacerdotes de la parroquia San Antonio de Capayacuar: Desde la fundación de San Antonio de Capayacuar, el 7 de agosto de 1713 por parte de fray Gerónimo de Muro, muchos sacerdotes, aproximadamente cuarenta y uno, y nueve frailes se han desempeñado en la parroquia. El sacerdote que permaneció por más tiempo fue Eustaquio Abad García de Alcavaz, mientras que los demás sacerdotes y frailes duraron poco tiempo. Cuenta la tradición oral que estos hombres de Dios no duraban porque una maldición cayó sobre el pueblo cuando un sacerdote murió a causa de un flechazo lanzado por un indígena. Efectivamente casi todos los sacerdotes que han llegado a San Antonio se enferman mucho y al poco tiempo se marchan.

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La llorona, Leyenda: La llorona es un espanto conocido por los venezolanos desde tiempos remotos. Dicen que la llorona es una mujer a la que le robaron sus hijos y, desde entonces, ella permaneció penando y llorando sin rumbo en busca de sus hijos. Ella suele aparecerse en los caminos y las calles y muchas personas afirman haberla visto. Uno de los testimonios más recientes de San Antonio de Capayacuar es el de un joven llamado Gerardo Cartagena. Cuenta que una noche estaba en la plaza Bolívar y se fue caminando a su casa por la avenida Bolívar, pero al llegar a la esquina dudó y tomó otro camino, el de la calle Bermúdez y mientras caminaba escuchó un fuerte llanto que provenía de El Cerrito, antiguo refugio de los presos. El joven corrió asustado hasta su casa y después de un rato fue que pudo contar el suceso. Quienes lo escucharon interpretan que el llanto era de la llorona.

El ánima Sola, Leyenda: Según dice la gente, el ánima sola fue en vida una bonita y solitaria muchacha que siempre andaba sola y rezaba mucho. Se cree que cuando ella murió Dios le dispuso un lugar apartado para que estuviese completamente sola como ella deseaba. Muchas personas le tienen fe a su ánima y le rinden honores. Aquellos que aspiren a hacerse devotos deben dirigirse en la noche de un lunes a un lugar muy solitario y llamarla. Si el aspirante tiene la suficiente fuerza espiritual, el ánima aparecerá y se manifestará mediante sonidos estridentes y un prolongado silbido. Luego, se revela la dama vestida con una túnica blanca y con su larga cabellera negra.

Leyenda del cacique Taguay: Cuenta la leyenda que durante los tiempos de la colonia, en el lugar llamado anteriormente el Cantón de Aragua, vivía este cacique quien luchaba contra los conquistadores (después de sangrientas luchas el ejército español empezaba a dominar por fin la zona). Este cacique tenía una esposa y una hija a quienes apreciaba mucho, observando la situación de peligro decidió crucificar a su hija para que no fuera tocada o violada por el enemigo invasor. Después de esto salió a luchar junto a su esposa, muriendo en batalla pero luchando por sus ideales.

Aparición de la Mujer que Taconea: La mujer que taconea ha sido escuchada por muchas personas en el pueblo de San Antonio, especialmente por aquellos que viven en la calle Bermúdez cerca de la iglesia. Se dice que los que escuchan su fuerte caminar se acercan a la ventana para verla pasar, pero reciben un gran susto y les da fiebre. El testimonio de Migdalia Rodríguez, quien vive a media cuadra de la iglesia, cuenta que en una ocasión escuchó los tacones y se acercó a la puerta de su casa que da hacia la calle, pero no llegó ya que sentía un frío muy fuerte y el cuerpo muy pesado. Se acostó y se arropó completamente, pero una mano helada le tocó la cara. Se dice que quienes escuchan el taconeo no deben hablar ni moverse, pues de lo contrario recibirán un gran susto.

Leyenda de la mujer que Crece: En las urbanizaciones Rómulo Gallegos, Santa Rosa y Valle Verde hay muchos cuentos de aparecidos, pues durante la Colonia estos sectores conformaban un cementerio. Uno de los cuentos más

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famosos es el de la mujer que crece. Cuentan que al señor Pilar González, en época de Navidad, unos jóvenes le tiraron un cohete y el señor los persiguió pero no los alcanzó. Mientras los jóvenes casi llegaban a su casa después de la travesura se les apareció una mujer y ellos pretendían enamorarla, pero la mujer crecía y crecía cada vez más. Los jóvenes sentían un gran peso en las piernas y no podían avanzar; regresaron a su casa por otra vía y prendidos en fiebre. La aparición fue interpretada como un castigo.

Leyenda de la Pavita: Una habitante de San Antonio de Capayacuar, la señora Rondón, prometió casar de velo y corona a sus tres hijas. Se dice que para lograr su promesa, ella vendió su alma al diablo. Sus dos primeras hijas lograron casarse tal como lo aspiraba su madre; pero cuando se casó la tercera, durante la fiesta del casamiento, se estaba haciendo una parrilla y la recién casada se quemó con el fuego, haciendo una antorcha humana. En su intento por salvarse, se clavó en una mata de piñón y allí terminó de quemarse. Luego de este suceso, se dice que su alma se convirtió en pavita y quedó penando, asustando a muchas personas.

Eclipses de Luna: Los indígenas chaima-cumanagoto, que es una cultura originaria que habitó la zona, tenían muchas leyendas que pasaron a formar parte de las creencias de los actuales pobladores. Entre ellas se encuentra la relacionada con los eclipse de luna, que eran interpretados como el despertar de la luna tras un profundo sueño y en ese momento, resultaba peligroso ser alcanzado por el eclipse o ser tocado por alguien, ya que la luna se podía enfurecer. También existía la creencia de que el eclipse de luna eran suciedades echadas a su cara de la misma, por lo que había que limpiarla barriendo el patio de la casa. Para muchas personas, el eclipse de luna implicaba una mayor vigilancia, pues al ocultarse venía la oscuridad total que atraía por instantes a los malos espíritus y a los animales feroces. También era el momento en que según se cuenta, se abrían las puertas al mundo de los muertos. La ocasión exigía mantenerse en guardia formando algarabías con palos, golpeando cuanto objeto había alrededor y haciendo ruido hasta tanto terminara el eclipse.

Leyenda de los Tres Moriches: Se cuenta entre los pobladores de La Pulvia, que hace muchos años atrás, en la zona conocida como los Caños Medraneros, existía un terreno provisto de un tupido morichal en el que se cuenta, había tres matas en particular, dispuestas en triángulo una respecto a la otra, que se alejaban largas distancias y a los pocos días de su ausencia regresaban a los Caños Medraneros. Esto suscitaba inquietud y miedo porque se decía que el caño de gran profundidad que se encontraba próximo a los morichales estaba encantado. Todavía se comenta este extraño suceso que se repitió durante mucho tiempo en la tierra que ahora forma parte de la propiedad de Luis Miguel Moretty, un lugar donde el ganado pasta tranquilamente y en el que existieron tres morichales que salían de paseo por toda la región.

Leyenda de la Asadura Guindando: Dicen en el pueblo de Santa Bárbara, que han visto guindando en las ramas de la ceiba de la plaza Bolívar del poblado,

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pedazos de vísceras, piernas y brazos de personas. Algunos creen que estas apariciones se deben a que en ese sitio fue descuartizada viva la madre del prócer Barreto Ramírez, doña Rosalía Ramírez de Barreto, en el año 1814. Sin embargo, para la época en que esto ocurrió la ceiba en donde dice aparecen estas vísceras no existía ya que este árbol fue sembrado en mayo de 1890. Pero es costumbre de la gente no pasar a media noche por la plaza.

Creencias y costumbres en Semana Santa: Existen varias restricciones que los habitantes de estos municipios cumplen durante la época de Semana Santa, entre ellas negarles a los niños el bañarse en los ríos durante estos días porque según la creencia, se pueden convertir en pez. Se prohibe además decir malas palabras, cazar pájaros y no se debe, bajo ningún motivo, comer carne en estos días. Estas restricciones desaparecían luego del domingo de Resurrección.

La venganza del General, Leyenda: Se dice en el municipio que hace muchos años atrás fue capturado un hombre quien golpeó a un general en una batalla. En venganza fue llevado al poblado y colocado en forma de equis con cada mano atada a una estaca y sus pies de la misma forma, en la plaza principal. Luego de haber sido golpeado y amarrado fue dejado allí para que muriera de sed. Nadie podía acercarse a ayudarle porque los esbirros estaban allí para impedirlo. El hombre fue agonizando lentamente por el inclemente sol y sus últimas palabras fueron ¡agua, agua, agua!. El pobre hombre fue enterrado en el mismo lugar donde murió. Hay quienes dicen que en ocasiones se escucha en la noche una voz que pide agua y se cree que es el alma en pena del pobre prisionero.

Los quemados, Leyenda: Se trata de un mito rural propio de esta zona. Cuentan los pobladores de Miraflores, que un día del año 1968, hacia la medianoche, se escuchó una gran explosión proveniente de las afueras del pueblo. Se trataba de un camión para el transporte de gasolina que se había estrellado contra el cerro cercano a la entrada del pueblo. Estuvo incendiándose por más de cinco horas y las víctimas murieron totalmente calcinadas. Se cree que en las noches los quemados salen a pedir auxilio a los que se encuentran vagando en el camino.

Candela de la poza, Leyenda: Según cuentan los habitantes del pueblo, entre 1930 y 1996 se solía ver una llama encendida en medio de una poza del río. Al fenómeno se le conocía como la Candela de la poza. Algunos habitantes lo consideraban como evento sobrenatural; sin embargo, para otros, la causa probable podía ser un escape de gas, ya que muchas compañías se dedicaban a la extracción de gas y petróleo en esta área, pasando tuberías sin planificación y muchas veces con imperfectos.

Leyenda del jinete sin Cabeza: Hace muchos años cuando Caripe era un pueblo con algunas pocas casas esparcidas y sin alumbrado eléctrico era muy común escuchar, entre los vecinos, el rumor de que por allí transitaba un caballo jineteado por un hombre sin cabeza. Ambos seres del más allá salían hacia la medianoche. El caballo hacía sonar sus cascos fuertemente y, cuando en una

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esquina el animal era frenado bruscamente por su jinete, lanzaba un prolongado y horrible bufido que paralizaba y hacía persignar al más valiente. La leyenda es muy recordada y conocida por la comunidad, la cual es trasmitida de generación en generación manteniéndola en la actualidad.

Cacica Urimare, Leyenda: Fue una cacica chaima que vivía en el Guácharo. Se cuenta que convocó a los indígenas para oponerse a la presencia española y lideró una rebelión de chaimas y caribes en el año 1720, donde saquearon y destruyeron la Misión de San Miguel Arcángel. Pero nueve años más tarde se constituye una nueva Misión, y un grupo de soldados españoles parten desde Cumaná para reprimir la rebelión indígena: los indígenas son ajusticiados la cacica Urimare es hecha prisionera y luego es ahorcada en Cumaná.

Origen de la Cueva del Guácharo, Leyenda: Se cuenta que hace mucho tiempo por las serranías de Caripe existía un indígena llamado Torperagua, dueño y señor de toda la tierra. Un brujo terrible de fuerza sobrehumana tenía una mujer llamada Gondina y un hijo llamado Pirtiaco. Eran negros provenientes de África. Un día pasó el indígena Torperagua por la casa del negro y le salió un perro que le ladró. El indígena se molestó y le dijo: "No te mataré, pero mataré a tu dueño". Entonces tiró al brujo negro hacia arriba y a los tres meses cayó parado convirtiéndose así en Cerro Negro. Gondina, la mujer, quedó furiosa y el indígena la lanzó también para arriba. A los diez meses cayó de barriga y se enterró de pies y manos y no pudo moverse. La cabeza le quedó hacia San Agustín y el trasero hacia El Guácharo. Se petrificó y así se formó la famosa Cueva del Guácharo. Estas expresiones, basadas en las creencias del pueblo de Caripe, se han mantenido en el tiempo por el respeto y la valoración que le da la comunidad.

Leyenda del indígena Teresén: Cuenta una vieja leyenda indígena chaima, muy poco conocida por la comunidad, que el pueblo San Fidel de Teresén recibe su nombre de un legendario indígena. Según la leyenda ese grupo era gobernado por un viejo cacique que en su juventud fue un gran guerrero. Disfrutaba sus últimos días en compañía de su hija Yuraima, quien por ser muy hermosa era ocultada y cuidada con mucho celo por su padre. Una noche apareció entre las trémulas luces de las fogatas un indígena llamado Teresén, de piel bronceada, fuerte, de fulgurantes pupilas y llamativos tatuajes. Entró en la choza del piache de la tribu y le pidió que le ayudara a encontrar su destino. Al salir de allí y montar en su potro e intentar cabalgar, halló en las patas de su corcel a una hermosa joven. Se miraron profundamente y con mágica atracción. Teresén la subió a su caballo y desaparecieron en la neblina. El cacique, al notar la ausencia de su hija acudió al piache quien le dice que a su hija se la robó el indígena Teresén. En aquella mañana sólo se oía en el valle un lastimero eco del incesante grito del cacique: ¡Teresén! ¡Teresén!

La aparición a Olegario, Leyenda: Es usual relatar este tipo de creencias entre familiares y amigos durante velorios o apagones. Los jóvenes que solían viajar de noche de San Francisco a Caripe decían que a lo largo del camino sucedían

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extrañas apariciones como la que le ocurrió a Olegario Acevedo: hombre alto, blanco, de robustas mandíbulas, barba crespa, ojos negros y grandes manos, quien portaba un revolver en la cintura en una elegante funda de cuero. Era un hombre que no temía a nada y una noche requirió ir a Caripe, a pesar de que sus amigos le instaron a no hacerlo para evitar misteriosas apariciones. En el trayecto su caballo se detuvo repentinamente y se oyeron ruidos tenebrosos. El personaje incrédulo realizó varios disparos hacia el lugar de donde provenían los ruidos y una gran llamarada le quemó el rostro, lo encegueció y lo tumbó del caballo. Unos moradores cercanos acudieron al lugar y lo asistieron. Se dice que el personaje no volvió a transitar caminos de noche, y a pesar de seguir siendo el hombre más valiente del pueblo, tomó en adelante una actitud más cauta y respetuosa en los temas del más allá

Amanaroca, Leyenda Chaima: Luego de buscar compañera por el más empinado cerro del valle de Caripe, Zis consiguió pareja en la suave brisa o Numa. De esta unión nacieron los gemelos Amaranaca o Chotocompiar, y Coronoima o Hurvipian. Ellos crecieron unidos y alegres entre tigres, monos, guayacanes, caobas, papayas, campeches, cuspas y guayabos. Pero Amaranaca vio que su hermano iba dejando a su paso huellas de destrucción: pasmaba plantas y árboles, envenenaba aves y culebras, ahuyentaba pájaros y hacía crecer espinas en las rosas. Por ello fue creciendo una enemistad entre los dos hermanos, alimentada por el soplo de las frases de adulación del señor de las tinieblas o Iroquiniano. Un día Coronoima esperó a su hermano y éste, inocente del odio creciente, disfrutaba de la música de los árboles, del canto de los pájaros y no entendió el significado de la riña hasta tener cerca de Coronoima y ver su furia. Amaranaca alzó en sus brazos al agresor y lo lanzó lejos del valle por sobre las montañas. Es así como Hurvipin quedó convertido en parte del enorme Cerro El Guácharo, lugar donde se albergan las almas de los difuntos para descansar en silencio. Por este hecho Amaranaca se erigió como el creador del hombre y héroe cultural de la etnia chaima.

Zis, dios del sol, Leyenda Chaima: Se cuenta que Zis extendió la luz tenue sobre el vacío y con estas emanaciones sutiles de éter, exhaló niebla y formó así los árboles esmaltados, el agua, el moho, el ámbar, las estalactitas, los átomos de la piel, el petróleo. Además exudó diferentes embriones de especies de animales que habitan la tierra. Creó los oasis, páramos, selvas, plantaciones, polen y el cielo, formando un lugar lleno de paz y amor para el disfrute del hombre.

Bajar al Guácharo, Leyenda: Es una leyenda índigena que narraba costumbres y ritos que se debían realizar al entrar o bajar a la Cueva del Guácharo para evitar encantamientos y apariciones de duendes o gente de monte que controlan las aguas y los animales. Es por ello que antes de entrar a la cueva los índigenas recomendaban efectuar ritos para pedir permiso.

Azabache de Protección: Antigua costumbre que se realiza para evitar el mal de ojo, las intrigas de envidia, maldad y malas intenciones. Esta costumbre

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consiste en colocar una pulserita de hilo o cinta roja con una piedra de azabache a los niños recién nacidos. El azabache tiene la virtud de desviar y recibir todas las malas influencias que vayan dirigidas al niño, muchas veces el impacto de energías sobre el azabache es tan fuerte que se revienta y hay necesidad de poner uno nuevo Hoy en día la pulserita de hilo puede sustituirse por una cadenita de oro o plata. Es muy valorada en la comunidad al punto que no existe niños menores de cuatro años de edad que no porten este amuleto.

Collar de tusa y limón: Costumbre ancestral realizada para tratar la peste de los perros. Esta práctica generalizada en los habitantes del campo consiste en colocar en el cuello del perro enfermo un collar de tusa cortada en ruedas y varios limones cortados en mitades con la finalidad de tratar la peste. Este ritual curativo es muy valorado en la comunidad campesina de la localidad, quienes practican con mucha fe costumbre para sanar a sus animales.

Ensalme para quitarse Males: En cada una de las grandes poblaciones del municipio Cedeño encontramos un hombre o mujer, conocido como una persona faculta, que sabe ensalmar y tratar males como el mal de ojo y la culebrilla. Esta persona no es el típico curandero que conoce muchos secretos sobre plantas medicinales, por el contrario, es una persona que sabe y aplica el secreto de una oración que recita de manera ininteligible. Cuando realiza la oración efectúa cruces sobre el paciente con ramitas de salvia o cruceta. Cada ensalmador tiene sus propios métodos, se realiza en público pero un poco alejado. Se descubre la parte afectada y se reza; algunos ensalmadores encierran la parte afectada en un círculo. Esta práctica es tan valorada por la comunidad que algunos médicos invitan a los enfermos a acudir a los ensalmadores para un tratamiento alternativo.

Leyendas del municipio Uracoa: Se cuenta que en los terrenos que forman hoy la plaza Bolívar descansó Simón Bolívar junto al general Sotillo y su ejército, y amarró en el samán que allí se encontraba a su caballo. También se cuenta que en la calle Bolívar, al lado de la plaza, aparece un hombre sin cabeza montado sobre un caballo. Las personas del lugar le conocen como el Jinete sin cabeza. Así mismo se cuenta que en las sabanas de Uracoa, algunas veces se observa un pavo que primero se ve muy pequeño pero poco a poco va creciendo y persigue a las personas que se atraviesan en su camino. También cuentan que cerca de Agua Perforado, ubicado en San Francisco de Uracoa, aparece a veces en las sabanas un cuero parecido a uno de ganado seco, que asusta y asombran a quienes le ven. Cuentan los habitantes de San Félix de Uracoa que en épocas determinadas pueden ver una luz blanca de forma circular, en cuyo centro se percibe una sombra oscura. Dicen que quienes se han atrevido a perseguir esta luz terminan perdidos, por eso le llaman la luz perdida. Otra leyenda versa sobre un caballo blanco que frecuenta el matadero de San Francisco de Uracoa. Relincha y asusta a quienes les ve, las personas corren pero el caballo les persigue especialmente en las noches, pero cuando llegan a un lugar donde hay luz el caballo desaparece. Así mismo cuentan que en el actual salón de lectura de Uracoa aparece en la noche una mujer vestida de enfermera, y en el territorio

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que hoy día ocupa el obelisco de Uracoa, solía verse una cochina con sus crías caminando por las calles que luego desaparecían. Igualmente se dice que en Chaguaramas del Bombal se observa una luz que atraviesa la llanura, conocido como Espanto del Bombal, apareciéndose frente a las personas que andan a caballo por el caserío durante la noche.

Leyendas de Barrancas del Orinoco: Son varias las leyendas que se cuentan en la ciudad de Barrancas de Orinoco. Una de ellas trata sobre la mata de ceiba, ubicada detrás de un matadero en Barrancas del Orinoco. Se cuenta que sobre este árbol ocurren fenómenos extraños. Por ejemplo, que los jueves y viernes santos se observan llamas de luz azul, o que alrededor de la mata camina un hombre desconocido vestido elegantemente. Algunos pobladores aseguran que a veces veían chivos de color verde cerca de la mata. Sin embargo la referida mata de ceiba fue derribada. La leyenda del muerto de la laguna Carata versa sobre un hombre que aparece en dicha laguna. Dicen que cuando los pescadores escuchan el sonido de la tarraya huyen despavoridos del lugar. Asocian el ruido con el muerto. Dicen que también aparece acompañado de un rebaño de ganados cuando ve a alguien caminando solo por la sabana. Los lugareños recomiendan a los visitantes caminar con precaución, nunca mirar hacia atrás y rezar mientras se pasea por la laguna. La leyenda del chivato cuenta que el mismo es un animal mitad humano, mitad chivo: tiene cuernos y cadenas en sus patas. Aseguran que todas las noches sale a caminar por las calles de Barrancas del Orinoco produciendo un sonido muy escalofriante que asusta a cualquiera. La leyenda de la mujer de blanco cuenta que la misma solían aparecer en la mata de la ceiba de La Florida. Se dice que su piel es blanca y que después de la medianoche recorre las calles llorando, especialmente durante Semana Santa. También se dice que le gusta espantar a los fiesteros que permanecen en la calle hasta la madrugada.

 0000000000000000000000000000000000000000000Clemencia.

Los datos de esta historia es tan basados en hechos de la vida real, le fueroncambiado los nombres por respeto a sus familiares.Los, “jóvenes, juan y José se divierten lanzando piedras al mar. Son de una familia demoderados recursos económicos, pero hablábamos de 1920, en Córcega, Francia.Ya José cumpliría los 18 años por lo que iba a servicio militar, sus padres por eltemor con la alianza con los alemanes, teniendo ellos costumbres religiosas, losenviaron a través del Barco a la nueva tierras, Las Américas. Nunca habíanimiganinado salir de allí que estaban SUS AMORES PARA UN SITIO NADACONCIDO, VARIOS MESE EN EL MAR LOS HIZO REFLEXIONAR Y MADURAR

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COMO HOMBRES. Llegan por el Delta, a través del Orinoco. Sentir eseimponente rio donde el sol se confunde con el cielo, era para ellos una nuevaaventura. Ver los delfines a lado del barco era un espectáculo único, hasta que allíllegaron a Angostura, el punto más angosto del Orinoco y se radicaron en CiudadBolívar. Otros corsos le prestaron ayuda para laborar. Comenzaron rápido con unaempresa de pasta y poco a poco fueron bien recibido por la junta social de laciudad. En una fiesta Martin se enamoró perdidamente con María de LourdesTomaseis, hija de trinitarios inglesa de origen blanco. José se casó tiempodespués. Casi sin darse cuenta la bendición del 9 hijas hembras cada una un añode por medio: María de Lourdes, María del Carmen, María Inés, María del Valle,María Concepción, Hortensia María, Mari aines. Todas educadas con las másestrictas normas de sociedad. Todo iba bien, a Martin le gustaba Ciudad Bolívar ya su esposa, pero pronto llegaría la OVELA NEGRA EN LA FAMILIA. MaríaHortensia de 16 años se enmaro de un hombre que le llevaba 10 años más queella, comerciante, ganadero, pero con una única contraindicación por parte delabuelo Martin, era de color negro. Mencionaba eufórico “No dejarte que ningunasde mis hijas se case con un negro”. “Si lo haces te vas de la casa y no vuelves apisar esta puerta. Hasta de cuenta que perdiste a tu familia. Esa noche a medianoche María Hortensia recogió sus enseres, se montó en una curiara a Soledad avivir el sueño de enamorada. No se casaron. Ella iba a donde iba su esposo, peroa los poco años una tragedia Hortensia es estéril. Fernando la pareja de Hortensiadice que el necesita tener un hijo suyo. Fueron a Caracas y era infértil. Allícomenzaron los problemas, cada vez que discutían le decía frenado infértil.Lamentablemente Fernando Incerni se busca otra mujer y Hortensia llorando lepide que no la regre se a su casa su padre la va matar. Quedaron en un acuerdoque ella  permanecería en una habitación y se le enviaría todos los días alimentos.La enclaustraron durante 40 años. Ella no sabía lo que era radio, TV, aviones. Eracomo echar al tiempo atrás. Varias veces coincidieron en reuniones la familia deHortensia y Fernando Inserni y su respuesta era que ella había muerto de unembarazo, le dio el número de la tumba en la ciudad de Cumana, Edo. Sucre, ycada familiar que por allí llegaba llevaba las flores. Pero después de 40 años, encuarto oscuro, con ratas, cucarachas, el cuerpo fleja y comienza a llorar con gritoscada vez más altos, se fracturo sus manos tratando de abrir las cuatro paredes,hasta que por fin pudo ver la luz- Algunos vecinos de la cuadra llamaron a defesacivil, para terminarla de sacar. Lo que vieron fue dantesco, una mujer anciana, conel cabello por los pies, las uñas largas, las manos fracturadas, las rodillas rotas, ycon mucha foto sensibilidad a la luz solar. El Sr. Fernando Inserri era dueño devarias radios en cumana y estaba postulado para un cargo político. La policía ledio casa por carecer, La Tía Hortensia vivió 2 cosas: 1) Un síndrome deenclaustramiento con stress postraumático 2) Se le negaron todos los derechos aun ser humano a vivir en sociedad. Murió hace 10 años, pero en lo que salió deese Bunker y vio su primer avión de su vida, los carros modernos, el televisor,pensó, que tal vez si le hubiera hecho caso al abuelo Martin nada de esto hubieraOcurrido. Los rasgos de discriminación que deben terminar en todas las partes delMundo ante DIOS todos somos Iguales. 

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000000000000000000No es Cuento, es Historia...

El jardín de mi vecina Hortensia…

Por Antolina Martell Diario de Sucre, 28 de julio de 2007

 

El largo río Manzanares, el aire marino de Caiguire y los portales que ofrecen el sosiego para ver este río y  este mar, me ayudaron desde mi niñez a identificarme con este lado del mundo. Estos recuerdos insondables me llevaron a considerar la Ciudad de Cumaná,  como una opción para vivir. En el  año 1979 encontramos una casa disponible en el Barrio San Francisco, calle Las Flores   nº 3,  casa que perteneció a la familia Berrizbeitia por más de ciento cincuenta años;  a pesar de los  arreglos y pocos cambios aún se anunciaba un  tranquilo fantasma con cara de loco, así decía la niña que lo veía, en la sala destinada

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para taller de serigrafía;  al fondo,  estaba el patio y el taller de escultura. Al lado izquierdo de la casa, los solares 5 y 7 exhibían una antigua y ruinosa fachada colonial,  siempre cerrada, el resto de los vecinos  nos recibieron como si nos conocieran de toda la vida. Cuando entraron las lluvias por el año 1981, al llegar un medio día a la casa, Jorge me recibió  y,  con verdadera urgencia me solicitó que tocara en la casa de las puertas cerradas. A la insistencia de un toque tras otro, se asoma la vecina América, y me dice: “allí vive Hortensia, nunca sale y no va abrir”. Jorge recobra la calma y  comenta, …”A media mañana, veo venir por el borde del muro a la recién parida gata de los Sansonetti; y,  pensando en una solución definitiva contra las ratas; la persigo, entro en el  terreno baldío y  a través de un boquete abierto en la pared de bahareque, camino por lo que pudo ser un patio central, invadido por yaques, tunas, sábilas y enredaderas, y,  apilados en los rincones,  periódicos y revistas viejas; una manguera surtía de agua a un balde y una cama de hierro cubierta de cartones, daba sensación de que alguien podía estar durmiendo allí; aparto las telas de arañas y voy haciéndome paso por la anegada casa, me dejo guiar por la gata y de pronto, tropiezo con  algo blando, retrocedo y al levantar la vista veo una anciana desnuda, muy blanca, iluminada por los faltantes del techo,  ella, más asustada que yo,  tapándose con los brazos,  me dijo: - váyase, que aquí no hay nadie. Sentí su pudor. Pienso,… no puede ser un fantasma, tiene vergüenza, y volví sobre mis pasos lo más rápido posible”. Comentaron las vecinas “Pobre Hortensia,  tenemos tiempo que no la vemos, le da pena mostrar cómo vive.”En septiembre de 1950, mis padres, vinieron a Cumaná a pedirle a la mismísima Virgen del Valle el milagro de una hija. Cuenta el decir,  que en plena procesión,  Hortensia recibió un piropo: …“eres tan bonita como la Virgen” y  Fernando, al parecer dijo:… “no sales más”.  Este fue el comienzo de un claustro voluntario. Treinta años más tarde (1981) nos encontramos en las mismas coordenadas y hoy decido escribir la historia y el cuento. La mayoría de la gente estaba convencida de que era un acuerdo entre  pareja y no pasaba de ser un cuento más de esta mágica ciudad donde las cucarachas vuelan.   El bahareque y las largas puertas contenían su vida, sólo a través de ellas la percibimos los cinco años siguientes. En la oportunidad de hacerse el Censo Nacional (1981), y a la pregunta de los empadronadores (civiles y militares), por los habitantes de la casa nº 7, les comenté de la Señora Hortensia. A ellos les dimos razones convincentes para que se acercaran por la calle Urica,  casa ocupada por las hermanas de Don Fernando. Al dar la vuelta,  comentaron los resultados de la entrevista…“ellas no permitieron verla,  nos dijeron, la señora arde en fiebre y, copiamos algunos datos que nos dieron,  pero,  sin mostrarnos los papeles.” Pasado el tiempo,  caminaba un medio día hacia  la Bodega del Señor Angito, en la acera unas niñas apostadas frente a la puerta principal de Hortensia, trataban de fisgonear a través de las rebajos de las tablas deshidratadas, al acercarme, una vos solicita mi ayuda: - “Señora por favor, espante a esos niños que no me dejan coger la comida”,  por primera vez la escuchaba, percibí su vergüenza. Casi a diario la curiosidad llevaba a muchos a querer ver a Hortensia:…”¡ mira,  es verdad, ahí está una señora encerrada !  …  y está desnuda como dicen”. La solidaridad de Don Fernando  se hacía presente a diario en horas vespertinas,  Orión, nuestro perro,  la anunciaba puntualmente como un pregonero más de por aquí, calmarlo era imposible, mejor escucharlo.  – “ Por el crujir de las ramas es pesado,  por el olor ácido es viejo, por lo sigiloso desconfío,  el olor a merienda  me provoca y además, altera el olor apacible de

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Hortensia”. Al rato, como siempre, lo escuchamos  despedirse con  tres toques de bocina al pasar por el frente.

Barrio San Francisco / Plaza Rivero. 1986Autor: Antolina Martell

Colección : Simón Berrizbeitia

El jardín de Hortensia, detalle del cuadro.

Una noche (1986), aún cenando, nos asomamos para comprender el por qué  de los gritos y  unas cuantas piedras que al caer,  fragmentaban las tejas;  Goyito nos informa que un sádico anda por los techos. Se acercaron al lugar, la prensa  y un comando de policías buscando la forma y manera de  agarrar al héroe casual y protagonista anónimo de aquella noche. Así fue como a las diez de la noche, Hortensia es sorprendida y descubierta por un policía; surgió de las sombras, pálida, temblorosa, como un espanto; casi lo mata del susto.  San Francisco  aventajado en número y unido por la conmiseración, actuó para acabar con la disfrazada resignación. La habíamos convertido en un hada silente. El gobernador y los bomberos hicieron acto de presencia y así como llegaron, se fueron dejando “el avispero”. Pasaron más de quince días en espera de soluciones legales, los  exámenes arrojaron  que tenía una salud a toda prueba, los  familiares estaban sorprendidos al saberla viva y se hacía eco de declaraciones por demás bien y mal intencionadas. Los medios de comunicación llevaban la noticia de Hortensia, la mujer encerrada por amor,  más allá de Venezuela y hasta Isabel Allende  la dio a conocer a través de su personaje Eva Luna. En vigilia, el pueblo apuesta a su definitiva liberación. Las puertas aún fuertes las derrumbaron ene veces para llevarse “los tesoros”: la colección de revistas y periódicos de los años cuarenta, gatos y sábilas. La situación se prestaba y el barrio fue escenario de una feria, amanecían  los carritos de comida rápida y bebidas; habilitaron mesas de juegos y hasta el convento de San Francisco fue testigo de desahogos amorosos. Bajo la presión de ser el propio  ojo del huracán, Don Fernando dejó escapar algunos tiros al aire, pero nada, el cerco se cerró más. Llegó el día de verla salir por la calle Urica en brazos de un bombero, aseada, vestida, y cortado su pelo,…sonríe. Se hizo el silencio, aquel silencio es difícil de olvidar. Luego de manera intempestiva ¡Viva Hortensia! Y comenzaron a cantar las primeras estrofas del ¡Gloria al Bravo Pueblo!... lloramos todos crispados y celebramos por fin, cada quien en su casa y Dios en la de todos.  A veces la imaginaba joven disfrutando de los atardeceres a las orillas del Orinoco, preguntando sin cesar… dónde está mi amor, dónde  está Fernando, debo seguir

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escondida,  los comunistas se lo pueden llevar…Al  año,  siempre franqueando recuerdos,  con las  primeras  lluvias  se  derrumbó lo que quedaba del techo de la casa de Hortensia, a pesar de ello, su jardín por más de treinta cinco años permanece  tras una  tapia de recuerdos extraviados.

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000000000000000000000000000000000000000Los malones de la pampa secuestraron a María y su marido; esto en el poema argentino de Esteban Echeverría. En “La cautiva”, así se llama la obra literaria, el personaje principal, María, se defendió como pudo y hasta rescató su amado. No obstante, por lo trágico de aquellas aventuras ambos fallecieron.

 Esta triste historia de la literatura clásica hispanoamericana que conocimos en la escuela secundaria, nos sirvió para titular un trabajo años atrás, cuando en Cumaná, por una disputa entre dos editores, se conoció de la vida de Hortensia, a quien llamé “La cautiva de Cumaná”.

 Hortensia llegó a la ciudad del Manzanares muy jovencita. No la conocí, pero los reportes posteriores a su rescate, hablaron de una muchacha muy bella de cuando se vino de Ciudad Bolívar, donde nació y creció.

 Casi cuarenta años pasó encerrada en una casa solitaria por “temor a los comunistas”, como ella misma dijese. La vivienda era de Fernandito Inserni, con quien Hortensia tuvo una relación cercana desde que llegó a Cumaná. O quizás por eso se vino de las riberas del padre Orinoco.

 Inserni, fue un conocido gallero, propietario de una carnicería y posiblemente otros negocios; aficionado a vehículos lujosos, de los cuales tuvo varios, don Juan y miembro de una agrupación católica que entonces allá en el pueblo llamaban de “los hijos de Maria” y, por supuesto, militante de la Democracia Cristiana. Nunca faltaba en la corte que cargaba los santos en las procesiones y al Sepulcro cada jueves santo. Era pues el señor comerciante, jugador, conocido mujeriego y santón. Un sincretismo nada extraño que ahora pareciera florecer.

 De pronto los editores de un diario cumanés, denunciaron que una dama, más derrumbada por las privaciones que los años, se hallaba secuestrada en una casa en ruinas. Cuando se corrió la voz sobre el asunto de la extraña mujer, a quien se veía a través de las derruidas paredes, en harapos, larga y desordenada cabellera y en general rasgos de abandono, la generosidad cumanesa se estremeció.

 Al día siguiente de su rescate, después de haber estado tantos años aislada, recibiendo una asistencia elemental e inhumana y sin contacto casi con la gente, a los periodistas y su hermana Concha, llegada de Bolívar y a quien no veía desde que entró en cautiverio, dijo Hortensia:

 “Concha, mi miedo era a los comunistas”, “eso me lo dijo Fernandito”. Después de decir aquello a la hermana a quien se aferraba con temor, le interrogó:

 “¿No me van a matar?”

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 La versión periodística de entonces, fue que Hortensia “aceptó la metiesen en cautiverio” para evitar que los comunistas la matasen. Eso fue, según comentó “la cautiva de Cumaná”, lo que le dijo Fernandito, no precisamente el “Católico”, pero católico como éste; no “hermoso” como aquel; éste al contrario era bajito, regordete, poco agraciado, pero si Don Juan. Tampoco fue el de Cumaná el amado de Isabel, la necrofílica de Castilla, sino el presunto carcelero de Hortensia, la venida de Ciudad Bolívar. Todo para que no la matasen los comunistas, quienes a ella aterraban, por magia de Fernandito.

 Por ese entonces cuando Hortensia era cautiva, Pompeyo, Teodoro, Freddy Muñoz y otras figuras del Partido Comunista a Cumaná iban de visita y proselitismo. Allá les recibían llenos de fe y entusiasmo personajes abnegados y generosos, fervorosos creyentes de la revolución proletaria, muchos de los cuales me honraron con su amistad, como Rafael Castro, el bachiller, Federico Rondón y José María Cabello, “el terrible”, entre otros.

 En estos últimos y unos cuantos más, justificaba Hortensia sus temores, inducida por Fernandito, que la querían matar.

 Ese meter miedo con el comunismo, viejo y asqueroso trapo rojo mackartista, agitado ante la mirada inocente de los pueblos hambrientos y ansiosos de libertad y justicia, es la práctica que ejecutan y avalan ahora aquellos que antes fueron comunistas, como Teodoro, Pompeyo, su corte y algunos otros, quienes no habiéndolo sido nunca, con ellos lucharon contra el fascismo, nazismo y las políticas imperiales, por lo que fueron víctimas de la misma descalificación.

 Estos nuevos cazadores de brujas, cosas de la vida, andan apretujados con obispos que ahora evocan a Fernandito, buscando alguna desprevenida e infantil Hortensia.