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LITURGIA SACRAMENTARIA «LA CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS EN LA LITURGIA ROMANA» Objetivo general NB 48 conocer la naturaleza sacramental de la economía de la salvación en la Iglesia, ubicando en ella los 7 sacramentos signos de fe como encuentros personales con Cristo en las situaciones más significativas en la vida del hombre, prepararse a celebrarlos como ministros a favor del pueblo. Programa: Dos partes de la exposición de cada sacramento: /Evolución histórico celebrativa de cada sacramento desde las fuentes de la liturgia siguiendo el orden que propone el CEC parte II. -S. Iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) -S. Curación (Penitencia y Unción de los enfermos) -S. al servicio de la comunidad (Matrimonio y Orden Sacerdotal) /Al término de la exposición de cada sacramento se tendrá la ejecución ritual de la liturgia del sacramento y un comentario de los principales retos pastorales que presentan a nivel celebrativo. Bibliografía: Manual de liturgia, la celebración del misterio pascual, los sacramentos signos del misterio pascual Vol III, Ed. CEM 2001, 519 pag. Carlos Abad y otros. La celebración del misterio cristiano, José Antonio Abad Ibáñez, Ed. EUNSA, 1996. Celebrar, un reto apasionante. Bases para una comprensión de la liturgia José Manuel Bernal, Ed. EDIVESA. 1

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LITURGIA SACRAMENTARIA

«LA CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS EN LA LITURGIA ROMANA»

Objetivo general

NB 48 conocer la naturaleza sacramental de la economía de la salvación en la Iglesia, ubicando en ella los 7 sacramentos signos de fe como encuentros personales con Cristo en las situaciones más significativas en la vida del hombre, prepararse a celebrarlos como ministros a favor del pueblo.

Programa:

Dos partes de la exposición de cada sacramento:

/Evolución histórico celebrativa de cada sacramento desde las fuentes de la liturgia siguiendo el orden que propone el CEC parte II.

-S. Iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía)

-S. Curación (Penitencia y Unción de los enfermos)

-S. al servicio de la comunidad (Matrimonio y Orden Sacerdotal)

/Al término de la exposición de cada sacramento se tendrá la ejecución ritual de la liturgia del sacramento y un comentario de los principales retos pastorales que presentan a nivel celebrativo.

Bibliografía:

Manual de liturgia, la celebración del misterio pascual, los sacramentos signos del misterio pascual Vol III, Ed. CEM 2001, 519 pag. Carlos Abad y otros.

La celebración del misterio cristiano, José Antonio Abad Ibáñez, Ed. EUNSA, 1996.

Celebrar, un reto apasionante. Bases para una comprensión de la liturgia José Manuel Bernal, Ed. EDIVESA.

La celebración en la Iglesia, Vol II, Dionisio Borobio, Ed. SÍGUEME. (MEJOR)

La liturgia de la Iglesia, Michael Kunzler, Ed. EDISEP, 1999, colección manuales de la teología católica, n. 10.

La liturgia de la Iglesia, Julián López Martín, BAC, 1996, colección SAPIENTIA FIDEI,

La Iglesia en oración, George A. Martimort., Ed. HERDER, 1240.

Los sacramentos símbolos del espíritu, Joseph Rovira Belloso, colección de la biblioteca litúrgica, n. 15, 2001.

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Los rituales, iniciación cristiana, confirmación, penitencia, unción de enfermos, matrimonio, orden y misal romano (conjunto de libros litúrgicos que se usan en la misa).

Tema 1.

¿Qué celebramos?

«Facie ad faciem te mihi, Christe, demostrati; in tuis te invenio sacramentis» s. Ambrosio de Milán. Cara a cara tú te me mostraste oh Cristo, en tus sacramentos te me encuentras. Nos muestra una clara luminosidad la esencia de las celebraciones sacramentales, éstas no son meramente acciones simbólicas mediante las cuales la Iglesia pretende expresar su fe, ya que, en ellas se enseña la única verdad de la fe, su objeto es la conexión real y eficaz de encuentro de Cristo con el ser humano, es decir, la comunicación vivificante con el Padre a través del Hijo en el E.S.

El acontecimiento pascual de Cristo es y constituye el núcleo esencial no sólo de la predicación apostólica sino sobre todo es la entraña misma de la fe cristiana y es el eje medular de toda celebración litúrgica, especialmente de la Eucaristía, es por ello que toda acción litúrgica hace presente el misterio pascual de Cristo. El mismo año litúrgico a su vez no es sino una celebración desdoblada en el tiempo y del espacio del acontecimiento pascual del Señor, este acontecimiento se hace presente bajo dos dimensiones: tiempo y espacio.

¿Qué es el acontecimiento pascual? Es la pregunta clave a la que intentamos responder dentro de este tema introductorio, por ello es preciso superar una visión de la pascua interpretada únicamente como acontecimiento del pasado hay que entenderla más bien como símbolo y anticipación de un mundo nuevo como un proyecto de transformación universal. Es un proceso de regeneración y de cambio a la vez realizado de manera progresiva en la historia y apoyado en la acción del E.S que hace eficaz la palabra y el hecho de la resurrección de Jesús desde esta perspectiva el año litúrgico como celebración periódica ininterrumpida del acontecimiento pascual se nos ofrece como una permanente y progresiva regeneración del tiempo y de la historia.

I. El acontecimiento pascual.

El acontecimiento pascual del Señor no es un mito, no se trata de una invención forjada por la fantasía de la comunidad cristiana como algunos historiadores han tratado de interpretar, se trata de un hecho real acaecido en la historia en esto se distingue el cristianismo de otras formas de religión que se apoya en mitos ancestrales o se centran en torno al permanente devenir de la naturaleza o de los ritmos cósmicos, por ello, el cristiano no celebra las estaciones del año ni los plenilunios, ni la fecundidad de la tierra o las cosechas, sino el acontecimiento pascual de la muerte, resurrección y ascensión del Señor, hecho real acontecido en el tiempo y en el espacio.

Quizá la descripción más concisa y exacta del acontecimiento pascual del Señor la encontramos en aquellas palabras del evangelista san Juan 13, 1 antes de la fiesta de pascua sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre… efectivamente la pascua en un sentido estricto no es sino el paso de este mundo al Padre, es decir, el paso de este mundo prisionero del pecado, muerte y oscuridad pasará al Padre lugar donde mora la vida, la luz y la gracia, meta

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suprema de nuestras esperanzas con todo y en un sentido más amplio podríamos interpretar el misterio de Cristo desde su encarnación hasta su ascensión.

En esta perspectiva habría que releer aquellas mismas palabras que el mismo s. Juan pone en boca de Jesús 16, 18 salí del Padre y he venido al mundo ahora dejo otra vez el mundo y vuelo al Padre. Estas palabras son al mismo tiempo una síntesis del misterio de Cristo y de su misterio pascual en la primera parte se hace alusión a la primera fase del misterio, es decir, separación y alejamiento del Padre e inmersión en este mundo, esto es en la historia. Es decir, el Verbo se hace carne y asume la condición de hombre haciéndose uno de tanto, compartiendo todas las inclemencias de la existencia en el mundo y la fragilidad de la carne, menos el pecado.

Este gesto solidario culminará en la cruz, momento en que desemboca todo proceso de humillación y abajamiento Fil 2, 5-8. El Santo se ha hecho pecado para que el hombre recupere la comunión con Dios y el Señor se ha hecho siervo obediente hasta la muerte, su alejamiento del Padre toca aquí los niveles más profundos y dramáticos momento precedido en la gran soledad de Jesús en el huerto de Getsemaní Mt 26, 36-46.

En la cruz en el instante de la donación de su vida se inicia el proceso de retorno al Padre y de su glorificación definitiva, desde la resurrección la muerte adquiere un sentido de plenitud y de triunfo como lo expresa la Fil 2, 1-10 por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre… desde est a breve reflexión el misterio de Cristo es visto como un camino de humillación y exaltación, de donación, de pasión y de gloria, de muerte y de vida.

El uso de la palabra pascua o paso con referencia a la pascua confiere a la totalidad del misterio de Cristo un sentido dinámico y una configuración unitaria e indisociable, muerte y resurrección no son dos etapas yuxtapuestas o separadas, sino un camino único y mistérico en el que se encuadra la extraordinaria aventura del Hijo de Dios que se hace hombre. A esta aventura nos referimos cuando hablamos del acontecimiento pascual.

II. La pascua como transformación de la existencia.

Retomando la idea de la interpretación de la pascua como paso vemos que la tradición cristiana no se ha mostrado siempre acorde sobre este punto en particular, la palabra pascha es un vocablo de origen hebreo y no griego, sin embargo, no es tanto la derivación etimológica lo que los autores quieren destacar sino las consecuencias catequéticas y teológicas de la misma. Esta palabra se deriva del antiguo arameo phase, que los escritores alejandrinos traducen este término como diabasis (), que traducimos como paso esta es la traducción correcta como lo muestra el evangelio de s. Juan 13, 1.

Esta matización lingüística nos llevará a una interpretación de la pascua como transformación de la existencia. La vuelta al Padre no debemos entenderla en términos de desplazamiento local, tal lectura sería ingenua tampoco hay que entender la resurrección como una vuelta a la vida de antes. La vuelta al Padre y la resurrección hay que entenderla como el abandono de la existencia de la carne y de la fragilidad humana para entrar en una existencia nueva, transfigurada y gloriosa que es don del Padre y obra del Espíritu. Dice Melitón de Sardes en un pasaje de su homilía pascual donde refiere no sólo la resurrección de Jesús sino también la de aquellos que creen en Él, «Él es el que nos

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ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía al reino eterno».

Por tanto, la nueva existencia a la que conduce la pascua de Jesús es una existencia de libertad: en la luz, en la vida, en la liberación de toda forma de esclavitud, en la santidad y en la gloria. Hay que recordar que aun cuando Cristo el Señor no se le puede imputar ninguna clase de pecado o de culpa sí debemos de reconocer que Jesús asumió todas las consecuencias de la miseria que conlleva la condición humana.

Dicho acontecimiento pascual no hace referencia exclusivamente a Cristo, es decir, que la transformación pascual acaecida de una vez y para siempre en la humanidad personal de Cristo es la promesa y el germen de la pascua del universo. Todos los hombres y todas las cosas, toda la creación está llamada a compartir la pascua de Cristo, porque en su humanidad personal en virtud del principio de la solidaridad universal está representada la humanidad de los hombres y de todos los tiempos, más aún de toda la creación, por eso, en la pascua de Cristo ha quedado potencialmente, en germen transformada y generada la creación entera.

Todo lo dicho nos hace pensar que el acontecimiento pascual hecho, consumado en Cristo para nosotros que vivimos en este mundo es objeto de esperanza y es aquí donde precisamente surge la pregunta crucial ¿dónde se apoya esta esperanza?, ¿con qué garantía contamos para albergar una esperanza del futuro para poder esperar una existencia donde sea una tierra nueva y cielo nuevo?, ¿no corremos el riesgos de dejarnos enajenar por una utopía irrealizable?

La respuesta a estos interrogantes sólo la encontramos en la palabra y la persona de Jesús y sobre todo en el hecho de su resurrección en el hecho de su pascua. Rom 6, 5.8; 1 Cor 15, 20-21; 1 Tes 4, 14

Rom 6, 5

«Porque si hemos sido injertados en Él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos por una resurrección semejante».

Rom 6,8

«Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él».

1 Cor 15, 20-21

«¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que murieron. Porque, así como por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos».

1 Tes 4, 14

«Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios se llevará consigo a quienes murieron en Jesús».

La respuesta a estos interrogantes sólo la encontramos en la palabra y en la persona de Jesús que nosotros interpretamos en términos de promesas, sobre todo, en el hecho de su resurrección así lo entendió la iglesia primitiva. S. Pablo es testigo de ello: las citas anteriores. Desde la fe y sola desde

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ella encuentra apoyo nuestra esperanza, pues la palabra de Jesús es palabra de verdad, fidelidad. Más allá de la fe hay un hecho seguro, e incontrovertible en el que se apoya nuestra fe, el hecho de la resurrección de Jesús. Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe. Si Cristo ha resucitado nuestra fe tiene sentido y nuestra esperanza no es una utopía. La resurrección es posible, porque Cristo ha resucitado y esto a su vez abre la esperanza para una nueva existencia del hombre que rebaza este mundo y rebaza la misma historia. ¿Cómo es que este efecto alcanza al hombre?

III. La pascua acontece en la Iglesia.a. La celebración pascual y la vuelta a los orígenes.

Tocamos una dimensión importante del misterio pascual, hay que recordar que el hombre fue creado amigo de Dios, hecho a su imagen y semejanza, ha sido el pecado de origen que viene a traer la ruptura de esos vínculos de amistad entre Dios y el hombre, por esto la obra liberadora proyectada por Dios en Cristo no puede entenderse, sino como la recuperación de la situación original del hombre o como la rehabilitación de la imagen de Dios en él, es por ello que los padres de la Iglesia entendieron siempre la regeneración pascual como una vuelta al paraíso. A su vez la analogía que existe entre el árbol del paraíso y el árbol de la cruz del primero nos viene la muerte del segundo la vida, el fruto del primero fue causa de nuestra destrucción, el fruto que pende de la cruz es origen de vida y salvación.

Quienes comieron el fruto del paraíso encontraron la muerte quienes comen el cuerpo de Cristo fruto de la cruz encuentran la vida, es indudable que la situación primordial del hombre, hay que entenderla como la contrapartida de la situación originada por el pecado, si el pecado se interpreta como un estado de ruptura, que rompe la amistad con Dios, la situación primordial el estado de gracia habrá que convertirla como una existencia en la comunión y en la armonía.

Así pues esta existencia ha de reflejar la amistad con Dios, la armonía de las relaciones de los hombres entre sí, la coherencia del hombre consigo mismo y el dominio de la naturaleza, sólo así podrá ser imagen de Dios, es por ello, que la liberación pascual se puede interpretar como una nueva creación y como un volver al tiempo primordial.

b. Celebración pascual y anticipación del futuro.

La vuelta a los orígenes primordiales y la anticipación del futuro, no son dos dimensiones contrapuestas, ni tampoco son el fruto de una imaginación alucinante privada de toda lógica, en realidad esta proyección de la pascua hacia los orígenes y futuro escatológico no es sino la expresión más viva de la dimensión universal de la pascua de Jesús que envuelve y regenera la totalidad de la historia Ap 21, 1-5 con estas palabras se nos describe la meta hacia la cual camina la humanidad, regenerada en la pascua del Señor. S. Juan subraya que gozarán de esta nueva situación los que hayan sido lavados en la sangre del cordero, es decir, los que hayan compartido la pascua de la nueva alianza, paso de la muerte a la vida, para describir la meta escatológica s. Juan recurre a la imagen de la Jerusalén Celeste, ésta es el símbolo del mundo renovado para siempre por la pascua del Señor símbolo de la reconciliación y de la pacificación de todas las cosas, cuando Cristo sea todo en todos. (vatican.va)

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La fiesta de la pascua, memorial de la pascua del Señor, es también la anticipación gozosa del futuro escatológico, la pascua como toda fiesta celebra el futuro anticipándolo y experimentándolo a través de una manera sacramental, por eso, celebrar la pascua en la liturgia de la Iglesia es anticipar ya en el presente el futuro de la reconciliación con Dios y la fraternidad universal. Así pues la pascua es un ensayo festivo del cielo nuevo y de la tierra nueva, es decir, del nuevo modo de existencia transformada y regenerada que esperamos, es un juego maravilloso que permite a la comunidad cristiana pensar, que es posible un mundo nuevo, que es posible un nuevo estilo de convivencia humana.

En definitiva, celebramos que es posible la esperanza, la cual nace, se alimenta y se comunica desde la celebración sacramental del misterio pascual del Señor y transforma desde ahora nuestras personas y nuestras comunidades cristianas.

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Tema 2.

Sacramentos y sacramentales.

I. Introducción.

El estudio de los sacramentos, desde un punto de vista litúrgico presupone la doctrina sacramental de la Iglesia, es decir, cuáles son sus componentes esenciales, su institución por parte de Jesús, su número, objetivo y propósito, eficacia, su administración por parte de la Iglesia, además de los requisitos para su celebración y recepción. Se puede afirmar algo parecido en lo que respecta a los sacramentales, el estudio respecto a su naturaleza, su institución por parte de la Iglesia y su eficacia. Estos aspectos son objeto de los estudios teológicos sistemáticos, pero también importante desde el punto de vista litúrgico para comprender mejor los sacramentos y los sacramentales.

El estudio litúrgico de los sacramentos y los sacramentales se centra sobre el aspecto de la celebración y de la acción ritual, en los tratados teológicos del pasado se tendía a ver los sacramentos y los sacramentales a través de una prospectiva doctrinal más que ritual, el otro extremo fue el de examinarlos en base a consideraciones estrictamente rubricales. Así pues teología significaba dogma y liturgia era sinónimo de rúbrica. Aunque las rúbricas formaban parte de la acción ritual no representaban la totalidad de una celebración litúrgica. Es por ello que el estudio de ésta ha de incluir tanto la doctrina como la espiritualidad que son transmitido desde los distintos componentes de la acción ritual por ello cuando se habla de sacramentos y sacramentales como celebración se ha de entender como una interacción entre predicación y oración, entre fe y acción ritual, entre comunidad y la particularidad de cada fiel.

En otras palabras no existe dicotomía entre doctrina y celebración ( lex orandi-lex credendi). Este axioma es de hecho reversible y completado con la lex vivendi, todo se origina la lex orandi la cual surge de la lex credendi. Lex vivendi rea un modo de vida, así pues cuando la Iglesia celebra los sacramentos y sacramentales predica aquello que cree, proclama aquello que oficialmente forma parte de su fe.

Es por ello, que no ha de extrañarnos que la autoridad de la Iglesia esté siempre en guardia sobre los formularios litúrgicos que no portan el signo de la aprobación eclesiástica (recognitio la cual sólo la da el Vaticano). El paso de la espontaneidad y la improvisación a los textos litúrgicos fijados en el s. IV fue un modo de alejar el peligro de la herejía de la lex orandi en la vida de la Iglesia.

II. Los sacramentos.

Han sido instituidos para ser celebrados, son por su misma naturaleza y finalidad celebraciones de la Iglesia, del pueblo de Dios, como tales son ritos litúrgicos que consisten en textos proclamados, gestualidades y símbolos además de elementos materiales. Con la puesta en acto de tales componentes litúrgicos la Iglesia interpreta, evoca y reafirma los contenidos de la lex orandi. Los contenidos son presentados sintéticamente por el CEC 1131 dice lo que es un sacramentos: «son signos eficaces de la gracia instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia…»

Además añade el CEC que la Iglesia celebra los sacramentos como comunidad sacerdotal estructurada en primer lugar mediante el sacerdocio bautismal de los fieles y el de los ministros

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ordenados. Destacando el rol de la palabra de Dios en la estructura sacramental, se observa que el fruto de la vida sacramental es tanto la persona como la comunidad eclesial, a esta interpretación tradicional de los sacramentos se debería agregar como suplemento las enseñanzas de la SC 7, 59, 61. Estos números dicen:

Cristo está siempre presente en su Iglesia a tal punto de que la liturgia es considerada como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo y de su cuerpo que es la Iglesia, Cristo el Señor está presente en los sacramentos, pero de una manera especial en la Eucaristía, de tal modo que cuando uno bautiza es Cristo mismo quien bautiza. Del misterio pascual se deriva la eficacia de los sacramentos, los cuales están ordenados a la santificación del hombre, la edificación del cuerpo de Cristo y la gloria de Dios.

Los sacramentos no sólo suponen la fe sino que la alimentan y la expresan mediante los ritos, confieren la gracia y la misma celebración dispone a los fieles a recibirla. Los sacramentos y los sacramentales ofrecen a los fieles la posibilidad de santificar casi todos los acontecimientos de la vida, por medio de la gracia divina, así como también casi todo uso recto de las cosas que puede ser dirigido a la santificación del hombre y la alabanza de Dios.

Es importante destacar que la SC y la reforma postconciliar han atribuido una justa colocación de la palabra de Dios, los sacramentos son sacramentos de fe ya que la suponen, la nutren, robustecen y la expresan. La celebración de la Iglesia es expresión de fe. La Iglesia predica la fe para preparar a los fieles a la recepción de los sacramentos. Se nos ha recordado que la fe viene de la predicación y la predicación se realiza mediante la palabra de Dios Rom 10, 17; razón por la cual ningún sacramento ha de ser celebrado completamente sin la Palabra de Dios (excepto el bautismo en peligro de muerte).

Estos son los contenidos doctrinales de la lex credendi que la Iglesia predica cuando celebra los sacramentos. La celebración misma está compuesta de elementos:

El tipo de asamblea que se reúne para la celebración de los sacramentos es también muy importante, es a distintos niveles,

El rol de los ministros,

La lectura de los textos bíblicos y

Los textos eucológicos (menor o mayor según la extensión),

El uso de la gestualidad (de los fieles y de los ministros)

Y de acciones simbólicas (como la inmersión, unción y la imposición de las manos, el uso de elementos materiales que sean adecuados a lo que expresan: el pan, el vino, el aceite.),

La ocasión y el lugar de la celebración,

La música,

Las vestiduras litúrgicas adecuados a la celebración, circunstancias y al tiempo, los objetos artísticos con los cuales los ritos son expresados.

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Todos estos componentes de la celebración constituyen la totalidad de la lex orandi y la forma litúrgica exterior de la lex credendi, cada una expresa la naturaleza, el objetivo, la eficacia del misterio de Cristo presente en los sacramentos, cada una revela a su modo la doctrina de la Iglesia respecto a los sacramentos. Esto implica que el estudio de los sacramentos no deben limitarse a los conceptos de materia y forma, y en los requisitos para su válida y lícita celebración.

Los sacramentos son acciones rituales que involucran todos los aspectos antes mencionados, no se pueden comprender los sacramentos cuando se dejan de lado los componentes litúrgicos por medio de los cuales son celebrados, un acercamiento minimalístico a los sacramentos empobrece la teología, la espiritualidad y la pastoral. Los componentes litúrgicos de la celebración son la fuente primaria del estudio de los sacramentos. Por esta razón el estudio de la liturgia ha de incluir la investigación histórica sobre el desarrollo de los ritos sacramentales, el análisis de los textos, su interpretación, el analizar el significado de la gestualidad y los símbolos y la reflexión sobre el tiempo y el lugar de la celebración. Otro aspecto es la iluminación magisterial de la Iglesia y la reflexión teológica que se nos aporta a cada sacramento. Todo esto va a afecta la práctica celebrativa en torno a un sacramento.

Tradicionalmente a partir del C. Florencia s. V (1439-1445) se considera que son siete los sacramentos. El CEC 1211 a su vez los divide en tres grupos: los de iniciación, los de sanación por su efecto y los sacramentos al servicio de la comunión y salvación de los fieles. Debemos destacar que en los estudios litúrgicos la Eucaristía se considera bajo dos aspectos: como celebración dominical y verla dentro del conjunto como culmen de la iniciación cristiana.

Otras celebraciones de la Eucaristía están destinadas a mantener una relación con otros sacramentos, a estas misas se les denomina «misas rituales». Comunión al moribundo es el viático.

III. Los sacramentales.

SC 60 describe lo que son éstos dice: la santa iglesia ha instituido los sacramentales, son signos sagrados por medio de los cuales a imitación de los sacramentos son significados y por la impetración de la Iglesia son obtenidos efectos sobre todo espirituales, por medio de ellos los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y son santificadas las distintas circunstancias de la vida.

SC 61 añade, los sacramentales al igual que los sacramentos derivan su eficacia del misterio pascual del Señor. Según el CEC 1668 los sacramentales son instituidos para la santificación de ciertos ministerios en la vida de la Iglesia, de estados de vida, de eventos de la vida cristiana y de objetos útiles al pueblo. También los sacramentales pueden responder a otras necesidades particulares, o de cultura e historia de un territorio en particular.

En la celebración de los sacramentales se incluye siempre una oración que es acompañada de un signo: la imposición de las manos, signo de la cruz o aspersión del agua bendita. Se distinguen de los sacramentos en razón de su institución y de su efecto, los sacramentales son instituidos por la Iglesia y los sacramentos por Cristo. El CEC nos explica esta distinción, los sacramentales no confieren la gracia del E.S a la manera de los sacramentos. Mediante la oración de la Iglesia los sacramentales preparan a recibir la gracia y disponen a cooperar con ella.

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SC presenta una lista muy limitada de sacramentales por ejemplo las bendiciones en general, la consagración de las vírgenes, profesión religiosa, exequias, rito de la sepultura de un niño. Después del concilio fueron agregadas muchos sacramentales con la separación de rituales separados. Sin embargo, los sacramentales propios de un obispo se le pueden delegar a un presbítero, otras cosas que se pueden delegar son: la dedicación de una Iglesia, la bendición de los óleos, institución de la abadesa, la coronación de la imagen de la Virgen María, otras bendiciones contenidas en el bendicional.

En el caso de los sacramentos la palabra de Dios ocupa un lugar importante, cosa análoga sucede con los sacramentales. Desde el momento que a los sacramentales falta la eficacia ex opore operato la eficacia de los sacramentales se deriva de la oración impetratoria (intercesión) de la Iglesia y de la P. de Dios que se funda sobre la oración sacerdotal de Cristo que es cabeza de la Iglesia. Es la razón por la cual los sacramentales cuando son celebrados fuera de la misa deben incluir una lectura extraída de la S.E.

En el caso de las bendiciones contenidas en el bendicional la P. de Dios y la oración de bendición de la Iglesia son consideradas como sus componentes esenciales. Los sacramentales ocupan el lugar que ha sido asignado para ellos en la economía de la salvación de tal manera que completan, integran y extienden los efectos de la Eucaristía y los demás sacramentos. La lglesia acompaña no sólo con la Eucaristía y demás sacramentos, sino también con la celebración de los sacramentales toda la vida del cristiano.

Son algunos de los contenidos de aquello que la iglesia predica cuando celebra los sacramentales ¿qué es lo que predican?: el poder del misterio pascual que todo lo ha santificado, la presencia del misterio pascual en las distintas circunstancias de la vida humana, el rol maternal de la Iglesia, la santificación de la creación por parte de Dios.

El estudio de los sacramentales y sacramentos incluirá la historia de su institución y su desarrollo, los formularios, la gestualidad y símbolos que se presentan en la celebración. El objetivo de ello es el descubrir y valorar en qué modo los sacramentales transmiten la lex credendi. A su vez cómo mejoran la celebración de la Iglesia lex orandi, cómo nos lanza a buscar una vida nueva lex vivendi. 11:30-12:15

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Tema 3.

La iniciación cristiana.

Introducción. En los primeros cuatro siglos.

Los primeros momentos de la vida de la iglesia después de la ascensión y el pentecostés fueron vividos en el entusiasmo del mensaje que Cristo había entregado a sus discípulos: bautizar y salvar a aquellos que creen continuando de esta manera su misión. Por esta razón, no se debe buscar en los primeros escritos detalles precisos sobre el desarrollo de la iniciación cristiana, sería una imprudencia el intentar indagar los aspectos particulares litúrgicos de aquello que hoy llamamos iniciación cristiana.

Sin embargo, los 4 evangelios, los hechos de los apóstoles, el corpus paulino, el petrino y la Didajé nos ofrecen una teología profunda sobre estos sacramentos, ciertamente aluden a su administración pero sin detenerse en detalles celebrativos a la manera como lo hacen los rituales. En el s. II emergen testimonios más claros sobre la organización del cómo la comunidad recibía a aquellos que se encontraban dentro de un proceso de conversión ya hacia el inicio del s. III podemos constatar una organización más precisa y elaborada del catecumenado y los sacramentos de iniciación.

En el s. IV, en la pax constantiniana, tenemos testimonios fundamentales y numerosos del desarrollo de la iniciación cristiana en la Iglesia de roma. Todo lo mencionado pone el fundamento de cómo trataremos este tema. Veremos el proceso histórico de los primeros cuatro siglos, el desarrollo de la iniciación cristiana en las distintas épocas hasta la época actual, para conocer la problemática contemporánea.

I. El paganismo y el judaísmo.

El hecho de que Cristo y la Iglesia hayan elegido el agua como elemento de integración a la vida nueva, no significa para nada que haya sido una imitación del paganismo. El término baptisein, s=bautizar significa sumergir, introducir en un líquido, lavar, purificar, es importante que al señalar no tanto el hecho sino el significado que se atribuye al signo.

1. El Sifré.

Es un comentario rabínico a Num 14—15, los israelitas entran introducidos a la alianza después de haber sido circuncidados, haber atravesado el mar rojo y ofrecido sacrificios. Esta presentado una teología sobre la iniciación de un prosélito, un pagano que quiere integrarse al paganismo, el cual debía de seguir para ingresar al pueblo elegido a través de los signos de la circuncisión, baños ritual y el sacrificio pascual. Todo esto suponía una previa instrucción.

2. Qumram.

Nos da a conocer la práctica de un grupo de esenios que viven una intensa vida espiritual y religiosa hacia el s. I a. C, esta comunidad llamada también comunidad de los hijos de la alianza, practicaba el baño de purificación (que también se tenía en otros momentos de la vida, antes de consumir los alimentos, antes de hablar con el superior) este baño ritual adquiría el significado de una conversión

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Ez 36. Tal purificación es obra de Dios la cual se verificará en el momento de la visita mesiánica donde acontecerá la purificación en el espíritu de santidad.

II. Bautismo en el NT.1. En los Evangelios y los Hechos.

Hemos mencionado que no nos detendremos en los detalles de las expresiones. La fórmula trinitaria nos indica que cómo el bautizado es integrado en la vida trinitaria, evitando la interpretación de señalar una única fórmula ya impuesta para la celebración del bautismo. El rito de iniciación a la comunidad, es el bautismo realizado en el nombre del Señor Jesús según lo testifica Hc 2, 38; 10, 48; 19, 5; 22, 16; 1 Cor 1, 13-16; 6, 11; Gal 3, 27; Rom 6, 3.

En cuanto a su significado se trata de una creación original cristiana, son totalmente nuevos, la abundancia de textos bautismales en el NT nos hace ver cómo el bautismo cristiano llegó a ser pronto un elemento básico de la misión cristiana Rom 6, 3; 1 Cor 12, 13. El mismo libro de los Hechos nos ofrece un modelo del proceso para llegar a ser cristiano Hc 2, 1ss; 8, 12; 18, 8 de est e modo el bautismo es presentado como un signo de la fe en una doble vertiente, es el sello del mensaje evangélico, de la fe anunciada y a su vez es el sello de la adhesión interior, de la fe aceptada, así crece la comunidad cristiana como grupo original que encuentra en Cristo su unidad y su centro de consistencia. Posteriormente vamos a encontrar en occidente en las comunidades cristianas, un elemento diverso que constará de una triple pregunta sobre la fe en el Padre, en el Hijo y en el E.S a los cuales el candidato responde con la expresión «creo» manifestando su fe de esa manera y posteriormente es inmerso en el agua.

La indicación del evangelio de s. Mateo más que una indicación rubrical se trata de la teología de inserción en la vida trinitaria. En los Hechos podemos descubrir un proceso de evangelización Hc 8, hay una catequesis previa al momento de la celebración. En el Hc 10, 37-43 todo está centrado en la persona de Jesús viviente como agente de la salvación, se acentúa más el hecho salvífico y no tanto la doctrina que le prepara.

Así pues creer significa adherirse a Jesús como Señor con una conversión radical esta es la condición para ser admitido al bautismo Hc 2, 41; 8, 12 recibir el bautismo es un acto público, litúrgico, que expresa la fe y la concretiza en el sacramento.

2. El bautismo en el corpus paulino.

El texto central sobre el bautismo es Rom 6, 3-7, esta participación se realiza en semejanza o similitud como participación ontológica en una realidad presente bajo la forma del signo. A través del signo sacramental nos adherimos a esta realidad. S. Pablo recurre a la tipología del AT, (tipología=a imágenes) del mar rojo para explicar la dimensión colectiva del bautismo. Para s. Pablo Cristo es el nuevo Moisés, que conduce a su pueblo su cuerpo, es decir la Iglesia, el agua y la nube dan al pueblo la fuerza para su caminar 1 Cor 10, 1-2.

No basta tener la nube y el maná para ser salvada sino la actitud de fe concretizada en los hechos de vida. S. Pablo ve en la circuncisión una imagen de aquello que es el bautismo, en cuanto que éste agrega al bautizado al cuerpo de la Iglesia Col 2, 11 Además el bautizado recibe el E.S que es el espíritu que da la vida nueva Rom 6, 4 El bautismo da un sello una marca 2 Cor 1, 21-22; Ef 1, 13 del

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espíritu que distingue a aquellos que han sido bautizados. Así pues todos los marcados por el Espíritu forman un solo cuerpo en el mismo Espíritu.

3. El bautismo en la 1 carta de Pedro.

El texto central que nos habla del Bautismo es 1 Pe 3, 18-22, encontramos al menos una reminiscencia de lo que pudo haber sido una catequesis en aquel tiempo, 1º una profesión de fe en Cristo resucitado v. 18, en los vv. 19-22 es un fragmento de un catequesis bautismal en la relación del a imagen del arca de Noé. Este método tipológico será utilizado en los comentarios de los santos padres, además en los textos de bendición del agua.

Para s. Pablo y s. Pedro los tipos o imágenes utilizadas no son simples ejemplos, sino realidades históricas que conducen a la realidad definitiva que significan. Vamos a encontrar tres imágenes esenciales: Noé, el diluvio, el bautismo. Is 28 habla del agua del diluvio, en estas figuras tipológicas los santos padres por ejemplo como s. Justino en su diálogo con Trifón c. 8 han visto lar elación con el octavo día es decir el día de la pascua. Es por ello que el domingo día de la resurrección se presenta como un día fuera de la semana y a la vez el último día del regreso de Cristo.

Aparecerá el bautismo ligado al 8º día razón por la cual es preferible conferirlo el día domingo, especialmente en el solemne domingo de la pascua.

4. San Juan y su evangelio sacramental.

El Evangelio de s. Juan tiene la virtud de comunicarnos la experiencia vivida por la comunidad, para s. Juan el Bautismo y la Eucaristía están íntimamente ligados a la vida de Jesús, es difícil afirmar que este evangelio no haya sido una catequesis. El autor afirma de una manera implícita y nos narra el milagro de la boda de Canaá con la finalidad de suscitar la fe, al final del evangelio nos dice que ha elegido entre los acontecimientos de la vida del Señor aquellos necesario para provocar la fe en el Hijo de Dios.

Este evangelio está lleno de símbolos bautismales, por ejemplo Jn 3, 1-21; 4, 12-15; 4, 35-36. Estos textos evangélicos serán utilizados posteriormente en la liturgia, en la cuaresma, escrutinios o en la bendición del agua. Es por ello que resulta útil el recordad las perícopas juánicas mas relacionadas con el tema del bautismo Jn 4, 10-14(samaritana); 5, 2-3 (agua de la piscina); 7, 37-39 (agua de la vida); 9, 1-41 (la sanación del ciego de nacimiento que va a lavarse a la piscina de Siloé); 13, 1-20 (el lavatorio de los pies que evoca el bautismo que purifica); 19, 34 (aquella agua que surge del costado de Jesús en la cruz) estos textos resultan fundamentales por sus ricos contenidos para la teología y la liturgia del bautismo.

III. El Bautismo en los escritos judeo-cristianos.1. Didaché

Este antiguo texto el más antiguo en la literatura cristiana no canónica se escribe paralelamente con los escritos de s. Pablo, presenta dos textos que hace referencia al Bautismo 7, 1-4; 9, 1—10, 7: el primero dedicado al bautismo y el 2º sobre la Eucaristía el cual destaca que nadie puede acceder a la Eucaristía si primero no ha recibido el bautismo.

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7, 1-4 da una serie de indicaciones que acerca del bautismo. El texto india el modo en el cual se debe de bautizar, ya que, antes expone lo que se llamaba la doctrina de los dos caminos, la cual algunos la interpretan a manera de una catequesis bautismal, ritualmente el bautismo es conferido por inmersión lo cual es indicado por la palabra bautizar=sumergir, se lee la forma trinitaria con la inserción de las personas de la Trinidad. Esta fórmula trinitaria distingue ante todo el bautismo cristiano de otros tipos de bautismos. El resto del texto es más tardío el cual prevé el hecho de no encontrar agua viva, siendo posible usar el agua simple y celebrar el bautismo por infusión. Hay que hacer notar que tanto el bautizante como el bautizado se preparan ayunando uno y dos días antes del bautismo.

2. Las Odas de Salomón.

Fue descubierta en 1905 R. Harris en un manuscrito siriaco, sin embargo, el original fue escrito en griego hacia la 2ª mitad del s. II. Compuesta por 42 odas que comentan la liturgia sobre todo la bautismal y la pascual de una comunidad judeo-cristiana residente en Siria. El carácter lírico de estas odas no debe hacer olvidar de que se trata de una catequesis mistagógica a tal grado que las odas 4, 25 y 36 parecen ser una descripción de los ritos bautismales.

Estas odas catequísticas recurren con frecuencia a la tipología que da el sacramento toda su profundidad y lo inserta en el contexto de la historia de la salvación. Tres temas aparecen como dominantes: el mar rojo, el templo y la circuncisión. Nos habla sobre el mar rojo, oda 39, 9-10. Templo oda 4, 3; 6, 7-8. Circuncisión oda 11, 2. Este recurso a la tipología llegará a ser más tarde un lugar común en la catequesis de los santos Padres. Así por ejemplo en estas catequesis, nos habla de que el hombre debe desnudarse de las obras del pecado. Se describe el agua como el lugar en el cual sucede la lucha de Cristo contra el dragón, la bestia oda 22. Este mismo tema permanece en nuestros días cuando en la cuaresma se canta la victoria de Cristo sobre el dragón. La inmersión en el agua es considera como el descendimiento a los infiernos y la liberación de la muerte. Las odas comienzan a hablar del sigilo-sphragis que ciertamente esta marcación en el bautizado no sabemos si es parte del mismo bautismo o algo distinto del bautismo y cómo se realizaba esta marcación.

3. La epístola de Bernabé.

Esta carta es un verdadero tratado escrito después de la destrucción del templo de Jerusalén, como lo muestra el capítulo 16. Este hecho excluya la posibilidad de ver en este Bernabé al apóstol del mismo nombre. Resultan interesantes los capítulos 6, 11. En el 6 se habla del bautizado como aquél que ha entrado a la tierra prometida donde mana leche y miel llegando así a un estado paradisiaco y es transformado en creatura de Dios. También la utilización del Sal 23 que tiempo después va a llegar a ser el salmo clásico de la iniciación cristiana.

El 11 le da importancia en la descripción del itinerario sacramental, será la utilización de distintas figuras tomadas del AT, así se dirá el catecúmeno es bajado a las aguas de la muerte pero con la fuerza de la cruz es establecido sobre una roca sólida y resurge al cuerpo de Cristo glorioso. En el cap. 16 hace alusión al Sal 1 y muestra al justo plantado como un árbol a la orilla del lago, todos los que son bautizados así pues, han de dar fruto a su debido tiempo, el neófito es tiempo de Dios y Dios habita en Él.

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IV. Las primeras descripciones de una organización catecumenal y de la iniciación cristiana.

1. San Justino.

En su primera apología año 50, cap 61-62 describe tanto la preparación al bautismo como la celebración de éste. Diálogo con Trifón, elabora una teología del bautismo para la preparación al bautismo destacamos 4 puntos principales contenidos en la primera apología:

-Creer en la verdad de la enseñanza trasmitida por el catequista.

-Prometer el vivir según los mandamientos.

-Aprender a orar y pedir al Señor el perdón de los propios pecados.

-Aprender a ayunar.

Toda la comunidad ora y ayuna durante esta preparación, esta disciplina descrita por s. Justino guiará en los s. venideros el proceso de la iniciación cristiana. En cuanto al contenido ritual habla de ello de una manera muy discreta. Entonces los candidatos son llevados por nosotros a donde hay agua y son regenerados como nosotros hemos sido, son lavados en el agua en el nombre de Dios padre y maestro de todas las cosas y de Jesucristo nuestro salvador y del E.S. 1ª Apología c. 61. S. Justino llama a esta alusión fotismos, los illuminati, los iluminados por Cristo, porque todos aquellos que reciben la doctrina son iluminados. Aquél que es iluminado y lavado en el nombre de Cristo, crucificado bajo Poncio Pilato y en el nombre del E.S que anunció por medio de los profetas la historia de Jesús.

En el Dialogo con Trinfón desarrolla su teología enunciando el primer efecto del bautismo, la remisión de los pecados, este efecto no es algo mecánico, pues para ello es necesaria la fe. También se hace necesaria la conversión descrito con el término metanoia. La remisión de los pecados no es el único efecto, también la regeneración y la iluminación. El Bautismo también es inserción a la comunidad de los creyentes lo cual era expresado con la participación de la Eucaristía. Es desde ese momento que el bautizado integrado a la vida cristiana debe dar testimonio de su fe y observar los mandamientos para así alcanzar la vida eterna.

2. S. Ireneo de Lyon.

Dos obras: la Demostratio apostolica y la Adversus haereses. En la 1ª obra es una catequesis fragmentada sobre la iniciación cristiana y la descripción sobre la liturgia bautismal con una invocación trinitaria, y mención de la remisión de los pecados. Menciona s. Irineo de que el sacramento confiere un sigilio para la vida eterna y es como signo de la vida nueva en Cristo n. 3. En su 2ª obra no encontramos una descripción detallada de los ritos pero sí las líneas principales de las catequesis bautismales. Menciona el efecto de la remisión de los pecados, lo considera como un aspecto secundario respecto a la divinización que es realizada por el bautismo, somos hechos hijos en el Hijo, inhabitación de la trinidad en el bautizado. Es en la encarnación del Verbo donde reside el fundamento de la nueva creación y restituye al hombre su imagen primitiva, es el don del E.S que restituye al hombre la gracia de Dios, realizando el hombre una divinización progresiva. De este

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modo poco a poco nos habituamos a recibir y a portar a Dios en nosotros, cristiano=teóforo=portador de Dios.

3. Tertuliano.

Su obra De Baptismo, sobre el bautismo, obra de tipo apologético contra una forma de maniqueísmo que retenía la materia como una realidad mala, razón por la cual el agua del bautismo debía ser prohibida siendo sólo necesario la fe. Este tratado se destaca por la riqueza de elementos aportados, ciertamente no hemos de olvidar otras obras que aportan elementos sobre la iniciación cristiana: De Corona, De carnis resurrectione, Adversus Marcionem.

Se divide en dos apartados: el 1º el simbolismo del agua c. 3-6, el comentario al rito del bautismo c. 7-8, la tipología bíblica c. 10-15. El 2º problemas de tipo teológico 10-16 y problemas de tipo disciplinar 16-20. Destacaremos sólo algunos elementos:

-El bautismo supone la preparación del candidato, aquellos que reciben el bautismo deben orar, ayunar, estar en vigilia de oración y confesar los pecados.

-El día del bautismo es de preferencia el día de pascua, porque somos bautizados en la pasión de Cristo, sin embargo, todos los tiempos son convenientes para el bautismo.

-Cuando el obispo está presente bautiza él, o el sacerdote o el diácono pero nunca sin el consentimiento del obispo, en caso de necesidad un laico puede bautizar de preferencia que no sea una mujer.

-La noche de pascua a la aurora era bendecida el agua bautismal, es el primer testimonio que tenemos de esta bendición sobre la cual Tertuliano existe por motivos apologéticos.

-El candidato después de haberse desnudado entra a la piscina, renuncia al diablo, a sus pompas y a sus ángeles. Explica qué cosa son estas pompas son las idolatrías con sus manifestaciones, las dignidades y honores del mundo.

-Vienen dos ritos íntimamente unidos la inmersión y la profesión de fe. El catecúmeno respondía credo a la pregunta del obispo sobre la fe en cada una de las personas de la Santísima Trinidad, a cada respuesta, le seguía una inmersión. Se continúa con los ritos bautismales, tenemos el testimonio de la unción, unción post-bautismal, Tertuliano la considera como una unción sacerdotal. Después de esta unción se tiene la imposición de las manos con la invocación del E.S. Ciertamente no se tiene ninguna unción después de esta imposición de las manos. En su catequesis Tertuliano utiliza con grande frecuencia el recurso de las tipologías, desde el punto de vista teológico, sabemos que Tertuliano considera el bautismo concebido por los herejes como inválido, ya que, existe una sola Iglesia, una sola fe.

4. La Traditio apostólica.

Se le atribuye a Hipólito de Roma. Este escrito hacia el 217, cobra de gran importancia al ser el primer documento que nos ofrece una descripción más detallada sobre el catecumenado, además sobre los ritos de la iniciación con sus oraciones anexas. Hay que recordar que este documento no

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nos refiere la liturgia de Roma. Sino una liturgia preocupada en la línea de la antigua liturgia, lo cual nos permite conocer las costumbres anteriores a la elaboración del mismo libro.

La descripción del catecumenado deja entre ver la preocupación de un pastor severo y exigente, que considera como absolutamente necesario en su tiempo (de persecución), una educación segura en la fe y en la disciplina de la Iglesia. Se distinguen dos clases de catecumenado:

1º los catecúmenos propiamente dichos, estos seguían una formación durante tres años y 2º los elegidos que después de un examen cuidadoso sobre su conducta se prepara para su próxima iniciación, este término de electus, i=los elegidos será utilizado en la liturgia romana con cierta frecuencia además del término competens. Desde el c. 15-22 la traditio apostólica trata sobre la iniciación cristiana, este tratado lo dividiremos en 5 etapas:

-C. 15-16 es la presentación de los candidatos, los candidatos se presentan conducidos por los amigos hacia el didáscalos para recibir la enseñanza. Los amigos son interrogados sobre la identidad y sobre la conducta de aquél que presentan. Había ciertos impedimentos ligados a ciertas profesiones. El didáscalos (el que enseña) el Obispo o también podía ser un catequista

-C. 17-19 periodo del catecumenado. El candidato una vez recibido comienza una instrucción durante un tiempo de 3 años, durante este tiempo hacía su oración en un lugar aparte y no con los fieles, además de que no intercambian el ósculo de la paz. A l final de la catequesis el didáscalos, el clérigo o laico, imponía la mano sobre el catecúmeno.

-C. 20 preparación próxima a la iniciación. Después de los 3 años de instrucción y seguido a un nuevo interrogatorio y examen al candidato y a sus amigos sobre el candidato, el catecúmeno es admitido a la escucha del evangelio, después de este momento el catecúmeno pasa a ser elegido y toma parte en la liturgia de la palabra recibiendo la imposición de las manos y a la vez es exorcizado. En los días que sigue a la iniciación es el obispo el que exorciza a cada candidato para saber si es puro. Tres días antes del bautismo el elegido cumple con una ablución y el viernes inicia el ayuno hasta en la noche entre el sábado y el domingo. El sábado el obispo reúne a todos aquellos que deben ser iniciados de rodillas delante del obispo recibían la imposición de la mano. El obispo sopla sobre su rostro, luego realiza el signo de la cruz sobre la frente, los oídos y la nariz, durante toda la noche se vela en oración.

-C. 21 habla de la iniciación, comprende 3 parte íntimamente ligadas: bautismo, confirmación y eucaristía. Al final c. 21 se precisa que los bautizados no han de portar nada con ello sino lo necesario para la eucaristía. Al canto del gallo era bendecida el agua de un río o manantial, los candidatos se despojaban de sus vestiduras, y se realizaba el interrogatorio, si los niños no podían responder a éste respondían los que los llevaban, primero se bautizaba a los infantes luego los hombres seguidos de las mujeres, con el cabello recogido, nadie debía portar consigo objetos al entrar al agua. Se bendecían los santos óleos el obispo daba gracias sobre el óleo que depositaba en una ámpula, se trata del óleo de la acción de gracias, enseguida exorcizaba otro oleo el del exorcismo, el diácono lleva el óleo del exorcismo y toma el lugar a la izquierda del bautizado el otro diácono porta el óleo de la acción de gracias. El sacerdote llama a cada elegido que debe pronunciar la renuncia con estas palabras, después de la renuncia el sacerdote ungía al candadito, que todos los espíritus malignos se alejen de ti. Después el candidato desnudo se acercaba al obispo que se encontraba cercano al agua, un diacono entra en el agua con el elegido y lo interrogaba sobre la fe,

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el elegido respondía creo a cada interrogación. El contenido de las preguntas era el siguiente se trata de la fe en el Señor omnipotente, de Cristo muerto y resucitado. Después del bautismo era ungido con el óleo de la acción de gracias, yo te unjo con el óleo del E.S. luego sigue la confirmación una vez revestidos los neófitos entraban en la Iglesia el obispo les imponía la mano, hazlos dignos de ser colmados del E.S y manda sobre ellos tu gracia, para que te sirvan según tu voluntad porque tuya es la gloria, luego el obispo tomaba el oleo de la acción de gracias, yo te unjo con el óleo de Dios Padre, de Jesucristo, y del E.S, trazaba el signo de la cruz sobre la frente y daba el beso de la paz diciendo el Señor esté contigo, y respondía el neófito y con tu espíritu.

Ahora orarán juntamente con todo el pueblo los bautizados y los confirmados y cuando oren se darán el beso de la paz dentro de la liturgia de la Eucaristía. Los diáconos presentaban la oblación al obispo el cual realiza la acción de gracias sobre el pan para que sea el símbolo del cuerpo de Cristo y sobre el cáliz para que sea la imagen de la sangre que ha sido derramada por aquellos que se creen en Él, también una acción de gracias sobre la leche y la miel para indicar la promesa hecha a nuestros padres donde habla de la tierra que mana leche y miel. El obispo se dirige a aquellos que han recibido la comunión cuando fracciona el pan le presenta a cada uno una parte y dice el pan del cielo en Cristo Jesús y el que recibe el pan responde amen si los sacerdotes no son suficientes el diacono presenta el cáliz, primero un diácono lleva el agua, luego otro la leche y al final otro la miel. Quien presenta el cáliz en Dios omnipotente=Amén, para cada cáliz se hace lo mismo.

-Etapa de la mistagogía. Cuando todo se terminaba cada uno debía de empeñarse en realizar las buenas obras, en agradar a Dios y en crecer en celo por la Iglesia, poniendo en práctica cuanto se ha aprendido y buscar el progreso en la piedad, se daba una formación complementaria si era necesaria, ofrecida por el obispo en privado.

La TA es una fuente teológico-litúrgica muy importante, por ello mencionamos los siguientes puntos:

-La disciplina del catecumenado ha inspirado fuertemente la liturgia romana de los escrutinios se destaca la costumbre del bautismo de niños y de aquellos más pequeños que no pueden hablar.

-Durante el tiempo del catecumenado se impone la mano sobre el catecúmeno lo retoma el RICA.

-El rito del éfeta que será conservado para la posteridad, no encontramos ninguna referencia al rito de la sal que después subrayará el sacramentario Gelasianum Vetus (GeV).

-La unción hecha con el óleo del exorcismo después de la renuncia, esta colación de la renuncia es un poco extraña en cuanto que la unción podía significar la fuerza necesaria para la lucha. Esta unción era realizada ordinariamente probablemente sobre todo el cuerpo.

Después del bautismo una nueva unción era realizada con el óleo de la acción de gracias (o crisma) la fórmula de bendición de este crisma era sólo de tipo declarativa que no hacía alusión a los efectos de la unción. Para la confirmación los detalles ofrecidos son de importancia: el obispo impone la mano se alude al bautismo como remisión de los pecados, en cambio la confirmación trata sobre el don del Espíritu, este don tiene como objetivo el hacer del confirmado una persona capaz de servir conforme a la voluntad del Padre.

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La frase en la cual se dice que los catecúmenos no oran con los fieles antes de haber recibido esto significa para la TA que el bautismo y la confirmación son necesarios para acceder a la Eucaristía y así la confirmación es como una cierta diputación al culto, la cual capacita para un servicio.

5. San Ambrosio de Milán.

Obras ambrosianas: De sacramenti, De mysteris; tratan específicamente sobre la iniciación cristiana presentándonos visiones complementarias pues la primera trasmite detalles que la segunda no menciona. Seguiremos la 1ª ya que es la que describe con mayor detalle el itinerario celebrativo de la iniciación cristiana. Esta obra es de tipo catequético-mistagógico, su objetivo es presentar una enseñanza sobre los sacramentos recibidos.

Se destaca lo siguiente:

-Comienza la descripción del rito con el Éfeta, el cual lo une aquello que será celebrado a la noche de pascua, conecta el rito con Mc 7, 34; ciertamente encuentra dificultad para explicar por qué también se toca la nariz, este gesto expresa que el neo bautizado está capacitado para seguir lo que describe el texto como el bonus odos Christi, el bueno olor de Cristo, en referencia al Cantar de los cantares. Después viene la unción previa a la renuncia, le da un significado distinto. Evidentemente, el agua es central en el rito del bautismo razón por la cual s. Ambrosio enumera todo aquellas tipologías que conoce sobre el agua bautismal.

Considera el agua como imagen del sepulcro de Cristo y como instrumento que permite al hombre ser sepultado en Cristo, el bautismo se realiza con la triple interrogación y respuesta triple, creo. Después del bautismo el obispo unge al bautizado pronunciando una oración que permanecerá sin variantes en los rituales hasta el CV II, mediados del s. IV-mediados del s. XX. Después el obispo lava los pies al neófito en recuerdo del lavatorio de los pies del Jueves Santo y de las palabras de Jesús a Pedro. Esta costumbre de lavar los pies es propia de la Iglesia de Milán y que Roma no la conoce.

Se pasa a la descripción de un nuevo rito con la expresión Spiritale Signaculum, por el cual a través del bautismo el hombre era integrado a una vida nueva, por ello debía de recibir lo que se llama la perfección con la efusión del Espíritu, esta efusión del Espíritu y de sus 7 dones es conferida mediante una invocación hecha por el obispo, sin embargo, s. Ambrosio no nos dice si la invocación era acompañada o no de la imposición de la mano, s. Ambrosio continúa su catequesis con la Eucaristía, fuente y culmen, sin destacar el ligamen entre la Eucaristía y los dos sacramentos que la preceden.

6. San Agustín.

Cuando escribe sobre la iniciación cristiana no lo hace con la intención de dar a conocer los ritos sino para combatir posiciones erróneas, mediante un recorrido de sus obras, se puede reconstruir lo que ha escrito respecto a la iniciación cristiana. Señalaremos algunos aspectos litúrgicos:

-La liturgia bautismal de este tiempo no presenta novedades al respecto, los catecúmenos eran divididos en 2 clases, los audientes (aundients) y los competentes (competens) recibían el signo de la cruz los primeros, se encuentra en De catechizandis rudibus, también la imposición de las manos, la sal. Los 2º en Roma eran llamados los electi, recibían ya la preparación inmediata la

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iniciación. Alude s. Agustín a los escrutinios sin definirlos sin precisión, los escrutinios se hallaban compuestos de exorcismo que promovía n el crecimiento progresivo y espiritual del candidato, ya que, es una acción de Dios que libera el corazón. Estos exorcismos y escrutinios se tenían después de la inscripción posterior a la cuaresma.

Con estos los catecúmenos iniciaban la preparación para llegar hacer miembro de Cristo. Por 1ª vez aparece la referencia a los ritos de la traditio y la redditio, la entrega del credo y la entrega del Padre Nuestro, oración del Señor, este rito da significado al catecumenado que ha enseñado a crecer y orar. La bendición del agua cobra una especial importancia, ya que, se destaca el aspecto negativo de alejar el poder del mal, ciertamente su principal característica era el aspecto positivo del nuevo nacimiento. En cuanto a lo que respecta a la fórmula del bautismo existía aún la fórmula interrogativa que coexistía con la fórmula trinitaria actual, esto tal vez para destacar contra los arrianos la igualdad del Hijo como parte de la Trinidad.

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Tema 4

La iniciación cristiana en Roma y en el occidente no romano.

I. Del s. V-X.

Tenemos documentos que nos dan muchos detalles del catecumenado y de la iniciación: carta a Cenareo, el sacramentario Gelasiano, ordo romano XI, el sacramentario gregoriano y los gelasianos del s. VIII. El acercamiento a estos documentos es importante para conocer y valorar las adaptaciones litúrgicas en la actual pastoral de modo que se expresen en su mejor eficacia.

1. Carta a Cenareo.

Es del diácono Juan. Después será el papa Juan I. el destinatario de esta carta es un funcionario de Rabena que se muestra interesado por los ritos de iniciación, que pide saber en qué consiste este rito. A lo que respondió el diácono Juan en los siguientes términos: el hombre nace prisionero del pecado, apenas recibidas las primeras nociones el candidato debe renunciar a los vínculos que lo ligan al demonio. Es instituida una catequesis articulada de modo que se exponen las nociones de la fe, el tiempo del catecumenado comporta distintos ritos. Con el devenir del tiempo ya no se considera necesario que pasen tres años para ser inscritos a la preparación próxima al bautismo, la preparación inmediata a la iniciación sucede poco tiempo después.

Los ritos que menciona son los siguientes: la imposición de las manos con el catecúmeno es transformado en santo, en el sentido que es separado del mal y preparado para su liberación definitiva. El rito de la insuflación sobre el rostro, es decir, soplaba para expulsar el demonio y así preparar la entrada de Cristo. Después la imposición de la sal que tiene el sentido de conservar y establecer la sabiduría. La imposición de las manos nuevamente, este signo era repetitivo, con la finalidad de favorecer el progreso del catecúmeno en la santidad de vida. La entrega del símbolo de la fe, después de éste, tenemos los escrutinios, los presenta como exámenes sobre la fe y la tradición los consideraba con exorcismos solemnes. El toque o contacto de los oídos para la adquisición de la inteligencia, y la nariz para percibir el buen olor de Cristo. Por último el contacto del pecho, sede y tabernáculo del corazón, para comprender que un corazón puro se debe seguir los preceptos de Cristo.

2. Sacramentario Gelasiano.

Es importante ya que transmite la liturgia de la ciudad de Roma, el GeV como libro, fue escrito en Roma, pero llevado a Francia donde fue transcrito en el monasterio de Chelles en el 750 y se conserva en la biblioteca vaticana con el nombre de Codex Vaticanus Reginensis Latino 316, según el liturgista Antoine Chavasse este sacramentario se usaba en las parroquias de la ciudad de Roma los Tituli, y coexistió de manera contemporánea al sacramentario Gregoriano adrianeo.

La utilización del GeV debe ser prudente ya que en el momento en que fue transcrito en Francia se introducen elementos propios de esa localidad. El GeV es escrito no para los adultos, sino para los infantes como lo demuestran numerosas rúbricas. La cuestión es qué se debe entender por infantes.

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Existe una catequesis litúrgica para los papás que se preparan al bautismo de sus niños. El acercamiento al GeV a que el actual OICA o RICA, lo ha tomado en gran parte.

Distintas etapas de su composición:

-1ª Etapa de composición.

De los formularios XXVI-XXVIII de los n. 193-284, se contienen los formularios de las misas del tercer y cuarto domingo de cuaresma parte más antigua, presenta una serie de rúbricas en las cuales se da una contradicción: se habla de un duplicado de escrutinios para niños con diferente matiz. En los formularios XXX-XXXII es presentado un grupo de oraciones para los elegidos al catecumenado, se encuentran en desorden este grupo de oraciones en los n. 285-287, se trata de la inscripción del nombre acompañado de una oración: «Dios creador del género humano», después viene la insuflación, después la imposición del signo de la cruz con la oración, enseguida un ritual para la sal, el exorcismo de la sal con una oración que se conservó durante muchos siglos, después la bendición de la sal, la imposición de la sal, al final la bendición conclusiva.

Después los exorcismo en el formulario XXXIII, se realizan sobre los elegidos, se presenta una modificación respecto a prácticas anteriores, ya que, estos se tenían durante el catecumenado, ahora se tienen en la preparación inmediata. No se tiene el largo periodo de la preparación remota, en el 3º y 4º domingo de cuaresma comportan exorcismos oraciones propias además de lecturas. La eucología de estas misas comporta una intercesión (memento) en la plegaria eucarística en una de ellas se hacía mención de las madrinas y padrinos de los niños.

En los formularios XXXV-XXXVI (entregas) se presenta la entrega del símbolo=credo y del P. Nuestro, la comprensión de estos ritos es cuando van dirigidos a los papás y padrinos, como catequesis a la preparación para el bautismo de los hijos. La estructura de esta entrega es muy simple, una monición previa hecha por el sacerdote para la entrega del símbolo y una del diácono para la entrega del P. Nuestro, a ello seguía la proclamación del texto con un comentario fuera del símbolo o del P. Nuestro. El contenido de estas catequesis es muy rico que se ha conservado con el paso de los siglos y que lo utiliza el actual RICA.

Formulario XLII, (rito del sábado por la mañana), se trata de la imposición de la mano sobre la cabeza del niño acompañada de un exorcismo, después el rito del éfeta que se realiza con saliva sobre la nariz en la persona y en los oídos, para percibir el buen olor de Cristo. Recibe por los oídos la palabra para luego anunciarla con la boca. Después se ungía el pecho y la espalda y la renuncia que era individual, cada uno era llamado por su nombre, se renunciaba a Satanás, al final se invitaba a los elegidos a recitar el símbolo mientras el sacerdote imponía la mano en la cabeza.

Formulario XLIV, reporta la oración de bendición del agua bautismal. El bautismo como tal y la confirmación. La bendición del agua es la misma que aparece en el sacramentario veronense (Ve 1331) donde se alude al E.S que aletea sobre las aguas primordiales de la creación, así también al agua del río Jordán. El bautismo era conferido sobre la triple interrogación sobre la fe acompañada de la triple inmersión. Al salir de la fuente el neófito era ungido sobre la cabeza, acompañada de la oración que nos es transmitida por s. Ambrosio en De sacramenti.

La confirmación es conferida por el obispo, aquí aparece este término de confirmación. Reporta una rúbrica donde habla de cómo era conferida la confirmación: el obispo da el don del E.S a los

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confirmandos o consignados, le impone la mano acompañado de unas palabras, el imponer la mano no significa que lo hiciera a todos juntos a la vez, sino de uno por uno. La oración que acompaña la imposición de la mano expresa los 7 dones del E.S como ya s. Ambrosio lo había insinuado. Se observa también que el gesto importante de la celebración de la confirmación es la imposición de la mano.

El texto de la oración permanecerá sin variaciones hasta los actuales rituales, después de la imposición de la mano viene la signación, el signo de Cristo para la vida eterna=amén. Luego el beso de la paz, el ósculo. Después la Eucaristía con la que se unía al canto del gloria.

-2ª Etapa de composición.

Formularios LXVI-LXXVI se trata del ritual de la iniciación pero tenida el sábado de pentecostés. Con diversos rituales particularmente la iniciación cristiana para los enfermos.

-3ª Etapa de composición.

Formularios XXIX-XXXIV. En el primer formulario encontramos la inscripción a los escrutinios en la 3ª semana de la cuaresma. En el segundo formulario reporta la entrega de los evangelios, lo cual refleja una exigencia pastoral distinta, participaban cuatro diáconos y cada uno de ellos llevaba un evangelio, los colocaban en cada ángulo del altar. Luego se proclamaban los primeros versículos de un evangelio, quien presidía comentaba el evangelio, era toda una catequesis, y así se iban proclamando cada uno de los evangelios.

3. Ordo Romano XI.

El ordo u ordines, son los rituales, eran los rituales utilizados en la diócesis de Roma. Este ordo es contemporáneo al GeV se presenta como una realización atrevida de un ritual adaptado a nuevas circunstancias. GeV trataba de responder a la iniciación cristiana de los infantes, dado que se requería una mayor preparación el o. XI respondiendo al celo pastoral de los pastores ha querido preparar a los papás y padrinos, por esta razón siguiendo el ritual GeV duplica los tres escrutinios conservando el rito de la admisión y de la inscripción del nombre, además de conservar las tres entregas: credo, P. Nuestro y Evangelio. El ritual prevé un lugar especial para los niños en la celebración cuando su presencia es necesaria. El primer escrutinio se tenía el miércoles de la primera semana: Ez 36, 25-29, después de la lectura los catecúmenos salían y después se proclamaba el evangelio Mt 11, 25-30. El 2º escrutinio era celebrado el sábado de la 3ª semana con la misma misa y los mismos ritos. El 3º escrutinio en un día no fijo de la 3ª semana. Durante la 5ª semana era celebrado el 4º y 5º escrutinio sin tener un día fijo. 6º escrutinio durante la 6ª semana y el esquema era igual que al primer escrutinio. Finalmente un 7º escrutinio constituido por el éfeta y la renuncia a Satanás. Después de ellos el ritual reporta la bendición del agua bautismal y el bautismo, luego la confirmación cuya secuencia ritual no es precisada. Para conocernos tendríamos que remitirnos al O. romano VII que se habla de la semana santa y que se complementa con el ordo romano XV.

El o. XI preveía la comunión de los así llamados infantes. Este ritual muestra una gran atención pastoral que tuvo su eficacia en orden de la preparación de los papás de aquellos niños que recibían la iniciación cristiana. Ciertamente esta preocupación no advirtió que con las innovaciones se estaba arruinando el orden pascual de los domingos de cuaresma. Los domingos de cuaresma marcan todo

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un itinerario. Se advierte un tanto falta de creatividad, manifestada en cierta pereza que provoca la repetición de oraciones, lo cual podía llevar a un cansancio o aburrimiento en aquellos que participaban del rito. Hay una tensión alegórica entre los 7 dones del E.S y estos 7 escrutinios. Este ritual se presenta como un modelo de adaptación y una guía para la catequesis actual de los papás.

4. Sacramentario Gregoriano (Gr H).

Es el sacramentario que solicita Carlo Magno al papa Adrián hacia el final del s. VIII, ya no se incluyen más auténticos escrutinios, pero sí los grupos de exorcismos. El primer grupo era lo que llamábamos la bendición de la sal y una oración sobre los catecúmenos, sin estar ligados a la cuaresma. Segundo la entrega de los evangelios, permanece ligada a la cuaresma. Contiene elementos catequéticos en la participación de los adultos que se preparaban a la iniciación cristiana y a los padrinos. Tercer grupo, la celebración del sábado por la mañana, la entrega del símbolo y el éfeta. No da la fórmula del bautismo, cuando habla del bautismo de enfermos habla de una nueva fórmula del bautismo «ille tallis baptizo te in nome Patris».

En el 744 el papa Zacarías establece el uso de esta fórmula como uso ordinario ante la incapacidad de poder dar una respuesta sobre la interrogación de la fe. Gr H encontramos un signo de abandono, se desvincula Ge V y del OR XI que se retenían como importantes para el cuidado pastoral. Esta simplificación del ritual es porque en ese tiempo no había conflictos. Gr H agrupa en una sola celebración la entrada en el catecumenado, exorcismo, ritos del sábado, el bautismo con la posibilidad de la confirmación. La fórmula bautismal ora: «ego te baptizo in nomine Patris, et Filio, et Spiritu Sancto». Aparece una nueva costumbre, se vestía a los niños con su propia vestidura. No encontramos nada sobre el rito propio de la confirmación, sí está el objeto presente de la confirmación, una vez crismado puede participar de la comunión. Son los presbíteros quienes presiden la iniciación cristiana.

5. Gelasiano del s. VIII.

Encontramos dos formas principales, nos transmite la primera el sacramentario Gellone (Ge G)

a. Sacramentario Gellone (Ge G)

Incluye dos rituales para el bautismo, el primero es una conexión entre Ge V y OR XI, es un texto confuso e incompleto, sus particularidades son pocas. El sacerdote interroga sobre la fe en las tres personas divinas imponiendo la mano sobre el catecúmeno, esto se desarrolla el sábado cuando se entrega el símbolo. El bautismo se realiza con la triple inmersión, con la fórmula «Ego te baptizo in nomine Patris…» para la bendición del agua hay un nuevo rito: se coloca el cirio en la fuente. La confirmación se sigue por medio de la imposición de la mano del obispo con la fórmula gelasiana, lo mismo la signación. Se prescribe por motivos de urgencia el bautismo podía ser conferido sin la confirmación. Esta práctica era considerada como una negligencia.

b. Sacramentario de Angouleme (Ge A)

Es una fusión del Ge V y OR XI pero el copista no alcanzó a terminarlo, no transcribe por completo el bautismo. Presenta después de la bendición del agua una oración para la unción en el momento en

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que el niño es sacado de la fuente bautismal. La confirmación la encontramos con los mismos ritos y formularios.

II. Del s. X-Pablo VI.A. Pontifical Gérmánico del s. X (PRG)

Muestra que se continúa utilizando los escrutinios, según la necesidad de una catequesis por parte de los papas. Retoma el OR XI, con algunas modificaciones. Antes de transcribir los escrutinios presenta el PRG el tercer escrutinio como el más importante realizado en la 4ª semana de cuaresma, 4ª feria.

Reporta por primera vez la bendición de la ceniza, para quien debe someterse a los escrutinios. La oración de bendición del agua es precedida a la manera de un prefacio y se introduce el signo de la cruz junto al cirio pascual introducidos en el agua (representa esta fuente la plenitud de la fuerza del E.S). El bautismo se realizaba en dos fuentes: en la primera la renuncia y en la segunda la interrogación sobre la fe en las tres personas divinas. Se seguía una unción en el pecho. A la confirmación hay que hacer notar que el obispo impone la mano sobre la cabeza no de cada uno, sino sobre todos de modo general.

A esto seguía la unción, los diáconos pedían el nombre y los obispos trazaban el signo de la cruz en la frente del bautizado «yo te confirmo y te marco en el nombre del Padre, del Hijo y del E.S». El obispo le daba la paz y le decía a manera de conclusión «he aquí un hombre bendecido que teme al Señor», a esto seguía una oración de bendición y los niños podían comulgar, así se da el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. El PRG trasmite un ordo=ritual en el que reúne en una misma celebración la entrada del catecumenado, exorcismos, la celebración del sábado por la mañana y los tres sacramentos. Este último ritual iba creciendo poco a poco, un ritual que reúne las celebraciones en una sola.

B. Pontificales del s. XII-XIII y el de Guillermo Durando.

Destacamos sólo algunos elementos:

-El santo crisma será derramado en el agua para su consagración. Después de la inmersión el bautizado recibía una vestidura blanca luego se le entregaba una vela al bautizado, la confirmación es conferida con una fórmula modificada en relación al PRG esta fórmula se utilizará hasta el CVII «yo te signo, con el signo de la cruz y te confirmo con el crisma de la salvación en el nombre del Padre, del Hijo y del E.S» después la comunión, si un niño no era capaz de comer o beber se le daba la comunión, se le da como en una hoja o bien el sacerdote metía el dedo en la sangre del Señor y lo introducía en la boca del niño: «el cuerpo con la sangre del Señor Jesucristo te custodie para la vida eterna».

El pontifical romano del s. XIII (PR XIII) y el pontifical de Guillermo Durando (PGD) no dan gran detalle sobre el bautismo habitualmente el obispo daba la confirmación a los candidatos bautizados por los sacerdotes, ya que la celebración de la confirmación era separada del bautismo y muy breve, se le introdujeron algunos elementos a este rito: oraciones. Es en el PGD donde se introduce el signo de la cachetada-alapa en vez del beso de la paz, que corresponde a la teología de la época ya que la confirmación es la fuerza para testimoniar la fe. El confirmado es como un caballero que está listo

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para ir a la cruzada y por lo mismo también recibía el rito de la investidura. Hay que notar que el rito de la imposición de la mano, por parte del obispo a todos los candidatos se realizaba de manera simultánea.

C. Evoluciones durante el s. XIII.

En el s. XIII aunque estaba la norma de administrar sólo el bautismo de manera ordinaria el sábado de pascua y pentecostés, en muchas diócesis se introduce la costumbre de bautizar inmediatamente, después del nacimiento del niño debido a la alta mortandad infantil. Esta disciplina de bautizar a los niños después de nacidos va a permanecer hasta los años 50s y 70s del siglo XX. En algunas diócesis estaba prescrito bautizar al recién nacido en un plazo no mayor de tres días.

En este mismo siglo el bautismo por infusión viene a desplazar al bautismo por inmersión, ya que, resultaba más práctico dada las circunstancias. Esta costumbre se generalizará en el s. XIV aunque ciertamente permanecerá la posibilidad del bautismo por inmersión.

D. Pontificales y rituales del s. XV hasta el CV II.

El obispo de Chiusi de nombre Patricio Piccolomini, realiza en 1485 la primera edición en imprenta del pontifical romano, trabajo realizado a solicitud del papa Inocencio VIII y con la colaboración del ceremoniero Giovanni Buckard. Prácticamente este libro retoma el PGD pero omitiendo aquellas partes que corresponden al presbítero, dejando lo que compete al obispo. Este libro va ser tomado por Clemente VIII en 1595 y promulgado como el pontifical romano, este pontifical va a permanecer hasta el s. XX con el CV II. En lo que respecta al ritual para el uso del presbítero, nos podemos preguntar cómo era que hacía un presbítero para celebrar el bautismo, existían algunos libros dispersos llamados manuales poliver sacerdotalis, el libro del sacerdote. El más famoso es el publicado por Alberto Castellani 1523 en Venecia. El papa Pablo V quien solicita iniciar el estudio sobre un ritual, este estudio lo presenta el cardenal Julio Antonio Santori, cuyo proyecto no fue aceptado. Pablo V publica el ritual romano en 1614 el cual será utilizado hasta el CV II.

Presentaba para la iniciación de los adultos, los tres sacramentos no están necesariamente unidos, los tres escrutinios se presentan de una manera abreviada y realizados de manera continua, para el bautismo de niños se incluyen tres exorcismos y el bautismo separado de la confirmación y de la Eucaristía, en el s. XVI el tiempo en el que se recomiende no conferir la confirmación antes de los 7 años. En el s. XVIII algunas diócesis para asegurar una preparación a la confirmación la dan sólo después de la 1ª comunión. En esta época hay un cambio profundo en el modo de conferir la confirmación. Sin el pasado y sólo por motivo de la ausencia del obispo la confirmación era conferida después de la Eucaristía, este último sacramento era el culmen de la iniciación ahora sólo se da por simples motivos catequéticos que modifica el orden la iniciación cristiana.

En 1910 con el decreto Quam singulari, donde se prescribe y se propone la 1ª comunión hacia los 7 años asía inversión entre confirmación y eucaristía será más frecuente, de este modo el significado de los sacramentos de la iniciación cristiana pierde fuerza y se consideran de manera aislada, a su vez el significado mismo de la confirmación se va haciendo más impreciso.

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Tema 5.

La iniciación cristiana en la reforma conciliar del V II.

En el tiempo del CV II la necesidad de una revisión de los sacramentos de la iniciación cristiana se advertía siempre con una mayor urgencia y se percibía la falta de un verdadero ritual de iniciación para adultos y de un ritual adaptado para el bautismo de niños. El ritual para los adultos estaba compuesto de elementos de recuerdos arqueológicos que carecían de autenticidad y por su parte el ritual para el bautismo de niños era una simple abreviación del ritual de adultos pero sin la más mínima adaptación.

1. Las elecciones del concilio.

Pablo VI determinó crear el Consilium que era como una comisión que velaba por la recta aplicación de la reforma de la liturgia. Siguiendo los principios de SC, el Consilium, el consejo instituye una investigación de tipo histórico que permita conocer la situación de la Iglesia, esto para intentar realizar un ritual adaptado a los tiempos modernos, vinculada a una sana tradición introdujese ciertos cambios pero sin provocar confusión en el clero y en los fieles.

Se quería dar nuevamente el sentido de iniciación a los tres primeros sacramentos. Los cuales al menos en deseo en ciertos ritos debían ser nuevamente unidos entre ellos, por dicha razón los praenotanda/es la introducción teológica pastoral que trae todo libro litúrgico, debían proponer una teología de los tres sacramentos de iniciación. Los distintos rituales ordo initiationis christianae adultorum (OICA=RICA), Ordo baptismi parvulorum (OBP=RBN), Ordo confirmationis (OC=RC), fueron publicados de manera sucesiva pero en la actualidad se considera necesaria la publicación de un solo ritual, se publican de manera separada por la mentalidad de la época.

En el RICA se retoma una estructura antigua para ello se proponen dos modelos el del Ge V y el OR XI, la elección cayó sobre el Ge V con la adaptación de ciertos ritos y algunas fórmulas. En lo que respecta al ordo leccionum, fue adaptado para los escrutinios, fijado en el ciclo A de la cuaresma. La confirmación de los niños conferida separada del bautismo, está prevista entre la liturgia de la palabra de y de la Eucaristía. De una manera decidida se abandonó el género rubrical en la introducción del ritual, esto para dar cabida a una teología que emerge de la misma celebración, de tal manera que los praenotanda puedan constituir una base rica y profunda con sólidos elementos catequéticos sobre la iniciación cristiana. Esta es una novedad que por sí misma confiere a estos rituales una originalidad destinada a modificar profundamente las líneas teológicas de la catequesis sacramental, realizada a partir de la misma celebración y ofreciendo de este modo un tesoro siempre vivo que es la celebración de estos sacramentos.

2. Ordo Initiationis Christianae adultorum, OICA=RICAA. Particularidades de las Praenotanda.

Algunos puntos importantes:

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En la 2a edición tópica del OICA en 1974 aparece la teología litúrgica, sobre la unidad de los tres sacramentos, se autoriza en el 1996 y se hace pública en 1999 en México. Hay que hacer notar la presentación general de la estructura de este ritual.

En primer lugar se da el periodo de la primera evangelización, con un tiempo que se llama pre-catecumenado. En el segundo periodo se da lo que se llama el catecumenado consistente en una catequesis integral durante tres años. En el tercer periodo se llama el tiempo de la preparación inmediata, es decir, un tiempo de purificación en miras a los sacramentos. Después propiamente la celebración de los sacramentos de iniciación para concluir con el quinto periodo el tiempo de la mistagogía.

Se trata de la recuperación de numerosos elementos que se encontraban ya presentes en la traditio apostolica, la elección de esta estructura es el fruto de la convicción de que lo previsto por esta antigua disciplina no estaba ligado a una determinada época histórica, sino que tenía un valor perenne aun cuando necesitase adaptaciones en los ritos y en las fórmulas.

Si los praenotandas se ocupan de los ministros de iniciación y su rol, por primera vez la comunidad y los fieles son tomados en consideración siendo involucrados en la preparación de los catecúmenos. El obispo es quien debe regular la catequesis pero a la vez se destaca la función tan importante de los catequistas, hay que subrayar la libertad que se deja al que utiliza este ritual al proponer la utilización de los formularios y las moniciones dejados a la libre elección de quien preside.

B. Diversos grados que se dan en el OICA.

1º El rito de admisión en el catecumenado.

Éste se encuentra constituido de los siguientes elementos:

Ingreso a la comunidad.

Debe estar presente la misma comunidad con tal de que el rito de recibimiento corresponda con la verdad que está celebrando. El OICA muestra una particular creatividad, pide al candidato una 1ª adhesión, antes de ello son interrogados aquellos que los presentan a la Iglesia, los padrinos, está prevista una oración en la cual el Señor es alabado por haber llamado a quien toca a la puerta a la que todos responden mediante una aclamación.

El rito de la signatio.

Signo del amor de Dios y fuerza para el seguimiento de Cristo. Los responsables del catecúmeno, los padrinos y los catequistas, pueden trazar el signo de la cruz sobre la frente, oídos, boca, pecho y espalda después de quien preside la celebración (párroco u obispo). Dos oraciones a elección del que preside concluyen el rito; una tomada del Ge V n. 286 y la segunda es de composición reciente, la cual tiende ser muy moralizante.

Ingreso en el templo.

Enseguida el candidato es introducido en la Iglesia para poder tomar parte solamente en la mesa de la Palabra de Dios, se canta una antífona «vengan hijos escúchenme serán introducidos en el temor de Dios» o el Sal 33.

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Celebración de la Palabra de Dios.

Para concretizar lo anterior, sigue esta celebración, el libro de las S.E es llevado procesionalmente e incensado si se desea. Las lecturas pueden ser las de la misa u otras acompañadas de salmos responsoriales. Es rescatado el rito de la entrega del libro de los Evangelios al catecúmeno, no es obligatorio realizarlo, pero es conveniente hacerlo. También se pueden distribuir cruces a no ser que ya se hayan dado. Después la oración a manera de oración universal que se hace por los catecúmenos concluye con una oración a manera de Ge V u otra oración de reciente creación. Si se tiene la celebración de la eucaristía, que los catecúmenos se salgan o no participen de la misma manera como los que ya comulgan.

El catecúmeno debe profundizar su fe en un periodo ordinario de 3 años, están previstas celebraciones de la Palabra, así como también exorcismo menores. El catequista aun siendo laico puede ser designado por el obispo para conferir estos exorcismos en repetidas ocasiones según las necesidades de los catecúmenos. Todo esto es una recuperación de los distintos elementos aportados por la Traditio Apostolica. Además de los exorcismos se ofrecen diversas formas de oraciones de bendición para conferirlas al final de la celebración de la Palabra en privado, según las circunstancias.

El rito de las «entregas» (traditionis)

Es la posibilidad de realizar el rito de las entregas: el símbolo (credo) y de la oración del Señor (Padre Nuestro) que aunque pertenecen a la 2ª etapa de la iniciación bien se pueden adelantar en razón de un mejor aprovechamiento del catecumenado. La celebración se puede concluir con el rito del éfeta, existe la posibilidad de una unción con el óleo de los catecúmenos en las manos con una oración adaptada.

Estas nuevas introducciones, muestran que ha sido utilizado cierto criterio de tipo arqueológico. Ciertamente estos tipos de ritos corren el riesgo de oscurecer los ritos más esenciales, se ha de hacer notar que los catecúmenos a pesar de estos ritos aún no son elegidos. El ritual prevé para aquellos que proceden del paganismo para ellos está prevista una renuncia a los ritos ocultos paganos. Esta renuncia depende de las conferencias episcopales en cuanto su forma y su carácter público. Lo mismo se ha de decir para la imposición de un nombre cristiano.

2º Preparación inmediata.

El rito de la elección o de la inscripción del nombre.

Este rito concluye el catecumenado y así ahora el catecúmeno adquiere la categoría de elegido. Toda la comunidad es invitada a dar su opinión sobre la preparación y el aprovechamiento de los catecúmenos, este rito de la admisión se celebra ordinariamente el primer domingo de cuaresma después de la homilía dentro de la Eucaristía, las lecturas deben ser las del ciclo A el de la cuaresma, las cuales están adaptadas para tales circunstancias.

Las temáticas de estas lecturas:

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Gn 2—3 la Iglesia se muestra como aquella que no esconde o niega al elegido de un hombre vencido por el mal, en contraste con Cristo el hombre vencedor del mal y de la tentación. La 2ª lectura es favorable y confortante, donde abundó el pecado sobreabundo la gracia.

Los padrinos hasta este momento habían sido llamados pro el ritual sponsores=tutor, son interrogados éstos sobre la fidelidad de los candidatos a la catequesis, su esfuerzo de caminar hacia Dios, y su deseo de unirse a la comunidad. Son interrogados los candidatos que piden ser admitidos a la preparación próxima de la iniciación, se ora por ellos a la manera de una oración universal, los elegidos son despedidos de la asamblea para destacar la incapacidad de participar en la eucaristía sin haber recibido previamente la iniciación cristiana.

Periodo de purificación e iluminación.

Es cuando se tienen los escrutinios. Para éstos se sigue el modelo propuesto por el Ge V. El 1º escrutinio se tiene durante el primer domingo de cuaresma, siguiendo el itinerario propuesto por la liturgia del a palabra del ciclo A encontramos la temática del misterio del agua y la renovación del templo y del culto. La homilía a de destacar la renovación traída por Jesús partiendo de Canaán.

El evangelio parece ligado a la 1ª lectura del libro de Ezequiel donde el agua del monte Horeb salva al pueblo del desierto, así para el bautizado el amor de Dios ha sido derramado en su corazón a través del don del E.S Rom 5. El exorcismo se tiene después de la homilía. Pada el elegido acompañado de los padrinos, se tiene una oración se inclinan o se ponen de rodillas, una oración a manera de plegaria universal que hace alusión al agua que renueva y sana, una vez que se despide a los elegidos se continúa con la Eucaristía, que se retoma con el credo, seguida por la oración universal y la presentación de los dones.

El 2º escrutinio se tiene durante el 4º domingo de cuaresma, se lee el evangelio del ciego del nacimiento, se indica a los elegidos cuanto sucede en ellos, es decir, sus ojos que desde las tinieblas comienzan a abrirse a la luz, así como se dio la elección y la unción del rey David, que se lee en la 1ª lectura, así sucederá con el bautizado, será elegido y ungido por Dios, el bautizado se levanta de la muerte y Cristo lo ilumina 2ª lectura Ef 15, 8,5. El rito es el mismo que del tercer domingo. Las oraciones del exorcismo aluden al ciego de nacimiento y a la luz que los sacramentos de la iniciación confieren.

El 3º escrutinio sigue los mismo ritos se desarrolla durante el 5º domingo de cuaresma, destacan las lecturas el culmen hacia el cual los elegidos se dirigen, nos presenta el evangelio de la resurrección de Lázaro, en ésta nos presenta en figura la resurrección del Señor y todos los bautizados llamados a una vida nueva, por su parte la 2ª lectura Rom 8, 8-11 hace notar que el Espíritu de aquel que ha resucitado habita en nosotros, estos mismos temas, son retomados en el exorcismo. Hay que hace notar que en estos domingos el prefacio retoman los temas de las lecturas, las intercesiones dentro de la plegaria eucarística recuerda a los que van hacer bautizados, de tal manera que los nombres de los padrinos y elegidos pueden ser mencionados.

Las entregas o consignas.

Pudieron haberse realizado duran el periodo precedente a la purificación, es más común que la entrega del símbolo se entregue en la semana que sigue al primer escrutinio. La celebración, las lecturas propuestas por el OICA 185 aluden al tema de la fe la entrega de la oración del Señor o el

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Padre Nuestro se celebra durante la semana que sigue al tercer escrutinio con lecturas elegidas para tal propósito. Esta celebración se concluye con una oración tomada del sacramentario Ge V 298.

Ritos próximos a la iniciación.

Una parte de ellos son celebrados el sábado santo por la mañana forman parte de estos ritos los siguientes elementos celebrativos: la recitación del credo, si el credo no se entregó en la tercer semana se omite esta recitación, al inicio de de ésta se ora con una oración nueva inspirada del Ge V, a esto le sigue el rito del Éfeta, éste destaca la necesidad de la gracia para poder escuchar la palabra de Dios y proclamarla, el ritual introduce el contacto de los oídos y del boca mas no de la nariz. Para la elección del nombre cristiano se proponen lecturas que destacan la importancia del nombre Jn 1, 40-42, al final hay una unción con óleo de los catecúmenos, todo esto se puede realizar el sábado santo por la mañana o bien se haga ya dentro de la vigilia pascual si la conferencia lo determina.

3º La celebración de los sacramentos de iniciación y la mistagogía.

La celebración de los sacramentos de iniciación.

Comprende la celebración de los tres primeros sacramentos.

BAUTISMO.

La bendición del agua. Esta bendición es precedida por el canto de las letanías en las cuales son incluidos los santos cuyos nombres serán dados a los futuros bautizados, la fórmula de bendición del agua es una recomposición de una oración tomada del Ge V, en la cual se destacan los modelos o figuras del bautismo y la cual en sí misma es una catequesis. Después de haber recordado que el Señor ha preparado de muchas maneras el agua bautismal, enumera los diversos modos o figuras: del agua de la creación, la del diluvio, mar rojo, la del Jordán, el agua que surge del costado del Señor, el agua bautismal a la cual desciende el E.S. por motivos pastorales y para suscitar la participación de los fieles han sido hechas otras dos fórmulas de bendición donde se intercalan una serie de aclamaciones, estas dos oraciones tienen la limitante de no poseer la riqueza teológica de la primera oración. La recomendación es utilizar la primera fórmula de bendición e intercalar la aclamación para que participen los fieles.

La renuncia. Presenta tres formularios, el 1º comporta una única frase con una única respuesta «sí renuncio», el 2º retoma el esquema Ge V. El 3º es más concreto y específico, a juicio de las conferencias episcopales estos formularios pueden ser adaptados. Ciertamente, no se ha de entender esto en un sentido sólo sensual o de lujuria, sino todo aquello que representa un obstáculo para la vida cristiana: lujo exagerado…

La unción. Después de la renuncio está prevista una unción, al momento de darla puede variar ya que puede ser antes o después de la renuncia. La unción se realiza sobre el pecho, las manos y algunas otras partes del cuerpo. El ritual deja a juico de las conferencias que la unción en las manos, pecho se pueda omitir si ésta se prestase a una inadecuada compresión.

Profesión de fe. Se realiza después de la renuncia. Toma la fórmula dialogada como suele hacerse en la vigilia pascual.

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Bautismo. Es conferido con la fórmula «Ego te baptizo…» puede ser conferido por inmersión o infusión, ciertamente se ha recuperado con la inmersión el valor perfecto del signo: nacer del agua y del Espíritu, el padrino y la madrina posan la mano derecha sobre la espada del bautismo, cuando se sale del agua los fieles hacen una aclamación, si el numero de los bautizados es grande puede ayudar a bautizar algún sacerdote o diácono. Si el bautismo se hace por inmersión téngase en cuenta el pudor y la higiene. El celebrante lo sumerge todo o sólo la cabeza tres veces.

Unción post-bautismal. Esta unción la encontramos ya en la traditio apostolica, parece ser que esta unción hecha por los sacerdotes por el crisma en la coronilla, era como una ilustración de aquello que sacramentalmente ya se había realizado. La oración que acompaña esta unción prácticamente es idéntica de aquella que se encuentra contenida De sacramentis de s. Ambrosio; destacando la participación del bautizado en el sacerdocio de Cristo, Cristo profeta y Cristo rey. La rúbrica que suprime la unción y su fórmula en el cual en el caso de que la confirmación se tuviese inmediatamente, esta rúbrica puede parecer extraña en el contexto actual donde la unción post-bautismal ha adquirido un valor significativo, la cual confiere el sacerdocio real R. 224.

Finalmente los ritos complementarios al bautismo: 1º tenemos la entrega de la vestidura blanca, cuando se dice la fórmula se impone la vestidura blanca. La antigua fórmula se le ha hecho un agregado pastoral, se le agrega los nombres de los bautizados, el rito puede ser omitido y el color de la vestidura puede variar según las tradiciones locales. 2º la entrega del cirio encendido, el celebrante toma o lo toca el cirio pascual, del que los padrinos encenderán la vela y se la entregarán al neo-bautizado, en seguida el sacerdote dice una oración.

CONFIRMACIÓN.

Normalmente es conferida y unida la confirmación al bautismo por ello sino está el obispo el sacerdote será delegado para conferirla. Es subrayado el ligamen que existe entre los tres primeros sacramentos, la confirmación se puede conferir dentro del mismo bautisterio, o bien una vez que se ha llegado al presbiterio, dice el ritual en la rúbrica 227 se puede entonar un canto apropiado… ¿Cómo es que se confirma? El celebrante moja el pulgar derecho en el crisma y traza el signo de la cruz sobre la frente: «recibe por esta señal el don del E.S. La paz sea contigo R=con tu Espíritu».

EUCARISTÍA.

No está previsto como se lee en la misma Traditio Apostolica un rito especial para la comunión del neófito durante la celebración de la Eucaristía, parece oportuno que de algún modo se ponga de relieve este momento, destacando la Eucaristía como culmen de la iniciación cristiana. Para las plegarias eucarísticas, se mencione a los que han recibido la iniciación cristiana, conviene que todos los participantes reciban la comunión bajo las dos especies: néofitos, padrinos, papás cónyuges, catequistas seglares, antes de la comunión el celebrante puede recordar el gran valor del misterio eucarístico.

Mistagogía.

El ritual o el ORDO ha previsto un tiempo en el que se trate de asegurar la inserción de los neófitos en la comunidad, rescatando la antigua tradición de que durante el tiempo pascual los neófitos tengan un lugar reservado entre los fieles. En la homilía de le celebración de la misa y en la oración dominical es conveniente que se les mencione y hacia el final de la pascua se tenga una celebración

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litúrgica conforme a la celebración del lugar, se haga también una fiesta al final, si el obispo no ha podido presidir las celebraciones de la iniciación hará lo posible por reunir al menos una vez en el curso del año aquellos que han sido iniciados. Es conveniente que el obispo celebre la eucaristía en la cual los neófitos participarán comulgando bajo las dos especies.

La finalidad de la Mistagogía, es lograr la plena y gozosa inserción de los neófitos en la comunidad. En el aniversario del bautismo es desear que los neófitos se reúnan de nuevo para dar gracias a Dios, compartir su experiencia espiritual y tomar nuevas fuerzas.

Adaptaciones previstas para algunos casos.

-Se prevé un ritual breve para la iniciación de un adulto, en este caso se suspenden los tres escrutinios y se prevé Bautismo, Confirmación y Eucaristía (para casos extraordinarios).

-Ha sido previsto un ritual breve de la iniciación de un adulto en peligro próximo o inminente de muerte. También prevé la Confirmación y la Eucaristía. La Eucaristía que se dé a manera de viático.

-Ha sido también elaborado un ORDO para la preparación a la Confirmación y Eucaristía de los niños bautizados pero que aún no han recibido estos dos últimos sacramentos.

-Existe también el ritual de la iniciación de los niños en edad catequética, para ellos se han conservado los tres grados de la iniciación de adultos y la celebración continua de los tres sacramentos de la iniciación, algunos formularios de la iniciación cristiana de adultos se han adaptado para los niños en edad catequética.

3. El Ordo Baptismi Parvolorum (OBP).

El ritual desde el título nos indica que no se trata de la iniciación cristiana de niños, de hecho los niños en la Iglesia latina sólo reciben el bautismo pero sin ser iniciados. El ritual de Pablo V contenía tres exorcismo consecutivos, por 1ª vez el V II ha creado un ritual del bautismo de niños verdaderamente adaptado para ellos, si bien actualmente la I. latina no son conferidos los teres sacramentos de la iniciación a los niños, porque fue necesario separar el ritual de la Confirmación y el de la Eucaristía. La reforma litúrgica ha estado muy atenta en subrayar el ligamen existente entre los tres sacramentos. El bautismo se tenga en la celebración eucarística, que la celebración de la Palabra preceda el bautismo.

Presenta este ritual las praenotanda una introducción teológica pastoral sobre la iniciación cristiana, el rito de bautismo de varios niños, el bautismo de un solo niño, el bautismo para un gran número de niños, el bautismo cuando bautiza un catequista en ausencia del diácono o del sacerdote, el bautismo en peligro de muerte que se usará cuando no esté presente el presbítero o el diácono, el rito para presentar a un niño ya bautizado, textos opcionales para el bautismo de niños, la misa ritual del bautismo. Algunas particularidades de la praenotandas:

A. Particularidades de las praenotandas.

Se insiste en la importancia del bautismo de niños corresponde a los sacerdotes y los catequistas el explicar el significado «renacer del agua y del espíritu» Jn 3, 5 y explicar el principio de que los niños son bautizados en la fe de la Iglesia y de sus padres. El coetus=equipo que preparó el ritual ha estado

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influenciado por la problemática respecto al bautismo del niños que nos recuerda sobre la responsabilidad de los padres al pedir el bautismo de sus hijos. La comunidad local tiene la función de enseñar y orar, proteger y educar a estos niños, por ello el ritual pide la aprobación de toda la asamblea respecto a ese bautismo. Se insiste mucho en la preparación de los padres al bautismo de su niño, no se ha previsto ninguna organización de tipo litúrgico-catequística para esta preparación.

Nada impide de integrar a la preparación de papás y padrinos celebraciones de la palabra que pudiese tomar del ritual de la iniciación cristiana de adultos. La insistencia sobre la responsabilidad de los padres no ignora aquella responsabilidad que también tienen los padrinos. Es tarea del sacerdote responsable de la parroquia el preparar a la familia y a la comunidad, el obispo debe de preocuparse de esta situación y deberá crear una comisión catequética que ayude a preparar y a develar por la recta realización de este ritual. El tiempo durante el cual se puede conferir el bautismo es variable, sería muy conveniente que los papás informasen el párroco del próximo nacimiento de su hijo así se podría más fácilmente ir agrupando los niños para el bautismo. Evidentemente la vigilia pascual y el domingo son los días más adecuados para el bautismo.

Corresponde al párroco el bautizar y no se debe celebrar el sacramento en una casa particular o en una clínica excepto en peligro de muerte. Está previsto en el ritual una liturgia de la Palabra para ello los niños pueden ser agrupados en un lugar aparte pero visible bajo el cuidado de una persona disponible para dicho servicio.

B. Desarrollo de la celebración del bautismo de niños.

Preparación próxima, la ablución con el agua por inmersión o infusión, la unción con el santo crisma, vestidura blanca, entrega del cirio encendido, y el effetá en forma opcional.

1º Recibimiento o acogida (OBP 32-43).

Puntos a destacar: el recuerdo de la responsabilidad de los padres, el signo de la cruz sobre la frente del niño (sacerdote, papás y padrinos), la comunidad expresa la alegría de recibir al niño, este recibimiento de ordinario se realizará al fondo de la Iglesia en un lugar que por las circunstancias de la celebración será adornado es hacia este lugar que se dirige el sacerdote, diácono y demás ministros que van hacia él de manera procesional.

2º Celebración de la Palabra de Dios (OBP 44-52).

Los niños son llevados desde un lugar donde no distraigan, la estructura es la amanera de aquella que se celebra en la Eucaristía, el ORDO presenta numerosas lecturas, en los n. 44, 186-194 y 204-215 encontramos el leccionario propio para la celebración del bautismo contenido en el mismo ritual, las lecturas la cuales deben ser estudiada y comentadas durante el tiempo de preparación del bautismo, a las lecturas sigue una breve homilía que puede ser concluida con un momento de silencio o un canto adaptado para ello, es muy importante el silencio en la celebración litúrgica. Cierra la liturgia de la palabra la oración de los fieles en que son recordados los niños próximos a bautizar. Después de la oración de los fieles sigue una pequeña letanía, enseguida el exorcismo y la unción pre-bautismal, a esta parte le llamamos ritos preparatorios.

3º Ritos preparatorios (OBP 48-52).

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El sacerdote se dirige a la pila bautismal, se canta una letanía abreviada de los santos en la cual serán introducidos de los santos de los nombres que serán bautizados, el sacerdote pronuncia un exorcismo para el cual son propuestos dos esquemas (exorcismos menores). El contenido de estos formularios es muy positivo, hablan del Hijo de Dios ha sido enviado a para expulsar el espíritu del mal y portar al hombre al reino de la luz, el bautismo hará a estos niños templos de la majestad divina en la cual habitará el E.S el 2º formulario es moralizante, luego la unción con el óleo se acompaña con la misma oración que se utiliza para los adultos, si se decide suprimir la unción se dice la oración sólo por una razón grave. El sacerdote impone la mano en silencio a cada uno de los niños.

4º La celebración del bautismo (OPB 53-68)

Los ritos y formularios son idénticos a los de iniciación cristiana de adultos.

Renuncia y profesión de fe. Después de la bendición del agua es la profesión de fe n. 56-58. Son precedidas de una monición y se recuerda nuevamente a sus papás su grave responsabilidad, ellos deben acordarse de cuanto han prometido, es decir, de educar al niño para seguir la misma fe que se acaba de proclamar. La profesión de fe se hace a manera de un diálogo, por medio de preguntas, se encentran dos fórmulas para las renuncias, después viene la triple profesión de fe a la manera de un diálogo, después el bautismo el cual se puede dar por inmersión n. 60. Si el bautismo es conferido por infusión la mamá, el papá o los padrinos son quienes sostienen al niño. Después sigue la unción bautismal y entrega de la vestidura blanca conforme al ritual de la iniciación cristiana de adultos.

En seguida la entrega del cirio, se encuentra un poco modificada respecto de un adulto, el celebrante dice Reciban la luz de Cristo, puede ser el papá, el padrino los que enciendan la vela, una persona de cada familia. En seguida el rito del effetá, el cual es opcional, se realiza a la manera como se tiene para el ritual de la iniciación cristiana de adultos, finalmente, los ritos conclusivos del bautismo, se va hacia el altar si el bautismo no se realizó en éste, para subrayar la unión con la Eucaristía culmen de la iniciación cristiana, una vez que se encuentra al pie del altar se tiene la oración del Padre Nuestro la cual se dice una previa monición. La celebración termina con una bendición a las mamás, que sostienen en sus brazos al niño. Se bendice a los padrinos y al resto de la asamblea, las fórmulas de bendición son diversas nn. 24-249, seguido de la bendición un canto de acción de gracias para expresar la alegría de que la Iglesia se acrecienta en los recién bautizados (Magnificat). En donde se acostumbre se presentan los bautizados ante un altar de la santísima Virgen María.

5º La celebración del bautismo dentro de la Misa.

Si es en domingo, normalmente se celebra la misa de Domingo, en cambio durante la semana se pueden elegir las lecturas que el ORDO propone, el mismo ritual trae una serie de perícopas para la celebración del bautismo, la secuencia celebrativa es:

El recibimiento se realiza al inicio de la misa y son omitidos el saludo y el acto penitencial, no se dice el credo apostólico ya que se tendrá la profesión de fe durante el rito bautismal. Encontramos una serie de rituales particulares, por ejemplo, está previsto un ritual destinado a los catequistas, previendo la ausencia del presbítero o del diácono nn. 132-156. Las unciones son omitidas en tal caso y para la unión el catequista no unge sólo pronuncia la fórmula de la unción, pero no unge nn. 151, tampoco se realizan las bendiciones finales previstas en el ritual.

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Encontramos un ritual en peligro de muerte 157-164 se usa cuando no está presente el sacerdote o el diácono, sólo se conservan los elementos esenciales y si el niño sobrevive está prevista la complementación del rito con los siguientes elementos: la recepción en la Iglesia, la l. de la palabra, la unción con el crisma, entrega de la vestidura blanca y el cirio, los ritos de conclusión serán los mismos que presenta el ritual. Quedan algunos vacíos ciertamente, que hacen preguntarnos por qué ni el OICA ni el ritual del bautismo de niños no han previsto e impulsado la celebración del aniversario del bautismo (Ge V 504-509 aquí sí los encontramos).

Breve valoración de estos nuevos rituales.

Una breve reflexión en cuanto al método seguido por los rituales de la iniciación cristiana, SC 23 hace una propuesta metodológica para la revisión de los rituales. Los criterios que propone la reforma litúrgica: criterio de necesidad, doctrinal, inteligibilidad (i. de textos y la i. de los ritos).

Criterio de necesidad.

La i. cristiana de adultos fue reducida al mantenimiento de ritos testimoniales del pasado, los escrutinios son seguidos el uno después del otro siendo suspendidas las entregas, la formación de adultos se reduce a elementos catequísticos, no hay un acompañamiento, el número creciente de adultos sin bautizar exigía una revisión más profunda. El ritual del bautismo de niños aparece sin adaptaciones relevantes, cuyo texto ha sido escrito en miras a los adultos.

Criterio doctrinal.

Es un acierto que tengan una parte teológica doctrinal introductoria, antes así no era. Resultaba imperioso el ligar el sacramento a sus fuetes bíblicas cosa que logran las prenotandas, los rituales han renovado introduciendo una liturgia de la palabra la cual es un elemento esencial. En el OICA la liturgia de los escrutinios introduce al catecúmeno en la S.E y lo ilumina con las reflexiones doctrinales sobre el sacramento.

Criterio de inteligibilidad de los textos.

Esto supone la traducción en las distintas lenguas con la dificultad que cada lengua supone. En ocasiones la plena inteligibilidad de un texto no será realizada contentándose con una simple traducción, traducción literal. Además se deberá de expresar el tema propuesto a través de un texto creado totalmente nuevo.

Criterio de inteligibilidad de los ritos.

Deben de comprender los ritos a la naturaleza misma de los sacramentos, por ejemplo los signos que se deben de destacar en el bautismo, la alegría, la luz, el canto. Para realizar esta clara inteligibilidad es necesario destacar el elemento esencial del bautismo, por encima de otros ritos secundarios, por esta razón algunos ritos se han suprimido por ejemplo el rito de la sal, o del effetá que puede ser omitido. El OICA y el ritual de bautismo de niños son rituales que ofrecen modelos de adaptación y corresponden de una manera adecuada a los deseos de la SC.

C. Confirmación.

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El problema es muy complejo en torno a este sacramentos, no nos toca entrar a los problemas pastorales, para los problemas teológicos abriremos una serie de cuestiones proponiendo una metodología de tipo bíblico-litúrgica para el estudio de este sacramento. Es un s. que se va presbiteralizando, la necesidad de una revisión de este ritual se venía imponiendo, hemos visto la evolución de este s. en parte y el modo de cómo fue celebrado en distintos momentos de la vida de la Iglesia. El s. confirmación era y es casi celebrado separadamente de los otros sacramentos de la iniciación y su rito no destaca ningún ligamen hacia el bautismo o hacia la Eucaristía, en ciertos momentos la fórmula de la unción era sólo declarativa de aquello que se realizaba sin expresar el contenido y acontecimiento teológico.

1. El ritual de la confirmación después del V II.

La 1ª edición típica el 2 agosto de 1971 fue publicada, fue precedida por una constitución apostólica Divinae consortium naturae, en la cual son expuestos los orígenes escriturísticos del sacramento y su evolución histórica. Pablo VI termina la constitución proponiendo la esencia del sacramento, «con nuestra suprema autoridad apostólica declaramos que se observado cuanto sigue…» los prenotanda inician con un párrafo en el cual se afirman que los bautizados continúan con la confirmación el hiper de su iniciación. La propuesta es verdadera en cuanto aquellos que han sido iniciado en edad adulta y sólo meramente teórica en cuanto a los niños.

Se insiste en los dones del E.S con una terminología propia hac donatione Spiritu Sancto expresando así que se trata de un don particular distinto del que se trata del bautismo, ciertamente no se debe codificar el don. El efecto del sacramento es claramente expresado perfectius Christus conformantur, para que sea hecho de una manera más perfecta en Cristo, retomándose de esta manera la terminología citada por s. Ambrosio. El sacramento por su misma naturaleza imprime carácter por lo cual está prohibido el conferirlo una 2ª vez a la misma persona n. 2 «los fieles se configuran más perfectamente en Cristo… el s. no puede repetirse»

Habla en seguida sobre los ministerios de la celebración de este sacramento, de los cuales el obispo es el ministro originalius, más lo puede delegar al sacerdote y enumera el ritual las condiciones para conferir esta delegación. Al pueblo de Dios le corresponde principalmente preparar a los bautizados para referir el sacramento de la confirmación. Los pastores deben procurar que todos los bautizados lleguen a la plena iniciación cristiana y por lo tanto se preparen con mucho cuidado. Los catecúmenos adultos que han de recibir la confirmación inmediatamente después del bautismo gozarán de la ayuda de la comunidad cristiana y principalmente de la formación que reciben por parte de los catequistas. La organización de este catecumenado se adaptará oportunamente a los que fueron bautizados de niños y se acercan a la confirmación en una edad adulta. El obispo ordinario de la confirmación es el obispo, por ser los apóstoles los que recibieron el E.S el día de Pentecostés n. 7. Además el obispo por el mismo derecho tiene facultad de confirmar en primer lugar el prelado territorial y el abad territorial, el vicario apostólico y el prefecto apostólico, el administrador apostólico, el administrador diocesano, dentro de los límites de su territorio y durante su ministerio. Respecto de la persona de que se trata el presbítero que por razón de su oficio o mandato del obispo bautiza o confirma. Para los que se encuentran en peligro de muerte el párroco o cualquier presbítero puede administrarlo.

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El obispo diocesano debe administrar por sí mismo la confirmación o cuidar que la administre otro obispo pero si la necesidad lo requiere puede conceder la facultad a uno o varios presbíteros determinados para que administren este sacramento. Por causa grave, gran número de confirmado, el obispo y así el presbítero dotado de facultad de confirmar, puede en casos particulares admitir a otros presbíteros que administren también el sacramento. Se recomienda que inviten aquello sacerdotes que tengan un ministerio o cargo peculiar en la vida diocesana: vicario general, vicarios episcopales, decanos, o bien sean los párrocos del lugar, los párrocos donde pertenecen los confirmados, o los sacerdotes que han preparado directamente en la formación catequética.

En el 3º capítulo de las prenotandas se trata de la celebración del sacramento, algunas observaciones:

N. 9 contiene las afirmaciones, que exigen algunas explicaciones, retoma el texto de la constitución apostólica Divinae consortium naturae, el s. confirmación se confiere por la unción del crisma en la frente que se realiza por la imposición de las manos y de las palabras. La unción con el crisma se encuentra en primer lugar, esto aparece en contradicción con la historia del sacramento propuesta por la constitución que nos muestra cómo tanto en Hechos de los Apóstoles, como en las sucesivas historia del sacramento, la imposición de las manos revestía el signo principal, sin embargo, por el influjo de la teología de la materia y la forma, toma una mayor importancia la unción. En el nuevo rito la imposición de las manos permanece pero es realizada en una sola acción y la fórmula de la unción expresa que con ésta es conferida la confirmación.

La frase se confiere por la unción del crisma en la frente que se hace con la imposición de la mano es un tanto oscura y ambigua, no significa que el obispo deba imponer la mano sobre la cabeza mientras signa la frente con el crisma, ciertamente ninguna aclaración oficial ha sido realizada al respecto. A la unción precede una oración que se pronuncia sobre todos los confirmandos, el obispo impone las manos sobre todos los confirmandos, pero no hay un gesto personalizado.

La expresión «recibe por esta señal el don de E.S» ha de ser bien entendida, es decir, recibe este signo que te confiere el don del E.S, no es evidente que el signo sea lo que confiere en sí mismo, sino que es el E.S que actúa a través del signo. El párrafo siguiente parece mostrar en contraposición con la tradición, la preferencia por la unción, materia del sacramento, porque la imposición de las manos parece un tanto diluida. Esta oración de imposición está toma del sacramentario Gelasiano.

En el párrafo 13 el ritual innova al insertar el sacramento de la confirmación dentro de la misa, el cual era el modo original de conferir dicho sacramento, se presenta una misa propia con un leccionario abundante, pero se prevé el rito para la confirmación fuera de la misa, este rito es precedido por una liturgia de la palabra, renuncia, profesión de fe y se concluye con el P. Nuestro.

2. Reflexiones y algunas cuestiones.

Para el estudio de los problemas en torno a este sacramento, casi siempre se comienza desde alguna cuestión de tipo pastoral, dicho método no permite una verdadera objetividad en la investigación, ya que, muchas veces se desea llegar a una solución preconcebida, para la investigación escriturística existe un doble problema: 1º no podemos leer los Hc de manera anecdótica ya que sucede que el don del E.S era conferido inclusive antes del Bautismo, por lo cual no siempre resultará fácil el identificar el significado de la imposición de las manos, 2º se debería de estudiar el significado

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preciso de la palabra don utilizada en la S.E y en la patrística para significar la obra del E.S en el creyente. Algunas veces la palabra don ha significado el efecto de la actividad del Espíritu como sería el caso del bautismo, donde transforma al hombre en una creatura nueva. En el caso de la confirmación ¿cuál es la obra del E.S en el creyente? Esto lleva a replantear el estudio de los sacramentos ya que siempre se hace a partir de los efectos de éstos en el creyente, por ello es más recomendable partir de un estudio integral dentro del plan salvífico en su totalidad.

Los prenotandas de los rituales actuales afirmar que la unción post-bautismal confiere el sacerdocio común a los fieles, para justificar tal afirmación la teología actual ha tomado la antigua oración que acompañaba esta unción de origen ambrosiano, la cual ha sido interpolada. No se puede negar a la Iglesia el derecho de designar de esta manera la cualidad de un signo. Se debe hacer notar que todo esto al menos en apariencia es una incoherencia, porque después del rito de la unción bautismal los rituales advierten que esta unción y su fórmula es suspendida cuando la confirmación es conferida después del bautismo. En tal caso la confirmación confiere este sacerdocio, pero en la monición que precede a la confirmación el obispo recuerda a los confirmandos su bautismo y el sacerdocio recibido pero sin precisar en qué momento se recibió por lo mismo dicha cuestión sigue abierta. La pregunta es ¿en qué momento un cristiano recibe el sacerdocio común cuando éste recibe los sacramentos de iniciación en una sola celebración?

Otra cuestión es la edad, algunos se apoyan en la así llamada madurez necesaria para recibir la confirmación, razón por la cual se piensa que se debe conferir hacia los 18 años. Ligada a la misma preocupación emerge la constatación de ya no tener más la posibilidad de un tiempo para catequizar a aquéllos que han recibido la Confirmación y la Eucaristía en edad temprana, ya sea en el momento del bautismo o bien en la edad de la discreción. No entraremos en la cuestión de la definición de madurez pero es bueno poner sobre la mesa ¿qué da u otorga la madurez, no es el E.S el que otorga dicha madurez al cristiano? Es el mismo Espíritu que da como recompensa para una maduración alcanzada a través de otros medios que son fuente de madurez cristiana.

Otro punto es la inversión del orden en el momento que se celebra el s. confirmación, podemos abandonar una larguísima tradición surgida por motivos pastorales a penas se puede entender la inversión en el orden de los 2 sacramentos a causa de la mortandad infantil. Después se tuvo el retraso de la confirmación para favorecer una mejor preparación de quien la va a recibir, actualmente los motivos que retrasan la recepción de la confirmación se reducen a motivos de tipo práctico. Hemos visto como en la baja EM los pontificales recordaban la exigencia de no olvidar y no conferir demasiado tarde la confirmación. Algunas comunidades el s. confirmación se encuentra en vías de extinción se recibe porque se va a casar.

Bajo la óptica del matrimonio y sin ligamen alguno con los demás sacramentos se piensa que no es un sacramento necesario para alcanzar la madurez la cristiana, surgiendo así que el peligro de hacer desaparecer la confirmación deja de ser hipotético ante ciertas realidades eclesiales. La solución completa no puede ser encontrada al interno de un estudio de liturgia, pero tampoco debemos de considerar el sacramento como una especie de magia que se realiza ante determinada circunstancia, un sacramento de hecho no opera mecánicamente sino que debe ser bien preparado precedido de una catequesis y seguido de un acompañamiento.

Tal vez se podrían obtener más frutos reproponiendo el plan antiguo: prepara, celebra y acompaña, es decir, dejar la confirmación en su lugar antes de la Eucaristía y prever una profesión de fe cuando

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el cristiano alcance la edad adulta 18-20 años a la cual sólo accedería los que hayan participado en una catequesis regulada por la conferencia episcopal y el ordinario del lugar. Se piensa que la verdadera solución se puede encontrar en un tripoide: catequesis, sacramento y mistagogía (preparación, celebración y acompañamiento) y sólo limitarnos a conferir el sacramento, ya que de ordinario se abandona a su suerte a aquél que ha recibido el sacramento.

Estos puntos son simplemente breves reflexiones que requieren estudios a mayor profundidad, pero indispensables si se quiere realmente encontrar una solución a la situación de una catolicismo que peligra en caer en un mero formalismo pero distante de un auténtico cristianismo.

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Tema 6.

«Sacramentos de curación»

El sacramento de la Penitencia y la Reconciliación.

Miércoles 14-12-09 historia de la celebración s. unción de enfermo (exponerlo).

I. Los primeros cuatro siglos.

La penitencia antigua, canónica, pública o penitencia solemne son los distintos modos como se designa una misma y única realidad, es decir, la disciplina penitencial de la Ig. Antigua la cual se fue configurando entre los s. II y IV, es decir, entre la Aparición de la obra del Pastor de Hermas y la celebración del Conc. Toledo III (589). Entre estas dos fechas y se consuma en gran parte la historia de esta disciplina y de sus ritos.

A. La penitencia y el perdón de los pecados en el NT.

El anuncio de un tiempo de conversión para el perdón de los pecados es constitutivo al mismo acontecimiento evangélico. La invitación a la conversión-metanoia metanoia que aparece 58 veces en el NT es una condición indispensable para el perdón de los pecados, mensaje que resuena de manera incesante en la predicación de Jesús de Nazaret Mc 1, 15; Mt 4, 16-17; Lc 4, 18-19; Mt 9, 12-13;12, 41-42 el cual Jesús no sólo reivindica para sí mismo el poder de perdonar los pecados Mc 2, 12, sino que además lo comunica, lo transmite a sus discípulos Mt 18, 18; Jn 20,23.

B. El perdón de los pecados en la Iglesia apostólica.

La misma urgencia de conversión y perdón la encontramos en la Iglesia apostólica Hc 2, 38-40; 3, 26; 5, 31 así pues la evidencia temática no corresponde a una evidencia equivalente en la disciplina canónica y la praxis pastoral. Nada nos impide pensar como probable la existencia de una praxis canónica presente en la comunidad apostólica o en los tiempos sucesivos a ella. Así pues encontramos que el reo, el que esté en pecado era repetidamente llamado respecto a la ley de Dios y disciplina de la Iglesia. En caso de conversión todo terminaba ahí de lo contrario los responsables de la comunidad derogaban la pena de excomunión, ésta sanción última y extrema es una pena de tipo medicinal y no de tipo vengativo, la cual busca suscitar en el corazón del hermano la docilidad a la gracia del arrepentimiento y de la conversión, cuando esto se cumple al hermano cualquiera que haya sido su pecado será reintegrado a la comunidad, ningún pecado es tan grave que no pueda ser perdonado por la misericordia de Dios St 1, 21; Ap 2, 1-22; 1 Tim 1, 19-20; 1 Cor 5, 4-5; 2 Cor 5, 5-11; 12, 21 así pues el culpable viéndose alejado de la comunidad-hermanos entenderá de mejor manera la gravedad de su pecado, tal procedimiento era reiterable.

No sabemos si en la Iglesia apostólica existió un rito o una celebración para la remisión-reconciliación de los excomulgados así como sucederá en el s. II, para los demás pecados los cuales no estaban puesto bajo la pena de excomunión nada nos induce a pensar que existieran ritos de reconciliación sacramental por ejemplo el NT nos indica algunos medios de expiación del propio pecado St 1, 19 nos habla de abandonar el camino del mal, una conversión auténtica, St 2, 13 habla

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de practicar la misericordia para obtener misericordia, St 5, 15 habla de la oración personal y la oración de unos por otros. S. Juan 1 Jn 1, 9 habla de la conversión del pecador. S. Pablo 1 Cor 11, 28.31 habla del examen de conciencia, del reconocer para emprender un nuevo camino.

Los autores están actualmente de acuerdo en excluir que se trata en estos textos de la confesión así como será más tarde impuesta por el C. Trento. En cambio hay que pensar en el reconocerse pecador delante de Dios y de la comunidad ésta es la actitud contraria al fariseo Lc 18, 11-14 es la actitud de Pedro delante al Señor Lc 5, 8 y la del hijo pródigo que regresa a la casa del padre Lc 15, 18-21 actitudes que iluminan nuestra vida cristiana.

La expiación del pecado está en el dolor y de la tristeza que surge del arrepentimiento. El autoexaminarse, confesar los pecados y aceptar la penitencia tiene el sentido en cuanto está animado por el auténtico arrepentimiento 2 Cor 7, 8-13 la tristeza según Dios produce un arrepentimiento irrevocable que lleva a la salvación. Aun en nuestros días si no existiese un ritual existen los presupuestos para los desarrollos futuros llenos siempre de esperanza y promesa.

C. La penitencia en la iglesia antigua

Una pauta para conocer la disciplina de la iglesia respecto al sacramento de la penitencia nos la puede dar la aparición de la obra el pastor de Hermas, obra que algunos especialistas la sitúan a finales del siglo II, o bien al comienzo de la segunda mitad del mismo siglo. Hermas refiere las visiones recibidas que anuncian la inminente venida del Señor, razón por la cual transmite la urgencia del momento que impulsa a anunciar una segunda penitencia. La primera sería el bautismo como momento purificatorio. La segunda penitencia era concedida sólo una vez a aquellos que una vez bautizados habían caído en el error. Éste suplemento de misericordia que en la intención del autor, debía permanecer absolutamente reducido a aquellos quera dirigido, como los conyuges, ya que rápido llega a ser una regla y praxis en la comunidad.

Ya Tertuliano fue capaz de trasmitirnos con una mayor precisión la disciplina penitencial, rígida, severa y rigurosamente limitada a una única vez en la vida del cristiano; algunos autores llaman esto la penitencia canónica antigua, también llamada solemne y pública1.

Penitencia canónica

La penitencia canónica era un verdadero status en la iglesia antigua, era una verdadera condición de vida, quien la abrasaba pasaba a formar parte del ordo poenitentium, subdividido en cuatro categorías, según el camino penitencial establecido. Cada grupo de penitentes se identificaba de una manera fácil dentro de la asamblea dentro de las reuniones eclesiales: flentes, audientes, substrati, consistentes. Los flentes, permanecían fuera o al fondo de la iglesia, vestidos de sayal para mendigar la oración de aquellos que entraban a la Eucaristía; los audientes, tenían acceso a la iglesia, pero sólo escuchaban la palabra de Dios, y eran despedidos al término de la liturgia de la palabra junto con los catecúmenos, previo al inicio de la liturgia eucarística; los substrati podían participar en toda la liturgia eucarística, pero siempre postrados o de rodillas, incluyendo el Domingo; los consistentes participaban de la liturgia eucarística en posición erguida, pero sin tomar parte en la ofrenda y en la comunión, vestían pieles de cabra o portaban cabellos y barbas largas y deformes. Su aspecto era desalineado, y su físico disminuido a causa del ayuno y de la prohibición de tener cuidado personal

1 De penitentia, Tertuliano, cap. IX.

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como el baño. Los penitentes debían esperar arrodillados o postrados al ingreso de la iglesia al paso de los fieles, de los mártires y confesores, y solicitarles “llorando a sus pies” oraciones para sí mismo y para el perdón de los propios pecados. En su vida cotidiana todo era mortificación y renuncia, ayunos rigurosos y repetidos durante la semana: dormir sobre un saco cubierto de ceniza, el llanto, oración, vigilias prolongadas, realizar durante el día y la noche genuflexiones y postraciones, la abstención de la carne y la obligación de realizar limosnas. Además, la comunidad confiaba a los penitentes los trabajos más pesados y penosos, como el transporte de los difuntos para las exequias, la sepultura de los cadáveres.

El cristiano que entraba en penitencia canónica, sabía muy bien que su vida cambiaría radicalmente, por ejemplo, al integrarse a la penitencia canónica no podía ni antes ni después prestar el servicio militar, recurrir a militares civiles, desarrollar cargos públicos. Quien había sido penitente no podía acceder a la dignidad ni ordenes eclesiásticas, ya que el estado de penitencia era una infamia que afectaba a la persona.

La continencia y renuncia al matrimonio era absoluta y perpetua, y duraba para la persona ya casada hasta la muerte. En el hombre y la mujer, entrando a la penitencia canónica, desde antes de ser casados, se prometían una especie de viudez blanca para toda la vida. Así pues en la práctica, la penitencia canónica era una muerte civil, pero también como un religioso. De hecho, la vida religiosa era considerada la forma más perfecta de verdadera penitencia, en cuanto que era total y perpetua, por ejemplo, quien entraba a la vida religiosa, aún con culpas capitales, era dispensado de ponerse en la penitencia canónica. De esta manera, la vida religiosa y la penitencia, eran las dos alternativas de la penitencia canónica.

Los pecados que llevaban a un cristiano a inscribirse a la orden de los penitentes es la triada capital. El elenco de pecados que llevaba a un cristiano a someterse a la penitencia canónica varía de un autor a otro y de una época a otra. Ciertamente se pare del número mínimo de la triada capital: la apostasía, homicidio y adulterio. Más largo y detallado es el elenco presentado por Cesareo de Arles, en el siglo VI, según el cual bastaba un gran número de pecados veniales para justificar el ingreso a la penitencia canónica.

Ritual penitencial GeV

El primer documento litúrgico que nos ofrece un ritual suficientemente coherente y orgánico sobre la reconciliación de los penitentes, de su admisión a la penitencia canónica hasta el mismo rito de la reconciliación es un sacramentario romano. El GeV nos transmite tal sacramento.

Es un texto complejo con estratos sucesivos de origen diverso, ciertamente nos permite recuperar el hilo conductor del ritual penitencial en la víspera de la gran reforma carolingia que acontece hacia finales del siglo VIII. El esquema que seguía éste ritual penitencial de reconciliación:

Entrada al ordo penitencial. no es del todo seguro en qué modo sucedía el ingreso a la penitencia, y si la iniciativa de la confesión del pecado grave era dejada a la espontaneidad del pecador, o en cambio, fuese un acto imperativo por parte del obispo. Ciertamente no faltaban almas piadosas deseosas de purificación y penitencia para una plena reconciliación con la iglesia, pero hay escases y pereza de las personas para ponerse bajo esta disciplina. Sin embargo, es cierto que los dos casos podían verificarse como por espontaneidad como

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por mandato del obispo. En cuanto a roma, parece que el rito de ingreso al ordo penitentium era celebrado el primer día de la cuaresma, que hoy es el miércoles de ceniza2. Consistía en la imposición de las manos, acompañada de oraciones y exhortaciones a vivir la penitencia. Además, el GeV prevenía la imposición del cilicio, costumbre muy difundida en aquellas épocas en las Galias. Hacia los siglos IX y X, la reforma carolingia impone que la penitencia pública ha de ser impuesta para todos los pecados graves y notorios. Se integra el signo de la imposición de la ceniza, que viene a suplantar la imposición de manos, entre otros ritos, que vienen a complicar el rito.El ministro. En cuanto al ministro, no hay duda de que al inicio, el ministro de la penitencia era únicamente le obispo. Sin embargo, el GeV en el siglo VIII, acepta oficialmente el ministerio del presbítero, por necesidad pastoral.La duración. ha variado, nos referimos al tiempo de la penitencia. En la Didaskalia apostolorum Cap. II nos transmite que el tiempo de penitencia era de 1 semana, en otras regiones era de algunos años, y en los casos más extremos, podía durar durante toda la vida. En cuanto a las personas que por enfermedad se ponía en peligro su vida, se les concedía recibir la comunión a manera de viático, para que no murieran sin el consuelo de la esperanza, pero si sanaban, debían abrasar el estado penitencial. Cuaresma de los penitentes. Era un periodo de rigurosa mortificación en la vida privada y doméstica. Desde el punto de vista litúrgico estaban previstas unas oraciones y repetidas imposiciones de las manos en el curso de las celebraciones cuaresmales. El papel de la comunidad era orar por los penitentes en la oración universal, así pues, durante la cuaresma se intensificaba la oración por los penitentes. El GeV contiene indicios de éstas oraciones, con las cuales la Iglesia imploró de Dios el perdón para sus penitentes, y para todo el pueblo de fieles, que asociándose al ayuno cuaresmal, se unían a los penitentes públicos, reconociéndole pecadores necesitados de la gracia y del perdón.Reconciliación de los penitentes. El occidente antiguo conoce una única reconciliación de los penitentes, el jueves santo para las Iglesias de Roma y Milán, y el viernes santo para la iglesia de España, a la hora de la muerte de Jesús; tal celebración hispana era muy emotiva, donde se cantaban letanías fuertemente dramatizadas, en la que todo el pueblo participando invocando la indulgencia, en cambio la liturgia romana era más simple y menos dramática, el diácono presenta al obispo los penitentes, el cual se hace intérprete o expresión del arrepentimiento y del dolor de los penitentes, y a la vez de la aspiración de toda la comunidad y de toda la iglesia de ver a los penitentes ya reconciliados. Una breve rúbrica que lo precede es animada por un sentido muy vivo y dramático. En esa noche la comunidad eclesial crecía no sólo por los neo-bautizados, sino también por la reconciliación de los penitentes que está por primer lugar, y tanto una celebración como la otra se realizan por medio del ministerio del agua que purifica, unos por el agua de la fuente bautismal, otros por las lágrimas que nacen de un corazón arrepentido. Entones se otorga el sacramento de la reconciliación.

D. Decadencia de la penitencia canónica

Esta rígida penitencia no estaba destinada a permanecer, y decae apenas cambiadas las condiciones políticas y sociales de la cristiandad. En el nuevo orden establecido por el imperio, se favoreció la conversión de grandes masas. Viene un relajamiento general de las costumbres y una clara

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disminución en el fervor ascético. Sin embargo es muy probable que nos encontremos condicionados por los textos oficiales y las severas exhortaciones y admoniciones de los concilios, sobre todo de los pastores y teólogos.

La insistencia y creciente severidad de estas exhortaciones y de los cánones, muchas de las veces resultaba exagerada, en relación a la realidad de los hechos. Vivieron una vida menos exigente dentro de la comunidad, también existieron las denuncias por partes de los fieles, con la finalidad de que se sometieran a la disciplina de la penitencia. Fueron raros los casos donde se interrumpía la vida penitencial para regresar al estado de vida pasado, ciertamente no faltó quien habiendo hecha la profesión de pertenecer al ordo penitentes, no cumplían las normas, y esto principalmente en aquellos que elegían la vida religiosa sólo para evitar la vergüenza de evitar la vida penitencial, haciendo de ésta nueva condición un trampolín hacia la conquista de honores y distinciones.

Tampoco eran raros los casos de pecadores una vez reconciliados, volvían a caer en pecado grave, para ellos la condena era sin apelación. De ningún modo podían esperar el obtener de nuevo la penitencia y reconciliación, lo cual no decía que quedaban abandonados, pues podían acceder a las celebraciones, pero no pueden comulgar. Sólo podían recibir la comunión a la hora de morir.

La penitencia y reconciliación en Roma y en el occidente no Romano

Penitencia del siglo V a la época carolingiaLa decadencia de la penitencia pública preparó y favoreció la aparición de una nueva disciplina penitencial, que terminó por establecerse determinando la desaparición por completo de la práctica anterior.

Penitencia tarifadaEl término es ambiguo y con frecuencia causa de deplorables equívocos, evocando en nosotros la idea de una tarifa, lo que hay que pagar para obtener un beneficio. Lectura inexacta del término del origen árabe de tarifa, que significa simplemente lista o elenco. En un sentido más estricto, debería ser entendida entre nosotros a manera de un código penal, es decir, un elenco de pecados con su relativo elenco de penas. En sentido estricto, debería ser entendido a la manera de un código penal, es decir, un elenco de pecados con determinado elenco de penas. Tales listas o elencos estaba contenido en un instrumento de uso para confesores, el liber penitentialis, en el cual los pecados eran elencados con la relativa pena a realizar, de tal modo se le facilitaba su tarea al confesor, todo lo que a él le restaba era el aplicar la pena relativa o prevista en el libro de los penitentes, añadiendo o multiplicando el tiempo conforme al número y género de los pecados.

Tal tipo de penitencia trajo consigo distintas reacciones, en ocasiones de gravísimos escándalos, tal por dos motivos, el sacerdote o tal vez el monje no ordenado presbítero llegó a ser el ministro ordenado de un sacramento que hasta ése momento había sido reservado al obispo, y otro motivo es que la penitencia se hizo reiterable, determinando con tal la decadencia transmitida de un principio desde el tiempo del pastor Hermas, era sólo una vez en la vida. La condena más radical de la nueva disciplina la encontramos en el canon 3 del tercer concilio de Toledo. Se reprueba la penitencia tarifada, sin reservas.

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La penitencia celta y monásticaTal nueva disciplina surge en las regiones periféricas del imperio, en las islas de Irlanda y Britania, donde la tradicional penitencia canónica nunca fue practicada. En las islas, evangelizada por monjes y regida por una jerarquía casi exclusiva de monjes, toda la organización pastoral, litúrgica y jurídica, tomaron el modelo monástico. El monje, habiendo abrazado un estilo de vida que era considerado como una penitencia perpetua, estaba dispensado de las obras de la penitencia pública, pero una vez ingresado al monasterio, debía de abrazar una disciplina penitencial interna muy semejante.

Casi todas las reglas monásticas contenían un código penitencial inspirado en un gran rigor, con el objetivo de reprimir las tendencias laxas, aún en medio de las comunidades más fervientes y religiosas, sin embargo, los monjes irlandeses, famosos por su ascetismo extremo y la pureza de sus mortificaciones, terminaron por considerar su praxis penitencial como buena para todos, aún para los laicos, así pues, alejados espiritualmente de las sutilezas teológicas de Roma y del resto de Europa, comenzaron a reconciliar a los laicos penitentes del mismo modo como eran reconciliados los monjes, que se habían hecho merecedores de la misma penitencia. Esto sin advertir que ambos casos eran distintos en el plano teológico y jurídico, en tal punto se encentra la clave para comprender el origen, desarrollo y dificultades en torno a la nueva disciplina penitencial. Surgieron indicaciones que dan luces a uno de los enigmas más fascinantes de la historia de la liturgia.

El primer elemento que salta a la vista es la extraordinaria afinidad de las disciplinas monástica y canónica, presentando un dato en común. En primer lugar la penitencia monástica y la canónica han sido modeladas bajo el esquema de la penitencia pública.

Disciplina monástica Disciplina canónicaInfracción o pecado PecadoConfesión al abad Confesión al obispoConminación a la excomunión Ingreso a la penitencia

Actio satisfactionis Actio penitentieFuera de la comunidad No estar en la mesa con penitentesDistanciamiento Lugar a parte y permanecer de rodillas el Dom.Privación del lugar en el coro Privación de la comuniónNo eucaristía Exclusión del temploNo entrar a las OPUS DEI Postrados pedir oraciónA los pies del abad y de los demás para pedir oración

Abstinencia de la carne y alimentos grasosos, un riguroso ayuno

Privados del vino y aceite Práctica de continencia perfecta

Satisfactio ReconciliatioReintegrado a la vida común El penitente era readmitido a la comunión

eucarísticaPor el Abad Imposición de manos por el Obispo

La penitencia canónica era irrepetible, mientras que la monástica era reiteradle a infinidad de veces. La canónica sólo por el obispo, mientras que la monástica era administrada por el abad, el cual no necesariamente era sacerdote. También la monástica era de duración breve, y la canónica era

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prolongada durante toda la vida, o durante algunos años. La canónica tenía un objeto sacramental, el perdón de los pecados, en cambio, la monástica tenía una función ascética y disciplinar. Que miraba a favorecer la formación espiritual del monje y el desarrollo ordenado de la vida monástica.

Gracias a San Columbano y su obra la régula cenobialis, la terminología y práctica se tornan idénticos, de manera que las normas que valían para los monjes comienzan a tener la misma aplicación para los laicos penitentes.

La nueva penitencia monástica confluyeron distintos elementos para la confesión y expiación de las culpas, que hasta entonces habían tenido distintos campos de aplicación. La edad media fue la época que vio el curso de la confesión en todas sus formas posibles, aunque también se dieron las formas más imprevisibles y sorprendentes para el hombre de hoy, como la confesión del asceta, que más que una confesión en sentido jurídico y Sacramental, era un momento de dirección espiritual, y la confesión del pecador, es decir, no hay perdón sin expiación, donde la penitencia tenía que ser proporcional a la culpa. El confesor era un juez, que veía la penitencia que le correspondía a tal pecado.

Una tercera forma es la de la confesión sólo con Dios, la cual fue una reacción a la penitencia tarifada. El canon 33 del concilio de Chalon-sur-Saone y habla del valor a la confesión hecha sólo a Dios. Ésta era ampliamente practicada y profesada por medio de la oración de los salmos, de la quee indicios de esta doctrina en san ambrosiono da testimonio san Juan Crisóstomo, también en Lanfranco de Canterbury, en Casioano. Tal práctica cae en desuso.

de modo que se tenían largos periodos penitenciales que con frecuencia no bastaba la vida para poder satisfacerla, así pues se pensó en conmutar las penas de periodos largos por periodos de penitencias más breves pero intensos, considerados equivalentes, por ejemplo, un ayuno de 2 días por 100 salmos, 1,500 genuflexiones y 7 cánticos. Para un ayuno de tres días se podían cambiar por estar de pié un día y una noche sin dormir, o rezar 3 veces 50 salmos.

Tales equivalencias fueron codificadas, de modo que aparecían en los libros de equivalencias, cuya inconveniencia fue la absoluta arbitrariedad en las sanciones y disparidad de juicio.

La restauración carolingia

Las equivalencias corrieron el riesgo de comprometer el futuro de la nueva forma penitencial, de manera que los concilios carolingios del siglo IX son un pronunciamiento contra la arbitrariedad y la irrelevancia de las penas, se veía que era demasiado fácil el perdón, con disparidad y muy ligeras las penas, sin contar que con el dinero se podía obtener el perdón y reconciliación sin hacer un día de penitencia., en la antigüedad había un principio intangible: sólo el dolor y sufrimiento moral perdonan las culpas, de manera que se abre un nuevo camino con un principio distinto: basta la incomodidad o la vergüenza que la confesión produce para obtener el arrepentimiento y con él la gracia de perdón y reconciliación, así pues, la confesión al presbítero era probablemente la norma, pero no la única posibilidad, va a ser el pontifical romano-germánico quien expresa que para escuchar la confesión y asignar la penitencia están el obispo y el presbítero, y a que a ellos les han sido confiadas las llaves del reino de los cielos, pero no excluye en ausencia del presbítero y en caso de necesidad la asistencia del diácono.

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Hacia el siglo XI Lanfranco de Bec, maestro de san Anselmo, que debemos de confesar nuestros pecados secretos a clérigos de todos los grados, y si no se encuentra un clérigo, sin importar cuál es el grado, para confesarte escoge a un hombre honesto, un hombre puro puede purificar a un hombre culpable ante la ausencia de un hombre clérigo. En las narraciones de caballería se narra que los caballeros cercanos ya a la muerte, no teniendo un sacerdote, manifestaban sus culpas a un soldado, inclusive al caballo. Se trata del último recurso a la confesión hecha sólo ante Dios con la falta de un confesor.

El rito de la penitencia tarifadaEn el siglo X encontramos un ritual completo, presentado en el pontifical romano-germánico, al que se añade una misa después de la confesión, donde se incluye el rito de la comunión del penitente ya reconciliado. El ritual consistía en que el penitente se presenta espontáneamente al confesor para pedir la penitencia, el confesor cuestionaba al penitente sobre los misterios de la fe, a ello sigue una serie de preguntas a manera de una monición, después venían algunas preguntas sobre los posibles pecados a confesar y su respectiva pena., luego el confesor imponía la penitencia, se evitaba imponer penitencias que revelasen en cualquier modo la naturaleza del pecado cometido, finalmente el confesor se aseguraba de la seriedad, de la firmeza de los propósitos, además no sólo se aseguraba el arrepentimiento, sino además la fe en la fuerza del sacramento. El penitente era invitado a confesar con sus palabras sus propios pecados. Después el penitente se postraba rostro en tierra y decía el salmo 123 que concluía con una oración propuesta por el pontifical, mas la presencia del penitente en la misa y el recibir la comunión nos habla de que la persona quedaba reconciliada, esta práctica se va generalizando de manera que se pasa de una fase antigua, de manera que se convierte en una síntesis escolástica del sacramento.

Ritual de la penitencia pública del X hasta Guillermo DuránLa penitencia era aplicada para los pecados más graves y notorios, comenzará a surgir la cuaresma como un tiempo penitencial por excelencia, de tal manera que quien no se había sometido a la liturgia penitencia, podía prepararse con mayor fervor al misterio de la pascua, de modo que el primer día de la cuaresma va adquiriendo gran importancia el celebrar el día, que posteriormente será llamado miércoles de ceniza. La entrada a la penitencia se tenía durante una celebración, en la cual jutno a la imposición de manos, y también la imposición del cilicio, también es recuperada fuera de la iglesia, que permanecerá hasta el viernes santo, día en que son reconciliados.

El pontifical romano-germánico nos ofrece una descripción detallada y cultual en la que entresacamos algunos aspectos. El sacerdote amonesta a los presentes sobre la obligación de confesarse al inicio del ayuno y a disponerse a cumplir las obras de la verdadera penitencia, los penitentes regresarán para ser reconciliados el jueves santo, quien no pudiera regresar ese día, existía la posibilidad de ser reconciliado inmediatamente, sólo el obispo y presbítero pueden cumplir tal ministerio. En ausencia de ellos, el diácono podía recibir la penitencia y dar la comunión, pero no los reconciliaba, después se tenía un examen sobre la fe y los pecados del penitente., se tenía que tomar en cuenta la condición el penitente, para así decidir la manera más conveniente de la penitencia a qué imponer. Finalmente, entraba a la iglesia donde pronunciaba algunos salmos.

Se hace uso de un lugar cerrado para la celebración, con la finalidad de facilitar el encuentro entre el confesor y el penitente. Este hecho trajo la multiplicación de confesiones, pero por otra parte trajo la decadencia de las formas de oración en común. Se introdujeron largas sesiones de exámenes

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detallados hacia el penitente, se tenían interrogatorios minuciosos por parte del confesor, además de extensas exhortaciones moralistas, cuyo tiempo dependía más del tiempo del penitente que del ritual. El tiempo dedicado en relación en común, fue cediendo lugar a la dirección espiritual del penitente.

A manera de un fiscal, el bautizado había de confesarse antes de comulgar en caso de pecado mortal, lo cual contrajo la multiplicación de las confesiones, donde algunas de ellas era una mera formalidad, no había un sincero deseo de conversión ni tampoco dolor de los pecados, fue este uno de los precios más altos que se tuvieron que pagar como contrapartida del triunfa de la contrarreforma. La celebración era bilingüe, con la absolución en latín. Las palabras esenciales del sacramento siguen siendo las palabras conclusivas de la fórmula absolutoria. En pelibro de muerte el presbítero puede omitir toda la parte introductoria, y se trasaba el signo de la cruz en el penitente que se signaba. Ordinariamente se ponía una oración como penitencia. El ritual permaneción sin cambios hasta el concilio vaticano

El ordo paenitentiae

Después de muchos siglos, el CV II promulga un nuevo ordo paenitentiae. Uno de los más controversiales, ha reintroducido una multiplicidad de fórmulas y ritos para reconciliar los pecadores.

El rito para la reconciliación de un penitente

Es el equivalente a la confesión privada. La novedad más importante, pero la más desatendida es la invitación a proclamar la palabra de Dios. Es una lectura que puede ser confiada al mismo penitente, la cual puede realizarse antes del rito o bien durante la preparación o examen de conciencia

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