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Revista publicadapor el Centro de Estudios Sociales

Juan Montalvo, S.J.

Año XXIXNúmero 103

Enero-Marzo 1996

Publicación Trimestral,Registrada en la Secretaría de

Estado de Interior y Policíacon el número 5234,el 4 de abril de 1968.

Redactores:JOSE LUIS ALEMAN

JORGE CELAANTONIO LLUBERES

MANUEL MAZAJOSE LUIS SAEZ

MAX MICHELIGNACIO LASAGAMARIO SERRANO

Redacción-AdministraciónJesús Zaglul, sj.

Apdo. 1004Santo Domingo

República Dominicana

Tel.: 682-4448 • Fax: 685-0120de 8 am a 4 pm

de lunes a viemes

Suscripción anual:América Latina y el Caribe US$25.00Estados Unidos US$30.00Otros países US$35.00

(incluye envío por correo aéreo)República Dominicana RD$140.00

Número suelto:República Dominicana RD$35.00

Impresión:Amigo del Hogar

AGN

Las opiniones expresadasen los artículos e investigacionesque publicamos son de laresponsabilidad del autor que los firma

los articulos son registrados por:"HISTORICAL ABSTRACTS'"AMERICA: HISTORY ANO L1FE,ABC POLSCI"(Advance Bíbliography of Contents:Political Science and Government),"REVISTA INTERAMERICANADE BIBL/OGRAFIA" y"BIBLlOGRAFIA TEOLOGICACOMENTADA del área iberoamericana',"HISPANIC AMERICANPERIODICAL INDEX"

DISTRIBUCION:SantoDomingo:Librería Macalé, Nouel 3Librería San Pablo, Nouel 5Cuesta: Centro del Libro,Av. 27 de FebreroLibrería MonserratAv. A. Lincoln No. 403. local BCONDOR, Bernardo Pichardo 8Centro Poveda, Pina 210 ALibrería La Trinitaria, Nouel160

Santiago:Economato PUCMMLibrería Petra, Beller 100Librería Manantiales, 30 de MarzoAmigo del Hogar, El Sol esq. Luperón

La Vega:Radio Santa María

Composición y Diagramación:Socorro Espinal

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Estudios SocialesVol. XXIX, Número 103Enero - Marzo 1996

POR UN NUEVO ORDEN MAS DEMOCRATICO

El tránsito urbano se ha convertido en un caos donde imperala ley del más fuerte. Los policías de tráfico, encargados deorganizarlo, están más ocupados en el macuteo del que viven, queen organizar el tránsito de los vehículos. El transporte popularpadece la falta de calidad de un sector informal. Los semáforos,cuando hay luz, no se ven por la multitud de afiches de campañaelectoral. Las calles están intransitables por la falta de bacheo, opor registros cloacales que han quedado más altos o más bajosque el asfalto, o por la instalación de los servicios de agua oalcantarillado, para lo que hace años que rompieron el pavimento,por un "policía acostado", mal construido por los mismos vecinos,que han tomado la ley por sus manos para defenderse de motoristasdesaprensivos. Y para completar, el desorden de Rentas Internasha desembocado en el permiso para que circulen vehículos sinplaca. Este panorama es un espejo de la situación del país.

La falta de institucionalidad lo ha invadido todo. Se gobierna agolpe de decreto saltándose la ley y la Constitución. La declaraciónde laborable del día de la Constitución y la privatización de lacementera son dos ejemplos recientes de una larga lista.

Las instituciones del Estado son cada vez más inoperantes yla falta de control del gobierno central ha llevado a sus límites unestilo de gobierno caudillista y centralizador.

Estamos en el imperio del "sálvese quien pueda" en el que

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"todo vale". Un ejemplo es el cerco militar mantenido en La Ciénaga,vigilada por la Marina de Guerra desde 1991, para evitarconstrucciones. Existe un documento oficial reconociendo que eldesalojo no se llevará a cabo. Se ha seguido construyendo casas,incluso en la zona recientemente desalojada, ante la mirada de laMarina. Pero se mantiene el decreto dando pie a la práctica delsoborno, discriminatoria contra los más pobres.

La administración de la Justicia es uno de los casos máspatentes de desorden institucional. Los escándalos por la impunidadde narcotraficantes y funcionarios corruptos; los desacatos policialesa sentencias judiciales; el macuteo desde el policía de tráfico hastael coronel que visita cada noche las bancas ilegales. Todos vivimosen la ilegalidad. Nos hemos acostumbrado a ella. Traficamosinfluencias con la misma tranquilidad que nos tomamos un vaso deagua.

Los mismos partidos que en la campaña electoral, nos inundancon promesas de limpiar la justicia, irrespetan las leyes para colocarsus afiches o pintar sus letreros y son incapaces de ponerse deacuerdo para elegir un Consejo Nacional de la Magistraturadespolitizado.

La reciente encuesta sobre cultura política dominicanamanifiesta la crisis de credibilidad en las instituciones estatales,como comenta Eduardo Latorre en su artículo de este número.

Para defendernos del caos, en esta selva donde impera la leydel más fuerte, necesitamos acumular poder. Un poder excluyenteque se constituye por la fuerza. No podemos ignorar que vivimosen un mundo conflictivo, con la agresividad a flor de piel.

La abundancia de armas entre la sociedad civil, la fácil erupciónde la violencia en nuestros barrios, el abuso y maltrato contra niñosy mujeres, las bandas armadas de narcotraficantes, el recurso a larepresión por las autoridades, son síntomas de un profundo malestarsocial. Vivimos en una sociedad violenta.

El caos es un precedente peligroso. Los dictadores siemprese han justificado en él para imponer su tiranía "salvadora". Eldesorden es caldo de cultivo de los que quieren pescar en ríorevuelto sin ley ni ética, moviéndose bajo el principio de que "todovale". El caos promueve las salidas individuales, la falta de2

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POR UN NUEVO ORDEN MAS DEMOCRATICO

conciencia colectiva, el sálvase quien pueda. El desorden facilita laaparición de falsos profetas de salvación que venden seguridades­refugio que terminan siendo peores que la enfermedad.

El proceso de globalización en que estamos insertos nos exigeentrar en el ámbito de la modernidad, que se mueve en laracionalidad funcional. Hace falta tener reglas claras y precisas yeficacia funcional. Si no fortalecemos nuestra institucionalidadseremos marginados aun de los espacios periféricos que el nuevoorden mundial nos asigna.

Pero este proceso de modernización de nuestras institucionestiene que realizarse bajo la óptica de que la modernidad no es sólola eficiencia producida por las nuevas tecnologías. No bastacomputarizar nuestras instituciones. El mundo moderno implicatambién la constitución de los sujetos sociales. Modernizar significatambién democratizar, respetar los derechos, aceptar la pluralidadde sujetos. Las instituciones tienen que eficientizarse, pero tambiéndescentralizarse, centrarse en la persona, dar participación, abrirsea la pluralidad que representan las minorías.

Esta visión más amplia de la modernización permite corregirespejismos. En el desierto del caos institucional que vivimos,cualquier cambio nos puede parecer una salida. Y podemosconfundir modernización con tecnocracia o con debilitamientoneoliberal del papel del Estado. El caos de los servicios, por ejemplo,a veces lleva a un discurso en el que la privatización sin más surgecomo el modelo ideal. Sin embargo, la experiencia parececontradecir la afirmación. La privatización de la recogida de basurano ha resuelto el problema para la Capital, pero sí ha aumentadosus costos.

El Código de Salud propuesto o los nuevos rumbos que hatomado el Plan Decenal de Educación parecen reducir lamodernización a una función técnica, ignorando los esfuerzos de lasociedad civil (no sólo de la empresa privada) para responder a lasnecesidades de estos dos sectores prioritarios.

El nuevo gobierno que surja de las elecciones debe abocarsea completar las reformas iniciadas, sobre todo a las reformas socialy política, de manera descentralizada y participativa. Mientras más

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sujetos sociales sean involucrados en el proceso, más garantíatendrá de responder adecuadamente y de aplicarse eficazmente.

Este número de Estudios Sociales aborda temas relacionadoscon este proceso. El artículo de Jorge Cela, S.J., sobre laparticipación ciudadana en la reforma municipal, fue una ponenciapresentada en el Congreso de la Liga Municipal Dominicanacelebrado el año pasado. En él se plantean alternativas concretaspara realizar de manera participativa la reforma municipal que tiendaa descentralizar el poder del Estado.

Eduardo Latorre, al comentar los resultados de la encuestasobre cultura política plantea los recursos y resistencias de lapoblación para este proceso de institucionalización. El tema cobraactualidad con la reciente publicación de los datos completos de laencuesta por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

El debate entre Américo y Casandra Badillo y Carlos Dorenos obliga a pensar uno de los mecanismos de exclusión más fuertesque tienen las culturas: el prejuicio. En este caso se trata de ladiscusión sobre la relación entre el prejuicio racial y el antihaitianoen nuestra sociedad. Al presentar este debate basado en un artículoaparecido en otra publicación Estudios Sociales quiere promoverel diálogo abierto sobre temas nacionales de importancia con laconvicción de que este diálogo aporta a nuestro proceso deinstitucionalización.

El trabajo de David y Richard Dixon resumiendo la bibliografíareciente sobre el nuevo protestantismo en América Latina, nos in­troduce a nuevas formas de análisis del impacto del fenómenoreligioso en nuestra vida social. La práctica religiosa es, para unamplio sector de nuestra población, la más fuerte experienciainstitucional vivida. En ese sentido representa un elemento clavepara la creación de una nueva cultura institucional, indispensablepara organizar de manera más humana el caos que vivimos.

Finalmente ofrecemos, como en los primeros números de cadaaño, el índice cuidadosamente preparado por Andrés Benítez, S.J.

Con este número renovamos nuestra imagen de portada eincorporamos al consejo editorial a Ignacio Lasaga, S.J., y MarioSerrano, S.J.

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Estudios SocialesVol. XXIX 9 Número 103Enero - Marzo 1996

PAPEL DE LA SOCIEDAD CIVILEN LA REFORMA MUNICIPAL

Jorge Cela, S.J.*

1. Planteamiento del problema

1.1 Cuando hablamos de participación necesariamentetenemos que hablar de diálogo y concertación. No se pretende lahomogenización de la pluralidad de intereses presentes en unasociedad compleja como la nuestra. Pero sí es necesario un acuerdomínimo sobre el reconocimiento de los actores implicados, las reglasdel juego y algunas metas comunes por donde pueda comenzar unesfuerzo coordinado, que debe ser una finalidad obvia de todos losgrupos sanos que conforman nuestra sociedad. Este documentopretende ser un material de trabajo para comenzar esta tarea.

1.2 Este trabajo, inspirado en uno anterior producido para lareforma social, intenta definir los criterios básicos que debe teneren cuenta una reforma municipal con participación ciudadana y ter­mina con una serie de propuestas concretas para su implemen­tación.

2. Clarificación de términos

2.1 Al hablar de sociedad civil contraponemos el término asociedad política. Nos referimos por tanto a las instituciones noestatales. En sentido amplio, incluimos también aquellas

Coordinador del Centro de Estudios Sociales P. Juan Montalvo, S. J. Antropólogo.

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instituciones que se orientan al ejercicio del poder desde el Estado,es decir, los partidos políticos y sus diferentes dependencias.

Hablamos, por tanto, de las instituciones de la sociedad querepresentan a los ciudadanos en cuanto actores sociales conidentidades e intereses colectivos que les llevan a organizarse.Incluye a los ciudadanos individuales en cuanto sujetos de la vidasocial. Es decir, nos referimos a todo agrupamiento, formal o infor­mal, que represente intereses grupales y procese demandassociales, económicas o culturales de personas, familias o grupos.Estos agrupamientos pueden tener diferentes bases: territorial,genérica, generacional, étnica, cultural, de esparcimiento,económica, religiosa, ...

2.2 Para los fines de este documento vamos a dividir lasociedad civil en dos tipos de instituciones: las organizaciones debase (OS) y las organizaciones no gubernamentales (ONG).

2.3 Por organizaciones de base (08) entendemos aquellasque representan sectores específicos de la población, querepresentan los intereses de sus miembros, son responsables anteellos y les confieren un cierto sentido de identidad grupal que seexpresa en una membresía organizada. Estos intereses puedenser de muy diverso tipo, según lo expresado más arriba (2.1). "Sumeta, en relación a la transformación social, no es la conquista delEstado, sino la construcción de una nueva forma de poder socialconsistente fundamentalmente en el desarrollo de la capacidadcolectiva de generar respuestas a las necesidades e intereses dela comunidad social y de establecer su influencia y control frente alEstado y el poder económico...son instrumentos y vehículos dedemocracia participativa" (CIMS 20). Según la definición del PNUDson "organizaciones democráticas que representan los interesesde sus miembros y son responsables ante ellos. Están formadaspor personas que se conocen entre sí, o que comparten unaexperiencia común, y la continuación de su existencia no dependede iniciativas ni de financiación externas" (PNUD, 95)

2.4 Las organizaciones no gubernamentales (ONG) soninstituciones sin fines de lucro creadas para prestar servicios gene­ralmente técnico-profesionales a la población y contribuir así almejoramiento de su calidad de vida. Según la definición del PNUD

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son "organizaciones voluntarias que trabajan con otras y muy amenudo a nombre de éstas. Su labor y sus actividades se centranen cuestiones y en gente que están más allá de su propio personaly sus propios miembros. A menudo las ONG tienen estrechosvínculos con 08 y canalizan el asesoramiento técnico o el apoyofinanciero como organizaciones intermedias de servicios (PNUD,96).

Entre las ONG debemos incluir instituciones ligadas o depen­dientes de otras que no podrían ser calificadas como ONG, peroque cumplen funciones semejantes. Por ejemplo, las institucionesde investigación, asesoría o prestación de servicios de algunasUniversidades e iglesias.

2.5 El concepto de participación implica "tomar parte activa",es decir, convertirse en sujeto de una determinada acción. Gene­ralmente se refiere a ser parte de un todo, es decir, actuarconjuntamente con otros. Por lo tanto, cuando hablamos de laparticipación de la sociedad civil en la reforma social para ladisminución de la pobreza nos referimos a una acción conjunta dela sociedad civil con la sociedad política.

La participación significa que la gente intervengaestrechamente en los procesos económicos, sociales, culturales ypolíticos que afectan a sus vidas. En algunos casos la gente puedeejercer un control completo y directo sobre estos procesos; en otroscasos el control puede ser indirecto o incompleto. Lo importante esque disponga de un acceso constante a la adopción de decisionesy al poder. La participación en ese sentido es un elemento esencialdel desarrollo humano. (PNUD, 25)

El control indirecto lo ejerce la sociedad civil a través de suderecho al voto en las democracias representativas. Pero este con­trol indirecto ha demostrado ser insuficiente. Es necesario que lasociedad civil sea incorporada en esas áreas a un control directo,aunque sea compartido e incompleto.

Control incompleto compartido es cuando el control no seejerce con total autonomía sino compartiéndolo con otrasinstituciones. La sociedad civil a través de sus instituciones tieneactividades propias que representan un valioso esfuerzo paramejorar la convivencia social que debe ser reconocido y estimulado.

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Por su parte también los Ayuntamientos, cumpliendo con suresponsabilidad, tienen una gama de actividades que se orientan aese fin. Se trata de ver como articular ambos esfuerzos para que,sin perder sus respectivas autonomías se refuercen mutuamente.Esto supone actividades en que ambas caras de la sociedad (civil ypolítica), colaboren articuladamente.

Se trata de encontrar e implementar las áreas donde debeexistir esta articulación definiendo sus características.

Para que esta articulación reciba el nombre de participacióndebe abarcar diferentes niveles. No es suficiente el nivel departicipación en los beneficios y en la ejecución. Debe incluir laparticipación en la toma de decisiones y en la administración derecursos.

Es importante tener en cuenta que esta articulación respete laautonomía propia de la sociedad civil. "Coordinación donde elgobierno alienta pero no domina la coordinación" (Clark, 10).

3. Situación actual

3.1 Antecedentes

3.1.1 La sociedad civil dominicana ha sufrido cambiosprofundos en los últimos años. El rápido proceso de modernizacióndel país, al que han contribuido los cambios en nuestro sistemaproductivo; el impacto de la emigración masiva; los efectos de loscambios en el escenario político y económico mundial y la influenciade la extensión de la educación y de los medios de comunicaciónsocial, entre otros factores, han impulsado la institucionalizaciónpropia de una sociedad moderna.

Uno de los cambios más significativos ha sido la aparición denuevos sujetos sociales. Son agrupaciones de personas que,tomando conciencia de su identidad y sus intereses comunes, seorganizan para demandar reconocimiento y espacio de poder en lasociedad para defender sus intereses. En los últimos años podemosconstatar nuevos sujetos que han tomado primacía en el escenariode la sociedad dominicana además de los sujetos tradicionales(empresarios, sindicatos, ... ). Así tenemos sujetos agrupados en baseal género (organizaciones femeninas), la generación (movimientos

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juveniles), la territorialidad (movimientos barriales), el hábitat(movimientos ecologistas), etc.

Se trata de algo no exclusivo de nuestra sociedad. Así loconstata el PNUD: "En los últimos años la gente ha venido luchando,tanto a nivel individual como colectivo, por intervenir másactivamente en la vida nacional" (PNUD, 27). Esta constataciónindica que esta proliferación de sujetos sociales se traduce en unamayor demanda de participación.

Otro efecto significativo de la modernización es la progresivainstitucionalización de la sociedad. Los procesos que de manerainformal se realizaban a partir de relaciones primarias empiezan aencontrar actores que, constituidos como sujetos colectivos, seinstitucionalizan y exigen procesos marcados por relacionesfuncionales y mecanismos institucionales claramente definidos.

Una muestra de esta tendencia es la multiplicación de OBs,muchas de gran debilidad y poca cohesión aún, y de multitud deorganizaciones no gubernamentales que llegan a definirse como el"tercer sector' aludiendo a su carácter colectivo, no lucrativo y noestatal.

Estos sujetos empiezan a constituirse como actores socialesrelacionados entre sí para mutuo refuerzo, que intervienen en áreasde acción estatal planteando nuevas demandas y convirtiéndosemuchas veces en una voz alternativa de la política social del Estado.Así han surgido federaciones de OBs, a veces de manera sólocoyuntural, y de ONGs.

3.1.2 Este fortalecimiento de la sociedad civil, por el crecientepoder social que representa y por el potencial que tiene, la convierteen un actor obligado de toda reforma municipal.

3.1.3 Así lo reconocen hoy las grandes agencias multilaterales,que empiezan a condicionar su ayuda a la presencia de este factorllegando a considerar la participación como "una estrategia globalde desarrollo" (PNUD, 25).

3.1.4 En este sentido también se orientó el seminarioorganizado por el PNUD en agosto sobre "Bases Técnicas para laReforma Social y Disminución de la Pobreza en RepúblicaDominicana" en el que se incluyó un tema sobre la participación de

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la sociedad civil y finalmente este esfuerzo para la reforma munici­pal en el que reaparece este tema como uno de los claves de estecongreso.

3.1.5 Aunque en otros países hay bastante documentaciónsobre esta nueva corriente que incluye abundantes estudios de caso(Cfr. PNUD, 133-141; Clark, 14-16), en nuestro país no es muchala bibliografía producida sobre un tema que comienza a interesar yque está en la agenda de las principales instituciones preocupadaspor el desarrollo nacional ( Cfr. Brea, 41-53)

3.2 El Estado Dominicano

3.2.1 No podemos señalar que la tendencia del Estadodominicano en los últimos años haya sido la de incrementar laparticipación de la sociedad civil. Poco se ha hecho en temasrelacionados como la descentralización, la revisión de losmecanismos de reconocimiento de las 'Insmuc'lones de la sociedadcivil, la información y discusión pública de políticas y proyectos, laparticipación en su formulación, la integración de organismos mixtos(sociedad civil-Estado) con poder de decisión, la capacitación yasesoría para la participación y la transferencia de fondos a lasociedad civil.

Sin embargo, habría que señalar la constitución de las juntasde vecinos a nivel municipal y algunos programas de ciertosAyuntamientos como un avance en este sentido.

3.2.2 Hay que señalar que la agenda política de los últimosaños 'na mantenido el interés por estos temas 'J ha producidonumerosas propuestas tanto de la sociedad civil como de la políticapara la reforma municipal que tienen que ver con una apertura a laparticipación de la sociedad civil (Cfr. Brea, passim).

3.3 Potencialidades

3.3.1 La propuesta éle dar una mayor participación a la sociedadcivil en la reforma social se basa en un criterio de eficiencia. Lasociedad civil tiene la capacidad de reducir los costos sociales yeconómicos de los gobiernos municipales y de aumentar surendimiento en calidad y cantidad.

Obviamente este potencial necesita ser adecuadamente

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activado. No funciona mecánicamente. Es necesario crear lascondiciones indispensables para su buen funcionamiento. Por esose impone un análisis de estas condiciones y de su situación en larealidad dominicana actual.

3.3.2 La participación de la sociedad civil se relaciona con lagobernabilidad. Esta implica "políticas sociales que alientan unasana sociedad civil y rendimiento de cuentas (accountability) de lasinstituciones públicas" (Clark 10).

La experiencia del ejercicio del sistema democráticorepresentativo ha demostrado la importancia de las eleccionesperiódicas como garantía de la representación, pero también suinsuficiencia. Solamente en aquellos sitios donde la sociedad civilse constituye y estructura como contrapartida de la sociedad políticaésta alcanza solidez. Por el contrario, los poderes autocráticos odictatoriales se caracterizan por la reducción de la participación dela sociedad civil y por el incremento necesario del aparato represivo.

Los estudios más recientes han demostrado que el gobiernofunciona mejor (eficiencia administrativa y satisfacción de losgobernados) allí donde la sociedad civil es más fuerte (Cfr. Putnam).Más aún, ésta parece ser la varia-ble fundamental para impulsar eldesarrollo económico.

Los cambios ocurridos en la sociedad civil dominicana reflejanque no sólo ha habido la aparición de nuevos actores sociales (Cfr.3.1.2), "sino de objetivos (el fin no es sustituir al gobierno, sinonegociar con él), de demandas (que son menos ideológicas y, portanto, más concretas y viables) y de demandado, que pasa a ser elEstado en cuanto garantía del bien común. La oposición tradicionalno pretendía tanto el logro de las demandas como la derrota de losdemandados. Ahora nos enfrentamos a una confrontación para lanegociación. Se trata, en última instancia, de una búsqueda deespacio para decir su palabra en aquello que le atañe. No hayintención de entrar a formar parte de la sociedad política, sino denegociar con ella desde la sociedad civil. Este giro no parece habersido percibido por la sociedad política...el significado de alcanzar ono las demandas es diferente para ambos y la negociación esmuchas veces un diálogo de sordos." (Cela 3; cfr. Pérez-Artiles 152).

Esto supone un ambiente propicio para una concertación so-

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cial en busca de una mayor participación de la sociedad civil en laconstrucción del bien común. Así se facilita que \os actores delproceso social no se perciban como competidores excluyentes, sinocomo actores de un mismo proceso histórico, obligados a resolversus diferencias para poder avanzar.

3.3.3 Al hablar de participación estamos refiriéndonos al meollode la democracia. Nuestra sociedad, cada vez más compleja, haceimposible la práctica de la democracia directa a nivel global. Sinembargo, la misma complejidad y dimensión de la sociedad hacecada vez más ajena la representación. Cada vez los gobernadossienten más distantes de sus necesidades los proyectos de lasautoridades. Esta brecha creciente necesita de puentes.

La descentralización y la participación ciudadana pueden serformas de unir estos dos polos que parecen distanciarse cada vezmás. Uno de los posibles roles de las ONGs puede ser la"articulación de las necesidades de los beneficiarios y los proyectosde las autoridades, proveer información sobre el esquema (dedesarrollo) a las comunidades, organizándolas para sacar ventajade los beneficios del esquema, brindando servicios a las poblacionesmenos accesibles, sirviendo de intermediarias con otras ONGs"(Clark 10).

La multiplicación de ONGs y OSs en el país puede sercanalizada hacia un ejercicio cada vez más democrático y haciauna mayor colaboración en la solución de los problemas de cadamunicipio. Ellas suponen un potencial que merece ser aprovechadoen esta dirección.

3.3.4 La participación de la sociedad civil aumenta laeficiencia-eficacia de la acciones.

3.3.4.1 La sociedad civil "cumple un papel relevante en lacorrecta asignación de recursos, toda vez que reflejará mejor las

necesidades-oportunidades; también opera sobre la correctaadministración de los mismos" (Jarquín 34)

3.3.4.2 Representa una posibilidad de reducir los costosestatales de los proyectos, pues permite la canalización de fondosy recursos de las mismas comunidades, del sector privado y de lasagencias de ayuda. De esta forma la inversión estatal aumenta surentabilidad. Esto aparece ampliamente demostrado por el "positivo

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papel de la participación popular en proyectos ambientales, de salud,educación e infraestructura" (Towards 24).

Las ONGs representan un potencial institucional para el diseñode políticas, la capacitación, asesoría técnica y monitoreo de losproyectos, y para su evaluación.

3.3.4.3 La participación de las ONGs y las OBs representacon frecuencia una forma de eludir la sobreburocratización estatalque dificulta el avance de los proyectos.

3.3.4.4 La participación permite una más eficiente selecciónde prioridades disminuyendo los costos sociafes de fas decisionesy un mejor ajuste de medios a fines (mayor racionalización) sinperder las dimensiones humanas del desarrollo. Permite tambiénuna mejor focalización de los programas.

3.3.4.5 La participación de las OBs actúa como una escuelade educación ciudadana, interesando a los actores implicados enlos bienes comunes, como son el patrimonio natural y cultural de lanación, en cuya conservación y desarrollo quedan involucradoscomo protagonistas.

Uno de los problemas que con más insistencia se plantea esfa acusación de que son los pobres, en gran medida losresponsables de la depredación de los recursos naturales yculturales del país. Sin entrar en discusión sobre su grado deresponsabilidad, es indudable que no damos un cuidado adecuadoa estos recursos. La valoración de estos recursos colectivos suponehaber resuelto las necesidades básicas individuales. Pero suponetambién una corres- ponsabilidad con relación a ellos que parte desentirlos como propios. La enajenación de estos recursos del accesode las mayorías provoca la irresponsabilidad con relación a ellos.Sin embargo, los mayores éxitos en experiencias participativas sehan logrado cuando una comunidad ha logrado este sentido deapropiación y defensa de la propíedad colectiva.

3.3.4.6 En este sentido sería importante recopilar la experienciaacumulada por las OBs y las ONGs nacionales para verificar estasafirmaciones y poder operativizar mejor la articulación del sectorcivil en los esfuerzos nacionales por disminuir la pobreza.

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3.4 Dificultades

3.4.1 La participación de la sociedad civil encuentra dificultadespara abrirse paso. Estas dificultades tienen diferentes causas.

3.4.2 No hay que pensar en la participación como una pana­cea universal que resuelve todos los problemas. "Si se planifica yejecuta mal, puede elevar los costos en lugar de reducirlos" (PNUD86). De forma que la participación no puede obviar el esfuerzo deplanificación y la capacitación para la ejecución.

3.4.3 "Otro peligro es que los beneficios de la descentralizaciónpueden verse compensados por pérdidas en economía de escara"(PNUD 86). Esto significa que no todos los programas sonsusceptibles de descentralización y participación. Por ejemplo, lasolución al problema de la energía eléctrica no puede buscarseúnicamente a nivel local con participación de las OSs.

Sin embargo, no podemos olvidar que los costos del desarrollono se miden únicamente en dimensiones económicas. A veces elahorro de costos sociales pueden justificar más altos costoseconómicos. Es indudable, por ejemplo, que los niveles deproductividad de muchos artesanos del sector informal quedan muypor debajo de las exigencias de una sociedad moderna. Pero esosempleos representan no solo la sobrevivencia de miles de familias,sino también un conjunto de redes sociales e identidades quepermiten funcionar a la complicada maquinaria social. A veces latecnocracia pierde la perspectiva que la modernidad no suponeúnicamente el desarrollo de la razón científica y tecnológica, sinotambién de la democracia, los derechos humanos y la participación.

3.4.4 Aunque el impulso a participar parece ser innato, sinembargo, es necesario aprender las formas de participación y ganarseguridad para correr el riesgo que toda participación implica. Nosenfrentamos a un problema cultural. Aprendemos a participar en lamedida y forma en que lá experiencia histórica nos ha ido señalandocomo más eficaz. La figura del cliente o el enllave, del caudillismo ola manipulación, del autoritarismo o el machismo, tan presentes ennuestra cultura política, son frutos de una experiencia histórica. Estapuede ser cambiada eficazmente. Pero requiere nuevas estructurasde participación con reglas de juego claras que funcioneneficazmente y que estén en manos de los actores involucrados. La

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rapidez del cambio dependerá, en gran medida, de la intensidaddel estímulo. Y podrá ser impulsada por una adecuada educaciónpara la participación.

3.4.5 La existencia de una amplia red de OBs es un aval paraimpulsar procesos participativos. Pero debemos ser conscientesde las debilidad de la mayoría de estas OBs. Muchas de ellas tienenpoca estabilidad, membresía muy limitada, estructuras muy pocodemocráticas, poca capacitación para la gestión y fuertesdependencias de otras instancias (partidos, ONGs, iglesias).

Aunque es cierto que a participar se aprende participando, notodas las experiencias de participación son positivas. Es necesarioque la participación de la sociedad civil se haga de maneraprocesual, basada en estudios que aseguren su éxito potencial yacompañada de procesos de capacitación, asesoría y evaluaciónque las garanticen.

3.4.6 "Las ONGs son frecuentemente descritas comoalternativas de desarrollo, pero esto puede llamar a engaño. Eldiccionario define "alternativa" como "uno de dos o más posiblescaminos...mutuamente excluyentes". La población de cualquier paísno tiene opción entre el modelo de desarrollo ofrecido por el gobiernoy el ofrecido por las ONGs. Las ONGs pueden jugar un importantepapel en ayudar a ciertos grupos de la población, o en llenar vacíos

de los servicios del Estado, o en presionar para un cambio de laestrategia nacional de desarrollo, pero no ofrecen una alternativarealista. Sus innovaciones pueden poner a prueba nuevas

propuestas, pero esto solamente deviene sostenible o de escalasignificativa si influye el desarrollo nacional"(Clark 6). El papel quepueden jugar las ONGs es, por tanto, limitado a menos que hayauna estrategia amplia de participación de la sociedad civil en losprogramas estatales. "Cuando ambas partes ven que sus solucionesno son alternativas en competencia, sino contribucionescomplementarias, se abre la posibilidad de una genuinacolaboración" (Clark ibid.). Se hace indispensable buscar fórmulaspara una participación coordinada del Estado, las ONGs y las QBsen la gestión municipal.

Esta articulación puede verse obstaculizada porque la"excesiva politización en el ambiente de diseño de políticas hace

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que las ONGs caigan en el campo de la oposición y el gobierno opartido gobernante puede verse a sí mismo como la única vozlegítima de la gente" (Clark 7).

Las ONGs tienen también sus propios problemas. Confrecuencia tienden a aislarse, disminuyendo su impacto social. Aveces no son tan efectivas como proclaman, o atienden a un públicoexcesivamente limitado, o no tienen una correcta articulación conlas 08s, que produce recelos o distanciamiento de éstas oineficiencia de sus programas (Cfr. Clark 7). También las ONGspueden responder a intereses ajenos a la población que sirven porsu ligazón con determinados grupos sociales. En ellas se puedendar casos de corrupción o de ineficiencia. Es importante unaanotación de Clark: se puede dar "presión de parte de sus donantespara que reciban más fondos, conduciendo a una baja en surendimiento" (7). De forma que así como la falta de fondos puedehacer fracasar algunos programas, el exceso de fondos puedeatentar contra el rendimiento de OBs y ONGs.

3.4.7 Pero en muchos casos son los gobiernos los quepresentan dificultades. "A menudo los gobiernos de los países endesarrollo desalientan esa participación. A partir de una teoría deldesarrollo de arriba a abajo, por lo general se han centrado ensuministrar alimentos, servicios o activos, en lugar de permitir queel público haga por sí mismo" En el mejor de los casos "los gobiernoshan entendido el desarrollo como algo que deben hacer por elpueblo, y no algo que haga el pueblo, con lo cual han sofocadomuchas iniciativas de la base y las han controlado en lugar defomentarlas y ampliarlas" (PNUD 95).

Con frecuencia esta actitud tiene su origen en el despreciopor los sectores populares y sus culturas por parte de losfuncionarios. Pero también puede estar motivada por el deseo delucro personal de los funcionarios vía corrupción administrativa, quese ve dificultado con una mayor participación de la sociedad civil.Otra razón puede ser la búsqueda de capital político por losmecanismos del clientelismo o el asistencialismo, que secontrapGnen a la participación.

A veces las dificultades provenientes del sector público sedeben a su incapacidad para comprender los mecanismos o las

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ventajas de la participación. La falta de capacitación y los bajossalarios de los funcionarios públicos Jos lleva a caer en elburocratismo, el enllavismo o la corrupción. Todo intento de darparticipación provoca sus celos y los hace sentirse amenazados ensu capacidad u oportunidades.

Toda esto nos indica que la participación está relacionada conla reforma de los Ayuntamientos, el desarrollo de la carreraadministrativa, los salarios municipales y la institucionalización delos procedimientos.

3.4.8 En algunos sectores la propuesta de participación de lasociedad civil en la reforma social despierta ciertas inquietudes:

Algunos la ven relacionada con la tendencia a la privatizaciónde los servicios públicos. Como si participación significara sustitucióno debilitamiento del Estado. Esta propuesta nada tiene que ver conprivatización de servicios.

Otros perciben en ella el peligro de que la sociedad civil terminesiendo subsumida por el Estado y pierda su legítima autonomíafacilitando un nuevo tipo de totalitarismo. Precisamente se trata deencontrar la correcta articulación entre sociedad política y sociedadcivil para que ninguna termine devorando la otra, ni el miedo a estolas lleve a convertirse en líneas paralelas que nunca se encuentrancomo si se tratara realmente de dos sociedades sin relación alguna.

4. Criterios básicos

4.1 Al hablar de participación de la sociedad civil debemos detener claros algunos criterios básicos que fundamentan laspropuestas concretas y que tienen que configurar su ejecución.Estos criterios son: democratización, descentralización, legalización,eficiencia-eficacia, disminución de la pobreza y superación de lacultura de la pobreza, información, capacitación y asesoría técnica,acceso a fondos, procesualidad e integralidad.

4.2 Democratización

4.2.1 La sociedad civil juega un papel importante en laconstrucción de la democracia representativa. Nuestro sistemapolítico se basa en el principio de la representación para el ejerciciode la democracia. Este consiste en que el pueblo, mediante

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elecciones delega en representantes suyos el manejo de la "cosapública". Pero "la democracia no es cuestión de una sola decisiónni de unas elecciones organizadas a toda prisa" (PNUD 74).

La actuación de los elegidos se mide en cuanto representenfielmente el sentir y los intereses de la sociedad como conjunto.Esta representación no debe excluir las minorías. Estaresponsabilidad de representación de la ciudadanía que adquierenlos elegidos debe tener mecanismos que posibiliten exigir sucumplimiento más allá de las elecciones cuatrienales y que permitanexpresarse a las minorías. "Sin participación de Jos ciudadanos, esdecir, sin efectivo ejercicio de sus derechos frente al gobierno, esdifícil materializar la responsabilidad del mismo" (Jarquín 22). Deforma que se llega a afirmar: "participación cívica es la manera deobrar en que consiste la democracia, considerada como forma deactuar y no como estructura" (J.L. Ramírez cito por Alberich 3).

4.2.2 Por lo tanto, para que la democracia sea efectiva esnecesario reforzar el tejido social de la sociedad civil fomentandolos movimientos sociales eficaces, democráticos y participativos,independientes del poder político y económico, comprometidos enun proyecto societal de desarrollo integral.

La sociedad civil fortalecida puede convertirse así en garantede la democracia. "Los movimientos sociales, cuya diversidad yvitalidad es creciente en todo el mundo, han demostrado unapotencialidad en la denuncia de los problemas y en la elaboraciónde propuestas de solución, desde el fomento de unos valores éticosy una cultura basada en la solidaridad" (CIMS 6)

Esta participación de la sociedad civil creará la base deconsenso necesaria para apoyar reformas que de otra formalevantarían resistencias y suspicacias y daría legitimidad yestabilidad al sistema político (Cfr. Jarquín 34)

Según Norberto Bobbio "el proceso de ampliación de lademocracia en la sociedad contemporánea no se presentasolamente a través de la integración de la democracia representativacon la democracia directa, sino también y sobre todo, mediante laextensión de la democratización, entendida como institución yejercicio de procedimientos que permiten la participación de los

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interesados en las deliberaciones del cuerpo colectivo, en cuerposdiferentes de los políticos".

4.2.3 En resumen, la creación de la equidad política, queacompañe a la equidad económica que se pretende con losprogramas de disminución de la pobreza, es indispensable paramot\\laf a los actofes sociales a participaf fecuperanc10 las riendasde sus destinos. Ya P.F. Sonó señalaba esta relación entre pobrezay desinterés político cuando se quejaba de "los métodos tantorpemente empleados en la República y que consisten en estafórmula que los condena: estrujar al trabajador, hasta el grado deque exangüe, desesperado, le sea indiferente la conservación dela República". Por el contrario, abrir las puertas de la esperanzacon programas que le permitan realmente superar la pobreza yparticipar en las decisiones que le atañen, los convertirá en sujetosactivos de la construcción de la democracia.

4.3 Descentralización

4.3.1 El nivel de acceso de la sociedad civil a la participaciónen los procesos de toma de decisiones será proporcional al nivelde descentralización del Estado. Las instituciones de la sociedadcivil no tienen interés de tomar el poder del Estado. Pero les interesahacer sentir su voz en el momento en que el Estado decide sobresus vidas.

4.3.2 "La descentralización del Estado, tanto a los nivelesfuncionales como geográfico-regionales, locales o municipales, hademostrado ser un instrumento indispensable para mejorar laeficacia de la gestión pública y la asignación del gasto social.También ha demostrado ser un instrumento poderoso para lamovilización de recursos en los niveles privados o locales, y unsano vehículo para la democratización y transparencia de la funciónpública a través de un mayor control popular de la misma. ( Iglesias173).

4.3.3 Nos referimos sobre todo a la descentralización verticalque "permite que algunos poderes del gobierno central se deleguenhacia abajo" (PNUD 76)

"La descentralización de la gobernación -hacer que pase delas capitales a las regiones, las ciudades y las aldeas- puede

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constituir una de las mejores formas de promover la participación yla eficiencia" (PNUD 76)

Esta descentralización puede tener tres formas:

4.3.4 La desconcentración, nivel mínimo que sólo implica eltraspaso de responsabilidades administrativas, pero no dedecisiones. Tiene el valor de desbloquear los cuellos de botellaque impiden la agilidad de la administración pública y la apropiadainformación a la ciudadanía, pero no es mucho lo que contribuyeen cuanto a las posibilidades de participación de la sociedad civil.

4.3.5 La delegación, que transfiere alguna autoridad y poderde toma de decisiones. pero reservando a la autoridad central elderecho de derogarlas. Esta fórmula abre más a la participaciónposible. pero no tiene fuerza para estimularla. La sociedad civil sabeque las decisiones pueden ser derogadas y tiende a ahorrar elesfuerzo de participar y a acudir directamente a la autoridad cen­tral.

4.3.6 La devolución concede a los gobiernos locales facultadesde tomar decisiones sin remitirse al gobierno central. Actúa comoverdadero estímulo a la participación pues define ámbitos de podera los que se abre acceso directo.

4.3.7 Las ventajas de esta descentralización son múltiples. Laprimera es que mejora la capacidad de las políticas y programas deacertar en las soluciones implementadas. "La cercanía de quienesse benefician y quienes deciden la política pública hace que laopinión de los primeros esté mejor representada en el diseño eimplementación de los programas. Las necesidades heterogéneasde la población nacional son cubiertas más adecuadamente con unesquema descentralizado que dé cabida a la diversidad de la acciónpública" (Aedo 10, Cfr. Towards 28)

4.3.8 La participación directa de la comunidad en las decisionesse facilita e incentiva con la descentralización. El tener más cerca ymás accesible los mecanismos de decisión facilita y estimula a lasOSs y las ONGs a proponer y participar dinamizando la vida ciu­dadana.

4.3.9 Esto permite el mejor aprovechamiento de todos losrecursos locales'. estatales, ONG, OBs y privados. "El Estado debe

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jugar un rol de catalizador. ..que implica animar la articulación so­cial y la participación de los principales grupos en el diseño y laimplementación de la estrategia competitiva de la nación. Haybuenos ejemplos de esto en la región en la forma de foros nacionalespara reunir los intereses comerciales, financieros, laborales,religiosos y políticos en la discusión de los problemas nacionalesen el contexto internacional" (Towards 6).

4.3.10 La descentralización ayuda a dinamizar la economíaen cuanto ella puede repercutir en el aumento del gasto público, enservicios de mejor calidad y más focalizados y en atención especiala los pequeños empresarios zonales en sus necesidades (Cfr. PNUD88)

4.3.11 Este aprovechamiento repercute en el mejor rendimientode los recursos invertidos por una mejor selección de prioridades,una más acertada focalización, una mayor atracción de recursosno estatales y un mejor control administrativo. Se "utilizan mejor losrecursos y los destinan a aspectos de prioridad humana como laeducación básica y la atención primaria en salud...Los estudios decaso sugieren que la descentralización iría en pro de los gastos endesarrollo humano" (PNUD 85)

Por ejemplo, para el caso de España Alberich anota que "entérminos de protección del medio y de los espacios, facilita un mayorcontrol el hecho de sentirse copropietario y codiseñador de losmismos más allá de la propia vivienda" (9).

Las "formas más prestigiosas de prestación deservicios...suelen ser prerrogativas de la Administración central" ypor tanto, la descentralización tiende a focalizar la inversión deservicios en las necesidades más básicas contribuyendo a laprestación universal de los servicios que en la vida moderna urbanase han convertido en derechos humanos.

4.3.12 Al hablar de descentralización nos referimosbásicamente a la descentralización municipal que consiste en elaumento del poder real y del acceso a fondos de los municipios.Este cambio requeriría de una reforma constitucional que encuentrasu eje inspirador en el proyecto de Constitución de Juan PabloDuarte, que da primacía al Poder Municipal, al que sitúa como elprimer? de los cuatro poderes, seguido del Legislativo, el Judicial y

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el Ejecutivo (en ese orden). Según comenta Pedro TroncosoSánchez "debió presentir y desear evitar los abusos centralizadoresde los encargados de la rama ejecutiva" (p. 88).

El primer elemento de esta descentralización es la devolucióna los municipios del poder decidir sobre una gama más amplia deproblemas como: saneamiento ambiental; mantenimiento,rehabilitación y señalización vial; tránsito terrestre; transporte;servicios culturales y deportivos; seguridad ciudadana; uso ypropiedad del espacio; planeamiento y desarrollo; etc. Esto lospodría convertir en auténticos poderes focales de carácterdemocrático.

El segundo elemento sería la descentralización de los servicios,que dentro de una planificación nacional pueden serdescentralizados a través de las dependencias regionales de lasSecretarías y de los municipios. En muchos países ya estánexperimentando con éxito la ejecución municipal de los programasnacionales de servicios.

Pero incluye también la posibilidad de sustentar esasdecisiones en un mayor acceso a fondos. En algunos países se hallegado a asignar por ley el 8% del predJpuesto anual de la nacióna los municipios. Pero más importante aún es el reconocerles elderecho a generar fondos propios a través de impuestosmunicipales, contribuciones voluntarias y actividades derecaudación de fondos. Para evitar el peligro que esto acrecientelas desigualdades entre municipios, en algunos países se haregulado la redistribución de parte de esos fondos. Tomando elmodelo chileno se podría proponer que el Municipio conserve el 60% de los fondos generados y el otro 40% se redistribuya atendiendoa los municipios más pobres vía la Liga Municipal.

4.3.13 Finalmente estaría la descentralización intramunicipal.Esta consistiría fundamentalmente en las formas de participaciónciudadana a nivel municipal. El primer paso tendría que ser larevisión de la función de los regidores, acentuando su territorialidad.El municipio debe dividirse en tantas secciones cuantos regidorestenga. Cada regidor será postulado para una sección determinaday ganará con los votos de esa sección. Esto acentúa la participaciónde la sociedad civil desde el momento mismo de ejercer el voto y

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aumenta la cercanía entre población y autoridades municipales.Este cambio probablemente requiriría elecciones municipalesindependientes de las nacionales y una modificación del artículo89 de la Constitución.

El regidor tendría la función de velar que los fondos delAyuntamiento se distribuyan con equidad y focalización, que seadministren correctamente y se usen para responder a lasnecesidades sentidas de los munícipes a su cargo y, al mismotiempo, que se cumplan las regulaciones municipales.

Para incentivar el contacto de los regidores con su zona seinstitucio- nalizarían una especie de cabildos abiertos periódicosbajo su responsabilidad.

4.3.14 Otro elemento sería la creación de los consejosmunicipales (y regionales y nacionales más adelante) concompetencia sobre áreas específicas (por ejemplo, cultura, mujer,niñez, educación, sanidad ambiental, salud, etc.). Estos consejosserían organismos mixtos con 25% del sector estatal, 25% de ONGsy 50% de organizaciones de base. Los representantes del poderestatal serían designados por el Ayuntamiento, y los otros seríanelegidos por las OBs y ONGs registradas y activas en el municipio.

Estos consejos tendrían autoridad sobre la acción municipalen las áreas a su cargo y tendrían un presupuesto a su disposiciónpara el cumplimiento de su función. Se deben elegir algunas áreasprioritarias para comenzar como experimento e ir multiplicandoprogresivamente estos consejos mixtos.

Este tipo de institución no es algo nuevo y donde existe haprobado ser eficaz. "A través de una administración participativalos gobiernos municipales y los líderes barriales están diseñandoconjuntamente programas comunitarios que generan suficientesvotos para su mantenimiento. Esta nueva especie de política debase trasciende la politiquería de empleo e involucra a la gentelocal que antes esperaban que las soluciones llegaran del Municipiopor paracaídas" (Ferguson). En España la experiencia del Plan deRemodelación de Barrios de Madrid "demostró que puedenobtenerse magníficos resultados en los aspectos urbanísticos si elespacio que va a ser habitado por unos vecinos es diseñado segúnlas necesidades, los deseos y las prioridades de estos" (Alberich 9)

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4.3.15 Otra modalidad de participación pueden ser los forosabiertos que permiten a las organizaciones de la sociedad civilparticipar libremente en la discusión de políticas y proyectosmunicipales que se ventilan públicamente antes de ser aprobados.

Estos foros abiertos son además un mecanismo adecuado deinformación de la opinión pública.

Ellos encuentran su inspiración en las "asambleasextraparlamentarias" que ya proponía P.F. Sonó.

4.3.16 La ciudad de Santo Domingo requiere atención aparte.Su excesivo crecimiento la convierte en un tercio del país a niveldemográfico. Parece demasiado para una sola jurisdicción munici­pal. Convendría poner un tope mínimo y máximo de población a lasdivisiones municipales. Según esto convendría dividir la capital entres o cuatro municipios. Quizá la división más lógica sería a travésde los ríos: un municipio al sur y este del Ozama, otro al norte delOzama e lsabela, otro al oeste de la luperón y un cuarto en elcentro. Pero para preservar la unidad de la ciudad quizá habría queinstituir la figura del Alcalde Mayor, como figura simbólica,relacionada con la actividad cultural y la ciudad colonial, pero sinjurisdicción propia.

4.3.17 La descentralización es uno de los temas en que parecehaber consenso en la sociedad civil y política. La mayoría de losgrupos políticos y de la sociedad civil que han hechos propuestasobre reforma del Estado la apoyan.

4.3.18 Esta descentralización implicaría que para el diseño depolíticas sociales se creen mecanismos participativos "para captare incorporar las opiniones de los beneficiarios de la política social"(Aedo 37). Para esta función "las ONGs pueden jugar un papelimportante de interlocutores y facilitadores de consultas públicas ypueden cana/izar e/ debate público y contribuir a mejorar lagobernabilidad" (Clark 11).

4.4 legalización

4.4.1 La participación de la sociedad civil implica sureconocimiento como sujeto colectivo de deberes y derechos quedebe asumir su responsabilidad. "Quienes trabajan en el sectorpúblico se s'lenten individualmente responsables ante sus jerarcas

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Y colectivamente ante la ciudadanía. Pero para quienes trabajanen organizaciones de la sociedad civil la percepción de ante quiénson responsables es mucho más difícil" (Yriart 5)

El reconocimiento legal de las instituciones de la sociedad civillas califica con derecho a participar y con la responsabilidad de darcuenta ante la ciudadanía de esta participación. Por esta razón elreconocimiento legal se convierte en un principio básico de laparticipación.

4.4.2 Sin embargo la ley dominicana sólo reconoce lasorganizaciones sindicales y las organizaciones sin fines de lucro(estas por una ley obsoleta de 1920). Las OBs no tienenreconocimiento como tales ante la ley. Sin embargo, el derechociudadano a la libre organización debía conllevar el reconocimientolegal de tales organizaciones ciudadanas.

4.4.3 Pero los procedimientos y requisitos no pueden estarorientados a ditkultar y restringir el reconocimiento de lasinstituciones de la sociedad civil, sino más bien a alentar laconstitución y vitalidad de tales instituciones. Sin embargo, confrecuencia la sociedad civil ve su derecho a la libre asociación"maniatado...con innumerables reglamentaciones y controles queexigen todo género de licencias y permisos, incluso para la iniciativaempresarial más modesta" (PNUD 33)

4.4.4 Dada la diversidad existente entre las instituciones de lasociedad civil, se impone una legislación de acuerdo a categorías.El primer paso sería revisar y actualizar la legislación existente paralas asociaciones sin fines de lucro (Ley 520 de 1920), para queresponda a las necesidades de las ONGs actuales.

4.4.5 El segundo paso sería la creación de un reglamentoestratificado yendo desde lo más simple hasta lo más complejo. Loprimero podría ser un simple registro municipal, en que conprocedimientos simples y no costosos una pequeña 08 pudieraregistrarse para adquirir ciertos derechos y deberes como: derechoa la información municipal, acceso a los organismos participativosmunicipales con derecho a elegir y ser elegidos en los consejosmunicipales, acceso a ciertas formas de transferencia de fondos(que no incluya, por ejemplo, subcontratación, subsidio o cogestión)en can\idades \imi\aclas.

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Un segundo estrato podría incluir más requisitos y mayoresderechos para organizaciones municipales.

Un tercer estrato supondría una legislación semejante a la delas ONGs para las OSs que pretendan superar los límitesmunicipales.

Esta legislación debe garantizar la autonomía de estasorganizaciones.

4.4.6 la ley debía prever la creación de un Consejo Municipalde Asociaciones integrado por representación estatal, de OSs y deONGs que tuviera a su cargo los trámites de incorporación de lasOSs y la convocatoria para elegir los representantes en los diferentesconsejos municipales.

4.5 Eficiencia-eficacia

4.5.1 Todo esfuerzo de participación de la sociedad civil tieneque orientarse a mejorar el rendimiento de la inversión realizada.las experiencias hasta ahora registradas parecen demostrar queesto es así en la mayoría de los casos. "la última y más duraderaventaja de una mayor participación en la prestación de servicioslocales es que se pueden organizar y mantener con más eficiencia"(PNUD, 86; cfr. Aedo 15), "cuando ha existido algún tipo dedescentralización por lo general ha aumentado la eficiencia" (id.90).

4.5.2 la participación reduce los costos y aprovecha mejorlos recursos humanos disponibles: "las asociaciones barrialespueden movilizar mano de obra local, que permite estirar losrecursos municipales limitados" (Ferguson). la participaciónrepresenta la posibilidad de movilización del importante caudal deahorro no-financiero del cual disponen aún los países másatrasados.

4.5.3 la participación aumenta la capacidad de atraer a losproyectos otros recursos del sector privado, de agenciasinternacionales, o de la misma población. En el caso de las agenciasinternacionales, "los donantes -desilusio-nados con los resultadosde gran parte de la asistencia oficial- están canalizando una partemayor de su dinero por vías no gubernamentales" (PNUD 95).

4.5.4 la participación mejora la adecuación de medios a fines,

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la selección de prioridades y la focalización de recursos. "A menudotiene por resultado mejores relaciones de prioridad" (PNUD 90).Entre otras cosas la participación evita la sobreburocratizaciónestatal aumentando la eficiencia.

4.5.5 La participación permite una mayor información en ordena la d'lstr'lbuc',ón equitativa de los recursos. "las asoc'¡acionesbarriales dan entrada y proveen información sobre las áreas máspobres, lo que ayuda a la administración local a utilizar mejor susrecursos" ( Ferguson)

4.5.6 La participación reduce el costo social de los proyectosrompiendo resistencias y desconfianzas y permitiendo que laprotesta social se convierta en propuesta y esfuerzo por encontrarsoluciones.

4.5.7 La participación funge como un eficaz mecanismo deeducación ciudadana y de superación de la cultura de la pobreza(cfr. 4.0)

4.5.8 La participación facilita el acceso a ras zonas y núcleospoblacionales más difíciles. "La experiencia de Cambé tambiénsugiere que las organizaciones comunales activas, si no las únicas,serían las más eficaces para llegar a los barrios más pobres"(Ferguson)

4.5.9 La participación facilita incorporar en los proyectos lasdimensiones de la cultura y otros condicionamientos locales.

4.5.10 La participación permite un mejor control administrativoy de calidad, pues la gente tiene un mayor sentido de apropiacióndel proyecto y un mayor interés y acceso a la vigilancia.

4.6 Disminución de la Pobreza y

Superación de la Cultura de la Pobreza

4.6.1 Hay que buscar la superación de la cultura de la pobrezacomo reproductora de las condiciones de empobrecimiento.

4.6.2 Hemos hecho hincapié en cómo uno de los factoresclaves para la superación de la cultura de la pobreza es lapertenencia a una organización. En este sentido las OBs de lasociedad civil tienen una importante función.

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4.6.3 La labor de las ONGs muchas veces se orienta hacia laeducación popular en una búsqueda de revalorar las identidadespopulares actuando también como eficaces mecanismos desuperación de la cultura de la pobreza.

4.6.4 El articularse con ambas instituciones (OBs y ONGs)puede influir para que el Estado comience a superar prácticasasistencialistas y clientelistas que tienden a reforzar la cultura de lapobreza.

4.6.5 La conciencia de la importancia del elemento culturalnos lleva a valorar el papel de la familia como trasmisora de cultura.Todo esfuerzo por superar la pobreza y la cultura que la reproducedebe atender la institución familiar. Se deben diseñar programasespeciales que ayuden a la familia a entrar en parámetros cultu­rales que le ayuden a aprovechar las oportunidades de superaciónde la pobreza.

4.7 Información

4.7.1 Para hacer posible la participación efectiva de la sociedadcivil debe haber transparencia en las políticas y proyectos del Estadoy en el manejo de los fondos. Una sociedad civil desinformadadifícilmente puede participar inteligentemente en el diseño depolíticas o la deliberación sobre proyectos.

"En la actualidad, gracias a la radio y la televisión, la gentetiene una sensación mucho mayor de participar en losacontecimientos internacionales". Por ello reciente de manera es­pecial la falta de información sobre proyectos que afectan suspropias vidas, como es la demolición de su vivienda familiar.

4.7.2 "Los gobiernos reducirían grandemente los problemasde implementación de sus programas facilitando acceso a lainformación y permitiendo a las comunidades afectadas expresarsus opi- niones" (C/ark 11). Porque en realidad la información esinsuficiente, se necesita desarrollar un proceso de comunicaciónpermanente Ayuntamiento-sociedad civil. Y la comunicación es unaactividad recíproca. El Estado tiene que desarrollar mecanismosde información a la ciudadanía y mecanismos de recepción de loque e.sta tiene que decir.

Esta comunicación es de tanta importancia porque ella

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aumenta el consenso y crea la legitimidad de las autoridades, sinlos cuales se hace muy difícil la gobernabilidad en el mundo mo­derno. Por eSO hay que "apoyar procesos...de aumento...en lainformación y transparencia en el proceso de toma de decisiones"(Jarquín 3-4).

4.7.3 Como mecan'lsmos para 'lmp\ernentar este proceso oecomunicación hemos propuesto los consejos mixtos y los forospúblicos y cabildos abiertos.

También puede ayudar la "creación de medios decomunicación local municipal controlados por alguna instituciónautónoma con participación plural" (Alberich 14) y el uso de lasONGs como mecanismo de comunicación. La creatividad puedesuplir la escasez de fondos aprovechando los medios decomunicación y los comunicadores más comprometidos con elbienestar ciudadano y medios simples como el afiche informativo yotros muchos.

"El acceso del público a la información es la clave del éxito eneste área" (Clark 10)

4.8 Capacitación y Asesoría

4.8.1 Es indudable que una mayor participación exige de lasinstituciones de la sociedad civil ciertas capacidades que, si no lastienen, deben adquirirlas. De hecho Aedo y Larrañaga constatanque "un aspecto que ha obstaculizado en la práctica las experienciasconcretas de descentralización...ha sido la falta de capacidades ­técnica, organizativa, etc.- a nivel local" (11). Sobre todo las OBsmas pequeñas óe \os sectores más e T f \ ' P o l ; : m ~ c \ Q . o s neces\\ancapacitarse en una serie de áreas que les permitirán unaparticipación más efectiva. Son sin embargo los grupos que menosposibilidades tienen de encontrar recursos propios (económicos ohumanos) para asegurarse esa capacitación y asesoría.

4.8.2 Por otra parte, la capacitación y asesoría en la ejecucióntocan la autonomía misma de la institución. Si es el Ayuntamientoel que las provee existe el peligro que esas OSs terminen perdiendosu identidad y convirtiéndose en una extensión de la sociedadpolítica que las /lega a controlar a través de los servicios deeducación y asesoría y los fondos que les facilita. De esta forma

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perderían su identidad. La experiencia de algunos países demuestraque este temor es más que hipotético. Este problema tiene diversassoluciones posibles.

4.8.3 El Ayuntamiento puede crear un fondo para financiarcapacitación y asesoría de OBs al que éstas puedan acceder, peroconservanoo e\ oerecnc> a so\\c\\ar esa capac\\ac\óII y asesoría alas instituciones que deseen (por ejemplo ONGs o institucionesuniversitarias o empresas privadas). El Estado proveería los fondos,controlaría su uso para los fines previstos y la calidad de los servicioscontratados, de (orma que no se perdiera esta inversión. Este fondopodría tener como condición que las OBs pusieran parte de loscostos como contrapartida.

4.8.4 Otra posibilidad sería que el Ayuntamiento facilitara suaval para que las OSs pudieran acceder a fondos multilateralespara esos fines con condiciones semejantes a las propuestas en elpunto anterior.

4.8.5 Otra fórmula sería que los fondos (del Estado o deagencias multilaterales) se abrieran a ONGs, para que éstaspudieran más fácilmente ofrecer sus servicios en el mercado de las08s.

4.8.6 Otra manera sería una institución como la Liga Munici­pal con "personal técnico nombrado a propuesta de asociaciones yAyuntamiento, para funciones de asesoramiento vecinal, formaciónpara la participación...." (Alberjch 14).

4.8.7 Finalmente no puede descartarse que en algunas áreassea factible a,ue el Estado provea cierta formación y asesoría, porejemplo, sobre mecanismos estatales de acceso a la participación.En este sentido es importante la observación de Yriart de que "elpersonal de los gobiernos, así como de las autoridades locales,deberá ser igualmente capacitado para articularse con lasorganizaciones de la sociedad civil. Convendrá reflexionar sobre laconveniencia y oportunidad de actividades conjuntas decapacitación para funcionarios públicos y ONGs" (Yriart 6)

4.9 Acceso a Fondos

4.9.1 La ayuda del gobierno puede jugar un papel esencial enestimular y fortalecer las OSs y las ONGs. Una de las formas de

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estimularlas es a través de la transferencia de fondos. Yriart afirmaque "por mucho tiempo el Estado será una fuente importante definanciamiento para las instituciones de la sociedad civil y será muydeseable la canalización por ellas del gasto social" (7). Sin em­bargo, la experiencia previene sobre los riesgos de esta relación:"En Europa el Estado facilita la existencia de ciertos movimientossociales mediante la concesión de subvenciones. Esto crea enciertas ocasiones una dependencia económica, necesitando ciertasasociaciones las subvenciones estatales para continuar suexistencia" (CIMS 11). Esto naturalmente crea dependencia quetermina por destruir la autonomía de la sociedad civil. Sin embargo,"en América Latina no se plantea la relación amistosa con el Estadoy los partidos políticos, y mucho menos que estos colaboren en laseconomías de las asociaciones. De este modo los movimientossociales mantienen una independencia total frente al Estado" (id.)

4.9.2 Teniendo ese aspecto en cuenta, hay formas en que elEstado puede esflmular el fortalecimiento de la sociedad civilrespetando su autonomía. Por ejemplo, puede crear "políticas deimpuestos sobre la renta, o sobre recogida de fondos, impuestos alas importaciones subsidios a las ONGs,...políticas de impuestospara proveer incentivos a actividades que coinciden con lasprioridades de desarrollo del Estado; para alentar la filantropía lo­cal y la generación de ingresos" (Clark 9-10)-

El ideal es que las decisiones sobre acceso a la transferenciade fondos, en cualquiera de las formas que sea, debe ser tomadapor un organismo mixto, que impida al Estado ejercer control sobrela sociedad civil a través del financiamiento. Otras ponencias deeste Congreso estudian la amplia gama de posibilidades existentes.

4.9.3 En realidad ya se dan transferencias de fondos del Estadoa organizaciones de la sociedad civil. Gran parte de los programassociales son de hecho ejercidos por éstas. En general podemosafirmar que las actividades de la sociedad civil suponen un granahorro al Estado en el sentido que logran atraer fondos del sectorprivado y de agencias internacionales y que son más eficientes y

mejor administradas como norma general.

El problema está que no existen procedimientos claros paraacceso a los fondos, lo que hace que estos sean generalmente

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escasos y distribuidos con criterios nacidos de intereses partidariosclientelistas.

4.10 Procesualidad

4.10.1 Al hablar de participación de la sociedad civil tenemosque ser conscientes que no hablamos de algo totalmente nuevo.Ya existe, aunque sea a niveles mínimos, cierto tipo de participación.Se trata de incrementarla. Es, por tanto, un proceso de crecimiento.Este carácter procesual es muy importante tenerlo en cuenta.

4.10.2 Es importante tener en cuenta que en este proceso seintegran diferentes ritmos de los distintos actores implicados. Noes el mismo el ritmo de la sociedad tradicional y de la pobreza,marcada por la carencia de recursos que limitan la dimensión tem­poral de la productividad y disminuyen el horizonte de cambioplanificado, que el de la sociedad moderna, que llega a subordinarimportantes valores humanos a una eficiencia en que se acelera el~itmo histó~ico. Como tampoco es el mismo el ~itmo de la poblaciónafectada por los problemas, que la del burócrata.

Estos diferentes ritmos pueden ser fuente de conflictividad enel proceso y requieren de mecanismos participativos que ayuden asu articulación.

4.10.3 Pretender alcanzar la meta final antes de tiempo puedetraer el fracaso de un proyecto valioso. Para implementar en todasu extensión la participación se requiere de tiempo. Ni la sociedadpolítica ni la sociedad civil están preparadas para un cambio radi­cal.

Pero así como acelerar el proceso podría obstaculizarlo, elretenerlo puede ser igualmente perjudicial. Es el momento de darpasos decididos en este sentido. Para orientar estas acciones esimportante tener a la vista los objetivos a largo plazo, de forma quelos objetivos a corto y mediano plazo se orienten hacia ellos. Perola más importante condición de posibilidad de esos objetivos a largoplazo es el éxito que puedan alcanzar los objetivos a corto plazo.Ellos darán seguridad a ambas partes sobre el camino emprendidoy serán una escuela para aprender una nueva forma másparticipativa de hacer las cosas.

4.1004 Para ello se deben preparar proyectos piloto en áreas

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especificas que vayan dando la experiencia requerida y se debenprofundizar los estudios que permitan avanzar en aquellas áreascomo la reforma municipal que son vitales para la propuesta.

4.11 Integralidad

4.11.1 El concepto de participación no puede ser recortado.La participación puede ser parcial en cuanto al área que abarca,puede ser gradual en cuanto al progresivo incremento deresponsabilidad participada, pero tiene que ser integral. Es decir,no podemos llamar participación al simple derecho de elegirrepresentantes en la sociedad política, ni de ser beneficiarios delos servicios del Estado. La participación implica corresponsabilidaden el diseño, las decisiones, la ejecución y el acceso a fondos.

4.11.2 Este concepto de participación supone la constituciónde los actores como sujetos del proceso, es decir, con derechos ydeberes, con acceso a información y a la toma de decisiones. Eneste sentido la participación es forjadora de democracia.

El reconocimiento de la sociedad civil no se puede limitar apedirle su contribución en mano de obra, especie o efectivo paralos proyectos del Estado. Ni mucho menos en una subordinación aéste. Consiste más bien en la aceptación de una instancia críticaque se constituye no como alternativa del Estado sino como el sujetoa quien tiene que rendir cuentas.

5. Propuestas

5.1 Resumimos las propuestas en cuatro grandes apartados:descentralización, legalización, capacitación y asesoría, einvestigación.

Todas ellas tienen que ser vistas en el marco global de loscriterios expuestos. Sacadas de ese contexto tienen el peligro deser desnaturalizadas.

5.2 Descentralización

5.2,1 Creación progresiva de los "consejos mixtos" municipales,para áreas específicas como pueden ser: salud, educación,saneamiento ambiental, mujer, niñez, juventud y capacitación parael empleo.

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Estos consejos deben estar compuestos por representaciónproporcional del Ayuntamiento (25%), las ONGs (25%) y las OSs(50%).

Entre sus atribuciones deben estar: el diseño de políticas yprogramas dentro de su área específica, la aprobación y supervisiónde los iondos transieridos a las organizaciones de la sociedad civil,y la evaluación de estos programas.

Para llegar a esto se debe lo primero abrir un registro munici­pal de las OSs y ONGs existentes en el municipio; hacer unaconvocatoria de las mismas para que elijan sus representantes enlos consejos; y diseñar el reglamento por el que estos consejos seregirán y los fondos de que podrán disponer.

5.2.2 Descentralización de los prGgramas de gasto social deforma que algunos programas de áreas prioritai"ias comiencen afuncionar de manera descentralizada y a través de los consejosmixtos.

Esto no niega la existencia de planes y prioridades nacionales,pero los flexibiliza en su aplicación.

Sería importante hacer una programación de las áreas queentrarán en esta descentralización y los mecanismos yprocedimientos con los que se va a operativizar.

5.2.3 La descentralización supone un aumento de los fondosmanejados por el Ayuntamiento. Esto puede hacerse vía losprogramas de descentralización del gasto social, por el aumentode los presupuestos de los municipios asignándoles una cuota fijadel presupuesto nacional y por la aprobación de mecanismos degene- ración de fondos propios.

Para garantizar la equidad parte de esos fondos (un 40%) debepasar a la Liga Municipal para su redistribución según un criterio decompensación.

5.2.4 Se debe comenzarceuanto antes un estudio para elaboraruna propuesta de reforma constitucional que redefina la función delos regidores, zonifique los Ayuntamientos y regule su tamaño, ycree las asambleas seccionales y fortalezca los cabildos abiertos.La propuesta debe incluir una separación de las elecciones

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municipales de las nacionales ligando la candidatura y elección delos regidores a la zona que representarán del municipio.

5.2.5 Se debe crear una comisión mixta que estudie el casoconcreto de la capital y proponga una solución para su gobiernomunicipal.

5.3 Legalización

5.3.1 Crear una forma de registro municipal sencilla para lasOSs. Para ello se habilitará una oficina municipal con la función dehacer y actualizar el registro y de convocar a las OSs registradaspara la designación de sus representantes en los consejos mixtosmunicipales. Esta oficina también servirá de enlace informativo conla sociedad civil.

5.3.2 Crear un procedimiento de legalización para las OBs,para que aquellas que califiquen puedan alcanzar personería jurídicacomo tales, al estilo del existente para las organizaciones sin finesde lucro, pero simplificando los trámites burocráticos y colocandoel poder de aprobación en un organismo intermedio y no en el poderejecutivo. Este organismo debe ser descentralizado, de forma queel trámite no tenga que hacerse en la capital.

5.3.3 Actualizar la ley sobre instituciones sin fines de lucropara adaptarla a las necesidades actuales, simplificar y regionalizarlos procedimientos de incorporación.

5.4 Capacitación y Asesoría

5.4.1 Crear un organismo mixto que canalice fondos paracapacitación y asesoría de OBs, ONGs e instituciones estatalesimplicadas en proyectos participativos y que incentive laorganización de la sociedad civil para participar activamente enproyecto de desarrollo.

5.4.2 Este organismo puede ofrecer distintas alternativas:

- Fondos para financiar la demanda de capacitación y asesoríade OBs que ellas deciden cómo invertirlos (contratando una ONG,un organismo estatal o privado)

- Canalización de fondos multilaterales para la capacitación yasesoría de OBs.

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- Incentivo a la capacitación en áreas prioritarias destinandofondos para ello y creando estímulos.

- Organización de cursos, talleres seminarios para capacitaciónde OSs. ONGs y funcionarios estatales.

- Información sobre oportunidades de capacitación y asesoría.

- Facilitar una mayor comunicación entre OSs, ONGs einstituciones estatales

- Supervisión de la acción de OSs y ONGs en vistas a proponerpolíticas que incentiven y mejoren la calidad de la participación dela sociedad civil.

5.4.3 Esta institución podría ser la Liga Municipal Dominicana.a través de un organismo mixto (según lo descrito en 5.2.1) Ydescentralizado con una asignación presupuestaria que exprese laimportancia concedida a la participación de la sociedad civil en lareforma social.

5.5 Investigación

5.5.1 Las informaciones existentes no son suficientes o noestán debidamente recopiladas y organizadas de forma que sepueda hacer un diagnóstico certero de la situación de la sociedadcivil en República Dominicana. Conviene recopilar esta información.

5.5.2 Es necesario investigar más a fondo los inconvenientesque los reglamentos y legislación vigentes causan a la participaciónde las OSs y ONGs, las alternativas desarrolladas en otros paísesy con ello elaborar una propuesta de nueva legislación

5.5.3 Se debe elaborar una propuesta de descentralizaciónmunicipal que pueda ser discutida ampliamente por la opiniónpública hasta convertirse en una propuesta de reforma constitucionalsobre la municipalidad.

5.5.4 Hay que evaluar la factibilidad de la creación de un fondoy de centros para capacitación y asesoría a través de la Liga mu­nicipal u otra institución.

5.5.5 Se debe hacer una evaluación de las formas de transfe­rencia de fondos estatales a instituciones de la sociedad civil

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actualmente existentes para elaborar una reglamentación de lasmodalidades de acceso y transferencia.

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Estudios Sociales

Vol. XXIX, Número 103

Enero - Marzo 1996

LA BREGA POR LA PARTICIPACION POLlTICA,

ESPACIO DE UNIDAD DE LAS MUJERES

Margarita Cordero*

En las nuevas realidades mundiales, determinantes para larevaloración creciente de la democracia, la participación social ypolítica de los ciudadanos y ciudadanas es considerada crucial.Las razones subyacentes al nuevo discurso, todavía precariamenteconcretado en la práctica, remiten a las desarticulaciones socialesproducidas por las teorías neoliberales y a la dejación por el Estadode sus principales obligaciones sociales a favor del mercado: losantiguos ámbitos donde interactuaban las autoridades políticas y laciudadanía se diluyen progresivamente, provocando un sentimientocolectivo de ajenidad.

Evidenciados los fracasos de los ajustes estructurales en lasuperación de la pobreza, expertos y expertas de todas las lati­tudes comienzan a preocuparse seriamente por los riesgos deingobernabilidad derivados de la inequitativa distribución de lariqueza socialmente producida. Frente a ellos se insiste en que estarea del desarrollo, en su acepción de racionalidad normativa y nosólo de racionalidad instrumental, la democratización del espaciopolítico mediante la participación paritaria de todos los sujetosautónomos, y el reconocimiento de sus respectivas demandaspolíticas, sociales, económicas y culturales como demandasespecíficas y complementarias de las del resto de la sociedad.

Periodista.

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En República Dominicana, al igual que en el resto delcontinente, la política económica adoptada en cumplimiento de lasrecetas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundialaumenta de manera sostenida los rangos de la pobreza y laindigencia, y deteriora sensiblemente el acceso a satisfactores delas capas sociales intermedias. Derivación constatable es laextensión de la informalidad y el pluriempleo como estrategia desobrevivencia.

Los retrocesos en el ámbito económico tienen similares reflejosen el de la participación ciudadana en la política formal. La crisisdel sistema partidista, convertida en crisis de "lo política", modificael vínculo de la población con los espacios y expresiones del poderpolítico. El fenómeno no es sólo de exclusión, sino de una suertede extrañamiento voluntario de la ciudadanía, desalentada por elagotamiento de la eficacia histórica de las formas tradicionales delquehacer político.

La encuesta "Cultura política y democracia en RepúblicaDominicana", aplicada en 1994 por el PID (Proyecto para el Apoyoa Iniciativas Democráticas), ofrece los datos empíricos de lo ante­rior: sólo el 16 por ciento de los dominicanos y las dominicanas sedice muy interesado en la política. El 48 por ciento manifiesta untotal desinterés. Al ser interrogada por las razones que la inducen adesinteresarse de la política, la población encuestada citó la faltade credibilidad de los políticos y la política misma. Una abrumadoramayoría, 66 por ciento, imputó a la búsqueda de beneficiospersonales la participación de la gente en la actividad política.

Contrario a como induce a pensar la cultura social, las apatíasy desconfianzas de los hombres y las mujeres no tienen distanciasporcentuales significativas, por lo menos en lo concerniente a losgrados de credibilidad que les merecen la política y los políticos.Incluso, mientras siete de cada diez hombres considera la parti­cipación política mero ventajismo, sólo seis mujeres de cada diezcomparten esta opinión.

La percepción de la política institucional trae aparejadas otrasformas de intervención social ciudadana, por lo general resistentesa reconocerse como actividad política. El crecimiento notable de

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los llamados movimientos sociales parece traducir esta búsquedacolectiva tanto de mejores condiciones de vida como de redefiniciónprotagónica de los sujetos implicados. A esta dinámica, sesgadatodavía por las indefiniciones, no escapan los movimientos demujeres, cuyo incremento es correlativo al deterioro de la calidadde vida provocado por la crisis.

Numerosos estudios sobre los movimientos reivindicativos delas mujeres, inscritos en diferentes perspectivas teóricas, describenel impacto que éstos tienen en la subjetividad de sus protagonistasaún en los caSos en que éstas no politicen expresa y conscien­temente su inclusión en el ámbito público ni perciban su naturalezapolítica. Al ser movimientos "hacia fuera" de los ámbitos tradicionalesde inserción y categorialmente disruptivos, provocan formas inéditasde socialidad, de percepción de las relaciones entre los sexos y deorganización del tiempo cotidiano.

Por tanto, ambas situaciones: desapego de la política ycrecimiento de los movimientos sociales, tienen para las mujeressignificaciones y consecuencias distintas que para los hombres.Pese a sus exclusiones y desgastes, la política institucional continúasiendo dominio masculino. El efecto más visible de la más escasaparticipación femenina en los espacios institucionales derepresentación, es acentuar los antiguos desequilibrios de poderentre los sexos. Por otra parte, si bien los movimientos sociales"ayudan a desplazar el centro de gravedad socio-política de unademocracia política o económica (u otro poder) del Estado haciauna democracia y un poder civil más participativo dentro de lasociedad y la cultura civil" ,1 no tienen hoy en República Dominicana,debido a la orientación autoritaria del Estado, la posibilidad demodificar de manera substancial las políticas sociales. Estos re­duce la capacidad de interlocución de las mujeres y, hasta ciertopunto, fes recorta el poder conquistado en las luchas reivindicativas.

Es este el contexto en el que se origina el proyecto "Laparticipación política de las mujeres: garantía del fortalecimiento

1. Gunder Frank, A. y Fuentes, M. (1990). Diez tesis acerca de los movimiento sociales,

en El juicio al sujeto. Un análisis global de los movimientos sociales. Flacso­México, Colección Ciencias Sociales, México.

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de la democracia", ejecutado por el CIPAF (Centro de InvestigaciónPara la Acción Femenina) desde julio de 1993 a diciembre de 1994,con los auspicios de la Pontificia Universidad Católica Madre yMaestra, a través de su Proyecto para el Apoyo de las IniciativasDemocráticas, del UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las NacionesUnidas para la Mujer), y de la ASDI (Autoridad Sueca para elDesarrollo Internacional).

Los antecedentes más inmediatos del proyecto fueron lasacciones y campañas desarrolladas por el CIPAF durante el períodoelectoral de 1990. En la ocasión, el movimiento de mujeres,acompañado de manera entusiasta por las militantes y dirigentesde los principales partidos políticos, elaboró y difundió el PMF/90(Programa Mínimo Feminista), logrando incorporar al debate sociallas principales demandas del género. Entre los éxitos más notablesdel PMF/90 está la plasmación de sus propuestas, aunque condiversos grados de comprensión de la realidad genérica, en lasplataformas de Gobierno representadas al electorado por la mayoríade los partidos políticos, incluidos los llamados minoritarios.

Por primera vez en la historia política reciente, las mujeresformularon un programa reivindicativo que permitía evaluar la calidadde las ofertas que se les destinaban y, muy particularmente,determinar hasta dónde el liderazgo masculino reconocí la existenciade problemas frente a los cuales la macropolítica ha sidohistóricamente resistente: la imcompatibilidad entre subordinaciónsexual y construcción democrática, la naturaleza del poder, laoposición esfera pública/esfera privada, y la cotidianidad como unhecho político.

La rica experiencia acumulada por el CIPAF y el movimientode mujeres durante ese proceso nutrió las perspectivas y loscontenidos del nuevo pla!1. En el transcurso de 1990 se hizo patentela necesidad de conjugar en un mismo esfuerzo las energías ycompetencias de todas las mujeres, sin importar sus militanciaspolíticas y sociales e, incluso, sus grados de compromiso conscientecon la perspectiva de género.

Enfrentar este nudo problemático y exponer estrategiaspropositivas viables, convocantes de la voluntad política de todas

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las mujeres, reclamó también demitificar añejos esquemas teóricosfeministas, según los cuales las mujeres expresan un rechazo alpoder de resonancias bio-culturales.

Hoy parece indesmentible que la reivindicación de una mayorrepresentación política de las mujeres conecta no sólo con ladefensa de los intereses particulares de éstas, sino con los de lademocracia política y la ciudadanía. A la luz de las nuevasconceptuaciones, la ciudadanía es entendida como "una forma deidentidad política que consiste en la identificación con los principiospolíticos de la democracia pluralista, es decir, con la afirmación dela libertad y la igualdad para todos".2

Esta perspectiva no propone la neutralidad ante lasdesigualdades basadas en el género sino, por el contrario, lapluralidad de los sujetos sociales, entre los cuales se incluyen lasmujeres. Tampoco implica acriticidad frente al ejerciciomasculinizado del poder, sino contrastarlo con los diversos modosque eventualmente tendrían las mujeres -partiendo de susexperiencias personales y de sujeto- de desacralizadar la políticainstitucional y de contribuir a la ampliación de la democracia.

Decidir las demandas

El proyecto debía partir de reconocer que las restriccionesimpuestas a la participación política de las mujeres no sonexclusivamente estructurales. A las mujeres se imputa la principalresponsabilidad en su marginación política, lo que parececorroborado por la experiencia empírica: presunta mayor abstenciónelectoral, menor integración en las organizaciones políticas formales,ausencia de los debates públicos, etc. Deconstruir esta percepción-legitimadora del discurso político masculino-, obligaba, y aún obliga,a evidenciar el papel de las desigualdades sociales de género en lahegemonía del espacio público por los hombres.

¿Cuáles demandas plantear para modificar esta realidad? Elelenco podía ser infinito, como infinitas son las propuestas,

2. Maulle, Ch., (1993) Feminismo, ciudadanía y po/itica radical, en Debate Feminista,Año 4, Vol. 7, México.

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modalidades y características de la participación política en lassociedades democráticas. En una coyuntura electoral, contexto desurgimiento y ejecución del proyecto "Participación política de lasmujeres: garantía del fortalecimiento de la democracia", resultabafundamental definir un corpus teórico-reivindicativo que organizaralas demandas de género y alentara la presencia de las mujeres endos planos complementarios: el político-social y el partidista.

Los objetivos generales fueron, por tanto, bidireccionales:contribuir a la incorporación plena y masiva de las mujeres a lastareas del fortalecimiento de la democracia -vital izando su vocaciónciudadana-, y procurar el crecimiento de su representación en lasinstancias de toma de decisiones, especialmente en el Congreso yen los Ayuntamientos. El primero de ellos concernía a todas lasmujeres, fueran o no militantes partidistas; el segundo afectaba demanera particular a las miembras de los partidos políticos. Demanera simultánea, se buscó sensibilizar a la opinión pública y elliderazgo masculino respecto a la relevancia de la participaciónfemenina en los procesos de plena ciudadanía y de construcciónde la democracia.

Los objetivos generales se concretaron en objetivos específicosclaramente establecidos y priorizados:

- Fortalecer los grupos de mujeres a través de acciones deconcienciación y de formación en el pleno ejercicio de sus deberesy derechos ciudadanos.

- Sensibilizar a la opinión pública sobre el derecho de la mujera elegir y ser electa.

- Realizar encuentros cerrados, debates abiertos, seminariosy lobbys permanentes con los altos niveles de dirección de lospartidos políticos y de las organizaciones sociales, a fin de impulsarla inclusión de mujeres en las listas electorales.

- Establecer un programa permanente de asesoría a lasregidoras y congresistas.

- Lograr la incorporación del mayor número de las demandasde las mujeres contenidas en el PIOM (Programa de Igualdad de

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Oportunidades para las Mujeres) en las plataformas programáticasde los partidos mayoritarios.

- Incidir en los debates sobre las reformas políticas y electoralesa fin de favorecer el marco institucional y legal apropiado para elaumento de la participación política de las mujeres.

- Promover la presencia de no menos de un 30 por ciento delas mujeres en las listas de candidaturas de todos los partidospolíticos, tanto para el Congreso como para los Ayuntamientos, yen lugares que les ofrecieran reales posibilidades de ser electas.

- Impulsar la creación de una instancia gubernamental de altonivel responsable de los asuntos de las mujeres.

- Estimular la incorporación de las mujeres en las distintasinstancias del Gobierno electo.

El PIOM: un programa consensual

Elemento de especial trascendencia del proyecto "Participaciónpolítica de las mujeres: garantía del fortalecimiento de lademocracia", lo constituye la elaboración del PIOM (Programa deIgualdad de Oportunidades para las Mujeres). Tomando como marcoreferencial el PMF/90, el CIPAF convocó a la más amplia ydemocrática consulta de mujeres celebrada en el país hastaentonces. El objetivo de esta consulta, que reunió en seis momentosdiferentes y en todas las regiones a mil 400 representantes dediversos estratos sociales, militancias políticas y sociales,ocupaciones, profesiones, generaciones y zonas geográficas, fueidentificar y sistematizar las demandas de las mujeres.

Durante ella se abordaron con entera libertad y de maneracolectiva, temas inéditos o insuficientemente tratados en la discusiónpública del movimiento de mujeres dominicano: desarrollosustentable, legislación, participación política y social, participaciónlaboral, educación y cultura, salud y derechos reproductivos,violencia, vida cotidiana, y gasto social y medio ambiente.

A diferencia del PMF/90, más enunciativo que propositivo, elPIOM desarrolló y articuló las demandas, aportando los medios

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operativos para su inclusión en las políticas nacionales y sectorialesdesde una visión de género. Se aspiró a que las proposicionesfueran acogidas en las plataformas de los partidos políticos.

El PIOM identifica de manera precisa los campos básicos deacción: el Estado, la sociedad política y la sociedad civil:

a) Al equipar los derechos de toda la población, el PIOM hacemás expeditas las metas nacionales de transformación productivacon equidad y la consolidación de la democracia. Al mismo tiempo,constituye una base referencial para evaluar, al final de cadacuatrienio, la calidad de la gestión gubernamental respecto a lasdemandas de las mujeres.

b) En el caso de las mujeres ocupando cargos electivos y dedirección del Estado, el PIOM sirve de herramienta de trabajofacilitadora del compromiso de género, y les provee de los insumosrequeridos para una acción legislativa y/o administrativa orientadaa superar las desigualdades entre los hombres y las mujeres.

c) Como instrumento al servicio de las mujeres, el PIOMconserva su validez de cuerpo coherente de propuestas elaboradasconsensualmente, que fortalece la capacidad femenina de presión,negociación y concertación con el Estado, el sistema político y elconjunto del movimiento social.

Un balance auspicioso

Como toda acción destinada a modificar arraigados esquemasculturales y de percepción de la realidad, los principales logros delproyecto "La participación política de las mujeres: garantía delfortalecimiento de la democracia", son incuantificables. Remiten auna paulatina aunque progresiva variación en las relaciones depoder social, producto del desarrollo de nuevas identidades sociales.

Este proceso de constitución de la identidad de las mujeresfue patente durante los' meses de duración del proyecto. Sinabandonar las oposiciones connaturales a las diversasadscripciones partidistas y políticas, las mujeres fueron capacesde identificar la problemática genérica como un espacio desde elcual desplegar acciones reivindicativas unitarias.

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En las intervenciones públicas de las beneficiarias directasdel proyecto, y aun entre quienes por diversos motivospermanecieron al margen de sus acciones, fue notable la concienciade que la igualdad social y política con los hombre estáestrechamente vinculada a la construcción de la democracia política,la reivindicación de mayores cuotas de poder estatal, partidista ysocial enarbolada por mujeres de todo el espectro político y civil,reformuló las líneas de acción femeninas y potenció las aptitudespara insertar la realidad de las mujeres en la realidad total.

Obviamente, sería erróneo derivar de los contenidos y accionesdel proyecto que la representación política (como conquista deespacios de poder social) es panacea de los conflictos originadosen la desigualdad entre hombres y mujeres. Sus límites sonreconocidos por las protagonistas del proceso auspiciado por elCIPAF. Junto a la exigencia de mayor representación, entendidacomo condición sine qua non en la eliminación de los desequilibriossociales basados en el género, las mujeres entendieron que elnúmero de representantes, por alto que sea, no convierte el poderen asexuado. Su mérito, si fuera necesario definir alguno, consisteen erosionar la hegemonía masculina yen trastornar las formas dereproducción de lo político institucional.

Las intensas campañas desplegadas a favor de la participaciónpolítica y social de las mujeres, y la presentación de sus demandasarticuladas en un programa consensual, también sirvieron paramotivar en la sociedad reflexiones inéditas. Defendidas masiva ysolidariamente por mujeres de tan distintas procedencias y biografíassocio-políticas, dejaron de ser "cosas de mujeres" para convertirseen saldos insolutos de la democracia.

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Estudios SocialesVol. XXIX, Número 103Enero - Marzo 1996

ENTRE EL AUTORITARISMO Y LA DEMOCRACIA:UN COMENTARIO

Eduardo Latorre*

Para quienes creemos en el conocimiento como instrumentopara el progreso humano, estamos de regocijo con la puesta encirculación del libro de Isis Duarte, Ramonina Brea, Ramón TejadaHolguín y Clara Báez, LA CULTURA POLlTICA DE LOSDOMINICANOS: ENTRE EL AUTORITARISMO Y LA DEMO­CRACIA.' Este trabajo científico nos permite conocer mucho mejorcómo en verdad somos los dominicanos en cuanto a lo quesabemos, nuestras percepciones, actitudes y prácticas, respecto ala democracia y su funcionamiento.

Sobre su importancia basta decir que hoy queda superada laetapa de un conocimiento más modesto sobre el tema en base adocumentos, opiniones, impresiones, y uno que otro dato empíricoaislado. Sólo por esto merecen los autores un gran reconocimiento,así como también las instituciones que lo hicieron posible: el Institutode Estudios de Población y Desarrollo (lEPO), el Proyecto para elApoyo para las Iniciativas Democráticas (PI O), la PontificiaUniversidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), y la Agencia parael Desarrollo Internacional (AID).

Eduardo Latorre es Dr. en Ciencias Políticas, Director de la Federación Dominicanade Desarrollo y ha publicado recientemente un nuevo libro: Política Dominicana,Política Internacional y Desarrollo Humano. El presente Texto fue presentado en lapuesta en circulación del libro que se comenta.

1. Santiago, PUCMM. 1995

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Pero hay más. Los datos que arroja esta encuestarepresentativa de la población dominicana adulta,lIamada DEMOS­94, la cual abarcó un total de 2,426 hogares en todo el país, de loscuales el 62.7% son urbanos; más las interpretaciones que de elloshacen los autores, ofrecen una plataforma sobre la cual montaresfuerzos para la construcción de una democracia mejor. Y estesería su mayor logro, pues el valor de la ciencia no sólo está en laaplicación de un método riguroso para conocer la verdad, sino quelos resultados de estos esfuerzos sean puestos al servicio de losmejores intereses de la humanidad. En este caso específico, lademocracia dominicana.

No es un libro sin limitaciones importantes. Una de ellas esque realmente sólo se trata de una síntesis de la encuesta conbreves evaluaciones, mientras por el título se tiene la impresión deque es un trabajo más amplio. Cierto que los mismos autores en unlibro precedente, ESTADO DE SITUACION DE LA DEMOCRACIADOMINICANA (1978-1992), publicado hace pocos días por laPUCMM, dedican el capítulo Val tema presentando una evaluaciónvaliosa de la literatura sobre la cultura política dominicana, peroesto no compensa la ausencia de un análisis del concepto y suslímites.

El lector se ve obligado a entrar a la encuesta directamente,teniendo que aceptar unos criterios que ignora, y que fueron losque sirvieron de base para la formulación de las preguntas quegeneraron los resultados. Es decir, no se sabe qué es Jo que losautores entienden por cultura política, ni se puede juzgar si laspreguntas eran las adecuadas, teniendo que valorar los resultadosde la encuesta por sí mismos. En modo alguno esto los descalifica,pero sí limita su alcance, requiriendo de trabajos posteriores queelaboren hipótesis sobre esta base de datos.

Aunque muchos de los resultados de la DEMOS-94 sontambién desagregados en base a edad, sexo, nivel educativo, oestrato socio económico, tanto el percibido por el encuestado comoel observado por el encuestador, es propio mencionar que unalimitación de la técnica de encuestas es que tiende a generar unaimagen de uniformidad de la población, cuando la misma se divideen grupos que guardan cierto nivel de coherencia entre si porque

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tienen valores e intereses compartidos; digamos, los campesinosde la loma, los trabajadores agrícolas del batey, o la clase altametropolitana. 2

Por último, uno de los problemas del concepto cultura políticaes que inadvertiblemente pudiera interpretarse como una camisade fuerza. Al tener una radiografía de cómo somos, de los elementosque conforman la identidad propia, algunos podrían verla como algoinmutable; somos así. La contraparte es que, por un lado, la culturaevoluciona tanto por razones endógenas como exógenas, y avelocidad enorme en esta época de comunicación total einstantánea; y por el otro lado, se requiere de una labor políticapara afianzar en la ciudadanía aquellos elementos con los cualeshay satisfacción, y, a la vez, modificar las deficiencias.

El problema es que el Estado democrático funciona bien, yenesta etapa de la historia no se justifica ningún otro régimen, enaquellas sociedades que ya tienen una cultura cívica. Como diceRobert Putnam en su estudio de las tradiciones cívicas en la Italiamoderna, MAKING DEMOCRACY WORK, que en español seríaalgo como, "Haciendo Funcionar la Democracia", donde hayconciencia cívica, la reciprocidad y la confianza son tierra fértil parael gobierno democrático; donde falta el carácter de la comunidadtiende a ser de dependencia, explotación y sospecha. 3

Los resultados de esta investigación en Italia comprobaronque hay una relación directa entre el compromiso cívico de lapoblación, lo que el profesor Putnam define como un interés propioque es sensible a los intereses ajenos, y el éxito de sus institucionesdemocráticas. A falta de este compromiso, la consecuencia es lavieja plaga de la corrupción.

Paradójicamente, se necesita del liderazgo y la acción delEstado para promover los cambios, y este tiene que surgir de fas

2. Ver la tipología de las subculturas en América Latina de Charles Wagley y MarvinHarris, 'A Typology of Latin American Subcultures", AMERICAN ANTHROPOLO­GIST, 1995, LVII, 428-451.

3. THE NEW YORK TIMES BOOK REVIEW, 22/1/1995; y TIME, 3/7/1995.

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entrañas de una cultura poco cívica. Cuando los políticos no seelevan a la altura de las circunstancias, queda la acción de lasociedad civil, la cual, por suerte, después de la gran crisis políticadominicana del año pasado, viene dando vigorosamente señalesde vida.

En el primer capítulo dedicado a la encuesta y su metodología,vemos que la DEMOS-94 se realizó entre enero y marzo de 1994.Tiene en total 203 preguntas que cubren 10 aspectos diferentes,desde los socio-demográficos, pasando por los de participaciónelectoral, hasta la percepción de la situación personal y nacional.Las explicaciones relativas al marco muestral, los medios de con­trol de calidad, y los puntos no recogidos en la síntesis, aunquebreves, son satisfactorias, y más aún porque son del IEPD, cuyostrabajos se encuentran entre los de más alto nivel profesional.

A grosso modo, el perfil sociodemográfico de la poblaciónentrevistada presenta las siguientes características: en cuanto asituación conyugal, 36.4% unido consensualmente, 29.7% casado,y 18.6% ni uno ni otro. Dos terceras partes se declararon católicosde religión, el 9.2% protestante, y el 21/2% dijo ninguna.

Sorprende que un 11.1 % de la población nunca haya ido a laescuela; de estos, un muy alto 20.9% en la zona rural y sólo el3.3% en el Distrito Nacional. Del total encuestado, el 52% asistió aalgún nivel de primaria, el 9.9% se hizo bachiller, y el 13% llegó acursos universitarios.

En cuanto a "estrato socioeconómico", que se determinó enbase a la posesión de ciertos b"lenes duradero, tales como nevera oautomóvil; el resultado fue que de cada 20 dominicanos 12pertenecen a los estratos muy bajo/bajo, 5 al estrato medio, y sólo3 a los alto/muy alto. Estos últimos se concentran en las zonasurbanas, mientras el 88.1 % de los habitantes de las zonas ruralesse ubican en el estrato muy bajo/bajo.

El capítulo dos del libro se titula, Valores y Actitudes Haciala Democracia y el Autoritarismo. De inmediato se hace unreconocimiento a los profundos cambios ocurridos en los últimosdecenios, tales como la urbanización acelerada, la alta movilidad

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social o las modificaciones sustantivas en el aparato productivo,todo lo cual es parte de un proceso amplio de modernización.

Como no existen los datos previos, sólo estudios que ponenmuy en duda que estos cambios hayan tenido mutacionessignificativas "en el conjunto de actitudes, pautas, valores ycreencias que norman el comportamiento", \0 que se busca es"aportar varios indicadores para tener alguna base empírica sobrela secularización de la vida social y política".

En primer lugar, "se indagó el papel atribuido a la suerte, alfatalismo, a la divinidad y al poderoso en la solución de problemaso en el caso de enfrentar situaciones". Al pedírseles escoger entredos opciones sobre el medio más útil para progresar en la vida, el58.5% respondió que el ser inteligente, y un 34.9% el tener buenasuerte; es decir, que la mayoría entiende que principalmente sedepende de la capacidad individual, de uno mismo.

El 59% mostró que no era fatalista, los hombres (63.7%) másque las mujeres (54.3%), cuando negaron la afirmación de que "pormás que se quieran cambiar las cosas todo permanecerá iguaL"Sin embargo, el 62.9% estuvo de acuerdo en que "los problemasdel país sólo se resuelven si Dios mete su mano", lo cual indica quepara los dominicanos la divinidad desempeña un papel primordialen fos asuntos humanos; y más aún una actitud de dependenciadel paternalismo, cuando el 76.4% entiende que "un buen presidentedebe ser como un padre a quien hay que acudir para que resuelvalos problemas".

La interpretación de los autores es que los dominicanos confíanmás en la intervención divina o en la de un buen presidente que enarreglos institucionales, lo cual remachan con datos que muestranuna desconfianza enorme en las instituciones llamadas a canalizarlas demandas y ofrecer respuestas a los problemas: por ejemplo,sólo el 7.6% confía en los partidos políticos, el 19.4% en lossindicatos, y el 12.5% en el Congreso.

En cuanto a la dificultad de cambiar el país "porque existe unagran descomposición moral y social", la respuesta estuvo dividida:52.9% de acuerdo y 43.0% en desacuerdo. Lo que fue contundente,

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un 91%, fue el rechazo a la revolución como medio para resolverlos problemas. En adición, una mayoría considerable, el 68.9%,más mujeres (73.8%) que hombres (64.1%), piensan que cada quiendebe salir adelante como pueda.

Al cuestionársele sobre qué entienden por la democracia, un41.6% la definió en referencia al disfrute de la libertad de expresióny otras libertades. Para un 9.8% se trata de que haya paz,tranquilidad, seguridad, pero fue sorprendente que "uno de cadacuatro entrevistados declara no tener idea de lo que es lademocracia". Dicen los autores que uno de los hallazgos mássorprendentes fue que ninguno de los entrevistados externó "elrasgo básico de la democracia, a saber, el autogobierno, el ejerciciodel poder por los miembros de la comunidad".

Reagrupando las informaciones relativas acerca de los factoresnecesarios a la existencia de una verdadera democracia, ademásde que un 14.5% dijo no saber, los resultados fueron: "la eficacia ycapacidad de respuesta gubernamental (un mejor gobierno y ungobierno que atienda al pueblo) alcanzó un 26.1 %, ejecutorias depolítica social (satisfacción de necesidades básicas, empleo, mejordistribución del ingreso) un 19.5%, la vigencia de procedimientosdemocráticos (elecciones limpias, armonia, ponerse de acuerdo,gobierno democrático) un 17.1%; otros, un 8.6%".

Se comprueba plenamente que los rasgos del autoritarismoestán fuertemente extendidos en la población. Además de la antesmencionada interpretación del buen presidente como un padre aquien hay que acudir para que resuelva los problemas, el 66.5%prefiere "más orden aunque haya menos democracia", un 58.9%cree que "únicamente la mujer debe tomar las decisiones en elhogar", y un 50.4% opina que "un líder fuerte haría más por el paísque todas las leyes y las instituciones juntas".

Los autores entienden que el predominio de esta visión "revelauna población deseosa de protección y ayuda, que se percibedesprovista de capacidades y posibilidades de desenvolvimientoen la vida". Y agregan que esta inclinación hacia el autoritarismopaternalista es particularmente pronunciada en las zonas rurales,"ya que un 90.8% estuvo de acuerdo con esa idea de un buen

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presidente, igualmente predominó entre los de escasa escolaridad(88.5%), en los del nivel socio económico bajo un 87.7%, en los demayor edad (82.5%) y entre las mujeres con un 79.4%",

Las tendencias observadas se expresan de la forma siguiente:

- Mientras menos urbanizada el área residencial mayor es elporcentaje de adopción de los valores o actitudes del paternalismo.

- A mayor cantidad de años de estudios en la educación for­mal menor es la aceptación de fórmulas autoritarias.

- Mientras más alto el nivel socio económico menor es laproporción de la población que se declara inclinada a los valores yactitudes autoritarias.

- Las mujeres se mostraron más inclinadas al autoritarismoque los hombres, salvo en lo que respecta al ámbito del hogar conun porcentaje levemente más bajo que los hcmbres.

Sorprendentemente, al observarse el cuadro 2.4 relativo alautoritarismo y algunas variables, entre ellas la edad, estas actitudesprevalecen en los más jóvenes y los de más edad. Lo de los viejosse entiende, pero no hay explicación para los jóvenes. Dicho seade paso, en las últimas dos líneas de ese cuadro se colocaron unoserrores aparentemente de computadora.

En el capítulo 111, titulado Percepción y Evaluación de la

Democracia Dominicana y el Sistema Político, se revela una altavaluación relativa al disfrute de la libertad: "nueve de cada diezentrevistados consideraron existente la libertad de asociaciónpolítica y social, ocho de cada diez consideraron vigente la libertadde asociación sindical, siete de cada diez entrevistados estimaronexistente la libertad de expresión y más de la mitad evalúa queexiste el respeto de la libertad de los otros".

No así en cuanto a la desigualdad, puesto que el 75.3% de lapoblación considera que "no existe la igualdad de ricos y pobresante la ley". En lo que respecta al sexo, ideología y religión, sinembargo, poco más del 60% piensa que por estos motivos no existedesigualdad de oportunidades, pero un 44.5% cree que sí la haypor discriminación racial. En todo caso, la percepción de la

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ciudadanía confirma que el nivel de libertad es muy superior al dela igualdad, particularmente" en cuanto a riqueza y color.

Existe una disposición enorme a la extensión del derecho alvoto, tanto a los dominicanos en el extranjero, 84.3%, como adominicanos hijos o nietos de haitianos, 69.6%, que si se trata delos que viven aquí, por ley les corresponde. Sólo un 34.6% estaríaen favor de extender el voto a militares y policías.

Es interesante que un 71.5% acepta que la mujer tenga unamayor participación en la política, lo que indica mayor apertura delo que muchas veces se piensa. Igualmente sucede con el pluralismopolítico, la disposición de aceptar los derechos de las minorías.

Al escoger entre opciones, "la más alta proporción de losentrevistados está dispuesta a reconocer en las minorías sucapacidad de expandirse y tratar de que sus posiciones seanaceptadas por los demás (37.4%), seguida por la proporción de losque muestran una tolerancia a la minoría disidente pero sin otorgarlela posibilidad de expandirse (32.0%), y, finalmente, en terceraposición, la proporción de aquellos entrevistados que estiman quela minoría debe someterse a los designios de la mayoría (28.1%)".

Este alto nivel de reconocimiento o tolerancia se manifiestade manera específica en la religión, sólo un 14% no votaría poralguien de una religión diferente a la suya; pero no así en cuanto alos homosexuales, ya que un 70.3% se manifestó contrario a queestos ocupen cargos en el gobierno.

Uno de los hallazgos más preocupantes en cuán alto es elnivel de insatisfacción con la democracia, puesto que un 42.7%"considera que la manera en que funciona es mala, que sumados aun 23.9% que la considera regular, resulta en unas alarmantes dosterceras partes de la población; la misma proporción de encuestadosquienes también consideran que la democracia les beneficia poco.

Sólo un 31.5% considera que la democracia funciona bien, ysólo un alarmante 9.9% que le beneficia mucho. Evidentemente,no se establece una relación entre la apreciación de las libertadesque se tienen con la manera en que la democracia funciona obeneficia.

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Si bien el 52% se declaró simpatizante de algún partido, sóloel 17.7% dijo pertenecer a uno. Es interesante notar que el 30.0%de los que dijeron que ni simpatizaban ni pertenecían, el 58% eranmujeres y el 42% hombres. En cuanto a las razones para tenerlas,el 38.2% porque confía en que el partido puede cambiar la situación,el 22.8% por las características del partido, el 19.5% por simpatíaal líder, y el 7.6% porque ofrece ventajas personales.

Los dominicanos entienden que los partidos políticos sólo sonútiles para participar cada cuatro años en elecciones (56.2%), engran medida, suponemos nosotros, porque consideran que sólodefienden los intereses de los políticos (47.7%), o de algunos gruposo personas (38.3%). Sólo un 8% cree que los partidos defiendenlos intereses de todos los grupos de la sociedad, lo cual debiera sermotivo de una profunda reflexión para estas instituciones vitalespara el funcionamiento de la democracia.

Es alentador saber que un 56.6% de los entrevistadosconsideran que deben ser las bases de cada partido las queseleccionen los candidatos a puestos electivos. El 16% opina quedebe hacerlo el candidato a la presidencia y otro 15.7% los dirigentesde la organización. Evidentemente que la actitud de la población esmás democrática que la práctica tradicional en estas organizaciones.

Cuestionados sobre la persona del país más admirada, el 36%nombró algún familiar, especialmente la madres, luego el 22.1 % alDr. Joaquín Balaguer y solamente el 5% al Padre de la Patria, JuanPablo Duarte. Al preguntarse que quien era el líder que más habíacontribuido al desarrollo de la democracia en el país, el 44.7%identificó a Balaguer y en segundo lugar a Don Antonio Guzmán(13.1 %). La devoción por el actual Presidente de la República esmayor entre las personas de más edad, residentes en las zonasrurales, y de bajos niveles socioeconómicos y educativos.

Como señalan los autores, casi por unanimidad (95.5%) losentrevistados consideran que la mayoría de los candidatos prometenmucho y hacen poco, es decir, añadimos nosotros, son demagogos.y nueve de cada diez dominicanos piensa que lo que se necesitaes una nueva generación de dirigentes con ideas modernas,eficientes y no personalistas. Sólo el 12.6% consideró en 1994 que

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los dirigentes eran insustituibles, mientras dos de cada tresencuestados estuvo de acuerdo con que son estos mismosdirigentes "quienes no permiten que surjan nuevos líderes".

Al medir el grado de confianza en lo que en el libro llaman lasociedad política, este es bajísimo. En el Presidente confía el 33.0%;en la Dirección de Control de Drogas, 27.2%; en los militares 22.0%;en la policía 19.6%, en las autoridades municipales 17.3%; en lajusticia 15.0%; en el Congreso 12.5%; y en los partidos políticos7.6%. En la sociedad civil, el 60.3% confía en la Iglesia Católica; el40.2% en los medios de comunicación; el 29.3% en las IglesiasEvangélicas; y el 19.4% en los sindicatos.

Los estratos más altos confían menos en la justicia que elmás bajo. Cuestionados de cuales son los factores que influyennegativamente la justicia, el 40.8% opinó que la corrupción, el 16.6%el narcotráfico, el 12.5% la política, el 11.4% el gobierno, yeI11.3%la manera de seleccionar los jueces. Dicen los autores que "a mayornivel educativo mayor será el porcentaje de entrevistados queopinará que la venta de sentencias, la desobediencia a lasdecisiones de jueces, la lentitud o complicación en los juicios y laspersecuciones judiciales por razones políticas afectan mucho a lajusticia dominicana".

Quisiera felicitar nuevamente a los autores e institucionespatrocinadoras por habernos proporcionado una enorme base dedatos sumamente reveladora y útil para conocer como somos losdominicanos en materia política. No sé si sería mucho pedir queademás de los estudios y conclusiones que de este trabajo han desurgir, se piense en realizar una nueva encuesta, digamos en elaño 2000, para medir cuánto se ha cambiado y a qué velocidad.

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Estudios SocialesVol. XXIX, Número 103Enero - Marzo 1996

QUE TAN RACISTAS SOMOS:PELO BUENO Y PELO MALO

América y Casandra Badillo*

La portada de la edición del 29 de mayo de 1995 de la revistaRUMBO destacó el titular, "Qué Tan Racistas Somos", corres­pondiente al artículo principal firmado por el sociólogo Carlos DoreCabral titulado: "La población dominicana, más antihaitiana queracista".

En la introducción a dicho artículo el editor afirmaba que: "queel dominicano es racista o que discrimina contra el negro hasta elpunto que busca 'blanquear' la familia a la menor oportunidad, seha convertido en parte de la sabiduría convencional. Sin embargo,la encuesta RUMBO-GALLUP demuestra que la verdad, basadaen los hechos de la investigación científica, sobre una muestranacional de 1,200 dominicanos de más de 18 años es otra, bastantediferente" (negritas nuestras) ¿Cuáles son esas nuevas verdadesque revela la encuesta calificada de científica?: la que anticipa eltítulo-la población dominicana es más antihaitiana que racista. ¿Hadejado el/la dominicano/a de ser racista? ¿Acaso nunca lo fue? Laencuesta de marras, ¿fue lo científica que pretende?

De partida, habría que preguntar si la encuesta tomó en cuentalas estructuras y las estrategias de dicho prejuicio y del proce­samiento de la información social. Los prejuicios están cargados

América Badillo es encargado de Investigación y Ca-encargado de Educación deOne Respé y Casandra Badillo es antropóloga.

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de fijación afectiva que predisponen y condicionan respuestas,comportamientos y relaciones. Son un tramado jerarquizado deactitudes, que conjugan valores, normas e intereses de grupo oclase y remiten lo que sucede a un cierto orden natural en el que'las cosas son así y nosotros somos así', o al peso de tradicióntraducida en hábitos propios de la cotidianidad y de su moraL'

Como bien sabemos, el trecho entre el dicho y el hecho,colmado de advertencias tratándose de encuestas, es másescabroso aún cuando se aborda el tema del racismo en un país,como el nuestro, donde el discurso dominante pretende negar laexistencia de extensas y profundas prácticas racistas.

Prueba al canto, como supo señalar en su momento elsociólogo Dore Cabrai,2 es el triste ensayo 'La Isla al Revés' del Dr.Joaquín Balaguer quien afirma, por citar alguna, que "en el empeñode depuración racial que animó en ciertos momentos a la dictadurade TruiHlo no obedeció, pues a un absurdo preiuicio de casta que niexiste ni puede existir en un país cuya población es eminentementemestiza. El único prejuicio que ha existido en Santo Domingo es elde carácter religioso".3 Y añade, a pie de página: "Santo Domingo(sic) se distingue desde este punto de vista, de casi todos los demáspaíses de América. En la República Domínicana no ha existido,como en Cuba, Venezuela, ..., el prejuicio racial".4

El discurso-mito de negación contundente del racismo y, deotro lado, la estrategia de autopresentación positiva están presentes,

1. Ver al respecto Garcia Canclini, Néstor. 1982. Las Culturas Populares en elCapitalismo. Editorial Nueva Imagen, México, y ONE-RESPE. El Otro del Nosotros,"Informe de Investigación Acerca del Prejuicio Antihaitiano en la Ciudad de Santiago,de la República Dominicana: un aporte a la comprensión y al acercamiento de dospueblos". ONE-RESPE. Centro de Estudios Juan Montalvo, Santo Domingo, Buho,1995.

2. Ver por ejemplo, Dore Cabral, Carlos. 1987. "Los dominicanos de origen haitiano yla segregación social en la República Dominicana". Estudios Sociales. Año XX,No. 68. SO. pp. 57-80. Y 1985. "La inmigración haitiana y el componente racista dela cultura dominicana-apuntes para una crítica de La Isla al Revés". Revista Cienciay Sociedad. No. 1. pp. 61-69.

3. Balaguer, Joaquín. 1990. La Isla al Revés: Haití y el Destino Dominicano. EditoraCorripio. 6ta. Edición. Santo Domingo. p. 96.

4. Ibid.

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intervienen y gravitan al momento de entrevistar, sobre todo cuandoel informante se encuentra ante unja extraño/a.

No existe una relación unívoca ni inmediata entre lo que laspersonas dicen opinar y sus prácticas sociales. Todo encuestadordebe evaluar la confiabilidad de las respuestas, así como lasdistancias y discrepancias entre prácticas y discurso. Existen formasde hacerlo, técnicas de control, de verificación, tanto internas comoexternas, que pueden y deben ser empleadas en encuestas de estetipo, de las que no tenemos constancia haya empleado el sociólogoDore Cabral en el desarrollo de su Encuesta Gallup dado que elpeso que da a las pocas preguntas que presenta.

Anticipando posibles críticas en este tenor, Dore Cabral calificacomo acierto técnico de la encuesta Rumbo-Gallup recurrir a laactitud ante el matrimonio para indagar acerca del nivel (y tipo) deracismo y de xenofobia de los dominicanos, pues es esta el áreamás sensitiva a los prejuicios... " Cuando se les cuestiona sobreeste aspecto reaccionan instintivamente, sin matizar, adornar uocultar sus verdaderos sentimientos guiados sólo por percepcionesno comprobadas o hasta imaginarias acerca de determinadosgrupos".5

¿Qué evidencia hay de ello? ¿Cuáles experiencias oevidencias fundamentan dicho supuesto de que acerca del'intercambio sexual legalizado' habrán menos tapujos, disimulos otrabas en la expresión? ¿Por qué habrá de responder así, con todafranqueza, una población acostumbrada a evitar 'caer en ganchos'?¿Por qué habría de expresarse sin adornos, y ante extraños/as,una población que, la experiencia nos demuestra, prefiere desarrollarestrategias discursivas de acomodo, de disimulo, que evitan losextremos y prefieren situarse, en terreno neutral, menos com­prometedor? ¿Por qué esperar tal transparencia de parte de unapoblación signada por las relaciones despóticas, de dictadura yrepresión que han caracterizado a esta sociedad?

No hay razón para ello. No hay razón para pretender que enmateria de 'intercambios sexuales legalizados' la opiniones, ante

5. Dore Cabral, Carlos. 1995. "La población dominicana, más antihaitiana que racista".RUMBO. 29 de mayo. Santo Domingo. p. 9.

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un encuestador, respondan a una lógica diferente, al margen delos patrones de resistencia e interacción característicos. Laexperiencia en materia de entrevistas nos indica que, en asuntosdelicados, que implican y movilizan la afectividad y los referentesde identidad, las respuestas que se obtienen en una primeraentrevista suelen ser evasivas, generales, tanteos servidos a lamedida del entrevistador o la entrevistadora. Toma tiempo,paciencia, y un proceso relativamente largo de 'reconocimiento'mutuo, para que afloren las actitudes, los pareceres de fondo deuna población determinada. Dore Cabral no toma en cuenta elcontexto o marco de la relación, ni la gama de estrategiasdiscursivas, de interacción y resistencias, que forman parte de esteencuentro.

Hacer caso omiso al contexto y a las estrategias discursivasle permite afirmar a Dore Cabral, sin más, que "el estrato socio­económico alto tiene las actitudes menos prejuiciadas en el casode los haitianos", sin reparar en los resultados de estudios sobreracismo y prejuicio que señalan que: "cuanto más educación tienela gente. más cuidados serán sus argumentos y más dominantesserán las estrategias de autorepresentación y protección respectoa la presentación (negativa) de los otros".6

Dichas estrategias de acomodo y disimulo que evitan asumirposiciones comprometedoras se manifiestan en la tendencia, hartoconocida, de optar por respuestas intermedias y evitar los extremos.En el caso de las personas entrevistadas por la Gallup, no es deextrañar, entonces, que ante la pregunta, "¿Preferiría usted que unfamiliar muy cercano suyo se casara con un blanco, un indio o unnegro?", las respuestas favorezcan un "me da igual". Dichoposicionamiento evita los extremos, a la vez que ofrece una salidaairosa ante la incómoda situación de tener que expresar preferenciasdefinidas.

Dore Cabral señala que "De acuerdo con la encuesta, el 57%de las dominicanas y los dominicanos no establece una diferenciasi la relación matrimonial se lleva a cabo con una persona negra,india o blanca. Este dato sugiere que la población es menos

6. Van Djik, Teun A. s.f. "El discurso y la reproducción del racismo". Mimeo. p. 168.

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racista de lo que se supone" (negritas nuestras). Los resultadospresentados no sustentan dicha afirmación. No es lo mismo noexpresar preferencia que no establecer diferencia. No expresarpreferencia puede ser, como con demasiada claridad evidencianlos testimonios que hemos recogido en una investigación en cursosobre prejuicio racial y de género en Santiago, una estrategia deautopresentación que encubre patrones marcados y recurrentesde discriminación y segregación racial, es decir, prácticas que síestablecen diferencias y que coexisten con discursos 'integra­cionistas' o 'neutros'.

Entre paréntesis, y como nota pertinente acerca de los patronesde discriminación racial, cabe señalar que la profusión de desrizadosentre las modelas que posaron para la portada de la revista RUMBOde marras son advertencias aleccionadoras. Nuestra investigaciónen curso da cuenta de la zozobra, de la tragedia, de las dificultadesque enfrenta la mujer 'negra' que se casa o junta con un hombre'reputado de blanco', o la del hombre 'negro' que aspira a formalizaruna relación con una mujer 'blanca'. Los testimonios recogidos danfe de la fuerza e intensidad de la discriminación. Al igual que lo danlos múltiples esfuerzos, sufrimientos y rigores a que se someten lasmujeres para desfigurarse, para desrizarse, para no parecer 'negras'.La aparente tolerancia que expresa, frente a extraños, el discursodominante acerca del prejuicio racial, dista de las prácticas dediscriminación y autodiscriminación.

Pero, volvamos a la encuesta de RUMBO-GALLUP. Al formularla pregunta no incluyeron a los 'haitianos'. La pregunta preferida aéstos la plantean de otra manera: "¿Preferiría usted que un familiarmuy cercano suyo se casara con una persona (haitiana)". Lasrespuestas no son comparables. Para tales fines, debieron examinar,por separado, la preferencia por el blanco, el negro, o 'el indio'.Sólo así podría decirse si la población estableció o no diferenciaentre los grupos. Pero no fue así. En el primer caso, presentaron unconjunto del cual se podía escoger uno u otro ocultarse tras el 'meda igual', en caso de que así lo desearan. En lo relativo a 'lo haitiano'preguntaron si los preferían o no, al margen de otros posibles grupos.

La comparación tiene sus normas; en casos como estossupone que las categorías o clasificaciones a considerar sean

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discretas y del mismo orden. Blanco y negro, y en cierto modo 'indio',son clasificaciones raciales. Haitiano es una nacionalidad. Eshaitiano quien nace en Haití o de padres haitianos. Pero el haitianopuede ser blanco, negro o 'indio'. Clasificación comparable a la dehaitiano es dominicano, español, itafíano, norteamericano, etc., perono 'blanco' ni 'negro'. Decir que no preferiría que fuera un haitianopodría sugerir que preferiría que su pariente casara con undominicano o con una dominicana, en vez de con un extranjero oextranjera. La preferencia por 'lo indio', a la que nos referiremosmás adelante, apunta en esa dirección dada la asociación semánticaexistente entre dominicano e indio.

Lo que conocemos, y Dore Cabral conoce, acerca del prejuicioracial en la Repúbfíca Dominicana, obliga a reparar en la categoríade 'indio'. Es un término con múltiples acepciones, unasaparentemente más benévolas que otras. Remiten a lo popular y alo no-negro (y no-blanco). Es un término racista que permite laevas'lón en términos de identidad en una sociedad signada por elracismo. La aceptación de términos como blanco y negro, merasconstrucciones sociales que no corresponden a criterios fenotípicosdefinidos, es de por sí expresión de patrones racistas. Indio es untérmino que permite situarse como tercero excluido, definido por laexclusión (no-blanco) y el esfuerzo por no ser excluido (no-negro).Como señala Dore Cabral en su artículo de 1985, antes citado: "elpueblo en general no tiene cargo de conciencia al auto­

discriminarse como negro pues en realidad lo dominicanos esblanco o indio" (negritas nuestras).

Dore Cabral no examina lo que significan, los sentidos ydimensiones que abarcan, para la población entrevistada, lasclasificaciones de 'blanco', 'negro' y 'haitiano'. No puede incluir oreferir a la otra. Las maneja como si fueran categorías discretas.Pierde de vista la estructura misma del prejuicio prevaleciente quetiende a equiparar haitiano con negro y pobre.

Señala Dore Cabral que: "El estudio en cuestión apunta a queel rechazo de la población dominicana contra sus vecinos es máspor su condición de haitianos (para la generalidad sinónimos depobres y "atrasados") que de mayoritariamente negros".

Para muchos, los haitianos, más que 'atrasados' son negros...

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Ynegro se asocia con haitianos. En una investigación que realizamosen la ciudad de Santiago,? encontramos que 75% de las personasentrevistadas consideraban que los/as dominicanos/as maltratan alos/as haitianos/as. Al preguntárseles por las causas de dichomaltrato, 20% indicó que los tratan así 'porque son negros' (!)8.

Es decir, los/as discriminan por negros/as. Una quinta parte de lapoblación entrevistada considera que, por alguna razón, ser negro,es, para muchos dominicanos, motivo de maltrato (cuando nocausa) ... y esto en un país donde, al decir de Federico Grateraux,citado en ese mismo artículo de Carlos Dore, "no hay discriminaciónracial" ... La asociación que existe, a nivel ideológico, entre haitianoy negro no permite manejarlas por separado.

El prejuicio anti-haitiano, según se ha desarrolladohistóricamente en la sociedad dominicana, y en particular y conmarcada intensidad a partir de 1937, abarca tres tipos de prejuicios:étnico, clasista y racial. Haitianos y haitianas son rechazados,discriminados como pueblo, como pueblo pobre, y como pueblonegro. Estas manifestaciones se refuerzan entre sí, conformandoun sistema de prejuicios que opera al interior de la sociedaddominicana.

¿Somos más antihaitianos que racistas? En nuestro lar, vande la mano. El antihaitianismo constituye aquí una de lasexpresiones principales del racismo. El antihaitianismo ha sidotambién la manera de camuflar el racismo. En esta sociedad, aúnmaltrecha por la reciente contienda electoral marcada por intensasy violentas expresiones de racismo y antihaitianismo, bendecidas ylegitimadas desde el poder, el antihaitianismo ha sido enarboladopor fuerzas neo-trujillistas como muestra de nacionalismo. A niveldel discurso dominante existen algunos límites y sanciones a lasmanifestaciones expresamente racistas a la vez que se legítima y

7. ONE-RESPE. 1994. op. cit.

8. Millán y Jansen afirman que: "A pesar de que en los bateyes las diferencias decolor se reducen a mínimas variaciones en el matiz de la piel, es precisamente estecríterio -y no el país de nacimiento- el que determina la pertenencia a un gruponacional o a otro, tanto en términos de la auto-definición como de la percepción delos demás". Janse, Senaida y Millán, Cecilia. 1991. Género, Trabajo y Etnia enlos Bateyes Dominicanos. INTEC. Santo Domíngo. p. 47.

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promueve el antihaitianismo. ¿No es de esperar que los discursosreproduzcan dicha diferencia? ¿No es de esperar que la poblaciónentrevistada pueda sentir mayor renuencia a expresar preferencias'raciales' y manifestar, con menores reparos su no-preferencia por'lo haitiano'?

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Estudios SocialesVol. XXIX, Número 103Enero· Marzo 1996

EN TORNO A LAS CRITICAS DE BADILLO

Carlos Dore Cabral*

"El único principio que no inhibe el progreso es: todo sirve"

Paul Feyerabend'

El texto de Badillo "Qué tan racistas somos: pelo bueno y pelo

malo" está lamentablemente plagado de incorrecciones nadainocentes; digo lamentablemente porque obliga a perder tiempo yenergía rebuscando entre ellas las materias que substancien eldebate. No fue sin esfuerzo, que logré entresacar que las que meenfrentan son una concepción metodológica pre-Ieninista y unavisión cerrada a fa más mínima posibilidad de mutaciones en su"verdad".

Porque no está en mi espíritu y en mi inteligencia decir algosin fundamentarlo, voy a detenerme, antes de entrar en lassubstancias del texto, en algunas de sus incorrecciones.

En primer lugar, no es lo mismo escribir para una revistainformativa, de temas variados y para el público medio, que escribirpara una suerte de "journal", de temas especializados y para unpúblico de un nivel de formación y exigencia que supera la media.O sea, no es lo mismo escribir para Rumbo que para EstudiosSociales. Mientras -en una concepción jerárquico/académica que

Es sociólogo, especialista en desarrollo internacional comparado, profesorinvestigador FLACSO e INTEC. Autor de "Past and Present of Haitian-DominicanRacial Conflicts: Ethnicity and Race Relations in the Periphery" y coautor de "ElBatey'.

1. 1975. Against Method. NLB: Londres. p. 7.

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no comparto- se puede decir que la primera exige hacia "abajo"(hacia un estilo, lenguaje y contenido lo más periodísticos posibles),la segunda exige hacia "arriba" (hacia un estilo, lenguaje y contenidolo más académicos y "científicos posibles). Esas son exigenciasde los directores de las publicaciones del primer tipo y de losconsejos editoriales del segundo (la forma en que se dirigen es otrade las distinciones entre esos órganos de difusión); pero esasexigencias también se las hacen los autores, quienes saben quede otra forma sus escritos no serán aceptados o, de serlo, nointeresarán a los lectores.

Badillo sabe eso. Trabajó para una revista en los EstadosUnidos: Naclas, cuyas exigencias, y no sólo político-ideológicas,eran diferentes a las del The New York Times y a la del "journal"Latin American Research Review. Asimismo, sabe que no soniguales los artículos de, por ejemplo, Michel-Rolph Trouillot sobreHaití para The New York Times o Miami Herald, que paraCimarron o Review. Sin embargo, él no para mientes en esosconocimientos, para basar la esencia de sus críticas en lo que digoo tomo en cuenta, sino en lo que no digo o no tomo en cuenta. En

ningún momento considera si las ausencias que critica soncondicionadas por la naturaleza de la publicación y el tipo de trabajoque realizó. No es que no pueda hacerse una crítica desde EstudiosSociales a un texto de Rumbo, sino que el autor de la primera nopuede pretender que el escrito de la segunda se acoja a lasexigencias de la primera, sino que, por el contrario, al hacerlo debeatender a sus diferencias.

En segundo lugar, el encargado de investigación de ONE­RESPE me endilga deficiencias no por el artículo, sino por laencuesta o el proceso de trabajo hecho con la encuesta, sabiendoque escribí ese artículo, pero no dirigí ni participé en esa encuestapues así se dice en la nota del editor: "Rumbo pidió a Carlos Dore(... ) que abordara la encuesta en lo referente al prejuicio racial". Noes que en virtud de que no hice la encuesta no se podía dudar deella o de su proceso de realización. Si se podía. Lo que escompletamente inadecuado es atribuírmela, sabiendo perfectamenteque no tomé parte de ella.

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EN TORNO A LAS CRITICAS DE BADILLO

En tercer lugar, y en el mismo tenor, a partir de una cita deleditor, Badillo termina insinuando-diciendo en interrogantes­afirmaciones que, para el articulista, desde el título mismo,"población dominicana, más antihaitiana que racista", los y lasdominicanas han dejado de ser racistas o acaso nunca lo fueron.En el título no se niega la existencia del racismo entre los y lasdominicanas. Eso es claro con el uso del más, que implica gradono negación. En caso contrario, el título diría "la poblacióndominicana es antihaitiana y no racista", Tampoco el texto ni lascifras que exhibe insinúan o dicen que la población dominicana noes racista.

En cuarto lugar, el sociólogo de origen portorriqueño dice queen mi artículo se cita a Henríquez Grateraux negando que en elpaís exista racismo. Junto a mi artículo aparecen juicios sobre eltema, que la revista, no yo, recabó de parte de algunos opinantes,entre ellos los del citado señor, a quien, dicho sea de paso y no tande paso, he criticado por su antihaitianismo y racismo. Que esténen las mismas páginas no significa que estuviera "citado en esemismo artículo de Carlos Dore" y el criticante, lo sabe pues Rumbolo aclara cuando dice que "buscó la opinión de las personas queaparecen más adelante... ".

Una pregunta que se me pudiera hacer es, ¿por qué aceptéabordar la encuesta, si sabía de los límites de ese tipo de publicaciónpara tratar sociológicamente el tema, si no trabajé en la encuesta ysi no controlaba que junto a las mías aparecieran opiniones que nocomparto?

Esa encuesta contenía los primeros elementos fácticos queconocía sobre una dificultad importante para estudiar las relacionesraciales y étnicas en la República Dominicana: la superposiciónentre las expresiones más altas de racismo y el antihaitianismo,que llevó a excelentes trabajadores de campo-pensadores socialesa discutir la existencia del primero.2

2. Me refiero a las discusiones privadas que sostenía con los antropólogos socialesFernando Ferrán y Martin Murphy, en las reuniones semanales de trabajo. querealizábamos mientras duró el estudio sobre El Batey (1986. Frank Moya Pons etal. Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales: Santo Domingo), en el cualestábamos encargados del trabajo de campo con melados y lécnicas cual'ltativos.

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Esas discusiones, originalmente centradas en las dificultadespara discernir cuánto hay de racismo y cuánto de rechazoantihaitiano en el tratamiento dado a los y las haitianas y a susdescendientes en los bateyes, terminaron en el planteo de unproblema de investigación, al incorporar al mismo la variableempíríca del trato diferencial, aparentemente no racista, que en losmismos lugares se les dispensa a los cocolos y cocolas, quienestambién son negros.3

La pregunta sobre la que se discutía era, si existen dos gruposde migrantes laborando en los mismos lugares y a unos/as(haitianos/as) se les rechaza y a otros/as (coco/as/as)

aparentemente no se les rechaza, ¿qué es lo que mueve el rechazo:un elemento racial o un elemento nacional? Esta cuestión no seformalizó como investigación, pero me he mantenido pendiente deella. Al recibir la oportunidad que me dió Rumbo con su encuesta,decidí presentarla, sin analizarla, más bien descartando los datosque contradicen las creencias más sólidas entre quienes nos hemosdedicado al tema; así procedía contrainductivamente, o sea, enobediencia a la idea de que una ruta de avanzar los conocimientoses que aparezcan hipótesis, aún sean empíricas. que contraríenlas teorías, o simples creencias, más afianzadas.

Badillo es el primero en caer públicamente bajo la seduccióno la provocación de esa metodología. 4 Aunque sus errores sonmayores que sus aciertos, su incorporación a la discusión contribuye

3. Ll:}s dominicanos llaman cocolos o cocolas a cualesa,uiera personas negras nacidas(o descendientes) en una isla del Caribe inglés, francés u holandés no importa cuálsea su ocupación. El origen de ese término es hasta ahora confuso. José del Castillo,en 1978. "La inmigración de braceros azucareros en la República Dominicana,1990-1930'. Cendia: Santo Domingo, expuso la versión más conocida al respecto,apoyándose en Richiez Acevedo (1967) y Acosta (1977), en el sentido de que esapalabra es una distorsión del nombre de las islas Tartajas. Esa es también la versiónmás popular entre los mismos COC%S y coco/as y sus descendientes, según pudeverificar en el curso de mis trabajos de campo. Fradique Lizardo, sostuvo en unartículo periodístico de fines de los 70, otra versión sobre el término, asegurandoque es usado en otras islas del Caribe y que está ligado al nombre de una tribuafricana.

4. Privadamente he recibido varias reacciones, como las de Sonia Vásquez, y el

desacuerdo solapado del poeta de temas negros, Bias Jiménez, quien sólo me díjo"muy 'cueno '1 Teal el \\nal oe \u articulo en Rumbo" \No. 69).

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EN TORNO A LAS CRITICAS DE BADILLO

a acrecentar los conocimientos sobre las relaciones raciales en laRepública Dominicana. Lo más notorio de su artículo es laresistencia a considerar el más mínimo cuestionamiento a que seansiempre coincidentes o iguales las prácticas racistas de los y lasdominicanas y sus manifestaciones de antihaitianismo. No. Por elcontrario, está presto a rechazar cualquier evidencia en ese sentido.No toma en cuenta ni por un momento, la tantas veces citada, endiscusiones sobre epistemología, frase de Lenin de que,

La historia en general, y la historia de las revoluciones en

particular, es siempre más rica en contenido, más variada,

más multilateral y más viva e ingeniosa de lo que incluso

el mejor historiador y el mejor metodólogo pueden

imaginar.s

Idea que invita a la duda, si no como procedimiento metódico,sí como una forma regular de poner a prueba las teorías y creenciasque se sostienen o en que se milita. Pero no. Con el vigor de un"cruzado", Badillo utiliza todas las armas del racionalismo científico

más radical para no dejar pasar el más mínimo elemento que choquecon su mundo de "verdades". Así, frente a la valoración que hagodel matrimonio como elemento animador de los prejuicios racialesmás escondidos, demanda evidencias, desde luego, que empíricasy adquiridas a través de los clásicos métodos y técnicas de lainvestigación social científica. No le basta ni apelación, al principiodel artículo (de Rumbo No 69), a otras tradiciones creadoras yportadoras de conocimientos como son la literatura y el arte engeneral, ejemplificada con el caso del ballet-teatro "Doreus", y lahistoria de los pueblos a través de diferentes civilizaciones, ilustradacon el caso cubano, en el cual la reacción adversa frente a laeliminación formal de la discriminación racial fue masiva. La granprofusión de literatura sobre los litigios alrededor de las unionesracialmente mixtas y la voluminosa historia escrita u oral sobre casosreales al respecto son para mí suficiente evidencia de la potenciade esa variable indepenéJiente para trabajar la variable dependiente

prejuicio racial.

5. 1967. Left-Wing Comunism-An infantile disorder. Selected Works. London. p.401.

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La impugnación que, el investigador y educador de Santiago,hace del 57% que respondió "de da igual" como muestra dereducción del racismo, está basada en una argumentacióninteresante y que tiene que tenerse necesariamente en cuenta enpróximos estudios al respecto. Aunque vale precisar que si es ciertoque "me da igual" no expresa diferencia, tampoco expresa rechazo.Además ese es el porcentaje más alto en la pregunta en que sedeciden las preferencias entre indio, blanco y negro. Sin embargo,en la pregunta sobre matrimonio con haitianos también existe laalternativa "me da igual" y en este caso no fue el porcentaje másalto, si no que fue "lo vería mal". O sea, que en principio eso indicauna diferencia de actitud de la misma población encuestada ante elmatrimonio con personas entre las que hay negros y ante elmatrimonio con haitianos. Pero como decía en el artículo queprovoca la discusión, esas informaciones sólo sirven para "poner apensar (y a investigar) la posibilidad de que se hayan producidocambios relevantes en las profundidades de la conciencia colectivadominicana... ".

La crítica rabiosamente racionalista que hace Badillo de lacomparación de elementos que no son del mismo tipo o de la mismanaturaleza porque ello violenta normas científicas, es conservadoray desfasada. Las grandes revoluciones en el conocimiento se hanproducido a contrapelo de las reglas establecidas por las ideasdominantes, y en el presente hay un número importante depensadores de la Ciencia, que entiende que esas violaciones sonuna necesidad para el avance de los conocimientos.6 En el casoque me ocupa, el centro de mi preocupación es precisamentediscernir si existe diferencia en la población dominicana entre suactitud racista y su actitud antihaitiana, ¿es tan grave esacomparación o es simplemente una vía empírica de acceder altema? Lo extraño del juicio crítico de Badillo en este sentido, es suinsistencia en el texto de que la estructura del prejuicio tiende a

6. Singer, June. 1991. Seeing Through the Visible World: Jung, Gnosis, and Chaos.San Francisco: HarperCollins; Briggs, John and F. David Peal. 1990. TurbulentMirror: An IlIustrated Guide to Chaos Theory and the Science of Wholeness.New York: Harper and Row; Feyerabend, Paul. o. e.; Lakatos, Imere et. al. 1971.PSA 1970 - In memory of Rudolf Carnap. Dordrech: D. Reidel Publishing Co,

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equiparar negro y haitiano, lo cual, quiero creer, que es para él sólouna hipótesis, ¿cómo propondría someterla a pruebas empíricas yrespetar a la vez sus sagradas leyes de racionalismo científico?

Pero, cuando más errático se muestra el antiguo miembro deNaclas, es al tratar de demostrar "empíricamente" que "paramuchos, los haitianos, más que atrasados son negros". En estepunto sinceramente no sé cuáles son los procedimientos deinterpretación de elementos factuales que utiliza mi contradictor.Es que lo que muestra como "muchos" es cuantitativamente unindiscutible "pocos". Dice "encontramos que 75% de las personasentrevistadas consideraban que los/as dominicanos/as maltratan alos/as haitianos/as. Al preguntárseles por las causas de dichomaltrato, 20% indicó que los tratan así porque son negros (negritasde Badillo). Es decir, los/as discriminan por negros/as. Una quintaparte (sic) de la población entrevistada considera que, por algunarazón, ser negro, es para muchos dominicanos, motivo de maltrato(cuando no causa)".

No importa cuál sea la tendencia de métodos estadísticoselementales, el 20% de 75% no son "muchos"; son "pocos".Entiéndase que esas cifras están diciendo también que 55% de75%, o sea una mayoría indiscutible, cree que no los maltratan pornegros. ¿Entonces, en qué quedamos? Hayo no hay, de acuerdocon la misma muestra de Badillo, algo más que lo racial en el rechazoa los y las haitianas? Al menos así parece decirlo el 55% del 75%de sus entrevistados. Algo más. El 20% de los que dijeron que enRepública Dominicana se maltrata a los y a las haitianas no equivalea la quinta parte de la población entrevistada. Esta última poblaciónes el 100% de ella, de la cual el 20% de 75% que es la que hablóafirmativamente de maltratos antihaitianos, es sólo e115% del total,o sea, que no es la quinta parte, sino menos de la sexta, casi laséptima, parte del total. Ah!, para no crear confusiones, "sexta, casiséptima, parte" es menos que "quinta parte". Ojalá el libro de ONE­RESPE sobre el tema, puesto a circular el 25 de enero de 1996, nocontenga ese tipo de "imprecisiones" cuantitativas.

Finalmente, coincido con Badillo en que los y las haitianasson víctimas del prejuicio étnico, racial y clasista, lo cual no es enabsoluto contradictorio con la posibiHdad de establecer diferencias

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entre racismo y antihaitianismo, al menos en un sector de lapoblación dominicana, ni tampoco con la otra posibilidad de quelos y las dominicanas sean más antihaitianas que racistas. Megustaría trabajar junto con mi crítico no sólo en esclarecer ese puntode las relaciones raciales y étnicas en la isla, sino también en elcombate cotidiano, a través de la prensa escrita y hablada, contralas prácticas racistas semejantes a las de la campaña electoralpasada, que comienzan a reeditarse en ésta.

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Estudios SocialesVol. XXIX, Número 103Enero· Marzo 1996

EL NUEVO PROTESTANTISMO EN AMERICA LATINARESEÑA DE L1BROS*

David E. Dixon y Richard Dixon**

Una nueva reforma se podría estar esparciendo por AméricaLatina. Mientras que la mayoría de los países latinoamericanos hanexperimentado un crecimiento moderado de sus poblacionesprotestantes durante este siglo, estimados recientes sugieren quehasta un diez por ciento de los brasileños, un dieciséis por cientode los chilenos, y tal vez un veinte por ciento de los guatemaltecosson protestantes. 1 El nuevo protestantismo no viene de las iglesiasprotestantes tradicionales que inmigraron a América Latina, sinode los movimientos pentecostales y carismáticos que a menudo

Los libros reseñados aparecen al final del artículo en la página 96.

David E. Dixon, Departamento de Ciencias Políticas, Whittier College, California,Estados Unidos. Richard Oixon. Departamento de Lenguas Modernas, Taylor Uni­versity, Indiana, Estados Unidos.

Los autores desean agradecer a Scott Mainwaring, Carol Drogus, y Ken Ericksonpor sus comentarios incisivos sobre versiones iniciales de este artículo.

1. La cifra brasileña es estimada usando figuras del censo de 1980; Francisco CartaxoRolim. Pentescostais no Brasil: Urna Interpretar;{¡o Socio-religiosa (Petropolis: Vozes.

1985); e información de 1989 de la Cambridge Encyclopedia of Latin America and

the Caribbean (1992), p. 249. La cifra chilena proviene del artículo "Retrato delmovimiento evangélico a la luz de las encuestas de opinión pública", de ArturoFontaine y Harald Beyer, publicado en Estudios Públicos, 44 (1991), 63-124. Laspoblaciones protestantes guatemaltecas son más difíciles de estimar, ya que muchosguatemaltecos se dicen ser evangélicos para evadir las escuadras de la muerte. Lamayoría de los estimados citan el veinte por ciento de la Wor/d Christian Encyclo­

pedia, que tienóe a exagerar las cifras.

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alcanzan a la clase media pero que son especialmente atractivos ala clase media baja y a las mujeres pobres.2 Los bautistas, mor­mones, y testigos de Jehová han hecho también incursiones sig­nificantes en América Latina.

Hacia los sesentas, los intelectuales empezaron a hacermuchas de las preguntas importantes en cuanto a la nueva ola delprotestantismo. ¿Qué papel jugaron las misiones norteamericanasen el florecimiento del protestantismo? ¿En qué manera influyó elrápido cambio social a las decisiones de la gente pobre de cambiarsus orientaciones religiosas? ¿Cómo ha cambiado el protestantismolatinoamericano a familias, comunidades, disposiciones hacia laautoridad jerárquica, y a la cultura política y económica?3

Aunque los institutos de investigación sobre América Latinacontinuaron estudiando estas preguntas, las disertacionesnorteamerica':las sobre el asunto fueron consistentemente ignoradashasta el fin de los ochentas (Garrard-Burnett and Stoll, eds., p.2).Pero desde la publicación de Tongues o{ Fíre (Lenguas de Fuego)

de David Martin, ha habido un exceso de disertaciones y nuevasobras por publicarse sobre el protestantismo en América Latina,mientras el interés investigativo trata de mantener el mismo pasoque la rápida expansión de este fenómeno.

Este ensayo considerará varias obras importantes. Primerolas que han hecho estudios sobre varios países y después las quehan estudiado un país solamente. Se trazará el plano de los avancesen la literatura sobre este tópico en la manera en que se relacionana previas obras comparativas sobre la religión, la política, la literaturasobre los nuevos movimientos sociales, y la especialización en laciencia política de una manera más general. Específicamente, searguye que, a pesar de los avances en la literatura sobre el

2. "Carismático" significa grupos religiosos que enfatizan los frutos del espíritu, comolo hacen los pentecostales, pero no se identifican como pentecostales.

3. Vea, por ejemplo, El protestantismo en América Latina, de Prudencia Damboriena(Feres: Friburgo y Bogotá, 1963); El refugio de las masas: Estudio sociológico del

protestantismo chileno, de Christian Lalive d'Epinay (Santiago: Editorial del Pacifico,1968); Followers of the New Faith, de Emilio Willems (Nashville: Vanderbilt Univer­sity Press, 1967).

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EL NUEVO PROTESTANTISMO EN AMERICA LATINA. ..

protestantismo en América Latina, informados por la literatura sobrelos nuevos movimientos sociales, los intelectuales en la mayor partehan ignorado los avances teoréticos dramáticos en el campo de lareligión católica popular y, a pesar de algunos esfuerzos individualesde examinar las teorías iniciales, ellos deben ahora dedicarse a laresponsabilidad de hacer comparaciones internacionales paraadelantar un refinamiento teorético más sofisticado.

Obras sobre países múltiples

La versión de David Martin sobre el surgimiento del protes­tantismo enfoca el choque entre dos formas culturales: La orga­nización social jerárquica iberoamericana y los principios socialesfraternales (no jerárquicos) angloamericanos. El surgimiento deorganizaciones fraternales (no jerárquicas protestantes) en laperiferia, él arguye, sigue el patrón anterior del surgimiento deorganizaciones fraternales en la periferia del noroeste de Europa.Martin se pregunta si la nueva ola de protestantismo podría tener lamisma influencia en América Latina que tuvo en Europa.

Su versión ofrece tres contribuciones importantes: una versiónteorética detallada del surgimiento y composición de "fraternal" oreligión no jerárquica, estudios que detallan y comparan elcrecimiento de las iglesias protestantes primariamente por AméricaLatina y el Caribe pero también en Africa y Asia, y una discusiónsobre lo que estas formas religioso/culturales puedan traer al futurode América Latina.

Religión fraternal y modernidad

Martin trae al estudio de América Latina una comprensiónrefinada del surgimiento de la modernidad y sus residuos socialesen la Europa norte. Concerniente a la religión fraternal, o la religiónque enfatiza la igualdad de los miembros, él arguye que lareligiosidad fraternal o puede retar los valores sociales dominanteso reforzarlos, que su perspectiva hacia los valores socialesdominantes cambian aunque la comunidad fraternal permanezcauna voz periférica o sea incorporada por el centro de poder social,así que, cuando los movimientos fraternales son incorporados porel centro, ellos toman los valores jerárquicos del mismo pero, cuando

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ellos permanecen periféricos, ellos confrontan al centro moderno,crean redes económicas de apoyo, y enfatizan el avance personal(Martin, p. 15). Martin demuestra su argumento comparando lospietismos alemán y noruego y el metodismo británico, que a pesarde señales iniciales de fuerte protesta periférica fueron incorporadospor el centro de poder social, y el metodismo americano, quecontinuó su protesta periférica mientras que evoluciona alpentecostalismo. El se pregunta entonces si algo similar podríaocurrir en América Latina.

Casos en América Latina

De esta fascinante introducción teorética, Martin analiza lapugna en América Latina entre las formas religiosas fraternales deorígenes anglo-americanos y las formas religiosas jerárquicas deorígenes iberoamericanos. El lleva al lector de caso en caso (elBrasil, Chile, la Argentina, el Ecuador, El Salvador, Guatemala,México, el Caribe y aún Sur Corea y Sur Africa) por la literatura se­cundaria para dar cuerpo a sus argumentos. Estos estudios de casosindividuales contribuyen a un entendimiento más amplio de susargumentos teoréticos iniciales pero son especialmente útiles comouna guía hacia la literatura sobre la expansión protestante en cadauno de esos países. Con este enfoque por medio de estudios decasos individuales, Martin señala los hechos cruciales queprecipitaron el surgimiento del protestantismo por las Américas: lastentaciones, en el siglo XIX de atraer capitales e ideas deNorteamérica y de Europa, que de vuelta llevaron a la tolerancia deiglesias protestantes inmigrantes; una revolución económica en lostreintas, que estimuló la industrialización, la urbanización, y laparticipación en masa en las esferas políticas y religiosas; y lapersistencia de demandas religiosas tradicionales (algunasprecolombinas) que no fueron satisfechas por el catolicismo oficial(Martin, pp. 106-107).

El protestantismo de América Latina

y el cambio social

Finalmente, Martin pregunta lo que las formas religiosasfraternales ofrecen a la sociedad iberoamericana. El analiza cuatrofacetas importantes de las formas religiosas fraternales: la

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EL NUEVO PROTESTANTISMO EN AMERICA LATINA...

comunicación, los medios de transformación social, la economía yla política.

El pentecostalismo, la variante de América Latina de religiónfraternal, ofrece una manera flexible de comunicación. los que esténinclinados hacia este modo flexible también lo ajustarán a suspropias inquietudes, por ejemplo, los que sufren el azote del racismo,hallan aceptación que es ciega al color, y las mujeres, que hallanuna lengua feminizada de igualdad. Entonces Martin discute laimportancia de la experiencia de conversión como una metáforapotencial de la transformación social. El pentecostalismo preparael terreno (religión fraternal) para la transformación social pacífica.El arguye que así lo hace, permitiendo a los que no tienen poderincorporarse indirectamente a un papel participatorio en la sociedad

sin retar a los que están en poder (Martín, p. 202). La manera enque Martín trata la cultura económica es la sección más interesantey desarrollada analizando estudios de la gente de los Andes, laArgentina, el Brasil, Chile, Colombia, el Ecuador, Guatemala, Corea,México y el mormonismo mundial. El concluye que, mientras quealgunas prácticas ascéticas y el avance por ayuda mutua ocurre enalgunos casos, al protestantismo todavía le falta transformar lossistemas económicos de América Latina. La versión política delpentecostalismo de Martín vuelve al tema de la transformación so­cial pacífica. Los pentecostales, al distanciarse de la políticapropiamente dicha, no presentan un reto al status qua pero creanun espacio libre para la participación de las masas en la sociedadcivil. La contribución de Martin al debate sobre lo que elprotestantismo trae a América Latina es especulativo pero establecelos límites de investigación para las obras más recientes sobre elasunto.

Otras obras

En su Is Latin Americé! Turning Protestant (¿Se está haciendo

protestante la América Latina?) David 8toll analiza la política de losesfuerzos misioneros de Norteamérica en América Latina en tresplanos diferentes: la realidad internacional política y económica, lapugna dentro de las iglesias en Los Estados Unidos y América Latinaentre las ideas conservadoras y progresivas, y la lucha de loslatinoamericanos por sobrevivir en ambientes socioeconómicos y

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políticos difíciles. Stoll arguye que, a pesar de las luchas dentro dela iglesia sobre estilos e ideología de su misión, la presencia demisioneros norteamericanos en América Latina ha acrecentado lainterferencia y dominación de los Estados Unidos sobre AméricaLatina. El enfoca en acontecimientos en Guatemala, Nicaragua, yel Ecuador para apoyar su argumento.

Sus investigaciones detallan conflictos importantes dentro delas organizaciones religiosas de Norteamérica, la postura religiosaentre los políticos norteamericanos, y la manera en que los pobreslatinoamericanos estrategizan para sobreponerse a problemasabrumadores tales como las escuadras de la muerte, los programasde austeridad, y el alcoholismo. Stoll provee un estudio rápido sobrela operación de numerosas personalidades religiosas yorganizaciones, y también de un número similar de pueblecitosremotos, historias personales de latinoamericanos comunes, losintrincados conflictos entre los Estados Unidos y América Latina.

Stoll captura diestramente la intriga y tragedia de esta olamasiva que emana del hemisferio del norte: los caballeros masones(Knight Templar) que son dignos de una novela Eco, un hijo demisioneros que trafica en drogas, un pastor asistente desbalanceadoque sabotea los pilares sandinistas de poder, los Lauristas, y lamezcla interesante de gente con nombres tales como Luckhoo,Mooneyham, y Dickey en pueblos con nombres como Chajul,Ixtepec, y Pilahuín.

El argumento es claro, y a pesar de eso, problemas deconceptualización, patentización, y estilística tienden a agravar eluno al otro. Por ejemplo, Stoll conceptualiza los problemas dentrode la iglesia como divididos por las líneas de conservador vsprogresivo, citando previas obras sobre el catolicismo que analizana la iglesia como amalgamas de concepciones fluidas peropersistentes de la misión de salvación que compiten por influenciadentro de las instituciones religiosas. 4 Sin embargo, en el caso delos Graham y otros evangélicos que evitan lazos políticos, las

4. Vea, por ejemplo, Religion and Polities in Latin Ameriea: The Catholic Chureh in

Venezuela and Colombia, de Daniel Levine (Princeton: Princeton University Press,1981); también, The Catholie Chureh and Polities in Brazil, 1916-1985 de ScottMainwaring (Stanford University Press, 198G).

so

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AGN..EL NUEVO PROTESTANTISMO EN AMERICA LATINA. ..

categorías de "conservador" y "progresistas" no son tan conve­nientes como podrían ser en otros contextos, por una razón simple:Es más difícil saber lo que Billy Graham la persona piensa que loque Billy Graham la organización hace para mantener un apoyoeconómico amplio todo el tiempo. A su crédito, Stoll reconoce elcarácter binario de las instituciones evangélicas.5

Los "fundamentalistas" y los "evangélicos" a menudo han fun­cionado como frentes alternativos para la misma operación. Cuandoel cristiano versátil trata de alcanzar al no salvo, él adopta unamanera evangélica, para apelar a una audiencia tan amplia comole sea posible. Pero cuando le pide apoyo económico al hermanofundamentalista, el pretende sostener los mismos fundamentos queellos sostienen. (Stoll, p. 51).

Brevemente, mientras que sí hay líderes evangélicos progre­sistas, ellos tienden a no comprometerse con una opción políticapara apelar a los donadores fundamentalistas que tienen una basemucho más conservadora. Desgraciadamente, este doble carácterpodría reducir de una manera significante la conceptualización de"progresista" versus "conservador" de Stoll, no solamente cuandose trata de Graham, sino también cuando se trata de las muchasorganizaciones evangélicas como la suya.

También hay problemas con la manera en que Stoll usa lasestadísticas. Lo más importante, los apéndices de su libro tiendena exagerar la expansión protestante en el hemisferio. Por ejemplo,en Chile en vez de usar datos meticulosos de censo y datos delCentro de Estudios Públicos/Admark,6 él usa proyecciones basadassobre datos de World Christian Encyclopedia (WCE). De esa

5. La distinción entre fundamentalismo y evangelicalismo puede ser turbia. Para lasorganizaciones evangélicas. es común notar que "evangélico" designa a unaorganización que desea mantener una base de contribuyentes que incluya a lasdenominaciones protestantes que políticamente tienden a ser liberales y losfundamentalistas que son políticamente conservadores. Teológicamente. losevangélicos tienden a modificar los fundamentos del fundamentalismo: de salvaciónpor la relación personal con Dios. a salvación por un encuentro personal; deescrituras inerrantes. a intento inerrante con lectores que son falibles.

6. Esta información aparece en "Retrato del movimiento evangélico a la luz de lasencuestas de opinión pública". de fontaine y Beyer.

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manera, el estimado de la población evangélica de Chile se elevadel estimado más reciente, un 16 por ciento, al más alto estimadoproyectado por WCE, un 22.5 por ciento. Una lectura de las esta­dísticas oficiales de censo en Brasil y otros estimados más cuida­dosos habrían ayudado a desinflar las proyecciones de la poblaciónprotestante en el Brasil, de un 16 por ciento a entre un 6.5 porciento y un 10 por ciento. 7

El estilo vívido de Stoll crea una lectura interesante, pero hayque tener cuidado en evaluar su argumento, especialmente cuandoél considera el papel de la derecha religiosa. Por ejemplo, él pareceen un punto (p. 329) creer en una conspiración, a pesar de su atenta­do de disipar tal teoría. Más adelante él asevera que no apoya unateoría de conspiración, pero su profuso ataque contra la derechareligiosa momentáneamente ofusca el argumento.

Un asunto final concierne al énfasis en influencias externas ya la exclusión de lo que los creyentes latinoamericanos aportan ala experiencia evangélica. En varias ocasiones Stoll pinta un cuadroconstrictivo de la cultura, uno de sobrevivír o meramente reaccionara las economías duras, el miedo a las represiones políticas, en vezde resistir las fuerzas estructurales. Siguiendo alusiones a esta pers­pectiva (pp. 203, 317), él declara explícitamente que él es escép­tico que los evangélicos retarán el status quo la mayoría de lasveces, concluyendo que sus iglesias no ofrecen nada socialmenteinnovativo, sólo estrategias para sobrevivir (p. 331). La opinión deque la sobrevivencia básica está arriesgada para los latinoame­ricanos pobres que se convierten al protestantismo es un refuerzoimportante a la observación de David Martin de que la religión fra­ternal es una reacción espontánea a la periferia dura. Sin embargo,esta perspectiva es incompleta. La creciente literatura sobre la cul­tura e identidad popular sugiere, que la gente pobre, protestante ono, mantiene sistemas de valores que pueden promover innovaciónsocial.8

7. Vea, por ejemplo, Pentecostais no Brasil, de Rolim.

8. Vea, por ejemplo, Body of Power, Spirit of Resistance, Jean Comaroff (Chicago,University 01 Chicago Press, 1985): Weapons of the Weak: Every Forms of Peas­ant Resistance, de James Scott (New Haven: Yale University Press, 1984): y tambiénDomination and the Arts of Resistance: Hidden Transcripts (New Haven, Vale Uni­versity Press, 1990); y Popular Voices in Latín American Catho/icism, de Daniel H.Levine (princeton University Press, 1992).

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La colección de trece ensayos editados por Droogers, Huizer,y Siebers pone al alcance de las Américas la obra de antropológicosholandeses. Su título Popular Power in Latin American Relígions

(El poder popular en las religiones latinoamericanas), es menosmemorable que la versión en español, Algo más que opio, pero eltítulo en inglés va a la esencia del asunto: ¿Qué contribuyen a lahistoria la gente pobre, la gente laica, o los no expertos por practicarla religión? Los autores analizan la brujería, el candomblé, elpentecostalismo, el catolicismo carismático, y prácticas devocionalescatólicas que son populares -una gran variedad de formas religiosasexistentes que son popu/ares- desde una perspectiva familiaraunque teoréticamente convolutada.

Droogers and Siebers introducen su teoría declarando que lacultura es procesual y que los símbolos religiosos median entre laestructura y el acontecimiento de una manera abierta y variante.(Droogers et aL, pp. 2-5). Ellos entonces se embarcan en un confuso,y a veces contradictorio debate teorético que ambas versiones enespañol e inglés rinden muy opacas. A pesar de un tratamientotorpe del asunto, los autores trazan un tema familiar: que las ideasy valores religiosos de la gente pueden traer cambios en lasrelaciones del poder, variando de acuerdo con los constreñimientosestructurales locales.9 A esta consideración familiar, Droogers elal. ofrece una importante definición de religión popular.

Lo que es común a... significados de la palabra populares el asunto de prestigio. El grado de institucionalización,y educación religiosa determina el prestigio social, altoen la religión oficial, bajo o ausente en la religión popu­lar.. que en la religión oficial. Es este prestigio, asociadoa la construcción de significado o en la religión o en lasociedad, que parece ser la característica más fundamen­tal de la distinción entre religión oficial y popular. (Droogersetal.,p.21)

De esta definición el libro consistentemente nos lleva al mundode "los que no tienen prestigio". El valor principal de esta obra es elde demostrar, en la tradición de James Scott, como los que no son

9. Vea, Popular Voices in Latín American Catholicism. Daniel H. Levine.

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muy importantes sin embargo contribuyen a la historia al asignarsus propios significados y valores a los acontecimientos cotidianos,eso es, al rehusar los significados forzados sobre ellos por lasociedad capitalista moderna, al resistir, y de vez en cuando tomandouna acción política. 10

Aunque ha}' una \/ariación en la calidad de los ensayos, losdos que tratan explícitamente sobre las iglesias evangélicas sonexcelentes. El primero, de Hans Siebers, es titulado "Indian Reli­

gion and the Catholic Church in Guatemala ", (La religión indígena y

la iglesia católica en Guatemala). El fascinante análisis de Siebersde la religión indígena guatemalteca compara al catolicismo, con lareligión indígena, y el evangelicalismo. Específicamente, él arguyeque la declinación del catolicismo progresivo y el surgimiento del

evangelicalismo entre los indios refleja la similaridad entre lasprácticas evangélicas y el contraste entre el catolicismo progresivoy las prácticas indígenas. En breve, Siebers arguye, los libera­cionistas querían trabajar con los pobres, no con los indios. Y ellosno tenían la menor idea que, especialmente en tiempos de dificultad,las prácticas religiosas indígenas tienden hacia el consejo verticalcon los dioses, no hacia la interacción horizontal y el conflicto conotros hombres.

"Las iglesias pentecostales responden a necesidadesreligiosas específicas de las poblaciones indígenas... Envez, el pastorado pentecostal ofrece consolación y es­cape de la realidad y nuevas oportunidades para lasocialización... Además, como ya hemos visto, la maneratradicional del indio de enfrentarse al miedo es de entraren contacto con el mundo de los dioses y espíritusllenando ciertos requisitos. El pentecostalismo estárestaurando el valor del contacto personal con lo supernatural. (p. 94)

10. La obra de Droogers et al. representa una importante desviación de Tangues af

Fire de Martin y de Is Latin America Turning Pratestant? de Stoll, que enfatizanamplias tendencias estructurales en vez de la interacción entre la estructurainternacional y las aspiraciones humanas individuales. La obra también refleja unpaso hacia la literatura sobre los nuevos movimientos sociales. Vea, por ejemplo,The Making af Sacial Mavements in Latin America: Identity, Strategy, and Oemac­

racy, <j~ I\\\um E . s c G b a ~ 'J Sonia 1\\\Iarez (Boulde~, Westview, 1992.).

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El ensayo por Frans Kamsteeg muestra como la pericia en lasanidad, debido a su dispersión no ortodoxa entre mujeres quenormalmente carecen de poder, rompe las tradicionales relacionesde poder dentro de las iglesias pentecostales en Arequipa, Perú.

El ejemplo más dramático de Kamsteeg es la hermana religiosaElisa. La hermana religiosa Elisa es una sanadora famosa en suiglesia y en su barrio, pero el padre de su iglesia no es un sanadoradepto. El don de la hermana Elisa legitimiza su reputación mientrasque ella continúe teniendo éxito en sus prácticas de sanidad. Ellatambién cita un pasaje bíblico para legitimizar su autoridad, pero eltexto tal vez contradiga su interpretación tan floja (p. 202). En otraspalabras, la construcción de prácticas religiosas populares puedeinterrumpir la lectura standard de los textos sagrados, y aún así elsacerdote no se atreve a retarla. Si él lo hace, él arriesga perder ala hermana Elisa y a los que la apoyan (sin mencionar sus diezmos),si deciden empezar una nueva iglesia o asistir a otra. Este artículoes una de las pocas obras hasta hoy que demuestra convincen­temente la capacidad innovativa de organizar de las prácticas pro­testantes populares que a menudo son asumidas de tener solamenteun impacto apolítico.

Mientras que éste y otros ensayos son excelentes, la obracomo un todo surge de varias limitaciones. Primero, la teorizaciónconvolutada en la introducción es exacerbada por una conclusiónque raya en un ensayo sumario en vez de una reflexión abovedadade lo que la obra ha logrado. Segundo, algunos de los ensayos sefían de conceptos que no son muy convincentes o claros. Por ejem­plo, Siebers arguye que la influencia de la 'Iglesia católica aumentóentre 1945 y 1970 Y ofrece el aumento del clero para apoyar estaaserción, sin ofrecer la relación del clero a una población que crecíarápidamente. De hecho, la relación de sacerdotes a parroquianoshabría podido experimentar una declinación real o un crecimientomás lento que en años anteriores. Marjo de Theije (pp. 106-127)razona igualmente al argüir que la adición de cuatro parroquiasnuevas en el siglo veinte constituye el crecimiento de la influencialocal -de la iglesia católica en un pueblo brasileño. De hecho, nohay duda que este pueblo creció más que la parroquia original,sugiriendo un decaimiento real en la influencia de la iglesia católica.

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A pesar de las dificultades teoréticas y la falta de claridad con­ceptual ocasional, Droogers el al. proveen la primera obra deenfoque multinacional con un énfasis en la franqueza y el potencialinnovativo del nuevo protestantismo.

En "Rethinking Protestantism in Latin America", ("Reexa­

minando el protestantismo en América Latina'') editado por Garrard­Bumett y 8toll, los autores abandonan las asunciones de obrasprevias sobre el surgimiento del protestantismo latinoamericanoen el sentido de que el protestantismo se levanta como unarespuesta a las consistentes condiciones internacionales (porejemplo, la esparción de la ideología norteamericana y la pugnaentre las culturas ibéricas y anglosajonas) y que el nuevoprotestantismo tiene una particular inclinación que es conservadora.Esta colección de ensayos entonces representa el primer estudiocon un enfoque internacional que explora las limitaciones de lasobras teoréticas de Martin y 8toll que son más globales.

Los ensayos por Brusco, Burdick, Ireland, y Coleman el al.enfatizan comunidades poco representadas previamente: y planteanque el nuevo protestantismo puede potencialmente influir la políticaen muchas maneras, en muchos contextos. El feminismo, radi­calismo, comunitarianismo, y el pacifismo prudente son todos vocesimportantes dentro del redil protestante latinoamericano. Colemanet al. especialmente proveen evidencia convincente de una encuesta(similares a los hallazgos en el estudio de Chile de Fontaine y Beyer)que sugiere que los protestantes salvadoreños tienen, mínimamente,opiniones políticas complejas. Por ejemplo, mientras que los protes­tantes salvadoreños son más propensos que otros salvadoreños aexpresar apoyo de la equidad del sistema socioeconómico salvado­reño, casi tres cuartas partes de los protestantes salvadoreñosexpresan su desaprobación por el sistema socioeconómico (Garrard­Burnett and 8toll, eds., p. 125). Además, los protestantes salva­doreños son más propensos que sus conciudadanos salvadoreñosa apoyar el gobierno derechista de ARENA a negociar con la oposi­ción y menos propensos a incitar el uso de presión militar (p. 128).

Los otros contribuyentes también enfatizan que Jos protestanteslatinoamericanos tienen opiniones políticas diferentes y a vecescor.mctivas. Er.sayos por Burduick, lreland, y Freston proveen

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documentación adicional de la complejidad política del fenómenoprotestante. Los ensayos por Linda Green y Leslien Gill son espe­cialmente interesantes. El ensayo de Green junta las aparentementeconflictivas aunque complementarias maneras en que las mujeresguatemaltecas malabarean sus creencias mayas, protestantes, ycatólicas para dar sentido a las atrocidades que rutinariamentesobrevienen sobre sus familias. Leslie Gill arguye que las"conversiones" a religiones varias en muchos casos siguen patronesque evolucionan cíclicamente y que tienden a seguir las apremiantesnecesidades personales de gente que vive en el temor de perdersus vidas.

El valor de estos ensayos radica en su mejor habilidad deconceptualizar los factores que compiten por ganar la fidelidad dela gente pobre y de las condiciones sobre las cUales ciertastendencias políticas tienden a surgir. Ellos ya no teorizan sobremodelos culturales binarios o ideológicos, sino sobre las luchas degente religiosa pobre para enfrentarse a los que insistentementedemandan su lealtad por la historia. El significado mayor de losensayos de Green y Gill es doble. Primero, es crucial hacersecómplice de las luchas de la gente religiosa pobre sobre la definiciónsobre si los científicos sociales han de localizar precisamente lainteracción de factores religiosos, políticos, y sociales en losprocesos usados por esta gente para hacer decisiones. Segundo,el género es probablemente una barrera formidable para ejecutaresta tarea, ya que la mayoría de los científicos sociales son hombres.Entonces, probablemente no es un accidente que las mujeresescriban los ensayos más revelantes en este volumen.

De los estudios de varios países, Rethinking Protestantism in

Latin America ("Reexaminando el protestantismo en América

Latina") provee los mejores criterios para refinar la teoría sobre elnuevo protestantismo en tres maneras: ofreciendo evidencia quelos protestantes en varios países se adhieren a opiniones diferentes,no todas conservadoras; enfocando el sobrevivir como una moti­vación importante para hacerse protestante; y por levantar laposibilidad de que el protestantismo de América Latina esfundamentalmente una expresión de disatisfacción con el statusquo. Estas tres categorías de análisis representan un importante

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desvío de la asunción de que el protestantismo latinoamericanocomprende una preocupación mimética con todas las cosas queson norteamericanas.

Estudios de un solo país

El libro de Rowan lreland reporta la fructífera investigación deun sociólogo con mucha experiencia que hace buen uso de losmétodos antropológicos para iluminar los elementos más obscurose ignorados del poder social y el cambio: legitimidad, resistencia, ya veces el escape. El estudio de Ireland enfoca sobre una comunidadpesquera en el noreste del Brasil. Aquí analiza los variantes deproyectos sociales inherentes en las prácticas religiosas delprotestantismo popular, el espiritismo, y el catolicismo. 11 El enfocacómo las ideas y prácticas religiosas pueden ayudar a construirfuentes de legitimidad alternativas y conducta social en el Brasil unpaís orientado hacia el populismo, autoritarianismo, y la seguridadnacional. Por eso el título, Kingdoms Come (Vengan (os reinos),una referencia al potencial de las ideas de la religión popular acrear concepciones "rivales" a lo bueno y lo legítimo en el Brasil.

Lo más importante, él define el tema de que la política, o elpoder, requieren acceso a puntos de legitimidad y que las religionespueden proveer fuentes de legitimidad alternativas que resisten ocambian el status quo. El halla estos puntos de legitimidad en lasvidas de los brasileños pobres que tratan de cambia un ambientemuy adverso. La religión es su medio de intentar el cambio. Irelandclarifica la relación entre la religión y el cambio introduciendo lilapolítica de mélange" ,12 Mélange es el proceso por el cual la economíainternacional sistemáticamente desmantela un orden quepreviamente era coherente en un callado pueblo del noreste delBrasil. Este desmantelamiento resulta en una lucha abierta cuandolos actores locales tratan de reorientar su ambiente material ysimbólico. (Ireland, pp. 27-32). Esta lucha sobre el mundo simbólico

11. El término "popular" aqui se refiere a "populous", generalmente sectores pobre deAmérica Latina.

12. Ireland concede que el referente mélangetienen su origen en The Interpretation of

Cultures de Cllfford Geertz (New York: Baslc Books, 1973).

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es fundamental a la política, de acuerdo con Ireland. Y mientras suaserción de que "cierta homogeneidad de propósito e identidad,hasta cierto tiempo dentro de lo que se recuerda" (p. 27) puede quesea una idealización injustificada basada en cierta informaciónetnográfica acumulada de los anhelantes ancianos de la comunidad,"la mélange desmantelada" es una metáfora apropiada para el Brasilcontemporáneo.

Las mecánicas de la mélange consisten en el juego entre cier­tas cadenas de intercambios sociales (relaciones entre el patrón yel cliente, empleo por el estado, el proletariado "Iumpen", obrerossin habilidades, y el empleo industrial constante) y respuestasculturales (comunitarianismo, coronelismo, populismo, y la doctrinade seguridad nacional) (p. 31). Sin embargo, las cadenas deintercambios son imperfectas. Ni aún la gente pobre meramenteacepta su ambiente desmantelado. Ellos tratan de cambiar elambiente, lo mejor que puedan, con sus ideas y prácticas culturales.Así que, las creencias religiosas de la gente pobre común puedenser fuentes de innovación social; la cultura es una fuente de poder.

En los términos de Ireland, la política de la cultura comprendelas creencias, las imágenes, y las historias que crean un linderoentre lo público y lo privado. La base para estas creencias estánacuñadas en las ideas, mitos, y símbolos. Estas creencias definenel proceso político (p. 43). En consecuencia, la religión es importantepara la política en lo que la religión da forma a las actitudes de unapersona hacia las ideas hegemónicas y reclamos de legitimidad ypredisposiciones hacia los líderes y promueve tendencias hacia lasalianzas políticas (p.43). Estos puntos focales van al corazón de la •política como relación entre los poderes y el potencial de cambiarlas.Este factor es un avance importante. En vez de satisfacerse conlas interpretaciones standards -que los evangélicos brasileños hansido colonizados por las ideas norteamericanas, que ellos prefierenel autoritarianismo a los partidos populares o laborales, que sonapolíticos y que por lo tanto apoyan el status quo- Ireland buscap(ofundamente en el proceso mental de sus sujetos para mostrarcomo ellos resuelven difíciles conflictos ideológicos conjustificaciones religiosas. Por ejemplo, Ireland discute a Severino,un pobre, inteligente aunque complejo protestante. Severino se

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refiere a la democracia como a la "laxitud" y abiertamente prefiereel gobierno militar (p. 52). Sin embargo, las creencias milenarias yorientadas a la santidad de Severino lo llevan a la conclusión deque los gobiernos militares, también, son defectuosos y no dignosde su confianza (p. 53). Sin embargo, a pesar de su insistencia deque los protestantes del Brasil no son uniformemente políticamenteconservadores, Ireland no presenta a los evangélicos listos atransformar su sociedad en un brote de autonomía popular de lastendencias nacional e internacional. De especial importancia en estesentido en su discusión de Baldo y Madalena, protestantes quecritican a la democracia por su tendencia a obstaculizar el progresoindustrial (p. 75).

Las entrevistas son convincentes y fascinantes. Un enfoquemultivariado habría podido enfatizar otros factores que intervienen(por ejemplo, clase social, género, edad) más abiertamente. Susestudios parecen representar un amplio espectro de participantes,pero él no desarrolla sus características demográficas salientes deuna manera explícita. También, la tendencia a enfocar sobreopiniones diferentes sobre los eventos simbólicos y sociales no esconsistentemente justificada. Por ejemplo, Ireland discute lasdiferencias de opinión acerca del mensaje de un misionerovenezolano visitante que comparte su testimonio con una iglesialocal de las Asambleas de Dios (p. 89).

Las opiniones divergentes podrían haber reflejado visionessociales diferentes, o solamente la dificultad de los brasileños, quehablan portugués, de entender a un venezolano, que habla español.

Las secciones sobre las poblaciones afrobrasileñas y católicastambién son fascinantes y establecen el escenario para susinteresantes conclusiones. El pregunta: "¿Qué ofrecen estosartefactos culturales (protestantismo, espiritismo, y el catolicismoprogresista) como alternativas a las culturas dominantes delpopulismo, autoritarianismo burocrático y el coronelismo?" (p. 205).Ireland no construye un modelo que nos permite entresacar el aportemutuo de la religión, economía, ideología, género, y ocupación. Envez, el valor de este estudio es el de demostrar cómo las prácticasreligiosas de la gente pobre les ayuda en su ardua lucha diaria poralcanzar el cambio social.

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De importancia en cuanto a eso es su discusión de "autonomía"y "grupos intermedios autónomos". Ireland arguye que visionesrivales de lo bueno, justificadas en términos religiosos, pueden darlugar a la existencia de grupos intermedios autónomos, eso es,grupos que no dependen del estado para su autoridad. Tales grupospueden retar al estado y a sus ideologías dominantes. Pero Irelandse hace más cauteloso hacia el final, donde él concede que estosgrupos religiosos raramente alcanzan el nivel de autonomía.Entonces él toma una posición pesimista, al usar la feria semanal(mercados al aire libre en América Latina) como su metáfora por lasuerte de los brasileños pobres. "Dado este despliegue semanalde condiciones determinantes, pueden ponerse este pueblo dondese hace la historia, donde los modelos rivales y los proyectos parael futuro del Brasil son trocados con rollos de tabaco curados enmiel, frijoles con muchas o pocas piedras que astillarían los dientes,mangos exquisitos, y desperdicios llenos de moscas?" (p. 227).

Ireland concluye que, así como no pueden escoger sus preciosen el mercado al aire libre, los pobres brasileños no pueden escogersus destinos en el Brasil contemporáneo. El sin necesidad socabalo que su investigación ha descubierto: que la gente pobre hallamaneras de hacer una diferencia como la gente que frecuenta losmercados al aire libre de América Latina sabe, hay numerosasestrategias, propósitos, e ideas que la gente pobre trae a la feria.La gente pobre, lo mejor que pueda, cambia el precio de losproductos y el propósito de intercambio con los medios que tenga,de las misma manera que ellos cambian las ideologías por mediode símbolos religiosos para ayudar a dar forma al Brasil moderno.Para avanzar este argumento usando la información provista porIreland, uno podría volver al caso de Severino, el inteligenteinformante cuya preferencia por el autoritarismo como una cosapráctica fue salpicado con una desconfianza milenaria. Así comoSeverino rehusa su fidelidad al autoritarismo por medio de ideasreligiosas evasivas de su propio génesis, los latinoamericanospobres en mercados al aire libre por todo el hemisferio rehusan supronta participación con construcciones igualmente creativas.

La obra de Burdick sobre las prácticas religiosas en la periferiaurbana del Brasil representa un avance dramático en la literatura

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sobre el protestantismo latinoamericano en varias maneras. 13

Primero, su obra vincula el surgimiento del protestantismo a lasdemandas que la política, la economía y la cultura hacen de la gentepobre. La atracción del protestante sin ser requeridos a comprenderasuntos complicados relacionados a los estudios bíblicos; el tamañomás pequeño de las congregaciones, que disminuye la propensidadpor el chisme entre las mujeres maltratadas; la aceptación racial delos afrobrasileños; y un horario flexible para la gente que trabajalargas horas en el sector informal y horas inflexibles en el sectormanufacturero.

Segundo, Burdick no está satisfecho solamente con respuestasaisladas de los protestantes. El enfoca en cambio la totalidad derespuestas religiosas: El espiritismo, el catolicismo progresista, yelprotestantismo. Mientras que este enfoque comparativo más ampliono es enteramente original -Droogers el al. e Ireland usan un enfoquesimilar- su uso de las literaturas sobre los tres grupos sí lo es. Burdickes el primer hombre docto en considerar lo que "ya sabemos" sobreel catolicismo progresista al tratar de comprender el nuevo protes­tantismo. El segundo capítulo de su libro es un modelo para integrarel conocimiento del catolicismo latinoamericano con la advenedizaliteratura sobre el protestantismo latinoamericano. En él, Burdickintroduce "el coliseo religioso", o las voces más prominentes en lalucha social sobre la definición religiosa propia. A sus explicacionesprecisas del espiritismo y protestantismo, él enlaza una discusiónsofisticada de los "modelos" más importantes del catolicismo comoes vivido en las comunidades bajo su estudio (preconciliar, post­conciliar, y liberacionista). Este análisis ata la obra fuertemente alos estudios más notables disponibles sobre el catolicismo latino­americano y la política, que analiza el eslabonamiento entre las as­piraciones políticas de los pobres, las metas políticas de los oficialeseclesiásticos, los alineamientos de los partidos políticos, y el compor­tamiento de la élite. 14 Además, Burdick es el primero en integrar su

13. John Burdick Looking for God in Brazil: The Progressive Catholic Church in Urban

Brazil's Religious Arena (Berkeley: University of California Press, 1993).

14. Levine, Religion and Politics in Latin America; Levine, Popular Voices in Latin Ameri­

can Catholicism; Mainwaring and Alexander Wilde, eds., The Progressive Church

in Latin America (Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1989); Brian Smith,The Church and Politics in Chile: Challenges to Modern Catholicism (Princeton,Princeton University Press, 1982).

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obra abiertamente con la literatura sobre los nuevos movimientossociales, que enfocan la política de las nuevas identidades colectivasemergentes (pp. 226-228).

Finalmente la obra de Brudick sugiere que, además de las se­ñales que tomamos de nuestro estado presente de sabiduría docta,tendremos que pasar más tiempo con nuestros sujetos para quesepamos cuáles preguntas podemos hacer. Paciente y persis­tentemente él se aprovechó de las íntimas preocupaciones diariasde la gente, no solamente en la iglesia, sino también en la paradade autobuses, en las casas de la gente, en sus Kioskos, y en loslugares que trabajan. Al introducir a los lectores en algún sentido ala totalidad social de la religión popular en el Brasil, Burdick les per­mite indagar, saber, y teorizar ellos mismos sobre las conclusionesa que él llegó.

En Coping with Poverty (Habiéndoselas con la pobreza),

Cecilia Loreto Mariz pregunta cuál es la relación entre la pobreza yla práctica religiosa. Para contestar esta pregunta, ella presta muchaatención a los pensamientos y opiniones de los pentecostales bra­sileños y los miembros de las CEB (Comunidades Eclesiales deBase).15

Mariz empieza su análisis con una introducción al entendi­miento micropolítico de la pobreza. Este enfoque reconoce losfactores económicos estructurales (macro) detrás de la pobrezapersistente. Sin embargo, el enfoque micro asevera que "las luchasdiarias del pobre no solamente resuelven una necesidad inmediata,permitiendo que una población en particular sobreviva, sino quetambién pueden promover transformaciones culturales, produciendoun más permanente y menos reversible cambio en la población"(Mariz, p. 4).

15. CEB es un acrónimo por Comunidades Eclesiales de Base, o ComunidadesCristianas de Base, el programa más dramático que resultara de la opción de laiglesia católica para los pobres. Aunque este fenómeno es bastante diverso. lasCEB's tienden a organizarse para el propósito de reflexión, concientización. y ayudapersonal.'Vea Marcello de C. Azevedo, S.J., Basic Ecc/esial Communities in Brazil:

The Challenge of a New Way of Being Church (Washington D. C.: GeorgetownUniversity Press, 1987).

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Mariz se refiere al enfoque en las luchas diarias como a las"estrategias para habérselas", un concepto que tomó prestado deDavid Maybury-Lewis. Ella refina este concepto un poco másseparando las maneras en que la gente sobrevive en tres categoríasanalíticas distintivas: las estrategias económicas, políticas, y cul­turales. Dentro de esta útil taxonomía, ella indaga en la preguntafocal que su investigación hace: ¿se puede explicar el crecimientode las iglesias protestantes y la declinación de las CEB's por losrecursos económicos, políticos y culturales que ellas ofrecen a losbrasileños pobres?

En términos de recursos materiales (capítulo cuatro), Marizseñala que, mientras que ambas, las iglesias pentecostales y lasCEB's ofrecen recursos materiales, la disponibilidad y carácter desus recursos difieren dramáticamente. Para los pentecostales, losrecursos materiales están disponibles primariamente para lospastores varones, aunque a veces miembros individuales (no laiglesia) se ayudan unos a otros durante tiempos difíciles (pp. 84,86).Para las CEB's, en contraste, los individuos no buscan beneficiosmateriales específicos, los grupos en las CEB's no tratan de re­solver problemas materiales al nivel individual. En vez, las CEB'stoman proyectos comunitarios con la intención de ayudar a unapoblación más amplia y anónima (p. 89).

Los pentecostales y las CEB's también difieren en términosde los recursos políticos que ofrecen a sus miembros. Los pente­costales hacen uso de estrategias clientelistas comunes paraaumentar los servicios locales para las iglesias (por ejemplo,pavimentación y electricidad). Sin embargo, a pesar de esfuerzospor nacionalizar las opiniones pentecostales, el individualismo tiendea ser el principio operante (pp. 110-112). Entre las CEB's, elclientelismo es disuadido a favor de la concienciatización, lahabilitación de las mujeres, y la activación de una nueva clase queofrece liderazgo popular (pp. 114-119). A pesar de las diferencias,hay una similaridad entre los pentecostales y las CEB's: laspreferencias individuales a menudo diluyen las trayectorias políticasque los dos grupos fomentan.

Finalmente, los pentecostales difieren de los miembros de lasCEB's en términos de sus estrategias culturales para sobrevivir.

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Mientras que los pentecostales trabajan tan fuertemente como (perono más fuerte que) los no pentecostales, su ética de ascetismo yahorro, combinada con la tendencia de identificar la prosperidadcon las bendiciones de Dios, establece una resistencia única a laética brasileña del hedonismo (pp. 123-130). Las CEB's, encontraste, han desarrollado mecanismos para la acumulación queson más comunales y cooperativos en medio de una crecienteinflación y precios precarios (pp, 126-127).

Esta obra es importante, especialmente en lo que se refiere asu taxonomía de estrategias para sobrevivir, Aún más, la discusiónde Mariz es beneficiosa por su entendimiento claro de losparámetros analíticos. En muchas ocasiones, ella restringe susargumentos a las poblaciones específicas bajo estudio, mientrasque un científico social menos cuidadoso habría exagerado suargumento, Hay sin embargo, dos fallas dignas de mención.Primero, mientras que Mariz se beneficia de la obra de hombresdoctos norteamericanos tales como Levine y Mainwaring, ella nohace uso explícito de sus más recientes logros teoréticos, aunquesu perspectiva sobre la política de identidad popularcomplementarían la de ella fuertemente. Segundo, el lector se quedasin poder evaluar los argumentos porque Mariz no permiteaccesibilidad a su "información", La mayoría de la evidencia esparafraseada, en vez de citada en citas directas que permitirían allector teorizar más profundamente sobre los pensamientos gra­bados de los sujetos. A pesar de estas limitaciones, esta obra esuna adición importante a la literatura sobre el nuevo protestantismo.

Conclusiones

Desde 1990 la creciente literatura sobre el surgimiento delprotestantismo en América Latina ha cambiado su enfoquedramáticamente de una preocupación con la expansión de lasideologías y religiones a'ngloamericanas hacia una mayorsensibilidad al papel que juegan los pobres latinoamericanos encrear opciones políticas y culturales para ellos mismos. Este cambioha sido informado por la literatura sobre los nuevos movimientossociales que más recientemente han enfatizado que:

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la presencia y la lucha de movimientos sociales continúansiendo factores importantes. Aún más, ellos personificanun potencial transformativo en al menos dos dimensiones:primero, la ampliación de "la ciudadanía sociopolítica",asociada a las luchas de la gente por alcanzarreconocimiento social de su existencia y por espaciospolíticos de expresión y segundo, la t r a n s ~ o r m a c i ó n oapropiación de los actores del campo cultural por mediode su búsqueda de una identidad colectiva y la afirmaciónde su diferencia y especificidad. 16

Burdick hace explícitos los lazos entre su obra y el énfasis delnuevo movimiento social en la lucha de la gente pobre para crearun espacio político para ellos mismos desarrollando identidadescolectivas en los ámbitos religiosos, míticos, y simbólicos. Droogerset al., Mariz, Ireland, y Garrard-Burnett, y Stoll también mantienenenfoques compatibles con la literatura sobre los nuevos movimientossociales, aunque ellos no hagan referencias explícitas a ellos. Estatendencia es bienvenida y provee a los científicos sociales el análisisrefinado en un mundo complejo de lucha y falta de poder. Sin em­bargo, el cambio para comprender la política de identidad religiosacrea nuevas dificultades. Primero, nos aleja de una rica tradiciónde ciencias políticas comparativas que relaciona nuestro conoci­miento de las ideas y prácticas de la gente pobre con sus contextosinstitucionales -obispos, sacerdotes, líderes políticos, y propen­sidades económicas-o Estudios previos sobre los grupos católicosexaminaron cuidadosamente los lazos entre la política de identidady la política de las élites, los candidatos, y los partidos políticos. 17

Estos estudios analizaron cuidadosamente la estrategia políticasimultánea entre grupos tan diversos como los obispos, sacerdotes,senadores y la gente pobre para dar una perspectiva clara del pesopolítico relativo al evaluar el potencial político de la gente pobrecomún.

Segundo, el enfoque sobre la identidad religiosa requiere mástiempo y paciencia de lo que tienen los científicos políticos. Porque

16. Escobar y Alvarez, eds., pA

17. Vea Levine, Religion and Polilics in Lalin America; Smith, The Church and Polilics

in Chile. Ma\nwar\l"\g. The Cathofic Church and Politics in Brazil.

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EL NUEVO PROTESTANTISMO EN AMER/CA LAT/NA. ..

el protestantismo tiende a proliferarse entre la clase socioeconómicabaja, los investigadores tienen que tomar el tiempo necesario parapenetrar las barreras culturales, de clase, y género para poderevocar respuestas correctas en las que se puede confiar. Tal vezpor esa razón, los antropólogos tales como Burdick, Droogers elal., Ireland, y Stoll han hecho los avances más tempranos sobre eltópico. 1B Los antropólogos son generalmente más aptos que otroscientíficos sociales a pasar tiempo en los barrios pobres. Aunqueesta dedicación es digna de encomendar, los antropólogos nosiempre producen resultados que convencen a los otros científicossociales. Por ejemplo, como en los apéndices de Stoll sobre elcrecimiento del protestantismo en América Latina, fuentesestadísticas dudosas son diseminadas sin ninguna referencia parausar fuentes de información de más reputación. Aún más, losestudios están restringidos a pueblos, ciudades, o países y noelaboran análisis entre países. Desde 1967, ningún estudio haintentado un análisis sobre el asunto al nivel de países múltiples.

Afortunadamente, muchos de los que están vinculados alestudio del nuevo protestantismo están considerando estos asuntosindependientemente. La obra de Burdick provee un modelo de comointegrar análisis institucional y cultural y aplica conocimientos críticosde la literatura sobre el catolicismo progresista y la construcción dela identidad. Así mismo, los ensayos en Rethinking Protestantism

in Latin America introduce información sobre el Brasil y El Salvadorque nos permite dudar de previas generalizaciones en la presumidapolítica conservadora de la expansión protestante. Aún de máspromesa es el proyecto internacional en desarrollo "8om Again":

Relígious Change and Civil Society in Latin America" ("Nacido otra

vez: el cambio relígioso y la sociedad civil en América Latina''),

dirigido por Rubem César Fernandes. Este proyecto apoyado porel Centro Norte-Sur de la Universidad de Miami y el Instituto Supe­rior de Estudos da Religiao, será el primero en emplear una encuestasofisticada de los pentecostales por todo el hemisferio. Tal proyecto

18. Mientras que Ireland es un sociólogo por entrenamiento. su método dominante deinvestigación es antropológico.

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señala la bienvenida probabilidad de que las vivas reflexionesteoréticas aquí analizadas serán encaminadas de una maneraprofunda en un futuro cercano.

André Droogers, Gerrit Huitser, and Hans Siebers, eds., Popular

Power in Latin American, Religions, Saarbrücken/Fort Lau­derdale, Verlag Breitenbach, 1991.

Virginia Garrard-Burnett and David Stoll, eds., Rethinking Protes­

tantism in Latin America , Philadelphia, Temple UniversityPress, 1993.

Rowan Ireland, Kingdoms Come: Religion and Politics in Brazil, Pitts­burgh, University of Pittsburgh Press, 1991.

Cecilia Loreto Mariz, Coping with Proverty: Pentecostals and Chris­

tian Base Communities in Brazil, Philadelphia, Temple Uni­versity Press, 1994.

David Matin, Tongues of Fire: The Explosion of Protestantism in

Latín America, Oxford, Basil Blackwell, 1990.

Davil Stoll, /s Latin America Turning Protestant? The Po/itics of

Evagelical Growth, Berkely, University Press, 1990.

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Estudios SocialesVol. XXIX, Número 103Enero· Marzo 1996

INDICE DE AUTORES Y MATERIASDEL VOL. XXVIII, NUMEROS 99·102 DE 1995

Andrés Benítez, sj.*

l. INDICE DE AUTORESA. ARTICULOS

1. Aguilar, Gracia.- Una acción obligada. El palomo y su realidad. 102(Oct.-Dic.) p. 69-97.

Berleur, Jacques.- Ver; Maesschalck, Mark y Jacques Berleur.

2. Ceballos, José.- Organización y movimientos barriales sujetos y actoressociales. 102 (Oct.-Dic.) p. 41-88.

3. Cordero, Margarita.- Autoritarismo y democracia en la políticadominicana, por Rosario Espinal 101 (Jul.-Sep.) p. 109-116.

Espinosa, Malva.- Ver: Garretón, Manuel Antonio y Malva Espinosa.

4. Faxas, Laura.- El empresario dominicano: ¿de clase dominanteautoritaria a clase dirigente democrática? tOO (Ab.-Jun.) p. 63-102.

5. Garretón, Manuel Antonio y Malva Espinosa.- El marco de las políticassociales: del ajuste a las nuevas relaciones entre Estado y Sociedad.101 (Jul.-Sep.) p. 85-108.

6. González Fabre, Raúl.- Notas para un diagnóstico ético-político deAmérica Latina. 101 (Jul.-Sep.) p 5-62.

Colabora en la Biblioteca del Belén Jesuit Preparatory School en Miami, Florida.

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ESTUDIOS SOCIALES 103

7. Liriano, Alejandra V.- Globalización, subdesarrollo y nuevo ordenmundial. 101 (Jul.-Sep.) p. 63-83.

8. Maesschalck, Mark y Berleur, Jacques.- La crisis de las institucionesdemocráticas en occidente. 100 (Abr.-Jun.) p. 5-30.

9. Maza, Manuel.-Iglesia Cubana: cinco siglos de desafíos y respuestas.99 (En.-Mar.) p. 65-112.

10. Mercedes, Ayacx.- La juventud en el desarrollo de América Latina y elCaribe: el caso dominicano. 102 (Oct.-Dic.) p. 21-40.

11. Redacción.- Iglesia Católica Dominicana hacia el año 2000. 99 (En.­Mar.) p. 1-8.

12. -----.- 100 números. 100 (Ab.-Jun.) p. 1-4.

13. -----.- Globalización: ¿Nueva manera de excluir? 101 (Jul.-Sep.) p. 1­5.

14. -----.- Los nuevos sujetos sociales. 102 (Oct.-Dic.) p. 1-5.

15. Sáez, José Luis.- Cinco siglos de la Iglesia en Santo Domingo, Pan­orama general. 99 (En.-Mar.) p. 9-39.

16. -----.- Historia de la Iglesia Dominicana; cuatro años más de bibliografía(1990-1994).99 (En.-Mar.) p. 41-64.

17. Santuc, Vicente.- La formación de dirigentes democráticos. 100 (Abr.­Jun.) p. 31-62.

18. Vásquez, Sonia.- Liderazgo de las mujeres en las luchas popularesurbanas. 102 (Oct.-Dic._ p. 7-19.

19. Villamán P., Marcos.- Santiago Hirujo: la sencillez, la jovialidad y laentereza. 99 (En.-Mar.) p. 113-115.

a.DOCUMENTOS

20. Benítez, Andrés.- Indices de autores y materias del Vol. XXVII. Números95-98 de 1994. 99 (En.-Mar.) p. 117-122.

21. Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo.- Los desafíos deuna Constitución democrática. 100 (Abr.-Jun.) p. 103-106.

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14 p. 1-5

17 p. 53-62

~i\GN ..INOICE DE AUTORES Y MATERIAS VOL. XXV'"

II.INDICE ALFABETICO DE MATERIAS

Abril 1984 2 p. 56-57

Actores sociales 2 p.41-43; 6, 50-58; 10 p.25-30

Adames. Mons. Roque, 15 p.34

Ajustes estructurales en la sociedad de hoy 5 p. 85-89

Arnaiz, Mons. Francisco José, 15 p.38

Autoritarismo y democracia en la R. D. 3 p. 109-116

Balaguer: Política económica 1966-1978 4 p. 71-n

Beras, Cardo Octavio A. 15 p. 34

Camilo González, Mons. Antonio, 15 p. 38

CELAM, IV Conferencia, 11 p.5

Claret, San Antonio María, 9 p. 87-88

Clubes culturales 2 p. 42, 45-54

Comités de Defensa de los Derechos Barriales 2 p. 54-58

Compostela, Mons. Evelino de, 9 p. 66, 80-84

Consejo Nacional de Hombres de Empresa 4 p. 64, 67-68, 92-97

Crisis de las instituciones democráticas 8 p. 5-30; 17 p.35-39

Cruzada del Amor 2 p. 49

Cultura cristiana (Evangelización inculturada), 11 p.5

Democracia 8 p. 5-16

Desarrollo Humano Sostenible 10 p.22-23

Dominicos 15 p.11-12

Ecologismo 6 p.12-14: 10 p. 28-29

Editoriales 11 p. 1-8; 12 p. 1-4; 13 p. 1-5;

Educación e instrucción del dirigente democrático

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ESTUDIOS SOCiALES 103

Empresariado dominicano 4 p. 63-102

Escenarios de IGl vida pública 6 p. 42-50

Esclavos en Santo Domingo 15 p.14

Espacio público y luchas sociales 8 p. 11·16; 18 p. 9-12

Estado y Sociedad 5 p. 85·108

Etica política 6 p. 5-62

Evangelización inculturada, 11 p.5

Formación de dirigentes democráticos 17 p. 31-62

Franciscanos, 15 p. 11

Globalización 7 p. 63-83;13 p. 1-4

Hirujo, Santiago: Necrología, 19 p.113-115

Hostos, Eugenio María de, 15 p. 23

Huelgas entre 11 febo 1985·31 jul. 1991 (Cuadro) 2 p. 64-67

IGLESIA CUBANA

- anticlericalismo europeo y sus efectos 9 p. 84·86

- bajo el régimen republicano 9 p. 90-96

- Conferencia de Obispos Católicos de Cuba 9 p. 109-111

- educación católica 9 p.61-62

- en defensa de los aborígenes 9 p. 68-71

- Encuentro Nacional Eclesial Cubano 9 p. 106-108

- espíritu poco evangélico de los evangelizadores 9 p. 71-73, 76-78

- evangelización de los esefavos africanos, 9 P. 78-79

- historia 9 p. 65-112

• siglo de oro de la Iglesia Cubana 9 p. 80-84

- sínodo diocesano 1980 9 p. 66

- Y la revolución 9 p. 96-112

- Y política 9 p.94

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'--'i\GN..INDICE DE AUTORES Y MATERIAS VOL. XXVIII

IGLESIA DOMINICANA

- bajo Trujillo 11 p.4-5; 3 p. 30-32

- bibliografía 16 p. 41-64

- concepto de Iglesia 11 p.2

- concilios provinciales 15 p. 16

- creación de diócesis 15 p. 9,10, 29, 35, 37·38

- enseñanza católica, 15 p. 28, 33

- expansión parroquial 15 p. 38

• historia 15 p. 9-39; 16 p. 41-64

- importancia como factor social 11 p. 5

- limitaciones en su labor 11 p. 2-3; 15 p. 18-19, 22-23

- primeros religiosos 15 p. 11-13

- promoción social 15 p. 29, 35-36

- sínodos diocesanos 15 p. 16, 19, 22, 27

Jerónimos 15 p. 13-14

Jesuitas 9 p. 83; 15 p. 15, 17, 22, 26, 28

Jóvenes 6 p. 7-8; 10 [/21-40

- en R. D. 10 p. 29-35

Liderazgo de mujeres: resultados de una encuesta 18 p. 13-17

López Rodríguez, Cardo Nicolás de Jesús 15 p. 38

Marginación socio-económica y cultural 6 p. 34-42, 61

Medios de comunicación social 6 p. 2-43; 15 p. 29

Meriño, Mons. Fernando Arturo 11 p.3; 15 p. 20, 24

Modernidad 6, p. 13-14, 19

Monzón y Martín, Bienvenido 15 p. 21

Montesino, Fray Antonio 15 p. 11-12

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AGN

ESTUDIOS SOCIALES 103

Moral universal 6 p. 14-19

Movimientos barriales 2 p. 41-63

Mujeres líderes en las luchas populares 18 p. 7-19

Necrología: Santiago Hirujo 19 p. 113-115

Neoconservadores 6 p. 22-25

Neoliberalismo 6 p. 9-10, 19-25; 8 p. 8-10; 18 p. 8

Niños de la calle (en R. D.) 1 p. 69-97

Nouel, Mons. Adolfo 11 p. 3-4; 15 p. 25, 26

Nueva evangelización 11 p. 5

Nuevo orden democrático global 7 p. 81-83

Nuevos sujetos sociales 2p.41-62; 10p.21-40; 14p.1-5; 18 p. 7-19

Patronato regio 9 p.67-68

Piratas y bucaneros 9 p. 75-76

Pittini, Mons. Ricardo 11 p. 4; 15 p. 26

Pobreza en R. D. 10 p. 23-25

Política económica del Dr. Balaguer 1966-1978 4 p. 71-77

- de los gobiernos del PRO, 1978-1986 4 p. 77-82

Polos de integración económica mundiales 7 p. 66-68

Promoción humana 11 p. 5

Recensiones 3 p. 109-116

Reformas a la Constitución Dominicana, 1994 21 p. 103-107

Rosa Carpio, Mons. Ramón de la 15 p. 38

Sociedad de consumo y Mercado libre 6 p. 19-34

Trujillo.y la Iglesia 11 p. 4-5

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