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Vigilia del Buen Pastor 2016 - Arq. Bs. As.
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Llamados por tu Misericordia a…
Cada año en el IV Domingo de Pascua celebramos con alegría a Jesús Buen
Pastor. Es un acontecimiento especial para toda la Iglesia, ya que rezamos agradecidos
por la riqueza de vocaciones que Dios nos ha regalado. El sábado anterior se palpita la
previa joven, la Vigilia del Buen Pastor, que junto a la Pastoral Vocacional celebramos
cada año en el Colegio Benito Nazar de nuestra ciudad de Buenos Aires.
Concurren a la Vigilia de Oración por las Vocaciones, jóvenes de las distintas
parroquias de la Arq. de Buenos Aires, de diócesis cercanas, colegios, facultades y
movimientos, con el objetivo principal de agradecer y pedir a Jesús Buen Pastor por
todas las vocaciones que tiene la Iglesia.
Este año el lema que nos acompañó durante toda la Vigilia fue: “Llamados por
tu Misericordia”.
Después de presentar a las parroquias y movimientos se recordó las figuras del
beato Cura Brochero y de Mamá Antula, como ejemplos concretos de misericordia en
el contexto del Jubileo que estamos celebrando este año. Siendo conscientes de
nuestras propias fragilidades y de la necesidad que tenemos de ejemplos que nos
ayuden a escuchar el llamado de Dios compartimos, a través de un video, dos modelos
de santidad de hermanos de nuestra tierra que no se olvidaron de los más pobres
haciendo suyo ese llamado de Dios con una respuesta concreta a la Misericordia.
Los animadores de la Vigilia: Melina, Gastón y Juan remarcaron que en medio
de tantas alegrías superficiales y pasajeras hoy la invitación sigue siendo a descubrir
una alegría desbordante y eterna; la alegría de saber que hay Alguien que confía tanto
en nosotros que nos elige con su Misericordia.
“Tal vez vos hoy en tu corazón todavía te estés preguntando para qué te
eligió Jesús, qué es lo que quiere de vos… Por eso esta noche es una gran posibilidad
para rezar juntos y pedirle a Jesús que nos ayude a ver con más claridad”.
Se hizo presente en medio del gimnasio dónde se celebró la Vigilia, la imagen de
la Virgen María, como signo de una mujer que respondió con su SÍ a la propuesta del
Señor. Por su cercanía con los que más sufren, María, nos enseña que significa ser
“Llamados por tu Misericordia”.
MISERICORDIA: es una palabra que recorre nuestros espacios donde
compartimos la fe, pero buscamos integrarla aún más en nuestro corazón para que se
traduzca en obras concretas. ¿Por qué?
Nos recuerda el Papa Francisco que la Misericordia no es una palabra
abstracta, sino un rostro para reconocer, contemplar, servir; es una persona a seguir:
“Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona nos revela la
Misericordia de Dios. Su Persona no es otra cosa sino Amor, un amor que se dona y
ofrece gratuitamente. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las
personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la
Misericordia”.
“Misericordia significa ante todo curar las heridas… La misericordia auténtica
se hace cargo de la persona, la escucha atentamente, se acerca con respeto y con
verdad a su situación, y la acompaña en el camino de la reconciliación”.
La Misericordia nos desinstala, nos hace volver a casa, donde Dios me espera,
donde me hace comprender que la vida es para darla, que su perdón y amor son la
fuerza para buscar la construcción del Reino.
Los animadores invitaron a buscar en el propio corazón ese llamado, esa voz de
Dios que nos dice dónde se lo puede encontrar, “¡a buscar sin miedo, a Aquel que nos
puede transformar la vida!”.
En el segundo bloque de la Vigilia del Buen Pastor se realizó una puesta en
escena a cargo del grupo de teatro de la Parroquia Sagrada Eucaristía que buscó
responder a la pregunta: ¿Qué es la Misericordia para vos? Llevando a todos los
presentes a la conclusión que para conocerla hay que mirar al Padre. Se representó la
Parábola del Padre Misericordioso (Lc 15, 11-32), sumándole creativamente una
continuación de cómo responde el hijo menor al llamado misericordioso de su Padre.
La Misericordia del Padre mueve al hijo menor a salir, a vivir, lo transforma en
amor que desea donarse, es vocación de servicio. El amor del Padre hace “ver” al hijo,
lo descoloca, ya no puede seguir viviendo de ese modo. Se pregunta el hijo cuantos
hermanos están fuera… todo este planteo desemboca en las obras de misericordia.
Desde la experiencia de la Misericordia el hijo escucha el llamado de su Padre.
La escucha del llamado nos abrió el paso al momento de adoración final de la
Vigilia, dónde contemplando a Jesús Eucaristía, cada año agradecemos y pedimos por
todas las vocaciones de la Iglesia.
Se remarcó que el llamado misericordioso de Dios nos lleva a preguntarnos:
¿Qué quiere Dios de mí? ¿Cuál es su sueño para mi vida hoy? ¿Cómo y en dónde nos
pide que le entreguemos nuestra vida sirviendo?
Participaron de la Vigilia del Buen Pastor de éste Año de la Misericordia más de
800 jóvenes. Se los invitó a través de la clásica parábola del Padre Misericordioso a
dejarse enamorar por esa atracción que ejerce el Padre sobre todo aquel que escucha
su llamado. Ese llamado de Amor que rompe con la lógica de los esquemas humanos y
que nace, crece, se alimenta y se sostiene en la Iglesia.
Con el equipo de Pastoral Vocacional tuvimos muy presente el Mensaje nro 53
del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (La Iglesia
Madre de Vocaciones): “Conversión y Vocación son como las dos caras de una sola
moneda, se implican mutuamente a lo largo de la vida del discípulo misionero”.
Escuchar la voz de Dios que nos ama, nos llama, nos regala una misión
(vocación) es la propuesta para los jóvenes de cada tiempo, que no se agota en una
Vigilia. Excede todo plan o proyecto pastoral. Lo vocacional atraviesa las distintas
pastorales de la Iglesia, nos habla del sentido de la vida (esa sal, ese gusto) por el cual
todos los días obramos respondiendo al llamado de quien nos miró con Misericordia,
con un amor único, especial y personal.
La Vigilia del Buen Pastor es un espacio privilegiado para trabajar lo
vocacional, pero es muy importante la pos-vigilia.
Estoy convencido que no alcanza con una Vigilia, no alcanza con un equipo de
Pastoral Vocacional, no alcanza con grupos de discernimiento, retiros, misiones del
Buen Pastor por las distintas comunidades, Mes Vocacional, Ferias ExpoCarisma, etc.
Sin duda, todo eso suma y es muy necesario que esté presente en nuestra querida
Arquidiócesis de Bs As, pero es clave que cada agente pastoral (catequista, misionero,
consagrado, sacerdote, obispo) escuchemos como comunidad ese llamado del Buen
Pastor a trabajar en equipo y activamente: para contagiar la cultura vocacional en el
mundo de hoy (esto es vocacionalizar todas las pastorales de la Iglesia).
Se trata de tener siempre presente en las distintas pastorales que realizamos,
en las pequeñas o grandes acciones pastorales de cada día, ese llamado de Dios. Es
introducir a tiempo y a destiempo, de modo implícito y muchas veces explícito el tan
conocido: ¿Qué quiere Dios de mí? Es preguntarnos: A este que Dios puso delante de
mí, seguro que le pide algo también, forma parte de nuestra misión ayudarlo a
encontrar su camino, a que descubra que le pide Dios, la vida de cada hijo vale y tiene
sentido, ayudarlo a que descubra ese sentido es parte de nuestra misión.
¿Hay crisis de vocaciones? Dios siempre sigue llamando y lo hace en todos
lados, cuándo, cómo y dónde quiere. El problema no está en Dios. El desafío hoy es
renovar la conciencia vocacional, reconocer que todos los agentes pastorales
estamos llamados a trabajar por las vocaciones; seguir cuidando y acompañando a
nuestras queridas familias que hoy tienen muchos de sus vínculos heridos y
fragmentados (“la cuna de las vocaciones está herida” nos dirá Cencini).
Renovemos nuestra vocación de servicio a Dios y a nuestra querida Iglesia
abriendo las puertas de nuestros corazones, parroquias, colegios, hospitales,
universidades e instituciones para que en ellos siga resonando la mirada y la voz del
Buen Pastor que nos invita una vez más a dejarlo todo por Amor.
Pbro. Nicolás Retes.Arq. Buenos Aires.