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LOS ACTOS REGISTRALES CIVILES Y
ADMINISTRATIVOS Y SU ALCANCE EN EL
ORDENAMIENTO JURÍDICO EN VENEZUELA
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD JOSE ANTONIO PAEZ
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS U POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO
CARRERA: DERECHO
LOS ACTOS REGISTRALES CIVILES Y ADMINISTRATIVOS Y SU ALCANCE EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO EN VENEZUELA
INSTITUCIÓN: Registro Público de los Municipios Naguanagua y San Diego.
Autor: CHÁVEZ SHIBLE MARÍA DANIELLA
C.I: 19.992.431
SAN DIEGO, NOVIEMBRE DE 2012
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD JOSE ANTONIO PAEZ
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO
CARRERA: DERECHO
LOS ACTOS REGISTRALES CIVILESY ADMINISTRATIVOS Y SU ALCANCE EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO EN VENEZUELA
CONSTANCIA DE ACEPTACIÓN
___________________________________________________
Argenis Flores; C.I. 3.571.991 Tutor Académico
___________________________________________________
Fernando Guevara; C.I. 8.789.482 Tutor Institucional
___________________________________________________
Rubén D. Vivas Reyes; C.I. 3.061.080 Tutor Metodológico
AUTOR: CHÁVEZ SHIBLE MARÍA DANIELLA
C.I: 19.992.431
SAN DIEGO, NOVIEMBRE DE 2012
AGRADECIMIENTOS
Primeramente, a Dios todopoderoso, por darme la vida y por concederme la dicha de
culminar exitosamente mis estudios, porque siempre tuve presente la promesa que me
hiciste, convencida de su palabra sabia “Le has concedido el deseo de su corazón,
y no le negaste la petición de sus labios” Salmo 21:2; hoy se llena de gozo mi vida
gracias a ti SEÑOR, me diste fuerza, sabiduría e inteligencia, y me regalaste una
hermoso versículo que será mi guía por siempre “Porque no nos ha dado Dios espíritu
de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2da a Timoteo 1:7.
A mis padres Daniel Chávez y Alia Shible quienes con su inmenso amor y paciencia
han sabido guiarme con sus consejos, siendo mi apoyo incondicional en todo
momento, sin ustedes difícilmente hubiese podido lograr esta meta en mi vida, los
AMO.
A mis hermanos y sobrinas por acompañarme en esta etapa de crecimiento personal,
espiritual y profesional de mi vida, contando con su grato apoyo.
RECONOCIMIENTOS
A mis abuelas hermosas ABU e ITA, y mis amados tíos Luis, Anabel, Carolina,
María Gabriela y Fairuz que en toda circunstancia me ayudaron, aconsejaron y
brindaron apoyo, con amor y mucha sabiduría los AMO mucho.
A mi tío Alejandro Mayo que aunque no tenemos parentesco por consanguinidad lo
tenemos por amor que es más importante, mil gracias por tu atención y apoyo en todo
lo largo de mi carrera, tienes un lugar muy especial en esta meta que he logrado.
A mis queridas amigas que siempre estuvieron presente en cada una de mis luchas
ahora en la obtención de mi mas anhelado deseo, “Mi título Universitario”, le doy
gracias a papito Dios por concederme la dicha de tenerlas como mis manas.
Igualmente agradezco profundamente al Registrador Fernando Guevara y a todos los
compañeros de trabajo que hicieron posible el desarrollo de tan importante actividad,
concerniente a mis pasantías degrado, ya que sin su orientación y apoyo no hubiese
logrado la realización de las mismas.
A mis respetados Tutores Argenís Flores y Rubén Vivas por la colaboración,
paciencia y dedicación que han prestado a lo largo del desarrollo de este trabajo de
grado con sus conocimientos han cosechado en mí una profesional del Derecho.
DEDICATORIA
Este Proyecto de Grado se lo dedico con todo mi corazón a papito DIOS porque sin ti
padre, no hubiese tenido la dicha de conocer y contar con aquellas personas que me
apoyaron e inspiraron para llegar a ser hoy una Abogada de la República, siempre
serás mi guía, mi sostén y con tu escudo me protegeré. Te dedico este y todos los
éxitos de mi vida porque tú eres lo más importante que tengo.
También quiero darle mérito a una persona muy importante y especial en mi vida,
quien con sus palabras, aunque a veces duras, con amor en su corazón lo hacía para
que en ningún momento desistiera en esta lucha que en circunstancias se tornaba
difícil, pero en todo tiempo conté con su apoyo siendo un pilar muy valioso, te la
dedico ALIA ZULEY SHIBLE NUÑEZ porque tú eres mi mayor inspiración, y me
llena de mucho orgullo tener una madre como tú, Te Amo y te Admiro que DIOS te
Bendiga.
INDICE
P.P
TITULO…………………………………………………………………………… ii
CONSTANCIA DE ACEPTACIÓN……………………………………………... iii
AGRADECIMIENTO……………………………………………………………. iv
RECONOCIMIENTO……………………………………………………………. v
DEDICATORIA………………………………………………………………….. vi
INDICE………………………………………………………………………….. vii
RESUMEN…………………………………………………………………… … ix
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………… 1
CAPÍTULO I
LA INSTITUCIÓN
1.1 Denominación…………………………………………………... 2
1.2 Ubicación……………………………………………………….. 2
1.3 Descripción de la Institución Privada…………...……………… 2
1.4 Misión y Visión…………………………………………………. 2
1.4.1 Visión…………………………………………………… 2
1.4.2 Misión………………………………………………… 3
1.5 Valores………………………………………...………………… 3
1.6 Actividades Realizadas…………………………………………. 3
CAPITULO II
EL PROBLEMA
2.1 Planteamiento del problema………………………..………….. 4
2.2 Formulación del problema………………………..……………. 5
2.3 Objetivo General……………………………………………….. 5
2.4 Objetivo especifico……………………………...…………….... 6
2.5 Justificación……………………..……………………………… 6
2.6 Limitación del Estudio…………………………………………. 7
CAPITULO III
MARCO REFERENCIAL CONCEPTUAL
3.1. Antecedentes de la investigación……………………………… 8
3.2. Bases Teóricas………………………………………………… 15
3.3 Base Legal……………………………………………………... 19
3.4 Base Jurisprudencial……….………………………………… 20
CAPITULO IV
FASES METODOLOGICAS
4.1 Nivel de la Investigación…..…………………………………... 28
4.2 Técnicas e Instrumentos………...…..………………………..... 29
4.3 Técnicas de Procesamiento………………………………….. 29
4.4 Fases de la Investigación………………………………………. 30
CAPITULO V
RESULTADOS, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1 Resultados………………………………………………………. 32
5.2 Conclusiones…………………………………………………… 64
5.3 Recomendaciones……………………………………………… 65
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………….. 66
UNIVERSIDAD JOSÉ ANTONIO PÁEZ
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO
LOS ACTOS REGISTRALES CIVILES Y ADMINISTRATIVOS Y S U ALCANCE EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO EN VENEZUELA
Autor: María Chávez
Tutor: Argenis Flores
Fecha: Noviembre de 2012
RESUMEN
El presente Trabajo de Grado tiene como propósito analizar los actos regístrales civiles y administrativos y su alcance en el ordenamiento jurídico en Venezuela. La metodología implementada se enmarca dentro del tipo documental y de carácter jurídico. El desarrollo del trabajo de investigación contempla la descripción, comparación e identificación de los actos civiles y los actos administrativos en el entorno del proceso registral en Venezuela. Investigación con la que se pretende servir de soporte jurídico aL estudiantado que hacen vida en el campus de la Universidad José Antonio Páez y demás institutos educacionales aledaños, así como a los abogados del Estado Carabobo, puesto que los actos registrales facilitan el acceso al administrado para consultar en la negociación y observan su propiedad protegida, cuando figura inscrita en un tipo de registro exacto y seguro, necesarios para la vida en común, y a su vez constituir bases bibliográficas para el estudiantado de la Universidad José Antonio Páez.
Descriptores: actos civiles, actos administrativos, derecho registral, principios
registrales, registrador, notario, administrado.
INTRODUCCION
Los actos regístrales garantizan la seguridad y movilidad de actos y contratos
relativos al dominio y demás derechos reales y personales, tiene por objeto la
inscripción o anotación de actos y contratos relativos a la compra venta o traspasos de
bienes y derechos.
En el ordenamiento jurídico registral, cuando el titular de un derecho cualquiera,
inscribe su título en los registros, no solo informa a los demás de la existencia de su
derecho, sino que además, en principio, en virtud de la presunción del Código Civil,
se elimina la posibilidad de que alguien desconozca ese derecho.
Los Principios Regístrales facilitan la aplicación del derecho en cuanto al reclamo
del derecho de un propietario; los principios a los que se ha hecho objeto este análisis
son los que integran el sistema registral venezolano, indican las orientaciones
fundamentales, que informan la disciplina de derecho registral y dan la pauta en la
solución de los problemas jurídicos en cuanto a que se presume que en el derecho
inscrito existe y corresponde a su titular.
Ahora bien, con esta investigación se pretende analizar los actos regístrales,
específicamente los actos civiles y los actos administrativos en el entorno del proceso
registral y su alcance en el ordenamiento jurídico en Venezuela.
CAPITULO I
LA INSTITUCIÓN
Denominación de la Institución
Registro Público de los Municipios Naguanagua y San Diego del Estado Carabobo,
adscrito al Servicio Autónomo de Registros y Notarías (SAREN) Ministerio del
Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia.
Ubicación
Av. Fernando Feo La Cruz, Centro Comercial Paseo La Granja, Piso 1, oficinas 101,
102, 103 y 110, Municipio Naguanagua, Estado Carabobo.
Descripción
En fecha 13 de noviembre de 2001, mediante Decreto No 1.554, se promulga la Ley
del Registro Público y del Notariado, la cual en su artículo 14 establece la creación de
la Dirección Nacional de Registros y del Notariado, organismo dependiente del
Estado Venezolano y adscrito al Ministerio del Poder Popular para Relaciones
Interiores y Justicia, encargado de registrar y/o notariar documentos haciendo estos
de uso público y oficial.
Visión
Ser un órgano que coadyuve a garantizar la seguridad jurídica de los actos
protocolizados y autenticados de los usuarios, mediante un sistema integral de
registros y notarías confiable, eficiente, auto-sustentable y transparente.
Misión
3
Garantizar la seguridad jurídica de las actuaciones de los usuarios mediante la publicidad registral y fe pública, en el marco de la legalidad, de procesos expeditos y oportunos; ejerciendo el control de las operaciones a nivel nacional.
Valores de la Institución
El Registro Público de los Municipios Naguanagua y San Diego del Estado Carabobo
tiene como valor el reforzamiento de los principios registrales ante un revisionismo,
asimétrico, basados en la inter comunicabilidad legislativa en forma de directivas, u
orientaciones, o resoluciones, o criterios, dirigidos a una revisión a ultranza de
instituciones básicas, como la propiedad, la familia y la empresa, que se acercan a una
sociedad de bienestar que ha tenido siempre unos pilares de fuerza y esperanza en la
publicidad registral en razón de su seguridad.
Actividades Realizadas en la Institución
Entre las actividades realizadas por la autora de este trabajo especial de grado se
encuentran las siguientes: plasmar en el cuaderno de medidas las prohibiciones de
enajenar y gravar, recibir documentos para la revisión de los mismos, colaborar en el
otorgamiento y en la organización de los documentos para su firma, entregar los
documentos una vez protocolizado, buscar documentos en los tomos en el área de
archivo, verificación de poderes en las respectivas notarias de la cual provienen, y
finalmente ayudar a el registrador en sus actividades habituales.
CAPITULO II
EL PROBLEMA
Planteamiento del Problema
Ubicando un contexto histórico se hace necesario concebir el Derecho Registral
según su génesis, el mismo se desarrollo a mediados del siglo XVIII en España en la
Real Pragmática del año 1.768, considerándolo así como punto de partida en las
relaciones jurídicas registrales que da lugar a un moderno modelo de Registro de la
propiedad del inmueble, tal como lo es el registro de gravámenes hipotecarios que
para dicho momento fue aceptado de forma conveniente.
Este se mantuvo durante mucho tiempo en una búsqueda constante de una legislación
que pudiera ordenar ese cuerpo normativo, y fue así cuando el Congreso para ese
entonces aprueba la Ley del Registro Publico el 24 de mayo de 1.836.
Es de notar que esa Ley, derogaba la Ley de Anotación de Hipotecas y Derecho de
Registro del 22 de mayo de 1.826, en la gran Colombia. La Ley del Registro Publico
el 24 de mayo de 1.836, fue seguida por la del 17 de marzo de 1.838, con
posterioridad a ello se fue insertando en los ordenamientos jurídicos de distintos
países de América latina en especial en el Venezolano que actualmente se encuentra
consagrada en los artículos 1.913 al 1.928 del Código Civil Venezolano vigente
(CCV; 1982) y la nueva Ley de Registro y del Notariado (LRPN; 2006).
Por otro lado, el autor Molinario, Alberto (2010) considera que el derecho registral se
define como el conjunto de principios y normas que tienen por objeto reglar los
organismos estatales encargados de registrar personas, hechos, actos, documentos o
derechos, así como también la forma cómo han de practicarse tales registraciones y
los efectos y condiciones jurídicas que derivan de estos. (p.p. 5). En otras palabras,
es el conjunto de normas reguladoras de las relaciones jurídicas relativas a aquellos
5
bienes aptos para engendrar titularidad, cuyo efecto es erga omnes, mediante la
publicidad del Registro.
Entendiendo así, al derecho registral como un sistema normativo a través del cual se
regirán cada uno de los actos referentes al registro de personas, cosas inmuebles,
actos o instrumentos tanto públicos como privados, así como la manera en la cual se
llevara a cabo dicha inscripción del mismo a los fines de otorgarles la esencia
jurídicamente exigible a los efectos legales.
Es así entonces un universo de principios reguladores de las relaciones jurídicas
donde se califican los bienes y se les otorga los derechos cuyos efectos se producen
con relación a todos, a través de su inserción en el sistema Registral. Frente a estas
definiciones y consideraciones, se hace necesario plantearse la frontera de los actos
regístrales a estudiarse en esta investigación, como se plantea en la la siguiente
interrogante:
¿Cuáles son los actos civiles y los actos administrativos en el entorno del proceso
registral en Venezuela?
Objetivos de la Investigación
General
Analizar los actos regístrales y su alcance en el ordenamiento jurídico en Venezuela.
Específicos
6
• Describir los actos civiles y los actos administrativos en el entorno del
proceso registral en Venezuela.
• Comparar los actos administrativos y los actos civiles dentro del contexto del
derecho registral venezolano.
• Determinar las vías para impugnar los actos civiles y los actos administrativos
y su influencia en el medio registral venezolano.
Justificación y Alcance.
El derecho registral es el conjunto un conjunto de normas jurídicas que regulan las
relaciones entre personas y cuyo fin es la publicidad registral ( que no es más que el
derecho que tiene una persona de informarse de los actos de la vida pública),
brindando así seguridad jurídica a las mismas.
Seguidamente, la Ley tiene por objeto regular la organización, el funcionamiento, la
administración y las competencias de los registros principales, mercantiles, públicos
y de las notarias con la finalidad de garantizar la libertad contractual y el principio de
legalidad de los actos o negocios jurídicos, bienes y derechos reales.
Es por ello, que la importancia de esta investigación se encuentra asentada en el
principio de publicidad registral, ya que, está facilita el acceso a cualquier persona
para consultar e investigar el dato que interesa en la negociación que se propone
llevar a cabo; evita la ocultación maliciosa de gravámenes, de doble venta; y amplía,
fomenta y afianza el ahorro de los inversionistas grandes o pequeños que ven su
propiedad garantizada, cuando figura inscrita en un tipo de registro exacto y seguro.
7
Esta investigación se realiza con la finalidad de profundizar lo conocimientos en
cuanto a los actos regístrales, puesto que su importancia radica en su formación,
tomando en cuenta lo que establece la Ley de Registro Público y del Notariado donde
autoriza a los funcionarios para tales funciones en cuanto a los actos civiles
regístrales, y los actos administrativos regístrales ya que estos se encuentran
investidos de atribuciones administrativas para actuar con tal carácter.
Finalmente, el objeto primordial de la inscripción registral es darle publicidad a los
documentos y de producir desde entonces efectos contra terceros. En consecuencia,
la investigación constituirá un aporte teórico-práctico para los estudiantes de
Derecho, abogados y para la sociedad en general. De igual forma, servirá como base
para futuras investigaciones en la materia objeto de estudio.
Por su parte, el alcance de la investigación se enfoca en: Narrar cuales son los actos
regístrales específicamente los actos civiles y los actos administrativos en el ámbito
del derecho registral venezolano.
Limitaciones
Escaso material documental para la ejecución del trabajo investigativo en el tiempo
estipulado por la Universidad José Antonio Páez.
CAPITULO III
MARCO TEORICO REFERENCIAL
Antecedentes
El Registro de Propiedad es la máxima Institución Jurídica que garantiza seguridad y
movilidad de actos y contratos relativos al dominio y demás derechos reales, tiene por
objeto la inscripción o anotación de actos contratos relativos a la compra venta o
traspasos de bienes y derechos. Los sistemas regístrales existen en todo el mundo,
con ellos se puede medir el valor y eficacia de los actos y contratos según se apliquen
una serie de principios fundamentales, los cuales orientan la autorización o
condensación técnica de los ordenamientos jurídicos.
Es importante mencionar que antes de la sentencia del 14 de Agosto de 1989,
dictada por la extinta Corte Suprema de Justicia, el sistema venezolano era
considerado mixto, y es a partir de esta sentencia, que esta Corte precisó la situación
al ubicar al Sistema Inmobiliario Registral Venezolano, dentro de los tipos germano-
español.
En este orden y dirección, los principios regístrales son la base del sistema registral,
por cuanto constituyen las reglas de orientación, fundamentales del derecho registral.
Tal como lo señala Luís García: "Los principios regístrales son notas, caracteres o
rasgos básicos que tienen o debe tener un determinado sistema registral".
Son las orientaciones capitales, líneas directrices del sistema. Resultado de la
sinterización o condensación jurídica registral. Según Sanz, los principios regístrales
son las reglas fundamentales que sirven de base al sistema registral de un país
determinado, y que pueden especificarse por inducción o abstracción de los diversos
preceptos de su derecho positivo.
Por su parte, el autor Roca Sastre, expresa que es el resultado conseguido mediante la
sintetización técnica de parte del ordenamiento jurídico sobre la materia manifestada
9
en una serie de criterios fundamentales, orientaciones esenciales o líneas directrices
del sistema registral. Se entiende entonces que los principios regístrales son la base
para el proceso de calificación del Registrador Público, estableciendo pautas a seguir
en función de lograr la protección del Tercero Registral.
Es de notar, que en la actualidad el sistema registral venezolano es mixto ya que
reúne características de diversas clases de sistemas, como lo son los sistemas de
oponibilidad de lo inscrito, sistema convalidante, sistema constitutivo de folio
personal, sistema de inscripción y sistema de trascripción.
Como en el sistema venezolano registral predominan características de los sistemas
convalidante, folio personal y trascripción, se hace necesario definir cada uno de
ellos: Se dice que es un sistema convalidante porque además de la oponibilidad de lo
inscrito, establece a favor de quien inscribe una presunción legal relativa o "iuris
tantum" acerca de la veracidad (coincidencia entre la verdad real y la registral) e
integridad del contenido del registro, es decir, que comprende la titularidad del
derecho en todos sus aspectos jurídicos en cuanto a contenido y legitimidad del
titular, y la forma exigida si fuese el caso.
Por otra parte, se dice que es un sistema de folio personal porque las inscripciones
regístrales se organizan tomando como elemento clasificador alas personas (naturales
o jurídicas). En cuanto a la afirmación de sistema de trascripción, se dice de esta
característica porque la elaboración de los asientos regístrales se hace copiando los
documentos en forma fiel y exacta.
En Venezuela el instrumento público hace plena fe, así entre partes como respecto de
terceros, mientras no sea declarado falso. El primero de los hechos jurídicos que el
funcionario público declara es haber efectuado, si tenía facultad para efectuarlos. El
10
segundo de los hechos jurídicos que el funcionario público declara es haber visto u
oído, siempre que esté facultado para hacerlos constar (articulo 1360 del CCV).
Antecedentes Nacionales
El primer antecedente está constituido por la investigación efectuada en por Yasmin
Áreas (2008) en la Universidad Santamaría de Caracas, Venezuela titulada
“principios registrales, enumeración e importancia”, el cual, refiere que el Regi s t ro
de P rop iedad es l a máx ima Ins t i tuc ión Jur íd ica que garantiza
seguridad y movilidad de actos y contratos relativos al dominio y demás derechos reales,
tiene por objeto la inscripción o anotación de actos y contratos relativos a la compra venta o traspasos
de bienes y derechos. Esta tesis trata acerca de cuáles son estos principios en el sistema
registral venezolano, definición de cada uno de ellos y la importancia que tienen en materia registral.
El segundo antecedente, lo representa la tesis de Rafael Martines (2010) titulada
“Aspectos de derecho internacional privado relacionados con la nueva Ley Orgánica
de Registro Civil Venezolana”, donde se analiza la nueva Ley Orgánica de Registro
Civil venezolana publicada en la Gaceta Oficial de la Republica Bolivariana de
Venezuela Numero 39.264, de fecha 15de septiembre de 2009, visto desde el punto
de vista de instrumento jurídico que contiene disposiciones vinculadas con aspectos
fundamentales para la disciplina del Derecho Internacional Privado, tales como la
nacionalidad, el nacimiento, el matrimonio y las defunciones de personas en el
extranjero. Su obligatoria observancia como fuente directa de Derecho Internacional
Privado no se limita al ámbito del derecho material venezolano, sino que se expande a
los demás ordenamientos jurídicos extranjeros en virtud de que el legislador
venezolano le confirió expresamente en su artículo número 4, el carácter de Orden
Publico.
11
Y el tercer antecedente, el trabajo investigativo presentado por Enrique Urdaneta
Fontiveros cuyo titulo es “Los principios inmobiliario-registrales en la nueva Ley e
Registro Público y del Notariado”, que señala la utilidad práctica de los principios
inmobiliario-registrales puesto que facilitan el estudio de la materia, contribuyen a la
interpretación y perfeccionamiento de la legislación vigente y sirven de criterio
orientador a la jurisprudencia.
Además, por constituir tales principios normas con una formulación
convencionalmente resumida, se tiene que muchas veces con una sola palabra se da a
conocer una determinada regulación jurídica. Así, por ejemplo, cuando se indica que
en Venezuela se sigue el principio de legalidad se da a entender, con esta sola
expresión, que únicamente se inscribirán en el Registro los títulos que reúnan los
requisitos legales. Si se afirma que el Derecho venezolano reconoce el principio de
rogación, se postula con este término que el procedimiento registral solamente puede
ser iniciado a instancia del interesado.
Antecedentes Internacionales
En primer lugar, el autor Jorge Jiménez Bolaños (2009), en su obra titulada
“Inseguridad jurídica registral”, publicada en Universidad de Costa Rica, a través de
la Revista de Ciencias Jurídicas Nº 118, trata sobre el tema de la seguridad Jurídica
Registral, el cual considera que es una de las funciones más importantes que por ley
le incumbe al Registro Público de la propiedad de Bienes inmuebles. Y la
suplantación del propietario registral en el traspaso de bienes inmuebles fenómeno
que se está presentando con mucha frecuencia en ese país y que pone en entredicho la
eficacia de los mecanismos de seguridad jurídica registral vigentes.
12
A demás de ello, este autor ha plasmado que el contrato de compraventa es un
contrato bilateral, consensual y oneroso. Es bilateral pues produce obligaciones
recíprocas para ambas partes, consensual pues se forma y se perfecciona sólo con el
consentimiento de las partes y oneroso dado que el adquirente llega a ser dueño del
objeto a través de la entrega de un contravalor que debe entregar al transmitente. Con
respecto a la transmisión de bienes inmuebles en nuestro ordenamiento jurídico se
rige el concepto de que dicho traspaso se perfecciona entre transmitente y adquirente
por medio del nudo consenso, es decir basta el consentimiento de las partes para que
el traspaso se tenga como perfecto entre las partes contratantes, no siendo necesario la
entrega material del bien para tener por perfecta la venta.
El autor de esta tesis opina que en el sistema jurídico costarricense la transmisión del
derecho de propiedad se realiza a través del nudo consenso, para que dicho traspaso
perjudique a terceros, es decir, a aquellos que no han sido parte en el contrato es
necesario que el título de traspaso se haya presentado al Registro Público y se haya
inscrito afectando a terceros a partir de la presentación del título. Esta regla es válida
no solamente para los traspasos que se realizan a través del contrato de compraventa,
sino que se aplica a todo acto jurídico o negocio jurídico en virtud del cual se traspasa
un bien de un sujeto a otro, por ejemplo las donaciones, la sucesión mortis causa, y
la permuta.
Por su parte, la transmisión de un bien inmueble se efectúa entre las partes cuando
acuerdan cosa y precio. Sin embargo, para que tal negocio jurídico afecte a terceros
que no han figurado en la contratación, es decir, no han sido partes en el negocio
jurídico y tenga efecto erga onmes, es decir oponible ante cualquier hombre deberá
inscribirse ante el Registro Público de la Propiedad, siendo que la compraventa es un
contrato que no necesariamente para su validez tiene que ser registrado en el Registro
Público, como tal, tiene valor frente a las partes contratantes, no obstante la necesidad
de su registración obedece al principio de seguridad jurídica en virtud del cual para
13
que este contrato sea eficaz, también para terceras personas, dicho contrato, tiene que
registrarse.
Para efectos de garantizar la seguridad jurídica en las transacciones jurídicas de
bienes inmuebles se hace necesaria su registración en el Registro Público,
especialmente, tratándose de la transmisión de bienes inmuebles. Ahora bien, en la
práctica dicha registración, es necesario la existencia de un bien inmueble
perteneciente a un sujeto el cual desea traspasarlo a otro sujeto que desea adquirirlo
por lo que acuden a la oficina de un Notario Público para que este funcionario dotado
de fe pública por la ley redacte y confeccione el documento y lo eleve a documento
público a través de su función notarial.
Posteriormente a los acuerdos que se documentaron y en su redacción ya intervenían
expertos que eran capaces de redactar e interpretar la voluntad de las partes. Aquí se
inicia la profesión del Notario como aquel profesional que realiza una función
notarial entendiendo por ésta la función de recibir e interpretar adecuadamente, las
manifestaciones de voluntad de quienes acuden ante su ministerio, redactar
documentos referidos a contratos y otorgarles el carácter de ser auténticos.
Finalmente, el Registro Público es creado y tiene su razón en la necesidad de
establecer la seguridad jurídica registral en el entendido de que cualquier cambio
modificación o transformación de derechos reales se llevara a cabo a través de su
registración el cual afectará a terceros desde su presentación ante el Registro.
Entendiéndose que la información que da el Registro Público es fidedigna y tiene fe
pública.
El segundo antecedente internacional se encuentra constituido por la investigación
realizada por Irma Edith Cano González y Rosana Mabel Ramírez (2006) titulado
“El Sistema Registral Paraguayo”, el cual hace referencia a a las inseguridades que
14
devienen de artículos incluidos en la ley de organización judicial, en la cual en 98
breves artículos legisla sobre toda la vida, importancia, derechos, obligaciones de la
registración inmobiliaria, hipotecaria y de otros derechos reales en el país.
Según las autoras, estos precarios artículos no satisfacen las necesidades y urgencias
del tráfico documental registral, y además hacen propicias la mala interpretación y
administración del derecho registral, dejando puertas y ventanas abiertas para toda
clase de irregularidades, tanto la actividad notarial, judicial y de los litigantes, en
materia de derechos reales, no está garantizada por el sistema empleado en este
sistema registral.
Seguidamente, señalan que la reserva de prioridad que el certificado concede al
negocio jurídico instrumentado notarialmente, es la base de la actuación eficiente del
escribano y el sustento de su tranquilidad profesional, por eso es importante que el
notario asuma los riesgos que corre y las responsabilidades que le incumben si no
utiliza adecuadamente el rito registral.
Finalmente consideran que el certificado previo es el primer paso del sistema
registral; el segundo es su utilización dentro de los plazos legales de vigencia, y el
tercero la presentación de la escritura para su registración, también dentro del plazo
legal. Una aclaratoria legislativa en éste y muchos otros temas de carácter registral,
sería una saludable medida en beneficio del derecho registral paraguayo. A fin de
obtener leyes prudentes, coherentes, precisas, completas, es necesario manejar
claramente el lenguaje propio de cada rama del derecho.
Bases Teóricas
El Registro es una institución de carácter público, ya que el Estado es el facultado
para organizar los registros públicos; igualmente que el Derecho Registral comprende
15
el estudio de la publicidad registral de los hechos jurídicos, los cuales pueden
referirse a personas o bienes, por lo que podemos dividir al Derecho Registral en
distintas ramas: primero relativo a las personas:
a) Naturales o físicas: Este Derecho Registral se denomina “Registro Civil”, y sirve
de fuente de información sobre el estado de las personas y suministrar los medios
probatorios para demostrar el estado de las mismas (nacimiento, matrimonio,
defunción)
b) Jurídicas o Morales: Este Derecho Registral se denomina “Registro Mercantil”, y
es obligatorio para las sociedades mercantiles que se establecen en nuestro país y se
rigen por el Código de Comercio.
Y segundo relativo a bienes, entiéndase:
a) Muebles: “ Registro Mobiliario”, se crea a efectos de la publicidad registral de los
bienes muebles, tales como las aeronaves; y b) Inmuebles: “Registro Inmobiliario”:
Es aquel en cuyos libros se hace constar la situación jurídica de un bien inmueble.
Caracteres:
1) Es un derecho regulador de la publicidad: consiste en la divulgación de una
situación jurídica a objeto del conocimiento de los interesados para la tutela de
derechos y seguridad del tránsito jurídico.
2) Es un derecho legitimador: impone credibilidad en el Registro.
3) Es un derecho protector: asegura y protege la confianza en la apariencia registral.
16
4) Carece de sustantividad: No puede considerarse una disciplina jurídica
independiente, sino como parte integrante del Derecho Civil.
Publicidad del Registro:
Los Registradores darán a todo el que lo pida, copia simple o autorizada, de los
instrumentos que se hallen en su oficina, así como los que se hallen archivados como
comprobantes de los documentos. En otras palabras, ss la actividad realizada por
Registros y Notarías, siguiendo las normas y procedimientos establecidos para tal fin
por el ordenamiento jurídico respectivo, con el fin de que el público interesado pueda
conocer, a través de los asientos registrales o notariales, la situación jurídica de las
personas y bienes sujetos a ese régimen de publicidad.
Ahora bien, en lo que se refiere a los sistemas regístrales, no es más que el conjunto
de normas reguladoras de la Institución del Registro de la Propiedad, tanto desde el
punto de vista sustantivo, como también el formal.
En lo que se refiere al documento, este proviene del latín documentum, que significa
enseñanza, lección. Es todo objeto susceptible de atestiguar la permanencia o
existencia de un hecho. Es la presentación material de la cuestión que se pretende
probar. Entendiendo la doctrina que se consideran como elementos del documento los
siguientes:
La cosa o sustrato: es el elemento material que sirve de sustentación o soporte al
contenido, puede ser de cualquier naturaleza, piedra, plástico, etc., en el sustrato se
expresa mediante signos convencionales, letras, entre otros; el autor o autores: son los
sujetos de derecho que realizan la declaración o voluntad en el sustrato; el contenido:
es la declaración de voluntad o de verdad que expresan las partes sobre el hecho
jurídico, la cual se plasma en el sustrato mediante signos convencionales; y la firma:
que es la representación gráfica de una persona, escrita de su puño y letra en la forma
17
particular y habitual que lo hace para asumir la paternidad de un documento. Son los
documentos a cuyos casos se refiere el Reglamento de Notarías Públicas.
Condiciones Necesarias para la Existencia de un Documento Público:
1) Que haya sido autorizado.
2) Que esa autorización haya sido emanada por parte de un Registrador, un Juez, un
Notario o cualquier otro funcionario Público.
3) Que ese funcionario tenga capacidad para dar Fe Pública.
4) Que se cumplan las solemnidades de Ley.
5) Que el Funcionario Público que tiene facultad para dar Fe Pública sea
territorialmente competente.
Principios Regístrales
Los principios regístrales son la base del sistema registral, por cuanto constituyen las
reglas de orientación, fundamentales del derecho registral. Tal como lo señala Luis
García: "Los principios regístrales son notas, caracteres o rasgos básicos que tienen o
debe tener un determinado sistema registral". De ello se analiza que son las
orientaciones capitales, líneas directrices del sistema. Resultado de la sinterización o
condensación jurídica registral.
Según Sanz, los principios regístrales son las reglas fundamentales que sirven de base
al sistema registral de un país determinado, y que pueden especificarse por inducción
o abstracción de los diversos preceptos de su derecho positivo. Roca Sastre, expresa
que es el resultado conseguido mediante la sinterización técnica de parte del
ordenamiento jurídico sobre la materia manifestada en una serie de criterios
fundamentales, orientaciones esenciales o líneas directrices del sistema registral. Se
entiende entonces que los principios regístrales son la base para el proceso de
calificación del Registrador Público, estableciendo pautas a seguir en función de
18
lograr la protección del Tercero Registral. Entre los principios de esta investigación
se encuentran:
1. Principio de Rogación: La inscripción de un documento dará por iniciado un
proceso Registral, el cual deberá ser impulsado de oficio hasta su conclusión,
siempre que haya sido debidamente admitido, articulo 4 de la Ley del
Registro Público y del Notariado.
2. Principio de Prioridad: Todo documento que ingrese al registro, deberá
inscribirse un otorgante con prelación a cualquier otro presentado
posteriormente, salvo las excepciones establecidas en la Ley, articulo 5 de la
Ley del Registro Público y del Notariado.
3. Principio de Especialidad: Los bienes y derechos inscritos en el Registro,
deberán estar definidos y precisados respecto a su titularidad, naturaleza,
contenido y limitaciones, articulo 6 de la Ley del Registro Público y del
Notariado.
4. Principio de Consecutividad: De los asientos existentes en el Registro,
relativos a un mismo bien, deberá resultar una perfecta secuencia y
encadenamiento de las titularidades del dominio y demás derechos
registrados, así como la correlación entre las inscripciones, modificaciones y
extinciones, artículo 7 de la Ley del Registro Público y del Notariado.
5. Principio de Legalidad: Solo se inscribirán en el registro los títulos que
reúnanlos requisitos de forma y de fondo exigidos por la Ley, articulo 8 de la
Ley del Registro Público y del Notariado.
6. Principio de Publicidad: La fe pública Registral protege la verosimilitud y
certeza jurídica que muestran sus asientos. La información contenida en los
asientos de los registros es pública y puede ser consultada por cualquier
persona, articulo 9 de la Ley del Registro Público y del Notariado.
Basamento legal:
19
La existencia del Registro Público se basa en la importancia que tiene para el Estado
la realización de la publicidad registral. El Registro Público es una institución jurídica
que persigue determinados fines, es una fuente de información donde se hace constar,
mediante la extinción de asientos y demás operaciones, los hechos, actos y
situaciones de trascendencia jurídica y donde se suministran medios probatorios de
fácil obtención y sellada eficacia para demostrar el estado de las personas, domicilio
de la propiedad y demás derechos reales sobre inmuebles, su fundamento Legal se
ubica específicamente en su Ley Especial Ley del Registro Público y del Notariado y
supletoriamente el Código Civil Venezolano Vigente.
La calificación registral:
La calificación Registral es el estudio y análisis minucioso que realiza el Registrador,
respecto a la licitud del acto registral mediante ella se determina si es inscribible un
acto, derecho o contrato y/o resolución judicial o administrativa, teniendo en cuenta
las normas legales vigentes y los antecedentes que constan en los Registros Públicos,
y si el acto es o no inscribible.
Se entiende que es practicada por el Registrador Público en Primera Instancia y por el
Tribunal Registral en Segunda Instancia; la calificación no es otra cosa que el estudio
del título presentado al registros, mediante el cual se procederá a verificar lo
siguiente: Competencia del funcionario administrativo o notario que autorice o
certifique el título; validez y naturaleza inscribible del acto o contrato que, se
pretenda inscribir; la capacidad de los otorgantes que resulta del título o de sus
antecedentes regístrales; comparación entre el documento que se presenta y los
asientos que existan en el Registro, entre otros.
En la práctica del Derecho el sistema venezolano exige la inscribilidad, al respecto, el
artículo 1924 del Código Civil Venezolano dice: “…los documentos, actos y
sentencias que la Ley sujeta a las formalidades del registro y que no hayan sido
20
anteriormente registrados, no tienen ningún efecto contra terceros, que por cualquier
título, hayan adquirido y conservado legalmente derechos sobre el inmueble. Cuando
la Ley exige un título registrado para hacer valer un derecho, no puede suplirse aquel
contra clase de prueba, salvo disposiciones especiales.
Es de destacar que el sistema legislador venezolano se refiere a inmuebles
especialmente en este artículo, pero también remite al artículo1920 ejusdem, referente
a los actos que por disposiciones especiales deben registrarse, someterse a las
formalidades del registro y de los títulos que deben registrarse.
También hay que considerar que el sistema venezolano sigue el criterio de
oponibilidad a terceros en cuanto a que: "los instrumentos privados, hechos para
alterar o contrariar lo pactado en instrumento público, no producen efecto sino entre
los contratantes y sus sucesores a título universal. No se los puede oponer a terceros"
(art. 1362 C. Civil).
En Venezuela el instrumento público hace plena fe, así entre partes como respecto de
terceros, mientras no sea declarado falso. El primero de los hechos jurídicos que el
funcionario público declara es haber efectuado, si tenía facultad para efectuarlos. El
segundo de los hechos jurídicos que el funcionario público declara es haber visto u
oído, siempre que esté facultado para hacerlos constar (art. 1360 ejusdem).
Base Jurisprudencial
Al respecto, la reiterada jurisprudencia de la Sala Político-Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia ha señalado con respecto a esta materia objeto de
estudio que: una inscripción realizada por el registrador en violación a normas legales
y derechos constitucionales, la competencia le corresponde a la jurisdicción ordinaria
de la circunscripción judicial del lugar donde se encuentre ubicado el Registro al cual
se le imputan las irregularidades.
21
Dicho criterio se ha mantenido en forma pacífica, aun cuando la Ley que regula la
materia de registro público ha sido modificada en distintas oportunidades. Así, en
sentencia número 402, dictada en fecha 5 de marzo del año 2002, con ponencia del
Magistrado Hadel Mostafá Paolini, la Sala Político Administrativa indicó:
“…según la Ley de Registro Público (ley especial para la materia registral), la
inscripción realizada en contravención con el ordenamiento jurídico sólo es
impugnable ante la jurisdicción ordinaria, por la persona que considera que
alguna inscripción le vulnera sus derechos, de conformidad con el artículo 40-A
de la Ley de 1978, artículo 53 en las leyes de 1993 y de 1999, y artículo 41 de
la vigente Ley de 2001. Afirmación ésta que tiene plena vigencia en la
actualidad, ya que aun cuando expresamente no lo señale la vigente Ley de
2001 (como sí lo hacía en la Ley de 1978 y en las de 1993 y 1999), es a criterio
de esta Sala evidente que ello es una regla o pauta del derecho registral, de
manera que cuando en la vigente Ley en su artículo 41 refiere a que ´... los
asientos registrales en que conste esos actos o negocios jurídicos solamente
podrán ser anulados por sentencia definitivamente firme, tal anulación sólo
puede ser procurada por ante la jurisdicción ordinaria.”
Esto es así por cuanto el acto registral, entiéndase el asiento ya materializado, no
obstante ser un acto que está bajo la esfera de competencia de un funcionario público,
el Registrador y, en tal orden, una función que el Estado ha asumido como una tarea
que le es propia a fin de brindar seguridad en el tráfico inmobiliario, dada la
importancia económica, social y hasta política de este tipo de patrimonio.
El referido criterio se ha ratificado en sentencias posteriores de dicha Sala, entre las
cuales pueden mencionarse las siguientes: Nros. 37 de fecha 14 de enero del año
2003, 1.492 de fecha 7 de octubre del mismo año, 2.586 de fecha 5 de mayo del año
22
2005 y, más recientemente, en sentencia N° 7 de fecha 11 de enero del año 2006, ésta
última con ponencia de la Magistrada Evelyn Marrero Ortíz, la cual establece:
Cabe resaltar que un asiento registral es un acto formado directamente por la
Oficina de Registro, la cual recibe una solicitud, realiza algunos actos instructorios
y, finalmente, forma un acto que inscribe directamente en los libros de registro.
En este contexto, debe indicarse que el 27 de noviembre de 2001 entró en vigencia
el Decreto Nº 1.554 con Fuerza de Ley de Registro Público y del Notariado,
publicado en Gaceta Oficial Nº 37.333, de la misma fecha, de manera que la
competencia para conocer la acción ejercida debe resolverse en atención a las
disposiciones adjetivas contenidas en dicho instrumento normativo.
Del estudio del referido texto legal, se observa que en el mismo no se incorporó
ninguna disposición similar a la que establecía el artículo 53 de la Ley de Registro
Público de 1999, la cual atribuía de manera expresa a los Juzgados Civiles y
Mercantiles la competencia para conocer de las impugnaciones incoadas por
aquellas personas que se consideraban lesionadas por un determinado asiento
registral realizado en contravención con las leyes de la República.
Sin embargo, ante la ausencia de disposición adjetiva expresa en la normativa que
rige actualmente la actividad de los registradores inmobiliarios, mercantiles y
civiles, esta Sala ha considerado de manera pacífica y reiterada que al impugnarse
una inscripción realizada por el Registrador en violación a normas legales y
derechos constitucionales, la competencia le corresponde a la jurisdicción
ordinaria de la Circunscripción Judicial del lugar donde se encuentre ubicado el
Registro al cual se le imputan las irregularidades.
23
En efecto, la competencia para conocer de las impugnaciones de inscripciones le
corresponde a la jurisdicción ordinaria por cuanto se trata de actuaciones que
implican la aplicación de normas sustantivas y adjetivas de carácter civil y
mercantil y, por estar en presencia de un supuesto distinto al previsto en el artículo
39 del Decreto con Fuerza de Ley de Registro Público y del Notariado, el cual
dispone que la jurisdicción contencioso administrativa deberá conocer de los
recursos intentados contra la negativa de inscripción de un documento o acto por
parte del Registrador.
El anterior criterio ha sido reiterado por esta Sala, en diversos fallos (vid. sentencia
N° 402 de fecha 05 de marzo de 2002 y sentencia N° 3100 del 19 de mayo de 2005)
indicándose que:
En virtud de lo anterior, visto que en el caso de autos se ha interpuesto el recurso
contra un asiento registral -realizado ante el Registro Mercantil Segundo de la
Circunscripción Judicial del entonces Distrito Federal y Estado Miranda-, resulta
forzoso para esta Sala declarar que la competencia le corresponde a un Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, previa distribución del expediente. Así
se decide.
Los planteamientos expuestos traen consigo la necesidad de analizar la competencia
de la jurisdicción contencioso administrativo para conocer de la materia de registros y
notarías, siendo necesario verificar la regulación adjetiva y sustantiva establecida por
la normativa especial en la materia.
En tal sentido, respecto a la materia procesal, la Ley de Registro Público de 1978
(artículo 40-A) implementó un sistema de protección de los derechos de los terceros
afectados por la indebida inscripción de asientos registrales, con la finalidad de
24
perfeccionar la garantía de fe pública y confianza en las actuaciones establecidas por
los registros.
Esta disposición permaneció incólume inclusive en la reforma de 1999 (artículo 53)
delimitando con clara especificidad, el conocimiento de los tribunales ordinarios
sobre la impugnación de los asientos, determinando con ecuanimidad, lo siguiente:
“‘La persona que se considere lesionada por una inscripción realizada en
contravención de esta Ley u otras Leyes de la República podrán acudir ante la
jurisdicción ordinaria a impugnar dicha inscripción. En todo caso la cancelación
a anulación de un asiento en el Registro presupone la extinción o anulación del
acto registrado”.
La aplicación de esta disposición, es cónsona y elocuente, siendo claro su contenido
al determinar la competencia de los tribunales civiles y mercantiles, dependiendo del
caso, para considerar la validez o no de la inscripción registral. En consideración a la
norma, la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil, ha admitido el carácter
administrativo de la inscripción registral, pero en acatamiento del mandato expreso de
ley, considera que el competente para conocer de estos asuntos, son los tribunales
ordinarios en la materia.
Por su parte, los artículos 11 al 15 de la Ley de Registro Público de 1999,
establecieron un sistema específico de naturaleza administrativa, el cual se encuentra
comprendido en las decisiones expresas por parte del Registrador de no proceder al
registro de documentos. En tales circunstancias, la manifestación del funcionario que
niega la protocolización, debe ser comunicada de manera escrita y motivada a la
persona afectada, quien podía ejercer el recurso jerárquico ante el Ministro de Justicia
(rectius: Ministerio de Interior y Justicia), y en caso de negativa, acudir ante la Sala
Político Administrativa.
25
El caso de las negativas de registro, de conformidad con la Ley de Registro Público,
delimitó el único fuero atrayente referente a las inscripciones de registro público y la
competencia material atinente a la Sala Político Administrativa, por agotamiento de la
entonces obligatoria vía administrativa, y en razón del rango del Ministerio que
dictaba el acto.
Al respecto, la jurisprudencia contencioso administrativa ha sido de aplicación directa
de estas disposiciones de la Ley de Registro Público de 1999, considerando que los
actos de negativa dictados por el Ministro no comprenden usurpación de funciones, y
sus decisiones, se encuentran comprometidas al control de la jurisdicción contencioso
administrativa:
Con la entrada en vigencia de la Ley de Registro Público y Notariado de 2006, se
delimitaron nuevas normas adjetivas, las cuales, por su contenido merecen
consideración a los fines de analizar si hubo modificaciones respecto a las
competencias atinentes a la materia registral, dado el carácter de aplicación temporal
inmediata de la ley procesal.
La nueva normativa no plantea ninguna duda con respecto a la naturaleza
administrativa de los actos de negativa de registro y de la competencia de la
jurisdicción contencioso administrativo para conocer de los mismos, por lo que
permanece el mismo espíritu previsto en la Ley de Registro Público de 1999.
No puede anularse la totalidad de estos actos mediante la consideración de la sola
investidura de acto administrativo que caracteriza al asiento registral, pues la única
finalidad del mismo, es la de protocolizar y llevar un orden en los archivos
registrales, de los actos o negocios que se hayan efectuado conforme al derecho
ordinario, siendo las normas sustantivas que delimitan su creación, las que
26
27
condicionarán su validez, la cual podrá ser mediante los mecanismos procesales
naturales inherente al estudio de la validez y sustancia del acto, conforme a la materia
que deba analizarlos.
Atacar la sustancialidad del acto solamente a través del acto administrativo que
efectúa la reinserción en el registro, constituye una ilogicidad, pues cualquier
documentación sería anulable en el contencioso administrativo, de conformidad con
los elementos de los actos administrativos, sin reparar si el mismo se ha dictado
conforme a las normas que establecen su constitución, las cuales, en razón del
principio del juez natural y de la competencia en razón de la materia, corresponden al
juez especializado en aplicar las normas reguladoras de los elementos esenciales y de
las formalidades sustanciales de aquellos actos o negocios que requieran ser
protocolizados, y no mediante el simple revestimiento que se les otorga para su
registro.
Por ende, la jurisprudencia patria considera en resguardo del principio de seguridad
jurídica, característica de la materia registral, y visto que la omisión de la Ley de
Registro Público no va en detrimento de las demás normas que condicionan la
conformación de los actos registrales, así como los mecanismos de impugnación
establecidos en el ordenamiento jurídico, aunado a que en la historia normativa
siempre se le ha adjudicado el conocimiento de las nulidades de los asientos al juez
competente en razón de la materia, y visto que no se le ha adjudicado al contencioso
administrativo injerencia sobre tales supuestos, concluye, que no existen
modificaciones en el régimen de competencia, siendo todavía las instancias ordinarias
las llamadas a pronunciarse sobre la nulidad de los asientos registrales, quienes
deberán seguir conociendo, como lo han efectuado, de tales supuestos.
De manera, si los conflictos suscitados en virtud de actos registrales son efecto de la
presunta indeterminación de un derecho, mal pudiera ser conocida por la jurisdicción
contencioso administrativa, pues, para declarar la nulidad o no de un acto, debe
necesariamente pronunciarse sobre la situación jurídica de las partes involucradas en
relación con el derecho que se encuentra en disputa, lo cual es competencia de la
jurisdicción ordinaria.
CAPITULO IV
MARCO METODOLÓGICO
Nivel y Diseño de la Investigación
La investigación se realizará dentro de los parámetros de tipo documental, de corte
monográfico y de nivel descriptivo. Se trata de un estudio teórico que ofrece la
ventaja de precisar elementos empíricos del tema, por medio de la investigación de
textos legales, jurisprudenciales y doctrinales, analizados con sentido crítico y
temático.
La investigación documental es un proceso basado en la búsqueda, recuperación,
análisis, crítica e interpretación de datos secundarios, es decir, los obtenidos y
registrados por otros investigadores en fuentes documentales: impresas,
audiovisuales o electrónicas. Se hace necesario precisar qué se entiende por dato,
fuente y documento. (Fidias Arías; 2006; pp 27).
Dato, es la unidad de información que se obtiene durante la ejecución de una
investigación. Según su procedencia, los datos se clasifican en primarios, cuando son
obtenidos originalmente por el investigador; y secundarios, si son extraídos de la obra
de otros investigadores. (Fidias Arías; 2006; pp 27).
Fuente, es todo lo que suministra datos o información. Según su naturaleza, las fuentes
de información pueden ser documentales (proporcionan datos secundarios), y vivas
(sujetos que aportan datos primarios). (Fidias Arías; 2006; pp 27).
Documento o fuente documental, es el soporte material (papel, madera, tela, cinta
magnética) o formato digital en el que se registra y conserva una información.
(Fidias Arías; 2006; pp 27).
De todo ello se infiere que la investigación documental se realizará a nivel descriptivo
de carácter monográfico, entendiéndose este último como el desarrollo amplio y
profundo de un tema específico, todo ello, relacionado con los actos civiles y los
actos administrativos en el entorno del proceso registral en Venezuela.
Técnicas e Instrumentos de Recolección de Datos
Las técnicas de recolección de datos utilizadas por el investigador serán el análisis
documental y el análisis de contenido. Por su parte, los instrumentos serán los medios
materiales que se empleen para recoger y almacenar la información. Ejemplo:
fichas, formatos de cuestionario, guía de entrevista, lista de cotejo, grabador, cámara
de video, entre otros.
Para asegurar la validez de esta investigación, su versión inicial será sometida a
consideración de expertos en contenido, los cuales serán seleccionados tomando
en cuenta las siguientes características: Conocimientos, experiencia docente,
experiencia laboral y obras publicadas; los cuales entre otras cosas consideraran: El
contenido y la secuencia lógica del orden de las ideas; si a su criterio permite recolectar
la información que facilite cumplir los objetivos del trabajo y finalmente el vocabulario,
en cuanto a que su contenido sea entendible.
29
30
Técnicas de Procesamiento y Análisis de Datos
Se desarrollarán técnicas metodológicas que guían y orientan las actividades de
búsqueda, organización, clasificación y análisis de información para obtener una
investigación objetiva del tema en estudio. En lo referente al análisis de datos, se
utilizaron las técnicas lógicas (inducción, deducción, análisis-síntesis), empleadas
para comprender lo que revelan los datos recolectados.
En fin, el análisis comprende la condensación de los elementos indispensables para la
búsqueda del conocimiento, de esta forma se podrá establecer las relaciones causa
efecto entre los elementos que componen su objeto de investigación.
Fases de la Investigación
Fase I: Describir los actos civiles y los actos administrativos en el entorno del proceso
registral en Venezuela: al respecto, aquí se tratara todo lo relativo al contenido de
fondo y forma de los actos civiles y administrativo presentados y emanados del
registro civil, entiéndase todos los documentos sujetos a registración, bien sea en
materia de personas, en materia de bienes muebles, en materia de propiedad
horizontal y en materia de venta de parcelas, así como la jurisprudencia aplicable en
esta investigación.
Fase II: Comparar los actos administrativos y los actos civiles dentro del contexto del
derecho registral venezolano: en esta segunda fase se pretende profundizar e
investigar lo relativo la promoción por parte de los administrados de documentos de
carácter civil ante los registros civiles y notarias, y el carácter o facultad que poseen
tanto el notario como el registrador acerca de los actos administrativos de los cuales
ellos son responsables y lo relativo a la prohibición de registrar.
Fase III: Determinar las vías de impugnación de los actos civiles y los actos
administrativos y su influencia en el medio registral venezolano: finalmente esta fase
trata lo que es la ubicación, otorgamiento, historia, procedimiento ante las notarias
publicas en Venezuela e importancia de esos actos civiles y administrativos regulados
por el sistema registral venezolano, haciendo énfasis en los distintos sistemas
regístrales venezolanos y la función que estos cumplen en el ordenamiento jurídico
venezolano.
31
CAPITULO V
Resultados – Conclusiones - Recomendaciones
Los actos civiles y los actos administrativos en el entorno del proceso registral en
Venezuela.
En primer lugar, se hace necesario definir que es un acto, según el Diccionario
Jurídico Consultor Magno (2010), es aquel hecho o acción por acto del poder público.
(pp. 32). Definido este, los actos civiles serán aquellos actos sujetos a registro,
debidamente presentados por los administrados en documentos redactados con
claridad y exactitud y si se hallan revestidos de las formalidades legales.
En este orden, los presupuestos que preside la actividad registral se basa en el acceso
al Registro de documentos válidos, esto es, aquellos que llenan los requisitos
legales. Según el artículo 18 (numeral 1º) de la Ley del Registro Público y del
Notariado (2006), el Registrador tiene el deber de admitir o rechazar los documentos
que se le presenten para su registro. De acuerdo con lo expuesto, el Registrador
deberá rechazar los títulos defectuosos e inscribir únicamente aquellos que sean
perfectos.
Con ello, se procura que solamente se inscriban en el Registro los títulos que reúnan
los requisitos exigidos por la ley, es decir, que sólo accedan al Registro los títulos
válidos y perfectos. De lo contrario, los asientos solamente servirían para engañar al
público, favorecer el tráfico ilícito de bienes inmuebles y provocar nuevos litigios.
Es de notar, que el artículo 8 de la Ley del Registro Público y del Notariado consagra
el principio de legalidad, el cual, persigue la pureza jurídica del asiento al que no
pueden pasar titularidades cuyos defectos materiales o formales reconozca el
33
funcionario experto. En definitiva, se procura, mediante el principio de legalidad,
que la extensión de los asientos en el Registro solamente se haga previo control de su
conformidad con la ley.
Ahora bien, este principio de legalidad se hace efectivo a través de la calificación
registral, que consiste en el examen por el Registrador de la validez externa e interna
de los títulos que se presentan al Registro para ser inscritos. La ley atribuye al
Registrador la atribución de examinar el título cuya inscripción se le solicita con el
objeto de verificar el cumplimiento de los requisitos legales de fondo y de forma
necesarios para su ingreso en el Registro. Calificar, en el Derecho Registral
Inmobiliario, es determinar si el acto o contrato presentado al Registro reúne o no los
requisitos exigidos por el Ordenamiento Jurídico para su inscripción.
La seguridad del tráfico jurídico inmobiliario, la importancia de los efectos que la ley
atribuye a la inscripción en el Registro Inmobiliario y la protección del público en
general que consulta los datos del Registro, sirven de fundamento a la calificación
registral. A través del control de la legalidad de la contratación se fortalece la
confianza en los pronunciamientos registrales sin temor a riesgos derivados de su
inexactitud, lográndose la agilidad del tráfico inmobiliario, sobre la base de la
seguridad jurídica.
En otro orden, la naturaleza jurídica de la calificación constituye una de las
cuestiones más debatidas en el Derecho Inmobiliario Registral, ya que, para algunos
autores, la función calificadora es de naturaleza judicial o jurisdiccional. Según esta
tesis, en su función calificadora los Registradores interpretan y aplican la ley con una
independencia de criterio semejante a la que tienen los jueces. Además, se apoya esta
tesis en el carácter declarativo de los derechos subjetivos privados que derivan de la
decisión de inscribir el acto solicitado (FRANCISCO GÓMEZ; 1996; p. 133).
34
La inscripción registral produce efectos erga omnes y establece una presunción de
legitimidad de que el acto inscrito se encuentra ajustado a derecho, determinando la
situación legal del propietario inscrito con las presunciones y consecuencias que de
ello derivan. La calificación abarca la legalidad de las formas extrínsecas, el visado
del documento por abogado debidamente colegiado, la capacidad de los otorgantes y
la validez de los actos y contratos contenidos en ellos.
Por tanto, la calificación del Registrador se extiende a extremos tales como la
competencia del Notario que autorice el acto, las prescripciones de forma del
documento notariado, la capacidad de obrar de los otorgantes, la legitimación para
realizar el acto, la existencia y suficiencia del poder de representación, la
concurrencia de los requisitos esenciales del negocio, su eficacia para determinar
efectos de contenido jurídico–real, salvo cuando por excepción se permite la
inscripción de derechos personales, la verificación de la inexistencia de obstáculos
derivados de los datos de registro para la inscripción del título.
Desde luego, existen extremos que escapan a la función calificadora del Registrador:
Es el caso de los vicios de consentimiento, la buena o mala fe, entre otros, puesto que
el Registrador carece de elementos de hecho para formarse un juicio al respecto
debido a que, de acuerdo con la ley, debe atenerse a lo que resulte del título y de los
datos del registro (artículo 40 de la Ley del Registro Público y del Notariado).
La Sala Político-Administrativa de la antigua Corte Suprema de Justicia dejó
establecido que:
“Nuestro sistema registral tiene carácter básicamente formal. Ahora bien, tal conclusión se encuentra atenuada por la disposición contenida en el artículo 11 de la Ley de Registro Público, que permite la negativa de registro con base en las dudas que puedan surgirle al Registrador en cuanto a la inteligencia o aplicación de la Ley, por cuanto estime que el título presentado adolezca de un defecto que impida su registro. Ello obviamente amplía la función registral más allá de la mera recepción mecánica y de la revisión únicamente formalista de
35
documentos, permitiendo a la Administración Registral el análisis de la problemática planteada, con el fin de lograr la necesaria protección de la seguridad del tráfico inmobiliario, y estrechar la brecha entre la realidad registral y la realidad extraregistral”. (Sentencia de la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia del 24 de marzo de 1.994, con ponencia de la Magistrada Cecilia Sosa Gómez, en el juicio de Giácomo Procopio Moran, en el expediente Nº 8.761).
De lo anterior, se infiere que la calificación no comprende los extremos amparados
por la fe pública notarial (fecha, realidad de la comparecencia de las partes y de las
declaraciones de voluntad formuladas por los otorgantes) y, en general, realidad de
los hechos jurídicos que el Notario, o el funcionario facultado para dar fe pública del
documento, declara haber efectuado, si tenía facultad para efectuarlos y de aquéllos
que el funcionario declara haber visto u oído, si tenía facultad para hacerlos constar.
Entre los caracteres de la función calificadora, en primer lugar es obligatoria, puesto
que el artículo 18, numeral 1º de la Ley del Registro Público y del Notariado, señala
que la calificación supone un deber ineludible. El Registrador no puede excusarse de
hacer la calificación so pretexto de eventuales dificultades, oscuridad legislativa,
ambigüedad, existencia de lagunas, dificultades en la búsqueda de los datos
pertinentes. Debe admitir o denegar el registro del documento o título que se le
presente.
En segundo lugar, es personalísima, aquí el Registrador no puede delegar su función
calificadora en otra persona. Se trata de una atribución y deber cuyo ejercicio la ley
impone al Registrador y que, en ningún caso, puede ser compartida. También debe
ser independiente, debido a que en el ejercicio de la función calificadora, al
Registrador no lo vinculan calificaciones suyas anteriores ni de otros
Registradores, ejerce su función sin apremios de ningún tipo y sin que tenga que
consultar, en caso de duda, a la Dirección Nacional de Registros y del Notariado o al
Ministro del Interior y Justicia.
36
Al Registrador no lo vincula una imposición administrativa ni un criterio
jurisprudencial. Es autoridad única que califica y decide si el acto o título presentado
llena los requisitos legales de fondo y de forma para su inscripción. A tales efectos, se
atendrá a los títulos presentados, a la ley y a la información que conste en el Registro
(artículo 40 de la Ley del Registro Público y del Notariado).
De acuerdo con la ley, el Registrador responde personalmente del ejercicio de sus
funciones (léase el artículo 18 de la Ley del Registro Público y del Notariado), esto es
consecuencia de que su actuación es independiente y personalísima. La función
calificadora se ejerce, pues, bajo la exclusiva responsabilidad del Registrador. En
estos términos, se limita en su ejercicio al solo efecto de efectuar la inscripción
solicitada o de negarla (artículo 18, numeral 1º de la Ley del Registro Público y del
Notariado).
Otra de las características de estos actos civiles presentados ante el Registro es que
produce efectos erga omnes, aún cuando carece de la autoridad de la cosa juzgada,
pero no impide que se entable juicio por ante los tribunales. Ergo, la calificación no
prejuzga acerca de la validez del título presentado y los asientos registrales pueden
ser anulados por sentencia definitivamente firme (artículos 40 y 43 de la Ley del
Registro Público y del Notariado).
En otro orden de ideas, interesa señalar cuáles son las fuentes de conocimiento de las
que puede valerse el Registrador para el ejercicio de su función de calificación, esto
es, qué medios pueden utilizar para obtener los datos que le permitan admitir o
rechazar la inscripción de un documento presentado para su registro. A este respecto,
el artículo 40 de la Ley del Registro Público y del Notariado establece claramente que
al momento de calificar los documentos, el Registrador deberá atenerse,
exclusivamente, a lo que se desprenda del título y a la información que conste en el
Registro.
37
A groso modo, esta norma, por los términos generales en que está redactada, se
aplica no solamente a los actos y contratos presentados por los otorgantes sino
también a los documentos judiciales y administrativos que se presenten para su
registro. Así, para su calificación el Registrador solo puede valerse de los mismos
documentos presentados y de los asientos del Registro relacionados con dichos
documentos. Por tanto, el Registrador no puede utilizar otros elementos de juicio. A
los fines de admitir o denegar la inscripción solicitada no puede, pues, tomar en
consideración ningún dato extraño a los documentos presentados al Registro. El
Registrador no puede guiarse por sus elementos particulares de convicción, por
noticias particulares o por el contenido de escritos que se le dirijan, para impedir la
inscripción; como tampoco por presunciones. A este respecto, el tenor literal de la ley
es terminante.
Si en los documentos presentados faltan datos para la calificación, el Registrador está
facultado para solicitar la presentación de documentos complementarios cuando el
hecho que mediante ellos pueda comprobarse, sea necesario para la calificación del
título. Tal sería el caso, por ejemplo, de la prueba del estado civil de los otorgantes
cuya certeza se requiera para la validez del título lo que podría verificar el
Registrador mediante copia certificada de la partida de matrimonio expedida por el
Registro Civil o de la cualidad del representante de la persona jurídica a cuyo nombre
se otorgue el documento que podría comprobarse mediante copia certificada del
documento expedida por el Registrador Mercantil. En todos estos casos aunque la
calificación se limite al título, la certeza de estos hechos puede ser indispensable para
el examen de la validez del acto o contrato que lo contenga.
Según Ramón Roca (1995), el Registrador no podrá exigir la presentación de nuevos
documentos, sino que se limitará a advertir al interesado que de no presentarlos
rechazará el registro del documento (pp. 273).
38
En lo que se refiere al asiento que vaya a practicarse debe hacerse su primera
inscripción, siendo ineludible que el examen del Registrador se extienda al contenido
íntegro del registro. En cambio, para el autor Pedro de Pablo Contreras (1999), en
cualquier otro caso el Registrador debe atenerse al contenido del folio en que debe
practicarse el asiento solicitado (pp. 33). Este criterio puede admitirse en Venezuela
puesto que de acuerdo con la ley, los asientos registrales están bajo la salvaguarda de
los tribunales y producen todos sus efectos mientras no se declare su
inexactitud. Además, en los casos de doble titularidad sólo los tribunales, y no el
Registrador, pueden decidir cuál de los títulos debe prevalecer de conformidad con lo
establecido por el artículo 41 de la Ley del Registro Público y del Notariado.
Es importante destacar, que según lo señalado en el artículo 12 de la Ley en estudio,
sólo serán objeto de inscripción los títulos que reúnan los requisitos de fondo y de
forma establecidos en la ley. Por tanto, la función calificadora se extiende a la forma
y contenido de los documentos presentados, esto es, al examen y constatación del
cumplimiento de los requisitos legales de forma y de fondo de los actos jurídicos
sujetos a inscripción. Sin embargo, existen límites a la función calificadora que varían
según que se trate de actos y negocios jurídicos convenidos por las partes,
documentos judiciales o documentos administrativos.
A la postre, la nueva ley prevé un régimen de anotaciones provisionales y ordena que
en el Registro deberán anotarse las demandas y medidas cautelares sobre la propiedad
de bienes y derechos determinados, y cualesquiera otras que versen sobre la
propiedad o derechos reales, o las demandas en las que se pida la constitución,
declaración, modificación o extinción de cualquier derecho real sobre inmuebles
(artículo 44 de la Ley).
Ahora bien, los efectos de la inscripción se determinan en la constitución,
transmisión, modificación y extinción de la propiedad y demás derechos reales sobre
39
bienes inmuebles. A los fines de precisar la eficacia de la inscripción en el Derecho
venezolano interesa determinar, en primer lugar, si ella es constitutiva o si, por el
contrario, es declarativa. En segundo término, es necesario dilucidar la cuestión del
carácter obligatorio o facultativo de la inscripción.
De lo anterior, en Venezuela la transmisión de la propiedad así como la constitución y
transmisión de los demás derechos reales se produce por efecto del consentimiento
legítimamente manifestado (artículos 796 y 1.161 del Código Civil), es decir, solo
consensu, sin que se requiera para ello del cumplimiento de ninguna formalidad
adicional a la del acto o contrato enajenatorio. Basta, pues, el mero consentimiento,
sin necesidad de inscripción para que la propiedad se transfiera o el derecho real se
constituya.
La propiedad se transmite extra registralmente y los derechos reales se crean,
modifican, transmiten o extinguen también extra registralmente. Cuando el derecho
real accede al registró ya está formado. Sin embargo, para garantizar la seguridad del
tráfico inmobiliario se establece que solamente son oponibles a terceros las
transferencias de la propiedad o las constituciones y transmisiones de otros derechos
reales sobre bienes inmuebles cuando hayan sido inscritas en el Registro (artículo
1.924 del Código Civil).
Pero, en todo caso, la inscripción no juega papel alguno en la transmisión del derecho
real inter partes; constituye meramente un requisito formal encaminado a hacer
oponible a terceros la transmisión verificada. Siendo esto así, los efectos de la
inscripción en el Registro de los actos de constitución o transmisión de derechos
reales sobre bienes inmuebles tiene que ser declarativa y no constitutiva. El Registro
no perfecciona ni la constitución ni la transmisión de derechos reales y, por tanto, no
tiene efectos constitutivos. La eficacia de la inscripción es declarativa puesto que ella
se limita a publicar un cambio sucedido independientemente del registro.
40
Por excepción, el derecho real de hipoteca se constituye mediante inscripción en el
Registro (artículo 1.879 del Código Civil,). En este caso, la inscripción en el Registro
es constitutiva puesto que es un requisito constitutivo esencial para la existencia del
derecho de hipoteca. Este derecho no existe ni entre las partes ni frente a terceros si
no se ha cumplido con la formalidad ad solemnitatem del registro. La hipoteca, en
virtud de la precitada disposición legal, no tiene existencia como derecho real hasta el
momento mismo de ser inscrita, y los cambios en su titularidad tampoco se producen,
ni siquiera inter partes, en tanto que no se verifique la correspondiente inscripción.
Igualmente, de acuerdo con la Ley de Hipoteca Mobiliaria y Prenda sin
Desplazamiento de Posesión, estas garantías deben constituirse mediante instrumento
público o instrumento privado autenticado o reconocido que deberá ser inscrito en el
Registro Público (artículo 4º, aparte único). La inscripción del título de estas
garantías es pues, constitutiva y el derecho real de garantía nace para el acreedor con
el Registro. Es de mencionar que la inscripción es voluntaria cuando se deja a la libre
determinación del interesado; en cambio, la inscripción obligatoria es aquella
impuesta coactivamente dentro de un plazo legal, bajo sanción. En caso de no
efectuarla el interesado, se efectúa de oficio.
En Venezuela no se impone el carácter obligatorio de la inscripción de los actos de
transmisión de la propiedad o de constitución y transmisión de los demás derechos
reales sobre bienes inmuebles. Sin embargo, la ley estimula la inscripción en los
siguientes casos: al declarar la inoponibilidad frente a terceros de los títulos no
inscritos (artículo 1.924 del Código Civil).
Seguidamente, en Venezuela la protección del tercero que adquiere con base en los
datos que arroja el Registro se fundamenta, además, en la naturaleza del Registro
Inmobiliario como mecanismo creador de apariencias formales. En algunas
41
disposiciones legales en atención a la protección de la confianza en la apariencia
jurídica, el legislador atempera el rigor del principio de la transmisión de la propiedad
solo consensu.
Así, de acuerdo con los artículos 794 y 1.162 del Código Civil, la posesión de bienes
muebles produce, a favor del tercer adquirente de buena fe, el mismo efecto que el
título y determina la adquisición de la propiedad, independientemente de que el
transmitente sea o no titular del derecho enajenado. Es decir, la aplicación de las
precitadas disposiciones legales hacen posible la adquisición a non domino de bienes
muebles, esto es, adquirir a pesar de que el tradens no tenga poder de disposición
sobre la cosa.
Según los principios generales del Derecho Civil, la ausencia de este requisito impide
la transmisión del derecho real al accipiens. Sin embargo, si éste se halla en el
supuesto contemplado en los artículos 794 y 1.162 del Código Civil, adquirirá la
propiedad o el derecho real enajenado. Esto se explica por aplicación de la teoría de
la apariencia jurídica. El accipiens ha confiado en una situación que ofrece signos
razonables de corresponderse con la realidad, situación ésta que sirve de base a su
adquisición, a pesar de que con arreglo a los principios generales del Derecho Civil
no podría efectuarla. La apariencia sirve así como mecanismo de adquisición de
derechos reales en determinados casos.
El Código Civil contempla otros supuestos de adquisición a non domino en los cuales
se mantiene al adquirente en su adquisición a pesar de la inexistencia del derecho
enajenado en el patrimonio del tradens. En todos estos casos se trata, en definitiva, de
proteger a quien adquirió confiando en signos aparentes que hacían verosímil la
existencia del derecho enajenado en el patrimonio del tradens o la capacidad de
enajenación por parte de éste.
42
En el caso del adquirente conforme a los datos de Registro se configura plenamente el
requisito objetivo o material que se exige para la aplicación de la doctrina de la
apariencia jurídica puesto que lo normal es que quien aparece como titular registral,
también es titular del derecho registrado. Los signos exteriores que arroja la
publicidad registral son plenamente indicativos de una situación de regularidad
jurídica. Es decir, la publicidad registral permite al tercero suponer razonablemente
que el tradens es realmente dueño del bien inmueble que pretende enajenarle y que,
por tanto, puede perfectamente hacerlo.
Conviene, además, tener en cuenta que la publicidad registral se configura como un
servicio del Estado que se ejerce en interés de los particulares quienes, por tanto, al
confiar en los datos que refleje el Registro no pueden quedar defraudados, so pena de
quedar en entredicho el propio Estado. Por consiguiente, la publicidad registral que
sirve de apoyo a la adquisición a non domino constituye, sin duda, el primer elemento
de la apariencia jurídica para el tercer adquirente.
En cuanto al requisito subjetivo o psicológico de la apariencia, puede perfectamente
presumirse que quien actúe apoyado en la apariencia registral está actuando
prudentemente, esto es, cuando el tercero adquiere confiado en la publicidad registral
actúa diligentemente. Si en un caso concreto los datos del registro no se corresponden
con la realidad jurídica se puede presumir sin más que el adquirente actuó de buena fe
engañado y, por tanto, se configura el segundo requisito necesario para la aplicación
de la doctrina de la apariencia jurídica. Quien alegue que el tercero conoció la
discordancia entre realidad y apariencia deberá demostrarlo puesto que la buena fe se
presume siempre; y quien alegue la mala deberá probarla (artículo 789 del Código
Civil).
Según el autor Jean Pierre Arrighi (1974), el requisito formal que alude al negocio
jurídico realizado, se admite que la teoría de la apariencia no reviste interés alguno
43
cuando el acto de adquisición es a título gratuito puesto que el tercer adquiriente no
sufre en tal caso perjuicio alguno por el hecho de reestablecerse la realidad jurídica y
no tiene necesidad de ninguna protección especial (pp. 434).
Lo que nos conduce a postular que el tercer adquirente para beneficiarse de los
efectos de la fe pública registral debe haber adquirido del titular inscrito por acto a
título oneroso, es decir, su adquisición debe significarle una contraprestación o un
sacrificio patrimonial (Código Civil, artículo 1.135). En el mismo sentido, Ángel
Cristóbal Montes (1967) expresa:
“Si el Registro tiene como finalidad fundamental la seguridad del tráfico jurídico inmobiliario resultará harto difícil, en los supuestos de transmisiones gratuitas, justificar la protección a favor del adquirente que nada eroga y en perjuicio del titular real del derecho (verus dominus), máxime si éste obtuvo el derecho mediante contraprestación.” (pp. 91)
Para que proceda la doctrina de la apariencia no basta que concurran los tres primeros
requisitos. Es necesario, además, que la ley no excluya expresamente la aplicación de
la apariencia (requisito negativo). Así ocurre, por ejemplo, en materia de bienes
muebles sustraídos o extraviados en donde la posesión no equivale a título y, por
consiguiente, el verus dominus puede reivindicarla de aquél que la tenga (artículo 794
in fine del Código Civil).
En este caso pues, no hay reconocimiento de efectos para la apariencia porque el
legislador estima más justo proteger al verus dominus. Tampoco se ampara la
apariencia en el caso de actos ejecutados por el deudor fallido, después de la época de
la cesación de pagos o en los diez días que preceden a dicha época y antes del juicio
declaratorio de quiebra en razón de los efectos retroactivos de la declaración de
quiebra (artículos 945 y 946 del Código de Comercio). En estos casos, el adquirente
44
del quebrado no queda protegido por la doctrina de la apariencia jurídica, no obstante
concurrir los demás requisitos de aquélla.
Este requisito establecido en forma negativa que impide la aplicación de la doctrina
de la apariencia jurídica no está presente en el supuesto de la adquisición por parte del
tercero que confía en los datos del Registro. Por el contrario, la Ley del Registro
Público y del Notariado brinda protección al tercero registral. En efecto, al prescribir
el artículo 9 que la fe pública registral protege la verosimilitud y certeza jurídica que
muestran sus asientos; y el artículo 23, que el Registro Inmobiliario debe garantizar la
seguridad jurídica de los actos y derechos inscritos, con respecto a terceros, está
consagrado, a nuestro modo de ver, protección jurídica de orden legal a quien
adquiere confiado en la apariencia que reflejan los datos del Registro.
De manera que no se trata en el caso concreto de que la ley prive de amparo a la
situación de apariencia registral; al contrario la reconoce y consagra, puesto que
presume la veracidad y exactitud de los datos registrales y ordena que el Registro
Inmobiliario se organice en forma tal que dispense protección a los terceros que
confían en la apariencia que aquél refleje; con lo cual, en nuestro criterio, la ley
coloca la adquisición por parte del tercero registral en el ámbito objetivo de
protección de la doctrina de la apariencia jurídica.
Por último, recuérdese que la presunción de exactitud e integridad del contenido del
Registro es una presunción que opera con distinta intensidad, esto es, como
presunción iuris tantum a favor de todo titular registral (principio de legitimación) y
como presunción iuris et de iure, para hacer adquirir la propiedad a quien adquirió a
non domino de quien figuraba como dueño en los asientos del Registro (principio de
la fe pública registral).
45
En lo referente a los actos administrativos, en Venezuela, Brewer Carías (1975)
sostuvo que la actuación del Registrador constituye una actividad administrativa,
realizada por una autoridad administrativa, en ejercicio de la función administrativa
(pp. 430). La relación que surge entre la Administración y los particulares es una
relación jurídico - administrativa y, por tanto, la actividad de registro es una actividad
administrativa. Además, el Registro Público es un servicio público integrado dentro
de la administración pública como complejo orgánico (Poder Ejecutivo).
Además esta tesis se apoya en el hecho de que la actuación del Registrador es
característicamente la de un funcionario público que merece fe pública en todos los
actos, declaraciones y certificaciones que autorice, y lo hace en cumplimiento de una
función típicamente administrativa, que es el elemento fundamental que permite
diferenciar claramente el acto administrativo de los demás.
A esta noción se critica que el servicio público, en el sentido más amplio de esta
expresión, más que una forma de actividad administrativa es el fin mismo que inspira
la actuación administrativa y la de los demás poderes del Estado por lo que no debe
convertirse en el elemento caracterizador y distintivo de la condición administrativa
de los actos, sujetos o instituciones. Además, en el ejercicio de su función
calificadora el Registrador es independiente y sus actuaciones no están sometidas al
principio de jerarquía administrativa.
En efecto, en el procedimiento registral no hay intervención de órganos
administrativos distintos del Registrador. Los actos del Registrador que ordenan el
registro de un documento no son recurribles por ante la jurisdicción contencioso-
administrativa. La anulación de un acto de registro compete a la jurisdicción ordinaria
(léase el artículo 41 de la Ley del Registro Público y del Notariado).
46
En Venezuela, la jurisprudencia ha negado el carácter administrativo de los actos del
Registro Público y sostenido que en los casos en que se aleguen vicios en los
documentos ya registrados, o se estime que el funcionario registral ha incurrido en
actuaciones ilegales, el conocimiento y decisión sobre tales materias corresponde a la
jurisdicción ordinaria. (Sentencia de la Sala Político-Administrativa de la antigua
Corte Suprema de Justicia, de fecha 21 de febrero de 1.990. Caso: The Lancashire
General Investment Company Limited contra Daniel Cisneros Guevara; expediente
86/120.)
Comparación entre los Actos Administrativos y los Actos Civiles Dentro del
Contexto del Derecho Registral Venezolano.
El acceso de actos administrativos al Registro Inmobiliario se extiende tanto a los
obstáculos existentes en el Registro que impidan la inscripción solicitada u ordenada
como a la verificación del cumplimiento de los requisitos de validez del acto
administrativo, cuya inscripción se solicita, pero no a los aspectos de fondo del
acto. Asimismo, la calificación registral en estos casos, se refiere a la constatación de
la observancia de los requisitos que establezca la ley, en cada caso, para que un acto
administrativo tenga acceso al Registro, sin que ello suponga una excepción al
principio de la ejecutividad de los actos administrativos puesto que la ejecutividad
ampara al contenido del acto y el posible acceso al Registro no forma parte de ese
contenido.
Además, el control de legalidad consustancial a la función calificadora se limita a
permitir o no el acceso del documento al Registro y no afecta la eficacia inmediata
del acto. Por consiguiente, la ejecutividad del acto administrativo no constituye un
límite para la función calificadora del Registrador puesto que el efecto de la
calificación se limita a admitir o rechazar la inscripción solicitada.
47
Por otra parte, las resoluciones del Registrador no prejuzgan sobre la validez del
título ni, por tanto, impiden el procedimiento que pueda seguirse por ante los
tribunales sobre su validez o nulidad. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 40 de
la Ley del Registro Público y del Notariado, las resoluciones del Registrador no
prejuzgan sobre la validez del título. Por su parte, el artículo 42 ejusdem dispone que
la inscripción no convalida los actos o negocios jurídicos inscritos que sean nulos o
anulables conforme a la ley.
En Venezuela la propiedad se transmite solo consensu, es decir, la propiedad se
transmite en virtud del sólo contrato (artículos 796 y 1.161 del Código Civil). Según
el autor José Aguilar Gorrondona (1999) la transmisión de la propiedad por contrato
presupone la validez de éste y está sujeta a su eventual nulidad (pp. 389). Por ello, la
ley destaca la necesidad de la validez del acto o negocio jurídico inscribible.
Comoquiera que la propiedad y derechos reales se transmiten por contrato, la Ley del
Registro Público y del Notariado destaca que el Registro no purga ni convalida los
defectos del título, puesto que no es su objeto dar validez a actos que por sí mismos
no la tienen, bien sea por vicios de forma o de fondo (por ejemplo, por falta de
capacidad, vicios del consentimiento, defectos de forma). De ahí también la
necesidad de que el Registrador califique la validez de los actos y negocios jurídicos
antes de practicar su inscripción.
Por otro lado, se ratifica que los asientos registrales están bajo la salvaguarda de los
tribunales y producen todos sus efectos mientras no se declare su inexactitud,
principio éste que aparece consagrado en la Exposición de Motivos de la Ley del
Registro Público y del Notariado, a los fines de asegurar la exactitud de los asientos
registrales, la ley exige que el Registrador en su función calificadora examine y
verifique con todo rigor el cumplimiento de los requisitos legales de fondo y de forma
48
del acto sujeto a inscripción, es decir, los requisitos de legalidad y de validez del acto
o negocio jurídico que se pretende inscribir.
Sin embargo, aún cuando los asientos registrales se presumen exactos, la última
palabra sobre la validez o nulidad de los actos y negocios jurídicos registrados
corresponde a los tribunales de justicia, de acuerdo con la ley. Ciertamente, a través
de la calificación registral se procura evitar que accedan al Registro Inmobiliario
actos y negocios jurídicos nulos o anulables. Pero, no siempre es posible calificar la
validez del acto en todos sus elementos, sobre todo cuando no se exige que solamente
los títulos auténticos ingresen al Registro.
Por otra parte, debido a que el Registrador en su calificación ha de limitarse a lo que
se desprenda del título y a la información del Registro es posible que existan vicios
del consentimiento u otras irregularidades del negocio inscribible cuya existencia no
se desprenda del título ni de los datos del Registro. También, por simple descuido del
Registrador se puede obtener la inscripción de un acto que tenga defectos en su parte
intrínseca o en su forma. En fin, es posible que actos o contratos nulos y anulables
accedan al Registro Inmobiliario, por error, por imposibilidad de demostrar la
irregularidad o el vicio que afecta al título o por cualquier otra circunstancia.
Por ello, se permite a los interesados incoar acción judicial para obtener la nulidad de
los actos o negocios inscritos en el Registro. La demanda deberá anotarse
provisionalmente en el Registro para evitar que los terceros, confiados en los datos
que arroje el Registro, adquieran derechos sobre el inmueble (adquisición a non
domino) y queden protegidos en sus respectivas adquisiciones en atención al
principio de la fe pública registral.
Corresponderá, en definitiva, a la jurisdicción ordinaria resolver en base a los
alegatos y medios de prueba aportados por los interesados, sobre la validez o nulidad
del acto o negocio jurídico inscrito. El Juez en su examen de la situación planteada no
49
estará limitado por lo que se desprenda del título y de los asientos registrales puesto
que en el juicio ordinario no existen las limitaciones probatorias del procedimiento
registral, sino que las partes podrán aportar al proceso los documentos y medios de
prueba que estimen pertinentes, de acuerdo con la ley.
Por otra parte, de acuerdo con la Ley del Registro Público y del Notariado se
inscribirán también los siguientes actos:
1) Los documentos que contengan declaración, transmisión, limitación o gravámenes
de la propiedad;
2) Todo contrato, declaración, transacción, partición, adjudicación, sentencia
ejecutoriada, o cualquier otro acto en el que se declare, reconozca, transmita, ceda o
adjudique el dominio o propiedad de bienes o derechos reales o el derecho de
enfiteusis o usufructo;
3) La constitución de hogar;
4) Los contratos, declaraciones, transacciones, sentencias ejecutoriadas y otros actos
que se establezcan sobre inmuebles, derechos de uso, habitación o servidumbre o se
constituyan anticresis, hipotecas o se divida, se traslade o reduzca alguno de esos
derechos;
5) Los documentos que limiten de cualquier manera la libre disposición de
inmuebles;
6) Las declaraciones, los denuncios, los permisos, los contratos, los títulos, las
concesiones y los demás documentos que conforme a las leyes en materia de minas,
hidrocarburos y demás minerales combustibles deban registrarse;
7) Los contratos de opción para adquirir derechos sobre inmuebles;
8) Las donaciones cuando tengan por objeto bienes inmuebles; y
9) La separación de bienes entre cónyuges cuando tenga por objeto bienes inmuebles
o derechos reales, entre otros.
Así, todos los actos y derechos objeto de inscripción en el Registro Inmobiliario están
específicamente señalados en el nuevo ordenamiento de una manera excesiva y
detallista. En la enumeración legal están comprendidos todos los actos y negocios
jurídicos relativos al dominio y demás derechos reales sobre bienes inmuebles,
además de los específicamente reseñados en la ley.
Conviene tener en cuenta que la enumeración legal de los actos sometidos a registro
comprende fundamentalmente los actos de contenido jurídico real relativos a bienes
inmuebles. Se inscriben, pues, los actos mediante los cuales se constituyen, declaran,
reconocen, transmiten, modifican o extinguen derechos reales sobre bienes
inmuebles.
Por el contrario, las obligaciones o derechos personales están excluidos del
Registro. Sin embargo, excepcionalmente se permite el acceso al Registro de algunos
derechos personales. El caso más importante es el de los contratos de arrendamiento
de bienes inmuebles cuya duración exceda de seis años (artículo 1.920, numeral 5º
del Código Civil). Igualmente, deben registrarse los contratos de opción para adquirir
derechos sobre inmuebles.
Asimismo, de la redacción legal se desprende que deben registrarse los actos por los
que se establezcan cláusulas de inalienabilidad temporal u otras limitaciones a la libre
50
disponibilidad o susceptibles de provocar la resolución o revocación de los actos
registrados, así como las decisiones judiciales que confirmen la existencia de tales
cláusulas.
Ciertamente, existen algunas semejanzas entre la función calificadora y la
jurisdiccional. Sin embargo, ellas son superficiales. Así, el hecho de que en el
ejercicio de la función calificadora se interpreten y apliquen las normas legales y que
la decisión respectiva produzca importantes consecuencias jurídicas, no es privativo
ni exclusivo de la jurisdicción. No solamente los jueces llevan a cabo estos cometidos
y actuaciones.
Además, aunque la importancia de los efectos erga omnes y presunciones
legitimadoras derivados de la inscripción son grandes, la circunstancia de que ésta no
produzca el efecto de cosa juzgada y el hecho de que el Registrador no esté integrado
en la organización judicial, apartan la función calificadora del Registrador de la
jurisdicción.
En Venezuela tienen acceso al Registro no solamente los actos y contratos que
consten en documento público o auténtico, sino también los que consten en
documento privado. La Ley del Registro Público y del Notariado se refiere en forma
general a la facultad del Registrador de calificar los documentos (artículo 40) y al
ámbito del principio de legalidad (artículo 8). No se refiere, sin embargo, la ley a la
extensión de las facultades de calificación de los Registradores en relación con los
títulos de origen judicial. Los tribunales venezolanos han admitido que el ejercicio de
la función calificadora de los Registradores se extiende a los documentos judiciales.
Por lo que respecta a la firmeza de las decisiones judiciales, el artículo 44 de la Ley
del Registro Público y del Notariado ordena la inscripción en el Registro de
sentencias ejecutoriadas relativas a la propiedad o a derechos reales que recaigan
51
sobre bienes inmuebles. El Código Civil, por su parte, ordena el registro de toda
sentencia ejecutoriada que pronuncie la nulidad, la resolución, la rescisión o la
revocación de un acto registrado (artículo 1.922 Código Civil). Por su parte, el
artículo 696 del Código de Procedimiento Civil, ordena que se registre la sentencia
declarativa “firme y ejecutoriada” de propiedad por prescripción adquisitiva.
Por consiguiente, salvo que se trate de las anotaciones provisionales de las
actuaciones judiciales que alude el artículo 44 de la Ley del Registro Público y del
Notariado, el carácter firme y ejecutoriado de la sentencia cuyo registro se solicita es
una cuestión comprendida dentro de la función calificadora del Registrador, porque
de no concurrir este requisito no habría título registrable de acuerdo con la ley.
En cuanto, al examen de las menciones a que se refieren los artículos 45 y 46 de la
Ley del Registro Público y del Notariado en la sentencia objeto de registro, su
verificación por el Registrador se impone para que no haya dudas acerca del
inmueble, del titular registral y del derecho real que se asentarán en el Registro.
En fin, no podría la calificación registral extenderse a otros elementos de la decisión
judicial tales como la existencia de las menciones que alude el artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil o de los vicios a que se refiere el artículo 244
ejusdem; la falta de competencia del tribunal o la determinación acerca de si la
decisión podría o no ser dictada en el proceso en que se dictó toda vez que estos
hechos o circunstancias no son objeto de calificación sino de las defensas,
excepciones o recursos establecidos en la ley contra la sentencia de que se trate o de
impugnación por los demás medios que establezcan las leyes procesales. Por tanto,
aun cuando una sentencia contenga vicios o irregularidades de este tipo, la misma
habrá de tenerse por válida, será objeto de registro y surtirá todos sus efectos, como si
no estuviera afectada por vicio alguno.
Vías de Impugnación de Actos Civiles y de Actos Administrativos y su Influencia
en el Medio Registral Venezolano.
La nueva Ley del Registro Público y del Notariado contempla la siguiente estructura
del sistema registral y del notariado: El Registro Inmobiliario para los bienes
inmuebles, el Registro Mercantil para los comerciantes, el Registro Civil para las
personas en general, el Notariado referido a actos, hechos y declaraciones. Al crearse
un Registro especializado de los cambios reales inmobiliarios en el que se inscriben
los actos de constitución, declaración, reconocimiento, transmisión, modificación o
extinción de la propiedad u otro derecho real sobre bienes inmuebles, se asegura la
concentración del Registro en lo estrictamente inmobiliario, lo que constituye, sin
duda, un paso de avance con respecto a la situación preexistente.
La competencia de los Registradores para poder calificar los documentos presentados
se rige por lo dispuesto en el artículo 19 de la Ley del Registro Público y del
Notariado que la niega cuando aquellos sean parte o cuando su cónyuge, ascendientes
o descendientes o parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o segunda de
afinidad aparezcan como interesados, presentantes, representados o apoderados.
Esta disposición legal procura asegurar la necesaria imparcialidad en las actuaciones
del Registrador que se vería comprometida, de permitirse el ejercicio de la función
calificadora por parte del Registrador cuando él o alguna de las personas antes
indicadas tuvieran interés en el asunto. En esta eventualidad el Registrador Suplente
sustituirá al titular (artículo 20 de la Ley del Registro Público y del Notariado).
La Ley del Registro Público y del Notariado establece en su artículo 38 que el
Registrador tendrá un plazo de 3 días hábiles contados a partir de la fecha de su
presentación en la oficina del registro público para inscribir o autenticar los
52
documentos o actos el Registrador deberá aceptar la solicitud de inscripción y
proceder al registro del documento o, en su caso, denegar la inscripción.
Si la calificación del Registrador es favorable, practica el asiento solicitado y
devuelve al interesado el documento inscrito (artículo 38 de la Ley del Registro
Público y del Notariado). En este caso no cabe recurso alguno contra la calificación
del Registrador.
No obstante, la persona que se considere lesionada por una inscripción efectuada en
contravención a la ley podrá acudir ante los tribunales para impugnar dicha
inscripción. En efecto, el artículo 43 de la Ley del Registro Público y del Notariado
establece que los asientos registrales en que consten los actos o negocios jurídicos
nulos o anulables solamente podrán ser anulados por sentencia definitivamente firme;
y, Así, en los casos en que se alegaren vicios en los documentos registrados el
conocimiento y decisión sobre tales materias corresponderá a la jurisdicción
ordinaria.
Conviene tener en cuenta que la ley actual, a diferencia de las leyes de Registro
Público anteriores, no atribuye expresamente competencia a los tribunales ordinarios
para conocer de las acciones que interpongan los interesados contra una inscripción
ilegal por parte del Registrador. En efecto, el artículo 43 de la Ley del Registro
Público y del Notariado se limita a señalar que los asientos en que consten los actos
nulos solamente podrán ser anulados por sentencia definitivamente firme, pero no
indica si el conocimiento del asunto corresponde a la jurisdicción contencioso-
administrativa o a los tribunales ordinarios.
En efecto, la demanda para impugnar la validez de un acto registrado, el
conocimiento corresponde a los tribunales ordinarios; y éstos son los competentes
para declarar la nulidad del acto, y también para declarar la nulidad del asiento
53
registral en que aquél se ha hecho constar por tratarse de un asunto contenido en una
sola causa, cuyas conexiones por el objeto de la demanda y por los hechos de que ésta
depende, requieren que su decisión esté confiada a un solo tribunal.
Sería contrario a toda lógica procesal separar el aspecto formal del problema de su
aspecto de fondo, pues la nulidad o validez del acto de registro y de su contenido, se
encuentran estrechamente unidos entre sí por una relación de causalidad. En
consecuencia, los tribunales ordinarios son los competentes para conocer de las
demandas de nulidad de los actos de registro de documentos presentados para su
inscripción. Esta fue la orientación de la jurisprudencia durante la vigencia de las
anteriores leyes de Registro Público y la misma debe seguirse bajo la vigencia de la
nueva ley.
Así pues, corresponde a la jurisdicción ordinaria conocer de las acciones que se
intenten contra documentos inscritos por ante el Registrador respectivo; de lo cual se
deduce que no puede el Registrador, ni autoridad administrativa alguna, invalidar o
anular con posterioridad a su inscripción los actos ya registrados, en virtud de que tal
revisión está reservada exclusivamente a los tribunales ordinarios.
La Dirección Nacional de Registros y del Notariado del Ministerio del Interior y
Justicia no puede desconocer los asientos del Registro ni negarle validez a un
documento inscrito, porque ello equivaldría a una declaratoria de nulidad mediante
una clara extralimitación de funciones, a la luz de lo dispuesto en el artículo 40 de la
Ley del Registro Público y del Notariado.
De acuerdo con el artículo 41 de la Ley del Registro Público y del Notariado, en caso
de que el Registrador rechace o niegue la inscripción de un documento o acto, el
interesado podrá intentar recurso jerárquico ante la Dirección Nacional de Registros y
del Notariado, la cual deberá, mediante acto motivado y dentro de un lapso no mayor
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a diez (30) días siguientes, a la presentación del mismo, y deberá notificar al
interesado o interesada, de conformidad con lo establecido en la Ley orgánica de
Procedimientos Administrativos.
El o los interesados podrán intentar dentro de los 15 días siguientes a su notificación
el Recurso jerárquico ante el Servicio Autónomo de Registros y Notarías, el cual
deberá decidir mediante auto motivado el Recurso Jerárquico dentro de un lapso no
mayor de 90 días, confirmando la negativa o revocándola y ordenando su inscripción,
si es el caso, quedando así agotada la vía administrativa. Si la administración no se
pronunciare dentro del plazo establecido se entenderá negado el recurso.
En este caso el administrado podrá acudir a la jurisdicción contencioso
administrativas para ejercer los recursos pertinentes, dentro del lapso de 6 meses,
contados a partir de la notificación del acto que declare sin lugar el Recurso
Jerárquico o a partir de la fecha en que opere el silencio administrativo.
En otro orden, el Registro se estructura como un servicio de información al que puede
acceder todo interesado en consultar el contenido de los asientos del Registro. Los
fines sociales del Registro presuponen no solo la inscripción de los actos registrables,
sino además la posibilidad de que los particulares interesados en conocer los asientos
del Registro puedan efectivamente hacerlo.
Ahora bien, en lo que se refiere a los mecanismos de impugnación de los actos civiles
y su alcance en el derecho registral, se hace necesario mencionar que el legislador se
ha visto en la necesidad de contemplar medios o instrumentos que permitan a las
partes o a terceros hacer frente a resoluciones judiciales o diligencias procesales que
no se adecuan a la norma jurídica establecida en la propia ley. La actividad de las
partes no se agota con los diversos tipos escritos que se les permite hacer valer en
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primera instancia para dar inicio a un proceso. Por el contrario esta actividad continúa
con la interposición de los medios de impugnación.
Pero la impugnación se define como aquella pretensión procesal, de parte o de
tercero, establecida expresamente por el legislador, destinada a atacar resoluciones
judiciales o diligencias procesales, no es igual en materia de procesos declarativos
que en procesos de ejecución. En efecto en un proceso declarativo, el objeto del
conflicto está en pleno debate, en discusión, y por lo tanto el demandante y el
demandado deben tener todos los medios posibles que les permitan ejercer en forma
efectiva su derecho de acción y de defensa. En cambio en un proceso de ejecución lo
debatido, lo discutido, ya ha sido resuelto por el propio órgano jurisdiccional o
árbitro, o bien ha sido solucionado por las propias partes, a través del mecanismo de
la auto-composición.
La impugnación puede dirigirse frente a resoluciones judiciales o diligencias.
Respecto a las primeras (que constituyen el objeto del recurso procesal como medio
de impugnación). El legislador ha regulado en esta materia las sentencias, por regla
general, de carácter interlocutorio.
Por su parte, las providencias son aquellas resoluciones judiciales en que una cuestión
procesal requiere de una decisión judicial por establecerlo así la ley, o bien por
derivarse de ellas cargas, o por afectar a derechos procesales de las partes. Mientras
que los autos, son aquellas resoluciones judiciales que niegan o acuerdan el despacho
de la ejecución, provisional o definitiva, que ordenen el embargo o su alzamiento, que
decidan sobre la oposición de la ejecución, sobre la suspensión, el sobreseimiento o la
reanudación, sobre las tercerías y aquellas otras que se señalen en la ley de
enjuiciamiento.
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Las anteriores son actuaciones propias del juez ejecutor y por lo tanto cada vez que
exista una resolución judicial, providencia o auto, que produzca un gravamen podrá
hacerse valer la impugnación por medio del recurso de reposición o de apelación.
Respecto a las diligencias de ordenación son aquellas resoluciones dictadas por el
Secretario Judicial para dar curso al proceso de ejecución, señalando expresamente su
nombre, fecha y firma.
Tienen por objeto dar impulso procesal y ejecutar determinadas actuaciones en el
proceso de ejecución que no son resueltas por auto o providencia. No deciden
cuestiones de fondo, resuelven, solamente persiguen seguir el orden lógico del
procedimiento. No son objeto de un recurso. Ahora bien, si las diligencias de
ordenación producen gravamen a alguno de los sujetos procesales (partes o terceros)
intervinientes en el proceso, podrán hacer valer el medio de impugnación respectivo,
excluido los recursos procesales, eso sí.
En cuanto a la calidad de parte ha sido definida como una condición dentro del
proceso, como un conjunto de situaciones jurídicas de carácter activo y pasivo que
tienen determinadas personas. El derecho a recurrir ha sido establecido por el
legislador como un remedio para poder atacar aquellas resoluciones judiciales
injustas o contrarias a derecho. En efecto los elementos de procedibilidad son la
existencia de una resolución judicial y que esa resolución judicial produzca un
gravamen. Por su parte la admisibilidad del recurso se refiere a ciertos elementos que
se deben cumplir para la sustanciación del recurso.
En todo caso, la admisibilidad del recurso en ningún caso puede hacerse depender de
requisitos contrarios a la Constitución no pueden ser fijados arbitrariamente, sino que
han de responder a la naturaleza del proceso y a las finalidades que justifican su
existencia. Cuando se trate por ejemplo de una acción de nulidad absoluta de notas
marginales que fueron inscritas por una oficina de Registro Público Municipal en
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violación a normas legales y a derechos constitucionales la impugnación
corresponderá al Juzgado Superior de lo Contencioso Administrativo en donde ocurra
el hecho objeto del litigio.
En tal sentido, el artículo 41 de la Ley de Registro Público y del Notariado publicada
en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.833
(Extraordinario) del 22 de diciembre de 2006, establece la negativa registral, que
señala que el administrado puede acudir a la jurisdicción contencioso-administrativa
para ejercer los recursos pertinentes, dentro del lapso de seis meses, contados a partir
de la notificación del acto que declare sin lugar el recurso jerárquico o a partir de la
fecha en que opere el silencio administrativo.
La referida disposición legal prevé, específicamente, que corresponde a la
jurisdicción contencioso-administrativa conocer de los actos de negativa de registro,
no obstante, no hace mención alguna en cuanto a las impugnaciones de los asientos
registrales; tal situación se ha mantenido a pesar de las distintas reformas que ha
sufrido la Ley que regula la materia, reproduciendo en iguales términos la norma
precedentemente transcrita.
De allí que se ha considerado, de acuerdo al criterio pacifico y reiterado de la Sala
Político-Administrativa, que la competencia para conocer de las nulidades de los
asientos registrales corresponde a los tribunales ordinarios, conforme a la sentencia
Nº 8 dictada el veintinueve (29) de enero de 2010 y publicada el dos (02) de febrero
de 2010, por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Especial
Segunda, en cuyo fallo estableció que corresponde a los Juzgados de Primera
Instancia en lo Civil de la Circunscripción Judicial donde se encuentre registrado el
inmueble objeto de la controversia, la competencia para conocer de la acción de
nulidad de asientos registrales, en los siguientes términos:
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El caso de autos versa sobre una acción de nulidad de asientos registrales
correspondiente a las protocolizaciones de los documentos de enajenación de un
bien inmueble que, a decir de la actora, se encuentra afectado por una medida de
embargo ejecutivo, lo cual pudiera resultar en la indeterminación del derecho de
propiedad sobre el referido bien, supuesto este que no ha sido regulado por la Ley
de Registro Publico y del Notariado, la cual solo regula las pautas para que, en
caso que haya una negativa o que opere el silencio administrativo en el marco de
una solicitud de inserción en los libros de Registro de un determinado documento
o acto; el ciudadano afectado puede ejercer su defensa en un procedimiento que se
llevara a cabo en sede administrativa y que tendrá control judicial por parte de la
jurisdicción contencioso administrativo, de conformidad con lo dispuesto en el
articulo 259 de la Carta Magna.
En este sentido, resulta oportuno referir la sentencia de la Sala Plena Nº 99 publicada en fecha 10 de noviembre de 2009 (caso: Tamara Gontscharenco K.) que, a su vez, ratifica el criterio expresado por las Salas Constitucional y Político Administrativa del Alto Tribunal de la República sobre la competencia de la jurisdicción civil ordinaria en casos como el de autos (solicitud de nulidad de asiento registral), en cuyo texto se señala lo siguiente: (omissis) De allí que, de conformidad con el criterio trascrito, siendo que los asientos registrales son actos de contenido civil (en cuanto se refieran a la materia del derecho de propiedad) y que la acción de nulidad de esos actos tiene por objeto resolver un conflicto ínter subjetivo en relación con la titularidad del referido derecho, esta Sala Plena Especial Segunda con base en el principio de que todo proceso debe ser regido por el juez natural y que la competencia en razón de la materia, corresponden al juzgador especializado en aplicar las normas sustantivas y adjetivas subsumibles a cada caso, con fundamento en lo establecido por el artículo 28 del Código de Procedimiento Civil, reitera que la competencia para conocer de tales juicios corresponde a la jurisdicción civil ordinaria y, específicamente, al juez de Primera Instancia Civil de la Circunscripción Judicial donde se encuentre registrado el inmueble objeto de la controversia. Así se declara.
Determinado lo anterior, de acuerdo con la norma y el criterio jurisprudencial citados,
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se estableció que la competencia para conocer de la demanda por nulidad de asientos
registrales intentada por un administrado en contra de una Oficina de Registro
Público Municipal corresponderá al Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de la
Circunscripción Judicial del silicio del hecho.
Es de resaltar que la jurisprudencia venezolana, considera que en resguardo del
principio de seguridad jurídica, característica de la materia registral, y visto que la
omisión de la Ley de Registro Público no va en detrimento de las demás normas que
condicionan la conformación de los actos registrales, así como los mecanismos de
impugnación establecidos en el ordenamiento jurídico, aunado a que en la historia
normativa siempre se le ha adjudicado el conocimiento de las nulidades de los
asientos al juez competente en razón de la materia, y visto que no se le ha adjudicado
al contencioso administrativo injerencia sobre tales supuestos, y señala que no existen
modificaciones en el régimen de competencia, siendo todavía las instancias ordinarias
las llamadas a pronunciarse sobre la nulidad de los asientos registrales, quienes
deberán seguir conociendo, como lo han efectuado, de tales supuestos.
Por ende, vistos los antecedentes legislativos en la materia, y analizado el contenido
del articulo 53 de la Ley de Registro Público y Notariado, el cual solamente hace
referencia a la acción contra las actas de asambleas, de la exclusiva correspondencia
de la jurisdicción mercantil, el criterio considerado por la sentencia Nº 7/2006,
dictada por la Sala Político Administrativa resulta conforme a derecho, al haberse
negado a conocer de la nulidad de un asiento registral, cuya competencia nunca le ha
correspondido ni actualmente le corresponde conocer. También resulta certera su
decisión de declinar el conocimiento de la causa en los tribunales civiles y
mercantiles, por ser esta materia inherente al ámbito de sus potestades para el
conocimiento de los asuntos comerciales.
Criterios estos y reiterados que han establecido que corresponde a los tribunales
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ordinarios el conocimiento de aquellos asuntos en los que se pretenda la nulidad de
los asientos registrales, fundamentalmente en razón de que la Ley que rige la materia
no establece expresamente a que órgano jurisdiccional corresponde conocer de tales
impugnaciones y considerando que los asientos registrales son actos que por su
naturaleza pertenecen a los juzgados ordinarios, en virtud de que se trata de
actuaciones que conllevan a la aplicación de normas sustantivas y adjetivas de
contenido civil o mercantil, por cuanto para declarar la nulidad o no del documento
protocolizado, debe necesariamente pronunciarse sobre la situación jurídica de las
partes involucradas, aunado al hecho de que se esta en presencia de un supuesto
distinto al previsto en el artículo 41 de la vigente Ley de Registro Publico y del
Notariado.
En tal sentido, de conformidad con los criterios jurisprudenciales mencionados, se
evidencia que los asientos regístrales son actos de contenido civil en cuanto se
refieran a la materia de derecho de propiedad y que la acción de nulidad de esos actos
tiene por objeto resolver un conflicto intersubjetivo en relación con la titularidad del
referido derecho, lo cual, debe ser conocido y decidido en primera instancia por los
Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo civil de la jurisdicción donde
estuviese ubicado el inmueble.
A los fines de determinar cuál es el tribunal civil que tiene atribuida la competencia
por la cuantía, es preciso destacar que la Resolución Nº 2009-006, de fecha 18 de
marzo de 2009, emanada del Tribunal Supremo de Justicia, y publicada en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 39.152, de fecha 02 de abril de
2009, señala el órgano jurisdiccional que tiene atribuida la competencia para tramitar
las causas cuya cuantía no exceda de tres mil unidades tributarias (3.000 U.T).
En vista del conflicto negativo de competencia surgido se observa que el numeral 4
del articulo 31 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, dispone que se
remitirá a la Sala que sea afín con la materia y la naturaleza del asunto debatido, los
conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios o especiales, cuando no
exista otro tribunal superior y común a ellos en el orden jerárquico. En tal sentido, la
Sala Plena del Alto Tribunal mediante fallo número 01, de fecha 02 de noviembre de
2005, publicado el 17 de enero de 2006 (caso: José Miguel Zambrano), dispuso que a
ella le corresponde dirimir los conflictos de competencia planteados entre Tribunales
con distintas jurisdicciones.
Finalmente, como expresa Jerónimo González (1924): “Los fines sociales y jurídicos
que la fe pública del Registro persigue no se alcanzarían si no se estableciera para
hacer efectiva la notoriedad de las inscripciones una reglamentación adecuada,
adjetiva en cierto modo, que permita a los interesados conocer, sin grandes
investigaciones ni gastos, las oficinas donde han de recibir las noticias que buscan y
el contenido de los asientos que puedan afectarles.” (pp. 395). Por ello, la ley da la
posibilidad de acceso al Registro a quien tenga interés en consultarlo. En tal sentido,
el artículo 1.928 del Código Civil y el artículo 13 de la Ley del Registro Público y del
Notariado establecen el carácter público del Registro.
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CONCLUSIONES
El propósito fundamental del Registro es garantizar, mediante la publicidad registral,
la certeza y la seguridad jurídica de los bienes o derechos inscritos, otorgándoles la
presunción de verdad legal, oponible a terceros. Los asientos registrales están bajo la
salvaguarda de los Tribunales y producen todos sus efectos mientras no se declare su
inexactitud. En el presente trabajo de grado se estudió las diversas innovaciones que
establece la Ley de Registro Público y del Notariado y las consecuencias más directas
de su implementación en todo el territorio nacional.
Desde el punto de vista registral, hay una dispersión del ordenamiento jurídico
registral, ya que, sus leyes no se encuentran reunidas en un Código Registral, sino
que se encuentran dispersas en otras leyes como la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, el Código Civil, la Ley de Hipoteca Mobiliaria, el Código
de Comercio y el Decreto con Fuerza de Ley del Registro y del Notariado.
Finalmente, la Ley de Registro Público y del Notariado constituye un cuerpo
normativo que incorpora al ordenamiento jurídico venezolano los principios
modernos que se requieren para instaurar la seguridad jurídica en las instituciones
registrales y revitalizar el ejercicio de la función notarial. Ello se logra con una visión
congruente del ámbito de la seguridad jurídica patrimonial, civil y pública para estar
en el marco de los países de vanguardia en procesos registrales y notariales
automatizados.
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RECOMENDACIONES
A continuación se sugieren algunas recomendaciones que se pueden poner en práctica
para garantizar la seguridad y movilidad de actos y contratos relativos al dominio y
demás derechos reales y personales en el actual derecho registral venezolano:
� Promover como obligación de los registradores y notarios la presentación
personal de los documentos otorgados ante ellos, en el Registro Público y no a
través de terceros.
� Establecer de forma clara y concisa lo relativo a la competencia de los
tribunales que conocerán lo casos de actos civiles y administrativos
impugnados en sede judicial en el rango legal venezolano y no por medio de
jurisprudencias, con el objeto de proteger la seguridad jurídica del
administrado.
� Se insta, a los profesionales y estudiantes del derecho a continuar
profundizando esta materia registral, con el objetivo de ampliar el
fundamento doctrinario, y así crear un aporte a esta casa de estudios, para
las futuras generaciones de egresados del derecho.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Reales. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas.
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Código de Comercio. Gaceta Oficial De La Republica De Venezuela Nº 475. De
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Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. Gaceta Oficial Extraordinaria N°
2.818 de fecha 01 de Julio de 1981.
Ley de Registro Público y Notariado, Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 5.833 de
Fecha 22 de Diciembre de 2006.
Ley de Hipoteca Mobiliaria y Prenda sin Desplazamiento de Posesión. Gaceta Oficial
N° 1.575 de fecha 4 de abril de 1973.
Sentencias Consultadas:
� Sentencia de la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia del
24 de marzo de 1.994, con ponencia de la Magistrada Cecilia Sosa Gómez, en el
juicio de Giácomo Procopio Moran, en el expediente Nº 8.761.
� Sentencia de la Sala Político-Administrativa de la antigua Corte Suprema de
Justicia, de fecha 21 de febrero de 1.990. Caso: The Lancashire General Investment
Company Limited contra Daniel Cisneros Guevara; expediente 86/120.
Páginas de Internet consultadas:
www.leyesvenezolanas.com 19 de Julio de 2012
www.google.com.ve 25 de Julio de 2012
www.tsj.gob.ve 02 de Agosto de 2012 y 13 de Noviembre de 2012