Los Cuatro Aventureros - Enid Blyton

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    Los cuatro aventureros: ndiceLos cuatro aventureros: ndice Enid BlytonEnid Blyton

    LOS CUATROLOS CUATRO

    AVENTUREROSAVENTUREROS(The Adventurous Four, 1941)(The Adventurous Four, 1941)Enid BlytonEnid Blyton

    NDICENDICECAPTULOPRIMERO

    Empiezan las aventuras........................................................................................................................4CAPTULO IIPerdidos en la tormenta........................................................................................................................7

    CAPTULO IIINaufragio!.........................................................................................................................................10

    CAPTULO IVEn la isla desconocida........................................................................................................................13

    CAPTULO VSacando el mejor partido de las cosas................................................................................................16

    CAPTULO VIUna casita extraa..............................................................................................................................19

    CAPTULO VIIUn extrao descubrimiento................................................................................................................22

    CAPTULO VIIICada vez ms extrao.........................................................................................................................25

    CAPTULO IXLos misteriosos visitantes...................................................................................................................28

    CAPTULO X

    Y ahora... a la tercera isla!................................................................................................................31CAPTULO XIEl secreto de las islas..........................................................................................................................34

    CAPTULO XIIUna aventura osada............................................................................................................................37

    CAPTULO XIIITom desaparece..................................................................................................................................40

    CAPTULO XIVUn prisionero en la cueva...................................................................................................................43

    CAPTULO XVEl registro de la isla............................................................................................................................46

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    Los cuatro aventureros: ndiceLos cuatro aventureros: ndice Enid BlytonEnid Blyton

    CAPTULO XVIUn descubrimiento emocionante........................................................................................................49

    CAPTULO XVIIUna fuga maravillosa..........................................................................................................................52

    CAPTULO XVIII

    Aaaaa-o! Aaaaa-o!...........................................................................................................................55CAPTULO XIXUn sobresalto para los nios...............................................................................................................58

    CAPTULO XXAndy traza un plan.............................................................................................................................61

    CAPTULO XXILa construccin de la balsa................................................................................................................64

    CAPTULO XXIIEn el mar............................................................................................................................................67

    CAPTULO XXIIIUna maravillosa sorpresa...................................................................................................................70

    CAPTULO XXIVLo que les ocurri a las nias.............................................................................................................73

    CAPTULO XXVEl regreso a las islas...........................................................................................................................76

    CAPTULO XXVIEl final de las aventuras......................................................................................................................79

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    CCAPTULOAPTULOPRIMEROPRIMERO

    EEMPIEZANMPIEZANLASLASAVENTURASAVENTURAS

    Tres nios corran por un camino rocoso hacia la playa. Tom iba delante. Era un nio delgado,de doce aos, y sus cabellos rojos resplandecan al sol. Volvise a mirar a las dos nias que leseguan con sus ojos verdes y brillantes.

    Necesitis ayuda alguna de los dos?Mary y Jill rieron con sorna.

    No seas tonto, Tom le dijo Mary. Somos tan hbiles como t corriendo por las rocas.Las nias eran gemelas y se parecan mucho con sus cabellos rubios peinados en trenzas, y sus

    profundos ojos azules. A menudo se rean de su hermano Tom, y le decan que debera llamarseZanahoria, Pelirrojo o Mermelada por el color rojo de sus cabellos.

    Estaban de vacaciones en un pequeo pueblecito pesquero de la costa noroeste de Escocia. Supadre perteneca a las Fuerzas Areas, y su madre estaba con ellos, tejiendo punto todo el da en eljardn de la casita blanca que habitaban.

    Los tres pequeos, que disfrutaban a su antojo, estaban tan morenos como los moros. Por logeneral no llevaban otra cosa que el traje de bao y zapatillas de goma, y pasaban la mayor parte desu tiempo en el mar.

    Al principio su madre tuvo miedo de las grandes olas que rompan en la playa, porque pensabaque arrojaran a sus tres pequeos contra la arena, hacindoles dao si trataban de baarse en aquelmar tan violento. Pero pronto aprendieron a nadar por debajo de las crestas de las grandes olas yllegar hasta agua ms en calma y alejada de la playa.

    Tenan un gran amigo... Andy, el nio pescador. Era un muchacho robusto de catorce aos, queacababa de salir del colegio y ayudaba a su padre en las tareas de la pesca. Andy tena los cabellososcuros, los ojos azules y estaba muy tostado por el sol. Conoca todo lo referente al mar, los botesy la pesca. Era capaz de imitar a cualquier ave marina y hacer que las gaviotas acudieran con slollamarlas.

    Andy es maravilloso decan Mary y Jill una docena de veces al da... y Tom estaba de acuerdo.Cada da los nios iban a charlar con su amigo, y observarle mientras recoga el pescado, lolimpiaba y lo embalaba para ser transportado.

    Andy era alto y moreno. Vesta unos pantalones azules muy usados y un jersey azul oscuro.Apreciaba muchsimo a los nios y les llevaba a menudo en su pequeo bote; les haba enseado anadar como peces, a remar y a trepar por el rocoso acantilado como gatos. La verdad es que a sumadre se le hubiesen vuelto blancos los cabellos de haber visto las cosas que algunas vecesintentaban hacer los tres nios!

    Andy, sentado en un costado de su bote, sonri a los tres nios que se aproximaban corriendo porlas rocas. Sus dientes blancos resplandecan en su rostro tostado y sus ojos destacaban tan azulescomo el mar. Estaba remendando una red.

    Deja que te ayude, Andy dijo Mary, levantando la red rota. Sus dedos eran hbiles y trabajcon Andy mientras los dems se tumbaban sobre la arena caliente.Andy, le has preguntado a tu padre lo que queremos que hagas? le dijo Tom.S, lo hice replic Andy. Dijo que s... si trabajo de firme toda la semana.Andy! Qu estupendo! exclam Jill, excitada. Jams pens que te lo permitiera!Quieres decir que tu padre est dispuesto a dejarte su velero para que nos lleves a la Pequea

    Isla? pregunt Mary sin poder dar crdito a sus odos. No cre que fuera a decirte que s.Yo tambin me qued bastante sorprendido repuso Andy. Pero sabe que s manejar el bote

    tan bien como l. Nos llevaremos mucha comida, y el viernes nos iremos a la Pequea Isla.Podemos pasar all dos das y una noche, dice mi padre... y yo os ensear dnde estn los nidos delos pjaros ms raros... y la cueva con las piedras amarillas... y el acantilado donde se posan y

    cantan un milln de pjaros.

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    Oh, ser estupendo! exclam Tom, sentndose y abrazando sus rodillas. Y nosotros solos.Sin personas mayores. Una isla pequea lejos de aqu, hacia el este... y nadie ms que nosotros.Demasiado bueno para ser verdad.

    Con gran excitacin, los nios fueron trazando sus planes.Llevemos mucha comida dijo Tom, que siempre tena apetito. No s por qu, pero cuando

    salgo al mar me parece que podra estar comiendo continuamente.

    A m me ocurre lo mismo agreg Mary. Es terrible. Nunca tuve tanto apetito en mi vidacomo desde que vine aqu.Bueno, llevaremos montones de comida dijo Tom. Y yo llevar mis prismticos para poder

    ver bien los pjaros.Y vosotros traed ropa de abrigo y mantas agreg Andy.Oh, Andy! No vamos a necesitarlas! exclam Jill. Este mes de septiembre es casi el ms

    caluroso que he conocido.Pronto terminar repuso Andy. Y si comienza a hacer fro cuando estemos en el bote, no va a

    gustaros.De acuerdo replic Tom. Llevaremos todo lo que podamos cargar. Oye... qu te parece si

    llevamos el gramfono? La msica suena muy bien sobre el agua.

    Andy era aficionado a la msica y por eso asinti. El bote era bastante grande, e incluso tenauna pequea cabina donde sentarse, con una mesita diminuta, un taburete, un banco y una linterna.

    No era posible permanecer en pie, pero eso no importaba. Los tres nios se haban acurrucado allcon mucha frecuencia mientras Andy diriga el bote por la baha.

    Siempre haban deseado visitar la isla de la que tanto les hablaba Tom... una isla de pjaros, unextrao lugar rocoso con una cueva curiosa donde la mayora de las piedras eran amarillas. Masestaba tan lejos de la costa que no era posible visitarla en un da.

    Y ahora tenan permiso para ir en el veleroperteneciente al padre de Andy y pasar all lanoche! Iba a ser la mayor aventura de susvidas.

    El jueves los nios se agotarontransportando alimentos, mantas y otras cosashasta el velero. Andy contempl con asombrola cantidad de comida.

    Es que deseis alimentar a un ejrcito? pregunt. Seis latas de sopa... seis latas defruta... latas de lengua... chocolate... lechecondensada... galletas... cacao... azcar... yqu es esto?

    Oh... eso son salchichas en conserva

    repuso Tom, ponindose bastante sonrojado.La seorita Macpherson, de la tienda delpueblo, dijo que eran buensimas... por esocompr algunas. Imagnate guisando salchichasen la Pequea Isla, Andy.

    A Tom le vuelven loco las salchichas coment Jill. Le gustan para desayunar, paracomer, para merendar y para cenar. Oye...tendremos bastante con estas mantas, Andy?

    S repuso Andy, contemplando la curiosacoleccin de mantas viejas que Jill haba

    conseguido reunir. Ahora acordaros de llevartodos ropa de abrigo... faldas y jerseys, vosotras... y pantaln corto y un jersey para ti, Tom. Notienes pantalones largos, verdad?

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    No replic Tom con pesar. Y supongo que tu padre no me dejara unos, verdad, Andy?Slo tiene los que lleva, y los de las fiestas contest Andy. Y yo nada ms tengo estos que

    ves. Vas a traer ahora el gramfono? Si quieres podemos ponerlo en la cabina para que est asalvo.

    Tom fue a buscarlo y no tard en llevarlo al bote con un paquete de discos. Tambin llev unalata de caramelos y una mquina fotogrfica.

    Me gustara tomar algunas fotos de los pjaros observ. En nuestro colegio tenemos un club-pjaro, y me imagino que si pudiera lograr algunas fotografas les ganara a todos. Caramba!Verdad que vamos a tener buen tiempo?

    A qu hora partiremos, Andy? pregunt Jill, contemplando con arg lo el hermoso pesqueroque iba a llevarles a su aventura. Ahora su vela castaa estaba recogida... pero maana ondeara enla brisa llevando el velero kilmetros y kilmetros sobre el mar verdeazul.

    Estad aqu a las seis y media les dijo Andy. As creo que podremos llegar a la isla sobre lastres de la tarde.

    Aquella noche los tres nios apenas pudieron dormir. Mary y Jill no cesaban de llamar a Tom, yal fin su madre fue a verles muy enojada.

    Ahora, si oigo un grito ms, no permitir que os marchis maana les dijo. Tenis que

    levantaros a las seis... y ya son casi las nueve y media. A dormir.Los nios tenan tonto miedo de que su madre les prohibiera realmente ir a la Pequea Isla que

    no dijeron ni una palabra ms. Dieron media vuelta y se quedaron dormidos.A las seis los tres se estaban vistiendo apresuradamente. Haca un da esplndido. El cielo del

    este resplandeca entre tonalidades rojas al amanecer y ahora era rosa y oro. El sol ya calentaba susrostros cuando se asomaron a la ventana de la casa.

    Su madre estaba despierta, y los nios le dieron un beso de despedida y corrieron hacia la playapor el camino rocoso. Andy ya estaba all... pero ante la sorpresa de los nios, pareca preocupado.

    Estoy pensando que no deberamos ir dijo en cuanto vio a los nios.Andy! Qu quieres decir? exclamaron.Tal vez no visteis el cielo esta maana? les dijo Andy. Estaba tan rojo como el geranio de

    vuestra ventana. Era un cielo muy extrao... y creo que habr tormenta hoy o maana.Oh, no seas aguafiestas, Andy le dijo Tom, subiendo al bote. Y qu importa una tormenta?

    Estaremos en la isla antes de que estalle... y si llega maana podemos quedarnos un da ms en laisla. Tenemos comida suficiente.

    Si mi padre no se hubiera ido a pescar en el barco de mi to creo que impedira que nosfusemos dijo Andy, vacilando. Pero tal vez la tormenta estalle hacia el este. Adelante, entonces.Celebro ver que os habis puesto jerseys. Si se levanta viento, esta noche har fro.

    Debajo llevo el traje de bao observ Jill. Y mis hermanos tambin. Vamos, Andy... empuja.Estoy deseando partir!

    Andy empuj. El bote resbal sobre las piedras hasta montar sobre las olas. Andy subi con

    agilidad. l y Tom cogieron los remos. No pensaban izar la vela hasta salir de la baha y hallarse enmar abierto.Era una maana esplndida. El mar estaba lleno de destellos y su color era azul y prpura en la

    distancia, y verde claro Junto al bote. Mary hundi su mano en el agua fra. Se senta muy feliz. Jilltambin. Se haba tendido de espaldas sobre el bote mirando al cielo azul y sintiendo el balanceo delvelero sobre las olas.

    Tom tambin era muy feliz. Le gustaba manejar los remos, y disfrutaba pensando en sudesayuno, planeando lo que iba a comer.

    Slo Andy no era tan dichoso. Senta en su fuero interno que no debiera haber partido con losnios aquella maana. Estaba seguro de que no iba a ser el da maravilloso que haba planeado.Deseaba que su padre estuviera all para aconsejarle y observaba atentamente el cielo en busca de

    nubes. Mas no se vea ninguna.Ahora s que ha empezado realmente nuestra aventura dijo Jill. Ya ha empezado!Pero no saba qu aventura tan extraordinaria iba a ser!

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    CCAPTULOAPTULO IIII

    PPERDIDOSERDIDOSENENLALATORMENTATORMENTA

    En cuanto el bote abandon la baha, Andy iz la vela. Era muy bonita, de color castao comolas de todos los otros pesqueros del pueblo. La brisa la fue hinchando y el velero adquirivelocidad. Los nios dejaron los remos.

    Yo dirigir dijo Tom, cogiendo el timn. La vela flameaba y rociadas de espuma surgan de laproa del bote. Era precioso.

    Vamos hacia el noroeste dijo Andy. Sabes guiarte por el sol, Tom?Naturalmente repuso Tom que haba aprendido a saber la hora con un error de media hora a lo

    sumo por la posicin del sol. Voy bien, verdad, Andy? Y yo dira que son casi las siete y mediapor el sol.

    Son las siete y media intervino Jill, consultando su reloj. Y agreg algo en voz baja al odo deMary, que se puso a rer.

    De qu te res? quiso saber Tom.Te lo dir dentro de un minuto replic Jill. El bote volaba sobre el agua verde, y la espuma que

    levantaba del mar caa sobre los nios como una ducha fra y plateada.Cielos! exclam Tom al cabo de un minuto. Tengo apetito. A qu hora vamos a

    desayunarnos?Las gemelas estallaron en un torrente de carcajadas.

    Eso es lo que acabo de decir a Mary hace slo un minuto! exclam Jill. Le dije: Adivinoque la prxima cosa que va a decir Tom es que tiene hambre y qu hay del desayuno. Y vaya si lohas dicho.

    Tom ri.Bueno, me figuro que vosotras sentiris lo mismo dijo. Bajad a la cabina y ved lo que

    preparis para el desayuno. Andy y yo estamos ocupados.Las nias bajaron a la diminuta cabina que estaba abarrotada de comida y otras cosas.

    Qu vamos a desayunar? pregunt Jill. Qu te parecen estos pastelillos de pia... y estoshuevos duros que la seora Andrews nos prepar anoche... y un poco de leche condensada... ychocolate?

    Era un desayuno bastante peculiar, pero los cuatro nios lo encontraron estupendo. Llevaban tresbarras de pan, mantequilla con la que untaron las rebanadas de pan, y cogiendo un huevo duro en lamano, mordan primero el huevo y luego el pan. Jill puso un papel con sal sobre cubierta para irsazonando los huevos.

    Tonta! le dijo Tom cuando el viento se llev el papel con la sal. Como si el mar no tuvierabastante sal! No hay ms?

    Quedaba un poco en una lata y como sta no se la llev el viento, tuvieron suficiente. Haba unbarril de agua fresca y todos bebieron un vaso.

    Ha sido un desayuno estupendo observ Tom. Podra repetirlo ahora mismo.Voy a quitarme la falda y el jersey exclam Jill. Me estoy asando!Yo tambin agreg Mary. Los nios tambin tenan calor, ya que ahora el sol calentaba de

    firme. Tom se quit el jersey, pero Andy no. Siempre lo llevaba puesto hiciera el tiempo quehiciese.

    Esto es sencillamente maravilloso exclam Jill, tendida sobre una manta en la cubierta ysintieron de cuando en cuando las rociadas de espuma en su rostro y brazos calientes. Me encantasentir el cabeceo del bote arriba, abajo, y abajo y arriba todo el tiempo! Puedo turnarme contigo ytomar pronto el timn, Tom?

    Todos podis hacerlo replic Tom. Se experimenta una gran sensacin aqu sentado guiandoel bote. Cmo se levanta el viento! La vela ondea como las alas de un pjaro.

    El velero pareca volar sobre el agua.Si seguimos as estaremos en la Pequea Isla antes de las tres coment Andy.

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    Tengo tanto calor al sol dijo Jill. Estaba resguardada y apenas senta el viento. Ojal pudierair arrastrada por una cuerda en el agua fra.

    La maana fue transcurriendo. El sol se elev ms y ms y a medioda haca tanto calor quetodos se pusieron los sombreros. El viento segua soplando con fuerza y azotaba las crestas de lasolas mientras el bote segua volando.

    Son ms de las doce exclam Tom. Qu os parece...?

    Si comiramos! cantaron todos, sabiendo exactamente lo que Tom iba a decir.Yo tengo ms sed que apetito observ Jill. Por qu ests preocupado, Andy?Por el extrao color que va tomando el cielo a lo lejos replic Andy, sealando hacia el oeste

    con la cabeza.Todos miraron.

    Es un tono cobrizo observ Tom.Se est aproximando una tormenta dijo Andy, husmeando el aire como un perro. Puedo

    olera.Andy deca siempre que era capaz de oler las tormentas y siempre tena razn. Los nios miraron

    hacia el este con aire preocupado.Llegaremos a la isla antes de que estalle? pregunt Jill. Una tormenta es algo que est muy

    bien para ser ledo en un libro... pero la verdad es que no me agradara encontrarme con una en altamar.

    Haremos lo que podamos replic Andy. El bote no puede ir ms aprisa de lo que va ahora.La vela casi est a punto de reventar!

    El mar fue adquiriendo un color extrao... un azul acastaado.Es por causa del reflejo de ese cielo extrao dijo Jill, nerviosa. Escuchad! Resulta curioso

    hallarnos aqu en el mar, a kilmetros de distancia de la tierra, mientras el cielo y el mar hacencosas extraas como stas.

    Entonces ocurri otra cosa incluso ms extraa. El viento que haba estado soplando con tantafuerza, ces por completo. Echaba los cabellos de los nios hacia atrs cuando miraban al oeste... yal minuto siguiente no haba ni un soplo de brisa. El mar semejaba una balsa de aceite. El pequeovelero dej de correr a impulsos del viento y qued silencioso sobre las olas como si estuvieraanclado.

    Mirad! Es curioso dijo Tom. Ahora no hay ni un soplo de brisa! Andy, no llegaremos a laisla si no se levanta viento. Remamos?

    No repuso Andy con el rostro muy plido bajo su bronceado. No, Tom. Tendremos muchoviento dentro de unos minutos... ms del que necesitamos. Debemos recoger un poco la vela. El

    bote volcara si le dejsemos toda la vela cuando vuelva a levantarse el viento. Va a ser una galerna.La oigo aproximarse.

    Se oa un extrao zumbido en el aire sin que al parecer procediese de parte alguna. Luego unaenorme nube prpura surgiendo del oeste cubri el sol por completo. Todo se oscureci y

    comenzaron a caer gruesas gotas de lluvia.Ya se acerca dijo Andy. Aydame a sujetarla vela, Tom. Coge el timn, Jill. Mantena en lamisma posicin de antes. Tira, Tom, tira.

    Tiraron de la gran vela castaa... pero antes de haber hecho lo que deseaban estall la tormenta.Un gran trueno son tras la nube negra, y un relmpago dividi el cielo en dos.

    Y entonces lleg la galerna. Tom y las nias no haban imaginado jams que pudiera existir unviento semejante. No conseguan or sus voces a menos que gritasen. Andy grit a las nias:

    Bajad a la cabina, de prisa, cerrad las puertas y quedaros all.Oh, djanos quedar aqu exclam Jill, pero Andy pareca tan severo y dominante que no se

    atrevieron a desobedecerle. Casi cayeron dentro de la cabina y cerraron la puerta. Afuera, el vientopareca tener voz... una voz que aullaba, gema, y azotaba al mar levantando enormes olas que

    ladeaban constantemente al pequeo bote. Las latas de conservas y todas las cosas comenzaron acaer. Las nias las recogieron ponindolas donde no pudiesen volver a deslizarse.El paquete de discos cay con estrpito.

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    Qu lstima! exclam Jill. Se han roto todos!Y s lo estaban... todos menos uno. Era una pena. Las nias colocaron con todo cuidado el nico

    disco sano en lugar seguro preguntndose qu diran los chicos cuando lo supieran. Pero ya no tenaremedio.

    Arriba, sobre cubierta, los dos muchachos luchaban contra el viento y el mar. Tom no tuvotiempo de ponerse su jersey, de manera que slo llevaba su traje de bao y unos calzones cortos.

    Temblaba cada vez que una ola le rociaba de espuma y cuando le azotaba el viento.La cubierta estaba mojada y resbaladiza. Las olas tenan un tinte verde oscuro y el bote lasremontaba una tras otra. Arriba, y abajo, arriba y abajo, mientras Andy luchaba con la vela.

    Qu es lo que intentas? le grit Tom, que estaba al timn.Recoger toda la vela le respondi Andy a voz en grito. No podemos continuar as.

    Volcaremos.Pero no necesitaba preocuparse... ya que de pronto la vela se liber por s sola del mstil, flame

    alocadamente por un segundo, y luego se alej por el aire. Haba desaparecido! Slo quedaba unfragmento pequeo que ondeaba furiosamente al viento. El bote aminor su marcha al punto, ya queno tena la vela que lo impulsara. Pero incluso el pequeo trozo de vela que quedaba era suficiente

    para llevarle a buena marcha sobre las olas.

    Andy no dijo nada. Sujet el timn con Tom y ambos muchachos hicieron frente a la tormenta.Los truenos estremecan los cielos, y los relmpagos iluminaban la vasta extensin del bar azul gris.Caa la lluvia de cuando en cuando y los nios inclinaban la cabeza y cerraban los ojos paraevitarlo. El viento y la espuma les azotaban. Si esto era una aventura ya duraba demasiado!

    T crees que no nos ocurrir nada, Andy? grit Tom. Estamos cerca de la isla?Creo que la hemos pasado! replic Andy. A la velocidad que hemos ido ya debamos estar

    all. Dios sabe dnde estamos!Tom mir a Andy en silencio. Haban pasado la isla! Tras ellos estaba la tormenta! Sin vela!

    Qu iban a hacer?

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    CCAPTULOAPTULO IIIIII

    NNAUFRAGIOAUFRAGIO!!

    Durante mucho tiempo el bote sigui adelante con su pedazo de vela flameante al viento. Tompens que la vela deba haber alcanzado ya la gran nube negra que segua cubriendo el cielo, ya queel viento era tan fuerte.

    Yo creo que este viento es casi un huracn, verdad? le grit Tom.Bastante parecido fue la respuesta de Andy. Pero ahora est amainando.Y en efecto era as. De cuando en cuando haba un momento de calma durante el cual el viento

    se converta en una brisa exagerada. Luego volva a soplar con furia. Los truenos no retumbabansobre sus cabezas, sino ms plegados y hacia el este. Los relmpagos brillaban de cuando encuando, pero no iluminaban el mar con la brillantez y furia de dos o tres horas atrs.

    Luego, tan repentinamente como haba venido, la tormenta desapareci. Era de lo mssorprendente. Una sbana del cielo azul brillante fue apareciendo por el oeste y hacindose mayor amedida que la gran nube volaba hacia el este. El mundo volvi a iluminarse y ces la lluvia. Elviento se convirti en brisa y el bote ya no pareca subir y bajar empinadas colinas.

    Se abri la puerta de la cabina y dos caras amarillentas les miraron con aire triste.Nos hemos mareado de mala manera ah abajo coment Jill. Ha sido terrible.Qu tormenta ms espantosa! dijo Mary. Estamos cerca de la isla?Dice Andy que la hemos pasado repuso Tom, pesimista. No sabemos dnde estamos.Cielos! Mirad, la vela ha desaparecido! exclam Mary, sorprendida. Qu utilizaremos

    como vela?Hay una vieja en la cabina replic Andy. Id a buscarla, queris?..., y ver si puedo hacer

    algo con ella.El sol haba vuelto a brillar y calentaba de firme. El pobre Tom, que estaba calado hasta los

    huesos, lo agradeci. Se quit su traje de bao mojado y se puso el jersey. Ah, as estaba mejor!Andy no pareca notar ni el fro ni la humedad. Tomando la vela vieja la estuvo observando con

    atencin, y decidi que podra arriarla con la ayuda de Tom. Necesitaban una vela fuera como fuesepara llegar a alguna parte.O decir a mi padre que hay algunas islas rocosas algo ms al norte de la Pequea Isla dijo

    Andy mientras su empapado jersey humeaba bajo el ardiente sol. Iremos hacia all. Tal vez hayaalguien all o puede que podamos hacer seales a algn barco para que nos ayude. No creo que eneste momento podamos regresar a nuestras casas con facilidad.

    Por fin la vieja vela onde a impulsos de la brisa. Andy puso rumbo norte. Eran ya casi las cinco,y los nios estaban hambrientos.

    Jill y Mary haban olvidado su mareo y fueron abajo en busca de algo de comer. Prontoestuvieron todos alimentndose con buen apetito y sintindose mucho mejor. Se bebieron todo elagua que quedaba antes de que Andy supiera que no haba ms.

    No debiramos haberlo hecho les dijo. Si no damos con esas islas, maana no tendremosagua. Deja esas manzanas, Mary. Por la maana puede que agradezcamos su jugo.Mary estaba a punto de morder una jugosa manzana, mas se apresur a dejarla. En silencio, ella

    y Jill guardaron las manzanas cuidadosamente en la cabina. Las dos nias estaban preocupadas.Qu estara pensando su madre al ver que se desencadenaba aquella tormenta? Deseabanencontrarse a salvo en sus casas.

    El bote avanzaba en direccin norte. El sol se fue ocultando por el oeste y la sombra prpura delbote se alargaba sobre el agua. Era una tarde preciosa.

    Mirad! Gaviotas! exclam Andy al fin. Tal vez nos estemos aproximando a tierra. Aunqueno la veo. Creo que lo mejor ser echar el ancla para pasar la noche.

    Y entonces los nios se llevaron un gran chasco. No tenan ancla! Andy estaba horrorizado.

    Cmo era posible que hubiese olvidado lo que su padre le advirtiera... que llevase el ancla viejaporque la suya la haba prestado al to Andy? Cmo pudo olvidarse? Ahora no podan anclar el

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    bote. Ahora tendran que seguir navegandohasta llegar a tierra... y durante la noche podranchocar contra una roca!

    Andy contempl con desaliento el marincansable. Bueno, no les quedaba otro remedioque esperar lo mejor. Uno de ellos debera estar

    siempre de guardia durante la noche. Si el cielono se nublaba sera una noche de luna. Tal veztuviesen suerte y vieran tierra.

    Jill y Mary estaban agotadas, y Andy lesorden que bajaran a descansar.

    Ser mejor que vayas t tambin, Tom ledijo. Esta noche tendrs que hacer un turno deguardia sobre cubierta y ser mejor que duermasmientras puedas.

    Pero yo no quiero dormir replic Tom.Podr permanecer despierto toda la noche.

    Ve abajo, Tom insisti Andy con aqueltono de voz que les obligaba a obedecerle. Tom

    baj a la cabina con las nias. Dejaron la puertaabierta porque haca calor. Las nias setendieron en la litera y Tom se acurruc en elsuelo sobre un montn de mantas. A los dosminutos estaba dormido. No saba lo cansadoque estaba. El viento, la lluvia y el mar sehaban llevado toda su fortaleza por un tiempo.

    Andy qued solo en cubierta. El sol se haba puesto entre resplandores dorados. El cielo se tornrosado y el mar tambin. Ahora era de noche y las primeras estrellas comenzaron a brillar en elcielo que se iba oscureciendo.

    El pequeo bote avanzaba y avanzaba. Andy deseaba con desesperacin que pronto tuvierantierra a la vista. Recordaba claramente lo que su padre dijera. A la derecha, y ms all de la PequeaIsla, hacia el norte haba otras islas, ahora desiertas, pero que en un tiempo fueron ocupadas poralgunos colonos que trataron de vivir a costa de trabajar duramente aquel suelo rocoso. Si all

    pudieran conseguir ayuda!La noche cay oscureciendo las aguas. La luna apareci en el cielo, pero las nubes ocultaban

    continuamente su luz. Primero el mar pareca plata resplandeciente, luego negra pez, y de nuevoplata. Andy deseaba poder ver algo ms que mar, pero no haba otra cosa.

    El muchacho permaneci en cubierta hasta medianoche. El viento de la noche le hizo cubrirse

    los hombros con una manta, aunque en realidad no senta fro. Al cabo de un rato llam a Tom conun silbido.Tom se despertYa voy dijo con voz somnolienta, y subi a cubierta. Estremecise y Andy le ech la manta

    por encima.Mantn la misma ruta le dijo. Si ves algo, llmame.Resultaba extrao permanecer solo en cubierta. La vela vieja flameaba y cruja un poco. El agua

    haca plas, plas, plas contra los costados del bote. La luna sali de entre las nubes como si fueraun bote de plata navegando por el cielo.

    Lleg una gran masa de nubes y la luna desapareci por completo. Tom no vea nada enabsoluto. Aguz la vista para escudriar la oscuridad, pero aparte de las crestas blancas de las olas

    cercanas, no pudo ver nada.Pero s pudo or algo de pronto. Parecan olas rompiendo. Tom deseaba que saliera la luna... ymientras lo anhelaba se desliz de entre las nubes por un segundo, antes de volver a desaparecer.

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    Los cuatro aventureros:Los cuatro aventureros: En la isla desconocidaEn la isla desconocida Enid BlytonEnid Blyton

    CCAPTULOAPTULO IVIV

    EENNLALAISLAISLADESCONOCIDADESCONOCIDA

    Un grupo de nios de aspecto grave se sent en la playa para desayunarse. Haban sido valientesdurante la tormenta... pero ahora estaban todos muy cansados y bastante asustados. Era extrao

    pensar que tal vez tuvieran que permanecer mucho tiempo en la isla desconocida antes de ser

    rescatados... suponiendo que se hallasen en la ruta de los barcos y vapores que recorran aquellosmares.

    Andy se hizo cargo de la situacin. Era el mayor y el ms sensato, y los otros le respetaban. Erabastante maduro para sus catorce aos y contempl el bote naufragado con el ceo fruncido.

    Bueno, estamos en un buen aprieto exclam. Pero lo olvidaremos por el momento paradisfrutar del desayuno. Ser mejor que primero consumamos todo el pan, porque se estropear

    pronto. Comeremos todo lo que pueda estropearse... esa lata de carne que est abierta, Tom, y quecomenzamos anoche... el resto de la mantequilla... y esos bollos que nos dio la seora Andrews. Ysi tomsemos algo caliente? No es que tenga fro, pero nos har bien algo caliente. Mirad... hetrado las cerillas envueltas en este plstico para que no se mojaran. No podemos encender la estufahasta que saquemos la lata de aceite del armario del bote... la olvidamos... de manera que ser mejorque encendamos fuego en la playa.

    Tom y Jill recogieron lea, y pronto estuvo el fuego encendido. Andy subi al acantilado paraver si daba con algn arroyo para llenar la cafetera que haban sacado del bote. Tuvo que andar

    bastante hasta encontrar un manantial que descenda por la colina distante. Llen la cafetera yregres a la playa.

    Bueno... el fuego arde bien dijo. Encontr un manantial, de manera que no hemos depreocuparnos por el agua. Dnde est el bote de cacao...?, debemos terminar la lata de lechecondensada que abrimos, o se estropear.

    Pronto hirvi la cafetera, y los nios prepararon el cacao. Le agregaron leche condensada,bebindolo con fruicin. El cacao era bueno. Las gemelas, que tenan fro, reaccionaron en seguida.

    Sus ropas estaban empapadas y aunque el sol calentaba de firme, estaban ateridas.Tom bostez. No estaba acostumbrado a permanecer despierto media noche. Las nias tambinestaban cansadas, ya que se haban mareado mucho durante la tormenta.

    Andy haba tendido las mantas al sol. Las toc viendo que estaban casi secas.Ser mejor que nos quitemos la ropa mojada y la colguemos en los arbustos para que se seque

    dijo. Nos envolveremos en esas mantas y nos tenderemos al sol en ese rincn resguardado, ydormiremos para compensar la mala noche.

    De manera que al cabo de tres o cuatro minutos, todo lo que poda verse de los nios eran cuatropaquetes tendidos al sol durmiendo apaciblemente bien resguardados del viento en un cmodorincn de la playa. Sus ropas hmedas estaban esparcidas sobre los arbustos y ya humeaban bajo elardiente sol.

    Andy se despert el primero. Al momento record dnde estaba y todo lo ocurrido. Se incorporpara contemplar su bote. La marea estaba bajando de nuevo, y el bote tena un aspecto extrao taninclinado, y aprisionado entre dos grandes rocas. Andy preguntse qu dira su padre al saber loocurrido. Era algo serio perder un bote pesquero.

    El sol estaba alto en el cielo. Andy se quit la manta y fue a ver su ropa colgada en los arbustos.Estaba completamente seca. Se la puso yendo luego a inspeccionar el montn de cosas que habansacado del bote. Estuvo buscando entre ellas hasta encontrar un hilo para pescar.

    En la playa cogi un gusano de arena, lo sujeto al anzuelo, y subindose a las rocas donde elagua era profunda a su alrededor, hizo descender el hilo hasta el mar. A los diez minutos haba

    pescado su primer pez y volva a cebar el anzuelo.Tom fue el segundo en despertarse, y le asombr or el mar tan de cerca. Fue recordando todo lo

    que haba ocurrido y se puso en pie de un salto. Despert a las nias y se pusieron sus ropas secas.Vieron a Andy que les saludaba con la mano.

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    Andy nos est procurando la comida! exclam Jill. Supongo que debes tener tanto apetitocomo de costumbre, Tom...

    Podra comerme una ballena! replic Tom como si fuera cierto.Fue divertido guisar pescado sobre el fuego. Ola estupendamente. No quedaba ya pan, as que

    los nios tuvieron que comer el pescado solo, pero tenan tanto apetito que no les import.Son casi las dos de la tarde observ Andy, mirando al sol. Ahora lo primero que hay que

    hacer es buscar un buen sitio para dormir esta noche. Luego podemos explorar la isla, si tenemostiempo. La comida que trajimos no va a durarnos mucho, pero de todas formas siempre podemospescar... y espero que tambin encontremos algunas bayas comestibles.

    Mirad! exclam Tom de pronto sealando el montn de cosas. All hay una gaviota. Nosabrir las latas... o se comer nuestro cacao!

    Andy dio unas palmadas y la gaviota alz el vuelo chillando con fuerza.Desde luego no podemos dejar nuestros alimentos a la vista observ Andy. Las gaviotas se lo

    comeran en seguida. Mirad... quedan dos o tres peces para la cena... Ser mejor que hagamos unhoyo en la arena y los enterremos debajo de unas piedras grandes hasta que los necesitemos. Si losdejamos al descubierto las gaviotas van a darse pronto un buen banquete!

    Enterraron el pescado. Andy, puesto en pie, estuvo observando el acantilado.

    Me pregunto si habr alguna cueva donde poder dormir durante la noche dijo. Pero al parecerno haba ninguna cueva, aunque los nios la estuvieron buscando con suma atencin a lo largo delacantilado.

    Cmo sabrn que estamos aqu? pregunt Jill. Tendramos que poner alguna seal, no osparece?, algo que indicara a los barcos vapores que pasen cerca, que estamos aqu.

    S repuso Andy. He estado pensndolo... Quitar la vela del bote y la ataremos a un rbol enlo alto del acantilado. sa ser una magnfica seal.

    Buena idea! exclam Tom. Ondear al viento y se ver a muchos kilmetros.Antes de eso hemos de buscar donde pasar la noche dijo Andy. Ahora parece que quiere

    volver a llover... veis esa nube de ah? No me gustara mucho empaparme mientras duermo.Vamos.

    Dejaron la arenosa ensenada y treparon por el acantilado. Fue difcil, pero por fin llegaron arriba,y volvieron a inspeccionar la isla. No podan verla en toda su extensin, porque la colina del centroles impeda hacerlo... de modo que no supieron si era grande o pequea. Por el momento, todo loque saban era que no se vea seal alguna, ni ningn otro ser viviente, ni tampoco casas u otrosedificios.

    Cmo me gustara ver un par de vacas! observ Jill.Para qu? exclam Mary con sorpresa. No saba que te gustaran tanto las vacas, Jill.Y no me gustan repuso Jill. Pero las vacas representaran una granja, tonta... y una granja

    representa una casa... y una casa representa montones de gente, y ayuda, naturalmente.Los otros rieron.

    Bueno, esperemos ver una o dos vacas para ti, Jill dijo Tom. Qu camino tomamos, Andy?Nos dirigiremos a la colina repuso Andy. All hay helechos y brezos, y tal vez encontremosalguna cueva en la montaa, donde poder dormir. Los helechos y brezos hacen una buena cama,

    pero adems tenemos las mantas para taparnos.Corrieron a la montaa. Tena algunos pinos y abedules inclinados por el viento, pero no

    encontraron ninguna cueva donde resguardarse. Estaba cubierta de espesa maleza consistenteprincipalmente en helechos y brezos, con algunos pocos tojos... pero en realidad no haba ningnsitio que les ofreciera un refugio seguro para dormir.

    Bueno, tendremos que levantar una especie de tienda de campaa dijo Andy al fin. No piensomojarme esta noche. Ya me he mojado bastante tiempo.

    Una tienda, Andy? exclam Tom. Y de dnde vamos a sacarla? Comprndola en unos

    almacenes, supongo...Voy a traer la vela vieja del bote explic Andy. Podemos utilizarla como seal durante el da,y como tienda de campaa por la noche. Es lo bastante grande para cubrirnos bien a todos.

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    Andy, t tienes buenas ideas! exclam Jill. A m nunca se me hubiera ocurrido. Bueno,quieres que vayamos a ayudarte?

    No replic Andy. Vosotros quedaros aqu con Tom y ayudarle a construir una especie dearmazn donde poder ayudar la vela. Necesitaris algunas ramas fuertes bien clavadas en el suelo.Yo ir a buscar la vela.

    Andy regres de nuevo a la playa y trep y vade hasta el bote. No tard en regresar con la vela

    vieja.Los otros buscaron buenas estacas. Las que encontraron en el suelo eran demasiado delgadas yquebradizas.

    Servirn para encender fuego dijo Tom. Tendremos que cortar algunas ramas de los rboles.Fue difcil, pero por fin lo consiguieron. Entonces clavaron las ramas ms robustas en el suelo

    formando un crculo lo bastante grande para cobijarlos a todos.Acababan ya, cuando lleg Andy inclinado bajo el peso de la vela. La arroj al suelo, jadeante.

    Cre que nunca acabara de subir el acantilado dijo. Vaya... habis preparado unas paredesmagnficas. La vela quedar muy bien encima de ellas.

    Ocho manos dispuestas ayudaron a colocar la gran vela castaa sobre el crculo de estacasfirmemente clavadas en el suelo. El peso de la vela la mantena baja, y cuando los nios hubieron

    terminado, haban construido una tienda redonda de color castao y sin puerta. Pero como los niospodan entrar por cualquier sitio slo levantando la vela, qu importaba que no tuviese puerta?

    Recogeremos un buen montn de brezos y los pondremos dentro para tendernos dijo Tom.Y con nuestras mantas, estaremos tan cmodos y calentitos como tostadas! En realidad puede quetengamos demasiado calor!

    Bueno, si es as, levantaremos un lado de la tienda para dejar que entre la brisa dijo Jill. Oh,qu emocionada estoy! Ahora con esta tienda, me parece que tenemos una especie de casa!

    Ahora no tenemos tiempo de explorar la isla dijo Andy, contemplando con sorpresa el solponiente. Hemos tardado mucho en construir la tienda. Veremos la isla maana.

    Ser divertido! exclam Mary. Quisiera saber qu encontraremos!

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    CCAPTULOAPTULO VV

    SSACANDOACANDOELELMEJORMEJORPARTIDOPARTIDODEDELASLASCOSASCOSAS

    Los nios volvan a tener apetito. Andy pens que lo mejor era traer todo lo de la playa y dejarlocerca de su tienda.

    Podemos hacer que nuestra tienda sea una especie de casa dijo. No vamos a estar subiendo y

    bajando ese acantilado rocoso cada ver que necesitemos una taza o una cafetera. Adems, aquestamos cerca del manantial, y podemos conseguir agua siempre que queramos.

    De modo que durante la hora siguiente los nios fueron a recoger todas sus pertenencias.Algunas les cost un gran esfuerzo subirlas por el acantilado. El gramfono les result casiimposible de transportar, hasta que a Andy se le ocurri la idea de atarle una cuerda e irle izando

    poco a poco.Cielos! Todos los discos se han roto! exclam Tom, decepcionado, examinando los

    fragmentos.S... se cayeron y se rompieron durante la tormenta dijo Jill. Djalos aqu. Ya no sirven. Slo

    hay uno que no se ha roto... pero, dnde est?Por fin lo encontraron.

    Qu lstima! Es un disco muy tonto... tena que ser el nico que no se ha roto observMary. Por un lado canta una nia una cancin de cuna, sin msica siquiera... y por la otra caracanciones infantiles. Las ms tontas que he odo!

    Oh, bueno... trelo dijo Tom. Y dnde est mi mquina fotogrfica? No parece que hayanada interesante que retratar... pero quin sabe...

    Cuando lo hubieron llevado todo a la tienda estaban muy cansados. Guisaron el resto del pescadoy abrieron una lata de melocotn. Comieron una cada uno, partieron una, barra de chocolate encuatro pedazos y luego bebieron cacao caliente. Fue una buena comida y disfrutaron. El sol acababade ponerse y comenzaron a brillar las primeras estrellas.

    Bueno, hemos tenido un da de aventuras coment Jill, bostezando. He dormido toda la

    maana... pero la verdad es que vuelvo a tener sueo.Nos acostaremos temprano dijo Andy. Yo tambin estoy cansado.No podemos lavarnos los dientes exclam Jill, que estaba siempre pendiente de sus uas,

    dientes y cosas por el estilo. Ojal tuviera un cepillo de dientes.Bueno, aqu tienes uno le dijo Tom con una sonrisa, entregndole el cepillo que utilizaban

    para limpiar la cubierta del bote de pescar. Lmpiate los dientes con ste.Jill lo cogi en seguida y se puso a cepillar el cabello de Tom, cosa que le disgust.

    No hagas eso, tonta! exclam. Voy a oler a pescado toda la noche.Vamos orden Andy. Recogeremos ms brezos para nuestras camas. Tom, apaga, el fuego.

    No se vaya a incendiar toda la montaa, los brezos estn muy secos.Tom apag el fuego, y las nias llenaron la tienda con ms ramas. Andy cogi la manta ms

    grande y la extendi sobre la capa de brezos.Las nias podis dormir en este lado de la tienda y Tom y yo en el otro dijo. Por suertetenemos muchas mantas.

    Ninguno se desnud. En primer lugar no tenan ropa de noche, y por otro lado ni siquiera se lesocurri. La vida pareca muy distinta en aquella isla desconocida. Nadie tampoco pens en lavarse...aunque el cabello de Tom ola tanto a pescado que Andy le amenaz con echarle por encima unacafetera llena de agua.

    Maana por la maana me lavar la cabeza en el manantial repuso Tom, somnoliento. Ahorano puedo ir. Me estoy quedando dormido!

    Se envolvieron en sus mantas y se tendieron sobre el lecho de ramas. Era muy blando y mullido,y resultaba cmodo despus de haber presionado algunos puntos salientes.

    Tom se durmi en seguida. Las nias permanecieron despiertas un par de minutos. Jill tenamucho calor porque la tienda no tena ventilacin, y con los cuatro dentro quedaba muy caliente, yel techo quedaba slo a un brazo de distancia de sus cabezas.

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    Andy exclam Jill en voz baja. Tengo tanto calor. No podramos dejar que entrase algo deaire?

    S repuso Andy, y alz un lado de la vela para dejar que entrase la brisa. Era estupendo,porque ahora las nias podan ver el exterior. La luz de la luna baaba la montaa y todo estabaclaro hasta que las nubes taparon la luna. Mary se qued dormida contemplando cmo los helechosse mecan al viento. Luego se durmi Jill. Slo Andy permaneca despierto, apoyado sobre un codo,

    contemplando la colina y escuchando el rumor de las olas en la distancia, bajo el acantilado.Era lo bastante maduro para comprender que aquella aventura tal vez no terminase bien, y sepreguntaba qu sera lo mejor para todos.

    Desde luego hemos de colocar una seal todos los das pens. Tal vez la vea algn barco.Tambin hemos de buscar otro sitio mejor para vivir, porque si cambia el tiempo, esta tienda no nosservir de nada. Y quisiera saber tambin si sera posible sacar el bote de entre las rocas y repararlo.De poder hacerlo, tal vez logrsemos regresar a casa.

    Mientras pensaba en todas estas cosas se le fueron cerrando los ojos y pronto estuvo soando enque haba logrado liberar el bote de las rocas, pero que se transformaba en un gran vapor que

    pareca tener manos y que estaba pescando en un remanso. Haba un olor tan fuerte a pescado queAndy abri los ojos adormilado... descubriendo que la cabeza de Tom estaba precisamente debajo

    de su nariz. Andy diose media vuelta, sonriendo.Qu sueo ms tonto!, pens... y luego, al segundo siguiente, estaba soando otra vez.Aquella noche los nios durmieron profundamente, e incluso cuando las nubes se acumularon

    sobre la luna dejando caer un gran chaparrn, ni se despertaron. Las gotas de lluvia tamborileabansobre la tienda, pero no mojaron a los pequeos durmientes. Algunas entraron por el lado que Andydejara levantado para que pasase el aire, pero ellos no notaron nada.

    Despertaron cuando el sol estaba ya muy alto... a eso de las ocho de la maana. Como decostumbre, fue Andy quien se despert primero, y sali de la tienda con sigilo. Pero ya habadespertado a Tom, y cuando ste bostez ruidosamente, se despertaron tambin las nias.

    Era una hermosa maana de sol con algunas nubes que recorran el cielo como grandes vellonesde algodn. Lo primero, claro est, era desayunar... pero haba que atraparlo!

    De manera que Andy y Tom se fueron a pescar desde las rocas y las nias consiguieron cogerunos veinte langostinos grandes en un remanso de la playa arenosa. Cocinaron su pesca, comindolacon buen apetito.

    Me siento sucia observ Jill. Ir a lavarme al manantial. Vienes, Mary?S repuso Mary. Y voto porque todos nos baemos hoy. Eso tambin nos limpiar algo.Todos se sintieron algo ms limpios y aseados despus de lavarse en el arroyo. El siguiente

    trabajo de Tom y Andy fue colocar la seal. Encontraron un buen rbol... por lo menos lo era parasu propsito, ya que haba sido alcanzado por el rayo en otro tiempo, y ahora se ergua desnudo enlo ms alto del acantilado.

    Los nios tardaron cerca de una hora en subir al rbol y sujetar la vela-seal. Ondeaba bien a

    impulsos de la brisa y Andy estaba seguro de que poda verse a mucha distancia. Bajaron del rbolyendo al encuentro de las nias.Qu os parece si explorsemos la isla ahora? les pregunt Tom. Me apetece dar un buen

    paseo!Bien, puede que la isla sea demasiado pequea para un buen paseo! replic Andy. Veremos.

    Estis dispuestas, nias?S lo estaban. Primero subieron a la colina y se detuvieron en lo alto, desde donde dieron una

    ojeada para ver qu descubriran desde all.Desde la cima de la montaa pudieron ver toda la isla... que desde luego no era muy grande...

    slo tena un kilmetro y medio de largo por uno de ancho, y el mar azul la rodeaba por todaspartes.

    Pero no lejos de all haban otras islas! Se les vea azuladas y cubiertas de bruma en la distancia.Pero por lo que los nios pudieron ver, no haban en ellas ninguna clase de casas o edificios.Parecan tan desoladas y solitarias como su isla. Los gritos de las aves marinas llegaban hasta ellos

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    en la colina, y grandes gaviotas blancas planeaban a su alrededor... pero exceptuando ese ruido y ellejano romper de las olas, no se oa nada ms. Ni voces... ni rumor de un cuerno... ni el motor de unaeroplano. Por lo que podan ver u or era como si estuviesen perdidos en el mismo centro delocano!

    Yo no creo que en estas islas viva ni un solo ser humano dijo Andy, con el rostro bastantepreocupado. Vamos. .. bajemos por este lado de la montaa. Hemos de verlo todo.

    Mientras bajaban la montaa, y cuando llegaron de nuevo al nivel del llano, Tom se detuvo conasombro.Mirad! exclam. Patateras!Los nios miraron... y, efectivamente, a su alrededor se vean unas plantas que parecan

    patateras. Andy arranc una... y agarradas a sus races haba una docena o ms de pequeas patatasblancas.

    Es extrao! dijo Andy, intrigado. En algn tiempo u otro ha debido vivir gente aqu... yplantaron patatas. Algunas han seguido creciendo. Pero el caso es... si aqu ha habido gente...dnde vivan? Tienen que haber vivido en alguna parte!

    Qu raro dijo Tom, mirando a su alrededor como si esperase que las cosas brotasen del suelo.Y entonces Jill lanz un grito.

    Me parece que veo la chimenea de una casa! Mirad! All donde el terreno desciendebruscamente.

    Los otros miraron en aquella direccin. El terreno descenda hasta una especie de hondonada,bien protegido del viento... precisamente el lugar apropiado para edificar una casa. Se dirigieron porel abrupto terreno hasta la depresin, sin saber exactamente lo que esperaban encontrar.

    Y qu sorpresa tuvieron cuando al fin llegaron a la hondonada y miraron abajo!

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    CCAPTULOAPTULO VIVI

    UUNANACASITACASITAEXTRAAEXTRAA

    Los cuatro nios permanecieron en lo alto del hoyo profundo. La depresin llegaba hasta elmar... y en ella haba un grupo de pequeas edificaciones!

    Pero qu extraas! Los tejados haban desaparecido, las chimeneas tambin, excepto la que

    haban visto, las paredes estaban medio derrumbadas, y todo apareca desmantelado y desierto.Nada ms que ruinas! exclam Tom con asombro. Qu habr ocurrido para que todas las

    casas se hayan hecho pedazos?Creo saberlo replic Andy. Hace un ao o dos hubo una gran tormenta por esta parte... tan

    grande que la gente de nuestro pueblo tuvo que internarse varios kilmetros porque el mar batanuestras casas e inundaba nuestras calles. La tormenta debi ser todava peor en estas islas sin

    proteccin... y yo creo que el mar entrara en este hoyo y hara pedazos las casas. Mirad esachimenea de ah... toda negra y rota... yo dira que la alcanz un rayo.

    Los cuatro nios contemplaron la pobre casa y las edificaciones que la rodeaban. All habahabido una granja... una pobre granja tal vez, cuyo granjero tratara de cultivar unas patatas en elsuelo rocoso, criar algunas cabras y vacas y sacar del mar el pescado suficiente para poder irviviendo.

    Ahora la gente se haba ido, incapaz de batallar con las tormentas del mar que haban barrido sugranja y destruido su medio de vida.

    Esto explica lo de las patatas dijo Jill. Ese lugar donde estn las patatas debi ser en otrotiempo un campo cultivado.

    Bajemos al hoyo y echemos un vistazo propuso Andy.De manera que bajaron a la hondonada y recorrieron las casas en ruinas. No quedaba nada... los

    muebles haban desaparecido, e incluso faltaban las puertas de las cercas. Algas de la playa crecanen el suelo de la granja.

    Aqu debi vivir un nio observ Andy, cogiendo un tren de madera roto de entre un grupo de

    hierbajos.Y aqu hay una taza rota dijo Jill, inclinndose sobre un montn de escombros. Estuvierondeambulando hasta que al fin llegaron a un pequeo establo de madera donde tai vez guardasen un

    par de vacas durante el invierno. Por alguna razn haba escapado del embate de las olas y segua enpie, con su nica ventana rota, y su suelo cubierto de hierbas.

    Andy lo examin cuidadosamente.Esto no es mal sitio para hacer una casita para nosotros dijo. Estaba pensando en que

    tendramos que hacernos una como fuese... pero sta servir si lo arreglamos un poco. La tienda nonos servira de nada si cambia el tiempo... y adems iba a ser un gran inconveniente el tener quequitar la seal del rbol cada noche para montar la tienda, y volverla a colocar por las maanas.

    Oh, s! exclam Tom con gran entusiasmo. Hagamos aqu nuestra casa! Ser muy

    divertido. Entonces podremos dejar la vela como seal el mayor tiempo posible. Entraron todos enla choza. No era muy grande... pareca un cobertizo para bicicletas, aunque el techo era ms alto.Una pared de madera divida en dos la estancia.

    Lo echaremos abajo dijo Andy. Ser mejor tener una habitacin grande que dos pequeas.Bueno, ser mejor que comencemos a trabajar lo antes posible, no? exclam Tom con gran

    vehemencia. Tendremos que traer todas nuestras cosas aqu... y hacer que parezca una casa deverdad. Y habr que quitar todas esas hierbas.

    S... y luego cubriremos el suelo con arena limpia agreg Jill. Escuchad... vosotros quitad lashierbas y Mary y yo iremos al campo de patatas y traeremos las ms grandes que encontremos, y lascoceremos con piel para la comida.

    Una excelente idea repuso Tom, sintiendo apetito al instante. Vamos, Andy... empecemos a

    limpiar esto ahora mismo... no podemos hacer gran cosa hasta que est limpio.Los dos nios se pusieron q trabajar. Fueron arrancando los hierbajos y amontonndolos fuera.

    Cogieron manojos de brezos, y utilizndolos como cepillos, limpiaron las telaraas de las paredes y

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    el techo. Tom acab de romper los cristales que quedaban en la ventana, y fue recogiendo losfragmentos rotos con sumo cuidado y luego los ech al fondo del montn de escombros para quenadie pudiera cortarse con ellos.

    Andy prepar un fogn rudimentario fuera de la choza, con piedras del hogar de la granja enruinas.

    No podemos encender fuego dentro porque la choza no tiene chimenea les dijo Andy, y nos

    ahogaramos con el humo. De todas formas, he preparado el fogn resguardndolo del viento ypodremos cocinar muy bien. Mary, puedes cocer aqu las patatas, una vez se hayan calentado laspiedras. Tom, trae unas ramas y encenderemos fuego.

    Mary y Jill se asomaron al interior de la cabaa. Ahora estaba limpia y aseada, aunque desnuda.Las dos nias haban arrancado muchas patatas del viejo campo, y las lavaron en el agua delmanantial. Estaran estupendas asadas con piel... aunque era una lstima que no quedasemantequilla, ni sal.

    Tom fue a buscar arena limpia de la playa. Haba encontrado un cubo viejo, con un agujero en elfondo. Puso una piedra plana sobre el agujero, y as la arena no se sala. Llev seis cubos llenos dearena a la choza y la extendi sobre el suelo de tierra. Qued muy pulcro y limpio.

    Tendremos que traer montones de helechos y brezos otra vez para las camas dijo Jill, lo

    mismo que hicimos en la tienda. Verdad que ser una casa muy bonita? Traeremos la mesita y eltaburete... y todas las tazas y cosas. As parecer una casa.

    Los nios haban olvidado por completo lo serio de su aventura. Era tan divertido trabajar en sunueva casa. Incluso Mary comenz a pensar si habra algo que pudiera utilizar como cortina para laventana!

    Comieron patatas y chocolate, con mucha agua fresca del manantial. Tom hubiera comido tresveces ms, pero tuvo que contentarse con cinco patatas grandes y una barra entera de chocolate.

    Esta noche tendremos pescado les prometi Andy. Las aguas que rodean la isla estn llenasde peces. Tendremos siempre qu comer mientras no nos cansemos del pescado! Tambin

    buscaremos mariscos.Despus de comer los nios se separaron. Las nias fueron a los matorrales ms prximos para

    traer helechos y brezos para las camas, y los nios hacan viajes hasta la tienda para traer todas suspertenencias.

    Cuando baje la marea esta noche ir a buscar la lata de aceite que est en el armario del bote dijo Andy. No se habr estropeado con el agua del mar porque cierra hermticamente. Entonces

    podremos guisar en la estufa, lo mismo que en el fuego, si queremos.Aquella tarde los nios estuvieron muy ocupados. Mary y Jill trajeron helechos y brezos

    suficientes para hacer dos camas, una a cada lado de la cabaa. Primero amontonaron los helechossobre el suelo por ser ms duros, y luego pusieron encima los brezos suaves. Extendieron una mantasobre cada cama, y colocaron otra, cuidadosamente doblada encima para usarla como sbana por lanoche.

    Las camas pueden servirnos como sofs para sentarnos durante el da dijo Mary, muycomplacida por el aspecto de su obra. Supongo que tendremos que ir aadiendo ms brezos cadada, Jill, porque los iremos aplastando con nuestro peso. Pero eso podemos hacerlo fcilmente.

    Los nios trajeron los cacharros... tazas, platos y platitos... de loza gruesa y comn, usados porlos pescadores que se hacan a la mar en el bote del padre de Andy. Ya estaban en la cabaa... perodnde iban a colocarlos?

    No podemos dejarlos en el suelo dijo Mary. Se romperan. Ojal tuvisemos un estantedonde poner las cosas. Tendramos mucho ms espacio si pudisemos quitarlos de en medio.

    Andy desapareci durante unos minutos, para regresar con una tabla de madera. Sonri ante lasorpresa de los nios.

    Me acord de haber visto un estante viejo en lo que debi ser la cocina de la granja explic.

    De manera que fui a burearlo y lo arranqu de la pared. Tom, dnde pusiste las herramientas y lacaja de clavos?Ah, junto a nuestra cama replic Tom.

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    Andy cogi el martillo y la caja de clavos.Dnde queris el estante? pregunt a las nias.All, al fondo de la cabaa, a la altura del hombro repuso Mary. Qu estante tan bonito,

    Andy... cabr todo!Y as fue! Una vez lo hubo clavado, Andy, las nias colocaron la loza, la cafetera, y una o dos

    sartenes, los prismticos, la cmara fotogrfica y otras cosas. Como el gramfono no caba en el

    estante lo pusieron en un rincn.Ahora s que estaba bonita la cabaa! Tena dos camas a los lados... la mesa en el centro con eltaburete... el suelo cubierto de arena limpia... y al fondo el estante con todas las cosas. Los niosestaban muy satisfechos.

    Andy llen la estufa de aceite.Esta noche puedes hacernos pur de patatas para variar le dijo a Mary. Tienes una sartn

    pequea, verdad?S contest Mary. Las hervir y las aplastar... pero tendrn un gusto extrao sin mantequilla

    ni sal! Y abriremos otra lata de fruta.Los nios se fueron a pescar, y las nias se apresuraron a recolectar ms patatas, a traer ms

    agua, y encender la estufa. Se sentan atareados e importantes.

    La cena fue deliciosa y disfrutaron con ella. Ni siquiera echaron en falta la sal en las patatas.Cenaron sentados ante la entrada de la cabaa contemplando el mar. Las gaviotas chillaban en elaire, y el batir de las alas ribeteadas de blanco llegaba hasta ellos de cuando en cuando.

    Ahora, a dormir! dijo Andy con un bostezo. Ser divertido dormir por primera vez ennuestra casita! Vamos, nias... ya lavaris los platos maana. Estamos todos agotados!

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    CCAPTULOAPTULO VIIVII

    UUNNEXTRAOEXTRAODESCUBRIMIENTODESCUBRIMIENTO

    Al da siguiente los nios fueron a asegurarse de que su vela-seal segua atada al rbol en lo altodel acantilado. As era. Ondeaba al viento para indicar a cualquier barco que pase, que all habagente que necesitaba ayuda.

    Y si no vienen a auxiliarnos? pregunt Tom. Tendremos que quedarnos aqu todo elinvierno?

    S... a menos que quisieras ir nadando todos esos kilmetros hasta casa! exclam Andy.Los nios se miraron unos a otros. Pasar all el invierno! Estaba muy bien correr una aventura

    en una isla por espacio de tres o cuatro das... pero quedarse all todo el invierno, con el fro intensoy las tormentas constantes, no era un pensamiento agradable.

    No estis tristes dijo Andy. Puede que cualquier da nos rescaten. No puedo imaginar que nopasen barcos por estas islas. Al fin y al cabo no hace tanto tiempo que aqu viva gente... y debantraerles provisiones de cuando en cuando... de manera que deben venir barcos. Y tal vez viva genteen las otras islas. Creo que con la marea muy baja podremos cruzar hasta la otra isla por esa lnea derocas de ah... y explorarla. A lo mejor encontramos montones de gente!

    Todos se animaron. Naturalmente! Haban unas cinco o seis islas cerca de la suya; seguro queen alguna habra gente, por lo menos en las mayores. La suya era tan pequea que maravillaba quealguien hubiese osado edificar en ella una casa y tratado de vivir en aquel suelo rido.

    Fueron a ver si su bote segua aprisionado entre las dos rocas. S... all estaba, ladeado mientrasla marea baaba su cubierta.

    Puede que una marea ms fuerte lo libere de las rocas dijo Andy. Si fuese as... y pudierarepararlo! Intentaramos regresar a casa.

    Bueno, ahora ya no queda nada en el boteque podamos llevarnos observ Tom. Creoque nos lo hemos llevado todo... cuerdas, redes,

    incluso los remos!Era bien cierto. Los nios haban sacado todolo que contena el armario, junto con la lata deaceite. Puede que las cuerdas no les fuerannecesarias... pero no obstante, Andy pens quedeban llevrselas. Los nios volvieron aexplorar la isla sin encontrar nada de inters.Vieron que la gente de la granja haba utilizadoel sector llano de la isla para sus campos. Encierto lugar, Jill descubri unas matas dehabichuelas que crecan enredadas entre unas

    zarzas y grit excitada:Habichuelas! Las comeremos para cenar!Los otros acudieron a ver.

    Supongo que tambin se han idoreproduciendo solas dijo Andy. Tal vezhubiese antes un campo de habichuelas por estesitio. Bueno... no nos va a ir demasiado malcon patatas, judas y pescado!

    Aquella tarde no quedaba ms que hacer,excepto baarse y pescar. La casita estabaterminada... ya no podan aadirle nada. Ni

    tampoco podan hacer nada por su botenaufragado. Era intil dar un paseo por la isla puesto que era tan pequea... De manera que Tom

    propuso primero darse un bao, y luego pescar.

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    El mar estaba templado por el radiante sol. Nadaron sobre las grandes olas chapoteandoperezosamente. Luego salieron del agua y se tumbaron al sol para secarse. Despus, los nios sesentaron en las rocas a pescar y las nias fueron en busca de langostinos, gambas y mejillones.

    Aquella tarde la marea estaba muy baja. El viento haba cesado por completo, y el mar estabacasi en calma... todo lo que poda estarlo en aquel la costa rocosa. Los nios, de pie sobre elacantilado, contemplaron las otras islas que haba hacia el norte, azuladas por la niebla estival.

    Parece realmente como si estuvieran flotando sobre el agua dijo Jill con aire soador. Sonpreciosas. Ojal pudisemos visitarlas.Bueno, ser bien sencillo si esperamos a que baje la marea replic Andy, sealando la lnea de

    rocas que ahora estaba al descubierto y que pareca llegar hasta la isla siguiente. Me gustaraseguir esas rocas maana por la maana cuando la marea haya bajado otra vez. Podramos llevarnoscomida para todo el da... y ver lo que hay en la otra isla... y volver por las rocas por la noche con lamarea baja.

    Oh, s! exclamaron las gemelas, y Tom bail una especie de danza de guerra sobre las rocas.Quin sabe lo que iban a encontrar en la otra isla?

    Aquella noche Jill as patatas con piel y las dej enfriar para llevrselas al da siguiente.Coceremos las salchichas que hay en la lata, dejaremos que se enfren y tambin las llevaremos

    dijo Jill. Cuando regresemos maana por la tarde podemos coger algunos peces para la cena.A la maana siguiente corrieron a ver si la marea haba vuelto a descubrir las rocas. S... rocas

    grises y verdes, algunas desnudas, y otras cubiertas de algas. Entre ellas haban grandes hoyos. Elmar se vea azul y centelleante detrs de la lnea de rocas.

    Vamos! exclam Andy. Ser mejor que nos vayamos ahora, antes de que suba la marea.Bajaron del acantilado hasta la playa arenosa. Saltaron sobre las rocas, y luego fueron avanzando

    con cuidado sobre ellas. Algunas resbalaban, tanto que en un par de ocasiones los nios casi se caenen las hoyas profundas de aspecto impresionante. En ellas nadaban peces muy grandes, y Andyestaba seguro de que habran cangrejos comestibles.

    Pero no tenemos tiempo para ponernos a pescar aqu dijo. Si no nos damos prisa nos atraparla marea.

    Cierto... la marea iba subiendo... pero antes de que pudiera alcanzar la lnea de rocas por dondecaminaban los nios, ya haban llegado a su final y vadeado la playa arenosa de la isla siguiente.

    Ahora estamos en la isla nmero dos! exclam Tom. Cielos! Tengo hambre!Los dems tambin tenan.

    Bueno, si nos lo comemos todo ahora, tendremos que aguardar siglos hasta nuestra prximacomida, a menos que encontremos algo en esta isla dijo Andy. l tambin tena apetito... demanera que se comieron las salchichas y las patatas, y luego chuparon un caramelo cada uno.

    Luego se pusieron a explorar la segunda isla. Comenzaron por subir a los acantilados... ytuvieron una gran sorpresa!

    Mirad! Cuevas! dijo Tom, sealando unas aberturas grandes y negras en el acantilado.

    Mirad eso! Cuevas de todas formas, tamaos y clases! Vamos a echarles un vistazo.Se encaminaron a la primera cueva... y justamente ante ella Andy se detuvo mirando algo quehaba en la arena.

    Qu ocurre? quiso saber Tom.Mirad! exclam Andy, sealando una colilla de cigarrillo que rodaba ligeramente a impulsos

    de la brisa.Una colilla! dijo Tom, mirando a su alrededor como si buscara al que haba fumado el

    cigarrillo. Vaya! Alguien ha estado aqu... y no hace mucho. Pero no hay ni una sola casa en laisla entera o en ruinas!

    Tal vez la gente viva en esas cuevas observ Jill, mirando tmidamente la primera.Entremos y lo sabremos replic Andy.

    Sac un rollo impermeable de su bolsillo que contena media vela y una caja de cerillas. Andynunca corra el riesgo de que se le mojasen las cerillas... y ahora los nios se alegraban de que fueratan cuidadoso, pues ninguno deseaba entrar en las cuevas sin luz.

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    Andy encendi la vela y abriendo la marchapenetr en la primera cueva seguido de los otros.El suelo estaba cubierto de una gruesa capa dearena plateada y las paredes de la cueva eran altasy lisas. Al cabo de un trecho formaba un arcoantes de estrecharse. A travs de l los nios

    penetraron en otra cueva, y la escasa luz les dejver unas paredes de roca gris y una alta bveda.El suelo de la cueva comenz a subir y a hacerserocoso. La cueva se estrech hasta convertirse enun pasadizo cuyo techo era a veces tan bajo quetenan que agachar la cabeza.

    Y luego llegaron a la Cueva Redonda, quefue el nombre que dieron inmediatamente a laltima y extraa cueva. Era casi perfectamenteredonda y como el suelo se inclinaba hacia elcentro, les pareca estar en el interior de una

    pelota hueca.Pero no fue la redondez de la cueva la que

    impresion a los cuatro nios... sino sucontenido!

    Amontonadas por todas partes haban cajas,sacos y grandes bidones con extraas palabras

    pintadas. Algunos montones llegaban hasta eltecho de la cueva, otros slo hasta la mitad.

    Canastos! Mirad esto! exclam Tom con el mayor asombro. Qu habr dentro de todasestas cajas y cosas... y por qu estn aqu?

    La pequea llama de la vela oscilaba iluminando el extrao conjunto de la cueva. Andy la pusocon cuidado sobre una roca, y tir del cuello de un saco castao oscuro que estaba abierto. En suinterior haba papel azul. Lo levant... lanzando un grito de sorpresa.

    Azcar! Cada vez resulta ms extrao! Yo esperaba encontrar un tesoro, o algo as... y esazcar! Me pregunto qu habr en los otros sacos y cajas.

    Los nios no pudieron abrirlas, pero algunas ya estaban abiertas, como si alguien hubiese sacadoparte de su contenido. Las cajas estaban llenas de latas de conserva... haban latas de sopa, carne,verduras, fruta, sardinas... todo lo que puede imaginarse. Haba un bidn de harina, latas de sal,incluso latas de mantequilla y manteca bien cerradas.

    Andy... la verdad, no lo entiendo dijo Jill con voz extraa. Cmo ha llegado esto aqu? Y aquin suponis que pertenece! Por lo que sabemos, no hay una sola persona en la isla.

    Yo no s ms que t, Jill repuso Andy. Es como un sueo; pero de todas formas no tenemosnecesidad de morirnos de hambre mientras haya aqu toda esta comida.Pero podemos llevrnosla si pertenece a alguien? pregunt Mary, asustada.Podemos pagar al propietario replic Andy. Mi padre y vuestra madre pagarn gustosos, para

    evitar que muramos de hambre, si vamos a pasar aqu el invierno.Bueno... entonces adelante... llevmonos todo lo que queramos dijo Tom, sintiendo tanto

    apetito que no pudo aguardar ni un minuto ms. Haremos una lista de todo lo que cojamos, ypagaremos la cuenta y algo ms, cuando encontremos al propietario de esta curiosa despensa.

    Tom tiene razn dijo Andy con voz extraa. Es una despensa... muy... curiosa!

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    CCAPTULOAPTULO VIIIVIII

    CCADAADAVEZVEZMSMSEXTRAOEXTRAO

    Cada nio escogi lo que quiso para llevrselo. Necesitaban azcar y sal. La mantequilla en lalata les ira de primera, y carne y fruta en conserva. Jill crey que podra hacer algunos panecilloscon la harina, o por lo menos algunos bollos. Tambin recogieron botes de leche en polvo y cada

    nio llev una buena carga por los estrechos pasadizos que unan la Cueva Redonda con la cuevade la playa.

    Cuando salieron al aire libre, Tom aspir con fuerza y dej su carga en el suelo.Cielos, qu atmsfera ms cargada hay ah dentro dijo.Lo que me intriga es por qu no estaba ms cargada todava replic Andy. Debe entrar aire

    por algn agujero de la Cueva Redonda que no hemos visto. Recoge tus cosas, Tom, la marea estsubiendo. No podemos quedarnos en esta playa. El mar llegar hasta la cueva dentro de poco.

    Tenemos an unos diez minutos repuso Tom, sacando una abultada libretita de su bolsillo.Quiero hacer una lista de todas las cosas que hemos cogido, por si acaso despus de comerlasolvidamos cuntas eran.

    Tom siempre tan honrado exclam Jill. Bien, yo te ir diciendo las cosas, Tom, y t lasanotas. Tres latas de pia, una bolsa grande de azcar, tres latas de lengua, cuatro latas de...

    No tan aprisa dijo Tom, escribiendo apresuradamente.Una vez lo hubo anotado todo, cerr la libreta de golpe guardndola de nuevo en su bolsillo.

    Luego recogi su carga y se dispuso a seguir a Andy por el empinado y rocoso sendero.Hasta que la marea volvi a bajar aquella noche, los nios quedaron prisioneros en la segunda

    isla, ya que no haba otro camino para regresar a la suya que la lnea de rocas. Ahora estabacompletamente cubierta por la marea, y grandes rociadas de espuma saltaban al aire cuando el aguachocaba contra las rocas por encima de las cuales caminaron aquella maana temprano.

    Alguno tiene un abrelatas? pregunt Tom mientras la boca se le haca agua al leer lasetiquetas de las latas.

    Andy s tena. En sus bolsillos haba casi todo lo que cualquiera podra necesitar, desde unabrelatas a caramelos.Supongo que lo mejor ser que abras una lata dijo Andy con una sonrisa. Te he visto meter el

    dedo una docena de veces dentro del paquete de azcar... y si sigues as no va a quedar nada cuandolleguemos a nuestra isla. Abre una lata de lengua y as tal vez no tengas tanta gana de azcar!

    Todos disfrutaron comiendo lengua, que estaba realmente deliciosa. Despus tuvieron sed, ycomo no haban encontrado ningn arroyo ni manantial en la segunda isla, no saban qu hacer.

    Bueno, por qu no abrimos una lata de pia? propuso Tom al fin. Estar fresca y jugosa, yluego podemos beber el jugo de la lata.

    De manera que abrieron una lata de pia. Las dos latas fueron cuidadosamente enterrados por losnios, ya que aunque la isla pareca solitaria y abandonada, no podan soportar el afearla dejando

    latas vacas esparcidas por doquier. Las gaviotas revoloteaban a su alrededor mientras coman,chillando con fuerza. Andy las imit excitndolas todava ms, y al fin se posaron detrs de losnios casi al alcance de su mano.

    Estas gaviotas saben que donde hay gente puede haber comida observ Andy. Pero cmosaben eso? Estas islas parecen completamente desiertas.

    Y cmo han llegado todos esos comestibles a la Cueva Redonda? pregunt Jill. Creisque pueden llevar ah aos... y que han quedado olvidados?

    No replic Andy. No llevan aqu mucho tiempo. El azcar est suelto... y ya sabes que seendurece y apelmaza si lleva mucho tiempo almacenado. Adems, la colilla de cigarrillo queencontramos... no haba sido fumado hace ms de una semana o dos, o el viento la hubiera deshechodel todo.

    Andy, no crees que sera conveniente quedarnos en esta isla y vivir aqu en vez de regresar ala nuestra? observ Mary. Entonces estaramos cerca de un buen almacn de comestibles!

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    No, yo no lo hara repuso Andy al punto. Olvidas que hemos dejado una seal en nuestraisla... y si algn barco la ve y fuese a recogernos, podramos estar en esta isla, incapaces de serrescatados porque la pleamar nos impedira el regreso.

    Pero no podramos atar la seal en algn lugar de esta isla? pregunt Tom.No contest Andy. Ningn barco podra llegar hasta aqu. Esta isla est casi totalmente

    rodeada por unos arrecifes de las peores rocas que he visto. Mirarlos all.

    Los nios obedecieron. Andy tena razn. A cierta distancia de la costa haba una lnea de rocascasi ininterrumpida. Entre las rocas y la costa, el mar quedaba atrapado formando una especie delaguna o estanque tranquilo y en calma.

    Tom frunci el ceo con aire intrigado.Bueno, si ningn barco puede llegar a rescatarnos si nos quedamos en esta isla observ,

    cmo diantres pudieron desembarcar todos esos comestibles en la cueva?Andy mir a Tom con la misma expresin intrigada.

    S..., es extrao dijo. Bueno..., tal vez pueda hacerse con la marea alta. Pero no podemosarriesgarnos. Debemos vivir en la primera isla, y cuando necesitemos comida habr que venir aqu ytraerla... y puede que nos tropecemos con la gente que ha hecho de la Cueva Redonda esa extraadespensa.

    Mary se puso en pie para ver cmo era la isla siguiente. Pareca mucho mayor que las dosprimeras. No haba ninguna cadena de rocas que llevara hasta ella, tan slo se vea una extensin demar azul. Para llegar a la tercera isla habra que nadar o utilizar un bote.

    No crees que lo mejor sera dejar una nota en la cueva diciendo que estamos en la primera islay que quisiramos ser rescatados? dijo Tom. La gente puede volver en cualquier momento... y

    podramos irnos embarcados en su bote.Andy mene la cabeza.

    Creo que no dejaremos ninguna nota... ni nada que indique que hemos estado aqu dijo. Hayalgo misterioso en todo esto, y si se trata de un secreto, ser mejor que lo mantengamos hasta saberqu es.

    Oh, Andy! Qu quieres decir? exclam Mary.No lo s replic Andy. Es slo un presentimiento que tengo, nada ms. Tal vez me

    equivoque..., pero uno de nosotros vendr cada da cuando baje la marea para ver si hay alguienantes de dejarles saber que estamos aqu.

    Bien, Andy... y las huellas que hemos dejado alrededor de la cueva? dijo Tom.La marea las borrar repuso Andy. Mira sobre el acantilado, Tom..., vers que la marea ha

    entrado ya en la cueva. No hay nada que demuestre que nosotros hemos estado aqu.Excepto que falta parte de la comida coment Mary. Has olvidado eso, Andy.No, no lo he olvidado repuso Andy. Hay tanta en la cueva que no creo que nadie eche de

    menos lo que nos hemos llevado. Me figuro que no lo van a comprobar. Nadie va a pensar quepuede haber entrado algn extrao en la cueva.

    Los nios deambularon por la isla cogiendo arndanos, que crecan en gran nmero. Era unmedio de apaciguar su sed, el comer aquellos arndanos pequeos y jugosos. La isla estabacompletamente desierta. No daba la impresin de que hubiese vivido alguien en ella alguna vez.

    La marea comenz a descender y la franja de rocas fue emergiendo. Los nios bajaron a la playapara regresar a su isla. Llevaban atados a la espalda los comestibles, y Andy les recomend a todosque tuviesen mucho cuidado.

    No vayamos a perder nuestra comida en uno de esos pozos profundos! dijo. De manera queno corras tanto, Tom. Tienes siempre tanta prisa!

    Las rocas estaban mojadas y resbaladizas, pero los nios tuvieron mucho cuidado. Una vez unaola grande moj a Jill, que lanz un grito.

    Oh!, se ha mojado la comida?

    S..., est empapada! replic Tom. Pero no importa..., son todo latas, Jill.Al fin llegaron a la cabaa y todos se alegraron al verla: realmente pareca como si regresasen acasa.

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    Cansados, tomaron asiento sobre sus camas, pero Tom no pensaba acostarse sin cenar. Quisosopa caliente, ms lengua y una lata de melocotn. As, que hubo que encender la estufa, y Tom fuea llenar la cafetera.

    Todos los nios disfrutaron de la cena, aunque tenan tanto sueo que despus no se molestaronen recoger nada. Cuando se metieron en la cama lucan ya las primeras estrellas.

    Es demasiado pronto para acostarse murmur Jill, somnolienta. Pero no puedo estar

    despierta ni un minuto ms!Y se durmi en seguida. Mary lo mismo. Tom apag la estufa y se tumb tambin. Andypermaneci sentado unos minutos mirando hacia la segunda isla y preguntndose un montn decosas.

    Luego se qued dormido..., aunque no por mucho tiempo!Un extrao ruido le despert. Sobresaltado, hubo de levantarse intrigado y alarmado.

    Tom! Despierta! grit Andy. Escucha ese ruido. Qu es?Tom se despert y estuvo escuchando.

    Es un motor de motocicleta dijo, medio dormido.No seas tonto! exclam Andy. Una motocicleta en esta isla! T sueas. Vamos, despierta...,

    te digo que es un ruido muy raro.

    El ruido se fue alejando hasta perderse en el silencio. Las gaviotas chillaron pero pronto seapaciguaron. Andy estuvo escuchando un rato ms, y como no oyera nada, volvi a tumbarse en lacama.

    Cada vez ms extrao se dijo en su interior. Hemos llegado a unas islas misteriosas... y yotengo que averiguar lo que est ocurriendo... o no me llamo Andy!

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    CCAPTULOAPTULO IXIX

    LLOSOSMISTERIOSOSMISTERIOSOSVISITANTESVISITANTES

    Al da siguiente los nios hablaron del ruido extrao que oyera Andy.Te digo que sonaba exactamente como el motor de una motocicleta deca Tom con firmeza, y

    nada poda hacerle cambiar de opinin.

    Si no supiera que no hay ningn lugar para poder aterrizar en estas islas rocosas, yo hubieradicho que ese ruido era el de un avin observ Andy, pensativo. Pero es una tontera. Por quiba a venir aqu un avin? Y dnde iba a aterrizar?

    Tal vez fuese una lancha motora! exclam Jill de pronto, y los otros la miraron. Por algunarazn a nadie se le haba ocurrido pensar en las lanchas motoras entonces.

    S..., creo que eso era! replic Andy. Tena ese rumor palpitante de los motores. Y qu es loque est haciendo aqu una motora? Pero, de todas formas..., eso significa que pueden rescatarnos!

    Claro! exclam Tom. Bueno..., vamos a buscar esa lancha. Qu sorpresa van a llevarsecuando nos vean! Se preguntarn de dnde salimos.

    Tom, no tengas tanta prisa le dijo Andy, empujando al impaciente muchacho hasta hacerlecaer sobre el lecho. Yo creo que aqu est ocurriendo algo extrao... y antes de dejarnos ver, sermejor que averigemos si seremos bien recibidos!

    Oh! dijo Tom, sorprendido. Las nias se alarmaron.Qu quiere decir... algo extrao? dijo Jill.Como os dije ayer, no s qu es repuso Andy. Pero lo que haremos es ver dnde est esa

    lancha. No debe haber visto nuestra seal porque lleg por la noche... y sabemos que no est en estelado de la isla o la hubisemos visto esta maana. Voto porque vayamos a ese borde rocoso desdedonde se divisa la mejor vista de la segunda isla y veamos, si por casualidad, una lancha ha podidoatravesar el arrecife y penetrar en el tranquilo canal interior.

    Los cuatro nios fueron al acantilado. Andy les hizo tenderse en el suelo y arrastrarse como lospieles rojas en cuanto llegaron.

    Ser mejor que no nos dejemos ver, por si hay alguien ah abajo susurr. De modo quearrastrndose como las serpientes fueron acercndose al borde... y al llegar all tuvieron la mayorsorpresa de su vida.

    En las aguas tranquilas que rodeaban la segunda isla haba un hidroplano grande y poderoso.S..., un gran hidroplano cuyas alas se extendan ampliamente sobre el agua azul No se oa el

    motor de ninguna lancha. Lo que Andy haba odo a medianoche fue el motor del hidroavin.Cscaras! Mirad eso! susurr Andy con el rostro rojo como una amapola por la excitacin.

    No se me ocurri que fuese un hidroavin! Qu cosa ms extraordinaria!Levantmonos y gritemos suplic Jill. Estoy segura de que les encantar rescatarnos.Es que no has visto el signo que hay en las alas? le pregunt Tom con voz extraa, y las nias

    miraron. En cada ala estaba pintada una cruz gamada..., el signo del enemigo, del enemigo de medio

    mundo.Cielos! dijo Mary, aspirando el aire con fuerza. Enemigos! Y utilizando estas islas! Esque les pertenecen?

    Naturalmente que no replic Andy. Pero estn desiertas y apartadas de las rutas martimasnormales... cosa que ha sido observada por el enemigo, que las est utilizando como una especie de

    base para algo..., hidroplanos, tal vez.Bueno..., y qu vamos a hacer? pregunt Tom.Tendremos que pensar repuso Andy. Una cosa es segura: que no nos dejaremos ver hasta que

    descubramos algo ms. No quiero que nos hagan prisioneros.Entonces, para eso eran los comestibles... para la gente que viene aqu observ Jill. Supongo

    que los hidroplanos vienen aqu en busca de alimento y gasolina. Es uno buena idea. Cmo me

    gustara poder escapar de aqu y decrselo a mi padre..., l sabr lo que hacer. Me figuro quelimpiara este lugar, sirva para lo que sirva!

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    Escuchad..., no ser mejor que quitemos nuestra seal mientras est aqu ese avin? preguntJill. Si la ven por casualidad, el enemigo sabr que hay gente en la isla. Y el bote? Tambin

    pueden verlo.No lo creo repuso Andy. Est bien escondido entre esas dos rocas. Pero s ser mejor que

    quitemos la seal. No volveremos a ponerla. Vamos, Tom..., la quitaremos ahora mismo.Iremos con vosotros dijeron las nias, pero Andy mene la cabeza.

    No les dijo. De ahora en adelante, alguien ha de vigilar ese aparato. Debemos averiguar todolo que podamos. Volveremos lo antes posible..., pero vosotros debis quedaros aqu vigilando.De manera que las dos nias quedaron all, en tanto que los nios corran al otro lado de la isla

    para quitar la seal ondeante.No s dnde diantre bamos a escondernos si fusemos descubiertos y nos buscasen dijo

    Andy, enrollando la vela. No hay un solo lugar donde esconderse..., ni una cueva, ni nada.Tom estaba nervioso. No quera verse perseguido en aquella isla desolada!

    Ojal pudisemos ver cuntos hombres hay en el hidroplano observ. Y qu es lo que estnhaciendo.

    Dnde estn tus prismticos? le pregunt Andy de pronto. Es precisamente lo quenecesitamos. As podremos verlo todo con detalle!

    Y mi cmara fotogrfica! exclam Tom, saltando de alegra. Qu me dices de mi cmara?Podramos tomar algunas fotografas del hidroplano... y entonces todo el mundo tendr quecreernos cuando regresemos... si es que regresamos alguna vez.

    Es una buena idea! replic Andy, complacido. Caramba! Si podemos tomar algunasfotografas de ese hidro en las que se vea la cruz gamada con claridad, nadie podr dudar denuestra historia cuando volvamos a casa. Tom, vamos a buscar tus prismticos y tu mquinafotogrfica.

    Ocultaron la vela entre unos arbustos y corrieron a la cabaa. Cogieron los prismticos yexaminaron la cmara fotogrfica para ver si era preciso renovar la pelcul