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Obra de Osvaldo Dragún. Fotonovela.
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Viste que te dije que la Coca iba a presentarte alguna amiga, mirá allá están las dos ¿Qué te parece?
Y bailaron mucho, parecían conocerse de toda la vida. Nosotros que los mirábamos desde afuera estábamos contentos, parecían la pareja perfecta.
Por nada, en realidad hoy estoy contenta.
Esos comentarios de María inhibieron más a un José que ya no daba más de los nervios. Ni sabía qué decir.
¿No vas a hablar en toda la noche?
No sé, pasa que tengo miedo de decir macanas.
Qué callado que estás.
Y salieron caminando hacia la casa de María, sin embargo, José ya es-taba más distendido y no iba a perder la oportunidad de hablar con ella.
Se sentaron en una garita.
José, es tarde, po-demos vernos otro día, además no sa-bés lo locos que son mis viejos.
Me van a matar si llego tarde y encima acompañada.
Pero, María…
Ay, no, José, por favor, vamos hasta mi casa.
Tengo frío.
yo te quiero…
Está bien, pero prométeme que nos vamos a encontrar para seguir hablando.
Obvio que te lo prometo, pasé una noche muy linda.
Mañana, no sé, tengo partido con mis amigos.
Te llamo, ¿Querés?
Y entonces cuándo? ¿No era que te morías por volver a verme?
Hasta que…
Hija, ¿cuándo empezás el ingreso en la Universidad?
No sé, me parece que la semana que viene.
Entonces José la llamó por teléfono.
Hola, María, ¿podemos vernos en un rato en el bar?
Hay algo que quiero hablar con vos.
Bueno, ya salgo para allá.
¿Quién era?¿Por qué pusiste esa cara?
José, mi novio. Estamos pensando en vivir juntos. Estamos buscando trabajo... bah, él esta buscando un trabajo extra porque ya es mecánico.
Tu destino es ser arquitecta, y un chico que trabaja es una interferencia entre tu carrera y vos, y yo no estoy dispuesto a permitirlo.
Así que no te hagás ilusiones y andá cortando todo eso.
¿Pero, qué estás diciendo, María?
Basta, papá, nosotros vamos a casarnos y vos no te vas a meter en nada. Yo sola me las voy a arreglar.
Ese día los vi diferentes, no estaban como otras veces.Los de la mesa 10 (así les decíamos porque se sentaban siempre en la misma mesa), parecían tristes.
¿Qué ganamos desde que nos conocimos, María? Vos dejaste tus amigas, ahora te peleas
con tus viejos, pensás en no estudiar….
Y yo… yo aprendía a sufrir… pero a sufrir de una manera especial…
No sé…Te llamé porque….
Fue pura mala suerte que nos conociéramos. No estamos hechos para seguir juntos… no podemos seguir juntos. No seas tonto, amor.
Es difícil, pero mirá el lado bueno, soy hija de ricos, tarde o temprano me van a perdonar y nos van a ayudar.
No, María, ya lo dijste, tu viejo nunca va a aceptar que yo sea pobre, que no pueda estudiar. No, María, esto no va más.
Tenés razón, yo esperaba alguien que se la jugara, que enfrentara viento y marea, para salvar el amor. Pero veo que terminás siendo un cobarde. Nos vencieron, José.
Si alguna vez, cuando pase el tiempo, me ves por ahí… ¡María, no me mirés! No quiero volver a llorar, como hoy….
Por un tiempo, no volví a ver a la parejita de la mesa 10, sin embargo tímidamente volvieron al bar por separado.
A veces se cruzaban pero no se hablaban, José no paraba de armar barquitos de papel. Ella no deja-ba de ver la ventana, como si encontrara un refugio en la luz de la tarde.
José, te quiero, me parece que fue un error separarnos, con vos aprendí muchas cosas.
Mientras estuve sola, comprendí que no podía volver a vivir como antes, porque sería arruinar mi vida y darles la razón a los que quieren arruinar lo nuestro.
Antes te pedí que no me mires más, y ahora no quiero que dejes de mirarme. Tenés razón, María, no podemos vivir separados. Y aunque lo que venga sea difícil, tenemos que seguir juntos.
FIN
Y allá van los de la mesa 10. Tomados de la cintura. Mañana, quién lo sabe, pero yo les tengo confianza a los de la mesa 10.
Los de la mesa 10, del dramaturgo argentino Osvaldo Dragún, cuenta las esperanzas y el amor de dos jóvenes en un contexto urbano poblado de falsas convenciones y pre-juicios sociales, y de como el amor cuando es auténtico y correspondido se ve obligado a abrirse paso entre toda esa maraña de absurdos obstáculos de clase. En la obra, José, un joven mecánico de humilde procedencia obrera, cono-ce en un baile de graduación a María, la hija de una aco-modada familia de profesionales. A los padres de María el amor se les apagó desde mucho tiempo atrás, teniendo que permanecer juntos nada más por compromiso y apa-riencia para complacer a las páginas de sociales de los pe-riódicos. José y María se enamoran y se ven obligados a enfrentar el ensueño de su amor con la dura realidad de sus diferentes procedencias sociales.