150

Los Orígenes de La Civilizacion – Vere Gordon Childe

  • Upload
    lucarq

  • View
    118

  • Download
    3

Embed Size (px)

Citation preview

  • Annotation

  • Datos del libro

    Traductor: Gortari, Eli deAutor: Childe, Vere Gordon1988, Fondo de Cultura Econmica de Espaa, S.L.Coleccin: Breviarios del Fondo de Cultura Econmica, 92ISBN: 9788437500157Generado con: QualityEbook v0.67

  • TRADUCCIN DE ELI GORTARI

    Primera edicin en ingls, 1936Primera edicin en espaol, 1954Vigsima primera reimpresin, 1996

    Ttulo original:Man Makes Himself 1936 (C. A. Watts & Co.) Pitman Publishing, LondresD.R. 1954, Fondo de Cultura EconomicaD.R. 1986, Fonoo de Cultura Economica, S.A. de C V.D.R. 1995, Fondo de Cultura EconomicaCarretera Picacho-Ajusco 227; 14200 Mxico, D. F.

  • ISBN 84-375-0015-X

    Impreso en Mxico

  • PREFACIO

    CON este libro no se tuvo el propsito de hacer un manual de arqueologa, ni menos de historia dela ciencia. Tratamos de que resultara legible a quienes no se interesan por los problemas de detalleque los especialistas discuten con calor. Por tanto, el libro ignora tales problemas y evita, adems,los trminos tcnicos y los nombres raros, los cuales dan carcter cientfico a los textos sobreprehistoria (incluyendo a los del autor), pero los hacen ms difciles de seguir. Ahora bien, parasimplificar los temas y el vocabulario hemos tenido que sacrificar precisin. Tratndose deprehistoria, casi todos los enunciados tendran que ir acompaados de la frase; Con los testimoniosde que disponemos hasta ahora, la probabilidad favorece la opinin de que... En consecuencia,pedimos al lector que aada esta reserva, o alguna otra semejante, a la mayora de nuestrosenunciadas. Ni siquiera con esta restriccin, resultarn aceptadas por todos, la totalidad de nuestrasaseveraciones; pero, ha sido imposible embrollar el texto con explicaciones minuciosas, ajenas a latesis principal. Sin embargo, sostenemos que los hechos han sido establecidos con precisinsuficiente a los propsitos de este libro, y que las enmiendas admisibles no afectaran a lasexplicaciones en manera alguna. Por ltimo, confesamos que, mientras los captulos IV, V, VI y VIIse basan en estudios de primera mano sobre los objetos o los testimonios originales, en cambio, parael captulo VIII empleamos exclusivamente traducciones y comentarios hechos por las competentesautoridades que se citan en las notas.

  • I

    HISTORIA HUMANA E HISTORIA NATURAL

    EN el siglo pasado, el progreso era aceptado como un hecho. El comercio creca, laproductividad de la industria iba en aumento y la riqueza se acumulaba. Los descubrimientoscientficos prometan un avance ilimitado del dominio humano sobre la naturaleza y, porconsiguiente, infinitas posibilidades de ampliar la produccin. La creciente prosperidad y laprofundizacin del conocimiento inspiraban la atmsfera de optimismo, sin precedente, que serespiraba en todo el mundo occidental. En nuestros das, este optimismo ha recibido una rudasacudida. La primera guerra mundial y las crisis subsecuentes, que produjeron, en medio de unahorrible miseria, un exceso aparente de mercancas, han socavado sus fundamentos econmicos. Yahora han surgido muchas dudas acerca de la realidad del progreso.

    Para esclarecer sus dudas, los hombres han acudido a la historia. Pero los propios historiadoresno dejan de estar influidos por la situacin econmica actual. Como lo ha puesto al descubierto elprofesor Bury, la idea misma de progreso constituy una novedad, enteramente ajena a quienes seocuparon de escribir la historia en la edad media y en la antigedad. En nuestros das, se advierteuna actitud pesimista o mstica en los escritos de autores muy ledos, en el campo de la historia comoen el de la ciencia natural. Algunos se inclinan, como los antiguos griegos y romanos, a buscaransiosamente en el pasado una edad de oro de primera simplicidad. La escuela histricaalertara de misioneros catlicos y sus maestros en arqueologa y antropologa, ha resucitado ladoctrina medieval de la cada del hombre por haber probado el fruto del rbol del saber,revistindola con trminos cientficos. Un punto de vista anlogo se encuentra implcito en algunosescritos de los divulgadores ingleses. Por otro lado, la filosofa fascista, expuesta ms abiertamentepor Herr Hitler y sus defensores acadmicos, y disimulada a veces bajo el disfraz de eugenesia enGran Bretaa y en los Estados Unidos, identifica el progreso con una evolucin biolgica concebidaen forma no menos mstica.

    Uno de los propsitos de este libro es el de sealar cmo, la historia, enfocada desde un puntode vista cientfico impersonal puede an justificar la confianza en el progreso, tanto en los das dedepresin como en el apogeo de la prosperidad del siglo pasado. Pero, para hacernos con lanecesaria actitud cientfica, tenemos que estar dispuestos a modificar nuestra concepcin, tanto de]progreso como de la historia. En su esencia, la actitud cientfica, consiste, realmente, en abandonarlos prejuicios personales, as como la subordinacin a las preferencias y aversiones particulares.La funcin de la ciencia es la clasificacin de los hechos y el reconocimiento de su concatenacin yde su significacin relativa. La actitud cientfica se muestra en el hbito de formular juiciosimparciales sobre los hechos, dejando a un lado los sentimientos personales. El hombre de ciencia,dice Karl Pearson, tiene que esforzarse por eliminarse a s mismo de sus juicios. Por cierto que laimportancia atribuida por los hombres de ciencia al nmero y a la mensuracin, no deja de tenerrelacin con la exigencia de adoptar una actitud impersonal. "Los resultados de la mensuracin,segn hace notar en determinada pgina el profesor Levy, sern enteramente independientes decualquier prejuicio religioso, tico o social. Ya sea que el lector simpatice o no con el texto de estapgina, estar de acuerdo en que su nmero es 322,

  • No es cosa fcil aproximarse a la historia con ese espritu humilde y objetivo. Como hombresde ciencia, podemos preguntarle: Existe el progreso humano? Acaso la multiplicacin de losinventos mecnicos representados por los aeroplanos, las plantas hidroelctricas, los gasesvenenosos y los submarinos, es lo que constituye el progreso? Semejante planteamiento de unproblema, carece de significacin cientfica. No se puede esperar acuerdo alguno sobre su respuesta.sta dependera por completo del capricho del investigador, de su situacin econmica presente yan del estado de su salud. Slo unas cuantas personas llegaran a coincidir en la misma conclusin.

    Quienes gustan de la velocidad y aprovechan la superacin de las limitaciones de tiempo yespacio que ofrecen las modernas facilidades de transporte y de iluminacin, podrn contestar por laafirmativa. Pero no quienes se encuentren en una situacin econmica que les impida gozar de talesfacilidades, ni tampoco aquellos que tengan estropeados los pulmones por los gases de mostaza ocuyos hijos hayan sido despedazados por una granada. Las personas que sientan un afecto romnticopor la campia incorruptible y no tengan pasin alguna por asomarse hacia tierras extraas o porconvertir las noches en das para estudiar, dudarn de la realidad de un progreso atestiguado de esamanera y aorarn contristados los das ms tranquilos" del pasado, de hace uno o dos siglos.Olvidarn convenientemente las desventajas de la vida simple las sabandijas que habitan en lasbardas pintorescas, los grmenes patgenos que bullen en los pozos y en los manantiales abiertos, losbandidos y la multitud de pandillas que acechan en los bosques y en los caminos. Si se lestrasladara de improviso a una poblacin en el Turquestn, tendran que reconsiderar su opinin. Elratero debe considerar, desde un punto de vista profesional, que la luz elctrica, el telfono y losautomviles cuando son utilizados por la polica constituyen sntomas de retroceso.Seguramente suspirar por las callejuelas oscuras y estrechas del siglo pasado. Las personas quesean adeptas a las formas ms brutales de la crueldad, no aceptarn la supresin de la tortura legal yla eliminacin de las ejecuciones pblicas como signos de progreso, sino al contrario.

    No es cientfico preguntar si existe el progreso humano, simplemente porque no hay dospersonas que lleguen necesariamente a la misma respuesta: ya que sera muy difcil eliminar laecuacin personal. En cambio, se puede preguntar legtimamente, qu es el progreso?; y larespuesta an puede tomar, en algo, la forma numrica que la ciencia aprecia con tanta justicia. Pero,ahora, el progreso se convierte en lo que ha ocurrido realmente, es decir, en el contenido de lahistoria. La tarea del historiador ser el poner al descubierto lo que es esencial y significativo en lasucesin prolongada y compleja de los acontecimientos que coteja. Sin embargo, para poderdistinguir y recoger los hilos del progreso, cuando estos existen, recorriendo el curso de la historia,se requiere tener una perspectiva de la historia muy diferente a la que se estableca en los libros detexto formales de mi poca de estudiante. En primer lugar, es fundamental tener una perspectivaamplia y penetrante. Cuando solamente se exploran perodos cortos o regiones limitadas, es probableque la multiplicidad de los acontecimientos separados obscurezca algn rasgo esencial.

    Por lo menos, antes de 1914 la mayor parte de los ingleses entendan por historia, la historiabritnica. Comenzaba con los anglosajones, o bien con la conquista normanda, y abarcaba as unperodo de 1, 500 aos cuando mucho, y a menudo de slo 800. nicamente contadas personas tenanconocimiento de que hubiera otra parte de la historia, denominada historia antigua. sta seocupaba de las aventuras de los griegos o, ms exactamente, de dos ciudades griegas, AtenasyEsparta y de los romanos. Generalmente, eran concebidas y presentadas como si no tuvieranconexin vital con la historia britnica, como si las separara un abismo misterioso. En la actualidad,muchas personas estn enteradas de que estas dos partes, que todava son las ms conocidas, no sonrealmente completas ni independientes, sino que forman una pequea porcin de una sucesin

  • concatenada. Al menos, tienen noticia de algunas partes anteriores, en las cuales figuran loscretenses, los hititas, los egipcios y los smenos. El periodo abarcado ahora por la sucesin entera,es cuatro veces mayor que el de la historia britnica en su ms amplio sentido. Slo en fecha recientela prehistoria se ha hecho familiar, como una parte introductoria. Ella reconstruye los destinos oalgunos de sus aspectos de los pueblos que no dejaron documentos escritos. En particular, seocupa de la poca anterior al comienzo de la escritura en los documentos ms antiguos de Egipto y deBabilonia. Con la inclusin de la prehistoria, la historia ha centuplicado su extensin. De esta maneraexploramos un perodo de ms de 500, 000 aos, en lugar de slo 5, 000. Adems, la historia humanase ha unido, al mismo tiempo, con la historia natural. A travs de la prehistoria, se est viendo yacmo la historia se origina en las 'ciencias naturales, en la biologa, la paleontologa y la geologa.

    Mientras la historia limita su perspectiva a periodos comparativamente breves, como el de lahistoria britnica o el de la historia antigua, los altibajos parecen mucho ms notables que cualquierprogreso en firme. En la historia antigua nos enteramos del ascenso y la cada de Atenas, Esparta yRoma. Por nuestra parte, confesamos que nunca estuvimos completamente seguros de lo que era unascenso o una cada. La historia de Atenas, entre los aos 600 y 450 a. C, era presentada comoun ascenso, en tanto que el siguiente siglo era la cada. Los siglos subsecuentes, omitidos del todo enlos libros escolares, haba que suponerlos como una era de tinieblas y de muerte. Por tanto, nosdesconcert el saber que Aristteles floreci por el ao 325 a. c. y que algunos de los ms grandeshombree de ciencia griegos mdicos, matemticos, astrnomos y gegrafos trabajaron en lapoca en que, supuestamente, ya haba desaparecido la historia clsica griega. La civilizacingriega no haba muerto, aun cuando Atenas hubiera declinado en su poder poltico; y sobrevivan lascontribuciones atenienses a un helenismo ms amplio. El ascenso de Roma era representado porese perodo en el cual, por la crueldad y an por el engao, un grupo de obscuros aldeanos de lasmrgenes del Tber la convirtieron en capital de un imperio que comprenda toda la cuenca delMediterrneo, Francia, Inglaterra y una buena tajada de Europa Central. Por ltimo, este vastodominio fue pacificado y Roma asegur a sus sbditos dos siglos de paz relativa, sin precedente enEuropa. No obstante, ge nos llevaba a imaginar que estos doscientos aos, omitidos discretamente delos libros escolares, haban constituido una era de decadencia.

    En la historia britnica, los altibajos se hacan solamente un poco menos notorios o msracionales. La poca de Isabel haba sido de oro, a causa de que los ingleses tuvieron fortuna comopiratas en contra de los espaoles, y porque quemaron en hogueras principalmente a los catlicos, yse mostraron condescendientes con las obras de Shakespeare. En comparacin, los siglos XVII yXVIII carecieron de gloria, a pesar de que Newton le dio realce al primero y James Watt al segundo.

    De hecho, se tenda a presentar la historia antigua, y la historia britnica, exclusivamente comouna historia poltica como un registro de las intrigas de reyes, gobernantes, soldados y preceptoresreligiosos, de las guerras y persecuciones, y del desarrollo de las instituciones polticas y lossistemas eclesisticos Es claro que, incidentalmente, se haca alusin a las condicioneseconmicas, los descubrimientos cientficos o los movimientos artsticos de cada periodo, pero losperodos eran definidos en trminos polticos por los nombres de las dinastas o de las facciones departidos. Esta clase de historia difcilmente poda hacerse en forma cientfica. Ninguna norma decomparacin se manifiesta en ella, a no ser los prejuicios individuales de cada maestro. La poca deIsabel es de oro, sobre todo para un miembro de la Iglesia Anglicana. A un catlico, le parecenpreferibles, de un modo inevitable, aquellos perodos en los cuales se quemaba a los protestantes.Semejante historia tiene que restringir, irremediablemente, su propio campo. La prehistoria no puedeencontrar sitio en l. Porque, como la prehistoria carece de todo testimonio escrito, nunca puede

  • rescatar los nombres de sus personajes, ni tampoco analizar los detalles de sus vidas privadas.Incluso, slo raras veces pueden darse los nombres de los pueblos cuya trayectoria tratan dereconstruir los prehistoriadores.

    Por fortuna, la pretensin de considerar exclusivamente a la historia poltica ya no esincontrovertible. Marx insisti en la importancia primaria que tienen las condiciones econmicas, lasfuerzas sociales de produccin y las aplicaciones de la ciencia, como factores en el cambio social.Su concepcin realista de la historia viene ganando aceptacin en crculos acadmicos muy alejadosde las pasiones de partido que encienden otros aspectos del marxismo. Para el pblico en general, lomismo que para los investigadores, se viene tendiendo a convertir la historia en historia cultural, congran disgusto de fascistas como el Dr. Frick.

    Este tipo de historia puede eslabonarse, naturalmente, con lo que se llama prehistoria. Elarquelogo colecta, clasifica y compara los utensilios y las armas de nuestros precursores, examinalas casas que edificaron, los campos que cultivaron y los alimentos que comieron o, ms bien, quearrojaron. Tales son las herramientas e instrumentos de produccin caractersticos de sus sistemaseconmicos, que no se encuentran descritos en ningn documento escrito. Al igual que las mquinas olas construcciones modernas, estas reliquias y monumentos antiguos son aplicaciones delconocimiento contemporneo o de la ciencia existente cuando fueron hechos. En un barco mercante,los resultados de la geologa (petrleo, metales), la botnica (madera), la qumica (aleaciones,petrleo refinado), y la fsica (equipo elctrico, motores, etc.), se encuentran combinados yaplicados. Esto es igualmente cierto para la canoa o piragua construida por el hombre de la edad depiedra, valindose de un simple tronco de rbol.

    Adems, la embarcacin y las herramientas empleadas en su construccin, simbolizan todo unsistema econmico y social. La embarcacin moderna requiere la reunin y la concentracin de unavariedad de materias primas llevadas desde muchos sitios, a menudo distantes, lo cual presupone unsistema amplio y eficiente de comunicaciones. Su construccin implica la cooperacin de grandesgrupos de trabajadores, especializados en distintos oficios, que deben actuar conjuntamente, deacuerdo con un plan comn y bajo una direccin centralizada. Adems de esto, ninguno de dichostrabajadores producir sus propios alimentos, cazando, pescando o cultivando la tierra. Se nutrirncon los excedentes producidos por otros especialistas dedicados exclusivamente a la produccin o ala recoleccin de materias alimenticias, quienes, por su parte, podrn vivir tambin lejos. La canoa,antecesora en lnea directa de nuestro barco mercante, tambin implica una economa y unaorganizacin social, pero muy diferentes y mucho ms simples. La nica herramienta requerida es unaazuela de piedra, la cual pudo haber sido hecha por el trabajador en su bogar, de algn guijarro delarroyo ms cercano. La madera para la embarcacin procede de un rbol local. Para derribar elrbol, desbastarlo y empujar la embarcacin hasta el agua, pudo haberse necesitado la cooperacinde varios trabajadores. Pero el nmero requerido, habr sido bastante corto, sin exceder los lmitesde grupo familiar.

    Finalmente, la canoa puede ser hecha perfectamente bien por pescadores o agricultores, en losintervalos que les deja su ocupacin principal de procurarse los alimentos para s mismos y para sushijos. No presupone materias alimenticias importadas, ni un excedente comunal acumulado, sino quees el smbolo de una economa de comunidades o familias autosuficientes. Tal economa puedeencontrarse operante, en la actualidad, entre las tribus brbaras. Los arquelogos pueden definir unperodo en el cual era, al parecer, la nica economa, la nica organizacin de la produccin vigentesobre toda la superficie terrestre. De esta manera, la historia, ampliada hacia el pasado por laprehistoria, puede comparar los sistemas de produccin ms extendidos, en puntos muy separados

  • dentro del gran intervalo de tiempo que explora.La arqueologa puede observar cambios en el sistema econmico y adelantos en los medios de

    produccin, presentndolos en una sucesin cronolgica. Las divisiones arqueolgicas del perodoprehistrico en edades de piedra, de bronce y de hierro, no son del todo arbitrarias. Se basan en losmateriales utilizados para fabricar los utensilios cortantes, particularmente las hachas, ya que talesutensilios se encuentran entre los ms importantes instrumentos de produccin. La historia realistainsiste en la significacin que tienen para modelar y determinar el sistema social y la organizacineconmica. Adems, el hacha de piedra, instrumento distintivo de una poca, al menos, de la edad depiedra, es el producto domstico que poda ser fabricado y utilizado por cualquiera, dentro de ungrupo autosuficiente de cazadores o agricultores. No implica especializacin del trabajo, ni comerciofuera del grupo. El hacha de bronce que la substituye, no solamente es un utensilio superior, sino quetambin presupone una estructura econmica y social ms compleja. La fundicin del bronce es unproceso muy complicado para ser ejecutado por cualquier persona, en los intervalos que le deja elcultivo o la captura de sus alimentos, o el cuidado de sus hijos. Es un trabajo que deben ejecutarespecialistas, y stos necesitan contar para la satisfaccin de sus necesidades elementales, como esla de alimentarse, de un excedente producido por otros especialistas. A ms de esto, el cobre y elestao de que se compone el hacha de bronce, son relativamente raros y muy pocas veces seencuentran juntos. Casi con seguridad, uno de los constituyentes, o los dos, tendrn que serimportados. Tal importacin slo es posible cuando se ha establecido alguna especie decomunicacin y de comercio, y cuando existe excedente de algn producto local para permutarlo porlos metales (vanse los detalles en la p. 51).

    Hasta este grado corresponden los cambios en que los arquelogos acostumbran insistir, a loscambios en las fuerzas de produccin, en la estructura econmica y en la organizacin social, loscuales se registran en documentos escritos y son considerados como fundamentales por la historiarealista. En efecto, la arqueologa puede sealar, y de hecho lo hace, los cambios radicalessobrevenidos en la economa humana, o sea, en el sistema social de produccin. Estos cambios sonde tipo semejante a aquellos en los males insiste la concepcin realista de la historia,considerndolos como factores del cambio histrico. Por sus efectos sobre el conjunto de lahumanidad, los cambios prehistricos, o por lo menos algunos de ellos, resultan comparables a esatransformacin dramtica que tan bien conocemos: la Revolucin Industrial del siglo XVIII, en GranBretaa. Su significacin debe estimarse con los mismos criterios, y sus resultados deben juzgarsecon arreglo a normas semejantes. En realidad, para el caso de las revoluciones prehistricas, puedeser ms fcil establecer un juicio imparcial, justamente porque sus efectos han dejado de afectarnosindividualmente.

    Ahora bien, la prehistoria no solamente ampla la historia escrita hacia el pasado, sino quetambin hace avanzar a la historia natural. En rigor, si una de las races de la arqueologaprehistrica es la historia antigua, la oir es la geologa. La prehistoria constituye un puente entre lahistoria humana y las ciencias naturales de la zoologa, la paleontologa y la geologa. La geologa hareconstruido la formacin de la tierra en que habitamos; y, en su rama de la paleontologa, ha seguidoel desarrollo de las distintas formas de vida surgidas a travs de varios y enormes perodosgeolgicos de tiempo. En su ltima era, la prehistoria incluye la narracin. La antropologaprehistrica, que se ocupa de loa restos corpreos da los hombres primitivos, es justamente unarama de la paleontologa o de la zoologa. La arqueologa prehistrica, en cambio, estudia lo que elhombre realiz. Investiga los cambios ocurridoen la cultura humana. Estos cambios, cuyos detalleshemos de exponer ms adelante, toman el lugar de las modificaciones fsicas y de las mutaciones que

  • producen el surgimiento de nuevas especies entre los animales, las cuales son estudiadas por lapaleontologa.

    En consecuencia, el progreso de los historiadores puede ser el equivalente de la evolucin delos zologos. Asimismo, es de esperar que las normas aplicables a esta ltima disciplina puedanauxiliar al historiador para obtener la misma objetividad e impersonalidad de juicio que caracterizaal zologo y a cualquier otro cientfico natural. Ahora bien, para el bilogo, el progreso si es queemplea este trmino significar el xito en la lucha por la existencia. La supervivencia del msapto es un buen principio evolutivo. Slo que la aptitud significa justamente el xito en la vida. Unaprueba provisional de la aptitud de una especie, seria la de contar el nmero de sus miembrosdurante varias generaciones. Si el nmero total resultara ser creciente, se podra considerar que laespecie ha tenido buenos resultados; si su nmero disminuye, estar condenada al fracaso.

    Los bilogos han dividido el mundo orgnico en reinos y subreinos. Estos ltimos lossubdividen en phyla, los phyla en clases, las clases en familias, las familias en gneros, y losgneros en especies. La paleontologa investiga el orden en que los diversos phyla, gneros, etc.,surgieron en nuestro planeta. Estn dispuestos, en cierto modo, dentro de una jerarqua evolutiva. Enel reino animal, el phylum de los cordados est clasificado en rango superior a los phyla de losprotozoarios (que incluyen grmenes, algunos animales marinos y otros) y de los anlidos (lombricesde tierra). Dentro del phylum, los vertebrados ocupan la posicin ms elevada y, entre losvertebrados, los mamferos (animales de sangre caliente que amamantan a sus cras) tienen un rangosuperior a los peces, las aves y los reptiles. Aqu, el rango depende puramente del orden de suaparicin, Superior significa aparicin posterior en el registro de las rocas; en el corte geolgicoideal, las formas ms antiguas de la vida ocuparan las capas ms profundas, mientras que las msrecientes haran su aparicin muy cerca de la superficie. Si el bilogo se aparta de algn modo deesta ordenacin puramente cronolgica, se expone a quedar involucrado en controversiasmetafsicas, en las cuales, como cientfico se encuentra poco dispuesto a embarcarse. Bien hara elhistoriador seguir su ejemplo.

    Con todo, tal vez sera permisible sugerir que, en ciertos casos, se atribuyan valores a losrangos evolutivos, y que estos valores sean susceptibles de expresin numrica. Podran ser tilespara estimar el significado de un cambio cultural, ya que no para rescatar al progreso de todo sentidometafsico. La nocin de aptitud difcilmente puede excluirse por completo del dominio biolgico,aun cuando dicha aptitud signifique justamente el logro de la supervivencia. Desde luego, muchasformas inferiores todava sobreviven con buenos resultados obvios en el caso de los grmenes, ymuy afortunados en el caso de las lombrices de tierra. Por otro lado, las rocas revelan un nmeroincontable de especies, gneros y hasta familias, cuya supervivencia se ha frustrado, a pesar de queen su momento estuvieran colocados a la cabeza de la jerarqua evolutiva. Los reptiles gigantescos,como los dinosaurios e ictiosauros, que pululaban durante la era jursica, se han extinguido ahora.Florecieron en condiciones geogrficas particulares. La era jursica tuvo un clima caliente y hmedo,y vastas extensiones de mares y de pantanos: en ella no existan bestias ms inteligentes que pudierancompetir con los inmensos lagartos. Dentro de estas condiciones, en este medio ambiente, los reptilesse haban adaptado con buenos resultados. El propio medio ambiente perdur un tiempo tan largo,que carece de sentido calcularlo en aos. Pero, por ltimo, las regiones sumergidas bajo el agua sehicieron ms restringidas; el clima se volvi ms seco y ms fro, y surgieron nuevos gneros ynuevas especies. Relativamente, fueron pocos los reptiles que lograron sobrevivir en el nuevo medioambiente. Los ms no se pudieron ajustar al cambio de las condiciones, y perecieron. Cuando elantiguo medio ambiente jursico desapareci, las mismas cualidades que haban asegurado su xito y

  • constituido su aptitud, se convirtieron en un impedimento. Estaban especializados en exceso,demasiado adaptados estrechamente a un conjunto limitado de condiciones. Con la desaparicin deestas condiciones, sucumbieron. La especializacin excesiva es, a la larga, desventajosa desde elpunto de vista biolgico. Su resultado final no es la supervivencia, ni el incremento en el nmero,sino la extincin o el estancamiento.

    Tambin como un tanteo, podemos llamar la atencin acerca de la idea de economa en relacincon lo que hace referencia a los medios por los cuales queda asegurada la supervivencia. Muchos delos organismos inferiores sobreviven, manteniendo su nmero, nicamente gracias a una prodigiosafecundidad. Cada individuo, o pareja de individuos, produce millones de descendientes. No obstante,la especie tiene una aptitud tan pobre para sobrevivir, que slo uno o dos individuos, en cada puesta,alcanzan a vivir hasta la madurez. El abadejo, el bacalao y algunos otros peces, por ejemplo, logranmantener su nmero casi constante, durante largos perodos de tiempo. En este sentido, obtienenbuenos resultados. Pero, para sostener este equilibrio precario, una pareja de abadejos produce6.000, 000 de huevos, y una de bacalaos 28.000, 000. Si una proporcin importante de estos huevosalcanzara la madurez, el mar se convertira pronto en una masa slida de bacalaos. En realidad, slodos o tres bacalaos se logran y llegan a la madurez en cada puesta. La probabilidad individual quetiene cada huevo de sobrevivir, o sea su perspectiva de vivir, es de 1 entre 14.000, 000,aproximadamente. Los conejos son mucho ms econmicos. Un conejo hembra puede producirsetenta descendientes al ao. Como el total de la poblacin de conejos se mantiene constante, esclaro que la probabilidad individual de sobrevivir es del orden de 1 entre 70. Una pareja humana noproduce ms que un hijo al ao, y las familias que exceden de 10 miembros son raras. Sin embargo,la especie humana sigue aumentando todava su nmero. La probabilidad de supervivencia que tieneel nio es incomparablemente mayor que la del pequeo conejo.

    Dentro de ciertos lmites, la economa en la reproduccin, la probabilidad individual desupervivencia, aumenta a! ascender en la escala evolutiva. Y estos conceptos aptitud, probabilidadde supervivencia son esencialmente numricos. En la medida en que se les aplica, constituyencriterios investidos con toda la objetividad de los nmeros, dentro del dominio de la clasificacinbiolgica. Por desgracia, este argumento no debe generalizarse. Porque, mientras algunosorganismos inferiores aseguran su supervivencia por medio de una fecundidad desmedida, otros,que ocupan posiciones no menos humildes en la escala evolutiva, muestran en la reproduccin unaeconoma tan estricta como la del hombre o la de los elefantes y. sin embargo, mantienen su nmero.

    Sera imprudente proseguir estas discusiones ms adelante, por temor a introducir ideas devalor ajeno al de la ciencia pura. Con todo, al menos habrn servido para sealar que la continuidadentre la historia natural y la historia humana puede permitir la introduccin de conceptos numricosen esta ltima. Los cambios histricos pueden ser juzgados por la medida en que hayan ayudado a lasupervivencia y a la multiplicacin de nuestra especie. Se trata de un criterio numrico que esexpresable en las cifras de poblacin. En la historia, nos encontramos con acontecimientos para loscuales es aplicable directamente este criterio numrico. El ejemplo ms claro es el de la RevolucinIndustrial en Gran Bretaa. Las estimaciones hechas acerca de la poblacin de la isla indican uncrecimiento absoluto y gradual, despus de la peste negra del siglo XIV. Cmputos fidedignos fijanla poblacin en 4.160.221 para el ao de 1570, 5.773, 646 para 1670, y 6.517, 035 para 1750.Entonces, con la Revolucin Industrial comienza un dramtico crecimiento que produce 16.345, 646habitantes en 1801, y 27.533, 755 en 1851.

    El efecto que producen estas cifras es an ms impresionante si las dibujamos en papelcuadriculado para formar una grfica o curva de poblacin. La direccin general de la lnea es casi

  • recta hasta 1750, sin ser afectada por las revoluciones polticas y los movimientos religiosos de lossiglos XVII y XVIII, que ocupan tanto espacio en los viejos libros de historia. Entre 1750 y 1800, ladireccin de la lnea se modifica, formando un ngulo de unos 30. Los arrolladores cambios en lacultura material y en el equipo, las nuevas fuerzas sociales de produccin y la reorganizacineconmica llevada a cabo por la Revolucin Industrial, reactuaron sobre la masa de la poblacinbritnica en su conjunto, de una manera que ningn acontecimiento poltico o religioso haba logrado.Obviamente, uno de sus efectos fue el de hacer posible un incremento gigantesco en su nmero. Laspersonas se multiplicaron como nunca antes lo haban hecho, desde la llegada de los sajones.Juzgndola con arreglo a la norma biolgica que antes hemos sugerido, la Revolucin Industrial haconstituido un xito. Ha facilitado la supervivencia y la multiplicacin de la especie respectiva.

    Las cifras suministran un criterio objetivo para poder juzgar un acontecimiento de este tipo. Es intilinsistir en el brillo de las conquistas intelectuales de la ciencia, las cuales slo el nuevo sistema deproduccin hizo posible, o en los horrores del trabajo de los nios, de los barrios bajos y de laopresin que trajo aparejados. Lo primero puede ser oscurecido por esto ltimo. Pero los males nopueden ser enfocados en su verdadera perspectiva, por carecer de normas de comparacin. Puedesuceder que estemos bien informados de la miseria, las enfermedades y la perversidad, que elsistema fabril ha impuesto al proletariado. Pero, es sorprendente lo poco que sabemos sobre laverdadera situacin de la mayor parte de los campesinos, de los mineros y de los jornaleros, en lossiglos anteriores. En tanto que conocemos, en buena parte, los gremios de artesanos urbanos que,en realidad, constituan una clase privilegiada y relativamente pequea no nos atrevemos apresentar una imagen precisa de la vida de un siervo durante la Edad Media, ni menos de un esclavoen la Roma antigua o en Grecia. Cuando se vislumbra un destello de la verdad, en la pgina de unacdula medieval o de una oracin antigua, quienes son dados al sentimentalismo, cierran sus ojos conprudencia, completamente horrorizados. As pues, en general podemos tener confianza en nuestrascifras.

    Teniendo presente la leccin obtenida de las cifras y las curvas anteriores, seremos capaces dediscernir otras revoluciones ocurridas en las edades primitivas de la historia humana. Se pondrnde manifiesto de una manera semejante a la de la Revolucin Industrial: por un cambio de direccin,hacia arriba, de la curva de poblacin. Deberemos juzgarlas con arreglo a la misma norma. Elprincipal propsito de este libro consiste en examinar la prehistoria y la historia desde este punt devista. Es de esperar que la consideracin de estas revoluciones, tan remotas que es imposible que

  • nos produzcan irritacin o entusiasmo, pueda servir para vindicar la idea de progreso, en contra delos sentimentales y de los msticos.

  • II

    EVOLUCIN ORGANICA Y PROGRESO CULTURAL

    HEMOS sugerido que la prehistoria es una continuacin de la historia natural, y que existe unaanaloga entre la evolucin orgnica y el progreso de la cultura. La historia universal indaga laaparicin de nuevas especies, cada vez mejor adaptadas para sobrevivir, ms aptas para conseguiralimento y abrigo, y para multiplicarse. La historia humana muestra al hombre creando nuevasindustrias y nuevas economas que han promovido el incremento de su especie y, con esto, havindicado el mejoramiento de su aptitud.

    E l carnero montaraz es apto para sobrevivir en el clima fro de la montaa, por su gruesoabrigo de pelo y lana. El hombre puede adaptarse a vivir en el mismo medio ambiente, fabricndoseabrigos de piel o de lana de carnero. Con sus patas y su hocico, los conejos pueden excavarsemadrigueras, procurndose abrigo contra el fro y contra sus enemigos. Con picos y palas, el hombrepuede construirse refugios semejantes, y an mejores, empleando tabiques, piedra y madera. Losleones tienen garras y dientes, los cuales les aseguran la comida que necesitan. El hombre haceflechas y lanzas, para matar los animales de caza. Un instinto innato, una adaptacin heredada de susistema nervioso rudimentario, permite, hasta a la ms humilde medusa, apoderarse de su presacuando sta se encuentra realmente a su alcance. El hombre aprende mtodos ms eficaces y msdiferenciados para obtener su alimento, a travs de las enseanzas y del ejemplo de sus mayores.

    En la historia humana, los vestidos, herramientas, armas y tradiciones, toman el lugar de laspieles, garras, colmillos e instintos, para la bsqueda de alimento y abrigo. Las costumbres yprohibiciones, condensando siglos de experiencia acumulada y transmitida por la tradicin social,ocupan el lugar de los instintos heredados, facilitando la supervivencia de nuestra especie.

    Se trata, ciertamente, de una analoga. Pero, es esencial no perder de vista las importantesdiferencias que existen entre el proceso histrico y la evolucin orgnica, entre la cultura humana yel apresto corpreo del animal, entre la herencia social y la herencia biolgica. El lenguaje figurado,que se basa en la admisin de analogas, expone al incauto a llegar a conclusiones errneas. As, porejemplo, podemos leer: En la poca jursica, la lucha por la vida debe haber sido muy rigurosa,el Triceratops tena cubiertas su cabeza y su pescuezo con una especie de casquete seo, con doscuernos sobre los ojos. El pasaje sugiere esas cosas que se ven en tiempo de guerra. Entre 1915 y1918, cuando los beligerantes se encontraron amenazados desde el aire, inventaron los cascosblindados, los caones antiareos, los refugios contra bombardeos y otros artificios protectores.Ahora que, este proceso de invencin no es, en modo alguno, semejante a la evolucin delTriceratops, tal como la conciben los bilogos. Su casquete seo formaba parte de su cuerpo; lohaba heredado de sus antecesores; y se haba ido desarrollando en forma muy lenta, como resultadode pequeas modificaciones espontneas en la envoltura corprea de los reptiles, acumuladasdurante centenares de generaciones. La razn de que el Triceratops sobreviviera no se encuentra ensu voluntad, sino en el hecho de que sus antecesores provistos de tal apresto corpreo, en su formarudimentaria, obtuvieron mejores resultados en la adquisicin de alimentos y pudieron eludir mejorlos peligros, que aquellos que carecan de l. Los aprestos y las defensas del hombre son externos asu cuerpo, pudiendo ponrselos o introducirse en ellos a voluntad. Su empleo no es heredado, sino

  • aprendido, ms bien con lentitud, del grupo social al cual pertenece cada individuo. La herenciasocial del hombre es una tradicin que l empieza a adquirir slo despus de que ha surgido del senode su madre. Las modificaciones a la cultura y a la tradicin, pueden ser iniciadas, controladas oretardadas por la opcin consciente y deliberada de sus autores y ejecutores humanos. La invencinno es una mutacin accidental del plasma germinativo, sino una nueva sntesis de la experienciaacumulada, de la cual es heredero el inventor nicamente por la tradicin. Es bueno esclarecer, tantocomo sea posible, las diferencias que subsisten entre los procesos que venimos comparando.

    No es necesario describir en sus detalles el mecanismo de la evolucin, tal como lo concibenlos bilogos. Por otra parte, ya ha sido esbozado por los expertos, en libros accesibles y legibles. Elpunto de vista ms generalizado parece ser, en breves palabras, el que sigue a continuacin. Sesupone que la evolucin de nuevas formas de vida y de nuevas especies de animales es el resultadode la acumulacin de cambios hereditarios en el plasma germinativo. (La naturaleza exacta de estoscambios es algo que se encuentra tan oscuro para los cientficos, como pueden serlo las palabrasplasma germinativo para el lector ordinario). Tales cambios, en tanto que faciliten la vida y lareproduccin de la criatura, estarn fundados en lo que se llama la seleccin natural". Las criaturasque no resultan afectadas por los cambios en cuestin, sencillamente mueren o quedan confinadas enalgn rincn, dejando a las nuevas especies en posesin del campo. Un ejemplo concreto, yparcialmente ficticio, ilustrar su significado mejor que varias pginas ms de trminos abstractos.

    Hace aproximadamente medio milln de aos. Europa y Asia fueron azotadas por periodos deintenso fri las llamadas Edades de Hielo que duraron millares de aos. En ese tiempo existanvarias especies de elefantes, antecesores de los modernos elefantes africanos e hindes. Al sufrir losrigores de la Edad de Hielo, en algunos elefantes se desarroll un abrigo de pelos, lanudos,convirtindose por ltimo en lo que llamamos mamuts. Esto no significa que un elefante ordinario sehubiera dicho un buen da: siento un fri terrible, me pondr un abrigo de lana, ni tampoco que lehubieran brotado misteriosamente pelos para cubrirse, a fuerza de desearlo continuamente. Lo que sesupone que ocurri, sera ms bien esto:

    El plasma germinativo est expuesto a cambios, y cambia constantemente. Entre los elefantesnacidos sin pelo, y en la medida en que la Edad de Hielo se fue haciendo ms rigurosa y comoresultado de ciertos cambios en el plasma germinativo, empezaron a nacer algunos con la tendencia atener la piel velluda y que, cuando crecieron, se volvieron realmente peludos. En las latitudes fras,los elefantes peludos prosperaron ms que los del tipo comn y engendraron familias mayores,tambin provistas de pelo. Por lo tanto, aumentaron a costa de los otros. A ms de esto, en algunos desus descendientes, el plasma germinativo pudo sufrir cambios misteriosos anlogos a los anteriores,de tal modo que se hicieran an ms peludos que sus antecesores y que sus contemporneos. Loscuales, a su vez, siendo los ms aptos para soportar el fro, prosperaron mejor y se multiplicaron anms que los otros. De esta manera, despus de muchas generaciones, se debe haber formado una razade elefantes peludos, o mamuts, como resultado de la acumulacin de las variaciones hereditariassucesivas que hemos descrito. Y nicamente esta raza fue capaz de resistir las condiciones glacialesde las regiones septentrionales de Europa y Asia. As adquiri el mamut el abrigo de lanapermanente, como resultado de un proceso que abarc muchas generaciones y millares de aos,porque los elefantes de todas las especies se reproducen lentamente.

  • Durante las Edades de Hielo, ya existan varias especies de hombres, contemporneos del mamut:ellos cazaron estas bestias y dibujaron sus imgenes en las cavernas. Pero no heredaron abrigos depieles, ni desarrollaron cosa alguna semejante para hacer frente a la crisis; algunos de los pobladoreshumanos de Europa, durante la Edad de Hielo, pasaran actualmente inadvertidos dentro de unamuchedumbre. En lugar de someterse a los lentos cambios fsicos que acabaron por hacer capaces alos mamuts de resistir el fro, nuestros ancestros descubrieron la manera de controlar el fuego y elmodo de hacerse abrigos de pieles. As fueron capaces de enfrentarse al fro con tan buenosresultados como los mamuts.

    Desde luego, mientras las cras de mamut nacan con la tendencia a tener un abrigo de pelo, yste creca ineludiblemente al mismo tiempo que la cra, las cras del hombre no nacan ya afectas alfuego o a la hechura de abrigos. Los mamuts transmitan sus abrigos a su progenie, por herencia.Cada generacin de hombres, en cambio, tena que aprender por entero el arte de mantener el fuego,lo mismo que el de hacer abrigos, desde sus rudimentos mismos. El arte era transmitido de padres ahijos, slo por medio de la enseanza y del ejemplo. Se trataba de una caracterstica adquirida; y,de acuerdo con los zologos, las caractersticas adquiridas no son hereditarias. Un nio, por s solo,el da de su nacimiento es tan afecto al fuego como lo era el hombre hace medio milln de aos,cuando comenz a alimentar las llamas, en vez de huir de ellas como lo hacan las otras bestias.

    El relato anterior puede ser expuesto en trminos tcnicos, como sigue: algunos miembros delgnero Elephas se adaptaron al medio ambiente de las Edades de Hielo, y evolucionaron a la especieElepphas primigenias. La especie Homo Sapiens fue capaz de sobrevivir en el mismo medioambiente, mejorando su cultura material. Tanto la evolucin como el cambio cultural, pueden serconsiderados como adaptaciones al medio ambiente. Desde luego, el medio ambiente significa elconjunto de la situacin en la cual tiene que vivir una criatura: no abarca nicamente el clima (calor,fro, humedad, vientos) y las caractersticas fisiogrficas, como las montaas, mares, ros y pantanos,sino tambin factores tales como la provisin de alimentos, enemigos animales y, en el caso delhombre, an las tradiciones, costumbres y leyes sociales, la posicin econmica y las creenciasreligiosas.

    Tanto el hombre como el mamut, se adaptaron con xito al medio ambiente de las Edades deHielo. Ambos florecieron y se multiplicaron en esas condiciones climticas peculiares. No obstante,su historia diverge al final. La ltima Edad de Hielo pas y, con ella, se extingui el mamut. El

  • hombre ha sobrevivido. El mamut se haba adaptado demasiado bien a un conjunto de condiciones enparticular; estaba especializado en exceso. Cuando, con la aparicin de condiciones ms benignas,los bosques cubrieron las extensas tundras en las cuales haba vagado el mamut, y la vegetacintemplada substituy a la desmedrada vegetacin rtica por la cual ramoneaba el mamut, entonces, labestia se encontr desvalida. Todos los caracteres corpreos que lo haban capacitado paraprosperar en las Edades de Hielo el abrigo de pelo, el aparato digestivo adaptado paraalimentarse con musgo y sauces enanos, las pezuas y la trompa constituidas para hozar en la nieve, se convirtieron en otras tantas desventajas, dentro de los climas templados. El hombre, por suparte, se encontraba en libertad de abandonar su abrigo, si senta demasiado calor, de inventar otrasherramientas y de optar por la carne de vaca, en lugar de la de mamut.

    El prrafo anterior nos conduce a extraer una leccin que ya habamos apuntado. A la larga, laadaptacin exclusiva a un medio ambiente peculiar no resulta provechosa. Ella impone restriccionesrigurosas y, en ltimo trmino, tal vez fatales, a las posibilidades de vivir y de multiplicarse. Dentrode una perspectiva amplia, lo que es ventajoso es la capacidad de adaptarse a las circunstanciascambiantes. Tal adaptabilidad obliga al desarrollo de un sistema nervioso y, por ltimo, de uncerebro.

    Hasta el organismo ms elemental est provisto de un sistema nervioso rudimentario, el cual lepermite ejecutar uno o dos movimientos simples, como respuesta a los cambios ocurridos en elmundo que le rodea. El cambio exterior excita o estimula lo que sirve a la criatura como rganosensorial y este estmulo impulsa ciertos movimientos o cambios determinados en el cuerpo de lacriatura. La proximidad de un ave depredatoria o de cualquier otro objeto cuando alcanza elrgano sensorial de una ostra, estimula su nervio de tal manera que produce una contraccin de losmsculos que cierran su concha. El sistema nervioso de la ostra le suministra una especie de recursoautomtico para su propia proteccin, pero carece de capacidad para hacer variar el movimiento deacuerdo con las diferencias en los cambios externos que lo suscitan. El sistema nervioso se encuentraadaptado para ejecutar una clase de movimientos musculares, en todas las ocasiones en que un objetoexterno cualquiera afecte sus extremidades sensoriales. Todas las respuestas automticas, para cuyaejecucin se encuentra adaptado un organismo ante cualquier cambio que ocurre en su medioambiente, pueden ser llamadas instintos1. Desde luego, stos son hereditarios, exactamente en lamisma manera en que lo es la forma fsica de la criatura. Constituyen consecuencias necesarias einevitables de la estructura de su sistema nervioso, el cual forma parte de su mecanismo corpreo.

    Mientras ms nos elevemos en la escala evolutiva, encontraremos que se hace ms complicadoel sistema nervioso. Los rganos se habilitan y especializan para descubrir diferentes clases decambios en el medio ambiente presiones ejercidas sobre el cuerpo de la criatura, vibraciones en elaire, rayos de luz, y otros movimientos. As surgen los sentidos diversificados del tacto, del odo,de la vista, y el resto de rganos corpreos apropiados para conectarlos con el cuerpo mismo. Alpropio tiempo, se incrementa el nmero y la variedad de los movimientos que la criatura puederealizar, por el desarrollo y la especializacin de los nervios motores que controlan msculos oconjuntos de msculos. En los organismos superiores, se desenvuelve un mecanismo que conecta, concreciente finura, los nervios sensoriales, afectados por los cambios ocurridos en el medio ambiente,y los nervios motores que controlan los movimientos de los msculos.

    El resultado de tal desenvolvimiento es el de hacer capaz a la criatura de variar susmovimientos, su conducta, de acuerdo con las pequeas variaciones ocurridas en los cambiosexteriores que afectan a sus nervios. Entonces puede adaptar sus reacciones.

    La mayor parte de este mecanismo de adaptacin se encuentra localizado en el cerebro. Los

  • organismos inferiores tienen meros nodos o nudos, en donde se renen los diferentes nerviossensoriales y motores. A partir de estos rudimentos se inicia el desarrollo de un cerebro,ascendiendo en la escala evolutiva. Crece y se desarrolla una trama compleja de lneas que conectanlos diversos nervios sensoriales y transmiten los impulsos que los afectan a los nervios motoresapropiados. De esta manera, las sensaciones, que en un principio pueden haber sido simplementeimpresiones efmeras, llegan a conectarse permanentemente entre si y con algunos movimientos y, portanto, pueden ser recordadas.

    Finalmente, en vez de un par de movimientos muy simples, ejecutados sin discriminacin antecualquier cambio ocurrido en el medio que lo rodea, el mamfero puede dar respuestas diferentes,apropiadas a una amplia variedad de objetos y condiciones exteriores que lo afecten. As, es capazde enfrentarse, con xito, a una mayor diversidad de circunstancias. Puede obtener su alimento conms regularidad y seguridad, esquivar a sus enemigos con mejores resultados, y propagar su especiede manera ms econmica. El desenvolvimiento de un sistema nervioso y de un cerebro, hace que lavida sea posible en condiciones ms variadas. Y, como tales condiciones estn cambiandoconstantemente, es obvio que esta adaptabilidad facilita la supervivencia y la multiplicacin.

    El hombre aparece muy tarde en los registros geolgicos. Ningn esqueleto fsil al cual se lepueda dar el nombre de hombre es anterior a la penltima parte de la historia terrestre, o sea, a laera del pleistoceno. An entonces, los fsiles siguen siendo excepcionalmente raros hasta losperodos ms recientes, y pueden contarse con los dedos los hombres fsiles de la era inferior delpleistoceno. En la actualidad, todos los hombres pertenecen a una sola especie, la del Homo sapiens,y todos se pueden cruzar libremente entre s; pero, en cambio, los hombres primitivos delpleistoceno pertenecan a varias especies distintas. Algunos, en realidad, divergan tanto de nosotrosen su estructura corprea, que los antroplogos se inclinan a asignarles distintos gneros. Losmiembros primitivos de la familia humana a que nos referimos, los homnidos fsiles que a menudoson llamados paleantrpicos, no fueron ancestros directos en nuestra evolucin; en el rbolgenealgico del Homo sapiens, ellos representan ramas laterales del tronco principal. An ms, suscuerpos se encontraban mejor provistos que los nuestros para ejecutar ciertas funciones fsicas, comoel combate. Por ejemplo, los caninos de la dentadura del Eoanthropus, u hombre de Piltdown, debenhaber sido armas formidables. Pero, por el momento, podemos ignorar las diferencias dentro denuestra familia.

    El hombre no se encuentra, en la actualidad y, al parecer, tampoco lo estaba desde su primeraaparicin en el pleistoceno, adecuadamente adaptado para sobrevivir en un medio ambienteparticular cualquiera. Sus defensas corpreas para enfrentarse a un conjunto especfico decondiciones cualesquiera, son inferiores a las que poseen la mayor parte de los animales. El hombreno tiene, y posiblemente nunca tuvo, un abrigo de piel semejante al del oso polar, para conservar elcalor de su cuerpo en un ambiente fro. Su cuerpo no est bien adaptado, particularmente, para lahuida, la defensa propia o la cacera. No tiene, por ejemplo, una excepcional ligereza de pies, y seradejado atrs, en una carrera, por una liebre o por un avestruz. No tiene un color que lo proteja, comoel tigre o el leopardo moteado; ni una armadura corprea, como la tortuga o el cangrejo. Tampocoposee alas para escapar y contar con ventaja para acechar y atrapar su presa. Carece del pico y delas garras del halcn, lo mismo que de su vista penetrante. Para coger su presa y para defenderse, sufuerza muscular, su dentadura y sus uas, son incomparablemente inferiores a las del tigre.

    En su historia evolutiva relativamente corta, que se encuentra atestiguada por los restos fsiles,el hombre no ha mejorado sus aprestos hereditarios por cambios corpreos que puedan descubrirseen su esqueleto. No obstante lo cual, ha sido capaz de adaptarse a una variedad de ambientes mayor

  • que casi todas las otras criaturas, de multiplicarse con ms rapidez que cualquier otro de susparientes entre los mamferos superiores, y de vencer al oso polar, a la liebre, al halcn y al tigre, ensus habilidades especficas. Por medio de su control del fuego y de su habilidad para hacersevestidos y habitaciones, el hombre puede, y de hecho lo realiza, vivir y prosperar desde el crculortico hasta el Ecuador. Con los trenes y automviles que construye, el hombre puede aventajar lamayor ligereza de la liebre o del avestruz. En los aeroplanos, el hombre puede subir ms alto que elguila y, con telescopios, puede ver ms lejos que el halcn. Con las armas de fuego, puede abatiranimales a los que el tigre no se atreve a atacar.

    Con todo debemos repetir, que el fuego, los vestidos, las casas, los trenes, los aeroplanos, lostelescopios y las armas de fuego, no son parte del cuerpo humano. El hombre puede cogerlos ydejarlos a voluntad. No son hereditarios en el sentido biolgico, sino que la habilidad necesaria paraproducirlos y utilizarlos, forma parte de nuestra herencia social, siendo resultado de una tradicinacumulada por muchas generaciones y que no se transmite por la sangre, sino a travs de la palabrahablada y escrita.

    La compensacin del hombre por su cuerpo pobremente dotado, comparado con el de otrosanimales, ha sido la posesin de un cerebro grande y complejo, el cual constituye el centro de unextenso y delicado sistema nervioso. Esto le permite ejecutar una gran cantidad de movimientoscontrolados con precisin, que se adaptan exactamente a los impulsos recibidos por los afinadosrganos sensoriales. nicamente as es como el hombre ha sido capaz de hacerse abrigos contra elclima y las vicisitudes del tiempo, lo mismo que instrumentos y armas ofensivas y defensivas, loscuales, debido a que se pueden adaptar y ajustar, son realmente superiores a las corazas corpreas, alos dientes o a las garras.

    En cierto sentido, la posibilidad de construir substitutos artificiales para las defensas corpreas,es una consecuencia de su carencia. Por ejemplo, mientras los huesos de la caja craneana tienen quesoportar los poderosos msculos que son necesarios para la masticacin con una fuerte mandbula, ypara esgrimir los dientes en el combate, como ocurre en el caso del chimpanc, el cerebro disponede poco espacio para dilatarse; ya que los huesos de la caja craneana deben ser gruesos y macizos.Si el peso del cuerpo tiene que ser soportado normalmente por las patas delanteras y traseras, ya seapara caminar o para trepar, entonces resultarn imposibles los movimientos finos y delicados de losdedos humanos para coger y hacer cosas. A la vez, sin manos para asir los alimentos y para hacer lasherramientas y las armas que le permiten asegurarse el alimento y repeler los ataques, las mandbulaspoderosas y los dientes agresivos, tales como los poseen nuestros parientes los monos, difcilmentehubieran disminuido de peso y de tamao. As, los cambios evolutivos que han contribuido a laformacin del hombre, se encuentran conectados, de una manera muy ntima, tanto entre s como conlos cambios culturales que el hombre mismo ha producido. Por lo cual no resulta sorprendente que,en sus intentos primitivos, el hombre haya progresado en diferentes grados relativos. El hombre dePiltdown (Eoanthropus), por ejemplo, posea una caja craneana comparable por sus dimensiones ala nuestra, pero conservaba la poderosa mandbula inferior y los caninos prominentes que sonpropios del mono.

    El hombre, entonces, est dotado por la naturaleza con un cerebro, grande en comparacin consu cuerpo, y esta dote es la condicin que habilita al hombre para hacer su propia cultura. Otras dotesnaturales se asocian luego y contribuyen al mismo resultado. Elliot Smith ha expuesto brillantementeel significado de la visin binocular, heredada de humildes ancestros cuadrumanos muy remotos.Dorothy Davidson ha hecho una sntesis tan hbil del argumento, que su recapitulacin aqu resultainnecesaria. De un modo general, establece que nosotros, y nuestros ancestros en el desarrollo

  • evolutivo, vemos con los dos ojos una sola imagen, cuando otros mamferos ven dos. Ciertassensaciones musculares inadvertidas, indispensables para enfocar y unificar las imgenes recibidaspor los dos ojos, constituyen un factor importante para estimar la distancia y para ver los objetoscomo slidos (estereoscpicamente), en lugar de planos. En el hombre y en los primates superiores,la asociacin de las imgenes estereoscpicas con las sensaciones tctiles y la actividad muscular,hace posible la perfecta estimacin de las distancias y profundidades. Sin esto, la finura de las manosy de los dedos no sera suficiente para hacer instrumentos. Es la cooperacin perfectamente ajustada,aunque inconsciente, de la mano y el ojo, lo que permite al hombre hacer instrumentos, desde eleoltico ms tosco hasta el sismgrafo de mayor sensibilidad. Tal cooperacin es posible debido a ladelicadeza del sistema nervioso y a la complejidad de las trayectorias de asociacin en el cerebro degran tamao. Slo que el mecanismo nervioso se ha establecido de tal manera, que funciona ahora sinatraer nuestra atencin.

    El lenguaje se ha hecho posible por dotes similares un control delicado y preciso de losnervios motores sobre los msculos de la lengua y de la laringe, y una correlacin exacta de lassensaciones musculares debidas a los movimientos de esos rganos con tas sensaciones auditivas.El establecimiento de las conexiones necesarias entre los diversos nervios sensoriales y motorescorrespondientes, se efecta en regiones bien definidas del cerebro, particularmente en aquellas quese encuentran inmediatamente encima de los odos. En las cajas craneanas de ensayos muy primitivosde hombre, como el Pithecanthropus (hombre de Java), el Sinanthropus (hombre de Pekn) y elEoanthropus (hombre de Pltdown), son visibles los rasgos de protuberancias rudimentarias en estaporcin del cerebro. An estos miembros tan primitivos de nuestra familia podan hablar.

    Sin embargo, en el Homo sapiens, este desenvolvimiento del cerebro y del sistema nerviosoocurre de concierto con ciertas modificaciones en la disposicin para el enlace de los msculos de lalengua, las cuales no se encuentran en los antropoides, ni tampoco en otros gneros o especies dehombre. A consecuencia de esto, el hombre es capaz de articular una variedad de sonidos muchomayor que cualquier otro animal.

    El mecanismo por el cual las sensaciones visuales, musculares, auditivas y otras sensaciones ymovimientos, se encuentran coordinados de una manera tan sutil que, normalmente, no tenemosconciencia de los elementos separados, es un mecanismo que se desarrolla en el cerebro mayormentedespus del nacimiento. Esto puede ocurrir as, debido nicamente a que los huesos del crneo sonrelativamente blandos y estn trabados sin mucha cohesin en el nio, de tal modo que el cerebro sepuede dilatar dentro de ellos. Pero, durante este proceso, el nio se encuentra bastante desvalido ypuede sufrir dao con facilidad. De hecho, depende enteramente de sus padres. Lo anterior tambinresulta cierto para las cras de cualquier mamfero y de la mayor parte de las aves. Slo que, en elcaso del hombre, la condicin de dependencia dura un tiempo excepcionalmente largo. Elendurecimiento y la solidificacin del crneo humano se retardan mucho ms que en los otrosanimales, para permitir la mayor dilatacin del cerebro. Al mismo tiempo, el hombre nace conrelativamente pocos instintos heredados. Es decir, que existen comparativamente pocos movimientosy respuestas precisas para cuyo estimulo se encuentre ajustado automticamente nuestro sistemanervioso; los instintos del hombre son, en su mayor parte, tendencias muy generalizadas.

    Por lo tanto, al igual que cualquier otro animal joven, el nio tiene que aprender porexperiencia, la respuesta apropiada a una situacin especfica. Debe encontrar los movimientoscorrectos a ejecutar en relacin con cualquier acontecimiento externo, formando en su cerebro lasconexiones apropiadas entre los nervios sensoriales y motores. Y, como en el caso de los mamferosjvenes, el proceso de aprendizaje es ayudado por el ejemplo de los padres. As, el gazapo tratar de

  • imitar a su madre, para aprender el modo de elegir su alimento y de evitar los peligros que leacechan en la realidad. Tal educacin es comn a las familias humanas y animales. Pero, en el casodel hombre, este proceso de educacin se transforma. El hombre no solamente puede ensear a sushijos por el ejemplo, sino tambin con el precepto. La facultad de hablar esto es, la constitucinfisiolgica de la lengua, la laringe y el sistema nervioso humanos dota a la infancia prolongada deuna importancia nica.

    Por una parte, la infancia prolongada implica la vida familiar, la asociacin contina de padrese hijos por varios aos. Por otro lado, las condiciones fisiolgicas, como ya indicamos antes,permiten al hombre emitir una gran variedad de sonidos articulados distintos. De esta manera, unsonido especfico o un grupo de sonidos, una palabra, puede ser asociada con un acontecimientoparticular o con un grupo de acontecimientos en el mundo exterior. Por ejemplo, el sonido o palabra"oso puede conjurar la imagen de una especie particular de animal peligroso, pero cuya piel seaprovecha y cuya carne se come, junto con la disposicin para actuar de manera apropiada en el casode un encuentro con tal animal. Desde luego, las primeras palabras pueden haber sugerido por smismas, en cierta medida, los objetos denotados. As, la pronunciacin inglesa de la palabramorepork" se asemeja aproximadamente al chillido de cierta lechuza australiana a la cual da estenombre. Pero, an en ese caso, la convencin es un factor importante para limitar el significado ydarle precisin. nicamente como resallado de un convenio tcito, aceptado por los primerospobladores; blancos de Australia, es como la palabra morepork ha venido a representar unaespecie de lechuza y no, por ejemplo, una gaviota. Generalmente, el elemento convencional es el quedomina en absoluto. Es obvio que la extensin en la cual los sonidos pueden, por s mismos, sugeriro imitar a las cosas, es verdaderamente muy limitada. En realidad, el lenguaje es, esencialmente unproducto social; nicamente en la sociedad y por tcito convenio entre sus miembros, es como laspalabras pueden tener significado y sugerir cosas y acontecimientos. Y la familia humana es unaunidad social necesaria (aun cuando no es necesariamente, o probablemente, la nica unidadoriginal).

    Ahora bien, una parte integrante de la educacin humana consiste en ensear a hablar al nio. Locual significa ensearlo a articular, de una manera reconocida, ciertos sonidos o palabras, y aconectarlos con aquellos objetos o acontecimientos a los cuales se refieren, segn se ha convenido.Una vez hecho esto, los padres pueden, con ayuda del lenguaje, instruir a sus hijos sobre comoentendrselas en situaciones que no es posible ilustrar convenientemente con ejemplos realesconcretos. El nio no necesita esperar a que un oso ataque a la familia para aprender cmo eludirlo.En tal caso, la instruccin recurriendo slo al ejemplo podra resultar fatal para alguno de losdiscpulos. En cambio, el lenguaje permite a los viejos ensear el peligro a los jvenes cuando noest presente y demostrarles, entonces, la conducta a seguir.

    Por lo dems, el habla no es nicamente un vehculo por medio del cual los padres transmitensus propias experiencias a los hijos. Tambin es un medio de comunicacin entre todos los miembrosde un grupo humano que habla el mismo lenguaje, o sea, que observa convenciones comunes respectoa la pronunciacin de los sonidos y a los significados atribuidos a ellos. Cada uno de los miembrospuede comunicar a los dems lo que ha visto y hecho, y todos pueden comparar sus acciones yreacciones. As se mancomunan las experiencias de todo el grupo. Lo que los padres imparten a sushijos no son simplemente las lecciones de su propia experiencia personal, sino algo mucho msamplio; la experiencia colectiva del grupo. Tal es la tradicin que pasa de generacin en generacin,cuyo mtodo de transmisin, con ayuda del lenguaje, parece ser una peculiaridad de la familiahumana. Y esta peculiaridad constituye la diferencia vital definitiva entre la evolucin orgnica y el

  • progreso humano.El miembro de una especie animal hereda, en forma de instintos, la experiencia colectiva de su

    especie. La disposicin para reaccionar de modo particular en situaciones determinadas, es innata enl, justamente porque ha fomentado la supervivencia de la especie. Otros animales de la mismaespecie, dotados con instintos diferentes, han sido menos afortunados y, por lo tanto, han sidoextirpados por seleccin natural. La formacin de los instintos hereditarios, beneficiosos para laespecie, puede considerarse como un proceso lento y, ms bien, de despilfarro, comparable al delmamut cuando adquiri su abrigo de pelo. El nio aprende aquellas reglas y preceptos para actuarque los miembros de su grupo y sus antecesores han encontrado beneficiosos.

    Ahora bien, por lo menos en teora, el conjunto de reglas tradicionales no es fijo, ni inmutable.Las nuevas experiencias pueden sugerir, a los individuos, adiciones y modificaciones. Si stasresultan tiles, sern comunicadas a la comunidad entera, la cual las discutir, las someter a pruebay podr incorporarlas a la tradicin colectiva. Por supuesto, el proceso est lejos de ser, en realidad,tan simple como se indica. Los hombres se aferran apasionadamente a las viejas tradiciones ymuestran gran renuencia a modificar sus modos de conducta acostumbrados, tal como lo hanexperimentado a su costa los innovadores de todas las pocas. La carga muerta del conservadurismoque es, en gran manera, una aversin perezosa y cobarde a la actividad enrgica y penosa delverdadero pensamiento, ha retardado indudablemente el progreso humano; y todava ms en elpasado que en la actualidad. No obstante lo cual, para la especie humana, el progreso ha consistidofundamentalmente en el mejoramiento y en el ajuste de la tradicin social, transmitida por medio delprecepto y del ejemplo.

    Los descubrimientos y las invenciones que parecen, a los arquelogos, pruebas tangibles delprogreso, son justamente, despus de todo, la incorporacin concreta y la expresin de lasinnovaciones en la tradicin social. Cada uno de ellos se ha hecho posible, nicamente, por laexperiencia acumulada transmitida por la tradicin al inventor; cada uno significa el agregar a latradicin nuevas reglas de accin y de conducta. El inventor del telgrafo tuvo a su disposicin unconjunto de conocimientos tradicionales, acumulados a partir de los tiempos prehistricos, acerca dela produccin y la transmisin de la electricidad. Igualmente, en una poca mucho ms temprana, elinventor del barco de vela haba aprendido antes a construir piraguas y a navegar en ellas, lo mismoque la manera de fabricar esteras o tejidos de gnero. Al propio tiempo, los nuevos movimientosnecesarios para hacer funcionar el telgrafo y el barco de vela, tuvieron que ser enseados tan prontocomo el invento qued establecido. Las reglas apropiadas se incorporaron a la tradicin social, paraser aprendidas por las generaciones siguientes.

    Debemos destacar otra implicacin del lenguaje en general, y del habla en particular. Pero,antes, tenemos que hacer notar que el lenguaje no se limita a los sonidos articulados o a sureproduccin escrita. Tambin incluye a los gestos y, en ltimo trmino, al arte pictogrfico. Losgestos, al igual que las palabras, imitan y sugieren, en cierto sentido, los objetos correspondientes,pero tambin son convencionales en gran medida; su significacin, tal como la de los sonidoshablados, tiene que limitarse por medio de un convenio tcito entre los miembros de la sociedad. Sepuede indicar un pjaro agitando los brazos, pero solamente una convencin puede restringir elgesto para que indique una especie particular de pjaro, o para que seale en contraste con pjaro,un rbol-sacudido-por-el-viento. El simbolismo de los gestos que, probablemente, fue muyimportante en la infancia de las relaciones humanas, no ha tenido un desarrollo tan fructuoso como ellenguaje hablado. El arte pictogrfico, como veremos despus, tiene los mismos inconvenientes quela gesticulacin.

  • La aptitud que llamamos pensamiento abstracto la cual es, probablemente, unaprerrogativa de la especie humana depende en gran parte del lenguaje. Designar una cosa es,enteramente, un acto de abstraccin. El oso, evocado por su nombre, estar as arrancado y separadodel complejo de sensaciones rboles, cuevas, pjaros cantores, etc. que podrn acompaarlo enel caso de su encuentro real con el hombre. Y, no solamente estar aislado, sino tambingeneralizado. Los osos reales son siempre individuales; podrn ser grandes o pequeos, negros opardos; podrn estar dormidos o trepando a un rbol. En la palabra oso, se ignoran talescualidades aun cuando algunas de ellas sean aplicables a cualquier oso real concentrndose laatencin en uno o dos elementos coincidentes, los cuales han sido descubiertos como caractersticascomunes a un cierto nmero de distintos animales individuales. stos quedan agrupados dentro deuna clase abstracta. En lenguajes muy primitivos, como el de los aborgenes australianos, cosas tanabstractas o generales como oso o canguro, carecern de nombre. Habr palabras diferentes, y sinrelacin entre s, para designar el canguro macho, el canguro hembra, el canguro joven, elcanguro saltando, y as sucesivamente.

    No obstante, es caracterstico de todo lenguaje el poseer un cierto grado de abstraccin. Pero,una vez abstrada la idea de oso de su medio ambiente real y concreto, y despojado de muchos de susatributos particulares, la idea puede ser combinada con otras ideas abstractas semejantes o serdotada de atributos, a pesar de que nunca sea posible hallar un oso en tal medio ambiente o con esosatributos. Se puede, por ejemplo, dotar al oso del habla, o describirlo tocando un instrumentomusical. Es posible jugar con las palabras, y este juego contribuye a la mitologa y a la magia.Tambin puede conducir a la invencin, cuando las cosas son tratadas o pensadas atendiendo almodo como pueden ser o llegar a ser realmente. El hablar de hombres alados precedi ciertamente,por un largo tiempo, a la invencin de mquinas voladoras practicables.

    Combinaciones como las que acabamos de describir se pueden hacer, desde luego, sin emplearpalabras, ni sonidos representativos de las cosas. En su lugar se pueden utilizar imgenes visuales (orepresentaciones mentales). Estas desempean, en realidad, un papel importante en el pensamiento delos inventores mecnicos. Sin embargo, en los comienzos del pensamiento humano, las imgenesvisuales deben haber desempeado una funcin menos importante de lo que podra esperarse. Elpensamiento es un tipo de accin y para muchas personas (incluyendo al escritor), la facultad deformar representaciones mentales se encuentra limitada por su capacidad de trazar o hacer modelosde las cosas imaginadas. Tuvo que transcurrir largo tiempo antes de que el hombre aprendiera atrazar o hacer modelos, pero, en cambio, tan pronto como lleg a ser hombre pudo emitir sonidosarticulados.

    De cualquier manera, las palabras y las imgenes mentales de los sonidos o de los movimientosmusculares requeridos para articularlos, pueden ser empleadas para funciones en las cuales soninaplicables las imgenes visuales. Se pueden formar palabras para abstracciones comoelectricidad, fuerza, justicia que no es posible representar por imagen visual alguna. Para unpensamiento de tan elevado grado de abstraccin debe considerarse como casi indispensable ellenguaje hablado (o escrito). Una gran parte del pensamiento incluido en el presente libro es de estetipo. Trate el lector de imaginarse cmo sera esta pgina vertida en una serie de representacionespictricas o de gestos imitativos. As comprender mejor la funcin desempeada por el habla, unade las dotes fisiolgicas del hombre, en la peculiar actividad humana de pensar abstractamente.

    La evolucin del cuerpo humano, de sus aprestos fisiolgicos, es estudiada por la antropologaprehistrica, la cual es una rama de la paleontologa. Ms all de los puntos ya considerados, susresultados tienen poca conexin con el tema de este libro. Dentro de nuestra especie, el mejoramiento

  • de dichos aprestos, hecho por el hombre mismo es decir, por la cultura ha tomado el lugar de lasmodificaciones corpreas. La antropologa prehistrica no dispone todava, en la actualidad, dedocumentos concretos que ilustren con precisin los procesos evolutivos que debemos considerarcomo preliminares necesarios para la creacin inteligente de la cultura. Ninguno de los escasoshombres fsiles, cuyos esqueletos han sobrevivido desde las Edades de Hielo primitivas(pleistoceno), puede clasificarse entre nuestros ancestros directos. Ellos no representan etapas en elproceso natural de formacin del hombre, sino experimentos infructuosos gneros y especiesque han desaparecido.

    Los esqueletos ms antiguos de nuestra propia especie pertenecen a las fases finales de laltima Edad de Hielo y a los perodos culturales llamados en Francia auriaciense, solutrense ymagdaleniense. stos son ya tan semejantes a nuestros propios esqueletos, que las diferenciassolamente pueden ser advertidas por expertos. Estos hombres del pleistoceno posterior sediferencian ya en diversas variedades o razas distintas. Es obvio que antes de ellos debe haber unalarga historia evolutiva, pero no disponemos de fsil alguno que la ilustre. Y, desde la poca en lacual aparecen por primera vez los esqueletos de Homo sapiens en los testimonios geolgicos, tal vezhace 25, 000 aos, la evolucin corprea del hombre se ha detenido, al parecer, aun cuando esjustamente entonces cuando se ha iniciado su progreso cultural. La diferencia fsica entre loshombres de las culturas auriaciense y magdaleniense, por una parte, y los hombres actuales, porla otra, es insignificante; en tanto que su diferencia cultural es inconmensurable2.

    En la familia humana, el progreso en la cultura ha ocupado, en realidad, el lugar que tenaanteriormente la evolucin orgnica.

    La arqueologa es la que estudia este progreso en la cultura. Sus documentos son los utensilios,armas y chozas hechos por el hombre en el pasado, para procurarse alimento y abrigo. Ellosilustran el mejoramiento de la habilidad tcnica, la acumulacin de conocimientos y el avance de laorganizacin para garantizar la subsistencia. Un utensilio terminado, hecho por manos humanas, es,obviamente, un buen ndice de la destreza manual y del desarrollo mental de su autor. De un modomenos obvio, es la medida del conocimiento cientfico de su poca. No obstante, todo instrumentorefleja en realidad, aun cuando sea de manera imperfecta, la ciencia que tuvieron a su disposicin losautores. Esto es evidente en el caso de un mecanismo de radiocomunicacin o de un aeroplano. Y esigualmente cierto respecto a un hacha de bronce, slo que, en este caso, ser til una breveexplicacin.

    Los arquelogos han dividido las culturas del pasado en Edades de Piedra (Antigua y Nueva),Edad de Bronce y Edad de Hierro, sobre la base del material empleado generalmente, y en formapreferente, para los instrumentos cortantes. Las hachas y cuchillos de bronce son instrumentosdistintivos de la Edad de Bronce; a diferencia de los de piedra, indicativos de una Edad de Piedraanterior, o de los de hierro de la subsecuente Edad de Hierro. Para la manufactura de un hacha debronce se tiene que aplicar un conjunto de conocimientos mayor que para una de piedra. La de bronceimplica un conocimiento bsico considerable de geologa (para localizar e identificar los minerales)y de qumica (para reducirlos), lo mismo que el dominio de procesos tcnicos complicados. Espresumible que un pueblo de la Edad de Piedra, por valerse exclusivamente de instrumentes depiedra, careciera de dichos conocimientos. De esta manera, los criterios utilizados por losarquelogos para distinguir sus diversas edades, tambin sirven como ndices del estado de laciencia.

    Sin embargo, cuando los utensilios, los cimientos de las viviendas y las otras reliquiasarqueolgicas no se consideran aisladamente, sino en su conjunto, pueden mostrar mucho ms.

  • Entonces, no solo ponen de manifiesto el nivel alcanzado por la destreza tcnica y la ciencia, sinotambin la manera en que sus autores obtenan su subsistencia, esto es, cul era su economa. Y esjustamente la economa la que determina la multiplicacin de nuestra especie y por consiguiente, suxito biolgico. Estudiadas desde esta perspectiva, las antiguas divisiones arqueolgicas adquierenun nuevo significado. Las edades arqueolgicas corresponden, aproximadamente, a las etapaseconmicas. Cada nueva edad es introducida por una revolucin econmica, del mismo tipo y conlos mismos efectos que la Revolucin Industrial del siglo XVIII.

    En la Antigua Edad de Piedra (perodo paleoltico), los hombres vivan enteramente de lacaza, la pesca y la recoleccin de granos silvestres, races, insectos y mariscos. Su nmero estuvolimitado a la provisin de alimentos ofrecida por la propia naturaleza y, en realidad, parece habersido muy corto. En la Nueva Edad de Piedra (poca neoltica), los hombres controlaron suabastecimiento de alimentos, cultivando plantas y criando animales. Debido a las circunstanciasfavorables, una comunidad puede producir ya ms alimentos de los que necesita consumir, y puedeaumentar su produccin para satisfacer las exigencias del aumento de la poblacin. La comparacindel nmero de entierros entre la Antigua Edad de Piedra y la Nueva, en Europa y en el CercanoOriente, muestra el enorme incremento de la poblacin, como resultado de la revolucin neoltica.Desde el punto de vista biolgico, la nueva economa constituy un xito: hizo posible lamultiplicacin de nuestra especie.

    El empleo del bronce implica, asimismo, la existencia de industrias especializadas y,generalmente, de un comercio organizado. Para procurarse utensilios de bronce, una comunidad debeproducir un excedente de artculos alimenticios y tiene que sostener cuerpos de especialistas,mineros, fundidores y artfices, apartados de la produccin directa de alimentos. Luego, una parte delexcedente tiene que gastarse siempre en el transporte del mineral, desde las montaas metalferasrelativamente remotas. Realmente, en el Cercano Oriente, la Edad de Bronce se caracteriz por laformacin de ciudades populosas, en las cuales se desarrollaron industrias secundarias y el comercioexterior, en una escala considerable. Un ejrcito regular de artesanos, comerciantes y trabajadoresdel transporte, lo mismo que de funcionarios, empleados, soldados y sacerdotes, era sostenido por elexcedente de artculos alimenticios producidos por los agricultores, pastores y cazadores. Lasciudades son, incomparablemente, ms extensas y ms populosas que las poblaciones neolticas. Haocurrido una segunda revolucin y, de nuevo, ha dado como resultado la multiplicacin de nuestraespecie.

    El descubrimiento de un proceso econmico para producir hierro en cantidad signo distintivode la Edad de Hierro produjo un resultado similar; en particular, en Europa y, probablemente,tambin en los pases tropicales. El bronce siempre ha sido un material costoso, porque susconstituyentes, el cobre y el estao, son relativamente raros. Los minerales de hierro, en cambio, seencuentran distribuidos con amplitud. En cuanto fue posible fundirlo de forma econmica, todospudieron fabricar utensilios de hierro. Y los implementos de hierro baratos permitieron al hombreabrir nuevas tierras al cultivo, desmontando los bosques y avenando los suelos arcillosos; para locual, los instrumentos de piedra eran impotentes, y los de bronce demasiado raros para ser eficaces.Una vez ms, la poblacin se encontr en condiciones de ensancharse, y as aconteci, tal como lodemuestran dramticamente la prehistoria de Escocia y la historia primitiva de Noruega.

    Por lo tanto, los avances culturales que forman la base de la clasificacin arqueolgica, hanproducido la misma clase de efectos biolgicos que tienen las mutaciones en la evolucin orgnica.En los captulos siguientes consideraremos en detalle los avances primitivos. As se mostrar cmolas revoluciones econmicas reaccionan sobre la actitud del hombre ante la naturaleza y promueven

  • el desenvolvimiento de las instituciones, de la ciencia y de la literatura; en una palabra, de lacivilizacin en su significacin ms general.

  • III

    ESCALAS DEL TIEMPO

    ANTES de proceder a describir el contenido de las edades que acabamos de definir, esconveniente tratar de dar alguna indicacin acerca de su duracin. Sin tal intento no es posibleestimar con claridad el movimiento del progreso humano, ni siquiera es asequible su realidad. Pero,es necesario hacer un gran esfuerzo imaginativo. El drama de la historia humana ocupa un periodoque no es mensurable en aos, ni en siglos, ni an en milenios. Los gelogos y los arquelogoshablan con versatilidad de estos grandes perodos de tiempo, como si no se dieran cuenta de que sonde la misma clase de los perodos que nosotros mismos vivimos.

    Para la mayor parte de nosotros, un ao parece ser un tiempo largo; si lo contemplamosretrospectivamente, lo encontramos lleno de acontecimientos ms o menos emocionantes que hanafectado nuestras propias vidas, nuestra ciudad, nuestro pas y an al mundo entero. Ya una dcada, osean diez aos, slo se puede contemplar de una manera poco menos vivida. Recordamos la ltimadcada, llena de sucesos notables, con las proezas areas, los asesinatos, las violaciones y losdivorcios que solamente son destacados en la prensa popular, o de experiencias personales de lamisma significacin histrica, o bien de acontecimientos verdaderamente importantes, como eldescubrimiento del hidrgeno pesado o de las Tumbas Reales de Ur. Nuestra imagen de los perodosms prolongados es ms atenuada. Han transcurrido cincuenta y dos aos desde la Guerra de losBoers, la cual podemos recordar muchos de nosotros. En el intervalo hemos sido testigos deacontecimientos de todas clases, los cuales han dejado una impresin permanente en nuestras mentes.Podemos recordar las primeras mquinas voladoras, la multiplicacin de los automviles, loscomienzos de la telegrafa sin hilos comunicando a los trasatlnticos, las sufragistas, una guerramundial, la revolucin rusa, una huelga general y otros muchos sucesos.

    Pero, si nos remontamos treinta y cuatro dcadas, llegamos hasta los grandes das de la reinaIsabel. El perodo es justamente diez veces mayor que el que acabamos de tratar de recordar. Sinembargo, en general, no estaremos enterados de que contiene diez veces ms acontecimientos, loscuales fueron, presumiblemente, tan importantes para sus contemporneos, como aquellos que hemosrecordado en el transcurso de nuestras propias vidas. Slo unos cuantos de ellos acuden a la mentede un hombre medio, como la decapitacin de Carlos I, la declaracin de independencia de losEstados Unidos, o la batalla de Waterloo. Haciendo un esfuerzo de memoria, algunos recuerdan quedurante este perodo Newton formul su ley de gravedad, que la electricidad y la qumica fueronestudiadas y aplicadas cientficamente por primera vez, que Linneo clasific el reino de la materiaviva, y que Darwn enunci la doctrina de la seleccin natural. Pero, es mucho ms difcil darsecuenta de que cada uno de esos 340 aos, cada una de esas 34 dcadas, est tan nutrida deacontecimientos como el ao o la dcada que nosotros mismos hemos experimentado. No obstante,debemos hacer el esfuerzo por entenderlo as.

    Todava nos espera otro esfuerzo mayor; retrocedamos ahora, no treinta y cuatro dcadas, sinodiez veces ms: treinta y cuatro siglos. En Gran Bretaa, nos habremos remontado a una poca de lacual no tenemos testimonio escrito alguno, cuando los utensilios eran hechos exclusivamente depiedra, hueso y madera, siendo desconocidos o inasequibles el hierro y el bronce, y cuando los

  • hombres dedicaban ms tiempo a edificar las gigantescas tumbas llamadas tmulos, que aconstrucciones necesarias como viviendas y caminos. De hace tres mil cuatrocientos aos,nicamente quedaron testimonios escritos en Creta, Egipto, el Cercano Oriente y, tal vez, en la Indiay en China. Es particularmente difcil entender que estos siglos, sin historia escrita, hayan estado tanllenos de importantes sucesos para los brbaros habitantes de Gran Bretaa, como lo pudo ser paranosotros el ao pasado, aun cuando a los civilizados egipcios o babilonios no les llegara ni un rumorsiquiera. Tales acontecimientos no atestiguados, pero no por ello inmemorables, como la ereccin deun tmulo o el entierro de Stonehenge, fueron tan emocionantes y dignos de recuerdo, al menos paraquienes los ejecutaron o los presenciaron, como lo son los sucesos inmediatos para quienes viven enel siglo actual. Con todo, para encontrarnos en los comienzos de la humanidad, debemos remontarnosmucho ms atrs; no a 3, 400 aos antes, ni a diez veces ms, sino hasta unos 340, 000.

    En rigor, tratndose de los remotos comienzos del progreso, un ao, o an un siglo, es unaunidad demasiado pequea. Debemos acostumbrarnos a contar en milenios, esto es, en millares deaos. Cada milenio comprender diez siglos o un centenar de dcadas. Y cada da, ao, dcada osiglo, estar lleno de acontecimientos que merecieron ser registrados en peridicos, anuarios o librosde historia.

    Para acostumbrarnos a este procedimiento de computar, intentaremos exponer la historia escritaen milenios (haciendo caso omiso de las pequeas fracciones). Hace medio milenio, Colondescubra Amrica. Un milenio antes de nosotros, los normandos todava no desembarcaban enInglaterra y Alfredo ocupaba el trono de los sajones. Dos milenios atrs, nos encontramos en loslmites de la historia britnica. Las Islas Britnicas slo eran conocidas por los letrados, a travs delas narraciones de viajeros y mercaderes, en tanto que Cicern preparaba y escriba sus discursos enRoma. Hace tres milenios, tendramos que ir fuera de Europa para encontrar testimonios escritos:Roma todava no era fundada, Grecia se encontraba sumida en una oscura poca de invasin brbara,y la literatura slo floreca en Egipto y en el Cercano Oriente. Es la poca de Salomn en Palestina.Por ltimo, retrocediendo cinco milenios estaramos en loa principios mismos de la historia escrita,en Egipto y en Babilonia. Si nos remontamos ms, ya no encontraremos testimonios histricosescritos que arrojen luz en la oscuridad o que nos ayuden a entender la multiplicidad de los sucesosocurridos cada ao. Y, sin embargo, la civilizacin ya haba madurado.

    Para tener alguna idea del tiempo arqueolgico, consideremos las ruinas de las ciudades deMesopotamia. La extensin homognea de la dilatada llanura aluvial comprendida entre el Tigris y elufrates, se encuentra interrumpida por tells o montculos que se elevan unos 18 metros o ms porencima del terreno circundante. No se trata de colinas naturales, sino que cada uno de ellos seala elsitio de alguna construccin antigua, y est formado enteramente por los escombros de casas, templosy palacios arruinados. En el Irak, las casas se construyen todava con adobes, no cocidos en horno,sino secados simplemente al sol. Estas casas pueden tener la suerte de permanecer en pie por unsiglo. Pero, puede presentarse la contingencia de que la lluvia penetre por debajo de los aleros ollegue hasta los cimientos, desintegrando la arcilla plstica. Entonces, todo el edificio se vieneabajo, quedando como una masa informe o como tierra desmoronada. El propietario ni siquiera semolesta en limpiar los escombros. Sencillamente los aplana y construye en el mismo sitio una nuevacasa, cuyos cimientos se elevan unos 60 centmetros sobre el piso de su antigua vivienda. Larepeticin de este proceso en el transcurso de los siglos es lo que ha formado los tells, rompiendo lamonotona de la llanura de Mesopotmica.

    En Warka, la Erech bblica, los alemanes exploraron el centro de uno de estos tells, por mediode un pozo profundo. La entrada del pozo se encuentra al nivel del piso de un templo prehistrico, el

  • cual data de unos 5, 500 aos. Desde este nivel se puede descender por las paredes de la sinuosaexcavacin practicada, hasta una profundidad de ms de 18 metros. En cada momento de estedescenso inquietante se pueden recoger, de las paredes del pozo, trozos de cermica, adobes oinstrumentos de piedra. El pozo corta un montculo de 18 metros de altura, en realidad, formadoenteramente por los escombros de las construcciones sucesivas, en las cuates han vivido loshombres. El montculo ha crecido de la manera descrita antes, slo que simplemente la ms recientede las construcciones que lo constituyen, las cuales son atravesadas al descender por el pozo, tienems de cinco milenios.

    En el fondo, llegamos al suelo virgen un suelo pantanoso emergido del Golfo Prsico. Laconstruccin inferior representa los remlos comienzos de la vida humana en el sur deMesopotmica. No obstante, cuando hemos descendido hasta ella, nos encontramos tan alejadoscomo antes de los comienzos del progreso humano. Para alcanzarlos, debemos sumergirnos en eltiempo geolgico. Pero, entonces, las cifras pierden casi su sentido (y se vuelven principalmenteconjeturas). Para comprender la antigedad del hombre, debemos considerar los amplios cambiosocurridos en la superficie terrestre, de los cuales ha sido testigo nuestra especie, antes de que lospobladores llegaran al sitio en que se erigi Erech.

    Grandes lminas de hielo se extendiero