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LOS VISITANTES COMO PATRIMONIO EL MUSEO DE LAS ESCUELAS PRIMEROS 10 AñOS LOS VISITANTES COMO PATRIMONIO EL MUSEO DE LAS ESCUELAS PRIMEROS 10 AñOS

Los visitantes como patrimonio - Biblioteca Nacional de ... · Esta obra se terminó de imprimir en septiembre de 2012. Los visitantes como patrimonio EL MUSEO DE LAS ESCUELAS. Los

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    Los visitantes como patrimonioEl musEo dE las EscuElas

    PrimEros 10 aos

    Los visitantes como patrimonioEl musEo dE las EscuElas

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  • GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTNOMA DE BUENOS AIRES

    Jefe de GobiernoMauricio MacriMinistro de EducacinEsteban BullrichSubsecretario de Gestin Econnica, Financiera y Administracin de RecursosCarlos Javier RegazzoniSubsecretaria de Gestin Educativa y Coordinacin PedaggicaAna Mara RavagliaSubsecretario de Polticas Educativas y Carrera Docente Alejandro FinocchiaroSubsecretaria de Inclusin Escolar y Comunidad EducativaMara Soledad Acua

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJN

    RectorOreste Carlos CansanelloDirectora Decana del Departamento de EducacinMara Eugenia Cabrera

    MUSEO DE LAS ESCUELAS

    DirectoraSilvia AlderoquiCuradoraMara Cristina LinaresEducacin y Accin CulturalDina Fisman, Constanza Pedersoli, Graciela Galindon, Laia Ros Comerma (colaboradora)Documentacin, guarda y conservacinSilvia Paz, Mariano Ricardes, Stella TassaraContenidos Historia de la EducacinEquipo de Historia Social de la Educacin, Departamento de Educacin, Universidad Nacional de LujnContenidos Educacin InicialMarcela Betelu, Josefina Caride, Magdalena Cassiraga

    AutoresSilvia Alderoqui, Mara Cristina Linares, Dina Fisman, Constanza Pedersoli, Mercedes Pugliese, Adriana Holstein, Silvia Paz, Graciela Galindon, Marcela Betelu, Josefina Caride

    Coordinacin general de la edicinSilvia AlderoquiEditoraConstanza PedersoliCorreccinSebastin VargasFotografasMariano Ricardes, Graciela Galindon, Archivo Museo de las EscuelasDiseo GrficoPablo Alarcn y Alberto Scotti

    Primera edicin.

    Esta obra se termin de imprimir en septiembre de 2012.

    Los visitantes como patrimonio EL MUSEO DE LAS ESCUELAS

  • Los visitantes como patrimonioEl musEo dE las EscuElas

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    7 / UNA METfORA pERfECTA por esteban bullrich

    8 / curadurasenconversacin Del buen suceso de la creacin del Museo de las Escuelas y del

    contenido del libro

    14 / TesorosdeLanosTaLGia,PorvenirdeunaiLusin por silvia alderoqui y mara cristina linares Donde se relatan los sueos y avatares que dieron origen al Museo

    de las Escuelas y los comentarios de los visitantes en las primeras exposiciones

    28 / curaduraeducaTiva por silvia alderoqui De la relacin compleja entre la educacin en museos y las

    experiencias de los visitantes a la hora de imaginar, disear y montar exposiciones

    38 / ProFesin:educador/adeMuseo por silvia alderoqui Donde se da cuenta de la formacin y de las dimensiones de

    actuacin de los educadores de museos 46 / curaduraenHisToriadeLaeducacin por mara cristina linares De los obstculos epistemolgicos y la construccin temporal a la

    hora de la guarda e interpretacin del patrimonio y la concepcin de una muestra

    54 / 160aosdeMuseossoBreLaeducacin por mara cristina linares En donde se aclaran las habituales confusiones entre los

    museos sobre la historia de la educacin actuales y los museos pedaggicos del siglo xix

    70 / PreMioeducacinyMuseos.iBerMuseos2010 Acerca de los modos en que las voces de los visitantes pasan a

    formar parte de la exposicin y contribuyen al diseo conceptual del Museo de las Escuelas

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    presentacin

    entre cUraDUras

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    84 / recePcinaLMuseo:eLJueGodeLorcuLo por adriana holstein De cmo se pueden vincular la eleccin de un par de zapatos

    deseados con el pedido de una visita a un museo

    92 / undaenLavidadeaLiciayenriQue por graciela galindon, mercedes pugliese y constanza pedersoli Donde se apela al relato dramatizado para la elaboracin de un

    guin de visita con el fin de lograr el inters y la participacin activa de los visitantes

    98 / draMas:eXPerienciasdevisiTasTeaTraLiZadas por mercedes pugliese Sobre la recreacin histrica en la escena museogrfica por

    medio de visitas actuadas y de sus efectos en la experiencia de los visitantes

    106 / conversacioneseneLconsuLTorioescoLar por adriana holstein, dina fisman y silvia paz De lo que les sucede a los visitantes cuando el cuerpo

    y las emociones se ponen en juego en una visita al museo

    112 / PreGunTasHaciaLoiMaGinario por mercedes pugliese Sobre los variados modos de invitar, seducir, ir al encuentro,

    interpelar a los visitantes, desplegando su imaginacin 118 / HueLLasdeLosJardinesdeinFanTes por marcela betelu y josefina caride Donde se narra la produccin de muestras para el conocimiento

    de la historia de la educacin infantil, sus implicancias en el presente y su futuro

    132 / TeXTosinTeracTivoseneLMuseo por dina fisman Sobre los modos de interactuar, provocar, involucrar y conversar

    con los visitantes por medio de los textos, rtulos y carteles

    144 / conservaryconversar Donde se concluye el libro y se comentan los efectos de las

    curaduras en conversacin para la conservacin y la transmisin del patrimonio escolar

    148 / BIBLIOGRAfA

    manifiestO

    cOn LOs Visitantes

  • Esta publicacin ha sido posible gracias al 1 Premio Educacin en Museos organizado por Ibermuseos y obtenido por el Museo de las Escuelas en el ao 2010.

    Este cono indica la ubicacin de un texto relacionado con el tema especifico que se est tratando.

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  • El Museo de las Escuelas lleva a cabo una tarea fascinante. Sencillamente, porque no se trata de un museo tpico sino de una

    verdadera experiencia interactiva al servicio del mundo pedaggico. Su exposicin permanente Lo que el borrador no se llev le permite

    al visitante mirar de cerca la historia de la educacin, tomar contacto con ella y dejar registradas sus sensaciones.

    Esta idea de construir una interaccin con el pblico a partir de lo expuesto permite al museo hacer un aporte invaluable al mundo peda-ggico; se genera un espacio donde nuestra historia y presente educativo son sometidos a reinterpretaciones constantemente.

    Podra decirse que es ste en verdad el objetivo de todo museo: trans-formar mediante la exposicin, la conciencia de quien asiste. Si lo pensamos, es un proceso muy parecido al que sucede en un aula. Tanto las personas que asisten como lo expues-to son transformados por la experiencia de la muestra.

    Desde dicha perspectiva, el Museo de las Escuelas es una metfora perfecta. Logra sintetizar la funcin pedaggica de un museo en una exposicin que mues-tra, precisamente, la historia de la escuela y la educa-cin.

    No es casualidad que su trabajo sea motivo de loas y premios. Celebrar sus 10 aos de vida es sin dudas un orgullo para todos quienes trabajamos a diario en el mundo de la educacin.

    Quisiera extenderles, de esta manera, mis ms sinceras felicitaciones por su trabajo.

    ESTEBAN BULLRiCHMinistro de EducacinGobierno de la Ciudad de Buenos Aires

    Una metforaperfecta

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    PrEsEn-tacin

    DEL BUEN SUCESO DE LA CREACIN DEL MUSEO DE LAS ESCUELAS y DEL CONTENIDO DEL LIBRO

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    El Museo de las Escuelas fue inaugurado en 2002 por el Ministerio de Educacin de la Ciudad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Lujn1. Es un museo para el encuentro intergeneracional acerca de ideas, objetos y prcticas del mundo de las infancias y la educacin. Por medio de su propuesta interactiva y participativa se ofrecen algunas claves de la gnesis, rupturas y continuidades de la escuela argenti-na, desde sus inicios hasta la actualidad.

    El foco del museo son los visitantes. Se plantea como una experiencia de inmer-sin en espacios museogrficos donde se recrean diversos momentos de la historia social de la educacin en el contexto de la historia en occidente, hilvanados por el di-seo conceptual de la exhibicin permanente titulada Lo que el borrador no se llev.

    Desde su inicio, el museo ha ido acrecentando su patrimonio, que ronda las 3.000 piezas entre objetos, mobiliario, documentos, fotografas y libros escolares.

    Sus propuestas son requeridas por escuelas de todas las modalidades, tan-to de gestin estatal como privada, de la ciudad de Buenos Aires y diversas provincias de la Argentina. Uno de los pblicos ms asiduos del museo es el de los institutos de formacin docente y el de las carreras pedaggicas de univer-sidades pblicas y privadas. En cuanto al pblico en general, la propuesta del museo es una excelente opcin para el pblico familiar y para el intercambio, aprendizaje y debate acerca de la educacin.

    En los espacios del museo2, los visitantes son invitados a recrear diversas prc-ticas escolares de escritura, lectura, juegos, etc. De este modo, el museo inten-ta provocar una experiencia creativa y crtica entre el pblico y las ideas acerca de la relacin sociedad-escuela a travs del tiempo, para que los visitantes perciban, sientan, se emocionen, imaginen y reflexionen acerca de las herencias, los presentes y los futuros de la educacin.

    La poltica educativa del museo ha sido muy bien valorada por expertos in-ternacionales en las temticas de educacin y museos. En el ao 2010, el Museo fue acreedor del Primer Premio Iberoamericano Educacin y Museos, organizado por Ibermuseos.

    El Museo de las Escuelas agradece muy especialmente a Daniel Filmus e Ignacio Hernaiz (por la ciudad de Buenos Aires) y a Rubn Cucuzza y Pablo Pineau (por la Universidad Nacional de Lujn), por ser los principales gestores de la creacin del museo en el ao 2002 y a las autoridades del Minsterio de Educacin de la Nacin y de la Universidad Nacional de Lujn por albergarnos en sus sedes en esta dcada.

    Adems a todas las personas e instituciones que han compartido estos primeros 10 aos: Paula Spregelburd, Roberto Bottarini, Juan Balduzzi, Susana Vital, Ser-gio Cercos, Iliana Firpo, Luciano Demergasso, Amalia Testa, Osvaldo Arizio, Cris-

    1 Protocolo adicional N 3 al convenio firmado entre el Gobierno de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Lujn. Luego, por Resolucin 1.304 del 5 de mayo de 2005 de la Secretara de Educacin del G.C.B.A., se cre el Museo de las Escuelas.2 El museo funcion durante siete aos, hasta diciembre de 2009, en Montevideo 950, dependencia del Ministerio de Educacin de la Nacin, con un promedio anual de 10.000 visitantes. En la actualidad, el Museo de las Escuelas administracin y depsito de patrimonio est en la sede portea de la Universidad Nacional de Lujn, Ecuador 873, desarrollando su programa educativo visitas guiadas, talleres, actividades especiales en forma itinerante, en diferentes instituciones educativas.

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    tina Carballo, Aixa Huequn, Daniel Iglesias, Juan Carlos Tedesco, Alberto Sileoni, Nora Hochbaum, Mara de los ngeles -Chiqui- Gonzlez, Flavia Teriggi, Hayde Caffarena, Manuel Ressia, Gonzalo Ruz Moreno, Vanessa Raffetto, Agustn Garona, Liliana Mari, Juan Carlos Rey, Florencia Platino, Ysica Soldano, Susana Fernndez Arzeno, Marcela Pelanda, Mabel Kolesas, Mirta Cobreros, Mara Sbato, Mariano Naradowsky, Mario Terzano, Solange Courel, Claudio Gallina, Nora Iniesta, Jorge Meijide, Instituto Flix Bernasconi, Centro Cultural Recoleta, Centro de Expresio-nes Contemporneas de Rosario, personal del Saln Alfredo Bravo del Ministerio de Educacin de la Nacin y de la Sede Capital de Postgrados la Universidad Nacional de Lujn, Escuela Normal N 1, Escuela Normal N 2, Centro Cultural Rojas de la UBA.

    Este libro est organizado en tres secciones: Entre curaduras, Por la participa-cin y Con los visitantes. La primera y tercera de las secciones estn compuestas por conferencias y artculos realizados por el equipo del museo, presentados tanto en el pas como en el exterior, a lo largo de los primeros diez aos de su funcionamiento. La segunda seccin es una versin resumida del proyecto premiado por Ibermuseos citado anteriormente.

    Cada artculo se inicia con una bajada del ttulo, al estilo de las introducciones de los captulos del libro Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Esta decisin se relaciona con el hecho de que nuestra tarea a lo largo de todos estos aos ha sido y sigue siendo quijotesca, sobre todo en lo que se refiere a la persecu-cin de nuestros deseos. Algunos continan siendo sueos, como alcanzar la sede propia, luego de incontables itinerancias y peregrinaciones.

    La primera seccin, Entre curaduras, da cuenta de la historia del museo, de su poltica educativa y de las discusiones tericas y epistemolgicas acerca de la concepcin del Museo de las escuelas, diferente de los museos pedaggicos y museos escolares.

    La segunda seccin, Por la participacin, da cuenta del proyecto de diseo de dispositivos de captura de voces de los visitantes que, a su vez, generan nuevos dispositivos participativos para nuevos visitantes. As, sucesivamente, las voces y experiencias de nuestros visitantes pasan a ser parte del patrimonio del museo y van conformando el diseo conceptual de nuevas exposiciones.

    La tercera y ltima seccin, Con los visitantes, es una seleccin de textos ela-borados por los miembros del equipo de educadores e investigadores, en la cual pueden apreciarse los laboriosos modo en que se preparan los guiones de visita y las fecundas reflexiones alrededor de esa tarea, vinculadas a la actividad dramtica, la imaginacin y la escritura de textos amigables.

    El Manifiesto final da cuenta de una metodologa de trabajo para el desarrollo de exposiciones cuya estructura est basada en el dilogo y trabajo multidisciplinario cotidiano y constante, lo que llamamos curaduras en conversacin.

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    memoria historia escuelas poltica educativa pedagoga

    patrimonio objetos conceptos teoras prcticas museos educadores experiencias

    conservacin investigacin educacin conversacin caminata pasado presente

    futuro visitantes curadura exposicin generaciones transmisin

    proyeccin construccin

    ENTRE CURADURAS

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    15 14 DonDe se relatan los sueos y avatares que Dieron origen al Museo De las escuelas y los coMentarios De los visitantes en las priMeras exposiciones

    TESOROS DE LA NOSTALGIA, PORVENIR DE UNA ILUSINpor silvia alderoqui y mara cristina linares

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    El patrimonio del museo se constituy por la confluencia del

    acervo recolectado por la Universidad Nacional de Lujn y objetos

    provenientes de los jardines de infantes de la Ciudad de Buenos

    Aires. El museo fue creciendo y se constituy a partir de diversos

    criterios curatoriales, tanto de la historia de la educacin como de

    la educacin en museos.

    1985-2002: de los primeros intentos a la creacin del Museo de las Escuelas

    El origen de la constitucin de los museos y los avatares de sus existen-cias marcan el desarrollo y las posibilidades de las instituciones. Como explica Rubn Cucuzza (2008), en nuestro caso, el primer intento de un proyecto de extensin encaminado a la creacin de un Museo de la escuela correspondi, en 1985, al plan de docencia del equipo de Historia Social de la Educacin del Departamento de Educacin de la Universidad Nacional de Lujan (UNLu), en la ctedra del doctor Daniel Cano, quien inici tratativas con la ctedra de Historia General de la Educacin de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a cargo de la doctora Cecilia Braslavsky.

    El segundo intento, en 1998, trece aos ms tarde, correspondi al plan de la ctedra de Historia Social de la Educacin del profesor Rubn Cucuzza, quien propuso, como extensin del proyecto de investigacin Historia de la enseanza de la lectura y escritura en la Argentina (HISTELEA), del cual fue co-director Pablo Pineau, la creacin de la Sala Museo de la Escuela Bonaeren-se, cuya instalacin se prevea en el Complejo Museogrfico Enrique Udaondo, en la ciudad de Lujn (provincia de Buenos Aires).

    Una vez ms, el museo no pudo concretarse por falta de un espacio apro-piado. Mientras tanto, entre 1998 y 2002 se realizaron actividades tendientes a la recopilacin del patrimonio, la elaboracin de folletos, afiches y gacetillas de prensa para la difusin y la campaa Operacin rescate de las huellas del pasado, destinada a 4.500 escuelas de la provincia de Buenos Aires. De forma paralela, se llev a cabo el diseo del Museo Virtual de la Escuela3.

    En 2002, la firma conjunta de un protocolo entre las autoridades de la Se-cretara de Educacin (hoy Ministerio de Educacin de la Ciudad de Buenos Aires) y la Universidad Nacional de Lujn dio origen a la creacin del Museo de las Escuelas, inaugurado el 10 de septiembre de ese ao.

    TESOROS DE LA NOSTALGIA, PORVENIR DE UNA ILUSINpor silvia alderoqui y mara cristina linares

    3 Museo Virtual de la Escuela; http://www.unlu.edu.ar/~museo/.

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    Curadura en contenidos y curadura educativaDesde el punto de vista de la historia social de la educacin, una tarea fun-

    damental del museo es develar el carcter construido de las prcticas educati-vas y representarlas en su contexto socio-econmico y poltico:

    Cultura escolar: la escuela es la entidad productora de una cultura es-pecfica, original. Por ello desde la curadura en contenidos se valorizan las fuentes materiales de la historia de la escuela y los objetos escolares son concebidos como un texto que puede ser ledo, comprendido, in-terpretado en sus contextos de produccin, circulacin y apropiacin, como artefactos culturales que encuentran significado y sentido en un proceso histrico.

    Marco temporal: en cada exposicin, la presentacin es fundamental-mente diacrnica. Damos cuenta de la dinmica y los procesos, percibien-do a los fenmenos en su devenir y en su historia. No por ello dejamos de lado la mirada sincrnica de ciertos momentos histricos significativos, haciendo foco en un perodo histrico determinado.

    Por otra parte, la educacin en museos es una funcin primordial en la mu-seologa contempornea. Como matriz constitutiva de la institucin museo, concierne a las experiencias y voces de los visitantes en interaccin con las exposiciones. En el caso del Museo de las Escuelas, la preocupacin por la edu-cacin se da por partida doble, tanto en lo que refiere a su contenido patrimo-nial como a su poltica educativa, que atraviesa todas las esferas de actuacin:

    Conexiones significativas: nos interesa proveer a los visitantes de conexio-nes significativas con el museo y asegurar que sus expectativas se encua-dren con la exhibicin, que se sorprendan y que construyan conexiones entre las experiencias del museo y sus vidas, antes y despus de visitarlo.

    Intercambio generacional: nos preocupa (y ocupa) que la narrativa de los vi-sitantes adultos no quede atrapada en las redes de todo tiempo pasado fue mejor. Por ese motivo diseamos situaciones de intercambio de experien-cias en la que los adultos puedan incorporar el punto de vista de otras gene-raciones y puedan debatir e intercambiar acerca del presente y del futuro de la educacin. Presentamos dispositivos participativos que permiten capturar e incluir las interpretaciones de los visitantes y enriquecen conceptualmente las experiencias de los visitantes futuros.

    Niveles de abordaje: diseamos diferentes niveles de abordaje, de modo que los visitantes puedan personalizar la informacin, elegir la complejidad y pro-

    fundidad de informacin que necesitan y desean. Proponemos puntos de medida, desafo, controversia, recompensas y conciencia del

    propio aprendizaje. Incorporamos la emocin, el humor, eventos discrepantes, finales inciertos.

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    La exposicin Lo que el borrador no se llevEn el mundo de los museos, las exposiciones son una invencin reciente.

    Del siglo XV al XIX, los museos estaban concebidos como depsitos o reservas abiertas. Con la creacin de las exposiciones, se afirm una voluntad de difusin de valores sociales, artsticos y cientficos a una parte ampliada de la poblacin. Las exposiciones reivindican una funcin pedaggica. No son una coleccin de objetos reunidos por azar, sino una organizacin de los objetos alrededor de cier-tas temticas. A partir del propsito del museo se establecen los elementos es-tructurantes que organizarn la concepcin de cada exhibicin.

    Sobre la base de esta idea se elabor el diseo conceptual de esta exposi-cin, que pretende que los visitantes desnaturalicen la escuela que conocen, que puedan observarla crticamente y valoren su importancia en la construccin de la nacin a fines del siglo XIX e inicios del XX. Que se pregunten el porqu de algunas cosas que les parecen naturales en las prcticas escolares, como formar en fila, izar la bandera, tomar distancia, levantar la mano para hablar, salir al recreo, usar guardapolvo. Que empiecen a pensar en la idea de una his-toricidad de la escuela: que no siempre existi, que no siempre fue igual, que hubo cosas que cambiaron y cosas que no. Que incorporen la idea de diversidad de escuelas y no de una escuela nica; y que consideren que en cada momento existieron experiencias alternativas al modelo educativo hegemnico. Que re-flexionen acerca de la educacin pblica y sus implicancias. Que valoren la im-portancia de la escuela formadora de ciudadanos. Que relacionen los conceptos de sociedad y Estado con la organizacin del sistema educativo nacional.

    Se eligi para la exposicin el ttulo Lo que el borrador no se llev, que enuncia a la vez la idea del pasado (aspecto presente en los objetos exhibidos y en la narrativa de los visitantes adultos) y de lo que permanece (y resiste): la defensa de la escuela pblica en la Argentina. El diseo conceptual devino de una constelacin de materiales y acciones que admiten diferentes lecturas. En una expo-sicin se articulan diferentes discursos: el texto espacial y ambiental; la seleccin de objetos; la manera de ex-ponerlos, iluminarlos y relacionarlos. Los espacios de la muestra se construyen segn las historias que se quiere contar. En la exposicin Lo que el borrador no se llev, el espacio y los objetos fueron organizados conservando el espritu del lugar de las escuelas, para que cada visitante sea su propio editor seleccionando y compaginando los objetos que le interesan (Prez Golln y Dujovne, 2001).

    La exposicin se organiz en diferentes sectores:

    La enseanza mutua, el mtodo monitorial: los visitantes pue-den vivenciar una enseanza altamente contrastante con las prcti-cas escolares actuales, como por ejemplo la organizacin estricta de las tareas, los premios y castigos, la separacin entre la es-critura y la lectura, etc. Esta seccin representa de manera sim-blica una prctica que tuvo poca vigencia en la dcada de 1820

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    en nuestro pas, pero que ayuda a entender el proceso de construccin de la escuela actual. Los

    principales conceptos puestos en escena son: vigilancia, recompensa, castigo, educacin para los pobres, utilitarismo, economa,

    rapidez, poder difuso del docente.

    Un aula normal del mil novecientos... democratizacin y disciplinamiento en la escuela pblica y estatal: un espacio donde se recrea un aula con pupitres, lminas, material didctico y objetos (tiles escolares, figuritas de brillantes, bolitas de vidrio, elementos de sanidad escolar, la libreta de ahorro, el Simulcop, etctera). Los visitantes son invitados a escribir con la pluma cucharita, a bor-dar, a calcar, a leer El aula representada es un aula tpica de 1940-1950, a la que hemos llamado normal por el modelo normalista de formacin docente. Los principales conceptos representados son: positivismo, normalismo, espiri-tualismo, regularizacin, democratizacin, nacionalismo, detallismo didctico, aula global, poder concentrado del docente, higienismo, uniformidad, enciclo-pedismo, Estado educador.

    Primero al jardn. Los jardines de infantes. Entre la libertad y el orden de las rutinas: representacin de los primeros jardines de infantes en la Argentina. Mediante los dones graduados para ejercicios de observacin y comparacin de Federico Frebel y los materiales y mobiliario de Mara Montessori, se intenta transmitir la compleja relacin entre autonoma y orden. El juego pedaggico y la ortopedia infantil son los principales conceptos organizadores de ese espacio.

    Texturas de juego en rincones. El juego-trabajo en pequeos grupos: repre-sentacin de los cambios producidos en los jardines de infantes a partir de 1960, cuando se introduce el juego-trabajo como actividad bsica. Organizacin de rin-cones donde cada nio o nia elige libremente los materiales, acuerda con qui-nes quiere jugar y luego evala con sus compaeros el producto y el proceso de los juegos. Los principales conceptos son: aprendizaje, esfuerzo, placer, compromiso y responsabilidad.

    Con olor a libros. Una historia de las escenas de enseanza de la lectura: la historia del libro de lectura en la Argentina desde 1880 hasta la actualidad. Los principales conceptos de esta seccin son: Estado regulador, Estado controlador, Estado presente, libro literario y moralizante (adoctrinador), materialidad del libro articulada con la escena de lectura, reproduccin de la realidad, imaginacin ve-dada, la censura, del texto al hipertexto.

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    En el centro, los nios. El movimiento de la Escuela Nueva en la Argentina: espacio dedicado a tres de los representantes del movimiento de la escuela nueva en nuestro pas: Luis Iglesias y las hermanas Leticia y Olga Cossettini. Los princi-pales conceptos son: actividad, autorregulacin, naturalismo y libertad, expresin individual, creatividad, trabajo grupal, autogobierno, inters, diversidad, relacin pedaggica horizontal, integracin con el medio local.

    Abrir la puerta para ir a jugar. Juegos y juguetes que preparan para la vida: juguetes artesanales e industriales que fueron tradicionalmente protagonistas del aprendizaje en las salas de jardn y acompaaron la formacin diferenciada de los nios y las nias de cada poca. A las nenas les correspondan muecas y casitas para ser bondadosas, abnegadas, maternales y sensibles; a los varones, co-ches y pelotas para ser fuertes, protectores, intelectuales y conquistadores. Los principales conceptos son: diferenciacin por gnero, objetos del mundo adulto en pequea escala, materiales de construccin.

    Talan, taln, al patio... Tiempo de recreacin entre clase y clase: mediante el rol-play, carpetas informativas e imgenes, se recrean los juegos que ya no se juegan y aquellos a los que se sigue jugando. Tambin se presentan otras prcticas que se desarrollaron en los patios de las escuelas: las fiestas escolares, la clase de educa-cin fsica, la formacin, el izamiento de la bandera, etc. Los principales conceptos son: construccin del espacio y el tiempo del recreo, transmisin generacional de los juegos, participacin activa del nio en la reformulacin de los juegos, prcticas homogeneizantes de los rituales, conformacin de la ciudadana, higienismo y pre-sencia del Estado.

    In corpore sano El higienismo educativo: recreacin de un consultorio mdico escolar, espacio habitual en muchas de las escuelas ubicadas en zonas urbanas. El principal concepto que se quiere rescatar es el de higienismo, por lo que la muestra no se limita a la idea de que era importante la prevencin de enferme-dades, sino que trata de abarcar otros aspectos como la creacin de hbitos, la prevencin de las enfermedades fsicas, intelectuales y morales, la aculturacin. La accin del Estado a travs de diversos dispositivos como el control y la apro-bacin de todo material escolar; la constitucin de organismos especficos, como el Cuerpo Mdico Escolar, las campaas sanitarias, las Conferencias Pedaggicas, son otros de los componentes claves en este sector.

    Todo tiempo pasado fue mejor? Esttica e imgenes del mundo de infan-cias: en este sector, poblado por imgenes de nios en revistas, objetos para ni-os y publicidades, se intenta ejemplificar la historicidad del concepto de infancia. La infancia como paso a la adultez, las infancias como sujeto de derecho.

    Metforas de la escuela: espacio de arte y creacin. Invitacin a artistas plsti-cos. Juego de retrato escolar a partir de metforas y frases escritas en pizarrones: Si la escuela fuera un objeto, un color, un baile, etc. Qu sera?; Cul de tus tiles es el ms intil?.

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    Las visitas conversadasEl aprendizaje en el museo puede ser

    pensado como una conversacin elaborada, porque la conversacin es el proceso ms significativo y ocurrente en la experiencia del museo. Por conversacin, Fienberg y Lein-hardt4 (2000, 2002) refieren a un tipo par-ticular de episodios de conversacin que ocurren en un grupo o dentro de un mismo

    individuo durante la visita a un museo. Este tipo de conversacin se enfoca en la naturaleza del significado y la experiencia del museo y permite la reflexin acerca de los procesos de negociacin cultural entre el museo y los visitantes. La conversacin es un proceso disfrutable, compartido en ocasiones con per-sonas que visitan el museo en grupo; es la ocasin para que aparezca lo nuevo, lo desconocido; es donde las ideas se expresan para ser compartidas con otros, de un modo que permite a los miembros del grupo construir su propio cono-cimiento; es el lugar para concretar el pasaje de informacin a la generacin nueva, a los ms jvenes.

    Segn estos investigadores, las conversaciones que los visitantes tienen con amigos y miembros de su familia mientras recorren una exhibicin reflejan ciertos aspectos de su identidad. A su vez, en las conversaciones se evidencian varios niveles del compromiso explicativo, que estn relacionados con el aprendizaje. Por identidad de los visitantes se hace referencia especialmente a las entradas narrativas constituidas por su inters en el tema y sus conocimientos y opi-niones acerca de. El inters y el conocimiento que los visitantes traen con ellos a la exposicin de un museo les provee un argumento interno que los gua durante la visita.

    Desde este punto de vista, los visitantes, al recorrer una exhibicin en un museo con amigos o familiares, hablarn de ellos mismos, reflejando sus identi-dades articuladas, y buscarn el significado del contenido del museo basados no slo en lo que el museo provee, sino en lo que ellos como grupo saben y valoran acerca de cada uno.

    En cuanto a los niveles de compromiso o participacin explicativa, este com-ponente refleja la interaccin de los visitantes con la informacin que provee el

    4 http://mlc.lrdc.pitt.edu/mlc-06.pdf.

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    museo y con la que los visitantes intercambian entre s para que lo que observan tenga sentido para ellos y sus compaeros de visita. El compromiso explicativo es una medida del grado en que los visitantes se involucran con argumentos propios en situaciones especficas.

    En el transcurso de las visitas por la exposicin Lo que el borrador no se lle-v, mientras los visitantes hablan entre ellos, intercambian breves comentarios o expanden una idea que a su vez est desencadenada por algn aspecto de la expo-sicin. En trminos de los niveles de compromiso explicativo, los listados, el an-lisis y la sntesis aparecen en los comentarios breves simples frases como Esta pluma es de marfil y no de madera o Ah est el Simulcop. Las explicaciones ocurren slo en los comentarios expandidos, por ejemplo: En esa poca el Estado se ocupaba de la salud en la escuela, por eso haba consultorios escolares; Todas las escuelas parecen iguales porque la poltica de Estado era homognea.

    En el Museo de las Escuelas, se trabaja en pequeos grupos con un coordina-dor que da informacin cuando es necesario; que inserta preguntas para propiciar el dilogo con un cierto enfoque, como por ejemplo: Por qu les parece que todos los alumnos tenan la letra tan parecida?; que lee informacin cuando le es requerida; que promueve situaciones de conversacin tanto vinculadas a los contenidos como a las interacciones y dinmicas. Por ejemplo:

    Reconocimiento de un objeto del museo como familiar (por haberlo utiliza-do, o porque alguien les cont sobre l, o porque lo estudiaron en la escuela).

    Conexin con la propia vida; por ejemplo: Mi mam lo us, Mi abuela lo tena en su casa, Esa pluma cucharita es igual a la ma.

    Satisfaccin por la realizacin de una tarea sorpresa, o un desafo. Por ejemplo, los visitantes que exclaman: Qu bueno volver a escribir con pluma y tinta, usar el secante!.

    El vnculo entre lo general y lo particular (extrapolar lo que se vio para rela-cionarlo con la vida de cada uno, o a una formulacin de tipo general). Por ejemplo, comentarios que vinculan las escuelas, el sistema educativo y la funcin de la escuela en la sociedad.

    Relacin entre objetos: lo que se vio con otros objetos de la exposicin o de la vida cotidiana, como los tiles que cambian y los que permanecen, los materiales nuevos y aquellos en desuso.

    Sostenimiento de la atencin, aspecto que puede observarse a partir de la intencin y calidad de las preguntas al adulto, por el pedido de ayuda para leer un cartel, o cuando el nio se queda leyendo una explicacin por s mismo.

    Consulta satisfactoria de informacin (lectura de diagramas de informacin que permite verificar lo que saben, sistematizar el aprendizaje).

    Interacciones entre los visitantes, factor que juega un rol importante en el aprendizaje.

    Ideas novedosas de los visitantes, derivadas de sus necesidades, de la in-formacin que recibieron y de la experiencia vivida durante la visita: Quie-ro probar cmo es calcar un mapa.

    Relaciones entre las actividades de la escuela y las del museo, entre

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    los objetos y modelos, entre sus experiencias personales y futuras ac-tividades, entre las experiencias vividas durante la visita al museo y su interpretacin.

    Distintos visitantes expresan distintos modos, niveles y estilos de aprendizaje: algunas respuestas son emotivas; otras, vinculadas a la ob-servacin de otros compaeros; tambin las respuestas experimentales y otras, conceptuales.

    Para propiciar estas conversaciones elaboradas, diseamos diferentes pro-gramas en funcin de la variedad de los visitantes.

    El libro de visitantesLos diferentes procedimientos de evaluacin museal intentan garantizar que

    pueda darse cuenta de la relacin entre las intenciones de los que conciben una exposicin y los efectos que esta produce en quienes la visitan. En este caso, utilizamos el libro de visitantes como un instrumento de evaluacin para interpretar las experiencias y poder reorientar los propsitos del museo, for-talecer aquellos elementos que nos parecen positivos y modificar aquellos que nos parecen no logrados. A partir de la lectura de los mensajes escritos que se registran en el libro de visitantes de la exposicin, construimos algunas cate-goras, que ejemplificamos con una serie de testimonios.

    Construir memorias para Construir futuros Slo podrn visualizar el futuro los pueblos que no olvidan su pasado. La historia nos da identidad. Si mirramos atrs ms seguido, descubrira-

    mos lo maravilloso que puede ser un futuro con educacin y valores. Felicitaciones por esta idea de revisar el pasado y mirar hacia el futuro, que

    son nuestros hijos. Luchemos para que la escuela pblica recupere su identidad, su calidad

    educativa y la capacidad de formar ciudadanos libres y solidarios. Gracias por la muestra y por todo lo que podemos revivir a travs de ella, y por no olvidar que el ayer forma parte del hoy.

    esCuelas Construyendo naCiones Gracias por hacer objetiva la tarea de construir la Nacin. Si algunos de los ideales y sueos de esta poca que nos hacen recordar se

    ensearan en las escuelas de hoy con la tecnologa de la que disponemos, quizs podramos soar nuevamente con un pas en crecimiento.

    Muy buena muestra! La educacin pblica nos educa para el nosotros y para entender que la nacin es de todos.

    La Educacin es el bien ms preciado y ms caro que existe, una nacin sin educacin no es, desaparece. Gracias a mis maestros por ensearme; luchemos ms para poder defender bien nuestros derechos.

    Como docente de vocacin (ya que desde los 4 aos de vida vengo gestan-do este sueo) me planteo cada da mi funcin, que creo que es y ser por

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    siempre hacer patria en el aula. Desde la educacin, CONSTRUYAMOS un nuevo mundo. Gracias!

    el pasaje de relatos entre generaCiones La memoria de las generaciones contina! Gracias por tener deseos de con-

    tinuar; continuando, ser la historia.. Me parece hermoso que a travs de la muestra puedan juntar las vivencias

    de padres e hijos. Debe ser emocionante para los padres recordar y mos-trarle a sus hijos cmo estudiaban y, con ello, miles de ancdotas.

    Vine con mi mam y fue muy impresionante que ella usara gran cantidad de las cosas de la exposicin, y me explicara lo de la libreta de ahorro y todo y yo que pensaba que eso fue hace tanto.

    Traje a mi primito de 8 aos que es un chico del 2000. Y me hace feliz que vea un pedazo de su propia historia, de sus padres y abuelos. Gracias por esta hermosa exposicin.

    Es muy lindo poder mostrarles a mis hijos cmo eran los bancos donde nos sentbamos, los libros que leamos, un pedacito de nuestra historia, de esas aulas normales que todava hoy conservan en sus paredes nuestra historia. Un agradecimiento a todos los docentes que dejaron en m ese recuerdo, esa emocin, los actos en esos enormes patios. Los profesores de Msica que tocaban el Himno y siempre fallaban en alguna nota.

    Cuando escriba, estaba escuchando a una nenita hablando con su pap y pens en la buena idea que han tenido de armar un paseo por la nostalgia, pero en el que se puede ver el futuro! Y se brinda participativamente.

    la identifiCaCin de objetos propios que pasan a ser visibles pbliCamente

    Uno de estos pupitres debe haber sido el mo. Adnde qued el Simulcop (para calcar)? Adnde qued la lapicera Tin-

    tenkuli? Adnde qued la bolsita de alcanfor? Adnde qued el borratinta Eureka? Adnde qued el vasito plegable de plstico? Adnde qued el puntero? Adnde qued el rompecabezas? Adnde que-daron las figuritas con purpurina?

    Qu lindo, me encontr con el pupitre del Co-legio Manuel Belgrano de Merlo, el secundario que nunca olvidar.

    Gracias por hacerme recordar! Aunque tengo 24 aos, en este lugar vea mi guardapolvo, mi portafolio, mis figuritas y mis juguetes! Es ma-ravilloso, un viaje en el tiempo.

    Recuperar objetos, sensaciones sen-tarse de nuevo frente al pupitre y usar la lapicera pluma Conectarse con la emocin y la suerte de haber ido a la escuela, de haber querido a esa maes-tra diferente que nos gui en la lectura

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    y nos ense a amar las preguntas y a buscar las respuestas, todo eso y ms, en un espacio pequeo y frondoso. Felicitaciones y gracias.

    Tengo una emocin muy grande y muy linda de reencontrarme con la plu-ma cucharita, la libreta de caja de ahorro, el libro Upa y muchas ms cosas; esto delata mis 54 aos. Muchas gracias.

    Muy linda la exposicin, me trajo muchos recuerdos, yo he usado el libro Mi amigo Gregorio en 1 y hoy tengo 27 aos y me ha dado una gran alegra y recuerdo verlo aqu.

    Me emocion mucho ver Mi amigo Gregorio, lo recordaba distinto el Grego-rio de la tapa est hecho con diferentes texturas y con una esttica de collage que haba sido olvidada en mis recuerdos. Me hubiera gustado mucho poder-lo hojear, recordarlo, pero esta vez con la experiencia del recorrido por sus pginas. Cmo ser ese libro encerrado en la vitrina? Cmo ser ese que es de una manera tan difusa en mi memoria?

    miradas desde la nostalgia Gracias por haber tenido la oportunidad de volver a mi infancia, la mejor

    etapa de mi vida. Ex-alumna del ao 1950. Tengo 83 aos y esto me hizo vivir los momentos ms lindos entre todos

    mis recuerdos. Mi recuerdo de la escuela primaria es una escuela con una galera larga. Los

    das de invierno haca mucho fro y nevaba, entonces jugbamos all. El casti-go de quien se portaba mal era estar parado durante todo el recreo debajo del cuadro de Sarmiento, derechito y sin moverse. Tengo 43 aos, nac el 03/11/59 y esto era en El Bolsn provincia de Ro Negro, escuela n 30.

    Yo siempre recuerdo cuando la seorita en el jardn nos haca ir al rincn de los bloques a jugar y luego cantbamos la cancin de A guardar, a guardar cada cosa en su lugar. Todava hoy en da la canto cuando ordeno las cosas.

    En el 57, cuando asista al primer grado de la Escue-la Normal, nos exigan escribir en cuadernos doble lnea de cuatro milmetros; luego se complementaba el cuidado de la forma de letra cursiva con plas-tilina sobre modelos escritos en cartulina. Hoy, Da de la Bandera, tambin recuerdo los desfiles y los actos que se realizaron en la dcadas del 50 y el 60, en gran-des despliegues decorativos por calle Crdoba, aqu en Rosario.

    En el preescolar la salita tena un armario con varias divisiones y cada alumna deba colocar a principio del ciclo lectivo un llavero que identificara su sec-

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    tor. Cada una colocaba un par de medias, una bombacha, el cepillo de dien-tes, dentfrico y un espejo; para ser luego utilizados en la jornada escolar. Am y amo la escuela.

    Esta muestra me hizo volver 60 aos atrs, no slo me vi en el espejo, sino que tambin sent los olores y los ruidos. Me sent llevando la canastita del jardn de infantes con la pobre taza y cucharita que no se cansaba de dar vueltas y sonar. La emocin cuando nos repartan el cartelito que deca que al da siguiente debamos llevar platito y tenedor porque algn compae-ro festejaba su cumpleaos. El pobre mantelito (bordado por mam) vena irreconocible por el dulce de leche, merengue y chocolate. Estoy sentada (mejor dicho, doblada) en la sillita del jardn y me parece que en cualquier momento voy a tener que pedir a la maestra la bombachita de repuesto que nos hicieron traer a principio de ao. Tal es mi emocin, pero perdonen, el cuaderno doble raya de caligrafa no pudo hacer nada por m. No recuerdo el nombre del autor, pero el libro Todo lo que s lo aprend en el jardn de infantes debera ser un best-seller de cabecera.

    Puedo aportar que el Simulcop se usaba con una paletita de plstico de esta forma (grfico) y se pasaba fuerte por el dibujo y quedaba impreso en el cuaderno. A falta de paletita, podra ser el lpiz y/o cualquier elemento que apoyado pasaba la lnea (como carbnico).

    miradas desde la melanCola Felicitaciones por la emocin del recuerdo y del reencuentro. Soy del 31. De

    la poca en que dioses y maestros eran lo mismo. Todo tiempo pasado fue mejor, peor, distinto? No s, pero me form con

    principios, valores y lnea de conducta. Ser as ahora? Muy buena idea. Gracias por hacerme recordar todo lo vivido en esa poca! Lstima que ya

    pas. Una maestra jubilada luego de 43 aos frente al grado. Recorriendo Lo que el borrador no se llev me emocion recordando momen-

    tos de mi escuela primaria y hasta vi libros que tengo en mi casa que eran de mi mam. Los felicito, esto es muy bueno; rememorar estas cosas nos ayuda a revalorizar cosas del pasado que la tecnologa actual no pudo superar. No siempre lo nuevo es mejor que lo pasado, a veces hay que rescatar estas cosas...

    miradas desde la CrtiCa Mi maestra de 1 grado me hizo romper mi libro de lectura Upa porque es-

    taba Pern. No slo odio la escuela, ahora me siento viejo. La escuela, la fbrica, la familia y el Estado. Son instrumentos de opresin

    humana. La Srta. Ch. me pegaba con la reglita de madera en la cabeza. Y me amena-

    zaba con llevarme desnudo al recreo si me segua portando mal. Hoy soy psiclogo.

    Mandarina, mandarina, mandarina, mandarina, que se metan en el c la moral y disciplina.

    Esta instalacin me recuerda que los mecanismos represivos de la moder-

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    nidad siguen en marcha, evolucionan para seguir domesticndonos como fieles estpidos.

    Hoy, ao 2003, todava se usa: Callate o llamo a la directora. Tengo 43 aos y recuerdo que el respeto y la disciplina eran estrictos. Yo en

    2 grado, cuando no estaba la maestra, me hice pis en el grado por no salir sin permiso del saln.

    Mi primer contacto con la escuela a los 7 aos fue muy traumtico. Yo era zurda y me obligaron a escribir con la derecha; slo recuerdo mis lagrimas y el deseo de ver a mi madre.

    Mi primer contacto con la escuela fue muy traumtico, slo hablaba alemn y en la escuela nos calificaban mal si no hablbamos castellano, ao 50.

    ser partCipe y no espeCtador; CruCe de narrativas Maravillosa la idea y fantsticamente puesta. La posibilidad de poder parti-

    cipar facilita el viaje hacia la poca ms pura de la vida. Tierna y nostlgi-ca y, a la vez, educativa. Felicitaciones.

    Me parece excelente que rescaten aunque sea para una muestra la escuela, que hoy en da est descuidada. Muy buenas ideas, sobre todo por el lugar de participacin para el pblico y la visin crtica. Felicitaciones.

    Excelente la conversacin, porque as la sent, de alguien que vivi esta historia. Gracias por lo aprendido y por el recuerdo

    Nos pareci divertida para ver en familia. Hermosa!

    el museo no termina en la muestra, se puede ex-tender La iniciativa es muy valiosa; es preciso un museo en cada escuela y una

    reflexin en cada museo. Gracias. El estar en este pequeo espacio sugiri varios momentos: primero, recor-

    dar y tratar de ver la similitud de 2 culturas, Mxico y Argentina, y el deseo de construir algo similar en Mxico. Gracias y felicitaciones.

    La evaluacin por medio de estos testimonios, que son apenas una muestra pequea pero representativa de los aos de permanencia de la exposicin, nos exige la clarificacin de los objetivos de su concepcin y nos posibilita volver a pensar el museo de ideas de la exposicin Lo que el borrador no se llev. En este sentido, consideramos que se pudo plasmar la mayor parte de los pro-psitos de la muestra, especialmente los que tienen que ver con la articulacin de la narrativa del museo con la de los visitantes.

    En cuanto a los aspectos que se debieran reforzar, destacamos el desarrollo de la visin socio-histrica crtica acerca de la educacin y del sistema escolar, que tiene que ser nuevamente considerada en clave museolgica y museogrfi-ca, en sintona con el texto escrito de los carteles y el discurso oral de las visitas guiadas. Se trata de una visin crtica acerca de un fenmeno complejo que no significa dejar de recordar con cario y nostalgia la propia historia escolar, sino que implica enriquecerla con herramientas intelectuales para comprender el fenmeno educativo en interjuego con otras escalas y dimensiones sociales.

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    Asimismo, hay que considerar la relacin entre la escuela actual y la imagina-cin de la escuela por venir, para que el momento fundacional (representado en la exposicin) no quede como el modelo natural de aula y la transmisin a las generaciones jvenes les posibilite seguir construyendo e inventar otras escuelas posibles.

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    29 28 De la relacin compleja entre la eDucacin en museos y las experiencias De los visitantes a la hora De imaginar, Disear y montar exposiciones

    CURADURA EDUCATIVApor silvia alderoqui

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    Nuestro lenguaje museogrfico y las formas expositivas involucran

    dispositivos para sorprender, evocar, maravillar, interpelar, iluminar e

    interpretar significados, despertar curiosidad y reflexionar acerca de

    la educacin y la infancia del pasado y del presente. La experiencia

    en el Museo de las Escuelas propone pasar la posta a las nuevas ge-

    neraciones para que puedan escribir sus propios textos acerca de la

    historia de la educacin e imaginar futuros escenarios educativos.

    Analizaremos ideas y prcticas de la educacin en el Museo de

    las Escuelas desde tres imgenes: los cuerpos que caminan, la ima-

    ginacin potica y las conversaciones. Luego abundaremos sobre

    las particularidades de hacer educacin en museos en un museo

    sobre educacin.

    Caminatas y andares

    El andar condicionaba la mirada, y la mirada condicionaba el andar, hasta tal punto que pareca que slo los pies eran capaces de mirar.

    RobeRt SmithSon (en CaReRi, 2005: 145)

    Caminar es el modo de transporte ms comn en los museos territoriales; navegar lo es en los virtuales. Es la circulacin concebida como placer y aventura y no como distribucin funcional. Es el cuerpo que deriva entre pantallas, paredes, vitrinas, objetos, letreros, seales, rtulos, colores Lo racional y lo consciente, lo irracional y lo inconsciente se encuentran en los dos significados de la palabra deriva. Los visitantes pueden andar a la deriva, a merced de los vientos y las corrientes, sin direccin alguna y tambin fijar direccin. Cuando caminan, los visitantes tienen objetivos definidos que pueden variar de un instante a otro, atrados por nuevos deseos provocados por la exhibicin. Esos momentos de cambio de rumbo son observables en la posicin de sus cuerpos, en la manera y direccin de caminar, en la modalidad de recorrido por el territorio, en la velocidad de los pasos (Bosch, E., 1998: 239).

    Como bien dice Michel de Certeau: Las variedades de pasos son como he-churas de espacios. Tejen los lugares. Los procesos del caminante pueden registrarse en mapas para transcribir sus huellas (aqu pesadas, all ligeras) y sus trayectorias (pasan por aqu pero no por all). Pero esas sinuosidades slo remiten a lo que ya ha pasado. Las lecturas de recorridos pierden lo que ha sido: el acto mismo de pasar (De Certeau, 1996: 109, 140).

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    A medida que los cuerpos de los visitantes se desplazan, entran en reso-nancia con los elementos en exposicin. Observar y analizar cmo los visitantes caminan y navegan por la exposicin y sus estrategias de negociacin con los contenidos que les propone siempre provoca modificaciones en nuestras pro-puestas museogrficas.

    El aprendizaje no ocurre aislado de la experiencia en el espacio y ambien-te fsico, sino que comprende sonidos, olores, imgenes, percepciones tctiles. Depende de las formas y de los contenidos. Pero es interesante detenerse en las formas, en la potica de los espacios. Ocuparse de las formas es un trabajo de sutilezas, de aperturas, de encerramientos, de colores, de texturas y lisuras, de luces y penumbras; de espacios de adentro o de afuera, de cajn, recoveco o cara-col; de espacios rincn o corredor; de espacios cuadrados o redondos; de espacios mnimos o de inmensidades, ntimos o comunitarios Hay espacios para caminar en los museos que pueden ser ms o menos fluidos, ondulados, migratorios, vibratorios, umbrales, conectores, correspondientes, distribuidores, intensos, conjugados. Segn la especialista Mara de los ngeles Chiqui Gonzlez, sin nuevas formas no hay novedad5.

    En este sentido, la museografa intenta reforzar y provocar algunas de las ideas del diseo conceptual: para el aula lancasteriana se presenta un espacio restringido que evoca la produccin en serie, cuerpos dciles, uniformes e indi-ferenciados, sentados cada 30 cm, donde los monitores tienen ms presencia que el docente; en cambio, para el espacio de la escuela nueva, donde el centro son los alumnos y sus proyectos, los pupitres estn dispuestos segn la tarea a realizar; el concepto museogrfico entonces tiene que ver con cierta libertad de eleccin, creacin y expresin.

    Teniendo en cuenta que un museo se visita caminando, cmo hacemos para que los espacios del museo representen la memoria colectiva como un campo de encrucijada entre lo que se recuerda y lo que se expone, entre lo que se olvida y los conceptos e ideas que inventamos? Cmo sostenemos con la arquitectura real y virtual nuestra idea de archivo y la memoria activa del saber pedaggico para que, al desplazarse, los visitantes lo conozcan, lo modifiquen y se trans-formen? Cmo hacemos para que los recursos museogrficos no legitimen la idea de la historia de la educacin como una tendencia evolutiva, natural, neutral, siempre orientada hacia progreso, y tampoco la idea de que todo tiempo pasado fue mejor? Cmo presentamos la historia de la educacin desde una concep-cin crtica y compleja? Cmo incluimos las interpretaciones de la comunidad, las intervenciones de los artistas, las contribuciones de los maestros y profeso-res, las perspectivas de los visitantes? Cmo expresamos espacialmente el ideal de museo: un 50% de educacin del futuro, 25% del presente y 25% del pasado?

    Una visita no implica necesariamente el recorrido de todos los puntos de inten-sidad que componen una exposicin. En otras palabras, la instalacin consciente de nudos a lo largo del recorrido no garantiza el comportamiento de los sujetos; sin embargo, siempre hay algo ms que puede hacerse en funcin del movimiento de

    5 Conversaciones con Mara de los ngeles Chiqui Gonzlez.

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    los cuerpos en el espacio para que desde diferentes posiciones del visitante se planteen caminos, puntos de mayor o menor inten-sidad y direcciones posibles que se correspondan con los vnculos narrativos que queremos dar a conocer o a interpretar.

    Esto nos permite disear dis-tintos modos de acceso a la exhi-bicin, como por ejemplo:

    Los visitantes que realizan experiencia de anlisis pre-fieren las hojas informativas, las vitri-nas con libros ordenadas en forma cronolgica, la informacin de cada espacio clasificada en colores. Son visitantes que rememoran y buscan informacin.

    Los visitantes que pasean, se distienden y perciben su visita como una experiencia de interaccin y de empata con los dems visitantes eligen las propuestas de juego compartido. Por ejemplo, el memotest gigante, jugar a la rayuela, la sala de msica con el piano para cantar, los pizarrones para escribir.

    Los visitantes que viajan en el tiempo y perciben su visita como una experiencia pedaggica en relacin con sus propios horizontes de expe-riencia disfrutan en el aula de 1900 escribiendo con la pluma o con tiza en la pizarra del aula lancasteriana.

    Imaginacin potica y metforas

    La imagen potica no est sometida a un impulso. No es el eco de un pa-sado. Es ms bien lo contrario: en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que se vea hasta qu profundidad van a repercutir y extinguirse. En su novedad, en su actividad, la imagen potica tienen un ser propio, un dinamismo propio Es, pues, en la inversa de la causalidad, en la repercusin, en la resonancia donde creemos encontrar las verdaderas medidas de una imagen potica. En esa resonancia, la ima-gen potica tendr una sonoridad de ser. El poeta habla en el umbral del ser. Para determinar el ser de una imagen tendremos que experimentar su resonancia.

    G. baChelaRd (2006: 8)

    El museo se plantea como un espacio laberntico y como un tiempo de juego potico que devela la levedad y la pesadez de los objetos del patrimonio educa-tivo, lo que est por verse. Por medio de dispositivos creados desde imagina-

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    rios poticos se espera irrumpir en la realidad, hacer conocer lo desconocido, lo invisible, lo silenciado, el viento que habla sin hablar (Goyez Narvez, 1999).

    En el Museo de las Escuelas, buscamos el cruce de las dimensiones del conocimiento. Intentamos ir ms all de los conceptos, centrarnos en las per-sonas y su relacin con los objetos y no slo en los objetos en s mismos. Por eso, apelamos a otros modos de conocer las emociones, las sensaciones, la imaginacin, la aurora de los conceptos. Consideramos que no se encuentran en un grado inferior en relacin con lo racional (Gonzlez, 2005).

    De este modo imaginamos los guiones de visita, las preguntas que realizamos a los visitantes, los ttulos de las secciones y espacios de exposicin: Retrato chino de la escuela; el Rincn de la poesa: un espacio para poetizar sobre los tiles de la escuela; El festival de las letras y de la tinta, una ceremonia para que los participantes, alumnos de primer grado, reciban su primera lapicera fuente; El llavero de la escuela, un juego acerca de los espacios accesibles, prohibidos, temidos y deseados de la escuela; Con olor a libros, el nombre de la seccin de la historia de los libros de lectura; De trapos, cepillos y fantasmas, una instalacin que evoca la figura imprescindible de los encargados de la limpieza y el cuidado de las escuelas.

    Estos dispositivos poticos son metforas museogrficas que permiten el pasaje del significado de una cosa a otra. Con ellas intentamos hacer que los visitantes atraviesen nuestro laberinto para convertirlos en socios de la inter-pretacin, en resonancia con los objetos y las narraciones puestas en escena. Son metforas que juegan a las escondidas, seducen y transforman, puesto que eso est en la base de la imaginacin. Son afectos y efectos.

    Conversaciones y encuentros

    La metfora traslada a una cosa el nombre de otra. aRiStteleS, Potica.

    Hablando de afectos y efectos, muchos visitantes se sienten excluidos o incmodos frente a lo que atesoran muchos museos. En los museos pedag-gicos, de historia de la educacin o en los museos de escuelas en particular, esto generalmente no sucede. Los objetos de la escuela y sus representaciones iconogrficas se constituyen en bienes y valores de identidad comn. Los vie-jos objetos de la escuela y tambin los nuevos se conciben as como objetos-huella, que dan cuentan de aspectos relevantes de nuestro pasado y presente formativo y se ofrecen como fuentes de conocimiento de la cultura escolar, de la que son portadores. Sin embargo, cmo hacer para no caer en el extremo de crear museos para el ensimismamiento: antiguas aulas, viejos edificios, co-lecciones de libros, tiles amorosamente reunidos slo para despertar senti-mientos nostlgicos entre los visitantes adultos? Cmo hacer que la nostalgia no anule la memoria? Cmo favorecer el museo como dilogo y, a su vez, el dilogo intra e inter-generacional? Cmo entusiasmar a los jvenes?

    En los museos pedaggicos, la narrativa del museo interjuega constante-

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    mente con la narrativa de los visitantes, ya que todos tienen algo para contar y compartir. Nadie se queda en silencio, todo provoca comentarios, risas y a veces lgrimas de emocin. Como bien seala Escolano (2007: 21-22), La mirada so-bre el objeto suspende provisionalmente la palabra y anula la escritura. Mas, tras el intento de una respuesta emocional (tal vez esttica, nostlgica, ldica) inme-diata, una especie de suspensin fenomenolgica, se restaura la comunicacin, y el observador entabla desde su horizonte hermenutico, en el que intervienen la experiencia y sus expectativas, todo un juego lingstico de lecturas, metforas, interpretaciones basados en seales, huellas, indicios y marcas (de los objetos en exhibicin).

    Si en la observacin participan otros actores, la lectura se enriquece, se diversifica y se vuelve ms compleja. Pero, adems, los objetos pueden tener claves secretas. Cules son los cdigos simblicos de los dones de Frebel? O de la iconografa de hroes y batallas en los manuales escolares? O de las coreografas en los actos patrios? O de la arquitectura y decoracin de las escuelas?

    En el Museo de las Escuelas tenemos un diseo museolgico y museogrfico del cual se puede entrar y salir a voluntad; no es un diseo secuencial, sino que permite armar interpretaciones, dialoga con el relato de cada uno de los visitantes.

    Los museos concebidos como espacios para la comunicacin (foros) son lu-gares donde se genera conversacin y se sostiene la interaccin, creando mbitos y situaciones en los que la gente se encuentre, pueda darse cita para disfrutar, intercambiar, construir, compartir ideas, discutir y participar en la produccin y uso del acervo. Como dicen algunos, tal vez un indicador de la concepcin de

    museo como foro podra ser la cantidad de asientos a disposicin de los visitantes

    Cuando la interaccin est iniciada desde un educador o gua, se intercalan preguntas que disparan la parti-

    cipacin del pblico. Por ejemplo, Qu hay de es-colar en tu vida?, para intentar entender cul es la representacin cultural del fenmeno escolar; o Si la escuela fuera un color, qu color sera?, para conversar acerca de la atmsfera de la experiencia educativa de cada uno; si, en cambio, preguntamos qu msica sera, podemos abordar las tonali-dades y melodas de la vida escolar. Este tipo de conversacin elaborada, colaborativa y construc-tiva, se enfoca en la naturaleza del significado y la experiencia del museo y permite la reflexin acer-ca de los procesos de negociacin cultural entre el museo y el visitante. Es el espacio para la aparicin de lo nuevo, de lo desconocido, de iluminaciones,

    donde las ideas se expresan para ser compartidas con otros; es el lugar para el pasaje y transmisin de

    la informacin a la generacin nueva, que habilita y autoriza la transformacin. Provocamos y sostenemos conversaciones a

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    partir del acompaamiento de palabras e interpretaciones, explicaciones que movilicen, que pongan en duda

    Es as como la interaccin o conversacin puede estar iniciada por la misma exposicin, por la disposicin de los objetos en los espacios, por las historias que se cuentan en los guiones de visita, como por ejemplo: Un da en la vida de Alicia y Enrique o In corpore sano; por las preguntas que se suscitan mientras se la recorre, por los espacios para sentarse y para dialogar con otros.

    Las consignas o rtulos y el modo en que estn formulados tambin incitan a la interaccin, pueden tener preguntas o suscitar reflexiones que hacen inevi-table compartir la experiencia con otro.

    Educacin en museos en un museo de educacinEn 1991, Nigel Pitman, entonces el mximo responsable de los museos del

    Reino Unido, adverta que La educacin en el museo es un elemento demasiado importante como para dejarlo slo en manos de los responsables del rea educa-tiva (en Hooper Greenhill, 1998: 25). Por lo tanto, no se trata solamente de tener departamentos, servicios, equipos, misiones o funciones educativas en y para los museos, sino de que toda la poltica del museo sea una poltica educativa. En el Museo de las Escuelas realizamos un trabajo conjunto, muchas veces arduo, pero siempre productivo, entre la curadura en contenidos y la curadura educativa. La esencia de esta empresa educativa (elevada al cuadrado) tiene que ver con la cons-truccin del significado.

    Sin embargo, la mayora de profesionales de museos suelen explicar la funcin educativa del museo como la organizacin didctica de hechos e imgenes, que, con un estilo entretenido, instruya y transmita la voz de los expertos y acompae lo que es realmente importante en el museo: los objetos y el patrimonio en exhi-bicin (Padr, 2001). As, los educadores de museos casi siempre son con-siderados como especialistas en comunicacin y relaciones pblicas, ms que investigadores, intrpretes de significado o iluminadores de sentido.

    Si la educacin es la razn de ser de los museos, lo es doblemente en los museos dedicados a la educacin.

    Nuestros visitantes llegan con una agenda personal; aprovechan o re-chazan lo que se les ofrece; se orientan visualmente; pasean con un ritmo personal a veces rpido, otras veces ms lento; son fugaces, esquivos, ela-boran alternativas propias; todo depende de su nimo y sus deseos. Cuando concluyen su visita al Museo de las Escuelas, se van con diversas experiencias en la piel y en la cabeza, con el corazn conmovido y sonrisas en el alma. Las ms de las veces, divertidos, sorprendidos y maravillados; en ciertas ocasio-nes, habiendo iluminado significados que suponan diferentes; muchas veces, con curiosidades y pensamientos nuevos acerca de las infan-cias del pasado y el presente. Algn que otro visitante, con ideas para escribir su propio texto acerca de la historia de la educacin

    La anterior descripcin no es resultado de una evaluacin im-presionista o espontnea, sino el producto de un trabajo basado en una toma de posicin acerca del lugar que ocupa la educacin en un

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    museo sobre la educacin. En los museos de temticas vinculadas a la educa-cin, as como en la mayora de los museos cuyo patrimonio se relaciona con la vida cotidiana de las personas, los visitantes pasan por experiencias memorables, siempre encuentran algo que les pertenece, repercute y hace eco; todos cuen-tan y comparten emociones, disfrutan de sensaciones y debaten opiniones.

    Si tenemos en cuenta que desde el punto de vista de la educacin en museos, cualquier visita al museo no se centra en lo que queremos desde el museo, sino en la experiencia por la que pasan los visitantes (Roberts, 1997), el desafo con-siste en encontrar el punto de conexin entre la experiencia que el museo est tratando de concebir y las experiencias que los visitantes pueden compartir. En el Museo de las Escuelas, la cercana de narrativas garantiza muchos de esos puntos de conexin, y esto nos facilita el trabajo. A su vez, esta proximidad nos plantea nuevos desafos.

    Acordamos con John Dewey cuando seala que una experiencia est for-mada por partes organizadas en un flujo que va de un punto al otro en forma integrada entre el proceso y el resultado y que, como tal, es percibida en su totalidad y en su unidad (Dewey, 2008). Por eso sostenemos que concebir y montar exposiciones significa construir y ofrecer experiencias de calidad para el pblico (y tambin para el equipo de profesionales que participa de su reali-zacin). Nos gusta pensar en trminos de experiencia ms que en informacin o saberes previos: la experiencia es algo ms democrtico (Knutson, 2002).

    Las exposiciones y los objetos en exhibicin generan experiencias de todo tipo sensibles, cognitivas, perceptivas, emotivas, imaginativas, asociativas, re-lacionales, etc. mediante dos resortes bsicos, la resonancia y la maravilla. La resonancia tiene que ver con el mundo amplio y complejo al que el espectador es remitido por el objeto; la maravilla se basa en la capacidad de determinados obje-tos para atraer y retener la mirada, para atravesarnos, para comunicar un sentido

    de unicidad, para evocar una exaltada atencin (Greenblatt, 1991: 42).Los dispositivos museogrficos hacen volver a mirar y leer por se-

    gunda vez lo que se tiene por conocido. Intentan hacer que los vi-sitantes atraviesen nuestro laberinto y se conviertan en socios

    de la interpretacin y de las narraciones puestas en escena. Decimos, entonces, que el xito de nuestro museo puede

    medirse por lo que se pone en conversacin colabo-rativa y constructiva, para que la comunidad par-

    ticipe en la produccin y uso de su acervo. Como ya sealamos, en cada exposicin el

    museo concibe y disea una experiencia a la cual el visitante es invitado a participar. En el Museo de las Escuelas, los objetos de la escuela se constituyen en bienes y valores de identidades compartidas. Las marcas en los pupitres escolares, las hendidu-ras en los lpices, las hojas marcadas de los libros permiten que el visitante

    sienta que hay una gota de sangre en

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    cada uno de ellos (Chagas, 2006: 29). Son huellas que dan cuenta de aspectos relevantes de nuestro pasado y presente educativo, son portadoras de la cultu-ra escolar y se ofrecen como fuentes de conocimiento.

    Sin embargo, los objetos y sus prcticas tienen, para el visitante, seales y claves secretas. Al museo le corresponde reponer la espesura de la trama social vinculada a los procesos educativos: actores, intereses, polticas, etc. Hablamos entonces de facilitar, de provocar ciertas iluminaciones profanas al modo que las defina Walter Benjamin cuando analizaba el movimiento surrea-lista (Ibarluca, 1998: 99). Iluminaciones profanas que posibiliten transformar lo ordinario en extraordinario: esa pluma y ese tintero que, al mismo tiempo que retienen algo especficamente humano que representa a todas las personas que pueden haber escrito cartas con ellos, se convierten en una clave para com-prender un sistema de enseanza para escribir, o la escritura como posibilidad de expresin humana. Es as que la experiencia de los visitantes se enriquece, se diversifica y se hace ms compleja.

    Los visitantes como patrimonioNos preguntamos: de qu est lleno nuestro Museo de las Escuelas?, de

    qu estn llenos los museos pedaggicos?, cules son nuestras cosas inolvida-bles?, a quin delegaremos nuestros tesoros escolares?, qu memoria de lo inmemorial guardan los museos escolares?, cmo dialogan los museos sobre la educacin con los sueos de la colectividad?

    Gastn Bachelard nos habla de los cajones, los cofres y los armarios como la casa de las cosas (Un museo tambin es una casa de cosas). Y agrega: Un cajn vaco es inimaginable. Slo puede ser pensado. Y para nosotros que tene-mos que describir lo que se imagina antes de lo que se conoce, lo que se suea antes de lo que se comprueba, todos los armarios estn llenos (como nuestros museos). En el cofrecillo [en nuestros museos] se encuentran las cosas inolvi-dables; inolvidables para nosotros y tambin para aquellos a quienes delegaremos nuestros tesoros. El pasado, el presente y un porvenir se hallan condensados all. Y as el cofrecillo [los museos] es la memoria de lo inmemorial (Bachelard, 1975: 30, 118). Por su parte, Walter Benjamin dice que los museos son parte de la casa de sueos de la colectividad (en Chagas, 2006: 38).

    Por este motivo, los visitantes son nuestro patrimonio ms importante.Cada vez que recorren la exposicin pasan a ser ellos mismos, con sus expe-

    riencias y relatos, patrimonio de la exposicin. A su vez, la museografa intenta reforzar el diseo conceptual por medio de reacciones emotivas y perceptivas en el cuerpo de los visitantes.

    Por ejemplo, la ambientacin del aula que refiere al modelo de la llamada Escuela Normal. El cuerpo quieto se ordena en un espacio donde se representa un maestro y las disciplinas como el centro de la actividad educativa; el escri-torio sobre el estrado es el centro solar de ese sistema planetario (de filas e hileras de bancos escolares fijos al piso) que gira a su alrededor. En un principio, el aula estaba representada como un espacio rectangular similar al de las salas de clase de las escuelas. Para reforzar la metfora del maestro Sol, decidimos

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    ubicar los bancos en forma de abanico, de forma que la mirada de quienes se sentaran en ellos convergiera en el escritorio del maestro. La nueva disposicin materializa en el espacio los conceptos subyacentes a ese modelo educativo. Los visitantes jvenes suelen pensar este espacio como un modelo represivo. En contrapunto, los que concurrieron a la escuela en ese perodo lo recuerdan con emociones adornadas de ancdotas con maestros y compaeros de escuela, conformando una supuesta edad dorada de la educacin.

    Imaginaciones del pasado (nostalgias) e imaginaciones del futuro (utopas): poner en contacto estas diferentes percepciones, experiencias y conocimientos revela las escalas necesarias para abordar los matices y la complejidad de un museo acerca de la historia de la educacin.

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    39 38 DonDe se Da cuenta De la formacin y De las Dimensiones De actuacin De los eDucaDores De museos

    Profesin: eDUCADor/A De MUseopor silvia alderoqui

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    El tema de la formacin de educadores de museo invita a pen-

    sar en nuevas claves las mltiples relaciones y dimensiones entre la

    educacin y los museos. Daremos cuenta de aquellos aspectos que

    producen una calidad de trabajo institucional que se nota apenas

    uno atraviesa el umbral de un museo y se convierte en visitante.

    Guas y educadoresComo podemos experimentar todos los que trabajamos en museos, la edu-

    cacin incluye muchos ms aspectos que la programacin y la coordinacin de actividades para nios en edad escolar. Esta es apenas una de sus tareas, tal vez la ms conocida, la de mayor visibilidad. Podramos decir que es tan slo la punta del iceberg.

    La poltica educativa de un museo se expresa tanto en su propuesta con-ceptual, su museografa, como en sus programas para visitantes; tambin se expresa en su arquitectura y equipamiento, el color de las paredes, el ancho de su circulacin, la disponibilidad de espacios para sentarse Podemos deducir el lugar que cada museo le otorga a la educacin mediante el anlisis de toda su propuesta, y no slo por las actividades y materiales del departamento o servicio educativo. Es en este sentido que utilizamos tambin el concepto de curadura educativa.

    Treinta aos atrs, en la Argentina, los educadores de museo no se lla-maban a s mismos de este modo, este es un trmino proveniente del mundo anglosajn museum educator. Los que mayormente hacan y continan ha-ciendo educacin en museos son los guas y los responsables de los servicios educativos. En general, esta era y es una tarea desvalorizada, residual, pero necesaria, ya que las visitas guiadas son una de las prcticas educativas ms antiguas de los museos, casi podramos decir que nacieron con ellos. En todo museo hay guas, y desde all hay que empezar a expandir el concepto de edu-cacin en museos para que pueda impregnar toda la institucin.

    Para nosotros, la educacin en museos es una tarea militante, provocadora y crtica que intenta conectar la prctica educativa del museo con las polticas cul-turales y con el marco sociocultural que afecta a la institucin, cuestionndose la idea de cultura, de museo y, finalmente, de sociedad que se quiere representar y construir.

    A continuacin analizaremos el alcance del concepto educacin en museos a travs de las polticas educativas que se desprenden de tres casos emblem-ticos, distantes en el tiempo y el espacio: por un lado, el Museo de Newark y los textos de John Dana (1917); luego, el Museo del Puerto de Ingeniero White (1987); y, finalmente, el Museo Universitario de Arte Contemporneo (MUAC) de Mxico D.F. (2009).

    Uno de los primeros antecedentes documentados acerca de la temtica de

    Profesin: eDUCADor/A De MUseopor silvia alderoqui

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    la educacin en museos se halla en los escritos seleccionados de John Cotton Dana, titulados The New Museum, del ao 1917. Dana es una leyenda para los educadores de museos de los Estados Unidos: comparta e impulsaba, con John Dewey, la denominada educacin progresiva y activa. Para l, lo ms impor-tante de un museo era el pblico al que estaba dirigido, la comunidad a la que serva esa institucin. Enfatizaba la nocin del museo como servicio pblico, que tena como prioridad la misin de enriquecer la calidad de vida de los vi-sitantes felicidad, sabidura y confort de los miembros de la comunidad por sobre la acumulacin de objetos para su propia gloria. Dice en sus escritos: Aprende acerca de la ayuda que tu comunidad requiere y Acomoda el museo a esas necesidades. Dana crea que los museos tenan que estar basados en las comunidades ms que en disciplinas cientficas. Este pensamiento contina siendo revolucionario un siglo despus.

    Qu puede ser dicho acerca del trabajo de educacin de un museo?, se pregunta Dana, y se responde: La palabra educacin se utiliza casi universal-mente para significar la educacin formal impartida por un docente, con un libro de texto, en un grupo o curso, y con una evaluacin. Si el trabajo educacional en los museos se considera en el sentido estricto anterior, no podramos incluir en l la seleccin de objetos, su arreglo y disposicin, los mtodos de insta-lacin, las etiquetas, catlogos, textos, hojas informativas, guas, cuidadores, curadores. Los museos no deben convertirse en escuelas de educacin libre, como tampoco agregar aulas escolares en su equipamiento Museos y escue-las tienen que colaborar entre s.

    Estos pensamientos no resultan novedosos en la actualidad: los museos y las escuelas trabajan en colaboracin, al interior de los museos se inventan propuestas que desbordan el currculum escolar y lo enriquecen en creatividad; cada vez ms, el trabajo en los museos, de acuerdo con su especificidad mu-seolgica, encuentra nuevas formas. Sin embargo, el campo de la educacin en museos no se restringe a sus vnculos con el pblico escolar, y tampoco solamente a cuestiones relacionadas aprendizaje, en sentido amplio, del pbli-

    co. Lo que Dana dice sobre la instalacin, disposicin, etiquetas, rtulos, guas, curadores, etc., tiene que

    ver con esa experiencia especial y diferente que provocan los museos y que no se agota en

    una visita guiada.Viajemos en el espacio. Casi contem-

    porneamente con el trabajo de Dana, la compaa inglesa Ferrocarril del Sud construa un edificio de made-ra y chapa para tareas de Aduana en el puerto de Ingeniero White, junto a la ciudad de Baha Blanca (1907). Saltemos 80 aos: en ese edificio

    se crea entonces un museo, el Mu-seo del Puerto, en 1987. Es un mu-

    seo dedicado al registro, la elaboracin y

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    puesta en valor de las experiencias de vida de esa comunidad portuaria desde el que se cree que el trabajo alcanza y alcanzar eficacia en tanto logre extender y modificar lo que se en-tiende colectiva y habitualmente por museo. Todo el museo expresa una poltica educativa. Es as como su proyecto de consolidacin, a diez aos de su creacin, se denomin El mu-seo como un aula enorme. Qu implicancias tiene en la poltica institucional considerar la experiencia de los visitantes como el aspecto

    central? En ese museo sostienen una poltica de los relatos y la interpretacin. As lo explica Sergio Raimondi, poeta y uno de sus fundadores y directores:

    Una poltica de los relatos supone el presente como tiempo clave de toda enunciacin. Cualquier tipo de reflexin sobre el uso poltico de los relatos presupone necesariamente una consideracin de los tiempos, ms an en el caso de una institucin museo que en el imaginario suele configurarse a partir de una nocin de pasado exacto (es decir, terminado). La voluntad de cualquier tipo de intervencin en el presente implica una intervencin en el pasado, en tanto las lecturas del pasado son parte integrante de la definicin de las posiciones actuales y por venir. []

    Los relatos que registra y elabora el museo se construyen para superar el relato: bsqueda de una instancia mltiple de jerarquas en cuestin, con-tradiccin y versiones en disputa; distintas formas de la verdad que exhi-ben que la verdad est ligada a las posiciones desde las que se vive y habla. Decir que se trabaja con la comunidad es un decir: la comunidad no existe como tal, sino que se escinde una y otra vez e implica nombres propios, encuentros variables, ocasiones ms o menos individuales.

    (Raimondi, 2003) Tercer caso: en la pgina web del Museo Universitario de Arte Contem-

    porneo de Mxico (MUAC), inaugurado en el ao 2008, se presentaban los siguientes textos6:

    Con el fin de promover el aprendizaje y el disfrute esttico, sus contenidos,

    arquitectura y herramientas de interpretacin ofrecen al pblico la posibi-lidad de crear un recorrido personal: universitarios, expertos e interesados en el arte actual, nios, jvenes adultos y visitantes en general construyen y disfrutan en cada visita una experiencia nica. En colaboracin con un grupo interdisciplinario, el arquitecto desarroll un proyecto concebido para favorecer la experiencia del visitante. [] Respondiendo al sentido

    6 La pgina citada daba cuenta del momento fundacional. La pgina actual cambi su contenido: http://www.muac.unam.mx/webpage/index.php.

  • el museo de las escuelas

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    mismo del arte contemporneo, el proyecto arquitectnico del MUAC ofre-ce un conjunto de espacios incluyentes y vivos que propician una vivencia experimental en sus visitantes (2008).

    Poseedor de la primera coleccin pblica de arte actual de nuestro pas, este museo ha sentado un nuevo paradigma para la creacin artstica, la construccin de conocimiento y el aprendizaje significativo de sus pbli-cos, siempre en un marco de debate, experimentacin y crtica donde el eje de la accin musestica es el individuo (2011).

    Los programas educativos que establece el MUAC abren espacios de dilo-

    go y reciprocidad entre diversas disciplinas, motivando al pblico a crear sus propios encuentros y significados. Asimismo, facilitan la reflexin, re-significacin, autocomprensin y socializacin a partir de experiencias y vivencias estticas dentro del espacio museal. Con ello, el usuario se co-loca en el centro de la dinmica musestica, tendiendo puentes entre l y la propuesta artstica, multiplicando los canales de acceso y horizontes de interpretacin al arte contemporneo (2008).

    Desde el rea de Enlace Educativo, el gora (espacio de flujo e interac-ciones) pone en accin herramientas que, bajo una plataforma terica de propuestas vanguardistas, ofrecen a los diversos pblicos un espacio de convivencia, aprendizaje y descubrimiento. Busca fomentar la reflexin in-volucrando diversas reas del conocimiento, generando experiencias signi-ficativas e integrando al visitante a los procesos artsticos (2011).

    Resumiendo, en el primer caso abordamos la dimensin de la educacin en mu-seos vinculada a su accionar social y cultural con su pblico comunitario y escolar; en el segundo caso destacamos aspectos vinculados a lo conceptual; en el tercer ejemplo pusimos nfasis en la arquitectura y lo espacial, aspectos relacionados con el pblico al cual est dirigido el museo. Hasta aqu podemos caracterizar tres di-mensiones7 en las que puede desarrollarse el campo de la educacin en museos: la socio-cultural, la conceptual y la espacial-objetual. Analicemos por separado cada una de ellas:

    Socio-cultural. Esta dimensin concierne al contacto muy cercano con las experiencias por las que pasa el pblico y al papel directo de los educadores en las experiencias de aprendizaje. Involucra caminar por el museo, observar, es-cuchar y conversar con los visitantes; tambin, coordinar y cuidar el trabajo de