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Esta obra está bajo licencia 2.5 de Creative Commons Argentina.Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5
Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorioinstitucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de laUniversidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE.
Para más información consulte los sitios:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar
Ducid, Manuel
Lucha obrera, conflicto sindical yorganización armada: El caso dela Juventud TrabajadoraPeronista de PropulsoraSiderúrgica (1973-1976)
Tesis presentada para la obtención del grado deLicenciado en Sociología
Director: Tortti, María Cristina
CITA SUGERIDA:Ducid, M. (2014). Lucha obrera, conflicto sindical y organización armada: El caso de laJuventud Trabajadora Peronista de Propulsora Siderúrgica (1973-1976) [en línea].Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades yCiencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.976/te.976.pdf
1
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATAFACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA
TRABAJO FINAL // TESINA
Lucha obrera, conflicto sindical y organización armada.
El caso de la Juventud Trabajadora Peronista de Propulsora Siderúrgica
(1973-1976)
Alumno: Manuel DucidLegajo: 93995/0 Correo electrónico: [email protected]: María Cristina TorttiCodirector: Adrián CelentanoFecha: 26 de marzo de 2014
2
Publicación web de tesina de grado
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Nota: Las filas en gris se completarán una vez aprobada la tesina de grado. Al completar este
formulario, por favor elimine las indicaciones de la segunda columna resaltadas en cursiva.
Título de la tesis Lucha obrera, conflicto sindical y organización armada. El caso de la Juventud
Trabajadora Peronista de Propulsora Siderúrgica (1973-1976)
Autor Ducid, Manuel
Correo electrónico del autor [email protected]
Grado académico al que opta Licenciatura
Nombre de la carrera Licenciatura en Sociología
Director de tesis Tortti, María Cristina
Co-director de tesis Celentano, Adrián
Fecha de aprobación
Calificación
Idioma Español
Palabras claves en castellano Juventud Trabajadora Peronista, frente de masas, nueva izquierda, burocracia
sindical.
Palabras claves en inglés Juventud Trabajadora Peronista, mass front, new left, trade-union bureaucracy.
Resumen 1 El presente trabajo aborda el caso de la Juventud Trabajadora Peronista en la
empresa Propulsora Siderúrgica de la localidad de Ensenada en el período
1973-1976, constituyendo éste un período clave en la historia política argentina
en tanto significó el retorno del peronismo al poder luego de dieciocho años de
proscripción legal.
Enmarcada en la extensa constelación de experiencias de la ‘nueva izquierda’
que irrumpe con fuerza en Argentina a partir de fines de los años sesenta, y
específicamente en la amplia experiencia de las fuerzas peronistas
revolucionarias dentro de ella, la Juventud Trabajadora Peronista aparece
como un espacio político-sindical especialmente rico para el estudio y análisis
en el campo de la historia reciente argentina y dentro de ella de las prácticas
sindicales radicalizadas.
Fundada en 1973, la JTP nace como frente de masas sindical de la
organización armada Montoneros. Fundada en el contexto histórico, político y
social de retorno de Perón al país y de crisis del gobierno peronista, ésta será
1 Si el autor lo desea, puede agregar palabras claves y resumen en algún otro idioma además del castellano e inglés
3
parte de la emergencia de particulares formas de vínculo social en el que se
entrecruzan elementos ligados a la práctica de los militantes obreros, sus
agrupaciones sindicales, el proceso de radicalización general del período y la
singular participación de las organizaciones armadas peronistas.
Contemplado el entrecruzamiento entre organizaciones armadas
revolucionarias, organizaciones sindicales combativas y la radicalización de
sectores de la clase trabajadora, nuestro trabajo enfatiza la capacidad política
obrera para imponer condiciones al capital, al gobierno y a sectores
burocráticos del sindicalismo. Es en estos tres frentes de combate en los que
se verán inmersos los sectores radicalizados de la clase obrera argentina que
buscamos poner en un primer plano a lo largo de esta investigación.
Resumen en inglés This paper addresses the case of Juventud Trabajadora Peronista in
Propulsora Siderúrgica company of Ensenada during the period 1973-1976.
This moment constitutes a key period in the political history of Argentina as the
peronism returns to power after eighteen years of legal proscription .
Framed in the vast constellation of experiences of the ' new left ' that emerges
in Argentina since the late sixties, and specifically on the extensive experience
of the revolutionary peronist organizations within her, JTP is a specially
appropriate subject for the study and analysis in the field of Argentina 's recent
history and the radicalized practices of worker unions..
Founded in 1973, the JTP born as masses front of the armed organization
Montoneros. Founded in historical, political and social context of the return of
Peron to Argentina, and in the middle of Peronist government crisis , this will be
part of the emergence of particular forms of social relationships that are linked
to the practice of labor activists elements intersect , their union groups , the
overall process of radicalization and the participation of peronist armed
organizations.
Referred interbreeding between revolutionary armed organizations , militant
unions and the radicalization of sections of the working class, our work
emphasizes the political ability workers to impose conditions to capital ,
government and bureaucratic sectors of trade unionism. Is these three
battlefronts where the radical sections of the working class in Argentina
immersed what we are looking forward to emphasize along this research.
4
Índice
Presentación 5
Introducción 7
Primera parte: Propulsora Siderúrgica 12
Contexto económico general 12
La rama siderúrgica en la economía argentina 16
La consolidación del gran capital monopólico en Argentina: el caso del
Grupo Techint 18
El sueño de una acería integrada: el proyecto de Propulsora Siderúrgica 20
Una empresa, dos sindicatos: la Unión Obrera Metalúrgica y la Asociación
de Supervisores Metalúrgicos de la República Argentina 24
Segunda parte: Montoneros y los frentes de masas 34
El proyecto 34
Nace la Juventud Trabajadora Peronista 40
Tercera parte: la Juventud Trabajadora Peronista en Propulsora Siderúrgica 48
Una lucha en tres frentes: la burocracia, la patronal y el gobierno 48
El caso de Propulsora Siderúrgica 53
‘Llegan los muchachos’: La Agrupación Peronista de Propulsora 56
Los primeros pasos de la JTP en Propulsora: de la APP a la Lista
Blanca (1973) 67
Entre la legalidad y la legitimidad: la huelga larga (1974) 82
La disputa eterna de la JTP y la Lista Blanca: el sindicato y las
Coordinadoras Interfabriles del Gran Buenos Aires (1975) 125
La JTP en la Lista Blanca de Propulsora Siderúrgica 134
Conclusión _____________ 149
Bibliografía 154
5
Presentación
El presente trabajo aborda el caso de la Juventud Trabajadora Peronista en la
empresa Propulsora Siderúrgica de la localidad de Ensenada en el período 1973-1976,
constituyendo éste un período clave en la historia política argentina en tanto significó el
retorno del peronismo al poder luego de dieciocho años de proscripción legal.
Enmarcada en la extensa constelación de experiencias de la ‘nueva izquierda’
que irrumpe con fuerza en Argentina a partir de fines de los años sesenta, y
específicamente en la amplia experiencia de las fuerzas peronistas revolucionarias
dentro de ella, la Juventud Trabajadora Peronista aparece como un espacio político-
sindical especialmente rico para el estudio y análisis en el campo de la historia reciente
argentina y dentro de ella de las prácticas sindicales radicalizadas.
Fundada en 1973, la JTP nace como frente de masas sindical de la organización
armada Montoneros. Fundada en el contexto histórico, político y social de retorno de
Perón al país y de crisis del gobierno peronista, ésta será parte de la emergencia de
particulares formas de vínculo social en el que se entrecruzan elementos ligados a la
práctica de los militantes obreros, sus agrupaciones sindicales, el proceso de
radicalización general del período y la singular participación de las organizaciones
armadas peronistas.
Contemplado el entrecruzamiento entre organizaciones armadas revolucionarias,
organizaciones sindicales combativas y la radicalización de sectores de la clase
trabajadora, nuestro trabajo enfatiza la capacidad política obrera para imponer
condiciones al capital, al gobierno y a sectores burocráticos del sindicalismo. Es en
estos tres frentes de combate en los que se verán inmersos los sectores radicalizados de
7
Introducción
Esta investigación es la síntesis de un estudio sobre la experiencia de la Juventud
Trabajadora Peronista en la fábrica Propulsora Siderúrgica. S.A., situada la localidad de
Ensenada, durante los agitados años transcurridos entre 1973 y 1976.
En esta empresa convivieron un importante desarrollo de diversas
organizaciones sindicales y una activa movilización del conjunto de la fuerza obrera
empleada. Analizaremos el proceso de constitución de la JTP, frente de masas sindical
de la organización armada Montoneros, su relación con las diversas agrupaciones de la
fábrica, la perspectiva que de ella tenían los trabajadores y otros actores sociales
presentes en el entorno de la fábrica y su participación en los diversos conflictos que se
desarrollaron en la planta entre 1973 y 1975. Todos estos elementos serán contemplados
en el marco del particular vínculo establecido entre la Juventud Trabajadora Peronista y
el gobierno constitucional que precedió a la última dictadura militar.
El contexto social, político y económico en que se inscribe este análisis
constituye uno de los momentos más interesantes en la historia argentina para observar
el desenvolvimiento del conflicto social y la regresiva capacidad de las instituciones
democrático-liberales para contenerlo en determinadas coyunturas. En el año 1973 el
peronismo volvía a desempeñarse como dirección del gobierno nacional argentino.
Durante dieciocho años el máximo líder del movimiento se había encontrado en el
exilio y el Partido Justicialista no había podido desarrollar actividades legalmente. A
partir de la autodenominada Revolución Argentina la participación política del
justicialismo se había canalizado principalmente a través de las dirigencias sindicales
las cuales, organizadas en las 62 Organizaciones Peronistas, mantenían una importante
hegemonía sobre las estructuras gremiales nacionales. Algunos sectores políticos del
8
movimiento buscaron sus propios caminos para participar del juego político argentino,
aunque en el período observado no pudieron igualar la capacidad de incidencia política
desarrollada por los jerarcas sindicales. Tal fue el caso de los partidos neoperonistas.
Desde la instauración del régimen encabezado por el General Onganía en el año
1966 la hegemonía de los dirigentes gremiales en las estructuras sindicales argentinas
había comenzado, sin embargo, a ser cuestionada. Poco a poco fue emergiendo un
sindicalismo de base que dio sus primeros pasos fuertes en el interior del país. De todos
modos no sería sino hasta principios de 1973 cuando ese cuestionamiento se extendiera
y consolidara sólidamente en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Paralelamente a partir de 1970, en un contexto de radicalización política general,
surgieron junto a movimientos sindicales combativos y democráticos, organizaciones
juveniles que bregaban por la lucha armada. La más grande de ellas, Montoneros,
irrumpió en la escena pública con una acción que le daría una notoriedad pública sobre
la que construiría, velozmente, una verdadera tendencia política en el seno mismo del
Movimiento Peronista.
Como parte de su disputa por la conducción del peronismo, y adaptándose al
nuevo contexto de legalidad institucional que se abría con la llegada de Cámpora a la
presidencia de la República, Montoneros daría impulso y buscaría desarrollar un
conjunto de organizaciones de masas con vocación de verdadera disputa hegemónica.
Entre ellas se encontraba la Juventud Trabajadora Peronista.
Siendo el movimiento obrero la columna vertebral del Movimiento Peronista, la
JTP tendría el ambicioso objetivo de disputar y ganar los órganos de representación
político-sindicales del país. Su espacio de inserción excedía a sindicatos, federaciones e
incluso a la misma central obrera, buscando en paralelo la ocupación de espacios de
9
poder dentro del brazo sindical del Partido Justicialista: las 62 Organizaciones
Peronistas.
Como reconocen diversos autores, la situación política y económica del país en
1973 difería profundamente del contexto de surgimiento del peronismo a mediados de
la década del ’40. Desde comienzos de los ’70, con el retorno de Perón, se profundiza
una intensa disputa entre el viejo líder y las aspiraciones políticas de la organización
Montoneros por el control de la dirección del movimiento justicialista.
Desde el gobierno de Cámpora, y ratificado por Perón a su regreso, el Pacto
Social se consolida como una de las principales políticas impulsadas desde el gobierno.
Las medidas de congelamiento salarial y de precios que éste pacto contemplaba
significaban un retroceso en los niveles de vida de la clase trabajadora, a la vez que
dependían de una mayor centralización del poder y de los recursos dentro de los
sindicatos. La tensión que recorría este escenario político se agravaría a partir del
asesinato atribuido a Montoneros de José Ignacio Rucci, líder de la Confederación
General del Trabajo y uno de los hombres fuertes de Perón en ese momento. En este
marco el sueño de Perón de subordinar a la Tendencia Revolucionaria se mostraría
rápidamente utópico.
Es este complejo contexto de protesta, movilización obrera, toma de fábricas,
enfrentamientos sindicales y acciones de organizaciones armadas en el que se
encontraron los militantes de la Juventud Trabajadora Peronista de Propulsora
Siderúrgica.
La reconstrucción de los nexos establecidos en el seno de la fábrica entre la
lucha obrera, estructura sindical y organizaciones armadas constituye el problema
principal que aborda nuestra investigación. La militancia de la Juventud Trabajadora
10
Peronista en Propulsora Siderúrgica es el objeto de estudio elegido para iluminar dicha
problemática.
Esta reconstrucción de los hechos y de los fenómenos que intentamos abordar se
realizó a partir de fuentes escritas contrastadas con fuentes orales y periodísticas.
En cuanto a fuentes orales recurrimos a la realización de entrevistas a militantes
que fueron protagonistas de un modo más o menos directo de los hechos en cuestión. Si
bien todos ellos fueron activos partícipes de los sucesos, mantuvieron distintos grados
de compromiso político con las organizaciones sindicales y armadas que estudiamos.
Las fuentes escritas incluyen periódicos de la época, fundamentalmente el Diario
El Día, de La Plata, y el Diario Noticias, de Buenos Aires, así como los periódicos que
pertenecían a la organización Montoneros y que se encuentran disponibles en el Centro
de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Argentina (CeDINCI).
Hemos recurrido también a volantes publicados por las organizaciones sindicales y
armadas que formaron parte de los sucesos y al archivo de la Dirección de Inteligencia
de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), hoy en día bajo cuidado de la
Comisión Provincial por la Memoria.
La investigación está ordenada en tres partes. En la primera abordamos desde
una perspectiva de historia de empresas la construcción de Propulsora Siderúrgica como
parte de un proyecto más ambicioso del grupo económico Techint. En este segmento
dedicaremos un apartado a considerar los actores sindicales que se harán presentes en la
fábrica y su inscripción en la dinámica política argentina.
En un segundo momento analizaremos el surgimiento de los frentes de masas de
la organización Montoneros, prestando especial atención al caso de la Juventud
Trabajadora Peronista.
11
Desarrollados estos puntos podremos dedicar una tercera parte al estudio de la
experiencia de la JTP en Propulsora Siderúrgica entre los años 1973-1975. Este tramo
de la investigación contemplará en primer lugar el proceso de conformación de la
agrupación montonera en la planta. Luego analizaremos el conflictivo período
mencionado en una secuencia histórica que aborda en tres momentos la participación
de la JTP en el proceso de movilización obrera en Propulsora: la conformación de la
Lista Blanca en 1973, el conflicto de la denominada ‘huelga larga’ de 1974, y la
participación en las Coordinadoras Interfabriles de La Plata, Berisso y Ensenada en
1975. Daremos cierre a este trabajo con un apartado en el que condensamos reflexiones
que intentan interpretar algunos nudos que se desarrollan a lo largo de todo el período
estudiado.
Como ‘frente de masas’ de una organización armada en un contexto de
radicalización y polarización política, la Juventud Trabajadora Peronista se presenta
como un nucleamiento de base especialmente idóneo para el estudio de la radicalidad
adquirida por algunos sectores de las clases subalternas argentinas, y la manera en que
dicha radicalidad se expresaba en las relaciones sociales e identidades políticas que se
hacían presentes en el contexto de la fábrica.
Creemos que el estudio realizado permitirá reconstruir un capítulo clave en la
historia obrera de la región, historia que guarda estrechos contactos con la
radicalización de sectores estudiantiles, intelectuales y religiosos que, en conjunto,
dieron lugar al fenómeno de la ‘nueva izquierda’ en Argentina. Asimismo permitirá
identificar de modo privilegiado algunas de las tensiones que hicieron necesario, desde
el punto de vista de las clases dominantes locales, el recurso a un golpe de Estado que
impuso a sangre y fuego la desmovilización de los sectores populares argentinos.
12
Primera parte: Propulsora Siderúrgica
1. Contexto económico general
Desde comienzos de la década de 1930 la mayoría de las economías del mundo
se vieron sumidas en un profundo proceso de transformación estructural que sentaría las
bases materiales de la dinámica social desarrollada posteriormente durante décadas. Las
consecuencias de carácter mundial del crack de Wall Street en 1929 respondieron al
grado de inserción que el gigante norteamericano tenía sobre los sistemas económicos,
sociales y políticos del resto de los países del mundo, fundamentalmente del hemisferio
Occidental. En Argentina, tras la crisis del ’30, se vivió una profundización de una
tendencia originalmente iniciada en la década de 1920 en cuanto a los elementos
estructurales de su economía. Esto implicó la progresiva implementación de un modelo
de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) que garantizó la producción
local de bienes hasta ese momento importados. En la interpretación construida por el
militante e historiador trotskista Milcíades Peña sobre esta etapa en la historia
económica argentina, jugó un papel central la reinversión en sectores industriales del
excedente producido por el capital agrícola. Esta mirada evitaba caer en análisis que
consideraban la existencia de dos burguesías nacionales escindidas: una agraria y otra
industrial.2
La industrialización por sustitución de importaciones se mostraría como un
proceso extendido en el tiempo, evidenciando diversas características estructurales en
distintos momentos históricos:
2 Véanse los artículos de Milcíades Peña en Revista Fichas de Investigación Económica y Social, 1964-1966.
13
El aumento del nivel de la actividad económica expandió la demanda interna y
creó nuevos incentivos a la inversión. Por lo menos en una primera etapa, el
proceso se realimentó y desarrolló, aunque condicionado por la continuidad de
la política estatal, que se prolongó obligatoriamente por la guerra de 1939-
1945. El proceso de sustitución se mantuvo aceleradamente hasta 1943,
prosiguiendo luego con menor ritmo de desarrollo hasta 1950. La ley de
radicación de capitales marcó, en 1953, el agotamiento y el fin de esta
coyuntura.3
Como vemos, el modelo sustitutivo puede ser analíticamente dividido en dos
períodos, culminando el primero como enuncian los autores a mediados de la década del
’50. Hasta ese momento el crecimiento industrial local tendía a favorecer a las industrias
de bienes de consumo, liderando el crecimiento la rama textil.4
Esta situación cambio paulatinamente. Un suceso importante en este viraje lo
constituyo la sanción de la Ley de Inversiones Extranjeras en el año 1953. El modelo
económico que impulsaba el primer peronismo ya mostraba sus límites externos y
buscaba caminos para facilitar la entrada de divisas al país. A partir de la
autodenominada Revolución Libertadora la Argentina decidió su ingreso al Fondo
Monetario Internacional y comenzaron a desaparecer los controles de cambio. El nuevo
gobierno encabezado por Arturo Frondizi desde 1958 profundizó las relaciones con el
organismo crediticio internacional y flexibilizó aún más las restricciones a la remisión
de utilidades al exterior, una de las principales trabas al ingreso de inversión externa:
Estas medidas, que representaban un giro completo de la situación hasta
entonces vigente, promovieron importantes inversiones exteriores,
especialmente de Estados Unidos, que en 1965 había provisto mas del 50% de
las radicaciones de capitales efectuados en los últimos diez años. Las
3 Rofman, Alejandro y Romero, Luis; Sistema socioeconómico y estructura regional en la Argentina. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1973, p. 155.
4 Rofman, A. y Romero, L., op. cit. p. 165.
14
inversiones, atraídas por las franquicias especiales y por el mercado que había
creado la política proteccionista, provinieron en general de un reducido número
de grandes corporaciones monopólicas que se orientaron básicamente a la
inversión industrial directa y a la extracción petrolera, acentuando la tendencia
posterior a la crisis del ‘30 de abandonar las inversiones en infraestructura y los
préstamos al Estado. El destino de las mismas fue fundamentalmente la
petroquímica, la industria automotriz, la siderurgia y la electrónica, sectores
básicos que dirigían el crecimiento industrial y cuyo desarrollo permitiría
superar el estancamiento del proceso de sustitución.5
Las empresas monopólicas a las que hicimos referencia se caracterizaban, a
rasgos generales y en oposición a las industrias más propias del primer período de la
ISI, por los siguientes elementos: innovación tecnológica, mayor composición orgánica
del capital, utilización de fuerza de trabajo calificada, mayores salarios, deslocalización
de la planta productora de bienes del centro técnico-administrativo. Existen además
otras características de este tipo de unidades productivas que repercuten de manera
general en el resto de la sociedad en lo que se refiere a localización espacial y a la
articulación con otros sectores productivos de menor envergadura.
En cuanto al primer punto la necesidad de amplios espacios físicos para instalar
los grandes emprendimientos propios de sectores económicos dinámicos, el acceso a
vías de comunicación fluvial y/o terrestre, el acceso a grandes cantidades de agua y
energía, la necesidad de acceder a grandes áreas de depósito y de eliminación de
desechos sitúan a puntos alejados de las densas urbes como más propicios a la
instalación de algunas de estas fábricas. Tal es el caso del cordón industrial que se
conformó sobre las orillas del río Paraná.
En lo que se refiere al segundo punto existió, entre las grandes empresas
monopólicas dinámicas y las pequeñas y medianas empresas, un eslabonamiento que, si
5 Rofman, A. y Romero, L., op. cit. p. 192.
15
bien implicaba para estas últimas una posición subordinada, cerraba un circuito entre
proveedores de bienes salario, materias primas y/o insumos por un lado y productores
de bienes finales por el otro.
Sobre la demanda de mano de obra calificada como fuerza de trabajo de las
industrias que lideraron la segunda fase del modelo sustitutivo entre mediados de la
década del ’50 hasta 1975 (momento en que el Plan Rodrigo dio el puntapié inicial para
la instauración del neoliberalismo en la Argentina) constituye para algunos autores un
fenómeno que merece un especial énfasis. Como sostiene Mónica Peralta Ramos
el nuevo modelo de desarrollo industrial generó un mercado de trabajo
crecientemente heterogéneo y una progresiva estratificación de la clase obrera.
(…) La clase obrera se vio crecientemente estratificada de acuerdo con el
sector de la producción en el cual estaba insertada y con el tamaño de la
empresa en que trabajaba. Se generó así una elite obrera, ubicada en las ramas
más capital intensivas, cuyo nivel de vida tendió a contrastar cada vez más con
el de los obreros vinculados a la producción de bienes salario.6
En 1966 el derrocamiento de Arturo Illia y la instauración del régimen de la
Revolución Argentina implicaron, en el plano económico, lo que podemos entender
como el comienzo de un segundo momento dentro de la segunda fase del modelo
sustitutivo. El gobierno encabezado por el general Onganía saldó rápidamente el
relativo “empate hegemónico” que desde 1955 se evidenciaba entre las fracciones del
capital dominante local a favor de la preeminencia del sector industrial y en detrimento
de la gran burguesía agropecuaria. A través de diversos mecanismos se buscó transferir
la mayor cantidad posible de ingresos hacia las ramas modernas y dinámicas encarnadas
fundamentalmente en el gran capital monopólico extranjero. Si el sector agropecuario
6 Peralta Ramos, Mónica; La economía política argentina: poder y clases sociales (1930-2006).Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2007, p. 114.
16
“aportó” su parte a través de retenciones a las exportaciones de materias primas junto a
nuevos impuestos a la propiedad de la tierra y a la renta, el trabajo hizo lo suyo a través
del bloqueo a los convenios colectivos de trabajo. Este último elemento fue válido para
todos los sectores del mercado de trabajo, sin distinciones entre aquellos que se
desempeñaban en la producción de bienes livianos y los que lo hacían en las industrias
más pesadas.
2. La rama siderúrgica en la economía argentina
Enmarcada en el proceso sustitutivo la rama siderúrgica comenzó a desarrollarse
en el país desde principios de la década del ’40. En 1943 Acindar emplaza su primera
fábrica en Rosario para luego ampliar su producción a Villa Constitución con la
construcción de una segunda planta entre 1949 y 1951.
En 1947 el Grupo Techint se instala por primera vez en el país en la ciudad de
Campana creando Dálmine – Siderca, una fábrica de tubos sin costura para oleoductos.
Es necesario desatacar que el impulso a la producción siderúrgica no provenía
únicamente de la iniciativa privada, sino más bien todo lo contrario. Como señala María
Julia Soul
de esta etapa datan los proyectos estatales de participación en la producción
siderúrgica, con el objetivo de lograr el autoabastecimiento, plasmados en la
Ley Savio Nº 12987 que establece el ‘Plan Siderúrgico Argentino’. Uno de los
núcleos de dicho Plan era la construcción de una planta siderúrgica integrada,
que se materializará a principios de la década del ’60 con la entrada en
operaciones de SOMISA. El Estado se constituye así en uno de los principales
actores en la estructura del sector siderúrgico, tanto en términos de regulación
como de producción. (…) interesa fundamentalmente el rol de SOMISA como
abastecedora de productos semi-terminados y, por lo tanto, como pieza central
17
de una lógica de regulación que tendía a la conformación de un mercado
protegido para los productos siderúrgicos nacionales.7
Debemos precisar, además, que entre el Estado y estos capitales existía una
estrecha relación. Si por un lado la iniciativa privada era incentivada por el Estado vía
subsidios y exenciones impositivas, el Grupo Techint ganó licitaciones públicas y se
hizo cargo, por ejemplo, de la construcción del gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos
Aires entre 1947 y 1949. De esta manera el naciente grupo económico aprovechaba la
nueva demanda surgida como consecuencia de una política económica de
autosuficiencia energética impulsada en un primer momento por Juan Domingo Perón
durante su primera presidencia. La inserción del Grupo Techint dentro de la matriz
productiva nacional es detalladamente descripta por Claudio Castro. En su trabajo
desarrolla el análisis sobre la modificación del paradigma energético nacional y la
manera en que el grupo económico fundado por Agostino Rocca logra satisfacer parte
de la nueva demanda generada por esta nueva situación. En sus palabras
conformando un nuevo paradigma tecnológico, la economía de la posguerra
necesitó el despliegue de una infraestructura sobre el territorio que pudo
realizarse por el desarrollo de dos nuevas capacidades tecnológicas: la
ingeniería en materia de gas y petróleo y la fabricación de tubos de acero para
su transporte. Ambas actividades fueron el núcleo de negocios de la
Organización Techint. La firma se dedicó a cubrir las complementariedades en
materia de infraestructura y siderurgia que exigió la nueva matriz energética.8
7 Soul, M Julia; Transformaciones de las estrategias sindicales en contextos de ReconversiónProductiva. Un estudio de caso en la Industria Siderúrgica. Informe final del concurso: Transformaciones en el mundo del trabajo: efectos socio-económicos y culturales en América Latina y el Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO, 2006, p. 5.
8 Castro, Claudio; Paradigma tecnológico, empresa y transformaciones cualitativas, 2010, pp. 3-4.
18
3. La consolidación del gran capital monopólico en Argentina: el caso del Grupo
Techint
“Compagnia Tecnica Internazionale”, pronto denominada TECHINT por su
abreviatura telegráfica, surgió en 1945 como compañía internacional. Su fundador fue
Agostino Rocca, ingeniero, gerente y empresario innovador, activo partícipe en el
desarrollo de la industria metalúrgica italiana de los años 30.9
De esta manera se presenta a sí misma ante el público la empresa de capitales
originalmente italianos. Agostino Rocca, fundador y presidente del Grupo Techint hasta
1975, arribó de Italia a la Argentina en 1946. Ingeniero con vasta experiencia previa en
la asesoramiento y dirección de empresas siderúrgicas y habiendo incluso trabajado para
el Estado fascista italiano en la coyuntura crítica generada a partir de la crisis del ’30,
decidió comenzar una carrera como inversor privado en América Latina.
Las primeras actividades Techint en Argentina fueron de carácter comercial.
Agostino Rocca, tras años de desempeño en la rama siderúrgica, había logrado hacerse
con un importante capital social que le permitió una rápida inserción en el mercado
local. Pronto, en 1947, ganó la licitación para la construcción del gasoducto Presidente
Perón, primera obra de envergadura de la flamante empresa. En un primer momento los
insumos para esta construcción fueron importados de las mismas fábricas en las que
Rocca había trabajado en Italia. Luego estas mismas compañías aportarían capital,
tecnología y personal capacitado a los futuros emprendimientos del ingeniero.
Percibiendo la política de autosuficiencia energética que impulsaba Perón,
Techint comenzó a proyectar lo que luego sería Dálmine-Safta en Campana. Este primer
9 Información extraída de la pagina web del Grupo Techint, www.techint.com
19
emprendimiento productivo que se puso en marcha en 1954 se encargaría de la
fabricación de los tubos de acero necesarios para la ampliación de las redes de
transporte de gas, petróleo y combustibles.
Ya durante el gobierno de Arturo Frondizi un nuevo contexto de incentivo a la
industria siderúrgica llevaría al emplazamiento, junto a Dálmine-Safta, de una acería
eléctrica. Ambas se fusionarían bajo el nombre de Dálmine-Siderca, que comenzaría a
producir a partir de 1964. De este modo el Grupo Techint se convertía en el grupo
inversor privado más grande del país dentro de su rama, sólo superado por la estatal
SOMISA.
Junto a Acindar, SOMISA y Techint existían en el país otras empresas que
conformaban el sector siderúrgico nacional. TAMET, La Cantábrica y Siam eran
empresas que contaban ya con una trayectoria en la rama. Habían sido beneficiadas por
la política oficial del gobierno peronista y orientaban su producción a bienes finales. La
instalación de una empresa como Dálmine-Safta las amenazaba en la medida en que una
industria local protegida productora de insumos generaría, lógicamente, un aumento en
sus costos de producción. Surgen así algunas tensiones que evidencian fracciones dentro
de la burguesía industrial local. Hacia 1964 SOMISA lideraba la producción de acero
con 630.000 toneladas anuales, seguida por Siderca (150.000 t.), La Cantábrica (76.000
t.), Acindar y TAMET (60.000 t.), Santa Rosa (50.000 t.).10 Con la creación de Siderca
y más adelante de Propulsora Siderúrgica el Grupo Techint se erigiría como uno de los
máximos productores de acero a nivel local.
En relación directa con las empresas siderúrgicas se encontraban las
automotrices que comenzaron a instalarse en el país a partir de la sanción en 1953 de la
ley de inversiones extranjeras (tal es el caso de Kaiser y de Mercedes Benz) y con
10 Castro, Claudio; op. cit., pp. 21-22.
20
mayor fuerza a partir de la política desarrollista de Arturo Frondizi. Ford, Fiat, Citroen,
Renault, constituyeron un sector de la economía de capitales privados que se
eslabonaron directamente con la rama siderúrgica como consumidores de bienes
intermedios para su propia actividad productiva. Junto con las necesidades del
desarrollo de infraestructura energética, las automotrices se convirtieron en la otra
fuente de demanda de la rama siderúrgica local.
4. El sueño de una acería integrada: el proyecto de Propulsora Siderúrgica
A partir de 1961 Rocca comenzó a esbozar un proyecto para construir una nueva
fábrica con capacidad para producir los insumos que requerían las plantas laminadoras.
Se trataba de una acería integrada que sería construida en la localidad de Ensenada, en
las afueras de la capital provincial de Buenos Aires. Se proyectaba una producción
anual de 1.100.000 toneladas de palanquilla. Techint desarrollaba esta propuesta con el
afán de satisfacer una demanda que en el momento debía ser satisfecha en el mercado
externo, situación que al país le costaba una importante fuga de dólares cada año.
Según Claudio Castro existió por parte de la Dirección General de Fabricaciones
Militares una actitud corporativa que buscó por todos los medios bloquear el proyecto
de Rocca, con el fin de defender la posición de la estatal SOMISA en el mercado de
productos siderúrgicos. Así, el proyecto privado presentado originalmente a fines de
1961 se concretó recién Diciembre de 1969, luego de dos años y medio de construcción,
momento en el cual Propulsora Siderúrgica S.A. comenzó a funcionar. Su producción se
limitaría a productos laminados en frío, viéndose impedida de fabricar laminados en
caliente al serle negado el permiso para la instalación de un alto horno que le
21
posibilitaría erigirse como una acería integrada con capacidad de proveerse a sí misma
de los insumos necesarios para la producción de acero.11
Cómo mencionamos más arriba el ciclo de producción propio de las empresas
capital intensivas hacen de la localización geográfica de las plantas una decisión
sumamente estratégica. Tal es así que Techint decidió instalar Propulsora Siderúrgica en
Ensenada, una localidad que le otorgaba dos recursos fundamentales: acceso marítimo
directo y cercanía al mercado de consumidores de acero. Al encontrarse esta ciudad en
la costa del Río de la Plata permitía una conexión directa con el comercio ultramarino,
desde donde llegarían los insumos necesarios para la producción, además de ser un
punto estratégico para la exportación, característica central de la producción siderúrgica
de la nueva planta del grupo italiano. Por otro lado los cincuenta mayores consumidores
de productos siderúrgicos se encontraban en las cercanías de la zona. Un último punto a
considerar es el acceso a mano de obra abundante y calificada, garantizado ampliamente
por la cercanía a los grandes centros urbanos formados en torno a Capital Federal y la
ciudad de La Plata.
Es preciso destacar el rol que la radicación de Propulsora en Ensenada jugó
sobre el conjunto de la economía nacional. Desde un punto de vista geográfico ‘Techint
jugó un papel clave en la consolidación del frente fluvial La Plata-Rosario como espacio
industrial. Como proveedora de laminados para la industria automotriz, restó fuerza a la
radicación industrial en Córdoba, en la medida que algunas firmas del ramo encontraron
mas ventajas instalándose en su cercanía.’12
11 Ver Castro, Claudio; “Política industrial y empresa. El fracaso de Propulsora como polo siderúrgico integrado, 1961-1976”, Revista del Instituto de Estudios Históricos Prof. Carlos Segretti, Córdoba, 2005.12 Castro, Claudio; Paradigma tecnológico, empresa y transformaciones cualitativas. Techint y el desarrollo energético en la Argentina de posguerra. Trabajo presentado en el V Coloquio Anual de Historia de Empresas, Universidad de San Andrés, 2006, p. 23.
22
Por otro lado como proveedor de insumos básicos para la producción de bienes
intermedios y de consumo durables como automóviles, calefones, cocinas, heladeras,
adquiriría un papel preponderante dentro del esquema productivo propio de la segunda
fase de la segunda etapa de la industrialización por sustitución de importaciones. Para
1972, a sólo tres años de inaugurada la fábrica, ésta ya cubría casi la mitad del mercado
interno y, dentro del mercado automotor, un 70% de la demanda. Este rol estratégico
pudo haberse profundizado si Propulsora hubiese obtenido el visto bueno por parte del
Ejecutivo Nacional para la producción de insumos hasta el momento importados.
En cuanto a la organización del proceso productivo Propulsora Siderúrgica se
estructuraba en varias etapas, vinculadas entre sí, a través de las cuales el insumo básico
que ingresaba en la planta era transformado hasta encontrarse listo para su venta.
La producción funcionaba de manera constante, con tres turnos rotativos de 8
horas cada uno que permitían un trabajo continuo. Las operaciones que permitían la
laminación en frío se realizaban en distintas secciones. La primara de ellas, denominada
Decapado, constituía la sección de la fábrica donde se iniciaba el proceso de laminado.
Allí se desenrollaban las bobinas laminadas oxidadas que constituían la materia prima
del proceso, se las pasaba por ácido y agua para quitarles el óxido, y eran nuevamente
enrolladas antes de pasar a la segunda sección, Tandem. Allí se desenrollaban
nuevamente las bobinas y eran laminadas en plano por rodillos que a presión disminuían
el grosor de las chapas de acuerdo al producto deseado. A partir de allí las láminas
destinadas a la industria automotriz eran derivadas a la sección Temper, a donde se le
daba maleabilidad a la chapa, mientras que las destinadas a hojalata iban hacia la
sección Recocido. El siguiente paso era la Línea de Corte, donde se cortaba la chapa en
planchas de 2 a 3 metros de longitud según los pedidos. Finalmente existía una sección
de Inspección final y Embalaje donde la producción concluía su recorrido. En paralelo
23
funcionaba un grupo de Mantenimiento y Pool que garantizaba las reparaciones y las
operaciones de todas las secciones que por alguna razón no estuvieran funcionando de
manera normal.13
El tipo de actividad descripta, que implicaba la utilización de tecnología
avanzada y procesos técnicamente complejos, requería de personal con un nivel de
calificación elevado. Si bien, como vimos, desde la década del ’40 existía la producción
siderúrgica en Argentina, esta rama no tenía un desarrollo tal como para que abundase
la mano de obra calificada, sumado esto al hecho de que la maquinaria utilizada en
Propulsora era particularmente avanzada en relación a sus competidores locales. Esto
implicó un primer desafío en materia de capacitación de mano de obra que la empresa
pudo superar originalmente. Manteniéndose coherente con una manera de concebir la
producción de manera tal que pudiese autoabastecerse de insumos, el Grupo Techint
decidió abandonar la estrategia de contratación de mano de obra calificada de acuerdo a
antecedentes, y dedicó recursos a la capacitación propia de fuerza de trabajo para los
cargos que así lo requiriesen.14 En otras palabras la empresa decidió encargarse de la
formación de sus propios cuadros técnicos y gerenciales. Éstos ingresaban a la empresa
siendo aún jóvenes no calificados y hacían carrera toda su vida como empleados del
Grupo Techint, llegando a ocupar importantes puestos directivos.
La mayoría de los trabajadores eran jóvenes, en una franja etaria que iba de los
20 a los 30 años en promedio, y provenían de las localidades de la zona. Berisso y
Ensenada constituían un área con amplia tradición industrial y podían satisfacer esa
demanda. Los salarios, tratándose de obreros calificados y de un trabajo altamente
riesgoso, eran relativamente altos en relación con el resto de los trabajadores. La
13 La reconstrucción general del proceso productivo se tomó de De Santis, Daniel; La lucha obrera en Propulsora Siderurgia y las Jornadas de Junio y Julio de 1975. La Plata, 1990.14 Castro, Claudio; Paradigma tecnológico, empresa y transformaciones cualitativas. Techint y el desarrollo energético en la Argentina de posguerra. Trabajo presentado en el V Coloquio Anual de Historia de Empresas, Universidad de San Andrés, 2006, p. 24.
24
jornada laboral era de ocho horas pero, debido a la realización de horas extra que se
pagaban el doble, se extendía frecuentemente a más de medio día.
El conjunto de la fuerza de trabajo empleada podía clasificarse en dos grandes
grupos. De un total de alrededor de 1200 a 1300 empleados, 1000 componían la planta
de trabajo directo, mientras que el resto del personal lo componían los supervisores,
técnicos y trabajadores administrativos.
El trabajo en la empresa era presentado como un empleo de por vida. Como
mencionamos, los trabajadores eran formados en la misma fábrica, tenían un trabajo
estable (prácticamente la totalidad de la planta era permanente), salarios relativamente
altos y posibilidades de ascenso laboral. Todo ello pretendía ser aprovechado por la
empresa para generar entre ella y sus obreros una relación ‘familiar’ que buscaba
generar una idea de pertenencia y lealtad a la empresa.15
En este punto queremos señalar una distinción en la composición del cuerpo de
trabajadores empleados en la fábrica. A grandes rasgos creemos necesario considerar
dos grupos o sectores de empleados que, por otro lado, se encontraban sindicalizados de
manera separada. Por un lado los trabajadores que podemos denominar “de planta” se
encargaban de las tareas directamente en contacto con el proceso productivo cotidiano.
Éstos se encontraban sindicalizados en la Unión de Obreros Metalúrgicos (U.O.M.). Por
otro lado los empleados con cargos jerárquicos, que controlaban el proceso de manera
integral, se enrolaban en la Asociación de Supervisores de la Industria Metalúrgica de la
República Argentina (A.S.I.M.R.A.). Dedicaremos la próxima sección a la presentación
de ambas organizaciones gremiales.
15 Ver Rodríguez, Florencia; Conflicto obrero en AMBA entre 1969 y 1976. Estudio del caso de Propulsora Siderúrgica, en Memoria de XII Jornadas Interescuelas y departamentos de Historia CD ROM, San Carlos de Bariloche, 2009, pp. 168-169 y Esponda, Alejandra; La carpeta negra de MamáPropulsora. La reestructuración productiva desde la experiencia de los trabajadores, Tesis de Licenciatura. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Departamento de Antropología Social, Universidad Nacional de Misiones, 2007
25
5. Una empresa, dos sindicatos: la UOM y ASIMRA en Propulsora Siderúrgica
Para analizar estas organizaciones sindicales debemos contextualizarlas a partir
de dos planos: uno económico y uno político.16
Existe una fuerte relación entre el modelo económico imperante en un
determinado momento histórico y el desarrollo de las organizaciones de trabajadores en
general. Así como durante los primeros años del siglo XX el modelo agroexportador
otorgó una centralidad al transporte ferroviario de los productos agropecuarios que tuvo
su correlato en la consolidación de la Unión Ferroviaria como el sindicato más fuerte en
el país, el mayor desarrollo de la industria metalúrgica en el contexto de la segunda
etapa del modelo sustitutivo de importaciones le permitió a la UOM, organismo que
nucleaba a los trabajadores de dicha rama, erigirse como ‘vanguardia’ del movimiento
obrero argentino, realidad que se reflejó en los cargos que los cuadros provenientes de
sus filas ocuparon durante esos años: mientras se mantuvo la proscripción del
peronismo, una fuerte conducción de los sindicatos a través de las 62 Organizaciones
Peronistas y de la Confederación General del Trabajo; legalizado el justicialismo a
partir de 1973 esa presencia se ampliaría a cargos públicos: gobernaciones, bancas
legislativas, ministerios, secretarías. Si tenemos en cuenta que las características
productivas de la rama siderúrgica demandan una mayor cantidad de fuerza de trabajo y
otorgan, además, mayores salarios promedio, podemos ver la fuente material del poder
de la Unión Obrera Metalúrgica. Pero resta contextualizar políticamente a la
16 Para una revisión general del sindicalismo argentino durante la segunda etapa del modelo sustitutivo ver James, Daniel; Resistencia e Integración, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2010. Para un análisis general del rol de la UOM en la dinámica política nacional ver Torre, Juan Carlos; “El lugar de la UOM en la trayectoria del sindicalismo”, en Ensayos sobre el movimiento obrero y peronismo, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2012.
26
organización para poder tener una mejor comprensión de su papel en la sociedad
argentina.
En términos generales los sindicatos argentinos adquirieron un impulso y una
centralidad política inusitada a partir de la irrupción del peronismo en 1945. Base
fundamental del poder de Perón, el líder popular fomentó el crecimiento y
consolidación de sindicatos fuertemente centralizados que pudieran constituirse como
un instrumento políticamente fuerte y controlable a la vez. Como sostienen algunos
autores la tarea de los sindicatos, dentro del armado estratégico de Perón, era no tanto
expresar ante el capital y el Estado la opinión de los trabajadores sino expresar, ante los
trabajadores, la opinión de Perón.17 En un discurso pronunciado en 1945 el naciente
líder popular sostenía:
las masas obreras que no han sido organizadas presentan un problema peligroso,
porque la masa más peligrosa es la masa inorgánica. La experiencia moderna
demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, la que pueden
ser dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes18
Si bien este esquema organizativo se estructuró fuertemente en el país, no
impidió la emergencia de disidencias internas en los sindicatos. Durante el primer
período de gobierno peronista las comisiones internas y los cuerpos de delegados habían
sido fuertemente cuestionados tanto por el capital como por el propio Perón durante las
infructuosas negociaciones del Congreso de la Productividad del año 1954 y durante el
poderoso plan de lucha metalúrgico desarrollado el mismo año.19
17 Torre, Juan Carlos; Op. cit., p. 236.18 Discurso de J. D. Perón del 25 de Agosto de 1945 en la Bolsa de Comercio, citado en Del Campo, H., Sindicalismo y peronismo, CLACSO, Buenos Aires, 1983, pp. 152-153.19 Ver Bitrán, Rafael; El Congreso de la Productividad. La reconversión económica durante el segundo gobierno peronista. Buenos Aires, El bloque editorial, 1994, Cap. 5, Fernandez, Fabián; La huelga metalúrgica de 1954. Cuaderno de Trabajo Nº51. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Buenos Aires, 2005 y Schiavi, Marcos; ‘Clase obrera y gobierno peronista: el caso de la huelga
27
Los sindicatos peronistas se vieron ante una nueva situación durante el período
que se inició luego del derrocamiento del gobierno justicialista. A lo largo de los
dieciocho años de de proscripción del Partido Justicialista aparecieron como el actor
político que más legítimamente expresaba al pueblo peronista. En este período se
convirtieron en un factor de poder por el cual ningún gobierno podía gobernar de
manera estable sin otorgarle algún reconocimiento concreto en la distribución del poder
social. Teniendo esto presente, el peso que en términos generales tenía la UOM como
principal sindicato de la CGT sobre la dirección que tomase la sociedad argentina es
determinante al momento de realizar cualquier análisis político, histórico o sociológico
del período en cuestión. Por ello la importancia del estudio de caso que realizamos.
En este marco cobran particular importancia las instituciones de los cuerpos de
delegados y las comisiones internas. En una estructura organizativa del tipo presentado,
fuertemente verticalista y centralizada, las figuras de los delegados de fábrica y las
comisiones internas se convierten en el espacio de máxima condensación de tensiones al
ser el punto de contacto concreto entre las bases y las direcciones nacionales. Si, por un
lado, estas figuras responden unilateralmente a los secretariados nacionales se exponen
a la deslegitimación ante las bases.
El caso extremo contrario lo constituye el escenario en el cual los delegados
electos por las bases responden unilateralmente a ellas, constituyéndose en un elemento
autónomo respecto de la conducción nacional dentro del sindicato, la cual tiene la
atribución de intervenir la seccional y designar nuevas autoridades.20 Las seccionales
locales de sindicatos nacionales o bien las conducciones de sindicatos por fábrica se
constituían en el principal espacio disruptivo respecto del sindicalismo burocrático, el
metalúrgica de 1954’, en Schneider, Alejandro (Comp.); Trabajadores. Un análisis sobre el accionar de la clase obrera Argentina en la segunda mitad del siglo XX, Herramienta, Buenos Aires, 2009.20 Por supuesto este esquema no implica negar la posibilidad de que las bases legitimen activamente a las conducciones nacionales y a las estructuras sindicales intermedias (cuerpo de delegados y comisión interna), evitándose así las tensiones que mencionáramos.
28
capital y el Estado en la medida en que dependía directamente del voto de los
trabajadores.
Ahora bien, para tener una imagen más acabada de la realidad del sindicato
metalúrgico de la República Argentina debemos sintéticamente describir su historia y su
estructura organizativa (determinante sobre la manera en que el poder se distribuye
hacia dentro de la organización).
El acta fundacional de la Unión Obrera Metalúrgica fue firmada en 1943 a partir
de una escisión del Sindicato de Obreros de la Industria Metalúrgica (SOIM), fundado
éste y conducido históricamente por cuadros del Partido Comunista Argentino.21
Rápidamente introducido en el contexto del primer régimen peronista su estructura
interna se vio fuertemente determinada por la concepción que el General Perón tenía
sobre el rol que las organizaciones profesionales debían jugar en la dinámica política
nacional. Como los demás sindicatos, se convirtió en una sólida maquinaria con un
fuerte poder central con las prerrogativas suficientes como para controlar la totalidad de
la vida interna de la organización. Esta centralización se basaba en las atribuciones que
el Secretariado General tenía sobre las seccionales locales. Esto implica,
fundamentalmente, un control sobre la totalidad de los aportes de los afiliados a nivel
nacional, el manejo sobre las obras sociales y la posibilidad de intervenir las seccionales
designando nuevas autoridades. A esto debe agregarse la particularidad de tratarse de un
sindicato de alcance nacional pero de primer grado. Es decir que no se trata de una
estructura federativa que nuclea sindicatos provinciales, sino de una estructura de tipo
unionista que nuclea seccionales locales.22
21 Ver Camarero, Hernán, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935. Siglo XXI, Buenos Aires, 2007.22 Sobre este tema y la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales de 1974 ver Aguirre, Pedro, “La reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales”, en Revista Pasado y Presente N 2/3, Jul-Dic, 1973.
29
Durante el periodo posterior a la Revolución Libertadora la mayor importancia
que los sindicatos adquirieron como un actor político determinante encontrándose Perón
en el exilio tuvo su correlato en una relativa autonomización de las cúpulas sindicales.
La figura paradigmática del sindicalismo de esta época es sin duda Augusto Timoteo
Vandor, líder indiscutido de la UOM durante los años sesenta. Una de las obras de
referencia insoslayable sobre las características del tipo de sindicalismo encarnado en
Vandor es ‘¿Quien mató a Rosendo’, libro en el que Rodolfo Walsh expone su visión de
la burocracia sindical sintetizada en el principio ‘El que molesta en la fábrica molesta en
la UOM, el que molesta en la UOM molesta en la fábrica.’23
Desde la llegada de Onganía al poder en 1966 la hegemonía del sindicalismo
vandorista comenzó a ser amenazada por un movimiento sindical combativo y de base
que se extendió rápidamente. A partir del Cordobazo en 1969 este movimiento aceleró
su crecimiento, alimentando las condiciones históricas que dieron lugar al surgimiento
de poderosas organizaciones armadas con un fuerte componente juvenil y nacionalista.
Si bien los primeros intentos de impulsar organizaciones de este tipo se remontan a la
década del ’50, será a partir de 1970 que éstas tomarán un mayor impulso y se
convertirán en un actor político imposible de subestimar. Montoneros, las Fuerzas
Armadas Revolucionarias, las Fuerzas Armadas Peronistas y el Ejército Revolucionario
del Pueblo serán las que alcanzaran un mayor grado de desarrollo.
Ante esta situación, y como respuesta estratégica a ella, la centralización de la
UOM en particular, y de los sindicatos en general, se vio aun más profundizada durante
el último gobierno de Juan Domingo Perón. El programa de gobierno del antiguo líder
popular, que Maristella Svampa interpretó como un ‘populismo imposible’24,
23 Ver el apartado “El aparato” en Walsh, Rodolfo, “Tercera parte: el vandorismo”, en Quién matoa Rosendo, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1994.24 Svampa, Maristella,; “El populismo imposible y sus actores, 1973-1976” en Nueva Historia Argentina Vol. 9, Buenos Aires, Sudamericana, 2003.
30
contemplaba una institucionalización del conflicto social a través de la firma del
Acta del Compromiso Nacional para la Reconstrucción, Liberación Nacional y la
Justicia Social. Informalmente denominado ‘Pacto Social’, este acuerdo pretendía ser
acompañado por las clases fundamentales de la sociedad, quienes se suponía serían
representadas por medio de dos estructuras corporativas: la Confederación General del
Trabajo (por parte de la clase obrera) y la Confederación General Económica (por parte
del capital). Dejando de lado los obstáculos y las limitaciones que dicho programa tuvo,
lo importante para nosotros es remarcar que dentro de esta estrategia de gobierno la
capacidad de las direcciones sindicales nacionales para controlar a sus bases obreras
tomó una importancia inusitada. La reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales en
el año 1973, hecho sobre el que volveremos más adelante, demuestra justamente esto.
Como respuesta a ello las principales organizaciones armadas del país
recurrieron a una estrategia de eliminación física de los principales dirigentes del
sindicalismo tradicional. Más allá del poco éxito que demostraría esta política una vez
implementada, es indudable que la ejecución de importantes figuras políticas tuvo
consecuencias significativas sobre el desarrollo de las tensiones entre los distintos
grupos que se disputaban la conducción de la sociedad. El asesinato de José Ignacio
Rucci en Septiembre de 1973, adjudicado a Montoneros, es el caso más emblemático en
este sentido. Central y estratégico aliado en el juego político de Perón, su desaparición
significará un importante momento en la escalada de violencia y distanciamiento
político que caracterizó a la relación del viejo caudillo con las organizaciones armadas
en general, y con la Tendencia Revolucionaria del peronismo en particular.
31
Este es el contexto general en que los obreros de Propulsora Siderúrgica se
encontraban, en relación a su sindicato, en el periodo que nos interesa estudiar, entre
1973 y 1975.25
Queda, por otro lado, hacer una reseña sobre el sindicato que nucleaba en
Propulsora a los empleados con posiciones jerárquicas en el proceso productivo, la
Asociación de Supervisores de la Industria Metalúrgica de la Republica Argentina.
ASIMRA fue la primera organización gremial de supervisores de toda América.
La iniciativa surge en el año 1957 por parte de un grupo de activistas y empleados
‘intermedios’ de la industria metalúrgica que ‘sujetos a distintas situaciones conflictivas
propias de la recepción de directivas y su correspondiente implementación, resuelven
constituirse en los verdaderos defensores de sus propios derechos laborales y
profesionales.’26 A pesar de ello la nueva organización obtendría su personería jurídica
cinco años mas tarde, en 1962.
La franja obrera que comenzó a representar incluía ‘capataces, subcapataces o
encargados, técnicos de todas las especialidades, encargados administrativos y personal
de vigilancia de la industria metalúrgica.’27 Según consta en esta misma fuente sobre
Capital Federal y el Gran Buenos Aires existían 4.500 trabajadores que se incluían en
este estrato.
Si bien esta organización representaba a un grupo de trabajadores que ocuparon
una posición estratégica en la industria metalúrgica nacional durante el periodo de
mayor peso de esta rama en la economía, no existen trabajos que se hayan centrado en
su desempeño, su relación con el Estado, con las patronales y con los otros gremios, sus 25 Para un análisis comparativo sobre la relación entre seccional y secretariado general dentro de la Unión Obrera Metalúrgica, para el caso de Acindar y de SOMISA, ver Soul, Maria Julia; Transformaciones de las estrategias sindicales en contextos de Reconversión Productiva. Un estudio de caso en la Industria Siderúrgica. Informe final del concurso: Transformaciones en el mundo del trabajo: efectos socio-económicos y culturales en América Latina y el Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO. 2006. 26 Ver www.asimra.org.ar27 Ibídem.
32
luchas y métodos de protesta y su legitimidad ante sus bases. Intentaremos reconstruir
parte de esta historia descuidada respondiendo a los interrogantes recién planteados a lo
largo de esta investigación.
La UOM y ASIMRA se repartían la representación de un total de entre 1300 y
1500 trabajadores en Propulsora Siderúrgica, la mayoría en situación de dependencia.
Eran pocos los empleados contratados. Provenientes de la zona de Berisso y Ensenada,
como ya mencionamos, la edad promedio de la fuerza de trabajo de Propulsora se
ubicaba alrededor de los 25 años, constituyendo así un grupo etario joven, con mediana
y alta calificación, algunos con estudios secundarios realizados y otros con formación
en escuelas industriales. En el mercado laboral esto redundaba en un alto salario,
respaldado y regulado por los Convenios Colectivos de Trabajo firmados por la UOM.
La organización sindical en la fábrica giraba en torno a una comisión interna,
elegida a través de un cuerpo de delegados, los cuales designados a través de elecciones
directas por los trabajadores de la planta. Tanto el cuerpo de delegados como la
comisión interna formaban parte de la seccional local y su legalidad, una vez realizadas
las elecciones con participación de las bases, quedaba supeditada a la decisión de la
Comisión Directiva de La Plata, la cual tenía la prerrogativa de designar interventores si
lo considerase necesario, además de tener las facultades para expulsar del sindicato a
cualquiera de sus afiliados y de poner fecha para las elecciones que constituían el
formalmente un nuevo cuerpo de delegados. Según los estatutos para el caso de la UOM
éste cuerpo contaba con treinta y tres miembros los cuales, a su vez, debían designar
una comisión interna con cinco delegados.
En la seccional platense el secretario adjunto de la Unión Obrera Metalúrgica era
Rubén Diéguez, quien por otro lado se desempañaba como secretario general local de la
33
CGT.28 Además de dirigente sindical Diéguez ocupaba una banca como diputado en la
legislatura provincial. Como veremos será este un dirigente que utilizará todas las
ventajas de su posición política y sindical para intervenir en la dinámica sindical en
Propulsora.
Al fundarse la fábrica el Cuerpo de Delegados quedó originalmente a cargo de
miembros de la Lista Azul Rosendo García, agrupación que respondía directamente a la
línea de la seccional local y, por medio de esta, a la dirección nacional del gremio.
Desde principios de los ’70 hubo, por otro lado, una inserción de organizaciones
sindicales que podemos denominar como antiburocráticas, entre ellas la Juventud
Peronista, el Partido Comunista y el Peronismo de Base, además de delegados
independientes, con posiciones ‘democráticas y combativas’.29
En el caso de ASIMRA el cuerpo de representantes en la fábrica no superaba los
diez integrantes y, como veremos, su protagonismo en los hechos analizados será
fuertemente reducido frente al poder que representaba en la planta la Unión Obrera
Metalúrgica. Sin embargo la dinámica que adquirirá el conflicto en Propulsora será la
base para una particular articulación entre los trabajadores representados por ambos
gremios. Este será uno de los problemas que abordaremos más adelante.
28 El Secretario General de la UOM en La Plata era Héctor Dateo, pero durante el período que estudiamos será Rubén Diéguez quien manejará de hecho la seccional del gremio metalúrgico. 29 De Santis, Daniel; La lucha obrera en Propulsora Siderúrgica… p. 2.
34
Segunda parte: Montoneros y la experiencia de los Frentes de Masas
1. El proyecto
Como ha sido demostrado por Lucas Lanusse, Montoneros nace de la
confluencia de pequeñas células y grupos armados que comenzaron a operar a fines de
los años ’60 y que, paralelamente, entablaron conversaciones entre sí con el fin de
construir una herramienta político-militar que tuviera alcance nacional.30 Esta
confluencia fue “bautizada” operativamente con el secuestro y ejecución del ex
presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu entre el 29 de Mayo y el 1 de Junio de
1970. Pasarían alrededor de dos años para que, durante la campaña del ‘Luche y
30 Lanusse, Lucas; Montoneros: El mito de sus 12 fundadores. Buenos Aires, Ediciones B, 2005.
35
Vuelve’, Montoneros pudiera consolidar una capacidad de movilización de masas que
superara a la poderosa Confederación General del Trabajo.31
El ámbito de conexión entre el aparato militar y las organizaciones de la
sociedad civil fueron los denominados frentes de masas. De conjunto constituirían la
Tendencia Revolucionaria del Movimiento Peronista. En un corto período de tiempo
surgía así una de las corrientes que disputaría, con posibilidades reales de éxito, la
conducción y hegemonía del peronismo. Considerando que entre 1973 y 1976 este
movimiento popular argentino condensaría internamente las tensiones de las distintas
fracciones sociales y sus correspondientes proyectos de país, la posición de poder
ocupada por la Tendencia Revolucionaria no puede dejar de ser observada en un análisis
político de la época.
El contexto histórico y político argentino se había visto profundamente
modificado a partir de la ola de movilizaciones y puebladas que culminó, luego del
Viborazo, con la renuncia del general Levingston y la asunción como presidente de
Alejandro Lanusse a fines de marzo de 1971. El proceso de radicalización política32
vivido en el país implicaba la consolidación de nuevas fuerzas sociales en los ámbitos
estudiantiles, sindicales y territoriales que serían luego identificados dentro del campo
de la ‘nueva izquierda’.33 A partir del Cordobazo estas fuerzas se habían mostrado lo
suficientemente consolidadas y autónomas respecto de las tradicionales instituciones
políticas como para alarmar a los jefes de la Revolución Argentina. La popularidad
adquirida por las organizaciones armadas tuvo un papel central en la creación de esta
nueva correlación de fuerzas. Las operaciones se multiplicaban y, a partir del secuestro
31 Gillespie, Richard; Soldados de Perón. Historia crítica sobre los Montoneros. Buenos Aires, Sudamericana, 2011, pp. 216-217.32 Gordillo, Mónica, “Sindicalismo y radicalización en los setenta: las experiencias clasistas”, en Lida, Clara E., Crespo, Horacio y Yankelevich, Pablo, compliadores; Argentina, 1976. Estudios en torno al golpe de Estado. México, D.F.: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2007. 33 Tortti, María Cristina, “Protesta social y “Nueva Izquierda” en la Argentina del GAN”, en Pucciarelli Alfredo (editor); La primacía de la política, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
36
y asesinato de Aramburu, la notoriedad pública de estas crecía exponencialmente. No
podemos invisibilizar el papel de Perón en este punto. El explícito apoyo brindado a sus
“fuerzas especiales” formaba parte de un plan personal pero que condicionaba a todo el
aparato político argentino.
El viraje político intentado por Lanusse a partir de 1971 puede ser interpretado
como el reflejo institucional de esta nueva situación concreta de las distintas fuerzas
políticas en el país. El 1° de mayo desde la provincia de Córdoba el nuevo jefe del
Ejecutivo Nacional lanzó el Gran Acuerdo Nacional (GAN) prometiendo convocar en el
corto plazo a elecciones libres. Después de dieciséis años de proscripción del
justicialismo el sueño del ala más antiperonista de la Revolución Libertadora terminó de
derrumbarse. Lanusse entendió que no habría manera de mantener el orden burgués
intacto de manera estable sin la participación institucional de las grandes masas
movilizadas a través de la representación del peronismo. 34
La estrategia del GAN buscaba integrar al sistema político a los sectores de la
burocracia sindical y política del peronismo, neutralizando sus elementos
revolucionarios. La lógica misma de funcionamiento del Gran Acuerdo Nacional refleja
una lectura por parte de la Revolución Argentina de que existe una transformación hacia
dentro del peronismo, una aceleración del enfrentamiento interno. La idea de integrar a
algunos sectores del movimiento y reprimir a otros implica un adelanto de lo que será la
política argentina en el período 1973-1975: la condensación del conflicto social en
luchas internas entre las distintas fracciones del peronismo. Como dirá Torre, el
34 Para un análisis general ver Pucciarelli, Alfredo (editor), La primacía de la política, Eudeba, 1999. También el relato en primera persona de Alejandro Lanusse en Mi testimonio, Lasserre Editores, Buenos Aires, 1977.
37
peronismo será un sistema político en sí mismo, porque contendrá oficialismo y
oposición.35
Paralelamente, desde noviembre de 1970, Juan Domingo Perón impulsaba ‘La
Hora del Pueblo’, un espacio de convergencia de los partidos políticos más importantes
desde donde se demandaba una inmediata salida democrática a la evidente crisis
orgánica desatada como consecuencia de la Revolución Argentina. El moderno sistema
político argentino hacía prácticamente inviable la conducción de la sociedad en su
conjunto sin el esfuerzo por construir una hegemonía global. La Hora de los Pueblos
constituía una propuesta de salida legal a la crisis de la Revolución Argentina en la cual
confluían las más importantes organizaciones políticas que podían institucionalizar las
demandas de la sociedad argentina: el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical.
Este nuevo escenario planteaba nuevas preguntas a todas las organizaciones
políticas, y particularmente a las organizaciones armadas. Éstas habían nacido al calor
de una dictadura autoritaria y encontraban en la violación a las instituciones
democráticas la legitimidad de su método de lucha. Era clásica entre las organizaciones
armadas la fórmula que sostenía que ‘el método de lucha no lo deciden las
organizaciones populares, sino el régimen’.36 ¿Qué hacer ahora que el enemigo
proponía muy concretamente el retorno a elecciones libres, con la participación legal del
justicialismo?
Las transformaciones en el sistema político argentino impulsaban a Montoneros
a pasar a la que previamente había concebido como la segunda fase de una guerra
nacional, total y prolongada. El foco había prendido. Se podía pasar así a la etapa de la
35 Torre, Juan Carlos; El gigante invertebrado: los sindicatos en el gobierno, Argentina 1973-1976, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2004.36 En estos términos se expresaría Pedro Bonnet, militante del PRT-ERP, al ser entrevistado cuando se encontraba tomado el aeropuerto de Trelew en el momento en que la cinematográfica fuga del penal de Rawson fracasaba en sus objetivos más ambiciosos antes de desatarse la “Masacre de Trelew” en 1972.
38
guerra revolucionaria que requeriría de la construcción de canales de comunicación
orgánicos entre los combatientes y las grandes masas.37 La organización contaba con
una fuerte popularidad y el apoyo coyuntural pero explícito de Perón. La
reinstitucionalización de la política nacional implicaba la necesidad de adaptar las
estructuras de la organización de modo tal de poder practicar una política de masas. Es
en este sentido que en el documento citado aparecen por primera vez mencionadas las
Unidades Básicas Revolucionarias. Estas tendrían la tarea de funcionar como nexo entre
los cuadros político-militares y la militancia de base.
Analizado más profundamente se evidencian, en este punto, dos explicaciones
divergentes sobre el impulso a la organización en los ámbitos de masa. Por un lado, y a
partir del relato construido por Montoneros, las nuevas agrupaciones de base son la
consecuencia necesaria de haber avanzado a la segunda etapa de la lucha, una vez el
foco guerrillero había prendido. Desde otra perspectiva, dicho impulso puede ser leído
más bien como una respuesta menos planificada y más pragmática de la organización
ante la realización de elecciones libres. Con todo, estas explicaciones no son
necesariamente excluyentes o contradictorias.
Esquemáticamente la estructura de Montoneros y sus frentes de masas quedaba
establecida del siguiente modo: en la cima los cuadros dirigentes con capacidad de
realizar operativos armados y la tarea de establecer la línea política de toda la
organización. Las células encargadas de ejecutar los operativos militares se
denominaban Unidades Básicas de Combate.
Más abajo se encontraban los cuadros medios. Estos eran militantes ya
integrados a la organización, con tareas militares asignadas pero que, además, cumplían
la función particular de mediar entre los cuadros dirigentes y la militancia ‘de 37
‘Montoneros. Línea político militar. Documento Interno. 1971’ en Baschetti, Roberto: Documentos (1970-1973). De la guerrilla peronista al gobierno popular, Buenos Aires, de la Campana, 1995.
39
superficie’. Los cuadros medios serían responsables de las Unidades Básicas
Revolucionarias. Estas últimas, semiclandestinas, constituirían el espacio de
participación política de la militancia de los frentes de masas no integrados a la
estructura militar. Los responsables de las UBR foramrían parte de la organización
político-militar. Pero su clandestinidad sería abierta, en la medida en que
permanecerían insertos en la base de la cual provenían, conduciendo tácticamente la
movilización popular. Esta figura tiene particular importancia para nosotros, puesto que
los principales referentes que protagonizaron los sucesos que estudiamos representaban
esta específica participación en Montoneros y su frente de masas sindical. Como
combatientes de Montoneros, y miembros de una UBC, desarrollaban tareas
clandestinas. Como responsables de una agrupación de masas conducían una militancia
legal que disputaba espacios institucionales.
Las agrupaciones de base, que dependían de sus respectivos responsables,
comprendían concretamente el nivel de las masas. Los cuadros bajos no eran
necesariamente guerrilleros, combatientes, sino que se integrarían a la ‘Guerra
Revolucionaria’ con otro tipo de tareas no clandestinas. Citamos un fragmento del
documento donde explicita cuáles serían dichas tareas:
…el pueblo debe ser los ojos, los oídos y la boca de los combatientes. Es el
pueblo organizado en Unidades Básicas Revolucionarias el que realizará las
tareas de información, comunicación y propaganda para facilitar la tarea de las
Unidades Básicas de Combate. Son los activistas y militantes de base los que
darán la cara para encubrir a los combatientes clandestinos. De ellos deberá
provenir la red de depósitos y refugios necesarios para el desarrollo de las
tareas armadas. Serán ellos los que promoverán las movilizaciones populares
para desgastar al régimen y fortalecer la conciencia y la organización de las
40
bases. Por último aquellos más preparados y decididos tomarán las armas y se
incorporarán a las unidades de combate.38
Durante la segunda mitad de 1972 Héctor Cámpora, delegado de Perón en el
país, fue designado por mandato de éste para ser el candidato presidencial del
peronismo en las elecciones que se celebrarían el 11 de marzo del año siguiente. Una
cláusula legal impedía a Perón presentarse él mismo como candidato.
La Juventud Peronista Regionales, fracción de la vieja Juventud Peronista que
adhería a la conducción estratégica de Montoneros, lanzó la campaña electoral ‘Luche y
vuelve’. Entre este momento y el 20 de junio de 1973 ocurrirá el mayor crecimiento de
la Tendencia Revolucionaria. Retomando la máxima reivindicación de las clases
populares argentinas desde 1955 la JP Regionales, dirigida nacionalmente por Juan
Carlos Dante Gullo, se erigió en la mayor organización legal de Montoneros. Se
constituía así el primer frente de masas montonero, con un trabajo de inserción
territorial.
1972 y 1973 fue el período en que se concretaría la creación de los distintos
frentes. A la Juventud Peronista se sumarían la Juventud Trabajadora Peronista, la
Unión de Estudiantes Secundarios, la Juventud Universitaria Peronista, el Movimiento
Villero Peronista, el Movimiento de Inquilinos Peronista, la Agrupación Evita y la
Agrupación del Peronismo Auténtico. Estas organizaciones constituyeron el esqueleto
político del movimiento montonero. Ellas debían hacer posible una política de masas
permanente en donde se conjugaban los objetivos políticos estratégicos con las luchas
reivindicativas propias de cada espacio de militancia (ya sea territorial, sindical,
estudiantil, etc.). Las agrupaciones que constituían los frentes de masas funcionaban
dentro de las organizaciones populares existentes (sindicatos, centros de estudiantes,
38 ‘Montoneros. Línea político militar. Documento Interno. 1971’ en Baschetti, Roberto: Documentos (1970-1973)…pp. 372.
41
centros vecinales) e intentaban consolidar su propia conducción hacia dentro de estos
espacios. Es decir, no buscaban crear nuevos espacios, sino disputar los existentes. Esto
implicaba un trabajo doble de consolidación de la propia fuerza a la vez que se intentaba
desgastar en el mismo movimiento la del enemigo.39
En el breve e inestable período que duró el gobierno constitucional entre 1973 y
1976 los frentes de masas adquirirán un importante desarrollo. Sin embargo, el
progresivo desgaste del estado de derecho y la emergencia de un estado de excepción
cada vez más represivo se mostrarán como un obstáculo difícil de sortear para estas
organizaciones. A pesar de ello los frentes de masas en general, y la JTP en particular,
constituirán experiencias organizativas del pueblo argentino con una riqueza histórica
difícil de soslayar. En este estudio de caso intentaremos aportar a poner luz sobre este
proceso y algunas de sus principales características.
2. Nace la Juventud Trabajadora Peronista
Si bien los frentes de masas de Montoneros abarcaron diversos espacios de
militancia, nuestro trabajo se centra en el ámbito sindical. Dedicaremos por ello este
apartado a la reconstrucción del lanzamiento de la JTP.
El 8 de mayo de 1973 salía a la luz la primera edición de una revista de la
Tendencia Revolucionaria.40 El nuevo marco político hacía más factible y a la vez más
necesario el acceso a medios masivos de comunicación como herramientas de
construcción de una fuerza social con vocación hegemónica.
Una breve nota titulada ‘La Juventud Trabajadora Peronista en Marcha’ relata la
creación del quizás más ambicioso frente de masas que adheriría al proyecto estratégico
39 Revista Evita Montonera, Nº1, Diciembre de 1974.40 Revista El Descamisado, Nº1, Mayo de 1973.
42
de Montoneros. Tal como se reflejará en el discurso que Mario Firmenich pronunciará
en agosto de 1973 en el estadio de Atlanta, la disputa en el ámbito sindical era
fundamental para consolidar un nuevo bloque hegemónico dentro del peronismo. Esta
disputa se traducirá en una lucha feroz entre la Tendencia Revolucionaria por un lado y
los elementos tradicionales del sindicalismo burocrático justicialista y los sectores más
claramente reaccionarios ligados a Isabel Perón y José López Rega por otro. Debemos
tener en cuenta en este punto que la burocracia sindical constituyó una de las figuras
antagónicas centrales de la organización armada desde su nacimiento.
El 1º de mayo de ese mismo año, entonces, se había constituido en un acto en la
Federación de Box en Buenos Aires, con quince mil asistentes, la JTP. En este acto
participaron dos pequeños sindicatos nacionales, una seccional de la UOCRA y 34
agrupaciones de distintos gremios.41 Los lineamientos políticos de la nueva estructura
sindical evidenciaban desde su nacimiento la tensión que emanaba del entrecruzamiento
de un horizonte estratégico enunciado como ‘socialismo nacional’ y la identificación
con un movimiento policlasista como el peronismo.42 La creación de la JTP, a la vez
que levantaba las históricas banderas del peronismo, constituía un nuevo peligro para el
sindicalismo peronista ortodoxo que, desde el retorno de Perón, se vería completamente
relegitimado por el líder que volvía al país después de dieciocho años de exilio.
Las organizaciones armadas peronistas tuvieron en el evento una ubicación
central. Banderas y discursos en alusión a ellas dominaron el evento. ‘Perón, Evita, la
Patria Socialista’ era uno de los cánticos que más entonaban a los asistentes. La
presencia de estos cánticos no expresaba necesariamente una adhesión al socialismo por
parte de la militancia ‘de superficie’ de la organización. Sin embargo en una entrevista
realizada para este trabajo un militante de JTP y Montoneros sostenía que
41 Lobbe, Héctor; La guerrilla fabril. Clase obrera e izquierda en la Coordinadora de Zona Norte del Gran Buenos Aires (1975-1976), Buenos Aires, RyR, 2009, p. 39.42 Cuadernillo especial JTP, Lineamientos generales. Septiembre, 1973.
43
con los compañeros que adherían a la agrupación (empezabas) a charlar,
porque adherían a una política, y vos hablabas de socialismo. Esta cuestión de
la patria socialista, Perón, Evita, la Patria Socialista, era una consigan cantada
por todos. Ahora ¿qué significaba ese socialismo? Para el conjunto ese
socialismo significaba estar mejor, eso es, eso era.43
Desde esta perspectiva se puede cuestionar la idea de que el potencial rupturista
y revolucionario del ideario socialista sea monopolio exclusivo de programas máximos
y sistemáticamente radicales. Los militantes de superficie de la Juventud Trabajadora
Peronista, quienes en palabras de nuestro entrevistado son identificados como
‘adherentes’ a la agrupación, participaban entonces de una reivindicación planteada
desde los espacios más altos de la conducción montonera, aunque en este caso dándole
un contenido mucho más difuso. La figura del ‘adherente’ constituye uno de los
elementos centrales que estarán presentes a lo largo de la investigación y que
analizaremos con especial detenimiento en los últimos apartados del trabajo.
Según la revista El Descamisado, las principales banderas de la JTP incluían
‘aspectos políticos, económicos y gremiales: ley de amnistía, nacionalización de
empresas, bancos y comercio exterior, aumentos de salarios, control obrero de la
producción y dirección de las empresas.’44 Es necesario plantearse la pregunta de en qué
medida es posible o no escindir esas reivindicaciones concretas de un proyecto definido
como socialista. El análisis del grupo intelectuale Pasado y Presente, contemporáneo a
los sucesos que nosotros abordamos, sostenía la necesidad de una unidad entre
reivindicaciones antisistémicas y programas sistemáticos para la instauración de una
nueva sociedad:
43 Entrevista realizada a Juan Fernández, 2012.44 Cuadernillo especial JTP, Lineamientos generales…
44
Si la revolución socialista no se presenta hoy como la afirmación de una
realidad nueva gestada en el interior de la vieja sociedad, si únicamente es
concebible como un proceso de revolucionarización permanente de un universo
productivo en definitiva ambiguo y contradictorio, la formación de un bloque de
poder alternativo presupone la elaboración de un proyecto consciente, de una
alternativa programática fundada en la transformación global del sistema (…).
Y aunque la elaboración de esa alternativa plantea un conjunto de problemas
teóricos de difícil resolución es a las masas a quien corresponde en primer lugar
resolverlas. Son ellas las que deben crear en el seno mismo de la sociedad
capitalista un movimiento anticapitalista y unitario que agreda al sistema a nivel
de sus estructuras sociales: lla fábrica, la escuela, el barrio, la ciudad, las
profesiones.45
En el programa de la JTP una de las consignas más generalmente expresadas era
la ‘lucha contra la burocracia sindical traidora’. Si tenemos en cuenta el papel que
hemos asignado a la burocracia sindical en el conjunto de condiciones de posibilidad de
éxito del proyecto estratégico de Perón durante su última presidencia, ésta última
consigna no es meramente parte de una disputa a nivel interno del sindicalismo
peronista, sino que contiene implicancias que chocan irreconciliablemente con el
programa del Pacto Social. En esta misma línea el lúcido planteo del equipo de Pasado
y Presente afirmaba que
el crecimiento de la conciencia combativa de las masas no tiene un mero
carácter económico-profesional, ni la exigencia de direcciones sindicales no
burocráticas expresa únicamente el deseo de los trabajadores de perfeccionar
los mecanismos de delegación de poder. Lo que está subyacente en las luchas
contra la burocracia sindical, los desequilibrios, el autoritarismo patronal y del
Estado, la opresión económica, política y social de las masas populares, es una
45 ‘La larga marcha al socialismo en Argentina’ en Revista Pasado y Presente, Nº1, Abril-Junio de 1973, p. 10.
45
nueva voluntad política, una nueva conciencia de rechazo de la realidad
presente que reclama una reestructuración total de la sociedad argentina.46
El citado cuadernillo especial sobre la JTP, publicado en septiembre de 1973
junto con el número 17 de El Descamisado contenía los lineamientos políticos de la
nueva organización. El primer punto expresaba:
La J.T.P. nace como una corriente político gremial en el seno del Movimiento
Obrero Organizado, haciendo suyas las experiencias y las luchas de la clase
trabajadora argentina y fijándose como objetivos producir el trasvasamiento
sindical para el Socialismo Nacional.47
Se proponía entonces la disputa por la conducción de las seccionales, gremios y
de la central obrera. Había sido un tema de discusión si crear una nueva CGT que
respondiera a la Tendencia o competir contra la ‘burocracia sindical’ por la conducción
de la institución existente. Finalmente se decidió por esta última opción, como muestra
el primer artículo de sus lineamientos políticos, a la vez que se remarcaba, una vez más,
el objetivo estratégico del Socialismo Nacional.48 Esta estrategia política tendrá
implicancias prácticas en el desarrollo de los conflictos sobre los que enfocaremos los
próximos apartados de este trabajo, particularmente en cuanto a la actitud de las
agrupaciones sindicales de la Tendencia Revolucionaria respecto de las estructuras
sindicales reconocidas legalmente.
El documento con los lineamientos generales de la JTP que citamos previamente
inscribe a ésta en la tradición del sindicalismo combativo, apropiándose especialmente
de las experiencias posteriores a la Revolución Libertadora, desde la toma del
46 Ibídem., p. 11. 47 Cuadernillo especial JTP, Lineamientos generales…48 Entrevista realizada a Gonzalo Leónidas Chaves, 2012.
46
Frigorífico Lisandro de la Torre hasta el fenómeno de la CGT de los Argentinos y las
puebladas protagonizadas por la clase trabajadora argentina entre 1969 y 1971.
Los objetivos programáticos de la JTP aparecen claramente definidos en los
siguientes términos: lucha por la creación de nuevos puestos de trabajo y por impedir
nuevos despidos, garantizando estabilidad laboral; puesta en marcha de un plan de
vivienda, salud y educación; aumento de los salarios reales; nacionalización de los
recursos básicos de la economía; participación obrera en las decisiones de la
producción. Por otro lado se plantea la consolidación de un modelo sindical
democrático en abierta oposición al centralismo verticalista que, sin decirlo en el
cuadernillo, es propio del movimiento obrero organizado argentino desde que Perón
comenzó a tener una influencia decisiva desde la Secretaría de Trabajo y Previsión en
1944.
El muy bien documentado estudio de Héctor Lobbe sitúa a la JTP como la
organización sindical más importante en la Zona Norte del Gran Buenos Aires en
cuanto a la cantidad de militantes y establecimientos en los que tenía activistas propios.
Este desarrolló se verá plasmado también cuando, hacia 1975, se estructuren las
llamadas “Coordinadoras Interfabriles” (espacios de coordinación entre cuerpos de
delegados y comisiones internas sobre los que volveremos más adelante). En esa línea
Werner y Aguirre expresan que ‘la JTP logró gran influencia entre la vanguardia obrera
del Gran Buenos Aires y la Capital Federal alcanzando una supremacía hegemónica en
las coordinadoras interfabriles.’49
La rama sindical de Montoneros no sólo tuvo un rápido crecimiento a partir de la
convocatoria exitosa de trabajadores que buscaban un nuevo espacio de encuadramiento
49 Werner, Ruth y Aguirre, Facundo; Insurgencia obrera en la Argentina. 1969-1976. Clasismo, coordinadoras interfabriles y estrategias de la izquierda. Buenos Aires, Ediciones IPS, 2007, 291. Para un mejor panorama sobre el amplio desarrollo de la JTP en las Coordinadoras ver en el mismo trabajo los Cuadros que se encuentran en el Anexo, pp. 549-555.
47
político, sino que se caracterizó por ser un fuerte imán para experiencias organizativas
preexistentes. El contexto histórico específico, y las cualidades de la JTP facilitaron este
fenómeno:
el activismo gremial independiente o de vagas simpatías izquierdistas debería
replantearse su inserción dentro de una estructura política que le brinde no sólo
cobertura y respaldo organizativo y de infraestructura, sino también para
afrontar lo que se presiente como dura puja con la burocracia y el propio
gobierno. En este punto, la incorporación a una estructura sindical en
formación como la JTP, reportaba la posibilidad de disputar dentro del espacio
gremial peronista, contando además con la asistencia de abogados, legisladores
y funcionarios públicos, por lo menos en los primeros tiempos.50
En Octubre de 1973 la JTP editará el único número del periódico llamado
‘JOTATEPE’. El enfrentamiento contra las conducciones burocráticas y la oposición a
los puntos centrales del proyecto oficial de Reforma de La Ley de Asociaciones
Profesionales aparecen como los temas que articulan todo el número. Dos documentos
titulados “Ley de Asociaciones Profesionales”51 en los que se crítica de raíz el proyecto
en cuestión expresan la importancia que tenía para Montoneros la disputa por la
conducción de las estructuras sindicales argetninas, en las cuales la burocracia sindical
peronista tenía un peso de carácter decisivo.
Este es el escenario de constitución de la Juventud Trabajadora Peronista. En un
período que ‘encarna como pocos un punto de máxima condensación de tensiones y
contradicciones’52, potenciadas por encontrarse todas ellas integradas en un mismo
movimiento político, la JTP se convertirá en una de las organizaciones más relevantes
en la dinámica social del momento tanto por su inserción específicamente sindical como
50 Lobbe, Héctor, op. cit., pp. 70-71.51
Sobre la Ley de Asociaciones Profesionales, folleto de la JTP, s/f.52 Svampa, Maristella,; “El populismo imposible y sus actores, 1973-1976” en Nueva Historia Argentina Vol. 9, Buenos Aires, Sudamericana, 2003, p. 383.
48
por su relación orgánica con la dirección de la Tendencia Revolucionaria, concentrada
en la Conducción Nacional de la organización político-militar Montoneros.
Hacia 1976, en un contexto social y político diferente, Montoneros decidirá la
disolución de la JTP y la creación, a partir de sus viejas estructuras, del Bloque Sindical
del Peronismo Auténtico y, luego, de la CGT en la Resistencia. Explicaremos con
mayor detalle este proceso cuando avancemos en nuestra exposición.
Tercera parte: la Juventud Trabajadora Peronista en Propulsora Siderúrgica
1. Una lucha en tres frentes: la burocracia, la patronal y el gobierno
Si la crisis orgánica abierta a partir de 1955 en la relación entre Estado y
sociedad en Argentina se había agudizado a partir del ‘desempate hegemónico’ que
implicó la Revolución Argentina en favor de la fracción monopólica y trasnacional del
49
capital en detrimento de las otras fracciones de la burguesía local (industrial
mercadointernista y agraria)53 esta agudización tuvo, como sabemos, epicentro
inicialmente en las regiones de mayor desarrollo industrial del interior del país.
El golpe cívico-militar encabezado en 1966 por Onganía con el apoyo del
aparato sindical conducido por Augusto Vandor impulsó un avance sobre las posiciones
de poder del movimiento obrero que estaba fuera de los cálculos del jefe de las 62
Organizaciones Peronistas. Esta nueva coyuntura sentó las bases estructurales para el
debilitamiento de la sólida burocracia sindical que desde hacía poco menos de una
década controlaba una importante cuota del poder social recurriendo,
fundamentalmente, a una estrategia de presión.
Este retroceso del vandorismo tuvo su contrapartida en la explosión de
movimientos sindicales de base que, más allá de los diferentes matices ideológicos, se
articulaban en torno al impulso a un modelo de democracia sindical que se definía, en
gran medida, por oposición a la política impulsada desde las 62 Organizaciones: un
sindicalismo de presión, defensivo, centralizado y con una participación de las bases
limitada a una movilización controlada desde arriba se oponía a un sindicalismo
democrático, ofensivo, descentralizado, participativo y que hacía de la acción directa un
mecanismo central de lucha.54
Sin embargo no fue sino hasta 1973 que los conflictos que vieron luz en el
interior del país se propagaron hasta el mayor centro económico nacional en el Área
Metropolitana de Buenos Aires. La discusión clásica generada en torno a este contraste
tuvo una primera respuesta en el trabajo de Juan Carlos Torre sobre los sindicatos en el
período 1973-1976, en el que atribuye a una mayor centralidad de la fábrica en la ciudad
53 Portantiero, Juan Carlos; Clases dominantes y crisis política en la Argentina actual, en El capitalismo argentino en crisis, Buenos Aires, Siglo XXI Argentina Editores, 1973.54 Ver Gordillo, Mónica, “Sindicalismo y radicalización en los setenta: las experiencias clasistas”…
50
y a la mayor dificultad por parte de los aparatos sindicales nacionales de controlar a las
organizaciones gremiales locales en el interior las causas de una mayor propensión a
‘rebeliones antisindicales’.55
Este escenario se vio modificado a partir de 1973:
La forzada apertura decidida por el gobierno militar, la movilización electoral
de 1973, el retroceso político de las direcciones sindicales, sirvieron para
descomprimir la situación laboral en Buenos Aires. En este marco, una ola de
paros e insurrecciones anti-sindicales comenzó a hacer eco a la agitación que
venía conmoviendo las fábricas de Córdoba y del Litoral. Fue contra el telón de
fondo de esta generalización de los conflictos laborales que la central obrera
firmó el Pacto Social en junio de 1973, obligándose a asistir pasivamente a la
ofensiva obrera.56
La prácticamente inédita inestabilidad social vivida en los tres años de gobierno
constitucional entre la anteúltima y la última dictadura militar en el país se correspondía
con una constante movilidad de los actores sociales en el sistema político argentino. La
llegada de Perón al país en junio de 1973 implicó un cambio en las condiciones políticas
que habían enmarcado la generalización del conflicto gremial al que hiciéramos
mención previamente. Éste realizó un marcado viraje y se distanció de la política de
tolerancia oficial que caracterizó al gobierno de Cámpora respecto de los movimientos
radicalizados, particularmente de la Tendencia Revolucionaria. Por el contrario Perón
optó por reconstituir su alianza con los poderosos, aunque fuertemente cuestionados,
jerarcas sindicales, rompiendo definitivamente con los sectores radicalizados de la
juventud y acrecentando el control sobre la movilización obrera.57
55 Torre, Juan Carlos; El gigante invertebrado. Los sindicatos en el gobierno, Argentina 1973-1976. Buenos Aires, Siglo XXI de Argentina Editores, 2004, pp. 36-43.56 Op. cit., p. 43.57 Op. cit. p. 48.
51
Esta nueva situación de la que da cuenta Torre profundizó sustancialmente el
compromiso que unía a las direcciones sindicales nacionales con el proyecto político
que intentaba impulsar el viejo caudillo argentino. El éxito del Pacto Social dependía de
manera fundamental de la capacidad de las entidades corporativas firmantes, la
Confederación General del Trabajo y la Confederación General Económica, de
transmitir con éxito a sus organizaciones la necesidad de acatar el acta acuerdo firmada.
Los puntos fundamentales del Pacto se reducían a garantizar el congelamiento de los
precios y de los salarios. El primer punto debía garantizarlo la entidad patronal, el
segundo la CGT.
El hecho de que la UOM fuera una de las estructuras más importantes del
peronismo comprometía al sindicato metalúrgico aún más con el gobierno nacional. La
existencia de movimientos díscolos dentro del sindicato implicaba, en última instancia,
un peligro directo sobre el proyecto estratégico que encarnaban el Pacto Social y el Plan
Trienal presentado por el Ministro de Economía Jose Ber Gelbard.
Del mismo modo la importancia política de la UOM se reflejaba en los cargos
públicos que sus propios cuadros lograron conquistar en esos años. El Ministerio de
Trabajo había quedado bajo control de Ricardo Otero, la CGT bajo el liderazgo de José
Ignacio Rucci, la gobernación de Buenos Aires a partir de la intervención contra el
afecto a la Tendencia Revolucionaria Oscar Bidegain bajo la responsabilidad de
Victorio Calabró.58 Estos líderes se verían obligados a enfrentarse al peligro real que
implicaba la política de ejecución selectiva de dirigentes sindicales impulsada por
Montoneros. La muerte de Rucci en 1973, atribuida a Montoneros aunque nunca
reconocida formalmente por la organización, será un ejemplo de esta política que tendrá
58 Ver Walsh, Rodolfo, ¿Quién mató a Rosendo?..., pp. 133-146.
52
profundas consecuencias políticas, siendo el dirigente metalúrgico un actor fundamental
para la implementación exitosa del Pacto Social.
La sanción durante la primera quincena de diciembre de 1973 de una reforma de
la Ley de Asociaciones Profesionales junto a una nueva modificación del Código Penal
a fines de enero de 1974 formaba parte de la respuesta del gobierno ante la posibilidad
de que las bases de las organizaciones nucleadas en la CGT no se dispusieran a cumplir
con los principios que sostenían al Pacto Social.
En el caso de la reforma al Código Penal el gobierno buscaba endurecer las
penas contra la ocupación de fábricas, una de las herramientas de lucha que
caracterizaba a la acción directa del sindicalismo combativo.
La sanción de una nueva Ley de Asociaciones Profesionales constituía, por su
parte, un avance sobre los niveles de democracia al interior de los sindicatos. Aquella
disponía mayores poderes a las conducciones nacionales por sobre las seccionales
provinciales y locales, ampliaba los plazos obligatorios para la convocatoria a
asambleas, centralizaba los aportes de los afiliados y ponía fin, de hecho, a las
federaciones. Aplicada la ley, los sindicatos adquirían estructuras de tipo unionista y
extensión nacional.59
En una remarcable interpretación del período 1973-1976 Marina Franco inscribe
este avance sobre las posiciones sindicales en una lucha más amplia por los espacios de
poder dentro del movimiento peronista, disputa que se fue proyectando sobre la
totalidad del sistema político argentino y que significó, en paralelo, una progresiva
expansión de un Estado de excepción que culminó con el alzamiento cívico-militar de
1976:
59 Para un análisis sobre la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales de 1973 véase el ya citado artículo de Pedro Aguirre en Revista Pasado y Presente, N°2-3, Julio-Diciembre de 1973.
53
Así, mientras la depuración partidaria y una violenta ofensiva contra todo
aquello considerado ‘comunista’ avanzaban dentro del peronismo, también se
articulaba muy visiblemente con las políticas estatales de control ideológico y
de seguridad, cuyo objetivo visible eran las organizaciones insurgentes de
izquierda. 60
Y continúa más adelante:
Como es evidente, los planos partidario y estatal, completamente imbricados,
llevaron al avasallamiento de la legalidad constitucional de manera sistemática
en todos los niveles del poder y de la administración. En ello, los conflictos
internos del peronismo, formulados en términos de pureza ideológica en torno
a la identidad peronista, encubrieron buena parte de una lucha por los espacios
de poder en el aparato estatal.61
Como consecuencia de esta misma línea de ofensiva gubernamental la
Tendencia Revolucionaria vio como menguaba su poder institucional en la medida en
que los diputados en el Congreso afines a su línea se veían forzados a elegir entre
renunciar a su autonomía o a su banca, mientras se avanzaba sobre los gobernadores
provinciales con los que Montoneros mantenía un diálogo más fluido.
Los intelectuales del grupo Pasado y Presente interpretaban la particular
coyuntura nacional posicionando al gran capital monopolista y al proletariado por él
explotado como los dos polos de la principal contradicción social en Argentina.62 En
este contexto las fábricas más dinámicas de la economía se convertían en el principal
basamento de cualquier proyecto antisistémico. El grupo Pasado y Presente insistía en
60 Franco, Marina; Un enemigo para la nación. Orden interno, violencia y ‘subversión’, 1973-1976. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2012, p. 66. 61 Íbidem., p. 86. Al respecto ver también Servetto, Alicia, 73-76. El gobierno peronista contra las provincias montoneras. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2010.62 Portantiero, Juan Carlos, op. cit., p. 80.
54
este punto, no sólo desde un punto de vista heurístico, sino como un punto central para
la intervención política:
‘Ir a la fábrica’, ‘poner a la gran fábrica capitalista como centro de la acción
política revolucionaria’, constituyen principios generales sobre los que P y P ha
insistido e insistirá, en tanto ellos, estratégicamente, marcan el punto en que en
la Argentina pueden fusionarse la lucha antiimperialista con la lucha socialista63
Como señalamos, el Grupo Techint era uno de los principales actores
económicos y políticos de la fracción monopólica del capital local. En este marco
político es que se sitúan los conflictos en Propulsora Siderúrgica, una fábrica que como
vemos comenzó a producir en el mismo momento en que la crisis de hegemonía abierta
en la ‘Revolución Libertadora’ volvía a emerger pero con mayores niveles de
conflictividad social a partir el Cordobazo y de la creciente desobediencia de las bases
que comenzaba a propagarse en el interior del país. Al jugar un papel central a lo largo
de los tres conflictivos momentos que analizaremos en esta parte de la investigación, la
JTP en Propulsora Siderúrgica constituye una experiencia organizativa que sin dudas
podrá aportar a la identificación del nexo entre los frentes de masas de la Tendencia
Revolucionaria y la organización obrera.
2. El caso de Propulsora Siderúrgica
En este bloque buscaremos condensar los resultados más relevantes de nuestra
investigación. Intentaremos reconstruir la dinámica interna de Propulsora Siderúrgica
durante sus primeros años de vida poniendo en un primer plano el desarrollo de la
Juventud Trabajadora Peronista. Un importante número de otras organizaciones que
63 Revista Pasado y Presente, Nº2-3, Julio-Diciembre de 1973, p. 198.
55
podemos denominar como combativas o antiburocráticas formaron parte de ese
desarrollo, por lo que ocuparán también un lugar central en el relato. Sin embargo
nuestro interés principal estará puesto sobre la JTP, que durante el período logrará una
fuerte adhesión entre los trabajadores metalúrgicos quienes, según relatos de algunos
protagonistas de los hechos analizados, llegarán a apoyar a la agrupación por centenares
durante los primeros años de la década del ‘70.
La Tendencia Revolucionaria, ese complejo y contradictorio espacio político que
nucleaba a los sectores más radicales del peronismo, contenía organizaciones con
diversas tácticas y estrategias políticas, distinto grado de desarrollo en el plano de la
sociedad civil así como en un plano estrictamente militar, y variado nivel de inserción
en el aparato institucional público de acuerdo a las relaciones políticas establecidas con
otros sectores del justicialismo. Si bien nuestro trabajo se enfoca específicamente en las
organizaciones con mayor peso político en la Tendencia Revolucionaria, Montoneros y
sus frentes de masas, el entramado de organizaciones que la constituían incluía a las
Fuerzas Armadas Revolucionarias, a las Fuerzas Armadas Peronistas y al Peronismo de
Base. Entendida como espacio político, sin una orgánica centralizada, sus límites no
deben ser entendidos de manera rígida y delimitada por organizaciones específicas,
aunque las fuerzas mencionadas tenían un peso tal dentro de éste espacio que es difícil
dejar de considerar.
Al igual que cualquier otra organización social, el brazo sindical de la Tendencia
Revolucionaria surge de un complejo proceso histórico. Por lo tanto dedicaremos en un
primer momento unas líneas al recorrido previo de los militantes que más tarde
conformarían parte de la agrupación metalúrgica Felipe Vallese, adherida a JTP, en
Propulsora. Esta reconstrucción incluirá también el desarrollo del Peronismo de Base en
la fábrica.
56
Como eje articulador que conforma los restantes apartados del bloque, con un
objetivo analítico pero con un sustento histórico concreto, organizaremos la exposición
en una secuencia a partir de tres conflictos puntuales acontecidos en la fábrica entre
1973 y 1975. Recurriendo al recorte histórico propuesto por Juan Carlos Torre en El
gigante invertebrado situamos un primer conflicto en pleno gobierno de Juan Domingo
Perón a fines del año 1973 El segundo momento de conflicto implicara un período de
cuatro meses entre mayo y septiembre de 1974, abarcando tanto la presidencia de Perón
y su fallecimiento como los primeros momentos del gobierno de María Estela Martínez
de Perón. El último conflicto analizado transcurrirá durante ‘la larga agonía’ del
gobierno constitucional dirigido por la viuda del histórico líder.
Reconstruiremos inicialmente el conflicto entre las tendencias sindicales
burocráticas y antiburocráticas en el seno de la fábrica que dará lugar al surgimiento de
la Lista Blanca durante 1973. Adelantando sintéticamente el argumento central de este
apartado intentaremos visualizar las complejidades conceptuales e históricas propias de
procesos organizativos en los cuales se yuxtaponen iniciativas en una dirección arriba-
abajo o descendiente e iniciativas propias de movimientos “de base”.
Luego pondremos el foco sobre el conflicto más importante desarrollado en la
fábrica desde su génesis hasta, por lo menos, la reestructuración económica impulsada
por el Partido Justicialista durante los años ’90.64
Cómo último punto conflictivo del período intentaremos rastrear el rol que
Propulsora en general, y la JTP en particular, desarrollaron durante las jornadas de junio
y julio de 1975, período de mayor auge de las Coordinadoras Interfabriles en el
conurbano bonaerense.
64 Al respecto ver Esponda, Alejandra; La carpeta negra de Mamá Propulsora. La reestructuración productiva desde la experiencia de los trabajadores, Tesis de Licenciatura. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Misiones, 2007.
57
Para cerrar esta tercera parte de la investigación dedicaremos un apartado a
abordar con mayor profundidad algunos elementos centrales del papel jugado por la
Juventud Trabajadora Peronista como parte de la Lista Blanca de Propulsora
Siderúrgica.
Una consideración especial merece el recurso a testimonios orales como fuente
académica. A lo largo de este apartado las entrevistas realizadas a protagonistas de los
sucesos abordados cobran centralidad explicativa, fundamentalmente a partir del
contraste de los testimonios entre sí y de estos respecto de las fuentes documentales
escritas. Es por tanto necesario considerar el condicionamiento de la perspectiva del
entrevistado que, como sostiene Beatriz Sarlo, habla del pasado sin suspender el
presente y muchas veces también implicando el futuro.65
2.1 “Llegan los muchachos”: La Agrupación Peronista de Propulsora
Pregunta: Contame sobre el desarrollo sindical que ustedes
tenían en La Plata antes de Montoneros.
Gonzalo Chaves: Bueno, eso es un poco la historia de la
Juventud Peronista de La Plata66
Así comenzaba una entrevista que realizamos en 2013 a uno de los máximos
referentes de la JTP y de Montoneros tanto durante los años previos al golpe de Estado
de 1976 como en el período inmediatamente posterior, una vez lanzado el Bloque
Sindical del Peronismo Auténtico y la CGT en la Resistencia. La intensa actividad
militante del movimiento peronista durante los años de proscripción que sucedieron a la
65 Sarlo, Beatriz; Tiempo Pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusión. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2005.66 Entrevista a Gonzalo Chaves, Julio de 2013.
58
autodenominada ‘Revolución Libertadora’ constituyó en gran medida una experiencia
política que luego capitalizaría, no exclusivamente pero sí con un peso determinante, la
Tendencia Revolucionaria del peronismo.
En la ciudad de La Plata parte de esa militancia estaría representada por la
experiencia de la Juventud Peronista local. Lejos de circunscribir su ámbito de acción al
territorio, la JP platense de los años sesenta se desarrolló también en el ámbito sindical,
en el ámbito político e incluso en el ámbito electoral.67 En lo que respecta estrictamente
a la inserción sindical la JP había logrado desarrollar un trabajo de base en Swift, en
Astilleros Río Santiago, en Propulsora Siderúrgica, en OFA, en Batisti, en Kaiser
Aluminio, en la construcción, en la administración pública y en la educación.68
En un contexto de pleno empleo no era difícil para un obrero conseguir trabajo
en alguna de estas fábricas capital-intensivas, y este fenómeno estudiado por la
academia era perceptible a los ojos de los actores protagonistas de la época. Alejandro
Sandez, líder sindical en Propulsora Siderúrgica durante la década de 1990, fue
contratado por Techint para trabajar como albañil en la construcción de la siderúrgica y
pasaría automáticamente a desempeñarse en el sector Pool cuando la fábrica comenzara
a funcionar en 1969. Para esa época no tenía una militancia estable en ninguna
agrupación pero, como la gran mayoría de los trabajadores, se identificaba con la
experiencia peronista. En su relato hace mención a la facilidad para acceder a un trabajo
estable:
67 Para un acercamiento en profundidad a la experiencia de la JP en la ciudad de La Plata y su progresiva articulación con Montoneros ver la Tesis de Maestría de Horacio Robles, Radicalización política y sectores populares en la Argentina de los '70 : La juventud peronista y su articulación con Montoneros en los barrios periféricos de la ciudad de La Plata, FaHCE, UNLP, 2011.68 Entrevista a Gonzalo Chaves, Julio de 2013
59
Había trabajo para todos en ese período. Había gente que se iba de Techint a
Astilleros al otro día. Hacía los trámites y entraba a trabajar en Astilleros.
Había ocupación plena.69
Como señalamos previamente la fuerza de trabajo empleada en Propulsora era
predominantemente joven. El promedio de edad no superaba los veintidós o veintitrés
años. Desde la perspectiva de Alejandro Sandez esto tenía una repercusión directa en la
dinámica social de la fábrica:
la ventaja que tuvieron en Propulsora fue una corriente, una vanguardia en la
región (…) por la juventud que teníamos, todos jóvenes. No teníamos una
carga familiar encima, no éramos casados, con tres, cuatro hijos, como le pasa
a algunos ahora que tienen que comprometerse mucho con el trabajo en
función del peligro de perder el laburo. (…) Jóvenes y sin mucha carga de
familia. Y por eso avanzamos en la forma que avanzamos. Yo creo que el 60%
de Propulsora, en ese período que empezamos, no teníamos carga familiar.70
La joven militancia peronista empleada en estas fábricas daría a luz pocos años
después a los dirigentes más influyentes de la JTP en Propulsora. Tal es el caso de Omar
Jacinto Cherri, conocido por sus compañeros como El Turco.
Figura central en Propulsora Siderúrgica durante los conflictivos años que
precedieron al golpe militar de 1976, el Turco Cherri comenzó su trabajo sindical en
Swift para trasladarse luego a las instalaciones de la laminadora propiedad del Grupo
Techint en 1969, año en que la fábrica comenzó a producir. En un libro de reciente
edición que publica relatos breves sobre militantes desaparecidos en La Plata Alejandro
Sandez describe al Turco Cherri como una persona que, en los años en que trabajaba en
Swift,
69 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.70 Íbidem.
60
ya tenía cierta característica de caudillo, de unificar algún tipo de protesta en
los sectores de trabajo. (…) El Turco ya tenía una actividad ahí. (..:) [En
Propulsora] el Turco era Guinchero, manejaba la grúa 7 (…). Pero andaba poco
en la grúa, siempre encontraba alguno que lo relevara, se bajaba y seguía
militando. El Turco era un tipazo. (…) Simpático, entrador de la puta madre.71
Otro importante cuadro dirigente de la Juventud Trabajadora Peronista fue
Arturo Garín, El Gaucho. El Gaucho Garín, oriundo de Pringles, se trasladó junto con
su familia a la ciudad de La Plata cuando era aún menor. De formación religiosa y con
una educación de nivel universitario, llegó a ser oficial de Montoneros además de
responsable del frente de masas sindical de la organización armada:
(El Gaucho Garín) estaba en JP y después se vino con nosotros a la JTP. (…)
era un tipo callado pero cuando hablaba decía cosas interesantes, hoy hubiera
sido un gran dirigente, era muy inteligente. La gente quedaba boquiabierta
cuando lo escuchaba, tenía un defecto que parecía como que tartamudeaba,
pero cuando se subía al tambor a hablar no se le notaba; la gente esperaba que
nunca terminara de hablar, porque no era agresivo al hablar, decía la palabra
justa y era una persona agradable. Dentro de los que militábamos en la JTP él
era nuestro líder y era líder por su inteligencia, no era líder porque fuese bravo,
o porque estaba en la lucha armada, sino por su inteligencia, era un líder
natural. Lo mataron justamente por eso, porque era muy inteligente.72
Así lo describe Carmelo Cipolone, delegado de sección en Propulsora
Siderúrgica por la Juventud Trabajadora Peronista. La inteligencia de la que habla
Cipolone sería bien capitalizada poco tiempo después. Arturo Garín era ingeniero y
71 Fabián, Daniel Andrés; Relatos para después de la victoria: sobre obreros desaparecidos. De la Campana. La Plata, 2012, p. 97.72 Op. cit., p. 40.
61
ocupaba un lugar en la fábrica que le permitía tener acceso a los datos técnicos más
precisos de la producción:
Garín era empleado administrativo de Propulsora. Nosotros nos daba eso
mucha... esa experiencia de incorporar personal técnico y administrativo a la
agrupación, y hasta si podíamos ingenieros, nos daba otra dimensión del
trabajo porque era muy difícil que un trabajador que estaba en la línea de
producción pudiera acceder a información de los planes de la empresa (…),
planes de producción, planes de mejoras, de cambios que iban a hacer, de
inversiones…73
Como supervisor Garín sería afiliado a ASIMRA. En los próximos apartados
realizaremos algunas consideraciones en torno a este punto. Al igual que el Turco
Cherri, el Gaucho comenzó su militancia en la JP de La Plata y, del mismo modo, tuvo
una participación sindical en la corta experiencia de la Agrupación Peronista de
Propulsora.
La Agrupación Peronista de Propulsora fue una efímera pero históricamente
importante organización en la fábrica. Creada en el año 1970 y sin llegar a ser una
agrupación estructuralmente sólida y con objetivos estratégicos definidos, unificó a un
grupo de trabajadores de las más diversas tendencias del peronismo en torno a la
reivindicación más legítimamente peronista en el período: el retorno de Perón al país.74
Luis Pato Rave, proveniente de las Fuerzas Armadas Peronistas y militante de su
organización de ‘superficie’, Peronismo de Base, formó parte de esa heterogénea
experiencia que sería clave para entender el futuro desarrollo de la dinámica de la lucha
interna en Propulsora:
73 Entrevista a Gonzalo Chaves, Junio de 2013. Ver también el testimonio de un delegado de Propulsora sobre este punto en Palma, Laura; Propulsora Siderúrgica: Un conflicto sindical en los años setenta. Tesis de Grado de la Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Historia. Dirección Alejandro Schneider, 2008, pp. 87-88.74 Palma, Laura; Propulsora Siderúrgica: Un conflicto sindical en los años setenta…, pp. 60-61.
62
En plena dictadura salíamos a pintar, con cal y brea, en Ensenada, en
Berisso. Me acuerdo que la última reunión antes de las elecciones éramos casi
cien personas. (…) La única condición era ser peronista. Había milicos,
había… era un cambalache. Pero ya había ganas de la militancia…75
Rave había comenzado a trabajar en Propulsora Siderúrgica en el sector
Decapado en el año 1970, un año antes de ser trasladado a Calidad. Poco tiempo
después integraría con cuatro obreros más la Comisión Interna Provisoria de la fábrica,
siendo la única figura que se mantendría en el cargo entre 1973 y 1975.76
Desde la puesta en marcha de Propulsora y hasta el año 1973 el cuerpo de
delegados y la comisión interna de Propulsora eran hegemonizados por la única lista
gremial que existía en la fábrica: la Lista Azul. Alineada con el oficialismo de la Unión
Obrera Metalúrgica, la Lista Azul respondía localmente a Rubén Diéguez.
Durante esos primeros años la comisión interna se mostró leal a las prácticas de
la ‘burocracia sindical’ a la que respondía, que desde el punto de vista de la acción
gremial implicaba una escisión entre los delegados, que asumían su tarea como si de un
cargo administrativo se tratase, y el resto de los trabajadores, que no tenían una
participación directa de las actividades de sus representantes. Este hecho es percibido en
el relato de Alejandro Sandez:
Pregunta: Antes de la elección del 1973 ¿ustedes tenían participación en la
Lista Azul?
75 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.76 Para una reconstrucción integral de la experiencia de las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base ver Duhalde, Eduardo y Pérez, Eduardo; De Taco Ralo a la alternativa independiente. De la Campana, Buenos Aires, 2002.
63
Alejandro Sandez: No. No, nunca. No porque era una empresa nueva, era una
empresa nueva, viste. Ni sabía como se manejaba el sindicato, nada nosotros,
no sabíamos el estatuto, nada (…)
Pregunta: ¿Y qué visión tenían los obreros sobre la Lista Azul entre la
construcción de Propulsora y el ’73?
Alejandro Sandez: Hasta ese momento no teníamos ni idea de lo que eran,
viste. Cuando empiezan a llegar estos muchachos, estos muchachos más
despiertos que nosotros, más politizados que nosotros, ellos nos empiezan a
trabajar a nosotros.77
La percepción y el impacto que los militantes causaban en sus compañeros de
fábrica quedan plasmados en esta idea de “muchachos más despiertos”, “muchachos
más politizados”. Si la llegada de estos militantes a la fábrica era parte de una política
de proletarizaciones de la organización en la que se inscribían, esto no implicaba desde
el punto de vista de los demás trabajadores una relación de externalidad o de
distanciamiento. En las palabras de Sandez se percibe, incluso, una cierta sensación de
paternalismo en la relación de aquellos muchachos que “nos empiezan a trabajar a
nosotros”.
Entre esos muchachos se encontraban el Turco Cherri, el Gaucho Garín y
Roberto Lopresti, El Facha. Roberto Lopresti, militante de FAR y luego de
Montoneros, ingresó a Propulsora en 1970. Estudiante de Ingeniería con participación
en la creación de la Federación Universitaria para la Revolución Nacional, tenía ya una
experiencia como delegado sindical en las luchas contra la reestructuración ferroviaria
impulsada por Frondizi a través del Plan Larkin. Al igual que el Gaucho Garín, ocuparía
lugares de supervisor en la planta y, como tal, sería representado formalmente por
77 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013
64
ASIMRA. El caso de Lopresti, como el de Garín, serán además ejemplos de la
intervención de intelectuales de origen universitario a nivel de la fábrica.78
En un principio la heterogénea composición de la Agrupación Peronista de
Propulsora los contenía a ellos y a otras expresiones de la izquierda peronista tanto
como a militantes de la Lista Azul.79
Poco tiempo después, durante los últimos meses de 1972, la APP se dividió en
dos tendencias, una más afín a concepciones de izquierda que en ese momento se
encontraban atravesadas fundamentalmente por reivindicaciones antiburocráticas, y otra
fiel al sector vandorista que en La Plata conducía Rubén Dieguez. De esa experiencia,
se nutriría en gran medida la Lista Blanca, espacio ideológicamente amplio pero con un
claro perfil combativo, que conduciría de hecho sindicalmente a los trabajadores de
Propulsora Siderúrgica durante gran parte del período constitucional que transcurre
entre la presidencia de Agustín Lanusse y la asunción de Jorge Rafael Videla. Además
de ser el espacio de consolidación de la futura Lista Blanca, la Agrupación Peronista de
Propulsora también sería un espacio de contención para los futuros militantes del frente
de masas sindical de la Tendencia Revolucionaria:
La mayoría de sus miembros conformaron, tiempo después, la agrupación
Felipe Vallese que respondía al frente gremial de la organización armada
Montoneros: Juventud Trabajadora Peronista (JTP). (…) La creación de la
agrupación Felipe Vallese y su incorporación a la organización armada
Montoneros ocurre casi simultáneamente, aunque muchos de los integrantes de
la agrupación habían ingresado previamente a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), antes de que ésta se fusionara con Montoneros.80
78 Para un estudio sobre la trayectoria de las Fuerzas Armadas Revolucionarias ver González Canosa, Mora; Las Fuerzas Armadas Revolucionarias: Orígenes y desarrollo de una particular conjunción entre marxismo, peronismo y lucha armada. Tesis de Doctorado, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UNLP, 2012.79 Palma, Laura; Propulsora Siderúrgica. Un conflicto sindical en los años setenta…, p. 61.80 Palma, Laura; Propulsora Siderúrgica: Un conflicto sindical en los años setenta…, p. 62.
65
Como vemos, a pesar de un discurso que con frecuencia identificará
directamente a la militancia de JTP en Propulsora con Montoneros, el grupo originario
también se conformó con el aporte de componentes de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, que se integrarían a la estructura de Montoneros en Octubre de 1973.
En el caso de Roberto Lopresti, obrero fabril y estudiante universitario, observaremos
también un punto de contacto entre la intelectualidad universitaria y la conflictividad en
la fábrica. En la política de las FAR, sin embargo, la inserción de intelectuales en la
producción fabril cuestionaba las concepciones sobre la proletarización que asimilaban
clase social de pertenencia a ideología, como también la idea de conversión del
intelectual pequeño burgués en obrero. Como se expresa en el caso de Lopresti, quien
ocupará en Propulsora un cargo de supervisor,
para los sectores burgueses la lucha por los intereses de la clase obrera
habitualmente conducía a una modificación de sus pautas de conducta, a lo
sumo un desclasamiento, pero no implicaba necesariamente la conversión en
proletariado, es decir, ocupar un lugar en la producción radicalmente distinto
del de origen.81
Si bien este apartado no se ha centrado en la Juventud Trabajadora Peronista de
Propulsora como tal, hemos puesto nuestra mirada sobre aquellas trayectorias
individuales y colectivas que sentarían las bases para la constitución de una agrupación
orgánicamente unida a ella en la fábrica. La historia de las organizaciones está
compuesta también, en gran medida, por las historias de vida de las individualidades
que las componen. Sobre la creación de la agrupación Felipe Vallese volveremos más
adelante para poner luz sobre algunos elementos que, creemos, no han sido dilucidados
en los estudios previos realizados.
81 Ver González Canosa, Mora; Las Fuerzas Armadas Revolucionarias… pp. 177-179.
66
Particular mención merece en este punto la cuestión de las proletarizaciones en
la constitución de lo que más tarde será la Lista Blanca y la Comisión Interna Provisoria
de Propulsora Siderúrgica. Tanto Montoneros, a través de la JTP, como las FAP-PB,
desarrollarán estrategias de inserción en la clase obrera argentina. Lo mismo ocurrirá
con el PRT-ERP, organización que se hará presente en la fábrica posteriormente a través
de Daniel De Santis y que también formará parte, junto al resto de las fuerzas
combativas, de la experiencia de la Lista Blanca. Nos parece interesante contrastar aquí
las declaraciones de los protagonistas de los hechos con los documentos estratégicos de
las organizaciones a las que pertenecían. La elección de estas tres organizaciones se
realizó, en este punto, en base a las entrevistas realizadas de las que disponemos.
De quienes serían delegados de la Comisión Interna Provisoria de Propulsora
Siderúrgica entre 1974-1795 pudimos realizar entrevistas a miembros del PB y del
PRT-ERP. En ambos casos las organizaciones que integraban desarrollaron
estratégicamente la proletarización de sus militantes82. Curiosamente ambos
entrevistados enfatizan la decisión personal e independiente que representó para ellos
emplearse en Propulsora:
Pregunta: ¿Y vos como entraste a Propulsora?
Luis Rave: Mirá, yo en el ’70 terminé, cuando salí del servicio militar mi sueño
era, o yo quería entrar a trabajar en Peugot. Porque tenía amigos, más que nada
por eso (…) Bueno empezamos todo a hacer todos los papeles, estoy en esos
trámites, y enfrente de mi casa vivía un amigo, viste, un pibe que hoy está
desaparecido. Viene y me dice “che mirá, están tomando gente en Propulsora,
82 Acerca de las proletarizaciones impulsadas por el Peronismo de Base a partir de un estudio de caso ver Ávila, Gabriela y Viano, Cristina; ‘De la universidad a la fábrica: algunos elementos para pensar el mundo de la militancia en los primeros ’70 en el Gran Rosario. El Peronismo de Base’, en Revista Los Trabajos y los Días. Año 1, Nº 1. Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata, Noviembre de 2009. Ver también Celentano, Adrián; ‘Linhart, Badiou y Rancière, a propósito de las fábricas y la política’, en Revista Sociohistórica, 23-24, 2008, 105-136. Sobre el PRT-ERP ver el documento interno escrito por Luis Ortolani con el pseudonimo de Julio Parra, ‘Moral y proletarización’, 1972, y Carnovale, Vera, Los combatientes: historia del PRT-ERP, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011.
67
¿por qué no vamos a ver?”, que se yo. Bueno, fuimos. A mí me dejaron y a él
no, viste. Me presenté y me tomaron a mí.
Pregunta: ¿Vos cuando entrás ya eras militante o no?
Luis Rave: No, ya estaba militando.
Pregunta: ¿Dónde?
Luis Rave: En el Peronismo de Base (…)
Pregunta: Entonces no entrás proletarizado, entrás por tu amigo.
Luis Rave: Si por supuesto. Yo toda mi vida trabajé. Trabajaba desde el sexto
grado. Trabajaba en una carpintería. No estaba en una universidad, no trabajaba
en una universidad. A parte en esa época muchísimos sectores medios estaban
trabajando en fábricas, viste. Mejores sueldos por ahí que otros que se
denominan clase media o sectores medios. O sea, en ningún momento fui ahí a
trabajar con la intención de proletarizarme. Por supuesto militar, militar sí.83
Si Luis Rave por su parte niega el carácter de proletarización de su llegada a
Propulsora, Daniel De Santis reconstruye su acercamiento a la fábrica como una
proletarización decidida por cuenta propia:
Pregunta: ¿Cómo llegás a Propulsora?
De Santis: Si, yo, bueno estaba en el proceso de proletarización que era política
del PRT pero en particular yo me quería proletarizar de antes de incorporarme
al PRT quería ir a trabajar a una fábrica porque si la vanguardia del
proletariado era la clase obrera industrial había que trabajar ahí.
E: ¿Pero fue una decisión tuya o del partido que entraras a Propulsora?
D: Por eso te digo. No, no. A Propulsora… yo buscaba en cualquier fábrica.
Presenté en varios lugares. Mi ilusión era entrar en alguna fábrica textil, porque
ser metalúrgico era demasiado, era como tocar el cielo con las manos. Pero
bueno, entré no sólo a la metalúrgica sino a una fábrica siderúrgica y de las
más modernas que había en la Argentina. No. Fue una decisión, ya te digo, una
decisión mía pero que coincidía con la línea del Partido de proletarización.84
83 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.84 Entrevista a Daniel De Santis, Junio de 2013.
68
El origen universitario de dos de los máximos referentes de la JTP, Arturo Garín
y Roberto Lopresti, expresan también una política de proletarización e inserción en la
clase trabajadora como parte de una estrategia integral que no podía, si aspiraba a ser
hegemónica a nivel nacional, desconocer la centralidad política del movimiento obrero
organizado en la Argentina de la época.
Algunos relatos que recuperaremos en el siguiente apartado a partir del primer
conflicto en Propulsora que abordaremos en nuestro estudio, expresarán la perspectiva
de los obreros de la planta, quienes rápidamente podrán vislumbrar las intenciones
políticas con que los militantes proletarizados ingresaban a trabajar a la planta.
Seguramente la reconstrucción histórica que se materializa en el relato de los delegados
entrevistados buscara matizar o negar una relación de externalidad de los militantes
respecto de la clase obrera que podría deducirse del recurso a la estrategia de las
proletarizaciones. La legitimidad construida por estos referentes, sin embargo, nos lleva
a cuestionar para el caso de Propulsora en el período estudiado la idea de que, desde la
perspectiva de los trabajadores, los proletarizados podrían ser agentes externos o
desligados respecto de sus compañeros en la fábrica. En un sentido opuesto, creemos
haber reconstruido una historia en la cual dirigentes combativos y base obrera
mantienen fuertes relaciones de genuina identificación. Este punto será abordado de
manera trasversal en los apartados que siguen, tanto en los que analizan en una
secuencia histórica tres puntos conflictivos durante la etapa 1973-1975 como en el
último apartado, dedicado específicamente al análisis de las relaciones entre la JTP, la
Lista Blanca y el cuerpo de trabajadores empleados en Propulsora.
2.2 Los primeros pasos de la JTP en Propulsora: de la APP a la Lista Blanca (1973)
69
Las divergencias al interior de la Agrupación Peronista de Propulsora
expresaban un fenómeno de profundo arraigo en el conflicto social argentino de la
época y trascendía, con mucho, la situación en Propulsora Siderúrgica.
Como ya señalamos, el golpe cívico-militar liderado por Onganía había
conllevado un profundo cambio en la organización del movimiento obrero argentino.
Durante la ‘Revolución Argentina’ la máxima expresión de este fenómeno había sido el
Cordobazo en 1969. En una primera etapa esta oleada democratizadora en el seno del
movimiento obrero se concentró en los núcleos más dinámicos de la producción
económica del interior del país. El Área Metropolitana de Buenos Aires sería también
lugar de importantes luchas antiburocráticas pero debió transcurrir para ello tiempo
suficiente que permitiera un cambio en las causas estructurales que, en un principio,
mantuvieron al sindicalismo combativo centrado en el interior del país. Esta oleada
radicalizada excedía los marcos del ámbito sindical, emergiendo una conjunción entre
sectores obreros, estudiantiles, intelectuales y políticos que constituyeron el fenómeno
que puede interpretarse a partir del concepto de ‘nueva izquierda’ propuesto por María
Cristina Tortti.85
En este marco se inscribía la reorganización de la militancia al interior de
Propulsora Siderúrgica desde la última parte de 1972 y sería la base sobre la que
emergerían las tensiones al interior de la APP. El énfasis del sindicalismo combativo en
la democratización de las estructuras sindicales es central al momento de analizar la
dinámica del período. Esa centralidad se hace presente en el relato de los mismos
protagonistas de los hechos:
85 Ver Tortti, María Cristina, op. cit.
70
ellos (los militantes de la APP que no respondían a la línea de Rubén Dieguez
y Lorenzo Miguel) se acercaban, sufrían con vos, vivían con vos, te
comentaban lo que hacía el gremio, qué se podía hacer mejor, te comentaban
que la asamblea tendría que ser democrática, te comentaban que cuando había
un pedido de aumento tenía que haber una previa consulta y que no se
manejaran por cartelera. Porque la UOM se maneja por cartelera nada más. Te
anuncia que va a pedir el 30% y ni te consultó. Y va y discute con la empresa y
cuando sale el 25% te lo ponen por cartelera. Nosotros lo que queremos es
consulta permanente. Esa era la consigna nuestra. Que nos consulten,
viste. Y el gremio no consultaba. (…) esa era la pelea más grande era con
el gremio…86
El principio de democracia sindical que intentaran, a nuestro juicio con éxito,
enarbolar los referentes de la Lista Blanca en general, y de la JTP en particular,
aparecerá de la mano de una cercanía de carácter afectivo entre referentes y base que en
este relato se hace presente en la percepción de que los militantes ‘sufrían’ y ‘vivían’
con sus compañeros. Sobre este punto volveremos en las próximas páginas.
Hacia fines de 1973 debían realizarse en la planta elecciones internas para la
designación de un nuevo cuerpo de delegados. En ese momento Omar Cherri, Arturo
Garín y Roberto Lopresti eran ya responsables en la fábrica de la Juventud Trabajadora
Peronista. Lanzada a nivel nacional en mayo de ese mismo año, la regional La Plata,
Berisso y Ensenada no tenía sino unos pocos meses, como veremos a continuación.87
Similar al caso de Astarsa en Tigre88 y al de la Asociación Obrera Textil en
Moreno89, la Tendencia Revolucionaria se expandía en gran medida gracias a la
incorporación de experiencias organizativas preexistentes. Esto nos lleva a complejizar
la idea del desarrollo de los frentes de masas. A partir de las citadas experiencias y de
86 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.87 Periódico quincenal JOTATEPE, Nº 1, 1º quincena de Octubre de 1973.88 Lorenz, Federico; Los zapatos de Carlito: Una historia de los trabajadores navales de Tigre en la década del setenta, Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2007.89 Salcedo, Javier; Los Montoneros del barrio. Buenos Aires, UNTREF, 2011.
71
nuestra propia investigación observamos como el crecimiento de las organizaciones de
superficie de Montoneros no respondió simplemente a una definición política desde la
Conducción Nacional de la organización armada, sino que esta definición empalmó con
una fuerte movilización de la sociedad argentina que buscaba caminos para canalizar su
propia energía. Los frentes de masas parecen haber sido un buen punto de encuentro
entre las aspiraciones tanto de Montoneros como de gran parte de la militancia
combativa en nuestro país.
Siguiendo con nuestro estudio, en la zona de La Plata la Juventud Peronista
venía desarrollando una militancia política y sindical con una orientación combativa
desde el año 1963. En 1964 sus militantes habían obtenido un triunfo en las elecciones
locales para autoridades en la Unión de Obreros de la Construcción de la República
Argentina (UOCRA). Además de ello tenían una participación en varias de las
empresas más dinámicas de la región.90 Este trabajo sindical fue la base de lo que luego
sería la JTP en la zona.
La Juventud Peronista de La Plata había decidido en el año 1972 la integración a
la estructura de Montoneros conteniendo esta decisión las actividades que venían
realizando los referentes en la siderúrgica del Grupo Techint en Ensenada.91 Esto quiere
decir que, al momento de las elecciones para renovación de autoridades gremiales en
Propulsora, algunos de los referentes de la Lista Blanca participaban ya de la estructura
militar de la organización armada desde hacía más de un año y, desde Septiembre de
1973, se organizaban en la Juventud Trabajadora Peronista.
En el volante que convocaba al acto de lanzamiento de la JTP en el Club Atenas
de La Plata se podía leer: “Para que el pacto social no se instrumente sobre las espaldas
90 Ver en este trabajo, p. 41.91 Robles, Horacio; Radicalización política y sectores populares en la Argentina de los '70… pp. 64-69.
72
de los trabajadores”.92 Las pocas palabras que condensan la consigna de la JTP en el
volante resultan elocuentes por sí mismas. El posicionamiento crítico del frente sindical
de Montoneros respecto del estratégico acuerdo económico ideado por el entorno más
íntimo del General Perón era explícito..
Ésta compleja relación entre el frente sindical de Montoneros y el gobierno
nacional atravesará el período que transcurre desde el lanzamiento del Pacto Social en
mayo de 1973 hasta, por lo menos, julio de 1974. Fallecido Perón y asumida Isabelita
como jefa del Poder Ejecutivo Nacional el distanciamiento de Montoneros respecto del
gobierno constitucional será explícito, decidiendo la organización el pase a la
clandestinidad en septiembre de 1974. Sin embargo nuestro interés en este trabajo se
centra en Propulsora Siderúrgica y, en todo caso, en como es asumida e interpretada esta
compleja relación por parte de los delegados de la JTP y por el resto de los obreros en la
fábrica.
La implementación del Pacto Social requería, como hemos mencionado, de la
existencia de un sindicalismo fuertemente centralizado y vertical, que funcionase más
como correa de transmisión de las políticas gubernamentales en la fábrica que como
representante de la clase obrera ante la patronal y el propio Estado. En este sentido, si la
consigna que citamos en el volante de la JTP implicaba un desafío a la iniciativa política
más estructural del gobierno del FREJULI, el impulso a una práctica sindical
democrática en las fábricas en general, y en Propulsora en particular, significaban un
obstáculo no sólo discursivo sino real y concreto a la instrumentación del Pacto Social.
Esta iniciativa combativa, que no fue obra exclusiva de la JTP sino que incluyó
tanto al resto militancia de ‘izquierda’ de la Agrupación Peronista de Propulsora como a
militantes que la excedían, comenzó a tomar forma en el diálogo permanente que los
92 Volante de convocatoria al lanzamiento de la Juventud Trabajadora Peronista de La Plata, Berisso y Ensenada, Septiembre de 1973.
73
referentes antiburocráticos mantenían con el conjunto de los trabajadores. Sobre este
trabajo de base previo se constituiría la Lista Blanca, que nacía ya con la legitimidad
que su identificación con una línea democrática y antiburocrática le otorgaba entre la
fuerza de trabajo empleada en la fábrica.
El día 20 de noviembre de 1973, habiendo ya renunciado Cámpora y asumido
Perón en su lugar, se llevaron a cabo los comicios para renovación de autoridades
gremiales en Propulsora. Era el tercer año consecutivo en que se realizaban pero por
primera vez existía una lista opositora y con posibilidades concretas de obtener la
victoria.
Como hemos mencionado, la Lista Blanca contenía un amplio abanico de
organizaciones que impulsaban una política sindical combativa, excediendo claramente
el espectro netamente peronista. Entre los delegados que venían desarrollando su
actividad sindical por fuera de la JP había militantes del Partido Comunista, del Partido
Socialista de los Trabajadores, del Partido Comunista Maoista y del Peronismo de Base.
El PRT-ERP tenía presencia en la fábrica desde Agosto de 1973 a través de Daniel De
Santis pero este iniciaría su participación protagónica como referente de Propulsora
hacia mayo de 1974.
Hasta el momento la lógica de funcionamiento y de articulación entre los
militantes (al menos de los nucleados en la APP) había respondido a los reclamos en
torno a la legalización del peronismo y el retorno de Perón al país. Ya entrado el año
1973 esta lógica se vio modificada:
A partir de la elección de 1973 hubo un cambio cualitativo en la dinámica
electoral de la fábrica dado por la presentación de dos listas que no respondían a
la antinomia peronismo-antiperonismo. Las listas Azul y la Blanca expresaban
74
modelos sindicales en disputa y contenían en sí, particularmente la Blanca, un
abanico de agrupaciones políticas.93
Ante la propuesta de la Lista Azul ‘Rosendo García’ de conformar una lista
única pero excluyendo de ella a Salvador Delaturri, militante comunista, los delegados
que no respondían orgánicamente a Dieguez armaron una lista propia integrada por
militantes de las orientaciones políticas más variadas. Luis Rave relata este suceso de la
siguiente manera:
antes de las elecciones nos llama Dieguez, nos llama a todos para negociar.
(…) O sea ‘¿para qué vamos a ir los dos con dos listas? Hagamos una sola, ta,
ta, ta’ – ‘Ta bien, no hay problema, ésta es la Lista nuestra. ¿A quién querés
agregar? – No, no, pero yo no puedo aceptar que vaya Delaturri, o que vaya…’.
Sobre todo el cuestionado era el Pampa Delaturri. Y bueno, ahí nosotros no
íbamos a… Dijimos ‘Bueno, macanudo, esto no va, confrontamos,
presentamos las dos listas y listo’.94
Si el retorno del peronismo al poder en 1973 había resultado un punto de
inflexión tal que había modificado los términos generales del conflicto social en la
fábrica, previo a ello, como mencionamos, la lógica peronismo-antiperonismo era
determinante. En ese marco algunos de los militantes que luego conformarían la JTP y
como parte de ella la Lista Blanca habían compartido espacios en la Lista Rosendo
García junto con los hombres de Rubén Diéguez. Tal es el caso del Turco Cherri:
la Lista Azul originalmente, la que no eligió nadie, la que nombró a dedo
Dieguez tenía gente muy piola adentro (…). Entre ellos estaba el Turco Cherri.
Cuando armamos la otra, cuando no llegamos a un acuerdo para hacer una sola
lista y armamos la Blanca, el Turco se vino con nosotros, viste. Yo me acuerdo,
93 Rodríguez, Florencia; Conciencia de clase y política… pp. 176-177.94 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.
75
no solamente el Turco, me acuerdo dos o tres compañeros, que yo me
referenciaba con ellos.95
Cuando aún no habían concluido los comicios, siendo evidente la victoria que
estaba obteniendo la Lista Blanca con un amplio apoyo de los trabajadores, la Lista
Azul recurrió al fraude para mantener sus cargos. Así relata este suceso un volante de la
Juventud Trabajadora Peronista emitido durante el conflicto desarrollado en 1974 que
abordaremos en el próximo apartado:
A fines del año pasado (1973) se realizaron elecciones de Delegados y Comisión
Interna. Se presentaron dos listas: una oficial respaldada por la UOM y la otra
integrada a partir de la propuesta de los compañeros de la fábrica. El acto
eleccionario se realizó en la misma fábrica y el escrutinio se realizaría en el local
de la UOM. La primera parte de este drama se desarrolló con absoluta
normalidad. Los trabajadores votaron democráticamente por la lista de su
preferencia. Terminado el acto electoral, las urnas fueron depositadas en el
automóvil que debía conducirlas hasta el local de la UOM para proceder a
escrutar los votos. Es en este momento en que antes de que ascienda al auto
ningún miembro de la lista opositora, el coche se aleja velozmente con rumbo
desconocido. Los fiscales y algunos integrantes de la lista se dirigieron
apresuradamente al local de la UOM temiendo una maniobra. El automóvil llegó
dos horas más tarde con las urnas repletas de votos para la lista oficial. Se
consumó así otro escandaloso fraude al que nos tiene acostumbrado la burocracia
sindical.96
El hecho de que este volante apareciera en el Ministerio de Obras Públicas en la
vecina ciudad de La Plata, mientras aquel conflicto se desarrollaba en Ensenada, habla
tanto de la importancia que tenía Propulsora Siderúrgica en la región, al proyectarse sus
conflictos más allá de la ciudad que la cobijaba, así como del funcionamiento de la JTP
95 Íbidem.96 ‘¿Por qué Propulsora’, s/f, firmado por Agrupación de Trabajadores Peronistas del Ministerio de Obras Públicas adherida a JTP.
76
como estructura que permitía la coordinación de luchas más allá de agrupaciones y
comisiones de base fabriles.
Es interesante por otro lado comparar este relato con la tarea de seguimiento
realizada por la inteligencia de la Policía bonaerense. Si bien puede no resultar
sorprendente la omisión del fraude denunciado por la Lista Blanca sí es curiosa la
mención al ‘desplazamiento’ ocurrido luego del acto eleccionario:
en las elecciones que ocurrieron el 23/11/73, quedaron consagrados delegados
dirigentes que respondían a la actual conducción de la U.O.M., desplazando de
esta manera a los integrantes de la comisión interna anterior, enrolados en la
Juventud Peronista. En esa emergencia la lista ganadora obtuvo 571 votos contra
357. Esta circunstancia hace suponer que las diferencias de orientación
constituyen la causa fundamental del problema97
Si bien el fragmento citado hace mención al conflicto que analizamos en el año
1973, el informe del que forma parte fue escrito por un agente de inteligencia para
explicar a sus superiores los orígenes históricos de los sucesos de la ‘huelga larga’ de
1974 sobre el que trabajaremos a continuación. Ahora bien, ¿por qué el agente de
inteligencia sostiene que la comisión interna electa (que responde a la conducción de la
UOM) desplazó a la conducción previa, constituida aparentemente por la Juventud
Peronista? Esta confusión, pues la Lista Azul era hegemónica en Propulsora desde su
puesta en funcionamiento, puede responder al hecho ya mencionado de que varios de
los dirigentes que luego impulsarían el desarrollo de la Lista Blanca eran ya miembros
del cuerpo de delegados como parte de la Lista Rosendo García.
Este suceso permite ver la importancia que tuvo, en el Área Metropolitana de
Buenos Aires, el viraje en la coyuntura política a partir de la salida electoral de 1973.
97 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I.
77
Las contradicciones en el seno del movimiento obrero, más específicamente en el seno
del movimiento obrero peronista, comenzaban a nacionalizarse luego de años de
concentración en las zonas dinámicas de la economía en el interior del país.
La primera acción de protesta realizada por los militantes de la Lista Blanca ante
el fraude fue la recolección de firmas que acompañaban un petitorio para la conducción
regional de la UOM. Más de setecientas firmas acompañaron el documento que
denunciaba el hecho, representando casi la mitad de la totalidad de los empleados en la
fábrica y aún más que los votos obtenidos oficialmente por la Lista Azul. En un boletín
informativo editado por la Lista Blanca durante el conflicto que abordaremos en el
siguiente apartado se reconstruía de la siguiente manera esta etapa de la lucha en
Propulsora:
El conflicto que se encuentra declarado en Propulsora Siderúrgica tiene sus
raíces más cercanas en las elecciones de noviembre de 1973, donde la lista
Azul (Rosendo García) oficialista del gremio se impuso con fraude. Dicho
fraude fue denunciado y se impugnó el acto eleccionario con una nota y 743
firmas sobre 950 votantes, lo cual no fue oído ni satisfecho, pese a la promesa
de Diéguez de dar nuevas elecciones si juntábamos 500 firmas.98
Pocos días después el Diario Noticias, cuya redacción estaba compuesta por
ilustres nombres como los de Horacio Verbitsky, Rodolfo Walsh, Miguel Bonasso,
Francisco Urondo y Juan Gelman, y cuya línea editorial tenía un estrecho contacto con
la línea de la conducción de Montoneros, relataba este mismo suceso de manera más
detallada:
98 Boletín Informativo ‘Propulsora en lucha’ de la Secretaría de Prensa de la Comisión Interna, 11 de Junio de 1974.
78
[los delegados] señalaron que luego de las elecciones internas realizadas en
noviembre último (1973), solicitaron al secretario general de la UOM y de la
CGT platense nuevos comicios, calificando a los primeros de ‘fraudulentos’. El
dirigente prometió que ‘se haría si se presentaban un acta con 500 firmas. En
menos de 48 horas –dijeron los delegados- se elevó a la delegación de la UOM
el documento con 732 firmas, sin que se produjera el nuevo llamado a
elecciones’.99
El apoyo que demostraba el conjunto de los trabajadores de Propulsora sobre la
Lista Blanca, reafirmada durante la actividad de junta de firmas pero demostrada
durante las elecciones de noviembre de 1973, hablan de una legitimidad construida que
precedió al acto electoral mismo y se nutría, en gran medida, en la relación personal que
entablaban los referentes de las distintas agrupaciones combativas con sus compañeros.
Esa cercanía se establecía a través de un contacto directo alimentado cotidianamente:
El Turco Cherri era gruísta, de la grúa 7. Y yo trabajaba en la 4A de Tandem,
casi juntos. Había dieciséis grúas en Propulsora. El Turco venía con la 7, me
saludaba, me hacía seña a través del vidrio, entonces yo paraba la grúa allá,
cruzaba a la grúa de él y tomábamos mate, o él venía a la nuestra.100
Aunque la mayor presencia de la JTP en la fábrica se reflejaría posteriormente
en su mayor participación numérica en la Comisión Interna Provisoria, esta actitud de
permanente contacto con los obreros no era característica exclusiva de los referentes del
frente sindical montonero, sino del conjunto de dirigentes combativos en la fábrica. Al
referirse al militante del Partido Comunista Salvador Delaturri Sandez recordaba:
99 Diario Noticias, 1 de Junio de 1974. Para un estudio histórico sobre el Diario Noticias ver Esquivada, Gabriela; Noticias de los Montoneros. La historia del diario que no pudo anunciar la revolución. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2009.100 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.
79
…a mi me llamaba mucho la atención lo que hacía el Pampa Delaturri, viste. El
pecho a pecho permanente, el boca a boca permanente, y el estar
permanentemente con la gente, viste.
En la misma línea Sandez observaba el comportamiento de Daniel De
Santis:
Daniel De Santis entra un día, no me olvido más, yo estaba en la grúa.
Y se nota que era nuevo por casco nuevo, ropa nueva, viste. Y a los dos, tres
días yo veía que tenía un laburo el tipo. Cortaba lo suyo, cinco o seis bobinas
y le quedaban diez minutos de tiempo hasta que volvía otra bobina y la tenía
que cortar de nuevo. El tipo no se quedaba esperando la bobina que corriera, se
subía a una cabina y hablaba con el operador, se subía a la otra, se subía a otra,
o charlaba con el maquinista. Y vos te das cuenta que ese tipo viene
preparado ya.101
Como observamos páginas atrás, la militancia de quienes luego conformaron la
Lista Blanca era perceptible para los obreros de Propulsora desde el momento en que
ingresaban a la planta, incluso antes de ‘destaparse’ como integrantes de alguna
organización en particular. Aquellos muchachos ‘más despiertos’, ‘más politizados’, no
eran ingenuamente observados por sus compañeros. Aún así, esta falta de ingenuidad
no conllevaba, como señalamos, una sensación de extrañeza desde el punto de vista de
la base obrera que implicara un rechazo o distanciamiento hacia de los militantes. Como
hemos visto, y en la misma dirección continuará nuestro trabajo, más bien esta
percepción, esta idea de que ‘tenían un laburo’, que ‘venían preparados’, no alejaba sino
que incluso acercaba a los militantes a las bases metalúrgicas.
Esta legitimidad a la que hiciéramos mención no logró, sin embargo, traccionar
las decisiones de la seccional local de la UOM. Ante la denuncia de fraude la comisión
101 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.
80
directiva encabezada por Dieguez no dio respuestas satisfactorias para los referentes y
adherentes a la Lista Blanca. Es necesario remarcar que más allá del amplio apoyo
plasmado en el petitorio, un sector muy importante de la planta laboral de la fábrica no
había acompañado esta iniciativa. La Lista Azul no constituía meramente un
nucleamiento de delegados designados por Rubén Dieguez, sino que conformaba un
espacio político sindical que gozaba de un apoyo en algunos sectores de Propulsora,
principalmente Transporte y Almacenes.102 A pesar de este reducido apoyo a la Lista
Azul, enfatizamos la disposición del grueso de la planta a apoyar la conducción del
conflicto por parte de la Lista Blanca.
El petitorio presentado no tuvo ninguna recepción formal ni informal por parte
de la seccional de la UOM en La Plata, reconociéndose así el triunfo electoral de la
Lista Azul cuando finalizaba el año 1973. De este modo, hasta mayo del año siguiente
en que el comienzo de otro conflicto modificaría nuevamente el escenario en
Propulsora, la situación en la fábrica se caracterizó por la ausencia de un cuerpo de
delegados y una comisión interna claramente constituidos y legítimos. Más bien la
fábrica se caracterizó en ese breve período por alojar una conducción legal pero con una
legitimidad muy debilitada, producto tanto del fraude denunciado como del compromiso
que, como parte de la línea oficial de la UOM y de la CGT, mantenía con el Pacto
Social impulsado por Perón. Esta lealtad hacia el proyecto estratégico de Perón
implicaba fundamentalmente la renuncia a la posibilidad de recurrir a negociaciones
colectivas para pedir aumento salarial, en un contexto de fuerte inflación, viéndose así
minadas las bases de la legitimidad de los sindicalistas sobre sus bases. Esta situación
reeditaba lo sucedido durante las huelgas metalúrgicas de 1954.103
102 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.103 Schiavi, Marcos, op.cit., versión digital, pp. 8-11.
81
Frente a esta conducción legal con poca legitimidad existía un grupo de
militantes y activistas que gozaban de un fuerte reconocimiento por gran parte de la
fuerza obrera de la fábrica, si bien no contaban con el reconocimiento legal como
representantes de los trabajadores. Rave caracteriza de la siguiente manera su
desempeño durante ese momento:
Y, éramos delegados… éramos los que nos movíamos en la fábrica.
Oficiábamos, de hecho oficiábamos como delegados. Si bien no tenías licencia
gremial, no tenías acceso a las oficinas, a una oficina que tenía el sindicato,
pero nosotros éramos los delegados. Vos tenías un compañero que tenía un
problema, el venía te decía “che, mirá”, y vos veías cómo lo podías encarar.104
Esta situación contrastaba fuertemente con la experiencia de la Lista Marrón
encabezada por Alberto Piccinini en la UOM de Villa Constitución. Si por un lado esta
experiencia también estaba integrada por militantes de un arco ideológico combativo
amplio, con participación de organizaciones independientes de izquierda, clasistas y
peronistas revolucioanrias, en este caso el sindicalismo de base del sector metalúrgico sí
había logrado obtener la victoria en los comicios internos desarrollados en la empresa
Acindar.105 Sobre esta base la combativa lista logaría poco tiempo después arrancar a la
dirección nacional del sindicato la normalización de la seccional local, ganando las
104 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.105 Andrea Andujar sostiene que entre las tendencias y organizaciones políticas de izquierda que tenían presencia en la UOM-Villa Constitución se encontraban el Partido Revolucionario de los Trabajadores y Vanguardia comunista, con mayor peso, y en menor medida Organización Comunista Poder Obrero, Espartaco-Fracción Roja, Tendencia 29 de Mayo, Partido Socialista de los Trabajadores, Partido Comunista, Ejército Revolucionario del Pueblo-22 de Agosto. A ellas se sumaba la presencia de agrupaciones peronistas progresistas tales como las regionales de la Juventud Peronista y la Juventud Trabajadora Peronista. Ver Andujar, Andrea, “Las luchas obreras de Villa Constitución (1974-1975)”, en Andujar, Andrea y Santilla, Agustin; El Perón de la fábrica éramos nosotros: las luchas de Villa constitución 1970-1976, Buenos Aires, Desde el Subte, 2007, pp. 92-93.
82
elecciones y constituyéndose en la Comisión Directiva del gremio metalúrgico en una
seccional clave.106
Volviendo al caso de Propulsora Siderúrgica es necesario resaltar que durante
los cinco meses que transcurrieron entre el fraude electoral de 1973 y el inicio del
conflicto de 1974 con la ocupación de la planta no existió allí un cuerpo de delegados y
una comisión interna, ni de hecho ni de derecho, que contara con la legitimidad
suficiente sobre las bases metalúrgicas como para actuar efectivamente como
representante y conducción de una fuerza de trabajo organizada. De todos modos estas
primeras acciones dieron una visibilidad y una legitimidad a la Lista Blanca sin las
cuales es difícil explicar el amplio apoyo que sus activistas lograron obtener de las bases
durante los conflictos que se avecinaban.
Es importante entender estos hechos en Propulsora enmarcados en una nueva
significación de las lucha de clases en Argentina a partir de 1973. La obstinación de los
obreros de Propulsora en la recuperación de sus herramientas gremiales y la lucha por
las condiciones laborales entroncará con un conjunto de luchas sindicales en distintas
fábricas capital intensivas de la zona. Estas fueron interpretadas por el grupo Pasado y
Presente como luchas genuinamente políticas, verdaderas disputas por el poder en la
fábrica:
¿Qué implica la impugnación de las direcciones sindicales burocráticas y su
reemplazo por delegados elegidos por las bases sino la reapropiación del
control de la clase obrera sobre sí misma, es decir, sobre los órganos a través de
los que se expresa y organiza? ¿Qué implica el cuestionamiento de los ritmos
de producción, las calificaciones, la salubridad y la protección, el despotismo
de los jefes y capataces sino la reclamación de un control por parte de los
106 Sobre el ‘Villazo’ ver Andujar, Andrea, op. cit.
83
trabajadores de las condiciones bajo las que es erogada la fuerza de trabajo y
un freno a las facultades arbitrarias de la gerencia empresaria?107
A partir de este momento comienza a perfilarse ya el protagonismo que la
estructura sindical que respondía orgánicamente a Montoneros, la Juventud Trabajadora
Peronista, tendría a lo largo de los momentos más agudos de conflicto en la fábrica. La
significación política que observamos en la fraudulenta elección desarrollada en
Propulsora Siderúrgica se enmarcará, a su vez, en la cruenta disputa entre las distintas
corrientes hacia el interior del movimiento peronista que se proyectarán en la sociedad
argentina, configurándose el peronismo como ‘un sistema político en sí mismo’. Es
preciso señalar, de todos modos, que si bien esta contradicción al interior del peronismo
era la que marcaba más determinantemente la dinámica político-social de la época, lejos
estaba de ser la única presente. Tanto a nivel general como a nivel de la fábrica,
particularmente en Propulsora, existieron otras identidades políticas que formaron parte
de las experiencias combativas de base y que excedieron los marcos del peronismo. Sin
embargo, estas expresiones que no ocuparán un lugar central en nuestro trabajo se
vieron irremediablemente inmersas en la disputa interna peronista y sus efectos.
2.3 Entre la legalidad y la legitimidad: la huelga larga de 1974108
Pocos días después de las fraudulentas elecciones internas en Propulsora
Siderúrgica el Congreso de la Nación sancionaba la reforma de la Ley de Asociaciones 107 Revista Pasado y Presente, Nº2-3, Julio-Diciembre, 1973, 273. Sobre el despotismo de los jefes y supervisores en el proceso de extracción de plusvaía ver Marx, Karl; ‘Capítulo 11: La cooperación’, en El Capital. Libro Primero. Fondo de Cultura Económica, México, 2010.108 Para una reconstrucción general del conflicto de 1974 en Propulsora Siderúrgica véase el trabajo de Daniel De Santis La lucha obrera en Propulsora Siderúrgica…, la Tesis de Laura Palma Propulsora Siderúrgica: Un conflicto sindical en los años setenta… y Anguita, Eduardo y Caparrós, Martín; La Voluntad. Tomo 3/1973-1974. Buenos Aires, Booket, 2007.
84
Profesionales que, como ya señalamos, constituía un punto de sustentación fundamental
para que el Poder Ejecutivo se asegurase el apoyo de las direcciones sindicales
tradicionales y, en la misma línea, para que ellas tuviesen mayores prerrogativas sobre
los sindicatos que garantizasen la implementación exitosa del Pacto Social en las
fábricas. Sobre 138 votos necesarios el oficialismo había logrado negociar el apoyo de
139 diputados nacionales. El diputado Rodolfo Ponde, representante del FREJULI en la
Cámara baja, argumentó a favor del proyecto destacando “la importancia que reviste la
creación del fuero sindical y la participación gremial en política.”109 Sin lugar a dudas la
reforma no ponía en cuestión la participación central en el juego político nacional del
movimiento obrero organizado, (participación que, de hecho, era ya insoslayable
durante la proscripción legal del peronismo). Pero ¿cómo se canalizaba el poder del
movimiento obrero a través de las instituciones sindicales? Ese era el nudo central del
problema, y la reforma impulsada por el justicialismo era claramente regresiva:
La ley tiende fundamentalmente a centralizar la estructura sindical en una CGT
‘fuerte’ con entero control sobre las federaciones gremiales. También fortalece
a los distintos gremios a través de la imposición de sindicatos únicos por rama
de la producción. (…) Al extender los mandatos de las comisiones directivas de
dos a cuatro años y fijar en dos años el plazo legal para realizar asambleas
generales, puede dar lugar a serios problemas de irrepresentatividad de las
conducciones gremiales.110
En este marco durante los meses de abril y mayo de 1974 los candidatos de la
Lista Blanca comenzaron a reactivar su espacio de reunión. Como ya hemos
mencionado, las organizaciones armadas más grandes del país, ERP, FAR, FAP y
Montoneros, tenían presencia entre esos referentes. Los militantes de la Juventud
109 Diario Noticias, nº10, 30 de Noviembre de 1973.110 Ibídem.
85
Trabajadora Peronista tenían el ‘privilegio’ de constituir el principal enemigo interno
del peronismo gobernante en Propulsora Siderúrgica.
Durante el mes de Mayo de 1974, cuando el quiebre entre la Tendencia
Revolucionaria y el General Perón había llegado a su punto más álgido luego del acto
del 1º de Mayo por el Día del Trabajador, los referentes de la Lista Blanca que habían
participado de los fraudulentos comicios en Noviembre del año anterior comenzaron a
reorganizar su fuerza:
Daniel De Santis:…entonces se decidió hacer una reunión de la Lista Blanca, la
que había perdido por el fraude. Yo ahí decidí ir, pero todavía no conocía a
nadie. (…) ahí los dirigentes eran los de la JTP. Estaba el Turco Cherri, estaba
Roberto Lopresti y el Gaucho Garín. Eran los dirigentes, y también estaba el
Pampa Delaturri del PC. (…) Creo que fue en un local de la JTP la reunión
esta.111
El PRT-ERP se sumaba así a la experiencia de la Lista Blanca que, hasta el
momento, se alimentaba fundamentalmente de la militancia combativa de la Agrupación
Peronista de Propulsora. De esa reunión surgió la decisión de convocar a una asamblea
en la fábrica para el 23 de Mayo de 1974, a casi un año de la asunción de Cámpora
como Presidente de la Nación.
Dos días antes los activistas de la Lista Blanca habían presentado a la comisión
interna surgida de las elecciones fraudulentas de Noviembre del año previo un petitorio
suscripto por 500 trabajadores en el que se solicitaba la convocatoria a una asamblea,
que fue aceptada y convocada para el 25 de Mayo.
En una jugada claramente estratégica, que buscaba tomar la iniciativa política y
capitalizarla a favor propio, la Lista Blanca optó por realizar una nueva convocatoria
111 Entrevista a Daniel De Santis, Junio de 2013.
86
dos días antes, en la fábrica misma y en horario de cambio de turno, garantizando una
mayor participación del activo obrero. La Dirección de Inteligencia de la Policía
bonaerense registraba así el hecho:
Asunto: Propulsora Siderúrgica S.A.C.I.F.I.A. – ENSENADA
Se ha tomado conocimiento de fuente que merece fe, que con
relación a la programada asamblea del personal del establecimiento de mención
en el epígrafe para el día 25 del actual en hora a determinarse y a llevarse a
cabo en el local de la Unión Obrera Metalúrgica Regional La Plata, con sede en
la calle 18 nº 1334 de dicha ciudad, la misma si bien ha sido convocada por el
Cuerpo de Delegados, no contaría con el beneplácito de los operarios, dado que
en la asamblea realizada en el día de ayer y organizada por los integrantes de la
Juventud Trabajadora Peronista (J.T.P.) y durante cuyo transcurso se acordó
bregar por la lucha contra la burocracia sindical. (…)
Se ampliará.-
DPTO. BÚSQUEDA, Mayo 24 de 1974” 112
Esta yuxtaposición a veces confusa entre la Lista Blanca y la JTP será una
constante en los documentos de la DIPPBA. Estos informes tienden a enfatizar el rol de
la agrupación montonera la cual aparece, en este informe, como única dirigente de los
sucesos ocurridos en la fábrica.
En el mismo sentido hacen hincapié en el carácter opositor de la JTP en relación
a la dirigencia de la UOM, hecho que creemos refleja una vez más la manera en que la
interna política del Movimiento Peronista se extendía y en gran medida se articulaba
con el conflicto social que se expresaba, entre otros ámbitos, en Propulsora Siderúrgica.
Podría argumentarse que la lente de los agentes de la Policía de Buenos Aires
estaba sesgada y priorizaba el seguimiento sobre las organizaciones peronistas. Aún así
a esto cabe contraponer dos argumentos. En primer lugar no puede pretenderse que el
112 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I.
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seguimiento realizado por la DIPPBA sea puramente arbitrario, desarticulado de una
estrategia política integral dirigida desde el gobierno central.
En segundo lugar el poder que tienen las fuerzas de seguridad como resultado de
la posición que ocupan en el aparato represivo estatal le da a su vez un carácter
constitutivo a la perspectiva que éstas adoptan. Es decir, al otorgar mayor centralidad a
la JTP como enemiga de la burocracia sindical no sólo reflejan una real preocupación de
los elementos más poderosos del sistema político, sino que en ese mismo acto
construyen o refuerzan el rol de la agrupación como enemiga de un orden establecido.
En esta misma línea podemos interpretar un fragmento del Diario El día sobre el
conflicto que empezaba a emerger. Allí podemos observar cómo, por momentos, el peso
que la disputa interna por el peronismo tenía en la dinámica social del período podía
opacar o dejar en un segundo plano la participación política en el conflicto de
organizaciones no peronistas, e incluso de organizaciones peronistas que no formaban
parte de la Juventud Trabajadora Peronista:
El delegado regional del Ministerio de Trabajo, Emilio Jorge Centeno Quiroga,
calificó ayer de ‘ilegal’ a la asamblea permanente que mantiene dentro de la
planta el personal de Propulsora Siderúrgica. ‘Un grupo de activistas,
probablemente de la Juventud Trabajadora Peronista, en forma inconsulta,
procedió a realizar una asamblea ilegal’. El funcionario designado por el
Ministerio de Trabajo que encabeza Ricardo Otero de la Unión Obrera
Metalúrgica, desconoció todo lo actuado por los representantes elegidos en
asamblea por la casi totalidad del personal de la planta.113
Volviendo al análisis de los documentos e informes policiales es necesario
remarcar que la importancia dada por la policía al frente sindical de Montoneros era
también otorgada a Propulsora Siderúrgica por su peso en el aparato productivo de la
113 Diario Noticias, 25 de Mayo de 1974.
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zona. Esto se refleja en el detallado seguimiento que, durante todo el período, realizó la
DIPPBA sobre las actividades gremiales desarrolladas allí. El informe correspondiente
al día en que iniciaba el extenso conflicto expresaba:
Propulsora Siderúrgica – Ensenada –
En el día de la fecha fueron ocupadas las instalaciones de esta
planta por sus obreros y empleados que suman aproximadamente 1000
personas.
El conflicto tiene su origen en un pedido efectuado por un
grupo de operarios a los delegados sindicales de la Unión Obrera Metalúrgica
para llevar a cabo una asamblea con el fin de tratar una serie de problemas que
atañe a los obreros de la planta, tales como aumentos salariales y
disconformidad por las tareas de los delegados sindicales.
La Comisión Directiva comunicó a los delegados, los que
presentaron su renuncia, que la asamblea se realizaría el próximo sábado en
el local sindical sito en la calle 18 entre 59 y 60 de esta ciudad.
Por su parte, los obreros, instigados por grupos de elementos
activistas, realizaron a las 14,00 horas una asamblea en la misma planta
resolviéndose la toma de ésta hasta ver satisfechas sus pretensiones;
desconociéndose con esta medida a los directivos sindicales. (…)
Asimismo pudo saberse que si bien la medida de fuerza adoptada y que
se viene llevando a cabo obedece a un pedido en los aumentos salariales del
orden de los $100.000, no resulta menos cierto la posibilidad de que
también sea obra de los integrantes de la J.T.P., que tratan de ésta forma
de desprestigiar la labor del Cuerpo de Delegados del establecimiento y
por ende a las autoridades de la U.O.M. Regional La Plata.114
Si se tiene en cuenta el recuento oficial de votos de la elección de Noviembre de
1973, que mostraba una participación total en los comicios de poco más de novecientos
obreros, los apoyos sumados por ambas fuerzas no llegaban a superar el número de
participantes de esta asamblea. Si consideramos asimismo el hecho de que los delegados
114 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I. (las cursivas son nuestras).
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electos formalmente no participaron de esta asamblea al no haber sido convocada por
las vías legales estipuladas en la Ley de Asociaciones Profesionales y en el estatuto de
la UOM tenemos una visión panorámica general sobre el grado de apoyo que, tanto los
activistas de la Lista Blanca como los de la Azul, tenían en el seno de la fuerza de
trabajo ocupada en Propulsora. La misma realización de la asamblea implicaba un
desconocimiento por parte de las bases del cuerpo de delegados y de la comisión interna
surgida de las fraudulentas elecciones, desconocimiento que, como indica el informe,
llevó a los delegados electos pocos meses antes a que renunciasen a sus cargos. La
mención de ‘elementos activistas’ de la JTP, y el aparente interés político de aquellos
por desprestigiar a la dirigencia sindical alineada con Dieguez, refuerzan nuestra
afirmación de que las disputas superestructurales que atravesaban el sistema político
argentino tenían una fuerte incidencia sobre la lente con que la DIPPBA realizaba su
trabajo.
La convocatoria se había llevado a cabo con la propuesta de discutir una mejora
salarial y la solución de problemas internos o, según un diario local, buscando una
‘solución a problemas de sectores y generales del complejo siderúrgico’.115 En el marco
histórico en que hemos situado el conflicto la exigencia de aumento salarial y la
demostración de las bases metalúrgicas de una autonomía respecto de las autoridades
sindicales legales aparecían como un obstáculo peligroso para la implementación del
Pacto Social.
Durante la asamblea del 23 de Mayo, y con un enorme apoyo de la fuerza de
trabajo, fue designado un grupo de quince delegados, luego elevados a treinta y tres
como estipulaba el estatuto de la UOM, para llevar inmediatamente la solicitud de
aumento salarial a la empresa.
115 Nota periodística recopilada en los Archivos de la DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I.
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Cada sección de la planta tenía sus propios representantes, garantizándose así la
mayor comunicación entre el nuevo cuerpo de delegados y la totalidad de los
empleados. Al no encuadrarse el pedido dentro de las vías legales correspondientes, esto
es a través de los representantes de los trabajadores reconocidos por la fábrica y el
sindicato, la comisión provisoria no fue recibida. En adelante la situación sindical en
Propulsora sería similar a la de Astarsa, reconstruida por Federico Lorenz en Los
zapatos de Carlito: una conducción interna legal pero ilegítima, y una comisión
opositora paralela ilegal pero legítima. 116
A partir de ese momento se decidió iniciar una toma en la fábrica con cese de
actividades y mantenimiento de puestos de guardia que garantizaran la permanencia de
la toma a la vez que se tomaran los resguardos necesarios para garantizar el buen estado
de la maquinaria.
Al día siguiente se presentó en la fábrica el juez Silva Pelosi, quien debía
dictaminar sobre la legalidad de la toma. Ante él la comisión provisoria presentó un
petitorio que constaba de cinco puntos:
1º) Pedido de aumento de sueldos por un monto de $100.000
2º) La integridad física de todos los obreros
3º) La garantía de continuar trabajando
4º) La destitución de los integrantes de la Lista Azul
5º) El reconocimiento de los integrantes de la Comisión Provisoria117
El primero y el último puntos, los verdaderos ejes del conflicto, eran justamente
los más resistidos por la patronal. El diario El Día señala:
116 Ver Lorenz, Federico; op. cit.117 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I.
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Asimismo, se pudo saber que los obreros plantearon ayer cinco puntos (…) Los
dos puntos más cuestionados estarían referidos al aumento salarial solicitado y
al problema gremial derivado del reconocimiento de la comisión interna, por
entenderse que esto último debe debatirse estrictamente en la esfera sindical,
con las autoridades de la Unión Obrera Metalúrgica.118
Se vislumbran así dos frentes de lucha y de disputa: por un lado contra el capital
por la tasa de ganancia, por otro con la burocracia sindical por la dirección de la masa
obrera. Ambos frentes se condicionan mutuamente, al significar el control sobre la
representación un primer paso necesario (aunque no suficiente) para avanzar sobre el
control de la producción.
A lo largo del conflicto la comisión provisoria surgida durante la toma de la
fábrica contó con un amplio respaldo de los trabajadores. Ella obtenía su legitimidad de
la experiencia de la Lista Blanca y su cercanía con las bases. En el relato de Alejandro
Sandez la cercanía política con la Lista Blanca y con la comisión provisoria se
yuxtapone con elementos de carácter afectivo, elemento que hemos mencionado
previamente119:
Un tipo que vive con vos, charla con vos, duerme con vos, sufre con vos, te
pregunta a la noche, una noche te da una charla y te dice -‘¿qué te parece si
hacemos esto, esto y esto mañana ante la empresa?’-, y te consulta, y vos te
sentís parte de esa consulta. Y al otro día va y plantea lo que discutió a la
noche. Eso es lo que lo hace al tipo caudillo, loco. La consulta con aquel, viste.
El que recrea una situación abajo y la impulsa para arriba. Esa es la, ese es el
espíritu que tiene que tener un dirigente.120
118 Diario El Día, 28 de Mayo de 1974.119 Cabe resaltar que una distinción entre un nivel aparentemente político y otro estrictamente ético o moral es, en realidad, totalmente arbitraria y ficticia. No hay política que pueda entenderse aisladamente de determinada práctica que refleja a su vez determinados principios éticos que la guían.120 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.
92
La política de la Lista Blanca, de la comisión provisoria y de las organizaciones
que las componían se sostenía sobre esta relación con la fuerza obrera de Propulsora.
Sin ella es difícil explicar el apoyo que sus referentes lograron mantener durante el
conflicto que estamos reseñando, en particular, y a lo largo de todo el período que
analizamos, en general.
Durante la mañana del 24 de Mayo de 1974 el nuevo cuerpo de delegados
conformado en las horas previas propuso en asamblea la designación de cinco personas
para la conformación de una comisión interna. La moción aprobada constituía a Omar
Turco Cherri, a Roberto Lopresti (JTP-Montoneros), a Pato Rave (FAP-Peronismo de
Base), a Salvador Pampa Delaturi (Partido Comunista) y a Daniel De Santis (PRT-ERP)
como los integrantes de esa instancia.121 Surgía así la Comisión Interna Provisoria de
Propulsora Siderúrgica. A lo largo de todo el conflicto la JTP mantendrá dos de los
cinco cargos en este órgano representativo.122
Enmarcada en el sindicalismo combativo propio del período de radicalización
política que se vivía en el país, la Comisión Interna Provisoria de Propulsora se
manejará durante la toma y el posterior conflicto convocando a asambleas en forma
permanente. Esta metodología de lucha era registrada por los agentes de la DIPPBA:
se resolvió formar una Comisión Provisoria para entrevistar a la Patronal para
solicitar lo ya programado. Ante estas circunstancias la patronal se niega a
recibirlos diciendo que solo tratarán cuando la U.O.M. los reconozca. Debido a
la negación se resuelve declarar una Asamblea Permanente123
121 De Santis, Daniel. La lucha obrera en Propulsora…, p. 3.122 Cuando Omar Cheri y Roberto Lopresti dejen la fábrica por la persecución de la Triple A Manuel Carrete y el Muerto Suárez serán incluidos en la Comisión Provisoria en su reemplazo. Ver De Santis, Daniel, La lucha obrera en Propulsora…, p. 14.123 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I.
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Esta práctica, invaluable desde el punto de vista de los referentes combativos en
cuanto era el elemento central que la identificaba como democrática por oposición a la
lista que respondía a Rubén Dieguez, permitía además una dinámica más eficiente para
una conducción combativa y radical en el conflicto. Al ser consultado por la dinámica
asamblearia durante el segundo conflicto del período 1973-1975 Alejandro Sandez
sostenía lo siguiente:
La asamblea era permanente. Incluso hubo un momento que hacíamos cada
cuatro horas viste. Todo para mantener vivo el conflicto. (…) Primero se hacía
por sector. Porque el gremio te tiraba cohetes, viste. Tirarte cohetes es cuando
te mete un rumor adentro a través de uno de los que tiene adentro: ‘Che loco
hubo un ofrecimiento adentro de la empresa y estos no le dieron bola porque
estos zurdos están con el quilombo y quieren seguir quilombo’ ¿Qué tenían que
hacer los chicos de la interna? Asamblea, tac: ‘Escuchamos un comentario en
tal lugar que han dicho que… ¡No hay ninguna propuesta! Esto va así, así, y
asa.’ Listo, nos manteníamos cuatro horas más, viste.124
Ante las nuevas leyes impulsadas desde el gobierno nacional los obreros se
encontraban en desventaja en plena toma. La ocupación de fábricas era sancionada con
mayor dureza luego de la reforma del Código Penal que comentamos previamente. En el
mismo sentido la Ley de Asociaciones Profesionales obstaculizaba todos los caminos
para que comisiones internas y cuerpos de delegados combativos se constituyeran en
representantes legalmente estatuidos. En este marco el recurso a asambleas permanentes
se erigía en un mecanismo indispensable para contrarrestar esa desventaja que se
expresaba, por otro lado, en el carácter provisorio con que la Comisión Interna y el
Cuerpo de Delegados se identificaban desde el 23 de Mayo de 1973.
124 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.
94
Esa ‘provisoriedad’ era interpretada con distintos anhelos por los actores
políticos presentes en Propulsora. Los referentes de la Lista Blanca y el importante
grupo de trabajadores en que se apoyaban esperaban ser reconocidos cuando terminase
el conflicto. De hecho poner fin a ese carácter ‘provisorio’ constituía una de las
principales demandas planteadas.
Del otro lado, gobierno, empresa y sindicato también esperaban terminar con la
Comisión Interna de Propulsora en su carácter de provisoria. Pero lejos de esperar
avanzar legalmente sobre una legitimidad ya construida, estos sectores esperaban
retrotraer la situación al momento en que la Lista Blanca no disputaba en un sentido
formal ni de hecho la representación de los trabajadores a la Lista Azul.
Las mociones aprobadas en las asambleas permanentes que mencionaba Sandez
solían ser resueltas por consenso en reuniones previas de la Comisión Interna Provisoria
y luego eran presentadas al conjunto de los trabajadores. Este diálogo permanente, pero
con una clara iniciativa política por parte de los delegados, permitió a los dirigentes,
entre ellos a Omar Cherri, Roberto Lopresti y Arturo Garín, ocupar posiciones
estratégicas en el desarrollo del conflicto en Propulsora.
Es preciso indicar que si por un lado los trabajadores desafiaban al capital y a la
dirigencia sindical con sus reivindicaciones, por otro las agrupaciones que se disputaban
la conducción del conflicto diferían entre ellas sobre la lectura y la estrategia
elaboradas. Si por un lado la JTP se caracterizaba por enfatizar el enfrentamiento que
mantenía con la burocracia sindical, organizaciones como el PRT, el PST y el PB
ponían en primer plano la disputa contra el capital. Dentro de esta última línea política
debe considerarse también la posición del Frente de Trabajadores Revolucionarios, la
Fracción Roja Bolchevique, el Partido Obrero Trotskista, el Partido Comunista Maoísta
y el Partido Comunista Revolucionario. La consigna sobre el control obrero de la
95
producción levantada por la izquierda clasista y sectores del peronismo revolucionario
consistía en impulsar la lucha de los obreros por tener el control de los tiempos de la
producción, el manejo de la maquinaria y la relación con los supervisores. Este planteo
adquiría un carácter central en la política sindical del Peronismo de Base:
Para construir Poder Obrero es necesario tener en cuenta algunas
cuestiones metodológicas que tienen una fundamentación política e ideológica
profunda:
1. El control obrero de la producción: es un elemento fundamental a
tener en cuenta para llevar adelante la lucha. No solo porque la experiencia
política de la Clase Obrera Peronista demuestra que golpear en la producción
hace retroceder a la patronal, sino también y fundamentalmente porque las
prácticas de control de la producción van desarrollando la conciencia
revolucionaria de la clase, van desalineando al conjunto que empieza a
comprender que su destino fatal no es ser una pieza en un engranaje, sino que
pueden llegar a manejar el proceso de producción y ponerlo a su servicio. Si la
clase caza estos elementos, la patronal no puede integrarla….125
En esta misma línea el delegado del Peronismo de Base en la Comisión Interna
Provisoria de Propulsora Siderúrgica, Luis Rave, comenta:
El planteo nuestro era el control de la producción. Ese era el planteo nuestro. Y
una de las luchas internas que tuvimos fue justamente contra los que desviaban
el eje planteando, que el verdadero enemigo era la burocracia sindical. Porque
un concepto ideológico de Monto… de la JTP era: ‘hay que mover a la gente
contra la burocracia’, viste. En su concepto de confrontar con, dentro del
peronismo quién tenía la manija, la juventud o la burocracia. Y nos costaba un
huevo cada asamblea plantear el control de la producción.126
125 ‘Punteo sobre el reordenamiento de nuestra práctica’, documento interno del Peronismo de Base, La Plata, 1975.126 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.
96
La burocracia sindical era identificada en el seno de la fuerza de trabajo de
Propulsora por su oposición al ejemplo de los dirigentes de la Comisión Interna
Provisoria. Sobre esto Rave sostiene:
Nosotros, que se yo, contábamos con el respaldo de la gente. Ellos no podían,
había sectores que no podían ni caminar. Les volaban bulones, caía de las grúas
de todo, viste. Un cago de risa. (…) Salvo en el sector que eran fuertes ellos
(…). No había… no podían entrar a la planta, no podían entrar a la planta.127
Esta disputa de la que habla Luis Rave parece contrariar la opinión de otro de los
protagonistas de nuestro relato. Daniel De Santis, como referente del PRT-ERP en la
fábrica, sostiene otra postura sobre los hechos:
Daniel De Santis: …la primera etapa, que todavía yo no había organizado a
nadie, me movía con los que más iban al frente. Por ejemplo, cuando de hecho
se perfiló una alianza entre la JTP y nosotros, y el PB y el PC quedó medio de
costado, entonces el Pampa Delaturri para serrucharnos el piso, ya después de
la toma, cuando estábamos afuera, para serrucharnos el piso organiza un cuerpo
de representantes, dice -‘los delegados están afuera’- y eligen un cuerpo de
representantes. Entonces con el Turco Cherri íbamos al cuerpo de
representantes, como dirigentes de la Comisión Interna íbamos ahí y bueno, le
neutralizábamos las maniobras. Como para dirigir la fábrica con el que yo más
me movía en toda esa etapa era con el Turco.
Pregunta: Entonces podemos decir que había una alianza de hecho, no había
una disputa…
Daniel De Santis: No, no, para nada. ¿Con JTP? Para nada, no había ninguna
disputa en el plano de la dirección de la huelga nada. Y con Cherri en particular
nos llevábamos… éramos como hermanos, no se cómo decirte”128
127 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.128 Entrevista a Daniel De Santis, Junio de 2013.
97
La Juventud Trabajadora Peronista, como parte de la Tendencia Revolucionaria,
tenía un capital social que utilizaba políticamente adentro de Propulsora.129 Durante los
primeros días de la toma los operarios de Propulsora recibieron el apoyo de sacerdotes
tercermundistas de la zona, de familiares, estudiantes y de trabajadores de otras fábricas,
entre ellas Petroquímica Sudamericana, Petroquímica General Mosconi, Swift y
Astilleros Río Santiago. Muchos de los contactos los proveía la estructura de la JTP,
que durante esos años fue la organización sindical con mayor presencia organizada en
las empresas del conurbano bonaerense. En este sentido Héctor Lobbe apunta que
el activismo gremial independiente o de vagas simpatías izquierdistas debería
replantearse su inserción dentro de una estructura política que le brinde no sólo
cobertura y respaldo organizativo y de infraestructura, sino también para
afrontar lo que se presiente como dura puja con la burocracia y el propio
gobierno. En este punto, la incorporación a una estructura sindical en
formación como la JTP, reportaba la posibilidad de disputar dentro del espacio
gremial peronista, contando además con la asistencia de abogados, legisladores
y funcionarios públicos, por lo menos en los primeros tiempos.130
La noche siguiente al comienzo de la toma se hicieron presentes en Propulsora
referentes de la Tendencia Revolucionaria con un importante peso en la estructura
estatal argentina. Escribía el Diario Noticias:
Una delegación integrada por el diputado nacional Jorge Zavala Rodríguez, el
delegado de la Regional VIII de JP, Horacio Taramasco, el miembro de la mesa
nacional de JTP, Enrique Juárez, y representantes de la Agrupación Evita, la
JUP y el Movimiento Villero Peronista, se hicieron presentes anoche en la
fábrica en conflicto.131
129 Ver Bourdieu, Pierre; ‘Las formas del capital’ en Poder, Derecho y Clases Sociales. Editorial Desclée de Brouwer, España, 2000. 130 Lobbe, Héctor; La guerrilla fabril…, pp. 70-71.131 Diario Noticias, 25 de Mayo de 1974.
98
El mismo suceso lo relata Alejando Sandez:
Había organizaciones ya dando una mano muy grande adentro, viste. Ahí
entraba Juárez. Yo a Juárez lo conocí dos o tres veces cuando… porque en ese
momento estaba el Diario Popular, había un diario popular que no se si era de
Crónica, de dónde mierda. Y había visto una foto viste, y una vez entra un auto
adentro, se sube arriba un tipo en la asamblea, - ‘¿Y este ¿quién carajo es?’-
decíamos, viste. Y habló el morocho. Entonces me dicen – ‘No, este es Juárez
de la JTP, Juventud Trabajadora Peronista.’ - ‘Ah, mirá que bien’, viste. Dice,
-‘sí, entro en un Renault 12 blanco en el baúl.’- En el Renault 12 viste. Y… yo
no hablé nunca con Juárez eh. Él venía y charlaba con la Interna. Yo no hablé.
Pero lo respetamos132
Como expresara Lobbe este acompañamiento significaba, por un lado, una
ventaja en términos político-institucionales:
Zavala Rodríguez, señaló que presentará a la Cámara un pedido de informes al
ministro de Trabajo Ricardo Otero, acerca del no reconocimiento de los
delegados designados mayoritariamente por el personal reunido el jueves en
asamblea. ‘Aquí, donde yo estoy parado representando a la JTP – dijo Juárez al
dirigir la palabra a los obreros- tendría que estar Otero, porque un ministro
elegido por siete millones de votos peronistas tendría que ser un ministro de los
trabajadores’. Tras señalar que ‘en un año de gobierno se fueron desvirtuando
las medidas que votó el pueblo’, Juárez se solidarizó con el pedido de aumento
de salarios del personal en conflicto y fustigó al Pacto Social. ‘A ustedes se los
acusa de infiltrados y subversivos- manifestó más adelante- por sus justas
reivindicaciones, y lo mismo nos dicen a nosotros. En esta etapa parece que los
subversivos y los infiltrados somos los mejores representantes de los intereses
populares133
132 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.133 Diario Noticias, 26 de Mayo de 1974.
99
Pero el apoyo que la estructura de la Tendencia Revolucionaria en general, y la
JTP en particular, podían brindar al conflicto excedía el contacto con puestos de poder
en las instituciones públicas:
Centenares de militantes de la Juventud Trabajadora Peronista, Juventud
Peronista, Juventud Universitaria Peronista, Unión de Estudiantes Secundarios
y Agrupación Evita, colmaron la zona del puerto de Propulsora y el camino que
conduce a Ensenada. Allí funcionan las comisiones de apoyo al personal en
conflicto, donde realizan una intensa labor las esposas y familiares de los
trabajadores. Desde el interior de la planta, Noticias pudo comprobar que el
aprovisionamiento de víveres y abrigo se desarrollaba en forma permanente,
atravesando el cerco policial ubicado a 500 metros de la entrada principal.134
Una bandera de la comisión de familiares de los trabajadores, de la que
participaba activamente la Agrupación Evita, rezaba ‘Esposas y familiares de obreros
de Propulsora presentes. Aguante compañeros, por 100.000 de aumento’.
La referencia política a los frentes de masas de la Tendencia Revolucionaria en
este tipo de intervenciones públicas podía generar, sin embargo, diferencias entre los
mismos familiares de los obreros que, en muchos casos, preferían identificarse con la
pertenencia a la empresa antes que con una organización política. Este tipo de fenómeno
era públicamente registrado, en este caso por el histórico diario platense El Día:
La movilización realizada frente a uno de los puentes de acceso a la planta
estuvo compuesta por unas 400 personas, que entonaron diversos estribillos
alusivos a la situación que se vivía en el interior de Propulsora. Hubo algunas
escenas nerviosas cuando desde un sector arreciaron los cánticos relativos a
fracciones juveniles del peronismo y por otro respondieron los familiares de
los obreros con el único grito de ‘Propulsora, Propulsora’. Fue necesaria la
intervención de un familiar quien señaló que ‘no debemos marcar diferencias
134 Diario Noticias, 26 de Mayo de 1974.
100
entre nosotros. Agradecemos a quienes nos acompañan en esta lucha, pero este
momento no tiene ninguna connotación política’135
Este tipo de tensiones resulta típicamente presente en conflictos que son
interpretados, por algunos sectores obreros, como ‘meramente corporativos’,
quitándosele todo contenido político a una reivindicación que, en sí misma, implica una
ruptura con un sistema. En el caso puntual de Propulsora, y como hemos venido
desarrollando, la ocupación de la planta, el reclamo de aumento salarial y la solicitud de
reconocimiento de la Comisión Interna y del Cuerpo de Delegados provisorios
constituyen puntos de un petitorio que, en el contexto histórico presentado, cobraban un
significado sumamente disruptivo respecto del orden estatuido.136 Aún así el
compromiso de la base trabajadora con el conflicto no se traducía directamente en un
compromiso político público con las identidades ideológicas de las agrupaciones y
referentes que conducían el reclamo. Proseguimos el relato de la toma para profundizar
el análisis.
El sábado 25 de Mayo de 1974, en plena toma de la planta, se organizó un acto
en Ensenada organizado por la Comisión Interna Provisoria. Los dirigentes del conflicto
se distanciaban explícitamente de la burocracia sindical pero extendían sus diferencias
al gobierno nacional. Recordemos que, para esa fecha, Oscar Bidegain, cercano a la
Tendencia Revolucionaria, había sido ya desplazado de su cargo de gobernador de la
provincia de Buenos Aires y Victorio Calabró, dirigente metalúrgico, había ocupado su
lugar. El Diario Noticias reseñaba los sucesos:
En presencia de 1.500 personas que vivaban a los trabajadores, se leyeron las
adhesiones de diversos nucleamientos sindicales. Habló luego en
135 Diario El Día, 28 de Mayo de 1974.136 Ver el ya citado artículo ‘El significado de las luchas obreras actuales’, en Revista Pasado y Presente N°2-3, Julio-Diciembre, 1973, Córdoba.
101
representación de la Mesa local de la JTP Manuel Lojo, y en nombre de la
Agrupación Evita Marta Roldán. Los oradores formularon severas críticas al
gobernador Victorio Calabró, al ministro Ricardo Otero y al titula de la CGT
regional Rubén Diéguez, todos de la UOM. Tuvieron también duros términos
para los directivos de la empresa. Durante el acto se leyó una declaración dada
a conocer por la organización Montoneros, señalando que ‘mientras los
trabajadores perciben salarios de hambre, la patronal se llena los bolsillos
asociada con la burocracia sindical traidora’. (…) Finalmente expresa que
‘continuamos como siempre junto a ustedes, dispuestos a brindar todo nuestro
apoyo a los compañeros de Propulsora.137
Como vemos, la identificación entre la organización armada y las organizaciones
de base que mantenían relaciones orgánicas con ella era de público conocimiento, a
pesar de la tensión que podía generar ello. El vínculo que unía organización político-
militar y frentes de masa estaba lejos de ser o siquiera de pretender ser disimulado.
El importante apoyo con que contaba la dirección del conflicto referenciada en
la Lista Blanca no era, sin embargo, suficiente como para mantener una medida de
acción directa de la importancia política que significaba la ocupación de Propulsora.
Con los gobiernos provincial y nacional en contra y avanzando sobre las posiciones de
la Tendencia y las demás organizaciones revolucionarias, con un sindicalismo
burocrático cada vez más centralizado, en un contexto de creciente y progresiva
consolidación de un Estado de excepción, los obreros de Propulsora Siderúrgica se
vieron forzados a abandonar la toma pocos días después. El 28 de Mayo de 1974,
encontrándose la planta rodeada de policías y efectivos militares y ante la presión de un
inminente desalojo por la fuerza, los trabajadores decidieron desalojar la planta y
continuar las negociaciones por otros medios.
Al día siguiente los metalúrgicos se reunieron en asamblea en la sede de la
Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata. Siendo un total de más de 137 Diario Noticias, 26 de Mayo de 1974.
102
tres mil, haciéndose evidente la participación de militantes y activistas no pertenecientes
a la empresa, votaron iniciar un paro de actividades por tiempo indeterminado. Durante
la concentración se hicieron presentes, entre banderas y volantes, las siguientes
organizaciones: ERP, JTP, PST, PRT Fracción Roja, Peronismo de Base, Partido
Obrero Trotskista, Partido Comunista Maoísta, Frente Antiimperialista por el
Socialismo, Fuerzas Argentinas de Liberación 22 de Agosto y Grupo Marxista
Revolucionario. Solidarizándose con el conflicto aparecían SIAP, ATULP, Astilleros,
Swift, Petroquímica Sudamericana y la Federación Universitaria de La Plata.
El 30 de Mayo la Comisión Interna Provisoria y el Cuerpo de Delegados de
Propulsora se reunieron para tratar un nuevo punto de conflicto: el reingreso de los
obreros a la fábrica. Luego de la toma no todos los trabajadores habían recibido los
telegramas correspondientes para retornar a sus respectivos lugares de trabajo. Al día
siguiente, reunidos en la sede local de la UOM, los trabajadores y delegados de
Propulsora y la Comisión Directiva de la seccional local acordaron una normalización
de tareas en la medida en que se recibieran los telegramas de reingreso. En la misma
reunión los representantes de Propulsora Siderúrgica forzaron un llamado a elecciones
para renovar legalmente el cuerpo de representantes de la fábrica. Asimismo
denunciaron las condiciones de trabajo insalubres a las que debían someterse los obreros
en la planta:
Los obreros de Propulsora Siderúrgica se concentraron ayer frente a la sede de
la UOM y lograron que el secretario general se comprometiera a garantizar
elecciones democráticas de delegados, tras lo cual resolvieron presentarse hoy
a trabajar. (…) Los trabajadores anunciaron su resolución de presentarse a
trabajar todos, hayan o no recibido telegramas de la empresa intimándolos a
reanudar las tareas. En caso de que no se permita ingresar a algún obrero
reanudarán las medidas de fuerza. (…) En relación con las condiciones de
trabajo señalaron ‘la falta de cabinas aislantes para trabajar en los sectores
103
donde hay ruidos perjudiciales para el sistema nervioso’. También explicaron
que en lugares donde se emplean ácidos se trabaja sábado y domingo y con
pago simple, y en horarios nocturnos sin percibir la diferencia que
corresponde.138
Si bien el conflicto de 1974 se centraba fundamentalmente en puntos salariales y
sindicales, las insalubres condiciones laborales estaban presentes en el reclamo. Este
tipo de reivindicación estaba particularmente presente en las protestas de la época, tales
como los ya mencionados casos de Acindar, en Villa Constitución, y Astarsa, en Tigre.
Además de la denuncia respecto de las condiciones laborales, la JTP impulsaba a
nivel nacional una política de denuncia a empresas que comprometían el éxito del Pacto
Social. En el número del día 21 de Junio de 1974 del Diario Noticias una nota titulada
“Grave denuncia contra una siderúrgica” hacía pública una acusación llevada adelante
por la agrupación Felipe Vallese, adherida a JTP, que llevaba a concluir que existían
“maniobras de la firma que harían peligrar el proyecto siderúrgico de Fabricaciones
Militares. El trabajo reitera denuncias sobre acaparamiento con el aumento inusual de
stocks de acero…”139 En paralelo al conflicto con su planta laboral, el directorio de
Propulsora mantenía una disputa con sectores del Ejército que tenían mayor capacidad
de incidencia en el gobierno. El sueño de Agostino Rocca de desarrollar en la planta el
proceso integral de producción de acero colisionaba con el interés de Fabricaciones
Militares de evitar un competidor privado fuerte ante la industria siderúrgica local bajo
control estatal. En ese contexto, el acaparamiento de stock de acero laminado en frío era
una manera de presionar al Estado, a la vez que permitía al Grupo Techint esperar que
el Pacto Social siguiera desgastándose y así poder vender los productos cuando el
congelamiento de precios se flexibilizara. Esta situación también dificultaba, según la
138 Diario Noticias, 1 de Junio de 1974.139 Diario Noticias, Nº 204, 21 de Junio de 1974.
104
denuncia, la solución del conflicto que mantenían los trabajadores: “Señalaron que la
aparente falta de interés de la empresa en solucionar el pleito obedecería a la intensión
de no seguir produciendo bajo las condiciones convenidas con Fabricaciones
Militares.”140
El mismo informe denunciaba la complicidad que existía entre la empresa y la
UOM y hacía pública evidencia concreta de que la financiera de Propulsora Siderúrgica
contribuía con dinero en efectivo al sindicato metalúrgico: “…el 3 de agosto de 1973, a
través de la Financiera Santa María, Propulsora pagó a la Unión Obrera Metalúrgica, en
carácter de ‘contribución’, la suma de 25 millones de pesos.”141
Un volante refrendado por la Agrupación Felipe Vallese publicado durante la
toma de Propulsora en mayo de 1974 expresaba esta misma línea:
A los compañeros trabajadores de La Plata, Berisso y Ensenada ante el
conflicto de Propulsora Siderúrgica
Desde hace un tiempo la Agrupación “Felipe Vallese” de trabajadores
metalúrgicos de La Plata, Berisso y Ensenada, viene denunciando las
maniobras de acaparamiento y desabastecimiento, que lleva adelante la
empresa Propulsora Siderúrgica, al retener 100.000 toneladas de chapas
laminadas en frío, que le reporta un beneficio económico de 6.000 millones de
pesos, lo que significa que la patronal rompe el Pacto Social.
Mientras esto ocurre, los trabajadores metalúrgicos vienen reclamando
aumentos salariales, a la par que la patronal ganando cifras astronómicas niega
las horas extras. Los aumentos pedidos para que se haga realidad la verdadera
Justicia Social, y poder así hacer frente dignamente, al constante aumento del
costo de la vida.
Todas estas reivindicaciones que piden los compañeros metalúrgicos
son frenadas por la patronal y la burocracia vandorista, con Diéguez a la
cabeza.142
140 Íbidem.141 Íbidem.142 Volante firmado por la Juventud Trabajadora Peronista, Mayo de 1974.
105
Esta decisión de la Agrupación Felipe Vallese de denunciar la acumulación de
stock por parte de la empresa se enmarcaba en una estrategia ideada por la conducción
nacional de JTP frente a un Pacto Social que significaba un claro retroceso desde el
punto de vista de las clases populares, y que se aplicaba en varios de los conflictos
donde la corriente que disputaba las 62 Organizaciones Peronistas se encontraba
presente:
…constituir en cada fábrica, empresa o lugar de trabajo, comisiones de control
integradas por los trabajadores. La tarea de estos organismos debe ser
fiscalizar, por un lado, el comportamiento empresario en lo que se refiere a
posibles maniobras especulativas, de acaparamiento o de aumento artificial de
los costos de producción, que redundan luego en el desabastecimiento de la
industria o el mercado consumidor, o en el encarecimiento de los productos.
Maniobras de este tipo ya fueron denunciadas por las agrupaciones de JTP en
el caso de Molinos Río de la Plata y más recientemente en Propulsora
Siderúrgica.143
Como vemos, el desarrollo de la estructura organizativa de la Tendencia
Revolucionaria otorgaba a sus dirigentes una capacidad de acción política nada
despreciable. En esta política impulsada desde los órganos de decisión de la Tendencia
Revolucionaria vemos también un juego doble en cuanto al Pacto Social. El costo
político de oponerse abiertamente a una iniciativa estratégica del gobierno de Perón
intentaba ser absorbido por dos vías: por un lado se criticaba al Pacto no en sí mismo,
sino en sus ‘desviaciones’ o errores; por otro, a través de las denuncias que impulsaba la
JTP, se intentaba demostrar que los representantes del capital también limitaban, de
hecho, cualquier implementación de una política conciliadora.
143 Al respecto ver la nota “El Pacto Social y las Jornadas del 20 de Junio” de Enrique Juárez, integrante de la Mesa Nacional de JTP, publicada en el Diario Noticias, Nº 202, 18 de Junio de 1974.
106
En Propulsora el conflicto irá adquiriendo mayor complejidad y se extenderá por
más de tres meses. Al reclamo por aumento salarial y reconocimiento de la Comisión
Provisoria se sumará el pedido de reincorporación de trabajadores cesantes y despedidos
en plena lucha. Esta secuencia no era exclusiva del caso abordado: “Lo más común en
los conflictos de este período era que las diversas demandas y reivindicaciones se fueran
desarrollando al mismo tiempo, determinadas en parte por las reacciones iniciales que
los primeros planteos ocasionaban”.144
Al 4 de junio unos 130 trabajadores no habían recibido aún su telegrama de
reincorporación, cifra que se reduciría a 80 24hs más tarde. La reincorporación de los
cesanteados sería un nuevo punto en la agenda de reivindicaciones del movimiento
obrero en Propulsora.
El día 5 de junio los delegados de la comisión interna electa fraudulentamente en
Noviembre de 1973, quienes se habían visto ya obligados a abandonar de hecho sus
cargos durante la asamblea del 23 de mayo, presentaron formalmente su renuncia ante
las autoridades locales de la Unión Obrera Metalúrgica. “¡Tregua!¡¡Sin Extras, ni
relevos!!” se titulaba un volante firmado por la ‘Comisión Provisoria’ durante los
primeros días del mes de junio. La particularidad, evidente por otro lado, residía en que
la totalidad de los miembros de la nueva Comisión Interna Provisoria, no reconocida
aún por la patronal ni por la UOM, se encontraba siempre entre aquellos aún no
reincorporados. Un boletín publicado por la Comisión Provisoria resume así estos
sucesos:
El lunes 10 de junio recién se presentan a declarar la Empresa y Diéguez ante
el Ministerio de Trabajo, Delegación La Plata. La empresa declara que
‘restructurará’ la planta y para eso MANTIENE LA TOTALIDAD DEL
144 Jelin, Elizabeth; “Conflictos laborales en la Argentina, 1973-1976, en Revista mexicana de sociología, Nº 2, 1978, p. 436.
107
CUERPO DE DELEGADOS Y COMISIÓN INTERNA, junto con algunos
compañeros que se encontraban enfermos en el momento del conflicto y el
resto de compañeros combativos y los defensores de los intereses del conjunto
de compañeros, excluidos. Es evidente la maniobra de la empresa, con la
excusa de la ‘reestructuraciòn’ intenta suprimir algunos puestos que
casualmente, en la actualidad, están ocupados por los delegados elegidos en
Asamblea y por el personal que no ‘se vende’. A los enfermos los irá llamando
para demostrar que no a todos los que no tienen telegramas se los dejará
afuera.145
Este nuevo foco de conflicto en torno a los trabajadores y militantes cesanteados
llevaría a los protagonistas de la lucha a implementar nuevas medidas de lucha así como
consignas que condensaban un nuevo momento político durante la ‘huelga larga’. El
volante, firmado por la Comisión Interna, levantaba una nueva consigna que pretendería
mantener viva la participación obrera hasta tanto la totalidad de los trabajadores fuesen
reincorporados: “Todos o ninguno”.146 De esta manera los referentes de la Comisión
Provisoria buscaban evitar un fuerte obstáculo en el desarrollo del conflicto: que el
desgaste en el tiempo y la presión ejercida por la empresa específicamente sobre los
delegados, llevara a quienes conservaban sus puestos de trabajo a abandonar la lucha. El
Boletín Informativo concluía con la siguiente reflexión:
Los compañeros de Propulsora tenemos perfectamente en claro que no
aceptaremos ni puestos ni aumentos ni dejaremos que se nos engañe con eso de
la ‘reestructuración’. La reestructuración de puestos y traslados las
consideraremos luego del ingreso de la TOTALIDAD DE LOS
COMPAÑEROS, INCLUSIVE DELEGADOS Y COMISIÓN INTENRA, de
lo contrario IREMOS INTENSIFICANDO LAS MEDIDAS DE FUERZA.
Todo lo anterior fue expuesto el día 10 de junio por la Comisión Interna ante el
145 Boletín Informativo ‘Propulsora en lucha’, refrendado por la Comisión Interna, 11 de Junio de 1974.146 Ver De Santis, Daniel; La lucha obrera en Propulsora Siderúrgica…p. 11.
108
mismo Ministro interino de Trabajo, Dr. Antonio Benítez, quien dijo que se
ocuparía personalmente del conflicto junto con el caso de ACINDAR.147
Así como los integrantes de la Comisión Provisoria intuían el riesgo que
implicaba la cesantía de sus propios puestos de trabajo para el desarrollo del conflicto,
el gobierno, y la UOM como parte de él, eran concientes del carácter estratégico que
tenía, desde su perspectiva, la lucha contra los movimientos sindicales democráticos que
encarnaban paradigmáticamente Propulsora y Acindar, entre otros.
A pesar de la decisión de la empresa de no reincorporar a los delegados electos
en la asamblea del 23 de mayo de 1974 el reclamo se mantenía con una fuerte
legitimidad y sumaba al sindicato de los supervisores, ASIMRA, a la lucha. El Diario
Noticias publicaba la siguiente nota:
En la asamblea realizada el miércoles a la tarde en el local del sindicato de no
docentes de la Universidad de La Plata, los mil trabajadores de Propulsora
Siderúrgica aprobaron por unanimidad la moción de proseguir las medidas de
fuerza. También resolvieron plegarse a la huelga los afiliados a la Asociación
de Supervisores y Técnicos Metalúrgicos (ASIMRA), que tienen a su cargo la
supervisión técnica de la planta y en su mayoría son jefes de turno.148
Tanto Roberto Lopresti, miembro de la Comisión Interna Provisoria, como
Arturo Garín eran ingenieros que ocupaban cargos de supervisores en la planta y
formaban parte, por ende, del mencionado sindicato. El Cuerpo de Delegados y la
Comisión Interna Provisoria no reconocida por la dirección local UOM intentaban
mantener la estructura organizativa de un delegado cada treinta obreros y una comisión
interna de cinco miembros, como marcaba la Ley de Asociaciones Profesionales. De
147 Bolante Informativo ‘Propulsora en lucha’, refrendado por la Comisión Interna, 11 de Junio de 1974.148 Diario Noticias, 31 de Mayo de 1974.
109
esta manera se buscaba identificar a la Comisión Provisoria con la forma de
representación legal que no le era reconocida.
Pero la amplia legitimidad y respaldo de los trabajadores que la Lista Blanca
tenía servía, por otro lado, como base de sustento para ampliar su representatividad,
excediendo los marcos legales estrictos de cada uno de los sindicatos. Esa
representación era, más bien, correspondiente a la fuerza de trabajo de Propulsora
Siderúrgica en su conjunto, sin importar los diferentes cargos y jerarquías existentes en
la fábrica:
nosotros dirigíamos todo adentro, dirigíamos los supervisores, a los policías,
todo, todo… nosotros dirigíamos todo. A la administración, todo. Todo el
mundo, la comisión interna llegó a ser dirigente… menos de los grandes jefes
digamos todos se referenciaban en nosotros.149
El carácter provisorio de la Comisión Interna y del Cuerpo de Delegados
constituía una realidad que permitía la emergencia del fenómeno que presentamos. La
movilización obrera en Propulsora Siderúrgica desde el mismo momento en que la
asamblea de fines de mayo de 1974 había desconocido la representación de la UOM y
había legitimado la dirección de la Lista Blanca, generaba las condiciones para una
dirección del conflicto que no estaba atada a los rígidos marcos legales que establecía la
Ley de Asociaciones Profesionales y los estatutos de los sindicatos reconocidos por el
Ministerio de Trabajo. Así, la representación sindical en Propulsora era, de hecho,
definida en función de la capacidad política de la Lista Blanca de disputar exitosamente
a la Lista Azul el reconocimiento de las bases. En este contexto el peso que tenía la
categoría a la que cada trabajador pertenecía en la planta perdía fuerza frente al
elemento determinante: el reconocimiento o no de las bases metalúrgicas respecto de los
149 Entrevista a Daniel De Santis, Junio de 2013.
110
referentes sindicales presentes en la fábrica. Interpretamos esto como un hecho que
emergió de la lucha concreta durante el conflicto de la ‘huelga larga’, más que un
resultado de una política activa conciente de los principales referentes de la Lista
Blanca.
Este contacto que se establecía entre trabajadores de distintas categorías y de
distintos sindicatos implicaba realizar, en algunas ocasiones, asambleas de manera
conjunta:
Durante el día de hoy dio comienzo una asamblea en el camino costero
Almirante Brown a la altura del acceso a la Planta, contándose con una
asistencia de aproximadamente 300 personas entre operarios (U.O.M.) y
personal de Supervisión y Técnicos (A.S.I.M.R.A.)150
Como vemos, al menos durante el período en que la Lista Blanca mantenía un
grado de legitimidad innegable sobre los trabajadores, el peso real de las estructuras
sindicales formalmente establecidas disminuía. Esto implicaba relativizar la existencia
de hecho de los dos sindicatos en Propulsora Siderúrgica que mencionáramos al iniciar
este trabajo. La dinámica real del proceso de lucha había llevado a una unificación de
hecho de los gremios.
A lo largo de los casi tres meses en que se extendería el conflicto, entre mayo y
septiembre de 1974, los métodos de presión utilizados fueron variando. Durante las
primeras semanas se mantuvo una huelga de brazos caídos. Para mediados de junio se
hacía más difícil mantener esa medida y se resolvió la realización de quites de
colaboración y trabajo a desgano, que implicaban la no realización de horas extras y la
negativa a cubrir tareas de los estratos inferiores y superiores de los trabajadores en caso
de requerirse su relevo.
150 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo II.
111
Además de nuevas formas de acción directa los activistas más importantes
debieron crear una estructura organizativa que les permitiese al Cuerpo de Delegados y
a la Comisión Interna Provisoria seguir funcionando, como lo habían hecho durante los
días que duró la toma. De Santis explica que
como base organizativa tomamos la misma organización implantada por la
patronal para la producción, la cual ya la hemos descrito en la formación de la
columna que abandonó la fábrica después de la toma: escuadra, integrada por
diez obreros, cuatro escuadras formaban una sección, un grupo de secciones
formaban un departamento y entre los cuatro departamentos: Producción,
Taller Mecánico y Mantenimiento, Control de Calidad y Administración;
estaban incluidos la totalidad de los trabajadores151
Durante Agosto de 1974 el conflicto, que superaba ya los dos meses de duración,
continuó. El día 5, mientras se llevaba adelante una medida de lucha recientemente
acordada que incluía una reducción de la producción al 30%, la no realización de horas
extras, y la cobertura de ausencia de mano de obra cuando el puesto a ocupar fuese de
sólo una categoría inferior o superior al del trabajador, la empresa optó por suspender
las actividades por 24hs, afectando a los 1000 trabajadores de planta nucleados en el
gremio metalúrgico. Se emitieron además doce telegramas de despido que
correspondían a integrantes de la Comisión Provisoria de Propulsora, entre ellos
militantes de la JTP, del PST y del PC. Según el Directorio dichos trabajadores “no
estaban comprendidos dentro de lo que exige la empresa para el desarrollo de tareas.”152
Ante esto la asamblea de Propulsora resolvió, a propuesta de la Comisión Interna
Provisoria, realizar trabajo a desgano durante las primeras seis horas de cada turno
151 De Santis, La lucha obrera en Propulsora…p. 8.152 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo I.
112
(producción al 30%) y un cese total de actividades durante las dos horas restantes,
utilizándose ese tiempo para discutir la situación por sectores.
La lista de los cesanteados aparece confeccionada en un informe de la DIPPBA
publicado posteriormente en relación al impactante secuestro del ejecutivo de la fábrica,
el Ingeniero Mascardi, por parte de Montoneros, suceso que reconstruiremos en breve.
Aunque no podemos acceder a los nombres que figuran allí, cada referente aparece
relacionado a alguna organización política:
Se encuentra vigente, como condición impuesta a la empresa para la
liberación de su funcionario secuestrado, la Comisión Interna Provisoria, que
no es reconocida por la UOM Seccional La Plata y que tendrá vigencia hasta
tanto se lleven elecciones internas en el establecimiento y sea elegido el nuevo
Cuerpo de Delegados. Esta Comisión Provisoria se entiende directamente con
la Patronal, temperamento que es aceptado por ésta por los motivos
mencionados.
Las citadas elecciones serán realizadas cuando la UOM lo disponga,
cosa que debe efectivizar dado que la intervención ha finalizado el día 10 del
corriente y la empresa ha retomado el ritmo normal de trabajo.
La Comisión Provisoria en cuestión fue elegida en la asamblea
realizada el día 23 de mayo de este año y esta integrada por los siguientes
personas, cuyos antecedentes registrados en este organismo ya han sido
ampliamente informados: XXXX (J.T.P.), XXXX (J.T.P.), XXXX (J.T.P.),
XXXX (J.T.P.), XXXX (J.T.P.), XXXX (P.S.T), XXXX (P.S.T), XXXX
(P.S.T), XXXX (no se le conoce tendencia), XXXX (P.S.T), XXXX (P.
Comunista Maoista)153
Esta lista no diferencia a miembros de la Comisión Interna de miembros del
Cuerpo de Delegados y está incompleta (hace referencia sólo a once militantes).
Recordemos que el Cuerpo de Delegados estaba integrado por treinta y tres miembros,
la Comisión Interna por cinco miembros, y los trabajadores despedidos habían sido
153 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo II.
113
doce. Posiblemente contenga también algunos errores en cuanto a la filiación de los
trabajadores despedidos durante la huelga. Como puede verse no figuran en la lista
miembros del PRT ni del PB, aunque sus referentes eran integrantes de la reducida
Comisión Interna Provisoria. Demuestra, sin embargo, la importante presencia de la JTP
entre los obreros perseguidos por la empresa. Asimismo permite resaltar el papel
desarrollado por el PST en la fábrica, muy minimizado en los demás informes
redactados por los agentes de inteligencia de la Policía de Buenos Aires.154
El trabajo a desgano se mantuvo y el 10 de agosto la empresa emitió un
comunicado donde sostenía que:
en caso de que no se reanuden las tareas normalmente, a partir de la fecha, la
empresa se reserva el derecho de no pagar jornales por horas, durante la
disminución voluntaria del tiempo de trabajo estipulado y comprobado,
obrándose en un todo, conforme con lo anticipado por el artículo 9º de la Ley
17.786, vinculada al llamado ‘trabajo a desgano’.155
Nuevamente, a propuesta de la Comisión Interna Provisoria, la asamblea de
Propulsora resolvió mantener el trabajo a desgano y exigir a la seccional local de la
UOM que declarase el conflicto colectivo. Durante la siguiente semana la situación no
se vería modificada. Al respecto Daniel De Santis comenta:
Llegado el mes de agosto los compañeros del Tandem, sección que era el
corazón de la fábrica, por lo tanto lo que ocurría allí tenía mucho peso en el
resto, decidieron incrementar el quite de colaboración con un paro de media
hora por turno.156
154 Sobre el recurso a los documentos de la DIPPBA y los problemas que presentan en la investigación histórica las representaciones de los agentes de inteligencia de dicho organismo ver Kahan, Emanuel; Unos cuantos peligros sensatos. Editorial de la Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2008.155 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo II.156 De Santis, Daniel, La lucha obrera en Propulsora Siderúrgica…p. 11.
114
Como mencionamos, a excepción de las secciones de Transporte y Almacenes,
en el resto de la fábrica (incluyendo las secciones de Decapado, Tandem, Temper,
Recocido, Línea de Corte, Inspección y Embalaje, así como a los equipos de
Mantenimiento y Pool) el reconocimiento de la Lista Blanca como legítima
representante de los trabajadores era mayor al de Lista Azul.
El 26 de Agosto, como respuesta al paro realizado el día anterior, la empresa
dispuso un cese de actividades, ‘lock-out patronal’, que afectaba nuevamente a la
totalidad de los trabajadores empleados, excluyendo a supervisores, técnicos y
administrativos. La medida dispuesta por la dirección de Propulsora, diseñada
originalmente para durar 72hs, fue levantada rápidamente ante la resolución de la
Comisión Interna Provisoria de coordinar esfuerzos con los obreros organizados en las
fábricas cercanas. Este hecho es reconstruido en un volante refrendado por la Comisión
Interna y el Cuerpo de Delegados:
¡¡Ganamos otra batalla!!
La patronal suspende a los compañeros durante tres días. Ante esto
nuestra rápida respuesta LOS HIZO RETROCEDER una vez más.
LA MOVILIZACIÓN COMBATIVA ante la UOM demuestra a los
traidores del sindicato nuestra decisión de no tranzar ante la patronal. Ante la
traición del VANDORISMO resolvimos usar estos tres días para recorrer
las grandes fábricas de la zona, SIPA, INDECO, KAISER, ASTILLEROS,
etc. para BUSCAR Y LLEVAR SOLIDARIDAD en la lucha de los
trabajadores.
Esta resolución HIZO TEMBLAR a la burocracia y a la
PATRONAL EXPLOTADORA, que acordaron retroceder, abriendo
nuevamente la fábrica y pagando el día perdido. Lo de hoy es una
BATALLA GANADA, como todas las que hemos ido ganando desde que
querían despedir a los 130 compañeros, nuestra lucha los hizo bajar a 56, luego
115
30, hoy 12 y mañana pueden realizar nuevas maniobras concediendo algunas de
las reivindicaciones que pedimos para DEJAR 4 o 5 compañeros afuera.
NUESTRA UNIDAD DE LUCHA NO SE ROMPERA AUNQUE
QUEDE SOLAMENTE 1 COMPAÑERO AFUERA y en nuestro bolsillo estén
los $100.000
Las reivindicaciones que exigimos los compañeros de PROPULSORA
se conseguirán pese a la oposición de la PATRONAL IMPERIALISTA y su
principal aliado EL VANDORISMO DE LA UOM
REINCORPORACIÓN DE TODOS LOS COMPAÑEROS
PAGO DE TODOS LOS DÍAS CAÍDOS
AUMENTO DE $100000
Elecciones democráticas
RENDIMIENTO 30%
COMISIÓN INTERNA
CUERPO DE DELEGADOS
Este volante de la Comisión Interna Provisoria y del Cuerpo de Delegados
designados por fuera de los estatutos sindicales durante la asamblea realizada el 23 de
mayo de 1974 reseñaba y condensaba lo ocurrido en el conflicto desde sus inicios. La
patronal y el sindicalismo burocrático aparecían como los principales enemigos y la
defensa de los referentes de la Lista Blanca aparecía como reivindicación de primordial
importancia, a la vez que se mantenía el reclamo por aumento salarial y la realización de
elecciones sindicales que pudieran reconocer la representación legal de la Lista Blanca.
Luego de esto el personal liderado por la Comisión Interna Provisoria resolvió
mantener el trabajo a desgano. Finalmente el 28 de Agosto el Ministerio de Trabajo
intervino y declaró ‘conflicto colectivo de trabajo’, lo que forzaba a la empresa a
116
retrotraer la situación al mes de Junio, reincorporando a los trabajadores despedidos
entre los que se encontraba la totalidad de la Comisión Interna Provisoria.157
El conflicto parecía llegar a su fin luego de tres meses de movilización obrera.
La gran fuerza desplegada por la organización de los trabajadores en la fábrica había
sido decisiva aunque, como veremos, no será esta la única fuerza presente en la
resolución del mismo. A pesar de la resolución del Ministerio de Trabajo y el
acatamiento por parte de Propulsora Siderúrgica, los trabajadores se mantuvieron
movilizados:
¡Triunfo Parcial!
A tres meses de iniciada nuestra lucha, se consigue Conflicto
Colectivo, que no es el que los trabajadores queremos, porque no se retrotraen
las medidas al 23 de mayo. Esto es una evidente maniobra Patronal y de la
UOM donde quedan 12 compañeros fuera de planta, no logramos que nos den
los $100.000 que exigimos y tampoco, a dos meses de la intervención de la
BUROCRACIA VANDORISTA de la UOM se ha fijado fecha de elecciones.
Ante este hecho, debemos MOVILIZARNOS dentro y fuera de la
planta. Adentro debemos realizar Asambleas diarias y por turno, para
discutir en el conjunto de los compañeros esta maniobra.
Debemos ORGANIZAR la lucha, manteniéndonos en estado de alerta.
No dejarnos engañar por el IMPERIALISMO y la BUROCRACIA
VANDORISTA, porque este CONFLICTO COLECTIVO no sirve solo a
nuestros intereses. El pacto patronal-UOM está buscando por un lado sacar
producción, hecho que posibilita a la patronal zafarse de nuestro apriete de 3
meses de unidad y lucha. Y por la UOM intentar negociar los despidos
definitivos de la Comisión Interna y 7 compañeros. Sin embargo, hemos
logrado que los 12 compañeros sean reincorporados a Propulsora, lo que
significa de todas maneras un TRIUNFO PARCIAL. Este TRIUNFO
PARCIAL se logra con tres meses de ardua lucha. Para que este triunfo sea un
TRIUNFO TOTAL seguramente serán necesarias nuevas luchas, pues ni la
UOM ni la PATRONAL mantienen a los compañeros en la puerta para
157 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo II.
117
regalarles el sueldo, sino que lo hacen para que nuestros compañeros NO
ACTÚEN como COMISIÓN INTERNA o DELEGADOS
REPRESENTATIVOS.
La experiencia del PUEBLO PERONISTA a lo largo de 18 años nos
enseña que solamente debemos confiar en NUESTRAS PROPIAS FUERZAS
PERON O MUERTE, VIVA LA PATRIA
HASTA LA VICTORIA MI GENERAL
AGRUPACIÓN METALÚRGICA ‘FELIPE VALLESE’, La Plata,
Berisso y Ensenada Adherida a JTP158
Los trabajadores habían sido reincorporados al personal de Propulsora pero
permanecían cesanteados y no podían ingresar a la fábrica. Desde la perspectiva de la
Agrupación Felipe Vallese la patronal buscaba mantener a los referentes de la Comisión
Provisoria desconectados de sus compañeros, aún a costa de mantener el pago de sus
salarios. El aumento solicitado no había sido concedido ni así tampoco el
reconocimiento a la Comisión Interna y el Cuerpo de Delegados provisorios. Los
principales puntos del reclamo se mantenían vigentes.
El citado volante concluía con las consignas “Perón o muerte, viva la Patria” y
“Hasta la victoria mi General”. Aún luego de las públicas recriminaciones de Perón a
Montoneros y de meses de denunciar la implementación del Pacto Social la Tendencia
Revolucionaria mantenía su identidad política peronista. Sumado a ello, en el momento
en que este volante era firmado la disputa entre las distintos sectores del movimiento
por la ‘verdadera’ identidad peronista no tenía ya un juez a quien perteneciese la última
palabra. El heredero de Perón era ‘el pueblo’, ¿pero a cuál de todas las tendencias
políticas de este pertenecía la conducción del movimiento?
La realización permanente de asambleas seguía siendo una medida que permitía
a la Lista Blanca un contacto constante con los trabajadores de Propulsora, a la vez que
158 Volante refrendado por la Agrupación Felipe Vallese, adherida a JTP, 31 de Agosto de 1974.
118
aparecía como bandera que la diferenciaba de la ‘burocracia vandorista’. El vocabulario
utilizado estaba en consonancia con medidas de acción directa. La idea de que la
patronal buscaba ‘zafarse del apriete’ expresa un alto nivel de presión que la Lista
Blanca era capaz de desarrollar durante el conflicto.
Esta presión llegará a su punto más alto con la intervención de Montoneros
pocos días más tarde. La doble militancia de los referentes de la JTP, en la Lista Blanca
y en la mencionada organización armada, permiten establecer una continuidad en el
juego de presiones establecido contra la UOM y Propulsora Siderúrgica desde la
Tendencia Revolucionaria.
Durante los primeros días de septiembre de 1974, cuando el conflicto estaba
llegando a su fin, la empresa accedía a la totalidad de los puntos planteados por los
trabajadores. El último hecho importante había sido la intervención de Montoneros. La
organización armada había decidido el secuestro del Ingeniero Mascardi, ejecutivo de
Propulsora Siderúrgica, como forma de presión en la dirección del aumento salarial, la
reincorporación de la totalidad de los trabajadores y el reconocimiento del nuevo
Cuerpo de Delegados y de la nueva Comisión Interna. El parte de guerra rezaba:
A los compañeros de Propulsora
A las 08.20 del día martes 3 de Setiembre de 1973 el comando Horacio Chávez
de nuestra organización, procedió a la detención del Ingeniero Mascardi,
miembro del directorio de Propulsora Siderúrgica.
Posteriormente se procedió a comunicarle a la empresa las condiciones que
debe cumplir para lograr su libertad. Las mismas son planteadas por el
conjunto de los trabajadores en conflicto, a saber:
1) Reincorporación de todos los trabajadores despedidos a partir del 23 de
Mayo de 1974, cualquiera hayan sido las causas del despido.
2) Aumento de $100-000 mensuales a todos los trabajadores en base a la
creación de nuevas categorías internas, con retroactividad al 23 de mayo de
119
1974. Este aumento deberá constar en el sobre de haberes y se deberá
efectuar su pago en la primera quincena de septiembre.
3) Pago de los días caídos a la totalidad del personal afectado al conflicto.
4) Retiro de todas las fuerzas represivas y de seguridad de la planta.
5) Retiro del juicio penal contra 11 trabajadores radicado en la secretaría del
Dr. Silva Pelossi.
6) Reconocimiento y movilidad dentro de la planta de la Comisión Interna
designada por los trabajadores, en lugar de los traidores de la UOM.
De no cumplir la empresa con estos requerimientos, el Ingeniero Mascardi será
pasado por las armas, siendo la empresa la única responsable de su suerte.
Ensenada, 5 de Septiembre de 1974.
Montoneros159
Como puede notarse el petitorio redactado por Montoneros representaba casi una
cita textual del petitorio redactado por la Comisión Interna Provisoria durante los
distintos momentos del conflicto.160 La organización guerrillera tenía un contacto
directo con la Lista Blanca y con la dirección del conflicto a través de los referentes de
la JTP que integraban las filas montoneras a la vez que ocupaban un lugar protagónico
en la conformación de la lista combativa.
Pocos días más tarde, durante la última asamblea del conflicto el día 10 de
Septiembre y con una concurrencia de 700 operarios, Omar Cherri leía un comunicado
firmado por el vicepresidente de la empresa en donde constaba que, en respuesta al
pedido de Montoneros, la empresa accedía a todos los puntos que habían motivado el
conflicto. Se comprometía además a reconocer al cuerpo de delegados y a la comisión
interna que surgieran del un nuevo llamado a elecciones por parte de la UOM.161 Luego
de meses de desgastante conflicto, la Lista Blanca, con un papel protagónico de la JTP,
mantenía una gran capacidad de movilización de la masa obrera.
159 Volante refrendado por Montoneros, 5 de Septiembre de 1974, Ensenada.160 Ver en este trabajo, p. 64.161 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo II.
120
Más allá de los diversos planteos que se han desarrollado en torno al secuestro
del Ingeniero Mascardi162 nos interesa remarcar la singular intervención de Omar Cherri
al momento en que anunciaba, en asamblea, el triunfo de la lucha y el reconocimiento
por parte de la empresa de los puntos planteados por los trabajadores. Según relata
Sandez:
El Turco llevó la voz cantante ahí. (…) el Turco subió a esa asamblea y dijo: -
‘Bueno, nos han ofrecido el 20%, y esto y aquello y lo otro…’- y dice –‘ahora
tenemos que votar si liberamos la paloma negra o no.’ Votamos liberar al tipo
nosotros. Votamos liberarlo si habíamos conseguido el objetivo.163
Omar Cherri, además de ser un dirigente sumamente respetado hacia dentro de la
fábrica, tanto por las bases como por sus compañeros en la Comisión Interna Provisoria,
era conocido por su militancia en Montoneros. Las diferencias que un obrero pudiera o
no tener con la lucha armada no menoscababan su legitimidad, aunque este momento en
que ambas realidades se entrecruzaron tan nítidamente podía llegar a generar
distanciamientos desde algunas interpretaciones. Tal es el caso de la lectura que realiza
el delegado del PB, Luis Rave:
el gran conflicto que se resuelve con el secuestro de Mascardi, que el Turco lee
en una asamblea el comunicado de los Montos, que si liberamos la paloma
negra, eso no cayó. Porque la gente decía –‘fuimos nosotros los que ganamos el
conflicto, fuimos nosotros los que ganamos el conflicto’- y –‘¿dónde estaban
los Montoneros?’- viste, qué se yo. Eso yo lo escuché bastante ahí.164
162 Véase Palma, Laura; Propulsora Siderúrgica…, 110-115, y De Santis, Daniel, La lucha obrera en Propulsora Siderúrgica…, p. 13.163 Entrevista a Alejandro Sandez, Agosto de 2013.164 Entrevista a Luis Rave, Julio de 2013.
121
Esta declaración no coincide con las entrevistas realizadas por Laura Palma ni
con las declaraciones de Alejandro Sandez en la entrevista que le realizáramos, que
otorgan un relativo consenso sobre el accionar de Montoneros entre los trabajadores de
Propulsora. Lo que nos interesa aquí es remarcar el conocimiento que había en la
fábrica sobre la relación orgánica entre la estructura de Montoneros y sus dirigentes
sindicales nucleados en la JTP. A contramano del planteo del Pato Rave, militante del
Peronismo de Base en Propulsora, la publicidad de la militancia guerrillera de los más
destacados referentes de la JTP parece demostrar, si no un consenso sobre el accionar de
la organización armada, una naturalización y aceptación del fenómeno por parte de los
trabajadores. El recurso a la violencia, en sí mismo, no era causa de inmediato rechazo
por parte de la planta laboral que adhería o simpatizaba con la JTP en particular y con la
Lista Blanca en general.165 Si Omar Cherri era uno de los más respetados referentes en
la fábrica y, a su vez, era públicamente reconocido como militante de la Tendencia
Revolucionaria, es difícil proponer un corte tajante en la perspectiva de los obreros
respecto del accionar de la JTP, por un lado, y de Montoneros, por otro.
Si la declaración que citamos de Luis Rave parece enfatizar el rechazo por parte
de los trabajadores hacia el accionar de la organización armada peronista, no queremos
nosotros aquí sostener una interpretación diametralmente opuesta según la cual la
guerrilla contaba con una activa aceptación de las bases obreras combativas. Sí
queremos destacar, con Laura Palma, que ‘es difícil encontrar una solución definitiva a
este interrogante, aunque los testimonios nos indican que no fue un hecho repudiado por
los trabajadores.’166 En el marco histórico y político planteado, el recurso a la violencia
de Montoneros y de sus militantes de la JTP en la resolución del conflicto no generó un
165 Sobre la naturalización de las armas de fuego entre los trabajadores del período ver Lorenz, Federico, Los zapatos de Carlito, pp. 172-181.166 Palma, Laura: Propulsora Siderúrgica…,115.
122
rechazo ni una sensación de exterioridad desde la perspectiva del activo de fábrica
movilizado.
Para concluir este apartado queremos detenernos brevemente sobre las ventajas
que la estructura de la JTP era capaz de brindar a sus referentes en Propulsora
Siderúrgica, así como también a los restantes militantes de la Lista Blanca. Durante los
meses que duró el conflicto hasta su solución en Septiembre de ese año en repetidas
ocasiones se realizaron reuniones de los trabajadores de Propulsora Siderúrgica en la
sede de la Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata. Estas reuniones
quedaron registradas en decenas de legajos de la Dirección de Inteligencia de la Policía
Bonaerense. La Juventud Trabajadora Peronista tenía un desarrollo sindical en el gremio
de los no docentes de la Universidad de La Plata cuyo nombre era Agrupación Sabino
Navarro. El amplio desarrollo de la rama sindical de la Tendencia Revolucionaria del
peronismo en otros gremios facilitaba a los militantes de JTP el desarrollo de sus tareas.
Del mismo modo en varias ocasiones la JTP ponía a disposición de los
trabajadores los locales con los que contaba, uno en Ensenada y por lo menos uno más
en La Plata. Durante la mayor parte del conflicto los dirigentes de Propulsora se
encontraban en calidad de cesanteados, por lo que no podían ingresar a la fábrica. Y por
sus más que desgastadas relaciones con la conducción local y nacional de la UOM
tampoco podían hacer uso de las instalaciones del sindicato en la ciudad. La estructura
organizativa en la que se encontraban contenidos Cherri, Lopresti, Garín, etc., permitía
en cierta medida superar este obstáculo.
Al respecto de la denuncia realizada contra Propulsora Siderúrgica en pleno
desarrollo del conflicto de 1974 por el acaparamiento de stock, Omar Cherri comenta,
en una entrevista realizada por el periódico “La causa peronista”, que si bien “la nuestra
es una agrupación todavía nueva (…) pese a nuestra corta experiencia, en este conflicto
123
cumplimos un papel importante. Fuimos los que denunciamos las maniobras de
acaparamiento de la empresa, un elemento que un poco fue la chispa que ayudó a
desatar el conflicto”.167 Como vemos, la contención de la estructura de la JTP implicaba
también la ventaja de contar con medios de difusión propios, siendo La causa peronista
un instrumento dirigido directamente por Montoneros. Lo mismo ocurría con el Diario
Noticias, un medio con una relativa autonomía respecto de la conducción de la
organización armada pero orgánicamente unido a ella a través de sus principales
periodistas. En esta misma línea hemos constatado que la Tendencia Revolucionaria
controlaba también la radio de la Universidad Nacional de La Plata.168
Existe otro elemento importante que queremos destacar en torno a la dinámica
que adquirió el conflicto en Propulsora. El primer día de la toma la Comisión Provisoria
publicó una solicitada dirigida a la seccional local de la Unión Obrera Metalúrgica
intimándola a presentarse en la fábrica. Se reconocía así al gremio como la entidad
legítima que nucleaba a los trabajadores del sector, desconociéndose en todo caso a sus
autoridades pero no a la organización como tal. También solicitaron una reunión con el
gobernador de la provincia de Buenos Aires, cargo que por entonces ya era ocupado por
el dirigente metalúrgico Victorio Calabró. Si bien resulta evidente, es importante
remarcar que tanto del actor sindical al que le correspondía intervenir en el conflicto de
Propulsora, con Ruben Dieguez en la seccional platense y con Lorenzo Miguel a la
cabeza de la organización a nivel nacional, como al actor político, en este caso el
gobernador Calabró, formaban parte del movimiento peronista. ¿Por qué es importante
poner el foco en este punto? Porque, como señalamos antes, el conflicto en Propulsora
no se desarrolló de forma aislada del resto de la sociedad, y de las disputas que se daban
en su seno. Y esto implica que, más allá de las reivindicaciones puntuales que defendían
167 Diario “La causa peronista”, Nº 7, 20 de Agosto de 1974, pp. 30-31.168 De Santis, Daniel, La lucha obrera en Propulsora Siderúrgica…p. 11.
124
los obreros en la fábrica (aumento salarial, reconocimiento de los dirigentes de la Lista
Blanca, reincorporación de los despedidos y cesanteados), en todo momento el conflicto
estuvo también atravesado por una disputa que excedía a la particularidad de
Propulsora, y es la disputa entre la Tendencia Revolucionaria y los sectores más
conservadores por la dirección del movimiento peronista. Esto posicionaba a los
militantes peronistas en general, y a la JTP en particular, en un lugar que no podían
reclamar los dirigentes combativos de las fuerzas clasistas. Este proceso se puede
observar en el seguimiento realizado por la Policía de Buenos Aires y su aparato de
inteligencia. La lectura de la totalidad de los legajos de la DIPPBA que corresponden a
Propulsora nos ha permitido comprobar la centralidad asignada por el aparato estatal al
papel desempeñado por el frente sindical de Montoneros.
Resta destacar algunos puntos antes de avanzar sobre el tercer conflicto de la
etapa, ocurrido durante 1975. En lo que respecta a la participación de diferentes
organizaciones políticas durante los días de la ‘huelga larga’ los documentos de la
DIPPBA son los que más nos han aportado en la búsqueda de información. Podemos
decir con seguridad, en primer lugar, que la Juventud Trabajadora Peronista, el Partido
Comunista, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el Partido Socialista de los
Trabajadores y el Peronismo de Base tuvieron una participación directa en el conflicto
reseñado, en la medida en que de sus filas provenía la militancia que compuso la
Comisión Provisora electa a partir de la toma de la fábrica. Por otro lado, sin poder dar
mayores precisiones sobre el grado real de incidencia que tuvieron, pudimos rastrear la
participación a través de comunicados y en movilizaciones fuera de la fábrica de
Fracción Roja Bolchevique, Frente de Trabajadores, el Partido Comunista
Revolucionario, el Partido Obrero Trotskista, el Partido Comunista Maoista y el Frente
Antiimperialista por el Socialismo Revolucionarios (todas ellas compartían la línea de
125
total oposición frontal al Pacto Social). Sí podemos decir con seguridad que la
participación de estas organizaciones en el caso de Propulsora Siderúrgica no tuvo la
fuerza y la incidencia que tuvo en otros conflictos, entre ellos el citado caso de la Lista
Marrón en la UOM de Villa Constitución.
Entre todas ellas sobresalió el protagonismo de la Juventud Trabajadora
Peronista. El rol dirigente que tomaron sus militantes durante el conflicto hacia dentro
de la fábrica, los contactos que su estructura le brindaban hacia fuera de Propulsora y la
atención que obtuvo durante el período por parte de la prensa y la inteligencia estatal da
cuenta de ello. Entre mayo y septiembre de 1974 existen varios informes de carácter
diario formulados por agentes de la DIPPBA sobre Propulsora. Esto indica la
importancia estratégica que el Estado le asignaba a la fábrica y, consecuentemente, a la
JTP como una organización clave en el desarrollo de la dinámica política en el seno de
la planta.
En lo que respecta al apoyo brindado por organizaciones externas a Propulsora
existió un acompañamiento de trabajadores organizados de Petroquímica General
Mosconi, Petroquímica Sudamericana, Astilleros Río Santiago y de gremios locales
como la Federación Universitaria de La Plata, la Asociación de Trabajadores de la
Universidad de La Plata y ATE. La capacidad de articulación de las comisiones internas
antiburocráticas que se extendían por todo el país conectó asimismo a los obreros de
Propulsora con las metalúrgicas de Villa Constitución. A los pocos días de finalizada la
toma, durante el mes de junio, se realizaba un ‘Frente Común del Sector Metalúrgico’
con los delegados metalúrgicos de Acindar, Metcon, y Maratón, representados por la
combativa Lista Marrón encabezada por Piccinini. Recordemos que en este momento
hacía sólo dos meses había ocurrido el ‘Villazo’, del cual la Lista Marrón arrancaría la
promesa por parte de la UOM de una pronta normalización de la seccional local del
126
gremio metalúrgico.169 Una nota periodística publicada en un diario comunicaba sobre
esta coordinación sindical:
Frente Común de un Sector Metalúrgico. Delegados de las comisiones internas
de trabajadores de los establecimientos metalúrgicos de Villa Constitución
(Acindar, Metcon y Maratón) y de Propulsora Siderúrgica, de Ensenada, que se
encuentran en conflicto, informaron que el personal de esas plantas decidió
concretar un frente común de lucha. Con ello se proponen imponer sus
reivindicaciones laborales y lograr el reconocimiento sindical por parte de las
empresas y de la dirigencia nacional de la Unión Obrera Metalúrgica. Los
representantes obreros Alberto Piccinini y R. Delmasse de Villa Constitución y
Luis Rave, de Ensenada, realizan gestiones a nivel ministerial y parlamentario
tendientes a lograr un pronunciamiento en concreto sobre los reclamos que
tienen pendientes: reconocimiento sindical, normalización de la seccional de la
UOM de Villa Constitución e inmediata reincorporación de los operarios de
Propulsora Siderúrgica.170
En último lugar creemos necesario destacar que a lo largo de todo el conflicto en
ningún momento los activistas de la Comisión Interna Provisoria negaron la legitimidad
de la UOM como órgano de representación de los trabajadores. En más de una ocasión
asistieron a reuniones con la Secretaría local, en otras intentaron infructuosamente
organizar asambleas en el edificio del sindicato, incluso reconocieron la personería
gremial de la organización al presentar el petitorio a fines de 1973 a las autoridades
sindicales correspondientes solicitando la revisión de las elecciones fraudulentas en
Propulsora. Esto para nada implica negar la enemistad política que separaba a Dieguez y
a la Lista Azul de los militantes de la JTP, de la Lista Blanca y de los trabajadores que
adherían a ella en Propulsora, sino que permite vislumbrar una estrategia de lucha
tendiente a disputar los órganos legales de representación del trabajo, en lugar de
169 Andujar, Andre, op.cit., pp. 24-25.170 DIPPBA, Mesa B, Carpeta 39, Legajo 33. Localidad Ensenada, Tomo II, 6 de Junio de 1974.
127
desconocerlos como tales. Por otro lado permite ver una flexibilidad táctica por parte
del activismo antiburocrático que, si por un lado intentaba disputar ‘desde adentro’ la
conducción de los sindicatos, se permitía organizarse ‘informalmente’ a través de
coordinadoras interfabriles. En el contexto histórico que hemos presentado este nivel de
autonomía política por parte de los trabajadores de Propulsora y de la Comisión Interna
Provisoria comprueba una enorme fuerza obrera que fue capaz de desplegar acciones
que comprometían y obstaculizaban la implementación del Pacto Social. El papel de los
referentes de la JTP, presentes con fuerza en la Comisión Interna Provisoria y en el
Cuerpo de Delegados, pero respaldados también por la estructura nacional en la que se
insertaban, fue insoslayable a lo largo de este importante conflicto.
Asimismo la innegable preponderancia de la Lista Blanca sobre la ListaAzul no
debe llevar a negar la existencia de sectores de base que apoyaban la línea sindical que
adhería a Ruben Diéguez. Sin embargo estos sectores eran minoritarios y estaban
concentrados en unos pocos sectores de la planta, relativamente secundarios en cuanto a
su relación con el proceso productivo de Propulsora Siderúrgica.
2.4 La disputa eterna de la JTP y la Lista Blanca: el sindicato y las Coordinadoras
Interfabriles del Gran Buenos Aires (1975)
Culminado el agitado año de 1974, 1975 recibió al país en un contexto crítico.
Los problemas estructurales de la economía no se resolvían y crecían cada vez más las
tensiones al interior del gobierno de Isabel Perón. La Tendencia Revolucionaria había
comenzado a ser desplazada de todos los espacios de influencia que manejaba desde el
mismo momento en que Perón retornaba al país el 20 de Junio de 1973. Sin embargo
128
una vez fallecido éste, el bloque de gobierno continuó resquebrajándose. Con el
progresivo abandono del proyecto original del Pacto Social y el Plan Trienal el gobierno
de Isabel tendió a apoyarse cada vez más en un grupo de funcionarios que bregaban por
el desarrollo de un proyecto claramente favorable a las clases dominantes. Este nuevo
proyecto, que es necesario aclarar no podemos considerar como acabado, excluía a las
clases subalternas a la vez que impulsaba un profundo grado de redistribución regresiva
del ingreso que amenazaba también las bases del poder de las dirigencias sindicales.
Empezaron así a aflorar tensiones cada vez más fuertes entre la burocracia sindical y el
entorno más cercano a Isabel Martinez y José López Rega, los dos grandes sectores que
quedaron a la cabeza del gobierno nacional y del movimiento peronista una vez
expulsados de él los sectores más radicales nucleados en la Tendencia Revolucionaria,
que habían tenido su momento de mayor auge durante el gobierno de Héctor
Cámpora.171
Por otro lado comenzaron a volverse más habituales los atentados de fuerzas de
ultraderecha (Triple A, Comando de Organización, Concentración Nacional
Universitaria) mientras una progresiva militarización emergía en la política de las
organizaciones armadas revolucionarias.
Amenazados de muerte por la Alianza Anticomunista Argentina Omar Cherri y
Roberto Lopresti debieron abandonar Propulsora Siderúrgica y su tarea al frente de la
Comisión Interna. Lo mismo ocurriría poco tiempo después con el Pampa Delaturri,
miembro del Partido Comunista y también delegado de la Comisión Interna Provisoria.
Perseguido por la creciente ola represiva abandonaría Propulsora mientras renunciaba a
su partido y se alistaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo. Alejandro Sandez,
171 Ver Torre, Juan Carlos; El gigante invertebrado…pp. 85-124.
129
cercano a Delaturri, comenta sobre la persecución que el delegado sufría desde su
propio partido:
Alejandro Sandez: El Pampa en mi grúa me dijo un día ‘Sapito, y me tengo que
ir del PC, porque el Partido me vendió, me entregó el presidente del PC de La
Plata, negoció con Rubén Diéguez, con la UOM’ y lo entregó. ‘El Partido me
vendió, o sea que me tengo que ir al sector de la lucha armada por una cuestión
de supervivencia’
Pregunta: ¿Sabés a qué organización?
Alejandro Sandez: Al ERP, al ERP.
En ese escenario el Gaucho Garín se convertía en la mayor referencia de la
Juventud Trabajadora Peronista en la fábrica. A pesar del importante golpe recibido que
implicaba la salida de la fábrica de los referentes Omar Cherri y Roberto Lopresti, la
JTP mantuvo una amplia presencia en la Comisión Interna Provisoria y dentro del
Cuerpo de Delegados.
La Comisión Interna, aún sin reconocimiento legal, continuaba siendo
provisoria. La legitimidad entre los trabajadores y el reconocimiento de hecho por parte
de la empresa la mantenían, a pesar de ello, al frente de la representación gremial en la
planta:
Pregunta: Cuando termina la huelga larga de 1974, ¿es finalmente reconocida
la Comisión Interna?
Daniel De Santis: No, legalmente con los fueros sindicales no, nunca fue
reconocida. De hecho nos reconoce la patronal porque la patronal nos invita,
nos recibe, nos propone reuniones, negocia todo el tiempo con nosotros.
El 12 de marzo de 1975 se desarrolló en la fábrica una asamblea de trabajadores
en el que se plantearon tres puntos para un nuevo plan de lucha: realización de
130
elecciones libres, aumento de salarios y participación en paritarias. En la misma línea
del conflicto de 1974, el petitorio apuntaba en dos direcciones: hacia la empresa, a quien
se exigía un aumento en las retribuciones al trabajo; hacia el sindicato y el Ministerio de
Trabajo, a quienes se exigía el reconocimiento de representantes legítimos de las bases
que, desde el fraude de fines de 1973, no lograban conquistar lugares formales/legales
para ejercer la representación. Los trabajadores de la Comisión Provisoria que aún
trabajaban en Propulsora habían sido expulsados del sindicato al ser despedidos en
medio de la ‘huelga larga’ y aún después de ser reincorporados al personal no habían
sido admitidos nuevamente en el sindicato que debía contenerlos. Esto expresa, una vez
más, como la disputa contra la burocracia sindical constituía un frente de lucha en sí
mismo.
De manera coordinada, la burocracia sindical y la empresa habían decidido una
nueva estrategia para enfrentar a los referentes de la Lista Blanca. Pocos días atrás la
dirección de Propulsora había convocado a los miembros de la Comisión Interna
Provisoria para anunciar un aumento en las retribuciones a las horas extras realizadas,
así como una bonificación al turno rotativo. Si de esta manera la empresa reconocía de
hecho a los militantes de la Lista Blanca como interlocutores legítimos, intentaba en el
mismo movimiento tomar la iniciativa y evitar posibles nuevos puntos de conflicto.
Como parte de la misma estrategia la Lista Azul tuvo una activa participación en la
asamblea del 12 de marzo, denunciando que la Comisión Interna Provisoria intentaba
‘hacerle el juego a la patronal (al proponer) disminuir la producción y provocar el
ausentismo’172. A pesar de ello la Lista Blanca logró un consenso y la asamblea aprobó
los tres puntos propuestos por la Comisión Provisoria, así como el llamado a una nueva
172 Periódico El Combatiente, N°163, abril de 1975.
131
asamblea a realizarse una semana más tarde en la cual se debería discutir la aceptación o
no por parte de la empresa de las nuevas demandas.
El 20 de marzo ocurría, paralelamente, la ocupación de Villa Constitución y la
intervención de la seccional local de la Unión Obrera Metalúrgica por parte de la fuerza
pública. En este contexto los trabajadores de Propulsora aceptaron, a propuesta de los
activistas de la Comisión Interna Provisoria y del Cuerpo de Delegados, pasar a integrar
las Coordinadoras Interfabriles de La Plata, Berisso y Ensenada. Junto con el resto de
las Coordinadoras del AMBA ésta tendrá un protagonismo central en las jornadas de
Junio y Julio de 1975, en que las movilizaciones obreras lograrán poner freno al Plan
Rodrigo y llevarán a la renuncia del Ministro de Economía Celestino Rodrigo y del
Ministro de Bienestar José López Rega. Este nuevo espacio de articulación sindical era
el fruto de la coordinación de las expresiones combativas que habían comenzado a
emerger a fines de los años ’60 y que cobraron fuerza y extensión nacional desde 1973.
Protagonistas de este fenómeno habían sido fuerzas de un arco ideológico amplio
(izquierda clasista, peronismo revolucionario, militancia independiente) pero que
coincidían en un marcado carácter antiburocrático. En general estas expresiones no
habían logrado conquistar las estructuras regionales ni nacionales de los gremios en los
que se inscribía su accionar, de ahí la necesidad de encontrar un espacio de
coordinación que excediera los estrechos marcos de las estructuras sindicales
nacionales. Las Coordinadoras Interfabriles permitieron a las Comisiones Internas
arrebatadas a la burocracia un accionar conjunto y organizado.173
Si bien la movilización obrera frenó momentáneamente la ofensiva de las clases
dominantes locales, de origen tanto nacional como extranjero, el Plan Rodrigo significó
un primer intento de implementación del modelo neoliberal en Argentina. La resistencia 173
Sobre las Coordinadoras Interfabriles véase Lobbe, Héctor, La guerrilla fabril… y Werner, Ruth y Aguirre, Facundo, Insurgencia obrera en la Argentina 1969- 1976. Clasismo, coordinadoras interfabriles y estrategias de la izquierda. 2009, Buenos Aires, Ediciones IPS.
132
popular frenaría temporalmente la iniciativa y forzaría a las clases dominantes a recurrir
al golpe de Estado de 1976 para avanzar exitosamente en ese sentido. Las
organizaciones paramilitares, paradigmáticamente encarnadas en la Triple A pero entre
las que se encontraban también el Comando de Organización y la Concentración
Nacional Universitaria, que habían comenzado a ensayar la represión el 20 de Junio de
1973 durante la Masacre de Ezeiza, funcionaban ya en 1975 amparadas por las
instituciones públicas.174 Ningún elemento de la tendencia más radical que integró el
peronismo en el período ocupaba ya ningún lugar decisivo en la estructura de poder del
gobierno. La implementación por la fuerza de un modelo de acumulación que por ser
esencialmente antipopular no podría ser desarrollado con el consenso de las clases
subalternas comenzó así a impulsarse varios meses antes de que las fuerzas armadas se
hicieran directamente con el poder en marzo de 1976.
La fuerte ofensiva conservadora impulsada en conjunto por los sectores
conservadores del peronismo y las clases dominantes locales encontraron una
resistencia en las emergentes Coordinadoras Interfabriles que agudizó el contexto de
polarización política en Argentina. Esta agudización alcanzó un despliegue de amplias
dimensiones, con la activa movilización de sectores obreros y sindicales combativos en
las regiones con mayor desarrollo industrial. Caso paradigmático de ello fue el
crecimiento en Villa Constitución de la línea sindical encabezada por Alberto Piccinini
y la Lista Marrón. La zona del Gran Buenos Aires no fue una excepción a ello.
En la ciudad de La Plata las Coordinadoras Interfabriles movilizaron
fuertemente el 3 de Julio. Al día siguiente el diario El Día titulaba en primera plana
‘Derivó en graves incidentes una movilización realizada por obreros en nuestra
174 Sobre la masacre de Ezeiza ocurrida el 20 de Junio de 1973 y la incipiente organización de elementos paralmilitares de ultraderecha ver Verbitsky, Horacio; Ezeiza. Editorial Contrapunto, Buenos Aires, 1985.
133
ciudad’.175 Por definición de la Coordinadora de La Plata, Berisso y Ensenada los
obreros de la zona movilizarían hasta la sede de la UOCRA en la capital provincial,
situada sobre la Avenida 44, entre la Estación de trenes y Plaza Italia. Un comunicado
que sería publicado más tarde ese mismo día explicaba que la manifestación se fundaba
en la necesidad de que renuncien los ministros de Bienestar Social, José López
Rega; de Economía, Ing. Celestino Rodrigo y el presidente de la Cámara de
Diputados, Raúl Alberto Lastiri; el cumplimiento integral de lo previsto en la
ley 14250; y en la exigencia a la Confederación General del Trabajo de la
realización de un paro activo de tareas en todo el ámbito nacional, en apoyo de
esos reclamos.
Firmaba el comunicado la Comisión Coordinadora de Sindicatos, Comisiones
Internas y Delegados en Lucha, que contaba con la participación de las comisiones
internas de Petroquímica General Mosconi, Petroquímica Sudamericana, OFA,
Corchoflex, IPAKO, SIAP, Judiciales, Propulsora Siderúrgica, la Lista blanca del
Hospital de Gonnet, el Hospital Gutiérrez, Astilleros Río Santiago, INDECO, ATUDI y
ATULP.176
En Propulsora la decisión de participar de la movilización conllevó un fuerte
debate hacia dentro del Cuerpo de Delegados en el que el ERP y la JTP impulsaron de
manera conjunta la participación. Así reconstruye esas jornadas El Combatiente,
periódico del PRT-ERP:
Antes de celebrarse la última asamblea (el 24 de marzo de 1975), se realizó una
reunión del cuerpo de delegados. (…) La gran mayoría de los delegados
opinaban que éste no era el momento de largar el conflicto, que estaba difícil la
mano y que si se pasaba a la acción, habría represión. También que era
175 Ver Diario El Día, 4 de Julio de 1975.176 Íbidem.
134
necesario organizarse mejor y esperar por lo menos otra semana (hubo dos
postergaciones para tomar medidas). 177
En la misma línea Daniel De Santis relata sobre los sucesos que:
La burocracia venía maniobrando para que no lo largáramos. Hicimos dos o
tres asambleas, postergamos y que se yo, pero ya llegó el momento en que no
podíamos postergar mas… hacemos una reunión del Cuerpo de Delegados, al
mediodía, a las 2 de la tarde teníamos asamblea, para cerrar la posición en el
Cuerpo de Delegados y justo el día anterior o dos días antes habían intervenido
la UOM de Villa Constitución. Entonces la gente estaba asustada, yo estaba
en minoría, estaba sólo no en minoría, estaba solo contra todo el Cuerpo
de Delegados. Entonces “¿qué hago, qué hago?”, me lo voy a buscar a Garín,
que Garín no era delegado de UOM, porque el era ASIMRA, era supervisor,
era compañero te quiero decir, pero no… no era UOM. Convenio ASIMRA. El
tomaba el tiempo entre otras cosas, nos tomaba el tiempo a favor nuestro, no,
no, un compañerazo, y después fue Secretario General de la CGT en la
Resistencia de Montoneros. Digo “Gaucho, mirá, la mano viene así, ¿vos cuál
es tu posición?” “No, mi posición es que tenemos que salir a la lucha” “Bueno
vamos, somos dos”. Entonces ya no es lo mismo sólo que de a dos. Entonces
ahí entramos a discutir, entramos a discutir, entramos a discutir, y
sacamos la posición de salir al conflicto. Y lo llevamos a la asamblea y la
asamblea bueno… el Cuerpo de Delegados presentó la propuesta y la asamblea
la aprobó.178
Nuevamente la legitimidad que aún mantenía la Lista Blanca ya entrado el año
1975 excedía los marcos de los sindicatos en la fábrica. De Santis, sindicalizado en la
UOM, y Garín, miembro de ASIMRA, participaban indistintamente de las asambleas y
podían, incluso, impulsar una misma línea política en el marco de un debate político.
Por otro lado se hacía evidente que la vieja Comisión Interna Provisoria no era
ya la misma que antes. Recordemos que para mediados de 1975 hacía varios meses que
177 Periódico El Combatiente, N°163, abril de 1975.178 Entrevista a Daniel De Santis, Junio de 2013.
135
algunos de los máximos referentes de las luchas de 1973-1974 como Omar Cherri y
Roberto Lopresti no se encontraban trabajando en la planta como consecuencia de las
amenazas recibidas por parte de la Triple A. Paralelamente, el contexto sociopolítico
marcaba una correlación de fuerzas menos favorable a las organizaciones de izquierda
(peronistas y no peronistas). Como resultado de ello la posición de la JTP y del PRT-
ERP, que según el relato de De Santis habían construido una importante alianza política,
se mostraba debilitada. La asamblea convocada para el 19 de marzo había tenido una
menor concurrencia y debió convocarse nuevamente a una asamblea para el 24 de
marzo, reunión que reconstruye De Santis en el último fragmento citado de la entrevista
que le realizamos.
Más allá de la permanencia de la JTP como organización en Propulsora, la
legitimidad y referencia personal que habían logrado construir Cherri y Lopresti como
integrantes de la Comisión Interna Provisoria era difícil de reemplazar. Asimismo la
progresiva emergencia de un Estado de excepción del que habla Marina Franco seguía
avanzando, problema que en Propulsora se materializaba en la obligada renuncia de
Cherri y Lopresti y en el avance contra el combativo sindicalismo metalúrgico de Villa
Constitución, con el que la Comisión Provisoria había tejido lazos de alianza.
Aún así con el impulso de Garín y de De Santis la moción para participar de las
movilizaciones convocadas por las Coordinadoras Interfabriles fue aprobada en el
Cuerpo de Delegados y luego refrendada en asamblea.
Durante las horas de la mañana del 3 de Julio los trabajadores de Propulsora
Siderúrgica, SIAP, Corchoflex, IPAKO, OFA y Astilleros Rio Santiago comenzaron
concentrarse en la Plaza Belgrano de Ensenada. Luego de un pequeño acto se produjo
una discusión entre los dirigentes sindicales que sugerían proseguir la marcha hasta La
Plata y quienes abogaban por retornar a las fábricas. Alejandro Sandez aporta un relato
136
del suceso desde una perspectiva externa a la dirigencia que conformaba la Lista
Blanca:
Una vez salimos todos de Propulsora planteando “14250 o paro nacional”, esa
era la consigna, viste. Así que arrancamos para nosotros, encolumnados fuimos
hasta la plaza Belgrano de Ensenada, ahí nos estaba esperando Astilleros. Y ahí
se dio una asamblea terrible, porque había un PC de Astilleros, Flamini, Oscar
Flamini, que planteó –‘No, el fuerte nuestro está adentro de la fábrica, no
afuera’-, y nosotros planteamos no, que el conflicto había que sacarlo afuera,
que la solución no estaba adentro de la fábrica, había que revolver el marco
político afuera, viste. Y esa fue la discusión, bueno la ganamos nosotros y nos
llevamos la mitad de los de Astilleros que estaban en la plaza, y Flamini se
metió a Astilleros con la mitad que lo siguió a él. Nosotros seguimos la
marcha, levantamos la Petroquímica, levantamos todo. Y terminamos en la
gran movilización que hubo en la UOCRA, en la vieja UOCRA, ahí en 4 y
44.179
El papel de la JTP, a través del Gaucho Garín, fue determinante, siendo él quien
tomó la palabra y debatió con el dirigente de Astilleros Río Santiago, logrando un fuerte
consenso sobre gran parte de la fuerza de trabajo de la fábrica de barcos.180 Empleado
del sector de supervisores, afiliado al gremio ASIMRA a diferencia de la mayoría de los
obreros enrolados en la UOM, el Gaucho Garín formaba parte de los legítimos
representantes de las bases de Propulsora Siderúrgica, sin importar su condición de
personal jerárquico.
La participación en las jornadas de junio y julio de 1975 constituye la última
intervención de la JTP como tal en Propulsora. Poco tiempo después la Conducción
Nacional de Montoneros decidiría su disolución y el lanzamiento del Bloque Sindical
del Peronismo Auténtico.
179 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.180 Ibídem.
137
2.5 La JTP en la Lista Blanca de Propulsora Siderúrgica
En este apartado intentaremos condensar algunas reflexiones en torno al modo
en que se desarrolló la experiencia de los militantes de la JTP en Propulsora Siderúrgica
contemplando su ‘doble posición’ como militantes de un frente de masas de la
Tendencia Revolucionaria por un lado, y como integrantes de una experiencia que
excedía los marcos del peronismo revolucionario y que entraba en contacto directo con
los trabajadores de Propulsora Siderúrgica a través de la Lista Blanca, por otro.
Varios de los puntos a abordar han sido mencionados durante la reconstrucción
del conflicto sindical en Propulsora en la secuencia histórica de tres etapas que
construimos para el período 1973-1975. Esperamos desarrollarlos con mayor
profundidad aquí.
El primer elemento que queremos tratar es el proceso por el cual transitan los
militantes de JTP en Propulsora Siderúrgica desde su ingreso a la planta hasta su
participación activa como dirigentes de los conflictos suscitados en los años
mencionados. Realizar un contrapunto con la experiencia de los navales de Astarsa nos
parece fructífero en este sentido. En Los zapatos de Carlito Federico Lorenz
reconstruye el proceso por el cual un grupo de jóvenes que ingresan a trabajar a los
Astilleros de Tigre constituyen la Agrupación José María Alessio, adherida a JTP, y
conducen una toma en la planta.
Al igual que en los casos del Turco Cherri, el Gaucho Garín y el Facha Lopresti,
los principales referentes de la Agrupación Alessio ingresaron a la fábrica con un
trabajo militante previamente desarrollado. Tales los casos de Juan Sosa, el Chango, y
138
Aldo Ramírez, el Gordo La Fabiana. Estos últimos, sin embargo, provenían de una
militancia que no tenía contacto directo con la Tendencia Revolucionaria. El Chango
Sosa militaba en un grupo marxista llamado Los Obreros y el Gordo La Fabiana había
participado junto al grupo liderado por Joe Baxter del intento de invasión a las Islas
Malvinas en 1966.181 A diferencia de ellos los referentes de la JTP en Propulsora
Siderúrgica provenían del desarrollo territorial y universitario de la Juventud Peronista
de La Plata. Esa misma JP pasaría en bloque a integrar la estructura de Montoneros en
el año 1972. Gonzalo Chaves explica este proceso:
Nosotros teníamos relación con las FAP. Acá en La Plata la idea que nosotros
teníamos era ser un comando de las FAP. Teníamos conversaciones pero no
nos pusimos de acuerdo. No me acuerdo, no se porque… Las conversaciones
se dilataron. Y las FAP en un momento entraron en un proceso interno… en la
discusión sobre la alternativa independiente que nosotros la verdad que no la
veíamos ni ahí. Y después nosotros tuvimos relaciones con Montoneros, y ahí
en un plenario que se hizo en el sindicato de ATE, en el viejo sindicato de ATE
que estaba en la calle 57 2 y 3, decidimos por unanimidad ingresar a
Montoneros en la asamblea, no fue una reunión secreta, nada, fue una
asamblea. Eso fue a fines del ’72. Ahí nosotros ingresamos a Montoneros.182
Como señalamos previamente, antes del ingreso a Montoneros el Turco Cherri,
Roberto Lopresti y el Gaucho Garín formaban parte ya de la Juventud Peronista en La
Plata y participaban de la Agrupación Peronista de Propulsora. Desde la ruptura de la
APP y la participación en las elecciones sindicales internas de noviembre de 1973 los
tres referentes se agruparon en torno a la Lista Blanca junto con el conjunto de la
militancia que se definía por un ideal de democracia sindical que la oponía a la
burocracia encarnada en la fábrica por la Lista Azul que respondía a Rubén Diéguez.
181 Ver Capítulo ‘Los muchachos’ en Lorenz, Federico, Los zapatos de Carlito…182 Entrevista a Gonzalo Chaves, Julio de 2013.
139
Este punto marca una diferencia respecto de la Agrupación Alessio que como tal se
incorporó a la estructura de la Juventud Trabajadora Peronista el mismo día en que
ocurría la toma de los Astilleros. Así, mientras en Astarsa la agrupación que
representaba un modelo de sindicalismo combativo y democrático se identificaba
expresamente con la Tendencia Revolucionaria, en Propulsora Siderúrgica la Lista
Blanca excedía esos marcos e incluía a referentes independientes, guevaristas,
trotskistas, comunistas, etc.. Esta situación también marca una distancia respecto de la
experiencia de la Lista Marrón en la UOM de Villa Constitución, donde una dirección
proveniente de la izquierda clasista había logrado, con el apoyo de una base metalúrgica
de identidad peronista, controlar la seccional local del sindicato dirigido nacionalmente
por Lorenzo Miguel.
La legitimidad en Propulsora era mantenida por el Cuerpo de Delegados y la
Comisión Interna Provisoria, identificadas con la Lista Blanca, más que por las
agrupaciones políticas. Así responde Sandez al preguntársele por el consenso de las
agrupaciones y de la lista antiburocrática entre los trabajadores de la fábrica:
Alejandro Sandez: …apoyaban a la Lista Blanca como una sola, como la que
representaba, no a un sector ni a una agrupación en particular. Todo sobre la
base de los reclamos que hacíamos, viste. De los reclamos y de la bronca con el
gobierno también, viste. Y de las formas del sindicato también. Queríamos
democratizar todo, éramos unos ilusos.183
Es interesante detenerse en esta última idea planteada por Sandez. Si
observamos el desarrollo del activismo sindical en Propulsora desde comienzos de 1973
no quedan dudas sobre los grandes niveles de democracia sindical que fueron
construidos e impulsados por la Lista Blanca en la planta siderúrgica. Esta construcción
183 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.
140
cobra mayor relevancia y valor si se considera el contexto político en que fue gestada.
La idea de que ‘éramos unos ilusos’ parece responder más bien a una visión nostálgica
del pasado, permeada por las grandes derrotas que posteriormente sufrirían las clases
populares en nuestro país que a un análisis contemporáneo al período estudiado.
Continuando con nuestras observaciones sobre la representatividad del Cuerpo
de Delegados y de la Comisión Interna Provisoria hemos podido constatar que los
referentes sindicales de Propulsora Siderúrgica solían ser identificados individualmente
por su participación en la experiencia de la Lista Blanca más que por su integración
orgánica a determinada agrupación política en la fábrica:
Pregunta: Vos me hablás mucho de referentes, ¿eso quiere decir que no veían
agrupaciones como tales?
Alejandro Sandez: No, primero vimos referentes. (…)
Pregunta: Entonces los trabajadores no los identificaban por ejemplo a
Lopresti, Cherri y Garin como militantes de una agrupación, sino como
personas.
Alejandro Sandez: No, como personas. Primero como personas, viste. Y
después los respetamos como lo que representaban ellos, no nos importaba si
eran comunistas, si eran socialistas, lo que carajo era, viste. (…)
Pregunta: ¿Te acordás cómo se llamaba la agrupación del Turco Cherri?
Alejandro Sandez: No, no tenía agrupación el Turco. El Turco se declaraba de
la orga. El Turco no tenía su agrupación eh.184
En la misma línea la afirmación de Luis Pato Rave, único miembro de la
Comisión Interna provisoria por parte del Peronismo de Base que se mantendría en el
cargo durante todo el período:
Luis Rave: …no había agrupaciones, había organizaciones. O sea nosotros
trabajábamos como Peronismo de Base. Los compañeros que estaban conmigo
184 Íbidem.
141
estaban… tenían un nivel de organización inferior o superior de acuerdo a su
nivel de compromiso con la organización, distinto al que teníamos nosotros,
que tenía yo por ejemplo. Yo era… y lo mismo con la JTP que no era una
agrupación. Era una organización, o el PRT que era PRT viste. Nosotros
funcionábamos como Peronismo de Base.185
Cuando ocurrió el fraude en las elecciones sindicales de 1973, hacía sólo unas
pocas semanas que se había lanzado la Juventud Trabajadora Peronista en La Plata. En
Propulsora los militantes de la JTP nunca se organizaron en una agrupación de planta,
sino que eran contenidos en la Agrupación Felipe Vallese de trabajadores metalúrgicos
de La Plata, Berisso y Ensenada. En otras ramas de la industria local la JTP sí
desarrollaría agrupaciones por fábrica, al estilo de la José María Alessio en Astarsa, de
la Agrupación Peronista de Petroquímica Sudamericana, o de la Agrupación de
Trabajadores Peronistas del Ministerio de Obras Públicas todas adheridas a JTP.
A partir del relato de Alejandro Sandez la JTP no aparece como la principal vía
de referencia de los militantes que la integraban en Propulsora. Sus integrantes eran
referenciados más bien con la Lista Blanca o, en todo caso, directamente con
Montoneros. La Agrupación Felipe Vallese, que contenía a la militancia del sector
metalúrgico, aparece así más como parte de la estructura orgánica interna de la Juventud
Trabajadora Peronista que como una agrupación sindical de base. El hecho de que la
Juventud Trabajadora Peronista como tal no tuviese una agrupación constituida en
Propulsora, sino referentes personales, se refleja nuevamente en el relato de Sández
quien no observaba en la planta una agrupación de JTP, sino referentes individuales con
un vínculo con la Juventud Peronista:
Pregunta: ¿Cuántos eran adentro de la fábrica como vos que eran de la JTP?
185 Entrevista a Luis Rave, Agosto de 2013.
142
Alejandro Sandez: De JP.
Pregunta: O de JP, ¿cómo le llamás vos, como le llamaban?
Alejandro Sandez: No, yo le llamo JP, viste. La JTP en sí no laburó mucho
adentro. Porque vos decís, era un sector del trabajo, pertenecían a Montoneros,
tendría que haber sido JTP. No, eran JP.
Esta particularidad no hacía diferir la línea política que la agrupación o los
militantes de la JTP impulsaban en la fábrica, y que coincidía con las resoluciones de la
conducción nacional del frente de masas montonero al que pertenecían.186 Lo que
intentamos poner en primer plano en este punto es el particular modo que tenían las
organizaciones políticas en Propulsora de ser identificadas por el común de los
trabajadores. De hecho, las agrupaciones existían. El Turco Cherri, el Gaucho Garín, el
Facha Lopresti, por centrarnos sólo en la JTP, formaban parte de una estructura nacional
de la Tendencia Revolucionaria. Como tal impulsaban una línea política elaborada en
espacios organizativos que excedían a cada fábrica puntual. Como militantes de JTP en
una determinada rama de la producción eran encuadrados en una agrupación, la Felipe
Vallese, que contenía a todos los militantes metalúrgicos de la JTP en la regional La
Plata, Berisso y Ensenada. A su vez, a nivel de fábrica, los militantes construían una
referencia política cuyo mayor anclaje se encontraba en la referencia personal del
militante, más que en la agrupación o estructura organizativa de la que formaba parte.
La representatividad que estos militantes construían se basaba en su recorrido personal,
en la identificación de la base obrera para con ellos. Esto podía generar una idea de que
‘no había agrupaciones’, aunque entendemos que estas sí actuaron, como hemos
intentado demostrar.
Como ya hemos señalado los referentes de JTP en Propulsora manejaban una
línea política que elaboraba el frente de masas, y no ellos de manera aislada. Esta línea 186 Ver la nota de opinión ya citada de Enrique Juárez, “El Pacto Social y las Jornadas del 20 de Junio”, en Diario Noticias, 18 de Junio de 1974.
143
se sintetizaba en un rechazo a la burocracia sindical y a sus dirigentes, que ocupaban
todos los puestos jerárquicos en los sindicatos, federaciones, en la Confederación
General del Trabajo, y en el Estado (gobernaciones, ministerios, etc.); una denuncia
hacia el capital extranjero que producía en el país; una oposición a veces encriptada,
pero siempre real, a la instrumentación del Pacto Social.
Entre todas las consignas y expresiones elaboradas por la Juventud Trabajadora
Peronista, una de ellas condensa toda la política de la Tendencia Revolucionaria y sus
elementos más radicales y antisistémicos. La idea de que ‘sin justicia social, no hay
Pacto Social’ la posicionaba, quizás en una forma pretendida aunque no exitosamente
discreta, entre los enemigos estratégicos de los principales factores de poder
conservadores de la sociedad argentina. El particular contexto social, político y
económico en que se encontraba el país ofrecía dos posibles salidas a la inestable
situación histórica que caracterizó al período 1973-1976: bien las clases dominantes
avanzaban sobre las clases populares, sus ingresos y sus organizaciones autónomas, o
bien las clases populares conquistaban posiciones impulsando proyectos necesariamente
nacionalistas y radicales. En cualquier caso un pacto social era impracticable.187 La
consigna citada demostraba cuál de los dos caminos elegía transitar la Tendencia
Revolucionaria, camino que activamente impulsaba, desde un rol intelectual, el grupo
Pasado y Presente:
Sobre los grupos revolucionarios del peronismo recae hoy una gran
responsabilidad política por cuanto constituyen el núcleo originario de
constitución de una dirección del proceso revolucionario en Argentina. En la
perspectiva de la construcción de una organización de masas con objetivos
socialistas, la discusión de la que son protagonistas fundamentales representa
el hecho político más importante de la actualidad. Sin utilizar a ella como
187 Ver Svampa, Maristella; op. cit.
144
referente principal, organizativo e ideológico, no hay ninguna posibilidad de
construir algo que vaya más allá del monólogo de sectas de izquierda.188
Este juego constante por el cual la JTP buscaba deslindarse de la dirigencia
sindical en la que se apoyaba Juan Domingo Perón hasta su fallecimiento, o mediante el
cual buscaba mantener una posición de ruptura no directa con el Pacto Social a la vez
que se le oponía de hecho, no significaba para el frente de masas ni para sus referentes
en Propulsora una merma en su legitimidad. Al ser consultado por la adhesión que
tenían las agrupaciones sindicales en la fábrica Sandez recuerda:
Sandez: Montoneros… Montoneros fue el que más adherentes consiguió.
Pregunta: ¿Vos te considerabas adherente de Montoneros?
Sandez: Y yo era admirador montonero.
Pregunta: Pero también eras admirador del Pampa Delaturri.
Sandez: Y del Pampa. Porque estaba todo metido entre… la diferencia fue que
te llegaba un volante o un diarito, una revista del ERP y te hablaba también de
la guerra de Indochina, de quilombo en Malasia, y los de Montoneros era más
local, era mas nacional. Te hablaba más del país, del país. Y lo del ERP era
más, más para afuera viste. Era una diferencia muy marcada, viste. Por eso el
ERP nunca entró, nunca se pudo insertar en toda la clase trabajadora, viste.
(…)
Pregunta: ¿De JP cuántos eran?
Alejandro Sandez: Y de JP serían… cuatrocientos. JP o JTP, como vos
quieras.189
Si bien debemos considerar estas expresiones como parte de la lectura del
pasado de un militante peronista, enfatiza una situación real. El movimiento peronista
tenía un amplio consenso sobre la clase trabajadora argentina, y Propulsora Siderúrgica
no era la excepción. Sin embargo, el punto sobre el que más queremos hacer foco es la
188 Ver Revista Pasado y Presente, N°2-3, Córdoba, Julio-Diciembre de 1973, p. 188.189 Entrevista a Alejandro Sandez, Julio de 2013.
145
legitimidad que la Tendencia Revolucionaria mantenía en la fábrica a pesar de las
tensiones que se venían profundizando con el gobierno nacional (recordemos que al
momento del conflicto de 1974 ya se había desarrollado el famoso acto del 1° de Mayo
en que la Tendencia decidió retirarse de la Plaza de Mayo ante el repudio de que fuera
objeto por parte del mismo Perón). Consultado explícitamente por las diferencias entre
Montoneros y el viejo líder, Alejandro Sandez que se consideraba simpatizante de la
JTP pero no militante orgánico a ella sostiene una mirada que permite confirmar una
relación no lineal ni mecánica entre las relaciones de Montoneros con Perón y la de
éstos con los trabajadores en la fábrica. Al preguntársele por las consecuencias que el
distanciamiento respecto de Perón tenía para la JTP en la fábrica señala lo siguiente:
Sandez: Bueno, sigo insistiendo con que en la convivencia con los compañeros
referentes que teníamos no nos hacía ninguna mella. Porque si no después de la
pelea que tuvo Perón en la plaza y que se desplazó Montoneros nosotros
teníamos que haber dicho ‘que se vayan todos a la concha de la madre’, ‘no
estos están locos, lo putearon a Perón’, viste. No, no paso nada, viste. Esa es la
confianza que te da el referente. La forma de actuar, todo. Que vos le
bancas todo viste.
Pregunta: Aún en el desacuerdo con Perón.
Sandez: Aún en el desacuerdo, viste. Incluso los peronchos peronchos, viste.
Porque incluso algunos peronchos verticalistas, ortodoxos, al pasar lo que pasó
en la plaza, ¿qué tenía que hacer? “Estos zurdos hijos de puta, loco”. No, no
pasó nada. Siguió manejando Propulsora, lo siguió manejando Montoneros,
viste.
La política sindical impulsada por la JTP aparece como más relevante, desde el
punto de vista de muchos de los trabajadores, que las disputas ‘superestructurales’ en
que se veían envueltos la Tendencia y el gobierno nacional. Debemos remarcar, sin
embargo, que la supremacía en Propulsora de la Lista Blanca, en general, y de la JTP,
en particular, no era total, como parecería desprenderse de las declaraciones de
146
Alejandro Sandez. El amplio apoyo que el sindicalismo combativo tenía en la planta no
significaba la desaparición total de sectores obreros que mantenían una postura de
respaldo a las listas sindicales tradicionales (en este caso a la Lista Azul). Esta situación
es válida tanto para el caso que estudiamos como para las experiencias de la UOM en
Villa Constitución y del SOIN en Astarsa a las que hemos hecho mención.
Otro punto sobre el que queremos detenernos es en la idea del “adherente” y
“activista” de fábrica. Este elemento ha sido descuidado en general por la investigación
académica de estos años, y merece aún ser conceptualizada. Sin profundizar mucho en
esta cuestión, de las entrevistas que hemos realizado parece desprenderse este particular
fenómeno, que implicaba un compromiso con la organización por parte de algunos
trabajadores, sin que esto significase una participación directa u orgánica en una
agrupación, comisión interna o cuerpo de delegados. Así describe Sandez la situación a
la que nos referimos:
Pregunta: ¿A qué le llamás adherente?
Alejandro Sandez: Y que no íbamos a las reuniones oficiales digamos de la JP
afuera. Porque habían unos que eran activistas activistas. Tenían reuniones
afuera y después entraban adentro y explicaban qué habían discutido afuera. La
mayoría de nosotros iba de vez en cuando a una reunión en Ensenada. (…) A
veces íbamos a una reunión ahí pero de vez en cuando, no éramos activos
políticos digamos. Incluso algunos volantes que llegaban a la fábrica
nosotros ni los habíamos visto, los leíamos ahí nada más, viste.
Pregunta: ¿Estas cuatrocientas personas le llamaban JP, JTP, les daba lo
mismo?
Alejandro Sandez: No, les daba lo mismo, les daba lo mismo. No había un
sello digamos que tuviera preminencia. Lo que tenía preminencia era la
acción de Montoneros.
Pregunta: ¿Y se sentían una agrupación?
147
Alejandro Sandez: No, no. No una agrupación es algo bien conformado, con
estructura, todo, viste. 190
Como vemos, el ‘activista’ o ‘adherente’ tenía una identificación con una
organización sindical pero no se consideraba un militante activo de ella, no eran
‘activistas activistas’. Este particular lazo político, en este caso con la JTP, implicaba
asimismo un manejo más limitado de la información y una participación reducida en la
discusión de la línea política de la organización. Esto puede observarse cuando Sandez
explica que algunos volantes de la JTP que circulaban en la fábrica ‘ni los habían visto’,
‘nada más los leían ahí’. En el mismo sentido podemos interpretar como equivocada la
idea de Sandez respecto de la inicial participación del Turco Cherri en la experiencia de
la Lista Azul previo el conflicto en Propulsora del año 1973. Si bien Cherri había
formado parte originalmente de la Lista Azul, no fue Sandez sino Rave quien pudo
precisarnos esta información.191
Daniel De Santis hace mención a este grupo de trabajadores con importante
nivel de compromiso pero que no militaban orgánicamente en una agrupación:
E: ¿Y estos compañeros a los que te referís eran militantes o trabajadores?
D: No, no, eran trabajadores, pero eran… Lo que yo le llamaba después el
activo de fábrica. Era gente activa dentro de la fábrica. Era… fue muy
numeroso el activo de fábrica, en esa fábrica y en general en esa época. Y había
como, trescientos obreros se podría decir que eran el activo de fábrica, a parte
de los militantes.192
Del mismo modo en que sostenemos que las diferencias de Montoneros con
Perón no menoscababan la legitimidad de las agrupaciones y militantes de la JTP en las
190 Íbidem.191 Ver las declaraciones de Luis Rave, delegado de la Comisión Interna Provisoria, y de Alejandro Sandez, ‘activista’ de JTP, respectivamente en este trabajo, pp. 44, 53.192 Entrevista a Daniel De Santis, Junio de 2013.
148
fábricas, la no identificación con el peronismo tampoco conllevaban necesariamente una
perdida de representatividad para los referentes que mantenían posiciones democráticas
y combativas. Como dijimos, la representatividad de los trabajadores en Propulsora
estaba situada en la Lista Blanca, y en sus referentes que se constituyeron en Cuerpo de
Delegados y Comisión Interna Provisoria en una asamblea que, en sí misma, significaba
un desconocimiento por parte de la planta laboral de los representantes oficiales de la
Unión Obrera Metalúrgica en la fábrica. De todos modos, la legitimidad que un
referente podía tener por su desempeño cotidiano en la fábrica más allá de su identidad
política, no implicaba que el conjunto de los trabajadores no tuviesen ellos mismos una
identidad política propia claramente definida, identidad que creemos se reflejan en el
mayor nivel de adherencia que en Propulsora tuvieron los militantes de la Juventud
Trabajadora Peronista y no así las organizaciones no peronistas. Este fenómeno fue
analizado por Daniel James al analizar el caso de los dirigentes combativos como
Agustín Tosco y René Salamanca en Córdoba:
…corresponde subrayar que esto sólo fue una brecha parcial en el monopolio
peronista. Los trabajadores de esos sindicatos se mantuvieron, en una mayoría
abrumadora, leales al peronismo, y si bien ese peronismo de los obreros se
abrió a una diversidad de ideas y contradiscursos de corte nuevo, en el sentido
político más inmediato su apoyo a los nuevos dirigentes no se basó en la
identificación política.193
Concluyendo este apartado de la investigación debemos hacer mención a los
últimos pasos de la Juventud Trabajadora Peronista como frente de masas de
Montoneros. Contemplando las masivas movilizaciones de las jornadas de Junio y Julio
de 1975 donde, a través de las Coordinadoras Interfabriles, la JTP condujo con un alto
193 James, Daniel; Resistencia e integración… pp. 310.
149
grado de protagonismo a la destitución de Jose Lopez Rega y Celestino Rodrigo,
podemos considerar que esta apuesta que la organización político-militar quiso impulsar
‘desde arriba’, pero que contó con insoslayables niveles de iniciativa y organización
política ‘por abajo’, contó con un importante grado de apoyo y legitimidad en la clase
obrera argentina, en general, y en la zona del Área Metropolitana de Buenos Aires, en
particular.
Poco tiempo después la JTP era disuelta mientas se lanzaba el Bloque Sindical
del Peronismo Auténtico. La nota mas esclarecedora sobre esta nueva herramienta se
encuentra en el número 9 de la Revista Evita Montonera. Allí la conducción de
Montoneros explica su decisión como una adecuación táctica a la nueva coyuntura
surgida durante los meses que siguieron a Junio-Julio de 1975. Ante un nuevo impulso
represivo desde el gobierno nacional se definió la imposibilidad de seguir disputando
los organismos del Movimiento Peronista y se decidió el lanzamiento del Movimiento
Peronista Auténtico. Esto trajo aparejados cambios en el plano de la intervención
política a nivel fabril:
Cuando llega a su fin la lucha interna en el Movimiento y se lanza el
Movimiento Peronista Auténtico, queda atrás el cuestionamiento interno a la
burocracia y la disputa por las 62. Ahora lo fundamental es –al mismo tiempo
que vamos minando el poder de la burocracia- construir una nueva
organización para el conjunto de los trabajadores. Las viejas estructuras
sindicales del justicialismo ya no sirven, son parte ya del sistema; por eso no
nos planteamos ahora ganar las 62 mediante la lucha interna, sino recuperar los
sindicatos y la CGT a través de los cientos de combates que lleva adelante la
clase obrera peronista194
194 Periódico Evita Montonera, Nº 9, Noviembre de 1975, 14
150
Desde su surgimiento las Coordinadoras Interfabriles se convertirán en un
órgano de articulación sindical paralelo a la CGT. A partir de octubre de 1975 el BSPA,
enmarcado en la nueva línea política de Montoneros, no se propondrá ya la conquista de
espacios de conducción en las 62 Organizaciones Peronistas. En lugar de ello será
concebida como brazo sindical del Movimiento Peronista Auténtico. Asimismo,
desestimando de hecho la lucha por espacios de conducción en los sindicatos tomará
como espacio central de participación a las Comisiones Internas y, a través de ellas, las
Coordinadoras Interfabriles.
Poco tiempo después el BSPA se enfrentará al triunfo del golpe de estado del 24
de Marzo de 1976 y se convertirá en la plataforma sindical que utilizará Montoneros
para lanzar la Confederación General del Trabajo en la Resistencia. Luego de la rica
experiencia organizativa del período 1973-1976, la estructura sindical de la
organización armada peronista de mayor envergadura nunca llegará a consolidar una
legitimidad y un poder de movilización siquiera comparables con su experiencia
inmediatamente anterior. La estrecha relación entre las Fuerzas Armadas y el capital
local daría impulso a una política represiva antiobrera que se desató con una ferocidad y
una crueldad nunca antes vista en nuestro país. Muchos de los militantes que
protagonizaron los sucesos que intentamos reconstruir en este trabajo pagaron su
compromiso político con su vida.
151
Conclusión
El desarrollo de la Juventud Trabajadora Peronista en Propulsora Siderúrgica de
Ensenada tuvo lugar durante el breve e inestable período constitucional que tuvo lugar
en Argentina entre los años 1973-1976.
Durante esta etapa el primer gobierno justicialista luego de dieciocho años de
proscripción ininterrumpida intentó impulsar un proyecto político-económico de
conciliación de clases y arbitraje estatal que presuponía, para su éxito o fracaso, de una
fuerte centralización y canalización de demandas sectoriales a través de organismos
institucionales apoyados y fortalecidos desde el Estado.
152
El particular contexto económico y político surgido de las entrañas del proceso
encabezado por los militares de la ‘Revolución Argentina’ y apoyado por las fracciones
monopólicas y trasnacionales del capital local constituyó un obstáculo que hizo
imposible la construcción de un nuevo modelo populista.
Como parte de un proceso general de radicalización política plasmado en el
surgimiento de organizaciones de la Nueva Izquierda, algunos sectores de la juventud
argentina intentaron disputar la conducción del Movimiento Peronista e imprimirle a
este un carácter revolucionario y objetivos socialistas. Uno de los proyectos más
ambiciosos en esta dirección soñaba con arrebatar a las 62 Organizaciones Peronistas la
conducción del movimiento obrero argentino. La JTP y otras organizaciones sindicales
que integraron la Tendencia Revolucionaria desarrollaron una estrategia política que
buscaba disputar las herramientas gremiales existentes en lugar de construir espacios
paralelos a ellas.
Esta iniciativa chocaba directamente con el proyecto plasmado
paradigmáticamente en el Pacto Social y en el Plan Trienal del gobierno nacional. En
Propulsora Siderúrgica esta situación conllevó un fuerte conflicto desatado entre un
sindicalismo combativo y democrático por un lado, uno de cuyos pilares más fuertes fue
la JTP, y un sindicalismo burocrático, respaldado por el capital y por el gobierno por
otro.
En este trabajo nos propusimos analizar el proceso de constitución del frente de
masas sindical de Montoneros en Propulsora Siderúrgica, su relación política con la
demás agrupaciones y sindicatos de la planta, la identificación y valoración que tenían
los obreros metalúrgicos respecto de aquel, y su participación concreta en los conflictos
desarrollados en la fábrica durante el corto pero intenso período en que la Juventud
Trabajadora Peronista incidió en el esquema político argentino.
153
En cuanto al surgimiento de la JTP pudimos observar el proceso de la
Agrupación Peronista de Propulsora, la participación en ella de referentes clave que
luego impulsarían el frente de masas montonero en la fábrica, su contacto previo con
referentes de lo que luego sería la burocracia sindical de la Lista Azul, y el trabajo de
acumulación y articulación que el espacio de la APP permitió construir entre los
distintos espacios del peronismo revolucionario.
Al analizar los tres conflictivos momentos desatados en el período 1973-1975
observamos como la JTP articuló su trabajo con otras organizaciones que se
identificaban fundamentalmente con concepciones sindicales antiburocráticas, muchas
de las cuales no integraban el universo político peronista.
Asimismo reconstruimos el proceso de constitución de la Lista Blanca como
espacio que nucleaba a todas las organizaciones que impulsaban una política
antiburocrática en la fábrica, excediendo los marcos del frente de masas montonero. En
esta experiencia estaban incluidos sectores de la militancia de izquierda clasista, como
el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Partido Socialista de los
Trabajadores, así como también otros sectores del peronismo revolucionario, como es el
caso del Peronismo de Base. Por otro lado hicimos referencia a la consolidación de una
legitimidad propia que llevó a la Lista Blanca a un triunfo no reconocido durante las
elecciones gremiales de noviembre de 1973.
Poco tiempo después la Lista Blanca, entre cuyos referentes los miembros de la
JTP tuvieron un papel protagónico, encabezó el importante conflicto de 1974. La inicial
demanda salarial, que chocaba con los presupuestos del Pacto Social, fue articulada con
una demanda de reconocimiento legal de la Lista Blanca como representante de las
bases metalúrgicas de Propulsora Siderúrgica.
154
Durante los últimos momentos de la ‘huelga larga’ de 1974 Montoneros tuvo
una intervención directa en el conflicto que resultó útil para problematizar la relación
entre el frente de masas y la organización guerrillera. Ante posibles lecturas que pueden
enfatizar un rechazo de los trabajadores al accionar guerrillero por su carácter violento
y/o externo al conflicto sindical, nosotros creemos haber encontrado elementos que
relativizan estas visiones. El contexto histórico de creciente polarización y
radicalización política (que por cierto no surgía espontáneamente sino como fruto de los
conflictos precedentes y potenciados desde el Cordobazo) generaba en una cierta
naturalización del recurso a la violencia en el activo de fábrica movilizado en
Propulsora. En la misma línea el carácter público y reconocido de la relación orgánica
entre los referentes de JTP en la fábrica con Montoneros dificulta la caracterización de
la intervención de la organización guerrillera como ‘externa’ a los trabajadores
combativos, e incluso a una franja de las bases obreras de Propulsora.
Siguiendo esta línea pudimos observar algunos elementos en relación a la
interpretación de los obreros de la planta sobre la ruptura entre Montoneros-JTP y el
propio Perón. A pesar del carácter incuestionable de Perón como máximo referente del
movimiento peronista, estas disputas políticas poca mella hicieron en la legitimidad
construida a partir del trabajo cotidiano que la JTP y las otras agrupaciones de la Lista
Blanca y de la Comisión Provisoria realizaron durante mucho tiempo.
Para 1975 la JTP había sufrido fuertes perdidas en la fábrica. Omar Cherri y
Roberto Lopresti se habían visto forzados a renunciar como consecuencia de la
persecución de las organizaciones paramilitares que crecían y presagiaban los
sangrientos años de la última dictadura militar. En ese contexto la JTP intervino en
Propulsora Siderúrgica impulsando la participación de los obreros en la movilización de
las Coordinadoras Interfabriles durante las jornadas de Junio-Julio de 1975, que
155
truncaron momentáneamente el proyecto neoliberal que buscaban impulsar las clases
dominantes locales.
El análisis de tres momentos conflictivos en Propulsora nos permitió, por otro
lado, desarrollar algunos elementos que hacen a los modos en que los trabajadores se
identificaban con la experiencia combativa que expresaba la JTP y la Lista Blanca.
Pudimos, a partir de la investigación realizada, reconstruir el rol central de la Comisión
Interna Provisoria y las bases sobre las que ésta asentaba su representatividad. Esto fue
un punto desde el cual pudimos también considerar la manera en que la JTP, como parte
del conjunto de organizaciones que integraban la Comisión Provisoria, era percibida por
la fuerza de trabajo empleada en la planta.
Por otro lado pudimos observar la participación de obreros ‘activistas’ o
‘adherentes’ de la JTP en particular y de la Lista Blanca en general. Este fenómeno
aparece como un tipo de vínculo específico que puede desarrollarse entre
organizaciones político-sindicales constituidas y las bases a las que representa. Hemos
podido visualizar la emergencia de una movilización de la base obrera en la fábrica que,
sin pertenecer orgánicamente a ninguna organización política, demostró un gran
compromiso e identificación política con la Lista Blanca, vinculo que la JTP pudo
aprovechar especialmente por su política sindical combativa y por la tradición política
en la que se inscribía. Esta base social es la que permite entender la gran capacidad de
movilización que el frente de masas montonero demostró tener en el período estudiado.
Como otro elemento al que aporta el trabajo aparece la capacidad de una sólida
legitimidad política para sobreponerse a los marcos legales-institucionales. El
reconocimiento que supo construir la Comisión Provisoria sobre la mayor parte de la
clase obrera en Propulsora, legitimidad construida por fuera de los estrictos marcos
legales que imponía la Ley de Asociaciones Profesionales, fue un elemento que
156
permitió en cierta medida ‘diluir’ la categorización de los empleados de Propulsora que
conllevaba la representación en gremios escindidos, como era el caso de la UOM y
ASIMRA en la empresa del Grupo Techint. La Comisión Provisoria, surgida
democráticamente del activo obrero pero sin un marco legal, supo construir un consenso
sobre los distintos sectores ocupados en la fábrica que la erigió en referente sindical de
metalúrgicos, supervisores, administrativos, pudiendo así asumir de hecho la
representación que estatutariamente correspondía a más de una estructura gremial.
Estos son los principales aportes que, creemos, hemos podido realizar a partir de
este estudio de caso de una experiencia mucho más amplía como lo fue la de la
Juventud Trabajadora Peronista. Sin dudas otras investigaciones que pongan foco en
experiencias concretas en las que haya tenido participación este frente de masas de la
organización Montoneros podrán ser nuevos puntos de partida para otros análisis.
Esperamos en un futuro poder contribuir en ese sentido.
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