Luis Alejandro Rossi- Hobbes Antimaquiaveliano

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    Revista latinoamericana de filosofa

    versin On-l ineISSN 1852-7353

    Rev. latinoam. filos. vol.39 no.1 Ciudad Autnoma de BuenosAires mayo 2013

    ARTCULOS ORIGINALES

    Hobbes antimaquiaveliano: la crtica al "necio" en Lev iatn comocrtica a la concepcin poltica de El p rnc ip e

    Luis Alejandro RossiConsejo Nacional de Investigaciones Cientficas y TcnicasUniversidad Nacional de Quilmes

    RESUMEN: Se examinan los argumentos expuestos por Thomas Hobbes contra el "necio" ensu obra Leviatn relacionndolos con la dicotoma entre repblicas por institucin y repblicaspor adquisicin establecida por este mismo autor. Sostenemos que la refutacin del escpticoes una crtica a la concepcin poltica desarrollada por Nicols Maquiavelo en Elprncipe e

    ilustrada por la nocin de virt. Aquellos argumentos revelan los lmites normativos que elpropio Hobbes impone al realismo usualmente atribuido a su teora y su nocin del estadomuestra as un carcter prescriptivo antes que descriptivo.

    PALABRAS CLAVE:Hobbes; Maquiavelo; Realismo poltico; Estado.

    ABSTRACT: The article discusses the arguments put forward by Thomas Hobbes against the"foole" in his book Leviathan relating them with the dichotomy between Commonwealths by

    institution and Commonwealths by acquisition established by that same author. We hold thatthe refutation of the skeptic is a criticism of the political conception developed by NiccolMachiavelli in The Prince and illustrated by the notion of virt. Hobbesian arguments reveal the

    normative limits that Hobbes himself imposes on the realism usually attributed to his theory andhis notion of the state seems to be prescriptive rather than descriptive.

    KEYWORDS:Hobbes; Machiavelli; Political realism; State.

    1. Introduccin

    La diferenciacin que Hobbes establece entre la "repblica por institucin" y la

    "repblica por adquisicin" no concierne exclusivamente al origen del estado,sino que alcanza su pleno sentido cuando se comprende que la primera es lareconstruccin racional del proceso que da origen a la obligacin poltica y la

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    segunda la descripcin del acto concreto de la conquista. De ello se deriva queel intento del filsofo ingls de presentar a los dos tipos de estados difiriendonicamente por su gnesis, pero no por la naturaleza del poder poltico que seejerce en cada uno de ellos, se revela problemtico, pues el sentido profundode la distincin es la contraposicin entre una comprensin normativa y una

    concepcin realista de la poltica. La tensin subyacente entre ambasperspectivas es la que existe entre hechos y normas. Para examinar laproblemtica de la contraposicin entre ambos tipos de repblicas, nosproponemos volver sobre un pasaje de Leviatn que ha sido objeto de intensosdebates en la exgesis: el problema que plantea el "necio" es decir, el abogadode la injusticia, a una teora normativa de la poltica como la de Hobbes.Afirmamos que la teora hobbesiana es normativa porque el significado plenode la explicacin contractual del poder poltico se presenta en la repblica porinstitucin y no en la repblica por adquisicin, la cual se origina en un acto deconquista antes que en un contrato horizontal. Nuestro propsito es ocuparnosde la discusin poltica que subyace al planteo hobbesiano respecto del necio

    y, por extensin, de la distincin entre ambas formas de repblica.En las ltimas dcadas, las objeciones elevadas por el abogado de la injusticiahan sido tratadas extensamente en el mbito de la teora de la eleccinracional, sin embargo, queremos abordar la cuestin por fuera de losparmetros definidos por esa perspectiva, pues consideramos que laformalizacin que ha sufrido el texto del filsofo ingls a causa de la rationalchoice se lleva a cabo aislando la problemtica de la justicia respecto de lacuestin dominante de la obra: la mxima unificacin posible del poder poltico.El resultado de aquella teora, como se sabe, es una lectura que buscaconstruir una moral de Hobbes y que tiende a ampliar esta materia hastaabarcar todo tipo de contrato, incluyendo a los que se celebran en estado denaturaleza. Sin negar el valor intrnseco de este tipo de propuestas, su saldo,en sentido estricto, ms que una exgesis de Leviatn, es una reflexincontempornea a partir de problemas extrados del texto hobbesiano. Comoseal un crtico, estos autores estn ms interesados en el individuohobbesiano que en la teorizacin del poder poltico que Hobbes propone(Montoya, 1991, pp. 199-200). En el cuadro de esta discusin, y para poderconciliar la respuesta al desafo del necio con la teora poltica del filsofoingls, algunos intrpretes han sostenido que en Hobbes, en realidad, habrados teoras para explicar la racionalidad de la obligacin poltica. La respuestaal necio sera una de esas teoras, diferente de la principal, ya que estara

    basada en una consideracin prudencial.

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    Una rplica semejante desvirta el verdadero carcter de la posicinhobbesiana, pues ella no va tan lejos en esa direccin y slo refuta al necio porel absurdo. El filsofo ingls impugna la supuesta racionalidad del necio: si steno es racional, ello slo demuestra que la conveniencia del agente no puedeser entendida en forma inmediata y, por tanto, el necio falla por la base, ya quelo que llama racionalidad es slo azar o fortuna. La propia ndole del argumentohobbesiano no le permite ir ms all. Sin embargo, es usual que la discusin semantenga siempre limitada a la pregunta por la justicia y prcticamente nuncase encuentra en la bibliografa un anlisis de los ejemplos que Hobbes aduceen ese debate imaginario. Esa omisin es infortunada, ya que en ellos se

    comprende el propsito poltico del filsofo con su rplica. Al examinar esasilustraciones, podemos constatar que se refieren al regicidio y a la conquista

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    del reino de los cielos por medios violentos. Hobbes intenta mostrar que, poruna parte, el clebre jurista Coke y, por otra, los puritanos, los jesuitas, losmonarcmacos y todos aquellos que estn dispuestos a justificarretroactivamente sus medios de accin en funcin de la santidad de sus finesse comportan como prescribe el necio, pese a que dicen defender elevados

    principios y que sin dudas la equiparacin polmica de Hobbes los hubieraindignado. Pero entonces qu se propone refutar el filsofo con su crtica a lautilidad inmediata y a los que llama especiosos razonamientos? A nuestrojuicio, lo que esos ejemplos exponen no es la simple violacin de un pacto, sinoel acto por el cual tiene lugar una repblica por adquisicin, cuya ilustracinparadigmtica en la literatura poltica la brindaba El prncipe de Maquiavelo. Eldebate con el necio refleja as una tensin interna a Leviatn: la identidad queel filsofo ingls postula entre la repblica por institucin y la repblica poradquisicin se ve problematizada por la imposibilidad de subsumir en elesquema normativo de la primera la dinmica emprica y vertical del poder dela segunda.

    2. La tensin entre hechos y normas en el pensamiento de Hobbes

    La teora poltica de Thomas Hobbes tiene un carcter bifronte: explica el poderpoltico como una forma de representacin, apoyada en una renuncia al propioderecho natural y en una autorizacin del sbdito al soberano prcticamenteilimitada, dando lugar a un poder absoluto que de ese modo queda facultado aperseguir sus propsitos con la menor cantidad posible de obstculos. Paralograr ese fin recurre a un planteo normativo, deducido de la postulacin de unconjunto de leyes naturales. La neutralizacin de cualquier otro sistemanormativo frente al poder poltico implica el reconocimiento de que lasrealidades de la poltica deben ser comprendidas por s mismas. Esta exigenciaes caracterstica del realismo poltico, cuyo punto de vista es el opuesto al delos enfoques normativos. Sin embargo, Hobbes alcanza ese fin a travs de unplanteo basado en normas. Se llega a una situacin paradjica, pues como hasealado Norberto Bobbio, el recurso a la ley natural era el expediente tpico deaquellos autores que buscaban limitar al poder poltico, el fin opuesto al delfilsofo ingls (Bobbio, 1971, pp. 60-65). En otros trminos, el pensamiento deHobbes es el primero en llevar a cabo una explicacin de la poltica como unsistema normativo y simultneamente es considerado como uno de losejemplos ms significativos del pensamiento poltico realista. Los problemas no

    disminuyen al constatar que, por su parte, el realismo poltico presenta uncarcter elusivo a la hora de ser definido. Pier Paolo Portinaro afirma que elrasgo central del realismo poltico es su empirismo radical, por ello no se ocupade las ideologas y descree de las idealizaciones en la poltica para estudiarslo los nudos hechos del poder (Portinaro, 1999, p. 17). Michelangelo Bovero,a su vez, distingue tres significados de "realismo poltico": el ms general es el"metodolgico", que deja de lado toda idealizacin y busca comprender lapoltica en su "verdad efectiva", como exiga Maquiavelo; el "ontolgico", queadems de hacer suya la exigencia anterior, representa a la polticaesencialmente como lucha y antagonismo, y por ltimo, el realismo poltico"prctico", que a diferencia de los anteriores, que pueden reagruparse en la

    figura del realismo teortico, postula el divorcio de la poltica respecto de lamoral (Bovero, 2004. pp. 242-245). Tucdides y Maquiavelo expresan este

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    acercamiento a la poltica en su forma paradigmtica. Es conocida laimportancia que la Historia de la guerra del Peloponeso tuvo para la formacinde las ideas de Hobbes sobre la poltica.2 Por ello no es casual que en supensamiento puedan encontrarse algunos de los elementos centrales de laconcepcin realista, como la visin pesimista acerca del ser humano, la

    importancia del conflicto para comprender la poltica y su explicacin entrminos de poder exclusivamente. Si nos preguntamos por la relacin entrepoltica y tica en la teora hobbesiana, hay que concluir que el filsofo inglses un monista rgido, pues la suspensin de todo otro sistema normativo frenteal de la poltica supone la reduccin de la tica a aqulla, a diferencia deldualismo que puede encontrarse en autores como Maquiavelo, que ms biensealan una suspensin de la tica frente a la accin poltica, antes que sureduccin a ella (Bobbio, 1999, pp. 127-129). No obstante, el realismo deHobbes (al menos en su aspecto metodolgico) encuentra un lmite en el hechode que responde a la pregunta acerca del origen de la poltica conjeturando laexistencia de un estado pre-poltico del ser humano. Para un realista estricto,

    aunque las formas de organizar el poder puedan ser muy diferentes entre s, elfenmeno de la dominacin es originario, por tanto, nunca podra tener lugar unestado pre-poltico ni tampoco la organizacin del poder podra surgir de unahorizontalidad completa como la del pacto.La propia teora de Hobbes refleja esta dicotoma entre la perspectivanormativa y la realista al distinguir las repblicas por institucin de lasrepblicas por adquisicin. Una es el modelo racional con el cual se comprendeel origen de la poltica; la otra, su reconocimiento de que en los hechos el iniciode los principados nuevos se produce luego de una conquista. Sin embargo, elpensador ingls no plantea esta cuestin como una dicotoma, pues sostieneque la naturaleza del poder soberano en ambas es el mismo y que las dos sebasan en alguna forma de pacto, ms all de que sus comienzos seandiferentes. El problema del origen, con todo, no es menor, pues la repblica poradquisicin surge a partir de la conquista, del acto concreto de sojuzgamientode un pueblo por parte de un poder ya existente, mientras que la repblica porinstitucin tiene lugar como resultado de una hiptesis contrafctica: lasuposicin de un estado pre-poltico de los seres humanos que slo terminauna vez que se alcanza un acuerdo puramente igualitario entre individuos quetodava no forman un pueblo y slo se encuentran relacionados entre s comoenemigos eventuales o reales. El factum de la repblica por adquisicinrepresenta un desafo para esa justificacin normativa, pues en el estado

    racional que ella propugna a travs del pacto siempre est abierta la preguntaacerca de cmo debe explicarse la conducta de aquellos que se lanzan a laconquista por la fuerza de un poder ya existente, es decir, que comprenden elinters propio de modo diferente al que prescriben las leyes naturales. AunqueHobbes explique todas las formas de asociacin entre los seres humanosmediante pactos, la repblica por adquisicin, cuyo origen est en un acto deviolencia, es difcilmente asimilable para el esquema pactista, basado en ltimainstancia en el inters propio. El acuerdo sobre el que se funda la repblica poradquisicin disimula mal el hecho de la imposicin de una fuerza superior sobreel conjunto de los sbditos. Aquella fundamentacin del poder en un sistemanormativo que se presenta como un conjunto de leyes cientficas entra en

    conflicto con el nimo realista que orienta a la teora. En el modelo hobbesianola repblica por adquisicin queda en una posicin subalterna frente a la

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    repblica por institucin, ya que el pacto que le da origen es un acuerdo entrevencedor y vencidos que el propio Hobbes consideraba invlido al explicar larepblica por institucin. Esta tensin entre hechos y normas se percibe mejorcuando la teora debe enfrentar a un adversario que adopta una posturarealista integral y niega la validez de cualquier enfoque normativo sobre la

    poltica. El resultado ser la postulacin subrepticia de principios morales bajolas leyes de naturaleza, lo que equivale a la afirmacin de un orden vinculantede naturaleza pre-poltica, que es precisamente aquello que Hobbes niega.

    3. El argumento del necio sobre la justicia

    La exposicin de las leyes naturales en los captulos XIV y XV de Leviatnpuede ser dividida en tres grupos: el primero comprende las tres primerasleyes, que establecen los principios formales que permiten instituir la repblica;en el segundo, que abarca las leyes comprendidas entre la cuarta y laundcima, se especifican las virtudes que los ciudadanos deben alcanzar para

    poder vivir en sociedad; en el tercero se definen otras reglas de procedimiento,pero que no tienen la misma importancia para la organizacin de la repblicaque las tres primeras.3En sntesis, estas tres primeras leyes afirman que 1) sedebe buscar la paz, 2) si ello contribuye al establecimiento de la paz, se deberenunciar al derecho a toda cosa, es decir, al derecho natural, y mantener conlos dems una relacin de reciprocidad, lo que equivale a estar dispuesto acontentarse con tanta libertad respecto de los dems como consentira a losdems respecto de s mismo, y 3) los pactos deben ser cumplidos. La primeraley es el objetivo general de la institucin de la repblica y responde al fingeneral de toda ley natural segn Hobbes, que es la prohibicin para el serhumano de hacer algo contra su propia vida. La segunda ley establece unacondicin recproca que, por ello mismo, la vuelve universal. En la tercera ley,afirma Hobbes, se encuentra la fuente y origen de la justicia. Al describir lacondicin de los seres humanos en el estado de naturaleza, el filsofo inglssostiene que la justicia no es una facultad del cuerpo o de la mente, es decir,no puede ser entendida como una virtud, tal como haban hecho Platn yAristteles. Frente a la tradicin, formula una definicin puramente formal de lainjusticia como no cumplimiento de los pactos, lo que tiene dos consecuencias:a) la justicia es una cualidad relativa a hombres en sociedad, que viven en unarepblica, y b) la justicia es todo aquello que no es injusto. Aunque luego afirmeque esta definicin coincide con la concepcin clsica de la justicia como la

    voluntad de dar a cada uno lo suyo, es evidente que su asercin apunta aquitar todo contenido sustantivo a la nocin de justicia, de modo de acomodarlaa una concepcin tambin formal del estado. La existencia del poder poltico seconvierte en la condicin necesaria y suficiente para que exista la justicia, yaque si ella consiste en el cumplimiento de los pactos, y el Leviatn es quiengarantiza ese cumplimiento con su espada, en consecuencia, la justicia es elresultado de la accin vigilante del estado, sin la cual los pactos no seran msque palabras.Ahora bien, una vez establecido el problema de la justicia en trminosexclusivamente jurdicos, y la ley entendida slo como mandato emitido por laautoridad competente, Hobbes postula un contradictor, el necio, quien formula

    dos tesis, de las cuales la primera es la afirmacin de la inexistencia de lajusticia. Esta enunciacin inicial tiene un carcter ms retrico que

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    argumentativo. Ella le permite a Hobbes plantear un paralelismo entre elescepticismo del necio respecto de la justicia y el atesmo que el salmo bblicoatribua al necio. Acto seguido el escptico reformula su tesis en una versinms compleja, que ser la que el filsofo ingls discuta en Leviatn. En ella elnecio acepta la existencia de la justicia, o lo que es lo mismo, que hay pactos

    que pueden ser cumplidos, y que la justicia consiste en el cumplimiento de lospactos. Sin embargo, aun haciendo estas concesiones, el necio afirma quedado que cada hombre debe ocuparse de su propio cuidado -tesis que escompartida por Hobbes cuando seala que el objeto de los actos voluntarios detodo ser humano es siempre algn bien para s mismo (Hobbes, 1651, p. 82)-no habra ninguna razn que le impedira no cumplir con los pactos convenidos,si ello conduce a su propio beneficio. En otros trminos, el necio no postula lacompleta irracionalidad de la justicia, sino que la mayor racionalidad de laconducta consiste en la realizacin del inters propio, por tanto, como elcumplimiento de la justicia conlleva siempre algn tipo de limitacin de eseinters, su racionalidad ser menor que la persecucin del fin propio.

    Edwin Curley sostiene que el personaje del necio es una alusin al problemaplanteado por Grocio en El derecho de guerra y paz. En los prolegmenos aesa obra, el jurista holands hace una mencin a Carnades como ejemploparadigmtico de todos aquellos que niegan la existencia de la justicia. Se leatribuye al filsofo griego haber expuesto el problema de la justicia en trminosdicotmicos: o no hay justicia en absoluto, o, si ella existiera, no sera ms quelocura extrema, pues "nos compromete a buscar el bien para otros, en perjuicionuestro" (Grotius, 1625, p. 79). El reto planteado por Carnades alcanza conms fuerza a Hobbes que a Grocio, ya que, como dijimos, es el filsofo inglsquien considera que el objeto de todo acto voluntario es un bien para s mismoy quien en su obra De cive entiende el bien en estado de naturaleza comoequivalente al beneficio propio (Hobbes, 1647, p. 19). Es evidente que Hobbestiene en mente esta problemtica al introducir el personaje del necio, ya que eltrmino que utiliza para designarlo, Foole, coincide con la mencin a la locura oinsensatez realizada por Grocio y atribuida a Carnades. Sin embargo, msall de estas coincidencias, el rechazo de Grocio a las ideas del filsofo griegono va ms all de la discusin tradicional acerca de si pueden existir normascomunes a todos los pueblos, sin entrar, como s lo hace Hobbes en ladiscusin de una praxis poltica concreta.Se puede reconocer en la figura del necio presentado por Hobbes a laconcepcin de la poltica presentada por Maquiavelo en El prncipe,

    especialmente en lo que respecta al mantenimiento de la palabra dada por elgobernante. Al igual que el necio presentado por Anselmo de Canterbury en elProslogion, quien niega la existencia de Dios, el necio hobbesiano niega laexistencia de la justicia. Para reforzar esta identificacin, Hobbes parafrasea eltexto del salmo, sealando que ese mismo necio dijo en su corazn que no hayDios. Por tanto, el primer rasgo que Hobbes quiere poner de manifiesto es larelacin directa entre atesmo y escepticismo respecto de la justicia. Elreproche de atesmo a Maquiavelo y a sus discpulos ya era corriente en elsiglo anterior. Casi ochenta aos antes de la publicacin de Leviatn, JeanBodin, en el prlogo a Los seis libros de la repblica caracteriza al secretarioflorentino como aqul que "[...] pone como fundamento doble de la repblica la

    impiedad y la injusticia y denuncia a la religin como enemiga del estado"(Bodin, 1576, p. 5). Por ello, la insistencia de Hobbes en resaltar el atesmo del

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    necio como condicin necesaria de su relativizacin de la justicia en funcin delinters personal, se incluye as en una estela de mayor amplitud temporal, queconcierne a las reacciones despertadas por las ideas de Maquiavelo durantelos siglos XVI y XVII. No obstante, no puede pasarse por alto que esta crticahobbesiana no se referir directamente a la praxis poltica expuesta en El

    prncipe, sino a su uso por parte de otros actores polticos con el fin de justificarla rebelin contra el monarca, especialmente por parte de aquellos que elflorentino llam "profetas armados". En otros trminos: si bien es claro que lacrtica de Hobbes al necio significa en primer lugar su rechazo de la praxispoltica maquiaveliana, cabe preguntarse si este rechazo es completo, si estreferido a las acciones del prncipe y qu aspectos importantes de esaconcepcin se mantienen en el texto hobbesiano a travs de otros caminos.

    4. La justicia que origina la obligacin poltica

    En la exgesis se ha discutido acerca de si Hobbes logra responder

    adecuadamente a las objeciones del necio y la mayor parte de los intrpretesha coincidido en sealar que la argumentacin del filsofo es insuficiente. Sinembargo, debe observarse que el debate en el mbito anglosajn ha insistidouna y otra vez en plantear la discusin entre Hobbes y el necio en trminospuramente ticos y que la respuesta hobbesiana ha sido evaluada de acuerdoa esos parmetros para determinar si su carcter es verdaderamentesatisfactorio. La pregunta que se repite es si Hobbes afirma que "siempre sedeben cumplir los pactos", y si para hacerlo no est suponiendo una instanciaextraterica como la de un mandamiento divino. Aunque ms arriba he indicadoque nuestro trabajo tambin est orientado por la bsqueda de los supuestosde la respuesta hobbesiana, creo que no se debe pasar por alto que el pactoque el autor de Leviatn tiene ante sus ojos es el que funda un estado y daorigen a la obligacin poltica. Esta salvedad es importante, ya que la discusincon el necio tiene lugar ms all de la moral, pues tanto Hobbes como sucontradictor reducen la poltica a la bsqueda del propio inters (por eso elnecio plantea su objecin en ese terreno) y ambos suponen una concepcinexclusivamente instrumental de la razn. En efecto, si la postura del necio essealar la inadecuacin de la justicia para satisfacer la plena racionalidad entremedios y fines, debido a que sta slo se da con la accin orientada de modoegosta, no es difcil reconocer all las afirmaciones de Maquiavelo en elcaptulo XVIII de El prncipe, cuando sostiene que el prncipe tiene una doble

    naturaleza, hombre y bestia, y entre las bestias, tiene que elegir a veces a lazorra y a veces al len. De all que diga "[n]o puede [...] ni debe, un seorprudente mantener su promesa cuando el hacerlo se le vuelve en contra, y handesaparecido las razones que le llevaron a hacerla" (Maquiavelo, 1532, p. 118).El "debe" inducira a pensar que Maquiavelo postula la obligacin de violar lospactos, sin embargo, es claro que el florentino expone una situacin denecesidad que constrie al prncipe a tener que sopesar de un lado, sufidelidad a la palabra dada, y del otro, la conservacin de su principado. Esteestado de necesidad como condicin determinante de la accin poltica fueintroducido en el pensamiento poltico a partir del abandono paulatino de lafilosofa poltica clsica y para los partidarios del realismo poltico se convierte

    en la situacin normal en que se encuentra el gobernante. Maquiavelo sostieneque el verdadero prncipe tiene que dejar de lado cualquier tipo de

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    consideracin que lo obligue moralmente, pero no debido a la naturalezainmoral de su poltica, sino porque la accin del prncipe es diferente de aquellade la moral, la cual slo es vlida para las relaciones interpersonales. El ordenpoltico, en cambio, necesita que se asegure permanentemente suconservacin, por lo cual, si el prncipe no est dispuesto a relativizar la

    obligacin de cumplir con los pactos celebrados, no podr hacer "grandescosas", que es lo que les ha ocurrido a quienes han hecho de la lealtad suprincipio. El planteo de Maquiavelo, en consecuencia, es dualista, reivindicandola autonoma de la poltica frente a la moral; sta sigue siendo vlida en elplano de las relaciones entre los individuos, pero se convierte en un callejn sinsalida si no se atiende a la responsabilidad propia del prncipe y que slo a lcompete: la salvacin del estado. Esta autonomizacin de la poltica es tambinel inicio de su secularizacin. La separacin de ambas esferas rompedefinitivamente con la unidad entre poltica, moral y religin, caracterstica de lapoltica medieval. As planteado el problema, Hobbes es consciente de que notiene sentido responder al necio desde una perspectiva exclusivamente moral,

    pues el necio ha abandonado ese terreno y hace valer otro principio quereclama su autonoma frente a la pretendida universalidad de la moral.En su defensa de un conjunto de principios que permitan establecer unaciencia de la poltica, la tercera ley de naturaleza, la de la justicia, tiene un lugarcentral, ya que ella establece el mtodo por medio del cual la repblica podrmantener su existencia. Cabe observar, no obstante, que Hobbes rechaza lapretensin del necio de extender la falta de racionalidad de la justicia a todasituacin que enfrente dos intereses. No toda violacin de la fe dada esinvlida, reconoce el filsofo. As, en estado de naturaleza, cuando no puedehablarse de pactos propiamente dichos, el incumplimiento puede estarjustificado ante la incertidumbre de que exista reciprocidad. Cabe recordar, noobstante, que para poder sostener la validez de los pactos aceptados pormiedo (la pasin que facilita la paz), Hobbes afirma que ello originara unaobligacin en el estado de naturaleza (Hobbes, 1651, p. 86). De all se derivanvarios problemas: el primero, qu puede querer decir "obligacin" en elcontexto del estado de naturaleza que no sea equivalente a "coercin fsica",por tanto, una "obligacin" que no agrega nada a la amenaza ya en acto; ensegundo lugar, el reconocimiento de "obligaciones" naturales conduce a lapregunta de si puede sostenerse la distincin entre lo correcto y lo incorrectoen ese estado. Si ello fuera posible, tampoco queda claro si esta distincin sebasa en la posibilidad de llevar a cabo pactos vlidos antes de la existencia de

    la repblica o en que las leyes de naturaleza, al ser promulgadas por Dios,permiten esa distincin (con lo que dejaran de ser meros "teoremas de larazn" para convertirse en leyes morales sin ms, lo cual tambin es negadopor Hobbes). En otros trminos, mientras que el filsofo ingls estaxativamente claro acerca de las condiciones que vuelven invlido un pacto enel estado de naturaleza (las cuales son predominantes y en la prctica nulificantodo otro pacto que no sea el que origina una repblica), cuando afirma quepuede haber pactos en estado de naturaleza, su texto lleva permanentementea la paradoja.Pero lo que preocupa a Hobbes es que la forma en que el necio entiende elinters propio (forma que, por lo dems, es perfectamente legtima en el estado

    de naturaleza) sea trasladada al estado civil, porque en ese caso la violacinde la fe dada permitira ganar un reino. En otros trminos: cuando Maquiavelo

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    impugna la validez del principio pacta sunt servanda describe una posibilidadde accin que es propia del hombre eminente o del prncipe en funcin de susuperioridad, pero no sostiene que la violacin de los pactos sea vlida paracualquier miembro de la sociedad en sus acuerdos privados con sussemejantes; slo aqul que posee la virtud suficiente puede arrogarse esa

    potestad, sea para mantener un principado, sea para ganarlo. Hobbes, encambio, considera que si ese principio tiene una validez condicional, se facilitaque los sbditos se comporten de acuerdo al modelo ofrecido por el necio, loque es equivalente a darle un sustento legtimo a la sedicin. El pensadoringls tiene en cuenta en su argumentacin slo el cumplimiento de los pactospor parte de los sbditos y no de los seres humanos en general.4An ms: losejemplos aducidos por Hobbes contra el necio no se refieren a los pactos engeneral, sino a un pacto muy especfico: el pacto de intercambio entreproteccin y obediencia que sostiene al poder poltico. Hay que recordar que enconsecuencia, el desarrollo argumentativo de la obra sufre un quiebre, ya quela discusin con el necio tiene lugar en el captulo XV de la primera parte de

    Leviatn, en la cual se exponen aquellas caractersticas del ser humano quejuzga como invariantes naturales. De esta forma, casi al modo de unadigresin, Hobbes introduce el problema de la obligacin poltica en uncontexto en el cual la cuestin de la soberana no ha sido ni siquiera planteada,dejando entender as que la forma ms elevada de la justicia es la obedienciaal poder poltico.Por eso no hay que olvidar que de lo que se trata aqu es de cul es el principioen que debe apoyarse el poder poltico. Esta cuestin, no obstante, esentendida de modo diferente por ambos autores. Para Maquiavelo no hay unproblema del origen de la poltica ni un estado pre-poltico del ser humano; ellolleva la cuestin acerca de la naturaleza de la poltica a un planoexclusivamente tcnico, ligado a los modos concretos de ejercer el poderpoltico. La posicin de Hobbes, en cambio, limita el realismo maquiavelianocon un planteo normativo. Ya no se trata de reglas que pueden justificarseracionalmente y cuya validez se limita a la interpretacin casustica -aunqueeso no implica que sean necesariamente falsas- sino de descubrir, dentro deledificio ms amplio de la ciencia o conocimiento de las consecuencias, unafilosofa civil o poltica, que descubra las consecuencias derivadas de lainstitucin de las repblicas y con ellas, los derechos y deberes del soberano yde los sbditos (Hobbes, 1651, p. 48). No obstante, esta filosofa civil nopostula un principio moral, obligatorio tanto para el soberano como para los

    sbditos, sino un sistema de reglas que los sbditos deben cumplir si quieren lapaz y la seguridad. Por tanto, este sistema de leyes naturales tiene un carctercondicional, ellas no pueden ser consideradas como imperativos categricos,pues slo valen si se quiere lo que prescriben; en ltima instancia, si se aceptapreviamente que la muerte es el peor de los males. Recordemos que elsoberano en la teora hobbesiana no pacta, por tanto, es incapaz de cometerinjusticia por definicin y respecto de la moral tiene las manos tan libres comoel prncipe de Maquiavelo, pues "bueno" y "malo", as como "justo" e "injusto"son predicaciones slo posibles una vez que se ha promulgado la ley civil. Esms, si nos desplazamos a las relaciones internacionales y comparamos larelacin del soberano hobbesiano con la de sus pares y la del prncipe

    maquiaveliano con los suyos, podramos afirmar que en ese plano Hobbes leda la razn al necio tcitamente, pues cada uno de los prncipes se encuentra

    http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n4http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n4http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n4http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n4
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    en estado de naturaleza respecto de los otros y el filsofo ingls afirma quequien quiera cumplir las leyes naturales en ese estado ser presa fcil de losotros, por tanto, no podra respetar siempre los pactos concertados sin poneren peligro su poder.Si Maquiavelo busca mostrar cules son los principios tcnicos que rigen a la

    poltica, y que, por tanto, deben ser atendidos por todo gobernante si no quiere,como gustaba de afirmar Hobbes, que el mango de la espada del Leviatn leresulte demasiado caliente, ste, a su vez, refutando al necio demuestra quclase de ciudadanos debe tener una repblica. Ello puede comprobarse hastaen los ttulos de sus obras: Maquiavelo escribe el De principatibus y Hobbesescribe el De cive. Ninguno de los dos lleva a cabo una reflexin prudencial, sinos atenemos al significado aristotlico de "prudencia": Maquiavelo reivindica elcarcter no moral, es decir, tcnico, de sus prescripciones, Hobbes, su carctercientfico, pero en ninguno de los dos casos podramos hablar de preceptosdirigidos a alcanzar alguna concepcin de la vida buena. Asimismo, en ambosautores hay una voluntad explcita de romper con la tradicin de ideas

    heredada de la escolstica y la bsqueda de un punto de partida diferente parael estudio de la poltica. Este nuevo inicio lo encuentran ambos en el estado denecesidad, simbolizado por los medios a que debe recurrir la virt del prncipesi no quiere dejar de ser tal y por la permanente amenaza del fantasma delestado de naturaleza, es decir, de la guerra civil, para Hobbes. Ahora bien,respecto de las relaciones entre poltica y moral, la teora hobbesiana va msall de la autonomizacin de la poltica propugnada por Maquiavelo, pues paraHobbes ya no se trata de demostrar que la poltica no puede ser comprendida apartir de parmetros morales, sino que la poltica es una instancia anterior a latica, la cual slo puede tener lugar cuando la pacificacin del estado denaturaleza, y por ende, su suspensin, se ha hecho efectiva. Ambos parten deuna antropologa negativa, pues los dos sostienen que los seres humanosbuscan el propio bien sin atender ms que a su utilidad, la que deriva en elindividualismo destructivo del estado de naturaleza y en la continua necesidadpor parte del prncipe de recurrir al engao. Por ltimo, el miedo juega paraambos un papel fundamental en la consecucin de la obediencia. Maquiaveloaconseja al prncipe que, si debe elegir, es preferible ser temido a amado, ypara Hobbes el miedo es la pasin sobre la cual se construye la poltica, ya quees la que obliga a los hombres a pactar. Si ello es as, cabe preguntarse qusentido podra tener para el autor de Leviatn una crtica del "maquiavelismo"cuando ambos autores, por caminos diferentes, buscan que los poderes

    absolutos que se han conformado en esos dos siglos obtengan unalegitimacin inmanente a la comunidad poltica.

    5. La racionalidad versus la fortuna

    El necio postula una racionalidad cuya expresin ms alta es la satisfaccininmediata del inters propio. Hobbes seala que ese razonamiento, que juzgafalso, se encuentra tambin en varios de los grupos que contienden con lacorona en Inglaterra. Al preguntarse retricamente acerca de si el reino de Diospuede ser alcanzado incluso por violencia injusta, Hobbes asocia a los grupospuritanos a la postura del necio. Asimismo, un venerable jurista isabelino como

    Edward Coke, celoso defensor de las libertades y del common law frente alabuso de la prerrogativa por parte de la corona, aceptara este mismo principio

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    cuando afirma que el regicidio es un delito que no puede ser castigado. Por lotanto, a juicio de Hobbes, el "maquiavelismo" como mentalidad tiene unaextensin mucho mayor que la de los escritores partidarios de la razn deestado. Son inconscientes defensores de sus principios todos aquellos queestn dispuestos a justificar la ms mnima violacin de la justicia y de la

    obligacin de cumplir los pactos celebrados, por parte de un sbdito,comenzando por el intercambio de proteccin y obediencia entre l y elsoberano. La aclaracin es importante, porque Hobbes seala que no se tratade promesas en el estado de naturaleza, donde es evidente que no habramodo de exigir el cumplimiento de los pactos, pues, como ya sealamos,donde no hay poder civil establecido, cualquier acuerdo se nulifica ante lamenor sospecha de incumplimiento, resultando de ello la imposibilidad prcticade la justicia. En consecuencia, Hobbes plantea la obligacin del cumplimientode los pactos una vez que se est en el estado poltico, pues ese principiosostiene el andamiaje de la repblica ya que es el soberano el guardin deaquel cumplimiento, en consecuencia, no observarlos es equivalente a no

    acatar la ley que el soberano dicta. En este contexto, que el necio afirme lairracionalidad de la justicia implica la incitacin a la desobediencia, pues lareserva ltima respecto del cumplimiento de obediencia por parte del necioconlleva erigirse en juez acerca de los mandatos del soberano.Aun as, Hobbes est dispuesto a considerar la posibilidad de que alguienacte teniendo como principio la mxima del necio y se pregunta si el eventualxito de su accin la volvera razonable. La respuesta de Hobbes vuelve aapuntar a Maquiavelo. En efecto, el filsofo ingls seala que el principiopropuesto por el necio conduce necesariamente a la autodestruccin de quienlo propugna, por tanto, si ello no ocurre, no se debe a una racionalidad superiordel obrar del necio, sino que su causa fue algn accidente, algo que lrazonablemente no poda esperar, pero que sin embargo ocurri y eso permitialcanzar el beneficio esperado. Ello demuestra que la presunta superioridad delos principios del necio no es ms que arrojar los dados y suponer que seganar, sin tener ninguna razn valedera para ello. Una vez ms, la referenciaa Maquiavelo es transparente. En el captulo XXV de El prncipe se expone elclebre combate entre la virtud del prncipe y la fortuna, siendo sta, segnMaquiavelo, el rbitro de la mitad de nuestras acciones. Pero el prncipe puedeintentar conquistar a la fortuna, toda vez que tome precauciones en tiempos enque ella le es favorable, para resistir mejor en aquellos en que es adversa. Sinembargo, la actitud del prncipe que aspira a las grandes cosas no puede ser

    nicamente la de la previsin, sino que, dado que la fortuna siempre escambiante, "[...] es mejor ser impetuoso que cauto, porque la fortuna es mujery, es necesario, si se la quiere poseer, forzarla y golpearla. Y se ve que se dejasometer ms por stos que por quienes framente proceden. Por ello, essiempre, como mujer, amiga de los jvenes, pues stos son menos cautos,ms fieros y le dan rdenes con ms audacia" (Maquiavelo, 1532, p. 106). Estavictoria de la audacia sobre la cautela es precisamente lo que revela elverdadero carcter de su supuesta racionalidad. El necio argumenta que suprincipio posee una racionalidad superior, sin embargo, a la hora de la verdad,slo puede apostar todo a una carta, ponerse en manos de la fortunaesperando conquistarla, confiando en la aparicin de ese accidente del que

    hablaba Hobbes y que puede resultar en que su accin no desemboque en laautodestruccin sino en la conquista. El segundo argumento corre por los

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    mismos carriles. Quien crea que puede romper los pactos que ha celebrado(por ejemplo, aqul que en una situacin de guerra busque aliados y seaaceptado en una comunidad, pero ocultando su propsito de violar ese mismopacto una vez que ello sea de su conveniencia), no puede ser aceptado en unasociedad, y si ello ocurre, fue por ignorancia o error de los otros hombres, algo

    que l no poda prever ni suponer. De nuevo vemos que el razonamientohobbesiano muestra que la accin que se emprende siguiendo el principiodefendido por el necio lleva a la autodestruccin, y que si ello no ocurre, sedebe a causas fortuitas que el agente no poda calcular. La virtudmaquiaveliana es necesariamente necia a juicio de Hobbes. Su problema no esmoral, sino tcnico: confunde el inters propio con la satisfaccin inmediata, sinpercibir que aqul se realiza ms plenamente en un sistema de reglas quevuelvan previsibles las conductas que por la jugada temeraria.En ambos casos la pretendida racionalidad superior del necio se revela comoun mero juego de azar, en el que todo reposa sobre la ocurrencia de hechosabsolutamente imponderables en un clculo racional de medios y fines. De este

    modo se comprende mejor en qu consiste el argumento con que Hobbes sepropone refutar al necio. El procedimiento es por el absurdo, demostrando queen el estado civil no existe una racionalidad mejor que el cumplimiento de lopactado, pero no porque pueda dar una justificacin positiva de estaproposicin, sino mostrando que la racionalidad defendida por el necio no es loque ste afirma que es. Si la verdadera racionalidad de la accin del necio esabandonarse a la fortuna, ello podr ser muy excitante, pero difcilmente puedaafirmarse que consista en una racionalidad superior a la del cumplimiento delos pactos. La primera ley de naturaleza se vuelve as el presupuesto de la leyde la justicia. No cumplir con la justicia lleva al hombre, aunque ste no lo sepa,a atentar contra su propia existencia, por tanto, el cumplimiento de los pactoscelebrados es lo nico que le puede permitir desarrollar su existencia libre deltemor a la muerte violenta. De este modo el argumento de Hobbes semantiene, al igual que el planteo del necio, en un plano puramenteinstrumental. Ambos estn discutiendo cul es la manera ms eficaz dealcanzar los propios fines. Hobbes no niega la legitimidad del inters propio (dehecho, es ese mismo inters el que lleva al individuo a integrarse a unasociedad). Sin embargo, ese inters, para poder realizarse, debe limitarse a smismo, lo que implica aceptar al inters ajeno como legtimo. Ello esreconocido por Hobbes en la dcima ley de naturaleza, que prohbe laarrogancia, la cual es definida como la reserva por parte de un hombre de un

    derecho que l no est dispuesto a que el resto tambin se reserve. Locontrario de la arrogancia es la modestia, que equivale a aceptar la igualdadnatural de los hombres. Recordemos que en el captulo XIII Hobbes califica,bajo la forma de vanagloria, a esa misma arrogancia como una de las trescausas de la discordia de los hombres en estado de naturaleza. Enconsecuencia, la virtud poltica elogiada por Maquiavelo no sera ms quearrogancia.En este punto llegamos a una divergencia irresoluble: la discusin presuponediferentes elecciones acerca de cul es el mal supremo para los sereshumanos. La primera ley de naturaleza expresa, por va negativa, que paraHobbes la muerte es el peor mal para el hombre. El necio, en cambio, propone

    cursos de accin que pueden llevar a la muerte, lo cual sugiere implcitamentesu negativa a aceptar que ella sea el mal mayor (actitud que Maquiavelo sin

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    dudas suscribira). A juicio de Hobbes no hay compensacin posible respectodel riesgo que asume el mulo de la virt, ni siquiera en el caso remoto de quela jugada tenga xito. De all que el filsofo ingls, para sealar la irracionalidade insensatez de esa accin, denomine foole a quien la propone. El necio hablauna lengua que para el filsofo se ha vuelto incomprensible. A su juicio, la

    postura del necio esconde una disposicin que no puede ser conciliada con elsentir comn de los seres humanos. Aqu se encuentra el lmite ltimo de laconcepcin hobbesiana y fundamento de la primera ley de naturaleza: quien noacepte a la muerte como el peor de los males, antes que violar una ley moral,se dirige contra su propia naturaleza. Ello funciona como discriminante de laracionalidad o irracionalidad de las acciones consideradas. Sealamos msarriba que las leyes de naturaleza tienen una validez anloga a los imperativoshipotticos kantianos: los medios que ellas proponen slo sern vinculantes siquiero el fin que esos medios me permiten alcanzar, es decir, no son leyespropiamente morales, pues no tienen una validez pre-poltica y en el estado denaturaleza slo se puede albergar el deseo de que sean cumplidas, pero no

    cumplirlas efectivamente, pues quien lo haga ser presa fcil de los otros(Hobbes, 1651, p. 99). La benevolencia significara su fin y caera as encontradiccin con la primera ley de naturaleza. Sin embargo, la disputa con elnecio parece llevar a Hobbes a un callejn sin salida: es evidente que las leyesnaturales no pueden ser interpretadas como leyes morales y que el filsofoingls separa los dominios de unas y otras. Con todo, frente al desafoplanteado por el necio al rechazar que la muerte sea el mal supremo, laprimera ley de naturaleza se convierte en el punto en que los hechos y lasnormas no pueden ser separados. Hobbes pretende mostrar que con suproceder el necio obra contra su propia naturaleza, pero, si ello es as,entonces debera reconocer que las leyes de naturaleza no pueden valer demodo slo condicionado, pues quien no las acepte acta de manera contraria ala razn y no slo contrariamente al principio de que la muerte sea el peor delos males.

    6. Impotencia frente al "profeta armado"

    Aunque la refutacin hobbesiana del necio apunta a desarmar cualquier intentode disculpar un incumplimiento de la promesa de obediencia, ms all delmotivo en que se funde, los "profetas armados", aquellos que como lospuritanos no le daran importancia a las leyes de naturaleza porque afirman

    obedecer a una legalidad superior y por eso se creen autorizados para nocumplir con las reglas de esa legalidad inferior, justificando acciones como eltiranicidio o la rebelin, no son alcanzados por esa refutacin. Dado que, adiferencia del necio, no sostienen que propugnan una racionalidad superior,sino que ni siquiera entran en la disputa acerca de cul es la mejor racionalidadinstrumental respecto de los pactos, ya que defienden lo que en trminos deMax Weber sera una accin racional con respecto a valores (el que el reino deDios pueda ser alcanzado por violencia, aun injusta). Hobbes, a pesar de haberintentado reducirlos a una especie de "compaeros de ruta" del maquiavelismo,slo puede reprocharles que, al no haber un conocimiento del estado delhombre despus de la muerte, y menos de la supuesta recompensa que

    obtendra la violacin de confianza, estn actuando slo en base a unacreencia (Hobbes, 1651, p. 92). Es evidente que frente a la reduccin al

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    absurdo de los principios del necio, esta crtica es mucho ms dbil, pues alhombre de fe le resulta indiferente el hecho de que su certeza no se base enninguna forma de revelacin directa o en algn razonamiento que permitasostenerla incondicionalmente. Sin embargo, un ingrediente infaltable en lasconvicciones de todos aquellos que hacen poltica a partir de principios

    religiosos es la certeza en la santidad y la verdad de las propias ideas. Portanto, la afirmacin con que Hobbes concluye su refutacin, sealando que porlos motivos antedichos la violacin de confianza no puede ser considerada niuna ley de razn ni de naturaleza, permanece impotente frente al deber deconciencia postulado por los puritanos en la lucha contra el soberano, ya que, adiferencia del necio, stos no afirmaban el carcter instrumental de laracionalidad de sus acciones, sino su santidad.Por obra de la virtud poltica del profeta armado (que Hobbes considera slocomo una disposicin arrogante e hipcrita5), la repblica por adquisicin serevela entonces como irreductible a la crtica del filsofo. Los ejemplosaducidos por el filsofo en la respuesta al necio buscan demostrar que el

    intento de conquistar una repblica no es ms que echarse al monte y lanzarsea la fortuna, una aventura propia de condottieri. Sin embargo, como en Hobbesla concepcin normativa de la poltica va acompaada de un inveteradorealismo poltico, no puede pasar por alto que la inmensa mayora de lasrepblicas no se inician con su institucin, sino por conquista, por tanto,Leviatn debe dar cuenta del poder de facto. Con ello, la repblica poradquisicin queda en una situacin incmoda, ya que Hobbes insiste en que lanaturaleza del poder en ella es idntica a la de la repblica por institucin y quetambin implica un pacto, disolviendo la diversidad de orgenes en coincidenciade principios. Pero, en el desarrollo expositivo del texto, cuando expone elorigen de la poltica, nos encontramos con el contrato, con una legitimidad queparte de una dimensin horizontal y no con la organizacin vertical de lapoltica a partir de la conquista. Hobbes intenta salvar este problema indicandoque es el consentimiento de los vencidos el que otorga el derecho de dominio.Nos encontramos nuevamente con el problema de las obligaciones y los pactosen estado de naturaleza: el miedo es el mvil en ambos pactos, pero ladireccin que posee en la repblica por institucin es horizontal (se teme a losotros), mientras que en la repblica por adquisicin es vertical (se teme alconquistador). En De cive la repblica por adquisicin es presentada como"principado natural" (Hobbes, 1647, p. 54). El poder del conquistador escaracterizado como dominio desptico y, siguiendo a la tradicin, lo equipara a

    la nocin de dominio paternal, estableciendo una analoga entre la familia y lamonarqua. En Leviatn dejar de caracterizarlo como "natural", pues su autores consciente de que el trmino es problemtico respecto de la propia teora,aunque mantendr con reparos la analoga entre la familia y el reino. Elproblema de considerar al origen de ambas repblicas como equiparable atravs del pacto, no obstante, vuelve a entrar en el texto, cuando, casi contrasus propios deseos y una vez ms movido por su afn realista, advierte que "esun acto de ignorancia de los derechos de soberana" si un "monarca dediversas naciones" -atindase que no utiliza la palabra "soberano", sino queese poder es identificado sin ms con el del monarca- que posee en una lasoberana por institucin y en la otra por conquista "exigiera ms de una nacin

    que de la otra" (Hobbes, 1651, p. 131), una advertencia que slo puede estardirigida a un soberano conquistador, revelando as que el miedo a los otros no

    http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n5http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n5http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n5
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    es anlogo al que provoca el vencedor y que el dominio desptico no puedeequipararse con el dominio poltico.6

    7. Conclusin: adis a la virt

    Luc Foisneau afirma que la reformulacin formalista del concepto de justicia enHobbes obedece a la necesidad de fundar ese concepto en la horizontalidad delos intercambios, reflejo de la naciente sociedad comercial (Foisneau, 2004, pp.109-114). Sin negar esta interpretacin, creemos sin embargo que lainconmensurabilidad entre el discurso de Hobbes y el del fantico religiosorefleja la ambicin del filsofo ingls por fundar una nueva ciencia de la poltica,basada en las normas, el pacto y la representacin. Las acciones de quienquiere alcanzar el reino de los cielos por la violencia o las de aquel que asesinaal prncipe por considerarlo enemigo de la religin verdadera son, en trminosde Hobbes, casos de repblicas por adquisicin. Con esos ejemplos quiereexhibir cmo la execrada poltica maquiaveliana es seguida por todos aquellos

    que se creen autorizados, como dira Locke, a "apelar al cielo". Lo que el necioafirma escudndose en una racionalidad instrumental, el fantico lo oculta atravs de la santidad de su causa, pero en ambos casos nos encontramos conel mismo agente: aqul que est dispuesto a jugarse el todo por el todo y noacepta que la poltica pueda subordinarse a reglas, siendo la primera de ellasque la muerte es el peor de los males. El necio representa esta voluntad delaventurero. Es interesante notar que antes de que el orden poltico fueraefectivamente centralizado y racionalizado como administracin, lo que ocurrien los siglos posteriores, la teora hobbesiana ya presenta un estado racional yracionalizado, que requiere de los miembros de esa comunidad poltica esamisma racionalizacin de sus actos, revelando de ese modo su carcterprescriptivo si se la compara con el realismo poltico maquiaveliano.En la figura del prncipe nuevo, la repblica por adquisicin es lapersonalizacin mxima del poder, una legitimidad fundada en la propiapersona fsica (Max Weber la hubiera llamado "carismtica"). Podra decirse,incluso, que ella es la inversin del estado de naturaleza, pues si ste secaracteriza por la inseguridad del ms fuerte, ya que en l nunca puedeestabilizar su dominio, la repblica por adquisicin slo tiene lugar cuando elms fuerte ha consolidado su poder. La repblica por institucin, en cambio,necesita que el poder sea despersonalizado para poder existir, dado que en lateora hobbesiana es la institucin misma la que es persona. Esta asercin

    puede parecer contradictoria con el carcter absoluto del poder instituido por elpacto, al cual Hobbes llama precisamente "persona" en tanto sujeto y sede dela soberana. Sin dudas, la direccin que sigue el pensamiento polticohobbesiano es la de la mxima unificacin posible del poder; por tanto, larepblica por adquisicin presenta este rasgo en su propia naturaleza, ya queel poder depende de la persona fsica del soberano. Por esta misma razn elfilsofo sostendr la superioridad de la monarqua frente a las otras formas degobierno, aun cuando afirma simultneamente que la naturaleza del podersoberano en todas ellas es la misma. Pero la repblica por institucin sloalcanza esta unificacin del poder por medio de la autorizacin, la cual parte delos derechos ilimitados de los individuos; por tanto, Hobbes slo logra la

    institucin del poder absoluto mediante la consideracin de la soberana comouna ficcin y al estado como su sede, lo que significa despersonalizarla.

    http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n6http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n6http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n6http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n6
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    Cuando Locke rebati los argumentos de Robert Filmer hizo algo ms querefutar el derecho divino de los reyes: liquid por completo -al menos en elplano terico- la posibilidad de identificar al poder poltico con el poder paternaly volvi anacrnica a aquella tradicin en su conjunto. Podra decirse que si lasociedad inglesa del siglo XVII era capaz de hacer un uso analgico de la

    nocin jurdica de contrato, entonces los autores como Filmer hablaban unalengua muerta y sus metforas haban perdido sentido en el pensamientopoltico de aquella poca. Tambin Maquiavelo hablaba una lengua muerta?La historiografa ha investigado los mltiples usos de la obra de Maquiavelo enel pensamiento poltico ingls durante ese mismo siglo; la diversidad testimoniasu vitalidad. Sin embargo, Hobbes, al calificar como necio e irracional a quiense deje llevar por la idea de virt, responde afirmativamente a la pregunta quenos hicimos ms arriba. La crtica a la poltica como virt, expuesta porMaquiavelo en El Prncipe, se muestra entonces como una despedida de lapoca de la repblica por adquisicin, que debe dejar el paso a la repblica porinstitucin, propia de un tiempo en que se opera una transformacin del estado:

    de squito patrimonial de un prncipe se convertir en un conjunto defuncionarios miembros de una administracin y desposedos de susinstrumentos de trabajo. Aparece as el carcter prescriptivo y normativo antesque descriptivo y realista de la construccin poltica hobbesiana. Lahorizontalidad inicial requerida por la doctrina de la autorizacin, que pone a lademocracia como forma originaria de la poltica,7 ocluye as el rol de laviolencia en el origen del estado, que El Prncipe expona en toda su magnitudy cuyos rigores fcticos se manifestaban en la repblica por adquisicin.

    NOTAS

    1. Esta es la hiptesis del por lo dems excelente artculo de Luciano Venezia (2010) "Elcumplimiento de la obligacin de obediencia al Leviatn. Hobbes, Skinner y la mitologa de lacoherencia".2. Para no abundar sobre cuestiones conocidas acerca del desarrollo de las ideas de Hobbes ysu relacin con el historiador griego, nos limitaremos a recordar que las tres causas dediscordia entre los seres humanos corresponden a las tres razones que esgrimen losrepresentantes atenienses ante los espartanos para justificar la hegemona de su ciudad entrelos griegos con ocasin de la disputa acerca de Corcira, expuesta por Tucdides en el libro I desu Historia. Una exposicin sistemtica de la cuestin puede encontrarse en Fabbri (2009).3. La lista de virtudes que los futuros sbditos deben cultivar para poder vivir en paz son:gratitud, deferencia, facilidad para perdonar, evitar la crueldad, no caer en la insolencia,escapar al orgullo, modestia, equidad, y los procedimientos que deben observar para resolverlas eventuales disputas son: el uso igual de las cosas comunes, las suertes, la primogenitura,

    los mediadores, la sumisin a los arbitrajes, la imposibilidad de ser juez en la propia causa, lanecesidad de imparcialidad al juzgar y la confianza en los testigos.4. Las promesas obligan porque son legales, por esta misma razn, una promesa hecha pormiedo en estado de naturaleza no obliga si su cumplimiento es la realizacin de una accinilegal en estado civil (Hobbes, 1651, pp. 127-128). A ello se debe agregar que Hobbes afirma alfinal del captulo XIV que un juramento no agrega nada a una promesa, ya que si es legal,tambin obliga ante Dios as como un juramento que obligue a una accin ilegal no esvinculante.5. "Pero esta pretensin de un pacto con Dios es una mentira tan evidente, incluso en laconciencia de quienes la fingen, que no es slo un acto de disposicin injusta, sino tambin vily poco viril" (Hobbes, 1651, p. 111).6. Aunque distingue a ambos en el plano conceptual, termina identificndolos al afirmar que"[...] los derechos y las consecuencias de ambos dominios, paternal y desptico, son idnticos

    a los de un soberano por institucin, y por las mismas razones, aquellas razones que seestablecieron en el captulo anterior." (Hobbes, 1651, p. 131) .

    http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n7http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n7http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n7http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-73532013000100003&lng=es&nrm=iso&tlng=es#n7
  • 7/24/2019 Luis Alejandro Rossi- Hobbes Antimaquiaveliano

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    7. La democracia como la forma originaria de todo poder poltico es expuesta por Hobbes enDe cive, cap. VII, artculos 5 a 7.

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    Recibido: 09-2012;aceptado:10-2012