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Menores víctimas de violencia de género: experiencia de intervención en un centro de acogida para familias víctimas de violencia de género Minors victims of violence of gender: an intervention experience at a shelter for families victims of violence of gender CRISTINA BRAVO CAMPANÓN* RESUMEN El objetivo central del artículo es dar a conocer la experiencia de intervención en un cen- tro de acogida para mujeres y menores víctimas de violencia doméstica. Se quiere transmi- tir las características principales de las mujeres y menores víctimas de este tipo de violen- cia que han sido observadas en el centro y el proceso que experimentan durante su estan- cia en el mismo, tanto a nivel externo, como interno. De esta manera, poder abrir un espa- cio de apertura, conocimiento, debate y reflexión sobre el desarrollo de las intervenciones de las/los profesionales que trabajan y tienen contacto con esta problemática social. PALABRAS CLAVE Violencia contra las mujeres, Violencia doméstica, Maltrato, Menores, Victimas. ABSTRACT The main objective of this article is to spread the intervention experience of a shelter for women and minors who have been victims of domestic violence. This document illustrates the major characteristics of women and minors who have been under observation at the Intervención Psicosocial, 2008, vol. 17 n.º 3 337 Intervención Psicosocial, 2008, Vol. 17 N.° 3 Págs. 337-351. ISSN: 1132-0559 EXPERIENCIAS * Licenciada en Psicología Clínica y de la Salud. [email protected] Fecha de Recepción: 27-07-2007 Fecha de Aceptación: 03-11-2008

(M) 9. Menores vÃctimas de violenciascielo.isciii.es/pdf/inter/v17n3/v17n3a09.pdf · 2009-12-01 · a los profesionales que de alguna manera tienen vinculación con esta problemática

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Menores víctimas de violencia de género: experienciade intervención en un centro de acogida parafamilias víctimas de violencia de género

Minors victims of violence of gender: anintervention experience at a shelter for familiesvictims of violence of gender

CRISTINA BRAVO CAMPANÓN*

RESUMENEl objetivo central del artículo es dar a conocer la experiencia de intervención en un cen-

tro de acogida para mujeres y menores víctimas de violencia doméstica. Se quiere transmi-tir las características principales de las mujeres y menores víctimas de este tipo de violen-cia que han sido observadas en el centro y el proceso que experimentan durante su estan-cia en el mismo, tanto a nivel externo, como interno. De esta manera, poder abrir un espa-cio de apertura, conocimiento, debate y reflexión sobre el desarrollo de las intervencionesde las/los profesionales que trabajan y tienen contacto con esta problemática social.

PALABRAS CLAVEViolencia contra las mujeres, Violencia doméstica, Maltrato, Menores, Victimas.

ABSTRACTThe main objective of this article is to spread the intervention experience of a shelter for

women and minors who have been victims of domestic violence. This document illustratesthe major characteristics of women and minors who have been under observation at the

Intervención Psicosocial, 2008, vol. 17 n.º 3 337

Intervención Psicosocial, 2008, Vol. 17 N.° 3 Págs. 337-351. ISSN: 1132-0559

EXPERIENCIAS

* Licenciada en Psicología Clínica y de la Salud. [email protected]

Fecha de Recepción: 27-07-2007 Fecha de Aceptación: 03-11-2008

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centre, as well as the process undergoing during their stay; both at an external and inter-nal level. Thus, the aim is to create an open space to think over, discuss, and gatherknowledge on the development of interventions from the professionals working and beinginvolved in this social problem.

KEY WORDSViolence against women, Domestic violence, Batter, Children, Victims.

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CONTEXTO DE APLICACIÓN

Dentro del proceso de atención a vícti-mas, Las Casas de Acogida para Vícti-mas de Violencia de Género, dan apoyo alas mujeres y sus hijos/as en una faseintermedia, puesto que anterior y poste-riormente existe la necesidad apoyo yayuda en otros servicios. Es un servicioespecializado, cuyo objetivo general esacoger temporalmente a mujeres solas ocon hij@s menores de edad, que seanvíctimas de violencia domestica, física,psíquica y/o sexual ofreciéndoles unespacio de seguridad, tranquilidad, refle-xión e inicio de cambio. Los requisitospara acceder a este recurso son: “sermujer, mayor de edad, con o sin hijos/asmenores, residentes en la Comunidad deMadrid, que sean victimas de violenciade género y carentes de recursos pro-pios“. Forma parte de la red de recursosde atención a mujeres victimas de violen-cia doméstica en su vertiente de actua-ción y apoyo a las victimas, siendo éstasderivadas desde centros de estanciasbreves. El centro es de carácter público yes dirigido por una entidad dedicada a laintervención social mediante proyectosanuales. La estancia máxima es de 24meses y la media de 15 meses, pudiendoflexibilizarse según sea el proceso deintervención de cada familia. La capaci-dad del centro es de 25 plazas entremadres y menores. La casa está formadafísicamente por 4 pisos que ocupan 2plantas, aportando una unidad integralde convivencia, quedando su ubicaciónen el anonimato. Su localización no res-ponde a la cobertura de una zona espa-cial, el ingreso de las familias depende delas plazas disponibles. Cuenta con 9habitaciones, 5 baños, salón, comedor, 2terrazas, sala polivalente de actividades,sala de juegos para los mas pequeños,cocina, lavandería y almacén. Al mismotiempo dispone de 1 despacho de admi-nistración, 1 sala de reuniones del equi-po y 2 despachos para las profesionales.

OBJETIVOS DE INTERVENCIÓN

Los objetivos específicos de interven-ción que forman parte del programa detrabajo en la casa de acogida con lasfamilias víctimas de violencia de géneroson los siguientes:

• Ofrecer protección y seguridad a lasmujeres.

• Apoyar a las mujeres en el análisisde la situación vivida, tratando losdiferentes aspectos personales, y enrelación a la violencia doméstica,colaborando en la mejora de la auto-nomía y de la autoestima.

• Colaborar con las mujeres en el pro-ceso educativo de sus hijos/as,estableciendo y mejorando, si esnecesario, las relaciones de lasmadres con sus hijos/as.

• Desarrollar un proyecto de interven-ción psicoeducativa, con menores,donde tengan un espacio de escu-cha, para compartir experiencias yobservar nuevos referentes.

• Desarrollar la vida cotidiana delcentro en un marco grupal y solida-rio, buscando la participación de lasmujeres en la resolución de lassituaciones que surjan en la vidagrupal.

• Facilitar los elementos para la inte-gración social y laboral de la familia.

• Posibilitar el intercambio de expe-riencias y la ayuda mutua entremujeres víctimas de malos tratos.

• Coordinar las acciones del centrocon los recursos externos de lacomunidad.

C. Bravo

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METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN

La metodología de intervención es tra-bajar de forma transversal en el día a díacada uno de los objetivos propuestos, através de actividades grupales y/o indivi-duales, de una forma interdisciplinar,gracias a los diversos enfoques profesio-nales (social, psicológico, legal, educati-vo), con el fin de trabajar para:

• Promover la autonomía personal yla responsabilidad con el fin de quecada mujer sea la protagonista desus propios cambios.

• Facilitar y apoyar las decisiones yacciones destinadas a desarrollarun nuevo proyecto de vida paraellas y sus hijos/as.

• Apoyar a las mujeres en el análisisde su rol como mujer y de las conse-cuencias de los malos tratos tantopara ellas como para sus hijos/as,dotándolas de herramientas paraafrontar el futuro sin riesgos de vio-lencia.

Fases de intervención con lasunidades familiares

Evaluación inicial: Desde cada áreaprofesional se realiza un análisis delcaso, que posteriormente pone encomún con el resto del equipo. La res-ponsable de la coordinación de todas lasáreas es la educadora de referencia decada familia. Se acuerda en equipo unapropuesta de intervención que la psicó-loga y la educadora trasladan a lamujer, acordando con ésta el Plan deAtención Individual (PAI) marcando ypriorizando objetivos consensuadosentre la mujer y las profesionales parala mujer y sus hijos/as. La intervencióncon la familia es siempre individualiza-da a través de su PAI, teniendo en cuen-

ta las circunstancias de cada unidadfamiliar.

Intervención / seguimiento: A lo largodel proceso con una periodicidad almenos quincenal, la educadora de refe-rencia y la mujer van analizando la con-secución de objetivos, las dificultades ylas modificaciones de los mismos, apoya-das por el resto de las profesionales, cadauna desde su área. El proceso se revisaperiódicamente en reunión de equipo. Alfinal de esta fase, se propone una fechade baja en el servicio y los acuerdos conla mujer los realiza la educadora y la tra-bajadora social, que se encargarán de ini-ciar los contactos sociales necesarios pre-vios a la salida (colegios, institutos, traba-jadores/as sociales de la zona nueva devivienda, ocio y tiempo libre, etc.).

Finalización de intervención: Antes dela salida de la casa, se evalúa con lamujer los objetivos conseguidos y pen-dientes, intentando prever posibles difi-cultades. La trabajadora social acompañaa la mujer en los contactos con los servi-cios sociales de zona en la que va a resi-dir, con el objetivo de que le sigan apo-yando tanto a ella como a sus hijos/asen los casos en que sea necesario.

RESULTADOS

La experiencia de intervención ha con-tado con la atención de 19 mujeres y 34menores, en un período de dos años. Eltiempo de intervención no puede conside-rarse muy significativo, pero sí importan-te para poder dar a conocer la experienciaa los profesionales que de alguna maneratienen vinculación con esta problemática.

Perfil y características de las usuarias

La media de edad está entre 25 y 35años, tienen entre 1 y 4 hijos (media de 2

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hijos), un nivel medio de estudios entreE.G.B. y C.O.U. Han padecido maltratofísico, psíquico y sexual, con una mediade 7 y 10 años de malos tratos (de lamisma o diferentes parejas). En el 80%de los casos, el primer embarazo se pro-duce antes de los 6 meses del inicio de laconvivencia como pareja. El 80% tienenacionalidad española, 20% nacionali-dad extranjera. El 50% de los casos, ade-más de presentar los problemas deriva-dos de haber sufrido una situación deviolencia doméstica, presentan otras pro-blemáticas qué coexisten con las anterio-res, a saber: desestructuración familiardesde la familia de origen, carencia deredes de apoyo efectivas, precariedadeconómica y de vivienda, dependenciacuasi crónica de los Servicios Sociales,escasa o nula experiencia laboral. Res-ponderían a la descripción de familiasmultiproblematicas de Cancrini (1995),con un importante deterioro social y des-estructuración personal que se manifies-ta en dificultades de adaptación a la con-vivencia, falta de motivación y de expec-tativas, dificultades para hacerse cargode sus hijos, escaso autocontrol y bajaautoestima, además de la sintomatologíadepresiva y ansiosa propia de las situa-ciones de maltrato. Un 20% responde amujeres en situación de crisis producidapor la violencia doméstica, con una redde apoyo social y familiar, que no hantenido contacto anterior con los serviciossociales, mostrándose más activas en suproceso de recuperación, con menos difi-cultades de adaptación a la casa y mayo-res habilidades en el cuidado de sushijos y especialmente, muestran sínto-mas depresivos y ansiosos. El 25% de lasmujeres que han residido en la casa,presentaban psicopatologías de distintaíndole y gravedad, sin tratar ni diagnos-ticar, más allá de la sintomatologíacaracterística producida por el maltratoe independientemente de los grupos des-critos. Lo más destacable de estas muje-res son las dificultades de interrelación

personal que presentan, lo que suponeproblemas de convivencia en el día a díay falta de conciencia de sus especialesdificultades. El 16% presenta adiccionesa sustancias tóxicas en teoría “ya supe-radas”, pero que a lo largo de la estanciaen la casa, han supuesto en ocasiones,dificultades añadidas en su proceso denormalización. En el 80% de las mujeresinmigrantes, la mayoría de las que hanpasado por la casa, presentan unacaracterística que consideramos tieneque ver con el proceso de emigración:grandes expectativas de mejorar susituación que se ven abocadas al fracasopor la situación real a la llegada, unido ala condición de maltrato que se decidena denunciar ante el conocimiento de apo-yos, que no cubren sus expectativas, locual las provoca una sensación de frus-tración, exigencia, rencor y añoranza,que dificulta enormemente su proceso derecuperación.

A continuación se enumeran unaserie de características que se hanobservado en las mujeres usuarias delservicio y que podrían formar un posibleperfil de mujer susceptible a sufrir vio-lencia de género:

• No suelen tener autonomía en laparticipación verbal, permanecensilenciosas si el marido está presen-te y solicitan constantemente laaprobación de su pareja.

• Se presentan a sí mismas como“anuladas”, se desvalorizan.

• Ha sido victima o testigo de violen-cia en su familia de origen.

• Se muestran muy agresivas contraquien le plantea preguntas, porejemplo las profesionales.

• Se sobresalta al oír ruidos inespera-dos.

C. Bravo

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• Rol femenino estereotipado muyacentuado, sobre valoración del rolmasculino y su importancia para lafamilia.

• Presenta problemas de salud recu-rrentes, repetidas hospitalizaciones.

• Consumos excesivo de medicamen-tos.

• Problemas de salud mental.

• Conductas de huida como consumode drogas, intentos de suicidio,

• Problemas en el control de la fecun-didad, el marido quiere máshijas/os para tener mayor controlsobre la mujer, abortos repetidos.

Los trastornos que ocasiona el maltra-to psicológico, una vez superado el nivelde estrés soportable, hacen que ya no sepueda seguir realizando un trabajo deadaptación y se produce un desequilibrio.Aparecen entonces trastornos que puedenresultar más duraderos: estado de ansie-dad generalizado, estado depresivo, tras-tornos psicosomáticos, etc. Si el estadodepresivo se debe al agotamiento, al exce-so de estrés, entonces las víctimas sesienten vacías, cansadas y sin energía. Enesos momentos puede aparecer la idea desuicidio. Éste es el momento más peligro-so porque es cuando las mujeres tomanconciencia de que han sido maltratadas.Se ha observado que a estas víctimas lescuesta llegar a aceptar que el maltratador,es decir, su marido, su pareja, la personaa la que supuestamente les une un lazode afectividad y ellas han elegido, actúacon la intención de controlar y herir.

Perfil y características de los menores

El 50% tiene entre 3 y 7 años, todostienen relación con su padre, establecida

legalmente, de los que el 85% no recibepensión de alimentos de su padre. Por lasituación de violencia presenciada delpadre hacia la madre y en ocasioneshacia ellos, los niños tienen una serie decaracterísticas comunes: presentanimportantes daños psicológicos y con-ductuales que relacionamos directamen-te con el clima de violencia familiar quehan vivido. Su historia vital y familiar hasido de sufrimiento y cambio, cuandosalen de su casa, hacen el mismo reco-rrido por distintos recursos asistencialesque la madre, lo que marcan su desarro-llo evolutivo. Los problemas de conviven-cia de adolescentes varones con niños yniñas más pequeños y con las mujeresvíctimas de violencia de género, que pue-den reconocer en ellos patrones vividosen su propia historia. Existe una ideageneralizada de que muchos adolescen-tes varones tienen ya interiorizado elcomportamiento del padre, identificándo-se con él y asumiendo actitudes violen-tas con la madre. Este mismo marco teó-rico se tiene en los programas de aten-ción a niños y niñas hijos e hijas demujeres víctimas de violencia de género:no existe intervención con niños y niñasmayores de 16 años, valorándose inclusosu idoneidad a partir de los 12 años. Elestado de ánimo de estos niños es muyvariable y sus conductas y reaccionessuelen ser muy extremas: violentas ocariñosas, sin solución de continuidad(necesidad afecto). Han aprendido a viviren una situación de constante tensión ymiedo, mostrando modelos de comporta-miento polarizados: agresivos, como elpadre, y sumisos, como la madre. Enocasiones se sienten culpables de lo quele hace el padre a la madre, en el centro,los niños viven con mucha intensidad yangustia la separación física de sumadre cuando tiene que ir a trabajar,hacer gestiones, etc. Existe entre lamadre y los hijos un fuerte apego afecti-vo y emocional, lo que produce que vivancomo un abandono la separación física

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de la madre. Frecuentemente se invier-ten los roles y son los menores los que sehacen cargo de las necesidades emocio-nales de la madre, la asunción de estaresponsabilidad que no les corresponde,dificulta el desarrollo emocional y demaduración de su personalidad. El esta-do de ánimo de la mujer, sus episodiosdepresivos y de ansiedad en su mayoría,influye mucho en el cuidado y atenciónde los hijos; las conductas de los niñosvarían a su vez, actuando como un refle-jo de la situación por la que pasa lamadre. Esta inestabilidad de las madresdeja a los niños sin pautas ni modelosestables que les permitan interiorizarlas.Los niños tienen dificultades para verba-lizar situaciones pasadas y expresar sen-timientos hacia el padre, observando queen ocasiones, les idealizan y sienten año-ranza y, en otras, reflejan temor y recha-zo, especialmente cuando está la madrepresente. Los menores carecen de mode-los masculinos positivos, lo cual es nece-sario ya que, en el comportamiento delos niños se observan claramente rolesde género esteriotipados.

En las familias donde hay mujeresmaltratadas siempre hay niños maltra-tados. Una de las características másgraves de la agresión a la mujer es lavictimización de los hijos, testigos siem-pre y, a veces, también víctimas direc-tas. El/la niñ@ sufre las consecuenciaspsicológicas (a veces también las físicas)de esa agresión a la madre, de la agresi-vidad mantenida y de los efectos queesta situación produce en la madre. Enesas condiciones l@s menores sientenhacia el padre más miedo que cariño, yactúan más bajo la amenaza de estetemor que por el impulso del afecto. L@shij@s en numerosas ocasiones, son utili-zados como forma de llegar a la madre,pero también como forma de agredirlapsicológicamente, recriminando a ell@slas conductas y actitudes de la madreque él considera equivocadas, en otras

ocasiones, insultándola y descalificándo-la directamente ante ell@s, inclusopuede llegar a intentar el secuestro delos menores durante las visitas estable-cidas. La observación reiterada delos/as hijos/as del maltrato doméstico ala mujer por parte del marido tiende aperpetuar esta conducta en la siguientegeneración. Los niños aprenden que laviolencia es un recurso eficaz y acepta-ble para hacer frente a las frustracionesdel hogar. Las niñas aprenden, a su vez,que ellas deben aceptarla y vivir conella.

Los efectos de la violencia de géneroobservados en los niños y niñas desde elcentro son los siguientes:

• Problemas de socialización: aisla-miento, inseguridad, agresividad.

• Problemas de integración en laescuela, problemas de concentra-ción, déficit atencional y disminu-ción del rendimiento escolar.

• Síntomas de estrés postraumáticocomo insomnio, pesadillas, fobias,ansiedad, trastornos disociativos.

• Conductas regresivas: enuresis yencopresis.

• Síntomas depresivos: llanto, triste-za, aislamiento.

• Alteraciones del desarrollo afectivo,dificultad expresión y manejo deemociones con la interiorizaciónaprendizaje de modelos violentos yposibilidad de repetirlos, tanto vícti-ma como agresor, y la internaliza-ción de roles de género erróneos.

• Parentalización de los niños y niñas,asumiendo roles parentales y pro-tectores de la madre que no lescorresponden por su edad.

C. Bravo

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La experiencia de intervención delequipo interprofesional

Se describirán por una parte las prin-cipales dificultades con las que nosencontramos a la hora de desarrollarnuestra labor y, por otra, el efecto que laimplicación emocional pueda tener en eltrabajo y en las propias profesionales.Las fuentes de recogida de la informa-ción, llevadas a cabo en el centro, hansido: entrevistas individuales con lasmujeres, entrevistas conjuntas conmenores y mujeres, observación directa,observación participante.

Pautas de actuación: El equipo estáformado por 12 personas, lo que favorecela aparición de diferentes puntos de vistay modos de abordar las situaciones, estoa veces crea confusión en las familiasusuarias, que por las características des-critas necesitan pautas muy claras. Eltrabajo de las profesionales está estruc-turado por turnos (mañana, tarde ynoche), con un intercambio entre turnos(15 minutos aproximadamente), para latransmisión de información, lo que difi-culta el análisis completo de lo aconteci-do por ser un tiempo muy breve y por-que surgen interrupciones o demandasque necesitan de una atención inmedia-ta.

Funciones y tareas: El trabajo a reali-zar por el equipo interprofesional de lacasa de acogida contempla un grannúmero de actividades, funciones y ta-reas (cuidados básicos, establecer lími-tes, intervención grupal, intervenciónindividual, cuidado de los menores, reso-lución de conflictos, etc.). Con esto laintervención individual con las mujeres ymenores, en ocasiones se ve dificultadapor atender a otras demandas. En la rea-lización de talleres y actividades degrupo con las mujeres, son tambiéncaracterísticas las interrupciones delos/as menores, por ejemplo, que buscan

la atención de las madres, lo que dificul-ta el desarrollo de la misma. Cuando lasresidentes llevan un tiempo residiendoen el centro y conocen el funcionamien-to, aparece un nivel de alta exigenciahacia las profesionales y de bajo recono-cimiento a la labor de las mismas y laintervención es percibida por las usua-rias con menor utilidad y valor profesio-nal que el trabajo que puedan realizartrabajadores/as externos. Esto puededeberse a que las actividades profesiona-les de la casa son realizadas dentro de lamisma, lo que no favorece una separa-ción clara de funciones de las profesio-nales por parte de las usuarias y lo asi-milan como parte de su vida cotidiana.

Coordinaciones con otros recursos: Hahabido mujeres con algún tipo de tras-torno psicológico determinado, y noshemos encontrado dificultades para tra-bajar con ellas por dos razones principal-mente, primero por las características yespecialización del recurso, que no estápreparado para el abordaje de este tipode trastornos, y segundo, por la distor-sión que se genera en el ambiente de lacasa y en las demás compañeras. Tam-bién afecta mucho el número de perso-nas viviendo juntas en una mismavivienda común, aunque esto puede pro-piciar un ambiente de socialización delos/as menores con sus iguales y conotros/as niñ@s que han sufrido expe-riencias similares. En otras ocasiones seencuentran unidades familiares quehabiendo realizado un buen proceso derehabilitación, el estar más tiempo delnecesario en el recurso se convierte enperjudicial para ellas y/o los menores,pero no disponen de recursos alternati-vos y más normalizados donde acudir. Laintervención en el centro necesita de lacoordinación y contacto con muchasprofesionales de servicios sociales en lasdistintas áreas (laboral, vivienda, educa-ción, inmigración, centros de salud, psi-cología infantil, etc.), pero en ocasiones

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se hace difícil el trabajo por no existir unsistema estructurado de coordinacióncon otros servicios y recursos. Esto llevaa una ralentización de la intervencióncon la unidad familiar.

Implicación emocional: La angustia, elestrés, y el aumento en el nivel de auto-exigencia, son consecuencias frecuentesen las profesionales de este campo. Anteactitudes y manifestaciones de las muje-res y l@s menores que verbalizan a tra-vés de: “tenia más libertad con mi mari-do”, “nos controláis más que ellos”,“parece que las culpables somos noso-tras”, “papá me dejaba hacer esto”... y/oactitudes de tipo adolescentes: amigoscon los que se relacionan, juegos conmóviles, formas de vestir, etc., la reac-ción del equipo es de preocupación yasunción de sus responsabilidades (rolmaterno de sobreprotección). Existe elriesgo en los equipos, de que distintosmiembros, en distintos momentos, sesimbioticen con las usuarias. Se engan-chen a su angustia, haciéndose pocooperativos y no facilitando la asunciónde sus propias responsabilidades, seentra con facilidad en su propio discur-so, hace las cosas así porque: “estánmal”, “es normal que actúen así”, “noso-tras haríamos lo mismo en su lugar”,etc. Se actúa siempre pensando en loque será mejor parar la seguridad e inte-gridad física y psicológica de l@s meno-res. Se establece una constante discu-sión sobre hasta donde ayuda tantacomprensión, cual es el camino más idó-neo, siendo conscientes de que no hayun sistema perfecto. El Estado de Exte-nuación Emocional es una respuestacrónica a la tensión constante y no lareacción a una crisis emocional, Clara-munt (1999), este estado podría definirde una manera completa lo que le suce-de a profesionales de este ámbito. Losfactores de riesgo para el estado de exte-nuación emocional son, por un ladoexternos: sobrecarga de trabajo, falta de

autonomía para definir y realizar lastareas cotidianas y falta de injerencia enla toma de decisiones políticas que afec-tan al trabajo. Por otro, los factoresinternos; motivación personal, autoesti-ma, respuesta fisiológica específica decada persona y capacidad para expresaremociones. Es muy difícil trabajar conviolencia y menores víctimas de violenciade género, y no acumular sentimientosde enfado, rabia o tristeza. Las emocio-nes de las personas a quienes proporcio-nas ayuda son tan intensas que empie-zas a vivirlas como propias y al reprimir-las se entra en el peligro de reprimirtambién la sensibilidad. Es importanteutilizar estrategias para liberar y canali-zar nuestras emociones, para que nosupongan una carga cada día y aprendera instrumentalizar las emociones que lasusuarias nos transmiten. La profesionalnecesita observación, análisis y toma deconciencia de su propia diferenciaciónrespecto de la familia de origen, Bowen(1991), previa al trabajo con familias, porel riesgo de quedarse anclada en deter-minados aspectos de la familia con laque trabaja, que no ha resuelto en supropia familia de origen, con el fin deque nuestra experiencia y vivencia perso-nal, no influya de una manera determi-nante en la actividad profesional.

Demanda continua de intervención delequipo: Las características del recurso,de las unidades familiares y del propioequipo, ayudan a realizar una interven-ción en crisis continua, con una evalua-ción de las demandas con criterios demayor relevancia. La evaluación deter-mina el orden sobre lo que se va a traba-jar y esto dificulta el trabajo y la actua-ción a todos los niveles. La angustia vivi-da por las mujeres se refleja en su conti-nua demanda de atención. Esto enmuchos casos hace que la mujer sientala necesidad de la actuación del equipo;y a su vez, el equipo siente la necesidadde actuar con la mujer. Se crea un cír-

C. Bravo

Intervención Psicosocial, 2008, vol. 17 n.º 3 345

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culo de actuación para la satisfacción denecesidades mutuas, que no facilita laevaluación de las necesidades de lamujer, ni la evaluación del tipo de res-puesta que se está dando y porqué seda, (interdependencia). Las carenciasafectivas y de atención que caracteriza alas mujeres y a los menores, hace quecuando ven, oyen, perciben, que se estáatendiendo a una compañera, desarro-llen conductas de demandas de aten-ción, que suponen a la profesional dejarlo que está haciendo para evaluar laurgencia de la nueva demanda. Esto esuna constante de las mujeres y tambiénde los menores, que aprenden del mode-lo de las madres, lo que dificulta enor-memente la tarea. Las madres deleganresponsabilidades en las educadorasrespectos a l@s niñ@s. Esto puededeberse a que no se perciban capaces deresponder a sus necesidades debido asu estado emocional, o al cansancio quesufren. Con lo cual, l@s niñ@s se habi-túan con demasiada facilidad a recurrira las educadoras incluso antes que a lasmadres.

Grupos terapéuticos y talleres: Lasasistentes al grupo (mujeres y menores)son las mismas personas con las queconviven y aparecen variables que difi-cultan el ambiente, desarrollo y realiza-ción de las sesiones:

• Conflictos que existan entre lasmadres se reflejan en la relaciónentre l@s niñ@s.

• Dificultad en la separación de temaspersonales y relaciones entre ellas.

• Dificultad para compartir temaspersonales de su historia de vidacon las compañeras.

• Interferencias del ambiente y climade la casa en las actividades (pro-blemas de convivencia).

• Dificultades en la conciliación dehorarios de las mujeres y los meno-res con los de las actividades pro-gramadas.

• Dificultades en el equipo para asu-mir la existencia de estas situacio-nes y la interferencia y contamina-ción que aparecen en las activida-des.

• La mayor parte de l@s menores sonniños y uno de los temas que se tra-bajan es la perspectiva de género yla coeducación.

• Por la limitación de recursos técni-cos y personales, no se puede haceruna intervención psicológica indivi-dual con l@s menores, lo que noslleva a derivar a otr@s profesionalesy se retrasa el proceso de actuacióncon ell@s.

La convivencia: Partiendo de que todaslas mujeres y menores están en unmomento personal de especial dificultad,las relaciones entre ellas, las tareascomunes, la normativa básica necesariapara la convivencia, todos estos aspectosde la vida cotidiana, son casi siempreorigen de muchos desencuentros. Larelación de los menores, juegos, peleas,etc., se convierte en una fuente de con-flicto entre las madres. Observamos lareproducción de la violencia entre lascompañeras, por modelo aprendido ensu relación o experiencia personal pre-via, tienden a confundir el no dejarsedominar, con agredir al otro, creándose,en ocasiones, un ambiente de violenciaen la casa, en el que incluyen a losmenores.

Relación de las madres con sus hijos ehijas: Son muchas las dificultades quelas madres perciben en la relación consus hijos. Puede observarse una tenden-cia al abandono (percibido y real) de los

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menores por parte de las madres. Esteabandono se refiere más a la omisióndel cuidado del menor, que a la nega-ción del mismo, las mujeres están supe-rando una historia de malos tratos,donde su identidad y persona se havisto anulada y no perciben las deman-das de sus hijos o están cansadas psico-lógica y físicamente. Esto influye en larelación familiar de una manera negati-va, ya que el sistema de demanda y res-puesta no está equilibrado entre lamadre y los hijos. Un problema que apa-rece en la relación es la falta de conti-nuidad y constancia en el estableci-miento de pautas educativas de lasmadres con los hijos, por lo que no secrean hábitos en los niños. Esto puededeberse a que en sus familias de origenno fueron importantes estas herramien-tas de educación y establecimiento delímites, con lo que reflejarían los mode-los que tuvieron, y por otra parte, seperciben a ellas mismas como descono-cedoras y con falta de habilidades paraestablecer estos límites y hábitos deconducta necesarios para el desarrollode los niños. Al mismo tiempo se obser-va en algunas madres, un exceso deconsentimiento y mimo hacia los niños,así como una compensación de lo emo-cional con lo material, pensando en “loque han pasado”, tal sobreproteccióntampoco les ayuda. Todas estas situa-ciones generan en las madres senti-mientos de incapacidad y de culpabili-dad.

Se percibe en las madres dificultadespara mantener pautas educativas siste-máticas a la hora de reforzar positiva-mente a sus hijos/as (logros escolares,por ejemplo), sin embargo les cuestamucho ver cambios positivos en la con-ducta y actitud, dificultando el desarrollode la autoestima en los menores.

La discriminación por género en loshijos e hijas es muy llamativa. Las

madres, perpetúan la desigualdad degénero, refuerzan en sus hijas los rolestípicos femeninos (cuidado, obediencia) yen los hijos los típicos masculinos (fuer-za, rebeldía). La mayoría de las madres,se ha observado que realizan una pro-yección de las conductas del padre enlos niños y niñas. De esta manera, lasmadres perciben y tienen la sensaciónde que sus hijos quieren controlarlascomo lo hacía su ex-pareja. Esta percep-ción de las madres hace que su nivel deansiedad aumente y provoquen situacio-nes violentas, sobretodo en forma deverbalizaciones agresivas hacia sushijos.

También manifiestan, en ocasionesexplícitamente, cansancio ante la res-ponsabilidad de asumir solas el cuidadode los hijos, mientras que los padresmantienen el derecho a verles, pero muyraramente asumen responsabilidades. Elrecurso de la casa de acogida, hace queconvivan varias familias, lo que dificultala creación de espacios propios paracada unidad familiar. Desde el equipo setrabaja para que la madre promuevaactividades con sus hijos, para tener unespacio y un tiempo dedicados solamen-te a la unidad familiar.

CONCLUSIONES

La dificultad de la intervención sehace latente en esta área de interven-ción. A continuación se muestran unalista de variables a tener en cuenta en laintervención:

• Es importante desarrollar unas pau-tas de actuación que sigan criteriosde realidad para trabajar con laspeticiones de los menores y lasmujeres. Realizar paradas, estable-cer un orden de prioridades, paraposteriormente atender a demandasespecíficas, ajustadas a la realidad y

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sistematizadas, aunque sea unalabor complicada.

• La cotidianidad vivida con la familiapermite hacer un análisis de lasnecesidades de intervención socio-educativa y psicológica al poderobservar “in-situ” la dinámica fami-liar, detectar donde están las caren-cias y dificultades así como lashabilidades y recursos con los quecuenta para resolver el día a día.

• Tener siempre en cuenta que losniños y niñas también sufren lasconsecuencias de la violenciadoméstica, y que al apoyarle a ellos,se puede contribuir a parar la espi-ral de la violencia de género. Esnuestro objetivo dar una mayorcobertura de intervención psicológi-ca, social y educativa a l@s niñ@s,que actualmente está muy limitadaen la red de recursos asistenciales yde prevención de la violencia.

• Es importante establecer y concre-tar fechas de salida de la casa, paraayudar a sistematizar la interven-ción y a que las residentes percibany tomen conciencia del tiempo quetienen para establecer objetivos yplanificar actuaciones.

• Existe un importante problema defalta de información, conocimientode la problemática de género y coor-dinación con profesionales que enuno u otro momento han sido o sonimportantes para las mujeres: poli-cía, trabajadores sociales, médicos,psiquiatras, psicólogos, abogados...que recomiendan y animan a lasmujeres a acudir a casas de acogidatransmitiéndoles una informacióndistorsionada: que allí van a tenerprestaciones económicas, guarde-rías, colegios, trabajos, pisos... peroque muy escasas veces les hablan

de la realidad: espacio de cuidado,análisis y recuperación personal deellas y sus hijos, de reflexión, deconvivencia, de que es temporal.Todo esto puede causar una tre-menda frustración a las mujeres, sesienten engañadas, exigen lo prome-tido, dificultando que se den a ellasmismas la posibilidad de aprovecharel recurso para pensar en ellas mis-mas y realmente hacer un giro ensu vida que la permita no repetir laexperiencia de maltrato y hacerseprotagonistas de sus propias vidas.

• En las Casas de Acogida se refleja laactuación de la sociedad hacía lasvíctimas, es una institución creadapara ellas y sus hijos exclusivamente.

• Esta condición de víctima, actúacomo una paradoja para las propiasmujeres. Por un lado, el tomar con-ciencia de ser victimas las libera dela violencia vivida, ponen la acciónde la violencia en el otro, ellas sonlas que reciben, sin actuar.

• Pero la paradoja existe cuando porotro lado, esta construcción de vícti-ma hace que, primero, la mujer seaísle (socialmente, por ejemplo, altener que acudir a casas de acogi-da), y segundo, que la mujer se defi-na como pasiva, receptiva de lasacciones de los demás, y no comoagente activa y con potencial para elcambio. La mujer aprende así laforma de relacionarse con el agre-sor. Muchas de las mujeres seencuentran atrapadas en un patrónde relación dominado por la violen-cia y la posesión, siendo las recepto-ras pasivas de ello en su pareja yreproduciéndolo como agentes acti-vos en la relación con sus hijos, lasinstituciones y los profesionales,especialmente cuando desaparece lafigura del agresor. Es necesario

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tener esto en cuenta para ayudarlasa romper esta forma de relación yadquirir otros modelos relacionalesmás constructivos.

• La narración que hace la mujercomo sujeto pasivo puede habersido asumida y aprendida en su his-toria de malos tratos, en la que elagresor es el sujeto activo, el quetiene el poder de la acción de lamujer. Y la mujer es sujeto pasivodonde sus intentos de actividad hansido castigados con un aumento deviolencia; lo cual a su vez provocaun sentimiento de culpabilidad,(Cobb, 1997).

• Es fundamental que los profesiona-les puedan diferenciarse emocional-mente de las usuarias para estable-cer una distancia terapéutica y edu-cativa que contribuya al proceso deindividuación de las mujeres y quelas sirva a su vez de modelo en susrelaciones con su entorno, especial-mente en la promoción del procesode diferenciación de sus hijos.

Con todas las dificultades planteadas,desde el centro queremos llegar a unavisión más optimista de la realidad delas familias y de su futuro. Por estarazón se sigue trabajando y evaluando elfuncionamiento de la casa, teniendosiempre en cuenta que:

• Hemos de procurar la máxima adap-tación a la situación real a la hora dediseñar grupos y actividades.

• Tenemos que seguir fomentando laparticipación de las mujeres ymenores en los recursos socio-comunitarios normalizados, favore-ciendo la asistencia a actividadesfuera de la Casa.

• Profundizar sobre el trabajo en equi-po, dotándonos de instrumentospara mejorar la coordinación y lacalidad en la atención.

• Incidir en la formación continuadadel equipo profesional tanto a niveltécnico como de autocuidados.

• Sistematizar la evaluación continúaque se lleva a cabo tanto de lasactuaciones profesionales como delas usuarias, dotándonos y/o crean-do los instrumentos pertinentes.

• Profundizar en la fundamentaciónideológica sobre malos tratos, elabo-rar trabajos de investigación sobrela problemática real y vivencias deestas familias y de l@s menores enparticular, basándonos en la reali-dad que observamos.

Para finalizar, es importante transmi-tir que la valoración que hacen las muje-res tras su paso por la casa de acogida,es positiva, procurando de manera más omenos informal transmitirlo. Todo estojunto con el momento social en relacióna la mujer, hace que nuestra labor seacompleja y estimulante.

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