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! PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ MACONDO ARCÁDICO: EL ESTADO EXPANSIVO DE LA RELIGIÓN Monografía que como parte del curso de Investigación Académica  presenta el alumno: Martín Alonso Valdivia Cavero Julio, 2011 

Macondo arcádico, el estado expansivo de la religión

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    PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATLICA DEL PER

    MACONDO ARCDICO: EL ESTADO

    EXPANSIVO DE LA RELIGIN

    Monografa que como parte del curso de Investigacin Acadmica

    presenta el alumno:

    Martn Alonso Valdivia Cavero

    Julio, 2011

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    RESUMEN

    Este trabajo sobre Cien aos de soledad busca analizar los smbolos religiosos presentes en

    la novela, contextualizndolos con su importancia y tiempo. La relacin Macondo-religin

    es la ms fuerte de la novela porque configura personajes centrales, al mismo tiempo que

    disea y encamina situaciones futuras. La importancia que adquieren estos elementos

    depende, en mucho, de la aparicin y regulacin que tengan en cada uno de los perodos.

    As, existe una mayor cantidad en la primera y tercera etapa, por necesitar de estos su

    carcter fundador y finalizador. Por otro lado, la segunda etapa se presenta en el molde de

    una poca ms bien apartada de los dogmas y referencias religiosas pero que, sin embargo,

    necesita, en muchos momentos, de estos acontecimientos para hacer un contrapeso

    necesario y, hasta cierto punto, ordenador.

    En el captulo, uno la atencin estar fijada en los orgenes pre-fundacionales de la familia,

    as como de la estructura, con fuerte presencia religiosa, que se desprende de este origen

    incierto. El producto final de concebir a la novela con tres etapas claramente diferenciadas

    es un concepto que ser consecuencia de una nueva corriente ideolgica, en particular, del

    siglo XVI. En el segundo captulo, el anlisis recaer en toda la novela y tendr como

    objetivo rastrear los eventos religiosos ms resaltantes de las distintas etapas con el fin de

    establecer relaciones de correspondencia e importancia. Tendrn cabida, tambin, en el

    anlisis de la segunda parte, los eventos de corte popular.

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    La conclusin del trabajo estar dada por la importancia que Garca Mrquez le da a cada

    uno de los eventos, configurndolos como pilares en ciertos tiempos del relato y como

    contrapesos por otros.

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    NDICE

    INTRODUCCIN..5

    CAPTULO 1: PRIMEROS RASTROS DEL SIMBOLISMO RELIGIOSO EN LA

    FORMACIN DE LA FAMILIA Y DE LA CIUDAD.10

    1.1 Orgenes judos de los Buenda: relacin con la primera etapa de su historia..10

    1.2 La Arcadia europea y el nuevo mundo en el territorio americano.15

    1.3 Utopa, Epopeya y Mito: definiciones de las tres etapas de la ciudad..18

    CAPTULO 2: LA FILIACIN E IMPORTANCIA DEL SIMBOLISMO RELIGIOSO EN

    LA HISTORIA DE MACONDO.............23

    2.1 Primera etapa: eventos religiosos como principio estructurador.......................23

    2.2 Segunda etapa: simbologa religiosa y popular en sntesis definidora..28

    2.3 Tercera etapa: eventos religiosos, propietarios de la realidad macondina34

    CONCLUSIONES....40

    BIBLIOGRAFA..42

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    INTRODUCCIN

    El cura alzando la hostia, los feligreses arrodillados, la viva creencia de establecer contacto

    con la oracin, los santos de tamao natural, parbolas bblicas que han devenido

    montonas y una vida sosegada que tenga como eje la religin son hechos que considero

    decadentes y altamente peligrosos de esquematizar la vida; cul es el mrito que se logra

    con una obra como Cien aos de soledad que rene todo estos elementos y muchos ms?

    Aparte de los eventos mticos, la temporalidad, correspondencias histricas (que no son,

    todas, materia del presente trabajo), la respuesta est en que los reinterpreta de una manera

    que los vuelve atrayentes, los condensa, a veces uno tras otro, los vulgariza, y les da un

    significado inesperado como eje novelesco.

    Los mltiples hechos de corte religioso presentados en la novela entera, por ende, ayudan a

    configurar espacios, a generar personajes de una u otra manera, a condicionar intenciones, a

    sopesar ambientes y, adems de todo, a eliminar esperanzas. Es este el tema que busco

    abarcar en el presente trabajo. La cantidad de eventos religiosos de un determinado tiempo

    de la novela depender estrictamente de la naturaleza misma de ese perodo; as, la primera

    y tercera etapa, por poseer en su estructura primitiva una relacin con lo proftico o

    religioso, se alzan como las etapas con mayor incidencia o participacin de eventos

    cristianos que regulan, y condicionan, la vida cotidiana.

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    La presente monografa consta de dos captulos y el enfoque del trabajo estar ligado al

    mbito teolgico pero, fundamental y prioritariamente, a la intencin de tratar la fuerte

    representacin del cristianismo en la novela. A la vez, el presente trabajo abordar temas de

    corte popular, orientados a su sentido antropolgico.

    El primer captulo busca, en su parte inicial, encontrarle los pasos perdidos a los orgenes

    de la familia Buenda. La posibilidad de adjudicarles un pasado que concebamos como

    imposible en una primera lectura (una subjetiva y que no ahondara en especificidades

    ocultas) ser el principal elemento de sorpresa que tendr esta parte del trabajo. Como una

    consecuencia cronolgica del origen del apellido se originar la segunda parte del primer

    captulo. El trmino que aqu se introducir estar establecido por la idea de una sociedad

    nueva, que proyecte ideas bsicamente (re)estructuradoras y que est contenida en los

    principales cnones europeos posteriores a la teora copernicana. Finalmente, la ltima

    parte de nuestro primer captulo consistir en definir, analizando cada una de ellas, las tres

    partes nacidas a partir de esa idealizacin europea sobre un nuevo mundo en Amrica.

    Los tiempos poseern caractersticas que se originan en la anterior, pero, a partir de ellas,

    definen sus propios lineamientos que hacen actuar de una manera definida a los personajes

    de la novela.

    El segundo captulo del presente trabajo toma el concepto general de la ltima idea del

    primer captulo. Valindonos de estas nociones, empezaremos a bosquejar y delimitar el

    tiempo novelesco en el que se mover cada etapa. Paso siguiente, comenzaremos el anlisis

    de los eventos religiosos ms importante de cada etapa, buscaremos y rastrearemos su

    importancia en la estructuracin de la historia y examinaremos sus consecuencias en el

    mismo periodo (o en el posterior). El anlisis ser parecido en la primera y tercera parte de

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    la novela, especficamente en la cantidad e importancia de cada uno de ellos en el perodo

    que se est tratando. Lo que sucede con la segunda parte del trabajo difiere de lo dicho

    lneas arriba. Debido a que se presenta como un tiempo distinto de los otros, por presentar

    pocos eventos religiosos, se optar por hacer un smil entre eventos populares, abundantes

    en esta seccin, y eventos religiosos, con el fin de establecer relaciones de importancia para

    el tiempo que se vive. Al final, podr comprobarse cul de los dos tendr menor relevancia

    en la cronologa de la novela.

    Para nuestro primer captulo resultaron imprescindibles tres trabajos: el de Sultana Wanhn

    (El Judo Errante en Cien aos de soledad), pues en l la autora habla precisamente del

    nacimiento incierto y no claro del apellido; el de Carlos Fuentes (La nueva novela

    hispanoamericana), ya que aporta informacin medular sobre nuestro segundo subcaptulo

    al analizar una serie de consecuencias luego de la aparicin de cierta teora innovadora de

    pensamiento en Europa; y el de Sergio Aguilar (Atajos de la verdad), al delimitar

    caractersticas de cada uno de los tiempos de la novela. Muchos textos funcionaron como

    complementos del primer captulo. Ayudando a los temas del primer sub captulo est la

    larga teora antisemita de Len Poliakov, as como los estudios dos historiadores: el chileno

    Benjamn Vicua Mackenna y el argentino Lewin Boleslao, ambos concernientes al tema

    de la Inquisicin en Latinoamrica; el segundo sub captulo contiene, por otro lado, los

    trabajos de Julio Ortega, Fernando Ainsa y Eva Luvavsk, ya que funcionan como

    excelentes ratificaciones de lo dicho por Fuentes. Finalmente, para el tercer sub captulo, lo

    realizado por Graciela Maturo, Juan Francisco Ferr, el texto de Ana Morilla, el trabajo de

    Reinaldo Arenas y el de Stefano Brugnolo, conjuntamente con Laura Luche resaltan y

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    cooperan pues coinciden todos ellos en el mismo anlisis de la obra, a la vez que aportan

    nueva informacin.

    Para el segundo captulo, resultar ineludible el extenso texto de Graciela Maturo, que hace

    un anlisis global de toda la obra en cuanto a sus elementos religiosos y populares. (Claves

    simblicas de Garca Mrquez); el de Mijal Bajtn, que analiza la inspiracin de Garca

    Mrquez en cuanto a sus eventos carnavalescos e hiperblicos: Rabelais (La cultura

    popular en la Edad Media y en el Renacimiento: el contexto de Franois Rabelais); y por

    ltimo los trabajos de Mircea Eliade, ambos muy amplios acerca de la visin contrapuesta

    del fundador catlico y el fundador popular. Tambin en el segundo captulo resultaron

    tiles, aunque no como textos primordiales, lo realizado por Cristo Figueroa, Mary Louise

    Pratt, Jorge Chvez y Anna Marie Taylor pues todos ellos contribuyen ya sea con una

    interpretacin multireligiosa acerca de las influencias de la novela, con un anlisis de la

    naturaleza latinoamericana o como corroboracin de lo dicho o planteado en este trabajo o

    por algn autor consultado.

    Antes de continuar, considero importante dejar claros ciertos trminos que se usarn a lo

    largo del trabajo. Estos son los correspondientes a los nombres de las etapas de la ciudad.

    Bastante cercana a lo que describimos en la primera etapa es la definicin que da Barthes:

    La Utopa es el campo del deseo [] es siempre ambivalente: arruina el tiempo presente,

    se sustenta sin cesar en lo que no marcha en el mundo y, al mismo tiempo, tambin inventa

    imgenes de bienestar; las inventa en su color, su precisin, su viso cambiante, su misma

    absurdidad (2008: 150), definicin que podemos matizar con esta otra, la del Mito: es una

    especie de ser vivo que reacciona a las excitaciones internas y externas, pero conservando

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    su equilibrio especfico en el curso de su evolucin (Eliade, citada por Estbanez 1996:

    682).

    Por otro lado, encontramos la definicin literaria de Epopeya, mitad de la historia: trmino

    de origen griego [] en el que se relatan acciones extraordinarias de hroes (legendarios o

    histricos) asociados con los orgenes y destino de sus respectivos pueblos (Estbanez

    1996: 350). Veremos, pues, que estos conceptos resumidos en esta seccin resultarn

    completamente indispensables en el tratamiento del presente tema.

    A la vez que es cierto que hay estudios sobre la mayora de temas del presente trabajo,

    ciertas partes poseen menos bibliografa que el resto debido, en primer lugar, a la casi

    inexistencia de esta (como en el caso del posible origen judo; situacin que se tuvo que

    compensar con trabajos sobre teora antijuda, muy provechosos, por cierto) o a la escasez

    de textos relacionados al tema (como el ejemplo de Carlos Fuentes, que establece

    cuestiones centrales pero que no tiene demasiada repercusin en otros autores solo Sergio

    Aguilar y, austeramente, Julio Ortega). No obstante esto, s se ha mantenido un ritmo alto

    en cuanto a informacin sobre cada una de las etapas, no solo en el hecho de rastrear los

    eventos religiosos, sino en el propsito de establecer lmites a fin de tener una estructura

    mejor organizada y que funcione conjuntamente.

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    CAPTULO 1

    PRIMEROS RASTROS DEL SIMBOLISMO RELIGIOSO EN LA FORMACIN DE LA FAMILIA Y DE LA CIUDAD

    1.1 Orgenes judos de los Buenda: relacin con la primera etapa de su historia

    Una duda que est latente en el texto y de la cual poco o nada se ha escrito es acerca del

    pasado de la familia Buenda. Unas pocas luces al inicio del segundo captulo indican de

    manera muy leve cmo se conocieron Jos Arcadio Buenda1 y rsula Iguarn, pero lo

    cierto es que no hay ningn nfasis en estas:

    Cuando el pirata Francis Drake asalt Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de rsula Iguarn [] se sent en un fogn encendido. No poda sentarse sino de medio lado, [y] [] su marido, un comerciante aragons [] liquid el negocio y llev a la familia a vivir [] en una ranchera de indios pacficos [] [All] viva de mucho tiempo atrs un criollo cultivador de tabaco, don Jos Arcadio Buenda [] Varios siglos ms tarde, el tataranieto del criollo se cas con la tataranieta []. (Garca Mrquez 2007: 29-30)2

    Qu podemos inferir acerca del pasado de la familia en este pasaje? A primera vista,

    ciertamente, muy poco de lo deseado. No obstante, este primer prrafo citado tiene, para

    Sultana Wahnn, mucha de las bases del anlisis sobre el origen judo que le atribuye a la

    familia. Ya con la afirmacin que hace la autora sobre los Buenda de que seran ms bien

    representantes de la otredad, portadores de una identidad cultural diferenciada []

    (Wahnn 1998: 54), quiere que caigamos en la cuenta de un origen distinto del difuminado

    que creemos como nico real. 1 En adelante, usaremos JAB, salvo en las citas textuales. 2 Todas las citas sern extradas de la edicin conmemorativa de Cien aos de soledad del ao 2007. Para mayor referencia, ver la seccin Bibliografa; ms especficamente, la pgina 44.

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    As pues, Wahnn considera que las claves para dilucidar ese pasado estn presentes en el

    segundo captulo. La escondida pero latente identidad de los Buenda contiene [] al

    menos dos rasgos que la asemejan a la estirpe de los judos procedentes de la expulsin de

    Espaa en 1492. En primer lugar, el miedo a las quemaduras y los tormentos. En segundo,

    el constante destierro: de Aragn a Amrica, primero; y luego, dentro ya de Amrica, de un

    sitio para otro [] (Wahnn 1998: 55). Resulta esencial, para el primer punto, recordar lo

    que representaba para los judos el fuego en los llamados autos de fe que eran practicados

    por la Inquisicin:

    Hay pues en la historia de la Inquisicin una seria intencin por ocultar una prctica tan generalizada como eran los llamados autos de fe. Es as que se atribuye la palabra relajar para pretender ocultar su verdadero significado: matar. Osar mantenerse fuera o paliar la situacin con tecnicismos como Yo relajo en vez de Yo condeno a muerte sera el disparate mximo debido que fueron sucesos totalmente reales los hechos de entregar a los reos a las llamas. (Vicua 1869: 121-122)3

    Adems de estos dos puntos, el tema del matrimonio y el de la concepcin de hijos es

    tambin parte del anlisis, pues genera tensiones conyugales y familiares. Sabida,

    definitivamente, de memoria la condena tcita que acarreara un hijo con una extremidad de

    puerco, la autora extiende esta imagen al nivel de smbolo de develacin. Si ocurriese, la

    identidad de la familia quedara descubierta y sera tempranamente condenada pues iba a

    mostrar el pasado judeoconverso de la familia. En el comentario de JAB est presente e

    ignorado el miedo de rsula y el de la familia, deseo que, al final, se cumple, porque pes

    ms que las recomendaciones familiares. Por ende, una cuestin ms que resaltante es el

    3 [] it would be the height of folly to deny that the Inquisition which knew that to relax was equivalent to kill [] which knew that the civil judges were compelled to deliver up to the flames those whom the inquisitors had condemned as heretics; in short, knew that it was a mere fiction of formula to say I relax, instead of I condemn to death (la parfrasis y traduccin, ms no las cursivas, son mas).

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    tema de la concepcin de hijos con cola en forma de tirabuzn y con una escobilla de

    pelos en la punta (Garca Mrquez 2007: 30). Dice Wanhn en un primer texto:

    El hijo con cola de cerdo representa [] todos los miedos que una familia de judos-conversos poda albergar [] No hay que olvidar que a los judos se los ha representado de muy diversas maneras en la tradicin antisemita: desde la imagen del judo con cuernos hasta la del judo con cola y barba de chivo [] pasando por la menos conocida de judo con orejas de cerdo [] De manera que no tiene nada de particular que a las dos imgenes, la de cola de chivo y las orejas de cerdo, se fundan en una sola: la de la cola de cerdo []. (1998: 57, las cursivas son mas)

    Y en un segundo que a continuacin cito, como consecuencia del anterior

    El hecho de que el rabo sea de cerdo el animal tab del judasmo y de que, por esta razn, Jos Arcadio Buenda se refiera a su hipottica descendencia con el trmino de cochinitos4, sugiere adems que el terror de rsula est tambin relacionado con la posibilidad de engendrar hijos que sean reconocidos como marranos, es decir, como judos conversos y que, por ello, se enfrenten al trgico final de ese antepasado al que el descubrimiento de su cola de cerdo su secreto- le lleg a costar la vida. (Wahnn 1994: 100)

    Efectivamente, la imagen que se tiene de los judos ha tenido mltiples interpretaciones a lo

    largo de la historia. Est asociado, en mltiples casos, con imgenes de cerdos o marranos,

    ya sea como su animal representativo o en la imagen de una cerda que los amamanta.

    Evidentemente, si su madre es este animal, las cras resultarn tambin marranos y, por

    supuesto, poseern la temida cola de cerdo. En la tradicin histrica, asimismo, a los

    marranos portugueses se les llamaba con ese epteto por ocultar su religin judo.

    La cola de cerdo, entonces, adquiere una nueva connotacin bastante reveladora que,

    adems, la autora enlaza con la imagen del Judo Errante, como manifestacin alternativa y

    ms completa de este ser con cola de tirabuzn. As, la imagen del Judo Errante expresa de

    manera ms libre al Minotauro en contraste con la del hijo con cola de cerdo, sin ninguna

    4 Jos Arcadio Buenda, con la ligereza de sus diecinueve aos, resolvi el problema con una sola frase: No me importa tener cochinitos, siempre que puedan hablar (Garca Mrquez 2007: 30).

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    diferencia en la procedencia de ambos enigmas, pues los dos conducen al origen judo de la

    familia (Wahnn 1994: 101). El Judo Errante es, en pocas palabras, ms explcito pero

    simboliza el mismo acontecimiento: El temido hijo con cola de cerdo, el miedo de la

    recin casada rsula, est estrechamente vinculado a la visin que la Iglesia tiene de los

    judos (Wahnn 1994: 101).

    Resulta complementaria, adems, la visin del padre Antonio Isabel no solo en Cien aos

    de soledad (donde aduce la concepcin de engendros a la aparicin de las bestia infernal),

    sino tambin en otro cuento de Garca Mrquez, ambientado tambin en Macondo. Nos

    referimos a Un da despus del sbado, en donde la muerte de pjaros es atribuida al

    Judo Errante.

    La viuda [Rebeca Buenda] sinti que se le crispaba la piel [] El Judo Errante. [] Impulsada por el terror [] atraves las dos cuadras que la separaban de la Iglesia, en donde el padre Antonio Isabel del Santsimo Sacramento del Altar, transfigurado deca: Os juro que lo vi [] Os juro que tena el rostro embetunado con la maldicin del Seor y que dejaba a su paso una huella de ceniza ardiente [] Entonces camin hacia m dijo [] Y yo levant la mano para recriminarlo en el nombre de Nuestro Seor, y le dije: Detente. Nunca ha sido el domingo buen da para sacrificar un cordero. (Garca Mrquez 1996: 206-207, las cursivas son mas)

    Sobre todo, la imagen histrica del judo con cuernos resulta bastante representativa en este

    punto. Tradicionalmente, sabemos que el Diablo est simbolizado con este elemento. Y

    tambin de Alemania parece provenir otro atributo prestado a los judos que tendra

    asimismo un xito singular: los cuernos (Poliakov 1986: 133). Es decir, en el sentido en

    que el Judo Errante es declarado una aberracin, se le condena por dos hechos: condensar

    y mostrar las caractersticas hasta ese momento moderadamente escondidas que

    representaban a los judos en Macondo; y, como consecuencia de esto, representar al

    Diablo mismo. Una rpida comparacin entre la teora de Len Poliakov y el texto materia

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    de este trabajo confirmarn lo postulado: se deca que el Diablo estaba representado por ser

    cornudo y peludo, que infestaba la tierra [] [y tena] garras y una cola [] llevaba una

    barba de macho cabro, su cuerpo estaba recubierto de pelo, exhalaba un fuerte olor

    (Poliakov 1986: 138). En la novela, asimismo, se describe al Judo Errante como un

    hbrido de macho cabro cruzado con hembra hereje, una bestia infernal cuyo aliento

    calcinaba el aire [] Tena el cuerpo cubierto de una pelambre spera, plagada de

    garrapatas menudas, y el pellejo petrificado por una costra de rmora (Garca Mrquez

    2007: 390). La advertencia del padre Antonio Isabel hacia la bestia, finalmente, tiene

    mucho que ver con la idea del da domingo como espacio sacralizado y no merecedor de la

    abominacin inquisitoria.

    El origen judo de la familia est dado, como hemos visto, por situaciones, escondidas por

    mera tcnica del autor, pero que son desentraables por sus poderosas asociaciones

    simblicas. Hasta este punto de la historia llegamos con la historia pre-fundacional de

    Macono. Veamos qu es lo que sucede luego.

    1.2 La Arcadia europea y el nuevo mundo en el territorio americano

    Hemos ya tratado el tema del origen judo de la familia Buenda; pero el anlisis quedara

    incompleto si su consecuencia cronolgica no es tambin objeto de examen. JAB y rsula

    logran, como sabemos, salir de la ranchera debido a las constantes apariciones de

    Prudencio Aguilar en el lecho nupcial, que mortificaban y no dejaban tranquila a la prima-

    esposa. En esta imagen, claramente, se hace presente la imagen del pecado original. La

    manzana prohibida fue la muerte de Prudencio Aguilar: el poco xito de las empresas

    emprendidas por la familia est dado por la culpa que arrastra el fundador y que lo hace, no

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    solo escapar de la ranchera, sino tambin deformar, posteriormente, todo lo que reciba de

    Melquades en instrumentos para el humano (la culpa hace que acte como tratando de

    purgar su pena) (Luvavsk 1990: 56).

    As, el viaje, aunque inoportuno, es forzoso porque garantizar, primero, el anhelado

    sosiego y, luego, la gnesis de un nuevo pueblo como, efectivamente, lo ejemplifica el

    texto, con un estilo bastante religioso-proftico:

    Fue as como emprendieron la travesa de la sierra. Varios amigos de Jos Arcadio Buenda [] cargaron con sus mujeres y sus hijos hacia la tierra que nadie les haba prometido [] No se trazaron un itinerario definido [] Fue un viaje absurdo. A los catorce meses, con el estmago estragado por la carne de mico y el caldo de culebras, rsula dio a luz un hijo con todas sus partes humanas [] Los nios [] fueron los primeros mortales que vieron la vertiente occidental de la sierra. Desde la cumbre nublada contemplaron la inmensa llanura acutica de la cinaga grande, explayada hasta el otro lado del mundo. Pero nunca encontraron el mar. Una noche, despus de varios meses de andar perdidos [] acamparon a la orilla de un ro pedregoso cuyas aguas parecan un torrente de vidrio helado [] Jos Arcadio Buenda so esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Pregunt qu ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca haba odo, que no tena significado alguno, pero que tuvo en el sueo una resonancia sobrenatural: Macondo. (Garca Mrquez 2007: 33-34, las cursivas son mas)

    El pasaje anterior es lo suficientemente descriptivo para introducir, con armona, el trmino

    de Arcadia. Tomamos como punto de referencia la aparicin de la teora heliocntrica de

    Coprnico. Debido a este personaje se sucedieron consecuencias en mltiples mbitos del

    pensamiento occidental y, entre ellos, estuvo el traslado del paradigma del nuevo mundo

    hacia Amrica, debido a que Europa necesitaba crear un espacio nuevo que confirmase la

    extensin del mundo conocido (Fuentes 1969: 60). Nos referimos, en este sentido, a que la

    mentalidad con respecto al continente recin descubierto (en 1492) tomaba una connotacin

    distinta. El estremecimiento originado por esta teora que pona al sol como centro del

    Universo pronto quedara sosegado al encontrar en Amrica el molde continuador.

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    Consecuencia y razn de esto es que los europeos preconceban una idea concreta de lo que

    era Amrica, incluso antes de pisar este suelo: [Se] ha sugerido que Amrica y los

    aborgenes americanos, antes de ser descubiertos, fueron inventados (Fuentes 1969: 60). Y

    este tema, en relacin con la novela, se amolda perfectamente

    Porque en el origen de la creacin de un pueblo-isla como Macondo hay un concepto que [] organiza y oficia como punto estructurador de la realidad [] El Macondo insular no perteneces, pues, a Occidente; no es parte del mundo europeo, sino un lugar aislado [] La fundacin de Macondo est unida, por lo tanto, a la idea del espacio innominado americano [] El fundador de Macondo era Jos Arcadio Buenda y quiso erigir en la nueva tierra una aldea feliz, arrancando a la eterna nata vegetal y el vasto universo de la cinaga verde, el espacio necesario para crear en l lo suyo, la Arcadia de su sueo. (Ainsa 1992: 82-84, el resaltado no es mo)

    Adems del hecho de que el fundador de la ciudad se llama Jos Arcadio Buenda y que

    funde la Arcadia, es decir, su plan intrnseco, el espacio necesario para crear en l lo

    suyo, la Arcadia de un sueo (Gulln 1970: 48). No parece coincidencia, pues, que l

    represente todas las renovadas posibilidades.

    Aparte del hecho de la re significacin del continente, los europeos, ciertamente, tenan un

    claro plan de lo realizable en Amrica; y esa puesta en marcha abarcaba, por supuesto, la

    implantacin de su sistema religioso, tambin en sentido de expresar su intencin de

    empezar esa nueva oportunidad de manera apropiada, es decir, catlicamente.

    Al respecto de este proyecto de implantacin religiosa, Germn Colmenares habla de

    Macondo como una idea proveniente de un mundo onrico y que presenta caractersticas

    profticas. Y, a la vez que hace hincapi en el carcter difuso de este primer tiempo,

    establece que la ciudad pudo hacerse un terreno pues tena la diferencia de ser una alegora

    del Edn (Colmenares 1967: 184). Objetivo que sera complicado y tedioso de lograr pues

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    la amalgama que se formara finalmente estaba dada por [l]os conquistadores, que

    llevaban como capitn al apstol Santiago, que guerre [] al lado de la Virgen Mara;

    [por] los reinos indgenas [], dueos de su propia cosmogona imaginativa y de un rico

    credo acerca del oficio implacable de los dioses; Y [] los esclavos africanos, [con] sus

    creencias, sus historias orales [] y, sobre todo, sus dioses tan maleables, capaces de

    fundirse en los altares con los santos catlicos (Aguilar 2011: 4-5).

    Este proceso de transmutacin de imgenes que corresponda, primero, al ideario europeo

    (derrumbado ya) y que, ahora, pasara a formar parte de la nocin americana, en efecto,

    lleg a suceder. Lo verdadero, al final de la historia, en cuanto a un tema estrictamente

    religioso, es que la imposicin de cierto dogmatismo que, por supuesto, acarreaba ese

    sentimiento de re-comienzo, logr hacerse un espacio en el territorio americano. La figura

    americana se convirti en una disputa de imgenes tanto paradisacas como religiosas,

    confrontacin que, justamente, configura las etapas de este largo proceso histrico, tema

    del siguiente sub captulo.

    1.3 Utopa, Epopeya y Mito: definiciones de las tres etapas de la ciudad5

    La Arcadia, como hemos apuntado, se vio reflejada en la posibilidad del nuevo continente;

    el molde que de ella se desprende, entonces, es el que encaja perfectamente en la historia de

    la novela. Una cita de Fuentes ayudar a anunciar lo tratado en esta parte del trabajo: La

    5 Este subcaptulo es la consecuencia inmediata del anterior. Antes de comenzar, hay que hacer una aclaracin: en esta parte de la monografa se describir cmo es, grosso modo, cada una de las etapas que conforman a la ciudad, dejando de lado el anlisis de los eventos religiosos o su importancia en cada una de ellas. El fin de realizar esta tarea equivale al de crear un nexo entre el primer y segundo captulo que haga del primero un suplemento con el cual abordar el segundo. El tratamiento de los eventos religiosos en la novela, adelantamos, tendr una amplia atencin en el segundo captulo del presente trabajo.

  • 18

    Utopa era pura proyeccin. La Epopeya, pura rememoracin. El Mito rene la nostalgia y

    el deseo en el presente permanente (1981: 95).

    El tiempo Utpico se consolida a partir de la fundacin. Sus principales caractersticas

    estarn dadas por las esperanzas formadas en la salida de la ranchera y en la travesa,

    previo proceso que parece ser tambin parte de este tiempo, pero que debemos distinguirlo

    por suceder fuera de la ciudad. La Utopa es un tiempo de ingenuidad, de reinante artificio

    y de poco progreso o intento de este. No es que resulte extremadamente corto, sino que la

    apariencia por estar al principio del libro nos hace considerarlo sin un pasado previo que, si

    bien no tiempo estrictamente Utpico por no suceder en Macondo, s parte esencial al

    momento de estructurarla.

    Efectivamente, el mundo idlico empieza solo dado el Gnesis, pues el primer ejercicio a

    llevarse a cabo es el de modificacin del mundo, objetivo que tendr dentro de sus

    facultades proveer de un sentido al nuevo entorno; si se le est proporcionando algo, es

    evidente que no lo tiene y que es, por tanto, un lugar sinsentido; y un mundo idealizado,

    justamente, necesita esa orientacin, ese Norte guiador para el pueblo (Gulln 1970: 47).

    Ya luego, la historia de la ciudad empieza a expandirse porque su mismo acontecer as lo

    requiere. Ya no tendr cabida esa sensacin de idealizacin incesante; habr, en perfecta

    anttesis, un sentimiento de necesidad de realidad primero simbolizado por los fallidos

    intentos de JAB6. Es l, efectivamente, el primero que impulsa un cambio, aunque torpe, en

    los tiempos de la novela, en parte porque se da cuenta del aislamiento de Macondo y

    tambin porque descubre la figura de Melquades, pues es el encargado ideal a extraer a la

    6 Y luego, simbolizado por el coronel Aureliano Buenda y Aureliano Segundo.

  • 19

    ciudad de su primigenia figura idealizada para proveerle de un conocimiento, a la vez,

    constructivo y destructivo (Ferr 2003: 70).

    La transicin entre Utopa y la nueva etapa es bien descrita por Stefano Brugnolo y Laura

    Luche:

    El pueblo es, en fin, la reproduccin del horizonte de posibilidad que se ofrece a los ojos de Coln y de los primeros conquistadores [] En efecto, en Cien aos de soledad el territorio a conquistar no es tanto el espacio natural cuanto el espacio-tiempo de la modernidad, de la civilizacin desarrollada. Este es el objetivo que obsesiona al patriarca [] Si al principio Macondo aparece como un paraso al mismo tiempo arcdico y utpico, bien pronto pierde sus caractersticas ednicas y el horizonte de posibilidades que representa al inicio se restringe gradualmente hasta eclipsarse. (2010: 137-138)

    Reinaldo Arenas, a la vez, hace una descripcin parecida

    [] la novela comienza con una visin paradisaca del mundo, donde los hombres [] [estn] dominados por las pasiones y las necesidades ms primitivas [] Pueden matar o lanzarse a aventuras inverosmiles, pero siempre han de estar dominados por la ingenuidad [] [Pero pronto] nos vamos alejando cada vez ms de esa hermosa y sencilla visin del mundo, para entrar en otra [] en la verdadera vida del hombre, con todas sus obsesiones, sus tormentos reales e imaginarios, sus combates sociales, sexuales y espirituales. (2011)

    Se vuelve, entonces, un personaje histrico como lo fueron Pizarro y Corts a su arribo a

    tierras americanas. As, surge la Epopeya que, en palabras de Carlos Fuentes, es el

    transcurso histrico en el que la fundacin utpica de Macondo es negada por la necesidad

    activa del tiempo lineal (1969: 61). El anlisis que de los tiempos de la novela hace Julio

    Ortega explica este cambio mental hacia una orientacin histrica como un evento natural y

    esperable y no como el irreversible paso luego del cambio de actitudes en el fundador. El

    evento principal que determina el cambio de tiempo es el inicio de las guerras del coronel

    Aureliano Buenda. La ciudad adquiere un carcter ms slido porque los personajes son

    testigos de cmo su mundo se ensancha, al revelrseles elementos desconocidos hasta

    entonces como la injusticia social o la problemtica poltica (Ortega 1968: 48-49).

  • 20

    La final claudicacin de Macondo hacia el tiempo histrico est dada por la llegada de

    Apolinar Moscote, corregidor nombrado por el gobierno, y de Nicanor Reyna, pues estos

    dos personajes lograrn doblegar la reticencia de los Buenda: el segundo, casando a

    Aureliano Buenda con Remedios Moscote, hija del corregidor, estableci una tcita alianza

    entre los Moscote y la familia fundadora (Chvez 1983: 104-105).

    Aunque Chvez hace en su anlisis la distincin de hasta cuatro tiempos en la ilacin de la

    historia, considero oportuno anexar dos de ellos, el segundo y el tercero, debido a que no

    varan para nada su carcter, del mismo modo que la presencia religiosa se mantiene en el

    mismo nivel, es decir, moderada. Diremos, sin embargo, que hay una imaginaria lnea

    divisora pero dentro del mismo tiempo. Esta transparente divisin es producto del tiempo

    de prosperidad y bonanza. Nos encontramos en las postrimeras de la guerra y Aureliano

    Segundo7, debido a su brutal precocidad con su pareja Petra Cotes en la cama, se pasa la

    vida de farra en farra. Como su principal caracterstica, el tiempo de esta etapa es

    abundante en todo sentido y pareciera que hay espacio y tiempo de sobra para el libre

    desenfreno.

    Sin embargo, el hecho que empezara a eclipsar este tiempo sera la llegada de la compaa

    bananera. El espectro que arrastra esta empresa est presente desde el inicio, como un

    prembulo de la destruccin final y un sntoma inequvoco de la decadencia con respecto a

    los valores tradicionales del Perodo Mtico (Chvez 1983: 114). Vemos aqu,

    nuevamente, una interseccin de eventos en el hecho de encontrarlos temprano en el relato,

    7 En adelante, se usar AS, salvo en las citas textuales.

  • 21

    antecediendo al desencadenamiento oficial del nuevo tiempo, tal y como suceda con las

    intentonas cientficas de JAB.

    Los gringos [] hicieron un pueblo aparte al otro lado de la lnea del tren [] El sector estaba cercado por una malta metlica, como un gigantesco gallinero electrificado[] Nadie saba an qu era lo que buscaban [] Dotados de recursos que en otra poca estuvieron reservados a la Divina Providencia modificaron el rgimen de lluvias, apresuraron el ciclo de las cosechas, y quitaron el ro de donde estuvo siempre [] convirtieron la calle de las cariosas matronas de Francia en un pueblo ms extenso [] Fue una invasin tan tumultuosa e intempestiva, que en los primeros tiempos fue imposible caminar por la calle []. (Garca Mrquez 2007: 261-262)

    Puede notarse que, en este fragmento, se introducen caractersticas que ponen de manifiesto

    el carcter omnipotente que adquirir la compaa. El olvido de las pautas orientadoras y el

    consiguiente contagio de las formas de vida que introducen los extranjeros [] atraern el

    castigo sobre Macondo [] Como consecuencia [] sobrevendr una lluvia que dura

    cuatro aos once meses y dos das. Magnificando un suceso meteorolgico real, las

    lluvias que ocasionan prdida y deterioro en la vida de los pueblos rurales colombianos,

    Garca Mrquez vuelve a acceder a la zona mtica (Maturo 1972: 149-150).

    Es as que hemos llegado al final de la novela y, con esto, a su ltimo tiempo signado por

    presentarse bblicamente apocalptico. Al final de la era histrica el tiempo se hace una

    espiral, recupera el mundo cclicamente. Entonces empieza a abrirse el tercer espacio del

    libro, el mtico, cuyo carcter simultneo y renovable no ser aclarado hasta la parrafada

    final (Fuentes 1969: 62). Luego, el tercer tiempo es el perodo Mtico y empieza con el

    gran diluvio que dura cuatro aos, once meses y dos das (Garca Mrquez 2007: 357).

    Con una rpida revisada a las caractersticas desmesuradas del tiempo, asociamos este

    tiempo con el primero. Hay un estrecho parecido entre la etapa Utopa y Mito debido a la

    intencin que se tiene en la ltima de vuelta al primer pasado. En un determinado momento

  • 22

    pudo pensarse que [] Macondo casi volvi a su estado mtico [] sin embargo, jams

    sera el de antes. La lluvia haba arrasado todo [] la decadencia material y moral era una

    realidad incuestionable [] [y] el desgaste progresivo e irremediable del eje significa

    precisamente el final de la Era (Chvez 1983: 119-120, 123).

    A la par que el ltimo tiempo por el que transita Macondo presenta su principal problema

    y se vuelve decadente porque se representa el [] olvido del objetivo (Chvez 1983: 117),

    muchas de las situaciones de la vida diaria empiezan a adquirir una fuerza bastante

    definidora en la ciudad. En el ejemplo que tombamos como representativo la compaa

    bananera se alza con un poder restringido y, en efecto, fue la que provoc el interminable

    diluvio. En consecuencia, la compaa se vuelve reguladora de la vida diaria, pues es el

    artfice de que el tiempo se est acabando y es ella misma la que quiere que este proceso

    contine. Nos creemos, incluso, que el suceso es perfectamente factible, pues se enmaraa

    con otros iguales de asombrosos y que, en el texto, no tienen mayor repercusin para los

    habitantes; han sido obviados a pesar de su mgica naturaleza. El tema del fracaso en la

    obra, con este hecho, queda como capa secundaria del evento religioso. Un elemento que

    contribuye a este hecho es la destreza con la que el narrador nos cuenta acerca del fatalismo

    y del fracaso (Chvez 1983: 117).

  • 23

    CAPTULO 2

    LA FILIACIN E IMPORTANCIA DEL SIMBOLISMO RELIGIOSO EN LAS TRES ETAPAS DE MACONDO

    2.1 Primera etapa: eventos religiosos como principio estructurador

    Para empezar, dejaremos delimitada desde y hasta dnde comprende, para el presente

    trabajo, esta primera etapa de la ciudad. Pondremos como inicio la llegada bblica de la

    familia Buenda, luego de su travesa por la sierra y, como final, el arribo a Macondo del

    corregidor Apolinar Moscote.

    rsula lo sac de su mundo quimrico para informarle que haba que pintar la fachada de azul y no de blanco como ellos queran. Le mostr la disposicin oficial escrita en un papel [a] Jos Arcadio Buenda [que], sin comprender lo que deca su esposa, descifr la firma. Quin es este tipo? pregunt El corregidor dijo rsula desconsolada-. Dicen que es una autoridad que mand el gobierno. Don Apolinar Moscote, el corregidor, haba llegado a Macondo sin hacer ruido. (Garca Mrquez 2007: 69)

    Definidas pues las lindes entre etapas, pasaremos al anlisis de los eventos religiosos que

    consideramos ms resaltables en esta primera parte y dentro de la misma conformacin de

    la ciudad. Concentrmonos, primero, en el fundador de la familia.

    JAB proyecta a lo largo de la primera etapa una doble figura, ya que articula imgenes del

    fundador como una especie de patriarca juvenil [] que era el hombre ms emprendedor

    que se vera jams en la aldea (Garca Mrquez 2007: 17-18) e imgenes tan fulminantes

    como la que se formulan en el trance que entra, perodo en el que se dice el espritu de

  • 24

    iniciativa social desapareci [] arrastrado por la fiebre de los imanes, los clculos

    astronmicos, los sueos de transmutacin y las ansias de conocer las maravillas del

    mundo (Garca Mrquez 2007: 17-18). En el sentido fundacional, el nexo entre l y su

    esposa ya anuncia una estructura religiosa que, como sabemos, al final solo prevalece en

    rsula. Ambos, escribe Eliade, conforman la duplicidad Cielo-Tierra, al principio del

    relato.

    Esta pareja primordial dio nacimiento a la familia innumerable de dioses, de los cclopes y de los otros seres mticos [] Las bodas del cielo y de la tierra son la primera hierogamia [] Hasta nosotros ha llegado un nmero considerable de creencias, de mitos y de rituales que se relacionan con la tierra, con sus divinidades, con la gran madre [] En muchas mitologas en las que el cielo desempea o desempe el papel de divinidad suprema, la tierra est representada como su compaera y, como vimos ya, en la vida religiosa primitiva se encuentra al cielo prcticamente en todas partes. (1972: 220-221, las cursivas son mas)

    Aparte de ello, el sentido con el que emprenden la fundacin de la ciudad parte de una

    caracterstica clave: para que se suceda tal evento debe existir, primordialmente, una

    concepcin de heterogeneidad del espacio pisado. Para el hombre religioso el espacio no

    es homogneo: presenta roturas, escisiones: hay porciones de espacio cualitativamente

    diferentes de las otras (Eliade 1985: 26, las cursivas no son mas). Pero esta caracterstica

    resulta esencial si el objetivo es construir un espacio renovado. Hay mucho por corregir,

    mucho por sacralizar de acuerdo al prototipo de terreno s santificado. Es una experiencia

    religiosa primaria, anterior a toda reflexin sobre el mundo (Eliade 1985: 26).

    Retomando la duplicidad de caracteres presentes en JAB, se puede afirmar que vuelve a

    tener esas idas y venidas entre los dos tiempos en el tercer captulo: asocia la imagen de

    Dios, su poder y el temor que debe infundir, con el nuevo respeto que ha asumido por los

    metales (Garca Mrquez 2007: 47), y luego, en el cuarto captulo, ante la llegada de la

    gente trada por rsula, se dispuso a abandonar por completo la atencin hacia el

  • 25

    laboratorio de alquimia y retorn a sus actividades como patriarca incansable (Garca

    Mrquez 2007: 50).

    Un hecho resaltante de esta dicotoma, que emana caractersticas religiosas, se presenta en

    el pasaje acerca del intento de JAB de lograr el daguerrotipo de Dios. Para l, la prueba

    final de que la ciencia ha triunfado se dar cuando tenga una viva y ntida imagen de su

    rostro plasmada en algo, cientficamente, tangible y concreto: Mediante un complicado

    proceso de exposiciones superpuestas tomadas en distintos lugares de la casa, estaba seguro

    de hacer tarde o temprano el daguerrotipo de Dios, si exista, o poner trmino de una vez

    por todas a la suposicin de su existencia (Garca Mrquez 2011: 67); por tanto, puede

    inferirse de este pasaje que tena plena conciencia del enfrentamiento ciencia-religin y

    que, probablemente, este hecho fue determinante en su futura eleccin de posicionarse en el

    terreno utpico, al considerar siempre a la ciencia como explicadora, incluso, de los eventos

    ms mgicos en la ciudad.

    En resumen, en la primera etapa se desarrollan eventos de carcter religioso, pero a la vez

    eventos de un tiempo proto epopyico. Esto se debe, primordialmente, a la tcnica que usa

    GM para describir estas etapas y mezclarlas en un torrente inacabable de retrospectivas y

    vueltas al presente. Ya que el objeto es enfocarnos en las caractersticas religiosas,

    desprenderemos de esta dualidad la figura de JAB como jefe religioso y familiar. Segn

    Graciela Maturo, este personaje evoca una triple imagen: primero, la de Adn; luego, la de

    Abraham; y, finalmente, la de Cristo-Jess:

    Es evidente la intencin, en Garca Mrquez, de presentar en Jos Arcadio Buenda un arquetipo humano [] el fundador de una ciudad de un espacio sagrado- y de una familia que lo prolongue en la sangre y en el espritu [] Ciertamente este hombre [] es Adn

  • 26

    [] y es adems uno de los tantos hroes fundacionales de pueblos y de civilizaciones [] Jos Arcadio es [] el iniciado en los Nuevos Tiempos, el que muere atado al rbol que pasa as a ser un equivalente simblico de la Cruz [] [l], en cuanto Cristo, funda tambin una familia cuya estirpe se prolonga a lo largo de un tiempo determinado []. (1972: 115-117)

    Es Adn en el sentido de ser el primer hombre. Abraham por ser el fundador de una familia,

    de una estirpe. Y en el sentido de esto ltimo, es Cristo porque esa familia, su duracin e

    implicancias se asemejan a la tradicin del cristianismo; adems, el fundador, muere atado

    a un smbolo de Cruz, el rbol, un elemento tan potente en trminos de representacin

    cosmolgica. Para Mircea Eliade, el rbol puede adquirir el concepto de habitacin de la

    divinidad (1972: 248), es decir un lugar central y concentrador de lo religioso del espacio

    que se habita. Es constante en la descripcin de los rboles que estos vayan seguidos tanto

    de conos herldicos como del Sol o la lluvia, es decir, fenmenos naturales. (Eliade 1972:

    248). Una revisin del texto, en efecto, nos hace concluir que esto se manifiesta de manera

    expresa:

    Amarrado al tronco del castao, encogido en un banquito de madera bajo el cobertizo de palmas, el enorme anciano descolorido por el sol y la lluvia hizo una vaga sonrisa de gratitud y se comi el pastel con los dedos masticando un salmo ininteligible [] l ni siquiera se movi del banquito. Sigui expuesto al sol y a la lluvia, como si las sogas fueran innecesarias, porque un dominio superior a cualquier atadura visible lo mantena amarrado al tronco del castao. (Garca Mrquez 2007: 100, 129).

    Acompaando la manifestacin patriarcal, resalta tambin lo religioso en el sueo que tiene

    JAB acerca del nacimiento de Macondo. Estrechamente relacionado con lo que acabamos

    de decir, el fundador y en notorio parecido con el sueo de Jacob, tuvo en su sueo la

    visin de una ciudad sonora y de apariencia celestial. Al querer saber el nombre, este lo

    cautiv tanto a pesar de que no lo haba escuchado jams: Macondo (Garca Mrquez 2007:

    34).

  • 27

    La peste del olvido, la cual hace una referencia bastante clara a la historia de la Torre de

    Babel, tambin resalta. Los macondinos empezaron a caer en un olvido absoluto y en la

    consecuente falta de entendimiento entre ellos, tal como en la fbula religiosa: No se le

    ocurri [a Aureliano] que fuera aquella la primera manifestacin del olvido [] Pero pocos

    das despus descubri que tena dificultades para recordar casi todas las cosas del

    laboratorio (Garca Mrquez 2007: 60). La incapacidad de poder reconocer por su nombre

    las cosas ms corrientes es, tambin, un smbolo de incomunicacin que, a su vez genera

    olvido en cuanto a temas pasados, es decir, a la prdida de la memoria y, como

    representacin de corte, del pasado utpico: [] una alegora para simbolizar, de nuevo

    con un ejemplo negativo, el potencial de las repercusiones cuando los medios colectivos de

    comunicacin no funcionan en relacin con el pasado (Taylor 1975: 104)8.

    Otro hecho que nos evoca connotacin religiosa es la llegada de Francisco el Hombre. Su

    presencia en la ciudad me parece importante porque tambin cumple la funcin de

    predicador. Por haber derrotado al diablo, en viva comparacin con Jess, hace que

    congregue personas que van con la nica intencin de or sus mensajes sobre el mundo. Es

    sintomtico, adems, que este personaje lleve en su nombre el sustantivo Hombre, en vivo

    smil con Cristo, del que se dice era Dios hecho hombre:

    Meses despus volvi Francisco el Hombre, un anciano trotamundos de casi doscientos aos que [] relataba con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario [] [l], as llamado porque derrot al diablo en un duelo de improvisacin de cantos [] desapareci de Macondo durante la peste del insomnio y una noche reapareci sin ningn anuncio en la tienda de Catarino. Todo el pueblo fue a escucharlo para saber qu haba pasado en el mundo [] Aureliano fue esa noche [y lo] encontr como un camalen monoltico, sentado en medio de un crculo de curiosas. (Garca Mrquez 2007: 64)

    8 [] an allegory to symbolize, again by negative example, the potential repercussions when collective means of communication do not function in relation to the past (la traduccin es ma).

  • 28

    A la luz de todos estos hechos, podemos afirmar de ellos que concentran en su naturaleza y

    formulacin una seria intencin de actuar como principios estructuradores de la ciudad.

    Como vemos, esto es lo que efectivamente logran al tener tamaa consistencia.

    2.2 Segunda etapa: simbologa religiosa y popular en sntesis definidora

    Llegamos a la segunda etapa de la novela. A este perodo lo llamamos Epopeya y se puede

    distinguir en dos partes esenciales. La primera es una transicin entre la Utopa y esta

    nueva; y la segunda parte abarca los eventos blicos-histricos del coronel Aureliano

    Buenda y los tiempos del imperio carnavalesco de AS.

    Don Apolinar Moscote marca el inicio de la transicin. Aparte, con la llegada de los

    extranjeros trados por rsula, Macondo empez a sufrir una serie de alteraciones en su

    estructura an un tanto primitiva. Quiero rescatar primero las imgenes que evocan

    personajes celestiales, que son la entrada al mundo histrico en el que la novela est a

    punto de entrar. La primera manifestacin es la naturaleza de Pietro Crespi, joven y rubio,

    el hombre ms hermoso y educado que se haba visto en Macondo [] Ese da el italiano

    almorz con ellos y les ense a bailar [a Rebeca y Amaranta]. La imagen del italiano nos

    hace pensar en un ngel y la opinin que se genera JAB de l como marica contribuye

    an ms a acrecentar su figura inmaculada, cndida, celestial, incorruptible. Sumado a esto,

    el hecho de que nunca consume su matrimonio ni con Rebeca ni con Amaranta es, tambin,

    significativo porque podra haber muerto casto.

    Por otro lado, sin embargo, se encontraba la perspectiva que tena rsula acerca del

    italiano, que ciertamente fue cambiando mientras lo iba conociendo. As, al principio tema

    que se quedara solo con Rebeca, pero progresivamente fue paliando ese miedo y, cuando

  • 29

    este se suicid (ciertamente un pecado, si se considera la tradicin catlica) lo vel en su

    casa, incluso con la desaprobacin del padre Nicanor Reyna9.

    La segunda presencia es la de Remedios Moscote. Al respecto de este personaje, Graciela

    Maturo hace un anlisis de ella al decir que aparece ante Aureliano como Beatriz ante

    Dante, siendo nia, es decir no tocada por la vigencia de los impulsos sexuales. En cierto

    modo se mantendr siempre as, ya que esta situacin define un estado interior de pureza y

    no una contingencia fsica (1972: 2007). Preludiar y tendr caractersticas mnimas de lo

    que ser su homnima Remedios, la bella.

    Agregadas a estas descripciones de personajes, podemos enumerar eventos especficos

    como el intento de Amaranta de matar a Rebeca (a manera de imitacin del mito Can-

    Abel); la levitacin del padre Nicanor Reyna a base de sortilegios de chocolate, aduciendo

    este milagro como prueba irrefutable de la existencia de Dios (una prueba, ciertamente,

    pobre); y la confrontacin religin-ciencia entre JAB y el padre mencionado.

    En la Epopeya propiamente como etapa de guerra los eventos religiosos escasean. El viraje

    hacia un Macondo histrico es correspondiente con esta situacin porque los valores

    iniciales se han trastocado y se acelera la desacralizacin del espacio inicial (Figueroa

    1998: 117). Con todo, podemos hacer un recuento de los pocos eventos de corte cristiano-

    religioso. Primero est el argumento de los conservadores, que decan recibir del mismo

    Dios su poder para perennizar el orden establecido10. Tambin, las primitivas descripciones

    9 rsula se le enfrent. De algn modo que ni usted ni yo podemos entender, ese hombre era un santo dijo. As que lo voy a enterrar, contra su voluntad, junto a la tumba de Melquades. (Garca Mrquez 2007: 132). 10 Los conservadores, en cambio, que haban recibido el poder de Dios [] eran los defensores de la fe de Cristo (Garca Mrquez 2007: 117).

  • 30

    que se hacen sobre Remedios, la bella11, extensin de su otrora homnima, y cuya figura se

    prolonga, asimismo, en el personaje de Santa Sofa de la Piedad, personaje del cual,

    Graciela Maturo describe como continuacin de la hija: [] su figura prolonga la imagen

    virginal de Remedios [] [y] es tambin una Madre iniciadora y una iniciada [] (1972:

    145). Arcadio, personaje totalmente embriagado de historia12, le rinde homenaje a Pietro

    Crespi a su muerte y esto se interpreta, me parece, como la parbola del hijo prdigo por

    parte de rsula. Finalmente, el intento de suicidio por parte del coronel Aureliano Buenda,

    hastiado de la guerra, tiene tambin su cierto corte milagroso, si bien estuvo premeditado

    por su mdico.

    Asistimos luego al tiempo de la Epopeya popular. En este lapso acontecen eventos

    populares que rayan entre lo hiperblico, lo grotesco, lo guloso y la celebracin

    generalizada. El personaje principal es, sin duda alguna, AS. Heredero solo del nombre de

    su to abuelo, alinear la ciudad de acuerdo a sus antojadizos planes para alargar la vida en

    una vorgine de descontrol de los impulsos.

    De acuerdo a una percepcin generalizada sobre este tipo de espacios, se dice que los

    personajes principales de este tiempo consideran al espacio homogneo. Debido a esto, no

    hay cambios que introducir en el terreno pues todo parece estar bien y en su sitio (anttesis

    total de la imagen fundadora de los patriarcas). Ninguna ruptura diferencia

    cualitativamente las diversas partes de su masa (Eliade 1985: 27). Las excentricidades del

    personaje, sin embargo, se vern siempre confrontadas (y en momentos superadas), en

    11 Amaranta descubri de pronto que aquella nia que haba criado [] era ya la criatura ms bella que se haba visto en Macondo (Garca Mrquez 2007: 191). 12 Arcadio [] se invent un uniforme con galones y charreteras de mariscal [] rsula [] crea haberlo criado como a un hijo, como crio a Rebeca [] Sin embargo, Arcadio era un nio solitario y asustado [] (Garca Mrquez 2007: 126, 133).

  • 31

    pasajes precisos, con eventos cristianos: [] una existencia profana de semejante ndole

    jams se encuentra en estado puro. Cualquiera que sea el grado de desacralizacin del

    Mundo al que haya llegado, el hombre que opta por una vida profana no logra abolir del

    todo el comportamiento religioso (Eliade 1985: 28).

    La naturaleza desbordada de lo carnavalesco se plasma en la cantidad de eventos de este

    ndole que tenemos en la novela. Incluso, ya en la niez de los gemelos, mientras la

    inclinacin de Jos Arcadio Segundo era la religin como sistema de suspicacias13, su

    hermano mostraba caractersticas tan dispares como la holgazanera y disipacin,

    despertadas sin ninguna duda por la aparicin de Petra Cotes. Una repeticin de este evento

    se da con el nacimiento del primer hijo de AS, que rsula quiere convertir en Papa.

    Por momentos pareciera que los hechos carnavalescos nos abrumaran y se anunciaran

    tempranamente como, haciendo retrospectiva, es la regresada de Jos Arcadio, el

    primognito: Llegaba un hombre descomunal. Sus espaldas cuadradas apenas si caban por

    las puertas. Tena una medallita de la Virgen de los Remedios colgada en el cuello de

    bisonte, los brazos y el pecho completamente bordados de tatuajes crpticos (Garca

    Mrquez 2007: 109, las cursivas son mas). La disputa ya est presente. Plasmada en el

    cuerpo opulento del hijo, se presenta la Virgen, que se mueve con el vaivn del cuello

    mitolgico del animal y que se mezcla con la maraa de tatuajes crpticos.

    Volviendo al tiempo, las imgenes se envuelven en un torrente inflamado y se suceden una

    tras otra: la pasin entre AS y Petra Cotes como pareja retozadora diurna y nocturna; la

    fortuna inmensa que se desprende de la fecundidad de sus animales, a la vez inspirados en

    13 Fogueado por la intrepidez de su preceptor, Jos Arcadio Segundo lleg en pocos meses a ser tan ducho en martingalas teolgicas para confundir al demonio [] (Garca Mrquez 2007: 216).

  • 32

    la pareja (alegora que se encuentra bastante practicada en la historia tradicional de muchos

    pases14); el derroche de dinero al empapelar la casa de billetes sobrantes; la profanacin

    del espacio sagrado del rbol en la imagen del coronel Aureliano Buenda muriendo y

    orinando parado. (Garca Mrquez 2007: 220-221, 223, 305).

    Y en medio del profundo arrebatamiento de la ciudad, de la inoperancia de sus lineamientos

    previos, del olvido progresivo de los dogmas del orden y el correcto comportamiento,

    sucede el banquete15, tema que debe ser tratado al margen, pues es el clmax en cuanto a

    magnitud desbordada. En cuanto a este tema, Bajtn describe, en la obra de Rabelais, su

    funcionalidad:

    [] las imgenes del banquete, es decir, del comer, beber, de la ingestin, estn directamente ligadas a las formas de la fiesta popular [] El comer y el beber son una de las manifestaciones ms importantes de la vida del cuerpo grotesco. Los rasgos particulares de este cuerpo son el ser abierto, estar inacabado y en interaccin con el mundo [] el cuerpo se evade de sus lmites: traga, engulle [] El encuentro del hombre con el mundo que se opera en la boca abierta que tritura, desgarra, y masca es uno de los temas ms antiguos y notables del pensamiento humano. El hombre degusta el mundo, siente el gusto del mundo, lo introduce en su cuerpo, lo hace una parte de s mismo. (Bajtn 1990: 250-253).

    La relacin que guarda la descripcin dada con la escena de duelo con La Elefanta es la de

    un Aureliano que busca en cada mordida la prueba de su brava y de su resistencia. Con

    cada terca masticada no solo se comunica con su oponente, tratndole de infundir temor,

    sino que satura su capacidad hasta ms no poder, ya que as se da su encuentro con el

    mundo: Pero Aureliano Segundo lo interpret como un nuevo desafo, y se atragant de

    pavo hasta su ms increble capacidad (Garca Mrquez 2007: 294). En realidad es, pues,

    14 Los grmenes necesitan [] ser [] acompaados en su proceso de crecimiento [] La fecundidad de la mujer influye en la fecundidad de los campos (Eliade 1972: 320). 15 El duelo se prolong hasta el amanecer del martes [] habiendo despachado una ternera con yuca, ame y pltanos asados [] Aureliano Segundo tena la seguridad de la victoria [] Durmieron cuatro horas. Al despertar, se bebi cada uno el jugo de cincuenta naranjas, ocho litros de caf y treinta huevos crudos (Garca Mrquez 2007: 292, 294).

  • 33

    un reto planteado por la formalidad de La Elefanta, su contendora, y viva representacin del

    formalismo desechable.

    Con todo, pienso que la emergencia de la imagen de Remedios, la bella, al mismo tiempo

    que reordena la jerarqua familiar, hace contrapeso religioso. La belleza con la que se le

    describe reinterpreta y magnifica (o degrada) la imagen de su homnima y antepasada

    Remedios Moscote, ambas calcos de la Virgen Mara. El enfrentamiento que tambin

    supone esta aparicin se complejiza en el suceso del carnaval. A la vez que se consagra la

    imagen de Remedios, ahora s, plenamente como una divinidad (se le realiza una especie de

    carnaval-procesin), esta manera de hacerlo est inscrita dentro de los parmetros que haba

    establecido su hermano. Es decir, la figura de la Virgen (o de Remedios, la bella) queda

    abarcada por la extensin abrumante de la imagen del Bufn (AS).

    El gemelo, en el pasaje que cito a continuacin, le miente a rsula pues llev al padre

    Antonio Isabel a la casa para que [la] convenciera de que el carnaval no era una fiesta

    pagana [] sino una tradicin catlica (Garca Mrquez 2007: 229); es decir, AS hace lo

    imposible para lograr su cometido de disfrazarse de tigre (Garca Mrquez 2007: 229) e

    imbuir a todos y a todo dentro de su carnaval y, con esto, doblegar finalmente las

    resistencias religiosas. Aunque, al final, prevalecer la imagen de la hermana por el hecho

    de su apoteosis en un perodo a-religioso16. Ren Jara dice: El Macondo que le toc vivir a

    Remedios, la Bella, es un mundo de odios y formalismos, de explotacin y guerra. Un

    mundo incapaz de comprender la verdad y la pureza de los gestos naturales [] (1972:

    34).

    16 Este hecho proyecta unas ganas de re-sacralizar el perodo, objetivo inserto a su vez en el propsito de rsula de convertir al primognito de AS en Papa.

  • 34

    Finalmente, dos imgenes me parecen sustanciales de resaltar por lo que simbolizan, pues

    veo una sntesis vertientes, popular y religiosa. Primero, la imagen de Remedios pintando

    las paredes con una varita embadurnada de su propia caca (Garca Mrquez 2007: 228);

    y, segundo, la aparicin misteriosa del San Jos de yeso, del que nadie conoce su origen. La

    primera escena combina elementos grotescos con el elemento celestial que emana

    Remedios. Una parecida combinacin se agudiza en el siguiente ejemplo: rsula adorando,

    en realidad, casi doscientos kilogramos de oro (Garca Mrquez 2007: 223). La

    perversin con la que estos dos acontecimientos se funden tienen la intencin de dejar en

    ridculo una imagen tan cristiana como la de rsula que, al descubrir la tarda

    comprobacin de su involuntario paganismo [se desconsol gravemente] (Garca Mrquez

    2007: 223).

    2.3 Tercera etapa: eventos religiosos, propietarios de la realidad macondina

    La estructura de la tercera etapa presenta eventos religiosos fundamentales. El primero es,

    sin duda alguna, el podero que adquiere la compaa bananera y, como consecuencia, el

    diluvio de ms de cuatro aos; luego, la aparicin de las hormigas coloradas que estaban

    socavando los cimientos de la casa (Garca Mrquez 2007: 380); y, finalmente, el huracn

    que arras con la ciudad. Es importante sealar, a la vez, que hay sucesos en esta parte de la

    historia que no son concernientes, estrictamente, al mbito religioso, pero que ayudan de

    manera interna a entender por qu la ciudad se degrada de la manera en que lo hace.

    Empezaremos por estos.

  • 35

    Lo conforman, en total, cuatro elementales: la llegada de la compaa bananera, casi de un

    momento a otro17; luego, la de Fernanda del Carpio, que poco a poco abarcar espacios

    cada vez mayores, en el sentido en que encierra a la familia ayudndose, en ese sentido, del

    tercer evento: la concatenacin de lutos, primero por la muerte del coronel Aureliano

    Buenda y luego por el deceso de Amaranta.

    Entrando paulatinamente en los eventos que llevarn al final a Macondo encontramos,

    antes, dos muy significativos: el fin de la relacin entre Meme y Mauricio Babilonia debido

    a una Fernanda del Carpio irritada por esta situacin se asemeja mucho al intento de la

    familia de rsula de evitar el matrimonio con JAB, all por los tiempos de la ranchera;

    aunque, en esta ocasin, Fernanda s pudo concretizar sus intenciones, incluso matando al

    prometido de su hija. Al respecto de Mauricio Babilonia: La muerte de JAB alude al

    sacrificio de Jess a travs de la imagen de una llovizna de flores amarillas, smbolo de

    salvacin que cae sobre el pueblo. (Recordemos que las flores amarillas acompaan

    tambin a Melquades, as como las mariposas amarillas a Mauricio Babilonia, con un

    sentido equivalente de santidad y salvacin, como corresponde herldicamente a ese color

    (Maturo 1972: 119, las cursivas no son mas). Sumado a esto, tambin est la intencin que

    tiene Fernanda de encerrar a Meme con el fin de esconderla de la vergenza. Se aplica, de

    esta manera, un recurso de vuelta al pasado18 (especficamente, de vuelta al tiempo

    Utpico, muy recurrente en esta parte de la novela).

    17 [] los suspicaces habitantes de Macondo apenas empezaban a preguntarse qu cuernos era lo que estaba pasando, cuando ya el pueblo se haba transformado en un campamento de casa de madera y techos de zinc (Garca Mrquez 2007: 260). 18 Con esto se explica, adems, que su madre se refiera a Meme, en esos das, llamndola Renata, nombre que ella le puso al nacer y que simbolizara, tambin, esa vuelta al comienzo primigenio.

  • 36

    El siguiente hecho tiene una orientacin parecida con el anterior, es decir, con el sentido de

    posibilidad de vuelta al pasado. Me refiero a la llegada del hijo de Meme, del que Fernanda

    esconde su origen diciendo que lo haba encontrado flotando en una canastilla (Garca

    Mrquez 2007: 333), en peculiar comparacin con el encuentro de Moiss en la Biblia.

    Diremos que lo encontramos flotando en la canastilla sonri. No se lo creer nadie dijo la monja. Si se lo creyeron a las Sagradas Escrituras replic Fernanda, no veo por qu no han de crermelo a m. La monja almorz [] y [] no volvi a mencionar al nio, pero Fernanda [] y lament que se hubiera desechado la costumbre medieval de ahorcar al mensajero de malas noticias. (Garca Mrquez 2007: 340)

    Religiosa y dogmtica como lo era, Fernanda en este suceso, sin embargo, demuestra ms

    bien un odio por la autoridad religiosa en tanto es la responsable de su nueva desgracia.

    Como resumen de ambos hechos, podemos decir que se anan en la idea acerca de la

    ilusin de retorno hasta el tiempo utpico y cmo esta, en realidad, careca de las bases para

    lograrlo.

    Todo empieza, dijimos, con el eclipse de la compaa bananera en Macondo, por su

    significado por s solo y por lo que implica en la ciudad. Pero esta idea de desaparicin

    es, en realidad, muy relativa porque lo cierto es que la empresa adquiri un nuevo poder

    an ms dominador que el que tena antes. Tras la masacre, la compaa bananera, en tanto

    ahora ser divino y poderoso, borra de la mente los recuerdos de ese genocidio: La mujer lo

    midi con una mirada de lstima. Aqu no ha habido muertos, dijo. Desde los tiempos

    de tu to, el coronel, no ha pasado nada en Macondo (Garca Mrquez 2007: 350); en

    tanto que al mismo tiempo crea un fenmeno natural de un momento a otro: el diluvio. La

    compaa es la que lo regula y lo usa como un modo de salir del aprieto en el que se

  • 37

    encontraban. La figura de un Dios ordenador y justiciero se degrada hasta el punto de

    convertirlo partcipe del desorden natural, con el nico fin de beneficiarse a s mismo.

    Consecuencia de la lluvia interminable, en claro paralelismo con el diluvio bblico, es el

    proceso de degradacin en el que caen los Buenda dentro de la casa. Primero sucede con

    AS, que pierde su riqueza debido al fenmeno natural y el envejecimiento crnico de

    rsula, la crisis de pareja entre AS y Fernanda del Carpio, y, en general, la soledad de cada

    uno de los personajes. No obstante, finalmente escampa y Macondo est en ruinas. Esta

    frase es ambigua porque la realidad de una ciudad en ruinas no tiene solo un sentido

    negativo, sino tambin una connotacin antagnica, en el sentido en que la situacin de la

    naturaleza nos deja la posibilidad de re-comenzar a escribir la historia de la ciudad,

    teniendo en cuenta todas las trabas que experimentaron. Pero la muerte de rsula nos

    remueve prontamente de esa ambigedad, ayudada tambin con las seales que ya enviaba

    la naturaleza.

    Al respecto de este apoderamiento del espacio, citamos un estudio sobre Humboldt y la

    reinvencin de Amrica, con el fin de ejemplificar la magnitud que toma la naturaleza

    cuando se vuelve totalizadora, justamente, en Latinoamrica:

    Alexander von Humboldt reinvent Amrica del Sur primero y mayoritariamente en la naturaleza. No es una que se sienta a esperar ser descubierta y poseda, sino una en movimiento, repotenciada por fuerzas vitales, muchas de las cuales son invisibles al ojo humano; una naturaleza que empequeece humanos, comanda su existencia, excita sus pasiones, desafa sus poderes en percepcin [] Tan posedo y empequeecido estaba el humano en la percepcin csmica de Humboldt que la narrativa ces de ser un medio viable de representacin para l. (Pratt 1992: 120)19

    19 Alexander von Humboldt reinvented South America first and foremost as nature. Not a nature that sits waiting to be known and possessed, but a nature in motion, powered by life forces many of which are invisible to the human eye; a nature that dwarfs humans, commands their being, arouses their passions, defies

  • 38

    Ya en el hecho de la llegada de Aureliano Babilonia a la casa se anunciaba esto: rsula

    haba de morir sin conocer su origen (Garca Mrquez 2007: 333). Jorge Chvez hace este

    mismo anlisis y comprueba que la lluvia que cae sobre Macondo debi de establecer las

    bases para una reescritura del destino, de manera que su accionar saneara la Tierra de la

    perversidad del hombre; no obstante, esto no sucedi por un tema ya establecido del destino

    (1972: 119). Su deceso, entonces, disuelve las posibilidades de esta generacin en un

    segundo, pues era ella, en realidad, la nica consciente de las fallas en el pasado Buenda.

    Se consolida y agudiza la situacin ante la muerte de los gemelos y de Fernanda. Emerge,

    pues, una imagen hasta ese momento sagrada porque la percibamos lejos y ausente: Jos

    Arcadio, el seminarista. Sus caractersticas hacen que se vuelva un personaje mtico, en el

    sentido que es un hroe decadente. Como sabemos, entra en una debacle absoluta (en la

    que, en realidad, siempre estuvo, abandonado a su suerte en Europa). En efecto, el hijo de

    Fernanda, mujer de caractersticas sumamente dogmticas, result ser el perfecto anti-Papa,

    y, como para ultimar esto, es pederasta y, an ms grave, despilfarrador como su padre

    AS20. Al reformular la idea hasta ese momento santa del Buenda descubrimos y

    confirmamos que es cierto: no quedan en Macondo hombres capaces de realizar un re-

    comienzo en las estructuras de la ciudad, sino que por el contrario se regocijan en la poca

    opulencia poseda y la prostituyen hasta el extremo.

    their powers in perception [] So engulfed and miniaturized was the human in Humboldts cosmic conception that narrative ceased to be viable mode of representation for him (la traduccin es ma) 20 El hallazgo del tesoro fue como una deflagracin [] Jos Arcadio convirti la casa en un paraso decadente [] Una noche, l y los cuatro nios mayores hicieron una fiesta que se prolong hasta el amanecer. A las seis de la maana salieron desnudos de dormitorio, vaciaron la alberca y la llenaron de champaa (Garca Mrquez 2007: 421).

  • 39

    Hemos llegado a los ltimos personajes de la novela: el tro Gastn-Amaranta rsula-

    Aureliano podemos percibir un serio intento de empezar de nuevo, y ms an cuando

    Gastn acepta, de lejos y sin refutar, la relacin entre ta y sobrino (sin saberlo, claro). Pero

    en esta oportunidad no son las putrefacciones del espritu de alguno de los personajes lo

    que hace imposible esta tarea, sino que la figura de la naturaleza vuelve a emerger,

    poderossima, an ms que antes, para poner orden en los sucesos a travs de las dos pestes

    finales21: la de las hormigas coloradas, animales que son los encargados de demoler,

    progresivamente, los cimientos de la casa y de dejarla arruinada22; y el postrimero

    torbellino que arras con la ciudad, tal y como se explica en la siguiente cita:

    El pueblo, tras el declive econmico [] deviene un pueblo muerto [] Los fenmenos naturales destructivos son expresin de acciones histricas destructivas, efecto y metfora de la violencia de un desarrollo acelerado e innatural. Con el diluvio, que en el texto se atribuye significativamente al poder divino del patrn de la compaa bananera, Macondo recorre al revs el camino emprendido con la fundacin del pueblo [] La naturaleza, para evidenciar la salida de la estirpe del espacio de la cultura y de la historia, toma la delantera e invade la casa de los Buenda, sincdoque de todo Macondo. (Brugnolo y Luche 2010: 141-142, las cursivas son mas)

    As se cierra el crculo de repeticiones, siempre la ltima ms degradada que la anterior. La

    posibilidad en s de volver al pasado fue siempre una constante prdida del sentido comn e

    histrico, pero tambin la consecuencia del imparable alejamiento de los habitantes de la

    familia. El sentido religioso armonioso es, solamente, caracterstico del primer tiempo, pues

    luego se vuelve catico y absolutamente desmesurada; su repeticin, por lo tanto, es

    justamente eso, una fracasada y risible intentona.

    21 Y, en realidad, a travs de una ms: la aparicin del hijo con cola de cerdo. 22 Y que, simblicamente, son las que arrastran al ltimo Buenda como un pellejo hinchado y reseco (Garca Mrquez 2007: 468).

  • 40

    CONCLUSIONES

    Conclusin general:

    1) La importancia de los eventos religiosos es delimitadora y fundamental en el texto

    de Garca Mrquez ya que ayuda a concebir situaciones, personajes y costumbres de

    acuerdo a los paradigmas del catolicismo.

    Conclusiones especficas

    1) El pasado de los Buenda, sus tradiciones, los sucesos de su familia son, muchas

    veces, representantes de su pasado; ese pretrito que buscan eliminar debido a su

    origen judo condiciona relaciones o les imprime maldiciones que los sepultan en el

    olvido de los habitantes.

    2) Macondo es, tambin, el reflejo de los pensamientos idealizados de los europeos

    post-teora copernicana y post-derrumbe de mundo. Su naturaleza, el ro, el paisaje,

    el hiperbolismo de sus costumbres y de algunos de sus personajes imitan y

    sobrepasan las ideas hechas por los europeos al no tener a la ms a la Tierra como

    centro del universo.

    3) Los tiempos de la novela son tres: Utopa, Epopeya y Mito, en ese orden y estn

    uno a uno relacionados con el anterior. Pero a la vez, se necesitan entre s pues

    toman elementos de cada uno de ellos, antes de destruirlo, y a veces hasta es

    necesario volver tras los pasos del anterior con el fin de encontrar algn evento que

    se haya colado en el predecesor.

  • 41

    4) La primera etapa de la ciudad, definitivamente, necesita de los eventos religiosos

    para tener una estructura bien delimitada que oriente todo el sentido de la novela.

    Caracteriza a su poblacin la firme creencia a la perennizacin del espacio onrico,

    es decir, la ingenuidad ante una (remota) posibilidad de cambio de paradigma.

    5) El enfrentamiento simbolismo popular-simbolismo religioso lo gana, me parece, los

    hechos religiosos. A pesar de la numerosidad de eventos carnavalescos, los hechos

    religiosos logran ponerse al frente por contener eventos tan poderosos como el de

    Remedios, la bella.

    6) Finalmente, el factor importante de la ltima parte es el poder que adquieren los

    eventos religiosos; o, mejor dicho, que recuperan y que aplican con mucha furia y

    arrebato en la ciudad. La naturaleza s es el elemento dominante porque condiciona

    a la poblacin.

    7) La posibilidad de un retorno nunca estuvo dada concretamente en el ltimo tiempo.

    Si bien hay intentos que pronto se destruyen, estos, antes de ser derrumbados, nunca

    encaminaron a la ciudad por ese retorno pensado, pues sucumbieron a las pasiones

    del amor, por encima del sentido comn, algo inexistente en los tiempos previos.

  • 42

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