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Página1 1. La Historia de la ciudad. Madinat al-Zahra tuvo una vida relativamente breve, de apenas setenta y cinco años. El comienzo de las obras, encomendadas al arquitecto Muslama ben Abd Allah, puede situarse, según distintos autores árabes, en el año 936 ó 940 de la era cristiana, continuando durante los veinticinco años siguientes, coincidiendo con el final del reinado de Abd al-Rahman III (912-961). Éste encargó desde el principio el control de la construcción de la ciudad palatina a su hijo y sucesor, al-Hakam II (961-976), que realizó importantes reformas para engrandecerla. Pero su muerte significó el fin de su esplendor y el inicio de su decadencia, que se acentuó cuando el primer ministro y “dictador” Almanzor, usurpando las funciones califales, fundó en el año 983 Madinat al-Zahira, que se convirtió en la sede del poder político quedando relegada Madinat al-Zahra al papel de residencia del califa Hisham II (976-1013). La historia del complejo va unida a la del convulso final del Estado califal en la Península Ibérica con capital en nuestra ciudad. Entre los años 1010 y 1013, Madinat al- Zahra fue saqueada y destruida, aunque los principales materiales de construcción (plomo de las tuberías, planchas de cobre de las puertas, capiteles, fustes y basas, maderas, bronces, etc.) fueron saqueados para su posterior utilización en otros edificios por almorávides (1090-1148) y almohades (1148-1236). 2. Estructura. Situada a 8 Km. al oeste de Córdoba, en la ladera de la sierra, Madinat al-Zahra fue concebida, más que como residencia palaciega del califa, como la capital del Estado islámico centralizado desde el que se dirigía la vida política y administrativa del califato. Su construcción llevó aparejada, como correspondía a su importancia, la creación de una serie de estructuras (vías de acceso, Madinat al-Zahra. Vista aérea del conjunto.

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1. La Historia de la ciudad.

Madinat al-Zahra tuvo una vida relativamente breve, de apenas setenta y cinco

años. El comienzo de las obras, encomendadas al arquitecto Muslama ben Abd Allah,

puede situarse, según distintos autores árabes, en el año 936 ó 940 de la era cristiana,

continuando durante los veinticinco años siguientes, coincidiendo con el final del

reinado de Abd al-Rahman III (912-961).

Éste encargó desde el principio el control de la construcción de la ciudad

palatina a su hijo y sucesor, al-Hakam II (961-976), que realizó importantes reformas

para engrandecerla. Pero su muerte significó el fin de su esplendor y el inicio de su

decadencia, que se acentuó cuando el primer ministro y “dictador” Almanzor,

usurpando las funciones califales, fundó en el año 983 Madinat al-Zahira, que se

convirtió en la sede del poder político quedando relegada Madinat al-Zahra al papel de

residencia del califa Hisham II (976-1013).

La historia del complejo va unida a la del convulso final del Estado califal en la

Península Ibérica con capital en nuestra ciudad. Entre los años 1010 y 1013, Madinat al-

Zahra fue saqueada y destruida, aunque los principales materiales de construcción

(plomo de las tuberías, planchas de cobre de las puertas, capiteles, fustes y basas,

maderas, bronces, etc.) fueron saqueados para su posterior utilización en otros edificios

por almorávides (1090-1148) y almohades (1148-1236).

2. Estructura.

Situada a 8 Km. al

oeste de Córdoba, en la

ladera de la sierra, Madinat

al-Zahra fue concebida,

más que como residencia

palaciega del califa, como

la capital del Estado

islámico centralizado

desde el que se dirigía la

vida política y

administrativa del califato.

Su construcción llevó

aparejada, como

correspondía a su

importancia, la creación de

una serie de estructuras

(vías de acceso,

Madinat al-Zahra.

Vista aérea del conjunto.

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canalizaciones para

abastecimiento de

agua, canteras que

proporcionaban los

materiales de

construcción) que

hicieron de ella una

ciudad independiente

con entidad propia.

Madinat al

Zahra adopta una

forma rectangular de

dimensiones notables

(1518 m. de lado en

sentido Este-Oeste;

745 m de norte a sur;

112 ha. de superficie

intramuros). Las

distintas edificaciones

del complejo se

disponen en terrazas

superpuestas,

adaptándose al relieve

del lugar de

emplazamiento. Las dos primeras terrazas corresponden al palacio, que están elevadas

con respecto a la terraza inferior donde se sitúa el caserío urbano y la mezquita aljama.

Actualmente se ha excavado sólo un 10 % del total de la superficie intramuros

de la ciudad, correspondiendo al núcleo central del alcázar, donde se pueden distinguir,

desde un punto de vista organizativo y funcional, dos sectores que muestran la

separación existente entre espacios residenciales y de gobierno: uno público u oficial, al

este, al que corresponden los grandes salones de recepción, y, al oeste otro privado o

residencial, ocupado por espacios de trabajo y viviendas de personajes vinculados a la

corte. La citada distinción en dos sectores, público y privado, del alcázar nos servirá de

guía en el comentario de los principales aspectos artísticos que nos ha legado Madinat

al-Zahra dado el estado actual de las excavaciones.

3. La puerta norte.

Comenzando por el sector este, lo primero que nos encontramos, al norte, es la

puerta de acceso al alcázar. La puerta norte era el lugar de abastecimiento del alcázar

tanto de materiales para la construcción del palacio como de materias primas para su

población. A dicha puerta se llega por el Camino de los Nogales, cuyo punto final está

flanqueado por una torre que cuenta con letrina y escalera de acceso al camino de ronda

de la muralla.

Actualmente, quedan pocos restos originales de la puerta norte, debido al

expolio de material de los paramentos, quedando la caja de cimentación de sus muros

perimetrales, que fueron elevados en su altura, quedando a nivel del suelo otros restos

cuya función es difícil de establecer.

Los dos sectores de la ciudad: el público y el privado.

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Por su

disposición, se trataría

de una puerta de acceso

en recodo, seguida de

una estancia con puertas

afrontadas, donde se

situaría un pequeño

cuerpo de guardia que

controlaba el paso

desde el interior y

garantizaba una mayor

seguridad en el acceso

al alcázar en caso de

peligro.

Desde la puerta

norte se inicia, hacia la

izquierda, una rampa

descendente de forma

quebrada, que conecta

con cuatro puertas –

identificadas por sus

quicialeras y mochetes–

y que nos lleva, a su vez, a la siguiente estructura destacable del sector público del

alcázar: el edificio basilical superior.

4. La casa del Ejército (Edificio basilical superior).

Este edificio sería el lugar de espera de las personas que iban a ser recibidas por

el califa, en el cual estarían ubicadas, según algunos escritos de la época, las oficinas de

dos importantes personajes: Ziyah ibn Affah, caballerizo mayor, y el general Galib. Por

ello, la identificación más probable de este salón es la “Casa del ejército” (Dar al-

Yund), construida hacia los años 955-960.

De planta basilical, cuenta con cinco naves longitudinales tres centrales que

constituyen el núcleo y dos más exteriores que las flanquean orientadas Norte-Sur y una

transversal que ocupa todo el ancho de las anteriores, rematando cada extremo por una

saleta. La nave axial cuenta con un triple arco de herradura y el resto con uno doble,

arcos que constituyen las fachadas de acceso desde la nave transversal. La arquería se

sustenta sobre capiteles de piedra caliza donde alternan los de talla simple, con fustes de

mármol rojizo (procedente de Cabra) con los de avispero o trépano, de talla profunda,

con fustes de color gris azulado (mármol procedente de la sierra de Córdoba).

En cuanto a su decoración, destaca la ausencia de placas de piedra, el

revestimiento de los paramentos con mortero de cal y arena pintado de almagra y

blanco, colores utilizados además en las dovelas de los arcos, y la pretensión de simular

la utilización de ladrillo mediante un enlucido en rojo aplicado sobre las dovelas de

piedra.

A los pies del edificio se sitúa una amplia plaza, de la que no se preserva el

pavimento original, pero sí unos restos de sillares en el centro del lado norte en el lugar

donde se situaría un abrevadero para los caballos.

En el costado occidental de la plaza se sitúa el acceso a las caballerizas,

dispuestas en el espacio de forma alargada comprendido entre los sectores oficial y

Casa del Ejército o Edificio Basilical Superior.

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privado del palacio, dividido longitudinalmente en dos espacios por una galería de

pilares, situándose los caballos en el lado oriental, con espacio máximo para veinticinco

animales.

5. Gran Pórtico Oriental.

Más allá del salón basilical y las estructuras próximas, hacia el Este parte una

calle en rampa quebrada de dos tramos separados por puertas, con poyetes a ambos

lados, puertas de las que se conservan jambas y quicialeras.

En un principio, fue construido el pórtico como una batería de quince arcos –

catorce escarzanos y el central de herradura– erigidos sobre pilares y alineados en

dirección norte-sur a partir del amurallado norte, que ocupó el frente oriental de la

citada terraza. La arquería fue decorada con sencillez: un enlucido blanco y la presencia

alternada de

dovelas de

ladrillo y

piedra.

Delante de

ella hay un

amplio

espacio, que

sería utilizado

como “Plaza

de armas” en

la que se

efectuarían

paradas

militares

presididas por

el califa, con

una serie de

habitaciones

sitas al norte y al sur.

La galería porticada sostuvo una terraza, de la que no quedan restos,

pavimentada con mortero de cal pintado a la almagra. En su centro, sobre el arco axial,

habría un pequeño templete, desde el que el califa pasaría revista a las caballerías, y que

tampoco se ha conservado.

Poco después de su construcción, efectuada a finales del reinado de Abd al-

Rahmán III o comienzos del de al-Hakam II, el conjunto sufrió una importante

remodelación, que supuso cambios en su aparente simetría. En la parte norte de la plaza

de armas se levantó un terraplén para crear una rampa empedrada que comunicara con

el camino norte de acceso al alcázar. Esta medida supuso el cierre de los tres primeros

arcos de la galería porticada, que fue compartimentada en varias habitaciones

individuales que se utilizarían como cuerpos de guardia.

6. La mezquita aljama.

En la terraza situada al este del “jardín alto”, fue construida la mezquita aljama

que, por su situación, contigua al palacio aunque exterior al mismo, permitió un uso

compartido del edificio para los residentes de la ciudad y los habitantes del alcázar.

El Pórtico Oriental.

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La fecha de finalización de su construcción es variable: fuentes escritas señalan

el año 941, mientras que los restos de una lápida conmemorativa principal la retrasan

hasta el año 944 ó 945. Apenas quedan restos del edificio, que fue de los que más sufrió

el saqueo de sus materiales. Bien orientada hacia La Meca (sureste), la planta de la

mezquita es rectangular, y sus tres elementos principales –patio, sala de oración y

alminar– responden al esquema “clásico” seguido en otras mezquitas del occidente

islámico. El patio de abluciones (sahn) cuenta con galerías cubiertas en tres de sus

lados, excepto en el sureste, ocupado por la fachada del oratorio, y fue pavimentado con

losas de caliza violácea.

La sala de oración es de planta basilical, con cinco naves perpendiculares al

muro de la qibla –destacando este último por corregir las desviaciones existentes en la

mezquita de Córdoba; dichas naves están separadas por arquerías de ocho arcos de

herradura. El suelo terrizo de todo el oratorio (haram) se cubrió con esteras de esparto,

salvo en la maqsura – plataforma elevada desde la que el califa o imán dirigía la

oración– que está pavimentada con baldosas de barro. En cuanto al mirhab, hueco o

nicho profundo

que da al

exterior, centro

de toda

mezquita y

donde se

concentra la

decoración más

rica y vistosa,

apenas se

conservan

restos que nos

indiquen su

forma y

motivos

decorativos.

Desde el

“Salón Rico”,

el califa podía

acceder al

oratorio a través de un pasadizo cubierto (sabat) adosado al lado oriental del “jardín

alto”; el desnivel de la calle era salvado mediante un puente de tres arcos, que se

conserva excepto sus arranques que permitía el acceso al citado pasadizo, construido

durante el final del reinado de Abd al-Rahmán III o comienzos del de su hijo al-Hakam

II.

En el lado noroeste, junto a la puerta principal, se erige el alminar o minarete,

torre de planta cuadrada al exterior y octogonal al interior, donde se situaba la escalera

de subida a la terraza desde la que el muezzin o almuédano llamaba a los fieles a la

oración. Su emplazamiento en el interior del patio y desplazado del eje central para

dejar enfilada la puerta de acceso con el mirhab, anticipa el alminar de la mezquita

cordobesa.

Con la mezquita, acaba el análisis de los principales edificios y restos situados

en la parte este del alcázar, que hemos denominado sector “público”. A partir de ahora

comenzamos el análisis de la parte oeste, el “sector privado”. Sin embargo, esta división

Los restos de la mezquita.

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por funcionalidad no se cumple en todos los casos, ya que, como veremos, el “Patio de

los Pilares” tiene un carácter público u oficial.

7. Salón Rico de Alb al-Rahman III.

Desde los puntos de vista artístico y simbólico, el salón de recepciones políticas

de Abd al-Rahmán III y el gran jardín aledaño son los espacios más significativos que

se han conservado de Madinat al-Zahra. Tanto el salón como el jardín fueron

concebidos de forma unitaria, para resaltar el simbolismo del poder político y religioso

del califa y engrandecer su figura. En el “salón rico” se desarrollaron tanto las

recepciones políticas como las principales fiestas religiosas anuales –sacrificios y

ruptura del ayuno– hasta el fin del reinado de al-Hakam II en el año 976. Durante las

recepciones, el califa se colocaba en la cabecera central del salón y, a sus lados, se

situaban, según

su importancia

jerárquica, los

altos dignatarios

y funcionarios de

la administración

estatal.

El salón

de Abd al-

Rahmán III fue

construido entre

los años 953 y

957, como

demuestran las

inscripciones

epigráficas

existentes en las

basas y pilastras.

Su planta sigue

un esquema

basilical, con un

núcleo principal, integrado por dos baterías de arcos de herradura, separadas de las tres

naves longitudinales. Las cabeceras de estas últimas naves están rematadas por arcos

ciegos, en uno de los cuales, el arco central, estaría situado el estrado donde se colocaba

el califa. A diferencia de lo establecido en el protocolo de los califatos orientales, el

califa cordobés mostraba su presencia durante las ceremonias, no ocultándose tras un

velo.

Este salón recibe la denominación de “salón rico” por lo espectacular de su

decoración. En este sentido, debemos destacar dos características. La primera, el

establecimiento definitivo de las características del arco de herradura califal. En

segundo lugar, el uso de una nueva técnica: la decoración, se tallaba sobre una piedra

distinta a la utilizada en los paramentos constructivos, recubriéndolos en toda su

superficie. Por último, debemos hablar del conocido como “jardín alto”, que se extendía

a los pies del “salón rico” y que culminaba la espectacularidad del conjunto. Dicho

jardín se organizó en cuatro parterres, delimitados por sendos andenes perimetrales y

mediales, y en su eje axial se construyó un edificio, el pabellón central, rodeado por

cuatro albercas. Dichos parterres eran regados mediante un sistema de acequias.

El Salón Rico de Abd al-Rahmán III.

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8. Viviendas superiores.

El conjunto conocido con el nombre de “viviendas superiores” está integrado por

dos edificios semejantes caracterizados por la distribución de sus estancias en torno a

grandes patios cuadrados –con pavimento de sillares y andén perimetral elevado– que se

constituyen en los espacios más importantes de las viviendas. Se accedía a estas

viviendas desde la calle en rampa –en el parte este del alcázar–, que comunicaba desde

el escalón sur con el “espacio trapezoidal” (que comentaremos a continuación). Esta vía

de entrada se cerró en la vivienda occidental al colocar a la entrada de ella una letrina

junto a la puerta. En el centro de los patios se colocaron pilas de mármol rectangulares

que servían para abastecer de agua a dichas viviendas. Además, cada una contaba con

letrinas, cuya limpieza se efectuaba mediante pequeñas pilas, de las que se conserva la

de la vivienda oriental.

En principio, las viviendas, que formaban parte del diseño original del alcázar

estaban organizadas en base a amplias habitaciones –algunas de las cuales tuvieron una

planta alta o un altillo–, con cubiertas de tejas y a una sola agua que vertía al patio. La

habitación más importante de la vivienda occidental, situada en el centro de su lado

norte, contó con alcobas en los extremos y una letrina, lo que indica que fue ocupada

por un personaje importante en la Corte. Por el contrario, la vivienda oriental era el

punto de llegada de alimentos al palacio, lo que demuestra su carácter doméstico (zona

de servicio de la vivienda occidental), confirmado por el hallazgo en sus desagües de

esta vivienda de abundante material cerámico.

9. Espacio trapezoidal.

Por debajo y al sur de la “viviendas superiores”, se halla el llamado “espacio

trapezoidal”, que fue concebido por sus constructores con esa forma para así resolver

las diferencias de orientación existentes entre las viviendas del escalón alto y el resto

del alcázar. Por su posición y emplazamiento, se convirtió en nudo de comunicaciones

internas del alcázar y de control de paso a las grandes residencias que vienen a

continuación.

La mitad occidental fue ocupada por una vivienda, con puerta de acceso en

recodo, que conecta con las estancias del conjunto superior a través de una gran

escalera, de la que actualmente se conservan sólo tres peldaños y las cajas abiertas de la

misma. El hallazgo en la casa de un horno de cocina permite deducir que sirvió para

proveer a la alimentación de una parte de la guardia del palacio.

Por su parte, la mitad oriental de la antigua calzada confirma la función

estratégica del “espacio trapezoidal”, antes indicada, como nudo de comunicaciones. Su

uso por la guardia de palacio parece indiscutible.

10. Casa de Ya’far.

De las dos residencias emplazadas al sur de las “viviendas de servicio”, la

oriental es la “Casa de Ya'far”. Recibe su nombre por Ya'far ibn Abd al-Rahmán,

designado primer ministro (hayib) en el año 961 y fallecido diez años después. Este

personaje cobra especial relevancia en el terreno artístico, pues, en el tiempo en el que

desempeñó el cargo de primer ministro, dirigió las obras del pabellón central de

Madinat al-Zahra y la ampliación de la mezquita de Córdoba ordenada por el califa al-

Hakam II, tal como se indica en la inscripción del mirhab. La coincidencia entre el

ascenso al trono del citado califa y la designación como primer ministro de Ya'far ibn

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Abd al-Rahmán permite situar el inicio de la construcción de la “Casa de Ya'far” en la

primera fecha indicada, el año 961, a falta de otros testimonios documentales o

epigráficos.

La vivienda fue concebida como residencia de uso personal del alto personaje de

la corte califal del que hemos hablado. En su estructura se articulan tres ámbitos

espaciales, organizados en torno a sus correspondientes patios: uno público, uno íntimo

y uno de servicio. El “espacio” oficial lo constituye una edificación de planta asimilable

a la basilical, con

tres naves

longitudinales que

comunican entre sí

mediante puertas

con arcos de

herradura, y una

nave transversal

abierta al patio,

donde se

interrumpe la

correspondencia

existente entre las

naves

longitudinales y la

fachada, con el

objeto de adaptar

esta última al

espacio creado por

la construcción de un baño contiguo. La fachada se organiza mediante un triple arco de

herradura soportado con columnas.

En cuanto a la decoración del edificio, éste se pavimentó con gruesas losas de

mármol blanco, excepto en el patio, donde se emplearon piedras de caliza violácea;

además, destaca la decoración de ataurique de la fachada –de temática vegetal y

geométrica–, que también está presente en el vano de comunicación de la nave

transversal y la central, que ostenta sendos tableros en los frentes y las jambas del vano.

En el lado oriental de este ámbito aparecen una letrina y un corredor, escalonado en

profundidad, que permite el paso hacia el ámbito “espacio” íntimo de la casa. Este

segundo espacio cuenta con una serie de estancias culminadas en la alcoba, a la que

antecede un patio con pila de mármol (situada en el centro) y surtidor.

En el lado occidental, las dependencias anexas –que debieron construirse antes

de la edificación de la propia “Casa de Ya'far”– comunicaron con el ámbito “íntimo” y

quedaron incorporadas a la vivienda constituyendo su “espacio” de servicio.

11. Vivienda de la Alberca.

Situada al oeste de la “Casa de Ya´far”, la “Vivienda de la alberca” ofrece como

primer rasgo destacable que se trata de la única edificación, de las hasta ahora

excavadas en Madinat al-Zahra que organiza su estructura alrededor de un espacio

central ocupado con un jardín. Se desconoce la cronología del edificio, aunque se

supone que se construyó en fecha temprana basándose en criterios de índole artística y

arqueológica, criterios que también sirven para apoyar su identificación como la

residencia del califa al-Hakam II –hoy generalmente aceptada–, aunque esta hipótesis

Fachada de la Casa de Ya’far.

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no haya sido confirmada

mediante la

confrontación con restos

epigráficos o fuentes

documentales. Los

parterres del jardín

abrazan en su extremo

occidental una pequeña

alberca, provista de

agua mediante un

surtidor (un animalillo

de bronce), y conectada

con una acequia de

riego por medio de dos

rebosaderos. Las

habitaciones de la

“vivienda de la alberca”

se disponen en bloques

de dos y se abren a los

lados menores del jardín

a través de sus correspondientes arquerías, decoradas con atauriques, levantadas en su

parte central sobre columnas y en los extremos sobre pilastras. Se puede observar la

similitud existente entre el baño anejo a la vivienda de la alberca y el baño anejo al

“Salón Rico”, tanto en su estructura arquitectónica como en su organización decorativa,

aunque también se perciben diferencias en la morfología de las saletas de la estancia

caliente y en la habitación del vestuario. En cualquier caso, ambos baños tuvieron como

modelos los existentes en el Oriente islámico.

12. Patio de los pilares.

El espacio conocido con este nombre se sitúa al norte de la “vivienda de la

alberca”. Se organiza en función de galerías abiertas adinteladas y sustentadas sobre sus

correspondientes pilares cuadrados que se disponen alrededor de dicho patio. Las

letrinas como ocurre en las “Viviendas superiores”, se ubicaron en el ángulo oriental del

lado norte precedidas de un patio.

Cada conjunto de habitaciones comunican con sus respectivas galerías mediante

los correspondientes vanos de acceso, protegidos por arcos de herradura apoyados sobre

pilares. Las estancias de los lados norte y este están dispuestas como estancias centrales

alargadas y extendidas en anchura, que son rematadas en los extremos por pequeñas

alcobas cuadradas. La organización del patio de los pilares en grandes estancias

indicaría su uso como lugar de celebración de reuniones y consejos más que para

residencia privada. Por el contrario, en el lado oeste, las dos habitaciones existentes se

ubicaron en paralelo y, para resaltar su importancia con respecto a las demás, estas

últimas se pavimentaron con mármol blanco, mientras en las restantes se utilizó caliza

de color violáceo. El espacio libre que quedó al norte de las estancias más importantes

del patio –las del lado oeste, como se ha dicho– no fue aprovechado para construir más

habitaciones, sino que en él se levantó una escalera –del tipo de las de alminar–, que

giraba a la derecha sobre un muro central. A través de la escalera se accedía a un cuerpo

elevado sobre las habitaciones citadas anteriormente o a la terraza superior y, por debajo

de su tramo norte, discurría un pasadizo que comunicaba con la más occidental de las

El patio de los Pilares.

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dos estancias mencionadas y que llegaba al pie de las habitaciones de uso privado del

califa Abd alRahman III.

La construcción del “patio de los pilares” supuso una de las reestructuraciones

más importantes que sufrió Madinat al-Zahra a lo largo de su historia, porque,

originalmente, en esta parte de la ciudad palatina había dos grandes viviendas,

dispuestas de norte a sur; de ellas, sólo quedan restos de la vivienda situada al sur, en

concreto, la pequeña alberca hallada en el centro de su lado norte.

Desde el punto de vista artístico, conviene señalar la presencia de un sarcófago

de época romana, situado en el centro del patio y que daba frente a las habitaciones del

lado oeste. El sarcófago fue utilizado como pila de agua y destaca su decoración

mitológica (representación de la Caza de Meleagro).

13. Casa Real (Dar al-Mulk).

En el punto más elevado del Alcázar se sitúa la que se ha identificado como

residencia íntima del califa Abd al-Rahman III –la “Casa Real” (Dar al-Mulk), que

estaba orientada al sur, como los salones de planta basilical ya comentados (“edificio

basilical superior”, “salón rico”, etc.). Situado en ella, el soberano podía contemplar en

todo su esplendor y sin obstáculos, hasta muchos kilómetros de distancia, el resto del

complejo de la ciudad palatina de Madinat al-Zahra, el valle del Guadalquivir y la

campiña cordobesa. Por tanto, la cronología del edificio es temprana y éste debió formar

parte del diseño original del alcázar, encargado por el primer califa omeya de Córdoba y

dirigido por su hijo y sucesor, al-Hakam II.

La vivienda se organizó sobre una plataforma cortada en la roca donde se

ubicaron una terraza delantera –no conservada actualmente– y tres crujías paralelas de

habitaciones extendidas a lo ancho, rematadas en los extremos con alcobas y decoradas

con atauriques.

En su extremo este de esta unidad residencial debió disponerse un pequeño baño.

La “Casa Real”, como ocurre con otros edificios del alcázar, no se adosó sobre el

macizo de sillares de la plataforma superior, sino que se separó del mismo a través de

un largo corredor de servicio que atraviesa el conjunto.

Esta vivienda es uno de los lugares donde mejor se aprecian cambios posteriores

que sufrió el plan constructivo original de Madinat al-Zahra. Estas transformaciones

consistieron en eliminar el baño y construir nuevas estancias, y se realizaron por orden

del califa al-Hakam II (en el año 972) con el objeto de adecuar el edificio como lugar

donde el príncipe heredero, Hisham II, recibiera la educación y formación propias de las

tareas de gobierno. Además de la preeminencia con respecto al resto del alcázar por su

situación en altura, otros rasgos sobresalientes de la Dar alMulk son su abundante

decoración en piedra y la aplicación en el pavimento de las habitaciones –consistente en

baldosas de barro cocido– de una decoración a base de incrustaciones de piedra caliza,

que forman distintos motivos geométricos organizados en cenefas que recuadran la

planta de esas estancias.

Actualmente, no podemos hacernos una imagen completa de la espectacularidad

de este edificio, orientado al sur, por la no conservación de su fachada exterior y al

saqueo sufrido en sus muros.

Extraído y modificado a partir de http://www.artencordoba.com/MEDINA-

AZAHARA/Medina-Azahara-Cordoba-yacimiento-introduccion.html