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«Magnetismo animal»: acción que una persona ejerce sobre

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«Magnetismo animal»: acción que una persona ejerce sobre otra y que produceefectos de sugestión e hipnotismo encaminados a dominar su voluntad. Tambiéndenominado«mesmerismo».

¿Puede controlarse la vida y la muerte por medio de la hipnosis? El maléficomagnetizador de este inquietante relato de Hoffmann parece dispuesto ademostrarnosqueesposible.

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E.T.A.Hoffmann

ElmagnetizadoryotroscuentosBibliotecadelTerror-24

ePubr1.0Titivillus17.03.2021

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Títulooriginal:DerMagnetiseurE.T.A.Hoffmann,1814Traducción:CarmenBravo-VillasanteDiseñodecubierta:EmmaCohenEditordigital:TitivillusePubbaser2.1

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F

PRÓLOGO

LOSELIXIRESDELDIABLOELIXIRDEAMOR

uemuyraro.Ibaasuencuentro,ynadamásverla,seescondió.—Esoesunmovimientodefugadeamor.—¿Quéquiereusteddecirconeso?

—Movimientodefugadeamorescuandolapersonaenamorada,sinquelaotralosepa,seescondealverla.Porejemplo:elenamoradoentraenunahabitaciónenbuscaansiosadesuamada,ycuandolave,daunpasoatrás,yseescondedetrásdelapuerta.Deberíaavanzar,irhaciaella,y,sinembargo,seproduceelmovimientodefuga.

Una enamorada va al encuentro de la persona que desea ver. Su ansiedad notienelímites,miraatodaspartesparaversilaencuentra,sudesasosiegoesenorme,desesperadeencontrarla,ydeprontolave.Entoncesnocorrehaciaella,fingiendounpretextocasual;seretraerepentinamentecomofulminada,cavilayseescabulletras unos árboles. La persona amada pasa de largo, y la enamorada permaneceescondida,sindarunpaso,maldiciendolaocasiónquedejapasar.

Lomismohasucedidoconelenamoradoqueentróenlahabitaciónenbuscadelapersonaamadaynopudoavanzar,escondiéndosetraslacolumna.Algunasveces,cuandoelenamoradoolaenamoradaestánsentadosynosepuedenmover,bajanlavista,comosiseescondieran,ycuandoelotropasadelargo,entonceslemiranconintensidad,conunaavidezdesesperadaparahacerlevolverlacabeza.Yenelcasodequelavolviese,ellosnuevamentebajaríanlavista.

—Pareceusteddelsiglodieciocho.Merecuerdaalgunosepisodiosdelasnovelassentimentales.

—En el siglo veinte suceden cosas como en el dieciocho.Es lomismoque losequívocos. Los equívocos entre los enamorados que no se han declarado su amor,quenohandescubiertosupasión,sonmuygrandes.Elmismomovimientodefuga,sialguna vez es visto por el otro que corresponde, puede ser interpretado como unrechazo.Aquelesconderseentrelosárboles,obajarlavista,seconsideracomoundesprecio. «No quiere nada conmigo —piensa—. Se va para no saludarme. Seescondeparaquenolevea».

—Ahorapareceustedhoffmanniana.Esosanálisisdelsentimientoson…

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—Puedenserhoffmannianos,odeProust,odemadamedeLafayette,yhastadeStendhal.Observeustedlaconductadelosenamoradosantesdedescubrirseyveráquécuriosaes.Diríamosqueestánlocos.

Cadaunodeellosnosabesielotrolecorresponde.Correnporlascallescomoenajenados.Vanconlamiradainquieta,siemprebuscandoalgo.Sequedanextáticos,conlamiradaperdida.Algunasveceselmundonotieneelmenorinterés.Otras,esunamaravilla.Bastaconlacertezadeunsegundodequelesaman.

—Perocuandolosdossabenqueseaman…—Yonohablodeeso.Únicamentemerefieroalqueamaytodavíanosabesile

quieren. ¿Cómo puede descubrirlo?Desconfía de símismo, desconfía del otro. Esunaenfermedad.Yaledigoqueesunaespeciedelocura.

—¿Haexperimentadoustedesesentimiento?—Sí;enestemomentoestoyloca.—Yotambiénestoyloco.—¿Entonces…?……………………(Aquílaparteinferiordelmanuscritoestáilegible)…………Créeme,¡ohlector!¡Eltiempoyelespacionoexisten!Soloexisteelespíritu…

Fragmento.PapelespóstumosdeE.T.A.Hoffmann.Porlatranscripción:C.B.-V.

Por desgracia, ¡amable lector!, el tiempoy el espacio sí existen, y aunque, porestefragmentoinéditoyloscuentosquevanacontinuación,yaconoceselespíritudeHoffmann, tienes que saber que este singular autor nació en determinada fecha ydeterminado lugar: 1776, Königsberg. Estudió leyes. Ejerció como jurisconsulto yllegó a consejero. Desempeñó empleos públicos en Varsovia, Posen, Bamberg yBerlín.

Todoslosdatosdesuvidaaparentenobastanadarideadesusnumerosasvidas.Elcaleidoscopiosolopodríaserunaalegoríadesuversatilidad.Fuepoeta,músico,pintor,directordeorquestaydeteatro.

Fingió amores que le libraron de la vida vulgar. Se encontró en situacionesimprevistas, verdaderamente diabólicas, casi siempre producto de su fantasía. Elideal, que siempre es inasequible —afortunadamente—, le permitió vivir en elanhelo,esadivinaSehnsucht,quesoloconocenlosalemanes.

Fueactoryespectadordesímismo,riéndoseacarcajadasdelaburlescacomediade su vida —a veces sangrienta farsa, cruel capriccio—, y derramando algunaslágrimasalescuchar lamelodíadeOmbraadorata,cuandosubufonescaexistenciaseconvertíaenrefulgenteópera.

¿Quémás?Un hombre no se puede reducir a cifra. Le costabamucho trabajodistinguirlarealidaddelossueños.Aveces,cuandosuplicaba«¡Julia…,Julia!»,nosabemossieraaladiscípulaamadaoalaprotagonistadelcuentoLaaventuradela

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nochedeSanSilvestre.Bebióvenenoenvasodeoro,eseelixirdelbesoverdaderooimaginado.

Gautier,Baudelaire,GérarddeNervalsintieronlafascinacióndeloscuentosdeHoffmannydesutornasoladapersonalidad.

Ennuestrosiglo,E.T.A.Hoffmannaparecefrentealhombreunidimensional,yledesconciertaconsusmúltiplesdimensiones.

Unapuertaseabre,yotra,yotra;entraunfantasma,unasonámbula,unángeldeluz,unloco,unmúsico,unmagnetizador…

CARMENBRAVO-VILLASANTE

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L

ELMAGNETIZADOR

LOSSUEÑOSSONESPUMA

os sueños son espuma—dijo el ancianobarón, tendiendo lamanohacia laborladelacampanilla,paraqueelviejoGasparvinieseaalumbrarlehastasualcoba—.

Sehabíahechotarde;unpenetrantevientodeotoñoseintroducíaenelsalóndeverano,malresguardado,yMaría,estrechamenteenvueltaensuchalyconlosojossemicerrados,nopodíaresistirmáselsueño.

—¡Y,sinembargo—continuóelbarón,inclinandoelcuerpohaciaadelanteensupoltrona, las dosmanos apoyadas en las rodillas—, y, sin embargo, recuerdomuybienlosextraordinariossueñosqueteníaenmijuventud!

—¡Oh, mi buen padre! —repuso Ottmar—, ¿y qué sueño hay que no seaextraordinario? No obstante, solo aquéllos que nos revelan alguna circunstanciamaravillosa, losespíritusprecursoresde losgrandesdestinos,según laspalabrasdeSchiller;aquéllosquenos trasladancon rápidovueloaesas sombríasymisteriosasregiones, a las que nuestros débiles ojos se atreven a lanzar tímidasmiradas; soloaquéllosnoscausanunaimpresiónprofunda,cuyafuerzanadiepuededisimular.

—Lossueñossonespuma—repitióelbarónconvozsorda.—Ése es un dicho de los materialistas, quienes encuentran muy naturales los

fenómenosmásmaravillosos, a la vez que lomás natural les parece prodigioso einconcebible.Perohastaenestecasoveoyounacerteraalegoría—continuóOttmar.

—¿Qué ves en ese viejo y vulgar dicho? ¿Acaso algo razonable?—preguntóMaría,bostezando.

Ottmar,riéndose,contestóconlaspalabrasdePróspero:—«¡Levantaelveloquecubretusojosyescúchameatentamente!».Enserio,mi

queridaMaría,sinotuviesestantasganasdedormir,yahabríasadivinadoquesetratade los sueños, uno de los fenómenos más sublimes de la vida humana y que lacomparaciónconlaespumasolopuedeentendersesiserefierealaespumamásnobledetodas,comoloes,sinduda,ladelburbujeante,brillanteeimpetuosochampagneque no desdeñas saborear alguna vez, a pesar de ese desdén que, como verdaderaseñorita,sientesporeljugodelavid,engeneral.¡Miralosmillaresdeburbujasque

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comoperlassealzandelacopa,paraconvertirseenespumaalllegaralasuperficie!Son espíritus que se desprenden con impaciencia de su cárcel material. Así, delmismo modo, semejante a esta espuma, vive y se mueve el excelso principioespiritualque,libredeloslazosterrestres,despliegaalegrementesusalasyselanzaalabúsquedadelosespíritussuperioresqueseencuentranenesereinocelestial,quenos está prometido, y entonces comprende sin esfuerzo, en su más secretasignificación, los acontecimientos más maravillosos. También pudiera ser —prosiguió—quelossueñosfueranelresultadodeestaespuma,deestafermentaciónquebrotadenuestrosespíritusvitales,libres,alegrementebullentes,cuandoelsueñoviene a encadenar nuestra vida extensiva y comienza entonces otra vida másintensiva,superior,quenosolamentenoshacepresagiarlasmisteriosasrelacionesdelmundodelosespíritusinvisibles,sinoreconocerloslímitesdelespacioydeltiempo.

—Me parece estar oyendo hablar a tu amigo Alban—le interrumpió el viejobarón,esforzándoseensustraersealosrecuerdosquelehabíandejadopensativo—.Yasabéisquesoyenemigoirreductibledetodoesto.Asíque,enmiopinión,cuantoacabas de referir estámuy bien dicho y ciertas almas sentimentales o sensibles secomplaceránenoírlo,perosoloporelhechodesersistemático,esfalso.Despuésdetodo loquehasdivagadoacercadelmundode losespíritus, creeríasequeel sueñodebeprocuraralhombreunestadodefelicidad indecible.Pero todosmissueños,alosquellamotalesporquelacasualidadleshaprestadociertainfluenciaenmivida—yllamocasualidadaunaespeciedecoincidenciadecircunstanciasdiversasqueseunen en un conjunto de total apariencia—, todos estos sueños, como digo, fuerondesagradableseinclusopenosos.Tantoqueavecesmeponíanenfermo,aunquemeabstuviese de devanarme los sesos acerca de su significado, ya que entonces noestaba de moda tratar de penetrar y escrutar lo que la Naturaleza nos mantienesecreto.

—Ya sabéis, padre querido —repuso Ottmar—, lo que pienso, con mi amigoAlban, acerca de eso que se llama casualidad, coincidencia de circunstancias,etcétera.Yencuantoa lamodade lascavilaciones,piensemibuenpadrequeestamodasefundaenlanaturalezamismadelhombreyqueesmuyantigua.LosadeptosdeSais…

—¡Alto ahí!—dijo el barón—.Nonos enfrasquemos enuna conversaciónquehoy precisamente quiero eludir, pues no me siento dispuesto a contrarrestar tuhirvienteentusiasmoportodolomaravilloso.Tampocopuedonegarquehoymismo,nuevedeseptiembre,mevienea lasmientesunrecuerdodemisaños juvenilesdelque no podré librarme, amenos que os cuente la aventura. Con lo que probaría aOttmarcómounsueñoounestadodeensoñación,queseenlazómuyparticularmenteconlarealidad,ejercióenmíunainfluenciafunesta.

—Quizá,padrequerido—dijoOttmar—,nosproporcionaríais,amíyamiamigoAlban, un argumento magnífico en apoyo de la actual teoría de la influenciamagnética,queprocededelasobservacionesacercadelsueñoydelasensoñaciones.

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—Solo la palabramagnetismo yame hace temblar—dijo el barón enojado—,pero cada uno tiene sus ideas, ymejor para vosotros si la Naturaleza soporta quevuestrasmanosatrevidasalcenelveloquelaencubreynocastigavuestracuriosidadconvuestraruina.

—¡Nodisputemos,padremío—repusoOttmar—,acercadecosasquedependede lamás íntima convicción! Pero ¿no podríais referirnos ese recuerdo de vuestrajuventud?

Elbarónsearrellanóensuasientoycomenzóelrelato,levantandohaciaelcielosusexpresivosojos,comoacostumbrabaahacercuandosehallabamuyconmovido:

—YasabéisquerecibímieducaciónmilitarenlaAcademiadeNoblesdeBerlín.Entre losmaestrosqueallíhabíaseencontrabaunhombrequenopodréolvidarentodamivida.Hastahoy,cuandopiensoenél,nopuedoevitarunestremecimientodeterrorydemiedo,pordecirloasí.Avecestengolasensacióndequesevaaabrirlapuerta y va a hacer su entrada fantasmal.Su estatura gigantesca eramásnotable acausa de la delgadez corporal; no parecía estar hecho sino demúsculos y nervios.Debiódehaber sidounapuestomozoensusaños juveniles,pues todavíaentoncessus negros ojos lanzabanmiradas tan ardientes que apenas se podían resistir.Muyentrado ya en los cincuenta, tenía la fuerza y la destreza de un joven; todos susmovimientoseranrápidosydecididos;enlaesgrima,conespadaosable,erasuperiora los más diestros y domaba el caballo más fogoso, hasta hacerle jadear. En otrotiempo había sido mayor en el Ejército danés y, según decía, se vio obligado aexpatriarseporhabermatadoendueloasugeneral.Muchosasegurabanqueestonoacontecióendesafío,sinoque,porunapalabraofensivadeaquél,elmayorlehabíaatravesadodeparteaparteconlaespadaantesdequepudieraponerseenguardia.Enunapalabra,huyódeDinamarca,yejercíaenlaAcademiadeNobles,conelgradodemayor,lasfuncionesdeinstructorsuperiordefortificaciones.

Irascible en el más alto grado, era suficiente una sola palabra o una miradaprofundaparaenfurecerle.Castigabaalosdiscípulosconsistemáticacrueldady,sinembargo,todoslevenerabandeunamaneraincomprensible.Sucedióunavezqueeldurocastigoquedioaundiscípulo,violandotodaslascostumbresyreglamentosdeladisciplina,llamólaatencióndelossuperioresyfuesometidoaunainvestigaciónsumarial. Pero entonces, el discípulo castigado se acusó a símismo y defendió almayorcontantoardorqueaquélsaliólibredetodocargo.

Algunos días parecía ser otro. Entonces, el acento de su voz grave, que deordinarioeraduro,teníaalgoindeciblementesonoroysumiradafascinaba.Jovialeindulgente,perdonabatodaslaspequeñasfaltasy,cuandoapretabalamanodeaqueldenosotrosquemejorhabíacumplido,eracomosilehiciesesuesclavoporunpodermágico e irresistible, pues aun cuando en aquel momento le hubiese impuesto enpruebadesuobediencialamuertemásdolorosa,lahabríasufridosindecirpalabra.

Peroaestosdíasdecalmaseguía,porlocomún,unaespeciedetormentafuriosa,que llevaba a todos a ocultarse y a huir. Poniéndose desde lamañana su colorado

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uniformedanés,sepasaba incansable todoeldía,yafueseveranoo invierno,enelgranjardíncontiguoalaAcademiadeNobles.Seleoíahablarendanésconunavozespantosa.Gesticulando furiosamente,con laespadadesenvainada,parecíacomosiestuvieracombatiendoconunenemigoterribley lanzándoleestocada trasestocada.Finalmente, con un golpe de la mano derecha, derribaba a su antagonista, cuyocadáverparecíapisotearconjuramentosyblasfemiasespantosas.Luegohuíaconunavelocidadincreíbleatravésdelasavenidas,seencaramabaalosárbolesmásaltosyreía sarcásticamente, de modo que a nosotros, que estábamos en nuestrashabitaciones,senoshelabalasangredeespanto.

Estos ataques furiosos le duraban veinticuatro horas y se reparó que era alacercarselosequinoccioscuandosufríatalesparoxismos.Aldíasiguienteparecíanoacordarsedenadadeloquehabíapasado;peroeramásintratable,máscolérico,másviolento que nunca, hasta que, poco a poco, volvía a alcanzar el estado debenevolencia.

NosédedóndeproveníanlosextrañosymaravillososrumoresquesedifundieronentreloscriadosdelaAcademiayentrelagentedelaciudad.Sedecíaqueelmayorpodíaconjurarelfuegoysanarenfermedadesconlaimposicióndemanos.Quesoloconlamiradacuraba.Perorecuerdoqueundíadespidióapalosaunoquepretendióquelecuraseporesteprocedimiento.Recuerdotambiéncómounviejoinválido,quemeservía,afirmabaabiertamentequelaconductadelseñormayorerasobrenaturalycontaba que muchos años antes, durante una tempestad en el mar, se le habíaaparecido el Enemigo Malo, quien le ofreció, no solo salvarle del peligro, sinotambién dotarle de una fuerza sobrehumana y de algunas facultadesmilagrosas, locualaceptó,entregándoseaél.Deahíprocedíanlosreñidoscombatesqueteníaquesostener con el demonio, el cual se le aparecía en el jardín, ya en forma de perronegro,yabajoladeotroanimalterrible,paraanunciaralmayorque,antesodespués,habíadesucumbirenterriblecatástrofe.

Por muy necios y vanos que me pareciesen estos relatos, no podía evitar unsecreto terror al escucharlos y a pesar del especial aprecio que me demostraba elmayor,alqueyocorrespondíaconsinceraadhesión, semezclabaenel sentimientoque experimentaba hacia este hombre extraordinario un algo indefinible que meobsesionaba y que yo mismo no sabría explicar. Me parecía como si me vieseobligadopor unpoder superior a permanecerle fiel, como si el instante enquemeapartase de su sujeción fuese a ser el de mi perdición. Aunque su presencia mecausabaunaespeciedecomplacencia,experimentabatambiénsiempreciertomiedo,el sentimiento de una opresión irresistible, manteniéndome en tal tensión que mehacíatemblar.Sipermanecíamuchotiempojuntoaélymedemostrabamásamistadquedecostumbre, cuandomeapretaba lamanoen señaldedespedida, según solíahacerlo,al tiempoquememirabafijamentecontándomealgunahistoriaextraña,yonopodíaevitaraquelestadoquemedejabareducidoalmáximoagotamiento,hastaelpuntodequeparecíaestarapuntodedesmayarme.

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Prescindirédetodaslasescenasextrañasquevivíconmimaestro,quienllegabahastaatomarparteenmisjuegosinfantilesymeayudabaactivamenteaconstruirlasfortalezasqueedificabaeneljardín,conformealasmásestrechasreglasmilitares.

Así,pues,vamosalasunto.Fuelanochedel8al9deseptiembredelañode17…,lo recuerdomuybien, cuando soñé con toda la fuerza de la realidadque elmayorabría suavemente la puerta de mi habitación, se acercaba despacio a mi cama y,fijandoenmílamiradadesusnegrosypenetrantesojos,meponíasumanoderechasobre la frente, lo que, sin embargo, nome impedía verle de pie delante demí…Suspiréacausadelmiedoydelterrorquemesobrecogíanyélentoncesmedijoconvozsorda:«¡Pobreserhumano,reconoceatumaestroyseñor!¿Porquéteresistesbajoelyugoqueinútilmentequieressacudir?Yosoytudiosyleoentuinterior.Todoloquehastenidosecreto,todoloquequieresocultarme,loveoclaroypatente.Paraque no te atrevas a dudar de mí, gusano de la tierra, voy a hacer que tú mismopenetresenelsecretoobradordetuspropiospensamientos».

Al instante vi brillar en su mano un instrumento punzante y sentí cómo lointroducía en el centro demi cerebro. Proferí tal grito queme desperté bañado ensudor, próximo al desvanecimiento. Al fin logré tranquilizarme, pero un airesofocante y pesado llenó la habitación yme pareció oír la voz delmayor quemellamabadesdelejos,pronunciandominombrevariasveces.Atribuíestoalosefectosdelespantososueño;saltédelacama,abrílaventanaparaqueelairefrescoentraseenlahabitación.Perocuálseríamiasombrocuando,alaluzdelaluna,vialmayorconsuuniformedegala,talcomosemehabíaaparecidoenelsueño,dirigirseporlagranalamedahacialapuertaprincipal.Laabrióysaliócerrándolaluegodetalformaquelosgoznesycerrojosresonaronconunestrépitotalqueretumbómuchotiempoenelsilenciodelanoche.

¿Qué significaba esto? ¿Quéhacía elmayordenoche enpleno campo?,pensé,mientras unmiedoyuna angustia horribles se apoderabandemí.Comoarrastradopor una fuerza irresistible, me vestí precipitadamente y fui a despertar a nuestroinspector,unbuenancianodesesentaañosylaúnicapersonaaquienelmayortemíayrespetabahastaensusmásviolentosparoxismos.Lecontémisueñoyloquehabíasucedidodespués.Elancianomeescuchóconmuchaatenciónydijo:«Yotambiénheoído cerrar la puerta del jardín, pero pensé que eran imaginacionesmías; de todosmodos puede haberle sucedido algo extraño y conviene que vayamos a ver suhabitación».

Lacampanadelestablecimientodespertóalosdiscípulosyalosmaestrosytodosconantorchas,comoenunaprocesiónsolemne,nosdirigimosporel largocorredorhaciaelcuartodelmayor.Lapuertaestabacerradayfueronvanoslosesfuerzosquese hicieron para abrirla con la llave maestra, lo que nos convenció de que habíaechadoelcerrojopordentro.Elportónprincipalquedabaaljardín,porelquedebíahaberpasado, tambiénestabacerradoconcerrojo,comodecostumbre.Finalmente,

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huboquederribarlapuertadelaalcoba,alverquetodasnuestrasllamadasquedabansinrespuesta.

¡Allíestabaelmayor,conlamiradafija,espantosa,cubiertalabocadeespuma,vestido con su rojo uniforme danés y sosteniendo su espada en una manoconvulsivamentearqueada!Todosnuestrosesfuerzosparavolverle a lavida fueroninútiles.

El barón calló. Ottmar intentó decir algo, pero calló también y, con la frenteapoyadaensumano,parecióocupadoenordenarlasreflexionesqueleinspirabalahistoria.Maríarompióelsilenciodiciendo:

—¡Ay, padre mío, qué espantoso acontecimiento! Me parece estar viendo alterriblemayorconsuuniformedanésyconlavistafijaenmí;yaseacabómisueñoporestanoche.

ElpintorFranzBickert,quiendesdehacíaquinceañosvivíaencasadelbarónencalidaddeamigo íntimode la familia,yquehastaentoncesnohabía tomadopartealguna en la conversación, como sucedía con frecuencia, sino que paseaba con losbrazos cruzados a la espalda, haciendo toda clase de muecas ridículas y hastaensayandodeCuandoencuandounbrincogrotesco,derepenteexclamó:

—¡La baronesa tiene mucha razón! ¿A qué vienen estas espantosas historiasllenasdesucesosnovelescosantesdeirnosaacostar?Esto,almenos,escontrarioami teoría del dormir y de los sueños, que se basa en la pequeñez de un par demillones de experiencias. Si el señor barón solo ha tenido hasta ahora sueñosdesagradables es porque no conocía mi teoría y, por consiguiente, no podíapracticarla. Cuando Ottmar habla de influencias magnéticas, de la acción de losplanetasynosédequémáshistorias,puedetenerrazónhastaciertopunto,peromiteoríaproporcionalacorazaapruebadetodoslosrayosdelosastrosnocturnos.

—Entalcaso,tengograncuriosidadporconocertuadmirableteoría—exclamóOttmar.

—DejahablaraFranz—dijoelbarón—,sabráconvencernosdeloquequierasiseleantoja.

SentóseelpintorfrenteaMaríay,despuésdehabertomadounpolvoderapé,congestocómicoysonrisadulceyburlona,comenzóasí:

—¡Noble reunión! Los sueños son espuma. Éste es un proverbio alemán muyantiguo,castizoyexpresivo;peroOttmarlohainterpretadotanbien,tansutilmente,que,mientrasestabahablando,yosentíaenmicerebroesasburbujasdesprendidasdelamateriaqueveníanaunirseconelprincipioespiritualsuperior.Sinembargo,¿noes en nuestro espíritu donde tiene lugar esa fermentación de la cual se desprendentalespartesmássutiles,quenosonsinoelproductodeunmismoprincipio?Aestoque pregunto, respondo inmediatamente: la Naturaleza entera, en todas susmanifestaciones,ofrecealespírituelvastocampodelespacioydeltiempo,enelquesemueveésteconlailusióndeunaplenaindependencia,cuandoenrealidadsoloesuntrabajadoratentoysometidoalosfinesdeella.

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Estamostanunidosfísicaypsíquicamentecontodoslosobjetosexteriores,conlaNaturaleza entera, que solo el intentar desprendernos constituiría posiblemente lacausa de nuestra propia destrucción. La vida que llamamos intensiva estácondicionadapor laextensiva.Essolounreflejodeéstaen laque las figurasy lasimágenesnosparecenrecogidascomoenunespejocóncavo,bajootrasproporcionesy,porconsiguiente,bajoformasextrañasydesconocidas,aunqueenelfondonoseanmás que caricaturas de los originales que existen en la vida real. Yo sostengodecididamentequejamásningúnhombrehaimaginadonisoñadoalgunacosacuyoselementos no se hallen en la Naturaleza, a la cual no nos podemos sustraer.Prescindiendo de las impresiones exteriores e inevitables que conmueven nuestraalmaylaponenenunestadodetensiónanormal,causándolaunrepentinosusto,ungranpesar,creoquenuestroespíritupuedeextraerdelasescenasmásagradablesdelavidaesafermentacióndedonde,segúndiceOttmar,brotanlaspequeñasburbujasdel sueño. Yo, por mi parte, que al llegar la noche doy pruebas de un humorinagotable, preparo cuidadosamente los sueños nocturnos haciendo pasar por micabezamillocuras,queluegomiimaginaciónreproduceenmisueñoconloscoloresmás vivos, de manera muy divertida. Lo que prefiero a este propósito son misrepresentacionesteatrales.

—¿Quéquieresdecirconesto?—preguntóelbarón.—Cuando soñamos—continuóBickert—, nos volvemos, comoya ha señalado

un agudo escritor, poetas y autores dramáticos, pues percibimos con precisión losmenores detalles de los caracteres y de lo individual. Así, pues, al acostarme, yopiensoalgunasvecesenlasnumerosasaventurasdivertidasdemisviajes,enalgunoscaracteres cómicos de las gentes con las que he vivido y luego, por la noche, mifantasía me proporciona el espectáculo más divertido del mundo al mostrarme denuevo a todas éstas personas con sus facciones ridículas y con todas sus tonterías.Tengolasensaciónentoncesdeque,porlatarde,solohepreparadoelcañamazo,elesbozode lapiezaqueduranteel sueñocobraviday fuego,conformealdeseodelpoeta. Yo llevo en mí toda la compañía de Sacchi, que representa los cuentos deGozzi muy a lo vivo, con todos sus matices, de manera que el público, que enrealidadyotambiénrepresento,creequeestáviendoalgoverdadero.Perocomoyaoshedicho, alhablardeestos sueñosvoluntariamenteatraídos,prescindodeaquellosquesonelresultadodealgunadisposiciónexcepcionaldelespíritu,deaquellosqueprovienendecircunstanciasextrañasoquesonconsecuenciadeunaimpresiónfísicaexterna.Me refiero a los sueños que casi todos los hombres han tenido, comoporejemploeldecaerdesdeunatorre,serdecapitado,etcétera,yqueestánproducidosporalgúnpadecimientofísico,yaqueelespíritumásindiferentealavidaanimalseseparaduranteelsueñoyporcausasfantásticasdalugar,asumanera,alacreaciónde imágenes.Recuerdounsueñoenelqueasistíayoaunaalegreveladadondesebebía ponche. Un oficial bravucón, al que conozco mucho, se burlaba de unestudiante, quien acabópor tirarle unvaso a la cara.La consecuencia fueuna riña

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general.Yyo,quequeríaestablecerlapaz,mesentíheridoenlamano,detalmodoque un dolor intenso me despertó… y ¿qué es lo que vi al despertar? Mi manorealmente sangraba, pues me había arañado durmiendo con un alfiler que estabaclavadoenelcubrecama.

—¡Oh,Franz—dijoelbarón—,estaveznotepreparasteunsueñoalegre!—¡Ay!—dijo el pintor con voz quejumbrosa—. ¿Quién puede saber lo que el

destino nos prepara para castigarnos? Yo también he tenido realmente sueñoshorriblesquemecausaronangustiaysudoresymepusieronfuerademí.

—Cuéntanoslos—exclamóOttmar—,aunquetusteoríassevenganabajo.—PorDios—gimióMaría—,¿nooscompadecéisdemí?—De ningún modo—exclamó Franz—, ya no podemos tener compasión. Yo

también he soñado, como otro cualquiera, cosas espantosas. ¿Acaso no he estadoinvitadoatomareltéenelpalaciodelaprincesaAmaldasongi?¿Nomehepuestolamás hermosa casaca galoneada encima de un vestido ricamente bordado? ¿No hehablado el más puro italiano, «lingua toscana in boca romana»? ¿No me heenamorado de aquellamaravillosamujer como corresponde a un artista? ¿Y no leestuvediciendolascosasmásdivinasypoéticas,cuandoporcasualidad,albajar lavista,me di cuenta, consternado, que iba vestido con un traje de corte a la últimamoda,peroquehabíaolvidadolasmedias?

Antesdequenadiepudieraobjetaralgo,Bickertprosiguióentusiasmado:—¡Diosmío!¡Cuántascosaspodríacontarosdelostormentosinfernalesdemis

sueños! ¿Nohabíavuelto amisveinte añosybailaba conaquelladeliciosamujer?¿No me había quedado sin dinero, a fin de dar a mi viejo traje cierta novedad,haciéndolovolverdiestramente,ycomprarmeunpardemediasblancas?Ycuando,alfin, llegué ante la puerta del salón, resplandeciente conmil luces y lleno de genteelegantemente vestida, al entregarmi tarjeta, un endiablado perro de portero abrióunaranuraymedijoamablementequehicieraelfavordepasarporallíparaentraralsalón.Perotodoestonosonmásquetonteríasencomparaciónconelsueñocruelquemehaatormentadoyllenadodetemorlanochepasada.¡Ay!…,mehabíaconvertidoenunahojadepapelvitelayfigurabajustamenteenelcentrodeellacomomarcadefábrica, y alguno…, un endemoniado poeta bien conocido de todos, pero digamosalguno,armadodeunaplumadegansolarguísimaymalcortada,mientrascomponíaversos cojos y diabólicos, pendoleaba sobre mí. Y cuando, otra vez, un demonioanatomista quiso divertirse conmigo desmontándome como una muñeca demovimiento,yhaciendotodaclasedepruebasdiabólicas,porejemplo,verquéefectoproduciríaunodemispiespuestoenmitaddelaespalda,omibrazoderechopegadoalextremodemipiernaizquierda.

El barón y Ottmar interrumpieron al pintor con una estrepitosa carcajada. Elambientedegravedadyasehabíadisipado;asíqueaquélexclamó:

—Decidme,¿acasonotengorazónalafirmarqueennuestrapequeñareunióndefamiliaelviejoFranzesunverdaderomaîtredeplaisir?¡Dequémodotanpatético

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comenzóladiscusióndenuestrotemaparaconcluirconunabromadeunefectotaninesperado que hizo estallar nuestra solemne seriedad como con una poderosaexplosión!Enunabrirycerrardeojosnoshatrasladadodelmundodelosespíritusalavidareal,alegreyviva.

—Perono creáis—repusoBickert—quehe referido esto comounpayasoquecuenta chistes para divertiros. ¡No! Aquellos sueños horribles realmente me hanmartirizado, aunque es posible que yo mismo, involuntariamente, los hubieraprovocado.

—Nuestro amigo Franz—dijo Ottmar— tienemuchas pruebas en favor de suteoríadecómoseproducenlossueños.Sinembargo,noesmuyconvincentetodolorelativo al enlace y a las consecuencias de estos principios hipotéticos.Añádase aesto que hay una clase superior de sueños vivificantes y felices, que acercan alhombrealmundoespiritual,apagansusedylenutrenconfuerzadivina.

—Cuidado—dijoelbarón—,queOttmarvaavolverasubirinmediatamenteensu caballo de batalla para cabalgar por regiones desconocidas, ésas que, segúnsupone,nosotros los incrédulos solopodemosvislumbrarde lejos, comoMoisés latierraprometida.Perovamosaevitarquesenosvaya,yaquehaceunadesagradablenochedeotoño.¿Quéospareceríasinosquedáramosunahoritamás?AtizaremoselfuegodelachimeneayMaríanospreparará,asumodo,unexcelenteponchequeseráelespírituquealimenteyfortalezcanuestroalegrehumor.

Bickert levantó los ojos al cielo y extasiado lanzó un profundo suspiro. AcontinuaciónseinclinórápidamentedelantedeMaría,enactitudsuplicante.Ésta,quehabíapermanecidosentadaysilenciosa,seechóareír,loqueacontecíararasveces,alverelgraciosoademándelviejopintoryseapresuróalevantarseparaprepararlotodocuidadosamente,conformealosdeseosdelbarón.

Bickert,corriendodeunladoparaotroanimadamente,ayudóaGasparatraerlaleña y mientras que, de rodillas en el suelo, y puesto de perfil ante la chimenea,soplabaelfuego,nocesabadellamaraOttmarparaquedierapruebasdesersudignodiscípuloyledibujaseenestaposición,comoperfectoestudiodeobservacióndelosefectosdelfuegodandohermososreflejosensurostro.Elviejobaróncadavezestabamás alegre y hasta, lo que no acontecía sino en sus horas de mayor satisfacción,mandóqueletrajesensulargapipaturcaguarnecidaconboquilladeámbar.Cuandoelagradableysutilaromadeltabacoturcoempezóaesparcirseporelsalón,ycuandoMaríacomenzóaderramarenelboldelponcheelzumode limón,parecióa todosque un espíritu familiar y grato reinaba en medio de la satisfacción queexperimentaban y que venía a hacer olvidar lo pasado y lo porvenir, apareciendoambosincoloroseindiferentes.

—¿No es admirable —dijo el barón— que a María siempre le salga bien elponche?Mesentiríaincapazdetomarotroquenofueraelpreparadoporella.Esenvanoquedélas instruccionesmásminuciosasacercadesuscomponentesy todolodemás. Una vez, nuestra lunática Katinka preparó el ponche, siguiendo las

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instruccionesdeella,peromefue imposible tomarunsolovaso.EscomosiMaríapronunciaseunafórmulasobrelabebidaqueleproporcionaseunafuerzamágica.

—¿Cómoibaasersino?—exclamóBickert—.Es lamagiade lagracia,de laeleganciaconqueMaríasabeanimartodoloquehace.Bastaverlaprepararelponcheparahallarloperfectoydelicioso.

—¡Muygalante—interrumpióOttmar—,perocontupermiso,queridahermana,dimequenoescierto!Estoydeacuerdoconnuestroqueridopadreenquetodoloquetú preparas y ha pasado por tus manos, solo al tocarlo o probarlo, produce unbienestar muy grande. Pero en cuanto al encanto que lo causa, lo atribuyo arelacionesespiritualesmásprofundasynosolamenteatugraciayatubelleza,comopiensa nuestro amigo Bickert, que quiere relacionar todo con esto, pues te cortejadesdequecumplisteochoaños.

—¿Qué tenéis todos esta noche conmigo? —exclamó María alegremente—.Apenasmeheescapadodelasvisionesyaparicionesnocturnasyyaveisenmíalgomisterioso,yaunquenopienseenelfamosomayornienundoble,corroelpeligrodehacerme fantasmagórica y de tener miedo de mi propia sombra reflejada en unespejo.

—Enverdadque seríamuypenosoqueuna jovendedieciséis añosnopudieramirarsealespejosintomarsupropiaimagenporunaapariciónfantasmagórica.Pero¿aquévienequehoynonospodamoslibrardelofantástico?—dijoelbarón.

—¿Y por qué vos mismo, padre mío —replicó Ottmar—, me daisinvoluntariamenteacadainstanteocasióndehablaracercadetodasestascosasqueconsideráiscomotrastosinserviblesyquehastasonlarazón,confesadlo,dequenopodáis soportar a mi amigo Alban? La Naturaleza no puede castigar el deseo deinvestigar,elimpulsodesaberloqueellamismahapuestoennuestrointerior.Aúnmás,parecequehacolocadolospeldañosporlasquesubimoshacialoalto.

—Ycuandonosparecehaberllegadomuyalto—exclamóBickert—resbalamosy reconocemos, en el vértigo qué se apoderó de nosotros, que el aire sutil de lasregionessuperioresnoesconvenienteparanuestraspesadascabezas.

—Enverdad,nosé—repusoOttmar—quépensardeti;desdehacealgúntiempo,inclusodiríaquedesdelallegadadeAlbanaestacasa.Antescreíascontodatualmaytodotuserenlomaravillosoymeditabasacercadelasextrañasformasdelasalasdelasmariposas,delasflores,delaspiedras,tu…

—¡Altoahí—exclamóelbarón—,unpocomásyvolvemosarecaerenelviejoasunto!TodoloqueinvestigasporlosdemásoscurosrinconesdetumísticoAlban,inclusodiríaquetodoloquesacáisdeesecaosfantásticoparaconstruirunedificioingenioso,perodesprovistodefundamento,loconsiderosemejantealossueños,que,segúnmimododepensar, sonyseránsiempreespuma.Laespumadesprendidadeloslíquidosesinsípidaynotieneconsistencia.Lomismoocurreconelresultadodevuestro trabajo interior, que es semejante a las virutas producidas por la labor deltornero,a lascuales,porcasualidad,dauna formadeterminada, sinqueporeso se

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piensequetienenlaperfeccióndeunaobraejecutadaporunartista.Porlodemás,lateoríadeBickertmeparecetanesclarecedoraqueseguramentetratarédepracticarla.

—Ya que esta noche no podemos libramos de los sueños —dijo Ottmar—,permitidmequeoscuenteunsucesoenelquehaparticipadoúltimamenteAlbanycuyarelaciónnoturbarálaalegredisposicióndeespírituenqueestamosalpresente.

—Soloconlacondición—replicóelbarón—dequeseasfielaloquehasdichoydequeBickertpuedaexpresarlibrementesuscomentarios.

—¡Estásexponiendolosdeseosdemialma,queridopadre!—dijoMaría—,pueslosrelatosdeAlban,porlogeneral,cuandonosonhorriblesyespantosos,producenunefectodetalartequeunoquedacomoagotado.

—MiqueridaMaríaquedarácontentademí—repusoOttmar—,peroencuantoaloscomentariosdeBickertno losacepto,porqueprecisamenteenestahistoriaveráconfirmadasuteoríadelossueños.MibuenpadreseconvencerádeloinjustoquehasidoconAlbanyconelartequeDioslehaconcedidoejercer.

—Anegaréenponche—dijoBickert—todosloscomentariosquesemevenganalapuntadelalengua;perotendréisquedejarmeencambiohacertodoslosgestosquemeapetezcan.Esonopodéisimpedírmelo.

—Concedido—exclamóelbarón.«Mi amigo Alban—comenzó Ottmar— conoció en la Universidad de J. a un

joven,cuyabuenapresenciaatraíaaprimeravistaatodoscuantosletrataban,porlocualeraacogidoconconfianzaybenevolenciapordoquier.LosestudiosdeMedicinaquecompartíanylacircunstanciadequeamboscoincidiesenenlamismaaula,alacual su vivo celo les hacía acudir los primeros todas las mañanas, hicieron quenacieseunaestrechaamistad,puesTeobaldo(asídenominabaAlbanasuamigo)eramuy expansivo y abierto. Sin embargo, a medida que pasaban los días, ibadesarrollándose en él una sensibilidad casi femenina y una imaginación idílica,caracteres que en un tiempo como el actual, semejante a un gigante armado quemarcha hacia adelante sin cuidarse de lo que destroza a su paso, resultaban tanmezquinosytanmelindrososquelamayorpartedelagentesereíadeél.SoloAlban,llenodeindulgenciasporeltiernocarácterdesuamigo,nodesdeñabaseguirleasuspequeños jardines fantásticos, aunque hacía lo posible para devolverle a las rudastempestadesdelavidarealydespertardeestemodolaschispasdefuerzaydevalorqueexistíanquizáenel fondodesualma.Albancreíaquedebíahacerestoconsuamigo,puesconsiderabaquelosañosdeUniversidadsonelúnicotiempodequesedisponeparaacumular lasfuerzassuficientesyoponerresistenciaa los inesperadosgolpesdeldestino,semejantesalrayoquedescargaderepenteenuncielosereno.Elplan de vida que se había establecido Teobaldo era enteramente conforme a sucaráctersencilloyalcírculodesusamistades.Pensaba,despuésdehaberterminadosusestudiosyobtenidoeltítulodedoctor,regresarasuciudadnatalparacasarseconlahijadesututor(élerahuérfano),conlacualsehabíacriado,ytomarposesióndeuna considerable fortuna, viviendo solo para sí y para su arte sin practicarlo. El

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magnetismo animal recientemente descubierto, cautivaba enteramente su alma.Asíque,despuésdehaberestudiadoconahínco,bajoladireccióndeAlban,todoloquese había escrito acerca de estamateria, y después de haber hecho experimentos élmismo,rechazótodoslosmediosfísicosporencontrarloscontrariosalaideapuradela influencia de las fuerzas activas de la Naturaleza, idea que era el sistema delmagnetismodeBerberin,osea,laantiguaescueladelosespiritualistas».

ApenasOttmarpronuncióporvezprimeralapalabra«magnetismo»,elrostrodeBickert se contrajo de pronto, imperceptiblemente. Luego aumentó lamueca y fuetensando in crescendo todos los músculos de su cara, de modo que alcanzó elfortíssimo cuandomiró al barón con un semblante tan grotesco que éste estuvo apuntode soltar lacarcajada.Cuandose levantó,haciendocomoque ibaa tomar lapalabra,Ottmarseapresuróapresentarleunvasodeponchequeelpintorbebiódeuntragocongestodemalicia.Aquél,sonriendo,continuósurelato.

«Alban se había entregado en cuerpo y alma al mesmerismo, cuando se ibapropagando la doctrina delmagnetismo animal, y era partidario hasta de las crisisviolentasqueTeobaldorechazabaconhorror.Mientraslosdosamigosexponíansusdiversas opiniones acerca del tema, lo que daba lugar a numerosas discusiones,sucedió que Alban, que no podía negar muchas de las experiencias hechas porTeobaldoyquecedíainvoluntariamentealasseductorashipótesisdeéste,cadavezseibainclinandomásalmagnetismopsíquico,hastaquealfinsehizopartidariodelanuevaescuelaquereuníalosdosmétodos,alestilodeladePuysegur.PeroTeobaldo,porlogeneraltanpropicioasometerseaconviccionesextrañas,estaveznoseseparólomásmínimodesusistemaeinsistióenrechazartodamedicinafísica.

La ambición de Teobaldo, a la que quería consagrar su vida, era dedicarse apenetrar en lasmisteriosas profundidades de la influencia psíquica y, aplicando suespíritucadavezmásfijamenteymáslibredeotrasinfluencias,convertirseendignodiscípulodelaNaturaleza.Conesteobjeto,lavidacontemplativa,alaquesehabíadedicado,deberíaserunaespeciedesacerdocioyélseríasantificado,porunaseriede iniciaciones cada vez más elevadas, hasta que le fuese permitido entrar en lascámarasmás ocultas del sagrado y gran templo de Isis.Alban, que tenía una granconfianza en el carácter de Teobaldo, le animó en su proyecto y, cuando por finalcanzó su objeto, o sea, doctorarse y decidió regresar a su patria, las palabras dedespedida de Alban fueron para decirle que se mantuviese fiel a lo que habíaemprendido.

Poco tiempo después, Alban recibió una carta de su amigo, cuya incoherenciadabamuestrasdesudesesperaciónydeldesordeninteriorquesehabíaapoderadodeél.Lafelicidaddesuvida,leescribía,quedabadestruidaparasiempreyqueríairsealaguerra,puesabandonadoporsujovenprometidasololamuertepodíalibrarledeladesgraciaqueledestrozaba.Albannodescansóunmomentoypartióalinstanteparaverasuamigo,ysolodespuésdemuchosesfuerzosinfructuososlogródevolverasuespírituciertogradodetranquilidad.LamadredelajovenamadadeTeobaldorefirió

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a Alban que, al pasar las tropas extranjeras, habían alojado en casa aun oficialitaliano,quiena laprimeramirada se enamoróardientementede suhijay lahabíapretendido con el fuego que caracteriza a los de su nación. Dotado de todas lasgraciasqueenamoranalasmujeres,enpocosdíasdespertóenellaunsentimientotalque el pobre Teobaldo fue olvidado completamente y desde entonces solo vivió yrespiró por el italiano. Tuvo éste que marcharse a la guerra y, a partir de aquelmomento, la persiguió la imagen de su amado. Veíale herido en sangrientoscombates,caeratierra,morirconsunombreenloslabios,atalpuntoquelapobrejoven llegó a un estado de tal confusiónmental que ni siquiera pudo reconocer alpobreTeobaldo,quellegabamuycontentoconlaesperanzadeabrazarasuamada.Cuando Alban pudo lograr que Teobaldo volviese a la normalidad, diciéndole elmedioinfaliblequehabíaconcebidoparadevolverleasuamada,éstehallóelconsejodeAlbantanconformeasusíntimasconviccionesquenodudóuninstanteensufelizéxito,por loquesiguióciegamente loque le indicósuamigo…¡Yasé,Bickert, loquevasadecir!—seinterrumpióelnarradoralllegaraquí—.SientotupenaynadamediviertemásqueladesesperacióncómicaconquecogesahoraelvasodeponchequecontantagraciateofreceMaría.Perocalla,teloruego;tusonrisaagridulceeselmejordeloscomentarios;mejorquecualquierpalabraquepudieraspronunciaryquenoharíamásqueestropearelefectodemirelato.Loqueyotengoaúnquedecirestan admirable y benéfico que estoy seguro de que lo escucharás con interés. Así,pues,prestadmeatención,yvos,padremío,veréiscómocumplomipalabra».

Elbarónsolocontestóconun«¡hum,hum!»,mientrasMaríamirabaaOttmarconsusclarosojos,apoyandosuhermosacabecitaenlasmanos,demodoquesusrubiosyabundantescabellosondeabanporencimadesusbrazos.

«Si los días de la joven eran agitados y espantosos—prosiguió Ottmar—, lasnocheseranhorribles.Todaslasimágenesquelaperseguíanalaluzdiurnasurgíanaloscurecerconfuerzamáspoderosa.Llamabaconacentodesgarradorasuamadoy,enmedio de ahogados sollozos, parecía que iba a exhalar su alma junto al cadáverensangrentado de aquél. En el preciso momento de la noche en que estos sueñosangustiabanmása la joven, lamadre, siguiendo losconsejosdeAlban,conducíaaTeobaldo juntoasu lecho.Sentábaseélallíydirigíahaciaellasupensamientocontodalaenergíadesuvoluntad.Despuésquehuborepetidoestovariasveces,parecióqueelefectodelossueñoseramenor,queeltonoestridenteypoderosoconqueantesgritaba el nombre del oficial, se hubiera convertido en un lento esfuerzo parapronunciarlo, y profundos suspiros venían frecuentemente a aliviar su pechooprimido… Entonces, Teobaldo cogía una de las manos de ella entre las suyas ypronunciaba suave, suavemente, su nombre.Muy pronto vióse el efecto. La jovenmurmurabaahoraelnombredeloficialentrecortadamente;parecíacomositratasederecordarcadasílabaycadavocal,comosialgoextrañoseinterpusieraenlaseriedesuspensamientos.Prontonodijoyanadamás.Soloelmovimientodesuslabiosdabalasensacióndequequeríahablar,peroqueciertoefectoexteriorseloimpedía.Esto

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se había repetido ya varias noches consecutivas, así que en una de ellasTeobaldo,estrechando entre las suyas unamano de ella, empezó a hablarle en voz baja confrasesentrecortadas.PorindicacióndeAlban,lehablódelostiemposdesuinfancia,a los cuales retornaba.Ora se veía correteando conAugusta (hasta ahora no habíarecordado el nombre de la joven) por el gran jardín del tío y cogiendo para ellahermosas cerezas, subiéndose a lomás alto de los árboles, pues él siempre se lasarreglabaparaocultarlasalosojosdelosdemásniñosydárselasaella,orarogabaasutíoconahíncoquelesenseñaseelbelloylujosolibrodeláminasconlostrajesdetodas lasnaciones.Entonces losdosniños,arrodilladossobreunasillae inclinadossobre lamesa, lohojeaban.Encadapáginahabía siempreunhombreyunamujer,representando una región de su patria, y siempre eran Teobaldo y Augusta. Ellostambién deseaban estar en aquellas regiones vestidos con aquellos trajesextraordinariosypoderjugarconlashermosasfloresylasbellasplantas.

Cuántoseextrañólamadre,cuando,unanoche,Augustaempezóahablarcomosi hubiera asimilado de repente las ideas de Teobaldo. Ella también se habíaconvertidoenunaniñadesieteaños,yahoraambosjugabanjuntos.InclusoAugustarecordó hasta los acontecimientos más característicos de sus años infantiles. Erasiempremuy violenta y se rebelaba con frecuencia contra su hermanamayor que,siendodemuymalcarácter, laatormentabasinmotivo, loquedabalugaramásdeunaescenatragicómica.

Enciertaocasión,unatardedeinvierno,estabanlostresniñossentadosjuntos,ylahermanamayor,depeorhumorquenunca,molestabaa lapequeñaAugustacontantaobstinación,queéstallorabaenojadayentristecida.Teobaldodibujabacomodecostumbre toda clase de figuras que sabía explicar luego sensatamente. Para vermejorquisoespabilarlavela,peroinvoluntariamentelaapagó.EntoncesAugustaseaprovechó y rápidamente abofeteó a su hermana, en reciprocidad por lospadecimientosanteriores.Lachicaechóacorrergritandoyllorandoyfueadecirleasupadre,tíodeTeobaldo,queéstehabíaapagadolaluzyluegolehabíapegado.Eltío apresuróse y fue a reprochar a Teobaldo sumaldad. Éste, que sabíamuy bienquién tenía la culpa,nonegóhaber realizadoesta acción.Augusta sepuso furiosa,cuando oyó a Teobaldo acusarse de haber apagado la vela y luego pegar a suhermana.Cuantomáslloraba,másseesforzabaeltíoentranquilizarla,diciéndolaqueelverdaderoculpableyaestabadescubiertoy frustrada toda laastuciadelmalvadoTeobaldo.Undíaenqueeltíosedisponíaapropinarleaaquélundurocastigo,ellasintió que se le partía el corazón y entonces confesó todo; pero el tío no tuvo encuenta esta confesión, convencido de que era efecto del extraordinario amor quesentía la joven por su primo, y la obstinación de Teobaldo, que se sentía feliz depadecer por Augusta con verdadero heroísmo, dióle motivo para castigar al tercomuchacho hasta hacerle sangre. El dolor de Augusta no tenía límites, toda laviolenciadesucarácteryloimperiosodesumaneradeserhabíandesaparecido.ElsuaveTeobaldodesdeahoraseconvirtióeneldueño,alcualseplegógustosamente.

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Élpodíadisponerasuantojodesusjuguetesydesusmáshermosasmuñecas,yasícomo antes, para estar a su lado, se veía obligado a coger flores y hojas para sucocinita,ahoraeraellaquienleseguíamuygustosaatravésdelamalezacuandoélmontabaensucaballodemadera.Asíesquesi la jovendependíadeTeobaldocontodasualma,enparteeradebidoalinjustotratamientoqueéstehabíapadecido,yquela había inflamado de amor. El tío dióse cuenta de todo, pero solo muchos añosdespuéssupocongransorpresalaverdaddelsucesoyyanodudómásdelverdaderoy recíproco amor de los dos niños, y entonces aprobó demuy buena voluntad sudeseodepermanecerunidostodalavida.

Precisamenteaquel acontecimiento tragicómicode su infanciadeberíade servirparaunirdenuevoalapareja.Augustaempezólarepresentacióndelaescenaenelmomento en que el tío llegaba encolerizado, y Teobaldo no se descuidó enrepresentarbiensupapel.HastaentoncesAugustasemostrabatodoeldíacalladayretraída, pero a lamañana siguiente a esta noche, confió a sumadre la inesperadanoticiadeque,desdehacíaalgúntiempo,soñabavivamenteconTeobaldo,yquelaextrañaba que no volviese y que no escribiese. Cada vez fue aumentando más sudeseodevolverleaver;asíqueTeobaldono titubeómásenpresentarseaAugustacomosiacabasedellegardeviaje,dadoquehabíaevitadocuidadosamentemostrarsedesdeaquelinstantehorribleenqueellanolereconoció.

Augusta le recibió dando muestras del mayor amor. Pronto le confesó,derramando abundantes lágrimas, que le había olvidado, y queun extranjero habíalogrado,medianteunpoderdesconocido,desterrarledesumemoriaysacarlafueradesí; pero la imagen bienhechora de Teobaldo, que se le apareció en sueños, habíaconjuradolosmalignosespíritus,dequiensehallabapresa.Ahorateníaqueconfesarquenopodíayanirecordarelsemblantedelextranjero,yquesoloTeobaldoeraelque reinaba en su corazón. Tras esto, Alban y Teobaldo pudieron convencersefirmementedequelaverdaderalocuraquesehabíaapoderadodeAugusta,quedabadisipadayqueyanohabíaningúnobstáculoalauniónde…».

Estaba Ottmar a punto de terminar su relato cuandoMaría, lanzando un gritoahogado, cayó desmayada de su silla en brazos de Bickert, que había acudidopresurosoacogerla.Elbarónselevantóasustado,OttmaracudióaayudaraBickert,yentrelosdoslatendieronenelsofá.Yacíapálidacomounamuerta,ytodahuelladevidahabíadesaparecidodesusemblanteconvulsivamentecontraído.

—¡Estámuerta,estámuerta!—gritóelbarón.—¡No—exclamóOttmar—,debevivir,tienequevivir!Albanvendráennuestra

ayuda…¡Alban!¿PuedeAlbandespertaralosmuertos?—replicóBickert—.En aquelmismo instante se abrió la puerta y entró el aludido. Con el aspecto

imponentequeleerapeculiar,seacercóensilencioalajovendesmayada.Elbarónlemirabadehitoenhitoconcólera;nadiepodíahablar.AlbanparecíanovermásqueaMaría,enlacualfijabasumirada.

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—María,¿quélesucede?—dijocontonosolemne,quehizoquelosnerviosdeellasecontrajeran.

Entoncesletomólamanoy,sincesardemirarla,dijo:—Señores,¿aquévieneestetemor?Elpulsoesdébil,peroregular…,creoquela

habitaciónestállenadehumo,abranlaventanayMaríaserecobraráalpuntodeesteataquedenerviosinofensivoynadapeligroso.

BickerthizoloquepedíayMaríaabriólosojos.SumiradasefijóenAlban.—¡Déjame, hombre horrible!Quieromorir sin tormentos—murmuró demodo

que apenas podía oírse, y dando la espalda a Alban, escondió su rostro entre losalmohadones del sofá, cayendo en un profundo sueño del que daba señales supausadarespiración.

UnaextrañaytemiblesonrisacruzóelsemblantedeAlban.Elbarónselevantó,comosiquisieradeciralgo.Peroaquél,mirándolefijamenteyconuntonograve,enelquesetransparentabaapesardetodociertaironía,dijo:

—¡Esté tranquilo, señor barón! La pequeña es algo impaciente, pero cuandodespiertedeestesueñobienhechor, loqueocurrirámañanaalasseisdelamañana,hayquedarledocedeestasgotas,yentoncestodosehabráolvidado…—ytendiendoaOttmarunfrasquito,quesacódesubolsillo,abandonólasalaconlentospasos.

—¡Yatenemosaquíaldoctormaravilloso!—exclamóBickert,cuandosellevaronaMaríadormidaasualcobayhubosalidoOttmar—.Lamiradaprofundayextáticade un visionario, el aire solemne, la predicción profética, el frasquito del elixirmaravilloso. Yo estaba mirando a ver si desaparecía por los aires comoSchwedenborg, o por lo menos como Beireis, que sabía trocar repentinamente elcolordesucasacadenegroencolorado.

—¡Bickert!—interrumpióelbarón,quehabíavistocómosellevabanaMaría,sinmoverse de su poltrona, mudo y consternado—. ¡Bickert! ¿Qué se ha hecho denuestradivertidavelada?…Yahabíapresentidoquenoshabríadesucederhoyalgunadesgracia, y que veríamos a Alban por algún motivo muy particular… Yprecisamente en elmismo instante enqueOttmar lemencionabahizo su aparicióncomoungenioprotectorquevelaconstantemente.¡Dime,Bickert!¿Haentradoporestapuerta?

—Sinduda—repusoBickert—,y ahora es cuando semeocurreque, comounsegundo Cagliostro, nos ha hecho un juego de manos que nuestra inquietud yansiedadnosimpidieronobservar,pueslaúnicapuertadelvestíbulolahecerradoyomismoyaquíestálallave…Pudieraserquemehubieraengañado,dejándolaabierta,pero… —fue a inspeccionar la puerta y volvió riéndose—. Es un Cagliostrocompleto,lapuertaestátancerradacomoantes.

—Hum—dijoelbarón—.Eldoctormaravillosoempiezayaa transformarseenunvulgarprestidigitador.

—Losiento—repusoBickert—,puesAlbantienefamadesermédicomuyhábily cuando nuestraMaría, siempre tan sana, enfermó de estemal de los nervios tan

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difícil de vencer, Alban la curó en pocas semanas mediante el magnetismo… Túaccediste con dificultad, aunque después de muchos discursos convincentes deOttmar, y porque veías que la hermosa flor, que antes elevaba al sol su corola tanlibreyatrevida,ahoralanguidecía…

—¿CreesquehicebienencederalosruegosdeOttmar?—preguntóelbarón.—Enaqueltiempo,sí—repusoBickert—,perolaprolongadaestanciadeAlban

nomeresultaagradable,yencuantoalmagnetismo…—¿Lodesechasporcompleto?—dijoelbarón.—Nada de eso—repuso Bickert—. No necesitaría para creer en él de tantos

fenómenos como produce y de los cuales he sido testigo. Sí, sémuy bien que lasmaravillosas relaciones y el encadenamiento de la vida orgánica de la Naturalezaenteraresidenenél.Perotodanuestrasabiduríaesobraimperfecta,y,sielhombrelograsepenetrarlossecretosdelaNaturaleza,tendríayoentonceslasensacióndelamadre que, habiendo perdido un instrumento cortante que le servía para labrarmuchos objetos hermosos para alegría y recreo de sus hijos, temía que éstos sehiriesenalquererimitarlaenlaconfeccióndelasmismasobras.

—Acabas de expresar mi propio modo de pensar muy certeramente—dijo elbarón—, pero respecto a Alban, no veo claro cómo coordinar todos los extrañossentimientos que experimento en su proximidad. Algunas veces creo poderexplicarme todo. Su profunda ciencia puede hacerle parecer a veces un charlatániluso, pero su celo y sus triunfos le hacen digno de estimación. Sin embargo,únicamentecuandoestáausente semeapareceasí.Pero si seacerca, su imagensemuestra en otra perspectiva, con rasgos deformes, tomados aisladamente sin poderformaruntodoanálogo,yentoncesmellenodeterror.CuandohacemuchosmesesOttmarlotrajoaquí,comoasumásíntimoamigo,tuvelasensacióndequelehabíavistoenalgunaparte.Susfinosmodales,suconductareservadamegustaron,peroengeneralsupresenciamedesagrada.Muypronto,yestoesloquemellegabaalalma,después de la llegada deAlban,María se vio atacada de una extraña enfermedad.DeboconfesarqueAlban,cuandoalfinlellamamos,emprendiósucuraciónconunceloincomparable,conunaconstancia,conunamoryunafidelidadque,graciasalbuen éxito que obtuvo, le mereció un afecto y un reconocimiento sin límites. Yohubieraqueridollenarledeoro,perocadapalabradegraciasmeresultabadifícil,yaque, incluso, sumétodomagnéticome inspiraba tantomás horror cuantomejor lesalía.Cadadíameresultabamásodioso.Avecespenséquepodíalibrarmedelmayorpeligro, sin que, por ello, yo lemirase con buenos ojos. Su carácter solemne, susdiscursosmísticos,sucharlataneríacuandomagnetizabaporejemplolostejados,losálamos y algunos otros árboles, cuando con sus brazos extendidos hacia el Nortepretendía atraer una fuerza nueva emanada del principio universal. Todo esto meconmueve,apesardeldesprecioquesientodesdeelfondodemicorazónacercadesemejantescosas.Pero,escucha,Bickert,escuchabienloquemeparecemásextraño:desdequeAlbanestáaquínohagomásquepensarenelmayordanés,cuyahistoria

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¿T

oshereferidohoy.Ahora,precisamenteahora,cuandomehablóconaquellasonrisasardónicay casi infernal, fijando enmí susgrandesojosnegros comocarbones, elmayorestabadelantedemí…,yeraunasemejanzahorrible.

—Ahorameexplicoporfin—dijoBickert—tusextrañossentimientos,estararaidiosincrasia.NoesAlban,no,sinoelmayordanéselque teatacayatormenta.Elbuen doctor paga la pena de su nariz encorvada y de sus ojos negros radiantes.Tranquilízateenteramenteyquítatedelacabezaesasideassombrías…Albanpuedeser un visionario, pero seguramente quiere el bien y lo practica, dejémosle suscharlatanerías como un juego inocente y concedámosle nuestro aprecio como amédicohábilyentendido.

ElbarónselevantóytomandoaBickertlasmanosdijo:—Franz,loqueacabasdedecirvaencontradetuíntimaconvicción.Noessino

un paliativo que empleas para calmar mis temores e inquietudes… Pero yo loconozcoenelfondodemialma:Albanesmidemonioenemigo.¡Franz!,teloruego,estate atento, aconseja…, ayuda…, sé un apoyo en el caso de que algún accidenteviniese a hacer vacilar el viejo edificio demi familia. Yame entiendes…, ni unapalabramás.

Los amigos se abrazaron en silencio y ya hacía mucho que había pasado lamedianoche cuando cada uno de ellos, pensativo e inquieto, se dirigió a suhabitación. A las seis en punto María se despertó, como había predicho Alban.Siguiendo sus instrucciones se le dieron las doce gotas de la botellita y dos horasdespués apareció alegre y hermosa en la sala donde el barón,Ottmar yBickert larecibieronalegremente.Albansehabíaencerradoensucuartoymandódecirqueunacorrespondenciainteresanteletendríaocupadotodoeldía.

FRAGMENTODEUNACARTADEMARÍAAADELGUNDA

ehassalvadoporfindelospeligrosydelasangustiasdeestahorribleguerra,contralacualhallasteunasiloseguro?¡No!

Nopuedoexpresarte,amigademicorazón, loquehesentidoal recibirnoticiastuyasdespuésdetantotiempo.Porpocorasgolacarta,abriéndolaapresuradamente,

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con la impaciencia de leerla. La he leído y releído, sin poder entender lo quemedecías, hasta que, habiéndome tranquilizado, supe con alegría que tu hermano,miqueridoHipólito,estábien,yqueprontoleveré.Asípues,¿nohasrecibidoningunade mis cartas? ¡Ay, querida Adelgunda! Tu María ha estado muy enferma, muyenferma,peroahoraestámejor,aunquemimalfuetanincomprensible,hastaparamímisma,queaúnahorameestremezcosolodepensarlo.Yestaemoción,segúndicemihermanoyelmédico,estambiénunsíntomadeenfermedad,quedebedestruirseradicalmente.

Nomepidasquedigaquéesloquehetenido,puesniyomismalosé.Nopuededarsenombreamipadecimiento,aunque lapazy laalegríahabíandesaparecido…Todomeparecíatransformado…Palabrasdichasenaltavoz,pasosquemeheríanlacabezacomoaguijones.Algunasvecesobjetosinanimadosentornomíotomabanvozyacento,yconlenguajeextrañomemolestaban.Lasfantasíasmásextrañasveníanaarrancarme de la vida real. ¿Querrás creer, mi buena Adelgunda, que las locashistoriasdehadasde«Elpajaritoverde»,delPríncipeFakardin,deTrebisonda,yquéséyocuántosmás,comonossabíacontartanbienlatíaClara,tomaronparamíuncarácter verdaderamente terrible, porque era yo misma la que sufría lastransformacionesdequemehacíavíctimaalgúnperversogenio…?Sí,ahorasuenaaridículo decir hasta qué punto estas tonterías obraban en mí y de qué modo tanpernicioso,díaadía,ibaponiéndomemásdébilylánguida.Meafligíamortalmentepornada,ymealegrabahastalalocuraporcualquiertontería,asíesquemeconsumíainteriormenteentrelosviolentosataquescontradictoriosdeunafuerzadesconocida…Ciertosobjetos,queantesnisiquieramiraba,nosolomellamabanlaatención,sinoquehastameatormentaban.Asíesquetoméhorroralosliriosymedesmayabaalveralgunasdeestasflores,aunqueestuviesendistantes.Porqueveíasalirdesusblancoscálicesdiminutosbasiliscosbrillantesqueselanzabancontramí.

Pero ¿cómo podré darte, querida Adelgunda, una idea del estado en que meencontraba, al que no podría dar el nombre de enfermedad, si no me hubieradebilitadoprogresivamentehastaelpuntoquemeconsideréyacercanaalamuerte?… Sin embargo, voy a decirte algo muy particular y que tiene relación con micuración,lacualdeboaunexcelentehombre,queOttmarhabíaintroducidoencasayque,entretodoslosfamososyhábilesmédicosdelaciudad,esseguramenteelúnicoque posee el secreto de curar pronto e infaliblemente una enfermedad tan extrañacomolamía.

Perolomásextrañoesqueenmissueñosyvisionesveíaconstantementeaparecerunhombrehermosoygrave,que,apesardesujuventud,meinspirabaunaprofundaveneraciónyque,bajodiversostrajes,perosiempreconunatúnicatalarrastreanteyuna corona de diamantes en la cabeza, representaba al rey romántico del mundoimaginariodeloscuentos,yconjurabalosmaloshechizos.Unaunióníntimaytiernadebíaexistirentrenosotros,porquemedemostrabaunafecto,porelcualyohubieradadomivida.TanprontosemeaparecíacomoelsabioSalomón,comootrasveces

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sin saberporquépensabaenelSarastrode«La flautaencantada»,quehabíavistorepresentarenlaciudad.¡Ay,queridaAdelgunda!,imagínatequémiedosentícuandoalveraAlbanporprimeravez,reconocíenélalreyrománticodemissueños.AlbanesjustamenteelmédicoextraordinarioquetiempoatrásOttmarhabíatraídocomosuamigo íntimodesde laciudadyque,sinembargo,enaquellaprimeraycortavisitamehabíaresultadotanindiferentequeniaunrecordabasuaspecto.Cuandovolvió,llamadoparaprocurarmicuración,mefueimposibledefinirlaextrañasensaciónquesu aspectome infundía…ComoAlban tiene por lo general en su fisonomía y entodos susmodales una cierta dignidady algode imperativoque le hace superior acuanto lerodea,mepareció,desdeelmomentoenquefijóenmísumiradaseriaypenetrante,quedebíasometermesincontradicciónatodoloquemeordenase,comosilebastasequerermicuraciónparaobtenerla.

Ottmardecíaque ibaa tratarmeporelmagnetismo,yqueAlban,pormediodeciertos procedimientos debía ponerme en un estado de exaltación y de sueño, aldespertar del cual, sería capaz de ver yomismami enfermedad y de establecer elmodo de curarme. No podrás creer, querida Adelgunda, el gran sentimiento deinquietud,temorysustoquemeagitaba,cuandopensabaenaquelestadosuperiorenquedebíaencontrarme.Sinembargo,veíamuyclaroqueeranvanosmisesfuerzosparasustraermealoquehabíadecididoAlban.

Seemplearonlosmediosprevistosy,apesardemirepugnanciaydemistemores,tengoquedecirque solohe sentidoefectos saludables.Volvieronmiscoloresymialegría,y,envezdeestatensiónterriblequehacíadelascosasmásindiferentesunsuplicio,meencuentroahoraenunestadobastante tranquilo.Handesaparecido laslocasvisionesdemissueños,eldormirmedescansa,ylasextrañasimágenesqueseme aparecen durmiendo,me divierten en vez de atormentarme.Medita en esto unpoco, amiga Adelgunda: ahora sueño con frecuencia. Por ejemplo, con los ojoscerrados,comosi tuvieseunnuevosentido,puedoreconocer loscolores,distinguirlosmetales,leer,etc.,cuandoAlbanmelopide.Confrecuenciamemandaexaminarmi interior y decirle todo lo queveo en él, lo quehago almomento con lamayorexactitud.

Algunas veces, de pronto, pienso en Alban, le veo delante de mí y caigoinsensiblemente enun estado soñoliento enquepierdopor fin la conciencia demiindividualidad,yentroenunaesferadeideasextrañasquetienenelbrilloylapurezadeloroyquemepenetrandeunaanimaciónsingular.Reconozco,entonces,queesAlban quien formula en mí sus divinas ideas, y que él mismo, como chispavivificadora, está en mi interior. Y si él me dejara, espiritualmente se entiende,porqueladistanciafísicameesindiferente,todosedesvanecería.Soloenélyconélpuedovivirdeverdad,ysi,dependiendodeél,seseparasedemíespiritualmente,miexistencia sucumbiría en un desierto mortal. Sí, mientras estoy escribiendo estaslíneassientomásquenuncaqueéleselúnicoquemeinspiraalexpresarcómomiserdependedelsuyo.

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No sé, querida Adelgunda, si te parecerá ridícula o al menos atacada de unamaníafantástica;nosésimecomprenderás.TengolasensacióndequetuslabioshanpronunciadosuaveytristementeelnombredeHipólito…Créeme.NuncaheamadotantocomoahoraaHipólito;muchasveceslenombroenmisoracionesparaqueDiosle preserve de todomal, para que los santos ángeles le protejan en las sangrientasbatallas.PerodesdequeAlbanesmiseñorydueño,meparecequesoloesporélporquienpuedoamarmásprofundayardientementeaHipólito,eimaginoquetengoelpoderdelanzarmehaciaélcomoungenioprotector,ycubrirleconmisruegoscomoun serafín con sus alas, de modo que se frustre la muerte que siempre espíaastutamente.Alban,elhombreexcelenteysublime,meconduciráasusbrazoscomouna esposa santificada por esta vida espiritual. Pero ¿la niña inexperta puedeaventurarsesinsumaestroenlastempestadesdelmundo?…

HacemuypocoquehellegadoaconocerdeltodolaverdaderamagnanimidaddeAlban…Pues¿quierescreer,queridaAdelgunda,quecuandoestabamásenfermayenlosmayoresataquesdeirritación,enmiinteriorselevantabansospechascontramidueñoy señor?Creíayohaberhecho traiciónal amorya la fidelidadcuandoveíaelevarsedelantedemí,inclusoenmediodemisoracionespormiHipólito,lafiguradeAlbanirritadayamenazadora.Porquedeseabaaventurarmesinél,traspasandoloslímitesquemehabíaprescrito,comoelniñotraviesoeindócila losconsejosdesupadre,quesaledeltranquilojardínparacorrerporelbosque,enelqueferocesbestiassanguinarias acechan su presa detrás de los verdes y floridos matorrales. ¡Ay,Adelgunda!, quédesgraciadamehacían estasdudas crueles.Ríetedemí si tedigoque hasta llegué a pensar queAlbanme tendía un lazo y bajo la apariencia de unsalvadormilagrosopensabaencenderenmiinteriorunamorterrestre.¡Ay,Hipólito!Recientementeestábamosreunidosmipadre,mihermanoyelviejoBickert.Alban,según su costumbre, no había vuelto aún de su largo paseo diario. Tratábamos desueñosymipadre,comotambiénBickert,noshabíacontadotodaclasedehistoriasmaravillosasyentretenidas.OttmartomólapalabraynarrócómounamigodeAlban,siguiendosusconsejosysudirección,logróalcanzarelardienteamordeunajoven,estando junto a ella, sin que ella lo supiese, durante su sueño, y apoderándose enfavor suyo, pormediosmagnéticos, de la dirección de sus pensamientos. Sucedió,además, que mi padre, así como también el anciano amigo Bickert se declararonenemigosdelmagnetismo,ydeciertomodo,acusadoresdeAlban.

Todaslasdudasquehabíaconcebidocontramimaestrosedespertaroncondoblefuerzaenmiinterior.Supusequesevalíademaniobrasmisteriosasydiabólicasparahacerme su esclava, y queme ordenaba solo pensar en él y dejar aHipólito.Unaemoción desconocida me llenó entonces de ansiedad mortal. Veía a Alban en suaposento rodeado de extraños instrumentos, de feas plantas, de piedras y metalesradiantes y de horribles animales, describiendo círculos por el aire con gestosconvulsivosdesusmanosybrazos.Surostro,por logeneral tan tranquiloygrave,presentabael aspectodeunahorrible larvayde susojosenrojecidos raptaban,con

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asquerosa ligereza, inmundosbasiliscos, lisosybrillantes, tal comoantes loshabíavistosalirdelacoroladeloslirios.

Derepentemeparecióqueuntorrentedehielocaíaporencimadelaespalda.Y,al despertar de la especie de desmayo en que me encontraba, vi delante de mí aAlban…Pero ¡Diosmío, aquél no era, no, la larva espantosa quemi imaginaciónhabía creado! ¡Cómome avergoncé demímisma al día siguiente por la mañana!Albanyasabíalasdudasqueyoalbergabahaciaél,ysolosuafectuosabenevolenciale impidió dármelo a conocer. Pero ya sabía él cómo se me había presentado supersonapuestoque leedentrodemisermismássecretospensamientos, loquemeimpideocultarmiveneraciónysumisiónhaciaél.

Además, él dio poca importancia ami estado enfermizoy atribuyóúnicamenteaqueldesvanecimientoalhumodeltabacoturcoquemipadrehabíafumadodurantela velada.Tendrías que haber visto con qué previsor cuidado y con qué paternalesdesvelos me trató entonces mi dueño. No es solamente el cuerpo el que sabeconservar saludable, ¡no!…, es también el espíritu, al que conduce a una vidasuperior.

Si tú,mi buena y queridaAdelgunda, pudieses estar junto amí, gozarías de lavida realmente bienaventurada que aquí llevamos, en medio de una apacibletranquilidad.Bickert siguesiendoelalegreancianodesiempre.MipadreyOttmarsonlosúnicosquedecuandoencuandomuestranunhumorsombrío;lamonotoníadenuestrascostumbresnolesvaaestoshombres,acostumbradosaunavidaactiva.AlbannoshablaconlenguajepomposodelastradicionesydelosmitosdelaIndiaydel antiguo Egipto, y amenudo esto provoca enmí, bajo las frondosas hayas delparque,unsueñoinvencibleyvivificante,delquedespiertomuchomásanimada.Mecomparo,entonces,aMirandaen«Latempestad»,deShakespeare,cuandoPrósperoprocura en vano mantenerla despierta para que pueda escuchar su relato.RecientementeOttmarmerecordabalaspalabrasdePróspero:«Cedealafatiga,puesno puedes hacer otra cosa»… «Ahora, mi querida Adelgunda, ya conocesenteramentemividainterior.Tehecontadotodoyestoaliviamicorazón.VanunaslíneasadjuntasparaHipólito…».

FRAGMENTOSDEUNACARTADEALBANATEOBALDO

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H aquedadoatrás.Ladevociónincluyelapiedadytodaacciónpiadosaesunahipocresía, cuandosehaceparaengañaralprójimoopara recrearseconeldeslumbranteresplandordelabrillanteaureoladeorofalso,concuyaayuda

sehacoronadosanto…¿Nohassentidoalgunasveces,queridobrahmán,elevarseentuinteriorideasquenopodíasconciliarconlasquetienesporjustasy,prudentes,acausa de la costumbre que te inspiró la caducamoral de las nodrizas?Todas estasdudas contra las lecciones virtuosas de la Madre Oca, todas estas hirvientesinclinaciones que vienen a romperse contra el dique opuesto a su torrente por elsistema de los moralistas, la irresistible tentación de sacudir alegremente en elespaciolasrápidasalasdequeunosesienteprovisto,lanzándosehacialasregionessuperiores, son lazos de Satanás, contra los cuales nos previenen los pedantesascéticos.DebemoscerrarlosojoscomoniñoscrédulosparaevitarquedarnosciegosporlosdeslumbrantesrayosquenosmuestralaNaturaleza.

Cualquier inclinación, que nos proponga un objeto superior para ejercicio denuestras facultades mentales, no debería considerarse ilícita, sino por el contrario,algo inseparable de la naturaleza humana y que cumple los fines de nuestraexistencia.¿Acasonoesotralafinalidadperfectadelaaplicacióndenuestrasfuerzasfísicasypsíquicas?

Quiero que estés convencido de que yo siento gran consideración por tu vidacontemplativa y por los esfuerzos que haces para desentrañar los secretos de laNaturalezacontuagudapenetración.Peroenvezdeobrarcomotú,quetecomplacesenlaobservaciónpasivaycalladadelallavedelosdiamantes,yolacojoconosadíayatrevimientoyabrolasmisteriosaspuertas,antelasquetúpermanecerásportodalaeternidad. Si estás preparado para la lucha, ¿por qué te quedas en esta perezosaquietud?Todalaexistenciaesluchayprocededelalucha.Enunclimaestimulante,los poderosos obtienen el triunfo, y con los vasallos, subyugados, se aumenta sufuerza.Yasabes,queridoTeobaldo,queyosiempreheestatuidoestaluchahastaparaelespíritu,yquesiempreheafirmadoosadamentequehastalaprepotenciaespiritualdeloshijosmimadosdelaNaturaleza,eldominioquesearrogan,luegolessirvedealimentoydefuerzaparamásaltosvuelos.Lasarmasconlasquenosotros,losqueposeemosfuerzaypoder,podemosemprenderlaluchaespiritualcontraelprincipiosubalterno,puedoasegurarqueestánennuestraspropiasmanos.

Entonces, ¿cómo es que aquella penetración, aquel completo dominio delprincipioespiritual,queestáfueradenosotrosyquellamamosmagnetismo(aunqueesta denominación no baste), que procede de una auténtica fuerza física actuante,representajustoloquequeremossaber?Fueprecisamenteunmédicoelprimeroquehablódeestossecretosalmundo,secretosqueunaIglesiainvisibleconservabacomosumásvalioso tesoro, para utilizarlos como tupidovelo, quenopodía traspasar lasimplemiradadelosnoconsagrados.¿NoesabsurdopensarquelaNaturalezanoshaconcedidoun talismánmaravillosoquenoshace reyesdel espíritu,yquepodemos

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curar el dolor de muelas y de cabeza, o lo que sea, con él? No, es el inmediatodominiodelprincipioespiritualde lavida loque tratamosdeobtenerpor todos losmedios, cuando estamos familiarizados con la poderosa fuerza de aquel talismán.Doblegándoseantesuhechizo,elespíritusubyugadosoloexisteennosotros,yconsufuerzanos nutrey fortifica.El foco, en el que todo lo espiritual se reúne, esDios.¡Cuantosmásrayossereúnenparaformarunapirámidedefuego,máscercaestáelfoco!¡Cómoseextiendenestosrayospordoquier!Abarcanlavidaorgánicadetodala Naturaleza, y es el brillo de lo espiritual lo que anima a las plantas y a losanimales. El esfuerzo hacia este dominio es el esfuerzo hacia lo divino, y elsentimientodelpoderaumentaenrelacióndesufuerzaelgradodebienaventuranza.¡Laideadetodalabienaventuranzaestáenesefoco!Quémezquinasydespreciablesmeparecentodaslasvanaspalabrasquesedicenacercadeaquellamagníficafuerzaquetienenlosconsagrados.Secomprendebienquesoloelpuntodevistaelevadoseala expresión de una íntima consagración, que conduce asimismo a una acciónelevada.

Despuésde todoestocreerásquesoycontrarioalempleode todomediofísico,peroenrealidadnoesasí.Precisamenteaquíesdondetanteamosenlaoscuridad,yaquenovemosclarolarelacióndeloespiritualconlocorporal,ypodríadecirquelosmedios físicos soncomo losatributosqueeldominador llevaen lamano,aquéllosconlosquesubyugaalosvasallosdesconocidos.

Yomismonosécómohe llegadoahablarcontigo,Teobaldomío,acercadeunasuntodelquesiemprehablodemalagana,puessientoquelaspalabrasvacíassolotienen peso y consistencia cuando nacen del convencimiento interior de unaorganización espiritual. Quisiera responder al reproche que me haces de haberseguido una tendencia que va en aumento y haber pecado contra tus opinionesmorales, y ahora es cuandomedoycuentadeque tehe referidomis relaciones encasadelbaróndeunamaneratanrapsódica,quepuededarlugaraunmalentendido.Voy a concederme cierto tiempo para recordar cómo fuemi entrada en la casa, ycuandomiqueridoybuenbrahmánpuedaseguirmeuninstanteenlaregiónenquememuevo,entoncesquedarélimpiodetodaculpa.

Ottmar es uno de estos hombres que, sin carecer de juicio y de razón, y hastadotadodeunavivezaentusiasta, abrazacon facilidad todo loque se lepresentadenuevo en el dominio de la ciencia; pero a eso se limitan sus pretensiones, y asíúnicamenteadquiereunconocimientosuperficialdelascosas,satisfechodesufuerzainterior.Sonhombresdotadosdeinteligenciaperoquenoprofundizan.

Comoyatehedicho,Ottmarmeesmuyadicto,yyo,viendoenélalcorifeodeuna clase de jóvenes sumamente numerosa, sobre todo hoy día,me complazco endivertirmeasucosta.Entraenmihabitaciónconlamismaveneraciónquesifueseelsantuario secreto e inaccesible del templodeSais, y, comoes undiscípulodócil ysumiso,hecreídoconvenienteconfiarle algunos juguetes inocentes,queélmuestratriunfantea losotroschicos,presumiendode losfavoresdelmaestro.Cuandohube

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cedidoasusruegos,acompañándolealasposesionesdesupadre,vienelbarónaunhombre caprichoso, acompañado de un viejo pintor humorista y excéntrico, quealgunasveceshacíadebufónmoralizadorysentimental.

No recuerdo loque tedijeantesacercade la impresiónquemeprodujoMaría,pero en este momento conozco queme sería difícil definirte lo que siento, de talmodoquepuedascomprendermebien…Enrealidad,yameconocesysabesquemisideasyaccionestienenunatendenciaespiritual,quesiemprehasidoincomprensibleparaelvulgo.Tienesqueconvencertedeque,apesardesualtaestatura,semejanteauna plantamagnífica que en su crecimiento se adorna de hojas y flores, tan ricascomo delicadas, y de sus ojos azules, dirigidos hacia el cielo, que parecen quererdescubrirloqueescondenanuestrasmiradaslaslejanasnubes…,enfin,queapesarde suangelicalbellezauna jovencomoella jamáspodría lanzarmeaaquelladulcelanguidezenquecaeunridículoenamorado…

ÚnicamenteeldescubrimientoinstantáneodeunasecretarelaciónespiritualentremíyMaría,fueloquemepenetródeunasensaciónverdaderamenteextraordinaria.Al mayor placer se junta el irritante aguijón de una rabia secreta nacida de laresistencia que encuentro en María…, una fuerza extraña y enemiga retenía suespíritucautivoycontrariabamiinfluencia.Contodalafuerzadeconcentracióndemi espíritu logré conocer a mi enemigo y entonces me dediqué en una luchaobstinadaareunirenmí,comoenunbrillanteespejo, todoslosrayosquebrotabandelalmadeMaría.

El viejo pintor me observaba más que los demás, y parecía adivinar el efectoproducidoenmíporlajoven.Quizáfueronmismiradaslasquemetraicionaron,puesel cuerpomanda sobre el espíritu de tal modo que elmenor de susmovimientos,oscilandoentresusnervios,obrahaciaelexteriorymodificalasfaccionesdelrostro,almenoslamiradadenuestrosojos.Medivirtiómuchoqueconsideraselacosadeunmodotan trivial;hablabasiempreenmipresenciadelcondeHipólito,elprometidodeMaría,ydesplegabadelantedemíelvariadoprogramadetodassusvirtudes,todolocualmeincitabaarisa,enmiinterior,alverlosafectosdignosdecompasiónquelos hombres abrazan con una pasión tan tonta y pueril; al mismo tiempo meregocijabaconoceresasunionestanprofundasqueproducelaNaturalezaydeposeerpoder tangrandeparavivificarlasyfecundarlas…AbsorberelespíritudeMaríaenmí mismo, toda su existencia, asimilar todo su ser en el mío, de modo que elrompimientode este íntimoenlacedebiese causar supropia aniquilación, tal era laidea de que procurándome una felicidad suprema, al mismo tiempo satisfacía losdeseosdelaNaturaleza.

Estaestrechauniónespiritualcon lamujer,queessuperiora todogoceanimal,hasta al más deleitable y elevado, conviene a un sacerdote de Isis, y además yaconocesmisistemaacercadeestacuestión.

La mujer ha recibido de la Naturaleza una organización pasiva en todas sustendencias. En ese abandono voluntario, en su facilidad, su inclinación a dejarse

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dominar por un ser extraño, estriba la infantilidad que caracteriza a lamujer cuyaconquistayabsorción,porsímisma,procuranunplacersinigual.Desdeentonces,apesar de que, como bien sabes, me volví a alejar de las posesiones del barón,permanezcoespiritualmentejuntoaMaría,yencuantoalosmediosdequemesirvoparaacercarmeaellamaterialmenteensecreto,afindeobrarmáseficazmentesobresuvoluntad,prefieronodecírtelos,puessondetallesquetepareceríanmezquinos,noobstanteservirparaalcanzarelobjetivopropuesto.

Muy pronto, María cayó en un estado fantástico que Ottmar debió considerarnaturalmentecomounaenfermedadnerviosa,y,asícomoyolohabíaprevisto,volvíalacasaencalidaddemédico.

María reconoció enmí al mismo que frecuentemente se le había aparecido ensueños,comosusoberanoentodoelbrillodelpoder,yloquehastaentonceshabíapresentido oscuramente, lo vio con los ojos del espíritu con toda claridad. Solonecesitémimiradaymifirmevoluntadparaponerlaenelestadodesonambulismo,quenoeraotracosaquesacarladesímismaytransportarsuvidaalaesferasuperiordeldueño.Miespíritulaacogióylaimprimióelmovimientonecesarioparahuirdelaprisiónmaterialque la reteníacautiva.Soloenestaabsolutadependenciademí,pudo María continuar viviendo y permanecer feliz y tranquila… La imagen deHipólitoyanoexisteparaella,sinoendébilesperfiles,queprontosedesvaneceránellosmismoscomoelhumo.

Elbarónyelviejopintormemiranconmiradasdeenemistad,peroesformidablela fuerza de queme ha dotado laNaturaleza. Un extraño sentimiento les obliga areconocermecomomaestro,aunodiándome.Yasabesdequéraramaneraconquistéel tesoro de los conocimientos secretos. Jamás has querido leer este libro, y sinembargohabrías quedado sorprendidode ver en él aclaradas,muchomejor que encualquiertratadodefísica,lasraraspropiedadesdealgunasfuerzasdelaNaturaleza,ylosmagníficosresultadosdesuempleo.Yonodesdeñoprepararconcuidadociertascosasquepodríanllamarseengaño,paraqueelvulgoseadmireyseasustedeloquemira,conrazón,comosobrenatural,yaqueelconocimientodelasverdaderascausasdestruyesolamentelasorpresamasnoelfenómeno.

Hipólitoescoronelenservicioactivo;yonodeseosumuerte;puedevolveryasími triunfo serámás espléndido, pues la victoria es segura.Aunque el enemigo seamástemiblede loquepienso,puedescreerconconfianzaqueelsentimientodemifuerza,etc…

ELCASTILLODESIERTO

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L atempestadhabíapasadoy,resplandeciendoconfuegorojizo,elsolponientepenetrabaenlassombríasnubesquepasabanraudas,disipándoseenblancosvapores. El viento vespertino agitaba sus alas y la marea de perfumes

emanadosdelosárboles,hierbasyfloresseesparcíaporelairetibioypuro.Cuandosalídelbosque,viextendersedelantedemí,enmediodelosfloridospradosdelvalle,laaldea,cuyacercaníamehabíaseñaladoelpostillónycuyopaisajeestabadominadoporlasgóticastorresdelcastillo,cuyasventanasbrillabanconlosrayosdelsolcomosisaliesenllamasdesuinterior.

Unsonidodecampanasycánticosreligiososllegaronamisoídosyvialolejosunacompañamientofúnebrequesedirigíaporelcaminodelcastilloalcementerio;alllegar a él, habían ya cesado los cánticos y, conforme al uso del país, se habíadescubiertoelféretrojuntoalatumbayelpárrocopronunciabaunsermónfúnebre.Aldisponerseacerrarelféretro,meacerquéymiréaldifunto.Eraunhombreyadeavanzada edad, cuyo rostro sereno y nada descompuesto parecía sumergido en unprofundoytranquilosueño.

Unviejocampesinodijomuyconmovido:—Mirad cuán tranquilo descansa nuestro viejo amigo Franz; que Dios me

concedaunfintanreligioso.¡Sí!,bienaventuradoslosquedescansanenelSeñor.Tuvelasensacióndequeaquéllaeralaverdaderaceremoniafunerariacelebrada

poreldifuntoy,en laspiadosaspalabrasdelcampesino,vi lamássublimeoraciónfúnebre.

Bajaronelféretroycuandolatierraempezóacubrirle,haciendounsordoruido,seapoderódemíunaamargatristezacomosiacabasendemeterbajoaquellatierraamimayoramigo.

Ya me disponía a subir la colina, en cuya cumbre estaba situado el castillo,cuando el cura se me acercó y le pregunté acerca del muerto que acababan deenterrar. Era el viejo pintor Franz Bickert, que desde hacía tres años vivía en elcastillo desierto, del que había llegado a ser el castellano. Tuve deseos de ver elcastillo; el sacerdote se había encargado de las llaves hasta la llegada del quepresentaselospoderescomoactualposeedor,yentré,nosinunapenosaangustia,enlosampliosyvacíossalones,queenotrotiempohabíanhabitadoalegresmoradoresyqueahoraestabandesiertosyenunsilenciomortal.

Bickert,durante los tresúltimosañosquepasóallí comounermitaño, sehabíaocupadomuyactivamenteensuarte.Sin lamenorayuda,niaunparaprepararle lamecánicanecesariaparasustrabajos,selanzóapintarenestilogóticotodoelprimerpisoenqueélocupabaunaposento.Alaprimeramirada,seadivinabanyaextrañasalegorías en la fantástica composición que había hecho de los temas heterogéneos,

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cuyoempleomotivaban los adornosgóticos.Una fea figuradediabloacechandoaunadoncelladormida,serepetíamuchasveces.VoléalaposentodeBickert.Susillónestabaaúnadospasosdelamesa,enlacualseveíaundibujoempezado,comosielpintor acabase en aquel momento de dejar su trabajo; del respaldo de su sillóncolgabasucapotegrisyungorro tambiéngrisestaba juntoaldibujo…Meparecíaque iba a ver entrar al anciano con su rostro complaciente, en el cual ni lospadecimientos de la muerte habían dejado huellas, dispuesto a recibir al visitanteextranjeroconcordialfranqueza.

Manifesté al sacerdote el deseo de permanecer algunos días, quizás algunassemanas, en el castillo. Pareció sorprenderle ymedijo que sentíamuchonopoderaccederamisdeseos,puestoquesedebíanponerlossellosjudicialesparaesperarlallegadadelposeedor,yqueningúnextrañopodíavivirenelcastillo.

—¿Y si yo fuera el poseedor de estos poderes? —le dije presentándole unaescrituramuyclaradelpropietarioactual,elbaróndeF.

Se sorprendiónopocoymehizomil cumplidos.Pensandoquenomegustaríavivir en el castillo desierto, me ofreció un aposento en su casa. Me excusé ypermanecí enel castillo, y allí fuedonde lospapelesquedejaraBickertmedieronocupación,enmishorasdeocio,delmodomásinteresante.Prontodescubríunpardehojas en las que con breves palabras, como corresponde a un diario, encontré laexplicacióndelacatástrofequeaniquilóunaramaenteradeunafamiliaimportante.Todoseexplicabaenunacarpeta,cuyocontenidollevabaestetítulohumorístico:Lossueñossonespuma,yenlosfragmentosdedoscartasquelacasualidadhizocaerenmanosdelpintor.

DELDIARIODEBICKERT

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mimortificación.¡Él ha llegado! Fresco, sano, magnífico, floreciente; los rizos de Apolo, la

soberbiafrentedeJúpiter,elojodeMarte,elaspectodelmensajerodelosdioses…¡Sí, en todo el héroe del queHamlet hace el retrato!María ya no existe en la

tierra,sehallaenelcielo…HipólitoyMaría…,¡quépareja!Pero yo no puedo fiarme de él… ¿Por qué se encierra así en su habitación?…

¿Porquéanda toda lanochedepuntillascomoelasesinoqueestáenacecho? ¡Nopuedo fiarme de él!… Hasta algunas veces me parece que, rápidamente, y sinmiramientos,podríaatravesarleelcorazónconlahojademiespada,diciéndoleconcortesía:Pardonnez!¡Nopuedofiarmedeél!

¡Singularacontecimiento!…Alacompañarporelcorredorhastasuhabitaciónamiviejoamigo,despuésdeunaconversaciónmuysinceraenquehabíamosabiertonuestrocorazón,unafiguradelgada,conunabatablancayunaluzenlamanopasópordelantedenosotros.Elbarónexclamó:

—¡Elmayor,Franz!¡Elmayor!Sin duda alguna, eraAlban y seguramente la luz que le alumbraba de arriba a

abajo, contrayendoaúnmás sus facciones, lehacíaparecer aúnmás feo.Veníadellado de la habitación de María. El barón se obstinó en ir a verla. Dormíatranquilamente como un ángel puro de los cielos…Mañana es por fin el día tandeseado desde hacemucho tiempo. ¡Dichoso,Hipólito! Pero qué terrorme inspiraesta aparición, a pesar de todosmis esfuerzos para persuadirme de que eraAlban.¿Pudiera ser que el demonio enemigo, que se aparece al barón desde su juventud,viniesecomoungeniofatalaamenazarledeunmodovisibleconalgunadesgracia?¡Pero, alejemosestos sombríospensamientos!Persuádete,Franz,dequeeste tejidode sueños espantosos, solamente es debido a la turbación de las funciones delestómago… ¿No sería bueno comer diavolini para preservarse delmalestar de losmalossueños?

¡Justo Dios!… ¡Ha muerto…, ella ha muerto! Debo participar a vuestraExcelencia, para los archivos de la familia, de qué modo ha muerto la hermosabaronesaMaría…¡Nosirvoparadiplomático…ysoloDiosmehadadounpocodefuerzaenlamanoparamanejarelpincel!…Lociertoesque,enelmomentoenqueHipólito abría los brazos para estrecharla en el altar, cayómuerta… ¡Muerta! ¡Lodemáslodejoalajusticiadivina!

¡Sí, tú fuiste!… ¡Alban…, astuto demonio! ¡Tú la mataste con tus maniobrassatánicas! ¡Que Dios se lo ha revelado a Hipólito! Te fugaste, sigue huyendo…,escóndeteenelcentrodelatierraylavenganzateencontraráparaaniquilarte.

¡No,nopuedodisculparte,Ottmar!Tú fuistequien tedejaste seducirpor aquelSatanás,yseráatiaquienHipólitoreclamesuadorada…Hoysehandichoalgunaspalabrasalgoduras,eldesafíoesinevitable.

¡Hipólito ha sucumbido! ¡Mejor para él! Ahora volverá a verla. ¡DesgraciadoOttmar!¡Infelizpadre!

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¡Sí, tú fuiste!… ¡Alban…, astuto demonio! ¡Tú la mataste con tus maniobrassatánicas! ¡Que Dios se lo ha revelado a Hipólito! Te fugaste, sigue huyendo…,escóndeteenelcentrodelatierraylavenganzateencontraráparaaniquilarte.

¡No,nopuedodisculparte,Ottmar!Tú fuistequien tedejaste seducirpor aquelSatanás,yseráatiaquienHipólitoreclamesuadorada…Hoysehandichoalgunaspalabrasalgoduras,eldesafíoesinevitable.

¡Hipólito ha sucumbido! ¡Mejor para él! Ahora volverá a verla. ¡DesgraciadoOttmar!¡Infelizpadre!

¡Exeunt omnes!… ¡Paz y sosiego a losmuertos! ¡Hoy, nueve de septiembre, amedianoche,miamigohamuertoenmisbrazos!…Yomesientomaravillosamenteconsolado porque prontome reuniré con él. La noticia de la sublime expiación deOttmar,quehaencontradoenunreñidocombate lamuertede loshéroes, rompeelúltimohiloquereteníaaúnmialmaapegadaa lascosas terrestres.Esaquí,enestecastillo,dondequieropermanecer.¡Viviréenlashabitacionesenqueellosvivieron,aquellos queme han amado…! Con frecuencia oiré sus voces amistosas. ¡Algunapalabragraciosade la buenaydulceMaría, algunabromademiviejoy constanteamigoresonaránenmicorazóncomoun llamamiento lejanodesusespíritus,ymedaránlafuerzayvalorparasoportarconpacienciahastaelfinallacargadelavida!…Yanohaypresenteparamí;losfelicesdíasdelpasadosonlosúnicosquemehacenesperarenlavidafutura,queocupaconfrecuencia,consusbrillantesimágenes,missueños fantásticos, en los cuales veo amis amigos queridos llamarme hacia ellos,sonriéndome…¿Cuándo,cuándopodréreunirmeconvosotros?

¡Alfinvoyhaciaellos!

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E

LAIGLESIADELOSJESUITASDEG

ncajonado en un miserable coche de postas, que hasta las polillas habíanabandonado,comolasratasabandonaronlaembarcacióndePróspero,lleguéal fin, después de un peligroso viaje, con una rueda medio partida, a la

hostería del Mercado de G. Todas las desgracias que hubieron podido sucedermerecayeron sobre mi coche, que quedó averiado en la última estación de postas.Finalmente,cuatromacilentoscaballoshabíanpodidoarrastrardurantevariashoras,conayudadealgunoscampesinosydemicriado,lafrágilcasaviajera;losexpertos,quevinieronaverla,sacudieronlacabezadiciendoqueseríannecesariosdosotresdíasparalareparación.

El lugarme pareció agradable, la región acogedora, lo que no impidió quemeasustase un poco la forzada estancia. Amable lector, si te has visto alguna vezobligadoapermanecertresdíasenunapequeñaciudad,dondenoconocesanadieynadieteconoce,dondeeresundesconocidoparatodos,¿nohassentidounaprofundaangustia,no tehaconsumido lanecesidaddecomunicarteconalguien?Deserasí,podráscomprendermimalestar.

Enrealidad,yasesabequeelespíritudelavidahállasepordoquier;peroa laspequeñas ciudades les sucede lo que a esas orquestas, que siempre tocancorrectamentelasmismaspiezasycualquiertonalidadextrañaleparecedisonanteyla hace callar al punto. De muy mal humor paseaba en mi cuarto arriba y abajo,cuandoheaquíque,súbitamente,recordéqueunamigodemipaíshabíapasado,hacealgúntiempo,dosañosenG.yquemehabíahabladoamenudodeunhombresabioeinstruido con el que tuvo mucho trato. Incluso recordaba el nombre: AloysiusWalther,profesorenelColegiodelosJesuitas.Decidídirigirmeallíyaprovecharmedelaamistaddemiamigo.EnelcolegiomedijeronqueelprofesorWalther,enaquelmomento, daba la clase, pero que faltaba poco para que terminara; también mepreguntaron si quería volver o prefería esperar en las salas exteriores. Escogí estoúltimo.

En todas partes, las residencias, los colegios, las iglesias de los jesuitas, seconstruyeneneseestiloitalianoque,inspirándoseenlasformasycánonesantiguos,ostentalanoblezaylasuntuosidaddelosagrado,deladignidadreligiosa.Así,pues,también aquí, los salones lucían su rica arquitectura, al tiempo que resaltaban lasgrandespuertasadornadascongeniosdeladanza,frutasymanjares,alternandoconlaspinturasdesantos,queadornabanlosmurosentrecolumnasjónicas.

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El profesor entró, lemencioné ami amigo y ofrecióme hospitalidad durante eltiempoquedurasemiforzadaestancia.Encontréqueelprofesoreratalycomomelohabíadescritoaquél:comunicativo,mundano,enunapalabra,conlosmodalesdeunsacerdotesuperior,muyilustrado,yhombrequehabíamiradolavidaporencimadelbreviario,losuficientecomoparasabercómomarchanlascosas.Cuandovisucuartoamuebladoconmodernaelegancia,volvíahacerlasmismasreflexionesquehiceenlossalonesyasíselomanifestéamiamigo.

Elprofesorsonrióseydijo:—Es verdad—repuso—, hemos desterrado de nuestras construcciones aquella

adusta seriedad, aquellamajestad peculiar de los tiranos inderrocables que oprimíanuestropechoenlaconstruccióngótica,causandounsiniestropavor,yrealmentehasidomuybeneficiosoquenuestrosedificios,ahora,muestren lavivacidadyalegríadeloantiguo.

—Pero ¿acaso—repuse yo— no ha sido obra del espíritu del cristianismo lagrandeza, la sagrada majestad de la arquitectura gótica que se levanta majestuosahacia el cielo? ¿No opone el cristianismo lo espiritual a lo sensual y no ataca elespíritudelmundoantiguo,quesoloveíaelreinodeloterreno?

—¡Ah, sí! El reino de las alturas también debe conocerse en estemundo y elconocimientodebemoshacerlopormediodeelevadossímbolos;asíescómolavidadel espíritu desciende hacia la tierra.Nuestra patria está allá arriba, pero,mientrasvivamosaquí,nuestroreinoesdeestemundo.

«Sí—pensé—, en todo lo que hacéis demostráis que vuestro reino es de estemundo,inclusosolodeestemundo».PeronosemeocurriódecirleestoalprofesorAloysius,quecontinuódiciendo:

—Todocuantosedicedellujodenuestrosedificios,enestecasodebéisreferirloalagraciadelasformas.Aquídondeelmármoltieneunprecioexorbitante,dondenodisponemosdelosgrandesmaestrosdelapintura,conformealasnuevastendencias,tenemosquecontentarnosconsucedáneos.Hacemosmuchoyaconpulirelyesoparaque luego el pintor imite diversos mármoles, lo que se está ahora precisamentehaciendoenel interiordenuestra iglesia,que,graciasa lagenerosidaddenuestrosprotectores,estásiendodecorada.

Como manifestase el deseo de ver la iglesia, el profesor me condujo abajo ycuando entré en la nave central con columnas corintias, que formaba el eje de laiglesia,volvíaexperimentardenuevolaagradableimpresióndegraciayelegancia.Alaizquierdadelaltarmayorhabíanlevantadounandamiaje,sobreelqueestabaunhombrepintandolasparedesconuntonoamarillento,alamaneraantigua.

—¿Quétal,Bertoldo?—gritóelprofesor.El pintor volvióse hacia nosotros, pero al punto continuó pintando, mientras

proferíaconvozimperceptiblepalabrassueltas:—¡Muypenoso, esunbarullo,no sepuedeutilizarniuna línea…,animales…,

monos…,semblantesdehombres…,semblantesdehombres…,desgraciadodemí!

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Estasúltimaspalabraslaspronuncióenvozalta,dandomuestrasdeunprofundodolorenlomásíntimodesuser.Meimpresionódeunmodosingular,nosolocadapalabra,sinolaexpresióndesurostro,que,comolamiradaquedirigióalprofesor,me dieron la sensación de que tenía ante mí la vida destrozada de un pintordesventurado.

Elhombrepodríatenerunoscuarentaaños;sufigura,aunquedesaparecíabajolaampliay suciabatadepintor, teníano séquédenobleyelprofundodisgustoquemostraba solo podía hacer palidecer su semblante, pero no apagar el fuego quebrillabaensusnegrosojos.

Preguntéalprofesorquérelaciónteníaconelartista.—Es un pintor extranjero —repuso— que se encontraba precisamente aquí

cuandosedecidiólareparacióndelaiglesia.Emprendióconalegríaeltrabajoqueleencargamosy,enrealidad,sullegadaaG.fueunasuerteparanosotros,puesentodala regiónnohubiéramospodido encontrar nadie tan competente comoél, capazdepintartodoloquehayquepintar.Añádaseaestoqueesunodeloshombresmejoresdelmundoyquetodoslequeremos;asíelcolegioleharecibidoconmuchoagrado.Además de los honorarios que le corresponden por su trabajo, le costeamos sumanutención;sinembargo,todoestorepresentamuypoco,puesestanausteroquenosécómoresistetantosucuerpo,deporsíenfermizo.

—Pero—advertíyo—parecehoytandisgustado,tanexcitado…—Tiene sus motivos—dijo el profesor—; pero veamos algunos cuadros muy

hermososdelosaltareslaterales,quehacealgúntiemponosproporcionaronunagratasorpresa.Aquítenemossolouncuadroauténtico,unDomenichino,losdemássondemaestrosdesconocidosdelaescuelaitaliana;pero,sinotenéisprejuicios,confesaréisquecualquieradeellospodríanestarfirmadosporunnombrefamoso.

Asíloestimé,talcomoelprofesorlohabíadicho.Cosacuriosa;elúnicocuadroauténticoeraunodelosmásflojos,pornodecirelmásflojo,y,pesealabellezademuchoscuadrossinnombre,meatrajoirresistiblemente.Unodeloscuadrosdelaltarestabacubiertoporunacortina;preguntélacausa.

—Estecuadro—dijoelprofesor—,elmáshermosoquetenemos,eslaobradeunjovenpintordelaactualidad,yseguramenteelúltimocuadrosuyo,puessucarrerasehatruncado.Estosdíasdebemostenertapadalapinturapordiversosmotivos,aunquemañanaopasadopodrémostrárosla.

Quisepreguntarlemás,peroelprofesorechóaandarpresurosoporelpasillo,yestofuesuficienteparadarmeaentenderqueledisgustabaseguirdandorespuestas.Volvimosalcolegioygustosamenteaceptélainvitaciónquemehizoelprofesorparavisitardespuésdelmediodíaunlugardeesparcimientocercano.

Regresamos tarde, amenazaba tormenta y apenas llegué a mi casa comenzó allover torrencialmente. Sería a eso de la medianoche, cuando el cielo comenzó aaclararysefuealejandoelruidodelostruenos.Atravésdelaventanaabiertaentrabaunvientecillofrescoenlahabitacióncalurosaynopuderesistirlatentación,apesar

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deestarcansado,dedarunpaseo.Tuvelafortunadepoderdespertaralportero,queroncabadesdehacíadoshoras,yexplicarlequenoeraningunalocurasalirapasearporlanoche,asíesqueprontomeencontréenlacalle.Cuandopaséporlaiglesiadelosjesuitasmeiluminólaluzdeslumbrantequerefulgíaenunaventana.Lapequeñapuertalateralestabaentreabierta,paséyviquehabíaencendidounhachóncolocadofrente a un nicho, delante del cual, al acercarme, percibí una gran red tendidaverticalmente y detrás de la red una figura en la sombra que subía y bajaba lospeldaños de una escalera y que parecía pintar algo en el nicho. EraBertoldo, queseñalabaconrayasnegrasenlaparedtodaslaslíneasdesombraquemarcabalared,y, pocomás arriba, había un gran caballete donde estaba colocado el dibujo de unaltar.Permanecícontemplandoaquelingeniosoprocedimiento.Porpocoquetehallesfamiliarizado,amablelector,conelnobleartedelapintura,seguramenteadivinarásdequéservíaaquellared,cuyoscompartimentos trazabaBertoldoen laconcavidaddelapared.Debíapintarenelnichounaltarenrelievey,parahacerconexactitudeldibujoengrande,conformealmodeloenpequeño,ibasiguiendoelmétodoordinario,pasandosucroquisalasuperficiequehabíadepintarpormediodelaredaplicadaenaquelplano.Peroaquí,envezdeunasuperficieplanaeraunnichoabovedadodondedebía pintar y aquel proceder tan sencillo como ingenioso, por cuyo medio losuniformes cuadros de la red dibujaban en la concavidad de la pared sombrascurvilíneas, era el único que se podía emplear para poner exactamente el altar enperspectivaydarlelaaparienciadelrelieve.

Tuvebuencuidadodenoacercarmealhachónparanotraicionarmipresenciaporlasombra,peromemantuvelosuficientementecercaparaobservaragustoalpintor.Meparecióotrapersona.Quizáfueseporefectodelailuminación,perosusemblanteestabaenrojecido,susojosbrillaban,denotandouncontentointeriory,cuandohubodibujadounaseriedelíneas,sepusoaunladoconlasmanosapoyadasenlatelaysilbóunacancioncillamientrascontemplabaeltrabajo.Luego,volviéndose,arrancólaredquehabíatendido.Entoncesescuandosediocuentadequeyoestabaallí.

—¡Eh,venid!¡Eh,venid!—exclamó—.¿SoisCristián?Acerquémeytratédeexplicarlequehabíaentradoporcasualidadenlaiglesiay

elogié la ingeniosa invención de la red de sombras, dándome así a conocer comoexpertoyaficionadoalnobleartedelapintura.Sinresponderme,Bertoldodijo:

—Cristián no ha regresado, es un vago; de seguro que hubiera queridopermanecerconmigotodalanoche,pero¡vayaustedasaberdóndeestará!Tengoquehacerprogresosenmiobra,puesmañanaserámaldíaparapintar…,peroyosolonopuedohacernada.

Meofrecíaayudarle.Seechóareír,mecogióporloshombrosyexclamó:—Excelentebroma,¿quédiríaCristiáncuandomañanaveaqueesunasnoyque

nonecesitonadadeél?Venid, compañerodesconocido,hermanomío, ayudadmeaponerlosandamios.

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Encendióalgunosciriosmás,atravesamoslaiglesiayamontonamoscaballetesytablonesdetalformaqueprontoestuvodispuestounbuenandamiajeantelatela.

—¡Manosalaobra!—exclamóBertoldo,subiendo.Quedé asombrado de la rapidez con que trazó la pintura en tamaño grande;

dibujaba las líneasconseguridad, sinun titubeo,perfectamente,congran limpieza.Acostumbradoyoahacerlomismoenotrotiempo,servíalpintorconfidelidad,unasvecesarribayotrasabajo,procurandoayudarleatrazarlaslíneasmáslargasylefuientregandoloscarboncillosbienafilados,etc.

—Soisunbuenayudante—megritóBertoldomuycontento.—Y vos —repuse— realmente sois uno de los más expertos artífices que he

conocido; decidme, con una mano tan hábil, ¿no habéis pintado otras cosas? Yperdonadmelapregunta.

—¿Quéqueréisdecir?—repusoBertoldo.—Que valéis para algomás que para pintar paredes de iglesia y columnas de

mármol.Lapinturaarquitectónicasiemprehasidoalgodesegundoorden;lapinturahistóricaydepaisajes,indiscutiblemente,essuperior.Elespírituylafantasía,quenoestánordenadosenlíneasgeométricas,elevansuvuelocontodalibertad.Inclusoloúnico fantástico de la vuestra, la engañosa perspectiva, depende de la observaciónprecisa,demodoquenoesobradelacreación,productodeunpensamientogenial,sinodelaespeculaciónmatemática.

El pintor, en tanto que yo hablaba así, permanecía con el pincel en alto y lacabezaapoyadaenlamano.

—Desconocido amigo —comenzó a decir con voz forzadamente alegre—,desatináis al querer establecer un rango entre las diversas ramas del arte, como sifueranvasallosdeunreyorgulloso,ytodavíamáscuandosoloreverenciáisalaudaz,que, sordo al gemir de las cadenas de los esclavos, insensible a la presión de loterrenal, trata de elevarse dominante por encima de la luz y la vida, libremente,igualándoseconDios.¿ConoceslafábuladePrometeo,queintentabaseruncreadoryrobóelfuegodelcieloparaanimarsusfigurasmuertas?Alfinpudolograrlo, lasfiguras se animaron y en sus ojos resplandeció el fuego celeste, que ardía en suinterior; pero el culpable, por haberse querido igualar a los dioses, fue castigado asufrireternapena.Elpechoqueanhelólodivinoylosobrenaturalfuedespedazadopor un buitre, nacido para la venganza, que se alimentaba de las entrañas de losatrevidos.Aquélquehadeseadolodivino,sienteeternamenteeldolorterrenal.

Elpintorcallóyquedócomoensimismado.—Pero,Bertoldo—exclamé—,¿quérelacióntienetodoestoconvuestroarte?No

creoquenadieconsidereunaofensapintarfigurashumanasoesculpirlas.Bertoldoriosarcásticamente:—¡Ja,ja!,¿quenosonunaofensalosjuegosdeniños?Esoquehacenesunjuego

deniños,quemojansuspincelesenlostarrosdepinturayembadurnanlienzosconlaneciapretensióndepintarhombres…deverdad.¡Realmentenosoncriminales,sino

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solo pobres locos infelices! ¡Señor, Señor! Cuando se aspira a lo más alto, no aldeleitecamalcomoTiziano,sinoalomáselevadodelanaturalezadivina,alfuegodePrometeo en el ser humano… ¡Señor!…, hay un abismo, una raya donde uno sedetiene como ante el precipicio bajo nuestros pies.Y sobre el precipicio planea elaudaz argonauta, pero un engaño diabólico le atrae y le lanza al fondo…, y abajocontemplaloquehabíapretendidocontemplardesdelasestrellas.

Elpintorsuspiróprofundamente,sepasólamanoporlafrentey,mirandohacialoalto,dijo:

—¡Perocuántastonteríasestoyhablandoaquícontigo,compañero,ymientrassinpintar!Mira,aestolellamoyoserfielyhacerbienlascosas.¡Quémagníficaeslaregla!…Todas las líneas se unen para un fin determinado, para lograr un objetivoclaroypreciso.Soloaquelloqueesmensurableeshumano; todo loquese saledeesoslímitespertenecealmal.LosobrenaturalescosadeDiosodeldiablo.¿Yacasonodeberíanincluirseambosenlamatemáticadeloshombres?¿Porquénohemosdeimaginar que Dios nos ha creado para que nos ocupemos de lo que se mide conreglas, es decir, de lo conmensurable, para utilizarnos a su servicio, igual quenosotros nos valemos de máquinas tejedoras o aserradoras? El profesor Waltherafirmabarecientementequeciertosanimaleshansidocreadosparasercomidosporlosotros,locual,alfinyalcabo,repercutíaenutilidadnuestra;así,porejemplo,losgatos, que tienen el instinto natural de comer ratones, para que éstos no puedanquitarnoselazúcarquenosservimoseneldesayuno.Yrealmenteelprofesor tienerazón. Los animales, e incluso nosotros mismos, ¿no somosmeras máquinas paratejerdeterminadastelasdestinadasalamesadeesereydesconocido?Yahoravamos,vamos, compañero, acércame los tarros…Ayer preparé los colores a la luz del solpara no engañarme a la luz de la antorcha. Ahí están numerados en esa esquina.¡Dameel númerouno, joven, el gris! ¿Qué seríade lavida áridaymiserable si elSeñordelcielononoshubiesepuestoenlasmanostantosjuguetesdecolores?Laspersonas juiciosas no hacen como los niños curiosos, que rompen las cajas dondesuena la música, mientras giran el manubrio. Dicen que es natural que suene lamúsica dentro, y así yo doy vueltas a la manivela. Cuando dibujo este plano enproporción exacta sé positivamente que el espectador tiene una visión plástica…¡Dameelnúmerodos, joven!Ahorapintoconelcolormásconvenienteparadarlasensacióndeunaperspectivadecuatropalmos.Losécontodaseguridad.¡Ah!,quélistos somos… ¿Cómo es posible que los objetos aparezcan más pequeños en lalejanía? Solo esta necia pregunta de un chico podría desconcertar al profesorEytelwein;perosaldríadelpasoconlacajadelórganoportátil,diciendoquecadavezquepusounregistroenjuegoobtuvoelmismoresultado…¡Joven,dameelvioleta,númerouno!Otra regla…yunpincelgruesobien lavado. ¡Ah!, ¿qué sonnuestrosesfuerzoshacialoalto?¡Nadamásquelosmovimientosdesordenadosdelniñoquearañaelpechodelanodrizaquelenutre!Elvioleta,númerodos…¡Rápido,joven!Elidealnoesmásqueunsueñoengañadorymiserableproducidoporelhervordela

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sangre… Llévate los botes, joven, voy a bajar… ¡Pero el diablo se complace enengañarnosconmuñecas,alasquehapuestoalasdeángel!

Me sería imposible repetir todo lo que fue diciendoBertoldo,mientras pintabaactivamente,ysevalíademícomosifuerasuaprendiz.Enelmismotonocontinuóburlándose,conlamayorironía,delaslimitacionesdetodaslasempresashumanas.¡Ah!Suspalabrasbrotabandeunalmamortalmenteherida,queseexpresabaconelmásamargosarcasmo.

Lamañanacomenzabaaalborear,laluzdelosciriospalidecíaantelosprimerosrayosdelsol.Bertoldoseguíapintandosincesar,aunquecadavezse ibaquedandomássilenciosoyúnicamentealgunosdébilessonidos,algunossuspirosseescaparonde su pecho oprimido. Había ya pintado todo el altar con la gradación de tonoscorrespondiente,demodoquelapinturapresentabaunaspectomaravilloso.

—¡Magnífico!—exclaméentusiasmado—.¡Magnífico!—¿Creéis—me dijo Bertoldo con voz débil—, creéis que de aquí puede salir

algo?Hehechotodoloposibleparaqueeldibujofuesecorrecto,peroyanopuedohacermás.

—¡Noañadáisniunasolapincelada,amigoBertoldo!—exclamé—.Esincreíblecómohabéispodidoadelantartantolaobraentanpocashoras,oscansáisdemasiadoyagotáisvuestrasfuerzas.

—Y, sin embargo —repuso Bertoldo—, ¡éstas son mis horas más preciosas!Quizáhecharladodemasiado,perosoloconpalabras sealiviaeldolor terriblequeconsumenuestrocorazón.

—Parecequeoshalláisatormentadoporunprofundopesar,amigomío—ledije—.Acasoalgúntremendosucesohatrastornadovuestravida.

El pintor llevó lentamente sus utensilios a la capilla, apagó la antorcha, yadelantándosehaciamídiómelamano,mientrasdecíaconvoztemblorosa:

—¿Podríaisdescansarconfiadoyalegrealgúninstantedevuestravidasituvieseislaconcienciacargadaconuncrimenhorrendo,imposibledeexpiar?

Me quedé petrificado. Los primeros rayos del sol iluminaron el pálido ydesencajado semblante del pintor, de tal modo que parecía algo fantasmagórico,cuando se alejó con paso vacilante hacia la puertecita que conducía al interior delcolegio.

Al día siguiente apenas pude esperar a que llegase la hora en que el profesorWaltherme había dado cita. Le conté toda la escena de la noche anterior, quemehabíaimpresionadonopoco;ydescribíleconcoloresmuyvivoslaextrañaconductadelpintor,ynocalléniunapalabrade loquehabíadicho, inclusohasta loque serefería a su propio persona. Cuanto más contaba despertar el interés del profesor,mayor parecíame su indiferencia; hasta terminó riéndose casi despectivamente,cuandovioqueyonocesabadehablardeBertoldoy lesuplicabaquemerefiriesetodocuantosupieraacercadeél.

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—¡Es un hombre muy extraño este artista—comenzó a decir por fin—, muybueno…,trabajador…,sobrio,comoyaosdijeanteriormente,perodeespíritudébil!;de otromodo no se explica que haya abandonado sumagnífica posición de pintorhistóricoparaconvertirseenunmiserablepintordeparedes,inclusoaunquehubiesecometidouncrimen.

Me molestó mucho que le llamase pintor de paredes, y más todavía suindiferencia.ProcuréhacerlecomprenderquetodavíaBertoldo,enlaactualidad,eraunartistadignodeaprecioyconsideración.

—Bien—medijofinalmente—,yaquedemostráistantointerés,vaisasabertodoloqueséacercadeél,quenoespoco.Peroantesdecomenzar,entremosenlaiglesia.Como Bertoldo ha pasado la noche trabajando afanosamente hoy, después delmediodía,descansará.

Nosdirigimosa la iglesia.Elprofesordescorrióelveloquecubríaelcuadro,yantemivistaapareciólapinturamásmaravillosaquehayapodidoverenmivida.Lacomposición era al estilo de Rafael, llena de sencillez y de una elevación divina.RepresentabaaMaríaySanta Isabel sentadas sobre lahierbadeunbello jardín,y,delantedeellas,JuanyJesúsniños,jugandoconflores;alfondoseveíaunhombrerezando.

ElbelloycelestialsemblantedeMaría, lamajestadydevocióndesufiguramellenarondeprofundaadmiración.Eramuyhermosa,máshermosaqueningunamujerdelatierra,perosumirada,comoladelaVirgendeRafaeldelagaleríadeDresde,manifestaba laomnipotenciade laMadredeDios. ¡Ay!¿Cómodejardesentiranteaquellos ojos milagrosos, rodeados de misteriosas sombras, el ardor de un deseosobrehumanoeinsaciable?Aquelloslabiosentreabiertos,¿noparecíanconsolar,consusmelodiososacentosylainfinitadulzuracelestialdelosángeles?UnsentimientoinexpresablemeforzóaprosternarmeantelaReinadelosCielos.

Incapaz de proferir palabra, no podía separar mis miradas del cuadroincomparable.SololasfigurasdelaVirgenMaríaydelosniñosestabanacabadas,ladeSanta Isabelparecíaesperarqueelartistadieseelúltimo toque,yelhombreenoración todavíanohabíasidocoloreado.AlacercarmereconocíenelsemblantedeestehombrelosrasgosdeBertoldoypresentíloquepocodespuésmeconfirmaríaelprofesor:

—Estecuadro—medijo—,quenos fueenviadohacealgunosañosdesdeAltaSilesia,dondeunodenuestroscolegaslocompróenunaalmoneda,eselúltimoquepintóBertoldo.Cuandoéstellegóyvioelcuadro,lanzóungrangritoycayóalsuelosin sentido. Después evitó cuidadosamentemirarlo, yme dijo que sería su últimotrabajoenmateriadepintura.Esperabaconvencerleparaquepocoapococoncluyeseelcuadro,peroélrechazabasiempreconhorroryaversiónmiencargo.Nohubomásremedio, para devolverle la tranquilidad, que mandar cubrir el cuadro mientrastrabajaseenlaiglesia.Comosuvistareparaseenél,corríaenaquelladireccióncomo

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atraído por fuerza irresistible, y, entonces, sollozando, entraba en un estado tal deparoxismoqueleincapacitabaparatrabajarvariosdías.

—¡Desgraciado!—exclamé—.¡Desgraciado!¿Quédemoniohapuestoentuvidasumanomaléfica?

—¡Oh—dijoelprofesor—,lamanoyelbrazoquelollevan,solopertenecenaél…! ¡Ja…, ja! El mismo ha sido su propio demonio, su propio Lucifer, que haencendido en su corazón el fuego fatal. Por lomenos esomeparece deducir de lahistoriadesuvida.

Supliqué al profesor que me dijese todo cuanto supiera acerca de la vida delinfelizpintor.

—Esto sería muy largo de contar y se necesitaría mucho ánimo —repuso elprofesor—. ¡No turbemos este hermoso día con asuntos tan sombríos!Vámonos adesayunar,yluegonosiremosalmolino,dondenosesperaunabuenacomida.

Sinembargo,nocesédeimportunarley,despuésdemuchosruegos,medijoqueBertoldo, tras su llegada al colegio, había trabado gran amistad con un jovenestudiante, a quien había confiado todos los acontecimientos de su vida, y que eljoven había escrito todo cuidadosamente, entregando después el manuscrito alprofesor.

—¡Noesunjovenentusiastacomovos,caballero!Perdonad,perolaredaccióndelahistoriasorprendentedeBertoldohasidoenelfondoparaélunexcelenteejerciciodeestilo.

Congrantrabajoobtuvelapromesadelprofesordequeaquellamismanoche,anuestroregreso,meentregaríaelmanuscrito.Yaseaporefectodemicuriosidadnosatisfecha,ya fueraporculpadelpropioprofesor, lociertoesque jamásmeaburrítanto como aquel día.La frialdad de éste, respecto aBertoldo,mehacía un efectofatal; luego sus conversaciones con los colegas que participaban en la comida,meconvencieronde que, a pesar de su ciencia y espíritumundano, carecía de espírituparalomáselevado;eraelmaterialistamáscrasoquedarsepuede.Habíarealmenteadoptadoelsistemadecomerosercomido,talcomoBertoldomelohabíaexplicado.Los elevados esfuerzos de la inteligencia, de la imaginación y del talento, todo lohacíadependerdeciertaspredisposicionesdelestómagoyentrañas,ydecíaacercadeestomilabsurdos.Porejemplo,afirmabamuyseriamentequecadapensamientoerael resultadodedosfilamentosunidosenelcerebro.Entonces,comprendíhastaquépunto, con semejantes locuras, debía de aborrecer al pobre Bertoldo, ya querepudiaba con desesperada ironía toda influencia de lo alto, y ahondaba con puñalaceradoenunaheridaaúnsangrante.

Por fin, al llegar la noche, el profesor me entregó un montón de papeles,diciéndome:

—Ved aquí, mi querido entusiasta, la obra de nuestro estudiante. No está malescrita,peronoséporquéelautorintroducesinningúnmiramientolosdiscursosdelpintorenprimerapersona.Osregaloelmanuscrito,cuyapropiedadmeconcedióel

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destino,porquecreoquenoestoytratandoconningúnliterato.Unescritordecuadrosfantásticos,alamaneradeCallot,lohubieraprontoincluidoensugénerofrenético,imprimiéndoloatodaprisa,loquenodebotemerporpartevuestra.

ElprofesorAloysiusWaltherignorabaqueteníaantesíloqueéltemía:unviajeroentusiasta de ese género, aunque le hubiera sido fácil averiguarlo. Así es, amadolector,queahoratepuedocomunicarlabreverelacióndelestudiantedelosjesuitas,referentealpintorBertoldo.

Laconductadeldesgraciadoartistaseencuentraenélperfectamenteexplicada,yverás, ¡oh lector!, a qué crueles y deplorables errores nos puede arrojar elsorprendentejuegodeldestino.

«—¡DejadquevuestrohijovayaaItalia!Yaesunhábilartista;aquí,enD.,tienetodas las facilidades necesarias para estudiar su arte, según los originales másperfectos de toda clase, pero no debe quedarse en nuestro país. Que siga la libreexistenciadelartistaenelrisueñopaísdelarte;susestudiosledaránmayorvidayleinspiraránideaspropias.Nolebastaelcopiar.Elardordelsolesnecesarioaljovenarbusto para hacer crecer sus hojas y madurar sus frutos. Vuestro hijo tiene unverdaderosentimientodeartista,asíquenodebéispreocuparos».

Así habló el viejo pintor Esteban Birkner a los padres de Bertoldo. Éstosvendieroncuantoteníanenlacasa,dequepodíanpasarse,yarreglaronlascosasparaellejanoviajedeljoven,ydeestemodoBertoldoviorealizarseélmásardientedeseosuyo:iraItalia.

«CuandoBirknermeanunció la resolucióndemispadres, saltédealegríaydesorpresa…Hastaeldíademipartidanohicesinopasearmecomoensueños.MeeraimposiblecogerunpincelypintarenelMuseo.FueprecisoqueelinspectorytodoslospintoresquehabíanestadoenItaliacontestasenamispreguntasacercadeaquelpaís donde florece el arte. Por fin llegó el día y la hora. Fue muy dolorosa ladespedida demis padres, que tenían el triste presentimiento de que no volverían averme,ynoqueríandejarmemarchar.Amipropiopadre,hombrefirmeydecidido,lecostabatrabajomantenerlaserenidad.‘¡Italia,Italia!¡Vasaverla!’,exclamabanconentusiasmomiscompañeros.Elardordemisdeseoscrecióentoncesconlaemociónprofunda queme agitaba y partí precipitadamente. Ya lejos de la casa paternameparecióqueemprendíalacarreradeartista».

Bertoldo,aunqueejercitadoentodoslosgénerosdelapintura,sehabíadedicadoconpreferenciaalpaisaje,quepintabacongranentusiasmo.EnRomaesperabahallargrandes recursos para practicar esta rama del arte, pero no fue así. En medio delcírculodeartistasydeaficionadosenqueseencontraba,oíatodoeldíarepetirquelapinturadehistoriaeralacumbredelarteyquetodolodemásleestabasupeditado.Leaconsejaban que, si quería ser un pintor de fama, abandonase su especialidad paradedicarseaaquellaotramásalta,aloqueseuníalaimpresión,jamásexperimentadahastaentonces,querecibiódelosmagníficosfrescosdeRafaelenelVaticano,conlocualdecidióabandonarelpaisaje.DibujóalestilodeRafaelycopióotrospequeños

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cuadrosalóleodeotrosmaestrosfamosos,y,mercedasumuchapráctica,lefuemuybienenestenuevotrabajo,aunquesedabacuentaperfectamentedequelaaprobacióngeneral de los artistas y los conocedores no eran sino lisonjas para animarle. Elmismocomprendíaquesusdibujosycopiasestabanfaltosdeesavidaqueanimabalos originales. Inspirado por las celestiales creaciones de Rafael y de Corregio, secreíallamadoacrearcomoellos,peroencuantotratabadefijarsusfantasías,veíalasdesaparecercomoentreunaniebla,ytodoloquequeríaejecutardeinvenciónestabacompletamentefaltodeexpresiónycarácter,comotodoproductodeunaconcepciónoscuraeincompleta.

Esta luchapenosayestosesfuerzossinresultados, llenaronelalmadeBertoldodeunanegramelancolía,ymásdeunavezlealejabadesusamigos,paravagarsolopor los alrededores de Roma y pintar grupos de árboles y trozos de paisaje. Perotampocolograbaestoconlamismafacilidaddeantes,detalmodoquellegóadudardesuverdaderavocación.Susmejoresesperanzasparecíanqueibanadesvanecerse.

«¡Ah!,mibuenmaestroy amigo—escribióBertoldoaBirkner—.Mecreísteiscapaz de hacer algo grande, pero aquí, ahora que he visto claro en mi alma,comprendo que lo que tú llamabas genio de artista solo era talento y agilidad demano.Dileamispadresqueprontovolveréparaaprenderunoficioconelquepuedavivirenlosucesivo,etc…».

Bickertlecontestó:«¡Oh,siyopudieraestarjuntoati,hijomío!,parasostenerteen tu triste estado. Pero, créeme, tus dudas hablan aún en tu favor y son lamejorpruebadetuverdaderavocación.Aquelquellenodeunaconfianzainalterableensusfuerzasseimaginahacerdiariamenteprogresos,esunlocociegoqueseengañaasímismo,pueslefaltaelverdaderoimpulsoparaluchar,quenacedelpensamientodelapropiainferioridad.¡Anímate!Prontotefortificarásyestarássatisfechodetusobras,nosegúneljuicioyapreciodetuscolegas,quequizánosoncapacesdeestimularte,anquilosadoscomoestán,mientrasque tú seguirás tupropiocaminoconformea tutalento.Túmismoeresquienhadedecidirsivasaserpintorhistóricoopaisajista,ynovolverásapensarmásenunindignodesmembramientodelasramasdeunmismotronco».

Sucedió que precisamente por la época en que Bertoldo recibía la respuestaconsoladoradesuantiguomaestro,seextendíalafamaenRomadeFelipeHackert.Lagraciamaravillosaylaperfeccióndealgunasdesusobras,quesehallabanenlasexposiciones, confirmaban todos los elogios de que era objeto y hasta losmismospintoresdehistoriareconocían,enaquellapuraimitacióndelaNaturaleza,quehabíamucha grandeza y perfección. Bertoldo cobró ánimo…, ya no oía despreciar laespecialidaddelartequeaéllegustabamás,puesveíaqueunpintorquelaejercíaerahonradoyelogiado.Súbitamente,comounrelámpago,tuvolaideadequedebíamarcharaNápolesyestudiarconHackert.LlenodealegríaescribióaBirkneryasuspadres, diciéndoles que después de penosos esfuerzos había encontrado el caminoverdadero,yqueprontoesperabaadquirirrenombreensuespecialidad.

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ElnoblealemánHackertrecibiómuyamistosamentealdiscípulo,supaisano,queno tardó en rivalizar con el mismomaestro. Bertoldo se distinguía por reproducirfielmentedelanaturalezatodaespeciedeárbolesyarbustos;asimismorepresentabanomenosbienlosefectosdelanieblayloscielosvaporosos,talycomoaparecíanenlospaisajesdeHackert.Estolevaliómuchoselogios,peroconfrecuencia,alavistade sus cuadrosyhastade los cuadrosde sumaestro, sentíauna sensaciónextraña,comosilesfaltasealgoquenosabíadefinir,peroquehabíaenlospaisajesdeClaudeLorraineyhastaenlossalvajesdesiertosdeSalvatoreRosa.Mildudassesuscitabanen él acerca del genio deHackert, sintiéndosemuy disgustado después de haberlevisto un día con cuánto empeño pintaba unas fieras muertas que el Rey le habíaenviado. Sin embargo, logró sobreponerse a estas penosas ideas que le parecíancriminales,ycontinuótrabajando,conconstanciaalemana,conformea losmodelosdesumaestro,detalmodoqueenpocotiempocasillegóasersuigual.

Sucediópues,que,porinstigacióndeHackerttuvoquepermitirqueseexpusiesealpúblicoungranpaisajequehabíacopiadodelaNaturaleza,juntoaloscuadrosdepaisajesynaturalezasmuertasdeaquél,sumaestro.Todoslospintoresyaficionadosadmiraron sinceramente la ejecución franca y esmerada de su obra y elogiaron aBertoldo. Solo un hombre de avanzada edad, vestido demanera original, no decíapalabraanteloscuadrosdeHackert, limitándoseasonreírdeunmodosignificativoenmediodelosaplausosyelogiosdelamultitud.Bertoldovioclaramentecómoeldesconocidosedeteníaantesupaisaje,sacudíalacabezaconairedeprofundopesaryluego se alejaba lentamente. El joven pintor, un tanto engreído por los elogiosunánimesquehabíaobtenido,nopudomenosquesentirunsecretodespechohaciaeldesconocido,y,acercándoseaél,ledijoconacentomordaz,recalcandosuspalabras:

—Parece, señor, que no os ha gustado mi cuadro, aunque muchos artistas yconocedores no le han encontrado del todo mal. Os ruego tengáis la bondad dedecirme qué es lo que os desagrada para corregir las faltas y, siguiendo vuestrosconsejos,podermejorar.

EldesconocidomiródeunamanerapenetranteaBertoldoydijoconseriedad:—¡Joven,detipodríaesperarsemucho!Bertoldosintióungranterrorantelamiradaylaspalabrasdeaquelhombre;pero

notuvovalorparapreguntarmásniparaseguirlecuandosaliódelasala.HackertenpersonaentrópocodespuésyBertoldoapresuróseacontarleloquelehabíasucedidoconaquelextrañopersonaje.

—¡Ah!—exclamó el maestro sonriendo—; no lo tomes en serio. Es un viejogruñónquenohallanadaasugustoytodolocensura.Yaleencontréenlaantesala.HanacidoenMaltadepadresgriegos,esunsujetoricoyextravagante,nomalpintor,pero todo lo que pinta tiene un aspecto tan fantástico que hay que explicar susabsurdasideasylocasopinionesacercadelarteyelsistemaartísticoquehaadoptadoyquenieldiablousaría.

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Sin embargo, aunqueBertoldo sabía dentro de sí que elmaltés había puesto eldedoen la secretaheridade su alma, comoel cirujanoque la sondeapara curarla,prontoolvidóestacircunstanciaysepusoatrabajaralegremente,comoantes.

Eléxitoyeltriunfodesuprimercuadroledieronfuerzaparaejecutarotrocuadroquehicieralapareja;elmismoHackertescogióenlosalrededoresdeNápoleselsitiomás bello, y como el primer paisaje representaba la puesta del sol, decidieron queéste representase el sol naciente. Bertoldo comenzó a pintar muchos y diversosárboles,muchosviñedosypreferentementenieblayneblinas.

Unamañana, cuandoestabaBertoldo sentado enunagruesapiedra, en el lugarmismo escogido por Hackert, y acababa de perfilar el gran cuadro, conforme a laNaturaleza,oyóquedecíandetrásdeél:

—¡Muyexacto,enverdad!Bertoldoalzólavistayelmaltés,conlasuyafijaensulienzo,continuódiciendo

consonrisasarcástica:—Solohabéisolvidadounacosa,amigomío.¡Miradalláabajo,laparedcubierta

deaquellavidenelúltimoplano!Lapuertaestáentreabierta;seríaprecisoprocurardemostrar estopormediodeuna sombra.Lapuerta entreabiertaproduceun efectoprodigioso…

—Hacéismuymalenburlaros—contestóBertoldo—.Semejantesmenudenciasno son tan de despreciar como pensáis, y por eso mi maestro se complace enreproducirlasensuscuadros.Acordaosdel lienzoblancoextendidoenelpaisajedeaquel antiguopintor flamenco,y sin el cualnohubieraproducidoningúnefecto elcuadro. Pero ya veo que no sois amigo de la pintura de paisaje, a la que me hededicadoencuerpoyalma,asíqueossuplicoquemedejéisacabar tranquilamentemiobra.

—¡Grande es tu error, joven! —repuso el maltés—. De nuevo te repito quehubieras podido ser un gran artista, porque tus obras manifiestan visiblemente latendenciaaloideal,quenuncaalcanzarásdeseguiresecaminoequivocado.¡Fíjatebienloquevoyadecirte!Quizálogreencenderlallamaqueduermeentuinterioryquetúcontuignoranciateobstinasenapagar;entoncesasuluzvivapodrásvertuverdaderogenio.¿Mecreestanlocoparasubordinarelpaisajealapinturahistórica?¿Creesquenoconozcoelobjetivoúnicoalquesedirigentantoelpaisajistacomoelpintorhistórico?EstomardelaNaturalezalamanifestaciónmásbrillantequerevelaatodoslosseresanimadoselpresentimientodeloinfinito;ésteeselsagradofindelarte.LaservilymaterialimitacióndelaNaturaleza,¿puedejamásconducirteaesto?…Quépobre,quédurayservilresultaunainscripciónenunalenguaextraña,cuandoelcopistanolaentiende,ysolohareproducidopenosamenteaquelloscaracterescuyosignificadonopuedepenetrar.Asílospaisajesdetumaestronosonmásquecopiascorrectasdeunoriginalescritoenunalenguaextraña.EliniciadopercibelavozdelaNaturaleza, que se manifiesta en los maravillosos ruidos de los árboles, de losarbustos, de las flores, de los montes, de las aguas y que despiertan en su pecho

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emocionesreligiosasysencillas.EntoncesescuandoelespíritudeDiosinsuflaensuobrasusdones.¡Joven!,¿acasonohasexperimentadounasensaciónextrañacuandocontemplabaslospaisajesdelosantiguosmaestros?Seguramenteensupresenciayanosolopiensassilashojasdeltejo,delpinoodelplátanoestánpintadasconformealaNaturaleza, si el agua esmás transparente y el cielomás vaporoso, sino que elespíritu que brota del conjunto te eleva a una región ideal donde crees ver unaresplandecientebelleza.Asípues, trabajayesfuérzateenestudiar laNaturaleza, entodo lo que tiene de mecánico, pero no tomes a la técnica por el mismo arte.ÚnicamentecuandohayaspenetradoenelprofundosentidodelaNaturalezaverásentuinteriorhermosasimágenesentodasuespléndidabelleza.

Calló el maltés, y, mientras Bertoldo profundamente conmovido, permanecíainmóvil con la cabezabaja, incapazde articular palabra, se alejó tras estas últimasexplicaciones:

—Jamáshetenidoelpropósitodeapartartedetuvocación,peroséqueungenioreposa en tu interior, y he querido despertarle con enérgicas palabras para quelibrementeagitesusalas.¡Adiós!

ParecíaleaBertoldoqueelmaltésnohabíahechosinorepetirconpalabrasloquehervíaensucorazón,ylavozdelaconcienciasedejóoírlibremente:«¡No!¡Todosmisesfuerzos,todosmissufrimientoshansidolospasosengañososeinciertosdeunciego! ¡Bastayade todocuantomehadeslumbrado!».Yano le fueposible añadiruna sola línea a su dibujo. Abandonó a sumaestro y se le vio vagar a la venturaposeído de una salvaje inquietud, suplicando en voz alta que le fuese concedidaaquellainteligenciasuperiordelaquehabíahabladoelmaltés.

«¡Solo en sueños era feliz…,muy feliz!En ellos era cierto lo que había dichoaquél.Encontrándometumbadoenunaverdefloresta,respirababalsámicosaromasypercibíalasvocesdelaNaturalezaqueresonabanmelódicamenteatravésdeloscurobosqueydecían:‘¡Escucha…escucha,jovenconsagrado!Oyelosacentosprimitivosde la creación que toman forma para que puedan percibirlos tus sentidos…’Yconforme oía resonar, cada vez conmás claridad esas voces, me pareció como sinacieseenmíunsentidonuevo,graciasalcualcomprendíaclaramente todo loquehastaentoncesmehabíaparecidoindescifrable.Comosifueranextrañosjeroglíficos,veíadibujarseenelairelososcurosmisteriosconrasgosflamígeros;peroesteescritojeroglífico era un extraño paisaje, en el que se agitaban árboles, arbustos, flores,montesyaguasenarmoníasresonantes».

Mas toda esta felicidad no la sentía el pobreBertoldo sino en sueños, y luegopermanecía aniquilado y deshecho, como cuando en Roma intentó ser pintor dehistoria. Si se internaba en el bosque sombrío, apoderábase de él tal terror, que,cuandosalíaycontemplabalasmontañaslejanas,sentíasupechocomodespedazadopor heladas garras; su respiración se detenía y era como si fuera a sucumbir deangustia.Todalanaturaleza,queanteslesonreíatanamigablemente,leparecíaahoraunmonstruo amenazador, y hasta las voces que oía en elmurmullo del viento del

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atardecer,enelrumordelosarroyosyenelbatirdelasfrondaslosarbustos,quelesaludaban con dulces palabras, le parecían ahora amenazadoras y terribles.Finalmente, la benéfica influencia de los deliciosos sueños, fue tranquilizándole,aunque ya evitó pasear solo por el campo, y, trabando amistad con dos pintoresalemanesdecarácteralegre,hizofrecuentesexcursionesalosmáshermososlugaresdelasinmediacionesdeNápoles.

Unodeaquellospintores, aquien llamaremosFlorentino, sepreocupabamenosdeseguir losprofundosestudiosqueexigía suartequedegozaralegrementede lavida, y así lo mostraba su carpeta, en la que se veían grupos de muchachascampesinas bailando, procesiones y fiestas campestres. Florentino sabía reproducirtodoestoconmanoligeraysegura.

Entodossusdibujos,aunquefueransencillos,habíavidaymovimiento.AñádaseaestoqueFlorentinonoerainsensiblealoideal;alcontrario,penetrabamáshondoque sus compañeros en el sentido simbólico de las antiguas obrasmaestras.Habíadibujado en su álbum los frescos de una iglesia deRoma, antes de que losmurosfuesendemolidos.RepresentabanelmartiriodeSantaCatalina.Nadamejoracabadoy mejor delineado que aquellos dibujos, que produjeron en Bertoldo una granimpresión.Violasdensasnieblasquelerodeabaniluminarsederepente,ydeprontotambiéncomprendiólamaneradeverdeFlorentino,pueséste,aunquemuysensibleal encanto de la Naturaleza, tendía principalmente a reproducirla en toda suanimación,reconociendoesteprincipiodelmovimientocomoelpuntodeapoyoenelquedebíamantenerseparanodesvanecerseenelespaciovacíodeloinanimado.

Mientras Florentino dibujaba con mano veloz los grupos que encontraba,Bertoldohojeabaelálbumdesuamigoy tratabadecopiar lamaravillosafiguradeSanta Catalina, lo que logró bastante bien, aunque hizo vanos esfuerzos, como enRoma,paradarasusdibujoslavidayanimacióndeloriginal.QuejósedetodoestoaFlorentinoaquiencreíasuperiorengenialidadartística,ylecontóloqueelmaltéslehabíadichoacercadelarte.

—¡Ay!,amigoBertoldo—dijoFlorentino—,enrealidadelmaltésteníarazón,ycreoqueunhermosopaisajeestáalamismaalturadelashistoriassagradasquelosantiguos pintores han representado. Pero creo también que lo mejor es hacerfamiliareslostiposdelanaturalezaviviente,quenossonmásfácilesdecomprender,parailuminarnosenelreinodelanoche.Teaconsejo,Bertoldo,queteacostumbresadibujarfigurasparaordenartusideas,ytodoloverásmásclaro.

Bertoldo hizo lo que le había dicho su amigo y tuvo la sensación de que sedisipabanlastinieblasquesecerníansobresuvida.

«Hacíapenososesfuerzosparaver loquesucedíaenmi interior,peroeracomounjeroglíficoylostrazosdeestejeroglíficoteníanlaformadefigurashumanas,queaparecían extrañamente entrelazadas para converger en un foco luminoso. Aquelcentrodeluzeralafiguramásprodigiosaquejamáshabíaimaginadolafantasíadeunpintor;peroenvanomeconsumíaparafijarsusrasgoscuandosemeaparecíaen

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sueños, rodeada de rayos celestiales. Todo esfuerzo que hacía para representarlafracasaba,yyomeconsumíadeardientedeseo».

Florentino,dándosecuentadelestadoenfermizoenqueseencontrabasuamigo,leconsolabatodolomejorquepodía.Confrecuencialedecíaqueestabaapuntodellegar el instante enquebrotase la luz; peroBertoldo continuabavagando como sifueraunsoñador,ytodossusintentosparecíanlosvagosesfuerzosdeundébilniño.

NolejosdeNápoleshallábaselavilladeunduque,desdelacualsegozabadelamagnífica perspectiva del mar y del Vesubio, por lo que permanecía abierta adisposicióndelosartistasquepintabanpaisajes.Bertoldohabíaidoallímuchasvecesa trabajar y con frecuencia se detenía en una gruta del parque, entregado al juegofantástico de su fantasía.Un día que estaba sentado en aquel lugar, desgarrado supecho por el intenso deseo que le consumía, derramando ardientes lágrimas ypidiendoalCieloqueunaestrellaleiluminasesuoscurocamino,oyóunrumorentreel ramaje y apareció ante su vista, a la entrada de la gruta, una mujer de bellezaextraordinaria.

«Los rayos del sol iluminaban su rostro celestial. Me miró con una miradaindescriptible…EraSantaCatalina…, no,más que ella…, erami ideal, ¡mi ideal!¡Locoyextáticocaíderodillas,ylafiguradesapareció,sonriéndomeplácidamente!».

FlorentinoentróenlagrutayconsorpresavioqueBertoldosalíaalencuentroyleestrechócontrasucorazón.Derramabansusojosabundanteslágrimasybalbució:

—¡Amigo…, amigo mío! ¡Soy feliz, feliz! ¡La he encontrado…, la heencontrado!

Encaminóse al taller presuroso e instaló el lienzo y comenzó a pintar. Comoanimadoporunafuerzadivina,diovidaintensaalasobrenaturalmujer,talcomoselehabíaaparecido.

Desde aquelmomento todo cambió en su interior.En lugar de aquella tristeza,que le había consumido, recuperó la alegría y el bienestar. Volvió a estudiar conaplicaciónyenergíalasobrasdelosantiguosmaestros.Terminómuchascopiasalaperfeccióny enseguida comenzó a pintar cuadrosde su invención, que llenarondeasombro a los buenos conocedores. Ya no volvió a pensar más en paisajes, y elmismoHackertconfesóqueeljovenhabíaencontradosucamino.Sucedióentoncesquese leencargóquepintasemuchos retablospara las iglesiasyotras importantesobras.Loqueconmayorfrecuenciaescogíaeranasuntosgraciososde las leyendascristianas, pero sobre todo trataba de reproducir la maravillosa figura de su ideal.ViósequeéstaerasemejanteensusemblanteyensufiguraalaprincesaAngelaT.,yempezaronasuponerqueeljovenpintorestabaenamoradodelamiradadefuegodelahermosamujer.Bertoldoseenojabaaloírlosnecioscomentariosdelasgentesqueseobstinabanenrebajarlocelestealniveldeloterreno.

—Pero ¿podéis suponer —les decía— que en la tierra se encuentre un sersemejante?Yolahevistoenunaaparición,enunavisiónmaravillosaquetuve;fueunmomentodeinspiraciónartística.

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Bertoldo vivía feliz y satisfecho hasta que las victorias de Bonaparte en Italiacondujeron al ejército francés a las puertas de Nápoles y, cuando la revolucióndestructora estalló, todas las cosas cambiaron. El rey y la reina habían salido deNápolesy la ciudad fueentregada,pueselvicariogeneral concluyóconelgeneralfrancésunacapitulaciónvergonzosa,yprontoseviollegaraloscomisariosfrancesespara cobrar la suma estipulada como contribución de guerra. El vicario generalapresuróseahuirdelfurordelpuebloqueleacusabadetraiciónporhaberentregadoasusenemigoslaciudad,quelehabíasidoconfiada.Aflojáronsetodosloslazosyenlamássalvajeanarquíaelpueblovituperóelordenylaley.Algritode¡VivalaSantaFede!,pandillasdeasesinosibanaatacarlascasasdelospatricios,queimaginabanhaberse vendido al enemigo, saqueándolas e incendiándolas. Fueron vanos losesfuerzos deMolitemo yRoccaRomana, que gozaban del afecto del pueblo, paradetener los excesos de los más furiosos. Los duques della Torre y ClementeFilomarinofueronasesinados,peroestonobastóparacalmarlaseddesangredelaplebefuriosa.

Bertoldo había escapado amedio vestir de su casa incendiada y por el caminotopó con un tropel numeroso de gente que se dirigía con antorchas encendidas ybrillantes cuchillos al palacio del conde de T. Tomándole por uno de los suyos,aquellosseresenloquecidoslearrastraron,mientrasgritaban:¡VivalaSantaFede!Unmomento después el conde, sus criados y todos los que habían intentado oponerresistencia,yacíanasesinados,mientraselpalacioerapresadelasllamas.

Bertoldo había sido arrastrado, siempre hacia adelante; un denso humo invadíaloscorredores…,tratódehuiratravesandoaposentosdiferentessinhallarunasalida.Depronto,unpenetrantegritodeangustiallegóasusoídos.Seprecipitóenlasalayvio a una mujer luchando con un lazzarone, que se había apoderado de ella y sedisponíaaapuñalarlaenelpecho.¡Eralaprincesa…,elidealdeBertoldo!Inmóvildeterror Bertoldo, de pronto se lanzó contra el lazzarone, le asió por el cuello y lederribóalsuelo,dondeleclavósupropiopuñal.Conlaprincesaenbrazos,atravesóhuyendolasalaenllamas,bajólasescaleras,corrióatravésdelaespesamultitud…¡ytodoenuninstante!

NadieseocupóendeteneraBertoldo,quecorríaconelpuñalensangrentadoenlamano,ennegrecidoelrostroporelhumo,conlosvestidosrotos,puesletomabanporunasesinoyunsaqueadoryledejabanquesellevasesubotín.Alllegaraunlugardesiertodelaciudad,bajounasantiguasruinasdondeinstintivamentecorrióabuscarrefugio,Bertoldocayósinsentido.Cuandovolvióensí,laprincesaestabaarrodilladaasulado,lavándolelafrenteconaguafresca.

—¡Oh, gracias!—decía ella—. ¡Gracias aDios que te vuelvo a la vida, túmisalvador,mitodo!

Bertoldo,incorporándose,creíasoñar;mirófijamentealaprincesa…Sí,eraella,lamisma;aquellamaravillosafiguracelestialquehabíaencendidolachispadivinaensupecho.

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—¿Esposible?¿Escierto?¿Estoyvivo?—exclamó.—Sí,vives—dijo laprincesa—,vivesparamí; loquenoteatrevisteaesperar,

sucedeahoragraciasaunmilagro.¡Oh!,teconozcomuybien,ereselpintoralemánBertoldo. Siempre me has amado y me has reproducido magníficamente en tushermosos cuadros… ¿Cómo hubiera podido entonces ser tuya? Pero ahora lo seréparasiempre.¡Huyamos,huyamos!

UnasensaciónextrañaseapoderódeBertoldoaloírlaspalabrasdelaprincesa,como si un repentino dolor aniquilara sus más dulces sueños. Pero cuando lamaravillosa mujer le estrechó con brazos, blancos como la nieve, y le atrajoapasionadamentecontrasucorazón,entonces,sobrecogidodeunestremecimientodefelicidaddesconocida,ylocodeplacer,exclamó:

—¡Ah, no es una ilusión, no! ¡Es mi esposa a quien abrazo, y ya nunca mesepararédeella,quevieneacolmarlosardientesdeseosdemicorazón!

Era imposible salir de la ciudad,pues el ejército francés la rodeaba.Elpueblo,apenasarmadoysinningúnjefe, ladefendiósinembargodurantedosdíasenteros.Bertoldo, yendo de escondrijo en escondrijo con Angela, logró al fin huir de laciudad.Laprincesa,movidadelamormásardientehaciasusalvador,novacilabaendejarItalia.AsísufamilialadaríapormuertayellapermaneceríaconBertoldo.Uncollardebrillantesyalgunosanilloscostososquellevabalesproporcionaronlomásnecesario en Roma, adonde habían ido peregrinando, y desde allí pudieron llegarfelizmenteaM.enlaAlemaniadelSur,dondeBertoldopensabaestablecerseyvivirde su arte. ¿No era para él una inaudita e inimaginable felicidad verse esposo deAngela, aquella celestial mujer, el ideal de sus sueños de artista, después de quetantascircunstanciasdelavidaparecíanoponersecomounmurosiempreinseparableentre él y su amada? Bertoldo apenas podía resistir tanta felicidad y permanecíainmerso en aquella delicia amorosa, hasta que al fin una voz secreta, pero muyimperiosa, le recordó que debía volver a pensar en su arte. EnM. resolvió cobrarfama pintando un gran cuadro, que destinaba a la iglesia de SantaMaría de aquellugar.

Concibióunplanmuysencillo:laVirgenySantaIsabel,sentadassobrelahierbaenunbello jardín; elNiño JesúsySan Juan, jugandodelante de ellos.Esto era elcuadro.Peroenvanotratódelograrunaimpresiónespiritualdelconjunto.Igualqueenaquellaépocadesdichadadesucrisis,seledesvanecíanlasfiguras,y,envezdelaVirgen divina, solo veía a Angela desfigurada de unmodo horrible. Esperaba, sinembargo,triunfardelsiniestropoderqueleteníaencadenado.Preparóloscoloresycomenzóapintar,perohabíaperdidolasfuerzasytodossusensayosfueroninútiles;parecíaunniñoincapaz,impotente.Todoloquepintabaerafríoeinanimado,inclusolamismaAngela…Angela,suideal,parecíaenellienzounafiguradecera,lúgubre,quelemirabatristementeconojosdevidrio.

Entoncessintióqueunanegramelancolíaseapoderabadeélylerobabaelgozodelavida.Nopodía,noqueríaseguirtrabajando,asíesqueprontocayóenlamiseria

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más completa, que le humillaba aún más, porque Angela no dejaba oír una solapalabradequeja.

«Esta impotencia funestame llenaba de rabia y llegó a ponerme en un estadopróximoalalocura.Miesposamediounhijo,queacabóporaumentarladesventuraen que estaba, y toda la escondida furia que había en mi interior se manifestóentonces con la violencia de un odio feroz. ¡Ella, sola ella era la causa de midesgracia! ¡No,noerael idealque semehabíaaparecido!Angela semeapareció,paraperdermeparasiempre,conelsemblanteylafiguradeaquellamujercelestial.En mi salvaje desesperación la maldije y también al inocente niño. Les deseé lamuerte para verme libre del tormento que me afligía, y que atravesaba mi pechocomocuchillosardientes.Pensamientosinfernalesseapoderarondemí.Envanoleíen el semblante pálido deAngela, en sus lágrimas, el espanto que le producíamiconducta criminal. “Has destrozado mi vida, mujer maldita”, exclamé con rabia,derribándola al suelo con el pie, donde quedó medio desmayada abrazando misrodillas».

«LaconductacruelyfrenéticadeBertoldo,respectoasumujerysuhijo,llamólaatencióndelosvecinos,queledenunciaronalaautoridad.Quisieronprenderle,perocuandolosagentesdepolicíasepresentaronensudomicilio,habíadesaparecidoconsumujeryelniño.VolvióaservistoenN.,enlaAltaSilesia;yanollevabaconsigoalamujeryalhijo,yentoncescomenzóapintarllenodeentusiasmoelcuadroquenohabíapodidoterminarenM.PerosolopudoconcluirelrostrodelaVirgenMaríaydelNiño Jesús, pues se vio atacadodeuna enfermedadque le puso al bordede lamuerte. Para sufragar sus necesidades se vendieron todos los efectos y hasta aquelcuadro empezado. Apenas se sintió con algunas fuerzas se fue solo, como unmendigo enfermo y despojado de todo. Y así es como continúa viviendo,alimentándosemiserablemente pormedio de la pintura de paredes que le encarganaquíyallá».

—EsahistoriadeBertoldoesalgoespantosoyhorrible—ledijealprofesor,y,aunqueseaaventuradoafirmarlo,creoqueeselvilasesinodesumujerydesuhijo.

—Esunlocoyunpobrediablo—repusoelprofesor—,peronolecreocapazdeuna acción semejante. Jamás se ha aclarado nada acerca de este punto, y aún escuestióndesabersiélmismocreeserelautordelamuertedesuesposaydesuhijo;ahora está pintando imitaciones de mármol, la próxima noche terminará el altar;entonces quizá sea una buena ocasión para que le preguntéis algo acerca de estepuntodelicado.

ConfesaréconfranquezaquelaideadevolverahallarmeasolasenlaiglesiaconBertoldoyamedianoche,ahoraquesabíasuhistoria,hizoqueunestremecimientorecorriesetodosmismiembros.Penséquepodíatenerrelaciónconeldiablo,yque,noobstantesuamabilidadybuencarácter,erapreferiblequehablaseconélalaluzdelsol.

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Lehallésubidoasugranandamio,conaspectosombríoy trazandoen laparedvetasparaimitarelmármol.Subíjuntoaélyensilenciolealarguélosbotesdecolor.Asombrado,sevolvióhaciamíyentoncesledije:

—Soyvuestroaprendiz.Porloquesesonrió.Entoncesempecéahablarledesuvida,deformaquenotase

que estaba enterado de todo, aunque vi que él mismo creía haberme contado suhistorialanocheúltima.Pocoapocolleguéalahorriblecatástrofe,yentoncesledijederepente:

—¿Fue en un ataque de locura furiosa cuando matasteis a vuestra mujer y avuestrohijo?

Aloírestaspalabrasdejócaerelpincelyelboteygritó,fijandoenmíunamiradahorribleyconlasmanoslevantadasalaire:

—¡Estasmanosestánlimpiasdelasangredemimujerydemihijo!¡Unapalabramásymetiroconvosdesdeaquíarriba,paraquenuestroscráneosseestrellencontralaslosasdelaiglesia!

Enaquelinstantemeencontréenunasituaciónextraña,tuvelasensacióndeestarantealgodesconocido.

—¡Ah,mirad,amigoBertoldo—ledijecontodalasangrefríaytranquilidaddequefuicapaz—,cómoestácorriéndoseeseamarilloocreparedabajo!

Volvió la cabeza y,mientras recogía el color con un grueso pincel, descendí aescondidasdelandamio,abandonélaiglesiaymedirigíalacasadelprofesor,queseburlódemiindiscretacuriosidad.

Comomicocheyaestabareparado,abandonéG.nosinqueAloysiusWalthermeprometiese seriamente hacerme saber todo lo que le sucediese desde ahora enadelantealpintorBertoldo.

Debíadehaberpasadoyamedioañocuandorecibíunacartadeaquélenlaqueseextendía sobre su satisfacción acerca de nuestro encuentro en G. Con respecto aBertoldo,me informabade lo siguiente:«Pocodespuésdevuestramarcha,nuestrooriginalartistasemostrómásextrañoquenunca.Deprontoseapoderódeélunagranalegría y terminó con prodigiosa habilidad el gran cuadro del altar que llena deadmiracióna todos losque locontemplan.Luegodesapareció,y,comonosehabíallevado nada consigo y algunos días después se hallase su sombrero y su bastón aorillasdelríoO.,todoscreemosquemuriódemuertevoluntaria».

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Y

LACASAVACÍA

asabéis—comenzóadecirTeodoro—quepaséelúltimoveranoen***.Losnumerosos amigos y conocidos que encontré allí, la vida amable ydespreocupada, las numerosas manifestaciones artísticas y científicas, todo

meretuvo.Nuncamesentíatancontentocomocuandomeentregabaporenteroamipasióndevagabundearpor lascalles,deteniéndomeparaver losgrabadosencobrequeseexhibíanenlaspuertas,deleitarmeconlosletrerosyobservandoalaspersonasquesalíanamiencuentro,conideadehacerlesunhoróscopo;peronosolomeatraíairresistiblementelariquezadelasobrasdearteyellujo,sinolacontemplacióndelosmagníficosysuntuososedificios.Laalameda,ornadadeconstruccionessemejantes,queconducealaPuertade***eselpuntodereunióndeunpúblicodispuestoagozardelavida,yaquepertenecealaclasealtaoacomodada.

Enlospisosbajosdelosgrandespalaciosexhibíanselamayorpartedelasvecesmercancías lujosas, mientras que en los altos habitaba gente de las clasesmencionadas.Lashosteríasmáselegantesestaban,porlogeneral,enestacalleylosrepresentantes extranjeros vivían en ella; así podéis suponer que allí había unaanimación especial ymayormovimiento que en otro lugar de la ciudad, dando lasensacióndehallarsemáspobladadeloquerealmenteestaba.Elinterésporvivirenaquelsitiohacíaquemuchosseconformasenconunapequeñavivienda,menordeloque les correspondía, de suertequemuchas familiashabitaban enunamismacasa,comosiéstafueraunacolmena.

Confrecuenciapaseabayoportalavenida,cuandoundía,depronto,mefijéenunparajequediferíadelosdemásdeextrañamanera.Imaginaosunacasitabaja,concuatroventanas,enmediodedosbellosyelevadosedificios,cuyoprimerpisoapenassiseelevabamásquelosbajosdelascasasvecinas,ycuyotecho,enmalestadodeconservación, así como las ventanas, cubiertas en parte con papeles, y los murosdescoloridos, daban muestra del total abandono en que la tenía su propietario.Suponedquéaspectotendríaaquellacasaentredosmansionessuntuosasyadornadascon lujosaprofusión.Permanecídelante contemplándolayobservéal aproximarmeque todas lasventanasestabancerradas,quedelantede laventanadelpisobajo selevantabaunmuroyquelaacostumbradacampanilladelapuertacochera,asícomoladelapuertaprincipal,noexistían;nitansiquierahabíaunaldabónollamador.Coneltiempolleguéalconvencimientodequelacasaestabadeshabitada,yaquenunca,pasase a la hora que fuera, veía la menor huella de un ser humano. ¡Una casadeshabitada en esa parte de la ciudad! Era algo muy raro, aunque posiblemente

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tendríaunaexplicaciónnatural:quesudueñoestuviesehaciendounlargoviajeoqueviviese enposesionesmuy lejanas, sin atreverse a alquilarovender este inmueble,porsilonecesitabaenelcasodevolvera***.Esopensabayo,y,sinsabercómo,meencontrabasiemprepaseandopordelantedelacasavacía,altiempoquepermanecía,notantosumergidoenextrañospensamientos,comoenredadoenellos.

Biensabéis todos,queridoscompañerosdemialegre juventud,quesiempremeconsiderasteis un visionario, y que cuantas veces las extrañas apariencias de unmundo maravilloso entraban en mi vida, vosotros, con vuestra rígida razón, locombatíais. ¡Pues bien!Ahora podéis poner las caras de desconfianza que queráis,pueshedeconfesarosqueyotambiénaveceshesufridoengaños,yqueconlacasavacíaparecía ir aocurrir algosemejante,pero…al finalvendrá lamoralejaqueosdejaráaniquilados.¡Escuchad!¡Vamosalasunto!

Undía,yprecisamentealahoraenqueelbuentonoordenapaseararribayabajopor la alameda, estaba yo, como de costumbre, absorto en mis pensamientos,contemplandolacasavacía.Depronto,notésinmirarquealguiensehabíacolocadoamiladoymeobservabafijamente.EraelcondeP.,enmuchospuntostanafínamí,ynomecabelamenordudadequetambiénestabainteresadoenlacasamisteriosa.Me sorprendióque, al comunicarle la extraña impresiónquemehabía causadoesacasadeshabitadaenaquellapartetanfrecuentadadelaciudad,sonrieseirónicamente,si bien al puntome aclarase todo.El conde P. había idomuchomás lejos que yo.Despuésdemúltiplesobservacionesycombinaciones,habíadadoconlaexplicacióndeporquéseencontrabalacasaenaquelestado,yprecisamentelaexplicaciónestabarelacionadaconunaextrañahistoria, que solo lamásviva fantasíadelpoetapodíahaberimaginado.Voyahoraareferiroslahistoriadelconde,querecuerdoconenteraclaridad, y, por lo que respecta a lo queme sucedió luego,me siento tan excitadotodavía,queoslocontarédespués.

¡Quésorpresafueladelcondealenterarsedequelacasavacíasoloalojabaloshornos del confitero, cuyos lujosos escaparates atraían al viandante! Por eso lasventanasdelbajo,dondeestabanloshornos,permanecíantapiadasylashabitacionesdelprimerpiso,conlascortinasechadasparaevitarelsolylosinsectos,protegiendoasí los artículos confitados. Cuando el conde me contó esto, sentí como si mehubieranarrojadounjarrodeaguafríaocomosidemoniosenemigoshicieranburlade mis sueños poéticos… Pese a aquella explicación prosaica, siempre que desdeentoncespasabaanteella,nodejabademirarlacasadeshabitada,y,siemprequelamiraba, sentía ligeros estremecimientos al imaginar toda clasede escenas extrañas.Nomeacostumbrabaalaideadelaconfitería,delosmazapanes,delosbombones,de las tartas, de las frutas escarchadas, etcétera.Unaextraña combinaciónde ideashacíaquetodomesonaseasecretossimbolismosyquepareciesedecirme:«¡Noosasustéis,amigomío!Somosdulcescriaturas,perodeunmomentoaotroestallaráuntrueno».

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Entonces yo volvía a pensar: «¿No eres acaso un loco, un iluso, que siempretratas de convertir lo vulgar en algomaravilloso? ¿Tienen razón acaso tus amigoscuandoteconsideranunexaltadovisionario?».

Lacasa,nopodíaserdeotromodo,permanecíasiempreigual.Llegóunmomentoenque,alhabituarsemivistaaellayalasilusoriasfigurasqueparecíanreflejarseenlasparedes,éstaspocoapoco fuerondesapareciendo.Sinembargo,unacasualidadhizo que lo que parecía dormido volviese a despertar. El hecho de haber quedadotodo,apesarmío,reducidoaalgoprosaico,comopodéis imaginar,noimpedíaqueyosiguiesemirandolafabulosacasaconformeamimaneradepensar,puessoyfielcaballerodelomaravilloso.

Sucedió,pues,queundíaenque,comodecostumbre,paseabaporlaalamedaalasdoce,mimiradasefueadetenerenlasventanascubiertasporcortinasdelacasavacía.Noté que la cortina de la última ventana, justamente junto a la tienda de laconfitería, comenzaba a moverse. Dejáronse ver uña mano y un brazo. Con misgemelos de ópera pude observar claramente la bella mano femenina, de blancuraresplandeciente,encuyodedomeñiquerefulgíacondesusadodestellounbrillante,ydesde cuyo brazo redondeado, de belleza exuberante, lanzaba sus destellos un ricobrazalete.Lamanocolocóunfrascodecristaldeextrañaformaenelalféizarde laventanaydesapareciótraslacortina.

Mequedéinmóvil;unararayagradableemociónrecorriómiinterior,alamaneradeuncaloreléctrico.Fijamentepermanecímirandoalaventanafatalydemipechose escapó un suspiro. Por último, sentí como si fuese a desmayarme, y poco ratodespués me encontré rodeado de gentes de todas clases, que me observaban consemblantedecuriosidad.Estomedisgustó,peroenseguidamedicuentadequetodaaquella muchedumbre no cesaba de comentar admirada que había caído desde unsextopisoungorrodedormirsinqueselehubiesedesgarradoniunasolamalla.Mealejé lentamente, mientras el demonio prosaico me susurraba con toda claridad aloído que lamujer del confitero, alhajada como en día de fiesta, se había asomadoparadejar en laventanaun frascodeaguade rosavacío. ¡Quéextrañaocurrencia!Pero, de pronto, tuve un pensamiento audaz; regresé al instante a contemplar elescaparatedelaconfiteríainmediatoalacasavacíayentré.

Mientrassoplabalaespumadelhirvientechocolatequehabíapedido,comencéadecir:

—Enrealidadhabéisampliadomuchovuestroestablecimiento…Elconfiteroechóconprestezaunpardebombonesdecoloresenelcucuruchode

papely,dándoselosalaencantadorajovenquelosolicitaba,apoyósusbrazosenelmostrador, mirándome sonriente. Volví a repetirle que había hecho muy bien encolocarelhornoenlacasacontigua,aunqueresultabaextrañaytristelacasavacíaenmediodelaanimadafiladeedificios.

—¡Eh,señor!—repusoelconfitero—.¿Quién lehadichoque lacasadeahíalladomepertenece?Hansidovanostodosmisintentosdeadquirirla,aunquebiencreo

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queesacasaposiblementeoculteunenigma.Ya podéis suponeros, amigos míos, en qué estado de excitación me dejó esta

respuestayquéreiteradamentelesupliquéquemedijesealgomásdelacasa.—¡Pues, sí, señor mío! —Díjome—. En realidad no sé nada raro de la casa;

únicamente puedo aseguraros que pertenece a la condesa de S., que vive en susposesiones,ydesdehacemuchosañosnovienea***.Comoentoncesnosehabíanconstruidolosmagníficosedificiosqueexistenahora,segúnmehancontado,lacasaestáenelmismoestadoqueantañoynadiesabenadadelacompletadecadenciaenque se encuentra ahora. Solo dos seres vivientes la habitan: un ancianísimoadministradormuyhurañoyunperrogruñón,queaveces,enelpatiodeatrás,ladraalaLuna.Elrumorpopulardicequedebehaberfantasmasenlacasavacía.Realmentemihermano(eldueñodelatienda)yyohemosoídovariasvecesenelsilenciodelanoche, sobre todo en Nochebuena, cuando el negocio nos hace estar al pie delmostrador, ruidos extraños que parecen venir a través de la pared desde la casavecina.Luegocomienzanaoírseunossonidosestridentesyunrumorquenosparecehorrible.Aúnnohacemuchoqueunanocheseoyeroncánticos,tanrarosqueapenassi puedo describirlos. Parecía la voz de una mujer de edad, pero el tono era tanpenetrante,lascadenciastanvariadasylosgorgoritostanagudos,quenisiquieralosheoídoenItalia,enFranciaoenAlemaniaalasmuchascantantesqueheconocido.Me pareció como si cantase con palabras francesas, que, sin embargo, no podíadistinguirbien,aunquellegóunmomentoenquenopudeoírmásaquelcantolocoyfantasmalquemeponía lospelosdepunta.Aveces, cuandoel bulliciode la callecesabaunpoco,oíamosdetrásdelcuartotrasteroprofundossuspirosyluegounreírsofocado que parecía venir del suelo; pero, con el oído pegado a la pared, podíapercibirsequeeraenlacasavecinadondesuspirabanyreían.Fíjese—dijomientrasmeconducíaalahabitaciónúltimayseñalabaatravésdelaventana—,fíjeseustedenaqueltubodemetalquesaledelmuro.Amenudohumeatanto,inclusoenverano,cuandonadienecesitacalefacción,quemihermanomuchasvecesharegañadoconelinquilino por temor a un incendio. Pero éste se disculpa, diciendo que cocina sucomida. Ahora bien, lo que coma, eso solo Dios lo sabe, pues con frecuencia sepropagaunolormuyespecial,sobretodocuandoeltubohumeamucho.

Lapuertadecristaldelatiendaresonó,yelconfiteroapresuróse,altiempoquemelanzabaunamiradaymehacíaunaseñaindicandoalapersonaqueentraba,señaque comprendí perfectamente. ¿Quién podía ser aquel extraño personaje sino eladministradordelacasamisteriosa?Imaginaosunhombrecillodelgadoyseco,consemblante demomia, nariz aguda, labios contraídos, ojos chispeantes y verdes, degato,sonrisade loco,elpelonegrorizadoa laantiguamodayempolvado,un tupéaltísimoengomadoy,colgando,unagranbolsadepielllamada«Postillond’Amour».Usabaunviejovestidodecolorcafédesvaído,aunquemuybiencepilladoylimpio,ygrandeszapatosdesgastados,conhebillas. Imaginaosqueestapersonilla sedirigió,mejordichodirigiósuenormepuño,dededoslargosyrobustos,haciaelescapartey,

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mediosonriendoymediocontemplandolosdulcespreservadosporelcristal,dijoconvozgemebundaydesvaída:

—Un par de naranjas confitadas, un par de almendrados, un par de marronsglacés.

Decidmey juzgad sinohabíamotivoparapensar algo raro.El confitero sirviótodoloqueelancianopedía.

«¡Pesadlo, pesadlo, honorable señor vecino!», parecía susurrar aquel hombreextraño.

Luegosacódelbolsillo,mientrasgemíaysuspiraba,unapequeñabolsadecueroybuscó trabajosamenteeldinero.Notéque lasmonedasque ibacontandosobreelmostradorestabanyaendesuso.Convozquejumbrosamurmuró:

—Dulce…,dulce…,dulcedebesertodo…Porpartemía, tododulce…Satanásuntaelhocicodesunoviaconmiel…,puramiel.

Elconfiteromemiróriéndose,yluegodijoalviejo:—Se diría que no os encontráis bien; la edad, debe ser la edad; las fuerzas

disminuyen.Sinalterarsugesto,elviejoexclamóconvozaguda:—¿Edad?¿Edad?¿Quedisminuyenlasfuerzas?¿Débilyo,flojo?¡Ja,ja,ja!Ytrasestocerrólospuños,haciendocrujirsusarticulaciones,ydiotalsaltoenel

aire, traspisarconfuerza,quetodalatiendaseestremecióyloscristalesresonarontemblorosos.Peroenelmismoinstanteoyóseunaalgarabíaespantosa:elviejohabíapisadoalperronegro,quesefueameterentresuspiernas.

—¡Maldita bestia! ¡Maldito perro del infierno! —dijo en voz baja, mientras,abriendoelcucurucho,leofrecíaunalmendradogrande.Elperro,quesehabíapuestoallorarcomosifueraunapersona,setranquilizó,sentósesobresuspatastraserasyempezóa roerel almendradocomounhueso.Ambos terminarona lavez:elperroconsualmendradoyelviejozampándosetodoelcucurucho.

—Buenasnoches,queridovecino—dijoalargandolamanoalconfiteroydándoletal apretón, que éste lanzó un grito de dolor—. El viejo y débil anciano os deseabuenasnoches,honorableseñorconfitero—repitiósaliendodelatiendaytrasélsuperronegro,relamiendolosrestosdelalmendradoesparcidosporsuhocico.

Me pareció que ni siquiera había reparado en que estaba yo allí, inmóvil yasombrado.

—Ahíletenéis—comenzóadecirelconfitero—,ahíletenéis;asíescomoobraesteviejoextraño,queapareceporaquícuandomenosdosotresvecesporsemana,peronohayformadesacarlenada;soloqueeselmayordomodelcondedeS.,queahoraadministraestacasadondevive,yqueesperatodoslosdías,yasíllevamuchosaños,quelafamiliacondaldeS.retorne,yqueporesemotivonoalquilalacasa.Mihermanoundía fueasuencuentroy lepreguntóquéeraese ruido tanextrañoquehacíaamedianoche,peroél,muytranquilo,respondió:

—Silagentedicequehayfantasmasenestacasa,nolocreáis;noescierto.

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A todo esto sonó la hora en que el buen tono ordena visitar las confiterías.Lapuerta se abrió, y unamultitud elegante entró, demodo que ya no pude preguntarmás.NocabíalamenordudadequelasnoticiasdelcondeP.,acercadelapropiedady el empleo de la casa, eran falsas; que el viejo administrador, no obstante sunegativa,novivía solo,yqueallí seocultabaunsecreto.¿Teníaalguna relaciónelextrañoyespantosocánticoconelbellobrazoquesemostróen laventana?Aquelbrazonocorrespondía, nopodía tener relaciónalguna, conel cuerpodeunamujervieja.Elcántico,sinembargo,conformealadescripcióndelconfitero,noproveníadelagargantadeunamuchacha.Además,recordélahumaredayelextrañoolordequemehabíahablado, así comoel frascode cristal vistopormí, ymuypronto seofreció a mi mente la imagen de una criatura de bellos ojos, presa de poderesmágicos.Creíverenelviejounbrujofatal,unhechicero,queposiblementenoteníarelaciónalgunaconlafamiliacondaldeS.yque,porcuentapropia,encontrábaseenlacasaabandonadahaciendode lassuyas.Mi fantasíasepusoa trabajar,yaquellamisma noche, no solo en sueños, sino en el delirio que precede al dormir, viclaramentelamanoconelbrillanterefulgenteeneldedoyelbrazoceñidoporelricobrazalete.Un semblante bellísimo seme apareció entre la transparente niebla gris,semblantequeteníaojosazules,tristesysuplicantes,yluegolafiguraencantadoradeuna joven en la plenitud de su belleza. Muy pronto me di cuenta de que, lo quetomabaporniebla,eralahumaredaquesedesprendíadelfrascodecristalqueteníalafiguraentresusmanos,yquesubíaenrizadasvolutashacialoalto.

«¡Oh, mágica visión —exclamé extasiado—, oh, mágica visión! ¿Dónde teencuentras,quién tehaencadenado? ¡Oh,cuántoamory tristezahayen tumirada!Bienséquelamagianegratetieneprisionera,queeresladesgraciadaesclavadeundemoniomalicioso,vestidoconropasmarronesquetrasteaporlaconfitería,dasaltoscapaces de destruir todoy pisa a perros infernales, que alimenta con almendrados,cuando,afuerzadeaullidos,hanconsumadosusevocacionessatánicas…¡Oh,yalosétodo,bellayencantadoracriatura!¡Eldiamanteeselreflejodetubrillointerior!¡Ah!,sinolehubiesesdadolasangredetucorazón,¿cómoibaabrillarasí,conrayostanmulticoloresycontonostanmaravillososquejamáshapodidoverunmortal?Sí,sémuybienqueelbrazaletequeciñetubrazoesunaargolladelacadenaaquehacíareferenciaelhombrevestidodemarrón,queesuneslabónmagnético.¡Nolehagascaso, hermosa mía! Ya veo cómo se suelta y cae en la encendida retorta,desprendiendollamasazuladas.¡Yoloheechadoyyaestáslibre!¿Acasonosétodo,acaso no sé todo, amada mía? Pero escúchame, encantadora, abre tus labios ydime…».

Enelmismoinstanteunpuñopoderosomeempujócontraelfrascodecristal,queserompióenmilpedazos,esparciéndoseporelaire.Conundébilquejidodedolor,laencantadorafiguradesaparecióenlaoscuranoche…

¡Ah!Veoporvuestrasonrisaquedenuevometomáisporunvisionario.Peroosaseguroque todoel sueño, si esquenoqueréisprescindirdeestenombre, teníael

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perfectocarácterdeunavisión.Comoveoquecontinuáissonriéndoosynegándoosacreerme,deunmodoprosaico,prefieronodecirnada,sinoterminardeunavez.

Apenasamaneció,corrímuyintranquiloyllenodedeseoshacialaalamedaymeapostéfrentealacasavacía.Ademásdelascortinasinteriores,habíarejas.Lacalleestabatotalmentevacía.Acerquémealaventanadelpisobajoymepuseaescucharatentamente.Peronooínada;todoestabaenunsilenciosepulcral.Yasehacíadedíay comenzaba a animarse el comercio; debía irmede allí.Os cansaría si os contasecuántosdíasfuialacasaenmomentosdiversos,ytodoenvano,sinpoderdescubrirnada,ycómotodasmis investigacionesyobservacionesnomeprocuraronningunanoticia.Asíesque, finalmente, labella imagende lavisiónquehabíacontempladofueesfumándose.

Mas he aquí que un día que volvía de dar un paseo por la tarde, al pasar pordelantedelacasavacíanotéquelapuertaestabamedioabierta;entré.Elhombredeltrajemarrónseasomó.Yohabíatomadounaresolución.Preguntéalviejo:

—¿ViveaquíBinder,elconsejerodeHacienda?Al tiempoempujaba lapuertaparaentrarenunvestíbulo iluminadodébilmente

porlaluzdeunalámpara.Elviejomemiróconsusonrisapermanenteydijoconvozlentaygangosa:

—No,noviveaquí;nuncahavividoaquí,nuncaviviráaquíy tampocoviveentoda la alameda. Pero la gente dice que en esta casa hay fantasmas. Sin embargo,puedoasegurarlequenoescierto;esunacasamuytranquila,muybonita,ymañanavendrálarespetablecondesadeS.¡Buenasnoches,miqueridoamigo!

Apenas terminódedeciresto,elviejose las ingenióparaecharmede lacasaycerrarlapuertatrasdemí.Oícómoresonabanlasllavesensullavero,mientrassubíalas escaleras, carraspeando y tosiendo. Aquel escaso tiempo fue suficiente, sinembargo, para que viese que en el vestíbulo colgaban tapices antiguos de varioscoloresyquelasalaestabaamuebladaconsillonesdedamascorojo,todolocualledaba un aspecto extraño. ¡Nuevamente volvieron a despertarse en mi interior lafantasíaylaaventura,trasdehaberentradoenlacasamisteriosa!

Imaginaos…,imaginaosaldíasiguienteenquéestadovolvíarecorrerlaalamedaalmediodía.Aldirigirlamiradainvoluntariamentehacialacasavacía,observéquealgobrillaba en el piso alto.Al acercarmevi que la persiana estaba levantaday lacortina medio corrida. ¡Oh, cielos! Apoyado en su brazo, el bello semblante deaquellavisiónmíamemirabasuplicante.¿Eraposiblepermanecerquietoenmediodelamuchedumbre?Enaquelmomentomefijéenelbancodestinadoalosviandantes,colocadoprecisamenteantelacasavacía,aunquedeespaldasalafachada.Conpasorápido caminé por la alameda y, apoyándome sobre el respaldo del banco, pudecontemplar sin sermolestado la ventana fatal. ¡Sí!, era ella, la encantadora y bellacriatura,losmismosrasgos…Soloquesumiradaincierta…nosedirigíaamí,segúnmepareció,sinomásbiendenotabaalgoartificial,comomuerto.Daba laengañosaimpresión de pertenecer a un cuadro, impresión que hubiera sido completa de no

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haberse movido el brazo y la mano. Totalmente absorto en la contemplación delextrañoserqueestabaasomadoalaventana,yquemecausabatanraraexaltación,nooílavoztemblonadeunvendedorambulanteitalianoqueinútilmentemeofrecíasumercancía.Comometocaseelbrazo,volvímeconprestezaylereñífurioso.Nomedejabauninstanteconsussúplicaspedigüeñas.Entodoeldíanohabíaganadonada;decíaquelecompraseunpardelápicesounpaquetedemondadientes.Impaciente,paralibrarmeatodaprisadeaquelpesado,metílamanoenelbolsilloenbuscademibolsamientrasélmedecía:

—Aúntengocosasmásbonitas.Buscóensucajaysacóunespejito,queestabaenelfondoconotroscristales,y

melomostródelejos.Volvíamirar lacasavacía, laventanaylosrasgosdeaquelencantadoryangelicalsemblantedelavisiónquesemehabíaaparecido.

Apresurado compré el espejito, queme permitió, sin necesidad demolestar alvecino,mirarhacialaventana.Asíesque,contemplandodurantelargoratoelrostromisterioso, me sucedió que experimenté un sentimiento rarísimo e indescriptible,comosiestuvierasoñandodespierto.Tuve lasensacióndequemeparalizaba,peromásbienquelosmovimientosdelcuerpo,lamirada,quenopodíaapartardelespejo.Confieso con rubor que recordé aquellos cuentos infantiles queme relataba enmitiernaniñez lacriadaalacostarme,cuandomedivertíacontemplándomeenelgranespejodelahabitacióndemipadre.Medijoentoncesque,cuandolosniñossemiranmuchopor lanochealespejo,ven lacarahorribledeundesconocido,yestohacíaque a veces permanecieranmirando fijamente.Aquellomeparecía horroroso, peroaunsobrecogidoporelespanto,nopodíadejardemirara travésdelespejo,porqueteníaunagrancuriosidaddeverelsemblantedesconocido.Unavezpareciómeverunpar de ojos brillantes, horribles, que despedían chispas desde el espejo;me puse agritarycaídesvanecido.Enaquellaocasiónsemedeclaróunalargaenfermedad,ytodavía hoy tengo la sensación de que aquellos ojos me están mirando. En unapalabra:todasaquellasboberíasdemiinfanciapasaronpormiimaginación;sentíquesemehelabanlasvenas,yquiseapartardemi ladoelespejo…,peronopude.Losojoscelestialesdelaencantadoracriaturamecontemplaban.Sí,sumiradapenetrabadirectamenteenmicorazón.

Luego, aquel espanto queme sobrecogió repentinamente cesó y dio paso a unsuavedoloryaunadulcenostalgia,semejantealefectodeunasacudidaeléctrica.

—¡Tenéisunespejoenvidiable!—dijounavozjuntoamí.Despertécomodeunsueño,ycuálnoseríamidesconciertocuandoencontréami

lado unos semblantes que sonreían de modo equívoco. Varias personas habíansesentadoenelmismobancoyeralomásprobableque,pormiinsistenciaenmiraralespejoyquizáporlosextrañosgestosquedebídehacerenelestadodeexaltaciónenquemeencontraba,dieseunespectáculomuydivertido.

—Tenéisunespejoenvidiable—repitiólavozalverqueyonorespondía—.¿Porquémiráiscontantafijeza?

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Un hombre ya de edad, vestido muy cuidadosamente, que en el tono de suconversaciónyenlamiradateníaalgodebondadosoeinspirabaconfianza,eraquienmehablaba.Notuvereparoendecirlequeprecisamenteenelespejoveíaaunajovenmaravillosa que estaba asomada a la ventana de la casa vacía. Fuimás lejos aún:preguntéalviejosiveíaéltambiénaquelmaravillososemblante.

—¿Allí,enaquellacasavieja…,enlaúltimaventana?—mepreguntóasombradoelviejo.

—Ciertamente,ciertamente—repuse.Elviejosesonrióycomenzóadecir:—Oshabéisengañadodeunmodoextrañísimo…Doygraciasaquemisviejos

ojos…¡Diosbendigamisviejosojos!¡Eh,eh,señormío!Enefecto,sí,yotambiénhevistoconestosojosbienabiertoselsemblantemaravillosoasomadoalaventana.Aunquerealmentebiencreoquesetratadeunretratoalóleo.

Rápidamentemevolvíhacialaventana:todohabíadesaparecidoylapersianasehabíabajado.

—Sí —continuó el viejo—; sí, señor mío, no es demasiado tarde paraconvencerse de que precisamente ahora el criado que vive ahí solo, como uncastellano,enloscuartelesdelacondesadeS.,acabadelimpiarelpolvodelcuadro,lohaquitadodelaventanaybajólapersiana.

—¿Asíqueerauncuadro?—preguntétotalmentedesconcertado.—Confiadenmisojos—repusoelviejo—.Alverenelespejosoloelreflejodel

cuadroha sidousted fácilmenteengañadopor la ilusiónóptica. ¿Acasoyo, cuandoteníavuestra edad,gracias ami fantasía, no era capazde evocar la imagendeunabellajovenydedarlevida?

—Perolamanoyelbrazosemovían—insistí.—Sí, sí; se movían, todo se movía —dijo el viejo sonriendo y dándome un

golpecito en el hombro. Luego levantóse y después de hacerme una reverencia sedespidió con estas palabras—: Tened cuidado con esos espejos de bolsillo, quemiententanengañosamente.Téngameporsumásobedienteservidor.

Podéis imaginar cuál sería mi estado de ánimo cuando me vi tratado como sifueraun ser fantástico, necioyvisionario.Quedé convencidodeque el viejo teníarazón,dequetodaaquellalocafantasmagoríahabíatenidolugarenmiinterior,yquetodolodelacasavacía,paravergüenzamía,soloeraunamixtificaciónrepelente.Demuymalhumorymuydisgustadoabandonéelbanco,decididoalibrarmedeunavezparasiempredelmisteriodelacasavacíao,porlomenos,dejartranscurrirunosdíassinpasearporlaalamedaniporaquelsitio.

Seguítalpropósitoalpiedelaletra.Pasabalashorasocupadoenlosnegociosdemibufete,yalatardecerpasabaelratoenuncírculodealegresamigos,detalmodoquenovolvieronaatormentarmeaquellossecretos.Únicamentemesucedíaalgunasnoches que me despertaba como si alguien me tocase, y entonces tenía la clarasensacióndeque,soloelsermisteriosoquesemehabíaaparecidoalmirarlaventana

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delacasavacía,eralacausademissobresaltos.Inclusocuandoestabaenmitrabajoo en animada conversación con mis amigos me estremecía con este pensamiento,como si hubiese recibido una sacudida eléctrica. Pero esto sucedía en momentosfugaces.Elpequeñoespejodebolsillo,queenotrotiempotanmentirosamentehabíareflejado la imagen amable, ahora me servía para menesteres prosaicos:acostumbraba a hacerme el nudo de la corbata ante él. Pero sucedió un día que loencontré opaco, y echándole el aliento lo froté para darle brillo. Se me detuvo elpulsoytodomiserseestremecióalexperimentarunsentimientodeterrornoexentodeciertoagrado.Sí…,ciertamentetengoquecalificardeesemodolasensaciónqueme sobrecogió cuando eché el aliento al espejo, pues contemplé, enmedio de unaneblina azul, el bello rostro, que me miraba suplicante, con una mirada quetraspasabaelcorazón.¿Osreís?Sí,estáisconvencidosdequesoyunvisionariosinremedio. Mas decid lo que queráis, pensad lo que queráis; no me importa. Lamaravillosa mujer me miraba, en efecto, desde el espejo; pero en cuanto cesé deecharlealientoalespejo,desapareciósurostrodeél…Noquierofatigarosmás.Puesvoy a referir todo lo que sucedió después. Solo os diré que incansablemente yorepetía la experiencia del espejo y casi siempre lograba evocar la imagen, aunquealgunasvecesmisesfuerzosresultabaninfructuosos.Entoncescorríacomolocohaciala casa vacía y me ponía a contemplar la ventana; pero ningún ser humano seasomaba… Vivía solo pensando en ella; todo lo demás me parecía muerto, sininterés;abandonémisamigos,misestudios.

Enestascircunstanciasmuchasvecessentíaundolorsuaveyunanostalgiacomosoñadora.Parecíaavecescomosilaimagenperdiesefuerzayconsistencia,aunqueen otras ocasiones se agudizaba de talmodo que recuerdo algunosmomentos converdaderoespanto.

Encontrábameenunestadodeánimo tal,quehubieraestadoapuntode sermiperdición.Peroaunqueosriaisyosburléisdemí,escuchad loquevoyacontaros.Comoyaosdije, cuando aquella imagenpalidecía, loque sucedíamuyamenudo,sentíaunmalestarmuygrande.Entonceslafigurahacíasuapariciónconunavivezatal, con un brillo tan grande, queme daba la sensación de poder tocarla. Aunquerealmentetambiénteníalahorribleimpresióndeseryomismolafiguraenvueltaporlanieblaquesereflejabaenelespejo.Aquelestadopenosoterminabasiempreconunagudodolorenelpechoyluegoconunagranapatíaquemedejabapresodeuntotalagotamiento.Enlosmomentosenquefracasabaenmiintentodelespejo,notabaqueme quedaba sin fuerzas; pero cuando volvía a aparecer la imagen en él, no he denegarqueexperimentabaunextrañoplacerfísico.Estacontinuatensiónejercíasobremí un influjo maligno; con una palidez mortal y totalmente destrozado, andabavacilante; mis amigos me consideraban enfermo y sus continuas advertencias meobligaronameditarseriamenteacercademiestado.

Fuera intencionadamente o de forma casual, unos amigos que estudiabanmedicina, en una visita que me hicieron dejaron allí un libro de Reil sobre las

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enfermedadesmentales.Comencéaleerlo.Laobrameatrajoirresistiblemente,pero¡cuál no sería mi asombro al ver que todo lo que se decía en torno a la locuraobsesivaloexperimentabayo!

El profundo espanto que sentí, al imaginarme cercano al manicomio, me hizoreflexionar, y tomé una decisión, que ejecuté al momento. Guardé mi espejo debolsilloymedirigírápidamentealdoctorK.,famosoporsutratamientoycuracionesdedementes,debidasalprofundoconocimientoqueteníadelprincipiopsíquico,quea menudo es causa de enfermedades corporales, pero mediante el cual tambiénpuedencurarse.Lereferítodo,nooculténielmenordetalle,yjuréqueharíacuantopudieraparasalvarmedelmonstruosodestinoenqueveíaunaamenaza.Escuchómeatentamente,yluegonotécómoensumiradasereflejabaungranasombro.

—Aúnnoestáelpeligrocerca—medijo—;noestátancercacomocreéis,yosafirmocontodacertezaquepuedoalejarlo.Nohaylamenordudadequepadecéisunmalpsíquico,peroelmismoreconocimientodelataquedeunprincipiomalignoospermite tener amano el arma con que defenderos. Dejadme el espejo, dedicaos aalgúntrabajoqueocupetodasvuestrasfuerzas,evitadlaalameda,trabajaddesdemuytempranotodoloquepodáisresistir.Despuésdeunbuenpaseo,reuníosconvuestrosamigos,quehacetantoquenoveis.Comedalimentossaludables,bebedbuenvino.Comoveis,tratodefortalecervuestrocuerpoydedirigirvuestroespírituhaciaotrascosas, para alejar de vos la idea fija, es decir, la aparición que os ofusca, esesemblanteenlaventanadelacasavacíaqueveisreflejadaenvuestroespejo.¡Seguidalpiedelaletramisprescripciones!

Me resultaba difícil separarme del espejo. El médico, que ya lo había cogido,pareciónotarlo.Echósualientosobreélymepreguntómientrasloretenía:

—¿Veisalgo?—Nada,nilamenorcosa—repuse,comorealmentesucedía.—Echadvoselaliento—dijoelmédico,mientrasmelodevolvía.Asílohice,ylaimagenmaravillosaapareciómásclaramentequenunca.—¡Aquíestá!—exclaméenvozalta.Elmédicomiróydijo:—Noveoabsolutamentenada,peronohedeocultarosque,enelmismoinstante

en quemiré en vuestro espejo, sentí un estremecimiento siniestro, que seme pasóenseguida.Bien sabéis que soymuy sincero, y por esomerezcovuestra confianza.Repetidlaprueba.

Así lohice; elmédicome rodeóconsusbrazos; sentí sumanoenminuca.Laimagen volvió. El médico, que miraba conmigo en el espejo, palideció; luego,quitándomeelespejodelamano,miródenuevo,loguardóensupupitreyvolviósehaciamí,mientrassesecabaelsudordelafrente.

—Seguid mi prescripción —comenzó a decir—. Seguid punto por punto miprescripción.Tengoquereconocerqueaquellosmomentosenquevuestroyointerior

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siente un dolor físico me resultan muy misteriosos, aunque espero poder decirosprontoalgoacercadeesteasunto.

Seguíalpiedelaletralosconsejosdelmédico,pormuypenosoquemeresultara,yaunqueprontosentílainfluenciabeneficiosadeladietaordenadaydelosdiversostrabajosenqueseocupabamiespíritu,sinembargonopudevermetotalmentelibredeaquelloshorriblesaccesos,quesolíanmanifestarsealmediodía,ysobretodoalasdoce de la noche. Incluso en medio de las más alegres reuniones, bebiendo ycantando, me sucedía como si atravesasen mi interior puñales incandescentes, yentonceseraninútilestodoslosesfuerzosquehacíapararesistir;teníaquealejarme,pudiendosolamentevolveracasacuandoretornabademidesvanecimiento.

Sucedió,pues,queundía,estandoenunareuniónnocturnaenlaquesehablabade efectos e influencias, se trató también del oscuro y desconocido campo delmagnetismo. Se hacía referencia preferentemente a la posible influencia de unlejanísimoprincipiopsíquico,ysepusieronmuchosejemplos.Sobretodo,unjovenmédico,muydadoalmagnetismo,demostróque,tantoélcomootrosmuchos,mejordicho,comotodoslosmagnetizadorespoderosos,podíaobrardesdelejosmediantesupensamiento y voluntad sobre una sonámbula. Todo lo que habían dicho Kluge,Schubert,Bartelsyotrospodíademostrarseconpruebas.

—Mepareceque lomás importante—terminófinalmenteunode lospresentes,unconocidomédicoqueestabaallícomoatentoobservador—,lomásimportantedetodoesqueelmagnetismopareceencerrarmuchosenigmas,que,porlogeneral,noseconsideransecretosenlavidadiaria,sinosimplesexperiencias.Así,pues,tenemosqueandarconpiesdeplomo.¿Cómoesposiblequesucedaque,aparentemente,sinmotivo alguno externo o interno, y rompiendo la cadena de los pensamientos, unadeterminadapersonaosimplementelaimagenfielyvivadealgúnacontecimientoseapoderedenosotrosdemaneraquenosquedemosasombrados?Lomásnotableesloqueamenudoexperimentamosensueños.Todalaimagendelsueñosehundeenunnegro abismo, y he aquí que de nuevo, independientemente de la imagen de aquelsueño,surgeotraconpoderosavida,imagenquenostransportaalejanasregionesydeprontonosponeenrelaciónconpersonasaparentementedesconocidas,enlasquehacía yamucho años no pensábamos. Sí, y todavíamás, amenudo contemplamospersonasdesconocidasoqueconocimoshacemuchosaños.Comocuandodecimosalgunas veces: «¡Dios mío! Este hombre, esta mujer me resultan conocidos; meparecehaberlosVistoyaenalgunaparte,esprobable,aunqueparezcamentira,queseaelrecuerdooscurodeunsueño».¿Cómopodríaexplicarseestasúbitaaparicióndeimágenesextrañasenmediodenuestrasideas,quesuelenapoderarsedenosotrosconunafuerzaespecial,sinofueseporquesonmotivadasporunprincipiopsíquico?¿Cómo sería posible ejercer influencia en un espíritu extraño en determinadascircunstancias,ysinpreparaciónalguna,deformaquepodamosobrarsobreélcomosiestuvieramuerto?

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—Unpasomás—añadió otro riéndose—y estamos en los embrujamientos, lamagia,losespejosylasneciasfantasíasysupersticionesdelostiemposantiguos.

—¡Eh!—interrumpióelmédicoalescéptico—.Nohayningunaépocaanticuada,y mucho menos puede considerarse necios a los tiempos pasados en que hubohombresquepensaron,puestambiéntendríamosqueconsiderarnecianuestrapropiaépoca.Hayalgo,pormuchoquenosesforcemosennegarlo,yquemásdeunavezsehademostrado,yesqueeneloscuroymisteriosoreino,queeslapatriadenuestroespíritu,ardeunalamparita,perceptiblepornuestramirada,yaquelaNaturalezanohapodidonegarnoseltalentoylainclinacióndelostopos,pues,ciegoscomosomos,buscamosorientarnosa travésdecaminosde tinieblas.Yasícomolosciegosde latierrareconocenlaproximidaddelbosqueporel rumorde lashojasde losárboles,porelmurmulloyelsonidodelasaguas,ysecobijanensussombrasrefrescantes,yel arroyo les calma su sed, de forma que su anhelo alcanza la meta deseada, delmismo modo presentimos nosotros, gracias al resonante batir de alas y al alientoespiritual de los seres, que nuestro peregrinaje nos conduce almanantial de la luz,antelacualseabrennuestrosojos.

Nopuderesistirmástiempo,y,volviéndomehaciaelmédico,ledije:—Considero,ynoquieroentrarenmásprofundidades,consideroposiblenosolo

esta influencia, sino también otras, y creo que en el estado magnético puedenrealizarse operaciones gracias al principio psíquico. Asimismo—continué—, creoqueexistenfuerzasdemoníacasenemigasquepuedenejercersupodermaléficosobrenosotros.

—Seránpartículasmalignasdeespírituscaídos—repusoelmédico riéndose—.No, no debemos admitir esto, y sobre todo les suplico que no tomen estasinsinuacionesmíassinocomosimplessugerencias,alasquevoyaañadirquenocreoenunindiscutibledominiodeunprincipioespiritualsobreotro,sinomásbientengoque admitir que todo sucede a causa de una debilidad de la voluntad, cambio odependenciaquepermiteestedominio.

—Enfin—comenzóadecirunhombredeedadquehabíapermanecidocallado,aunque escuchando muy atentamente—, en fin, estoy de acuerdo con vuestrasextrañas ideas acerca de los misterios impenetrables con los que tratamos defamiliarizarnos.Siexistenmisteriosasriquezasactivas,queseciernensobrenosotrosamenazadoramente, tiene que existir alguna anormalidad en nuestro organismoespiritualquenosrobefuerzayvalorpararesistirvictoriosamente.Enunapalabra:solo la enfermedad del espíritu, los pecados, nos hacen siervos del principiodemoníaco.

Es dignode notarse—prosiguió—que ya, desde los tiemposmás remotos, lasfuerzas demoníacas solo actuaban sobre los hombres que sufrían grave trastornoespiritual.Me refiero, sobre todo a encantos o hechicerías amorosas de que estánllenas todas las crónicas. En los más disparatados procesos brujeriles aparecensiempre,e, inclusoenloscódigosdealgunasnacionesmuycivilizadas,sehablade

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filtrosamorosos,destinadosaobrarpsíquicamente,quenosolodespiertaneldeseoamoroso,sinoqueirresistiblementeobransobreunadeterminadapersona.Yaquelaconversación trata de estas cosas, recordaré un suceso trágico que sucedió en mipropiacasahacepocotiempo.CuandoBonaparteinvadiónuestropaísconsustropas,un coronel de laGuardiaNoble italiana alojóse enmi casa. Era uno de los pocosoficialesdelallamadaGrandeArmée,quesehabíadistinguidoporsuconductadignaycorrecta.Desemblantepálido,susojoshundidosdabanseñalesdeestarenfermoopresa de una profunda preocupación. Pocos días después de su llegada, estandoconmigo, sucedió algo que manifestó la especie de enfermedad de que se veíaatacado.Encontrábameyoprecisamenteensuhabitacióncuando,depronto,comenzóa suspirar y se llevó unamano al pecho, omejor dicho, a la altura del estómago,como si sintiese dolores mortales. Llegó un momento en que no pudo hablar,viéndoseobligadoatumbarseenelsofá;luego,depronto,perdiólavisiónyquedóserígido, sin conocimiento, como un palo. Pero después se incorporó como sidespertasedeunsueño,aunqueera talsucansancio,quedurantemucho tiemponopudo moverse. Mi médico, a quien yo envié después de haber probado diversosmétodos, comenzó a tratarle magnéticamente, y esto pareció ejercer algún efecto.Pero, en cuanto dejaba demagnetizarle, el enfermo experimentaba un sentimientoinsoportabledemalestar.Comoelmédicosehabíaganadolaconfianzadelcoronel,confesóle éste que en aquellos momentos veía la imagen de una joven que habíaconocidoenPisa;teníaentonceslasensacióndequesumiradaardientepenetrabaensuinterior,yeracuandoexperimentabaaquellosdoloresinsoportables,hastaquecaíainconsciente.Aquelestadolecausabataldolordecabezayunatensióntalcomosihubieravividounéxtasisamoroso.

Nadadijodecuáles fueran las relacionesquehubiera tenidoconaquellamujer.Lastropasestabanapuntodeemprenderlamarcha;elcochedelcoronelhallábasealapuerta,ésteestabadesayunando,yheaquíque,enelmismomomentodellevarsealoslabiosunvasodevinodeMadera,sedesplomó,cayendoalsuelo,altiempoqueprofería un grito. Estaba muerto. Los médicos diagnosticaron un ataque nerviosofulminante.Unassemanasdespués,meentregaronunacartadirigidaalcoronel.Yonoteníaintencióndeabrirla,puespensabadárselaaalgúnamigodesusfamiliares,altiempodecomunicarleslanoticiadesurepentinamuerte.LacartaproveníadePisa,y supe que contenía las siguientes palabras: “¡Infeliz! Hoy, día 7, a las doce delmediodía,fallecióAntonia,abrazandoamorosamentetuimagentraicionera”.Miréelcalendario, en el que había señalado el día de la muerte del coronel, y vi que elfallecimientodeAntoniahabíasidoalamismahoraqueelsuyo».

No quise escuchar el resto de la historia que refería aquel hombre, puesinvadiómetalterroralreconocermipropioestadoeneldelcoronelitaliano,quesalíapresurado, rabiando de dolor, poseído por el loco anhelo de ver la imagendesconocida. Corrí hacia la casa fatal. Desde lejos me pareció ver brillar luces a

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través de las persianas bajadas; pero, a medida que me fui aproximando, sedesvanecióelbrillo.

Furioso, ebrio de amor, me lancé hacia la puerta, que cedió a mi empuje.Encontrémeenunvestíbulodébilmenteiluminado.Elcorazónmesaltabadelpecho,tal era la angustia y la impaciencia que sentía; oyóse un cántico caudaloso queparecíaprovenirdeunagargantafemeninacuyotonoagudoresonabaentodalacasa;enfin,nosécómosucedióquemeencontrédeprontoenunagransalailuminadaconmuchas velas, amueblada a la manera antigua, con muebles dorados y muchosexóticosjarronesjaponeses.Unanubedehumoseelevaba,comounaneblinaazul.

—¡Bienvenidoseas,seasbienvenido…,dulcedesposado!…¡Hallegadolahoradelaboda!—seoyógritaraunavozdemujer.

Comotodavíanosécómohicemiapariciónenlasala, tampocopuedodecirdequé modo apareció de improviso resplandeciente, a través de la niebla, una bellafigura juvenil, ataviada con ricos vestidos, que se dirigió haciamí con los brazosabiertosmientras repetía: «¡Bienvenido seáis, dulce desposado!», almismo tiempoqueun semblantehorriblementedeformadopor la edady la locuramemiraba confijezaa losojos.Miespantofue tangrandequevacilé,comosiestuvierafascinadopor lamiradapenetranteyvivazdeunaserpientedecascabel;nopodíaapartar losojosdeaquellaviejahorriblenitampocopodíadarunpaso.

Acercóseamí,yentoncestuvelasensacióndequesuespantosorostroerasololamáscararecubiertadeuntenuevelo,quemostróconaparienciamásbellaatravésdelespejo.Sentíayaelcontactodelasmanosdeaquellamujercuando,dandounagudochillido,setiróalsuelo.Oyóseentoncesunavozdetrásdemíquedecía:

—¡Vaya,vaya!Otravez el diablo estádebromaconVuestraExcelencia. ¡A lacama,alacama!¡Sinohabrápalosmuyfuertes!

Volvímerápidamenteyvialadministradorencamisa,agitandounlátigosobresucabeza.Tratabadedescargarsusgolpessobrelavieja,queserevolcabaenelsuelodandoalaridos.Leagarréelbrazoy,tratandodeevitarme,exclamó:

—¡Truenosycentellas,señormío!Satanáshubieraestadoapuntodematarladenohaberaparecidoyoatiempo.¡Largo,largodeaquí!

Salídelasala,yenvanotratédeencontrarlapuertadelacalleenlaoscuridad.Desdeallíescuché los latigazosy losgritosygemidosde lavieja.Empecéapedirauxilioagritos,peronotéqueelsuelosehundíabajomispiesycaíescalerasabajo,yendoal finadarcontraunapuerta,de talmodoqueéstaseabrióyfui rodandoaparar a un cuartito. Cuando vi la cama, en la que había huellas de haber sidoabandonada recientemente, y observé la levita colormarrón que estaba colgada enuna silla, reconocí al instante la casaca del viejo administrador. Pocos instantesdespués,seoyeronpasosporlaescalera,yéstedescendióyvinoaponerseamispies.

—¡Por todos los santos —suplicóme con las manos unidas—, por todos lossantos,noséquiénsoisycómolaviejabrujahapodidoatraeros!Peroosruegoquecalléis,quenodigáisnadadeloqueaquíhasucedido;delocontrario,mequedarésin

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empleo y sin pan. Su excelencia, la loca, ya ha recibido su castigo y se encuentraatadaalacama.Dormidbien,honorableseñor,contodatranquilidad.¡Sí,quepodáisdormirbien!Esunanochedejuliomuyagradableycalurosa,yaunquenohayluna,elresplandordelasestrellasosalumbrará…Asíesque,¡muybuenasnoches!

Apenasterminósudiscurso,elviejoselevantóy,cogiendounaluz,meempujófueradelsubterráneo,y,haciéndomecruzarlapuerta,lacerró.

Meencaminéhaciamicasacompletamentedesconcertadoy,yapodéisimaginar,que sin dejar de pensar en el horrible secreto, ni poder demomento establecer lamenorrelaciónentreaquellascosasylosucedidoelprimerdía.Soloestabasegurodealgo:dequeestabaya libredelpodermalignoquemehabíaretenidodurante tantotiempo. Todo el doloroso anhelo que había sentido por causa de la encantadoraimagen había desaparecido, pues súbitamente, con aquella visita había tenido lasensación de entrar en un manicomio. No me cabía la menor duda de que eladministradoreraelguardiántiránicodeunamujerloca,denoblecuna,cuyoestadoquizáquisieraocultarsealmundo;peroloquenoseexplicabaeraelespejo…,aquelsemblanteencantador…Enfin,¡sigamos,sigamos!

Pasado algún tiempo asistí a una reuniónmuy concurrida del conde P., y éste,llevándomeaunrincón,medijosonriendo:

—¿Sabéisqueyaseempiezaadescifrarelsecretodenuestracasavacía?Intentéescucharloqueelcondetratabadereferir,perocomoenaquelmomento

se abrieron las puertas del comedor, nos encaminamos a la mesa. Totalmenteensimismado,pensandoenlossecretosqueelcondeibaarevelarme,ofrecíelbrazoaunajovendamaymecánicamenteseguíelrígidoceremonialdelafila.Lacondujealpuestoquenosofrecíany,alcontemplarla,vi losmismosrasgosque la imagendelespejo, y eran tan exactos que no cabía engaño. Ya podéis imaginaros que meestremecí,perotambiénpuedoasegurarquenohuboentonceslamenorresonanciadeaquellalocayfatídicapasiónqueseapoderabademícadavezqueveíaenelespejolaimagendeaquellamujer.

Misorpresa,aúnmás,miespanto,debióreflejarseenmisojos,pueslajovenmemiróasombrada,de talmodoqueconsiderénecesario sobreponermey, con toda laserenidad de que era capaz, la expliqué que tenía la sensación de haberla visto enalgunaparte.Labreveexplicaciónquemedioeraqueestonoeraposible,puesayerpor primera vez había venido a ***, lo que realmenteme desconcertó. Enmudecí.Solo lamirada angelical queme lanzaron los bellos ojos de la jovenme reanimó.Bien sabéis cómo en estas ocasiones las antenas espirituales se tienden y palpansuave, suavemente, hastaque sevuelve a captar el tono.Así lohiceymuyprontohalléqueaquellaencantadoracriaturateníaciertasensibilidadenfermiza.Cuandoyosalpicaba laconversaciónconalgunapalabraatreviday rara,paradarlesabor,notéquesonreía,aunquesusonrisaeradolorosa.

—Noestáisalegre,amigamía;quizáhayasidolavisitadeestamañana.

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Estodijounoficial,nolejosdenosotros,amidama;peroenelmismoinstantesuvecinolecogiódelbrazoyledijoalgoaloído,entantoqueunaseñora,alotroladode lamesa,con lasmejillasencendidasy lamirada refulgente, sepusoahablarenvozaltadelamagníficaóperaquehabíavistorepresentarenParísyacompararlaconlasactuales.Amivecinaselesaltaronlaslágrimas.

—Soytonta—dijovolviéndosehaciamí.Comoanteshabíasequejadodejaqueca,ledije:—Esto es resultado de su dolor de cabeza y lo mejor para estar alegre es la

espumaquerebosaestabebidapoética.Aldecirestaspalabrasservíchampánensucopa,querehusóalprincipio,aunque

luego probó, y con su mirada agradeció la alusión a sus lágrimas, que no podíaocultar.Parecióalegrarseunpocoytodohubieraidobiensiyo,inesperadamente,nohubiese tropezado en un vaso inglés, que resonó con un sonido estridente yagudísimo.Mivecinapalideciómortalmenteeinclusoamímismomesobrecogióunespantorepentino,porqueelsonidodelacopaeraigualalavozdelaviejalocadelacasavacía.

CuandonosdirigíamosatomarcafétuveocasióndeacercarmealcondeP.;élsediocuentaenseguidadelmotivo.

—¿Sabéis que vuestra vecina es la condesa Edmunda de S.? ¿Sabéis que lahermanade sumadreestáencerradaen lacasavacíadesdehacevariosañoscomoloca incurable? Hoy por la mañana, ambas, madre e hija, estuvieron a ver a ladesdichada.Elviejoadministrador,elúnicoqueeracapazdedominarlostremendosataquesdelacondesa,yquehabía tomadosobresushombrosestaresponsabilidad,ha fallecido, y se dice que la hermana, por fin, ha sido confiada en secreto aldoctorK., que buscará remedios extremos, si no para curarla totalmente, almenosparalibrarladeloshorriblesataquesdelocurafuriosaquepadecedevezencuando.Nosémásporahora.

Como algunos se acercaran, interrumpió la conversación. El doctor K. eraprecisamentelaúnicapersonaalaqueyohabíacomunicadomiextrañasituación;asíesquepodéissuponerosque,encuantopude,meapresuréaverleyareferirlepuntoporpuntotodoloquemehabíasucedidodesdelaúltimavezquelevi.Lesupliquéque,paratranquilidadmía,mecontasetodoloquesupieseacercadelaviejalocaynotardólomásmínimo,despuésqueleprometíguardarelsecreto,enconfiarmelosiguiente:

—Angélica, condesa de Z. —así comenzó el doctor—, no obstante estarbordeando los treinta años, se encontraba en la plenitud de su singular belleza,cuandoheaquíqueelcondedeS.,más jovenqueella, tuvoocasióndeverlaen lacortede***yquedóprendadodesusencantos.Pretendiólaalpuntoeincluso,comolacondesaaquelveranoregresasealasposesionesdesupadre,éllasiguióconelfindecomunicarlealviejomarquéssusdeseos,alparecernosinesperanzas, segúnsededucíadelaconductadeAngélica.

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PeroapenaselcondeS.llegóyvioaGabriela,lahermanapequeñadeAngélica,fue como si le hubieran hechizado.Angélica parecíamarchita al lado deGabriela,cuyabellezaybondadatrajeron irresistiblementeal condeS.,de talmodoque, sinconsideración a Angélica, pidió la mano de Gabriela, a lo quemuy gustosamenteaccedióelviejocondeZ.,yaqueGabriela,tambiéndemostrabainclinacióndecididapor aquél. Angélica no exteriorizó el menor disgusto por la infidelidad delenamorado.«¡Creeráquemehadejado!¡Quéloco!¡Nosehadadocuentadequenoera yo su juguete, sino él elmío, y que acabo ahora de tirarlo!».Así hablaba conorgullosa burla y en realidad todo su ser daba muestras de que era verdadero eldesprecio que mostraba por el infiel. Bien es verdad que, mientras el lazo entreGabrielayel condedeS. fueestrechándose,viósemuypocasvecesconAngélica.Éstanoaparecíaenlamesaydecíasequevagabasolitariaporlosbosquespróximos,quehabíaescogidoparasuspaseos.

Un extraño suceso vino a interrumpir la monotonía que reinaba en el palacio.Sucedióque loscazadoresdelcondedeZ.,conayudadeungrupodecampesinos,habíanlogrado,porfin,capturaraunabandadegitanos,alosqueseculpabadetodoslosincendiosyrobosquedesdehacíapocoasolabanlaregión.Trajeronatodosloshombresencadenadosenunalargacadenayuncarrollenodemujeresyniños,ylosdejaron en el patio del palacio. Algunos, de rostros obstinados y ojos de miradasalvajeybrillante,comoladeltigreapresado,mirabanconatrevimientoydenotabanquiéneseranlosladronesyloscriminales.Sobretodollamabalaatenciónunamujermuydelgada,conaspectoespantoso,cubiertaconunchalencarnadodelacabezaalos pies, que, subida al carro, gritaba con voz de mando que la dejasen bajar,sucedieseloquesucediese.

El conde de Z. bajó al patio del palacio y ordenó que fuesen encarceladosindividualmenteen los calabozosdepalacio.Peroheaquíque,mientrasdecía estohizo su aparición la condesa Angélica, desmelenada, con el terror y el espantoreflejadosensusemblante,yponiéndosederodillas,gritóconvozestridente:«¡Dejalibres a esta gente…, déjalos libres…, son inocentes, son inocentes!… Padre,¡libértales! Si derramáis una sola gota de su sangreme clavaré este cuchillo en elpecho».Nobienacabódedeciresto,lacondesablandióuncuchilloenelaireycayódesmayada.«Muñequitamía,tesoromío,yasabíayoquenolopermitirías»,dijolaviejavestidaderojo.Luegosearrodillójuntoalacondesaycubriósurostrodebesosnauseabundos, en tanto que murmuraba: «¡Hijita linda, hijita linda, despierta,despierta,quevieneelnovio!¡Eh,eh,quevieneellindonovio!».

Al mismo tiempo, la vieja sacó una redoma con un pececillo dorado, que seagitabaenunaespeciedealcoholplateado.Colocólaredomasobreelcorazóndelacondesayalinstanteellasedespertó;peroapenasvioalagitana,seincorporódeunsalto y, abrazándola con ardor, apresuróse a entrar en palacio en su compañía. Elconde deZ.,Gabriela y su novio, que habían contemplado la escena, permanecíaninmóviles, como si se hubiera apoderado de ellos un terrible espanto. Los gitanos

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seguíanindiferentesytranquilos.Fueronsoltadosdelacadenayvueltosaencadenarindividualmenteparaserencerradosenloscalabozosdelpalacio.

Alamañanasiguiente,elcondedeZ.reunióalpueblo; trájoseasupresenciaalosgitanosydeclaróqueeraninocentesdetodoslosrobosquehabíanacaecidoenlacomarca,demodoque,despuésdequitarleslascadenas,conasombrodetodos,bienprovistosdepases,fuerondejadosencompletalibertad.Seechódemenosalamujerderojo.Algunosdecíanqueeralareinadelosgitanos,quesedistinguíadelosdemásporlacadenadeoroquelescolgabadelcuelloyqueelplumerorojo,quellevabaensu chambergo español, había estadopor la noche en la habitacióndel conde.Pocotiempo después quedó aclarado que los gitanos no habían tenido la menorparticipaciónenlosrobosyenloscrímenesdelacomarca.

Estaba ya próxima la boda de Gabriela. Un día ésta vio con asombro que sepreparaba una mudanza en varios carros que llevaban muebles, baúles con trajes,ropa;enunapalabra,todoloquedenotauntraslado.Alamañanasiguiente,seenteróde que Angélica, en compañía del ayuda de cámara del conde S. y de unamujervestidademodosemejantealagitanaderojo,habíaemprendidoviajeaquellamismanoche. El conde Z. descifró el enigma, aclarando que, por determinados motivos,veíaseobligadoacederalosdeseosabsurdosdeAngélica,ynosolamentelaregalabalacasaamuebladaenlaalamedade***,sinoquelapermitíaquellevaseallíunavidaindependiente.Inclusoveíaseobligadoaadmitirquenadiedelafamilia,nisiquieraélmismo,podríaentrarenlacasasinunpermisoespecial.ElcondedeS.añadióque,por deseo insistente de Angélica, debía cederle su ayuda de cámara, que habíaemprendidoelviajea***.Tuvo lugar laboda.ElcondedeS. fueconsuesposaa*** y así pasó un año gozando de una alegría no turbada. Pero poco despuéscomenzóasentirunaextrañaenfermedad.Sucedíaqueunocultodolorlerobabalasfuerzas vitales y el goce de la vida, y eran vanos los esfuerzos de su esposa paradescubrir el secreto que parecía destrozarle. Como, finalmente, los frecuentesdesvanecimientos hicieranque su estado cadavez fuesemáspeligroso, cedió a losconsejosdelosmédicosyencaminóseaPisa.Gabrielanopudoacompañarle,yaqueesperabadaraluzenlaspróximassemanas.

—A partir de aquí —prosiguió el médico— lo que le sucedió a la condesaGabrielaestanextrañoquebastaconqueescuchéisloquevieneacontinuación.Enunapalabra: suhijadesaparecióde la cunade forma inexplicabley fueron inútilestodas suspesquisas; sudesconsuelo convirtióse endesesperación,yaquealmismotiempoelcondedeZ. lecomunicólahorriblenoticiadequesuyerno,alquecreíacaminodePisa,habíasidoencontradomuertodeunataquefulminanteprecisamenteen casa de Angélica, en ***; que Angélica se había vuelto loca, todo lo cual leresultabainsoportablealcondedeZ.

En cuanto Gabriela de S. se recuperó un poco, se apresuró a dirigirse a lasposesionesdesupadre;despuésdepasarunanocheenterainsomne,contemplandolaimagendelesposoydelaniñaperdidos,creyóoírunligerorumorenlapuertadesu

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alcoba; encendió el cirio del candelabro que le servía durante la noche, y salió.Y¡santoDios!,acurrucadaenelsuelo,envueltaensuchalrojo,permanecíalagitana,mirándolaconojosfijoseinmóvilesyensusbrazosteníaunacriaturaquellorabatanangustiosamentequealacondesalediounvuelcoelcorazón.¡Erasuhija!…¡Lahijaperdida!Arrancólaniñadelosbrazosdelagitanayapenaslohabíahechocuandoéstacayóretorciéndoseyquedócomounamuñecainanimada.Alosgritosdeespantode la condesa todos despertaron y acudieron presurosos, encontrando muerta a lagitana,quepormedioningunopudoserreanimada,yelcondehizoquelaenterrasen.Nopudohacerotracosasinoapresurarsea irhacia laenloquecidaAngélica,dondequizá pudieran descubrir el secreto de la niña. Pero encontró que todo habíacambiado. La furia salvaje de Angélica había alejado a todas las criadas; solo elayuda de cámara permanecía con ella.Luego,Angélica volvió a tranquilizarse y arecobrarlarazón.

Pero cuando el conde le refirió la historia de la niña deGabriela, juntando lasmanos,dijoriéndoseacarcajadas:«¿Yahavenidolamuñequita?¿Yahavenido?…¿Enterrada,enterrada?¡Jesús!¡Quéeleganteestáelfaisándorado!¿Nosabéisnadadelleónverdeconlosojosazules?».

Con gran espanto dióse cuenta el conde del retorno de la locura, mientrassúbitamente el semblante de ella parecía adquirir los rasgos de la gitana. Decidióentonces llevársela a sus posesiones, aun cuando el ayudade cámara aconsejara locontrario.

Enelmismoinstantedeempezarlospreparativosparapartir,seapoderódenuevodeAngélicaelataquederabiaydefuror.Enunapausadelucidez,suplicóasupadrecon ardientes lágrimas que la dejasemorir en la casa, y éste, conmovido, accedió,aunqueconsideróque laconfesiónqueseescapódesus labioserasolounapruebamás de la locura que sufría. Angélica confesó que el conde S. había vuelto a susbrazosyquelaniñaquelagitanahabíallevadoacasadelcondedeZ.eraelfrutodeestaunión.

En laciudad todoscreyeronqueel condedeZ.había llevadoa la infeliza susposesiones, aunque en realidad permanecía oculta en la casa vacía, al cuidado delayudadecámara.ElcondeZ.muriópocotiempodespuésylacondesaGabrieladeS.vinoconEdmundaparaarreglarlospapelesfamiliares.Norenuncióentoncesaverasu infeliz hermana. En esta visita debió de haber sucedido algo raro, aunque lacondesanomeconfiónada;solohabló,engeneral,dequesehabíanvistoobligadasalibraralainfelizlocadelatiraníadelviejoayudadecámara.Yaenunaocasiónéstetrató de dominar los ataques de locura, castigándola cruelmente, pero se dejóembaucaraloírlasalusionesdeAngélica,quedecíasaberhaceroro,yjuntoconellahabíaemprendidotodaclasedeextrañasoperaciones,altiempoquelaproporcionabatodolonecesarioparaestatransformación.

—Sería superfluo —me dijo el médico, poniendo así fin a su relato—, seríasuperfluoqueosdijeseprecisamenteavos,queosfijaseisbienenlarararelaciónque

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tienentodasestasextrañascosas.Estoyconvencidodequesoisquiendesencadenólacatástrofequedebíaocasionar la inmediatacuracióno lamuertede lavieja.Por lodemás, no quiero ocultar que me he asustado no poco cuando entré en relaciónmagnéticaconusted,locualocurrióalmirarenelespejo.SoloustedyyosabemosquecontemplamoslaimagendeEdmunda.

Comoelmédico creyóoportunono añadir ningún comentariomás, yo tambiénconsidero innecesario extenderme sobre el asunto y, sobre todo, acerca de lasrelaciones posibles entreAngélica,Edmunda, yoy el viejo ayudade cámara, y notraté de averiguar nada tampoco sobre las místicas y recíprocas relaciones quedesempeñaron su papel demoníaco. Únicamente añadiré que la impresión siniestraqueestossucesosmeprodujeronfueroncausadequetuvieraqueirmedelaciudad,y,aunque pasado algún tiempo olvidé todo, creo que en el mismo instante en quefalleciólaviejalocaexperimentéunsentimientodebienestar.

AsíterminóTeodorosurelato.Muchohablaronsusamigosdeaquellaaventuraytodos estuvieron de acuerdo en que en ella se unía lo raro con lo maravilloso enextrañamezcla.

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L

ELHUÉSPEDSINIESTRO

a tormenta bramaba y el vendaval presagiaba el inminente invierno,arrastrando negras nubes que vertían estrepitosos torrentes de lluvia ygranizo.

Cuando el reloj de pared dio las siete, la coronela de G. dirigióse a su hijaAngélicaydijo:

—Hoyvamosaestarsolas;elmaltiempoespantalosamigos.Mecontentaríaconquemiesposoestuviesedevuelta.

UninstantedespuéshizosuentradaelcaballeroMoritzdeR.Leseguíaeljovenjurisconsulto que animaba el círculo con su humor ingenioso e inagotable, y quetodos los juevesacostumbrabavisitar la casade la coronela,demaneraque, segúnhacíanotarAngélica,aquelcírculoíntimonoteníanadaqueenvidiaraunasociedadmásnumerosa.

Hacía frío en el salón; así que la coronela atizó el fuego de la chimenea yaproximólamesadeté.

—Señores—dijo—, no voy a creer que estos dos caballeros, que han venidodesafiandolatormentayelvendavalconunheroísmoverdaderamentecaballeresco,vayan a conformarse con nuestro insípido y flojo té. Así, pues, quemadeimoselleMargaritalesprepareunabuenabebidanórdicaqueserviráparacontrarrestarelmaltiempo.

LafrancesaMargarita,quenosoloporel idioma,sinoporotrascualidades,eraacompañantedelaseñoritaAngélica,aparecióehizoloquelaordenaban.

Elponchehumeaba,elfuegocrepitabaenlachimenea,ytodosfueronasentarsemuy juntosalrededorde lamesita.Escalofriadosyestremecidos, auncuandohacíapocohabíanrecorridolasalahablandoalegremente,comosiunsilenciomomentáneolessobrecogiese,dejandoasípercibirextrañasvocesque las ráfagasde la tormentatraíanconsusululantessilbidos.

—Nocabeduda—dijoalfinDagoberto,eljovenjurisconsulto—queelotoño,latormenta, el fuego de la chimenea y el ponche contribuyen a despertar en nuestrointeriortemoressiniestros.

—Peroquesonmuyagradables—le interrumpióAngélica—.Yo,pormiparte,noconozco sensaciónmásgrataqueel ligeroescalofríoque recorremismiembroscuando, el cielo sabe cómo, con los ojosmuy abiertos, lanzo unamirada rápida atravésdelextrañomundodelossueños.

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—Sin duda —repuso Dagoberto—, así es. Este agradable escalofrío nossobrecoge precisamente ahora, y después de la mirada que hemos lanzado sinquererlo almundo de los sueños nos sentimos un poco silenciosos. Gracias a quetodohapasadoyqueyahemosvueltodeesemundodelossueñosalabellarealidadque nos ofrece esta magnífica bebida. Al decir esto se levantó e, inclinándoseamablementehacialacoronela,apuróelvasoqueteníadelante.

—Dime —dijo Moritz—, dime: si tanto tú como la señorita Angélica, y yomismo,consideramosqueesdulceeseescalofríoyeseestadodeensoñación,¿porquénopermanecerallímástiempo?

—Permíteme, amigo mío, que te haga notar—repuso Dagoberto— que no setratadeesaensoñación,enlaquesepierdetangustosamenteelespíritucomoenunjuego raro y complicado. El auténtico escalofrío que produce la tormenta, lachimeneayelponchenoessinoelprimersíntomadeeseestado incomprensibleymisterioso que está en lomás profundo de la naturaleza humana, frente al cual elespíritu se rebela en vano. Me refiero al terror, al miedo a los fantasmas. Todossabemosqueelmundosiniestrodelosaparecidossolosemanifiestaporlanocheyquesaledesuoscurocobijopreferentementesihacemaltiempo,emprendiendoasísuerranteperegrinación,desuertequenoesdeextrañarqueenestascircunstanciasseamostestigosdealgunavisitaespantosa.

—Bromeáis, Dagoberto—dijo la coronela—, y aunque no niego que el temorinfantilqueavecessentimosestéfundadoennuestranaturaleza,másbiencreoqueradica en el recuerdo de aquellos cuentos e historias absurdas con que nuestrasnodrizasysirvientasnosentreteníanenlainfancia.

—¡No —repuso Dagoberto con vivacidad—, no, respetable señora! Esashistorias, que tanto nos encantaron en nuestra niñez, no resonarían con tantaintensidad en nuestra alma, si en nuestromismo interior no existiesen cuerdas quevibrasenresonantes.Nopuedenegarseelmundomisteriosodelosespíritusquenosrodea y que a menudo se nos manifiesta con maravillosas visiones y extrañossonidos.Elescalofríodelmiedo,delterror,brotadeunimpulsodenuestroorganismoterreno.Eselgemidodelespírituencarceladoquesemanifiestadeestemodo.

—Sois un visionario —dijo la coronela—, como todos los hombres de vivafantasía. Aunque esté de acuerdo con vuestras ideas y crea realmente que le espermitidoalmundodesconocidodelosespíritusmanifestarseconsonidosyaparecerantenosotros en formadevisiones, no comprendoporqué laNaturalezahahechoquelosvasallosdeesereinomisteriosoparezcanserenemigosnuestros,demodoquesolocausanterroryespantoenormes.

—Quizá—repusoDagoberto—, quizá sea el castigo de unamadre hacia unoshijos que han rehuido sus cuidados y su tutela.Me refiero a aquella edad dorada,cuando el género humano vivía en íntima unión con toda la Naturaleza y ningúnmiedoniterrornossobrecogíaprecisamenteporqueenlapazprofunda,enladivinaarmonía del ser, no existía ningún enemigo que nos pudiera producir este pavor.

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Hablodeesasvocesextrañasdelosespíritus,puessino,¿cómoseexplicaquetodoslos sonidos de laNaturaleza, cuyo origen conocemos de sobra, puedan parecemosgemidos quejumbrosos y llenar nuestro pecho del más profundo terror? Lo másnotabledeestossonidosdelaNaturalezaeslamúsicaolasllamadasvocesdiabólicasdeCeilán,alasquehacereferenciaSchubertensus«ConsideracionesdelosaspectosnocturnosdelacienciadelaNaturaleza».EstasvocesdelaNaturalezasedejanoírenlasnochescalladasconsonidossemejantesavoceshumanasquejumbrosas,queoraparecenvenirdemuylejos,oraresonarpróximas.Causantalefectoenelserhumanoquehastalosmástranquilosyrazonablesobservadoresnopuedenmenosdesentirsehorrorizados.

—Escierto—dijoMoritz, interrumpiendoalamigo—,esverdad.NuncaestuveenCeilánnienlospaísesvecinosy,sinembargo,oíunsonidotanterroríficoquenosolo yo, sino todos los que lo oyeron, experimentaron ese sobrecogimiento que hadescritoDagoberto.

—Meagradaríamucho—repusoéste—quenosrelatarascómosucedióaquelloyalmismotiempopodrásconvenceralaseñoracoronela.

—Yasabéis—comenzóMoritz—queestuveenEspañaalserviciodeWellingtonparacombatira los franceses.Vivaqueédurante toda lanocheacampodescubiertoconunadivisióndecaballeríaespañolaeinglesaantesdelabatalladeVitoria.Eralavíspera y estaba tan cansado de la marcha que me sentía rendido y me habíaadormilado cuando me despertó un gemido. Me incorporé, pensando que seencontrabaamiladoalguienheridoyquehabíaescuchadolosquejidosdesuagonía;perosolooíroncaramiscompañeros.

Apenas los primeros rayos del amanecer despejaron las densas tinieblas, meincorporéparaverquiéndelostendidosestabaheridooagonizando.Eraunanochetranquila; solo, suavemente, comenzaba a dejarse sentir un vientecillomatinal queagitabaelfollaje.Porsegundavezoíunlargogemidoqueatravesóelaire,comosiresonasedesdelalejanía.Parecíacomosilosespíritusdeloscaídosenelcampodebatallaseincorporasenygritaransudolorhacialaampliabóvedaceleste.Sentíquetemblaba yme sobrecogió un terror profundo e indecible. ¡Los gemidos que habíaoídoproferir a gargantas humanasno erannada en comparación con estos sonidosdesgarradores! Mis camaradas se despertaron desconcertados, como enloquecidos.Por tercera vez resonó el espantoso gemido hendiendo el aire. Nos quedamosparalizados y hasta los caballos, inquietos, se encabritaron, pateando. Muchosespañolescayeronderodillasrezandoenvozalta.Unoficial inglésaseguróqueyahabíavistoenotrasregionesdelSurestefenómeno,queseproducíaenlaatmósfera,y su origen era eléctrico, lo que era prueba de que iba a cambiar el tiempo. Losespañoles, inclinados a lomaravilloso, creían escuchar las poderosas voces de losespíritus sobrenaturales, que eran anuncio de algo tremendo que iba a suceder.Encontraron confirmada su creencia cuando, al día siguiente, la batalla retumbóterrorífica.

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—¿Tenemosque iraCeilánoaEspaña—dijoDagoberto—paraescucharesosextraordinariossonidosquejumbrososdelaNaturaleza?¿Acasonopodemossentirelmismopavor,oyendoelsordotronardelatormenta,elruidodelgranizoalcaer,losgemidosyelululardelviento?¡Vaya!Dediquemosalgunaatenciónalalocamúsicayalasmilespantosasvocesquebrotandeestachimeneaoalacancioncillafantasmalquecomienzaacantarlatetera.

—¡Magnífico! —exclamó la coronela—. ¡Magnífico! Dagoberto, relega a lateteralosfantasmasquénosatemorizanconsusespantososayes.

—No creas que se equivoca nuestro amigo —interrumpió Angélica—. Losextraños silbidos y chisporroteos de la chimenea realmente me estremecen, y lacancioncillaquecantalateterademodotanquejumbrosomeparecetansiniestraquevoyaapagarlalamparillaparaqueterminedeunavez.

Angélica se levantó y, al hacerlo, cayósele el chal. Rápidamente, Moritz seagachópararecogerlo,entregándoseloalajoven.EllaposóenMoritzlaclaramiradadesusojosazulesyél,tomandosumano,imprimióconardorenellaloslabios.

En el mismo instante, Margarita se estremeció como tocada por una descargaeléctrica;elvasodeponche,queacababadellenareibaaofreceraDagoberto,cayóal suelo y se hizo mil pedazos. Sollozando se arrojó a los pies de la coronela,acusándosedeserunaneciaypidiópermisopara irseasucuarto.Todo loqueallíhabían referido, aunque en parte no lo comprendiese, le había causado espanto, yahora su terror, al hallarse frente a la chimenea era indecible, sentíase enferma yquería irse a acostar. Después de decir esto, besó la mano a la coronela y lahumedecióconsusabundanteslágrimas.

Dagobertosintiógranviolenciapor todolosucedidoycreyónecesariodarotrogiro a la conversación. Arrodillándose a los pies de la coronela, suplicó con vozllorosa que concediese su gracia a la pecadora que había osado romper el valiosovasoqueconteníaaquel líquidocapazdeanimar la lenguadeunjurisconsultoydecalentaruncorazónhelado.Respectoalamanchaquehabíadejadoelponchesobrela alfombra, juraba que, al día siguiente por la mañana, vendría a frotar con uncepillo, al tiempoque suspasosyvueltasypiruetas,durante lahoraqueduraseeltrabajo,dejaríanchicoaunmaestrodebaile.

La coronela, que al principio había dirigido miradas sombrías a Margarita,sonrióseahoraalescucharlasingeniosidadesdeDagoberto.Riendo,letendióambasmanosydijo:

—Levántateysecatuslágrimas.¡Habéislogradoqueosconcedalagraciadesdemiseverasilladejuez!Margarita,tienesqueagradecerlesusingeniosasocurrenciasysuheroicosacrificioreferentealamanchadelponche,porquedebidoaellonotendréencuentatugravísimaculpa.Peronotevoyadejarsincastigo.Ordenoque,sinmásmelindres, permanezcas en la sala y obsequies a nuestro invitado con ponche, aúnmásdiligentequeantes,yqueledesunbesoatusalvadorenseñaldetuprofundoagradecimiento.

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—Así que la virtud no queda sin recompensa —dijo Dagoberto con granpatetismocómico,en tantoquecogía lamanodeMargarita—. ¡Creedme—dijo—,creedme, hermosa mía!, aún quedan en la tierra jurisconsultos que se sacrificanincondicionalmenteporlainocenciayelderecho.¡Bueno!¡Yahoraobedezcamosanuestrojuezycumplamossujuicio,yaquenohaymediodeapelación!

Al decir esto imprimió un ligero beso en los labios de Margarita y volvió acolocarseensusitio.Lamuchacha,ruborizada,seechóareír,aunquetodavíateníalágrimasenlosojos.

—¡Quétontasoy—dijoenfrancés—,quétontasoy!¡Harétodoloquemedigalaseñora coronela! Voy a estar tranquila, serviré el ponche y oiré hablar de losfantasmassinasustarme.

—¡Bravo,niña—gritóDagoberto—,bravo!Miheroísmotehaentusiasmado,¡yamí ladulzurade tus labios!Mi fantasía tienenuevasalasymesientoobligadoasacarloespantosodelregnodipiantoparanuestradiversión.

—Creo—dijolacoronela—quedeberíamoscallarnosydejardehablardeesosfatalesseressiniestros.

—Por favor —interrumpió Angélica—, por favor, mamá; escucha a nuestroamigoDagoberto. Tengo que confesar que no hay nada queme gustemás que oírestashistoriastanbonitasdefantasmas,quemeproducenescalofríosdemiedo.

—¡Cuánto me alegro —gritó Dagoberto—, cuánto me alegro! ¡Nada es másencantadorqueunajovencitaquetienemiedo,ypornadadelmundomecasaríaconunamujeralaquenoaterrorizasenlosfantasmas!

—Tú—dijoMoritz—nos asegurabas, querido amigoDagoberto, que teníamosque precavernos de aquel pavor o ensoñación que nos sobrecoge cuando el primerterrorfantasmalnosdomina.¿Quieresdecirnosporqué?

—Parece ser que nadie permanece en aquella agradable y pavorosa ensoñaciónqueseproducealprimercontacto.Acontinuaciónlesobrecogenmiedosmortales,unterror que pone los pelos de punta, pues, al parecer, aquella primera sensaciónagradableeselatractivodequesevaleelsiniestromundofantasmagórico.Yahemoshablado de cómo se explican aquellos sonidos de la Naturaleza y de su efectotremendo sobre nuestros sentidos.A veces percibimos extraños sones, cuyo origennos resulta indescifrable, y despiertan en nosotros un profundo terror. Por muypoderosoqueseaelpensamientodequepuedaserunanimaloculto,unacorrientedeaireocualquierruidoqueseproduzcademaneranatural,esenvano.Todossabemosporexperienciaquecualquierruidoqueproducedurantelanoche,sisuenaenpausasmedidas,ahuyentaelsueñoyaumentalaangustiainterior,hastatalpuntoqueofuscaelmismo sentido.Hace algún tiempo, yendo de viaje, tuve que detenerme en unaposada,dondeelposaderomepreparóunahabitacióngrandemuyagradable.Amitadde la noche desperté bruscamente. La luna lanzaba sus claros rayos a través de laventanasinvisillos,demodoquepodíavertodoslosmueblesyhastaelmáspequeñodetalledelcuarto.Parecíaestarseoyendoelsonidodeunagotadeaguaalcaerenun

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recipientemetálico.¡Escuché!Apausas,enintervalosmedidos,oíaelmismoruido.Miperro,queyacíaacostadoalospiesdelacama,gruñóyseagitó,gimiendoenlahabitación.Sentícomosimerecorriesenelcuerpocorrientesheladas,ydemifrentecayeronfríasgotasdesudor.Peseatodo,sobreponiéndomeconvalentía,grité,saltédelacamaymedirigíalcentrodelahabitación.Lagotavinoacaerdelantedemí,como sime traspasase, yendo a dar en elmetal, que produjo un ruido tintineante.Sobrecogido por un profundo espanto, corrí hacia la cama y me escondí bajo elcobertor,mediodesvanecido.Parecía como si el sonido se reanudasepoco a poco,resonandoenelaire.Caíenprofundosueño,delquedespertéalamañanasiguiente.El perro, que se había acurrucado junto a mí, saltó alegremente apenas me viodespierto,comosiselehubiesequitadoelmiedo.Entoncessemepasóporlacabezaquequizáyofueseelúnicoparaquienresultasedesconocidalacausanaturaldeaquelextrañosonido;asíquecontéamiposaderotodalaaventura,quetodavíaestremecíamismiembrosdepavor.Realmente,pensé,élmeaclararátodo,aunquehabíahechomalennoavisarme.

Elposaderopalidecióymepidió,porloquemásquisiera,quenodijeraanadieloque había sucedido en aquel cuarto, pues corría el peligro de perder su modo deganarselavida.Másdeunviajero—dijo—,yasehabíaquejadodeaquelruido,quese escuchaba en las noches más claras. El posadero había revisado todoconcienzudamente, incluso el entarimado y el cuarto contiguo, sin haber podidoencontrarlomásmínimoquepudieracausarelespantososonido.Desdehacíacasiunaño, no se había vuelto a oír nada, de modo que creyó verse libre de los malosespíritus.Peroheaquíque,congranespantosuyo,veíaqueaquelsiniestroservolvíaa lasandadas.Yanuncamásvolveríaameteraningúnhuéspedenaquellamalditahabitación.

—¡Ay! —exclamó Angélica, temblando como si tuviese fiebre—. ¡Quéespantoso,esverdaderamenteespantoso!Yomehubieramuertodehabermesucedidoalgosemejante.Tambiénamímeocurrequeaveces,enmediodelsueño,despiertosúbitamente,sobrecogidaporunmiedoindecible,comosimehubierasucedidoalgoaterrador.Y,sinembargo,notengonilamenorideadelmotivonielmenorrecuerdodeaquelsueño,másbienmeparececomosidespertasedeunestadoinconscienteycasimortal.

—Yo también conozco ese estado—añadióDagoberto—.Quizá tenga relacióncon ese poder de las extrañas influencias psíquicas a las que nos entregamosinvoluntariamente. Lomismo que los sonámbulos no se acuerdan de su estado desonambulismo,quizáesaespantosaangustiaseacomounaespeciederesonanciadeaquelpoderosoencanto,cuyoorigennosesdesconocido,peroquenosatrae.

—Aúnrecuerdomuyvivamente—dijoAngélica—cómohaceunoscuatroaños,lanochequecumplíaloscatorce,medespertéenunestadotalqueelespantometuvoparalizada durante algunos días.En vanome esforcé por acordarme del sueño que

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tantome había aterrorizado.Recuerdo claramente quemuchas veces le hablé amibuenamadredeaquelsueño,sinpoderrecordarsucontenido.

—Este raro fenómeno psíquico —repuso Dagoberto— tiene relación con elprincipiomagnético.

—Cadavezestamoscomplicandomáslaconversación—dijolacoronela—ynosperdemosencosascuyosolopensamientomeresultainsoportable.Leruego,Moritz,quecuenteenseguidaalgodivertidoygraciosoparaqueterminemosdeunavezconlassiniestrashistoriasdefantasmas.

—Demuybuenagana—repusoelaludido—,debuenaganaobedecerévuestromandatosiantesmepermitísrecordarunacontecimientohorriblequedesdehaceunratotengoenlapuntadelalengua.Enestemomentomeposeedetalformaqueseríavanocualquieresfuerzoparatratardehablardeotrascosasmásdivertidas.

—Bien—repuso la coronela—, descargad todo lo horrible que os domina.Miesposollegarádeunmomentoaotro;asíqueentoncesvolveremosaenzarzarnosenalguna otra polémica o hablaremos con entusiasmo de hermosos caballos, aunquesoloseapararomperlatensiónquemehaproducidotodoesteasuntodefantasmas,¿aquéhedenegarlo?

—Durantelaúltimacampaña—comenzóMoritz—conocíaungeneral,rusodenacimiento,apenasdetreintaaños.Trabéconélestrechaamistad,yaqueeldestinoquisoquedurantelargotiempoestuviéramosjuntosfrentealenemigo.Bogislav,queasíse llamabaelgeneral, tenía todas lascualidadesparahacerseacreedoralmayorrespeto y afecto. Era de gran estatura y noble presencia, ingenioso, de dignosemblantevaronil,raracultura,labondadmismay,porañadidura,valientecomounleón.Amenudo se alegrabamucho con la bebida, pero de pronto le sobrecogía elpensamiento de algo horrible que le había sucedido y que había dejado rastros deprofundodolorensusemblante.Entoncessecallabay,abandonandolacompañíadelagente,paseabasolitariodeunladoaotro.

Siestábamosencampaña,cabalgabadeavanzadillaenavanzadillaysolo,cuandoerapresadelagotamiento,seentregabaalsueño.Añádaseaestoqueamenudo,sinnecesidadalguna,searrojabaalosmayorespeligros,comosibuscaseenelcampodebatalla lamuerte, la cual parecía evitarle, ya que en lasmás duras refriegas no letocabaniunabala,niunmandoble,noobstantelocualeraevidentequeunapérdidairreparableoalgúnhechoimprevistohabíadestrozadosuexistencia.

Estandoentierrasfrancesas,habíamostomadoalasaltounafortaleza,enlaquepermanecimos un par de días con el fin de que tuvieran un descanso las tropasagotadas.LashabitacionesdondesehabíaalojadoBogislavestabansoloadospasosde las mías. Durante la noche me despertó un ligero ruido, como si golpeasen lapuertademicuarto.Escuchéconatención,oíminombre,yreconociendolavozdeBogislav me levanté y abrí. ¡Ante mí estaba él en camisón de dormir, con elcandelabroencendidoenlamano,pálidocomolamuerte,temblandotodosucuerpo,incapazdeproferirpalabra!

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«Por todos los cielos, dime, ¿qué sucede, qué te pasa, querido Bogislav?»,exclamémientrasleconducíamediodesvanecidoaunasilla,despuésdelocuallediabeberdoso tresvasosdeunvino fuerte,queprecisamenteestabasobre lamesa;luegocogísusmanosentrelasmíasyleconsoléamimanera,yaquenoconocíaelmotivodeaquelespantosoestadoenqueseencontraba.

Elgeneralserecuperópocoapoco,suspiróprofundamenteyempezóadecirconvozdébil:

«¡No! ¡No! ¡Mevolveré loco si lamuerte,quedeseocon todamialma,nomeabrelosbrazos!¡Ati,miqueridoMoritz,teconfiarémihorriblesecreto!YatecontéunavezquehacevariosañosestuveenNápoles.Allíviaunajoven,hijadeunadelasfamiliasmásnotables,delaquemeenamoréconardor.Aquellacriaturaangelicalcorrespondiótotalmenteamiafectoysuspadresconsintieronenqueseestrechasenloslazosqueseríancausademifelicidad.

Erayaeldíadelabodacuandoaparecióuncondesicilianoque,interponiéndoseentrenosotros,conquistóaminovia.Tratédehablarconélynohizosinoburlarsedemí. Nos batimos y le atravesé el cuerpo conmi espada. Corrí presuroso haciaminovia. La encontré bañada en lágrimas y, llamándome maldito asesino, a mí, suamado, me echó de su lado. Dando muestras de horror, gemía desconsolada y sedesvaneciócuandotoquésumano,comosiunescorpiónlahubiesetocado.¿Quiénsería capaz de describir mi espanto? A los padres les resultó incomprensible latransformacióndelahija,quenuncahabíaescuchadolaspretensionesdelconde.

El padre me atendió en su palacio y trató cuidadosamente de que abandonaseNápolesantesdequemedescubriesen.Perseguidoporlasfurias,cabalguédeuntirónhastaSanPetersburgo.¡Mividaestádestrozada,noporlainfidelidaddemiamada,sino por un horrible secreto! ¡Desde aquel infortunado suceso de Nápoles mepersigue el horror, el espanto del infierno! A menudo durante el día, con másfrecuenciadurantelanoche,escuchogemidosdemoribundo,oradesdelalejanía,oramuy cerca demí. Es la voz del conde asesinado, queme estremece hasta lo máshondo.Cuandosuenanloscañonazosmásfuertesyseoyeeltiroteoyelfuegodelosmosquetesenmediodelasbatallas,oigomuypróximoamíelhorriblequejido,¡demodoqueenmipechodespiertalarabia,ladesesperaciónylalocura!».

Precisamenteaquellanoche,cuandoloestabacontando,ungemidosofocado,quese prolongaba como si viniese de la puerta, hizo que Bogislav y yo nossobrecogiéramosdeespanto.Dabalasensacióndequealguienqueestabaenelsuelo,gimiendo y suspirando, se arrastraba hacia nosotros con ritmo inseguro. Entonces,Bogislav se levantó rápidamente de la silla y como si nuevas fuerzas le animasen,gritóconvoz tonantey losojos fuerade lasórbitas:«¡Muéstrate, condenado, si esquepuedes;yaverásloquevoyahacerdetiydetodoslosespíritusinfernalesqueestánatusórdenes!».Entonces,elgeneralyyooímosunpotentegolpe…

YenelmomentoenqueDagoberto,elnarrador,decíaestaspalabras,seabriólapuertadelasaladondeestabanconunestrépitoterrible.

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Entróunhombrevestidodenegrodelacabezaalospies,elsemblantepálidoylamiradaseriaymuyfija.Acercósea lacoronela,dandomuestrasde losmásnoblesmodalesdelmundoelegante,ypidióqueleperdonasenporllegartantarde,perounavisita inesperada, con gran disgusto suyo, le había impedido llegar a tiempo. Lacoronela,incapazderecuperarsedelterrorquelehabíacausadolaentrada,balbuceóalgunas palabras que poco más o menos significaban que el extraño podía tomarasiento. Acercó su silla junto a la coronela, frente a Angélica, sentóse y paseó sumiradaentornodelcírculodelosreunidos.Nadieseatrevióadecirpalabra;parecíaque todos estaban como paralizados. Entonces el extraño personaje comenzó adisculparsenuevamenteporhaberllegadoconretrasoyporhaberhechounaentradatan impetuosa. No era culpa suya, sino del criado, que al entrar en la sala habíacerradodegolpelapuerta.

La coronela, tratando de vencer con esfuerzo el siniestro sentimiento que ladominaba,preguntóleconquiénteníaelgustodehablar.Elextrañohizocomoquenooía la pregunta, pendiente como estaba de Margarita, que parecía habersetransformado,riendoconestrépito,bailoteandodelantedelextraño,yquecharlandoamediasenfrancés,ledijoseestabandivirtiendomuchoconhistoriasdefantasmasyqueprecisamentecuandoélentró,elcaballeroquecontabalahistoriaestabaapuntodehacerqueaparecierauno.

Lacoronelapensóquenoeracortéspreguntarelnombreaquienparecíaseruninvitado y tampoco hizo nada para impedir queMargarita siguieramostrando unaconducta improcedente.El extrañopuso fin a la charlade lamuchacha francesa aldirigirse a la coronela y tratar de entablar conversación sobre algún asunto sinimportancia.ÉstarespondióyDagobertotratódeinmiscuirseenlaconversación,quefinalmentefuefragmentándoseendiálogosdiferentes.

Entre tanto,Margarita tarareaba algunos estribillos de canciones francesas y semovíacomosiejecutasenuevospasosdeunagavota,mientrasquenadieseatrevíaamoverse,puestodossesentíanoprimidos,yaqueatodosleshabíasentadocomounmazazo la presencia del extraño, y cuandomiraban el semblante, blanco como lamuerte,delhuéspedsiniestro,seleshelabanlaspalabrasenloslabios.Sinembargo,nadararohabíaeneltono,enlosgestosyenlaconductadeestehombredemundoexperimentado.Elfuerteacentoextranjeroconquehablabaalemányfrancésdejabaadivinarquenoeranialemánnifrancés.

Porfinrespirólacoronelacuandooyóruidodejinetesantelacasayseescuchólavozdelcoronel.

Uninstantedespuésentróésteenlasala.Nadamásveralextraño,seapresuróaexclamar:

—¡Bienvenidoamicasa,queridoconde!¡Muybienvenido!Yvolviéndosealacoroneladijo:—Elcondede***esunodemisamigosmásqueridosymásfieles;loconocíen

elNorteyvolvíaverleenelSur.

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La coronela, perdido ya todo elmiedo, con amable sonrisa, echó la culpa a suesposo por no haberle avisado, demodo que no le chocase haber sido recibido deformatanextrañaporsusamigos.Luegocontóalcoronelquesehabíanpasadotodala tarde hablando de fantasmas y que precisamente cuando Moritz contaba unahistoriaespeluznanteydecíalaspalabras:«…yentoncesseoyóunruidoespantoso»,lapuertadelasalaseabrió,entrandoelconde.

—¡Dios bendito!—exclamó la coronela riéndose—. ¡Dios bendito! ¡Le hemostomado,queridoconde,porunfantasma!ParececomosiAngélicamostrasetodavíalashuellasdelterrorensusemblanteyqueaúnnosehubierarecuperadodelsusto;incluso Dagoberto perdió su alegría. Decidme, conde, ¿no llevaréis a mal que oshayamostomadoporunfantasma,porunaparecido?

—¿Acaso—repuso el conde con extrañamirada—, acaso hay enmí conductaalgo fantasmal? Se habla ahora mucho de hombres que pueden ejercer un influjopsíquicosobreotros,porloquecausanunefectosiniestro.Quizáyoseaunodeesosqueposeentalpoder.

—Bromeáis,queridoconde—leinterrumpiólacoronela—,aunqueesciertoqueahoraperseguimoslosmásextrañossecretos.

—Sí,escierto—repusoelconde—;ahorasedacréditoatodaclasedecuentosinfantiles y raras imaginaciones.Hay que precaverse contra esta extraña epidemia.Sinembargo,comoheinterrumpidoalseñorcapitánenelpuntomásinteresantedesu relato, le suplico que refiera el final, ya que ninguno de sus oyentes querráquedarsesinoíreldesenlace.

Al capitán le pareció el conde, no solo un personaje siniestro, sino, además,antipático.Encontróqueensuspalabrashabíaalgodeburla,todavezquesesonreíademododiabólicoalpronunciarlas;asíesquerepuso,echandollamasporlosojosyenuntonoaltivo,quetemíaalterarconsuscuentosinfantileslaalegríaquesehabíadesatado al entrar el conde en aquel círculo tan serio y que, por tanto, preferíacallarse.

El conde hizo como que no tomaba en consideración las palabras del capitán.Jugueteandoconlatabaqueradeoroqueteníaenlamano,volviósehaciaelcoronelparapreguntarlesilaalegredamaerafrancesadenacimiento.

ReferíaseaMargarita,quecontinuabatarareandoporlasala.Elcoronelseacercóa ella y la preguntó en voz baja si se había vuelto loca.Margarita fue a sentarseaterrorizadajuntoalamesadeté.Elcondetomólapalabrayfuecontandodiversascosas que habían acaecido en corto espacio de tiempo. Dagoberto apenas podíapronunciar palabra.Moritz iba poniéndose cada vezmás rojo y sus ojos lanzabanchispas, comosi esperase la señalparaatacar.Angélicaparecía sumidaen la laborque había empezado y no levantaba la vista. Todos evitaban mirarse llenos dedesconfianza.

—Eres un hombre feliz—exclamóDagoberto cuando se encontró a solas conMoritz—,nodudesmás:Angélicateamaardientemente.Hoyhevistoensumirada

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que está completamente enamorada de ti. Pero el diablo que todo lo amaña, meparecequehasembradocizañaentre lamies floreciente.Margaritaardeensu locapasión.Teamacon toda la fuerzadeundolor inmenso,quedesgarra supecho.Lalocaconductadequehadadopruebashoy,noessinolamejormuestradeunataquefurioso de celos. Cuando Angélica ha dejado caer el chal y tú se lo alcanzaste,besandosumano, las furiasdel infiernohicieronpresade lapobremuchacha.Y túeresculpabledeeso.Hasextremado tusgalanteríascon lahermosafrancesa.Yaséque solo piensas en Angélica, que todas las reverencias y elogios que haces aMargarita van dirigidas a aquélla, pero los falsos rayos que le has lanzado hanincendiadosualma.Lapenaesque,enrealidad,nosécómovaaterminarlacosaysitendremosqueverhorriblessucesosysituacionesespantosas.

—¿Yo con Margarita —repuso el capitán— cuando Angélica me ama, comodecís?Entonces,aunquelodudo,seréfelizypocomeimportantodaslasMargaritasquehayenelmundoytodassuslocuras.Perountemorinvadeahoramiánimo.Estesiniestro conde extranjero que ha hecho su entrada de modo tan misterioso, ¿nopareceinterponerseentrenosotros?Tengolaimpresióndequeacualquiersitioquesevuelvava ahacerque sucedaunadesgracia, conjuradapor élmismodesde lomásprofundo de la noche. ¿Has notado con qué frecuencia su mirada se posa sobreAngélicaycómosubeun levecolora suspálidasmejillaspara luegodesaparecer?Este monstruo ha hecho caso omiso de mi amor, por eso las palabras que me hadirigidohansidotanburlonas,peroteaseguroquenopiensoaguantarlo,aunquemecuestelavida.

Dagobertodijoqueelcondeparecíaunindividuofantasmal,alquenohabíaqueperderdevista, aunquequizá,detrásdeestaapariencia, seescondiesemenosde loquesefigurabanyquelasensaciónsiniestraquecausabafuesedebidaalatensiónenqueseencontrabancuandoentró.

—Recibamos—repusoDagoberto—atodoslosseresdesconcertantesconánimotemplado,coninvariableconfianza.Nohaypodermaléficoquehagadoblarlacabezaalquesemuestrapoderosoyconánimoentero.

Tiempodespués,elconde,quevisitabacadavezconmásfrecuencialacasadelcoronel, llegó a hacerse imprescindible. Todos coincidían en reconocer que elreprochedesersiniestroquelehabíanhechorecaíaahorasobreellos.

—Acaso —decía la coronela—, acaso, ¿no podía él, con muchísima razón,tenernos por gente siniestra con nuestros pálidos semblantes y nuestra extrañaconducta?

Elaludidodesplegabaensuconversaciónunaricagamadeconocimientosy,noobstante ser italiano y expresarse con acento extranjero, era capaz de hacer unaexposiciónperfecta.Susrelatosteníanunfuegoirresistible,tantoqueinclusoMoritzy Dagoberto, que en un principiomostraron su enemistad al extraño, cuando éstehablabayexteriorizabaensubienformadosemblanteunasonrisaamable,llegaronaolvidarsuenfadoy,comoAngélica,estabanpendientesdesuslabios.

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La amistad del coronel con el conde había llegado a un punto tal que éste leconsiderabacomounodeloshombresmásnoblesquehabíaconocido.Lacasualidadles puso en contacto en el Norte, donde el segundo ayudó al primero con tododesinterésenunasituaciónapuradaenlaquehubierapodidoperderparasiempre,nosoloeldineroylosbienes,sinolafamayelhonor.Elcoronel,queagradecíaalcondeenlomáshondodesusertodoloqueledebía,estabapendientedeélporcompleto.

—Hallegadoelmomento—dijoelcoronelundíaasuesposa,cuandoambosseencontrabansolos—,hallegadoelmomentodequetedigaelmotivodequeelcondeseencuentreaquí.Yasabesqueélyyohacemásdecuatroañosquenosconocimos,y fuimos estrechando nuestra amistad de tal modo, que llegó un momento quenuestros cuartos estuvieron muy próximos. Sucedió que el conde, una mañana alentrar enmi habitación, vio sobre lamesa la pequeñaminiatura deAngélica, quesiemprellevoconmigo.Conformelamiraba,suexcitaciónibaenaumento.Incapazdearticularpalabra,sequedómirándolafijamentesinpoderapartarlosojosdeella,hastaque,alfin,exclamóadmiradoquenuncahabíavistounamujertanhermosa,tanencantadora,yquenuncahabíasabidoquéeraelamor,peroahorale incendiabaelcorazón con llamas vivísimas. Bromeé acerca del efecto maravilloso del retrato,llamé al conde nuevo Calaf, y le deseé suerte, pues sin duda Angélica no seríaningunaTurandot.Finalmente lediaentenderdeunmodo indirectoqueyanoeraningún joven para inflamarse con una pasión tan romántica y enamorarse de unretrato.Mejuróconfirmeza,dandomuestrasdeverdaderoarrebato,cosapropiadesunación,queamabaapasionadamenteaAngélica,yqueyo,siqueríaimpedirquesehundiese en la simade la desesperación, debía permitirle pretender lamanodemihija.

Yelcoronelterminódiciendo:—Poresoseencuentraaquí,yporesohavenidoanuestracasa.Estáconvencido

de haberse ganado la inclinación deAngélica y ayerme hizo una petición formal.¿Quémedicesdelasunto?

Lacoronelano supoqué contestar, porque lasúltimaspalabrasde su esposo laestremecieron.

—PorDios—exclamó—,¿entregarnuestraAngélicaaesecondetanextraño?—¿Extraño?—repusoelcoronelceñudo—.¿Unextrañoelcondeaquiendeboel

honor,lalibertadyquizáhastalavida?Teconfiesoque,enefecto,suedadmaduranoconcuerdaconnuestrajovenpalomita,peroesunhombrenobleyademásrico,muyrico.

—¿Y sin preguntarle nada a Angélica? —interrumpió la coronela—. ¿SinpreguntarlenadaaAngélica,quequizánosientalamenorinclinaciónporél,aunqueésteseloimagineensulocafantasíadeenamorado?

—¿Acaso te he dado alguna vezmotivo—dijo el coronel, levantándose de unsalto de la silla, y mirando furioso a su esposa— para pensar que soy un padretiránicoylocoquetratadeemparejardeindignamaneraasuadoradahija?Peroya

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estoyhartodevuestrasensibilidadnovelescaydevuestrasternezas.Hayqueverquécosastanfantásticasseimaginanalcasarseunapareja.Angélicaestodaoídoscuandoelcondehabla,lemiramuyfavorablemente,seruborizacuandoélbesasumano,queha dejado entre las suyas. Así es cómo se expresa la inclinación de una joveninexperta,alaqueunhombrehacefeliz.Noesnecesarioqueseaunamornovelesco,esequetantasvecesrondavuestraimaginación.

—Creo—le interrumpió la coronela—, creo que el corazón deAngélica no eslibre,aunqueellanisiquieralosepa.

—¿Cómo?—exclamóenfadadoél.Y,ya ibaasalirprecipitadamente,cuandoenaquel instanteseabrió lapuertay

aparecióAngélica con una sonrisa celestial, de lamás pura inocencia. El coronel,abandonando su enfado y su mal humor, fue hacia ella, la besó en la frente ycogiéndoladelamanolacondujohaciaunasilla,yendoasentarseasulado.Luegose puso a hablarle del conde, alabando su noble figura, inteligencia y sensibilidad;despuéspreguntóaAngélicasileerasoportable.Ellarespondióque,alprincipio,lehabíaresultadomuyextrañoyhastalepareciósiniestro,peroqueluegosupodominarestesentimientoyqueahora¡hastalemiraconagrado!

—¡Oh,graciasseandadasalCielo!—gritóelcoronelllenodealegría—.¡Vasaser mi consuelo, mi salvación! El conde S., este noble caballero, siente por tiprofundaadoraciónypretendetumano,sinoselaniegas.

Apenashabíapronunciadoelcoronelestaspalabras,cuandoAngélica,exhalandoun gemido, cayó desvanecida. La coronela la tomó en sus brazos, al tiempo quelanzaba una mirada significativa a su esposo, quien contemplaba en silencio a lapobrecriatura,pálidacomounamuerta.Lajovenserecuperó;untorrentedelágrimasbrotódesusojos,ycomenzóagritarconvozdesgarradora:

—¡Elconde,elhorribleconde!¡No,no,jamás!Contodasuavidadsupadrelepreguntóunayotravezporquémotivosleparecía

tan horrible. Angélica confesó que precisamente en el mismo instante en que elcoronel le había dicho que el conde la amaba, había recordado de pronto aquelespantososueñoquehabíatenidolanocheenquecumplíasuscatorceañosydelquehabíadespertadoatemorizada,sinpoderrecordarlomásmínimodeningunaimagen.

—Mehallaba—refirióAngélica—, recorriendo un jardínmuy agradable, entrelosarbustosylasflores.Deprontomeencontréanteunárbolmaravillosoconhojasmuyoscurasyfloresenormes,extrañasyolorosas,parecidasalasdelsaúco.Parecíacomo si el árbol me hiciese señas, invitándome a acercarme a su sombra. Comoatraídapor invisible e irresistible fuerza,me tumbé en el céspedbajo el árbol.Eracomo si se oyesen extraños sonidos a través del aire, como si un soplo de vientoestremecieseel árbol,que sediría lanzaba temerosos suspiros.Sentí, entonces,unapenaindescriptibleyunaprofundacompasiónagitómipecho.Yomismanosupeporqué.¡Unrayoardienteparecióatravesarmicorazón,desgarrándole!Peroelgritoque

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traté de proferir no brotó; tan angustiado estaba mi corazón, que solo pudoconvertirseenunahogadosuspiro.

Elrayoquetraspasómicorazónnoerasinolamiradadeunosojosvaronilesquemecontemplabandesdeunoscuromatorral.Enelmismoinstante,losojosestuvieronantemipresenciayunamanoblanca trazóuncírculoen tornomío.Y loscírculosfueronhaciéndosecadavezmásestrechos, comosi fueranunhilode fuego,de talforma que al final no podíamoverme, envuelta en aquella tela de araña.Hay queañadirquelaespantosamiradadeaquelloshorriblesojospenetrabahastamiinterioryseapoderabadetodomiser;elsolopensamientodedependerdeuntenuehilo,mecausaunaangustiademuerte.Elárbolinclinólasfloreshaciamíyentoncesseoyólavoz agradable de un joven que decía: «¡Angélica, yo te salvaré, yo te salvaré!».Pero…

ElrelatofueinterrumpidocuandoanunciaronalcapitándeR.queveníaahablarcon el coronel.Nadamásoír el nombre de aquél,Angélica le llamó, de nuevo laslágrimasbrotaronaraudalesdesusojos,yconunavozqueexpresabaunprofundodolor,ylapenadeamorquesealbergaenunpecho,exclamó:

—¡Moritz,ay,Moritz!…ElcapitánalentraroyóestaspalabrasyvioaAngélicabañadaenlágrimas,quele

tendía los brazos. Fuera de sí, quitándose la gorra militar que cayó al suelo, searrodilló a los pies de Angélica, y como ésta, desvanecida por el placer la pena,cayeseensusbrazos,laestrechócontrasupecho.Elcoronelobservóelgrupo,mudodeasombro.

—Me figuraba—susurró lamadre en voz baja—,me figuraba que se querían,peronosabíanada.

—CapitándeR.—exclamófuriosoelcoronel—,¿quétieneustedqueverconmihija?

Moritz, recuperándose,dejóconsuavidaden la sillaa ladesvanecidaAngélica,recogió lagorradel suelo,ydandounpasohaciaelcoronel,conel semblante rojocomolagranaylamiradabaja,aseguró,porsuhonor,queamabaprofundamenteaAngélica,peroquehastaesteinstante,nuncasehabíandicholamásmínimapalabra,yquenilamenorconfesióndesussentimientoshabíabrotadodesuslabios.Dudabaque Angélica le correspondiese. Era en este momento, por vez primera, cuandoexperimentabaunafelicidadcelestial,yahoraesperabaqueelnobleycariñosopadreno le rechazase, si le suplicaba bendecir un lazo que estrecharía un amor puro yardiente.

El coronel midió al capitán y luego a Angélica con mirada sombría; luego sepaseópor la habitación con losbrazos cruzados, comoalguienqueha tomadounadecisión.Al fin detúvose ante la coronela, que sostenía en sus brazos aAngélica,mientraslaconsolaba.

—Vamosaver—dijoconteniendosuira—.¿Quérelacióntieneunneciosueñoconelconde?

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Angélica,entonces,searrojóasuspiesybesándoleslasmanos,queregóconsuslágrimas,lehablóconlavozahogadaporelllanto.

—¡Padremío!Padrequerido,aquellosespantososojosquemetraspasabaneranlosojosdelconde,ysumanofantasmaleslaquemerodeóconlateladearañadefuego. ¡Pero la voz juvenil que me consolaba y que me llamaba desde las floresaromáticasdelárbolmaravilloso,eraladeMoritz,miMoritz!

—¡Tu Moritz! —gritó el coronel volviéndose tan bruscamente que Angélicaestuvo a punto de caer al suelo. Luego musitó en voz baja, para sus adentros—:«¡Fantasíasinfantiles,unamorocultoquesacrificalasabiadecisióndelpadrefrentealaspretensionesdeunnoblecaballero!».

Siguiócomoantes,paseándoseensilenciodeunextremoaotrodelahabitación.Finalmente,dirigiéndoseaMoritz,dijo:

—CapitándeR.biensabéisloqueosaprecio,paramínadaseríamásgratoqueteneros por yerno, pero he dado mi palabra al conde de S., al que estoy todo loobligado que un hombre puede estarlo. No creáis, sin embargo, que soy un padretiránico y obstinado. Corro a ver al conde y le descubriré todo. ¡Vuestro amor escomoundesafío,quizámecueste lavida,pero sea loquesea,me rindo! ¡Esperadaquíaquevuelva!

El capitán aseguró, lleno de entusiasmo, que él prefería cien veces la muerte,antes que el coronel sufriese el menor peligro. Éste, sin darle respuesta, salióapresuradamente.Apenashuboabandonadolaestancia,losenamoradossearrojaronenbrazoselunodelotroenlaplenituddesudicha,jurándosefelicidadeterna.LuegoAngélicaafirmóquenadamásoíralcoronellapretensióndelconde,sintióenlomáshondodesualmacuántoamabaaMoritz,yquepreferíamoriraseresposadeotro.TeníalasensacióndesaberdesdehacíamuchotiempoqueMoritzlaamaba.Luegoambos recordaron aquel instante en que descubrieron su amor, y, al recordarlo, sesintieron tan felicesqueolvidaronporcompleto la iray laobstinacióndelcoronel,tangozososestabanqueparecíanniñosfelices.

Lacoronela,queyahabíaobservadoesteamornaciente,yqueaprobabadetodocorazónlainclinacióndeAngélica,diólespalabradehacertodoloposibleparaquesuesposocesasedeinsistirenunenlacequeaellamismalaespantaba.

Apenashabíapasadounahora,cuandolapuertaseabrióy,conasombrodetodos,entróelcondedeS.Leseguíaelcoronelconmiradabrillante.ElcondeseacercóaAngélica, cogió su mano y la miró con amarga y dolorosa sonrisa. Angélica seestremeció,ypróximaadesvanecerse,dejóoírunmurmullo:

—¡Ah,esosojos!—Palidecéis—comenzó a decir el conde—, palidecéis, señorita, como cuando

porvezprimeraentréenvuestrocírculo.¿Verdaderamenteosparezcounespantosofantasma?¡No!Noosasustéis,Angélica,nadatemáisdeunhombreinofensivo,queoshaamadocontodoelardor,contodoelfuegodeuncorazónjuvenil,yqueeralobastantenecioparapretendervuestramano,cuandoyavuestrocorazóneradeotro.

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¡No!Nisiquieramivistaosrecordarálostristesinstantesqueosheproporcionado.¡Pronto,quizámañana,mevolveréamipatria!

—¡Moritz,Moritz!—exclamóAngélicaarrojándoseenbrazosdelamado.El conde se estremeció, sus ojos brillaron con fuego inusitado y sus labios

temblaron, profiriendo un sonido inarticulado. Volvióse hacia la coronela con unafraseindiferente,ygraciasaesopudodominarsussentimientos.

Elcoronelnocesabadedecir:—¡Quénobleza,quéhombretansuperior!¿Quiénpodráigualaraestehombre?

¡Esmigranamigo!Luegoestrechócontrasupechoalcapitán,aAngélicayalacoronela,asegurando

sonriente que no quería saber nada del complot que habían tramado contra él yesperabaque,enelfuturo,nosufriríanmásbajolamiradadeojosfantasmales.

Comoya eramediodía, el coronel invitó al capitán y al conde a comer con él.Envióse a buscar a Dagoberto, que al punto acudió muy complacido y lleno dealegría.AlirasentarsealamesavieronquefaltabaMargarita.Vinieronadecirquesehabíaencerradoensucuarto,yque,sintiéndoseenferma,nopodíaacudir.

—Nosé—dijo lacoronela—quées loquelesucededesdehacealgúntiempo,tiene un humor caprichoso, llora y ríe sin motivo, y su extraña imaginación laconducealosextremos.

—¡Tu felicidad —susurró Dagoberto al oído del capitán—, tu felicidad es lamuertedeMargarita!

—Visionario—repuso al instante éste—, visionario, no turbes mi felicidad niestropeesmipaz.

Nuncacomoahorasintióseelcoroneltanalegre,nuncatanfelizlacoronela,quetanto se había preocupado por su hija, y ahora se quitaba de encima estapreocupación. Añádase a esto que Dagoberto rebosaba de satisfacción, y que elconde,olvidadode lasheridasque lehabíacausadolarecientepena,ponía todosuingenio en la conversación, de tal modo que parecía como si en torno de la felizparejasetejieseunabellacoronadeflores.

Comenzabaaatardecer;elvino,delamejorcalidad,resplandecíaenlosvasosytodosbebíanybrindabanalegrementepor laparejadenovios,cuandoheaquíque,suavemente, se abrió de improviso la puerta del salón contiguo, dando paso aMargaritaque,conpasovacilante,vestidaconcamisónblanco,yloscabellossueltos,parecíapálidaydescompuesta,comomuerta.

—Margarita, ¿qué broma es ésta?—exclamó el coronel, sin atender a lo quedecía.

Ésta, dirigiéndose al capitán, y apoyando su mano helada sobre su pecho,imprimióuntenuebesoensufrente,murmurandoconvozahogada:

—¡Queelbesodequienvaamorirtraigafelicidadalalegrenovio!Ycayódesvanecidaalsuelo.

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—¡Quédesgracia—musitóDagobertoalconde—,estálocamenteenamoradadelcapitán!

—Lo sé —repuso el conde—, y ha llevado la cosa tan lejos que incluso hatomadoveneno.

—¡Diosmío!—exclamóasustadoDagoberto,yendodeunsaltoalsillóndondehabíansentadoalapobreMargarita.

Angélicayelcoronelseapresuraronarociarlelafrenteconaguabendita.CuandoDagobertoseacercó,precisamenteenaquelinstante,ellaabríalosojos.Lacoroneladijo:

—Tranquilízate,hijamía,tehabíassentidomal,peroyatodohapasado.AloqueMargaritarepusoconvozroncayahogada:—¡Sí,prontopasarátodo…meheenvenenado!Angélicaylacoroneladieronungritoyelcoronelexclamófurioso:—¡Portodoslosdiablos!¿Estásloca?¡Quellamenaunmédicoenseguida!¡Que

traiganalprimermédicobuenoqueencuentren!LossirvientesyelmismoDagobertoapresuráronseairensubusca.—¡Alto—exclamó el conde, que había permanecido quieto y tranquilo, hasta

habervaciadolacopacolmadadesuvinopredilecto,unardientevinodeSiracusa—,alto!…SiMargarita ha tomadovenenono es necesario que venga ningúnmédico,puesenestecasoyosémuybienloquehayquehacer.Dejadmequelavea…

Y acercándose a Margarita, que yacía desmayada, agitado su cuerpo porcalambresnerviosos,inclinósehaciaella.Todosvieroncómosacabaunacajitadesubolsillo,tomabaalgoentrelosdedosylefrotabasuavementelaregióncervicalyelepigastrio.Luego,dejándola,sevolvióhacialosdemásydijo:

—Ha tomado opio, pero podré salvarla, valiéndome de los medios de quedispongo.

Pormandatodelconde,Margaritafuetrasportadaasuhabitación,dondesoloélpermaneció a su lado. La doncella de la coronela, entretanto, había encontrado elfrasquitoqueconteníalasgotasdeopio,quelehabíansidoprescritasalacoronela,yquelainsensatahabíavaciado.

—Elconde—dijoDagobertocontonoirónico—,elcondeverdaderamenteesunhombreprodigioso.Haadivinado todo.NadamásveraMargarita, supoal instantequehabíatomadoveneno,ydesdeelprimermomentoadivinódequéclaseera.

Pasadaunamediahora,elcondeentróenlasalaasegurandoqueMargaritaestabapor completo fuera de peligro. Echando un mirada de reojo a Moritz añadió queademásesperabahaberacabadodeunavezconlaraízdelmal.DeseabaahoraqueladoncellapermaneciesealladodeMargarita,einclusoélmismopasaríalanocheenlahabitacióncontigua,deformaquesisucediesealgo,estaríaprestoparaayudarla.Conelfindeestarpreparado,solopidióquedispusiesenensuestanciaunpardevasosdebuenvino.

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Después de esto, volvió a sentarse a la mesa con todos los caballeros, puesAngélicaylacoronela,muyafectadasporelsuceso,sehabíanausentado.

El coronel manifestó gran enfado por la maldita broma que les había gastadoaquella loca, pues era así como juzgaba la conducta de Margarita. Moritz yDagoberto sintiéndose muy incomodados e intranquilos. Tanto más cuanto que elconde,alobservarsuestado,mostrábasemásalegreyregocijado,aunquehabíaalgosiniestroensualegría.

—Esteconde—dijoDagobertoasuamigo,cuandosedirigieronasucasa—meresultaun serverdaderamente siniestro.Parececomosi suconductaencerrasealgomisterioso.

—¡Ay —repuso Moritz—, siento mi pecho agitado y los más negrospresentimientosoprimenmicorazón,puesmeparecequeunadesgraciaamenazamiamor!

Esamismanocheelcoronelfuedespertadoporuncorreourgente.Alamañanasiguiente entró muy pálido en la estancia de la coronela, y dijo con fingidatranquilidad:

—¡Otra vez hemos de separarnos, querida mía! La guerra empieza de nuevo.Anoche recibí la orden. En cuanto esté preparado, quizá estamisma noche, tendréquesalirconelregimiento.

Lacoronela,asustada,rompióallorar.Elcoroneltratódeconsolarla,diciéndolaqueestabaconvencidodequeestacampañaterminaríacongloria,comolaanterior,yqueestuviesealegre,puesnosucederíaningunadesgracia.

—Entretanto—añadió—, mientras combatimos al enemigo y se firma la paz,puedestrasladarteanuestrasposesiones.Osdaréunacompañantequeosharáolvidarla soledad y el apartamiento de vuestra obligada estancia. El conde S. irá convosotros.

—¿Cómo?—exclamólacoronela—.¡PorDiosbendito!¿Queelcondevaavenirconnosotros?¿Elnoviodespreciado?¿Elintriganteitalianoqueocultaensuinteriorlarabia,dispuestoalanzarlafueraenlaprimeraocasión?Noséporqué,perodesdeayertengosiemprepresentesufiguraymeresultamásodiosoquenunca.

—¡Calla! —le interrumpió el coronel—. ¡Son insufribles las fantasías, lasimaginacionesde lasmujeres! ¡Nocomprenden lagrandezadealmadeunhombrevaleroso! El conde ha permanecido toda la noche, tal como dijo, en la habitacióncontigua a la de Margarita. Ha sido el primero en saber la noticia de la nuevacampaña. Su regreso a la patria ahora es imposible.Quedó tan sorprendido que leofrecíquepermanecieseennuestrasposesiones.Despuésdenegarsereiteradasveces,decidióseporfin,ymediosupalabradehonordeprotegeros,ydehacertodoloqueestuvieseensumanoparaacortareltiempodenuestraseparación.Yasabestodoloque le debo; mis posesiones son ahora un refugio para él, refugio que no puedonegarle.

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La coronela, al oír esto, no supo qué responder. El coronel no dijo más. A lanoche siguiente, dieron la señal de partida y, con indecible dolor, se separaron losenamorados.

Pocos días después, Margarita, totalmente recuperada, emprendió el viaje encompañía de la coronela y de Angélica, hacia las posesiones. El conde lesacompañabaconnumerososservidores.

Éste, durante los primeros días se dejaba ver poco ante las damas, siendo suconducta muy amable; únicamente aparecía cuando exigían su presencia, de otromodo,permanecíaensuhabitaciónodabapaseossolitarios.

Al principio pareció que la campaña era favorable a los enemigos, luego selibraroncombatesgloriosos.Elcondefuesiempreelprimeroenrecibirlosmensajesde victoria y todas las noticias acerca del destino del regimiento que mandaba elcoronel. En las batallas más cruentas, ni el coronel ni el capitán habían recibidoningún balazo o mandoble, y todas las cartas lo confirmaban. Así que el conde,siempre que aparecía ante las damas, semejaba un mensajero de victoria y de lafelicidad.De tal forma que su conducta dabamuestras de lamás pura inclinaciónhaciaAngélicatalcomosifueraunpadrecariñoso,atentosoloasucuidado.Ambas,la coronela y Angélica, tuvieron que confesarse que el coronel había juzgadorectamente al amigo, y que el prejuicio que sentían contra él, era producto de unaridícula imaginación. También Margarita parecía curada de su loca pasión, y denuevoeralafrancesaalegreyparlanchina.

Unacartadelcoronelalacoronela,yotradelcapitánaAngélica,ahuyentaronlosúltimosrestosdepreocupación.Laprincipalplazafuertedelosenemigoshabíasidotomadaysehabíafirmadolapaz.Angélicasesentíaplenamentefeliz;siempreeraelcondequien,congrananimación,relatabalosaudaceshechosdearmasdelvalienteMoritz,yanunciabaladichaqueesperabaalabellaprometida.Aldeciresto,undíatomóentrelassuyaslamanodeAngélica,laoprimiócontrasupecho,preguntándolesiseguíaaúnresultándole tanodiosocomoantes.Ruborizándose,avergonzada,conlágrimas en los ojos, Angélica repuso que nunca le había odiado, sino que habíaamadocontodosucorazónaMoritz,porlocualveíaconhorrortodaotrapretensión.Muyserioysolemne,elcondedijoentonces:

—Considéreme,Angélica, como si fuera un amigo fiel y paternal—y al decirestodepositóunligerobesoensufrente,queella,pobreniña,soportó,comosifuerasupropiopadre,queacostumbrabaabesarladetalmodo.

Todosesperabanqueenbrevevolvieseelcoronelasupatria,cuandoheaquíquellegó una carta, cuyo contenido daba cuenta de una gran desgracia. El capitán, alpasarporunpueblo,acompañadodesucriado,sufrióelasaltodeunoscampesinosarmados, que, después de malherirle, le llevaron consigo. La alegría que hastaentonces había llenado la casa, convirtióse de pronto en horror, profunda pena yenormedesconsuelo.

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Enlamansióndelcoronelhabíaungranrevuelo.Ricoscriadosdelibreasubíanybajabanlasescaleras,loscarruajesentrabanenelpatiodelpalacioconlosinvitados,alosquerecibíaél,cubiertoelpechoporlascondecoracionesganadasenlaúltimacampaña.EnunaestanciadelpisosuperiorencontrábaseAngélicavestidadenovia,enlaplenituddesubellezaydesujuventud,juntoalacoronela.

—Querida hija—dijo ésta—, túmisma has escogido con entera libertad comoesposo al conde de S. Tu padre, que deseaba tanto antes esta unión, ahora no hainsistido, tras la muerte del desgraciado Moritz. Sí, tengo la sensación de quecomparte el mismo sentimiento doloroso que ahora no debo ocultarte. Me resultaincomprensiblequehayasolvidadotanprontoatuMoritz.Lahoradecisivaseacerca.Hasconcedidotumanoalconde;consultaatucorazón,aúnestiempo.¡Novayaaserqueelrecuerdodelausenteseacomounanegrasombraentuclaravida!

—Nunca—exclamó Angélica, mientras lágrimas como perlas brotaban de susojos—, nunca olvidaré amiMoritz, y nunca amaré tanto como he amado en otrotiempo.¡Elsentimientoqueexperimentohaciaelcondeesmuydiferente!¡Todavíano sé cómo éste ha sido capaz de ganar mi afecto! ¡No… no le amo!, no puedoamarletalcomoamabaaMoritz,perosientocomosinopudieravivirsinél,ycomosi solo pudiese pensar a través suyo.Una voz interiorme dice continuamente quedebosersuesposa,yquenoexisteparamímásvidaqueestandoasulado…Ysigoestavozinterior,queconsiderocomounlenguajesecretodelpresentimiento.

Ladoncellaentró trayendo lanoticiadequeMargaritahabíadesaparecidomuytempranoynoselaencontraba.Unpocodespués,eljardinerotrajounacartitaparalacoronela,queMargaritalehabíaentregado,conelencargodedárselacuandohubieseterminadosuslaboresyllevaselasfloresalpalacio.

Laesquelitaqueleyólacoroneladecíaasí:

«Yanomevolveréisavermás.Uncrueldestinomellevalejosdevuestra casa. Os suplico, a vos que siempre habéis sido como unamadreparamí,quenomesigáisnimeforcéisaregresar.Elsegundointento de darme la muerte resultará mejor que el primero. QueAngélicagocelafelicidadqueamímehasidonegada.Seddichosos.Olvidadalainfeliz.

Margarita».

—¿Qué es esto?—exclamó la coronela—. ¿Se ha propuesto esta loca destruirnuestrapaz?¿Esquesiempretienequehacerlomismocuandoestásapuntodedarlamanoalesposo?Quevayadondequieraestadesagradecida,aquienhecuidadocomosifueraunahija,quevayadondequiera,nuncamásvolveréapreocuparmedeella.

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Angélica rompió a llorar, al recuerdo de su perdida hermana, y la coronelasuplicóleentoncesquenoprestaseatenciónaunalocaenmomentostandecisivos.

Ya estaban todos reunidos en el salón grande, Cuando sonó la hora deencaminarse a la capilla, donde un cura católico debía unir a la pareja. El coronelcondujo a la novia y todos quedaron asombrados ante su belleza, realzada por lasencillaeleganciadesutraje.Esperábasealconde.Transcurrióuncuartodehora,yluegootro,ynoaparecía.Elcoronelencaminóseasuhabitación.Unservidordiolanoticia de que el conde, después de vestirse, se había sentido repentinamenteindispuesto y se dirigió al parque para dar un paseo con el fin de tomar el aire,prohibiéndolealcriadoquelesiguiese.

Éste confesó que, no sabía por qué, la conducta del conde le preocupaba y lehabíapasadopor lacabezaquealgoespantoso le ibaasuceder.Trasestodijoque,comoelcondeibaaregresardeunmomentoaotro,debíallamarseinmediatamenteaunfamosomédicoqueseencontrabaentrelosinvitados.Acompañadodelcriado,elmédico aludido encaminóse al parque en busca del conde. Dirigióse por el paseoprincipal hacia una plazoleta rodeada de tupidos arbustos, que según recordaba elcoronel,eraelsitiofavoritodeaquél.Allíestabatotalmentevestidodenegro,conlaestrelladelaordenrefulgiendosobresupecho,losbrazosplegadosysentadoenunbanco.Seapoyabaeneltroncodeunsaúcofloreciente,ylosmirabaconmiradafija.Todossintieronunestremecimientoalverle,pueslamiradasombríadeaquellosojos,queparecíanvacíos,eraespantosa.

—¡Conde S.!… ¿Qué ha sucedido? —exclamó el coronel, pero no obtuvorespuesta,nosemovía,norespiraba.

Elmédicoseabalanzóhaciaél,lequitólacasaca,elcuello,lacamisaylefrotólafrente.Volviéndosehaciaelcoroneldijoconvozsofocada:

—Son vanos todos los remedios… está muerto… El ataque le ha sorprendidoprecisamenteaquí.

Elcriadoprorrumpióengritos.Elcoronel,sobreponiéndosealtremendoespantoquesentía,convalorvaronil,lerogóqueseapaciguara:

—PodemoscausarlelamuerteaAngélicasinoprocedemosconcautela—dijo.Apenas hubo dicho esto el coronel, levantaron el cadáver y lo llevaron a un

pabellónsolitario,cuyallaveguardabaaquél,dejándolobajolavigilanciadelcriado.Luegoseencaminóconelmédicohaciaelpalacio.

Sinsaberlaconductaaseguir,sepreguntabasidebíanocultaraAngélicalafatalnoticiao comunicársela con serenidad.Cuandoentróenel salón, encontróungrandesconciertoy revuelo.Alparecer,Angélica se encontraba en alegre conversación,cuando de pronto, cerrando los ojos, cayó desmayada. La habían transportado a laestanciacontiguadondereposabaenelsofá.Surostronodenotabapalidez,noestabadesfigurado, incluso las rosas de sus mejillas estaban más frescas y floridas quenunca, y una expresión indescriptible de apacible felicidad, algo como celestial, seextendíaporsusemblante.Elmédico,despuésdeobservarlaatentamente,afirmóque

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noexistíaelmenorpeligroyquelajoven,demaneraincomprensible,seencontrabaenunestadomagnético.Noseatrevíaadespertarlaviolentamenteycontabaconqueellamismadespertaría.

Mientras,oíaseunmurmulloentre los invitados.Larepentinamuertedelcondedebíadehabersedadoaconocer.Todossefueronalejando,y,pocodespués,seoyórodarloscarruajes.

Lacoronela,inclinadasobreAngélica,oíasurespiración.Parecíadecirpalabras,quenadiepodíacomprender.ElmédiconopermitióquedesvistieranaAngélica,nisiquieraquelaquitasenlosguantes;cualquiercontactopodíaserlefatal.

Depronto,Angélicaabriólosojos,miróaloaltoydijoconvozaguda:—¡Élviene!¡Élviene!Ylevantándosedelsofá,contodalafuerzadequeeracapaz,abalanzósehaciala

puertadelasala,escalerasabajo.—¡Está loca!—exclamó la coronela espantada—. ¡Oh,Diosmío, se ha vuelto

loca!—¡No, no—la consoló elmédico—, no es locura, sino algo insólito que va a

suceder!Ysiguiócorriendotraslajoven.ViocómoAngélica,saliendopor lapuertadelpalacio,sedirigíahaciaelancho

caminoconlosbrazosextendidos,corriendocomoflechadisparada,detalformaquelaricatúnicaondeabaalvientoylacabellerasueltaerajuguetedelabrisa.Unjinete,quecabalgabaasuencuentro,saltódelcaballoylaabrazó,estrechándolacontrasupecho.Dosjinetesmássedetuvieron,descabalgando.Elcoronel,quehabíaseguidoapresuradamente al médico, permanecía asombrado ante el grupo, frotándose lafrente,comotratandodedespejarsuspensamientos.

EraMoritzqueestrechabaaAngélica;asuladoestabanDagobertoyuncaballerojovenyapuestoconunricouniformedegeneral.

—¡No!—exclamabaAngélicaunayotravez,estrechandoalamado—.¡No!¡Nuncatehesidoinfiel,miadoradoMoritz!YMoritzrespondía:—¡Yalosé!…¡Yalosé!¡Ángelmío!¡Tehabíaatraídoconartessatánicas!A lo que fue añadiendomás cosasmientras conducía aAngélica al palacio, en

tantolosdemáspermanecíancallados.Antelapuertadelpalacio,elcoronelsuspiróprofundamente, al parecer sobreponiéndose y exclamó, mirando a todos, como siesperaserespuesta:

—¡Quéaparición,queprodigiotangrande!—Pronto explicaremos todo —dijo Dagoberto, al tiempo que presentaba al

coronelalforasterocomoelgeneralrusoBogislavdeS.,amigoíntimodelcapitán.Cuando llegaron a las habitaciones de palacio, Moritz preguntó, sin tener en

cuentaelasombroyelespantodelacoronela:—¿DóndeestáelcondeS.?

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—Entrelosmuertos—repusoconvozsofocadaelcoronel—.Haceuninstantehasufridounataque.

Angélicaseestremeció.—Sí—dijo—,losabía.Enelmismoinstantequemuriótuvelasensacióndeque

un cristal se quebraba en mi interior, y caí en aquel extraño estado. He debidoahuyentaraquelsueñoespantoso,puescuandorecobréelsentido,yanoteníanningúnpoder sobremí aquellos ojos terribles; la tela de araña se rompióyme sentí libre.¡Inundóme la felicidad, vi a Moritz…, a mi Moritz… Venía… Y yo volé a suencuentro!

Yaldecirestoseabrazóalamado,comositemieseperderlodenuevo.—AlabadoseaDios—dijolacoronela,elevandosumiradaalcielo—.Mehabéis

quitado un peso que casime aplastaba; estoy libre de esemiedo indecible quemesobrecogió en el instante que Angélica debía entregar su mano al infeliz conde.Siemprehetenidolasensacióndequemiqueridahija,altomarelanillonupcial,sedesposabaconunsiniestropoder.

ComoelgeneraldeS.pidieseverel cadáver, lecondujeron juntoaél.Cuandoquitaron la tela que cubría al difunto, y pudo contemplar el semblante del conde,contraídoenungestocrispado,estremecióseyexclamó:

—¡Esél,Diosmío,esél!Angélica se había desmayado en brazos del capitán. La dejaron reposar y el

médico dijo que nada era más beneficioso que este sueño que volvería a traer lacalmaasuespírituya sucuerpo,despuésde tantaexcitación,con locual se ibaalibrarsindudadealgunaenfermedadamenazadora.

Ningunodelosinvitadosseencontrabayaenelpalacio.—Ahora es elmomento—dijo el coronel—, ahora es elmomento de descifrar

todoslosextrañossecretos.Dime,Moritz,¿quéángeldelcielotehavueltoalavida?Yasabéis—empezóacontarMoritz—dequémodotantraicioneromederribaron

enlaregióndeS.,despuésdefirmadalapaz.Heridodeundisparo,caídelcaballo.Nisiquierasécuántotiempoestuvesinconocimiento.Cuandodespertédemioscurainconsciencia, tuve la sensación de que viajaba. Era noche cerrada.Muchas vocessusurrabanamialrededor.Hablabanenfrancés.¡Así,pues,estabaheridoyenpoderdelenemigo!Solopensarestomellenódepavor,yvolvíaperderelconocimiento.Tengo la vaga idea de que estuve en un estado, del que solamente me queda elrecuerdo de algunos momentos de un dolor de cabeza intensísimo. Una mañanadesperté con plena conciencia. Encontreme en una cama limpia, casi podría decirlujosa,concortinasdesedaguarnecidasdegrandesborlasyflecos.Laestanciaenteraestabaadornadacontapetesdesedaysillasysillonesconricaguarnicióndeoroalamaneragótica.Undesconocidomemiraba,inclinándosesobremí.Confuerzatiródelcordón de la campanilla. Pocos minutos después abrióse la puerta y entraron doshombres,unodeloscuales,eldemásedad,ibavestidoalamaneraantiguayllevabalacruzdeSanLuis.Eljovenseacercóamíy,tomándomeelpulso,dijoalmayoren

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francés:«Hapasadoelpeligro…¡Estásalvado!».LuegopresentómealmayorcomoelcaballerodeT.,encuyopalaciomeencontraba.Ésteveníadeviaje,enelprecisomomento en que los criminales campesinos me acababan de atacar y herir, conintención de asesinarme. Logró liberarme y me trasladó a su propio coche,llevándomeasupalacio,muylejosdetodacomunicacióndeloscaminostransitadospormilitares.Enél,unhábilcirujano,queestabaasuservicio,realizóconéxitoladifícilcuradelaprofundaheridademicabeza.Díjomequeamabaamipaís,que,enlosamenazadorestiemposdelaRevolución,lehabíaenseñadomuchobueno,asíesquesealegrabadepodersermeútil.Todoloqueenaquelpalaciopudieraservirparamayor comodidad mía y me reportara alivio estaba a mi servicio. Además, bajoningúnconceptoconsentiríaquemefueseantesdequemisheridasestuviesenfueradepeligro, yhastaquedesapareciese la inseguridadde los caminos.Por lodemás,sentía mucho la imposibilidad de dar a mis amigos noticias del lugar donde meencontraba.

»El caballero era viudo, sus hijos estaban ausentes, de modo que habitaba elpalacioúnicamenteencompañíadelcirujanoydeunanumerosaservidumbre.Nomecansaríadereferirconpormenorescómofuicurándomeenmanosdelhábilcirujano,cómoel caballero se encargódehacer agradable aquella vidamía de ermitaño.Suconversación era notable y sumiradamuy profunda, lo que no suele ser corrienteentre los de sunación.Hablabade arte y de ciencia, aunque evitaba siempredecirnadadelosrecientesacontecimientos.PuedoafirmarosquemiúnicopensamientoeraAngélica,yquetodomiserseconsumíasolodepensareneldolorquepodíasentiracausa demimuerte.Continuamente pedía al caballero que procurase enviar cartasmíasalcuartelgeneral.Perohacíaungestonegativocon lamanoymeconsolaba,diciendo que en cuanto estuviera curado, sucediese lo que sucediese, prometíallevarmeamipatria.DesusmanifestacionesdedujequelaguerrahabíacomenzadodenuevoyconventajaparalaAlianza,loqueocultabapiadosamente».

(Lamencióndealgunascosas,fuemásquesuficienteparaafianzarlassospechasqueyaabrigabaDagoberto).

Estabayo libre de fiebre, perounanoche, sin saber cómo, caí en un estadodeensoñaciónverdaderamenteincomprensible,quetodavíameestremeceymedejaunrecuerdo fatídico. Veía a Angélica, pero sucedía como si su figura se desdibujasetemblorosayenvanoyotratabaderetenerla.Otroserseinterponía,seapoyabaenmipecho,penetrabaenelinteriordemicorazón,detalmodoquelaextrañasensacióndeplacermedejabasinrespiración.Alamañanasiguiente,porcasualidad,recayómimiradasobreunretratoqueestabafrenteami lechoyquehastaentoncesnohabíavisto.MeestremecíprofundamentepueseraMargarita,quemecontemplabaconsusvivos ojos negros. Pregunté al sirviente de dónde provenía el retrato y a quiénrepresentaba.Díjome que era la sobrina del caballero, lamarquesa de T. y que elretrato siempre había estado colgado allí, y que si no lo había visto hasta ayer eraporque, precisamente ayer, lo había retirado para quitarle el polvo. El caballero lo

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confirmó. Así, pues, siempre que despierto o en sueños pensaba en Angélica,encontraba a Margarita ante mi vista. Mi propio yo parecíame lejano, un poderextrañoregíamiser,ydominadoporelterrorquemesobrecogía,medabacuentadequenopodíadejardepensarenMargarita.Nuncaolvidaréelmalestaryeltrastornoque me producía esta horrible situación. Una mañana, que estaba asomado a laventana, refrescándome con las dulces auras de la brisa matinal, oí resonar en lalejaníamúsicadetrompetas…Alreconocerlaalegremarchadelacaballeríarusa,elcorazón pareció querer saltárseme del pecho y tuve la sensación de que espíritusfavorables me llamaban y sus voces amables me proporcionaban consuelo,tendiéndomelamanohaciaunanuevavidayhaciendotodoloposibleparasacarmedel féretro en que me tenía encerrado un poder enemigo. Raudos como centellas,algunos jinetes entraron cabalgando por el patio del palacio. Miré hacia abajo:«¡Bogislav!… ¡Bogislav!», grité lleno de entusiasmo. El caballero entró, pálido,desconcertado por la llegada inesperada de aquellos alojados, vacilante. Sinconsideracióndeningunaclase,meprecipitéenbrazosdeBogislav.

Con asombrome enteré de que se había firmado la paz hacíamucho tiempo yque,granpartedelastropas,emprendíanelregreso.Todoestomelohabíaocultadoel caballero, manteniéndome como encarcelado en el palacio. Nadie, ni siquieraBogislav, era capaz de adivinar el motivo de esta conducta, pero todos teníanpresentimientosdequealgoextrañohabíaenjuego.Elcaballero,desdeaquelmismoinstante,dejódeserelmismoyentróenunaespeciededecaimiento.Aburríanosconsuscaprichosypequeñeces;siyo,conelmáspurosentimientodegratitudreferíaconentusiasmocómomehabíasalvado lavida,él sonreíamaliciosamenteyparecíaunlunático.

Despuésdeundescansodeveinticuatrohoras,Bogislavemprendió lamarchayyomeuníalél.Estábamosmuycontentosdedejaratráselantiguoburgo,quenosdabalasensacióndeunaprisiónsiniestra.«Peroahoracontinúatú,Dagoberto,quetecorrespondereferirlosextrañossucesosquetuvieronlugar».

—¿Cómodudar—comenzóadecirDagoberto—delamaravillosacapacidaddepresentimiento que tiene el ser humano?Nunca creí en lamuerte demi amigo.Elespíritu, que en sueños nos habla de un modo tan evidente en nuestro interior,decíame queMoritz vivía y que estaba preso por lazosmisteriosos que alguien lehabía tendido. El enlace matrimonial de Angélica con el conde me destrozaba elcorazón…CuandodespuésdealgúntiemporegreséyviaAngélicaenaquelestado,hedeconfesarlo,mellenódepavor,puesteníalasensacióndeverunhorriblesecretoenunespejomágico,osloaseguro.Asíesquedecidírecorrerelpaíshastaencontrarami amigoMoritz.Nada os diré de la satisfacción, de la alegría que experimentécuandoenA.,ensueloalemán,encontréaMoritzyconélalgeneralvonSen.Todaslas furias del averno despertaron en el pecho de mi amigo, cuando se enteró delenlace de Angélica con el conde. Pero todas las maldiciones, todas las quejasdesgarradorasytodoslosreprochescesaroncuandolecomuniquéciertassospechasy

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hastaleaseguréqueensusmanosestabadestruirdeunavezestepodermaligno.ElgeneralvonSenseestremecióalpronunciaryoelnombredelconde,yunavezquepor orden suya, le describí su semblante y figura, exclamó con fuerza: «¡Sin dudaalgunaesél,élmismo!».

—Sabedque—interrumpióelgeneralBogislav—,sabedqueelcondeS.-i,haceyadeestomuchosaños,estandoenNápolesyvaliéndosedemediossatánicos,robósuamadaauncaballeroqueseencontrabaasusórdenes.¡Sí,yenelmismoinstanteque yo atravesé su cuerpo conmi espada, un artificio demoníaco nos separó parasiempre ami amada y amí!Mucho despuésme enteré que la herida que le habíacausado no era peligrosa, que pretendía la maño de mi amada y, ¡ay!, queprecisamente el mismo día que iba a celebrarse la ceremonia había muerto ella acausadeunataque.

—Dios justo y poderoso—exclamó la coronela—, ¿no le habrá amenazado elmismodestinoamiqueridahija?Pero¿cómohepodidopresentiresto?

—Señora—repusoDagoberto—,escomosilavozdeunespírituquepresintieratodooshubiesedicholaverdad.

—¿Ylahorribleaparición?—continuódiciendolacoronela—aqueMoritzhacíaalusiónaquellatardecuandoentróelcondedeS.-ideaquelmodotansiniestro.

Tuvelasensación—dijoMoritzalreanudarelrealto—,deunaráfagaespantosa,como el hálito de la muerte, y me pareció que una figura pálida y fantasmal deimprecisosperfilescruzaba laestancia.Hiceunesfuerzodevoluntadparadominarmiespanto.ConservéelconocimientosuficienteparadarmecuentadequeBogislavse había quedado como muerto. Cuando volvió en sí, gracias a la ayuda de unmédico,alquellamamos, tendiómelamanodiciendo:«Pronto,mañana, terminaránmis sufrimientos». Y así sucedió, tal como lo había previsto, pero de modo muydiferente,puesladivinaProvidencialohabíadecididoasí.Alamañanasiguiente,enmediodeuncombateterrible,untrozodemetrallaalcanzóleenelpechoycayódelcaballo.El trozodemetrallapartióenmil trozosel retratode la infielquesiemprellevabaenelpechoydesdeentoncesmiamigoBogislavnuncamásensuvidavolvióasentirinquietudniangustia.

—Escierto—repusoelaludido—,inclusoelpensamientodemiamadasolomeproduce ese dulce dolor que tanto bien hace a veces. Ahora seguirá contándoosDagobertoloquenosaconteció.

—Nos apresuramos a irnos de A. —prosiguió éste—. Hoy por la mañana, alamanecer,nos encontramosen lapequeñaciudaddeP., a seismillasde este lugar.Decidimosdescansaralgunashorasyluegocabalgarhastaaquí.Quésorpresaseríalanuestra cuando encontramos en la hostería a Margarita, cuyo semblante pálidodenotabalalocura.Echándosealospiesdelcapitán,abrazóllorandosusrodillas;dijoque se consideraba unamalvada criminal, digna de recibir cien veces lamuerte, ysuplicóquelamataseallímismo.Moritz,apartósedeellaconprofundohorror,ysealejócorriendo.

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—Enefecto—corroboróéstea suamigo—,enefecto,cuandoviaMargaritaamis pies vinieron a mi memoria todos los sufrimientos padecidos durante miespantosa enfermedad en el palacio y sentí que una ira desconocidamedominaba.Estuvecasiapuntodeatravesarelpechodeellaconladaga,perologrédominarmeymealejé.

—Yo,entonces—continuóDagoberto—,levantéaMargaritadelsuelo,lallevéala estancia contigua y logré calmarla, al tiempo que pude enterarme, por susentrecortadaspalabras,deloquehabíapresentido.Luegodiómelacartaqueelcondelehabíaentregadoamedianoche.¡Yaquílatenéis!

Dagobertosacólacarta,ladesdoblóyleyólosiguiente:«¡Huid,Margarita! ¡Todoestáperdido! ¡Seacercaesehombreodioso!Todami

ciencianadapuedefrenteaesenegrodestinoquevaavencerme,cuandoyaestabaenlacima.¡Margarita!Osheiniciadoensecretosqueaniquilaríanacualquierservulgarqueintentasesaberlos.Dueñayadeunafuerzaespiritual,deunavoluntaddeacero,soisunaaventajadadiscípuladelexperimentadomaestro.Mehabéisayudadomucho.GraciasavospudedominaraAngélicaydominarlomásprofundodesuser.Quiseconcederoslafelicidadquetantoanheláisycomencéatrazarpeligrososcírculos,esasoperaciones,delosqueyomismomehorrorizo.¡Envano!…¡Huid,delocontrariopereceréis!Hastaelmomentoculminantetratarédeatacaralenemigo.Perojustoenese momento me sorprenderá una muerte súbita…Moriré solo. Cuando llegue elmomentome iré paseandohacia el árbolmaravilloso, a cuya sombra amenudoosrefería los prodigiosos secretos que domino. ¡Margarita!, renunciad para siempre aestossecretos.LaNaturaleza,estamadrecruel,contraríaasushijosdesnaturalizados,arrojadesíalosespíascuriososquetratandelevantarsuveloyleslanzaunjuguetebrillante,tanatractivoquedirigensufuerzadestructivacontraellosmismos.Yohabíaestranguladoaunamujerjustamenteenelprecisoinstantequetratabadeabrazarlaenla plenitud amorosa. Esto paralizó mi fuerza y todavía, loco de mí, creía en lafelicidadterrena.Adiós,Margarita.Volveosavuestrapatria.IdconelchevalierdeT.,quecuidarádevos…¡Adiós!».

CuandoDagobertohuboterminadodeleerlacarta,todosseestremecieron.—Así,pues,meveoforzadoacreer—comenzóadecirlentamentelacoronela—

encosascontralasqueserebelalomásíntimodemiser.Peroloqueciertamentemeresultabamuy extraño era, cuán presto se había olvidadoAngélica deMoritz y sehabíavueltohaciaelconde.Nosemehaescapadoquecontinuamenteseencontrabaenunestadodeexaltaciónenorme,quemeteníamuypreocupada.RecuerdoquelainclinacióndeAngélica comenzó amanifestarsedel siguientemodo: ellamedecíaquecasitodaslasnochessoñabaconelcondeyqueeransueñosmuyagradables.

—Cierto—continuóDagoberto—,MargaritameconfesóqueporordendeaquéltodaslasnochesseacercabaaAngélicaypronunciabaasuoídoelnombredelconde,suave,suavemente,convozagradable.Inclusoqueelmismocondemuchasveces,amitadde lanoche,abría lapuerta, entrabaydurantealgunosmomentosclavaba su

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penetrante mirada en Angélica, que estaba dormida, alejándose luego. Ahora queacabodeleerestasignificativacarta,¿mepermitísuncomentario?Tengolacertezadequesehavalidodetodaclasedearmassecretasparaejercerunefectopsíquicoenlos caracteres y que esto lo lograba gracias a una fuerza especial que le habíaconcedidolaNaturaleza.EstabaenrelaciónconelchevalierdeT.ypertenecíaaesaescuela invisible que cuenta con algunos miembros en Francia y en Italia, y queprocede de la antigua escuela de P-scheu. Por este motivo, el chevalier de T.manteníaencerradoensupalacioalcapitányejercíasusartesencantatoriassobreél.Podríadarospruebasdelosmediossecretosdequesevalíaelcondeparadominarelprincipio psíquico y, por lo que me descubrió Margarita, podría referiros muchascosasdeesaciencia,quenomeesdesconocida,perocuyonombrenopuedodecirportemoranosercomprendido…;enfin,dejemosestoporhoy.

—¡Oh,para siempre!—dijo la coronelamuyexaltada—.Noquiero sabernadamásdeesereinodesconocido,dondehabitanelespantoyelterror.GraciasaladivinaProvidencia, ha salvado ami amada hija, nos hemos libradodel huésped siniestro,queentanmalmomentoentróennuestracasa.

Decidióse que al siguiente día volverían a la ciudad. Solo iban a quedarse lacoronelayDagobertoparacuidardelentierrodelconde.

HacíayamuchoqueAngélicaeraesposafelizdelcapitán.Sucedió,pues,queenunanochetempestuosadenoviembre,lafamilia,encompañíadeDagoberto,estabareunidaenlamismasala,juntoalachimeneaencendida,igualqueaquellavezqueelcondedeS.-ientró,abriendolapuertademanerafantasmal.Comoentonces,silbabanyululabanextrañasvocesqueelvientohuracanadotransmitíaporlaschimeneas.

—¿Osacordáis—preguntólacoronelaconmiradabrillante—,osacordáis?—¡Noquierohistoriasdefantasmas!—exclamóelcoronel.PeroAngélica yMoritz comenzaron a comentar lo que experimentaron aquella

noche y cómo entonces sintieron cuánto se amaban, así es que no cesaban demencionarlosmenoresdetallesdeloentoncesocurrido,haciendoreferenciaalapuraluzde suamoryaldulceestremecimientodepavorquedespertó en suspechos lallegadadelhuéspedsiniestro,ydeaquellasvocesfantasmalesqueparecíananunciaralgomáspavorosoaún.

—¿Noteparece,amormío—dijoAngélica—,comosilosextrañosrumoresdelatormenta,queahoraseoyen,hablasenconvozamigadenuestroamor?

—Escierto—repusoDagoberto—,escierto,yhastalossilbidosyelzumbardela teterano resultanya tanhorribles comonos loparecíanantes, sinoque semejanunagraciosacancióndecunamusitadaporelgeniecillodelhogar.

Angélica escondió su semblante, ruborizado como una rosa, en el pecho delfelicísimoMoritz.Éstepasóelbrazoentornodelabellaamadaydijosuavemente:

—¿Seráposiblequeexistaunafelicidadmayorqueésta?

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E

BÁRBARAROLOFFIN

nelaño1551,viósepaseandoporlascallesdeBerlín,alahoradelatardecerydurantelanoche,aunhombredebuenaspectoynoblecontinente,conunjubón guarnecido de martas cibelinas, calzones muy anchos y zapatos

abiertos,lacabezacubiertadeunaampliagorradeterciopeloconplumaroja.Susmodaleserancortesesyamables,saludabacaballerosamenteatodoelmundo,

con preferencia a las señoras y señoritas, a las que se dirigía amablemente confloridosdiscursos.

—Señora —decía a las damas encopetadas—, dignaos dar órdenes a vuestrohumilde servidor y confiarle vuestros deseos para que al punto pueda ponerse avuestroservicio.

Luego,dirigiéndosealasjóvenes,decía:—¡Elcieloosdéunmaridodignodevuestrabellezayvirtudes!Conigualbenevolenciatratabaaloshombres,porloquenoeranadaextrañoque

aquelextranjerofuesemuyapreciadoyquetodosacudiesenensuauxiliocuandoseencontrabadetenidoporalgúntorrentecallejeroynosabíacómoatravesarlo.Puessibien era alto y bien formado, cojeaba de un pie, por lo que se veía precisado aapoyarseensucayado.Perosialguienledabalamano,deunsaltosealzabacomoadosmetrosdelsuelo,yendoapararalgunasvecesdocepasosmásalládesulugardepartida.

Estoadmirabanopocoalagente,ymásdeunoserompióunapiernaalayudarle,pero el extranjero se disculpaba diciendo que en otro tiempo, cuando no era cojo,habíasidomaestrodedanzadelreydeHungría,yahorabastabaconqueleayudasenunpocoasaltarparaqueseapoderasedeéleldeseodelbailey,muyencontrasuya,seveíaforzadoadarsaltosenelaire.Contentábaselagenteconestaexplicaciónyhastasedivertíacuandoteníanocasióndeveraunjuez,auncuraoacualquierotrapersonahonorable,dandobrincosconelextranjero.

Sinembargo,aunqueparecíatandivertidoydetanbuenhumor,laconductadelextranjeroavecesteníaextrañascontradicciones,puessucedíaquealgunasvecesporla noche recorría las calles llamando a las puertas. La gente que abría, quedabasobrecogida de terror al verle con blancos ropajes de difunto, lanzando lastimerosgemidos y sollozos. Aunque al día siguiente se disculpaba, asegurando que eranecesariohaceresopararecordaralosbuenosburguesesquesomosdecarnemortalyquenuestraalmaesinmortal,porloquesiempredeberíandeestarprecavidos.Aldeciresto,solíallorar,loqueconmovíamuchoasusoyentes.

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Asistía tambiéna todos losentierros,yseguíaaldifuntoconmuchareverencia,dandomuestrasdetantaaflicciónquesusgemidosysollozosleimpedíantomarparteenloscánticosreligiosos.Noobstanteelpesarylaaflicciónquedemostrabaenestoscasos, cuando se trataba de las bodas de sus paisanos, que tenían lugar en elAyuntamiento, sus demostraciones de alegría y contento también eran notables;cantabacontinuamenteconvozbientimbrada,tocabalacítaraybailabahorasenterascon la novia y con otras jóvenes, apoyándose en su pierna sana y disimulando lapierna enferma, y siempre dandomuestra de lamayor corrección.Sin embargo, loque más agradaba a los recién casados de la presencia del extranjero es queacostumbrabaahacermuyricosregalos,comocadenasybrazaletesyotrosobjetosvaliosos.

Pronto fueronconocidasenBerlín lavirtud, la liberalidady losméritosdeestepersonaje,ysufamallegóaoídosdelgranelector,elcualconsideróqueunhombretanvaliosocomoelextranjerodeberíaadornarsucorte,porloqueenvíoaalguienapreguntarlesiadmitiríacongustounempleo.

Elextranjerocontestóporescrito,enunpergaminodevaraymediadelargo,concaracteres encamados, dando humildemente las gracias por el honor, pero rogandoque se le concediese el favor de dejarle gozar su pacífica vida de paisano. Habíaescogidovivir enBerlín,mejorqueenotrasciudadesporqueenningúnsitiohabíaencontradoahombrestanamables,tanfielesytaneducadosnicontantainclinaciónalavidaanimada,conformeasugusto.

Elelectorysuscortesanosadmiraronlaeleganteyhermosaletradelextranjeroysedieronporsatisfechos.

Sucedió en aquel mismo tiempo, que la esposa del consejeroWalther Lütkensquedó embarazada por primera vez.La vieja comadrona,BárbaraRoloffin, predijoque la bella y sana señora daría a luz un hermoso niño, por lo que el consejeroWaltherLütkenssellenódealegríaydeesperanza.

Elextranjero,quehabíaasistidoalabodadeLütkens,acostumbrabavisitarledevezencuando;de talmodoqueundíaalatardecer,cuandoentró inesperadamente,encontrósedeprontoconBárbaraRoloffin.

No bien la vieja Bárbara le hubo visto, dio un sonoro y prolongado grito dealegría y se tuvo la sensación de que desaparecían sus arrugas, se coloreaban susmejillasypálidoslabioscomosivolvieranarecobrarlajuventudylabelleza,quesehabíanalejadodeellamuchotiempoha.

—¡Ay,señorcaballero!Pero¿soisvoselqueestoyviendo?¡Sedbienvenido,ossaludoreverentemente!—exclamóBárbaraRoloffin,altiempoquecaíaasuspies.

Elcaballero lacontestóconacentoenojado,echandochispaspor losojos;peronadie entendió lo que habló con la vieja, sino ella, que, volviendo a palidecer y aarrugarse,sefueaesconderaunrincón.

—QueridoseñorLütkens—dijoenseguidaelextranjeroalconsejero—,cuidaddequenosucedaenvuestracasaalgunadesgraciayqueelpartodevuestraesposase

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desarrollefelizmente.LaviejaBárbaraRoloffinnoestanprácticacomopensáis.Laconozcodesdehacetiempoyséquemásdeunavezhadescuidadoalaparturientayalniño.

Esteextraño sucesoafectóengranmaneraal señorLütkensya suesposa,queconcibieron sospechas respecto a Bárbara Roloffin, al verla tan transformada enpresencia del extranjero e incluso pensaron si ejerceríamalas artes. Por lo cual laprohibieronvolverapisarelumbraldelacasaybuscaronotracomadrona.

EstemododeobrarencolerizómuchoalaviejaBárbaraRoloffin,quedijoqueelseñorLütkensysuesposasearrepentiríanamargamentedelainjusticiaquelehacían.

Poco tiempo después, dicho señor Lütkens vio destruidas sus esperanzas yconvertidasenprofundopesar,alverquesuesposadabaaluz,envezdelbelloniñoque había anunciado Bárbara Roloffin, un horrible monstruo, con la piel de coloroscura,doscuernos,ojossaltonesygrandísimos,narizpequeña,bocaenorme,lenguablancuzcaycuelloescasísimo.Lacabezaquedabaentre loshombros,elcuerpoerahinchadoyrugoso,losbrazosapenassillegabanasusriñonesyteníamusloslargosyflacos.

ElseñorLütkensgemíayselamentaba:—¡Justo cielo!—decía—. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Podrá este niño seguir

jamáslashuellasdesupadre?¿Sehavistoalgunavezunconsejeroconlapieloscuraydoscuernosenlacabeza?

ElextranjeroconsolabaalpobreseñorLütkenslomejorquepodía.—Unabuenaeducación—decía—puedemucho.A pesar de la forma y figura del recién nacido, que podrían considerarse

heterodoxas,asegurabaquelosgrandesojosmirabancongraninteligenciayqueensu frente, entre los cuernos, había espacioparaunabuenadosisde sabiduría.Si elniño no podía llegar a ser consejero, llegaría a ser un gran sabio, a quien no leafectabalafealdad;sino,porelcontrario,leharíamásestimado.

Eramuynaturalqueensuinterior,elseñorLütkensatribuyesesudesgraciaalaviejaBárbaraRoloffin, sobre todo cuando se enteródeque, durante el parto de suesposo, estuvo sentada en el umbral de la casa. Además, la señora Lütkens leaseguraballorandoque,durantelosdolores,siemprehabíatenidopresenteelodiosorostrodeBárbaraRoloffin,sinpoderlibrarsedeestavisión.

Poco fundamento tenían las sospechas del señor Lütkens para motivar unaacusación.Peroquisoel cieloque,poco tiempodespués, sedescubriesen todos loscrímenesdelavieja.

Sucedió que pasados algunos días, a eso del mediodía, se desencadenó unatormenta, acompañada de un viento tempestuoso.Las personas que transitaban porlascallesvieroncómoBárbaraRoloffin,queacudíaaunparto,era llevadapor losaires,pasandoporencimadetechosycampanarios,siendodespuéshalladaindemneenunapraderadelasinmediacionesdeBerlín.

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Desde entonces ya no se dudó más de las artes maléficas de la vieja BárbaraRoloffin.ElseñorLütkenspresentósudenunciaylaviejafueencarcelada.

Al principio negó obstinadamente todo, hasta que, al aplicarle tormento, nopudiendo resistir losdolores, confesóqueestabaen tratos conSatanásdesdehabíatiempo y que ejercía las artes maléficas. También dijo que había embrujado a laseñoradeLütkensy sustituidoconunmonstruohorrible alniñoque llevabaen suseno,yqueenotraocasión,conotrasdosbrujasdeBlumberg,alasquehacíapocoelgalán diabólico ahogó, había dadomuerte y hervido a varios niños cristianos paraprovocarlacarestíaenelpaís.

Lasentenciaquelosjuecespronunciaroncontraellayquenosehizoesperar,fueladeserquemadavivaenlaplazadelMercadoNuevo.

Cuando llegó el día de la ejecución, condujeron a la vieja Bárbara, entre unainmensamultitud,a laplazay lahicieronsubirdondeestabapreparada lahoguera.Ordenáronlaquesequitaselashermosaspielesquellevaba,loquesenegóahacer,ytanto insistióque loscorchetessevieronobligadosaatarlaalpostevestida talcualestaba.

Yasehabíapegadofuegoalahogueraporloscuatrocostadoscuandosevioalextranjero que, como un gigante por encima de toda lamultitud, lanzaba hacia laviejafulgurantesmiradas.

Densasnubesdehumoseibanyalevantandoylasllamascomenzabanaprenderenelvestidodelamujer,cuandoésta,convozestridenteyterrible,gritó:

—¡Satanás…,Satanás,cumpleelpactoquehemosfirmado!¡Socórreme,Satanás,socórreme!¡Todavíanohaconcluidomitiempo!

Derepente,elextranjerodesaparecióy,dellugarqueocupaba,salióunenormeynegro murciélago, que con gran ruido se lanzó entre las llamas, remontándoseenseguida por los aires con el vestido de pieles de la vieja, mientras la hoguera,derrumbándoseconestrépito,seapagaba.

Elpuebloestabaposeídodeterrorydeespanto.Todosveíanclaroahoraqueelmagnífico extranjeronoeraotroqueel diablo enpersona,quepensabaejercer susmalasartesentrelosvecinosdeBerlín,porhaberseportadodurantetantotiempocontanta benevolencia y piedad, y que esto había llegado a tal extremo que inclusoengañó id consejero Lütkens con susmañas infernales y a otrosmuchos hombressabiosydamasinteligentes.

¡Tangrandeeselpoderdeldemonioquesololagraciadivinapuedeprotegernosdesusmalignoslazos!

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S

ELHOMBREDELAARENA

NATANIELALOTARIO

eguro que estaréis inquieto porque no escribo desde hace mucho muchotiempo.Mimadre estará enfadadayClarapensaráquehagoaquívidadelocoyqueolvidosuimagenangelicalquetengograbadaenmimente,pero

no es así. Diariamente os recuerdo a todos y contemplo la figura encantadora deClara,consucándidasonrisaysusojosclaros,igualquecuandoregresabaacasa…Pero¡cómopodréescribirosenelestadoenquemehallo!…¡Mehasucedidoalgoespantoso!Torvospresentimientosdeundestinoamenazadoryfatalseciernensobremícomonegrosnubarrones,impidiendoquepenetreunrayodesol…Soloativoyadecirteloquemehasucedido.Meimaginoquetereiráslocamentecuandolosepas…¡Ah,miqueridoLotario! ¡Cómo tediréparaque lo comprendasque loquemehasucedidohacealgunosdíasha trastornadorealmentemivida!Siestuvierasaquí, túmismo podrías verlo, pero seguro que me consideras un visionario chiflado… Enresumidas cuentas, el espantoso acontecimiento que me sucedió, y cuya tremendaimpresión en vano me esfuerzo en olvidar, no es otra cosa sino que hace días,precisamenteel30deoctubre,alasdocedelmediodía,unvendedordebarómetros,entróenmicasaparaofrecermelamercancía.Nolecomprénada,yleamenacécontirarleescalerasabajo,cosaquenohicegraciasaqueélseretiróprudentemente.

Puedes suponerte que en algunos acontecimientos decisivos de mi vida tuvoinfluenciaeste suceso,pues fueron funestasmis relacionescon lapersonadeaquelmalvadotraficante.

La cosa fue así.Antes quiero referirte algunos detalles demi primera infancia,paraquecomprendastodoytehagasideadeloquesucedió.AntesdecomenzarmepareceverteriendoyoigoaClaradecir:«¡Pero,quéniñerías!».¡Ríete,sí…ríetedemítodoloquequieras…!Oslosuplico…Pero,porDios,lospelossemeponendepunta cuando os pido que os riais, pues verdaderamente estoy loco y desesperado,comoFranzMooranteDaniel,Pero¡vamosalasunto!

Enaqueltiempo,mihermanayyonosolíamosveranuestropadremásquealashorasdecomer,pueslosnegociosparecíanabsorbertodasuactividad;pocodespuésdecenar,todaslasnochesíbamosconnuestramadreasentarnosalrededordelamesa

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redonda de la habitación donde trabajaba mi padre. Mi padre encendía su pipa yllenaba hasta el borde un inmenso vaso de cerveza, y nos refería una infinidad demaravillosas historias; durante la narración se apagaba la pipa y yo me alegrabamucho de ello, porque estaba encargado de encenderla cuando esto sucedía. Amenudo,sinoestabademuybuenhumor,nosdabalibrosmuybonitosconestampaspreciosas, y él se recostaba en un sillón de encina, lanzando con febril actividadbocanadasdehumo, de formaquedesaparecía denuestra vista comoenvuelto trasunaespesaniebla.

Aquellasnoches,mimadreseponíatristey,cuandoelrelojdabalasnueve,nosdecía: «¡Niños, a la cama, a la cama, que viene el hombre de la arena!». Apenaspronunciaba estas palabras, oía yo en la escalera el ruido de unos pasos pesados:deberíaserelhombredelaarena.

Cierta noche, aquel rumor fantástico me atemorizó más que de costumbre ypreguntéamimadre:«Oye,mamá,¿quiénesesehombrede laarena,quesiemprenosobligaa salirde lahabitacióndepapá?».«Nohayhombrealgunode laarena,querido hijo —repuso mamá—; cuando digo que viene el hombre de la arena,únicamentequierodecirquetenéissueñoyquecerréislosojoscomosioshubieranechadoarena».La respuestademimadrenome satisfizo, y enmi espíritu infantilarraigóselaconviccióndequesenosocultabalaexistenciadelpersonajeparaquenotuviéramosmiedo,puessiempreleoíasubirlaescalera.

Dominadoporlacuriosidad,ydeseosodesaberalgunacosamásprecisasobreelhombrede laarenaysusrelacionescon losmíos,preguntéfinalmentea laancianaquecuidabademihermanitaquiéneraaquelsermisterioso:«¡Ah,Thanelchen!—mecontestó—. ¿No le conoces? Es un hombremuymalo, que viene en busca de losniños cuando se niegan a acostarse y les arroja puñados de arena a los ojos, losencierraenunsacoyselosllevaala lunaparaquesirvandealimentoasushijos;éstostienen,asícomolosmochuelos,picosganchudos,yconellosdevoranlosojosdelosniñosquenosonobedientes».

Desdequeoí esto, la imagendelhombrecruelde la arena se fijó enmimentebajounaspectohorrible,yapenasoíapor lanocheel ruidoquehacíaal subir,meestremecíadeespanto.«¡Elhombredelaarena!¡Elhombredelaarena!»,exclamabayo,corriendoarefugiarmeenlaalcoba;ydurantetodalanochemeatormentabalaterrible aparición.Yamayor, yo comprendíamuybien que el cuento de la ancianasobreelhombredelaarenaysushijosenlalunapodíanoserverdad;sinembargo,estepersonajeseguíasiendoparamíunfantasmaterrible,ymeespantabacuandoleoíasubirlaescalera,abrirbruscamentelapuertadelgabinetedemipadreycerrarladespués.Algunas veces pasabanvarios días sin queviniera, pero luego sucedíansesusvisitas.Estoduróalgunosañosynuncapudeacostumbrarmealaideadelodiosoespectro,cuyasrelacionesconmipadremepreocupabancadadíamás.Nomeatrevíaapreguntarleamipadrequiénera,aunquesiempretratédeaveriguarelmisterio,deveralfabulosohombredelaarena,yamedidaquepasabanlosañoseramayormi

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deseo. El hombre de la área me conducía a la esfera de lo maravilloso, de lofantástico, idea que tan fácilmente germina en el cerebro de los niños. Nada meagradabatantocomooíroleercuentosdeespíritus,dehechicerosydeduendes;pero,atodoesto,seanteponíaelhombredelaarena,cuyaimagendibujabayoconyesoocarbón en las mesas, en los armarios y en las paredes, representándolo bajo lasfigurasmásextrañasyhorribles.

Cuando tuvediez años,mimadreme retiróde lahabitaciónde losniñosymeinstaló en un cuartito que comunicaba con un corredor, cerca del gabinete de mipadre.Todavíaentoncessabíamosquedebíamosacostamoscuando,aldarlasnueve,oyésemos pasos del desconocido. Desde mi habitación le oía entrar en la de mimadre, y poco después me parecía percibir un olor extraño. Con la curiosidad sedespertóenmíelvalorsuficienteparatrabarconocimientoconelhombredelaarena;muchasvecesmedeslizabaconlamayorligerezadesdemicuartoalcorredor,cuandomimadresehabíaalejado,perosinlogrardescubrirnada,pueselhombremisteriosohabíaentradosiempre,cuandoyollegabaalsitiodondehubierapodidoverlealpasar.Finalmente,llevadoporunimpulsoirresistible,resolvíescondermeenlahabitaciónmismademi padre y esperar la llegada del hombre de la arena.Cierto día, por elsilencio demi padre y la tristeza demimadre, presentí que el hombremisteriosovendría;conelpretextodeestarmuycansadosalídelahabitaciónunpocoantesdelas nueve y me oculté en un rincón. Poco después, la puerta de la casa se abriórechinando y se cerró; un paso lento resonó en el vestíbulo dirigiéndose hacia laescalera;mimadre pasó junto amí conmi hermana. Entonces abrí suavemente…suavementelapuertadelgabinetedemipadre.Estabasentadocomodecostumbre,silenciosoeinmóvil,deespaldasalapuertaynomevio.Unmomentodespuésmeocultéenunarmariodestinadoacolgar ropa,quesolosecubríaconunacortinilla.Los pasos se aproximaban… cada vez más cerca… la campanilla resonó conestrépito.Elcorazónmepalpitabade temoryansiedad…Juntoa lapuertaseoyenlospasos…ylapuertaseabrebruscamente.Nosinhacerunesfuerzo,meatrevoaentreabrirlacortinaconprecaución.Elhombredelaarenaestádelantedemipadreylaluzdeloscandelabrosseproyectaensurostro…AquelserterriblequetantomeespantabaeselviejoabogadoCoppelius,quecomealgunasvecesencasa.Lafiguramásabominablenomehubieracausadotantohorrorcomolasuya.

Figuraos un hombre alto, ancho de espaldas, con una cabeza disforme, rostroapergaminado y amarillento, cejas grisesmuy pobladas, bajo las cuales brillan losojos de gato, y nariz larga que se encorva sobre el labio superior. La boca, algotorcida, se contrae amenudo conuna sonrisa irónica; dosmanchas de color rojizocoloran entonces los pómulos, y, a través de los dientes apretados se escapa unaespeciedesilbido.

Goppellius vestía siempre levita de color gris, cortada a la antigua, chaleco ycalzón del mismo estilo, medias negras y zapatos de hebillas. Su peluca, muypequeña, apenas tapaba y cubría la parte superior de la cabeza, de modo que los

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tirabuzonesnollegabanniconmuchoalasorejas,muygrandesycoloradas,yenlanuca quedaba descubierta la hebilla de plata que sujetaba su corbata raída.En fin,toda su persona era espantosa y repugnante; pero sus largos dedos huesudos yvelludosnosdesagradabanmásquetodo,hastaelpuntodequenopodíamoscomernada de lo que él tocaba. Él lo había notado y cuando nuestra madre nos poníafurtivamente algúnpedazodepastel o una fruta confitada, se complacía en tocarlobajocualquierpretexto;demodoque,llenoslosojosdelágrimas,rechazábamoscondisgustolasgolosinasquetantonosgustaban.Lomismohacíacuandonuestropadre,en los días de fiesta, nos daba un vasito de vino con azúcar. Pasaba lamano porencima o acercaba el vaso a sus cárdenos labios, y se reía con expresiónverdaderamente diabólica al observar nuestra repugnancia y oír los sollozos quemanifestaban nuestro disgusto. Siempre nos llamaba sus pequeños animales, y nosestabaprohibidoquejarnosoabrir labocaparadecir lamenorcosa.NuestramadreparecíatemertantocomonosotrosalespantosoCoppelius,puescuandoaparecía,laalegríahabitualdesuinocenteserseconvertíaentristezaprofunda.

Mipadresecomportabaensupresenciacomosiestuvieraanteunsersuperior,cuyosdefectoshubieraquesoportar,y,poresteprocedimiento,conservarconbuenhumor. Se expresaba, entonces, con mucha prudencia, y se servían manjaresdelicadosyvinosraros.

CuandoalfinviaCoppeliusmeimaginéqueesteodiosopersonajenopodíaserotrosinoelhombredelaarena,peroenvezdesereldeloscuentosinfantiles,aquelespantajoqueteníaniñosenunnidoenlaluna…,¡no!,veíaenélalgodesatánicoeinfernal,quedebíaatraersobrenosotrosalgunaterribledesgracia.

Yoestabacomoencantado.Pormiedoasersorprendidoreprimíunmovimientodeespantoymeacurruquélomejorquepudeenelfondodelarmario,dejandosoloelespacio suficiente para ver la escena.Mi padre recibió a Coppelius con el mayorrespeto. «¡Vamos,manos a la obra!», gritó éste con voz ronca, despojándose de lalevita.Mipadreleimitóyambossepusieronunasblusasdecoloroscuroquesacarondeunhuecopracticadoenlapared,enelcualviunhornillo.Coppeliusseacercóycasienelmismoinstantevibrotarbajosusdedosunallamaazuladaqueiluminólahabitación con diabólico reflejo. En el suelo estaban esparcidos extrañosinstrumentos.¡AhDiosmío!…Cuandomipadreseinclinósobreelcrisolenfusión,su semblante adquirió de pronto una expresión extraña. Sus nobles faccionescrispadasporeldoloríntimo,teníanalgodiabólicoyodioso.SeparecíaaCoppelius.Esteúltimosondeabaconunaspinzaslamateriaenfusión,sacabaunoslingotesdemetal brillante, y los batía sobre el yunque.A cadamomentome parecía que veíasaltarcabezashumanas,perosinojos.

«¡Ojos,ojos!»,gritóCoppeliusconvozronca.Nopudeoírmás,miemociónfuetanfuerteque,perdidoelconocimiento,caíen

tierra.Coppelius,precipitándose sobremí,meagarró, rechinando losdientes,ymesuspendiósobrelallamadelcrisol,quecomenzabaaquemarmeelcabello.

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«¡Ah!—gritó—.¡Heaquílosojos,yojosdeunniño!».Aldecir esto sacódelhornillo carbones encendidosy fue aponerlos sobremis

párpados.Mipadre,suplicante,gritaba:«¡Maestro,maestro!¡DejadleamiNataniellos ojos…, dejádselos!». Coppelius se rio sardónicamente y dijo: «Bueno, queconserveelchicolosojos,ybuentrabajotieneconlloriquearenestemundo.¡Pero,porlomenos,quieroverelmecanismodesusmanosydesuspies!»,ydiciendoestohizocrujirdetalmodolascoyunturasdemismiembrosquemeparecíaestaryatododislocado.«Hayalgoqueno funciona, ¡tanbiencomoestaba todo! ¡Elviejo lohaentendido!»,murmurabaCoppelius.Despuéstodoquedóoscuroysilencioso,yyanosentínada.Alrecobrarmedeaquelsegundodesvanecimiento,sentíelsuavehálitodemimadrejuntoamirostro,ylepreguntébalbuciente:«¿Estáaquítodavíaelhombredelaarena?».«No,ángelmío—mecontestó—,sehamarchadoyyanuncamástehará daño». Así dijo la madre, besando y acariciando al hijo que acababa derecuperar.

¡No voy a cansarte más, querido Lotario! Creo que te he referido todo conpormenorsuficiente,yquenoquedanadaporcontar.¡Basta!FuidescubiertoenmiesconditeymaltratadoporCoppelius.Elmiedoy el terror hicieronqueuna fiebreardienteseapoderasedemí,yestuvevariassemanasenfermo.«¿Estáahíelhombredelaarena?»,ésafuelaprimerapreguntaquehicealcurarme,cuandoestuvesano.

Perotodavíatengoquecontartealgomásespantoso;túsabesquenoesmiopíaloqueme hace ver todo estemundo como descolorido, sino que un velo de tristezacubremividaamenazadaporundestinofatal,queposiblementesolopodrédesvelarconlamuerte.

NovolvimosaveraCoppeliusysedecíaquehabíaabandonadolaciudad.Habríatranscurridounaño,y,conformealaantiguacostumbre,estábamossentadoentornoa la mesa redonda. Mi padre mostrábase muy alegre y contaba cosas muyentretenidas de los viajes que había hecho en su juventud.Cierta noche, al dar lasnueve, oímos la puerta rechinar sobre sus enmohecidos goznes y en la escaleraresonaronpesadospasos.

«EsCoppelius»,dijomimadrepalideciendo.«¡Sí!,esCoppelius»,repusomipadreconvozdébilytemblorosa.Amimadrese

lesaltaronlaslágrimas:«Pero¡padre,padre!—exclamó—,¿porquétieneserasí?».«Es la última vez —repuso mi padre—, es la última vez que vendrá, te lo

prometo.¡Vete,acuestaalosniños!…¡Vete…aacostar!Buenosnoches».Tuve la sensación de que una piedra pesada y fría me oprimía el pecho,

dificultandomirespiración…Mimadremecogiódelbrazo,ycomoyopermanecieseen el mismo sitio, dijo: ¡Ven, Nataniel, vente! Me dejé conducir, y entré en lahabitación.«¡Estate tranquilo,estate tranquiloyacuéstate!…¡Duerme…duerme!»,me gritó mi madre; pero mi estado de terror y agitación me impidió conciliar elsueño.ElodiosoCoppeliussemeaparecíaydesusojossalíanchispas,mientrassereía irónicamente. En vano traté de librarme de su imagen. Serían las doce de la

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nochecuandoseoyóunruidosemejantealqueproduceunadetonacióndearmadefuego.Lacasaenteraretemblóylaspuertasylasvidrieras,yalguienpasócorriendopordelantedemicuarto.«¡EsCoppelius!»,exclaméespantado,saltandodelacama.En la habitacióndemi padre resuenangritos desgarradores y veo salir de ella unanubedehumonegroeinfecto,mientraslacriadagrita:«¡Miamo!¡Ah,miamo!».

Delantede la chimenea sehalla tendidoel cadáverdemipadre, ennegrecidoymutilado de una manera espantosa; mi madre y mi hermana, inclinadas sobre él,profierengritosdesgarrados:«¡Coppelius,Coppelius—exclaméyo—,hasmatadoamipadre!».Ycaíalsuelosinconocimiento.

Dos días después, cuando se depositó el cadáver demi padre en el ataúd, susfacciones habían recobrado, a pesar de lamuerte, la calma y la serenidad de otrotiempo. Fue muy consolador para mi alma que sus relaciones con el diabólicoCoppeliusnohubieransidocausadesueternacondenación.

Laexplosiónhabíadespertadoatodoslosvecinos,elsucesodiolugaramuchosrumores, y la superioridad decretó exigir responsabilidades a Coppelius, pero éstehabíadesaparecidosindejarrastroalguno.

Yahora, queridoLotario, cuando sepasque el vendedordebarómetrosquemevisitónoeraotrosinoesemalditoCoppelius,esperoquenodirásquemeatormentoelespírituparabuscarenlosincidentesmáscomunespresagiosdedesgracia.Aunqueibavestidodeotromodo,hereconocidobienlasfaccionesylaestaturadeCoppelius,yno esposiblequepadezcaun error.Noha cambiadomucho sunombre.SehacepasarpormecánicopiamontésyhatomadoelnombredeGiusseppeCoppola.

Estoydecididoavengarlamuertedemipadre,paseloquepase.Noledigasnadadelaaparicióndeestehorriblemonstruoamimadre…SaludaamiqueridaClara.Leescribirécuandoestémástranquilo.Quetevayabien,etcétera,etc.

CLARAANATANIEL

Aunque no me hayas escrito desde hace mucho tiempo, creo que no hasdesechadomirecuerdodetupensamientoydetucorazón,pueselotrodía,alescribiramihermanoLotario,pusiste enel sobreminombrey las señasdemicasa.Muycontentaabríalacartaymedicuentadelerrorcuandoleílasdosprimeraspalabras:«¡Ah,miqueridoLotario!».Hubieraqueridonoleerunapalabramásydarlelacartaamihermano.Pero túmuchasvecesmehasdicho enbromaquedebería tener uncaráctertranquilo,sosegado,comoaquellamujerqueestandoapuntodederrumbarse

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sucasa,y echandoa correrprecipitadamente, todavía tuvo tiempoparaarreglarunplieguedelvisillodelbalcón,asíesquereconozcoqueelprincipiodelahistoriamehaimpresionadomucho.Apenassipodíarespirar,todosedesvanecíaantemivista…¡Ah,miqueridoNataniel,quéhorriblescosastehansucedidoenlavida!¡Separarmede ti, novolverte a vermás, solo ese pensamientome atraviesa el pecho comounpuñalardiente!…Seguíleyendoyleyendo…TudescripcióndelhorribleCoppeliuses espantosa.Ahorame entero del terrible accidente que ocasionó lamuerte de tupadre.

MihermanoLotario,alqueentreguélacarta,envanotratódetranquilizarme.Elmalditovendedordebarómetros,GiusseppeCoppolamehaperseguido todo el díacomounespectroamenazador,ymeavergüenzodeconfesarquehaturbadomisueñotranquiloysosegadocontodaclasedeextrañasvisionesypesadillas.Aunquealdíasiguienteheconsideradolascosasdeotromodo.Noteenojes,amadomío,siLotariotediceque,noobstantetuspresentimientosdequeCoppeliustevaahaceralgomalo,meencuentrootravezconelánimoalegreysereno.

Precisamente ibaadecirteque todo lo terroríficoy lascosasespantosasdequehablas tienen lugar en tu imaginación, y que la realidad no interviene en nada.Coppeliuspodráserelmásaborrecibledetodosloshombres,y,además,comoodiabaa los niños, por eso sentíais aborrecimiento ante su vista. Has hecho lapersonificación del hombre de la arena tal comopodría hacerla un espíritu infantilimpresionadoporcuentosdenodriza.LasentrevistasnocturnasdeCoppeliuscontupadrenoteníanseguramentemásobjetoqueeldepracticaroperacionesdealquimia;tu madre se afligía porque este trabajo debía ocasionar gastos muy grandes sinproducir nunca nada, y, por otra parte, tu padre, absorbido por la engañosa pasióninvestigadora,descuidabalosasuntosdesucasaylaatenciónasufamilia.

TupadrehaencontradolamuertedebidoasupropiaimprudenciayCoppeliusnotiene culpa alguna. ¿Quieres saber loque ayerpregunté al boticariovecino?Si eraposible encontrar la muerte instantánea, a causa de una explosión, haciendoexperimentos químicos.Me dijo: «Sí, ciertamente», yme describió detalladamentemuchassustanciasquenopuedorepetirte,porquenohepodidoretenersusnombres.

SéquevasacompadeceratupobreClarayvasadecir:«Estecarácterrazonableno cree en lo fantástico, que envuelve a los hombres con brazos invisibles, soloconsideraelmundobajosuaspectomásnatural,igualqueelniñopequeñosolovelasuperficiedelafrutadoradayreluciente,sinadivinarlaponzoñaqueesconde».

¡Ah, mi querido Nataniel! ¿No crees que también en los caracteres alegres,ingenuos, inocentes puede existir un presentimiento de que hay un oscuro podercapaz de corrompernos?… Perdóname, a mí que soy una joven sencilla, que meatreva a insinuarte lo que pienso acerca de estos combates en el interior de unomismo. Al final no encuentro las palabras adecuadas, y si te ríes no será por lastonteríasquediga,sinoporquenomelasarregloparadecirlasbien.

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¿Existiráalgunafuerzaoculta,dotadadetalascendientesobrenuestranaturaleza,que pueda arrastramos por una senda de desgracias y desastres? Si existe, está ennosotrosmismos,yporesocreemosenellaylaaceptamosparallevaracabotodaslasaccionesmisteriosas.Sirecorremosconfirmepasolasendadelavida,lafuerzaocultatrataráinútilmentedeatraernosasusbrazos.Escierto,segúndiceLotario,queel oscuro poder físico hace que en algunos momentos nuestra imaginación finjafantasmas engañosos, cuyo aspecto nos parezca realmente amenazador, pero estosfantasmasnosonotracosasinopensamientosquenosinfluyendetalmodoquenosarrojanalInfiernoonosllevanalCielo.Yasabes,queridoNataniel,quemihermanoLotarioyyohemoshabladodeestospoderesocultos,yqueahoraqueheescritoloprincipal, creo que puedomeditar sobre ello. No entiendo las últimas palabras deLotario,mesupongoloquequieredecir,yporesomeparecequeestáenlocierto.Tesuplico que deseches de tumemoria la odiosa figura del abogadoCoppelius y delvendedor de barómetros Giusseppe Coppola. Convéncete de que estas figuras nopuedenhacertenada;soloelpensarensupoderenemigo,puedehacertedaño.Situcartano llevase en cada línea el sellodeunagran exaltación,medivertiríamuchodiciéndotetodoloquesemehaocurridodeextrañorespectoalhombredelaarenayaCoppelius,elvendedordebarómetros.¡Estatetranquilo…,muytranquilo!

Encasodeque el odiosoCoppola se te aparezcaotravez,mehepropuestodenuevo ser tu ángel guardián. Nada conozco más eficaz que una alegre carcajadacuandosequierendesecharlosmonstruosfantásticos.Noletemo,nitengomiedodesusgarras,nicomoabogadonicomohombredelaarenapodráestropearmelosojos.Siempretuya,miamadoNataniel,etc.,etc.

NATANIELALOTARIO

Mehacontrariadomuchoque,debidoamineciadistracción,Clarahayaleídolacarta que te escribí. Me ha escrito una profunda y filosófica carta en la que medemuestra que Coppelius y Coppola solo existen en mi interior, y que son unfantasmademipropioyo,quedesapareceránenelactoencuantoloreconozca.

Enrealidadnodebemoscreerquelaspersonasqueconsideranestascosascomoun sueño extraño y burlón, son también razonables y didácticas. Me refiero a ti.Habéis hablado de mí. Le enseñas lógica para que aprende pronto a distinguir.¡Vamosadejarlo!ReconozcoqueeltraficanteenbarómetrosyelabogadoCoppeliusson dos individuos diferentes. Ahora tomo lecciones de un célebre físico llamado

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Spalanzani, de origen italiano, y este hombre conoce hace mucho tiempo alGiusseppeCoppola,quetieneacentopiamontés;mientrasqueCoppeliuseraalemán,unalemánnomuydigno.

Yahora,pormásque tuhermanay túcreáisque tengo lacabezavacía,osdiréquenopuedoborrardemimente la impresiónquehaceenmíelmalditorostrodeCoppelius.Mealegroquesehayamarchadodelaciudad,segúnmediceSpalanzani.Esteprofesoresunpersonajemuyestrafalario: figúrateunhombrecomounabola,conlospómulosmuysalientes,lanarizafilada,loslabiosabultadosyojosbrillantesypenetrantes.Mejorquemidescripción,puedesverlesimirasaldibujodeCagliostroquehahechoChodowieckienuncalendariodebolsillo…LomismoesSpalanzani.Recientemente fui a su casa a ver algunos experimentos; al pasar por el vestíbuloobservo que la cortina verde de una puerta vidriera no está corrida como decostumbre;meacercomaquinalmente,impulsadoporlacuriosidad.Veoaunamujeresbeltaybienproporcionada,muybienvestida,sentadaenelcentrodelahabitación,apoyadossusbrazossobreunamesita,conlasmanosjuntas;comoestádecaraalapuertamisojosseencuentranconlossuyos,yobservo,poseídodeasombro,alavezque de temor, que sus pupilas carecen demirada,mejor dicho, que aquellamujerduermeconlosojosabiertos.Mesientodesconcertado,medeslizoporlasaladondeuninmensoauditorioesperalasleccionesdelprofesor.Luego,meenteroquelamujerquehevistoesOlimpia,hijadeSpalanzani,quelatienesecuestradaensucasaynoquierequenadieseacerqueaella…Quizálaexplicaciónesqueellaseaneciaoalgoporelestilo…¿Dirásqueporquéteescribotodoesto?Hubierasidomejorquetelohubiera contadodepalabra.Sabequedentrodequincedías estaré convosotros.YvolveréaveramiqueridaClara,midulceángel,quedespuésdeaquellacartafatalcalmarámisinquietudes.Poresonoleescribohoy.

Milsaludos,etc.,etc.Nopuedeinventarse,¡ohamablelector!,nadamásraroymaravillosoqueloque

te he contado de mi pobre amigo, el joven estudiante Nataniel. Acaso, benévololector,hasexperimentadoentupechoohasvividoohasimaginadoalgoquedeseasexpresar. La sangre te hierve en las venas como si fuera fuego y tus mejillas seenrojecen.Tumiradapareceextraviarsecomosivieras figurasenelespaciovacío,quelosdemásnoperciben,ytuvozseconvierteenprofundosuspiro.Losamigostepreguntan:«¿Quétesucede,amadomío?¿Tepasaalgo?…».Ytúquisierasexpresarcómo son estas imágenes que ves en tu interior con colores brillantes y sombrasoscurasynopuedesencontrarpalabras.Ydesearíasexpresarconunasolapalabra,que fuera como una descarga eléctrica, todo lo maravilloso, horrible, fantástico,espantoso. Pero esa palabra que apenas puedes decir, te parece incolora, helada,muerta.Buscasybuscas,balbuceasytitubeas,ylassecaspreguntasdetusamigosteagitancomounhuracán,yremueventuser,hastaqueteaplacas.Sicomounpintoraudaztehubierasatrevidoapintarconalgunaspinceladaslasiluetadelaimagenquehas visto, posiblemente con poco trabajo destacarían los colores cada vez más

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brillantesyunaseriedediversasfigurasllamaríanlaatencióndetusamigosqueseentremezclaríanconestascreacionesdetuimaginación.

He de decirte, ¡amable lector!, que hasta ahora nadieme ha preguntado por lahistoriadeljovenNataniel;biensabesqueyopertenezcoaesemaravillosolinajedeautores que si tienen algo que decir tienen también la sensación de que elmundoenterolespregunta:«¿Quésucedió?¡Continúacontándonos,querido!».

Por lo tanto, tengo verdadero interés en seguir contándote cosas acerca de lafatídica existencia de Nataniel. Mi alma estaba dominada por todo lo raro ymaravillosoquehabíaoído,peroprecisamenteporque,¡oh,lectormío!,deseabaquetú también tuvieras esta sensación de lo fantástico, me devanaba la cabeza paraempezar lahistoriadeNatanieldeunamaneraoriginalyemocionante:«¡Eraseunavez…!».Esebelloprincipiodecuentomeparecíasosísimo.«EnlapequeñaciudadprovincianadeG.vivía…»,unpocomejor,porlomenospreparabaparaelclímax…O inmediares:«‘¡Votoaldiablo!’,exclamófuriosoe iracundo,echandorayosporlos ojos el estudiante Nataniel, cuando Giusseppe Coppola, el traficante debarómetros…».Realmente esto era lo que yo había escrito, cuando creí notar algoridículoenlamiradadelestudianteNataniel;lahistoria,sinembargo,notienenadaderidícula.Tuvelasensacióndequenoreflejabalomásmínimoelcoloridodelasimágenesqueveíaenmiinterior.

¡Amable lector!, toma las tres cartas que Lotariome dejó por el esbozo de uncuadroque tratarédecompletarduranteel relato, añadiendonuevoscolores.Quizálogre retratar algunas figuras, como esos retratistas, de modo que puedas tener lasensación,soloalverelretrato,sinconocereloriginal,dequehasvistoalapersonacontuspropiosojos.Quizá,¡oh,lectormío!,piensesquenohaynadamásabsurdoyfantástico como creer que el poeta puede reflejar la verdadera vida en su espejobruñido,quesolodaunoscuroreflejo.

Paradecirlotodoconexactitud,loprimeroquehayquesaberyquedebeañadirsealascartasanteriores,esquealmorirelpadredeNataniel,ClarayLotario,dosniñoslejanos parientes, fueron recogidos en su casa por la madre de Nataniel. Clara yNataniel se profesaron siempre unamutua simpatía, a la que nadie tuvo nada queobjetar; ya eran novios cuando Nataniel tuvo que irse para seguir sus estudios enG…;acabamosdever,porsuúltimacarta,queasistíaalcursodelfamosoprofesordeFísica,Spalanzani.

Ahora ya me siento más aliviado y puedo continuar la historia; pero, en estemomento,laimagendeClaraestátanvivaantemisojosque(siempremesucedelomismo)nopuedodejardemirarlamientrasmesonríe.

Clara no era hermosa en la acepción vulgar de la palabra. Los arquitectoshubieran elogiado sus exactas proporciones, los pintores habrían visto en loscontornosdesubustoydesusenolaimagendelacastidad,ysehabríanenamoradoal mismo tiempo de su magnífica mata de pelo como la de una Magdalena,apropiándosedelcolorido.

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Unodeellos, fanáticode labelleza,habríacomparadolosojosdeClaraconunlago azul de Ruisdael, en cuya límpida superficie se reflejan con tanta pureza losbosques,losprados,lasfloresytodoslospoéticosaspectosdelmásricopaisaje.

Lospoetasylospintoresdecían:«¡Quélago…,quéespejo!».Sicuandomiramosa esta joven, en su mirada parecen oírse melodías y sonidos celestiales que nossobrecogenynosanimana lavez, ¿acasonocantamosnosotros también,yalgunavez hasta creemos leer en la fina sonrisa que expresan los labios de Clara que escomouncántico,noobstantealgunasdisonancias?

Aestosencantosnaturalesdelajoven,añádaseunaimaginaciónvivaybrillante,un corazón sensible y generoso que no excluía lo positivo ni lo razonable. Losespíritus románticos no le agradaban del todo; discutía poco con los que sonaficionados a divagar, pero su mirada maliciosa decíales con mucha elocuencia:«Amigosmíos,inútilmenteosesforzáisenconducirmeavuestromundoimaginario».Muchos acusaban aClara de insensible y prosaica, pero los espíritus privilegiadosadmirabanbajoaquellafríaaparienciaalaamable,delicadayrazonableniña.NadieamabaaClaracomoNataniel,apesardesuférvidapasiónpor lomaravilloso,y lajovenlecorrespondíacontiernoamor;lasprimerasnubesdetristezapasaronporsuvidacuandoseseparódeella.

Cuandoel joven regresó, ¡conquécontento laestrechóensusbrazosal ir a suencuentroencasadesumadre!Sucedió,entonces, loqueClarahabíaprevisto:quedesde aquel día desechó de su memoria, sin esfuerzo alguno, a Coppelius y aCoppola.

Sin embargo, Nataniel tenía razón cuando escribió a su amigo Lotario que lapresenciadelmalditotraficanteGiusseppeCoppolalehabíasidofatal.Todosnotarondesde el primer día que estaba totalmente cambiado. Su carácter comenzó aensombrecerse y se hizo taciturno, tanto que la vida le parecía como un sueñofantástico, y, cuando hablaba, decía que todo ser humano, creyendo ser libre, erajuguete trágico de oscuros poderes, y era en vano que se opusiese a lo que habíadecretadoeldestino.Todavíamás;llegóaafirmarqueconsiderabaunalocuracreerque nos comportábamos conforme a nuestro gusto y albedrío en el arte y en laciencia,puesenrealidadelentusiasmoquenos llevabaal trabajocreador,proveníanodenuestrointerior,sinodelainfluenciadeunprincipiosuperiorqueestabafueradenosotros.

Susmeditacionesmísticas, de las cuales no era posible sustraerlo, ocasionabangran disgusto a la pobre Clara, sin que toda la sabiduría de sus razonamientospudierancalmarle.CiertodíaenqueNatanielsequejabadeversincesaralmonstruoCoppelius,ydijesequeestehorribledemonioibaadestruirsufelicidadysufuturo,Clararepusocontristeza:

—Sí,Nataniel,creo,enefecto,queesehombreextravaganteestugeniodelmal,queesunpoderdiabólicoyquerealmentesehaintroducidoentuvida,peroanadiedebesculparsinoatimismo,porquesufuerzaresideentucredulidad.

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EnojósemuchoNatanielalverqueClaraatribuíalaexistenciadelosdemoniosalafuerzadesufantasía,yensudespechoconsideróaClaracomounodeesosseresinferiores que no saben penetrar en los misterios de la naturaleza invisible. Noobstante, locual, todos losdías,cuandoClaraayudabaaservireldesayuno, le leíatratadosdefilosofíaoculta.Ella,entonces,ledecía:

—Creo,enverdad,queridoNataniel,quetúereselgeniodemicafé,porquemees preciso descuidar los quehaceres de la casa, perdiendo el tiempo para oírtediscurrir.Elaguahierve,elcafésevierteenlaceniza,y¡adiósdesayuno!

Nataniel, furioso al ver que no le comprendían, cerraba los libros e iba aencerrarse en su habitación. En otros tiempos solía referir narraciones graciosas yanimadasque luegoescribía,yClara leoíaconelmayorplacer;ahora,encambio,suspoemaseransecos, incomprensibles, informesdemodoqueaunqueClaranolodecía,élsedabacuentadetodo.AClaralefastidiabanmortalmenteestascosasyeraevidenteelaburrimientoquetratabadedominar,entodossusgestos.LaspoesíasdeNataniel en realidad eran aburridísimas. Cada vez era mayor su disgusto por elcarácterfríoyprosaicodeClara,yClara,asuvez,nopodíaevitarsuenojoporlaspesadas, abstrusas y tenebrosas sofisterías de Nataniel, por lo que cesó la buenaarmoníaentreambos,ypocoapocofuerondistanciándose.

LaimagendelodiosoCoppeliusse ibaalejandocadavezmás,segúnconfesabaNataniel,yhasta lecostabatrabajo,aveces,evocaraesteespantajofatídicoensuscreaciones.Finalmente,leatormentabaelpresentimientodequeCoppeliusdestruiríasuamor,todolocualfueobjetodeunpoema.Describíaenéllafelicidaddeambos,Clara y él unidos, aunque un negro poder les amenazaba, destruyendo su alegría.Cuando, por fin, se encontraban ante el altar, hacía su aparición el espantosoCoppelius que tocaba los bellos ojos de Clara, y éstos saltaban sobre el pecho deNatanielcomochispassangrientas,encendidasyardientes.LuegoCoppeliuslecogíaylearrojabaenmediodelasllamasdeunhomo,queardíanconlavelocidaddeunatormenta,dondeseconsumíaalinstante.Enmediodeltumultoqueparecíaeldeunhuracán que bramaba sobre la espuma de las olas, semejantes a blancos y negrosgigantesquecombatíanfuriosamenteentresí,enmediodeestetronarfurioso,oíalavozdeClaraquedecía:

—No puedes mirarme, Coppelius, te ha engañado, no eran mis ojos los queencendíantupecho,erangotasardientesdetupropiocorazón…,mira,yotengomisojos…,¡mírame!…

Nataniel pensaba: «Es Clara, y yo soy eternamente suyo…». Entonces parecíacomo si su pensamiento dominase el fuego del horno donde se encontraba, y eltumulto desaparecía, alejándose en un negro abismo. Nataniel miraba los ojos deClara, pero entonces la muerte le contemplaba amigablemente desde lasprofundidadesdelosojosdeClara.

MientrasNataniel escribía estas cosas estabamuy tranquilo y razonable, sentíaquecadalínealesalíamejor,yentregadoalosesfuerzosdelarima,nodescansaba

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hastaquelamusicalidadnoleparecíaperfecta.Cuando,alfin,huboterminadoyseleyóasímismo,enalto,supropiopoema,quedóhorrorizado,yllenodeespantosedijo:«¿Dequiénesesahorriblevoz?».Noobstantelocual,tuvolasensacióndequeestepoemaestabamuylogradoyquepodríainflamarelánimodeClara,leyéndoselo,altiempoquelehacíaverlasespantosasimágenesqueleangustiabanypresagiabanladestruccióndesuamor.

UndíaNatanielyClaraestabansentadoseneljardincillodesumadre.Clarasehallaba muy alegre porque Nataniel desde hacía tres días, dedicado a escribir supoema, no le había enojado con sus manías y presentimientos fatídicos. TambiénNatanielhablabaanimadamenteymuyalegresobreasuntosdivertidos,demodoqueClaraledijo:

—Otra vez estás conmigo; gracias a Dios, nos hemos librado de ese odiosoCoppelius.

EntoncesNatanielseacordódequellevabaenelbolsillounpoemayqueteníaintención de leerlo. Sacó las hojas del bolsillo y comenzó su lectura. Clara,imaginándosequeseríaalgoaburrido,comodecostumbre,yresignándose,comenzótranquilamenteahacerpunto.Perodeigualmodoquelosnubarronescadavezmásnegros de una tormenta van en aumento, llegó un momento que, abandonando lalabor,mirófijamenteaNataniel.Terminada la lectura,el jovenarrojó lejosdesíelmanuscrito,yconlosojosllenosdelágrimas,encendidassusmejillas,inclinósehaciaClara,cogiósusmanosconvulsivamente,yexclamóconacentodesesperado:

—¡Ah,Clara,Clara!Claraleestrechócontrasupechoyledijosuavemente,muyseria:—Nataniel,queridoNataniel.¡Arrojaalfuegoesamalditayabsurdaobra!Nataniel,desilusionado,exclamó,apartándosedeClara:—Eresunautómata,inanimadoymaldito.Y sin decir más, alejóse corriendo, mientras que Clara, profundamente

desconcertada, derramaba amargas lágrimas. «Nunca me ha amado, pues no mecomprende»,sollozabaenalto.LotarioaparecióeneljardínyClaratuvoquereferirleloquehabíasucedido;comoamabaasuhermanacontodasualma,sentíasusquejasen lo más íntimo, de forma que el disgusto que sentía en su pecho a causa delvisionario Nataniel, se transformó en cólera terrible. Corrió en seguimiento deNataniel y le reprochó con duras palabras su loca conducta respecto a su queridahermana.Natanielrespondióconviolencia.Elilusoyextravagantelocoseenfrentócon el desgraciadoyvulgar ser humano.Decidieronbatirse a lamañana siguiente,detrásdeljardín,conformealasreglasaluso.

Llegaron mudos y sombríos. Como Clara hubiese oído la disputa y viese alpadrino, al atardecer, traer los floretes, imaginó lo que iba a suceder. A la horadesignada,lasarmasestabansobreelcéspedque,muypronto,ibaateñirsedesangre.LotarioyNatanielsehabíandespojadoyadesuslevitas,yconlosojosbrillantesiban

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a abalanzarse el uno sobre el otro, cuandoClara apareció en el jardín. Sollozandoexclamó:

—¡Monstruos,salvajes,matadmeamí,antesdequeunodevosotroscaiga,puesnoquierosobrevivirsimiamadomataamihermano,omihermanoamiamado!

Lotariodejóelarmaymiróalsuelosilenciosamente.Natanielsintióensuinteriorla tristezayelamordesbordantequehabíasentidoenlosbellosdíasdesuprimerajuventud.Elarmahomicidacayódesusmanos,ysearrojóalospiesdeClara:

—¡Perdóname,adoradaClara!¡Perdóname,hermanomío,queridoLotario!Lotarioseemocionóalverelprofundodolordesuhermano,yderramando los

tresabundanteslágrimasabrazáronsereconciliados,yjuraronnosepararsejamás.Desde aquel día, Nataniel se sintió aliviado de la pasada carga que le había

oprimidohasta entonces,y lepareciócomosi sehubiese salvadodeloscuropoderque amenazaba aniquilarle. Permaneció tres días más antes de marcharse a G.,adonde debía volver para cursar el último año de sus estudios universitarios y seacordóquealcabodeestetiemposeestableceríaparasiempreensupaísnatal,consuprometida.

AlamadredeNatanielseleocultótodoloreferenteaCoppelius,pueserabiensabido que le producía horror su nombre, ya que tanto a ella como a Nataniel lerecordabalamuertedesuesposo.

AlllegaraG.,Natanielsesorprendiómuchoalverquesucasahabíasidopastode las llamas, que solo dejaron en pie dos o tres lienzos de pared ennegrecidos ycalcinados. Según le dijeron, el fuego comenzó en la botica y varios amigos deNataniel que vivían cerca de la casa incendiada, pudieron salvar algunos de losobjetos, instrumentos de física y papeles, todo lo cual llevaron a otra habitaciónalquiladaanombredel estudiante.Natanielnopodía suponerqueestuviera situadafrentealadelprofesorSpalanzani.Desdelaventanasepodíavermuybienelinteriordelgabinetedonde,confrecuencia,cuandolascortinasestabandescorridas,seveíaaOlimpiamudaeinmóvil,yaunquesedestacabaclaramentesusilueta,encambiolosrasgos de su rostro solo borrosamente. Nataniel se extrañó de que Olimpiapermaneciese en la misma actitud horas enteras, sin ocuparse de nada, junto a lamesita, aunque era evidente que, de vez en cuando, le miraba fijamente; hubo deconfesarsequeensuvidahabíavistounamujertanhermosa.Sinembargo,suamoraClaralellenabaelcorazón,preservándoledelasseduccionesdelaausteraOlimpia,yporesoeljovendirigíasolodetardeentardealgunasmiradasdistraídasalaestanciahabitadaporaquellahermosaestatua.

Cierto día, en ocasión de estar escribiendo a Clara, llamaron suavemente a supuerta;alabrirla,violadesagradablefiguradeCoppola;unestremecimientonerviosoagitó a Nataniel; recordando los argumentos de Clara y los datos que le diera elprofesorSpalanzaniacercadeaquelindividuo,avergonzósedesuprimermovimientodeespanto,ycontodalatranquilidadquelefueposibledijoalinoportunovisitante:

—Nonecesitobarómetrosqueridoamigo.¡Idos,porfavor!

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PeroCoppola,entrandoenlahabitación,dijoenuntonoronco,mientrassubocaseentreabríaconunaodiosasonrisaylerefulgíanlosojillosentresuslargaspestañasgrises:

—¡Eh, no solo tengo barómetros, no solo barómetros! ¡También tengo ojos,bellosojos!

Nataniel,espantado,exclamó:—¡Malditoloco!,¿cómoesposiblequetengasojos?…¿Ojos?…¿Ojos?Alinstante,Coppolapusoaunladosusbarómetrosyfuesacandodesusbolsillos

gafasquedejósobrelamesa:—¡Gafas,gafasparaponérselassobrelanariz…,ésossonlosojos…,losbellos

ojos!Y al decir esto, Coppola continuó sacando anteojos, de modo que la mesa se

llenó,yempezaronabrillaryarefulgirdesdeella.MilesdeojosmirabanfijamenteaNataniel; no podía evitar dejar demirar a lamesa, yCoppola continuaba sacandoanteojos, y cada vez eran más fantásticas y terribles las penetrantes miradas quetraspasabanconsusrayosardientesyrojizoselpechodeNataniel.Sobrecogidoporunespantosomalestargritó:

—¡Paraya,detente,hombremaldito!YsacudiéndoleporelbrazodetuvoaCoppola,quesepreparabaaseguirsacando

gafas del bolsillo, aunque la mesa estaba enteramente cubierta de ellas. Coppola,sonriendoaduraspenas,sedesprendiódeél,altiempoquedecía:

—¡Ah!…,nolasqueréis…,puesaquítenéisunosbuenosanteojos.Ydespuésderecoger todas lasgafas,empezóasacaranteojosde largavista.Encuantotodas lasgafas estuvieron guardadas, Nataniel quedó tranquilo como por encanto, yacordándosedeClara,recordóqueelfantasmasoloestabaensuimaginación,yaqueCoppola era solo un gran mecánico y óptico, y en modo alguno el doble deCoppelius.Además,lasgafasqueCoppolahabíapuestoenlamesanoteníannadaderaro,nitampoconadadeextraordinariolosanteojos,demodoque,algoconfusoporhaberseentregadoalaviolencia,NatanielquisorepararlacomprandoalgunacosaaltraficanteCoppola.

Eligió un pequeño anteojo, cuyamontura le llamó la atención por su exquisitotrabajo,y,paraprobarlo,miróatravésdelaventana.Nuncaensuvidahabíatenidounanteojoconelquepudieraversecontantaclaridadypureza.Instintivamente,miróhacialaestanciadeSpalanzani;Olimpiaestabasentadacomodecostumbre,antelamesita,conlosbrazosapoyadosylasmanoscruzadas.Porvezprimera,NatanielveíadetenidamenteelhermososemblantedeOlimpia.Únicamentelosojosleparecieronfijos,comomuertos.Pero,amedidaquemirabamásymása travésdelanteojo, lepareció como si los ojos de Olimpia irradiasen pálidos rayos de luna. Tuvo lasensacióndequeporvezprimeranacíaenellalacapacidaddever;ycadavezmásintensas brillaban sus miradas. Nataniel se quedó como galvanizado mirando a la

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ventana,observandoa labellaycelesteOlimpia,pero lehizovolverensíel ruidoquehacíaCoppola,altiempoquerepetía:

—Trezechini—tresducados.Natanielquesehabíaolvidadoporcompletodelóptico,seapresuróapagarle:—¿Noosparecenunosbuenosanteojos,eh?¡Québuenosanteojos!—preguntó

Coppolaconsuodiosavozroncaylasonrisamaliciosa.—Sí,sí,sí…—repusoNatanieldisgustado—.¡Adiós,queridoamigo!Coppola abandonó la habitación, no sin lanzar antes algunasmiradas de reojo.

Apenasbajólasescaleras,dejóescaparunainnoblecarcajada.«Seríedemí—pensóNataniel—porquemehahechopagarelanteojoaunpreciomuchomáscarodeloquevale».Mientrasprofería envozbaja estaspalabras, leparecióoír unprofundogemidoenlahabitación,queleestremeció.Natanielsintiótalmiedoqueselecortóla respiración.Prontodiósecuentaqueeraélmismoquienhabía suspirado.«Clarateníarazón—sedijo—alconsiderarmeunvisionario;peroloquemásmeatormentaahoraymepareceabsurdo…inclusomásqueabsurdo,eslaideadequehepagadolosanteojosdemasiadocaros,yesomeinquieta;ynosécuáleselmotivo…».

Dejandotodo,sepusoaescribiraClara,peroapenashabíacogidolapluma,miróporlaventanaparaconvencersedequeOlimpiaestabaallí,sentada.AlinstantesintióunimpulsoirresistibledecogerelanteojodeCoppolaypermaneciócontemplandolafascinante figura de Olimpia, hasta que su compañero Segismundo fue a buscarleparaasistiralaclasedelprofesorSpalanzani.

Desde aquel día los visillos de la habitación de Olimpia estuvieron siempreperfectamente echados, y el enamorado estudiante perdió el tiempo haciendocentineladurantedosdías,anteojoenmano.Al tercerdía secerraron lasventanas.Desesperadoyposeídodeunaespeciededelirio,saliócorriendodelaciudad.

La figura de Olimpia se multiplicaba a su alrededor como por encanto, veíalaflotarporelaire,brillaratravésdelossetosfloridos,yreproducirseenloscristalinosarroyuelos.NatanielnoseacordabayadeClara,solopensabaenOlimpia,ygemíaysollozaba: «¡Oh, estrella de mi vida, no me dejes solo en la tierra, en la negraoscuridaddeunanochesinesperanza!».

CuandoNatanielvolvióasucasaobservóquereinabaungranbullicioenladeSpalanzani;laspuertasseabrían,limpiábanselasventanas,ynumerososobrerosibande un lado a otro llevando muebles, mientras que algunos colocaban tapices conextraordinaria actividad. Nataniel se quedó asombrado, cuando en plena calle,Segismundo apareció y le dijo, riéndose: «¿Qué me dices de nuestro viejo amigoSpalanzani?». Nataniel le aseguró que no sabía nada del Profesor; y que estabaasombrado de que aquella casa silenciosa y sombría estuviera en pleno bullicio yactividad.SegismundoledijoqueSpalanzanidaríaaldíasiguienteunagranfiesta,unconciertoybaile,alqueasistiríalomásnotabledelaUniversidad.SerumoreabaqueSpalanzaniibaapresentarensociedadasuhijaOlimpia,alaquehastaahorahabíamantenidoescondida,fueradelavistadeloshombres.

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Natanielencontróunainvitaciónal llegarasucasayseencaminóalaviviendadelProfesoralahoraconvenida,conelcorazónpalpitante,cuandoyarodabanotroscarruajesylaslucesbrillabanenlosadornadossalones.Lasociedadallíreunidaeranumerosaymuybrillante.Olimpia,engalanadaconungustoexquisito,eraadmiradapor subellezay susperfectas proporciones.Solo senotaba algo extraño, un ligeroarqueamientodeltalle,posiblementedebidoaquesutalledeavispaestabaenexcesoencorsetado.Andabaconunaespeciederigidez,quedesagradabayqueatribuíanasutimideznatural, acentuadaal encontrarseahoraen sociedad.El conciertocomenzó.Olimpiatocabaelpianocongranhabilidadeinclusocantóunariaconvozsonoraybrillantequeparecíaelvibrante sonidodeunacampana.Natanielestabaextasiado,perocomollegaraunpocotardeletocóestarenlaúltimafila,yapenaspodíaverelsemblantedeOlimpia,deslumbradoporlaslucesdeloscandelabros;instintivamentesacóelanteojodeCoppolaysepusoamiraralabellaOlimpia.Ah…leparecióqueella le miraba con miradas anhelantes, que una melodía acompañaba cada miradaamorosa y le traspasaba ardientemente. Las artísticas inflexiones de su voz leparecieronaNatanielcánticoscelestialesdeuncorazónenamorado,ycuandoresonóellargotrinoportodoelsalón,asucadenciacreyóqueunbrazoamorosoleceñíayextasiadonopudoevitarestaexclamación:«¡Olimpia!».

Laspersonasmáspróximassevolvieronymuchasseecharonareír.Elorganistadelacatedralpusounsemblantemuyserioydijosimplemente:«Bueno,bueno».Elconciertollegabaasufin.Elbailecomenzó.«Bailarconella…,bailarconella…»,todos los deseos de Nataniel tendían hacia este objetivo. Pero ¿cómo atreverse ainvitar a la reinade la fiesta?En fin…,no supobien cómo,peropocodespuésdeempezar el baile se encontró junto aOlimpia, a la que nadie había sacado aún, yapenasosandobalbuciralgunapalabra,tomósumano.UnsudorfríoinundósufrentecuandoconlaextremidaddesusdedosrozólosdeOlimpia,pueslamanodelajovenestabaheladacomoladeunmuerto.Natanieldetuvoenellasumiradayobservóquesus ojos tenían la misma fijeza lánguida, y tuvo la sensación de que el pulsoempezaba a latir en sumuñecay la sangre corríapor susvenas.TambiénNatanielsentía en su interior una amprosavoluptuosidad, así es que enlazó con subrazo eltalledelabellaOlimpiayatravesólosfilasdelosinvitados.

Creyó haber bailado al compás, aunque sentía que la rigidez rítmica con queOlimpiabailaba,avecesleobligabaadetenerse,yentoncessedabacuentadequenoseguíabienloscompasesdelamúsica.Noquisobailarconnadiemás,ysialgunosehubieraacercadoaOlimpiaparasolicitarunbaile,debuenaganalehubieramatado.Solamente sucedió esto dos veces; para asombro suyo, Olimpia estuvo sentadadurantetodoelbaile,asíesquepudosacarlacuantasvecesquiso.

SiNatanielhubieratenidoojosparaverotracosaquenohubierasidoOlimpia,deseguroquesehubieraencontradoconmásdeunapelea,pueseraevidentequeporlosrinconeslosjóvenessereíandeél,yhastaunsinfíndemiradascuriosassedirigíanalabellaOlimpia.¿Podríasaberseporqué?Excitadoporladanzayelvino,Nataniel

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habíaperdidolatimidez.SentándosejuntoaOlimpia,tomósumanoentrelassuyasylehablódesuamorcontodoelfuegodelapasiónquesentía,aunqueniOlimpianiélmismocomprendíanbien loque tratabade expresar.Peroéstamirándole fijamentesolosuspiraba:«¡Ah…ah…ah…!».Natanielexclamó:«¡Oh,mujercelestial,quemeiluminasdesdeelcielodelamor!¡Oh,criaturaquedominatodomiser!»,ycosasporelestilo,peroOlimpiaúnicamenterespondía:«¡Ah,ah!».

Duranteestasingularconversación,elProfesorSpalanzanipasóvariasvecespordelantedelosfielesenamoradosylosmirósonriendodeunamaneraextraña.PocoapocoNatanielsediocuentaconterrorqueelbrillodelaslucesdisminuíaenlasalavacía.Hacíamuchoque lamúsicay el baile habían cesado. «¡Separarse, separarseahora!», gritó desesperado y furioso, y besó la mano de Olimpia, e, inclinándosehaciasuboca,suslabiosardientesseencontraronconloslabiosheladosdeOlimpia.ApenashubotocadolafríamanodeOlimpia,sesintiódominadoporelterroryselepasóporlamentelaleyendadelanoviamuerta,peroOlimpialeoprimíacontrasupechoyelbesoparecióvivificarsuslabios…

El profesor Spalanzani atravesó lentamente la sala vacía, sus pasos resonabanhuecos, y su figura, que proyectaba una larga sombra, tenía un aspectofantasmagórico y horrible. «¿Me amas?», musitó Nataniel; pero Olimpia suspiró,poniéndosedepie:«¡Ah!¡Ah!».«¡Sí,amadamía,criaturaencantadoraycelestial—decía Nataniel—, tú me aclaras todo y me explicas la existencia!». «¡Ah! ¡Ah!»,replicóOlimpiaenelmismo tono.Nataniel lesiguióy fueronconelProfesor.«Yaveoquelohapasadomuybienconmihija—dijo,sonriendo—.Bueno,miqueridoNataniel,tendremosmuchogustoenquevengaaConversarconmihija,ysuvisitasiempreserábienvenida».ANatanielleparecióqueseleabríanlaspuertasdelCielo.

ElbailedeSpalanzanifuedurantemuchotiempotemadeconversación.ApesardequeelProfesorleshabíaobsequiadoespléndidamente,nopudoevitarlacríticay,especialmente,recayeronloscomentariossobrelacalladayrígidaOlimpia,que,noobstantesuhermosoaspectoexterior,demostrabaserunaestúpida,locualjustificabaqueSpalanzanisehubieraabstenidotantotiempodepresentarlaenpúblico.Natanielseencolerizabaaloírcosas,perocallaba;puescreíapoderlesdemostraraestostontosquesupropiaestupidezlesimpedíadarsecuentadelmaravillosoyprofundocarácterdeOlimpia.

«Dime, por favor, amigomío—le dijo un día Segismundo—; dime, por favor,¿cómo es posible que un hombre razonable como tú se pueda enamorar de unamuñeca?».Nataniel,encolerizado,fuearesponder;peroreflexionóyrepuso:«Dime,Segismundo,¿cómoesposiblequeunhombrecontanbuenosojoscomotúnohayavisto losencantosy los tesorosocultosen lapersonadeOlimpia?Mejoresquenohayas visto todo eso porque seríasmi rival, y uno de los dos tendría quemorir».Segismundo comprendió en qué estado se encontraba Nataniel y desvió laconversación, diciendo que en amor eramuy difícil juzgar. «Esmuy extraño, perotodosnosotrosjuzgamosdelmismomodoaOlimpia.Noteenfades,hermano,si te

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digoquenosparecerígidaycomoinanimada.Sucuerpoesproporcionado,comosusemblante, es cierto… Podría decirse que sus ojos no tienen expresión ni ven. Supaso tieneunaextrañamedidaycadamovimientoparecedeberseaunmecanismo;cantaytocaalcompás,perosiemprelomismoyconigualacompañamiento,comosifueraunamáquina.EstaOlimpianoshainquietadomucho,ynoqueremostratarnosconella;secomportacomounserviviente,aunqueenrealidadsusrelacionesconlavidasonmuyextrañas».

Nataniel se disgustó mucho al oír las palabras de Segismundo, pero hizo unesfuerzoparacontenerse,y,alfin,dijomuyserio:«TodosvosotrossoisunosjóvenesprosaicosyporesoOlimpiaosinquieta.¡Soloaloscaracterespoéticosselesrevelaloqueessemejante!Solamentememiraamí,ysuspensamientossonparamí,yyosolo vivo en el amor de Olimpia. Es posible que no logréis entablar con ella unaconversación vulgar, propia de los caracteres superficiales. Habla poco, es cierto,pero las escasas palabras que dice son para mí como verdaderos jeroglíficos delmundodelamor,ymeabrenelcaminodelconocimientodelavidadelespírituparalaconsideracióndelmásallá.Vosotrosnocomprendéisnada,yesenvano».

—«¡QueDios te proteja, hermano!—dijo Segismundo bondadosamente y casicon tristeza—; pero creo que vas por el mal camino. Puedes contar conmigocuando…¡Noquierodecirnadamás!…».

Nataniel pareció conmoverse al oír estaspalabrasy le estrechó cordialmente lamano,antesdesepararse.

En cuanto a Clara, Nataniel la había olvidado por completo, como si jamáshubieraexistido,yparanadaseacordaba tampocodeLotarionidesumadre.SolovivíaparaOlimpia,ypasabalosdíasenterosjuntoaella,ylahablabadesuamor,dela ardiente simpatía que sentía, y fantaseaba acerca de las afinidades electivaspsíquicas,yOlimpiaescuchabaestoconsumaatención.Nataniel ibasacandodesuescritorio todo loquehabíaescrito,poesías, fantasías,visiones,novelas,cuentos,ycada día aumentaba el número de sus composiciones con toda clase de sonetos,estancias,canciones,queleíaaOlimpia,quejamássecansabadeescucharle.Nuncahabíatenidounaoyentetanmagnífica.Notejía,nocosía,nomirabaporlaventana,nodabadecomeraningúnpájaro,nojugabaconalgúnperrilloniconalgúngatito,nohacíapajaritasniteníaalgoenlamano,nidisimulabaunbostezofingiendotoser;enunapalabra,horasenteraspermanecíaconlavistafijaenlosojosdelamado,sinmoverse,nimenearseysumiradaeracadavezmásardienteymásviva.SolocuandoNataniel,alterminar,selevantabasellevabasumanoaloslabiosparadepositarenellaunbeso,decía:«¡Ah!¡Ah!…»,yluego:«Buenasnoches,¡amormío!…».

«¡Quéencantadoraeres!—exclamabaNatanielensucuarto—.¡Solotú,solotúme comprendes!». Se estremecía de placer, al pensar qué resonancia tenían suspalabrasenelánimodeOlimpia,puesleparecíaqueOlimpiahablabaensuinterior,y en sus obras semanifestaban las palabras suyas.Así debía de ser, puesOlimpianuncahablómásdelaspalabrasmencionadas.

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Algunasveces,enmomentosdelucidez,porejemploallevantarseporlamañana,reflexionaba sobre la pasividad y el laconismodeOlimpia.Entonces decía: «¿Quéson las palabras? La mirada de sus ojos dice más que toda la elocuencia de loshombres.¿Puede,acaso,unahijadelCielodescenderalcírculomezquinoyobligarseavulgaresrelaciones?».

ElprofesorSpalanzaniparecíamirarconmuchoagradolasrelacionesdesuhijacon Nataniel, y prodigaba al estudiante las mayores atenciones y cordialbenevolencia.Así es que cuandoNataniel se atrevió a insinuar unmatrimonio conOlimpia,elProfesorconunagransonrisa,dijoquedejabaenteramentelaelecciónaljuiciodesuhija…Animadoporestaspalabras,conelcorazónanhelante,NatanielaldíasiguientesedecidióasuplicaraOlimpiaquelemanifestaseconpalabrasloqueya le había expresado con ardientesmiradas, que deseaba ser suya. Buscó en unacajitael anillodeoro, recuerdode sumadre,paraponerloeneldedode suamadacomoanillonupcial.LoprimeroqueencontróenlacajitafueronlascartasdeLotarioydeClara, lascualesapartócon impaciencia,ycuandoencontróelobjetocorrióacasadelProfesor.Alllegaralúltimotramodelaescalera,oyóunestrépitoespantosoen la habitación de Spalanzani, producido por repetidos golpes en el suelo y lasparedes, y luego choquesmetálicos, percibiéndose enmedio de aquella barahúndados voces que proferían tremendas imprecaciones: «¡Quieres soltar, miserable,infame!¿Teatrevesarobarmemisangreymivida?».«¡Yohicelosojos!».«¡Yyolosresortesdelmecanismo!».«¡Vetealdiablo!».«¡Llévese tualmaSatanás,abortodelInfierno!».

Heaquíloquedecíanaquellasdosvocesformidables,queeranlasdeSpalanzaniydeCoppelius.Nataniel,fueradesí,descargóunpuntapiéenlapuertayseprecipitóenlahabitación,enmediodeloscombatientes.ElProfesoryelitalianoCoppolasedisputabanconfuriaunamujer,elunotirabadeellaporlosbrazos,yelotroporlaspiernas.NatanielretrocedióhorrorizadoalreconocerlafiguradeOlimpia;luego,confuriasalvaje,quisoarrancarasuamadademanosdelosrabiososcombatientes,peroenelmismo instante,Coppola,dotadode fuerzahercúlea,obligóa suadversarioasoltar lapresa,graciasaunavigorosasacudida; luego, levantandolamujerconsusnervudos brazos, descargó tan rudo golpe en la cabeza del Profesor, que el pobrehombre, completamente aturdido, fue a caer al suelo a tres pasos de distancia,rompiendo con su caída una mesa llena de frascos, redomas, alambiques einstrumentos.CoppolasecargóaOlimpiaalhombroydesapareció,profiriendounacarcajada diabólico; hasta el fin de la escalera oyóse el choque de las piernas deOlimpia contra los peldaños, el cual producía un ruido semejante al de unascastañuelas.

Al ver la cabeza de Olimpia en el suelo, Nataniel reconoció con espanto unafigura de cera, y pudo ver que los ojos, que eran de esmalte, se habían roto. EldesgraciadoSpalanzani yacía enmedio de numerosos fragmentos de vidrio, que lehabían ocasionado sangrientas heridas en los brazos, en el rostro y en el pecho.

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Recuperándose, dijo: «¡Corre detrás de él! ¡Corre! ¿Qué dudas?… Coppelius,Coppelius,mehasrobadomimejorautómata…enelquehetrabajadomásdeveinteaños…,hepuestoenestetrabajomividaentera,yohehecholamaquinaria,elhabla,elpaso…,losojos…,peroyoteherobadolosojos…,maldito…,condenado…¡Veteenbuscadeél…,tráemeaOlimpia…,aquítienestusojos!».

Natanielvioa suspies,efectivamente,dosojos sangrientosque lemirabanconfijeza.Spalanzanilosrecogióyselosarrojóalestudiante,tocándoleconellosenelpecho.Apenassintiósucontacto,Natanielposeídodeunaccesodelocura,comenzóa gritar, diciendo las cosas más incoherentes: «¡Hui…, hui…, hui! ¡Horno defuego…, horno de fuego!… ¡Revuélvete, horno de fuego! ¡Divertido…, divertido!¡Muñeca de madera, muñeca de madera, vuélvete!», y precipitándose sobre elProfesor, trató de estrangularle. Y lo hubiera hecho si en aquel instante, al oír elruido, losvecinosnohubieranacudidoysehubieranapoderadodesupersona; fuepreciso atarle fuertemente para evitar una desgracia. Segismundo, aunque eramuyfuerte, apenas si pudo sujetar al loco furioso. Mientras, gritaba, con una vozespantosa:«¡Muñecademadera,vuélvete!»,ysepegabapuñetazos.

Finalmente, varios hombres pudieron hacerse con él, le sujetaron y le ataron.Todavíaseoíansuspalabrascomosifueranlosrugidosdeunanimal,ydeestemodofueconducidoaunmanicomio.

Antes que, ¡oh, amable lector!, continúe refiriéndote lo que sucedió al infelizNataniel,voyadecirte,puesmeimaginoqueteinteresarásporeldiestromecánicoyfabricantedeautómatasSpalanzani,queserestablecióalpocotiempoyfuecuradodesusheridas.Mas,apenassehallóenestadoderesistireltrasladoaotropunto,fuéleprecisoabandonarlaUniversidad,puestodoslosestudiantesqueteníanconocimientode la burla de que Nataniel acababa de ser víctima, habían jurado vengarseterriblementedelmecánico italiano,porhaberabusado, sirviéndosedeunmaniquí,delaconfianzadepersonastanhonorables,puesnadie(exceptoalgunosestudiantesmuy listos) había podido percatarse, ni sospechar nada. ¿Podía, acaso, resultarsospechosoqueOlimpia, segúndecía un elegante que acudía a los tés, ofendiendotodaslasconveniencias,hubierabostezado?Enprimerlugar,dijoelelegante,habíaocultadolamaquinariaquecrujía,etcétera.ElProfesordepoesíayretóricatomóunadosisderapé,estornudóydijogravemente:«Honorablesdamasycaballeros,¿nosedan cuenta de cuál es el quid del asunto? ¡Todo es una alegoría…, una absolutametáfora!…¡Yameentienden!…¡Sapientisat!».

Pero muchos señores respetables no se conformaron con esto; la historia delautómatahabíaechadoraícesyahoradesconfiabanhastadelasfigurasvivas.Yparaconvencerse enteramentedequenoamabananingunamuñecademadera,muchosamantesexigíanalaamadaquenobailasenicantaseacompás,yquesedetuviesealleer,quetejiera,quejugaseconelperrito,etc.,ysobretodoquenoselimitaseaoír,sino que también hablase y que en su hablar se evidenciase el pensamiento y lasensibilidad.Loslazosamorososseestrecharíanmás,puesdeotromodosedesataban

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fácilmente.«Estonopuedeseguirasí»,decíantodos.Enlostés,ahorasebostezabaparaevitarsospechas.

Comohemosdicho,Spalanzanituvoquehuirparaevitarunprocesocriminal,porhaberengañadoalasociedadconunautómata.Coppolatambiéndesapareció.

CuandoNatanielrecobrólarazón,alabrirlosojosexperimentóunsentimientodebienestar y le invadió un placer celestial. Estaba en su cuarto, en su casa paterna.Clara, inclinada sobre él, y al lado sumadre yLotario: «¡Por fin, por fin, queridoNataniel!Yaestássalvadodeunacruelenfermedad.¡Otravezeresmío!»,dijoClaracon toda su alma, abrazando a Nataniel, mientras derramaba cristalinas lágrimas.«¡Clara!¡Clara!»,murmuróeljoven.

Segismundo, que no había querido abandonar a su amigo enfermo, entró en lahabitaciónyleestrechólamano.Todahuelladelocurahabíadesaparecido.Prontoserestablecióconlosexcelentescuidadosdesumadre,desuamadaydesuamigo.Lafelicidadvolvióareinardenuevoenlacasa,puesunviejotíoqueparecíaserpobre,porqueeramuyavaro,acababademoriryhabíadejadoalamadreunacasacercadela ciudad, con una buena herencia. Toda la familia se proponía ir allí, la madre,NatanielconClara,conlaquepensabacasarse,yLotario.

Natanielestabamásamablequenunca,teníauncarácterinfantil,yahorasedabacuentadelmaravillosoypurocarácterdeClara.Nadieseacordabayadelopasado.Solo cuando Segismundo se despedía de Nataniel, éste dijo: «¡Por Dios, hermanomío,ibapormalcamino,perograciasaesteángelvoyporelbueno!».

Así,pues,llegóeldíaenqueloscuatro,muyfelices,sedirigieronalacasa.Eraelmediodía y atravesaban las calles de la ciudad. Habían hecho ya las comprasnecesarias.Al pasar junto a la torre de la iglesia, cuya larga sombra se proyectabasobre elmercado.Clara dijo: «¡Eh!Nataniel, ¿quieres que subamos al campanarioparacontemplarunavezmáslasmontañasyloslejanosbosques?».¡Dichoyhecho!Ambos,NatanielyClara subieron solos,pues lamadrehabíavueltoa la casaparadejarlascompras,yLotario,noqueriendocansarseensubirunaescalerademuchospeldaños, prefirió esperar al pie de la torre. Los dos amantes, apoyados en labalaustradadelcampanario,contemplabanabsortoslosgrandesárboles,losbosquesylassiluetasazulesdelasmontañasqueparecíanunagigantescaciudad.

¿Ves aquel arbusto que se agita allá abajo?—decíaClara—.Diríase que vienehacianosotros.Nataniel,mecánicamente,buscóenelbolsilloelanteojodeCoppola.Clara estaba delante del cristal. Entonces Nataniel sintió que su pulso latíarápidamenteyquesusangrehervíaensusvenas;pálidocomolamuertemiróaClaraysusojosteníansiniestraexpresión.Saltócomountigre,profiriendoungritoroncoyferoz:«¡Muñecademadera,vuélvete…,muñecademadera,vuélvete!»,ydespués,cogiendo a la joven con fuerza convulsiva, quiso arrojarla desde la plataforma.Lapobre Clara, poseída de espanto, agarrábase a la barandilla con la energía de ladesesperación, mientras que Lotario, oyendo por fortuna los gritos y sospechandoalgunadesgracia,franqueabapresurosolatortuosaescaleradelatorre.

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Rabiosoyasustadogolpeólapuerta,quealfinsaltó:«¡Socorro,salvadme!»,seoía una débil voz… «Ya está sin vida, la ha matado ese loco», exclamó Lotario.También la puerta de la galería estaba cerrada. La desesperación le dio fuerzasdescomunales e hizo saltar la puerta. Clara, poseída de espanto agarrábase a labarandilla con una mano, con la energía de la desesperación. Rápido, como unacentella,LotarioagarróasuhermanayasestóungolpeenlacabezaaNataniel,quesoltósupresayrodóporelsuelo.Lotariobajólaescaleraconsuhermanadesmayadaenbrazos…Estabasalvada…Nataniel,entretanto,corríacomounenergúmenoporlaplataformaygritaba:«¡Hornodefuego,revuélvete,homodefuego,revuélvete!».Aloír los salvajes gritos, lamultitud se acercó.Enmediode los curiosos aparecióderepente el abogado Coppelius, que acababa de entrar en la ciudad y se dirigía almercado.Comoalgunoshombresquisieransubirparaapoderarsedelloco,Coppelius,riéndose,dijo:«¡Bah,bah,dejadle,queyasabrábajarsolo!».Ycomomirasehaciaarribacomo losdemás,Nataniel,queacababade inclinarsesobre labalaustrada, ledivisóalpunto,ylereconoció,gritandodeunmodoestridente:«¡Ah,bellosojos…,bellosojos!»,ysaltóalvacío.

Mientras Nataniel yacía sobre las losas de la calle con la cabeza destrozada,Coppeliusdesaparecíaentrelamultitud.

AlgunosañosdespuéshubierapodidoverseaClaraenunpaíslejano,alapuertade una casita de campo, y cerca de ella un hombre de fisonomía dulce y graveestrechábalelamano;dosgraciososniñosjugabanasuspies.DebedecirsequeClarahabía encontrado una felicidad doméstica que correspondía a su alegre y dulcecarácter,felicidadquenuncahubieralogradoalladodeltrastornadoNataniel.

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A

VAMPIRISMO

horaquehabláisdevampirismo,mevienealamenteunahistoriacruelquehace tiempo leí o escuché. Creo quemás bien lo último, pues ahora querecuerdo,elnarradorinsistiómuchoenqueelrelatoeraverdaderoynombró

lafamiliacondal,yelsolardondeocurrióelsuceso.Silahistoriasehapublicadoylaconocéis, interrumpidme,puesnohaynadamás fastidiosoyaburridoqueescucharcosasconocidasdeantiguo.

—Meparecenotarquenosvasaofreceralgohorrorosoytremendo;asíesque,por lomenos, piensa enSanSerapio y procura ser lomás breve posible, para queVincenzotengalapalabra,pues,segúnveo,estáimpacienteporreferirnoselcuentoquenosprometió.

—¡Calma, calma! —exclamó Vincenzo—. Nada mejor deseo para mí queCiprianotiendauntapiznegroquesirvadefondoalarepresentaciónmímicoplásticademisalegres,pintorescasysaltarinasfiguras.Empieza,Ciprianoamigo,muéstrateseco,terrorífico,inclusoespeluznante,másqueelvampíricoLordByron,alqueporciertonoheleído.

—El Conde Hipólito—comenzó Cipriano— había regresado ya de sus largosviajes, para hacerse cargo de la rica herencia de su padre, fallecido tiempo ha. Elpalacio solariegoestaba situadoenunade las regionesmásbellasyagradablesdelpaís, y las rentas que le proporcionaban sus pensiones bastaban para el costosoembellecimientodelmismo.

TodoloqueelCondehabíavistoalolargodesusviajesdemásbelloyatractivoy suntuoso quería verlo de nuevo levantarse ante sus ojos. Cortesanos y artistasreuníanseentornoaélyacudíanasullamada,demodoqueprontocomenzaronlasobras del palacio, y el diseño de un amplio parque de gran estilo, en el que sehallaríanincluidasiglesia,cementerioyparroquia,formandopartedelartísticojardín.ElCondedirigíatodoslostrabajos,puesteníaconocimientossuficientesparaello.Seentregóencuerpoyalmaaestasocupaciones,demodoque transcurrióunaño sinque se le ocurriese (según le aconsejó su anciano tío) dejarse ver a los ojos de lasjóvenes,paraescogercomoesposaalamásbella,alamejoryalamásnoble.

Una mañana que se encontraba precisamente sentado ante la mesa de dibujo,haciendo el proyecto de un nuevo edificio, se hizo anunciar una vieja Baronesa,lejanaparientedesupadre.Hipólitorecordó,aloírelnombredelaBaronesa,quesupadresentíaunaindignaciónintensísimacontraestamujer,einclusoquehablabadeella con repugnancia, y a todas cuantas personas trataban de acercarse a ella les

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aconsejaba que se alejasen, aunque sin explicar jamás los motivos del peligro.CuandoselepreguntabaalConde,solíadecirquehabíaciertascosassobrelasquemás valía callar que hablar. Con más razón, cuanto que en la residencia corríanturbiosrumoresdeunextrañoeinsólitoprocesocriminal,enelqueestabaimplicadalaBaronesa,queseparadadesumaridoyexpulsadadesualejadolugarderesidencia,solograciasalaintervencióndelPríncipeseveíalibredeencarcelamiento.

Muymolesto se sintió Hipólito por la proximidad de una persona a la que supadreaborrecía, aunque losmotivosdelaborrecimiento le fuesendesconocidos.Laleyde lahospitalidad,queeraprivativade todaestaregión, leobligabaarecibir ladesagradable visita. Jamás una persona había causado al Conde una impresión tanantipática en su apariencia —aunque en realidad no fuese odiosa— como laBaronesa.

Nadamásentrar, traspasóalCondeconunamiradadefuego, luegoentornólospárpadosysedisculpódesuvisita,casiconexpresiónhumilde.Sequejódequeelpadre del Conde, poseído por extraños prejuicios, al que le habían inducido susenemigos maliciosamente, la había odiado hasta la muerte, de modo que, aunquelanguidecíaenlamayorpobreza,yseavergonzabadesuestado,nuncahabíarecibidolamenorayuda.Al fin,comoinesperadamentesehubieravistoenposesióndeunapequeñasumadedinero, lehabíasidoposibleabandonarsuresidenciayhuirhaciaun pueblo muy alejado de aquella región. Antes de emprender el viaje no habíapodido resistirel impulsodeconoceralhijodelhombreque lehabíaprofesadounodiotaninjustoeirreconciliable,aunqueasupesarlereverenciase.

FueelconmovedortonodeverdadconquehablólaBaronesa,loqueemocionóalConde,cuantomásquelejosdemirareldesagradablesemblantedelavieja,hallábaseabsorta su mirada en la contemplación de la adorable, maravillosa y encantadoracriaturaquelaacompañaba.

CallóéstayelCondepareciónodarsecuenta:permanecíaabstraído.LaBaronesapidióqueladisculpase,puesalentrarsintiósedesconcertada,yseleolvidópresentarasuhijaAurelia.Soloaloíresto,recuperóelCondelapalabra,yjuró,enrojeciendototalmente, lo que sumió en la mayor confusión a la adorable joven, que leconcediesenenderezar loquesupadrehabíaejecutadoporerror,y lessuplicóque,conducidasporsupropiamano,entrasenenelpalacio.

ParaconfirmarestaspalabrastomólamanodelaBaronesa,perolarespiraciónyelhablaselecortaron,altiempoqueunfríoenormelarecorríaelcuerpo.Sintióquesumanoeraapresadaporunosdedos rígidos,heladoscomo lamuertey lepareciócomosi laenormeyhuesudafigurade laBaronesa—quelecontemplabaconojossinvisión—estuvieseenvueltaenlaespantosavestimentadeuncadáver.

«¡Oh,Diosmío,quédesgraciaestásucediendoenestemomento!»,gritóAurelia,yempezóagemirconunavoztanquejumbrosa,quesupobremadrerepentinamentefuepresa de un ataque convulsivo, de cuyo estado, comode costumbre, solía salirunosinstantesdespués,sinnecesidaddevalersedeningúnmedio.Congrantrabajo

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se desprendió el Conde de la Baronesa, y como tomase la mano de Aurelia ydepositaseenellaunardientebeso,sintióqueeldulcedeleitedelamoryelfuegodelavidaretornabanainvadirsuser.

Próximoalaedadmadura,sintióelConde,porprimeravez,todoelpoderdelapasión, de tal modo que le resultómuy difícil esconder sus sentimientos, y comoAurelialemanifestasesuagradodemaneraingenua,seencendióenéllaesperanza.ApenaspasaronunoscuantosminutoscuandolaBaronesadespertódesudesmayoe,ignorantedeloquehabíasucedido,aseguróalCondequeestimabalainvitacióndepermanecerenelpalacio,yqueolvidabaparasiempre todoelmalquesupadre lehabía causado.Así fuecomo, repentinamente, cambióelhogardelConde,hasta elpuntoquellegóapensarque,porunespecialfavor,eldestinolehabíallevadohastaallía lapersonamásardientementeadoradade todoeluniverso,paraconcederle lamayorfelicidaddequepuedegozarunserhumano.

La conducta de la Baronesa fue idéntica, permaneció silenciosa, seria, inclusoreservada, ymostró, siempre que había ocasión favorable, un dulce talante y hastaunainocentealegríaenelfondodesucorazón.

ElConde,queyasehabíahabituadoalextrañosemblantecadavéricoyasufigurafantasmal,atribuyó todoestoasuenfermedad,asícomo la tendenciaauna intensaexaltación,de laquedabamuestras—según lehabíadicho sugente—durante lospaseosnocturnosqueefectuabaporelparque,endirecciónalcementerio.

ElCondeseavergonzódeque losprejuiciosdesupadre lehubiesenprevenidotanto contra ella y trató de vencer el sentimiento que le sobrecogía, siguiendo losconsejosdesubuentíoqueleindicabalibrarsedeunarelaciónquetardeotempranoleperjudicaría.

Convencido del intenso amor de Aurelia, pidió su mano y figuraos con quealegríalaBaronesaaceptó,viéndosetransportadadelamayorindigenciaalsenodelafelicidad. La palidez y aquel aspecto que denotaba un interior extremadamentedesasosegado, fue desapareciendo del semblante deAurelia. La felicidad del amorresplandecíaensumiradaydabaasusmejillasuntonorosado.

Lamañanadeldíaqueseibaacelebrarlaboda,unacontecimientosobrecogedorvinoacontrariarlosdeseosdelConde.EncontraronalaBaronesainerteenelparque,caídaenelsuelo,conelrostroentierra,nolejosdelcamposanto,ylatransportaronalpalacio,precisamentecuandoelCondeselevantabadominadoporelsentimientodesu felicidad inminente. Pensó que la Baronesa había sido atacada por suacostumbradomal;sinembargo,fueronvanos todos losmediosdequesesirvieronparavolverlaalavida.Estabamuerta.

Aurelianoseentregóa losdesahogospropiosdeun intensodolor,ymuda, sinderramaruna lágrima, parecía habersequedado comoparalizadadespuésdel golperecibido.ElConde,quetemíaporsuamada,congrancuidadoysuavidadseatrevióarecordarle su situación de criatura sola, de modo que ahora más que nunca eranecesarioaceptareldestinoyprocederconvenientementeacelerandolaceremoniade

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la boda que se había diferido a causa de la muerte de la madre. A esto, Aurelia,echándose en los brazos delConde, gritó, al tiempo que derramaba un torrente delágrimas,conunavozquedesgarrabaelcorazón:«¡Sí,sí,portodoslosSantos,pormi bien, sí!». El Conde pensó que éste vehemente desahogo era debido a laconsideraciónbienamargadequeseencontrasesola,sinpatria,ynosupieseadóndeir,einclusoalasconsideracionessocialesqueleimpedíanpermanecerenelpalacio.

ElCondeseocupódequeunadamahonorablelehiciesecompañíahastaqueelmatrimonio se celebró, sin que ningún suceso desgraciado interrumpiese leceremonia,eHipólitoyAureliaalcanzaronlacumbredesufelicidad.Mientrastodoestosucedía,Aureliasehabíamostradosiempreenunestadodegranexcitación.Noeraeldolorporlapérdidadesumadreloqueladesasosegaba,sinounasensacióndemiedomortalqueparecíaatenazarlacontinuamente.

Enmitaddelosmásdulcestransportesamorosos,sentíasesobrecogidadeterror,palidecía como una muerta y abrazaba al Conde, derramando lágrimas, como siquisiera asegurarse bien de que un poder invisible y enemigo no la llevase a laperdición.Entoncesgritaba:«¡No,nunca,nunca!».

UnavezqueseencontrócasadaconelCondeparecióqueelestadodeexcitacióncesabayqueseveíalibredelmiedoquelasobrecogía.EstonoimpidióqueelCondeadivinase que algún secreto fatídico se escondía en el seno de Aurelia, pero,ciertamente,leparecióinoportunopreguntarleacercadeello,entantoquepersistiesela excitación, y ella misma se mantuviese callada. Hasta que un día se atrevió ainsinuarlelapreguntadecuáleralacausadesudesasosiego.EntoncesAureliaafirmóquesuponíauninmensobienparaelladesahogarporenterosucorazónensuamadoesposo.NopocosesorprendióelCondecuandoseenteródequeúnicamentelafatalconducta de la madre era el motivo del malestar de Aurelia. «¿Hay algo másespantoso—gritóAurelia—queodiara lapropiamadrey tenerqueaborrecerla?».Deaquí sededuceque tantoelpadrecomoel tíonoestabandominadospor falsosprejuicios y que la Baronesa había engañado al Conde con una premeditadahipocresía.

Como un signo muy favorable, el Conde consideró que la malvada madre sehubiesemuertoelmismodíaqueseibaacelebrarsuboda,ynoteníaningúnreparoendecirlo.Aurelia,encambio,dijoqueprecisamentedesdeeldíadelamuertedesumadresesentíadominadaporlosmáslúgubresysombríospresentimientos,quenopodíaevitarsentirunmiedoespantosoaquelosmuertossaliesendesustumbasylaarrancasendelosbrazosdesuamadoparallevarlaalabismo.

Aurelia recordaba(segúnrefería),confusamente, los tiemposdesuniñez,cómounamañana, cuando acababa de despertarse, oyó un tumulto espantoso en la casa.Laspuertasseabríanycerraban,seoíanvocesextrañas.Cuandofinalmentesehizolacalma,ladoncellatomóaAureliadelamanoylallevóaunagranestanciadondeestabanmuchos hombres reunidos, y en el centro de la habitación sobre una granmesayacíaunhombre,quejugabaamenudoconAurelia,queledabagolosinas,yal

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quesolíallamarpapá.Extendiólasmanoshaciaélyquisobesarle.Loslabiosqueenotro tiempo estaban cálidos ahora estaban helados, y Aurelia, sin saber por qué,prorrumpióensollozos.Ladoncellalacondujoaunacasadesconocida,dondeestuvodurantemuchotiempo,hastaqueaparecióunaseñorayselallevóenuncoche.Erasumadre que la trasladó a la Corte. Aurelia debía tener ya dieciséis años cuandoaparecióunhombreencasadelaBaronesa,alqueéstarecibióconalegría,denotandolaconfianzaeintimidaddeunamigoqueridodesdehacetiempo.Cadavezveníamása menudo, y cada vez era más evidente que su casa se transformaba y ponía enmejores condiciones. En lugar de vivir como en una cabaña y vestirse con pobresvestidos y alimentarse mal, ahora vivían en la parte más bella de la ciudad,ostentabanlujososvestidosycomíanybebíanconeldesconocido,quediariamentesesentabaalamesayparticipabaentodaslasdiversionespúblicasqueseofrecíanenlaCorte. Únicamente Aurelia permanecía ajena a las mejoras de su madre, que,evidentemente,sedebíanalextranjero.SeencerrabaensucuartocuandolaBaronesadepartíaconeldesconocidoypermanecíataninsensiblecomoantes.

El desconocido, aunque eraya casi de cuarenta años, teníaun aspecto frescoyjuvenil, poseía una gran figura y su semblante podía considerarse varonil. Noobstante, le resultaba desagradable a Aurelia porque, a menudo, su conducta —aunquetratabadecomportarseeducadamente—leparecíavulgar,torpeyplebeya.

Las miradas que empezó a dirigir a Aurelia le causaron inquietud y espanto,inclusountemorqueellamismanosabíaexplicar.Hastaelmomento,laBaronesanose había molestado en dar alguna explicación a Aurelia acerca del desconocido.Ahoramencionó su nombre a Aurelia, añadiendo que el barón eramuy rico y unparientelejano.Alabósufigura,susrasgos,yterminópreguntandoaAureliaquequéle parecía. Aurelia no ocultó el aborrecimiento que sentía por el desconocido; laBaronesa le lanzóunamiradaque le produjoun terror indecible y luego la regañóacusándoladesernecia.PocodespuéslaBaronesaseconducíamásamablementequenunca con Aurelia. Le regaló hermosos vestidos y ricos adornos que estaban demoda, y la dejó participar en las diversiones públicas. El desconocido trataba deganarseelfavordeAurelia,detalmodoquesehacíatodavíamásodioso.Fuefatalparasutiernoespíritujuvenilquelacasualidadledeparasesertestigodetodoesto,loque motivó que sintiese un odio tremendo hacia el desconocido y la corrompidamadre.Comopocosdíasdespuéseldesconocido,medioembriagado,laestrechaseensus brazos, de modo que no dejase lugar a dudas de sus aviesas intenciones, ladesesperación diole fuerzas varoniles, de forma que le propinó tal empujón aldesconocidoquelotiródeespaldas,tuvoquehuiryseencerróensucuarto.

La Baronesa explicó a Aurelia fríamente y con firmeza que el desconocidomanteníalacasayquenoteníaelmenordeseodevolveralaantiguaindigencia,yque,porconsiguiente,eranvanoseinútileslosmelindres.Aureliadebíacederalosdeseos del desconocido, que amenazaba abandonarlas.En vez de compadecerse delassúplicasdesgarradorasdeAurelia,desusardienteslágrimas, laviejacomenzóa

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proferir amenazas y a burlarse de ella, agregando que estas relaciones leproporcionaríanelmayorplacerde lavida,asícomo todaclasedecomodidades,ydiomuestrasdeundesaforadoaborrecimientohacialossentimientosvirtuosos,porloqueAureliaquedóaterrada.Vióseperdida,demodoquelaúnicasalvaciónposibleleparecióunarápidahuida.

Aurelia se había hecho con una llave de la casa y envolviendo algunas cosasindispensables para su fuga, se deslizó a medianoche cuando vio a su madreprofundamentedormida,hastaelvestíbuloiluminadodébilmente.Consumocuidadotratabadesalir,cuandolapuertadelacasachocóviolentamenteyretumbóatravésde la escalera. En medio del vestíbulo, haciendo frente a Aurelia, apareció laBaronesavestidaconunabatasuciayvieja,conelpechoylosbrazosdescubiertos,elpelogrisdespeinado,moviéndoseairada.Ydetrásdeellaeldesconocido,quegritabay chillaba: «¡Espera, condenado Satanás, bruja endemoniada, que me las vas apagar!», y arrastrándola por los pelos, empezó a golpearla de un modo brutal, enmitaddelcuerpo,envueltocomoestabaensugruesabata.

LaBaronesaempezóaproferirgritosde terror.Aurelia,casidesvanecida,pidióauxilio,asomándosealaventanaabierta.Diolacasualidadqueprecisamentepasabaporallíunapatrulladeguardias,queentraronal instanteen lacasa:«¡Cogedle!—gritaba laBaronesaa losguardias, retorciéndosede rabiaydedolor—.¡Cogedleyagarradlebien!¡Miradlelaespalda!».

En cuanto la Baronesa pronunció su nombre, el jefe de la patrulla exclamójubilosamente: «¡Ajá! ¡Al fin te cogimos, Urian!», y con esto le agarraron y lellevaronconsigo,noobstanteresistirse.Apesardetodolosucedido,laBaronesasehabía percatado de las intenciones de Aurelia. De momento se conformó conagarrarlaviolentamentedelbrazo,arrojarlaalinteriordesucuartoycerrarlobien,sindecir palabra.A lamañana siguiente, laBaronesa salió y regresómuy tardepor lanoche,mientrasAureliapermanecíaensucuartoencerradacomoenunaprisión,sinvernioíranadie,demodoquepasóeldíasinquetómasecomidanibebida.

Así transcurrieron varios días. A menudo la miraba la Baronesa con ojosencendidosde ira,yparecíacomosiquisiera tomarunadecisión,hastaqueundíaencontróuna carta, cuyo contenidopareció llenarlade alegría: «Odiosa criatura—dijolaBaronesaaAurelia—eresculpabledetodo,aunqueteperdono,yloúnicoquedeseoesqueno tealcance laespantosamaldiciónqueestemalvadohadescargadosobreti».Luegodedecirestosemostrómuyamable,yAurelia,ahoraqueyaaquelhombresehabíaalejado,novolvióapensarenlahuida,porloquelefueconcedidamayorlibertad.

Pasadoyaalgúntiempo,undíaqueAureliaestabasentadasolaensucuarto,oyóungran tumultoen lacalle.Ladoncella salióyvolviódiciendoqueeraelhijodelverdugoqueibadetenido,despuésdesermarcadoporroboyasesinato,yquealserconducidoalacárcelsehabíaescapadodeentrelasmanosdelosguardianes.Aureliavaciló, asomándose a la ventana, dominada por temerosos presentimientos; no se

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había engañado, era el desconocido que, rodeado de numerosos guardianes, ibaaherrojadosubidoenunacarreta.Leconducíancaminodelaejecucióndelacondenay de la expiación de sus faltas. Casi estuvo a punto de desmayarse en su sillón,cuandolaespantosaysalvajemiradadelhombresecruzóconlasuya,altiempoquecongestosamenazadoreslevantabaelpuñocerradohaciasuventana.

EracostumbredelaBaronesaestarsiemprefueradecasa,aunqueregresabaparahablarconAureliayhacerconsideracionesacercade sudestinoyde lasamenazasquesecerníansobreella,presagiandounavidamuytriste.Pormediodeladoncellaquehabíaentradoasuservicio,eldíadespuésdelsucesodeaquellanoche,yalaquehabíantenidoalcorrientedelasrelacionesdelaBaronesaconaquelpícaro,seenteróAurelia de que todos los de la casa compadecían a la Baronesa por haber sidoengañadatanvilmenteporundelincuentetandespreciable.

BiensabíaAureliaquelacosaeradeotromodo,yleparecíaimposiblequelosguardiasquepocoanteshabíandetenidoaestehombreencasade laBaronesa,nosupierandesobralabuenaamistaddelaBaronesaconelhijodelverdugo,yaquealapresarle,laBaronesahabíaproferidosunombreyhabíahechoalusiónalamarcadesuespalda,queeralaseñaldesucrimen.Deaquíque,incluso,lamismadoncellaavecesexpresaseconambigüedadloquesedecíaportodaspartes,yqueinsinuasequelos jueces estaban haciendo averiguaciones, de forma que hasta la honorableBaronesaestuvieseapuntodesufrirarresto,debidoalasextrañasdeclaracionesdelmalvadohijodelverdugo.

DenuevosediocuentalapobreAureliadelasituacióntanlamentableenquesehallaba su madre, y no comprendió le hubiera sido posible después de aquelhorrorosoacontecimientopermaneceruninstantemásenlaresidencia.

Finalmente,vioseobligadaaabandonarel lugar,dondesesentía rodeadadeunjustificadodesprecioyadirigirseaunaregiónalejadadeallí.ElviajelacondujoalpalaciodelConde,dondesucedióloqueyahemosreferido.

Aureliasesintióextremadamentefeliz,libredelastremendaspreocupacionesquetenía,peroheaquíquequedóaterradacuandoalexpresarlesumadreelfavordivinoque le concedía este sentimiento de bienaventuranza, ésta, echando llamas por losojos, gritó con voz destemplada: «¡Tú eres la causa demi desgracia, desventuradacriatura!, pero ya verás, toda tu soñada felicidad será destruida por el espírituvengador, cuando me sobrecoja la muerte. En medio de las convulsiones que mecostótunacimiento,laastuciadeSatanás…»,yaquísedetuvoAurelia,seapoyóenel pecho del Conde y le suplicó que le permitiese callar lo que laBaronesa habíaproferidoensufurordemencial.Hallábasedestrozada,puescreíafirmementequesecumpliríanlasamenazasdelosmalosespíritusqueposeíanasumadre.

El Conde consoló a su esposa lomejor que supo, no obstante sentir élmismoescalofríosquelerecorríanelcuerpo.Hubodeconfesarseasímismo,cuandoestuvotranquilo,queelprofundoaborrecimientodelaBaronesa,aunquehubiesefallecido,arrojabaunanegrasombrasobrelavida,quelehabíaparecidotanclara.

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Poco tiempo después se notó unmarcado cambio enAurelia.Como la palidezmortaldesusemblanteylamiradaextenuadadenotasenenfermedad,pareciócomosiAureliaocultaseunnuevosecretoenelinteriordesuser,quesemostraseinquieto,inseguro y temeroso. Huía incluso hasta de sumarido, se encerraba en su cuarto,buscabaloslugaresmásapartadosdelparque,ycuandoselaveía,susojosllorososylosconsumidosrasgosdesusemblantedenotabanquesufríaunapenaprofunda.Envano el Conde se esforzaba por conocer losmotivos del estado de su esposa.Delenorme desconsuelo en el que finalmente se sumió, la sacó un famosomédico, alinsinuar que la gran irritabilidad de la Condesa, a juzgar por los síntomas,posiblementedenotabauncambiodeestado,queharíaladichadelmatrimonio.Estemismomédicosepermitió, comose sentasea lamesadelCondeyde laCondesa,todaclasedealusionesalsupuestoestadoenquesehallabalaCondesa.

LaCondesaparecíaindiferenteatodoloqueescuchaba,aunquedeprontoprestógranatención,cuandoelmédicocomenzóahablarde loscaprichos tanrarosqueavecesteníanlasmujeresqueestabanenestado,yalosqueseentregaban,sintenerenconsideraciónlasaludylaconvenienciadelniño.

LaCondesaabrumóalmédicoconpreguntas,yéstenosecansóderesponderatodas ellas, refiriendo casos asombrosamente curiosos y divertidos de su propiaexperiencia:«También—repuso—hayejemplosdecaprichosanormales,quellevanalasmujeresarealizarhechosespantosos.Asílamujerdeunherrerosintiótaldeseodelacarnedesumarido,quenoparóhastaqueundíaqueéstellegóembriagado,seabalanzó sobre él con un cuchillo grande y le acuchilló de manera tan cruel, quepocashorasdespuésentregabaelespíritu».

Apenashubopronunciadoelmédicoestaspalabras,laCondesasedesmayabaenlasilladondeestabasentada,ycongrantrabajopudosersalvadadelosataquesdenervios que sufrió a continuación. El médico se percató de que había sido muyimprudentealmencionarenpresenciadeunamujertandébilynerviosaaquelterriblesuceso.

Sinembargo,parecióqueaquellacrisishabíaejercidouninflujobienhechorenelánimo de la Condesa, pues se tranquilizó, aunque como de nuevo volviese aenmudeceryaconvertirseenunaextrañacriaturasolitaria,conunfuegointensoquebrotaba de sus ojos, adquiriendo la palidezmortal de antes, el Conde nuevamentevolvióasentirpenaeinquietudacercadelestadodesuesposa.Lomásrarodeél,eraquelaCondesanotomabaningúnalimento,ysobretodoquedemostrabatalascoalacomida,especialmentealacarne,quemásdeunavezsealejódelamesadandolasmásvivasmuestrasdeaborrecimiento.

Elmédicosesintióincapazdecurarla,puesnilasmásfuertesycariñosassúplicasdel Conde, ni nada en el mundo podía hacer que la Condesa tomase ningunamedicina.ComotranscurriesensemanasymesessinquelaCondesaprobasebocado,ypareciesequeuninsondablesecretoconsumíasuvida,elmédicosupusoquehabíaalgoraro,másalládeloslímitesdelacienciahumana.Abandonóelpalacioconun

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pretexto cualquiera, y el Conde pudo darse cuenta de que la enfermedad de laCondesa parecía muy sospechosa al acreditado médico, y denotaba que laenfermedad estaba muy arraigada, sin que hubiese medio de curarla. Hay quesuponerse en qué estado de ánimo quedó el Conde, no satisfecho con estaexplicación.

Justamente por esta épocaunviejo y fiel servidor tuvoocasiónde descubrir alCondequelaCondesaabandonabaelpalaciotodaslasnochesyregresabaalromperelalba.ElCondesequedóhelado.Ahoraescuandosediocuentadequedesdehacíabastante tiempo,aesode lamedianoche, lesobrecogíaunsueñomuypesado,queatribuíaaalgúnnarcóticoquelaCondesaleadministrabaparapoderabandonarsinservistaeldormitorioquecompartíaconél.

Los más negros presentimientos sobrecogieron su alma; pensó en la diabólicamadre, cuyo espíritu quizá revivía ahora en la hija, en alguna relación ilícita yadulterina, y hasta en el malvado hijo del verdugo. A la noche siguiente iba adesvelársele el espantoso secreto, único motivo del estado misterioso en que sehallabasuesposa.

La Condesa acostumbraba ellamisma a preparar el té que tomaba el Conde yluegosealejaba.AqueldíadecidióelCondenoprobarunagota,ycomoleyeseenlacama,segúnteníaporcostumbre,nosintióelsueñoquelesobrecogíaamedianochecomootrasveces.Noobstante,seacostósobreloscojines,ehizocomosidurmiese.Suavemente,congrancuidado,abandonólaCondesaellecho,seaproximóalacamadelCondeeiluminósurostro,deslizándosedelaalcobasinhacerruido.

ElcorazónlelatíaalCondeviolentamente,selevantó,echóseunmantoysiguióasuesposa.Eraunanochedelunaclara,demodoque,noobstantelovelozdesupaso,se podía ver perfectamente a laCondesaAurelia, envuelta su figura en una túnicablanca.LaCondesasedirigióatravésdelparquehaciaelcementerioydesapareciótraselmuro.

Rápidamente corrió el Conde tras ella, atravesó la puerta del muro delcementerio, que halló abierta.Al resplandor clarísimode la luna vio un círculo deespantosas figuras fantasmales. Viejas mujeres semidesnudas, con el cabellodesmelenado,hallábansearrodilladasenelsuelo,yseinclinabansobreelcadáverdeun hombre, que devoraban con voracidad de lobo. ¡Aurelia hallábase entre ellas!Impelido por un horror salvaje, el Conde salió corriendo irreflexivamente, comopresodeunespantomortal,porelpavordelinfierno,ycruzólossenderosdelparque,hasta que bañado en sudor, al amanecer encontróse ante la puerta del palacio.Instintivamente,sinmeditarloquehacía,subiócorriendolasescaleras,yatravesólashabitaciones hasta llegar a la alcoba. LaCondesa yacía, al parecer entregada a undulcey tranquilosueño.ElConde tratódeconvencersedequesolohabíasidounapesadillaounavisiónengañosaquelehabíaangustiado,yaqueerasabedordelpaseonocturno,delcualdabatrazassumanto,mojadoporelrocíodelamañana.

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Sin esperar a que la Condesa despertase, se vistió y montó en su caballo. Lacarrera que dio a lo largo de aquella hermosa mañana a través de los arbustosaromáticos, de los que parecía saludarle el alegre canto de los pájaros quedespertaban al día, disipó las terribles imágenes nocturnas; consolado y serenoregresóalpalacio.

Como ambos, el Conde y laCondesa, se sentasen solos a lamesa, y como decostumbre ésta tratase de salir de la estancia a la vista de la carne guisada, dandomuestrasdelmayorasco,selehizoevidentealConde,entodasucrudeza,laverdaddeloquehabíacontempladolanocheanterior.Poseídodelmayorfurorselevantódeun salto y gritó con voz terrible: «¡Maldito aborto del infierno, ya sé por quéaborreces el alimento de los hombres, te cebas en las tumbas, mujer diabólica!».Apenashabíaproferidoestaspalabras,laCondesa,dandoalaridos,seabalanzósobreélconlafuriadeunahienaylemordióenelpecho.ElCondediounempujónalarabiosa mujer y la tiró al suelo, donde entregó su espíritu en medio de lasconvulsionesmásespantosas.ElCondeenloqueció.

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E. T. A. HOFFMAN (Königsberg, 24 de enero de 1776 - Berlín, 25 de junio de1822). «El día de San Juan Crisóstomo, es decir, el 24 de enero del año milsetecientos y tantos, hacia las doce del mediodía, nació un niño que tenía rostro,manosy pies…Supadre se vertió una cucharadade sopa en la barba…sumadreestalló en tal carcajada que a la vihuelista que estaba tocando una canción se lerompieronlascuerdasdelinstrumento…».EstaspalabrasserefierenalnacimientodeKreisler, el doble imaginadoporHoffmann, personaje que, homenajeando al autor,daríatítuloaunacomposicióndeSchumann.

ElpropioHoffmanntendríamuchoqueverconlamúsica,apartedeconlapintura,ysobretodoconlaliteraturadeescalofrío,fantasíaysueño.Naciórealmenteen1776—comoKreisler—ymurióen1882.Esquizáelmásimportante,desdeluegoelmáspopular,delosrománticosalemanes.Véase,paraempaparsedesuvidaydatossobresu obra, «El alucinantemundo de E.T.A. Hoffmann», excelente libro de CarmenBravoVillasante,cuyastraduccioneshemosadquiridoparanuestraBiblioteca.

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