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EL ABECEDARIO DEL ANARQUISTA REVOLUCIONARIO NESTOR MAKHNO Revisión y edición: @rebeldealegre Traducción original: Jordi Rey

[Makhno] El Abecedario Del Anarquista Revolucionario

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[Makhno] El Abecedario Del Anarquista Revolucionario

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  • EL ABECEDARIO DEL ANARQUISTA REVOLUCIONARIO

    NESTOR MAKHNO

    Revisin y edicin: @rebeldealegre

    Traduccin original: Jordi Rey

  • EL ABECEDARIO DEL ANARQUISTA REVOLUCIONARIO

    NESTOR MAKHNO

    EL ANARQUISMO ES LA VIDA LIBRE y la obra creativa del ser humano. Es la destruccin de todo lo que va contra las aspiraciones naturales y saludables del ser humano. El anarquismo no es una enseanza exclusivamente terica que emana de programas elaborados artificialmente con el fin de regir la vida; es una enseanza trazada desde la vida a travs de todas sus manifestaciones saludables, pasando por alto toda norma artificial. La fisonoma social y poltica del anarquismo es una sociedad libre, anti-autoritaria, aquella que instaura la libertad, la igualdad y la solidaridad entre todos sus miembros. La Ley, en el anarquismo, es la responsabilidad del individuo, lo que entraa una garanta real de la libertad y la justicia social, para todos y para cada uno, en todas partes y en todos los tiempos. Aqu es donde naci el comunismo. El anarquismo surge naturalmente en los seres humanos; el comunismo, entonces, es su desarrollo lgico. Estas afirmaciones demandan ser apoyadas tericamente mediante el anlisis cientfico y los datos concretos, a fin de devenir en los postulados fundamentales del anarquismo. Sin embargo, los grandes tericos libertarios, como Godwin, Proudhon, Bakunin, Johann Most, Kropotkin, Malatesta, Sbastien Faure y muchos otros, no quisieron al menos es lo que yo creo limitar la doctrina en marcos rgidos y definitivos. Por el contrario, podemos decir que el dogma cientfico del anarquismo es la aspiracin a demostrar que es inherente a la naturaleza humana no contentarse jams de sus conquistas. La sola cosa que no cambia en el anarquismo cientfico es la

  • tendencia natural a rechazar todas las cadenas y toda explotacin del hombre por el hombre. En lugar de las cadenas y la esclavitud instauradas actualmente en la sociedad humana las que, por cierto, el socialismo no puede ni podr eliminar el anarquismo siembra la libertad y el derecho inalienable del ser humano a hacerlo. Como anarquista revolucionario, he participado en la vida del pueblo ucraniano durante la revolucin. El pueblo sinti instintivamente, a travs de su actividad, la exigencia vital de las ideas anarquistas y tambin ha sufrido su trgico destino. Yo conoc, sin cesar, las mismas dificultades dramticas de esta lucha colectiva, pero a menudo me encontr incapaz de comprender y por lo tanto de formular las exigencias del momento. En general, me repuse rpidamente y me di cuenta claramente del propsito de mis compaeros y yo; estbamos llamados a luchar asimilados directamente por las masas que lucharon por la libertad y la independencia del individuo y de la humanidad entera. La experiencia de la lucha prctica ha fortalecido mi conviccin de que el anarquismo ensea de manera viva al ser humano. Es una enseanza tan revolucionaria como la vida, es igualmente variada y de gran alcance en sus manifestaciones que la vida creativa del hombre y, de hecho, se indentifica con ella ntimamente. Como anarquista revolucionario, y mientras tenga un lazo con esta calificacin, te llamar a t, hermano humillado, a la lucha por la realizacin del ideal anarquista. En efecto, slo por esta lucha por la libertad, la igualdad y la solidaridad comprenders el anarquismo. El anarquismo existe, por lo tanto, naturalmente en los seres humanos: le emancipa histricamente de la psicologa servil adquirida artificialmente y le ayuda a hacerse un combatiente consciente contra la esclavitud bajo todas sus formas. Es en esto que el anarquismo es revolucionario.

  • Mientras ms se da cuenta el ser humano, mediante la reflexin, de su situacin servil, ms se indigna con eso, y el espritu anarquista de libertad, de voluntad y de accin se incrusta en l. Esto aplica a cada individuo, hombre o mujer, incluso si jams ha odo hablar de la palabra "anarquismo". La naturaleza del ser humano es anarquista: se opone a todo lo que tiende a hacerlo prisionero. Esta esencia natural, creo yo, se expresa en el trmino cientfico de anarquismo. ste, en tanto que ideal de vida del hombre, desempea un papel significativo en la evolucin humana. Tanto en los opresores, como en los oprimidos, comienza a cobrar vida poco a poco este papel; entonces, los primeros aspiran por todos los medios a deformar este ideal, mientras que los segundos aspiran, ellos, a hacerlo ms fcil de alcanzar. La comprensin del ideal anarquista en el esclavo y el amo crece con la civilizacin moderna. A pesar de que han intentado adormecer y bloquear toda tendencia natural del hombre a protestar contra todo ultraje a su dignidad, no pudieron imponer silencio a los espritus cientficos independientes que desnudaron la procedencia verdadera del hombre y demostraron la inexistencia de Dios, considerado antes como el creador de la humanidad. Como consecuencia, se volvi naturalmente ms fcil probar de manera irrefutable el carcter artificial de los "decretos divinos" sobre la tierra y de las relaciones denigrantes que se llevaban a cabo contra el hombre. Todos estos acontecimientos ayudaron considerablemente al desarrollo consciente de las ideas anarquistas. Tambin es cierto que vieron la luz concepciones artificiales en la misma poca: el liberalismo y el socialismo supuestamente "cientfico", del que una de las ramas es representada por el bolchevismo-comunismo. No obstante, a pesar de toda su influencia inmensa sobre la psicologa de la sociedad moderna, o por lo menos sobre gran parte de ella, y a pesar de su triunfo sobre la reaccin clsica, por una parte, y sobre la personalidad del individuo, por otra, estas concepciones artificiales tienden a caer por el

  • barranco que conduce a las formas ya conocidas del viejo mundo. El ser humano libre, que toma conciencia y se da cuenta de lo que pasa alrededor de l, entierra y enterrar inevitablemente todo el pasado degradante de la humanidad, as como con todo lo que ste arrastra: el engao, la violencia arbitraria y la humillacin. Enterrar tambin aquellas enseanzas artificiales. El individuo se libera poco a poco, desde ahora, de las capas de mentiras y de cobarda entre las que le recubrieron desde su nacimiento los dioses terrestres, esto con la ayuda de la grosera fuerza de la bayoneta, del rublo, de la "justicia" y de la ciencia hipcrita la de los aprendices de brujo. Desembarazndose de tal infamia, el individuo alcanza la plenitud que le hace descubrir el sentido de la vida: observa all en primer lugar su antigua vida servil y repulsiva, de cobarda y de miseria. Esta vida anterior lo haba muerto, esclavizndolo, destruyendo todo lo que tena de nico y de valor al principio, para transformarlo en un borrego que balaba, en propiedad de un dueo imbcil que patalea y desgarra todo lo que hay de bueno en uno mismo. Es solamente en este momento en el que el ser humano despierta hacia la libertad natural, independiente de quin o quines sean, y en el que reduce a ceniza todo lo que le es contrario, todo lo que viola la pureza y la belleza cautivante de la naturaleza, la cual se manifiesta y crece a travs de la obra creadora autnoma del individuo. Es slo entonces aqu que el ser humano vuelve a s mismo y condena para siempre su pasado vergonzoso, cortando con todo lazo psquico que encarcelaba su vida individual y social, con el peso de su ascendencia servil y tambin, en parte, con su propia resignacin, animada y aumentada por los chamanes de la ciencia.

  • Desde ahora, el ser humano progresa ao a ao, as como lo hizo antes de generacin en generacin, hacia un propsito altamente tico: no ser y no convertirse l mismo en un chamn, un profeta con poder sobre los dems, y ya no tolerar ms que otros tengan poder sobre l. Liberado de dioses celestes y terrestres, as como de todas sus prescripciones morales y sociales, el ser humano alza la voz y se opone en actos contra la explotacin del hombre por el hombre y a la perversin de su naturaleza, que se mantiene invariablemente ligada al avance hacia la plenitud y la perfeccin. Este ser humano rebelde que se ha dado cuenta de su situacin y de la de sus hermanos oprimidos y humillados, se expresa desde ahora en adelante con su razn y corazn: se hace un anarquista revolucionario, el nico individuo que puede tener sed de libertad, de plenitud y de perfeccin tanto para l mismo como para el gnero humano, aplastando con sus pies la esclavitud y la idiotez social encarnada histricamente por la violencia el Estado. Contra este asesino y bandido organizado, el ser humano libre se organiza a su vez con sus semejantes, con vistas a fortalecerse y a adoptar una orientacin verdaderamente comunista en todas las conquistas comunes realizadas en el camino creativo, a la vez grandioso y doloroso. De este modo, los miembros individuales de tales grupos se emancipan de la tutela criminal de la sociedad dominante, en la medida en que vuelven a ser ellos mismos; es decir, en la medida en que rechazan todo servilismo hacia otros, sean quienes sean que hayan podido ser antes: obreros, campesinos, estudiantes o intelectuales. As es como escapan de la condicin de borrico, de esclavo, de funcionario o de lacayo que se vende a dueos imbciles. Como individuo, el ser humano se acerca a su personalidad autntica, rechaza y reduce a cenizas las ideas falsas sobre su vida, recobrando as todos sus verdaderos derechos. Es por medio de este doble proceso de rechazo y afirmacin que el

  • individuo se convierte en un revolucionario anarquista y un comunista consciente. Como ideal de vida humana, el anarquismo se revela conscientemente en cada individuo como una aspiracin natural del pensamiento hacia una vida libre y creadora, conduciendo a un ideal social de felicidad. En nuestro siglo, la sociedad anarquista o la sociedad armoniosa ya no parece una quimera. Sin embargo, como su elaboracin y su organizacin prctica, su concepcin parece poco evidente. En tanto que enseanza de una vida nueva del ser humano y de su desarrollo creativo, tanto en el plano individual como en el social, la idea misma del anarquismo se funda sobre la verdad indestructible de la naturaleza humana y sobre las pruebas indiscutibles de la injusticia en la sociedad actual herida verdadera y permanente. Esta comprobacin conduce a su partidarios los anarquistas a encontrarse en una situacin a medias o totalmente ilegal frente a las instituciones oficiales de la sociedad actual. En efecto, el anarquismo no puede ser reconocido como completamente legal en ningn pas; esto se explica por la profunda impregnacin de la sociedad por su siervo y seor: el Estado. La sociedad all est completamente disuelta; todas sus funciones y asuntos sociales son transferidos a las manos del Estado. El grupo de personas que siempre parasit a la humanidad, mediante la construccin de "fosas" en su vida, se identific entonces con el Estado. Ya sea de forma individual o en masas innumerables, el ser humano se encuentra a merced de este grupo de holgazanes que se hacen llamar "gobernantes y dueos", y que en realidad no son ms que simples explotadores y opresores. Son stos los tiburones que embrutecen y someten el mundo actual, sean gobernantes de derecha o de izquierda, burgueses o socialistas estatistas; a quienes la gran idea del anarquismo no les gusta para nada. La diferencia entre estos tiburones consiste en que los primeros son unos burgueses declarados y por consiguiente menos hipcritas , mientras que los segundos, los

  • socialistas partidarios del estatismo de todas clases, y entre ellos sobre todo los colectivistas que indebidamente se agenciaron el nombre de comunistas, a saber, los bolcheviques, se camuflan hipcritamente bajo las palabras "fraternidad" e "igualdad". Los bolcheviques estn dispuestos a repintar una y mil veces la sociedad actual o a cambiar mil veces el nombre de los sistemas de dominacin y esclavitud de unos y de otros en resumen, a modificar las denominaciones segn las necesidades de sus programas, sin cambiar por eso ni un pice de la naturaleza de la sociedad actual, incluso si ello implica incluir en sus estpidos programas compromisos entre las contradicciones naturales existentes entre dominacin y servidumbre. Aunque ellos saben que estas contradicciones son insalvables, no obstante las mantienen, con el solo fin de no dejar aparecer en la vida el slo verdadero ideal humano: el comunismo-anarquista. Segn su absurdo programa, los socialistas y los comunistas estatistas decidieron "permitirle" al ser humano ser socialmente libre, sin que sea posible por ello manifestar esta libertad en su vida social. En cuanto a dejarle emanciparse espiritualmente en su totalidad, de modo que sea totalmente libre de actuar y de someterse nicamente a su propia voluntad y a las leyes naturales, aunque tocan ese tema, eso est fuera de discusin en lo que a ellos se refiere. Esa es la razn por la cual unen sus esfuerzos con los burgueses, con el fin de que aquella emancipacin jams pueda escapar de su odiosa tutela. De todas formas, sabemos muy bien qu aspecto puede adoptar en lo sucesivo la "emancipacin" otorgada por un poder poltico cualquiera. El burgus encuentra que es natural hablar de los trabajadores como esclavos destinados a seguir sindolo. Nunca alentar al trabajo autntico que pueda producir algo genuinamente til y bello, algo que sea de beneficio para toda la humanidad. A pesar de los vastos recursos de capital a su disposicin en la industria y en la agricultura, afirma no ser capaz de idear los principios de una existencia social nueva. El presente le parece bastante adecuado, pues todos los poderosos se inclinan ante l: reyes,

  • presidentes, gobiernos y la casi totalidad de los intelectuales y sabios; todos ellos, que a su vez someten a los esclavos de la sociedad nueva. Sirvientes!, exclama el burgus a su fiel servidumbre, Dad a los esclavos la miseria que les corresponde, mantened para vosotros lo que os corresponde por sus dedicados servicios, y dennos a nosotros el resto! En estas condiciones, para ellos, La vida slo puede ser bella! "No, no estamos de acuerdo con ustedes sobre este punto", claman los socialistas y comunistas estatistas. Se dirigen a los trabajadores, los organizan en partidos polticos y los alientan a rebelarse con el siguiente discurso: "Tneis que echar a los burgueses del poder del Estado y entregrnoslo a nosotros, los socialistas y comunistas estatistas, entonces nosotros os defenderemos y os liberaremos". Enemigos encarnizados y naturales del poder del Estado, mucho ms que de los holgazanes y los privilegiados, los trabajadores expresan su odio, se sublevan haciendo la revolucin, destruyen el poder del Estado y acaban con sus beneficiarios, luego, sea por ingenuidad o por falta de vigilancia, dejan a los socialistas apoderarse de eso. En Rusia, dejaron a los bolcheviques-comunistas acaparrselo. Estos viles hipcritas, estos monstruos y verdugos de la libertad se echaron entonces a degollar, a fusilar y a aplastar a la gente, incluso a los desarmados, exactamente igual como antes hicieron los burgueses, si no peor. Fusilan para someter el espritu independiente, sea individual o colectivo, con el fin de aniquilar para siempre en el ser humano el espritu de libertad y la voluntad creadora, de hacerlo un esclavo espiritual y lacayo fsico de un grupo de malvados instalados en el lugar del trono cado, no dudando en utilizar sicarios para subordinar a la masa y eliminar a los disidentes. Gimen los seres humanos bajo el peso de las cadenas del poder socialista en Rusia. Gimen en otros pases tambin bajo el yugo de los socialistas en confabulacin con la burguesa, o incluso bajo el yugo de la burguesa solamente. En todas partes, individual o colectivamente, gime el ser humano bajo la

  • opresin del poder del Estado y sus demencias polticas y econmicas. Pocas personas se interesan por sus sufrimientos sin simultneamente tener segundos pensamientos, pues los verdugos, antiguos o nuevos, son muy fuertes espiritual y fsicamente: tienen inmensos y efectivos recursos para apuntalar su control y para aplastar a uno y cada uno de quienes se pongan en su camino. Deseando con ansias defender su derecho a la vida, a la libertad y a la felicidad, el ser humano anhela manifestar su voluntad creadora aventurndose al torbellino de la violencia. De cara al resultado incierto de su lucha, tiende a veces a bajar los brazos frente a su verdugo, en el momento mismo en que ste le pasa el nudo corredizo alrededor del cuello, mientras que una sola mirada audaz suya bastara para asustar al verdugo y para poner nuevamente en dudas el peso del yugo. Desgraciadamente, prefiere muy a menudo cerrar los ojos en el mismo momento en que el verdugo pasa el nudo corredizo en torno a su vida entera. Slo el individuo que logr desembarazarse de las cadenas de la opresin y observ todos los horrores que se cometan contra el gnero humano, puede estar convencido de que su libertad y la de sus semejantes son inviolables, lo mismo que sus vidas, y de que su semejante es un hermano. Si est dispuesto a conquistar y defender su libertad, a exterminar a todo explotador y todo verdugo (si es que ste no abandona su profesin cobarde) y si despus no tiene por objetivo en su lucha contra el mal de la sociedad contempornea reemplazar el poder burgus por otro poder tambin opresor socialista, comunista u "obrero" (bolchevique) , y quiere instaurar una sociedad realmente libre, organizada a partir de la responsabilidad individual y que garantiza a todos una libertad autntica y una justicia social igual para todos, este ser humano es un anarquista revolucionario. Puede mirar sin temor los actos del Estado verdugo y recibir si es necesario su veredicto, y tambin enunciar el suyo si llega la ocasin declarando:

  • "No tiene por qu ser as! Reblate, hermano oprimido! Sublvate contra todo poder del Estado! Destruye el poder de la burguesa y no le reemplaces por el de los socialistas y los bolcheviques-comunistas, suprime todo poder del Estado y echa a sus partidarios, porque jams encontrars a amigos entre ellos!" El poder de los socialistas o los comunistas estatistas es tan nocivo como el de la burguesa. Incluso puede serlo an ms, cuando hacen sus experimentos con la vida y la sangre de las personas. En ese entonces, no tarda mucho en revertirse subrepticiamente a las premisas del poder burgus; ya no teme ms recurrir a los peores medios, mintiendo y engaando todava ms que cualquier otro poder. Las ideas del socialismo o el comunismo de Estado se vuelven hasta superfluas: se sirven de ellas y se acercan a todas las ideas que puedan servir para aferrarse al poder. En resumidas cuentas, slo emplean nuevos medios para perpetuar la dominacin y se vuelven ms cobardes que la burguesa, ya que sta cuelga al revolucionario pblicamente, mientras que el bolchevismo-comunismo, lo mata y lo ahoga a escondidas. Toda revolucin que enfrent a la burguesa y a los socialistas, o comunistas de Estado, ilustra bien lo que acabo de afirmar; en particular si se considera el ejemplo de las revoluciones rusas de Febrero y de Octubre de 1917. Habiendo derribado al Imperio Ruso, las masas trabajadoras se sintieron, en consecuencia, con una emancipacin poltica a medias y aspiraron a completar esta liberacin. Entregaron las tierras, confiscadas a los grandes terratenientes y al clero, a los que las trabajaban o a los que tenan la intencin de hacerlo sin explotar el trabajo de otros. En las ciudades, fueron las fbricas, las tipogrficas y otras empresas sociales las que fueron tomadas por los que trabajaban en ellas. Cuando ocurran estos logros saludables y entusiastas, que tendan a instaurar relaciones fraternales entre las ciudades y los campos, los trabajadores no notaron que en Kiev, Jarkov y Petrogrado, se instalaban nuevos gobiernos.

  • A travs de sus organizaciones de clase, el pueblo aspiraba a establecer los cimientos de una sociedad nueva y libre que pretenda, en la medida en que se desarrollara sin interferencias, eliminar del cuerpo social a todos los parsitos y a todo poder de unos sobre otros, siendo stos juzgados estpidos y perjudiciales por los trabajadores. Tal visin se confirm claramente en Ucrania, en los Urales y en Siberia. En Tiflis, Kiev, Petrogrado y en Mosc, el corazn mismo del poder moribundo, sali a la luz esta tendencia. No obstante, siempre y por todas partes, los socialistas y los comunistas de Estado tenan, y tienen todava, numerosos partidarios, as como asesinos a sueldo. Entre stos, desgraciadamente, haban tambin varios trabajadores. Con la ayuda de estos asesinos, los bolcheviques acabaron con la obra del pueblo, y de manera tan terrible que hasta la Inquisicin de la Edad Media podra envidiarles. En cuanto a nosotros, conociendo la naturaleza real del Estado, les dijimos a los guas socialistas y bolcheviques: "Vergenza deberan tener! Ustedes que tanto escribieron sobre la ferocidad burguesa hacia los oprimidos. Ustedes que defendieron tan encarnizadamente la pureza revolucionaria y la devocin de los trabajadores en la lucha por su emancipacin y ahora, habiendo llegado al poder, se revelan como viles lacayos de la burguesa, o directamente se han convertido en burgueses al utilizar sus mtodos, incluso hasta el punto de que la burguesa se sorprende y hace gracia de vosotros". An ms, a travs de las experiencias del bolchevismo-comunista, la burguesa ha comprendido, durante los ltimos aos, que la utopa cientfica de un socialismo estatal no poda ocurrir sin usar sus medios. Lo comprendi tan bien que se burla de sus alumnos que ni siquiera llegan a su altura. Ha comprendido que, en el sistema socialista, la explotacin y la violencia organizada contra la mayora de la masa trabajadora no suprime de ninguna manera la vida corrompida y el

  • parasitismo de los holgazanes, que de hecho la explotacin cambia slo de nombre y despus crece y se refuerza. Y esto es lo que la realidad nos confirma. Slo hay que comprobar el robo de los bolcheviques y su monopolio sobre las conquistas revolucionarias del pueblo, as como de su polica, sus tribunales, las prisiones y los carceleros, todo empleado contra la revolucin. El Ejrcito Rojo sigue reclutando por la fuerza! Encontramos all las mismas funciones que antes, aunque ahora se denominan de otro modo, siendo todava ms irresponsables y equivocadas. El liberalismo, el socialismo y el comunismo de Estado son tres miembros de la misma familia que recurren a diferentes vas para ejercer su poder sobre el ser humano con el fin de impedirle alcanzar su total apertura hacia la libertad y la independencia mediante la creacin de un principio nuevo, sano y autntico; a partir de un ideal social vlido para todo el gnero humano. "Reblate!", declara al anarquista revolucionario al oprimido. "Sublvate y suprime todo poder sobre ti y en ti. Y no participes en la creacin de uno nuevo. S libre y defiende la libertad de otros contra toda agresin!" En la sociedad humana, el poder es pregonado sobretodo por los que jams han vivido de su propio trabajo y de una existencia sana, o bien, que no viven o no quieren vivir. El poder del Estado jams podr otorgar la alegra, la felicidad y la plenitud a una sociedad, sea cual sea. Este poder ha sido creado por holgazanes cuyo nico fin es saquear y ejercer su violencia, a menudo mortfera, contra todos aquellos que producen, por medio de su trabajo sea por la voluntad, la inteligencia o los msculos , todo aquello que es til y bueno en la vida humana. Que este poder se califique de burgus, de socialista, de bolchevique-comunista, de obrero o de campesino, al final da lo mismo: es igualmente nocivo para la individualidad sana y feliz

  • y para la sociedad en conjunto. La naturaleza de todo poder de Estado es en todas partes idntica: aniquila la libertad del individuo, le transforma espiritualmente en lacayo, le utiliza para el trabajo sucio. No existe poder inofensivo. Hermano oprimido, acaba con el poder que hay en t y no permitas que se instaure sobre t, ni sobre tu hermano, prximo o lejano! La vida real, sana y alegre, del individuo y de la colectividad, no se construye con la ayuda del poder ni de programas que intentan encerrarla en frmulas artificiales y leyes escritas. No; slo puede construirse a partir de la libertad individual y su obra creadora e independiente, que se abre paso a travs de fases de destruccin y construccin. La libertad de cada individuo es el cimiento de la sociedad libertaria; la que alcanza su integridad mediante la descentralizacin y la realizacin del objetivo comn: el comunismo anarquista. Cuando pensamos en la sociedad comunista anarquista, la vemos como una sociedad grandiosa y armoniosa en sus relaciones humanas. Se basa principalmente en individuos libres que se agrupan en asociaciones de afinidad sea por inters, necesidad o por inclinacin , garantizando la justicia social igual para todos, y mediante la unin en federaciones y confederaciones. El comunismo anarquista, es una sociedad que se funda sobre la vida libre de toda persona, sobre su derecho intangible a un desarrollo infinito, sobre la supresin de todas las injusticias y de todos los dolores que entorpecen el progreso y el perfeccionamiento de la sociedad dividindola en clases, fuentes de la opresin y de la violencia de unos sobre otros. La sociedad libertaria tiene como objetivo hacer ms bella y radiante la vida de cada quien, por medio de su trabajo, por

  • medio de su voluntad y por medio de su inteligencia. En pleno acuerdo con la naturaleza, el comunismo anarquista se funda, por consiguiente, sobre la vida del individuo plenamente abierto, independiente, creativo y absolutamente libre. Por tal razn sus adeptos parecen vivir una vida de seres libres y radiantes. El trabajo y las relaciones fraternales entre todos, el amor por la vida, la pasin por la creacin bella y libre, todos estos valores motivan la vida y la actividad de los comunistas anarquistas. No necesitan prisiones, verdugos, espas y provocadores, utilizados en cambio en grandes nmeros por los socialistas y comunistas estatistas. Por principio, los comunistas anarquistas no necesitan contratar bandidos y asesinos, de quienes el supremo ejemplo y lder es, a fin de cuentas, el Estado. Hermano oprimido! Preprate para la fundacin de aquella sociedad, a travs de la reflexin y de la accin organizada. Slo recuerda que tu organizacin debe ser slida y constante en su actividad social. El enemigo absoluto de tu emancipacin es el Estado; mejor encarnado en la unin de estos cinco estereotipos: el propietario, el militar, el juez, el sacerdote y el que es servidor de todos ellos, el intelectual. En la inmensa mayora de los casos, este ltimo se encarga de demostrar los derechos "legtimos" de sus cuatro dueos para condenar al gnero humano, para sistematizar la vida del individuo bajo todos sus aspectos, personales y sociales, y en esto, deformando el sentido de las leyes naturales para codificar leyes "histricas y jurdicas", obras criminales de escritores corruptos. El enemigo es muy fuerte porque, desde hace milenios, vive de la rapia y la violencia: tiene experiencia acumulada, ha superado crisis internas y ahora, adopta una nueva cara, estando amenazado de extincin por la aparicin de una ciencia nueva que despierta al ser humano de su sueo terrenal. Esta ciencia nueva lo libera de sus prejuicios y le abastece de armas para descubrirse l mismo y encontrar su verdadero lugar en la vida, a pesar de todos los esfuerzos de los aprendices de brujos de la unin de los "cinco" para impedirlo avanzar sobre esta va.

  • As, tal transformacin del rostro de nuestro enemigo, hermano oprimido, puede ser observada, por ejemplo, en todo lo que emana de la gabinete de reformadores eruditos del Estado. Pudimos observar un ejemplo de esta metamorfosis en las revoluciones que nosotros vimos de primera fuente. En realidad, nuestro enemigo no ha hecho ms que cambiar de apariencia y encontrar nuevos aliados, que obraron criminalmente contra nosotros: el ejemplo de los bolcheviques-comunistas en Rusia, en Ucrania, en Georgia, entre otros muchos pueblos de Asia Central es muy aleccionador a este respecto. Este tiempo jams ser olvidado por el ser humano que lucha por su emancipacin, porque sabr ste recordar la pesadilla y el crimen que all ocurri. Aunque la revolucin social se desarrolla espontneamente, la organizacin abre su paso, facilita la aparicin de brechas entre los diques levantados contra ella y acelera su llegada. El anarquista revolucionario trabaja desde ahora en esta orientacin. Cada oprimido que tiene sobre l el yugo, siendo consciente de que esta degradacin aplasta la vida del gnero humano, debe ayudar al anarquista. Cada ser humano debe ser consciente de su responsabilidad y asumirlo hasta el fin suprimiendo de la sociedad a todos los verdugos y parsitos de la unin de los "cinco", con el fin de que la humanidad pueda respirar con toda libertad. Cada individuo y sobre todo el anarquista revolucionario como iniciador que llama a luchar por el ideal de libertad, de solidaridad y de igualdad debe recordar que la revolucin social exige para su evolucin creadora, medios adecuados; en particular los medios organizativos constantes, sobretodo durante el perodo en el que destruye, en un alzamiento espontneo, la esclavitud, y siembra la libertad, afirmando el derecho de cada ser humano a un desarrollo libre ilimitado. Precisamente es el perodo en que, sintiendo la libertad verdadera, en s mismos y alrededor, los individuos y las masas se atrevern a poner en prctica las conquistas de la revolucin

  • social, y esa revolucin entonces experimentar mayor necesidad ms grande de recursos organizativos. Por ejemplo, los anarquistas revolucionarios desempearon un papel particularmente notable en el momento de la Revolucin Rusa pero, no poseyendo los medios de accin necesarios, no pudieron llevar a cabo su papel histrico. Esta revolucin nos demostr bien, por otra parte, la verdad siguiente: despus de ser destruidas las cadenas de la esclavitud, las masas humanas no tienen intencin, de ninguna manera, de crear nuevas. Al contrario, durante los perodos revolucionarios, las masas buscan formas nuevas de asociaciones libres que puedan no slo responder a sus impulsos libertarios, sino que tambin sirvan para defender sus victorias cuando el enemigo las ataca. Observando este proceso, hemos llegado a la conclusin de que las asociaciones ms productivas y acertadas slo podan ser las uniones-comunes, cuyos medios sociales son creados por la vida misma: los soviets libres. Fundndose sobre la misma conviccin, el anarquista revolucionario se arroja a la accin con abnegacin e incita a los oprimidos a la lucha por las asociaciones libres. Est convencido que no slo hay que manifestar los principios organizativos creativos fundamentales, tambin hay que encontrar los modos de defender la vida nueva contra las fuerzas hostiles. La prctica muestra que esto debe ser realizado de la manera ms firme y sostenida, por las propias masas directamente. Al cumplirse la revolucin, guiadas por el anarquismo natural que hay en ellas, las masas humanas buscan las asociaciones libres. Las asambleas libres conservan siempre su simpata. El anarquista revolucionario debe ayudarles a formular lo mejor posible este paso. Por ejemplo, el problema econmico de la asociacin libre de las comunas debe encontrar su plena expresin en la creacin de cooperativas de produccin y de consumo, de las que los soviets libres seran promotores. Es a travs de los soviets libres, durante la expansin de la revolucin social, que las masas se apoderarn directamente de

  • todo el patrimonio social: la tierra, los bosques, las fbricas, los ferrocarriles y los transportes martimos, etc., y despus, reagrupndose segn su intereses, afinidades o el ideal comn, construirn su vida social de un modo ms variado y adaptado a sus necesidades y deseos. Esta lucha ser penosa; provocar un gran nmero de vctimas, porque pondr frente a frente, por ltima vez, a la humanidad libre y el viejo mundo. No habr lugar ni al titubeo ni al sentimentalismo. Esto ser de vida y muerte! Por lo menos as es como deber concebirlo cada ser humano que le d importancia a sus derechos y a los de la humanidad entera, si no quiere seguir siendo un borrico, un esclavo, como se le fuerza a ser actualmente. Cuando el razonamiento sano y el amor, tanto propio como por los dems, se ponga en ascenso en la vida, el ser humano se convertir en verdadero creador de su propia existencia. Organzate, hermano oprimido, acude a todas las personas, del arado y del taller, del banco, de la escuela, del instituto y de la universidad, sin olvidar al sabio y el intelectual en general, con el fin de que salga de su aposento y te apoye en tu camino penoso. Es verdad que nueve de cada diez intelectuales no podrn responder a tu llamamiento o bien, si lo hacen, ser con la intencin de engaarte, porque no olvides que estos son fieles servidores de la unin de los "cinco". Habr sin embargo uno de cada diez que se convertir en tu amigo y te ayudar a desbaratar el engao de los otros nueve. En cuanto a la violencia fsica, la fuerza grosera de quienes gobiernan y legislan, t la eliminars con tu propia violencia. Organzate, llama a todos tus hermanos a unirse al movimiento y exige a todos los gobernantes poner fin, voluntariamente, a su cobarde profesin de regentar la vida de las personas. Si se niegan, sublvate, desarma a los policas, a milicianos y otros perros guardianes de la unin de los "cinco". Apresa a todos los gobernantes por cuanto sea necesario, destruye y quema sus

  • leyes! Destruye las prisiones, aniquila la burocracia, suprime todo poder de Estado! Numerosos sicarios y asesinos se encuentran en el ejrcito, pero tus amigos, los soldados llevados a la fuerza, tambin estn all estn presentes. Llmales a tu lado, vendrn a ayudarte y te ayudarn a neutralizar a los mercenarios. Una vez que nos hayamos reunido en una sola gran familia, hermanos, iremos juntos por el camino de la luz y del saber, alejaremos las tinieblas y marcharemos hacia el ideal comn de la humanidad: la vida fraternal y libre, la sociedad donde nadie ser esclavo ni ser humillado por quienquiera que sea, nunca ms. A la bruta violencia de nuestros enemigos, responderemos con la fuerza compacta de nuestro ejrcito revolucionario insurrecional. A la incoherencia y la arbitrariedad, responderemos construyendo con justicia nuestra nueva vida, teniendo como base la responsabilidad individual, verdadera garanta de la libertad y de la justicia social. Slo los criminales sanguinarios de la unin de los "cinco" se negarn a unirse a nosotros en el camino hacia la vida nueva; intentarn oponerse para conservar sus privilegios, condenndose entonces a s mismos a la muerte. Viva esta conviccin clara y firme en la lucha por el ideal de la armona humana generalizada: La sociedad anarquista!