Malaria, Caos en La Sangre. Revista National Geografic Julio 2007

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Empieza con una picadura, una picadura indolora.

COMO PARTE DE UN EXPERIMENTO CIENTiFICO, LOS MOSQUITOS HEMBRA SE ALiMENTAN DE SANGRE TIBIA DE VACA. FOTOGRAFfA DE IRA BLOCK

El mosquito aparece en las noches, se posa sobre una zona de piel expuesta y adopta la postura encorvada de un velocista en los tacos de salida, con la cabeza agachada. Desput'S, inserta en la piel sus partes bucales en forma de estilete. El mosquito tiene patas largas y delgadas como filamentos y alas moteadas; pertenece al genero Anopheles, y es el unico insecto portador del panisito que produce la malaria en los seres humanos. Se trata de una hembra. En efecto, a los machos no les interesa la sangre, mientras que las hembras dependen de la hemoglobina, rica en protefnas, para nutrir sus huevos. La prob6scide del mosquito parece s6lida como espiga, pero es en realidad una vaina de diferentes instrumentos: hojas de corte y un tubo de alimentaci6n activado por dos pequefias bombas.

El mosquito hembra perfora la epidermis, despues una del gada capa de grasa, y continua hacia la red de microcapilares repletos de sangre. Entonces comienza a beber. Para inhibir la coagulacion de la sangre, el mosquito lubrica el area de la picadura rociandola con saliva. Entonces sucede. Las glandulas salivales del mosquito portan unas diminutas criaturas en forma de gusano que entran al cuerpo con el chorro lubricante. Conocidos como plasmodios, son los parasitos unicelulares que causan la malaria. Cincuenta mil de ellos podrian nadar en una piscina del tamano del punto al final de esta oracion. Normalmente, un par de docenas se desliza hacia el torrente sanguineo. Pero se requiere solo uno, un plasmodio basta para matar a una persona. Los parasitos permanecen en el torrente sanguineo por solo unos minutos; viajan por el aparato circulatorio hasta el higado. Ahi se detienen. Los plasmodios se introducen en las celulas del higado. Y transcurren una 0 dos semanas sin que existan signos manifiestos de la catastrofe a punto de ocurrirle al cuerpo contagiado.Vivimos en un planeta de malaria. Quiza no

10 parezca desde la posicion ventajosa de los paises desarrollados, en los cuales se piensa que la malaria es un problema en su mayor parte resuelto, como en los casos de la viruela 0 la poliomielitis. En realidad, la malaria, 0 paludismo, como tambien se Ie conoce, afecta hoy en dia a mas personas que nun ca. Es endemica en 106 naciones, con 10 cual se constituye en una amenaza para la mitad de la poblacion mundial. Este ano atacara a casi 500 millones de seres humanos, de los males moriran un millon, al menos; la mayoria, habitantes de Africa, ninos con menos de cinco anos, una cantidad que casi duplica el in dice de mortalidad anual de la generacion anterior. Hasta hace poco, el clamor de esta epidemia habia sido silenciado. Siendo una enfermedad de pobres, es facil que se pase por alto. Que las naciones mas prosperas se hayan deshecho de la malaria es considerado entre algunos especialistas como un factor muy desafortunado. Entre tanto, varias regiones de gran pobreza, practicamente reinadas por nubes de jeringuillas voladoras, han

llegado al borde de la ruina total por causa de esta enfermedad. Solo en los ultimos anos, la malaria ha captado la atencion plena de los organismos internacionales de ayuda, asi como de los donantes privados. La Organizacion Mundial de la Salud (OMS) tiene como una de sus prioridades la disminucion de los casos de esta enfermedad. Los recursos dedicados a combatir la malaria se han duplicado desde 2003. La idea es controlarla combinando todas las tecnicas conocidas, des de las clasicas (herbolaria china), las rudimentarias (mosquiteros para las camas), hasta las ultramodernas (cocteles de medicamentos). AI mismo tiempo, los investigadores buscan con afan alcanzar una esquiva meta: la vacuna que erradique para siempre la enfermedad. Gran parte de la ayuda humanitaria se canaliza a unos pocos paises que se encuentran dispersos en el Africa subsahariana, muy afectados por la malaria. Si esas naciones logran vencerla, a la postre serviran como modelos para lanzar una campana mundial contra este mal. ~Ysi esto no es posible? A nadie que trabaje en el campo de la malaria Ie gusta verse en la necesidad de responder esta pregunta. Zambia es quiza el pais mas vigil ado por los expertos en esta enfermedad. Ubicada al sur de Africa y constituida por una fertil area cubierta de chaparrales, se trata de una nacion con crecimiento fuera de control y sin litorales. Es dificil entender la manera tan atroz en que Zambia ha sido devastada por la malaria: en algunas provincias, mas de la tercer a parte de los men ores de cinco anos la padece. Pero no son solo las cifras absolutas las que consternan, sino el tipo de malaria que prevaIeee en Zambia. Existen cuatro clases de parasitos de esta enfermedad que pueden infectar a los seres humanos, pero el mas virulento es, con mucho, el Plasmodium falciparum, el cual causa alrededor de la mitad de los casos de malaria y 95 % de las muertes por este mal en todo el mundo. Es la unica forma de malaria que puede atacar el cerebro y con extrema rapidez: un joven africano puede estar feliz jugando futbol por la manana y morir a causa de este parasito esa misma noche.

Hay momentos en los que parece que todos los habitantes de Zambia estan debilitados pOl' algun tipo de malaria; muchos la han padecido una docena de veces, 0 incluso mas. No resulta sorprendente que la naci6n siga siendo una de las mas pobres del mundo: el bienestar economico de un pais tiene poca oportunidad de mejorar en tanto su salud fisica no se revitalice. El objetivo de Zambia es reducir en 75% las muertes pOl' malaria en el transcurso de los proximos cuatro anos. Para atestiguar la fuerza con la cualla malaria arrasa con Zambia es indispensable salir de la capital, Lusaka. Hay que ir en auto hacia el norte, pOl' las verdes llanuras, mas alla de las plantaciones de platano y las minas de cobre -el principal producto de exportacion de Zambia-, adentrandose en la frondosa region enclavada entre las fronteras de Angola y la Republica Democrcitica del Congo. Se trata de la provincia noroeste, un lugar casi totalmente rural, con diversos villorrios a los que solo puede accederse pOl' estrechos senderos trazados en el suelo de color granate. En una en cuesta de salud nacionalllevada a cabo en 2005, se concluyo que existian 1353 casos de malaria pOl' cada 1000 ninos menores de cinco anos. Un porcentaje de mas de 100 % pareceria imposible: quizas se trataria de un "error de dedo". No 10 era. El da- . to queria decir que muchos ninos se infectaban de malaria mas de una vez pOI' ano. En la provincia noroeste puede ser difkil halIar medicos competentes. Para las familias que viven en la remota parte septentrional de la provincia, un area de mas de 2500 km2 de terreno agreste, solo hay un lugar que puede darle esperanzas a un nino con un caso de malaria grave: el hospital Kalene Mission. Este modesto centro de salud, ubicado en un ruinoso edi1cio de ladrillo con techo de lamina oxidada, representa el frente de la lucha entre la malaria y el hombre. El hospital Kalene lidia con las vlctimas de la malaria mediante un microscopio, dos enfermeras tituladas, electricidad ocasional proveniente de un generador a diesel y, en ocasiones, un medico (aunque siempre tiene un buen surtido de medicamentos antimalaricos).

Todos los anos, des de que los misioneros cristianos fundaron el hospital, en 1906, la lIegada de la estacion lluviosa marca el inicio de un desesperado peregrinar. Los padres abrigan a sus hijos enfermos y se dirigen al hospital Kalene. La mayoria marcha a pie. Algunos caminan durante dias; siguen senderos, atravesando fronteras, rios y maleza. Cuando llegan al hospital, el nombre de cad a nino se anota en una tarjeta y se archiva en una desgastada caja de madera en la central de enfermeras. Florence, Elijah, Ashili. Avanzan bajo el calor, la lluvia y la dens a oscuridad de la noche nublada. Purity, Watson, Miniva. Algunos inconscientes, otros sollozando, unos con convulsiones. Nelson, Japhious, Kukena. Ocupan todas las camas del pabellon de ninos, llenan el piso y el patio. Methyline, Milton, Christine. Llegan al hospital, donde empieza la lucha porIa supervivencia.

Mas virulenta que nunca, la malaria amenaza a la mitad de la poblaci6n del planeta. Es un mal endemico en .06 naciones.Desde las glandulas salivales del mosquito hasta las celulas del higado del huesped: un viaje silencioso. Todo parece estar bien. Hasta el mismo higado, ese saco rojizo de celulas que 11tran sangre, oculta las senales del problema. Solo en los pocos espacios impregnados pOl' el Plasmodium falciparum se desata un pandemonium. Dentro de estas celulas, los parasitos de la malaria se alimentan y multiplican. Lo hacen de manera ininterrumpida durante aproximadamente una semana, hasta que los contenidos origin ales de la celula han sido digeridos pOl' completo. La celula entonces rebosa de parasitos, como una lata de sopa echada a perder. Cada uno de los falciparum que entro al cuerpo se ha replicado 40000 veces. Las celulas estallan. Pero en 30 segundos, los parasitos entran de nuevo al alojamiento segu1'0que les brindan las celulas; esta vez, optan pOl'

introducirse en los g16bulosrojos, propagandose por el sistema circulatorio. Durante 10sJ os d dias siguientes, los parasitos siguen devorando y proliferando con sigilo. Despues de consumir las celulas invadidas, nuevamente las hacen estallar, y una vez mas reina el caos en la sangre. Por primera ocasi6n, el cuerpo se percata de que ha sido vulnerado. Los dolores, musculares y de cabeza, son los signos de que el sistema inmunitario se ha activado. Pero si es el primer brote de malaria de la vktima, la respuesta inmunitaria es practicamente ineficaz. Ahora, la temperatura intern a empieza a aumentar a medida que el organismo intenta eliminar a los invasores. El afectado empieza a tiritar (las vibraciones de los musculos generan calor). A este cuadro Ie siguen una fiebre intensa y copiosas sudoraciones. Escalofrios, fiebre, sudor: los sintomas distintivos de la enfermedad. Sin embargo, el crecimiento exponencial del parasito continua y, tras unos ciclos mas, hay miles de millones de parasitos bullendo en la sangre. En esta etapa, la fiebre alcanza su maxima intensidad. El cuerpo esta practicamente hirviendo -hace 10 que sea necesario para suspender el ataque-. Pero es un esfuerzo en vano. Los parasitos son incluso capaces de aduenarse de los g16bulos sanguineos para asegurar su supervivencia. En algunos casos de falciparum, las celulas infectadas desarrollan protuberancias sobre su superficie (como una especie de velcro) y, cuando pasan por los capilares del cerebro, se adhieren a los lados, con 10 cual evitan ser eliminadas por el bazo, 6rgano que limpia la sangre destruyendo celulas an6malas. De algun modo -nadie conoce con certeza el proceso-, la adherencia tambien hace que el cerebro se inflame. La infecci6n se convierte entonces en malaria cerebral, la manifestaci6n mas temida de esta enfermedad. Es entonces cuando el cuerpo comienza a colapsarse. Los parasitos han destruido tantos g16bulos rojos, portadores de oxigeno, que quedan muy pocos para mantener las funciones vitales. Los pulmones luchan por respirar y el coraz6n se esfuerza en bombear; la sangre se torna acida y las celulas del cerebro mueren. El nino lucha, se convulsion a, y finalmente cae en coma.

La malaria es una enfermedad confusa. A menudo, parece contradecir la l6gica. Curar la mayoria y no la totalidad de los casos puede ser peor que no curar ninguno. Destruir los fragiles pantanos en el mundo de la malaria es un acto noble. Portar un gen que predispone a una dolorosa y a menu do mortal enfermedad de la sangre -la anemia de celulas falciformes- es una bendici6n, porque confiere resistencia parcial al falciparum. Los investigadores lideres en un centenar de centros medicos trabajan en la creaci6n de medicamentos antimalaricos, aunque el mejor remedio disponible quiza sea una planta medicinal descrita hace 1700 anos. "Por su capacidad para adaptarse y sobrevivir, el parasito de la malaria es un genio. Es mas listo que nosotros", afirma Robert Gwadz, quien durante casi 35 anos ha estudiado la malaria. La enfermedad ha convivido con los seres humanos antes de que fueran tales. Casi con seguridad, nuestros ancestros homininos sufrieron de malaria. Tanto el parasito como el mosquito son criaturas antiguas -los dinosaurios pudieron haber tenido malaria- y esa longevidad Ie ha dado a este mal tiempo mas que suficiente para explotar las vulnerabilidades de un sistema inmunitario. Y no s6lo del nuestro. Los ratones, las aves, los puercoespines, los lemures, los simios y los monos tienen sus propias formas de malaria.Tambien los murcielagos, las serpientes y las ardillas voladoras padecen malaria. En toda la historia, pocas civilizaciones han escapado de la enfermedad. Algunas momias egipcias presentan signos de malaria. Hip6crates document6 las distintas etapas de la enfermedad; Alejandro Magno probablemente muri6 de malaria, 10que condujo a la desintegraci6n del imperio griego. Este mal quiza detuvo ejercitos, de Atila el Huno y de Gengis Kan. El nombre de la enfermedad proviene del italiano mal'aria, que significa"mal aire"; en Roma, azotada por este mal durante siglos,comunmente se creia que las emanaciones de los pantanos causaban la enfermedad. Par 10menos cuatro papas murieron de malaria. Tal vez fue la causante de la muerte de Dante, el poeta italiano. Algunos cientificoscreen que una de cada dos personas ha muerto par este padecimiento.

BATALLA MUNDIAL

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Erradicada desde hace media si9:~6 / de las zonas templadas, como del -~--~-sur de Europa, fa malaria sigue arraigada en las tierras bajas tropi- / cales y humedas de Sudamerica, ;... Africa y Asia. Una cepa menos peli~:~~ae~;~V:~-s~~:~~r~~~r~ ~:ii:~i~a! mas mortffera -falciparumI h bOt t d It os a I an es e as' res reglones. En el Africa subsahariana ocurre 90% de las muertes por malaria:---afecta a"-"''''jPAcfJiICOOC!~~lNO

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