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MANICOMIO DEPARTAMENTAL VOLUMEN XII, NÚMERO 132, 1933 REPERTORIO HISTÓRICO ÓRGANO DE LA ACADEMIA ANTIOQUEÑA DE HISTORIA Fundada en 1903

manicomio departamental documentos históricos

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MANICOMIO DEPARTAMENTAL

VOLUMEN XII, NÚMERO 132, 1933

REPERTORIO HISTÓRICO

ÓRGANO DE LA ACADEMIA ANTIOQUEÑA DE HISTORIA

Fundada en 1903

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MANICOMIO DEPARTAMENTAL

Documentos históricos

A este establecimiento que nos es tan caro y al cual le consagramos en tiempos ya idos y un

tanto lejanos las mejores horas de nuestra, vida, vamos a dedicarle otras más escribiendo los hechos

sobresalientes de su historia, dejando a otros el perfeccionamiento que todo escrito histórico ha

menester.

1875. En 1875 era Presidente del Estado S. de Antioquia el benemérito ciudadano, hijo de

Medellín, don Recaredo de Villa, quien, de conformidad con disposiciones legales, presidía la JUNTA

SUPREMA DEL HOSPITAL DEL ESTADO, función que él, como su predecesor el doctor Pedro J. Berrío,

no la confiaba a otro empleado ni la omitía, por sencilla y modesta que pareciera para tan alto

mandatario. Dicha junta resolvió, a principios de 1875, fundar una CASA DE ALIENADOS y al efecto

hizo una colecta entre los principales vecinos de la ciudad, cada uno de los cuales suscribió cien

pesos ($ 100). Sus nombres son:

El Ilmo. señor Obispo Valerio A. Jiménez.

Pbro. Joaquín Restrepo U.

Pbro. Un. José I. Montoya.

Pbro. José M. Gómez Ángel.

Dr. Recaredo de Villa.

Dña. Antonia Jaramillo de Vásquez.

Dn. Tomás Uribe Santamaría.

Dn. Marcelino Restrepo.

Dn. Vicente Villa.

Dn. Julián Vásquez.

Dn. Rafael Posada.

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Dn. Julio Vásquez.

Dn. Marco A. Santamaría.

Dn. Pablo Lalinde.

Gaviria Hermanos.

Escobar Hermanos.

Manuel Santamaría e hijos.

Dn. Gabriel Echeverri.

Dña. Manuela del C. de Villa.

Dn. Fernando Restrepo.

Dn. José Tamayo I.

Dn. Carlos C. Amador.

Dn. José M. Melguizo.

Dña. Mariana Arango de A.

Dn. Mariano Uribe T.

Dn. José M. Díaz.

Dn. Luciano Santamaría.

Srta. Teresa Santamaría.

Dn. Fermín Santamaría.

López Hermanos & Cía.

Dn. José M. Botero A.

Dn. José Miguel Botero.

Dn. José Miguel Córdoba.

Jaramillo Villa & Cía.

Dn. Víctor Callejas.

Dn. Mariano Callejas.

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Dn. Francisco A. Álvarez.

Dn. Atanasky Restrepo.

Dn. Federico Restrepo.

Don Federico Barrientos.

Dn. Cipriano Isaza.

Dn. Modesto Molina.

Dn. Mariano Latorre.

Dn. Víctor Arango.

Dn. Luciano Restrepo.

Dn. José Manuel Restrepo.

Dn. José María Misas.

Dn. Victoriano Restrepo.

Dn. Víctor Latorre.

Dn .Teodosio Moreno & Hijos

Dn. Mariano Ospina.

Dn. Lisandro Uribe.

Toro Hermanos.

Dña. Benigna Uribe de U.

Dn. Juan Antonio Gavina.

Dn. Lope M. Montoya.

Dn. Juan Pablo Arango B.

Dn. Juan M. Fonnegra.

Dña. Teresa Santamaría de U.

Dn. Ulpiano Sencial.

Dn. Joaquín Escobar.

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Dr. Demetrio Barrientos.

Dn. José A. Posada A.

Sras. Álvarez.

Dn. Pedro Uribe Fernández

Dn. Mariano Latorre.

Srta. Teresa Restrepo.

Dn. Pedro Londoño.

Dn. Galo Álvarez.

Dn. Cesáreo Z. Castro.

Dn. Luis M. Mejía Santamaría.

Dn. Anacleto Velásquez.

Dn. Francisco Botero e hijos.

Dn. Fortis Mejía.

Srtas. Antonia y María J. Gaviria.

Dn. José M. Gaviria Uribe.

Dn. Pedro Bedout.

Dn. Próspero Restrepo.

Dña. Quiteria Escobar de S.

A esta lista debemos agregar los nombres de algunos vecinos de Medellín que le han flecho

legados al Manicomio:

Dn. Wenceslao Barrientos.

Dn. Pablo Camilo Villa Posada.

Dn. Manuel García Montoya.

La cantidad colectada subió a $ 7.416, y ésta, con unos intereses, fue depositada en la caja de

la Tesorería del Estado.

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1882. En 1882 la Legislatura de Antioquia presidida por el sabio médico doctor Manuel Uribe

Ángel, expidió la Ley 127 de 7 de marzo, que creaba e! Manicomio de Antioquia, destinando para ello

la cantidad depositada en la Tesorería. Esta ley fue sancionada por el doctor Teodomiro Llano como

Presidente del Estado, pero no se llevó a efecto, sin duda porque faltó la persona capaz de acometer

la obra.

Hospital para locos.

1878. En el año de 1878 la corporación municipal de Medellín por medio del acuerdo que a

continuación se copia, dispuso la creación de un HOSPITAL PARA LOCOS, el que empezó a funcionar

en casa alquilada, bajo la dirección técnica del Dr. Tomás Quevedo Restrepo e inmediata de Dña.

María Jesús Upegui, como administradora. El Municipio pagaba el local y daba $ 0,15 diarios por cada

loco y como núcleo de enajenados llevó a él los que había en la cárcel. Tuvo la obra tres apóstoles

medellinenses de la caridad cristiana y por eso se llevó a cabo bajo los auspicios del DISTRITO en sus

principios y después con el auxilio del Departamento. Accidentalmente recibía, dice un informe,

algunos regalos de los Bancos y de particulares.

ACUERDO

que modifica el de Presupuesto de Gastos vigente.

La Corporación Municipal,

Acuerda:

Artículo 1o. Establécese un hospital para locos en el Distrito de Medellín.

Artículo 2°. Autorízase al Jefe Municipal y celador de Policía del Distrito para que procedan a

tomar en arrendamiento una casa que sirva al objeto expresado en el artículo anterior.

Artículo 3°. Al hospital que se crea por este Acuerdo serán trasladados los locos que existan en

la cárcel del Distrito y se continuarán admitiendo en el establecimiento a los pacientes de la misma

afección en los términos que disponga el reglamento que debe expedirse.

Parágrafo. Entre tanto que se expida el reglamento no tendrá lugar la admisión de otros indivi-

duos.

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Artículo 4°. El hospital constará de dos departamentos, uno para hombres y otro para mujeres,

los cuales estarán provisionalmente a cargo de un director y una directora que nombrará la

Corporación Municipal de quien dependerán.

Artículo 5°. Ábrese al Jefe Municipal, un crédito por la suma necesaria para el pago de arrenda-

miento de la casa y sueldos o salarios de los directores .

Parágrafo. El gasto de manutención de los locos se imputará al Cap. VI., Art. 3°. Departamento

de lo interior, del Presupuesto de gastos vigente.

Artículo 6°. Nómbrase una comisión que presente un Proyecto de Reglamento para el hospital

de locos, que comprenda todas las disposiciones que deben regir en la materia, sustituyendo al

presente Acuerdo.

Dado en Medellín, a 13 de abril de 1878.

El Presidente, Joaquín Echeverri.—El Secretario Municipal, Manuel Uribe.

Jefatura Municipal.—Medellín, 17 de abril de 1878. Ejecútese,

El Jefe Municipal, Manuel A. Palacio".

Sabido es que Las mayores dificultades en esta clase de obras de beneficencia se observan en

su instalación y organización, esto es, al ponerlas a funcionar, máxime cuando como en el presente

caso, se trataba de un hospital especial, por lo tanto de los que exigen conocimientos prácticos

especiales, personal subalterno adicto y abnegado que dedique sus fuerzas

Dña. MARÍA DE JESÚS UPEGUI M.,

primera administradora del hospital de locos.

Al manejo y tratamiento de una enfermedad en aquellos tiempos poco conocida y por lo mismo

mal tratada, pues no se poseían los elementos indispensables para asistir y curar convenientemente

los enfermos según la forma del trastorno que revelaban sus facultades anímicas. Por eso pensamos

que la Asamblea de Antioquia de 1922, al honrar la memoria de doña María Jesús Upegui Moreno, por

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medio de la Ordenanza 23, de 19 de abril, cumplió un deber de estricta justicia que debemos

ensalzar.

Al lado de tan admirable mujer hija profesional de doña María Josefa Zulaibar, la gran

benefactora del hospital departamental, debemos colocar a don Wenceslao Barrientos, prominente

ciudadano a quien los desheredados de todo orden, en Medellín, deben muchísimos beneficios, muy

especialmente los desheredados de la razón.

1888. Conocimos en este año la CASA DE LOCOS de Medellín, invitados a ello por los DD. Juan C.

Arbeláez y Enrique Ramírez, quienes deseaban que la Asamblea, a la cual teníamos el honor de per-

tenecer, le diese un auxilio, el cual le fue concedido y además, fue el motivo para que con el concurso

de los DD. Julián Escobar, Alejandro Fernández y José Vicente Restrepo, diputados también de esa

Asamblea, presentáramos el proyecto de la Ordenanza número 24 de aquel año, que fue firmada por

el doctor Ignacio Hernández como presidente, y don José S. Escobar, como Secretario; sancionada el

28 de julio por el doctor Marceliano Vélez, Gobernador y don Juan de D. Mejía, Secretario de

Gobierno.

Esta Ordenanza dispuso la construcción de un edificio adecuado, para establecer en él el MANI-

COMIO DEPARTAMENTAL, en sitio elegido con la intervención de la Academia de Medicina y con plano

científicamente hecho. Se designó para ello el Bermejal y con ciertas advertencias, como la de

aumentar el área del terreno que allí poseía el Departamento, y otras condiciones más, lo aprobó di-

cha Corporación. El plano lo hizo el ingeniero civil don Luis G. Johnson.

1892. Hasta el año de 1892 la casa de enajenados era una institución municipal, según queda

dicho, subvencionada por el Departamento. En el mes de abril del mencionado año los enfermos, en

número de 39, fueron trasladados al edificio del Bermejal que estaba entonces medio habitable según

puede juzgarse por los datos del siguiente informe del General Rubén Restrepo director departamen-

tal de obras públicas: "El área del terreno donde se construirá el Manicomio, en el alto del Bermejal,

tiene 13.140 metros cuadrados. El edificio, hecho según plano del ingeniero don Luis G. Johnson,

ocupa 5.610 metros cuadrados (66/85). El plano tiene 132 celdas de dos y medio metros de ancho

por cinco de largo.

"Hasta la fecha (mayo de 1892) se ha edificado y puesto en estado apenas habitable el cuerpo

en donde están los comedores, la cocina y la despensa (la parte norte, hoy central, del edificio) y las

celdas del costado occidental. En el Oriental se estaba armando y techando una parte de las celdas.

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Otra porción considerable del edificio (adelante y en el centro) estaba encanado a punto de hacer las

tapias del segundo piso. En este estado lo dejó el señor Johnson. Se habían invertido en la obra las

siguientes cantidades:

Hasta el 31 de diciembre de 1890 $ 10.420

Hasta el 13 de abril de 1891 (del tesoro) 18.542

Hasta el 13 de abril legado de don

Marco A. Santamaría, 11.688

Desde el 13 de abril hasta mayo 1.000

Total $ 41.651.47,5

Además: se debían pagar a don Víctor Arango por el agua $ 2.200. El legado de don Marco A.

Santamaría era de $ 10.000, con sus intereses subió a $ 11.688. Recalcamos sobre esto porque don

Marco Antonio Santamaría debe considerarse como el más generoso filántropo de Medellín y la ciudad

debe hacer algo más de lo que ha hecho para perpetuar su memoria.

De este año en adelante la casa quedó por cuenta del Departamento: construcción del edificio y

gastos de administración.

1896. Tuvimos oportunidad de visitar en 1892 el Manicomio en compañía de nuestro sentido co-

lega y amigo el doctor Tomás Quevedo Restrepo, quien había sido hasta entonces el médico del esta-

blecimiento, poco tiempo después de haber trasladado allí los enfermos. Los alienados y asistentes

ganaron en amplitud, porque la casa que antes habitaban era baja y estrecha sobremanera para tan

considerable número de moradores, pero la nueva no tenía todavía nada bien hecho y mucho menos

de lo indispensable para el objeto a que se destinó. En 1896 (3 de noviembre) dirigió el Sr.

Gobernador a la Academia de Medicina una nota en la cual solicitaba de esa Corporación un

reglamento para el Manicomio departamental. En ese año el Gral. Bonifacio Vélez gobernaba el

Departamento y tenía perfectamente organizados y reglamentados todos los servicios públicos, y en

prensa todas las ordenanzas vigentes con sus decretos reglamentarios. Con estos documentos debía

publicarse el reglamento del Manicomio. La Academia nos comisionó al doctor Eduardo Zuleta y al que

esto escribe para contestar la nota del señor Gobernador y de acuerdo propusimos, a la honorable

Academia se le dijera lo que sigue:

1°. Que la ordenanza sobre manicomio debe reglamentarse comenzando por poner este

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establecimiento bajo la inmediata dirección de una junta compuesta de tres personas, que deben

nombrarse pronto: un médico-director y un síndico administrador, con voz y sin voto en la Junta.

2. .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... ....

3°. Que en las circunstancias actuales no es posible indicar con precisión todas las reglas a que

debe atenerse por hoy la Junta Directiva del Manicomio, por creer la Academia que el local actual no

tiene ni los departamentos, ni el agua, ni los baños, ni los excusados, ni los lugares de recreo, ni los

empleados necesarios.

4°. Que en todo caso se debe de aumentar el local para darle más tarde todo el desarrollo que

sea preciso.

5°. Que la Junta Directiva que debe nombrarse, presente un reglamento sobre el régimen inter-

no del establecimiento, el cual será estudiado y discutido por la Academia antes de ponerlo en

práctica.

Al publicar esta nota en el número (doble) 6 y 7 de los Anales—-Año VIII—escribimos un breve

editorial del cual tomamos los siguientes apartes.

"En nuestra opinión lo que debe hacerse en el edificio actual (el del Manicomio) es lo siguiente:

1°. Comprar el terreno situado detrás del edificio en construcción y hacer en él a conveniente

distancia, el departamento para los locos agitados según un plano científicamente ideado;

2°. dar a las celdas mayor capacidad más independencia y más luz. (Desde entonces pedimos

la supresión de las celdas);

3°. hacer dos buenos salones para enfermerías;

4°. hacer dos buenos departamentos, separados, para pensionistas;

5°. hacer talleres para hombres, y mujeres;

6°, hacer buenos baños y lavaderos.

A fines de 1896 los asistentes y enfermos oían por la noche ruidos en el techo y se dijo que

eran producidos por personas que por allí andaban. Subimos una tarde a la galería hecha sobre el

techo de lo que debía ser capilla y nada vimos que explicase los ruidos. Por la noche, a las diez de

ese mismo día, el techo se hundió entre los muros, que Se rompieron estrepitosamente. Debido a

esto, se resolvió quitar de allí la capilla porque para el público no servía en tal punto y para los

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asistentes y convalecientes era muy grande y por esto mismo más costosa. Peligrosa por demás

estuvo nuestra exploración aquella tarde.

1898. Del informe del señor Gobernador, doctor Dionisio Arango, a la Asamblea departamental

de 1898, copiamos lo siguiente:

"El Establecimiento (Manicomio) estuvo hasta hace poco tiempo bajo la dirección del gran filán-

tropo y caritativo señor don Wenceslao Barrientos, tan conocido en esta capital por su proverbial

generosidad y por su amor a la humanidad; y bajo el cuidado inmediato de la señora María Jesús

Upegui, consagrada desde su juventud al ejercicio de la caridad en su forma más meritoria. La señora

Upegui no ha tenido en un espacio de tiempo mayor quizá de 35 años otro oficio que el de aliviar las

enfermedades físicas y mentales de sus semejantes en los respectivos hospitales. Ella y el señor

Barrientos, que nunca cobró un centavo por su trabajo como Síndico en largos años y que más bien

gastó de su pecunio algunas sumas en beneficio de los desgraciados, merecen las mayores alabanzas

por su desprendimiento y abnegación y por los importantes servicios que en una larga época

prestaron a los desheredados de la razón; y yo, en representación del pueblo antioqueño y en

nombre de la caridad cristiana, les tributo esas alabanzas con toda efusión".

"Como la señora Upegui por su avanzada edad y sus graves enfermedades, y el Señor

Barrientos, por inconvenientes insuperables, no pudieron continuar prestando sus servicios en el

Municipio, la Gobernación se vio en la penosa necesidad de desprenderse de la valiosa cooperación

de ellos, lo que dio ocasión para que celebraran un contrato para la administración del

Establecimiento con el respetable Presidente de la Sociedad de San Vicente de Paúl doctor Ricardo

Escobar Ramos, caballero de la más alta honorabilidad que ha resuelto dedicar los últimos años de su

vida al servicio de sus semejantes".

Del informe presentado por el doctor Escobar Ramos, en su carácter de contratista, Síndico y

Médico del Manicomio, digamos Director, investidura que obtuvo como Presidente de la Sociedad de

San Vicente de Paúl, entresacamos los datos que consideramos significativos y propios para dar idea

de esa casa en aquel tiempo: "Había en ella 92 enajenados: 46 hombres y 46 mujeres. El edificio te-

nía celdas y pasadizos tan oscuros que se necesitaba luz artificial para entrar a ellas. Estas tenían el

piso entablado con madera verde, desajustada, lo que dificultaba el aseo y las volvía fétidas. Como no

había número suficiente de celdas, en algunas dormían hasta tres enfermos. Había 10 enajenados

furiosos y no había jaulas suficientes para, encerrarlos etc. Pide el doctor que Se aumente el local

para hacer huertas y parques, manga para vacas y que se le ponga teléfono.

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Advierte el gran inconveniente de los muros hechos de tierra pisada muy deleznable. Poseía 55

camas de madera en mal estado, muy feas. Corredores de tierra pisada que tenían mucha nigua.

Dos señoritas estaban encargadas del departamento de las mujeres y en el de hombres había

un gendarme. Los furiosos los manejaban otros gendarmes por medios suaves, según las

instrucciones dadas por el Director.

La casa (el menaje) estaba a cargo de una directora, doña Candelaria Uribe V. de Velásquez, su

hija la señorita Teresa Velásquez U., una costurera que era Trinidad Restrepo y una despensera y va-

rias sirvientas. La alimentación era muy buena, bien preparada, a base de tres comidas repartidas en

el día.

Hizo el doctor Escobar las diligencias necesarias para conseguir los datos de los enajenados

que recibía por conducto de la Secretaría de Gobierno y dio él por primera vez los que obtuvo, a fin

de clasificar bien los enfermos y tratarlos convenientemente. Su conclusión, al respecto en relación

con las causas del mal, fue que la principal causa de la locura, entre nosotros, era la pobreza, o la

carencia de medios de subsistencia.

En el informe ya citado del señor Gobernador, refiriéndose al doctor Escobar, dice: "Muy satis-

factorio me es, pues poder informaros en esta ocasión que la acción benéfica del Gobierno en el

sentido de aliviar la triste condición de los que han tenido la desgracia de perder el uso de sus

facultades mentales, se ejerce en la actualidad con bastante eficacia; los enajenados están bien

alimentados y abrigados, tienen buen servicio médico prestado por el mismo doctor Escobar y por et

médico oficial (sic) y son frecuentes los casos de curación que se obtienen merced al apropiado

régimen que se ha establecido en el tratamiento de la enfermedad". Justo, justísimo elogio hecho al

más insigne benefactor de Medellín en aquellos años que siguieron a la revolución del 95 y

precedieron a la gran guerra intestina de fines y principios de siglo.

Había puesto, en verdad, el doctor Escobar todas las grandes energías de su espíritu al servicio

de los más desdichados: los pobres de solemnidad y vergonzantes, los presos y los enajenados; y a

todos sirvió impulsado por el ferviente amor al prójimo que inspiró los bellísimos actos que ejecutaron

San Vicente de Paúl y Federico 0zanam, sus sabios inspiradores.

Cierto día nos detuvo él en el atrio de la catedral para contarnos, descorazonado y entristecido,

que el señor Gobernador había suspendido sin notificación previa el contrato sobre administración del

Manicomio. Pensamos que esto lo hizo así el señor Gobernador a petición de algún miembro de fa-

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milia, pues nos consta que la salud del doctor Escobar estaba ya muy quebrantada y necesitaba

descanso; pero él no lo quería así; por el contrario, su deseo era morir batallando; de modo que su

pena por la manera como se le despidió del Manicomio le duró hasta el día en que partió para la

mansión de los justos, que él había conquistado en lucha grande sin que sus labios profirieran

palabras de queja.

Tal vez movidos por el ejemplo de este insigne médico, días después, por conducto de la

Sociedad de San Vicente de Paúl, a la cual tenemos el honor de pertenecer, nos encargamos de servir

ad honorem, por dos años, el empleo de Medico del Manicomio. No hicimos otra cosa entonces que

seguir las huellas del maestro, como médico, dejando al Presidente de la Sociedad, don Apolinar Villa

y don Rafael Velásquez Vélez y al Síndico que lo era don Pedro A. Bernal, los trabajos de administra-

ción.

1904. Lo que observamos entonces y el conocimiento adquirido en el puesto que ocupábamos

en aquella ocasión, nos sirvió para escribir el proyecto de Ordenanza que tuvimos el honor de

presentar a la Honorable Asamblea de 1904, en la cual ocupamos puesto en representación del

círculo 9°. (Manizales) proyecto que quedó en la Ordenanza 8 de aquel año. Primer paso dado en la

organización y reglamentación del Manicomio, la cual ordenanza, debido a la época en que rigió, fue

mal interpretada y cumplida en parte solamente.

1905. Expedida y sancionada la Ordenanza 8 de 1904, el señor Gobernador, don Benito Uribe

Gómez, nos hizo el honor de llamarnos por conducto del Subsecretario, de Gobierno, doctor Sebastián

Hoyos, para nombrarnos médico del Manicomio, empleo que por haber sido creado por la Asamblea a

petición nuestra, no debíamos aceptar, y propusimos para el puesto al doctor Teodomiro Villa, sobre

quien recayó el nombramiento.

Era el doctor Villa médico ilustrado, de bellas prendas personales, de bondad ingénita y amigo

sincero. El recibió con agrado el nombramiento e hizo todo lo que pudo en desempeño de su cargo,

sin salirse de la estrecha órbita que tenía como médico de un hospital de enajenados que era como

se interpretaba entonces su papel o sus funciones, no definidas aun ni en ley ni en reglamento.

A fines de octubre (1905) el Gobernador del Departamento don Benito Uribe Gómez celebró un

contrato con la Superiora de las Hermanas de la Caridad de Medellín, la Reverenda Hermana Gaetana,

Superiora del Hospital, debidamente autorizada para ello por la Superiora Provincial, para poner al

cuidado de cuatro Hermanas de la Presentación de Tours, el Establecimiento en lo relativo a su direc-

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ción interior, particularmente en lo que se refiere al buen orden, al aseo y a la moralidad y vigilancia

de los sirvientes, que la Hermana Superiora recibiría de acuerdo con el Síndico.

El Síndico don Pedro A. Bernal, preparó, en cumplimiento del contrato, el departamento de la

casa destinado para las Hermanas, lo arregló convenientemente y una vez hecho esto les dio pose-

sión de la Casa. En esta labor fue ayudado por unas señoras entre las cuales sobresalió doña María

Francisca Escobar de Hoyos, hija del doctor Ricardo, esposa de don Joaquín Hoyos, personas todas

de grata recordación y beneméritas en la beneficencia pública.

1906. Cuatro Hermanas, la Rvda. H. Cristina, Superiora, y las Hermanas Melania, Adelaida y

Cipriana, empezaron, en 1906, la grande e intensa labor de organizar y dirigir la casa, atendiendo al

propio tiempo a las mejoras del local, al arreglo de sus departamentos y a cuidar los enfermos, de los

cuales los varones quedaron a cargo de la H. Melania y las mujeres al de la H. Cipriana. La Hermana

Adelaida era la proveedora, empleo que desempeñó mucho tiempo, y todavía reside en esta Casa. Las

dos primeras están ausentes y la última murió en esta ciudad.

La Reverenda Hermana Cristina, Superiora durante muchos años, demostró en este puesto

conocimientos y habilidades especiales de administradora o mayordoma de la Casa, que gobernaba

con economía admirable, y en el manejo de sus subalternos, que sometió al más rígido cumplimiento

de sus deberes, por lo cual reinaba allí el orden y la disciplina más perfectos. Sabía grangearse el

cariño y respeto de los demás empleados y superiores; y demostró mucha competencia y naturales

disposiciones en el trato de los alienados y en ayudar eficazmente a su curación. Con mejores

elementos habría sido más que sorprendente su obra. Tuvo al principio como colaboradores al

Síndico, don Pedro Bernal y a los DD. T. Villa y Francisco Arango con quienes se entendía

perfectamente.

Como la H. Cristina había practicado antes en hospitales y ambulancias, tenía conocimientos en

enfermería muy notables y de ellos hizo uso en el Manicomio y con los enfermos del barrio que solían

consultarle.

Mr. William Gordon.—Entre sus buenos y generosos amigos personales y del Manicomio,

sobresalió Mr. William Gordon, de nacionalidad inglesa, nacido en Gibraltar, quien contrajo matrimonio

en esta ciudad con doña Rosa M. de Gordon. Era agente de una casa inglesa y por medio de ella

conseguía géneros para los enfermos del Manicomio a muy bajo costo.

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Poseía una casa-quinta, "Villa-Rosa" cerca del Bermejal e iba con frecuencia acompañado de la

señora a visitar a la Reverenda Madre Cristina.

Mereció el título de gran benefactor de esta Casa.

- La Ordenanza 8 de 1904 contenía un error manifiesto al poner, como puso, el Manicomio bajo

la dirección de una JUNTA que, como es sabido, en estos establecimientos, no sirve. Así lo enseña la

experiencia. Prueba de ello fue que nunca se constituyó tal junta y dejó la casa, por consiguiente, sin

reglamento, no obstante ser esta obligación suya y una de las cláusulas (la número 11) del contrato

celebrado con las Hermanas, que dice así: (11) El Gobierno RECABARA de la Junta Directiva creada

.por la Ordenanza número 8 de 20 de junio de 1904 la expedición del Reglamento de que trata el ar-

tículo 10 de la misma y exigirá que se someta tal reglamento a la aprobación de la Superiora local, en

la parte que haga relación con las Hermanas encargadas del Manicomio".

Esto se explica, además, porque las Hermanas no hicieron reclamo al respecto y el país entró

en el régimen de arbitrariedad y descomposición política que se llamó la dictadura Reyes o régimen

del QUINQUENIO, esto en vista de .su duración; y también porque la labor de la reconstrucción de

Antioquia y la pobreza del Erario público, efecto de la guerra y del papel moneda, su funesto aliado,

no permitieron el avance de las obras públicas departamentales.

1913. Al doctor Teodomiro Villa, que murió en julio de 1908, sucedió el doctor Francisco A.

Arango, quien desempeñó el empleo hasta 1914, simplemente como médico de hospital haciendo

una o dos visitas por semana. Por eso, la Reverenda Madre Cristina y don Pedro A. Bernal ejercían

funciones de directores y administradores, sin separación completa de funciones.

: Prueba de ello es que don Pedro, siendo el Síndico, escribió el informe del 16 de febrero de

1913 publicado en la memoria del Secretario de Gobierno, del cual tomo los siguientes datos:

De enero de 1912 a 1° de febrero de 1913.

Enero de 1912: 76 hombres y 112 mujeres Entraron: 63 hombres y 60 mujeres.

Salieron: 58 hombres; y 45 mujeres.

Quedaron .en el Asilo: :208 así: 83 hombres y 125 mujeres.

Las bajas fueron: por muerte, 15; fugados, 2; mejorados y curados, 86.

Según su procedencia se repartieron así:

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Departamento de Caldas 7 (pensionados en virtud de arreglo)

Departamento del Atlántico i (pensionado en virtud de arreglo). .

Departamento de Antioquia: había de 57 distritos, de los cuales el que más tenía era Medellín

con 62, Sonsón 12, Rionegro 10, Yarumal 10.

Entre los de Antioquia había 12 pensionistas.

Las mejoras en el edificio consistieron en el arreglo de la conducción y distribución de aguas de

la casa, que no se concluyó porque se agotó la partida. Esta obra la dirigió el ingeniero arquitecto del

Departamento doctor Dionisio Lalinde. Se contrató con don Vicente B. Villa la instalación de luz

eléctrica (con motor pequeño) en el manicomio y se contrataron con Ángel López & Cía. 65 camas de

metal. Se compraron telas para vestidos.

Pide el Síndico un "servicio médico apropiado", pues el médico de la casa sólo hacía una visita

semanal. "Y tengo por cierto dice, que remediada esta necesidad se evitarán otros inconvenientes que

ofrece hoy la administración y de que ya he hablado en otra ocasión".

1913. Estando de Gobernador el doctor Carlos Cock y de Secretario de Gobierno el doctor

Miguel Moreno Jaramillo se constituyó la Junta Departamental de Higiene creada por la Ley 33 de 18

de octubre de 1913 que reemplazó la Junta Central de Higiene creada por la Ordenanza 10 de 31 de

marzo del mismo año. La Junta Departamental la formábamos el doctor J. B. Montoya y Flórez

(presidente) los DD. Jorge Tobón y Emilio Quevedo (vocales) y Juan B. Londoño (secretario). Este

nombramiento nos fue conferido por la Junta, con aprobación del Ministerio, a petición del señor

Gobernador.

La Junta Central había dado pasos en firme para obtener elementos para trabajar con buen éxito

y tenía bastante interés en desarrollar sus planes y ponerlos en ejecución.

Uno de los que ella estudió más fue el relativo a la organización y reglamentación del Manicomio

Departamental. Previa visita formalmente hecha al Establecimiento por el señor Gobernador, el

Secretario de Gobierno y los miembros de la Junta; y, después de haber consignado por escrito en un

largo informe los datos referentes a lo que en la visita se vio y se observó, informe que, entendemos,

no fue publicado, el señor Secretario pidió a la Junta consignara en documentos precisos la

reglamentación de las entradas y salidas de enfermos al Manicomio y las demás bases generales para

organizar y reglamentar la Casa. Dichas bases fueron detenidamente estudiadas por la Junta y

remitidas a la Gobernación. Son como sigue:

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BASES GENERALES.

1.0. El Médico del Manicomio debe ser a la vez Director y Administrador del Establecimiento. A

esta conclusión han llegado todos los alienistas modernos, pues la experiencia demostró que sólo así

puede hacerse efectiva la responsabilidad de todos los empleados, inclusive la del Director y darle or-

ganización científica al Establecimiento. Todos los empleados subalternos, exceptuando las Hermanas

de la Caridad y los que de ellas dependan, deben ser nombrados y removidos por el Director con la

aprobación del Gobernador o de la Junta del Manicomio.

2°. No podrá entrar al Asilo ni salir de él ningún enfermo sin orden escrita del Director. Esto se

extiende tanto a los alienados que sean colocados en el Asilo de orden de la autoridad, como a los

que soliciten voluntariamente colocación en él para sí o para algún miembro de la familia o

relacionado. Para la internación en el Asilo se tomarán como norma las disposiciones contenidas en la

ley francesa de junio de 1838 y la Ordenanza de 1839 en lo que sea adaptable.

3°. El servicio médico, en todo lo concerniente al régimen físico y moral y a la policía médica y

personal de los alienados, estará a cargo del Médico Director: Los médicos auxiliares, practicantes y

estudiantes si los hubiere, los enfermeros, vigilantes y guardianes, conserjes y policías, todos depen-

derán, en lo que respecta al servicio médico, del Director del Asilo. El menaje y arreglo interior de la

Casa con todas sus dependencias, estará a cargo de las Hermanas de la Caridad. Los deberes de

estas, así como los de los demás empleados del Establecimiento, se detallarán en el reglamento

interno.

4°. El médico en Jefe residirá en el Asilo, pero si esto fuere imposible, él lo visitará diariamente,

dejando por escrito las órdenes del caso a todos y cada uno de los empleados residentes- El Médico-

Director deberá tener un suplente nombrado por el Gobernador y el candidato deberá ser propuesto

por el Director. El Médico-suplente reemplazará al principal en todo caso de falta absoluta o temporal.

Los pensionados pueden, con la venia del Director, ser asistidos por otro médico, pero éste deberá

someterse en lo relativo al tratamiento, a lo que el Director tenga establecido en el Asilo.

5°. En el Establecimiento deben llevarse con todo esmero los siguientes libros: 1. El libro de mo-

vimiento del Hospital, es decir, de altas y bajas, en el cual se pondrá el nombre y apellido del enfermo

y el de la persona que solicitó su internamiento, el domicilio dé éstos la edad, estado civil y profesión

del enfermo, etc. etc. 2°. El Libro de prescripciones para cada enfermo. 3°. Libro de inventarios y 4°.

Los Libros de la contabilidad.

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6°. Debe hacerse la clasificación científica de los enfermos y distribuirlos convenientemente en

los departamentos del asilo; ponerle a cada grupo si fuere posible un vigilante o un guardián, a

quien el Director dará instrucciones acerca del modo como debe tratar a los enfermos. Por regla

general no se emplearán en el Asilo medios coercitivos o de fuerza sin haber antes ensayado los de

libertad. SE PROCURARA DISMINUIR LO MAS POSIBLE EL EMPLEO DE CELDAS O JAULAS. Las celdas

para los agitados deberán construirse según modelos modernos, lechos fijos, lavables, etc..

7°. El Establecimiento debe tener todos los elementos para el tratamiento HIDROTERAPICO.

8°. Es absolutamente necesario mantener a los enfermos, los muebles y habitaciones muy

aseados, especialmente los de los agitados o afectados de gatismo, sobre todo deben destruirse las

niguas, pulgas y piojos, chinches, moscas y mosquitos, cuando invadan a los enfermos o sus

habitaciones. Los pisos y paredes de las habitaciones de los locos agitados y los que sufren de

gatismo deben revestirse de cemento.

9°. La alimentación de los enfermos debe ser bien preparada, SUFICIENTE, y servida en

refectorios comunes y en vajilla limpia. Sólo en casos excepcionales, a juicio del Director, podrá el

enfermo recibir su alimentación en su propio cuarto.

10. Deben ponerse EXCUSADOS INODOROS lo mismo que LAVAMANOS en número proporcionado

al de enfermos, a razón de uno por cada 25 enfermos. Bacinillas, tantas cuantos enfermos.

11. Debe organizarse enfermerías y pabellones de aislamiento como si se tratase de un hospital,

para los alienados que tengan alguna enfermedad intercurrente o contagiosa. Todas las ventanas y

guardaluces deben tener redes de alambre y cerraduras especiales que permitan la vigilancia.

12. Los depósitos de agua, los baños y las pocetas deben ser de cemento. No deben permitirse

charcas y pantanos en ninguna parte.

13. El alumbrado del Establecimiento debe ser de luz eléctrica.

14. Debe haber lugares de recreo y paseo y una biblioteca formada especialmente de libros de

historia y viajes y de obras científicas.

15. Debe procurarse a los enfermos todos los medios posibles de trabajo, y con tal fin,

organizar en el Asilo talleres de distintas clases para que los alienados calmados puedan ejecutar el

oficio que han tenido o el que más llame su atención. Preferentemente debe empleárseles en toda

clase de oficios domésticos, cultivo de jardines o árboles y labores agrícolas.

Page 19: manicomio departamental documentos históricos

Sea cual fuere la condición social del enfermo no debe permitírsele que permanezca inactivo. El

trabajo es el mejor agente curativo y aún preservativo de la enfermedad.

Acerca del modo como ha de trabajar cada alienado debe haber en el reglamento interno mucho

detalle práctico.

16. El uso del licor, y en general, de todos los excitantes, debe prohibirse, pero el del tabaco y

del café debe permitirse moderadamente.

El Médico-Director debe reglamentar minuciosamente el Establecimiento. El Reglamento debe ser

aprobado por la Junta del Manicomio.

17. Es indispensable un anfiteatro de operaciones.

18. Un. cine y un gramófono son muy útiles para distraer y amenizar un poco el encierro a los

enfermos. La música tiene una feliz influencia en estas enfermedades.

La Junta cree, que en el informe del señor Gobernador a la Asamblea, debe recalcarse mucho

sobre la necesidad que tiene el Departamento de ensanchar y mejorar el Manicomio Departamental.

1914. En este año el Secretario de Gobierno con los datos que la Junta de higiene le presentó a

la H. Asamblea departamental el proyecto de Ordenanza que después de considerarlo y estudiarlo

bien fue la Ordenanza 25, de 13 de abril de 1914, cuyo .texto por motivos que después de leerla se

adivinan, no figura en la recopilación que se hizo de las ordenanzas, decretos y reglamentos en

1915. Por eso la reproducimos en esta historia, porque contiene todo lo indispensables para que el

Director pueda organizar un manicomio, como vamos a verlo.

ORDENANZA No 25 de 13 de abril de 1914)

sobre organización del Maniconio Departamental. La Asamblea Departamental de Antioquia, en

uso de-sus facultades legales, Ordena:

Artículo 1°. El Manicomio del Departamento será dirigido y administrado por un Médico que

posea conocimientos especiales en enfermedades mentales o psíquicas. Este empleado se llamará

Director del Manicomio, y será nombrado por el Gobernador .

Artículo 2°. El Médico-Director asistirá personalmente a los asilados en el Establecimiento.

Artículo 3°. Son atribuciones del Director las siguientes:

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1°. Recibir los alienados, previo examen medico y presentación de las credenciales que deben

aportar los acudientes de los enfermos para quienes se solicite puesto en el Manicomio, y los que

envíe la autoridad, e inscribirlas en el registro respectivo, anotando, en Libro separado, los datos

clínicos relativos a su enfermedad.

2°. Pasaportear, en la forma que se estime conveniente, a los enfermos curados, a los

incurables que convenga no retener en el Asilo y a aquellos que sean reclamados por sus deudos o

por la autoridad, Según, el caso.

3°. Examinar detenidamente cada enfermo y llevar por escrito la historia clínica completa de su

enfermedad, anotando particularmente los cambios observados bajo la influencia del tratamiento a

que esté sometido sin omitir las causas próximas o remotas de la alienación en cada caso, sobre todo

las de la herencia y del abuso del tabaco y de bebidas alcohólicas.

4°. Instituir y dirigir PERSONALMENTE los tratamientos médicos y quirúrgicos, dándoles a los

ayudantes indicaciones precisas y claras acerca de la manera como deben cuidar los enfermos y

evitar se hagan darlos a sí mismos o lo hagan a otros alienados, etc. Con tal fin creará el personal de

enfermeros especiales y de vigilantes;

5°. Establecer la clasificación científica de los alienados y organizar los distintos departamentos

del Manicomio que tal clasificación impone;

6°. Poner atención y esmero especiales en la organización del departamento de locos agitados,

y en el servicio hidroterápico, el cual establecerá cuanto antes al estilo moderno;

7o. Introducir de acuerdo con el ingeniero Departamental las reformas del edificio que estime

convenientes e indispensables para la buena organización del Asilo;

8°. Reglamentar la Casa señalando a cada empleado sus funciones y haciendo la conveniente

distribución del tiempo y de tareas. En esto y en todo lo relativo al régimen interno, procederá de

acuerdo con las Hermanas de la Presentación encargadas del Establecimiento, a quienes

corresponde el manejó de él en su parte doméstica, el gobierno del personal encargado del aseo de

la Casa y de los enfermos y la alimentación, vestido y cuidados debidos a cada uno de ellos;

9°. Regentar la clínica de las enfermedades mentales o psíquicas, la cual será creada en la Es-

cuela de Medicina de la Universidad;

10. Nombrar un practicante de esta Clínica y de los demás ayudantes necesarios para el servicio

Page 21: manicomio departamental documentos históricos

del Manicomio;

11. Proponer al Gobernador un candidato para suplente suyo;

12. Formar mensualmente el presupuesto de gastos, acomodándolo al de entradas;

13. Hacer llevar cuenta comprobada de la inversión que dé al dinero que reciba del Departa-

mento de la Nación y cualquiera otra vía y rendirla en la forma y términos que señalen las leyes, las

ordenanzas y los reglamentos de contabilidad;

14. Nombrar de acuerdo con el Gobernador, el Síndico-Contador, empleado que funcionará bajo

su responsabilidad;

15. Representar la personería jurídica del Manicomio

16. Señalar la cuota que deben pagar los pensionados y cobrarla oportunamente;

17 Rendir un informe mensual sobe la marcha del Establecimiento a la Junta de Inspección y

Vigilancia y los demás informes que el Jefe de la Administración Departamental le exija, y

18. Dar al Jefe de la oficina de estadística los datos que él le pida sobre movimiento de

enfermos, gastos en el edificio y en la Casa etc.

Artículo 4°. Créase la Junta de Inspección y Vigilancia del Manicomio, compuesta por el Go-

bernador del Departamento, que será su Presidente, de los Miembros de la Junta Departamental de

Higiene y el Médico-Director del Manicomio.

Al Gobernador lo sustituirá cuando, lo estime necesario, el Secretario de Gobierno y actuará

como Secretario el de la Junta de Higiene.

Artículo 5°. Son funciones de la Junta de Inspección y Vigilancia:

1o. Visitar el Manicomio una vez al mes, después de haber recibido el informe mensual del Di-

rector e imponerse DE VISO de la marcha del Establecimiento, y

2°. Servir de Cuerpo Consultivo del Director en todos los asuntos graves relacionados con la di-

rección y administración del Manicomio, tales como la manera de arbitrar recursos, la de introducir

reformas en el edificio, y en la organización del Asilo.

Artículo 6°. La Junta de Inspección y Vigilancia llevará Libro de Actas de las visitas que practique

y en la forma que lo estime más conveniente.

Page 22: manicomio departamental documentos históricos

Artículo 7°. La Junta de Inspección y Vigilancia se reunirá ordinariamente cada mes en el local

del Manicomio; y extraordinariamente en el local, día y hora que el Presidente señale al convocarla.

Artículo 8°. Las resoluciones de la Junta no eximen de responsabilidad al Director quien en todo

deberá obrar conforme a su criterio propio, pero dando cuenta de lo que haga a la Junta en sus

reuniones ordinarias.

Artículo 9°. Los sueldos mensuales de los empleados permanentes del Manicomio son los que

sigue:

Un Médico $ 150.00

Un Capellán 40.00

Un Síndico-Contador 50.00

Diez Hermanas de la Caridad c/u. a 14.00

Artículo 10. Los demás gastos que demande la ejecución de esta Ordenanza serán incluidos en

el Presupuesto de la próxima vigencia económica.

Artículo 11. Las reformas materiales que hayan de hacerse en el edificio del Manicomio se

entiende que son en el actual del Bermejal. Se autoriza al Gobernador para ensancharlo para lo cual

podrá comprar tierras adyacentes.

Artículo 12. Deróganse los artículos 1o. y 2°. de la Ordenanza 8 de 20 de Junio de 1904 y los

demás de ella que sean contrarios a lo que la presente estatuye.

Dada en Medellín, a 4 de abril de 1914.

Él Presidente, Pedro J. Berrío.—El Secretario, Manuel Molina Vélez.

Gobernación del Departamento.— Medellín, 13 de abril de 1914.

Publíquese y ejecútese.

Carlos Cock,

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El Secretario de Gobierno,

Miguel Moreno J.

Por benévola designación del señor Gobernador nos encargamos en el mes de Agosto de la

dirección del Manicomio, puesto que no pedimos y que rehusamos cuando fuimos llamados a

desempeñarlo por los DD. Cock y Moreno Jaramillo; de modo que, cuando redactamos el informe de la

visita que la Junta hizo a dicho Establecimiento no pasó por nuestra mente que pudiéramos llegar a

ocuparlo. Nuestra aspiración iba dirigida más bien a la higiene pública porque entonces concebimos el

plan del DISPENSARIO, LA ORGANIZACIÓN DE LA ESTADÍSTICA Y EL ESTUDIO DE LAS AGUAS

MINERALES. De ello pueden dar testimonio los DD. Juan B. Montoya y F. y Emilio Quevedo.

La atribución 8a. de la Ordenanza numero 25 ya citada imponía al Director la obligación de re-

glamentar la casa señalando a cada empleado sus funciones, etc. Tal reglamento lo presentó dicho

empleado al señor Gobernador en los primeros días de agosto y él resolvió publicarlo en forma de

decreto. Es el que lleva el número 1.187 de fecha 8 de agosto, con algunas modificaciones y

adiciones en el original que tiene las firmas del señor Gobernador, doctor Carlos Cock, de don José

Dolores Bernal, Sub-secretario de Gobierno encargado y don Carlos E. Henao, Sub-secretario de

Hacienda, encargado. Ambos Sub-secretarios revisaron la parte que les atañe. Lleva fecha 13 de

agosto puesta en el número 773 de la "GACETA DEPARTAMENTAL" .

No podemos decir que este reglamento es una obra perfecta, pero sí significa un paso adelante

dado con meditación y estudio y merece el calificativo de bueno.

1915. Grande fue el alarma que aquel cúmulo de atribuciones dadas al Director en la Ordenanza

y el reglamento causaba a algunas personas ignorantes en la materia y no satisfechas con las

reformas que el nuevo Director introducía en la Casa; de modo tal que hasta el mismo señor

Gobernador y su Secretario de Hacienda le manifestaron desconfianza y temores, pero luego que de

visu se impusieron de lo que él hacía y de que en los informes mensuales detallaba con claridad lo

que estaba haciendo vino la calma. Algún día el Director notó algo raro en el Gobernador y en seguida

le escribió una esquela manifestándole que estaba listo a renunciar el puesto si él creía que no

estaba desempeñándolo bien. Su respuesta lo tranquilizó.

Page 24: manicomio departamental documentos históricos

El arreglo de la contabilidad dio bastante que hacer y determinó la separación del señor

Síndico don Pedro A. Bernal.

En su reemplazo fue nombrado don Rafael Mesa Montoya, comerciante acaudalado; quien

aceptó este cargo para complacer a la Superiora (Madre Cristina). Mas, a pesar de que puso un

contador indicado por el mismo Presidente del Tribunal de Cuentas, no pudo satisfacer los deseos

de este empleado y renunció. De aquí el decreto número 447 14 de septiembre de 1915 (que

reglamentaba Ordenanzas 25 de 1914 y 51 de 1915) referente a la manera como deben manejarse

los fondos del Manicomio y rendir las cuentas.

A don Rafael Mesa le sucedió en la Sindicatura don Francisco Luis Toro, persona versada en

contabilidad, honrado y ordenado y que se consagró con diligente actividad al desempeño de su

empleo en el cual permaneció hasta el año antepasado.

La Asamblea del año 15 expidió otra Ordenanza, la número 51, del 27 de abril, sobre

reorganización del Manicomio. En la redacción de esta Ordenanza intervinieron otros médicos.

Asistimos al debate invitados por la Honorable Asamblea, a petición del H. Diputado doctor Miguel

Moreno Jaramillo, quien hizo allí la defensa de nuestra actuación a dirección del Manicomio y logró

evitar que se perdiera lo ya hecho. No obstante esto, el artículo de dicha Ordenanza quedó como Se

propuso. El da la idea de cómo se nos consideraba: un simple higienista. Dice así:

Artículo 1o. El Manicomio del Departamento tendrá los siguientes empleados: un Médico-

Director encargado de la higiene general del Establecimiento, que será nombrado por el

Gobernador; un Médico-Auxiliar encargado únicamente del servicio médico de los asilados y de los

enfermos que resulten en el personal de enfermeros y demás sirvientes del Establecimiento y de las

Hermanas de la Presentación que allí presten sus servicios; y un Síndico-Contador. Este y el Médico-

Auxiliar serán nombrados por el Gobernador de acuerdo con el Médico-Director y con la Madre de

las Hermanas encargadas del Establecimiento.

De una plumada se le quitaron al Director todas sus funciones de Médico-Director. En los ar-

tículos 5°., 6°. y 7° le dan algunas funciones que eran absolutamente indispensables. Las

construcciones en el edificio debía hacerlas el ingeniero arquitecto del Departamento según plano

aprobado por la Junta de Inspección y Vigilancia, sin la intervención de ningún otro empleado (sic). -

El Director propondrá mensualmente a la Junta, de acuerdo con el ingeniero arquitecto, las reformas

que estime indispensables en el edificio para las obras de ensanchamiento del asilo. Le dejaron, pues,

Page 25: manicomio departamental documentos históricos

al Director el derecho de, proponer reformas, debido a la labor constructiva del doctor Moreno

Jaramillo.

Esta Ordenanza tiene dos reformas importantes, a saber: la creación de un nuevo empleado, el

Médico-Auxiliar, al cual se le encarga del servicio médico de todo el personal de la casa. La otra re-

forma consistió, en autorizar al señor Gobernador para que de acuerdo con el Médico-Director haga

las gestiones necesarias a fin de adquirir terrenos de los adyacentes para ensancharlo.

La Ordenanza le da la facultad de reglamentar la Casa a la Junta de Inspección y Vigilancia!

El 27 de abril fue sancionada la Ordenanza número 51 Por el Gobernador General Pedro J.

Berrío y el doctor Francisco de Paula Pérez, Secretario de Gobierno, y el 4 de noviembre vino a

firmarse el reglamento por los miembros de la Junta, gracias a que el Director, invitado para

escribirlo, por el Secretario de Gobierno, en dicha fecha lo entregó al doctor Pérez, quien lo presentó

a la Junta. Por necesidad ineludible, interpretando lo mejor posible las disposiciones de la Ordenanza,

hubo qué dar en ese reglamento, al Director, las atribuciones y deberes que tiene todo empleado de

esta categoría en los Manicomios, sólo que no se numeraron con cifras sino con letras. Se le fijaron

con precisión las funciones al Médico-Auxiliar y al Síndico-Contador y lo demás se dejó conforme se

había escrito en el reglamento primitivo.

Médico-Auxiliar fue nombrado el doctor Jorge Tobon, facultativo culto, inteligente y que poseía

conocimientos en el ramo de psiquiatría. De modo que la casa hizo una buena adquisición y el

Médico-Director pudo descargar en él todo el trabajo de recetar para dedicar su tiempo a tos demás

asuntos.

Se compró la parte de terreno que quedaba atrás entre los dos caminos o calles.

Propusimos compra de la finca perteneciente a doña Ventura Arango de Posada, colindante con

el Manicomio por el costado oriental, inmensa extensión de terreno que deseábamos adquirir para es-

tablecer allí una granja agrícola para enajenados.

El contrato se hizo con don Ismael Posada, esposo de la mencionada señora y llegamos a estas

bases, ayudados por don Ricardo Greiffenstein: $ 10.000, de los cuales se pagarían $ 3.000 al conta-

do y lo restante con un año de plazo, reconociéndoles el interés del 10%. El Señor Gobernador no

aprobó el arreglo porque hubo persona entendida en estos negocios que consideró cara la

propiedad. Sin embargo, ocho días después la compró don Manuel José Álvarez por $ 15.000, parte

al contado y el resto con plazo... Se perdió una ocasión espacialísima para hacer allí un manicomio a

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la moderna.

Poco más hicimos nosotros en nuestra calidad de médicos higienistas, pues en ese sentido

habíamos ido hasta donde se puede ir entre nosotros; mejorar la calidad de agua para el uso de la

casa; mejorar la alimentación, lo que se consiguió construyendo en lugar mejor y central el gran

pabellón destinado a la cocina y sus dependencias; hacer comedores y conseguir buena vajilla

loceada etc.; perfeccionar las alcantarillas y construir en mejores lugares los excusados; suprimir

celdas y hacer en su lugar salones para dormitorios y ponerles camas de hierro con tendidos

especiales de madera y colchones y almohadas; intensificar el aseo, que dicho sea de paso es la

especialidad característica de las Hermanas de la Presentación; hacer enfermerías y desinfectarlo

todo con antisépticos; mejorar la botica, obra que emprendimos desde el principio de nuestra entrada

a la Casa y situamos, con el almacén, de enseres domésticos, en el departamento de las religiosas, al

cual le prestamos toda atención y mejoramos mucho.

Hicimos también arreglar la pieza del Capellán y la del Director a la cual le pusimos un buen mo-

biliario. Instalamos lo mejor que se podía las enfermerías y con nuestro instrumental y aparatos de

nuestro uso hacíamos lo que se ofrecía en la casa en cirugía como si se tratase de una clínica propia.

Hicimos construir baños de ducha en ambos departamentos y mejoramos mucho los departa-

mentos de los pensionistas. Alejamos de la casa el lavadero de ropa sucia y el corral de cerdos y ga-

llinas. Hicimos pesebreras y pieza para los carros y reses, para los cuales se hizo entrada por el

costado occidental.

Por ultimo y para no alargar más esta relación, acometimos la construcción del edificio nuevo

para enfermerías y pensionistas y para agitados, en el costado sur del local, últimamente adquirido

con tal fin, con plano del ingeniero arquitecto del Departamento doctor Dionisio Lalinde, quien

auxiliado por un ingeniero civil lo localizó y después de ponerle unos cimientos formidables al uso de

entonces, lo dirigió hasta ponerlo a una buena altura. En tal estado figura en un fotograbado que

acompaña nuestro informe al señor Secretario de Gobierno de 1917.

Lo suspendimos para dedicar toda la atención a la construcción de un pabellón grande en el

departamento de mujeres, por orden del señor Secretario de Hacienda en virtud de proposición

aprobada por el Consejo Departamental qué votó para ello un crédito suplementario de $ 2.000,

suma que habíamos pedido para continuar el edificio de los pensionistas.

Dijimos ya que don Pedro Bernal había contratado con don Vicente Villa, gerente de la C. A. de

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I. E. un motorcito de petróleo y un dínamo para una instalación eléctrica en el manicomio. Nos tocó

llevar a cabo esta obra, inaugurarla y sostenerla. Al fin, lo costoso de la luz así obtenida, los

frecuentes daños en el motor y las inoportunas interrupciones, nos llevaron a pedir a la Junta del Ma-

nicomio permiso para llevar la fuerza eléctrica desde el centro de la ciudad y autorizados para ello hi-

cimos el contrato con D. Alejandro Echavarría (q. d. D. g.) quien con muchas condiciones y mediante

un gasto de consideración, accedió a ello y tuvimos que arreglar primero por cuenta del Gobierno

Departamental, las líneas telegráficas y telefónicas y luego, separadamente poner los postes de la luz

al precio que les señaló la Empresa. Estos postes quedaban de la Compañía y sirvieron para llevar la

luz al hospital en construcción y al barrio.

En el primer mes de ensayo derrochamos la luz y la cuenta fue exorbitante. Después, como

estábamos mal de fondos, sólo gastamos la indispensable. Esta mejora, en aquel tiempo no era cara

dada las dificultades para conseguirla y la necesidad que de ella se sentía en la casa. Con placer muy

grande veíamos desde la ciudad brillar los focos de luz en el frontis del Manicomio.

Todo lo que dejamos escrito en esta corta exposición está consignado en los informes qué

mensualmente y sin interrupción, presentamos a la Junta de Inspección y Vigilancia y resumido en los

informes que anualmente enviábamos al señor Secretario de Gobierno para su memoria a las

Asambleas, durante los años de 1914 1915, 1916 y 1917. Allí pueden consultarse.

Poco provecho obtuvimos en la preparación de ENFERMEROS de alienados. Publicamos para ello

unas instrucciones, tomadas de un libro especial (R. Migno L. Marchand) escrito en francés, en cuya

traducción nos ayudaron mucho las señoritas Teresa Escobar U. y Ana Londoño G. Ejemplares de este

importante folleto los entregamos a las Hermanas, a los empleados de la Casa. A propósito de él les

hacíamos explicaciones a los empleados de los servicios, pero nuestros vigilantes eran casi todos

analfabetas y poco aprendieron. En una tierra, nos decía alguno, en donde no hay siquiera en los

médicos afición a esta clase de estudios, difícil es hallar personal adecuado para enfermeros de

manicomio. Poco a poco han venido formándose; sin embargo, y hoy ya, ayudados por los

practicantes, van adelantando en dicho arte los que tiene la Casa.

Las Hermanas naturalmente sobresalían y se perfeccionaban más y afortunadamente no las

cambiaban con mucha frecuencia como suele suceder en otros asilos.

La Hermana Silveria, encargada de la botica, está hoy todavía desempeñando este oficio que es

irreemplazable.

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En noviembre de 1915 publicamos en un folleto editado en la imprenta oficial, las ordenanzas,

decretos, contratos y reglamentos referentes al Manicomio Departamental en la parte que quedaba

vigente de aquéllas y de éstos, con el objeto de dar al personal de alcaldes y médicos del

Departamento las instrucciones necesarias e indispensables para qué, al hacer el envío de enfermos

al Manicomio, practicarán bien las diligencias que se estilan en todo país civilizado para internar los

enajenados;,y de modo que, los médicos del Establecimiento puedan llevar la estadística, Las

observaciones clínicas y establecer los tratamientos fundándolos en los diagnósticos; y para

facilitarles esto se pusieron en el folleto modelos según los cuales deben hacerse dichas diligencias.

El envío de estos cuadernos se hizo con una circular en que se les encarecía el cumplimiento de estas

órdenes. Esto, que es elemental y fundamental en los manicomios, no se practicaba, sin embargo, en

todos los casos y acaso por esto no fueron pocos los enfermos de asilos de otra clase que allí

encontramos y a los cuales les dimos de baja y otros que se recibieron sin nuestra intervención

perjudicando la casa grandemente.

Capellán.—Durante el tiempo de nuestra permanencia en la dirección del Manicomio estuvo de

Capellán de la Casa el Pbro, José Miguel Agudelo, sacerdote ilustrado, de grande espíritu público a

quien la casa y el barrio le deben servicios dignos de ser recordados como con gusto lo hacemos en

el presente escrito, justo tributo a sus meritorios trabajos en bien de los habitantes del asilo y del

barrio.

Los que hayan leído el importante estudio del doctor Roberto Azuero, médico de los asilos de lo-

cos de Bogotá, sobre los manicomios de París y conozcan el nuestro, habrán observado que éste se

puede asimilar al ASILO DE SANTA ANA; por supuesto que el nuestro comparado con éste es muy

inferior porque le falta mucho de lo que el de Santa Ana de París tiene en cuanto a perfeccionamiento

de sus departamentos y a su organización; como quiera que allá abundan los especialistas y los

enfermeros de ambos sexos y el mueblaje y el servicio de baños es completo. Al nuestro le falta, el

servicio de cirugía que, a no dudarlo, es hoy tan indispensable como el laboratorio y el servicio

electroterápico. Después de los medios físicos: aire puro, luz abundante, hidroterapia, electroterapia

y ejercicio (trabajo) y buena alimentación, viene la cirugía a perfeccionar el tratamiento de la locura,

pues, como lo ha demostrado con multitud de hechos Lucien Picqué (Doctrinas y hechos) en la

generalidad de las locuras esenciales el órgano menos afectado es el cerebro y son muchas las que

dependen de lesiones orgánicas que la cirugía combate con éxito.

En resumen: si se quiere convertir nuestro asilo de locos en un buen manicomio (de mane-

Page 29: manicomio departamental documentos históricos

locura, comer-curación) debe dotarse de los elementos que tiene el simpático asilo de Santa Ana de

París; y hacer en otro lugar adecuado la granja agrícola, sin la cual no se pueden curar la mayoría de

los locos.

1922. La Asamblea de este año se ocupó de nuevo del Manicomio Departamental y expidió la

Ordenanza número 16 de 4 de abril de 1922. El artículo 1o. de ella contiene un error que ya hemos

criticado en la de 1904, obra nuestra, que adoptamos con la aprobación de la Academia de Medicina;

consiste ese error en poner el Asilo bajo la dirección de una "junta que se denominará JUNTA DIRECTI-

VA DEL MANICOMIO". Esta junta reemplaza la que se llamaba "JUNTA DE INSPECCIÓN Y VIGILANCIA"

cuyo nombre explica su papel y sus funciones. En la misma Ordenanza se le dan al Médico-Director el

papel de médico higienista que tenía y jefe único de la clínica de enfermedades nerviosas y mentales;

al medico general se le asignan las funciones clínica interna encargado del servicio médico

únicamente, un técnico de laboratorio clínico; un practicante interno con derecho a la alimentación. En

vez de crear el servicio quirúrgico tan indispensable allí se dispuso que se llevaran al hospital los

alienados a quienes se debía someter a una intervención quirúrgica.

Deroga esta Ordenanza los .artículos 5°., 7°. y 9°. de la Ordenanza 25 de 1915; los 1o., 2°.,

3°'., 4°.', 5°., 6°., 10, 11 y 12 de la Ordenanza 25 de 1915 y los 1s'., 2°., 3° y 4° de la Ordenanza

34 de 1917. Es decir, que consecuentes con el artículo 1°. se le quitaron al Director las funciones

que tenía y quedó la casa gobernada por una junta que poco se reúne, que casi nunca visita el

Establecimiento y que por el solo hecho de ser junta no es irresponsable. . . Esto lo dice un miembro

de dicha Junta.

Llevando a su término la lógica debió quitársele el nombre de director al médico higienista y

alienista que le dan las ordenanzas citadas. Empero, en lugar de esto, se vio el Gobernador, doctor

Jesús M. Marulanda y el secretario de Gobierno el doctor Francisco de P. Pérez en el caso de al dictar

el decreto número 379, por el cual se reglamenta la Ordenanza número 16 de 1922, sobre

Manicomio, restablecer las funciones del Médico-Director, que en once incisos señalados con letras

son los mismos que tenía en los artículos derogados.

En este reglamentó se le determinan los deberes, y atribuciones al médico general, al técnico

del laboratorio, y al practicante interno. Merced a este decreto y al impulso dado por los decretos

anteriores, la marcha del Establecimiento no se resintió con la intervención de la titulada Junta

Directiva del Manicomio, que ha brillado por su inactividad, causa digna de elogiar, en vez de merecer

censura.

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El Director de un manicomio debe ser un competente alienista, un buen administrador, y según

Esquirol padre de la psiquiatría, de buena inteligencia, de Carácter firme, de ciencia y de virtud.

Admitido esto, debe investírsele de facultades amplias para que establezca en él un buen gobierno

autoritario, pero fundado en el más profundo amor al prójimo.

El alienista en el tratamiento de sus enfermos debe ver que todas las personas que intervengan

en ello cumplan sus órdenes, de manera tal que los medicamentos prescritos por él sean administra-

dos convenientemente, oportunamente. Ninguna otra persona puede intervenir en esta brega sin el

consentimiento del Médico-Director. La lucha con el enfermo en los manicomios puede ser nula

cuando los asistentes no coadyuvan eficazmente o le corrigen la plana al médico tratante.

Copio al respecto la opinión del doctor Barcia Caballero psiquiatra español de muy merecida

fama. "La ecuación de los poderes no se hizo para los manicomios porque en los tales hay una au-

toridad que debe ser absoluta sobre todas: la autoridad médica. Todo, en efecto, debe supeditarse a

ella, cosa muy natural si se atiende a que el fin de los establecimientos que nos ocupan debe ser el

tratamiento de los locos; y a que la locura a más de ser una enfermedad, es la más difícil de las

enfermedades. Por todas partes, pues, incumbe al médico su tratamiento. Y éste, según queda dicho

no es cosa de un momento, de una ocasión, o de un día, sino de todos los días, de todas las

ocasiones y de todos los momentos y comprende todos los aspectos de la vida y todos sus actos y

todas sus relaciones y en todos éstos debe y tiene que intervenir .el! criterio médico".

Esquirol a cuyo genio :organizador deben tanto bueno los manicomios, escribió lo siguiente : "En

un asilo de alienados, debe haber un JEFE y nada más que un JEFE. de quien dependa todo (Des

Maladies mentales, pág. 126)»

A principios de 1917 escribimos nuestro último informe anual sobre el manicomio, dirigido al

señor Secretario de Gobierno para la Asamblea de aquel año. En las páginas 54 y siguientes de dicha

memoria puede leerlo quien desee informarse de nuestra labor. El señor F. de P. Pérez, que actuaba

entonces como Secretario se expresó así:

"Por lo que atañe al Manicomio puedo informarle a S. S. que la Junta de Inspección y Vigilancia

se ha reunido puntualmente y ha reinado en sus deliberaciones la mayor cordialidad " y el empeño

sincero de seguir adelante en la iniciada labor de mejoras.

El señor doctor Juan B. Londoño, Médico-Director ha desplegado el celo patriótico que le es

peculiar; el doctor Jorge Tobón, en su carácter de Médico-Auxiliar se ha distinguido también por su

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consagración, que de su competencia científica sobra el hablar; los doctores Braulio Mejía y Francisco

A. Arango, miembros de la Junta han atendido las citas ordinarias y extraordinarias para las reuniones

y han prestado su valioso concurso. De los demás empleados informa el Médico-Director de-

tenidamente y del señor Síndico ha podido este Despacho tomar nota de su laboriosidad y de la

exactitud escrupulosa de sus cuentas. (Este empleo lo desempeñaba don Francisco Luis Toro).

Debemos recordar que en este año se empezó a construir el edificio nuevo en el terreno de

atrás comprado a los herederos de don Víctor Arango. Esa obra la empezamos con el legado de $

800.00 oro que don Wenceslao Barrientos dejó en su testamento.

Solicitamos del H. Consejo Departamental un crédito suplementario para continuarlo y accedió a

ello, pero la suma votada $ 2.500 dispuso el Consejo se empleara SOLA, ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE

en el ensanche y reforma del pabellón destinado para mujeres asiladas gratuitamente en el

Establecimiento. Esta intromisión del Consejo en asunto de la exclusiva competencia del Director y la

Junta del Manicomio, nos causó extrañeza, pero lo hicimos conforme se ordenó.

De nuestro informe es lo que sigue:

"El plan para el futuro del Manicomio puede resumirse así:

1o. Mejorar la casa que existe hoy; 2°. hacer el pabellón para pensionistas rodeado de buenos

jardines y arboleda; y 3°. fundar la granja en donde se puedan tener las bestias, las vacas, los cerdos

y gallinas, y hacer trabajar los enfermos convalecientes no agitados.

"Esto de la granja, dice el doctor Juan Barcia y Caballero, parecerá acaso accesorio, y no es sino

muy principal; porque además de servir de valiosa ayuda para determinados suministros, y los que vi-

vimos en uno de estos Institutos sabemos de sobra cuanto importan todas estas que parecen

minucias, no por la parte económica, que tampoco es de despreciar, sino por la dificultad de

adquirirlas rápidamente y de buena calidad; es elemento indispensable para resolver el problema

terapéutico. El arsenal farmacológico, es en patología mental, amén de escaso, de inciertos y poco

felices resultados; y hoy día, que en general van siendo acertadamente abandonadas, o por lo menos

rebajadas a su verdadero puesto las pócimas y mixturas a las que aún en época no lejana se miraba

como universales panaceas, esperando el retorno de la salud perdida, del acertado empleo de los

medios higiénicos, con más razón aún se acude a ellos en el tratamiento de esta clase de enfermos.

Basta esta indicación para comprender hasta qué punto puede prestarse eficaz cooperación, y cuánto

son indispensables las granjas agregadas a los Manicomios, porque no sólo hacen posible la vida casi

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entera de los enfermos al aire libre y al mismo tiempo en recinto circundado y seguro, dentro de

cuyos muros discurren por alamedas y paseos; sino que se presta a otra forma, coadyuvante de

tratamiento del que se observan muchos y valiosos éxitos; los trabajos agrícolas y de jardinería a los

cuales en todo manicomio bien montado se dedican varios enfermos con recomendable éxito".

Después de nuestra trashumancia a la dirección de Instrucción Pública, (que aceptamos por ne-

cesidad y con desagrado como si presintiéramos el cúmulo de molestias de todo orden que allí nos

esperaban), fue nombrado Director del Manicomio el doctor Jorge Tobón, y después de su temprana

muerte, que deploramos sinceramente, ascendió a este puesto el doctor Lázaro Uribe Calad, quien lo

había reemplazado en el de Médico-Auxiliar y este último empleo lo ocupó el doctor Ernesto

Rodríguez, distinguido facultativo, que desempeñó lucidamente su encargo hasta hace poco tiempo en

que, en una REORGANIZACIÓN, eliminaron el destino para restablecerlo después con otro nombre.

La GRANJA AGRÍCOLA PARA ALIENADOS, es un manicomio para hombres solamente, construido

en un campo adecuado para el cultivo de plantas alimenticias, hortalizas y campestres como la yuca y

el plátano, que como es sabido son de fácil cultivo y alimentos muy empleados entre nosotros.

Además de eso, árboles frutales de toda, especie. El campo de la granja se debe conseguir de exten-

sión suficiente para un personal de 200 enfermos, esto es de 200 hectáreas por lo menos, todas

cultivables... En el centro del campo debe construirse la casa para los enajenados conforme a un

plano científicamente hecho, con su buen departamento para el personal administrativo etc. En los

contornos del campo de cultivo deben construirse casitas para colocar en ellas algunos enfermos

convalecientes o de afección crónica, en familia. Es decir, hacer allí la colonia que como escribía M. J.

Fálret demuestra la experiencia que las colonias tornan inofensivos la mayor parte de los locos

irascibles aún dejándolos en completa libertad; y son especialmente convenientes, dice el mismo

especialista, para los enajenados cuyo mal ha llegado a un período avanzado de cronicidad, los

cuales generalmente son calmados e inofensivos, aunque de vez en cuando tienen paroxismos de

agitación que no exigen ni cuidados ni tratamiento asiduo y menos medios de represión. Griessinger

criticando con fuertes argumentos los considerables gastos que demandan los manicomios

encerrados como el nuestro, opina que los enfermos crónicos que tanto estorban en ellos deben

llevarse al campo a ayudar con su trabajo al sostenimiento de la casa y dejarle el puesto en el asilo a

los que no pueden salir de él: agitados, peligrosos, impulsivos.

En el congreso internacional de asistencia pública, tenido en 1889, después de una larga

exposición de Mr. Kelavel, discutida con espacio por los doctores Rhodes, Paganoff Ck Tere y

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Charpentier, fueron adoptadas las conclusiones siguientes:

1a. El Asilo (manicomio) debe considerarse como un instrumento de curación o de tratamiento

.de la enfermedad; 2a. Al lado del Asilo, las colonias agrícolas y la asistencia en familia, deben

ampliarse, extenderse cuanto se pueda para desacumularlo. 3a. El médico que trata los enfermos del

asilo indicará la categoría donde pueden colocarse para su asistencia y curación en familia e invigilará

las colonias agrícolas.

Hoy no deben hacerse mas gastos en el Manicomio Departamental que los de administración y

reparaciones; y proceder a crear la granja agrícola a donde se han de llevar los enfermos curables y

los incurables que puedan trabajar, pero especialmente a los curables que haya necesidad de hacer-

los trabajar al aire libre para que su delirio no se arraigue y se vuelva incurable. Si esto no se hace

pronto y se sigue acumulando en el Manicomio a los curables, inválidos e incurables dejará de ser ca-

sa para asilar y curar alienados, y se convertirá en un asilo solamente de imbéciles, dementes y pere-

zosos.

La Granja agrícola para enajenados es, lo repetimos, el complemento obligado de nuestro ma-

nicomio porque con el trabajo agrícola y otros trabajos que allí pueden establecerse, el alienado se

transforma: de intratable se vuelve un individuo manejable, y de carga para el erario se convierte en

un elemento productor de vituallas para el Establecimiento. El aire libre, la distracción y el ejemplo de

sus camaradas, conduce a muchos enfermos a la vida natural y pacífica ordinaria. En vez de las

vociferaciones, las injurias y amenazas que a troche moche profiere sin cesar el demente agitado, se

encarrila por el riel de la calma y del deber sin darse cuenta de ello al principio y pasado un tiempo,

por convicción, porque comprende que el trabajo ejerce sobre él una saludable y benéfica influencia.

Conviene saber que, además de los agitados, los delirantes crónicos, deben ser excelentes

trabajadores y como efecto del empleo de sus energías en un sentido material, van relegando al

olvido sus delirios quedando casi curados de ellos. Se vuelven inofensivos aún para sí mismos. Cuesta

a veces mucho trabajo hacer entrar a algunas personas en ocupación. A tales individuos debe

estudiárseles y manejárseles con discreta prudencia de manera de despertar en ellos la afición por

algún oficio y luego que esto se obtenga, el triunfo queda hecho; el mismo trabajo perfeccionará la

obra.

Es claro que esto reclama un médico especializado, competente y práctico que viva en contacto

íntimo y continuo con los enfermos. Si los enfermos carecen de iniciativa y de actividad no se les debe

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apurar. Constituyen estos en cambio los trabajadores constantes y rutineros o como dicen algunos,

autómatas o misoneístas y eso sólo basta en muchos casos para reconstruir su cerebro.

QUE INFLUENCIA TAN PRODIGIOSA TIENE EL TRABAJO SOBRE LA LOCURA!

"El trabajo, escribió Parchappe es en los Asilos de alienados como en todas las aglomeraciones

humanas, una condición esencial del mantenimiento del orden y de la conservación de las buenas

costumbres. El bienestar de los enfermos no está menos estrechamente ligado que en los demás

hombres a la observancia de la ley del trabajo, sea que se le considere como un medio higiénico

propio para sostener la salud, sea que se le vea como un medio moralizador apto para asegurar la

paz del alma por el alejamiento de la tristeza y del enojo". (Parchappe. Anales médico-sicológicos

1848 pág. 396).

Desde Galeno se ha venido observando el maravilloso efecto del trabajo como medio preservati-

vo y curativo de la enajenación mental.

De la magistral obra del fundador de la Psiquiatría moderna, Profesor E. Esquirol (edición de

1838) tomo el párrafo que sigue acerca de la importancia del trabajo en el tratamiento de la locura

en general.

"Los ejercicios del cuerpo, la equitación, la pelota, el esgrima, la natación, la gimnasia, los

viajes, sobre todo en la melancolía, deben concurrir con los otros medios de tratamiento. El cultivo de

la tierra para cierta clase de alienados, REEMPLAZA CON VENTAJA todos los otros ejercicios. Se co-

noce el partido que sacó del trabajo un campesino escocés, célebre por la curación que hizo de algu-

nos alienados que obligaba a trabajar en sus campos. Bourgoin en su Viaje a España, observa que

los locos ricos del Hospital de Zaragoza, no se curaban porque no se les podía obligar a cultivar la

tierra, y los pobres sí curaban. Eiriel quiere que un establecimiento de alienados tenga una granja

para hacer trabajar a los alienados. En la Salpetriér, se obtienen los mejores resultados sometiendo

las mujeres al trabajo manual. Se ocupan en un gran taller de costura, en los oficios de la casa, en el

jardín".

Para terminar debemos dar una explicación. Cierto día nos atrevimos a decir al señor Goberna-

dor que aceptaríamos con gusto el puesto, vacante entonces de Médico-Auxiliar o General del Mani-

comio y en seguida nos extendió .el .nombramiento. Hicimos una visita a la casa y nos impusimos de

que no seríamos bien recibidos en ella y previa consulta con un amigo, miembro de la Junta del Mani-

comio, resolvimos no aceptar el nombramiento. Eso probó que no nos separamos del Manicomio por

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propia y espontánea voluntad y que seguíamos pensando en trabajar en él, no por el lucro sino por

amor a los desdichados prójimos que en él se asilaban.

Hoy el personal de .la Casa ha cambiado casi en su totalidad; sólo el doctor Uribe Calad ha

permanecido en su puesto, de Director, debido a su competencia en primer lugar y a su consagración

al desempeño del oficio que es proverbial y digno de todo encomio.

Desde 1930 nos hizo el doctor Miguel Moreno J. el honor de nombrarnos miembros de la JUNTA

directiva del Manicomio. En el año pasado asistimos a las pocas reuniones a que fuimos invitados. En

el presente año sólo una o dos veces hemos sido citados a ello para resolver algún asunto extra-

ordinario. Hacemos esta advertencia para apoyar nuestro concepto de que las Juntas directivas de

manicomios son adefesios y que debe suprimirse el artículo 1°. de la Ordenanza que dispuso tal cosa.

1932. Actualmente y desde que se inauguró el pabellón o edificio para los pensionistas han que-

dado solucionados de modo satisfactorio todos los principales problemas del Manicomio Departamen-

tal. En efecto, posee luz bien instalada con un número de focos superabundante; agua en cantidad

suficiente, bien recogida, y llevada a un depósito de decantación que puede contener 480 metros

cúbicos y dicha agua está repartida por tubería de hierro en todos los departamentos y con presión

suficiente para subir al segundo piso. De consiguiente: lavaderos, excusados y baños en bastante

profusión; cocina con fogón grande en todo el centro del edificio. Buenas enfermerías para enfermos

comunes y para alienados que exijan el tratamiento en cama. Suficientemente cómodo el departamen-

to de las Hermanas y de las muchachas que las ayudan y piezas para los vigilantes.

Departamento para los pensionistas bien hecho a estilo moderno muy bien arreglado. Lugares

de recreo. Lo único que todavía necesita reforma es el departamento para el Director y los Médicos

del servicio, la sala de cirugía y un laboratorio clínico. De todo esto existe un núcleo, pero

verdaderamente lo que hay no satisface. Al personal médico debe agregársele un cirujano y su sala

de cirugía con los elementos indispensables para hacer toda clase de operaciones, pues está probado

que en varias psicosis el órgano más sano es el cerebro y casi todas se curan con intervenciones

quirúrgicas.

Mas no es éste el sólo camino para llegar hasta satisfacer el DESIDERÁTUM de un Manicomio.

Hoy por hoy está resuelta la desacumulación de la Casa, pero dentro de poco ya volverá a

presentarse el problema y no hay allí donde ensanchar el edificio.

Dicho problema se resuelve comprando terreno para la Granja agrícola y en él empezar a

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construir pabellón para hombres solamente y dejar el del Bermejal para mujeres y los valetudinarios.

El Manicomio actual desde que se ocupó en 1892 hasta hoy, es decir en los cuarenta años de

existencia que lleva, siempre ha tenido aglomeración de enfermos y no pocos de los muertos que en

él ha habido se deben a esta causa. Forzoso es, pues, pensar en que pronto volverá la acumulación y

es preciso, desde ahora, acometer la obra de perfeccionamiento que consiste en crear la GRANJA

AGRÍCOLA para alienados, que fue lo que tuvimos el honor de proponer a la Asamblea de 1922, hace

ya diez años.

Internos.—Sucesivamente ha tenido el servicio médico del Manicomio como practicantes inter-

nos a los doctores Roberto Gaviria, Salvador Jaramillo, Jorge Obando, Bernardo Ferrer y Ernesto

Uribe. Actualmente sirve este empleo el doctor Obando, joven inteligente, muy consagrado a su oficio,

en el cual es ya buen especialista.

Hermanas.—Para reemplazar a la Reverenda Hermana Cristina, Superiora de la Casa, fue desig-

nada la Reverenda Hermana María Dolores quien por espacio de seis años sirvió su empleo de mane-

ra muy digna de encomio, con acierto y con una admirable comprensión de su oficio. En el último mes

de noviembre entró a reemplazarla la Reverenda Madre Rafaela María, actual Superiora del Estable-

cimiento.

HERMANAS

que han servido como directoras y enfermeras del Manicomio de 1906 a 1933.

Madre Cristina

Hermana María Melania

Hermana Cipriana

Hermana Adelaida-María

Hermana Silveria

Hermana Mónica ;

Hermana Dominga de la Cruz

Hermana Joaquina

Hermana Ester María

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Hermana Amalia María

Hermana Carmen Virginia

Hermana Agueda de la Cruz

Hermana María Delfina

Hermana Teodora

Hermana María Estela

Hermana María Froilana

Hermana María Julia

Hermana Rita Isabel

Hermana Emilia de la Merced

Hermana María San Benito

Madre Ana Manuela

Hermana María del Pilar

Hermana Herminia

Madre María Dolores

Hermana María San Esteban,

Hermana María del Salvador

Hermana San Victorio

Hermana María Purificación

Hermana Abigaíl,

Hermana María Tulia

Hermana María Eladia

Madre Rafaela María

Hermana Benita

Hermana Bernardina

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Hermana María San Ignacio

Es esta la lista de las religiosas de la Comunidad de Hermanas de la Presentación que del pri-

mero de enero de 1906 a esta fecha han prestado servicio en el Manicomio Departamental.

De las que empezaron hay todavía tres: la Hermana Adelaida María, la Hermana Silveria, y la

Hermana Dominga de la Cruz. La primera fue siempre la proveedora y despensera; la segunda, bo-

ticaria y la tercera, enfermera; todas han desempeñado sus oficios con recomendable aptitud y efica-

cia . :

Al señor Goevaerst, ingeniero arquitecto del Departamento, le sucedió el doctor J. Mejía, quien

ha mostrado en las obras que ha ejecutado en los últimos años, habilidad y competencia, pues mucho

ha mejorado lo existente y con actividad ha terminado el edificio para los pensionistas y las celdas

para los privilegiados; y dibujó y construyó el elegante y hermoso pabellón de Na. Sa, de Lourdes

construido por cuenta de las Hermanas de la Presentación con destino a las religiosas enajenadas,

según contrato celebrado con el señor. Gobernador.

A reemplazar al doctor Ernesto Rodríguez, Médico General del Manicomio entró el doctor

Salvador Jaramillo Berrío. Tiene hoy la Casa el personal medico que tenía en 1918 cuando sólo había

en ella 303 asilados, algo mas que duplicado en la actualidad.

La Junta de inspección y vigilancia funcionó en los últimos años con el doctor Emilio Robledo,

quien reemplazaba al doctor Miguel Ma. Calle; los DD. Alfonso Castro y Juan B. Londoño. Esta Junta

desapareció. ......

Al señor Síndico don Francisco Luis Toro, lo ha reemplazado el Síndico general de las casas

de beneficencia del Departamento, señor Miguel Villa Uribe.

Al Presbítero J. M. Agudelo lo reemplazó por varios años el Presbítero. Manuel de Jesús

Giraldo.

Hoy actúa como Capellán de la Casa el R. P. Jesús Guembi, religioso agustino.

1933

Juan B. Londoño.