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RESCATE EN BARRANCOS Y CAÑONES AUTORES: MANUEL BRAVO FERNÁNDEZ Bombero del R.C. de Bomberos del Ayto. de Málaga DANIEL GIL GUTIÉRREZ Bombero del R.C. de Bomberos del Ayto. de Córdoba ANTONIO JOSÉ DÍAZ SUÁREZ Bombero del R.C. de Bomberos del Ayto. de Huelva MATÍAS CUESTA PAZ Técnico deportivo en montañismo GREGORIO FERNÁNDEZ CALERO Bombero Diputación Provincial de Huelva

Manual Curso Barrancos

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RESCATE EN BARRANCOS Y CAÑONES

AUTORES: MANUEL BRAVO FERNÁNDEZ

Bombero del R.C. de Bomberos del Ayto. de Málaga DANIEL GIL GUTIÉRREZ

Bombero del R.C. de Bomberos del Ayto. de Córdoba ANTONIO JOSÉ DÍAZ SUÁREZ

Bombero del R.C. de Bomberos del Ayto. de Huelva MATÍAS CUESTA PAZ

Técnico deportivo en montañismo GREGORIO FERNÁNDEZ CALERO

Bombero Diputación Provincial de Huelva

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MAQUETACIÓN: Dª MARCELA MORENO ROJAS. Licenciada en Psicología por la Universidad de Málaga EDITA: ESCUELA DE SEGURIDAD PÚBLICA DEL AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA AÑO 2014

• Reservados todos los derechos de edición a favor de la Escuela de Seguridad Pública del Ayuntamiento de Málaga.

• Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio.

• Este texto es para uso exclusivo de los alumnos de la ESPAM. Circulación restringida. • La Escuela de Seguridad Pública del Ayuntamiento de Málaga no se identifica con las opiniones, ni se hace

responsable del contenido de los trabajos publicados por la misma. Esta responsabilidad corresponde en exclusiva al autor de cada trabajo y abarca todos los aspectos de su contenido. De todo ello han sido ex-presamente informados los autores.

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ÍNDICE

U.D. 1 RESCATE Y SALVAMENTO EN BARRANCOS Y CAÑONES. 3

1.1. Introducción......................................................................... 3 1.2. Conocimiento del medio...................................................... 3 1.2.1. Condicionantes personales....................................... 5 1.3. Equipo individual y colectivo para actuaciones de rescate

en barrancos...............................................................................

6 1.4. Técnicas de seguridad......................................................... 12 1.5. Prevención y autosocorro.................................................... 14

U.D. 2 TÉCNICAS DE RESCATE Y SALVAMENTO ENBARRANCOS Y CAÑONES......................................................

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2.1. Instalación de anclajes y líneas de cuerda.......................... 19 2.2. Progresión por barrancos.................................................... 21 2.3. Sistemas de descensos y traslado de accidentados........... 22 2.4. Maniobras de elevación....................................................... 22 2.5. Transporte del accidentado en camilla................................ 22

U.D. 3 MANIOBRAS AVANZADAS DE RESCATE Y SALVAMENTOEN BARRANCOS Y CAÑONES................................................

23

3.1. Maniobras especiales y de fortuna...................................... 23 3.2. Planificación de la seguridad estática.................................. 24 3.3. Lanzamiento de cuerda....................................................... 25 3.4. Métodos y sistemas de rescate y salvamento..................... 26 3.5. Movimiento y traslado con camilla en barrancos................ 27

U.D. 4 ORGANIZACIÓN DE UN RESCATE EN BARRANCOS YCAÑONES..................................................................................

29

4.1. Procedimientos operativos.................................................. 31 4.1.1. Procedimientos generales de rescate en barrancos

y cañones...................................................................................

31 4.2. Información de la situación del barranco o cañón............... 34 BIBLIOGRAFÍA.......................................................................... 35

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UNIDAD DIDÁCTICA 1 RESCATE Y SALVAMENTO EN BARRANCOS Y CAÑONES

1.1. Introducción.

El descenso de barrancos y cañones es una

actividad físico – deportiva que se desarrolla en el medio natural, de desarrollo reciente, que en los últimos años está adquiriendo un auge muy importante en determinadas zonas de nuestra comunidad autónoma y resto de la península.

Aunque esta modalidad deportiva en la montaña, se consolida a mediados de los años ochenta sobre todo en los Pirineos, en Andalucía se ha generalizado a un amplio sector de la población, con el consiguiente incremento de los accidentes. El mayor crecimiento de accidentes e incidentes proviene de las personas que resultan heridos o ilesos. Entre las lesiones más comunes que suelen presentar los accidentados se encuentran los traumatismos sobre extremidades inferiores como consecuencia de la progresión por un terreno difícil, con un suelo inestable y resbaladizo.

La caída – resbalón suele ser la primera causa de accidente, entrando a

formar parte de la lógica en un terreno inestable y resbaladizo. Las lesiones en las extremidades superiores y politraumatismos se originan por caídas a distinto nivel, saltos o caídas de piedras. También hay que tener en cuenta que el grupo de edad con mayor número de accidentados es el comprendido entre los 20 -25 años, debido la mayoría de las veces a desconocimiento del medio físico, material inadecuado y sobre estimación de las capacidades propias.

La tendencia ascendente en la siniestralidad en el descenso de

barrancos y cañones hace necesario tomar conciencia y proponerse como objetivo la inversión de la situación actual, estableciendo como líneas de horizonte la prevención (ej. Realizar señalización, equipamientos, reequipamientos y desequipamientos, salvo en casos de patente emergencia o inutilización de los preexistentes, teniendo como objetivo la seguridad) como pilar fundamental, elevando el nivel de seguridad de quienes realizan actividades de montaña y concretamente barranquismo. Por todo ello, se impone la necesidad de impulsar una perspectiva global sobre la prevención y gestión del riesgo, donde todas las partes implicadas, administración pública, federaciones, empresas, grupos de rescate y centros formativos, etc., deberán interaccionar buscando los más altos niveles de participación y de compromiso, en pro de una cultura preventiva como uno de los objetivos básicos, así como en la reducción significativa de la siniestralidad.

1.2. Conocimiento del medio.

Los barrancos y cañones son caminos abiertos y erosionados por el

agua, principalmente ubicados en zonas altas de captación o en algunos casos en el curso medio de un río. La actividad propia del descenso de cañones y barrancos consiste en descender por el lecho del cauce, lo que provoca que se tenga contacto con el agua, y este elemento puede mostrarse tranquilo o

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convertirse en un serio problema a superar. El nivel de agua encontrado en un descenso marcará la dificultad. Si en principio con maniobras de cuerda se pueden superar los obstáculos evitando el agua, el avance será más rápido; si hay que ir por el agua, hay que conocer algunas características para hacer el descenso seguro.

La seguridad en el descenso de un barranco

requiere unos planteamientos previos. Estos pasan por una serie de valoraciones que conciernen tanto a las personas como a las exigencias que el propio medio plantea. Un buen desarrollo profesional pasa por afrontar la actividad con el mínimo aceptable de riesgos (entendiendo por estos los inherentes al medio montañoso).

El resultado final pasa por adaptarse a los

condicionantes personales en función del estado actual de los barrancos a considerar.

Los factores propios de los barrancos y cañones, que influyen y

configuran de manera objetiva las condiciones puntuales de los mismos y su compromiso son:

CAUDAL: Es la cantidad de agua que pasa en un tiempo determinado a través de una sección del barranco o cañón. No se debe confundir con Velocidad. El caudal es siempre el mismo pero la velocidad no, por que la velocidad depende de todo (anchura, pendiente, caudal, relieve). PENDIENTE: Influye en el comportamiento dando más velocidad al agua (gravedad). ANCHURA: Influirá en la velocidad del agua: + estrecho = + velocidad TRAZADO Y RELIEVE DEL FONDO: Obstáculos que el agua ha de vencer y que provocará un comportamiento del agua muy diferente en función de la dimensión o de la forma de los obstáculos. Así hablaremos de la formación de diferentes tipos de elementos en el barranco o cañón: corriente principal, contracorriente, drosaje, rebufo, remolino, etc. SIFONES: Corriente principal contra un obstáculo que permite un paso subacuático. CARACTERISTICAS ACUÁTICAS: Presencia de corrientes de agua o problemas de caudal. CARACTERÍSTICAS CLIMÁTICAS: Influye en la temperatura del agua sin olvidar que la climatología local particulariza y diferencia muchos barrancos. CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS: En relación a su altitud, su localización montañosa, su influencia climática. ENCAJONAMIENTOS /ESCAPATORIAS: Factor determinante del compromiso, que condiciona las posibilidades de progresión. TIPOS DE OBSTÁCULOS: Aquellos que caracterizan la morfología del cauce y su entorno inmediato: cascadas, resaltes, caos, marmitas. LONGITUD: Puede suponer fatiga física, continuidad en las dificultades, exigencia en la organización del grupo, planteamiento de horarios. MARCHA DE APROXIMACIÓN Y RETORNO: Necesita de un conocimiento y correcta identificación del itinerario.

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ESTADO Y EQUIPAMIENTO DEL BARRANCO: Su calidad y ubicación determinan la seguridad e idoneidad de las instalaciones para el equipo de rescate. TIPO DE ROCA: Condiciona factores como la calidad en el tipo de instalaciones, posibilidad de caída de piedras y desprendimientos.

Todos estos condicionantes son factores objetivos que caracterizan a

los barrancos y cañones como un medio potencialmente peligroso. Por lo tanto las condiciones observadas serán siempre, en mayor o menor medida, puntuales: en breve espacio de tiempo pueden cambiar casi por completo las exigencias de cualquier descenso. Es decir, en principio, las situaciones imprevistas y potencialmente peligrosas son siempre posibles.

1.2.1. Condicionantes personales:

La norma principal es la prevención, actuando siempre pensando en no alcanzar los límites de alguno de los miembros del equipo de respuesta a la emergencia. Entre las personas que conforman el equipo siempre se van a dar diferentes niveles de actitudes y capacidades.

Valoración de actitudes:

• Físicas: Las cualidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad) se condicionan por la capacidad física y el entrenamiento.

• Técnicas: El referente de capacidades técnicas tiene que contemplar cuestiones referidas a equipamiento, la progresión en distintos medios y el autosocorro. Esto requiere una práctica periódica, adaptada y puesta al día.

• Experiencia: En el ámbito del rescate en barrancos, un historial en barrancos, de diferentes tipos y condiciones diferentes, va a proporcionar un cúmulo de observaciones y recursos que no se suministran solo con la formación. Conocer los barrancos de la zona de actuación en diferentes condiciones y circunstancias permiten afinar en los márgenes de seguridad. 

• Autonomía: Es necesario dominar las técnicas de progresión y rescate a emplear, así como poseer el material y equipamiento necesario para la intervención. Autonomía quiere decir también entender y apreciar los condicionantes del medio.

• Capacidad Psicológica: En un medio hostil y peligroso como los barrancos, nunca podemos descartar que puedan darse una serie de circunstancias que acaben de desajustar, en mayor o menor medida las

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emociones (el control emocional) del equipo de rescate y dificultar rendimiento y seguridad. En este aspecto factores como la motivación (estímulo y positivismo) y el control emocional (intrínseco y personal) influyen positiva o negativamente sobre las personas.

• Concentración: La necesidad de concentración parece algo evidente en las situaciones de dificultad (maniobras con cuerda, movimientos en aguas vivas), pero lo es mucho menos en circunstancias banales como marcha o nado en condiciones de fatiga. Es necesario focalizar la atención para una mayor eficacia. Una sistemática en este sentido en los momentos necesarios lleva a un buen rendimiento.

1.3. Equipo individual y colectivo para actuaciones de rescate en barrancos.

El material tiene entre sus funciones minimizar el riesgo, esto se

consigue siempre y cuando cumpla unos requisitos y su utilización sea correcta. El deseo de que el material cumpla unas características es lo que produce el nacimiento de las normas.

La Directiva Europea 89/686/CEE de 21 de Diciembre de 1989,

(transpuesta al derecho español mediante el R.D. 1407/92 de 20 de Noviembre), sobre aproximación de las legislaciones de los estados miembros relativas a los equipos de protección individual, fija las condiciones de puesta en el mercado y de libre circulación intracomunitaria así como las exigencias esenciales de seguridad que los E.P.I. deben cumplir para preservar la salud y garantizar la seguridad de los usuarios.

Es importante que se utilice por cuestiones de seguridad y calidad,

material certificado (CE) y homologado (U.I.A.A.). Este material debe cumplir algunas condiciones como:

• Adaptado: Concebido para las necesidades de esa actividad. Con ello se gana en seguridad y eficacia.

• Necesario: No se debe obviar cierto tipo de material. Si no, se incurre en riesgos durante la progresión o en maniobras de rescate. Esta necesidad se aplica igual al buen estado del material para su uso dentro de los márgenes de seguridad.

• Suficiente: Se debe eliminar lo superfluo para evitar peso innecesario y confusión entre materiales.

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El listado-tipo que se detalla constituye el material mínimo imprescindible, según los parámetros de seguridad-eficacia.

• Traje de neopreno: Su utilización es inexcusable en presencia de agua

y en cualquier época del año y lugar. Para ello es interesante que sea un traje de dos piezas. El pantalón conviene que tenga los tirantes practicables, es decir, que se pueda abrir y cerrar. Debe llevar refuerzos en las rodillas y en la culera. Es aconsejable un grosor de 3 o 5m.m, dependiendo la elección de las características térmicas de las aguas de la zona donde normalmente, se realizan los rescates. La chaqueta, es conveniente que sea de 5m.m, de manga larga, con refuerzos en los codos, y con capucha. La cremallera puede ir colocada ligeramente en lateral e incluso ligeramente cruzada, esto se hace para facilitar su utilización.

Problemas causados por el neopreno:

- No utilizar durante la marcha de aproximación

pues si la temperatura es alta, produce un exceso de transpiración al usuario que puede deshidratarlo.

- El uso continuado puede producir rozaduras en las articulaciones, que se puede mejorar una crema hidratante después de quitárselo.

- Si la talla es pequeña puede producir inflamación en pies y manos y frío.

Ventajas del neopreno:

- Sensación térmica agradable. - Seguridad en el agua fría. - Protección contra golpes y rozaduras.

• Escarpines: Es otra prenda que se debe de incorporar al equipo, ya que

mantienen los pies calientes, proporcionando comodidad en el desarrollo del descenso por agua. Son recomendables los de 3m.m.

• Guantes: Protegen las manos de roces y cortes. También protegen y aíslan del agua que penetra en el guante, calentando ésta al contacto de la mano. Es necesario que los guantes sean reforzados y de un grosor de 3m.m, para facilitar las maniobras de descenso, ascenso por cuerdas e instalaciones de anclajes.

• Calzado: ha de ser cómodo y por lo general dos números más del que se utiliza normalmente, ya que ha de colocarse con los escarpines. No es aconsejable que sea un calzado pesado y rígido, sino más bien un calzado ligero, de aproximación, senderismo o bota de media montaña, que sea flexible, adherente y con sujeción al tobillo.

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• Casco: debe ser un elemento imprescindible y obligatorio. De forma general, debe reunir las siguientes características: debe estar certificado y homologado, con grandes orificios de ventilación, para así evacuar mejor el agua, y ser ligero, pero resistente. Otro factor a tener en cuenta es su facilidad para regular su fijación a la cabeza, así como su sistema de cierre debe ser cómodo y sencillo.

• Arnés: Los modelos diseñados para barrancos suelen tener reforzadas las zonas de máximo roce con fundas de PVC e incluso algunos modelos presentan una culera compacta antiabrasión. Es interesante que el punto de anclaje ventral esté alto para evitar volteos por exceso de peso en la mochila o por el chorro de una cascada. Este punto central de anclaje debería ser metálico o estar protegido contra la abrasión de mosquetones, cabos de anclaje. La elección de cada modelo depende en gran medida de las características personales y la experiencia, que indicará que modelo se adaptará mejor a la forma de trabajo. También conviene que el arnés disponga de porta materiales suficientes y un poco más adelantados de lo normal en un arnés, para evitar en pasos estrechos que el material se enganche.

• Elementos de amarre o cabos de anclaje: Este sistema de autoseguro es imprescindible tanto para el profesional del rescate como para el deportista. Su utilización es muy variada (cambio de instalación en descenso, paso por pasamanos), aunque hay muchas maniobras de autorescate donde el cabo de anclaje es imprescindible. Se pueden diferenciar dos grupos; los realizados con cinta y los de cuerda. De cinta hay varios modelos, casi todos con cabo doble, uno corto y otro más largo; algunos fabricantes los realizan con un cosido especial que tiene como característica el ir soltándose poco a poco según la carga a que se someta. De ésta forma se consigue un efecto amortiguador de carácter dinámico. Los de cuerda, se realizan con cuerda dinámica de 10 m.m, también con doble cabo de diferente medida. La parte central del cabo se fija en el mosquetón del arnés y en los extremos se suelen colocar mosquetones, que para las operaciones de rescate, deben ser de seguridad, ya que facilitan determinadas maniobras.

• Descensor: Este sistema de frenado nos permite la progresión vertical dentro del barranco. Para el descenso en barrancos el más generalizado es el ocho por su versatilidad y sus variantes, aunque también existen varios modelos (Pirana, Oka), con ciertas diferencias técnicas. Por lo general su geometría presenta dos orificios circulares de tamaño diferente. La relación entre el tamaño varía según el fabricante y si está pensado para cuerda fina o todo tipo de cuerda. Algunos modelos incorporan dos apéndices de seguridad que evitan la formación del nudo de alondra. Debe de ir acompañado de un mosquetón de seguridad tipo H.M.S. Para las maniobras de rescate conviene disponer de algún dispositivo de descenso autofrenante tipo Stop o Rig, ya que su polivalencia e idoneidad nos ofrece muchas ventajas a la hora de realizar sistemas y métodos de rescate (tensados, evacuaciones, elevación de cargas…

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• Mosquetones: En el equipo individual se pueden incluir los siguientes tipos de mosquetones:

HMS. Mosquetones de seguridad, para conexión del descensor y maniobras de anclaje de cuerdas. También para su uso en diferentes sistemas de fortuna. Deben llevar cierre con seguro de rosca. X. Mosquetones ovales o simétricos, para su uso en

maniobras de fortuna, desviadores... pero reservado su uso a personal con alto nivel técnico. B. Mosquetones ligeros sin seguro, con cierre recto o curvo

para soporte de material. Q. (Maillón). Delta o semicircular para el arnés, en delta o

simétrico pequeño para el arnés de cinta de pecho.

Material auxiliar aconsejable:

• Bidón estanco: De media capacidad, entre 1 y 5 litros, para llevar materiales durante la actividad. Estos recipientes se fabrican con materiales resistentes a la humedad, la temperatura y los golpes, sus cierres son herméticos, protegiendo así la carga del agua y el aire.

• Mochila o petate: Suelen ser de forma tubular y con un solo asa en la parte superior. Fabricados con materiales antiabrasión, han de ir provistas de tirantes para los hombros y a ser posible otro de cintura. Han de disponer de sistema de evacuación de agua (rejilla o agujeros en el fondo).

• Navaja: Hay modelos de acero inoxidable, que evitan su oxidación, con

empuñadura de plástico. Es aconsejable que tengan algún tipo de seguro que impida su apertura no deseada. La navaja es indispensable, entre otras muchas cosas para: Cortar cuerdas enganchadas en rocas. Cortes de cuerdas en operaciones de Autosocorro a un compañero. Cortar cintas y cordinos al tamaño deseado.

• Gafas de buceo: Para buscar una cuerda o cualquier objeto que haya caído al fondo de una poza.

• Micro-mosquetones: Para soporte de pequeño material como: navaja y silbato.

• Linterna frontal. • Manta térmica. • Encendedor y vela. • Ropa seca. • Alimentos y agua. • Silbato. • Botiquín.

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Material colectivo: Se incluye en este apartado, los materiales que son necesarios durante

la progresión, utilizados por todos y cada uno de los miembros del equipo.

Material de instalación y equipamiento: Para la instalación de anclajes naturales se necesita únicamente cintas o

cuerdas. Las cintas las hay planas y tubulares, presentando éstas últimas mejores características. El ancho de la cinta dependerá del tipo de instalación que tengamos que realizar y del lugar en que ha de sujetarse. Con las cuerdas sucede algo parecido, su diámetro va a depender del tipo de instalación y del material con que estén fabricados.

Para los anclajes artificiales tenemos una amplia gama de posibilidades:

tacos de acuñamiento simple y doble, tacos autoperforantes y anclajes químicos. A su vez se dispone de material auxiliar para acoplar a estos anclajes.

Para poder instalar los anclajes artificiales se necesitan unos

perforadores, los cuales se pueden diferenciar en la forma siguiente: manuales y automáticos. El manual es el conocido como burilador; siendo automático eléctrico el taladro de percusión alimentado con baterías y los mecánicos, aquellos perforadores que funcionan con un motor de combustión.

Para poder fijar la cuerda a los anclajes es necesario colocar unos

elementos intermedios: placas y mosquetones. Las placas se adaptan al tipo de taco instalado, de tal manera que hay para tacos autoperforantes y para tacos de expansión. Los tipos de placas son muy variados pero se pueden resumir en tres: Acodadas, reviradas y anillas. En el caso de los anclajes químicos, dependen del modelo, pero por lo general la anilla viene acoplada al cáncamo.

Un caso especial son los anclajes

realizados con clavos de escalada, los cuales se introducen a golpe de maza en las fisuras. Los clavos más comunes son los de tipo: Universal, en forma de U, en forma de V y todos ellos normalizados con el símbolo “S”.

Una bolsa de instalación para poder transportar adecuadamente los materiales a utilizar en la instalación de puntos de anclajes artificiales, así como una maza es un material que nunca se debe obviar, aunque el barranco se encuentre equipado.

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Material de progresión: La cuerda es el elemento característico en la

progresión de barrancos verticales. Hasta hace poco, las cuerdas que se utilizaban para el descenso de barrancos eran las mismas que para la espeleología, es decir, cuerdas semiestáticas, con un diámetro comprendido entre los 9 y 10’5 m.m.

Actualmente, se han desarrollado cuerdas específicas para el descenso

de barrancos, siendo éstas de unas características similares a las semiestáticas, pero con menor densidad. Esta característica le permite una mejor flotabilidad, lo que hace que la cuerda se mantenga en superficie. Como inconveniente, cabe destacar su poca capacidad para cargar pesos elevados y su menor resistencia.

Se debe contar con una cuerda auxiliar para determinadas maniobras,

como por ejemplo, recuperar la cuerda de progresión, sustitución de emergencia de la cuerda de progresión, envío de materiales... para todo ello es interesante contar con una cuerda auxiliar de 8m.m semiestática.

Equipo de ascenso: Estos aparatos mecánicos nos ayudarán en la progresión o en

maniobras de autorescate. Durante la progresión por un barranco se pueda evitar el quedar bloqueados por una mala maniobra, para ello es necesario contar con un equipo de ascenso, compuesto por bloqueador ventral y puño, o en su defecto algún otro bloqueador como shunt, ropeman, que en el caso de una intervención de rescate nos permitirán progresar por instalaciones de cuerdas fijas y realizar maniobras de rescate como contrapesos, polipastos, tensados de cuerdas…

Material de Socorro: Es el material que se utiliza para realizar las maniobras específicas de

rescate y salvamento. Cabe destacar el siguiente material como necesario e imprescindible:

• Bloqueadores. • Poleas medianas. • Poleas grandes con rodamiento de bolas. • Triángulo de evacuación. • Descensor autofrenante: tipo “Stop” o Rig. • Chaleco salvavidas. • Taladro. • Camilla (aconsejable modelo no rígido). • Torno para empleo con cuerda.

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Material de información:

Conviene siempre reunir la máxima información antes de entrar en un barranco. Para ello es conveniente conocer al menos, mapas de la zona, topografía del barranco, perfil, tipo y descripción del barranco, donde empieza y donde acaba, caminos de aproximación, rutas paralelas, vías de escape y dificultades técnicas que presenta el recorrido, así como una consulta o informe meteorológico.

1.4. Técnicas de seguridad. Desgraciadamente todos los años

suceden un número importante de accidentes y muertes en la práctica del descenso de barrancos, llegándose a la conclusión de que casi todos se deben a imprudencias, falta de formación y planificación inadecuada de la actividad.

Una actividad tan gratificante como el descenso de barrancos conlleva un alto riesgo para los practicantes de esta modalidad deportiva; por tanto todas las personas que se aventura a realizar un descenso de barrancos o cañones, deben ser conscientes de las dificultades que se van a encontrar y respetar una normas mínimas de seguridad. Realizar una planificación del descenso, conocer los posibles cambios meteorológicos, disponer de una preparación física adecuada y conocer las técnicas correctas y el material utilizado sería suficiente para realizar esta actividad con seguridad.

A los equipos de rescate, si se les exige una planificación y preparación mayor, ya que de ellos depende la seguridad de otras personas. Por lo tanto cuando ocurre una situación de alarma o emergencia, se debe atender con máximo rigor todas las dificultades que plantee una intervención de rescate en este medio. Conociendo algunas normas de seguridad, se pueden minimizar los riesgos y adaptarlos al nivel del equipo. Por ello es recomendable:

Conocer con seguridad la longitud del descenso, sus dificultades y el equipo y material necesario que se debe llevar.

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Evitar situaciones de riesgo gratuito e innecesario, para ello es importante controlar los movimientos del grupo dentro del barranco (evitar saltos, destrepes complicados, paso por rebufos…), utilizando cuerda. Siempre hay que llevar encima el equipo individual obligatorio, bien repartido y protegido y conocer su utilización avanzada. Los conocimientos previos y datos a tener en cuenta a la entrada del barranco o cañón son fundamentales, para evitar llegar a situaciones peligrosas. El equipo de rescate no debería excederse más allá de sus capacidades y experiencia. Prever y planificar el avance por el cauce antes de cometer errores que conduzcan a accidentes.

Antes del descenso:

Valorar correctamente la situación. Valorar correcta y prudentemente los condicionantes de cada uno de los miembros del equipo. Verificar el material y su estado. Informar al P.M.A. del momento de entrada al barranco. Conocer y valorar la predicción meteorológica actual. En caso de tiempo inestable o poco claro, buscar alternativas, en función de los condicionantes del barranco. Conocer y valorar la predicción meteorológica actual. En caso de tiempo inestable o poco claro, buscar alternativas, en función de los condicionantes del barranco. Informarse adecuadamente de las características y dificultades del barranco y de su estado de equipamiento. No formar equipos numerosos, ya que es una unidad lenta, y no muy segura, de progresión y reacción (ideal equipos entre 4 y 6 miembros).

Durante el descenso:

Progresar en equipo y con seguridad. Anticiparse a los obstáculos y dificultades optimizando el sentido del itinerario. Verificar sistemáticamente instalaciones y anclajes. Permanecer atentos y concentrados durante la progresión con y sin cuerda. Vigilar el estado de cansancio. No descuidar alimentación e hidratación. Utilizar código de señales y consignas establecidas con anterioridad. Dejar claras las funciones y roles de cada uno de los miembros del equipo. Decidir las maniobras y métodos de rescate más correctos para evitar riesgos innecesarios. No generar nuevas situaciones críticas.

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1.5. Prevención y autosocorro. Prevención. La prevención es el mejor modo de proporcionar seguridad y eficiencia ante una intervención de rescate en barrancos y cañones. Conocer el medio, respetar ciertas normas de seguridad, poseer conocimientos técnicos y una condición física aceptable, son las mejores herramientas de prevención para un equipo de respuesta a emergencias en el medio natural.

Para poder prevenir correctamente, es necesario ser conscientes de los

peligros a los que el equipo de rescate se expone en cada momento y adoptar medidas o acciones adecuadas ante ellos con el propósito de evitarlos.

Diez reglas para evitar complicaciones y problemas en el descenso de un barranco:

Atención, peligro. El descenso de barrancos es una actividad de riesgo, más aún cuando se interviene en una operación de rescate y salvamento. Siempre existe una acumulación de peligros (dificultad del medio, exigente técnica, caudal).

Antes de entrar, información. El momento clave de la entrada en un barranco no está en su recorrido, sino en el crucial que se decide entrar, tras sopesar capacidad del equipo y dificultades a las que hay que enfrentarse. Por ello se hace necesaria una correcta y adecuada información de las características y dificultades del recorrido y valorar si es necesaria la entrada o la espera.

Conocer la meteorología es importante. Antes de iniciar la partida es bueno confirmar las predicciones meteorológicas. Renunciar o esperar prudencialmente ante la aparición de una tormenta, ya que las crecidas pueden ser rápidas y representan un claro peligro.

El equipo es fundamental. Revisar equipo y material, sin olvidar verificarlo en el momento de entrada. Es importante ajustar peso y distribución del mismo. El buen equipamiento es aquel que dispone de lo necesario, en momentos de emergencia.

Atención y concentración en todo momento. Caminar y progresar por un barranco, por bloques inestables y suelo resbaladizo, exige una atención constante, una buena coordinación y un buen sentido de la anticipación es fundamental. A causa de esta permanente concentración, el descenso de barrancos es una actividad fatigosa, más aún cuando se interviene en una operación de rescate. Por ello en estas circunstancias, máximo control y concentración.

Prudencia en maniobras con cuerdas. En las maniobras con cuerda es preciso una seguridad suficientemente garantizada (en el acceso, durante y después de la maniobra). Sencillez y claridad en el método es fundamental. Atención a las salidas de rapel, delicados en algunas ocasiones y siempre sobre dos puntos. Elegir técnicas y métodos adecuados, que permitan minimizar riesgos e intervenir de forma eficiente.

Aprender a leer el agua. El agua es el peligro objetivo más importante en un descenso de barranco. Será necesario evaluar la fuerza de la

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corriente y el caudal, saber reconocer remolinos, sifones y rebufos. Un conocimiento que se adquiere con la experiencia, dominio y respeto.

Alimentarse y beber. Punto esencial al que hay que dedicarle la atención debida. En la aproximación y durante el esfuerzo continuo de una intervención de rescate, la combinación del neopreno obliga a una fuerte sudoración, lo que puede provocar pérdida importante de líquidos y deshidratación. También conviene comer poco y en paradas sucesivas, sin esperar al final de la intervención para hacerlo. En intervenciones de rescate en barrancos largos, debe planificarse la alimentación adecuada para asimilar y recuperar las energías necesarias. Elegir alimentos de poco peso y energéticos.

Responsabilidad. Saber ceder, no despreciar y colaborar con otros

equipos en una emergencia, respetando a los demás y sabiendo estar a la altura de las circunstancias.

Formación, práctica y entrenamiento en el medio. Es el camino de los equipos de rescate para lograr una intervención segura, eficaz y eficiente.

Maniobras de Autosocorro: Las maniobras de autosocorro en barrancos

son las operaciones de rescate realizadas con los medios limitados de que se dispone durante la progresión y descenso por el barranco. Estas maniobras requieren de una gran capacidad de improvisación y una buena base técnica. En caso de accidente hay que tener muy claras las maniobras a utilizar, para poder realizarlas en cualquier situación con la paciencia y serenidad suficiente.

La práctica periódica de estas técnicas será fundamental para

ejecutarlas con seguridad. Los procedimientos de actuación variarán mucho dependiendo del tipo de incidente o accidente que haya ocurrido, pero se debe recurrir a la solución menos complicada. La seguridad será la norma principal a la hora de ejecutar las maniobras, realizarlas con conocimiento de causa y no aumentar el riesgo o peligro será fundamental.

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El material de progresión y seguridad del socorrista se verá acompañado de material complementario de autosocorro. Este material puede ser el siguiente:

Mosquetones H.M.S. – 5 Cordinos para autobloqueantes – 3 Cordino de 5 mts. – 1 Mosquetones tipo X (ovales) sin seguro –

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Maniobras de autosocorro desde la reunión: Estas técnicas se utilizan para ascender o descender a un accidentado

hasta el lugar donde se le pueda atender o esperar a su evacuación. Para este tipo de actuaciones se emplean las siguientes maniobras:

Contrapesos. Polipastos. Cuerdas guía. Descenso de accidentado. Descenso de accidentado y socorrista en rapel. Corte de cuerda en reunión. Corte de cuerda a la altura del accidentado.

Contrapeso: Con este sistema se eleva al accidentado con el peso de uno o dos socorristas. Hay que prestar atención a la relación del peso entre accidentado –socorrista pues puede suponer realizar una maniobra muy pesada si no están equilibrados los pesos. Es un sistema sencillo que necesita la colaboración de otro socorrista que será el responsable de regular el contrapeso desde la cabecera.

El socorrista que ejerce de contrapeso se cuelga, con el peso que ejerce colgado de la cuerda y si es necesario hace fuerza sobre la cuerda del accidentado con las manos, desciende a la vez que asciende el accidentado. La maniobra termina cuando el socorrista y accidentado alcanzan la reunión y están asegurados. Polipastos: Los polipastos tienen como función principal la de desmultiplicar la fuerza para el izado de pesos. En maniobras de autocorro los más adecuados son:

Polipasto simple, Polipasto Mariner con desmultiplicación simple y Polipasto Mariner con desmultiplicación doble.

Nota: Aumentará la eficacia de los polipastos la utilización de medios mecánicos como bloqueadores y poleas en los puntos de retención y puntos de reenvío. Este apartado ya se ha visto en módulos anteriores.

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Cuerdas guía: Se pueden dar situaciones en las que el equipo de rescate se vea en la necesidad de descender a uno de sus miembros ante circunstancias como la superación de pozas o para evitar el contacto en cascadas de agua; para salvar estas situaciones se emplea las maniobras de descenso por cuerdas guía. Esta maniobra se realiza con la ayuda de otro socorrista, para ello se instala una cuerda fija entre la reunión de la cabecera y un punto fijo en la base. Se tensa la cuerda fija con nudo dinámico bloqueado con un nudo de fuga y asegurado. Se conecta al accidentado a la cuerda fija con la ayuda de una polea o un mosquetón de seguro. Se procede al descuelgue del accidentado mediante otra cuerda de retención conectada al dispositivo de descenso e instalada en la reunión. En el caso de que el sistema tenga poca caída o muy horizontal, conviene tener otra cuerda de tracción desde el punto de recepción para recuperar al accidentado. Descenso de accidentados: El descender a un accidentado si éste no puede rapelar pero todavía puede colaborar y controlar sus movimientos es seguro y rápido, para ello:

Se fija un extremo de la cuerda al arnés del accidentado con la ayuda de un mosquetón de seguridad.

Se desciende al accidentado utilizando un nudo dinámico simple o doble si la carga es pesada y requiere de un control especial o bien utilizando un sistema de descenso convencional (descensor autofrenante). 

Descenso en rápel de accidentado y socorrista: Esta maniobra se aplica cuando el accidentado no puede colaborar y necesita que le acompañe otro socorrista; para esta maniobra el socorrista realizará un descenso en rápel autoasegurado, controlando y transportando al accidentado que estará suspendido del cabo de anclaje de seguridad del socorrista. El cabo de anclaje de seguridad se coloca en la cuerda por el centro mediante un mosquetón de seguridad al descensor y utilizando siempre un sistema de frenado. La maniobra se debe asegurar desde la reunión con una segunda cuerda.

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Corte de cuerda en cabecera: Esta es una maniobra a la que sólo se recurre en situaciones de máxima urgencia cuando no queda otra solución alternativa y la gravedad del accidente así lo requiera. Suele pasar a veces, que una persona queda suspendida en la cuerda bajo una cascada de agua intermitente, en inminente peligro de muerte y la opción es actuar con urgencia desde la reunión. Es una maniobra que bien realizada se ejecuta muy rápido, pero tiene el inconveniente del corte de cuerda. Para poder realizarla se necesita un material mínimo imprescindible: cuerda de socorro, material para bloquear la cuerda (cordino para autobloqueante o medios mecánicos), mosquetones de seguridad H.M.S. y navaja. Corte de cuerda a la altura del accidentado: Este método se utilizará en vertical siempre que el accidentado no pueda valerse por sí mismo y existan problemas con necesidad de un socorro inmediato o falta de visión de la zona donde se encuentra el accidentado.

La maniobra se realiza descendiendo un socorrista por una cuerda

auxiliar o de socorro hasta el accidentado o bloqueado; antes de iniciar el descenso el socorrista desplegará su cabo de anclaje de seguridad y continuará el descenso hasta que el mosquetón del cabo desplegado toque el arnés del accidentado que el socorrista debe anclarlo con éste; es muy importante quedarse justo y no pasarse pues esto disminuirá el tirón cuando se corte la cuerda. En ese momento el accidentado quedará colgado del cabo de anclaje del socorrista. A continuación se corta la cuerda, prestando atención hacia donde va el corte y al cierre de la navaja. A continuación se procede a continuar el descenso por la cuerda auxiliar tanto socorrista como accidentado. Hay que tener en cuenta que el socorrista debe con sus piernas y con habilidad proteger al accidentado, hasta situarlo en una zona segura.

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UNIDAD DIDÁCTICA 2 TÉCNICAS DE RESCATE Y SALVAMENTO EN BARRANCOS Y CAÑONES

En un entorno donde se dan circunstancias poco favorables y hostiles como es este caso de prácticas en caudales de agua importantes las maniobras y técnicas de rescate en caso de accidente tienen que ser rápidas, justas y necesarias para que la cadena de seguridad no se parta. Hay que buscar un equilibrio entre simplicidad y eficacia.

Recordar que el barranquismo es una actividad que no lleva implícita en

su mayor medida fuerzas de choque ni factores de caída elevados puesto que trabajamos con maniobras y sistemas estáticos caracterizados por el descenso. 2.1. Instalación de anclajes y líneas de cuerda.

Evidentemente un anclaje tendrá que ofrecer una resistencia suficiente

como para ofrecernos seguridad. Estos pueden ser desde naturales existente en el medio como un árbol, puente roca o bloque empotrado en el cauce como artificiales.

Mayoritariamente en un rescate los anclajes más utilizados serán los

artificiales y en general dentro de estos los denominados de expansión. En este grupo podemos incluir los spits y los parabolts ya que aunque la forma de colocarlos varía en cada caso, la forma de trabajar es muy similar. Si utilizamos parabolts y spits de la misma métrica, la resistencia a la cizalladura es muy similar, sin embargo a la extracción si cambia, siendo mejor el parabolt. El inconveniente de su uso es que casi obliga a usar una taladradora para hacer el agujero ya que suelen ser bastante profundos como para hacerlos a mano. No obstante, en caso de necesidad, tampoco sería imposible.

Normalmente se le atribuye una vida de unos 10 años aunque en el

medio en el que se desarrolla nuestra actividad, esta podría verse reducida drásticamente debido a la humedad, golpes, crecidas, etc. Es muy importante que los modelos fabricados en acero inoxidable (los más recomendables e idóneos) cuenten también con las chapas fabricadas en este mismo material, ya que de lo contrario con el tiempo las chapas terminarán corroyéndose pudiendo producirse una electrolisis como consecuencia de las diferentes aleaciones de los materiales y la fijación cogerá holgura en el orificio, pudiendo llegar inclusive a salirse del mismo ante un esfuerzo en sentido de extracción. Este mismo efecto también se produce en los modelos fabricados en acero normal y de forma más acelerada.

Si se instala un parabolt debería dejarse siempre la placa adecuada

junto al él, o como mínimo la arandela y la tuerca. No obstante siempre es aconsejable dejar la placa, ya que por la acción de enroscar y desenroscar la tuerca se acabará fatigando el material y hay que tener en cuenta que aquí no se fatiga un tornillo que puede ser sustituido en caso necesario, como sucede con las placas empleadas en los spits, si no que se debilita toda la fijación, con el riesgo que ello conlleva. Además el hecho de que la tracción siempre se realice sobre un mismo espárrago, favorece que con el tiempo el material se fatigue.

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Hoy por hoy, este tipo de anclajes debería ser utilizado casi exclusivamente como solución de emergencia ya que su seguridad es ampliamente superada sobre todo por los químicos; de hecho en casi todas las cabeceras de los barrancos están instalados de esta manera. Se trata de unas varillas generalmente de 10 o 12 mm de diámetro y diversas longitudes, introducidos en la roca y fijados mediante una resina de dos componentes, la resina propiamente dicha y su catalizador. Este sistema ofrece muchas ventajas aunque también genera algún inconveniente al instalador.

Pero no en todo los rescates se pueden emplear químicos por la sencilla

razón de su colocación: es necesario el uso de la taladradora para colocarlos, que su uso no es instantáneo (a diferencia de los anclajes de expansión) que obliga a utilizar un sistema de mezcla de la resina frecuentemente (ya que su tiempo de uso es efímero) y otros artilugios y que su precio es superior al de otros anclajes. Además es imprescindible respetar los tiempos de secado y fraguado de las resinas y la fecha de caducidad de las resinas.

Tener siempre en cuenta: ‐  El uso de anclajes fijos en acero inoxidable que, aunque más caros,

aumentan la vida de los mismos notablemente dado que el medio en el que se desarrolla nuestra actividad es muy húmedo. Recordemos que la humedad es uno de los mayores enemigos de los anclajes junto a los golpes recibidos en las crecidas por las piedras y troncos. La oxidación y otros factores influyen en el deterioro y por tanto, duración de los anclajes.

‐  Sea cual sea el anclaje utilizado, siempre debería estar duplicado. Es decir un anclaje principal y un reaseguro o bien dos anclajes trabajando juntos y unidos mediante una triangulación a ser posible bloqueada con el fin de hacer trabajar a los dos anclajes a la vez, eso sí, respetando las distancias entre anclajes y con el ángulo menor de 60º en la cinta, cuerda o cordino que uniera los dos anclajes. Al superarse este ángulo, las fuerzas ejercidas pueden llegar a ser peligrosas.

‐  Todas las cabeceras deberían estar en la medida de lo posible fuera del alcance de las crecidas y/o posibles golpes debidos al arrastre de piedras durante las mismas.

‐  Evitar las cabeceras de los rápeles dentro del propio cauce y con accesos lo más seguros posibles instalando, si es necesario, pasamanos para su acceso.

‐  Ante la menor duda sobre el estado de algún anclaje, optar por cambiarlo o reforzarlo.

‐  No sobre equipar.

En cuanto a las líneas de cuerda lo primero al llegar a una repisa o reunión es anclarse… parece obvio pero se olvida. En cuanto a la técnica más recomendable en caso de bajada será la ajustada: a nivel de agua (facilita la salida del ocho en pozas)y fuera de las cascadas en caso de rescate para evitar en la medida de lo posible que el socorrista se moje. Pueden ser horas de trabajo mojado o poca actividad con la consecuente hipotermia. Bien por este motivo o que en algunas ocasiones por dificultades del terreno o por peligrosidad de una poza o cascada ésta se pasa por el lateral con un pasamanos.

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Según su finalidad podría ser de seguro para prevenir una eventual caída por un resbalón involuntario y no siendo necesario progresar suspendido de la instalación o de progresión ya que por la morfología del terreno se hace necesario progresar suspendido del mismo.

El pasamanos tendrá cada x metros un punto de anclaje de refuerzo a la

pared y teniendo en cuenta siempre que los puntos de anclaje estén más o menos a la misma altura entre ellos para evitar que si se rompe el anclaje más alto el factor caída no exceda la resistencia de la cuerda y de los demás puntos restantes de anclaje. Recordar que a la hora de pasarlos tener siempre un elemento de amarre por lo menos anclado al pasamanos. 2.2. Progresión por barrancos.

Las técnicas básicas del descenso de barrancos son una mezcla entre las utilizadas en espeleología y alpinismo con la dificultad añadida de la existencia de un caudal de agua. Dependiendo de la época del año algunos barrancos será necesario abordarlos con el uso de ciertas maniobras en función de la época estacional.

El ocho es el descensor más versátil utilizado en este medio ya que es

simple en diseño y ausente de mecanismos. Dentro del mercado existen muchos modelos con características específicas enfocadas a la seguridad y ergonomía de uso. Se puede utilizar simple, doble, rápido, imperdible o a la italiana. Además los grupos de rescate llevaremos descensores autobloqueantes.

Todos los miembros de un grupo deben conocer previamente algunos

aspectos de la progresión por barrancos tanto terrestres, acuáticos como suspendidos. Y sobre todo las características específicas de dicho barranco: entrada, salida, escapes, temporalidad, climatología, longitud, caudal, destrepes, tramos a nado, de buceo, saltos, toboganes, posibles rebufos… ‐  Nadie debe iniciar una maniobra solo hasta

que el siguiente llegue y se autoasegure como norma general. Además y como rutina una persona debe estar atenta en la base de los rápeles como método activo de aseguramiento. Nunca perder el contacto visual.

‐  Se ha de tener en cuenta un sistema operativo de seguridad. Los descensos por las cuerdas siempre desembragables que con métodos diversos permite en caso de bloqueo descolgar a alguien desde la cabecera.

‐  Las cuerdas siempre en sacas y desplegadas para no perder tiempo en plegarlas y desplegarlas. Así nos permite utilizar solo los metros que necesitemos.

‐  El primero de cuerda es el que corre y analiza los posibles riesgos siendo el segundo el que solucione algún contratiempo, que se modificarán a posteriori para la seguridad del resto del grupo

‐  Las mochilas que lleven material de progresión o rescate nunca se lanzaran por delante en los rápeles; éstas deben permanecer en las cabeceras por si fuese necesario usar el material.

‐  Llevar siempre una cuerda de seguridad o rescate.

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2.3. Sistemas de descensos y traslado de accidentados.

Los sistemas de descensos fundamentales para métodos de rescate

pasan por ser los más básicos o simples, conclusión que nos lleva a pensar que si algo funciona y además se tarda relativamente poco tiempo en montarlo, ¿para que complicar con maniobras complejas? Desde una tirolina, rapel poleado o descensos desde la reunión son ejemplos de ello siempre y cuando las circunstancias lo permitan.

2.4. Maniobras de elevación.

Un accidente en este medio, lo primordial del rescate es localizar y acceder a la víctima para valorar la situación. Lo mejor sería bajarlo barranco o cañón abajo pero dependiendo de las circunstancias, a veces, puede ser mejor retroceder y elevarlo bien porque sea un tramo corto y sea más cercano el escape o salida del mismo. No obstante hay que tener presente y no olvidar la propia seguridad del rescatador en todo momento; de no ser así se agravaría la situación y con ello el proceso de socorro.

Utilizaremos polipastos 1/3, 1/4… dependiendo del caso.

2.5. Transporte del accidentado en camilla.

Llevemos un tipo u otro de camilla los desplazamientos con esta lo

realizaremos siempre fuera del agua y en los desplazamientos terrestres con dificultades se moverá a pie o con la técnica del “correcamilla”.

Movilización de víctima a la camilla.

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UNIDAD DIDÁCTICA 3 MANIOBRAS AVANZADAS DE RESCATE Y SALVAMENTO EN

BARRANCOS Y CAÑONES 3.1. Maniobras especiales y de fortuna. Rapel Preventivo y Ajustado:

Con Nudo Dinámico bloqueado mediante nudo de fuga y reanudado: Esta maniobra realizada de una forma habitual puede evitarnos muchos

problemas y compromisos, se utilizara normalmente como sistema de trabajo. Montaremos el rapel con la cuerda en simple haciendo un nudo dinámico

bloqueado con un nudo de fuga, ajustando el cabo de recepción un palmo por encima del agua, evitando la posibilidad de enredos o de perder el dispositivo de descenso al sacar la cuerda.

No olvidaremos desplegar la cuerda sobrante de una forma ordenada y

al alcance de la mano en la cabecera o guardándola dentro de la mochila. El ultimo en bajar no podrá utilizar este sistema, pero soluciones como bloquear la cuerda en la cabecera con un nudo de nueve contra el anclaje, rapelar por el mismo cabo que los demás llevando bien desplegada la cuerda dentro de la mochila para que salga fácilmente según se desciende, o lanzar la cuerda sobrante para que el resto del grupo la saque del agua, serán opciones a barajar para solucionar el problema.

Con descensor tipo ocho (ocho bloqueado):

Instalar la cuerda por su mitad en el maillon o anilla de rapel, dejarla en simple y recoger la cuerda sobrante bien desplegada al alcance de la mano en la cabecera o dentro de la mochila. En esta ultima y a la altura del maillon o anilla de rapel, instalar el ocho de manera clásica y bloquear una gaza como indica el dibujo, asegurándola con un mosquetón igual que al nudo de fuga. De

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esta forma si la persona se bloquea durante el descenso, podemos descolgarla desfijando la gaza y dando cuerda sin ninguna acción extra.

3.2. Planificación de la seguridad estática.

Es aquel tipo de seguridad que se realiza desde un punto fijo, por ejemplo la orilla de un río o barranco.

• Tirolina – pasamanos sobre lámina de agua: Es una buena opción para

cruzar siempre y cuando la maniobra se haga correctamente, en caso contrario una cuerda mal puesta en un río es una trampa mortal como ya se ha demostrado por desgracia en más de una ocasión.

Hemos de tener en cuenta cuatro puntos muy importantes: ‐  El sentido de la cuerda tiene que ser diagonal y a favor de la

corriente. ‐  Los dos extremos de la cuerda tiene que ser desembragables. ‐  Jamás nos anclaremos a la cuerda, utilizaremos sistemas que sean

fáciles de soltar, por ejemplo pasar el mosquetón por la cuerda y agarrarse al orificio grande del ocho con la mano, colocarse en posición de seguridad y dejar que la corriente nos arrastre a la otra orilla; la cuerda solo sirve de guía y en caso de problemas soltando el ocho de la mano estamos libres.

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‐  Hay que prever otro sistema de seguridad adicional por si hay problemas.

3.3. Lanzamiento de cuerda.

La cuerda flotante, habitualmente empleada en kayak, es ideal por su flexibilidad y rápido manejo. Su utilización nunca será la misma que la de una cuerda convencional de progresión o aseguramiento ya que no tiene las propiedades requeridas, sino para:

‐  Lanzarla a una persona en apuros. ‐  Prevenir la situación afrontando la dificultad con la cuerda ya cogida.

• Lanzamiento de cuerda – La cuerda se utilizara siempre fijada a la muñeca de la mano y, salvo contadísimas ocasiones, nunca atada al arnés o al cuerpo y siempre desde aguas abajo para poder socorrer a favor de la corriente.

Siempre que afrontemos una corriente que entrañe un riesgo o cuya

travesía podamos fallar habremos de.

‐  Tener lista la cuerda de kayak. ‐  Situarnos en el lugar correcto para lanzarla y recuperar al rescatado.

El rescatador, al situarse en la orilla, deberá prever el recorrido que

efectuara el rescatado. Además deberá situarse en una posición estable y sólida para evitar ser arrastrado por el rescatado, si es preciso atándose a una reunión.

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3.4. Métodos y sistemas de rescate y salvamento.

Descenso en rapel de accidentado y socorrista (método “Y”): Esta maniobra se emplea para descender con un herido por la misma

cuerda. Se coloca el descensor tipo ocho sobre la cuerda, añadiéndole media vuelta más al descensor. El cabo de anclaje hay que conectarlo al agujero pequeño del descensor mediante mosquetón de seguridad; el accidentado se debe anclar con el extremo largo del cabo de anclaje, dejando el otro extremo al socorrista, que descenderá al herido colocándole entre las piernas o a la espalda. Es conveniente colocar un nudo autobloqueante o un bloqueador tipo “shunt” por debajo del descensor, y en la cuerda soporte, también se puede asegurar la maniobra desde la reunión con una segunda cuerda.

Descenso de herido mediante el método de rappel poleado: Maniobra que consiste en el descenso del herido, descendiendo el

socorrista a la par de éste. La maniobra se realiza pasando la cuerda por la reunión, en un extremo de la cuerda se ancla a la persona herida y en el lado contrario se sitúa el socorrista, con su descensor conectado a la cuerda. En la cuerda que va hacia el herido el socorrista debe realizar un nudo autobloqueante (Machard) y unirse a dicho nudo. De ésta forma, a medida que desciende el socorrista va llevándose consigo al herido, pudiendo elegir la forma de transporte (a la espalda, entre las piernas, a su lado) sólo regulando el nudo autobloqueante.

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Descenso guiado:

En algunas ocasiones el descenso puede ser obstaculizado por resaltes o bloques de piedras; o puede ser necesario desplazar la trayectoria de la cuerda para esquivar estas dificultades mencionadas. En este tipo de descensos la trayectoria de bajada se desvía mediante una cuerda guía anclada en sus dos extremos y con una ligera tensión. El procedimiento es el siguiente:

1.  Fijar una cuerda tensa entre el punto dónde se encuentra el accidentado

y el lugar de recepción. Los nudos mediante los que se fija dicha cuerda serán dos nudos dinámicos bloqueados mediante nudo de fuga o elementos mecánicos tipo stop o Rig.

2.  Colocar al accidentado en posición de descenso asegurándolo mediante un nudo dinámico.

3.  Unir al accidentado a la cuerda tensa mediante cinta ó cordino con mosquetón de seguridad y a ser posible emplear una polea para facilitar su desplazamiento por la cuerda guía.

4.  Descenso controlado del accidentado.

3.5. Movimiento y traslado con camilla en barrancos.

Consideraciones a tener en cuenta en los sistemas de descenso para la camilla: • Se deben aplicar cuando al accidentado

se ha de evacuar a niveles de altura inferiores.

• Las evacuaciones serán más rápidas y las cabeceras no deben ser tan reforzadas ya que no van a sufrir unas sobretensiones como en los sistemas de ascenso.

• Si la vertical a descender no presenta rozamientos, será suficiente descender la camilla con una sola cuerda, acompañada de los sistemas de freno de carga.

• Los roces de la cuerda se resuelven al igual que en el ascenso con desviadores, (Poleas humanas, fijas), con desviaciones desde abajo, (empleo asas o cintas laterales) ó con cuerdas guías.

• Básicamente se emplean dos sistemas para descender la camilla: contrapeso y empleando un sistema fijo de descenso desde la reunión. En

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la vertical limpia es más cómodo descender la camilla desde la reunión. En verticales estrechas o rampas se empleará el contrapeso, anclando el socorrista a las cintas inferiores de la camilla.

• El momento más delicado del descenso es la salida de la camilla desde la reunión a la vertical; esta operación se ha de realizar con la alternancia de dos descensores: uno sobre la cuerda de soporte y otro sobre la cuerda de seguro.

• Se habrá de prever un método para pasar un nudo: mosquetón con nudo

dinámico más bloqueador; así como un sistema de elevación alternativo, por si hubiese que ascender la camilla.

• Cualquier sistema que se instale debe estar montado con claridad, asegurado y estar perfectamente bloqueado cuando no se emplee.

• El sistema de anclaje de las poleas a la cuerda soporte de la camilla se realizará de forma fija o desembragable según conveniencia o dificultad en su colocación (desviadores, puntos de anclaje altos etc.).

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UNIDAD DIDÁCTICA 4 ORGANIZACIÓN DE UN RESCATE EN BARRANCOS Y CAÑONES

Una intervención de rescate en barrancos y cañones de forma organizada, supone contar con una serie de recursos humanos y materiales y emplear unos métodos y procedimientos específicos para la consecución del fin fundamental, que es la evacuación de la/s personas accidentadas. Para la consecución de éste fin, es imprescindible un exhaustivo conocimiento del material y la práctica frecuente de maniobras, métodos y sistemas para conseguir los resultados adecuados. Después de un estudio de la situación inicial se decide el procedimiento a adoptar, todo principio de organización para este tipo de accidentes pasa por las siguientes fases:

1ª Fase: información:

Zona o paraje donde se ha producido la situación de alarma. Barranco, cañón, o tramo en cuestión. Lugar de base. Pueblo más próximo o lugar de referencia. Último lugar conocido en la zona (aparcamiento, refugio, albergue…) Número de personas implicadas en el accidente. Estado y posibles lesiones que presentan. Quién notifica el accidente y donde se encuentra. Personas disponibles en el lugar del accidente y su actitud. Condicionantes del medio (características acuáticas, meteorología en el lugar).

2ª Fase: preparación del rescate:

Medios humanos: Socorristas, Equipos médicos, Equipos de logística, Otros… Medios materiales: Cartografía de la zona. Material individual de progresión. Material colectivo de rescate. Material de comunicaciones. Material de transporte.

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Material diverso según circunstancias del rescate (Equipos de iluminación, Tiendas de campaña…).

3ª Fase: traslado del equipo de rescate a la zona del accidente:

Puede ser con vehículos, mediante helicóptero…

4ª Fase: organización y control en el lugar del accidente:

Establecimiento de P.M.A. Analizar la situación. Establecer medidas de control. Diseño de la estrategia y táctica a utilizar. Planificación antes y durante la actuación. Control de todo el proceso de la actuación.

5ª Fase: llegar hasta el accidentado:

Valoración del estado que presenta el accidentado. Traslado a lugar seguro, confortable, estabilización. Información al P.M.A. (Coordinador del rescate). Proceder a la intervención según procedimiento.

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6ª Fase: desarrollo del rescate:

Rescate hacia abajo (salida del barranco). Rescate hacia arriba (entrada del barranco). Rescate con medios aéreos.

7ª Fase: evacuación:

Evacuación simple (porteo de camilla a pie…). Evacuación complicada (helicóptero, instalación de sistemas de cuerda).

8ª Fase: evaluación de los resultados:

Finalizada la operación de rescate y en el lugar de destino del equipo de rescate, se debería analizar la intervención de rescate efectuada paso a paso, para realizar una valoración global y establecer conclusiones. Si los procedimientos empleados han sido eficientes, se consigue un refuerzo positivo muy importante, si no lo han sido, habrá que modificar aquello que no ha funcionado.

4.1. Procedimientos operativos.

4.1.1. Procedimientos generales de rescate en barrancos y cañones: La definición formal de procedimiento operativo es “método de

ejecución preparado para ser utilizado”. También sería la forma especificada de ejecutar una actividad o un proceso. En el caso del rescate en barrancos y cañones, esta forma de trabajo, debería estar planificada y perfectamente detallada con anticipación. Este modelo de actuación, basado en el análisis de emergencias en el ámbito del rescate en montaña, nos permitirá actuar de manera ordenada, siguiendo una secuencia de acciones organizadas y eficientes cuyo logro debe ser la asistencia y evacuación de la persona accidentada y por supuesto la seguridad de todos los intervinientes en la operación de rescate.

Los objetivos de los procedimientos operativos a aplicar en el caso de un

rescate en barrancos y cañones son:

• Lograr una respuesta adecuada al nivel del equipo de rescate, disminuyendo los riesgos para los intervinientes y para la/s personas accidentadas.

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• Gestionar en el lugar del accidente de manera sistemática el trabajo del equipo de respuesta, para evitar duplicidad de acciones y situaciones de peligro.

• Garantizar que la respuesta y atención de auxilio que se brinda sea la adecuada.

Básicamente existen tres métodos de rescate de personas accidentadas

en un barranco o cañón: Acceso desde arriba y evacuación hacia arriba. Acceso desde arriba y evacuación hacia abajo. Acceso desde abajo y evacuación hacia abajo.

Al igual que en los rescate en espeleología, en los rescates en barrancos

se hace necesaria una distribución de los equipos de rescate con funciones y zonas concretas de trabajo, esto lo determinará el procedimiento operativo a aplicar, según la complejidad del barranco (morfología, caudal, longitud, etc.)

Una vez divididas las zonas de trabajo y formados los equipos se le

comunica a cada equipo su función en la aplicación del procedimiento y la zona de trabajo asignada.

El primer equipo (de instalación) en acceder al barranco, instalará los

sistemas de progresión para los siguientes equipos de rescate, (pasamanos, rappel, etc.) que garanticen una progresión segura, evitando en lo posible el curso del agua y otros peligros objetivos.

Dependiendo de la información de

que se disponga referente al estado de la, o las víctimas, será necesario un equipo sanitario, este quipo accede al barranco tras el equipo que instala los sistemas de progresión.

Acceso desde arriba y evacuación hacia arriba:

Cada equipo de rescate una vez en su zona de trabajo, instalará los sistemas de anclaje para las cuerdas siguientes:

1. Cuerda de progresión (en caso de que no haya sido colocada por el

equipo de instalación): La función de la misma será permitir al socorrista bajar hasta el accidentado, con los medios oportunos (arnés de salvamento, camilla…), para su posterior izado.

2. Cuerda principal o de tracción: El socorrista mientras desciende la llevará conectada para utilizarla en el posterior izado del accidentado.

3. Cuerda de seguridad: Conectada al accidentado, garantiza su seguridad en caso de fallo de la cuerda de tracción o sus anclajes.

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Generalmente los métodos más utilizados en

el izado de personas son:

• Izado mediante medios mecánicos: Tornos. • Izado mediante método de contrapeso. • Empleo de polipastos. • Combinación de contrapeso y polipastos. • Recuperación mediante grúa del helicóptero.

Acceso desde arriba y evacuación hacia abajo: Este método de evacuación se plantea, cuando la salida del barranco

esta cerca, hay una vía de escape, el acceso para los medios de transporte (vehículos, ambulancia) es cercano y poder así atender lo antes posible a la víctima y facilitar la evacuación con comodidad del accidentado.

En el lugar más adecuado se realizará la instalación de:

• Cuerda de progresión. (en caso de que no haya sido colocada por el equipo de instalación): se utilizará para descender por ella los socorristas e ir preparando las sucesivas instalaciones y en su caso acompañar a la víctima.

• Cuerda principal: su función es descender a la víctima mediante el sistema elegido, es la cuerda que soporta la carga.

• Cuerda de seguridad: Conectada al accidentado, garantiza su seguridad en caso de fallo de la cuerda principal o de sus anclajes.

Entre los métodos de descenso más utilizados cabe destacar:

• Descenso desde reunión. • Descenso guiado. • Descenso con método “Y”. • Rapel poleado.

Acceso hacia el accidentado desde abajo y evacuación hacia abajo.

Este método se realiza cuando las dificultades existentes en el barranco (verticales, cascadas y cursos de agua,…) permitan remontarlo con seguridad y el equipo de rescate conoce y dispone de destrezas suficientes para aplicar las técnicas de progresión adecuadas. Igual que en los métodos anteriormente descritos, la instalación de progresión se dejara fija para facilitar la progresión de los diferentes equipos que intervengan en el rescate. Una vez la cordada de rescate ha alcanzado el lugar donde se encuentra la persona accidentada, siguiendo los procedimientos anteriormente descritos, proceden a su evacuación.

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RESCATE EN BARRANCOS Y CAÑONES 

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4.2. Información de la situación del barranco o cañón.

• Situación geográfica. • Dirección de la aproximación hasta la entrada y/o salida del barranco • Tiempo de aproximación. • Material necesario para equiparlo. • Desnivel del recorrido. • Duración aproximada del recorrido. • Dificultad. • Detalle sobre los peligros objetivos. • Emplazamiento y estado de reuniones y sistemas de descenso. • Apreciaciones destacables como: tipo de roca, caudal… • Croquis o topografía del barranco, si es posible, con los accesos

señalados, trazado de las rutas, dificultad y simbología más representativa.

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BIBLIOGRAFÍA

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- Ecole National de Ski et d´Alpinisme (E.N.S.A). Les tecniques

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Barrabés. 2005. Zaragoza.

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- Montesa, Jesús, García Obdulia. Autorescate en barrancos. Ed.

Desnivel.2005. Madrid. - Cuadro Técnico de Montaña de la Guardia Civil. Manual básico de

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