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Manuel Gutierrez Najera. Crónicas Poético-literarias

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Reseña crítica de dos crónicas de Manuel Gutierrez Nájera

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  • Manuel Gutirrez Najera: crnicas potico-literarias

    Por Johanna Carolina Ramrez

    De las crnicas "La novela de un tranva" y "En horas de calor" nos interesa sealar

    algunos de los procedimientos textuales que dan cuenta del estilo particular de la escritura

    de Gutirrez Najera. En primer lugar, es necesario sealar la evidente mirada de literato que

    est presente en ambas crnicas. Gutirrez Najera literaturiza, ficcionaliza la crnica,

    dotndola de una mirada subjetiva e intimista. Las dos crnicas pueden denominarse como

    cotidianas, "La novela de un tranva" tiene adicionalmente las peculiaridades de la crnica

    de viajes. En esta medida, el sujeto literario de estas crnicas realiza constantemente un

    movimiento que va del exterior de la ciudad al interior del narrador, u observador, que

    describe y ficcionaliza los eventos del cotidiano, en una ciudad que se caracteriza como lo

    seala Carlos Altamirano por "su incesante flujo de actividades y situaciones siempre

    nuevas" (p. 176).

    El acento est puesto en la mirada intimista o filtro ntimo y se puede entrever un gusto, una

    necesidad de estilizar lo que el observador tiene ante s. De esta manera, en la crnica "En

    horas de calor" se parte de un espacio cotidiano y rutinario como es la oficina, para

    escaparse literariamente a un territorio potico, romntico y clsico. Podra definirse esta

    crnica como la crnica de un escape lrico. Gutirrez Najera utiliza adems la irona en

    torno a la figura del poeta que escribe en la oficina, en papel de oficina y que l publica

    debido al calor. A partir de ah nos adentra en un territorio lrico, dividido en varios

    episodios. El primero est lleno de imgenes poticas que no constituyen un argumento,

    una historia, sino que son impresiones, frases llenas de lirismo y ritmo: pluma fatigada, el

    sol estrena un traje nuevo, las ondinas comienzan a bruir el espejeante moar de los

    arroyos, flores, aves, ngeles, desierto, sirenas. Tanto en este como en el segundo episodio

    hay una presencia fuerte de la naturaleza como un lugar de belleza y de dicha, un espacio

    ideal, as el narrador se imagina convertido en un pez con escamas de oro y plata que

    "pasara azotando las aguas con mi cola". En esta parte Gutirrez construye una hermosa

    imagen, al imaginarse que convertido en pez ve a una pastora, cuya imagen en el reflejo del

    agua compara con la de una madona pensativa, a la que invita a entrar al agua y convierte

    en diosa marina.

  • El tercer momento, el ms narrativo de la crnica sita ahora al narrador o cronista en una

    situacin cotidiana: una alcoba en la que una mujer, amiga del narrador, empaca objetos en

    bales. El narrador, que en esta crnica particular tambin podramos llamar poeta, tiene

    nuevamente un escape imaginativo en el que se ve a s mismo empequeecer para

    esconderse en los bales y "colarse" en el viaje, entre las camisas y los sombreros, lugar

    desde el que describe los objetos all guardados mientras mantiene la mirada en su amiga

    por fuera del marco de los bales y de la que nos da algunas frases: "vamos seor travieso,

    salga usted". Aqu se produce un juego delicioso cargado de ternura y creatividad: "me rea

    interiormente como un duende malo", en medio de "sedosas enaguas", linos blancos, batas,

    cofia, listones, alhajas y perfume, entre otros. Un universo repleto de objetos femeninos, en

    el que el narrador se encuentra encantadamente perdido. A manera de cierre de este

    episodio el narrador imagina que al final del viaje su amiga lo descubre y que l salta para

    cerrar sus labios con un beso. La posicin del narrador es parecida a la del pez, que mira los

    acontecimientos desde una perspectiva de abajo hacia arriba, adornando la narracin con un

    tinte romntico y sensual.

    En el ltimo episodio el narrador despierta de su imaginacin, vuelve a la ciudad, una

    ciudad de la que no puede salir, sino que debe recibir en ella la "primavera de los novios y

    de los poetas". La ltima frase de la crnica vuelve al poeta-oficinista del comienzo del

    relato en clave de humor. El estilo de esta crnica responde a lo que Susana Rotker define

    como caracterstico de la poesa modernista que aparece como esencial tambin en las

    crnicas de Daro, Mart, Nervo, Gutirrez Najera, entre otros: bsqueda de lo inslito,

    mezcla de sensaciones, plasticidad y expresividad impresionistas, incorporacin de la

    naturaleza (...) (2005, p. 16). Las fronteras genricas en Gutirrez Najera estn diluidas, sus

    crnicas se entremezclan con el cuento y la poesa, dando cuenta de la capacidad creativa

    del autor y de su prolfica pluma. Pese a su temprana muerte, escribi durante toda su vida

    crnicas de temas variados como teatro, circo, la actualidad social y poltica, viajes cortos,

    carreras de caballos, bailes, mujeres y nios, tambin escribi cuentos, poesa y ensayo.

    Adicionalmente, reflexion sobre el gnero de la crnica a la que diferenci del periodismo

    noticioso a partir de la comparacin entre el cronista y reporter, el primero comenta

  • literaria y crticamente la actualidad, es un artista, mientras el segundo tiene un inters

    sensacionalista y comercial, escribe "telegramas" rpido y mal: "No se estima bastante en

    Mxico el valor de estas crnicas elegantes, no se aprecia como debiera apreciarse el arte

    de narrar cosas frvolas con cierto esmero literario. El gnero por su misma naturaleza es

    muy difcil. Es necesario que la pluma del cronista tenga alas de colibr y que sus dientes

    muerdan de cuando en cuando pero sin haber sangre. Deba haber dicho con mayor verdad:

    es fuerza que la pluma del cronista pellizque con los labios. De otro modo, la crnica oscila

    entre la gacetilla incolora y el artculo descriptivo. Para quedar en el justo medio se requiere

    un prodigio de equilibrio (1995, 263-264). En Gutirrez Najera hay tambin un trabajo de

    sobreescritura de la crnica, public la misma crnica en diversos medios con un

    seudnimo distinto1 y adaptando el estilo, lo que da cuenta del trabajo y la conciencia sobre

    la escritura.

    En la crnica "La novela del tranva" nos encontramos con un movimiento de

    interiorizacin de la voz del cronista que lleva lo real exterior de la ciudad y del vagn del

    tranva al universo interior del narrador en un deslizamiento hacia la ficcionalizacin. As,

    en la crnica de este viaje corto por la ciudad se insertan dos relatos que bien podran ser

    cuentos breves. La mirada del cronista nos describe la lluvia, la multitud, los paraguas as

    como los habitantes del tranva a quines convierte en personajes de un relato. Seala el

    cronista que el tranva es un lugar ideal para el observador debido a los "cuadros vivos" que

    en l tienen lugar y es justamente as, a la manera de cuadros, de aguafuertes, que el

    cronista pinta los acontecimientos, trazando adems pinceladas cargadas de humor. En el

    viaje en tranva es posible reconocer una ciudad que es "mucho mayor": "Es una gran

    tortuga que extiende hacia los cuatro puntos cardinales sus patas dislocadas" (p.109).

    Cuando vuelve su mirada al interior de vagn se detiene en un viejo pensativo y barbado

    que se apoyaba en su "paraguas metafsico" y a partir de algunos detalles como el remiendo

    en la rodilla de su pantaln, el cronista teje la fbula y convierte al viejo del tranva en el

    padre cesante de una muchachas bonitas y pobres, que lo esperan con hambre, en una casa

    embargada: "la gente pobre decente es la peor trada y la peor llevada" (p.111). Con alguna

    1 Algunos de sus seudnimos fueron: El duque de Job, el cura de Jalatlaco, Puck, Mr. Can Can, Nemo, Omega

  • de las hijas el cronista decide casarse. Frases cargadas de humor y de irona acompaan el

    relato que llega hasta el momento en que el viejo se apea del vagn. A partir de ah es

    reemplazado por una matrona de treinta aos a quien el cronista dice haber visto en viajes

    anteriores, "esa seora es como las papas; no se fen ustedes, aunque las vean tan frescas en

    el agua: queman la lengua" (p.113). A dnde va? se pregunta, y su imaginacin la lleva al

    encuentro con un amante y a una aventura, a causa de la cual tiene a sus hijos indefensos

    abandonados: "cuando t ests en esa tibia alcoba y tu amante caliente con sus manos tus

    plantas, entumecidas por la humedad, tu esposo y yo entraremos sigilosamente, y un brusco

    golpe te echar por tierra, mientras detengo yo la mano de tu cmplice" (p.114). El cronista

    da a los dos relatos un tono de farsa tragicmica que despierta la risa del lector.

    Gutirrez Najera parte en esta crnica de personas reales, pasajeros, habitantes de un

    Mxico mucho mayor que aquel que sealan los mapas y a la vez lleno de contrastes para

    deslizarse a partir de all a la fantasa. como lo seala Rotker "La oposicin ficcin/verdad

    -el primer elemento ligado a la literatura, el segundo al periodismo, dejan de tener

    operatividad en cuanto se sabe que lo esttico y lo literario no solo pueden aludir a lo

    emocional o imaginario , sino que tambin pueden involucrar la esfera de lo factual, de

    donde surge el "espacio pblico" que engendra la crnica" (Rotker, 110-111).

    Bibliografa

    Altamirano, Carlos, Trminos crticos de sociologa de la cultura", Buenos Aires, Paids,

    2002.

    Gutirrez Njera, Manuel, "En horas de calor" y "La novela de un tranva".

    Obras. Crtica literaria l. Ideas y temas literarios.

    Literatura mexicana, Mxico, UNAM, 1959.

    Rotker, Susana. La invencin de la crnica. Mxico, FCE, 2005.