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Modulo “Ética para el Desarrollo” 1 de 24 El Modulo se propone preparar a los estudiantes de las diversas carreras de la Facultad en la visión avanzada del desarrollo, con eje en la ética, y la responsabilidad. OBJETIVOS BASICOS DEL MODULO Esa visión tiene la más plena actualidad dada la crisis actual del sistema económico mundial, y sus impactos en América Latina y Argentina. Los déficits éticos son señalados unánimemente actuales como causales centrales de la crisis, y su enfrentamiento aparece como base imprescindible para enfrentarla. PROGRAMA ¿Por qué la ética importa en la economía? UNIDAD TEMATICA 1. 1.1. Las relaciones entre ética y economía Extracto: “Más ética, más desarrollo” – Bernardo Kliksberg – 19 va edicion La ética cuenta Hay una sed de ética en América Latina. La opinión pública reclama en las encuestas y por todos los canales posibles comportamientos éticos en los líderes de todas las áreas, y que temas cruciales como el diseño de las políticas económicas y sociales y la asignación de recursos sean orientados por criterios éticos. Contrariamente a ese sentir, las visiones económicas predominantes en la región tienden a desvincular ética y economía. Sugieren que son dos mundos diferentes con sus propias leyes, y que la ética es un tema para el reino del espíritu. Este tipo de concepción que margina los valores morales parece haber sido una de las causas centrales del “vacío ético” en el que se han precipitado diversas sociedades latinoamericanas. La idea de que los valores no importan mayormente en la vía económica práctica ha facilitado la instalación de prácticas corruptas que han causado enormes daños. El papa Juan Pablo II ha encabezado el cuestionamiento de la supuesta dicotomía entre ética y economía. Ha señalado repetidamente que es imprescindible volver a analizar la relación entre ambas, y que la ética no sólo no es ajena a la economía sino que debería orientarla y regularla. Así, entre otros aspectos el Papa exige un “código ético para la globalización.” Esta discusión está lejos de ser teórica. Tiene sustanciales efectos prácticos. La ética incide todos los días en la economía. Lo que una sociedad hace respecto de los valores éticos puede tener importancia decisiva en su economía. En contra, como en los casos de Enron, Collor de Mello, Fujimori, la grave crisis de corrupción en la Argentina de los años noventa y otros ejemplos similares, o a favor. Si una sociedad cultiva sistemáticamente sus valores éticos, cosecha resultados. Noruega, por ejemplo, es el número uno —en los últimos tres años— entre 180 países del mundo en la tabla de Desarrollo Humano de la ONU. Una economía potente, con altísimo desarrollo social y sin

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Modulo “Ética para el Desarrollo”

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El Modulo se propone preparar a los estudiantes de las diversas carreras de la Facultad en la visión avanzada del desarrollo, con eje en la ética, y la responsabilidad.

O B J E T I V O S B A S I C O S D E L M O D U L O

Esa visión tiene la más plena actualidad dada la crisis actual del sistema económico mundial, y sus impactos en América Latina y Argentina. Los déficits éticos son señalados unánimemente actuales como causales centrales de la crisis, y su enfrentamiento aparece como base imprescindible para enfrentarla.

P R O G R A M A

¿Por qué la é t i ca im por ta en l a e conom ía?

UNIDAD TEM ATICA 1 .

1 . 1 . L a s r e l a c i o n e s e n t r e é t i c a y e c o n o m í a

Extracto: “Más ética, más desarrollo” – Bernardo Kliksberg – 19va edicion

La ética cuenta

Hay una sed de ética en América Latina. La opinión pública reclama en las encuestas y por todos los canales posibles comportamientos éticos en los líderes de todas las áreas, y que temas cruciales como el diseño de las políticas económicas y sociales y la asignación de recursos sean orientados por criterios éticos.

Contrariamente a ese sentir, las visiones económicas predominantes en la región tienden a desvincular ética y economía. Sugieren que son dos mundos diferentes con sus propias leyes, y que la ética es un tema para el reino del espíritu. Este tipo de concepción que margina los valores morales parece haber sido una de las causas centrales del “vacío ético” en el que se han precipitado diversas sociedades latinoamericanas. La idea de que los valores no importan mayormente en la vía económica práctica ha facilitado la instalación de prácticas corruptas que han causado enormes daños. El papa Juan Pablo II ha encabezado el cuestionamiento de la supuesta dicotomía entre ética y economía. Ha señalado repetidamente que es imprescindible volver a analizar la relación entre ambas, y que la ética no sólo no es ajena a la economía sino que debería orientarla y regularla. Así, entre otros aspectos el Papa exige un “código ético para la globalización.”

Esta discusión está lejos de ser teórica. Tiene sustanciales efectos prácticos. La ética incide todos los días en la economía.

Lo que una sociedad hace respecto de los valores éticos puede tener importancia decisiva en su economía. En contra, como en los casos de Enron, Collor de Mello, Fujimori, la grave crisis de corrupción en la Argentina de los años noventa y otros ejemplos similares, o a favor. Si una sociedad cultiva sistemáticamente sus valores éticos, cosecha resultados. Noruega, por ejemplo, es el número uno —en los últimos tres años— entre 180 países del mundo en la tabla de Desarrollo Humano de la ONU. Una economía potente, con altísimo desarrollo social y sin

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corrupción. Esa sociedad trata por todos los medios de mantener muy altos estándares éticos. Así está analizando continuamente y con autocrítica sus responsabilidades como país desarrollado hacia el mundo en pobreza, y su gobierno impulsa una discusión ética permanente sobre los desafíos éticos de la sociedad en las escuelas. Los valores éticos anticorrupción y pro igualdad, solidaridad y cooperación que ha puesto en marcha son esenciales en sus logros económico-sociales. Esos valores son cultivados cuidadosamente en el sistema educativo en todos sus niveles y a través de ejemplos de los líderes.

Es imprescindible en una América Latina agobiada por grados agudos de pobreza y desigualdad (casi uno de cada dos latinoamericanos es pobre, la pobreza es más elevada que en 1980, la desigualdad es la mayor del planeta) recuperar la estrecha relación que debería haber entre valores éticos y comportamientos económicos. Ello significa poner en el centro de la agenda pública temas como la coherencia de las políticas económicas con los valores éticos, la responsabilidad social de la empresa privada, la eticidad en la función pública, el fortalecimiento de las organizaciones voluntarias, y el desarrollo de la solidaridad en general. Todos los actores sociales deberían colaborar para que la ética volviera, tanto para erradicar la corrupción como para motivar actitudes positivas.

Es fundamental al respecto el papel que puede jugar la educación en todos sus ámbitos y particularmente en las universidades. Las nuevas generaciones de profesionales deben ser preparadas a fondo en sus responsabilidades éticas. Ello es crucial en áreas decisivas para el desarrollo, como las de gerentes, contadores, economistas y otras profesiones afines. Así, entre otros aspectos, los especialistas en ciencias gerenciales deberían ser formados para impulsar un avance en las prácticas de responsabilidad social empresarial, muy limitadas en las realidades latinoamericana y nacional (como lo indica, entre otros, un estudio reciente de IDEA de la Argentina, Tercer Sector, junio 2003)1

El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (2003) formula agudas sugerencias respecto de la necesidad de una ética para economistas. Dice que es imprescindible que una profesión tan influyente tenga definitivamente regulaciones éticas, y que un código de ética razonable debería incluir inicialmente por lo menos tres principios. Primero, no recomendar a los líderes públicos de los países en desarrollo teorías no probadas por la realidad; segundo, no decirles que hay una sola alternativa; y tercero, ser sensibles a los efectos de sus recomendaciones sobre los sectores desfavorecidos y transparentar los costos que van a pagar dichos sectores por ellas.

. Los contadores deberían velar por la protección de los intereses de la comunidad garantizando confiabilidad y transparencia total en la información tanto en el área pública como privada. Los economistas deberían contribuir en la generación de una economía que enfrente las tremendas exclusiones actuales, como la pauperización de los niños (60% de éstos en América Latina son pobres), la destrucción de familias por la pobreza y el desempleo (una de cada cinco en toda la región), la marginación de los jóvenes (su tasa de desocupación duplica en la región y en la Argentina las elevadas tasas promedio), las que derivan de las discriminaciones de género, del maltrato a las edades mayores, a las minorías indígenas, a los discapacitados, y otras.

¿Cómo llevar a la práctica la educación ética en estos campos donde está siendo reclamada por las sociedades latinoamericanas? El contexto es favorable por el avance de la democratización. Véase así, por ejemplo, el impresionante apoyo (más del 80% en las encuestas) que la opinión 1 El estudio realizado en doce empresas de primera línea recoge entre las afirmaciones de los mismos entrevistados, según indica la revista Tercer Sector, que “no se está en presencia de un cambio de paradigma en cuanto al rol que tienen las empresas en el desarrollo de la sociedad y que las prácticas socialmente responsables no atienden las expectativas y demandas del conjunto de los actores sociales.”

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pública argentina está dando a las medidas moralizantes que ha adoptado el nuevo presidente del país, que han hecho recobrar la confianza a la ciudadanía. No se trata simplemente de agregar a las carreras una materia que habla sobre ética, sino de ir mucho más allá. Transversalizar la enseñanza de la ética, hacer discutir en cada una de las asignaturas los dilemas éticos concretos vinculados con sus contenidos, que surgen de la realidad. Al mismo tiempo, generar cátedras especializadas en temas como ética y economía, capital social y las nuevas ideas sobre responsabilidad social de la empresa privada (tema en el que la universidad latinoamericana está altamente atrasada). Por otra parte, sería importante acompañar la enseñanza con experiencias de campo. Una posibilidad importante al respecto es la voluntarización. Los estudiantes avanzados de administración, contaduría, economía y otras áreas afines podrían hacer grandes aportes como voluntarios a los programas con poblaciones pobres orientados al desarrollo de sus capacidades productivas. Podrían apoyarlas técnicamente, entre otros aspectos, en elaborar proyectos, generar microempresas y pequeñas empresas, obtener acceso al crédito, armar modalidades cooperativas de acción, recuperar empresas y otros campos similares. Esas acciones voluntarias les permitirían hacer un útil aporte y fortalecerían su potencial ético. Esas experiencias podrían vincularse estrechamente con diversas materias y formar parte de ellas, guiadas y tutoreadas por su personal docente.

La ética importa. Los valores éticos predominantes en una sociedad influyen a diario en aspectos vitales del funcionamiento de su economía. Eludir esa relación, como ha sucedido en la América Latina de las últimas décadas, significa crear el terreno propicio para que ese vacío de discusión ética favorezca que se desplieguen sin sanción social los valores antiéticos que encabeza la corrupción y continúan el egoísmo exacerbado, la insolidaridad y la insensibilidad frente al sufrimiento de tantos. El corrupto no sólo daña por lo que roba a la sociedad, sino por el mensaje que transmite: todo para mí, no me interesan los demás, no tengo problemas de conciencia, lo único importante es enriquecerse. Es hora de contestar definitivamente a ese mensaje, reivindicando los valores raigales de nuestra cultura que vienen de los textos bíblicos y de las civilizaciones originarias de América Latina. Ellos proclaman que el destino del ser humano es el amor, la solidaridad, la paz, la superación de todo orden de discriminaciones, el abrir a todos oportunidades para desarrollar su potencial.

Un incisivo periodista americano escribió, frente al caso Enron, que los altos ejecutivos corrompidos conocían bien los Diez Mandamientos, pero que en realidad los tomaron como “las diez sugerencias.” Algo parecido ha sucedido en América Latina. Los valores morales fueron degradados, marginados, excluidos. Es hora de recuperarlos para la toma de decisiones cotidiana; son los únicos que pueden garantizar la América Latina soñada. La educación en general y la universidad en particular pueden jugar un papel esencial en este proceso a través de todos sus integrantes. La urgencia es máxima. Hay demasiado agobio y exclusión en esta región y en este país, y la sed de ética aumenta a diario.

1 . 2 . L a c r i s i s e c o n ó m i c a a m e r i c a n a y m u n d i a l . L a i n c i d e n c i a

d e l o s f a c t o r e s é t i c o s

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Extracto: “RSE y Trabajo Decente en la Argentina” – Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. “Una agenda renovada de responsabilidad social empresarial para America Latina en la era de la crisis” – Bernardo Kliksberg.

Causas éticas de la crisis

Los indicadores no dejan lugar a dudas. Han quedado atrás los discursos racionalizadores que planteaban que se estaba ante una etapa más del ciclo económico, o un fenómeno similar a la crisis del sudeste asiático, o la de México de inicios de los 80'.

Las cifras son las peores desde la finalización de la segunda guerra mundial. El Banco Mundial, y el FMI están revisando sus evaluaciones hacia la baja. Se estima que en 2009 el producto bruto mundial se contraerá entre 0,5 y un 1,5%. En Estados Unidos caería 2,6%, en la zona del euro 3,2%, en Japón 5,8%. El crecimiento de China caería de un 11 % anual, a un 6%. Es la mayor crisis de los últimos 80 años.

La economía americana destruyó en enero y febrero de 2009, diariamente 23.000 puestos de trabajo. Perdió 2.000.000 de empleos en 2008, y en los dos primeros meses de 2009, otros 1.200.000. La tasa de desocupación se disparó al 8,1%. La tasa de desocupación inglesa era a fin de enero de 2009, del 6,5%, la mayor desde 1997. En Francia se preveía una caída del producto bruto en 2009, de 1,5%, y la pérdida de 300.000 empleos. La producción industrial fue en enero 2009, un 14% menor a un año antes. En Alemania, las exportaciones cayeron en un 20% en enero 2009, respecto a un año atrás.

En España la desocupación llegaba a final de 2008 a 13,8%. En Irlanda el desempleo sería a fin de 2009 del 14% (4,3% en 2006).

¿Cómo se desplomó la economía americana, la mayor del mundo, arrastrando en su caída a las principales economías mundiales? Las burbujas de los subprimes, y de los derivativos, y otros productos financieros sin bases reales desempeñaron un papel crítico en la crisis. Se ha estimado que el volumen de la industria de derivativos tóxicos es por lo menos cinco veces mayor al de las hipotecas tóxicas.

¿Cómo pudieron desarrollarse durante años estas burbujas que pusieron en riesgo los ahorros de la gran mayoría de los americanos y de las bolsas mundiales? ¿Qué factores las posibilitaron y propiciaron?

Hubo varios déficits éticos de gran envergadura que incidieron en la situación.

Una economía de mercado sin valores éticos puede ser portadora de altísimos riesgos, como visionariamente lo había percibido Adam Smith cuando en sus textos fundantes (The Theory of Moral Sentiments, 1759) enfatizaba la imprescindibilidad de que el mercado estuviera basado en valores éticos como "prudencia, humanidad, justicia, generosidad, y espíritu público".

1.1 Primera falla ética: el Estado abandonó su misión de proteger el interés colectivo en campos estratégicos

La política pública en Estados Unidos, en la presidencia anterior, desreguló activamente el mercado parafinanciero y debilitó severamente las instituciones regulatorias existentes. En nombre del "fundamentalismo de mercado" como lo llamó el Presidente de Francia, Sarkozy, se dejó a la "autorregulación" de los actores económicos un mercado tan delicado y clave como el parafinanciero. Uno de los orientadores de esas políticas, Alan Greenspan (The Week, 2008)

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declaró al ser interpelado en el Congreso americano sobre los desastrosos resultados producidos al desregular "estoy en estado de estupor. Creímos que las instituciones financieras se auto regularían para proteger sus intereses, y los de los accionistas, y no lo hicieron... todo el edificio intelectual que construimos se ha venido abajo".

El debilitamiento en extremo de la capacidad regulatoria del Estado tuvo entre sus expresiones límites el hecho de que la SEC fue incapaz de procesar las denuncias documentadas, que desde 1990 se venían haciendo sobre el caso Madoff.

Juan Somavia, director de la OIT (2009) resume con precisión la situación:

"La visión ideológica de la economía que sostiene que la desregulación siempre es la mejor política, nos ha llevado a los problemas del sistema financiero. Esta visión sobrevaloró el mercado, infravaloró el papel del Estado y devaluó la dignidad del trabajo".

1.2 Segunda falla ética: la conducta de los altos ejecutivos financieros.

El caso AIG fue sólo la punta del iceberg. Culminaron conductas similares consecuentes. La desregulación salvaje creó un clima de "incentivos perversos".

Era posible llevar adelante casi en impunidad lo que el Presidente Obama ha llamado "una codicia desenfrenada".

Los altos niveles gerenciales de diversas empresas financieras de gran peso las llevaron a situaciones de altísimo riesgo sistemático para favorecer la maximización de ganancias a corto plazo, dado que sus "paquetes" estaban ligados a los beneficios inmediatos de las empresas. Las intoxicaron de activos dudosos, que incidían en los balances aparentes, aún cuando el futuro fuera totalmente dudoso.

Fue la acusación del Congreso en sus interpelaciones contra Richard Fuld presidente de Lehman Brothers, que llevó a la quiebra a una empresa de 160 años de existencia. El presidente de la Comisión respectiva del Congreso, Henry Waxman, le mostró que había cobrado en los últimos años 500 millones de dólares. Además que se había cubierto, por si lo despedían con un "paracaídas de oro", una cláusula en su contrato que en ese caso obligaba a la empresa a pagar le 65 millones de dólares. Le preguntó: "¿es esto juego limpio?". Nicholas Cristoff Premio Pulitzer, tituló su columna en el New York Times dedicada a Fuld "Se necesita ejecutivo, 17.000 dólares por hora, no se necesita ser competente". Su remuneración era 2.000 veces el salario mínimo (8,25 la hora), que ganaban amplios sectores.

También la que se le hizo a John Tayhn presidente de Merrill Lynch, que ya habiendo sido su empresa absorbida por otra, con dinero del Estado, anticipó el pago de bonos por 4.000 millones a los altos ejecutivos. Asimismo en plena crisis hizo redecorar su oficina por 1.200.000 dólares incluyendo una alfombra por 87.000 dólares y una cómoda de 35.000 dólares.

Además estas conductas del alto nivel corporativo mostraron una total insensibilidad a la posible ira de los ciudadanos. Uno de los tantos casos de manifestación de esta "campana de cristal" fue la comparecencia de los presidentes de las tres grandes empresas automotores al Congreso para pedir desesperadamente un rescate multimillonario. Se les preguntó en primer término, como habían viajado de Detroit a Washington. Indicaron que en avión privado.

Se les mostró que el costo de ese viaje en el que pedían ayuda masiva del contribuyente era 60 veces el que hubieran tenido comprando un pasaje business.

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En la ira popular contra AIG se estuvo cuestionando todo un estilo de cultura corporativa que era el antimodelo de la idea de responsabilidad social empresaria.

Reflejando los sentimientos ciudadanos el Presidente Obama (16 de marzo de 2009) denunció a las corporaciones que "usan el dinero de los contribuyentes para pagar sus remuneraciones, comprar cortinados de lujo, o desparecer en aviones privados". Calificó los pagos de cerca de 20.000 millones de dólares en bonos a fines de 2008 a altos ejecutivos de empresas de Wall Street fracasadas como "ultrajantes", ya los pagos de AIG como "el colmo de la irresponsabilidad".

1.3 Tercera falla ética: los sesgos de las agencias calificadoras de riesgos.

Las agencias son claves para los inversores. Califican los bonos y papeles emitidos por las corporaciones y los bancos para obtener recursos de los inversores. El Congreso americano las interpeló y enjuició severamente por su pésimo trabajo en los años de las burbujas. David Segal (New York Times, 18/3/09) describe así su operatoria: "Pusieron su sello de aprobación en incontables subprimes y valores vinculados que ahora se describen como tóxicos. El problema, señalan los críticos, consistía en que eran pagadas por las corporaciones cuya deuda debían graduar, percibían millones en honorarios y tenían un incentivo financiero en dar altas notas a valores que no lo merecían. Por lo menos 10 grandes compañías que quebraron o fueron rescatadas en el último año tenían calificación para la inversión. Era lo mismo que dar a pacientes con enfermedades mortales certificados de salud total. Moody' s calificó la deuda de Lehman Brothers con A2, días antes de que se presentara a quiebra, y le dio a la deuda no asegurada de AIG, un rating de A3, más alto aún que A2, una semana antes de que el Gobierno se viera obligado a tomar la compañía en septiembre pasado".

Los vacíos éticos en las políticas públicas y la cultura corporativa amoral, que hoy la opinión pública en Estados Unidos y el mundo desarrollado sanciona severamente, exigiendo sanciones y cambios de fondo, causaron daños profundos a vastos sectores del planeta. Lo sintetizó el presidente de la Comisión de Medios del Congreso americano, Charles Rangel (22/3/09): "Los sueños fueron hechos añicos, y las casas se han perdido, porque un reducido grupo de ejecutivos se hallaban motivados por codicia en lugar de preservar el sistema del que América y el mundo dependen".

Contar con un "trabajo decente", el gran derecho que debería asistir a todo ser humano como lo plantea la OIT, se ha transformado para muchos en inalcanzable. La OIT estima que el número de desocupados puede aumentar en 2009 en 50 millones. La crisis que primero fue financiera y luego se transformó en económica, se está convirtiendo rápidamente en humanitaria.

Nueva York tiene el record de personas viviendo en las calles de los últimos 30 años, el número de personas que piden estampillas de alimentación para poder comer (50.000) es el mayor en años, muchas personas en los Estados Unidos han dejado de comprar medicamentos indispensables porque no cuentan con los medios, la pobreza ha aumentado severamente a nivel mundial, se suceden los estallidos sociales y caen gobiernos enteros.

Hay un clamor por cambios. Hacia el centro de ellos se plantean, junto a grandes planes de reactivación, un rol regulatorio serio y activo de las políticas públicas, y la revisión de la cultura corporativa.

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Temas c laves de l a a genda de una é t i ca para e l

desar ro l l o

UNIDAD TEM ATICA 2 .

2 . 1 . D e s a r r o l l o s o s t e n i b l e

Definición clásica: desarrollo capaz de satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas propias. Está compuesto básicamente por tres componentes: ambiental, económico y social; todo ellos indispensables para dicha sostenibilidad.

Definición más amplia: más allá de satisfacer necesidades, las generaciones futuras deben tener el derecho de gozar de las mismas libertades (e incluso ampliarlas) que las generaciones presentes y pasadas, y deben ser capaces de conseguir iguales garantías para las venideras.

2 . 2 . E l c a p i t a l s o c i a l y l a c u l t u r a

Extracto: “Más ética, más desarrollo” – Bernardo Kliksberg – 19va edicion

Existen cuatro formas básicas de capital:

CAPITAL NATURAL, constituido por la dotación de recursos naturales con que cuenta un país.

CAPITAL CONSTRUIDO, generado por el ser humano que incluye diversas formas de capital (infraestructura, bienes de capital, financiero, comercial, etc.).

CAPITAL HUMANO, determinado por los grados de nutrición, salud y educación de su población.

CAPITAL SOCIAL, descubrimiento reciente de las ciencias del desarrollo.

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El CAPITAL SOCIAL abarca por lo menos cuatro dimensiones:

Los valores éticos dominantes en una sociedad

Su capacidad de asociatividad

La conciencia cívica

El grado de confianza entre sus miembros

Estos elementos son evidenciadores de la riqueza y fortaleza del tejido social interno de una sociedad. La confianza, por ejemplo, actúa como un “ahorrador de conflictos potenciales” porque limita el “pleitismo”. Las actitudes positivas en materia de comportamiento cívico, que van desde cuidar los espacios públicos hasta el pago de los impuestos, contribuyen al bienestar general. La existencia de altos niveles de asociacionismo indica que es una sociedad con capacidades de actuar cooperativamente, armar redes, concertaciones, sinergias de todo orden a su interior.

El capital social se expresa en formas muy concretas:

El voluntariado

La responsabilidad social empresarial

El aumento de la participación ciudadana

El fortalecimiento de las organizaciones de los pobres, abriéndoles oportunidades productivas y ayudándolas a

capacitarse.

Entre los factores en los que se expresa la densidad de capital social se hallan las estructuras sociales más horizontales, el número de asociaciones culturales, los índices de participación ciudadana y los de lectura de diarios.

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Cuanto más denso es el tejido social, mayor será la participación y presión ciudadana por un funcionamiento eficiente de los servicios básicos, dado que es más posible obtener resultados exitosos en comunidades civilmente comprometidas.

Una combinación de políticas públicas transparentes –libres de toda corrupción, con gerencia de primera calidad, que garanticen a toda la población, como corresponde en una sociedad democrática, sus derechos a la alimentación, la salud, la educación y el trabajo- y un capital social movilizado a pleno que las complemente puede desencadenar círculos virtuosos en el país y la región.

Se ha instalado una potente área de análisis en vertiginoso crecimiento que gira en derredor de la idea de capital social. Uno de los focos de esa área es el reexamen de las relaciones entre la CULTURA y el DESARROLLO. Hay múltiples aspectos en la cultura de cada pueblo que pueden favorecer a su desarrollo económico y social; es preciso descubrirlos, potenciarlos y apoyarse en ellos y hacer esto con seriedad significa replantear la agenda del desarrollo de una manera que a la postre resultará más eficaz, porque tomará en cuenta potencialidades de la realidad que son de su esencia y, que hasta ahora, han sido generalmente ignoradas.

Diversos componentes no visibles del funcionamiento cotidiano de una sociedad, que tienen que ver con la situación del tejido social básico, inciden silenciosamente en las posibilidades de crecimiento y desarrollo.

La cultura cruza todas las dimensiones del capital social de una sociedad. La cultura subyace tras los componentes básicos considerados capital social, como la confianza, el comportamiento cívico y el grado de asociativismo. Como lo caracteriza el informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la UNESCO (1996): “la cultura es maneras de vivir juntos…moldea nuestro pensamiento, nuestra imagen y nuestro comportamiento. La cultura engloba valores, percepciones, imágenes, formas de expresión y de comunicación y muchísimos otros aspectos que definen la identidad de las personas y las naciones”. Las interrelaciones entre cultura y desarrollo son de todo orden y asombra la escasa atención que se les ha prestado.

En el centro del capital social se hallan múltiples elementos del campo de la cultura. Arizpe (2007) destaca: “La teoría y la política del desarrollo deben incorporar conceptos de cooperación, confianza, etnicidad, identidad, comunidad y amistad, ya que estos elementos constituyen el tejido social en que se basan la política y la economía”.

La cultura es el ámbito básico donde una sociedad genera valores y los transmite generacionalmente. Son notables, al respecto, los resultados alcanzados por sociedades que han cultivado consistentemente el voluntarismo en las nuevas generaciones. El cultivo de los valores a través de la cultura y la participación, desde los primero años, en actividades voluntarias y en tareas comunitarias tiene un peso considerable en la adquisición de compromisos cívicos en las edades adultas.

Las áreas económica, política y social están inextricablemente ligadas. Lo que suceda en cada una de ellas va a condicionar severamente las otras. La visión puramente economicista del desarrollo puede tropezar, en cualquier momento, con bloqueos muy serios que surgen de las otras áreas y así se ha dado en la realidad.

En la visión convencional se suponía que, al alcanzar tasas significativas de crecimiento económico, éste se “derramaría” hacia los sectores más desfavorecidos y los sacaría de la pobreza. El crecimiento sería, al mismo tiempo, desarrollo social. Las experiencias concretas han indicado que las relaciones entre desarrollo económico y social son de carácter mucho más

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complejo. Para que el crecimiento signifique bienestar colectivo, debe haber simultáneamente desarrollo social.

El desarrollo social fortalece el capital humano, potencia el capital social y genera estabilidad política, bases esenciales para un crecimiento sano y sostenido.

Capital social y cultura pueden ser palancas formidables de desarrollo si se crean las condiciones adecuadas.

La idea de capital social abre nuevas vías a la interpretación de las causas de las frustraciones de América Latina en las últimas dos décadas y al mismo tiempo enriquece la posibilidad de buscar soluciones reales. La propuesta no es reemplazar la visión economicista ortodoxa del desarrollo por el enfoque del capital social. Es marchar hacia un modelo de desarrollo integrado. En el abordaje ortodoxo sólo se pone énfasis en dos formas de capital: el capital natural y el capital construido. Con dificultades, la economía convencional fue aceptando en las últimas décadas la existencia de una tercera forma de capital, el humano. La noción de capital social no excluye ninguno de los tres anteriores, sino se plantea como otra forma de capital que hay que sumar a ellos para capital la real dinámica del desarrollo. Los cuatro son necesarios para el desarrollo.

2 . 3 . L a g e r e n c i a s o c i a l

PROYECTOS SOCIALES2

Los emprendimientos comunitarios y proyectos sociales, son aquéllos que surgen en general como consecuencia de un problema, carencia, necesidad o conveniencia de mejoramiento de las condiciones de vida de un grupo de individuos de la sociedad, considerados en el foco de las preocupaciones de sus semejantes.

Es importante tener presentes los siguientes puntos:

Reflexión ética

Francois Vallaeys habla de desarrollo ético. Ésto significa que encarar una obra de bien puede no ser bueno, puede ser más negativo porque termina perjudicando al supuesto beneficiario sin querer. Muchas veces se piensan proyectos sin tener en cuenta a quien va destinado, puede ocurrir que el mismo no sea sostenible en el tiempo. Si no tenemos en cuenta lo anterior implica que nos estamos desenvolviendo pensando solo en nuestro eje, considerando que nuestro criterio es el único válido para determinar que cosas son buenas o malas para cualquiera.

2 Extracto de Responsabilidad Social Empresarial y Gerencia Social: Participes necesarios para el Desarrollo Humano. Por Estela Cammarota y Daniel Berenblum.

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El promotor que ingresa a un lugar debe realizar una reflexión ética, es decir pensar que cosas son buenas o malas para quienes van a recibir el beneficio.

Etnocentrismo etnocidio

Etnocentrismo: consideración de mi cultura y criterios para decidir que es bueno para otros. Esto lleva al etnocidio, que significa avanzar sobre el otro y romper su cultura.

“Resistencia” al desarrollo Defensa de la autonomía

Resistencia al desarrollo: se produce cuando el beneficiario no acepta lo que se le da. Muchas veces implica una defensa de la autonomía. Si no se respeta la libertad de quien recibe la ayuda se lo esta invadiendo.

Iatrogenia

Iatrogenia: es peor el remedio que la enfermedad.

Desarrollo, subdesarrollo y mal desarrollo

Desarrollo es distinto al subdesarrollo y al mal desarrollo, se debe tener presente que no siempre lo que deseamos es un buen desarrollo. El desarrollo debe cumplir con el principio de convivencialidad, es decir la herramienta que ofrezco para desarrollar no debe dejar esclavo al otro, sino que debe fomentar su autonomía.

“ N A D I E P U E D E S E R A U T Ó N O M O S I V I V E E N E S T A D O D E E M E R G E N C I A P E R P E T U A P A R A C U M P L I R C O N S U S U B S I S T E N C I A

D I A R I A ”

GERENCIA SOCIAL3

Forma de abordaje que estudia, diseña, implementa y audita proyectos sociales, y que constituye un modelo de gerenciamiento superador del conocido, pues plantea las relaciones y mecanismos de comunicación e intercambio entre los actores involucrados, desde una perspectiva ética y atenta al fomento de la libertad y autonomía del grupo necesitado.

Es respetuosamente "Participativa” Concilia costo social y beneficio social Abierta al permanente aprendizaje Interorganizacional Su “cuartel” está en el lugar de la necesidad Transfiere habilidades y conocimientos Integra capacidades existentes Respeta la diversidad cultural Opone Voluntad al voluntarismo

3 Extracto de Responsabilidad Social Empresarial y Gerencia Social: Participes necesarios para el Desarrollo Humano. Por Estela Cammarota y Daniel Berenblum

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Promueve la dignidad Privilegia la Asistencia al asistencialismo Promueve la Sustentabilidad y Sostenibilidad de los proyectos Aumenta el Capital Social

EMPRESA SOCIAL

Muhammad Yunus4

La estructura organizativa de este tipo de empresa (ES) es básicamente igual a las de “mercado”, pero la diferencia reside en los objetivos. Al igual que el resto de las empresas, emplea trabajadores, produce bienes y servicios y los ofrece a sus clientes a un precio coherente con su objetivo; sin embargo, el objetivo básico (y el criterio que debe utilizarse para evaluarla) es generar beneficios sociales con quienes entra en contacto.

(2008) identifica a la empresa social como un instrumento complementario del sistema capitalista clásico que exalta la maximización de los beneficios, por un tipo de empresarios que fundarían empresas sociales no para obtener beneficios para sí mismos, sino para alcanzar objetivos sociales específicos, tal que se reconozca la multidimensionalidad de los seres humanos, con sus deseos multifacéticos.

Puede generar beneficios, pero los inversores que la apoyan no obtienen ninguno, una vez que han recuperado, al cabo del tiempo, la cantidad original que invirtieron en un principio.

Los objetivos de las empresas sociales son causas humanitarias; no los beneficios, y tienen el potencial para actuar como agentes de cambio.

Este tipo de empresas (ES) funcionan con todos los paradigmas y tecnologías de las empresas de mercado del sistema capitalista, produciendo bienes y servicios que generen beneficios sociales.

Pueden hacerlo de múltiples maneras; algunos ejemplos son:

Una ES que fabrica y vende productos de alimentación nutritivos y de alta calidad a precios muy bajos, destinados a un mercado específico de niños pobres y mal alimentados. Los productos pueden ser más baratos, porque no compiten en el mercado de lujo y no necesitan envases caros ni publicidad y porque la empresa que los vende no está obligada a maximizar sus beneficios.

Una ES que diseña y vende seguros médicos, para proporcionar asistencia sanitaria asequible a los pobres.

Una ES que desarrolla sistemas de energía renovable y que los vende a un precio razonable a comunidades rurales que, de otro modo no podrían permitirse el acceso a la energía.

Una ES que depura aguas residuales, recicla basura y y otros productos de desecho que, de otro modo, contaminarían barriadas pobres o sin poder político.

4 Muhammad Yunus, Premio Nóbel de la Paz y creador del Banco Grameen, ha enfrentado la pobreza a través de soluciones prácticas, que permitió salir de esa situación a millones de personas, mejorándoles la vida cotidiana, con inclusión y dignidad.

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Es de tener en cuenta, para este modelo, la necesidad de cubrir los costos, pues de no ser así y de depender de donaciones o subsidios, siguen siendo organizaciones caritativas o sujetas al clientelismo político.

Una vez que consiguen cubrir los costos, pasa a ser autónomo y dispone del potencial para crecer y expandirse sin prácticamente límite alguno.

A medida que la empresa crece, también aumentan los beneficios que proporciona a la sociedad.

Al igual que cualquier otra empresa, las ES no pueden tener pérdidas indefinidamente, pero los beneficios no van a quienes invierten en ellas, podrían entenderse como empresas sin perdidas y sin beneficios. En lugar de transferirse a los inversores, el superávit generado vuelve a reinvertirse y/o se transfiere a los inversores.

En síntesis:

Inversores con vocación social

Plan de negocios viable: funcionamiento, rentabilidad, etc.

Beneficios sociales a través de precios bajos, disminución de costos de intermediación, propaganda, envases, etc.

Rentabilidad para devolver el capital o reinvertir

Objetivos sociales a largo plazo

2 . 4 . L a R e s p o n s a b i l i d a d s o c i a l d e l a e m p r e s a p r i v a d a

Responsabilidad Social Empresaria, es una forma de gestión que se define por la relación ética y transparente de la empresa con todos los públicos con los cuales se relaciona, para el establecimiento de metas empresarias que impulsen el desarrollo sustentable de la sociedad, preservando los recursos ambientales y culturales para las generaciones futuras, respetando la diversidad y promoviendo una reducción de las desigualdades sociales5

.

5 Instituto Ethos. Disponible en: http://www.ethos.org.br y http://www.econ.uba.ar/www/departamentos/administracion/plan97/adm_general/Administra/ag3.html

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Extracto: “RSE y Trabajo Decente en la Argentina” – Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

“Una agenda renovada de responsabilidad social empresarial para America Latina en la era de la crisis” – Bernardo Kliksberg.

Hacia un nuevo paradigma en responsabilidad social empresarial

Las ideas predominantes sobre el rol de la empresa en la sociedad han cambiado aceleradamente en los últimos años. Durante décadas la visión con más preponderancia era la que sostenía que la única responsabilidad de la empresa privada era generar beneficios a sus dueños y que sólo debía rendirles cuentas a ellos. Fue legitimada doctrinariamente por Milton Friedman (1962), en un artículo donde sostenía que pedirle otra cosa era perjudicar su trabajo. Era la etapa de la "empresa narcisista".

Se derrumbó en la realidad. Fuerzas sociales cada vez más amplias exigieron una perspectiva menos estrecha. En economías cada vez más concentradas, los impactos de las decisiones y acciones de las empresas líderes en los mercados recaen sobre toda la sociedad. En ciudades y regiones enteras unas pocas empresas son determinantes en la vida entera de esas áreas geográficas.

Se pidió a la empresa que saliera de los marcos estrechos del narcisismo y surgió la era de la "empresa filantrópica". Crecieron las contribuciones de las empresas a causas específicas. Se desarrollaron las fundaciones, estimuladas por desgravaciones fiscales, y la empresa se transformó en un actor activo en campos como el cultural donde se centraron muchos esfuerzos filantrópicos.

Las empresas patrocinaban museos, expresiones artísticas de todo orden y Universidades.

Sin embargo ese modelo quedó estrecho frente a una realidad cambiante. En el siglo XXI fuerzas históricas emergentes exigen que la empresa vaya mucho más allá. Que produzca una ruptura paradigmática con las visiones anteriores y se transforme en la empresa con alta responsabilidad social empresarial.

Cuando los ciudadanos piden RSE, ¿qué es lo que exactamente están solicitando de las empresas? Por lo menos los siguientes desempeños:

a) Políticas de personal que respeten los derechos de los integrantes de la empresa y favorezcan su desarrollo. La RSE empieza por casa. Se trata de asegurar condiciones dignas de trabajo, remuneraciones justas, posibilidades de avance, capacitación. Pero al mismo tiempo la idea incluye actualmente otros temas críticos; entre ellos: la eliminación de las discriminaciones de género -que siguen en vigencia en áreas como las remuneraciones y el acceso a posiciones directivas- y el fundamental tema del equilibrio familia-empresa.

La empresa no debe generar incompatibilidades con los roles básicos necesarios para llevar adelante una vida familiar plena, sino por lo contrario favorecerlos. Es posible con las tecnologías modernas llevar adelante muchas ideas renovadoras al respecto.

b) Transparencia y buen gobierno corporativo. La información debe ser pública y continua, los accionistas deben tener posibilidades de intervención activa, los órganos de dirección deben tener idoneidad y ser controlables, se deben eliminar los conflictos de interés. Un capítulo especial es el de las remuneraciones y los sistemas de incentivos y control de los altos ejecutivos.

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c) Juego limpio con el consumidor. Se espera que los productos sean de buena calidad, los precios razonables, y es decisivo que los productos sean saludables. Muchas experiencias recientes han mostrado gruesos problemas en este campo. Van desde los causados por ciertas exportaciones chinas, hasta los efectos altamente nocivos para el organismo de las "fast foods" con sus contenidos de grasas ultrasaturadas, y los juicios masivos a laboratorios farmacéuticos, por medicamentos nocivos.

d) Politicas activas de protección del medio ambiente. Ello va desde convertir las empresas en limpias ambiental mente, hasta colaborar de múltiples formas con la critica agenda que tiene el mundo por delante en este campo.

e) Integración a los grandes temas que hacen al bienestar común. La expectativa es que la empresa privada colabore intensamente con las políticas públicas en alianzas estratégicas con ella y la sociedad civil, en el enfrentamiento de cuestiones esenciales para el interés colectivo como la deserción escolar, el mejoramiento de la calidad de la educación, la reducción de la mortalidad materna, y la mortalidad infantil, la inclusión de los jóvenes marginados, y otras similares. La empresa privada además de aportar recursos puede contribuir a grandes programas de utilidad pública con alta gerencia, canales de marketing, espacios en internet, tecnologías avanzadas, y muchas de sus tecnologías específicas. No se pide que reemplace a la política pública que en una democracia tiene la obligación de garantizar a todos: educación, salud, trabajo, e inclusión, sino que sea un aliado creativo, y constante de ella.

f) No practicar un doble código de ética. Debe haber coherencia entre el discurso de RSE y la práctica. Una incoherencia fundamental es por ejemplo el llevar adelante prácticas de corrupción de funcionarios públicos para lograr objetivos empresariales. Hasta 1999, en que la OCDE penó la corrupción en algunos países desarrollados se permitía la. deducción fiscal de los sobornos como "gastos de negocios".

Por otra parte las empresas multinacionales no deberían aplicar un código de RSE en sus países centrales y otro disímil en países en desarrollo. Sería grave, como ha sucedido en algunos casos, que apliquen normas de conducta avanzadas en sus casas matrices y empleen mano de obra infantil, o degraden el medio ambiente sin consideraciones en sus inversiones.

La idea de RSE ha progresado fuertemente en los últimos años. La revista The Economist por ejemplo, que hasta hace pocos años veía muy críticamente a la RSE, considera que "ha ganado la batalla de las ideas", y que "con el tiempo será simplemente la manera de hacer negocios en el siglo XXI".

Detrás de su avance hay fuerzas históricas estructurales que la empujan a diario. En primer lugar en las democracias una sociedad civil cada vez más densa, articulada y participativa, los ciudadanos piden a voces éticas a los políticos y también crecientemente a los empresarios, las ONG y la opinión pública han librado victoriosamente luchas de largo alcance como la que llevaron adelante en defensa de la salud pública contra una de las concentraciones empresariales más poderosas, la de la industria del tabaco.

Han sido fundamentales en derrotar la tesis propiciada, según el Premio Nobel Al Gore, entre otros, por empresas contaminantes de que no hay un peligro ambiental real. Hoy la alarma está generalizada, el debate es cómo encararlo.

Porter y Kramer (Harvard Business Review, diciembre 2006) describen así las presiones de la sociedad civil: "Muchas compañías despertaron a la responsabilidad corporativa después de ser sorprendidas por respuestas públicas a cuestiones que no consideraban previamente que eran parte de sus responsabilidades empresariales. Los laboratorios han descubierto que se espera que

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respondan a la epidemia de SI DA en África que está lejos de sus mercados y líneas de producción primarias. Las empresas de comida rápida están siendo hechas ahora responsables por la obesidad y la mala nutrición".

Por otra parte los pequeños accionistas, ya muy inquietos por Enron, la séptima empresa de los Estados Unidos llevada a una quiebra fraudulenta que les costó 60.000 millones de dólares en ahorros, están ahora en total ebullición frente a la caída de las grandes instituciones financieras de Wall Street. Exigen a través de los fondos de pensiones, y otras organizaciones en que han invertido, un cambio sustancial en las reglas de juego en el que el buen gobierno corporativo controlado es una reivindicación central.

En tercer término se halla el avance del consumo responsable. En los Estados Unidos como en otras economías desarrolladas crece el "consumidor verde o ético"; se estima en no menos de 110.000 millones de dólares en USA el mercado de consumidores que cuando compran tienen en cuenta si la empresa es saludable, amigable con el ambiente, y sus niveles de RSE.

Ciudadanos activos, accionistas indignados, y consumidores responsables están empujando el cambio de paradigma en RSE. Han llegado para quedarse. Cuanto más progrese el irreversible y tan esperanzador proceso de democratización que viven amplias áreas del planeta, mayor será su incidencia y presión.

Con su impulso, se ha cambiado totalmente la ecuación de Friedman, las empresas privadas que tendrán mayores chances de tener buena performance económica no serán las "narcisistas", sino por el contrario las de mejor RSE.

Investigaciones de todo orden dan cuenta de que a más RSE, más competitividad, lealtad de los consumidores, posibilidad de atraer los más capaces a la empresa, productividad laboral, y confianza en los mercados. En una encuesta en The Economist (2005) "sólo el 4% de los empresarios afirmaron que la RSE era una pérdida de tiempo y dinero",

La RSE es una exigencia ética de la sociedad, pero al mismo tiempo es el modo en que la empresa pueda reciclarse para el siglo XXI. Un Siglo donde deberá rendir cuentas no sólo a sus dueños como equivocadamente creía Friedman, sino a todos los stakeholders lo que significa a sus propios empleados, los pequeños inversionistas, los consumidores, la opinión pública, y la sociedad civil en sus variadas expresiones.

La crisis ha agudizado la necesidad de cambios perentorios en las ideas convencionales sobre el rol de la empresa en la sociedad. Lo ha entendido muy bien la Comisión Europea (marzo 2009) que termina de reclamar a las empresas "especialmente del sector financiero" que presten más atención a la ética y a las políticas de RSE.

Sus concusiones son similares a las de la última reunión de consejo del Global Reporting Initiative (2009), autoridad mundial en informes de sostenibilidad que ante el hecho de que "con la falta de transparencia se ha fallado a los accionistas de las empresas" en la crisis, propone que es hora de reexaminar que la triple rendición que exige en los balances, económica, social, y medioambiental, deje de ser voluntaria y pase a ser obligatoria.

Ya Suecia ha implantado esa obligatoriedad para las empresas con más de un 50% de participación estatal, y Dinamarca la está aplicando para sus 1.100 mayores empresas.

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¿QUE P UEDO HACE R DESDE EL LUGAR QUE OC UPO?

C o n c i e n c i a C í v i c a

Extracto: “Manifiesto Cívico Argentino. Virtudes ciudadanas”. – Rabino Sergio Bergman.

SER CIUDADANO SIGNIFICA

Ejercer derechos y obligaciones en un Estado Participar activamente en la vida democrática

Defender y honrar la vida Cumplir y hacer cumplir la ley

Denunciar la impunidad Trabajar por el bien común Preocuparse por el barrio

Contribuir con esfuerzo para hacer que todo sea mejor Pagar los impuestos

Opinar y comprometerse con lo propuesto Defender y portar los símbolos patrios

Conocer nuestra historia Respetar a nuestros próceres

Trabajar por los derechos humanos No ser indiferente al sufrimiento de los demás Participar en las campañas por los necesitados

Votar responsablemente

Ghetto o Ciudadanía

Cada argentino debería preguntarse: ¿qué hago acá?, ¿cómo llegué a este lugar?, ¿cómo es que la Argentina es la Argentina? y ¿por qué consideramos un hecho por default y evidente el que estemos en este país?

Sólo haciéndonos estas preguntas podremos saber de dónde venimos y cuál es nuestra misión en este tiempo y espacio que nos toca vivir. Asumir nuestra pertenencia es indispensable para la construcción de la identidad. La pertenencia no es tener un documento de identidad, ni un pasaporte, ni una etiqueta, es una "acción de pertenecer": hay que querer pertenecer aunque nos quejemos de lo que sucede, y si queremos que la realidad cambie hay que involucrarse en su proceso.

Espiritualidad y conciencia cívica

Todo ser humano, por "ser humano" es espiritual. Aun asumiendo que esta afirmación es demasiado rotunda, y que no es cierta para todos, aquí no hablamos de espíritu ni de alma desde una teología confesional sino que, incluso para aquellos que creen que la vida es un hecho biológico y que los sentimientos tienen origen cultural, tiene vigencia el concepto de espiritual

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como aquello que nos hace humanos. No todos son creyentes en la sociedad cívica. Para algunos la espiritualidad es una simple metáfora. Son muchos los ciudadanos que viven profundamente comprometidos con ser espirituales, piadosos, sensibles, generosos, solidarios y humanitarios sin por ello ser religiosos. Ser espiritual, en este contexto, es un atributo inherente a la condición humana.

Según la creencia popular, es decir, según la cultura reinante, la religión es el único camino para "entrenar" la capacidad espiritual. En realidad, la religión es una de las vías posibles de desarrollo de la espiritualidad. La música, el arte, la escritura, la naturaleza, la meditación, la respiración y la contemplación del ser interior son sólo algunos caminos para ejercitar la capacidad espiritual.

Por lo tanto al hablar de espiritualidad en los términos que aquí hemos definido y asignado, la primera asociación de pensamiento debería ser "humano".

Espíritu como Unidad

No se puede pedir unidad si primero no se establece una definición de "lo común". Tomando como punto de partida que lo común es la dimensión espiritual o conciente de cada ciudadano argentino, nos definimos entonces como común-unidad o comunidad. La comunidad es el sustrato que nutre lo espiritual; la espiritualidad se desarrolla no sólo en la persona aislada, sino justamente en el marco de la comunidad. Vivir en comunidad es afirmar continuamente lo común y estar unido con el otro más allá de toda clase de diferencia particular. No es estar agrupados o congregados en torno de algo o alguien.

Todos pertenecemos a alguna comunidad de referencia. Es importante recuperar el patrimonio espiritual de todos y que cada uno lo administre y desarrolle haciendo uso de los diferentes caminos posibles.

La Ley y el Espíritu de la Ley

La Ley es un pacto. Por nacer en la Argentina, pertenecemos a esta sociedad, y por esto nacemos dentro de la Ley, dentro de un pacto al que no podemos renunciar, que nos establece garantías y obligaciones.

Toda ley representa un valor y, como tal, cada ley es un medio para un fin, es decir, sirve para organizar a la sociedad en torno de valores comunes.

Vista así la ley es un medio para la realización de su espíritu o valor que la origina. Por lo tanto, el respeto por la ley no es sólo respeto por el castigo que su incumplimiento provoque, sino también convicción y reafirmación del valor que la sostiene y respalda.

Para que en nuestra sociedad las leyes comiencen a respetarse por los valores que representan y no por la multa o el castigo formal que establezcan, habrá que poner en marcha un proceso de educación en los valores comunes y de coherencia de vida en la práctica de los mismos.

Esto es construir ciudadanía: dejar de ser habitante, es decir DNI más voto, para asumir la responsabilidad de la propia ciudadanía despertando a la espiritualidad cívica. Así podremos convivir y formar comunidad. El desafío radica en cómo hacer para secularizar lo religioso y para hacer más religioso lo secular.

Es importante no quedarse en la forma de la ley, en lo técnico, para poder rescatar el valor que se esconde detrás de ella. De esta manera, no cumplir una ley equivale a no respetar un valor bueno para todos, y en consecuencia a no respetar a la comunidad de pertenencia.

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Para concluir, debemos invertir los términos de nuestro análisis y afirmar que hay un valor, hay un espíritu que se hace ley, así como también hay una capacidad inherente al hombre -energía, espíritu, conciencia o reflexión, más allá de cómo la nombremos- que se hace cuerpo en el ser. La raíz de cada ley es un valor: recuperar el valor que subyace en la ley es la manera de traer a la realidad el espíritu de la ley a la acción.

Democracia como Civilización

La civilidad de lo humano no se declama ni se realiza en el orden jurídico, se sustenta en la práctica de lo que somos con lo que hacemos.

Somos civilizados si hacemos civilización, somos buenos si hacemos el bien, somos justos si hacemos justicia.

Comprendido en este orden, lo jurídico es garantía e instrumento, mientras que la praxis es el fundamento.

La Constitución así entendida es institución de prácticas que compartimos, como el bien común, y que están garantizadas por la Ley que sostiene un orden jurídico en el estado de derecho.

La ley no modifica la naturaleza sino que la encuadra en las normas determinando desde lo jurídico el bien y el mal, lo que se puede y no se puede, fijando un límite real y concreto para el libre albedrío, mientras que los valores y las virtudes del espíritu son los que forman, orientan, guían, hacen posible en lo concreto el espíritu de lo humano.

Entonces, esta síntesis entre ley y espíritu a la que definimos como "espíritu de la ley" nos permite afirmar que la piedra angular de nuestra construcción social son los valores.

De Habitantes espectadores a Ciudadanos protagonistas

La única forma de que el habitante se ciudadanice es apelar a su conciencia.

La conciencia es la capacidad de cada ser humano de conectar la realidad de lo que sucede fuera de él con su reflexión respecto de ella.

Una persona es consciente porque reflexiona acerca de lo que hace: si sólo fuéramos un animal sofisticado, obraríamos sólo por instinto y reacción.

Cabe preguntarse entonces: los ciudadanos argentinos, ¿reflexionamos?

En medio de una sociedad local y una tendencia global occidental a la inmediatez, a la compulsión y a la quietud espiritual, la capacidad reflexiva -es decir la capacidad espiritual o de conciencia- de cada individuo se ve postergada, adormecida, o hasta anulada, en pos de una sociedad repetitiva y anestesiada. Prima la desintegración, el alineamiento en la irreflexión, entre la causa y el efecto o reacción que ésta provoca.

A veces es usual confundir la evolución con la sofisticación.

Indudablemente contamos con mayor cantidad de recursos para "hacer" mejor las cosas, es decir, somos sofisticados, pero no sabemos cómo usarlos para obtener mejores resultados; en esto no se percibe, por cierto, evolución.

Hoy en día se advierte una anestesia de ciudadanía, una dimensión de letargo, una idea de que cada uno de nosotros está adormecido en su conciencia ciudadana, y lo necesario es ¡despertarla!

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Pero, "despertarla" no significa "reclutarla" para el partido con fines de clientelismo electoral. Es necesario, primero, realizar un trabajo de formación cívica y ciudadana en los valores que cada una de las leyes de la Constitución nacional representa, más allá de la "forma" visible y literal.

Es indispensable que los argentinos, sobre todo los que estamos en situación y posición real de hacerla, demos un paso hacia adelante respecto de nuestra responsabilidad de involucrarnos en el curso de nuestra nación.

Valores: Hacer común el Bien

En nuestra sociedad hay determinados principios a los que les asignamos valor, y a los que por lo tanto podríamos denominar "valores". En consecuencia, afirmamos que un valor es aquello a lo que socialmente se le da valor, y que es visto como "bueno". Si todos sostenemos un mismo valor, ese valor es común a todos, por lo tanto se lo define como "bien común".

El Bien es la búsqueda permanente de encarnar en la práctica los valores que nosotros sostenemos en lo común como sociedad. Por ejemplo, y aun cuando en los hechos hoy diste mucho de suceder, la justicia, el amor, la paz, la equidad.

El Bien es así una especie de común denominador de las personas de buena voluntad que se proponen hacer valer entre ellas una serie de valores, que al realizarlos los reafirman como Bien.

En sentido contrario, el mal, desde este punto de vista, es la omisión del Bien.

No se trata sólo de hacer el Mal, sino también de no hacer el Bien.

Hay "buena gente" que no hace nada o no hace lo suficiente para instalar aquello que proclama retóricamente que sostiene pero que no lo practica.

Incluyendo esta porción de personas, la franja del mal es mucho más amplia, pues abarca no sólo al mal activo del contravalor o valor opuesto al que se propone, sino también al bien pasivo que no instala lo bueno o lo que vale por lo común.

Muchos de nosotros miramos cómo se roba y no hacemos nada para que deje de hacerse. De esta forma entonces consensuamos que robar "un poco" está bien y que el problema es "robar mucho", entendiéndose que el término "robo" no es la delincuencia común sino la corrupción estructural.

Nuestra enfermedad del espíritu cívico es no poder sostener con claridad que hay Bien y que hay Mal. La sociedad debería entonces ir formando y educando para premiar el bien y para advertir sobre el mal, porque de esto se trata también la cultura cívica. Cada uno es responsable de ser bueno, pero debería haber una sociedad en valores que reconozca ese bien como bueno.

Valor y Virtud

El valor, en tanto concepto, es una representación abstracta a la que todos apelamos en términos de lo bueno o del bien.

La virtud es la encarnación, la integración de los valores en el carácter y en la práctica de la persona.

Uno posee la virtud cuando tiene el valor incorporado en su práctica y accionar concreto.

Por lo tanto, las virtudes definen desde lo privado el modo de ser de cada persona y desde el punto de vista público el modo de ser de una sociedad.

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E l v o l u n t a r i a d o

Definición:

Personas que producen y entregan bienes y servicios a la comunidad por decisión propia y libre, desinteresada (el voluntario no persigue ningún tipo de beneficio ni gratificación) y justificada por una necesidad real en el beneficiario de la misma (no es un pasatiempo).

Introducción:

No es el Homo Economicus de los economistas clásicos. Aquel movido sólo por estímulos económicos. Según ellos el voluntariado está fuera del mercado y es ineficiente (¿Quién dedicaría tiempo y esfuerzo en cosas que no le traen un beneficio económico?)

El voluntario no está movido por aspectos económicos, sino morales.

Características:

Es productor de bienes y servicios.

La suma de lo producido por las ONGs de 35 países (tomados para un estudio. Países desarrollados, subdesarrollados, en transición) la colocaría como la 7ma economía del mundo por encima de España y Rusia.

Tendría más trabajadores que la industria textil, alimentaria, transporte.

Se desempeñan en diversas áreas.

Comunidad, educación, salud, participación cívica, servicios ante emergencias, medio ambiente, derechos humanos, etc. (ejemplos, un techo para mi país, red solidaria, bomberos, etc.).

Favorece la creación de Capital Social.

El Capital Social a su vez favorece el desarrollo del voluntariado. Genera compromiso cívico, asociatividad, y promueve la puesta en práctica de los más altos valores morales.

Crea beneficios para quien lo realiza y para quien lo recibe.

“ Q u i e n a y u d a a o t r o s s e e s t á a y u d a n d o a s í m i s m o ”

Se convierte en una fuente de capacitación y formación que enriquece íntegramente a quien lo realiza y lo beneficia en múltiples ámbitos de la vida (Familia, amigos, trabajo, universidad, etc.). Tiene repercusiones en la educación, ya que contribuye a bajar los índices de deserción escolar y repetición (motivados por deseos de autosuperación).

En lo laboral, favorece la formación profesional y experiencia laboral, y posibilita en el futuro conseguir mejores empleos. Promueve los valores de trabajo en equipo, liderazgo y responsabilidad.

Los voluntarios poseen mayor salud (menos estrés, más gratificación afectiva), una actitud positiva ante la vida (mejor autoestima, menos depresión y soledad). Las actividades de ésta índole son generadoras de Dopamina, el llamado químico de la felicidad.

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Complementa y enriquece los esfuerzos del estado.

No los reemplaza. El estado siempre debe garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de la población.

Motivaciones del voluntariado:

Altruismo: los voluntarios pretenden el beneficio de otros sin recibir ninguna gratificación económica por ello.

Solidaridad: se trabaja no sólo para otros sino con otros, sintiendo sus problemas como propios, igual que las acciones para solucionarlos y los beneficios obtenidos así.

Calidad de vida: ayudar a otros hace sentirse bien a los voluntarios.

Devolución de favores recibidos: personas que se beneficiaron del trabajo voluntario de otras devuelven lo recibido a la sociedad.

Convicciones religiosas: la fe mueve a los voluntarios creyentes.

Aumentar posibilidades de trabajo: muchos empresarios valoran el trabajo voluntario (por la iniciativa, responsabilidad, etc. de los que lo realizan).

Aumentar las relaciones sociales: A través del voluntariado se suele conocer a mucha gente.

Si tuvieran la posibilidad de ayudar a alguien, les gustaría? Lo harían?

C o n s u m o c o n s c i e n t e 6

Etapas del consumo:

1. Qué consumir 2. Por qué consumir 3. De quién adquirir 4. Compra 5. Uso 6. Descarte

El consumo consciente es una contribución voluntaria, cotidiana y solidaria y una toma de posición clara, democrática y ética, que llama a tener en cuenta los impactos provocados por el consumo (tanto positivos como negativos) para contribuir con un mundo mejor y más sustentable.

Un consumidor consciente busca el equilibrio entre su satisfacción personal y la sustentabilidad económica, social y ambiental. Asimismo, también busca diseminar el concepto y la práctica, haciendo que pequeños gestos de consumo por un gran número de personas, generen una transformación.

6 Instituto Akatu. Disponible en: http://www.akatu.com.br/

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Frecuentemente se distinguen tres aspectos del consumo consciente:

Consumo ético: discernir si se trata de necesidades reales o creadas

Consumo ecológico: implica una producción que no deteriore el medio ambiente y a partir de la reducción, reutilización y reciclaje (3R´s)

Consumo social o solidario: condiciones laborales en que se elabora el producto para pagar lo justo por el trabajo realizado, promoviendo un desarrollo equitativo y sustentable.7

C o m e r c i o J u s t o

El comercio justo es una forma alternativa de comercio promovida por varias organizaciones no gubernamentales, por Naciones Unidas y por movimientos sociales y políticos (como el pacifismo y el ecologismo) que promueven una relación comercial voluntaria y justa entre productores y consumidores. Los principios que defiende el comercio justo son:

Los productores forman parte de cooperativas u organizaciones voluntarias y funcionan democráticamente.

Libre iniciativa y trabajo, en rechazo a los subsidios y ayudas asistenciales (de allí la frase del comercio justo: «Comercio, no ayuda»).

Rechazo a la explotación infantil. Igualdad entre hombres y mujeres. Se trabaja con dignidad respetando los derechos humanos. El precio que se paga a los productores permite condiciones de vida dignas. Los compradores generalmente pagan por adelantado para evitar que los productores busquen otras

formas de financiarse. Se valora la calidad y la producción ecológica. Respeto al medio ambiente. Se busca la manera de evitar intermediarios entre productores y consumidores. Se informa a los consumidores acerca del origen del producto. El proceso debe ser voluntario, tanto la relación entre productores, distribuidores y consumidores.

Es favorable a la libertad de comercio en iguales condiciones, es decir abolir las restricciones discriminatorias a productos provenientes de países en desarrollo, desde materia prima a manufacturas o tecnología. Así se evita la discriminación y el proteccionismo. Intenta también evitar las grandes diferencias entre el precio que pagan por un producto los consumidores del primer mundo y el dinero que se les paga a sus productores en el tercer mundo, además de evitar la explotación de los trabajadores. Además, esto contribuye a compensar los efectos de la obsesión consumista por el precio más barato, sin otra consideración, y sus consecuencias:

Progresivo deterioro de la calidad y durabilidad de los productos. Explotación de los productores. El precio justo, es decir, que éste no contenga componentes influenciados por intervenciones o

subsidios estatales que distorsionan el concepto de comercio justo. Las distorsiones y consecuentes quejas en el mercado derivadas de los subsidios son elevadas por las partes interesadas a la Organización Mundial del Comercio.

El comercio justo puede ser considerado una versión humanista del comercio libre, que al igual que este es voluntario entre dos partes, y no tendría lugar si ambas partes no creyeran que iban a salir beneficiadas.

7 http://www.buenosaires.gov.ar/areas/produccion/def_consumidor/con_responsable.php?menu_id=13262

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BIBLIOGRAFÍA:

§ Bernardo Kliksberg. “Más ética, más desarrollo”. 19va. Edición actualizada, Editorial Temas, Buenos Aires, 2009.

§ Amartya Sen, Bernardo Kliksberg. “Primero la Gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo desarrollado”. Editorial Temas. Edición actualizada, 2009.

§ Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. “RSE y Trabajo Decente en la Argentina. Contexto desafíos y oportunidades”. Abril 2009

§ Rabino Sergio Bergman. “Manifiesto Cívico Argentino. Virtudes ciudadanas”. Ediciones B Argentina, Mayo 2007

§ Red Iberoamericana de Universidades por la Responsabilidad Social Empresaria: http://www.redunirse.org/?q=listadobiblioteca

§ Instituto Ethos http://www.ethos.org.br

§ Facultad de Ciencias Económicas: http://www.econ.uba.ar/www/departamentos/administracion/plan97/adm_general/Administra/ag3.html

§ Instituto Akatu

§ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires:

http://www.akatu.com.br/

http://www.buenosaires.gov.ar/areas/produccion/def_consumidor/con_responsable.php?menu_id=13262

§

http://es.wikipedia.org/wiki/Comercio_justo

Blog:

DATOS DE CONTACTO

http://eticaparaeldesarrollo.blogspot.com/

Adriana Karuzic [email protected]

Cristina Katzen [email protected]

Marcos Martinez [email protected]

Mariana Draghi [email protected]

Nicolás Castellanos [email protected]