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La Frustración
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MÓDULO 6
TEMA 1:
LA FRUSTRACIÓN
La Frustración
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CONTENIDO 1 LA FRUSTRACIÓN .................................. .................................................................... 3
2 ADIÓS A LAS EXPECTATIVAS ........................ ........................................................... 6
3 VACIAR LA MOCHILA ............................... .................................................................. 8
4 LA ASERTIVIDAD .................................. .................................................................... 11
5 LA TOLERANCIA ................................... .................................................................... 16
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1 LA FRUSTRACIÓN
La frustración es una vivencia emocional que se produce cuando la persona quiere con-
seguir un objetivo y no es capaz de hacerlo, no consigue lo que se propone o esperaba.
Se presenta cuando un proyecto, una ilusión o algo que necesita no se llega a cumplir, o
no nos satisface del todo.
Cuando nos sentimos frustrados normalmente podemos experimentar diferentes emocio-
nes, como el enfado, la rabia, la tristeza, la angustia, el miedo, aunque también es algo
muy subjetivo.
La frustración va muy ligado a la forma de afrontar y gestionar las emociones de las per-
sonas, ya que hay personas que ante una situación se frustran y otras que buscan solu-
ciones o lo intenta varias vece hasta que lo consiguen.
La tolerancia a la frustración puede trabajarse y desarrollarse. Cuanto más temprano em-
pecemos a trabajarla será mucho mejor.
Aprender a tolerar una situación frustrante desde bien pequeño ayuda a los niños a saber
enfrentarse de forma positiva a los diferentes escenarios que se puedan encontrar en la
vida. Ya que habrá situaciones en la que consigamos nuestros deseos y las cosas suce-
den como queremos, y otras que no.
Puede ser provocado de dos maneras diferentes:
1. Por la falta de capacidad para conseguir algún o bjetivo:
Lo que puede producir a largo plazo que nuestra autoestima vaya disminuyendo.
Nos sentimos inútiles al no poder lograr hacer lo que queremos hacer. Empiezan a cobrar
fuerza la decepción y la desmotivación, lo que va a ayudar a que emerjan todo tipo de
complejos, fomentados lógicamente por los pensamientos negativos que comienzo a
crear en mi mente.
Lo mismo nos ocurre si sabemos lo que una persona espera de nosotros y no somos ca-
paces de dárselo.
La frustración es un sentimiento transitorio y en a bsoluto nos define.
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2. Cuando es otra persona o situación la que nos im pide que consigamos lo que
queremos.
En este caso nos provoca muchísima ansiedad, ya que no podemos controlar lo que está
sucediendo, no está en nuestras manos.
El nivel de tolerancia a la frustración depende de cada persona, de las experiencias que
ha vivido, de su carácter, de sus creencias, etc.
Normalmente las personas que tienen baja tolerancia a la frustración son aquellas que
son muy controladoras, que no soportan el dolor que provoca afrontar todo lo que nos
ocurre en nuestro día a día, que suelen poner mucha atención a lo negativo.
Las personas con poca tolerancia a la frustración :
Tienen una mayor dificultad en gestionar sus emocio nes , y son propensos a enfa-
darse con mayor facilidad. Desembocando dichos enfados en rabia o ira.
Son impulsivos e impacientes. Les cuesta mucho esperar y quieren resultados in-
mediatos.
Son exigentes, su nivel de exigencia para con ellos mismos y con los demás suele
ser alto.
Son más propensos a desarrollar ansiedad o estrés ante conflictos y dificultades
mayores.
Son más inflexibles y les cuenta adaptarles a las nuevas situaciones.
Tienen tendencia a radicalizar su pensamiento, o todo es blanco o todo es negro.
Les cuesta encontrar el término intermedio.
Tolerar la frustración significa hacer frente y ace ptar las limitaciones y
problemas que nos vamos encontrando a lo largo de l a vida.
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Sentirnos frustrados nos provoca mucho pesar, como ya hemos comentado anteriormente
y además es un sentimiento más común de lo que creemos y cada vez es mas frecuente
ver una baja tolerancia a la frustración en los niños y en la nueva generación que viene a
tomar el relevo.
¿A qué se debe esto? A que tenemos que mirarnos un poco más como adultos y ver cuál
es nuestro nivel de frustración, ya que los niños aprenden de lo que ven. Si nosotros so-
mos capaces de regular nuestra frustración, responder de forma positiva ante expectati-
vas no cumplidas, ellos tendrán como referente esta forma de sentir y actuar.
Un claro ejemplo es el día a día con ellos, cuando nos enfadamos con ellos porque no nos
hacen caso o se han portado de forma inadecuada, y acabamos a gritos hablándoles de
forma irrespetuosa, aquí ellos pueden observar nuestra baja tolerancia a la frustración.
Ven que no se han portado como nosotros deseamos, o no han hecho lo que nosotros
queríamos y ante esta expectativa no cumplida nuestros padres, profesores o educadores
se enfadan y gritan.
Si ellos ven eso, ellos aprenden eso. Cuando no obtienen lo que desean se enfadan y
empiezan los gritos, los llantos, etc.
Por lo que es muy importante aprender a gestionar nuestros sentimientos de frustración
para que las generaciones venideras sean capaces de ver ante las dificultades retos e
impregnase del gran aprendizaje que cada situación le da.
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2 ADIÓS A LAS EXPECTATIVAS
Para centrarnos un poco en el tema, es interesante preguntarnos:
¿Qué es tener expectativas?
Tener expectativas es dar un salto al futuro, ya que es lo que se considera lo más proba-
ble que suceda.
Las expectativas pueden ocasionar diferentes reacciones dependiendo del resultado:
1. Cuando el resultado no es el que esperamos nos ocasiona una decepción .
2. Si lo que pasa es completamente inesperado nos produce sorpresa .
3. Si nuestra expectativa es sobre la conducta o el desempeño de una persona y se la
expresamos a esa persona, puede ocasionarle una exigencia elevada .
Cuando llevamos a cabo alguna tarea, o hacemos cualquier cosa, hacer un examen, un
curso, ir de viaje, casarse, etc., creamos expectativas de cuál va a ser el resultado.
Cuando las expectativas van dirigidas hacia los demás, esperamos que lo que hemos he-
cho sea de su agrado, buscamos su reconocimiento, y con ello elevamos nuestra autoes-
tima.
Cuando las expectativas van dirigidas hacia nosotros mismos, si el resultado es el que
esperábamos, nos sentimos bien, nos sentimos exitosos, estamos orgullosos de nuestra
creación y como consecuencia, la mayoría de las veces, alimentamos nuestro ego. Sobre
todo si lo que hemos hecho es mejor que lo que haya hecho alguna otra persona.
Cuando generamos expectativas, deseos, y éstos no se cumplen inmediatamente surge el
sentimiento de frustración, que nos provoca mucho pesar y viene acompañado de todas
las emociones que hemos mencionado anteriormente.
Una expectativa, que es una suposición centrada en el futuro, puede o no ser rea-
lista.
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Existen una serie de herramientas muy útiles para poder gestionar de manera adecuada
todos estos sentimientos y emociones que acompañan a la frustración:
1. Practicar el desapego:
Si me acostumbro a hacer las cosas “despegándome” del resultado, sin crear ninguna
expectativa, conseguiré liberarme completamente de los efectos negativos o positivos que
pueda tener lo que he hecho.
Solo conseguiré despegarme del resultado si lo que he hecho lo he hecho desde el amor,
poniendo todos mis sentidos y dedicación a ello, con un sentimiento e intención puros, y
para que sea un beneficio para mí y para los demás.
Si el punto de partida es el amor y el resultado es positivo, no va a crecer mi ego, sino que
el amor me volverá multiplicado por mil. Si el resultado es negativo, seré capaz de inter-
pretarlo como una oportunidad para aprender y volverlo a intentar creando nuevas cir-
cunstancias.
2. La aceptación:
Este es el verdadero beneficio, ya que no importa cuál sea el resultado, porque siempre
voy a sacar provecho de él.
Sigo hacia adelante, observo las emociones y sentimientos que me genera cada situa-
ción, pero no me quedo enredado en ellas. Las acepto para transformarlas y continuar mi
camino.
Solo aceptando mis circunstancias voy a poder trans formarlas para seguir
creciendo y experimentando.
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3 VACIAR LA MOCHILA
Cuento: Un día, Buda estaba paseando tranquilamente por el bosque, cuando Devadatta, (primo y
enemigo férreo), le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina con la intención
de acabar con su vida.
La roca cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo.
Buda se dio cuenta de lo sucedido y se mantuvo impasible, sin perder la sonrisa de los
labios.
Días después, Buda se encontró con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorpren-
dido, Devadatta preguntó:
¿No estás enfadado, señor?
No, claro que no. Dijo Buda.
Sin salir de su asombro, inquirió: ¿Por qué?
Y el Buda dijo:
Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue
arrojada.
Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo puede ser olvidado.
Cambiar la forma de ver las cosas desde nuestra perspectiva no resulta fácil, pero se
puede hacer.
Dedicamos gran parte de nuestra vida a conseguir, a acumular, a conservar y no solo co-
sas, sino también sentimientos, emociones, vivencias, etapas, personas, que no somos
capaces de soltar, así que las guardamos en nuestra “mochila emocional ” rechazando
poner punto final a todo aquello que un día nos causó dolor o felicidad.
A medida que vamos viviendo nuestra vida, vamos llenando nuestra mochila de viaje, que
cargamos en la espalda, con todas las experiencias que hemos tenido durante ese tiem-
po.
Esa mochila está llena de experiencias de todo tipo: agradables, positivas, felices, “nega-
tivas”, divertidas, dolorosas, etc.
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Lo que suele ocurrir normalmente es que en la mochila guardamos durante mucho más
tiempo las que nos provocan sufrimiento o malestar, ya que la mayor parte de la carga
tiene que ver con sentimientos de culpabilidad, miedo, ira, etc.
Entonces, con los años, llega un momento que la mochila pesa muchísimo. Pesa tanto
que no podemos casi movernos.
Muchas veces nos empeñamos en seguir un camino, y aunque éste sea muy cuesta arri-
ba, nosotros queremos continuar por él. Si ponemos en práctica entrar en conexión con
nuestro silencio interior, con nuestro yo más profundo, podremos escuchar nuestra voz, la
voz del alma, y ser capaces de identificar las señales que nos envía la vida para poder
discernir claramente por donde guiar nuestros pasos.
Así podremos ir vaciando esa mochila de cosas inútiles, que nos provocan mucho pesar,
y dejaremos espacio para llenarla de cosas nuevas que la vida nos pueda traer.
La vida es abundancia, somos nosotros que la percibimos de manera equivocada. Por
eso tenemos pensamientos de escasez, de pobreza, de miedo, etc. e inconscientemente,
eso es lo que atraemos a nuestra vida.
Por lo tanto, si empiezo a cambiar mis pensamientos de desperdicio o negativos, por pen-
samientos puros y elevados mi vida comenzará a transformarse.
En necesario entender que la vida es un continuo ir y venir, que todo lo que nos rodea y lo
que sentimos, es breve, fugaz y tiene fecha de caducidad y conservarlo es llevar a nues-
tra espalda algo que ya no nos sirve y está caducado, que vino a nuestra vida para darnos
un aprendizaje e independientemente de que ese aprendizaje se produzca o no, la vida
sigue y eso, y hay que soltarlos para estar atentos a aquello que estamos viviendo en este
momento y que tiene su propio aprendizaje.
Es necesario comenzar a vaciar esa mochila si quere mos llenarla de lo que
realmente importa.
El poder del pensamiento es ilimitado.
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Y a este punto nos hacemos la siguiente pregunta:
¿Por qué pasa que muchas veces no somos capaces de vaciar la mochila?
Muchas veces, a cada piedra que compone la mochila, le damos un sentimiento de identi-
dad y pertenencia, es decir, las hacemos parte de nosotros mismos y sentimos que si nos
deshacemos de ella, nos deshacemos de una parte de nosotros o bien nos sentimos que
hemos fracasado.
El temor a soltar lo podemos llamar “vértigo emocional ”, que no es más que el miedo en
estado puro, miedo a enfrentarnos con el vacío que la pérdida genera y su consecuente
duelo.
Es importar soltar esos apegos, vencer nuestros miedos e ir soltando las piedras de nues-
tra mochila poco a poco para dejar hueco a lo verdaderamente importante y positivo que
hay en cada uno de nosotros, dejar hueco a las fortalezas, porque estas son nuestras
alas.
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4 LA ASERTIVIDAD
Se entiende por asertividad la capacidad que tiene la persona para expresar sus ideas,
con toda libertad, desde el respeto a los demás y a ella misma. A la vez, permite pedir
ayuda o pedir alguna explicación y también, saber decir “no”.
Según el nivel de asertividad, existen diferentes tipos de personas:
Pasiva: El individuo no expresa en absoluto cuáles son sus sentimientos, opinio-
nes, etc., por miedo a ser rechazado o bien porque piensa que no tiene derecho a
ello. Son personas con una autoestima muy baja y que no provocan enfrentamien-
to.
Agresiva: Expresa sus sentimientos y opiniones sin importarle en absoluto el daño
que pueda hacer a otras personas. Incluso ponen sus ideas por encima de las de
los demás, menospreciándolas. Este tipo de comportamiento provoca mucho re-
chazo, son personas que no son estimadas.
Asertiva: Expresan su opinión y sus deseos con seguridad. Su manera de actuar
es directa y práctica, desde la honestidad y la sinceridad. Con una gran capacidad
de decisión, consiguen sus objetivos respetando a los demás y a ellos mismos.
Es muy común entre las personas la falta de asertividad, ya que desde pequeños se nos
enseña a callar para intentar complacer a los demás, y también a no anteponer nuestras
necesidades a las de los otros. Además puede suceder que tengamos a nuestro alrededor
personas cuya manera de actuar nos ha influenciado muchísimo y tendemos a repetir su
conducta, a tomarlas como ejemplo.
Ser asertivo significa poder expresar tu opinión sin miedo, de forma honesta, mostrarte tal
y como eres, expresar tus sentimientos y gustos y así sentir que tus ideas también son
importantes. Al igual que implica respetar los pensamientos, sentimientos y creencias de
otras personas, a la vez que se defienden los propios.
Ser asertivo no significa tener la razón.
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Tener un buen nivel de asertividad significa que:
Tengo argumentos suficientes para defender mis ideas.
Me expreso desde la calma y la paz interior.
Tengo respeto por las personas que están a mi lado y por mí mismo.
Digo claramente que es lo que quiero, de manera concreta y directa.
Hablo siempre de manera que expreso mis sentimientos en relación a una situa-
ción, sin que el otro se sienta incómodo por lo que ha hecho.
Tengo gran habilidad para cambiar mi manera de pensar, en cuanto a la calidad del
pensamiento se refiere, soltando enseguida pensamientos inútiles y sustituyéndo-
los por pensamientos elevados.
Para llegar a tener una comunicación asertiva con la otra persona es necesario:
1. Observar y comunicar los hechos sin juzgar:
La base de la asertividad está en separar tus observaciones de tus evaluaciones.
Para ello debes describir lo que ha ocurrido sin emitir ningún tipo de juicio o interpretación,
simplemente explicando de la forma más objetiva que puedas lo que has observado.
Si no lo haces así y tu interlocutor percibe que estás emitiendo un juicio sobre lo que es
bueno o es malo, va a dejar de escucharte.
2. Identifica y expresa tus sentimientos
Si el primer paso de la comunicación asertiva es observar sin juzgar, el segundo es ex-
presar tus sentimientos. Esto es muy importante por una razón: porque tus sentimientos
son la única realidad que no admite discusión.
Si te sientes triste, ¿alguien puede convencerte de que estás alegre? No, tu tristeza es
real.
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Las situaciones y los actos de las personas nos provocan emociones, y solo comunicán-
dolas conseguiremos expresar nuestra realidad más interna. Porque aunque sean negati-
vas, se ha demostrado científicamente que es una de las formas más eficaces de generar
empatía, la base de la asertividad.
El problema es que no estamos acostumbradas a identificar nuestros sentimientos por-
que nos centramos en juzgar qué hacen mal los otros.
Lo más habitual es decir:
Por ejemplo: “Mi pareja no me entiende” cuando lo que correspondería es “no me sien-
to comprendido por mi pareja”.
Por ejemplo: “Me siento solo” describe una experiencia emocional tuya, mientras
que “Siento que no me quieres” es una interpretación de los sentimientos de la otra
persona, y como tal puede estar equivocada.
Evita dar a entender que hay algo incorrecto en el otro. Solo así conseguirás que empati-
cen contigo y empiecen a respetar tus necesidades.
3. Encuentra tu necesidad no satisfecha:
El tercer paso consiste en encontrar y expresar tus necesidades reales . Es el paso
más difícil, pero también la llave de la comunicación asertiva.
Primero debes tener claro que tus sentimientos no aparecen por arte de magia. Tampoco
los provocan los actos de los demás: los crean tus necesidades. Te sientes bien cuando
tus necesidades están satisfechas, y mal cuando no lo están.
Las necesidades representan la parte más profunda de nuestra humanidad, por eso todos
compartimos las mismas.
La clave es centrarte en describir tus sensaciones internas, en lugar de expli-
car tus pensamientos o interpretaciones de los acto s de los demás.
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Las necesidades vitales (comer, dormir) suelen estar siempre cubiertas, pero las otras
(seguridad, identidad, aprecio, libertad, comprensión y diversión) les darás más o menos
importancia según la situación y momento en que esté
Y esto nos lleva a otra de las claves principales de las relaciones personales:
Cuando no entiendas los motivos de alguien para hacer o decir algo, para enfadarse o
deprimirse, pregúntate qué necesidad no cubierta puede haber detrás. O mejor aún,
pregúntale qué necesita realmente.
Quizás ahora estés pensando que mostrar tus necesidades te hará vulnerable. Pero la
realidad es todo lo contrario. Te ayuda a empatizar con los demás porque estarás hablan-
do en un lenguaje universal, y eso provoca que también sientan la necesidad de abrirse
Nuestras necesidades son el motor de nuestro comportamiento, y las críticas que la gente
emite son el reflejo de que no las ha satisfecho.
Ejemplo: Si alguien te dice “Es que nunca me escuchas” lo que quiere comunicar
realmente es que su necesidad de comprensión no está cubierta.
Ejemplo: Si tu pareja te recrimina que te importa más tu trabajo que ella, lo que en
realidad te está diciendo es que necesita más afecto.
Esta es la fase más difícil de la comunicación asertiva porque no estamos educados para
identificar y expresar nuestras necesidades, sino para juzgar a los demás cuando no las
respetan. Pero es imprescindible para alcanzar el paso final.
4. Haz una petición activa y concreta:
Llegamos a la última etapa de la asertividad. Consiste en expresar claramente lo que
quieres o esperas de los demás.
Identifica qué comportamiento lograría satisfacer tu necesidad no cubierta, y exprésalo
con detalle para que la otra persona pueda decidir si quiere ayudarte a cubrirla.
Lo mejor de todo es que al haber expuesto previamente tu necesidad no cubierta en el
paso 3 habrás creado una conexión empática y estará más dispuesta a decirte que sí.
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Aunque habitualmente cometemos dos errores al hacer peticiones:
1. Decir lo que no queremos en lugar de lo que sí queremos
2. Concretar poco y dejarlas abiertas a la interpretación de los demás,
Céntrate en lo que quieres y sé lo más específico posible. Convierte tus peticiones en ac-
ciones concretas que los demás puedan realizar. Cuanto más claro seas, más probabili-
dades tendrás que satisfagan tus necesidades.
Por último, cuando hagas una petición, asegúrate de que en ningún momento se convierte
en una exigencia. De lo contrario no estarás empatizando con la otra persona, sino de-
mostrándole que antepones tus necesidades a las suyas.
También es importante realizar tus peticiones en forma de pregunta, porque así demostra-
rás que respetas sus necesidades.
Ejemplos de comunicación asertiva
Si unimos las 4 etapas de la comunicación asertiva quedaría algo así:
1. Observación: Cuando veo/oigo (tu observación).
2. Sentimiento: Siento que (tu sentimiento).
3. Necesitad: Porque necesito (tu necesidad no satisfecha).
4. Petición: ¿Podrías/Te importaría hacer (algo concreto)?
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5 LA TOLERANCIA
En este punto hablaremos de la tolerancia relacionada con el nivel de asertividad que ten-
gamos.
Cuanto más alto es el nivel de asertividad, más tolerancia tendremos. En este sentido,
ésta depende del tiempo reacción que tengo frente a un estímulo interior o exterior.
Es necesario aprender a frustrarse para que el cerebro no se vuelva “vago” y salga de su
zona de confort a buscar soluciones.
Por lo tanto, el ser más tolerante viene asociado a tener una mayor creatividad, lo que se
traduce en tener más claridad mental y más capacidad de discernimiento.
La tolerancia es una gran virtud y proviene del amor a mí mismo y a los demás. Es de
gran ayuda mirarnos a nosotros y los otros desde el corazón, desde el amor. Tener una
mirada de amor hacia mí mismo me va a ayudar a asumir mis equivocaciones y a no fus-
tigarme por ellas, a tratarme con respeto y paciencia, a elevar mi autoestima y a sentir
que estoy en este proceso de transformación y que es muy necesario que me trate a mí
mismo con amor y respeto.
Tener una mirada de amor hacia los otros nos ayudará a centrar toda nuestra atención en
sus virtudes, seremos capaces de comprender y aceptar su comportamiento y a no sen-
tirnos atacados por él.
He aquí algunos consejos para conseguir ser más tolerantes en nuestra vida:
Reconocer nuestras limitaciones, y si es necesario, pedir ayuda a alguien.
Huir del victimismo , cuando algo no salga como nosotros esperamos. Aprender y
volverlo a intentar.
Transformar los pensamientos inútiles en elevados .
Para aprender a ser tolerantes, previamente tendrem os que haber experimen-
tado el sentimiento de frustración.
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Fijarnos siempre en las virtudes de los demás, no e n sus defectos . Dar impor-
tancia a los que nos une, no a lo que nos separa.
Darnos la oportunidad de crear circunstancias para ir creciendo interiormente.
Aceptar las equivocaciones como parte de ese crecimiento, no como un error.
Sustituir los deseos y expectativas por proyectos d e vida, elaborados desde el
presente y desapegándonos de los resultados. No tomarnos las críticas como algo
personal, sino como una oportunidad para aprender y rectificar si es necesario.
Practicar la paciencia, otra gran virtud, que nos ayudará a controlar los compor-
tamientos negativos.
No ser demasiado exigentes con nosotros mismos ni c on los demás, porque
puede ocurrir que nos ahoguemos bajo tanta presión y nos quedemos bloqueados,
sin avanzar, por culpa del miedo.