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MEMORIAS DE MI PRIMERA EXPERIENCIA COMO DOCENTE UNIVERSITARIO Esta experiencia de docente universitario empezó en abril del 2008, con 64 alumnos en mi lista de clases, sin embargo solo 45 alumnos se presentaron el primer día de clases. Mi clases eran los días martes de 18:00 a 19:00 hs., y los miércoles de 19:45 a 20:25 hs. Fui nombrado como Encargado de Catedra de la asignatura, Psicología Diferencial de la primera sección de la carrera de Psicología (Hay dos secciones en el turno noche y una sección en el turno tarde). Para mí, empezar a dar clases por primera vez en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, fue de una expectativa muy grande. El primer día de clases hable con mis alumnos/as de los objetivos del año que seguiríamos, estos objetivos eran en realidad mis ideas y lo que tenía en mente hacer con ellos, luego de hablar con el grupo recuerdo que les pedí, escribieran en una hoja suelta sus expectativas con relación a la clase que iba a empezar, como le gustaría que fuera la metodología, que es lo que querían aprender, como le gustaría que fueran las clases y por último que podrían ellos aportar a la asignatura, recuerdo que todos estábamos con mucha expectativa. En casa cuando revise lo que habían anotado me sorprendió la cantidad de veces que se repitió la frase, “Clases Magistrales”, esa palabra me producía un dolor de cabeza, pues en mi fantasía o idea que manejaba sobre pedagogía, tenía la concepción que las clases magistrales eran poco didácticas y aportaban mínimamente para el aprendizaje, sin embargo mis alumnos manifestaban que las clases magistrales eran las mejores como metodología de enseñanza. Recuerdo que a la siguiente clase, trate de explicarle que no era la mejor metodología, las “Clases Magistrales”, también les dije que nosotros buscaríamos implementar clases más interactivas, de discusión, de preguntas y respuestas que nos lleven a la reflexión, por lo menos eso era lo que yo quería, pero mis alumnos me miraban sin opinar nada sobre la propuesta. Las siguientes clases se basaron sobre el contenido de dos bibliografías básicas, el primero era el de Andrés Pueyo y la Psicología Diferencial, un libro bastante extenso y con una característica más de investigación, el otro libro era el de Roberto Colom Marañon y la Psicología de las Diferencias

Memorias de Mi Primera Experiencia Como Docente Universitario

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Page 1: Memorias de Mi Primera Experiencia Como Docente Universitario

MEMORIAS DE MI PRIMERA EXPERIENCIA COMO DOCENTE UNIVERSITARIO

Esta experiencia de docente universitario empezó en abril del 2008, con 64 alumnos en mi lista de clases, sin embargo solo 45 alumnos se presentaron el primer día de clases. Mi clases eran los días martes de 18:00 a 19:00 hs., y los miércoles de 19:45 a 20:25 hs. Fui nombrado como Encargado de Catedra de la asignatura, Psicología Diferencial de la primera sección de la carrera de Psicología (Hay dos secciones en el turno noche y una sección en el turno tarde). Para mí, empezar a dar clases por primera vez en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, fue de una expectativa muy grande.

El primer día de clases hable con mis alumnos/as de los objetivos del año que seguiríamos, estos objetivos eran en realidad mis ideas y lo que tenía en mente hacer con ellos, luego de hablar con el grupo recuerdo que les pedí, escribieran en una hoja suelta sus expectativas con relación a la clase que iba a empezar, como le gustaría que fuera la metodología, que es lo que querían aprender, como le gustaría que fueran las clases y por último que podrían ellos aportar a la asignatura, recuerdo que todos estábamos con mucha expectativa. En casa cuando revise lo que habían anotado me sorprendió la cantidad de veces que se repitió la frase, “Clases Magistrales”, esa palabra me producía un dolor de cabeza, pues en mi fantasía o idea que manejaba sobre pedagogía, tenía la concepción que las clases magistrales eran poco didácticas y aportaban mínimamente para el aprendizaje, sin embargo mis alumnos manifestaban que las clases magistrales eran las mejores como metodología de enseñanza. Recuerdo que a la siguiente clase, trate de explicarle que no era la mejor metodología, las “Clases Magistrales”, también les dije que nosotros buscaríamos implementar clases más interactivas, de discusión, de preguntas y respuestas que nos lleven a la reflexión, por lo menos eso era lo que yo quería, pero mis alumnos me miraban sin opinar nada sobre la propuesta.

Las siguientes clases se basaron sobre el contenido de dos bibliografías básicas, el primero era el de Andrés Pueyo y la Psicología Diferencial, un libro bastante extenso y con una característica más de investigación, el otro libro era el de Roberto Colom Marañon y la Psicología de las Diferencias Individuales. Los dos autores son españoles y todo el contenido desarrollado se base en estos dos libros españoles.

TAREAS DE CLASES

La primera tarea de clases lo plantee como trabajo grupal, realice un ejemplo de cómo elaborar preguntas e hipótesis desde lo que los autores de la historia de la Psicología Diferencial planteaban sobre las diferencias individuales y les pedí que trabajaran por grupos. Estas tareas de clases se darían durante todo el año, una a dos tareas por unidad, con unos indicadores para evaluar los trabajos grupales. Los trabajos se plantearon primeramente para realizarlos durante las clases, previamente había una breve introducción en Power Point sobre los principales conceptos de la unidad y luego en el tiempo restante se hacía el trabajo propuesto según las consignas. Aquí me enfrente al primer problema, no había suficiente espacio para trabajar de manera grupal, el salón de clases era reducido para tanta cantidad de alumnos (40 aproximadamente), por lo menos para los que asistían regularmente, y este hacinamiento dificultaba la comunicación entre los mismos para discutir sobre el trabajo. Otro problema que surgió, fue el del tiempo para trabajar durante las clases, con la breve introducción en infocus (Power Point), ya no quedaba tanto tiempo para trabajar en clases (20 a 30 minutos de introducción y unos cuarenta minutos para trabajar), por lo

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que los trabajos grupales no se llegaban a terminar en el día y lo llevaban como tarea para realizarlo fuera de clases. Esto acarreo otro problema que pienso no es exclusivo de la tarea como docente, la dificultad de evaluar si realmente todos los alumnos participan activamente durante la elaboración del trabajo grupal, generalmente los estudiantes que tienen compromisos laborales delegan su parte de la tarea a otros compañeros que si puedan hacerlo, y así el trabajo grupal se convierte muchas veces en trabajo individual o dual, o en el mejor de los casos cada uno de los integrantes del grupo se delegan partes del trabajo, para luego hacer una suerte de ensamblaje de cada uno y presentarlo como una tarea hecha entre todos.

La dificultad de terminar las tareas grupales en la misma clase, a veces postergándolos para más de una clase, hacía también que el contenido del programa no se pudieran aplicar como se establecía en el cronograma de trabajo, los alumnos no entregaban a tiempo sus trabajos, y también empecé a evaluar la responsabilidad de la entrega de trabajos. Otro aspecto de estas tareas de clase es que los estudiantes lo hacían para obtener puntos, y otros directamente no lo presentaban, o en horas de trabajos grupales salían de las clases, esto también se presentaba como un reto, pues mi pregunta era, ¿Cómo hacer que los alumnos se interesaran por las tareas de clases y no salieran de la misma?

Consultando con otros docentes, y personas con experiencia en Psicología educacional, surgió la idea de evaluar los trabajos grupales, pensaba en aquel entonces, que otorgar un puntaje a partir de una evaluación oral al término de cada unidad, sería una estrategia para saber si todos los integrantes participaron de la elaboración del trabajo grupal. Se planteo una evaluación oral por sorteo, esto consistía que cada grupo elaboraría preguntas y se prepararían durante un par de semana sobre el contenido desarrollado, una vez llegada la fecha de evaluación, un representante del grupo debería responder a las preguntas que otro grupo elegía al azar de entre varias preguntas, y si el representante del grupo no podía responder a la misma, entonces otro integrante del grupo tendría que responder a la pregunta. Esto tendría una evaluación con indicadores que debíamos puntuar mi auxiliar y yo.

La propuesta de evaluación se presentó al grupo, pero grande fue mi sorpresa cuando la mayoría de los alumnos rechazaron la misma, hubo una gran resistencia por parte de los estudiantes hacía la evaluación oral, amenazaron algunos con dejar la clase ese día de la evaluación, yo me mantuve firme en mi propuesta aunque luego discutiendo con mi auxiliar de cátedra hice algunas modificaciones para que el grupo responda a las preguntas y no un representante como estaba al principio. Llego el día de la evaluación y recuerdo que estaba bastante nervioso por lo que había sucedido cuando se presento la propuesta. De los 64 alumnos (en realidad 45 eran regulares), solo 20 estudiantes estuvieron en clases ese día, aún así seguimos con la evaluación y el sistema de sorteo, pero me daba cuenta que muy pocos de los alumnos que participaban de la evaluación habían leído con anterioridad, por lo que se introdujo una última modificación, que las preguntas lo contesten desde los folletos. A pesar de esta facilidad tampoco había una comprensión del tema por parte de los alumnos, por lo que la evaluación al final se convirtió en una clase de repaso simplemente.

Esa fue mi primera decepción, al abrir la puerta de clases para retirarme ese mismo día de la evaluación, observe como la mayoría de los alumnos se encontraban fuera de clases, y algunos de ellos se acercaban al aula para entrar para la próxima asignatura. Quizás uno de los motivos haya sido que estábamos iniciando los primeros exámenes (primera parcial del año), y a lo mejor estaban más preocupados por estudiar para el exámen que por dar alguna materia.

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Hablando con algunos colegas sobre el tema de la ausencia de los estudiantes a clases en períodos de examen, me comentaron que también tenían los mismos inconvenientes, era una constante en toda la Facultad, pero además de los exámenes, algunos alumnos se acercaron para comentarme el temor que tenían a las pruebas orales y la exigencia que esto representaba para ellos. Me encontraba de nuevo en una disyuntiva, por un lado la exigencia y estrategias innovadores que quería implementar para el aprendizaje, y por otro lado la resistencia por parte de los alumnos para aceptar este tipo de propuesta sin tener la menor preocupación de las consecuencias que traería su falta de interés hacia la asignatura, por ejemplo la perdida de puntos, de asistencia, la perdida de clases presenciales, etc.

REORIENTACIÓN DE LA EVALUACIÓN

Reflexionando sobre el episodio anterior, planificamos con mi auxiliar reorientar la evaluación como algo de carácter más formativo, recuerdo que pasamos a otro unidad de la materia y hable con los estudiantes de la decisión de no evaluar de forma sumativa en cuanto a las tareas de clase, dejar también las evaluaciones orales, y si evaluar de manera formativa (sin puntaje) los trabajos de clase con algunas preguntas al final de cada unidad, les presente mis motivos, en algunos casos personales, como por ejemplo el haber observado la falta de interés por parte de ellos, la falta de respeto que tenían para conmigo y mi auxiliar (una vez habían abandonado en su mayoría la clase cuando la profesora iba a presentar su power point) y la preocupación que tenía por esas actitudes en cuanto al tipo o perfil de salida del estudiante de psicología, fue como un sermón, en donde solo dos o tres alumnos opinaron sobre lo que les estaba diciendo, más bien plantearon hacer una o dos tareas de clases pero cada dos o tres unidades desarrolladas y con puntaje. Además les comento que no tenía garantías sobre los trabajos grupales pues una vez que ellos llevaban las consignas para los trabajos de grupo a sus casas, no podría evaluar quienes eran los que realmente trabajaban sobre la tarea encomendada. Generalmente los trabajos de grupos lo hacían dos o tres personas (el grupo se conformaba por 6 a 7 estudiantes). Reorientamos las evaluaciones de clases como trabajos prácticos entregados una vez al mes.

INTERESANTE CASO

Al final todo termino con las exposiciones de los trabajos por cada grupo con la asignación de puntajes a cada grupo por el trabajo presentado y de nuevo volvimos al formato tradicional o el que más se solía utilizar….hace tanto tiempo de eso y todavía no encuentro los factores que llevaron a la resistencia del trabajo grupo con puntaje y participativo, a lo mejor fue el temor a ser evaluados, el desinterés por los contenidos, los exámenes parciales, etc., creo que para implementar una nueva estrategia de aprendizaje o trabajo en grupo hay que primero sondear cual es la apertura por parte de los alumnos para aceptar la propuesta.