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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA ESCUELA DE CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN CÁTEDRA DE POLÍTICA Y COMUNICACIÓN TRABAJO FINAL Memorias políticas De seguridad, ingenieros y los hijos de quién El reclamo de seguridad en torno al caso Blumberg Constanza Gutierrez Casas Matrícula 36240440

Memorias políticas: De seguridad, ingenieros y los hijos de quién. El reclamo de seguridad en torno al caso Blumberg

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Trabajo de investigación en el que abordo el fenómeno Blumberg en torno al secuestro y asesinato de Axel. Estudio el discurso que construyó el multitudinario movimiento político que en torno a su nombre se enroló. "Un 17 de marzo de 2004 Axel Damián Blumberg salió de su casa en el Renault Clio que perteneciera a su madre. Su padre jamás había accedido a comprarle un auto. Consideraba que debía “ganárselo” por sí mismo. Esta apreciación no fue casual ni aislada. Para Juan Carlos Blumberg, en la sociedad nadie debía obtener nada que no proviniera de sí mismo, de sus capacidades y oportunidades. Éste nadie no alude a todos, y la construcción de este sujeto, particular, preciso, de caracterización específica, es determinante en el discurso político del movimiento que cargaría a sus espaldas.De veintitrés años, estudiante universitario, deportista, porteño, Axel estaba en pareja con Estefanía. Aquella tarde había salido a buscar a su novia para llevarla al cine. Seis días después aparecería con un tiro en la cabeza intentando escapar de sus secuestradores. Seguramente cuando corrió intentando huir de quienes lo mantenían en cautiverio no imaginó la trascendencia que tendría lo que con su final comenzaba.Es que su padre, Juan Carlos Blumberg, empresario textil, clase alta, media alta, clase media, rutinario y típico vecino del barrio de Martínez, comenzaría entonces una lucha que se transformaría en emblemática de la historia reciente de nuestro país. "Gutierrez Casas, 2015.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CRDOBAESCUELA DE CIENCIAS DE LA INFORMACIN

CTEDRA DE POLTICA Y COMUNICACINTRABAJO FINAL

Memorias polticas

De seguridad, ingenieros y los hijos de quinEl reclamo de seguridad en torno al caso Blumberg

Constanza Gutierrez CasasMatrcula 36240440

2015

IntroduccinUn 17 de marzo de 2004 Axel Damin Blumberg sali de su casa en el Renault Clio que perteneciera a su madre. Su padre jams haba accedido a comprarle un auto. Consideraba que deba ganrselo por s mismo. Esta apreciacin no fue casual ni aislada. Para Juan Carlos Blumberg, en la sociedad nadie deba obtener nada que no proviniera de s mismo, de sus capacidades y oportunidades. ste nadie no alude a todos, y la construccin de este sujeto, particular, preciso, de caracterizacin especfica, es determinante en el discurso poltico del movimiento que cargara a sus espaldas.De veintitrs aos, estudiante universitario, deportista, porteo, Axel estaba en pareja con Estefana. Aquella tarde haba salido a buscar a su novia para llevarla al cine. Seis das despus aparecera con un tiro en la cabeza intentando escapar de sus secuestradores. Seguramente cuando corri intentando huir de quienes lo mantenan en cautiverio no imagin la trascendencia que tendra lo que con su final comenzaba.Es que su padre, Juan Carlos Blumberg, empresario textil, clase alta, media alta, clase media, rutinario y tpico vecino del barrio de Martnez, comenzara entonces una lucha que se transformara en emblemtica de la historia reciente de nuestro pas. Aquel ao hubo ms secuestros extorsivos con desenlaces diversos que el de Axel. La polica de la Provincia de Buenos Aires notific entonces 18 denuncias en su jurisdiccin, la mitad que el ao anterior. Por la crudeza de su conclusin y otros motivos a los cuales aludo en el presente trabajo, el secuestro de Axel Blumberg adquiri resonancia inusitada. En este sentido, Jose Pablo Feinmann advierte en torno a la cruzada emprendida por Blumberg padre: se le destina toda la piedad, todo el dolor y hasta la admiracin y el liderazgo al padre del hijo muerto; no al hijo, no al muerto. Tanto ha hecho Blumberg que la vctima del asesinato de Axel no es Axel, es l. Es Blumberg. (FEINMANN en CALZADO, 2006).Desde el retorno de la democracia en 1983, y ms an a partir de la dcada menemista, la cuestin de la inseguridad en torno a la propia vida y los bienes integra la agenda de los reclamos ms producidos y reproducidos a travs de las vas de masivizacin de lo social. Los medios de comunicacin abordan as las consecuencias de la creciente desigualdad social resultante de la poltica econmica estatal e internacional, empedernidas abolicionistas del estado de bienestar. Se configuran como tales el fenmeno de la inseguridad y la criminalizacin de la protesta social. Empiezan stos a ocupar pginas centrales en los diarios y horas de anlisis en noticieros y dems programas periodsticos de la televisin abierta. Con los aos, las secciones de los diarios se hibridan y los casos de policiales se entremezclan y camuflan en poltica y sociedad. En el presente trabajo analizo, en este sentido, cmo la vivencia personal, ntima de la familia Blumberg con la muerte de su nico hijo, se transformara en bandera de la lucha de cientos de miles de personas convergentes en un reclamo colectivo por la transformacin de su presente desde la indignacin y la empata. As, la demanda de justicia de Juan Carlos Blumberg se transform en una bandera que trascendi su historia personal y la resolucin justa de lo ocurrido con su hijo. Blumberg asumi la representacin de un colectivo, efmero colectivo, que luchaba en torno a ste y los dems casos potenciales y por venir. La masa a la que se dirigi tan solo siete das despus del asesinato de su nico hijo cobr la forma de un movimiento social, movimiento poltico activo en la disputa por la concepcin, ejecucin y administracin de la seguridad, por el rol del Estado en torno al delito y por la conduccin poltica de un pas histricamente desigual y heterogneo.

Desarrollo

Del caso Blumberg y cmo result muerto Axel

La noche del 22 de marzo de 2004, Juan Carlos Blumberg, tras eternas horas de demandas extorsivas, se dirigi a pagar el rescate por el secuestro de Axel Damin, su nico hijo, quien llevaba cinco das en cautiverio. La polica federal intercept el auto en el que viajaban los secuestradores y lo embisti a tiros de arma de fuego. stos decidieron subir a Axel a un Fiat Uno en el que iban a liberarlo. l intent escapar. Crey que lo mataran. Y aunque equivocado, crey bien. De los pelos lo atraparon en aquella fuga. Pero Axel les haba visto la cara. Esa fue la carta que marc su final: Lo ejecutaron al rato en un descampado de la localidad de La Reja, partido de Moreno, conurbano boneaerense.

El auge del caso y esplendor meditico de Juan Carlos Blumberg

Aquellos das Juan Carlos Blumberg no tuvo tiempo para el duelo. Expresara l aos ms tarde en una entrevista que aquello le haba llevado unos tres aos. Tres aos que coinciden con aquellos tiempos en los que se convirti en uno de los hombres ms nombrados y renombrados en la escena poltica argentina, al menos en la que cuentan y construyen los medios de comunicacin, y se reconvirti en el empresario de siempre, en el que volvi - o debi volver - a su trabajo en su fbrica textil y a la rutina domstica junto a su mujer. Una semana despus de que la polica encontrara a su hijo fallecido en un descampado ms de ciento cincuenta mil personas se congregaron frente al Congreso de la Nacin Argentina bajo su bandera.

Sobre el sujeto social colectivo que cobra forma bajo el liderazgo de Blumberg

Dicen los medios que a aquella primera marcha, multitudinaria, del primero de abril la haban organizado amigos y familiares del estudiante secuestrado y asesinado (Clarn, a las veintitrs horas del mismo da, titulando Masiva marcha frente al Congreso para pedir seguridad.). Definir a Axel como estudiante no es hacer uso aleatorio de tal nomenclatura calificativa. La movilizacin se congreg indignada por la ejecucin de un muchacho honrado, dedicado al estudio y a la vida saludable, de quien su padre agregara los mltiples datos de color que lo terminan de definir como joven de bien: saludable, deportista, exitoso en el amor, con prometedor porvenir. Ante la necesidad de explicar el nacimiento del fenmeno Blumberg, el informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de aquel ao concluye en que La adhesin a la convocatoria denuncia una crisis de legitimidad de las respuestas delEstado en materia de seguridad. (CELS, 2004). La desconfianza y descrdito del estado se corporiza, como otras icnicas veces en la historia de nuestro pas, en la apuesta al lder carismtico, civil, despojado de los vicios y corrupciones, valores negativos que se asignan a la militancia y actividad poltica. El grupo social que empatiza con la causa en torno al crimen de Axel y se congrega aquel primero exigiendo justicia y seguridad es un sujeto que se le parece a la vctima. Se define a s mismo semejante a ella, y entre s. Este sujeto colectivo encuentra en el joven muerto lo que encontrara en un hijo, en un hermano, por qu no, en s mismo. Las fotografas de Axel sonriente, con toga y ttulo de bachiller, junto a su familia en inolvidables vacaciones, con su novia, practicando deporte, refuerzan la identificacin emocional que los medios de comunicacin se encargarn de producir y reproducir. Asistimos a la iconizacin de su figura merced al rescate de virtudes que se le definen caractersticas. En este sentido define Norberto Bobbio que las sociedades actuales se rigen por la preocupacin de que todos los ciudadanos tengan una vestimenta semejante, en suma, un uniforme, minuciosamente desde la forma del calzado hasta el color de la camisa (BOBBIO, 1941 en BOBBIO 2006. Cuando el investigador social Gabriel Klesser alude en entrevista al diario Pgina /12 a la inseguridad como la sensacin de una amenaza aleatoria que puede abatirse sobre cualquiera en cualquier lugar enfatiza en que la idea central es la de aleatoriedad, le puede pasar a cualquiera. (KLESSER en Pgina /12, 2010). Disiento o me veo obligada a precisar lo expresado por Klesser para el anlisis de este caso: la multitud que se congrega aquel primero de abril frente a la Plaza de los dos congresos lo hace por el miedo que la impulsa ante la posibilidad de que algo semejante le ocurra a s misma. Y s misma no equivale a cualquiera. La aleatoriedad aterra e indigna la posibilidad de que cualquiera como uno, parecido, semejante, cualquiera con quien cualquiera se identificara. En este sentido, Juan Carlos Blumberg declara desde palco montado frente al Congreso ante la multitud: Vinimos a donde estn los representantes nuestros a pedir cosas chiquitas, simples, para que nuestros hijos puedan trabajar, estudiar, y que no sean asesinados. Hoy Axel es el hijo de todos. Aquel primer discurso de Blumberg transforma con las categoras que utiliza las palabras de un padre conmovido en las de un sujeto poltico que viene a inmiscuirse en la lucha por el poder. Lo privado se transforma en pblico, con ello lo individual en colectivo, y all nace su carcter poltico. Afirma Eliseo Vern en su texto La palabra adversativa que todo discurso poltico contiene en s mismo el destinatario de aquel producto de enunciacin. Ya lo decan los primeros semilogos: no hay discurso sin intencin. Es que para Vern, toda expresin poltica comporta en s misma un prodestinatario, al que el enunciador incorpora dando forma a un nosotros inclusivo: nuestros hijos, hoy Axel es el hijo de todos e ineludiblemente un contradestinatario: ese otro, aquel diferente, el distinto, aquel al que el discurso excluye y con el cual disiente, abre la polmica. En este sentido, los ciento cincuenta mil asistentes no parecen defender el derecho a la vida y la libertad de cualquiera, sino ms bien, el de cualquiera de ellos. Lo enfatizar Juan Carlos al salir de la sala de tribunales donde se dict sentencia a los acusados del crimen de su hijo: Este fallo es una mierda Una vergenza. Esta gente mat y secuestr personas; habra que separarlos de la sociedad. Es decir, la correcta administracin de justicia conllevara hacer concreta y positiva su exclusin simblica. En el mismo sentido, en la misma circunstancia agrega Mara Elena, su mujer y mam de Axel: Parece que con la pena les dan permiso para volver a delinquir. Aqu otra vez las construcciones de la palabra: les dan, a ellos, a los otros, a diferentes, a los de afuera. Para referir a la construccin del sujeto colectivo en torno a la lucha de Juan Carlos Blumberg resulta til la concepcin de espacio social propuesta por Pierre Bourdieu para redefinir los modos de relacionamiento al interior de la sociedad, descartando la perimida nocin marxista de clase. Sostiene Bourdieu que actualmente los modos de vinculacin son ms dinmicos y lquidos (nocin de Zigmunt Bauman). Los sujetos se vinculan de acuerdo a su capital cultural y econmico, agrupndose con fines determinados. La causa Blumberg aglutina realidades personales diferentes y en otras instancias dismiles, en torno a un reclamo comn. Se instaura la seguridad como necesidad colectiva de ese todo configurado a travs del discurso de Blumberg, bendecido por la reproduccin meditica.

Profundizando en este sentido, intento penetrar ms an en esta perspectiva, para comprender cmo se erige a s mismo el sujeto que reclama por seguridad en torno al secuestro y asesinato de Axel. Pregunta Susan George en La globalizacin de los derechos humanos por el derecho a sobrevirir de los ciudadanos en las naciones contemporneas (George, 2003). Sostiene George que el derecho a la supervivencia es exclusiva potestad de quienes, al interior de una sociedad, pertenecen y reproducen el sistema neoliberal, de quienes son leales a su lgica de mercado. Sostiene en cambio la autora que los excludos, los marginados, no gozan siquiera del derecho a estar vivos. En este sentido, en la construccin que realiza de aquel nosotros, Juan Carlos Blumberg interpela en su discurso a esos mejores, a quienes s contribuyen a la economa de mercado como productores y consumidores (George, 2003). Son ellos, es l, es su hijo, son esos nuestros hijos a quienes Blumberg alude frente a cin mil personas en aquella marcha al Congreso, quienes tienen derecho a sobrevivir: No podemos permitir que sigan matando a nuestros hijos, Ellos son los padres de Axel tambin, porque quieren que a sus hijos nos les pase nada (Blumberg, 2004). Es fundamental para la comprensin del sentido poltico de aquel movimiento que con la muerte de su hijo naca, la consideracin de la construccin de tal discurso como enunciado poltico. Esa definicin del nosotros, el de la gente bien, el de quienes viven como se debe, el destinatario que su lder intenta definir y delimitar. Delimitar es restringir, es separar. Blumberg construye una muralla en torno a ese nosotros como modo de defenderlo frente a la amenaza de lo otro, de lo diferente. De los excluidos, de los perdedores, segn los define George en su texto. Entre esos otros, entre aquellos diferentes, se encuentran los secuestradores de su hijo y dems delincuentes contra la vida y la propiedad, todos aquellos que perjudican el buen y justo vivir de aquella parte de la sociedad que se define a s misma la sociedad. Son ellos el enemigo, el otro a combatir. Es contra ellos y para nosotros respecto a quienes el gobierno y sus instituciones son conminados por Blumberg a reaccionar. Que aquella noche del primero de abril sonara el Himno Nacional tiene que ver con el apoderamiento para el empoderamiento del colectivo de sociedad que aquella multitud hace. Muchos de quienes entonces lo idolatraban ms tarde se desencantaran. Blumberg dejara al descubierto su faceta ms radicalizada y conservadora, enfatizando cada vez ms profundamente en la disolucin de la unidad social: yo una vez le deca a Axel que pienso que aqu debera haber un voto calificado. Que la gente debera votar segn su grado de educacin y ese voto vale dos o tres. El diario Clarn de aquel da cronica que los asistentes a la movilizacin llevaban velas en sus manos. Pintoresca postal de una marcha de aquellas llamadas apolticas, libres de banderas y logos de agrupaciones y partidos polticos. Asptica de ese tipo de contaminacin. Solo la clase media, autodefinida y mediticamente definida pura, desprovista de ambicin poltica. En este sentido Blumberg declara frente a la multitud: hablo con el corazn, para que nosotros tengamos derecho a la vida. La apelacin a la emocin conlleva un viraje de ida y vuelta de lo particular a lo colectivo, y viceversa: el diario La Nacin describe que en aquella oportunidad poda vrselo visiblemente emocionado. Para la movilizacin de agosto del mismo ao, otra vez la apelacin a la emocin, a la empata desde lo sentimental. La revista Gente entregaba velas junto a su edicin, velas para asistir a la manifestacin. Lo efervescente de la primera protesta se transforma en planificacin y previsin y medios masivos como ste devienen espnsors de la causa. En una dimensin ms superficial e igualmente contradictoria, Juan Carlos Blumberg afirmara aquel ao: no tengo ninguna intencin de actuar en poltica, tal como me lo han pedido, porque eso sera ir hacia un sector. Tres aos despus sacaba menos del uno por ciento de los votos en su postulacin a gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Qu reclamaban cuando reclamaban seguridad

La Real Academia Espaola define: la inseguridad es la falta de seguridad en tanto certeza, en tanto previsibilidad. Para la RAE, la seguridad en trminos jurdicos es la garanta de la existencia de normas y de su aplicacin. Concebida como fenmeno de la trama social de nuestros das, hablo de inseguridad y hago referencia al tan complejo miedo al crimen. La inseguridad no es realidad en s, sino fenmeno psicolgico a nivel personal y colectivo, cuestin por tanto poltica y meditica (en este sentido, tambin problemtica econmica). Su carcter subjetivo, expresa el socilogo Gabriel Klesser, no la vuelve por ello menos real.

Otra autora, Susana Rotker, en su libro Ciudadanas del miedo, nos aporta su perspectiva para la comprensin de la cuestin. Este miedo, este pnico ante la constante e incierta sensacin de amenaza, concluye en un sentimiento urbano de indefensin generalizada. Dice Rotker que la ciudadana se vuelca a la bsqueda de mecanismos represivos que logren controlar el descontrol (ROTKER, 2000). De esto se trataron las concretas y especficas que Blumberg - y su gran respaldo popular - formularon a las diversas esferas institucionales de la administracin pblica. El miedo, el pnico, la sensacin social de sometimiento a lo incierto se vuelven carne a travs de los procesos comunicacionales forma por excelencia de la socializacin contempornea - de las sociedades que habitamos actualmente. Dice Jess Martn Barbero en la primera parte del libro de Rotker: los medios viven de los miedos. A esto aludo cuando refiero al carcter econmico de la inseguridad en tanto problema social, devenido, por la caracterstica constitutiva de la ciudadana contempornea, problemtica meditica. La inseguridad se transforma en objeto de mercado, en eslogan de titulares de diarios, en noticia en permanente agenda de noticieros radiales y de televisin. La inseguridad vende, y por ello, son numerosos los actores sociales dispuestos a pagar por ella.

Lo que se demandaba al Estado

Aquella noche del primero de abril de 2004 la multitud que encabezaba Juan Carlos Blumberg present al Congreso de la Nacin un petitorio de siete puntos en demanda de la modificacin de la legislacin vigente y de accin inmediata y efectiva por parte del Estado en el esclarecimiento a su criterio justo- del crimen de su hijo y en la poltica integral en materia de seguridad. Entre ciento veinte y ciento treinta mil personas lo aplaudieron. Ms de cinco millones de personas firmaron el petitorio a lo largo de todo el pas. Tal fue la presin poltica generada por la masiva presencia en aquella plaza que de manera espontnea e instantnea el por entonces Vicepresidente de la Nacin Daniel Scioli, presidente de la Cmara de Senadores, y Eduardo Camao, titular de la Cmara de Diputados, recibieron a Blumberg y escucharon lo que tuvo para decirles. Recibieron el petitorio escrito que a ellos iba dirigido. El pseudo ingeniero pudo as, a la velocidad de la luz, acercarse a lo ms jerrquico del poder poltico de la Nacin y entregar su petitorio. Por Axel y por las vctimas potenciales y por venir. Incluso pudo darse el lujo de, al salir del edificio, controlar a sus masas y reorientarlas cuando silbaron en expresin de rechazo ante los funcionarios nacionales. Blumberg orden: en democracia, siempre en democracia (BLUMBERG en CLARN, 2004). El petitorio exiga:1- Impulsar la sancin en la Honorable Cmara a vuestro cargo, de la legislacin penal que contemple los siguiente puntos:Una ley que reprima la portacin de armas con pena de prisin no excarcelable.2- Una ley que obligue a la registracin pblica de la telefona celular mvil con indicaciones de los datos personales del titular y su documentacin. Asimismo, se registren quines venden o alquilen dichos aparatos. Prohibicin de venta a quienes registren antecedentes penales. Regular la facultad de las fuerzas de seguridad a verificar la titularidad en la va pblica y al secuestro de la tenencia irregular.3- Adoptar un sistema de documentacin personal (DNI) que impida su falsificacin o adulteracin, similar a lo implementado en los pasaportes.4- Legislar un sensible aumento en las penas mnimas y mximas para los delitos de homicidio, secuestro y violacin (mnimo 20 aos). Establecer un rgimen de especial severidad cuando en el delito participen o estn involucrados funcionarios o miembros de fuerzas de seguridad. Las penas sean siempre de cumplimiento efectivo y total sin salidas anticipadas en ningn caso. Modificacin del rgimen de imputabilidad penal de los menores.5- Modificar la pena en condena por dos o ms hechos. Las penas deben sumarse sin lmites mximos.6- Que la pena perpetua sea perpetua. No ms 25 aos de mximo.7- Legislar imponiendo para los excarcelados, sean procesados o condenados, una reeducacin a travs del trabajo. Establecer un mnimo de 8 horas diarias de trabajo para la comunidad, obras pblicas nacionales, provinciales o municipales. Asimismo crceles para el trabajo y el aprendizaje de artes y oficios. El trabajo dignifica tanto al hombre libre como al detenido.Todas las medidas requieren tambin una verdadera reforma del sistema judicial a los efectos de obtener una Justicia rpida, efectiva y con jueces idneos para garantizar la plena vigencia del Estado de Derecho.Por todo lo expuesto, le solicito inste a la pronta sancin de las leyes solicitadas que acompaar a la brevedad la firma de quienes adhieran a esta solicitud en ejercicio del derecho a peticionar y establecer la Constitucin Nacional.Finalmente les recuerdo que todos merecemos vivir seguros dentro del marco de la ley, que la ley se cumpla hoy y siempre. (BLUMBERG en LA NACIN 2004)

La respuesta del Estado en materia legislativaTras las multitudinarias movilizaciones que encabezara en 2004 Juan Carlos Blumberg y como imprescindible respuesta en la escena poltica a su efervescencia en la disputa por el poder, el Congreso de la Nacin sancion lo que podemos enunciar como paquete de leyes Blumberg con el objetivo de endurecer la legislacin vigente y aplicable en materia de seguridad y delito. El Congreso sanciona en aquellos meses:Ley 25.882 modificatoria del artculo 166 del Cdigo Penal, sancionada el 14 de abril de 2004. Endurece las penas con reclusin en prisin para el ejercicio de violencia durante el robo, la produccin de lesiones en tal ocasin y la portacin de armas de fuego para la ejecucin de delitos. Ley 25 891, sancionada el 28 de abril. Se propuso regular la comercializacin del servicio de telefona mvil. Establece que la venta de ste podr realizarse, nicamente, a travs de las empresas autorizadas. Se buscaba, a travs de esta iniciativa, restringir la ejecucin de delitos extorsivos usando como herramienta lneas telefnicas. Ley 25 892, sancionada el 5 de mayo. Modific los articulos 13, 14 y 15 respecto al beneficio de Libertad condicional para los casos de delitos de prisin perpetua considerados aberrantes y niega el beneficio a reincidentes. La Ley 25 893, del mismo da, increment las penas para homicidios y violaciones seguidas de muerte, imponiendo la reclusin perpetua. La ley aprobada el 18 de agosto de 2004 modificatoria del artculo 55 del Cdigo Penal, fijando el tope de 50 aos de prisin o reclusin para los responsables de distintos delitos concurrentes, cuyas penas se suman para el clculo de la condena final. Ley 25.886, sancionada el 14 de abril de 2004. Agrava las penas para los delincuentes con antecedentes por el uso de armas de fuego que reincidieran en ese delito. Tan slo dos aos despus la Cmara del Crimen de la ciudad de Buenos Aires la declarara inconstitucional, y ya en la decadencia del liderazgo de Juan Carlos Blumberg, otro revs desestima y desarma la doctrina de seguridad construida por el padre de Axel. El diario Pgina /12 publica por aquellos das el fallo de la Sala V del tribunal. Definieron entonces los magistrados que se vulnera el principio de culpabilidad. Consideraron en aquel documento que la inciativa convertida en ley resulta contraria a nuestra Constitucin porque nuestro sistema adopta un Derecho Penal de acto y no de autor, resultando absolutamente prohibido cualquier intento de sancionar personalidades, formas de ser o estados peligrosos sin que se hayan materializado en acciones.

El movimiento Blumberg va a Tribunales y exige al poder judicialVeinte das despus de la primera movilizacin Blumberg auspici la segunda movilizacin en la ciudad de Buenos Aires exigiendo seguridad. El nmero de asistentes disminuy respecto a la primera, pero lo cierto es que alrededor de noventa mil personas se congregaron aquella tarde frente a los Tribunales. En aquella segunda manifestacin el grupo social asistente se tranform. Si bien decreci en su nmero, nuevos sectores del espectro de lo social se congregaron aquel da, adhirieron a la causa de Juan Carlos Blumberg y se definieron parte de ella. Los llamados piqueteros duros, comandados por la figura de Ral Castells y el Partido Obrero y el Polo Obrero, liderados por Nstor Pitrola, intentaron sumarse a aquel sujeto social conmovido e indignado, devenido gracias a su xito y gracia a su visibilidad- partcipe activo de las regulaciones estatales en materia de seguridad.Su lder natural les orden dejar de lado sus seas particulares para intentar que su presencia no desentone con el resto, segn crnica Pgina /12. Se saban diferentes y el complejo de inferioridad los conmin a querer ponerse a la altura. Es que la presencia del otro, lejos de enriquecer por diversificar el naciente movimiento poltico, pareca desencajar a aquel sujeto colectivo original, autodefinido diferente. Claro, quienes seguan a Blumberg desde aquel primero de abril se sintieron contrariados por el acercamiento de este otro, de la otredad a la que estaban seguros no se parecan, ni queran parecerse. El propio Blumberg manifest su descontento. Axel era hijo de todos, segn haba dicho en la noche de la primera movilizacin, pero tampoco era necesario que de tantos todos. Manifest entonces en declaraciones radiales: "Nosotros estamos convocando a una marcha que es la Cruzada Axel, por eso los sectores que, como Castells, quieren sacar rdito de una marcha, que la hagan ellos y queno se introduzcan para perjudicar".Blumberg, personal y particularmente, fue aquel da recibido por los jueces Augusto Belluscio y Juan Carlos Maqueda. Tambin se reuni con Claudio Kiper, del Congreso de la Magistratura. All Blumberg exigi al poder judicial la ampliacin de su horario de trabajo y la incoporacin de jurados populares en la administracin de justicia. En torno a esto, los funcionarios le explicaron que jueces y funcionarios judiciales trabajan durante toda la jornada. En cuanto a los jurados populares, los magistrados aconsejaron a Blumberg ser paciente y permitir el debate en la esfera del derecho especializado y quienes trabajan en la materia. El reclamo de Blumberg iba ms all: demandaba que se dieran a conocer declaraciones juradas del patrimonio de jueces y funcionarios judiciales. No obtuvo adhesin en este sentido. Kiper manifest que tal cuestin podra resultar peligrosa en tiempos de inseguridad. Vaya contradiccin por parte de quienes deben garantizar el derecho a la justicia. En aquellos encuentros Blumberg era un ciudadano ms, preguntando desde el sentido comn, como lo hara cualquier ciudadano. Era l ciudadano por excelencia, detentaba la representacin de aquel tipo ideal de ciudadano. No es casual el pedido de mano dura y represin que el movimiento ciudadano liderado por Blumberg defiende:Michel Foucault, en su anlisis de cmo nace el miedo en las ciudades actuales y la consecuente gestin de la seguridad. Establece una analoga ms que interesante y atinente: la lepra en las ciudades de la Edad Media se combata con la segregacin de los infectados, a travs de la creacin de lazaretos extramuros. La ciudad quedaba a salvo expulsando el peligro. La peste de la Europa de los siglos XIV y XV () gener una respuesta bien distinta. La epidemia ya no se afrontaba segregando a los enfermos, sino disciplinando la ciudad estableciendo un sistema de control exhaustivo de persona, bienes y animales. En este sentido, la segregacin y el disciplinamiento atienden a dos proyectos de resolucin de problema divergentes. uno es el de una comunidad pura, el otro el de una sociedad disciplinada. Dos maneras de ejercer poder sobre los hombres. Concluye Foucault que estas dos estrategias no son en absoluto incompatibles (FOUCAULT, 1976). Basta con citarlo: el lema de campaa de Juan Carlos Blumberg en las elecciones a las que se candidatea es orden y disciplina.

Las movilizaciones cada vez renen a menos y Blumberg es cada vez ms personaje poltico en la disputa por ejercer el poderEn agosto del 2004 Blumberg encabeza la tercera movilizacin de su autodefinida cruzada. El nmero de asistentes en aquella oportunidad es variable segn a quien se lea, pero evidente es que apenas constitua un tercio de los que participaron de la primera. Juan Carlos Blumberg ya no reprimira las crticas al Presidente electo de la Nacin. Los manifestantes coreaban contra Nstor Kirchner y sus funcionarios. Consigui entonces reunirse con Felipe Sol, gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Otra vez posicionaba a la ciudadana en la vereda del frente a la de los delincuentes, a quienes exclua del conjunto orgnico de lo social. Ya lo haba dicho: haba que separarlos. Terminar por separarlos. Agregaba entonces: Parece que los derechos humanos son para los delincuentes y no para los ciudadanos. Lo que Blumberg llama garantismo jurdico es uno de sus enemigos a combatir. Cada vez ms, cada vez menos tibio y emocional y ms posicionado y radical, Blumberg aseguraba que el poder judicial y los gobernantes protegan el delito bajo la bandera de los derechos humanos. Segn l, y en consonancia con los trminos de Susan George a los que alud anteriormente, slo familias como la suya, slo los argentinos de su tipo, tenan derecho a gozar de la ciudadana, y, por consiguiente, a ser considerados en el marco de los derechos humanos. Otra vez el desigual y restricto derecho a la supervivencia del que hablaba George. En el ao 2005 otras dos nuevas movilizaciones renen a los cada vez menos- adherentes al movimiento de Blumberg por la seguridad y el estado de derecho, al que pretenda estricto y sin contemplacin. Sin embargo, de manera inversamente proporcional a su ebullicin popular, creca su perfil poltico, que nutra declarando que la gente en la calle le reclamaba que participara activamente en poltica, a travs de una candidatura. La gente en la calle me vuelve loco. Me entiende? De 20 personas, 19 me dicen que acepte y uno solo: No se vaya con Macri. Me entiende? Desde los coches me gritan: Acepte, declara Blumberg a Pgina /12 en agosto del 2006. El destinatario popular, apoltico (concepto que l mismo utiliza, junto a la accin de politizar, a la que combate y denosta), se transforma entonces en un sujeto de derecha respecto al cual Blumberg va mutando en acomodarse. Cecilia Pando, Roberto Durrieu (secretario de justicia de la Dictadura), Luis Patti y Bernardo Neustad, devienen, entre otros, sus mentores. El propio Mariano Grondona lo elogia (Usted es un hombre muy sabio) en entrevistas de su clsico programa dominical. En las elecciones a gobernador de la Provincia de Buenos Aires Juan Carlos Blumberg ve cerrarse en su cara la puerta que, por fin, tantos das de lucha y visibilizacin despus, se haba animado abrir. Obtiene el 0,89% de los votos en las urnas. En su expansin como personalidad de la poltica haba seducido a la vez que espantado a numerosos actores a los que aspiraba a incorporar a su Cruzada. Los familiares de las vctimas del incendio de Croman lo expulsan de su protesta a gritos y escupitajos. La aprehensin que Blumberg efmeramente haba construido en torno a lo popular, la ciudadana y la representatividad de lo social se haba disuelto tan velozmente como haba ascendido.

El desenlace y estado actual de la cuestinLa problemtica de la inseguridad, ya sin Juan Carlos Blumberg como su adalid y patrn, contina actualmente entre las principales preocupaciones de la ciudadana. Es una parte constitutiva de las sociedades latinoamericanas contemporneas. Pese a que estudios estadsticos de organizaciones locales e internacionales, incluidas la Organizacin Mundial de la Salud, consideran que la tasa de delito es ms baja en Argentina que en el resto de la regin y que en otros pases del mundo.

La sociedad actual est signada por un estado de descontrol, expresa Rotker en su Ciudadanas del miedo. Explica la autora la constitucin de los miembros de la comunidad en tanto vctimas. Vctimas son todos, vctimas en potencia. Todo aquel que, en cualquier momento, puede ser asesinado porque se quiere cobrar un rescate, porque sus zapatos son de marca, porque al asaltante - que hizo una apuesta con los amigos- se le solt el tiro (ROTKER, 2000). Actualmente los medios de comunicacin retratan cotidianamente y a toda hora hechos de violencia y de violacin contra la vida y la propiedad de las personas. La trascendencia del caso Blumberg y su repercusin en la transformacin poltica de las leyes vigentes no han demostrado eficacia certera en la disminucin del delito y la violencia. La opinin pblica conmin por aquellos aos a los funcionarios de los poderes del Estado a atender de modo urgente e improvisado a la cuestin de la seguridad, sin planificaciones a largo plazo y atendiendo slo a la efmera indignacin de quienes se manifestaban en busca de recetas instantneas. La diversificacin y divergencia de los pedidos de justicia respecto a hechos criminales resonantes de los ltimos aos fue minando la popularidad de Blumberg como embajador de la seguridad de nuestro pas y desacreditando su autoridad en la materia. Sus alianzas polticas para instalarse como dirigente, intencin que haba negado en los das de su surgimiento meditico desde la denostacin, lo catapultaron al fracaso y a la marginacin en el escenario meditico poltico. Resulta evidente el poder meditico en la construccin y deconstruccin del sujeto poltico colectivo demandante de seguridad: El anlisis de contenido de la prensa grfica de Cristina Manzano, investigadora, demuestra el decrecimiento de la atencin periodstica al caso y la causa, con un trazado semejante al de la convocatoria de Juan Carlos Blumberg a sus manifestaciones. Manzano analiza el nmero de notas periodsticas en aquellos meses. Utiliza un corpus de setecientos sesenta artculos. De ellos, veintitrs son publicados cuando encuentran muerto a Axel tras su cautiverio. Con la primera marcha, los artculos sern setenta. En la segunda, el nmero disminuye apenas, pero para la cuarta movilizacin, en 2005, la curva ha descendido en picada. El tema casi desaparece de las pginas de los principales matutinos, como desaparece la interpelada ciudadana de la causa de Juan Carlos Blumberg. l es conciente de ello: diez aos despus de asesinado su hijo decretaba la gente no es buena ciudadana, no se compromete (BLUMBERG en CLARN, 2014).

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