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1 Menú principal de Geo Crítica UNIVERSIDAD DE BARCELONA ISSN: 0210-0754 Depósito Legal: B. 9.348-1976 Año VII. Número: 40 Junio de 1982 EL CONCEPTO DE PARADIGMA Y LA HISTORIA DE LA GEOGRAFIA Nota sobre los autores David R. Stoddart El Profesor David R. Stoddart nació en 1937 y estudió en la Universidad de Cambridge, donde ingresó en 1956. Obtuvo el grado de Bachelor of Arts en 1959 y su Doctorado en Filosofía (Ph.D.) en 1964. Se incorporó como docente al Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge en 1962, y cuatro años más tarde fue nombrado Fellow del Churchill College. Desde 1976 ha sido Vicepresidente de la Royal Geographical Society. Es también editor de las "Transactions"dellnstitute of British Geographers, miembro del consejo de redacción del "Geographical Journal", publicado por la Royal Geographical Society, y uno de los directores de la revista "Progress in Geography" (desde 1977 "Progress in Physical Geography" y "Progress in Human Geography"). Su principal campo de investigación es la geomorfología y la ecología de los arrecifes coralinos y de las islas, sobre los que publicó ya un valioso trabajo en 1964: Storm condítíons and vegetarían ín equí/íbríum on reef íslands, Proceeding of the Nlnth Con ference on Coastal Engineering, Lisboa, 1964. Desde entonces ha tomado parte de numerosas expediciones al Caribe, el Océano Indico y el Pacífico, incluyendo el Great Barrier Reef. Es responsable del funcionamiento de la "Royal Society Research Station on Aldabra Atoll", al norte de Madagascar. Es también editor del "A toll Research Bulletin ", publicado por la Smithsonian Institution, y coeditor de Regional variation in Indian Ocean coral reefs, publicado por Academic Press en 1971. A todo ello une un marcado interés por la historia de la geografía y de la geomorfología. Sus principales publicaciones sobre estos temas son las siguientes: Geography and the ecological approach: the ecosystem as a geographic principIe and method, "Geography", Sheffield, 50,1965, pags. 242-251.Darwin's impact on Geography, "Annals of the Association of American Geographers", vol. 56, 1966, pags. 683-698; Growth and structure of geography, "Transactions Institute of British Geographers", Londres, vol. 41,1967, pags. 1-19; Organism and ecosystem as geographical models, en R.J. CHORLEY y P. HAGGETTT,Models in Geography, Londres Methuen, 1967, pags. 511- 548; The Royal Geographical Society and the foundations of Geographyat Cambridge, "Geographical Journal", Londres, vol. 141, 1975, pags. 216-239; "That Victorian Science": Huxley's Physiography and its impact on Geography, "Transactions Institute of British Geographers", Londres, vol. 66, 1975, pags. 17- 40; Kropotkin, Reclus and 'relevant' Geography, "Area", Londres, 7, 1975, pags. 188-189; Darwin, L yell and the geological significance of coral reefs, "The British Journal for the H istory of Science", Londres, vol. 3, julio 1976, pags. 199-218; The Royal Geographical Societyand the 'new Geography'. Changing aims and changing roles in ninetheenth century science, "The Geographical Journal", vol. 146, 1980, pags. 190- 202; Geography, educarían and research, "The Geographical Journal, Londres, vol. 147, no 3, nov. 1981,

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Menú principal de Geo Crítica

UNIVERSIDAD DE

BARCELONA

ISSN: 0210-0754

Depósito Legal: B.

9.348-1976

Año VII. Número: 40

Junio de 1982

EL CONCEPTO DE PARADIGMA Y LA HISTORIA DE LA GEOGRAFIA

Nota sobre los autores

David R. Stoddart

El Profesor David R. Stoddart nació en 1937 y estudió en la Universidad de Cambridge, donde ingresó en

1956. Obtuvo el grado de Bachelor of Arts en 1959 y su Doctorado en Filosofía (Ph.D.) en 1964. Se incorporó

como docente al Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge en 1962, y cuatro años más

tarde fue nombrado Fellow del Churchill College. Desde 1976 ha sido Vicepresidente de la Royal

Geographical Society. Es también editor de las "Transactions"dellnstitute of British Geographers, miembro

del consejo de redacción del "Geographical Journal", publicado por la Royal Geographical Society, y uno de

los directores de la revista "Progress in Geography" (desde 1977 "Progress in Physical Geography" y

"Progress in Human Geography").

Su principal campo de investigación es la geomorfología y la ecología de los arrecifes coralinos y de las islas,

sobre los que publicó ya un valioso trabajo en 1964:

Storm condítíons and vegetarían ín equí/íbríum on reef íslands, Proceeding of the Nlnth Con ference on

Coastal Engineering, Lisboa, 1964.

Desde entonces ha tomado parte de numerosas expediciones al Caribe, el Océano Indico y el Pacífico,

incluyendo el Great Barrier Reef. Es responsable del funcionamiento de la "Royal Society Research Station

on Aldabra Atoll", al norte de Madagascar. Es también editor del "A toll Research Bulletin ", publicado por la

Smithsonian Institution, y coeditor de Regional variation in Indian Ocean coral reefs, publicado por

Academic Press en 1971.

A todo ello une un marcado interés por la historia de la geografía y de la geomorfología. Sus principales

publicaciones sobre estos temas son las siguientes:

Geography and the ecological approach: the ecosystem as a geographic principIe and method, "Geography",

Sheffield, 50,1965, pags. 242-251.Darwin's impact on Geography, "Annals of the Association of American

Geographers", vol. 56, 1966, pags. 683-698; Growth and structure of geography, "Transactions Institute of

British Geographers", Londres, vol. 41,1967, pags. 1-19; Organism and ecosystem as geographical

models, en R.J. CHORLEY y P. HAGGETTT,Models in Geography, Londres Methuen, 1967, pags. 511-

548; The Royal Geographical Society and the foundations of Geographyat Cambridge, "Geographical

Journal", Londres, vol. 141, 1975, pags. 216-239; "That Victorian Science": Huxley's Physiography and its

impact on Geography, "Transactions Institute of British Geographers", Londres, vol. 66, 1975, pags. 17-

40; Kropotkin, Reclus and 'relevant' Geography, "Area", Londres, 7, 1975, pags. 188-189; Darwin, L yell and

the geological significance of coral reefs, "The British Journal for the H istory of Science", Londres, vol. 3,

julio 1976, pags. 199-218; The Royal Geographical Societyand the 'new Geography'. Changing aims and

changing roles in ninetheenth century science, "The Geographical Journal", vol. 146, 1980, pags. 190-

202; Geography, educarían and research, "The Geographical Journal, Londres, vol. 147, no 3, nov. 1981,

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pags. 287-297; Humane geographer: the enigma of Elisee Reclus, "Progress in Human Geography", Londres,

vol.5, nº 1, 1981, p. 119-124.

El trabajo que hoy publicamos en "Geo-Crítica" constituyó la comunicación del autor a la reunión de la

Comisión de Historia del Pensamiento Geográfico celebrada en Edinburgh con ocasión del XV Congreso

Internacional de Historia de la Ciencia (10-19 de agosto de 1977). Posteriormente este trabajo, cuyo título es

The paradigm concept and the history of Geography fue publicado en el volumen Geography, IdeokJgy and

Social Concern, editado por el mismo D.R. Stoddart (Cambridge, Basil Blackwell, 1981). Agradecemos al

autor el permiso que nos ha concedido para realizar esta traducción castellana. .

Olavi Granö

El profesor Olavi Granö nació en Helsinski en 1925. Estudió en las universidades de Turku, Helsinski y

Copenhague, y obtuvo el Doctorado en la de Helsinski (1955), en donde fue docente entre 1948 y 1952.

Durante cuatro años (1954-58) fue profesor de geografía en la Facultad de Ciencias Económicas de Helsinski,

y desde 1958 enseña en la universidad de Turku, primero como Profesor Asociado y luego (desde 1962) como

Catedrático. Es miembro de la Academia de Finlandia, de la que ha sido presidente y ha ocupado altos cargos

científicos en su país: secretario científico (1957-63) y luego presidente (1964-69) del Consejo Nacional de

Investigación en Ciencias Naturales; secretario científico del Departamento Central de Consejos Científicos

(1961-63); miembro del Consejo de Política Científica, la más elevada institución científica de Finlandia,

presidida por el primer ministro, y presidente y miembro del Consejo Científico del Comité Científico del

Consejo de Ministros Nórdico (desde 1972). Ha sido director de la revista "Terra" (entre 1952 y 1956), editor

del Atlas de Finlandia (1954-75), así como nlndador y director del "Instituto de Investigación Científica

Archipielago" (desde 1965). Es miembro de gran número de sociedades científicas internacionales y

doctor honoris causa de la universidad de Torurí, Polonia (1980).

Sus investigaciones se refieren principalmente a geografía física. Es un especialista internacionalmente

conocido en temas de morfología litoral, pero ha efectuado también trabajos sobre climatología y geografía

botánica. Entre sus publicaciones en estos campos destacan las siguientes:

The coastal marsh plains of Denmark, "Tierra", Helsinski, 1952 (en finés, con resumen inglés); Die Flora in

ihrer Beziehung zur Kultur im Scharenhof van Porvoo in Südfinnland, "Ann. Bot. Soco Fennicae",

1953; Natur und Wirtschaft an der Scharenküste vor Porvoo in Südfinnland, Geographische Untersuchungen

über raumlichen Wandel in dem Uebergangsgebiet zwischen offenem Meer und Festland, "Fennia", Helsinki,

1955; Die südfinnische Scharenküste aIs Uebergangsraum zwischen Festland und offenem Meer, en

Lautensach Festschrift, Stuttgart Geographische Studien, Stuttgart, 1957; The Vessoesker Southern

Finland, "Fennia", 1958; The Ufer der Südküste Finnlands, "Fennia", 1960;

Suomen luonnon maantieteelliset peruspiirteet (Rasgos geográficos básicos del paisaje

finés), Helsinski,1962; Pohianmeren tulvat (Flujos tempestuosos de mareas en el Mar del

Norte), "Proceedings Finnish Academia of Sciences, Helsinski, 1973;The effect of the sea on the eskers of an

emerging coast In Suothern Finland, "Baltica", Vilnius, 1977;

The zone concept applied to the Finnish coast in the light of scientific traditions, "Fennia", 1981; An emerging

esker in southern Finland, "Geografiska Annaler", Estocolmo, 1981;

El profesor Granö ha abordado también en sus investigaciones temas de geografía humana. Destacamos en

este sentido las siguientes publicaciones: Die Finnische Segelschiffahrt. Eine wirtschaftgeographische

Untersuchung, "Fennia", 1957;

Raumliche Verschielbungen in finnischen Reedereigewebe, in den letzen hundert Jahren, "Fennia",

1958; Environmental research and geography, "Terra", 1969, (en finés, con resumen en inglés): Man's

dualism in relation to his environment,International Geographical Union, 1976.

Por último, ha prestado asimismo atención a las relaciones entre la geografía y las restantes disciplinas, a los

aspectos históricos e institucionales y a la evolución de las concepciones geográficas. Los siguientes trabajos

son un reflejo de estas preocupaciones:

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Maantieteen asema tieteellisessa tutkimuksessa (La posición de la geografía en la investigación

científica), Helsinski, 1963; The development of science and science policy and their importance for

geography, Medd. Lunds Univ. Geogr. Inst., 1976 (en sueco, con resumen inglés); Geography and the

problem of the development of science, "Terra", 1977 (en finés, con resumen inglés); Johannes Gabriel

Grano, 1882-1956. Biobibliographical study, en FREEMANN y PINCHEMEL: Geographers, Londres,

Mansell, vol. 111, 1979; Focskningen i stopsleven nagra synpunkter pa relationer mellan forskaren,

vetenskapen inne halloch den institutionella utvecklingen (Investigación y cambio. Algunas observaciones

sobre las relaciones entre el científico, el contenido y el desarrollo institucional de la ciencia), Stockholm,

SALFO, 1981.

El trabajo que hoy presentamos en "Geo Crítica" fue publicado con el título External influence and internal

change in the development of geography, dentro del volumen editado por el Prof. D.R. Stoddart: Geography,

Ideology and Social Concern(Oxford, Basil Blackwell, 1981). Agradecemos al Prof. Grano el permiso que ha

concedido para traducción castellana de este artículo.

El traductor

Los dos artículos que se incluyen en este número han sido traducidos del inglés por José María Socías

Beltrán, estudiante del Departamento de Geografía de la Universidad de Barcelona.

EL CONCEPTO DE PARADIGMA Y LA HISTORIA DE LA GEOGRAFIA

por David R. Stoddart

Hace ya casi 20 años que T .S. Kuhn introdujo la noción de paradigma en su análisis sobre La estructura de

las revoluciones cient(ficas (1962). Desde entonces los términos y conceptos vertidos en esta obra han sido

ampliamente adoptados en la discusión filosófica e historiográfica, especialmente en las ciencias sociales.

Después de algunas vacilaciones, la idea de paradigma ha pasado a ser también repentinamente moneda

corriente en los escritos geográficosEn este ensayo trato de analizar las formas en que este término ha sido

aplicado, su utilidad en la historiografía de la geografía y, especialmente, las razones ! por las cuales ha tenido

tal repentina y general popularidad.

Kuhn utilizó el término de paradigma para denominar un conjunto de supuestos y procedimientos

generalmente aceptados, los cuales servían para definir a la vez los temas y ! los métodos de la investigación

científica. Para Kuhn, la "ciencia normal" se desenvolvía dentro del contexto acotado por el paradigma

imperante, que por sí mismo definía tanto la importancia y prioridades de las cuestiones a estudiar, como el

conjunto de criterios sobre los que se basaba la aceptabilidad de las soluciones y de los resultados. Dentro de

este marco teórico, gran parte de la "ciencia normal", funcionaba a manera de "juego de rompecabezas",

donde la búsqueda de leyes, de constantes, de coeficientes y de otras relaciones se realilabiln dentro del

contextu del parildiyma, verdadera clave estruc:turante de las mismas. Tal tipo de trabajo, aunque era

necesariamente restringido al subjetivo, tenía a su favor que era sumamente cuncreto y generalmente

productivo.

Pero de tanto en tanto, los objetivos y procedimientos dentro de los cuales se desenvolvían los científicos,

aparecían como menos satisfactorios y, en consecuencia, el paradigma imperante proporcionaba así la clave

para la interpretación del desarrollo histórico en las ciencias: los cambios pasaron a verse como episódicos o

como efectivamente revolucionarios. Con un cambio de paradigma, los viejos problemas perdían su

significación, los viejos métodos su relevancia, y el foco de interés de la investigación se desplazaba

bruscamente hacia nuevas áreas. "Abandonar un paradigma es poner fin a la práctica científica que lo define"

(Kuhn, 1962,34).

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El concepto de Kuhn utilizado como clave tanto para entender la estructura formal de la investigación, como

para la interpretación de los cambios en la historia de la ciencia, fue por primera vez explícitamente

introducido en la geografía por Haggett y Chorley (1967). Ellos definieron los paradigmas de forma

operacional como "patrones estables de la actividad cient(fica" y, a la vez, más formalmente como "modelos

de gran escala"; los conceptos de Kuhn fueron, por lo tanto, utilizados para formular bastante confusamente

un "paradigma basado en modelos" propio de la geografía. Esta polémica utilización de las ideas de Kuhn

como medio de promocionar particulares puntos de vista sobre la geografía fueron aceptados implícitamente

por muchos autores de esta época (por ejemplo Saey, 1968) Y posteriormente por Harvey en su influyente

obra Explanation in Geography (1968, 16-18), en la que utilizaba la idea de paradigma como un marco

teórico. Más tarde el término ha pasado a ser de uso común, habiendo sido hace poco incluso utilizado como

estructura en una reciente historia de la geografía humana anglo-norteamericana desde 1945 (Johnston, 1979)

-aunque en nota a final de libro el autor desaprobaba dicha acepción.

¿Paradigmas geográficos?

El único paradigma geográfico tenido en cuenta por Haggetty y Chorley (1967) para su discusión fue el

paradigma clasificatorio y regional, ejemplarizado por la matriz de datos de Berry (1964) y por los sistemas

lógicos regionales de Grigg (1965). Contra este paradigma, Haggett y Chorley alzaron su propia propuesta, la

de un paradigma basado en modelos. En su discusión, este último paradigma es claramente una categoría

integradora, definida en términos de características más que de contenido. Un nuevo paradigma, sugieren,

"debe poder resolver al menos algunos de los problemas que han puesto en crisis al viejo paradigma"; debe

ser "elegante, apropiado y simple", y debe contener un "potencial de expansión" (1967, 37-8). Los ejemplos

que citan -derivados de trabajos sobre inmigración, modelos locacionales, investigación teórica, análisis de

redes y estudios de difusiónson escasamente comparables en magnitud con los ejemplos del propio Kuhn

sobre el cambio paradigmático, los cuales se basan en los trabajos de Copérnico, Newton y Einstein.

Haggett (1965, 10-13), por supuesto, ya había sugerido la existencia de lo que él entonces denominaría

simplemente "las ideas comunmente aceptadas" acerca de la naturaleza de la geograf(a: el estudio de la

diferenciación espacial de la superficie terrestre; el estudio del paisaje; el estudio de las relaciones entre la

tierra y el hombre, y el estudio de las distribuciones o las localizaciones. Es quizás a este nivel, más que en el

de las técnicas o teorías específicas, donde la aplicación de la idea de paradigma debe ser considerada. Quizás

sea en la tercera categoría de Haggett -aunque él mismo lo trata en su segunda- donde el trabajo de la escuela

de Berkeley, realizado bajo la poderosa e inspiradora influencia de Carl Sauer, se aproxima más

estrechamente al principal criterio establecido por Kuhn para el reconocimiento paradigmático. La

extraordinaria dominación ejercida por Sauer, la fidelidad que inspiró, Y el afecto y estima con los que fue

apoyado, han sido destacados muy claramente por Leighly (1979) y Parsons (1979). Pero la escuela de

Berkeley coexistió con otras tradiciones de investigación muy diferentes, no solamente en Europa, sino

también en los Estados Unidos; aunque esta diversificación no impidió a Sauer desempeñar por dos veces la

presidencia de la Association of American Geographers.

Aparte de la escuela de Berkeley, la idea de paradigma ha sido utilizada en la geografía en tres áreas

principalmente. La primera y más popular es la de la deriva continental y las placas tectónicas (Frankel, 1978;

Kitts, 1974; Hallam, 1973; Moffatt, 1977; Vine, 1977). Aqu í los ensayistas han quedado fascinados por la

manera en que las conclusiones básicamente correctas de Alfred Wegener fueron durante años tenazmente

rechazadas por físicos tales como Harold Jeffreys, debido a la dificultad de establecer un mecanismo

satisfactorio para la deriva, hasta que el descubrimiento de la significación de las alineaciones magnéticas en

el fondo del océano por Vine y Matthews demostró la realidad de la mayor parte de los movimientos

continentales. La segunda, la geomorfología de Davis, se interpreta a menudo como el establecimiento de un

paradigma para el análisis histórico de las formas orográficas (la cronología de la denudación), el cual

dominó'el trabajo geomorfológico desde finales del siglo XIX hasta después de la muerte de Davis en 1935 y

su posterior derrocamiento por las nuevas inquietudes sobre los estudios de procesos y sistemas introducidas

por el trabajo de Horton (véase Chorley, 1965). La tercera, está representada por el propio libro de

HaggettLocational analysis in human geography (1965), que es a menudo utilizado para señalar la oportuna

ruptura entre un viejo modo de estudio clasificatorio y descriptivo y un nuevo estilo analítico y cuantitativo.

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No obstante, recientemente la idea de paradigma ha sido empleada de muy diferentes formas. Berry (1973),

propuso un nuevo paradigma para la geografía comprometida en la acción y el cambio, y también (1978) ha

discutido la historia del determinismo ambiental en ttÍrminos de paradigma. Meyer (1973) y Herbert y

Johnston (1978) aplican la idea al análisis locacional urbano. Garrison (1979) alude a la vez en un mismo

trabajo a "los paradigmas casuales" y a "los paradigmas para el estudio científico de las áreas urbanas, del

transporte y de la región".,La lista puede ser ampliada y fácilmente reproducida en disciplinas vecinas tales

como la economía y la sociología. En cada caso la terminología paradigmática ha sido utilizada para aclarar

tanto el establecimiento de concepciones que el autor aprueba, como para preconizar el rechazo de aquellas

que desaprueba.

La aplicabilidad

Esta pronta aceptación del vocabulario de Kuhn se ha producido sin una minuciosa atención hacia los propios

planteamientos de Kuhn o hacia la bibliografía crítica sobre los mismos en la historia y en la filosofía de la

ciencia. Ante todo, debemos preguntarnos si la idea de .paradigma es útil para la comprensión de los procesos

de cambio en geografía a otro nivel que el meramente superficial.

La confusión implícita en la utilización inicial de Haggett y Chorley y la plasticidad con que los conceptos

han sido posteriormente aplicados refleja la multiplicidad de significados atribuidos por Kuhn a la idea en

diferentes momentos. Masterman (1970) identifica 21 definiciones distintas solamente en su libro de 1962.

Pero si dejamos esto de lado, y aceptamos la idea de paradigma como un consenso de objetivos y métodos

que definen -hasta su sustitución-, la prosecución normal de la ciencia, entonces cuanto más minucioso es el

análisis menos apropiado nos parece el concepto para la geografía.

Así, por ejemplo, considerando que sea cierto que la geomorfología de Davis fue codificada en los libros de

texto y, de forma generalizada, adoptada tanto por los investigadores como por los pedagógos durante la

primera mitad del siglo XX, hay que señalar también que las ideas de Davis fueron recibidas con escepticismo

por muchos, incluso durante su propia vida, en Gran Bretaña, H.R. Mill y J.S. Marr, en los Estados Unidos.

Fenneman y Chamberlin, y en Alemania, Albrecht Penck y Alfred Hettner, todos ellos rehusaron dejarse

persuadir por la teoría davisiana. Los sistemas geomorfológicos alternativos, especialmente el de Walther

Penck no solamente fueron activamente utilizados en la investigación (por ejemplo en el trabajo de Sau~r

sobre la tectónica del relieve de Chiricahua (1930) sino que también produjeron libros de texto tan reputados

como la influyente Geomorphology de Von Engeln (1942). El departamento de Geograf(a de Berkeley

virtualmente ignoró los métodos de Davis (Leighly, 1979). La formulación de Kuhn tiene escasamente en

cuenta la coexistencia de paradigmas (especialmente coexistencias que se prolonguen cerca de medio siglo); y

si, a pesar de todo, la geomorfología de Davis puede ser descrita como un paradigma, entonces el significado

de este término requiere una revisión. Solamente mediante, el análisis de los efectos de las concepciones de

Davis en los no-científicos (tales como el historiador Walter Prescott Webb) y en los educadores es posible

sustentar el valor de la idea de paradigma, pero entonces su eventual utilidad es esencialmente válida en el

terreno social más que en el científico.

Un análisis similar puede hacerse de las "ideas comunmente aceptadas" -no ideas aceptadas

universalmentetenidas en cuenta por Haggett (1965), así como de algunos de los otros recientes candidatos a

paradigma: la "geografía pertinente", (relevant'geography), (véase Stoddart, 1975), la geografía del

comportamiento, y la amplia gama de posturas discutidas por Gregory (1978). Ninguno de estos ejemplos, ha

sido unánimamente aceptado como un paradigma geográfico en el sentido original de Kuhn; todos tienen una

larga historia dentro de la disciplina, y todos han coexistido con muchas otras escuelas de pensamiento

divergentes. Johnston (1978, 201) ha llegado, en efecto, a la conclusión -ante su fracaso al confrontar el

modelo de Kuhn con los recientes acontecimientos de la geografía humana- de que "el modelo es poco

significativo para esta ciencia social y quizás para las ciencias sociales en general". De forma similar Tribe

(1978,15) concluye que las propuestas de Kuhn "no son utilizables en relación con los problemas afrontados

por la historia de la economía".

Así pues, si el concepto de paradigma ha sido tan vagamente aplicado, en tal variedad de niveles, y sin

específicas referencias a los criterios del propio Kuhn, es claro que no es posible inferir a partir de su

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utilización, el funcionamiento en cada caso de los procesos de cambio científico descritos por Kuhn. Pero

dado que, aún cuando ha sido tan vagamente utilizado, el término lleva consigo connotaciones de cambio

revolucionario es necesario considerar, aunque sea con brevedad, como se han pioducido los cambios en

algunos de los casos de geografía citados como paradigmas.

El cambio paradigmático

La importancia de la idea de paradigma,.en la formulación de Kuhn, reside no solamente en la forma en que

suministra, aparentemente, un marco teórico de interpretación para los estudios históricos, sino en las

implicaciones que entraña respecto al porqué y de qué manera se producen los cambios. Cuando el cambio es

contemplado como la sustitución o el desplazamiento de un paradigma, muy frecuentemente se realizan

suposiciones implícitas en torno al proceso que interviene. Nociones simplistas del proceso de cambio

implican suposiciones simplistas acerca del comportamiento individual de los científicos, el cual exigé ser

considerado antes y no después de que la idea de paradigma haya sido aceptada. Cuanto más conocidos son

los cambios en el pensamiento geográfico de los últimos cien años, y particularmente las sutiles

interrelaciones entre los propios geógrafos, menos útil y apropiada parece la noción de cambio revolucionario.

La principal área de controversia ha sido la existente entre Kuhn y Popper sobre los criterios para el rechazo

del paradigma (Lakatos, 1970; Blaug, 1976). Esencialmente, Popper pone el acento en la importancia de los

procedimientos metodológicos, como el único criterio válido en la ciencia, especialmente los criterios

empleados para el rechazo de las predicciones más que los utilizados para su confirmación; mientras que los

argumentos de Kuhn se refieren más bien a los cambios de actitudes y de valores de los grupos adherentes al

paradigma, los cuales no tienen necesariamente que derivarse de ninguna demostración de error en términos

científicos. El problema es particularmente insoluble incluso en los tipos de trabajo geográfico más

"científicos", tales como la geografía humana cuantitativa, donde las predicciones de bajo nivel (llamadas

"pronósticos") se utilizan raramente para comprobar la teoría, y donde la relación entre la teoría y la realidad

difiere a menudo de forma fundamental respecto a la que rige en las ciencias físicas.

Consideremos la forma del cambio paradigmático. En la concepción de Kuhn, el cambio se produce a través

de un proceso revolucionario, expresado a menudo med¡ante metáforas militares: las viejas concepciones son

atacadas y súbitamente "derrocadas". La introducción de la cuantificación en la geografía británica en los años

1960 es entendida por Taylor (1976) de este modo. Analizando el progreso de la revolución, Taylor sugiere

que su éxito se debió a que las matemáticas fueron utilizadas por los insurgentes como un lenguaje

particularmente secreto e inaccesible para sus oponentes, y como un camuflaje intelectual destinado a

impresionar, reforzado con frecuencia por aparatosas citas de Newton, Einstein, Plank, Heisenberg y del

"método científico", con el fin de crear una reputación de respetabilidad científica. La revolución había

concluido, al menos de acuerdo con Burton (1963), a comienzos de los años 60; el viejo paradigma se había

desvanecido y un nuevo paradigma había ocupado su lugar.

Se plantean dos cuestiones obvias. En primer lugar, ¿qué ocurre con los cuantitativos que habían trabajado

bastante felizmente bajo el viejo régimen? ¿Cómo puede reconciliarse sus continuadas actividades con esta

simplista concepció'n del cambio? No me refiero simplemente a gente como Spottiswoode (1861) y Cayley

(1879), los cuales se las arreglaron para publicar, a pesar de los almirantes y de los exploradores, en los

boletines de la Royal Geographical Society, sino más bien a figuras centrales como pueden ser Christaller y

sus principales predecesores (Müljer-Wille, 1978). Aquéllos que afirman que Christaller fue ignorado, y

quizás incluso prohibido, en los oscuros días anteriores a 1960 de ben leer a Dickinson (1947). Para dar otro

ejemplo, hay un clarísimo precedente de la estructura que usa Haggett en su Locational Analysis en un

importante trabajo publicado por un lider del viejo paradigma (James, 1952). En él, James consideró los

problemas de los modelos, de los procesos, y de la escala, e intentó reconciliarlos con los temas imperantes en

la geografía, como eran los estudios de diferenciaciones espaciales. Y no es difícil mostrar como las ideas de

James se fueron desarrollando a través del tiempo desde su primera participación en dabates técnicos en

losAnnals o', the Association o, Ameri can Geographers a comienzos de los años 30 (véase, por ejemplo,

James, 1934, 1937, 1948). En estos casos particulares la revolución, si es que la hubo, ha tenido prolongados

y respetables antecesores: los precursores fueron ellos mismos figuras centrales del viejo paradigma. Estas

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revoluciones fueron, por lo tanto, procesos más que sucesos puntuales, implicando un cambio en el énfasis,

más que la sustitución en masa de un conjunto de actitlJdes por otro.

En segundo lugar, si la revolución tuvo éxito tan rápidamente como Burton (1963) sugiere, ¿porqué

encontramos a sus primeros practicantes a la desbandada, lamentando sus "dudas y confusiones" (Berry,

1973, 3), el "creciente aislamiento de los que realizan un trabajo teórico y cualitativo" (King, 1979, 157), Y la

falta de consecuencias de los cambios en las políticas de admisiones universitarias y en los planes de estudio

(Gould, 1979, 149-150)? Hago estas observaciones simplemente para indicar que el modelo de cambio

revolucionario es en sí mismo evidente inapropiado para algo tan complejo como el empeño científico.

Pero más importante aún, el modelo revolucionario no dice nada de la forma en que se efectúa el cambio,

¿porqué algunos enfoques interesan a determinados individuos y a otros no, porqué algunos científicos en

ciertos lugares son atraidos, adoptan y transmiten las nuevas ideas? Hay muy pocos estudios de los procesos y

de los contextos de cambio en el pensamiento geográfico. Consideremos la introducción de la "nueva

geografía" en Gran Bretaña en los años 1880, que se dice fue provocada por el trabajo de Mackinder "On the

scope and methods o, geography" de 1887 (Unstead, 1949). Su examen nos muestra que este trabajo distó

mucho de ser el inesperado"asalto frontal a las atrincheradas fuerzas de la exploración, el cual ganó la batalla

por la fuerza de sus argumentos intelectuales. Los argumentos de Mackinder habían sido casi enteramente

anticipados por otros autores y esto fue {lerdaderamente normal y corriente en la Royal Geographical Society

en los años posteriores a 1880.De hecho, y esto es más pertinente, su contenido refleja las tensiones sociales y

económicas así como las intelectuales no solo en la geografía sino también en las disciplinas vecinas: la

"nueva geografía" fue simplemente parte de un reajuste general de las funciones y de las materias de estudio

en las ciencias de la Tierra, al mismo tiempo que una amplia reforma educacional (Stoddart, 1980). Cuanto

mejor se comprende esta complejidad, menos revolucionario I'arece el proceso, y menos dominante la figura

de Mackinder (Stoddart, 1976).

Tal tipo de análisis aún no ha sido realizado para el progreso de la revoluclon cuantitativa, aunque Duncan

(1974) ha perfilado su desarrollo en términos de la teoría de la.difusión, y Pred (1979) ha descrito las

constantes contingencias que afectaron a su propio desarrollo intelectual, ¿Qué llevó a Pred a Gotborg en los

años 1960-61 (consecuentemente a su asociación con Hiigerstrand), y a Harvey a Uppsala y a su asociación

con Olsson en el mismo año? Los procesos de cambio se ven afectados por este tipo de asuntos, los cuales

simplemente no son considerados desde una perspectiva revolucionaria. Es cierto que estas contingencias

fueron de alguna manera marginales en la emergencia de la geografía cuantitativa, que se realizó mediante la

organización de escuelas de verano, de symposiums, y de nuevas revistas en los años 1960, pero estos son los

mecanismos centrales de la "ciencia normal", no la de las revoluciones.

Se deriva de estos ejemplos que la adopción de la terminología de Kuhn, lejos de clarificar la historia, la

distorsiona activamente, en gran parte por reducir a los participantes a meras caricaturas. Algunos muy

claramente se convierten en héroes. Esto queda demostrado hasta el absurdo por el tratamiento que da Bunge

a Schaefer (1968) ya Christaller (1977). La historia personal de Schaefer y sus convicciones políticas fueron

desconocidas (como realmente,también lo fue Schaefer) para casi todos los lectores del único trabajo de cierta

consideración que jamás publicó. Si Christaller fue o no fue fascista no tiene ningún significado, en términos

de las actuales actitudes hácia su contribución científica.

Los partidarios del viejo paradigma literalmente son presentados como locos sino como bellacos. Por

ejemplo, W. M. Davis vino a ser literalmente considerado simplemente como "un viejo zoquete con una

actitud típica del caza-mariposas de paisajes", así lo describe Mackin (1963). Taylor (1976, 138-9) apunta que

gran parte de la oposición a la geografía cuantitativa procede de los viejos profesores, tales como L. Dudley

Stamp (1966) (quien injuriosamente comparaba los cuantitativos con los comunistas), y de una serie de

presidentes del Institute of British Geographers. Pero una lectura de sus discursos presidenciales da más una

impresión de cauta simpatía que de rotunda hostilidad. Nuevamente Bunge (1968) identifica especialmente a

Hartshorne como un "enemigo a nivel personal" y un "protagonista de toda la vida" (presumiblemente

queriendo decir antagonista), sin ninguna consideración a la magnitud de su contribución científica. Quizá sea

digno de señalar que el "principio de Plank" (Plank, 1948,22) según el cual, las nuevas ideas no convencen a

sus adversarios, los cuales simplemente mueren y son sustituidos por hombres más jóvenes y receptivos,

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aunque sea superficialmente atractivo ha sido refutado en la única ocasión en que ha sido formalmente

comprobado (Hull y otros, 1978).

Esto no significa afirmar que sea imposible realizar generalizaciones acerca de la naturaleza y del progreso

del cambio científico y de sus características. Muchas de tales generalizaciones son anteriores a la

formulación de Kuhn y son independientes de ella. Por ejemplo, Huxley propuso hace mucho tiempo una ley

general de reacción ante las innovaciones (cuadro 1.). Beveridge (1950, 109) abunda en la misma idea, al

afirmar que:

"La recepción de una contribución original al conocimiento científico, puede ser dividida en tres fases:

durante la primera es ridiculizada y considerada errónea, imposible o inútil, durante la segunda, se dice que

puede haber algo de cierto en ella, pero que nunca podrá tener ningún uso práctico; y en la tercera y última

fase, cuando el descubrimiento ha recibido el reconocimiento general, habitualmente hay quienes dicen que

no es original y que había sido anticipado por otros".

Cuadro 1

Las cuatro etapas de la opinión pública de T .H. Huxley

I). (Inmediatamente después de su publicación).

La novedad es absurda y subversiva para la Religión y la Moral. El proponente es, a la vez, un loco y un

bribón.

II). (20 años después).

La novedad es absolutamente verdadera y proporcionará una explicación plena y satisfactoria de todas las

cosas en general. El proponente es un hombre de genio sublime y de perfecta virtud.

III). (40 años después).

La novedad después de todo no explica todas las cosas y por consiguiente es un desdichado fracaso. El

proponente es una persona muy mediocre, promocionado por una camarilla.

IV). (100 años después).

La novedad es una mezcla de verdades y de errores. Explica tanto como razonablemente Sp podría esperar de

ello. El proponente es digno de todo honor, a pesar; de sus debilidades humanas, por su contribución al

permanente progreso de la ciencia.

Fuente: Bibby, 1959, pag. 77.

Hay también interesantes generalizaciones acerca de los propios innovadores (Barbour, 1961). Roger (1962,

194) en uno de los documentos fundamentales de la teoría de la difusión, cita la idea de Linton de que los

innovadores en general son "muy frecuentemente unos inadaptados a su sociedad, disminuidos por

personalidades atípicas" y la idea de Barnett de que "los descontentos, los inadaptados, los frustrados, o los

incompetentes son los que principalmente aceptan las innovaciones y los cambios culturales" (véase también

Roe, 1963). Cito estas ideas para ilustrar el hecho que la caracterización habitual del innovador como un

héroe, no supone que sea axiomáticamente verdadera.

Conclusión

Si esta interpretación es válida, ¿por qué es la idea de paradigma tan popular, no solamente en la geografía

humana (y en otras ciencias sociales) sino también en la geografía física? Sugiero que una importante razón

reside en la forma con que el concepto de revolución magnifica la propia imagen heroica de quienes se ven a

sí mismos como innovadores y utilizan el término de paradigma en un sentido polémico, junto con el hecho

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de que la terminología de Kuhn suministra una justificación aparentemente "científica" para la innovación de

cambios, más en el campo social que en el estrictamente científico.

En su más simple formulación, la idea de paradigma sugiere la sustitución más que la comprobación de las

ideas, y por extensión, también la sustitución de los propios practicantes en esto reside el núcleo de la crítica

de Popper a la tesis de Kuhn (Lakatos, 1970). En este sentido hay espacio para la investigación sociológica

sobre la forma en que este concepto ha sido utilizado en los años recientes como un slogan en interacción

entre los diferentes grupos generacionales, escuelas de pensamiento, y centros de enseñanza, más que como

un útil modelo heurístico del cómo y.de qué manera está estructurada la ciencia y acontecen los cambios

científicos. Debemos analizar -para provecho de la cienciapor qué algunos geógrafos escogen hoy en día

identificarse a sí mismos como propulsores de los cambios paradigmáticos, y si, por sus acciones desde 1960,

hemos simplificado tanto nuestras percepciones del proceso de cambio que la idea de paradigma nos está

llegando a parecer analíticamente útil. En otras palabras, si aquéllos geógrafos que defienden la interpretación

de Kuhn han hecho esto de tal forma que esta tiende a transformarse en la autorrealización de sus propias

ambicione;. Es esto, más que su valor como marco teórico para estudiar históricamente el cambio científico,

lo que hace interesante la idea de paradigma para el historiador de la ciencia: ella misma como un objeto de

estudio, más que como un medio para entender las complejidades de los cambios científicos.

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LAS INFLUENCIAS EXTERNAS Y LOS CAMBIOS INTERNOS EN EL DESARROLLO DE LA

GEOGRAFIA

por Olavi Granö

La descripción del desarrollo de la geografía, debe ser siempre entendida como una reconstrucción. El estudio

de la historia de la geografía depende esencialmente de cómo lo que hoy en día se define como geografía es

considerado en cada fase de su evolución a la luz de los criterios actuales. El ámbito de la geografía como

cuerpo de conocimientos específicos es en nuestros días altamente difuso, y ha sido también ampliamente

fluctuante a lo largo de toda la historia. Conscuentemente cada historiografía de la geografía variará de

acuerdo con el concepto sobre el que se haya fundamentado. La situación cambia totalmente si la geografía es

considerada como una disciplina académica institucionalizada, en cuyo caso su historia queda perfectamente

delimitada. La selección y asimilación de conocimientos en el ámbito de una institución social dada es un

factor decisivo en el desarrollo de la geografía. El presente trabajo considera el fundamento y el carácter

general de este proceso de cambio-especialmente el desarrollo de la geografía hacia una disciplina académica

formal -sin adherirse servil mente a ninguna de las tradiciones nacionales. Las referencias a los

acontecimientos concretos no indican diferencias regionales en cl desarrollo de la geografía, no aluden a una

"geografía" de la investigación geográfica. Son solamente ejemplos empíricos con ayuda de los cuales se

intentan señaar las tendencias más significativas en el desarrollo de la geografía y de sus fundamentos.

1. La investigación como nexo entre el conocimiento científico y la estructura social.

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La rama de la investigación que ha tomado a la ciencia como objeto de estudio, ha concentrado su atención en

la consideración de la ciencia como institución social. La ciencia no es ya contemplada como una reflexión

sobre el objeto de estudio, sino también como parte de la sociedad. En consecuencia, se han realizado un gran

número de estudios de sociología y de historia social de la ciencia, fruto del interés despertado en este campo

por los trabajos ya clásicos de Merton (1938) y Bernal(1939). En los años 70, estas investigaciones se han

incrementado de tal forma, que han adquirido la proporción de una verdadera inundación. (véase, por

ejemplo, Mulkay, 1977; Macleod, 1977). Todo ello es bastante comprensible, ya que la ciencia ha llegado a

constituir una parte tan importánte de la sociedad que simplemente como fenómeno social ya merece ser

estudiado. Contemplada la evolución de la ciencia desde este punto de vista, es de importancia capital la

cuestión de si la estructura externa de la sociedad ha influido en el contenido de la ciencia. ¿Se ha

desarrollado la ciencia a través de líneas intelectuales totalmente independientes de la sociedad o ha sido

afectada por ella? Y si esto es así, ¿en qué grado? Dada esta dicotomía ha sido necesaria una distinción entre

los factores internos y externos que afectan al desarrollo científico: para una profundización sobre este

planteamiento pueden verse los trabajos de Gustavsson (1971), Spiegel-Rosing (1973), Andersson (1975) y

MacLeod (1977).

El nexo entre el contenido científico y su e$tructura social es el trabajo de investigación, el cual constituye

parte de la actividad de los científicos y que debe entenderse abarcando tanto su acción cognoscitiva, como

sus actividades instrumentales concretas. Como resultado de la concepción que considera la ciencia

esencialmente como investigación, han su'rgido dos escuelas de pensamiento: la primera, el enfoque

fenomenológico y hermenéutico de la ciencia (Heidegger, Kockelmans, etc...); la segunda, el enfoque polaco

de la "praxicología" basado en la teoría de la acción racional dirigida (Kotarbinsky) y asociada con los

primeros estudios interdisciplinarios del proceso de investigación (Ossawska & Ossowski). Estas escuelas se

desarrollaron casI inadvertidamente en tiempos tan tempranos como los años 30 (Radnitzky, 1974,730). Fue

sólo después de la publicación del trabajo de Kuhn (1962) cuando se comenzó a otorgar mayor consideración

a los contextos sociopsicológicos de las teorías científicas predominantes en cada etapa de la historia de la

ciencia (Bohme, 1977). El trabajo de investigación fue visto como la cristalización de la acción intencional

del científico y, por lo tanto, conectado con el entorno social. Esto permitió la confluencia de la historia

cognitiva interna y de la historia social externa de la ciencia. Como resultado de ello han emergido nuevas

tendencias "humanísticas" en la historia de la ciencia, las cuales ponen énfasis en las implicaciones humanas

del avance científico (véase, Spiegel-Rosing 1977).

Sobre esta base, por lo tanto, la geografía puede ser interpretada de tres formas diferentes; 10) Como un

cuerpo de conocimientos originalmente desorganizado, a partir del cual se ha desarrollado el contenido

cientffico específico de la geografía. 20) Como una actividad práctica, desde la cual se ha desarrollado la

praxis investigadora, el trabajo de investigación. Y por último, 30) Como una institución social,

una disciplina. No deberían realizarse distinciones entre estas tres perspectivas, puesto que el conocimiento y

el desarrollo del conocimiento se producen a través del científico individual, el cual a su vez pertenece a un

grupo social dado. La variabilidad de estos tres componentes en el tiempo constituye la historia de la

geografía. Vista desde esta luz, la geografía adquiere una mayor totalidad, de tal manera que en tanto que

conocimiento pertenece a la ciencia en el amplio sentido de la palabra ('Wissenschaft') en tanto que práctica

investigadora, forma parte de la práctica c¡entífica general; y en tanto que institución social, es parte de la

estructura social y organizativa de la ciencia. Sin embargo, la ciencia en su globalidad constituye como

conocimiento parte de la cultura en general, como práctica investigadora parte del comportamiento y acción

humanos, y como institución social parte de la estructura social global de la sociedad. (figura 1).

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Figuras 1 y 2

2. Los fundamentos de la historiografía.

La figura 2 muestra gráficamente una forma de representación de la historiografía de la geografía. Las

diferentes etapas de la evolución de la geografía, una más temprana (a), y otra correspondiente al presente (b),

están situadas sobre un eje de coordenadas temporal según el modelo de Hagerstrand (ver por ejemplo

Lenntorp 1976), representando la sucesión de acontecimientos a través del tiempo. En el lado izquierdo del

eje de coordenadas se sitúa la historia del conocimiento geográfico en su evolución segúlllas teorías e ideas

científicas; el propósito de lo anterior es, de acuerdo con la política científica, la creación de

un "Weltbild" geográfico. En el lado derecho se sitúa la praxis investigadora en diferentes períodos de tiempo;

el objetivo aquí es la transformación del conocimiento.

Circundando todo ello se encuentra la estructura social, cuyos cambios temporales explican la historia social

de la geografía. El plano donde se une el "sujeto" y el "objeto real" en un conjunto hermenéutico constituye

un intento de representar el nexo entre la práctica investigadora y el conocimiento geográfico. Según esto, el

hombre por una parte recibe la información del mundo real como percepción y experiencia, y por otra es

capaz de la acción. El puente entre la percepción y la acción está formado por el mundo interior del

conocimiento humano. La persona es mostrada como constituyendo alguna forma de nexo

transformante donde, por una parte, la percepción del flujo de información se transforma en conocimiento y

acción y, por otra, el futuro se convierte en ,pasado. Consecuentemente, en cada nexo o momento

transformante las siguientes fases son en su totalidad un producto del mismo tipo de praxis y frecuentemente

de la misma persona: (1) la adquisición del conocimiento, (2) la aplicación del conocimiento, (3) la

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reconstrucción del desarrollo del conocimiento (la visión del historiador), y (4) la programación del futuro (la

visión del planificador).

No obstante, debido a las diferencias temporales, existe una diferencia esencial entre la praxis del historiador

que intenta una reconstrucción del pasado de la geografía y la praxis dirigida hacia una investigación

geográfica contemporánea. El estudio de la historia puede realizarse en lugares y bajo condiciones bastantes

diferentes de aquéllas que prevalecieron en el momento que constituye el período de estudio. El historiador

usa términos que han sido creados en épocas muy posteriores o se permite definir viejos términos con nuevas

acepciones. El decurso histórico está dividido en períodos definidos de forma determinada, pero las personas

que viven inmersas en ellos no tienen noción de que están viviendo dentro de un marco teórico, intelectual y

social que más tarde podrá ser descrito como período específico. El historiador, al mirar atrás, reconstruye la

praxis del tiempo pasado, que constituye su objeto de estudio, pero ello lo efectúa desde una época posterior

en la que ha cambiado la praxis y' el objeto de la investigación. Cuando el nivel "ahora", el momento

transformante, se eleva a través del eje temporal de coordenadas, se produce una serie continua de

transformaciones. Este cambio es producido por todo el desarrollo de la investigación en el período

intermedio, desarrollo que, a su vez, ha contribuido en si mismo a la evolución de la geografía durante ese

período. Cuanto más significativo sea el desarrollo de la investigación, tanto más habrá cambiado la práctica

investigadora con ayuda de la cuál tratamos más tarde de reconstruir los hechos.

Escribir la historia de la geografía es, por lo tanto, algo muy estrechamente relacionado con la práctica

investigadora del momento y del lugar desde el que estamos escribiendo Podría decirse que cada época y cada

escuela de investigación tiene su propia historiografía y que compila la historia de la geografía de una forma

específica (Hard, 1973 a 77). El futuro puede también insertarse en esta descripción, en la que las

recopilaciones historiográficas no solamente muestran el desarrollo del pasado, sino que ellas mismas son a su

vez programáticas y proporcionan fundamentos de nuevas estrategias.

3. El origen de la historiografía de la geografía.

La historiografía puede ser reconstructiva en el sentido en que sólo cuando se escribe la historia se crea esa

totalidad cuyo desarrollo tratamos de describir, pero entonces se hace de una forma artificial. Dicho de otra

manera, la práctica investigadora que se desarrolla con la escritura de una historiografía no existía

anteriormente. Esta era la situación en el momento en que la geografía estaba transformándose en una

disciplina institucionalizada en la Alemania de los años 1870. Los primeros escritores de la historia de la

geografía, tenían que escribir, por lo tanto, acerca de una disciplina que no había existido hasta ese momento

(Beck, 1954). Estas historias de la geografía escritas antes de que la geografía hubiese alcanzado el status de

disciplina acadjmica eran simplemente descripciones de exploradores (el ejemplo mejor conocido es el de

Peschel, 1865) o solamente se ocupaban en pasant del pensamiento geográfico (por ejemplo Lüdde, 1849).

Todo ello evidencia que antes de que la geografía se transformara en una disciplina académica, era percibida

como una rama del conocimiento que trataba de exploraciones y viajes de investigación, y no se alud ía para

nada a las relaciones con el pensamiento "geográfico" antiguo o del siglo XVIII.

Sin embargo, una vez que la geografía se hubo establecido como disciplina, su historia fue escrita de tal forma

que la investigación geográfica contemporánea era proyectada hacia el pasado. Los primeros geógrafos

universitarios intentaron crear una tradición geográfica. Escribir la historia de la geografía formaba parte de

su búsqueda de identidad. Al adquirir la geografía el status de disciplina, gradualmente fueron estableciéndose

vínculos con el pensamiento geográfico de la antigüedad, vínculos que comprendían no solamente la tradición

cartográfica, sino también las tradiciones corográficas y topográficas. Entre las más notables influencias sobre

la geografía de aquellos tiempos, cabe destacar la lección inaugural de von Richthofen (1883) y el detallado

estudio de la geografía de la antigüedad de Berg~r (1887). La primera llamada de atención sobre la

problemática del desarrollo de la geografía y sus interrelaciones con la sociedad circundante no se produce

hasta el trabajo de Wisotzki (1897). Tema sobre el que no se volverá a insistir hasta los años 1960.

Cuando la geografía estaba aún en sus comienzos como disciplina fueron muchos los informes que sobre su

naturaleza se publicaron, ya que estos informes constituían frecuentemente el tema favorito de 1as lecciones

inaugurales. En estas disquisiciones habían intentos de reconstruir la historia de la geografía. El desarrollo de

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la geografía era habitualmente presentado como un proceso contínuo, unilineal y acumulativo, una progresiva

adición de logros encaminados hacia la consecución de una disciplina independiente con su propio objeto de

estudio. La existencia de una disciplina separada llamada geografía, se concebía como algo auto-evidente,

"dado", y como parte integral de la evolución del conocimiento geográfico general. La reconstrucción del

desarrollo de la geografía antes de su etapa disciplinaria variaba de autor a autor. Fueronrecuperadas para la

geografía no solamente las enseñanzas tradicionales de las viejas universidades y escuelas, sino también tan

amplios y diferentes campos como los logros de los cartógrafos, viajeros, mercaderes, esploradores y

aventureros. El vínculo con la historia de la ciencia en general lo constituían destacados hombres de ciencia,

que eran considerados geógrafos cuya lista variaba según el autor. No obstante, cuando la geografía se

convierte en una disciplina institucionalizada la situación cambia totalmente. La historia de la geografía no

tuvo que ser desde entonces una completa reconstrucción, en la medida que ahora era posible reconocer un

geógrafo entre muchos. El contenido del trabajo de investigación de estos geógrafos era, al mismo tiempo, la

historia de la geografía.

Es por lo tanto posible identificar dos períodos en el desarrollo de la geografía. La estructura y el desarrollo

intrínsecos de estos dos períodos son completamente diferentes: (1) el indefinido período predisciplinario

caracterizado principalmente por la difusa existencia del conocimiento geográfico, y (2) la etapa en la cual la

geografía había alcanzado el status de disciplina académica institucionalizada. Esta segunda etapa se

caracteriza por poseer su propia praxis de investigación geográfica, la cual se había formado de una manera u

otra, pero que sin lugar a dudas podía ser claramente definida como un campo de conocimiento específico. La

historia del primer período ha sido descrita principalmente como una reconstrucciór¡ en tiempos relativamete

recientes.

4. La estructura y el proceso de investigación geográfico.

Es posible constatar viejas tradiciones predisciplinarias y precientíficas en el pensamiento geográfico. El

reconocimiento de que la geografía es tan vieja como la propia existencia humana nos permite abordar la

geografía fenomenológicamente.

La ciencia geográfica tiene de hecho una base fenomenológica; es decir, deriva de una conciencia y produce

más sensibilidad geográfica en la sociedad; pero, por otra parte, el auge de la ciencia geográfica depende de la

existencia de una conciencia geográfica precientífica y natural. Geógrafos y ciencia geográfica solo pueden

existir en una sociedad con sentido geográfico. (van Paassen.1957.21).

Esta perspectiva fenomenológica puede ser utilizada para describir y evaluar todo el desarrollo de la

geografía, incluso para períodos más recientes, aún cuando los mismos estudios hubieran sido "positivistas".

A esto se refiere May (1970,23-4) cuando destaca el fundamento fenomenológico de la geografía durante el

período de entre-guerras. Por otra parte, en los últimos años se ha desarrollado un movimiento "humanístico"

el cual ha afirmado explícitamente que su fundamento filosófico es fenomenológico o existencial

(Tuan,1971,1974; Buttimer,1974,1976; Relph,1970, 1976;Samuels, 1971).

El conocimiento geográfico, en cualesquiera de sus significados, ha cambiado y crecido continuamente. La

investigación del conocimiento geográfico, sin embargo, está basada en un cierto pensamiento básico

illdependiente de las transformaciones en el tiempo y de las fragmentaciones de los campos de conocimiento.

Este pensamiento precientífico ha existido siempre como una furtiva y paralela "línea subcientífica" a lo largo

de toda la historia de la geografía. El origen de! conocimiento geográfico en el albor de la cultura, lo que más

tarde se expresaría con la muy a menudo defícil pregunta" ¿Dónde está?"," ¿Qué es?", está basado en la

conciencia que de su entorno tiene el hombre. El hombre conjuntamente con su entorno constituyen una

globalidad (ntimamente entrelazada de la que ni el hombre ni el entorno pueden ser separados. Los intentos de

romper esta unidad a causa de los elementos subjetivos que implica, y los que se han realizado para hacer del

hombre y de su entorno objetos completamente separados de estudio lógico-empírico, han ocasionado

considerables problemas a la geografía como disciplina. Estos problemas, a su vez, se han reflejado en la muy

frecuentemente planteada cuestión de la unidad de la geograf(a, el monismo; por ejemplo, ¿es la geografía

una disciplina que tiene una unidad interna cognoscitiva, o es solamente una estructura social organizativa de

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ramas de conocimientos compatibles de disciplinas afines? Este problema se plantea con claridad meridiana

en el dualismo entre la geografía física y la geografía humana.

Sin embargo, el dilema de la unidad de la geografía no es meramente un problema de relación entre el hombre

y la naturaleza como objeto de estudio, un problema de explicar el hombre en términos de la naturaleza, o de

la integración de ambos como paisajes, o regiones, etc. Más bien es el problema de la reciprocidad entre la

mente humana, lo subjetivo, y su entorno, el intento de explicar la tierra y la naturaleza en términos humanos.

La percepción del hombre, I~ experiencia, el conocimiento, y la acción humana forman conjuntamente con su

entorno, una totalidad, una unidad, la cual constituye la premisa básica para la investigación geográfica tal

como se ilustra en la figura 3. En dicho esquema, la experiencia está aislada del conocimiento y se forma a

través de las sensaciones emanadas del entorno. La acción es también extrapolada a partir del conocimiento,

produciendo por medios diferentes la transformación del entorno. Experiencia y acción, corresponden a la

percepción ambiental, o al entorno percibido y alentorno flsico real. El primero, el entorno percibido, es

entendido aquí, en el sentido de entorno común para todo el mundo, el entorno que puede ser percibido

directamente sobre el terreno a través de los sentidos, no una "imagen-posterior" distorcionada por la

experiencia, la memoria, etc. El segundo, el entorno físico real, significa la verdadera relación eco lógica del

hombre con su entorno, del que depende su supervivencia. Entre los dos niveles queda el concepto interior del

mundo externo, correspondiente a la cognición ambiental o entorno cognocido. La representación del entorno

cognocido abarca totalmente el conocimiento del entorno incluyendo la imaginación, etc. Este "mapa

cognoscitivo" del entorno cambia constantemente en cada persona, y refleja el"Weltbild" de cada momento.

Al desarrollarse el conocimiento, el entorno cognocido creado por un pensamiento místico y especulativo, y

también racional, se ha visto sometido a un número creciente de influencias de la percepción. El desarrollo de

la ciencia empírica significa, por lo tanto, que se ha realizado intentos para identificar en la medida de lo

posible el entorno cognocido solamente como un instrumento inductivo para la extracción empírica de

información del entorno real. El propósito era alcanzar un solo entorno objetivo, considerado por los

científicos como su objeto de estudio, al cual miraban distanciadamente como observadores exteriores al

mismo. En este enfoque centrado-en-la-tierra, el entorno cognocido representa solamente el nivel lógico

formal del medio real, en el cual se acepta, que los fenómenos funcionan con la misma lógica con la que el

hombre piensa. Por otro lado existía también paralelamente e enfoque centrado-en-el-hombre, a saber el

intento implícito o explí cito de presentar el entorno percibido (por parte de los enipiristas fenomenólogos)

mediante la convención de su representación como un componente "soft" separado del medio real, el cual

asimismo era presentado como el componente "hard". La historia de la geografía como disciplina deber ser

vista como la fusión de estos diferentes enfoques.

La investigación geográfica ha sido gradualmente moldeada en la práctica de un grupo específico, el de los

geógrafos. La formación de este grupo, dependió, a su vez, de la institucionalización de la geografía como

disciplina. Cuando esto tuvo lugar, los geógrafos comenzaron a actuar como un grupo social con todas las

características típicas de tales grupos (véase Bartels, 1970; Hard, 1973; Hurst, 1973; Buttimer, 1974). El nexo

entre grupo social y contenido fáctico tiene su origen en el hecho de que los científicos, en su doble vertiente

de individuos y de grupo, fueron obligados a elegír un tema para enseñar y estudiar, asi como un

método. Qué se estudia, ello que a la postre determina el contenido de la geografía. Al efectuar esta elección,

el científico ha permitido que le afecten las cuestiones de valoración, al menos implícitamente, a través de sus

intereses personales o de escuela. El conjunto de estas opciones forma el marco teórico correspondiente a

cada etapa de la historia de la geografía. Debido a los factores subjetivos mencionados, está totalidad de

opciones puede ser ilógica: por lo tanto "aunque el trabajo individual del científico pueda ser

metodologicamente lógico, el objeto de este trabajo puede ser ilógico cuando éste es contemplado en relación

al conjunto de opciones efectuado por otro grupo de científicos" (Granö 1963, 15). Visto desde el punto de

vista sincrónico, ello supone una heterogénea colección de diferentes elecciones, las cuáles, por el progreso

del conocimiento y de la edad del geógrafo individual, son de "diferentes edades". Diacrónicamente, es

posible reconstruir las diferentes fases, por ejemplo, a la manera de Kuhn. No obstante, el concepto de un

paradigma que refleja el progreso de la ciencia en general, no puede aplicarse facilmente en la geografía: el

uso de paradigmas no puede ligarse con la consideración del desatrollo de la geografía. Los paradigmas han

sido solamente utilizados en trabajos destinados a mostrar cómo los métodos matemáticos utilizados en la

ciencia se han propagado en la geografía (por ejemplo Chorley y Haggett, 1967). Los usuarios del término,

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"nuevo paradigma", deseaban indicar que la geografía había renacido con toda la grandeza de los métodos

cuantitativos y de los sistemas analíticos y que el pasado estaba superado (Granö, 1977).

Una vez que la geografía se hubo convertido en una disciplina, el objetivo de la praxis geográfica fue la"

transferencia de conocimiento, a través de procesos de información y de enseñanza. Se esperaba que los

geógrafos difundieran un conocimiento que correspondía a la visión pragmática sostenida por aquellos líderes

por cuyos esfuerzos la geografía se había configurado como disciplina. La visión de estos líderes era que la

geografía constituía una rama del conocimiento que proporcionaba información socialmente útil. De esta

forma, como resultado de la práctica, se desarrolló una reciprocidad entre conocimiento geográfico y

sociedad. La geografía tomó la forma de un proceso de aprendizaje que a través de las escuelas se difundía al

público en general y que gradualmente accedía a la universidad. El status e importancia de la geografía llegó a

depender totalmente de la utilidad e interés de la información que pudiera proporcionar desde el punto de

vista de cada destinatario.

5. El desarrollo del ámbito de la geografía en la institucionalización

La institucionalización de la geografía dentro del proceso general de institucionalización de la ciencia, y su

relación con el conocimiento geográfico, como parte del desarrollo científico en general, se ilustra

esquemáticamente en el cuadro 2. Este cuadro muestra el desairollo de este proceso de institucionalización

desde la Ilustración. En las dos primeras columnas están reflejados los cambios en la estructura institucional.

La tercera columna muestra los intereses de la sociedad, algunos de los cuales están relacionados con el

desarrollo de la ciencia. Todo ello correlacionado sistemáticamente con determinados conceptos que

sucesivamente han puesto en evidencia corrientes de pensamiento en, el interior de la ciencia, las cuales

constituyen las "respuestas" de la ciencia a los "intereses" de la sociedad, En este contexto, la evolución

interna de la geografía es descrita, por una parte, como intereses y objetivos de la sociedad, y por otra, como

respuestas de los geógrafos a dichos objetivos.

Las definiciones que aparecen sucesivamente en las diferentes columnas del cuadro 1, han sido escogidas para

representar algún rasgo característico pero no pretenden, en absoluto, agotar la totalidad de matices posibles

de un determinado período, ni ofrecer la visión real de la situación en un país concreto. El propósito de este

cuadro es solamente demostrar que el desarrollo de la geograf(a ha sido un proceso de cambio gradual

resultante de la formación de un grupo social institucionalizado, los geógrafos, y de las opciones que este

grupo ha adoptado en cada momento de su historia. Los objetivos internos de la geograf(a y las estructuras

externas del entorno quedan reflejados en el desarrollo no uniforme de la geografía a lo largo del tiempo.

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En lo que concierne a la estructura institucional de la ciencia, el siglo XVIII debe ser visto como la época de

las academias y de las sociedades doctas, el siglo XIX como el período de las universidades y el siglo XX

como el tiempo de los institutos de investigación. La más moderna forma de institucionalización de la ciencia,

es la formación de proyectos de investigación "orientados hacia problemils" e independientes de la estructura

disciplinaria.

Durante el siglo XIX el acceso de la ciencia a la universidad, que hasta entonces solamente había servido a las

necesidades docentes de la sociedad, hizo también posible que la geografía llegara a ser una institución

universitaria, De la unión de ciencia y enseñanza resultaron la fundación de diferentes disciplinas. Esto era

totalmente lo opuesto a lo que habíia ocurrido durante la época de las academias. La definición del contenido

del conocimiento de cada disciplina, provocó el nacimiento de un cuerpo social, de una plantilla para cada una

de esas disciplinas. La existencia de una estructura disciplinaria fue el pre.requisito necesario para el

nacimiento de una disciplina llamada geografía.

Hasta esta etapa, el conocimiento geográfico había estado solamente vinculado con la enseñanza en escuelas y

universidades, pero no existía un cuerpo de científicos cuya sola ocupación fuera la geografía. A comienzos

del siglo XVII el contenido de la geografía había comenzado gradualmente a liberarse del dominio de la

teología (Büttner, 1973, 1975); esta evolución coincidía con el proceso general del conocimiento, incluso en

los casos en los que no existiera una estructura disciplinaria propia. La realización de inventarios, a manera de

catalogación de los diferentes pueblos y países, seguía siendo sin embargo la principal atención de la

enseñanza de la geografía, que continúa siendo considerada como auxiliar de la historia y de la política. Pero

paralelamente las tendencias naturalistas procedentes de la Ilustración y del romanticismo, también se

difundieron al estudio de la geografía, y como resultado de ellas se produjo un movimiento hacia el estudio de

la naturaleza, como entorno humano. La idea fundamental subyacente en estos estudios era el examen

cognoscitivo del entorno basado en la percepción, aplicando las teorías pedagógicas de la época

(principalmente las de Rousseau y Pestaluzzi). Consecuentemente, por primera vez aparecieron diferencias

entre la cognisción del entorno resultante del proceso de aprendizaje, la cual podría ser denominada geografía

de la naturaleza o del mundo físico, y la ciencia empírica natural, de la cual se desarrolló, en lo que a la

geografía se refiere, la geografía física. La geografía de la naturaleza significaba tener como punto de partida

la clasificación de la superficie de la tierra en regiones naturales. A diferencia de los estados, estas regiones

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naturales no sufren cambios a corto plazo, cambios que eran muy frecuentes en aquellos tiempos de grandes

convulsiones políticas. En su historia la geografía, Wisotzki (1897) unificó estas tendencias hacia

la "geographia vera", las cuales se pueden considerar que ejercieron su influencia en la geografía desde 1726

(Leyser) hasta 1820 (Wilhelmi), bajo el nombre de geografía pura ("Reine Geographie"). J. G. Grano reutilizó

este término (1922, 1929) para denominar así la geografía perceptual que él mismo había desarrollado.

La tradición geográfica de la naturaleza era lo peculiar de la geografía hasta que a comienzos del siglo XIX se

ha acometido el primer intento de establecer la geografía como disciplina independiente, y se produjo un

importante cambio en su status, que hasta entonces consistía simplemente en ser un auxiliar para el estudio de

la histuria y de la poilítica. Estos esfuerzos de los defensores de la geografía pura coincidían completamente

con el espíritu de los tiempos, pues por ejemplo, la botánica estaba tratando simultáneamente de liberarse de

la medicina. Fue esto lo que condujo al sistema del Linneo, el cual estaba basado en las características de las

plantas y no en el uso de las mismas para la preparación de medicinas.

Antes de estar firmemente consolidada como disciplina, la geografía había comenzado su proceso de

institucionalización no solamente como una enseñanza unitaria difusora de conocimientos, sino también en la

forma de sociedades científicas. Estas sociedades fueron fundadas, a partir de los años 1820, en estrecha

relación con las exploraciones y estaban constituidas siguiendo el modelo de las sociedades doctas del siglo

XVIII. Estas sociedades no conferían a la geografía una clara identidad; en su lugar, la geografía era

considerada por ellas solamente como la suma total de los trabajos efectuados por las diferentes disciplinas en

el área particular estudiada, pero no como una ciencia en si misma. La geografía de las sociedades ha

mantenido, en muchos países, este contenido divergente de la geografía como disciplina académica.

Desde los trabajos de Hettner (1927,74-90), los comienzos del siglo XIX, el período de Ritter y de von

Humboldt, ha sido considerado como el renacimiento de la geografia. Sin embargo, es quizás más justificado

referirse a él, como hizo James (1972,147), considerándolo como la etapa final de la vieja geografia;

Humboldt representaría la vieja tradición de las exploraciones y de las sociedades doctas de la Ilustración, y

Ritter la vieja tradición Aiversitaria según la cual, la geografia era solamente una materia propedéutica para

los estudios históricos y políticos.

Es sorprendente que la geografia no alcanzara el status de una disciplina importante en la Alemania de los

comienzos del siglo XIX. Nunca habían alcanzado los geógrafos tal estima y consideración en la ciencia y en

la sociedad como la conseguida por von Humboldt y Ritter. Al morir ambos en 1859, no hubo nadie que

continuara su trabajo, pero tampoco la sociedad hizo especiales esfuerzos por procurarse sustitutos capaces de

proseguir su labor. Una explicación puede ser que en aquéllos momentos los fundadores de la ciencia

experimental, que estaban tratando de acceder a las universidades, encontraron el camino cerrado por los

profesores de filosofía natural, lo que produjo una encarnizada contienda. Contienda que eventualmente fue

ganada por los científicos. En consecuencia, la geografía resultó debilitada ya que el pensamiento de la

primera geografía acerca de las relaciones entre hombre y naturaleza se había basado tradicionalmente en la

filosofía natural. Por otro lado, la geografía de tipo exploratorio no había ganado ninguna posición en la

universidad.

El hecho que el gobierno prusiano decidiera fundar cátedras de geografía en las universidades hacia los años

1870, deriva directamente de la necesidad de educar maestros de escuela para la materia, pero la razón

fundamental para realizar este paso fue que se consideró beneficioso el conocimiento geográfico, en relación

con las especiales circunstancias que la nación alemana estaba atravesando en el proceso de cambio

subsiguiente a las guerras en las que estaba involucrada. Una razón suplementaria fue que la geografía era

vista como un campo de conocimiento conectado con las exploraciones, las cuales estaban adquiriendo

creciente importancia en relación con el elevado interés que despertaba el colonialismo. Sin embargo, el

florecimiento industrial aparecido al socaire de la aplicación de la ciencia, acontecimiento que estaba

ocurriendo simultáneamente, no afectó al desarrollo de la geografía, a pesar de su importancia como factor

unificador de ciencia y tecnología (Anderson, 1975; Grano, 1979; Böhme, 1977, 336-8).

Fueron los objetivos externos de la sociedad los que provocaron el establecimiento de la geografía como

disciplina académica. Ello tuvo lugar sin notables contribuciones por parte de los científicos. La tardía

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aparición de la geografía en la escena universitaria, la cual había sido ya dividida en varias disciplinas, dio

origen a muchas dificultades. Los primeros geógrafos alemanes y de otros muchos países habían recibido su

entrenamiento en otros campos. En su período de introducción la geografía tuvo la fuerte necesidad de crearse

una identidad. Su objetivo era alcanzar una posición respetable entre las demás disciplinas ya establecidas

existentes en la comunidad científica.

No obstante, los objetivos externos no constituyeron la línea directriz del desarrollo de la geografía durante el

primer período de su existencia como disciplina. En su lugar, fue la creación de una identidad propia e

independiente el más importante objetivo de los geógrafos. A la vez, el contenido de la geografía y el

pensamiento geográfico fueron divididos en dos partes: el pensamiento público y el pensamiento geográfico

formal. La geografía no fue ya nunca más entendida ni experimentada como parte de la vida cotidiana; por el

contrario gradualmente se fue transformando en una doctrina. La "geografía pública", por ejemplo el

pensamiento precientífico descrito más atrás, continuaba vigente como una cierta forma de "subciencia", a

pesar de que el grado de racionalización se incrementaba constantemente (véase Bartels, 1970; Hard, 1973a;

Berry, 1973).

En la dirección escogida por los primeros geógrafos, tuvieron considerable influencia los intentos por

establecer un objeto de estudio que pudiera ser considerado como propio de la geografía y que fuera diferente

del de otras disciplinas. Consecuentemente, se introdujo en la elección una valoración que ha continuado

afectando a los geógrafos: la "geograficidad" del tema. No había nada excepcional en todo ello, ya que era

común también en otras disciplinas. Como quiera que la importancia de las ciencias experimentales crecía y

que correlativamente la filosofía natural y la tradición humanística declinaban, comenzó a aparecer un cierto

excepcionalismo en relación con las otras ciencias. Esto se expresa en el hecho de que esa geografía unificada

y monista que su identidad requería, empezó a manifestarse solamente en la forma de un objetivo

programático formal en la enseñanza académica. En cambio, en el trabajo de investigación práctica los

geógrafos seguían frecuentemente las huellas de otras ciencias especializadas. Esto condujo gradualmente a la

geografía física a formar un grupo hecho de diferentes campos. que no poseían un marco teorético singular.

Ciertas ramas de la geografía fueron, también, transferidas a disciplinas vecinas. Por ejemplo, el estudio del

entorno físico, ignoró a la biogeografía, y se hizo unilateral, de forma que se dio con ello énfasis a la

separación de la geografía física de la geografía humana. Los trabajos de Hettner (desde 1895) y de otros

muchos por unificar la geografía tanto en esta época (por ejemplo, Mackinder, 1887; Herbertson, 1905;

Bause, 1912; Passarge, 1913; Berg, 1915) como más tarde, deben ser interpretados a la luz de este desarrollo.

La identidad de la geografía presuponía, por una parte, una disciplina unificada y monista, que por otra parte

debía de disponer de su propio y concreto objeto de estudio en el mundo real como correspondía a una

ciencia. El ambientalismo, entendido como un estudio de relaciones, no cumplía este requisito. Los estudios

cognoscitivos y perceptuales dentro de la tradición de la geografía de la naturaleza tomaron la forma de un

regionalismo objetivo a la manera de Hettner, y la región como conjunto holístico pasó a ser el objeto de

estudio de la geografía. El fundamento para la elección de las regiones como objeto de estudio fue

suministrado por el entorno percibido, del cuál se había desarrollado el entorno conocido (figura 3.).

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Figura 3

Numerosos conceptos generales característicos del estudio del entorno fueron adoptados en diferentes países: La "zona"

en Rusia (Dokuchayev, 1898; Berg, 1915), el "Landschaft" en Alemania (Schlüter, 1906; Passarge, 1908, 1913), la

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"región natural" en todo el Imperio Británico (Herbertson, 1905) el "pays" en Francia (Vidal de Lr! Blache, 1910;

Brunhes, 1910), etc. El concepto de "Landschaft", como movimiento intelectual en las áreas germanoparlantes, fue el

que más y mejor se adaptó al mundo simbólico de los geógrafos (véase Hard, 1969, 1970). Se realizaron intentos para

eliminar la base perceptual puesto que era subjetiva, y en su lugar todos los esfuerzos se encaminaron hacia la

consecución de una síntesis racional del entorno real, en vez de la totalidad e inmediatez del contacto con la naturaleza.

De hecho, el estudio del entorno perceptual-cognoscitivo fue conservado en la geografía regional, pero adaptándolo al

mismo marco teórico, puesto que el concepto científico del entorno real continuaba presentando problemas.

Continuar presentando la región como un objetivo holístico unitario no podía tener éxito en una época en que una de las

características esenciales del método científico era la especialización y el aislamiento del objeto para estudiarlo desde

sus conexiones locales. La teoría científica dominante en la época, (el positivismo), aunque por una parte unificaba

todos los campos de estudio de manera que todos ellos fueran susceptibles de ser estudiados por los mismos métodos,

por otra rechazaba cualquier visión de tipo holístico.

El concepto regional, con el hombre y su entorno natural diferenciado como objeto de estudio de los geógrafos, no

podía conservar unida y cohesionada a la geografía. En esta fase aparecieron un nuevo tipo de físicos que

paulatinamente fueron extendiendo su radio de acción hacia los estudios sociales; sus métodos se basaban

principalmente en la probabilidad y en el uso de la cuantificación estadística. El fundamento de esta nueva corriente de

pensamiento resid (a en los cambios que se estaban operando en las relaciones entre ciencia y sociedad. La ciencia era

vista como el mejor camino para conseguir el crecimiento económico. Las consecuencias de lo anterior en la geografía

fueron, el menosprecio de su propio objeto de estudio y, en su lugar, la acentuación del énfasis puesto en los métodos

cuantitativos. Los primeros geógrafos que utilizaron estos métodos no tuvieron en cuenta las ideas básicas de la

filosofía de la geografía, ni la política investigadora. Este período de "físicos sociales" fue también un período no-

humanístico; el hombre era visto solamente en términos de distribución estadística y la región como una superficie

topológica.

Durante el período de identificación, el desarrollo de la geografía estuvo aislado de la sociedad. Este estado de cosas

continuó durante el período cuantificador, cuando en realidad los objetivos externos impuestos por la soriedad influían

en la geografía a través de la acción de otras ciencias. En ese momento se produjeron cambios esenciales en la

estructura de la geografía, a partir de los cuales esta ciencia volvió a tomar contacto con la sociedad.

Simultáneamente, se producía un cambio fundamental en las relaciones entre las ciencias en general y la sociedad. La

ciencia, que en la visión de la sociedad industrializada había sido prácticamente considerada sólo como una base para la

tecnología, comenzó a participar en la planificación del desarrollo integral de la sociedad como parte activa de la

política social. La ciencia misma comenzó a ser objeto de planificación. La ciencia como tal fue contemplada como

ejerciendo una tan poderosa influencia sobre la sociedad, que conscientemente intenta encauzar su desarrollo. Hemos

asistido al nacimiento de la po/ rica científica, cuya parte empírica puede ser clasificada de política

investigadora (véase, por ejemplo, Spiegel-Rosing, 1973; Salomon, 1977).

En este contexto, la geografía también abandonó su papel educacional pasivo, en el cual el conocimiento se producía y

difundía como una forma de construcción de un determinado "Weltbild", o conocimiento útil que era creado para el uso

de otros. Por el contrario, la geografía comenzó a contribuir activamente en la transformación y planificación del

mundo. Apareció la geografía aplicada, y la geografía se convirtió en una profesión también válida fuera del pequeño

mundo de la universidad.

Este cambio estructural afectó asimismo al contenido de la geografía. El limitado concepto del hombre y de su entorno,

que había sido característico del período de cientificación, y su énfasis en los métodos no resultaron suficientes en esta

nueva estructura. Además, se produjo el impacto de la geografía de la percepción y del comportamiento, en las que el

hombre como individuo cognoscitivo desempeña un papel más importante. El énfasis en la geografía de la percepción,

no es un resultado como en anteriores ocasiones de la observación del entorno como tal. Por el contrario la geografía de

la percepción se estudió como una forma de explicar el comportamiento humano. El fundamento de ello no era, como

en el caso del determinismo y del positivismo ambiental, el entorno real, sin principalmente el entorno perceptual-

cognocido. (figura 3.).

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Como consecuencia de las nuevas tendencias en los objetivos externos de la sociedad, que transferían cada vez más sus

centros de interés del crecimiento económico a los problemas de protección y de regulación ambiental, se ha producido

un fortalecimiento de la ecología y de las ciencias del medio ambiente. Esto presupone un estudio integrado del hombre

y de su entorno real, habiéndose realizado intentos para resolver dicho problema utilizando planteamientos

interdisciplinarios. No obstante, los resultados conseguidos no han tenido siempre la adecuada correlación con las

expectativas de partida, dado que los científicos de las diferentes disciplinas especializadas continúan aplicando, incluso

cuando trabajan en equipo, los métodos de investigación particulares de sus respectivas disciplinas.

La consecuencia de todo ello en la geografía ha sido una orientación de sus programas de investigación hacia una

integración cada vez más completa del hombre y de su entorno natural. Aunque el espacialismo cuantitativo y la teoría

general de los sistemas han sido aplicados a ambos fenómenos físico y humano, estos métodos no han producido, por el

momento, un programa de investigación practicable para una nueva geografía regional basada en la integración del

hombre y de su entorno natural. No obstante, se han efectuado intentos de cambiar los procesos de aislamiento de los

objetos de estudio usados por los métodos científicos, para volver a colocar a dichos objetos en su contexto real, local,

temporal y de situación.

En este enfoque, el objeto de estudio es una combinación de los datos empíricos de la naturaleza y la vida humana en el

entorno real exterior observado. Las teorías racionales basadas en la yuxtaposición de estos datos pueden ser entendidas

como si constituyesen el concepto lógico-formal del entorno real: Pero en la geografía de la percepción y del

comportamiento, la cognición ambiental representa conceptos imaginarios de la experiencia, y el observador y el

entorno observado resultan inseperablemente entrelazados. El resultado de ello, es una visión psicológica del entorno.

No obstante, si el estudio del entorno real y perceptual cognocido es integrado, el resultado es una especie de

"confluencia científica" (cross-science) de física y psicología que ni tratan de la materia ni de la mente, sino de alguna

manera de ambas á la vez. Muchos filósofos (por ejemplo, Nicod, 1924; Russell, 1914, 1935; Kaila, 1941, 1960) han

prestado especial atención a este problema. La historia de la geografía, comenzando por la tradición de la geografía de

la naturaleza, muestra que esta cuestión ha sido una preocupación constante de esta ciencia, aunque a menudo expresada

sólo implícitamente.

La integración tradicional de la geografía (la geografía regional) había logrado alcanzar su posición en un proceso de

identificación basado en sus propios programas internos y no como resultado del influjo de los objetivos externos de la

sociedad. Sin embargo, las presentes tendencias hacia la integración se acomódan más a las demandas de la sociedad.

La nueva geografía humanística y la geografía radical, que han sido unidas en el cuadro 1. bajo la denominación de

"humanismo social", han desarrollado el enfoque perceptual-cognoscitivo hasta un estadio en que el científico se

identifica con su objeto de estudio, es decir, el entorno perceptual-cognocido de los individuos o de los grupos sociales.

La aplicación de la geografía se dirige en este caso, no al entorno 'real expresado en datos empíricos, ni al entorno

cognocido expresado en conceptos imaginarios o en teorías racionales, sino al entorno potencial futuro en tanto que

expresado en valores.

La evolución ha conducido a una situación en la que los geógrafos se encuentran nuevamente enfrentados con un

período de re-identificación. No obstante, te proceso de reidentificación no dependerá de los factores internos de la

geografía, sino de cómo los objetivos y la práctica de los geógrafos puedan ser adaptados a la futura estructura de la

universidad. La geografía como resultadc de su aplicación se ha transformado en una verdadera profesión, pero ha sido

capaz de mantener una fuerte presencia en un mundo universitario que valora las disciplinas científicas. Pero también

aquí, los que toman decisiones tienen como base una aplicación segura, a saber, la aplicación pedagógica. La futura

existencia y naturaleza de la geografía está ligada con el futuro desarrollo de la estructura universitaria, en otras

palabras con la cuestión, de hasta qué grado la nueva tendencia social hacia la orientación a los problemas reemplazará

la estructura de orientación-disciplinaría. En la práctica, esto depende de las posibilidades de desarrollar en la

universidad un tipo de enseñanza del tipo orientación a los problemas. Si esto pudiera conseguirse, entonces el resultado

sería una reestructuración de la ciencia que revolucionaría completamente la vieja división basada en disciplinas.

. El autor agradece encarecidamente las valiosas observaciones que para este trabajo le ofrecieron Anne Buttimer,

Torsten Hagerstrand y David Seamon.

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