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Mictlancihuatl “…nuestra madre (Mictlancihuatl)… permanece con gran sed de nosotros, permanece con gran hambre de nosotros, permanece jadeando, permanece insistiendo. En ningún tiempo tiene reposo; en la noche en el día, permanece gimiendo, permanece gritando” Códice Florentino “Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo termina mirando también dentro de ti” Friederich Nietzsche Mictlancihuatl significa “La Señora del Lugar de los Muertos”. Yo encuentro en esta deidad, lo más misterioso y enigmático de la Diosa Madre en su aspecto cthónico más terrible. Ya que encarna lo oculto de las entrañas del misterio de la muerte. Y es señora del lugar, llamado Mictlan, “lugar de cerca o junto a los muertos”, que es dónde nuestros ancestros creían que iban a morar, después de dejar el cuerpo. Reina con su consorte Mictlantecuhtli por sobre el país de los muertos, pero también con otras deidades sub-terrenas de las que les hablaré más adelante. Aunque poco es realmente lo que se sabe de esta diosa, ya que los comentarios y crónicas son escuetos al hablar de ella. Comparte el inframundo con el monstruoso y temible Tlaltecuhtli. Esa diosa-dios que representa a la tierra en todos sus aspectos subterráneos, monstruo cuya boca dentada representa a la cueva-sarcófago que “come la carne” del simple mortal. Llevándolo, por así decir a los dominios de la Micctecacihuatl, la Señora de los Moradores del Mictlan, como también se la conocía.

Mictlancihuatl II

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Mictlancihuatl

“…nuestra madre (Mictlancihuatl)… permanece con gran sed de nosotros, permanece con gran hambre de nosotros, permanece jadeando, permanece insistiendo. En ningún tiempo tiene reposo; en la noche en el día, permanece gimiendo, permanece gritando”

Códice Florentino

“Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo termina mirando también dentro de ti”

Friederich Nietzsche

Mictlancihuatl significa “La Señora del Lugar de los Muertos”.

Yo encuentro en esta deidad, lo  más misterioso y enigmático de la Diosa Madre en su aspecto cthónico más terrible. Ya que encarna lo oculto de las entrañas del misterio de la muerte. Y es señora del lugar, llamado Mictlan, “lugar de cerca o junto a los muertos”, que es dónde nuestros ancestros creían que iban a morar, después de dejar el cuerpo.

Reina con su consorte Mictlantecuhtli por sobre el país de los muertos, pero también con otras deidades sub-terrenas de las que les hablaré más adelante. Aunque poco es realmente lo que se sabe de esta diosa, ya que los comentarios y crónicas son escuetos al hablar de ella. Comparte el inframundo con el monstruoso y temible Tlaltecuhtli. Esa diosa-dios que representa a la tierra en todos sus aspectos subterráneos, monstruo cuya boca dentada representa a la cueva-sarcófago que “come la carne” del simple mortal. Llevándolo, por así decir a los dominios de la Micctecacihuatl, la Señora de los Moradores del Mictlan, como también se la conocía.

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Otros nombres eran más tenebrosos y gráficamente impactantes como lo es: Nexoxoche “la que vomita” sangre. Otros eran referentes a objetos vinculados a los muertos, cómo lo sería el de Miccapetlalzolli “petate viejo de los muertos”. O Miccapetlalcalli “caja-cesto de los muertos. Esta última deidad podría representar la tumba divinizada.

Pero antes de continuar contándoles de la diosa en si, quiero recordarles que no todos los muertos iban al Mictlan. Y es de suma importancia la mención de estos lugares de los muertos, ya que nos dicen mucho sobre sus deidades. Existían cuatro lugares a donde iban los muertos a saber:

Tonatiuh Ilhuicatl “casa del sol”, es adonde iban las mujeres que morían en parto y los guerreros, que generalmente eran cremados, iban a la casa del sol y eran sus compañeras durante el día. Estas eran las cihuateteo “mujeres diosas o divinizadas”, cabe mencionar que estas deidades tenían un sitio particular llamado el cihuatlampa “lugar de las mujeres”, que se encontraba en el occidente. Estas mujeres divinizadas podrían tenían su contraparte nocturna en las cinco mujeres con rostro cadavérico, como lo eran las tzitzimime “flechas penetradoras”, y su desempeño era el de recibir al sol a su regreso al inframundo, pero también causaban males en la noche a los ocasionales noctámbulos, y eran muy temidas cuando ocurrían eclipses, principalmente en los de sol.

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Del Paso y Troncoso las identificó con los siete planetas conocidos, pero también con la diosa Mictlancihuatl con el nombre de Mictlanxihuatltzitzimtl[1]. De estos monstruos se decía que habrían de bajar del cielo para devorar a los hombres el día del fin de los tiempos. Estas figuras recuerdan a los aspectos nefastos del planeta Venus, cuando vuelve a aparecer en el firmamento después de ser invisible durante ocho días, que es cuando se pensaba que moría y bajaba al inframundo. Bien, cuando Venus regresaba a la visibilidad en el cielo, esos primeros cinco días la deidad-planeta aparecía con rostro de cráneo, y armado con flechas con las que atacaba a diversos aspectos de la sociedad, y son conocidos en los códices como “los ataques de Venus”. La forma en que aparecen representados los cinco aspectos negativos de Tlahizcalpantehcutli-Venus, por ejemplo, en el Códice Cospi, recuerdan a las imágenes de la Cihuacoatl-Quilaztli, con la cual, las tzitzimime comparten elementos comunes como ya les he escrito.

Tlalocan “lugar de Tlaloc”, allá iban los que morían ahogados o de muertes relacionadas con ciertas cuevas, los rayos, tormentas, o de ciertas enfermedades relacionadas con el agua, lo húmedo y lo frío. Es el Tlalocan, un paraíso-jardín dónde abundan los placeres y las fuentes, las flores y cantos, y regido por Chalchiuhtlicue y Tlaloc, soberanos de las aguas, como ya les platiqué en la carta sobre Chalchiuhtlicue.

Chichihualcuauhco “donde esta el árbol amamantador”, a este sitio iban los infantes lactantes que no habían probado alimento ajeno al producido por el cuerpo de la madre. En este “cielo” se encontraba un gran árbol con multiplicidad de pechos donde las almas lactantes mamaban colgadas, en espera de la reencarnación. La razón por la

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cual no iban al Mictlan era que al no haber comido, por ejemplo maíz o cualquier otra comida de siembra o caza, sustento que pertenece a la tierra y por lo cual esta sujeto a sus leyes de vida y muerte. Se entendía que no habían probado alimento que estuviera vinculado a las deidades de la muerte, que eran las que permitían al fin, que las plantas y los seres renacieran después de haber pasado por sus dominios, y por ello no pertenecían al dominio de Mictlancíhuatl.

 Mictlan “Lugar de los muertos”. Aquí venían los muertos comunes y que morían sin pena ni gloria o de enfermedades comunes. No importa si fuesen pipiltin-nobles, o macehuales. Los informantes de Sahagún lo describen como “terrible lugar de vientos helados”.

El Mictlan sería pues, el más común de los sitios de los muertos. A ese lugar iba la gente común, pero también los reyes podían llegar a parar al Mictlan. El caso de Huémac, uno de los últimos soberanos de la Tula Xicocotitla, marca una excepción, ya que el inframundo, en esta leyenda aparece con el nombre de Cincalco “donde esta la casa del maíz”, al que Motecuzoma Xocoyotzin quiso huir al enfrentarse a los presagios ominosos previos a la conquista europea. Este Cincalco a sido identificado con algunos autores con el Tlalocan, pero por las descripciones hechas de el, no coincide con este último, sino con las descripciones del Mictlan. Baste citar la respuesta que Huémac, el que fue último rey de Tula-Xicocotitla, y que ahora aparece como señor de ese inframundo, a Motecuzoma Xocoyotzin, cuando pidió ser su invitado al Cincalco:

-¿A que a de venir acá? ¿Piensa que en este lugar hay joyas y oro y piedras preciosas y plumas, como las que goza allá en el mundo? Decidle que se engaña…

La descripción del Mictlan no es el de un lugar agradable ya que allá:

“Miclantecuhtli y Mictlancihuatl comen allá, en el Mictlan, pies, manos. Y su guisado es el pinacate; su atole el pus. Así lo beben, dentro de un cráneo.

Comían muchos tamales peídos; allá los comen en el Mictlan. Los tamales están peídos por pinacates.

El que aquí sobre la tierra comía guisado caldoso, allá en Mictlan come huesos de frutos. Y todo esto: allá son comidas hierbas espinosas; y todos los que van al Mictlan comen abrojos. Todo lo que aquí sobre la tierra no es cómodo, allá se come en el Mictlan. Y se decía ‘ya nada es comido. Se padece mucha pobreza en el Mictlan” (Sahagún, Ps.Ms., fol. 84r.).

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Según el “Códice Vaticano Latino 3738”, y otros documentos, existen nueve niveles en el inframundo, nueve niveles que pasa el teyolía,[2]especie de alma -para resumir tan complejo concepto-, en un periodo de cuatro años antes de llegar al Mictlan. Los nombres de los sitios son los siguientes:

1-           Tlalticpac “la tierra”, (capa más externa del inframundo).

2-            Apanohuayan “el pasadero del agua”.

3-           Tepetl monanamicyan “el lugar donde se encuentran los cerros”.

4-           Itztepetl “cerro de obsidiana.”

5-           Itzehecayan “lugar del viento de obsidiana.”

6-           Pancuecuetlacayan “lugar donde tremolan las banderas”.

7-           Temiminaloyan “lugar donde es muy flechada la gente”.

8-           Teyollocualoyan “lugar donde son comidos los corazones de la gente”.

9-           Itzmictlan Lugar de obsidiana de los muertos, o apochcalocan “lugar sin orificio para el humo”, (lugar sin salida).

Entre los pueblos de las mixteca el Mictlan era llamado Ñuundaya “lugar de los muertos”, o Ñu-sihi “lugar de muerte o sufrimiento. La necrópolis real oaxaqueña de Mitla, se llamaba en zapoteco Lyobaa, “lugar del descanso”.

Pero así como había nueve inframundos que los frailes en sus crónicas llamaron “infiernos”, existían a su vez trece supramundos que llamaron “cielos”,  sobre los cuales no me expando, ya que no pertenecen a los dominios de esta diosa.

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En el mundo maya el nombre con que se conocía al mundo de los muertos era: Xibalba, pero existían nombres mas específicos para designarlo.

1-HOM PITS    “abismo o tumba del juego de pelota”.

2-HOM NAL     “(es) el lugar del abismo”.

3-WAY YA        “cavidad subterránea”.

4-WAY NAL      “lugar de transfiguración o de naguales”.

5-EK WAY NAL  “el oscuro lugar de transformación o de  naguales”.

6-EK….NAL      “el lugar de (las aguas) oscuras”.

7-TI WAY          “en el lugar de la transformación”.

8-BOLOM hom? WAY “nueve abismos de transformación”.

Les incluyo también los nombres de algunas deidades mayas de la muerte:

Ixel era la diosa de la luna, de las aguas y del parto, pero también de la tierra y del inframundo. Ah puch “el descarnado”, Yum kimil, “señor de la muerte”, en el Yucatán; entre los quiches los srs. De la muerte son dos: Hun Came “Uno-Muerte” y Vucub Came “Siete-Muerte”.

Bolom Hom-Way coincide en número con los nueve niveles de inframundo de la tradición nahuatl. Pero también nos deja claro que el inframundo para el pensamiento del hombre mesoamericano era un sitio de transformación y renovación. Pero como se trata de un tema tan complejo, ya que se trata de explicar lo que nos sucede después de muertos coincido con Cecilio Robelo: “Entre aquellos pueblos como entre los modernos, por civilizados que sean, las ideas sobre el más allá andaban muy revueltas…”.[3]

Existen sitios ligados al Mictlan, como lo son ciertas cuevas, manantiales, ojos de agua, arroyos, cenotes, cañadas, grietas, piedras o árboles que son vínculo u entrada al Mictlan. Generalmente estos sitios tienen sus guardianes, que hoy en día se conocen como chaneques pl. “habitantes”, en México, aluxes en Yucatán, y ñuhus entre los mixtecos. La creencia de estos seres esta ampliamente difundida en el México actual, y se les describe como humanos pequeños que suelen ser traviesos, pero también los hay benéficos. Estos seres también podrían estar asociados a los tlaloque o ayudantes de Tlaloc.

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Actualmente, los nahuas de la sierra norte de Puebla, conocen a estos seres con el nombre de mendescuacuyo “duendes de cabeza agujerada”. Esto de la cabeza agujerada, me recuerda las representaciones de los ñuhus en los códices mixtecos, donde aparecen como una cabeza como si fuera de piedra, en algunos casos, y en otros como una cabeza redonda con ojos y boca con colmillos. En algunas representaciones aparece con brazos y manos con garras, casi nunca se representan de cuerpo entero. ¿Verdad que esta figura del ñuhus es muy semejante al “rostro-garra” del cual ya les he hablado? Ese rostro que no es mas que una garra abierta de felino, pero, por que no también de águila, y que es a su ves una boca cuyos colmillos son las unas de la garra misma, toda ella adornada con los ojos de grandes cejas que complementan y conforman ese rostro que encierra toda una definición plástica y grafica, para expresar ese estado de conciencia que a groso modo se podría llamar nahualtia. Ya les platicare más de esto en la carta de conclusión.

El Mictlan esta habitado, si así se pude decir, por las almas-teyolía de los difuntos llamadas mictecáh. En la “Leyenda de los soles” aparecen como mensajeros de la pareja de dioses de la muerte. Sahagún nos dice: …los mictécah; quiere decir, de los hombres del Mictlan… (Cód. Florentino, L. VI).

Realmente no es mucho lo que se sabe de las acciones del teyolía en el Mictlan. A. López Austin, propone atinadamente, pienso yo, que el teyolía era de alguna manera como servidor divino en el Mictlan.[4]

En Tlaxcala se pensaba que las almas de los muertos ilustres se convertían en niebla, nubes, animales y aún en piedras.

En algunos casos el teyolía se volvía el dios mismo conforme a la vida que tuvo el sujeto, o por la forma en que murió. En otros casos el toyolia iba a la casa de algún dios en particular, conforme a alguna

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forma de muerte o sacrificio relacionado con alguna deidad, como es el caso del pueblo mismo desde donde les escribo.

Aquí en Tepuztlan, sitio principalísimo del culto al Ome-Tochtli, del que ya les hable, se decía que los que morían por embriaguez iban a un sitio propio del dios mentado, y así los ejemplos son varios.

La imagen de la pag. 44 del Códice Laud, representa la separación de las partes que conforman al ser vivo, justo al momento de morir. Una imagen muy universal, es decir, una imagen que uno entiende de facto por que sus elementos no nos dan oportunidad de interpretar nada aparte que los que la plasmaron nos querían decir.

Vamos a decir, y sigo la interpretación del Dr. López Austin, que al morir el cuerpo este se separaba de sus tres entidades anímicas: el teyolía; el ihíotl y el tonalli. El primero sería equiparable al alma como les mencioné, el segundo ihíotl, sería lo que se conoce en la actualidad como “aires de la noche”; y el tonalli sería la llamada “sombra”. La separación del teyolía y el cuerpo no era inmediata, se daba cuatro días después de la cremación, y permanecía cuatro días más alrededor del bulto de cenizas tlacanexquimlli antes de empezar su camino de cuatro años por los nueve estadios mencionados, antes de llegar a la presencia de Mictlancihuatl y su esposo, para presentar sus ofrendas.

Pero si se trataba del alma de algún guerrero o dignatario, la diosa de la muerte en su forma de Teoyaominqui, o Teoyaomicqui “diosa de los guerreros muertos”, era la que los recogía, el viaje podía durar cerca de ochenta días. Este aspecto de la diosa-muerte la liga con la Cihuacoatl, y Boturini nos dice de ella que: …y los Cautivos, que en ellas (las guerras) se hacían, quedaban asimismo o consagrados à Huitzilopochtli, Dios que estaba siempre sediento de sangre humana, è iba acompañado de la Diosa Teoyaomìnqui, que, según ellos creían, tenia cuidado de recoger las almas, así de los muertos en la guerra, como de los que se sacrificaban después…[5]

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El difunto muchas veces era ayudado a cruzar el primer río, por un perro generalmente de color rojizo, este perro representa a Xolotl, el otro aspecto del planeta Venus, es decir cuando el planeta aparece por la tarde un poco tiempo antes de bajar al inframundo en forma de perro. Este perro muchas veces es representado con una antorcha o lucero, que según L. Séjourné, en su libro “El Universo de Quetzalcoatl”, es cuando Xolotl lleva la luz a través del inframundo para volver a aparecer al alba como Tlahizcalpantehcutli. Recordemos también que Xolotl como nagual o gemelo-doble de Quetzalcoatl, baja al Mictlan a robar los míticos huesos con los cuales creará Cihuacoatl-Quilaztli la nueva humanidad. Esto me recuerda que para los mayas, los huesos de los muertos llamados baak, contenían gran cantidad de mana o poder personal, contenían la  fuerza revitalizadora que permitía el resurgimiento de la vida, estos huesos tenían la función de fertilizar mágicamente la tierra, y eran equiparables a la semilla del maíz. El proceso mágico se llevaba a cabo con la interacción de la gran serpiente huesuda, equiparada al gran ciempiés mítico, que era llamada Bak Way “transformación de los huesos”, pero de esto ya les hablé en la carta de las diosas dedicadas al maíz.  

Volviendo ahora a la figura de la diosa Mictlancihuatl, esta tenía a varías deidades asociadas, o tal vez aspectos de si misma, las cuales eran:

1-   Mictlancihuatl    “Señora del Mictlan”.

2-   Mictecacihuatl    “Señora de la Muerte”.

3-   Micapetlacalli     “caja-cesto de los muertos”.

4-   Micapetlazolli     “estera-petate viejo de los “muertos”.

5-   Nexoxoche          “la que vomita sangre”.

6-   Nexoxochitl         “la que arroja flores (corazones?).

7-   Chalmecacihuatl “la mujer del Chalmecatl, nombre

      de Tzontemoc-Mictlantecuhtli.

8-   Ixnextli                “de rostro ceniciento”.

9-   Teoyaomiqui        “guerrera-diosa de la muerte”.

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10- Teyolocuani         “que come corazones”.

El profundizar en el estudio de las diosas de la muerte y del inframundo, llevaría más de estas pocas cuartillas. Y es tema para una muy amplia y cuidadosa investigación, aquí solo se pretende dar un panorama claro, de un conjunto general de esta deidad del México antiguo.