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MINERÍA MATERIAS PRIMAS 26 REVISTA DRÄGER 13 | 3 / 2015 Desde enero de 2015, los ESTUDIANTES DE AFGANISTÁN hacen su máster en geología en la Academia de Minería de Freiberg. Como docentes en las universidades de su país, quieren crear y desarrollar allí la minería. Traqueteando se adentran en la pro- fundidad; a la luz de las lámparas en la frente, las gotas de agua reflejan sus deste- llos en la cortina protectora de la jaula de extracción. Bajo los cascos protectores, la mirada alerta se dirige hacia fuera cuan- do finaliza el descenso de la jaula y el gru- po sale a la primera planta de la Mina Rica. Aquí, a 150 metros bajo tierra y a 10 grados centígrados, el grupo de jóvenes de ambos sexos se arremolina en torno a los ingenie- ros Volker Theuerkauf y Frank Liebscher. El ingeniero de minas y el geólogo dirigen hoy unas prácticas para medir las corrien- tes de aire. La clase se imparte en inglés, el denominador común entre los docentes de Freiberg y los estudiantes de Afganistán. Desde enero de 2015, en el marco del pro- grama de Educación Académica en Mine- ría de Afganistán (AMEA, por sus siglas en inglés), estudian un máster en la Academia de Minería para graduarse en 2017. «En nuestro grupo somos 15 estudian- tes», comenta Sayed Zabihullah Shadab, de 29 años, que trabaja en el Ministerio de Minería y Petróleo de Afganistán. «La intención es fomentar a la larga la forma- ción en minería», explica el catedrático Carsten Drebenstedt, director del proyec- to en la Academia de Minería de Freiberg. «Preparando a los jóvenes científicos para el papel docente en las universidades de su país natal, fomentamos el desarrollo soste- nible de la minería y de la sociedad afga- na». DAAD, el Servicio Alemán de Inter- cambio Académico, y GIZ, la Cooperación Alemana al Desarrollo, son otras de las ins- tituciones que colaboran en este proyecto. Vigilar la corriente de aire Bajo tierra, el grupo se pone en marcha hacia el punto de medición elegido. Deter- minar la dirección, la velocidad y el volu- men de la corriente de aire es uno de los trabajos fundamentales en minería. «Saber cómo se comporta el aire en la mina es un requisito para usarla», dice el ingeniero Theuerkauf. «Es imprescindible realizar controles periódicos, pues las corrientes de aire dependen de muchos factores, como el tiempo que hace fuera o la estructura de la mina». En la Mina Rica, por ejemplo, se pierde hasta un tercio del aire proceden- te del exterior debido a la vieja construc- ción de la mina, cuyos orígenes se remon- tan hasta bien entrada la Edad Media. Para T Aprendizaje en la tradición de Humboldt entender este fenómeno, los científicos de la Academia de Minería han desarrollado un modelo completamente digital para medir el aire de la mina. No obstante, para medir la corriente de aire, los estudiantes eligen esta vez méto- dos tradicionales: con el anemómetro se determina la velocidad del aire, la sección transversal de la galería se calcula a partir de la media de la altura y la anchura. Final- mente, el psicrómetro de aspiración según Assmann indica la temperatura del aire. La tecnología moderna asume entretanto el trabajo de detectar la presencia de gases tóxicos en las corrientes de aire: hay dos detectores de gases (modelo: Dräger Poly- tron) estacionados en un punto central en la corriente principal del aire saliente. Tan pronto como aumente la concentración de uno de los gases controlados, dan la alarma. En la estación de control de la corriente de aire, los bolígrafos se deslizan de derecha a izquierda sobre el papel de los cuadernos. Los esquemas y las frases escuetas llenan las páginas. Los integrantes del grupo no

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MINERÍA MATERIAS PRIMAS

26 REVISTA DRÄGER 13 | 3 / 2015

Desde enero de 2015, los ESTUDIANTES DE AFGANISTÁN hacen su máster en geología en la Academia de Minería de Freiberg. Como docentes en las universidades de su país, quieren crear y desarrollar allí la minería.

Traqueteando se adentran en la pro-

fundidad; a la luz de las lámparas en la

frente, las gotas de agua reflejan sus deste-

llos en la cortina protectora de la jaula de

extracción. Bajo los cascos protectores, la

mirada alerta se dirige hacia fuera cuan-

do finaliza el descenso de la jaula y el gru-

po sale a la primera planta de la Mina Rica.

Aquí, a 150 metros bajo tierra y a 10 grados

centígrados, el grupo de jóvenes de ambos

sexos se arremolina en torno a los ingenie-

ros Volker Theuerkauf y Frank Liebscher.

El ingeniero de minas y el geólogo dirigen

hoy unas prácticas para medir las corrien-

tes de aire. La clase se imparte en inglés,

el denominador común entre los docentes

de Freiberg y los estudiantes de Afganistán.

Desde enero de 2015, en el marco del pro-

grama de Educación Académica en Mine-

ría de Afganistán (AMEA, por sus siglas en

inglés), estudian un máster en la Academia

de Minería para graduarse en 2017.

«En nuestro grupo somos 15 estudian-

tes», comenta Sayed Zabihullah Shadab,

de 29 años, que trabaja en el Ministerio

de Minería y Petróleo de Afganistán. «La

intención es fomentar a la larga la forma-

ción en minería», explica el catedrático

Carsten Drebenstedt, director del proyec-

to en la Academia de Minería de Freiberg.

«Preparando a los jóvenes científicos para

el papel docente en las universidades de su

país natal, fomentamos el desarrollo soste-

nible de la minería y de la sociedad afga-

na». DAAD, el Servicio Alemán de Inter-

cambio Académico, y GIZ, la Cooperación

Alemana al Desarrollo, son otras de las ins-

tituciones que colaboran en este proyecto.

Vigilar la corriente de aireBajo tierra, el grupo se pone en marcha

hacia el punto de medición elegido. Deter-

minar la dirección, la velocidad y el volu-

men de la corriente de aire es uno de los

trabajos fundamentales en minería. «Saber

cómo se comporta el aire en la mina es un

requisito para usarla», dice el ingeniero

Theuerkauf. «Es imprescindible realizar

controles periódicos, pues las corrientes de

aire dependen de muchos factores, como

el tiempo que hace fuera o la estructura de

la mina». En la Mina Rica, por ejemplo, se

pierde hasta un tercio del aire proceden-

te del exterior debido a la vieja construc-

ción de la mina, cuyos orígenes se remon-

tan hasta bien entrada la Edad Media. Para

T

Aprendizaje en la tradición

de Humboldt

entender este fenómeno, los científicos de

la Academia de Minería han desarrollado

un modelo completamente digital para

medir el aire de la mina.

No obstante, para medir la corriente de

aire, los estudiantes eligen esta vez méto-

dos tradicionales: con el anemómetro se

determina la velocidad del aire, la sección

transversal de la galería se calcula a partir

de la media de la altura y la anchura. Final-

mente, el psicrómetro de aspiración según

Assmann indica la temperatura del aire.

La tecnología moderna asume entretanto

el trabajo de detectar la presencia de gases

tóxicos en las corrientes de aire: hay dos

detectores de gases (modelo: Dräger Poly-

tron) estacionados en un punto central en

la corriente principal del aire saliente. Tan

pronto como aumente la concentración de

uno de los gases controlados, dan la alarma.

En la estación de control de la corriente

de aire, los bolígrafos se deslizan de derecha

a izquierda sobre el papel de los cuadernos.

Los esquemas y las frases escuetas llenan

las páginas. Los integrantes del grupo no

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27REVISTA DRÄGER 13 | 3/ 2015

se cansan de hacer preguntas sobre los ins-

trumentos de medición y las fórmulas. Al

fin y al cabo, se trata de probar y practicar

los pasos más importantes. Los cálculos se

hacen más tarde en el establo de cabras,

una sala de reuniones que hay en la prime-

ra planta, llamada así tras una anécdota de

la vida cotidiana de los mineros de Freiberg.

Gran demanda de especialistas y directivos nativos¿Cómo llevarán a la práctica los estudian-

tes en su país los conocimientos adqui-

ridos? No falta trabajo para los docentes

cualificados, dice Sayed Zabihullah Sha-

dab. «Para desarrollar un sector de mate-

rias primas que funcione se necesita tam-

bién una gestión eficiente en minería con

especialistas y directivos nativos», corro-

bora Drebenstedt. Afganistán es rico en

recursos minerales. Algunos de sus yaci-

mientos se explotan desde hace siglos. Así,

por ejemplo, el lapislázuli de los trabajos

de marquetería del Taj Mahal indio pro-

viene de Afganistán.

Tras la medición vienen los cálculos: El grupo de estudian-tes afganos que cursan el máster calcula en equipo la corriente de aire

Equipados para las

prácticas bajo tierra:

Los estudiantes del máster en

geología antes de entrar en la Mina Rica

Compañeros inseparables: Los dos detectores de Dräger analizan día y noche la presencia de gases tóxicos en la corriente principal de aire

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