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MtULUlNA ^HISTORIA REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICO INFORMATIVOS DE LA MEDICINA Secretaría de Redacción Centro de Documentación de Historia de la Medicina de J. URIACH & Cía. S. A. Barcelona, marzo de 1973 A. CARDONER LA CIRUGÍA EN BARCELONA EN EL SIGLO DIECIOCHO ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL REAL COLEGIO DE LA MISMA FACULTAD (1700-1760) 22 Ma?H

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MtULUlNA^HISTORIA

REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICO INFORMATIVOS DE LA MEDICINASecretaría de Redacción

Centro de Documentación de Historia de la Medicina de J. URIACH & Cía. S. A.

Barcelona, marzo de 1973

A. CARDONER

LA CIRUGÍA EN BARCELONAEN EL SIGLO DIECIOCHO

ANTES DE LAFUNDACIÓN DEL REAL COLEGIO

DE LA MISMA FACULTAD(1700-1760)

22Ma?H

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Recuadro que sirvió para una edición de Cirugíade Guy de Chauliac impresa en París por Philippe Le Noir,y que fue también empleada para una traduccióndel libro de Petrus de Crescentiis: Ruralium commodorum,L. b., XII.

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LA CIRUGÍA EN BARCELONAEN EL SIGLO DIECIOCHO

ANTES DE LAFUNDACIÓN DEL REAL COLEGIO

DE LA MISMA FACULTAD(1700-1760)

INTRODUCCIÓN

Todos los que accidental o deliberadamente la Medicina Moderna, Laín Entralgo las atri-han hecho historia de la Medicina española buye a la falta del vigor empírico y de la auda-durante el siglo dieciocho, coinciden en afir- cia que la habían impulsado durante el Rena-mar que la Cirugía antes de la fundación de cimiento.4

los Reales Colegios se hallaba en un estado Pero ya fuera de mejor o de peor calidad, ladeplorable. Velasco y Villaverde, en el prólo- Cirugía siguió practicándose a lo largo de losgo de su libro destinado a la enseñanza en los siglos diecisiete y dieciocho y creyéndolo in-Reales Colegios,1 trazaban un triste cuadro de teresante, hemos investigado el estado de estatal situación; Hernández Morejón empleaba parte del arte de curar desde comienzos delas mismas palabras, «estado deplorable» con siglo hasta la inauguración oficiosa del Realque la hemos calificado2; García del Real re- Colegio de Cirugía de Barcelona en 1760, con-coge frases que en el mismo sentido pronun- siderando sus dos aspectos principales, a sa-ciara Velasco en la inauguración oficial del ber: a) enseñanza y ejercicio, b) fuentes deReal Colegio de Barcelona en 1764.3 sus conocimientos. A continuación analizamosLas deficiencias de la Cirugía en estos tiempos la repercusión en Barcelona de las circunstan-no eran privativas en nuestra patria, sino ge- cias que condujeron a la renovación de la Ci-nerales a todos los países. En su Historia de rugía en la fecha indicada.

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I. LA ENSEÑANZA Y EJERCICIO —fecha correspondiente a las OrdinacionsDE LA CIRUGÍA EN BARCELONA ANTES DE 1760 de las que extraemos estos datos— nuevamen-

te se quiso prohibir a los maestros que admi-La historia de la enseñanza de la Cirugía tieran a ningún aprendiz si no presentaba feen Barcelona antes de 1714 demuestra que del rector o vicerrector de la Universidadexistía cierto afán para dignificarla y —al mis- y de dos examinadores, que «sabía declinar ymo tiempo—, los escasos resultados que daban conjugar según Antonio de Nebrija»; despuéslas equivocadas medidas tomadas para con- de exhibir este documento ante los cónsulesseguirlo, por ser dichas medidas más litera- del colegio, el aprendiz sería inscrito en unrias que científicas y por no resolver el fondo libro del Concejo de la ciudad, que es el quedel problema, que era la sustitución por la contiene las Ordinacions; la segunda deenseñanza práctica, de la simple lectura de éstas, obligaba a los que quisieran agregarsetextos. al colegio a exhibir una segunda aprobaciónPodía aprenderse Cirugía de dos maneras : de los examinadores de gramática, filosofía u1.a En una cátedra establecida en la Universi- «otra Facultad mayor», «oyendo» a continua-dad literaria" de la ciudad; a estas lecciones ción Cirugía por espacio de tres años en la Uni-concurrían muy pocos alumnos por la escasa versidad y asistiendo a doce disecciones; se-remuneración que percibían los cirujanos la- gún la Ordinario tercera, a partir de su ins-tinos b sea con estudios. 2.a Los demás que cripción en el colegio ejercían al lado de unquerían aprender Cirugía, entraban a prestar maestro por espacio de ocho años, presentandosus servicios en una tienda de maestro, el cual fe de limpieza de linaje y llevando buena vida;formaba parte de un colegio (gremial) que vi- la Ordinario cuarta daba normas para so-gilaba y reglamentaba todas las cuestiones re- meterse a un examen a los ocho años, en casalativas al arte manual de curar. del consol en cap, examen que tenían queLos estudios de los aspirantes de la primera efectuar los cónsules del colegio y el decano,clase eran anacrónicos, puesto que en gran consistiendo en preguntas sobre teoría, de laparte consistían en la lectura de los textos de Cirugía, Anatomía y el consabido texto de GuyGaleno, Celso y Guy de Chauliac; hubieran de Chauliac; la Ordinario quinta dice quedebido asistir a unas demostraciones prácti- el examen práctico tendrá lugar en casa delcas, hechas por el profesor, pero en general consol segon para el primer examinando, eléste no hacía nada. consol tercer para el segundo y así sucesi-En cuanto a los aprendices de las tiendas de vamente; la sexta Ordinario manifiesta quecirujano, su escasa cultura hizo que en 1617 cuando un discípulo o aprendiz se separase dese dictara una Pragmática Real que quería su maestro, por espacio de dos años solamente,obligar a todos los que pretendieran ser admi- podría trasladarse a otra tienda en el caso detidos al ejercicio de la Cirugía por cualquiera que mediaran dos entre la nueva y la de su an-de las dos vías, a que hubieran leído gramática tiguo maestro; finalmente, la séptima Ordi-por espacio de tres años en la Universidad, nació prohibía a los maestros jóvenes, serpero esto no se cumplió, por lo cual en 1658 cónsules antes de que hubieran transcurrido10

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Pedro Virgili. F. Tramullas, pin. P. P. Moles, sculp.

cinco años desde su agregación al Colegio.5 Martín en 10 de julio de 1408, confirmado porEl fallecimiento de Carlos II de España dio lu- don Alfonso el Magnánimo el 9 de agosto degar al conflicto entre las casas reinantes de 1437, según el cual se podía hacer de barberoAustria y de Borbón para la sucesión al trono en Barcelona con una simple licencia del ye-español, conflicto en el que Cataluña tomó el guer; aducían los cirujanos componentes delpartido de la primera; la prolongada guerra Colegio que otro privilegio del rey Jaime IIque fue su consecuencia —funestísima para otorgado el mes de febrero de 1317, había con-toda España y que además dio como resultado cedido a los Consellers de la ciudad la mis-el total aniquilamiento de los fueros y privi- ma facultad, elaborándose con este motivolegios de los catalanes—, creó en esta región unas Ordinacions por el Colegio de ciruja-un gran desorden que permitió la relajación nos el 27 de noviembre de 1460, completadasde los mecanismos que regulaban la incorpo- por otras de 17 de julio de 1480, que estable-ración de jóvenes cirujanos al ejercicio pro- cían que ningún barbero podría ejercer de ci-fesional. Así al comienzo de dicha guerra, se rujano si no había sido previamente examina-libraron muchas licencias para el ejercicio de do. Esta cuestión se había planteado ya enla Cirugía por parte del protomédico Francisco 1604, en 1620, y en 1628, para resolverse, comoSapera sin examen alguno, en nombre del Ar- hemos dicho, de un modo definitivo en 1715chiduque Carlos de Austria6; entre mayo y con la eliminación de los intrusos, aunque noagosto de 1707 se estableció un examen previo fuera otra cosa que una medida gubernativa.que realizaban dicho protomédico y dos ciru- Más adelante, el funcionamiento de la Univer-janos: Francisco Roig y Pedro Torner. No se- sidad de Cervera —creada por Felipe V en sus-ría muy brillante la situación de estos profe- titución del Estudio General o Universidadsionales —que ejercían en unas barracas o de Barcelona suprimido como castigo por latiendas situadas cerca del Portal de Mar de rebelión de esta última ciudad durante la gue-la muralla barcelonesa, cuando en este mismo rra de Sucesión—, que otorgaba títulos deaño tuvieron que llegar a un convenio entre cirujano con estudios o «latino» con indepen-ellos por el que fijaban en treinta pasos la dis- dencia del Colegio barcelonés, contribuyó atancia mínima que debía existir entre una y empeorar la situación, puesto que los ciruja-otra tienda.7 Terminada aquella guerra, el ca- nos salidos de las aulas cervarienses invoca-pitán general de Cataluña, Marqués de Castel- ron en defensa suya, una declaración del pro-Rodrigo, tuvo que prohibir en 26 de noviembre tomédico sustituto de Cataluña, Tomás dede 1715 —a ruegos del Colegio de cirujanos de Clarasó y Vilar, quien en 1738 había manifes-Barcelona—, el ejercicio de la Cirugía a vein- tado ante notario que los médicos graduadostiséis intrusos8; el pleito que sostuvieron con de Cervera no tenían que someterse al exa-este motivo, nos informa de diversas tenta- men del Protomedicato. Entre 1751 y 1757 eltivas de separación de los barberos sin estu- Colegio de cirujanos de Barcelona seguía lu-dios y los cirujanos con conocimientos teóri- chando para impedir el ejercicio profesionaleos. Alegaban los primeros que se hallaba en a los graduados de Cervera, no admitiendo-vigor un privilegio concedido por el rey don les a examen por no haber hecho práctica a su

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lado, haciendo constar al mismo tiempo que otra solución que admitirlos en la forma ysin examen no podían ejercer. Los exámenes con el procedimiento indicados.11 Sin embar-a que eran sometidos estos universitarios de go el Colegio no hizo dejación total de susCervera (una cátedra de Cirugía parecida fun- derechos y prerrogativas, puesto que no dabacionaba en Barcelona en 1726),9 consistían en validez a los certificados librados por la se-preguntas acerca de antiguos libros como el cretaría de la Universidad de Cervera, sinode Guy de Chauliac, otras de práctica y otras a los extendidos personalmente por los cate-sobre instrumentos quirúrgicos; además el dráticos, lo cual motivó que en 9 de abril deexaminando tenía que presentar fe de Ana- 1759 fuera enviada una enérgica carta de dontomía —haber asistido a demostraciones ana- Blas de Quintana, canciller de dicha Univer-tómicas—, fe de catedrático de Cirugía y sidad, en la que comunicaba al Colegio defe de haber seguido tres cursillos en la Univer- cirujanos de Barcelona que si seguía proce-sidad; a continuación debían hacer un año de diendo de tal manera se quejaría al Rey o alpráctica al lado de un maestro cirujano, asis- Consejo de Castilla.12

tiendo cada día al hospital, pagar los dere- Parece que tanto interés para ingresar en unachos al Colegio, someterse a un nuevo examen profesión, debería significar que ésta fuerapráctico y —seguidamente—, otro público; muy lucrativa; sin embargo nosotros tene-durante el año que permanecían al lado del mos nuestras dudas acerca de ello, puestomaestro no podían afeitar ni sangrar, ni pú- que en una relación de los miembros del Co-blica ni privadamente, ni en casa de su padri- legio de cirujanos efectuada en 1755, figuranno, sino ejercitarse exclusivamente en casos diecisiete miembros activos, un hijo que tra-de Cirugía.10 Este pleito fue resuelto temporal- bajaba en casa de su padre, tres cirujanos quemente pero de un modo tajante y —en cierto por su edad —80, 77 y 75 años—, eran inhá-modo—, dramático a finales de julio de 1757 biles para ejercer y... «tres pobres de solem-al presentarse unos aspirantes a cirujanos nidad».13

ante el notario del Colegio con una Orden de En esta misma lista o relación se mencionanla Real Audiencia en la que se conminaba a tres maestros que «sirven a S. M. en regimien-dicho Colegio para que cumpliera una Real tos». Esto nos conduce a tratar de los hospi- .Cédula de 19 de noviembre de 1756, confirma- tales militares en los que —dado el estadoda el 6 de julio siguiente, que obligaba a los de la Cirugía en esta época—, era donde sealumnos de Cervera a hacer el año de prácti- podía practicar con mayor frecuencia. Exis-ca en el hospital, pero les eximía del examen; tían establecimientos de esta clase en Barce-el notario tuvo que presentar la Orden al pri- lona, Gerona, Seo de Urgel, Vic, Cardona, Lé-mer cónsul o presidente del Colegio y —en rida, Tortosa y Rosas.14 El Estado no teníaeste aprieto—, dicho cónsul se reunió secre- organizado un Cuerpo especial para la asisten-tamente —sin el alguacil que desde 1714 ha- cia de los soldados enfermos o heridos, sinobía de asistir a todas las reuniones de los di- que los jefes de las unidades militares —ge-rectivos de los gremios—, con los otros dos neralmente los coroneles—, contrataban a loscónsules y reconocieron que no les quedaba profesionales que quisieran prestarla (médi-

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eos, cirujanos, sacerdotes, comisarios de en- alguna importancia eran enormes por: las defi-tradas, farmacéuticos y enfermeros), me- ciencias en los conocimientos anatómicos, ladiante el pago de emolumentos a cargo de falta de una verdadera anestesia, el descono-S. M.15 El suministro de medicamentos, ca- cimiento de lo que es la infección y —pormas, luz, fuego y restantes utensilios necesa- consiguiente—, de la manera de evitarla yríos para el funcionamiento del hospital, lo combatirla; finalmente —como veremos máshacían empresas o compañías de proveedo- adelante—, la hemostasia fue insegura hasta*res.16 Por cierto, puede citarse como curioso que se divulgó el descubrimiento de la circu-dato indicador de la terapéutica de estos lación de la sangre y se comprendió de otratiempos, que en el contrato del cual extrae- manera el problema de la irrigación tisular.mos estas noticias, figura el siguiente aparta- Después insistiremos en todas estas cues-do: «Que podamos sacar de los delincuen- tiones.tes pasados por las armas y de otros cuerpos Expondremos a continuación las fuentes derecién muertos de muerte violenta, el cráneo conocimiento de estos cirujanos que se de-y grasa humana para las medicinas, sin que senvolvían de un modo tan rudimentario,se les pueda poner impedimento».17 Bien esverdad que en el formulario elaborado parauso del hospital de Barcelona en 1749, figu-raban con el número 175 unos «polvos de Gut- II. FUENTES DE LOS CONOCIMIENTOSteta» —copiados de Riverio—, en cuya com- QUIRÚRGICOS EN BARCELONA ANTES DE 1760posición entraba el cráneo humano.18

Si pasamos a analizar la labor propiamente Como después veremos, algunos de los ciru-quirúrgica que efectuaban tales profesiona- janos franceses que vinieron a España duran-Íes, veremos que ésta era de muy cortos al- te la guerra de Sucesión, con el ejército en-cances. Un libro escrito por Francisco Puig viado por Luis XIV de Francia para apoyaren 1753 —más adelante fue profesor del Real los derechos de su nieto Felipe al trono es-Colegio—, nos ilustra acerca de esta cues- pañol, influyeron más o menos directamente,tión,19 puesto que dice que —como cosas ma- en la evolución de la Cirugía barcelonesa delnuales— los cirujanos hacían sangrías y apli- primer cuarto del siglo dieciocho, de un modocaban ventosas, sanguijuelas, vejicatorios y parecido a lo que motivó el viaje de Pedrocauterizaciones; no habla de las purgas, ene- Virgili a Montpeller en 1715 —recién termi-mas, dentistería y aplicaciones de bálsamos, nada aquella contienda—, resultado de haberaceites, ungüentos, ceratos y emplastos cuya oído alabar en gran manera la Cirugía francesacolocación debía dejarse en manos de los durante su estancia en el hospital de Tarrago-barberos; como cosa notable menciona Puig na.20 Sin embargo, la mayoría de cirujanosque —el año anterior—, en el hospital se ha catalanes de la primera mitad del setecien-efectuado una —¡ una!—, litotomia. Debe- tos dotados de un espíritu menos emprende-mos reconocer de todos modos, que las di- dor o que no tuvieron acceso a otros mediosficultades para realizar intervenciones de de información, ejercían su cometido guiá-

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dos por las enseñanzas del libro de Guy de primer Tratado de los siete que tiene laChauliac con el cual habían hecho sus estu- obra de Guy es una —excelente para su épo-dios (obra terminada por su autor en 1363) o ca—, Anatomía, entreverada de cuestiones fi-por las de los autores españoles Diego Pérez siológicas.de Bustos, Gerónimo de Ayala, Juan Fragoso b) Guy, que había presenciado la peste dey Juan de Vidos; de la difusión de la obra de 1348 mientras estaba en Aviñón como profe-Guy, basta para comprenderla, recordar que sional al lado del papa Clemente VI, trazóera —como hemos dicho—, el «libro de tex- una buena descripción de aquella enferme-to» en las Universidades y el que servía de dad y de sus síntomas (adenitis axilares e in-base para los exámenes; del éxito que tenían guinales y lesiones pulmonares),probablemente, los restantes, nos hablan el • c) Describió la poción narcótica de Teodo-número de ejemplares que de las obras de los rico Borgognoni (compuesta de opio, beleño,mismos se encuentran y la traducción que de jugo de moras, lechuga y hiedra, y que recuer-algunas hizo al catalán el cirujano de Rubí, da algo los preparados preanestésicos de mor-Antón de Borja en 172121; por lo que se refie- finaescopolamina), con la cual se obtenía unre a Juan de Vidos, tenemos el testimonio de sueño que se suponía analgésico.Pablo Barra, cirujano del Colegio de Barce- d) Por la fecha en que fue terminada lalona, quien en una aprobación que —entre obra, su autor no tuvo que pronunciarse acer-otros casos—, precede al texto de Francisco ca de una cuestión que dividió profundamentePuig antes mencionado, manifiesta que Pedro a los cirujanos del cuatrocientos y del qui-Virgili escribió al autor del libro, que había nientos, como era el tratamiento de las heri-visto con gusto como se desterraba del hos- das por arma de fuego.pital de Barcelona la Cirugía de Juan de Vi- e) Fue el único historiador de la Cirugíados. Pasaremos a analizar estas diversas desde Celso, dibujando a grandes rasgos enobras comentando de paso las grandes cues- el «Capítulo singular» con que comienza el li-tiones planteadas a la Cirugía en la primera bro, un cuadro de las cinco escuelas quirúr-mitad del siglo dieciocho: el tratamiento de gicas que —según él—, habían existido:las heridas en general, el de las heridas por 1. Los que procuraban la supuración comoarma de fuego, las amputaciones y el trata- Roger de Salermo y Rolando de Parma.miento de los aneurismas, que eran las con- 2. Los que evitaban la supuración mediantetingencias que se ofrecían con mayor fre- vino que deseca, fundándose en lo que dicecuencia. Galeno en el 4.° libro de la Terapéutica dondeLa Grande Chirurgie de Guy de Chauliac22 afirma que lo seco está cerca de lo sano. Dea pesar de su anacronismo siguió teniendo estos eran Bruno de Longoburgo y Teodoricomucho éxito porque : Borgognoni.a) Su autor —que había estudiado en Mont- 3. Los eclécticos como Guillermo de Salice-peller—, se trasladó después a Bolonia donde to y Lanfranco que cubrían las heridas confue discípulo de un tal Bertuccio, alumno a ungüentos y emplastos débiles o dulces,su vez del anatómico Mondino. Por esto el 4. Los caballeros teutónicos que empleaban

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ensalmos y confiaban en las propiedades ocul- gullada», para lo cual prescribía malvas co-tas de bebidas hechas con piedras y hierbas. cidas, raíces de malvavisco y pan de trigo5. «Las mujeres y los idiotas que creen curar hervido con agua y aceite. Si llegaba a for-con oraciones.» marse pus, entonces usaba un linimento he-Para nosotros la parte más interesante del cho con:libro es el Tratado 3.° en el que se ocupa de Harina de habas . . 3 dracmaslas «playes» o «llagas» como traducían núes- Aceite 1 lh »tros escritores del Siglo de Oro,23 que en rea- Miel blanca 2 »lidad trata de lo que hoy entendemos por Q W e n u n u n ^ e n t o c o n o i o U n a v e z c o n s e .heridas, indicando según su aspecto físico el i d a l a e l i m i n a c i o n d e l s i h a b í a é r d i .tratamiento adecuado, con un criterio eclecti- d a d e s u s t a n c i a ) d e c í a G u y q u e p o d í a s e r c o n .S,°" , S 1 ' , . , ,. . , . , , veniente suturar pero sin apretar los puntos ;En las heridas superficiales; aconsejaba de- t a m b i é n p o d í a s e r c o n v eniente quitar la pielsecar con vino; Arnaldo de Vilanova emplea- c o n l a n a v a j a > a v i y a r l o s b o r d e s d e l a h e r i d a

ba el aguardiente; Guy menciona ademas una entonces suturarfórmula de Abulcasis para cohibir las hemo- A ' l a s heridas contusas COn equimosis volumi-rragias en sabana: nosas convenía aplicarles fomentos con aceite

Incienso 1 dracmas rosado con o sin clara de huevo; si había in-Sangre de drago . . . 2 » flamación: aceite de manzanilla, de laurel oCal 3 » de ü r i o ; p a r a eliminar la sangre extravasada

En las heridas profundas, cuando el orificio se podía emplear la lanceta escarificadora yexterno queda más alto que el fondo, Guy re- —tópicamente—, una mezcla de :comendaba hacer una contraabertura y coló- Vino 4 onzascaba un drenaje de un orificio a otro, pero lo Miel 1 lh »estropea al decir que deben hacerse curas dos Sal V2 »veces al día. ^ a s ¡iagas rnorsivas y venenosas, o sea lasEn las heridas con pérdida de tejidos profun- m o r d e duras , eran tratadas chupándolas condos o «llagas compuestas» de Franco, aun era l a b o c a o b i e n a s p i r á n d o i a s c o n u n a ventosa,peor, puesto que Guy hacía aplicar: incienso, cauterizándolas y cubriéndolas con emplas-harma de cebada o de habas, polvo de ansto- t o s q u e < < a t r a j e r an los humores» tales comoloquia o tierra sigúlata. e l i n t eg rado por:Si la herida era con pérdida de piel, Guy usa- Gálbanoba sustancias secas o estípticas: agallas ver- Opopónacodes, corteza de granada, cal lavada, alumbre, Asafétidacobre quemado, escoria de vitriolo. Si queda- Mirra a a " ' ^2 o n z a

ban cicatrices deformes —como ocurría con Pimienta 'frecuencia—, seguía el consejo de Razés (ca- Azufrepítulo 23 del libro 5.° «A Almanzor») de poner Calamento 1 onzalitargirio; en caso de que la cicatriz fuera ca- Estiércol de gallina y pato . 2 onzasllosa recurría a extirparla con la navaja o con S e d i s o l v í a n l a s g o m a s e n v i n o y s e añadían:el cauterio (hierro candente), aplicando a con- miel y aceite viejotinuación, grasa de gallina o de pato. Otra composición utilizable en estos casosPara las heridas con «carne superftua» acón- era la siguiente:sejaba: desecantes como: tutia, caparrosa, vi- Pez negratriólo, esponjas, estopas y alumbre. Cera . . . .Donde Guy mezclaba más desaciertos y poli- Resina . . . . aa . 3 onzasfarmacia era en el tratamiento de las heridas Sebo de carnero .inflamadas —denominadas por él dolorosas Aceite viejo . .y apostematosas que atribuía a que estaban Gálbano 1 dracma«afectadas por el aire»; prohibía en tal caso El defecto capital de Guy fue el no darselos medicamentos tópicos desecantes; proce- cuenta del poder curativo de la naturaleza,día a sangrar y purgar al herido, restringien- Además creía en las curas de las adenitisdo al mismo tiempo su dieta alimenticia; cervicales por el «tacto real» y aconsejabarodeaba la herida con ungüento de bolo armé- muy seriamente que se evitara trepanar ennico y estopas empapadas en vinagre; encima el plenilunio por creer que durante el mismo elde la misma herida —si estaba causada por cerebro aumenta de volumen. Toda su obrapalo, piedra o dardo—, hacía poner medicinas es heredada de los árabes ; incluso sus fre-que favorecían la supuración, pues —según cuentes citas de Galeno; de los mismos pro-el—, conviene hacer eliminar la «carne ma- cedía la idea medieval del «pus loable».

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La primera obra que se halla en el manuscri- de Chauliac, cuatro a Fabricio de Acquapen-to aludido de Antón de Borja es la traducción dente, seis a Hipócrates, veintidós a Galeno,catalana del Tratado breve de Flobotomía, cuatro a Cornelio Celso, seis a Avicena, tresescrito por Diego Pérez de Busto, sangra- a Leonardo de Bertapaglia y a Pablo de Egina,dor de S. M.; y protobarbero, alcalde y exa- cuatro a Aecio, dos a Teodorico Borgognoni,minador de todos los barberos flobotomis- Leoniceno, Guillermo de Saliceto y Bruno detas del reino, cuya obra se había publicado en Longoburgo; finalmente, una vez son citadosMadrid en 1630. En ella se dan en forma dia- Mondino, Areteo y Argenterio; de lo que se de-logada las elementales instrucciones necesa- duce el carácter medieval de esta obra editadarías para practicar la sangría; incluye una en la segunda mitad del siglo diecisiete. Unobreve odontología con siete figuras de instru- de los capítulos de Ayala es más explícito, a pe-mentos adecuados para la dentistería, detalle sar de amoldarse al 3.° del tercer Tratado dedel que no habla Hernández Morejón en su la Grande Chirurgie de Guy, es el que se rene-recensión de la producción de Bustos 24; como re a las heridas con lesiones de vasos que sonque no hemos cotejado la traducción de An- designadas por Ayala como «llagas de las ve-tón de Borja con el texto del cual procede, ñas y arterias»; para ellas aconseja el autorno nos atrevemos a afirmar si la inclusión de español uno de los cuatro procedimientos si-esta parte de la obrita es resultado de una guientes:iniciativa del traductor o bien si ya se encon- 1. «Costura», o sea aplicación de cataplas-traba en el texto original. mas con clara de huevo y polvo de bolo armé-A continuación el manuscrito del cirujano nico y sangre de dragón y —si no bastara—,de Rubí, contiene la traducción catalana de yeso, manera de curar que a pesar de los ries-lós cinco primeros Tratados de los Princi- gos que como es fácil de comprender acarrea-pios de Cirugía de Gerónimo de Ayala, que ba, persistió hasta el siglo dieciocho. 2. «Le-habían sido editados tres veces: en Madrid chinación» que consistía en llenar la soluciónen 1672 y en Valencia en 1693 y 1705 25; en de continuidad con pelos de liebre y los pol-las dos últimas se añadió al texto de Ayala vos anteriores y —si no bastare—, cuatro gra-un «Tratado del parto humano» de Francisco nos de opio y —si ni esto bastare—, cortar elNúñez, un «Tratado de enfermedades de los vaso si es pequeño, «que si es grande, serániños», anónima, y un resumido «Tratado degollar al enfermo». 3. «Ligadura», segúnde Cirugía» sacado de la Cirugía Universal de Galeno, «descarnando» —quiere decir dise-Juan Fragoso. Ayala y Fragoso tenían de la cando—, la arteria atándola seguidamenteCirugía un concepto semejante y —en com- con una hebra de seda torcida, en la parteparación con Guy de Chauliac— una cierta baja si es en el cuello (para evitar —añadi-tendencia a la simplificación de los tratamien- mos nosotros— una embolia gaseosa), y entos; en cambio seguían el mismo orden de la parte alta si es un miembro. 4. Cauterio,exposición que su mentor Guy (apostemas, lia- ya potencial mediante caparrosa y vitriologas, úlceras, fracturas y luxaciones). quemados junto con clara de huevo, ya actualEl libro de Ayala cita dieciocho veces a Guy —hierro al rojo— y cura cada cuatro días.26

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Principio del primer capítulo de la Cirugía de Guy deChauliac. La viñeta representa un sabio médico.Según Cyrurgia Goidonis de Cauliaco et Cyrurgia Bruni.Venise, 1519.

Mucho menos explícito era Gerónimo de Aya- limpiarla y colocar al herido en posición ade-la en cuanto al tratamiento de las heridas de cuada para facilitar la evacuación del líquidopartes blandas sin grandes lesiones vascula- retenido. En la segunda parte, Libro II, p. 205,res; es muy posible que éste fuera el motivo «Question» 74, expone su opinión negativade que se incluyera un resumen de las opinio- acerca de la extendida creencia en que lasnes de Fragoso en las ediciones valencianas heridas por arma de juego estuvieran envene-del texto de Ayala. nadas como Brunswig, Juan de Vigo y sus se-De Juan Fragoso, nacido en Toledo y ciru- guidores afirmaban; esta doctrina era unajano de Felipe II, que mereció ser citado por consecuencia de la aplicación de la teoría ga-Heister, se ignoran otros pormenores de su lénica de las cualidades, pues se decía quevida. La parte más interesante de su extensa siendo «calientes» los tres componentes de laobra es la Cirugía Universal, que vio la luz pólvora: carbón, azufre y salitre, su mezclapor vez primera en 1601 y de la que la octava había de resultar caliente en grado máximo,edición es la de 1666 que hemos manejado.27 venenosa y destructora; por ello ante unaEn la primera parte —que sigue, como ya he- herida de este género, el cirujano quemaba elmos expuesto, la misma distribución de mate- veneno supuesto, con el hierro al rojo o conrias que la Grande Chirurgie de Guy—, en aceite hirviendo y —después— provocaba unala pág. 65 habla de las heridas simples que «supuración loable». El azar quiso que una no-aconseja tratar del siguiente modo: limpian- che de 1536, después de una batalla, se ledolas en primer lugar de cuerpos extraños me- agotara a Ambrosio Paré el aceite con el quediante vino tinto y —a continuación—, faci- quemaba las heridas de los soldados y paralitar la unión de los bordes con clara de huevo reemplazarlo aplicó una especie de bálsamoy aceite rosado. En la pág. 68 se ocupa de las confeccionado con yema de huevo, agua deheridas compuestas, cuyo tratamiento debe rosas, aceite de cachorros y trementina, ob-consistir, según él, en «suturarlas» mediante teniendo —con gran sorpresa suya—, me jo-la «costura» (véase Ayala), dejando un dre- res resultados con este tratamiento que con elnaje; administrar opio y —si existe hemo- anterior; más adelante quiso perfeccionarlorragia—, ligadura y sección del vaso para con un cocimiento «digestivo» de aceite decohibirla y, por último, cauterización. En las lirios, trementina y lombrices de tierra; se-heridas del tórax, aconsejaba que si estaban en guidores de las ideas de Paré fueron los ita-la parte alta se hiciera una contraabertura líanos Bartolomé Maggi y César Magati, deen la parte baja, entre la tercera y la cuarta quienes las aprendió seguramente el valliso-costillas, a tres o cuatro dedos de la columna letano Daza Chacón y de éste debieron pasarvertebral, efectuando la incisión con cauterio a Fragoso. Dando muestras de su buen sen-o lanceta; si la herida era penetrante y no ha- tido, de su espíritu observador e independen-bía sangre en la pleura, aconsejaba la antedi- cia de criterio, Fragoso sostenía, además, quecha «sutura» y cataplasmas de clara de huevo los nervios seccionados no se reúnen (contray aceite de rosas; en caso que hubiera sangre, la opinión de Guido, Lanfranco, Guillermoconvenía jeringar la herida con vino tinto para de Saliceto, Andrés Alcázar y Juan Calvo)a;

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XII

LA CIRUGÍA EN BARCELONAEN EL SIGLO DIECIOCHO

ANTES DE LAFUNDACIÓN DEL REAL COLEGIO

DE LA MISMA FACULTAD(1700-1760)

no creía en la cura por el «tacto real»; nie- clara de huevo y en defender la limpieza y laga que los saludadores curen algo y—añade—, «cura seca», para lograr la cicatrización porque confiar en ellos es mera superstición,29 primera intención.31'32> 33'34>35'36 y 37

así como que lo mismo da que la Luna sea He- Otros de los grandes problemas quirúrgicosna como que no lo sea para trepanar, sangrar o planteados desde la Antigüedad, eran : el depurgar.30 las amputaciones y el tratamiento de los aneu-A pesar de sus méritos —que hemos enume- rismas. Se comprende que antes de tener unarado—, Fragoso, como los árabes y como Ro- idea exacta de lo que era la circulación de lager de Salerno y Rolando de Parma, creía en sangre (cosa que no se alcanzó hasta comien-el «pus loable», o sea que hay que obtener la zos del siglo xvn por Harvey), cualquier ma-curación de las heridas por segunda inten- nipulación que afectara la irrigación de losción, provocando supuración de las mismas, tejidos podía resultar aleatoria. Por lo que secon el objeto de eliminar los supuestos «humo- refiere a las amputaciones por gangrena, lasres corrompidos», por medio de pomadas apli- dudas del cirujano empezaban cuando teníacadas tres veces al día; así lo demostró en su que decidir a qué nivel debía efectuar la am-polémica con Bartolomé Hidalgo de Agüero, putación; los hipocráticos la hacían por ladefensor de la cura por primera intención, a articulación suprayacente; desde los tiemposla que denominaba «vía particular». Esta dis- de la escuela de Alejandría, empezaron a osarcusión venía de muy lejos, pues Hidalgo, que seccionar en la continuidad del miembro, cau-en una de sus obras hace historia de los mé- terizando después, con resultados muy inse-todos curativos de las heridas, se refiere a pro- guros, pues —aparte de la posible infección—,cedimientos asiáticos, hebreos, árabes, etc., sobrevenían con mucha frecuencia hemorra-afirmando que él ha adoptado el suyo inspi- gias inmediatas o tardías. Ya en el siglo die-rado por la lectura de un pasaje de Galeno, el cisiete, Fabricio de Hilden se percató de quecual aconsejaba emplear sustancias secantes la gangrena se propaga más en la profundidaden lugar de las que humedecieran. Ya hemos que en la superficie, de donde dedujo la con-visto que Guy de Chauliac hacía poner vino veniencia de seccionar en pleno tejido sano;en las heridas superficiales y que Fragoso lo por otra parte se sustituyó la cauterización delimitaba en el tratamiento de las heridas sim- muñón por la aposición de colgajos que Bar-pies; por consiguiente, las recomendaciones tolomé Maggi (1516-1562), confesaba que ha-de Hidalgo debían referirse al tratamiento de bía aprendido a hacer de los verdugos deheridas más complicadas, método que este Venecia que cortaban manos a los condena-cirujano español sostiene haber elegido inde- dos por los tribunales a esta pena; la técnicapendientemente de lo que pudieran haber di- de los colgajos permitió realizar amputacionescho Bruno de Longoburgo, Hugo y Teodorico más arriba del codo y de la rodilla, que antesBorgognoni, Henry de Mondeville y Francisco no daban resultados muy halagüeños, perode Arceo, predecesores suyos en la tarea de fue sustituida por la amputación circular in-combatir las extendidas ideas acerca de la fundibiliforme de J. L. Petit. Lo que aumentócocción y el «pus loable», las aplicaciones de las posibilidades de efectuar las ámputacio-

nes con seguridad y operar los aneurismas, francés Anel a comienzos del siglo dieciocho;fue la práctica de la disección y ligadura de sin embargo fue Juan Hunter quien —a me-los vasos en sustitución de la ciega cauteriza- diados de la segunda mitad de ese mismoción, ya iniciada —cuando menos teórica- siglo, y por lo tanto después de la fundaciónmente— por Galeno, fue citada pero reempla- del Real Colegio de Cirugía de Barcelona—zada por los árabes por el fuego; presentada expuso claramente las bases experimentalescomo innovación por Ambrosio Paré en 1517, de este procedimiento.seguido por Fabricio de Acquapendente (1533- A propósito dejamos para el final el referir-1619) y su contemporáneo Daza Chacón. To- nos a los escritos de Juan de Vidos y Miró, dedos los tratadistas antiguos —recuérdese lo quien, como hemos manifestado, hablaba enque hemos dicho de Ayala— incluyen la téc- sentido peyorativo Virgili y que fue desgra-nica del «descarnado» y ligadura en el trata- ciadamente —por lo que dice éste—, el autormiento de las heridas vasculares, pero a pe- frecuentado con más asiduidad por los ci-sar de esto no tuvo general aceptación hasta rujanos barceloneses de esta época. No sonbien entrado el siglo dieciocho; nosotros cree- iguales todas las ediciones de su obra quemos que la tardanza en ser aceptada corrien- se iniciaron en 1674, para llegar a ser sietetemente se debió a que por tener que realizar con las de Madrid y Zaragoza; de todos modoslas ligaduras con los tejidos inundados de en casi todas su contenido consiste en unasangre, las bocas vasculares que requerían Terapéutica para uso doméstico o recopilaciónser ligadas debían ser muy poco visibles; al ingente de fórmulas medicamentosas, cuyadifundirse el uso del «torniquete» perfeccio- paternidad no se atribuye Vidos, sino —sim-nado por J. L. Petit dentro de este siglo, las plemente—, el haberlas comprobado personal-ligaduras pudieron hacerse en «seco» y se mente. La parte propiamente quirúrgica, faltallevaron a cabo las amputaciones con seguri- en absoluto en algunas ediciones, ilustrandodad y limpieza. la contradicción en que incurre el título,Casi otro tanto podríamos decir de las vacila- puesto que «Cirugía» etimológicamente signi-ciones que surgieron en el tratamiento de los fica «relativo a la mano», y añade «sin obraaneurismas por medio de la ligadura proxi- manual». En alguna edición como la de Zara-mal e incisión del saco aneurismático, en lu- goza impresa por Pascual Bueno en 1720, segar de la doble ligadura; aconsejar y practi- incluye —tímidamente— algo acerca de lacar el primero de ambos métodos requería sangría, las ventosas y las aplicaciones deunos conocimientos de la fisiología circulato- sanguijuelas. Lo más notable de este libro esria, inexistentes antes de Harvey; con todo y la descripción del proceso seguido para con-de un mbdo empírico, seguían el método de seguir su publicación, proceso que el mismola ligadura simple Aecio de Amida en el siglo autor describe en el Prefacio de la edición desexto después de J. C, Guillemeau —discípu- Madrid de 1721. De su lectura resulta que:lo de Paré—, en el siglo dieciséis y los espa- Juan de Vidos no era médico sino sacerdoteñoles Ponce de León y Daza Chacón en el die- y que venía tratando enfermos desde 1669,cisiete; de un modo quizá más racional el merced a un Breve Apostólico que le autorizá-

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ba a hacer de médico y cirujano ; dicha intro- Creemos que poca cosa más se puede decir demisión y el menosprecio que hacía de los las actividades quirúrgicas en Barcelona du-médicos con estudios regulares, le puso en con- rante esta primera mitad del siglo dieciochoflicto con el Colegio de médicos y cirujanos de que estamos ocupándonos, actividades que,de Zaragoza, el cual en 1674 gestionó de la además de poco elaboradas —como acabamosCorte del Justicia de Aragón que impidiera de ver—, tenían que ser escasas. Por estola actuación del intruso; la Corte falló en —como ya hemos hecho constar—, Francis-1675... pero en favor de Vidos y el Colegio co Puig podía hablar con énfasis de una li-apeló de la sentencia, que a pesar de todo fue totomía realizada en el hospital de Barcelonaconfirmada en 1676 y en 1684; lo más curioso en 1752 y adquirió tanto relieve la traqueo-de esta anécdota es que ante la ofensiva del tomía que Pedro Virgili llevó a cabo —bienColegio, en 1690 se reunieron sesenta y siete es verdad que prescindiendo de los que sos-teólogos y acordaron que —del dinero de la tenían que los anillos de la tráquea no de-Diputación— se pagara otra edición de esta bían ser seccionados nunca, porque en casoobra por juzgarla de utilidad pública, acuer- de hacerlo, después no cicatrizarían—, cuan-do que confirmó una Real Cédula del mismo do en realidad esta intervención la había yaaño. Todas estas curiosidades las expone el prodigado Marco Aurelio Severino (1580-1656)mismo Vidos en el Prefacio de su libro, como durante una epidemia de difteria que ocurrióalabanza del mismo.38 en Ñapóles40; confirma la resonancia que ob-Como obra quirúrgica original aparecida du- tuvo el gesto de Virgili, la publicación de surante este período sometido a la influencia de comunicado en las Memorias de la Acade-Guy de Chauliac, debemos mencionar las lee- mia Royale de Chirurgie, Vol. III, p. 141 y laciones de José Roig, catedrático de Cirugía en nota incluida en la traducción que hizo AndrésBarcelona en 1726, según reza un manuscri- García Díaz de la obra amplia y ambiciosa delto en catalán de Carlos Pallejá,39 lecciones en cirujano alemán Lorenzo Heister.41

las que el ar.tor evidencia todavía la influen- Y es que —si se dejan de lado las técnicas pe-cia del cirujano francés medieval Guy de quenas y vulgares—, la Cirugía de esta épocaChauliac —citándolo en diversas ocasiones—, era —casi— una Cirugía de necesidad, hijapero modernizando hasta cierto punto su ter- de la asistencia a lesiones de origen bélico ominología (verbigracia : a los apostemas ya no accidental (duelos, agresiones, caídas, etc.),los llama así sino tumores). No aceptaba que amputaciones por gangrenas, los cálculos ve-las heridas por arma de fuego estuvieran enve- sicales, hernias y muy pocas cosas más. Ennenadas y —como Paré—, elogia las aplicado- general no se emprendía ninguna interven-nes del bálsamo compuesto de yema de hue- ción quirúrgica, sino en el caso de qué el ncvo, trementina, aceite de rosas y aceite de llevarla a cabo representara incurrir en uncachorros ; para tratar las úlceras recomienda riesgo superior al que representaban las nu-sequedad y presenta la novedad de incluir un merosas, desagradables y —con frecuencia—,«Tractat de la lepra», si bien desconfiamos de mortales consecuencias que acompañaban ala seguridad de su diagnóstico. las intervenciones realizadas en enfermos nc

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de Barcelona en las manos (Museo Histórico de Barcelona).

anestesiados, con escasos cuidados de limpie- siglo anterior, hizo atribuir muchos de losza y nulo de asepsia y con una hemostasia fracasos de la Cirugía a las negligencias en co-muy relativa. Es preciso recordar que se des- nocimientos anatomo-fisiológicos; realmente,conocía por aquel entonces la posibilidad de p a r a la vitalidad de los tejidos, para cohibirsuprimir totalmente el dolor (las propiedades hemorragias inmediatas o secundarias en lasanestésicas del óxido nitroso no fueron des- amputaciones, para las operaciones sobre loscubiertas hasta 1799 y aun de momento no aneurismas, no era lo mismo la presunción defueron tomadas en serio) y de obtener de este l a s d i v e r s a s t e s d e I o r g a n i s m o s e C a -modo la inmovilidad del paciente durante las c i o n a b a n c o n l a m e z c l a d e a i r e sintervenciones quirúrgicas si no era la muy l e s „ b a J a s a r t £ r i a s ^ & s o l arelativa proporcionada por las pociones som- l g s u b a l a s v e n a s ( a c i a s a l a s

mieras. Se carecía de una idea exacta de los 2 7 .- A- i •, , . , , . r . tuerzas «atractiva», «retentiva» y «expulsi-

agentes y del mecanismo de la infección, si . J J J ^ I r- J ru., f . •;, . , ., j . . va» invocadas desde Galeno a Guy de Chau-bien existía vagamente la noción de contagio; i • \ i * j i i • •r- i i, u' J •* ^ J liac), que la certeza de que lo hicieran como

aunque Galeno había descrito con exactitud . , .los cuatro síntomas de la inflamación : tu- consecuencia de una aportación y un arrastre,mor, dolor, calor y rubor, fue preciso llegar c o m O a e x i s t e n c ^ a d e . u n a autentica circula-a Conheim y Metchnikoff para saber que cion a la manera descrita parcialmente y com-los glóbulos del pus están constituidos por los Patada, por Harvey exigía; así se comprendeleucocitos que —en misión defensiva— salen l a trascendencia que tuvo el invento en 1718de los vasos sanguíneos (diapédesis) y acuden —° perfeccionamiento—, del «torniquete» poral foco inflamatorio para englobar (fagocito- Juan Luis Petit (1674-1750), a pesar de quesis) los agentes agresores y digerirlos. Por tenía el inconveniente de que —por hacerúltimo, la nueva descripción del proceso de remansar la sangre—, favorecía la produc-ía circulación de la sangre por Harvey en el ción de trombosis.

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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

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