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48 49 Durante el primer año de vida se establecen las bases de la dieta infantil. Lenta y progresivamente, se inicia la degustación de ALIMENTOS DISTINTOS A LA LECHE: cereales, frutas, verduras, carne, pescado… ¿Cuándo y cómo ofrecérselos? | POR OLGA FERNÁNDEZ De la teta a la CUCHARA asta qué edad se recomienda la lactancia materna? ¿Cómo introducir la fruta en su dieta? ¿Cuándo puede tomar cereales con gluten? Son algunas de las dudas más frecuentes de las madres en el primer año de vida del niño. Existen unas pautas para iniciar al pequeño en la alimentación complementaria (alimentos distintos a la leche) y es el pediatra quien las marca, aunque también es cierto que se dan ligeras variables en las recomendaciones, dependiendo de cada especialista. En palabras del doctor Enrique La Orden Izquierdo, pediatra y experto en nutrición en HM Hospitales, “el orden de introducción de cada tipo de alimento está en relación a la cultura, la tradición y las preferencias individuales. Debe hacerse en pequeñas cantidades, de forma progresiva y dejando pasar dos o tres días entre un alimento nuevo y el siguiente”. En nuestra sociedad, se suelen introducir primero los cereales; después las frutas y las verduras, y más tarde la carne, el pescado y el huevo. De manera que, al llegar al año de vida, la dieta del niño contiene los principales grupos de alimentos. Eso no quiere decir que, a partir de este momento, pueda comer de todo, ya que existen excepciones: “Durante los tres primeros años, hay que evitar un consumo excesivo de sal –los alimentos ya llevan su aporte de sodio–, un exceso de azúcares simples y edulcorantes –miel, leche condensada–, un exceso de grasas saturadas y un exceso de consumo proteico”, advierte el pediatra. Asimismo, los frutos secos no se le deben dar hasta que hayan cumplido los cinco años para evitar posibles atragantamientos. Leche materna, el mejor alimento La Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosas organizaciones científicas nacionales e internacionales (entre ellas, la Asociación Española de Pediatría) recomiendan y fomentan la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida y, continuar con ella a demanda, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más, siempre que el niño y la madre lo deseen. La razón reside en las grandes ventajas que ofrece este alimento: su composición se ajusta a las necesidades nutricionales del niño en cada etapa, le protege frente a infecciones y ayuda a su maduración digestiva y neurológica. La primera leche –el calostro– es rica en componentes que contribuyen al desarrollo del aparato digestivo y que no son demasiado calóricos. Su perfil graso, dependiendo del tipo de alimentos que tome la madre, aporta ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que ayudan a la maduración cerebral y visual. Si el niño se alimenta con leche de fórmula, se le debe ofrecer leche de inicio o tipo 1 hasta los seis meses de vida. A partir de ahí, es necesario cambiar a la leche de continuación o tipo 2. El pediatra es quien establece la cantidad que debe tomar al día en función del peso del pequeño. Hay que señalar que los niños alimentados con leche de fórmula suelen estreñirse más que los que toman pecho. La razón, según explica el pediatra Enrique La Orden Izquierdo, es que la grasa de la leche de inicio se absorbe peor, lo que contribuye a una menor absorción del calcio y, por tanto, a un endurecimiento de las heces. “Para evitar este problema, muchas leches de inicio incluyen una modificación en su composición grasa. También se puede probar con fórmulas antiestreñimiento u ofrecer pequeñas cantidades de agua (evitando desplazar la ingesta de leche) para ablandar las heces”, aconseja el pediatra. En cuanto a la leche de vaca, no debe introducirse antes del año de edad. ¡Llegan los cereales! Los cereales suele ser el primer grupo de alimentos distinto a la leche que se ofrece al bebé. Aportan carbohidratos, vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y habitualmente estan suplementados con hierro, un mineral necesario en el segundo semestre de la vida. La pauta de introducción de los cereales con gluten se modificó hace unos años: de los ocho meses se adelantó a los cuatro. La Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica aconseja hacerlo entre los cuatro y seis meses, de forma progresiva y mejor coincidiendo con la lactancia materna. Al parecer, esta nueva pauta puede prevenir el desarrollo de la enfermedad celiaca (intolerancia al gluten). “En caso de que el niño se alimente con leche materna, se le puede dar pan para chupar a partir de los cinco o seis meses, recordando un hábito alimentario que practicaban nuestras madres y abuelas”, aconseja el doctor Félix Sánchez-Valverde Visus, jefe de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica en el Complejo Hospitalario de Navarra y vocal del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. ¿Cómo preparar los cereales al niño? Los pediatras suelen recomendar añadirlos –con o sin gluten– a la leche en el biberón del desayuno y de la cena. E ir aumentando progresivamente la consistencia, hasta obtener una papilla que se coma con cuchara. “Una medida preventiva precoz para evitar la obesidad infantil consiste en dar un número de cacitos de cereales al día similar a la edad del niño en meses”, sugiere el doctor Enrique La Orden. Es hora de tomar fruta y verdura En general, las frutas –manzana, pera, plátano– se pueden introducir entre el cuarto y el sexto mes. Lo ideal es prepararlas peladas para evitar un exceso de fibra, maduras para conseguir que el bebé las digiera mejor y trituradas en papilla (sin añadir azúcar). Pueden hacerse de varias frutas o solo de una. Y conviene que el niño las tome con cuchara. Como truco para que las acepte mejor, “se pueden mezclar con cereales que enmascaren su ligera acidez, un sabor que a menudo provoca rechazo”, apunta el doctor La Orden. Se recomienda posponer hasta el año la inclusión de frutas potencialmente alergénicas –melocotón, fresas, kiwi, melón, frutas tropicales–. También se le puede dar zumo de naranja natural, recién exprimido. Ahora bien, conviene tomar una serie de precauciones: “Mejor que dárselo en biberón, es preferible hacerlo a cucharadas. De este modo, evitaremos el riesgo de caries. Y nunca debe sustituir a las tomas de leche, ni administrarse entre horas”, indica el pediatra. En cuanto a las verduras, se suelen incorporar a la dieta en forma de puré, a partir del sexto mes. La recomendación es comenzar con zanahoria, judía verde, puerro y patata. Hay que evitar las que pueden dar gases –coles, remolachas, coliflor, repollo– y las que contienen sustancias sulfuradas Mundo Bebé Nutrición DE SéMOLA Y FRESAS Ingredientes: una taza de sémola; una taza de agua; una cucharada de aceite de oliva y 50 gramos de fresas. Poner el agua a cocer. Cuando hierva, echar la sémola. Retirar del fuego. Dejar reposar hasta que la sémola absorba el agua. Añadir el aceite de oliva y las fresas. Triturar con la batidora. DE CIRUELAS Ingredientes: cuatro ciruelas secas; un cacito de cereales con gluten y leche. Poner las ciruelas en un cazo cubiertas con agua y cocinar durante 10 minutos a fuego medio. Añadir los cereales y un chorro de leche. Batir. Recomendada para niños estreñidos. DE ZANAHORIA Y NARANJA Ingredientes: tres zanahorias; 1/4 de cebolla; medio vaso de agua; el zumo de una naranja; aceite de oliva y leche. Picar las zanahorias y la cebolla en juliana muy fina. Rehogarlas en aceite de oliva. Añadir el agua y el zumo. Dejar cocer a fuego medio durante 15 minutos. Triturar con la batidora y añadir leche al gusto. LA NUTRICIONISTA NEREA CENOZ APORTA SUCULENTAS IDEAS PARA PREPARAR PAPILLAS DIFERENTES Papillas originales DEBEMOS INTRODUCIR CADA ALIMENTO EN PEQUEÑAS CANTIDADES Y DE FORMA PROGRESIIVA H >

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Durante el primer año de vida se establecen las bases de la dieta infantil. Lenta y progresivamente, se inicia la degustación de aLimentos Distintos a La Leche: cereales, frutas, verduras, carne, pescado… ¿cuándo y cómo ofrecérselos? | Por olga fernández

De la teta a lacuchara

asta qué edad se recomienda la lactancia materna? ¿Cómo introducir la fruta en su dieta? ¿Cuándo puede tomar cereales con gluten? Son algunas de las dudas más frecuentes de las madres en el primer año de vida del niño. Existen unas pautas

para iniciar al pequeño en la alimentación complementaria (alimentos distintos a la leche) y es el pediatra quien las marca, aunque también es cierto que se dan ligeras variables en las recomendaciones, dependiendo de cada especialista. En palabras del doctor Enrique La Orden Izquierdo, pediatra y experto en nutrición en HM Hospitales, “el orden de introducción de cada tipo de alimento está en relación a la cultura, la tradición y las preferencias individuales. Debe hacerse en pequeñas cantidades, de forma progresiva y dejando pasar dos o tres días entre un alimento nuevo y el siguiente”. En nuestra sociedad, se suelen introducir primero los cereales; después las frutas y las verduras, y más tarde la carne, el pescado y el huevo. De manera que, al llegar al año de vida, la dieta del niño contiene los principales grupos

de alimentos. Eso no quiere decir que, a partir de este momento, pueda comer de todo, ya que existen excepciones: “Durante los tres primeros años, hay que evitar un consumo excesivo de sal –los alimentos ya llevan su aporte de sodio–, un exceso de azúcares simples y edulcorantes –miel, leche condensada–, un exceso de grasas saturadas y un exceso de consumo proteico”, advierte el pediatra. Asimismo, los frutos secos no se le deben dar hasta que hayan cumplido los cinco años para evitar posibles atragantamientos.

Leche materna, el mejor alimentoLa Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosas organizaciones científicas nacionales e internacionales (entre ellas, la Asociación Española de Pediatría) recomiendan y fomentan la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida y, continuar con ella a demanda, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más, siempre que el niño y la madre lo deseen. La razón reside en las grandes ventajas que ofrece este alimento: su composición se ajusta a las necesidades nutricionales del niño en cada etapa, le protege frente a infecciones y ayuda a su maduración digestiva y neurológica. La primera leche –el calostro– es rica en componentes que contribuyen al desarrollo del aparato digestivo y que no son demasiado calóricos. Su perfil graso, dependiendo del tipo de alimentos que tome la madre, aporta ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que ayudan a la maduración cerebral y visual.

Si el niño se alimenta con leche de fórmula, se le debe ofrecer leche de inicio o tipo 1 hasta los seis meses de vida. A partir de ahí, es necesario cambiar a la leche de continuación o tipo 2. El pediatra es quien establece la cantidad que debe tomar al día en función del peso del pequeño.

Hay que señalar que los niños alimentados con leche de fórmula suelen estreñirse más que los que toman pecho. La razón, según explica el pediatra Enrique La Orden Izquierdo, es que la grasa de la leche de inicio se absorbe peor, lo que contribuye a una menor absorción del calcio y, por tanto, a un endurecimiento de las heces. “Para evitar este problema, muchas leches de inicio incluyen una modificación en su composición grasa. También se puede probar con fórmulas antiestreñimiento u ofrecer pequeñas cantidades de agua (evitando desplazar la ingesta de leche) para ablandar las heces”, aconseja el pediatra. En cuanto a la leche de vaca, no debe introducirse antes del año de edad.

¡Llegan los cereales!Los cereales suele ser el primer grupo de alimentos distinto a la leche que se ofrece al bebé. Aportan carbohidratos, vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y habitualmente estan suplementados con hierro, un mineral necesario en el segundo semestre de la vida. La pauta de introducción de los cereales con gluten se modificó hace unos años: de los ocho meses se adelantó a los cuatro. La Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica aconseja hacerlo entre los cuatro y seis meses, de forma progresiva y mejor coincidiendo con la lactancia materna. Al parecer, esta nueva pauta puede prevenir el desarrollo de la enfermedad

celiaca (intolerancia al gluten). “En caso de que el niño se alimente con leche materna, se le puede dar pan para chupar a partir de los cinco o seis meses, recordando un hábito alimentario que practicaban nuestras madres y abuelas”, aconseja el doctor Félix Sánchez-Valverde Visus, jefe de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica en el Complejo Hospitalario de Navarra y vocal del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría.

¿Cómo preparar los cereales al niño? Los pediatras suelen recomendar añadirlos –con o sin gluten– a la leche en el biberón del desayuno y de la cena. E ir aumentando progresivamente la consistencia, hasta obtener una papilla que se coma con cuchara. “Una medida preventiva precoz para evitar la obesidad infantil consiste en dar un número de cacitos de cereales al día similar a la edad del niño en meses”, sugiere el doctor Enrique La Orden.

Es hora de tomar fruta y verduraEn general, las frutas –manzana, pera, plátano– se pueden introducir entre el cuarto y el sexto mes. Lo ideal es prepararlas peladas para evitar un exceso de fibra, maduras para conseguir que el bebé las digiera mejor y trituradas en papilla (sin añadir azúcar). Pueden hacerse de varias frutas o solo de una. Y conviene que el niño las tome con cuchara. Como truco para que las acepte mejor, “se pueden mezclar con cereales que enmascaren su ligera acidez, un sabor que a menudo provoca rechazo”, apunta el doctor La Orden. Se recomienda posponer hasta el año la inclusión de frutas potencialmente alergénicas –melocotón, fresas, kiwi, melón, frutas tropicales–. También se le puede dar zumo de naranja natural, recién exprimido. Ahora bien, conviene tomar una serie de precauciones: “Mejor que dárselo en biberón, es preferible hacerlo a cucharadas. De este modo, evitaremos el riesgo de caries. Y nunca debe sustituir a las tomas de leche, ni administrarse entre horas”, indica el pediatra.

En cuanto a las verduras, se suelen incorporar a la dieta en forma de puré, a partir del sexto mes. La recomendación es comenzar con zanahoria, judía verde, puerro y patata. Hay que evitar las que pueden dar gases –coles, remolachas, coliflor, repollo– y las que contienen sustancias sulfuradas

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De sémola y fresas Ingredientes: una taza de sémola; una taza de agua; una cucharada de aceite de oliva y 50 gramos de fresas. Poner el agua a cocer. Cuando hierva, echar la sémola. retirar del fuego. Dejar reposar hasta que la sémola absorba el agua. añadir el aceite de oliva y las fresas. Triturar con la batidora.

De CIruelas Ingredientes: cuatro ciruelas secas; un cacito de cereales con gluten y leche. Poner las ciruelas en un cazo cubiertas con agua y cocinar durante 10 minutos a fuego medio. añadir los cereales y un chorro de leche. Batir. recomendada para niños estreñidos.

De zanahorIa y naranja Ingredientes: tres zanahorias; 1/4 de cebolla; medio vaso de agua; el zumo de una naranja; aceite de oliva y leche. Picar las zanahorias y la cebolla en juliana muy fina. rehogarlas en aceite de oliva. añadir el agua y el zumo. Dejar cocer a fuego medio durante 15 minutos. Triturar con la batidora y añadir leche al gusto.

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–como el ajo, la cebolla y los espárragos–, ya que aportan un sabor fuerte que puede resultar desagradable al bebé. Las verduras de hoja verde grande –acelgas, espinacas...– deben introducirse más tarde, entre los nueve y doce meses.

Uno de los problemas con que se encuentran los padres a la hora de iniciar al niño en los purés es que los nuevos sabores y texturas pueden despertar cierto rechazo al principio. Para conseguir que los acepte, en opinión de Nerea Cenoz, dietista y nutricionista del Centro Nerea Cenoz Nutrición (Pamplona), resulta muy importante que los papás tengan grandes dosis de paciencia: “Muchas veces se obliga y se insiste demasiado, haciendo que el pequeño asocie esos momentos de tensión con la toma de determinados alimentos”, asegura. La experta recomienda recurrir a estrategias menos estresantes. Entre ellas, dejar que el niño coma junto a los padres para que los imite, de manera que vea que ellos también toman esos alimentos o no mezclar demasiados sabores en sus comidas. Es mucho mejor ofrecer a los pequeños los alimentos de uno en uno o de dos en dos.

También es adecuado modificar la textura de las papillas para hacérselas más agradables. “Por ejemplo, preparar un puré muy fino pasado por el chino. O hacerlo, al principio,

con una base de leche y añadir fruta o verdura, para ir disminuyendo progresivamente la leche hasta que quede únicamente el resto de los ingredientes”, son algunas de las propuestas que aporta la especialista.

Carne y pescado: en su justa medidaEl Proyecto Alsalma –un estudio realizado a 2.000 niños españoles para conocer los hábitos nutricionales en los tres primeros años de vida– desvela un consumo excesivo de proteínas, algo que parece estar relacionado con la obesidad infantil. Es importante no excederse en las cantidades indicadas por el pediatra al introducir carne, pescado y huevo, alimentos con un contenido rico en proteínas.

La carne se recomienda a partir de los seis meses, cocida y triturada con el puré de verduras. La norma general es añadirla, progresivamente, hasta llegar a los 40–50 gramos al día. En cuanto al pescado, se aconseja introducirlo entre los nueve y diez meses, comenzando con pequeñas cantidades (20–30 gr/día) de pescado blanco –merluza, gallo o lenguado– y, a partir de los 15 meses, de pescado azul, hasta llegar a un consumo de unos 60 gramos por ración. No es recomendable incluir en la dieta infantil vísceras hasta los 12 y los 15 meses, ya que tienen un alto contenido en colesterol.

El huevo se suele ofrecer entre los nueve y diez meses de edad. La pauta es añadir en el puré de verduras un cuarto de la yema cocida e ir aumentando progresivamente la cantidad hasta dársela completa; la clara (también cocida), a partir del año, ya que tiene un gran poder alergénico.

Otros alimentos, como las legumbres, se incluyen desde los once meses y es preferible prepararlas trituradas o sin piel para evitar gases. Los yogures naturales, a partir de los nueve meses, mientras que los de sabores y otros postres lácteos –petit suisse, natillas…– mejor a partir del año.

según vamos incorporando nuevos alimentos a la dieta del bebé, pueden aparecer

intolerancias. las producidas por la lactosa de leche de vaca

y el gluten son habituales.

Intolerancia a la lactosa de la leche de vaca. sus síntomas

son, por lo general, vómitos, diarrea y dolor abdominal. en estos casos, se debe acudir al

pediatra para que recomiende una fórmula especial que no

contenga lactosa.

la enfermedad celiaca (eC) significa intolerancia

al gluten, una proteína presente en algunos cereales

–trigo, cebada, centeno, espelta, kamut, triticale y, posiblemente, avena–. es

frecuente entre los niños y produce una intolerancia permanente. no se sabe su

causa exacta, pero sí que es de tipo autoinmune y que aparece en personas

predispuestas genéticamente. “se cree que las bacterias

intestinales, los tratamientos con ciertos medicamentos

y algunas infecciones virales pueden influir en que el

individuo pierda la tolerancia al gluten”, explica el doctor sanchez–Valverde. Cuando

el bebé la sufre, se manifiesta con diarrea, vómitos, falta de apetito, distensión abdominal,

pérdida de peso, pelo fino y alteración del carácter.

InToleranCIa alIMenTarIa

para evitar que el niño recHace nuevos sabores, meJor introducirlos de uno en uno

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