17
Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII) Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 1 FISCALIDAD REAL, MONEDAS, RENTAS E IMPUESTOS COLONIALES EN EL VIRREINATO DEL PERÚ (SIGLO XVIII) Carlos Morales Cerón 1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected] Recibido: 23/05/2011 Aprobado: 12/12/2011 Resumen Con la aplicación de las reformas borbónicas, la política fiscal dio un giro centralizador reorganizando la actividad de las cajas reales en todo el virreinato peruano dándole mayores atribuciones a la real caja matriz de Lima, la cual empezó a gestionar los distintos impuestos y tributos que se asentaron definitivamente en el siglo XVIII. Como tenía que suceder por la influencia del liberalismo borbónico se dio mayor énfasis a los impuestos al comercio. El presente estudio busca presentar el alcance que tuvieron los mismos. Palabras claves: Perú colonial; Real Hacienda; Cajas Reales; Moneda; Fiscalidad ROYAL FISCALITY, CURRENCY, RENTS AND TAXES IN THE VICEROYALTY OF PERU (18TH CENTURY) Abstract With the application of the Bourbon reforms, the fiscal policy gave a centralizing turn reorganizing the activity of the real treasure in the Viceroyalty of whole Peru giving ample attributions to the central office in Lima, which started to require the different taxes and tributes in force in the 18 th century. Due to Bourbon liberalism, the emphasis was on commercial taxes. The present study aims to present the results of this fiscal effort. Key words: Colonial Peru; Royal treasure; Currency; Fiscality 1 Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, candidato a magíster en Historia económica por la misma Universidad. Actualmente es profesor de su especialidad en la UNMSM y en la Escuela Nacional de Archiveros. Ha concluido un estudio sobre el Estanco del Tabaco en tiempos coloniales.

N. 1. 2013. Morales Ceron

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 1

FISCALIDAD REAL, MONEDAS, RENTAS E IMPUESTOS COLONIALES EN EL

VIRREINATO DEL PERÚ (SIGLO XVIII)

Carlos Morales Cerón1

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

[email protected]

Recibido: 23/05/2011

Aprobado: 12/12/2011

Resumen

Con la aplicación de las reformas borbónicas, la política fiscal dio un giro centralizador

reorganizando la actividad de las cajas reales en todo el virreinato peruano dándole

mayores atribuciones a la real caja matriz de Lima, la cual empezó a gestionar los

distintos impuestos y tributos que se asentaron definitivamente en el siglo XVIII. Como

tenía que suceder por la influencia del liberalismo borbónico se dio mayor énfasis a los

impuestos al comercio. El presente estudio busca presentar el alcance que tuvieron los

mismos.

Palabras claves: Perú colonial; Real Hacienda; Cajas Reales; Moneda; Fiscalidad

ROYAL FISCALITY, CURRENCY, RENTS AND TAXES IN THE VICEROYALTY OF PERU

(18TH CENTURY)

Abstract

With the application of the Bourbon reforms, the fiscal policy gave a centralizing turn

reorganizing the activity of the real treasure in the Viceroyalty of whole Peru giving

ample attributions to the central office in Lima, which started to require the different

taxes and tributes in force in the 18th

century. Due to Bourbon liberalism, the emphasis

was on commercial taxes. The present study aims to present the results of this fiscal

effort.

Key words: Colonial Peru; Royal treasure; Currency; Fiscality

1 Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, candidato a magíster en

Historia económica por la misma Universidad. Actualmente es profesor de su especialidad en la UNMSM

y en la Escuela Nacional de Archiveros. Ha concluido un estudio sobre el Estanco del Tabaco en tiempos

coloniales.

Page 2: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 2

Fundamentos económicos. Regalismo y providencialismo

En el proceso del desenvolvimiento gestionado del régimen colonial controlado por la

monarquía española, de todos los virreinatos americanos el que aportó más recursos

económicos en beneficio de la Real Hacienda española fue el virreinato del Perú. Su

existencia histórica aseguraba de un lado, una exitosa recaudación de rentas argentíferas

y tributos para financiar los gastos de la corona y, de otro, la total lealtad de los criollos

ante cualquier amenaza que pusiera en riesgo el régimen de dominación colonial. Esto

pudo lograrse mediante el implemento de beneficios y concesiones para usufructuar y

administrar los distintos recursos en materia fiscal y social distribuidos en ciertos

sectores económicos del país pertenecientes al régimen privado.

La importancia económica del virreinato peruano es ampliamente conocida. Con el

tiempo la frase acuñada “vale un Perú”, se convirtió en un indicador de las riquezas que

se podían obtener visitando estas tierras. Concordando con lo anterior un importante

funcionario colonial como Francisco López de Caravantes, afirmaba rotundamente, que

las rentas y derechos que gozaba la monarquía española habían sido decisivos para

conservar su dominio político, y de todos los virreinatos, el que más habría contribuido

para su sostenimiento, había sido el “Piru”2.

La Real Hacienda fue una institución que cumplió un papel decisivo en el manejo de las

rentas de la monarquía en las colonias americanas para extraer la mayor cantidad de

recursos posibles, de todas ellas la más importante fue el sistema hacendístico del

virreinato peruano.

Estas consideraciones explican la importancia de la Real Hacienda y el manejo de las

cajas reales en el virreinato peruano, superando con creces otras actividades sociales. La

hacienda real fue entendida como los pilares y columnas del sistema político, que en

opinión de los entendidos eran relevantes para un efectivo control colonial. Para los

funcionarios del rey en las colonias, el manejo correcto de la política fiscal y la

redistribución de las rentas obtenidas en beneficio del sector dominante, eran

fundamentales, ya que era “conveniente que el príncipe conozca las costumbres e

inclinaciones de las naciones vecinas y extranjeras”, y así poder imponer tributos para

“el sustento de la casa real y sus ministros” 3

. Covarrubias entendía por fisco todo

aquello que se recaudaba en beneficio del príncipe ó monarca4.

Dado el papel relevante que tuvo la Real Hacienda en el Perú, fue considerada

esencialmente como los “nervios y músculos de la monarquía”, idea recogida por el

2 Francisco López de Caravantes. Noticia General del Perú. Discurso segundo. Manuscrito existente en

el Archivo de Limites del Ministerio de Relaciones Exteriores. También: Noticia general del Perú /

Francisco López de Caravantes. Estudio preliminar Guillermo Lohmann Villena; Marie Helmer, ed., con

la colaboración de José María Pérez-Bustamante de Monasterio. Madrid: Atlas, 1985. 6 volúmenes.

3 Antonio López de Oliver. Verdadera idea de un príncipe, formada de las leyes del reyno que tienen

relación al derecho público. Valladolid: Imprenta Francisco Antonio Garrido, MDCCLXXXVI, cap. VI.

4 Sebastián de Covarrubias. Tesoros de la lengua castellana. Madrid: Luis Sánchez Impresor, 1611, p.

596. “fisco todo lo que venía y se traía a él y propiamente lo que era del príncipe”. Realengo y hacienda

de forma conjunta vendría a ser lo que se trabaja en beneficio del Rey.

Page 3: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 3

mercurista Hipólito Unanue cuando afirmaba con justa razón que sin Hacienda no hay

Estado porque esta era la sangre que animaba y alimentaba el cuerpo político.

La Real Hacienda aparte de ser un factor de enriquecimiento, significó para el Estado

colonial, el requisito y premisa de toda estructura de clase en beneficio del monarca y

estamentos superiores. En la mentalidad imperial de asesores y teólogos, se afirmaba

que en el nuevo mundo dos eran los reinos y Estados principales: Méjico y el Perú,

ambas colonias eran reconocidas por su riqueza aurífera que producían, sobre todo el

virreinato del Perú. Al respecto Fray Juan de Salazar reconocía: “Saca la majestad

católica grandísima cantidad de oro y plata, fuera de los derechos de las mercancías que

es riqueza inexhausta y sin suelo, de lo que es oro y plata al doble da el Pirú”5.

La minería fue altamente valorizada, era concebida como un “sin suelo ni fondo”, pues

solamente de Potosí se había extraído en cuarenta años ciento y once millones de pesos

de a trece reales, y de las minas de azogue se extraían cada año cuatrocientos mil pesos.

Al lado de otras instituciones, la Real Hacienda fue una de las cuatro grandes formas de

control político que España ejerció en sus colonias americanas. “Todo lo que

acostumbráis a escribir en muchas cartas –dirá el rey a la Audiencia de Charcas – lo

reduciréis a cuatro materias distintas: Gobierno, Justicia, Guerra y hacienda6. Sus

fundamentos correspondían al ideal de un Estado corporativo con principios

económicos que tendían a remarcar su espíritu político como sustento patrimonial,

dirigido por una elite y clase social legitimada por el providencialismo. El poder del

Estado descansaba en los cimientos del real erario, que metafóricamente fue comparado

con la “vena sanguínea” del cuerpo.

El eclesiástico italiano Luis Antonio Muratori (muy leído en España), afirmaba por

ejemplo que el apetito de hacienda era común al hombre, “un universal apetito de

nuestra felicidad, que es un deseo que abraza, y contiene en si otros infinitos, al cual

mientras vivamos en la tierra, falta y faltara siempre alguna cosa, aun después que

tengamos muchísimas, haciéndonos conocer la experiencia que este apetito (de la

hacienda) jamás dice basta7. Así, el “tener hacienda” era entendida como la riqueza

obtenida por el hombre para la satisfacción de un gasto improductivo.

El virrey José de Armendáriz entre muchas de sus reflexiones calificaba a la hacienda

real de ser: “Entre las demás partes principales del cuerpo de un reino, el corazón de la

opulencia, donde se forman los espíritus vitales del poder”, siendo a un mismo tiempo

la “basa del trono” y la “columna del imperio”8.

5 Fray Juan de Salazar. Obra citada, p. 34. Más adelante argumentaba que entre las minas y tesoros más

importantes del Perú eran las minas de plata de Potosí y la de Huancavelica. “Entre los tesoros del Pirú,

dos son maravillosos: Uno es la mina de plata del Potosí que se descubrió el año de 1545, de donde se

saca tanta cantidad de plata cada año, que solo el quinto, que es lo que a su majestad toca, ha valido en

cuarenta años ciento y once millones de pesos de a trece reales y un cuarto, y cada día es mucho lo que se

extrae de ella sin hallársele suelo ni fondo. El otro tesoro es la mina de azogue de Huancavelica... de

donde toca a su majestad cada un año cuatrocientos mil pesos.”.

6 Tord y Lazo. Hacienda Comercio, fiscalidad y luchas sociales. (Perú colonial). Lima: BPHES, 1981

pp. 191 y siguientes. También Ismael Sánchez Bella. Organización financiera de las indias. Sevilla:

Escuela de Estudios Hispano Americanos, 1968, p. 3.

7 Luis Antonio Muratori. La filosofía moral. Declarada y propuesta a la juventud. Tomo 1. Madrid.

MDCCLXXXXI, cap. XVIII.

8 Memoria de los virreyes que han gobernado el Perú, durante el tiempo del coloniaje. Lima: Librería

Central de Felipe Baylli, 1853, t. III pp. 86 y siguientes.

Page 4: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 4

Con el establecimiento de la Real Hacienda en las Indias, la corona buscaba consolidar

un circuito comercial que articulase de forma asimétrica la metrópoli imperial con las

colonias americanas.

La política colonial se vería sujeta a las oscilaciones de la economía imperial española

que intervenía frecuentemente para reforzar el monopolio comercial y desarticular

cualquier intento de autonomía. Sin embargo dada la ubicación semiperiferica de

España con respecto al desarrollo del capitalismo europeo, también se encontraba sujeta

a las coyunturas desplegadas por efecto de la fuerza económica liderada por las regiones

de Europa que abrazaron el mercantilismo en el Siglo XVI. Los factores de oscilación

fueron las guerras europeas, los conflictos sociales suscitados en los países bajos y los

la reforma religiosa, hechos que podían afectar la real hacienda hispana, por lo que

cualquier inconveniente en las remesas americanas de oro y plata era considerada como

una mala noticia para la corona real.

Mercantilismo y liberalismo económicos del siglo XVIII en el virreinato del Perú

Pueden distinguirse dos etapas en el desarrollo del reformismo borbónico en el siglo

XVIII, en una primera fase las autoridades imperiales implementaron un programa

económico de carácter mercantilista que aceleró un proceso de crecimiento interno de

la economía virreinal en diversos sectores económicos al interior del virreinato, cuyos

alcances en la historiografía peruana están aún por determinar. En una segunda etapa las

medidas reformistas adoptaron matices liberales9.

En este proceso pude decirse que el mercantilismo ibérico colonial al inicio tuvo una

modalidad bullonista10

la que fue prontamente reemplazada por un mercantilismo

productivo en provecho de la monarquía española y colonos españoles afincados en el

territorio peruano. Este sistema que promovía el privilegio estatal sobre el privado

reclamaba para sí el interés del Estado en consonancia con los intereses que perseguía la

política de la monarquía, que conllevó a practicar la construcción de planteamientos

doctrinarios que sustentaran la idea del creso hedonismo y acumulación de metales

preciosos.

Para lograr sus objetivos, la corona una vez sucedidos los episodios de la a conquista,

consideraron necesario, fomentar el crecimiento productivo de todos los sectores de la

economía tomando como punto de partida la acumulación metálica y dineraria como

sustento de la riqueza11

. Como afirma Susana Aldana, bajo la influencia del modelo

francés se impuso el absolutismo en España, y a pesar de una presencia liberal

enmarcada en el proceso de la ilustración el Estado imperial nunca dejo de intervenir en

9 Carlos lazo, Víctor Medina, César Puerta. Fases de la reforma borbónica. Perú 1729-1800.

Investigaciones Sociales. Revista del Instituto de Investigaciones Histórico sociales de la Facultad de

Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Año IV, N. 5. 2000

10 Antonio-Miguel Bernal. España Proyecto inacabado los costes/beneficios del imperio. Madrid:

Marcial Pons, Historia, 2007, pp. 166 y siguientes.

11 Carlos Lazo García. Ídem, nota 1 y Economía colonial y régimen monetario. Perú Siglos XVI-XIX.

Lima: Banco Central de Reserva del Perú, 1992, t. 1, cap. 3.

Page 5: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 5

los asuntos económicos y más bien se mantuvo en la línea tradicional del poder

sustentado en el mercantilismo como fundamento clave12

.

Entre las principales medidas mercantilistas adoptadas tenemos las siguientes: Reforma

monetaria de 1728, con el fin de acrecentar la producción y calidad de la moneda

acuñada. Luego el Estado asumiría los costos de la producción monetaria, compras de

metales y gastos operativos. Reducción de un 50% de la presión fiscal sobre la minería

(1736), supresión de los mercaderes de la plata y el auspicio de una banca de fomento

(1747). Promoción del crecimiento monetario de circulación interna en valores

macuquinos, con el respaldo del comercio grosario no admitiendo su uso en el comercio

internacional. Ampliación de la base productiva del agro sobre la expropiación de

tierras de pueblos de indios. Participación laboral de los pobladores rurales en la

producción empresarial compelidos indirectamente a alquilarse para satisfacer los

adeudos derivados del reparto de mercancía de corregidores. Protección directa a los

centros obrajeros cuyos mercados regionales (Cajamarca, Huaylas – Santa Tarma etc.),

fueron eximidas del reparto de corregidores de 1754. Establecimiento de un

financiamiento de emergencia mediante imposiciones de principales sobre la caja

general de censos de indios. Los gastos militares como el envío de situados sufrieron

una tendencia al alza ya que estos gastos se engarzaban con contratos comerciales.

Desactivación del comercio galeonista y su reemplazo por el sistema de navíos de

registro (1741-1748) con el fin de abaratar los productos importados para aumentar la

demanda. Inserción de los indios de forma obligatoria al mercado de consumo mediante

el reparto de corregidores que absorbió el 10% de la oferta. Establecimiento del Estanco

del tabaco en 1752, bajo administración directa de la corona.

Fruto de estas medidas, los sectores económicos internos se reactivaron, presentándose

dos hechos relacionados, de un lado el aumento del ingreso fiscal a la caja matriz, cuyos

montos fueron inyectados al interior de la economía virreinal mediante las vías

antedichas, y de otro lado la disminución de lo remitido al rey. El siguiente cuadro es

ilustrativo:

12 Susana Aldana. Industrias coloniales en la economía virreinal, p. 70. En Scarlett O` Phelan (ed.). El

Perú en el siglo XVIII. la era borbónica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva

Agüero, 1999, pp. 69-96.

Page 6: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 6

Cuadro N° 1

Ingreso de Real Hacienda (Caja Matriz) y remitido al rey

Trienios Ingreso total en la Caja

Real de Lima

Remitido al rey Caja

Matriz de Lima

1729 –1731

1732 –1734

1735 –1737

1738 –1740

1741 –1743

1744 –1746

1747 –1749

1750 –1752

1753 –1755

1756 –1758

1759 –1761

Total

4´471,148

3´728,400

3´969,499

3´823,023

3´218,105

4´086,792

6´039,984

5´541,568

4´664,972

5´203,735

6´786,495

51´533,761

702,000

400,000

441,227

586,044

0.0

545,000

221,000

600,000

0,0

75,086

0.0

3´570,357

Fuente: Carlos lazo, Víctor Medina, Cesar Puerta. Fases de la reforma borbónica. Perú

1729-1800. Investigaciones Sociales. Revista del Instituto de Investigaciones Histórico

Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San

Marcos. Año IV, N.5. 2000.

Page 7: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 7

Grafico Nº 1

En una segunda fase caracterizada por una intensificación comercial que apertura una

tendencia liberal hacia el libre comercio importador de artículos foráneos, se produciría

más bien un proceso de “drenaje” de lo acumulado en el primer periodo. El decreto de

libre comercio impuesto por la Monarquía coronó este proceso de reforma fiscal.

Mientras de un lado la economía crecía “hacia fuera”; del otro se manifestaba un

proceso de retroceso “social” manifestada en el relajamiento de las costumbres

tradicionales y el incremento de la delincuencia urbano-rural. El crecimiento económico

hacia afuera, terminó por producir la descapitalización de los recursos internos del país

toda vez que se dieron los mecanismos necesarios para saturar el mercado colonial con

artículos provenientes de España y Europa13

, en un contexto caracterizado por una

mayor presión fiscal que sobrecargo la actividad laboral-social de los indígenas que

alimentó finalmente las futuras rebeliones y anomias urbano rurales14

.

13. Carta de don Joseph Rodríguez de Carassa del orden de Calatrava, ensayador mayor del reino del Perú

y de la Real Casa de Moneda de Lima. En Carlos lazo García. Historia de la economía colonial. Tomo 1.

Lima: Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos, 2006 p. 356.

14 Scarlett O`Phelan. De Túpac Amaru a Túpac Catari. Cusco: Centro de Estudios Rurales Andinos

Bartolomé de las Casas, 1995. Carlos Lazo García. Fases de la reforma borbónica. Perú 1729-1800. En

Historia de la economía colonial. Tomo 1. Lima: Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos, 2006.

Jurgen Golte. Repartos y rebeliones. Túpac Amaru y las contradicciones de la economía colonial. Lima:

Instituto de Estudios Peruanos, 1980.

4471148

3728400 3969499 3823023

3218105

4086792

6039984 5541568

4664972

5203735

6786495

702000 400000 441227 586044

0

545000 221000

600000

0 75086 0 0

1000000

2000000

3000000

4000000

5000000

6000000

7000000

8000000

Page 8: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 8

Cuadro N° 2

Ingreso de Real Hacienda (Caja Matriz de Lima)

Trienios Ingreso total en la Caja

Real de Lima

1762 –1764

1765 –1767

1768 –1770

1771 –1773

1774 –1776

1777 –1779

1780 –1782

1783 –1785

1786 –1788

1789 –1791

1792 –1794

1795-1797

9103309

10278426

9505281

8621086

16125557

1536749

14144378

13252565

14286275

15758677

18516791

15973521

Fuente: Carlos lazo. Obra citada, p. 171.

Dos dispositivos fueron fundamentales para la tendencia creciente de los ingresos

fiscales: el libre ingreso de mercancías al interior del virreinato y el decreto de libre

comercio.

La real cedula de 25 de julio de 1769 disponía que los cargadores y comerciantes de

Cádiz pudiesen vender sus efectos “tierra adentro”. La presión del Tribunal del

Consulado de Cádiz fue decisiva al respecto, el 7 de noviembre de 1766 se había

quejado ante el rey de lo perjudicial que resultaba para los comerciantes españoles

restringirles el comercio en Lima y al interior del país. Los comerciantes hispanos que

traían sus efectos en navíos de registro, vendían sus mercaderías regularmente desde el

año 1742, en que se abono el comercio por el Cabo de Hornos hacia el puerto del

Callao. La prohibición los afectaba profundamente, porque los hispanos se veían

forzados a vender sus mercancías a cualquier precio, quedando a merced de los limeños.

Los comerciantes del Tribunal del Consulado de Cádiz imponían sus argumentos

afirmando que su comercio debía ser preferente “por las contribuciones que con mayor

exceso paga para ocurrir a las cargas”

Page 9: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 9

La otra medida fue el decreto de Libre Comercio establecido por real cedula el 12 de

octubre de 1778 que abría de forma asimétrica 24 puertos americanos a 13 puertos

españoles. Con esta medida se redefinía y ampliaba el control de España en las colonias.

Procos años después de la expedición del libre comercio, el sector exportador colonial

se caracterizó por el incremento de metales preciosos en la remisión figurando como

efecto exportado. Entre 1782 y 1796 las exportaciones de oro y plata (principalmente

plata) a España sumaron el 78.5 % del comercio total, con proyecciones de llegar al

90% del total. 15

.

Las cajas reales en el siglo XVIII

La organización de la Real Hacienda en el virreinato del Perú comprendía las regiones ó

distritos administrativos que actuaban por intermedio de las Cajas reales las que

mantenían entre sí una completa autonomía, incluso entre aquellas que existían dentro

de un mismo virreinato.

Las relaciones de los oficiales reales con el poder central fueron de forma directa, ya sea

con el monarca, el Consejo de indias, ó la Casa de Contratación, estos funcionarios no

tenían entre sí ninguna dependencia, estando prohibidos de entrometerse en el distrito

de otra16

. Estas atribuciones se fueron ordenando en función de un área delimitada, en la

que se establecía un área territorial que tenía que encontrarse bajo el control

jurisdiccional de los oficiales reales a través de los distritos o Cajas Reales.

La Caja real cogía su nombre por encontrarse al interior de su oficina una Caja de

Hierro donde se guardaban los distintos libros de cuentas y los dineros guardados entre

otros documentos contables.

El Arca de hierro tenía que ser fuerte “recia” y “barreteada”, con cuatro llaves, cada

una de ellas en manos de un oficial real, esta caja se encontraba en un local ó “casa” que

funcionaba como oficina fiscal, de allí que genéricamente la Casa era conocida como

Caja Real. Las llaves debían ser diferentes, una en poder del Presidente de la Audiencia,

la otra en manos del Contador Real, la tercera en poder del tesorero y la cuarta en manos

del factor17

.

Para proceder al establecimiento de una Caja real en una región o distrito, tenía que

existir una fuente de riqueza demostrada en la zona, ya sea en abundancia de tributos

que podían recaudarse, ó en su defecto ingentes recursos naturales (principalmente

mineros). Cuando la región agotaba sus recursos la Caja era retirada del lugar al no

poder representar para el fisco algún interés económico que acarreara beneficio. Los

virreyes al igual que los oficiales reales actuaban como ente ejecutor y posteriormente

15 J. Fisher. El Perú borbónico. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2000 pp. 121,122. Carlos Lazo,

obra citada 2006, p. 182.

16 Cecilia Rossell. Cartas cuentas, la real hacienda en nueva España. 1557. México: Centro de

investigaciones y estudios superiores de antropología social, 1984 p. 51.

17 Tomas de Ballesteros. Tomo primero de las Ordenanzas del Perú. Lima 1752. título XXXV.

Ordenanza 1. también: Sebastián de Covarrubias. Tesoro de la lengua castellana y española. Madrid por

Luis Sánchez Impresor. 1611. página 324. “Manera de arca... por que recibe en si la cosa que meten

dentro de ella, y de aquí lamamos Caxa al que entre compañías de tratantes recibe y recoge el dinero por

todos”. “ordenanzas generales dadas por Su Magestad a oficiales reales, para la administración

recaudación y cobro de su hazienda, buen regimiento y custodia de sus caxas”. En: Gaspar de Escalona y

Agüero. Gazophilacium Regium Perubicum. Madrid: Imprenta real, 1647.

Page 10: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 10

como Superintendentes de Real Hacienda, debiendo inspeccionar todo el mecanismo

financiero del virreinato, procurando incrementar los ingresos del tesoro.

Con respectos a las primeras ordenanzas (de hacienda), se disponía que las Cajas reales

llevasen diversos libros de cargo. Primero un libro contable encuadernado designado

“libro común”, disponiéndose que al principio del libro debían asentarse todas las

partidas de ingreso de oro y plata, además de otros objetos que ingresasen a la Caja

señalando el día, el mes y el año. En la otra parte del libro (de la mitad para delante) se

asentaban los egresos de la Caja; ambas partidas de ingreso y salida recibían la

denominación de cargo y data, cada una de ellas tenían que ser firmadas por el

Contador, Tesorero y Factor, de no hacerlo se imponía una pena de 100,000 maravedíes.

Su ejecución era tan cuidadosa, que se ordenaba incluso que antes de escribir las

partidas del ingreso o salidas debían contarse las hojas en presencia del Presidente de la

Audiencia, firmando todos al pie de cada una de las planas del libro, lo que se hacía

para evitar fraudes.18

, Muy aparte para compulsar la información por separado, se

ordenaba tener un libro de Acuerdos el cual tenía que estar en manos del Contador, otro

libro era del factor, y otro para el Tesorero, quizás el más importante funcionario, pues

fiscalizaba la obra del Contador.19

La Caja real era una tesorería u oficina estatal que se encontraba provista de un taller de

fundición en donde las piñas de plata eran transformadas en barras con un peso

promedio de 150 marcos (34.5 kilos)20

. Para efectuar la fundición se empleaba un horno

de regular tamaño donde se introducía la callana hecha de barro con capacidad para

contener de 500 a 600 marcos de plata o su equivalente entre 12 a 15 piñas. Obtenidas

las barras se deducía primero el derecho de Cobos y posteriormente el quinto real.

Luego de la fundición, las barras eran destinadas a la Casa de la moneda para su

posterior acuñación. La moneda como es sabido estaba destinada a la exportación y se

la acuñaba con ese fin. El hecho de que el principal producto peruano se exportara

amonedado ocultaba su calidad primordial de materia prima pues era elaborada en plata

y oro.

Las atribuciones de las Cajas fueron regular y ejecutar la recaudación fiscal, vigilar y

custodiar el fisco real, detectar fraudes y robos a la corona, además tenían jurisdicción

en asuntos económicos actuando en nombre del Rey. En cuanto a su clasificación estas

podían ser Cajas Reales principales ó matriz (Caso de Lima), ó bien subordinadas si se

encontraban actuando en un puerto, ó foráneas situadas en distritos y provincias. Lima

fue la Caja principal (“Caja Matriz”), las foráneas fueron Trujillo, Piura, y Saña en el

norte, Pasco, Jauja, Huancavelica y Cusco en el sector central; Arequipa, Cailloma y

Arica en el sur; Carabaya y Carangas en el Alto Perú, aunque casi todas las cajas alto

peruanas eran sufragáneas de Potosí de la que dependían además la Caja real de

18 Tomas de Ballesteros. Tomo primero de las Ordenanzas del Perú. Obra citada título XXXV.

Ordenanza 2, 3, 4.

19 Ídem titulo XXXVI

20 Carlos Lazo García. Historia de la economía colonial. Lima: Fondo editorial del Pedagógico San

Marcos, t. 1, p. 420.

Page 11: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 11

Chuquisaca, Oruro, Cochabamba, la paz y Chucuito. Las seis cajas pasaron a depender

de Buenos Aires tan pronto se creó el virreinato del Río de la Plata.21

El dinero procedente de las Cajas de Potosí, Oruro, la Paz, eran enviados a Lima por

mar desde el puerto de Arica, y las remesas de Cusco, Castrovirreina, Arequipa y

Trujillo eran enviadas por tierra haciendo uso del sistema de arrieraje, los arrieros

propietarios de las recuas para el transporte estaban obligados a dar fianzas llanas y

abonadas. Una vez llegadas las remesas a la capital se sumaban lo recaudado por la Caja

Real de Lima para que del Puerto del Callao enrumbaran hacia Panamá donde

aguardaban la flota del rey que los debía llevar a España.

En el siglo XVIII la Caja “Matriz” sufrió diversas modificaciones motivada

principalmente por el crecimiento económico que favorecía los intereses fiscales de la

corona quien aseguraba que los montos dinerarios obtenidos por el liberalismo

comercial fueran remitidos a Europa para pagar los productos importados que llegaban

al virreinato peruano22

.

El maño 1771 la Caja real de Lima aun poseía los siguientes oficiales: cuatro oficiales

reales, un Alguacil Mayor, Un Alguacil Real, seis oficiales mayores, Un Oficial

Plumario, un substituto de Alguacil Mayor, un portero, un Oficial Mayor de

Almojarifazgos, de Alcabalas, un oficial cobrador, un Oficial Mayor en el Puerto del

callao, etc.23

. El año 1780 la caja presentaba algunas variaciones, esta vez contaba con

un Factor, un Veedor, un Alguacil Mayor, además del Contador, Tesorero, Ensayador

Mayor, asesor, oficial y amanuenses24

. La Real Hacienda se convirtió de esta manera

en el motor de la política colonial y la base de toda gestión en política social. Entre sus

principales reorganizaciones destaca la adición que se le hizo al virrey del cargo de

Superintendente General de Real Hacienda, se estableció el año 1767 la administración

de las temporalidades para administrar los bienes de la Compañía de Jesús expulsada

del virreinato, se estableció la Real Aduana de Lima el año 1773 y un año más tarde se

ampliaron administraciones en provincias, se incremento el derecho de alcabala del 4 al

6%, la Junta de Hacienda fue modernizada el año 1784 y paso a ser denominada Junta

Superior de Real Hacienda, y el año 1785 la caja matriz de lima paso a denominarse

Contaduría y Tesorería General del Ejercito y Real Hacienda.

Los oficiales reales, actuaban como auténticos funcionarios coloniales, su relación era

directa con el Monarca ó con el Consejo de Indias. Las calidades que debían poseer

estos ministros parea detentar el cargo radicaba principalmente en guardar absoluta

fidelidad al rey, ya que de esta manera se garantizaba su honestidad frente a la Real

Hacienda, también había que ser diligente en cobrar las rentas, tener inteligencia para su

administración, poseer una conducta intachable, etc. cualidades que eran una garantía de

honradez. Conforme los años fueron pasando los cargos fueron concedidos a los hijos

de los oficiales reales, salvo con la condición de no haber estado emparentado con

ninguna autoridad del virreinato. En ese sentido la fiscalización de dichos funcionarios

21 Guillermo Céspedes del Castillo. Reforma de la hacienda Virreinal peruana en el siglo XVIII. Anuario

de Historia del Derecho Español. Tomo XXIII. Madrid, 1953, pp. 329 y siguientes.

22 Carlos Lazo García. Fases de la reforma borbónica. Perú 1729-1800. En Historia de la economía

colonial. Lima: Fondo editorial del Pedagógico San Marcos, t. 2, p. 146.

23 BNP: Miguel Feijoo de Sosa. Nuevo Gazofilacio Real del Perú. Lima 1771. folios 3

24 Hipólito Unanue. Guía Política, eclesiástica y militar del virreinato del Perú para el año de 1793.

edición y prologo de José Durand. Lima COFIDE, 1985 p. 15.

Page 12: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 12

era muy rigurosa. Al momento de recibir su título, el oficial tenía que entregar una

fianza como garantía del buen cumplimiento de su gestión, abonando una cantidad

determinada por si, ó en su defecto el contraer una obligación con un fiador que cubriría

el monto de lo obligado como una medida de seguridad25

.

Para ejercer sus funciones en las colonias los oficiales reales debían cumplir con los

siguientes requisitos: No ausentarse de su distrito sin permiso del rey, virrey ó

Audiencia26

, dar fianza por el cargo de sus funciones y renovarla periódicamente27

,

además estaban exentos de realizar actividades económicas. No podían casarse con

ninguna persona de su distrito de residencia, debían presentar un inventario de bienes

para verificar el incremento de su patrimonio, y debían enviar cada seis meses un

informe de las Cajas reales. Para conducir la marcha económica de la institución se

estableció en el siglo XVI un órgano de dirección ejecutiva denominado Junta de

Hacienda. En el siglo XVIII la Junta fue reorganizada con el nombre de Junta Superior

de Real Hacienda, con las siguientes funciones: Justicia, Hacienda, Gastos militares,

Gastos de Caja, etc.28

.

ESTRUCTURA DE LA REAL HACIENDA EN EL VIRREINATO DEL PERÚ EN

EL SIGLO XVIII

El organigrama corresponde a la reestructuración efectuada en el siglo XVIII. Para

entonces algunas Cajas reales ya no existían como sucedió con la Caja real del Callao,

25 Cecilia Rossell. Cartas cuentas, la Real Hacienda en Nueva España. 1557. obra citada pagina 53 y ss.

26 Tomas de Ballesteros. Tomo primero de las Ordenanzas del Perú. Obra citada título XXXV.

Ordenanza XIII, “so pena de perdimiento de los oficios.

27 Manuel Joseph de Ayala. Diccionario de Gobierno y Legislación de Indias. Edición y estudios Marta

Milagros del Vas Mingo. Madrid: Cultura Hispánica, Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1989,

tomo VI, p. 155. “Informado el rey, que algunos provistos en oficios de Indias havian usado largamente

de ello, de que se siguió el mal recaudo de Real hacienda, y convenir para su seguridad, remediar el daño,

mando que en adelante la diesen llanas y abonadas”.

28 Fue reorganizada el 13 de julio de 1784 debido a sus vaguedades e imprecisiones legislativas.

TRIBUNAL MAYOR

DE CUENTAS

CAILLOMA CHUCUITO HUANCAVELICA PASCO

JAUJA PIURA CUSCO POTOSI

AREQUIPA ZAÑA CARABAYA ORURO

ARICA TRUJILLO LA PAZ CARANGAS

SUPERINTENDENCIA

GENERAL DE REAL HACIENDA

LIMA

JUNTA SUPERIOR

REAL HACIENDA

CAJAS REALES

OFICIALES

REALES

CASA DE MONEDA

CAJA GENERAL

DE CENSOS

Page 13: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 13

que existió hasta la apoca del virrey Francisco de Toledo y que fue suprimida ante la

amenaza de ataque por los corsarios que la hacían vulnerable por encontrarse cerca al

mar. Se intentó nuevamente restablecerla durante los gobiernos de los virreyes García

Hurtado de Mendoza y Luis de Velasco, pero ante los problemas generados por el

personal, las quejas de los mercaderes, el poco provecho en la recaudación y los

conflictos de jurisdicción suscitados con la Caja de Lima se decidió suprimirla, no

volviendo a aparecer en las relaciones oficiales de Cajas. En cuanto a la Caja real de

Huamanga, se dispuso su traslado a la Caja real de Huancavelica en 1578, por razón del

crecimiento del laboreo del azogue29

. Otras cajas también fueron: Puerto viejo,

Chachapoyas, Huamanga, Chucuito, Huánuco, etc.

En el siglo XVI, durante el año 1563 se menciona la existencia de 18 Cajas Reales.

Durante el gobierno de los virreyes Montes claros, y el Príncipe de Esquilache se

señalan la presencia de 19 Cajas. En el siglo XVIII según se desprende del Nuevo

Gazofilacio Real elaborado en 1771 por Miguel Feijoo de Sosa, solo se anota el

funcionamiento de 17 Cajas reales30

.

La moneda como fuente histórica y numismática

La importancia que tuvo la moneda en la economía colonial, se fundamento en la idea

de ser el alma de las mayores empresas y ramos económicos. El papel que tuvo en el

virreinato fue como medio de compra, instrumento de renta, objeto de atesoramiento y

valor universal de cambio, función que esta última el tratadista Juan de Hevia Bolaños

subraya al afirmar que la moneda era la medida ó precio de las cosas vendibles y de

todas las cosas que valen31

.

Ciertamente sabemos que en la valoración numismática de las monedas se toma en

cuenta la concurrencia de diversos factores, tales como rareza, antigüedad, grado de

conservación, calidad artística, detalles exclusivos de fabrica, valía intrínseca, etcétera,

características todas que encontramos presentes en las piezas que llegan a nuestras

manos. A los numismáticos y tratantes de la moneda peruano – virreinal les ha de

corresponder la estimación de la importancia de esta información histórica precisa. El

rango que le atribuyan resultará de contrastar los montos analizados de la producción

fabril de reales en piezas con las existentes cuyo año de edición es factible de

identificar. Ellos, al momento de la evaluación de los medios reales potosinos, por

ejemplo tendrán que sopesar hechos ahora revelados como que en 1649 la casa acuñó

7,370 piezas de esta suerte, 128,100 en 1662 y 1´520,100 el año 1735. y así para otros

casos.

El factor histórico cuántico, a diferencia de los tradicionales que hemos anotado, no

constituye un rasgo presente físicamente en las monedas, ni es posible reconocer en

ellas alguna señal que de razón del mismo es más, con la excepción indicada en el

primer parágrafo, tampoco lo encontramos asentado en los libros contables de las cecas.

Es por lo tanto un elemento de juicio que resulta de la investigación y de un tratamiento

29 Ismael Sánchez Bella. Organización financiera de las Indias. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano

Americanos, 1968 p. 99.

30 BNP: Manuscrito. C4258. Nuevo Gazofilacio Real del Perú. Lima 1771.

31 Carlos Lazo, Carlos Morales. Registro contabilidad, control y equivalencias de la producción de reales

de plata en Lima y Potosí coloniales. (siglos XVI-XVIII). Supay Revista de Humanidades y ciencias del

hombre, Nº 5. 2004. Lima UNFV, pp. 319-334.

Page 14: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 14

numérico deductivo llevado a cabo a partir de la información histórica lograda. En el

lenguaje de los historiadores, este factor puede ser definido como la fuente documental

cuántica de nivel secundario, pues proviene de una reconstrucción hecha en la

actualidad a partir de la interpretación de los testimonios primarios que nos ofrecen los

registros de la moneda virreinal. Así la historia y la numismática vuelven a encontrarse

sobre una fuente y un tema que les son comunes, y es posible anticipar a partir de esta

relación un tiempo venidero de nuevas colaboraciones.

La función de fuente histórica y numismática que atribuimos a la moneda colonial se

inscribe en la historia-conocimiento, reconstrucción que nace de la investigación. La

condición de testimonio documental secundario, que sobreviene de la relación de

conocimiento entre el historiador y su objeto, de otra parte, no niega el rango de fuente

documental que también se le da a la moneda colonial desde la perspectiva de la historia

física de los reales y escudos existentes en nuestros días como vestigio del pasado.

Incluso el propio numo considerado físicamente también constituye una fuente

documental, obra no del conocimiento histórico sino del propio curso de la historia del

coloniaje. Nos referimos a los sellos figuras y leyendas grabadas en su anverso y

reverso, que impresionaron a no pocos estudiosos de aquel tiempo, al punto de llevarlos

a decir de la moneda, en definitiva era un sello real que daba ser, precio y valor a los

metales32

.

En este asunto está todavía por esperarse una explicación completa que dé cuenta del

porqué los símbolos del mando gubernamental inca ó azteca nuca fueron registrados en

el escudo de dominios de la corona española expuestos en algunos de los tipos de reales

y escudos americanos.

Etapas de acuñación de la moneda colonial33

En América colonial se acuñaron las siguientes monedas:

Moneda circular de cordoncillo. En la época del reinado de Carlos I, acuñadas en

México en 1537 y santo Domingo.

Moneda Macuquina de escudo y cruz, de la época de los reyes Felipe II, III, IV. (1556-

1665 en Méjico, 1568 en Lima, 1574 en Potosí, 1627 en Santa Fe de Bogotá).

Moneda Macuquina de escudo y columnas de Hércules. Ceca de lima en 1568 a 1570

Moneda Macuquina de cruz y columnas de Hércules. En Potosí 1652.

Moneda columnaria de dos mundos y cordoncillos. México 1732.

Moneda de busto y cordoncillo. México 1732. Potosí 1778.

El taller donde se confeccionaban las acuñaciones monetarias, recibía el nombre de

Hornaza. Estas fueron oficinas situadas en la Casa de Moneda en las cuales se realizaba

la confección de los reales y escudos, cada una de ellas estaba a cargo de un capataz de

32 Miguel de Rada. Cartilla aritmética, manual de mercaderes y enchiridion eclesiástico. 1763. en: Carlos

Lazo y Carlos Morales. Obra citada. 2004. 332

33 Guillermo Céspedes del Castillo. Las Casas de Moneda en los reinos de Indias. Madrid: Museo Casa

de la Moneda, 1996, pp. 228 y siguientes.

33 Carlos Lazo García y otros. La Hornaza: taller colonial de acuñación de macuquinas. Lima: Banco

Central de Reserva del Perú, 1991 t. III.

Page 15: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 15

hornaza que la condujo bajo una organización de régimen privado34

. Las hornazas

funcionaron en Lima desde 1569 a 1751 y en Potosí de 1574 a 1773. Durante el ciclo de

vida de estas oficinas, se producía la elaboración de la moneda - barra y la fabricación

de las monedas macuquinas, la época de acuñación de los cuños de cordoncillo fueron a

partir de 1751 en la ciudad de Lima, que coincidió con la aparición del régimen de

fielatura que operó desde el año 1751 hasta 1821.

En el virreinato peruano se empezó a fabricar la moneda nueva de cordoncillo en plata

de 84 marcos a partir del 24 de septiembre de 1751 y de forma simultánea con la

confeccionada a golpe de martillo el 2 de marzo de 1753 año en que se hizo la ultima

rendición de cuentas, habiéndose mandado remachar los cuños de la moneda antigua

por decreto del virrey el 12 de febrero del mismo año.

Con las reformas borbónicas, las oficinas de fabricación de moneda, fueron

privatizadas. La fielatura de la Casa de Moneda fue rematada en agosto de 1767 por el

termino de 5 años en la persona de Joseph Moreyra quien empezó a cobrar la suma de

40 maravedíes por cada marco de plata labrado, así del doble como en “menudo” y 7

reales por el marco de oro labrado. Al año en promedio se llegaba a acuñar en la Ceca

limeña la suma de 350 mil marcos de plata y en promedio 8 mil marcos de oro.

Rentas ordinarias del fisco real

Bajo un principio común se aceptaba que existían siete fuentes de donde nacían las

rentas y riquezas de un Estado, su fundamento giraba en torno a las contribuciones que

efectuaban los vasallos al monarca para formar el erario público: En el primer rango se

encontraban los impuestos, en el segundo se comprendían las tasas que se imponían

sobre la entrada y salida de mercaderías, en tercer lugar estaban los impuestos

extraordinarios sobre las personas, en cuarto lugar los ingresos del fisco y la venta de

tierras, en el quinto lugar la moneda, en el sexto se ubicaban los depósitos del dinero de

particulares sobre el que se percibían rentas como el caso de los Censos, mutuos a

“ruego y daño” y otra cualesquier actividad bancaria, y finalmente en séptimo lugar

estaban las loterías.35

En el virreinato peruano se aplicaron estas siete modalidades de

renta, e ingresos y otras más.

El establecimiento de los impuestos en el virreinato del Perú, se inicio desde el instante

de la conquista y colonización. Sus acuerdos habían sido suscritos entre Pizarro y la

corona española. Según la Capitulación de Toledo, en los primeros seis años de

colonización, los colonos debían pagar del oro conseguido en las minas, el diezmo, una

vez pasados los seis años, se procedía al pago de un noveno, y así sucesivamente

descendiendo el monto en cada un año hasta llegar al quinto. Se disponía también que el

gobernador asegurara de que el oro conseguido por rescate ó por “cabalgadas”, ó de

otro modo, debía abonar el quinto real en beneficio del rey36

.

Después de los acontecimientos ocurridos en los primeros años de la conquista, donde

rigieron las especiales concesiones hechas a Pizarro en la Cedula de la Capitulación, se

34 Idem.

35 Nicolás Donato. El hombre de Estado. Madrid: Imprenta Real, 1790 p. 89.

36 Raúl Porras Barrenechea. Cedulario del Perú. Siglo XVI-XVIII. Lima: Ediciones del departamento de

relaciones culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, 1944 p. 20.

Page 16: N. 1. 2013. Morales Ceron

Carlos Morales Cerón

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima Página 16

procedió a establecer las Cajas reales, la Casa de moneda, la autoridad de los

Superintendentes de Hacienda, la organización del Tribunal Mayor de Cuentas, etc.

Consolidada las instituciones coloniales, en el siglo XVII quedaron establecidos los

siguientes ramos de ingreso: Quintos reales, Azogues, Santa cruzada, Tributos,

Novenos, Oficios vendibles y renunciables, Alcances de cuentas, derecho de Avería,

Extraordinario, mitad de las encomiendas37

, Préstamos, Depósitos, Naipes, Alcabalas,

Tercios de encomienda, Donativo, Mesadas, Media Anata, Pulperías, Composición de

tierras, Papel sellado, Vacantes, Comisos, Almojarifazgo, Condenaciones, guarda de a

pie, Residuos, Tributos Vacos, Posadas., Sobras de salarios de justicia, etc. A ellos

habría que agregar los derechos de ingreso por la sal, solimán, hierba del Paraguay,

presas de mar y tierra, huacas, lana de vicuña, impuesto a las viñas, pólvora, breas,

pimienta, tabaco, nieve y aloja. etc.38

.

En el siglo XVIII se produjeron algunas variaciones en la administración de los

impuestos y rentas fijas, impulsadas sobre todo por los cambios producidos por el

desarrollo de las reformas borbónicas. Algunos impuestos fueron disminuyendo en

importancia siendo superados por otros que lograron a desarrollar altos ingresos

porcentuales con respecto a la recaudación.

Relación de impuestos y rentas en el virreinato del Perú. Año 1771. Según el Nuevo

Gazofilacio Real39

:

Quintos reales y 1½ del ensayador llamado de Cobos

Quintos de la Plata Labrada.

Quintos Reales del Oro.

Aumento de la Barra de Plata.

Tributos Reales.

Oficios Vendibles y renunciables

Alcances de Cuentas.

Reales Alcabalas.

Real Derecho de Almojarifazgo.

Derecho de Avería de Armada.

Donativos o contribuciones para los heridos de molinos.

Derecho de Pulperías.

Comisos.

Estanco de la Nieve.

Papel Sellado.

Cajones de fierro viejo.

Venta de Azogues de Huancavelica.

Venta de Azogues de Almadén.

Novenos Reales.

Mesadas Eclesiásticas.

37 “Entrada en la Real Caxa de Lima así de su producto como de lo remitido de las demás del reyno

desde el despacho de armada de 1690 hasta el de 1696”. Carta N° 204. En: Virreinato peruano.

Documentos para su historia. Colección de cartas de virreyes conde de la Monclova. Tomo 2. Lima

1954. En el original dice “enmiendas”.

38 Gaspar de Escalona y Agüero. Gazophilacium Regium Perubicum. Madrid: Imprenta real, 1647.

También Pedro Emilio Dancuart. Anales de la Hacienda Pública del Perú. Leyes, decretos, reglamentos

y resoluciones. Lima. 1902. tomo 1, cap. 2.

39 BNP: Manuscrito. C4258. Nuevo Gazofilacio Real del Perú. Lima 1771.

Page 17: N. 1. 2013. Morales Ceron

Fiscalidad real, monedas, rentas e impuestos coloniales en el virreinato del Perú (s. XVIII)

Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715 Página 17

Vacantes mayores y menores.

Vacantes de doctrinas.

Depósitos.

Fabricas de Iglesias de Indios.

Espolios.

Lanzas y Media Anata.

Más tarde se aumentaron, inválidos, descuento progresivo de sueldos, alcances de

cuentas, intendencia y asesoría, imposiciones y redenciones de censos, arrendamiento

de venta y compras de tierras, derechos de fundición y callana, etc., y los ramos

particulares, como derechos de sucesión, montepío militar, donativos para urgencias del

erario, bula de indultos, etc.

Los impuestos al comercio fueron clasificados según la actividad que era desempeñada

en el comercio colonial. Así, además de las alcabalas Real y de Tarifa, otras podían ser:

Alcabala de cabezón

Alcabala de efectos del rey no internadas por tierra.

Alcabala de contratos públicos.

Alcabala de efectos de Castilla.

Alcabala de mar de efectos del reino.

Alcabala de efectos de castilla internadas por tierra.

Alcabala de América.

Etc.

En cuanto a los almojarifazgos estos fueron: de entrada de efectos del reino, de efectos

de castilla, de salida del reino, etc.

En el siglo XVIII, las alcabalas y almojarifazgos pasaron a ser administrados por los

oficiales reales en diversos años. Para evitar cualquier tipo de ocultamiento en la cuenta

del año 1770, se decidió establecer algunas condiciones para presentar las cuentas. Se

debía poner en la cuentas las deudas del año anterior distinguiendo lo cobrado, las

alcabalas de tierra debían estar en cuenta separada, lo mismo para las alcabalas de

remate, de gremios y fijo establecimiento.

En cuanto al volumen de recaudación, los rendimientos de ambos impuestos mostraron

índices de crecimiento muy altos, lo que demostraba lo exitoso del liberalismo

comercial. Comprando las décadas de 1720 1729, 1770-1779, y 1780-1789, solo por

alcabala real, los montos de ingresos fueron reveladores, lo que confirma la tendencia

del crecimiento en el comercio. Como señalan Tord y Lazo, se pasó en estos dos

últimos decenios de 6820,334 pesos a 8818,015 respectivamente40

.

40 Javier Tord, Carlos Lazo. Hacienda, Comercio, fiscalidad y luchas sociales. Lima: Biblioteca Peruana

de Historia Economía y Sociedad, 1981, p. 135.