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“No vemos el “espacio” del mundo; vivimos nuestro campo visual y no vemos los “colores” del mundo; vivimos nuestro espacio cromático”

H. Maturana

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INTRODUCCIÓN ÍNDICE

El ser humano establece el primer contacto con su entorno a partir de las sensaciones. La sensación constituye la fase inicial en la recepción de la información, y se produce cuando uno de nuestros sentidos es estimulado por una energía física. El órgano del sentido correspondiente capta esta energía y la transmite por los nervios, mediante conexiones sinápticas, al cerebro, que recibe toda esa información y la procesa.

Un estímulo es cualquier forma de energía a la que podemos responder, como las ondas luminosas, las ondas sonoras o la presión sobre la piel. Nuestros órganos sensoriales detectan esta energía, le dan entrada y la codifican en forma de señales nerviosas que el cerebro organiza e interpreta (procesamiento) en forma de experiencias conscientes.

ALTERACIONES EN LA PERCEPCIÓN

1 LOS SENTIDOS 1.1.¿CÓMO PENETRA EN NUESTRA MENTE EL MUNDO EXTERIOR? 1.2.¿CUÁNTOS SENTIDOS TENEMOS?

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LA PERCEPCIÓN

2.1. ¿CÓMO ORGANIZA EL CEREBRO LA INFORMACIÓN SENSORIAL?

2.2. CARACTERÍSTICAS DE LA PERCEPCIÓN

• LA PERCEPCIÓN SUPONE UN DOBLE PROCESO EXTERNO-INTERNO

• LA PERCEPCIÓN ES UN PROCESO DE SELECCIÓN

• LA SUBJETIVIDAD DEEL CONTEXTO SOCIAL INFLUYE EN LA PERCEPCIÓN

2.3.¿CÓMO PERCIBIMOS?

• TEORIAS ASOCIACIONISTAS

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¿Cómo penetra el mundo exterior en nuestra mente?, ¿cómo elaboramos nuestras representaciones de ese mundo?, ¿cómo logramos captar los acontecimientos y construir nuestro conocimiento de la realidad?; y, en definitiva, ¿cómo funciona la mente humana?, son algunas de las cuestiones a las que intentaremos dar respuesta en esta Unidad.

Vamos a analizar algunos de los mecanismos psicológicos que permiten al ser humano captar y procesar la información: la sensación, como primer paso en nuestro procesamiento de la información, la percepción y el modo en que organiza los mensajes sensoriales.

11 LOS SENTIDOS

1.1.¿CÓMO PENETRA EN NUESTRA MENTE EL MUNDO EXTERIOR?

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Un sentido es una vía fisiológica particular por la que respondemos a un tipo de energía específica, mientras que la sensación es el sentimiento que experimentamos como respuesta a la información recibida a través de los órganos sensoriales. Suele decirse que los sentidos son las ventanas por donde el organismo recoge información del mundo que le rodea, y la sensación el proceso mediante el que se recopila esa información.

Existimos en un mar de energía. En cualquier momento y lugar, soportamos el impacto de los rayos X y las ondas de radio, de la luz ultravioleta, de las ondas sonoras, pero, como dice el psicólogo español J. L. Pinillos, "nos mostramos ciegos y sordos a todos esos efectos. Nuestras ventanas sobre el mundo están apenas entreabiertas y nos permiten a lo sumo un conocimiento limitado del mundo", pues no todos los estímulos que nos llegan son capaces de provocar sensaciones.

Se llama umbral mínimo o absoluto a la intensidad más pequeña de un estímulo que pueden captar los sentidos y umbral máximo a la mayor cantidad de un estímulo que pueden soportar, más allá del cual no se produce aumento de sensación. También se requiere una diferencia mínima en intensidad para que se pueda percibir una diferencia entre dos estímulos. Es el llamado umbral diferencial, que es un umbral variable dependiendo de la intensidad del estímulo original. Por ejemplo, medio kilo de peso no se nota en un bulto de 24 kilos, pero sí en un paquete de 1 Kg.

No siempre respondemos a los estímulos nuestro ambiente, aun cuando entren dentro del campo de nuestros umbrales de sensación. Por ejemplo, casi nunca sentimos la presión de la ropa sobre nuestro cuerpo, porque nos hemos habituado a un nivel determinado de estimulación. Disponemos de un mecanismo de adaptación que nos permite disminuir los niveles de respuesta de los receptores sensoriales sometidos a continua estimulación, y nos protege de tener que atender a muchos estímulos que afectan a los sentidos en cualquier momento.

No advertimos estos niveles constantes de estimulación a menos que sufran un cambio, por ejemplo, que la ropa comience a apretamos.

Los sistemas sensoriales permiten que el organismo obtenga la información necesaria para funcionar y sobrevivir. Somos muy sensibles para cierto tipo de estímulos y absolutamente insensibles para otros.

Cada especie está equipada con elementos de la sensibilidad que le permiten sobrevivir y prosperar. Una rana (que se alimenta de insectos voladores) tiene ojos con células receptoras que se activan únicamente respondiendo a objetos pequeños oscuros y móviles y puede morir de hambre sepultada en un montón de moscas inmóviles pero basta que una eche a volar para que las células detectoras de insectos de la rana se activen bruscamente. Las diferentes especies viven en mundos muy distintos, porque sus aparatos sensoriales difieren mucho; por ejemplo, las personas no pueden oír los sonidos de tono altísimo que los murciélagos pueden registrar. Además los miembros de una misma especie difieren en la sensibilidad de captación de los estímulos; las personas presentamos diferencias en el modo de captar olores, sonidos, texturas, etc. Es más, los que investigan la detección de señales informan que nuestros umbrales individuales absolutos varían con nuestro estado psicológico.

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Tradicionalmente se viene repitiendo que los sentidos humanos son cinco pero no hay duda de que son muchos más. Tenemos los cinco sentidos "tradicionales": vista, oído, gusto, olfato y tacto, que usamos para recibir información del mundo exterior, pero también poseemos otros que son los que reciben información procedente del interior de nuestro organismo. Si tuviéramos solamente los cinco sentidos más conocidos nos encontraríamos en una situación de impotencia. No podríamos llevar alimento a la boca, ni ponemos de pie, ni extender las manos para tocar a alguien. Para saber cómo mover los brazos para apretar la mano de otro, es necesario conocer la posición actual de los brazos y las manos, y después tener conciencia de las cambiantes posiciones que uno adopta a medida que los mueve. Los científicos han catalogado 11 sentidos humanos distintos y podrían existir más.

A los cinco sentidos clásicos se les llama exteroceptores, y tienen como tarea captar la información del mundo exterior. Los otros sentidos, llamados interoceptores, son los que reciben la estimulación interna procedente del organismo. Se encuentran localizados dentro del cuerpo, en los aparatos respiratorio, digestivo, urogenital y, en general, dentro de las vísceras. Su respuesta consiste esencialmente en alteraciones viscerales. Gracias a ellos obtenemos sensaciones de hambre, de sed, de bienestar, etc. Reciben nombres diversos según la función que desempeñan. Así, los

propioceptores, cinestesicos y equilibrio están situados en los músculos, tendones y articulaciones, y se encargan de controlar las respuestas musculares relativas la posición y el movimiento y a la orientación en el espacio. Los nocioceptores se encuentran por todo el organismo y reaccionan ante estímulos nocivos e informan sobre el dolor.

Para los seres humanos, la vista y el oído son los principales sentidos, por eso nuestro cerebro les concede prioridad en la distribución de tejido cortical. En el caso de otros animales las prioridades son diferentes. Los tiburones y los perros dependen de su extraordinario sentido del olfato y cuentan con la colaboración de un amplio sector de la corteza consagrado a él.

Las personas que temporal o permanentemente se ven privadas de uno de los sentidos compensan esa situación cobrando más profunda conciencia de la información originada en los restantes. Como dijo Sófocles, "los oídos son ojos para los ciegos".

1.2.¿Cuántos sentidos tenemos?

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Vimos en el apartado anterior que nos conectamos con nuestro entorno a través de los órganos de los sentidos. La luz, los sonidos, los olores, los sabores y los contactos corporales, no son más que estímulos aislados, que se recogen por los órganos correspondientes, especializados para este fin. Pero las personas no vemos sólo formas y colores, sino una rosa que florece, una cara conocida o un atardecer.

12 LA PERCEPCIÓN

Hace 2.400 años, el filósofo Platón formuló la acertada observación de que percibimos los objetos a través de los sentidos, pero con la mente. ¿Cómo transformamos las sensaciones sin significado en objetos significativos? Mediante el proceso mental que llamamos percepción

La percepción implica la captación de la información a través de nuestros sentidos y su posterior procesamiento para darle un significado. Puede definirse como:

"un proceso cognitivo a través del cual obtenemos datos del exterior y los organizamos de un modo significativo en nuestro interior, para tomar conciencia del mundo que nos rodea".

¿Qué relación existe entre sensación y percepción? Las sensaciones son, como ya sabemos, la respuesta del organismo a los estímulos exteriores. Pero, de hecho, no captamos los estímulos elementales aislados, sino organizados mediante la percepción de acuerdo con la realidad que representan. Las sensaciones o

impresiones sensoriales son elementos muy simples que se incluyen en el acto perceptivo y que únicamente pueden aislarse analizando la percepción.

Aunque la percepción y la sensación son en realidad un proceso continuo, se suele considerar a la percepción como un proceso mental que se inicia allí donde termina la sensación, que es su base fisiológica. La sensación suministra la información en bruto que la percepción elabora en el marco de nuestras experiencias. Ambas son necesarias. Es la percepción la que permite captar la realidad como mundo, es decir, como realidad organizada, estructurada, plena de sentido y significación, pero antes es preciso introducir información sensorial en nuestra mente.

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2.1 CARACTERÍSTICAS DE LA PERCEPCIÓN

SUPONE UN DOBLE PROCESO EXTERNO-INTERNO

La percepción es un proceso complejo que depende tanto del mundo que nos rodea como de la persona que percibe, es un proceso que tiene dos polos.

William James, decía: "Parte de lo que percibimos proviene a través de los sentidos, del objetos que tenemos delante; otra parte procede siempre de nuestra propia mente". Es decir: la percepción es un proceso bipolar que depende tanto de las características de los estímulos que activan los órganos de los sentidos, como de las características de la persona que percibe, o lo que es lo mismo de sus experiencias, motivaciones, expectativas, aptitudes, personalidad... Por eso, cuando percibimos, no somos espectadores pasivos sino que intervenimos activamente en la percepción, aunque no nos demos cuenta de ello.

El hecho de que contemplemos el mundo demuestra situación personal determina que cualquier percepción del mundo sea unilateral: nunca lo contemplamos desde todas partes, sino únicamente desde nuestra perspectiva que es parcial, aunque tengamos la tentación de pensar que es la única desde la que puede comprenderse el mundo.

La percepción no crea el mundo. El mundo está ahí, no nos necesita para existir. Pero, el mundo que percibimos, al percibirlo se llena de sonidos, colores, olores, y, sobre todo, significaciones de las que carece el mundo físico.

Las teorías de la percepción, como veremos más adelante, han dado mayor o menor importancia cada uno de los dos polos: objetivo o subjetivo.

LA SUBJETIVIDAD DE LA PERCEPCIÓN

El proceso de percepción tiene un fuerte componente subjetivo. A la hora de interpretar la información sensorial el ser humano parte de una predisposición mental que influye considerablemente en lo que percibe. Muchas veces percibimos lo que estamos dispuestos a percibir, lo que queremos percibir, lo que nos interesa, lo que esperamos percibir, lo que hemos aprendido a ver. Es el fenómeno conocido como predisposición perceptiva. Es decir, las motivaciones, las expectativas, los hábitos, los recuerdos, las experiencias anteriores, la cultura, el aprendizaje: en definitiva, nuestra propia personalidad, influyen tanto en la interpretación de los datos como en el contenido de la percepción misma. Vamos a analizarlo brevemente.

a) En la interpretación de los datos.

Nuestras expectativas determinan lo que vamos a percibir. Este hecho resulta evidente a la hora de juzgar a los demás. Por ejemplo, dos personas pueden decir algo que nos molesta exactamente del mismo modo y con idéntico tono de voz, pero si creemos que una es simpática y la otra no, pensaremos que la primera estará bromeando y que la segunda es agresiva. El contexto también influye poderosamente en la interpretación de los datos.

Otro factor que incide en la interpretación, es la inclinación que tiene el ser humano de imponer una pauta a estímulos desprovistos de ella. Mediante la experiencia formamos conceptos o esquemas que interpretan la información poco familiar o confusa. Por ejemplo si vemos por la noche una sombra que se mueve, podemos creer que es un arbusto agitado por el viento.

b) En el contenido de la percepción misma.

Los deseos, los recuerdos, las situaciones afectivas se añaden a la percepción. Por ejemplo, no percibimos simplemente a nuestra compañera, sino a nuestra amable compañera que siempre está dispuesta a hacemos un favor, ni percibimos este libro, sino este rollo de libro. El acto de dar significación al objeto percibido se incluye en la percepción misma.

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LA PERCEPCIÓN ES UN PROCESO DE SELECCIÓN

Siempre que estamos despiertos, hay enormes cantidades de estímulos compitiendo para captar nuestro interés, pero únicamente nos concentramos en una mínima parte de ellos. A esta apertura selectiva la llamamos atención, y según parece está implicada en muchas actividades mentales.

Algunos psicólogos consideran que la atención es sólo un aspecto de la percepción.

Así, Neisser dice: "Seleccionamos lo que deseamos ver anticipando la información estructurada que ello nos proporcionará. Solo se anticipan exploran y registran los episodios a los que se presta atención, en otras palabras el acto de percibir requiere selectividad".

Para otros psicólogos, en cambio, la atención es una capacidad bien definida. Por lo general se la considera como una especie de filtro de la información y un mecanismo de alerta ante datos relevantes para el organismo. La selectividad de la atención puede demostrarse con facilidad. Por ejemplo, al leer sólo nos concentramos en algunas palabras de una frase y anticipamos lo que continuará de acuerdo con nuestra experiencia en el idioma.

Son muchos los factores que influyen en la atención; algunos proceden de los estímulos mientras otros son factores internos del sujeto:

Entre los aspectos externos podemos señalar: la posición del estímulo respecto al observador, su intensidad, tamaño, color, luminosidad, movimiento, novedad. Todos influyen para captar nuestra atención. De ello hacen buen uso las agencias de publicidad. Por ejemplo, se sabe que un anuncio colocado en las páginas impares de un periódico y situado en el tercio superior se aprecia mejor.

De los factores internos, uno muy importante es la necesidad biológica. Los animales poseen gran finura perceptiva para todo lo relacionado con sus necesidades mientras que otros factores no estrictamente vitales les pasan desapercibidos. La atención se dispara buscando aquello que necesitan para sobrevivir. Lo mismo ocurre en los seres

humanos en situaciones de emergencia. Pero además, en el ser humano las necesidades biológicas se amplían mediante una serie de intereses de índole social que también influyen en la selectividad de su percepción. Por ejemplo, es bastante habitual que si se tiene interés por comprar alguna cosa determinada: unos pantalones, unos zapatos... al ir por la calle sólo se presta atención a los escaparates donde se muestran.

Otros fenómenos que inciden en la atención son los siguientes:

v La atención aumenta ante estímulos agradables. Todo el mundo sabe que para llamar la atención de los demás basta tratar ciertos temas muy determinados que les resulten atractivos.

v La atención disminuye ante estímulos desagradables. No oímos lo que no queremos oír. Es lo que se llama defensa perceptiva.

v Dejamos de prestar atención a experiencias familiares o repetitivas. Este fenómeno recibe el nombre de habituación.

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EL CONTEXTO SOCIAL INFLUYE EN LA PERCEPCIÓN

Muchos elementos de origen educativo y cultural intervienen en la percepción. Su incidencia es tal que se establecen notables variaciones perceptivas entre los representantes de una cultura u otra, e incluso dentro de la misma cultura, entre individuos que pertenezcan a grupos que han recibido una educación semejante.

Nos han enseñado a percibir, y este aprendizaje determinará toda nuestra actividad perceptiva posterior.

No somos seres aislados percibiendo el mundo. Hay otras personas que también lo perciben; este hecho tiene importantes consecuencias, ya que podemos poner en común nuestro modo de ver el mundo y preguntar a otros qué sentido tiene lo que estamos percibiendo. Aprendemos de los demás a percibir el mundo. Esto se ve con claridad en los niños que aprenden de los que les rodean apercibir, valorar y dar sentido a la realidad. La cultura que adquieren será el

gran filtro de su futura contemplación del mundo.

Pero, además, hay un hecho ligado con lo anterior: las otras personas también son objeto del nuestra propia percepción y se nos aparecen con unas peculiaridades especiales. Hay algo que convierte nuestra percepción del otro en algo especialmente único: cuando percibimos una cosa, esa cosa esta ahí, a nuestra disposición. En cambio cuando percibimos a otra persona, ella puede estar percibiéndonos a su vez. Es una situación fielmente reflejada en estos versos de Antonio Machado:

“El ojo que ves no es

ojo porque tu lo veas

es ojo porque te ve.”

Los otros nos perciben y, con su modo de percibirnos, determinan el modo como nos percibimos a nosotros mismos.

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2.2. ¿CÓMO PERCIBIMOS?

En el campo de la Psicología existen distintas teorías para explicar el proceso de la percepción. A continuación vamos a hacer referencia a alguna de ellas

Teorías asociacionistas

El asociacionismo, uno de cuyos representantes principales fue Wundt, considera a la percepción como una especie de mosaico de sensaciones: la percepción se explica íntegramente por sus elementos, las sensaciones. Se perciben en primer lugar las sensaciones aisladas (manchas de luz y color, cualidades táctiles como la dureza, la tersura etc.) y, posteriormente, el cerebro asocia estas sensaciones entre sí mediante la suma de los elementos aislados hasta llegar a constituir la percepción global del objeto. En el asociacionismo el sujeto adopta un papel pasivo. Hoy este modo de entender la percepción ha perdido vigencia.

Desde hace tiempo, numerosos experimentos han puesto de manifiesto que aunque espontáneamente podamos pensar que al percibir algo, un libro, una silla... somos totalmente pasivos y receptivos, no es cierto. Como parece que tampoco lo es el que las cosas emitan copias suyas a través del espacio y al ser recibidas por nuestros órganos sensoriales las podamos conocer tal cual son. El ser humano organiza e interpreta los datos de los sentidos tal como han sostenido otros enfoques teóricos sobre la percepción.

Las teorías cognitivas

Como ya hemos visto, las teorías cognitivas estudian los procesos mentales, entre ellos la percepción, estableciendo analogías entre el funcionamiento de la mente y el funcionamiento de los ordenadores. La percepción se concibe como una fase dentro del procesamiento de la información y se incluye, dentro de un campo más amplio, el del conocimiento, hallándose plenamente interrelacionada con otros procesos mentales superiores como la memoria.

La percepción para las teorías cognitivas es un proceso constructivo por parte del sujeto ya que al percibir adapta los esquemas cognitivos previos que posee como fruto de un aprendizaje anterior a la nueva información. En suma, aprendemos a percibir, y como resultado de ese aprendizaje se crean esquemas cognitivos en nuestro cerebro que posteriormente condicionarán nuestra futura percepción le la realidad. La percepción no se limita a abrir una ventana y permitir que una imagen se grabe en el cerebro. Estamos siempre filtrando información sensorial e infiriendo percepciones que nos resulten congruentes con nuestros conocimientos anteriores. Por ejemplo al mirar a una persona que está delante de nosotros instantáneamente lo identificamos como nuestro vecino. En menos tiempo del que se necesita para respirar, la información que llega a nuestros ojos ha sido enviada al cerebro donde millones de neuronas han extraído los elementos esenciales, los han comparado con la imagen almacenada de esa persona y así la identificamos.

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La teoría de la Gestalt

Aunque esta teoría es anterior a las teorías cognitivas la consideramos en último lugar por ser la que ha tratado con más detenimiento el tema de la percepción.

A principios de este siglo, un grupo de psicólogos alemanes (Khöler, Koffka y Wertheimer) investigó el modo en que la mente organiza las sensaciones para obtener percepciones. Llegaron a la conclusión de que no percibimos estímulos aislados sino que percibimos directamente totalidades organizadas. El ser humano al percibir un conjunto de sensaciones las organiza en una gestalt. "Gestalt" es una palabra alemana que significa forma, por lo que también a esta escuela se la conoce como Escuela de la Forma.

Veamos esta figura. En ella los elementos

individuales son ocho círculos negros, cada uno de los cuales contiene tres líneas blancas. Sin embargo, cuando los percibimos en conjunto vemos una forma global distinta a la suma de sus partes.

La Escuela de la Forma defiende que la percepción no es una suma de sensaciones ni es posterior a ellas, sino que percibimos de golpe e inmediatamente totalidades, objetos completos.

La percepción global es un todo que puede diferir de la suma de sus partes. La forma percibida es una propiedad que surge, que no es intrínseca a los componentes del objeto, pero que se impone a la persona que percibe. En la percepción hay más que lo que está al alcance de los sentidos. La sensación es sólo

una condición de la percepción.

Para la escuela de la forma el campo perceptivo se organiza por sí mismo, siguiendo ciertos principios entre los que destacan: la configuración, el agrupamiento y la constancia perceptiva.

a) Configuración

Este principio se refiere al hecho de que percibimos los objetos (figuras) diferenciados de su ambiente (fondo) ¿Qué percibimos en este dibujo conocido como copa de Rubin ?

O bien una figura en blanco, una copa, sobre un fondo negro, o bien dos caras, en negro, sobre fondo blanco. No es posible percibir ambas cosas al tiempo. En la percepción siempre tiene que haber una figura y un fondo sobre el cual destaca la figura. Por ejemplo, cuando leemos, las palabras son la figura y el papel, el fondo.

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b) Agrupamiento de los estímulos

Generalmente, la figura se impone por sí misma y se organiza siguiendo las leyes de agrupación de los estímulos.

Veamos los siguientes ejemplos:

¿Por qué se impone una figura sobre otras configuraciones posibles? Porque sigue alguna de las leyes siguientes: continuidad, proximidad, semejanza y cierre

Proximidad: ante estímulos semejantes, aquellos que se hallen más próximos entre sí tenderán a percibirse agrupados, formando un todo o figura. Así, en la a) no vemos seis líneas diferentes, sino tres conjuntos de dos líneas.

Semejanza: si las figuras son similares unas a otras, las agrupamos como si formaran parte de un conjunto. Vemos los triángulos y los círculos de la b) como columnas verticales de formas similares no como hileras horizontales de formas distintas.

Continuidad: se agrupan juntos los componentes visuales que permiten que las líneas curvas o movimientos continúen en una dirección que ya estaba establecida. Percibimos las pautas lisas y continuas más que las discontinuas.

Cierre: si una figura tiene huecos, la llena más para crear un objeto completo y entero En la d) al rellenar los huecos tenemos un cuadrado

Todos estos ejemplos se refieren a percepciones visuales que son las dominantes en las personas, pero las leyes de la percepción también aplican para percepciones de otro tipo: por ejemplo, aunque sólo nos lleguen las sílabas finales de un nombre, escuchamos el nombre entero porque en la percepción acústica aplicamos la ley del cierre.

a) Ley de proximidad

b) Ley de semejanza

c) Ley de continuidad

d) Ley de cierre

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Constancia perceptiva.

Nada de lo que percibimos permanece estable constante en la realidad: las longitudes de onda de luz reflejadas en las superficies corpóreas cambian continuamente según las variaciones de la luminosidad y, sin embargo, nuestro cerebro percibe un color constante. A este fenómeno se le llama constancia perceptiva. Gracias a ella el cerebro extrae las características constantes e invariables de los objetos y aunque sean vistos desde diferentes ángulos, a diversas distancias o condiciones variadas de iluminación se perciben como si tuvieran la misma forma, tamaño y color. Nuestra constancia perceptiva nos permite percibir un objeto como algo invariable mientras los estímulos que provienen de él van cambiando.

Cuando despedimos a una amiga y la vemos alejarse, su imagen en la retina se hace más y más pequeña. Sin embargo no la vemos como una mujer que se esta encogiendo, sabemos que mantiene el mismo tamaño y que la razón de que parezca más pequeña reside en la distancia que ido aumentando entre nosotros.

La constancia perceptiva es vital para la adaptación al medio ambiente. Si nuestra percepción de los objetos variase a la vez que los estímulos que de ellos nos llegan sería imposible reconocer cosas puesto que éstas se encontrarían en perpetuo cambio. Gracias a ella podemos mantener una imagen estable del mundo y de las personas y objetos que lo pueblan. También podemos realizar diversos juicios sobre la distancia, la luz y otros aspectos del medio ambiente. Por ejemplo si oímos un sonido suave procedente de un coche de bomberos, como sabemos que nor-malmente suena más fuerte suponemos que está lejos.

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3 Alteraciones el proceso perceptivo

Hemos visto cómo, a través de la percepción, obtenemos una información de nuestro mundo y somos capaces de darle sentido. Pero a veces la percepción puede sufrir alteraciones más o menos serias.

Se producen cuando tiene lugar una variación en la calidad de la percepción, es decir, cuando la percepción de un objeto está perturbada y transmite a la mente una imagen distinta de la real. Las más importantes son las ilusiones y las

Ilusiones

Es muy probable que en alguna ocasión nos haya parecido que la luna corría por el cielo o hemos creído que un objeto salía volando cuando en realidad se trataba de un pájaro. Cuando los datos que percibimos se combinan de cierta manera resultan engañosos. El mundo que conocemos consta de infinitas combinaciones de formas, que se complican por las variaciones de color y los matices de luz y sombra. Habitualmente, la mente pone orden en ese caos.

Pero ¿qué sucede cuando saca conclusiones falsas? ¿Cometió algún error? No forzosamente. En la mayoría de los casos, el cerebro procesó bien los datos visuales pero éstos eran equívocos.

Muchas ilusiones ópticas dependen de cómo se miren las cosas. Observemos la figura. Vista de cierto modo, no hay duda de que se trata de una joven, pero si se enfoca la vista de otra manera el mentón de la joven se vuelve una nariz enorme y aparece una anciana.

La figura c) es ambigua. Parecerá una vieja de perfil o una joven mirando hacia atrás dependiendo de si cubres la figura a) o b). Este tipo de ilusiones son conocidas como figuras ambiguas

A finales del siglo XIX, cuando la Psicología comenzaba a perfilarse como una disciplina específica las ilusiones perceptivas fascinaban a los científicos. Estas son algunas de las ilusiones ópticas o geométricas más conocidas.

Ilusión Müller-Lyer. Los dos segmentos parecen desiguales

Ilusión del paralelogramo. El segmento A-B parece más largo que el segmento B-C

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Otros tipos de ilusiones son las llamadas figuras paradójicas o imposibles, como la de la portada, donde hacemos suposiciones falsas sobre ellas. Y aquellas llamadas ficciones caracterizadas por ver algo que realmente no está allí o cambia de lugar, por ejemplo, los trucos de magia. Lo característico de las ilusiones es que siempre tienen un objeto real como punto de referencia y que éste se percibe de un modo deformado. Pueden provocarse voluntariamente cuando, por ejemplo, nos dejamos llevar por la imaginación, y al contemplar unas rocas en la montaña o unas nubes en el cielo descubrimos parecidos con imágenes reales. Pero también, a veces, las ilusiones se producen involuntariamente como puede ocurrir ante situaciones de tensión nerviosa. Por ejemplo, visitando un lugar tenebroso pueden percibirse, a causa del miedo, imágenes fantasmales o sonidos inquietantes.

Alucinaciones

Las alucinaciones, a diferencia de las ilusiones, se presentan cuando el sujeto percibe algo que no existe en la realidad: una imagen, un sonido o cualquier otra sensación que no cuenta con ningún tipo de base real. Pueden corresponder a cualquiera de los sentidos. A veces son muy simples, como un zumbido o un fogonazo; otras, muy complejas, como oír voces que mantienen una conversación. Pueden deberse a muchas razones: a la falta de sueño, al estrés, a alguna enfermedad, a ciertas drogas, etc.

Un sujeto normal puede sufrir alucinaciones en determinadas circunstancias (al adormecerse, o, menos frecuentemente, al despertarse), pero, en general, se deben a alteraciones de los receptores periféricos, lesiones localizadas en los centros nerviosos, afecciones toxicas del cerebro o enfermedades mentales. Son un síntoma patológico cuando se presentan espontáneamente, y, sobre todo, cuando se producen de una forma continuada. Para la persona que las sufre, son totalmente reales.

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