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Nancy Kress - Principios, Medios y Finales Capitulo 6
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CAPÍTULO 5
EN DESARROLLO: LOS PERSONAJES EN LA MITAD DE LA HISTORIA
La vida de tu personaje existe en tu historia, y a mitad de camino
se supone que debe atravesar un cambio significativo. Ve el error de
sus métodos o se ha hecho sabio por la experiencia o tiene una con-
versión religiosa o simplemente ha madurado. Al final de la historia se
comportará muy diferente de cómo lo hacía al principio. Será una per-
sona diferente —mientras, claro, continúa siendo la misma persona
que conoció el lector.
¿Cómo lo consigues?
No siempre es fácil. El peligro es que el cambio de actitud del
personaje parezca arbitrario e inmotivado.
Para que los cambios del personaje sean convincentes, deben pa-
sar cuatro cosas. El lector debe:
Entender la personalidad inicial de tu personaje, y especial-
mente, su motivación: porqué se comporta como lo hace.
Ver pruebas de que tu personaje es capaz de cambiar (no todos
son capaces).
Ver dramatizada una pauta de experiencias que razonablemente
se podría esperar que afecten a alguien.
Ver una nueva motivación plausible reemplazar a la antigua.
Los tres primeros puntos deben ocurrir en la parte media de tu
historia (la cuarta también puede ocurrir ahí). Si te ocupas de presentar
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los cambios del personaje en el medio, tales cambios no parecerán ar-
bitrarios o artificiales al final. Si mantienes el control sobre la motiva-
ción del personaje, automáticamente mejoras otros elementos de la na-
rración: la trama, la tensión y el tema. Esto se debe a que las historias
se originan a partir de lo que hacen los personajes, y, a su vez, lo que
hacen los personajes se origina a partir de lo que quieren.
UNA MIRADA DE LECTOR: DOS CLASES DE MOTIVACIÓN
Como cualquiera que lee los diarios sabe, el ser humano es capaz
de cualquier cosa. En periodismo, es suficiente con dejar que el sujeto
mismo responda la pregunta: “¿Por qué lo hizo?”. Hacer creíble la ac-
ción no es un problema; pasó. En ficción, sin embargo, no pasó (por
definición) y no todas las acciones le serán igualmente plausibles. Por
lo tanto, tiene sentido considerar la motivación del personaje no sólo
en términos del personaje mismo (está enojado, está enamorado, quie-
re vengarse) sino también en términos del lector. El entendimiento del
lector es la clave para crear motivaciones creíbles para el personaje.
Hay dos clases de motivaciones para un personaje. Cada una re-
quiere una estrategia de escritura diferente.
Los primeros son los motivos que son fácilmente entendibles por
los lectores porque sentirían lo mismo en una situación similar (por-
qué una madre se pone en peligro para salvar a su bebé, porqué un de-
tective quiere resolver un crimen). En tales situaciones, todo lo que
necesitas es una confirmación breve de que los personajes son lo que
esperamos, y aceptaremos sus acciones (muéstranos brevemente que
la madre ama a su bebé, que el detective es un tipo concienzudo). Un
párrafo o dos serán suficientes.
La tarea del escritor es mucho más complicada cuando la motiva-
ción es contraria a nuestras expectativas del mundo. Cuanto menos
común sea el motivo del personaje, y cuanto más viole nuestros este-
reotipos, más información de antecedentes deberás dar para hacernos
entender porqué esta persona hace lo que hace. Tendrás que trabajar
más duro para hacer claras y creíbles sus motivaciones. Podrías mos-
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trarnos sus pensamientos íntimos. Dejarnos escuchar la charla sobre su
situación con su amigo/a, su perro o su terapeuta. Ver su comporta-
miento en situaciones no relacionadas. Quizás necesitas hacer todo es-
to porque cuando una motivación inicial sale de lo común, sólo una
pauta de incidentes en la mitad de la historia nos convencerá de que es
genuino.
Este es uno de los mayores desafíos en ficción: hacer que los lec-
tores entiendan los motivos de un personaje cuando esos motivos no
son sencillos. La forma de crear tal entendimiento es a través de las
pautas de incidentes. Las motivaciones complejas llevan a acciones
inesperadas, y tales acciones crean tramas interesantes.
En un cuento, claro, no tienes mucho espacio para dramatizar tan-
tos incidentes. Sin embargo, aun así debes mostrar más de un inciden-
te motivador para hacer creíble el cambio de un personaje.
Cuanto más corta la ficción, más habilidoso debes ser en la elec-
ción de los incidentes. Es por eso que hay más buenos novelistas que
buenos cuentistas.
¿Qué significa esto en términos de planificar la parte media de tu
historia? Que cuando listas acontecimientos para convertirlos en esce-
nas, debes incluir acontecimientos que dejarán en claro por qué los
personajes hacen lo que hacen.
Por ejemplo, un tipo de conflicto narrativo aparece cuando un
personaje quiere dos cosas mutuamente excluyentes. “Los problemas
del corazón humano en conflicto consigo mismo; eso sólo puede con-
vertirse en una buena escritura”, decía William Faulkner.
Cuando tu personaje quiere dos cosas conflictivas o actúa por dos
motivos en conflicto, debes desarrollar ambos en la parte media de la
historia. Esto significa incluir en tu lista de escenas incidentes que
dramatizarán a ambos.
En un cuento especialmente, estas mismas escenas deben hacer
una doble tarea: también deben hacer avanzar la trama principal. Esto
significa que necesitas reflexionar sobre la elección de escenas donde
tus personajes no sólo hagan algo sino que también lo hagan de una
manera que revele su personalidad. En una novela, la mayoría de estas
escenas también buscarán este doble objetivo, pero dada la longitud de
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una novela tienes espacio para caracterizar simplemente flashbacks y
digresiones2.
MOSTRANDO QUE LOS PERSONAJES SON CAPACES DE CAMBIAR
Si tu personaje cambia significativamente durante el curso de tu
historia, debemos creer que él está entre esos seres humanos capaces
de cambiar. Él es capaz de aprender de la experiencia.
¿Cómo nos haces creer eso? Mostrándolo haciéndolo.
Incluso partes pequeñas de las escenas pueden presagiar la capa-
cidad de tu personaje para convertirse en cualquier cosa que, even-
tualmente, lo hagas convertirse.
Presagias el cambio mayor de tu protagonista: (1) mostrando que
él es capaz de otros cambios y (2) mostrando los valores que posee
que hacen plausible su cambio de parecer.
¿POR QUÉ CAMBIA EL PERSONAJE EN VERDAD?
El personaje cambia a causa de los acontecimientos de la trama.
Si nos has mostrado cómo es el personaje en el comienzo, y nos con-
venciste de que es capaz de cambiar, los acontecimientos narrativos
formarán una pauta que haga ver al cambio como inevitable.
La palabra clave aquí —como en la motivación compleja— es
pauta. En la vida real, a veces la gente atraviesa un cambio real como
resultado de una experiencia, aun si la experiencia parece trivial para
otros. En ficción, sin embargo, a menos que ese solo acontecimiento
sea bastante traumático, los cambios del personaje deben ser el resul-
tado de experiencias repetidas y convincentes por las que el personaje
está forzado a atravesar.
En un cuento, debes trabajar más rápido. La experiencia que cau-
sa el cambio puede parecer un único acontecimiento a escala menor.
2 Efecto de romper el hilo del discurso y de hablar en él de cosas que no tengan conexión o íntimo
enlace con aquello de que se está tratando.
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Lo que hace plausible el cambio no es el acontecimiento narrativo, el
cual es un mero catalizador, sino la cuidadosa creación de las pautas
que producen su catálisis. El lector recibe la impresión de que cual-
quier cosa pudo haber disparado la catálisis. Se prepara la confronta-
ción. ¿Cómo se logra? A través de una pauta de confrontaciones repe-
tidas.
La guía aquí es preguntarte: “¿Estoy presentando la clase de expe-
riencias que hacen pensar al lector: „Pues sí, si este acontecimiento le
sucede a esta persona, probablemente se comportaría de ese modo. Yo
quizás no, pero él lo haría‟? ”.
REEMPLAZANDO UNA ANTIGUA MOTIVACIÓN POR UNA NUEVA
El resultado de toda esta dramatización de motivos, preparación
para el cambio y descripción de los acontecimientos narrativos es re-
emplazar la motivación inicial del personaje por una distinta. El per-
sonaje empieza queriendo una cosa y en algún momento de la parte
media cambia queriendo otra (que se preparará bien para el final).
Puede ser de ayuda parar en algún lado de la mitad de tu novela
para listar estos cambios motivacionales en un pedazo de papel. ¿Qué
quería cada personaje al comienzo del libro? ¿Qué quiere ahora? ¿To-
davía es el mismo deseo? ¿Lo conoces? Si no, piénsalo seriamente.
Este consejo sirve también para los cuentos, con la diferencia de
que en un cuento, el cambio en la motivación generalmente viene al
final, no en el medio. En un cuento, puede que no tengas el espacio
para mostrar a tu protagonista guiarse por su nuevo motivo, pero al
menos, generalmente, toma conciencia de él al final.
UN CASO ESPECIAL DE MOTIVACIÓN: LOS VILLANOS
Si tu historia tiene un villano, será más exitoso si está justificado
por sí mismo. Los villanos que actúan por pura maldad son divertidos
para los cómics, pero los villanos fuertes de la ficción adulta actúan
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por motivos que tienen sentido para ellos. Muéstranos la autojustifi-
cación de tu villano —motivos, creencias, racionalización— y se vol-
verá mucho más plausible que el típico “malo con sombrero negro”.
A veces al villano hasta se lo comprende, genera cierta empatía, al
menos hasta cierto grado.
Menos sutilmente, los géneros de ficción incluyen con frecuencia
un villano: el asesino en las novelas de misterio, el “hombre equivo-
cado” en las románticas, el conquistador espacial o los exploradores
en la ciencia ficción. Estos antagonistas serán más convincentes y más
interesantes si nos dejas ver cómo consideran sus villanías. Ciertamen-
te no tienes que convencernos de la justeza de los motivos del villano
(si lo haces, se convierte en el héroe), pero sí dale motivos.
Si no sabes porqué tu villano le está causando a todos estos pro-
blemas —más allá de que si no lo hicieras no habría trama— deja de
escribir. Piensa en el villano hasta que conozcas su psicología y moti-
vación. Tu historia será más fuerte.
Una palabra de aliento sobre la parte media
La función principal de la parte media de una narración es prepa-
rar el final —para que sea un cumplimiento plausible y satisfactorio
de la promesa implícita—. El medio hace esto dramatizando con cla-
ridad las fuerzas que colisionarán en el clímax, incluyendo cualquier
cambio potencial del personaje. Si haces esto concienzudamente en el
medio, descubrirás que el final es mucho más fácil de escribir. Las
partes medias son difíciles, pero valen el esfuerzo. Una parte media
que hace lo que debe puede hacer del final un deleite positivo de es-
cribir —y, más importante, de leer.
MÁS EJERCICIOS PARA LAS PARTES MEDIAS
1. Elige un cuento o novela que conozcas bien, uno en el cual el
protagonista atraviese un cambio de personaje importante. Con-
sidera:
a. ¿Qué quería el personaje al comienzo de la historia?
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b. ¿Qué quiere al final?
c. ¿Qué experiencias ayudaron a cambiarla? Haz una lista.
d. ¿Cómo muestra el autor que el personaje era capaz de cam-
biar?
2. Repite el ejercicio del punto anterior para una de tus narraciones
terminadas. ¿Ves los lugares donde la caracterización es débil?
¿Puedes mejorarla agregando una escena o diálogo suplementa-
rio, un pensamiento, una descripción o una acción?
3. Inventa un personaje que quiera algo contrario a lo que los lecto-
res normalmente esperarían. Escribe algunas páginas de monó-
logo interior para este personaje en la que explique y justifique
lo que quiere, porqué debería tenerlo y cómo hará para conse-
guirlo. Trata de hacerlo sonar convincente y natural.
4. Utilizando el mismo personaje, escribe una conversación en la
que intenta persuadir a otro personaje que se le una en lo que sea
que esté haciendo.
5. Elige una historia del género que quieres escribir. Elige una his-
toria que recuerdes tenga un villano memorable. Vuélvela a leer.
¿Cuál es la motivación del villano? ¿Es clara? Si es así, ¿cómo
lo deja claro? Si no es clara la motivación, ¿sería una historia
mejor si el villano estuviera motivado por más que pura maldad?
Dadas las circunstancias del villano, ¿cuáles podrían haber sido
estos motivos?