Naufragar En Lo Infinito-

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  • 7/23/2019 Naufragar En Lo Infinito-

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    Juan Manuel Medrano Ezquerro

    Jos Mara Aguirre Oraa

    Facultad de Letras y de la Educacin

    Ciencias Humanas

    2013-2014

    Ttulo

    Director/es

    Facultad

    Titulacin

    Departamento

    TESIS DOCTORAL

    Curso Acadmico

    Naufragar en lo infinito. La dimensin religiosa en el

    pensamiento de Nietzsche

    Autor/es

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    El autor

    Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2014

    publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]

    Naufragar en lo infinito. La dimensin religiosa en el pensamiento de

    Nietzsche, tesis doctoral

    de Juan Manuel Medrano Ezquerro, dirigida por Jos Mara Aguirre Oraa (publicada por la

    Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia

    Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

    Permisos que vayan ms all de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a lostitulares del copyright.

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    NDICE

    PREFACIO: Aclaracin metodolgica. Estructura e

    intencin de la tesis

    9

    1 Parte: Nietzsche ante el fenmeno

    cristiano en su dimensin histrico-

    moral

    Captulo 1. Nietzsche y la religin Atesmo, Genealoga y

    filosofa de la Historia en Nietzsche)21

    Captulo 2. Religin y moralidad en las etapas iniciales de la

    humanidad. La moralidad de las costumbres..43

    .

    Captulo 3. Religin, tragedia y racionalidad en Grecia.....61

    Captulo 4. El cristianismo como destino de Occidente..81

    Captulo 5. Jess de Nazaret .105

    Captulo 6. El desplazamiento de Pablo de Tarso .133

    Captulo 7. Roma: crisis religiosa y rebelin de los Esclavos . 155

    Captulo 8. La reforma luterana y sus consecuencias. El mundo

    catlico por contraste.169

    Captulo 9. Revoluciones polticas e ideas modernas.189

    Captulo 10. El anlisis de la moral. El sacerdote cristiano 213

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    2 Parte: El cristianismo filosfico y

    teolgico del siglo XX ante Nietzsche

    Captulo 11. El diagnstico de la Modernidad. Muerte de Dios y

    nihilismo243

    Captulo 12. La teologa del siglo XX ante Nietzsche. El mbito

    catlico: Eugene Biser, B. Welte, H. De Lubac, O. Gonzlez de

    Cardedal 261

    Captulo 13. La teologa del siglo XX ante Nietzsche. El mbito

    protestante: K. Barth, W. Pannenberg, P. Tillich 287

    Captulo 14. La teologa de la muerte de Dios: P. Van Buren, G.

    Vahanian, W. Hamilton y T. Altizer 299

    Captulo 15. La filosofa del siglo XX ante Nietzsche. Alemania: M.

    Heidegger, K. Jaspers, K., Lwith319

    Captulo 16. La filosofa del siglo XX ante Nietzsche. Francia:

    Albert Camus, Paul Valadier, Jean-Luc Marion351

    Captulo 17. La filosofa del siglo XX ante Nietzsche. Espaa: tres

    ejemplos clsicos: Unamuno, Zambrano, Zubiri ..371

    Captulo 18. Tres lecturas recientes de Nietzsche: Vattimo,

    A. Ortz Oss, E. Tras

    391

    .

    Eplogo: religin y sociedad postnihilista 4 9

    Bibliografa433

    ndice de nombres 441

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    Para Yolanda y Adriana

    Quisiera mencionar a dos personas,sin cuya constante atencin yestmulo no habra sido posible estetrabajo: Jess Longares Alonso y

    Jos Mara Aguirre Ora.

    No debo dejar de mencionar a doscristianos que me inspiraron oayudaron: Paul Valadier yOlegario Gonzlez de Cardedal

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    ABREVIATURAS UTILIZADAS PARA LAS OBRAS DE

    NIETZSCHE MS CITADAS

    NT El nacimiento de la tragedia

    HDH Humano, demasiado humanoA AuroraGS La ciencia jovialAHZ As habl ZaratustraMBM Ms all del bien y del malGM La genealoga de la moralCI Crepsculo de los dolosEH Ecce HomoAC El AnticristoVP La voluntad de poderFP Fragmentos pstumos

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    La historia de una ratiocomo la del mundo occidental est lejos de haberse agotado enel progreso de un racionalismo; est hecha, en parte igualmente grande aunque mssecreta, por ese movimiento por el cual la sinrazn se ha internado en nuestro suelo, paraall desaparecer, sin duda, pero tambin para enraizarse

    Michel Foucault

    Adnde nos encaminamos? Es que queremos cruzarel mar? Adnde nos arrastraeste poderoso afn que anteponemos a cualquier goce? Por qu precisamente en estadireccin hacia all donde hasta ahora se han puesto todos los soles de la humanidad?Se dir acaso algn da que tambin nosotros, tomando rumbo al oeste esperbamosllegar a una India, pero que nos toc naufragar en lo infinito? O no, hermanos mos?O no?

    Nietzsche, Aurora

    El grito Dios ha muerto slo puede salir de una conciencia cristiana

    Mara Zambrano

    La importancia de Nietzsche en el sentido de una inteligencia cristiana est en haberdescubierto la tendencia que vive en la raz de la humanidad a su salvacin suprema

    B. Welte

    No hay en el mundo suficiente religin para siquiera acabar con las religiones

    Nietzsche

    El cristianismo, sin embargo, es lo mejor en vida que yo he conocido realmente; desdemi infancia lo he seguido, en muchos rincones, y creo que nunca en mi corazn he sidovil con l

    Nietzsche, carta a Peter Gast de 21 de julio de 1881

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    PREFACIO:

    ACLARACIN METODOLGICA, ESTRUCTURA E

    INTENCIN DE LA TESIS

    sta tesis no aspira a ser una interpretacin global de la filosofa de Nietzsche. Talvez solo pretenda explicar este aforismo, que contiene tambin una profeca:

    El cristianismo naci para dar un alivio al corazn; pero, ahora necesita primero abrumar elcorazn, para luego poder aliviarlo. Por consiguiente, perecer

    1

    Existen -sin salir del mbito de la edicin en castellano- excelentes trabajos queabordan el pensamiento de Nietzsche en su conjunto o aspectos cruciales de sufilosofa. Sin embargo, creemos que un tema tan importante y recurrente enNietzsche como la religin, en el sentido ms amplio y omnicomprensivo deltrmino, es estudiada siempre de manera parcial (como parte de un conjunto),fragmentaria (la visin no abarca su evolucin intelectual) o nicamente en elaspecto, esencial ciertamente, de la crtica nietzscheana a la religin, pero con undescuido notable de las afirmaciones positivas del alemn sobre el fenmenoreligioso.

    Esta forma habitual de enfocar la cuestin de la religin en Nietzsche puedeobedecer a mltiples razones. Pretendemos profundizar en una de ellas que, sinagotar la explicacin, puede estar entre las ms poderosas. Nos referimos a laausencia, bastante notable en los estudios sobre Nietzsche, de las aportaciones dela teologa contempornea. Veamos lo que dice el jesuita y filsofo francs PaulValadier al respecto:

    El arrinconamiento de Nietzsche en la tradicin de la metafsica ha abocado a minimizar oa omitir la llamada de Nietzsche al cristianismo. La tendencia tpicamente francesa de lafilosofa universitaria a ignorar la teologa y, ms generalmente, a no querer tomar en serio aaquella ni a las tradiciones cristianas, ha encontrado aqu un pretexto para dejar de ladoaspectos enteros del pensamiento de Nietzsche, avalando de esta manera un unilateralismosorprendente. Sorprendente en efecto, pues si un filsofo ha tenido el deseo, casi la obsesinenfermiza de explicarse con el cristianismo, se ha sido Nietzsche [] Se debe incluso llegara afirmar que su doctrina como l la llama, es propiamente ininteligible sin este horizonteteolgico an mal conocido y raramente explorado por aquellos que los americanos llaman losnietzscheanos postmodernistas

    2

    Pretendemos, por el contrario, dar tambin la voza a este horizonte del quehabla Valadier. Horizonte que debe ser completado, naturalmente, por vocesfilosficas del siglo XX decididamente cristianas y por aqullas que, sin serlo

    1

    Nietzsche, HDH I, Libro III, La vida religiosa, #119.2Valadier, P., Nietzsche lintempestif,Paris, Beauchesne, 2000, Introduction, p.VI.

    E

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    expresamente, intuyeron la profunda proximidad o la cercana de la herencia delcristianismo en el pensamiento nietzscheano.

    Tambin debemos aclarar de inicio que nuestro trabajo, aunque se inscribeacadmicamente en una tesis universitaria en el mbito de la filosofa, presenta

    unos planteamientos decididamente histricos en la manera de abordar loscaptulos en que se estructura el acercamiento de Nietzsche al cristianismo. Elloocurre, especficamente, en la primera parte.

    Sin embargo, si parece innecesario justificar la presencia de una docena defilsofos esenciales de nuestra poca, no lo es profundizar un poco ms en lasrazones de la presencia en esta tesis de una parte del pensamiento teolgicocontemporneo. Tal vez, no obstante, deberamos cuidarnos de compartimentar enexceso los terrenos acadmicos desde los que interpretar el pensamiento deNietzsche y aceptar de mejor grado las aportaciones teolgicas. Por eso, estamos

    profundamente de acuerdo con Jean-Luc Marion cuando afirma:

    La filosofa y la teologa coinciden tal vez en que, a diferencia de la literatura, no puedendar un solo paso sin una tradicin que las sostenga; que la relacin con la tradicin se vuelvacrtica no elimina la dependencia, ms bien al contrario [] El nico criterio de unainterpretacin es su fecundidad

    3

    Que Nietzsche ha sido y es importante para el pensamiento cristiano lodemuestra, a ttulo de ejemplo, el simple hecho de que la primera Encclica delnuevo papa, Francisco -ciertamente, con un enorme protagonismo de su antecesoren la sede apostlica, Joseph Ratzinger- cite a Nietzsche nada ms empezar a

    reflexionar sobre la valoracin actual de la fe:

    El joven Nietzsche invitaba a su hermana Elisabeth a arriesgarse, a emprender nuevoscaminoscon la inseguridad de quien procede autnomamente. Y aada: Aqu se dividenlos caminos del hombre; si quieres alcanzar paz en el alma y felicidad, cree; pero si quieresser discpulo de la verdad, indaga. Con lo que creer sera lo contrario de buscar. A partir deaqu, Nietzsche critica al cristianismo por haber rebajado la existencia humana, quitandonovedad y aventura a la vida. La fe sera entonces como un espejismo que nos impideavanzar como hombres libres hacia el futuro

    4

    La intensidad que cobran en el pensamiento nietzscheano asuntos habituales delvocabulario religioso y teolgico es tal que hubiramos cometido una imperdonable

    omisin metodolgica y bibliogrfica si dejramos de lado lo que una parteimportante del pensamiento teolgico del siglo XX ha dicho -y sentido- sobreNietzsche. Pero hay una razn ms profunda an, y es nuestra cercana yproximidad con algunas de las interpretaciones que sobre el pensador alemn hanelaborado algunos filsofos y telogos cristianos del presente y del pasado. Dehecho, si quisiramos ahorrar a hipotticos lectores las decenas de pginas quesiguen, reduciramos a unos pocos autores y a cuatro ideas cardinales las razonesprofundas de la lectura que de Nietzsche se hace en estas pginas. Tales

    3Marion, J-L., El dolo y la distancia. Cinco estudios, Salamanca, Sgueme, 1999, p.13.

    4

    Francisco, Carta Encclica Lumen Fidei, 2013, p.4. Cita de Nietzsche: Brief an Elisabeth Nietzsche (11de junio de1865), en Werke in drei Bnden, Mnchen 1954, 953ss.

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    autores son esencialmente los filsofos Karl Jaspers, Karl Lwith, Paul Valadier yJean-Luc Marion y los telogos Bernhard Welte, William Hamilton y Thomas Altizer(catlico el primero, protestantes y representantes de la que fue llamada teologade la muerte de Dios, los segundos). Anticipemos algunos planteamientosesenciales.

    De Welte participamos plenamente en la idea de que la dimensin profunda quealienta en la filosofa de Nietzsche es una pasin de unidadde todo lo existente,pasin que rechaza toda la divisin y separacin que la moralidad ha establecido enel hombre y entre los hombres. Esta voluntad -que en Nietzsche toma la formade voluntad de poder- est ntimamente ligada a la aspiracin ltima de todareligin

    5.

    De Karl Jaspers asumimos su creencia de que Nietzsche contiene tal complejidaden el interior de su filosofa que, en realidad, pretende la supervivencia de aquello

    que -aparentemente- quiere liquidar y, en consecuencia, acaba por reintegrar enuna unidad superior todos los conceptos antinmicos con los que jug en su obra,singularmente en nuestro caso la pareja Dioniso-El Crucificado

    6.

    Nuestro profundo acuerdo con Karl Lwith se basa en su afirmacin de queNietzsche fue cristiano en la forma (y en el fondo) como consecuencia depertenecer a una tradicin personal e intelectual que no pudo interpretar la realidad,o delinear el futuro, ms que con aquellos instrumentos que la tradicin cristianapuso a su disposicin; como demuestra -para l- su vocacin escatolgica y defuturo (el superhombre).

    Con Paul Valadier nos une un acuerdo general con sus planteamientos sobre elfilsofo alemn en todos los aspectos esenciales y, singularmente, con el anlisis dela figura de Cristo. Y, adems, porque entendemos que el filsofo francs da conla clave fundamental, al interpretar la posicin nietzscheana respecto al cristianismocomo una denuncia de la contradiccin histrica que lo desgarra desde sunacimiento, y que los siglos fueron agrandando hasta que la grieta se convirti enuna falla irremediable. Nos referimos a la contradiccin entre las exigencias de unareligin y las realidades que un prctico ejercicio de la moralidad cristiana haido produciendo histricamenteen el ser y en la sociedad occidentales; contradiccinque ha abocado al cristianismo, fatalmente, a su propio autocuestionamiento yautorrecusacin.

    Finalmente, estamos muy prximos a la interpretacin que de Nietzsche hacendos telogos americanos, William Hamilton y Thomas Altizer. Esta cita del segundonos dar una idea de nuestra posicin:

    5 Por eso, el gran estudioso de la obra de Nietzsche, M. Montinari, afirma que toda la filosofa deNietzsche es en realidad una cosmodicea (Montinari, M., Lo que dijo Nietzsche, Barcelona, Salamandra,

    1999,p.77).6Idea compartida por el telogo protestante Karl Barth, como veremos en el captulo 13.

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    Nos limitaremos a asumir la verdad de la proclamacin nietzscheana de la muerte de Dios,verdad que hasta ahora ha sido ignorada, dejada a un lado por la teologa contempornea.Esto quiere decir que concebiremos la muerte de Dios como acontecimiento histrico: Dios hamuerto en nuestra poca, en nuestra historia y en nuestra existencia

    7

    Ciertamente, se puede encontrar un numeroso y buen material interpretativo sobreNietzsche prescindiendo de la teologa y -por ejemplo en Espaa- son muynumerosas las referencias que podramos enumerar de interpretaciones valiosas einteresantes del filsofo que recurren a referencias bibliogrficas donde la exclusinde obras de teologa es la norma. Efectivamente, no es imprescindible la lecturateolgica (si es posible hablar de tal cosa) para acercarse a Nietzsche. Sinembargo, a nuestro juicio, el panorama de la interpretacin nietzscheana -por lodems inabarcable- del siglo XX estara profundamente incompleto si no tomara encuenta las opiniones de la teologa catlica y protestante, de un nutrido grupo detelogos que, adems, son, tambin, filsofos.

    La especificidad y originalidad de la interpretacin teolgica es, en buena parte,consecuencia de la diferente forma en que el ataque nietzscheano al cristianismoresuena entre una intelectualidad cristiana que se siente concernida de una maneraespecial. Precisamente porque Nietzsche compromete aspectos esenciales delcristianismo, esos autores rebuscan con una profundidad especial (aunque no seanlos nicos) en los complejos intersticios de los posicionamientos del alemn ante elcristianismo y descubren, entre afirmaciones inaceptables para los creyentes, puntosde luz de enorme significatividad autocritica para los propios cristianos. Es evidenteque un filsofo ateo no se siente afectado de una manera tan personal, porejemplo, por los ataques dursimos de Nietzsche a Pablo de Tarso

    8. Un filsofo que

    no d mayor importancia a la existencia o inexistencia histrica de Jess, tal vezno se muestre tan sensible a la interpretacin nietzscheana del Redentor. Por otraparte, los cristianos pueden estar singularmente atentos a las numerosas referenciasno solo crticas, sino tambin laudatorias y admirativas, de Nietzsche hacia lainstitucin eclesial y su papel histrico.

    Todo ello singulariza una sensibilidad teolgica hacia Nietzsche de evidenteamplio espectro, puesto que la teologa ha reaccionado de manera mucho msplural que lo que vamos a mostrar aqu. As, no debemos olvidar el rechazo frontalque Nietzsche ha cosechado en buena parte del pensamiento cristiano, ni tampocouna cierta admiracin ingenua que ha recibido de cierta teologa. Pero, es sin dudaun sntoma revelador que prcticamente las ms agudas mentes teolgicas del sigloXX hayan reflexionado, con ms o menos extensin, pero siempre hondamente,sobre Nietzsche: Karl Barth, Lars Urs Von Balthasar, Eugene Biser, Bernhard Welte,Henri De Lubac, Olegario Gonzlez de Cardedal, etc. Desde la multiplicidadirreductible de las visiones de todos ellos puede hallarse el lugar comn de unreconocimiento y admiracin por la fuerza y las posibilidades que manifiesta elintenso combate de Nietzsche con el cristianismo; sin olvidar sus insuficiencias, las

    7Hamilton, W. y Altizer, T., Teologa radical y muerte de Dios, Barcelona, Grijalbo, 1967, pp.119-120.

    8Sin embargo, la figura de Pablo de Tarso ha vuelto a despertar el inters de la filosofa contempornea,

    como manifiesta David Roldn (en Theologia paulina perennis. San Pablo en el inters de filsofos ytelogos del siglo XXI; Teologa y Cultura, ao 4, vol. 7, agosto de 2007).

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    conservadurismo de Nietzsche; de la posibilidad-imposibilidad de someter a juicioalgo tan vasto como el cristianismo; de la fijacin nietzscheana por el modelocristiano protestante; de su crtica a una antropologa cristiana que ha obsesionadoal individuo consigo mismo, y de la crucial pregunta de si el cristianismo hacoadyuvado al advenimiento del nihilismo o lo ha retrasado durante siglos.

    Los captulos 5 (Jess de Nazaret) y 6 (El desplazamientode Pablo deTarso) nos llevarn a detenernos en el anlisis de los dos nombres propioscruciales del destino histrico del cristianismo. Los planteamos en captulosseparados pero prximos, porque es habitual en Nietzsche en ACy en los escritosde la poca, mostrar paralelamente ambos personajes, tratando de evidenciar suabsoluta y radical oposicin.

    En el caso de Jess de Nazaret debemos profundizar cul es el ambienteintelectual del que Nietzsche se va a nutrir para la construccin final de su

    personaje. Personaje que, habiendo aparecido espordica pero frecuentemente en suobra anterior, tomar un perfil muy definido, con rasgos notablemente personales yvivaces, en la imagen que del profeta de Nazaret nos ofrece en la parte ltima desu trayectoria intelectual. Es preciso decir ya algo que es de conocimiento general:Nietzsche sita a Jess como una rara avis dentro de su concepcin delcristianismo, como un personaje singular en absoluto responsable de la deriva ticay dogmtica que el cristianismo tomar en la historia de Occidente.

    Pablo, por el contrario, constituye la referencia mxima y personalizada de lahostilidad del filsofo contra el cristianismo. Considerado por Nietzsche el verdadero

    responsable de lo que finalmente devendr el cristianismo (al entender que lagenialidad paulina consiste en amalgamar el farisesmo judo del que procede con latradicin de pensamiento dualista de la Grecia helenstica); y viendo tambin en elapstol de los gentiles el hombre que supo llevar a sus coetneos una propuestade salvacin personal mucho ms eficaz que la que podra derivarse del mensajede Jess.

    En buena lgica, a ello habr que aadir un captulo que incida en la famosarebelin de los esclavos en la moral. Lo trataremos en el captulo 7: Roma:crisis religiosa y rebelin de los esclavos.

    Tras ello, nos adentraremos en el cristianismo de la modernidad, a travs de lavisin que Nietzsche tiene de dos momentos cruciales en el devenir de nuestrotiempo: la poca de la Reforma y la Contrarreforma (captulo 8) y el advenimientodefinitivo de la modernidad poltica con las revoluciones y transformaciones de finalesdel XVIII y principios del XIX (captulo 9: Revoluciones polticas e ideasmodernas). No parece ocioso ahora insistir en la necesidad de estos captulos: laReforma, Lutero, el Renacimiento, etc., forman parte de los temas sobre los queNietzsche vuelve una y otra vez en su obra, consciente de la importancia que elfenmeno de ruptura de la cristiandad tiene para el mundo moderno, ms all de laescisin del propio cristianismo. El otro combate, el que Nietzsche libr contra su

    propio tiempo, en el que se senta intempestivamente ubicado, es de sobra

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    conocido. Veremos las oscilaciones, relativamente importantes, que los temas quetienen que ver con ese advenimiento de la modernidad (la Ilustracin, la RevolucinFrancesa, las modernas naciones europeas, Alemania, el estado moderno, lademocracia, el socialismo, etc.) tuvieron en su pensamiento. En la medida en quetodas estas realidades modernas fueron -para l- hijas ms o menos bastardas del

    cristianismo, su anlisis es obligado.

    El ltimo captulo de esta primera parte (captulo 10, El anlisis de la moral.El sacerdote cristiano) lo debemos dedicar al anlisis de la moral cristiana y a lafigura del sacerdote. Un aspecto de esta temtica lo hemos desarrollado ya en elcaptulo 2, donde analizamos las reflexiones de Nietzsche sobre lo que llamamoralidad de las costumbres. All desarrollamos la idea, siguiendo al propioNietzsche y complementado nuestra interpretacin con las aportaciones de MichelFoucault, de que la propia moral responde a unas formas de construccinhistricas y est atravesada por las condiciones de posibilidad de supervivencia,

    afianzamiento o progreso de la especie. Pero otro asunto, complementario de aqul,y de obligado recorrido para nosotros, es la evaluacin nietzscheana de la figurasacerdotal y, previamente, de las condiciones que hicieron posible la aparicin de laconciencia y de la mala conciencia, siguiendo especialmente el anlisis querealiza en La genealoga de la moral(GM).

    Respecto al sacerdote, quiz Nietzsche fue el primero en darse cuenta de laimportancia que esta figura modesta, incardinada en el corazn de la Europa rural,ha tenido en la determinacin del modo de vida, la direccin de las costumbres yla cosmovisin occidental, por encima de la superestructura eclesial que cumpla un

    papel ms claramente poltico.

    En la segunda parte de la tesis, El cristianismo filosfico y teolgico anteNietzsche, ser el propio filsofo quien sea examinado. Dejar de ser elacusador del cristianismo, para ser juzgado por un selecto grupo de pensadores -filsofos y telogos- cristianos, o prximos al cristianismo, ubicados bsicamente enel siglo XX. Pero primero deberemos detenernos (captulo 11: El desierto crece:muerte de Dios y nihilismo) en perfilar la idea nietzscheana de la muerte de Dios,relacionndola evidentemente con el que se convirti en el ltimo tema, el tema porantonomasia del Nietzsche final: el nihilismo.

    A continuacin, dedicaremos tres captulos a lo que han dicho sobre Nietzschealgunos telogos del siglo XX; del mbito catlico (captulo 12): Bernhard. Welte,Eugne Biser, Henri De Lubac y el espaol Olegario Gonzlez de Cardedal; delprotestante europeo (captulo 13): Karl Barth, P. Tillich, W. Pannenberg y (captulo14) de la llamada Teologa de la muerte de Dios: P. Van Buren, G. Vahanian,W. Hamilton y Thomas Altizer.

    La razn de la eleccin de estos autores -conscientes de que hemos dejadofuera a muchos otros importantes- es que aportan, desde su circunstancia decristianos y creyentes, una especial sensibilidad para indagar las estructuras vitales,

    mentales, temticas y axiolgicas, de origen cristiano, que recorren el pensamiento

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    de Nietzsche. Su circunstancia personal,al sentirse directamente interpelados por lasprovocaciones nietzscheanas, ha sido muy fecunda a la hora de proponerinterpretaciones del filsofo que, aunque desde luego puedan ser polmicas ydiscutibles, han arrojado novedosos puntos de vista muy estimables sobre la riquezainagotable del pensador alemn.

    A partir de ah recorreremos lo que han dicho sobre Nietzsche algunos conocidosfilsofos contemporneos. En el captulo 15, sern algunos pensadores alemanesque, en nuestra opinin, han vislumbrado con singular profundidad la dimensinreligiosa del pensamiento de Nietzsche: Karl Jaspers y Karl Lwith, precedidos porlas conocidas tesis de Martin Heidegger. En el siguiente captulo, los francesesAlbert Camus, Paul Valadier y Jean-Luc Marion. Dedicaremos el captulo 17 a tresclsicos de la filosofa espaola: Unamuno, Mara Zambrano y Xavier Zubiri. Yterminaremos nuestro recorrido, captulo 18, examinando tres penetrantes y recienteslecturas de Nietzsche: la del italiano Gianni Vattimo y los espaoles Andrs Ortz

    Oss y Eugenio Tras.

    La conclusin de nuestro trabajo, nos referimos al Eplogo, pretende -tras repasaralgunas ideas de quienes un tanto forzadamente podemos considerar losherederos de Nietzsche, es decir, algunos pensadores situados en los mbitos dela Hermenutica y la Postmodernidad- retornar sobre la idea inicial, insistiendo enaquellos aspectos que conectan a Nietzsche con una tradicin milenaria que nopudo desprender de s, y que se resume en la tesis de Hannah Arendt (y deotros) de que no se conform con postular un simple atesmo amoral o solipsista,a la manera de Max Stirner, ni puramente hedonista a la manera de un Michel

    Onfray, sino que se empe -como los grandes moralistas que quiso combatir-en proponer deberes a la humanidad y en medir al hombre y a la sociedad conunidades trascendentes, igual que haba hecho el cristianismo.

    Por ltimo, parece sensato, desactivadas un tanto las modassobre Nietzsche,remitirlo a una tradicin que l no solo no destruy, como pretenda, sino que -como Marx, o como Toms de Aquino- ha enriquecido, tal vez a su pesar.

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    I Parte

    Nietzsche ante el fenmeno

    cristiano

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    CAPTULO

    1.

    NIETZSCHE YLARELIGIN HISTORIA,

    GENEALOGA Y ATESMO EN LA FILOSOFA DE

    NIETZSCHE)

    1. 1. LAS MSCARAS DEL PENSAMIENTO

    Todo lo que es profundo ama la mscara

    Nietzsche

    a filosofa de Nietzsche se inicia con la exaltacin de un Dios (Dioniso) yculmina con la execracin de otro (El Crucificado). En la parte central de suobra emerge la figura del viejo profeta persa, Zaratustra, eco y anttesis de

    aqul que trajo a la tierra el error ms nocivo de todos: la doctrina del Bien y delMal. Lo miremos por donde lo miremos, la religin -en sentido amplio- es una delas preocupaciones vertebrales del pensamiento de Nietzsche. Naturalmente, lareligin no como objeto aislado de su preocupacin filosfica, sino en tanto encuanto ella forma parte, y de qu modo, de la historiaentera del hombre, de laexplicacin de por qu y cmo ha devenido finalmente nuestra poca.

    Tres son las razones principales en las que poder cimentar esta dimensinrecurrente de su pensamiento. En primer lugar, la omnipresencia de las cuestionesreligiosas en su filosofa; despus, por su tono y estilo, proftico-apocalptico,prcticamente oracular y, en tercer lugar, por lo que podramos llamar sus

    personajes omscarasde identificacin a lo largo de su obra: Dioniso en la

    L

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    parte inicial, Zaratustra en la central; El Anticristo,de nuevo Dioniso,e incluso ElCrucificado en el lmite ltimo de la lucidez. Analicmoslo brevemente.

    Respecto a la recurrencia temtica, es evidente que a lo largo de su obra -ysin desdear otros captulos fundamentales- los temas que puedan tener una matriz

    o una relacin ntima con lo religioso son numerosos. En El nacimiento de laTragedia (NT) -como es conocido- la explicacin de la cultura griega, de losimpulsos artsticos de la Naturaleza y de la Voluntad -y la idiosincrasia del artemismo- se explican a partir de la centralidad de la pareja divina Apolo-Dioniso.

    En el periodo de su pensamiento que se suele llamar ilustrado, lapreocupacin por asuntos y cuestiones religiosas es bastante comn: Humanodemasiado humano I (HDH I) tiene todo una 3 parte dedicada a la VidaReligiosa, y tanto en esta obra como en la que definitivamente conocemos comoHumano demasiado humano II (HDHII), profundiza en el origen de los fenmenos

    religiosos ms primitivos y hace continuas referencias al cristianismo, a Jess, aPablo de Tarso, a Lutero, a la Reforma protestante y a la Iglesia Catlica. Todoello lo vemos tambin en Aurora (A) y La Ciencia jovial(GS).

    Las referencias religiosas de As habl Zaratustra(AHZ) son tan constantes enla forma y en el fondo que Nietzsche lleg a llamarlo el 5 Evangelio. Ademsde su tono proftico (parodia-homenaje al Antiguo y Nuevo testamento?), es unaobra recorrida por ideas ancladas en la religin: eternidad, retorno, etc., como hansealado varios autores

    10.

    Qu decir de sus escritos finales, de sus expresivos ttulos (Crepsculo de losdolos, Ecce Homo) y, especialmente, El Anticristoy la gran cantidad de fragmentospstumos, con todo su crudo posicionamiento anticristiano, su anlisis intenso yextenso de las figura de Jess y Pablo?

    Pero ser mejor despejar con prontitud las dudas que pueden surgir ante loequvoco del trmino religioso. Para ello digamos inicialmente que en la evolucinde Nietzsche la separacin de la creencia y seguimiento de los dogmas cristianosque haba vivido, intensamente, en el medio familiar (fue, como se sabe, hijo ynieto de pastores luteranos), se produce tempranamente

    11. Tambin fue Nietzsche

    un hijo de su siglo, el siglo del atesmo orgnico,como lo llamaba Henri De

    Lubac, intelectualmente tributario del ambiente de crtica religiosa que se genera enlos medios filosficos de Alemania por la generacin que puede considerarsediscpulacrtica de Hegel.

    10Por ejemplo, Lwith, K., Nietzsche, sesenta aos despus, en El hombre en el centro de la Historia,

    Barcelona, Herder, 1997 y tambin Eugene Biser, quien en su Nietzsche y la destruccin de la concienciacristiana, Salamanca, Sgueme, 1975, explica buena parte de las metforas nietzscheanas (horizonte,etc.) a partir de fuentes cristianas.11Lo cual no impide que, en palabras de Montinari: "La profunda impronta que la educacin religiosa

    recibida durante esos aos [de infancia] dej en el carcter de Nietzsche es indudable". Montinari, M., Loque dijo Nietzsche,Barcelona, Salamandra, 1999; p.25.

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    como un martillo inmisericorde contra los dogmas religiosos, contra Dios y contrala creencia. Nietzsche es adscrito a una suerte de filosofa del hedonismo

    14.

    Sera absurdo negar a tales posicionamientos la posibilidad que tienen defundamentarse en una importante cantidad de textos y actitudes del filsofo, los

    cuales, tomados en conjunto, pueden ser ms numerosos que aqullos que puedenutilizarse para defender una opinin diferente. Debemos, entonces, justificar yfundamentar la lnea de nuestra interpretacin de Nietzsche en relacin con elfenmeno de la religin, en general, y del cristianismo, en particular.

    1. 2. HISTORIA Y GENEALOGA

    Si queremos comprender la dimensin religiosa del pensamiento de Nietzschehemos de establecer esto desde el principio: se trata de un pensador histrico.

    Los problemas filosficos que acomete en su trayectoria intelectual nunca sonconsiderados en abstracto, es decir, en ausencia de las condiciones concretas de suorigen y desarrollo. Esto es as sea cual sea el tema que aborde: la muerte deDios, el nihilismo, el fin del ideal trgico, el superhombre, etc.

    Ello se evidenciar muy pronto en su obra, como al principio de HDH I:

    Todo lo que el filsofo dice sobre el hombre no es en el fondo ms que el testimoniosobre el hombre de un espacio temporal muy limitado. El pecado original de todos los filsofoses la falta de sentido histrico

    15

    Es toda una declaracin de principios: a diferencia de la inmensa mayora de losfilsofos que reflexionan sobre el hombre como algo fijo y acabado, Nietzsche sepresenta como el primer filsofo dotado de sentido histrico. Pero, qu quieredecir sentido histrico?

    No nos equivocaremos si afirmamos que Nietzsche con histrico quiere decirperspectivstico, provisional, des-sacralizador y des-fundamentante de todo lo que supoca llamaba Historia.

    Las reflexiones de Nietzsche no son, en definitiva, las de un filsofo que produce

    un corpus conceptual personal, que desarrolla de modo atemporal o que utiliza lahistoria como alfombra de desarrollo de un proceso. Su pensamiento -desde sutemprana dedicacin a la filologa hasta sus ltimos escritos- es una reflexin quese envuelve en contenidos histricos de principio a fin. Los griegos fueron laprimera manifestacin pblica de ello. El origen de la tragedia, la oposicin Apolo-14As, Onfray, M. (Tratado de Ateologa, Barcelona, Anagrama, 2008). Todo lo contrario piensa Laura

    Laiseca, para quien, con respecto al hedonismo:Nietzsche lo combate por ser una consecuencia de la

    decadencia [...]Consecuencia bien de la indiferencia o bien de una desesperacin que no se resuelve, el

    hedonismoconduce tambin a la destruccin y a la falta de ideales [...]Tanto la vivencia extrema del

    sufrimiento como la bsqueda permanente del placer son sntoma de nihilismo"; enEl nihilismo europeo. El

    nihilismo de la moral y la tragedia anticristiana de Nietzsche. Buenos Aires, Biblos, 2001 p. 131ss.15Nietzsche, HDH I, Primera Parte: De las cosas primeras y ltimas; #1, p.44.

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    absolutos, de fundamento divino, encuentra su ms firme opositor en el Nietzschegenealogista, que afirmar que no hay tal suelo sino, a lo sumo, una especie debarroo de lodoen el origen, y que los valores, las creaciones sublimes del bien ydel mal, no son ni absolutas ni reveladas, sino humanas, demasiado humanas,impuestas a fuego y hierro a una humanidad medrosa

    23.

    En referencia a la falta de origen y falta de finalidad, es preciso decir quetoda la reflexin nietzscheana quiere afrontar -a travs de ste mtodo- el granproblema de la genealoga, el problema del valor, de los valores.

    Para arrojar alguna luz sobre ello, Nietzsche tuvo que adentrarse a tientas en unterreno virtualmente virgen y desde luego profundamente sombro: el terreno delorigen, terreno que a veces l llama prehistoria. Para mirar qu? No lasucesin de datos materiales que las ciencias del hombre venan descubriendo yclasificando, sino los logros inmateriales: el nacimiento de la conciencia, el

    nacimiento de la mala conciencia, las condiciones de surgimiento de laracionalidad, los orgenes del Estado y, sobre todo para nuestro propsito, el origende las transformaciones que han empobrecido la vida y la voluntad de poder y quehan desembocado -finalmente, a travs del cristianismo- en el nihilismo.

    Con qu finalidad? Por qu dedicar tanto tiempo y tanta meticulosidadmetodolgica a establecer las condiciones histricas de las valoraciones y de lasvariaciones de las valoraciones? La primera respuesta es, obviamente, parademostrar el carcter devenido, mutable de los valores, es decir, para hacer verque no hay nada sagrado ni superior en el concepto de origen, fundacin o inicio y

    que, as como las tablas de valores humanas se han modificado en el pasado,pueden volver a modificarse en el futuro.

    Y un segundo aspecto, ms difcil de responder: ese esfuerzo de mirar porprimera vez al pasado, est solo motivado por la necesidad de comprender lascondiciones del presente, es decir, para esclarecer por qu persisten en laactualidad valores que han perdido su sustrato, el suelo que los justificaba? Esen realidad solo la posibilidad de modificar el presente el que hace que Nietzschese adentre en los orgenes de las religiones -paganas y cristianas-, en susmodificaciones histricas y en las condiciones ms generales de la sociedad humanadesde la horda primitiva?

    Ms adelante, en nuestro trabajo deberemos adentrarnos en el futuro. Trasexaminar, con la ayuda de tantos insignes intrpretes, las condiciones de origen ydesarrollo histrico-moral de la religin, singularmente la cristiana; y en la medidaen que el cristianismo se convirti en destino del mundo occidental durante casi dosmilenios, reflexionaremos sobre el presente: la muerte de Dios y la crisis delnihilismo, guiados por una parte de la exgesis teolgica y filosfica del siglo XX.An nos quedar la tarea ms ardua: a partir de los pensamientos, por una parteinconclusos, por otra profundamente enigmticos, sobre lo que puede esperar el

    23

    No hay derecho natural ni injusticia natural,deca Nietzsche en HDH II, 2 Parte, #31: El caminantey su sombra.

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    hombre tras la resolucin de la crisis nihilista, intuir qu esperaba Nietzschealumbrar tras los trminos superhombre o transvaloracin de todos los valores.Qu papel jugar la religin, el cristianismo en concreto, en la resolucinfutura dela crisis? Y dos ltimas y angustiantes preguntas, tal vez sin respuesta posible:por qu el cristianismo no es contemplado por l en ningn momento (lo que s

    ha ocurrido en otros pensadores trgicos: Unamuno, Zambrano), como alternativa -tambin trgica- al mundo de la racionalidad socrtica triunfante? Por quNietzsche contempla y espera, en su juventud y en su madurez, no obstante laevidencia gregaria del hombre y de la Europa de su tiempo, una posibilidad deredencinescatolgica, una nueva edad trgica, el superhombre?

    Des-absolutizacin y des-fundamentacin de la Historia

    Forzando un poco las cosas, se podra decir que el propsito intelectual de

    Nietzsche puede resumirse en un esfuerzo por pensar contra estas dosafirmaciones: que todo lo real es racionaly que la Historia es el despliegue delEspritu o, si se prefiere, contra la afirmacin inicial del Evangelio de Juan, declaras resonancias helensticas: Al principio ya exista la Palabra

    24.

    Por ello, podemos utilizar con propiedad el trmino desabsolutizacin de lahistoria para caracterizar su pensamiento, especialmente en su etapa ilustrada(HDH, A, GS). Aunque ms adelante debamos matizar seriamente estas ideas,partamos de que tal desabsolutizacin implica la negacin de los conceptos deorigen y finalidad, con lo que, consecuentemente, queda roto el esquema de la

    historia como proceso dirigido a un fin, es decir, su dimensin teleolgica.

    Si estamos en lo cierto, Nietzsche se sita tambin claramente frente a laconcepcin propia de su poca, de indudable raz ilustrada, que vena concibiendoel decurso histrico como progresin racional hacia la liberacin de las servidumbreshumanas.

    Una historia as concebida implica -como bien advirti Michel Foucault- que lapropuesta genealgica nietzscheana niega absolutamente, como falsa categorametafsica, la nocin de origen. Como dice el filsofo francs, en realidad no hayorigen sino un cmulo o suelo de interpretaciones. Interpretaciones que tienen que

    ver, adems, con las condiciones de poder, con quin puede imponerinterpretaciones, quin tiene poder para consagrar unas metforas y no otras.

    Nietzsche, de una manera mucho ms visual, habla de la sinrazn que es elorigen de todas las cosas, de la acumulacin de razones que son un productohistrico

    25; y recordemos cmo Zaratustra se refiere a la sangre que hay en el

    origen de todas las cosas buenas26. La antropologa pesimista de Nietzsche -que l

    24Jn 1, 1.

    25

    Nietzsche, A,#1.26Nietzsche, AHZ, 2 Parte, De los sacerdotes.

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    conectar siempre con la sabidura dionisaca- le dictar una interpretacin que sitael sinsentido, el caos y lo informe en el origen, no precisamente un Logos.

    Naturalmente, la concepcin de la historia de Nietzsche, lo que podramos llamarsu des-fundamentacin, no se puede desligar de la crtica general de la metafsica.Esto lo ha visto claramente Juan Luis Vermal: si el pensamiento de Nietzsche esun pensamiento anti-metafsico

    27, y su concepcin de lo vivo es una concepcin

    no-sustancial, no podremos aplicar a la categora de Historia, tal comoNietzsche la va ir desgranando en su obra, las mismas caractersticas que pretendades-montar en todo lo existente. Si la realidad es constitutivamente una serie defuerzas que interactan en un mundo fundamentalmente no-sustancial, veremos esamisma perspectiva en su filosofa de la historia

    28.

    Los problemas para su interpretacin

    Nos asalta, sin embargo, una primera duda, que tiene que ver con lainterpretacin que Karl Lwith hace de la filosofa de la historia nietzscheana

    29: la

    negacin del relato histrico, en tanto que discurso metafsico, no impide queNietzsche resuelva sus grandes cuestiones en un acontecer histrico lineal,evidentemente tributario de los conceptos de pasado, presente y futuro y que, portanto, este pensador contra los fines, como lo consideraba Bataille

    30, no pueda

    pensar ms que con los instrumentos conceptuales de la propia tradicin. Pero, talvez estamos anticipando un problema epistemolgico que saldr a menudo a nuestroencuentro.

    Nietzsche va a combatir -en realidad- no contra la Historia sino contra sususos dominantes en el siglo XIX, tal como procedan de la tradicin hegeliana yvinieron a cristalizar en el llamado Historicismo. Nada puede haber msantinietzscheano que una concepcin de la historia a modo de plan o relatoprogramado por el Espritu, ni nada ms contrario a su sensibilidad histrica que elmodo como los cientficos de su tiempo se enfrentaban a ella. Fue ste unproblema cultural tan agudamente sentido por el joven Nietzsche que le dedicpor entero su segunda Consideracin Intempestiva: Sobre la utilidad y el perjuicio dela historia para la vida

    31.

    Pero no queremos dejar de apuntar ya -en la lnea que sealaba Lwith- losproblemas con los que nos hemos de topar para conciliar dos aspectos presentesen la filosofa del tiempo y de la historia, de la vida en definitiva, en Nietzsche.Si, por una parte, el eterno retorno parece remitirnos a una circularidad sin fin quesacraliza la eternidad del instante, llevarnos a una repeticin exacta una y otra

    27Vermal, J. L., La crtica de la metafsica en Nietzsche, Madrid, Anthropos, 1987.

    28En la misma lnea se mueve el clsico estudio de Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofa, Barcelona,

    Anagrama, 1986.29Lwith, K., De Hegel a Nietzsche, Buenos Aires, Katz, 2008.

    30Bataille, G., Sobre Nietzsche, Voluntad de suerte, Madrid, Taurus, 1984.

    31

    Para profundizar en esta idea es muy til la introduccin de German Cano a su propia edicin de la IIIntempestiva, Madrid, Biblioteca Nueva, 2010.

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    La historia -en realidad- no est en contra de la vida, sino que puede ser unafuente de vitalidad en su favor. La historia sirvesolo cuando es dominada por unfin superior y no se convierte en dominadora de tal fin. Una cultura vital necesitaestar libre de las cadenas que supone la sobresaturacin histrica que vive eltiempo presente si quiere generar una cultura en libertad y una juventud no

    moldeada y dirigida a una prematura ancianizacin, que pueda volcarse en lacreacin de una cultura revitalizada. Por ello, Nietzsche repasa las tres formasclsicas de hacer historia y en qu medida pueden contribuir al fortalecimiento de lavida y de sus fines y cmo, por s solas, suponen un peligro al crecimiento ydesarrollo de los impulsos vitales de un pueblo; l las llama: monumental, anticuariay crtica

    35.

    Es importante resaltar un asunto que surge recurrentemente en esta 2Intempestiva y que constituye uno de los temas vertebrales de su pensamiento,presente ya en NT. Hablamos del tema de la unidad de lo existente y la

    manifestacin desgraciada de sus escisiones; tema esencial que, cualquiera sea lafrmula de solucin que Nietzsche vaya dndole a lo largo de su obra (culturatrgica, superhombre, etc.), la recorre de principio a fin:

    La propiedad ms caracterstica del hombre moderno: el singular contraste entre un mundointerior al que no corresponde ningn tipo de exterioridad y una exterioridad a la que nocorresponde ningn mundo interior, una contraposicin, por otro lado, desconocida por lospueblos antiguos. El conocimiento que se toma en exceso, sin hambre, incluso sinnecesidades, deja ya de obrar como un motivo transformador que impulsa hacia afuera ypermanece oculto en un mundo interior ciertamente catico que el hombre moderno, concurioso orgullo, llama su propia espiritualidad

    36

    Precisamente la formacin (Bildung) moderna est dirigida puramente agenerar un hombre interior, cuyas necesidades y proyectos espirituales no tenganuna dimensin activa, transformadora. Ello constituye una preocupacin esencial enesa fase de su obra como, adems de esta segunda Intempestiva, demuestran susconferencias sobre el futuro de las instituciones educativas de Alemania

    37.

    El joven Nietzsche, quizs con un vocabulario un tanto esquemtico (interior-exterior), est apuntando a la escisin-ruptura de la unidad esencial necesaria paraconseguir una radical renovacin humana. Estamos tocando el problema fundamentalde la filosofa de Nietzsche: describir mediante el anlisis de todas las alienaciones

    histricas del hombre (por usar un lenguaje que no le pertenece) si lasposibilidades de liberar la existencia y devolverle su plenitud no-culpable siguenintactas. Por eso, algunas de las conclusiones de Nietzsche en esta obra lo colocanal borde del ms revolucionario de los pensadores:

    Esto [la formacin en su tiempo] significa nicamente que los hombres deben serencauzados dentro de los fines del tiempo; deben trabajar, antes de ser maduros, en lafbrica de las utilidades generales para no llegar nunca a ser maduros; ste no sera sino unlujo que sustraera al mercado de trabajo una gran cantidad de fuerza.

    35Nietzsche, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida, Madrid, Biblioteca Nueva, 2003.

    36

    Ibd., pp.68-69.37Nietzsche, Sobre el porvenir de nuestras escuelas, Barcelona, Tusquets, 1980.

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    En la II Intempestiva, naturalmente, se hace referencia a Hegel y a su herencia.Hegel es el culpable de haber divinizado la Historia:

    Semejante modo de considerar las cosas ha acostumbrado a los alemanes a hablar deproceso universal y a justificar su propia poca como el resultado necesario de este

    proceso del mundo. Tales consideraciones tambin han colocado a la Historia en un lugarhegemnico en lugar de otros poderes espirituales como son el arte y la religin42

    Desde Hegel va a quedar en los alemanes una admiracin por el poder de laHistoria, cuyo resultado para Nietzsche es la admiracin desnuda por el xito y[que] conduce a la adoracin divina a lo dado. Pero la divinizacin de la historia-dir Nietzsche- significa el completo sometimiento al presente. Esta obediencia anteel poder histrico se traduce en una obediencia general a la verdad de cadapoca.

    La acusacin final contra el resultado de la sacralizacin hegeliana de la Historia

    la lanza Nietzsche en forma de pregunta: O no se produce la anulacin delsujeto cuando el hombre histrico se transforma en espejo objetivo?

    43

    La historia es, definitivamente, la sacralizacin y la obsesin por l xito. Sinembargo, la energa histrica tambin puede servir para recordarnos el combate delo que llama grandes luchadorescontra la historia, contra ese ciego poder de loreal

    44.

    El resultado de los graves errores de interpretacin del presente en la Alemaniade su tiempo tiene consecuencias nefastas sobre la juventud. Este exceso de

    Historia se dirige intencionalmente contra la juventud, con afn de domarla; pretendedesvitalizarla, arrancndole lo que le es ms propio: su fuego, su olvido de smisma, su amor, su sentido de la justicia. As, quemando demasiado tempranamenteetapas, se va produciendo en la juventud una maduracin artificial que la domesticay vuelve dcil, apta para una aceptacin acrtica de su presente.

    El resultado es un individuo desintegrado y extraviado, dividida la globalidad demanera casi mecnica en un interior y un exterior

    45. Y todo por una mala

    comprensin-utilizacin de la Historia, que ha dejado de saber que el servicio quenos debe prestar el pasado es como un alimento vigorizante. Y contra l, diceNietzsche, hay que oponer remedios o medicinas: contra lo histrico deben usarselo ahistrico (el arte y la fuerza de olvidar) y lo suprahistrico, que son paraNietzsche:

    Los poderes que desvan la mirada de lo que meramente deviene, dirigindola a lo que daa la existencia el carcter de lo eterno e idntico, hacia el arte y la religin

    46

    42Ibd.,pp.110-111.

    43Ibd., p.112.

    44Ibd., p.114.

    45

    Ibd., p.134.46Ibd., p.136.

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    Olvido, arte y religin son los poderes que la vida debe utilizar para su mximasalud, contra su invasin por lo histrico y contra una ciencia sin direccin. Losgriegos son una demostracin de un pueblo que no se dej engullir por el sentidode lo histrico.

    Nietzsche termina con una vuelta a su concepto, el esencial en lasIntempestivas, el de cultura: la cultura como algo muy diferente a una simpledecoracin de la vida. Un concepto griego -que opone al romano- que quieredecir:

    Una nueva y mejorada physis, sin interior ni exterior, sin fingimiento ni convencionalismo; lacultura como homogeneidad entre vida, pensamiento, apariencia y voluntad

    47

    Teleologa y nihilismo

    Nietzsche no utilizaba en sus primeros escritos el trmino nihilismo; sinembargo, va a acabar convirtindose en el trmino estrellapara explicar el procesoque ha conducido hasta el presente la historia de Occidente. Como si fuera unarealidad orgnica, esta expresin explica el nacimiento de una valoracin de la vidareactiva que, siendo universal, se produce en nuestro mbito cultural en la Greciapost-trgica. Prosigue su crecimiento bajo la direccin del cristianismo y completa susenectud y consumacin en esa poca que comienza con las primeras noticiassobre la muerte de Dios. Se abre entonces la posibilidad, no asegurada, de susuperacin en el horizonte de afirmacin que supone el superhombre y el eternoretorno.

    Como explicaremos ms adelante con mayor concrecin, la solucin nihilista quesella el destino occidental se puede resumir en la frmula socratismo-platonismo-cristianismo, y ese nihilismo es constitutivo de todas las manifestaciones de larealidad humana: desde el lenguaje a la filosofa, de la religin a la moral y de lamoral a la ciencia moderna. La tradicin occidental es esencialmente nihilista. staes la frmula que adopta la voluntad de poder o, dicho de otro modo, al menos enel Nietzsche contemporizador, la nicaforma en que la vida puede abrirse paso entales condiciones. En sus ms habituales consideraciones negativas, el nihilismo deOccidente se puede expresar en categoras de oposicin a las verdaderamente

    preferibles de la vida:- Lo concreto es desvalorizado para preferir lo general.- La Idea es superior a la forma que adopta lo material y concreto.- La vida esperada ms allde la existencia fsica del hombre es infinitamente

    superior a la vida terrenal de ste.- La Razn es preferible al instinto, el conocimiento a la intuicin, los

    valores ascticos e igualitarios a los instintivos y jerarquizantes, la humillacin a lavenganza, la autonegacin a la conciencia limpia de superioridad, etc., etc.

    47Ibd., p.139.

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    En cualquier caso, la racionalidad moderna, demasiado apresuradamentediagnosticada como enfrentada con la tradicin religiosa cristiana, no ser enabsoluto superadora del nihilismo, sino quiz -como la ciencia- una forma ms sutily refinada de su expresin. Las instituciones modernas, los valores modernos, losvalores revolucionarios, sern formas secundarias y tardas de expresin de los

    mismos viejos ideales ascticos.

    Es precisamente esa ambivalente posicin ante su propio tiempo lo que puedefundamentar la imagen de un Nietzsche que -ante sus lecturas agudamente crticasde su presente: una cultura materialista de mercaderes, un adocenamiento deleuropeo, una sospecha de todas las instituciones, etc.- para una parte de lafilosofa espaola de hoy mantiene una lecturaen clave progresista, enlazndolo,como precedente, de toda la crtica filosfico-cultural de la izquierda intelectual delsiglo XX, de la Escuela de Frankfurt a Michel Foucault

    48.

    sta es una lectura necesaria pero trataremos, detenindonos en la dimensinreligiosa de su pensamiento, encontrar otras complementarias.

    1.4.NIETZSCHE Y EL ATESMO DEL SIGLO XIX: CONTINUIDAD

    Y RADICALIZACIN

    La esencia de la alienacin religiosa

    El XIX es el siglo del atesmo fuerte o -como deca Henri De Lubac-positivo, orgnico, constructivo

    49. Qu ocurri -se preguntaba el telogo francs-

    para que el cristianismo, que haba sido concebido tradicionalmente como unadoctrina de liberacin, comenzara a sentirse como un yugo? Es ms, lo que haba

    48 Esa lnea de interpretacin est perfectamente expresada en el siguiente texto de Jacobo Muoz:

    Nietzsche cataloga sus rasgos [del nihilismo]: su desconfianza ante las pasiones y lo instintivo, ante loilgico; su negacin del mundo real en nombre de un mundo verdadero; su idea del ser como uno,cosa en s, verdad e identidad; su traduccin puntual en religin, metafsica y moral; su constantebsqueda de seguridades y garantas para el orden establecido, que ella misma coadyuva frreamente a

    reproducir; su debilitacin del placer instintivo de vivir; su sumisin de todo a un principio supremo, a unegosmo superior; -sea la salvacin del alma, el progreso de la ciencia o el bien del estado-, con elconsiguiente sacrificio de los intereses inmediatos del individuo y del propio tipo superior; de individuo; sufe en la penetrabilidad cognoscitiva del Todo por parte de la razn; su tendencia a constituir yautoconstituirse en un sistema de definicin, fijacin y normalizacin; que hasta cuando parece afirmar elindividuo, no lo hace como ruptura con una presunta integracin anterior de ste en el todo orgnico de lasociedad tica, sino como arma contra la desagregacin y a favor de un cierre superior, de una mscompleta integracin del sistema socio-maqunico; su carcter teraputico, en fin, fruto de la impresin deseguridad que es capaz de procurar, al precio de la dejacin y la entrega a una instancia -sea unaautoridad sobrehumana, sea la autoridad de la propia conciencia moral, conciencia que para Nietzsche noes sino el latido de la autoridad vigente en el entorno al que pertenecemos y en el que hemos sidoeducados, sea la autoridad de la razn, del instinto social, de la historia o de la felicidad de la mayorparte- que decide y estipula fines por nosotros

    48. Muoz, J., Nihilismo y crtica de la religin en

    Nietzsche(pp.345-367), en Fraij, M. (ed), Filosofa de la religin.Madrid, Trotta, 1994.49De Lubac, H., El drama del humanismo ateo, Madrid, Encuentro, 2008, p.9

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    tomado en los siglos precedentes un cariz casi esttico, de vuelta al paganismoantiguo, cristaliz en el siglo XIX como un atesmo consciente y slido

    50.

    Si algo resulta comn o generalizable a todos los pensadores ateos del XIX esla idea de que el fundamento de la alienacin religiosa consiste en la proyeccin delas potencialidades del hombre a una u otra forma de poder externo. Esto ocurretambin en Nietzsche. Y es que, como afirma Carlo Gentili:

    La condicin psicolgica que est en el origen de la idea de Dios tiene que ver con elpoder. El sentimiento de poder es lo que determina el paso de lo demasiado humanoa losobrehumano

    51

    El propio autor italiano insiste -como tambin lo haba hecho De Lubac- en laprofunda influencia que Feuerbach, de modo directo o indirecto, ejercer sobreNietzsche. Y, adelantndonos a ideas que comentaremos ms adelante, esta mismacuestin tiene que ver con el tema del superhombre y con la crtica de Nietzsche alcristianismo: la mendacidad de ste, o del poder sacerdotal si se quiere, consistiren que, siendo ya consciente el propio hombre de Iglesia de esta alienacin, laniega e impide la devolucin del poder de la divinidad a su legtimo dueo enorigen, el hombre. Lo que s pareca factible en Jess y ya no pudo ser posible enla Iglesia:

    La reflexin de Nietzsche sobre el cristianismo gira, a partir de esta idea, en torno a dosfiguras fundamentales: una, Jesucristo, como emblema de la reconduccin del poder a suorigen y, por tanto, potencialmente bermenschlich (sobrehumana); la otra, San Pablo, comoresponsable del sistema secular, la Iglesia, que impide este proceso. Para que ello puedarealizarse, hay que privar a la Iglesia de la funcin histrica que asume como representacin

    del poder52

    Todo el pensamiento ateo decimonnico -a pesar de declararse abiertamentematerialista, de Feuerbach a Nietzsche y de Bakunin a Marx- insiste en sus crticasa la realidad burguesa de su siglo, es decir, a la profunda inmoralidad ydesespiritualizacin del orden dominante y apunta, en sus propuestas redentoras, deuna u otra forma, a soluciones desalienadoras que parecen pretender una re-espiritualizacin del ser humano. No ha de extraarnos entonces -como veremosms adelante- que Nietzsche insista en la herencia cristiana que se oculta detrsde las ideas modernas; herencia presente en l hasta la mdula, como Lwith y

    tantos otros han sealado. En efecto, el superhombre y la transvaloracin de losvalores, no su destruccin, es la solucin de Nietzsche. Detrs de la revolucinanarquista Bakunin vea renacer la autntica fraternidad. Marx afirmaba que con ladestruccin de la sociedad de clases se acababa la prehistoria de la sociedadhumana, etc., etc.

    53

    50Ibd., pp.20-21.

    51Gentili, C., Nietzsche, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, p. 269.

    52Ibd., p. 271.

    53

    La doctrina de Marx, que no ser nunca un puro naturalismo, tendr siempre el deseo de la existenciaespiritual del hombre tanto como el de su vida material. De Lubac, H., op. cit, p.32.

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    Un atesmo muy particular

    En alguna parte dice Karl Lwith que era inevitable que Hegel y Nietzschefueran malentendidos. Las pocas que vivieron, o les sucedieron (a uno, lasconvulsiones revolucionarias que conformaran las sociedades burguesas y liberales

    del XIX; a otro, las tensiones econmico-militares y poltico-espirituales queculminaran en dos guerras mundiales) fueron responsables en parte de ello.

    Otros autores han sealado la existencia de una especie de ruptura intelectual degrandes consecuencias en la generacin joven formada en el hegelianismo. Elmismo Lwith comentaba que el nexo que an una espiritualmente a Goethe conHegel se rompera definitivamente en los herederos de ste: en Kierkegaard paravolcarse en la pura interioridad; en Marx -al contrario- en el horizonte de laexterioridad, de la accin (el famoso transformar el mundo). Nietzsche, que nopareca querer resignarse a la escisin apuntada, rechaz la Modernidad, quiso

    retornar a la poca antigua y, en medio de ese experimento, se desvaneci en laoscuridad de la locura

    54.

    As, antes de adentrarnos en el anlisis que Nietzsche realiza del cristianismo,queremos repasar brevemente qu elementos en su crtica son tributarios delambiente y de la filosofa de su poca y, a la vez, cules son los elementosgenuinamente originales en su interpretacin, bien por novedosos, bien por suponeruna radicalizacin de la postura de sus predecesores.

    Algo que llama la atencin -decamos- desde muy temprano en su obra es la

    posicin central, esencial, que el anlisis de la religin, singularmente en sudimensin moral, presenta en su trayectoria. Centralidad que se ve incrementaday reforzada conforme avanza en su produccin intelectual, hasta culminar en AC.

    Hasta cierto punto sospechamos que la crtica del cristianismo, en autoresanteriores a Nietzsche, estuvo motivada por intenciones muy diferentes a las deste, aunque, ciertamente, el filsofo va a ser tributario de argumentos y anlisisde la religin provenientes de una antigua tradicin ilustrada. Veamos, por ejemplo,lo que Henri De Lubac deca a propsito de la influencia de Feuerbach sobreNietzsche:

    Nietzsche publica su primera obra en el mismo ao en que muere Feuerbach. Nodemostraba ninguna estimacin por esta filosofa. Sin embargo, ha recibido, aunque no loconfiesa, ms de esta filosofa de lo que l mismo cree por conducto de sus dos maestros:Schopenhauer y Wagner

    55

    Nietzsche -aunque muy diferente de Kierkeegard en tono e intencin- parecehablar, a diferencia de otros autores ateos del XIX, desde unas exigencias ticas yprofticas que lo emparentan, como deca Jaspers, con los fundadores de religiones:

    54Lwith, De Hegel a Nietzsche. La quiebra revolucionaria del pensamiento del siglo XIX, Madrid, Katz

    editores, 2008, p.11.55De Lubac, H., El drama del humanismo ateo,Madrid, Encuentro, 2008, p.33.

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    La fundamentacin cultural de Europa sobre Dios vena siendo, desde hacapor lo menos dos siglos, la tarea de los filsofos sistemticos, desde Descarteshasta Hegel, sobre todo teniendo en cuenta que la religin, embarcada en gravesdisputas confesionales desde el siglo XVI, haba dejado de realizar esta funcin.

    60

    El giro hacia el hombre llev a la filosofa a colocarlo en su lugar natural, enrelacin con la naturaleza entera (entendida ya de una manera puramentematerialista) y el resto de los seres. Martin Buber afirmar explcitamente estotambin de Nietzsche:

    Trata de desarrollar una idea ya apuntada por Empdocles pero que, desde entonces,jams ha sido tratada en forma genuinamente filosfica: pretende comprender al hombregenticamente, como algo que ha surgido del mundo animal y ha salido fuera de l. Nohacemos derivar al hombre, escribe, del espritusino que lo hemos vuelto a colocar entre losanimales

    61

    En sus reducciones antropolgicas los predecesores de Nietzsche pondrn elacento en una cuestin distinta: la especie es lo eterno en el hombre, a la quesin embargo proyecta hacia afuera en un ser ajeno a l, en Feuerbach

    62. Marx, no

    satisfecho con la explicacin de ste, busca la razn de la alienacin religiosa en laproyeccin aliviadora hacia otro mundo, por parte del hombre, de las contradiccionesde su existencia real en las relaciones de produccin. Max Stirner, rechazandotambin la tesis feuerbachiana, volvi a situar la infinitud del ser humano en lasubjetividad del individuo nico (Einziges).

    63

    Muy distinta es la solucin de Sren Kierkegaard (1813-1855), aunque suremisin del individuo a lo eterno -y a pesar de sus diferencias con el filsofoalemn- nos remite, en la lnea sealada por Lwith, a la importancia esencial quela idea de eternidad tiene en el Zaratustra nietzscheano.

    Martin Buber, en la obra que venimos citando, profundiza en estos aspectos queexplican el giro antropolgico en las dcadas centrales del siglo XIX. Para l, elverdadero significado de Nietzsche ser producir un ahondamiento y agudizacindeesta tendencia a reducir toda problemtica filosfica exclusivamente al hombre, msque suponer ningn tipo de corte epistemolgico.

    La llamada izquierda hegeliana dirigir sus ataques contra el orden establecido,principalmente en el terreno religioso; lo cual es ms evidente para Strauss, BrunoBauer y Feuerbach, que publican entre 1835 y 1841. Como es conocido, DavidF. Strauss tendr importancia en la vida de Nietzsche. Hablamos especialmente desu Vida de Jess(1835-36) que, en la lnea de la llamada teologa liberal

    60Ibd., p.333.

    61Buber, M., Qu es el hombre? Mxico, FCE, p.67.

    62El hombre individual en s, nos dice en su programa, no tiene en s la esencia del hombre, ni como

    ser moral ni como ser pensante. El ser del hombre se halla slo en la comunidad, en la unidad delhombre con el hombre, una unidad que se apoya, nicamente, en la realidad de la diferencia entre yo y

    t. (Buber, op. cit., p.58).63Pannenberg, Una historia.., p.343.

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    alemana, someti los evangelios a una crtica histrica. Tambin se opuso a lainterpretacin racionalista de la religin que haba intentado Hegel

    64.

    Feuerbach publica en 1841 La esencia del cristianismo, al que seguirn otraserie de obras importantes (Principios de la filosofa del futuro en 1843, Laesencia de la religin, 1845). Sus conocidas tesis se pueden resumir en estaidea bsica:

    La religin constituye para el hombre una prdida de su sustancia, a la que proyecta enun ser divino, exterior a s mismo y puro producto de su conciencia. El hombre reviste esedolo, que l mismo ha fabricado, con las virtudes y posibilidades que son la sustancia de lapropia humanidad

    65

    Finalmente, mencionemos a Bruno Bauer66quien, fruto de su propio furor crtico,

    desmitologizador y antiteolgico, va ms all de sus propios presupuestoscrticamente asentados para llegar a negar la propia existencia del Jess histrico y

    convertirlo en una creacin de la poca. Esto nos parece importante porque, comoes sabido, Nietzsche y Bauer estuvieron en comunicacin personal y leyeronmutuamente sus escritos. Nietzsche mostrar una rara simpata por Bauer; sinembargo, a diferencia de ste, nunca se plantear la inexistencia del Jesshistrico

    67.

    Como veremos ms adelante, al comentar las influencias que Nietzsche pudotener al perfilar su interpretacin de Jess, a las que hemos podido considerar frutodel ambiente cultural de su poca y las propias de la teologa liberal, se unirnalgunas fundamentales y determinantes, concretamente las que le vendrn de

    Dostoievski (a la hora de imaginar la comunidad cristiana primitiva) y,especialmente, de Tolstoi, sobre la psicologa del Redentor.

    64Touchard, J., Historia de las ideas polticas, Madrid, Tecnos, 1981.

    65Ibd.,p. 464.

    66El profesor Piero ha dedicado a Bruno Bauer un extenso e interesante captulo en la obra colectiva:

    Piero, A. (ed), Existi Jess realmente?, Madrid, Races, 2008.67Nietzsche se refiere a Bauer en EH(Cap. 2, Las Intempestivas, p. 75) con estas palabras: el

    viejo hegeliano Bruno Bauer, en el que he tenido desde entonces uno de mis lectores ms atentos. Ensus ltimos aos le gustaba hacer referencia a m.

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    CAPTULO 2

    RELIGIN Y MORAL EN LAS ETAPAS

    INICIALES DE LA HUMANIDAD. LA

    MORALIDAD DE LAS COSTUMBRES

    2. 1. UNA CONCEPCIN TPICAMENTE ILUSTRADA

    DE LA RELIGIN

    n las obras que conforman la etapa comnmente llamada ilustrada deNietzsche, es decir, Humano, demasiado humano I y II (1878 y 1879)Aurora (1881) y La ciencia jovial (1882), se encuentran sus reflexionesms extensas y detalladas sobre el origen y sentido primigenio de las

    religiones. As como ms adelante centrar su atencin en el problema especfico dela moral (La genealoga de la moral, 1887) y en un acercamiento mspoltico

    68 al cristianismo (AC), en estas obras intermedias de Nietzsche

    encontramos un posicionamiento sobre las religiones que se enmarca dentro de un

    panorama intelectual muy tributario de la Ilustracin, en tanto todava Nietzsche esun partidario bastante convencido de la ciencia, en la medida en que starepresenta un avance considerable sobre las formas artstica y religiosa deinterpretar el mundo

    69.

    68As lo consideraba el telogo y amigo de Nietzsche que salv el manuscrito de El Anticristo: Franz

    Overbeck. (Introduccin a El Anticristo de Andrs Snchez Pascual, Madrid, Alianza editorial, 1978;p.10).69Seguimos el esquema -que compartimos- de Manuel Barrios Casares en su estudio introductorio a HDH

    I y II, Madrid, Akal, 2001, pp.7-23, donde define la posicin de Nietzsche como curvatura de laIlustracin.

    E

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    Muchas de sus afirmaciones sobre la infancia de la humanidad contienenintuiciones muy fecundas sobre la importancia de fenmenos como el sueo queestarn tambin presentes -de una manera ms sistemtica- en el seno de lareflexin freudiana. Ya en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral habaafirmado al respecto:

    Durante toda su vida, el hombre se deja engaar por la noche en el sueo, sin que susentido moral haya tratado nunca de impedirlo

    70

    En cierto modo, afirma Nietzsche en HDH I, sin el fenmeno tan pocoreflexionado del sueo no habra aparecido ni la metafsica ni la religin sobre lafaz de la tierra. En el sueo crea reconocer el hombre un segundo mundo real.La aparicin en su transcurso de los espritus de los antepasados, en elrazonamiento propio de la moralidad de las costumbres

    71, significaba que de algn

    modo continuaban vivos.

    Y as como an hoy nosotros razonamos en el sueo, razonaba aquellahumanidadprehistricadurante miles de aos. Es por ello que tenemos, gracias aesta posibilidad, un medio de comprender la lgicade una humanidad anterior:

    En el sueo contina actuando an en nosotros ese tipo muy antiguo de humanidad,porque es el fundamento sobre el cual la razn superior se desarroll y se desarrolla an encada hombre: el sueo nos transporta a estados lejanos de la civilizacin humana y pone ennuestras manos un medio de comprenderlos

    72.

    Sin embargo, aunque la actual posibilidad de razonamiento lgico nos permitasuperar esas fases de pensamiento supersticioso o religioso, cometeramos un error

    si las despreciramos y no advirtiramos que seha sido el nico modo con elque la humanidad ha podido progresar y obtener su ventaja psicolgica, haciendoposible los mejores resultados de la humanidad, en la medida en quemetafsicas, mundos eternos y religiones impulsaban poderosamente al hombrehacia sus metas con un vigor que no es posible encontrar en la actual ciencia yen nuestra posicin escptica moderna.

    73

    Hay elementos de la crtica nietzscheana de la religin que pueden leerseigualmente en la clave propia del atesmo y de la crtica a la religin del XIX. Enla misma lnea que Marx, por ejemplo, Nietzsche alude a la religin como

    narctico

    74

    ; si bien ya es intuitivamente ms consciente que otros contemporneosde que la tragedia del hombre no va ser solucionable slo con el progreso, en lamedida en que no pudiendo ya creer, va a necesitar ms que nunca medios deconsuelo o salvacin:

    70Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, edicin de Manuel Garrido, Madrid, Tecnos,

    2012, p.23.71Explicaremos este concepto en breve, dentro de este mismo captulo.

    72HDH I, #13: Lgica del sueo, p.41.

    73

    Ibd., #20 y #21.74HDH I, 3 Parte La vida religiosa, #108, La doble lucha contra el mal.

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    La tragedia es que esos dogmas de la religin y de la metafsica no se pueden creercuando en el corazn y en la cabeza se tiene el mtodo estricto de la verdad, y por otraparte uno, con la evolucin de la humanidad, se ha vuelto tan delicado, excitable y dolientecomo para haber menester medios de salvacin y de consuelo de ndole suprema; de dondesurge por tanto el peligro de que el hombre se desangre al entrar en contacto con la verdad

    reconocida

    75

    Ciencia y Religin

    Con la religin se ha sido justo e injusto a la vez. Si la Ilustracin no supovalorarla en su justa medida, ms tarde la reaccin antiilustrada exager susbondades y la consider como expresin, a su manera alegrica, de la sabidura ens. Pero, para Nietzsche, religin y conocimiento, religin y ciencia simplementeviven -como dice expresivamente- en planetas diferentes

    76. En el importante

    aforismo #110 de HDH I, afirma algo muy ilustradosobre las religiones: todas

    han nacido del miedo y la necesidad. Pero, el hecho de que las religiones serevistieran de doctrinas filosficas para defender sus posiciones (y esto sucedi muypronto en el cristianismo), solo nos habla de religiones ya muy tardas. En realidad,todas ellas parecen evolucionar segn un esquema bastante comn, desde fuerzasms o menos despersonalizadas con las que se inician, hacia una temprana fijacinde tales fuerzas en forma de dioses, para terminar en una completaantropomorfizacin de tales fuerzas-dioses que adquieren la mayora de lascaractersticas humanas

    77

    De la misma manera, el error de los filsofos al considerar que las religiones

    aportan conocimientos verdaderos sobre la naturaleza humana, es un prejuicioderivado de que la misma filosofa llegaba a menudo a conclusiones parecidas a lasestablecidas en el mbito religioso (si es que es posible hablar de una estrictaseparacin). Nietzsche piensa ya aqu, comparando familiarmente la religin y lafilosofa con la relacin madre-hija, algo que llevar hasta sus ltimos escritos: ladeuda esencial que la filosofa mantiene con la religin y, ms en concreto, con elcristianismo.

    Origen del culto religioso

    78

    Las reflexiones de Nietzsche sobre el origen del culto religioso se sitan en eseplano que hemos considerado todava plenamente ilustrado. En esos tiemposindeterminadamente remotos que designa como prehistoria, falta todo tipo decausalidad natural y toda idea de proceso natural. Y en definitiva

    75Ibd,#109: La afliccin es conocimiento.

    76HDH I, #110: La verdad en la religin.

    77Esto es especialmente claro en el caso de los griegos, quienes en los dioses no vean ms que la

    imagen especular de los ejemplares ms logrados de su propia casta, por tanto un ideal, no una anttesis,de su propia esencia(HDH I, #114,Lo no griego en el cristianismo).78

    Todas las citas y entrecomillados de este punto proviene del #111 de HDH I, Origen del cultoreligioso, pp.100-102.

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    Los hombres religiosos se representan toda la naturaleza como una suma de actos deseres conscientes y dotados de voluntad, un inmenso complejo de arbitrariedades [] Elhombre es la regla, la naturaleza la ausencia de regla.

    Hoy -contina- razonamos exactamente al revs. La angustia que le produca al

    hombre primitivo (y a los salvajes actuales) la naturaleza, entendida como reinode la libertad, frente al mundo de la ley y la tradicin al que el hombre estligado, solo pudo empezar a ser vencida cuando ste llega a imponerle una ley ala naturaleza, de tal manera que el culto religioso es el resultado de estareflexin.

    Otra cuestin, ntimamente ligada a sta en la formacin del espritu religiosoms primigenio, es el procedimiento mgico y la conducta que procede porsimilitud o pertenencia. El razonamiento es expuesto por Nietzsche del siguientemodo:

    As como el hombre determina al hombre [apoderndose de algo que le pertenece, etc.],as determina tambin a cualquier espritu natural

    En la medida en que toda divinidad, por ejemplo, est ligada a una imagen o aalgo corpreo es posible ejercer contra esa divinidad una suerte de coaccin. Estecomportamiento de obligar al Dios est plenamente atestiguada en mltiplesculturas, incluso en pleno siglo XIX:

    Similares medidas violentas se han tomado an durante este siglo en pases catlicoscontra imgenes de santos y de la Virgen cuando no han cumplido con su obligacin en casode pestes y sequas

    La sistematizacin de los comportamientos humanos ante lo numinoso y lo divinotoma definitivamente la doble forma del temor y del amor. De este modo

    El sentido del culto religioso es determinar y comprometer a la naturaleza en beneficio delhombre, por tanto imprimirle una legalidad que de antemano no tiene

    Y tambin:

    Igualmente se basa en otras y ms nobles ideas: presupone la relacin de simpata dehombre a hombre, la existencia de la benevolencia, de la gratitud [] Ni siquiera en nivelesde cultura muy bajos se enfrenta el hombre a la naturaleza como esclavo impotente

    La herencia de la religin

    Por mucho que hoy seamos capaces de analizar todos los errores religiososque la humanidad ha soportado durante milenios, Nietzsche es consciente de quetales equivocaciones han conformado al hombre por entero; que las consecuenciasde los sentimientos religiosos, los ritos, las creencias y la constante presencia decastas sacerdotales han creado y ensanchado en el hombre una suerte de vidainterior que no puede desaparecer porque desaparezca la creencia:

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    Los resultados de todo ello [del culto religioso] no se han perdido: el mundo interno de lasdisposiciones sublimes, conmovidas, llenas de presentimientos, profundamente contritas,dichosamente esperanzadas, se lo ha hecho ingnito al hombre primordialmente el culto; lo quede ello existe ahora en el alma fue cultivado en grande cuando aqul germinaba, creca yfloreca

    79

    Tal vez estemos ante la explicacin de que Nietzsche sea ms escptico queotros contemporneos suyos a la hora de considerar un asunto menor laerradicacin de la religin y su sustitucin por una situacin dominada por elpensamiento cientfico-positivista. Tambin es posible, teniendo en cuenta laimportancia concedida a la religin en la conformacin de lo que ha sido y es elhombre, comprender por qu Nietzsche no desea, en sus proyecciones de futuro,la erradicacin de la religin en una humanidad reencontrada.

    Por ltimo, una herencia imborrable de la religin para el hombre que vive enuna poca de no creencia ser un cierto desasosiego e insatisfaccin vital, una

    herencia fundamentalmente cristiana, como veremos; una suerte de sensacin deautoalienacin de una parte de s mismo, una dolorosa conciencia de que,incansablemente, inasequible a las prescripciones de la moral, se eleva en l unasiempre renovada apetencia de los deseos inferiores, de los deseos proscritos porla moral; una sensacin de pecado que resiste incluso cuando la razn trata deexculpar el deseo. Esta suerte de pugna del hombre contra lo inferior en sparece, en opinin de Nietzsche, sobrevivir al ocaso de las religiones y acomodarsebien a lo que Sigmund Freud llamar el malestar en nuestra cultura.

    2. 2. RELIGIN Y MORALIDAD DE LAS COSTUMBRES80

    El combate contra la moral en nombre de la moralidad

    Durantela mayor parte de su existencia el hombre ha vivido en una poca queno es la nuestra. Nietzsche la llama a menudo prehistoria

    81, refirindose con ello

    a la ms larga etapa de la humanidad. Durante ese tiempo inmenso se habraproducido fundamentalmente esto: el hombre dej de ser un animal comolos demsanimales, para pasar a ser otra cosa, un animal con conciencia y con memoria.

    79Ibd., #130: Pervivencia del culto religioso en el nimo.

    80Hemos decidido situar en este lugar uno de los aspectos principales del anlisis nietzscheano de la

    moral que perfectamente poda formar una unidad con el captulo 10, donde continuamos el anlisis de lahistoria de la moral y del sacerdote. Si lo hemos hecho as, su razn estriba en dar coherencia ycontinuidad histrica al anlisis de las formas primitivas de la religin primero, a la etapa de los griegosdespus, para culminar en el largo periodo del cristianismo.81Utilizaremos el equvoco trmino prehistoria en varias ocasiones a lo largo de la tesis. Sabemos el

    carcter polmico del trmino y los equvocos que provoca. Pero Nietzsche es en esto muy tributario de laterminologa histrica del XIX, donde se introdujo y afianz el trmino. Como Nietzsche lo utiliza con

    enorme libertad, lo mantendremos con esa misma libertad, por resultar enormemente expresivo del lenguajenietzscheano.

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    Las condiciones de existencia del ser humano en aquel largo periodo difierenradicalmente de las nuestras. Nosotros somos hombres por perfeccionar, en tantoaqullos eran hombres por construir. Y bajo qu condiciones pudo ser inventadoel animal hombre? Bajo las ms duras posibles, bajo las ms rigurosasimaginables. Nietzsche lo dice en repetidas ocasiones: el factor decisivo y creador

    de aquel momento inaugural fue, sin duda, el miedo:

    Qu es, pues, la tradicin? Una autoridad superior, a la que se obedece, pero no porquenos ordene algo til, sino porque simplemente lo ordena. En que se distingue entonces estesentimiento del miedo? En que el primero es el miedo a una inteligencia superior que ordena,el temor a un poder incomprensible e indeterminado, a una dimensin impersonal -espropiamente, la supersticinde este temor

    82

    El miedo estuvo presente sin duda como un elemento vertebral de las religiones,al menos hasta el modelo de relacin religiosa que predic Jess de Nazaret.Condicion la psicologa entera de las antiguas comunidades humanas y, aadido a

    la necesidad si se quiere, ha sido el gran demiurgo en la creacin de lahumanidad. Nietzsche lo dice muchas veces y es especialmente explcito a lo largode las pginas de GM. Si se quera construir el ser humano era necesario dotarlede responsabilidad, que es lo mismo que decir de memoria. Dicho con lafrmula de GM: criar un animal al que le sea lcito hacer promesas

    83

    Puede imaginarse que, para conseguirlo, tuvieron que utilizarse los medios msduros, los castigos ms espantosos, hasta que las condiciones, muchos mileniosdespus, pudieron suavizarse. La hermosa imagen de HDH lo explica as:

    Las fuerzas ms salvajes abren camino, primero destruyendo, pero su actividad era pese a

    ello necesaria para que ms tarde levantase aqu su casa una civilizacin ms apacible. Lasenergas pavorosas -lo que se llama el mal- son los ciclpeos arquitectos e ingenieros decaminos de la humanidad

    84

    Nietzsche llam en A a este periodo fundacional de nuestra civilizacin,moralidad de las costumbres. Surgida la moral en la esfera de las creencias ycomportamientos religiosos de los pueblos, ambas -moral y religin- caminaron dela mano durante siglos ya histricos. El cristianismo vino a sancionar estacomunin de religin y moralidad durante lo que denominamos era cristiana.

    Pero religin y moral no permanecern siempre de este modo. En el devenirhumano llegar un momento -ms o menos incipiente desde el Renacimiento, peroque alcanza un punto culminante en la plena Modernidad y en la Ilustracin- enque las condiciones de valoracin y de anlisis habrn cambiado. En tanto lareligin inicia una lenta decadencia, Nietzsche observa que la moral resiste bien losembates de la Modernidad y de la Razn. Por qu?, se pregunta. Por qu Kanty todos los dems filsofos quieren dejar a salvo a esta Circe

    85de los filsofos?

    82A,Libro I, #9: Concepto de la moralidad de las costumbres.

    83GM, Tratado II, #1.

    84

    HDH I, #246.85A, Prlogo, #3.

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    Y se contesta: ya no es posible, por honradez, por veracidad, cerrar los ojosante este absurdo. La moral debe ser examinada con el mismo rigor que lareligin, por puro imperativo moral!, dir en A:

    En tanto hombres que todava poseemos esta conciencia, nos sentimos an emparentados

    con la rectitud y la piedad alemanas de hace miles de aos, y aunque seamos sus ltimos yproblemticos herederos, nosotros, los inmoralistas y ateos actuales, consideramos que somos,en cierto modo, los herederos y consumadores de dicha rectitud y dicha piedad

    86

    Nietzsche cree que si hasta hoy el mundo pasado y sus valoraciones podanjustificarse y comprenderse,ya no es posible -para los hombres modernos- alegarignorancia. Hoy estamos exigidos a examinar los fundamentos del orden moral, ysi Dios ha sido abandonado por los hombres, que caminan firmes hacia laincreencia, se deben pensarlas condiciones en las que precisamente el hombre -sin ataduras superiores ya- ha de aprender, no a dinamitar la moral, no asuprimirla, sino a reconstruirla en orden a una humanidad superior: la transvaloracin

    de todos los valores.

    Qu es la moral, etimolgicamente costumbre, hbito? Durante casi todo eltiempo de existencia de la humanidad, dir Nietzsche, precisamente eso: la dictadurade la costumbre, el hbito.

    Es frecuente, cuando se habla de los maestros de la sospecha, recordando laexpresin de Paul Ricoeur

    87, delimitar los respectivos campos donde cada uno de

    tales maestros descorri las cortinas para evidenciar qu haba detrs y debajo:Marx, la economa capitalista, Freud el dominio de todo el psiquismo no consciente,

    Nietzsche el mbito de la moral.

    La moral, especficamente la moral cristiana, ser el eje del anlisis queNietzsche haga del cristianismo. No obstante, hay que tener presente que lascaractersticas esenciales de la moral que el cristianismo asume y perfeccionaproceden de un tiempo histrico anterior, de la misma manera que los famososideales ascticos que la expresan no son privativos de nuestro mbito occidental.

    Pretende entonces Nietzsche, con su examen forense de la moral, poner aldescubierto a la gran dama oculta que sobrevive -adaptndose- a los cambios

    polticos, econmicos, sociales y filosficos y que permanece siempre agazapada enstos? No acusaba precisamente Nietzsche a la filosofa alema