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Navidad en La Serenissima

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Revista Mujer Ejecutiva, noviembre 2012. Por Jonás Alpízar. Editora: Arlenne Muñoz. Fotografías: Álvaro Ortíz

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Page 1: Navidad en La Serenissima

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64 › NOVIEMBRE 2012

Beauty & Power DESTINOS

Navidad en

El húmedo frío del norte italiano, la tenue luz gris de la neblina sobre las

calles, las viejas casas iluminadas y el incesante vaivén de los “vaporetto”

sobre los canales confirman que a Venecia el invierno le sienta bien

La Serenissima

Otras actividades

• Patinaje sobre hielo en el Campo San Polo.• Gran Concierto en la Basílica de la Inmaculada

Santos Juan y Pablo.• Concierto de Navidad en la Basílica de San

Marco.• Concierto navideño para Santo Stefano en

Venecia en Piazza Ferretto.• Concierto de Año Nuevo con Diego Matheuz

en el Teatro La Fenice.• Año Nuevo en Palazzina Grassi.

Atardecer nublado en la Venecia más fotogénica: los vaporetti en el Gran Canal, línea de agua que corre desde tierra firme hasta la dársena de San Marcos, en el Mar Adriático. Al fondo la iglesia de San Simeone Piccolo.

Page 3: Navidad en La Serenissima

Al caminar entre las callejuelas resopla el viento helado a lo largo del Gran Canal. De las pastelerías se filtra un dulce y suave aroma a galletas de pistache, mientras los adornos recuerdan que es navidad y que pronto “Babbo Natale” (la versión italiana de Santa Claus) hará presencia en esta viejísima ciudad.

Al escuchar Venecia, La Serenissima Republica, el nombre evoca a ciertos caminos que la razón no conoce. La búsqueda por regiones más cálidas significa una baja considerable del turismo internacional, es por esto que el invierno es cuando los habitantes de Venecia recuperan su ciudad.

Los pocos visitantes pueden presenciar una de las actividades prefe-ridas por los lugareños para resistir las bajas temperaturas: cioccolata calda. No hay satisfacción más grande que entrar a un café a degustar un chocolate caliente, espeso y delicioso. Hay chocolates para todos los gustos: desde Tonolo, en Calle di San Pantalon, en el distrito estudiantil de Dorsoduro, hasta el suntuoso Caffe Florian, situado en la Plaza San Marcos.

Hay muy poca gente en las calles, la temperatura roza los cero grados y obliga a los paseantes a apurar sus pasos y a no permanecer mucho a la intemperie. Los perros usan también gorros y suéteres. En la cabeza está Invierno de Antonio Vivaldi, genial compositor veneciano. En algún lugar leí que el animado primer movimiento de esta pieza simboliza el castañeo de los dientes y el temblor del cuerpo, como efectos del frío.

El número de gondoleros y de “vaporettos”, es notoriamente menor al que hay en verano. Casi todas las tiendas de souvenirs están cerradas. En las calles reina quietud y silencio, como si la ciudad misma hibernara y el entorno se moviera en cámara lenta.

¿Qué hay que hacer en Venecia en invierno? Fácil, seguir a la entu-siasta horda hacia el Campo San Polo donde cada año se aloja una pista de patinaje sobre hielo. Los diestros o aventurados entrarán en la pista, mientras los mesurados se dedicarán a mirar mientras prueban alguna de las ardientes delicias que los puestos cercanos ofrecen.

Al caer la noche, temprano, se puede elegir alguno de los foros donde se celebran conciertos con temáticas navideñas. La Basílica de San Mar-cos y el Teatro La Fenice presentan los recitales más solicitados, pero prácticamente en todas partes se pueden escuchar los villancicos o “canti di natale”. Parafraseando a Thomas Mann en Muerte en Venecia “es co-mún que al viajero que ve desfilar tanta belleza se le oprima el corazón”. Recuerdo esta línea al ver el puente del Rialto iluminado, reflejando luces blancas en el Gran Canal. El momento de la reflexión ha llegado. De pensar en toda la historia que estas piedras enmohecidas han vivido, en la belleza de Venecia y de cómo puede arraigarse en el corazón. Pero como “Babbo Natale” está por venir, es momento, de pensar en qué pedir.

De shopping en el Veneto Venecia es ideal para hacer compras navideñas tradicionales. Los mejores nacimientos (o presepi) se pueden comprar en los quioscos afuera de la iglesia de San Giovanni Grisostomo, cerca del Rialto. Para compradores más vanguardistas el Museo Peggy Guggenheim, en Dor-soduro, ofrece regalos originales y artísticos. La selección más lujosa de chocolates y galletas se encuentra en VizioVirtu, en Campiello San Tomá. Venecia también es famosa por sus grandes artesanos, prueba de esto son los coloridos relojes de madera y rompecabezas que se pueden adquirir en Signor Blum, en Dorsoduro. Algo que no puede faltar es ir a la isla de Murano, donde se crean los mejores adornos de vidrio moldeado del mundo.

Jonás Alpízar / Fotos Álvaro Ortíz

Las tiendas de caretas y disfraces guardan sus atuendos más festivos para febrero, cuando se celebra otra edición del famoso Carnaval de Venecia.

La neblina invernal, junto con los gruesos abrigos, se convierten en compa-ñeros inseparables que recorren las calles y los puentes con los visitantes. Los postes roji-blancos que en otros momentos sujetan a las góndolas, ahora están desiertos.

Las ventanas y terrazas venecianas son vestidas con colores y motivos navi-deños. En toda la ciudad se respira un aire cálido que contrasta con el helado viento del norte italiano.

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