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LIBROS Y NOMBRES DE CASTILLA-LA MANCHA CENTESIMO TRIGÉSIMOTERCERA ENTREGA 133 Año IV/ 27 de septiembre de 2013 CUADERNOS DE UN MAESTRO: JESÚS RUIZ DE LA FUENTE (1868-1942) Eva Carpio e Irene Gómez Patronato Municipal de Cultura, Alcázar de san Juan, 2013 Hace ya más de siete años que el Patronato Municipal de Cultura de Alcázar de san Juan inició una colección de publicaciones bajo la denominación de “Teselas”. Se trata de unos cuadernos mínimos en los que se abordan diversos aspectos de la historia económica, social y cultural de la localidad manchega. Ya se ha superado el medio centenar de títulos, habiendo dado oportunidad a numerosos estudiosos e investigadores locales a ver impresos sus trabajos. Uno de sus últimos números está dedicado a la figura del maestro Jesús Ruiz de la Fuente (1869-1942), recuperando varios de sus cuadernos pedagógicos, entre los que destaca un método de enseñanza de la lectoescritura al que denominó Silabario Hispan-Americano, fechado en los primeros días de agosto de 1936. El libro es obra de Eva Carpio Abad e Irene Gómez Lizano. El estudio de la enseñanza en la España del primer tercio del siglo XX, especialmente en el ámbito rural, es adentrarse en una historia épica protagonizada por ejemplares maestros y maestras que intentaban contribuir a mejorar la educación de niños y jóvenes corrigiendo el elevado índice de analfabetismo que presentaba la sociedad española. Jesús Ruiz de la Fuente fue uno de ellos. Natural de la localidad conquense de Carrascosa de Haro, desarrolló su labor profesional en Alcázar de san Juan, donde fue maestro propietario de una Escuela Nacional hasta el año 1938, en que fue jubilado por edad. Consciente de que en aquellos tiempos lo prioritario era poner cimientos en la formación de los niños, enseñándoles fundamentalmente a leer, escribir y las cuatro reglas aritméticas, Jesús Ruiz desarrolló varios métodos pedagógicos, bautizados por él mismo como Libro del Maestro, que han sido recuperados en esta tesela. También alumbró un método de enseñanza de la lectoescritura que intentó publicar con una editorial madrileña, pero el empeño no fraguó.

Nº 133 Libros de CLM

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Entrega Nº 133 de "Libros y Nombres de Castilla-La Mancha"

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LIBROS Y NOMBRES DE

CASTILLA-LA MANCHA

CENTESIMO TRIGÉSIMOTERCERA

ENTREGA

133 Año IV/ 27 de septiembre de 2013

CUADERNOS DE UN

MAESTRO: JESÚS RUIZ DE LA

FUENTE (1868-1942)

Eva Carpio e Irene Gómez

Patronato Municipal de Cultura,

Alcázar de san Juan, 2013

Hace ya más de siete años que el

Patronato Municipal de Cultura de

Alcázar de san Juan inició una

colección de publicaciones bajo la

denominación de “Teselas”. Se trata de

unos cuadernos mínimos en los que se

abordan diversos aspectos de la historia

económica, social y cultural de la

localidad manchega. Ya se ha superado

el medio centenar de títulos, habiendo

dado oportunidad a numerosos

estudiosos e investigadores locales a

ver impresos sus trabajos. Uno de sus

últimos números está dedicado a la

figura del maestro Jesús Ruiz de la

Fuente (1869-1942), recuperando varios

de sus cuadernos pedagógicos, entre los

que destaca un método de enseñanza de

la lectoescritura al que denominó

Silabario Hispan-Americano, fechado

en los primeros días de agosto de 1936.

El libro es obra de Eva Carpio Abad e

Irene Gómez Lizano.

El estudio de la enseñanza en la España

del primer tercio del siglo XX,

especialmente en el ámbito rural, es

adentrarse en una historia épica

protagonizada por ejemplares maestros

y maestras que intentaban contribuir a

mejorar la educación de niños y jóvenes

corrigiendo el elevado índice de

analfabetismo que presentaba la

sociedad española. Jesús Ruiz de la

Fuente fue uno de ellos. Natural de la

localidad conquense de Carrascosa de

Haro, desarrolló su labor profesional en

Alcázar de san Juan, donde fue maestro

propietario de una Escuela Nacional

hasta el año 1938, en que fue jubilado

por edad.

Consciente de que en aquellos tiempos

lo prioritario era poner cimientos en la

formación de los niños, enseñándoles

fundamentalmente a leer, escribir y las

cuatro reglas aritméticas, Jesús Ruiz

desarrolló varios métodos pedagógicos,

bautizados por él mismo como Libro del

Maestro, que han sido recuperados en

esta tesela. También alumbró un método

de enseñanza de la lectoescritura que

intentó publicar con una editorial

madrileña, pero el empeño no fraguó.

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Ahora, tras ser recuperado este material

por sus familiares, gracias al trabajo de

Eva Carpio e Irene Gómez y el

respaldo del Patronato Municipal de

Cultura de Alcázar de san Juan, la

figura y el trabajo del maestro Jesús

Ruiz, quien desde el año 1967 da

nombre a un colegio público de la

localidad manchega, renace.

Enrique Sánchez Lubián

El libro del Centenario recoge

ocho siglos de la historia de

Talavera

"Santa María la Mayor. VIII Centenario de

la Colegial de Talavera de la Reina (1211-

2011)" es el título del trabajo que aglutina los

estudios sobre el templo y su vinculación

local

Las naves de La Colegial fueron testigo

de la presentación oficial del libro

„Santa María la Mayor. VIII Centenario

de La Colegial de Talavera de la Reina

(1211-2011)‟, un compendio de

conocimientos sobre este templo y su

influencia en la vida social, cultural y

espiritual de los talaveranos durante los

últimos ocho siglos. El libro,

coordinado por el profesor Ángel

Ballesteros, recoge un amplio estudio de

aspectos como sus orígenes, su marco

urbano, las Bellas Artes o su sentido

teológico. Estas materias fueron

desarrolladas por estudiosos e

historiadores en las charlas ofrecidas

dentro del ciclo de conferencias que con

motivo del octavo centenario se

realizaron en el año 2011, y que ahora

forman la primera parte del trabajo bajo

el título „Historia y Arte‟.

El encargado de inaugurar la lectura del

libro es el filólogo talaverano Jaime

Olmedo con su trabajo titulado „Ocho

siglos de cultura y devoción. La

Colegiata de Talavera (1211-2011)‟ que

presenta al lector una visión global del

resto de temáticas abordadas. A

continuación, Ramón Gonzálvez

desgrana los pormenores de la

fundación del templo en „Estudio

histórico y diplomático del documento

fundacional de la Colegiata de

Talavera‟, que se complementa con la

investigación de Juan Triviño sobre el

simbolismo del templo en „Sentido

teológico y vitalidad espiritual de la

Iglesia Colegial‟. El cuarto capítulo del

libro aborda, de la mano de Domingo

Portela, los orígenes del culto y del

templo desde la época romana,

visigoda, árabe y cristiana, dando paso a

tres trabajos que se centran en la

importancia urbanística y artística de La

Colegial. El primero de ellos,

desarrollado por Pedro Antonio López-

Gayarre bajo el título „El marco urbano

de la Iglesia Colegial de Santa María. El

esanche de la Plaza del Pan‟, pone de

relieve el hito urbanístico que supuso el

templo al unir dos plazas que resaltan la

arquitectura del mismo. Un segundo

trabajo comandado por Ángel

Ballesteros ahonda en los estilos y

formas artísticas, mientras que Juan

Nicolau presenta un completo estudio

sobre la pintura y escultura en La

Colegial. Este documento, según el

coordinador del libro, es «el primer

estudio serio sobre el templo, en el que

nos hemos basado los demás estudiosos

como punto de partida». A

continuación, José María Gómez aborda

desde un punto de vista histórico el paso

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de arzobispos, nobles, caballeros y

perosnajes como Leonor de Guzmán o

Fernando de Rojas por La Colegial,

mientras que Francisco García presenta

al lector un completo análisis de las

rentas de La Colegial. La primera parte

del libro se cierra con el trabajo del

historiador César Pacheco sobre el

Archivo y los fondos documentales que

alberga.

Con el objetivo de dejar constancia de

todos los actos realizados en el marco

del octavo centenario, este compendio

también recoge el trabajo desarrollado

en la Sesión Extraordinaria que en 2011

celebro en Talavera la Real Academia

de Bellas Artes y Ciencias Históricas

de Toledo, y que abordan temáticas

como la música de La Colegial, los

panteones nobiliarios y la heráldica del

templo, muestras artísticas como las

pinturas de Blas de Prado, o las

vivencias personales de Ángel del Valle

y los sonetos de José María Gómez.

El libro añade también una memoria del

año jubilar realizada por el vicario de

Talavera, Felipe García Díaz-Guerra,

donde se recuerda la visita de la Virgen

del Prado con motivo del centenario, las

actividades culturales, peregrinaciones,

conferencias y conciertos realizados

para la ocasión, además de un

importante anexo sobre el ritual de la

peregrinación jubilar.

El libro concluye con una parte

fotográfica realizada por Francisco

Marcal García Ruiz y que recoge tanto

las obras artísticas como las

explicaciones de la exposición

conmemorativa sobre La Colegial que

se desarrolló en el centenario.

«Veo expresado en este libro ocho

siglos de cultura, religiosidad y

devoción.Manifiesta la identidad

cristiana de Talavera, que se ha

consolidado en este templo como

expresión de fe», dijo el recién

nombrado obispo auxiliar de Toledo,

Ángel Fernández, que también recalcó

la importancia del aspecto cultural

«porque la Iglesia se ha expresado así,

cultura y fe íntimamente unidas, y como

marco, La Colegial».

Este trabajo es, como dijo su

coordinador Ángel Ballesteros, un ibro

importante porque «en la actualidad es

el más completo». Y esa amplia visión

permite al lector recrearse en el templo

y en la historia intrínsecamente unida de

la ciudad.

La Tribuna de Toledo y Talavera

P. Pérez, 22 de septiembre de 2013

Theo Alcántara

El director de orquesta Theo Alcántara y el pintor Julián Grau Santos, académicos de honor de la RACAL

El director de orquesta conquense Theo Alcántara y el pintor Julián Grau Santos han venido a unirse al también artista plástico Gustavo Torner para conformar de nuevo el trío de personalidades que para esa categoría marcan los estatutos de la Real Academia Conquense de Artes y Letras. Ambos fueron elegidos por unanimidad en la correspondiente votación llevada a cabo en la última asamblea general ordinaria de la corporación y suceden en sus respectivos sillones a los fallecidos Eduardo de la Rica y Pedro Mercedes. En el curso de la misma sesión y en posterior votación la asamblea de la RACAL eligió asimismo como

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académico correspondiente en la población de Alcázar de san Juan al poeta, traductor y crítico literario castellano-manchego Amador Palacios.

Nacido en Cuenca en 1941 Theo Alcántara comenzó su preparación musical a los siete años en el coro de niños del Seminario conquense. Tras obtener los diplomas de Piano y de Composición en el Real Conservatorio de Música de Madrid al tiempo que realizaba giras como concertista de piano tanto por España como por Francia y el norte de África, se diplomó en dirección en la Mozarteum de Salzburgo donde asistió recibió clases magistrales de Herbert von Barajan, destacó hasta tal punto que fue nombrado director adjunto de las dos principales orquestas de la ciudad, la Camerata Academica y la del Mozarteum y fue galardonado con la Medalla Lilli Lehmann, primera de las numerosas distinciones que iría luego sumando a lo largo de su carrera. Ha sido director musical o artístico de agrupaciones orquestales tan importantes con las de la Ópera de Frankfurt, la Sinfónica de Grand Rapis, la Sinfónica de Phoenix, la Ópera de Pittsburg, la Ópera de Caracas, la Music Academy del West Summer Festival de la californiana localidad de Santa Bárbara o la Sinfónica de Bilbao, así como asesor artístico y primer director de la Filarmónica de Buenos Aires y de la Orquesta estable del Teatro Colón también en la capital argentina, amén de colaborar como director invitado con muchas otras tanto en Estados Unidos como en Hispanoamérica, Europa o Asia, incluyendo nuestro país.

Por su parte Julián Grau Santos nació en 1937 en Canfranc (Huesca). Hijo de pintores - tanto Emilio Grau Sala como Ángeles Santos, fueron firmas destacadas del panorama pictórico español – recibió su primera formación oficial en la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi en Barcelona, ciudad en la que, tras separarse sus padres con consecuencia de la guerra civil, se asienta junto con su madre en 1942 para poco después trasladarse. a

Madrid desde donde viaja en varias ocasiones a París para visitar a su padre y donde conoce de primera mano el hacer pictórico de los impresionistas y postimpresionistas, corrientes artísticas que influirán decisivamente tanto en su técnica como en su estilo pictórico, un estilo respecto al cual cabría hablar de una figuración expresionista de pincelada que a veces roza la abstracción. En 1957 realizó su primera exposición individual en la sala Libros de Zaragoza, iniciando una carrera que ha llevado su obra no sólo por casi toda España sino a países como Francia, Estados Unidos, China o Japón. También ha trabajado con éxito la obra gráfica y la ilustración literaria (especialmente conocida es su labor como ilustrador en el diario ABC) y aunque su labor como paisajista es especialmente valorada, también está considerado como uno de los retratistas más importantes del panorama nacional actual. Por otro lado, a lo largo de su vida ha mantenido una muy especial relación tanto artística como personal con Cuenca, ciudad en la que durante muchos años y hasta muy recientemente – este mismo año – ha tenido estudio y casa. Asimismo el paisaje conquense ha estado reiteradamente presente en sus cuadros, ha expuesto en varias ocasiones en nuestras salas y siempre ha prestado su colaboración a cuantos proyectos – carteles, revistas, ediciones, muestras - se le han ofertado desde nuestra provincia. Sus últimas presencias expositivas en nuestra capital fueron los 52 óleos de tamaño medio que se expusieron entre finales de 2010 en la Fundación Antonio Pérez que, seleccionados por el propio artista de su colección personal, conformaron una retrospectiva de carácter inédito que iba desde obras fechadas en 1969 a las realizadas ese mismo año, y, posteriormente, una muestra en agosto de 2011, en la Galería de Arte Jamete.

Poeta, traductor y crítico, Amador Palacios nació en Albacete en 1954. Es licenciado en Filología Española y está en posesión del Diploma de Estudios Avanzados por una serie de trabajos de

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investigación sobre la poesía española del pasado medio siglo. Ha sido fundador, director o consejero de diversas publicaciones (La Mujer Barbuda, Barcarola, San Juan Ante-Portam-Latinam), y ha participado como ponente en cursos sobre literatura y actuado como conferenciante en encuentros y congresos sobre poesía, literatura y traducción, debiéndose resaltar su continuada participación en las Jornadas Poéticas de Cuenca desde 1984 a 1990. Colaborador en numerosas revistas de literatura y en suplementos literarios, ha ejercido profusamente el periodismo literario como columnista entre otras publicaciones en la revista conquense Diálogo de La Lengua o el propio boletín Académica de la Real Academia de Letras de Cuenca, así como los suplementos culturales de El Día (“El Día Cultural”), Artes & Letras del diario ABC en Castilla-La Mancha o Campo de Agramante. En numerosas ocasiones ha tratado en estas colaboraciones temas relacionados con la cultura conquense, desde, por ejemplo, la figura de Carlos de la Rica al propio acontecer o las publicaciones de la RACAL. Entre sus galardones y distinciones literarias figuran los premios “Biografías Palentinas", "Barcarola" o "Veintenario" -Radio 3, RNE- y ha sido finalista de los premios “Adonais” y "Rafael Morales". Ha sido becado en seis ocasiones por la Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa, por la Fundación Olifante y por la Junta de Castilla-La Mancha y pertenece al consejo asesor de la Fundación Carlos Edmundo de Ory de Cádiz.

REAL ACADEMIA

CONQUENSE DE ARTES Y

LETRAS

RACAL BLOG JUEVES, 19

DE SEPTIEMBRE DE 2013

Paz Barella Martínez, (texto) y

Alberto Moreno López,

(fotografía)

Valhermoso, memoria de nuestros

mayores 1920-1950

Valencia, El Autor, 2013, 172 pp.

El libro que comentamos hoy tiene

mucho mérito si pensamos que los

tiempos que corren no están como para

tirar cohetes con pólvora propia, puesto

que ha sido editado por su autora en

recuerdo y homenaje a las personas

mayores de Valhermoso, ese pueblecito

enclavado en el Señorío de Molina que

así ve como un trozo de su historia

interna se asoma al mundo exterior y es

el resultado de un interesante

experimento que Paz Barella ha

elaborado a partir de los testimonios

recogidos de cinco hombres y diez

mujeres del pueblo, nacidos entre los

años 1917 y 1942, a los que reunió y

dejó hablar libremente, de modo que a

las palabras de unos se añadían los

recuerdos de otros, de forma fluida.

Viene a ser, por tanto, un libro hablado

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entre todos ellos, pero pulido y

“formateado” por la autora del trabajo.

Las ideas, los recuerdos, son

muchísimos. Algunos ya los

esperábamos antes de leerlo, puesto que

la vida en el medio rural -agrícola y

ganadero, mayoritariamente- venía a ser

muy parecido al de otros muchos

pueblos; otros nos son nuevos y

distintos. Y ese puede que sea el mérito

del libro, además de que siempre está

bien recordar viejas formas de ver las

cosas, de vivirlas y, en muchos casos,

hasta de sufrirlas, como en estas hojas

queda patente.

El primer apartado se dedica a la propia

comunidad social y a sus

infraestructuras, situando en sus

coordenadas histórico-geográficas a

Valhermoso, en la sesma del Sabinar.

En él se habla de la convivencia entre

sus gentes, desde el alcalde y demás

autoridades, hasta la vida en familia,

que se caracterizaba por tres valores a

los que siempre se les dio (y debe darse)

la mayor importancia: nobleza,

humildad y armonía, como ponen de

manifiesto algunas las siguientes

expresiones: “los vecinos se ayudaban

en las tareas del campo”, “la palabra

de entonces era sagrada”, “existía

mucha armonía”… Todo lo que

contribuía a que las labores comunales,

como la “zofra” o “azofra” (es decir, la

prestación personal de trabajo no

remunerada, por ejemplo para limpiar

las fuentes y arreglar los caminos), se

llevaran generosamente -“sin escurrir el

bulto”-. Llama la atención la variedad

de usos que se le daba al edificio del

Ayuntamiento, en el que se albergaba la

carnicería, se hacía el baile dominical, o

se celebraban las bodas, además de sus

propias funciones administrativas. Un

apartado especial se dedica a describir

la casa tradicional y, otro más, a la

denominada Casa Grande, para finalizar

con los abastecimientos de agua, leña y

electricidad que, como recordarán

muchos lectores, llegaba con total

deficiencia, teniendo que apagar una

bombilla para encender otra. Un gran

alivio fue cavar el pozo del tío Román,

cuya agua se utilizaba principalmente

para dar de beber a las bestias, pagando

el correspondiente canon o iguala, hasta

que más tarde el Ayuntamiento costeó

el pozo de la plaza. Otro aspecto

singular, aunque no exclusivo de

Valhermoso, era la existencia de la

Fuente de los Enfermos, donde se

lavaba la ropa de los enfermos y de los

fallecidos. Curiosamente el cartero, que

era un vecino de Teroleja, llegaba

diariamente y el correo, más bien

escaso, consistía por lo general en la

prensa que recibía el señor maestro.

Un segundo apartado se dedica a la vida

cotidiana, centrándose en la

alimentación y en la matanza, también

al cuidado de la salud.

Las mujeres solían dar a luz seis o siete

veces; la que menos tenía tres hijos y la

que más nueve. Luego, los niños se

mandaban a la escuela -si era invierno

con una pequeña contribución de leña-.

Los relatores hacen mucho hincapié en

lo bien o mal que enseñaba el maestro o

maestra, recordando que el libro de

lecturas era nada menos que El Quijote,

motivo por el después, con el paso de

los años, muchos perdieron las ganas de

leer.

Se describen juegos infantiles de niños

y de niñas, que en muchos casos

terminaban en métodos para enseñarlas

costura y bordados. No podía faltar el

vestido femenino, que se describe con

mayor minuciosidad que el masculino,

casi siempre lleno de remiendos, a no

ser que fuera el de los domingos y

fiestas de guardar. Destaca la

confección y uso de abarcas o albarcas.

El culto religioso y las ceremonias

también aparecen representados: el

lugar que cada uno tenía en la iglesia

era muy importante:

“Antiguamente, cuando había

muchos vecinos, las mujeres

ocupaban reclinatorios o sillas a

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ambos lados del pasillo central.

Se agrupaban por familias, y

eran las encargadas del

mantenimiento de la sepultura de

su familia, nombre que se le

daba al lugar donde se colocaban

las velas de sus difuntos”.

Los hombres y los mozos se ponían en

el coro y los niños y niñas, delante de

las mujeres.

Cómo eran los bautizos, las primeras

comuniones, las bodas y los entierros

también se recoge, hasta llegar a ese

“rito de paso”, que entonces alteraba la

economía doméstica y que no era otro

que el Servicio Militar, la “mili”.

El campo, los oficios y otras tareas

componen el tercer apartado, que se en

tantas cosas se asemejaba a los mismos

trabajos de otros lugares: la siembra, la

siega, la trilla, los pesos y medidas, la

cría de animales, especialmente de las

ovejas, con el consiguiente esquileo en

la fecha acostumbrada, y el estudio,

somero pero interesante, de las

“paideras” y, después, los oficios

comunales: el alguacil, el sacristán, el

hornero, el carnicero (y el uso de la

“tarja”), la fragua, el dulero -“que se

encargaba de llevar a comer al campo a

las caballerías de los vecinos que no

tenían suficiente para los animales en su

pesebre, en los días que no tenían

faena”-.

En otros trabajos se alude a los

camineros y burreros, jornaleros y

alarifes locales, carpinteros, a la tienda,

la posada, el bar de la Checana, y a los

trabajos ambulantes: albardero,

cacharrero, resinero, carbonero, y otros

como el de los encargados de hacer cal,

el yeso, transformar el cáñamo, cestería

y cordelería, el espliego, la caza y la

miel.

El cuarto capítulo, que lleva por título

“Los niños de la guerra”, es un amplio

recorrido por el periodo bélico 36-39 y

años posteriores. En él se habla del

ambiente previo a la sublevación

militar, la persecución política, las

llamadas a filas, el propio tiempo de

ocupación -en que los soldados se

instalaban en casas y pajares…- y

cuando acabado todo, los niños

arrojaban las balas y alguna que otra

granada de mano al fuego, con evidente

peligro de sus vidas. Luego llegarían las

cartillas de racionamiento, hasta el año

52, y aquel queso amarillento y la leche

en polvo que trajeron los americanos.

Finaliza el libro con un quinto apartado

dedicado a las fiestas, juegos y

tradiciones. La animación del grupo

musical, el único que actuaba en el baile

de los domingos: laúd, violín, guitarras

e incluso una flauta (que no combinaba

nada bien con el resto de instrumentos).

Y el deporte por excelencia que era el

frontón o pelota a mano. Y ya entre las

fiestas más señaladas, las de Santa

Águeda, Carnaval, Cuaresma, el

Corpus, los mayos, la Cruz de Mayo y

San Antonio, sin olvidar el fervor a la

Virgen de la Hoz, a cuyo santuario se

acudía en romería el sábado siguiente a

San Antonio abad, entre otras más que

solían disfrutarse de lo lindo.

Un libro ameno en todas su páginas,

grato por cuanto nos recuerda y que no

deja de ser una contribución al mejor

conocimiento de esta parcela cultural

que es el costumbrismo tradicional

popular. Un libro que los vecinos de

Valhermoso verán con alegría, al igual

que los amantes del Señorío, aunque

quizá no puedan leer todos los

aficionados a la Etnología provincial

puesto que mucho nos tememos que su

tirada no haya sido todo lo larga que

sería deseable. Pero de todos modos,

nuestra más calurosa bienvenida a este

libro, que bien podría servir de ejemplo

para la edición de otros de similares

características y contenido de otros

lugares de tan extensa provincia como

gozamos.

José Ramón López de los Mozos

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J

o

Fábricas de Riópar: Mirar lo

propio con ojos propios: nuestra

historia industrial

Marta Vera Prieto (coord.)

Edita: Amigos de las Reales Fábricas de

Riópar

Este libro recoge las memorias del ciclo

conferencias Mirar lo propio con ojos

propios, desarrollado en Riópar de

agosto de 2011 a diciembre de 2012.

A lo largo de sus más de 300 páginas,

socios d ela AARFRy gentes de Riópar

se involucran en la recuperación de la

memoria del trabajo, origen mismo de

su existencia como pueblo. El trabajo

ha sido coordinado por Marta Vera

Prieto, en sus inicios concebido como

metodología de la investigación de su

tesis doctoral sobre estas fábricas,

apoyada por la Fundación Juanelo

Turriano. La publicación sale a la luz

con la ayuda del Grupo de acción Local

de la Sierra del Segura.

Para el lector, supone un viaje a lo largo

de los más de 230 años de historia de

estas fábricas, para profundizar después

en distintas temáticas: los aspectos

constructivos del conjunto industrial,

sus minas de cinc, los modelos

artísticos, los procesos de producción

del latón, la maquinaria ligada

al proceso productivo, la presencia

femenina en la fábrica, su influencia en

el medio natural, la relación con la

escuela, la salud laboral, la dieta obrera,

la tradición musical…Su rico contenido

va acompañado por una gran cantidad

de imágenes y documentos inéditos.

El libro muestra, de una forma muy

completa, la historia (1773-2001) y

características del Conjunto Histórico

de las Fábricas de Metales de Riópar.

Sus 21 autores reflejan vivamente el

modo en que el pasado se cuela en

nuestro presente: distintas personas que

miran el mundo desde el contexto de

sus propias experiencias, unidas en

torno a un valioso (y frágil) patrimonio

común: El Conjunto Histórico de las

Fábricas de Metales de Riópar.

Francisco Fuster inauguró el ciclo en

Agosto de 2011; Aurelio Pretel dedicó

el mes de Octubre de 2012 a la

Fábrica de Hojalata de El Salobre -muy

relacionada con las Fábricas de Riópar-,

su pueblo natal. El trabajo de estos dos

reconocidos historiadores que se suman

a las investigaciones realizadas por

profesores de la UCLM (Aurora Galán,

Francisco Fernández Santamaría),

maestros metalúrgicos (Jorge Escudero,

Silverio Martínez, Ginés López del

Castillo -padre e hijo-, Lodi Bronces,

Bronces Riópar), una arquitecta (Beatriz

Fdz Castro), ingenieros (Juan Vera,

Álvaro Richarte, Stefan Nolte), una

historiadora del arte (Catalina Munera),

una educadora social (Olivia Albert),

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un especialista en chimeneas

industriales (Joaquín Patón), el director

de la escuela taller Juan Jorge

Graubner (Luis Alonso de Armiño),

profesores (Olvido Córcoles, José

Manuel Moreno y Marta Vera) y un

tabernero: José Ramón el Negro.

La presentación tuvo lugar el 10 de

agosto en el museo de las Reales

Fábricas de Riópar con la presencia del

alcalde de Riópar, Javier García, y de

muchos de los autores.

http://fabricasderiopar.blogspot.com.es/

Foto Rueda Villaverde

Martínez Sarrión sugiere a José

Rivero que 'Geografía personal'

llegue a tesis

El poeta y escritor albaceteño encabezó en la

Biblioteca el acto de presentación del último

libro del escritor y arquitecto ciudadrealeño

El poeta y escritor albaceteño Antonio

Martínez Sarrión aconsejó ayer a José

Rivero que su trilogía de aforismos

Geografía Personal, que se está

desarrollando en entregas subtituladas

„Grado elemental, medio y superior‟,

llegue a un cuarto tomo que defendió

que debería ser tesis doctoral y, a su

juicio “ya será el colmo”.

Martínez Sarrión fue el encargado de la

presentación del segundo volumen de la

trilogía Geografía Personal (Grado

medio), en un acto que se desarrolló en

la Biblioteca Pública de Ciudad Real.

Junto a Rivero y Martínez Sarrión se

encontraban el director de la institución,

Jorge Gómez, y el responsable de

Almud, Alfonso González-Calero.

En una conversación con La Tribuna

previa al acto, el poeta albaceteño

señaló que la obra de Rivero “permite

entrar por cualquier parte”, al estar

escrita en forma de aforismos, un

género que definió como “parte de la

literatura del yo”, en la que también se

incluyen diarios y memorias. Pero a

pesar de esta posibilidad de lectura

abierta y auto-ordenada que permiten

los aforismos, Martínez Sarrión

confiesa que su lectura fue totalmente

lineal, de principio a fin, tal y como los

textos se presentan en el libro. El poeta

reconoció que disfrutó de la lectura de

las dos primeras Geografías, las de

grado elemental y ahora el medio, y que

tiene conocimiento de que el

correspondiente a grado superior está

listo y que espera poder leer en un breve

plazo. Fue en este contexto en el que

animó al autor ciudadrealeño a llevar su

obra hasta un cuarto volumen. Martínez

Sarrión aceptó la expresión „literatura

en píldoras‟ para referirse a este tipo de

textos.: “No me parece mal ni

denigratorio hablar del aforismo, la

greguería como literatura en píldoras.

Las píldoras son útiles para el estómago

o para la cabeza”. Al referirse al autor

de esta obra, el poeta albaceteño lo

definió como un “hombre renacentista,

en la línea de Erasmo”, lo que también

vinculó a su profesión de arquitecto,

“pero ahí no se acaba su personalidad”,

para recordar sus múltiples perfiles

como escritor, articulista (con una

nutrida aportación a las páginas de este

diario) y crítico de la cultura.

La Tribuna de Ciudad Real/ Diego

Farto / 25 de septiembre de 2013